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FRANCIS A.

JENKINS
Y

HARVEY E. WHITE
P R O F E S O R E S D E FISICA E N L A U N I V E R S I D A D D E CALIFORNIA

FUNDAMENTOS
DE

OPTICA
Traducción del inglés por
C A Y E T A N O ENRIQUEZ DE S A L A M A N C A
Y
ALBINO ¡TOSTA A L M A R Z A
Licenciados en Ciencias Físicai

AGUILAR - MADRID
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La presente obra, incorporada a este fondo editorial
con el asesoramiento de D. Luis BRAVO GALA, es la
traducción española de
FUNDAMENTAIS OF OPTICS
3rd. EDITION

publicada originalmente en lengua inglesa por la Casa


McGraw-Hill Book Company, Inc., de Nueva York,
Toronto y Londres.

N Ú M . RGTRO.: ; 4601-62.
DEPÓSITO LEGAL. B I . 2.556.—1963.

O AGUILAR, S. A . DE 'EDICIONES, 1964.

Reservados todos los derechos.

Printod ia Spain. Impreso en España por Eléxpuru Hermanos, Alameda de Mazarredo, 16, Bübao.
PROLOGO
PROLOGO A LA EDICION ESPAÑOLA

Los objetivos principales que nos han movido a preparar esta


nueva edición pueden sintetizarse en dos palabras: simplificación
y modernización. Tanto la experiencia personal de los autores como
la de los numerosos profesores que han utilizado el libro como texto
durante las dos últimas décadas, han puesto de manifiesto que muchos
pasajes matemáticos resultaban excesivamente laboriosos. Como
ejemplo de los esfuerzos realizados para subsanar este defecto, digamos
que se ha redactado de nuevo\ en lenguaje más sencillo el capitulo
sobre reflexión, y se ha colocado delante de otros aspectos más com-
plejos relacionados con la luz polarizada. Además, al expresar la
frecuencia y longitud de onda en unidades circulares, y al introducir
en algunos lugares la notación \compleja, ha sido posible abreviar las
deducciones de la teoría ondulatoria, lo que ha permitido la inclu-
sión de nuevas materias cuya exposición consideramos imprescindible.
Las diversas ramas de la física modifican su contenido al compás
de las variaciones experimentadas por el conjunto de esta disciplina.
Así, en óptica las nociones de paquete de ondas, anchura de raya
y longitud de coherencia han adquirido mayor importancia debido
a su interés en mecánica cuántica. Por idéntica razón, los estudiantes
toman antes contacto con las magnitudes complejas, lo que nos ha
animado a incluir algunos ejemplos de la eficacia de su uso. Debido
a su empleo creciente, hemos completado la óptica geométrica con
la óptica concéntrica, así como con los métodos gráficos de trazado
de rayos. Debido a la falta de ^espacio no ha sido posible tratar las
elegantes relaciones existentes entre óptica geométrica y mecánica
de partículas; tal como sucede en el microscopio electrónico y las
lentes cuadripolares; el profesor debe suplir esta y otras deficiencias.
Lo mismo cabe decir en cuanto al estudio excesivamente conciso
de ciertos temas donde viejos principios han vuelto a adquirir im-
portancia; p. ej., radiación de Cerenkov, red en escala y películas
multilaminares.
Una dificultad común a todos los autores de obras de este nivel
consiste en evitar que el estudiante adquiera la impresión de que
queda agotado el tema tratado. Si el lector se toma la molestia de
:

consultar la bibliografía, se convencerá fácilmente de lo contrario.


Para estimular estas lecturas hemos incluido en el texto numerosas
referencias a trabajos originales, así como a libros. Se ha insertado
además una serie de problemas totalmente nuevos, algo más difíciles
que los que figuraban en ediciones anteriores.
XI
XII PROLOGO A LA EDICION ESPAÑOLA

No es posible mencionar aquí a: todos los que han contribuido


con sus amables sugerencias a estas mejoras. Nos han indicado
errores y omisiones L. W. Alvarez, W'. A. Bowers, J. E. Mack,
W. C. Price, R. S. Shankland y J. M. Stone, a la vez que H. S. Cole-
man, J. W. Ellis, F. S. Harris (Jr.), R. Kingslake, C. F. J. Overhage
y R. E. Worley han aportado valiosas ideas. Deseamos expresar
nuestra gratitud a todos ellos, así como a T. L. Jenkins, que sugirió
algunas simplificaciones en ciertos desarrollos y comprobó las solu-
ciones de muchos problemas.
Nos resulta especialmente grato que nuestra obra se traduzca al
hermoso idioma español. De acuerdo con nuestros datos, existen
en este idioma muy pocos textos que cubran la óptica a un nivel equi-
valente. Creemos, por ello, que este libro ha de resultar de verdadera
utilidad para los estudiantes del mundo de habla española. De las
diversas ramas de la física, la óptica^ es una en la que se trabaja ac-
tivamente en España y donde sus investigadores han efectuado algu-
nas de sus contribuciones más importantes. Nos permitimos expre-
sar la esperanza de que esta obra contribuya a su continuado
éxito en este interesante y fundamental campo de la física.

FRANCIS A . JENKINS.
H A R V E Y E . WHITE.
INDICE G E N E R A L
INDICE GENERAL

PRÓLOGO A L A EDICIÓN ESPAÑOLA Pág.

PARTE I

OPTICA GEOMETRICA

C A P . 1 . — B A T O S LUMINOSOS.
1- 1, Concepto de rayo luminoso, pág. 3.—1-2. Leyes de la reflexión y la
refracción, 4.—1-3. Construcción gráfica del rayo refractado, 5.—1-4. Prin-
cipio de reversibilidad, 6.—1-5. Camino óptico, 7.—1-6. Principio de Fennat,
8.—1-7. Dispersión del color, 11.—Poblemas, 12.

C A P . 2 . — S U P E R F I C I E S PLANAS. 14
2- 1. Haz de luz paralela, pág. 14.—2-2. Angulo limite y reflexión total, 15.—
2- 3. Reflexión do rayos divergentes, 18.—2-4. Refracción de rayos diver-
gentes, 19.—2-5. Imágenes formadas por rayos paraxiales, 19.—2-6. Lámina
plano-paralela, 20.—2-7. Refracción en un prisma, 21.—2-8. Desviación
mínima, 22.—2-9. Prismas delgados, 24.—2-10. Combinaciones do prismas
delgados, 25.—2-11. Método gráfico para el trazado de rayos, 25.—2-12.
Prismas de visión directa, 26.—Problemas, 27.

C A P . 3 . — S U P E R F I C I E S ESFÉRICAS 30
3- 1. Focos y distancias focales, pág. 31.—3-2. Formación de imágenes, 32.—
3-3. Imágenes virtuales, 34.—3-4. PuntoB y planos conjugados, 34.—3-5.
Convenios de signo, 35.—3-6. Construcciones gráficas. Método del rayo
paralelo, 30.—3-7. Métodos del rayo oblicuo, 38.—3-8. Aumento, 40.—3-9.
Vergencia reducida, 40.—3-10. Deducción do la fórmula de Gauss, 42.—
3- 11. Nomografía, 43.—Problemas, 44.

CAP. 4 . — L E N T E S DELGADAS. . 47
4- 1. Focos y distancias focales, pda. 47.—4-2. Formación de imágenes, 48.—
4-3. Puntos y planos conjugados, 49.—4-4. Método del rayo paralelo, 49.—
4-5. Método díl rayo oblicuo, 50.—4-6. Uso de la fórmula de las lentes, 51.—
4-7. Aumento lateral, 51.—4-8. Imágenes virtuales, 52.—4-9. Fórmula del
constructor de lentes, 54.—4-10. Combinaciones de lentes delgadas, 54.—
4- 11. Espacio objeto y espacio imagen, 56.—4-12. Potencia de una lente
delgada, 57.—4-13. Lentes delgadas en contacto, 58.—4-14. Deducción
de la fórmula de las lentes, 59.—4-15. Obtención de la fórmula del constructor
do lentes, 60.—Problemas, 63.

C A P . 5 . — L E N T E S GRUESAS . . . R 65
5- 1. Dos superficies esféricas, púg. 65.—5-2. Método del rayo paralelo, 60.—
5-3. Focos y puntos principales, 07.—5-4. Relaciones conjugadas, 69.—
5- 5. Método del Tayo oblicuo, 70.—5-6. Fórmulas generales de las lentes
gruesas, 71.—5-7. Lentes gruesasi especiales, 75.—5-8. Puntos nodales y
centro óptico, 75.—5-9. Otros puntos fundamentales, 77.—5-10. Combinación
de lentes delgadas considerada como una lente gruesa, 77.—5-11. Combi-
naciones de lentes gruesas, 80.—5-12. Platina nodal, 80.—Problemas, 82.

C A P . 6 . — E S P E J O S ESFÉRICOS . . ; 85
'6-1. Focos y distancias focales, pág. 85.—6-2. Construcciones gráficas, 86.—
6- 3. Fórmulas de los espejos, 89.^—6-4. Potencia de un espejo, 92.—6-5.
Esjejos gruesos; 92.—6-6. Fórmulas de los espejos gruesos, 94.—6-7. Otros
espejos gruesos, 95.—6-8. Aberración de esfericidad, 96.—6-9. Astigmatismo,
98.—Problemas, 100.
XV
XVI INDICE GENERAL

C A P . 7 . — E F E C T O S D E LOS DIAFRAGMAS 102


7-1. Diafragma de campo y diafragma de,apertura, pda. 102.—7-2. Pupilas
de entrada y de salida, 103.—7-3. Rayo principal, 104.—7-4. Diafragma
frontal, 104.—7-5. Diafragma entre dos lentes, 106.—7-6. Dos lentes sin
diafragmas, 107.—7-7. Determinación del diafragma de apertura, 108.—
7-8. Campo visual, 110.—7-9. Campo de un espejo plano, 110.—7-10. Campo
do un espejo convexo, 111.—7-11. Campo de una lente convergente, 112.—
7- 12. Brillo fotométrico e iluminación, 114.—7-13. Brillo de una imagen,
116.—7-14. Aumento normal, 118.—7-15. Iluminación de una Imagen,
118.—7-10. Imagen de un manantial puntual, 120.—7-17. Iluminación fuera
del eje, l'¿0.—7-18. Efecto marginal, 121.—Problemas, 122.

C A P . 8 . — T R A Z A D O D E RAYOS 126
8- 1. Rayos oblicuos, pdg. 126.—8-2. Método gráfico para el trazado de rayos,
127.—8-3. Fórmulas del trazado de rayos, 130.—8-4. Ejemplo de cálculo
para el trazado de rayos, 132.—Problemas, 136.

C A P . 9 . — A B E R R A C I O N E S D E LAS L E N T E S 138
9- 1. Desarrollo del seno y teoría do primor orden, pág. 138.—9-2. Teoría do
tercer orden de las aberraciones, 140.—9-3. Aberración de esfericidad de
una sola superficie, 140.—9-4. Aberración de esfericidad de una lente del-
gada, 142.—9-5. Resultados de la teoría de tercer orden, 145.—9-6. Aberración
de esfericidad de quinto orden, 149.—9-7. Coma, 151.—9-8. Puntos aplana-
ticos de una superficie esférica, 155.—9-9. Astigmatismo, 157.—9-10. Cur-
vatura de campo, 160.—9-11. Distorsión, •161.—9 12. Teorema de los senos
y condición de los senos de Abbe, 104.—9-13. Aberración cromática, 167.—
9- 14. Doblete separado, 173.—Problemas^ 176.
C A P . 1 0 . — I N S T R U M E N T O S ÓPTICOS 179
10- 1. Objetivos fotografieos, pdg. 179.—10-2. Rapidez délos objetivos, 180.—
10-3. Meniscos, 181.—10-4. Lentes simétricas, 181.—10-5. Tripletes anas-
tigmáticos, 183.—10-6. Teleobjetivos, 183.—10-7. Lupas, 184.-—10-8. Tipos
de lupas, 187.—10-9. Microscopios, 188.—10-10. Objetivos de microscopio,
188.—10-11. Anteojos astronómicos, 189.-10-12. Oculares, 192.—10-13.
Ocular de Huygens, 193.—10-11. Ocular de líamsden, 193.-10-15. Kellner
a ocular de Ramsden acromático, 194.—110-16. Oculares especiales, 194.—
10-17. Prismáticos, 195.—10-18. El sistema óptico de Kellner-Schmidt, 196.—
10-19. Sistemas ópticos concéntricos, 198.1—Problemas. 199.

PARTE II

O P T I C A F I S I C A

C A P . 1 1 . — O N D A S LUMINOSAS 203
11-1. Movimiento ondulatorio, pdg. 203.-f-ll-2. Ondas sinusoidales, 206.—
11-3. Fase y diferencia de fase, 208.—11-4. Velocidad de faso o de onda,
209.—11-5. Amplitud e intensidad, 211.—11-6. Frecuencia y longitud de onda,
214.—11-7. Paquetes de ondas, 219.—11-8. Reflexión y refracción, 220.—
Problemas, 223.

C A P . 12.—SUPERPOSICIÓN D E ONDAS 225


12- 1. Composición do movimientos armónicos simples a lo largo de la misma
recta, pdg. 225.—12-2. Composición vectorial de amplitudes, 227.—12-3.
Superposición de dos trenos de ondas de la misma frecuencia, 229.-—12-4.
Superposición de muchas ondas con fases cualesquiera, 232.—12-5. Ondas
complejas, 233.—12-6. Análisis de Fourier, 236.—12-7. Velocidad de grupo,
238.—12-8. Relación gráfica entre velocidad de onda y de grupo, 241.—12-9.
Composición de movimientos armónicos simples perpendiculares, 242.—
Problemas, 245. 1

C A P . 1 3 . — I N T E R F E R E N C I A D E DOS HACES LUMINOSOS 248


13- 1. Principio de Huygens, pdg. 248.—13^2. Experimento de Young, 250.—
13-3. Franjas de interferencia producidas por un foco doble, 252.—13-4. Dis-
tribución de la intensidad en el sistema de franjas, 254.—13-5. Biprisma de
Fresnel, 256.—13-6. Otros dispositivos para dividir el frente de onda, 258.—
13-7. Manantiales coherentes, 260.—13-8; División de la amplitud. Infcer-
ferómetro de Michelson, 261.—13-9. Franjas ciroulares, 263.—13-10. Franjas
INDICE G E N E R A L XVII

localizadas, 265.—13-11. Franjas con luz blanca, 207.—13-12. Visibilidad


- de las franjas, 268.—13-13. Medidas interforométricas do longitudes, 270.—
13- 14. Interferómetro de Twyman y Groen, 273.—13-15. Medida del índico
de refracción por métodos interferenciales, 274.—Problemas, 277.

C A P . 1 4 . — I N T E R F E R E N C I A S POR R E F L E X I O N E S MÚLTIPLES 280


14- 1. Reflexión en una película plano-paralela, pda. 280.—11-2. Franjas
de igual inclinación, 283.—14-3. Interferencias con la luz transmitida, 284.—
14-4. Franjas de igual espesor, 283.—14-5. Anillos de Newton, 286.—14-0.
Películas antirreflectantes, 288.—14-7. Nitidez do las franjas, 21)0.—14-8.
Método de las amplitudes complejas, 292.—14-9. Cálculo du la función
intensidad, 293.—14-10. Interferómetro de Fabry-Perot, 295.—14-11.
Franjas de Brcwster, 296.—14-12. Poder do resolución cromático, 297.—
14-13. Comparación de longitudes de onda con el interferómetro, 299.—-
14-14. Estudio de la estructura hiperfina y de la forma de las vayas, 302.—
14- 15. Otros espectroscopios interferenciales, 305.—5 4-16. Espectros aca-
nalados. Filtro interferencial, 306.—Problemas, 307.

C A P . 15.—DIFRACCIÓN D E F R A U N H O F E R POR U N A SOLA A B E R T U R A . 310


15- 1. Difracción de Fraunhofer y de Fresnel. pan. 310.—15-2. Difracción
por una rendija, 310.—15-3. Ampliación del estudio de la figura de difrac-
ción producida por una rendija, 314.—15-4. Estudio gráfico de amplitudes.
Curva de vibración, 317.—15-5. Abertura rectangular, 319.—15-0. Poder
separador de una abertura rectangular, 322.—15-7. Poder separador cromático
de un prisma, 324.—15-8. Abertura circular, 325.—15-9. Poder separador
de un anteojo, 327.—15-10. Brillo e iluminación do las imágenes de estrellas,
329.—15-11. Podor separador de un microscopio, 330.—15-12. Contraste
de fase, 332.—Problemas, 333.

CAP. 1 6 . — L A DOBLE RENDIJA 336


16- 1. Aspectos cualitativos de la figura de difracción, pág. 336.—16-2.
Deducción de la ecuación de la intensidad, 336.-—16-3. Comparación de las
figuras producidas por la doble rendija y por la rendija sencilla, 339.-
16- 4. Distinción entre interferencia y difracción, 339.—16-5. Posiciones de
los máximos y mínimos. Ordenes desaparecidos, 340.—16-6. Curva do vi-
bración, 344.—16-7. Efecto de la anchura finita de la rendija manantial,
346.—16-8. Interferómetro estelar de Michclson, 348.—16-9. Interferencias
con grandes ángulos, 351.—Problemas, 352.

C A P . 1 7 . — L A R E D D E DIFRACCIÓN 354
17- 1. Efecto ¿o aumentar el número de rendijas, pág. 354.—) 7-2. Distribución
do la intensidad en una red ideal, 356.—17-3. Máximos principales, 356.—
17- 4. Mínimos y máximos secundarios, 357.—17-5. Formación de espectros
mediante una red, 359.—17-6. Dispersión, 361.—17-7. Superposición do
órdenes, 362.—17-8. Anchura de los máximos principales, 363.—17-9. Poder
separador, 365.—17-10. Curva de vibración, 366.—17-11. Producción de
redes rayadas, 369.—17-12. Animas, 371.—17-13. Control de la distribución do
intensidad eíitrc órdenes, 372.—17-14. Medida de la longitud de onda con
la red, 375.—17-15. Red cóncava, 375.—17-16. Espectrógrafos de red, 375.—
Problemas, 378.

C A P . 18.—DIFRACCIÓN D E FRESNEL 381


18- 1. Sombras, pág. 381.—18-2. Zonas semiperiódicas de Fresnel, 383.—18-3.
Difracción por una abertura circular, 386.—18-4. Difracción por un obs-
táculo circular, 388.—18-5. Placa zonal, 389.—18-0. Curva de vibración pura
división circular del frente de onda, 390.—18-7. Aberturas y obstáculos de
bordes rectos, 392.—18-8. División en bandas del frente de onda, 392.—18-9.
Curva de vibración correspondiente a la división en bandas. Espiral de Cornu,
393.—18-10. Integrales de Fresnel, 395.—18-11. Borde rectilíneo, 398.—
18-12. Propagación rectilínea de la luz, 401.—18-13. Rendija sencilla, 402.—
18- 14. Aplicación de las integrales de Fresnel a la resolución de problemas
de difracción, 405.—18-15. Difracción por una varilla opaca, 405.—18-16.
Pantallas difractantes de otras formas. Principio de Babinet, 407.—18-17.
Tratamientos más generales de la difracción, 408.—Problemas, 410.

CAP. 19.—VELOCIDAD D E L A L U Z 413


19- 1. Método de Romer, pág. 413.—19-2. Método de Bradley. Aberración de
la luz, 415.—19-3. Método terrestre de Fizeau, 417.—19-4. Método del espejo
giratorio, 419.—19-5. .Últimos experimentos de Michclson, 420.—19-0.
Medidas en el vacío, 421.—19-7. Método de la célula de Kerr, 422.—19-8.
Velocidad de las ondas de radio, 424.—19-9. Razón de las unidades elec-
XVTII INDICE GENERAL

tricas, 42/j.—iy-10. Velocidad de la luz en la materia en reposo, 42,5.—


10-11. Velocidad do la luz en la materia en movimiento, 428.—19-12. Coe-
ficiente de arrastre de Fresnal, 42!).—19-13. Experimento de Airy, 429.—
19- 14. Efecto del movimiento del observador. 430.—19-15. E l experimento
do Miclielson-Morlcy, 431.—19-16. Principio de la relatividad, 434.—19-1?.
Los tres efectos de primer orden de la relatividad, 436.—Problemas, 439.

CAP. 2 0 . — T E O R Í A ELECTROMAGNÉTICA D E L A L U Z , 441


20- 1. Naturaleza transversal de las vibraciones lummosas, pág. 441.—20-2,
Ecuaciones de Maxwell en el vacío, 442.—20-3. Corriente de desplazamiento,
443.—20-4. Ecuaciones de las ondas electromagnéticas planas, 445.—20-5.
Representación trafica de una onda electromagnética, 447.—20-6. Vector
luminoso de una onda electromagnética, 447.—20-7. Energía e intensidad
do una onda electromagnética, 448.—20-8. Radiación emitida por una carga
acelerada, 448.—20-9. Radiación emitida por una carga en movimiento
periódico, 451.—20-10. Comprobación por Hcrtz de la existencia do las ondas
electromagnéticas, 452.—20-11. Velocidad de las ondas electromagnéticas
en el vacío, 453.—20-12. Radiación do Cerenkov, 454.—Problemas, 456.

C A P . 2 1 . — M A N A N T I A L E S LUMINOSOS T SUS ESPECTROS 458


21- 1. Clasificación de los manantiales luminosos, pág. 458.—21-2. Sólidos
a alta temperatura, 458.—21-3. Arcos metálicos, 460.—21-4. Mechero Bunsen,
462.—21-5. Chispa, 463 —21-0. Tubo de vacío, 464.—21-7. Clasificación de
los espectros, 460.—21-8. Emitancia y absortancia, 460.—21-9. Espectros
continuos, 468.—21-10. Espectros de rayas, 473.—21-11. Teoría déla relación
entre rmisión y absorción, 476.—21-12. Series de rayas espectrales, 477.—
21- 13. Espectros de bandas, 478.—21-14. Teoría de los espectros de rayas,
de bandas v continuos, 479.—21-15. Anchura de las rayas espectrales, 481.—
Problemas, 483.

C A P . 2 2 . — A B S O R C I Ó N Y DIFUSIÓN 484
22- 1. Absorción general y selectiva, pág. 484.—22-2. Distinción entre absor-
ción y difusión, 485.—22-3. Absorción por sólidos y líquidos, 486.—22-4.
Absorción por gases, 48S.—22-5. Resonancia y fluorescencia de gases, 489.—
22-6. Fluorescencia de sólidos y líquidos, 491.—22-7. Reflexión selectiva.
Rayos residuales, 491.—22-8. Teoría de la relación entre absorción y refle-
xión, 493.—22-9. Difusión debida a pequeñas partículas, 494.—22-10.
Difusión molecular. Color azul del cíelo, 497.—22-11. Efecto Raman, 498.—
22- 12. Teoría do la difusión, 499.—22-13. Difusión e índice de refracción,
500.—Problemas, 502.

CAP. 23.—DISPERSIÓN 504


23- 1. Dispersión en un prisma, pilg. 504.—23-2. Dispersión normal, 505.—
23- 3. Ecuacióu do Cauchy, 508.—23-4. Dispersión anómala, 510.-—23-5.
Ecuación de Sclluieicr, 513.—23-0. Efecto do la absorción sobre la dispersión,
516.—23-7. Velocidades de onda y de grupo en el medio, 519.—23-8.
Curva, de dispersión completa do una sustancia, 519.—23-9. Ecuaciones
electromagnéticas pava los medios transparentes, 522.—2.3-10. Teoría de la
dispersión, 524.—23-11. Naturaleza de las partículas vibrantes y de las fuer-
zas de rozamiento, 527.—Problemas, 528.

C A P . 24.—POLARIZACIÓN D E L A L U Z 531
24- 1. Polarización por reflexión, pdg. 531.—24-2. Representación de las
vibraciones luminosas, 532.—24-3. Angulo de polarización y ley de Browster,
534.—24-1. Polarización por una pila de láminas, 535.—24-5. Ley de Malua,
537.—24-6. Polarización por cristales dicroicos, 539.—24-7. Doble refrac-
ción, 540.—24-8. Eje óptico, 542.—24-9. Secciones y planos principales,
542.—24-10. Polarización por doble refracción, 543.—24-11. Prisma de
Nicol, 545.—24-12. Nicoles paralelos y cruzados, 547.—24-13. Refracción por
prismas de calcita, 547.—24-14. Prismas de Rochon y Wollaston, 548.—24-15.
Polarización por difusión, 549.—Problemas, 552.

CAP. 25.—-REFLEXIÓN 554


25- 1. Reflexión en los dieléctricos, pdg. 554.—25-2. Intensidades de la luz
transmitida, 557.—25-3. Reflexión inf.erna, 558.—25-4. Cambios de fase en
la reflexión, 559.—25-5. Reflexión de la luz polarizada linealmente en un
dieléctrico, 560.—25-6. Luz polarizada elípticamente por reflexión interna,
562.—25-7. Penetración en el medio menos denso, 564.—25-8. Reflexión
metálica, 566.-25-9. Constantes ópticas de los metales, 569.—25-10. Des-
cripción de la lux reflejada en un metal, 570.—25-11. Medida del ángulo
INDICE GENERAL

principal de incidencia y del acimut principal, 573.—25-12. Experimentos


de Wiener, 573.—25-13. Teoría electromagnética de la reflexión y retracción
en los dieléctricos, 576.—25-14. Teoría do la reflexión metálica, 579.—
Problemas, 581.

CAP. 2 6 . — D O B L E REFRACCIÓN
26-1. Superficies de onda en los cristales uniaxicos, pda. 583.—26-2. Pro-
pagación de ondas planas en cristales uniáxioos, 585.—26-3. Ondas planas
en incidencia oblicua, 588.—26-4. Dirección de las vibraciones, 589.—-26-5.
Indices de refracción de los cristales uniáxicos, 590.—26-6. Superficies de
onda en los cristales biáxicos, 592.—26-7. Retracción cónica interna, 595.—
26- 8. Refracción cónica externa, 597.—26-9. Teoría de la doble refracción,
598.—Problemas, 602.

CAP. 27.—INTERFERENCIAS CON L U Z POLARIZADA


27- 1. Luz polarizada elíptica y circularmente, pdg. 604.—27-2. Láminas
de cuartoy de media onda, 607.—27-3. Láminas cristalinas entre dos nicoles
cruzados, 607.—27-4. Compensador de Babinet, 60!).—27-5. Análisis de la
luz polarizada, 611.—27-6. Interferencias con luz blanca, 612.—27-7. Piltro
monocromático polarizante, 616.—27-8. Aplicaciones de las interferencias
en luz paralela, 617.—27-9. Interferencias en luz muy convergente, 618.—
Problemas, 621.

CAP. 28.—ACTIVIDAD ÓPTICA


28- 1. Rotación del plano de polarización, pda. 624.—28-2. Dispersión rota-
toria, 625.—28-3. Interpretación de la rotación dada por Fresncl, 628.—
28- 4. Doble refracción en los cristales ópticamente actiros, 629.—28-5.
Forma de la superficie de onda en el cuarzo, 632.—28-6. Prisma múltiple
de Frcsnél, 633.—28-7. Prisma de Cornu, 634.—28-8. Formas de vibración
e intensidades en los cristales activos, 635.—28-9. Teoría de la actividad
óptica, 637.—28-10. Rotación en los líquidos, 639.—Problemas, 640.

CAP. 2 9 . — M A G N E T O Ó P T I C A T ELECTROÓPTICA
29- 1. Efecto Zeeman, vdg. 642.^29-2. Efecto Zeeman inverso, 649.—29-3._
Efecto Faraday, 650.—29-4. Efecto Voigt, o doble refracción magnética,"
653.—29-5. Efecto Cotton-Mouton, 656.—29-6. Efecto magnetoóptico Kcrr,
656.-29-7. Efecto Stark, 657.-29-8. Efecto Stark inverso, 658.-29-9.
Doble refracción eléctrica, 659.—29-10. Efecto electroóptico Kerr, 659.—
Problemas, 661.

PARTE III

OPTICA CUANTICA

CAP. 30.—FOTONES ¡
30-1. Fallos de la teoría ondulatoria, pda. 665.—30-2. Demostración de la
existencia de cuantos de luz, 667.—30-3. Energía, euntidad de movimiento
y velocidad de los fotoneB, 670.—30-4. Desarrollo de la mecánica cuántica,
671.—30-5. Principio de indeterminación, 672.—30-6. Difracción por una
rendija, 673.—30-7. Complementareidad, 674.—30-8. Doble rendija, 675.—
30-9. Detenninaciún do la posición con un microscopio, 677.—30-10. Utili-
zación de un obturador, 678.—30-11. Interpretación del carácter dual, 679.—
30-12. Dominios de aplicación de las ondas y de los fotones, 680.—Pro-
blemas, 681. !

INDICE A L F A B É T I C O D E AUTORES T MATERIAS


PARTE PRIMERA

OPTICA GEOMETRICA
CAPITULO I

RAYOS LUMINOSOS

L a óptica, o ciencia de la luz, puede dividirse en tres partes,


cada una de las cuales requiere un tratamiento teórico esencial-
mente diferente. Estas son: a) óptica geométrica, que se estudia
por el método de los rayos luminosos; b) óptica física, que trata
de la naturaleza de la luz desde el punto de vista de la teoría
de ondas; c) óptica cuántica, relacionada con las interacciones
entre la luz y las partículas atómicas, y cuyo estudio preciso re-
quiere el empleo de los métodos de la mecánica cuántica. E n
este libro nos limitaremos casi exclusivamente a los aspectos a)
y b), aunque esbozaremos en el último capítulo los rasgos más
salientes del c). Estos aspectos de la óptica los podríamos denomi-
nar con más propiedad macroscópico, microscópico y atómico, para
indicar de manera más explícita su respectivo campo de aplica-
ción. Cuando sé trata del estudio de la luz a grandes escalas, resul-
ta suficiente casi siempre la representación por medio de rayos.
1-1. Concepto de rayo luminoso.—La distinción entre óptica
geométrica y óptica física aparece inmediatamente cuando se
intenta aislar, por medio de diafragmas, un único rayo de luz.

F I G . 1-1.—Intento de aislar un rayo de luz.

E n la figura 1-1, 5 representa un manantial luminoso de dimensio-


nes lo más pequeñas posible, y ¡que suele denominarse manantial
puntual. E n la práctica se consigue haciendo pasar a través de
un pequeño orificio, practicado en una pantalla metálica, la luz
procedente del polo positivo de un arco de carbón al rojo blanco . J

Intercalando otra pantalla opaca H, provista de un orificio mucho


1
La lámpara de arco concentrado proporciona también una buena aproxi-
mación de manantial puntual (Sec. 21-2).
3
4 R A Y O S LUMINOSOS [CAP. 1

mayor, entre S y la pantalla blanca de observación M [Fig. 1-1 («)],


solo la porción de esta última comprendida entre las rectas tra-
zadas desde S estará apreciablemente iluminada. E n este hecho
nos apoyamos para decir que la luz se propaga según líneas rectas,
llamadas rayos, pues podemos explicarlo suponiendo que solo
los rayos no interceptados por H alcanzan la pantalla M. Si ha-
cemos menor el orificio de H, parte (b) de la figura, la región ilu-
minada se estrechará también, poí lo que cabría esperar la posi-
bilidad de aislar un rayo si se hace suficientemente pequeño el
agujero. Sin embargo, la experiencia indica que a partir de un
cierto límite en el diámetro de este (del orden de unas décimas
de milímetro), la mancha luminosa aumenta en vez de disminuir.
Cuando el agujero es excesivamente pequeño, la región iluminada,
aunque tenuemente, resulta más ¡extensa [Fig. 1-1 (c)].
E l fracaso de este intento de aislar un rayo luminoso se debe
al fenómeno llamado difracción, que explica también la falta de
nitidez del borde de la sombra cuando el orificio es grande. L a
difracción se debe a la naturaleza ondulatoria de la luz y se es-
tudiará con todo detalle en la sección de óptica física. Solo ad-
quiere importancia cuando se estudian fenómenos a pequeña es-
cala, como al utilizar un agujero muy pequeño o al examinar
el borde de una sombra con una lupa. Sin embargo, en la mayoría
de los instrumentos ópticos utilizaremos haces luminosos lo su-
ficientemente extensos para poder despreciar los efectos de la
difracción. E n este caso, el concepto de rayo luminoso es de gran
utilidad, pues los rayos indican la dirección del flujo de energía
en el haz luminoso.
1-2. Leyes de la reflexión y la refracción.—Estas dos leyes
se descubrieron experimentalmente mucho antes de que se com-
prendiera toda su importancia, y, en conjunto, constituyen la base
de toda la óptica geométrica.
Pueden deducirse a partir de ciertos principios generales, que
trataremos más adelante, pero de momento las i enunciaremos
como hechos experimentales. E n general, cuando un rayo incide
«^re la superficie de separación de dos medios transparentes,
en los que la velocidad de la
luz es sensiblemente diferente, se
divide en un rayó reflejado y
otro refractado. E n la figura 1-2,
IA representa el rayo incidente,
que forma un ángulo <j> con la
normal NA en A\ a la super-
ficie; <f> se denomina ángulo de
FIG. 1-2.—Reflexión y refracción de incidencia, y el plano definido por
un rayo en una superficie límite. IA y NA, plano de incidencia.
SEC. 1-3] CONSTRUCCION GRAFICA D E L RAYO REFRACTADO 5

Podemos ahora enunciar l a ley de la reflexión como sigue:


El rayo reflejado está en el -plano de incidencia, y el ángulo
de reflexión es igual al de incidencia.
Esto es, IA, NA y AR están todos en el mismo plano, y
V = t [i-i]

L a ley de la refracción, conocida corrientemente como ley de


Snell , en honor de su descubridor, dice que:
2

El rayo refractado está en el plano de incidencia, siendo


constante la razón del seno del ángulo de incidencia al seno del
ángulo de refracción:
sen é
= const. [1-2]
sen <j>'
Si a la izquierda de la superficie de separación en la figura 1-2
hay vacío (o en la práctica, aire), el valor de dicha constante se
llama índice de refracción,n', del medio de la derecha. Efectuando
medidas experimentales de los ángulos <f> y </>' se pueden deter-
minar los valores de n' para diversas sustancias transparentes.
Así, la ley de Snell para la refracción en l a superficie de sepa-
ración de dos medios de índices de refracción n y n' se puede
también escribir en la forma simétrica
n sen cf> =n' sen <f>' [1-3]
Siempre que sea posible utilizaremos símbolos sin acentuar
para el primer medio, y acentuados, para el segundo. L a razón
n'jn se denomina a veces índice relativo del segundo medio res-
pecto al primero. L a razón constante de los senos en la ecuación
[1-2] es, pues, el índice relativo. Cuando el ángulo de incidencia
es suficientemente pequeño, la ecuación [1-3] nos dice que el
ángulo de refracción será también pequeño. E n estas condiciones
se obtiene una buena aproximación sustituyendo los senos por
los ángulos correspondientes, con lo que resulta
<f> »'
—- = — para ángulos pequeños [1~4]
<f> n
1-3. Construcción gráfica- del rayo refractado.—La figura 1-3
muestra un método relativamente sencillo para trazar un rayo
2
Willebrord Snell (1591-1626), de la Universidad de Leyden (Holanda).'
Anunció lo fundamental de esta ley en 1621 en un trabajo inédito. Su construc-
ción geométrica requiere que la razón de las cosecantes de <¡>' y ¡j> sea constante.
El primero en usar la razón de los senos fue Descartes, y en Francia se conoce
esta ley como ley de Descartes.
6 RAYOS LUMINOSOS [CAP. 1

luminoso que atraviesa la superficie de separación de dos medios


ópticamente transparentes. Debido a que los principios utilizados
en su construcción se generalizan fácilmente a sistemas ópticos
complicados, el método se utiliza mucho en el diseño preliminar
de múltiples instrumentos.

FIG. 1-3.—Construcción gráfica de la refracción en una superficie plana.

Después de trazar la línea GH, que representa la superficie


de separación de los dos medios de índices n y n', y una vez elegido
el ángulo de incidencia <f> del rayo JA, la construcción se pro-
sigue del modo siguiente: a un lado del dibujo, y tan cerca de él
como sea posible, se traza una recta OR paralela a JA; a con-
tinuación se trazan dos arcos circulares de centro O y radios pro-
porcionales a n y n', respectivamente.
Por el punto de intersección R se traza una paralela a NN',
que corta al arco rí en P; seguidamente se traza OP, y paralela
a ella el rayo refractado AB. E l ángulo ¡3 formado por los rayos
incidente y refractado se llama ángulo de desviación, y viene dado
por
P=¿ - i' [1-5]
Para probar que esta construcción está de acuerdo con la ley
de la refracción, apliquemos la ley de los senos al triángulo ORP:
OR _ OP
sen $' sen (ir — $)

Puesto que sen {n — <f>) = sen 9S, OR — ny OP = n', susti-


tuyendo tenemos:

sen </>' sen <j>

que es la ley de Snell (Ec. [1-3]).


1-4. Principio de reversibilidad.—La simetría de las ecuaciones
[1-1] y [1-3] respecto a los símbolos acentuados y sin acentuar
SEC. 1-5] CAMINO OPTICO 7

sugiere que si se invierte el sentido del rayo reflejado (o del refractado),


este volverá a seguir su trayectoria original. Para un par de medios
dado, de índices n y n', a cada valor de <j> le corresponde un valor
único de <f>'. Esto continúa siendo cierto cuando, al invertir el
rayo, </>' pasa a ser el ángulo de incidencia en el medio de índice-»';
el ángulo de refracción será entonces <f>. Puesto que este principio
se aplica a toda superficie reflectora o refringente, se verificará
incluso para los caminos ópticos más complicados. Este útilísimo
principio tiene fundamentos lio solo geométricos, y veremos des-
pués que se deduce de la aplicación, al movimiento ondulatorio,
de un principio análogo de mecánica.
1-5. Camino óptico.—Con el fin de establecer un principio
más general que incluya tanto a la ley de la reflexión como a la
de la refracción, es conveniente definir una magnitud llamada
camino óptico. Cuando la luz recorre una distancia d en u n medio
de índice n, el camino óptico es el producto nd. L a interpretación
física de n, que daremos después, demuestra que el camino óptico
representa la distancia que recorrería la luz en el vacío en igual
tiempo que el empleado para recorrer la distancia d en el medio
considerado. Cuando la trayectoria luminosa se compone- de varios
segmentos d d ,..., recorridos en medios de índices de refrac-
lt 2

ción n n ,..., el camino óptico será:


v 2

camino óptico = [d] = : + « <ü +


2 2 . . . == ndi [1-7]
• *
Así, p. ej., en la figura 1-4, L representa una lente de índice n'
inmersa en un líquido de indi-)
ce n. E n este caso, el camino
óptico de un rayo entre los n
puntos Q y Q' será

[d] = nd 1 -f- n'd + nd


2 3

>. Q
Q y Q' no necesitan ser
puntos del objeto y SU ima- . i_4._n del concepto de
F l G u s t r a c i o n

gen, sino dos puntos cuales- camino óptico y del principio de Fermat.
quiera de un rayo real. j
Cabe también definir el camino óptico en un medio en el que
n varíe de modo continuo reemplazando el signo de sumación
por uña integral. Las trayectorias de los rayos son entonces cur-
vadas, y la ley de la refracción pierde su significado. Consi-
deraremos ahora un principio aplicable a cualquier tipo de va-
riación de n, y que incluye, por tanto, las leyes de la reflexión
y la refracción. !
8 RAYOS LUMINOSOS [CAP. 1

1-6. Principio de Fermat .—Es raro encontrar en los libros


3

de texto usuales un enunciado correcto del principio de Fermat,


pues se tiene tendencia a citarlo en su forma original, debida a
Fermat, que resulta incompleta. Usando el concepto de camino
óptico, el principio debería enunciarse:
La trayectoria seguida por un rayo luminoso para ir de un
punto a otro a través de un conjunto de medios es la que hace
su camino óptico igual, en primera aproximación, a piros caminos
muy próximos al real.
Los otros caminos deben ser posibles en el sentido de que solo
pueden sufrir desviaciones donde haya superficies reflectoras o re-
fringentes. E l principio de Fermat se satisfará para el rayo cuyo ca-
mino óptico sea mínimo respecto de los caminos adyacentes hipoté-
ticos. E l propio Fermat estableció que el tiempo requerido por la luz
para recorrer su camino es mínimo, y que el camino óptico repre-
senta una medida de este tiempo.
No obstante, existen bastantes
casos en que el camino óptico es
máximo, o ni máximo n i mínimo,
sino meramente estacionario (en
un punto de inflexión) en la po-
sición del rayo verdadero.
Consideremos el caso de un
rayo que pasa primero por un
punto Q y después de reflejar-
se en una superficie plana pasa
por otro punto Q" (véase figu-
Ábc x— r a
• Para hallar el camino real
Fie. 3-5.—Aplicación del principio de
tracemos la perpendicular a GH
Fermat a la reflexión en una superficie desde Q, prolongándola por el
plana. otro lado una distancia igual
hasta Q'. L a recta Q'Q" corta a
GH en B, desde donde se traza QB. E l camino real es, pues,
QBQ", que, como puede verse por sencillas relaciones deducidas
del diagrama, obedece a la ley de la reflexión.
Consideremos ahora trayectorias contiguas que pasen cerca
de B, en la superficie especular, tales como las correspondien-
tes a los puntos A y C. Puesto que la recta es el camino más
corto entre dos puntos, tanto Q'AQ" como Q'CQ" son mayores
que Q'BQ' . De la construcción anterior y de la igualdad de trián-
1

3
Pierre Fermat (1608-1665). Matemático francés, a quien algunos atribuyen
el descubrimiento del cálculo diferencial. La justificación del principio enunciado
por Fermat se basa en el postulado de que «la Naturaleza es económica», lo cual
no explica los casos en que ocurre todo lo contrario.
SEC. 1-6] PRINCIPIO D E FERMAT 9

gulos, se deduce que QA = Q'A y QC — Q'C, de modo que QAQ" >


> QBQ" y QCQ''> QBQ"; por tanto, el camino real es mínimo.
Una representación gráfica de los caminos hipotéticos próxi-
mos al real QBQ", según aparece en la parte derecha del diagrama,
indica el significado de un mínimo; y la pequeña curvatura del
arco comprendido entre A y C nos dice que, en primera aproxi-
mación, los caminos adyacentes son iguales al camino óptico real.
Consideremos finalmente las propiedades de un elipsoide re-
flector como el de la figura 1-6. Todos los rayos procedentes de
uno de los focos Q se reflejan
de acuerdo con las leyes de
la reflexión, reuniéndose en el
otro foco Q', y además todos
los caminos tienen la misma
longitud. (Se recordará que es
posible dibujar una elipse con
un cordel de longitud constan-
te manteniendo sus extremos
fijos en los focos.) A l ser todos
los caminos ópticos iguales, te-
nemos uno de los estados es-
tacionarios mencionados ante- FIG. 1-6.—Aplicación del principio de
riormente. E n la figura 1-7 (b) Fermat a un reflector elíptico.
los caminos ópticos de igual
longitud están representados por una recta horizontal.
Vamos a dedicar ahora cierta atención a las superficies tales
como a y c de la figura 1-6. Si estas superficies son tangentes al
elipsoide en el punto B, la recta NB es normal a las tres super-
ficies, y QBQ' es un camino
real para todas ellas. N o obs-
(a) (b)
tante, los caminos adyacentes
,B B desde Q a puntos situados en
estos espejos tendrán un ca-
mino real dado por una condi-
[i] • ción de mínimo para el reflec-
tor (c), y de máximo para el («)
(véase Fig. 1-7).
Matemáticamente es fácil
FIG. 1-7.—Caminos ópticos en la refle- ver que las leyes de la refle-
xión: [a) máximo, (6) estacionario, (c) mí- xión y de la refracción siguen
nimo. el principio de Fermat. L a f i -
gura 1-8, que representa la
refracción de un rayo en una superficie plana, nos sirve para pro-
bar la ley de Snell (Ec. [1-3]). L a longitud del camino óptico en-
tre el punto Q en el medio superior de índice n, y otro punto Q'
10 RAYOS LUMINOSOS [CAP. 1

del medio inferior de Indice rí,


que pasa por un punto A de la
superficie, es
[d] = nd + n'd' [1-8]
donde d y d' representan las distan-
cias QA y AQ', respectivamente.
Sean ahora h y h' las distan-
cias perpendiculares a la super-
ficie y p la longitud total que
interceptan en el eje x; en virtud
del teorema de Pitágoras pode-
FIG. 1-8.—Construcción geométrica mos escribir:
utilizada para aclarar el principio de
Fermat aplicado al rayo refractado. d = h + (p — x)
2 2 2
íT* +

Sustituyendo estos valores de d y d' en la ecuación [1-8], se


tiene:
[d] = n[h + {p — xf]i + «'(*'* + x*)i
2
[1-9]
De acuerdo con el principio de Fermat, [d] deberá ser máximo
o mínimo (o en general, estacionario) para el camino real. U n
método para hallar un máximo o mínimo del camino óptico se
basa en representar gráficamente [d] en función de x, y ver para
qué valor de x la tangente a esta curva es paralela al eje x (Fig. 1-7).
Matemáticamente esto se consigue derivando primero [1-9] res-
pecto a x para obtener la pendiente de la curva, e igualando des-
pués a cero la función resultante, lo que nos da el valor de x que
anula dicha pendiente:
d[d] i"
2" i(2*)=0
dx [h + {p — xfj
2 (A'» + x )i2

De donde
p—x
= n
íh 2
+{p-
h'2
+ X )i
2

o más sencillamente,
* —x ,x
n
~ir- d<
n

E n la figura 1-8 se ve que los coeficientes de n y n' son preci-


samente los senos de los ángulos correspondientes, con lo que queda
establecida la ecuación [1-3]; es decir,
n sen <j> — n' sen <j>' [1-10]
SEC. 1-7] DISPERSION D E L COLOR 11

Cabe trazar un diagrama análogo al de la figura 1-8 para pro-


bar la ley de la reflexión mediante los mismos métodos matemáticos.
1-7. Dispersión del color.n-Es bien sabido, para quienes han
estudiado física elemental, que la refracción hace que la luz blanca
se descomponga en sus diversos colores. Según se ve en la figura 1-9,
el rayo incidente de luz blanca origina rayos refractados de di-
ferentes colores (en realidad un espectro continuo), a cada uno
de los cuales corresponde un valor dis-
tinto de (¡>. De acuerdo con la ecuación
f

[1-3], rí debe variar con el color. Para


la especificación exacta de loa índices
de refracción es costumbre utilizar co-
lores particulares, correspondientes a
ciertas rayas! del espectro solar. En
las tablas 21-2 y 23-1 se recogen algu-
nas de las llamadas rayas de Fraunho-
fer , designándose por A, B, C,
4
a
partir del rojo extremosas más común-
mente utilizadas son las de la figura 1-9.
La desviación angular de los rayos
F y C representa una medida de la dis-
persión producida; en la figura se ha
exagerado mucho con respecto a la FIG. 1-9.—Después dé la refrac-
ción, la luz blanca se descom-
desviación media del espectro, la cual pone en su espectro. Esto es
se mide por el ángulo que se desvía lo que se llama dispersión.
el rayo D. Como caso típico considere-
mos el del vidrio crown, cuyos índices de refracción, dados en la
tabla 23-1, son: j
ng = 1,53303 n = 1,52704 n = 1,52441
D c

De la ecuación [1-4] se deduce que para un pequeño ángulo


dado <f>, la dispersión de los rayos F y C {<f>' — <¡>' ) es propor-
F c

cional a
n — n = 0,00862,
F c

mientras que la desviación del rayo D, ((f> — (¡>' ), depende de D

n — 1 = 0,52704, siendo más de 60 veces mayor. La razón de


D

estas dos magnitudes varía considerablemente para los diversos


tipos de vidrios y es una característica importante de cualquier

* Joseph Fraunhofer (1787-1826). Hijo de un humilde vidriero bávaro, Fraun-


hofer aprendió a pulimentar cristales y se adentró en la óptica por su lado prác-
tico. Su rara habilidad experimental le permitió obtener espectros mucho mejores
que los de sus predecesores, dedicándose al estudio de las líneas solares a las que
está asociado hoy día su nombre. Fraunhofer fue uno de los primeros en construir
redes de difracción (Cap. XVII).
12 RAYOS LUMINOSOS [CAP. 1
:

-material óptico. Se llama poder dispersivo, y se define mediante


lá ecuación
- =F 0
[1-11]
v n —1
D

L a recíproca del poder dispersivo, que se designa con la letra


griega v, varía entre 30 y 60 para la mayoría de los vidrios óp-
ticos.
L a figura 1-10 muestra esquemáticamente la variación de n
con el color que suele producirse én los materiales ópticos. E l
numerador de la ecuación
[1-11], que constituye una
medida de la dispersión,
viene determinado por l a
1.5 diferencia entre los índices
de refracción en dos puntos
nn -l próximos a los extremos del
espectro. ^EJ denominador,
que mide la desviación me-
jiia,. representa el exceso so-
1.0. bre l a unidad de un índice
de refracción intermedio.
F D C
violéis azul verde amar/fío rojo E n la mayoría de los tra-
FIG. 1-10.—Variación del índice de
tados de óptica geométrica
refracción con el color. suelen despreciarse los efec-
tos cromáticos, suponiendo
que el índice de refracción de cada uno de los elementos específicos
de un instrumento óptico es el determinado por la raya D del
espectro del sodio, simplificación que haremos en los siete capí-
tulos que siguen. ' |

PROBLEMAS

1-1. Un rayo luminoso que se propaga en el aire incide sobre una


superficie de vidrio bajo un ángulo de 15°. ¿Qué porcentaje de error se
comete suponiendo que en la ley de Snell pueden sustituirse los senos por
los ángulos? Supóngase n' = 1,520.
1-2. Un rayo procedente del aire incide sobre un cristal de índice
1,560 bajo un ángulo de 45°. Hállese el ángulo de refracción: a) gráficamente;
b) calculándolo por la ley de Snell; o) ¿cuál es el ángulo de desviación?
Sol.: a) 27°; b) 26°57'; c) 18° 3'.
1-3. Un tubo de 1 m de longitud se cierra por sus extremos con sen-
das placas de cuarzo de 10 mm de espesor. El tubo está vacío y el índice
del cuarzo es 1,460. a) ¿Cuál es el camino óptico entre las dos superficies
exteriores? b) ¿Cuánto aumentará cuando se llene el tubo con gas a 1 atm de
presión, si su índice es 1,000250? j
1-4. Los puntos Q y Q 'de la figura 1^8 están, respectivamente, a las
distancias h = 10 cm y h' = 10 cm de la superficie que separa el agua
P ROBLEMAS 13

(de índice 1,333) del vidrio (de índice n' = 1,500). Si la distancia x es 4 cm.'
hállese el camino óptico entre Q y Q'. Sol.: 30,83 cm.
1-5. Kepler dio una ley aproximada de la refracción de la forma
¿= <f>'¡{\ — k sec </>'), donde k = («'—l)/w', siendo n' el índice de
refracción relativo. Calcúlese el ángulo de incidencia <¡ para un vidrio de
índice n' = 1,600, correspondiente a un ángulo de refracción = 30°,
de acuerdo con: a) la fórmula de Kepler; b) \& ley de Snell.
1-6. Sobre la superficie pulimentada de un trozo de vidrio incide luz
blanca bajo un ángulo de 80°. Si los índices de refracción para la raya C
(roja) y F (azul) son 1,5885 y 1,5982, respectivamente, ¿cuál es la disper-
sión angular entre estos dos colores? Sol.: 16,4'.
1-7. Sobre una lámina pulimentada de vidrio crown incide luz blanca
bajo un ángulo de 89°. Si los índices de refracción para las rayas C (roja)
y G' (violeta) son 1,5088 y 1,5214, respectivamente, ¿cuál será el ángulo
de dispersión entre estos dos colores?
1-8. Una esfera maciza de vidrio de índice 1,50 tiene un radio de 4 cm.
Trácese desde un punto Q de la esfera una recta diametral que pase por
un punto Q" al otro lado de la esfera y a 6 cm de esta. Hállese mediante
una construcción gráfica si este trayecto es máximo o mínimo.
Sol.: Mínimo.
1-9. Calcúlense los valores de v para los siguientes vidrios: a) crown,
tic = 1,6205, no = 1,6231 y wj? = 1,6294; b) flint, nc = 1,7230, nD = 1,7300
y nF = 1,7478.
1-10. Dos espejos planos forman un ángulo <x. Aplicando la ley de
la reflexión, demuéstrese que cualquier rayo, cuyo plano de incidencia sea
perpendicular a la línea de intersección, se desvía en las dos reflexiones
un ángulo independiente del de incidencia. Exprésese esta desviación en
función de a. Sol.: o = 2 (z — a) j

1-11. Sobre una lámina de vidrio de 2 cm de espesor e índice 1,60


incide perpendicularmente un rayo luminoso. Si se gira la lámina un ángulo
de 45" alrededor de un eje perpendicular al rayo, ¿cuál será el incremento
de camino óptico?
1-12. Los ejes de un espejo elipsoidal miden 10 cm y 6 cm, respecti-
vamente, y los focos distan 8 cm. Si existe un manantial luminoso en uno
de los focos Q, hay solo dos rayos luminosos que pasan por el centro Q".
Dibújese este reflector determinando gráficamente si estos dos- caminos
son máximos, mínimos o estacionarios.
Sol.: Uno máximo y otro mínimo.
1-13. Un rayo de luz que se propaga bajo el agua (n = 1,333) llega a
la superficie formando un ángulo de 40° con la normal. Mediante el método
gráfico, hállese el ángulo que formará con la normal después de refractarse
en el aire (•« = 1,00).
1-14. Una esfera maciza de vidrio de 6 cm de diámetro tiene un ín-
dice « = 2,00. Sobre ella inciden rayos paralelos y coplanarios distancia-
dos 1 cm, uno de los cuales pasa por el centro. Determínense los puntos
donde cada uno de estos rayos corta al central, que no se desvía.
Sol.: 5,91 cm, 5,63 cm y 4,73 cm del primer vértice.
1-15. Pruébese matemáticamente que la ley de la reflexión se deduce
del principio de Fermat.
CAPITULO II

SUPERFICIES PLANAS

L a reflexión y refracción de la luz en una superficie plana


es de fundamental importancia en óptica geométrica. E n su es-
tudio aparecen varias de las características que tendremos que
considerar al analizar el caso más complicado de una superficie
curva.
E n la Naturaleza aparecen con frecuencia superficies planas;
p. ej., las caras que delimitan los cristales o las superficies de
separación entre líquidos. E n la práctica se utilizan superficies
planas artificiales para conseguir desviaciones o desplazamientos
laterales de la luz o bien su descomposición espectral. E l dispo-
sitivo más común entre los de este tipo es el prisma, pero antes
de estudiarlo consideraremos el caso más sencillo de una sola
superficie plana.

n< n' n>n' n>n'


FIG. 2-1.—Reflexión y refracción de un haz paralelo: (a) Reflexión externa; (b) Re-
flexión interna bajo un ángulo menor que el límite; (c) Reflexión total en el ángulo
límite.

2-1. Haz de luz paralela.—En un haz de luz paralela cada


rayo se desplaza en la misma dirección que todos los demás. Por
ello puede tomarse uno cualquiera de ellos como representante
del haz completo. Como fácilmente se ve en la figura 2-1, el ca-
rácter de haz paralelo no se altera por la reflexión o refracción.
L a refracción, no obstante, origina una variación de la anchura
14-
SEC. 2-2] ANGULO LIMITE Y REFLEXION TOTAL 15

del haz dada por la relación eos <f>'/cos <f>, cosa que no ocurre
en la reflexión. A su tiempo se verá la importancia de este hecho,
cuando se consideren las intensidades (Sec. 25-2). Se produce
asimismo dispersión cromática en el haz refractado, pero no en el
reflejado. i
Cuando la reflexión se produce en una superficie con un ín-
dice n más alto se denomina reflexión externa [Fig. 2-1 (a)]. A
veces se designa también como reflexión de menos denso a más
denso, pues, grosso-modo, los índices relativos n corresponden a
la relación de las densidades. E l > caso de reflexión interna o de
más denso a menos denso está representado gráficamente en la fi-
gura 2-1 (b). E n este caso particular el haz refractado es muy
estrecho por ser <f>' muy próximo a 90°.
2-2. Angulo límite y reflexión total.—Se ha visto y a que
cuando la luz pasa de un medio como el aire a otro como el vidrio
o el agua, el ángulo de refracción es siempre menor que el de
incidencia. Debido a esto, no ¡existe luz refractada por encima

FIG. 2-2.—Refracción y reflexión total: (a) E l ángulo límite es el mayor ángulo


de refracción, (b) Reflexión total para ángulos mayores que el límite.

de un cierto ángulo de refracción. E n la figura 2-2 se hace patente


lo anterior para una serie de ángulos de incidencia entre 0 y o

90°, a los que corresponde otra serie de ángulos de refracción


entre 0° y <f> , respectivamente^
c

Cuando, el ángulo incidente se aproxima a 90°, el de refracción


tiende a un ángulo fijo </>, más allá del cual no hay luz refractada.
c

Este valor de ^ correspondiente a <f> = 90° se designa con el


c

nombre de ángulo límite. Para calcularlo no hay más que sustituir


en la ley de Snell <f> por 90° o sen <f> = 1
16 SUPERFICIES PLANAS [CAP. 2

n x 1 =,»'sen <f> c j
•» 1

con lo que sen <p ——,


c [2-1]

que es siempre menor que la unidad. E n el aire, para un vidrio


crown común, cuyo índice es 1,520, sen <f> = 0,6579 y <f> = 41°8'.
c c

Aplicando el principio de reversibilidad a la figura 2-2 (a), todos


los rayos incidentes estarán comprendidos en urí cono que sub-
tiende un ángulo 2<¡> , mientras que los refractados se extenderán
c

por el otro semiespacio completo. Si el ángulo de incidencia es


mayor que <f> , no habrá luz refractada y se producirá la llamada
c

reflexión total, como muestra la figura 2-2 (b). i


El ángulo límite referido a la superficie de separación de
dos medios ópticos se define como el menor ángulo de incidencia,
en el medio de Índice mayor,\ para el que la luz experimenta
reflexión total. \
L a reflexión total es realmente total en el sentido de que no
se producen pérdidas de energía, por reflexión. E n cualquier dis-

FIG. 2-3.—Prismas reflectantes que utilizan el principio de la reflexión total.


(a) Reflexión total. (6) Prisma de Porro, (c) Prisma de Dove. (d) Prisma de
Amici. (e) Espejo triple. (/) Cubo de Lummer-Brodhun.

positivo que intente utilizar esta propiedad se originan, sin embargo,


pequeñas pérdidas por absorción en el medio, y por reflexiones
a la entrada y salida del mismo. E l más común de estos disposi-
tivos es el prisma de reflexión total, que tiene dos ángulos de 45°
y uno de 90°. Como se ve en la figura 2-3 (a), lo más corriente
es que la luz incida normalmente a una de las caras menores
SEC. 2-2] ANGULO LIMITE Y REFLEXION TOTAL 17

del prisma, reflejándose totalmente en la hipotenusa y abando-


nando el prisma por el otro cateto perpendicularmente a él. Con
ello se consigue desviar los rayos un ángulo de 90°. U n prisma
tal como el descrito es susceptible de otros dos usos, indicados
en las partes (b) y (c) de la figura. E l prisma de Dove (c) inter-
cambia los dos rayos; haciendo girar el prisma alrededor de la
dirección de la luz, los rayos giran cada uno alrededor del otro con
una velocidad doble de la del prisma.
Se han ideado otros muchos tipos de prismas de reflexión
total para aplicaciones especiales. E n la figura 2-3 (d) y (e) están
representados dos de los más comunes. E l prisma de Amici rea-
liza la misma función que el de reflexión total (a), pero introduce
una inversión suplementaria. E l espejo triple se construye cor-
tando el vértice de un cubo mediante un plano que forma ángulos
iguales con las tres caras que concurren en él. Goza de la pro-
piedad de que cualquier rayo incidente, después de sufrir refle-
xiones internas en las tres caras, retrocede en dirección paralela a
l a . de incidencia. E l cubo de Lummer-Brodhun, representado en
(/), se utiliza en fotometría para comparar la iluminación de dos
superficies, una de las cuales se ve mediante los rayos 2, que atra-
viesan directamente la región circular donde los prismas están en
contacto, y la otra mediante los rayos 1, que experimentan la
reflexión total en la región que rodea a la anterior.
Dado que en los ejemplos considerados los menores ángulos
de incidencia pueden ser hasta de 45°, es necesario que el ángulo
límite sea inferior a este valor
para que se produzca la reflexión
total. Suponiendo que el segun-
do medio es aire (rí = 1), esta
condición impone un .límite infe-
rior para el valor del índice n
del prisma. De acuerdo con la
ecuación [2-1], tendremos

rí 1
- = - > sen 45°,
n n —

de modo que n 2 = 1,414.


E l Vidrio cumple esta Condición, F l G
- 2-4.-Refracción en el prisma de
• , • i. i i i i un refractómetro de Pulfnch.
al igual que casi todas las demás
sustancias ópticas de índice de
refracción bajo, tales como la lucita (n = 1,49) y el cuarzo fundido
(» = 1,46).
Los refractómetros (instrumentos para la medida del índice
de refracción) de más precisión se basan en la medida del ángulo
JEKKINS-WHITK.-5-2
18 SUPERFICIES PLANAS [CAP. 2

límite <f¡ . Tanto en el refractómetro de Pulfrich como .en el de


c

Abbe, un haz luminoso convergente incide en la superficie que


separa la sustancia problema, de índice n, de un prisma de índice
conocido rí. A l ser n' mayor que n, habrá que intercambiar ambos
en la ecuación [2-1]. E l haz está orientado de tal modo que algunos
de sus rayos rocen la superficie (Fig. 2-4), lo que hace que en l a
luz transmitida se observe una clara separación entre luz y os-
curidad. L a medida del ángulo para el que se produce esta sepa-
ración nítida entre luz y oscuridad nos permite calcular el valor
de y, por tanto, el de n. Para obtener resultados precisos
es necesario observar algunas importantes precauciones . 1

2-3. Reflexión de rayos divergentes.—Los rayos divergentes


siguen siéndolo después de reflejarse en una superficie plana.
Todos los rayos que parten de un punto Q (Fig. 2-5) aparecen des-
pués de la reflexión como procedentes de otro punto Q' situado
simétricamente respecto del espejo. Ello se deduce de la aplica-
ción de la ley de la reflexión (Ec. [1-1]), según la cual los ángulos (f>
de la figura deben ser iguales. Por tanto, las distancias QA y
AQ' habrán de ser también iguales; es decir,
s' = 5

Del punto Q' se dice que es una imagen virtual del Q, dado
que cuando el ojo recibe los rayos reflejados aparecen como pro-

FIG. 2-5.—Reflexión de un haz lumi- FIG. 2-6.—Refracción de un haz luminoso


noso divergente. divergente.

cedentes de Q' aunque de hecho no pasan por Q' como sucedería


en el caso de una imagen real. Para que se origine una imagen real
se requiere un tipo de superficie distinta del plano.
1
Para una descripción completa de este y otros métodos de determinar índices
de refracción, véase A. C. HARDY y F . H . PERRIN: Principies of Optics, 1.» ed.,
páginas 359-64, McGraw-Hill Book Co., Inc., Nueva York, 1932.
SEC. 2-5] IMAGENES FORMADAS POR RAYOS PARAXIALES 19

2-4. Refracción de rayos divergentes.—Refiriéndonos a la


figura 2-6, se trata de hallar la posición del punto Q', en el que
se cortan la perpendicular a la superficie trazada por Q y la pro-
longación hacia atrás del rayo refractado inferior. Sea QA ~,s,
Q'A=s', y AB : • h. Entonces . ';'
h = s tg (f> s' tg i'
sen <f> eos ¡j>'
o sea,
tg j>' " sen </>' eos' <
/>
i

Pero de acuerdo con la ley de la refracción:


sen (f>
,/== — = const.
sen <f> j n

Con lo que tenemos


rí eos <p"
[2-3]
ti eos <f>

L a razón de los cosenos no es constante; por el contrario,


partiendo del valor unidad para ángulos <f> pequeños, crece al prin-
cipio lentamente y luego más de prisa. E n consecuencia, las pro-
longaciones de los rayos no cortan a la perpendicular en un punto
único tal como Q'. Aún más, no hay ningún punto del espacio
en que se corten todos.

F I G . 2-7.—Imagen vista por refracción en una superficie plana.

2-5. Imágenes formadas por rayos paraxiales.—Es de todos


conocido que cuando se observa un objeto a través de la superficie
plana que limita un medio refringente, como, p. ej., en un acuario,
los objetos se ven claramente. E n realidad se observan imágenes
virtuales que no coinciden con la verdadera posición de los objetos.
20 SUPERFICIES PLANAS ' [CAP. 2

Cuándo se mira en dirección perpendicular parecen más próximos


a la superficie en la proporción de unos 3/4, que es justamente el
cociente rí/n, ya que rí — 1 para el aire y n = 1,33 ^ 4/3 para
él agua. Se comprende esto mejor considerando que los rayos
que entran por la pupila del ojo forman ángulos notablemente
pequeños con la normal a la superficie, como muestra la figura 2-7.
Ambos cosenos de la ecuación [2-3] son en este caso aproximada-
mente iguales a la unidad y, por tanto., también su cociente. Por
ello, cuando los rayos forman pequeños ángulos con la normal a
la superficie, se obtendrán imágenes virtuales nítidas a una dis-
tancia s' dada por
, rí ¡
s = —s rayos paraxiales , ¡ ; [2-4]
n !
Se llaman rayos paraxiales aquellos para los cuales los án-
gulos son suficientemente pequeños para que podamos reemplazar
los cosenos por la unidad y los senos por los [ángulos.
2-6. Lámina plano-paralela.—Cuando un rayo atraviesa un
medio cristalino limitado por dos caras planas y paralelas, emerge
en la misma dirección de incidencia, pero desplazado lateralmente
una distancia d, que aumenta con el ángulo de incidencia <f>.
Usando la notación de la figura 2-8 («) junto con la ley de la re-
fracción y algunas propiedades trigonométricas se obtiene la
siguiente expresión del desplazamiento d:

¿ = Í S e n W , - ^ ) [2-5]
\ n eos <f> I
Entre 0° y ángulos bastante grandes, d es casi proporcional a
<f>, pues el cociente de los cosenos resulta notablemente menor que
la unidad y hace que el segundo factor crezca, al mismo tiempo
que el seno desciende por debajo del valor del ángulo casi en la
misma proporción . 2
¡
Consideremos ahora el caso de rayos divergentes [Fig. 2-8 (&)]
que inciden sobre una de estas láminas. A l no incidir cada uno
de ellos formando exactamente el mismo ángulo <j>, los desplaza-
mientos experimentados serán también ligeramente distintos. E n
el caso de rayos paraxiales esto origina un acercamiento QiQ'
del punto imagen hacia la lámina: Aplicando sucesivamente la
ecuación [2-3] a las dos superficies, y considerando la imagen debida
a la primera como objeto para la segunda, obtenemos:

Se utiliza este principio en muchos dispositivos «film-editor», de gran uso


2

actualmente.
SEC. 2-7] REFRACCION EN UN PRISMA 21

A l girar la lámina un ángulo apreciable, como en (c) de la f i -


gura 2-8, el haz emergente se hace astigmático, debido a que los
desplazamientos de los rayos son tales que sus prolongaciones
no pasan, ni aun aproximadamente, por un punto. Esto origina,

i* s2 »|
FIG. 2-8.—Refracción en una lámina plano-paralela.

como en el caso de una sola superficie, la formación de dos lí-


neas focales virtuales T y S. Estas dos líneas son perpendicular
y paralela, respectivamente, al plano de incidencia y se denomi-
nan imágenes astigmáticas.
2-7. Refracción en un prisma.—En un prisma las dos super-
ficies forman un ángulo oc, de tal modo que la desviación pro-
ducida por una de ellas no es
anulada por la otra, sino au-
mentada aún más. También
aumenta la dispersión cromá-
tica (Sec. 1-7), lo cual consti-
tuye la principal misión de los
prismas. No obstante, empeza-
remos considerando la óptica
geométrica del prisma para
luz de un sofb color, es decir,
luz monocromática, tal Como la F I G . 2-9.—Geometría de la refracción en
que se obtiene de una lámpara un prisma,
de arco de sodio.
L a línea continua de la figura 2-9 representa la trayectoria de un
rayo luminoso que incide bajo^un ángulo en la primera superficie.
22 SUPERFICIES PLANAS [CAP. 2

L a refracción, tanto en una superficie como en otra, obedece


la ley de Snell, por lo que
sen <f> 1 sen <f>z

[2-7]
sen <j>' sen <f>'
E l ángulo de desviación producido por la primera superficie
esp = í i — (f>[y el producido por la segunda es y = </> — <f>' .
1 2 2

E l ángulo de desviación total entre los rayos incidente y emer-


gente viene dado por
S= p+ y [2-8]
Puesto que NN' y MN' son perpendiculares a las dos caras
del prisma, el ángulo en N' será también a. Considerando el trián-
gulo ABN' deducimos que

[2-9]
Combinando las ecuaciones anteriores obtenemos
S = ¡3 + Y =^ 1 ¿1 + ^2"

o sea, S^ — a
2 [2-10]
2-8. Desviación mínima.—Al calcular él ángulo 8 para un pris-
ma dado, mediante las ecuaciones anteriores, se ve que su valor va-
ria apreciablemente con el ángulo de incidencia. Estos ángulos calcu-
lados están en perfecto acuerdo con.los datos experimentales.
Si giramos continuamente el prisma alrededor de un eje paralelo
60

50

5 40
. °m
- 1
301 |
1
1 1
1 . .1 . 1 i—
20 30 40 50 60 70 80 90

FIG. 2-10.—Gráfica de la desviación producida por un prisma de 60° e índice


W = 1,50. Para la desviación mínima o = 37,2°, ^ = 48,6° y <j>\ = 30,0°.
m
SEC. 2-8] DESVIACION MINIMA 23

a la arista de refracción (A en la figura 2-9), observaremos que el


ángulo 8 decrece hasta alcanzar un mínimo, y después aumenta
de nuevo como muestra la figura 2-10. ;
Este ángulo de mínima desviación, 8 , corresponde a un ángulo
m

de incidencia particular para el cual los ángulos que forma el rayo


refractado dentro del prisma con las caras de este son iguales
(véase Fig. 2-11). E n este caso especial
¿ 1 = ¿ e = p= Y [2-ii]
Para, demostrar que estos ¡ángulos son iguales, supongamos
que ^ no fuera igual a <f><¡ cuándo se produce la desviación mí-
nima. Por el principio de reversibilidad de los rayos luminosos
(véase Sec. 1-4) habría entonces dos ángulos de incidencia dis-
tintos capaces de originar desviación mínima. Como la expe-
riencia nos indica que no hay, sino uno, ha de existir simetría,
con lo que quedan probadas las igualdades anteriores.
E n el triángulo ABC de¡ la figura 2-11 el ángulo exterior
8« es igual a la suma de los ángulos interiores opuestos [3 + y.
Análogamente, en el triángulo
ABN' el ángulo exterior oc es
igual a la suma <j>' + j>\. x

E n consecuencia,
a = 2 f 8 = 2(3
W

/Despejando los valores de


y </> obtenemos:
1

¿ í = i * ¿i = ¿ ( + ») a 8

Dado que por la ley de Snell


n'/n = sen (f>Jsen <^: j F I G . 2-ll.—Geometría de un rayo lumi-
n' sen A (a + 8 ) ^ noso que atraviesa, un prisma en la posi-
—= ————— [2-12] ' ción de desviación mínima.
n sen £ a
Las medidas más precisas del índice de refracción se realizan
colocando una muestra de la sustancia problema, tallada en forma
de prisma, sobre ía platina de un espectrómetro y detérniinando
los ángulos x y 8 « ; este último, para cada uno de los colores desea-
dos. Cuando se emplean prismas en los espectroscopios y espec-
trógrafos, se utilizan siempre en la posición de desviación mínima,
pues de otra forma cualquier pequeña divergencia o convergencia
de la luz incidente originaría astigmatismo en la imagen. U n
haz divergente que incide bajo! un ángulo arbitrario en un prisma
origina dos líneas focales T y\S, análogas a las de la figura 2-8
(c). Unicamente para la desviación mínima ambas lineas se con-
funden en una verdadera imagen puntual.
24 SUPERFICIES PLANAS i [CAP. 2

2-9. Prismas delgados.—Las ecuaciones del prisma se sim-


plifican mucho cuando el ángulo refringente a es lo bastante
pequeño para que su seno y también el seno del ángulo de desviación
8 puedan igualarse a los ángulos. Hasta ángulos de 0,1 rad
ó 5,7°, la diferencia entre el ángulo y su seno es menor de 0,2 %.

FIG. 2-12.—Prismas delgados: (a) E l desplazamiento x, en centímetros, a una


distancia de 1 m, da la potencia del prisma en dioptrías, (í>) Prisma de Risley de
potencia variable, (c) Suma vectorial de las desviaciones del prisma.

Por tanto, podemos simplificar la ¡ecuación [2-12] para prismas


cuyo ángulo de refracción es de unos pocos grados, poniendo
i
, sen * (8„ + a) S«, + a
« = = ;i
sen $ a ! a
y 8 = (n' — 1) a prisma delgado en el aire [2-13]
Se ha eliminado el subíndice de 8 dado que tales prismas se
usan siempre para desviación mínima, y no ponemos n por suponer
que el medio circundante es aire, para el cual n = 1.
Es costumbre medir la potencia de un prisma por la desviación
del rayo, medida en centímetros, a una distancia de 1 metro,
en cuyo caso l a unidad de potencia se llama dioptría de prisma.
U n prisma de una dioptría desplaza 1 cm el rayo de luz en una
pantalla situada a 1 m de distancia. E n la figura 2-12 (a) la des-
viación en la pantalla es x centímetros, numéricamente igual a la
potencia del prisma. Para pequeños valores de 8 veremos que
la potencia expresada en dioptrías^ de prisma es esencialmente
igual al ángulo de desviación 8 medido en unidades de 0,01 rad,
o sea, 0,573°. i
Para el vidrio flint de bario de la tabla 23-1, n' — 1,59144, D

y de la ecuación [2-13] se deduce que el ángulo refringente de


un prisma de una dioptría debe ser

a = = _ ^ = 0,97°
0,59144
SEC. 2-11] METODO GRAFICO PARA E L TRAZADO D E RAYOS 25

2-10. Combinaciones de prismas delgados.—Para medir la


acomodación binocular los oculistas suelen utilizar una combi-
nación de dos prismas delgados de igual potencia que pueden girar
en sentidos opuestos en su propio plano [Fig. 2-12 (b)]. Se conoce
tal dispositivo como prisma de Risley o Herschel, y equivale a
un solo prisma de potencia variable. Cuando están paralelos la
potencia es doble que la de cada uno de ellos por separado, mientras
que cuando están opuestos la potencia es nula. Para hallar cómo
varían la potencia y el sentido de la desviación con el ángulo
que forman los dos prismas componentes, utilizaremos el hecho de
que las desviaciones se suman vectorialmente. E n la figura 2-12 (c)
se ve que la desviación resultante será, en general, por la ley
de los cosenos,
8 = V V + S;, + 2o* 8 eos p
2
1 8 [2-14]
siendo f¡ el ángulo formado por ambos prismas. Para hallar el
ángulo y entre la desviación resultante y la debida al prisma 1
solo, se tiene la relación
8 sen ¡3
[2-15]
2

S + 8 eos (3 x 2

Puesto que casi siempre 8 = S , podemos designar por


X 2

la desviación debida a cada componente, simplificándose así


las ecuaciones:

8 = v 2 & ( l +cos(3) =
/ í
j/V 2
28,'eos | [2-16]
sen ¡3 _ J3
tgy =
1 + eos [3 ~ g
2

con lo que [2-17]

2-11. Método gráfico para el trazado de rayos.—Con frecuencia


se desea, al diseñar instrumentos ópticos, conocer rápidamente la

FIG. 2-13—Método gráfico para el trazado de rayos a través de un píís^i.^


26 SUPERFICIES PLANAS [CAP. 2

trayectoria de los rayos que atraviesan el sistema. E n los instru-


mentos que utilizan prismas las normas que se dan a continuación
son de gran utilidad. Comencemos considerando un prisma de
60° e índice rí = 1,50 rodeado de aire de índice n = 1,00. Después
de dibujar el prisma a escala como en la figura 2-13 y haber ele-
gido un ángulo de incidencia <f> , la construcción se inicia como
x

en la figura 1-3.
Se traza OR paralela a JA, y con origen en O dos arcos de
radios proporcionales a n y rí. Se dibuja RP paralela a NN'
y OP da la dirección del rayo refractado AB. Desde P se traza
una paralela a MN' que corta al arco n en Q. L a recta OQ da
entonces la dirección correcta del rayo refractado final BT.
E n el diagrama de la izquierda el ángulo RPQ es igual al ángulo a
del prisma, y el ángulo ROQ es igual al ángulo de desviación
total S.
2-12. Prismas de visión directa.—Como ilustración del trazado
de rayos a través de varios prismas consideraremos el diseño de
un importante dispositivo óp-
tico conocido como prisma de
visión directa. L a principal mi-
sión de, tal instrumento es pro-
ducir un espectro visible cuyo
color central emerge del pris-
ma en la misma dirección de
la luz incidente. E l tipo más
sencillo consiste en un prisma
de vidrio crown de índice rí y
0 s ángulo a opuesto a otro prisma
c^—
de vidrio ¡lint de índice rí' y
ángulo a", como'se ve en la
figura 2-14.
Los índices rí y rí se re-
FIG. 2-14.—Trazado gráfico de rayos apli-
fieren al color central del es-
cado al diseño de un prisma de visión pectro, es decir, a la línea ama-
directa. rilla D del sodio. Supongamos
que el ángulo a" del prisma de
flint es dado y que la luz emerge normal a la última superficie,
tratándose de encontrar el ángulo a! del prisma de crown.
Comenzaremos dibujando el prisma de flint con su segunda
cara vertical. A continuación se traza OP horizontal y con centro
en O tres arcos de radios proporcionales a n, rí, n". Por P se traza
una recta perpendicular a AC que corta a rí en Q. Se traza á
continuación RQ y normal a ella la cara AB del prisma de crown.
Con ello hemos obtenido todas las direcciones y ángulos que nos
interesan.
PROBLEMAS 27

OR da la dirección del rayo incidente, OQ la del refractado


en el prisma de crown, OP la del refractado en el prisma de flint,
y finalmente OR la del rayo emergente. E l ángulo <x' del prisma
de crown es el suplementario del RQP.
Si se requiere una determinación más precisa de los ángulos,
el diagrama de construcción será útil como guía para el cálculo
trigonométrico. Cuando se desea producir la dispersión de la
luz blanca mediante una combinación de prismas, pueden buscarse
los índices rí y »" correspondientes a la luz violeta y roja, y cons-
truirse nuevos diagramas procediendo ahora de izquierda a dere-
cha en la figura 2-14 (b). Sin embargo, en este caso los rayos ño
emergerán perpendiculares a la última cara del prisma.
Los principios que acabamos de esbozar pueden generalizarse
con facilidad a combinaciones de más de dos prismas como las
de la figura 2-15 . Puede observarse que el prisma de visión directa
3

FIG. 2-15.—Prismas de visión directa utilizados para producir un espectro con


su color central alineado^ con la luz blanca incidente.

representado en la parte superior de la figura 2-15 está constituido


en principio por dos prismas adyacentes del mismo tipo que el
de la figura 2-14.

PROBLEMAS

• 2-1. Un recipiente contiene uña capa de 6 cm de un aceite mineral


denso y transparente (w = 1,573) y sobre ella otra de 8 cm de alcohol
(n = 1,450). ¿Cuál será la posición aparente de una moneda de plata
colocada en el fondo de la vasija? b) ¿Cuál es el ángulo limite para la super-
ficie de separación, de los dos líquidos, y por cuál de sus dos caras deberá
incidir la luz? !

3
Véase E. J. IRONS: Am. J. Phys., 21, 1, 1953.
28 SUPERFICIES PLANAS [CAP. 2

;2-2. Aplicando la ley de Snell, dedúzcase la ecuación [2-5] para el


desplazamiento lateral de un rayo que incide en una lámina plano-paralela
bajo un ángulo <¡>.
2-3. Calcúlense los desplazamientos laterales de un rayo luminoso que
incide sobre una lámina plano-paralela bajo los siguientes ángulos: a) 10°,
b) 20°, c) 30°, d) 40° y e) 50°. E l grosor de la lámina es 2 cm y su índice
1,50. Represéntese la gráfica de <j> en función de d y trácesele la tangente
en el origen. :
2-4. Construyase una gráfica de la variación de la distancia imagen s'
con el ángulo de incidencia (<f> en la Fig. 2-6), tomando s' en ordenadas
y t¡> en abscisas. Supóngase que el objeto está en el aire a 3 cm de una
superficie plana de vidrio de índice 1,573.
Sol.: s' = 4,72 cm para <f> = 0° y 5,96 cm i para <f> — 45°.
2-5. Con un refractómetro de Pulfrich cuyo prisma tiene un índice
de 1,625 y un ángulo refringente de 80° (Fig. 2-4), se mide el índice de
refracción de un líquido. L a separación entre los campos oscuro y luminoso
forma un ángulo de 27° 20' con la normal a la segunda cara. Hállese el
índice del líquido. ¡
2-6. U n prisma de 60° de vidrio crown tiene un índice de 1,62. Si se
utiliza con un ángulo de incidencia <¡> <— 70°, hállese el ángulo total de
1

desviación o: a) gráficamente, y b) analíticamente, c) Calcúlese también


el ángulo de mínima desviación. !
Sol.\: a) 52,3°; b) 52° 18'; c) 48° 12'.
2-7. U n prisma de flint de 60° tiene un índice de 1,75 para la raya
amarilla D del sodio. Hállese gráficamente: a) el ángulo de desviación mí-
nima; b) el ángulo de incidencia correspondiente en la primera superficie;
c) calcúlense analíticamente las respuestas a a) y b).
2-8. Se superponen dos prismas delgados de modo que sus desviacio-
nes formen entre sí un ángulo de 60°. Srsus potencias son 6 D y 4 D , res-
pectivamente, hállese: a) la desviación resultante en grados; b) la potencia
del prisma resultante, y c) el ángulo que forma la resultante con el más
potente de los prismas. Sol.: a) 4° 59'; b) 8,7 D ; c) 23° 25'.
2-9. E l ángulo de desviación mínima de un prisma de 60° es 39° 20'.
Hállese: a) el índice de refracción, y b) el ángulo de incidencia ¿ ' v

2-10. U n prisma de 50° tiene un índice de 1,620. Determínese gráfi-


camente el ángulo de desviación para cada uno de los siguientes ángulos
de incidencia: a) 35°, b) 40°, c) 45°, d) 50°, e) 60° y f) 70°. Represéntese
gráficamente o en función de <j> (véase Fig. 2-10).
x

Sol.: a) 37,4°; b) 36,5°; c) 36,4°; d) 36,9°; e) 39,5°; f) 4H°.


