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La realidad es que los particularismos culturales se suelen utilizar para mantener sistemas

opresivos por parte de los respectivos gobiernos (o de las jerarquías religiosas dominantes), y no
suelen ser compartidos por las respectivas poblaciones, especialmente cuando éstas han tenido
acceso a la información y a la educación. Éste es precisamente uno de los motivos por el que las
Naciones Unidas defienden la universalidad del derecho a la educación y a la información, en la
misma medida que algunos gobiernos defensores del relativismo cultural, de forma harto
sospechosa, lo restringen.

También se presentan objeciones al principio de indivisibilidad de los derechos humanos,


argumentando que algunos derechos son prioritarios. Cuando se preparaba el texto de la
Declaración Universal estas discrepancias se pusieron de manifiesto en la prioridad que asignaban
las democracias occidentales a los derechos civiles y políticos y la presión de los países socialistas
para que se reconocieran e incluyeran los derechos económicos y sociales. En la actualidad estas
discrepancias no están del todo superadas.

Pero la necesaria indivisibilidad de los distintos derechos es evidente: las personas no pueden
mejorar sus derechos económicos, sociales y culturales sin espacio y libertad política. Y por otro
lado, las libertades políticas, si no se acompañan de un desarrollo económico y social, no siempre
benefician en la práctica a los más necesitados.

A las características de los derechos humanos finalmente hay que añadir la inderogabilidad, pero
con algunos matices, ya que según las distintas normas internacionales, regionales o nacionales de
derechos humanos, la inderogabilidad no afecta por igual a todos los derechos. En determinadas
circunstancias, de forma excepcional se legitima a los Estados para derogar algunos derechos.
Otros han de ser respetados siempre, sin excepción alguna, como el derecho a la vida, a no ser
esclavizado o a no ser torturado, a no recibir tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes y a
la no discriminación por motivos de raza, religión, origen social o de cualquier otra índole.

La inderogabilidad de algunos derechos se refleja en distintos documentos regionales, como el


Convenio Europeo de Derechos humanos de1950 y la Convención Americana sobre Derechos
Humanos de1969. Asimismo, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto
Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales, aprobados por las Naciones Unidas
en 1966, también contienen disposiciones derogatorias; el primero de forma garantista y concreta
en el caso de algunos derechos y el segundo de forma más genérica, con un enunciado similar al
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

"En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente
sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el
respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral,
del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática."

Declaración Universal de los Derechos Humanos. Artículo 29, segundo aparado

"Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen que, en ejercicio de los derechos garantizados
conforme al presente Pacto por el Estado, éste podrá someter tales derechos únicamente a
limitaciones determinadas por ley, sólo en la medida compatible con la naturaleza de esos
derechos y con el exclusivo objeto de promover el bienestar general en una sociedad
democrática."
Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Artículo 4

¿Qué organismos deben garantizar su cumplimiento?

Para que no se queden solo en buenas intenciones, es necesario que su cumplimiento esté en
manos de los países que tutelan y representan a cada comunidad de individuos. Así que son los
gobiernos de los Estados los responsables de proteger, respetar y garantizar los derechos
humanos.

Por lo tanto, el gobierno no puede adoptar ninguna medida que vaya contra estos derechos y en
cambio debe promover aquellas otras medidas que sí vayan encaminadas a garantizarlos. ¿Sabes
con qué mecanismos se cuenta para ello?

Existen varios, pero algunos de los avales para que todo ciudadano tenga acceso a sus derechos
universales son la legislación de cada país, el disponer de un poder judicial independiente o el
fortalecimiento de las instituciones democráticas.

También hay asociaciones y redes de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos de ámbito


regional y subregional que velan por su cumplimiento (INDH). Son las siguientes:

La Red de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos de África

La Red de Instituciones Nacionales para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos del
Continente Americano

El Foro de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos de Asia y el Pacífico

El Grupo de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos de Europa

Dentro de la Secretaría de las Naciones Unidas, y encargada de dirigir el programa de derechos


humanos de la organización, encontramos la ACNUDH, Oficina del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

La ACNUDH trabaja junto con los gobiernos de cada Estado, las Instituciones Nacionales de
Derechos Humanos (INDH) la sociedad civil, las ONG y las empresas bajo el compromiso de
garantizar el cumplimiento, en todo el planeta, de los derechos humanos contenidos en la Carta
de las Naciones Unidas.

Cuenta con oficinas regionales en África Meridional, Oriental y Occidental, en América Latina,
Oriente Medio, el Pacífico, Asia Sudoriental y Central, y en Europa. Aunque hay instituciones
regionales de carácter económico y de desarrollo como la Comunidad Económica de los Estados
de África Occidental (CEDEAO) y la Comunidad del África Meridional para el Desarrollo (SADC), que
también se interesan por los derechos humanos.

Fuera del ámbito público, existen las ONG, organizaciones independientes y sin ánimo de lucro,
que desempeñan una importante labor a la hora de promover la lucha favor de los derechos
humanos. Combatir la pobreza y la desigualdad, garantizar el derecho a la alimentación, el acceso
a una vivienda digna o combatir la discriminación por cuestiones de sexo, raza o religión son
algunas de las causas que mueven a las diversas ONG que trabajan para conseguir un mundo más
justo.

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