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Pese a todos los esfuerzos, sin embargo, no se pudo desalojar a los boliqueros. Esta
pequeña tribu de indígenas, prácticamente ignota, había sobrevivido a la modernidad en
base a la producción de semillas de guanabicoca, una exótica planta de la región, y hasta
que un documentalista aficionado descubriera su secreto a duras penas podía rastrearse
su existencia en los artículos de la National Geographic.
En medio de una letanía de cantos polifónicos, entonados por todos los boliqueros, se
comenzó a trabajar sobre un gran montículo de aproximadamente veinte metros de
altura, removiendo la tierra. Al finalizar, quedó al descubierto el Ojo del Dios Sol. Era
una impresionante esfera metálica, de dureza extraordinaria, de color gris acerado pero
con latencias de diferentes tonalidades, verdes, azules, amarillas...
Albalux, la hija de Loxon, tomó de la mano al Negro y apretó su cuerpo contra el de él.
- No te preocupés. Sólo quieren saber qué es el Ojo de Dios.- La consoló con ternura.
-Cuando averigüen la verdad, se irán. Concluyó.
- Boinas... Yo he venido a indagar por este objeto suyo que ustedes tener aquí.- Dijo en
un mal dialecto aprendido en la Real Academia.
- Bien, bien, bien.- Dijo. – Podemos hacer prueba confirmatoria para estar seguros que
el material es metal.- Concluyó.
- Hemos refutado.- Dijo. – Salvo que queramos cambiar la teoría..., tendremos que
ponernos de acuerdo.- Sugirió maliciosamente.
Aquí Peorper, poniéndose melancólico, pidió permiso para contar una anécdota.
- Recuerdo, comenzó diciendo, que hace cosa de cuarenta años atrás yo estaba de paso
por Buenos Aires y como ya en ese entonces me preocupaban los problemas
epistemológicos, fui a consultar a un astrólogo de gran fama que vivía por Flores, creo
que en la calle Marechal. Una vez que le expresé mis dudas, él me entregó un papelito
con una breve frase. El problema era que estaba en latín y yo debo confesar que no
alcanzaba a comprenderla. Por eso me fui a la Facultad de Filosofía y Letras, por ese
entonces en la calle Cangallo, y le pregunté a un jovencito muy simpático, si podía
traducirme el texto. El joven apenas si miró el papel y me dijo: “Aquí dice que todo
pasa por la experiencia, salvo la experiencia misma”. Aún recuerdo el gesto de picardía
que se dibujó en su rostro.
- Cuento esto, para que Usted vea como todos son problemas teóricos que intentamos
resolver en base a conjeturas y refutaciones. La objetividad está dada por el método. Y
en la medida que podamos confirmar y formular nuevos problemas nos iremos
acercando a la verdad, aunque ésta sea inaccesible en última instancia. Disculpen si
abusé de su atención.- Terminó diciendo.
- Para nada.- Terció Hempet, que se había acercado sin ser notado por los demás.
- Mientras la teoría sea útil podemos usarla perfectamente. Por lo tanto debemos discutir
para qué nos puede servir este descubrimiento.- Propuso mientras se frotaba las manos.
Por los gritos de los guardias y el alboroto de los periodistas parecía claro que se
acercaba otro grupo de visitantes. Algunos boliqueros intentaron impedirles el paso pero
fueron dispersados por una brigada con perros y bastones de goma. El incidente no pasó
a mayores y volvió la calma.
La noche se hizo presente y el Ojo del Dios Sol refulgía como una pequeña luna.
- Buenas, le dijo, disculpe pero soy extranjero y no comprendo bien cómo es esta
ceremonia que ustedes producen, ¿me cuenta?.
- Mire, la cosa viene de lejos. Por lo que me contaba mi abuelo, que le había contado el
de él y éste a su vez del suyo, y aquel otro de uno anterior, y así, así, hasta que uno
pueda acordarse y mucho antes también. No se puede explicar si no se sabe. Si usted
viene de lejos y de ahora nomás, no va a poder entender ese tiempo.
- Claro, claro, lo que pasa es que yo me tomo ese tiempo como una perspectiva
“fundadora”. Mirando de lejos se aprecia mejor. ¿No le parece?.