2-11. Dos prismas delgados tienen 8 D cada uno. ¿Bajo qué ángulo
han de combinarse para que la potencia resultante sea: a) 3 D ; b) 5,8 D ,
ye) 12,5 D?
2-12. Dos caras de un diamante forman un ángulo de 40°. Hállese el
ángulo de mínima desviación si n = 2,42. Sol.: 71° 43'.
2-13. Se desea construir un prisma de visión directa compuesto de
dos elementos, como el representado en la figura 2-14. E l prisma de vidrio
flint, de índice 1,75, tiene un ángulo a"\= 45°. Hállese el ángulo a' del
prisma de vidrio crown si su índice de refracción es 1,55. Resuélvase grá-
ficamente.
2-14. Resuélvase analíticamente el problema 2-13 utilizando la ley
de Snell. Sol.: 66° 54'.
PROBLEMAS 29

2-15. Se desea construir un prisma de visión directa formado por dos


elementos, como el representado en la figura 2-14. Si el prisma de vidrio
crown tiene un ángulo «' = 70° y un índice de refracción de 1,52, hállese:
a) el ángulo a", y b) el índice del prisma de flint. Resuélvase gráficamente
si el prisma de crown es isósceles.
2-16. Demuéstrese que en tanto los ángulos de incidencia y refracción
sean suficientemente pequeños para poder sustituir los senos por los ángu-
los, es decir, para un prisma delgado no muy alejado de la incidencia nor-
mal, la desviación es independiente del ángulo de incidencia y vale (n — l)ct.
2-17. Demuéstrese que para cualquier ángulo de incidencia en un
prisma
sen j(a + 5) = , eos —
sen \a eos ¿ ( ^ — ^ )
2

y que el segundo miembro se reduce a rí para desviación mínima.


CAPITULO III

SUPERFICIES ESFERICAS

L a mayoría de los instrumentos ópticos contiene, aparte de


prismas y espejos, que tienen superficies planas pulimentadas,
ciertos medios transparentes, limitados por superficies esféricas
de curvaturas muy variables, llamados lentes. Tales superficies
esféricas, a diferencia de las planas, son capaces de producir imá-
genes reales.
E n la figura 3-1 se han dibujado las secciones transversales de
algunos de los tipos más comunes de lentes. Las tres lentes con-
vergentes o positivas se denominan: a) equiconvexa; b) planocon-
vexa, y c) menisco positivo, y son más gruesas en el centro que
en los extremos. Las tres divergentes o lentes negativas, que son
más gruesas en los extremos que en el centro, se designan como:
(d) equicóncava; (e) planocóncava, y (f) menisco negativo. Estas

(a) (6) (c) [d) (,) (/)

lentes convergentes o positivas lentes divergentes o negativas

FIG. 3-1.—Secciones transversales de lentes delgadas corrientes.

lentes se fabrican normalmente a base de vidrios ópticos lo más


homogéneos posible, aunque a veces se utilizan también otras
sustancias transparentes, tales como cuarzo, fluorita, sal de roca
y plásticos. Aunque, como veremos, la forma esférica puede no
ser la ideal en ciertos casos, proporciona, sin embargo, imágenes
bastante aceptables y es mucho más fácil de tallar y pulir.
E n este capítulo se estudiará el comportamiento de la luz al
atravesar una sola superficie esférica que separa dos medios de
diferente índice de refracción, y en los capítulos que siguen se
ampliará este estudio al caso de dos o más superficies situadas
sucesivamente. Estas combinaciones de superficies esféricas cons-
30
SEC. 3-1] FOCOS Y DISTANCIAS FOCALES 31

tituyen la base del estudio de las lentes delgadas (Cap. IV), lentes
gruesas (Cap. V) y espejos esféricos (Cap. VI).
3-1. Focos y distancias focales.—En la figura 3-2 se han t r a -
zado diagramas que muestran el comportamiento de la luz al,
refractarse en superficies esféricas cóncavas y convexas. Todos,
los rayos al refractarse siguen la ley de Snell (Ec. [1-3]). E n cad.%*
uno de los diagramas el eje principal se representa por una línea

FIG. 3-2.—Diagramas de los focos FyF'y distancias focales f y f correspon-


dientes a una superficie esférica de radio r que separa dos medios de índices « y n'.
í
recta que pasa por el centro dé curvatura. í>. E l punto .4, en el que
el eje principal corta a la superficie, se llama vértice. E n el diagrama
(a) los rayos divergen desde un manantial puntual F situado sobre
el eje en el primer medio, formando al pasar al segundo medio
un haz paralelo al eje. E n el diagrama (b) los rayos convergen
en el primer medio hacia un punto F, formando al refractarse
un haz paralelo en el segundo medio. E n ambos casos el punto F
se denomina foco objeto, y la distancia /, distancia focal objeto.
E n el diagrama (c) u n haz paralelo al refractarse converge
hacia un punto F', y en el diagrama (d) el haz paralelo al refrac-
tarse diverge desde un punto F'. E n los dos casos F' se llama el
foco imagen, y l a distancia /', distancia focal imagen.
Volviendo a los diagramas (a) y (b), diremos que el foco objeto
F es un punto del eje que tiene la propiedad de que cualquier rayo
32 SUPERFICIES ESFERICAS [CAP. 3

que en él se origina o que hacia él sel dirige se propaga paralelo al


eje después de refractarse. Y refiriéndonos a los diagramas (c) y (d),
diremos análogamente que el foco imagen F ' es un punto del eje
que tiene la propiedad de que cualquier rayo incidente que se pro-
pague paralelo al eje convergerá
en él o divergerá desde él al
refractarse.
U n plano perpendicular al
eje en un foco se llama plano
focal. Su significado puede ver-
se en la figura 3-3 para el
caso de una superficie conve-
FIG. 3-3.—Los rayos incidentes paralelos xa. U n haz paralelo que forme
concurren en un punto Q' del plano focal un ángulo 0 con el eje con-
imagen de una superficie esférica única. vergerá, al refractarse, en un
punto Q' situado en el plano
focal. Nótese que el único rayo no desviado, que pasa por el
centro de curvatura C, pasa también por Q'.
E n la figura 3-3 es importante observar que la distancia focal
objeto / de la superficie convexa [diagrama (a)] no es igual a la
distancia focal imagen /' de la misma superficie [diagrama (c)].
E n la sección 3-4 veremos que la razón ///' de las distancias fo-
cales es igual a la razón n[rí de los correspondientes índices de
refracción:
f rí

Es práctica común en los diagramas ópticos representar los


rayos luminosos propagándose de izquierda a derecha. Por tanto,
una superficie convexa será aquella cuyo centro de curvatura
está situado a la derecha del vértice, mientras que si está a la
izquierda será cóncava.
Aplicando el principio de reversibilidad a los diagramas de
la figura 3-2 habremos invertido el papel de cada una de las su-
perficies. E l diagrama (a), p. ej., representará entonces una su-
perficie cóncava con propiedades convergentes, mientras que el
diagrama (b) pasaría a representar una superficie convexa con
propiedades divergentes. Obsérvese que entonces los rayos i n -
cidentes estarían en el medio más denso, es decir, en el medio
de mayor índice de refracción.
3-2. Formación de imágenes.—La figura 3-4 ilustra la for-
mación de imágenes por una superficie refringente única. Se ha
dibujado para el caso en que el primer medio es aire, n = 1, y
el segundo, vidrio, rí = 1,60. Por tanto, las distancias focales
están en la razón 1/1,60 (véase Ec. [3-:l]). Se observa experimental-
SEC. 3-2] FORMACION D E IMAGENES 33

mente que al acercar el objeto al plano focal objeto, la imagen se


aleja de F' hacia la derecha, ampliándose su tamaño. Alejando el
objeto de F, hacia la izquierda, la imagen se aproximará a F',
disminuyendo su tamaño.
Todos los rayos procedentes del punto objeto Q convergen
en Q'. Los rayos procedentes de otro punto cualquiera, tal como M,
convergerán análogamente en un punto imagen M'. E n la prác-

n n'

FIG. 3-4.—Todos los rayos procedentes del punto objeto Q convergen en Q' al
refractarse en la superficie.

¡* 4, / H

FIG. 3-5.—Todos los rayos procedentes del punto objeto Q parecen emitidos,
después de refractarse, por la imagen virtual Q'.

tica nunca se cumple exactamente este caso ideal. Las desviacio-


:
nes originan pequeños defectos de la imagen, conocidos como
aberraciones. Su eliminación constituye el principal problema de
la óptica geométrica y se estudiará detalladamente en el capítulo I X .
Si nos limitamos a considerar rayos paraxiales se podrá obtener
nna buena imagen usando luz monocromática. Los rayos paraxiales
se definen como aquellos que forman ángulos muy pequeños con
el eje, separándose muy poco de él a través de todo su recorrido de
objeto a imagen (véase Sec. 2-5). Las fórmulas obtenidas en este
JENKINS-WHITE.—3
34 SUPERFICIES ESFERICAS [CAP. 3

capítulo son válidas solo para imágenes formadas por rayos pa-
raxiales. .
3-3. Imágenes virtuales.—La imagen M'Q' de la figura 3-4
es una imagen real en el sentido de que si colocamos en M' una
pantalla plana se formará en ella una imagen nítida del objeto MQ.
No obstante, no todas las imágenes pueden recogerse en una panta-
lla, como puede verse en la figura 3-5. Los rayos luminosos pro-
cedentes de un punto objeto Q se refractan al atravesar una su-
perficie esférica cóncava que separa dos medios de índices n = 1,0
y rí = 1,50, respectivamente. L a razóti de las distancias focales
es 1/1,50.
Puesto que los rayos refractados son divergentes, no se corta-
rán en ningún punto. No obstante, a un observador situado a
la derecha le parecerá que proceden de un mismo punto Q'. E n
otras palabras, Q' es el punto imagen correspondiente al punto
objeto Q. Análogamente M' es el punto imagen correspondiente
al punto objeto M. Dado que los rayos refractados no se cortan
en Q', sino que solo lo parece, no se formará imagen alguna si co 7

locamos una pantalla en M'. Por esta razón, a tales imágenes


se les llama virtuales.
3-4. Puntos y planos conjugados.—Como consecuencia del
principio de reversibilidad, si Q'M', en la figura 3-4, fuera un ob-
jeto, su imagen sería QM. Es decir, si un objeto ocupa la posición
de su imagen, la nueva imagen estará situada en la posición pre-
viamente ocupada por el objeto. E l objeto y la imagen son, por
tanto, intercambiables o conjugados. Cualquier par de puntos
objeto e imagen como los M y M' de la figura 3-4 se llaman puntos
conjugados, y los planos perpendiculares al eje por esos puntos,.
planos conjugados.
Dado el radio de curvatura r de una superficie esférica que
separa dos medios de índices n y rí, respectivamente, así como
la posición de un objeto, existen tres métodos generales a utilizar
para la determinación de la posición y tamaño de la imagen.
E l primero es el método gráfico, el segundo el experimental y e l
tercero el analítico mediante la fórmula
n rí rí —«
7 + ? = — ™

E n ella s representa la distancia objeto y s' la distancia imagem


Esta ecuación, llamada fórmula de Gauss para una sola superficie
esférica, será deducida en la sección 3-10.
EJEMPLO.—En una barra de vidrio de índice 1,50 se ha tallado una superficie
semiesférica de radio 1 cm. Se coloca un pequeño objeto sobre el eje, 4 cm a la.
izquierda del vértice. Hállese la posición de la imagen. Supóngase para el aire.
n = 1.
SEC. 3-5] C O N V E N I O S D E SIGNO 35

Solución. Sustituyendo directamente los valores dados en la ecuación [3-2],


obtenemos j
14- - 1 , 5 0
~ 1 , 5 0
_ °- 5 0
_ 1

4+ ~ ~ í~¡ s' í 4
de donde s' = 6,00 cm; es decir, se forma una imagen real a 6 cm del vértice.
Acercando un objeto M al foco objeto, la ecuación [3-2] de-
muestra que la distancia AM' de la imagen al vértice aumenta
continuamente y que en el limite, cuando el objeto llega a F, los
rayos refractados son paralelos y la imagen se forma en el in-
finito. E n este caso s' = oo, y la ecuación [3-2] toma la forma
n n' n' — n
s r oo =
+ ~
Puesto que esta distancia objeto particular es precisamente
la distancia focal objeto /, podemos escribir

7 4 ^ [3-3]
Análogamente, si aumentamos la distancia objeto hasta que
llegue a ser infinita, la distancia imagen disminuye y se hace,
en el límite, igual a /' para's = oo. Entonces
» ' » ' » ' —n
__ + *_ =
o, puesto que este yalqr de s' representa la distancia focal imagen /',

Igualando los primeros miembros' de las ecuaciones [3-3] y


[3-4], se obtiene:
n n' ti f
j = j 0 s e a
ñ =
7 [ 3
- 5 ]

Cuando sustituimos en la ecuación [3-2], («' — n)[r por «//


o rí/f en virtud de las ecuaciones [3-3] y [3-4], resulta:
n n' n , . n n' n'
7s + 7'
s = 7f 0 b i e n
7s + 7's = 7'f P" 3 6

Ambas ecuaciones dan las distancias conjugadas para una su-


perficie esférica única. *
3-5. Convenios de signo.—De ahora en adelante seguiremos
fielmente los siguientes convenios, que deberán ser bien recordados
en todo momento:
¡36 SUPERFICIES ESFERICAS [CAP. 3

1. En todas las figuras la luz se propaga de izquierda a derecha.


2. Todas las distancias objeto (s) se consideran positivas cuando
se miden a la izquierda del vértice y negativas cuando se
miden a la derecha del mismo.
3 Todas las distancias imagen (s ) son positivas cuando se
r

miden a la derecha del vértice y negativas en el caso con-


trario.
4. Las dos distancias focales son positivas para los sistemas
convergentes y negativas para los divergentes.
5. Las dimensiones del objeto y de la imagen son positivas
cuando se miden por encima del eje y negativas cuando se
miden por debajo del mismo. \
6. Los radios de las superficies] convexas alcanzadas por la
luz se consideran positivos y los de las cóncavas negativos.
|
EJEMPLO.—Una superficie cóncava de 4 cm de radio separa dos medios de
índices n = 1,00 y n' = 1,50. A una distancia de 10 cm del vértice se sitúa un objeto
én el primer medio. Calcúlese: a) la distancia focal objeto, 6) la distancia focal
imagen y c) la distancia imagen. I ! !

Solución. Para hallar a), apliquemos directamente la ecuación [3-3]:


1,0 1,5 — 1,0 ; —4,0 a n
1

— = —, o sea / = - Q j - = — -°
8 c m

Para obtener b) utilizamos [3-4]:

1,5 1,5 1,0 ^ donde \f = "'" = *—12,0 cm


n

/' -4 '
Obsérvese que en este problema ambas distancias focales son negativas y su
razón f/f es 1/1,5 como requiere la ecuación [3-1]. E l signo menos indica un sis-
tema divergente similar al de la figura 3-5. ¡
Para resolver c) usaremos la ecuación [3-6]:

... • — +-jr = —gQ, queda s =—6,66 cm;

La imagen dista 6,66 cm del vértice A, y el signo negativo indica que se en-
cuentra a la izquierda de A y es, por tanto, virtual, como muestra la figura 3-5.

3-6. Construcciones gráficas. Método del rayo paralelo.—No


está de más señalar aquí que las anteriores fórmulas, aunque
válidas para cualquier distancia objeto o imagen, se aplican úni-
camente cuando se consideran rayos paraxiales. Tales rayos se
refractan en el vértice o muy cerca de él, de tal modo que en
las construcciones gráficas podrán hallarse relaciones geométricas
correctas considerando que los rayos se refractan en un plano
normal al eje trazado por el vértice A.
E n la figura 3-6 puede verse la construcción por el método del
rayo paralelo para superficies convexas, y en la 3-7, para las cón-
cavas. Consideremos en la figura 3-6 los rayos emitidos por el
SEC. 3-6] CONSTRUCCIONES GRAFICAS 37

extremo superior, Q, del objeto. De los emitidos en todas direc-


ciones consideremos el QT paralelo al eje, que al refractarse
vendrá, por definición de foco imagen, a pasar por F'. E l rayo QC
que pasa por el centro de curvatura no se desvía por atravesar
normalmente la superficie.
Estos dos rayos bastan para localizar el extremo superior,
Q', de la imagen, encontrándose el resto de la misma en el plano
conjugado que pasa por este punto. Todos los demás rayos para-
n n'

FIG. 3-6.—Método del rayo paralelo para determinar gráficamente la imagen dada
por una sola superficie esférica convexa.

FIG. 3-7.—Método del rayo paralelo aplicado a una superficie esférica c ó n c a v a


que tiene propiedades divergentes.

xiales que parten de Q pasarán también por Q'. Como compro-


bación, obsérvese que el rayo QS, que pasa por F, se refracta,
por definición de foco objeto, paralelamente al eje, cortando a
los otros rayos en Q'.
A este método se le llama método del rayo paralelo. Los números
1, 2, 3, etc., indican el orden en que, normalmente, se trazan las
rectas.
Cuando se aplica este método a un sistema divergente como
el de la figura 3-7, el procedimiento es muy similar. E l rayo QT,
38 SUPERFICIES ESFERICAS [CAP. 3

paralelo al eje, se refracta como si procediera de F'. E l rayo QS,


dirigido hacia F, se refracta paralelamente al eje. Por último,
el QW, que pasa por C, no se desvía. L a prolongación hacia la
izquierda de todos ellos pasa por el punto común Q'. Por tanto,
Q'M' es la imagen de QM. Obsérvese que Q'M' no es una imagen
real, ya que no puede obtenerse sobre una pantalla.
E n estas dos figuras el medio situado a la derecha de la super-
ficie esférica es el de índice mayor; es decir, rí^>n. Si en la figu-
ra 3-6 el medio de la izquierda fuera el de mayor índice, rí < n,
la superficie tendría un efecto divergente, y F y F' ocuparían po-
siciones en el lado opuesto del representado, tal como aparecen
en la figura 3-7. Análogamente, si en la figura 3-7 fuera rí < «,
la superficie tendría un efecto convergente y los focos estarían si-
tuados como en la figura 3-6.
Dado que todo rayo que pasa por el centro de curvatura no
se desvía y además tiene todas las propiedades del eje principal,
puede llamársele eje auxiliar.
3-7. Métodos del rayo oblicuo. Método 1.—En sistemas
ópticos más complicados, como los tratados en los capítulos si-

FIG. 3-8.—Método del rayo oblicuo para determinar gráficamente la imagen dada
por una sola superficie esférica.

guientes, es cómodo poder trazar gráficamente la trayectoria de


un rayo que llega a una superficie esférica bajo cualquier ángulo
de incidencia. Ello se consigue fácilmente con el método del rayo
oblicuo. E n esta construcción se toman dos rayos cualesquiera,
procedentes del mismo punto objeto, y se busca el punto de in-
tersección de ambos; este será el punto imagen.
E n la figura 3-8, MT representa un rayo que incide en la su-
perficie por la izquierda. Por el centro de curvatura C se dibuja
de trazos una paralela RC a MT, hasta que corte al plano focal
imagen. Se traza a continuación el rayo refractado TX y se pro-
longa hasta que corte al eje en M'. Puesto que el eje puede con-
siderarse también como un segundo rayo, M representa un punto
objeto axial y M' su imagen.
SEC. 3-7] METODOS DEL RAYO OBLICUO 39

Esta construcción se basa en el principio siguiente: Si MT


y RA fuesen rayos incidentes paralelos, por definición de planos
focales, cortarían después de la refracción al plano focal imagen
WF' en X. Puesto que RA pasa por C, el rayo refractado ACX
no se desvía.
Método 2.—Este método se representa en la figura 3-9. Des-
pués de trazar el eje MM' y el arco que representa la superficie
esférica de centro C, se dibuja una recta tal como la 1, que repre-
senta un rayo oblicuo cualquiera. A continuación hay que hacer
uso de u n diagrama auxiliar construido a partir de l a línea XZ
paralela al-eje. Con origen en 0 se llevan las distancias OK y OL
proporcionales, respectivamente, a n y rí, y se trazan perpendicu-
lares por K, L y A. A partir de aquí la construcción sigue el orden
indicado por los números 1, 2, 3, 4, 5 y 6. Por 0 se traza la recta 2,
paralela a 1; por / la 4, paralela a 3, y por T la 6, paralela a 5.
T\

1^
h
n
eje
M s A
J

Y <— L 7

¿i
5 " \
k y
j
N
!

FIG. 3-9.—Método del diagrama auxiliar para determinar gráficamente la imagen


dada por rayos paraxiales.

Se justifica esta construcción escribiendo la proporcionalidad


de los lados homólogos correspondientes a los tres pares de
triángulos semejantes de ambos diagrartias. Esta proporcionalidad
conduce a las relaciones:
h i h l h
s n 7 rí r
n —ti
iI : _
Pasemos n y rí al primer miembro en las tres ecuaciones
hn . hrí \1
\ . h(rí — rí)
Sumando, finalmente, las dos primeras ecuaciones y susti-
tuyendo el segundo miembro por el primero de la tercera igualdad,
resulta:
40 SUPERFICIES ESFÉRICAS [CAP. 3

hn hn1
n n
i +/
T +
T" i + ?
H a de tenerse en cuenta que para poder emplear el método 1
hemos de conocer la distancia focal imagen /' o, al menos, calcu-
larla previamente a partir del radio de curvatura y los índices
n y rí. E l método 2 puede usarse sin conocer ninguna de las dis-
tancias focales.
3-8. Aumento.—En cualquier sistema óptico se llama au-
mento lateral a la razón entre las dimensiones trasversales de la
imagen y las correspondientes del objeto. Para determinar el
tamaño relativo de la imagen formada por una superficie esférica
única acudiremos a la figura 3-6. E n ella el rayo 5, que no se desvía,
forma dos triángulos rectángulos semejantes QMC y Q'M'C.
L a proporcionalidad de los lados homólogos exige que
1

M'Q' CM'
MQ CM o sea s + r
Definiremos ahora la razón y'¡y como el aumento lateral m,
con lo que
y s — r \ •i
m = [3-7]
s + r

Si m es positivo, la imagen será virtual y derecha, mientras


que si es negativo será real e invertida.
3-9. Vergencia reducida.—En las ¡fórmulas referentes a una
superficie esférica única (Ees. [3-2] [3-6]), las distancias s, s',
r, f y f aparecen en los denominadores. Las recíprocas, 1/s, 1/s',
1/r, 1// y 1//', representan realmente curvaturas de radios s, s',
r, f y /', respectivamente.
Refiriéndonos a la figura 3-10, si consideramos el punto M
del diagrama de la izquierda como un manantial puntual de ondas,
la refracción obliga a estas a converger; hacia el punto imagen M'.
E n el diagrama de la derecha las ondas planas son forzadas a
converger en el foco imagen F'. Obsérvese que estas líneas curvas

FIG. 3-10.—Refracción de ondas luminosas en una superficie esférica.


SEC. 3-9] VERGENCIA REDUCIDA 41

representan las crestas de las ondas luminosas y son perpendicu-


lares en cada punto al rayo que pasa por él y que va del punto
objeto al punto imagen.
Cuando las ondas que parten de M llegan al vértice A, su radio
es s y su curvatura lis, y cuando parten de A al converger hacia M',
su radio es s' y su curvatura 1/s'. Análogamente, en el segundo
diagrama, las ondas que inciden en A tienen un radio infinito
y una curvatura 1/oo, es decir, nula. A l partir del vértice, su radio
es /' y su curvatura 1//'.
Las fórmulas de Gauss pueden, pues, considerarse como sumas
y diferencias de magnitudes proporcionales a las curvaturas de
superficies esféricas. Cuando se usan estas curvaturas, en vez
de los radios, las fórmulas toman una forma más sencilla y para
algunos usos más cómoda. Introduciremos por tanto las siguientes
magnitudes:

v = l v> *
= k = Í p » P »' [ 3 . 8 ]

s s r
t i
Las dos primeras, V y V, se llaman vergencias reducidas por
ser una medida de la convergencia y divergencia de los frentes
de onda correspondientes- al objeto y a la imagen, respectiva-
mente. Para una onda que diverge del objeto, s es positiva y,
por tanto, también lo es la vergencia V. Para una onda conver-
gente, s es negativa y lo mismo su vergencia. Para un frente de
onda que converge hacia la imagen, V es positiva, y para un
frente de onda divergente, V es negativa. Obsérvese que, en cada
caso, el índice de refracción es el del medio en que se encuentra
{

el frente de onda correspondiente.


L a tercera magnitud, K, es la curva-tura de la superficie re-
fringente (recíproca de su radio), mientras que la cuarta y quinta
son,, de acuerdo con la ecuación [3-5], iguales y definen la potencia
refringente. Cuando se miden todas las distancias en metros, las
vergencias reducidas V y V , la curvatura K y la potencia P vienen
medidas en unidades llamadas dioptrías. Es- factible suponer que V
es la potencia del frente de onda del objeto cuando toca la su-
perficie refringente, y V la potencia del frente de onda de la ima-
gen correspondiente cuando este es tangente a la superficie. E n
función de estas nuevas variables, la ecuación [3-2] se expresa:
V + V =P [3-9]

donde P = —-— o sea P = {rí — n)K [3-10]

EJEMPLO.—En una barra de vidrio de índice 1,50 se ha tallado una super-


ficie esférica convexa de 10 cm de radio. A 40 cm a la izquierda del vértice, y
42 SUPERFICIES ESFERICAS [CAP. 3

sobre el eje, se sitúa un pequeño objeto. Hállese: o) la potencia de la superficie,


y b) la posición de la imagen.
Solución. Para hallar o) aplicaremos la ecuación [3-10]:

Para calcular b) obtendremos el valor de V a partir de la ecuación [3-8]:


_ ljOO _
+ 2,5 D
0,40
Sustituyendo directamente en la ecuación [3-9], obtenemos:
2,5 + V = 5, de donde V = + 2,5 D
Para hallar la distancia imagen, tenemos V = n'/s', con lo que
, n' 1,50
5
" F - 2j = 0
' 6 0 m
"
o sea i ' = 60 cm

El lector deberá comprobar este resultado utilizando uno de los métodos


gráficos a escala conveniente.

3-10. Deducción de la fórmula de Gauss.—La importancia


de la ecuación [3-2] justifica su deducción con algún detalle.

FIG. 3-11.—Diagrama para la deducción de la fórmula paraxial.

De los varios métodos que existen utilizaremos uno que hace


intervenir rayos oblicuos. E n la figura 3-11 un rayo oblicuo pro-
cedente del punto objeto axial M incide sobre la superficie con
un ángulo <f> y se refracta bajo un ángulo <f>'. E l rayo refractado
corta al eje en el punto imagen M'. Si los rayos incidente y refrac-
tado MT y TM', son paraxiales, tj> y </>' serán suficientemente
pequeños para poder sustituir los senos por los ángulos, ponien-
do, en virtud de la ley de Snell,

Y a que <f> es un ángulo exterior del triángulo MTC, será igual


a la suma de los ángulos interiores opuestos,
SEC. 3-11] NOMOGRAFIA 43

[3-12]
Análogamente, (3 es exterior en el triángulo TCM', por lo que
4' + Y = P, y
f = P - Y [3-13]
Sustituyendo estos valores de ^ y </>' en la ecuación [3-11],
se obtiene: : •
w'¡3 — «'y = -f o sea «a + n'y = («' — w)f3
Tratándose de rayos paraxiales, a, (3 y y son muy pequeños y pue||e
escribirse a = h¡s, (3 = h/r y y = h¡s'. Sustituyendo estos valores
en l a última ecuación, resulta:
h \,h ., .h
n —\- n —. = (n — n) —
¡

s s r

Dividiendo por h 'se obtiene la ecuación deseada,

n n n —n [3-14]
I T ? =
~ T -

3-11. Nomografía.—El término nomografía proviene del griego


-nomos, que significa ley, y graphein que significa escribir. E n física

10f5

J4 (•-i 14.
12 12.
10 6|3 10.

) •

2<>l

10 4+2
.10
12 12
6f3
14.
s>

n
10
F I G . 3-12.—Nomograma para detenninar las distancias objeto e imagen corres-
pondientes a una superficie esférica o a una lente delgada.
44 SUPERFICIES ESFERICAS [CAP. 3

el término nomograma se aplica a ciertas representaciones grá-


ficas de leyes físicas que tratan jde simplificar o abreviar los
cálculos. L a figura 3-12 es un nomograma que relaciona las dis-
tancias objeto e imagen dadas por la ecuación [3-6]:
n rí In
7 + 7 + 7 : [ 3
" 1 5 ]

Su sencillez y utilidad son evidentes si se tiene en cuenta


que cualquier recta que atraviesa el nomograma corta a las tres
rectas de la figura según valores relacionados por la ecuación
anterior. |
i
EJEMPLO.—Uno de los extremos de una barra de plástico de índice 1,5 se talla
según una superficie esférica de radio +2,0 cm. Si se coloca un objeto a 12 cm del
vértice, ¿cuál es la distancia imagen?
Solución. De la ecuación [3-3] se obtiene:
s 12 i r 2
- = =r = + 12.0 y L= - = , , = + 4,0
n j rí —n
G

» 1 J
1,5 — 1

Colocando ahora el borde de una regla en s¡n = + 12,0 y f/n = + 4,0,


cortará a la tercera recta en s'jrí = + 6,0. Dado que rí = 1,5, s' es igual a
6 X 1,5 = + 9.0 cm. ¡
l
U n ligero estudio de este nomograma demostrará que puede
aplicarse a todas las distancias objeto e imagen, reales o virtuales,
y a todas las superficies con radios de curvatura positivos o ne-
gativos. Veremos además en el capítulo IV que es aplicable a todas
las lentes delgadas sin más que nacer n y rí iguales a la unidad.
Para las lentes delgadas los tres ejes representan s, s' y f direc-
mente, no siendo necesario ningún cálculo.

PROBLEMAS

3-1. El extremo izquierdo de una larga barra de vidrio de índice 1,60


se ha tallado según una superficie esférica convexa de 3 cm de radio. A
10 cm del vértice se coloca en el eje un pequeño objeto. Hállense: i a) las
distancias focales objeto e imagen; b) la potencia de la superficie; c) la dis-
tancia imagen, y d) el aumento lateral.
3-2. Resuélvase gráficamente el problema 3-1. a) Hállese la distancia
imagen por los dos métodos del rayo oblicuo, b) Calcúlese el tamaño relati-
vo de la imagen por el método del rayo paralelo.
Sol: a) + 16,0 cm; b) — 1,0.
3-3. E l extremo izquierdo de un largo cilindro de plástico de índice
1,56 se talla y pule en forma de superficie esférica convexa de 2,8 cm de
radio. A 15 cm de su vértice, y en el eje, se coloca un objeto de 2 cm de alto.
Hállense: a) las distancias focales; b) la potencia de la superficie; c) la
distancia imagen, y d) el tamaño de la imagen.
PROBLEMAS 45

3-4. Resuélvase-gráficamente el problema anterior, a) Hállese la dis-


tancia imagen por los dos métodos del rayo oblicuo, b) Hállese el tamaño
de la imagen por el método del rayo paralelo.
Sol.: a) 4- 11,7 cm; b) — 1,0 cm.
3-5. E l extremo izquierdo de un tubo que contiene agua tiene una
superficie transparente de — 1,5 cm de radio. A 9 cm del vértice se sitúa
en el aire un pequeño objeto de 3 cm de altura. Hállense; a) las distancias
focales; b) la potencia de la superficie; c) la distancia imagen, y d) el tamaño
de'la imagen. Supóngase un índice para el agua de 1,333.
3-6. Resuélvase gráficamente el problema anterior, a) Determínese la
distancia imagen por cualquiera de los métodos del rayo oblicuo, b) H á -
llese el tamaño de la imagen por el método del rayo paralelo.
Sol.: a) —4,0 cm. b) + 1.0 - c m

3-7. E l extremo izquierdo de un largo cilindro de plástico de índi-


ce 1,56 se ¿alia según una superficie esférica de — 2,8 cm de radio. A 15 cm
de su vértice se sitúa en el aire un objeto de 2 cm de altura. Hállense:
a) las distancias focales; b) la potencia de la superficie; c) la distancia
imagen, y d) el tamaño de la misma.
3-8. Resuélvase gráficamente el problema anterior. Hállense: a) la
distancia imagen por alguno de los métodos del rayo oblicuo, y b) el ta-
maño de la imagen por el método del rayo paralelo.
Sol.: a) —5,85 cm; b) + 0,5 cm.
3-9. E l extremo izquierdo de un cilindro de vidrio de índice 1,666 se
talla según una superficie convexa de radio 1 cm y se sumerge en agua
(n = 1,333). A 12 cm de su vértice, y en el agua, se coloca un objeto de
3 cm. Calcúlense: a) las distancias focales; b) la potencia de la superficie;
c) la distancia imagen, y d) el tamaño de esta.
3-10. Resuélvase gráficamente el problema anterior. Hállense: a) la
distancia imagen por alguno de los métodos del rayo oblicuo, y b) el ta-
maño de la imagen por el método del rayo paralelo.
Sol.: a) +7,5 cm; b) —1,5 cm.
3-11. Los extremos de un cilindro de vidrio de índice 1,6 se tallan
según superficies esféricas de radios r = -f- 2,4 cm y r = — 2,4 cm. A
t 2

8 cm del primer vértice se coloca un objeto de- 2 cm. Calcúlense: a) las


distancias focales de ambas superficies; b) la distancia imagen para la pri-
mera superficie; c) la distancia objeto para la segunda, y d) la distancia
imagen final respecto del segundo vértice.
3-12. Resuélvase gráficamente el problema anterior después de calcu-
lar la solución de a). ~. ••*
Sol.: a) + 4,0 cm, -f 6,4 cm, -f 6,4 cm, + 4,0 cm;
b) + 12,8 cm; c) — 10,0 cm; d) + 2,45 cm.
3-13. U n haz paralelo penetra en una bola de plástico transparente
de 2 cm de diámetro e índice 1,4. ¿En qué punto quedarán enfocados estos
rayos?
3-14. Resuélvase gráficamente el problema anterior por el método
ilustrado en la figura 3-9. Sol.: + 0,75 cm.
3-15. Una bola de vidrio de índice 1,6 tiene un radio de 2 cm y está
sumergida en un líquido transparente de índice 1,4. Si un'haz paralelo pro-
cedente del líquido penetra en la bola, ¿en qué punto, al otro lado de la
cara lejana, quedarán enfocados sus rayos?
42 SUPERFICIES ESFERICAS [CAP. 3

sobre el eje, se sitúa un pequeño objeto. Hállese: a) la potencia de la superficie,


y 6) la posición de la imagen.
Solución. Para hallar a) aplicaremos la ecuación [3-10]:

Para calcular b) obtendremos el valor de V a partir de la ecuación [3-8]:

Sustituyendo directamente en la ecuación [3-9], obtenemos:


2,5 +V' = 5, de donde V = + 2,5 D
Para hallar la distancia imagen, tenemos V = rí/s\ con lo que
, _ rí _ 1,50
= 0,60 m-
S
~ V~ 2j
s' = 60 cm
El lector deberá comprobar este resultado utilizando uno de los métodos
gráficos a escala conveniente.

3-10. Deducción de la fórmula de Gauss.—La importancia


de la ecuación [3-2] justifica su deducción con algún detalle.

FIG. 3-11.—Diagrama para la deducción de la fórmula paraxial.

De los varios métodos que existen utilizaremos uno que hace


intervenir rayos oblicuos. E n la figura 3-11 un rayo oblicuo pro-
cedente del punto objeto axial M incide sobre la superficie con
un ángulo <f> y se refracta bajo un ángulo <}>'. E l rayo refractado
corta al eje en el punto imagen M'. Si los rayos incidente y refrac-
tado MT y TM', son paraxiales, <j> y <f>' serán suficientemente
pequeños para poder sustituir los senos por los ángulos, ponien-
do, en virtud de la ley de Snell,

£ = í ™
Y a que <j> es un ángulo exterior del triángulo MTC, será igual
a la suma de los ángulos interiores opuestos,
SEC. 3-11] NOMOGRAFIA 43

¿ = a+(3 [3-12]
Análogamente, (3 es exterior en el triángulo TCM', por lo que
4' + y = P, y
f = P - Y [3-13]
Sustituyendo estos valores de ^ y <f¡' en la ecuación [3-11],
se obtiene:
M'(3 — «'y == na. -f- »p l o sea «a -f- w'y = («' — «)(3
Tratándose de rayos paraxiales, ce, (3 y y son muy pequeños y puecte
escribirse a = h¡s, {3 = hjr y y = A/s'. Sustituyendo estos valores
en la última ecuación, resulta:
h ,h , h
n \- n ~i = (M — n) —
I s s r
Dividiendo por h 'se obtiene la ecuación deseada,
n .\n n —n
~~ ~T\~ — •—
[3-14]
s rs
3-11. Nomografía.—El término nomografía proviene del griego
nomos, que significa ley, y graphein que significa escribir. E n física

4
10

.14
7^sl2
6^3
67NJO
8 ^ 5
4+2
4\.6 6 / 4

2 / g
1 1
2 2 . ,
4 l\4~ *
2 X 6
3^X8
4+2
10 V 4 4*X10
12X5 5X12
14y6
•» ^

10+5

F I G . 3-12.—Nomograma para determinar las distancias objeto e imagen corres-


pondientes a una superficie esférica o a una lente delgada.
46 SUPERFICIES ESFERICAS [CAP. 3

3-16. Resuélvase gráficamente el problema anterior por el método-


ilustrado en la figura 3-9. Sol.: + 6,0 cm.
3-17. Se construye una lente equicóncava hueca, de paredes de vi-
drio muy delgadas, perfectamente estanca. Los radios de las dos super-
ficies miden 2,0 cm y la distancia entre ambos vértices es 2,0 cm. Esta
lente se sumerge en agua de índice 1,333. Calcúlese: a) la distancia focal,
y b) la potencia de cada una de las superficies.
3-18. E n el extremo de una varilla de vidrio de índice 1,650 se talla
una superficie esférica .de radio 4- 2,5 cm. Hállese su potencia cuando
se la rodea de: a) aire; b) agua de índice 1,333; c) aceite de índice 1,650,
y d) un líquido orgánico de índice 1,820.
Sol: a) + 26,0 D; b) + 12,7 D ; c) 0 D ; d) — 6,8 D .
CAPITULO IV

LENTES DELGADAS

L a figura 3-1, al principio; del capítulo anterior, muestra va-


rias formas típicas de lentes; delgadas. Las presentamos como
ejenrplos del hecho de que las lentes, en su mayoría, están limitadas
por superficies esféricas. Muchas de estas superficies son convexas,
otras cóncavas y alguna's planas. A l atravesar la luz una de estas
lentes, ambas superficies contribuyen a la formación de la imagen,
de acuerdo con los principios establecidos en el capítulo III. Ade-
más de los dos focos que pertenecen a cada una de estas superfi-
cies existen otros dos, correspondientes a la lente considerada
en conjunto»
Una lente delgada es aquella cuyo espesor es despreciable frente
a las longitudes asociadas con sus propiedades ópticas. Algunas de
estas longitudes son, p. ej., los radios de curvatura de ambas
superficies esféricas, las distancias focales y las distancias ob-
jeto e imagen!
4-1. Focos y distancias focales.—En la figura 4-1 se ha re-
presentado la refracción de la luz en una lente equiconvexa y en
otra equicóncava. E n ambos ¿asos el eje se representa mediante
una recta que pasa por el centro geométrico de la lente y es per-
pendicular a sus dos caras en los puntos de intersección con ellas.
E n las lentes esféricas esta recta pasa por los- centros de curvatura
de ambas superficies. El foco'objeto F es %r punto axial tal 0§
r v

cualquier rayo procedente de él o que se dirija hacia él se propaga


paralelamente al eje una vez refractado.
Toda lente delgada rodeada de aire tiene dos focos, uno a
cada lado de ella y equidistantes del centro. Esto es fácil de ver
por simetría en el caso de las lentes equiconvexas y equicón-
cavas, pero puede probarse también en los demás casos. El foco
imagen F ' es un punto axial tal que cualquier rayo paralelo al eje,
después de la refracción, se dirige hacia él o diverge de él. E n los
dos diagramas inferiores de la figura 4-1 queda aclarada esta
definición. Por analogía con él caso de una superficie esférica
única, los planos focales son lqs trazados por los focos- perpendi-
cularmente al eje.
E n la figura 4-2 puede verse el significado del plano focal
de una lente convergente. U n haz de rayos paralelos, que forma
un ángulo 6 con el eje, converge en un punto Q' situado en el
47
48 LENTES DELGADAS [CAP. 4

rayo principal. E l rayo principal es; el que pasa por el centro de la


lente.
L a distancia entre el centro de una lente y cada uno de sus
focos se denomina distancia focal. Estas distancias, designada's por

F
foco objeto foooobjeto

FIG. 4-1.—Focos P y F ' y distancias focales / y /' de una lente delgada.

/ y /', se miden de ordinario en centímetros o en pulgadas, y tie-


nen signo positivo en las lentes convergentes y negativo en las di-
vergentes. Obsérvese en la figura 4-1 que el foco objeto, F, está a
la izquierda en las lentes convergentes y a la derecha en las di-
vergentes. Debido a la reversi-
plano
focal-> bilidad de los rayos, para una
lente rodeada del mismo me-
Q'
dio a ambos lados, se verifi-
F'
ca que i
eje

Obsérvese atentamente la di-


ferencia entre una lente del-
gada inmersa en . aire, cuyas
FIG. 4-2.—Rayos paralelos enfocados en dos distancias focales son igua-
el punto Q' del plano focal imagen de
una lente delgada. les, y una superficie esférica
única, cuyas distancias focales
están en la relación de sus índices (véase Ec. [3-1]).
4-2. Formación de imágenes.—-Colocando un objeto a un lado
o a otro de una lente convergente, y a mayor distancia de la focal,
SEC. 4-4] METODO DEL RAYO PARALELO 49

se forma una imagen en el lado opuesto (véase Fig. 4-3). Si se


acerca el objeto al plano focal objeto, la imagen se alejará del
plano focal imagen, aumentando su tamaño. Si, por el contrario,
se aleja el objeto de F, la imagen se aproxima a F' disminuyendo
su tamaño.
E n la figura 4-3 todos los rayos procedentes de un punto ob-
jeto Q convergen en otro Q', y de un modo similar, los originados
en otro punto M se cortan en el M'. Estas condiciones ideales,
así como las fórmulas que se deducirán en este capítulo, son váli-
das solamente para rayos paraxiales.

FIG. 4-3.—Formación de imágenes en una lente delgada ideal. Todos los rayos
que partenjie un punto objeto Q concurren después de atravesar la lente en el
punto imagen Q'.

4-3. Puntos y planos conjugados.—Aplicando el principio de


reversibilidad a la figura 4-3 se ve que Q'M' se convierte en ob-
jeto y QM en imagen. Objeto e imagen son, por tanto, conjugados,
tal como ocurría en el caso de una sola superficie esférica. Cual-
quier par de puntos objeto e imagen, tales como M y M' en la
figura 4-3 se llaman puntos conjugados, y los planos que pasan
por estos puntos y son perpendiculares al eje se denominan pla-
nos conjugados.
Conocida la distancia focal de una lente delgada y la posición
de un objeto, existen tres métodos para determinar la posición
de la imagen. E l primero utiliza una construcción gráfica, el se-
gundo es experimental y el tercero emplea la fórmula

en la que s representa la distancia objeto, s' la distancia imagen


y / la distancia focal, medidas todas ellas a partir del centro de
la lente. E n la sección 4-14 se deducirá la ecuación [4-1]. Es-
tudiaremos en primer lugar los métodos gráficos.
4-4. Método del rayo paralelo.—Este método aparece ilus-
trado en la figura 4-4. Consideremos l a marcha de la luz emitida
JENKINS-WH1TE. 4
50 LENTES DELGADAS [CAP. 4

por el extremo superior, Q, del objeto. Por definición de foco,


el rayo QT, paralelo al eje, pasará por F'. E l rayo QA, que atra-
viesa el centro de la lente, donde las caras son paralelas, no se
desvía y corta al anterior en un cierto punto Q'. Estos dos rayos
bastan para determinar el extremo Q' de la imagen, el resto de
la cual estará en el plano conjugado que pasa por Q'. Todos los
demás rayos que parten de Q pasarán también por Q'. Como
comprobación, observemos que el rayo QF, que pasa por el foco
objeto F, debe, por definición, refractarse paralelamente al eje
y cortar a los demás en Q'. Los números 1, 2, 3, etc., indican el
orden en que suelen trazarse las rectas.
2

U s 4* s' H
FIG. 4-4.—Método del rayo paralelo aplicado a una lente delgada.

FIG. 4-5.—Método del rayo oblicuo aplicado a una lente delgada.

4-5. Método del rayo oblicuo.—En la figura 4-5, MT repre-


senta un rayo cualquiera que incide sobre la lente por la izquierda.
Este rayo se refracta en la dirección TX y corta al eje en M'.
E l punto X está situado en la intersección del plano focal imagen
F'W con la recta de trazos RR', paralela a MT por el centro.
De nuevo el orden de la construcción se indica con los números
1, 2, 3, . . . Refiriéndonos a la figura 4-2, se comprenderá mejor el
fundamento de esta construcción. Los rayos paralelos que inciden
en la lente convergen en un punto situado en el plano focal, siendo
SEC. 4-7] AUMENTO LATERAL 51
¡

el único no desviado el que pasa por su centro. Por tanto, si lo


que tenemos son rayos que divergen realmente de M, como en
la figura 4-5, hallaremos la dirección de cualquiera de ellos, des-
pués de atravesar la lente, haciéndole pasar por la intersección
de la paralela RR' con el plano focal. Esta construcción nos pro-
porciona el punto X y la posición de la imagen M'. Obsérvese
que en este caso RR' no es un rayo verdadero, sino un medio
de localizar el punto X.
4-6. Uso do la fórmula de las lentes.—Como ejemplo de apli-
cación de la fórmula [4-1] elijamos un caso en el que todas las
magnitudes tengan signo positivo. Consideremos un objeto si-
tuado a 6 cm de una lente positiva de +4 cm de distancia focal.
Despejando s' en la ecuación [4-1] se tiene:
s X /
! s-f
en la que al sustituir directamente los valores numéricos resulta:
(+6) X (+4)
s = (+6)-(+4) s' = + 12,0 cm

L a imagen se forma a 12 em de la lente y es real, lo que suce-


derá siempre que s' sea positiva. E n este caso es invertida, de acuer r

do con la figura 4-3. Se comprueba fácilmente este resultado


mediante cualquiera de los dos métodos gráficos expuestos.
E l convenio de signos a utilizar es el mismo que en el caso
de la superficie esférica única.
4-7. Aumento lateral.—A partir de la figura 4-4 es fácil
obtener una fórmula para el aumento lateral de una lente única.
De la construcción se deduce que los triángulos rectángulos QMA
y Q'M'A son semejantes, y de la proporcionalidad de sus lados
homólogos resulta:
M'Q' _ AM'
MQ ~ AM -
donde AM' es la distancia imagen s' y AM es la distancia obje-
to s. Tomamos como positivas las distancias hacia arriba, y = MQ,
e y' = — Q'M', con lo que sustituyendo directamente se obtiene:
y'¡y = — s'js. E l aumento lateral es, por tanto,
V s'
m = - = ; y
[4-31
¡y s

s
Si s y s' son ambos positivos, como en la figura 4-4, el sig-
no negativo de m indica que la imagen es invertida.
52 LENTES DELGADAS ! [CAP. 4

4-8. Imágenes virtuales.-—Las imágenes formadas por las len-


tes convergentes de las figuras 4-3 y 4-4 son reales, pues pueden
recogerse en una pantalla que las hace visibles. Se caracterizan
por el hecho de que los rayos luminosos convergen' realmente en
puntos del plano de la imagen. Una imagen virtual, por el contra-
rio, no se puede recoger en una pantalla (véase Sec. 2-3); Los
rayos procedentes de un punto dado del objeto no se cortan en.
el punto correspondiente de la imagen, debiendo ser prolongados
hacia atrás para cortarse en dicho punto. Las imágenes virtuales
son producidas por las lentes convergentes cuando el objeto está
situado entre el foco y la lente, y por las divergentes para cual-
quier posición del objeto. Las figuras 4-6 y 4-7 muestran varios
ejemplos de esto.

FIG. 4-6.—Método deí rayo paralelo aplicado a una lente positiva cuando el objeto
está entre el foco objeto y la lente. ¡

L a figura 4-6 ilustra la construcción del rayo paralelo para el


caso de una lupa. Los rayos procedentes de Q se refractan en la
lente, pero no se desvían lo suficiente para llegar a converger en
un punto real. A l ojo, E, del observador le parece que estos rayos
provienen de un punto Q' situado a la izquierda de ¡la lente. Este
punto representa una imagen virtual, pues los rayos no pasan de
hecho por él, sino que solo lo parece. E n este caso la imagen es
derecha y mayor. Para construir la figura, el rayo QT, paralelo
al eje, pasa al refractarse por F', mientras el QA que pasa por el
centro de la lente no se desvía. Prolongando hacia atrás estos
rayos se cortan en el punto Q'. E l tercer rayo, QS, que parece
proceder de F, no pasa en realidad por la lente, pero si esta fuera
mayor, se refractaría paralelamente al eje, como se ha represen-
tado. Prolongado hacia atrás, corta a las otras prolongaciones en Q'.
SEC. 4-8] IMAGENES VIRTUALES 53

EJEMPLO.—Si se coloca un objeto 6 cm por delante de una lente de distancia


focal + 10 cm, ¿dónde se formará la imagen?
Solución. Sustituyendo directamente en la ecuación [4-2], resulta:
' = (+ 6) x (+ 10) = + 60 =

* (+6) —(+10) —4
El signo negativo indica que la imagen está a la izquierda de la lente. Tal imagen
es siempre virtual. E l aumento se calcula a partir de la ecuación [4-3]:
s' —15
=+2,5
El signo positivo indica que la imagen es derecha.

. F I G . 4-7.—Método del rayo paralelo aplicado a una lente negativa.

E n el caso de la lente negativa, representada en la figura 4-7,


la imagen es virtual para todas las posiciones del objeto, siempre
menor que este y también más próxima a la lente. Como puede
verse, los rayos que divergen del punto objeto, Q, se hacen más
divergentes al atravesar la lente. A l ojo del observador, situado
en E, le parecen proceder de Q', al otro lado de la lente, pero más
cerca de esta. A l aplicar la fórmula ha de tenerse en cuenta que
las distancias focales de las lentes divergentes son negativas.
EJEMPLO.—Un objeto está situado 12 cm delante de una lente divergente de
distancia focal 6 cm. Hállese la imagen.
Solución. Sustituyendo directamente en la ecuación [4-2], se obtiene:
' = (+ 12) x (—6) —72
5
(+ 12) - (-76T ~ + 18
de donde s' = — 4 cm. Para el tamaño de la imagen la ecuación [4-3] da
s'
m=• =
s 12 T
3
La imagen está, por tanto, a la izquierda de la lente y es virtual, derecha y su
tamaño es un tercio de el del objeto.
54 LENTES DELGADAS [CAP. 4

4-9. Fórmula del constructor de lentes.—Si se desea tallar


una lente de una distancia focal determinada deberá conocer-
se el índice de refracción del vidrio a emplear-.-. Entre los fabri-
cantes de vidrios ópticos es costumbre referir el índice a la línea
D de l a luz amarilla de sodio. Suponiendo conocido el índice de
refracción, los radios de curvatura deberán satisfacer a la ecuación

Suponiendo que la luz se propaga en una lente de izquierda a


derecha, cuando encuentre en su marcha una superficie convexa se
tomará para su radio el signo positivo, y si es cóncava, el negativo.
E n una lente equiconvexa, como la de la figura 3-1 (a), el radio r x

de la primera superficie es positivo y el r de la segunda es nega- z

tivo. Sustituyendo el valor de 1// en la ecuación [4-1], se puede


escribir:

-+-,= [4-5]
s s Vi h!
EJEMPLO.—Una lente planoconvexa de 25 cm de distancia focal tiene un
índice n = 1,520 [Fig. 3-1 (6)]. Calcúlese su radio de curvatura.
Solución. Como una lente planoconvexa tiene una superficie plana, el radio r x

•de esta superficie será oo. E l radio t de la segunda superficie será, por tanto,
1

la única incógnita. Sustituyendo las magnitudes conocidas en la ecuación [4-4],


se obtiene:
— = (1,520 — 1) / — -
25 \ co
Haciendo operaciones y despejando r , 2

1
0,520, // «o - I ) . °' 5 2 0

25
de donde r = — (25 x 0,520) = — 13,0 cm
s

Si damos vuelta a la lente obtendremos r — -f- 13,0 cm y r = oo.


1 2

4-10. Combinaciones de lentes delgadas.—Los principios de


la formación de imágenes que acabamos de establecer se genera-
lizan fácilmente a sistemas formados por dos o más lentes del-
gadas. Consideremos, p. ej., dos lentes convergentes separadas
una cierta distancia, tales como las representadas en la figu-
ra 4-8. U n objeto Q M está situado a una distancia dada s de la
1 1

primera lente y su imagen Q' M' se forma a una distancia des-


t t

conocida s' de la segunda lente. Para hallar esta distancia imagen


2

aplicaremos en primer lugar los métodos gráficos, y a continuación


mostraremos cómo puede calcularse a partir de la fórmula de
las lentes delgadas.
SEC. 4-10] COMBINACIONES D E LENTES DELGADAS 55

E l primer paso al aplicar el método gráfico consiste en pres-


cindir de la segunda lente, averiguando la imagen producida por la
primera. E n el diagrama, al aplicar el método del rayo paralelo al
punto objeto Q conseguimos situar una imagen real e invertida en
lt

Q' Dos cualesquiera de los rayos, 3, 5 y 6 bastan para este pro-


v

pósito. Una vez situado Q\ sabemos que cualquier rayo proce-


dente de Q deberá pasar por este punto. Basándonos en este
1

hecho trazaremos la recta 9 ele Q\ a W pasando por A . Enton- 2

ces se une W con Q mediante la recta 10.


t

E l segundo paso es imaginar colocada la segunda lente y ha-


cer los siguientes cambios: Puesto que el rayo 9 pasa por el centro
de la segunda lente, emergerá de ella sin desviarse. E l rayo, 7 para-

FIG. 4-8.—Método del rayo paralelo aplicado a dos lentes delgadas.

lelo al eje en el espacio entre las dos lentes, pasará al refractarse


por el foco imagen F' de la segunda lente. L a intersección de
2

9 y 11 nos da la posición Q' del punto imagen final. Q y Q\ son


3 x

puntos conjugados respecto de la primera lente, Q y Q' lo son 2 t

respecto de la segunda y Q y Q' respecto de la combinación de


1 2

ambas. Una vez trazada la imagen Q'flL\ tenemos los siguientes


pares de puntos conjugados situados en el eje: M y M\; M x 2

y M' ; M y M'
2 1 r \
E n la figura 4-9 se apüca él método del rayo oblicuo al mismo
par de lentes. Se traza un solo rayo desde el punto objeto M 1

al punto imagen final M\. Las rectas se dibujan en el orden indi-


cado. L a línea de trazos 6 es paralela al rayo 4 por A y determinax

el punto R\. L a recta de trazos 9 es paralela a la 7 por A y sitúa z

el punto R^. Esta construcción proporciona el mismo conjunto


de puntos conjugados a lo largo del eje que la anterior, Obsér-
vese que el eje mismo es utilizado como segundo rayo para situar
la imagen. ¡
Por vía de comparación, y como comprobación de las solucio-
nes gráficas, asignaremos valores determinados a las distancias
56 LENTES DELGADAS [CAP. 4

focales de las lentes y aplicaremos, la fórmula de las lentes del-


gadas para obtener la imagen. Supongamos • que las distancias
focales de las lentes son 3 y | 4 cm, respectivamente, que
T

á $ 5

r * > 4 D

Mi eje Fi F*^%" ÁT^Fl-M^^ \FÍ Mí M


RÍ 2 AÍ
2

3 |"z

1%
FIG. 4-9.—Método del rayo oblicuo aplicado a dos lentes delgadas.
' ' !

su separación es de 2 cm y-.qüe el objeto está situado¡4 cm delante


de la primera lente.
Comenzaremos por aplicar la ecuación [4-2] a la primera len-
te. Los datos a sustituir son s = ¡ + 4 cm y f = -f- 3 cm.
x 1

h X A ^ (+4) x '(+3)
s. —h-fi + 12 crh
(+4)-(+3)

L a imagen formada por la primera lente es, por tanto, real


y está situada 12 cm a la derecha de A Esta imagen servirá de
v

objeto para la segunda lente, de cuyo vértice dista solo 10 cm,


por lo que s = — 10 cm. Este signo negativo es necesario, y a
2

que la distancia objeto se halla a la derecha de la lente. Dado


que los rayos convergen hacia la imagen de la primera lente, el
objeto para la segunda es virtual y su distancia es negativa. A p l i -
cando la ecuación [4-2] a la segunda lente con s = — 10 cm y 2

/¡¡ = + 4 cm, tendremos:


(-10) x (+4);
= +2,86 cm
-10) - (+4)

L a imagen final está 2,86 cm a la derecha de la segunda lente


y es real, ;
4-11. Espacio objeto y espacio imagen.—A cada posición del
objeto corresponde otra de la imagen. Como la imagen puede
ser real o virtual y estar a uno u otro lado de la lente, el espacio
imagen se extiende hasta el infinito en ambos sentidos. Pero los
puntos objeto e imagen son conjugados, por lo que ¡podemos ex-
tender este argumento al espacio objeto. Dado que \ ambos están
totalmente superpuestos podría pensarse en la dificultad de dis-
tinguirlos. Para soslayarla diremos {que pertenece al espacio ob-
SEC. 4-12] POTENCIA D E U N A L E N T E DELGADA 57

jeto todo lo concerniente a los rayos que aún no han atravesado


la lente, y que pertenece al espacio imagen lo que corresponde
a los rayos que ya la han atravesado. Refiriéndonos a la figu-
ra 4-8, el objeto Q y los rayos Q(T, Q A y Q^V pertenecen al
l 1 1

espacio objeto de la primera lente. Una vez que estos rayos han
atravesado la lente pasan a pertenecer a su espacio imagen, así
como la imagen Q\. Este espacio es además el espacio objeto
de la segunda lente. Una vez que los rayos han abandonado l a
segunda lente pertenecen, junto con la imagen Q' a su espacio 2>

imagen.
4-12. Potencia de una lente delgada.—El concepto y medida
de la potencia de una lente son análogos a los estudiados en la
sección 3-9 para el caso de una superficie única. L a potencia de
una lente delgada viene dada por la recíproca de la distancia fo-
cal. Cuando esta se mide en metros aquella se expresa en dioptrías:

P / diopt i a s
distancia focal en metros ^^

Así, p. ej., una lente de distancia focal -j- 50 cm tiene una po-
tencia de 1/0,50 m = + 2 D (P = + 2,0 D), mientras que una
de — 20 cm de distancia focal tiene una potencia de 1/0,20 m =
= — 5 D ( P = — 5,0 D), etc. Las lentes convergentes tienen una
potencia positiva y las divergentes una potencia negativa.
Utilizando la ecuación del constructor de lentes, se puede es-
cribir:

P = ( W _1)^_I) [4-7]

donde r y r son los dos radios de curvatura medidos en metros


x 2

y n es el índice del vidrio.


EJEMPLO.—Los radios de ambas superficies de una lente equiconvexa de
Índice 1,60 miden 8 cm. Hállese su potencia.
Solución. Los datos a sustituir en la ecuación [4-7] son n = 1,60, r = 0,08 m 1

y r = —0,08 m (véase la forma de una lente equiconvexa en la figura 3-1).


t

•= ( « _ ! ) / ! - - ) = (1,60 — 1)/ —
1,08 —-0,08 ^

0,60 | — I= + 15,0 D
(-) =
\ 0,08 /
Las lentes para gafas se construyen con potencias que difie-
ren en un cuarto de dioptría para reducir el número de herramien-
tas de tallado y pulido en los talleres de óptica. Además, los lados
próximos al ojo son siempre cóncavos para permitir el libre movi-
miento de las pestañas y conseguir una mayor proximidad y
58 LENTES DELGADAS [CAP. 4

alineamiento con el eje ocular. N O T A : ES importante especificar


el signo además del valor de la potencia; así, P = + 3,0 D ,
P = — 4,5 D , etc.
4-13. Lentes delgadas en contacto.—Colocando dos lentes
delgadas en contacto, como en la figura 4-10, el conjunto actúa
como una lente única con dos focos simétricos situados en F y
F'. Los rayos paralelos que inciden en la primera lente se refrac-
tan hacia su foco imagen F' Una refracción posterior en la se-
v

eje
F

FIG. 4-10.—La potencia de una combinación de lentes delgadas en contacto es


igual a la suma de las potencias de cada una de ellas.

gunda lente dirige los rayos hacia F'. Este último punto se defi-
ne como foco imagen de la combinación, y su distancia al centro,
como distancia focal imagen /' del conjunto.
Aplicando ahora la fórmula de las lentes sencillas (Ec. [4-3])
a la segunda lente L , f\ será la distancia objeto (con signo ne-
2

gativo), /' es la distancia imagen y f\ la distancia focal. Apli-


cando l a ecuación [4-1] para estos valores de s, s' y /, respecti-
vamente, se obtiene:

o sea —. i + i

Como hemos supuesto que las lentes se encuentran en el aire,


las distancias focales objeto e imagen de cada una serán iguales,
por lo que podemos suprimir las primas y escribir:

i/ = k
^ +X k [4-8]

Expresado en palabras, la recíproca de la distancia focal de


una combinación de lentes delgadas es igual a la suma de las recí-
SEC. 4-14] DEDUCCION D E L A FORMULA D E LAS LENTES 59

procas de las distancias focales de cada una de las lentes. Como


según la ecuación [4-6] se tiene P = l / / , P = l / / y P = 1//,
x x 2 2

la potencia del conjunto será:

P=P .+ P
1 2 [4-9]
E n general, la potencia de un conjunto de lentes delgadas pues-
tas en contacto es igual a la suma de las potencias de cada una de
ellas.

FIG. 4-11.—Diagrama correspondiente a la deducción de las fórmulas de las lentes


delgadas.

4-14. Deducción de la fórmula de las lentes.—A partir de


la figura 4-4 se obtiene fácilmente la llamada fórmula de las lentes
(Ec. [4-1]). L o esencial de esta figura se ha reproducido en la fi-
gura 4-11, que muestra solamente dos rayos procedentes del ob-
jeto, de altura y, que van hasta la imagen de altura y'. Sean
s y s' las distancias objeto e imagen contadas desde el centro
de la lente, y x y x' sus respectivas distancias a- los focos F y F'.
De la semejanza de los triángulos Q'TS y F'TA, se deduce:

y —y' _ y
s' - f
Obsérvese que escribimos y — y' en vez de y f / por ser y'
negativa. De la semejanza de los triángulos QTS y FAS, resulta:

• y — y _ —y'

Sumando ¡ambas ecuaciones se obtiene:


60 LENTES DELGADAS [CAP. 4

Dado que / = /', pueden agruparse los dos términos del se-
gundo miembro y dividir después por y — y', lo que conduce
;

á la ecuación buscada:

\ ' i+Ul
s ~ s f
Esta es la forma gaussiana de la ecuación de las lentes.
1

Otra forma de dicha ecuación es la de Newton, que se ob-


tiene utilizando análogamente otros pares de triángulos semejan-
tes. De los triángulos QMF y FAS, de una parte, y TAF' y F'M'Q'
de otra, se obtiene:

Multiplicando ambas ecuaciones, (

= /?
E n la fórmula de Gauss las distancias objeto e imagen se mi-
den desde el centro de la lente, y en la de Newton, a partir de los
focos. Las distancias objeto (s o x) son positivas si el objeto está
a l a izquierda de su punto de referencia (A o F, respectivamente),
mientras que las distancias imagen (s' o x') son positivas cuando la
imagen está a la derecha de tales puntos (A o F', en este caso).
E l aumento lateral, dado por la ecuación [4-3], corresponde
a la forma de Gauss. Si las distancias se cuentan a partir de los
focos deberá usarse la forma de Newton, que se obtiene directa-
mente a partir de la ecuación [4-10]:

m = = —l = — - %
[4-11]
y x f
E n el caso más general, cuando los medios que rodean cada
lado de la lente son diferentes, se demostrará en la sección si-
guiente que las distancias focales, / y /', son distintas y están en
la razón de sus respectivos índices de refracción. L a fórmula de
Newton toma entonces la forma siguiente:
**'=//'
4-15. Obtención de la fórmula del constructor de lentes.—
Para esta deducción utilizaremos la figura 4-12. Sean n, rí y rí'
1
Karl Friedrich Gauss (1777-1855). Físico y astrónomo alemán, conocido
principalmente por sus aportaciones a la teoría matemática del magnetismo.
Procedente de familia modesta, recibió ayuda en vista de su evidente capacidad
para las matemáticas. En 1841 publicó el primer estudio general de la teoría de
primer orden de las lentes bajo el título Dioptrische Untersuchungen.
SEC. 4-15] FORMULA D E L CONSTRUCTOR D E LENTES 61

los índices de los tres medios; f y f\ las distancias focales de


x

la primera superficie, y /j y /¡ las de la segunda. E l rayo


oblicuo MT incide en la primera superficie procedente del punto
t

axial M situado a una distancia Sj del vértice A¡. E n 7\ se refracta


hacia M' según la ecuación [3-2]:

n n n —n [4-12]
—(- ~J ~ —~—

A l llegar a T , este mismo rayo se refracta hacia 1,1". Para


2

esta segunda superficie la distancia objeto es s' y la distancia


2

imagen s¡. Aplicando la ecuación [3-2] a esta superficie,

+ [4-13]

FIG. 4-12.—Cada una de las superficies de una lente delgada tiene sus propios
focos y distancias focales, así como distancias objeto e .imagen independientes.

Si suponemos despreciable el espesor de la lente frente a las


distancias objeto e imagen, la distancia s[ será igual a la s' ; pero 2

dado que M' es un objeto virtual para la segunda superficie, la


distancia objeto con respecto a esta será negativa. Por tanto,
podremos poner s[ — — s\ y escribir:

5l s 2

Sumando las ecuaciones [4-12] y [4-13] y sustituyendo esta


última igualdad, se obtiene:

n rí n -n rí [4-14]
h — = —
- +-
62 LENTES DELGADAS [CAP. 4

Designando ahora la distancia objeto, s,, por s y la distancia


imagen, s¡, por 5", la ecuación [4-14] toma la forma:

n n —n [4-15]
s
Esta es la fórmula general de la lente delgada con medios
distintos a cada lado. Seguiremos definiendo los focos objeto e

FIG. 4-13.—Cuando los medios que circundan una lente son diferentes, las dis-
tancias focales objeto e imagen no son iguales, y el rayo que pasa por el centro
de la lente es desviado.

imagen F y F", y las distancias focales correspondientes / y f,


como se indicó en la sección 3-4, haciendo s o s" igual a infinito.
Con ello obtenemos
n [4-16]
7 + 7
De otro modo, las distancias focales son directamente propor-
cionales a los respectivos índices de refracción (véase Fig. 4-13):
/ n
[4-17]
f =

1

E n el caso de ser n = n", la ecuación [4-15] se reduce a


n n l\ 1 \
+ = ( H
[4-18]
7 ? -*>U"J
NOTA: E n el último factor aparece un signo menos al sacar
factor común rí — n en el segundo miembro de la ecuación [4-15].
Finalmente, si el medio circundante es aire (n = 1), se obtiene
la fórmula del constructor de lentes:

[4-19]
PROBLEMAS 63

Con la notación de potencias de la ecuación [4-9], la fórmula


[4-15] toma la forma:
V + V" =P 1 + P 2 [4-20]

donde v i l - V - * P 1 = a -2l=JÍ P = ^
2 F4-21]
s s" 1
r x
2
r2
L J

L a ecuación [4-20] puedej escribirse:


F + i/'=P, [ :22]
4

donde P es la potencia de la lente igual a la suma de las poten-


cias de las dos superficies
P = P + P l 2 [4-23]

PROBLEMAS

4-1. L a imagen de un objetó situado 16 cm delante de una lente


delgada se forma 48 cm detrás de ella. Calcúlense: a) la distancia focal,
y b) la potencia.
4-2. A 10 cm. de una lente delgada de 4 cm de distancia focal se en-
cuentra un objeto de 2 cm de altura. Hállense: a) la distancia imagen;
b) el aumento, y c) la naturaleza de la imagen. Resuélvase gráfica y ana-
líticamente. Sol.: a) + 6,66 cm; b) —0,66 cm; c) real e invertida.
4-3. Los radios de ambas caras de una lente delgada miden: r = 4- 12 x

y r = — 30 cm, respectivamente. Su índice de refracción es 1,6. Calcú-


t

lense: a) su distancia focal, y b) su potencia.


4-4. U n objeto de 4 cm de altura se encuentra 20 cm por delante de
una lente de / = — 5 cm. Hállense: a) la potencia; b) la distancia imagen,
y c) el aumento lateral. Resuélvase gráficamente utilizando los métodos del
rayo paralelo y del rayo oblicuo. ¡ Sol.: a) — 20 D ; b) — 4 cm; c) 4- 0,20.
4-5. Una leerte equicóncava tiene un índice n = 1,65. Calcúlense sus
radios de curvatura para que la potencia sea — 2,5 D .
4-6. Una lente planoconvexa tiene un índice n = 1,71. Calcúlese el ra-
dio de curvatura para que su potencia sea + 5 D . Sol.: 14,2 cm.
4-7. Dos lentes de distancias focales /, = + 12 cm y f = 4- 24 cm, s

respectivamente, distan 6 cm. Si un objeto de 2 cm está, situado 20 cm


por delante de la primera lente, hállense: a) la posición, y b) el tamaño de
la, imagen final.
• 4-8. Se utiliza una lente convergente para formar la imagen de la
llama de una bujía sobre una pantalla distante. E n el haz convergente,
y a 40 cm de la-pantalla, se coloca una segunda lente de radios r = -f 12 cm y x

r = —24 cm, con índice n = 1,60. Calcúlense: a) la potencia de la se-


t

gunda lente, y b) la posición de la imagen final.


Sol.: a) + 7,5 D ; b) + 10,0 cm.
4-9. Una lente biconvexa ha de tener un índice de 1,52. Se desea que
uno de los radios sea doble que el otro y que la distancia focal mida 5 cm.
Hállense dichos radios.
64 LENTES DELGADAS [CAP. 4

4-10. Dos lentes de distancias focales ¡ = + 8 cm y / = — 12 cm


1 2

distan 6 cm. Si 24 cm delante de la primera lente se encuentra un objeto


de 3 cm de alto, hállense: a) la posición, y b) el tamaño de la imagen final.
Sol.: a) + 12,0 cm; b) —3,0 cm.
4-11. Una diapositiva de 2 pulg de altura está situada a 10,5 pies
de una pantalla de proyección. ¿Cuál es la distancia focal de la lente nece-
saria para proyectar una imagen de 40 pulg de altura?
4-12. U n objeto está a 1,4 m de una pantalla blanca. ¿Qué distancia
focal habrá de tener una lente para formar una imagen real e invertida
en dicha pantalla con un aumento igual a — 6? Sol.: + 17,1 cm.
4-13. Tres lentes delgadas tienen las potencias siguientes: + 1 D ,
— 2 D, y + 4 D . ¿Qué potencias pueden obtenerse utilizando una, dos o
tres de ellas en contacto?
4-14. Se colocan en contacto dos lentes delgadas cuyos radios de
curvatura e índices son los siguientes: para la primera lente, v = + 16 cm,
x

r = — 24 cm y n = 1,60, y para la segunda lente, r = — 32 cm,


2 x

r — + 4 8 cm y n = 1,48. Hállense: a) la distancia focal del conjunto, y


2

b) su potencia. Sol.: a) + 26,6 cm; b) + 3,75 D .


4-15. U n objeto de 2 cm de alto se encuentra 12 cm delante de una
lente de + 4 cm de distancia focal, y a 2 cm de esta se encuentra otra de
— 8 cm de distancia focal. Calcúlense: » ) la posición, y b) el tamaño de
la imagen final. |
4-16. U n objeto de 2 cm de altura se halla situado 6 cm delante de
una lente de — 2 cm de distancia focal. Se coloca 4 cm detrás de la primera
lente otra segunda de + 4 cm de distancia focal. Hállense: a) la posición,
y b) el tamaño de la imagen final. Sol.: a) + 14,7 cm; b) — 13,3 cm.
4-17. Tres lentes de distancias focales + 12 cm, — 12 cm y + 12 cm,
respectivamente, se encuentran situadas una tras otra distanciadas 2 cm.
Si sobre la primera lente incide un haz de rayos paralelos, ¿a qué distancia
de la tercera lente se cortarán? j
4-18. U n objeto de 4 cm de altura está situado 10 cm delante de
una lente de + 2 cm de distancia focal. Detrás de esta lente hay otra
de — 3 cm de distancia focal alejada 12,5 cm de la primera. Hállense:
a) la posición, y b) el tamaño de la imagen final.
Sol.: a) — 2,31 cm de la segunda lente; b) —0,23 cm.
CAPITULO V

L E N T E S GRUESAS

Cuando el espesor de una lente no es despreciable frente a su


distancia focal, algunas de las fórmulas del capítulo anterior
dejan de ser aplicables. L a lente deberá entonces tratarse como
una lente gruesa. Este término no solo se refiere a una lente única
homogénea limitada por dos superficies esféricas separadas por
una distancia apreciable, sino también a cualquier sistema de
superficies coaxiales considerado como una unidad. Por tanto,
el espesor de la lente puede incluir el de varias lentes componentes
puestas o no en contacto. Y a hemos considerado un caso incluido
en esta categoría: el de un par de lentes delgadas separadas por
una cierta distancia (Fig 4-8).

FIG. 5-1.—Refracción de un rayo en las dos superficies de una lente.

5-1. Dos superficies esféricas.—Un caso sencillo de lente


gruesa es el de dos superficies esféricas, tales como las de la f i -
gura 5-1. A partir de los principios desarrollados en los capítu-
los III y I V puede estudiarse la capacidad de formación de imá-
genes de tai sistema. Cada una de las dos superficies contribuye
a la formación de la imagen final.
Sean n, rí y n" los índices de refracción de los tres medios
separados por dos superficies esféricas de radios r y r<¡. U n rayo
x

luminoso procedente de un punto objeto axial M se refracta en


la primera superficie en dirección T M' y posteriormente en la
X

segunda superficie en dirección T M". Dado que el eje de la


2

lente puede considerarse como un segundo rayo, M" será la ima-


gen final del punto M. Por tanto, M y M" son puntos conjugados
respecto de la lente gruesa, y cualquier rayo procedente de M
pasará por M".
JEHKtNS-WHITE.—5 "' 65
66 LENTES GRUESAS [CAP. 5

Vamos a aplicar en primer lugar el método del rayo paralelo


para localizar gráficamente la imagen formada por una lente
gruesa, y después utilizaremos las fórmulas generales ya cono-
cidas para calcular las distancias imagen. Estas fórmulas son
(véase Sec. 3-4):

n n n — n ti" ti" —
[5-1]
primera superficie segunda superficie

5-2. Método del rayo paralelo.—En la figura 5-2 se ilustra


el método del rayo paralelo aplicado a una lente gruesa de dos

a)

(&)

FIG. 5-2.—Método del rayo paralelo para hallar gráficamente la imagen dada por
una lente gruesa.

superficies. Aunque el diagrama suele ser único, lo hemos dividido


en dos partes para simplificar la explicación. F y F[ son los focos
t

objeto e imagen de la primera superficie, y F ¡ y F" , los de la 3

segunda.
E l diagrama (a) se ha construido aplicando el método de la
figura 3-6 a la primera superficie y prolongando suficientemente
los rayos refractados para localizar la imagen M'Q'. Esta imagen
real, M'Q', pasa a ser el objeto de la segunda superficie, como
muestra el diagrama (6). E l procedimiento es similar al utilizado
para las dos lentes delgadas en la figura 4-8. E n el diagrama (b) el
rayo 5, refractado paralelamente al eje por la primera superficie,
se refracta, como rayo 7, hacia el foco secundario F[ de la segunda.
Los rayos 8 y 9 se obtienen trazando una recta de Q' a C 2

y después, por la intersección B, dibujando la recta BQ. L a in-


SEC. 5-3] FOCOS y PUNTOS PRINCIPALES 67

tersección'de 7 y 8 da el punto imagen final 0" y la imagen final


M"Q". • ! 1

EJEMPLO 1.—Una lente equiconvexa de 2 cm de espesor y radios de curvatura


de 2 cm se coloca en el extremo de un tanque de agua. Sobre el eje de íá lente
se sitúa un objeto en el aire a 5 cm de su ve'rtice. Hállese la posición de la imagen
final. Tómense los valores del índice de refracción del aire, vidrio y agua, í,00,
1,50 y 1,33, respectivamente. |
Solución! Las dimensiones relativas son aproximadamente las de la figura
5-2 (6). Aplicando la ecuación [5-1] a la primera superficie, la distancia imagen
será: i
1,00 ^ 1,50 _ 1,50 -— 1,00
-f 30 cm

Al aplicar la misma ecuación a la segunda superficie observaremos qué la


distancia objeto es s< menos el espesor de la lente, o sea 28 cm, y que por corres-
ponder a un objeto virtual será negativa. Los datos a sustituir son, pues,
s¡¡ = — 28-cm, n' = 1,50, « " = 1,33 y r¡¡ = — 2,0 cm.
,50 1,33 1,33—1,50
de donde = -f 9,6 cm
-28 +
~7T
Debe prestarse especial atención a los signos en este segundo paso. Dado- que
la segunda superficie es cóncava hacia la luz incidente, r,_ ha de ser negativo. Los
rayos que inciden en el vidrio pertenecen a un punto objeto M', que es virtual,
y por ello que está a la derecha del vértice A , habrá de ser negativo. La ima-
2

gen final se. forma en el agua (»" = 1,33) a una distancia de + 9,6 cm del se-
gundo vértice. El signo positivo del resultado indica que la imagen es real.

H a de tenerse en cuenta que las ecuaciones [5-1] se verifican


solo para rayos paraxiales. Los diagramas de la figura 5-2, en los
que toda la refracción tiene lugar en rectas perpendiculares al
eje que pasan por los vértices A y A , vienen limitados aná-
í 2

logamente al caso de rayos paraxiales.


5-3. Focos y puntos principales.—La figura 5-3 muestra las
características de los dos focos de una lente gruesa. E n el primer
diagrama los rayos procedentes del foco objeto F se refractan para-

plano plano
I principdl principal
objeto imagen

FIG. 5-3.—Planos principales objeto e imagen de una lente gruesa.


