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 DINERO – CAMILO DIAZ Domingo, 16 de 

febrero de 2020

Los retos del mercado laboral


colombiano
Los principales retos del mercado laboral local son disminuir la informalidad,
y lograr que la tasa de desempleo se mantenga por debajo de dos dígitos
de manera permanente.

El mercado laboral local, aunque ha mejorado durante los últimos años reduciendo la tasa
de desempleo desde el 14% de mediados de la década pasada, todavía mantiene una
estructura marcada por la elevada informalidad cercana al 50% y constantes idas y vueltas
entre tasas de un solo dígito, y tasas preocupantes de dos dígitos como vimos en enero
cuando el desempleo alcanzó 12,8%. Que el desempleo presente esa constante volatilidad
muestra que el mercado laboral está afectado por una enorme inestabilidad, elevada
rotación de los trabajadores, y por un factor estructural que impide la creación de puestos
de trabajo permanentes dentro de la formalidad.

Las consecuencias económicas de mantener tasas de desempleo elevadas combinadas con


precariedad laboral, como las condiciones de los trabajadores informales y por contrato,
están ligadas al campo fiscal y al crecimiento de la demanda agregada. En el campo fiscal,
las bajas tasas de empleo formal (con prestaciones sociales) terminan presionando las arcas
públicas puesto que el Estado acaba destinando mayores montos para el pago de pensiones,
más transferencias al sistema de salud que deja de recibir recursos de los desempleados
pero debe atenderlos, y aumentando subsidios para compensar los ingresos de quienes no
tienen una mesada de jubilación.

Frente a la demanda agregada, altas tasas de desempleo e informalidad afectan el


crecimiento de la economía por el lado del consumo de los hogares, dado que estos
compran bienes e invierten en vivienda y educación, en la medida que tienen ingresos
disponibles para afrontar esos gastos continuos por periodos prolongados. Los hogares han
compensado la ausencia de ingresos provenientes del empleo formal que es estable, por
ingresos de deuda financiera e ingresos transitorios provistos desde la informalidad. Ahora
los hogares se encuentran altamente endeudados y destinan cerca del 40% de su ingreso
para atender el pago de obligaciones financieras, dejando escaso margen para el ahorro y la
inversión.

Crear trabajos formales es una necesidad para que la economía crezca a tasas superiores al
3,5% y regrese por lo menos a variaciones anuales del 4,5%, y se disminuya la presión en
las finanzas públicas, también para evitar un colapso pensional en el futuro. Si la población
económicamente activa de hoy no logra ahorrar lo suficiente para acceder a pensión en su
etapa de retiro, invariablemente el Estado afrontará enormes presiones vía reclamaciones
sociales que terminaran en subsidios. El problema es que todo gasto permanente del Estado
requiere un ingreso permanente para financiarlo, y si no lo tiene incurre en déficit.

Los datos revelados por el Dane el pasado 28 de febrero son la radiografía periódica de que
el mercado laboral, es otro desempleado dentro de la económica. La informalidad se ubica
en el 48%, es decir que uno de cada dos ocupados tiene un trabajo informal; en varias
capitales como Cúcuta, Armenia, Santa Marta, Villavicencio y Pasto la informalidad se
acerca al 60% mostrando que es el triángulo Bogotá, Medellín, Cali donde se concentran
las oportunidades laborales. El desempleo en las mujeres es mayor al de los hombres con
16,9% frente a 9,8%, y en los jóvenes alcanza el 18,1% una cifra realmente preocupante si
se piensa en términos de productividad y cotización a pensión.

Crear los puestos de trabajo formales para que esa radiografía periódica cambie requiere de
la coordinación de la política fiscal y monetaria, para que el objetivo no sea únicamente el
control de los precios, sino también el crecimiento económico y la estabilización de
mercado laboral. También es necesario la implementación de una política industrial
decidida que busque la expansión del sector manufacturero y de servicios, con lo cual se
logra mayor demanda por trabajadores, y como no, una estrategia de incremento de
exportaciones no tradicionales a los mercados con los que ya tenemos acuerdos comerciales
y no estamos vendiendo, en ese punto es clave iniciar rondas de ventas desde el Ministerio
de Comercio y solucionar los cuellos de botella de laboratorios de certificación fitosanitaria
y de calidad.

UNIVERSAL
¿Qué tanto ha cambiado la dinámica del mercado laboral en Colombia?
COLPRENSA@ElUniversalCtg

09 de febrero de 2019 10:30 AMn crecimiento constante y significativo en Colombia. // Archivo

En la última década, el mercado laboral en Colombia ha venido sufriendo cambios importantes en su


dinámica: la informalidad ha tenido un crecimiento constante y significativo, y la formalidad, aunque se
mantiene estable, se ha orientado, a veces bajo presión, hacia relaciones no reguladas por un contrato de
trabajo.

