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La venida de Emanuel a Judá

Isaías 9-12
Dios bendijo a Isaías con dos hijos varones, cuyos nombres se convierten en
señales a la nación: Maher-salal-hasbaz (“veloz es el botín, rápida es la presa” 8:3),
y Sear-jasub (“un remanente volverá”, 7:3). El primero sirve como un nefasto
recordatorio de la multitud de asirios que se avecinan; el segundo provee el
consuelo de que el Mesías un día reinará en justicia, una promesa anticipada y
confirmada por muchas profecías específicas (7:14; 8:14; 9:2,6; 11:1-2). Aun con
juicio en el horizonte, los redimidos pueden causar, sabiendo que la victoria final es
segura.
Hay 1,189 capítulos en la Biblia. El leerla toda en un año requiere un “andar
diario” (¡o “trotar”!) de aproximadamente tres o cuatro capítulos al día. A medida
que leas, tu papel es semejante al del esquiador acuático, cubriendo una gran
cantidad de territorio en forma rápida, en lugar de como lo haría un buzo,
“buceando a lo profundo” de cada capítulo.
Pero hoy, ¡cambia los papeles! Haz de los seis versos cortos de Isaías 12 el
centro de tu meditación y estudio. Allí encontraras una “inspiración de alabanza”,
un himno de adoración, y rinde culto al Señor de Israel por su salvación y
conservación.
De muchas maneras, Isaías 12 se parece a un salmo. A medida que lo lees,
¿las palabras no reflejan la actitud de su corazón? ¡Entonces cambia el capítulo en
tu propio salmo de alabanza! Dale gracias a Dios por su comodidad y salvación;
alábale porque Él te ha dado fuerzas y una canción para cantar; dile el por qué esto
te da confianza y gozo a medida que encaras cada nuevo día. Y si tienes dificultad
poniendo tus pensamientos en palabras, simplemente lee el capítulo
preferentemente en voz alta. Encontrarás que es un deleite celebrar el día de dar
gracias.

Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de


ti el Santo de Israel. Isaías 12:6

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