Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción
Presentación: Historia de la formación de la sociedad en Occidente.
Cuatro pilares:
1. Social: estructura social
2. Político: fenómenos de poder
3. Economía: esfera de producción, distribución, apropiación de beneficios
4. Mentalidades: cultura, cosmovisión, visión del futuro, importante a la hora de pensar cómo se construye un orden
social determinado.
Base: cultura greco-romana. Fin del Imperio Romano y la construcción de la sociedad feudal:
Ruralización socioeconómica de lo que había sido un Imperio integrado por diferentes naciones.
Crisis del comercio y autoabastecimiento.
Sociedad estamental de triple casta: los que trabajan, los que oran y los que hacen la guerra.
Relaciones feudales y fragmentación.
Estado absolutista como una fuerte base de los estados que se construyen posteriormente en Occidente, con nuevas
instituciones:
Ejército permanente
Burocracia
Sistema de impuestos
Diplomacia
Siglo de las revoluciones burguesas:
francesa (liquida el antiguo régimen y emerge el proyecto de la ilustración, democracia, ciudadanía y derechos)
industrial (cambio de la estructura socioeconómica en el mundo actual, aparición de la sociedad moderna, de
consumo, nuevas clases como burguesía y proletariado)
El Corto siglo XX:
Crisis del imperialismo
WWI
Revolución Rusa
Crack del '29
Fascismos Europeos
WWII
Guerra Fría
Estado de Bienestar
Caída del socialismo (muro)
Objetivos:
- Comprender el desarrollo histórico, identificando la influencia de los contextos sociales, políticos, económicos,
culturales y tecnológicos.
- Acceder críticamente al conocimiento de los principales procesos de la Historia Universal Occidental, desde el
feudalismo a la sociedad contemporánea.
- Analizar e identificar la relación que existe entre las múltiples estructuras, facetas, causas, niveles, problemáticas y
articulaciones del hecho histórico.
- Comprender y aplicar conceptos y categorías teóricas básicas, al análisis socio histórico.
Módulo 1: Del feudalismo a la sociedad burguesa
UNIDAD 1
1.1. Historia y Sociología. Principales conceptos. La Historia Social.
Objetivo: Identificar los principales conceptos teóricos de Historia y Sociología. Biblio: Bianchi, Intro y Cap 1.1.
Historia a lo largo del tiempo:
narración de historia común en los
inicios de la historia oral, y en el
siglo XIX dio lugar a la necesidad
de legitimar el Estado nacional.
Uso político como justificación de
decisiones y uso educativo para
construir nacionalidad. Desde el
poder se recortan los recuerdos y
olvidos que legitimarán el orden
presente y constituirán el pasado
oficial. No se pone como
protagonistas a los verdaderos
constructores materiales del
pasado: los trabajadores de cada
modo de producción.
Este estilo histórico, cuyo
exponente fue Ranke,
profesionalizó el trabajo, aplicó el
método científico (fuentes,
archivos oficiales) y se preocupó por la difusión de la historia académica. Algunas características: la historia era el pasado
de la política, y la política es la historia del presente; se describían fielmente personas y acontecimientos (hombres de
poder), pero no estructuras y problemas; el tiempo era unidimensional, una extensa sucesión de hechos; el Estado era el
protagonista del relato. “Disciplina objetiva que exponía los hechos tal como sucedieron”.
Revolución historiográfica ’30-pos WWII. Escuela británica y Annales: contra la historia de los acontecimientos, la
metodología y la perspectiva del documento. Tres ídolos a derribar: político, individual y cronológico (Simiand). Se abre el
trabajo común con las ciencias sociales, principalmente la Sociología, hacia una historia social. Todo estudio del hombre se
convierte en un aliado del historiador. Se establece la relación entre el pasado social y las cuestiones del presente. Se pasa
de “lo nacional” a “lo social”, se complejiza el hecho histórico y se busca problematizarla, confrontando y analizando la
mayor cantidad de fenómenos de un modo interdisciplinario, en la búsqueda explicativa. Se empieza a hablar de Geografía
humana, Sociología religiosa, historia comparada, método regresivo (leer la historia hacia atrás), psicología histórica.
La historia de los cambios en la economía, la sociedad, el Estado, son de tal duración que en muchos casos son
imperceptibles para los contemporáneos. (Braudel, segunda etapa de Annales, 1947).
Historia de las mentalidades: se mantiene la interdisciplinariedad, la historia problema y la concepción globalizante.
Agregan la utilización del método cuantitativo aplicado al estudio de la cultura y retoman la historia política y el género
narrativo (relato descriptivo y contextual, intentando responder cómo y por qué, buscando nuevas fuentes). El hombre y
su ambiente, sus actividades creadoras, centralizan la búsqueda y el análisis.
Febvre: la historia es el estudio científicamente elaborado de las diversas actividades y de las diversas creaciones de los
hombres de otros tiempos, captadas en su fecha, en el marco de sociedades extremadamente variadas. El objetivo no es
un fragmento de lo real, uno de los aspectos aislados de la actividad humana, sino el hombre mismo.
Durante la materia se analizarán específicamente los distintos niveles de la realidad histórica: el de las estructuras
socioeconómicas, el de los sujetos sociales y sus conflictos, el de los procesos políticos, el de las mentalidades e ideologías.
El estudio del fenómeno económico de la sociedad constituye un punto de partida indispensable, pero no se puede
reducir el estudio de las jerarquías sociales a la base económica sin tener en cuenta otros elementos como la distribución
del poder y la configuración de las mentalidades.
Dentro del nivel de sociedad se analiza la división de la misma (en clases sociales según Marx, estratificada según Weber y
el funcionalismo) y se estudian los movimientos sociales, indisoluble muchas veces del nivel de la política. Según Rude, se
estudia el momento histórico, la composición de la masa y el blanco del ataque para responder a ¿quiénes? Para luego
rastrear las ideas subyacentes debajo de la acción, los objetivos a largo plazo y la línea entre motivaciones
socioeconómicas y políticas.
El estudio de las mentalidades implicó cambios hacia lo colectivo y la evolución dinámica y paulatina de las mentalidades
(Braudel: “cárceles de larga duración”.) Se deben reconstruir las herramientas mentales propias de los grupos sociales
(lenguaje, propagación de ideas, etc.) y cómo se forman y perpetúan (educación, información, representaciones
colectivas). Entre otras cuestiones, se destaca el desplazamiento del centro de interés de los historiadores desde lo
individual a lo colectivo.
La nobleza feudal
Pasaje de esclavo a siervo y necesidad del campesino libre de tener protección militar. La cercanía al Rey en parentesco,
junto con la Iglesia, conforman la nobleza. El monarca les delega derechos y prerrogativas, reforzando su poder y
presionando más al campesino libre.
La iglesia
Las miserables condiciones de vida precisaban de un imaginario y orden ideológico aceptable. Se instaura la idea de una
sociedad estática. La Iglesia no sólo tiene poder sobre las almas, sino que se convierte en nobleza, sumando el pago de
diezmos e indulgencias. La Paz de Dios (concilio de Puy en 987) establece pautas de comportamiento, dicta normas para la
guerra y la excomunión, la expulsión y la negación de sepultura cristiana se utilizan para establecer la Tregua de Dios. Su
principal instrumento es el monopolio de la Palabra de Dios. El feudalismo es un orden económico social cuya expresión es
el feudo, el señorío. Las principales instituciones emanan de las relaciones feudo-vasalláticas, cuyo sustento ideológico
está mediado por el accionar de la Iglesia.