68 LENTES GRUESAS [CAP. 5

lelamente al eje, y en el segundo los rayos que inciden paralelos


al eje convergen, al refractarse, en el foco imagen, F". E n ambos
casos se han prolongado los rayos incidente y refractado hasta
conseguir que se corten entre ambas superficies. Los planos trans-
versales que pasan por estas intersecciones se llaman planos
principales objeto e imagen. Los puntos 'de intersección de estos
planos con el eje se llaman puntos principales, H y H". Obsérvese
que entre ambos planos existe una 'correspondencia punto a
punto tal que cada uno es una imagen, derecha y del mismo
tamaño, del otro. Por esta razón se Ies' denomina a veces «planos
unitarios». Se definen mejor diciendo que los planos principales
son dos planos que tienen un aumento lateral unitario y positivo.
Las distancias focales se miden a partir de los puntos prin-
cipales y no a partir de los vértices, como hasta ahora. Si el medio

HH" HH" HH" HH" - HH"

FIG. 5-4.—Variación de la posición de los planos principales por deformación de


una lente gruesa de distancia focal dada.

que rodea las superficies es el mismo en ambos lados, n" — n,


y las distancias focales / y /" son idénticas.
Si los medios que rodean la lente son diferentes, también lo
1

son las distancias focales, que serán proporcionales a los respec-


tivos índices de refracción: 1

n" _ f"

E n general, los focos y los puntos principales no son simétricos


respecto de la lente, sino que sus distancias a los vértices son di-
ferentes. Esto es cierto aun en el caso n" — n, en el que las dis-
tancias focales son iguales. A l variar la forma de una lente, de
material y distancia focal dados, desviándola en uno u otro sentido
de la forma simétrica (Fig. 5-4), se modifica también la posición de
sus planos principales. E n meniscos de espesor y curvatura conside-
rables, H y H" llegan a estar completamente fuera de la lente.
SEC. 5-4] RELACIONES CONJUGADAS 69

5-4. Relaciones conjugadas.—Para poder obtener la trayec-


toria de un rayo que atraviesa una lente gruesa hemos de deter-
minar en primer lugar las posiciones de los focos y puntos prin-
cipales. Una vez hecho esto, gráfica o analíticamente, utilizaremos
el método del rayo paralelo para localizar la posición de la imagen,
como muestra la figura 5-5. E n esta construcción seguiremos el

FIG. 5-5.—Método del rayo paralelo aplicado a una lente gruesa.

n , rí , n"

FIG. 5-6.—Los planos principales y antiprincipales corresponden a un aumento


unidad.

método dado en la figura 4-13, salvo que todos los rayos situados-
entre ambas lentes se dibujan paralelos al eje.
Comparando las dos figuras y teniendo en cuenta las deduccio-
nes de las ecuaciones [4-14] y [4-15], referentes a las lentes delga-
das, se verá que si las distancias objeto e imagen se miden a partir
de los puntos principales, se puede aplicar la fórmula de Gauss:

n rí n rí
+ /= =
[5-3]
7 7 7 f
o, teniendo en cuenta la ecuación [3-8],
V + V" = P [5-4]
70 LENTES GRUESAS [CAP. 5

E n el caso particular de que el medio situado a ambos lados


sea el mismo, o sea n" = n, se tiene /" — /, y la ecuación [5-3]
se convierte en
1 , 1 1 1 re «s-,
+ = a ! a [5 5]
7 ? 7 /' "
L a figura 5-6 muestra que, a efectos de construcciones grá-
ficas, es posible sustituir la lente por sus dos planos principales.
5-5. Método del rayo oblicuo.—Se usa este método para hallar
gráficamente los focos de una lente gruesa. Como ejemplo conside-
remos una lente de índice 1,50, espesor 2 cm y radios r — + 3 cm y t

FIG. 5-7.—Método del rayo oblicuo para el trazado de rayos paraxiales en una
lente gruesa.

r = — 5 cm, rodeada de aire de índice n = 1,00. E l primer paso


2

es calcular las distancias focales objeto e imagen de cada una de


las superficies mediante las fórmulas de la superficie esférica
(Ees. [3-3] y [3-4]). Con la nueva notación se tiene:

n rí rí —« rí n" n" — rí ^

Los datos son:

r = +3 cm
x r = —5 cm
2 i = 2 cm rí — 1,50 n" —n = 1,00
Sustituidos en las ecuaciones [5-6], se obtiene:
/j = +6 cm /; = +9 cm /;= +15 cm f = +10 cm t

Calculadas las distancias focales, se traza el eje de la lente


como en la figura 5-7, y sobre él los puntos conocidos utilizando
una escala adecuada. Después de trazar 2 y 3 por los vértices
de la lente, se elige un rayo incidente, 4, paralelo al eje. A l re-
SEC. 5-6] FORMULAS GENERALES D E LAS LENTES GRUESAS 71

fractarse en la primera superficie toma la dirección 5, dirigiéndose


hacia F' foco imagen de dicha superficie. Después de trazar 6
v

por F" se dibuja 7 paralela al rayo 5 por C . E l punto B, inter-


t 2

sección de 6 y 7, determina la dirección del rayo refractado f i -


nal 8. E l punto F" en que el rayo 8 corta al eje es el foco imagen
de la lente, mientras su punto de intersección N" con el rayo i n -
cidente sitúa el plano principal imagen, H".
Invirtiendo la lente y repitiendo el proceso anterior determi-
naremos la posición del foco objeto F y del plano principal objeto H.
Conviene que el lector realice por sí mismo esta construcción y
compruebe: que las distancias focales son iguales. Obsérvese que
en la hipótesis de rayos paraxiales se supone que la refracción
se produce en los planos normales al eje trazados por los vértices.
5-6. Fórmulas generales de las lentes gruesas.—Existe un
conjunto de fórmulas ütilizables para el cálculo de ciertas cons-
tantes de las lentes gruesas. A continuación se presentan en forma
de dos conjuntos equivalentes:
Fórmulas de Gauss Fórmulas de las potencias

* ==?!'+-- — - - P-P+P-ÍPP r5,7i

/ /; + /: fj¡ ~ tí' F
- F
i + F
* n' s*
F
[5-8]
[ 5 r 7 ]

¿iH = ±f¿r • A.H^ + ^.^P, [5-9]

[5-10]

/i ir n
Estas fórmulas se obtienen por consideraciones geométricas
a partir de un diagrama como el de la figura 5-7. Como ejemplo
se deduce la fórmula de Gauss [5-11] del modo siguiente: de l a
semejanza de los triángulos T^A-Jr'^ y T A F[ resulta: 2 2

o s e a k-fj-l
A T - AT
X X 2 2
S 6 a
h j

y de la de los triángulos N"H"F" y T A F" se obtiene: 2 2

H"F" A F" f f" — H"A


o bien '
2 2
2

H"N" AT
2 2 h j
72 LENTES GRUESAS [CAP. 5

Despejando en ambas ecuaciones jjh e igualando los segundos


miembros, se obtiene:

t^AJ"-H"A 2¡ d e d Q n d e Hn A% = f ¿
>i > 'i
Si se invierte ahora el segmento H"A para obtener el A H" % Z

mediante un cambio de signo de -\-\a— , resulta: :

—/~ A H" =
?

¡ h
E n función de las potencias de las superficies y de la lente,

P = * - * ' P P = Z.-< Í5-121

la misma ecuación puede escribirse así:

A u» - " n d
P
*
A
-~pñ'
H 1

E n el diseño de ciertos sistemas ópticos conviene conocer,


a veces, la potencia de vértice de una lente, llamada i también po-
tencia efectiva, dada por

y que se define como la recíproca de la distancia desde la super-


ficie posterior de la lente al foco imagen. Esta distancia se de-
nomina corrientemente distancia focal posterior. Puesto que
P = 1¡A F", la ecuación anterior de la potencia de vértice se
v Z

obtiene nada más que invirtiendo la ecuación [5-10]. E n esta in-


versión se supone que la lente está en el aire, o sea n" = 1.
De un modo análogo, la distancia del foco objeto a la super-
ficie anterior se llama distancia focal frontal, y la recíproca de
esta distancia, potencia neutralizante, , P„ = 1¡A F. Llamando P„ 1
X

a la potencia neutralizante podemos tomar la recíproca de la


ecuación [5-8] y obtener: J

p
" = r ^ f W [ 5
' 1 4 ]

i
Este nombre se deriva del hecho de que una lente delgada
de esta potencia y signo opuesto da lugar a un sistema de potencia
nula cuando se pone en contacto con la superficie frontal.
E n el siguiente ejemplo se aclara el uso de las fórmulas de
las lentes gruesas aplicadas a dos superficies:
SEC. 5-6] FORMULAS GENERALES D E LAS LENTES GRUESAS 73

EJEMPLO 2.—Una lente tiene las siguientes características: r — + 1,5 cm, t

r = + 1,5 cm, d = 2,0 cm, n = 1,00 cm, n' = 1,60 y n" = 1,30. Hállense: a) las
t

distancias focales objeto e imagen de las dos superficies separadas; b) las distancias
focales objeto e imagen del sistema, y c) los puntos principales objeto e imagen.
Solución. Para aplicar las fórmulas de Gauss calcularemos primero las dis-
tancias focales individuales de las superficies por medio de la ecuación [5-6].

n n' — n _ 1,60 —1,00 1,00 _


r\ ~ " L~5 h 0A0 ~
+ 2,50 cm
h"
= 0,400 1,60 _
fi- 0AÓ ~ . + 4,00 cm

n 1,30 — 1,60 1,60 Sol. a)


1,5 fi- —0.20
= — 8,00 cm

= —0,200 1,30
fi —0,20
= — 6,50 cm

Las distancias focales del sistema se calculan mediante la ecuación [5-7].

n n n" d n 1,60 1,30 2,00 1,30


T~ Ti ñ~TT¡ =
4T00 +
=6T50' 4,00 —6,50

= 0,40 — 0,20 + 0,10 = 0,30

1,30
= +4,333 cm
/ =
olo
= + 3 , 3 3 3 c m
0,30 0,30

Los focos del sistema se obtienen a partir de las ecuaciones [5-8] y [5-10].

2,0
— —4,166 cm
^ — ' ( ' - 5 ) - - H ' - ^ ) Sol. b)
^ " = + / " ( l - | ) = +4,33(l — = +2,167

Los puntos principales vienen dados por las ecuaciones [5-9] y [5-11].

2,0
= — 0,833 cm
Sol. c)
•2,167 cm

Los signos positivos corresponden a aquellas distancias medidas a la derecha


del vértice de referencia, y los negativos, a las que se miden a la izquierda. Res-
tando los valores de los dos intervalos A-¡F y A H se obtiene la distancia focal
X

objeto, 'FH = 4,166— 0,833 = 3,333 cm, lo que confirma los cálculos hechos en
la parte 6). Análogamente, sumando los intervalos A F" y A H" se encuentra la 2 2

distancia focal imagen:

H"F" = 2,167 + 2,167 = 4,334 cm

E n la figura 5-8 se resuelve gráficamente el mismo problema.


Después de dibujar el eje y localizar los vértices A y A y los cen- x 2
74 LENTES GRUESAS [CAP. 5

tros Cj y C , se fijan los focos F F' F y F ¡ de acuerdo con


2 v v %

los resultados de la parte a). E l rayo paralelo (1) se refracta en


la primera superficie hacia F' Aplicando el método del rayo
v

oblicuo al rayo (2), en la segunda superficie se obtiene el rayo


final (3). E l punto en que (3) corta al eje nos da el foco imagen

1
i 1
'
I I I r-—d—H I
i-—/—A k- r——h
FIG. 5-8.—Método gráfico para situar los focos y puntos principales de una lente
gruesa.
(a) (M

FIG. 5-9.—Lentes gruesas especiales: (a) Lente positiva de radios de curvatura


iguales. (6) Lente negativa de superficies concéntricas.

F", y el punto en que su prolongación hacia atrás corta a (1) nos


da el plano principal imagen H". E l rayo (4) se traza de derecha
a izquierda y paralelo al eje. L a primera refracción da el rayo (5),
hacia arriba y hacia la izquierda, como si procediese de F\, Apli-
cando el método del rayo oblicuo a (5) en la superficie de la iz-
quierda se obtiene (6). E l punto donde (6) corta al eje determina
el foco objeto F, y su intersección con la prolongación de (4)
sitúa el plano principal objeto H. Por tanto, las partes b) y c)
del problema se han resuelto gráficamente y coinciden con los
valores calculados.
SEC. 5-8] PUNTOS NODALES Y CENTRO OPTICO 75

5-7. Lentes gruesas especiales.—Vamos a considerar dos len-


tes especiales de cierto interés, tanto teórico como práctico. La
primera (véase Fig. 5-9) es una lente con dos superficies esféricas
de radios iguales, r = r .
í z

Una lente de este tipo, rodeada de un medio de índice inferior,


rí > n, tiene una potencia pequeña pero positiva. Sus planos
!

principales están a la derecha de la lente y su separación HH"


es igual al espesor, d, de la lente. Si el medio circundante tiene un
índice mayor, rí < n, como en el caso de una lámina de aire
entre las superficies de dos lentes de igual índice, la potencia es
también positiva, pero los planos principales están a la izquierda
de la lente separados una distancia d.
El segundo tipo especial ¡es el de una lente concéntrica cuyas
dos superficies tienen el mismo centro de curvatura. Cuando una
lente de este tipo está rodeada de un medio de índice inferior,
rí >• n, el sistema tiene una potencia negativa con una gran dis-
tancia focal, y sus puntos principales coinciden con el centro co-
mún de curvatura. En otras palabras, actúa como una lente
delgada situada en C C . X 2 ¡
5-8. Puntos nodales y centro óptico—De todos los rayos
que atraviesan una lente procedentes de un punto objeto situado
íuera del eje habrá siempre uno
cuya dirección en el espacio
imagen sea la misma que en el
espacio objeto, es decir, las por-
ciones de rayo anterior y pos-
terior a la lente son paralelas.
Los puntos en que estas porcio-
nes prolongadas cortan al eje se
llaman puntos nodales, y los pla-
nos transversales que por ellos pa-
FIG. 5-10.—Puntos y planos nodales
san, planos nodales. En la figu- de una lente gruesa.
ra 5-10 se ve este tercer par de
puntos y sus planos asociados junto con el centro óptico de la
lente, C. Se" demuestra*fácilmente que si el medio circundante es
el mismo a ambos lados, los puntos nodales N y N" coinciden con
los principales H y H", pero que no ocurre así si los dos medios
tienen índices diferentes. Como el rayo incidente y el emergente
forman ángulos iguales con el eje, los puntos nodales se llaman
puntos conjugados de aumento angular unidad y positivo.
Si el rayo ha de salir paralelo a su dirección inicial, los dos
elementos de superficie, en que incide y abandona la lente, deben
ser paralelos, de tal modo que el efecto es análogo al de una lámina
planoparaléla. Una recta que pase por estos dos puntos corta
•"al eje en un punto C, que es el centro óptico. Por tanto, en todos
76 LENTES GEÜESAS [CAP. 5

los casos el rayo no desviado pasará por el centro óptico. Este


punto tiene la interesante propiedad de que por no depender
su posición más que de los radios de curvatura y del espesor de
l a dente, no variará con el color de la luz. Los seis puntos funda-
mentales (Sec. 5-9) tendrán en general una posición ligeramente
diferente para cada color.

n'

FIG. 5-11.—Método del rayo paralelo para localizar gráficamente los puntos y
planos nodales de una lente gruesa. ¡

L a figura 5-11 ayudará a aclarar el distinto significado de


los puntos nodales y principales. Se ha dibujado para el caso
n"' 5¿n, por lo que las dos series de puntos están separadas. E l rayo
11, que pasa por el punto nodal imagen, es paralelo al 10, que pasa
por el punto nodal objeto, N. Por otra parte, ambas porciones
del rayo cortan a los planos principales a la misma distancia
por encima de los puntos H y H". |En el pequeño paralélogramo
del centro del diagrama se observa que la distancia entre los planos
nodales es exactamente la misma que entre los planos principales.
E n general, por tanto, :
NN" = HH" [5-15]
!

Además, en este caso, en que difieren los valores inicial y final


del índice de refracción, las distancias focales, medidas a partir
de los puntos principales, no son ya iguales. L a distancia focal
objeto FH es igual a la distancia N"F", mientras que la distancia
focal imagen H"F" es igual a FN: \
f = FH — N"F" y f" — H"F" = FN [5-16]
Pueden determinarse gráficamente los puntos nodales midien-
do la distancia ZQ — HH" = Z'Q" y trazando sendas rectas
por QZ' y ZQ". Por consideraciones geométricas sobre el dia-
grama se ve que el aumento lateral y'/y viene dado por
I
SEC. 5-10] COMBINACION D E LENTES DELGADAS 77

y" s" — HN
m =~ = [5-17]
y s + HN

donde HN — f -—^— [5-18]

Cuando las distancias objeto e imagen s y s" se miden, como


de ordinario, a partir de los correspondientes puntos principales
H y H", la ecuación [5-3] es válida para rayos paraxiales.
L a distancia entre el primer vértice y el punto nodal objeto
viene dada por

[ 5 1 9 ]
+
"

EJEMPLO 3.—Hállense los puntos nodales de la lente gruesa del ejemplo 2.


Solución. Para localizar el punto nodal objeto N usaremos la ecuación [5-18],
en la que se sustituyen los datos: n — 1,00, n" = 1,30 y el valor ya calculado
/" = + 4,333 cm,

HN~ 4,333 ( 1
- ° 7 -°
3
l o
1 Q
) , + 1,00 cm

Es decir, los puntos nodales N y N" se encuentran 1,00 cm a la derecha de sus


respectivos puntos principales H y H".

5-9. Otros puntos fundamentales.—En los problemas de lentes


gruesas es de gran utilidad el conocimiento de estos seis puntos:
focos, puntos nodales y puntos principales. Hay otros puntos
de menor importancia, pero de cierto interés a veces, que son
(1) los -puntos principales negativos y (2) los puntos nodales negativos.
Los puntos principales negativos son puntos conjugados para los
que el aumento lateral es unitario y negativo. Los puntos nodales
negativos están a la misma distancia de los focos que los puntos
nodales ordinarios, pero en lados opuestos. Su posición es tal, que
para ellos el aumento angular es unitario y negativo. Aunque el
conocimiento • de estos nuevos puntos no es en general imprescin-
dible, no obstante su empleo introduce notables simplificaciones
en ciertos casos.
5-10. Combinación de lentes delgadas considerada como una
lente gruesa.—Una combinación de dos o más lentes delgadas
puede considerarse también como una lente gruesa. Esto se debe
al hecho de que las propiedades ópticas de un conjunto de lentes
coaxiales pueden estudiarse cómodamente en función de solo dos
focos y dos puntos principales. Si los espacios objeto e imagen tie-
nen el mismo índice de refracción (lo que ocurre casi siempre),
los puntos y planos nodales coinciden con los puntos y planos
principales.
78 LENTES GRUESAS [CAP. 5

E n la figura 5-12 se ha representado una combinación de dos


lentes delgadas de distancias focales 8 cm y 9 cm, respectivamen-
te. Los focos, F y F", y los puntos principales, H y H", se han de-
terminado gráficamente por el método del rayo oblicuo. Para
ello se ha considerado la refracción en cada una de las lentes de
modo análogo a la refracción en cada una de las superficies de
la lente gruesa de la figura 5-7. Entre ambos diagramas existe
n
1 ^ t rí* \
n"
18 ^
1
I eje {
F H"
x
~^^>
1
1
\ r r if 6 *~
Lx L¿
FIG. 5-12.—Focos y puntos principales de un sistema de dos lentes delgadas.

una gran semejanza; es decir, en una lente delgada se supone que


la refracción ocurre en un plano, lo mismo que en una sola su-
perficie. Esta hipótesis solo está justificada cuando la separación
de los planos principales de la lente sea despreciable. L a defini-
ción de lente delgada es precisamente el enunciado de este hecho:
una lente delgada es aquella en la que los planos principales y el
centro óptico coinciden en el centro de la lente. Las posiciones de los
centros de las dos lentes de este ejemplo se han designado en la
figura 5-12 por A y A . x 2
SEC. 5-10] COMBINACION D E LENTES DELGADAS 79

La'figura 5-13 muestra una combinación de una lente delgada


positiva y otra negativa. No se han trazado las líneas auxiliares
de la construcción por ser esta igual a la empleada en la figura 5-12.
Obsérvese que los puntos principales finales H y H" caen fuerá ;

del espacio comprendido entre las dos lentes, pero que las distancias
focales / y /", medidas desde estos puntos, son iguales como dé
ordinario. E l rayo inferior, aunque se representa propagándose
de izquierda a derecha, se ha trazado de derecha a izquierda.
L a posición de los puntos fundamentales de una combinación
de dos lentes delgadas en el aire se calcula a partir de las fórmulas
de las lentes gruesas (Sec. 5-6). Como se utilizan para lentes del-
gadas en vez de para superficies individuales, Aj^ y A represen- z

tarán los centros de las lentes, mientras que f / y P P serán v 2 v 2

sus distancias focales y sus potencias, respectivamente. Estas


últimas vienen dadas por
n, — n rí — n, t¡
F
i =
—7~~ ~i Z' = [5-20]
ti
7

donde r y r\ son -los radios de la primera lente, de índice de re-


1

fracción n y r¡¡, r\ los radios de la segunda lente, de índice « .


v 2

E l medio circundante tiene los índices n, rí y n" (véase Fig. 5-12).


Las otras fórmulas [5-7], [5-8], [5-9], [5-10] y [5-11] permane-
cen inalteradas.
Para aclarar el uso de estas fórmulas consideraremos una
combinación de dos lentes, análoga a la de la figura 5-13:
EJEMPLO 4.—Una lente equiconvexa de radios iguales a 4 cm e Índice
nj = 1,50 se halla situada 2 cm delante de otra equicóncava cuyos radios miden
6 cm, y «¡¡ = 1,60. Las lentes se consideran delgadas. Los medios circundantes
tienen los siguientes índices: n — 1,00, n' = 1,33 y n" — 1,00. Hállense: a) la
potencia; 6) las distancias focales; c) los focos, y d) los puntos principales del
sistema.
Solución. Utilizaremos las fórmulas de la potencia. Por las ecuaciones [5-20],
las potencias de ambas lentes en sus medios respectivos son:
1,50 — 1,00 , 1,33 —1 1,50
0,04 +
—0,04
«= 12,50 + 4,17 = 4-16,67 D
1,60 — 1,33 1,00 — 1,60
—0,06 +0~06
<= — 4,45 — 10,0 = — 14,45 D

De^a ecuación [5-7] se obtiene:


P = 16,67 —14,45 + 0,015 X 16,67 x 14,45
o P = + 5,84 D Sol. a)
De la [5-12] resulta:
n 1,00
' =
F 5 84
= 0 ,
** 1 7 1m 1 7 , 1 c m

1,00 Sol. b)
n = 0,171 m = 17,1 cm
~P 5,84
80 LENTES GKUESAS [CAP. 5

— 0,208 m 20,8 cm

— 0,037 ra — 3,7 cm

+ 0,128 m + 12,8 cm Sol. c)

— 0,043 ra 4,3 cm Sol. d)

Como comprobación de estos resultados se obtiene que la diferencia entre los dos
primeros intervalos A F y A-¡H da la distancia focal objeto FH — 17,1 cm.
t

Análogamente, la suma de los dos segundos intervalos A F" y A H" da la dis-


2 2

tancia focal imagen, H"F" = 17,1 cm.

5-11. Combinaciones de lentes gruesas.—El problema de


calcular la posición de los puntos fundamentales de una lente
gruesa formada por la combinación de varias lentes de espeson
apreciable es de considerable dificultad, pero puede resolverse
con ayuda de los principios y a establecidos. Si en una combinación
de dos lentes, tal como la de la figura 5-12, estas no pueden con-
siderarse como delgadas, cada una vendrá representada por un
par de planos principales. Por tanto, hay dos pares de puntos
principales, H y H[ para la primera lente y H' H" para la
1 v 2

segunda, y el problema está en hallar, a partir de estos, un par


único H y H" para el conjunto, así como determinar los focos.
Mediante una construcción análoga a la de la figura 5-7, aplicada
a cada lente separadamente, es factible localizar los focos y puntos
principales de cada una. Entonces puede ya aplicarse la construc-
ción de l a figura 5-12 teniendo en cuenta que entre los planos
principales el aumento es unitario.
Cabe resolver también el problema analíticamente, pero debido
a su complejidad no se darán aquí las fórmulas . E n su lugar se
1

describirá un método experimental para determinar los puntos


fundamentales de una lente gruesa. ¡ j
5-12. Platina nodal.—Los puntos nodales de una lente única
o de una combinación de lentes se localizan experimentalmente
montando el sistema sobre una platina nodal. Esta consiste sim-
plemente en un soporte horizontal que permite girar la lente al-
rededor de un punto cualquiera de su eje. Como muestra la fi-
gura 5-14, l a luz procedente de un manantial S se hace pasar
por una rendija Q, ajustada de tal manera que esté situada en
el foco imagen de la lente. L a luz emerge de la lente paralela-
mente y se refleja en un espejo plano M, pasando de nuevo por

Véase, p. ej., G. S. MONK: Light, Principies and Experíments, 1.» ed., McGraw-
1

Hill Book Co., Inc., Nueva York, 1937.


SEC. 5-12] PLATINA NODAL 81

FIG. 5-14.—Utilización de la platina nodal para situar los puntos nodales.

la lente y convergiendo hacia un punto Q". Esta imagen de la


rendija se forma muy cerca de ella, sobre la superficie blanqueada
de uno de sus bordes. Entonces se hace girar la platina en uno
y otro sentido al mismo tiempo que se desplaza ligeramente la
lente hasta el momento en que la rotación no produce desplaza-
miento alguno de la imagen Q". E n estas condiciones, el eje de
rotación nos localiza uno de los puntos nodales N". Girando ahora
la platina 180°, y repitiendo el jproceso anterior, se halla el otro
punto nodal N. Si esta experiencia se verifica en el aire deter-
minaremos además los puntos principales, siendo la distancia
N"Q" una medida precisa de la distancia focal.

FIG. 5-15.—Girando una lente alrededor de su punto nodal imagen se desplazan


los rayos refractados, pero no la imagen.

E l principio en que se basa este método de rotación alrededor de


un punto nodal se ilustra en la figura 5-15. E n el primer diagrama el
rayo 4, que coincide con el eje, pasa por los puntos N y N" hacia
el foco Q". E n el segundo diagrama se ha girado la lente alrededor de
N", con lo que el mismo haz de rayos sigue pasando por Q". E l rayo 3
está ahora dirigido hacia y el 4 hacia N". Cuando se prolongan
J ENKINS-WHITE.—6
82 LENTES GRUESAS [CAP. 5

pefía/íadesde el plano N al N", los


\fotognífíca
rayos siguen pasando por Q"
aun cuando F" se ha desplaza-
do hacia un lado. Nótese que
el rayo 3 incide en N en la
misma dirección en que aban-
dona N' , según Ja definición de
r

puntos nodales.
Si una lente fotográfica se
gira alrededor de su punto no-
dal imagen y se dispone de
una larga película fotográfica
curvada de radio se podrá
obtener una imagen continua
que abarque un amplio cam-
po. Tal instrumento, represen-
F I G . 5-16.—En la cámara panorámica tado esquemáticamente en la
la lente gira alrededor de un punto figura 5-16, se Conoce Como
-
n o d a l
cámara fotográfica panorámica.
E l obturador consiste de ordinario en una rendija vertical situada
justamente frente a la película que se mueve al girar la lente,
de tal modo que queda siempre centrada sobre el eje de la misma.

PROBLEMAS

5-1. Los radios de una lente equiconvexa de índice 1,80 miden 4 cm,
y su espesor, 3,6 cm. Calcúlense: a) la distancia focal; b) la potencia, y
c) las distancias de los vértices a los correspondientes focos y puntos prin-
cipales.
5-2. Resuélvase gráficamente el problema anterior situando los focos
y puntos principales.
Sol.: A F = — 1,87 cm. A H = 4- 1,25 cm. A F" = 4- 1,87 cm.
X X 2

A H" =
2 1,25 cm.
5-3. Una lente planoconvexa de 3,2 cm de espesor tiene un índice
de 1,60. Si el radio de la segunda superficie mide 3,2 cm, hállense: a) la
distancia focal de la lente; b) su potencia, ye) las distancias de los vértices
a los correspondientes focos y puntos principales.
5-4. Resuélvase gráficamente el problema anterior localizando los
focos y puntos principales.
Sol.: A F = — 3,33 cm. A H = 4- 2,00 cm. A F" = 4- 5,33 cm.
X X 2

A H"
2 = 0.
5-5. E l espesor de una lente de vidrio de radios r = 4- 3,0 cm y
x

r = 4- 5,0 cm e índice 1,50 es 3,0 cm. Calcúlense: a) la distancia focal;


2

b) la potencia, ye) las distancias desde los vértices a los correspondientes


focos y puntos principales.
5-6. Resuélvase gráficamente el problema anterior determinando los
focos y puntos principales.
Sol.: A F = — 12,0 cm. A H = — 2,0 cm. A F" = 4- 6,66 cm.
X X 2

A H" = — 3,33 cm.


2
PROBLEMAS 83

5-7. Los radios de una lente de vidrio de índice 1,50 y espesor 3,0 cm
miden r = +5,0 cm y r = +2,5 cm. Calcúlense: a) la distancia focal;;
x 2

b) la potencia, y c) las distancias desde los vértices a los correspondientes;


focos y puntos principales. <
5-8. Resuélvase gráficamente el problema anterior localizando los;
focos y puntos principales mediante el método indicado en la figura 5-8.
Sol.: A F = + 23,33 cm. AJI = + 6,66 cm. A F" = — 13,33 cm.
X 2

A H" = + 3,33 cm.


2

5-9. Una lente gruesa de radios r = — 8,0 cm y r = — 4,0 cm


l 2

tiene un espesor de 3,23 cm y un índice de 1,615. Calcúlense: a) su dis-


tancia focal; b) su potencia, ye) las distancias de los vértices a los corres-
pondientes focos y puntos principales.
5-10. Resuélvase gráficamente el problema anterior localizando los
focos y puntos principales por el método de la figura 5-8.
Sol.: AJF = — 6,93 cm. AJI = + 3,07 cm. A F" = + 11,54 cm.
2

j AJÍ" = + 1,54 cm.


5-11. Una lente gruesa se encuentra en el extremo de un tubo que
contiene un aceite de índice de refracción 1,30. Los radios de la lente miden
r = + 4,2 cm y r — —2,0 cm; su espesor es de 5,1 cm y su índice de
x 2

refracción 1,70. Si r está en contacto con el aceite, hállense: a) las dis-


2

tancias focales objeto e imagen; b) la potencia, y c) las distancias desde


los vértices a líos correspondientes focos y puntos principales. ' w

5-12. Resuélvase gráficamente el problema anterior determinando


los focos y puntos principales mediante el método indicado en la figura 5-8.
Sol.: A F = — r,50 cm. AJÍ = + 2,25 cm. A F" = + 2,44 cm.
X 2

¡ AJI" = — 2,44 cm.


i i
5-13. Una lente de vidrio de espesor 3,0 cm tiene un índice de 1,50
y sus radios miden r = + 5,0 cm y r = + 2,0 cm. E n el caso de que
x 2

r esté en contacto con un líquido de índice 1,40, hállense: a) las distancias


2

focales objetq e imagen; b) la potencia, y c) las distancias desde los vértices


a los correspondientes focos, puntos principales y puntos nodales.
5-14. 'Resuélvase gráficamente el problema anterior localizando los
seis puntos fundamentales de la lente mediante los métodos de las figu-
ras 5-8 y 5-11.
Sol.: A F = — 18,33 cm. AJÍ = ^ - 1,66 cm. A N = + 5,0 cm,
X X

A F" = + 18,66 cm . AJI" = —4,66 cm. A N" = + 2,0 cm.


2
1
2

5-15. Una lente de vidrio de radios r = + 4,0 cm y r = + 4,0 cm


x 2

tiene un índice de 1,50 y un espesor de 1,5 cm. E n contacto con r hay acei- 2

te de índice 1,30. Hállense: a) las distancias focales objeto e imagen; b) la


potencia, y c) las distancias desde los vértices a los correspondientes focos
y puntos principales y nodales.
5-16. Resuélvase el problema anterior determinando los seis puntos
fundamentales de la lente mediante los métodos de las figuras 5-8 y 5-11.
Sol.: A F = — 12,92 cm. AJI = — 0,61 cm. A N = + 3,08 cm.
X X

A F" = + 14,00 cm. AJI" = — 2,00 cm. A N" = + 1,69 cm.


Z 2

5-17. Una lente de 4,8 cm de espesor e índice 1,60 tiene radios que
miden r = + 6,0 c m y r , = + 5,0 cm. E n contacto con r, hay un líquido-
x

de índice 1,2 y en contacto con r otro de índice 2,0. Hállense: a) las dis-
2

tancias focales objeto e imagen; b) la potencia, y c) las distancias de los.


vértices a los focos y a los puntos principales y nodales.
34, LENTES GRUESAS [CAP. 5

' 5-18. Resuélvase gráficamente el problema anterior localizando los


seis puntos fundamentales de la lente. Empléese el método indicado en
las figuras 5-8 y 5-11.
Sol: A-iF = —6,98 cm. AJI = 4- 2,20 cm. AJI = + 8,32 cm.
AJF" = 4- 12,24 cm. AJI" = — 3,06 cm. A N" = 4- 3,06 cm.
2

5-19. Dos lentes delgadas iguales de distancia focal 4- 10,0 cm se


encuentran en el aire separadas una distancia de 4,0 cm. Hállense para la
combinación de ambas: a) la distancia focal; b) la potencia, ye) las dis-
tancias desde los centros de las lentes a los focos y puntos principales.
5-20. Resuélvase gráficamente el problema anterior situando los focos
y puntos principales mediante el método de la figura 5-12.
Sol: AJF = — 3,75 cm. A B = 4- 2,50 cm. A F" = + 3,75 cm.
X 2

AJI" = — 2,50 cm.


5-21. Dos lentes delgadas de distancias focales f = 4- 10,0 cm y
x

f — — 10,0 cm distan 5,0 cm en el aire. Hállense para la combinación


2

de ambas: a) la distancia focal; b) la potencia, ye) las distancias de los


centros de las lentes a los focos y puntos principales.
5-22. Resuélvase gráficamente el problema anterior situando los focos
y puntos principales mediante el método de la figura 5-13.
Sol.: A F = — 30,0 cm. AJÍ = — 10,0 cm. A F" = 4- 10,0 cm.
X 2

AJÍ" = — 10,0 cm.


5-23. Dos lentes delgadas de distancias focales f = — 10,0 cm y
t

f — 4- 10,0 cm se encuentran en el aire separadas una distancia de 5,0 cm.


2

Hállense para la combinación de ambas lentes: a) la distancia focal; b) la


potencia, ye) las distancias desde los centros de las lentes a los focos y
puntos principales.
5-24. Resuélvase gráficamente el problema anterior determinando los
focos y puntos principales mediante el método de la figura 5-13.
Sol: AJ? = — 10,0 cm. AJI = 4- 10,0 cm. A F" = 4- 30,0 cm.
2

Ají" = 4- 10,0 cm.


5-25. Dos lentes delgadas de distancias focales f = — 10,0 cm. y
x

/ = — 20,0 cm se encuentran en el aire espaciadas 5,0 cm. Hállense para


2

la combinación de ambas: a) la distancia focal; b) la potencia, ye) las dis-


tancias desde sus centros a los focos y puntos principales.
5-26. Resuélvase gráficamente el problema anterior localizando los
focos y puntos principales por el método de la figura 5-12.
Sol: AJ? = + 7,14 cm. AJÍ = 4- 1,43 cm. A F" = —8,57 cm.
2

; AJI" = — 2,86 cm.


5-27. Utilizando como guía la figura 5-7, dibújese un diagrama para
determinar el foco imagen. Mediante la consideración de triángulos seme-
jantes, dedúzcase la ecuación 5-10. j
5-28. Sirviéndose de la figura 5-7, construyase un diagrama para
situar el foco objeto. Comparando triángulos semejantes, dedúzcasela ecua-
ción 5-8. j
5-29. Una lente de radios de curvatura iguales, r = r = 4- 5,0 cm,
t 2

tiene un espesor de 3,0 cm y un índice de 1,50. Si la lente está rodeada de


aire, hállense: a) la potencia; b) la distancia focal, ye) los focos y puntos
principales. '• I
5-30. Una lente concéntrica de radios — 5 cm y — 8 Cm, respectiva-
mente, tiene un índice de 1,50. Si está rodeada de aire, hállense: a¡ su po-
tencia; b) su distancia focal, ye) sus focos y puntos principales.
Sol: a) — 2,5 D. b) •— 40 cm. c) A F = 4- 35,0 cm, AJI = — 5,0 cm,
X

A F" = — 48,0 cm, AJI" = — 8,0 cm.


2
CAPITULO VI

ESPEJOS ESFERICOS

Una superficie esférica reflectante forma imágenes de un mo-


do análogo a las lentes delgadas o a las superficies esféricas re-
fringentes. L a imagen formada por los espejos es de más calidad
en ciertos aspectos que la producida por las lentes, sobre todo
por la ausencia de efectos cromáticos que siempre acompañan a
la refracción a causa de la dispersión. Ello hace que se utilicen
espejos en vez de lentes en algunos instrumentos ópticos, aunque
sus aplicaciones no son tan amplias como las de estas por no ofre-
cer la misma facilidad para corregir el resto de las aberraciones
de la imagen (Cap. I X ) .

FIG. 6-1.—Los focos objeto e imagen de un espejo esférico coinciden.

Debido a la mayor sencillez de la ley de la reflexión compa-


rada con la de la refracción, el estudio de la formación de imá-
genes por los espejos es más fácil que en el caso de las lentes.
Hay muchas características comunes a ambos casos, a las que
prestaremos poca atención, destacando aquellas en que difieren.
Para empezar nos limitaremos a considerar las imágenes forma-
das por rayos paraxiales.
6-1. Focos y distancias focales.—La figura 6-1 muestra dia-
gramas de la reflexión de un haz luminoso paralelo por un espejo
cóncavo y por otro convexo. U n rayo que incide en un punto-
tal como el T obedece a la ley de la reflexión <f>" = <f>. E n l a
figura todos los rayos pa?an por un punto común F, aunque esto
85
86 ESPEJOS ESFERICOS [CAP. 6

solo se cumple rigurosamente para rayos paraxiales. A l punto


F se le denomina foco y a la distancia FA distancia focal. E n el
segundo diagrama los rayos divergen como si procediesen de un
punto común F. Puesto que TCA = <f>, el triángulo TCF es
isósceles y, en general, CF — FT. Pero para ángulos <f> muy
pequeños (rayos paraxiales), FT es casi igual a FA. Por tanto,
(FA) = \{CA) o sea / = —\r [6-1]
y la distancia focal es igual a la mitad del radio de curvatura
(Véase Ec. [6-4]).
Se ha introducido el signo negativo en la ecuación [6-1] de
modo que la distancia focal de un espejo cóncavo, el cual se com-
porta como una lente positiva, sea también positiva. De acuerdo
con el convenio de signos de la sección 3-5, el radio de curvatura
es negativo en este caso. L a
distancia focal de un espejo
convexo, que tiene radio po-
sitivo, será, por tanto, negati-
va. Este convenio de signos es
consecuente con el utilizado
en las lentes; da propiedades
convergentes a un espejo de
/ positiva y propiedades di-
vergentes a un espejo de / ne-
„F I G . 6-2.—Los
c T„ . , . .. ,
rayos paralelos inclinados
gativa.
°
E n la
.
figura
9 . .
6-1 ,se ve
convergen hacia un punto del plano focal <l > P
ue o r e l
principio de re-
versibilidad, Coinciden los ÍO-
al reflejarse en un espejo esférico.
cos objeto e imagen de un
espejo. E n otras palabras, no hay más que un foco.
Como anteriormente, un plano transversal que pase por el foco
se llama plano focal. Sus propiedades, como se ve en la figura 6-2,
son similares a las del plano focal de una lente; p. ej., un haz de
rayos paralelos que forme un cierto ángulo con el eje convergerá
en un punto de este plano. L a imagen Q de un punto objeto ex-
1

traaxial, alejado, se formará en la intersección con el plano focal


de un rayo que pase por el centro de curvatura C.
6-2. Construcciones gráficas.—La figura 6-3, que ilustra la
formación de una imagen real mediante un espejo cóncavo, no
requiere explicación alguna. Aproximando el objeto MQ al cen-
tro C, la imagen se aproxima también a C, aumentando de tamaño
hasta que alcanza C, donde su tamaño es igual al de lobjeto. Apli-
cando el principio de reversibilidad puede deducirse lo que ocurre
cuando el objeto está entre C y F. Si el objeto se halla entre el
foco y el espejo, la imagen es virtual como en el caso de las lentes
convergentes. E n las construcciones gráficas se usan los mismos
SEC. 6-2] CONSTRUCCIONES GRAFICAS 87

U s>
k : : s — ——• .
FIG. 6-3.—Imagen real dada por un espejo cóncavo.

principios que para las lentes, incluso el hecho de que los rayos par-
axiales han de representarse como si se reflejasen en el plano
tangente a la superficie en vez de en ella "misma.
Se puede realizar un experimento interesante utilizando un
gran espejo cóncavo, tal como el de la figura 6-4, situado en la po-
sición en que su aumento es unitario. Para ello se suspende inver-
tido un ramo de flores dentro de una caja, iluminándolo mediante
una lámpara apantallada S. Se sitúa entonces el gran espejo
cóncavo con su centro de curvatura C en la superficie superior
del soporte, y sobre este se coloca un florero vacío. E l ojo del
observador, en E, ve entonces una réplica perfecta del ramo no
como una simple imagen, sino en una fiel reproducción tridimen-
sional, lo que crea una fuerte ilusión de realidad. Como se observa
en el diagrama, los rayos divergen desde los puntos de la imagen
como si procedieran de un objeto real colocado en esa posición.

FIG. 6-4.—Ilusión óptica producida por una imagen real de aumento unidad.
88 ESPEJOS ESFERICOS [CAP. 6

FIG. 6-5.-—Método del rayo paralelo para situar la imagen dada por un espejo
cóncavo.

E n la figura 6-5 se ilustra la construcción por el método del


rayo paralelo en el caso de un espejo cóncavo. Tres rayos proce-
dentes del punto objeto Q, después de reflejarse, coinciden en el
punto conjugado Q'. L a imagen es real, invertida y menor que
el objeto. E l rayo 4, paralelo al eje, se refleja hacia F, por defi-
nición de foco. E l rayo 6 que pasa por F se refleja paralelamente
al eje, y el 8, dirigido hacia el centro de curvatura, incide normal-
mente a la superficie y se refleja sobre sí mismo. E l punto en que
se cortan dos cualesquiera de los rayos mencionados basta para
determinar la posición de la imagen. ;
U n procedimiento similar se aplica al espejo convexo de la
figura 6-6. Los rayos procedentes del punto objeto Q divergerán
después de reflejarse desde el punto Q , conjugado del anterior.
1

E l rayo 4, paralelo al eje, se refleja como si procediera de F. E l 6,

FIG. 6-6.—Método del rayo paralelo aplicado a un espejo convexo.


SEC. 6-3] FORMULAS D E LOS ESPEJOS 89

por pasar por el centro de curvatura, se refleja sobre sí mismo,


mientras que el 7, dirigido hacia F, sale paralelo al eje. Puesto
que los rayos no pasan en ningún caso por Q', la imagen Q'M'
es virtual.
A los espejos puede aplicárseles también el método del rayo
oblicuo, tal como muestra la figura 6-7 para un espejo cóncavo.
Después de dibujar el eje 1 y el espejo 2, se sitúan los puntos

FIG. 6-7.—Método del rayo oblicuo aplicado a un espejo cóncavo.

C y F y se_ traza el rayo 3, que forma un ángulo arbitrario con el


eje. Después se dibuja por F la recta de trazos 4, paralela a la 3.
Por el punto 5, en que 4 corta al espejo, se traza una paralela 6
al eje, cuya intersección con el plano focal da P. Por T y P se
traza la 7, que corta al eje en M'. Pof esta construcción M y M'
son conjugados, y 3 y 7 son las partes del rayo que corresponden
a los espacios objeto e imagen, respectivamente. E l principio en
que se basa esta construcción es obvio por el hecho de que si 3
y 4 fuesen rayos paralelos incidentes pasarían por el punto P
situado en el plano focal. Si en lugar de 4 se hubiese trazado otro
rayo por C paralelo al 3, cortaría también al plano focal en P.
Cualquier rayo que pase por el centro de la curvatura se refle-
jará sobre sí mismo.
6-3. Fórmulas de los espejos.—Con objeto de poder aplicar
las fórmulas de las lentes de los capítulos anteriores a los espejos
esféricos con el menor número de cambios posible, hemos de adop-
tar los siguientes convenios de signos:
1. Las distancias medidas de izquierda a derecha son positi-
vas, y las medidas de derecha a izquierda, negativas.
2. Los rayos incidentes se desplazan de izquierda a derecha,
y los reflejados, de derecha a izquierda.
90 ESPEJOS ESFERICOS [CAP. 6

3. La distancia focal se mide desde el foco al vértice. Esto


hace a / positiva en los espejos cóncavos y negativa en
los convexos.
4. El radio se mide desde el vértice al centro de curvatura.
Esto hace a r negativo en los espejos cóncavos y posi-
tivo en los convexos.
5. Las distancias objeto e imagen, s y s', se miden desde el
objeto e imagen, respectivamente, al vértice. Esto hace que
s y s sean ambas positivas y el objeto e imagen reales
1

cuando se encuentran a la izquierda del vértice, mientras


que son negativas y virtuales cuando están a la derecha.
E l último de estos convenios de signos implica que, en los espejos,
los espacios objeto e imagen coinciden totalmente, estando los
rayos luminosos reales siempre a la izquierda del espejo. Dado
que el índice de refracción del espacio imagen es el mismo que el
del espacio objeto, la rí de las anteriores ecuaciones es numéri-
camente igual a n.
A continuación damos una deducción sencilla de la fórmula
que expresa las relaciones conjugadas en un espejo. E n la figu-
ra 6-7 se observa que por la ley de la reflexión el radio CT es bi-
sectriz del ángulo MTM'. Utilizando una propiedad geométrica
bien conocida, podemos escribir:
MC _ CM'
MT ~ Wf
Ahora bien: para rayos paraxiales, MT ^ MA = s y M'T ===
^M'A = s , donde el símbolo ==¡ significa «aproximadamente igual».
1

Del diagrama se deduce también que.


MC = MA —CA = s + r
y CM' = CA — M'A = — r — s' = — (s' + r)

Sustituyendo en la proporción anterior,


s+f s' + r

que puede ponerse fácilmente en la forma


1 1 2
— f ó r m u l a del espejo [6-2]
s s r
Se define el foco objeto como el punto objeto situado en el
eje cuya imagen se forma en el infinito, por lo que, sustituyendo
5 = / y s' = oo en la ecuación [6-2], tenemos
SEC. 6-3] FORMULAS D E LOS ESPEJOS 91

- + — = — -
/ ! 00 r
y
de donde -7 ~ ~ — o bien /= —- [6-3]
f r
Se define el foco imagen como la imagen de un punto objeto i n -
finitamente alejado. Esto es, s' = /' y s = 00, de tal modo que

00 r
/' r
1 2 r
de donde , =
l o sea
T /' = — - . [6-4]
I
Por tanto, los focos objeto e! imagen coinciden y la distancia focal
es la mitad del radio. Reemplazando —-r/2 por 1//, la ecuación
[6-2] se transforma en

justamente lo mismo que para las lentes.


E l aumento lateral de la imagen formada por un espejo se
puede calcular a partir de la figura 6-3. Por la proporcionalidad
de los lados de los triángulos semejantes Q'AM' y QAM, halla-
mos que — y'/y = s'/s,
y' s' :
m = - = y
[6-6]
y s
EJEMPLO.—Un objeto de 2 cm de altura está a 10 cm de un espejo cóncavo
de 16 cm de radio: Hállense: a) la distancia focal del espejo; b) la posición de la
imgen, y c) el aumento lateral.
Solución, a) Por la ecuación [6-3]
—16 „
/ = —- = 8 cm
b) De la ecuación [6-5]

10 +
s' ~ 8 ° S 6 a
s' 8 10 ~ 40
lo que da s' = 40 cm
c) Por la ecuación [6-6]
40

La imagen está 40 cm a la izquierda del espejo, es cuatro veces mayor que el obje-
to, real e invertida.
92 ESPEJOS ESFERICOS [CAP. 6

6-4. Potencia de un espejo.—La notación de potencias utili-


zada para las lentes se extiende inmediatamente a los espejos
esféricos. Por definición, pondremos

K =-• [6-7]
S r
Las ecuaciones [6-2], [6-5], [6-3] y [6-6] toman entonces la forma
V + V == —2K . [6-8]
v + V' = P [6-9]
P = —2K [6-10]
y _V
[6-11]
m =— V'
EJEMPLO.—Un objeto está situado 20 cm por delante de un espejo convexo
de 50 cm de radio. Calcúlense: «) Ja potencia del espejo; b) la posición de Ja ima-
gen, y c) su aumento.
Solución. Expresando todas las distancias en metros, tenemos:
1 1
K : ojo +2D
O20
4-5 D

Por la ecuación [6-10],


•2 K = -4D Sol. a)
De la ecuación [6-9],
5+ V- -4 o : V" = —9 D

de donde, - .L - _ I —0,111 m = —11,1 cm Sol. 6)


- v - g
Por la ecuación [6-11],
m = — — = 4- 0,555 Sol. c)

La potencia es P = —4 D, y la imagen es virtual y derecha. Está 11,1 cm.


a la derecha del espejo, y su aumento es de 0,555 X.

6-5. Espejos gruesos.—Se aplica este término a un sistema


de lentes, una de cuyas superficies esféricas es reflectante. E n
estas condiciones, la luz que incide en el sistema después de atra-
(a) (b)

FIG. 6-8.- -Diversos tipos de «espejos gruesos» y posición de sus focos.


SEC. 6-5] ESPEJOS GRUESOS 93

vesar las lentes se refleja, retrocediendo por el mismo camino y


emergiendo finalmente en el espacio del que partió. E n la figu-
ra 6-8 se han representado tres de los tipos más comunes de siste-
mas ópticos que pueden clasificarse como espejos gruesos. E n todos
ellos la superficie situada más a la derecha se ha dibujado con una
línea más gruesa, y representa la superficie reflectante. Se ha
trazado también en todos ellos un rayo paralelo al eje que después
de atravesar el sistema pasa por el foco.
Aparte de un foco y un plano focal, todo espejo grueso tiene
un punto principal y un plano principal. Las figuras 6-9 y 6-10
i 2

FIG. 6-9.—Método del rayo oblicuo para situar el punto principal y el foco de
un espejo grueso.

\. 6-10.—Método del diagrama auxiliar para situar el punto principal y el foco


de un espejo grueso.
94 ESPEJOS ESFERICOS [CAP. 6

muestran dos métodos gráficos para hallarlos. E l método del rayo


oblicuo se aplica a la combinación de lente delgada y espejo de la
figura 6-9, y el método del diagrama auxiliar, a una combinación
de lente gruesa y espejo (Fig. 6-10).
E n el primer caso la lente se considera delgada, por lo que
podemos suponer que sus puntos principales coinciden en su cen-
tro H U n rayo incidente, paralelo al eje, después de refractarse
v

en la lente, se refleja en el espejo y vuelve a pasar de nuevo por


la lente, al salir de la cual corta al eje en F. E l punto T, intersec-
ción de las prolongaciones de los rayos incidente y final, sitúa
el plano principal, siendo H el punto principal. Ateniéndonos al
convenio de signos de los espejos (Sec. 6-3), la distancia focal, /,
de esta combinación es positiva y viene dada por la longitud FH.
E n el diagrama de la figura 6-10 el rayo incidente, refractado
en la primera superficie, se refleja en la segunda y experimenta
una última refracción en la primera cara, al salir de la cual pasa
por el punto F. E l punto T de intersección de los rayos incidente
y final localiza el plano principal y el punto principal H.
L a construcción, en este caso, se inicia trazando XZ paralela
al eje (diagrama auxiliar de la F i g . 6-10). Con origen en O se
trazan segmentos proporcionales a n y rí en ambas direcciones
a lo largo de XZ, y después de las verticales que representan n y rí,
el resto de las líneas siguiendo el orden de los números 1, 2, 3, ....
Cada línea de número par es paralela a la impar precedente. L a
prueba de que esta construcción es válida para rayos paraxiales
es similar a la dada para la figura 3-9.
6-6. Fórmulas de los espejos gruesos.—Estas fórmulas se
refieren al caso de la figura 6-8. Llamando r r y r a los radios
lt 2 3

respectivos de las tres superficies, numeradas sucesivamente de


izquierda a derecha, puede demostrarse que la potencia de la
1

combinación viene dada por


P = (1 - cPJ (2P + P - cP^)
1 2 [6-12]
donde, solo para el caso del diagrama (a) y rí' = n,
[6-13]
P = —2nK
2 3 [6-14]

y ^ = 4 # =4
2 *3=4

(véanse Ees. [4-16] y [6-4]), siendo rí el índice de la lente y n el


del medio circundante. L a distancia desde la lente al punto prin-
cipal de la combinación es

Véase una deducción de estas ecuaciones en J. P. C. SOUTHAIX: Mirrors,


1

Prisms, and Lenses, 3.» ed., pág. 379, The Macmillan Co., Nueva York, 1936.
SEC. 6-7] OTROS E S P E J O S GRUESOS 95

M =^ [6-15]

donde <=Z [6-16]


n
Es importante observar que, según la ecuación [6-15], la posición
de H es independiente de la potencia P del espejo y, por tanto, 2

de su curvatura K„.
EJEMPLO.—Un espejo grueso como el de la figura 6-8 (a) se compone de una
lente delgada de índice n' — 1,50 y radios r = 4- 50 cm, r = — 50 cm. A 10 cm
x t

hay un espejo de radio —50 cm. Suponiendo ambos en el aire, hállense: o) la


potencia de la combinación; b) la distancia focal, y e) el punto principal.
Solución. Por la ecuación [6-13] la potencia de la lente es

P, = (1,50 — 1)'( — ]— 1 = 4-2 D


,\ 0,50
1 v
—0,50 /
Según la ecuación [6-14] la potencia del espejo es

^ = - f - z ¿ o = + 4 D

De la ecuación [6-16]
V
- •'• 0,10 d

e = • -- = 0,10 m
n | 1
Finalmente, la potencia de la combinación viene dada por la ecuación [6-12]:
P = (i _ 0,10 x 2) (2 X 2 4- 4 — 0,10 x 2 X 4)
= 0 , 8 ( 4 + 4 - 0 , 8 ) = + 5,76 D
Para una potencia de 4- 5,76 D corresponde una distancia focal

' = Í = 5^76 = ° ' 1 7 3 m


= 1 7
' 3 C m

La posición del punto principal H se determina a partir de la ecuación [6-15]

' , H = Hí ° ^ -= ^ = 0 , 1 2 Í m = 12,5cm
' 1 — 0,10 X 2
1
0,80
Está, por tanto, 12,5 cm a la derecha de la lente, o sea 2,5 cm detrás del espejo.

6-7. Otros espejos gruesos.—Como segundo ejemplo de es-


pejo grueso consideremos una lente gruesa plateada por una de
sus caras [Fig. 6-8, (&)]. Comparando este sistema con el del diagra-
ma (a) vemos que se pueden aplicar las ecuaciones [6-12] a [6-16]
si se definen adecuadamente las potencias Pj y P . E n el diagra- 2

ma (b), P, es la potencia dé la primera superficie, y P la de la 2

segunda, considerada como un espejo de radio r situado en un 2

medio de índice rí. E n otras palabras,


rí — n 2rí d
P , - — y [6-17,
96 ESPEJOS ESFERICOS [CAP. 6

Con estas definiciones, la potencia del espejo grueso (b) viene


dada por la ecuación [6-12] y el punto principal por la ecuación
[6-15]. ;
E l tercer ejemplo de espejo grueso es el de una lente delgada
plateada en su cara posterior [Fig., 6-8, (c)]. Se puede considerar
este caso bien como uno particular de (a), en el que el espejo tiene
el mismo radio que la cara posterior de Ja lente delgada y el espacio
d se reduce a cero, o de (b) si el espesor de la lente se hace prácti-
camente nulo. E n ambos casos la; ecuación [6-12] se reduce a
P = 2P ±P
l % [6-18]
i :
y el punto principal H coincide con el H en el centro común de
í

lente y espejo. P representa la potencia de la lente delgada en


l

el aire y P la potencia del espejo en el aire, o bien P es la poten-


z x

cia de la primera superficie de radio r y P la potencia de la se-


x 2

gunda superficie, considerada como un espejo de radío r situado 2

en un medio de índice rí (véase Ec. [6-17]).


6-8. Aberración de esfericidad.-—En las secciones preceden-
tes nos hemos limitado a considerar los espejos esféricos en el
caso de ser los rayos paraxiales. Con esta pequeña limitación
se pueden formar imágenes nítidas de objetos situados a distan-
cias cualesquiera, puesto que los haces de rayos próximos al eje
convergen en puntos del plano focal. No obstante, si la luz no se
limita a la región paraxial, los rayos procedentes de un punto
objeto no convergerán en un punto único, produciéndose un efec-
to deformador conocido por aberración de esfericidad. E n la figu-
ra 6-11 se ilustra este fenómeno: los rayos incidentes, paralelos
al eje, cortan a este cada vez más cerca del espejo al aumentar
su distancia h a dicho eje. L a envolvente de todos los rayos for-
ma la llamada superficie cáustica. Colocando una pantallita en el

FIG 6-13.—Aberración de esfericidad de un espejo cóncavo.


SEC. 6-8] ABERRACION DE ESFERICIDAD 97

plano focal paraxial F y moviéndola hacia el espejo, se llega a un


punto en el que las dimensiones del circulo luminoso son míni-
mas. A esta mancha circular se le llama círculo de máxima nitidez.
L a prueba de que los rayos paralelos no paraxiales cortan
el eje de un espejo cóncavo dentro de la distancia focal paraxial
se deduce fácilmente a partir
de la figura 6-12. De acuerdo
con la ley de la reflexión apli-
cada a un rayo que incide en
T, el ángulo de reflexión j>"
es igual al de incidencia <f>.
Este, a su vez, es igual al
TCA. A l tener dos ángulos
iguales, el triángulo CTX es
isósceles y, por tanto, CX =
= XT. Puesto que la recta es
la trayectoria más corta entre
dos puntos,
FIG. 6-12.—Los rayos marginales parale-
los al eje de un espejo esférico cortan a
CT < CX + XT dicho eje dentro de la distancia focal.

Ahora bien: CT es el radio del espejo, igual a CA; así,


CA < 2CX
y, por tanto, \CA < CX
E n la figura se ve que si movemos T hacia A, X se aproximará
a F, y en el límite CX = XA = FA = \CA. .
E n los últimos años se han ideado muchos métodos para co-
rregir la aberración de esfericidad. Si fen vez de ser esférico, el

espejo pargbó/ico espejo de Mengin


(a) (6)
FIG. 6-13.—Espejos'cóncavos corregidos de^abcrración de esfericidad.
98 ESPEJOS ESFERICOS [CAP. 6

espejo tiene la forma de un paraboloide de revolución, los rayos


paralelos al eje pasarán por un foco único, como en la figura. 6-13 (a).
L a figura 10-17 muestra otro método que consiste en disponer
una «lámina correctora» frente al espejo esférico, con lo que se
desvían los rayos en proporción adecuada antes de la reflexión.
Situando la lámina en el centro de curvatura del espejo se ob-
tiene un dispositivo óptico llamado «sistema de Schmidt». Aún
hay un tercer sistema, denominado «espejo de Mangin», que se
ilustra en la figura 6-13 (b). E n él se emplea un menisco con am-
bas superficies esféricas. Plateando la superficie posterior se for-
ma un espejo cóncavo, que enfoca, de una manera muy aceptable,
todos los rayos paralelos.
6-9. Astigmatismo.—Se produce este defecto cuando un pun-
to objeto se encuentra a bastante distancia del eje. Los rayos
incidentes, paralelos o no, forman un ángulo apreciable, 0, con
el eje del espejo. E l resultado es que, en lugar de formarse un
punto imagen, se originan dos imágenes rectilíneas mutuamente
perpendiculares. Este defecto se conoce como astigmatismo y se
ilustra en el diagrama en perspectiva de la figura 6-14. Los rayos
incidentes son paralelos, mientras que los reflejados convergen
hacia los dos segmentos rectilíneos S y T. Los rayos reflejados
que se encuentran en el plano vertical o tangencial RASE se cru-
zan en T, mientras que los del plano horizontal o sagital JAKE
lo hacen en S. Si situamos una pantalla en E y la movemos hacia

}K

E-

FIG. 6-14.—Imágenes astigmáticas de un objeto puntual infinitamente alejado y


fuera del eje. Las rectas T y S son perpendiculares.
SEC. 6-9] ASTIGMATISMO 99

el espejo, al llegar a 5 la imagen será un segmento vertical, en L


un disco circular y en T un segmento horizontal.
E l lugar de las posiciones de T y S, al variar los ángulos de
incidencia, para puntos alejados de] eje, es un paraboloide y una
superficie plana, respectivamente, como muestra la figura 6-15.
A l disminuir la oblicuidad de
los rayos y aproximarse al eje,
las imágenes rectilíneas no solo
reducen su tamaño, sino que se
aproximan al plano focal par-
axial. L a magnitud del astig-
matismo para un pincel cual-
quiera de rayos viene dada
por la distancia entre T y S,
medida a lo largo del rayo
principal.
Las siguientes ecuaciones
F I G . 6-15- -Superficies astigmáticas de un
dan las posiciones de ambas espejo cóncavo.
imágenes astigmáticas : 2
j
i

i + 4 = r eos <f>
2 eos <f>
s ss r
Tanto s como s' se miden a lo largo del rayo principal; <f> es el
ángulo de oblicuidad de dicho rayo, yj, el radió de curvatura
del espejo.
E l sistema óptico de Schmidt, que se estudiará después, y el.
espejo de Mangin [Fig. 6-13, (&)] reducen a un mínimo el astigma-
tismo propi<$ de un espejo esférico. Aunque en estos dispositivos
no .desaparecen las superficies focales T y»' S, no obstante, están
muy próximas; y el lugar de su posición media es una superficie
casi esférica (L en la Fig. 6-14). E l centro de esta superficie
esférica coincide con el centro de curvatura del espejo, como
se ve en la figura 10-17.
U n espejo parabólico, aunque carece casi de aberración de
esfericidad aun para grandes aperturas, tiene diferencias 5 — T
considerablemente grandes fuera del eje. Por esta razón, los es-
pejos parabólicos se usan solo en los instrumentos que requieren
poco campo, tales como telescopios y proyectores.

8
Véase una deducción de estas ecuaciones en G. S. M O N K : Light, Principies
and Experiments, 1.» ed., págs. 52 y 424, McGraw-Hill Book Co., Inc., Nueva
York, 1937.
100 ESPEJOS ESFERICOS [CAP. 6

í :

P R O B L E M A S

6-1. E l radio de un espejo esférico es — 30 cm. U n objeto de 4- 4 cm


está a distancias del espejo de: a) 60 cm, b) 30 cm, c) 15 cm, y d) 10 cm.
Hállese la distancia imagen para cada una de estas posiciones.
6-2. Resuélvase gráficamente el problema anterior mediante diagra-
mas independientes para cada una de las partes.
Sol.: a) 20 cm; b) 30 cm; c) oo; d) —30 cm.
6-3. E l radio de un espejo esférico es — 20 cm. U n objeto de 2 cm
está frente al espejo a distancias: a) 30 cm, b) 20 cm, c) 12 cm, y d) 6 cm.
Hállese la distancia imagen para cada una de estas distancias.
6-4. • Resuélvase el problema anterior haciendo un gráfico para cada
parte. Sol.: a) -f- 15 cm; b) 4- 20 cm; c) 4- 60 cm; d) —15 cm.
6-5. E l radio de un espejo esférico es 4- 20 cm. U n objeto de 3 cm de
altura está situado delante del espejo a una distancia de: a) 30 cm,
b) 20 cm, c) 10 cm, y d) 5 cm. Hállese la distancia imagen para cada una
de estas distancias objeto.
6-6. Resuélvase gráficamente el problema anterior mediante un dibujo
independiente para cada parte.
Sol.: a) —7,5 cm; b) —6,66 cm; c) —5,0 cm; d) .— 3,33 cm.
6-7. E l radio de un espejo esférico es 4- 12 cm. U n objeto de 2 cm de
altura está situado frente al espejo a una distancia de: a) 15 cm, b) 10 cm,
c) 6 cm, y d) 3 cm. Hállese la distancia imagen para cada una de estas dis-
tancias objeto.
6-8. Resuélvase gráficamente el problema anterior haciendo un es-
quema independiente para cada parte.
Sol.: a) —4,28 cm; b) —3,75 cm; c) — 3 cm; d) —2 cm.
6-9. U n espejo cóncavo forma la imagen de una flor en una pared
distante 120 cm de esta. Si se desea un aumento lateral de —16, ¿cuál
deberá ser el radio de curvatura del espejo?
6-10. Una lente equiconvexa delgada de índice 1,6 y radios de 12 cm
está plateada por una de sus caras. Hállese su potencia para la luz que
penetra por la cara sin platear. i Sol.: 4- 36,66 D .
6-11. Una lente delgada de índice 1,6 tiene radios r = 4-4 cm y t

r¡ = — 10 cm. Si la segunda cara está plateada, ¿cuál es la potencia del


sistema ? i
I
6-12. Los radios de una lente delgada de índice 1,75 miden r — — 5 cmt

y r , = — 10 cm. Si la segunda superficie está plateada, ¿cuál es la po-


tencia del sistema? Utilícense: a) las fórmulas del caso especial (Ees. [6-17]
Y [6-18]) y b) las fórmulas de las lentes gruesas (Ees. [6-12], [6-13] y [6-14]),
con d = 0. j " Sol.: 4- 5 D .
6-13. Una lente delgada de 4- 12 cm de distancia focal está situada
2 cm delante de un espejo esférico de —¡20 cm de radio. Hállense: a) la
potencia; b) la distancia focal, ye) el punto principal y el foco.
6-14. Resuélvase gráficamente el problema anterior empleando el
método de la figura 6-9.
Sol.: a) 4- 20,83 D ; bj + 4,8 cm; c) H H = 4- 2,4 cm;
X

H F .= — 2,4 cm.
r
PROBLEMAS 101

6-15. Una lente delgada de distancia focal — 14,5 cm está situada


3 cm delante de un espejo esférico de radio — 12,5 cm. Hállense: a) la po-
tencia; b) la distancia focal; c) el punto principal,,y d) el foco.
6-16. Resuélvase gráficamente el problema anterior mediante el mé-
todo de la figura 6-9.
Sol.: a) + 6,65 D ; b) + 15 cm; c) HJI = -f 2,48 cm;
d) HJ = — 12,52 cm.
7

6-17. Los radios de una lente gruesa de índice 1,60 miden r = 4- 12 cm


x

y *"t = — 32 cm. Si la segunda superficie está plateada y la lente tiene


3 cm de espesor, hállense: a) la potencia; b) la distancia focal; c) el punto
principal, y d) el foco.
6-18. Resuélvase gráficamente el problema anterior siguiendo el mé-
todo de la figura 6-10.
Sol.: a) + 17,2 D ; b) + 5,80 cm; c) HJI = + 2,07 cm;
d) HjF = — 3,73 cm.-
6-19. Los radios de una lente gruesa de índice 1,84 y espesor 3,68 cm
miden r = —• 6 cm y r = 12 cm, estando su segunda superficie plateada
x 2

como un espejo. Hállense: a) la potencia; b) la distancia focal; c) el punto


principal, y d) el foco.
6-20. Resuélvase gráficamente el problema anterior mediante el mé-
todo de la figura 6-10.
Sol: a) + 14,4 D; b) + 6,9 cm; c) HJI = + 1,56 cm;
d) HjF = — 5,38 cm.
6-21. La superficie curva de una lente planoconvexa tiene un radio
de 12 cm. Su índice es 1,6 y su espesor 3,2 cm. Si la superficie curva está
plateada, hállense: a) la potencia; b) la distancia focal; c) el punto principal,
y d) el foco.
6-22. Resuélvase gráficamente el problema anterior siguiendo el mé-
todo de la figura 6-10.
Sol: a) + 26,7 D ; b) + 3,75 cm; c) Hfl = 2 cm;
d/HjF = — 1,75 cm.
6-23. 'Si en lugar de la superficie curva se platea la superficie plana
de la lente del problema 6-21, ¿cuáles son las soluciones de las partes a),
bj.cjyd)}
6-24. Resuélvase gráficamente el problema anterior mediante el mé-
todo' de la figura 6-10. ;
Sol.:a) 9B;b) + 11,1 cm; c) HJH = 2,22 cm; d) HJF = — 8,89 cm;
6-25. Un objeto está 15 cm por delante de un espejo de radio — 20 cm.
Represéntense las dos superficies astigmáticas desde $ = 0° a <f¡ = 30°.
6-26. Represéntense gráficamente las dos superficies astigmáticas de
un espejo esférico de — 16 cm de radio suponiendo que la luz incidente
es paralela, y trácense las curvas entre el eje y 30°.
CAPITULO VII

EFECTOS DE LOS DIAFRAGMAS

Hay dos aspectos de la óptica geométrica a los que, a pesar de


su innegable importancia práctica, no suele prestárseles gran aten-
ción por no afectar directamente a la posición, tamaño y nitidez
de la imagen. Uno de ellos es el llamado campo visual, el cual de-
termina qué superficie de un objeto extenso puede verse a través
de un instrumento óptico. E l otro se refiere al brillo de la imagen,
que no debe confundirse con la iluminación, por afectar aquel
a los efectos visuales y esta a los fotográficos. Para estudiar tanto
diafragma de diafragma
.apertvra decampo

> ^^^^^^

^ \ eje
Icampo
~'j^^t

1
>
1 'í
FIG. 7-1.—Diagrama que muestra la diferencia entre un diafragma de campo y
un diafragma de apertura.

el campo visual como el brillo de la imagen es de fundamental


importancia conocer dónde y cómo tiene lugar la limitación del
haz luminoso que atraviesa el sistema. Por tanto, investigaremos
en primer lugar el efecto de los obstáculos o diafragmas, que
siempre existen, aunque no sean más que los bordes de las lentes
y espejos.
7-1. Diafragma de campo y diafragma de apertura.—La fi-
gura 7-1 muestra una lente con dos diafragmas formando la
imagen de un objeto alejado. Tres haces de rayos paralelos, pro-
cedentes de tres puntos diferentes del objeto, convergen en sendos
102
SEC. 7-2] PUPILAS DE ENTRADA Y DE SALIDA 103

puntos del plano focal. Se observa que el diafragma más próximo


a la lente limita el tamaño de estos haces, mientras que el situado
justamente delante del plano focal limita el ángulo de incidencia
de los haces que pueden atravesar este plano. A l primero se le
llama diafragma de apertura. Determina, evidentemente, la canti-
dad de luz que incide sobre un punto cualquiera y, por tanto,
el brillo de la! imagen. E l segundo, o diafragma de campo, deter-
mina la extensión del objeto, o sea, el campo que quedara repre-
sentado en la imagen.
7-2. Pupilas de entrada y de salida.—Sea un diafragma P'E'L'
situado detrás de la lente, en el espacio imagen, y que limita,
; pupila de
pupila de mtr
i d3

•—•
I—

eje _____
Q'
J— ^ ^ ' É ' É F'
K— rayoprincipal
m
•L'

- -TfL
Nf U' •
diafragma i
FIG. 7-2.—El diafragma de apertura y su imagen pueden imagen
ser pupilas de entrada
y de salida, respectivamente, de un sistema.

por tanto, los rayos imagen (Fig. 7-2). Empleando las fórmulas
de la lente, o mediante una construcción gráfica, se halla que su
imagen como objeto real, formada por la lente, está en PEL.
Puesto que P'E'L' está dentro de la distancia focal, su imagen
PEL estará en el espacio objeto y será virtual y derecha. Se
le denomina pupila de entrada, mientras que a la apertura real
P'E'L' se le llama, como sabemos, diafragma de apertura. Cuan-
do está en el espacio imagen, como ocurre en este caso, se con-
vierte en la pupila de salida. (En la sección 4-11 puede verse un
estudio de los espacios objeto e imagen.)
Debe destacarse el hecho de que P y P', E y E', y L y IJ son
pares de puntos conjugados. Cualquier rayo del espacio objeto
104 EFECTOS DE LOS DIAFRAGMAS [CAP. 7

dirigido hacia uno de estos puntos pasará, después ¡de la refrac-


ción, por su conjugado en eí espacio imagen. E l rayo IT dirigi-
do hacia P se refracta hacia P', el KR dirigido hacia E se re-
fracta hacia E' y el NU dirigido hacia L se refracta hacia L'.
E l punto imagen Q' se determina gráficamente mediante la línea
de trazos JQ', paralela a las otras, que pasa sin desviarse por el
centro óptico A. E l diafragma de apertura P'E'L' en la posición
indicada funciona también hasta cierto punto como diafragma
de campo, pero los bordes del campo no están bien dehmitados.
E l diafragma que actúa como diafragma de campo se hace coin-
cidir normalmente con una imagen real o virtual, de modo que
los bordes aparecerán nítidos. (
7-3. Rayo principal.—Cualquier rayo del espacio objeto que
pasa por el centro de la pnpila de entrada se llama rayo principal.
Después de refractarse, este rayo pasa también por el centro de
la pupila de salida. E n cualquier instrumento óptico real, el rayo
principal no suele pasar por el centro de ninguna lente. Los pun-
tos E y E' en que el rayo principal corta al eje se denominan,
respectivamente, centro de perspectiva del campo objeto y centro de
perspectiva del campo imagen. E l primero, como veremos, es es-
pecialmente importante para la determinación del campo visual,
7-4. Diafragma frontal.—En ciertos tipos de objetivos foto-
gráficos se coloca un diafragma próximo a la lente, bien delante
de ella (diafragma frontal) o bien detrás (diafragma posterior).

pupila de

imagen

FIG. 7-3.—Un diafragma frontal y su imagen pueden convertirse en pupilas de


entrada y de salida de un sistema.
SEC. 7-4] DIAFRAGMA FRONTAL 105

Una de sus funciones, como veremos en el capítulo I X , es la de


mejorar la calidad de la imagen que ha de formarse en la placa
fotográfica. U n diafragma frontal, como el de la figura 7-3, dado
su pequeño tamaño y su posición, actúa como pupila de entrada.
Su imagen P'E'L' formada por la lente está en el espacio imagen
y constituye la pupila de salida. Se han trazado los rayos para-
lelos IT, JW y NU, que pasan por los bordes de la pupila de
entrada y por su centro. L a lente hace converger estos rayos
hacia la pantalla como si procediesen directamente de los puntos
conjugados P', E' y L' de la pupila de salida. Su intersección,
que da la imagen Q', está en el punto en que el rayo no desviado
KA corta al plano focal imagen. Obsérvese que el rayo principal
está dirigido hacia el centro de la pupila de entrada en el espacio
objeto y emerge de la lente como si procediese del centro de la
pupila de salida en el espacio imagen.
Aunque cierto diafragma de un sistema óptico puede limitar
los rayos que lo atraviesan procedentes de un punto objeto, no ac-
tuará en general como diafragma de apertura para otros puntos
objeto a diferentes distancias a lo largo del eje. L a figura 7-4,
p. ej., representa una lente con un diafragma frontal y un punto
objeto M. Para este punto, el diafragma de apertura está consti-
tuido por la periferia de la lente y, puesto que limita los rayos
objeto, es la pupila de entrada. Su imagen, que es de nuevo la
periferia de la lente, actúa también como pupila de salida. Por
tanto, el borde de la lente es a la vez diafragma de apertura, pu-
pila de entrada y pupila de salida para el punto M. Si este punto
objeto estuviera a la izquierda de Z, la pupila de entrada sería
PEL, y su imagen, P'E'L', la pupila de salida.
E n el diseño previo de un instrumento óptico puede no cono-
cerse el elemento del mismo que constituirá el diafragma de aper-

imagen
FIG. 7-4.—Las pupilas de entrada y de salida no son las mismas para todos los
puntos objeto e imagen.
106 EFECTOS DE LOS DIAFRAGMAS [CAP. 7

tura. Como consecuencia, deberán estudiarse uno tras otro cada


uno de los elementos del sistema hasta averiguar cuál de ellos
impone condiciones más restrictivas a los rayos. Independiente-
mente del número de tales elementos, no hay por lo regular más
que un diafragma de apertura. Una vez localizado este diafragma,
la pupila de entrada del sistema completo es la imagen del diafragma
de apertura formada por todas las lentes que le preceden, y la pupila
de salida es la imagen formada por todas las lentes que le siguen.
Las figuras 7-2 y 7-3, en las que no hay más que una lente, con
un diafragma delante o detrás, deben estudiarse^ en relación con
el enunciado que se acaba de dar.
7-5. Diafragma entre dos lentes.-—En las cámaras fotográ-
ficas es corriente encontrar un diafragma variable, o iris, situado
entre dos lentes. E n la figura 7-5 se ha representado uno de

diafragma

FIG. 7-5.—Diafragma entre dos lentes. La pupila de entrada de un sistema está


en su espacio objeto, y la de salida, en su espacio imagen.

estos dispositivos, siendo (1) y (2) lentes delgadas, y P E L , el0 Q 0

diafragma. Por definición, la pupila de entrada de este sistema es


la imagen del diafragma, formada por (1). Esta imagen es virtual
y derecha y está situada en PEL. Análogamente, la pupila de
salida del sistema completo es la imagen del diafragma, formada
por (2). Esta imagen, también virtual y derecha, está en P'E'L'.
L a pupila de entrada PEL se encuentra en el espacio objeto
de la lente (1); la de salida P'E'L' está en el espacio imagen
de (2), y el diafragma P E L0 está a la vez en el espacio imagen
G 0

de (1) y en el espacio objeto de (2). Los puntos P y P, E y E,


0 0

y L y L son conjugados respecto de (1), mientras P y P', E


0 0 0
SEC. 7-6] DOS L E N T E S SIN D I A F R A G M A S 107

y E', y L y L' lo son respecto de (2). Esto hace que puntos tales
0

como P y P' sean conjugados respecto de todo el sistema. Dado


un punto objeto M en el eje, los rayos MP y ML limitan el haz
que atraviesa el sistema. Estos;rayos se refractan en la primera
lente hacia P y L , y en la segunda lente vuelven a refractarse
0 0

como si proviniesen de P' y L'l Ahora aparece clara la razón de


designar a las pupilas de entrada y salida por símbolos sin acen-
tuar o acentuados, respectivamente, por estar una en el espacio
objeto y la otra en el espacio imagen y ser imágenes conjugadas.
Se ha representado de nuevo en la figura 7-6 el mismo sistema
para indicar la trayectoria de un rayo principal. De todos los rayos
que parten de un punto objetO| Q y atraviesan todo el sistema,
pupila de salida
I pupila de
I entrada
Q i diafragma J

T I
i
" ¡

FIG. 7-6.—El rayo principal pasa por los centros de la pupila de entrada del dia-
fragma y de la pupila de salida.

el rayo principal es el que incide en la lente hacia E, centro de


perspectiva del campo objeto; se refracta hacia E , y finalmente 0

emerge hacia Q' como si viniera de E', centro de perspectiva


del campo imagen. j .
7-6. Dos lentes sin diafragmas.—La teoría de los diafragmas
se aplica no solo a sistemas en los cuales se han introducido dia-
fragmas circulares, sino también a sistemas cualesquiera, ya que
el propio borde de cualquier lente del sistema es un diafragma
potencial. L a figura 7-7 muestra dos lentes (1) y (2) junto con
sus imágenes mutuas como posibles diafragmas. Suponiendo que
P es un diafragma en el espacio objeto, su imagen P' formada
x

por la lente (2) se encuentra en el espacio imagen final. Consi-


derando a P como un diafragma en el espacio imagen, su ima-
2
108 EFECTOS D E LOS DIAFRAGMAS [CAP. 7

(1) (?)
i
1 1 •!
#•
1
. . '^ . 1
¿q F É' 1 í
1 • • ^ •

1
z

L' \
• L
I T

I

FIG. 7-7.—El borde de cualquier lente puede ser el diafragma de apertura del
sistema. !

gen P formada por la lente (1) está en el espacio objeto inicial.


Por tanto, existen dos pupilas de entrada posibles, P y P, en el 1

espacio objeto de la combinación de ambas lentes, y dos pupilas


de salida también posibles, P y ¡ P', en el espacio imagen de
2

dicha combinación. Para un punto'axial M, a la izquierda de Z,


P es la pupila de entrada del sistema. Su imagen P' sera la p u -
±

pila de salida. Si M estuviera, por el contrario, a la derecha de


Z, P sería la pupila de entrada y P la de salida. 2

7-7. Determinación del diafragma de apertura.—En el sis-


tema de dos lentes con un diafragma entre ellas, representado
en las figuras 7-5 y 7-6, las lentes eran lo suficientemente grandes
para no actuar como diafragmas de apertura. Sin embargo, si
no son grandes comparadas con el diafragma, como ocurre en
la cámara fotográfica cuando el iris está muy abierto, el sistema
de diafragmas y pupilas será análogo al representado en la figu-
ra 7-8. Este sistema consta de dos lentes y de un diafragma, cada
una de las cuales, junto con sus diversas imágenes, es un diafrag-
ma potencial de apertura. P\ es la imagen virtual de la primera
lente formada por (2); P' es la imagen virtual del diafragma
0

P formada por (2); P la imagen! virtual de P formada por (1),


0

y P la imagen virtual de la segunda lente formada por (1). E n


z

otras palabras, mirando desde la izquierda del sistema, la primera


lente, el diafragma y la segunda lente se ven en las posiciones
aparentes P P , P . Miradas desde la derecha aparecen en P'
v 0 2 v
SEC. 7-7] DETERMINACION D E L DIAFRAGMA D E APERTURA 109

P' y P' De todos estos diafragmas, P , P y P son pupilas


0 r 0 r 2

de entrada potenciales situadas en el espacio objeto del sistema.


