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C. NIETZSCHE.

LA CRISIS DE LA RAZÓN ILUSTRADA: NIETZSCHE.

A. Vida y obras.

B. La concepción del mundo: Dionisos y Apolo.

C. La crítica a la cultura occidental.

c.1. La moral.

c.2. La epistemología.

c.3. La metafísica.

c.4. La ciencia.

D. El Nihilismo.

E. La teoría del eterno retorno.

F. La voluntad de poder.

G. El superhombre.

A. Vida y obras (1844-1900).

Nietzsche nació en 1844 en Röcken. Fue profesor de filología clásica en la Universidad


de Basilea. Se afirmó como filósofo por sus críticas frente a la cultura, a la religión y a la
sociedad de su tiempo, preocupado por la superación del ser humano. Desde el punto
de vista filosófico la segunda mitad del siglo se caracteriza por la reacción frente al
idealismo. Su pensamiento suele calificarse como vitalista: teoría filosófica que
considera la vida como realidad radical fundamental, irreductible a cualquier otra. La
vida en su dimensión biológica y cultural es el punto de partida de la filosofía de
Nietzsche, que la considera la realidad originaria que no puede reducirse a mera
racionalidad.

B. La concepción del mundo: Dionisos y Apolo.

La meditación filosófica de Nietzsche comienza por Grecia. La lectura de la obra de


Schopenhauer “El mundo como voluntad y como representación” dejó una marca
decisiva en Nietzsche. En esta lectura descubrió dos ideas que van a estar presentes en
toda su obra:
a) Que la vida es irracionalidad cruel y ciega, un constante fluir donde las cosas se
crean y se destruyen sin seguir una lógica, sino que lo hacen por pura lucha irracional
de fuerza.

b) Que lo único que puede salvar al hombre de esta crueldad ciega es el arte: en
especial, la música y la poesía.

Con estas dos ideas, Nietzsche va a reinterpretar la cultura griega pues va a encontrar
en los griegos anteriores a Sócrates el ejemplo perfecto de unos hombres que aceptan
esta situación. Nietzsche defiende en su primera obra “El origen de la tragedia”, que
los griegos presocráticos interpretan la realidad de acuerdo con dos principios
fundamentales representados en dos de sus dioses: Dionisos y Apolo. Dionisos es el
dios de la fuerza instintiva, el dios de la ebriedad y la desmesura, el dios de la pasión
sensual y de la creatividad. Dionisos representa, por tanto, la vida. Pero junto a lo
dionisíaco, el espíritu griego desarrolla lo apolíneo. Apolo es el dios de la belleza,
representa los valores de la razón, la medida, el equilibrio y la individualidad.

En la tragedia griega se mezclan de manera evidente ambas tendencias: los personajes


de la escena expresan el espíritu apolíneo mientras que en el coro y en la música
queda reflejado el modo dionisiaco. La tragedia consiste en la lucha del héroe contra el
destino, sabiendo que no vencerá nunca; esto es lo positivo: la capacidad de esfuerzo
que significa la vida contra todas las adversidades para hacer de la vida misma una
obra de arte. El mundo, para Nietzsche, es un juego trágico en el que se entrelazan la
vida y la muerte, el nacimiento y la decadencia. La tragedia es la clave para
interpretarlo; el método, la intuición. La intuición es imprescindible para comprender
el fondo complejo de la vida, que solo se puede expresar a través del arte.

C. La crítica a la cultura occidental

La filosofía de Nietzsche se convierte en una crítica total de la cultura que trata de


demostrar que tanto los valores religiosos del cristianismo como los valores racionales
del idealismo son falsos y deben ser eliminados y sustituidos por nuevos valores,
acordes con lo que creemos y sentimos, que puedan fundamentar la vida como valor
esencial y permitirnos vivir plenamente. Su crítica se basa en los siguientes contenidos:

c.1. La moral.

Nietzsche examina la historia de la cultura occidental y constata un creciente ascenso


de los valores de los débiles frente a los fuertes. La moral de esclavos se ha impuesto
sobre la moral de los señores. Los auténticos valores han sido invertidos, quienes
deseaban vivir esta vida terrenal disfrutándola plenamente han sido convencidos de
que deben vivir mortificando sus deseos, reprimiendo sus tendencias. A esta inversión
moral Nietzsche la denomina “la rebelión de los esclavos”. Esclavo es, para N., todo el
que no es capaz de darse libremente su propia norma de actuación, todo el que sigue
sistemas gregarios de moral (la moral de las iglesias, de los partidos, de la patria, del
estado).