1.8. La crisis del siglo XIV. El Feudalismo en crisis y origen del Capitalismo
(Rodney Hilton) El estancamiento de la productividad y la incapacidad de costear el gasto no productivo de las clases
dirigentes fueron las razones fundamentales de la crisis de la sociedad feudal: un sector muy limitado de la economía,
producción basada en la unidad familiar y una estructura social y estilo de vida que no permitían la acumulación para
inversión en la ampliación de la producción; todo esto haciendo imposible el crecimiento demográfico, además causado
por las grandes catástrofes pos siglo XIV (hambre, peste negra bubónica, pulmonar y septicémica y guerra).
La crisis del feudalismo (Bianchi 1.4.1)
Luego de la expansión, a finales del s. XIII se registró un estancamiento. Frenaron las roturaciones y la pequeña edad de
hielo no ayudó a la fertilidad del suelo, donde las técnicas no lograban salvar ciertos obstáculos. Las manufacturas
sufrieron dificultades, y no se implementaban nuevas técnicas para evitar la sobreproducción y caída de precios.
La reducción comercial se vinculó con que se hacían menos viajes y las ferias entraban en decadencia, al tiempo que la
moneda escaseaba. Los monarcas querían levantar sus reinos y tenían necesidad de dinero (para ejércitos y burocracia)
por lo que recurrieron a préstamos, lo cual devino en una crisis bancaria, y a acuñar monedas, lo que produjo devaluación
e inseguridad en las transacciones comerciales.
Entrado el s. XIV, la disminución de la superficie cultivada demostró la fragilidad de la economía. Comenzando entre 1313
y 1317 (“veranos podridos”), el ciclo carestía-hambruna-epidemia se reproducía, por la huida y mortandad de los
campesinos, a lo que se sumaban los efectos de la guerra (Guerra de los Cien Años, Inglaterra y Francia entre 1339 y 1453;
Guerra de las Dos Rosas en Inglaterra). La Peste Negra llegó en 1348 a Italia y Francia, en 1349 a Alemania e Inglaterra, y
en 1350 a los países escandinavos, eliminando un tercio de la población, que se pudo recuperar recién en el siglo XVI.
Sin embargo, la crisis del s. XIV fue fundamentalmente social: la crisis de las estructuras feudales. La infantería y la
arquería adquirieron mayor peso en las tácticas militares; el poder de la nobleza se vio debilitado (las rentas disminuyeron
por la huída de los campesinos) a pesar del refuerzo de la servidumbre; las tierras abandonadas fueron escenario de
producción de lana y ocupación de campesinos para mejorar su situación. Surge una clase de medianos y pequeños
propietarios que se vinculaban directamente con el mercado, y aspiraban a alguna participación en la administración
política. Se iba conformando un mercado de mano de obra asalariada rural, disminuyendo la base del orden feudal: la
servidumbre. Comenzaban a desarrollarse las manufacturas domésticas rurales, aprovechando la tradición textil, que
continuaba en los talleres y corporaciones urbanas; se sumaron luego cuchillos, clavos y objetos de madera.
Hubo movimientos campesinos conflictivos, buscando su reacomodamiento en las ciudades y reclamando la falta de
consideración de los nobles, el desorden de la hacienda real, las fluctuaciones monetarias, y movimientos en contra del
poder político de las oligarquías urbanas. Un nuevo tipo de movimiento marcaba la crisis de las antiguas corporaciones: el
derecho al trabajo y los reclamos salariales. La protesta adquiría también lenguaje y formas religiosas. Usaban ideas de los
herejes que buscaban romper las estructuras clericales de su época, y condenaban a la Iglesia en una crítica religiosa que
se confundía con la crítica social. Aparecieron los flagelantes milenarios en 1349, que se preparaban para la “edad de oro”.
Estos movimientos demostraban el profundo impacto que la crisis producía sobre las mentalidades. La Peste Negra
transformó la imagen de Dios y de la muerte. Esto llevó a dos actitudes polarizadas: la idea de purificación, que alimentó
los movimientos heréticos, y la revalorización de los valores hedonistas. La literatura y los rituales satirizaban las prácticas
tradicionales, sin temor de la Iglesia, que activamente perseguía lo que fuera extremadamente pagano o lo que, después,
culminaría en Reforma.
Ciudades y monarquías
La expansión urbana quedó registrada en la construcción de nuevas murallas durante todo el s. XIV, para contener a los
nuevos barrios. Adentro, se imponía el orden burgués, buscando el decoro y la higiene. La crisis nobiliaria abrió las puertas
del comercio de la tierra a nuevos inversores urbanos, quienes explotaban los cultivos de manera indirecta. El dinero se
transformaba en la medida del poder. Continuaron las modificaciones sociales con la aparición de los juristas y los
condotieros (guerreros mercenarios). La profesionalización de la guerra, la aparición de sistemas fiscales para mantenerla,
la validación de la política y la administración como una ocupación sentó las bases del poder de los reyes y de la formación
de los nuevos Estados.
UNIDAD 2
2.1. Europa y la expansión del mundo. El siglo XVI
Objetivo: Relacionar expansión, economía e imperio. Biblio: Bianchi, Cap 2.1.
Se desató un estilo de vida más escandaloso y guerras locales y la de los Cien Años profundizaron el clima general de
terror e inseguridad desde mediados del siglo XIV hasta mediados del siglo XV. La experiencia de la crisis permitió conocer
mejor el funcionamiento del mercado, del crédito y las consecuencias de las acciones del poder político. A pesar de la
consolidación del poder burgués, la monarquía había fortalecido su centralización y jurisdicción luego de las guerras que
debilitaron a los nobles. La economía urbana quedó atrapada en la red de poder de las monarquías. Paulatinamente, la
población volvió a aumentar. La producción para la subsistencia dejó el paso al mercantilismo. La sociedad estamental se
convirtió en una diversificada. El sistema político fragmentado pasó a ser centralizado, reforzando las monarquías
nacionales.
2.2. España y Portugal. La
formación de los imperios
coloniales (Bianchi 2.1.1)
A fines del siglo XV hubo una reactivación
que dio comienzo a la expansión del siglo
XVI uniendo la tradición marinera y nueva
tecnología en navegación y astronomía. La
riqueza no se creaba, sino que se
acumulaba y ésta era una concepción
estática de la riqueza. El reemplazo de la
agricultura por la ganadería genera una
migración rural que se traduce en campos
abandonados, falta de mano de obra y
relajación de las costumbres en el campo,
y hacinamiento y falta de higiene en las
ciudades.
La economía europea se transformó en
una economía mundial, basada en metales
americanos, pimienta oriental y esclavos africanos. España y Portugal contaban con poderes monárquicos tempranamente
consolidados (por la guerra contra los musulmanes), dispuestos a apoyar proyectos de expansión desde su favorable
posición sobre el océano, para así “dividirse el mundo”. En 1488 Bartolomé Díaz llegó al sur de África (Cabo de Buena
Esperanza), en 1492, Colón a América, en 1498, Vasco de Gama a Calcuta, y entre 1519 y 1520, la expedición de
Magallanes realizó el primer viaje de circunnavegación. El imperio portugués controló el tráfico marítimo y costero,
mientras que el español conquistó territorios y poblaciones.
El absolutismo en el Este
La represión señorial aumentó en el siglo XVI, aniquilando las tradicionales libertades comunales del campesinado. Las
economías mixtas occidentales que combinan una cultura feudal semi monetarizada y postservil con enclaves de capitales
mercantil y manufacturero, carecían de fuerza. El comercio exterior representaba un porcentaje menor de la economía de
los países, por lo que no es posible ver al Este como una comunidad integrada al circuito de Europa Occidental con una
economía colonial. Las estructuras estatales estaban en relación política, no económica, ya que su forma de expansión era
la conquista y no el comercio.
