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Resumen
En esta reflexión teológica sobre de la comprensión eclesiológica de hoy, se pretenden
suscitar varias cuestiones respecto de los aspectos problemáticos que acarrea la
concepción eclesial construida desde el binomio clérigos/laicos. El dinamismo que
pueda presentar este binomio dependerá de la noción eclesiológica imperante. Pese
a los esfuerzos hechos en el Concilio Ecuménico Vaticano II en materia de definir y
especificar la relación de dicho binomio, la identidad del laicado se sigue pensando a
la luz del clero. Esto ha generado una práctica relacional en la que el laico permanece
como dependiente del religioso o del jerarca y, a su vez, legitima tal dependencia.
*
Este trabajo surge de una reflexión académica realizada en la asignatura de Eclesiología,
animada por el padre Alberto Parra, S.J., en el segundo periodo del 2010. En ésta pude pro-
fundizar acerca de la correlación existente entre Trinidad-Comunidad, la cual define el ser de
la Iglesia de hoy como unidad, comunión y pluralidad, destinada a transformar la sociedad en
comunidad a imagen de la interrelaciones constitutivas del misterio de Dios revelado en Jesús
de Nazaret, el Cristo.
**
Licenciado en Filosofía, Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá); cursó estudios en idiomas
y en Filosofía, Gonzaga University (Spokane, Washington); actualmente adelanta estudios de
los programas de Carrera y de Maestría en Teología, en la Pontificia Universidad Javeriana;
pertenece a Compañía de Jesús. Correo electrónico: luismartinez@javeriana.edu.co
Introducción
Pese a las consideraciones eclesiológicas resaltadas por el Concilio Vati-
cano II, existen –en la vida y en la organización eclesial de hoy– múltiples
dificultades que remiten al binomio clérigos-laicos. Una de estas difi-
cultades se concreta, a mi modo de ver, en el mal planteamiento acerca
del rol de los ministerios que debería desempeñar el laicado en la Iglesia
y su relación pasiva con la estructura jerárquica eclesial.
Esta dificultad seguirá sin entenderse del todo mientras no se pon-
deren debidamente sus relaciones con la totalidad de los conceptos que
configuran nuestra mentalidad religiosa contemporánea. La actual estruc-
tura eclesial, por ejemplo, de la relación clérigos-laicos, refleja y alimenta
todas las relaciones que constituyen nuestro paisaje religioso, desde nues-
tras relaciones con Dios hasta nuestras relaciones religiosas con el mundo.
Por eso, el horizonte de esta investigación se dirige a mirar cómo
son las relaciones eclesiales entre jerarquía y laicado de hoy y nuestra
mentalidad religiosa que a través del esquema deductivo Dios, Jesucristo,
mundo, sacerdotes, misa e Iglesia, legitiman la estructura jerárquica actual
entre clérigos y laicos.1
la iglesia de jesucristo: una iglesia de unidad, comunión y pluralidad luis rafael martínez , s.j.
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Dificultades de funcionamiento
Vivimos en un tipo de organización eclesial con una determinada forma
de reparto del poder y de las responsabilidades entre clérigos y laicos, y
tal organización no funciona del todo bien. Lo que se busca es mejorar el
funcionamiento de uno de los elementos que constituyen nuestra Iglesia.
A nivel del clero, no hay duda de que a partir del Vaticano II los obispos
y los sacerdotes han realizado considerables esfuerzos en la promoción
de su identidad ministerial.
Sin embargo, la crisis de identidad sacerdotal parece resistirse en la
medida en que se ha considerado tal identidad como un elemento aparte
del laicado o de la comunidad creyente.4 Por ello, a nivel del laicado, no
podría existir una revalorización mientras no se definan tanto teórica
como práxicamente sus relaciones con el clero.5 Se hace necesario definir
proponga y propugne. Por tanto, “resulta evidente que una concepción eclesiológica que acentúe
los carismas, favorecerá más los ministerios que una concepción eclesiológica que acentúe la
institución. La primera estará más abierta a la participación y corresponsabilidad de todos los
miembros en la vida de la comunidad, respetando su propio carisma y libertad, compartiendo
tareas y responsabilidades. La segunda se inclinará más a potenciar el puesto de quienes presiden
la comunidad, la organización externa, la unicidad y uniformidad, el respeto y la obediencia.”
(Borobio, Los ministerios en la comunidad, 56).
