Como cabecera se hallaba el Virrey, que gobernaba un vasto territorio. Cada
virreinato se hallaba dividido en jurisdicciones menores llamadas gobernaciones y éstas a su vez, en otras de menor jerarquía, las ciudades, bajo el gobierno de cabildos.Los cabildos eran instituciones colegiadas integradas por varios funcionarios, el cargo más importante era el de alcalde mayor o de primer voto quien ejercía funciones judiciales y administrativas. Otros cargos eran los de alcalde de segundo voto y regidores o consejero.A la reunión habitual de los funcionarios del cabildo se la denominaba cabildo ordinario. En cambio, cuando había un problema grave y urgente, por ejemplo, un ataque pirata, se convocaba a una reunión de todos los vecinos llamada cabildo abierto para buscar una solución.
1580: El alcalde del cabildo tenía las funciones judiciales civiles y
criminales. Cuando Juan de Garay fundó Buenos Aires el 11 de junio de 1580, integró el primer Cabildo con dos alcaldes ordinarios y seis regidores. La acción de estos alcaldes ordinarios, que lo eran de primero y segundo vo- to, estaba dirigida principalmente hacia las cuestiones judiciales que incluían las actividades policiales en la ciudad y la campaña. Muy pronto se tuvo conciencia de la magnitud del territorio que tenían bajo su jurisdicción, circunstancia que hacía imposible atender los casos que se pre- sentaban y, en definitiva, impedía administrar justicia como era debido. Por ello, en enero de 1606 fueron relevados por el Cabildo de esas responsabili- dades en el medio rural al tiempo que creaba el cargo de alcalde de herman- dad para cubrir dicho distrito
1606: Alcaldes de la hermandad Creados en 1 enero de 1589, con
competencia en “delitos de la hermandad”: Delitos cometidos en campaña separando de esa forma la jurisdicción rural de la ciudad. Esta Institución de seguridad, fue traída de España, la que perduró más de 500 años. La función era remunerada, con carga pública obligatoria para hombres limpios, honestos y católicos, los alcaldes de hermandad duraban un año y algunas veces eran reelegidos. Por Real Cédula del 27 de mayo de 1631 se creó el cargo vendible y perpetuo de alcalde provincial de la Santa Hermandad con asiento y voto en el Cabildo. Sus propietarios fueron investidos con todas las atribuciones de los alcaldes de hermandad, aunque muy pronto sus títulos fueron discutidos y su autoridad languideció para subsistir sólo nominalmente hasta la extinción del Cabildo en diciembre de 1821.
1752: Cuerpo de Blandengues de la frontera de Buenos Aires En el año
1752 se crea el Cuerpo de Blandengues de la Frontera de Buenos Aires, en reemplazo de los Alcaldes de la Hermandad, esta fue una Unidad de Caballería, con la misión principal de controlar a cuatreros, contrabandistas y tribus indígenas, se tendió a incorporar al mismo a hombres que “hubieran acreditado experiencia” en el otro lado de la ley. Los Blandengues tuvieron importante actuación militar en el período de las luchas de la independenci, eran inicialmente milicias criollas de caballería del Río de la Plata, donde se hacía permanentemente frente a los indígenas de la Pampa y del Chaco, así como a las incursiones de los portugueses en la región de la Banda Oriental (actual Uruguay y partes de Río Grande del Sur en el Brasil).
1754: Alcalde de barrio El aumento de delitos varios, en especial el
contrabando, impulsa al gobernador Salcedo en 1734, a dividir la ciudad en 8 barrios y el Cabildo nombrara un diputado. El 21 de mayo de 1772, elevar el número de barrios a dieciséis y nombrar en cada uno a vecinos destacados con el cargo de comisionados. Ellos debieron fiscalizar horarios de negocios, velar el aseo de calles y baldíos, expedir pasaportes y licencias de mendigos, patrullar las calles acompañados de vecinos, perseguir vagos y delincuentes, controlar pesas y medidas e intervenir en las construcciones de fincas, tapias y cercos de ladrillos en los huecos. La función de diputado de policía fue ins- taurada por el Cabildo el 23 de diciembre de 1788. En un principio tenían so- lamente atribuciones edilicias; debían acompañarse de un alarife para medir y señalar los terrenos sobre los que se construirían edificios. A partir de 1791 comenzaron a llamarse diputados de policía agregando a sus funciones el arreglo, limpieza, empedrado e iluminación de calles, ordenamiento del trán- sito, realización de obras públicas y cobro de impuestos. También atendían el mantenimiento del orden público, tarea que se fue acentuando progresiva- mente, con lo que los alcaldes de barrio y los alcaldes de hermandad queda- ron bajo su autoridad. El cargo de intendente de policía fue creado por el virrey Avilés el 1° de agos- to de 1799, También en 1799 se organizó la partida celadora, puesta a las ór- denes del regidor diputado de policía e integrada por 35 hombres que aten- dían la seguridad y vigilancia en la ciudad.
1791: Rigidor diputado de policia con funciones varias municipales y
subsidiariamente encargado de “el orden”, luego le subordinaron los Alcaldes de Barrio y Hermandad. Se suspendió el cargo en 1812 y desapareció en 1821.
Primer gobierno patrio
Después de la Revolución de Mayo, la partida celadora fue confirmada por la Junta Provisional Gubernativa, aunque con una reducción de fuerzas a 16 soldados. Los restantes fueron incorporados al ejército patriota. Y a fin de consolidar la nueva situación, el flamante gobierno renovó a los alcaldes de barrio con fecha 7 de agosto de 1810. Tuvieron como misión principal, con- feccionar un registro de vecinos, denunciar armas y formar rondas nocturnas. Para ayudar en esas tareas fueron nombrados tenientes de alcalde de barrio a razón de uno por manzana, bajo la autoridad de los anteriores. Los vaivenes de la política de esos momentos hizo necesario tomar otras de- cisiones. Así, el 20 de enero de 1811, la Junta Grande dio a luz una Comisión de Seguridad Pública con el único objeto de “velar incesantemente, indagar, pesquisar la conducta de los que formasen congregaciones nocturnas o se- cretas, sembrasen ideas subversivas de la opinión general sobre la conducta y legitimidad del actual gobierno, o sedujesen a los oficiales, soldados y ciu- dadanos de cualquier clase”.