El siglo XVII fue una época de caída de los precios y disminución de la población en la mayor parte de Europa. En el Este la
crisis y las guerras habían hecho decaer la mano de obra. En Rusia se puebla Siberia en busca de más libertades y
oportunidades. La función del Estado centralizado consistía en defender la posición de clase de la nobleza feudal contra
sus rivales del exterior y sus campesinos del interior, de allí la urgencia de una unidad política. En el Este no había venta de
cargos. No había una burguesía urbana que pudiera modificar el carácter del Estado absolutista, el cual no fue
atemperado por un sector mercantil. El mecanismo de una nobleza de servicio fue el correlato de la venta de cargos
occidentales.
La formación del mundo moderno. Capítulo II. Reforma religiosa y conflictos europeos
(Tenenti)
¿Por qué la Reforma?
Entre los s. XI y XIV, una fracción del clero se convencía de que el estilo de vida y función actuales de la Iglesia distaban de
los primitivos. (Cabe aclarar que la investigación histórica aún estaba por renacer.) Quienes llevaban las riendas de la
organización eclesiástica los persiguieron como herejes, pero las dos tendencias se afrontaron prolongadamente, y
paulatinamente, un creciente número de laicos tomaba partido por los clérigos que abogaban a favor de la reforma. El
ascendente de la Iglesia se imponía sobre el resto de la sociedad y ejercía un control absoluto sobre la cultura, el arte y la
instrucción. Los súbditos no disponían de los medios intelectuales o morales para orientarse por sí mismos o cuestionar el
estilo de vida y doctrina de los eclesiásticos.
El intento de los reformadores no consistía en privar a la Iglesia del ejercicio de estas funciones, sino en disciplinarlo y
someterlo a determinados criterios. Diversos movimientos divergentes se sucedieron en el tiempo, que la Iglesia controló
y la autoridad política ignoró, o apoyó la jerarquía eclesiástica. Se trataba de corregir la relajación de las costumbres de los
eclesiásticos, el escaso celo pastoral, la poca preparación del bajo clero, el parasitismo de las órdenes monásticas. John
Wyclif sostenía que los príncipes podían expropiar al clero, que las monjas no debían hacer voto de castidad, que las
indulgencias no debían practicarse, que no debía haber papa. Lentamente, se difundieron sus ideas hacia el continente
(Jerónimo de Praga, 1401). Durante el s. XV, los movimientos “hermanos de la vida en común” y “Devotio moderna”
llamaban a una experiencia religiosa personal basada en la lectura bíblica. El humanismo cristiano (Erasmo) buscó volver a
las fuentes originales de la inspiración cristiana.
Esta espiritualidad estaba reservada a las élites, puesto que el camino de disciplina interior era más arduo de recorrer que
el de las facilidades accesibles: limosnas, votos, indulgencias, etc. Además de estos factores, el determinante fue la nueva
concepción de Dios y de las relaciones del hombre con él, que había surgido precisamente a lo largo de dichos siglos.
Durante los siglos XIV y XV fue variando la percepción sobre la sublimidad de Dios, y pasó de ser un vértice metafísico a
una cúspide ética. Se contraponía un reconfortante Padre con un Dios severo, porque se quería refutar la facilidad de una
moral hecha a base de indulgencias e intercesiones, en nombre de otras cuyos ingredientes eran la severidad y el temblor.
Un tercer arquetipo identificaba a Dios con la naturaleza, de donde los hombres extraían sus cualidades y aptitudes para
hacer el bien.
Luteranismo y anabaptismo
La rápida sucesión de los acontecimientos sorprendió a las autoridades civiles y eclesiásticas. Los postulados de Lutero, de
los cuales no se retractaría, iban en contra de la doctrina de la Iglesia. Algunas condiciones favorables motivaron la
difusión y el éxito del luteranismo: el elector Federico de Sajonia redimió a Lutero de ser entregado al cardenal Cayetano,
argumentando que una universidad alemana debía primero juzgarlo herético después de un debate público. Cuando León
X lo excomulgó (1520), Lutero lanzó a las llamas la bula papal en presencia de estudiantes y profesores de Wittemberg. Un
año más tarde, la dieta de Worms lo expulsó del Imperio, pero el elector de Sajonia lo defendió en un lugar seguro. Tuvo
apoyo en el sentimiento nacional de los alemanes, y propaganda por medio de la imprenta, al igual que Giorlamo
Savonarola. Con su teoría de sacerdocio universal, había reconocido en sus seguidores el derecho a tratar estos problemas
religiosos y eclesiásticos, por lo que ellos dieron propagación a sus ideas. En los siguientes años, muchas ciudades
adoptaban el luteranismo, y con el tiempo, más príncipes y ciudades protestaron contra el edicto de Worms. En 1531, la
liga de Esmalcalda era la prueba de que la pequeña nobleza y muchas burguesías urbanas habían hallado en el
luteranismo perspectivas coincidentes con sus propios objetivos. Lutero no se limitó a problemas religiosos, pero tampoco
revolucionó la vida cultural del fiel. Muchas prácticas se mantuvieron igual, pero la consecuencia de la doctrina del
sacerdocio universal hizo que el clero ya no formara una casta aparte, permitía el matrimonio y abolía los conventos.
Sus innovaciones sugerían otras. El campesinado usó la alegación a la libertad interior del hombre para rebelarse ante los
abusos y gravámenes feudales o ante el vallado de las tierras comunales. Los predicadores radicales o “profetas de
Zwickau” dieron origen al movimiento de los anabaptistas. Luego de la captura de Müntzer (1525), recién diez años
después resurgió el movimiento en Westfalia, donde Leyden encabezó la instauración de la nueva Jerusalén (1534). Las
tropas episcopales tomaron la ciudad en 1535 y dispersaron a los exaltados.
Lutero entendió que las masas eran incapaces de asumir la responsabilidad de sus propios destinos espirituales. Era obvio
que en la situación alemana el luteranismo constituía para los príncipes un arma contra el emperador y los señores que
habían permanecido fieles al catolicismo. Para fortalecer el éxito de sus doctrinas, Lutero se inclinó por la ruptura de la
unidad confesional del mundo cristiano. Además de que el pontífice perdía prestigio y autoridad, la división revelaba que
el poder civil había adquirido preponderancia sobre el religioso. Los príncipes adoptaban una nueva religión pero exigían a
sus súbditos que les secundaran.
Primera difusión de la reforma
La difusión (reedición y reimpresión) de la edición alemana de la Biblia benefició al idioma nacional e influyó en la
enseñanza, que pasó de las manos de la Iglesia a las de los magistrados. Desaparecieron las órdenes monásticas, y las
colectividades luteranas desarrollaron un sentido cívico al hacerse cargo de los servicios de asistencia. Una larga lista de
reformadores intentaron organizar iglesias autónomas que respondieron a sus doctrinas sin faltar a la obediencia al poder
constituido. Poco a poco, Escandinavia adoptó el luteranismo. La victoria de Carlos V sobre los alemanes (1547) no logró
restablecer la situación, pero llevó a la división confesional (sancionada en 1555 por la paz de Augsburgo) entre la católica
Baviera occidental y el resto de las regiones protestantes.
Desde los tiempos de Wyclif los institutos eclesiásticos habían perdido prestigio, por lo que todo Inglaterra adoptó el
protestantismo. Enrique VIII (aunque se había opuesto a Lutero) solicitó en 1527 la anulación de su matrimonio con
Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena. La misma fue concedida por el arzobispo de Canterbury, Thomas
Cranmer, y esto llevó a la excomulgación de la realeza (1534). Él se declaró como jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra y
se aseguró el apoyo del estrato terrateniente vendiéndoles las posesiones de la Iglesia, aunque se mantuvieron algunas
prácticas católicas, y luego su política fue regresiva. Con Eduardo VI, se sucedieron las influencias luterana y calvinista, y
con María de Tudor el catolicismo volvió a implantarse y el Parlamento se reconcilió con Roma sin devolverle las tierras,
conduciendo a una persecución ante la cual el pueblo rechazó el catolicismo.