Nietzsche ve en el judaísmo el inicio de esta rebelión: el amado de Dios, el bueno, es el


pobre, el enfermo. El Cristianismo continuó la rebelión hasta universalizarla, hasta
conseguir que la identificación bueno = desinteresado del mundo terrenal se haya
convertido en una idea fija de la cultura europea. El Cristianismo introduce en el
mundo el sentimiento de culpa, pues Cristo muere por la salvación de los hombres. Y
sólo la vida ascética puede redimir esa culpa. Ese ideal de vida se encarna en el
sacerdote, que es mezcla de aristócrata y esclavo. Como aristócrata tiene un espíritu
creador, quiere dominar y dar un orden al mundo. Pero es incapaz de una creación
afirmativa. Y como esclavo condena todo lo que constituye la esencia del mundo
sensible, ya que es incapaz de asumir el sentido trágico de la existencia.

Para la moral de esclavos:

. El bien es sinónimo de sumisión.

. Es pasiva y no creadora: los valores están ya dados y se imponen coercitivamente a


los individuos, los cuales aparecen como seres disciplinados.

. Predica el amor al prójimo, la hermandad universal.

. Es igualitaria.

. Considera como mala la vida que es consciente de su poder.

Frente a la moral de esclavos, Nietzsche propone la moral de señores:

. Exalta la vida.

. El bien se identifica con la superioridad, la excelencia.

. Es activa y creadora (capaz de establecer nuevos valores).

. Es la moral propia del superhombre.

c.2. La epistemología o teoría del conocimiento tradicional.

La filosofía ha considerado siempre que la realidad puede representarse


correctamente mediante conceptos.

Para Nietzsche, ” la metáfora es el mejor modo de captar la realidad”, pues la metáfora


implica desigualdad entre los objetos, no presenta significados sino que los sugiere,
deja abierta la posibilidad al oyente o lector de que el mismo complete el significado a
partir de su propia experiencia del mundo.

c.3. La metafísica.
La filosofía presenta una idea del mundo totalmente inadecuada: considera el mundo
como un cosmos y no como un caos. Platón inventó un mundo perfecto, ideal,
absoluto, al que contrapone el desvalorizado mundo que se ofrece a los sentidos.
El cristianismo, al que denomina “platonismo para el pueblo”, presenta una escisión
de la realidad: por un lado, el mundo verdadero, eterno, inmutable, en donde se
realiza el bien, la verdad y la belleza, y por otro lado, el mundo aparente, cambiante,
abocado a la muerte e imperfecto; por un lado, el mundo del espíritu, por otro el
mundo de la corporeidad. El espíritu que anima al cristianismo es exactamente el
mismo que animó a Platón: la incapacidad vital para aceptar todas las dimensiones de
la existencia y el afán de encontrar un consuelo fuera de este mundo.

c.4. La ciencia.

Nietzsche critica las siguientes creencias básicas que se incluyen en la práctica


científica:

. Su objetividad: Nietzsche considera imposible el conocimiento de la realidad en sí


misma, pues toda afirmación, toda creencia, toda teoría del mundo depende del punto
de vista de la persona que lo ha creado (perspectivismo). Así, pues, no es posible un
criterio de verdad (por ejemplo el famoso criterio cartesiano de la claridad y la
distinción), no existen los datos puros a partir de los cuales podamos construir un
saber objetivo.

. Legitimidad de las matemáticas: la ciencia actual considera que la matemática es un


instrumento adecuado para expresar con precisión el comportamiento de las cosas.
Según Nietzsche, las matemáticas puras no describen nada real, son invenciones
humanas. Las matemáticas prescinden de la dimensión cualitativa del mundo, de su
riqueza y pluralidad.

D. El nihilismo.

Representa la esencia del destino histórica de la cultura occidental, es decir, la


situación de desorientación en el mundo a que ha llegado el hombre moderno como
consecuencia de la muerte de Dios.

El concepto de Dios simboliza la idea de un fundamento suprasensible, que sirve de


último fundamento a la existencia del mundo, del hombre y de sus valores, y que
según Nietzsche es la gran objeción contra la vida y la existencia.

Las consecuencias de la muerte de Dios son múltiples:

. Desaparición de los valores tradicionales: todo lo que en Occidente se consideraba


valioso y virtuoso pierde su valor. Con la muerte de muerte se produce la
transmutación de los valores: si no existe otro mundo, si la verdadera y única vida es
ésta, todo lo terrenal, lo temporal, lo relativo, lo subjetivo es ahora lo valioso; en
cambio, lo absoluto, lo eterno, lo trascendente carece de sentido.

. Significa la muerte del Dios monoteísta, único y todopoderoso, y el resurgir del


perspectivismo y del politeísmo.

