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Cambio de Época: la unidad latinoamericana

“Lo viejo está muriendo y lo nuevo no termina de nacer. En este inter--


regnum se da entonces una gran diversidad de síntomas moribundos”.
A. Gramsci

1- Cambio de época

Crisis, cambio, transició n, movimiento, aceleració n, transformació n son algunos de los conceptos
que caracterizan nuestro presente. A partir de la caída del muro de Berlín, el mundo de
posguerra comienza a desestructurarse para dar paso a un conjunto de cambios sociales
políticos, econó micos y culturales. Entender los procesos econó micos y sociales desarrollados en
América Latina, analizando las transformaciones ocurridas desde la década de 1970 con el
desmantelamiento del estado de bienestar, el ajuste neoliberal y su posterior crisis, es una buena
tarea, considerando también, el fracaso rotundo del ALCA, el actual funcionamiento del
MERCOSUR y los proyectos de integració n regional como el ALBA, propuesto por Venezuela.
¿Cómo se percibe este cambio de época? ¿Qué significa vivir en el inter-regno? ¿Cómo hacer
inteligibles los cambios profundos en nuestro presente? ¿Cómo se observan estas
transformaciones en Latinoamérica? ¿Qué diferencias podemos encontrar en las formas de
percibir estos cambios entre los países desarrollados y aquellos en los cuales la
mundialización muestra su rostro más cruel?
Durante muchos añ os Estados Unidos disimuló la recesió n econó mica que atravesaba. Pero
desde el estallido de la crisis econó mica del 2008 resulta imposible negar los síntomas
moribundos de la hegemonía norteamericana. Sin embargo, la principal potencia bélica del
mundo no aceptará ser desplazada tan fá cilmente. Los signos del caos econó mico y social son
consecuencia del intento de sostenimiento de un sistema que presenta fisuras cada vez má s
profundas.
Pero la historia nos enseñ a que el capitalismo ha superado diversas crisis ya que posee gran
capacidad de adaptació n. Por eso, es importante la reflexió n y el estudio crítico de los cambios
que se van produciendo para interpretar la realidad y poder generar estrategias econó micas,
políticas y culturales contrahegemó nicas.
Las Ciencias Sociales en su conjunto permiten un aná lisis de los problemas planteados. Por eso,
ademá s de las transformaciones econó micas es fundamental considerar las consecuencias
sociales, políticas que acompañ an este proceso; y también los cambios culturales. Las
interpretaciones y prá cticas discursivas que surgen sobre el actual sistema son -muchas veces-
falacias impuestas por la clase dominante “globalizada”, tendientes a legitimar y sostener la
hegemonía capitalista. Buscar otras voces, otros discursos para interpretar la realidad es
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necesario para comprometernos con un profundo cambio social que permita la liberació n de
nuestro continente.
En síntesis, en cuanto a la importancia de los bloques geopolíticos se puede afirmar que luego de
la caída del muro de Berlín, y la desintegració n de la Unió n Soviética, el mundo dejó de ser
eurocéntrico. Con la decadencia europea con el fin de la segunda guerra mundial y el inicio de la
guerra fría, Estados Unidos asume su papel de potencia econó mica mundial, ademá s de la fuerte
influencia sobre el estilo de vida y de imponer su sistema político como modelo. Junto con
Inglaterra impulsan el modelo neoliberal: la reducció n del gasto pú blico, la expansió n de las
privatizaciones y el individualismo.
El capitalismo tardío se caracteriza por la aceleració n las transformaciones tecnoló gicas
producidas a partir de la Tercera Revolució n tecnoló gica - industrial (revolució n informá tica,
microelectró nica, la biotecnología, la robó tica y las telecomunicaciones), promovida por las
necesidades de renovació n de armamento impuestas por la Guerra Fría, ya que impulsó la
investigació n científica y la producció n planificada. A partir de dicha revolució n tecnoló gica se