Erasmo, Zuinglio y Calvino
Las reformas del s. XVI se diferenciaron de las corrientes anteriores por el anticlericalismo y la importancia de la
autonomía individual opuesta a la disciplina dogmática. El éxito de las diversas reformas señaló el principio del ocaso del
monopolio cultural y civil ejercido por el cristianismo en la vida de Occidente. Mientras las iglesias se volvían a constituir,
se multiplicaban las sectas y pululaban los individuos que preferían permanecer al margen de la ortodoxia. La primera
Reforma dio lugar, por un lado, a la heterodoxa manifiesta y el libertinismo oculto, y por otro lado, a confesiones
rígidamente sometidas a una jerarquía clerical.
La “vía erasmiana” respondía a las exigencias de las minorías cultas, en busca de una mayor racionalidad y conciliación y
tolerancia. Lucero y Erasmo se enfrentaron en cuanto a la capacidad del hombre para colaborar con la gracia divina.
Erasmo quería permanecer en la Iglesia romana, pero Zuinglio, predicador de la catedral de Zurich, para quien la fe
liberaba al hombre de la necesidad de pecar y le permitía cumplir la voluntad de Dios. Puso en su lugar la eucaristía como
conmemoración y el bautismo como símbolo de pertenencia.
El calvinismo ahondó más en la predestinación. La gracia divina arrastra la voluntad humana y le confiere el don de
perseverar. Pertenecer a la comunidad de los creyentes era algo esencial, porque sólo a través de ella eran posibles la vida
y la sociedad, pero, recíprocamente, la iglesia debía ser organizada con el máximo rigor, tanto para asegurar la salvación
de sus miembros como para llevar a cabo la transformación del mundo. Calvino hizo de la confesión de fe el medio
esencial para regular la vida cotidiana civil y religiosa. Instituyó un verdadero sistema de enseñanza (1559) como modelo
para la formación de pastores. Lideró el protestantismo en Países Bajos, Escocia y Francia hacia mediados de siglo. Hacia
1960 el Parlamento escocés adoptó la confesión de fe redactada por Knox, tras la muerte de María de Lorena. Los Países
Bajos echaron raíces en el calvinismo y la doctrina que proclamaba el derecho de resistir a las autoridades fue decisiva en
su conflicto con España.
Los heterodoxos
La Reforma hizo que Europa admitiera el pluralismo religioso y tuviera que aceptar la tolerancia, incluso contemplando el
secularismo. Los nicodemistas y libertinos espirituales abundaron cuando estallaron violentas luchas confesionales, y
surgieron también corrientes de libre pensamiento y tendencias al racionalismo y a la tolerancia. A partir de 1530,
aumenta el número de quienes consideran las religiones como construcciones humanas, cuya función consiste en
mantener en sumisión y obediencia a los estratos inferiores de la sociedad. Libertad, razón y tolerancia eran valores que
seducían por su contraste con respecto a la ferocidad de las luchas religiosas y al dogmatismo renaciente.
Carlos V
En la Europa del s. XVI las fuerzas que se enfrentaban eran demasiado vigorosas para que un solo estado, por mucho que
fuera su poder, consiguiera someter a los demás, o siquiera encauzar y armonizar los destinos del continente. Los estados
europeos realizaban ahora una política sin ningún tipo de prejuicios, abierta a todas las alianzas que se consideraran
eficaces y ventajosas.
Con respecto a la herejía, en los Países Bajos organizó un sistema de vigilancia religiosa similar al de la Inquisición
española, persiguiendo principalmente a los anabaptistas. Intentó frenar la propagación del luteranismo en Alemania,
pero sólo se logró dividir Alemania en católicos y luteranos.
En Francia, Francisco I sostuvo a los príncipes protestantes adversarios del emperador, y se entendió con los turcos., pero
las hostilidades se reanudaron en 1536 hasta la muerte de ambos. Las hostilidades entre España, Italia y Francia se
mantuvieron por toda la década de 1550.
El imperio otomano, organizado para hacer la guerra santa, avanzaba a paso firme conquistando naciones cristianas
desprovistas de estrategia militar que estuviese a la altura. De los pueblos conquistados recogían tributos a cambio de
permitirles practicar el cristianismo, con lo cual seguían financiando la guerra. Los jóvenes eran deportados y entrenados
como jenízaros, la fuerza armada más disciplinada de la época. Hungría resistió, y el imperio otomano se redirigió hacia
Egipto y el norte de África, ocupada por piratas musulmanes. El sucesor de Selim, Solimán, reemprendió enérgicamente el
avance en los Balcanes. La expansión terrestre de Turquía se frenó, pero los éxitos navales continuaban, acentuados por el
éxito de Barbarroja en 1538 frente a Andrea Doria, donde participaban venecianos, españoles y el Papa. Durante dos
décadas, el Imperio Otomano impuso su superioridad en el mar sin encontrar resistencia.
Autoevaluación de lecturas
A fines del Feudalismo, existía un grupo social extraño al orden tradicional; estaban fuera del modelo de los tres órdenes y por ende no
1.
tenían una existencia reconocida ¿de quiénes hablamos?
Los artesanos
Los burgueses
Los monjes
Los navegantes
Los guerreros
Score: 10 of 10
En el orden feudal la transformación más importante es la delegación que hace el rey de parte de sus derechos y prerrogativas; esto es
2.
notable a partir del ...
Siglo I
Siglo IV
Siglo V
Siglo II
Siglo
VII
Score: 10 of 10
3. Si se pregunta sobre el origen y situación del siervo medieval, ¿Cuáles son sus antecedentes?…
El campesinado occidental
El campesinado oriental
El campesinado germánico
El campesinado romano
4. Hablando de los tres legados en la Sociedad Feudal, ¿en cuál tradición era más fuerte la libertad jurídica?
En la cristiana
En la occidental
En la germánica
En la romana
En la oriental
Score: 10 of 10
5. ¿En qué siglo asoló a Europa una terrible epidemia, que se conoce en la literatura histórica como la "peste negra"?
Siglo
XIV
Siglo III
Siglo
XVII
Siglo V
Siglo X
Score: 10 of 10
En Inglaterra, los intentos de implantar una monarquía absoluta durante los reinados de Jacobo I y de Carlos I, provocaron
6.
una agitación social que desembocó en…
La Guerra civil
El triunfo de la Iglesia
La derrota de la burguesía
Score: 10 of 10
Para Lutero, la venta de indulgencias era una estafa y un engaño a los creyentes con respecto a la salvación de sus almas. En 1517, Lutero
7.
clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis; esto fue considerado como el comienzo de…
La rebelión de los príncipes
La reforma protestante
La Contrarreforma
Score: 10 of 10
8. Según la concepción de San Agustín, a la ciudad terrestre se le oponía otra entidad ¿Cuál?
La ciudad eclesiástica
La ciudad angelical
La ciudad feudal
La ciudad purgatorio
La ciudad de Dios
Score: 10 of 10
Durante el siglo XI aparecieron importantes núcleos que controlaban el comercio de telas, pieles, sal y maderas duras que se extendía por
9. el Báltico, el Mar del Norte y el Atlántico. Incluso estas ciudades formalizaron sus relaciones para proteger la navegación, unificar los
esfuerzos y llegar a acuerdos comerciales. Así surgió esa liga de ciudades conocida como…
La liga Hanseática
La liga de Brujas
La liga de Amberes
Score: 10 of 10
10. El principal intento reformador y re fundador del imperio romano ante la crisis es llevado a cabo por…
Diocleciano
Vespasiano
César Augusto
Constantino
Marcos Aurelio
Score: 0 of 10
Industria e imperio. Una historia económica de Gran Bretaña desde 1750. El origen de la
Revolución Industrial (Hobsbawn)
La Revolución Industrial no es simplemente una aceleración del crecimiento económico, sino determinada y conseguida
por la transformación económica y social, la cual se produjo en una economía capitalista y a través de ella. La revolución
industrial fue la primera de la historia, pero la inglesa fue precedida por 200 años de constante desarrollo económico:
Inglaterra entró preparada en la industrialización. Pertenecía a una economía mundial de los estados marítimos europeos
y a una red más extensa con zonas avanzadas, zonas de potencial industrialización, áreas de economía dependiente y
economías extranjeras marginales no relacionadas sustancialmente con Europa.