. Acaba la historia antigua y empieza una nueva: en ella el hombre libre de mitologías y
supersticiones, se puede convertir en creador de su destino, y puede realizarse como
tal.

Históricamente, se puede reconstruir el momento de la muerte de Dios: en el


Renacimiento nos encontramos con el antropocentrismo; durante la Ilustración, el
ideal de la razón autónoma exige la negación como prejuicio de toda autoridad
intelectual (no hay temas vedados a la razón, que es capaz de criticar y comprender
cualquier cuestión); la revolución francesa pone en crisis la autoridad política
simbolizada más que gráficamente en la muerte del rey guillotinado ( el poder es del
pueblo, no de Dios). En el siglo XIX se culmina el proceso negando la autoridad moral al
transformarla en sociología, en utilitarismo, en condiciones político – económicas.

Dos posibilidades se abren ante la muerte de Dios: permanecer en el vacío o llenarlo


con nuevos valores, que afirmen la vida en su totalidad. Nietzsche opta por esta
segunda posibilidad, por la creación de unos valores que den de nuevo sentido al
hombre y a la vida. Se trata de una tarea de creación con la mirada puesta en un
nuevo tipo de hombre, el superhombre, que supere al modelo de hombre que hemos
conocido.

E. La teoría del eterno retorno.

En oposición a la concepción finalista, característica de la religión judeo cristiana,


Nietzsche recupera la idea del eterno retorno de la mitología y del pensamiento
presocrático. El concepto de eterno retorno se puede interpretar de dos maneras:

a) Si el tiempo es circular, no hay hechos que adquieran un valor moral desde una
perspectiva lineal, cada instante tiene un valor absoluto en sí mismo. No hay
premio ni castigo al final de los tiempos. El hombre superior, creador de
valores, sabe que lo que decida en un instante concreto se repetirá
eternamente. Impondrá su voluntad buscando la satisfacción propia y la
felicidad. El eterno retorno solo puede ser deseado por personas felices que
tengan apego a la tierra y vivan cada instante en toda su plenitud.
b) En sentido cosmológico implica que todos los posibles estados del universo ya
han tenido lugar.

F. La voluntad de poder.

La vida es una constante lucha entre fuerzas antagónicas que solo se pueden
interpretar desde la voluntad de poder, la voluntad de superación constante, de vivir
más. Donde hay vida, hay voluntad de poder, voluntad de querer incluso lo aparente y
afirmar una vida que se despliega en múltiples direcciones.

Es la voluntad de dominio que anima a todo ser vivo: las plantas compiten entre ellas
por alcanzar la luz del sol, las crías de una nidada por el alimento y la atención de su
madre, el hombre sano busca imponerse, busca hacer de sí mismo algo elevado que
prevalezca y lo hace porque está vivo y este es el sentido de la vida: imponerse.

La voluntad de poder hay que entenderla principalmente como voluntad de creación.

G. El superhombre.

Nietzsche compara la historia de la humanidad con respecto a los valores a un camello,


a un león y a un niño. El espíritu del hombre es, en primer lugar, un camello, un animal
de carga que obedece a su amo sin quejarse. Este le manda y él obedece. Luego, al
conocer la muerte de Dios, el hombre se transforma en un león: un ser fiero y valiente
que se enfrenta a sus enemigos, que lucha por ser libre e imponer su voluntad.
Destruye los antiguos valores y transforma el “tú debes” en “ yo quiero”. Ahora se
siente dueño de su destino. Pero solo el superhombre será como un niño: no tendrá
que luchar contra nadie, sino que creará sus propios valores con la inocencia de un
niño que juega sin tener que dar explicaciones a nadie, sin preocuparse del resultado
de sus acciones, porque una vez desaparecido Dios, no hay que dar razón de la propia
conducta ante nadie.

El superhombre:

. No es una evolución biológica del ser humano.

. Está más allá del hombre en el sentido de que ha dejado atrás la miseria humana, el
nihilismo, el resentimiento.

. Aparece como un legislador que impone sus propias normas porque está más allá del
bien y del mal. La ética que propone Nietzsche no posee contenido material alguno, no
da orientaciones concretas a seguir, todo depende la forma que le quiera imprimir el
sujeto humano en cada caso concreto Su lema puede ser el siguiente “puedes hacer lo
que quieras, pero lo que hagas has de quererlo de verdad”.

. Es el individuo que vive la vida de modo absolutamente afirmativo: se preocupará


principalmente de la vida, sin traba alguna, valorará, en particular, la vida corporal, la
salud, el placer, las pasiones, la victoria, el éxito.

. Asume la idea del eterno retorno: la grandeza del hombre instintivo y creador reside
en querer ser siempre como es, en el presente, en el pasado y en el futuro.

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