Para todos los puntos objeto del eje situados a la izquierda
de X, P j limita los haces incidentes al ángulo mínimo, por lo que
constituye la pupila de entrada del sistema. E n general, el objeto
del cual es la imagen será el diafragma de entrada; en este caso,
la apertura P de la propia lente (1). L a imagen de la pupila de
t

entrada formada por el sistema completo, esto es P' es la pupila


v

de salida. Para los puntos objeto situados entre X y Z, P es la 0

p; PXPP* P¡ •

x 1
tK
4^-
m
J¿S-
i

T
I
I
I
I I (2)
(i) (o:
FIG. 7-8.—Un sistema formado por varios elementos tiene varios diafragmas y
pupilas posibles.

pupila de entrada, P el diafragma de apertura y P' la pupila 0

de salida. Finalmente, para los puntos situados a la derecha de


Z, P es la pupila de entrada, mientras P ¡ es la de salida y, a la
2

vez, diafragma de apertura. Del estudio anterior se deduce sin


dificultad que el diafragma de apertura de un sistema puede variar
al cambiar la posición del objeto.. L a regla general es que el dia-
fragma de apertura de un sistema viene"determinadopor aquel diafrag-
ma o imagen de diafragma que subtiende el ángulo mínimo cuando se
mira desde el punto objeto. Si queda determinado por una imagen, el
propio diafragma de apertura es el correspondiente objeto. E n la
mayoría de los instrumentos ópticos el diafragma efectivo no varía
dentro del intervalo de posiciones del objeto normalmente utili-
zadas por dicho instrumento.
Establecidos los métodos de determinar el diafragma de aper-
tura y las pupilas de entrada y salida de un sistema, podemos
110 EFECTOS DE LOS DIAFRAGMAS [CAP. 7

pasar a considerar las dos importantes propiedades, antes cita-


das, de los sistemas ópticos: campo visual y brillo. Empezare-
mos estudiando la primera de ellas.
• 7-8. Campo visual.—Cuando miramos un paisaje a través
de una ventana, el campo visual viene limitado por el tamaño de
la ventana y por la posición del observador. E n la figura 7-9, E
representa el ojo del observador, JK la abertura de la ventana
y GR el campo observado. E n este ejemplo sencillo la ventana es
el diafragma de campo (Sec. 7-1). Acercando el ojo a la ventana
aumenta el campo angular a, mientras que al alejarlo disminuye.
Es práctica común especificar el campo visual de un instrumento
óptico en función del ángulo a y expresarlo en grados. E l ángulo 6
que forman con el eje los rayos extremos que entran al sistema
se llama semiángulo del campo objeto, y limita la anchura del

FIG. 7-9.—Campo visual a través de una ventana.

objeto que es posible ver. Este campo objeto cubre un ángulo


26, y en este ejemplo es igual al campo imagen, de anchura
angular a.
7-9. Campo de un espejo plano.—El campo visual de un
espejo es muy similar al de una simple ventana. Como muestra
la figura 7-10, TU representa un espejo plano, y P'E'L', la pu-
pila del ojo del observador, que en este caso es la pupila de salida.
L a pupila de entrada PEL es la imagen virtual de la pupila del «
ojo formada por el espejo, y es simétrica de P'E'L' respecto
del plano del espejo. Los rayos principales E'T y E'U limitan
el campo visual en el espacio imagen, mientras que los correspon-
dientes rayos incidentes ER y ES definen el campo visual en
el espacio objeto. Los últimos muestran los límites del campo
en que puede situarse un objeto para poder ser visto por el ojo.
E n este caso, aunque esto no es general, subtiende el mismo án-
gulo que el campo de la imagen.
Se ha representado también la formación de la imagen de un
punto objeto Q situado dentro de este campo. De Q parten tres
rayos dirigidos hacia P, E y L en la pupila de entrada. A con-
tinuación se trazan los rayos reflejados uniendo los puntos en
SEC. 7-10] CAMPO DE UN ESPEJO CONVEXO 111

que los incidentes cortan al espejo con los conjugados P', E'
y L' en Ta pupila de salida.! E l objeto Q y la pupila de entrada
PEL están en el espacio objeto, mientras que la imagen Q' y
la pupila de salida P'E'L' se encuentran en el espacio imagen.
Si Q estuviese cerca de RT, .solo, parte del haz de rayos, limitado
por la pupila de entrada, sería interceptado por el espejo, y se
reflejaría hacia la pupila de salida. Para definir el campo visual
suele utilizarse el rayo principal RTE', aunque la diferencia no
es importante en este caso dadas las pequeñas dimensiones de
la pupila del ojo. E n el diagrama se ha exagerado, evidente-
mente, su tamaño. i
Dado que el rayo principal limitante está dirigido hacia el
centro de perspectiva del campo objeto, E, el semiángulo de cam-

pupila c/e v'^Z-ÜX P pupila de


sa/ida b
^7
entrada

FIG. 7-10.—Campo visual de un espejo plano.

po 6 viene determinado en general por el menor ángulo que sub-


tiende desde E cualquier diafragma, o imagen de diafragma,
situado en el espacio objeto. El diafragma así determinado es el
diafragma de campo del sistema. E l diafragma de campo de un
solo espejo lo constituye su bordé.
7-10. Campo de un espejo convexo.—Cuando el espejo tiene
curvatura la situación varía poco, salvo que el campo del objeto
y el de la imagen ya no subtienden el mismo ángulo (0 ^ 0' en la
figura 7-11). E n esta figura, P'E'L' representa la pupila real
de un ojo situado en el eje de un espejo convexo TU. De esta pu-
pila de salida el espejo forma una imagen PEL, que constituye la
pupila de entrada, y es ahora de tamaño menor. Siguiendo el mis-
mo procedimiento que en el espejo plano, se trazan las rectas que
limitan los campos objeto e imagen. Los rayos que parten de un
112 EFECTOS BE LOS DIAFRAGMAS [CAP. 7

./ diafragma
decampo

FIG. 7-11.—Campo visual de un espejo convexo. 1

punto objeto Q hacia P, E y L en la pupila de entrada se reflejan


hacia P', E' y L' en la pupila de salida. Las prolongaciones hacia
atrás de estos rayos determinan la imagen virtual Q'. E l semi-
ángulo de campo 0 es mayor que el 6', que determina el campo
visual del ojo. Para un espejo cóncavo puede trazarse un diagra-
ma análogo, aunque algo más complicado. Se propone al lector
este caso como ejercicio dada su gran analogía con el de una lente
convergente, que vamos a tratar a continuación.
7-11. Campo de una lente convergente.—La figura 7-12 re-
presenta el método para determinar los semiángulos de campo 0
y 6' de una lente convergente única. L a pupila del ojo, como
pupila de salida, está a la derecha, y su imagen, real e invertida.

FIG. 7-12.—Campo visual de una lente convergente.


SEC.' 7-11] CAMPO D E UNA L E N T E CONVERGENTE 113

aparece a la izquierda. Los rayos principales que, pasando por E


inciden en la periferia de la lente, se refractan hacia el punto con-
jugado E'.
Las áreas rayadas, en realidad conos, ETU y ERS señalan
los límites dentro de los cuales ha de estar cualquier objeto para
poder ser visto en el campo imagen. E l diafragma de campo es
en este caso la propia lente, pues determina el semiángulo de campo
subtendido desde el centro de perspectiva del campo objeto. Si
•el ojo, y por tanto la pupila de salida, se acerca a la lente, aumen-
tando con ello el ángulo 6' del campo imagen, la pupila de entrada
invertida se desplaza hacia la izquierda, ocasionando el alarga-
miento del cono ETU del campo objeto.

FIG. 7-13.—Formación de la imagen dentro del campo de una lente convergente.

E n la figura 7-13 se ha representado de nuevo la misma lente,


frente a la que se encuentra un objeto QM dentro de la distancia
focai. A partir de Q se han trazado tres rayos incidentes que pa-
san por los puntos P, E y L. Después de refractarse se dirigen
hacia los puntos P', E' y L' de la pupila de salida. Prolongados
hacia atrás se cortan en el punto imagen virtual Q'. Mediante
los métodos del rayo paralelo o del rayo oblicuo se puede confir-
mar la posición de la imagen. Obsérvese que si los objetos se acer-
can a E deberán ser muy pequeños;' en caso contrario solo serán
parcialmente visibles para el ojo situado en E'. E l lector encon-
trará instructivo trazar rayos a través de la lente que procedan
de puntos exteriores al campo objeto. Hallará que invariable-
mente no pasan por la pupila de salida.
Cuando una lente convergente se usa como lupa conviene
acercar lo más posible el ojo a la lente, con lo que se aumenta el
ángulo del campo imagen, así como el campo objeto, consiguién-
dose así que la posición de este sea menos crítica.
JENKINS-WHITE. —8
1
114 EFECTOS D E LOS DIAFRAGMAS [CAP. 7

7-12. Brillo fotométrico e


dP iluminación.—La cantidad de
¿A luz emitida por un punto Q
dentro del ángulo sólido dife-
rencial subtendido por el ele-
mento de área dA, situado a
la distancia r [Fig. 7-14, («)],
es proporcional al ángulo só-
lido. Se llega a esto dividien-
do por r la proyección de 2

FIG. 7-14.-Pincel elemental y haz ele- ¿ A s o b r e u n l a n o n o r m a l a

mental. , r
, , .
los rayos, con lo que el fluyo
luminoso en este pincel elemental será
dA eos </
>
dF = const. .[7-1]

Como el manantial no es nunca en la práctica tai punto ma-


temático, hemos de considerar todos los pinceles emitidos desde
un elemento de área dS, como se ve para tres de estos pinceles
en la parte (b) de la figura 7-14. Suponiendo el manantial del tipo
llamado «radiador de Lambert», el flujo será ahora proporcional
también a la proyección de dS, de modo que
dS dA eos 6 eos /
(>
dF — const. [7-2]

E l valor de la constante depende solo del manantial luminoso,


y se llama su brillo fotométrico, B. Para distinguirlo de la sen-
sación visual de brillo suele denominarse luminosidad en la lite-
ratura técnica, pero nosotros usaremos el término brillo, más
común, bien entendido que nos referimos a la magnitud foto-
métrica. Se define experimentalmente la unidad de B como un
sesentavo del brillo de un cuerpo negro a la temperatura del pla-
tino fundente, y se llama bujía por centímetro cuadrado. Expre-
sando B en esta unidad, el flujo será
dS dA eos 0 eos <f>
dF — B lúmenes. [7-3]

Esta es una magnitud que, aparte de pequeñas pérdidas por re-


flexión y absorción, debe mantenerse constante cuando un haz
de rayos atraviesa un sistema óptico . x

Para ser exactos, habríamos de multiplicar la expresión por » en un medio


1 2

de índice n; pero como de ordinario el medio inicial y el final es el mismo, no suele


ser necesario este factor.
SEC. 7-12] BRILLO FOTOMETRICO E ILUMINACION 115

Se define la iluminación É de una superficie como el flujo


luminoso incidente por unidad de área; así, pues,
dF B eos 6 dS eos ¿
dE = — = - — [7-4]
dA ! y2
L a iluminación se expresa corrientemente en lúmenes por metro
cuadrado o lux. Para calcular la iluminación en un punto cual-
quiera, debida a un manantial de área finita, integraremos la
ecuación [7-4] sobre esta área:
B dS eos 0 eos <f>
[7-5]

L a evaluación exacta de esta integral suele ser complicada, pero


en la mayoría de los casos el manantial está suficientemente ale-
jado de la superficie iluminada para que podamos considerar
constantes tanto eos $ como r . E n tal caso
2

eos <¡> CC / eos <f>


B eos 6 dS = [7-6]

donde se ha designado a la integral por /, y a que representa lo


que se denomina intensidad luminosa del manantial. L a defini-
ción de esta es, por tanto,
/ = ¡¡B eos QdS . [7-7]
Las cuatro magnitudes F, B, E e i " son fundamentales en el es-
tudio de la fotometría.
Como ejemplo adecuado calculemos la iluminación produci-
da por un disco luminoso de 6 cm de diámetro sobre una pequeña
superficie normal al eje del disco y distante 20 cm de él. Supone-
mos que el brillo del disco es de 2 bujías/cm . 2

F I G . 7-15.—Iluminación debida a un disco circular.


116 EFECTOS D E LOS DIAFRAGMAS [CAP. 7

L a figura 7-15 ilustra el problema. Puede comprobarse que


la distancia de dA al borde del disco es solo un 1,1% mayor que
la que hay al centro; por tanto, podemos considerar r constante.
Además los ángulos G y <> ¡ con que la luz abandona la superficie
'e incide en dA son suficientemente pequeños para hacer eos 0 =
— eos < /
> = 1- Podemos, pues, escribir la ecuación [7-5] en la forma:

E==y jJ BdS z = ~j B x2npd 9 i [7-8]

pues el área dS de un anillo de radio p es igual al producto de


la longitud 2np de su circunferencia por su anchura dp. Ade-
más, de la figura se deduce: i
! ! ?
p = r sen a dp\ = r eos a d<x \
siendo a la mitad del ángulo subtendido por el elemento. Sus-
tituyendo en la ecuación [7-8], hallamos: ¡
i r°
E = f 2w J3 sen a eos a ¿a
2

r
Jo
ti a l "2 0
i
— =uBsen a 2
0 [7-9]
^ Jo
Es instructivo expresar a en función de dimensiones lineales
0

mediante la relación sen a,, = p /(p + r ), lo que da:


2
0
2
0
2
0
2

7TB 2
BS
[7-10]
PO

Po +
2 r
¿ , ?o + V
Sustituyendo valores numéricos, tenemos:

E
= l^rl? = 9 ^ 5 0 = °' 1 3 8 2 l u m e n
/ c m 2
= 1 3 8 2 l u x

V
Este resultado no difiere mucho del que se obtendría consideran-
do el manantial como puntual y con una intensidad luminosa
I = BS. Utilizando la ecuación [7-6], hallaríamos:
/eos j> 2 X 28,27 x ! l . . , ft1iM 2
E = —¡jJl = — = °' lumen/cm z
1 4 1 4 2

L a condición que justifica considerar el manantial como puntual


es, según la ecuación [7-10], que p sea despreciable frente a 0
2

r . A u n siendo p = ^ r , el error es solo de un 1 %.


0
2
0 0

7-13. Brillo de una imagen.—En la figura 7-16 una lente


forma la imagen dA' de un elemento superficial dS del objeto.
SEC. 7-13] BRILLO DE UNA IMAGEN 117

dA'
dA dS" JA"

H—U~4
dS'

FIG. 7-16.—Esquema para definir el brillo de una imagen.

Cuando esta imagen es observada por el ojo situado en E, el flujo


luminoso dF que incide en él está limitado por el área dA" de la
pupila, por lo que solo el estrecho haz indicado por las líneas de
trazos contribuye a formar la imagen en la retina. Ahora bien:
como lo que caracteriza al haz es el factor de B en la ecuación
[7-3], y este permanece constante a través del sistema, tenemos
que, despreciando pérdidas,
dF dS dA eos 6 eos <¡> dS' dA' eos 6' eos <f>'

__dS"dA" eos G"cos </>"


,/\2
[7-11]
(r")
E l último miembro de esta ecuación se refiere al haz en la región
situada a la derecha de la imagen, y como suponemos que el flu-
jo en el haz permanece constante e igual a dF, tenemos:
dF dF_
[7-12]
~B W
donde B" es el brillo de la imagen. Llegamos al importante re-
sultado de que
B" = B [7-13]
E n un sistema óptico con pérdidas despreciables, el brillo de la
imagen es igual al del objeto, cuando ambos están en el mismo
medio.
Este resultado sorprenderá quizá al que ha intentado formar
imágenes valiéndose de lentes, pues encuentra que al recoger la
imagen en una pantalla, el ojo aprecia mayor brillo cuando dismi-
nuye el aumento. Pero si se observa la imagen directamente, sin
intermedio de pantalla, el brillo permanecerá inalterado. Esto
se debe a que el brillo representa el flujo por unidad de área y
por unidad de ángulo sólido, como se ve en las ecuaciones [7-11]
y [7-12], de las que se deduce, suponiendo eos 6" = eos <j>" = 1,
118 EFECTOS DE LOS DIAFRAGMAS [CAP. 7

dF
B" = [7-14]
dS"d<£>'

A l disminuir el aumento se incrementa el flujo por unidad de


área de la imagen, pero el ángulo sólido total a>" (Fig. 7-16)» au-
menta de tal manera que el brillo permanece constante. L a luz
incidente por unidad de área sobre una pantalla difusa determina
su brillo, pero este no es el mismo que el anterior, pues la panta-
lla dispersa la luz en todas direcciones.
7-14. Aumento normal.—En el estudió anterior se supuso
que la pupila del ojo actúa como diafragma de apertura del sis-
tema. Si no sucede así; p. ej., si en la figura 7-16 el cono w" proce-
dente de la imagen no es suficientemente ancho para llenar la
pupila del ojo, el brillo de la imagen será menor que el del objeto.
E n los anteojos y microscopios el ojo suele estar en la pupila de
salida del sistema, y si el brillo del objeto ha de reproducirse en
la imagen, la pupila de salida deberá ser por lo menos del mismo
tamaño que la pupila del ojo. Ahora bien: el diámetro de la pu-
pila de salida es inversamente proporcional al aumento, como
puede demostrarse, p. ej., en el caso de un anteojo (Ec. [10-11]).
Por ello el aumento no debe exceder de aquel para el cual la pu-
pila de salida coincide con la del ojo. A este valor particular se
le llama aumento normal del instrumento. Veremos que este valor
no es solo el máximo admisible para evitar sacrificios en el brillo,
sino también el valor mínimo requerido para que el instrumento
utilice todo su poder separador (Sec. 15-9).
7-15. Iluminación de una imagen.—La iluminación, tal co-
mo se definió por la ecuación [7-5], representa el flujo total por
unidad de área que incide en una superficie procedente de todas
las direcciones. Determina los efectos fotográficos y otros que
dependen de la energía, así como la cantidad de luz dispersada
por unidad de área en una pantalla difusora. Para calcularla en
el caso de la imagen formada por una lente o sistema de lentes,
representaremos el sistema por A en la figura 7-17, la que también
muestra las posiciones de la pupila de entrada PEL y de la de
salida P'E'L'. E l brillo B' de la pupila de salida, observada desde
el punto imagen Q', es igual al del manantial, ya que, según la
ecuación [7-11],

dF _ dS' dA' eos 0' eos <j>' _ dF


IB (7)2 ~W
Pero el brillo es el flujo por unidad de área y por unidad de ángu-
lo sólido, por lo que para hallar el flujo incidente total por unidad
SEC. 7-15] ILUMINACION DE UNA IMAGEN 119

i
FIG. 7-17—Iluminación de la, imagen formada por una len e.

de área hemos de multiplicar B' por el ángulo sólido o' sub-


tendido por la pupila de saüda, y esto da

E = B'tí>' = Bu' [7-15]

Por tanto, la iluminación de la imagen es el producto del brillo del


manantial por el ángulo subtendido por la pupila de salida en la
imagen. Esta relación no es exacta, ya que, como puede verse
por l a ecuación [7-5], supone que todos los ángulos son peque-
ños. "No obstante, constituye una buena aproximación en la ma-
yoría de los casos. L o mismo que en la discusión anterior, hemos
despreciado las pérdidas por reflexión y absorción. L a presencia
de co' en l a ecuación [7-15] es la razón por la que, para caracte-
rizar la rapidez de un objetivo fotográfico,'se emplea su núme-
ro-/, como veremos en la sección 10-2.
Es interesante observar que la iluminación es la misma que
se obtendría si se quitase la lente colocando el, manantial lumi-
noso en la pupila de salida y aumentando su tamaño hasta que
fuese igual al de la pupila. E l resultado de los cálculos de la sec-
ción 7-12 prueba esta proposición. L a iluminación producida por
un disco de brillo B', cuyo diámetro subtiende un ángulo plano.
2a, hemos visto que es (véase Ec. [7-9])
¡

E = TÍB' sen a 2
120 EFECTOS D E LOS DIAFRAGMAS [CAP. 7

Suponiendo que a no es demasiado grande, un disco de radio


r sen <x subtiende un ángulo sólido w' = (•w sen «)¡r — TZ sen a,
2 2 2 2

con lo que
E = Bo>'
de acuerdo con la ecuación [7-15].
Como aclaración práctica de este principio consideremos el
haz intenso de luz producido «por un reflector como el de la f i -
gura. 7-18. E l borde del reflector de apertura A es tanto la pupila
de entrada como la de salida. Despreciando pérdidas por refle-

•——-— ;' •
D
. —
' — —— -

FIG. 7-18.—El haz de un proyector o reflector suele evaluarse; en función de su


intensidad en bujías.

xión y absorción, la iluminación sobre la región D de una pan-


talla distante, M, es la misma que se obtendría si quitásemos el
reflector y situásemos un manantial luminoso del mismo brillo
que S y de las dimensiones de A en la posición de A. ,La intensidad
equivalente en bujías de un reflector se define como la intensidad
en bujías de un manantial desnudo que, colocado a la misma dis-
tancia de un punto dado, produjera en ese punto la misma ilu-
minación.
7-16. Imagen de un manantial puntual.—El principio ante-
rior se aplica a la iluminación de la imagen producida por un
manantial de área finita. Si esta es despreciable, como ocurre
en las imágenes de las estrellas formadas por los anteojos, el prin-
cipio anterior deja de ser aplicable. L a imagen en vez de ser de
tamaño muy pequeño, como predice la óptica geométrica, es en
realidad extensa a causa de la difracción producida por la aper-
tura del sistema de lentes (Sec. 1-1). Por tanto, su iluminación
será menor que la predicha por la ecuación [7-15]. E l estudio
de este caso requiere el de la difracción, por lo que lo aplazare-
mos hasta tratar este tema (Sec. 15-10).
7-17. Iluminación fuera del eje.—Suponiendo que el objeto
es un plano de brillo uniforme, se encuentra que la iluminación
SEC. 7-18] EFECTO MARGINAL 121

de la imagen disminuye al au-


mentar la distancia al eje. Este
efecto se debe a más de una
causa. E n la figura 7-19, P'E'L'
representa la pupila de salida,
que tiene un brillo uniforme
B' igual al del manantial. E n
el punto M' del eje la ilumi-
nación es igual, de acuerdo
con la ecuación [7-15], a B'M.'
Sin embargo, en un punto tal
como el Q' contribuyen a dis-
minuir la iluminación los si-
guientes factores: a) un fac-
tor (¿¡"/cu' = eos 6; b) un factor
2

P'L"¡P'L' = eos 0, que representa la disminución del área de


la pupila de salida vista desde Q' en comparación con la que tie-
ne cuando se ve desde M'; y c) otro factor eos 0, por el hecho
de que la luz no incide normalmente sobre la superficie en Q',
como lo haría sobre la superficie representada por la línea de
trazos. A l inclinar la superficie un ángulo 0, se distribuye el flujo
sqbre un área 1/cos 0 veces mayor, y, por tanto, la iluminación o
flujo por unidad de área, disminuye en eos 0. Agrupando todos
estos factores, la iluminación en Q' será:

E" = JBV eos* 0 [7-16]


En las proximidades del eje el factor eos 0 difiere solo ligera-
4

mente de la unidad; pero si a llega, p. ej., a 30°, la iluminación


se reduce en un 44 %.
. 7-18, Efecto marginal.—Este efecto ocasiona que la ilumi-
nación fuera del eje disminuya aún más rápidamente. Esto ocu-

FIG. 7-20.—Significado del efecto marginal.


122 EFECTOS DE LOS DIAFRAGMAS [CAP. 7

rre en particular en las lentes provistas de diafragmas, como la


de la figura 7-20. Aunque la apertura del diafragma es menor
que la de la lente, para el ángulo de incidencia que se ha repre-
sentado, algunos de los rayos de la parte superior caen fuera de
la lente y la parte inferior de esta no recibe luz. Para objetos
distantes, el campo libre de efecto marginal llega a cubrir ángulos
como el que se ve en la figura. Si los ángulos son mayores el campo
comienza a oscurecerse más rápidamente de lo indicado por la
ecuación [7-16]. E n los anteojos y otros instrumentos de pequeño
campo visual es raro encontrar el efecto marginal; no así en otros,
como las cámaras panorámicas o gran-angulares, donde llega a
tener considerable importancia.

PROBLEMAS

7-1. Una lente delgada de 5 cm de apertura y 4 cm de distancia focal


tiene un diafragma de 3 cm situado a una distancia de 2 cm delante de
ella. A 9 cm de la lente se sitúa un objeto de 1,5 cm de altura con su ex-
tremo inferior en el eje. Determínense gráficamente y mediante fórmulas:
a) la posición, y b) el tamaño de la pupila de salida, o) Sitúese gráficamente
la imagen del objeto trazando los dos rayos marginales y el rayo principal
desde el extremo superior del objeto.
7-2. Una lente delgada de distancia focal -f- 3 cm y apertura 4 cm
tiene un diafragma de 2,5 cm colocado 1,5 cm delante de ella. Frente al
diafragma y a 6 cm de él hay un objeto de 1 cm de altura con su extremo
inferior sobre el eje. Determínense gráfica y analíticamente: a) la posición,
y b) el tamaño de la pupila de salida. Sitúese gráficamente la imagen del
objeto trazando los dos rayos marginales y el rayo principal que parten
del extremo superior del mismo.
Sol.: a) — 3 cm; b) 4- 5 cm; c) 4- 5 cm.
7-3. Una lente delgada de — 5 cm de distancia focal y 4 cm de aper-
tura tiene un diafragma de 2 cm situado 2 cm delante de ella. U n objeto
de 4 cm de altura tiene su centro en el eje y se halla 12 cm delante de la
lente. Hállense gráfica y analíticamente: a) posición, y b) tamaño de la pu-
pila de salida, c) Determínese gráficamente la imagen mediante los dos
rayos marginales y el principal que parten del extremo superior del objeto.
7-4. Una lente delgada de distancia focal 4- 5 cm y apertura 6 cm
tiene un diafragma de 3 cm colocado 3 cm detrás de ella. Delante de la
lente y a 12 cm de la misma está situado un objeto de 3 cm de altura con
su centro sobre el eje. Hállense gráfica y analíticamente: a) la posición, y
b) el tamaño de la pupila de entrada, c) Sitúese la imagen gráficamente
trazando los dos rayos marginales y el rayo principal que parten del ex-
tremo superior del objeto.
Sol.: a) 4- 7,5 cm; b) 7,5 cm; c) 4- 8,6 cm.
7-5. Dos lentes delgadas de distancias focales 4- 8 cm y 4- 6 cm,
respectivamente, y aperturas de 5 cm están separadas una distancia de
4 cm. Equidistante de ambas lentes hay un diafragma de 2,5 cm de diá-
metro, y delante de la primera lente, y con su centro a 10 cm de ella, se
ha colocado un objeto de 4 cm de altura. Hállense gráfica y analíticamente:
a) la posición y tamaño de la pupila de entrada, y b) la posición y tamaño
PROBLEMAS 123

de la pupila de salida, c) Determínese la imagen final trazando los dos rayos


marginales y el rayo principal que parten del extremo superior del objeto.
7-6. Una lente delgada L de apertura 6 cm y distancia focal + 6 cm
x

está situada 4 cm delante de otra lente delgada L de apertura 6 cm y dis-


2

tancia focal — 10 cm. Delante de L se ha colocado un objeto de 1 cm de


x

altura, cuyo centro se encuentra sobre el eje y dista 18 cm de ella. Frente


a Lj y a 3 cm de la misma hay también un diafragma de 3 cm de diámetro.
Calcúlense la posición y tamaño de: a) la pupila de entrada; b) la pupila de
salida, y c) la imagen, d) Resuélvase gráficamente.
Sol.: a) A E = — 3 cm; D„ = 3 cm; b) A E' = — 1 cm; D = 3 cm;
X X x

c) A M' = 4 - 1 0 cm, Zy' = — 1 cm.


2

7-7. Una lente delgada L de apertura 5 cm y distancia focal -f- 8 cm


2

está situada 5 cm detrás de otra lente delgada L de apertura 6 cm y dis-


x

tancia focal + 4 cm. Delante de L\ hay situado un objeto de 2 cm de al-


tura, cuyo centro se encuentra sobre el eje y a 5 cm de L , así como un dia-
x

fragma de 3 cm de diámetro que dista 2 cm de L y se halla entre ambas


x

lentes. Calcúlense la posición y tamaño de: a) la pupila de entrada; b) la


pupila de salida, y c) la imagen. Resuélvase gráficamente.
7-8. Una lente delgada L de 4 cm de apertura y — 8 cm de distancia
x

focal está 3 cm delante de otra lente delgada Z.¡¡ de 4 cm de apertura


y -f 6 cm de distancia focal. Siendo la luz incidente en la primera lente para-
lela al eje, calcúlense la posición y tamaño de: a) la pupila de entrada,
y b) la pupila de salida, c) Resuélvase gráficamente.
Sol.: a) A E = 4- 2,2 cm; D = 2,9 cm; b) A E' = -f 3 cm;
X n X

D = 4 cm. x
:

7-9. Una lupa Coddington (véase Fig. 10-8) está constituida por
una esfera de vidrio de índice 1,6! y diámetro 3 cm. Se ha dado a la lente
una apertura de 2 cm de diámetro y se ha vaciado alrededor de su centro
un surco de 0,4 cm de profundidad. Hállense la posición y tamaño de: a) la
pupila de entrada, y b) la pupila de salida.
7-10. Una pupila de salida de 4 cm de apertura está 8 cm por delante
de un espejo esférico de 4- 20 cm de radio. A 6 cm del espejo se encuen-
tra un objeto de 2 cm de altura en posición central sobre el eje. Hállense
gráficamente: a) la pupila de entrada; b) la imagen, y c) la apertura mínima
del espejo necesaria para poder ver el objeto entero desde cualquier punto
de la pupila de salida.
Sol.: a) AE = —4,44 cm; b) AM' = — 3,75 cm; c) 2,13 cm.
7-11. Delante de un espejo esférico de -f 10 cm de radio y a 10 cm de
mismo- hay una pupila de salida de 3 cm de diámetro. U n objeto de
4 cm de altura, cuyo centro se encuentra sobre el eje, se halla situado frente
al espejo, a 6 cm de él. Determínense gráficamente: a) la posición y tamaño
de la pupila de entrada, y b) la posición y tamaño de la imagen trazando
los dos rayos marginales y el rayo principal que parten del extremo supe-
rior del objeto. !
7-12. Delante de un espejo de 4- 12 cm de radio, y a 8 cm de él, hay
una pupila de salida de 4 cm de apertura. Frente al espejo hay un objeto
de 5 cm de altura, cuyo centro coincide con el eje y'dista 4 cm del espejo.
Hállense gráficamente: a) la posición y tamaño de la pupila de entrada, y
b) la posición y tamaño de la imagen trazando los dos rayos marginales
y el rayo principal que parten del extremo superior del objeto.
Sol.: a) AE = — 3,43 cm;' D = + 1,71 cm; b) AM' = — 2,40 cm;
n

;; 2y' = 4- 3 cm.
7-13. Delante de un espejo de —-12,5 cm de radio, y a 14,5 cm del
mismo, hay una pupila de salida de 2,5 cm de apertura. Frente al espejo
124 EFECTOS DE LOS DIAFRAGMAS [CAP. 7

se sitúa un objeto de 1,5 cm de altura, cuyo centro se encuentra sobre el


eje y dista 13 cm del espejo. Hállense gráficamente: a) la posición y tamaño
de la pupila de entrada, y b) la posición y tamaño de la imagen trazando
los dos rayos marginales y el rayo principal que parten del extremo supe-
rior del objeto.
7-14. Delante de un espejo de — 12 cm de radio, y a 18 cm del mis-
mo, hay una pupila de salida de 4 cm de apertura. Frente al espejo hay
un objeto de 2 cm de altura, cuyo centro se encuentra sobre el eje y dista
14 cm del espejo, a) Determínense gráficamente la posición y tamaño de
la pupila de entrada, b) Hállense la posición y tamaño de la imagen trazando
los rayos marginales y el rayo principal que parten del extremo superior
del objeto.
Sol.: a) AE = 4- 9 cm; D„ = — 2 cm; b) AM'\= 4- 10,5 cm;
Zy | = — 1,50 cm.
7-15. Construyase un diagrama a escala del campo objeto y del campo
imagen para una lente de apertura 4 cm y distancia focal + 6 cm uti-
lizada como lupa. Supóngase que la pupila de salida tiene 2 cm de ancha,
estando situada 3,5 cm a la derecha de la lente, y que 4 cm a la izquierda
de esta hay un objeto de 3 cm de altura, cuyo centro se encuentra sobre
el eje. Hállense gráficamente: a) la posición y tamaño de la pupila de en-
trada, y b) la posición y tamaño de la imagen trazando los rayos nlargi-
nales y el rayo principal que parten del extremo superior del Objeto.
7-16. Dibújese un esquema que muestre el campo objeto y el campo
imagen de una lente de apertura 3 cm y distancia focal + 4 cm utilizada
como lupa. Supóngase que la pupila de salida tiene 2 era de anchura y
está situada 2,5 cm a la derecha de la lente. A la izquierda de esta hay
un objeto de 3 cm de altura, cuyo centro coincide con el eje y dista 2,8 cm de
la lente, a) Hállense gráficamente la posición y tamaño de la pupila de
entrada, b) Determínense la posición y tamaño de la imagen trazando los
rayos marginales y el rayo principal que parten del extremo superior del
objeto.
Sol: a) AE = 4- 6,66 cm; Dn = 4- 5,33 cm; b) AM' = —9,33 cm;
cm. 2y' =
4- 10
7-17. L a distancia focal de una lente delgada de 4 cm de diámetro
es 12 cm. Si la lente se encuentra entre él ojo y un objeto grande situado
a 10 cm de este y equidistante de ambos, ¿qué porción del objeto se verá
a través de la lente? i
7-18. Calcúlese la iluminación en lux producida por una bombilla des-
lustrada de área proyectada 50 cm y brillo medio 2,625 bujías/cm so-
2 2

bre una superficie normal a la luz y a 5 m de distancia. (NOTA: Debido


a la ley de Lambert la bombilla puede considerarse como una superficie
plana del área y brillo dados.) i Sol: 5,25 lux.
7-19. Si se desplaza 3 m la bombilla del problema anterior en direc-
ción perpendicular a la recta que la unía inicialmente con la superficie
iluminada, ¿cuál' será el nuevo valor de la iluminación?
7-20. Una lente de 4 cm de apertura y + 10 cm de distancia focal
tiene 4 cm delante de ella un diafragma de 3 cm. A 20 cm de la lente hay
un pequeño disco de 50 bujías/cm de brillo, cuyo centro coincide con el
2

eje. Calcúlense: a) la iluminación de la imagen; b) el tamaño de la pupila *, 1

de salida, y c) el ángulo para el cual empieza a aparecer el efecto marginal.


Sol: a) 1,37 lúmen/cm ; b) 5 cm; c) 7,1°.2

7-21. U n objetivo gran-angular de cámara fotográfica tiene una dis-


tancia focal de 4- 12,5 cm y saca fotografías sobre una película de 9 x 12 cm . 2
PROBLEMAS 125

Suponiendo que no existe efecto marginal, hállese el tanto por ciento en


que queda disminuida la exposición en los ángulos de la película.
7-22. Un diafragma de 2 cm de diámetro está situado 2 cm por delante
de una lente delgada que tiene un diámetro de 4 cm y una distancia focal
de — 10 cm; 2 cm detrás de esta lente hay otra también delgada de 6 cm
de diámetro y 4- 2,5 cm de distancia focal, a) Hállense gráficamente las
pupilas de entrada y de salida para luz incidente paralela, b) A la izquier-
da del diafragma, y a 8 cm de él, hay un objeto de 2 cm de altura cuyo
extremo inferior se encuentra sobre el eje. Hállese la imagen dibujando
desde el extremo superior del objeto tres rayos que atraviesen el sistema.
Dos de ellos han de ser los rayos marginales y el tercero el rayo principal,
c) Resuélvase analíticamente la parte a) determinando la posición y tamaño
de ambas pupilas, d) Calcúlese la posición y tamaño de la imagen.
Sol.: a) A¡E = — 2 cm de.^ ; D = 2 cm; A E' = 4- 7,86 cm;
x n %

D = 3,58 cm; d) A M' = 4- 3,89 cm; 2y' = — 0,56 cm.


x t
CAPITULO VIII

TRAZADO DE RAYOS

E l estudio de la formación de imágenes por un sistema com-


puesto de una o más superficies esféricas se ha limitado hasta
ahora a la consideración de rayos paraxiales. Con esta limitación
ha sido posible deducir métodos relativamente sencillos para calcu-
lar y construir la posición y tamaño de la imagen. E n la prác-
tica, la apertura de la mayoría de las lentes es suficientemente gran-
de para que los rayos paraxiales constituyan solo una pequeña
fracción de los rayos eficaces. Por tanto, es importante considerar
lo que ocurre a los rayos no paraxiales. E l método directo para
ello consiste en construir las trayectorias seguidas por tales rayos,
aplicando a cada superficie la ley de Snell de la refracción.
8-1. Rayos oblicuos.—Todos los rayos situados en un plano
que pase por el eje principal y no sean paraxiales se llaman rayos
oblicuos. Aplicando exactamente la ley de la refracción a cierto
número de rayos que atraviesan una o más superficies coaxiales,
se encuentra que la posición del punto imagen varía con la obli-
cuidad de los rayos. Esto origina un emborronamiento de la ima-
gen, conocido como aberraciones de la lente, a cuyo estudio se
dedicará el capítulo siguiente. L a experiencia nos dice que me-
diante una elección adecuada de los radios y posiciones de las
superficies esféricas se reducen mucho las aberraciones. Solo de
este modo ha sido posible construir instrumentos ópticos de aper-
turas apreciables que posean al propio tiempo buenas cualidades
para formar imágenes.
Los diseñadores de lentes siguen dos caminos para resolver
el problema en condiciones óptimas. E l primero consiste en"uti-
lizar métodos gráficos para hallar los radios aproximados y el
espaciamiento de las superficies que han de usarse en el problema
particular que nos ocupa. E l segundo aplica las conocidas fór-
mulas de las aberraciones para calcular los espaciamientos y
formas aproximadas de las lentes. Si los resultados de estos mé-
todos no producen sistemas que den imágenes de la calidad y
definición apetecidas, se aplica el método conocido como trazado
de rayos, que consiste en hallar las trayectorias exactas a través
del sistema de ciertos rayos representativos. Algunos de estos
rayos son paraxiales y otros oblicuos, y se trazan desde el objeto
a la imagen.
126
SEC. 8-2] METODO GRAFICO PARA E L TRAZADO D E RAYOS 127

Si los resultados no son satisfactorios se desplazan las super-


ficies y se modifican los radios, repitiendo este proceso hasta
alcanzar un mínimo de aberración. Es este un procedimiento de
tanteo lento y pesado que requiere a veces centenares de horas de
trabajo. Se utilizan logaritmos de cinco, seis y hasta siete cifras,
así como ciertas tablas impresas por los diferentes proyectistas
que recogen los cálculos y resultados (véase tabla 8-1). Los últi-
mos avances de la electrónica han desarrollado calculadoras muy
rápidas que permiten el trazado de rayos en sistemas complicados

M eje M'

^ — s

ó~— R \ S

FIG. 8-1.—Método gráfico de trazado de rayos a través de una superficie esférica.


El método es exacto y todos los rayos obedecen a la ley de Snell.

en muy breve tiempo. Sin duda, tales calculadoras facilitarán


el diseño - y construcción de; nuevos sistemas ópticos cada vez
más perfectos, i
Empezaremos considerando en este capítulo el método gráfico
de trazado de rayos y después el método analítico. E n el capítulo I X
trataremos las aberraciones de las lentes y. los métodos aproxima-
dos que utilizan las fórmulas de las aberraciones.
8-2. Método gráfico para el trazado de rayos.—El método
gráfico que presentamos aquí no es más que una ampliación del
procedimiento explicado en la sección 1-3 y representado en las
figuras 1-3 y 2-13 para la refracción en superficies planas. Es im-
portante observar que aunque los principios utilizados se basan
rigurosamente en la ley de Snell, la exactitud de los resultados
dependerá de la precisión con que se verifique el trazado. Son
necesarios, por tanto, un buen tablero de dibujo, escuadras y T,
128 TRAZADO D E RAYOS [CAP. 8

o una máquina trazadora; cuanto mayor sea el tablero de dibujo,


mejor. Se necesita imprescindiblemente un lápiz muy bien afilado.
Los diagramas de la figura 8-1 \ ilustran la construcción para
la refracción en una superficie esférica que separa. dos medios
de índices n y rí. Después de dibujados el eje y la superficie de
centro C, se elige para el trazado un rayo incidente cualquiera
tal como el 1. A continuación se construye debajo un diagrama
auxiliar de tamaño análogo y con su eje paralelo al del diagrama
principal. Con centro en 0 se trazari dos arcos de radios propor-
cionales a n y rí. Las etapas posteriores de la construcción se

i
—9 .
^<12 1

FIG. 8-2.—Método gráfico exacto de trazado de rayos a través de un sistema


centrado de superficies refringentes esféricas.

suceden en el siguiente orden: Por 0 se traza 2 paralela a 1. L a


recta 3 une T y C. L a 4 es paralela a la 3 por N, y se prolonga
hasta que corta el arco rí en Q. L a recta 5 une 0 y Q, y la 6 es
paralela a la 5 por T.
E n este diagrama el radio TC es normal a la superficie en
el punto T y corresponde a la normal NN' de la figura 1-3. E n
la sección 1-3 se demuestra que esta construcción sigue exacta-
mente la ley de Snell.
L a figura 8-2 muestra la aplicación del método gráfico a un
sistema de superficies esféricas coaxiales. Dos lentes gruesas de
índices rí y n" están rodeadas de: aire, n — 1. E n el diagrama
auxiliar inferior se han dibujado tres arcos de radios proporcio-
nales a » , « ' y n". Las demás líneas se han trazado por parejas
paralelas siguiendo el orden de la numeración a partir de 1. Cada
SEC. 8-2] METODO GRAFICO PARA EL TRAZADO DE RAYOS 129

línea par es paralela a la impar que la precede, finalizando con


el rayo 18. Nótese que el radio de la cuarta superficie es infinito
y la línea 15 que pasa por su centro, situado en el infinito, es para-
lela al eje. Todo ello está de acuerdo con las figuras 1-3 y 2-13.
Cuando se aplica el método gráfico de trazado de rayos a un es-
pejo grueso, los arcos proporcionales a los diversos índices conocidos
se dibujan a ambos lados del origen como en la figura 8-3. Tam-

FIG. 8-3.—-Trazado de rayos a través de un espejo grueso.

bien en este caso las rectas se trazan p'or parejas paralelas si-
guiendo el orden de la numeración. A l reflejarse los rayos en el
espejo cóncavo, los rayos 10 y 14 han de formar ángulos iguales con
la normal. Nótese que en el diagrama auxiliar las líneas correspon-
dientes a 9, 12 y 13 forman un triángulo isósceles. Este dispor
sitivo óptico particular se conoce como sistema óptico concén-
trico. E l hecho de que todas las superficies tengan el mismo cen-
J A.NKINS-WHITE.-—9
130 TRAZADO D E RAYOS [CAP. 8

tro de curvatura origina propiedades ópticas muy interesantes


y útiles (véase Sec. 10-19).
8-3. Fórmulas del trazado de rayos.—La figura 8-4 muestra
un diagrama del que pueden deducirse estas fórmulas. U n rayo
oblicuo MT, que forma un ángulo 9 con el eje, se refracta en T
cortando de nuevo el eje en M'. L a recta TC es el radio de la su-
perficie refringente y constituye la normal, a partir de la cual se
miden los ángulos de incidencia y refracción en T. E n lo que
concierne a los signos de los ángulos, consideraremos que:
1.° Los ángulos de inclinación son positivos cuando se ha de
girar el eje (en sentido contrario al de las agujas del reloj) un ángulo
menor de 90° para hacerlo coincidir con el rayo.
2° Los ángulos de incidencia y de refracción son positivos
si se ha de girar el radio de la superficie (en sentido contrario al
de las agujas del reloj) un ángulo menor de 90° para hacerle coin-
cidir con el rayo.

FIG. 8-4.—Diagrama para deducir las fórmulas del trazado de rayos.

De acuerdo con esto, los ángulos 0, <f> y <f>' de la figura 8-4


son positivos, y el 0', negativo.
Aplicando la ley de los senos al triángulo MTC, se obtiene:
sen (TC — <f>) sen 0
r + s r

Dado que el seno del suplemento de un ángulo es igual al seno


de dicho ángulo,
sen <j> sen 0
r + s r
Despejando sen <f>,
r -f- s
sen <f> = sen 0 [8-1]
SEC. 8-3] FORMULAS DEL TRAZADO DE RAYOS 131

Por la ley de Snell, el seno del ángulo de refracción <$>,' en función


del ángulo de incidencia 4>, viene dado por

sen <>
¡ = —, sen <p [8-2]
; 11
E n el triángulo MTM' la suma de los ángulos interiores es igual
arc. Por tanto,
8'+(>t—*)+'*' + (—00= 7C •
y despejando 8', da i
6'=<0' + 0_- <f, [8-3]
Esta ecuación permite calcular la pendiente del rayo refractado.
Para hallar el punto de intersección de este rayo con el eje y l a
distancia imagen s' aplicaremos la ley de los senos al triángu-
lo TCM',
— sen 0' _ sen <f>'
r s — r
L a distancia imagen es, por tanto,
, ! sen 6'
s —r - •• [8-4]
sen 0'

FIG. 8-5.—Trazado de rayos incidentes paralelos.

Se presenta un caso especial importante cuando el rayo incidente


es paralelo al eje. Con esta simplificación, puede verse en la f i -
gura 8-5 que ¡

sen 0 = - [8-5]
r
132 TRAZADO D E RAYOS [CAP. 8

donde h es la altura del rayo incidente PT sobre el eje. E n el


triángulo TCM' la suma de los dos ángulos interiores </>,' y 8'
es igual al ángulo exterior C. Asignando a los ángulos sus signos
correspondientes, se obtiene !
6=^'-!^ i [8-6]
Las seis ecuaciones numeradas forman un importante conjunto
mediante el cual puede trazarse cualquier rayo oblicuo situado
en un plano meridiano a través de un cierto número de superfi-
cies coaxiales. U n plano meridiano es aquel que contiene al eje
del sistema. Aunque la mayoría de los rayos procedentes de un
punto objeto situado fuera del eje no suelen estar contenidos
en un plano meridiano, la aptitud de un sistema para formar imá-
genes puede determinarse de ordinario mediante rayos meri-
dianos adecuadamente elegidos. Los rayos sesgados, o rayos 'no
confinados en un plano meridiano, no cortan al eje y son difí-
;

ciles de trazar. ¡
8-4. Ejemplo de cálculo para el trazado de rayos.—Sea una
lente biconvexa de radios r — + ¡10 cm y r = —10 cm,^de
x 2

vidrio crown que tiene un índice de refracción rí = 1,52300 para


la línea D de Fraunhofer. Si el espesor axial es 2 cm, hallemos

FIG. 8-6.—Diagrama para la aplicación de las fórmulas del trazado de rayos.

los focos para rayos paralelos incidentes a alturas sobre el eje


h = 1,5 cm, 1,0 cm, 0,5 cm y 0 cm.
L a figura 8-6 muestra un diagrama para este problema. L a
refracción en la primera superficie dirige el rayo hacia el punto
imagen correspondiente M'. Este se convierte en punto objeto
para la segunda superficie que produce la imagen final M". Las
dos tablas siguientes contienen por separado los cálculos refe-
SEC. 8-4] EJEMPLO D ECALCULO PARA E L TRAZADO D E RAYOS 133

rentes a ambas superficies. Para la primera, la luz incidente es


paralela al eje, y han de utilizarse las cuatro fórmulas de trazado
de rayos: [8-2], [8-4], [8-5], [8-6], a saber:
A'J. ± h n

sen
sen * = —, sen *
A =—
r n
sen </>'
• s =r
sen
Sustituyendo los valores de h y r en la primera ecuación, se x

determina sen <f>. Introduciendo este valor junto con los de n


y rí en la segunda ecuación, se obtiene sen </>.' Conocidos <f>
y <f>', la tercera ecuación permite calcular 6'. Finalmente, susti-
tuyendo los valores de r , <f>' y 6' en la última ecuación se halla
x

la distancia imagen s' Se evita la sustracción de logaritmos


r

al hallar un cociente utilizando los cologaritmos de todas las


magnitudes que figuran en el denominador. Con ello se reducen
todas las operaciones a sumas. E l procedimiento es evidente en
cuanto a las tres primeras columnas de la tabla 8-1, que recoge
los cálculos referentes a la primera superficie.
TABLA 8-1
Cálculos para la primera superficie
r = + 10,0 cm; rí = 1,52300; « = 1,00000
x

h = 1,5 cm h = 1,0 cm h = 0,5 cm h= 0

log h 0,176091 0,000000 9,698970


colog J-j 9,000000 9,000000 . 9,000000
log sen -¿j 9,176091 9,000000 8,698970
log n 0,000000 0,000000 0,000000
colog rí 9,817300 9,817300 9,817300

log sen </' x 8,993391 8,817300 8,516270

tí 5°39'8" 3°45'53" 1°52'53" 0,098490


ti 8"37'37" 5°44'21" 2°51'58" 0,150000
6' 2°58'29" 1°58'28" 0°59'8" 0,051510
colog sen 8' 1,284871 1,462764 1,764463 1,288108
log sen <),[ 8,993391 8,817300 8,516270 8,993391
log Cj 1,000000 1,000000 1,000000 1,000000
*
log (>i —ij¡) 1,278262 1,280067 1,280733 1,281499

— 18,9785 — 19,0576 —19,0868 —19,1205


+ 28,9785 cm +. 29,0576 cm + 29,0868 4- 29,1205 cm
134 TRAZADO D E RAYOS [CAP. 8

Para el caso h = 0, columna de la derecha, se ha seguido un


procedimiento especial. Se comienza calculando el antilogaritmo
correspondiente a uno de los valores de log sen $ \ de otra co-
lumna. Este número se coloca frente a <¡>[ en la. columna h = 0.
Así, p. ej., en la columna h = 1,5 cm hallamos log sen j>\ = 8,993391,
cuyo antilogaritmo, 0,098490, se dispone en l a última columna.
Siguiendo el mismo procedimiento con <f> encontramos log v

sen <£, = 9,176091, y su antilogaritmo, 0,150000, está frente a


<f> L a diferencia entre estos dos números es el valor de 8' para
v

h = 0. Frente a colog sen 6' se sitúa el número 1,288108, que es


el cologaritmo de 0,051510. A partir de este punto, el procedi-
miento es el mismo que para el rayo elegido, h = 1,5, tomán-
dose los valores de log sen <j>\ y log r de la columna inicialmente
1

elegida. E l valor de s[ que resulte será el mismo cualquiera que


sea el rayo tomado para los cálculos . 1

Nótese que la distancia imagen s[ es máxima para h = 0, y


alrededor de J % menor para h = 1,5 cm. Estos puntos imagen
M', ligeramente diferentes, pasan a ser puntos objeto para la
segunda superficie, y las pendientes <p" de la tabla 8-1 se'"con-
vierten en las pendientes 0' de los rayos incidentes de la tabla '8-2.
Puesto que en este último caso los rayos incidentes no son pa-
ralelos al eje, las fórmulas que han de usarse son las de las ecua-
ciones [8-1], [8-2], [8-3], [8-4], a saber:

sen f, = - J l Í s e n 0'
2 2
s e n
K =ZT/ SEN
K
71/ _ •

y e' = ^' + 0 W a
„_ sen (f>' 2

Refiriéndonos a la primera ecuación, r vale — 10 cm, y s' es


2 2

la distancia ^4 M' de la figura 8-6. Se obtiene restando de los


2

valores de sí, dados en la tabla 8-1, el espesor de la lente, d — 2 cm.


Tomando como ejemplo el rayo h = 1,5 cm, al que corres-
ponde s\ = 28,9785 cm, obtenemos, una vez restado d = 2 cm,
el valor s' — — 26,9785 cm. E l signo negativo significa que el
s

rayo objeto corresponde a un objeto virtual. Dado que tanto r 2

como s' tienen signo negativo, se suman ambas magnitudes, para


2

dar — 36,9785 cm.


En la última columna de la tabla 8-2 el valor de log sen 0' —
= 8,711892 se obtiene a partir de colog sen 0' = 1,288108 de
la tabla 8-1. Los números de la última columna para <f>\, 0' y <f>' z

se obtienen por el método del rayo auxiliar, descrito anteriormente,


en relación con la tabla 8-1. Así, p. ej., el número 0,291210 co-
La teoría del método del rayo auxiliar está desarrollada en la obra de L U M -
1

MER Photographic Optics, pág. 126, The Macmillan Co., Nueva York, 1900.
SEC. 8-4] EJEMPLO D E CALCULO PARA E L TRAZADO D E RAYOS 135

rrespon.de a log sen <f>" = 9,464206 y está frente a <¿¡ en la ta-


2

bla 8-2. E l número 0,051510 corresponde a log sen 6' = 8,711892


y está frente a 6' en la tabla. Después, frente a colog sen 0", se
ha escrito 0,819550, que es el cologaritmo del número 0,151513.
A partir de aquí, el procedimiento corresponde al seguido para
los otros rayos.
Las cifras finales muestran que cuando los rayos inciden pa-
ralelos al eje de la lente de la figura 8-6, a alturas sobre él de 1,5,
1,0, 0,5 y 0 cm, las distancias s¡ son 8,8820, 9,0842, 9,1809 y
9,2202 cm, respectivamente. Por tanto, la distancia desde el vér-
tice de l a lente al foco imagen no es constante, sino que varía
ligeramente para las diversas zonas de la lente. Este defecto se
denomina aberración de esfericidad y se tratará con detalle en el
capítulo siguiente. Las distancias focales s[ y s¡ para h = 0 y 0 = 0
en las tablas 8-1 y 8-2 son idénticas a las que se obtendrían a par-
tir de las fórmulas para rayos paraxiales de la sección 5-1.
TABLA 8-2
Cálculos para la segunda superficie
r = -J- 10,0 cm; n" = 1,00000; rí = 1,52300; d = 2,0 cm
2

6' 8' ==• 2°58'29" 8' - 1°58'28" 8' = 0°59'8" 8' = 0

»2 + í S — 36,9785 — 37,0576 — 37,0868 — 37,1205


log (> 4- s')
2 2 1,567949 1,568877 1,569219 1,569614
colog r 2 9,000000 9,000000 9,000000 9,000000
log sen 6' 8,715129 8,537233 8,235537 8,711892
log sen <¿g 9,283078 9,106110 8,804756 9,281506
log rí 0,182700 0,182700 0,182700 0,182700
colog rí 0,000000 0,000000 0,000000 0,000000
log sen <j> 9,465778 2 9,288810 8,987456 9,464206
Vi 16°59'37" 11°12'32" 5°34'31" 0,291210
6' 2°58'29" 1°58'28" 0°59'8" 0,051510
11°3'50" 7°20'8" 3°39'27" 0,191207
8" 8°54'16" 5"50'53" 2°54'12" 0,151513
colog sen 8" 0,810265 0,991865 1,295412 0,819550
log sen <f> 9,465778 2 9,288810 8,987456 9,464206
1,000000 1,000000 1,000000 1,000000
log (r ~ si) 2 1,276043 1,280675 1,282868 1,283756
n * —18,8820 — 19,0842 — 19,1809 —19,2202
t"
2
s + 8,8820 cm + 9,0842 cm + 9,1809 4- 9,2202 cm
os¡¡ 0,3382 cm 0,1360 cm 0,0393 cm 0
136 TRAZADO B E RAYOS [CAP. 8

Siempre que se trate de una superficie plana, la refracción


1

se rige exactamente por la ecuación [2-2]. Si, p. ej., la segunda


superficie de una lente es plana,! la ley de Snell toma la forma

sen o = — sen

y la ecuación [2-2] se transforma en

donde 6" = ^* y 6' = <j>' . Los cálculos se llevan a cabo tabu-


2

lando los logaritmos como en la tabla 8-2.

P R O B L E M A S

8-1. Una lente biconvexa de 3 cm de espesor en su centro y ra-


dios = -f 14 cm y fj = — 10 cm tiene de índice 1,600. Si sobre la pri-
mera superficie incide un rayo paralelo al eje, a una altura sobre este de
4 cm, hállese, aplicando el método gráfico, el punto en que corta al eje.
8-2. Resuélvase el problema anterior si el rayo incidente está a una
altura de 3 cm. i Sol.: 4- 7,92 cm.
8-3. Resuélvase el problema 8-1 si; el rayo incidente está a una altura
de 2 cm. i :
\
8-4. Resuélvase el problema 8-1 si el rayo incidente está a una altura
de 1 cm. | Sol.: 4- 9,23 cm.
8-5. Los datos referentes a dos lentes de vidrio son los siguientes:
Lente X:r = + 10 cm, r = •— 12 cm, n' = 1,50 y espesor d = 2,5 cm.
l z

Lente 2: r = + 10 cm, i = 4- 12 cm, n" = 1,70 y espesor d = 2 cm.


x 2

Estas lentes están montadas sobre un eje común con sus vértices más pró-
ximos distantes 1 cm. Un rayo luminoso paralelo al eje incide sobre la
primera lente a una altura de 3 cm. Aplicando el método gráfico, hállese
el punto en que el rayo final refractado corta al eje.
8-6. Un espejo grueso está formado por una lente bicóncava de radios
fj = — 11 cm, r = + 1 1 cm, rí = 1,50 y espesor 1,5 cm, y por un es-
2

pejo cóncavo de radio — 9,5 cm. Ambos elementos distan 3,5 cm. Un rayo
luminoso paralelo al eje, y situado 3,5 cm por encima de él, incide sobre
la primera superficie de la lente. Aplicando el método gráfico, hállese el
punto en que el rayo final emergente corta al eje.
Sol.: 8,5 cm a la izquierda del primer vértice.
8-7. En el extremo de una varilla de vidrio de índice 1,65250 se ha
tallado una sola superficie esférica de radio 4- 10 cm. Empleando logarit-
mos de cinco cifras, localícense los focos para un rayo incidente paralelo
de altura: a) h = 1,5 cm; b) h — 1 cm; c) h = 0,5 cm, y d) h = 0 cm.
8-8. Resuélvase el problema anterior para r = 4- 6,25 cm.
Sol.: a) 15,6581; b) 15,7540; c) 15,8120; d) 15,8285 cm.
8-9. Resuélvase el problema 8-7 para r = + 4 cm.
PROBLEMAS 137

8-10.Resuélvase el problema 8-7 para y — + 2,5 cm.


Sol.: a) 5,8803; b) 6,1405; c) 6,2830; d) 6,3314 cm.
8-11. Resuélvase el problema 8-7 para r = — 10 cm.
8-12. Una lente de 1 cm de espesor está hecha de vidrio crown de
bario que tiene un índice de 1,62350. Sus radios miden r — 4-10 cm y
x

r = — 10 cm. Utilizando logaritmos de cinco cifras, hállese el foco para:


2

a) h — 1,5 cm; b) h = 1 cm; c) 0,5 cm, y d) h = 0 cm.


Sol.: a) 7,4907; b) 7,7011: c) 7,8220; d) 7,8623 cm.
8-13. Resuélvase el problema anterior para r = + 6,25
2 cm y
y¡ = — 25 cm.
8-14. Resuélvase el problema 8-12 para r, = 4 5 cm y r , = infinito.
( Sol.: a) 7,0154; b) 7,3056; c) .7,3965; d) 7,4033 cm.
8-15. Resuélvase el problema 8-12 p a r a r = + 2,50cm yr = —6,25 cm.
x 2

8-16. Resuélvase el problema 8-12 para r = — 15 cm y r¡¡ = — 3,75 cm.


t

Sol.: a) 6,2326; b) 7,2155; c) 7,7719; d) 7,9531 cm.


CAPITULO IX

ABERRACIONES DE LAS LENTES

E l proceso de trazado de rayos, expuesto en el último capí-


tulo, ha servido para poner d e manifiesto la incapacidad de las
fórmulas de la teoría d e Gauss, referente a los rayos paraxiales,
para dar una descripción exacta de las particularidades de la
imagen. ^
Así, p. ej., u n haz de rayos extenso, paralelo al eje de una
lente, no converge en un punto único. E l defecto que ello intro-
duce en la imagen se conoce como aberración de esfericidad. Por
ello, las fórmulas de Gauss utilizadas en los capítulos anteriores
dan solo una aproximación idealizada de las imágenes produci-
das por lentes que tengan gran apertura.
Aplicando el trazado de rayos a puntos cada vez más sepa-
rados del eje, se observa que los defectos de la imagen se van
acentuando. E l problema de reducir estas aberraciones a un mí-
nimo y obtener, por tanto, imágenes aceptables, es uno de los más
importantes de la óptica geométrica. Dado el alcance de este
libro, es imposible exponer todas las implicaciones matemáticas
del problema . E n su lugar intentaremos explicar en qué con-
1

siste cada una de las aberraciones, discutiendo simultáneamente


algunas de las fórmulas conocidas para ver cómo pueden apli-
carse al diseño de sistemas ópticos de alta calidad.
9-1. Desarrollo del seno y teoría de primer orden.—Para for-
mular una teoría satisfactoria de las aberraciones, muchos teó-
ricos han considerado conveniente partir de las fórmulas correc-
tas del trazado de rayos, dadas en las ecuaciones [8-1] a [8-6],
desarrollando los senos de los ángulos en series de potencias. E l
desarrollo en serie del seno es
03 05 Q7 09
S en0 = 0 _ - + 3 , - ^ + 1 . . . [9-1]

Para ángulos pequeños esta serie converge rápidamente. Cada


término es pequeño comparado ron el que le precede, lo que de-
muestra que para rayos paraxiales cuyas pendientes son muy

1
El lector encontrará un estudio más profundo de las aberraciones de las
lentes en la obra de A . E. CONRADY Applied Optics and Optical Design, vol. I,
Oxford University Press, Nueva York, 1929.
138
SEC. 9-1] DESARROLLO D E L SENO Y TEORIA D E PRIMER ORDEN 139

pequeñas se pueden despreciar, en primera aproximación, todos


los términos del desarrollo a partir del primero y escribir:
sen 0 = 6
Si 0 es pequeño, los otros ángulos <f>, <j>' y 0' son también
pequeños, siempre que el rayo esté próximo al eje. Reempla-
zando sen 0 por 0, sen <>
¡ por <j> y sen 0' por 0', en las ecuaciones
[8-1], [8-2] y [8-4], se obtiene:
r-f s
4> <f>'
n
3'= <¿'-f 0^- p s = r 0'
Por sustitución de la primera ecuación en la segunda, de la ecua-
ción resultante en la tercera, y de esta en la cuarta, quedan eli-
minados todos los ángulos. I L a
ecuación final obtenida así no es
otra que la 'fórmula de Gauss:
n rí — n
7+? =
Esta ecuación, junto con las: de-
ducidas a partir de ella, consti-
tuyen la base de la llamada
teoría de primer orden.
L a j u s t i f i c a c i ó n de hacer
sen 0 = 0, etc., para ángulos pe-
queños se hace patente en la f i -
gura 9-1 y en la tabla 9-1.' E l arco
Fia. 9-1.—Relación entre el arco de
correspondiente a un ángulo de un ángulo 0 y su seno.
10°, p. ej., es solo _ % mayor
•que su seno, mientras que para 40° es un 10 % mayor. Estas dife-
rencias constituyen una medida de la aberración de esfericidad
y, por tanto, de los defectos de la imagen.
TABLA 9-1
Valores de sen & y de stis tres primeros términos

sen 6 0 8 /3!
3
fl /5!
5

10° 0,1736482 0,1745329 0,0008861 0,0000135


20° 0,3420201 0,3490658 0,0070888 0,0000432
30° 0,5000000 0,5235988 . 0,0239246 0,0003280
40° 0,6427876 0,6981316 0,0567088 0,0013829
140 ABERRACIONES D E LAS LENTES [CAR. 9

9-2. Teoría de tercer orden de las aberraciones.—Si en las


fórmulas del trazado de rayos se reemplazan los senos de todos
los ángulos que en ellas intervienen ¡por los dos primeros términos
de sus desarrollos, las ecuaciones asi obtenidas son los resultados
de la llamada teoría de tercer orden. ¡Por tanto, se reemplaza sen 0
por 0 — 0 /3!, etc. Las ecuaciones resultantes explican bastante
3

bien las principales aberraciones. ¡ ;


E n esta teoría, la aberración de |un rayo cualquiera, es decir,
lo que se aparta de la trayectoria prescrita por las fórmulas de
Gauss, se expresa en función de cinto sumas, 5 a S , denomina-
X &

das sumas de Seidel. Para una lente j desprovista de todas las abe-
rraciones, estas cinco sumas habrían íde ser nulas. No puede cons-
truirse ningún sistema que verifiqué simultáneamente estas cinco
condiciones. Por tanto, suele tratarse cada una independiente-

FIG. 9-2.-—Aberración de esfericidad de la imagen de un punto objeto del eje


'formada por una superficie esférica refringente.

mente, y la anulación de alguna de ellas significa la desaparición


de ciertas aberraciones. Así, si para un punto objeto axial dado
es Sj = 0, la imagen puntual correspondiente carece de aberra-
ción de esfericidad. Si se tiene a la vez S — 0, S = 0, el sistema
1 2

estará también libre de coma. Si además se cumple S = 0 y S = 0,3 4

las imágenes carecerán de astigmatismo y de curvatura de campo.


Finalmente, si pudiera anularse S no habría distorsión de la ima-
5

gen. Estas aberraciones se conocen también como las cinco abe-


rraciones monocromáticas, por existir 'para cualquier color e índice
de refracción. Cuando la luz no es j monocromática se producen
aberraciones adicionales. Estudiaremos en primer lugar cada una
de las aberraciones monocromáticas, dejando para después los
efectos cromáticos.
9-3. Aberración de esfericidad de una sola superficie.—Este
término, introducido en la sección 6-8 e ilustrado en la figura 6-11,
se utiliza para designar la falta de nitidez de la imagen producida
SEC. 9-3] ABERRACION D E ESFERICIDAD D E UNA SUPERFICIE 141

por la luz paralela que incide en un espejo esférico. E n las lentes


se produce un efecto análogo, que vamos a tratar a continuación.
E n la figura 9-2, M es un punto objeto axial frente a una super-
ficie esférica y M' su imagen puntual paraxial. Los rayos obli-
cuos que inciden en la lente sobre una zona de radio h convergen
más cerca del vértice A, a una distancia s' de este. h

L a distancia N'M' es una medida de la aberración de esferi-


cidad longitudinal, y su magnitud puede deducirse a partir de la
fórmula de tercer orden
n n n — IhwAli 1W1 ,»' —
+ [9-2]
s s h r \2frí)\s rj\r ns
Como por la fórmula paraxial (Ec. [3-2]) tenemos
n n
s s'
la expresión entre corchetes del segundo miembro de la ecua-
ción [9-2] es una medida de las desviaciones de la teoría de primer
orden. Su magnitud varía con la posición del punto objeto, y

FIG. 9-3.—Aberración de esfericidad longitudinal para la luz paralela que incide


sobre una superficie esférica refringente.

para un punto fijo cualquiera es proporcional aproximadamente


a h , cuadrado del radio de la zona atravesada por los rayos.
2

Si el punto objeto está en el infinito, es decir, Tos rayos inci-


dentes son paralelos al eje, como en la figura 9-3, la ecuación
queda' reducida a
rí rí hhi2

7 h
=
J +
2/VV [ 9
' 3 ]

Vemos que, de nuevo, la aberración es proporcional a h , cua- 2

drado de la altura del rayo sobre el eje.


142 ABERRACIONES DE LAS LENTES [CAP. 9

9-4, Aberración de esfericidad de una lente delgada.—La exis-


tencia de la aberración de esfericidad en una sola superficie esfé-
rica nos indica la posibilidad de que también se produzca en
combinaciones de tales superficies, como, p. ej., en una lente
delgada. Puesto que muchas de las lentes de los instrumentos
ópticos se utilizan para hacer converger haces de rayos paralelos,
suele calcularse a efectos comparativos la aberración de esferi-

FIG. 9-4.—Aberraciones de esfericidad lateral y longitudinal de una lente.

cidad para luz paralela incidente. E n la figura 9-4 (a), que ilustra
este caso, se ha representado la posición del foco paraxial F',
así como la de los focos A, B y C correspondientes a zonas de ra-
dio creciente. E l diagrama (b) de la misma figura muestra la
diferencia entre aberración de esfericidad longitudinal, abreviada-
mente A . E . long, y aberración de esfericidad lateral, abreviada-
mente A . E . lat.
Para medir la magnitud de la aberración w ---^ericidad lon-
gitudinal se pueden usar las distancias focales respecto de tres
zonas de la lente, calculadas con exactitud en la tabla 8-2. Los
resultados son: 9,2202 cm para los rayos paraxiales; 9,1809 cm
para una zona de radio h = 0,5 cm; 9,0842 cm para la zona de
h = 1 cm, y 8,8820 cm para la de h = 1,5 cm. Esto representa
una aberración de esfericidad de 0,3382 cm para la zona de 1,5 cm,
SEC. 9-4] ABERRACION D E ESFERICIDAD D E UNA L E N T E D E L G A D A 143

que supone alrededor de un


1.5
4 % de la distancia focal par- c
axial. L a figura 9-5 representa
la variación de / con h. Para
un h pequeño, la curva se apro- 1,0

L
xima a una parábola, y como
los rayos marginales cortan al
eje a la izquierda del foco par-
0,5
axial, se dice que la aberra-
ción de esfericidad es positiva.
L a curva análoga de una lente
equicóncava estaría encorvada
8,8 8,9 9,0 9.J 9,2 9,3
hacia la derecha y correspon 1

f-
dería a una aberración negativa.
E n la figura 9-6 (a) se ha FIG. 9-5.—Variación de la distancia focal
dibujado un conjunto de len- con la altura h del rayo. Las diferencias
tes del mismo diámetro y dis- con / son una medida de la aberración
de esfericidad.
tancia^focal paraxial, pero de

9=-2,00 -1,00 r-0,50 0 +0,50 +1,00 +2,00


(O)

g = -2,0 0,5 0 +0,5 +1,0 +2,0

FIG. 9-6.—(o) Lentes de formas diversas e igual potencia o distancia focal. Se


diferencian en las curvaturas dé sus caras. (6) Curvas f-h correspondientes a
tales lentes.
144 ABERRACIONES DE LAS LENTES [CAP, 9

diferentes formas. L a modificación de forma que se ha repre-


sentado, se denomina inflexión de la lente. A cada lente se le ha
asignado un número q, llamado su factor de forma, definido por

[9-4]

Así, ej., si los dos radios de un menisco convergente miden


r, = 15 cm y r = — 5 cm, su factor de forma es
2

—5 — 15
= —2
—5 + 15 3

L a razón fundamental de tener en cuenta la inflexión de una len-


te es averiguar la forma para la cual la aberración de esfericidad
es mínima. L a existencia de tal mínimo se hace patente en los grá-
ficos de la figura 9-6 (£>). Estas curvas corresponden a las lentes
de (a), y los valores se han tomado de la tabla 9-2, habiéndose
calculado por los métodos del trazado de rayos del capítulo VIII,
tablas 8-1 y 8-2. Obsérvese que la lente (5), cuyo factor de forma
1,0

\)\\
0,8 \\
\\ Í

3 \> \ trovado

\
•8 r&t/os

I
a 0,6

—teoría
de 3 er

orden

1 °< i

i
4

t 0,3

0,2
'

0,1 R ^ J Í ¡

factord ° forme
• 1i

+1 +2

FIG. 9-7.—Gráfica de la aberración de esfericidad para lentes de la misma distancia


focal y diferente forma (A = 1 cm, / = 4- 10 cm, d — 2 cm y rí = 1,51700).
SEC. 9-5] RESULTADOS D E L A TEORIA D E TERCER ORDEN 145

es + 0,5, tiene aberración de esfericidad mínima. E n la figura 9-7


se ha representado la magnitud de esta aberración, para el rayo
correspondiente a h = 1, en la misma serie de lentes. De q = 4- 0,4
a q = 4- 1,0, la aberración de esfericidad solo varía ligeramente
por estar cerca del mínimo. No obstante, no se anula en ningún
punto. Vemos, por consiguiente, que eligiendo convenientemente
los radios de las dos superficies esféricas puede reducirse la abe-
rración a un mínimo, pero no desaparece por completo.
Refiriéndonos a la figura 9-4, veremos que, en las superficies
esféricas, los rayos marginales se desvían ángulos demasiado gran-
des. Por ello, cualquier reducción de esta desviación mejorará
la nitidez de la imagen. L a existencia de una condición de mínima
desviación en un prisma (Sec. 2-8) indica claramente que, al va-
riar la forma de una lente, la desviación de los rayos marginales
será mínima cuando incidan en la primera superficie y abandonen
la segunda bajo ángulos aproximadamente iguales. L a reparti-
ción por,igual de la refracción lleva consigo una aberración de
esfericidad mínima. Para el caso de luz paralela incidente sobre
una lente de vidrio crown, esta condición se verifica para un
factor q = 4- 0^7, no muy diferente del de la lente planoconvexa,
cuyo factor es q = + 1,0 (véase Fig. 9-7).
Puede eliminarse por completo la aberración de esfericidad me-
diante deformación de la superficie esférica. Este es un proceso
muy engorroso en el que, mediante pulimento a mano, se da a
las diferentes zonas de una o de ambas superficies de la lente
curvaturas adecuadas. Son muy pocas las lentes usadas en la prác-
tica que. merecen tal esfuerzo. Además, dado que esta configura-
ción solo sirve para una distancia objeto, tal lente no queda libre
de aberración de esfericidad para las otras distancias. E n la prác-
tica suelen utilizarse superficies esféricas, reduciéndose la abe-
rración de esfericidad mediante una elección adecuada de los radios.
9-5. Resultados de la teoría de tercer orden.—Aunque la de-
ducción de una ecuación para la aberración de esfericidad, de acuer-
do con la teoría de tercer orden, es demasiado larga para des-
arrollarla aquí, algunas de las fórmulas resultantes son de interés.
Para una lente delgada tenemos la siguiente fórmula, relativa-
mente sencilla:

A 2
1
L s =
87 ' n{n — 1)

lf + 4 („ + L)fq 4- {3n +2)(n — l)p* + [9-5}


JL fl — i. I

donde L = 4 —4
s

JENKINS-WHITE.—10
146 ABERRACIONES D E LAS LENTES [CAP. 9

Como se ve en la figura 9-4 (6), s' es la distancia imagen para


h

un rayo oblicuo que atraviesa la lente a una altura h sobre el


eje; s^,, la distancia imagen para los rayos paraxiales, y /, la dis-
tancia focal paraxial. L a constante p se llama factor de posición,
y q es el factor de forma dado por la ecuación [9-4]. E l factor de
posición se define como

Utilizando la ecuación de primer orden 1// = (1/s) 4- (1/s'), pue-


de expresarse el factor de posición en función de /:

L a diferencia entre las dos distancias imagen, s' — sí, es la P

llamada aberración de esfericidad axial o, abreviadamente, A . E . A . ,

A . E. A . = S ; - S ;

L a intersección del rayo oblicuo con el plano focal paraxial


mide la aberración de esfericidad transversal, que, según la figu-
ra 9-4 (b), viene dada por

A . E . T . = ( ;- ;) t
S s g e'

Despejando s'p — s' en la ecuación [9-5],


h

A. E . A. = s'/ L Jh s ,
y A. E . T. = s' hL j p s

L a distancia imagen s' de un rayo que pase por una zona cual-
h

quiera de la lente es

s
* 1 + %U

E n la figura 9-7 se ha representado la diferencia entre los resul-


tados exactos del trazado de rayos y los de la teoría de tercer
orden. Para factores de forma no muy diferentes del mínimo
la aproximación es notable. E n la tabla 9-2 se dan los resultados
de la teoría de tercer orden para los siete tipos de lentes de la fi-
gura 9-6.
SEC. 9-5] RESULTADOS D E L A TEORIA D E TERCER ORDEN 147

TABLA 9-2
Aberración de esfericidad de lentes de la misma distancia focal y forma
diferente
Espesor de la lente = 1 cm; / = 10 cm; n = 1,5000, y h = 1 cm

Forma de la lente
1
r, q Trazado Teoría de
de rayos tercer orden

1. Cóncavoconvexa . — 10,000 -4 3,333 — 2,00 ' 0,92 0,88


2. Planoconvexa . . 00 — 5,000 — 1,00 0,45 0,43
3. Biconvexa i . . 20,000 -4 6,666 — 0,50 0,26 0,26
4. Equiconvexa . . 10,000 —10,000 0 0,15 0,15
5. Biconvexa . . . 6,666 — 20,000 + 0,50 0,10 0,10
6. Planoconvexa . •.. 5,000 00 + 1,00 0,11 0,11
7. Cóncavoconvexa . 3,333 10,000 4- 2,00 0,27 0,29

Hallando el factor de forma que hace mínima la ecuación


[9-5] se obtienen ecuaciones muy útiles para el diseño de lentes.
Para conseguirlo se iguala a 'cero la derivada con respecto a q:
^dU _ \l[n + 2)q 4- 4(« — 1) (« + l)p]
* dq "' 8/
, I
n(n - l )
3
2

Igualando a cero y despejando q, se obtiene:


1

i 2 ( « - -1)P 2

[9-9]
| «4-2
que es la relación buscada entre el factor de forma y el de po-
sición para que l a aberración de esfericidad sea nula. Por lo ge-
neral, una lente suele diseñarse para un determinado par de dis-
tancias objeto e imagen, con' lo que p se deduce a partir de la
ecuación [9-6]. Para una lente de n dado, el factor de forma que
produce una aberración lateral mínima se calcula inmediatamente
,a partir de la ecuación [9-9]. Para calcular los radios correspon-
dientes a tal factor de forma y obtener la distancia focal ade-
cuada, usaremos la fórmula del constructor de lentes

i + i
s s rj f
U i

Sustituyendo los valores de s', s' y r r dados por las ecuaciones


u 2

[9-7] y [9-4], se obtienen las siguientes relaciones debidas a Cod-


dington: '
2/ 2/
s =
1 +P 1-P
[9-10]
2f(n- i ) : 2 / 0 - 1)
q+1 U =
148 ABERRACIONES D E LAS LENTES [CAP. 9

Las dos últimas dan los radios en función de q y /. Por división


de ambas se obtiene:
r, ¡ 7 — 1
r2 qf 1
EJEMPLO.—Supongamos que se desea ¡ una lente de distancia focal 10 cm,
cuyos radios han de calcularse a efectos de que la aberración de esfericidad sea
mínima para luz incidente paralela. Para simplificar, supongamos que el índice
es 1,50. Por medio de la ecuación [9-9] empezaremos determinando p y q. Susti-
tuyendo s =? oo y s' — 10 cm en la ecuación [9-6], se obtiene:
10 —oo! ^ í
10 4- M>;
Obsérvese que si s no es infinita, pero se aproxima a infinito, la razón (s'4- s) : (s'—s)
tiende hacia — 1 como límite. Sustituyendo este valor del factor de posición en
la ecuación [9-9], resulta: j

2(2.25-1) ( - 1 ) ^ 2 ^ 4 j
q
1,5 4-2 ; 3,5 ' :

Este valor coincide con el mínimo de la curva de la figura 9-7. E l cociente de


los radios dado por la ecuación [9-11] es ;

r, = 0,714—1 —0,286 ^ I
r ~ 0,714 4- 1
z
_
1,714 ~~ . '

E l signo negativo indica que las superficies se curvan en sentidos opuestos, y


el valor numérico corresponde a una razón de radios igual a 6 : 1, aproximadamente.
Los valores individuales de los radios se obtienen a partir de la ecuación [9-10]
y son: 1

1 0
e B , 1 0
« r , :

1
1,714 5,83 cm; . — 0,286
r =
2 — - ^ = — 35,0 cm
Una lente de estas características está entre los tipos (5) y (6) de la figu-
ra 9-6, y tiene una aberración de esfericidad igual, aproximadamente, a la de cual-
quiera de ellos. Por esta razón suelen emplearse con frecuencia lentes planocon-
vexas en los instrumentos ópticos, con la cara convexa frente a los rayos inci-
dentes. Si girásemos una lente de este tipo de tal forma que la cara plana mirara
a los rayos incidentes, el factor de forma sería q = —1, y la aberración de esfe-
ricidad se haría cuatro veces mayor.

