Está en la página 1de 3

El Tarot, un puente para re-conectar

con tu esencia
Artículo escrito por María Reina y Andrés Martín para la revista Espacio Humano nº 205. Abril 2016

Seguro que si salimos a la calle y nos paramos a preguntar a las


personas que caminan qué es lo que esperan de la vida, gran parte de
ellas responderán: ser feliz.
Para cada cual la felicidad es algo distinto. Para unos tener dinero, un
trabajo estable o estatus social, serán aspectos importantes para
sentirse felices. Otros por el contrario, dan más prioridad a la salud y
dedican tiempo y esfuerzo para mantener una vida saludable, familia,
amigos, etc. Sin embargo, aún consiguiendo esos objetivos, muchas
personas no se sienten felices en sus vidas.

Hasta aproximadamente los tres años de edad, podríamos decir que


somos auténticos y espontáneos, y lo que sucede después es que
vamos enterrando todo aquello que no nos gusta de nosotros para
agradar a nuestros padres, después agradar a nuestros maestros y
educadores y en definitiva posiblemente, intentar agradar al mundo
que nos rodea para ser aceptados y formar parte de la comunidad,
definiendo poco a poco lo que está bien, lo que está mal y creando una
escala de valores y una moral.

Nos acostumbramos a rechazar, negar u ocultar, aquellas partes de


nosotros mismos que no consideramos “dignas” o que nos causan
vergüenza. Y entre tanto, llega un momento en nuestra vida en el que
nos sentimos perdidos. No nos sentimos plenos ni en armonía, incluso
habiendo alcanzado todas las metas que nos hemos propuesto, nos
falta algo. Nos sentimos incompletos, tristes, desdichados. Hemos
diseñado unas expectativas de vida, unas metas forjadas desde el
pensamiento, olvidando quiénes somos realmente y qué necesitamos,
luchamos durante tanto tiempo y con tanto ahínco para ocultar y
evitar nuestras sombras, que terminamos apagando nuestra luz.

Nos olvidamos de ser personas, nos olvidamos de nosotros mismos y


por ende nos olvidamos de nuestra felicidad. Miramos fuera buscando
la respuesta y no nos paramos a escucharnos.

Nuestra falsa felicidad

Entonces ¿cuál es el motivo por el que una persona, cuando consigue


lo que pensaba que necesitaba para ser feliz no lo es? La propia
pregunta contiene la respuesta: pensaba.

Tal vez el que necesite dinero para ser feliz, su falsa felicidad sea huir
del miedo a no tenerlo, el que necesita el reconocimiento tenga su
falsa felicidad en huir del miedo a no sentirse aceptado por los demás y
el que se obsesione con una vida saludable esté intentando huir de la
muerte. Ninguno se ha enfrentado a su miedo, no lo ha “masticado y
digerido” y se ha preguntado después qué necesita para sentirse feliz.

Sentirse feliz y no pensar cómo serlo, ya aquí tenemos una gran


diferencia. Y ahora es cuando toca preguntar, ¿crees que tu idea
de felicidad después de leer estas líneas es una falsa felicidad?, si no te
sientes ahora feliz ¿es porque no tienes lo que piensas que necesitas o
porque no tienes lo que sientes que necesitas? ¿te has parado a
reconocer lo que sientes que necesitas para ser feliz?. A partir de aquí
es cuando empezamos a enfocar la atención en nosotros mismos y a
dejar un poco de lado el exterior.

En busca de la autenticidad

Ahora podemos empezar a descubrir quiénes somos, comenzamos a


conectar con nuestra esencia.

No es nada fácil, se trata de un arduo trabajo que consiste en


“desenmascarar” el guión que hemos escrito y que interpretamos en
nuestra vida, para ver lo que realmente somos y conocer lo que
realmente necesitamos.

Algo importante en este punto es que fluyan todas aquellas partes de


nosotros que hemos alienado o bloqueado, solo de este modo podemos
dar paso a la autenticidad y a nuestro verdadero ser.

Llegar hasta aquí requiere esfuerzo, constancia y sobre todo


enfrentarse al dolor y a todo aquello que no nos gusta de nosotros
mismos. Y uno de los principales problemas al que nos enfrentamos en
nuestro camino de autodescubrimiento es justamente el dolor.
Nuestra mente es tan sabia y a la vez tan traicionera que va a hacer
todo lo posible para que no tengas que enfrentarte a ese dolor. Y te va
a engañar negando, proyectando o utilizando cualquier resistencia que
sea necesaria para evitar que seas consciente y sufrir.

Un compañero que nos ayudará en nuestro propio camino


de autodescubrimiento: el Tarot

En este punto, nos gustaría hablar sobre una herramienta que puede
ayudarte a descubrir qué papel estás interpretando en tu vida y así
destapar e integrar aquello que rechazas de ti mismo. Una
herramiemta que, en definitiva, te ayudará a re-descubrirte y a
conectar con tu esencia: el Tarot.
Si no lo conoces lo suficiente te estarás preguntando en este momento
¿cómo un mazo de cartas puede ayudarme a encontrar mi
autenticidad?.

Resulta que el Tarot es un libro, una historia en imágenes que cuenta el


proceso de autodescubrimiento y evolución de un ser humano desde
que nace hasta que llega a su autenticidad y plenitud. Una historia que
detalla las fases por las que pasamos hasta descubrir nuestra esencia.
Los arcanos del Tarot narran el viaje del héroe.

Cada imagen o cada arcano está compuesto de una simbología


concreta que tiene la capacidad de penetrar en tu inconsciente y
provocar distintas reacciones.

Dependiendo de cuales sean éstas, podremos descubrir en qué


momento nos encontramos estancados en la fase actual, y qué
conflictos internos no nos permiten continuar con nuestra evolución
personal y espiritual.

Trabajar con estos arcanos y con su esencia, es realmente trabajar con


nuestra propia esencia. Entonces el Tarot se transforma en una
herramienta neutral que nos ayuda a hacer consciente aquellas partes
de nosotros que están bloqueadas, permitiéndonos trabajarlas e
integrarlas, ayudándonos a conocer aspectos de nuestra personalidad
que teníamos tan enterrados y que incluso nos costaría identificar
como propios.

Precisamente en esto consiste el autodescubrimiento, que no es más


que el resultado inequívoco de la búsqueda y el encuentro con nuestra
autenticidad.

En este sentido, el Tarot te brinda una llave hacia tu inconsciente, al


interior de tu ser, que puedes utilizar cuando la necesites como puente
para llegar a ti, para escucharte y sentirte sin ruidos, sin
condicionantes externos, sencillamente vibrando con tu propia esencia
para guiarte y ayudarte a re-descubrirte.

Al final, la verdadera fórmula de la felicidad existe en cada uno de


nosotros, solo que estamos tan ocupados y distraídos con el ruido
exterior que no somos capaces de verla. Por eso, en muchos casos,
tener unos sabios amigos que nos acompañen en este camino re-
descubrimiento puede ser clave.

También podría gustarte