produce una profunda transformació n a nivel econó mico mundial caracterizada por la
revolució n en la informació n y en las comunicaciones. A este fenó meno se lo ha denominado
“globalización”. Cuando se desestructura el mundo conocido surge esta imagen de un solo
mundo, una sola “aldea global” homogeneizada, en parte, por el gran alcance de los medios de
comunicació n.
Características: diferente dimensió n del tiempo y espacio dada por la instantaneidad e
intensificació n de la informació n; la progresiva separació n de las actividades comerciales y de
producció n con la esfera financiera; concepció n dominante del círculo de poder intelectual de la
concepció n liberal; concepció n del mundo como espacio ecoló gico ú nico; la tendencia por demá s
preocupante de la marginació n de amplios sectores de la població n mundial, incluso dentro de
los países con mayor desarrollo; la respuesta a la globalizació n de muchos grupos separatistas
regionales a partir de reivindicaciones étnicas, culturales o religiosas.
El incremento del porcentaje del comercio mundial en manos de las empresas trasnacionales es
otra de las características fundamentales de este proceso: 270.000 empresas asociadas en el
mundo concentran dos tercios del comercio mundial, produciendo un tercio del producto bruto
mundial, utilizando só lo el 3 % de la mano de obra industrial del mundo.
Dentro de este marco, es importante destacar las transformaciones en el modelo productivo que
se producen a partir del desarrollo del “toyotismo”. El mismo, aumenta la necesidad de reajustar
los costos de la industria para lograr una mayor competitividad en el mercado, profundizá ndose
así la tendencia ultraliberal.
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La fuerte influencia de estas innovaciones en el campo productivo queda restringida a un
nú mero pequeñ o de empresas que no constituyen un factor diná mico sino má s bien fuente de
inestabilidad y disminució n de la productividad.
Esto se articula con otro aspecto fundamental del capitalismo desde esta década: la especulación
global a partir de las finanzas internacionales, que se ha convertido en una de las prá cticas
globales de mayor rentabilidad sin correlato con el crecimiento de la economía real,
disminuyendo el capital productivo generador de empleo.
Buscando respuestas frente a este contexto econó mico países como Estados Unidos e Inglaterra
avanzan hacia el desmantelamiento del Estado de Bienestar, realizando un fuerte ajuste
estructural. Las bases ideológicas que sustenta a este tipo de Estado se fundamenta en la
“creencia en la omnipotencia de la tecnología” exaltá ndose así la racionalidad tecnocrá tica. Este
tipo de estado, en contraposició n al Estado de Bienestar, plantea que la intervenció n pú blica es
ineficaz para el control de la inflació n y que posee efectos negativos sobre el incentivo del
trabajo, ahorro e inversió n. Desde esta concepció n neoclá sica “el Estado debe retirar sus manos
de la economía y permitir que el mercado cumpla su papel darviniano de eliminar a los más
ineficientes”. Es impecable como describe Rodolfo Walsh este proceso sobre todo econó mico en
el 76, por medio de su Carta a la Junta Militar.
James Petras sostiene “el imperialismo norteamericano actual, quiere todo: todo el poder y toda la
dominación, toda la riqueza, y no está dispuesto a compartirlas con nadie, ni con los aliados
europeos, ni con los cipayos presidentes de otras partes, regiones del mundo.”
En esta lucha claro queda que Estados Unidos se ha decidido a disputarle a Europa los últimos
espacios de influencia. Por esto es fundamental el control sobre oriente medio para ganar peso, no sólo
sobre Europa, sino también sobre China y Japón. En este marco América Latina aparece como lugar
geoestratégico para lograr un control más eficaz, por eso es vital estudiar su situación y dentro de ella
el bloque más importante que se ha generado: El MERCOSUR, a fin de intentar comprender las
posibles estrategias ante esta realidad internacional.