- Desde adentro se ve distinto. ¿Quiere darse una vuelta?. Loxon lo animó a sacarse las
botas, el sobretodo y los anteojos.
Entonando una melodía univocal comenzaron a dar vueltas alrededor del Ojo. Althobe
lo seguía como podía, tratando de imitar las contorsiones que Loxon le iba indicando y
mirando permanentemente al interior del Ojo, que comenzó a iluminarse con una
claridad que variaba del azul al verde en cada vuelta.
- Ustedes saben qué pasa con el verstehen cuando se acaba el einfülen?. Les preguntó
Hertz con aire ensimismado. La pareja lo miró asombrada sin comprender. El
hombrecito se alejó sin esperar respuesta mascullando sus pensamientos. “El
conocimiento se construye en la relación intersubjetiva y no puede ser falsado ni
contrastado. Toda realidad es textual y plausible de una interpretación. La objetividad
no es un problema.” Se detuvo y los miró por sobre el hombro. Luego continuó
alejándose.
Mientras, en un rincón iluminado por una fogata de gruesos leños, otra criatura
intentaba develar el misterio. Batesonson, entusiasmado con las semillas de
guanabicoca, estaba en un estado lamentable. Pero sus procesos mentales producían una
catarata de información y comparaciones. “El Ojo cambia de colores según la persona o
las personas que se le acercan. Esto es una interacción – se dijo- entre dos partes
diferentes. Cuando tienen sepultada la piedra, seguramente permanece quieta, al
descubrirla toma la energía del Sol y de los cuerpos que la rodean. Claro, y los
boliqueros forman una cadena circular alrededor de ella cuando realizan sus bailes.
Loxon hablaba de los sucesos predecesores para entender el significado. Pero: ¿dónde
está la lógica inmanente? ¿Por qué el Ojo puede reconocer las diferencias entre cada
sujeto? ¿Cómo sabe que éste es azul, aquél otro, verde? Yo mismo me acerqué y se puso
violeta. Es una mente. Es más de lo que yo puedo llegar a organizar cómodamente. ¿No
tendrán razones sustantivas estos salvajes para afirmar que es parte de Dios?”. Engulló
un par más de semillas y dejándose caer sobre sus espaldas vociferó exaltado: - ¡La
piedra piensa!, los hombres piensan, ¡Los hombres somos piedras!!.
- A todo esto, tras las vallas, se había armado una abigarrada concentración. Confluían
columnas embanderadas con predominio del rojo y negro. Redoblantes y tambores
ponían ritmos africanos a las consignas. Los más combativos cubrían sus rostros con
pasamontañas o pañuelos con la imagen del Che. Ululaban sirenas y los carros hidrantes
tomaban posiciones. Un grupo de evangelistas repetía incansables salves a Jesucristo.
En ese instante irrumpió por el medio de la multitud la hinchada de Boca Juniors, con
200 bombos, pintados de azul y oro, conducidos por un petiso de barba que alentaba sin
cesar: “Boliqueros y bosteros, un solo corazón!”
Intercambiaron una mirada y tomados del brazo comenzaron a dar una vuelta mientras
se encendían nuevos fuegos y gruesas columnas de chispas y humo ascendían
caracoleando.
- Y tras esta ruptura aparece otra que complejiza aún más las cosas al hombre: el
“extrañamiento” de sí mismo. El pensar a su propio pensamiento como ajeno a sí
mismo. Me arriesgaría a decir que como los sentidos son canales de comunicabilidad,
así el lenguaje, lo psicológico (consiente e inconsciente), lo afectivo, en definitiva, el
pensamiento no es más que otro sentido. De tal modo que el pensar, que incluye al
sentir, no es una actividad independiente del ser. Sus estructuras, valores, creencias,
saberes y afectos, se conforman en la relación con el mundo y los demás. Se historizan
en y con la sociedad. Se ideologiza y autovalora, pero jamás se escinde. El pensar, el
conocer, enfrenta los mismos límites que el más común de los organismos: la
temporalidad, lo existencial, la vida misma. Pensar es también comunicar, esto no es
textualidad, es intercambio. Como forma de energía, como estímulo, como mensaje. Un
intercambio que siempre se da mediado por y en relación a otro sujeto. Son estas
relaciones, no el pensamiento mismo, las que se han buscado demarcar dentro de una
lógica rigurosa. Pero como viste antes, los objetos cambian del mismo modo que
cambian los sujetos. Entonces ¿La lógica no debería ser relacional y dinámica? ¿No
debería estar en permanente movimiento, adecuándose constantemente a cada uno de
los términos variables?. Disculpame, dulce, si me apasiono con estas cosas. Sucede que
creo que muchas respuestas a los problemas de todos los días, están en poder formular
mejores preguntas. Tal vez así podríamos sacar mejor provecho de una filosofía basada
en lo real. Si nos fuera posible despegarnos de la carga conceptual de nuestra historia y
comenzar a pensarnos nuevamente, intentando otro camino, creo que el futuro del
hombre pudiera ser menos breve y más feliz.