3
Cabe resaltar la pertinencia de autores como Bruno Forte y Dionisio Borobio, quienes trabajan
a profundidad el binomio “comunidad-carismas y ministerios” donde se pasaría de una ecle-
siología piramidal, jerarcológica, en la que se llega de Cristo a los bautizados por la mediación
visible de la jerarquía, a una eclesiología de comunión, en donde la dimensión pneumatológica
se sitúa en primer plano y se ve al Espíritu actuando sobre la comunidad, para hacer de ella el
cuerpo de Cristo, suscitando en ella la multiplicidad de los carismas, que configuran luego en la
variedad de los ministerios al servicio del crecimiento de la misma comunidad. Dado mi interés
en este trabajo, sólo profundizaré en el binomio clérigos-laicado. Cfr. Forte, La Iglesia icono de
la Trinidad, 48; Borobio, Los ministerios en la comunidad, 64-65.
4
Forte, La Iglesia icono de la Trinidad. Breve eclesiología, 46.
5
Beuchot, Hermenéutica analógico-icónica y teológica, 125.
la identidad y la razón de ser, tanto del clero como del laicado, mediante
el complemento de funcionamiento que desempeña el uno para con el
otro, y no definirlos o concebirlos separadamente.
En efecto, no basta con fijarse en uno u otro polo, o con repensar
el clero o el laicado como si cada uno de ellos constituyera una realidad
autónoma en la cual el futuro eclesial pudiera desbloquearse con inde-
pendencia del otro polo. Las dificultades surgen en el corazón mismo
de las relaciones entre clérigos y laicos, y es ahí donde hay que fijar la
atención y aplicar las eventuales correcciones. Más concretamente, la
estructura actual de dichas relaciones requiere de nuestra atención, y
nada podrá cambiar en la vida eclesial mientras no nos plantemos in-
terrogantes al respecto.
6
Sánchez Monge, Eclesiología, la Iglesia misterio de comunión y misión, 29.
7
Congar, Jalones para una teología del laicado, 44.
8
Estrada, La Iglesia identidad y cambio. El concepto de Iglesia del Vaticano I a nuestro días, 17-24.
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Este pasaje afirma, sin más, la existencia de una manera que sería
propia de los laicos. Pero su falta de contenido no consigue corregir el
carácter negativo que agrava la definición del laicado, en cuanto también
afirma que “por el nombre de laico se entiende aquí la totalidad de fieles
cristianos, a excepción de los miembros que han recibido un orden sagrado
y de los que hallan en un estado religioso reconocido en la Iglesia”.10
Con esto queremos apuntar a la naturaleza que constituye la iden-
tidad ministerial de la Iglesia. Si tal identidad se perfila a partir de la
relación mutua entre clérigos y laicos, por ello debemos preguntarnos,
pese al esfuerzo innegable hecho por Vaticano II, cómo se organizan
actualmente y qué lugar se concede a cada uno de los miembros del bi-
nomio en la estructura de la convivencia eclesial.
9
Concilio Vaticano II, Constituciones, decretos, declaraciones, 72.
10
Ibid. Cabe aclarar que las cursivas son mías.
11
Congar, Esta es la Iglesia que amo, 23.
12
Estrada, La Iglesia, identidad y cambio, 242.
13
Forte, La Iglesia icono de la Trinidad, 68-70.
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69
14
Pelchat, L´Église mystére de communion. L´Ecclésiologie dans l´oeuvre de Henri de Lubac, 134.
15
Rahner, “Ideología y cristianismo”, 62.
16
Pelchat, L´Église Mystére de communion, 140.
17
Ibid., 142-143.
18
Sesboué y Guillet, “Communion”, 189.
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19
Forte, L´Église mystére de communion, 65.
20
Beuchot, Hermenéutica analógico-icónica y teológica, 127-130.
21
Forte, La Iglesia icono de la Trinidad, 68.
22
Galeano, Principios teológicos de la Reforma en la Iglesia según Ives Congar, 39.
23
Juan Pablo II, Lineamenta, No. 11.
24
Torres Queiruga, “La democracia en la Iglesia”, Servicios Koinonía, http://www.servicios
koinonia.org/relat/309.htm (consultado el 8 de noviembre de 2010).
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Todos los ámbitos a los que hace alusión Pablo VI requieren un tipo
de intervención que va en contra de la uniformidad y de las reducciones
ideológicas de la comunión. Esto, por una razón: todos esos ámbitos
constituyen el lugar en el que surge implacablemente la pluralidad. Así,
el mundo, que define la especificidad del laicado, hace que la Iglesia se
escriba en plural, dado que ella está inmersa y hace parte de la realidad
de este mundo; pero uno de los peligros que tenemos en esta pluralidad
consiste en que, cuanto más se confíe el mundo a los laicos, más tiempo
podrá seguir sometida la Iglesia al control del clero.
25
Pelchat, L´Église Mystére de communion, 351.
