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Capítulo 3 El resultado de las lecciones depende de las

costumbres de los oyentes. En efecto, queremos que se


hable como estamos (995ª) acostumbrados a oír hablar, y
las cosas dichas de otro modo no nos parecen lo mismo,
sino, por falta de costumbre, más desconocidas y extrañas.
Lo acostumbrado, en efecto, es fácilmente conocible. Y
cuánta fuerza tiene lo acostumbrado, lo muestran las leyes,
en las cuales lo fabuloso y lo pueril, a causa 5 de la
costumbre, pueden más que el conocimiento acerca de
ellas. Unos, en efecto, no escuchan a los que hablan si no se
habla matemáticamente; otros, si no es mediante ejemplos;
éstos exigen que se aduzca el testimonio de algún poeta;
aquéllos todo lo quieren con exactitud, y a los de más allá
les molesta lo exacto, o por no poder seguir el
razonamiento o por la enumeración 10 de pequeñeces. El
prurito de exactitud tiene, en efecto, algo de esto; de suerte
que, como en los tratos, también en los razonamientos les
parece a algunos impropio de hombres libres. Por eso es
preciso aprender previamente cómo podrá ser
comprendida cada cosa, pues es absurdo buscar al mismo
tiempo la ciencia y el modo de la ciencia. Y ninguno de los
dos objetivos es fácil de alcanzar. Metafísica –– Aristóteles
15 La exactitud matemática del lenguaje no debe ser exigida
en todo, sino tan sólo en las cosas que no tienen materia.
Por eso el método matemático no es apto para la Física;
pues toda la Naturaleza tiene probablemente materia. Por
consiguiente, hay que investigar primero qué es la
Naturaleza; pues así veremos también claramente de qué
cosas trata la Física [y si corresponde a una ciencia o a varias
estudiar las causas y los principios]. 20 B LIBRO III Capítulo 1
Es necesario, en relación con la ciencia que buscamos,
examinar 25 primero las dificultades que es preciso
plantearse en primer lugar. Me refiero a cuantas opiniones
diferentes de la nuestra sustentaron algunos en este punto,
y a lo que, fuera de ellas, puede haber sido omitido. Los que
quieren investigar con éxito han de comenzar por plantear
bien las dificultades, pues el éxito posterior consiste en la
solución de las dudas anteriores, y no es posible soltar, si se
30 desconoce la atadura. Pero la dificultad del pensamiento
pone de manifiesto la atadura en relación con el objeto;
pues, en la medida en que siente la dificultad, le ocurre algo
así como a los que están atados; en ninguno de los dos
casos, efectivamente, es posible seguir adelante. Por eso es
preciso considerar bien, antes, todas las dificultades, por las
razones expuestas y porque los que investigan sin haberse
planteado antes las dificultades 35 son semejantes a los que
desconocen adónde se debe ir, y, además, ni siquiera
conocen si alguna vez han encontrado (995b) o no lo
buscado; pues el fin no es manifiesto para quien así
procede, pero para el que se ha planteado antes las
dificultades sí es manifiesto. Además, es evidente que está
en mejores condiciones para juzgar el que ha oído, como si
fuesen partes litigantes, todos los argumentos opuestos. La
primera dificultad se refiere al problema que ya nos hemos
5 planteado en la Introducción: si corresponde a una sola o
a varias ciencias investigar las causas; y si es propio de la
Ciencia contemplar sólo los primeros principios de la
substancia, o también los principios en que todos basan sus
demostraciones; por ejemplo, si es posible, o no, afirmar y
negar simultáneamente 10 una misma cosa, y los demás
principios semejantes. Y, si la Ciencia trata de la substancia,
¿es una la que trata de todas las substancias o son varias? Y,
si son varias, ¿son todas del mismo género, o a unas hay
que llamarlas sabidurías y a otras otra cosa? Y también es
necesario indagar Metafísica –– Aristóteles lo siguiente: si
ha de afirmarse que sólo hay substancias sensibles, o
también otras además de éstas, y si es único o son varios los
géneros de las 15 substancias, como dicen los que suponen
las Especies y, entre éstas y las cosas sensibles, las Cosas
matemáticas. Es preciso, como decimos, examinar estas
dificultades, y también la de si nuestro estudio es sólo sobre
las substancias o también sobre los accidentes propios de
las substancias. Y, además, sobre lo 20 Mismo y lo Otro, lo
Semejante y lo Desemejante, y la Contrariedad’, sobre lo
Anterior y lo Posterior y todas las demás nociones
parecidas, acerca de las cuales tratan de indagar los
dialécticos, basando su indagación en meras opiniones, ¿a
qué ciencia corresponde especular sobre todas estas cosas?
Y, todavía, 25 habrá que considerar todos los accidentes
propios de estas mismas cosas, y no sólo qué es cada una de
ellas, sino también si una sola es contraria a una sola. Y
también habrá que ver si los principios y los elementos son
los géneros o las partes intrínsecas en que se divide cada
cosa. Y, si son los géneros, ¿son 30 los que en los individuos
se dicen últimos, o los primeros? Por ejemplo, ¿es el animal
o el hombre el que es principio y el que más propiamente
existe fuera de lo singular? Y, sobre todo, se ha de indagar y
estudiar si hay, o no, fuera de la materia algo que sea causa
por sí, y si esto es separable, o no, y si es uno o más en
número, y si hay algo fuera del todo concreto 25 (hablo de
un todo concreto cuando algo se predica de la materia), o
no hay nada, o bien de unas cosas sí y de otras no, y (996ª)
cuáles son estas cosas. Además, hay que averiguar si los
prin cipios son determinados numérica o específicamente,
tanto los que hay en los enunciados como los que hay en el
sujeto. Y si los de las cosas corruptibles y los de las
incorruptibles son los mismos o diversos, y si son
incorruptibles todos o corruptibles los de las cosas
corruptibles. Y, todavía, lo más difícil de todo y lo que causa
mayor perplejidad es saber si el Uno y el Ente, 5 como
decían los pitagóricos y Platón, no es otra cosa sino la
substancia de los entes, o no, sino que es alguna otra cosa
el sujeto, como lo era para Empédocles la Amistad y para
algún otro el Fuego, y para otros el Agua o el Aire. Y si los
principios son universales, o bien como las cosas
particulares, y si son en 10 potencia o en acto. Y si son en
otro sentido o según el movimiento. Estas cuestiones, en
efecto, pueden causar gran perplejidad. Y, además, si los
números, las longitudes, las figuras y los puntos son
substancias o no, y, suponiendo que sean 15 substancias, si
están separadas de las cosas sensibles o son inmanentes en
ellas. Acerca de todas estas cosas, no sólo es difícil descubrir
la verdad, sino que tampoco es fácil plantear las dificultades
razonable y convenientemente.

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