Para explicar por qué la Revolución Industrial tuvo lugar en Gran Bretaña, y por qué en el siglo XVIII, no alcanzan los
factores climáticos, la geografía, la distribución de los recursos naturales, ya que no actúan independientemente, sino sólo
dentro de una determinada estructura económica, social e institucional. El hecho de que Inglaterra fuera una isla presentó
la ventaja de que el transporte marítimo era la opción más económica ante tal volumen de producción. Los movimientos
de población pueden explicarse por factores exógenos. La Ilustración y la Reforma no coinciden exactamente con dar la
industrialización como resultado. Los factores políticos no la explican tampoco, ya que los gobiernos británicos desde 1660
habían resuelto perseguir el beneficio, y sin embargo, la Revolución llego más de un siglo después.
Las principales condiciones previas para la industrialización ya estaban presentes en la Inglaterra del s. XVIII: no era un país
subdesarrollado. La agricultura ya no era de subsistencia, por lo que el campesinado fácilmente se podía trasladar a
actividades industriales. Su sector manufacturero y aparato comercial estaban muy desarrollados, y el capital acumulado
en manos de quienes buscaban la rentabilidad, permitía grandes inversiones en maquinaria. Las comunicaciones y el
transporte eran relativamente fáciles y baratos, por la proximidad de todo el territorio con mar y canales. El desarrollo
industrial estaba dentro de las capacidades de una multiplicidad de pequeños empresarios y artesanos cualificados
tradicionales que podían arrancar a pequeña escala con instrumentos sencillos.
La clave reside en las relaciones entre la obtención de beneficios y las innovaciones tecnológicas: los productores se verían
más tentados a invertir si percibían que el mercado estaría dispuesto a comprar. En los países no industrializados, se
seguía con el modelo de producir pocos objetos de lujo para los más ricos, en vez de producir en serie para los más
pobres, lo cual es un resultado de una mentalidad industrializada.
En Gran Bretaña, el mercado interno, el externo y el gobierno presentaron las condiciones favorables para la revolución.
El mercado interno podía crecer de cuatro maneras: aumento de población, paso de ingresos no monetarios a monetarios,
incremento de la renta per capita, y que los nuevos productos sustituyeran las antiguas manufacturas o las importaciones.
La población creció paulatinamente, pero esto no se debió a las migraciones. El cambio de la planificación familiar se pudo
deber a mejoras en las condiciones de vida, disminución de la mortalidad infantil y demanda del trabajo infantil. Pero la
mano de obra barata puede retardar la industrialización. Si en este caso una fuerza de trabajo en aumento coadyuvó al
desarrollo, fue porque la economía ya era dinámica. La población siguió creciendo en todo Europa, pero la
industrialización no. Los productores buscaban abaratar el costo del transporte. Las industrias alimenticias y textiles
disponían de un amplio mercado. La alimenticia tenía menos competidores del exterior, y fue el escenario para muchos
avances tecnológicos. El carbón y el hierro se desarrollaron incluso antes de la revolución. El mercado interior, entonces,
promovió el crecimiento económico y fue amortiguador de las fluctuaciones de las industrias de exportación.
Las industrias para exportación eran muy fluctuantes y se extendieron más y más rápido que las de los mercados
interiores. La demanda interior creía, pero la exterior se multiplicaba. El algodón fue la primera manufactura que se
industrializó, vinculada al comercio ultramarino por importar su materia prima y venderse mayormente en el exterior. El
mercado exterior se creaba controlando los mercados de exportación de otros países y destruyendo la competencia
interior dentro de otros (guerra y colonización).
A diferencia de algunos, Inglaterra estuvo dispuesta a subordinar toda la política exterior a sus fines económicos. Sus
objetivos bélicos eran comerciales (navales). La guerra desmantelaba competidores europeos y aumentaba las
exportaciones (no así la paz). La misma guerra era el mayor consumidor de hierro. Cambió el tipo de mercancías
comerciadas: pasando de oro y especias a alimentos, y de pieles a cereales y madera. Se expandió el tráfico de esclavos
hacia las colinas. Aumentó la población en los imperios, aumentando el tamaño de sus economías. Los países europeos
también mejoraron su manufactura.
[Bianchi] La economía agraria inglesa se encontraba transformada, preparada para cumplir funciones básicas en un
proceso de industrialización: se aumentó la productividad y se pudo alimentar a mayor población no agraria. La
reestructuración social y migración urbana creó potencial mano de obra industrial consumidora. El mercado exterior
terminó funcionando con la misma dinámica. La “gloriosa revolución” de 1688 limitaba la monarquía por el Parlamento,
integrado por las Cámaras de Lores y Comunes, por lo que el gobierno fue el tercer jugador clave.
La tecnología era sencilla, y la energía provenía de la máquina de vapor y del agua. Abundaba la innovación científica en
cuestiones prácticas, que se caracterizaba por un racionalismo riguroso. Alargaron la jornada laboral iluminando las
fábricas con gas. La primera etapa de la revolución fue primitiva técnicamente, porque la genialidad estuvo en la
practicidad del uso de la tecnología y aprovechamiento del mercado, más que en la sofisticación de las invenciones. La
sociedad quedó dividida entre empresarios y obreros, y los tiempos de crisis y fluctuaciones, llevaban a estos últimos a la
indigencia. Los obreros perdían su independencia al trabajar para las fábricas. La captación era más fácil entre mujeres y
niños.
El hierro tuvo que afrontar dificultades mayores. La guerra (la flota) era un mercado intermitente, en cuyas depresiones se
intentaba buscar nuevos usos para el metal. El ahorro de combustible era un incentivo permanente para la mejora
técnica. Tres importantes invenciones aumentaron su capacidad: la fundición de hierro con carbón de coque y no vegetal,
las invenciones del pudelaje y laminado, y el horno con inyección de aire caliente. El hierro sirvió de estimulante para las
industrias que lo consumían, el carbón, la máquina de vapor y el transporte. Pero diferente de las industrias de productos
de consumo (algodón) que poseen un mercado masivo incluso en las economías preindustriales, las industrias de
productos básicos sólo adquieren un mercado en economías ya industrializadas o en vías de industrialización: la era del
ferrocarril triplicó la producción de carbón y hierro, y creó virtualmente una industria del acero, hacia 1850.
En el resto de las industrias, el sistema siguió siendo tradicional, incorporando de a poco los nuevos materiales, pero los
artesanos especializados se convirtieron en obreros explotados.
La crisis de esta primera fase en 1830-1840 no debe subestimarse, ya que, en su momento, podría haber sido el fracaso de
la industrialización. El descontento social no tuvo precedentes, se levantaron movimientos sociales revolucionarios de
todo tipo y la Ley de Reforma de 1832 refleja la crisis política. La pobreza y el hambre fueron un factor para las dificultades
económicas del capitalismo, ya que limitó la expansión del mercado interno para los productos británicos.
