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Tanto cuando el Estado efectúa gastos públicos, como cuando por distintos
procedimientos obtiene ingresos públicos provenientes de sus recursos, desarrolla
un tipo especial de actividad que se denomina actividad financiera.2
b) La obtención de los ingresos públicos necesarios para hacer frente a las erogaciones
presupuestariamente calculadas.
1 Corte de Constitucionalidad. Gaceta No. 21. Expedientes acumulados 42, 43 y 52-91. Sentencia del
18/07/1991.
2 Villegas, Héctor B. Op. Cit. Pág. 9
3 Op. Cit. Página 10
c) La aplicación de esos ingresos a los destinos prefijados, o sea, los gastos públicos.
La actividad financiera del Estado satisface los fines del Estado4; dicha afirmación
concentra en las operaciones financieras de ingresos y egresos estatales en la
búsqueda primaria de cumplir con las obligaciones nacionales que justifican la
existencia de los Estados.
vínculo promotor entre lo que se obtiene de ingresos públicos a disposición de los entes
gubernamentales y los egresos estatales incurridos por las instituciones administrativas,
y ese lazo justificativo lo constituye primordialmente la finalidad de Estado de satisfacer
las exigencias públicas.
Para el autor Sergio De la Garza: “la actividad que desarrolla el Estado con el objeto de
procurarse los medios necesarios para los gastos públicos destinados a la satisfacción
de las necesidades públicas y en general a la realización de sus propios fines”. 8 El
referido doctrinario respalda la tesis respecto a que los egresos públicos cubiertos con
los recursos estatales van dirigidos a solventar requerimientos públicos como podrían
ser la construcción de carreteras, escuelas, centros de salud, centros de cumplimiento
de penas, entre otros; pero además, van dirigidos a la consecución de sus demás fines
estatales, como podría ser la promoción del cuidado del medio ambiente, fomento del
uso razonable de los recursos hídricos, incentivar la unión familiar, garantizar el respeto
de los derechos fundamentales, entre otros.
En el mismo sentido, el autor Alberto Pacci se refiere a la actividad financiera como:
“(…) el conjunto de actividades del Estado para obtener los medios (recursos) para
satisfacer las necesidades públicas (gastos) para el cumplimiento de sus fines, por lo
que tiene que ver con una serie de entradas y salidas de dinero en la caja del
Estado. Las entradas de dinero constituyen los ingresos públicos, que son
transferencias monetarias (coactivas o voluntarias) realizadas a favor de los
organismos públicos. Estos recursos obtenidos por el Estado tienen un beneficiario
único que es la propia sociedad porque es favor de ella, de la colectividad integrada
por personas o entidades nacionales o extranjeras, que son destinados los gastos
públicos”.9 De lo afirmado por el doctrinario referido, la existencia de la actividad
financiera del Estado surge con la exclusiva necesidad de naturaleza económica de
disponer de recursos públicos con la obligatoria pretensión de respaldar, cubrir y
satisfacer las exigencias colectivas de carácter general.
Los autores Juan Bayona y María Soler al definir la actividad financiera del Estado,
afirman que: “Se trata de un fenómeno que tiene como fin la satisfacción de las
necesidades públicas, su consecución se alcanza mediante el empleo de medios
económicos y los criterios inspiradores de estos actos son de naturaleza política”. 10
Continúan exponiendo que: “Toda la actividad financiera implica la realización de actos
que, teniendo en cuenta la limitación de los medios de que se dispone, pretenden lograr
el mayor grado posible de satisfacción de las necesidades públicas con los recursos
disponibles”.11 De conformidad con lo expresado por los doctrinarios, la actividad
financiera estatal no solo está conformada por los distintos actos actualizados por la
administración pública con la pretensión de cubrir exigencias colectivas naturales sino
que dicha labor también, está integrada por la ejecución eficientemente de su
disposición monetaria para abarcar mayores satisfactores con el menor sacrificio
económico.
Sergio de la Garza, al referirse a la actividad financiera del Estado, señala que esta: “ha
de ocuparse de la obtención o inversión de los recursos de esta índole, necesarios para
el cumplimiento de aquellos fines”.12 Por lo que conforme al doctrinario citado, las
operaciones financieras estatales se concentrarán en las actividades tendientes al
ingreso de recursos financieros con la pretensión de utilizarlos conforme a los
requerimientos existentes, a la satisfacción de sus obligaciones de Estado que justifican
su existencia.
10 Bayona de Perogordo, Juan José y Soler Roch, María Teresa. Op. Cit. Pág. 9
11 Ibid.
12 De la Garza, Sergio Francisco. Op. Cit. Pág. 6
13 Cazorla Prieto, Luis María. Op. Cit. Pág. 3
financiero que posibilita acceder a los medios para realizar la labor de satisfacer los
requerimientos públicos.
