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Que un argumento sea falaz no implica que sus premisas o su conclusión sean falsas
ni que sean verdaderas. Un argumento puede tener premisas y conclusión verdaderas y
aun así ser falaz. Lo que hace falaz a un argumento es la invalidez del argumento
en sí. De hecho, inferir que una proposición es falsa porque el argumento que la
contiene por conclusión es falaz es en sí una falacia conocida como argumento ad
logicam.4
El estudio de las falacias se remonta por lo menos hasta Aristóteles, quien en sus
Refutaciones sofísticas identificó y clasificó trece clases de falacias.1 Desde
entonces se han agregado a la lista cientos de otras falacias y se han propuesto
varios sistemas de clasificación.5
Las falacias son de interés no solo para la lógica, sino también para la política,
la retórica, el derecho, la ciencia, la religión, el periodismo, la mercadotecnia,
el cine y, en general, cualquier área en la cual la argumentación y la persuasión
sean de especial relevancia.
Índice
1 Definiciones
2 Ejemplos
2.1 Afirmación del consecuente
2.2 Argumento ad hominem
2.3 Petición de principio
3 Clasificaciones
3.1 Falacias formales
3.2 Falacias informales
4 Historia
5 Falacias en los medios de comunicación y la política
6 Sofisma
6.1 Los Sofismas en la Antigua Grecia
6.2 Los Sofismas en la Lógica
6.3 Tipos de sofismas
6.3.1 Resultantes del lenguaje
6.3.2 No resultantes del lenguaje
6.4 Diferencia entre falacia y sofisma
7 Véase también
8 Notas y referencias
9 Bibliografía
10 Enlaces externos
Definiciones
Todavía no hay acuerdo sobre la mejor definición de falacia y existen muchas
propuestas que rivalizan entre sí.6 En 1970, Charles Hamblin publicó una obra
seminal titulada Falacias, que rastrea el desarrollo de la noción desde Aristóteles
hasta mediados del siglo XX y concluye que la definición estándar de falacia es «un
argumento que parece válido, pero no lo es».1 Autores posteriores, como Ralph
Johnson y Hans Hansen, cuestionaron esta conclusión y propusieron definiciones
alternativas,78 mientras que otros autores, como Douglas Walton, defendieron la
aproximación de Hamblin.9
Generalmente, los razonamientos falaces no son tan claros como los ejemplos. Muchas
falacias involucran causalidad, que no es una parte de la lógica formal. Otras
utilizan estratagemas psicológicas como el uso de relaciones de poder entre el
orador y el interlocutor, llamamientos al patriotismo, la moralidad o el ego para
establecer las premisas intermedias (explícitas o implícitas) necesarias para el
razonamiento. De hecho, las falacias se encuentran muy a menudo en presunciones no
formuladas o premisas implícitas que no son siempre obvias a primera vista.
Ejemplos
Categoría principal: Falacias
Afirmación del consecuente
Esta sección es un extracto de Afirmación del consecuente[editar]
Falacias
Argumento a silentioad antiquitatemad baculumad consequentiamad crumenamad
hominemad ignorantiamad lazarumad logicamad misericordiamad nauseamad novitatemad
populumad verecundiamex silentioPost hoc ergo propter hocCum hoc ergo propter
hocConclusión irrelevanteArenque rojoFalacia de composiciónde divisióndel
equívocodel apostadordel hombre de pajadel alegato especialde las muchas
preguntasde evidencia incompletadel falso escocésde la verdad a mediasde
accidentede accidente inversode asociaciónde causa
cuestionablecircularecológicanaturalistaFalsa equivalenciaApelar al
ridículoGeneralización apresuradaPetición de principioReductio ad Hitlerumad
StalinumTu quoqueAcento o énfasisFalso dilemaAfirmación del consecuenteNegación del
antecedente
En lógica, la afirmación del consecuente, también llamado error recíproco o error
converso, es una falacia formal que se comete al tomar una afirmación condicional
verdadera "Si A, entonces B", e incorrectamente afirmar su recíproca o conversa "Si
B, entonces A". Esto es un error, porque el consecuente B puede tener otras razones
para ocurrir aparte de A.
