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3RA MEDIA HORA - mp4
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Los tribunales de justicia han entendido que la lectura de los artículos 12 y 18 de la ley
permiten la existencia de error en el precio, es decir, no tienen la lectura literal de los
artículos, sino que entienden que puede existir un error cuando se determina el precio.
Entonces, los tribunales aplican la teoría del abuso del derecho como principio general
para intentar mostrar que el artículo 12 y 18 no exime la posibilidad de error y, en
particular, tampoco exime la posibilidad de un ejercicio abusivo del derecho por parte
de los consumidores. Y los tribunales, en general, han entendido que el ejercicio
abusivo de un derecho por parte del consumidor no está cubierto por la ley de derecho
del consumidor.
3. Lo más habitual, es recurrir a la figura del error que recae en un elemento esencial
del acto, que es el precio, señalando que el precio es un precio irrisorio y, que estamos
en presencia de errores que pueden ser "manifiestos o evidentes" y, también, errores
"invencibles o excusable".
Ahora, ¿cuándo es evidente o cuándo no es evidente el error? La Corte ha intentado
utilizar algunos criterios. Por ejemplo, ha considerado habitualmente que un error
evidente es aquel que el consumidor no puede menos que no percibir o percatarse y
que no puede generar una expectativa razonable de estar celebrando un acto o
contrato serio.
¿Cuándo se entiende que un precio puede ser irrisorio? Aquellos que por su
desproporción respecto al: precio de mercado/al costo/valor comercial del producto o
servicio no pueden ser considerados como serios o reales por el consumidor. Por
ejemplo, ha habido casos en los cuales una persona compra una cama a 500 pesos. O
los pasajes a mil pesos o a dos mil pesos. La Corte ha razonada diciendo que el precio
es evidentemente irrisorio.
Esos son los criterios que ha entendido la Corte para comprender si estas ofertas son o
no son válidas, pero todavía no respondemos la pregunta que al profesor le parece
más importante y que, según él la Corte no ha respondido de manera satisfactoria:
¿Pueden existir consumidores de buena fe? Y, en segundo lugar, ¿qué sanciones
proceden si es que en realidad hay una infracción? Los tribunales han dicho que quien
alega la existencia un error debe acreditarlo. Lamentablemente, los tribunales, a veces,
por la magnitud del error, consideran que no es necesario acreditar su existencia, lo
cual al profesor le parece que es incorrecto. La Corte entiende que basta la prueba de
la desproporción. Al profesor no le parece que eso sea tan correcto, ya que cree que
puede existir algún consumidor de buena fe en esta materia.
Lamentablemente, los tribunales, en el último tiempo, han sido muy reacios a hacer la
distinción de buena o de mala fe de los consumidores. Un criterio no utilizado por la
jurisprudencia es respecto a la cantidad de unidades compradas. Ahora, ¿por qué
razón esto podría ser un criterio para que pueda hacer presumir a un tribunal la mala fe
del consumidor? Porque cuando una persona compra una cantidad no usual de
unidades, en general no es porque está realizando la compra pensando lo mismo que
un consumidor promedio y se puede presumir que no es el destinatario final de una
compra tan extensa de productos.
Otro criterio atendería a una diferencia de precio, que la Corte ha calificado, a veces,
como evidente, como desproporcionada, como de magnitud significativa, para dar a
entender de que estamos presenciando un error respecto al costo/al precio de
mercado/al valor del valor comercial/precio de importación/etcétera. Lo interesante es
que La Corte recibe la prueba del proveedor respecto a esto y, en general, la asume.
Entonces, ha considerado que una diferencia de precio, por ejemplo, de cuatro veces o
de diez veces el valor, es significativa para considerar un precio como irrisorio..