Así lo demuestran las últimas cifras reveladas por el Departamento Administrativo Nacional de
Estadística (Dane) en su último informe, que evaluó el panorama del empleo en 2018. El estudio reveló
que el trabajo por cuenta propia fue el tipo de ocupación que mayor crecimiento tuvo a lo largo de todo
el año.

En los últimos diez años, esta actividad ocupacional ha tenido un crecimiento de más de 1.394.000
personas, teniendo en cuenta que para el año 2009, en el trimestre octubre-diciembre, el registro del
Dane se encontraba en 8.376.000 ciudadanos y para el mismo periodo de 2018 la cifra se ubica en
9.770.000 trabajadores por cuenta propia.

Solo durante el año 2018 el crecimiento de los trabajadores por cuenta propia tuvo una variación positiva
de 146 puntos porcentuales frente al 2017. “Si bien el tipo de protagonista fue el trabajador por cuenta
propia, en diciembre tenemos un liderazgo del perfil empleado particular, que está más cerca de la
formalidad que de la informalidad”, manifestó el director de la entidad, Juan Daniel Oviedo.

Para el año pasado, Colombia contaba con una fuerza laboral de 22,4 millones de personas ocupadas en
el total nacional, con un aumento de aproximadamente 75.000 personas con respecto a 2017, mientras
que el número de desocupados alcanzó los 2,4 millones de personas, con un aumento de 92.000 personas
más desocupadas.

El investigador del Observatorio de Mercado Laboral de la Universidad del Rosario, Iván Jaramillo,
manifestó que las cifras presentadas por el Dane en su último informe “son preocupantes”, ya que
Colombia se encuentra por encima del nivel de desempleo en el ámbito regional. Para el experto, aunque
la tasa se mantiene en un dígito (9,7 %), hay otros factores que se tienen que analizar.

Frente a la informalidad, Jaramillo manifestó que hay dudas sobre la magnitud de la informalidad, pues
mientras para el Observatorio es del 65 % de la población ocupada, para el Dane la informalidad en las
13 y 23 ciudades y áreas metropolitanas del país es mucho menor, fue de 46,9 % y 48,1 %,
respectivamente, para el trimestre septiembre-noviembre de 2018.

“Las cifras que mide el Dane tienen criterios que nosotros no compartimos como Observatorio. Por
ejemplo, nosotros tenemos como criterio la contratación laboral y el acceso a la seguridad social,
entonces si uno tiene 22 millones de personas ocupadas y tiene entre 7 y 8 millones afiliadas al sistema
de pensiones, ya de entrada tenemos 14 millones de personas por fuera del régimen, por eso para
nosotros la cifra es mayor”, explicó Jaramillo.

El experto también resaltó que entre los cambios en la dinámica “hay un esquema de regulación que
tiene unos incentivos a esa misma informalidad, que genera un tipo de trabajadores ocupados, pero sin
derechos. Lamentablemente ha habido una fuerte presión a la deslaboralización del trabajo en Colombia,
lo que significa que la gente sí trabaja, pero sin derechos y sin acceso al trabajo decente”.

Stefano Farné, director del Observatorio del Mercado de Trabajo y la Seguridad Social de la Universidad
Externado, también considera que Colombia sigue sintiendo un nivel muy elevado de trabajadores por
cuenta propia. “Ese grupo que no cuenta con una seguridad social y no tienen unos ingresos muy altos en
los últimos años ha ganado gran participación”, indicó.

DESLABORALIZACIÓN DEL TRABAJO

Sumado al crecimiento del trabajador por cuenta propia también se encuentra otro aspecto que ha
cambiado la dinámica del mercado laboral y es precisamente que los colombianos no están teniendo
acceso a mejoras en las condiciones laborales, más allá de lo que dice la ley, y la presión hacia otros
esquemas de trabajo que vulneran los derechos prometidos en la Constitución y el Código del Trabajo.

“El crecimiento del empleo depende del crecimiento económico y el crecimiento de estándares y calidad
del trabajo depende de otro tipo de controles, como los esquemas de regulación del Estado. Una cosa es
que el empleo crezca, que es importante, y otra es la calidad, que ya depende de políticas públicas de
intervención y de regulación y control”, manifestó el investigador del Rosario.

En ese mismo sentido opinó Farné, quien considera que el empleo formal se ha mantenido estable en los
últimos años gracias a un crecimiento del empleo “atípico”, lo que se podría considerar dentro de la
franja de empleos temporales, trabajo de tiempo parcial y el pago de prestaciones sociales, que son
legales, pero cambian la modalidad de contratación, presentando una desventajas para los trabajadores.