Aunque no es posible eliminar totalmente la aberración de


esfericidad de una sola lente, cabe lograrlo mediante un sistema
de dos o más lentes de signos opuestos. L a aberración de una
de las lentes de tal sistema habrá de ser igual y opuesta a la de (

las otras. Si, p. ej., el doblete ha de tener potencia positiva y


carecer de aberración de esfericidad, la lente positiva será la de
mayor potencia, y su forma, parecida a la de aberración mínima,
mientras que la negativa deberá tener una potencia menor y no
estar próxima a la forma de mínima aberración. Es posible
la neutralización de tal dispositivo porque l a aberración varía
SEC. 9-6] ABERRACION D E ESFERICIDAD D E QUINTO ORDEN 149

como el cubo de l a distancia focal y , p o r tanto, cambia de signo


a l v a r i a r e l d e / ( v é a s e E c . [9-5]). S i d o s l e n t e s e s t á n u n i d a s , l a s
superficies en contacto habrán de tener el m i s m o radio. E l de
l a s o t r a s d o s se v a r í a d e m o d o q u e se a n u l e l a a b e r r a c i ó n d e e s f e -
r i c i d a d . S i se p u e d e n m o d i f i c a r s i m u l t á n e a m e n t e cuatro r a d i o s es
factible corregir además otras aberraciones, como la cromática.
Se tratará esta cuestión en la sección 9-13.
9-6. Aberración de esfericidad de quinto orden.—Las d o s cur r

v a s d e l a f i g u r a 9-7 m u e s t r a n
;
que para u n a lente q u e tiene u n
factor de forma cualquiera p r ó x i m o al óptimo, l a concordancia,
e n t r e l a t e o r í a d e t e r c e r o r d e n y e l t r a z a d o d e r a y o s es m u y a c e p -
t a b l e . N o o b s t a n t e , p a r a v a l o r e s d e h, e l e v a d o s y f a c t o r e s d e f o r m a ,
alejados d e l ' o p t i m o , las discrepancias s o n apreciables. Esto i n -
dica l a necesidad de incluir en la teoría Itis t é r m i n o s de quinto
o r d e n . L a e c u a c i ó n d e t e r c e r o r d e n [9-5] i n d i c a q u e l a a b e r r a c i ó n
de esfericidad debe ser p r o p o r c i o n a l a h , 2
c o n lo q u e las c u r v a s
d e l a f i g u r a 9-6 (b) s e r í a n p a r á b o l a s . S i n embargo, medidas m á s
precisas h a c e n v e r q u e p a r a valores de h elevados, l a p r o p o r c i o -
n a l i d a d a W n o es e x a c t a , y l a a b e r r a c i ó n de esfericidad e s t á re-
presentada m á s aproximadamente por una ecuación de l a f o r m a

A . E . A . = ah + bh*,z
[9-12]

donde a y b s o n constantes. E l término ah 2


representa el efecto
d e t e r c e r o r d e n y bh l
e l efecto de q u i n t o o r d e n . E n l a t a b l a 9-3
se d a n algunos resultados para u n a sola lente que demuestran
la necesidad d e i n t r o d u c i r este ú l t i m o término. L o s valores en
negrita de l a q u i n t a fila s o n los verdaderos valores de l a a b e r r a -
ción de esfericidad axial, obtenidos p o r los m é t o d o s del trazado
de rayos, mientras q u e los de l a ú l t i m a fila corresponden a u n a -
parábola para h = 1,0 cuya ecuación es

A. E . A. = ah2

con a' = 0,11530 c m " . 1

TABLA 9-3
Corrección de quinto orden de la aberración de esfericidad
/ = 10 cm; = -f- 5 cm; r = oo; n = 1,500; d = 1 cm
2

1. h, cm 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0

2. ah* 0,02839 0,11356 0,25551 0,45424 0,70975 1,02204


3. 6 A* 0,00011 0,00174 0,00881 0,02784 0,06797 0,14094
4. ah* + bh* 0,02850 0,11530 0,26432 0,48208 0,77772 1,16928
5. Trazado de rayos . . . 0,02897 0,11530 0,26515 0,48208 0,77973 1,16781
6. Parábola 0,02882 0,11530 0,25942 0,46120 0,71812 1,03770»
150 ABERRACIONES D E LAS LENTES [CAP. 9

L a segunda fila da las correcciones de tercer orden oh y la 2

tercera las de quinto orden bh*. L a cuarta fila contiene los valo-
res calculados a partir de la ecuación [9-12] para h = 1 cm y

\ bor de \
N 2cm
a
Ai
~t—L.

ter n

!
0,6 0,4 0,2 9,90 9,95 10,00 10,05cm
—A.E /ong. d/s tanda foca/ J

{a)

FIG. 9-8.—Contribuciones de: (a) tercer orden, y (6) quinto orden, a la aberración
de esfericidad longitudinal, (c) Aberración de esfericidad longitudinal de ún doblete
corregido, como el empleado en los anteojos.

h — 2 cm. Con los valores 0,11530 y 0,48208 en estos puntos,


las constantes son:
a = 0,11356 0,00174
Comparando los valores de la cuarta fila con los correctos de la
quinta, se ve que estos están bastante de acuerdo con la ecua-
ción [9-12]. E n los gráficos [a) y (¿>) de la figura 9-8 se han re-
presentado los valores de las filas 2 y 3, viéndose que la contri-
bución de la corrección de quinto orden es despreciable para
valores de h pequeños. Si en una lente solo estuviera presente
la aberración de tercer orden sería posible combinar una lente
positiva con otra negativa de la misma aberración para obtener
una combinación corregida para todas las zonas. Como én rea-
lidad tendrían cantidades diferentes de aberración de quinto or-
den, solo será posible la corrección para una zona.
E n la figura 9-8 (c) se ha representado una gráfica de la abe-
rración de esfericidad de un doblete corregido para la zona mar-
ginal. Se observa que la curva solo pasa por cero en el centro y
en el borde. Si se aumenta la apertura, la combinación resultará
mal corregida. E l plano de mejor enfoque está un poco a la iz-
quierda de los focos paraxial y marginal, y su posición (indi-
SEC. 9-7] COMA 151

cada por la línea vertical punteada) coincide con la del círculo


de máxima nitidez.
E n la ecuación [9-12], a y b representan las constantes de un
doblete de lentes delgadas. Si la combinación ha de estar co-
rregida en la zona marginal, es decir, para un rayo de altura h , m

habremos de tener: '


i | A . E. A. = ahm + bhm = 0
z 1

o sea | : a — — bh m
2

Sustituyendo, en la ecuación' [9-12], se obtiene:


A.E.A. ==
j — bhjh? + bh 4

donde hm es fijo y h puede tomar cualquier valor entre 0 y h . m

Para-hallar el máximo de esta expresión derivaremos con res-


pecto a h e ¡igualaremos a cero, del modo siguiente:
d(A. E. A.)
-- — 2bh h + 4bh = 0
z s

dh
m

Dividiendo por —2bh, resulta:

h = h V i = 0,707/i»,
m

que es el radio de la zona en que la aberración es máxima [véase


Fig. 9-8 (c)]. E n el diseño de lentes, la aberración de esfericidad
se estudia siempre trazando un rayo a través de la combinación
por la zona de radio Q,707hm.
9-7. Coma.—La segunda de las aberraciones monocromá-
ticas de la teoría de tercer orden se llama coma. Recibe esta deno-
minación por la forma de cometa que tiene la imagen de un punto
objeto situado justamente fuera del eje. Aunque la lente se corri-
giera de aberración de esfericidad, haciendo converger todos los

ratjoP 1

FIG. 9-9.—Ilustración de la aberración de coma. Solo se ha representado el


abanico tangencial de rayos.
152 ABERRACIONES D E : LAS L E N T E S [CAP. 9

rayos en un punto del eje, los puntos imagen correspondientes


a objetos fuera del eje no serían nítidos, a menos de corregir la
lente de coma. E n la figura 9-9 sé ilustra este defecto para un
punto objeto fuera del eje e infinitamente alejado. De todos los
rayos del plano meridiano representados, solo los que pasan por
el centro de la lente forman una imagen en A'. Los dos rayos
que pasan por los bordes convergen en B'. Ello hace que el aumento
sea diferente para las diversas zonas de la lente. Si el aumento
es mayor para los rayos exteriores ¡ que para los centrales, se dice
que la coma es positiva, siendo negativa en caso contrario.
E n la parte superior derecha ¡de la figura 9-9 se muestra
la forma de la imagen de un punto situado fuera del eje. Cada
uno de los círculos representa la imagen formada por una zona
distinta de la lente. Los detalles de la formación del círculo co-
mático correspondiente a una zona determinada pueden obser-
varse en la figura 9-10. Los rayos (1), correspondientes a los tan-
genciales B de la figura 9-9,
cortan al círculo comático en
|(1), mientras que los (3), lla-
mados sagitales, pasan por la
parte superior del círculo. E n
general todos los puntos del
círculo comático ívienen deter-
jminados por la intersección
de pares de rayos diametral-
jmente opuestos de la misma
FIG. 9-10.-—Cada una de las zonas de una
zona. Según la teoría de ter-
lente forma una imagen anular llamada í cer orden, el radio de un círcu-
círculo comático. l o comático viene dado por
ih2

[9-13]
I i
donde /, h y / son las distancias indicadas en la figura 9-11 (a),
y p y q, los factores de posición y de forma de Coddington, dados
por las ecuaciones [9-6] y [9-4], Las otras dos constantes se defi-
nen así:
3 ( 2 » + 1) .. :
TX7 3(n + l)
G = W =•
4« 4n(n — 1)
J

L a forma de la figura comática viene dada por


y = C (2 + eos 2<¡f)
s z = C sen 2<|>
5

donde se ve que la coma tangencial Q es tres veces mayor que


la sagital G [véase Fig. 9-11 (&)]. Por tanto, :

C, = 3C S i
FIG. 9-12.-—Comparación de la magnitud de la aberración de coma y de la aberra-
ción de esfericidad longitudinal en lentes de diversas formas.
154 ABERRACIONES D E LAS LENTES [CAP. 9

Para ver las variaciones de la coma con la forma de la lente


se ha dibujado un diagrama de la altura de la figura comática C<
en función del factor de forma q (Fig. 9-12). Los valores numé-
ricos se han calculado a partir de la ecuación [9-13] y están tabu-
lados en la tabla 9-4.
TABLA 9-4

Comparación de las aberraciones de esfericidad y coma en lentes


de la misma distancia focal y diferente factor de forma
h — 1 cm; / = 4- 10 cm; y = 2 cm; n = 1,5000

Forma de la lente Factor de íorma Coma Aberración


de esfericidad

i. Cóncavoconvexa . . — 2,0 — 0,0420 cm 4- 0,88 cm


2. Planoconvexa . . . — 1,0 — 0,0270 + 0,43
3. Biconvexa — 0,5 — 0,0195 4- 0,26
4. Equiconvexa . . . . 0 — 0,0120 + 0,15
5. Biconvexa + 0,5 — 0,0045 4- 0,10
6. Planoconvexa . . . + 1,0 + 0,0030 4- 0,11
7. Cóncavoconvexa . . + 2,0 + 0,0180 + 0,29

Se ha supuesto un haz paralelo incidente, que forma un ángulo


de 11° con el eje. Los valores de la aberración de esfericidad longi-
tudinal, dados como punto de referencia, se han calculado asimis-
mo por la teoría de tercer orden (Ec. [9-5]) suponiendo que la luz
incide en la lente paralelamente al eje y atravesando la misma zona.
E l hecho de que la curva que representa la coma corte al eje
cero indica que puede construirse una lente sencilla completa-
mente desprovista de esta aberración. Es importante observar,
para las lentes representadas, que el factor de forma q = 0,800
correspondiente a coma nula está tan próximo al q = 0,714 de
aberración de esfericidad mínima, que una lente sencilla proyec-
tada para CV = 0 tendrá prácticamente l a aberración de esfe-
ricidad mínima.
Para calcular el valor de q que anule la ecuación [9-13] se
iguala C a cero. De ello resulta
s

Si los factores de forma y posición de una lente verifican esta


relación, la lente estará libre de coma. U n doblete diseñado para
corregir la aberración de esfericidad puede corregirse simultá-
neamente de coma. L a gráfica de la figura 9-13 muestra la abe-
rración de esfericidad residual y la coma en un objetivo de te-
lescopio.
SEC. 9-8] PUNTOS APLANATICOS D E UNA SUPERFICIE ESFERICA 155
- .

9-8. Puntos aplanáticos de una superficie esférica.—Un sis-


tema^ óptico libre de aberración de esfericidad y de coma se llama
aplanátíco. Y a se ha discutido el significado de una superficie
aplanática en el caso de tratarse
de una sola superficie sencilla
(Sec' 1-6). Las lentes pueden

u
ser también aftlanáticas respecto
de cualquier par determinado de borde
puntos conjugados, pero en ge-
/ / "H'F'
neral es necesario que su super-
t 1
ficie no sea esférica. Salvo casos
v 1
especiales, ninguna combinación
\\ \\
de lentes* con superficies esfé-
ricas está completamente libre
de ambas aberraciones. ¡
\\
Un caso especial de conside-
rable importancia en microscopía * \
es el de una ¡ sola superficie es-
férica refringente. Para demostrar
la existencia de puntos aplanáti-
eje
cos en una sola superficie se co-
menzará describiendo una útil 10,0 10,05
9,90 9,95
construcción debida a Huygens.
En la figura 9-14 (a), RT repre- FIG. 9-13.—Curvas de un doblete pe-
senta un rayo cualquiera en el gado, en las que se ve la posición
variable del foco F' (aberración de
primer medio, de índice n, que in- esfericidad longitudinal) y la distan-
cide en T formando un ángulo <> ¡ cia focal /' variable (aberración de
con la normal NC. Con centro coma = H'F' — f).
en C y radios
rí n
y = r [9-15]
n
se trazan las dos circunferencias punteadas. L a prolongación de
RT corta al arco mayor en /, desde donde se traza la recta JC,
que corta al arco menor en K. L a recta KT da la dirección del
rayo refractado . Además, cualquier rayo dirigido hacia / se re-
2

fractará pasando por K.


Los puntos aplanáticos dé, una superficie única son los de
intersección de los arcos auxiliares con el eje [véase Fig. 9-14 (&)].
Todos los rayos dirigidos inicialmente hacia M pasarán por M',
y análogamente, todos los rayos que divergen desde M', después
de refractarse, parecen venir de M. E n la figura 9-15 se aplica
2
Una demostración de esta proposición aparece en la obra de J . P . C . SOUTHALL
Mirrors, Prisms, andLenses, 3. ed., pág. 512, The Macmillan Co., Nueva York, 1936,
A
156 ABERRACIONES D E LAS LENTES [CAP. 9

FIG. 9-14.—(a) Construcción gráfica de la refracción en una superficie esférica,


p = rrí/n y p' = rn/rí. (6) Situación de los puntos aplanáticos.

este principio a un microscopio.


Sobre ia platina se deposita una
gota de aceite del mismo índice
que el de la lente semiesférica,
poniéndose ambas en contacto.
Todos los rayos procedentes de
un objeto M, después de refrac-
tarse, abandonan la superficie es-
férica como si procediesen de M',
lo que introduce un aumento
lateral de M'AjMA. Añadiendo
una segunda lente, con el centro
de su superficie cóncava en M'
(y, por tanto, normal a todos los
rayos), la refracción producida
en su cara superior introducirá
un aumento adicional sin abe-
rración de esfericidad si su radio
ÍM" « es rí x CM'. Esta propiedad de
FIG. 9-15.—Superficies aplanáticas de
los primeros elementos de un objetivo
la lente superior es válida solo
de microscopio de inmersión en aceite. para los rayos procedentes de M
SEC. 9-9] ASTIGMATISMO 157

y no de los puntos próximos a él. L a aberración cromática i m -


pone>un límite a este proceso (véase Sec. 9-13).
9-9. Astigmatismo.—Si se anulan las dos primeras sumas de
Seidél, los rayos procedentes de puntos del eje de una lente o
próximos a él formarán imágenes. puntuales libres de aberración
de-esfericidad y de coma. Pero si el punto objeto está algo dis-
tantedel eje, solo se formará una imagen puntual cuando se anule
la ¿ercera suma de Seidel, 5 . Si la lente no verifica esta tercera
3

condición se dice que está afectada de astigmatismo, y la imagen


borrosa -que produce se llama astigmática. E n la sección 6-9 se
estudió la formación de imágenes reales astigmáticas por los es-

piano
_ tangencia/
A i-

M
1
eje

Q sagital
—-^f lente
(a)
T S

FIG. 9-16.—(a) Diagrama en perspectiva que muestra las dos líneas focales que
constituyen la imagen de un objeto puntual Q, íuera del eje. (6) Lugares de las
imágenes tangencial y sagital. Ambas superficies se aproximan a paraboloides de
revolución.

pejos esféricos cóncavos. Para una mejor comprensión de la for-


mación de imágenes astigmáticas en las lentes se ha dibujado en
perspectiva un diagrama de rayos como nos lo muestra la figu-
ra 9-16 («). Considerando los rayos procedentes de un punto objeto
Q, los del abanico situado en el plano vertical o tangencial se
cortan en T, mientras que los del plano horizontal o sagital lo
hacen en S. Los planos tangencial y sagital cortan a la lente se-
158 ABERRACIONES DE LAS LENTES [CAP. 9

gún RS y JK, respectivamente. Se lian elegido los rayos conte-


nidos en estos planos porque determinan las dos líneas focales
T y S formadas por todos los rayos que atraviesan la lente. Ambas
son perpendiculares a los planos tangencial y sagital, respecti-
vemente. E n L la imagen tiene, aproximadamente, forma de dis-
co y constituye en este caso el círculo de máxima nitidez.
Los lugares de las posiciones de T y S para un amplio campo
de puntos objeto distantes son paraboloides, cuyas secciones se
han representado en l a figura 9-16 (b). L a magnitud de esta abe-
rración, o diferencia astigmática, para un pincel cualquiera de
rayos viene dada por la distancia entre estas dos superficies
medida a lo largo del rayo principal. E n el eje, donde coinciden
ambas superficies, la diferencia astigmática es nula; fuera del eje
aumenta aproximadamente como el cuadrado de la altura de
la imagen. E l astigmatismo es positivo cuando la superficie T •
está a la izquierda de la S, como en el diagrama. Obsérvese que
para un espejo cóncavo (Fig. 6-15), la superficie sagital es un
plano que coincide con el plano focal paraxial.
Si, como en la figura 9-17,
el objeto es una rueda con
radios situada en un plano
perpendicular a l eje y de
centro M, la llanta quedará
enfocada en la superficie T
y los radios en la 5 . Por
esta razón se dan los nom-
bres de «tangencial» y «sa-
gital» a los planos e imáge-
F I G . 9-17.- -Imágenes astigmáticas de una
rueda con radios.
nes. E n la superficie T todas
las imágenes son líneas para-
lelas a la llanta, como se ve a la izquierda de la figura 9-17, mien-
tras que en la S todas las imágenes son líneas paralelas a los ra-
dios, según aparece en la parte derecha.
Las ecuaciones que dan las distancias imagen astigmáticas
para una sola superficie refringente s o n : 3

n eos <f> n' eos (f>' n' eos <f>' — n eos <f>
2 2

[9-16]
n n' eos </>' — n eos <f>
+-=
donde <f> y <f>' son los ángulos de incidencia y refracción del rayo
principal; r, el radio de curvatura; s, la distancia objeto, y s y s ,
t s

Véase G. S. M O N K : Light, Principies and Experiments, 1.» ed., pág. 424,


3

McGraw-Hill Book Co., Inc., Nueva York, 1937.


SEC. 9-9] ASTIGMATISMO 159

las distancias imagen T y S, medida esta última a lo largo del


rayo principal. E n el caso de j un espejo esférico, estas ecuacio-
nes se reducen a !
1 eos <>
¡
?.+ •
s s { / eos <
/> s ; _ 7 _

Coddington demostró que para una lente delgada en el aire y con un


diafragma de apertura en la lehte, las posiciones de las imágenes
tangencial y sagital vienen dadas por

+ -« =
[9-17]
H- = eos — 1

E l ángulo <j> es el de oblicuidad del rayo principal incidente, y </>,'


el de este rayo dentro de la lente. Por tanto, n = sen <j>/sen </>'.
L a aplicación de estas fórmulas a las lentes delgadas demuestra
que el astigmatismo es aproximadamente proporcional a la dis-
tancia focal y mejora muy poco al variar la forma de la lente.
Aunque un doblete de contacto formado por una lente posi-
tiva y otra negativa presenta un astigmatismo considerable, la
introducción de un tercer elemento, tal como un diafragma o una
lente, lo reduce considerablemente. E l apropiado espaciamiento de
las lentes, de cualquier sistema óptico, o la adecuada colocación
de un diafragma, en su caso, hace variar notablemente la curva-
tura de las superficies imagen astigmáticas. E n la figura 9-18
se han representado cuatro etapas del sucesivo aplanamiento de
tales superficies mediante estos cambios. E l diagrama (a) repre-
senta la forma normal de las superficies S y T de una sola lente
o de un doblete. E n el (í>), la separación de los dos elementos del

TSP 4 ? P S ? T

F' F'
(c) id)

FIG. 9-18.—Superficies astigmáticas T y S en relación con la superficie fija de


Petzval, P, al variar el espaciamiento entre lentes (o entre lente y diafragma).
160 ABERRACIONES D E LAS LENTES [CAP. 9

doblete es tal que las dos superficies coinciden en P. Una pos-


terior modificación de la forma de las lentes, y de su separación
hace disminuir la curvatura de T y S, como en (c), o las separa
de tal modo que son bisecadas por el plano normal en F', como
en (d). De estos cuatro casos solo en el (6) se elimina el astigma-
tismo. L a superficie paraboidal P, en la que se forman los puntos
imagen, se llama superficie de Petzval.
9-10. Curvatura de campo.—Si en un sistema óptico se anu-
lan las tres primeras sumas de Seidel, el sistema formará imáge-
nes puntuales de puntos objeto situados tanto en el eje como
fuera de él. E n estas circunstancias, las imágenes se forman en
la superficie de Petzval, en la que coinciden las superficies tan-
gencial y sagital [Fig. 9-18 (&)]. Aunque el sistema está corregido
de astigmatismo, la superficie focal es curva. Si se colocara una
pantalla plana en B, el centro del campo estaría exactamente
enfocado, pero los bordes serían muy confusos. Con la pantalla
en Á, tanto el centro como los bordes serían difusos, y el enfoque
nítido estaría en la zona intermedia.
"Matemáticamente, a cada sistema óptico le corresponde una
superficie de Petzval, y si se mantienen fijos los índices de re-
fracción y las potencias de las lentes, no puede variarse la forma
de dicha superficie mediante cambios del factor de forma o del
espaciamiento de las lentes. Tales alteraciones, por el contrario,
modifican la forma de las superficies T y S, pero siempre de tal
modo que la razón de las distancias PT y PS es 3 : 1 . Obsérvese
que en la figura 9-18 se conserva esta razón. Si se diseña un sis-
tema tal que la superficie T sea plana, como en la figura 9-18 (c),
la razón 3 : 1 de las distancias requiere que S sea curva, aunque
no excesivamente. Situando la pantalla en una posición interme-
dia A, la imagen estará bastante bien enfocada en todo el campo.

F'
(b)
FIG. 9-19.—[a) Un diafragma adecuadamente situado reduce la curvatura de cam-
po, (b) Superficies astigmáticas de un objetivo fotográfico «anastigmático».
SEC. 9-11] DISTORSION 161

Esta condición de» corrección se utiliza corrientemente en ciertos


tipos, de. objetivos fotográficos. U n aumento del astigmatismo ne-
gativo lleva a la situación representada en la figura 9-18 (d), en
la cual T es convexa y S cóncava en la misma medida. E n este
caso,' en los^bordes de una pantalla situada en el foco paraxial la
imagen es muy borrosa.
LQL curvatura de campo de una lente única puede corregirse
mediante un diafragma. Actuando como un segundo elemento
del sistema, un diafragma limita los rayos procedentes de cada
punto objeto, de tal manera que las trayectorias de los rayos prin-
cipales de los distintos puntos pasen por diferentes partes de
la lente [Fig. 9-19 («)]. Ciertos fabricantes de máquinas foto-
gráficas baratas utilizan una sola lente menisco y un diafragma,
con lo que obtienen imágenes bastante aceptables. E l diafragma
se coloca delante de la lente, con la superficie cóncava dando
cara a la luz incidente. Aunque en el centro del campo el enfoque
es bastante nítido, en los bordes la imagen es borrosa a causa
del astigmatismo.
E n sistemas de lentes más complejos, y debido a las diferen-
cias entre las correcciones de tercero y quinto orden, es posible
controlar el astigmatismo haciendo coincidir las superficies 5 y T
tanto en el centro como en zonas más externas del campo. E n la
figura 9-19 (b) se han representado curvas típicas de un objetivo
fotográfico «anastigmático». L a experiencia demuestra que se al-
canza el mejor grado de corrección cuando el punto de intersec-
ción, o punto nodal, está a distancia relativamente pequeña de-
lante del plano focal.
9-11. Distorsión.—Aun siendo nulas las cuatro primeras su-
mas de Seidel en un sistema óptico, este vendría afectado por
la quinta de las aberraciones, llamada distorsión. Para quedar
libre de distorsión, el aumento lateral del sistema habrá de ser
uniforme en todo el campo. Una cámara provista de un simple
orificio es ideal en este aspecto por carecer de distorsión; todas
las rectas que unen cada par de puntos conjugados de los planos
objeto e imagen pasan por la abertura. E l aumento constante, tanto
en este caso como en el de una lente, implica, como se ve en la fi-
gura 9-20 (a), que

^ - 4 = const.
tg 4>
L a parte inferior de la figura 9-20 muestra las formas más
comunes de distorsión producidas por las lentes. E l diagrama (b)
reproduce la imagen no deformada de una malla rectangular.
E n el (c) aparece la distorsión en barrilete, originada al disminuir
JENKINS-WHITE.—11
162 ABERRACIONES D E LAS LENTES ¡CAP. 9

(6) id)
FIG. 9-20.—(a) Las cámaras provistas de un orificio no presentan distorsión.
Imágenes de un objeto rectangular: (i) sin distorsión; (c) con distorsión en barri-
lete, y (d) con distorsión en corsé.

el aumento hacia los bordes del campo, y en el (c), la distorsión


en corsé, correspondiente a un mayor aumento en los bordes.
Una lente delgada está prácticamente libre de distorsión pa-
ra todas las distancias objeto. Sin embargo, no puede estar libre
simultáneamente de todas las demás aberraciones. Poniendo u n
diafragma delante o detrás de una lente delgada, se introduce
invariablemente distorsión, pero no si se coloca pegado a la lente.
Corrientemente en el diseño de lentes fotográficas de calidad se
suprimen a la vez el astigmatismo y la distorsión mediante u n
dispositivo casi simétrico de dos lentes con un diafragma entre
ambas.
Para ilustrar la razón de esto, consideremos la lente de la f i -
gura 9-21 (a), que tiene un diafragma frontal. Los rayos proce-
dentes de puntos objeto tales como el M, sobre el eje o próximos
a él, pasan por la parte central de la lente, mientras que los origi-
nados en puntos distantes del eje como el Q se refractan solo en
2

la mitad superior. E n este último caso el diafragma hace menor


la razón de la distancia imagen a la distancia objeto, medidas
ambas a lo largo del rayo principal, con lo que se reduce el aumento
lateral en relación con el de los puntos objeto cercanos al eje..
SEC. 9-11] DISTORSION 163

(a)

(6)

FIG. 9-21.—(a) Un diafragma delante de una lente origina distorsión en barrilete.


(6) Un diafragma detrás de una lente origina distorsión en corsé, (c) Un doblete
simétrico con un diafragma intercalado está casi libre de distorsión.

E l sistema, por tanto, está afectado de distorsión en barrilete. In-


virtiendo las posiciones de la lente y del diafragma, como en la
figura 9-21 (b), se ve que la razón de la distancia imagen a la
distancia objeto aumenta al alejarse el punto objeto del eje. E l
resultado es un mayor aumento y, por tanto, distorsión en corsé.
L a combinación de dos lentes idénticas con un diafragma
intermedio [Fig. 9-21 (c)] está libre de distorsión para un aumen-
to unidad a causa de su simetría. No obstante, para otros aumen-
tos han de corregirse las lentes de aberración de esfericidad res-
pecto de las pupilas de entrada y salida. Estas dos pupilas, S'
y S", coinciden con los planos principales de la combinación. Tal
sistema, cuando está corregido, se llama doblete ortoscóftico o lente
164 ABERRACIONES DE LAS LENTES [CAP. 9

Tapida rectilínea. Debido a no poderse corregir este sistema de


aberración de esfericidad para los planos objeto e imagen y para
las pupilas de entrada y de salida al mismo tiempo, la lente ten-
drá esta aberración, así como astigmatismo. E n la sección 10-4
se estudian objetivos fotográficos de este tipo.
Resumiendo muy brevemente los diversos métodos de corre-
gir las aberraciones, diremos que la de esfericidad y la coma se re-
ducen o anulan mediante un doblete de contacto de forma apro-
piada; el astigmatismo y la curvatura de campo requieren el uso
de varias lentes componentes separadas, y la distorsión se re-
duce al mínimo mediante la colocación adecuada de un diafragma.
9-12. Teorema de los senos y condición de los senos de Abbe.
E n el capítulo III se vio que el aumento lateral producido por
una sola superficie esférica venía dado por la relación (Ec. [3-7]).
y' s' — r
m = — =-
s+ r
Esta ecuación se dedujo de la semejanza de los triángulos MQC
y M'Q'C de la figura 3-6.
De la ecuación [8-1] se obtiene la relación exacta
sen <>
¡
s + r
sen 6
y de la [8-4]
(f>'
sen
r = sen& ;
Si se sustituyen ambas ecuaciones en la primera, resulta:
y' sen ^' sen 0
y sen 8' sen <f>
De acuerdo con la ley de Snell !
sen ^' n
sen <j> ; rí
que introducida en la anterior, da:|
y' n sen 6
y rí sen 0'
o ny sen 0 = ríy' sen 0' teorema de los senos
E n esta ecuación y e y' son las alturas objeto e imagen; n y rí,
los índices de los espacios objeto e imagen, y 0 y 0', las inclina-
ciones respectivas del rayo en estos dos espacios (véase Fig. 9-22).
Este teorema, muy general, se aplica a todos los rayos, sean cuales
fueren los ángulos 0 y 0'.
SEC. 9-12] TEOREMA D E LOS SENOS 165

Jí s
í
I
¡tí

FIG. 9-22.—Aplicación del teorema de los senos a la aberración de coma.

Para rayos paraxiales, en los que 6 y 0' son pequeños, pueden


reemplazarse sen 0 y sen 0' por d y Q' , respectivamente, lo que da
p p

nyQ — n'y'Q' . teorema de Lagrange


p p

relación conocida como teorema de Lagrange. E n ambos teoremas


las magnitudes de la izquierda corresponden al espacio objeto, y
las de la derecha, al espacio imagen.
L a figura 9-22 muestra un par de rayos sagitales QR y QS
procedentes del punto objeto Q y que pasan por una determi-
nada zona de una superficie refringente única. Estos dos rayos
particulares se cortan después de la refracción en un punto Q' S

del eje auxiliar. Por otra parte, el par de rayos tangenciales QT


y QTJ que pasan por la misma zona se cortan en Q'T, mientras
que los paraxiales lo hacen en Q'. Debido a la aberración de esfe-
ricidad general y al astigmatismo de la superficie única, los planos
paraxial, sagital y tangencial no coinciden. L a figura comática
convencional, a la derecha del diagrama, aparece solo en ausencia
de aberración de esfericidad y de astigmatismo.
Dado que la coma se limita a desplazamientos laterales de
la imagen, en los que y e y' son relativamente pequeños, podemos
despreciar el astigmatismo y aplicar los teoremas anteriores a
una superficie única del modo siguiente: Obsérvese que 0 y 6',
que son las inclinaciones de los rayos zonales QS y Q' S con re- S

lación al rayo principal (R. P.), para el punto objeto Q, son vir-
tualmente iguales a las inclinaciones de los rayos procedentes
del punto objeto M del eje que pasan por la misma zona de l a
superficie. Podemos, por tanto, aplicar el teorema de los senos
para hallar el aumento de la imagen sagital para cualquier zona:
y
s n sen 0
y n sen 0
donde y' =s Q' M
S S en la figura 9-22.
166 ABERRACIONES D E LAS LENTES [CAP. 9

Para ver cómo puede generalizarse el teorema de los senos y


el de Lagrange a un sistema óptico completo formado por dos o
más superficies, obsérvese que en el espacio imagen de la primera
superficie los dos productos son n\y sen 6^ y ri{y'$p respec-
x v

tivamente. Estos productos son idénticos a los del espacio objeto


de la segunda superficie, pues n\ = n , y\ = y y 0Í = 6 ; por
2 2 2

tanto, los productos son invariantes para todos los espacios del
sistema, incluidos el espacio objeto inicial y el espacio imagen
final. Es esta una propiedad de gran importancia.
Para que un sistema esté libre de aberración de esfericidad
y de coma, ha de satisfacer una relación conocida como condición
de los senos. Esta condición, descubierta por Abbe, impone que el
aumento en cada zona de la lente sea el mismo que para los rayos
paraxiales. E n otras palabras, ú en el espacio imagen final y' = y' s

y m, — m, podemos combinar las dos ecuaciones anteriores, ob-


teniendo:
sen 6 6*
condición de los senos [9-18]
= -f = const.
sen 6' %
Cualquier sistema óptico está, por tanto, libre de coma si en
ausencia de aberración de esfericidad sen 6/sen 8' = const. para to-
dos los valores de 0. E n el diseño de lentes suele comprobarse
la coma representando la razón
sen 8/sen 6' en función de la
altura del rayo incidente. Como
muchas lentes se utilizan con
luz incidente o emergente pa-
ralela, es costumbre reempla-
zar sen 0 por h, altura del
rayo sobre el eje, y escribir
la condición de los senos en la
FIG. 9-23.—Para eliminar la aberración siguiente forma:
•de esfericidad y la de coma, la superficie
principal debería ser esférica, de radio /'.
= const. [9-19]
sen
E l diagrama de la figura 9-23 muestra que la constante de
esta ecuación es la distancia focal medida a lo largo del rayo
imagen, que aquí hemos llamado /'. Para evitar la coma, /' debe
ser igual para todos los valores de h. Puesto que para evitar la
aberración de esfericidad todos los rayos han de cortar al eje
en F', para suprimir simultáneamente la coma, el «plano» prin-
cipal ha de ser una superficie esférica de radio /' (representada
por la línea de puntos en la figura). Se ve así que mientras la abe-
rración de esfericidad depende de que los rayos pasen por el foco,
SEC. 9-13] ABERRACION CROMATICA 167

la coma está'relacionada con la forma de la superficie principal.


Obsérvese que los puntos aplanáticos de una sola superficie esfé-
rica (véase Sec. 9-8) son únicos en el sentido de que están ente-
ramente libres de aberración de esfericidad y de coma, satisfa-
ciendo exactamente la condición de los senos.
9-13. Aberración cromática.'—En el estudio de la teoría de
tercer orden hecho en las secciones anteriores no se ha tenido en
cuenta el cambio del índice de refracción con el color. L a hipótesis

FIG. 9-24.—(a) Aberración cromática de una lente. (6) Doblete pegado corregido
de aberración cromática, (c) Diferencia entre aberración cromática longitudinal
y lateral.

de que n es constante hace que los resultados hasta ahora obte-


nidos sean válidos solo para luz monocromática. Dado que el
índice de refracción de todo medio transparente varía con el
color, una lente única da tantas imágenes como colores haya pre-
sentes en el haz luminoso. E n la figura 9-24 (a) se ha representado
esquemáticamente una tal serie de imágenes coloreadas de un
punto objeto del eje infinitamente alejado. L a acción prismática
de la lente, que aumenta hacia sus bordes, es causa de la dispersión
y hace que el foco de la luz violeta sea el más próximo a la lente.
Como consecuencia de la variación de la distancia focal de
la lente con el color, el aumento lateral variará también. Puede
168 ABERRACIONES DE LAS LENTES [CAP. 9

verse esto en la figura 9-24 (c), donde se dan las alturas de la ima-
gen para el violeta y el rojo correspondientes a un punto objeto
Q situado fuera del eje. L a distancia horizontal entre las imáge-
nes axiales se llama aberración cromática axial o longitudinal,
mientras que la diferencia vertical de altura sé denomina aberra-
ción cromática lateral. Dado que, frecuentemente, estas aberra-
ciones son comparables en magnitud con las aberraciones de Sei-
del, es de gran importancia su corrección. Como indicación de
sus magnitudes relativas, observemos que la aberración cromá-
tica longitudinal de una lente equiconvexa de vidrio de gafas
crown, de 10 cm de distancia focal y 3 cm de diámetro, es exacta-
mente la misma (2,5 mm) que la aberración de esfericidad de los
rayos marginales en la misma lente.
Aunque hay diversos métodos generales para corregir la abe-
rración cromática, el más frecuente consiste en utilizar dos lentes
delgadas en contacto, una de vidrio crown y otra de vidrio flint,
y se estudiará en primer lugar. L a forma corriente' de este do-
blete acromático está representada én la figura 9-24 (¿>). L a lente
crown tiene una gran potencia positiva y la misma dispersión
que la lente flint, de potencia menor y negativa. L a potencia de
la combinación es, pues, positiva, mientras que la dispersión queda
neutralizada, lo que hace que todos los colores tengan aproxima-
l,56 r ; . ; L ; ,

violeta azul verde amarillo

FIG. 9-25.—Gráficas de los índices de refracción de varios tipos de vidrios ópticos.


Se denominan curvas de dispersión.
SEC. 9-13] ABERRACION CROMATICA 169

damente el mismo foco. L a posibilidad de acromatizar tal com-


binación se basa en el hecho de que las dispersiones producidas
por diferentes tipos de vidrio no son proporcionales a las desvia-
ciones que originan (Sec. 1-7). E n otras palabras, las potencias
dispersivas 1/v difieren de una sustancia a otra.

TABLA 9-5

Indices de refracción de medios ópticos usuales para cuatro colores

Tipo
Medio Símbolo
I. C. T. V nc nD nF n
G'

Crown de borosili-
BSC 500/665 66,5 1,49776 1,50000 1,50529 1,50937
Crown de borosili-
BSC-2 517/645 64,5 1,51462 1,51700 1,52264 1,52708
Crown de gafas . . SPC-1 523/586 58,8 1,52042 1,52300 1,52933 1,53435
Crown ligero de Ba. LBC-1 541/599 59,7 1,53828 1,54100 1,54735 1,55249
Flint de anteojo . TF 530/516 51,6 1,52762 1,53050 1,53790 1,54379
Flint denso de Ba. DBF 670/475 47,5 1,66650 1,67050 1,68059 1,68882
Flint ligero . . . LF 576/412 41,2 1,57208 1,57600 1,58606 1,59441
Flint denso . . . DF-2 617/366 36,6 1,61216 1,61700 1,62901 1,63923
Flint denso . . . DF-4 649/338 33,9 1,64357 1,64900 1,66270 1,67456
Flint extra denso. EDF-3 720/291 29,1 1,71303 1,72000 1,73780 1,75324
Cuarzo fundido. . Si02 67,9 1,4585
Cristal de cuarzo
(rayo O). . . . Si02 70,0 1,5443
CaF 2 95,4 1,4338

E n la figura 9-25 se han dibujado gráficas de la variación


de n con el color para una serie de vidrios típicos, mientras que
en la tabla 9-5 se dan los valores reales de n para distintas rayas
de Fraunhofer. E l máximo de la curva de brillo v i s u a l de la f i - 4

gura 9-25 tiene lugar cerca de la raya D amarilla. Por esta razón
se ha elegido el índice n como base para el trazado de rayos y
D

para la especificación de las distancias focales. A fines de acro-


matización se eligen otros dos índices, uno a cada lado de n . D

Como se ha indicado en la tabla, los más usados son el n en el c

extremo rojo y el % o n - en el extremo azul.


G

L a distancia focal resultante f o potencia P de la combi-


D D

nación, para la raya D, de dos lentes delgadas en contacto viene


dada por las ecuaciones [4-8] y [4-9]:

1
E l brillo es una magnitud sensorial de la luz, del mismo modo que la sono-
ridad lo es del sonido. Ambos varían aproximadamente como el logaritmo de la
energía en un amplio intervalo. La curva dibujada representa los logaritmos de
la curva patrón de luminosidad.
170 ABERRACIONES D E LAS LENTES [CAP. 9

'D 'Ü 'D

donde el subíndice D indica que la magnitud depende de n ; D

ÍD Y P'D fi
s e r e
a la distancia focal y potencia de la com-
e r e n

ponente de vidrio crown, y f' y P' son las magnitudes respec-


D D

tivas de la componente flint. E n función de los índices de refrac-


ción y los radios de curvatura, la ecuación anterior toma la forma

^ K H H H - H H ) '
[9 211

Por comodidad hagamos

H H ) Y
H H ) ™
Entonces la ecuación [9-21] toma la forma más sencilla

PD = i% - 1)*' + («; - l)K" [9-23]

Análogamente, para cualquier otro color o longitud de onda tales


como las rayas F y C del espectro, se puede escribir:
p = (rí ~i)K'
F F + - i ) K n
K

P = (rí -1)K'
c c + (n' -l)K"¡
c
LV
^ J

Para hacer acromática la combinación se igualan las distancias


focales correspondientes a las rayas F y C. Esto es, haciendo
P = Pe
F

{ n - 1)K' + ( « ; - 1)K» = (n' - 1)K' + (n" -


p c c 1)K"
Simplificando,
K' rí — rí
— = _ _ £ _c [9-25]
F c
Como tanto el numerador como el denominador del segundo
miembro son positivos, el signo menos indica que una K ha de
ser positiva y la otra negativa, lo que significa que una de las len-
tes debe ser negativa.
Ahora bien: para la raya D las potencias separadas de ambas
lentes delgadas vienen dadas por

FD = (rí -l)K'D y P ; = (rí -\)K"


D [9-26]
SEC. 9-13] í ABERRACION CROMATICA 171

Dividiéndolas, se obtiene:
K'
[9-27]

ÍS [9-25] y [9-27] y despejando P" /P'


Igualando las ecuaciones D D

resulta

[9-28]

donde v' y v" son las constantes dispersivas de los dos vidrios.
Estas constantes, normalmente dadas por los fabricantes, son:
»'— 1 i rí—1
n
F~ c n n
F ~c n

E n la tabla 9-5 se dan los valores de v para varios tipos de vidrios.


Como las potencias dispersivas son todas positivas, el signo menos
de la ecuación [9-28] indica |que las potencias de ambas lentes
han de ser de signo opuesto.! E n otras palabras, si una lente es
convergente, la otra habrá de ser divergente. De los miembros
extremos de la ecuación [9-28] se obtiene:
P' P"
= 0 o y + vT o [9-30]
v v |
v =

Sustituyendo el valor de P' o el de P" de la ecuación [9-20]


D D

en la [9-30],: resulta: j

E l uso de las fórmulas anteriores para calcular los radios de


una lente acromática deseada se realiza en las siguientes etapas:
i
7. Se especifica la distancia focal f y la potencia P . D D

2. Se eligen los tipos de vidrios flint y crown a utilizar.


3. Si no se conocieran, se calcularán las constantes dispersi-
vas v' y v" a partir de la ecuación [9-29].
4. Se calculan P' y P" mediante la ecuación [9-31].
D D

5. Se determinan los valores de K' y K" por la ecuación [9-26].


6. Finalmente se calculan los radios a partir de la ecuación
[9-22].
L a etapa 6 se verifica normalmente teniendo en cuenta otras
aberraciones. i
172 ABERRACIONES D E LAS LENTES [CAP. 3

EJEMPLO.—Se desea construir una lente acromática de 10 cm de distancia


focal en forma de doblete cementado de vidrios crown y flint de los siguientes
índices:
TABLA 9-6

Vidrio nc
«D nF n>
G

1. Crown . . . . 1,50868 1,51100 1,51673 1,52121


2. Flint 1,61611 1,62100 1,63327 1,64369

Hállense los radios de curvatura de ambas lentes si la de crown ha de ser equi-


convexa y la combinación ha de estar corregida para las rayas C y F.
Solución: Una distancia focal de 10 cm equivale a una potencia de + 10 D.
Las constantes dispersivas son, según la ecuación [9-29],
1,51100 — 1,00000
= 63,4783
1,51673 — 1,50868
1,62100 — 1,00000
36,1888
1,63327 — 1,61611
Aplicando la ecuación [9-31], se encuentra que las potencias de ambas lentes han
de ser:
63,4783
= + 23,2611 D !
D 1 0
6 3 , 4 7 8 3 — 36,1888

P" 36,1888
D 10 - = —13,2611 D
63,4783 — 36,1888
El hecho de que la suma de estas dos potencias es Pp = 4- 10,000 D comprueba
la exactitud de los cálculos. Conocida la potencia de cada lente quedamos libres
para elegir cualquier par de radios que proporcionen tal potencia. Si puede con-
seguirse que dos o más superficies tengan el mismo radio, se reducirán los utensilios
necesarios para el tallado y pulimento. Por esta razón, el elemento positivo suele
hacerse equiconvexo como en este caso. Haciendo r' = — r' , y aplicando la ecua-
x t

ción [9-22] y después la [9-26], se obtiene; ¡

1 2_ 23,2611
= 45,5207
*~7 '7 r' n' -l
D
0,51100
1 2D 1
de donde r\ = 0,0439361 m = 4,39361 cm
Como el doblete ha de estar pegado, una de las superficies de la lente negativa
ha de coincidir con una de la positiva. Esto obliga a ajusfar el radio de la super-
ficie restante de modo que la potencia sea — 13,2611 D. Por tanto, r\ = — r' u

y aplicando como antes las ecuaciones [9-22] y [9-26], se halla

1 —13,2611
K" = ~ — : —21,3544
r : 0,0439361 0,62100
Esto da

21,3544 • = 21,3544 — 22,7603


0,0439361

-t, = —1,4059 r" = --0,71129 m = —71,13 cm


s
SEC. 9-14] DOBLETE SEPARADO 173

Por tanto, los radios buscados son:

r = 4,39 cm r" = —4,39 cm


1 i
r = —4,39 cm r" = — 71,13 cm
2 2
Se observará que si se sitúa el elemento de crown frente a luz paralela incidente,
las dos superficies obtenidas están cerca del mínimo de aberración de esfericidad
y de coma. Esto destaca la importancia de elegir vidrios de potencias dispersivas
adecuadas.
Para ver el grado de acromatismo conseguido, calculamos a continuación las
distancias focales para 2as cuatro rayas C, D, F y G'. Por la ecuación [9-24]
P = (n'
c c —
l)K'+ (n'¿ — \)K"
= 0,50868 x 45,5207 4- 0,61611 (— 21,3544)
= 23,1555 — 13,1567
lo que da fe = 10,0012 cm
Análogamente, para los colores correspondientes a las rayas F y G' obtenemos:
P = + 9,9988 D
F o f = 10,0012 cm
F

p¿ = 4- 9,9804 D o f ' = 10,0196 cm


G

Las diferencias entre fe, Íd y Íf s


despreciables, pero / ' es cerca de 0,2 mm
o n
G

mayor que las otras. Esta diferencia, que se produce para luz fuera de la región
comprendida entre las rayas C y F, da lugar a una pequeña zona circular coloreada
alrededor de cada punto imagen, llamada espectro secundario.
Aunque parece que la lente de nuestro ejemplo ha sido corregida de aberración
cromática longitudinal, en realidad lo está de aberración lateral. Distancias focales
iguales para diferentes colores producirán aumentos iguales, pero las diferentes
imágenes coloreadas a lo largo del eje solo coincidirán si lo hacen los puntos prin-
cipales. En la práctica, los puntos principales de una lente delgada están tari
próximos que puede considerarse que el doblete anterior está corregido de ambas
aberraciones cromáticas. En una lente gruesa, sin embargo, no hay aberración
cromática longitudinal si los colores corregidos coinciden en el mismo punto ima-
gen del eje, como muestra la figura 9-26 (a). Como los puntos principales para el
azul y el rojo H' y H' no coinciden, las distancias focales no son iguales y el
b r

aumento varía para los diversos colores. Por consiguiente, las imágenes de los
distintos colores tendrán tamaños diferentes. Esta es la aberración cromática
lateral o color lateral mencionada al comienzo de esta sección.

9-14. Doblete separado.-—Otro método de obtener un siste-


ma acromático consiste en utilizar dos lentes del mismo vidrio
separadas una distancia igual a la semisuma de sus distancias
focales. Para comprender el fundamento de este método empe-
zaremos aplicando la fórmula de las lentes gruesas (Ec. [5-7])
al sistema formado por dos lentes delgadas separadas una dis-
tancia d:

7=7+7-7T 0
P=P 1 + P -dP P
t 1 t [9-32]

que, por analogía con la ecuación [9-23], puede ponerse en la forma


P = ( % - l)K + (« - l)K - d(f - l)(n -
L 2 2 h 2 Í)K K
X 2
Se utilizan los subíndices 1 y 2 en vez de los acentos para designar
las dos lentes, y las K vienen dadas por la ecuación [9-22]. Puesto
que ambas lentes son del mismo vidrio., será n = n , con lo que
x 2

P = (n- 1)(K + K ) - d(n -


X a lfK Kx 2

Si esta potencia ha de ser independiente de la variación de n


con el color, deberá anularse dPjdn. Esto da

~ = K + K, ~ 2d(n - 1)K K = 0
x X 2
SEC. 9-14] D O B L E T E SEPARADO 175

Multiplicando por n— 1 y sustituyendo cada (n — Í)K por la


correspondiente P, se obtiene:

PJL + P , — 2dP P 1 2 = 0
p
i + *
p
„• ,¿ =
_ ^/ _i L
+iü
/t [9-33]

Esto prueba el aserto anterior de que dos lentes del mismo v i -


drio separadas por la semisuma de sus distancias focales tienen
la mkma distancia focal para todos los colores cercanos a aquellos
para los que se han calculado f y / . E n los instrumentos visuales
1 2

este color se elige en el máximo de la curva de brillo visual


(Fig. 9-25). Estos dobletes separados se utilizan como oculares en
muchos instrumentos ópticos debido a que la aberración cromá-
tica lateral está muy corregida, dada la constancia de la distancia
focal. L a aberración longitudinal, no obstante, es relativamente
grande debido a las grandes diferencias en los puntos principales
para los diversos colores. E n da figura 9-26 (b) se representa un
sistema sin aberración cromática longitudinal. Compárese con el
de la figura 9-26 (c), en el queino hay aberración cromática lateral.
Hemos visto en este capítulo que una lente puede estar afec-
tada hasta por siete aberraciones primarias: cinco aberraciones
monocromáticas de órdenes tercero y superiores, y dos aberra-
ciones cromáticas. Pudiera extrañar que sea factible, construir
una lente de calidad cuando difícilmente se puede eliminar en su
totalidad una sola aberración, y mucho menos aún varias simul-
táneamente. No obstante, cabe lograr lentes muy aceptables me-
diante el adecuado equilibrado de las diversas aberraciones. E n
el diseño se tiene en cuenta el fin a que se destina la lente. E n un
objetivo de anteojo, p. ej., es de importancia fundamental la co-
rrección de la aberración de esfericidad, la cromática y la coma.
Por el contrario, astigmatismo, curvatura de campo y distorsión
no son tan perjudiciales, porque el campo en que se usa el obje-
tivo es relativamente pequeño. E n un objetivo fotográfico de gran
apertura el caso es casi exactamente el inverso.
E n los textos siguientes se encontrará tratado el tema de las
aberraciones:
A. C . H A R D Y y F. H . PERRIN: The Principies of Optics.
G. S. MONK: Light, Principies and, Experiments.
D. H . JACOBS: Fundamentáis of Optical Engineering.
A. E . CONRADY: Applied Optics and Optical Design.
L. C MARTIN: Technical Optics.
H. CODDINGTON: A Treatise on Reflexión and Refraction.
H. D . TAYLOR: A System of Applied Optics.
176 ABERRACIONES D E ¡ L A S LENTES [CAP. 9

P R O B L E M A S

9-1. Una superficie esférica de radió r = 4- 10 cm separa dos medios


de índices respectivos « = 1,2 y » ' = 1,5. Calcúlense las aberraciones de
esfericidad: a) longitudinal, yb) lateral, para luz incidente paralela y una
zona de altura h = 1 cm.
i
9-2. U n medio de índice 1,6 está limitado por una superficie esfé-
rica de 4 cm de radio.. Calcúlense: a) la: aberración de esfericidad longitu-
dinal, y b) la lateral, para luz paralela incidente y una zona de h = 1 cm.
I Sol.: a) 1,29 mm; b) 0,12 mm.
9-3. Los radios de una lente delgada de índice 1,5 miden r = 4- 60 cm y
x

r¡¡ = — 12 cm. Hállense con luz incidente paralela las aberraciones de


esfericidad: a) longitudinal, y b) lateral, para rayos que atraviesan una
zona de altura h = 2 cm.
9-4. Una lente delgada cuyos radios miden r — 4-10 cm y r — —10 cm
x 2

está construida de vidrio de índice 1,5. Hállense las aberraciones de es-


fericidad: a) longitudinal, y b) lateral, para un punto objeto del eje si-
tuado 20 cm delante de la lente y rayos que atraviesen una zona de radio
h = 1 cm. Sol.: a) 4,4 mm; b) 0,225 mm.
9-5. Los radios de una lente delgada de índice 1,6 miden r = 4-10 cm y
x

r = — 10 cm. Hállense las aberraciones de esfericidad: a) longitudinal, y


a

b) lateral, para un punto objeto del eje situado 24 cm delante de la lente


y rayos que parten de él y atraviesan una zona de radio h = 1 cm.
9-6. Los radios de una lente delgada de índice 1,6 miden r = 4- 36 cm y
x

r¡¡ = — 18 cm. Si la luz incidente es paralela, calcúlense: a) la aberra-


ción de esfericidad longitudinal, y b) la lateral, correspondientes a una
zona de radio h = 1 cm. Sol.: a) 0,974 mm; b) 0,049 mm.
9-7. Se tiene una lente delgada de índice 1,50 y radios r = —12 cm y
x

r = 4-60 cm. Si ha de utilizarse esta lente con luz incidente paralela,


a

hállense las aberraciones de esfericidad:: a) longitudinal, y b) lateral, para


rayos que atraviesan una zona de radio h = 2 cm.
9-8. Los radios de una lente delgada de índice 1,60 midenr = — 36 cmy
x

r = 4- 18 cm. Hállense las aberraciones de esfericidad: a,) longitudinal,


2

y b) lateral, para luz incidente paralela que atraviesa una zona de radio
h = 1 cm. Sol.: a) — 0,974 mm; 6; 0,049 mm.
9-9. Una lente delgada de diámetro 6 cm y cuyos radios son r = oo y x

r = —10 cm está hecha de un vidrio de índice 1,50. Hállese la altura


2

de la figura comática si el punto imagen formado por rayos paraxiales


que inciden paralelamente se halla a 4 cm del eje principal.
9-10. Se tiene una lente delgada de 4 cm de diámetro e índice 1,5
cuyos radios miden r = 4- 20 cm y r = — 20 cm. Hállese la altura de
x 2t

la imagen comática si el punto imagen ¡formado por rayos paraxiales que


inciden paralelamente se halla a 4 cm del eje principal. Sol.: — 0,120 mm.
9-11. Una lente delgada de n = 1,65 ha de tener una aberración de
esfericidad mínima cuando el objeto está 20 cm delante y la imagen real
80 cm detrás de ella. Determínense: a) el factor de p o s i c i ó n ; ^ el factor
de forma; c) la distancia focal, y d) los radios de curvatura.
9-12. Una lente delgada de índice 1,75 ha de tener una distancia focal
de 4 5 cm. A 30 cm de ella se encuentra un objeto. Determínense: a) la
PROBLEMAS 177

distancia imagen, y b) el factor de posición. Si se desea que la lente tenga


una aberración de esfericidad mínima para estas distancias objeto e ima-
gen, calcúlense: c) el factor de forma, y d) los radios de curvatura de ambas
caras.
Sol.: a) + 6 cm; b) —0,667; c) 4- 0,733; d) + 4,33 cm, — 28,12 cm.
9-13. Se trata de construir una lente delgada de índice 1,5 que tenga
una aberración lateral mínima para objetos distantes. Si la distancia focal
ha de ser 4- 5 cm, hállense: a) el factor de posición; b) el factor deforma,
ye) los radios de curvatura de ambas caras.
9-14. Una lente delgada de n = 1,55 ha de tener una distancia focal
de 20 cm. Hállense: a) el factor de posición; b) el factor de forma, y c) los
radios de curvatura de ambas caras para que la aberración de esfericidad
sea mínima cuando se sitúe un objeto en su foco objeto.
Sol.: a) 4- 1 cm; b) — 0,79; c) 4- 104,81 cm, — 12,29 cm.
9-15. Una lente delgada de n = 1,5 ha de tener una distancia focal
de 4- 10 cm. Si a 12 cm de la lente hay un objeto, determínense: a) la dis-
tancia imagen, y b) el factor de posición. Para que la lente tenga la aberra-
ción de esfericidad mínima, ¿cuáles han de ser: c) su factor de forma, y
d) los radios de curvatura de sus dos caras?
9-16. Determínense: a) el factor deforma, y b) los radios de curvatura
de la lente del problema 9-11 para que esté libre de coma.
Sol.: a) — 0,633; b) + 56,64 cm, —12,74 cm.
9-17. Hállense: a) el factor de forma, y b) los radios de curvatura
de la lente del problema 9-12 para que esté libre de coma.
9-18. Calcúlense: a) el factor de forma, y b) los radios de curvatura
de ambas superficies de la lente del problema 9-13 para que quede eli-
minada la aberración de coma.
Sol.: a) 4- 0,80; b) 4- 2,78 cm, —25 cm.
' 9-19. Si la lente del problema 9-14 ha de estar libre de coma, hállense:
a) el factor de forma, y b) los radios de curvatura de ambas superficies.
9-20. Se desea que la lente del problema 9-15 esté libre de coma.
¿Cuáles han de ser: a) el factor de forma, y b) los radios de curvatura de
sus superficies?
Sol.: a) —5,33; b) + 21,43 cm, — 6,52 cm.
9-21. U n menisco de 0,5 cm de espesor e índice 1,6 ha de ser apla-
nático para dos puntos situados del lado cóncavo de la lente. Si el punto
más cercano ha de encontrarse a 4 cm del vértice más próximo, hállense:
a) los radios de las dos caras de la lente, y b) la distancia desde el vértice
más próximo al punto más alejado. (Observación: Ambos puntos se en-
cuentran en el aire.)
9-22. U n menisco de 0,5 cm de espeso e índice 1,5 ha de ser aplaná-
r

tico para dos puntos distantes 6 cm. Determínense: a) los dos radios de
curvatura, y b) las distancias desde la superficie convexa a ambos puntos.
Sol.: a) —11,5 cm, —7,2 cm; b) 12 cm, 18 cm.
9-23. Apliqúese la condición de los senos de Abbe a los rayos trazados
a través de la primera superficie en la tabla 8-1 y dense los valores de la
constante para h = 1,5; 1; 0,5, y 0 cm.
9-24. Apliqúese la condición de los senos de Abbe a los rayos finales
trazados a través de la lente en la tabla 8-2 y dense valores de la cons-
tante para h = 1,5; 1, y 0,5 cm.
Sol.: 0,335270, 0,338143 y 0,339585.
JENKINS-WHITE.—12
178 ABERRACIONES D E LAS LENTES [CAP. 9

9-25. Se utiliza con luz incidente paralela una lente delgada de índice
1,5 y radios r = 4- 40 cm y r = — lo cm. Calcúlense: a) el factor depo-
t a

sición; b) el factor de forma; c) la distancia focal, y d) la aberración de esfe-


ricidad longitudinal para rayos de alturas h = 2 cm; 1,5 cm; 1 cm, y 0,5 cm.
Construyase una gráfica de h en función de la aberración de esfericidad
longitudinal.
9-26. Una lente delgada de índice 1,5 y radios r = 4- 10 cm y
x

r = — 40 cm ha de formar la imagen de un objeto situado 32 cm delante


%

de la primera superficie. Calcúlense: a) la distancia focal; b) el factor de


posición; c) el factor de forma, y d) la aberración de esfericidad longitu-
dinal para rayos situados a las siguientes alturas: 2; 1,5; 1 y 0,5 cm.
5o/..- a) 4- 16 cm; b) Cero; c) ~f 0,6; d) 1,474 cm; 0,846 cm, 0,381 cm y
0,196 cm.
9-27. Una lente acromática de 4- 20 cm de distancia focal ha de
construirse con vidrios de los tipos BSC y DF-4 (véase tabla 9-5). Si la
lente de vidrio crown ha de ser equiconvexa y ambas lentes unidas, há-
llense: a) los valores de v; b) las potencias de ambas componentes para
la luz del sodio, y c) los radios de las cuatro caras para corregir las rayas
C y F.
9-28. Se desea construir una lente acromática de distancia focal
4- 12,5 cm con vidrios crown y flint de los tipos LBC-1 y DF-2 (véa-
se tabla 9-5). Si la lente de vidrio flint ha de tener su cara exterior pla-
na y la combinación ha de estar pegada, hállense: a) los valores de v;
b) las potencias de ambas lentes para la luz amarilla del sodio, y c) los radios
de las tres superficies restantes. L a lente ha de estar corregida para las
rayas C y F.
Sol.: a) 59,6472, 36,6172; b) + 20,7198 D , — 12,7198 D ;
c) 4- 5,655 cm, — 4,8507cm, —4,8507 cm, infinito.
9-29. Se desea construir una lente de vidrios BSC-2 y DF-4 que ten-
ga una distancia focal de 4- 25 cm (véase tabla 9-5). Si la lente de vidrio
flint tiene su cara exterior plana y la combinación ha de estar pegada,
hállense los radios de curvatura de las otras tres superficies. Se desea que
la lente esté corregida para las rayas C y G'.
9-30. Se trata de diseñar una lente acromática de vidrios SPC-1 y
DF-2 que tenga una distancia focal de 4- 10 cm (véase tabla 9-5). Si la
lente de vidrio crown ha de ser equiconvexa y la combinación pegada,
calcúlense: a) los valores de v; b) las potencias de ambas lentes para la luz
de sodio, y c) los radios de curvatura de las caras. L a lente ha de estar co-
rregida para las rayas C y G'.
Sol.: a) 37,5449, 22,7928; b) 4- 25,4505 D , ~ 15,4505 D ; o) 4- 4,11 cm.
— 4,11 cm, —4,11 cm, 4- 140,77 cm,
9-31. Calcúlense las distancias focales de la lente del problema 9-28
para las rayas C, D, F y G'.
9-32. Calcúlense las distancias focales de la lente del problema 9-30
para las rayas C, D, F y G'.
Sol.: a) + 10,0044 cm, + 10,0000 cm, + 9,9927 cm, 4- 10,0044 cm
I CAPITULO X

INSTRUMENTOS OPTICOS

E l objeto fundamental de la óptica geométrica es el diseño


de instrumentos ópticos eficientes. E n los capítulos que preceden
se han establecido los principios que rigen la formación de imá-
genes por una sola lente o por combinaciones sencillas de lentes.
Estos principios encuentran Un vasto campo de aplicación en
las múltiples combinaciones prácticas de lentes, que incluyen fre-
cuentemente espejos y prismas, y que caen dentro de la cate-
goría de instrumentos ópticos. E l alcance de este tema es tan
grande, y sé ha desarrollado en tantas ramificaciones, que en un
libro dedicado a los fundamentos de la óptica solo es posible des-
cribir los principios en que se basan los instrumentos más co-
rrientes. E n este capítulo se | describirán las características más
destacadas de los objetivos fotográficos, lupas, microscopios, an-
teojos y oculares. Ello nos servirá para ilustrar cómo se aplican
las teorías ya expuestas, y esperamos sea útil a los que se dedican
o han de dedicarse al manejo de tales instrumentos.
10-1. Objetivos fotográficos.-—El principio fundamental de la
cámara fotográfica es, como muestra la figura 10-1, la formación
de una imagen real por una lente convergente. Se forma sobre
una película o placa sensible una imagen nítida de objetos cer-
canos o alejados, y después de revelar el negativo, se obtiene

y* imagen

rfpe/i'cu/a

FIG. 10-1.—Principio de la cámara fotográfica.


180 INSTRUMENTOS OPTICOS [CAP. 10

una copia positiva. Cuando la escena a fotografiar es fija, pueden


conseguirse fotografías de excelente definición, aun con el obje-
tivo más barato, siempre que se diafragme suficientemente y se
utilice un tiempo de exposición adecuado. Por el contrario, si la
escena está en movimiento o se sujeta la cámara con la mano,
se requieren exposiciones muy cortas y consecuentemente es nece-
sario el empleo de lentes de gran apertura. Por tanto, la carac-
terística más importante de una buena cámara es que esté equi-
pada de una lente de apertura relativamente grande, capaz de
abarcar un campo angular lo mayor posible. Dado que las lentes

pupila de
salida
! pupila de

(a) (6)

FIG. 10-2.—(a) Determinación de la rapidez de un objetivo, (b) Menisco


acromático con diafragma frontal.

de gran apertura están afectadas dé muchas aberraciones, los di-


señadores de objetivos fotográficos han recurrido a eliminar aque-
llas que son más perjudiciales para cada fin particular. Se intenta
aquí, por tanto, estudiar brevemente varios de estos fines y
soluciones en relación con algunos de los centenares de tipos
bien conocidos de objetivos fotográficos.
10-2. Rapidez de los objetivos.^En la sección 7-15 se demos-
tró que la cantidad total de luz que llega a la imagen por unidad
de área está dada por el producto del brillo B del manantial por
el ángulo sólido w' del haz de rayos \ que converge hacia cualquier
punto de la imagen. Este último es igual al área de la pupila de
entrada dividida por el cuadrado de la distancia focal /, como se
deduce claramente de la figura 10-2 (a), que representa la lente
y el diafragma de la figura 10-1 iluminados por un haz paralelo.
El ángulo sólido w' es el subtendido por la pupila de salida desde
el punto imagen, que, como se verá, es igual al que subtendería
la pupila de entrada si estuviese situada en el plano principal
SEC. 10-4] LENTES SIMETRICAS 181

imagen H'. L a razón de la distancia focal de u n objetivo a l diá-


metro a de su pupila de entrada se denomina razón focal o valor /,.
que se define, por tanto, como

valor / = í [10-1]
ct
Así, u n objetivo de 10 c m de distancia focal y u n a apertura lineal
de 2 c m se dice que tiene u n valor / = 5, o en l a práctica, que es
un objetivo //5. L a velocidad con que se forma u n a imagen fo-
tográfica depende de l a iluminación E de l a imagen, lo que de-
termina l a rapidez d e l objetivo, que resulta ser inversamente
proporcional al cuadrado del valor /, y a que según Ja ecuación
[7-15],

„ „ , %(al2) 2
a 2
const. rH „ _,
= [10-2],
n
E = i V ~ B ±LL = const. X f

supuesto u n objeto de brillo dado.


Para hacer fotografías de objetos débilmente iluminados o
en movimiento, que requieren exposiciones m u y cortas, se nece-
sitan lentes de valores / m u y pequeños. Por ello una lente f¡2 es
más «rápida» que u n a lente //4,5 (o que u n a lente f/2 obturada
hasta //4,5) en l a razón (4,5/2) = 5,06. Una lente de u n a aper-
2

t u r a relativa t a n grande es, como vamos a ver, de difícil diseño.


10-3. Meniscos.—Muchas de las máquinas más baratas uti-
lizan como objetivo u n solo menisco positivo con u n diafragma
fijo, t a l como se ve en l a figura 10-1. Se empezó a utilizar en 1812
con el nombre de lente panorámica, y tiene u n a considerable
aberración de esfericidad, lo que l i m i t a su apertura a / / l l . Fuera
del eje, el astigmatismo reduce el campo a unos 40°. L a adecuada
colocación d e l diafragma produce u n campo plano, pero a l no
haber más que una lente l a aberración cromática es siempre con-
siderable.
E l cromatismo lateral puede corregirse mediante el uso de
un doblete pegado como el de l a figura 10-2 (b). E n lugar de para
las rayas C y F, l a combinación suele corregirse para l a raya,
amarilla D del espectro', próxima a l a máxima sensibilidad del
ojo, y para la G', por estar próxima a l máximo de l a curva de
Sensibilidad de muchas emulsiones fotográficas. Este tipo de co-
rrección, llamado «acromatismo DG», produce l a mejor definición
fotográfica y el enfoque visual más nítido. E n algunos diseños
se invierten las posiciones de l a lente y del diafragma, como en
el dispositivo representado en l a figura 9-21 (b).
10-4. Lentes simétricas.-—Consisten en dos conjuntos simé-
tricos de lentes gruesas con u n diafragma intercalado; en l a f i -
182 INSTRUMENTOS OPTICOS [CAP. 10

rápido rectilíneo Taylor, Taylor y Hobson.


f/3 rapidez Panero f/2

Goertz "Dagor" f/4,5 Zeiss "Topogon"

triolete "Cooke"original Zeiss "Tessar"

FIG. 10-3.—Objetivos fotográficos simétricos y asimétricos.

gura ;10-3 se han representado algunas de ellas. E n general,


cada una de las mitades está corregida de cromatismo lateral,
y al unirlas se elimina la curvatura de campo y la distorsión,
tal como se explicó en la sección 9-11. E n el objetivo rectilíneo
rápido el aplanamiento del campo solo se consigue introduciendo
un considerable astigmatismo, a la vez que la aberración de esfe-
ricidad limita la apertura a //8. Utilizando tres tipos diferentes
de vidrio, como en el «Dagor», de Goertz, es posible eliminar el
cromatismo lateral, el astigmatismo y la aberración de esferi-
cidad de cada una de las mitades. A l combinarlas se corrige la
coma, el cromatismo lateral, la curvatura y la distorsión. Zeiss
llama a este objetivo un «Triple Protar»,' y Goertz, un «Dagor»,
lo que significa Doble A nastigmdtico Goertz. E l «Panchro Rápido»,
diseñado por Taylor, Taylor y Hobson en 1920, une a su gran
definición central una gran rapidez, de f/2 hasta //1,5. E l «Zeiss
Topogon» es un objetivo de la serie gran-angular muy útil
en fotografía aérea. Otras características de los objetivos simé-
tricos son: 1) el gran número de lentes empleadas, y 2) las cur-
vaturas bastante pronunciadas, que son caras de producir.
SEC. 10-6] TELEOBJETIVOS 183

Cuanto mayor sea el número de superficies libres de un objeti-


vo, tanto mayores serán las pérdidas de luz por reflexión. Por ello
el valor / no es el único factor determinante de la rapidez de un
objetivo. E l reciente desarrollo de la llamada óptica azul, que eli-
mina prácticamente la reflexión para incidencia normal, ha permi-
tido mayor libertad para el empleo de más elementos en el diseño
de objetivos fotográficos (véase Sec. 14-6).
10-5. Tripletes anastigmáticos.—En 1893 se dio un gran avan-
ce en el diseño de objetivos fotográficos con la aparición del «Tri-
plete de Cooke» (Fig. 10-3). Los principios fundamentales en que
se basa este sistema se deducen de que: 1) la potencia con que
una lente dada contribuye a :1a de un sistema es proporcional a
la altura a que los rayos marginales atraviesan la lente, mientras
que 2) la contribución de cada lente a la curvatura de campo
es proporcional a su potencia independientemente de la distancia
de los rayos al eje. Por ello; pueden eliminarse el astigmatismo
y la curvatura de campo haciendo que la potencia del elemento
central de flint sea igual y de signo opuesto a la suma de las po-
tencias de los elementos de crown. Espaciando la lente negativa
entre las dos positivas, se consigue que los rayos marginales pasen
por la lente negativa tan cerca del eje que el sistema tenga una
potencia positiva apreciable. Seleccionando adecuadamente las dis-
persiones y los radios son posibles correcciones adicionales del
cromatismo y de la aberración de esfericidad. Zeiss diseñó en
1902 el «Tessar», uno de los objetivos modernos más conocidos.
•Construido en muchas formas, según requerimientos especiales,
la estructura general del sistema es similar a la del «Triplete de
Cooke», en el que se ha reemplazado la lente crown posterior por un
doblete. E l «Héctor», de Leitz, f/2, es también del tipo del «Tri-
plete de Cooke», habiéndose reemplazado cada elemento por una
lente compuesta. Este objetivo, muy rápido, es excelente para
las cámaras cinematográficas!
10-6. Teleobjetivos.—Dado que el tamaño de la imagen de
un objeto distante es directamente proporcional a la distancia
focal de la lente, un teleobjetivo, que está diseñado para propor-

FIG. 10-4.—Principio del teleobjetivo.


184 INSTRUMENTOS OPTICOS [CAP. 10

cionar imágenes de gran tamaño, no es más que un tipo especial


de objetivo con una distancia focal efectiva mayor que la utili-
zada normalmente con la misma máquina. Como esto requeriría
una extensión del fuelle de la máquina mayor de la permitida,
el principio de una única lente gruesa altamente corregida se
modifica así: Según muestra la figura 10-4, mediante la refrac-
ción de un rayo paralelo, con dos lentes considerablemente sepa-
radas, puede situarse, el punto principal H' delante de la primera
lente, consiguiéndose así una gran distancia focal H'F' para una
distancia lente-plano focal más bien corta (/& en la Fig. 10-4).
Esta última longitud, o distancia focal posterior, como suele deno-
minarse corrientemente, se mide desde la lente verdadera al pla-
no focal.
Aunque en los teleobjetivos antiguos la distancia focal se va-
riaba modificando la separación de las dos lentes, se construyen
en la actualidad con una distancia focal fija. E n este caso se con-
sigue una cierta flexibilidad disponien-
do de varios objetivos. Esto se con-
vierte en una necesidad cuando se
requieren lentes de gran rapidez y
muy bien corregidas. L a figura 10-5
eje representa un «teleobjetivo Cooke» di-
señado por Taylor, Taylor y Hobson.
10-7. Lupas.—La lupa es una len-
te convergente destinada a ampliar la
F l G . 10-5.—-Teleobjetivo muy imagen retiniana por encima de la que
corregido. se formaría a ojo desnudo. E l tamaño
aparente; de un objeto visto a ojo des-
nudo depende del ángulo subtendido por el objeto (véase Fig. 10-6).
Acercando el objeto al ojo, de A a B y de B a C en el diagrama,
el poder de acomodación permite al ojo variar su potencia for-
mando imágenes retinianas cada vez mayores. Este acercamiento
tiene un límite impuesto por la capacidad de acomodación del
ojo para obtener imágenes nítidas. Aunque este límite varía mu-
dio de unos individuos a otros, suele tomarse la distancia de 25 era
como punto próximo tipo o, como se le denomina a veces, dis-

ojo

eje

F I G . 10-6.—El ángulo subtendido por el objeto determina el t a m a ñ o de la imagen


retiniana.
SEC. 10-7] LUPAS 185

tanda mínima de visión distinta. A esta distancia, indicada en la


figura 10-7 (a), el objeto o la imagen subtienden un ángulo de-
signado por 6.
Si se coloca ahora una lente convergente en la posición repre-
sentada en el diagrama (6), el objeto puede situarse mucho más
cerca del ojo, formándose sobre la retina una imagen que subtiende

. S-°° : *\

FIG. 10-7.—Angulo subtendido por: (a) un objeto en el punto próximo del ojo
desnudo; (6) la imagen virtual de un objeto a menor distancia de la focal; (c) la
imagen virtual de un objeto en el foco.

un ángulo mayor 6'. L a misión de la lente convergente ha sido


formar una imagen virtual y' del objeto y, siendo el ojo capaz
de observar esta imagen. Cuando se usa una lente de esta forma
se la denomina lupa o microscopio simple. Situando el objeto
y en el foco F de la lupa, la imagen virtual y' se formará en el in-
finito, acomodándose el ojo para visión distante, como se ve en
la figura 10-7 (c). Si y está entre F y la lente, como en el diagra-
ma (b), la imagen virtual puede formarse a la distancia mínima de
visión distinta, obteniéndose un aumento ligeramente superior
como se demostrará a continuación.
186 INSTRUMENTOS OPTICOS [CAP. 10

Se define el aumento angular M como la razón del ángulo 6'


subtendido por la imagen al 6 subtendido por el objeto

M = jj-' [10-3]

E n el diagrama (b), la distancia objeto s se obtiene aplicando


las fórmulas de las lentes delgadas,
1 1 _ 1 1 = 25 + /
s +
—25 / ° s 25/
De los triángulos rectángulos de la figura

M . ¿ y ^ - ? - r ^ - '

Para ángulos pequeños las tangentes pueden reemplazarse por


los ángulos, obteniéndose las relaciones aproximadas

25 y y
25/
y según la ecuación [10-3], el aumento será

M = ~ =j +1 [10-4]

E n el diagrama (c) la distancia objeto s es igual a la distancia


focal, y los ángulos pequeños 0 y 6' vienen dados por

obteniéndose para el auimnto la expresión:


0' 25
M=\=j [10-5]

E l aumento angular es, por tanto, mayor si la imagen se forma


a la distancia mínima de visión distinta. Así, p. ej., sea 2,5 cm la
distancia focal de una lupa. Para los dos casos extremos, las
ecuaciones [10-4] y [10-5] dan
25 25
M = — + i = nx y M
= Y~5 = 1 0 x

Como las lupas tienen de ordinario distancias focales pequeñas


y dan, por tanto, un aumento aproximadamente igual para dis-
SEC. 10-8] TIPOS D E L U P A S 187

tandas entre 25 cm y el infinito, suele utilizarse la expresión


más sencilla 25// para dar la potencia de una lupa; por tanto, una
lupa cuya distancia focal sea 2,5 cm se designará por 10 x, y' otra
de 5 cm de longitud focal por 5x, etc.

biconvexa doblete'

FIG. 10-;
Coddington
9 tripíete de
Hastings

-Tipos corrientes de lupas.


acromática

10-8. Tipos de lupas.—En la figura 10-8 se han representado


varios tipos comunes de lupas. E l primero, una simple lente bi-
convexa, es la lupa más sencilla
y se utiliza para la lectura, como
lupa de bolsillo y lupa de relojero.
L a segunda se compone de dos
lentes planoconvexas montada
cada una en el foco de la: otra.
Como d e m u e s t r a la ecuación
[9-33], este espaciamiento corrige
el cromatismo lateral, pero se re-
quiere que el objeto esté en una
de las caras de la lente. Para
evitar este inconveniente se sacri-
fica hasta cierto punto la correc-
ción del color acercando ligera-
mente las lentes, pero aun así la
distancia de utilización o distan-
cia focal posterior (véase ecua-
ción [5-13]) es extremadamente
pequeña.
L a tercera lupa, tallada a par-
tir de una esfera de vidrio maci-
zo, se suele atribuir a Ccdding-'
ton, aunque se debe a sir David F l G
- i 0 - 9 . - P r i n c i p i o del microscopio
-w-, , T*. , i • i i• con el ocular reglado de modo que la
Brewster. Tiene también una dis- i m a g e n
s e f o r m e distancia míni-
e
a l a

tancia de a p l i c a c i ó n relativa- ma de visión distinta.


188 INSTRUMENTOS OPTICOS [CAP. 10

mente pequeña, pero la calidad de la imagen es excelente debido


en parte a la ranura central, la cual actúa como diafragma. Entre
las mejores lupas de hoy día se encuentran los tripletes pegados,
como los que representan los dos últimos diagramas. Estas lentes
son simétricas para dar lugar a su! utilización por ambos lados.
Tienen una distancia de aplicación relativamente grande y se cons-
truyen con potencias de hasta 20 X .
10-9. Microscopios.—El microscopio, que suele sobrepasar en
mucho la potencia de una lupa, se debe a Galileo (1610). E l moder-
no microscopio óptico, en su forma más sencilla, se compone de
dos lentes, una de distancia focal muy corta llamada objetivo y
otra de distancia focal algo mayor u ocular. Aunque en l a prác-
tica ambas lentes están compuestas de varios elementos para
reducir las aberraciones, su función fundamental se ilustra en
la figura 10-9 mediante lentes sencillas. E l objeto (1) se sitúa
justamente fuera de la distancia focal del objetivo, con lo que se
forma una imagen real aumentada en (2). Esta imagen pasa a
ser el objeto de la segunda lente u Ocular. Este, que funciona como
una lupa, forma una imagen virtual en (3). A su vez esta imagen
constituye el objeto del ojo, que forma la imagen final en la re-
tina (4). ¡
Puesto que Ja misión del objetivo es formar la imagen aumen-
tada que se ha de observar a través del ocular, el aumento total
del instrumento será el producto del aumento, lateral m del ob-
1

jetivo por el aumento angular M del ocular. De las ecuaciones


2

[4-11] y [10-5] deducimos

[10-6]

Los constructores suelen indicar separadamente los respectivos


aumentos m y M del objetivo y del ocular.
1 2

10-10. Objetivos de microscopio.—Los microscopios de cali-


dad suelen i r equipados de un portaobjetivo revólver con tres
objetivos de diferente aumento. A l girar el revólver, los diferentes
objetivos van quedando alineados con el ocular.
L a figura 10-10 muestra tres, objetivos típicos. E l primero,
compuesto de dos dobletes acromáticos pegados, está corregido
de aberración de esfericidad y coma, y tiene una distancia focal
de 1,6 cm, un aumento de 10x y. una distancia de aplicación de
0,7 cm. E l segundo es también un objetivo acromático de 0,4 cm
SEC. 10-11] ANTEOJOS ASTRONOMICOS 189

W (b) (c)
FIG. 10-10.—Objetivos de microscopio: (a) de baja potencia; (6) de potencia media,
y (c) de alta potencia con inmersión en aceite.

de distancia focal, un aumento de 40 x y una distancia de apli-


cación de 0,6 cm. E l tercero es del tipo de inmersión en aceite,
con una distancia focal de 0,16 cm, un aumento de 100 x y una
distancia de aplicación de solo 0,035 cm. H a de tenerse gran cui-
dado al manejar este último tipo de objetivo para no romper
la lente frontal semiesférica. Aunque la inmersión en aceite hace
aplanáticas las dos lentes inferiores (véase Fig. 9-15), existe abe-
rración cromática lateral. Se corrige esta mediante un ocular com-
pensador, como se explicará en la sección 10-16.
10-11. Anteojos astronómicos.—Históricamente, el primer an-
teojo fue construido en Holanda en 1608 por un modesto talla-
dor de gafas, Hans Lippershey. Pocos meses más tarde Galileo,
después de haber oído que los objetos lejanos podían verse como
al alcance de la mano mediante un par de lentes, diseñó y cons-
truyó él mismo el primer anteojo propiamente tal. Los elementos

FIG. 10-11.—Principio del anteojo astronómico, con el ocular reglado de modo


que la imagen se forme a la distancia mínima de visión distinta.
190 INSTRUMENTOS OPTICOS [CAP. 10

de este anteojo existen aún y se exhiben en Florencia. E l funda-


mento de los anteojos astronómicos actuales sigue siendo el mismo
que el de los primitivos. L a figura 10-11 muestra el diagrama
de un anteojo elemental. Los rayos procedentes de un punto
de un objeto lejano inciden en forma de haz paralelo sobre un
objetivo de gran distancia focal. Estos rayos, al converger, deter-
minan el punto imagen Q'. Suponiendo que el objeto lejano fuera
una flecha derecha, su imagen sería real e invertida, como aparece
en el diagrama. L a misión del ocular es la misma que en el mi-
croscopio, es decir, la de una lupa. Variando la posición del ocular
hasta que dicha imagen real esté dentro de su plano focal objeto,
F„, se observará una imagen virtual y aumentada en Q" cerca del
punto próximo del ojo, o sea a 25 cm. Normalmente, sin embargo,
se hace coincidir la imagen real con los focos de ambas lentes,
con lo cual los rayos imagen abandonan el ocular en forma de
haz paralelo y la imagen virtual está en el infinito. L a imagen
final es siempre la formada en la retina mediante rayos que pare-

FIG. 10-12.—Principio del anteojo astronómico, con el ocular reglado de modo


que forme la imagen en el infinito.

cen proceder de Q". L a figura 10-12 representa un anteojo en-


focado de esta forma.
E n todos los anteojos astronómicos el objetivo constituye el
diafragma de apertura. Será, por tanto, la pupila de entrada, y
su imagen, formada por todas las lentes situadas detrás (en este
caso, solo el ocular), será la pupila de salida. L a figura 10-13 mues-
tra estos elementos con las trayectorias de un rayo incidente pa-
ralelo al eje. y de un rayo principal procedente de un punto lejano
fuera del eje. L a distancia entre la lente del ojo, o sea, la última
lente del ocular, y la pupila de salida se denomina tolerancia del
ojo, y suele ser del orden de unos 8 mm.
Se define el aumento de un anteojo como la razón entre el
ángulo subtendido en el ojo por la imagen final Q" y el subtendido
SEC. 10-11] ANTEOJOS ASTRONOMICOS 191

pupila de
entrada pupila de
salida

FIG. 10-13.—Pupilas de entrada y salida de un anteojo astronómico.

por el objeto. E l objeto, no representado en la figura 10-13, sub-


tiende un ángulo 8 en el objetivo y aproximadamente el mismo
en el ojo desnudo. E l subtendido por la imagen en el ojo es 6'.
Por definición, j

\M = [10-7]

El ángulo 0 es el de campo objeto, y el 0', el de campo imagen. E n


otras palabras, 6 es el campo angular total abarcado por el ante-
ojo y 6' es el ángulo que el campo parece cubrir (Sec. 7-11). De
los triángulos rectángulos ABC y EBC, (Fig 10-13) se deduce:
h
tg 0 = [10-8]
t « e- —5
Aplicando la fórmula general de las lentes 1/s 4- 1/s' = 1//,
1 I fo
[10-9]
s' ! ÍEVO + ÍE)

que, sustituida en la ecuación [10-8], da:


h hfo
tg 6 = tg «' = •
(fo + ÍE) ÍE(ÍO + ÍE)

Para pequeños ángulos, tg 0 0 y tgB'í


[10-7], se obtiene: 0'. Sustituyendo en
fo
M = ^ = —
[10-10]
Por tanto, el aumento de un anteojo es igual a la razón de las
distancias focales del objetivo y del ocular, indicando el signo
negativo que la imagen es invertida.
Si D y d representan los diámetros del objetivo y de la pupila
de salida, respectivamente, el rayo marginal que pasa por F' 0
192 INSTRUMENTOS OPTICOS [CAP. 10

y F en la figura 10-13 forma dos triángulos rectángulos seme-


E

jantes, de los que se deduce ¡

dÍE ¡
obteniéndose otra expresión del jaumento angular

[10-11]

Un método útil para determinarle! aumento de un anteojo es,


por tanto, medir los diámetros D y d. Este último se mide fácil-
mente enfocando el anteojo al infinito y girándolo hacia el cielo.
Si se coloca una delgada hoja de i papel blanco detrás del ocular
y se desplaza hacia adelante y hacia atrás, es posible localizar
un disco luminoso nítido, llamado comúnmente circulo de Ramsden,
que constituye la pupila de salida. Su tamaño, en relación con el
de la pupila del ojo, tiene gran importancia en la determinación
del brillo de la imagen y del poder separador del instrumento
(véanse Secs. 7-15 y 15-9). j
Otro método para medir el aumento de un anteojo consiste
en mirar a través del mismo con un solo ojo, mientras que con
el otro se observa directamente el objeto distante. Con algo de
práctica se consigue superponer ambas imágenes, obteniéndose
una comparación directa de sus respectivas alturas. E l campo
objeto de un anteojo astronómico;está determinado por el ángulo
subtendido en el centro del objetivo por la apertura del ocular.
E n otras palabras, el ocular es el diafragma de campo del sistema.
E n la figura 10-13, 6 es el semiángulo de campo (Sec. 7-8).
10-12. Oculares.—Aunque cualquiera de los tipos de lupas
de la figura 10-8 sirve como ocular de un microscopio o anteojo,
suelen diseñarse oculares especiales para cada uno de estos ins-
trumentos. Uno de los requisitos más importantes en el diseño
de tales oculares es la corrección de la aberración cromática la-

pupila
desalida

ocu/sr de Huygens

(o)

FIG. 10-14.—Oculares corrientes utilizados en los instrumentos ópticos.