Respecto a la finalidad fiscal se suele decir que en ellas la actividad financiera del
Estado no atiende directamente a la satisfacción de las necesidades públicas, sino que
proporciona los medios para las restantes acciones gubernamentales; y en el caso de
las finalidades extrafiscales, las necesidades se satisfacen directamente mediante el
movimiento financiero del Estado.14
Dino Jarach, citado por el tratadista Héctor Villegas, sostiene: “si es posible señalar la
naturaleza instrumental de la actividad financiera en comparación con la actividad
administrativa, cuando ella persigue como objetivo obtener ingresos y realizar gastos,
esto no vale para las medidas financieras con finalidad extrafiscal”.16 Al respecto, el
tratadista relacionado afirma que la concepción actual de la actividad financiera descarta
que su cometido sea exclusivamente instrumental, porque en el caso de las medidas
financieras con finalidad extrafiscal, el gobierno no se propone exclusivamente el
objetivo de cubrir los gastos percibiendo recursos, sino que intenta llevar a cabo,
además, mediante medidas financieras, finalidades públicas directas; por lo que
concluye en que la actividad financiera con finalidad extrafiscal procura atender el
interés público en forma directa, y para ello utiliza la actividad financiera gubernamental,
cumpliendo distintas actuaciones y tomando intervención en diferentes acciones
desarrollas por la comunidad; dicho intervención, como forma de satisfacción de las
necesidades públicas, se lleva a cabo tanto mediante la política de gastos públicos
como también por medio de los recursos públicos.17
b) El Estado puede decidir realizar acciones alentadoras para atraer ciertas actividades
económicas, científicas, culturales o de otro tipo, que estime necesarias y útiles para
el país, por lo que desarrolla medidas que pueden consistir en exenciones de tributos,
diferimientos, deducciones o reintegros.
c) Cuando se resuelve percibir tributos de alto monto para debilitar ciertas posiciones
patrimoniales y redituarías de los sujetos que se desea alcanzar, como manera de
modificar la estructura en la distribución de los patrimonios y las rentas.
Federico Flora afirma que: “La Hacienda Pública estudia los principios abstractos, los
objetivos políticos, las normas legislativas que rigen la adquisición, la gestión y el
empleo de las riquezas requeridas por los ente públicos para la satisfacción de las
necesidades públicas, o también, más concisamente pero menos exactamente, la
distribución abstracta, histórica, jurídica del coste de producción de los servicios
17 Ibid.
18 Ibid.
Para Abad Mariano y Genaro Díaz, el derecho financiero es: “El conjunto de normas
que regulan la actividad de Estado y de los demás entes públicos dirigida a la
obtención de los medios económicos necesarios para subvenir a las necesidades
públicas”.22 De lo expresado por los citados doctrinarios, se extrae la afirmación que
la rama del derecho, de naturaleza eminentemente pública, que regulará la actividad
financiera del estado con la intención de agenciarse de recursos para posteriormente
utilizarlo en sufragar las exigencias propias de la colectividad general es el derecho
financiero.
La ciencia de las finanzas públicas es la ciencia que estudia la actividad financiera del
Estado, consistente en un conjunto de operaciones que la doctrina llama fenómenos
financieros y cuyo objetivo es satisfacer las necesidades públicas.23
de las necesidades públicas y a favor de los desprovistos sin desatender a los otros
integrantes de la colectividad social que se encuentren en equivalentes condiciones
de los favorecidos por la actuación financiera.
Carrasco Iriarte, citado por Orlando Taleva, respecto de la política fiscal señala que es el
arte de decidir las contribuciones que deben existir en un régimen tributario y cómo hay
que gastar los recursos obtenidos por medio de ellas, para lograr los fines
fundamentales que todo Gobierno quiere alcanzar y que son la justicia, el orden y el
bien común, en un marco de democracia social.26
Florin Manoliu expone respecto de la política fiscal: “De la política fiscal depende
incontestablemente todo problema que atañe a la doctrina y a la técnica de los
medios para evitar uno de los más graves inconvenientes de que padecen los
sistemas tributarios modernos: la doble imposición. Si la doble tributación se verifica
dentro de los ámbitos nacionales y entorpece la función económica en todos sus
aspectos y sus dimensiones por encarecer la producción, con más razón entonces
de la incidencia suya especialmente y en general de la política fiscal, depende en
medida apreciable cualquier cooperación de capitales foráneos particulares en el
fomento del espacio económico nacional”.27
o multilaterales para evitar que sus administrados tengan que tributar en más de una
ocasión por situaciones afines y así evitar la doble tributación internacional.
desigualdad.
guatemalteca es herencia de un Estado excluyente que ha sido utilizado por las elites
para la generación de rentas fáciles; es, por consiguiente, un resultado de la
desigualdad histórica caracterizada por la concentración de la propiedad y la riqueza
(…)”.37
Respecto a los retos tributarios inmediatos y mediatos para que Guatemala pueda
aumentar la carga tributaria, la citada institución identifica como razones poderosas: la
reducción del déficit fiscal, el aumento del gasto social y de infraestructura, y
preparación para enfrentar las exigencias de la globalización.41
En cuanto a los desafíos tributarios, el citado Instituto incluye cinco: “primero, aumentar
la recaudación tributaria garantizando que aumente la carga tributaria. Esto implica,
entre otras cosas, incluir a los sectores productivos más dinámicos dentro de la base
tributaria. Segundo, debe fortalecerse la tributación directa, y particularmente el
impuesto aplicado a la renta personal tomando en cuenta que su nivel es muy bajo
cuando se compara con otros países. Ello requiere impulsar un debate acerca de la
base del impuesto y su tratamiento (renta global, dual o cedular), su cobertura
geográfica (mundial o territorial) y las tasas que se le aplicarían (progresivas, una sola
con un piso, o proporcionales), además del tratamiento de exenciones y exoneraciones.