La industria del algodón carecía de capacidad directa para estimular el desarrollo de las industrias pesadas de base. Las
demandas militares disminuyeron a partir de 1815 y tampoco eran suficientes para demandar hierro. El crecimiento de las
ciudades generaba un constante aumento de la demanda doméstica de carbón, extendiendo la explotación de las minas a
una producción suficientemente amplia como para estimular el invento que transformó radicalmente la industria: el
ferrocarril. Sus costos altos se encontraron con una generación de capitalistas acaudalados y esto favoreció la inversión y
generó nuevas fuentes de empleo. En síntesis, el ferrocarril fue la solución para la crisis de la primera fase de la industria
capitalista.
Fases de la industrialización
La fase de los antecedentes se caracterizó por una economía de subsistencia, con predominio de la agricultura, y se
desarrolló hasta el siglo XVIII. La segunda fase (iniciada entre 1760/80-1820), presentó una economía industrializada
(primera Revolución Industrial). La tercera fase (hasta mediados del siglo XIX) fue un período de progreso y dificultades. La
cuarta fase (1850-1870) supuso la consagración de la economía capitalista y la industrialización. En 1873 la depresión
inició una nueva fase que finalizaría con la segunda Revolución Industrial.
La revolución en los medios de transporte potenció la Revolución. Las etapas de crecimiento económico de Rostow
representan los ciclos de la Revolución:
1. Sociedad tradicional: estancamiento económico; mayor crecimiento demográfico que económico
2. Condiciones previas para el despegue: tasa de inversión de entre el 5% y 10% de la renta nacional,
creación de un sector de la industria de transformación, aparato político que impulse la expansión
3. Despegue: entre 20 y 30 años, crecimiento irreversible y auto sostenido
4. Hacia la madurez: aparición de nuevas industrias de alto nivel tecnológico
5. Basada en el consumo de masas; aumento sustancial del nivel de vida de la mayoría de la población
Siete grandes transformaciones de la Revolución Industrial
1. Aplicación amplia y sistemática de la ciencia y tecnología al proceso de producción
2. Especialización económica en la producción
3. Emigración urbana
4. Ampliación de las relaciones de trabajo (fábrica)
5. Especialización y desplazamiento de la mano de obra desde la producción de bienes primarios a la de bienes
manufacturados y servicios
6. Uso extensivo e intensivo de los recursos de capital para sustituir y complementar el trabajo del hombre
7. Aparición de nuevas clases sociales definidas por su relación con los medios de producción: burguesía industrial y
proletariado
La base de la Revolución fue la fábrica con la maquinaria a vapor, donde se producían bienes mecánicamente para ser
vendidos al mercado de demanda, apoyada en las innovaciones organizativas, la introducción de nuevas fuentes
energéticas y la ampliación de las oportunidades comerciales (materias primas y ventas).
Las consecuencias económicas fueron el inmenso y rápido incremento de la producción industrial, el descenso de sus
precios y la reducción del tiempo de producción.
Con respecto a los orígenes, algunos coinciden en 1769, cuando surge la máquina a vapor de James Watt y finaliza un
largo período de expansión al tiempo que descienden los precios del vino y del grano, disminuyendo la renta agrícola y
paralizando la industria. De allí y hasta 1789 se da la gran mutación del siglo XVIII.
La ampliación de la oferta de las
técnicas de producción afectó a la
agricultura, al mundo del trabajo y
a las formas de acumulación de
capital. La revolución agrícola era
necesaria para suministrar
alimentos a una sociedad en
constante crecimiento,
proporcionando abundante mano
de obra campesina a la industria. El
cercado de los campos marca el
inicio del sistema individualista y
permite usos más rentables del
suelo: acto violento desde el
marxismo, fin de las revueltas
campesinas desde otros puntos de
vista. Se dan la rotación de suelos y
la utilización del trébol (aumento de
forraje y fijación de nitrógeno en la
atmósfera, devolviendo fertilidad al
suelo).
La máquina de vapor
No era un invento totalmente nuevo (Herón – turbina de vapor en Egipto). En 1769 Watt añadió un condensador y en
1787 un regulador centrífugo. Fue la pieza fundamental del desarrollo industrial y agrícola. En 1803 surgen la locomotora
de vapor y el vehículo anfibio de vapor. En 1807 ya había barcos de vapor. La impresión de periódicos a vapor fue a partir
de 1814. En 1815 aparecen las segadoras de vapor y su uso se extiende ya a todo tipo de industrias.
Los sectores de la industria que explotaron estas máquinas fueron el sector textil, la industria del algodón y el sector de los
transportes.
La industria siderúrgica
Aunque el hierro ya se utilizaba, la novedad del coque para su fabricación (Darby, 1709) potenció a Inglaterra. La
utilización del vapor, del carbón y del hierro conduciría al comienzo de la era del ferrocarril.
El liberalismo, que logró su mayor madurez en Gran Bretaña, era el sistema ideológico que más se ajustaba a las
actividades y objetivos de las nuevas burguesías. El Estado debía limitarse a proteger los derechos de los individuos.
El rechazo al racionalismo analítico y la exaltación de la “intuición” y de las viejas tradiciones medievales son las
principales características del romanticismo, constituyendo en Francia un movimiento contrarrevolucionario. Era el
desafiante rechazo a todo lo que limitase el libre albedrío de los individuos.
El nacionalismo comenzó más como un sentimiento de pertenencia. Luego, se consideraba que el Estado debía coincidir
con fronteras étnicas y lingüísticas.
Luis Felipe de Orleans fue el rey burgués: juró la constitución y recibió su titularidad no por designio divino ni por herencia,
sino de la voluntad de los representantes del pueblo en ejercicio pleno de la soberanía nacional. Inglaterra logró una
reforma electoral en 1832. Las diferencias económicas, religiosas y culturales entre Holanda y Bélgica impulsaron la
revolución de esta última: un Congreso constituyente convocado en Bruselas eligió a Leopoldo de Sajonia-Coburgo, su
primer monarca (el segundo rey en recibir sus poderes de un parlamento nacional representativo). En septiembre del ’30
se levantaron motines en Alemania, en noviembre en Polonia y a principios del ’31, en Italia, pero todos los movimientos
fueron sofocados, debilitados por diferencias entre burgueses y proletarios.
Así, tras las revueltas de los años anteriores, la alta burguesía consigue hacerse con el poder e implanta en buena parte de
Europa su concepción política del Estado: monarquía constitucional, poder parlamentario, libertades individuales y
derecho al voto (restringido).
La economía de 1890-1914
Toda la economía global prosperó en los ’90. Los economistas lo explicaban con el descubrimiento del oro en Sudáfrica.
Hay una redistribución del poder y una iniciativa económica en el declive del Reino Unido y el progreso de USA y
Alemania, la “onda larga” de Kondratiev.
Schumpeter propone una fase descendente (agotamiento de beneficios económicos) y una fase ascendente (innovaciones
tecnológicas). El núcleo de países industriales o en proceso de industrialización eran una masa productiva y consumista
cada vez menos dependiente de las economías rurales tradicionales, beneficiados por la reducción de precios luego de la
depresión, la industria de la publicidad y la venta a plazos.
Rasgos principales de la economía mundial durante la era del imperio
Entre 1880 y 1913 se triplicó el comercio. Aunque la economía dejaba ser monocéntrica para ser pluralista, se mantenía
cierta dependencia de las inversiones y la flota británicas. Doble transformación: concentración del capital y retroceso del
mercado de libre competencia, por un lado, y el intento de racionalizar la producción y la gestión científicamente, por el
otro. El papel cada vez más importante del gobierno y del sector público era síntoma de retroceso del capitalismo de
libremercado de Smith. La democratización de la política llevó a tomar medidas de bienestar social y la rivalidad entre
Estados contribuyó al imperialismo y al nacimiento de la WWI.