SEC. 10-14] OCULAR D E RAMSDEN 193

teral. Por esta razón casi todos tienen de común el poseer dos
lentes del mismo vidrio separadas por una distancia igual a la
semisuma de sus distancias focales (véase E c . [9-33]).
Entre los de este tipo se encuentran el ocular de Huygens y
el de Ramsden, que son los más conocidos (Fig. 10-14). E n ambos,
a la lente más cercana al ojo se la llama lente del ojo, y a la más
próxima al objetivo, lente de campo.
10-13. Ocular de Huygens.—En este ocular las dos lentes
suelen ser de vidrio crown, con una razón de distancias focales,
¡fije, que varía entre 1,5 y 3,0. Como se ve en la figura 10-14 (a),
los rayos procedentes del objetivo, no representado, convergen
en un punto imagen real Q. L a lente de campo refracta estos
rayos, formando una imagen real en Q', desde la cual divergen
para ser convertidos en un haz paralelo al refractarse en la lente
del ojo. E n la mayoría de los anteojos el objetivo del instrumento
constituye la pupila de entrada de todo el sistema. L a pupila
de salida, o punto del ojo, es la imagen del objetivo formada por
el ocular y está situada en el lugar indicado por «pupila de salida»
en el diagrama. E n este punto el rayo principal corta al eje del
ocular. Frecuentemente se coloca un diafragma de campo FS
en Q', foco objeto de la lente del ojo, y si se ha de utilizar algún
retículo, se situará en este punto. Aunque el ocular está corregido
de cromatismo lateral, no así cada una de las lentes componentes,
por lo que la imagen del retículo, formada únicamente por la
lente del ojo, estará afectada de gran distorsión y cromatismo.
E n algunos microscopios se utilizan oculares de Huygens con re-
tículo, aunque este suele ser pequeño y estar confinado a la parte
central del campo. E l ocular de Huygens posee cierta aberración
de esfericidad, astigmatismo y, en proporción bastante grande,
cromatismo longitudinal y distorsión en corsé. E n general, la tole-
rancia del ojo, es decir, la distancia entre la lente del ojo y la pu-
pila de salida, es demasiado pequeña para que resulte cómodo.
10-14. Ocular de Ramsden.—También en este tipo de ocu-
lares las dos lentes suelen ser del mismo vidrio, pero tienen igual
distancia focal. Para eliminar el cromatismo lateral su espacia-
miento deberá ser igual a la distancia focal. Dado que el primer
plano focal del sistema coincide con la lente de campo, el retícu-
lo deberá situarse allí. Bajo ciertos aspectos esto se considera
aceptable, pero tiene el inconveniente de que cualquier par-
tícula de polvo sobre la superficie de la lente quedará también
nítidamente enfocada. Para obviar esta dificultad suelen aproxi-
marse ligeramente ambas lentes, con lo que el plano focal avanza
un poco, aun a costa de un aumento del cromatismo lateral.
E n la figura 10-14 (b) pueden verse las trayectorias de los
rayos en un ocular de Ramsden. E n el foco objeto F está la imagen
JENKINS-WHITE.—13
194 INSTRUMENTOS OPTICOS [CAP. 10

formada por un objetivo (no representado), y en este mismo


punto suele situarse un diafragma de campo FS o un retículo.
Después de refractarse en ambas lentes, los rayos emergen para-
lelos, incidiendo en el ojo en la pupila de salida o cerca de ella.
Respecto a aberraciones, el ocular de Ramsden tiene un croma-
tismo lateral mayor que el de Huygens, mientras que el longitu-
dinal es solo la mitad. L a aberración de esfericidad es alrededor
de un quinto; la distorsión, la mitad, y está libre de coma. Una
importante ventaja sobre el ocular de Huygens es que la tole-
rancia del ojo es un 50 % mayor.
10-15. Kellner u ocular de Ramsden acromático.—Debido a
las favorables características del ocular de Ramsden, se han rea-
lizado varios intentos para mejorar sus defectos cromáticos. Se

ocular de Ramsden o ocular ocular


Kellneracromático ortoscópico simétrico

FIG. 10-15.—Tres tipos de oculares acromáticos.

hace casi desaparecer esta aberración cuando la lente del ojo


es un doblete pegado (Fig. 10-15). Estos oculares se utilizan fre-
cuentemente en los prismáticos, por eliminar el pequeño cro-
matismo lateral y reducirla aberración de esfericidad mediante las
características de aberración de los prismas de Porro (Sec. 2-2).
10-16. Oculares especiales.—El ocular ortoscópico, representa-
do en el diagrama central de la figura 10-15, se caracteriza por su
amplio campo y elevado aumento. Se emplea corrientemente en
los anteojos de gran potencia y telémetros. Debe su nombre a
su total carencia de distorsión. E l ocular simétrico de la parte
derecha del diagrama tiene una apertura mayor que la de un Kell-
ner de la misma distancia focal. Con ello se obtiene un campo
bastante extenso, así como una tolerancia del ojo considerable,
lo que hace sea de gran aplicación en los diversos tipos de ante-
ojos para rifle. Es evidente el riesgo que implicaría una tolerancia
del ojo corta, a causa del retroceso del arma.
Dado que tanto el cromatismo lateral como las demás abe-
rraciones de un ocular dependen del espaciamiento de ambas
lentes, algunos modelos van provistos de dispositivos que permi-
ten variar esta distancia. Algunos microscopios disponen de un
conjunto de tales oculares compensadores, que permiten neutra-
lizar un defecto de corrección del cromatismo lateral del objetivo
a base de una sobrecorrección en el ocular.
SEC. 10-17] PRISMATICOS 195

10-17. Prismáticos.—Los prismáticos no son en realidad más


que un par de anteojos idénticos montados uno al lado del otro
a fin de servir a ambos ojos. E n la figura 10-16 se ha representado
tal instrumento con parte de su interior descubierto para mostrar
el montaje óptico. Los objetivos son dobletes acromáticos pega-
dos, y los oculares son del tipo de Ramsden acromatizados o Kell-
ner. L a trayectoria de un rayo axial a través de los prismas de

FIG. 10-16.—Diagrama de unos prismáticos, en el que se ven las lentes y los


prismas de Porro.

Porro está indicada por la linea punteada. E l primer prisma en-


dereza la imagen, mientras el segundo la gira de izquierda a dere-
cha, con lo que la imagen final está en la posición verdadera.
Este doble recorrido de los rayos luminosos tiene la ventaja adi-
cional de permitir utilizar en tubos cortos objetivos de gran dis-
tancia focal, lo que produce un mayor aumento.
Las cuatro características de las que depende la calidad .de
unos prismáticos son: (1) aumento; (2) campo visual; (3) capta-
ción de luz, y (4) dimensiones y peso. Los prismáticos manuales
suelen tener cinco, seis, siete y hasta ocho aumentos. Los de po-
196 INSTRUMENTOS OPTICOS [CAP. 10

tencias superiores a ocho, que a veces son necesarios, necesitan


un montaje rígido para mantenerlos fijos. E n los de potencias
inferiores a cuatro las aberraciones de las lentes contrarrestan
el aumento, por lo que la mayoría de las personas ven mejor de
ordinario a ojo desnudo. El campo visual está determinado por la
apertura del ocular y deberá ser lo mayor posible. Para unos pris-
máticos de seis aumentos, un campo objeto de 6° puede conside-
rarse grande, ya que en el ocular el mismo campo se ensancha
hasta un ángulo de 7 x 6° = 42°.
E l diámetro del objetivo determina la luz captada. Solo se
requieren grandes diámetros de noche, por disponerse de poca
luz. L a indicación 6 X 30 referida a unos prismáticos quiere decir
que estos tienen seis aumentos y un objetivo cuyas lentes tienen
un diámetro efectivo de 30 mm. Análogamente, unos prismáticos
7 X 50 tendrán siete aumentos y un objetivo de 50 mm. Aunque
estos últimos son excelentes tanto para día como para noche,
son demasiado grandes y . más engorrosos que los diurnos de
6 X 30 u 8 X 30. Para usos civiles son estos dos últimos los
más utilizados. 1

10-18. El sistema óptico de Kellner-Schmidt.—Se trata de


una combinación de espejo esférico cóncavo y lente no esférica
(Fig. 10-17). E n 1910 Kellner d i -
señó y patentó este sistema óptico
como manantial perfecto de luz'
paralela. Años después, Schmidt
utilizó el sistema como cámara
fotográfica rápida, y se conoce
desde entonces como cámara de
Schmidt. Aunque Schmidt fue
el primero en hacer notar la
importancia de colocar la lámina
lente
correctora espejo correctora en el centro de cur-
esférico vatura del espejo, Kellner y a la
F I G . 10-17.—Sistema óptico de Kell
situó así al patentar su sistema.
ner-Schmidt. E l objeto de la lente es refrac-
tar los rayos incidentes paralelos
en direcciones tales que, después de reflejarse en el espejo esfé-
rico, concurran, todos en el mismo punto del eje F. Esta lámina
correctora elimina, por tanto, la aberración de esfericidad del es-
pejo. Situando la lente en el centro de curvatura del espejo, los
rayos paralelos que inciden bajo ángulos grandes se enfocan rela-
tivamente bien en puntos tales como el F'. L a superficie focal
de tal sistema es esférica,, de centro C.
Este sistema óptico tiene varias notables y útiles propiedades.
E n primer lugar como cámara, cuando se coloca una pequeña
SEC. 10-18] SISTEMA OPTICO D E KELLNER-SCHMIDT 197

película en el centro o una grande (curvada) que se adapte a la su-


perficie focal, tiene una velocidad de f/0,5. Debido a esta enorme
velocidad, la cámara de Schmidt es muy utilizada por los astró-
nomos para tomar placas de estrellas de pequeña magnitud o
de cometas. Por análogas razones se utiliza en los receptores de
televisión para proyectar pequeñas imágenes originadas en un
osciloscopio sobre una pantalla relativamente grande. E n este
caso, a la pantalla convexa del osciloscopio se le da la curvatura
de la superficie foca], de tal modo que la luz de la pantalla de imá-
genes se refleje por el espejo y pase a través de la lente correctora
hasta la pantalla de observación.
Colocando en FF' un espejo plateado convexo, los rayos pro-
cedentes de un objeto distante, al incidir en el sistema, formarán
una imagen puntual en la superficie focal, y después de reflejarse
emergerán de nuevo como un haz paralelo en la misma dirección
inicial. Cuando se usa de esta manera, el dispositivo se llama un
autocolimador. Recubriendo la superficie focal con pintura fluo-
rescente, la luz ultravioleta procedente de un manantial distante
e invisible formará una mancha brillante en algún punto de FF\
y la luz visible emitida por esta mancha emergerá solo en la d i -
rección de tal manantial. Practicando un orificio en el centro
del espejo grande y disponiendo un ocular en su parte posterior
para mirar la pantalla fluorescente, puede verse cualquier ma-

FIG. 10-18.—Sistema óptico concéntrico.


198 I N S T R U M E N T O S OPTICOS [CAP. 10

nantial ultravioleta como un manantial visible. De esta manera


el dispositivo se convierte en un anteojo ultravioleta de gran
rapidez y amplio campo visual.
10-19. Sistemas ópticos concéntricos .—El actual desarrollo
1

que han experimentado los sistemas concéntricos obliga a dar,


aunque sea someramente, una idea de sus notables propiedades
ópticas. Estos sistemas tienen la forma general de un espejo cón-
cavo y una lente concéntrica del tipo representado en la figura 5-9.
Como su nombre indica, y puede verse en la figura 10-18, todas
las superficies tienen un centro de curvatura común C.
E l objeto de la lente concéntrica es reducir al mínimo la abe-
rración de esfericidad. Los rayos alejados del eje que atraviesan
la lente son desviados hacia afuera, y mediante una adecuada
elección de los radios, índice de refracción y espesor de la lente,
puede conseguirse que pasen todos por el foco paraxial F. Puesto
que cualquier rayo que pase por C puede considerarse como eje,
la superficie focal será también una esfera de centro C. E n al-
gunas aplicaciones se hace coincidir la superficie focal con la
cara posterior de la lente.
Dado que ambos planos principales de la lente concéntrica
coinciden con un plano perpendicular en C al rayo axial de cual-
quier haz, todo pasa como si el corrector fuera una lente del-
gada situada en C y orientada convenientemente para todos los
haces paralelos incidentes.
Como no existen rayos oblicuos ni sagitales, el sistema está
libre de coma y astigmatismo. E l funcionamiento completo del
sistema se deduce en cuanto se conoce la imagen de un punto
objeto del eje. E n esto radica la ventaja fundamental sobre el sis-
tema Kellner-Schmidt. Las aberraciones cromáticas producidas por
la lente son pequeñas siempre que su distancia focal sea grande
comparada con la del espejo, lo que ocurre casi siempre.
Otras características importantes del sistema concéntrico pue-
den apreciarse en el diagrama. E l brillo de la imagen experi-
menta una disminución despreciable, al aumentar el ángulo de
incidencia. L a lente correctora puede situarse al otro lado de C,
en la posición 2, desempeñando exactamente el mismo papel. Por
último, puede situarse un espejo convexo concéntrico que equi-
diste aproximadamente de la lente y del espejo. L a luz reflejada
converge en un foco después de pasar por un orificio situado en
el centro del espejo grande. Este último dispositivo constituye,
entre otras cosas, un excelente objetivo en los microscopios de
reflexión.

1
A . BOUWERS: Achievements in Optics, Elsevier Press, Inc., Houston, Tejas,
1950.
PROBLEMAS 199

P R O B L E M A S

|
10-1. Una lupa está formada por dos lentes delgadas planoconvexas,
cada una de las cuales tiene una distancia focal de 2 cm, separadas 1,5 cm.
Aplicando las fórmulas de Gauss, hállense: a) su distancia focal; b) su au-
mento, y c) su distancia focal posterior.
10-2. Una lupa Coddington está construida a partir de una esfera
de 1,5 cm de diámetro de vidrio crown que tiene un índice n = 1,5. Calcú-
lense: a) su distancia focal; b) su aumento, y c) su distancia focal posterior.
'Sol: a) -f 1,12 cm; b) 22,2 x ; c) 0,375 cm.
10-3. U n ocular de Ramsden se compone de dos lentes planoconvexas'
cada una de 2,5 cm de distancia focal y espaciadas 1,8 cm. Aplicando las
fórmulas de las lentes delgadas, hállense: a) su distancia focal; b) su au-
mento, y c) su distancia focal posterior.
10-4. U n ocular de Ramsden está formado por dos lentes delgadas,
cada una de las cuales tiene una distancia focal igual a 22,5 mm con un
espaciamiento de 16 mm. Hállense, aplicando la fórmula de las lentes del-
gadas: a) su distancia focal; b) su aumento, y c) su distancia focal posterior.
Sol: a) 4- 1,745 cm; b) 14,3X; c) 5,05 mm.

10-5. U n ocular de Huygens se compone de dos lentes delgadas de


2 cm y 1 cm de distancia focal, respectivamente. Si las lentes están sepa-
radas para corregir la aberración cromática, calcúlense: a) la distancia focal
del sistema; b) el aumento, y c) la distancia focal posterior.
10-6. U n microscopio tiene un objetivo de distancia focal igual a
3 mm y un ocular con la indicación 20 x . ¿Cuál es el aumento total si el
objetivo forma su imagen 16 cm más allá de su plano focal imagen?
Sol: 1067 X .
10-7. U n microscopio tiene un objetivo de distancia focal igual a
3,5 mm y un ocular de distancia focal 10 mm. ¿Cuál es el aumento total
si el objetivo forma su imagen 16 cm más allá de su plano focal imagen?
10-8. E l ocular y el objetivo de un microscopio distan 20,6 cm y cada
uno de ellos tiene una distancia focal de 6 mm. Considerando ambas lentes
como delgadas, hállense: a) la distancia del objetivo al objeto observado;
b) el aumento lineal producido por el objetivo, y c) el aumento total si
la imagen final se forma en el infinito.
Sol: a) 6,19 mm; b) —32,3 X ; c) 1347 X .
10-8. E l ocular y el objetivo de un microscopio distan 21,2 cm y cada
uno de ellos tiene una distancia focal de 1,2 cm. Considerándolos como
lentes delgadas, hállense: a) la distancia del objetivo al objeto observado;
b) el aumento lineal producido por el objetivo, y c) el aumento total si la
imagen final se forma en el infinito.
10-10. U n anteojo astronómico tiene un objetivo de 10 cm de diá-
metro y distancia focal de 120 cm. Si se utiliza con un ocular de 2 cm de
distancia focal y una lente de campo de 10 mm de diámetro, hállense:
a) el aumento angular; b) el diámetro de la pupila de salida; c) el ángulo
del campo objeto; d) el ángulo del campo imagen, y e) la tolerancia del
ojo. Sol: a) 60 x ; b) 1,67 mm; c) 0,47"; d) 28,2°; e) 2,03 c m ,
10-11. E l diámetro del objetivo de un anteojo astronómico mide 6 cm y
su distancia focal 60 cm. Si se; utiliza con un ocular de 20 x que tiene
un'a lente de campo de 1,2 cm de diámetro, hállense: a) el aumento angular;
200 INSTRUMENTOS OPTICOS [CAP. 10

b) el diámetro de la pupila de salida; o) el ángulo del campo objeto, y d) el


ángulo del campo imagen.
10-12. Los objetivos de unos gemelos tienen 60 mm de apertura y
sus distancias focales son de 250 mm. Los oculares tienen aperturas de
10 mm y distancias focales de 22 mm. Hállense: a) el aumento angular;
b) los diámetros de las pupilas de salida; c) el ángulo del campo objeto;
d) el ángulo del campo imagen; e) la tolerancia del ojo, y f) el campo a
1000 m.
Sol.: a) 11,4X; b) 5,28 mm; c) 2,1°; d) 24,5°; e) 2,4 cm;/; 36,8 m.
PARTE SEGUNDA

OPTICA FISICA
CAPITULO X I

ONDAS LUMINOSAS

E n los capítulos anteriores nos hemos ocupado de la óptica


geométrica basada en las leyes de la reflexión y de la refracción.
Trataremos ahora de la óptica física, la cual estudia fenómenos
que atañen a la naturaleza de la luz. Definida así, abarca aquellos
fenómenos que suponen interacciones entre luz y materia, como,
p. ej., la emisión y absorción de la luz. Muchos de estos procesos
requieren para su completa explicación un tratamiento cuántico,
pero la aplicación sistemática de la teoría cuántica cae fuera del
alcance de este libro. U n gran número de fenómenos ópticos se
explican suponiendo que la luz tiene naturaleza ondulatoria, por
lo que parece conveniente restringir el término «óptica física»
de modo que solo quede incluido en él la teoría ondulatoria clá-
sica. E n el último capítulo veremos sucintamente la manera de
integrar esta teoría en otra más general, llamada mecánica cuán-
tica (Cap. X X X ) .
Como hemos visto, los fenómenos ópticos a gran escala pueden
explicarse mediante rayos luminosos; cuando se desciende a más
detalles se requiere una interpretación ondulatoria. L a mayoría
de estos detalles no son de observación cotidiana, pero se hacen
ostensibles cuando examinamos, p. ej., la luz que pasa por ren-
dijas estrechas o se refleja en superficies rayadas. Finalmente,
si los fenómenos ópticos tiene lugar a escala atómica, es preciso
hacer uso de la teoría cuántica para explicarlos de modo riguroso.
Cualquier caso de interacción entre dos o más haces luminosos
puede describirse cuantitativamente por la teoría ondulatoria. Co-
mo introducción a esta teoría, trataremos en este capítulo del
movimiento ondulatorio en general, indicando en los lugares apro-
piados cómo las diversas características de la luz dependen de
las de las ondas que suponemos la forman.
11-1. Movimiento ondulatorio.—Las ondas que nos son más
familiares, es decir, las de la superficie del agua, son de una nota-
ble complejidad. No obstante, pueden servir para aclarar una
característica importante de cualquier movimiento ondulatorio.
Si las ondas se propagan en la dirección % y la dirección y es ver-
tical, una imagen instantánea de su perfil viene representada
en la figura 11-1 por la curva de trazo continuo. Sea y = f(x) la
ecuación de esta curva. Si el perfil de la onda se desplaza en la
i i 203
204 ONDAS LUMINOSAS [CAP. 11

dirección 4- x con una velocidad constante v, se ha de introducir


el tiempo t de tal modo que, tras un intervalo At, una ordenada
tal como la y haya avanzado hacia la derecha una distancia
x

Ax = v Ai, encontrándose en y[. Esto se verifica para una fun-


ción del tipo y = / (x — vt), y a que para los dos instantes t y
t + At se tiene: ¡ •
Vi = / ( * — vt) . i
Vi = / [ ( * + Ax)—v(t + At)]
Si se sustituye A * por v At, resulta y[ = y , cumpliéndose la
t

condición anterior. E n el instante t + At la onda ocupa la po-

FIG. 11-1.—Propagación de ondas en el agua.

sición de la línea de trazos. L a ecuación general de cualquier


movimiento ondulatorio transversal en un plano es
y = /(* ± vt) [ii-i]
correspondiendo el signo -f al caso en que la onda se desplaza
hacia la izquierda, es decir, en la; dirección —x.
Esta ecuación es la solución dé la llamada ecuación ale la onda,
esto es, una ecuación diferencial en derivadas parciales, que para
una onda que se propaga a lo largo del eje x puede escribirse así:

Para comprobar que la ecuación [11-1] la satisface, calcularemos


las derivadas, tomando, p. ej., el signo negativo. Las derivadas
parciales, respecto a t, son:

y % =

y con respecto a x:
SEC. 11-1] MOVIMIENTO ONDULATORIO 205

Se obtiene así el factor de proporcionalidad v . Ahora bien: la de-


2

rivada segunda respecto a t representa la aceleración de una par-


tícula en un instante dado, mientras que respecto a x determina
la curvatura del perfil de la onda en el mismo punto e instante.
Por tanto, si es posible calcular estas derivadas para un deter-
minado tipo de ondas, podrá hallarse su velocidad. E n la sec-
ción 11-4 se utilizará este método para ondas transversales elás-
ticas, y en la sección 20-4, para ondas electromagnéticas.
Las ecuaciones anteriores representan el avance del perfil de
la onda en función del tiempo y especifican que cualquiera que
sea la forma inicial, en el instante i será la misma, pero despla-
zada una distancia vt. Esto no significa que las partículas del
medio se hayan desplazado con la onda. Por el contrario, lo único
que se desplaza continuamente en la dirección x es el perfil de
la misma, limitándose las partículas a oscilar alrededor de su posi-
ción de equilibrio. Las ecuaciones anteriores no imponen restric-
ción alguna sobre el tipo de oscilaciones de que se trate. E n las
ondas del agua, p. ej., son circulares o elípticas en el plano xy
(Fig. 11-1). Naturalmente, esta figura solo representa un corte
transversal perpendicular a las crestas de las ondas. Las ondas
completas se extienden en el plano xz, y sus puntos más elevados
están alineados, ya que en la ecuación [11-1] el desplazamiento y
es independiente de z.
Considerando ahora ondas tridimensionales en vez de super-
ficiales, tales como las sonoras o las sísmicas, podremos aplicar
las mismas ecuaciones. Para ello es necesario que el lugar geo-
métrico, correspondiente a desplazamientos iguales, sea un plano,
y hablaremos de ondas planas. Tales ondas pueden producirse,
p. ej., en un bloque de una sustancia elástica, como el de la fi-
gura 11-2. Sujetando una lámi-
na a una de las superficies del
bloque, y comunicándole un
movimiento periódico en su
propio plano, se originarán on-
das planas en el citado blo-
que. Tales ondas vendrán re-
presentadas por las ecuaciones
[11-1] y [11-2] si la perpen-
dicular a los frentes de onda
es paralela a x. Para generali-
zar las ecuaciones de modo que
representen ondas planas que
se propaguen en cualquier di-
rección, basta sustituir X por F l G _ n^.-Producción de ondas trans-
ía expresión Ix 4- my + nz, versales en un sólido elástico.
206 ONDAS LUMINOSAS [CAP. 11

donde l, m y n son los cosenos directores de tal dirección para


los ejes x, y y z.
U n manantial luminoso suficientemente pequeño genera on-
das esféricas en vez de planas, siendo el manantial centro de los
frentes de onda esféricos. Como la curvatura disminuye con la
distancia, puede suponerse que las ondas son planas a una dis-
tancia suficientemente grande del manantial. L a distancia reque-
rida depende de la apertura, es decir, del área del frente de onda
utilizado, aumentando evidentemente para grandes aperturas. U n
procedimiento usual para obtener ondas luminosas planas con-
siste en situar un manantial puntual en el foco objeto de una len-
te o de un espejo, como se vio en los capítulos I V y V I . E n la
práctica, el manantial no es nunca un punto matemático, y el haz
luminoso obtenido se compone en realidad de muchas ondas pla-
nas ligeramente inclinadas entre sí y procedente cada una de
un punto distinto del manantial. Para hacer mínimo este defec-
to, el procedimiento seguido normalmente en los laboratorios
consiste en emplear como manantial un pequeño orificio ilumi-
nado cuyo diámetro no exceda de unas cuantas longitudes de
onda de la luz utilizada.
11-2. Ondas sinusoidales.—El tipo más sencillo de onda es
aquella para la cual la función / de la ecuación [11-1] es un seno
o un coseno. E l movimiento de las partículas individuales es,
en este caso, armónico simple . Este es el tipo de movimiento cuan-
1

do se trata de sustancias elásticas en las que las fuerzas recupera-


doras obedecen a la ley de Hooke. Consideremos ondas transver-
sales en las que los movimientos de las partículas son perpen-
diculares a la dirección de propagación. ¡Los desplazamientos
instantáneos y pueden expresarse en este caso por la ecuación:
2TCX
y = a sen

P'
y

FIG. 11-3.—Perfil de una onda sinusoidal en el instante / = 0.

E l lector encontrará un estudio del movimiento armónico simple y su repre-


1

sentación matemática en la obra de F . W . SEARS Fundamentos de Física, vol. I,


Mecánica, calor y sonido, Aguilar, S. A. de Ediciones, Madrid, 1958.
SEC. 11-2] ONDAS SINUSOIDALES -207

E l significado de las constantes X y a puede verse en la figura 11-3,


que es l a gráfica correspondiente a la ecuación anterior. A l des-
plazamiento máximo a se le; denomina amplitud de la onda, y
a la distancia X, después de la cual la curva se repite, longitud
de onda.
Para representar la onda tanto en el tiempo como en el espa-
cio, es decir, para hacerla móvil, introduciremos el tiempo de modo
análogo a como se hizo en la ecuación [11-1], con lo que resulta:
1
2TT
y = a sen —- (x — vt) [11-3]
Entonces el perfil se desplazará en el sentido positivo de x con
una velocidad v. Cualquier partícula, tal como la P de la figura,
está sometida cuando la onda avanza a un movimiento armónico,
ocupando las posiciones sucesivas P, P', P", etc. E l tiempo em-
pleado en una vibración completa es el periodo T, y su recíproco,
número de vibraciones por segundo, es la frecuencia v. Es decir,

«=^=vX [11-4]

U n modo conciso y útil de escribir la ecuación de las ondas


armónicas simples consiste en ponerla en función de l a pulsa-
ción co = 2TCV y del número de propagación , k ~ 2TC/X. L a ecua-
2

ción [11-3] se transforma en;


y = a sen (kx — coi) = a sen (coi — kx + n)

= a eos |G>¿ — kx + ^|

L a constante aditiva del paréntesis es de poca significación


física, pues puede ehminarse ¡mediante una elección adecuada del
origen de tiempos. E n tal caso, las ecuaciones se convierten en
y — a ¡eos ( o í — kx)
e y = a sen (coi — kx) [11-5]
y describirán la onda de la figura 11-3, si l a curva se aplica a los
instantes i = T/4 y T¡2, respectivamente, en vez de a t — 0.
U n haz luminoso al cual sean aplicables las ecuaciones ante-
riores tiene las siguientes características: No solo es perfectamente
paralelo, sino también absolutamente monocromático por tener una
2
E l significado físico de k es que representa el número de ondas en una dis-
tancia de 2TZ cm. Por eso se llama a veces número de ondas. Pero reservaremos
esta denominación para el número de ondas en 1 cm. Véase la sección 14-14, donde
designamos esta magnitud por o".
208 ONDAS LUMINOSAS [CAP. 11

longitud de onda perfectamente definida. Está también polari-


zado linealmente, y a que las vibraciones se producen en un plano
único que pasa por la dirección de propagación. U n tipo de luz
como l a descrita es una mera idealización, imposible de realizar
en l a práctica, sobre todo en lo que se refiere a su carácter
monocromático. Esto se hace evidente si tenemos en cuenta que
la ecuación [11-5] no pone límite al crecimiento de la x, lo que
requeriría un tren de ondas infinitamente largo. No obstante,
la luz correspondiente a una raya muy nítida del espectro se
aproxima bastante a esta idealización.
11-3. Fase y diferencia de fase.—La característica más im-
portante de las ondas planas es que el movimiento vibratorio
de cualquier parte del sistema es idéntico si se exceptúa su fase.
Este término corresponde a la magnitud entre paréntesis en la
ecuación [11-5], es decir, al argumento del seno o del coseno, y
nos indica qué fracción de vibración completa ha ejecutado la
partícula en un instante dado. E n una vibración, la fase aumenta
en 2-k. Dando a t un valor particular, vemos que la fase varía
a lo largo de la onda proporcionalmente a x. L a constante de pro-
porcionalidad es el número de propagación k, expresado de or-
dinario en radianes por centímetro./-» diferencia de fase en cual-
quier instante entre dos partículas situadas en x y x es, por tanto,
2 x

8 = k{x2 — xj = ^ A

donde A representa la separación a lo largo de x de las dos par-


tículas, que, por razones que vamos a ver, llamaremos diferencia
de camino.
Solo tienen importancia las diferencias de fase. E l valor ab-
soluto de la fase es imposible de medir en la práctica, tratándose
de la luz, y no interviene directamente nunca. Por el contrario,
las diferencias de fase pueden medirse con gran precisión, y no
hay ninguna arbitrariedad en su definición. Análogamente, el des-
plazamiento instantáneo y tiene escaso significado, y a que viene
especificado por la amplitud y la fase absoluta. Las únicas mag-
nitudes esenciales son la amplitud y la diferencia de fase, como
vamos a ver en los capítulos que siguen.
E l siguiente es un ejemplo de experimento óptico, en el que
las diferencias de fase desempeñan un papel importante: se divide
un haz de luz monocromática en otros dos mediante reflexión
parcial u otro método cualquiera. Después de efectuar recorridos
distintos se les hace coincidir. L a intensidad resultante, después
de esta superposición, depende en gran parte de la diferencia
de fase exacta entre ambos trenes de ondas. Esta diferencia está
SEC. 11-4] VELOCIDAD D E FASE O D E ONDA 209

determinada a su vez por las distancias recorridas por cada una


de las ondas hasta el punto de observación. E l nombre «diferencia
de camino» dado a A indica que lo que interesa de ordinario es
una diferencia de las dos ondas separadas y no de dos puntos de
una misma onda. E n un experimento de este tipo puede ocurrir
que parte de las respectivas trayectorias se realicen en sustancias
en las que la velocidad de la luz difiera apreciablemente de la
que tiene en el vacío o en el aire. Para calcular en este caso dife-
rencias de fase no se utiliza el recorrido geométrico real, sino el
camino óptico [d] (Sec. 1-5), que es el producto de la distancia
por el índice de refracción n de la sustancia. Esto deriva de que
la velocidad de la luz es 1/n veces menor en el medio más denso.
Por tanto, si se desea obtener el camino equivalente en el vacío,
o sea la distanoia que recorrería la luz en el vacío en el mismo
tiempo, se utilizará el camino óptico en lugar del geométrico.
Se aplican en este caso las importantes relaciones que siguen:

diferencia de fase 8 = ~ X (diferencia de camino óptico)


A

= T A =
f ( Z W
^ ~ Z ^ ) [ 1 1
' 6 ]

Los sumatorios representan los caminos ópticos totales de los


dos haces luminosos anteriormente mencionados.
11-4. Velocidad de fase o de onda.—Vamos a establecer con
precisión qué es lo que se mueve en una onda. Todo lo expuesto
en relación con la figura 11-1 podría resumirse diciendo que una
.onda es la progresión de una condición de fase constante. Esta
condición pudiera ser, p. ej., la cresta de la onda, donde la fase
es tal que conduce a un desplazamiento máximo. L a velocidad
con que se desplaza una cresta se suele denominar velocidad de
onda, aunque a veces se usa el término más preciso de velocidad
de fase. Que esta magnitud es idéntica a la v de las ecuaciones
anteriores se demuestra calculando la derivada respecto al tiempo
de x con la condición de fase constante. Usando la expresión de
la fase en la ecuación [11-5], dicha condición se convierte en
<x¡t — kx = const.
y la velocidad de onda es:
dx u>
V
=lt=k [11
" 7]

Sustituyendo co =-- 2TZV y k = 2n/X, se obtiene la ecuación [11-4].


Para una onda que se desplaza hacia las x negativas, l a fase
constante toma la forma co¿ ~|- kx, y análogamente, v — •—<¿¡k.
JENKINS-WHITE.—14
210 ONDAS LUMINOSAS [CAP. 11

E l cociente u¡jk para un tipo dado de ondas depende de las pro-


piedades físicas del medio en que estas se desplazan y, en general,
también de la misma frecuencia w. E n las ondas elásticas trans-
versales, en que las perturbaciones son lo suficientemente pe-
queñas para que se cumpla la ley de Hooke, la velocidad de onda
es independiente de la frecuencia, y viene dada por

/N
V = [11-8]
P

siendo A'' el módulo de rigidez y p


la densidad. L a deducción de esta
relación no es difícil. E n la figu-
X *• ra 11-4 se ve que la capa de espesor
se ha deformado un ángulo a.
E l módulo, de rigidez es la razón
constante del esfuerzo deforman-
te a la deformación unitaria, que
FIG. 11-4.—Deformación cortante pro-
ducida por una onda transversal.
viene medida por la tangente de
a, o sea, .„
8/
deformación unitaria =
8x
donde / es la función que determina en cada instante la forma
de la onda. E l esfuerzo deformante es la fuerza tangencial F por
unidad de área que actúa en la superficie de la capa y, por la ley
de Hooke, ha de ser igual al producto del módulo de rigidez por
la deformación unitaria, o sea
8/
esfuerzo deformante =F = N =—
8x
X

Debido a la curvatura de la onda, el esfuerzo deformante variará


con x, y la fuerza que actúa en la cara izquierda de la capa no
quedará totalmente anulada por la que actúa en la derecha. L a
fuerza neta por unidad de área es

dF
F ~F 8x
3x
X

Aplicando ahora la segunda ley de Newton, igualaremos esta


fuerza al producto de la masa por la aceleración de la unidad de
área de la lámina:
SEC. 11-5] AMPLITUD E INTENSIDAD 211

Comparándola con la ecuación de la onda [11-2], se deduce la


expresión de la velocidad dada por la ecuación [11-8].
Por el hecho de poder polarizarse (Cap. X X I V ) se sabe que
las ondas luminosas son transversales. Las medidas muestran que
su velocidad en el vacío es; alrededor de 3 x 10 cm/seg. Si se
10

supone que son ondas elásticas, como se creía generalmente en


el siglo x i x , se plantea la cuestión de cuál es el medio en que
se propagan. Dado que la velocidad es tan grande, la ecuación
[11-8] requeriría que el cociente entre la rigidez y la densidad
fuera muy grande también. E n la primitiva teoría del sólido elás-
tico se postuló la existencia de un medio llamado «éter» con las
propiedades citadas y que ocupaba todo el espacio. Se suponía
que su densidad aumentaba en los medios materiales para expli-
car la disminución de la velocidad en ellos. Las objeciones a tal
hipótesis son obvias. Así, p. ej., a pesar de su resistencia a las
deformaciones por cizalladura que había de postularse, debido
a que las ondas luminosas son transversales, el éter no produce
efectos detectables en el movimiento de los cuerpos siderales.
Todas las dificultades desaparecieron al desarrollar Maxwell la
actual teoría electromagnética de la luz (Cap. X X ) . E n ella se re-
emplaza el desplazamiento mecánico de un elemento del medio
por la variación de un campo eléctrico (o más generalmente, del
vector desplazamiento dieléctrico) en el punto correspondiente.
L a teoría del sólido elástico consiguió explicar algunas de las
propiedades de la luz. H a y un gran paralelismo entre ambas
teorías, y gran parte de l a formulación matemática inicial pudo
ponerse sin gran dificultad en términos electromagnéticos. Por
consiguiente, hallamos con frecuencia analogías mecánicas útiles
para comprender el comportamiento de la luz. De hecho, en lo
que concierne a los temas de los siete próximos capítulos, es indi-
ferente qué tipo de ondas se suponga.
11-5. Amplitud e intensidad.—Las ondas transportan energía,
y la cantidad de esta que fluye por segundo a través de la unidad
de área perpendicular a la dirección de propagación se denomina
intensidad de la onda. Si l a ! onda fluye continuamente con una
velocidad v, existe una densidad de energía definida, o energía
total por unidad de volumen. Toda la energía contenida en una
columna del- medio de sección unidad y longitud v pasará por
la unidad de área en un segundo. Así, la intensidad es igual al
producto de v por la densidad de energía. Tanto la intensidad
como la densidad de energía son proporcionales al cuadrado de
la amplitud y al de la frecuencia. Para demostrar esto en el caso
de ondas sinusoidales en un medio elástico, basta con determinar
la energía vibratoria de una sola partícula que efectúa un mo-
vimiento armónico simple.
212 ONDAS LUMINOSAS [CAP. 11

Consideremos, p. ej., la partícula P de la figura 11-3. E n el


instante correspondiente a la figura está moviéndose hacia arri-
ba y posee a la vez energía cinética y potencial. Poco después
-estará en la posición P'. E n ella permanecerá instantáneamente
en reposo, con energía cinética nula y energía potencial máxima.
A l descender, posteriormente, gana energía cinética y pierde ener-
gía potencial, de modo que su energía total permanezca cons-
tante. E n el centro, P", toda su energía és cinética. Por tanto,
podemos calcular su energía total bien como la potencial máxima
que tiene en P' o como la cinética máxima que tiene en P". Este
último procedimiento nos conduce al resultado buscado de un
modo más rápido y fácil.
De acuerdo con la ecuación [11-5], el desplazamiento de una
partícula determinada varía con el tiempo según la relación
y= a sen (co¿ — a)
donde a es el valor kx para la partícula considerada. Su veloci-
dad es
dy ! '
— = túa eos .(at — a)
dt
Cuando y = 0, el seno se anula y el coseno tiene su valor máximo.
E n este caso, la velocidad es —u>a[ y la energía cinética máxima
1 \¿y\ 2
i 2 2

- m -- ¿=—mera 1
\
2 K U * |2 . i
¡

Puesto que esta es también la energía total de la partícula y es


proporcional a la energía por unidad de volumen, se sigue que
densidad de energía ~ co a [11-9]
2 2

L a intensidad, que es v veces esta magnitud, será también propor-


cional a o y a .
2 %
\
E n las ondas esféricas, la intensidad es inversamente propor-
cional al cuadrado de la distancia al manantial puntual. Esto
se deduce inmediatamente del hecho de que, siempre que no hay
conversión de energía en otras formas, pasará la misma cantidad
por cualquier esfera cuyo centro esté en el manantial. Como el
área de una esfera es proporcional al cuadrado de su radio, la
energía por unidad de área a una distancia r del manantial, o
sea la intensidad, variará como 1/r . L a amplitud variará, por
2

tanto, como \\r, y podemos escribir la ecuación de una onda esfé-


rica en la forma
y = — sen (co¿ — kr) [11-10]
SEC. 11-5] AMPLITUD E INTENSIDAD 213

E n este caso a es la amplitud a la unidad de distancia del ma-


nantial.
Si parte de la energía se transforma en calor, es decir, si hay
absorción, la amplitud e intensidad de las ondas planas no será
constante, sino que disminuirá a medida que avanzan en el medio.
Análogamente, en el caso de ondas esféricas, la pérdida de inten-
sidad es más rápida que la requerida por la ley de la proporcio-
nalidad inversa al cuadrado de la distancia. E n las ondas planas,
la fracción dl/I de la pérdida de intensidad al atravesar un es-
pesor infinitesimal dx es proporcional a dx,

Para obtener la pérdida total en un espesor finito x integraremos


esta ecuación

Calculando estas integrales definidas, se obtiene:


/ Ix = 7 e-«
0 [11-11]

Esta ley, que ha sido atribuida tanto a Bouguer como a Lam-3

bert , se denomina ley exponencial de la absorción. E n la figu-


4

ra 11-5 se representa la intensidad en función del espesor, de acuer-


do con esta ley, para un medio cuyo <x es 0,4 c m . Se pueden - 1

modificar las ecuaciones de la onda, de modo que tengan en cuenta


los efectos de la absorción, sin más que multiplicar la amplitud
por el factor er~"*'>*, ya que la amplitud varía con la raíz cua-
drada de la intensidad.
L a intensidad de la luz puede expresarse en ergios por centí-
metro cuadrado por segundo. L a luz solar, p. ej., tiene una inten-
sidad en estas unidades de alrededor de 1,4 x 10 . Debe obser- 6

varse que no todo este flujo de energía afecta al ojo n i todo es


igualmente eficaz. Por ello la intensidad así definida no corres-
ponde necesariamente a la sensación de brillo, y es más corriente
encontrar el flujo expresado en unidades visuales . Las únicas 5

magnitudes físicas son la intensidad y la amplitud, y de acuerdo

3
Pierre Bouguer (1698-1758), profesor de Hidrografía en E l Havre.
4
Johann Lambert (1728-1777), físico, astrónomo y matemático alemán.
Empezó investigando en el campo de la radiación. Hay otra ley, conocida como
ley de Lambert, que se refiere a la variación con el ángulo de la radiación emitida
por una superficie.
5
Véase la obra, de F . W . SEARS Fundamentos de Física, vol. III, Optica,
Aguilar, S. A. de Ediciones, Madrid, 1958.
214 ONDAS LUMINOSAS [CAP. 11

Lf74 3,48

FIG 11-5.—Disminución de la intensidad en un medio absorbente.

con las teorías modernas, la última ha de expresarse en unidades


eléctricas. Entonces se verá que, de acuerdo con las ecuaciones
que deduciremos en el capítulo X X , la amplitud de un manantial
de luz solar cuyo valor es el anteriormente mencionado, representa
un campo eléctrico de 7,3 V/cm junto con un campo magnético
de 0,024 gauss.
L a amplitud de las ondas luminosas decrece siempre, más o
menos rápidamente, al aumentar la distancia recorrida. Solo en
el caso de ondas planas en el vacío, como las de la luz de los as-
tros, es aproximadamente constante. L a ley del inverso del cua-
drado referente a las intensidades se verifica para pequeños ma-
nantiales en el aire y a distancias mayores de unas diez veces la
dimensión lateral del manantial. E n este caso las dimensiones f i -
nitas del manantial originan un error menor del 0,1% en el cálculo
de la intensidad, pudiéndose despreciar la absorción del aire para
las distancias propias del laboratorio. Con espesores mayores todas
las sustancias «transparentes» absorben una fracción apreciable
de energía. Volveremos a considerar este tema con algún detalle
en el capítulo X X I I .
11-6. Frecuencia y longitud de onda.—Cualquier tipo de mo-
vimiento ondulatorio se origina en un manantial vibrante, siendo
la frecuencia de las ondas igual a la del manantial. L a longitud
de onda en un medio dado está determinada por la velocidad
en él, y según la ecuación [11-4] se obtiene dividiendo la velo-
cidad por la frecuencia. A l pasar de un medio a otro la longitud
de onda cambia en igual proporción que la velocidad, ya que la
frecuencia permanece inalterada. Recordando que un frente de
onda representa una superficie sobre la cual la fase es constante,
SEC. 11-6] FRECUENCIA Y LONGITUD D E ONDA 215

resulta claro que, independientemente de cualquier cambio de


velocidad, dos frentes de onda diferentes están separados por
un cierto número de ondas. De otro modo, la longitud de cualquier
rayo entre dos de tales superficies es la misma si expresamos
esta longitud en longitudes de onda en el medio correspondiente.
Aplicando esto último a la luz, diríamos que el camino óptico
es el mismo a lo largo de cualquier rayo que se trace entre dos
frentes de onda. Como las longitudes de onda son proporcionales
a las velocidades, se tiene:
X c
— = - = «
Xm V

cuando la luz pasa del vacío, donde tiene la longitud X y la ve-


1

locidad c, a un medio en el que las magnitudes correspondientes


son X„ y v. E l camino óptico correspondiente a una distancia
d en cualquier medio es, por tanto,

nd = — d
/

o sea el número de longitudes de onda en dicha distancia mul-
tiplicado por la longitud de onda en el vacío. Se acostumbra re-
ferir en óptica y espectroscopia la «longitud de onda» de una
radiación o raya espectral particular a la que tiene en el aire en
condiciones normales. L a designaremos por X (sin subíndice), y
salvo en raras circunstancias, se confundirá con la longitud de
onda en el vacío.
Las longitudes de onda, de la luz visible están comprendidas
entre 7,2 X 10 cm en. el rojo lejano y 4 x 10~ cm en el viole-
—5 5

ta extremo. Del mismo modo que el oído se hace insensible por


encima de cierta frecuencia del sonido, el ojo no percibe las radia-
ciones cuyas frecuencias son¡ superiores a la del violeta extremo o
inferiores a la del rojo lejano. Estos límites varían, naturalmente,
con las personas, algunas dé las cuales son sensibles a longitudes
de 3 x 1 0 cm, aunque esto se debe a un fenómeno de fluo-
-6

rescencia retiniana. E n este caso la luz aparece de un color gris


azulado y es nociva para el ojo. L a radiación cuya longitud es
inferior a la de la visible se denomina «luz ultravioleta» y se ex-
tiende hasta 5 x 10~ cm, y entre esta longitud y 6 x 1 0
7
cm
-10

se encuentran los rayos X . Aún más cortos que estos son los
rayos gamma, emitidos por las sustancias radiactivas. E n el
lado de las longitudes más largas del espectro visible está el in-
frarrojo, que puede decirse empalma con las ondas de radio de
unos 4 x 10 cm. L a figura 11-6 muestra los nombres dados
—2

a las diversas regiones del espectro radiante, aunque los límites


!
216 ONDAS LUMINOSAS [CAP. 11

ONDAS ELECTROMAGNETICAS

i ! i ¡ ~I" I T
rayos 1
\ ultra- !í! ! !
! ondas cortas efe • I.B'S l-S
rayos X tg | Infrarrojo 1 ife¡5 i.¿
gamma J i violeta radio
¥\ ¡ 1
11 1
i i i i i i i i i i i i i i • .i i i-
10"" 10" 10
10" 9
10" 8
10" 7
10" 6
10" 5
10"" 10~ 3
10" Z
10" 1
1 10 , 1 0 ?
10 3
10 4
cm

1UX 10UX 10 UX K/ÜX 10 UX


2 4
i ti 10(/ \0 v I0 ii 10% 10f( 10%
Z 3 5

1Á 10Á 10 Á 10 A 10 Á
2 3 4 1
l m lOm 10 metros 2

l i
FIG. 11-6.—Escala de longitudes de onda en el intervalo de las ondas electro
magnéticas conocidas.
j
de separación no son reales. No es! cómodo usar las mismas uni-
dades de longitud en un intervalo tan enorme. Por ello, la longitud
de las ondas de radio se expresa en metros (10 cm); los rayos 2

infrarrojos, en mieras (1 jo. = 10~ cm); la luz visible y la ul- 4

travioleta, en angstroms (1 Á = 10 cm), y los rayos X , 6 —8

en angstroms, o, en trabajos de precisión, en unidades X (1 U X =


= 10-" cm). i
Se ve que la luz visible cubre una fracción; casi insignificante
del intervalo total. Aunque todas estas radiaciones tienen la misma
naturaleza y difieren solo en su longitud, el término «luz» se apli-
ca por convenio solo a la parte visible y sus adyacentes, infra-
rrojo y ultravioleta. Muchos de los resultados a que- llegaremos
en nuestro estudio son comunes a la totalidad del espectro, pero
naturalmente hay diferencias cualitativas en el comportamiento
de las radiaciones muy largas y las muy cortas, que ocasional-
mente pondremos de manifiesto. Las divisiones hechas entre los
diferentes tipos de radiación son puramente formales y se han
fijado de un modo aproximado por el hecho de que en el labora-
torio los diferentes tipos de radiaciones se engendran y detectan
por distintos procedimientos. Los rayos infrarrojos son emitidos
en abundancia calentando la materia, y se detectan con cualquier
instrumento que mida energías, tal como una termopila. Las on-
das de radio más cortas se generan mediante descargas eléctricas
entre partículas metálicas finamente divididas e inmersas en acei-
te, detectándose con dispositivos eléctricos adecuados. E n 1917,
Nichols y Tear produjeron ondas infrarrojas con longitudes de
hasta 0,42 mm y ondas de radio de hasta 0,22 mm. Puede decirse,

A . J . Ángstróm (1814-1874), profesor de Física en Upsala (Suecia). Cono-


6

cido principalmente por su famoso atlas del espectro solar, que se utilizó durante
muchos años como patrón para la determinación de longitudes de onda.
SEC. 11-6] FRECUENCIA Y LONGITUD D E ONDA 217

por tanto, que las dos regiones se superponen, sin que se pierda
de vista que ambos tipos de ondas tienen la misma naturaleza.
E n los límites de separación de las demás regiones del espectro
ocurre otro tanto.
E n las ondas sonoras, así como en otras de tipo mecánico,
se produce un cambio de longitud de onda cuando el manantial se
traslada. Las ondas emitidas en la dirección del movimiento se
acortan, y las de dirección opuesta se alargan. Las ondas mismas
no cambian de velocidad; por ello, un observador estacionario
percibe una frecuencia mayor o menor que la del manantial. Si,
por otra- parte, el manantial permanece en reposo y el observador
v

se mueve, se observa también un cambio de frecuencia, pero


por una razón diferente. E n este caso no varía la longitud de
onda; pero, al variar la velocidad relativa de las ondas respecto
al observador, se produce un cambio de frecuencia. E n ambos
casos la variación de frecuencia es aproximadamente la misma,
para la misma velocidad de movimiento, siempre que esta sea
pequeña trente a la velocidad de las ondas. Este fenómeno se
conoce como efecto Dop-pler ', y es de. fácil observación en el caso
1

del sonido por los cambios de tono.


Doppler atribuyó, erróneamente, los cambios de color de las
estrellas a movimientos de aproximación o alejamiento de estas
con respecto a la Tierra. Dada la enorme velocidad de la luz, un
cambio de color apreciable requeriría velocidades, en la direc-
ción de observación, incomparablemente mayores que las medidas
en direcciones normales a la anterior. Para la mayoría de las es-
trellas, estas últimas oscilan entre 10 y 30 Km/seg, y en muy po-
cas llegan a 300 Km/seg. Dado que la de la luz es aproximada-
mente 300 000 Km/seg, los cambios de frecuencia habrán de ser
pequeños. Además hay poca diferencia en suponer que sea el ma-
nantial o el observador el que se mueva. Supongamos que la Tie-
rra se moviese con una velocidad u hacia una estrella fija. U n
observador recibiría ufk ondas suplementarias sobre el número
v = C/A que le alcanzarían si estuviese en reposo. L a frecuencia
aparente sería
c+ u I u\
v' = - ± - = v ( l + ) 7 [H-12]

Con las velocidades mencionadas, la diferencia con la verdadera


frecuencia sería inferior a un l°/ - No obstante, un buen espec-
0o

troscopio es capaz de detectar y medir un cambio tal por el des-


7
J. C. Doppler (1803-1853). Natural de Salzburgo (Austria). A los treinta y
dos años, y ante la imposibilidad de asegurarse el porvenir, estuvo a punto de
emigrar a América; pero fue nombrado profesor de Matemáticas de la Realschule
de Praga y después catedrático de Física experimental de la Universidad de Viena.
218 ONDAS LUMINOSAS [CAP. 11

plazamiento de las líneas espectrales. De hecho, esta aplicación


legítima del efecto Doppler ha llegado a ser un poderoso método
para la medida de las velocidades radiales de las estrellas. L a
figura 11-7 muestra un ejemplo; el espectro de la estrella u. de
Casiopea, banda central, se compara con las líneas del hierro,
procedentes de un manantial de laboratorio, fotografiadas en-
cima y debajo de él. Todas las líneas del hierro aparecen en el
espectro de la estrella como rayas blancas (lineas de absorción),
pero desplazadas hacia la izquierda, es decir, hacia las longitudes
más cortas. Las medidas hacen ver que el aumento de frecuencia

•>fe?-íí?.,i-.-J,.-.\v

FIG. 11-7.—Desplazamiento Doppler de las rayas espectrales de una estrella.


Ambos espectros son negativos. (Según McKellar.)

corresponde a una velocidad de aproximación de unos 115 Km/seg,


que raramente se da en estrellas de nuestra propia galaxia. E n
los espectros de otras galaxias (nebulosas en espiral) se producen
desplazamientos hacia el rojo, que para las más distantes llegan a
ser de varios centenares de angstroms. Tales valores indican ve-
locidades de retroceso de miles de kilómetros por segundo, y de
este modo se han interpretado. Es curioso observar que estos
cambios de frecuencia son suficientes para hacer variar aprecia-
blemente el color, como postuló Doppler; pero se producen en
objetos tan lejanos y de tan bajísima luminosidad, que no son
observables a simple vista.
E n el laboratorio se han encontrado dos procedimientos para
conseguir velocidades capaces de producir efectos Doppler detec-
tables. Reflejando la luz en espejos montados en la llanta de una
rueda que gire a gran velocidad, se puede conseguir un manantial
virtual con una velocidad de hasta 400 m/seg. Pueden alcanzarse
valores mucho mayores mediante haces de átomos que se mueven
SEC. 11-7] PAQUETES D E ONDAS 219

en el vacío, como veremos en la sección 19-7. De paso se verá que,


al prescindir la teoría de la relatividad de la necesidad de un
éter material, desaparece la distinción entre los casos de observa-
dor en movimiento y manantial en movimiento. L a relatividad llega
a una ecuación que es sustancialmente la [ 1 1 - 1 2 ] , y en la que
u representa la velocidad relativa de aproximación o alejamiento.
11-7. Paquetes de ondas.—Como se mencionó al final de la
sección 11-2, ningún manantial de ondas vibra de un modo inde-
finido como se requeriría para que se produjese una verdadera
onda sinusoidal. Corrientemente, las vibraciones se amortiguan
hasta desaparecer o se las in-
terrumpe de cualquier otra r>-oi
forma. Entonces se producen _ ^ \ y \ / \ A / i X / X / X / x ^ - ^ -
v

grupos de ondas de longitud 1 1

finita, como el representado * N o n d e s


*~
en la figura 11-8. L a repre- F I G . 11-8.—Ejemplo de un paquete de
sentación matemática de tales ondas.
paquetes es más bien compleja
y se estudiará brevemente en el próximo capítulo. Como los pa-
quetes de ondas suelen presentarse muy a menudo, trataremos
de algunas de sus características en esta sección. E n primer lu-
gar, su longitud de onda no está bien definida. Si se hace pasar
el paquete por algún aparato destinado a medir tal longitud de
onda (como, p. ej., la red dé difracción), se encontrará que están
distribuidas en un cierto intervalo AX. L a intensidad máxima se
producirá para el valor X indicado en la figura 11-8, pero habrá
0

energía'asociada a otras longitudes de onda, y su intensidad de-


crecerá más o menos rápidamente a ambos lados de X . Cuanto 0

mayor sea el número N de ondas en el grupo, menor será la


dispersión A X , y de hecho la teoría demuestra que AX/XQ es apro-
8

ximadamente igual a 1/2V. Por tanto, solo cuando N es muy gran-


de puede considerarse que ¡la onda tiene una longitud definida
con precisión.
Si el medio en el que se propaga el paquete es tal que la velo-
cidad depende de la frecuencia, se observan otros dos fenómenos.
Las crestas de las ondas se desplazan con una velocidad diferente
de la del paquete en conjunto, el cual se extiende según va avan-
zando. Nos encontramos en este caso con dos velocidades: la de
onda (o fase) y la de grupo. E n la sección 1 2 - 7 deduciremos una
relación entre ellas.
E n los manantiales luminosos, los átomos radiantes emiten
trenes de ondas de longitud finita. Corrientemente, a causa de

8
Véase la demostración de este teorema en Electromagnetic Theory, de
J. A . STRATTON, pág. 292, McGraw-Hill Book Co., Inc., Nueva York, 1941.
220 ONDAS LUMINOSAS [CAP. 11

las colisiones y del debilitamiento producido por otros motivos,


tales paquetes son muy cortos. De acuerdo con el teorema ante-
riormente mencionado, se deduce que las rayas del espectro no
son muy estrechas, sino que tendrán una anchura apreciable AX.
Midiendo esta anchura podemos saber la «vida» efectiva de los
osciladores electromagnéticos de los átomos y la longitud media
de los paquetes de ondas. Una descarga en vapor de mercurio
a baja presión que contenga solo el isótopo 198 producé líneas es-
pectrales muy finas, de unos 0,005 Á de anchura. Tomando la
longitud de una de las rayas más nítidas, 5461 Á, podemos calcu-
lar que, grosso modo, hay 10 ondas en un paquete, y que estos son
6

de unos 50 cm de longitud.
11-8. Reflexión y refracción.—Al incidir las ondas en la su-
perficie de separación de dos medios en los que su velocidad es
apreciablemente diferente, el tren; de ondas incidente se divide
en dos, uno reflejado y otro refractado (o transmitido). L a ener-
gía relativa reflejada crece al aumentar el cambio de velocidad.
Además, las ondas transversales elásticas se convertirán parcial-
mente en longitudinales en tal superficie. E l hecho de no obser-
varse esto último en el caso de la luz representa otra seria obje-
ción a la teoría del sólido elástico. Las ondas refractadas son
puramente transversales y contienen toda la energía no reflejada.
E n general, tanto las ondas reflejadas como las refractadas tienen
direcciones diferentes de la de incidencia.
Las relaciones entre estas direcciones están, por otra parte,
de acuerdo con la conducta de los rayos luminosos (Cap. I), puesto
que un rayo representa la dirección en que fluye la energía de
las ondas, y suele ser perpendicular al frente de onda (para una
excepción véase la Sec. 26-2). E n la sección 1-6 se dedujeron
las leyes de la reflexión y de la refracción a partir del principio
de Fermat, pero es bien conocido que pueden obtenerse también
aplicando la construcción de Huygens a la reflexión y refracción

FIG. 11-9.—Estudio de Stokes sobre la reflexión.


SEC. 11-8] REFLEXION Y REFRACCION 221

de una onda plana . E n la figura 11-9 (a) se ha representado por


9

a un rayo incidente sobre una superficie plana de agua, y por


ar y at los rayos reflejado y refractado, respectivamente.
Una cuestión de especial interés desde el punto de vista de
la óptica física es la posibilidad de un brusco cambio de fase al
reflejarse las ondas en una superficie. Para una superficie deter-
minada el resultado diferirá, como veremos, según que las ondas
que alcanzan la superficie procedan del medio de mayor o de
menor velocidad. Sea a, a la izquierda de la figura 11-9, l a ampli-
tud (no la intensidad) de un tren de ondas incidente, r l a frac-
ción de amplitud reflejada y i la fracción transmitida. L a ampli-
tud de estos dos trenes será por tanto ar y at. Ahora, siguiendo
un método debido a Stokes , imaginemos que se invierte la direc-
10

ción de ambos trenes, como en la parte (b) de la figura. Suponien-


do que no hay pérdidas de energía por absorción, un movimiento
ondulatorio es un fenómeno rigurosamente reversible. Deberá cum-
plirse la ley de la mecánica conocida como principio de reversi-
bilidad, de acuerdo con el cual el resultado de invertir instantá-
neamente todas las velocidades de un sistema dinámico es el de
que este reproduzca en sentido opuesto su movimiento previo.
E n la sección 1-4 se vio que las trayectorias de los rayos luminosos
están de acuerdo con este principio. Los dos trenes de ondas in-
vertidos, de amplitudes ar y at, producirán según esto, después
de llegar a la superficie, una onda en el aire de amplitud igual a
la incidente, pero de dirección contraria. L a onda de amplitud ar
producirá una reflejada de amplitud arr y otra refractada de
amplitud art. Si llamamos r' y t' a las fracciones de amplitud
reflejada y refractada cuando la onda invertida at incide en l a
superficie desde abajo, las amplitudes producidas serán atr' y
att', como se ve en la figura. Ahora bien: como el efecto neto
consiste en una única onda en el aire de amplitud a, tendremos:

att' +arr =a [11-13]


y art + atr' = 0 . [11-14]
L a segunda ecuación establece que las dos ondas incidentes no
producirán al componerse ninguna perturbación en el lado de
la superficie correspondiente al agua. De la ecuación [11-13] ob-
tenemos:

Véase J. K. ROBERTSON: Introduction ta Physical Optics, 3. ed., págs. 60-67,


9 a

D. Van Nostrand Co., Inc., Nueva York, 1941.


Sir George Stokes (1819-1903), profesor del Pembroke Collegé de Cam-
1 0

bridge, e iniciador del estudio de las interacciones entre luz y materia. Se hizo
famoso por sus leyes sobre la fluorescencia (Sec. 22-6) y la velocidad de caída de
esferas en líquidos viscosos. E l estudio a que nos referimos apareció en su Mathe-
matical and Physical Papers, vol. II, págs. 89 y sgs., en especial pág. 91.
222 ONDAS LUMINOSAS [CAP. 11

!'
tí' = 1—r 2
[11-15]
y de l a ecuación [11-14]

r = •—r [11-16]
\
A primera vista podría parecer que a partir de la ecuación
[11-15], y debido a que las intensidades son proporcionales a los
cuadrados de las amplitudes y que por l a conservación de la ener-
gía r 4-t — 1, se deduciría que t = t'. No obstante, este resul-
2 %

tado no es correcto por dos razones. E n primer lugar, aunque


la proporcionalidad de la intensidad al cuadrado de la amplitud
se cumple cuando la luz se propaga en un solo medio, a l pasar a
otro es necesario multiplicar por el índice de refracción para de-
terminar la intensidad. Además, la ley de conservación no se aplica
a intensidades, sino a la energía total de los haces. Si, como en el
caso de la refracción, varía la anchura del haz, deberá ser tenido
esto en cuenta.
L a segunda de las relaciones de Stokes (Ec. [11-16]) hace
ver que la reflectando,, o fracción de intensidad reflejada, es idén-
tica tanto si la onda incide por la izquierda de la superficie como
si lo hace por la derecha, puesto que el signo negativo desaparece
al elevar al cuadrado las amplitudes. Pero debe observarse que
las ondas han de incidir con ángulos que correspondan a los de inci-
dencia y refracción. E l distinto signo de las amplitudes en la
ecuación [11-16] indica una diferencia de fase TC entre ambos
casos, puesto que invertir el signo equivale a un desplazamiento
en sentido opuesto. Si no cambia la fase al reflejarse desde arriba,
cambiará en TC al reflejarse desde abajo; o, análogamente, si rio
cambia l a fase al reflejarse desde abajo, cambiará enTCal hacerlo
desde arriba.
E l principio de reversibilidad aplicado a las ondas luminosas
se utiliza mucho en los problemas de óptica; p. ej., prueba al mis-
mo tiempo la intercambiabilidad de objeto e imagen. L a con-
clusión a que hemos llegado sobre el cambio de fase no depende
de la aplicabilidad del principio, es decir, de la falta de absorción,
sino que se verifica para la reflexión en cualquier superficie. E s
un hecho experimental que al reflejarse l a luz en las condiciones
anteriores, el cambio de la fase en TC se produce al incidir la luz
desde el lado de la superficie en que la velocidad es mayor , por 11

lo que la segunda de las alternativas mencionadas es la correcta


en este caso. E n la reflexión de las ondas mecánicas, tales como
las transversales que se producen en una cuerda vibrante, se ob-
serva un cambio de fase del mismo tipo. L a reflexión de la onda

Véase la sección 13-6 en relación con el espejo de Lloyd.


PROBLEMAS 223

en el extremo fijo de la cuerda corresponde a la reflexión cuando


la velocidad de la onda disminuye al atravesar la superficie límite
cambiando de fase. E n este caso la reacción elástica del extremo
fijo produce inmediatamente; un tren de ondas reflejado de fase
opuesta, que se desplaza a lo largo de la cuerda en sentido contrario
al primitivo. E l caso en que la velocidad aumenta al cruzar la
superficie límite corresponde a la reflexión en el extremo libre
de una cuerda. Este extremo experimenta un desplazamiento do-
ble al que tendría si l a cuerda fuese continua, e inmediatamente
se origina una onda de sentido contrario con igual fase que l a
incidente. A l estudiar las interferencias luminosas (Sec. 14-1) uti-
lizaremos las consecuencias que se deducen de las ecuaciones
[11-15] y [11-16], y en el capítulo X X V se insistirá sobre las re-
laciones de fase originadas en la reflexión bajo cualquier ángulo
de incidencia.

P R O B L E M A S

11-1. Demuéstrese, utilizando las relaciones de la ecuación [11-4],


que la fase de una onda sinusoidal puede expresarse en las siguientes formas:

11-2. Represéntese una onda sinusoidal de v = 20 cm/seg, X = 15 cm.y


a = 5 cm como función de x en el instante t = 0. Supóngase que en dicho
instante la elongación de la partícula es máxima en el origen.
Sol.: Curva sinusoidal de amplitud 5, que se anula para x = 3,75;
I 11,25; 18,75; 26,25; . . .
11-3. Represéntese el movimiento de una partícula situada en
= 78 cm en función del tiempo, para la onda del problema anterior,
de ¿ = 0 a í = 5 seg. !
11-4. Una onda está representada por y = 10 sen (6í — 0,5#), donde
x e y están en centímetros y t en segundos. Hállense la velocidad y la
aceleración de una partícula a 3! cm del origen para í = 24.
¡ Sol.: — 25,72 cm/seg; 325,2 cm/seg . 2

11-5. ¿Cuál será la diferencia de fase en radianes entre dos partículas


distantes 90 cm a lo largo del tren de ondas que está representado por
y = 2 sen 7n(x— 24i), donde x se expresa en centímetros y í en segundos?
11-6. Ondas esféricas procedentes de un manantial puntual producen
el movimiento y = 4,2 eos 6t mm a 3 m del manantial. Hállese la ecuación
de tales ondas, así como la que describe el movimiento a 50 cm del ma-
nantial. Sol.: y = (12¡600/r) sen (6t— kr); y = 25,2 eos (6t + <¡>).
11-7. U n manantial de ondas planas vibra de acuerdo con la ecua-
ción y = «sen (2tc/T), siendo a = 0,8 cm y T = 0,023 seg. Si las ondas
se propagan con la velocidad de 30 cm/seg, hállense: a) la ecuación de la
onda, y = f(x, t), y b) la ecuación del movimiento de una partícula dis-
tante 8 cm del manantial.
224 ONDAS LUMINOSAS [CAP. 11

11-8. Ondas planas sinusoidales que tienen una longitud de onda de


62 cm se propagan en un cierto medio. En un instante dado una de las
partículas tiene una elongación de + 2,5 mm, y esta elongación está cre-
ciendo. Hállense: a) la amplitud de la onda si la fase de la partícula en dicho
instante es 72°, siendo la fase nula cuando la partícula pasa por la posición
de equilibrio moviéndose en sentido positivo, y b) la elongación y la fase
de otra partícula situada a 19 cm de esta contados en el sentido de la pro-
pagación. !
Sol: a) 2,73 mm. b) —0,015 mm; 180,32°.
11-9. Hállese la velocidad de las- ondas transversales en un bloque
de aluminio. i
11-10. Uno de los brazos de un interferómetro de Michelson tiene una
lámina transparente planoparalela de vidrio de 5 mm de espesor y
no = 1,5360, inclinada 45" respecto al haz incidente que la atraviesa dos
veces. Hállese la variación de camino óptico cuando se altera 30" la incli-
nación de tal lámina. ¡
¡ Sol: 0,0298 mm.
11-11. Al comparar los espectros de los bordes Este y Oeste del Sol
se encuentra que una línea espectral de 4126 Á se encuentra desplazada
0,029 Á al pasar de un espectro al otro. ¿Qué información cuantitativa
puede obtenerse de esta observación respecto al movimiento del Sol?
11-12. Calcúlese la razón de las intensidades de dos ondas represen-
tadas por y = 6 sen (0,4* — 25*) e y , = 2,5 sen (3,2* — 200x).
x

! Sol: 0,09.
11-13. Se define el coeficiente de transmisión de una sustancia como
la fracción de luz transmitida por unidad de espesor. Dedúzcase una rela-
ción entre este coeficiente y el de absorción que aparece en la ley expo-
nencial de la absorción.
11-14. Desde un manantial puntual situado bajo el agua se propaga
luz visible. E l coeficiente de absorción del agua es a — 0,08 m— . Si la
1

intensidad es 2300 erg/cm • seg a 50 cm del manantial, ¿cuál será a una


2

distancia de 10 m? ¡
¡ Sol: 2,691 erg/cm • seg.2

11-15. Si una raya espectral en el infrarrojo con l = 6,3 ¡x se en-


cuentra que tiene una anchura verdadera (corregida de cualquier ensancha-
miento instrumental) de 6 x 10— ¡i, hállense el número medio de ondas
4

en los paquetes de ondas y la vida media de los osciladores moleculares


que emiten dicha línea.
11-16. Un haz paralelo de luz penetra en el agua [n — 1,330) bajo un
ángulo de incidencia de 60°. Hállese la razón entre las anchuras del haz en
el agua y en el aire. ¿Tenderá este efecto a hacer a *' mayor o menor res-
pecto a *? j
[ Sol: 1,518; mayor.
CAPITULO X I I

SUPERPOSICION DE ONDAS

A l cruzarse dos trenes de ondas, p. ej., las originadas al dejar


caer simultáneamente dos piedras sobre la superficie tranquila
de una piscina, se observan fenómenos muy complicados e inte-
resantes. E n la región en que se cruzan hay sitios en que la per-
turbación es nula y otros en que es mayor que la producida por
cualquiera de las ondas solas. Para explicar estos efectos existe
una ley muy sencilla, la cual establece que el desplazamiento
resultante en cada punto es simplemente la suma de los produ-
cidos por cada onda separadamente. Esta ley se conoce como
principio de superposición, siendo Young , en 1802, quien primero
1

la enunció de un modo claro. L a exactitud de este principio es


evidente si observamos que, después de pasar las ondas por la re-
gión de cruce, no manifiestan la más mínima influencia de las
otras ondas. Su amplitud, frecuencia y demás características son
las mismas que si no se hubiesen cruzado. Esto solo puede cum-
plirse si el principio de superposición es válido. Dos observadores
distintos pueden ver objetos diferentes a través de la misma
abertura con perfecta claridad, a pesar de que las ondas que llegan
a ambos se han cruzado al atravesar la abertura. Podemos, pues,
aplicar con gran precisión este principio a la luz y utilizarlo para
estudiar la perturbación producida en regiones en que se super-
ponen dos o más ondas luminosas.
12-1. Composición de movimientos armónicos simples a lo
largo de la misma recta.—Consideremos en primer lugar el efecto
de la superposición de dos ondas sinusoidales de igual frecuencia;
el problema se reduce a hallar el movimiento resultante de una
partícula que ejecuta simultáneamente dos movimientos armóni-
cos simples. Los desplazamientos debidos a las dos ondas se con-
sidera que tienen lugar a lo largo de la misma recta, que llamare-
mos dirección y. Si a y a son las amplitudes de las dos ondas,
x 2

1
Thomas Young (1773-1829), físico y médico inglés, a quien suele denomi-
narse fundador de la teoría ondulatoria de la luz. Niño muy precoz (a los cuatro
años había leído dos veces la Biblia), se convirtió en un eminente investigador.
Sus estudios sobre la interferencia constituyeron la contribución más importante
al conocimiento de la luz desde los tiempos de Newton. Su trabajo inicial probó
la naturaleza ondulatoria de la luz, pero no fue apreciado debidamente hasta que
resultó corroborado por Fresnel. ^wV/í^í

JENKINS-WHITE.—15
225
226 SUPERPOSICION D E ONDAS [CAP. 12

serán también las amplitudes de los dos movimientos periódicos


a que está sometida la partícula, y, de acuerdo con la ecuación
[11-5], los desplazamientos componentes serán:
y = a sen (w¿ — a )
í x t

[12-1]
y = a sen (coi —• a )
s 2 2

Obsérvese que co es igual para ambas ondas, pues hemos supuesto


que tienen la misma frecuencia. De acuerdo con el principio de
superposición, el desplazamiento resultante y es simplemente la
suma de los desplazamientos y e y , por lo que se tiene: x 2

y = a sen (coi — <x ) + a sen (coi — Og)


x x 2

Utilizando la expresión del seno de la diferencia de dos ángulos,


se puede escribir:

y = a sen coi eos x — a eos coi sen x + a sen coi eos K —


x x x x 2 2

— a eos coi sen <x 2 2

= (a eos v. + «
x x 2
c o s
^2) S E N
°^ — ( i a s e n a
i+ 2 a s e n a
2) c o s
°^ [12-2]

Pero dado que las a y las a son constantes, es lícito poner

a cos x + a
x
a
2= ^ c o s ^ x 2
c o s

[12-3]
sen a, + a ssn a. = A sen 0 2 2

en el supuesto de que podamos obtener valores de A y 0 que sa-


tisfagan estas ecuaciones. Elevando al cuadrado y sumando' las
ecuaciones [12-3], se tiene:

yl (cos 0 4- sen 0) = a (cos cn 4- sen oq) 4- a (cos


2 2 2
L
2
4- sen <x) 4-
2
x
2
2
2 2 2
2

4- 2fl a (cos x cos a + sen ct sen a ) ' 1 a x 2 x 2

o bien, A — a + a + 2a a cos (OL — a )


2
x
z
[12-4] 2
2
x 2 X 2

A l dividir la segunda de las ecuaciones [12-3] por la primera,


resulta:
e = a.senoc^^senag
flj cos a. 4- « 2 eos a x 2

Las dos últimas ecuaciones muestran que existen valores de A


y 0 que satisfacen las ecuaciones [12-3], por lo que es posible
sustituir los segundos miembros de estas ecuaciones en la [12-2].
Resulta así:
y = A cos 0 sen coi— A sen 0 cos coi
SEC. 12-2] COMPOSICION VECTORIAL D E AMPLITUDES 227

que tiene la forma del seno; de la diferencia de dos ángulos, y pue-


de expresarse en la forma:

y =A sen (coi — 9) [12-6]

Esta ecuación es del mismo tipo que las de los movimientos ar-
mónicos componentes, pero con una nueva amplitud A y una nue-
va constante de fase 6. Con ello hemos llegado al importante
resultado de que la suma de dos movimientos armónicos simples
de igual frecuencia y dirección es también un movimiento armó-
nico simple de la misma frecuencia. L a amplitud y constante
de fase resultantes se calculan fácilmente a partir de las de los
movimientos componentes mediante las ecuaciones [12-4] y [12-5],
respectivamente.
L a composición de tres o más movimientos armónicos simples
de la misma frecuencia originará análogamente un movimiento
resultante del mismo tipo, ya que pueden sumarse sucesivamente,
obteniéndose cada vez una ecuación de igual forma que la [12-6].
Cuando no se necesita gran j precisión es de ordinario más cómodo
utilizar el método gráfico que describimos en la sección siguiente.
E l conocimiento de la constante de fase final, 9, no es necesario,
a menos que haya de combinarse el movimiento resultante con
algún otro. j
L a amplitud resultante \A depende, según la ecuación [12r4],
de las amplitudes componentes «, y a y de su diferencia de fase
2

8 = .a, •—• a . Cuando superponemos dos haces luminosos, como


2

en el interferómetro de Michelson (Sec. 13-8), la intensidad en


cada punto será proporcional al cuadrado de la amplitud resul-
tante. De la ecuación [12-4], y para el caso a — a , resulta:x 2

• | s
¡ I ~ A = 2a (l + eos S) = 4a2 eos -
2 2
[12-7]
2

h •; 2
Si la diferencia de fase es tal que 8 = 0, 2TT, 47r, la intensidad
será igual a cuatro veces la intensidad de cada uno de los haces.
Si 8 = n, 3n, 5n, .... la intensidad es nula. Para valores inter-
medios, la intensidad varía entre estos límites de acuerdo con el
cuadrado del coseno. Estas modificaciones de la intensidad ob-
tenidas al componer ondas se conocen como efectos de interfe-
rencia, y en el capítulo siguiente estudiaremos distintos modos
de obtenerlas y utilizarlas experimentalmente.
12-2. Composición vectorial de amplitudes.—Para hallar la
amplitud y constante de fase resultantes de la superposición de
los dos movimientos armónicos simples del caso anterior, existe
un procedimiento muy sencillo. Si representamos las amplitudes
a
i Y 2 P a
vectores que forman ángulos a y <x con el eje de
o r
x 2
228 SUPERPOSICION i D E ONDAS [CAP. 12

FIG. 12-1.—Composición vectorial de amplitudes.

lasa: , como en la figura 12-1 (a), la amplitud resultante A es la


2

suma vectorial de a y # , y forma un ángulo 0 con el eje. Para


x 2

demostrarlo, empezaremos observando que, en la figura 12-1 (b),


la ley del coseno aplicada al triángulo formado por a a y A, da: v 2

A =
%
+ a-} — 2a a . eos [TC — (oq — a )]
1 2 2 [12-8]
que se reduce fácilmente a la ecuación [12-4]. Además, dado
que la tangente de 0 es la razón de la suma de las proyecciones
de a y a sobre el eje y a la suma de sus proyecciones sobre el
L 2

eje x, se obtiene inmediatamente; la ecuación [12-5].