Según un estudio presentado por Fasecolda a finales del año pasado, esta nueva tendencia de vinculación
laboral, conocida como GIG, se encuentra asociada a términos surgidos en la última década para
describir cambios en los modelos de negocios y en el mercado laboral, que muchas veces es utilizado
como un sinónimo de economía colaborativa o economía compartida.

Entre las ventajas para el trabajador están la flexibilidad de los horarios y de las entregas, además que las
personas puedan desarrollar el trabajo que prefieran y no el que les impongan. Según Farné, este tipo de
trabajo le favorece muchas veces a “las empresas para tener contrataciones más flexibles, que les
permitan un mejor uso de la mano de obra y muy probablemente menores costos laborales”.

Según el informe de Fasecolda, “para las economías en desarrollo la aparición de este tipo de
vinculación laboral complica aún más el panorama, pues la informalidad predominante se caracteriza por
la ausencia de contratos en la relación entre trabajador y contratante”, un hecho que también resalta Iván
Jaramillo y que considera como “formalización espuria”.

Según explicó el experto, este tipo de formalidad hace referencia a “cuando la gente tiene unos contratos
laborales por horas y no tiene acceso al sistema de pensiones, que hace que el empleador esté
incentivando a deslaboralizar la labor. La gente acá está trabajando en Rappi o en Uber y ahí no entra el
esquema laboral. El desafío es cómo hacer para esquemas aceptables desde el punto de vista ético”.

El director de Hays Colombia, Ramiro Bado, explicó que esta flexibilidad “está relacionada con el
horario de entrada como de salida, la posibilidad de trabajar desde la casa y hasta incluso días de
descanso adicionales. Todo esto va relacionado en que la evaluación de los trabajadores está enfocado en
los objetivos y no en las horas de trabajo, entendiendo el boom de la tecnología”.

El empleo formal en Colombia se ha mantenido estable, ni sube ni baja. Así también lo resalta
Fasecolda, que, según sus cálculos, con base en los datos de riesgos laborales, la tasa de formalidad es
del 42,7 %, un número mayor al evidenciado por el Dane, que es cercano al 40 %. Allí también señala
que la tasa de formalidad de los trabajadores independientes ha aumentado entre 2009 (0,51 %) y 2017
(3,83 %).

Sin embargo, en su informe explicó que es importante que Colombia mejore la información general del
mercado laboral, especialmente de las nuevas modalidades de vinculación trabajador-empleador que
surjan de la imitación de lo que sucede en los mercados desarrollados.

“Lo deseable es que el gobierno, los centros de investigación y las entidades multilaterales aborden el
tema, identifiquen cómo se está adaptando la economía GIG y cómo se puede evitar que se convierta en
un elemento más de fortalecimiento de la informalidad”, indicó el gremio en el informe.

Este cambio es porque Colombia se está “adecuando a las necesidades, a las oportunidades de trabajo y a
los deseos de algunas franjas de la población. El teletrabajo y trabajo de tiempo parcial le permite a las
empresas tener contrataciones más flexibles, que les permitan un mejor uso de la mano de obra y, muy
probablemente, menores costos laborales”, indicó Stefano Farné.

LOS RETOS

La comisión mundial sobre el el futuro del trabajo, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
presentó en los últimos días un informe preliminar denominado ‘Trabajar para un futuro más
prometedor’, donde plasma las transformaciones que afronta el trabajo en el mundo y cómo aprovechar
mejor esas transformaciones.

El informe señaló que existen nuevas fuerzas que están transformando el mundo del trabajo, las cuales
piden que se tomen medidas enérgicas. “Nos esperan innumerables oportunidades para mejorar la
calidad de vida de los trabajadores, ampliar las opciones disponibles, cerrar la brecha de género, revertir
los estragos causados por las desigualdades a nivel mundial y mucho más. Sin embargo, nada de ello
ocurrirá por sí mismo. Sin esas medidas enérgicas, nos dirigiremos a un mundo en el que se ahondarán
las desigualdades e incertidumbres existentes”.

Allí resaltan que para abrir esas vías se necesita una acción comprometida por parte de los gobiernos y
de las organizaciones de empleadores y de trabajadores, para que se revitalice el contrato social que
asegura a los trabajadores una participación justa en el progreso económico, el respeto de sus derechos y
la protección de los riesgos a los que se exponen a cambio de su contribución a la economía.

Por eso plantean aumentar la inversión en las capacidades de las personas, permitiendo que estas
prosperen en una era digital; aumentar la inversión en las instituciones que regulen el trabajo, desde la
reglamentación y los contratos de trabajo hasta los convenios colectivos y los sistemas de la inspección;
así como incrementar la inversión en trabajo decente y sostenible.

Para Iván Jaramillo, en Colombia también se requieren “políticas públicas de intervención, se requiere
afianzar medidas de migración y control, se requiere muchos aspectos de regulación para reenfocarlos y
rediseñarlos hacia el trabajo formal”

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