Desaparecieron los beneficios inmediatos de la primera fase. Las masas de las clases trabajadoras y la población agraria se
unían en revueltas. Aparecieron partidos socialistas obreros organizados en una internacional marxista. Al contrario de
Alemania y EEUU, Inglaterra estaba demasiado comprometida con la tecnología y organización comercial de la primera
fase de la industrialización como para adentrarse en la senda de la nueva tecnología revolucionaria y la dirección industrial
que surgieron hacia 1890, por eso tuvo que ir hacia el imperialismo.
Otra consecuencia de la gran depresión fue la fusión de la empresa privada y el apoyo gubernamental. La política
internacional entró en una nueva dimensión: las guerras mundiales.
El imperialismo fue la más importante de las salidas para superar los problemas del capitalismo después de la gran
depresión. La necesidad de encontrar nuevos mercados y fuentes de aprovisionamiento pudo contribuir a impulsar
políticas expansionistas. Además, la polarización entre países ricos y pobres podía llevar a que los más avanzados
dominaran a los más atrasados.
Desde la teoría, el marxismo (Lenin) lo calificó como “La fase superior del capitalismo”. Hobson lo justifica como la
necesidad de buscar mercados exteriores en donde vender e invertir, pero como una anomalía que era necesario corregir
a través del aumento de la capacidad de consumo de los trabajdores. Hobsbawm señala que el 80% del comercio europeo
se realizó entre países desarrollados, por lo que la clave del fenómeno radica en las exigencias del desarrollo tecnológico:
petróleo, caucho, cobre, oro, diamantes, metales no férreos para las aleaciones de acero. Las minas abrieron el mundo al
imperialismo, justificando la construcción de ramales ferroviarios. El crecimiento del consumo de masas en países
metropolitanos aumentó la demanda de productos básicos y productos coloniales (frutos tropicales de grandes
plantaciones, segundo gran pilar del imperialismo).
Las grandes posibilidades no cambiaron significativamente las estructuras socioeconómicas de los países metropolitanos,
pero el resto del mundo quedó dividido en territorios coloniales o semicoloniales y fueron “occidentalizados”. La élite
colonial tuvo efectos paradójicos, siendo pioneros de la liberación colonial.
Anarquismo: destrucción del orden establecido (Estado). La oposición entre ellos y los socialistas marxistas disolvió la
Primera Internacional.
El socialismo marxista: a la cabeza en todos lados. La Socialdemócrata alemana jugó un papel principal. En 1890 adoptó un
programa que declaraba que la transformación de la propiedad privada de los medios en propiedad colectiva era la
condición necesaria para la liberación de toda la humanidad. Planteaba la preparación ideológica del proletariado para la
revolución socialista. Inspiró a los obreros de casi todos los países y fundó la Segunda Internacional Socialista. Engels había
reformulado la lucha de clases de Marx afirmando que la socialdemócrata alcanzaría la revolución socialista por la vía
parlamentaria legal. En Alemania, la posición evolucionista y la negativa al reformismo, conducía al inmovilismo. Rosa
Luxemburgo proponía el espontaneísimo para instaurar la dictadura del proletariado. Lenin impuso su estrategia
autoritaria, organizada y en Londres en 1903, ganó el bolcheviquismo.
El sindicalismo es una lucha de clases y no un sistema político elaborado. La huelga general era el aparato de empuje que
funcionaba como resistencia a la sociedad.
La Comuna de París
La Asociación Internacional de Trabajadores (Primera Internacional) nació (1864) con la intención de extender a escala
mundial la lucha contra el capitalismo. Se adhirieron la mayor parte de los sindicatos europeos y organizaron huelgas.
Pronto, se dividió en dos corrientes: Mark (industriales) y Bakunin (campo), por diferencias procedimentales, y se disolvió
en 1876 entre socialistas y anarquistas.
El 18 de marzo de 1871, la Guardia Nacional y los obreros se apoderaron de la capital, provocando la huida del Gobierno.
Inmediatamente y por sufragio universal, se eligió un Consejo General de la Comuna de París. Se realizaron algunas
reformas democráticas y sociales. Pero el Gobierno pronto retomó el control de la ciudad.
Primera crisis marroquí (1905-1906): Guillermo II (Alemania) desafío el dominio de Francia, precipitando la Conferencia
de Algeciras (1906) donde Alemania quedó aislada y Francia recibió el apoyo británico y reforzó la relación con Rusia. Y
para 1907 se firmó el acuerdo anglo ruso (Triple Entete).
Anexión austríaca de Bosnia-Herzegovina (1908): aunque Rusia lo cedió a Austria-Hungría (y no recibió apoyo de la Triple
Entete), Bulgaria se independizó de Turquía y veía a Rusia como protectora.
El incidente de Agadir en Marruecos (1911): Alemania daba manos libres a Francia en Marruecos a cambio de una parte
del Congo francés.
Las guerras balcánicas (1912-1913): concluyeron con el Tratado de Bucarest (1913): Turquía quedó reducida a la región en
torno a Estambul, Serbia se consolidó como el principal estado de la región, Austria-Hungría creía que sólo una guerra
prevendría un levantamiento general de los eslavos (encabezado por Serbia, apoyado por Rusia). Alemania apoyaría a su
aliado y Francia al suyo. En este ambiente de tensión, el 28/06/1914 el Archiduque Francisco Fernando fue asesinado en
Sarajevo (Bosnia) a manos de un activista de la organización nacionalista ‘La Mano Negra’.
Teleclase teórica
Capitalismo: Sistema socioeconómico basado en un mercado autorregulado por la oferta y la demanda. Se separa
propiedad y productor, existiendo un capitalista y un obrero jurídicamente libre que ofrece su mano de obra. El Estado no
interviene en la economía, sino que el hombre produce en base a su satisfacción individual y así beneficia al resto de la
sociedad. La burguesía es antagónica del proletariado. La burguesía se vuelve conservadora, nacionalista e imperialista.
El primer fascismo surgió en Milán en 1919. Los marxistas lo perciben como la dictadura del gran capital. También se la
puede percibir, al igual que el comunismo, como el totalitarismo. Fue un movimiento revolucionario-conservador,
inmediatamente posterior a la Gran Guerra. Un discurso antirracionalista articuló las aspiraciones difusas de las masas y
establecieron las “causas” concretas de los males: la guerra y el Tratado de Versalles. Fue una respuesta a la profunda
crisis europea del período de entreguerras. También fueron fascistas el régimen de Salazar en Portugal, la dictadura del
Primo de Rivera y el franquismo en España. Alemania e Italia representan el fascismo “clásico”.
Después de la guerra, se reconfiguró el mapa europeo y se repartieron algunas colonias, y se creó la Sociedad de las
Naciones, aunque varias potencias no estaban incluidas, por lo que carecía de verdadera representatividad. Estados
Unidos quedó confirmada como primera potencia mundial.
El caso italiano
“Italia había ganado la guerra, pero perdido la paz.” La crisis económica era dura, las remesas de emigrantes disminuían, la
agitación obrera era proporcional a sus sufrimientos y los campesinos hambrientos estaban ocupando tierras. Todo podía
conducir a algo similar a la revolución rusa. Se empezaron a conformar los fasci, que eran minoritarios, pero se fueron
convirtiendo en organismos paramilitares, atacando el “peligro comunista”. A fines de 1921 se organizó el Partido
Nacional Fascista Italiano. Dirigió la “revolución” fascista. Luego de la marcha sobre Roma, Mussolini fue llamado al poder
de forma más o menos constitucional: esta combinación de violencia y legalidad reflejaba uno de los aspectos
contradictorios del fascismo. El rey Víctor Manuel III le otorgó el gobierno, que Mussolini respetó durante unos años. Se
disciplinaba a toda la sociedad, según un modelo militarizado. El parlamento fue disuelto (reemplazado por el Gran
Consejo Fascista), junto con los sindicatos: “el sindicalismo es un movimiento de masas que obedece”. Se crearon espacios
de recreación para administrar el tiempo libre de trabajadores y niños. No se trataba de un movimiento militarista
burgués, sino que estaba apoyado por las masas populares. Mussolini lo consideraba aristocrático y democrático a la vez.
