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al 

control que una persona ejerce sobre sus emociones, sus acciones y sus
pensamientos. Este proceso contribuye a que el individuo pueda cumplir con sus
objetivos.
Cada ser humano traza diversas estrategias para lograr la autorregulación. Así, luego
de establecer cuáles son sus metas, puede diagramar el recorrido que lo llevará al
destino deseado.
EJEMPLO: Imaginemos ahora que alguien se enoja con su jefe y, cuando está a punto
de insultarlo, opta por callarse. Así, al apelar a la autorregulación, consigue minimizar
un conflicto y evitar un problema.

No olvidemos que la autorregulación es respetarse y respetar, es mantener

el equilibrio personal para vivir y dejar vivir bien. Es nuestra responsabilidad como

seres sociales, y por eso debemos tener en cuenta nuestras necesidades y también

las repercusiones de nuestros actos en los demás. Por eso es también

importante mirar nuestros problemas desde fuera: adquirir una perspectiva un tanto

alejada nos permite hallar nuevas soluciones.

La autorregulación nos permite detener ciertos procesos nocivos, como

esos bucles de pensamientos negativos que nos arrinconan en la total oscuridad. No

es fácil, pero poner la mente en blanco puede brindarnos una bocanada de aire

fresco cuando más la necesitamos para tomar una buena decisión en lugar de una que

nos condene para siempre. Si recordamos el ejemplo de quien evita insultar a su jefe,

bien puede llegar a esta decisión frenando sus impulsos negativos y despejando su

mente.

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