Se prueba que el movimiento resultante es armónico simple
recordando que resulta este tipo de movimiento como proyección
sobre uno de los ejes coordenados de un punto que efectúa un
movimiento circular uniforme. Se ha representado la figura 12-1
para el instante t = 0, y al aumentar el tiempo, los desplaza-
mientos y e y serán las componentes verticales de los vectores
l 2

a-¡ y « , si estos últimos giran en el sentido del reloj con la misma


2

velocidad angular to. L a resultante A tendrá, por tanto, l a misma


velocidad angular, y la proyección P' de su extremo P definirá
el movimiento resultante. Si imaginamos que el triángulo formado
por los vectores del diagrama (6) gira como una figura rígida
se verá que el movimiento de P' está de acuerdo con la ecuación
[12-6]. i

2
No seguimos aquí el convenio usual de considerar.positivos los ángulos cuyo
sentido es contrario al de las agujas del reloj por ser costumbre en óptica repre-
sentar un adelanto de fase por una rotación del vector amplitud en el sentido del
reloj. 1
SEC. 12-3] SUPERPOSICION D E DOS TRENES D E ONDAS 229

E l método gráfico es especialmente útil cuando se trata de


componer más de dos movimientos. E n la figura 12-2 se ve la
composición de cinco movimientos de amplitudes a y diferencias
de fase 8 iguales. L a intensidad I — A podrá variar entre cero
z

y 25a , según sea la diferencia de fase 8. Este es el problema que


2

sé plantea al hallar la intensidad en las figuras de difracción pro-


ducidas por una red (Cap. XVII).
Las cinco amplitudes iguales de
la figura pueden ser las pro-
porcionadas por cinco rendijas
de la red, instrumento cuya prin-
cipal misión es la de introducir
diferencias de fase iguales en la
luz procedente de cada par suce-
sivo de rendijas. Obsérvese que,
según se ha dibujado la figu-
ra 12-2, las sucesivas vibraciones
van aumeritando su retraso de
fase con relación a la que pasa
por el origen.
Para componer vibraciones de FIG. 12-2.—Suma vectorial de cinco
amplitud y fase dadas pueden amplitudes de la misma magnitud y
utilizarse tanto métodos trigono- diferencias de fase 8.
métricos como gráficos. También
es posible, como veremos, aplicar estos métodos a la composición
de vibraciones infinitesimales, de modo que las adiciones se con-
vierten en integraciones. E n tales casos, y especialmente si las
amplitudes de las componentes varían, es más sencillo sumar
las amplitudes como números complejos. E n la sección 14-8 utili-
zaremos este método, por ser el primer caso en que se hace nece-
sario.
12-3. Superposición de dos trenes de ondas de la misma fre-
cuencia.—De la sección anterior se deduce directamente que el
resultado de superponer dos trenes de ondas sinusoidales de la
misma frecuencia y dirección es otro tren de ondas de la misma
frecuencia, pero de diferente amplitud, determinada para valo-
res dados de a y a , por la diferencia de fase 8 entre los movimien-
x 2

tos comunicados a cualquier partícula por las dos ondas. Como


ejemplo hallemos la onda resultante producida por dos ondas
de igual frecuencia y amplitud propagándose en la misma di-
rección -f x y distanciadas una longitud A. Las ecuaciones de
las dos ondas, en la forma de la ecuación [11-5], serán:

y = a sen (coi — kx)


1 [12-9]
y 2 — a sen [coi — k{x -f A)] [12-10]
230 SUPERPOSICION D E ONDAS [CAP. 12

Por el principio de superposición, el desplazamiento resultante


será la suma de los desplazamientos separados, con lo que
y = y + y = a { sen (coi — kx) + sen [coi — k(x + A)]}
x 2

Aplicando la fórmula trigonométrica


sen A + sen B = 2 sen \(A + B) cos \(A B) [12-11]
obtenemos:
M ' A\
2a cos — sen coi - k[x+- [12-12]
2
Esto corresponde a una nueva onda de la misma frecuencia, pero
de amplitud 2a cos (kA¡2) = 2a cos (rt A/X). Cuando A es una pe-
(a)
t

A—1—1—
i i
-HAH-

2; 2i i ^-^ ¡

•—A — (6)

FIG. 12-3.—(a) Superposición de dos trenes de ondas casi en fase, (b) Superposición
de dos trenes de ondas desfasados casi 180°.

quena fracción de la longitud de onda, la amplitud será aproxi-


madamente 2a, mientras que si A es alrededor de A/2, será prácti-
camente nula. E n la figura 12-3 se ilustran estos dos casos para
el instante t = 0, siendo las curvas de trazo fino las representa-
ciones de [12-9] y [12-10], y la de trazo grueso lo que repre-
senta a [12-12]. L a suma algébrica de las ordenadas de las
curvas componentes, para cualquier valor de x, es igual a la
ordenada de la curva gruesa. E l lector puede comprobar fácil-
mente, mediante construcciones gráficas análogas, que no es ne-
cesario que las amplitudes sean iguales para que se produzca
una onda sinusoidal, y que la suma de un número cualquiera de
ondas de la misma frecuencia produce el mismo resultado. E n
cualquier caso, la forma de la onda resultante tendrá una ampli-
tud constante, ya que tanto las ondas componentes como su re-
sultante se mueven con la misma velocidad y mantienen la misma
SEC. 12-3] SUPERPOSICION D E DOS TRENES D E ONDAS 231

posición relativa. Puede visualizarse el fenómeno desplazando hacia


la derecha todas las ondas de la figura 12-3 con una velocidad dada.
L a producción de las llamadas «ondas estacionarias» en una
cuerda vibrante, con formación de nodos y vientres, es un ejemplo
de superposición de dos trenes de ondas de la misma frecuencia
y amplitud que se propagan en sentidos opuestos. E l movimiento
resultante se obtiene sumando la onda directa y la reflejada en
el extremo. Dos ondas de este tipo pueden representarse median-
te las ecuaciones i
y = d sen (coi — kx)
x

y = a sen (coi + kx)


2

Sumándolas, del mismo modo que se hizo para obtener la ecua-


ción [12-12], resulta: ;
y —2a eos (•— kx) sen coi
que representa las ondas estacionarias. Para cualquier valor de x se
trata de un movimiento armónico simple cuya amplitud varía
con x entre 2a para kx = 0, n, 2TZ, 2>TZ, y cero para kx =
= TC/2, 3TT/2, 5TC/2, .... Estas últimas posiciones corresponden a los
nodos y están separadas una distancia A# = n/k = A/2. L a figu-
ra 12-3 sirve también para ilustrar este caso si las dos ondas de
trazo fino se desplazan en sentidos opuestos. L a curva resultante,
en vez de conservar su forma moviéndose hacia la derecha, os-
cila entre una recta para coi = TC/2, 3TZ¡2, 5TC/2, y una curva
sunusoidad de amplitud 2a cuando coi = 0, TI, 2TZ, .... E n los
nodos, tales como los N y N' de la figura, el desplazamiento
resultante es siempre nulo.
A Wiener se debe un ex-
3

ondas luminosas para/e/as


perimento que permite obser-
var ondas ¡luminosas estacio-
narias producidas por reflexión
normal de la luz sobre un es-
pejo pulimentado (Fig. 12-4).
Frente a la superficie reflec-
tante se coloca una película fo-
tográfica especial, de un espe- /
espe/o
sor de solo 1/30 de longitud de
FIG. 12-4.—Formación y detección de
onda, inclinada de modo que ondas estacionarias en ei experimento de
corte sucesivamente nodos y Wiener.
vientres, tales como A, a, B, b,
C, c, D, d, .... L a placa se impresionará solo donde exista una vibra-
ción apreciable, pero no en los nodos. Como era de esperar, al reve-
lar la película aparece una serie de bandas oscuras, separadas por
3
O. WIENER: Ann. Physik, 40, 203, 1890.
232 SUPERPOSICION D E ONDAS [CAP. 12

líneas no impresionadas correspondientes" al lugar de cruce con


los nodos. Disminuyendo el ángulo de inclinación de la placa
con la superficie reflectante, las bandas se separan por haber cor-
tado un menor número de planos nodales en una distancia dada.
Midiendo estas bandas se llega a una importante conclusión: las
ondas estacionarias tienen un nodo en la superficie reflectante.
Las relaciones de fase entre la onda directa y la reflejada son
tales, que ambas se anulan continuamente. Esto es análogo ai caso
de la reflexión de las ondas de una cuerda vibrante en su extremo
fijo. Wiener ideó otros experimentos análogos a este, que estu-
diaremos con detalle en la sección 25-12.
12-4. Superposición de muchas ondas con fases cualesquiera.
Consideremos ahora un gran número de trenes de onda de la
misma frecuencia y amplitud que se propagan en idéntica direc-
ción, siendo sus diferencias de fase totalmente arbitrarias. De
lo que y a sabemos podemos inferir que la resultante será una
onda sinusoidal de la misma frecuencia, y cuya amplitud e inten-
sidad se trata de averiguar. Sea a la amplitud de cada uno y n el
número de trenes de ondas superpuestos. L a amplitud de la onda
resultante será la amplitud del movimiento de una partícula some-
tida a n vibraciones armónicas simples, cada una de amplitud a.
Si todas estas vibraciones estuviesen en fase, la amplitud resul-
tante sería na y la intensidad n a , o sea n veces la de una sola
2 2 2

onda. No obstante, en el caso que estamos considerando las fases


están distribuidas puramente al azar. Si hubiese de utilizarse el mé-
todo gráfico de composición de amplitudes resultaría algo análogo
a lo de la figura 12-5. Las fases
ctí, oc toman valores perfecta-
2>

mente arbitrarios entre 0 y 2n.


L a intensidad resultante de la
superposición de tales ondas que-
dará determinada por el cuadrado
de la resultante A. Para hallar
A hemos de elevar al cuadrado
2

la suma de las proyecciones de


todos los vectores a sobre el eje x
añadiéndole el cuadrado de la
suma correspondiente referente
al eje y. L a suma de las compo-
nentes x es
a (eos oq + eos a +
2

+ eos a + • • • + eos a„)


3

A l elevar al cuadrado la cantidad entre paréntesis obtendremos


términos de la forma eos 8
y otros de la forma 2 eos a. eos <x.
x 2
SEC. 12-5] ONDAS COMPLEJAS 233

Cuando n es grande pudiera esperarse que estos últimos términos


se anulasen mutuamente por tomar signos positivos y negativos.
E n una disposición cualquiera de los vectores esto no es cierto, y,
de hecho, l a suma de estos productos cruzados aumenta en pro-
porción aproximada a su número. Así, no obtenemos u n resultado
definido con u n a ordenación dada de ondas distribuidas a l azar.
A l calcular l a intensidad en cualquier problema físico nos encon-
tramos con u n gran número de tales ordenaciones y tratamos
de averiguar su efecto medio. E n este caso sí es seguro afirmar
que el promedio de estos dobles productos es nulo, con lo que solo
nos quedan los términos eos a. Lo mismo ocurre con las proyec-
2

ciones sobre y, de las que solo nos quedan los términos en sen a, 2

anulándose los términos 2 sen a. sen a . Por tanto, tenemos:


x 2

I ^ A = « (cos a, + eos a + eos a + * • • + eos a») +


2
2 2 2
2
2
3
2

+ a (sen ocj + sen ¡x + sen a + • • • + sen a»)


2 2 2
2
2
3
2

Pero, dado que sen a* + eos a* = 1, resulta:


2 2

I ~ a x n 2

Así,, l a intensidad media resultante de l a superposición de n ondas


con fases al azar es n veces mayor que l a de u n a sola onda. De
aquí deducimos que el promedio de a m p l i t u d A en l a figura 12-5,
en vez de ser nulo cuando se compone de u n gran número de vec-
tores a con direcciones al azar, aumenta a l aumentar n, siendo
proporcional a -\/ñ.
Las consideraciones anteriores nos explican por qué cuando
muchos violines de. u n a orquesta interpretan l a m i s m a nota no h a y
que tener en cuenta las interferencias entre las ondas sonoras.
Debido a que las fases son arbitrarias, l a intensidad producida
por 100 violines es aproximadamente 100 veces mayor que l a pro-
ducida por uno solo. L a luz emitida por los átomos de u n a l l a m a
de sodio no tiene unas relaciones de fase definidas, y además l a
emitida por cada uno cambia más de u n millón de veces por se-
gundo su fase. De aquí podemos deducir con certeza que l a inten-
sidad observada será la de u n átomo multiplicada por el número
de átomos que emiten.
12-5. Ondas complejas.—Las ondas hasta ahora consideradas
son de u n tipo especialmente sencillo; en que los desplazamientos
pueden representarse mediante u n a curva sinusoidal. Como he-
mos visto, l a superposición de u n número Cualquiera de tales
ondas de l a misma frecuencia, aunque de amplitudes y fases
arbitrarias, sigue produciendo u n a onda d e l mismo tipo. Pero
si se superponen dos ondas de frecuencias sensiblemente diferen-
tes, la onda resultante es compleja; es decir, el movimiento de
234 SUPERPOSICION DE ONDAS [CAP. 12

la partícula no es ya armónico simple, y el perfil de la onda


no es sinusoidal. E n la.sección próxima se hará el estudio analí-
tico de estas ondas; ahora solo consideraremos algunos de sus
aspectos más característicos.
Es instructivo examinar los resultados de sumar gráficamente
dos o más ondas de la misma dirección que tienen frecuencias,
amplitudes y fases diferentes. Las longitudes de onda están de-
terminadas a partir de las frecuencias mediante la relación vX = v,

WVVXAAA
<r\ r\ r\ /\ /\
f \j U V v V
/*v /\ /> f\ s\ s\ r\
V W V V W X j
r\

r\ r\ r\

(a) (c)

KAAAAAAAAAAAAAAM rVWVWX/WWWWl
KrVMAAAAAA/uVVWWN

(d)
I iG.
r
12-6.—Superposición de dos o más ondas que se propagan en la misma direc-
ción con frecuencias relativas, amplitudes y fases diferentes.

por lo que las que tienen mayor frecuencia son más cortas, y v i -
ceversa. E n la figura 12-6 se han representado las curvas resul-
tantes en varios casos, habiéndose obtenido sin más que sumar
algébricamente en cada punto los desplazamientos debidos a las
ondas individuales, de acuerdo con el principio de superposición.
E n el diagrama (a) se ilustra el caso, ya mencionado en la sec-
ción 12-3, de dos ondas de diferente amplitud e igual frecuencia.
L a amplitud resultante depende de la diferencia de fase, que en el
caso representado es nula. Para otras diferencias de fase basta
desplazar lateralmente una de las componentes respecto de la
otra, con lo que la amplitud resultante disminuye y su valor
mínimo es igual a la diferencia de amplitudes. E n (b) se han su-
mado tres ondas de distintas frecuencias, amplitudes y fases,
originándose una onda compleja que difiere mucho, evidentemente,
de una curva sinusoidal. E n (c) y (d), en que se han sumado dos
ondas de la misma amplitud y frecuencias en la relación 2: 1, se
SEC. 12-5] ONDAS COMPLEJAS 235

origina una curva c u y a forma, como puede verse, cambia mucho


con l a diferencia de fase. S i estas dos últimas fuesen ondas sono-
ras, el tímpano vibraría realmente en cada caso de acuerdo con
la resultante; sin embargo, el mecanismo auditivo respondería a
dos frecuencias que serían oídas, e interpretadas como las dos
originales, sin tener en cuenta su diferencia de fase. S i las ondas
resultantes fuesen luminosas, e l ojo percibiría, análogamente, u n a
mezcla de colores, que serían los mismos independientemente de l a
diferencia de fase. P o r último, en (e) se representa l a suma de una
onda de elevada frecuencia con otra de m u y baja frecuencia, y
en (/), la de dos ondas aproximadamente de l a misma frecuencia. E n
este último caso l a onda resultante se divide en grupos, que en
el caso del sonido originan el í conocido efecto de las pulsaciones.
E n cualquiera de los casos anteriores, si las ondas componentes
se propagan 'con l a misma velocidad, l a forma de l a onda resul-
tante lo hará también, evidentemente, con dicha velocidad, per-
maneciendo su perfil inalterado.
E l dispositivo representado en
la figura 12-7 permite obtener
fácilmente una ilustración expe-
rimental de l a superposición de 1

ondas. Dos espejitos M y M ,


l 2

adheridos a sendas láminas m u y


finas de acero, son iluminados
por u n estrecho haz luminoso.
Este haz se consigue mediante
la lámpara de arco concentrado
descrita en l a sección 21-2. L a
lente L forma sobre l a pantalla
una imagen del manantial S. E l
haz se refleja sucesivamente en
ambos espejos, y si uno de ellos
FIG. 12-7.—Dispositivo mecánico-óp-
se pone en vibración, el haz v i - tico para realizar la superposición
brará también hacia arriba y de dos ondas.
hacia abajo con un movimiento
armónico simple. Reflejando ahora este haz en u n espejo gira-
torio, antes de llegar a l a pantalla l a imagen de 5 describirá u n a
trayectoria, que, debido a la | persistencia de las imágenes en l a
retina, aparecerá como una curva sinusoidal. S i M y M v i b r a n
l z

á l a vez, l a forma de l a curva resultante será l a obtenida super-


poniendo las producidas separadamente. D e este modo pueden
obtenerse las curvas de l a figura 12-6 eligiendo dos o más láminas
de frecuencias adecuadas. Estas pueden modificarse fácilmente
sin más que variar l a longitud libre de las varillas p o r encima
de s u soporte.
236 SUPERPOSICION DE ONDAS [CAP. 12

Como la frecuencia de la luz visible determina su color, cuando


se utilizan luces de diversos colores se producirán ondas comple-
jas. Los colores «impuros», que no se hallan en el espectro, se-
rán, por tanto, ondas complejas, L a luz blanca, que desde los pri-
mitivos experimentos de Newton con prismas, sabemos es la mez-
cla de todos los colores, es el caso extremo de jsuperposición de
gran número de ondas cuyas frecuencias varían en cantidades
infinitesimales. E n la sección siguiente estudiaremos la forma de
la onda que corresponde a la luz blanca. E n el capítulo anterior
se dijo que aun la luz más monocromática que puede producirse
en el laboratorio está comprendida en un margen finito de fre-
cuencias. Consideraremos, por tanto, las formas de las ondas en
tales casos y su tratamiento matemático.
12-6. Análisis de Fourier.—Dado que a base de superponer
ondas sencillas podemos obtener otras de forma muy compleja,
cabe preguntarse hasta qué punto es posible el proceso inverso,
esto es, descomponer una onda! compleja en un cierto número
de otras simples. De acuerdo con un teorema debido a Fourier,
cualquier función periódica puede representarse como suma de
un cierto número (posiblemente infinito) de funciones senos y
cosenos. Por función periódica se entiende aquella que se repite
exactamente a intervalos sucesivos iguales, como la curva infe-
rior de la figura 12-6 (b). L a onda viene dada por una ecuación
del tipo

y — a -\-fljsen w¿ + « sen 2wí + a sen. 3o>í + • • • +


0 2 s

4- «j cos (út + a' cos 2w¿ + a' cos 3a>¿ -)-•..


2 3 [12-13]

Esta expresión se denomina serie de Fourier y contiene, aparte


del término constante a , una serie de términos de amplitudes
0

tfj, a , 2a' a' v y pulsaciones w, 2co, 3w, ... Por tanto, la onda
v

resultante puede considerarse como el efecto de superponer una


serie de ondas cuyas longitudes están en las relaciones •••
E n el caso del sonido; estas representan la nota fundamental y
sus distintos armónicos. E l cálculo de los coeficientes de ampli-
tud OÍ puede efectuarse, para : una forma de onda dada, me-
diante procedimientos matemáticos directos en el caso de al-
gunas ondas de forma sencilla, pero en general es muy com-
1

plicado. Frecuentemente se utiliza algún tipo de «analizador ar-


mónico», o sea un dispositivo mecánico que determina las ampli-
tudes y fases de la componente fúndamentaly de sus armónicos . 4

Sobre analizadores armónicos, véase D. C. MILLER: Tlie Science of Musical


4

Sounds, The Macmillan Co., Nueva York, 1922. Sobre análisis de Fourier, véase
E. H . BARTON: Texlbook of Sound, 1. ed., págs. 83 y sgs., The Macmillan Co.,
a

Nueva York, 1908. ¡


SEC. 12-6] ANALISIS DE FOURIER 237

E l análisis de Fourier no suele ser de aplicación inmediata


en el estudio de las ondas luminosas por ser imposible observar
directamente su forma. E n cambio, en el caso del sonido es donde
más se ha utilizado este recurso para el estudio de la cualidad
denominada timbre. No obstante, conviene conocer los funda-
mentos del método, ya que, como veremos, un prisma o una red
de difracción realizan en esencia un análisis de Fourier de la luz
incidente, poniendo de manifiesto las diversas frecuencias com-
ponentes que aparecen como líneas espectrales.
la) (c) (e)

~ ^ W \ A / w ¿V\AAT A
^

FIG. 12-8.—Distribución de amplitudes en diferentes frecuencias para varios


tipos de perturbaciones ondulatorias de longitud finita.

E l análisis de Fourier no se limita a ondas de carácter pe-


riódico. L a -parte superior de la figura 12-8 muestra tres tipos
de ondas no periódicas, pues en vez de repetirse indefinidamente
su perfil, los desplazamientos se anulan por encima de cierto
intervalo finito. Estos «paquetes de ondas» (Sec. 11-7) no son
representables por series de Fourier, sino que han de utilizarse
en su lugar integrales de Fourier, en las cuales las ondas compo-
nentes solo difieren en incrementos infinitesimales de longitud
de onda. Distribuyendo adecuadamente las amplitudes de los d i -
versos componentes, puede expresarse cualquier forma de onda
mediante tal integral . Las tres curvas inferiores de la figura 12-8
5

representan cualitativamente la distribución de amplitudes en fun-


ción de la frecuencia, que corresponde a los grupos de ondas su-
periores. Esto es, las curvas de la parte superior representan
el perfil real del grupo, y este perfil puede sintetizarse componien-
do un número muy grande (en rigor, infinito) de trenes de ondas,
en cada uno de los cuales su frecuencia difiere infinitamente poco
de la siguiente. Las curvas inferiores correspondientes muestran
las necesarias amplitudes de cada una de las frecuencias compo-
nentes para que su superposición origine la forma de onda indi-

5
Un breve estudio sobre estas integrales aparece en la obra de J . A . S T R A T T O N
Electromagnetic Theory, págs. 285-92, McGraw-Hill Book Co., Nueva York, 1941.
238 SUPERPOSICION D E ONDAS [CAP. 12

cada encima. Representan las llamadas transformadas de Fourier


de las funciones de onda correspondientes.
L a curva (a) representa el paquete de ondas típico, estudiado
anteriormente, y tiene la transformada de Fourier (b) correspon-
diente a una raya espectral única de anchura finita. E l grupo
(c) podría producirse haciendo pasar luz perfectamente monocro-
mática a través de un obturador abierto durante un tiempo ex-
tremadamente pequeño. Conviene observar que la distribución
de amplitudes, curva (d), es la misma que se obtiene para la di-
fracción de Fraunhofer por. una sola rendija, como se verá en la
sección 15-3. L a curva (e) representa otro caso interesante: el
de un impulso único, tal como el impulso sonoro emitido por un
disparo de pistola, o mejor por la descarga de una chispa. L a for-
ma de tal impulso se asemeja a la representada, y efectuando un
análisis de Fourier se obtiene la amplia distribución de longitudes
de onda representada por la curva (/). E n el caso de la luz, a una
distribución tal se la denomina espectro continuo, y se obtiene con
los manantiales de luz blanca; p. ej., un sólido incandescente. L a
distribución de intensidad en las distintas longitudes de onda,
que es proporcional al cuadrado de las ordenadas de la curva,
viene determinada por la forma exacta del impulso. Esta concep-
ción sobre la naturaleza de la luz blanca ha sido destacada por
Gouy y otros , y plantea la cuestión de si los experimentos de
6

Newton sobre refracción por prismas, con los que normalmente


se prueba la naturaleza compuesta de la luz blanca, es de signi-
ficación a este respecto. Dado que la luz blanca puede considerar-
se como formada por una mera sucesión al azar de impulsos, de
los que el prisma efectúa un análisis de Fourier, el punto de vista
de que los colores se originan en el prisma, sostenido por los pre-
decesores de Newton, puede estimarse como igualmente correcto.
12-7. Velocidad de grupo.—Se ve fácilmente que si todas las
ondas componentes de un grupo se desplazan con la misma velo-
cidad, el grupo se moverá con esta misma velocidad manteniendo
inalterada su forma. Si, por el contrario, la velocidad de las com-
ponentes varía con la longitud de onda, ya no se cumple lo an-
terior, y la forma del grupo se modificará al desplazarse este.
Este caso se presenta también con las ondas producidas al dejar
caer una piedra sobre la superficie tranquila de un lago, obser-
vándose que las ondas individuales del grupo se desplazan más
de prisa que este, desapareciendo en el frente del mismo y reapa-
reciendo detrás de él. Por tanto, en este caso la velocidad de grupo
es menor que la de onda, relación que se verifica siempre que la
E l lector encontrará un estudio más detallado de los diversos tipos de repre-
6

sentación de la luz blanca en R. W. WOOD: Physical Optics, 1.» o 2.» ed., The
Macmillan Company, Nueva York.
SEC. 12-7] VELOCIDAD D E GRUPO 239

velocidad de las ondas más largas es mayor que la de las cortas.


Es importante establecer una relación que ligue las velocidades
de grupo y de onda, lo que es fácil de conseguir si consideramos
los grupos formados por )a superposición de dos ondas de longitu-
des ligeramente diferentes, tales como los estudiados con anterio-
ridad y representados en la figura 12-6 (/). Supondremos que las
dos ondas tienen l a misma amplitud, pero longitudes de onda,
A y A ' , y velocidades, v y v, ligeramente distintas. Se consi-
deran mayores las magnitudes acentuadas. Los números de pro-
pagación y las pulsaciones diferirán también, siendo k ~~> k' y
co > co'. L a onda resultante será:
y = a sen (coi —•\kx) 4- a sen (co'¿ —- k'x)
Aplicando de nuevo l a relación trigonométrica de l a ecuación
[12-11], resulta: ¡
;

/ <o + co' , k + k' \ I co — co' , k — k' \ _


r
y = 2a sen I -^— t
r ^ — x \ cos l — — t — * J [12-14]

B_ A

AAAAJ\AA/VWV^ÁAAAAAAAAA/^
\ A A A h A A A A A f\\ A A A A A A A A A f
A

V u u u l / u U U u l J V / l ¡ \J \J \J XJ \J \J \J \J \J
¡ —V'-*- -1 >

U' ,|
j ^ >Í-X 1

Z =0 ; -X *-

FJG. 12-9.-—Velocidad de grupo de dos ondas de longitud de onda y frecuencia


ligeramente diferentes.

E n las figuras 12-9 (a) y (b) se han representado las dos ondas
separadamente y en (c) su suma, correspondiente a la anterior
ecuación para t — 0. Las ondas resultantes tienen una longitud que
es la media aritmética de las otras dos, pero la amplitud está
modulada para formar grupos. Las ondas individuales, cuyo nú-
mero de propagación es la media aritmética de ambos valores
de k, corresponden a variaciones del factor seno en l a ecuación
[12-14], y de acuerdo con [11-7], su velocidad de fase es el cocien-
te de los coeficientes de t y x:
240 SUPERPOSICION D E ONDAS [CAP. 12

Esto es, la velocidad es esencialmente la misma de las ondas


componentes, por ser estas casi iguales. L a moduladora envolven-
te, representada por la línea de trazos, corresponde al factor coseno.
Su número de propagación, igual a la diferencia de los compo-
nentes, es mucho menor, y su longitud de onda será, por tanto,
mayor. L a velocidad de los grupos es:

co •—co' ¿¿co i

A l no haberse puesto límite a la pequenez de las diferencias, pue-


den considerarse como infinitesimales, y la igualdad aproximada
resulta exacta. E n ese caso, puesto que co = vk, la relación en-
tre l a velocidad de grupo u y la velocidad de onda v es

. ,dv

Si la ponemos en función de la longitud de onda, utilizando la


relación k = 2T:/A, llegamos a la forma más útil:

' dv
u = v — X— [12-16]
dh

H a de señalarse que, en este casoi X representa la longitud de


onda real en el medio. Para la luz, en la mayoría de los problemas,
no coincidirá con la longitud ordinaria en el aire (véase Sec. 2 3 - 7 ) .
Aunque las ecuaciones [ 1 2 - 1 5 ] y [ 1 2 - 1 6 ] se han deducido para
un tipo de grupo especialmente sencillo, son de carácter general,
y se demuestra que se verifican para cualquier grupo, como, p. ej.,
los tres representados en la figura 12-8 (a), (c) y (e).
L a relación entre las velocidades de grupo y de onda se de-
duce también mediante un procedimiento menos matemático, con-
siderando los movimientos de los dos trenes de ondas compo-
nentes de la figura 1 2 - 9 (a) y (6).i E n el instante representado,
las crestas A y A' de los dos trenes coinciden produciendo un
máximo en el grupo. U n poco después la onda más, veloz ha ga-
nado una distancia X' — X sobre la otra, de modo que B' coincide
con B, y el máximo del grupo ha retrocedido una distancia X.
Puesto que la diferencia de velocidad de los dos trenes es dv,
el tiempo requerido para ello es \ d~k¡dv. Pero en este tiempo
ambos trenes se han movido hacia la derecha, recorriendo el su-
perior una distancia vd\¡dv. E l desplazamiento neto del máximo
del grupo es, por tanto, v{d\[dv) — X en el tiempo d\¡dv, por lo
que se obtiene para la velocidad de grupo:
SEC. 12-8] RELACION E N T R E VELOCIDAD D E ONDA Y DE GRUPO 241

v(d~k/dv) — A dv
dkjdv

que coincide con la ecuación [12-16].


Con el aparato descrito en la sección 12-5 se consigue una
v

imagen de los grupos formados por dos ondas de frecuencias l i -


geramente diferentes. Basta ajustar las longitudes de las varillas
de modo que sus frecuencias difieran solo en unas pocas vibra-
ciones por segundo.
L a única velocidad importante en el caso de la luz es la de
grupo, por ser la única observable experimentalmente. No dis-
ponemos de medios para seguir el desplazamiento de una onda
individual en un grupo de ondas luminosas; en su lugar nos ve-
mos obligados a medir la velocidad con que un tren de ondas
de longitud finita transporta energía, que es la magnitud obser-
vable. E n un medio no dispersivo, las longitudes de grupo y de
onda coinciden; es decir, para dv/dX = 0, o sea, cuando las ondas
de todas las longitudes se desplazan con igual velocidad. Esto
es rigurosamente exacto para la luz propagándose en el vacío;
de modo que en este caso desaparece la diferencia entre las velo-
cidades de grupo y de onda.
12-8. Relación gráfica entre velocidad de onda y de grupo.—
Mediante una construcción geométrica muy sencilla puede de-
terminarse la velocidad de grupo a partir de la gráfica de la
velocidad de onda en función de la longitud de esta. Se basa
en la interpretación gráfica de la ecuación [12-16]. Como ejemplo,
la curva de la figura 12-10 re-
presenta la variación de la ve-
locidad de onda con X en el
caso de ondas producidas en
aguas profundas (ondas de gra-
vedad), y se ha trazado de
acuerdo con la ecuación teórica
v = cte. x V X Para una cier-
ta longitud de onda X , las on-
1

das tienen la velocidad v, y


la pendiente de la curva en el
punto correspondiente P es FIG. 12-10.—Determinación gráfica de la
dv/dX. L a recta PR, tangente velocidad de grupo a partir de una curva
de velocidad de onda.
a la curva en ese punto, corta
al eje v en R, cuya ordenada es la velocidad de grupo u de
las ondas cuya longitud está en las proximidades de X,. Esto
es evidente por el hecho de que PQ es igual a \ dvjdX, esto es,
la abscisa de P multiplicada por la pendiente de PR. Por
tanto, QS, que se ha trazado igual a RO, representa la diferencia
242 SUPERPOSICION D E ONDAS [CAP. 12

v — X dv/dX, que es justamente e l valor de u, según l a ecua-


ción [12-16]. Se propone al lector l a comprobación, en el ejemplo
particular elegido, de que w = \v para cualquier valor de X. E n las
ondas de este tipo, que se propagan en el agua, las componentes
individuales se mueven con u n a velocidad doble de l a del grupo
en conjunto.
12-9. Composición de movimientos armónicos simples perpen-
diculares.—Consideremos e l efecto de superponer dos ondas sinu-
soidales de l a misma frecuencia y direcciones ortogonales. Sean z
e y las dos direcciones. L o s movimientos componentes serán:

y — &X sen (íút — oq) [12-17]


z — a sen (at — a?)
2

P a r a hallar l a trayectoria del movimiento resultante se compon-


drán de acuerdo con el principio de superposición, eliminando t
entre ambas ecuaciones, con lo que resulta:

— = sen to¿ eos a, - • eos co¿ sen a x [12-18]


"i

sen o¡t eos a — eos at sen CL¿


2 [12-19]

¿=0 y í= %
3
i-•V

\
\ \
a 2

«i

f> [ 1
s-- %
5
S= %
7
Í=2TT 5 =9 %

\ ) / /
FIG. 12-11.—Composición de dos movimientos armónicos simples perpendiculares
de la misma frecuencia, pero de diferente fase.
SEC. 12-9] COMPOSICIÓN D E M O V I M I E N T O S ARMÓNICOS 243

Multiplicando la ecuación [12-18] por sen oc y la [12-19] por sen a. 2 v

y restando la primera de la segunda, se obtiene:


y z
sen a - j — sen cq = sen coicos ot sen oq — cos oq sen ocg) [12-20]
2 2

ia
2 a
i •
Análogamente, multiplicando la [12-18] por cos y la [12-19]
por cos ocj, y restando la segunda de la primera, queda:
y z
— cos <x cos cq = cos CÚ¿(COS oc sen oq — cos oq sen a ) [12-21]
2 2 2

Ahora se puede ehminar t entre las ecuaciones [12-20] y [12-21]


elevando al cuadrado y sumando. Resulta así:

sen (oq — oca) = - • +


2
¿-eos (a — a )x 2 [12-22]

que es la ecuación de la trayectoria resultante. Las curvas de


trazo'grueso; de la figura 12-11 representan esta ecuación para va-
rios valores de la diferencia dé fase 8 = oc — <x. Excepto en casosx 2

especiales en que degeneran: en rectas, estas curvas son siempre


elipses. Los ejes principales J de la elipse están en general incli-
nados respecto de los z e y, pero coinciden con ellos para 8 = jr/2,
3TC/2, 5TC/2, ..... como puede verse fácilmente en la ecuación [12-22].
En este caso
+ - , = 1,

que es la ecuación de una elipse cuyos semiejes a y « coinciden x 2

respectivamente con los ejes y y z. Para S = 0, 2TC, 4TC, se tiene:

y = —z

que representa una recta que pasa por el origen, de pendiente


a la. . Si 8 — TC, 3TC, 5TT, . ; . ,
h z

i
a

a 2

que es de nuevo una recta de la misma pendiente y signo opuesto.


Mediante construcciones gráficas, tales como las de la figu-
TC 3TC
ra 12-12, puede verse que los dos casos 8 = — y 8 = — son física-
mente diferentes, aunque den la misma trayectoria resultante.
E n ambas partes de la figura el movimiento en la dirección y
244 SUPERPOSICION D E ONDAS [CAP. 12

(a)

FIG. 12-12.—Composición gráfica de movimientos en que y está (a) un cuarto


y (6) tres cuartos de período adelantada respecto a z.

está en la misma fase, habiendo efectuado el punto la octava


parte de una vibración a partir de su desplazamiento máximo
positivo. A l movimiento en la dirección z, de la parte (a) le falta
un octavo de vibración para alcanzar su posición extrema, mien-
tras que en la parte (5) le faltan cinco octavos. Considerando
los sentidos de los movimientos individuales y el de su resultante,
vemos que el último corresponde a las indicaciones de las flechi-
tas curvas. Los sentidos de recorrido de la elipse son opuestos.
Es factible producir luz cuyas vibraciones tengan la forma de
una elipse de cualquier excentricidad deseada. L a llamada luz
polarizada linealmente (Cap. X X I V ) se aproxima a una onda sinu-
soidal que vibra en un plano, tal como el x, y de la figura 12-13,
y los desplazamientos son lineales en la dirección y. Si se compone
un haz luminoso de este tipo con otro polarizado en el plano x, z
(curva punteada) que tenga una diferencia de fase constante res-
pecto al primero, el movimiento resultante para cualquier valor
de x será una elipse en el plano y, z. A tal tipo de luz se la deno-
mina polarizada elípticamente y se produce fácilmente por diversos
métodos (Cap. X X V I I ) . U n caso particular tiene lugar cuando
ambas amplitudes a y « son iguales y la diferencia de fase es
Y 2

un múltiplo impar de TV/2. E n este ¡ caso la forma de la vibración


es una circunferencia, y se dice que la luz está polarizada circu-
larmente. Cuando el sentido de rotación es el del reloj (8 = %¡2,
5TC/2, ...) mirando en sentido opuesto al de propagación de la luz,
se dice que la luz está polarizada circularmente a la derecha, y en
el caso contrario (8 — 37r/2, 77r/2, . . . ) , que está polarizada circu-
larmente a la izquierda. j
PROBLEMAS 245

FIG. 12-13.—Composición de dos ondas sinusoidales perpendiculares.

Mediante e l dispositivo descrito en l a sección 12-5 pueden


obtenerse los distintos tipos de movimientos representados en
l a figura 12-11. A este f i n se disponen las dos varillas de modo
que vibren perpendicularmente, y se elimina el espejo giratorio.
Así, una de las varillas imprime un movimiento vibratorio h o r i -
zontal a l pincel luminoso, y l a otra, uno vertical. Cuando ambos
actúan simultáneamente, el pincel describirá u n a elipse. S i las
frecuencias de ambas varillas se mantienen exactamente iguales,
la elipse permanecerá fija. S i se desajustan ligeramente, las elipses
pasarán por las formas correspondientes a todos los valores de
la diferencia de fase, en una secuencia análoga a l a representada
en l a figura 12-íl.

P R O B L E M A S

12-1. Se componen dos movimientos armónicos simples colineales


de igual frecuencia, cuyas amplitudes respectivas en un instante dado son
2 y 9 unidades y sus fases TC/4 y TC. Hállense: a) la amplitud resultante,
y,o) la diferencia de fase entre el resultante y el primero de los dos movi-
mientos.
12-2. Represéntense lab dos ecuaciones y = 3 sen 6nt e y — sen
x 2

(6TC¿ — 7r/3) y hállese su resultante, y = A sen (6nt — 0) por suma de


246 SUPERPOSICION D E ONDAS [CAP. 12

ordenadas. Calcúlese el valor exacto de i y compárese con el obtenido


a partir de la curva resultante. Sol.: 3,6 cm.
12-3, Hállese analítica y vectorialmente la resultante de los tres mo-
vimientos j'j = sen ( w ¿ — 10°), y., = 3 cds (uit + 100°), e y = 2 sen
(wí — 30°).
3

12-4. Hállese gráficamente la amplitud resultante de siete movimien-


tos armónicos simples de la misma amplitud y frecuencia con diferencias
de fase sucesivas de 20°. Tómese una amplitud de 3 cm. ¿Para qué valor
de la diferencia de fase se anulará por primera vez la resultante?
Sol.: 16,23 cm; 51°26'.
12-5. Dos ondas, de igual frecuencia y amplitudes tres y cinco uni-
dades, respectivamente, se propagan en el mismo sentido. Si la diferencia
de fase es 3TC/8, hállese la intensidad resultante respecto a las dos ondas
componentes.
12-6. Calcúlese la energía de la vibración resultante de componer
cinco movimientos armónicos simples de igual amplitud a y fases 0 , o

45°, 90°, 135° y 180°. ¿Aumenta o disminuye la amplitud resultante cuan-


do se suprime el cuarto movimiento (fase 135")?
Sol.: 5,83 a ; disminuye.
2

12-7. Compónganse gráficamente dos trenes de ondas cuyas longitudes


de onda están en la razón 4:3 y tienen amplitudes iguales.
12-8. Dos manantiales que vibran de acuerdo con las ecuaciones
y, = 3 sen nt ej/, = sen ni emiten ondas planas que se propagan con una
velocidad de 150 cm/seg. Hállese la ecuación del movimiento de una par-
tícula situada a 6 m del primer manantial y a 4 m del segundo.
Sol.: y = 2,65 sen (ni + 19,1°).
12-9. Se producen ondas estacionarias por la superposición de dos
ondas y, = 18 sen (3nt — 6 x) e y = 18 sen (Snt + 6x). Hállese la ampli-
2

tud del movimiento para x = 23.


12-10. Realizando el experimento de Wiener con luz roja (X = 6000 Á)
y un film fotográfico inclinado £° respecto al espejo que tiene un extremo
en contacto con este, calcúlense las distancias desde este extremo a las
tres primeras bandas oscuras producidas. Sol.: 0, 0,034, 0,069 mm.
12-11. Cuatro vibradores son capaces de emitir ondas de la misma
frecuencia, pero cuyas fases difieren únicamente en cero o 7U. Suponiendo
que cada combinación posible de fases es igualmente probable (hay 16
de estas), demuéstrese que la intensidad media es justamente cuatro veces
la de una de las ondas. Recuérdese que la intensidad debida a cada combi-
nación está dada por el cuadrado de la amplitud resultante.
12-12. Supóngase que un haz de luz verde (X — 5200 Á) se compone
de trenes de ondas de 6 cm de longitud. ¿Cuál es la dispersión aproximada
de longitudes de onda o anchura de la raya espectral? Sol.: 0,045 Á.
12-13. Una onda cuadrada puede representarse por una serie de
Fourier de la forma y = a sen kx + (a/3) sen 3kx + (a/5) sen 5kx 4- ...
Representando los tres primeros términos de la serie y su suma, hállese
con qué aproximación representa la resultante a la onda cuadrada.
12-14. Pruébese, como se sugirió en la sección 12-8, que para las ondas
en el agua controladas por la gravedad la velocidad de grupo es igual
a la mitad de la velocidad de onda.
5o;.: u = v — X(dv¡dl) = C \ A — ¿C -y/A = JC V T •
PROBLEMAS 247

12-15. La velocidad de las ondas más bien cortas en la superficie de


un líquido está dada por ¡

donde T es la tensión superficial! y d la densidad. Calcúlense las velocidades


de onda y de grupo de las ondas en el agua para X = 1 cm, 5 cm y 25 cm.
12-16. Hállese, para el tipo de ondas descrito en el problema 12-15,
el valor exacto de la longitud de onda para la cual las velocidades de onda
y de grupo se hacen iguales, y determínese esta velocidad.
¡ | Sol.: 1,711 cm; 23,10 cm/seg.
12-17. La velocidad de fase de las ondas en un cierto medio está re-
presentada por v = C + C A, donde las C son constantes. ¿Cuál es el
1 2

valor de la velocidad de grupo?


12-18. Los índices de refracción del disulfuro de carbono para 4900
y 6200 Á son 1,65338 y 1,62425, respectivamente. Suponiendo que n varía
con X de acuerdo con la ecuación de Cauchy (Sec. 23-3), calcúlense las
velocidades de onda y de grupo de una luz que se propaga en disulfuro
de carbono con una longitud de onda media de 5550 Á. Compárese con
los resultados experimentales de Michelson (velocidades de grupo, véase
Sec. 19-10) de 1/1,758 de la-velocidad en el vacío para luz blanca y un 1,4 %
mayor para la luz rojo-anaranjada que para la azul-verdosa.
Sol.: 1,83215 x 10 cm/seg; 1,70603 x 10 cm/seg, o sea
10 10

c/1,7572; 4,83 %.
12-19. Dos movimientos armónicos simples perpendiculares están
representados por y = 2 sen 2nt y « = 5 sen (27rí — 57t/4). Hállese la ecua-
ción de la trayectoria resultante y represéntese por el método indicado
en la figura 12-12. Compruébense dos puntos al menos de esta trayectoria
sustituyendo en la ecuación resultante.
12-20. ¿Cómo ha de modificarse en el problema 12-19 la ecuación de
movimiento según el eje z para obtener una elipse cuyo eje mayor coincida
con z"> ¿Y para obtener un movimiento circular en el sentido de la rotación
del reloj?
Sol.: Cambiar la fase a rc/2, —TC/2, 3TC/2, —37t/2, etc.; lo mismo
pero haciendo igual; a 2 la amplitud del movimiento según el
eje z. \
CAPITULO XIII

INTERFERENCIA DE DOS HACES LUMINOSOS

A l comienzo del capítulo anterior se estableció que dos haces


luminosos pueden coincidir sin que se origine ninguna pertur-
bación en ellos una vez que han atravesado la zona de cruce.
E n este sentido los dos haces no se interfieren; no obstante, según
se desprende de las consideraciones hechas, es de esperar que en
la región de cruce, donde ambos actúan simultáneamente, la am-
plitud e intensidad resultantes diferirán de la mera suma de las
amplitudes e intensidades componentes. Esta modificación de la
intensidad obtenida por superposición de dos o más haces lumi-
nosos se conoce como interferencia. Si la intensidad resultante
es nula o, en general, menor que la suma de las componentes,
la interferencia se llama destructiva, mientras que si es mayor
se denomina constructiva. Los aspectos más simples de este fenó-
meno no son de fácil observación debido a la pequenez de la lon-
gitud de tanda de la luz, lo que hizo que no fueran advertidos
hasta 1800, cuando aún predominaba la teoría corpuscular. Thomas
Young fue quien primero consiguió demostrar satisfactoriamente
las interferencias luminosas y con ello el carácter ondulatorio
de la luz. Para comprender su experimento crucial, realizado
en 1801, empezaremos considerando la aplicación a la luz de un
principio importante, válido para cualquier tipo de movimiento
ondulatorio. i
13-1. Principio de Huygens.—Al pasar la luz por una aber-
tura o por el borde de un obstáculo, se extiende siempre pe-
netrando en la región no expuesta directamente a las ondas inci-
dentes. Este fenómeno se denomina difracción. Para explicar esta
flexión de la luz,. Huygens estableció hace cerca de tres siglos
que cada punto de un frente de onda puede considerarse como un
manantial de nuevas ondas . Este principio es susceptible de apli-
1

caciones de gran alcance, y se utilizará después en el estudio de


la difracción, aunque ahora nos limitaremos a dar una sencilla
prueba de su exactitud. E n la figura 13-1 un tren de ondas planas

1
Las «ondas» intuidas por Huygens no eran trenes continuos, sino más bien
una serie de impulsos al azar. Además, suponía que las ondas secundarias solo
eran efectivas en el punto de tangencia con su envolvente común, negando así
la posibilidad de difracción. Fresnel fue, transcurrido más de un siglo, quien pri-
mero aplicó correctamente este principio, j
248
SEC. 13-1] PRINCIPIO DE HUYGENS 249

se aproxima por la izquierda


a una pantalla AB con una
abertura, S de diámetro algo
menor que la longitud de onda.
Excepto en S, en los demás
puntos la luz será reflejada o
absorbida, pero 5 podrá pro- T)
ducir una perturbación más
allá de la pantalla. Experi-
mentalmente se ve que, de
acuerdo con la teoría, las ondas
divergen a partir de S en forma
de semicircunferencias.
E l principio de Huygens,
tal como se ha representado FIG. 13-1.—Difracción de ondas en una
en la figura 13-1, es fácil de pequeña abertura.
comprobar con ondas produci-
das en el agua. Situando una lámpara de arco bajo un recipiente
con el fondo de vidrio se proyectarán las sombras de las ondas
sobre el techo. Una varilla vibrante o un alambre sujeto a uno
de los extremos de un diapasón de baja frecuencia puede ser-
vir como manantial de ondas en un extremo del recipiente. Si
se utiliza un diapasón eléctrico se consigue que las ondas pa-
rezcan en reposo sin más que poner delante de la lámpara
un disco con una ranura unido al eje de un motor. Cuando el
disco gira con la misma frecuencia que el diapasón se obtiene el
efecto estroboscópico. L a experiencia puede efectuarse ante un
gran auditorio y es de fácil realización. E n el capítulo X V
describiremos experiencias sobre la difracción de la luz.
Si hiciéramos la experiencia anterior con ondas luminosas
sería de esperar que, debido al hecho de que la luz se propaga
en línea recta, no aparecería más que una exigua mancha de luz
en D. Pero si la rendija es muy estrecha, se observa que aumenta
la magnitud de la mancha, y tanto más cuanto más estrecha sea
la rendija. Y a al comienzo de este libro mencionamos este notable
fenómeno: Ja luz no siempre se propaga en línea recta. Si se reem-
plaza la pantalla CE por una placa fotográfica se obtiene una
imagen análoga a la de la figura 13-2. L a luz es más intensa en
dirección normal, decreciendo lentamente su intensidad al aumen-
tar el ángulo. Si la rendija es pequeña en relación con la longitud
de onda, la intensidad no se anula ni para ángulos de observación
de 90°. Aunque esta breve introducción sobre el principio de Huy-
gens es suficiente para el estudio de los fenómenos de interferencia,
volveremos con más detenimiento sobre él en los capítulos X V
y X V I I I , a propósito de.la difracción en una sola abertura.
250 INTERFERENCIA DE DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

13-2. Experimento de Young.—La figura 13-3 representa es-


quemáticamente el experimento original realizado por Young. L a
luz solar pasa primero a través del pequeño orificio 5 y después

FIG. 13-2.—Fotografía de la difracción de la luz en una rendija de 0,001 mm de


anchura.

por los Sj y S a considerable distancia del primero. A l salir de


2

estos, los dos trenes de ondas interfieren originando una figura


I I ' ' IA

C
FIG. 13-3.—Dispositivo para el experimento de la doble rendija de Young.

simétrica de intensidad variable en la pantalla AC. Desde que


se verificó este primer experimento se ha considerado más cómo-
do reemplazar los orificios por rendijas estrechas y la luz solar
por luz monocromática. E n vez de frentes de onda esféricos tene-
mos ahora frentes cilindricos, que también quedan representados
SEC. 13-2] EXPERIMENTO D E YOUNG 251

por la figura 13-3. Si los arcos circulares corresponden a las cres-


tas de las ondas, las intersecciones de dos cualesquiera de ellos
representarán la llegada a esos puntos de dos ondas en fase o
con fases que difieren en un múltiplo de 2TZ. Estos puntos son,
por tanto, los de máxima perturbación o brillo. Examinando dete-
nidamente la luz de la pantalla se observan bandas brillantes

FIG. 13-4.—Franjas de interferencia producidas por una doble rendija con el


dispositivo de la figura 13-3.

y oscuras regularmente espaciadas, análogas a las de la figu-


ra 13-4. Estas fotografías se han obtenido reemplazando la pan-
talla AC de la figura 13-3 por una placa fotográfica.
Es fácil reproducir en el laboratorio el experimento de Young
sin más que utilizar una lámpara L de filamento único (Fig. 13-5).
E l filamento rectilíneo vertical S actúa a la vez como manantial
y primera rendija. Cada observador puede procurarse una doble

FIG. 13-5.—Método sencillo ipara observar franjas de interferencia.

rendija utilizando placas fotográficas de 3 a 6 cm . Las rendijas


2

se hacen rayando la gelatina de las placas con una cuchilla y


una regla. No es necesario revelar ni ennegrecer las placas. Acer-
cando la doble rendija D al ojo E, se mira a través de ella el fila-
mento de la lámpara. Si las rendijas están muy próximas, es decir,
distan unos 0,2 mm se observarán franjas ampliamente espaciadas,
mientras que si se hallan más separadas, p. ej., 1 mm, las franjas
aparecerán más apretadas y estrechas. Una lámina de vidrio
rojo F, colocada delante de otra verde frente a la lámpara, pone
252 INTERFERENCIA D E DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

de manifiesto que las franjas originadas por la luz roja son más
anchas que las producidas por la luz verde, debido, como vere-
mos, a su mayor longitud de onda.
A menudo se desea verificar el experimento con mayor preci-
sión utilizando luz más aproximadamente monocromática que la
empleada anteriormente, a base de un manantial de luz blanca
y un filtro rojo o verde. Quizá el método más adecuado sea el
emplear un arco de sodio o una combinación de uno de mercu-
rio y un filtro para aislar la raya verde de longitud 5461 Á. U n

\P

FIG. 13-6.—Diferencia de recorrido 'en el experimento de Young.

filtro adecuado consiste en una combinación de vidrio de didimio,


para absorber las rayas amarillas, y de un vidrio amarillo, para
absorber las rayas azul y violeta. •
13-3. Franjas de interferencia producidas por un foco doble.
Vamos a deducir una ecuación que i da la intensidad en cada pun-
to P de la pantalla y el espaciamiento de las franjas de interfe-
rencia. E n P. coinciden dos ondas que han efectuado recorridos
diferentes 5 P y S P. Por ello, al superponerse, tienen una dife-
2 x

rencia de fase que, de acuerdo con la ecuación [11-6], es

equidistar ambas rendijas de S. Además, las amplitudes son prác-


ticamente las mismas si como, de ordinario, S y S tienen la mis-
x 2

ma anchura y están muy próximas. E l problema de hallar la inten-


sidad resultante en P se reduce, por tanto, al estudiado en la sec-
SEC. 13-3] FRANJAS D E INTERFERENCIA 253

ción 1 2 - 1 , en el que se consideró la suma de dos movimientos


armónicos simples de igual frecuencia y amplitud con una dife-
rencia de fase S. L a intensidad, según la ecuación [ 1 2 - 7 ] , era

. I ^ A = 4a eos -
z 2 2
[Í3-2J

donde a es la amplitud de las ondas individuales y A la de su re-


sultante.
Solo queda calcular la diferencia de fase en función de la dis-
tancia x = PPo, de la separación d entre ambas rendijas y de
su distancia D a la pantalla. L a diferencia de recorrido correspon-
diente es la distancia S A de la figura 13-6, en la que se ha dibu-
2

jado la línea de trazos S A de modo que Si y A equidisten de P.


±

E n la realización del experimento de Young, D suele ser varios


miles de veces mayor que d o x. Por tanto, los ángulos 0 y 6' son
muy pequeños y prácticamente iguales. E n estas condiciones pue-
de considerarse que el triángulo S AS es rectángulo, y la dife-
t 9j

rencia de recorrido es d sen 0' — d sen 0. Con el mismo grado


de aproximación podemos igualar el seno a la tangente, o sea
sen 0 ^ x/D. De este modo resulta:

A = d sen 0 = d ~ [13-3]

Este valor de la diferencia de recorrido ha de sustituirse en la


ecuación [ 1 3 - 1 ] para obtener la diferencia de fase 8. E n este caso
la ecuación [ 1 3 - 2 ] de la intensidad dará valores máximos, iguales
a 4« , siempre que 8 sea un múltiplo entero de 2TC, y de acuerdo
2

con la ecuación [ 1 3 - 1 ] , esto ocurrirá cuando la diferencia de


recorrido sea un múltiplo entero de X. Por tanto, tenemos:
xd
— = 0, X, 2X, 3X, . . . = OTX

o sea x = mk ^ franjas brillantes [13-4]


d
E l valor mínimo de la intensidad es cero, y ocurre cuando 8 = n,
3TC, 5TZ, . . . Para estos puntos
X D
X 3X 5X / l \
D=2Y r " ' = r + 2 / X

o sea x = {m + i j X ^ franjas oscuras [13-5]

E l número entero m, que caracteriza una franja brillante par-


ticular, se llama orden de interferencia. Por tanto, las franjas
254 INTERFERENCIA B E DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

con m = 0, 1, 2 , . . . se denominan de órdenes cero, primero, segundo,


etcétera.
D e acuerdo con estas ecuaciones, l a distancia sobre l a pantalla
entre dos franjas sucesivas, que se obtiene sustituyendo m por l a
u n i d a d en las ecuaciones [13-4] o [13-5], es constante e igual
a \D/d. N o solo se comprueba esta igualdad mediante medida
sobre l a figura de interferencia, sino que se halla experimental-
mente que su magnitud es directamente proporcional a la distancia
D entre la rendija y la pantalla, inversamente proporcional a la
separación de rendijas, d, y- directamente proporcional a la longi-
tud de onda X. Midiendo, por tanto, l a separación de las franjas
podemos determinar directamente l a longitud de onda en fun-
ción de magnitudes conocidas.
Estos máximos y mínimos se encuentran en todo el espacio
situado detrás de las rendijas. N o es necesaria lente alguna para
producirlos, aunque de ordinario son t a n finos que se requiere
u n a lupa para hacerlos visibles. A causa de las aproximaciones
hechas a l deducir l a ecuación [13-3], medidas precisas ponen de
manifiesto que, sbbre todo en l a proximidad de las rendijas, el
espaciamiento de las franjas se aparta de l a dependencia lineal
requerida por l a ecuación [13-4]. U n a sección del sistema de fran-
jas por el plano del papel de l a figura 13-3, en vez de consistir en
u n haz de rectas que parten de un punto a igual distancia de las
rendijas, es en realidad u n conjunto de hipérbolas. P o r ser l a

«i
FIG. 13-7.—Composición de dos ondas de la misma frecuencia y amplitud, pero
de diferente fase.

hipérbola l a curva para l a cual l a diferencia de distancias a dos


puntos fijos es constante, es evidente que verifica l a condición
impuesta a una franja dada, es decir, l a constancia de l a diferen-
cia de recorrido. Aunque esta desviación de l a proporcionalidad
puede llegar a ser importante en el caso del sonido y otras ondas,
es despreciable de ordinario para longitudes de onda t a n pequeñas
como las de l a luz.
13-4. Distribución de la intensidad en el sistema de franjas..
P a r a hallar l a intensidad en los puntos de l a pantalla situados entre
SEC. 13-4] INTENSIDAD E N E L SISTEMA D E FRANJAS 255

un máximo ;y un mínimo aplicaremos el método vectorial de com-


posición de amplitudes descrito en la sección 12-2 e ilustrado en el
presente caso en l a figura ,13-7. Para los máximos el ángulo 8
es cero, y las amplitudes componentes a y « son paralelas, porx 2

lo que si son iguales, la resultante será A = 2a. Para los mínimos a x

y a son opuestas, y A — 0. E n general, para cualquier valor de 8,


2

A es el lado que cierra el triángulo. E l valor de A , que mide la 2

intensidad, viene dado por la ecuación [13-2], y varía de acuerdo


con eos (8/2). E n la figura 113-8 la línea continua representa la
2

intensidad en función de la! diferencia de fase.


Para terminar nuestro estudio de este tipo de franjas ha de te-
nerse en cuenta una cuestión de fundamental importancia. Si
los dos haces luminosos llegan a un punto de la pantalla exacta-
mente en oposición de fase, interfieren destructivamente, y la
intensidad resultante es nula en ese punto. Puede preguntarse
qué ha ocurrido con la energía de los dos haces, ya que la ley
de conservación de la energía dice que esta no puede destruirse.
L a respuesta es que la energía que desaparece aparentemente
en los mínimos está presente en realidad en los máximos, donde
la intensidad es mayor que la que producirían los dos haces ac-
tuando por separado. E n otras palabras, la energía no se destruye,
solo se redistribuye en la figura de interferencia. L a intensidad
media es exactamente la misma que si no se produjera inter-
ferencia. Como se ve en la gráfica 13-8, la intensidad en la
figura de interferencia varía entre 4« y cero. Ahora bien: la
2

de cada haz por separado sería a , por lo que sin interferencia


2

tendríamos una intensidad uniforme 2« , como indica la línea 2

de trazos. Para obtener l a intensidad media sobre la pantalla


para n franjas, téngase en cuenta que el valor medio del cuadrado
del coseno es \. Esto da, según la ecuación [13-2], I ~ 2a , que 2

I
7=4a cos 4
z 2

í—*- -5n- -4JT -3n- -2JT -TT 0 n 2jr 3* 4TV 5;r 6JT 7jr

FIG. 13-8.—Distribución de intensidad para las franjas de interferencia de dos haces.


256 INTERFERENCIA D E DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

justifica lo anteriormente dicho y hace ver que la interferencia


no viola el principio de conservación de la energía.
13-5. Biprisma de Fresnel .—Poco después de realizar Young
2

su experimento de la doble rendija se objetó que las franjas bri-


llantes que se observaban se debían probablemente a alguna com-
plicación introducida en la luz por los bordes de las rendijas y
no a verdadera interferencia. Con! ello quedó todavía en litigio
la naturaleza ondulatoria de la luz, pero pocos años después Fres-
nel ideó nuevos experimentos, con los cuales quedó probada la
interferencia de dos haces luminosos sin que hubiera lugar a la
objeción anterior. Uno de ellos es el denominado del biprisma de
Fresnel, que vamos a describir con algún detenimiento.
L a figura 13-9 representa esquemáticamente el experimento
del biprisma. E l doble prisma, delgado P refracta la luz proce-
dente de la rendija 5 según dos haces ac y be que se superponen.
Colocando un diafragma MN, como; muestra la figura, se observan
franjas de interferencia en la región be. Reemplazando la panta-
lla ae por una placa fotográfica, se obtiene una imagen como
la de l a figura 13-10. Las franjas centrales apretadas se deben a
interferencias, mientras que las más anchas, situadas en los bor-
des, . son producidas por difracción. Estas últimas se originan
en los bordes del biprisma, actuando cada uno como un borde
recto y dando lugar a una figura que se estudiará detenidamente

FIG. 13-9.'—Biprisma de Fresnel.

2
Augustin Fresnel (1788-1827). Fue el físico francés que más aportó a la teoría
de la luz. Con formación de ingeniero, se interesó por el estudio de la luz, y en
1814-15 redescubrió el principio de Young de la interferencia y lo generalizó a
casos complicados de difracción. Sus investigaciones matemáticas dieron a la teo-
ría ondulatoria un sólido fundamento.
FIG. 13-10.—Franjas de interferencia y difracción producidas con el biprisma
de Fresnel.

en el capítulo X V I I I . Suprimiendo el diafragma MN, los dos


haces se superponen en la totalidad de la región ae. L a fotografía
inferior de la figura 13-10 muestra, en este caso, las franjas de
interferencia equidistantes superpuestas a la figura de difracción
de una ancha abertura. (La figura de difracción anterior, des-
provista de las franjas de interferencia, puede observarse en la
parte inferior de la figura 18-21.) Con tal experimento pudo Fres-
nel producir interferencias prescindiendo de la difracción.
Lo mismo que en el experimento de la doble rendija de Young,
puede determinarse la longitud de onda midiendo el espaciamiento
de las franjas de interferencia producidas por el biprisma. Lla-
mando B y C a las distancias del biprisma al manantial y a la pan-
talla, respectivamente; d a la distancia entre las imágenes virtuales
$i Y ^2> Y ^ x
I distancia sobre la pantalla entre franjas suce-
a a

sivas, la longitud de onda viene dada por la ecuación [13-4],

kxd
*=B+C [ 1 3
- 6 J

Las imágenes virtuales S y 5 actúan, pues, como las dos rendijas


x 2

del experimento de Young.


Para hallar el valor d, distancia entre los manantiales virtuales,
se mide su separación angular 6 con un espectrómetro, supo-
niendo, con bastante aproximación, que d = BB. Si la luz para-
lela procedente del colimador cubre ambas mitades del biprisma,
se producirán dos imágenes de la rendija, y el ángulo 6 que forman
es fácil de hallar con el anteojo. Este ángulo se mide de modo
aún más sencillo acercando el prisma a un ojo y observando a
su través una bombilla esférica esmerilada. A cierta distancia
258 INTERFERENCIA D E DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

de la bombilla puede conseguirse que coincidan justamente los


bordes interiores de sus dos imágenes. E l diámetro de la bombilla,
dividido por su distancia al biprisma, da directamente 6.
Es fácil construir un biprisma a partir de una lámina de v i -
drio, tal como un portaobjetos de microscopio, biselando de 0,3 a
0,6 cm una cara. Esto se consigue mediante un pequeño tallado
con sustancias abrasivas ordinarias y pulimento con cólcotar, pues
el ángulo requerido es de solo 1°.
13-6. Otros dispositivos para dividir el frente de onda.—Exis-
ten otros varios métodos para hacer interferir dos haces. E n el

FIG. 13-11.—Espejos de Fresnel.

dispositivo conocido por espejos de Fresnel, la luz procedente de


una rendija se refleja en dos espejos planos que forman un ángulo
próximo a los 180°. Así se producen dos imágenes virtuales de
la rendija, como muestra la figura 13-11. Dichas imágenes ac-
túan bajo todos los aspectos como las correspondientes del bi-
prisma, observándose franjas de interferencia en la región be,
en la que se superponen los dos haces reflejados. Las notaciones
utilizadas en este diagrama se corresponden con las de la figu-
ra 13-9, y puede aplicarse de nuevo la ecuación [13-6]. Téngase
en cuenta que el ángulo 28 subtendido por las dos imágenes en el
punto de intersección M es el doble del formado por los espejos.
Esta experiencia suele verificarse sobre un banco óptico, uti-
lizando luz incidente rasante. Dos placas de vidrio ordinario de
unos 6 cm constituyen un buen espejo doble. Una de las láminas
2
SEC. 13-6] ^DISPOSITIVOS PARA DIVIDIR E L FRENTE D E ONDA 259

M\

FIG. 13-12.—Espejo de Lloyd.

ha de ir provista de un tornillo de ajuste para variar el ángulo 6,


y la otra de un tornillo para lograr que los bordes de ambos espejos
sean paralelos. j
L a figura 13-12 muestra, un dispositivo aún más sencillo para
producir interferencias entré la luz reflejada en un gran espejo
y la que proviene directamente de la rendija. E n este aparato,
llamado espejo de Lloyd, las, relaciones cuantitativas son análogas
a las de los casos anteriores, actuando la rendija y su imagen
virtual como doble foco. Una característica importante del espejo
de Lloyd consiste en que poniendo la pantalla en contacto con
el borde del espejo (en la posición MN), el borde 0 de la super-
ficie reflectante es el centro de una franja oscura en vez de serlo
de una brillante como sería de esperar. Esto significa que uno de
los haces ha experimentado un cambio de fase de n radianes.
Como el haz directo no puede cambiar de fase, hemos de inter-
pretar la anterior experiencia como un cambio de fase experi-
mentado por la luz al reflejarse. L a figura 13-13 reproduce dos
fotografías de las franjas de interferencia obtenidas con el es-
pejo de Lloyd, una tomada con luz visible y la otra con rayos X .

FIG. 13-13.—Franjas de interferencia producidas con el espejo de Lloyd. (a) Con


luz visible, X = 4358 Á. (Según White.) (6) Con rayos X, X = 8,33 Á. (Según
Kellstrom.)
260 INTERFERENCIA DE DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

Si se deja que penetre la luz procedente de Sj, (Fig. 13-12)


por el extremo de la lámina de vidrio, moviendo esta hacia arriba,
de modo que se refleje interiormente en la superficie superior,
aparecerán de nuevo franjas en el intervalo OP, con una franja
oscura en O. Esto demuestra que hay de nuevo un cambio de fase
de r; radianes en la reflexión. Como se verá en el capítulo X X V ,
ello no está en contradicción con el estudio sobre cambio de fase
hecho en la sección 11-8. E n este ejemplo, la luz incide bajo un
ángulo mayor que el crítico y sufre la reflexión total.
E l espejo de Lloyd puede ser utilizado fácilmente" en expe-
riencias de cátedra, sirviendo de foco luminoso un arco de carbón
seguido de un filtro de vidrio coloreado y una estrecha rendija.
Como espejo se emplea una lámina de vidrio ordinario de 3 a 6 cm
de anchura y 30 cm o más de longitud. Sobre el extremo del es-
pejo más próximo-a la pantalla se enfoca una lupa que permita
observar las franjas de interferencia (Fig. 13-13). Las franjas inter-
nas se obtienen pulimentando los bordes del espejo para permitir
que la luz entre y abandone el mismo, y tratando una de las ca-
ras de este con un esmeril grueso a fin de deslustrarla.
Existen otros varios procedimientos para dividir en dos el
3

frente de onda y recombinar los obtenidos bajo un pequeño án-


gulo. Así, p. ej., puede dividirse una lente en dos mitades me-
diante un plano que pase por su eje separando aquellas ligera-
mente, con lo que se formarán dos imágenes reales muy próximas
de la rendija. Las imágenes producidas mediante este disposi-
tivo, conocido como lente de Billet;. actúan como las dos rendijas
del experimento de Young. Se obtiene el mismo resultado me-
diante una bilámina (dos láminas plano-paralelas que forman un
pequeño ángulo). | !
13-7. Manantiales coherentes.—Se observará que todos los
métodos para producir interferencias que hemos estudiado tie-.
nen una importante característica común: Los dos haces que in-
terfieren proceden de un manantial único. Experimentalmente
se comprueba la imposibilidad de obtener franjas de interferencia
con haces luminosos procedentes dé manantiales diferentes, tales
como dos filamentos de lámparas de incandescencia colocados
uno junto a otro. Ello se debe a jque ninguno de'tales manan-
tiales emite trenes infinitos de ondas. Por el contrario, se pro-
ducen súbitos cambios de fase en intervalos pequeñísimos de
tiempo (del orden de 1 0 seg). Y a se mencionó este hecho en
-8

las secciones 11-7 y 12-6. Así, aunque en tales intervalos puedan


aparecer en la pantalla franjas de interferencia, cada vez que

Véase T. PRESTON: Theory of Light, 5.» ed., cap. VII, The Macmillan Co.,
3

Nueva York, 1928. ¡


SEC. 13-8] DIVISION D E L A A M P L I T U D 261

cambia la fase se modifica su posición, por lo que son imposibles


de observar. E n el experimento de Young y en los espejos y bi-
prisma de Fresnel hay una correspondencia punto a punto entre
las fases de los dos focos S¿ y S por proceder ambos del mismo
2

manantial. Si en un punto de S cambia súbitamente la fase, cam-


x

biará a la vez en el punto correspondiente de 5 . E l resultado 2

es que la diferencia de fase entre dos puntos cualesquiera de los


dos focos es constante, y las franjas de interferencia permanecen
estacionarias. Todos los fenómenos de interferencias luminosas se
caracterizan porque entre los haces que interfieren ha de existir
esta correspondencia de fase punto a punto, y los manantiales en
los que se verifica esta relación se denominan coherentes.
Mientras que se precisan dispositivos especiales para obtener
manantiales luminosos coherentes, no ocurre lo mismo en el caso
de las microondas, que son ondas de radio de algunos centímetros
de longitud. Se producen mediante osciladores que emiten una
onda continua, cuya fase permanece constante durante un tiempo
bastante largo frente a la duración de una observación. Debido
a esto, dos emisores independientes de microondas de la misma
frecuencia son coherentes y pueden utilizarse para producir inter-
ferencias. Por la magnitud adecuada de su longitud, las micro-
ondas suelen utilizarse para demostrar muchos fenómenos óp-
ticos de interferencia y difracción que les son comunes . 4

Si la rendija S del experimento de Young (Fig. 13-3) es de-


masiado ancha, o el ángulo formado por los rayos que parten
de ella es demasiado grande, la doble rendija no representa ya
dos manantiales coherentes, desapareciendo las franjas de inter-
ferencia. Esta cuestión será estudiada más detenidamente al final
del capítulo X V I .
13-8. División de la amplitud. Interferómetro de Michel-
son .—Los interferómetros pueden dividirse adecuadamente en
5

dos clases principales: los basados en la división del frente de onda


y los que se fundan en la división de la amplitud. Todos los ya
citados pertenecen a la primera clase, y en ellos el frente de
onda se divide lateralmente en partes mediante espejos o diafrag-
mas. También es posible dividir una onda por reflexión parcial

4
Véase G . F. HULL, Jr.: Am. J. Phys., 17, 599, 1949.
5
A. A. Michelson (1852-1931), físico americano de gran talento. Interesado
por la velocidad de la luz, inició sus experimentos mientras era instructor de Física
y Química en la Naval Academy, en la que se graduó en 1873. Se cuenta que el
superintendente de la academia preguntó al joven Michelson por qué malgastaba
su tiempo con tan inútiles experimentos. Años después recibía el premio Nobel
(1907). La mayoría de sus trabajos sobre la velocidad de la luz (Sec. 19-5) fueron
realizados durante los 10 años pasados en el Case Institute of Technology. Durante
la última parte de su vida fue profesor de Física de la Universidad de Chicago,
donde realizó muchos de sus famosos experimentos sobre interferencias luminosas.
262 INTERFERENCIA. DE DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

manteniendo, los dos frentes


resultantes la misma anchu-
ra, pero con amplitud menor.
-M, - ^ E l interferómetro de Michel-
son es un ejemplo importante
de este segundo tipo. E n él
I T
los dos haces obtenidos por
(i) división de la amplitud se en-
L
vían en direcciones totalmente
distintas sobre espejos planos
que los reenvían para hacerlos
i n t e r f e r i r . L a figura 13-14
representa esquemáticamente
este dispositivo. Sus elementos
ópticos esenciales son dos es-
E pejos planos muy pulimenta-
FIÜ. 13-14.—Interferómetro de Michelson. (IOS, M x y M,
2 y dos láminas
plano-paralelas de vidrio, G y L

G . A veces la cara de G más alejada del manantial está ligera-


2 x

mente plateada (línea gruesa de la figura), de modo que la luz pro-


cedente de 5 se divide en un haz reflejado (1) y otro transmitido
(2), ambos de igual intensidad. L a luz reflejada normalmente en M x

atraviesa G por tercera vez e incide en el ojo. E l haz (2) se


L

refleja en M , pasa por segunda vez por G , se refleja en G y llega


2 2 x

al ojo. L a misión de G , llamada lámina compensadora, es hvde


2

igualar los recorridos en el vidrio de ambos rayos. No es indispen-


sable para producir franjas con luz monocromática, pero sí cuan-
do se utiliza luz blanca (Sec. 13-11). E l espejo M está monta- x

do sobre un soporte C que puede deslizar sobre los carriles T


ajustados con esmero. Este movimiento es lento y está controlado
con precisión mediante el tornillo V, calibrado de modo que indique
la magnitud exacta del desplazamiento. Para obtener las franjas
ambos espejos han de ser perfectamente perpendiculares, lo que
se consigue por medio de los tornillos representados sobre M . 2

Aun con este ajuste no se observarán franjas mientras no


se cumplan otros dos requerimientos importantes. E n primer lu-
gar la luz ha de proceder de un manantial extenso. Si este es pun-
tual o se trata de una rendija, como en los métodos anteriores,
no aparecerán las franjas deseadas. Cuando tratemos del origen
de estas franjas se hará patente la razón de ello. E n segundo
lugar la luz deberá ser en general monocromática, o casi mono-
cromática. Esta condición es particularmente necesaria si las dis-
tancias de A/j y M a G son sensiblemente diferentes.
2 x

Existen varios métodos para lograr un manantial extenso del


tipo requerido por el interferómetro de Michelson. U n arco de
SEC. 13-9] FRANJAS CIRCULARES 263

mercurio o una llama de sodio, si son bastante grandes, pueden


utilizarse sin la pantalla L representada en la figura 13-14. Si
el foco es pequeño, se aumenta el campo visual con un vidrio es-
merilado, o una lente, colocado e n Z . Cuando se mire hacia M a v

través de G se verá todo el espejo iluminado. L a etapa siguiente


x

para obtener las franjas consiste en hacer una medida aproximada,


con una escala milimétrica, de las distancias de M y M & cara
t 2
a

plateada de G y desplazar M hasta que ambas sean iguales, salvo


x x

una diferencia de algunos milímetros. Se ajusta entonces el espejo


M de modo que quede perpendicular a M lo que se consigue
2 v

observando las imágenes de un alfiler corriente situado entre S


y G Se verán dos pares de imágenes, uno procedente de la re-
v

flexión en la cara frontal de G y otro en la cara posterior. Ajus-


x

fando ikf mediante los tornillos, hasta hacer coincidir ambos pa-
2

res de imágenes, se observarán las franjas. A l aparecer no son


muy claras, a menos que el ojo esté enfocado sobre el espejo M v

de modo que el observador debe mirar constantemente a él mien-


tras busca las franjas. Cuando las haya encontrado girará los
tornillos de ajuste de modo que aumente continuamente la anchu-
ra de las franjas, obteniéndose por fin un sistema de anillos bri-
llantes concéntricos. M es entonces exactamente perpendicular
2

a M si este último forma un ángulo de 45° con G\.


í

13-9. Franjas circulares.—Aparecen cuando se utiliza luz mo-


nocromática y los espejos! están exactamente ajustados, siendo
las que se emplean en la mayor parte de las medidas con el inter-
ferómetro. Su origen se comprenderá con la ayuda del diagrama
de la figura 13-15. E n él sé ha reemplazado el espejo M por su 2

P' Zd P"

FIG. 13-15.—Formación de franjas circulares en el interferómetro de Michelson.


264 INTERFERENCIA D E DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

imagen virtual M\ formada por reflexión en G . M\ es entonces


x

paralelo a M . Debido a las varias reflexiones experimentadas


x

en el interferómetro, podemos considerar que el manantial lu-


minoso extenso está en L, detrás del observador, y que origina
dos imágenes virtuales L y L por reflexión en M y M\. Estos
x 2 x

dos manantiales virtuales son coherentes, pues las fases de puntos


correspondientes de ambos son exactamente las mismas en todo
instante. Si la separación de M y M' es d, la de las dos imágenes
x 2

virtuales será 2d. Cuando d es justamente un múltiplo entero


de semilongitudes de onda, es decir, la diferencia de recorrido 2d
es un número entero de longitudes de onda, todos los rayos lu-
minosos reflejados normalmente en los espejos estarán en fase.
Sin embargo, los que se reflejen bajo otro ángulo no estarán en
general en fase. L a diferencia de recorrido entre dos rayos que
llegan al ojo procedentes de los puntos correspondientes P' y P"
es 2d cos. 6, como se ve en la figura. E l ángulo 0 es necesariamente
el mismo para los dos rayos si M es paralelo a M\, de modo
x

que los rayos son paralelos. Por tanto, cuando eJ ojo está enfo-
cado para recibir rayos paralelos (en este caso resulta más útil
un pequeño anteojo, en especial para grandes valores de d), los
rayos se reforzarán mutuamente, produciendo máximos para aque-
llos ángulos d que satisfagan la relación

2d cos 6 = tnk [13-7]


Puesto que para m, A y d dados el ángulo 6 es constante, los
máximos se encontrarán sobre circunferencias cuyo centro es el.
pie de la perpendicular trazada desde el ojo a los espejos. Des-
arrollando el coseno puede demostrarse, a partir de la ecuación
[13-7], que los radios de los anillos son proporcionales a las raíces
cuadradas de los números enteros, como en el caso de los anillos
de Newton (Sec. 14-5). L a distribución de intensidad en los anillos
se deduce de la ecuación [13-2], en la que la diferencia de fase
está dada por la expresión i

2d cós 6

Las franjas de esta clase, producidas por interferencia de ha-


ces paralelos con una diferencia de fase determinada por su incli-
nación 6, suelen denominarse franjas de igual inclinación. E n con-
traposición a las del tipo que se describirá en la próxima sección,
siguen siendo visibles aun para diferencias de recorrido muy gran-
des. L a limitación eventual de esta diferencia de recorrido será
considerada en la sección 13-12.
L a parte superior de la figura 13-16 muestra franjas circu-
lares observadas en diferentes condiciones. Si la distancia entre
SEC. 13-10] FRANJAS LOCALIZADAS 265

Afj y M' es de unos pocos centímetros, el sistema de franjas es


g

del tipo (a), con los anillos muy apretados. Acercando lentamente
ikfj hacia M\, de modo que d disminuya, un anillo determinado,
caracterizado por un valor dado de su orden m, disminuirá de
radio, ya que, según la ecuación [13-7], el producto 2d eos 6 ha
de permanecer constante. Por tanto, cada vez que 2d decrece
en A, o sea d en A/2, desaparecerá un anillo en el centro. Ello es
consecuencia de que en el centro eos 0 = 1, por lo que la ecua-
ción [13-7] se convierte en
2d = m\ [13-8]
A l variar m en una unidad, d variará en A/2. Ahora bien: al
aproximarse M a M\ los anillos van espaciándose cada vez más,
x

como se ve en (b), hasta alcanzarse una posición crítica para la


cual la franja central cubre todo el campo, como en (c). Esto
ocurre cuando M y M' coinciden exactamente, pues es evidente
x 2

(<*) if>) (c) W («)

FIG. 13-16.—Diversos tipos de franjas observados con el interferómetro de Michel-


son. Fila superior, franjas circulares. Fila inferior, franjas localizadas. La dife-
rencia de recorrido aumenta en ambos sentidos a partir del centro.

que en estas condiciones la diferencia de recorrido es nula para


todos los ángulos de incidencia. Si seguimos desplazando M , en
la misma dirección, sobrepasa a i l í j y vuelven a aparecer nuevas
franjas ampliamente espaciadas que se originan en el centro. A l
aumentar la diferencia de recorrido estos anillos se irán apretando
gradualmente, como puede verse en (d) y (e).
13-10. Franjas localizadas.—Si M\ y M no son exactamente
x

paralelos, seguirán observándose franjas si la luz es monocro-


mática y la diferencia de recorrido no excede de unos pocos milí-
metros. E n este caso el espacio limitado por los espejos tiene
266 INTERFERENCIA D E DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

g h i
i I

FIG. 13-17.—Formación de franjas con espejos inclinados en el interferómetro de


Michelson.

forma de cuña, como indica la figura 13-17. Los dos rayos que 6

llegan al ojo procedentes de un punto P del manantial ya no son


paralelos, sino que parecen divergir de un punto P' próximo
a los espejos. Puede demostrarse que para varias posiciones
7

de P sobre el manantial extenso la diferencia de recorrido entre


los dos rayos permanece constante, pero que la distancia de P'
a los espejos varía. No obstante, si el ángulo entre los dos espejos
no es demasiado pequeño, dicha distancia no es muy grande,
y por ello, para ver claramente las franjas, debe enfocarse el ojo
sobre M o cerca de él.
x

Las franjas localizadas son prácticamente rectilíneas, pues la


variación de la diferencia de recorrido a través del campo visual
se debe ahora principalmente al distinto espesor de la «película
de aire» entre los espejos. Si la película mencionada tiene forma
de cuña, el lugar geométrico de los puntos de igual' espesor es una
recta paralela al borde de la cuña. No obstante, las franjas no
son exactamente rectilíneas si d tiene un valor apreciable, por
variar algo la diferencia de recorrido con el ángulo. E n general
se curvan y son siempre convexas hacia el borde delgado de la cuña.
Así, para cierto valor de d, pueden observarse franjas como las
representadas en la figura 13-16 (g). M se encontrará entonces
x

en una posición tal como la g de la figura 13-17. A l disminuir

Cuando se utilice el término «rayo» en todo lo referente a interferencias será


6

para indicar simplemente la dirección perpendicular a un frente de onda y en modo


alguno sugerirá la idea de un pincel luminoso infinitamente estrecho.
R . W . DITCHBURN: Light, 1.
7 A
ed., págs. Í32-34, Interscience Publishers,
Inc., Nueva York, 1953.
SEC. 13-11] FRANJAS CON LUZ BLANCA 267

la separación de los espejos, las franjas se desplazarán a través


del campo hacia la izquierda, pasando una franja por el centro
cada vez que d experimenta una variación de X/2. Cuando la
diferencia de recorrido tiende a anularse, las franjas se enderezan
cada vez más, hasta que cuando M corta a M' son perfectamente
x z

rectilíneas como en (h). A partir de este punto vuelven a curvarse


en sentido opuesto, como se ve en el diagrama (i). Cuando las
diferencias de recorrido son grandes, las franjas no son observables,
como se indica en (/) y (;). Debido a que las variaciones de la
diferencia de recorrido se deben principalmente a cambios del
espesor d, estas franjas se designan como franjas de igual espesor.
13-11. Franjas con luz blanca.—Si se utiliza luz blanca no
aparecerán franjas salvo para una diferencia de recorrido que

VR VR V R

FIG. 13-18.—Formación de franjas de luz blanca, con una oscura en el centro.

no exceda de algunas longitudes de onda. Para observar este


tipo de franjas, los espejos han de estar ligeramente inclinados,
como en el caso de las franjas localizadas, y la posición de M t

ha de ser tal que corte a Empleando luz blanca, la franja


central es • oscura y está rodeada a cada lado de 8 a 10 franjas
coloreadas. L a posición de estas suele ser algo difícil de localizar
cuando solo se emplea luz ¡blanca. Para superar esta dificultad
conviene hallar previamente la posición de las franjas rectilíneas
con luz monocromática. Entonces basta un lento movimiento de
M utilizando luz blanca, para hacer perceptibles las franjas.
v

E l hecho de que con luz blanca se observen muy pocas fran-


jas se explica porque dicha luz contiene todas las longitudes de
onda comprendidas entre 4000 y 7500 Á. Las franjas de un color
determinado están tanto más espaciadas cuanto mayor es la lon-
gitud de onda. Por ello las franjas de los diferentes colores solo
coinciden para d — 0, como indica la figura 13-18. L a curva con-
tinua representa la distribución de intensidad en las franjas de
luz verde, y la de trazos, en las de luz roja. Es evidente que solo
la franja central es incolora, y a partir de ella empiezan a sepa-
268 INTERFERENCIA D E DOS i HACES LUMINOSOS [CAP. 13

rarse a ambos lados las de los diferentes colores, originándose


diversos colores impuros que no corresponden a los saturados del
espectro. A partir de la 8. o 10. franja hay tantos colores pre-
a a

sentes en un punto dado, que el color resultante es fundamental-


mente blanco. Sin embargo, siguen produciéndose interferencias
en esta región, como se pone de manifiesto mediante un espec-
troscopio, que da lugar a un espectro continuo en el que aparecen
bandas oscuras correspondientes a aquellas longitudes de onda
para las cuales se cumple la condición de interferencia destruc-
tiva. Si se sustituye la luz monocromática por luz blanca en todos
los métodos de producción de interferencias y a descritos, se ob-
servan también franjas blancas. Estas tienen especial importan-
cia en el interferómetro de Michelson, pues pueden servir para
localizar la posición correspondiente a una diferencia de reco-
rrido nula, como veremos en la sección 13-13.
E n una de las obras de Michelson aparece una excelente re-
producción en color de estas franjas obtenidas con luz blanca . 8

E n ella se reproducen también separadamente franjas correspon-


dientes a tres colores disthítos, y es instructivo estudiarlas en
relación con las de luz blanca para comprender el origen de los
colores impuros en estas últimas.
Y a hemos visto que la franja central en el sistema de luz blan-
ca, es decir, la correspondiente a una diferencia de recorrido nula,
es oscura cuando se observa mediante un interferómetro de M i -
chelson. Cabría esperar que esta franja fuese blanca, pues ambos
haces están en fase para cualquier longitud de onda, y de hecho
es así para las franjas formadas en todos los demás dispositivos
tales como el biprisma. No obstante, en este caso, y refiriéndose
a la figura 13-14, se ve que mientras el rayo (1) experimenta una
reflexión interna en la lámina G el (2) se refleja exteriormente,
v

con el consiguiente cambio de fase (Sec. 11-8). Por tanto, la franja


central es negra si la superficie posterior de Gj-no está plateada.
Si lo está, las condiciones son diferentes y la franja central puede
ser blanca.
13-12. Visibilidad de las franjas.—Con el interferómetro pue-
den realizarse tres tipos principales, de medidas: 1) anchura y es-
tructura fina de las rayas espectrales; 2) longitudes o desplaza-
mientos en función de las longitudes de onda, y 3) índices de re-
fracción. Como se explicó en la sección anterior, cuando en el
manantial luminoso existe una cierta dispersión de longitudes
de onda, las franjas tienden a confundirse y acaban por desapa-
recer al aumentar la diferencia de recorrido. Con luz blanca des-

8
A . A . MICHELSON: Light Waves and Their Uses, lámina II, University of
Chicago Press, Chicago, 1906.
SEC. 13-12] VISIBILIDAD D E LAS FRANJAS 269

aparecen en cuanto d es solo del orden de unas pocas longitudes


de onda, mientras que los anillos interferenciales obtenidos con
luz de una sola línea espectral siguen siendo visibles después de
desplazar el espejo varios centímetros. No obstante, dado que
ningún tipo de luz es perfectamente monocromática, las longitu-
des componentes originan franjas de espaciamiento ligeramente
distinto, por lo que, aun en este caso, existe un límite para la dife-
rencia de recorrido utilizable. Para efectuar las medidas de lon-
gitpd, de las que se tratará más adelante, Michelson comprobó
las rayas de diversos manantiales y dedujo que la más satisfac-
toria era una cierta raya roja del espectro del cadmio. Para ello
midió la visibilidad, definida por la expresión

V = [13-9]

donde imáx e I i son las intensidades en los máximos y míni-


m n

mos de la figura de interferencia. Cuanto más lentamente dismi-


nuye V al aumentar la diferencia de recorrido, tanto más nítida es
la línea en cuestión. E n el caso de la raya roja del cadmio, V baja
hasta 0,5 para una diferencia de recorrido de 10 cm, o sea d = 5 cm.
Con ciertas rayas espectrales, la visibilidad no decrece uni-
formemente, sino que fluctúa con más o menos regularidad. Este
comportamiento indica que la raya tiene una estructura fina con-
sistente en dos o más rayas muy próximas. Así se ha comprobado
que con luz de sodio las franjas se hacen alternativamente ní-
tidas y difusas, según que las dos rayas constitutivas de la línea D
-M 2

Mi

FIG. 13-19.—La diferencia de recorrido límite queda determinada por la longitud


de los, paquetes de ondas.
270 INTERFERENCIA D E DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

estén o no en fase. El número de franjas existentes entre dos


posiciones sucesivas de visibilidad máxima es alrededor de 1000,
lo que indica que las longitudes de onda componentes difieren
aproximadamente en un 1 °/ . E n casos más complicados, la
00

intensidad y separación de las componentes se determina median-


te un análisis de Fourier de las curvas de visibilidad . Dado que
9

este método para inferir la estructura de las rayas espectrales


ha sido sobrepasado por procedimientos más directos, que se des-
cribirán en el próximo capítulo, no se insistirá sobre él.
Hay otra forma de interpretar la eventual desaparición de
las franjas para grandes diferencias de recorrido, que interesa
considerar ahora. E n la sección 12-6 se indicó que una dispersión
finita de longitudes de onda corresponde a paquetes de ondas
de longitud limitada, disminuyendo esta longitud cuanto mayor
es la dispersión. Así, cuando los dos haces que han de interferir
recorren distancias que difieren en una longitud mayor que la
de uno de los paquetes individuales, estos no pueden superpo-
nerse y la interferencia no se produce. E n la figura 13-19 se repre-
senta esquemáticamente el caso de desaparición total de las fran-
jas. E l paquete inicial de ondas, P, divide su amplitud en G dan- v

do origen a otros dos paquetes similares: P que se dirige a M


v h

y P a Aí . A l reunirse de nuevo los dos haces, P está retrasado


2 2 2

una distancia 2d respecto de P Es evidente que la medida de esta


v

diferencia de recorrido limitante proporciona una determinación


directa de la longitud de los paquetes de ondas. Esta interpre-
tación de la desaparición de la interferencia parece a primera
vista que contradice a la dada anteriormente. No obstante, la
consideración del fundamento del análisis de Fourier demuestra
que matemáticamente ambas interpretaciones son enteramente
equivalentes, constituyendo solo dos procedimientos diferentes de
representar el mismo fenómeno.
13-13. Medidas interferométricas de longitudes.—La principal
ventaja del interferómetro de Michelson sobre los primitivos mé-
todos de producir interferencias es que los dos haces están amplia-
mente separados, pudiéndose variar la diferencia de recorrido ya
sea moviendo uno de los espejos o introduciendo en la trayectoria
de uno de los haces una sustancia refringente. E n correspondencia
con estos dos procedimientos para variar la diferencia de reco-
rrido, hay dos importantes aplicaciones del interferómetro. E n
esta sección se estudiará la medida precisa de distancias en fun-
ción de la longitud de onda de la luz, dejando para la 13-15 la
determinación interferométrica de índices de refracción.