El negro se detuvo, su rostro estaba pálido, las manos húmedas. El rostro de Albalux se
tornasolaba con las claridades de los fuegos y la luna; daba la impresión de estar bajo un
parral de uvas Chardonnay ,en una terraza mediterránea, radiante de sol.
- Mi vida, lo que decís es hermosos, pero me pone triste.- Dijo Albalux. –Nosotros
cuando aramos nuestra tierra dialogamos con las raíces y ellas nos dicen que los ojos
deben ser enamorados, que los ojos sin amor no ven ni miran. Que la palabra debe ser
poesía, que si no, es muda o miente. Que la unidad es lo diverso, que si lo uno domina,
lo otro sufre. ¡Cómo quisiera, alma mía, estar a tu lado el día que así sea!
- Que todos somos iguales al Ojo de Dios.- Contestó Freirey. –Lo que sucede es que
podría haber sido así,¡hay!, hasta hoy. Cuando todo este universo a caído en manos del
pensamiento único y sus ciencias validadoras.
Se acarició la larga blanca y suspiró.... El niño que estaba junto a él lo guió hasta una
silla ayudándolo a sentarse.
Ivo vio la uva y ahora ve con el ojo que todo lo sabe. La doliente lucidez lo ciega por un
instante y atisba entre destellos las manos reverentes que se hunden con unción en la
tierra blanda, los cantos que unen e identifican a uno con todos, el concierto de intereses
desatados, la codicia del oro y la verdad, los negocios periodísticos, los cabildeos en las
agencias de inteligencia, diseñando estrategias y delimitando territorios que conquistar,
utilizando al Ojo como nuevo recurso.
Ivo ve el vuelo del helicóptero y ve la zarpa que se prepara para el robo, las redes que
bajan a la captura, las armas dispuestas a cegar la vida de posibles resistentes. Ve la
infamia, ve el dolor. Ve los ojos en llamas de Loxon y los ojos en llanto de Albalux. Ve
los puños cerrados del Negro y su alegato. Ve el mundo engañado y ve por último un
mañana renacido del horror, en libertad.
Ivo se abraza a las piernas de Feirey y el viejo le acaricia la cabeza. Con voz dulce y
suave le dice:
- Perdoname, garoto, por hacerte ver todas esas cosas. Pero es por tu propio bien. Sólo
así podrás reconocerte y comprender la realidad para intentar cambiarla. Ivo asintió con
la cabeza.
Fue entonces que se alzaron grandes voces y la tensión electrizó el aire como un
chicotazo feroz. Loxon pasó corriendo a su lado gritando:
-¡Vamos pronto! A defender el Ojo de Dios. Vienen por él. ¡Por nuestra dignidad:
¡Vamos! ¡Vamos!
***
En la galaxia de Orión, a unos mil quinientos años luz de nuestro planeta, es decir, a la
vuelta de la esquina si comparamos el universo con el municipio de Florencio Varela,
viven unos seres casi inmateriales. Se mueven por el espacio interestelar. Se alimentan
de polvo cósmico y de la síntesis orgánica de los fotones.
Los chiquilines de allá son iguales a los nuestros, traviesos y juguetones. Arman
fenomenales partidos de bolitas. Las bolitas de allá son las gotas de rocío. La cuestión
es meterlas en un agujero negro, el que termina último, pierde. Nadie sabe adónde van a
parar las bolitas cuando desaparecen.
***
Jorge Winter
11-07-2003