A afirma B;
hay algo cuestionable (o que se pretende cuestionar) acerca de A;
por tanto, B es cuestionable.
Al denunciar este tipo de falacia, no se debe caer en el error de pensar que por
existir un argumento ad hominem la afirmación de B sería verdadera (esto es también
una falacia conocida como argumento ad logicam). El hecho de que alguien
desacredite al orador no prueba nada acerca de la falsedad o veracidad de lo que
este diga.
El hecho de insultar a una persona dentro de un discurso —de otro modo racional— no
constituye necesariamente una falacia ad hominem. La falacia se comete al limitarse
a desacreditar a la persona que está ofreciendo la afirmación, para luego no
criticar el contenido de la afirmación.
Una falacia ad hominem es una de las falacias lógicas más conocidas. Tanto la
falacia en sí misma como la acusación de haberse servido de ella (argumento ad
logicam) se utilizan como recursos en discursos reales. Como una técnica retórica,
es poderosa y se usa a menudo —a pesar de su falta de sutileza— para convencer a
quienes se mueven más por sentimientos y por costumbres acomodaticias que por
razones lógicas. Se atacan, así, no los argumentos propiamente dichos, sino a la
persona que los produce y, más concretamente, su origen, raza, educación, riqueza,
pobreza, estatus social, pasado, moral, familia, etcétera.
Por ejemplo:
Ejemplo 2:
Esta denominación no se suele aplicar a la falacia más general que resulta cuando
la evidencia dada para una proposición necesita tanta prueba como la proposición
misma. La denominación más usada para una argumentación semejante es la de falacia
de las muchas preguntas.
Toda petición de principio tiene esta característica: que la proposición por ser
probada (como conclusión) se asume en algún punto anterior, se asume en alguna de
las premisas. Debido a lo anterior, esta falacia fue clasificada por Aristóteles
como una falacia material, en vez de como una falacia lógica.
Falacias formales
Las falacias formales son aquellas cuyo error reside en la forma o estructura de
los argumentos. Algunos ejemplos conocidos de falacias formales son:
Usar un ejemplo de la falacia del ataque personal o falacia ad hominem, esto es,
afirmar que X es falsa atacando a la persona que la afirmó, en lugar de dirigirse a
la veracidad de X.
No ocuparse de la validez de X, sino hacer una crítica moral al interlocutor (y de
hecho es posible que el político esté de acuerdo con la afirmación). En este último
caso, la falacia consiste en evadir el tema, dando solo una opinión, no relevante,
sobre la moralidad del otro.
Es difícil, por ello, distinguir falacias lógicas, ya que dependen del contexto.
Una referencia a una autoridad siempre es una falacia lógica, aunque puede ser un
argumento racional si, por ejemplo, es una referencia a un experto en el área
mencionada. En este caso, este experto debe reconocerse como tal y ambas partes
deben estar de acuerdo que su testimonio es adecuado a las circunstancias. Esta
forma de argumentación es común en ambientes legales.
Por definición, razonamientos que contienen falacias lógicas no son válidos, pero
muchas veces pueden ser (re) formulados de modo que cumplan un modo de razonamiento
válido. El desafío del interlocutor es encontrar la premisa falsa, esto es, aquella
que hace que la conclusión no sea firme.
Sofisma
Artículo principal: Sofisma
Sofisma o sofismo es un razonamiento o argumento falso con apariencia de verdad.24
Los mayores y mejores sofistas conocidos fueron Protágoras de Abdera, (c. 490-421
a. C.) Gorgias de Leontinos (c. 487-380 a. C.), Hipias de Elis, Licofrón,
Prodicoshabría sido maestro Sócrates y Trasímaco, Calicles aunque había muchos
otros de los cuales sabemos poco más que los nombres.