2- Y mientras tanto en Latinoamérica

Para llevar adelante la estrategia de dominació n, se plantea como fundamental influir en la


cultura: “la apropiación de los medios de comunicación masiva (…) ayudaría a la
desculturalización continental y afectaría a la juventud, que además quedaba mayoritariamente
fuera del proceso educativo, al avanzar la pobreza”. Para “cultivar los valores del régimen
democrático junto con las Fuerzas Armadas de la región”. El objetivo es lograr el apoyo de la
població n, combatir al “supuesto enemigo”, desde el á mbito de la opinió n pú blica. Aparece el
concepto de “guerra psicológica” aliado fundamental de las guerras de baja intensidad. La
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propaganda es fundamental, el objetivo es atacar a aquellos principios que estén en contra del
“estilo de vida norteamericano”. Vemos así, como en diferentes etapas histó ricas e inclusive en
diferentes sectores políticos funciona el mismo discurso legitimador de la expansió n nacional.
Estados Unidos ha intentado afianzar los vínculos bilaterales con algunos de los países de
nuestra regió n, ofreciendo acuerdos de libre comercio. La presencia en Colombia, el control que
ejerce en Perú , los apoyos a los golpistas de Venezuela, la falta de compromiso con la
reconstitució n del gobierno constitucional de Honduras, son algunos de las estrategias
generadas para contrarestar las fuerzas populares que desde América Latina se vienen gestando
en los ú ltimos añ os.
En su declinar Estados Unidos intentará afianzar y no perder las zonas de control -consideradas
como naturales- tal es el caso de América Latina. No es casual la aparició n de diferentes
proyectos y planes de tinte intervencionista que intentan asegurarse la provisió n de los
abundantes recursos naturales de la regió n, tales como el Plan Colombia, el Plan Puebla Panamá ,
el TNIR, entre otros. En este sentido se ve acompañ ado de un aumento de la presencia militar,
recientemente resistido por numerosos países de la regió n.
Es innegable la tendencia hacia la formació n de bloques econó micos, entonces se le
presentan a América Latina claros desafíos geopolíticos. Su resolució n y abordaje dependerá n de
la capacidad de construcció n de poder político popular y nacional, en particular teniendo en
cuenta la necesidad de reformular pactos sociales que vuelvan a legitimar el accionar político
frente a la sociedad.
Algunos de estos desafíos radican en la ocupació n del interior continental teniendo como eje la
expansió n de las comunicaciones; el fortalecimiento de la cohesió n del MERCOSUR intentado
trascender la unió n econó mico y conformando un bloque político que comparta una
cosmovisió n del mundo y de los problemas a enfrentar de la regió n, control del espacio
marítimo, aeroespacial y del á rea austral, incluyendo el espacio Antá rtico que en el siglo XXI será
ocupado; la defensa de la biodiversidad presente en la regió n.
Para dar respuesta a este ú ltimo punto es fundamental la construcció n de infraestructura de
integració n nacional y regional: integració n física (puentes, corredores bioceá nicos, integració n
energética) como requisito para la integració n regional; que pueda ser controlada y planificada
por los países latinoamericanos y no por Estados Unidos o por Europa.
Para encarar la resolució n de estas problemá ticas, es fundamental reconocer el papel de
la política y el espacio que esta brinda para los estados latinoamericanos para profundizar la
lucha por su liberació n.
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Por otro parte, tal vez el punto de mayor gravedad es la falta de conciencia política sobre estas
problemá ticas, en particular en los sectores de la juventud, no só lo en América Latina sino
también en el resto del mundo.
Característica inherente de nuestra época donde las contradicciones se hacen má s
evidentes: el aumento y la expansió n de los medios de comunicació n que democratizan la
informació n se ve acompañ ada por la ausencia de reflexió n crítica; el aumento de la conciencia
de la permanente violació n de los derechos humanos se ve contrarestada con la falta de
participació n política y compromiso en particular de los má s jó venes.

El período 2002-2008 concentró una serie de procesos que emergerán en la siguiente fase
2008-2011. En este sentido, el intento frustrado de golpe de estado en Venezuela en abril
de 2002, es sintomático por partida doble. Por un lado, es un intento por limitar las
experiencias de los proyectos populares que se buscan construir una alternativa al orden
neoliberal en retroceso en plena crisis. Por otro, si bien este intento no prosperó, no deja
de ser una clara muestra de un modo de operar que se volverá más común de ver cuando
la crisis mundial de 2008 precipite: el rol de los medios de comunicación, la acción de la
embajada norteamericana, los embates de las oligarquías rentistas y la acción de alguna
fracción de las fuerzas represivas del estado.

