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Paula Rodó
Lectura: 3 min
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Los números imaginarios forman parte del conjunto de los números complejos y son
el producto de un número real por la unidad imaginaria i.
En otras palabras, los números imaginarios son números complejos y pueden escribirse
como la multiplicación de la unidad imaginaria i por un número real cualquiera.
Se utiliza la i para denotar la unidad imaginaria dado que proviene del inglés, imaginary
numbers.
r = n·i
donde:
r es un número imaginario.
n es un número real.
i es la unidad imaginaria.
Esquema
Posición de los números imaginarios dentro de los números complejos
¿Cuántas veces hemos estado resolviendo una ecuación cuadrática y hemos dicho que no
había solución porque nos encontramos con una raíz negativa? Pues bien, esta raíz
negativa, sea la que sea, se puede descomponer, tal y como se indica arriba, y llegar a tener
un número real y la unidad imaginaria. En este caso, la parte real es el número 8 y la parte
imaginaria es la raíz cuadrada de -1.
Unidad imaginaria
Los números imaginarios forman parte del conjunto de los números complejos el cual se
divide entre números reales y números imaginarios.
Utilidad
Parece que la idea de imaginarse números no sea muy convincente, pero realmente son de
gran utilidad. Dado el anterior ejemplo, los números imaginarios dan respuesta a problemas
que los números reales no pueden.
Ahora cuando nos encontremos con una raíz negativa ya podremos solucionar el problema.
Aplicación
Los números imaginarios se emplean mucho en el campo de la electricidad, en la mecánica
cuántica, en las transformaciones de Fourier y, combinados con números reales, crean los
números complejos, muy utilizados también en el campo de las matemáticas.
Curiosidad
A los números imaginarios se los nombró imaginarios con motivo de burla dado que eran
concebidos como un conjunto numérico imposible y contrarios a los números reales.
La "unidad imaginaria" o "i" es la raíz cuadrada de -1, un número que fue inventado en el
siglo XVI en Italia.
En la Italia renacentista de comienzos del siglo XVI uno de los espectáculos callejeros
más populares en la ciudad universitaria de Bolonia eran los duelos. Pero no solo los
de espadas. También había combates puramente intelectuales.
Se trataba de desafíos matemáticos, en los que dos o más expertos batallaban por encontrar
la solución a un problema. El duelo se llevaba a cabo en plazas públicas y era seguido por
miles de habitantes.
Fue en esta época que algunos matemáticos italianos se empezaron a dar cuenta de que
algunas ecuaciones eran imposibles de resolver.
Como quizás recuerdes de la escuela, los números negativos no tienen raíces cuadradas: no hay un
número que, cuando se multiplica por sí mismo, da un número negativo.
Esto se debe a que los números negativos, cuando son multiplicados, siempre producen
un resultado positivo. Por ejemplo: -2 × -2 = 4 (no -4).
Pero los matemáticos Niccolo Fontana (alias Tartaglia) y Gerolamo Cardano se dieron
cuenta de que si permitían la existencia de raíces cuadradas negativas, podían resolver
ecuaciones verdaderas -o con "números reales", como se conoce a los números que poseen
una expresión decimal-.
Fue así como crearon una unidad nueva, imaginando la raíz cuadrada de -1 (o √-1 en
términos matemáticos).
Gerolamo Cardano fue el primero que difundió la idea de la unidad imaginaria, que había
pensado Niccolo Fontana (alias Tartaglia).
Allí señaló que la unidad nueva no era positiva ni negativa y, por lo tanto, no obedecía las
reglas habituales de la aritmética.
Por cerca de un siglo muchos pensadores rechazaron esta nueva idea, llamando a esta
unidad inventada "ficticia, imposible o sin sentido".
Uno de los detractores fue el filósofo francés René Descartes, quien en su obra "La
Géométrie" (1637) bautizaría a la invención con el término despectivo de "números
imaginarios".
i
Pasarían muchas décadas más para que los matemáticos empezaran a aceptar a estos
números imaginarios, que desafiaban la lógica, como algo válido y genuino.
En 1707, otro francés, Abraham de Moivre, relacionó los números imaginarios con la
geometría, logrando así usar esta disciplina para resolver complejos problemas algebraicos.
Setenta años más tarde, los números imaginarios tendrían finalmente su propio símbolo: i
(gracias al matemático suizo Leonhard Euler).
odrá sonarte como un montón de números y fórmulas sin sentido, pero en realidad tienen
muchos usos prácticos.
Quizás todo esto suena como algo completamente abstracto y sin utilidad real, que solo
podría interesarle a intelectuales que viven en el mundo de las ideas, pero esa está lejos de
la realidad.
En el siglo XX, los números imaginarios empezaron a tener muchos usos prácticos,
permitiendo a ingenieros y físicos, entre otros, resolver problemas que de otra forma no
hubieran tenido solución.
Telecomunicaciones
Hoy estos números imaginarios y complejos están detrás de algunas de las tecnologías
más esenciales que usamos.
Resultaron especialmente valiosos cuando se inventó la electricidad, ya que son muy útiles
para analizar cualquier cosa que se expresa en ondas (como las ondas eléctricas).
La ingeniería eléctrica utiliza números complejos, en los que "i" es usado para indicar la
amplitud y la fase de una oscilación eléctrica.