En 1926 creó el Fuero del Trabajo, reconociendo derechos de patronos y reduciendo la intervención estatal en la industria
al mínimo.
Aunque Mussolini era ateo y anticlericalista, empezó a acercarse a la Iglesia, y en 1929 con los Tratados de Letrán, creó el
Estado del Vaticano, con el catolicismo como religión oficial. En 1931, el Papa Pío XI respaldaba al fascismo. Para esa
década, Mussolini quería hacer del Mediterráneo un “lago romano”. Desde 1936, Italia apoyó a Franco en la Guerra Civil
española, y adhirió al Pacto Anti Comitern (junto a Alemania y Japón) para “la defensa de la civilización contra el
bolcheviquismo”.
La estructura que el fascismo italiano intentó crear difería en aspectos fundamentales de la de los nazis, a causa de la
subordinación de todos los elementos al Estado. Era una ideología integralista, antítesis de la ideología individualista que
había emergido de la Revolución Francesa. La política económica fascista se hizo anticapitalista, pero en la práctica siguió
estando a la par de las prácticas protectoras de los países capitalistas.
En la última década, el enorme crecimiento de la burocracia dificultó una gestión efectiva. La Iglesia retiró su apoyo en los
años de racismo y guerra. Así, el régimen se aisló, y terminó con su entrada a WWII.
El caso alemán
Al terminar la Gran Guerra, la huelga general y el armisticio obligaron a abdicar al emperador Guillermo II, y se proclamó la
República de Weimar a cargo del socialdemócrata Frederick Ebert.
El primer período inmediatamente posterior al Tratado de Versalles, inicia un período de experimento político
formalmente republicano y democrático, en medio de los legados autoritarios de la industrialización alemana. La crisis
económica se agudizó hacia 1923: los cargos de la guerra pesaban sobre Alemania, y la devaluación financiera dejó el
franco prácticamente sin valor.
En el segundo período, la estabilización fiscal detuvo la hiperinflación y creció la inversión y racionalización de la industria.
Hitler escribió Mein Kampf en la cárcel. Su popularidad fue creciendo conforme mejoraba la situación económica, aunque
la crisis estadounidense fue un golpe duro.
El tercer período, a partir de la depresión, aumentó el descontento social y la clase media se vio atraída por los nazis al
igual que los conservadores. En 1933 Hitler asumió la presidencia y se tomaron medidas fascistas: la bandera de la
república fue reemplazada por la svástica, el único partido admitido fue el NAZI, la Gestapo fue cada vez más eficaz, y
comenzaron a funcionar los primeros campos de concentración, para opositores políticos.
El rígido control social se aplicó también a la economía, subordinada a los objetivos políticos: se tendió hacia el
autoabastecimiento, el servicio militar obligatorio y se orientó la producción hacia las industrias bélicas y químicas. La
revolución conservadora, paradójicamente, combinó irracionalismo y nihilismo con tecnología moderna. Lo que atraía a la
clase media hacia el nazismo era la promesa de redención cultural y emocional mediante la aceptación de algunos
aspectos del mundo moderno.
La idea de un socialismo nacional buscaba destruir toda traza de liberalismo que subsistiera en la idea de socialismo. Tenía
algunas características parecidas a las del fascismo, pero también tenía rasgos propios:
Impuso un régimen totalitario y violento que controlaba los aspectos políticos, sociales y económicos.
Se suprimieron derechos y libertades individuales basados en el control y la opresión.
El racismo era una faceta fundamental, que encontró su máxima expresión en el antisemitismo.
Defendía la superioridad de la raza aria o indoeuropea.
Militarizó el país.
Estableció una intensa política propagandística de la ideología nazi y el control de la cultura y los medios de
comunicación.
Puso en práctica una política exterior expansionista: el pangermanismo.
A diferencia del Estado de bienestar previo a la guerra, que mediante una redistribución buscaba permitir a amplios
sectores de la sociedad acceder al consumo de bienes y servicios, el Estado de bienestar keynesiano buscaba paliar
mediante el pleno empleo, los efectos de las crisis cíclicas de la economía. Además, la seguridad social cubría las
necesidades básicas de los ciudadanos para mantener un nivel mínimo de vida: derecho social.
La crisis del Estado de Bienestar provocó distintas respuestas políticas: la socialdemocracia (Suecia) no abandonó los
objetivos de pleno empleo, estabilidad y seguridad social. El modelo neoconservador o neoliberal se apoyó en el sector
privado y las fuerzas del mercado.
Bibliografía
Bibliografía Básica
Bianchi, Susana, Historia Social del Mundo Occidental. Del Feudalismo a la Sociedad Contemporánea, Buenos Aires,
Editorial Universidad Nacional de Quilmes 2005
Bibliografía Complementaria
Módulo 1
ANDERSON, PERRY., “Cap. 1, “El Estado Absolutista en Occidente”, en: El Estado Absolutista, Siglo XXI, Madrid, 1985.
DUBY, GEORGE “Las estructuras sociales”, en: Guerreros y campesinos. Desarrollo inicial de la economía europea, Siglo
XXI, Madrid, 1985.
HILTON RODNEY, Siervos liberados. Los movimientos campesinos medievales y el levantamiento inglés de 1381, Editorial
Siglo XXI, Madrid, 1984
RUDÉ, GEORGE, “Cap. 10, Ilustración”, en: La aristocracia y el desafío burgués, Alianza, Madrid, 1982.
TENENTI, ALBERT., “Segunda parte, cap. 2, “Reforma religiosa y conflictos europeos”, en: La formación del mundo
moderno, Crítica, Barcelona, 1985.
Módulo 2
Agulhon, Maurice, ¿Por qué la república, en 1848 o el aprendizaje de la república? Universidad de Buenos Aires Facultad
de Filosofía y Letras Traducción de Marcela Nari y Luciano de Privitellio
Hobsbawm, Eric., “Cap.2, El origen de la Revolución Industrial” y ‘’Cap. 3: La revolución industrial, 1780-1840”; en:
Industria e imperio. Una historia económica de Gran Bretaña desde 1750, Barcelona, Ariel, 1982
Hobsbawm, Eric., “Capítulo 3, La Revolución Francesa”, en: La era de la Revolución 1789 - 1848, Crítica, Barcelona, 1995.
VOVELLE, MICHEL., “Cap. 1 a cap. 5”, en: Introducción a la historia de la Revolución francesa, Barcelona, Crítica, 1984.
Módulo 3
Hobsbawm, Eric. “Cap. 3, La era del imperio”, en: La era del imperio (1875-1914), Labor, Barcelona, 1989.
Hobsbawm, Eric., “Capítulo I, La época de la guerra total”, en: Historia del siglo XX, 1941-1991, Crítica, Barcelona, 1995.
MOMMSEM, Wolfgang “Parte A, Cap. 1, Las ideologías políticas”, en: La era del Imperialismo, Madrid, Siglo XXI, 1973
Módulo 4
Baines, Dudley., “Los Estados Unidos entre las dos guerras, 1919-1941”, en: ADAMS, W, Los Estados Unidos de América,
Siglo XXI, Madrid, 1979.
Carr, Edward. “Cap. 1 a Cap. 8”, en: La revolución rusa: de Lenin a Stalin, Alianza, Madrid, 1993.
Otero Carvajal, Luis Enrique, Hacia una nueva era; crisis y cambio en la civilización occidental. En Historia de las
Civilizaciones. Editorial Océano, Barcelona, 1998.TANNEMBAUN, E., Cap. 8: Cultura popular y propaganda, en: La
experiencia fascista. Sociedad y cultura en Italia (1922-1945), Alianza, Madrid, 1975.