3- La necesidad de consolidar la patria grande


No es ninguna casualidad que a poco de andar nuestros gobiernos deben enfrentar una
serie de movilizaciones por derecha para desestabilizarlos, llegando a darse claros intentos de
golpes de Estado y hasta la concreció n de uno con su posterior legalizació n. Las fuerzas de
derecha de la regió n se desempeñ aron con soltura bajo la presidencia del recientemente electo
Barack Obama (Noviembre de 2008). En éste contexto se dieron una serie de respuestas
políticas ante las presiones que se hacen sentir por la profundizació n de la crisis, catalizando así
el proceso de unidad continental hacia su consolidació n. Y para ello fue vital la herramienta
política construida en la etapa anterior. La primer reunió n de UNASUR (15 de Septiembre de
2008) fue convocada en Chile en cará cter de urgencia ante la gravedad de los sucesos de Pando,
Bolivia. Los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y
Venezuela acuden en clara señ al de unió n y repudio a los procesos desestabilizadores
encabezados por los gobernadores de los estados má s ricos de Bolivia.
Estos embates por parte de las derechas verná culas no será n los ú nicos. En Argentina, el
gobierno de Cristina Ferná ndez ya se había vivido sucesos similares entre Marzo-Junio de 2008
bajo la combinació n terratenientes – medios monopó licos de comunicació n por la apropiació n
de la renta diferencial. El caso paraguayo no es muy lejano. El mismo día que en argentina las
elecciones legislativas (28 de junio de 2009) dan una pírrica victoria a los sectores dominantes,
en Honduras se concreta un golpe de estado con el claro aval norteamericano. A lo largo de todo
el proceso hondureñ o los organismos de la UNASUR mostraron una actividad incansable por
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reestablecer el mando de Zelaya, dejando en claro la postura de los gobernantes
latinoamericanos frente a las intervenciones norteamericanas.
A fines de ese mismo añ o la embestida de los terratenientes pretende generar un golpe “a la
hondureñ a”, sacando al presidente Lugo por “violació n a la Constitució n”. Esa tensió n continú a
dado que el vicepresidente, proveniente del partido liberal, es el hombre de los hacendados en el
gobierno.
Por ú ltimo, en esta seguidilla de envestidas, en Septiembre de 2010 en Ecuador la Policía
Nacional y una fracció n del Ejército se levantan contra una serie de leyes votadas por el
congreso, hiriendo al presidente y manteniéndolo cautivo por má s de diez horas en el Hospital
en donde fue asistido.
La respuesta de los mandatarios latinoamericanos fue en consonancia a las presiones internas y
externas: en febrero de 2010 se creó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeñ os
(CELAC) en la que participan treinta y tres estados del continente (incluida Cuba) pero sin EE UU
y Canadá . Si bien su creació n es un logro muy importante, sería tan errado minimizar su
trascendencia y el mal trago que esto significó para Washington como exagerar el impacto
inmediato que habrá de tener la CELAC. Como señ ala Boró n, “para la derecha la latinoamericana,
de lo que se trata es de esterilizar un proyecto, de castrarlo a poco de nacer, para reducirlo a una
intrascendente sucesió n de “cumbres presidenciales”. Pero hay otro proyecto para la CELAC: en
línea con el programa bolivariano del Congreso Anfictió nico de 1826 y con los anhelos de
Artigas, San Martín, Sucre, Martí, Morazá n, Sandino y tantos otros patriotas latinoamericanos y
caribeñ os. Un proyecto que hace medio siglo fue brillantemente sintetizado en la Segunda
Declaració n de La Habana, impulsada por Fidel, Raú l y el Che. Por eso debemos librar la batalla
por la CELAC, para que el proyecto emancipador que le dio nacimiento sea quien finalmente
prevalezca y abra aquellas grandes alamedas de las que hablara Salvador Allende en su ú ltimo
discurso, y por las cuales transitarían nuestros pueblos en su larga marcha hacia la justicia, la
libertad, la autodeterminació n nacional y la democracia”.

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