Tercero, conviene mejor la equidad de los sistemas tributarios asegurando que se
perciban como justos y, en particular, que no facilitan la competencia desleal o la
evasión. Enfrentar este desafío pasa por fortalecer la administración tributaria, cuya
importancia debe destacarse fuertemente. Un cuarto desafío es mejorar las
características técnicas de los impuestos para que no favorezcan unas actividades o
sectores más que otros, que no promueven la ineficiencia y que no aumenten el riesgo y
la incertidumbre, desalentando la inversión. El quinto desafío consiste en lograr una
convergencia y eventual armonización de los sistemas tributarios centroamericanos. La
historia de armonización arancelaria junto con la voluntad de establecer una unión
aduanera y de evitar una “guerra de incentivos” para atraer a la inversión extranjera son
la base de este desafío”.45
Considerando los ingresos obtenidos de los impuestos en los últimos años en América
Central y los informes recientes del Fondo Monetario Internacional y del Banco
Interamericano de Desarrollo, el referido Instituto identifica siete tendencias recientes de
la política tributaria en América Central, siendo estas: “La primera tendencia clara es
que ha habido un fortalecimiento de los ingresos tributarios en todos los países de la
región (…) La segunda característica de la tributación en el istmo es que lo que se
recauda es aún insuficiente para cumplir con las necesidades prioritarias que debe
atender cada estado en la región (…) La tercera tendencia es la creciente importancia
de los impuestos que se aplican a las ventas o al consumo en general, incluyendo en
particular al Impuesto al Valor Agregado (IVA) (…) La cuarta característica, señalada por
el BID, es que aunque fuera positivo que la mayor parte de los países utilizaran
45 Ibid. Págs. 8 y 9
nivel internacional, resaltando que no se cuentan con otros ingresos no tributarios como
esos otros países.49
El mismo Informe, respecto al objetivo de la política fiscal sobre los ingresos resalta
como eje estratégico el realizar una reforma tributaria integral como base para financiar
de manera suficiente y estable los programas prioritarios de gasto, especialmente para
financiar el gasto social, el gasto de desarrollo rural y la seguridad ciudadana.50
49 Ministerio de Finanzas Públicas, Primer Informe sobre Política Fiscal en Guatemala. Pág. 11
50 Op. Cit. Pág. 16
51 Ministerio de Finanzas Públicas, Segundo Informe sobre Política Fiscal en Guatemala, un
es capaz de contribuir con otros objetivos del desarrollo, como combatir la pobreza,
disminuir la exclusión social y generar una mayor igualdad de oportunidades. La
combinación de estas tres perspectivas (crecimiento, estabilización y redistribución) es
lo que da sentido a la promoción de una relación virtuosa entre la política fiscal y el
desarrollo humano”.52 De la publicación citada se extrae que, según el análisis expuesto,
la creencia sobre que el gasto público elevado y los impuestos desaceleran el desarrollo
humano no es del todo cierto, porque precisamente el gasto público dirigido al consumo,
a la inversión y al apoyo productivo, junto a una política que busque la estabilización de
precios y reducción del desempleo, así como una política fiscal tendiente a
redistribución de los tributos son las que permitirían un desarrollo sostenible en
Guatemala.
poder público, el que tiene encomendado discernir, de acuerdo con las tendencias
legislativas y en interpretación de la opinión pública y de los agentes económicos, las
medidas que tiendan a incentivar el flujo de capitales y la retención de los mismos
dentro del sistema nacional, en lugar de buscar otros mercados más atractivos.
Asimismo el de calcular que por efectos de la competencia la tasa promedio
ponderado de interés pasivos como activos tienda a encontrar el nivel apropiado a la
condiciones económicas del país”.53 Por lo que centra la intención reguladora de la
Constitución en implantar un régimen económico pero con sentido social en
Guatemala, en donde las políticas deben dirigirse preferentemente a la negociación
interna de los capitales y en búsqueda de tasas promedio conforme la realidad
económica nacional.
53 Corte de Constitucionalidad. Gaceta No. 41. Expediente 230-96. Sentencia del 31/07/1996
55 Corte de Constitucionalidad. Expedientes acumulados No. 1663 / 1672 / 1673 / 1727 / 1744 / 1745
/ 1746 / 1747 / 1748 / 1749 / 1750 / 1751 Y 1755-2002