Estar en contra del aborto es una posición cultural, religiosa y moralmente centenaria. Estar en contra de la despenalización del aborto es una posición políticamente correcta, si bien en sus consecuencias y en sus resultados es opinable para unos, para otros ni revisable y para algunos, donde me incluyo, absolutamente incorrecta. La mayor parte de la dedicación hacia la despenalización del aborto la he hecho en base a mi investigación desde información profesional médica, y como tal, desde una óptica que pasa por la salud pública. Encuentro desde este lugar cada vez más evidencias desde las ciencias de la salud o desde las ciencias sociales para pensar que mi posición despenalizadora es correcta. La penalización del aborto obliga a la mujer a manejarse en la clandestinidad, convirtiendo la interrupción del embarazo en fuente de enfermedad y muerte. Aquí, la salud pública se protege en una situación moral y ajena a los resultados: actúa sólo y tardíamente en la corrección de las complicaciones. En algunos escenarios, además significa una condena judicial y la probabilidad de terminar en la cárcel. El aborto es una estrategia que permite a muchas mujeres seguir con su proyecto educativo, su trabajo y su crecimiento personal. El aborto seguro es clave porque permite a la mujer decidir sobre la base de sus necesidades. En la sociedad han posturas contradictoras acerca de este tema; una parte está a favor y la otra en contra. Se pueden encontrar diferentes escenarios por los cuales la mujer no quiera tener un hijo; una violación, bajos recursos, proyectos de su vida que le impiden tener un hijo o simplemente porque no es su deseo. Hemos visto que una mujer está obligada a llevar adelante un embarazo no deseado por el respeto a la santidad de la vida, convirtiéndola en una heroína. Un embarazo no deseado no es la falta de una mujer sino la falta de una sociedad entera. Creer que el nacimiento de un hijo siempre es un acto de amor es algo erróneo. Si así no lo fuera, las mujeres con muchos hijos debieran ser reconocida y en cambio suelen estar sumidas en la absoluta pobreza. El aborto seguro es legal en Colombia: En Colombia, desde el año 2006 se despenalizó el aborto en tres circunstancias y desde ese momento se han diseñado servicios de aborto, con las opciones más seguras, modernas y de comprobada eficacia. En el mundo, muchos países son restrictivos con el libre ejercicio de este derecho, generando que las mujeres recurran a interrupciones o abortos de forma ilegal e insegura, poniendo en grave peligro su vida y su salud. En Colombia, el aborto bajo la Sentencia C- 355 de 2006 es legal. En cambio, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los países donde las mujeres tienen acceso a servicios seguros, la probabilidad de muerte como consecuencia de un aborto es de 1 por cada 100.000 procedimientos.
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