26
“Es a los laicos –afirman, por ejemplo, los Lineamenta– a quienes corresponde velar por la
animación cristiana del orden temporal.” (Juan Pablo II, Lineamenta, No. 30).
27
Villar, Iglesia, ministerio episcopal y ministerio petrino, 49.
28
Ibid., 68.
29
Congar, Verdaderas y falsa reformas de la Iglesia, 53.
30
Schillebeeckx, El misterio eclesial. Responsables en la comunidad cristiana, 147.
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31
Ibid., 130-134.
32
Concilio Vaticano II, Constituciones, decretos, declaraciones, 343.
33
Congar, Jalones para una teología del laicado, 165.
29-39.
35
Congar, Jalones para una teología del laicado, 171.
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36
Ibid., 182.
Conclusiones
A modo de conclusión, resaltaré algunos puntos que concretan el hori-
zonte de esta investigación acerca de la relación clérigos-laicado en la
estructura de la Iglesia de hoy, y de la mentalidad religiosa que legitima
tal relación.
Primero: los laicos, tal y como son definidos por su actual relación
con los clérigos, no tienen porvenir alguno; y ello, por una razón primera
y fundamental: los laicos no tienen porvenir sencillamente porque no
tienen presencia activa en la actual estructura institucional eclesial.
Segundo: se reitera el desplazamiento temático al que no hemos
dejado de invitar a lo largo de esta reflexión eclesiológica, esto es, aquellos
y aquellas a quienes seguimos llamando laicos no tienen un porvenir
eclesial, sino que son el porvenir concreto de la Iglesia.
Tercero: nuestra Iglesia y su porvenir pertenecen a todas las perso-
nas que, a la vez que armonizan en sus decisiones el porvenir de Dios, de
Jesucristo y el porvenir del mundo, asumen verdaderamente su estatuto
de sujetos de la vida de la Iglesia.
Cuarto: dado lo anterior, los presbíteros y el clero en general
pertenecen a una Iglesia de bautizados. Para librarse de su mentalidad
clericalista, deben necesariamente reasumir la condición común del lai-
cado, fuera de la cual no tiene sentido cristiano, y en relación a la cual
todo es servicio.
Quinto: el laicado de hoy no tiene sentido cristiano alguno, en la
medida en que su existencia se debe a unas estructuras mentales y ecle
siales que son un agravio al misterio de Jesucristo, porque, para perdurar,
pasan una factura que no puede ni debe ser pagada, esto es, la pasividad
de los laicos. En la Iglesia de Jesucristo no es posible que continúen
existiendo sujetos y objetos eclesiales. No se puede seguir concibiendo
los ministerios laicales separados de los ministerios clericales.
Sexta y última conclusión: el hecho de proponer que se considere a
profundidad la situación del laicado en la mentalidad religiosa de nuestra
la iglesia de jesucristo: una iglesia de unidad, comunión y pluralidad luis rafael martínez , s.j.
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Bibliografía
Beuchot, Mauricio. Hermenéutica analógico-icónica y teológica. Bogotá:
Pontificia Universidad Javeriana, 2008.
Borobio, Dionisio. Los ministerios en la comunidad. Barcelona: Centre
de Pastoral Litúrgica, 1999.
_____. Esta es la Iglesia que amo. Salamanca: Sígueme, 1969.
_____. Verdaderas y falsas reformas de la Iglesia. Salamanca: Sígueme,
1968.
Concilio Vaticano II. Constituciones, decretos, declaraciones. Madrid:
BAC, 1969.
Congar, Yves. Jalones para una teología del laicado. Barcelona: Estela, 1963.
Estrada, Juan A. La Iglesia identidad y cambio. El concepto de Iglesia del
Vaticano I a nuestro días. Madrid: Cristiandad, 1985.
Forte, Bruno. La Iglesia icono de la Trinidad. Breve eclesiología. Salamanca:
Sígueme, 1997.
Galeano Atehortua, Adolfo. Principios teológicos de la Reforma en la Iglesia
según Ives Congar. Roma: Pontificia Universitas Gregoriana, 1981.
González Faus, José Ignacio. Hombres de la comunidad. Apuntes sobre el
ministerio eclesial. Santander: Sal Terrae, 1989.
Juan Pablo II. Lineamenta. Roma: Editrice Vaticana, 1999.
Pelchat, Marc. L´Église mystére de communion. L´Ecclésiologie dans l´oeuvre
de Henri de Lubac. Montreal: Paulines & Médiaspaul, 1982.
la iglesia de jesucristo: una iglesia de unidad, comunión y pluralidad luis rafael martínez , s.j.