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3RA MEDIA HORA.

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Los tribunales de justicia han entendido que la lectura de los artículos 12 y 18 de la ley
permiten la existencia de error en el precio, es decir, no tienen la lectura literal de los
artículos, sino que entienden que puede existir un error cuando se determina el precio.

Nosotros conversamos unas clases atrás respecto a la existencia o no de un principio


pro consumidor. Hay quienes lo desprenden de la existencia de derechos que son
irrenunciables, pero literalmente no está en la ley. Así que uno puede considerar que
hay un principio de aplicación de las normas pro consumidor, pero es un tema que es
muy discutible.

¿Qué normas aplican los tribunales?

1. El tribunal reconoce, en primer lugar, la posibilidad de un abuso al derecho. Y


entonces, es perfectamente posible que una norma entregue algún derecho, pero ese
derecho no es absoluto y puede ser también abusado. El concepto de abuso al derecho
implica el ejercicio de un derecho que se extienda a situaciones que no estaban
previstas en ese derecho.

Entonces, los tribunales aplican la teoría del abuso del derecho como principio general
para intentar mostrar que el artículo 12 y 18 no exime la posibilidad de error y, en
particular, tampoco exime la posibilidad de un ejercicio abusivo del derecho por parte
de los consumidores. Y los tribunales, en general, han entendido que el ejercicio
abusivo de un derecho por parte del consumidor no está cubierto por la ley de derecho
del consumidor.

2. Además de estos principios generales de derecho y formas de abuso: los tribunales


han aplicado los requisitos del acto jurídico en relación a su existencia para entender si
estamos en presencia de una oferta o de un contrato válidamente celebrado.

3. Lo más habitual, es recurrir a la figura del error que recae en un elemento esencial
del acto, que es el precio, señalando que el precio es un precio irrisorio y, que estamos
en presencia de errores que pueden ser "manifiestos o evidentes" y, también, errores
"invencibles o excusable".
Ahora, ¿cuándo es evidente o cuándo no es evidente el error? La Corte ha intentado
utilizar algunos criterios. Por ejemplo, ha considerado habitualmente que un error
evidente es aquel que el consumidor no puede menos que no percibir o percatarse y
que no puede generar una expectativa razonable de estar celebrando un acto o
contrato serio.

¿Cuándo se entiende que un precio puede ser irrisorio? Aquellos que por su
desproporción respecto al: precio de mercado/al costo/valor comercial del producto o
servicio no pueden ser considerados como serios o reales por el consumidor. Por
ejemplo, ha habido casos en los cuales una persona compra una cama a 500 pesos. O
los pasajes a mil pesos o a dos mil pesos. La Corte ha razonada diciendo que el precio
es evidentemente irrisorio.

Esos son los criterios que ha entendido la Corte para comprender si estas ofertas son o
no son válidas, pero todavía no respondemos la pregunta que al profesor le parece
más importante y que, según él la Corte no ha respondido de manera satisfactoria:
¿Pueden existir consumidores de buena fe? Y, en segundo lugar, ¿qué sanciones
proceden si es que en realidad hay una infracción? Los tribunales han dicho que quien
alega la existencia un error debe acreditarlo. Lamentablemente, los tribunales, a veces,
por la magnitud del error, consideran que no es necesario acreditar su existencia, lo
cual al profesor le parece que es incorrecto. La Corte entiende que basta la prueba de
la desproporción. Al profesor no le parece que eso sea tan correcto, ya que cree que
puede existir algún consumidor de buena fe en esta materia.

Ej.: Una persona se mete a Despegar.com y se da cuenta de que el pasaje a Sydney


(14 días) costaba $2.400 y con los impuestos quedaba en $100 mil pesos. Entonces, el
profesor publicó en Twitter que estaban ofreciendo pasajes muy baratos y que
"pareciera que es una promoción para no creer" y el community manager de Despegar
le responde "Las ofertas se actualizan constantemente, te recomendamos hacer una
nueva búsqueda". Entonces, parece que era una oferta, pues la página oficial misma lo
está corroborando. Entonces, ¿puede una persona válidamente considerar de que está
en presencia de una oferta en el sentido estricto de reducción de precio habitual del
precio de un producto? Al profesor le parece que sí.
Entonces, aún cuando la regla general debiese ser, efectivamente, "estamos ante un
precio irrisorio que podría significar eventualmente la posibilidad de considerar que no
se pueda haber generado una expectativa en el consumidor", evidentemente puede
haber casos en los cuales puede haber un consumidor de buena fe que compró
creyendo que ese es el precio. ¿Qué ocurre en esos casos? ¿Qué ocurre cuando
puede haber consumidores de buena fe? La pregunta que tenemos que responder a
continuación es: si existe un consumidor de buena fe, ¿qué significa eso? Profesor cree
que pueden existir; dependerá de las circunstancias que rodean la contratación. Si el
contrato se declara nulo, ¿qué pasa con el consumidor de buena fe. Tenemos distintas
alternativas:

-Hay quienes consideran que el artículo 12 y 18 son exclusivamente normas,


infracciones y tienen razón, ya que en caso de que no se cumplan, dan derecho una
multa. ¿Puede el consumidor solicitar el cumplimiento forzoso de la oferta?
(recordemos artículo 35, inciso final o art. 13 o art. 50, inciso 2). El profesor cree que sí,
pero ahí habrá que distinguir si es que el cumplimiento forzoso que se está pidiendo
dice relación con una oferta válida o no. Si la oferta tiene un precio irrisorio y el
consumió de buena fe, una opción podría ser cumplir con lo recién expuesto (cumplir si
es que acredita buena fe).

-La alternativa para el consumidor de buena fe es recurrir a la norma del artículo 3,


primer inciso, letra E, es decir, la indemnización y reparación de todo daño material o
moral. Y, acá, el consumidor tiene que probar si se produjo un daño patrimonial o moral
por el incumplimiento del precio, por ejemplo, estaba cotizando otro pasaje de 500 mil
pesos y lo dejó de comprar por ese.

Lamentablemente, los tribunales, en el último tiempo, han sido muy reacios a hacer la
distinción de buena o de mala fe de los consumidores. Un criterio no utilizado por la
jurisprudencia es respecto a la cantidad de unidades compradas. Ahora, ¿por qué
razón esto podría ser un criterio para que pueda hacer presumir a un tribunal la mala fe
del consumidor? Porque cuando una persona compra una cantidad no usual de
unidades, en general no es porque está realizando la compra pensando lo mismo que
un consumidor promedio y se puede presumir que no es el destinatario final de una
compra tan extensa de productos.
Otro criterio atendería a una diferencia de precio, que la Corte ha calificado, a veces,
como evidente, como desproporcionada, como de magnitud significativa, para dar a
entender de que estamos presenciando un error respecto al costo/al precio de
mercado/al valor del valor comercial/precio de importación/etcétera. Lo interesante es
que La Corte recibe la prueba del proveedor respecto a esto y, en general, la asume.
Entonces, ha considerado que una diferencia de precio, por ejemplo, de cuatro veces o
de diez veces el valor, es significativa para considerar un precio como irrisorio..

Un tercer criterio que ha aplicado la Corte es imponer al proveedor el deber de


acreditar la existencia de error, a través de dos elementos: La acreditación adecuada
de que hay error y, también, que sea oportuno, es decir, que se haga en un tiempo
razonable, desde la compra del producto.

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