Protágoras fue uno de los maestros más conocidos y exitosos. Enseñó a sus alumnos
las habilidades y el conocimiento necesarios para una vida exitosa, especialmente
en política, en lugar de filosofía. Entrenó a sus alumnos para discutir desde el
punto de vista, porque creía que la verdad no puede limitarse a un solo lado del
argumento. Protágoras escribió sobre una variedad de temas y algunos fragmentos de
su trabajo han llegado hasta nuestros días. Él es el autor de la famosa frase: "El
hombre es la medida de todas las cosas", que es la oración inicial de su obra
llamada Verdad. Esta oración sería uno de los pilares del relativismo. También
enseñó cómo hacer que el argumento más débil sea el más fuerte, haciendo
convincentes las posiciones impopulares. Según Platón, Protágoras define su arte
como "educar a los hombres".
Gorgias es otro sofista conocido, autor de una obra perdida conocida como Da
Natureza do inexistente, donde argumenta que no existe nada, trata de convencer a
sus lectores de que el pensamiento y la existencia eran diferentes y dijo que "lo
que importa es la adherencia, no la enseñanza de lo justo o lo injusto ". Es
importante señalar que Gorgias iba en contra del pensamiento de Parménides, quien
afirmó la existencia del ser y la imposibilidad de la existencia del no ser. A
diferencia de este pensador, afirmó que el ser no existía, porque las definiciones
que le dieron los diferentes filósofos que lo precedieron eran contradictorias.25
Sin embargo, los sofismas, desde que Aristóteles nos ilustró con la Lógica, se han
considerado como objetos de esta ciencia. Así pues, los aristotélicos desde el
siglo XII enumeran dos exigencias para definir que lugar ocupan los sofismas. Estas
son:
Siglos después, Gerald Massey razona a favor de la disparidad entre las reglas de
la sofística y de la lógica formal, es por ello que expresa que no existe una
teoría de las falacias. Pero su crítica va mucho más allá, pues manifiesta que no
hay una teoría de las falacias porque no puede haberla, ya que las formas válidas
de razonar se comportan respecto a las argumentaciones válidas de manera diferente
a como se relacionan las inválidas.
El principio más significativo de toda aplicación de la lógica formal al lenguaje
es que las argumentaciones que cumplen formas válidas de argumentar son correctas,
por lo tanto es totalmente imposible que una argumentación donde no ocurra dicha
circunstancia que no sea lícito. En cambio, cuando se especifican las formas
inválidas de razonar, no se produce siempre que, al cumplirse las condiciones
implícitas en dicha forma por parte de un discurso del lenguaje natural, dicho
discurso sea una argumentación invalida. Por ejemplo:
Además, también será falaz la argumentación válida que se haya hecho siguiendo las
reglas inválidas. Por lo tanto, las formas de un discurso erróneo no es apto para
decidir sobre la validez de una reflexión, pero valen para calificar de falaces las
creencias lógicas de quien razona, es por todo lo dicho que la investigación de los
sofismas tiene un interés más psicológico que lógico
Sin embargo, Rolf George discrepa sobre el pensamiento que tiene Massey sobre las
falacias formales. George dice que para que un razonamiento pueda considerarse
válido o inválido, hay que saber que clase de argumentación que desea realizar el
que razona. Según este filósofo, esto da la posibilidad de precaver la observación
de Massey y defender el estudio de las formas falsas de razonar como parte de la
Lógica.
Así pues, según George, dos argumentaciones con las mismas premisas y conclusión
pueden ser argumentaciones diferentes.
A ˄ (B ˄ C) → A
De esta forma introducimos las partes de esta argumentación que se toman como
variables en un rectángulo. Conforme a esta convención diremos que si todas las
subproposiciones están encajonadas, entonces la consecuencia es lógica. De otro
modo, si todas quedan fuera de los rectángulos, entonces es una consecuencia
material.
Tipos de sofismas
Existe una alta gama de clasificaciones para los sofismas, pues aún no se ha
llegado a un consenso. Aristóteles, los diferenció identificando los que resultan
del lenguaje o lingüísticos, con los que no resultan de este o son
extralingüísticos.26