A. A. MICHELSON: Studies in Optics, cap. IV, Uriiversity of Chicago Press,


9

Chicago, 1927.
SEC. 13-13] MEDIDAS INTERFEROMETRICAS D E LONGITUDES 271

Contando el número de franjas de luz monocromática que


pasan por el centro del campo visual al desplazar lentamente
el espejo M de la figura 13-14, se tendrá una medida de este des-
1

plazamiento en función de la longitud de onda X, ya que, según


la ecuación [13-8], para la;posición d correspondiente a la franjav

brillante de orden m es v

2d — m \ x 1

y para la d , que da la franja brillante de orden m ,


2 2

2d = m \
2 2

Restando estas dos ecuaciones,


X
d — d = (m — m
x 2 1 2 [13-10]

Por tanto, el desplazamiento de M es igual al número de franjas


1

contadas multiplicado por ¡la semilongitud de onda. Naturalmen-


te, no es necesario que la distancia corresponda a un número en-
tero de semílongitudes de onda. Es fácil apreciar fracciones de
desplazamiento de una décima de franja, y con habilidad hasta
de un cincuentavo. E n este caso la medida tendría una exactitud
de jjjX, o 5 X 10— cm utilizando luz verde.
7

E n los laboratorios es frecuente el uso de un pequeño inter-


ferómetro de Michelson, con un microscopio solidario del dispo-
sitivo de arrastre de M para efectuar medidas de la longitud
v

de onda de la luz. E l microscopio está enfocado sobre una fina


escala de vidrio, y el número de franjas, m — m , que cruzan el 1 2

espejo entre dos lecturas d\ y d de la escala permite obtener X


2

mediante la ecuación [13-10]. L a flexión de una viga, y aun de


una pared de ladrillo, bajó la presión de la mano se hacen per-
ceptibles sin más que poner directamente en contacto M con la 1

viga o la pared.
L a medida más importante realizada con el interferómetro
fue la comparación, hecha por Michelson y Benoit, del metro
patrón de París con las lon-
gitudes de onda de las rayas
roja, verde y azul del cad-
mio. Por las razones que m
W/ ai y

hemos visto en la última Ni


M,
sección sería imposible con-
tar directamente el número
de franjas que correspon-
den a un desplazamiento
del espejo móvil de un ex-
tremo a otro del metro pa- FIG. 13-20.—Uno de los nueve patrones utili-
trón. Para obviar esta difi- zados por Michelson.
272 INTERFERENCIA DE DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

cuitad se utilizaron nueve patrones intermedios, cada uno de ellos


doble aproximadamente que el anterior (véase Fig. 13-20). Se inició
la operación montando los dos más cortos en un interferómetro
dé un diseño especial (Fig. 13-21), con un campo visual que abarca
los cuatro espejos M M M[, y M\. Con ayuda de las franjas,
v 2¡

de luz blanca se igualaron las distancias de los espejos M, M x

y M\ al ojo, tal como se ve en la figura. Se sustituyó la luz blanca


por la correspondiente a una de las rayas del cadmio y se conta-

\

(2: i-».

n
Mi

Pi Pz Pz
FIG. 13-21. •Interferómetro especial de Michelson para la comparación precisa de
la longitud de onda de la luz con el metro patrón.

ron las franjas que atravesaban el retículo al mover M lentamente


de A a B. Esta operación se realizó hasta que M alcanzó la po-
sición 73, exactamente coplanaria con M , lo que se conoce por 2

la aparición de franjas de luz blanca en el espejo superior del


patrón menor. Se determinó la fracción de franja de cadmio, que
excede de un número entero, necesaria para alcanzar esta posición,
dando en conjunto la distancia M M expresada , en longitudes
t 2

de onda. Se desplazaba entonces el patrón más corto una distancia


igual a su propia longitud, sin contar franjas, hasta la reapari-
ción de franjas de luz blanca en M Finalmente se movía Mv

hacia C, donde las franjas de luz! blanca aparecían tanto en M' z

como en M . E l desplazamiento iadicional necesario para hacer


2

M coplanario con M se medía en! términos de franjas de cadmio,


2

con lo que se obtenía el número exacto de longitudes de onda


1
SEC. 13-14] INTERFEROMETRO D E TWYMAN Y GREEN 273

del patrón mayor. Este, a su vez, se comparó por el mismo pro-


ceso con la longitud de un tercer patrón aproximadamente doble
que el segundo.
L a longitud del mayor de los patrones era de unos 10 cm.
Finalmente se comparó este último con el metro patrón centrando
alternativamente las franjas de luz blanca en sus espejos superior
e inferior, cada vez que el patrón se desplazaba una distancia
igual a su propia longitud. Con diez de tales etapas se puso una
marca lateral del patrón aproximadamente en coincidencia con
la segunda señal fiducial del metro, y la pequeña diferencia
entre ambas se evaluó contando franjas de cadmio. Estas diez
etapas suponen un error acumulativo que no interviene en la
comparación de los patrones entre sí; pero, que sin embargo, es
inferior a la indeterminación aneja a la colocación de las marcas
extremas.
Los resultados finales, referidos a las tres rayas del cadmio,
fueron
Línea roja 1 m = 1 553 163,5 X o X = 6438,4722 A
Línea verde 1 m = 1 966 249,7 X o X = 5085,8240 Á
Línea azul . . 1 m = 2 083 372,1 X o X = 4799,9107 A
Con ello no solo se determinó la longitud del metro patrón
en función de lo que consideramos una unidad invariable, la
longitud de onda de la luz, sino que se obtuvieron también deter-
minaciones absolutas de la longitud de onda de tres rayas espec-
trales, de las cuales la roj a es, en la actualidad, el patrón funda-
mental en espectroscopia. Existen medidas más recientes de la
raya roja del cadmio (véase Sec. 14-11). Se ha convenido inter-
nacionalmente que en aire atmosférico seco a 15° C y presión
de 760 mm de H g la longitud de onda de la raya roja del cadmio,
producida en las condiciones descritas por Michelson, es
X, = 6438,4696 A
Recientemente se ha descubierto una línea espectral más sa-
tisfactoria para ser utilizada como patrón . Se trata de la raya .
10

verde del mercurio emitida por el isótopo H g . Este tipo de 1 9 8

mercurio se produce sin mezcla alguna de cualquier otro isótopo


bombardeando el oro con neutrones. Esta raya es considerable-
mente más nítida que el patrón de cadmio, y tiene una longitud
de onda de 5460,7532 Á . Probablemente reemplazará a la X 6438
1 1

como patrón fundamental de longitud de onda.


13-14. Interferómetro de Twyman y Green.—Iluminando un
interferómetro de Michelson con luz monocromática rigurosamen-
1 0
J . H . WIENS y L. W . ALVAREZ: Phys. Rev., 58, 1005, 1940.
1 1
W . F . MEGGERS y F . O. WESTFALL: / . Research Nati. Bur. Standards, 44,
447-455, 1950.
274 INTERFERENCIA D E DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

te paralela, producida por un manantial puntual situado en el


foco principal de una lente bien corregida, se consigue un instru-
mento muy eficaz para comprobar la perfección de elementos
ópticos tales como prismas y lentes. L a pieza que se ha de veri-
ficar se sitúa en uno de los haces luminosos, y el espejo que está
detrás de ella se elige de modo que las ondas reflejadas, después
de atravesarla una segunda vez, vuelvan a ser planas. Estas on-
das se hacen interferir con las ondas planas procedentes del otro
brazo del interferómetro por medio de otra lente, en cuyo foco
está el ojo. Si el prisma, o la lente, es ópticamente perfecto, de
modo que las ondas que vuelven son rigurosamente planas, el
campo aparecerá iluminado uniformemente. Pero cualquier va-
riación local del camino óptico producirá franjas en la región
correspondiente del campo, que son esencialmente las «curvas de
nivel» del frente de onda deformado. A u n cuando las superficies
de la pieza que se comprueba estén talladas con precisión, el
vidrio puede tener regiones de densidad ligeramente distinta. Es-
tas faltas de homogeneidad pueden detectarse mediante el inter-
ferómetro de Twyman y Green, y corregirse por un adecuado
pulimento local de la superficie . 12

13-15. Medida del índice de refracción por métodos interfe-


renciales.—Introduciendo un espesor t de una sustancia de ín-
dice de refracción n en la trayectoria de uno de los haces de un
interferómetro, se aumenta el camino óptico de este haz debido
a que la luz se propaga más lentamente en la citada sustancia
y, por consiguiente, su longitud de onda es menor. E l camino
óptico (Ec. [11-6]) en este medio es ni, mientras que era prácti-
camente t en el espesor correspondiente de aire (n = 1). Por ello
el aumento de camino óptico debido a la introducción de la sus-
tancia es (n — l)¡f . Ello implica un incremento de (n •— 1)¿/X
13

ondas en el camino del haz; así, si llamamos Am al número de


franjas desplazadas al introducir la sustancia en dicho haz, tenemos
(» — l)t = (Ai»)X [13-11]
E n principio, si se miden Am, t y X, puede determinarse n.
E n la práctica, la introducción de una lámina de vidrio en
uno de los haces produce un desplazamiento discontinuo de las
franjas, por lo que es imposible determinar Am. Con franjas mono-
cromáticas no podemos saber qué franja del sistema desplazado
corresponde a otra del sistema sin desplazar. Con luz blanca,
1 2
Para una descripción más completa del uso de este instrumento, véase
F. TWYMAN: Prism and Lens Making, 2. ed., cap. XII, Hilger y Watts, Lon-
a

dres, 1952.
1 3
En el interferómetro de Michelson, en el que la luz recorre la sustancia
dos veces, i es el doble del espesor real.
SEC. 13-15] MEDIDA D E L INDICE D E REFRACCION 275

el desplazamiento de las franjas de diferente color es muy dis-


tinto debido a la variación de n con la longitud de onda, des-
apareciendo las franjas por entero. Esto explica la necesidad de
la lámina compensadora ¡G en el interferómetro de Michelson
2

cuando se trata de observar franjas con luz blanca. Si la lámina


de vidrio es muy delgada, estas franjas son aún visibles, lo que
nos procura un método de medir n en películas muy delgadas.
Con láminas más gruesas, | un método practicable consiste en uti-
lizar dos láminas de idéntico espesor, una en cada haz, girando
lentamente una de ellas alrededor de un eje vertical, y contando
el número de franjas monocromáticas para un ángulo de rota-

la) ¡ { b ) | I

FIG. 13-22.—Interferómetros de (o) Jamin, y (fc) Mach-Zehnder.

ción dado. Este ángulo corresponde entonces a un cierto aumento


conocido del espesor efectivo.
•El método interferencia! es el más adecuado para la medida
de los índices de refracción de los gases, puesto que estos pueden
introducirse gradualmente en uno de los haces luminosos me-
diante su entrada en un recipiente vacío. Con este fin se han dise-
ñado varios tipos de interferómetros, de los cuales se describirán
tres: el de Jamin, el de Mach-Zehnder y el de Rayleigh.
L a figura 13-22 (a) representa esquemáticamente el refrac-
tómetro de Jamin. L a luz monocromática procedente de un ma-
nantial extenso S se divide en dos haces paralelos (1) y (2) al
reflejarse en las dos caras paralelas de una gruesa lámina de v i -
drio G Estos dos haces pasan por otra lámina idéntica G recom-
v 2

binándose, después de reflejados, para formar franjas de inter-


ferencia, denominadas franjas de Brewster (véase Sec. 14-11). Si
las láminas son paralelas, los caminos ópticos serán idénticos. Su-
pongamos que se trata de un experimento para determinar el
276 INTERFERENCIA D E DOS I HACES LUMINOSOS [CAP. 13

índice de refracción de un gas a diferentes temperaturas y pre-


siones. Para ello se colocan dos tubos iguales vacíos, 7\ y T , en 2

los dos haces paralelos. E-n el tubo T se introduce lentamente 2

-el gas. Contando el número de franjas Am que atraviesan el campo


mientras el gas alcanza la temperatura y presión deseadas, puede
hallarse el valor de n aplicando l a ecuación [13-11]. Experimen-
talmente se ha encontrado que, para una temperatura dada, el
valor de (» —1) es directamente proporcional a la presión. Ello
constituye u n caso especial de la ley de Lorenz-Lorentz , según 14

la cual
n —1
2
[n + 1) !

% + 2 2 v
' [n + 2)
2

siendo p l a densidad del gas. Cuando n es casi igual a l a unidad,


el factor (« + l)/(« + 2) es prácticamente constante, de acuerdo
2

con la observación experimental anterior.


E l interferómetro diseñado por Mach y Zehnder, represen-
tado en la figura 13-22 (b), tiene una disposición similar de las
trayectorias luminosas, pero estas pueden estar mucho más sepa-
radas. E l papel de los dos bloques de vidrio del interferómetro
de Jamin lo desempeñan en este caso dos pares de espejos, fun-
cionando el par M M como G y él par M , M como G . L a pri-
v 2 x 3 4 2

mera cara de M y la segunda de M están semiplateadas. Aunque


x i

es más difícil de ajusfar, el interferómetro de Mach-Zehnder es


el único adecuado para el estudio de pequeñas variaciones del
índice de refracción dentro de un amplio margen, y se emplea, p. ej.,
para medir la forma del flujo en los túneles aerodinámicos. A l
contrario que en el interferómetro de Michelson, la luz atraviesa
una región tal como la T de la figura en un solo sentido, lo que
simplifica el estudio de las variaciones locales de camino óptico
en esta región. \
E l objeto de las láminas compensadoras C y C de las figu- x 2

ras 13-22 (a) y 13-23 es abreviar la medida del índice de refracción.


A l girar ambas láminas, de igual espesor, mediante u n mando
unido al dial D, se alarga una de las trayectorias luminosas y se
acorta la otra. Con este dispositivo puede compensarse, por tanto,
la diferencia de recorrido entre ambos tubos. -Si previamente
se ha calibrado este dial, contando franjas, se podrá leer direc-
!
H . A. Lorentz (1853-1928). Fue durante muchos años profesor de Física
1 1

matemática de la Universidad de Leyden (Holanda). En 1902 recibió el premio


Nobel por sus trabajos sobre las relaciones entre luz, magnetismo y materia, reali-
zando también aportaciones notables en otras ramas de la Física . Dotado de una 1

atrayente personalidad y agradable disposición, viajó mucho y fue muy conocido


y apreciado. Por una extraña coincidencia, L. Lorenz, de Copenhague, dedujo la
ley anterior a partir de la teoría del sólido elástico solo unos meses antes que
Lorentz llegara a ella a partir de la teoría electromagnética.
PROBLEMAS 277

tamente el índice de refracción. L a sensibilidad de este disposi-


tivo es variable, a voluntad, lográndose que sea elevada si el
ángulo formado por las dos láminas es pequeño, y siendo menor
cuando es grande.
E n el refractómetro de Rayleigh (Fig. 13-23) se colima me-
1 5

diante la lente L la luz monocromática procedente de un manan-


x

tial rectilíneo S, y se divide en dos haces por medio de una doble

FIG. 13-23.—Refractómetro de Rayleigh.

rendija bastante ancha. Después de atravesar dos tubos exacta-


mente iguales y las láminas compensadoras, ambos haces inter-
fieren mediante la lente L . Este tipo de refractómetro suele
2

utilizarse para medir pequeñas diferencias de índices de refrac-


ción en líquidos y disoluciones.

P R O B L E M A S

13-1. Se realiza el experimento de Young con luz de la raya verde


del mercurio. Midiendo.las franjas con un ocular micrométrico a 80 cm de
la doble rendija, se encuentra que hay 20 en una distancia de 10,92 mm.
Hállese la distancia entre las dos rendijas.
13-2. Una doble rendija con espaciamiento de | mm se ilumina con
luz correspondiente a la raya azul del cadmio. ¿A qué distancia de las
rendijas se obtendrán franjas separadas 1 mm? Sol.: 104,2 cm.
13-3. Descríbase lo que se observaría iluminando una doble rendija
con luz de las dos rayas amarillas del Hg, AX5769 y 5790 Á. Suponiendo
que las dos rayas son perfectamente nítidas y de igual intensidad, calcú-
lese la visibilidad de las franjas en las proximidades de m — 50.
13-4. Si en el experimento de la doble rendija de Young se coloca
una fina lámina de material transparente sobre una de las rendijas, la
franja brillante central del sistema de franjas obtenido con luz blanca se
desplaza 3,6 franjas. E l índice de refracción de la lámina es 1,40, y la lon-
gitud de onda efectiva de la luz, 5500 k: a) ¿Cuánto aumenta la lámina el

" L o r d Rayleigh (tercer barón) (1842-1919), profesor de Física de la-Uni-


versidad de Cambridge y de la Royal Institution de Gran Bretaña. Dotado de
gran capacidad matemática, realizó importantes aportaciones en muchos campos
de la Física. Las más conocidas están relacionadas con la difusión de la luz
(Sec. 22-9) y con la Acústica. En 1904 recibió el premio Nobel.
278 INTERFERENCIA D E DOS HACES LUMINOSOS [CAP. 13

camino óptico? b) ¿Cuál es el espesor exacto de la lámina? c) ¿Qué se obser-


varía probablemente si se colocase un trozo de material de espesor 1 mm?
¿Por qué?
Sol.: a). 1,98 x 10— cm; b) 4,95 x 10- cm; c) Ninguna franja.
4 4

13-5. L a experiencia del espejo de Lloyd puede realizarse fácilmente


con microondas utilizando como reflector una lámina metálica colocada
sobre una mesa. Si el manantial tiene una frecuencia de 800 Me y está
colocado 6 cm por encima de la superficie de la mesa, hállese la altura
por encima de dicha superficie de los dos primeros máximos formados a
4 m de distancia del manantial.
13-6. E n el biprisma y espejos de Fresnel las partes coherentes de
los dos manantiales virtuales 'se encuentran en posiciones congruentes,
mientras que en el espejo de Lloyd están invertidas entre sí. ¿Qué efecto
causará esta diferencia sobre la aparición de las franjas producidas cuando
la rendija manantial no es extremadamente estrecha?
Sol.: Las franjas de orden elevado resultan confusas en el espejo
de Lloyd.
13-7. Se desea construir un biprisma de Fresnel para su empleo en
un banco de óptica de 2 m de longitud. L a rendija manantial ha de estar
colocada en uno de los extremos del banco y el ocular en el otro. Debido
a la anchura finita de la rendija manantial no es posible colocar el biprisma
a menos de 50 cm de ella. Hállese el valor que han de tener los ángulos
refringentes del biprisma para que se produzcan franjas con luz de sodio
que estén separadas una distancia de 0,8 mm si el índice del vidrio es
n = 1,55.
13-8. U n biprisma de Fresnel con ángulos refringentes de 1°30' e
índice 1,52 se utiliza para formar franjas de interferencia. Hállese la sepa-
ración de las franjas para luz roja, ) 6563, cuando la distancia entre el
v

manantial y el prisma es 20 cm y entre el prisma y la pantalla 80 cm.


Sol.: 0,1205 mm.
13-9. ¿Cuál ha de ser, en grados, el ángulo entre los espejos de Fresnel
para que se produzcan franjas con luz de sodio distanciadas 0,5 mm, si la
rendija está a 30 cm de la intersección de los espejos y la pantalla a 120 cm
de la rendija?
13-10. Se desea determinar, con un error de ± 0,002 % , la concen-
tración de una disolución, por comparación de su índice de refracción, con
el de una disolución patrón mediante un refractómetro Rayleigh utilizando
como manantial una lámpara de sodio. Una disolución patrón al 5 % tiene
un índice de 1,4316, el de otra al 10 % es n — 1,4425 y n varía linealmente
con la concentración entre estos valores. ¿Qué longitudes deben tener los
tubos para realizar la precisión requerida, suponiendo que se pueden apre-
ciar desplazamientos correspondientes a un veinteavo de franja?
Sol.: 6,76 mm.
13-11. ¿Cuánto ha de desplazarse el brazo móvil de un interferómetro
de Michelson para que crucen el centro del campo 2000 franjas correspon-
dientes a la raya verde del cadmio?
13-12. Hállese el radio angular de la sexta franja en un interferómetro
de Michelson cuando la diferencia de recorrido central (2d) es 4 mm y cuan-
do es 30 mm. Supóngase que se utiliza luz azul de longitud de onda 4358 Á
y que el interferómetro está ajustado en cada caso de modo que la primera
franja brillante forme un máximo en el centro de la figura.
Sol.: 1,337°; 0,488°.
PROBLEMAS 279

13-13. Investigúese el efecto que producirá sobre franjas obtenidas


con luz blanca la colocación de una lámina de vidrio crown de anteojo
en uno de los brazos del interferómetro de Michelson. Los índices de re-
fracción de este vidrio vienen dados en la tabla 23-1. Suponiendo que las
franjas coloreadas desaparecen para una diferencia de recorrido igual a seis
longitudes de onda de la luz de sodio, ¿cuál será el máximo espesor admisi-
ble de la lámina de vidrio que permita la observación de franjas cuales-
quiera ^,1 ser intercalada en el interferómetro?
13-14. Demuéstrese que el aumento de camino óptico producido al
girar <f>° a partir de la posición perpendicular una lámina compensadora
plano-paralela de espesor t e índice n está dado por

a » A = ¿ ( V M — - sen ~^— cos <>


2 2
¡ — » + l )
(INDICACIÓN : Téngase en; cuenta la variación de recorrido tanto en el
vidrio como en el aire.) ¡
13-15. Las dos láminas compensadoras de un refractómetro de Jamin
se encuentran fijas formando entre sí un ángulo de 5°. Una de ellas está
vertical cuando se observan primeramente las franjas. ¿Qué ángulo ha de
girarse el par de láminas para producir un desplazamiento de 20 franjas
de luz verde X = 5500 Á, siendo el índice 1,500? Supóngase que se giran
las láminas hacia la posición simétrica.
1

13-16. Para una raya espectral que tiene el perfil debido al ensan-
chamiento Doppler puede demostrarse que la diferencia de recorrido para
la cual la curva de visibilidad disminuye a la mitad de su valor es 2,77/Aft,
donde Ak es la anchura de la raya a la mitad del máximo, expresada en
números de propagación. A partir de los datos de la sección 13-12, calcú-
lese la anchura, en ángstroms, de la raya roja del cadmio. Sol.: 0,018 Á.
13-17. Los dos tubos de un interferómetro de Jamin tienen una lon-
gitud de 40 cm. E n uno de ellos se ha hecho el vacío, y el otro contiene
argón a la presión atmosférica, siendo su índice 1,00028. ¿Cuántas franjas
de la. raya verde del mercurio se contarán cuando se extraiga el argón?
V

CAPITULO X I V

INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES

Algunos de los más bellos efectos interferenciales se deben a


la reflexión múltiple de la luz entre las dos caras de una lámina
transparente muy delgada. L a producción y observación de estos
efectos no requiere ningún aparato especial y resultan familiares
a cualquiera que haya contemplado las irisaciones de las pelícu-
las oleosas en el agua, de las pompas de jabón o en las grietas

FIG. 14-1.—Reflexiones múltiples en una lámina plano-paralela.

de un trozo de vidrio. Comenzaremos el estudio de este tipo


de interferencias considerando el caso algo idealizado de la refle-
xión en una lámina perfectamente plano-paralela.
14-1. Reflexión en una película plano-paralela.—Sea un rayo
luminoso, procedente de un manantial S, que incide en A sobre
la superficie de una película de esta clase (Fig. 14-1). Parte de
él se reflejará, rayo (1), y parte se refractará en la dirección AF.
A l llegar a F, una parte de este viltimo se reflejará hacia B y otra
parte se refractará hacia H. E n B, elrayo FB se dividirá de nue-
vo. L a repetición de este proceso produce dos conjuntos de rayos
paralelos, uno a cada lado de la lámina. Como es natural, en cada
uno de ellos la intensidad disminuye rápidamente de un rayo
al siguiente. Recogiendo ahora los rayos reflejados mediante una
280
SEC. 14-1] REFLEXION E N UNA PELICULA PLANO-PARALELA 281

lente L que los enfoca en el punto P, cada rayo h a b r á recorrido


una distancia diferente, y las relaciones de fase pueden ser tales
que se produzca en dicho punto interferencia destructiva o cons-
tructiva. A tales interferencias se deben los colores de las pelícu-
las delgadas cuando se observan a simple vista. E n este caso la
lente L es el ojo, y el punto P se encuentra en la retina.
P a r a hallar la diferencia de fase entre estos dos rayos se empe-
z a r á por calcular l a diferencia de caminos ó p t i c o s de dos rayos
sucesivos, tales como el (1) y el (2). Sea d en l a figura 14-2 el espesor
de la película, n su índice de
r e f r a c c i ó n , Á la longitud de
onda de l a luz y <f> y <p" los
ángulos de incidencia y refrac-
ción. S i BD es perpendicular
a (1), los caminos ó p t i c o s des-
de D y B al foco de l a lente
s e r á n iguales. Partiendo de A,
el rayo (2) recorre l a trayec-
toria AFB e n la l á m i n a y el
(1) .la AD en el aire. L a dife-
rencia de estos caminos ó p t i -
cos es (Ec. [11-6])

A = n(AFB) —AD
FIG. 14-2.—Diferencia de camino óptico
Prolongando BF hasta que cor- entre dos rayos consecutivos en la refle-
te a la normal AE en G, tene- xión múltiple. (Véase Fig. 14-1.)
mos AF = GF por l a igualdad
de los ángulos de incidencia y r e f l e x i ó n "en la superficie inferior.
P o r tanto,
A = n(GB) — AD = n(GC + CB) — AD
A h o r a bien: AC se h a dibujado perpendicularmente a FB, de modo
que las líneas de trazos AC y DB representan dos posiciones
sucesivas d e l frente de onda reflejado en la superficie inferior.
Como se d e m o s t r ó e n l a s e c c i ó n 11-6, los caminos ó p t i c o s entre
dos frentes de onda h a n de ser iguales, por lo que puede escribirse:

n(CB) = AD
L a diferencia de camino se reduce, p o r tanto, a

A = n(GC) = n(2d eos <p") [14-1]

Si esta diferencia de camino es u n n ú m e r o entero de longitudes


de onda, pudiera esperarse que los rayos (1) y (2) llegasen al
foco de l a lente en fase, produciendo u n m á x i m o de intensidad.
Sin embargo, se h a de tener presente que mientras el rayo (1)
282 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

experimenta un cambio de fase de TC radianes al reflejarse, no le


sucede igual al rayo (2), ya que se refleja internamente (Sec. 11-8).
Por tanto, la condición
2nd cos <j>' = m~h mínimos [14-2]
pasa a ser condición de interferencia destructiva en lo que con-
cierne a los rayos (1) y (2). Como anteriormente, m = 0, 1, 2,
es el orden de interferencia.
A continuación se estudian las fases de los restantes rayos,
(3), (4), (5), ... Como la geometría es la misma que antes, la dife-
rencia de camino entre los rayos (3) y (2) vendrá dada también
por la ecuación [14-1], pero como todas las reflexiones son inter-
nas, si se verifica la ecuación [14-2], (3) y (2) estarán en fase.
Lo mismo ocurre con todos los pares subsiguientes, por lo que

FIG, 14-3.—Amplitudes de rayos sucesivos en la reflexión múltiple.

puede deducirse que en estas condiciones los rayos (1) y (2) están
en oposición de fase, mientras que los (2), (3), (4), están en fa-
se. Por otra parte, si las condiciones son tales que
2nd cos <j>' = (m -f \)\ máximos [14-3]
el (2) y el (1) estarán en fase, mientras que (3), (5), (7), estarán
en oposición de fase con (2), (4), (6), ... Dado que (2) es más in-
tenso que (3), (4) más intenso que (5), etc., estos pares no se anu-
lan mutuamente, y como la serie más intensa se combina con (1),
que es el más intenso de todos, se producirá un máximo de in-
tensidad.
E n los mínimos de intensidad, el (2) y el (1) están en oposi-
ción de fase, pero como la amplitud de (1) es bastante mayor
que la de (2), no se anularán completamente entre sí. Puede de-
mostrarse ahora que la suma de (3), (4), (5), todos en fase con
(2), da una amplitud neta justamente suficiente para completar
SEC. 14-2] ! FRANJAS D E IGUAL INCLINACION 283

la diferencia y producir en los mínimos oscuridad completa. De-


signando por a la amplitud de la onda incidente, por r la fracción
de esta reflejada y por t o t' la trasmitida, según se vaya de menos
denso a más denso, o viceversa, como se hizo en la sección 11-8
al estudiar la reflexión por el método de Stokes, se ha construido
la figura 14-3, en la que se indican las diversas amplitudes. De
acuerdo con la ecuación [11-16], las fracciones reflejadas externa
e internamente son las mismas. Sumando las amplitudes de todos
los rayos reflejados, excepto la del primero sobre la superficie
superior de la película, se obtiene la amplitud resultante:
! A = atrt' - f atrH + atrH' + atr t' + • • •
7

= atrt'(l + r \ + r* + r + • • •)
2 6

Puesto que r es necesariamente menor que 1, la serie geométrica


entre paréntesis tiene una suma finita igual a 1/(1 — r ), por
2

lo que i

Pero según el estudio de Stokes, (Ec. [11-15]), tí = 1—r , y, 2

por tanto,
A=ar [14-4]
Esta amplitud es justamente la misma del primer rayo reflejado,
de donde se deduce que en las condiciones de Ja ecuación [14-2]
se producirá interferencia enteramente destructiva.
14-2. Franjas de igual inclinación.—Examinando la imagen
producida al reflejarse un manantial extenso en una lámina del-
gada plano-paralela, se observará que está cruzada por un sistema
de franjas de interferencia separadas siempre que el manantial
sea monocromático y la lámina suficientemente delgada. Cada
franja brillante corresponde a una diferencia de camino particu-
lar con un valor entero de m en la ecuación [14-3]. Para cual-
quier franja el valor de <f> es fijo; por tanto, la forma de la franja
será la de un arco de circunferencia, cuyo centro es el pie de la
perpendicular trazada desde el ojo al plano de la lámina. Es evi-
dente que se trata de franjas de igual inchnación y que la ecua-
ción de la diferencia de camino tiene la misma forma que para
las franjas circulares del interferómetro de Michelson (Sec. 13-9).
L a necesidad de utilizar un manantial extenso se hace paten-
te considerando la figura 14-1. Si se usa un manantial puntual
S, muy distante, los rayos paralelos solamente incidirán' en el
ojo bajo un ángulo (el requerido por la ley de la reflexión), que-
dando enfocados en un punto P. Por tanto, no se verá más que
un punto, brillante u oscuro, i según la diferencia de fase corres-
284 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

pondiente a ese ángulo particular. Es cierto que si, el manantial


índ está muy alejado, su imagen en la retina será ligeramente bo-
rrosa debido a que el ojo ha de estar enfocado para rayos para-
lelos con objeto de observar la interferencia. No obstante, el
área iluminada es pequeña, y para poder. observar un sistema
de franjas ha de -haber evidentemente muchos puntos 5 distri-
buidos en un manantial extenso, de modo que la luz incida en el
ojo desde varias direcciones.
Estas franjas no son visibles más que si la lámina es muy
delgada, a menos que la luz se refleje casi normalmente a ella.
Para otros ángulos, puesto que la apertura de la pupila del ojo
es muy pequeña, cualquier aumento del espesor de la lámina
hará que los rayos reflejados
diverjan tanto que solo uno
entrará a l a vez en el ojo.
Es evidente que en estas
condiciones no se producirá
interferencia alguna. Usan-
do un anteojo de gran aper-
tura, el objeto puede reco-
ger bastantes rayos para
hacer visibles las franjas con
láminas gruesas, pero a me-
nos que se observen casi
normalmente a la lámina es-
tarán tan poco espaciadas
que resultarán invisibles.
Las franjas de láminas grue-
sas con incidencia casi nor-
mal suelen llamarse fran-
FIG. 14-4.—Perfiles de la intensidad de
las franjas reflejadas y transmitidas en jas de Haidinger . 1

una película de un 4 % de reflectancia. 14-3. Interferencias con


la luz transmitida.—Los ra-
yos que emergen de la parte inferior de la lámina, representados en
las figuras 14-1 y 14-3, pueden producir también interferencias si se
les hace converger mediante una lente. No obstante, en este caso
no hay cambios de fase anejos a la reflexión para ninguno de los
rayos, de modo que la ecuación [14-2] se convierte en la condición
de máximo, y la ecuación [14-3], en la de mínimo. E n los máximos
los rayos u, v, w, ... de la figura 14-1 están en fase, mientras que
en los mínimos v, x, ... están en oposición de fase con u, w, ... Cuan-
do la reflectancia r tiene un valor bajo, como ocurre en las su-
2

1
W . K. Haidinger (1795-1871), mineralogista y físico austríaco, director du-
rante diecisiete años del Instituto Geológico Imperial de Viena.
¡
SEC. 14-4] FRANJAS D E IGUAL ESPESOR 285

perficies de vidrio no plateadas, la amplitud de u es con mucho


la mayor de la serie, y los mínimos no son en modo alguno negros.
L a figura 14-4 muestra gráficas cuantitativas de la intensidad
transmitida, I , y de la reflejada, I , para el caso r = 0,2, de
T R

acuerdo con las ecuaciones [14-10] y [14-11]. L a reflectancia


correspondiente del 4 % es muy aproximada a la del vidrio
bajo incidencia normal. Las abscisas 5* representan en la figura
la diferencia de fase entre rayos sucesivos del haz transmitido
o entre los del reflejado, excepto el primero. Según la ecuación
[14-1],

3 .= M =. ^ A = — nd cos <f>' [14-5]

Obsérvese que la curva para I se asemeja mucho a la eos , ca-


R
2

racterística de la interferencia de dos haces. Realmente no es la


misma, y el parecido solo tiene lugar cuando la reflectancia es
pequeña. Entonces los dos primeros haces reflejados son mucho
más intensos, y los restantes tienen poco efecto. E n la sec-
ción 14-7 se estudiarán las importantes modificaciones que apa-
recen para valores elevados de Ja reflectancia.
14-4. Franjas de igual espesor.—Si la lámina no es plano-
paralela, de modo que las superficies forman un ángulo aprecia-
ble como en la figura 14-5 (a), los rayos que interfieren no entran
al ojo paralelos, sino que parecen diverger de un punto próximo
a la lámina. Las franjas resultantes se parecen a las franjas loca-
lizadas del interferómetro de Michelson y aparentan estar for-
madas sobre la lámina misma. Si ambas superficies son planas,
de modo que la lámina tiene forma de cuña, las franjas serán
prácticamente rectilíneas siguiendo las líneas de igual espesor.
E n este caso, la diferencia de camino de un determinado par de
arco oe
sodio °J°

(o) (6)

FIG. 14-5.—Franjas de igual espesor: (a) Método de observación visual. (6) Foto-
grafía tomada enfocando la cámara sobre las láminas.
286 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

rayos es prácticamente la dada por la ecuación [14-1]. Siempre


que la observación se verifique casi normalmente a la lámina,
el factor eos <p" puede considerarse igual a la unidad, y la con-
dición de franjas brillantes resulta ser
2nd = (m + |-)X [14-6]
A l pasar de una franja a la siguiente, m aumenta en 1, lo que exige
que el espesor óptico de la lámina, nd, varíe en A/2.
Es fácil observar en el laboratorio franjas formadas en láminas
delgadas utilizando dos trozos de vidrio plano ordinario. Colo-
cando uno sobre otro e intercalando a lo largo de uno de los bordes
una tirita de papel, se forma entre ambos una película cuneiforme
de aire. Iluminados con una llama o arco de sodio (Fig. 14-5),
se observan claramente franjas amarillas. Si se utiliza un arco
de carbón y un filtro es posible proyectar las franjas en una
pantalla mediante una lente. Mirando la imagen reflejada de un
manantial monocromático, se observa que está cruzada por fran-
jas más o menos rectilíneas, como las de la figura 14-5 (b).
Este tipo de franjas tiene importantes aplicaciones prácticas
en la comprobación de superficies ópticas planas. Si se forma
una película de aire entre dos superficies, una de las cuales es
perfectamente plana y la otra no, las franjas serán de forma
irregular. U n a franja cualquiera viene caracterizada por un valor
particular dem en la ecuación [14-6], y, por tanto, seguirá aquellas
partes de la película en que d es constante. Esto es, las franjas
son el equivalente a las curvas de nivel de la superficie no plana.
E l intervalo de nivel es A/2, dado que en el aire n = 1, y pasar
de una franja a la siguiente corresponde a un incremento de d
en esta cantidad. E l método típico para obtener superficies ópti-
camente planas consiste en efectuar repetidas observaciones de las
franjas que aparecen entre la superficie que se trabaja y otra ópti-
camente plana, seguidas de pulimentos continuos hasta conseguir
que las franjas sean rectilíneas. E n la figura 14-5 (b) se aprecia
que una de las láminas tiene una distorsión considerable en la
parte inferior.
14-5. Anillos de Newton.—Si las franjas de igual espesor se
producen en la película de aire comprendida entre la superficie
convexa de una lente de gran distancia focal y una lámina plana
de vidrio, las líneas de nivel serán circulares. Newton estu-
dió con detalle las franjas en forma de anillos producidas de
este modo, aunque no pudo explicarlas correctamente . Cuando 2

2
Isaac Newton (1642-1727). Además de establecer los fundamentos de la me-
cánica, dedicó considerable tiempo al estudio de la luz, recopilando los resultados
en su famosa Opticks. Es curioso que una de las demostraciones más palpables
de las interferencias luminosas, los anillos de Newton, se deba al principal defensor
SEC. 14-5] ANILLOS D E NEWTON 287

se trata de efectuar medidas,


las observaciones se realizan
bajo incidencia normal con
un montaje como el repre-
sentado en la figura 14-6, don-
de la lámina de vidrio G re-
fleja la luz hacia las láminas.
Después de la reflexión pasa
de nuevo por G y se observa
a través del microscopio ¡de
poca potencia T. E n estas con-
diciones, las posiciones de los
máximos están dadas por | la
ecuación [14-6], en la que d es FIG. 14-6.—Dispositivo experimental
el espesor de la película de para observar y medir anillos de Newton.
aire. Si llamamos R al radio
de curvatura de la superficie A, y suponemos que A y B se
tocan justamente en el centro, el valor de d correspondiente a
un anillo de radio r es la flecha del arco, dada por

[14-7]
2R
Sustituyendo este valor en la ecuación [14-6] se obtiene una
relación entre los radios de los anillos y la longitud de onda de l a
luz. E n trabajos cuantitativos no puede admitirse que las su-
perficies se tocan solamente en el punto de contacto, puesto que
habrá siempre algunas partículas de polvo o distorsión debida
a la presión. Pero tales perturbaciones solo suponen una cons-
tante aditiva en la ecuación [14-7], cuyo efecto se elimina sin
más que medir el diámetro de dos anillos al menos.
Como el diámetro de los anillos depende de la longitud de
onda, la luz blanca solo producirá unos pocos anillos coloreados
en las proximidades del punto de contacto. Pero con luz mono-
cromática se observa un extenso sistema de anillos como el de la
figura 14-7 (a). Cuando el contacto es perfecto, la mancha central
es negra. Ello es prueba directa del cambio relativo de fase, TZ,
entre los dos tipos de reflexión, aire-vidrio y vidrio-aire, que se
mencionó en la sección 14-1. Si no se produjese tal cambio de fase,
los rayos reflejados en las dos superficies en contacto estarían en
fase, * apareciendo una mancha brillante en el centro. E n una in-

de la naturaleza corpuscular de la luz. La defensa por Newton de la teoría cor-


puscular no fue tan inflexible como suele presentarse, según puede comprobar
cualquiera que consulte sus escritos originales. E l primer descubrimiento de los
anillos de Newton se atribuye actualmente a Robert Hooke.
288 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

teresante modificación del experimento, debida a Thomas Young,


la lámina inferior tiene un índice de refracción mayor que la lente,
y entre ambas se intercala aceite de un índice intermedio. E n este
caso ambas reflexiones son «de menos denso a niás denso», no
ocurriendo ningún cambio de fase, por lo que la franja central del
sistema reflejado es brillante. E l experimento no nos aclara en cuál
de las superficies ocurre el cambio de fase en el dispositivo ordi-
nario, aunque se sabe (Sec. 25-4) que es en la inferior (aire-vidrio).
L a luz transmitida por las láminas de Newton origina también
un sistema de anillos de interferencia, el cual es exactamente com-

(") ! (b)
FIG. 14-7.—Anillos de Newton: (a) por reflexión; (b) por transmisión.

plementario del reflejado, y por ello la mancha central es brillante.


E l contraste entre anillos brillantes y oscuros es pequeño, por ra-
zones y a estudiadas en la sección 14-3. L a figura 14-7 (b) repro-
duce los anillos obtenidos con luz transmitida.
14-6. Películas antirreflectantes.—Una aplicación sencilla y muy
importante del estudio de las interferencias en láminas delgadas
ha sido la producción de las llamadas superficies antirreflectantes.
Depositando una película de una sustancia transparente de índice
de refracción rí sobre un vidrio de índice superior n, si dicha película
tiene un espesor de un cuarto de la longitud de onda de la luz
cuando se propaga en ella, de modo que

se suprime casi completamente, por un proceso de interferencia,


la luz reflejada para incidencia normal. Esto corresponde a la
SEC. 14-6] PELICULAS ANTIRREFLECTANTES 289

condición m — 0 en la ecuación [14-3], que en este caso es una


condición de mínimo, pues las reflexiones en ambas superficies
son «de menos denso a más denso». Las ondas reflejadas en la
superficie inferior tienen un exceso de recorrido de media longi-
tud de onda respecto al de las reflejadas sobre la superficie supe-
rior, y ambas, combinadas con las más débiles procedentes de las
reflexiones múltiples, interfieren, por tanto, con anulación. Pero
para que la anulación sea completa, es necesario que la fracción
de la amplitud reflejada en cada una de las dos superficies sea
exactamente la misma, pues así se supuso que ocurría al demos-
trar la ecuación [14-4]. E n una película en contacto con un me-
dio de índice superior se verificará esta condición solo si los
índices obedecen la relación
rí — s/ñ
Se demuestra esto, a partir de la ecuación [25-5], sustituyendo
por rí el índice de refracción de la superficie superior y por njn
el de la inferior. Análogamente se demuestra que una película
de este tipo tiene reflexión nula tanto en la cara en contacto con
el aire como en la adherida al vidrio. Naturalmente no hay des-
trucción alguna de luz en una película antirreflectante, sino
simplemente una redistribución tal que una disminución de la
luz reflejada va acompañada de un aumento correspondiente de
la transmitida.
L a importancia práctica de estas películas es que reducen
en gran proporción las pérdidas de luz por reflexión en las d i -
versas superficies de un sistema de lentes o prismas. L a luz dispersa
que llega a la imagen como resultado de estas reflexiones se eli-
mina así casi totalmente, obteniéndose un aumento de contraste.
Casi todos los elementos ópticos de alta calidad van actualmente
recubiertos con películas antirreflectantes. Estos revestimientos
se conseguían inicialmente depositando varias láminas mono-
moleculares de una sustancia orgánica sobre la superficie del vidrio.
Hoy día se obtienen otros más duraderos evaporando fluoruro
de calcio o de magnesio, en el vacío, sobre la superficie, o por
tratamiento químico mediante ácidos que dejan una delgada
película de sílice sobre la superficie del vidrio. Las lentes con
revestimientos adecuados tienen por reflexión un matiz purpúreo.
Ello se debe a que la condición de interferencia destructiva se
verifica para una sola longitud de onda, que suele elegirse en
el centro del espectro visible. Por esto la reflexión de la luz roja
y violeta es algo mayor. Además, las sustancias con las que' se
consiguen revestimientos durables tienen índices de refracción
demasiado altos para cumplir la condición establecida anterior-
mente. A este respecto pueden introducirse considerables mejoras
290 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

usando dos o más películas superpuestas, con lo que se consigue


reducir la reflexión a un décimo del valor que tendría en la super-
ficie sin revestimiento. Esto se refiere, naturalmente, al caso de
luz incidente perpendicular a la superficie. Con otros ángulos la
diferencia de recorrido cambia de acuerdo con el factor eos <p" de
la ecuación [14-1]. Pero como el coseno varía muy poco en la pro-
ximidad de 0 , la reflexión se mantiene baja en un intervalo bas-
o

tante grande de ángulos alrededor de la normal. Películas múltiples,


con espesores adecuados, se utilizan también con un fin opuesto,
es decir, el de aumentar la-reflectancia. Se utilizan, p.' ej., como
espejos «divisores de haz» para separar un haz incidente en dos
cuyas intensidades estén en una razón dada. Se consigue esta

FIG. 14-8.—Perfiles de intensidad de las franjas debidas a reflexiones múltiples,


mostrando cómo depende la nitidez de la reflectancia.

división sin las pérdidas de energía por absorción inherentes a


la reflexión y transmisión de una fina película metálica.
14-7. Nitidez de las franjas.—Al hacerse mayor la reflectancia
de una superficie, bien por el método anterior o plateándola l i -
geramente, las franjas debidas a reflexiones múltiples se hacen
mucho más estrechas. Las sorprendentes variaciones que se pro-
ducen están representadas gráficamente en la figura 14-8 para
los valores r = 0,04, 0,40 y 0,80, de acuerdo con las ecuaciones
2

teóricas que se deducirán después. L a curva designada por 4 %


es la del vidrio sin platear, tal como se representó en la figura 14-4.
Como en ausencia de absorción la intensidad transmitida es pre-
cisamente la complementaria de la reflejada, la misma curva
representará el perfil desde cualquier lado. Se obtiene una a partir
de la otra sin más que invertir la figura o la escala de ordenadas,
como se ve a la derecha de la figura 14-8.
Para comprender la razón del estrechamiento de las franjas
transmitidas cuando la reflectancia es grande se utilizará el método
gráfico de composición de amplitudes, y a estudiado en las seccio-
SEC. 14-7] NITIDEZ D E LAS FRANJAS 291

nes 12-2 y 13-4. Considerando la parte inferior de la figura 14-3,


se observa que las amplitudes de los rayos transmitidos son att',
att'r , att'r , .... y en general la del rayo m-ésimo att'r . H a de hallar-
2 4 lm

se, por tanto, la resultante de un número infinito de amplitudes


cuya magnitud decrece tanto más rápidamente cuanto menor sea la
fracción r. E n la figura 14-9 (a) se han dibujado a escala los valores
de las amplitudes de los 10 primeros rayos transmitidos para los
casos 50 % y 80 % de la figura 14-8, es decir, para r = 0,7 y 0,9.
Partiendo de cualquier máximo principal, con 8 = 2nm, todas
estas amplitudes están en fase, y los vectores correspondientes
son paralelos con una resultante igual en ambos casos. Desplazán-
r = 0,7 | r--0,9

FIG. 14-9.—Composición gráfica de las amplitudes correspondientes a los 10 pri-


meros rayos reflejados múltiplemente para dos reflactancias diferentes.

donos ligeramente hacia uno de los lados del máximo, donde la


diferencia de fase introducida entre los sucesivos rayos es 7r/10,
los vectores correspondientes han de dibujarse formando entre sí
ángulos de n/10 y la resultante se obtiene uniendo el origen del
primero con el extremo del último. E l resultado puede verse en el
diagrama (b). Se observa qué en el caso r = 0,9, en que las ampli-
tudes individuales son más aproximadamente iguales, la resultante
A es considerablemente menor que en el otro caso. E n el diagrama (c),
correspondiente a un cambio de fase de 7t/5, este efecto es mucho
más pronunciado; en la parte derecha de la figura la resultante
ha descendido a un valor notablemente menor. Aunque en rigor
debería considerarse un número infinito de vectores, los últimos
tienen amplitudes despreciables y se obtendría un resultado
análogo al encontrado con los 10 primeros.
Si se desea precisar más estas consideraciones cualitativas
puede deducirse una ecuación exacta de la intensidad. Para ello
ha de encontrarse una expresión de la amplitud resultante A, cuyo
292 I N T E R F E R E N C I A S POR R E F L E X I O N E S M U L T I P L E S [CAP. 14

cuadrado determina l a intensidad. Ahora bien: A es la suma


vectorial de una serie infinita de amplitudes decrecientes con
una cierta diferencia de fase 8 dada por l a ecuación [14-5]. Puede
aplicarse el método corriente de composición de vectores hallando
primero la suma de las componentes horizontales, luego la de las
verticales, elevando cada suma a l cuadrado, y sumando estos
cuadrados para obtener A . Pero ello supone el empleó de funciones
2

trigonométricas como en la sección 12-1 y resulta excesivamente


engorroso. Para evitarlo se utilizará otro procedimiento de com-
posición de vibraciones, que. es matemáticamente más sencillo en
los casos complicados.
14-8. Método de las amplitudes complejas.—En vez de usar
el seno o el coseno para representar una onda armónica simple,
se puede escribir l a ecuación en forma exponencial : 3

y = ae^-W == ae e- iat ih

donde 8 = kx es constante para un punto dado del espacio. L a


presencia de i — -yCTí en esta ecuación hace las magnitudes com-
plejas. A pesar de ello puede utilizarse separando, al final de
los cálculos, l a parte real (coseno); o la imaginaria (seno) de l a
expresión resultante. E l factor
V (eje imaginarío) dependiente del tiempo, é , ca- ai

rece de importancia cuando se


componen ondas de la misma fre-
cuencia, y a que las amplitudes
y fases relativas no varían con
el tiempo. E l otro factor, ae~ , ib

se llama amplitud compleja. E s


un número complejo, cuyo módu-
x

(ejereai) lo a es la amplitud real, y cuyo


.. 1 n „ argumento 8 da la fase respecto a
FIG. 14-10.—Representación de un vec- • , R A- ™ • ,•
tor en el plano complejo. t P°- g
c i e r
negativo
a f a s e Ü E 1 s l n o

indica simplemente que se en-


cuentra en retraso respecto a dicha fase tipo. E n general, el
vector a viene dado por
a = ae = x -f- iy = «(eos 8 + i sen 8)
ib

Su módulo y argumento son:

a = -y/* + y 2 2
tg 8 = ^

3
La base matemática de este método está expuesta en la obra de E . T. WHIT-
TAKER y G. N. WATSON: Modern Analysis, cap. I, Cambridge University Press,
Nueva York, 1935.
SEC. 14-9] CALCULO D E L A FUNCION INTENSIDAD 293

Por tanto, si se representa a como en la figura 14-10, llevando


horizontalmente su componente real y verticalmente la imaginaria,
tendrá el módulo a y formará un ángulo S con el eje x, como re-
quiere la suma vectorial.
L a ventaja de utilizar amplitudes complejas radica en el hecho
de que la suma algebraica de dos o más de estas equivale a la suma
vectorial de las amplitudes reales. Así, en el caso de dos magnitudes
de este tipo
Ae* = a ^ 9
-f a./ \ h

de modo que si

X
í + 2 — i
x a C O S
$1 + #2 C O S
^2 — X
e y -f y = a sen o\ + a sen o* = Y
1 2 x 2 2

se hallará que las ecuaciones [12-4] y [12-5] requieren que

A = V * 2
+ Y 2
tg 6 = \ [ "3
14 8

Entonces, para obtener una suma vectorial, solo es necesario efec-


tuar las sumas algebraicas X — ¿ZXÍ e Y = üy; de las partes
reales e imaginarias, respectivamente, de las amplitudes complejas.
Para obtener la intensidad resultante, que es proporcional al cua-
drado de la amplitud real, se multiplicará la amplitud compleja
resultante por su conjugada, que tiene la misma expresión sin
más que reemplazar i por —i. L a justificación de este procedimien-
to se deduce de las relaciones

(X + iY)(X — iY) = X + Y = A* 2 2

[14-9]
Ae • Ae~ = A i9 ie 2

14-9. Cálculo de la función intensidad.—Para el sistema de


franjas formado por la luz transmitida, la suma de las ampütudes
complejas es (véase Fig. 14-3):

Ae = at? + att'rh + atf'rV * + • • •


ie i& 2

= a(l — r )(1 + ? V + r V ° -f • • •)
2 8 2

donde se ha sustituido' tt' por (1—r ) de acuerdo con la relación 2

de Stokes (Ec. [11-15]). L a serie del segundo paréntesis está for-


mada por términos en progresión geométrica de razón r V , y su 6

suma es finita por ser r < 1. Sumando la serie se obtiene:


2
294 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

Según la ecuación [14-9], la intensidad es el producto de esta mag-


nitud por su conjugada, lo que da
a[l — r ) a(l—r*)
2

It ^
1 — r e 1 — r e~-* 1 — r (e + e~ >) +
2 ih 2 ¡ 2 i& i!

Dado que {e' + e- )¡2 — eos S, y a — I , intensidad del haz


h iA 2
a

incidente, el resultado, en función solamente de magnitudes reales,


será:
(1 —r •2)2
lT=h [14-10]
1 — 2r eos 8 -f 2
4r 2

1 + ñ sen — á

(1 - r ) 2

Las características principales de las curvas de intensidad de la fi-


gura 14-8 pueden deducirse de esta ecuación. Así, p. ej., en los má-
ximos, en que 8 = 2nm, se tiene sen (8/2) = 0, e I = I . Cuando
2
T 0

la reflectancia r es grande, aproximándose a la unidad, la magnitud


2

4r /(1 — r ) será también grande, y aun para pequeñas desviacio-


2 2 2

nes de 8 de su valor en los máximos, la intensidad disminuirá rá-


pidamente.
E n el caso de las franjas reflejadas no es necesario efectuar
la suma, ya que por la conservación de la energía, si no hay pér-
didas por absorción,
Ig + I = l
T - [14-H]
Las franjas reflejadas son complementarias de las transmitidas,
y cuando la reflectancia es elevada se hacen oscuras y estrechas,
resultando adecuadas para el estudio más preciso del perfil de
superficies ópticas . Si la absorción inherente a la transmisión
4

FIG. 14-11.—Formación de anillos de interferencia por reflexiones múltiples en el


interferómetro de Fabry-Perot E.¡E . 2

S. TOLANSKY: Mulliple-beam Interferomeíry, Oxford University Press Nueva


4

York, 1948.
SEC. 14-10] INTERFEROMETRO D E FABRY-PEROT 295

no es despreciable, como ocurriría si las superficies estuvieran


ligeramente plateadas, deja de ser válida la relación de Stokes y
la ecuación [14-11]. Retrocediendo a la deducción de la ecua-
ción [14-10] se observa que en este caso la expresión de I ha de T

multiplicarse por (¡K') /(l — r ) , siendo tí' y r , respectivamente, las


2 2 2 2

fracciones de intensidad transmitida y reflejada por una sola su-


perficie. Cuando las superficies están metalizadas, hay ligeras
diferencias entre t y t', así como pequeños cambios de fase en la
reflexión. No obstante, las franjas transmitidas siguen estando
representadas por la ecuación [14-10], con una disminución general
de la intensidad y una corrección de 8 que solo modifica ügeramente
el espesor efectivo de la lámina.
14-10. Interferómetro de Fabry-Perot.—Este instrumento uti-
liza las franjas originadas en la luz transmitida después de refle-
xión múltiple en la película de aire comprendida entre dos láminas
de vidrio con sus superficies interiores ligeramente plateadas
(Fig. 14-11). Dado que la separación d entre las superficies reflec-
tantes es de ordinario bastante grande (de 0,1 a 10 cm) y las
observaciones se hacen prácticamente en dirección normal, las
franjas pueden considerarse como de igual inclinación (Sec. 14-2).
Para Observar estas franjas se hace pasar a través de las láminas
del interferómetro E E la luz procedente de un manantial extenso
X 2

monocromático (S^Sg). Como cualquier rayo incidente se divide


al reflejarse en la primera superficie plateada en una serie de rayos
transmitidos paralelos, es necesario usar una lente L, que puede
ser el cristalino del ojo, para que estos rayos converjan e inter-
fieran. E n la figura 14-11 un rayo procedente del punto P incide
x

bajo un ángulo 8, produciendo una serie de rayos paralelos con


el mismo "ángulo, a los que se hace converger en el punto P de la 2

pantalla AB. Adviértase que P no es una imagen de P L a con-


2 v

dición de interferencia constructiva de los rayos transmitidos está


dada por la ecuación [14-2] con n = 1 para el aire, y <f>' = 6, de
modo que
2d cos 6 = mX máximos [14-12]
Esta condición se cumplirá para todos los puntos de una circun-
ferencia que pasa por P y de centro en O, intersección del eje
2

de la lente con la pantalla A B, Cuando disminuye 0, aumentará


su coseno hasta alcanzar otro máximo en que m es mayor en
1, 2, ... unidades, siendo, por tanto, los máximos una serie de ani-
llos concéntricos de centro O. Como la ecuación [14-12] es la mis-
ma [13-7] del interferómetro de Michelson, el espaciamiento. de
los anillos es igual que para las franjas circulares en este último
instrumento, y variarán del mismo modo con la distancia d. E n
la realidad, una de las láminas es fija, mientras que la otra puede
296 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

desplazarse hacia adelante y hacia atrás, mediante un tornillo


de movimiento lento, sobre unos carriles ajustados con preci-
sión. x

14-11. Franjas de Brewster .—Con un solo interferómetro de


5

Fabry-Perot es imposible observar franjas con luz blanca, pues


la condición de diferencia de recorrido nula solo se verifica cuando
las dos superficies plateadas están en contacto directo, pero sí
puede conseguirse utilizando dos de estos interferómetros en se-
rie, y las franjas resultantes han tenido importantes aplicaciones.

(a)

(b)

F I G . 14-12.—Recorridos de la luz en la formación de franjas de Brewster: (a) Con


dos láminas de igual espesor. (6) Con una de doble espesor que la otra. Se ha exa-
gerado la inclinación de las láminas.

Las dos películas plano-paralelas dé aire se ajustan de modo que


tengan exactamente el mismo espesor, o bien que el de una sea
múltiplo exacto del de la otra, inclinándose entre sí los dos inter-
ferómetros un ángulo de I o 2°. Cualquier rayo que biseque
o

el ángulo formado por las normales a ambos conjuntos de láminas


se dividirá en dos, cada uno de los cuales, después de haber expe-
rimentado dos o más reflexiones, emergerá habiendo realizado
el mismo recorrido. E n la figura 14-12, para mayor claridad, se
han dibujado ambos recorridos separadamente, aunque en rea-
lidad los dos haces que interfieren proceden del mismo rayo inci-
dente, y se superponen a l abandonar el sistema. Remitimos a l

6
Sir David Brewster (1781-1868), profesor de Física en St. Andrew's y des-
pués rector de la Universidad de Edimburgo. Educado para la Iglesia, empezó
a interesarse por la óptica al repetir los experimentos de Newton sobre la difrac-
ción. Realizó importantes descubrimientos sobre la doble refracción y el análisis
espectral. Bastante excéntrico, se opuso a la teoría ondulatoria de la luz a pesar
de los grandes avances de esta durante el transcurso de su vida.
SEC. 14-12] PODER D E RESOLUCION CROMATICO 297

lector a la figura 13-22, en la que se ilustra la formación de franjas


de Brewster mediante las dos láminas gruesas del interferómetro
de Jamin. U n rayo que incida bajo un ángulo distinto del men-
cionado origina una diferencia de recorrido entre los dos emer-
gentes, que aumenta con el ángulo, con lo que se produce un sis-
tema de franjas rectilíneas.
L a utilidad de las franjas de Brewster radica principalmente
en el hecho de que al aparecer estas, la razón de los espaciamien-
tos de ambos interferómetros es, con gran exactitud, un número-
entero. Así, en la redeterminación de la longitud del metro pa-
trón, en función de la longitud de onda de la raya roja del cadmio,
se utilizó una serie de interferómetros, cada uno de doble longitud
que el precedente, y se intercompararon mediante las franjas
de Brewster. E l número de longitudes de onda del más largo,
de aproximadamente 1 m, se halló mediante este método en unas
cuantas horas. Para terminar, insistiremos en que este tipo de
franjas se origina por la interferencia de solo dos haces, por lo
que no son muy estrechas, como ocurre con las producidas por
reflexiones múltiples.
14-12. Poder de resolución cromático.—La gran ventaja del
interferómetro de Fabry-Perot sobre el de Michelson se debe a
la nitidez de las franjas. Por eso es capaz de revelar directamente
los detalles de estructura fina y anchura de las rayas que ante-
riormente solo podían inferirse a partir del comportamiento de las
curvas de visibilidad. E n la figura 14-13 puede advertirse la dife-
rencia entre las franjas, obtenidas con los dos instrumentos, pro-

FIG. 14-13.'—Franjas de interferencia: (a) Del interferómetro de Michelson.


(6) Del interferómetro de Fabry-Perot con reflectancia 0,8.
:298 INTERFERENCIAS POR R E F L E X I O N E S MULTIPLES [CAP. 14

ducidas por una sola raya espectral. Si estuviese presente una


segunda raya se reduciría simplemente la visibilidad en (a)'mien-
tras que en (b) aparecerían dos series separadas de anillos. Como
veremos después, este hecho permite también una comparación
más exacta de las longitudes de onda.
Es importante saber cuál es la mínima diferencia entre dos
longitudes de onda para que sigan distinguiéndose como dos se-
ries de anillos. L a capacidad de cualquier tipo de espectroscopio
para separar longitudes de onda se expresa por la razón X/AX,
donde X es la longitud de onda media de un doblete apenas sepa-
rado, e AX, la diferencia entre las longitudes de onda de las compo-
nentes. Esta razón se llama poder de resolución cromático del ins-
trumento para esa longitud de onda. E n el presente caso es có-
modo decir que las franjas formadas por X y X + AX están justa-

(a) (b)
FIG. 14-14.—Curvas de intensidad de dos franjas Fabry-Perot justamente resueltas:
(a) Separadamente. (6) Sumadas, para mostrar el efecto observado.

mente resueltas cuando las curvas de intensidad de ambas, co-


rrespondientes a un cierto orden, están en las posiciones relativas
representadas en la figura 14-14 (a). Si la separación A6 es tal que
las curvas se cortan en el punto de intensidad media, IT = 0,5 /„,
se producirá una depresión central de un 17 % en la suma de ambas,
como se ve en la parte (6) de la figura. E n este caso el ojo puede
reconocer fácilmente la presencia de las dos rayas.
Para hallar el valor de AX que corresponde a esta separación
observemos en primer lugar que, al ir del máximo al punto medio,
la diferencia de fase en cada figura de interferencia ha de variar
en la cantidad necesaria para que el segundo término del deno-
minador de la ecuación [14 10] sea igual a la unidad. Esto exige que
T

2\2
(i - ñ
sen* — = 4R 2
SEC. 14-13] COMPARACION ! DE LONGITUDES DE ONDA 299

Si las franjas son razonablemente nítidas, la variación de 8/2 res-


pecto de un múltiplo de JTÜ será pequeña. Por tanto, podemos
igualar el seno y el ángulo; y si designamos por A 8 el cambio al
pasar de un máximo a otro, tenemos

1 /AS\ AS l— r 2
n A

^z\zrT = ^r [14
" 13j

Para hallar la relación entre una variación angular AG y un cam-


bio de fase A 8 no hay más que diferenciar la ecuación [14-5],
haciendo <f>' = 0 y n = 1
A8 = — ~ sen 0 A0 [14-14]
A

Además, si el máximo de; X -f- AX se ha de producir para esta


misma separación angular A0, la ecuación [14-12] requiere que
— 2d sen 6 A0 = m AX [14-15]

Combinando las ecuaciones [14-13], [14-14] y [14-15] se obtiene


para el poder de resolución cromático la expresión

A = [14-16]
1 — r*
m

AX

Depende, por tanto, de dos variables: el orden m, que puede to-


marse como 2d¡\ y la reflectancia r de las superficies. Cuando
2

esta es muy próxima a la unidad, se obtienen poderes de resolu-


ción muy elevados. Así, p. ej., para r — 0,9, el segundo factor de la
z

ecuación [14-16] vale 30, y, con una separación d entre las láminas
de solo 1 cm, el poder de resolución para X = 5000 Á es 1,20 X 10 . 6

Se verían separadas las componentes de un doblete cuya anchura


fuese solo 0,0042 Á.
14-13; Comparación de longitudes de onda con el interferó-
metro.—Mediante un interferómetro con un espejo móvil puede
medirse la razón de las longitudes de onda de dos rayas no muy
próximas, como las amarillas del mercurio. E l método se basa
en la observación de las posiciones de coincidencia y discordancia
de las franjas formadas por ambas longitudes de onda, método
ya mencionado en la sección 13-12. Cuando los dos espejos están
casi en contacto, el sistema de anillos debido a las dos longitudes
de onda coincide prácticamente. A l aumentar d, se van separando
gradualmente, produciéndose la máxima discordancia cuando los
anillos de un sistema equidistan de los del otro. Considerando
los anillos del centro (eos 0 = 1), se puede escribir de acuerdo
con la ecuación [14-12] !
300 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

2d = m \ = (Wj + \)\'
x x ' [14-17]
donde, naturalmente, X > A ' . De aqui se obtiene:

%( -A')=^( -A')=4'
A A

. v XA' A 2

y x
" x =
h ^ 4 ^
si la diferencia entre A y A' es pequeña. Desplazando más el espejo,
los anillos llegarán a coincidir y después se separarán de nuevo.
E n la próxima discordancia
^ 2d = m \ = (m + 1£)X'
2 2 2 [14-18]
Restando la ecuación [14-17] de la [14-18], se obtiene:
2(d — á\)
2 (w — m^X = (m — wJA' + A'
2 2

de donde, suponiendo que A es aproximadamente igual a A', resulta:


A 2

A —A' = [14-19]
2{d — d
2 r

L a diferencia d — d\ se determina bien directamente mediante


2

la escala, bien contando el número de franjas de la longitud de


oada conocida X entre dos discordancias.
E n trabajos de más precisión se sustituye el método anterior
por otro en el cual se fotografían simultáneamente los dos sis-
temas de anillos con una separación de láminas d fija. Para ello
se mantiene rígidamente la posición de las láminas mediante
espaciadores de cuarzo o invar. U n par de láminas de Fabry-
Perot montadas de esta forma se denomina un •patrón (Fig. 14-15).

l e

F I G . 14-15.—Detalles mecánicos de un patrón Fabry-Perot (espaciador, tomillos


de ajuste y resortes).
SEC. 14-13] COMPARACION DE LONGITUDES DE ONDA 301

FIG. 14-16.—Combinación de patrón Fabry-Perot y prisma para separar los sistemas


de anillos producidos por rayas diferentes.

Mediante este patrón pueden determinarse con gran precisión las


longitudes de onda relativas de varias rayas espectrales con una
sola exposición fotográfica. Si estuviese montado con una lente,
como en l a figura 14-11, y se utilizara luz de varias longitudes
de onda, los sistemas de franjas de las diversas longitudes de
onda serían concéntricos con 0 y se confundirían entre sí. Pero

4358 X5461 5770-90

AZUL VERDE AMARILLO

FIG. 14-17.—Anillos de interferencia del espectro visible del Hg obtenidos con el


patrón Fabry-Perot de acuerdo con la figura 14-16.
302 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

pueden separarse intercalando un prisma entre el patrón y la


lente L. E l dispositivo experimental es entonces análogo al repre-
sentado en la figura 14-16. L a parte superior de la figura 14-17
muestra una fotografía del espectro visible del mercurio obte-
nido de esta forma. Se observará que las franjas de las líneas
amarilla y verde están todavía superpuestas. Para evitarlo basta
utilizar como manantial luminoso una rendija de anchura adecua-
da (MN en la figura 14-16). Cuando se emplea un haz de luz
colimada, como ocurre en este caso, cada punto del manantial
extenso corresponde a otro punto dado en él sistema de anillos. Por

A A A AA XX C A X

FIG. 14-18.—Figuras de interferencia del espectro del lantano obtenidas con un


patrón Fabry-Perot. d = 5 mm. (Según Anderson.)

tanto, solo se obtienen secciones verticales de este, como muestra


la parte inferior de la figura 14-17, las cuales ya no se superponen.
Si el espectro contiene muchas rayas (Fig. 14-18), la rendija
manantial deberá ser más bien estrecha. E n esta fotografía solo
aparecen secciones de .la mitad superior de los sistemas de fran-
jas. L a medida de los radios de los anillos en una fotografía de
este tipo permite efectuar comparaciones muy precisas de lon-
gitudes de onda. L a determinación de los valores correctos de m
en los diferentes sistemas, así como la del valor exacto de d, es
un proceso algo complicado y no se estudiará aquí . Mediante 6

este procedimiento se han medido las longitudes de onda de varios


cientos de rayas del espectro del hierro respecto a la de la raya
roja del cadmio, con un error de solo unas diezmilésimas de ángs-
trom.
14-14. Estudio de la estructura hiperfina y de la forma de
las rayas.—Debido a su relación con las propiedades del núcleo
atómico, la investigación de la estructura hiperfina mediante el
6
Para una descripción de este método, véase W . E. WILLIAMS: Applications
of lnterferometry, 1." ed., págs. 83-88, Methuen & Co., Londres, 1930.
SEC. 14-14] ESTRUCTURA HIPERFINA

interferómetro de Fabry-Perot ha adquirido en la moderna i n -


vestigación una considerable importancia. A veces ocurre que una
raya, que en un espectroscopio ordinario aparece nítida y simple,
origina sistemas de anillos correspondientes a dos o más longi-
tudes de onda. U n fenómeno de este tipo ocurre con las rayas
marcadas con una X en el espectro del lantano (Fig. 14-18). Las
marcadas con una A son nítidas en mayor o menor extensión.
Estos sistemas múltiples de anillos se deben al hecho de que la
raya está compuesta en realidad de un grupo de rayas de longi-
tudes de onda muy próximas, que apenas difieren unas centé-
simas de ángstrom. Si d es suficientemente grande, se separarán
estas rayas, de modo que en cada orden m se obtiene de hecho-
un pequeño espectro muy bien resuelto. Una franja dada de l o n -
gitud de onda \ se forma bajo un ángulo tal que
2¿Zcos0 =mX
1 1 [14-20],

Para la franja siguiente de la misma longitud de onda


2d cos % = (m — 1)\ [14-21]
Admitamos ahora que \ tiene una raya componente muy próxi-
ma X , por lo que podemos poner X = X — AX. Supongamos t a m -
2 2 L

bién que AX es tal que esta; componente, en el orden m, cae en.


el orden m — 1 de \ . Entonces
2d cos 0 = m(\ — AX) .
2 [14-22]'
Igualando los segundos miembros de las ecuaciones [14-21] y-
[14-22],
Xj = wAX
Si se sustituye el valor de m de la ecuación [14-20] y se despeja.
AX, resulta:

"-2j^hrÍí [«-23]
si'0 difiere poco de cero. Este es el intervalo de longitudes de
onda en un orden dado cuando se alcanza la franja de la misma,
longitud de onda en el orden inmediatamente superior. Como
se ve es constante e independiente de m. Conociendo d y X (apro-
ximadamente), puede calcularse la diferencia de longitud de onda,
de rayas componentes situadas dentro de este pequeño intervalo . 7

L a ecuación que da la separación de órdenes resulta más sen-


cilla cuando se expresa en función de la frecuencia. Dado que
las frecuencias de l a luz vienen medidas por números incómoda-
' Véase K. W. MEISSNER: / . Opí. Soc. Am., 31, 405, 1941.
.304 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

mente grandes, los espectroscopistás suelen utilizar una magnitud


equivalente llamada número de ondas. Es el número de ondas
por centímetro de recorrido en el vacío, y varía entre 15000 y
.25000 e r a , desde el rojo al violeta. Designando por o- al número
-1

• de ondas, se tiene: i
1 k
a
X 2 Í
= =

'Para hallar la diferencia Acr en el número de ondas correspon-


diente al AX de la ecuación [14-23], diferenciaremos la ecuación
.anterior, obteniendo:

A l sustituir en la ecuación [14-23], resulta:

Ao-=-¿ | [14-24]

Por tanto, si d se expresa en centímetros, l¡2d da la diferencia en


el número de ondas, que, como hemos visto, es independiente del
• orden (despreciando la variación de 0) y de la longitud de onda.
E l estudio de la anchura y forma de rayas espectrales aisladas,
:aun cuando carezcan de estructura hiperfina, tiene interés por-
que puede informar de las condiciones de presión, temperatura,
etcétera, del manantial luminoso. Si el poder de resolución del in-
terferómetro es grande, el perfil de las franjas estará en estrecha
correspondencia con el de la propia raya. L a pequeña anchura
inherente al instrumento se determina mediante observaciones
• con un patrón extremadamente pequeño y efectuando correc-
ciones adecuadas. i
L a dificultad de ajuste del interferómetro de Fabry-Perot es-
tá en alcanzar un paralelismo riguroso de las láminas plateadas.
Esta operación se realiza de ordinario mediante tornillos y re-
sortes que mantienen sujetas las láminas entre los anillos espa-
ciadores representados en la figura 14-15. E l espaciador está cons-
• tituido por un anillo de latón A con tres clavijas de cuarzo o invar.
A un lado del patrón se coloca el manantial luminoso, p. ej., un
arco de mercurio, intercalándose una lámina G de vidrio esme-
rilado, y las observaciones se realizan desde E. Enfocando el
• ojo al infinito, se verá un sistema de anillos en cuyo centro
aparece la imagen reflejada de la pupila del ojo. Moviendo el ojo
"hacia arriba y hacia abajo o a derecha e izquierda, el sistema de
anillos se moverá también siguiendo la imagen de la pupila. Si
.al moverse los anillos hacia arriba aumentan de tamaño, las lámi-
SEC. 14-15] OTROS ESPECTROSCOPIOS INTERFERENCIALES 305

ñas están más separadas en la parte superior que en la inferior.


Apretando el tornillo superior se comprimirá la correspondiente
clavija del separador lo suficiente para producir la variación de
alineación requerida. Cuando las láminas están exactamente ajus-
tadas y son perfectamente planas, no varía el tamaño de los ani-
llos al mover el ojo dentro del campo visual.
A veces es cómodo colocar el patrón frente a la rendija de un
espectrógrafo en vez de delante del prisma. E n tal caso la luz
que incide en el patrón no necesita ser paralela. Pero debe po-
nerse una lente detrás del patrón coincidiendo la rendija de este
con el plano focal. Esta lente selecciona rayos paralelos proce-
dentes del patrón y enfoca anillos de interferencia sobre la
rendija. E n la práctica se usan ambos métodos.
14-15- Otros espectroscopios interferenciales.—Cuando la luz
es monocromática, o casi monocromática, no es necesario que la
sustancia entre las láminas reflectantes sea aire. Una sola lámina
de vidrio exactamente plano-paralela, con sus caras ligeramente
plateadas, funcionará, como un patrón Fabry-Perot. Usando dos
de tales láminas, cuya razón de espesores sea igual al cociente
de dos números enteros, se suprimen varios de los máximos
producidos por la lámina más gruesa, puesto que cualquier haz
luminoso que atraviese el sistema bajo un ángulo dado ha de
satisfacer la ecuación [14-12] para ambas láminas. Este dispositivo,
denominado interferómetro compuesto, proporciona el poder de re-
solución de la lámina más gruesa y el libre intervalo de longitudes
de onda (Ec. [14-23]) de la más delgada.
E l espaciamiento de las franjas de igual inclinación se hace
extremadamente pequeño cuando 6 difiere mucho de 0 , pero o

aumenta de nuevo para incidencia rasante. L a lámina de Lum-


mer-Gehrcke utiliza los primeros máximos en la proximidad de
6 = 90°. Para conseguir que la atraviese una cantidad apre-
ciable de luz es necesario introducirla mediante un prisma de
reflexión total adherido a uno de sus bordes. Entonces expe-
rimenta múltiples reflexiones internas bajo un ángulo muy pró-
ximo al límite, y los haces emergentes bajo un ángulo rasante
se hacen interferir mediante una lente. De este modo se obtiene
gran reflectancia y poder de resolución elevado sin necesidad
de superficies plateadas.
Debido a su flexibilidad, el interferómetro de Fabry-Perot
ha reemplazado ampliamente para fines de investigación a los
interferómetros de separación interlaminar fija. No obstante, es-
tos últimos pueden resultar valiosos en casos especiales . 8

8
En la obra de A . C . CANDLER: Moderas Interferometers, Hilger and Watts,
Londres, 1951, se encontrará una descripción más detallada de este y otros instru-
mentos análogos.
306 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

14-16. Espectros acanalados. Filtro interferencial.—Al estu-


diar el interferómetro de Fabry-Perot nos hemos ocupado prin-
cipalmente de cómo depende l a intensidad de la separación de
las láminas y del ángulo para una sola longitud de onda, y a veces
para dos o más muy próximas. Si se utiliza luz blanca paralela,
se originarán interferencias para todas sus componentes mono-
cromáticas, pero no se pondrán de manifiesto a menos de dispersar
el haz transmitido mediante un espectroscopio auxiliar. Se observa
entonces en el espectro una serie de franjas brillantes, correspon-
diente cada una a una longitud de onda ligeramente distinta
de la siguiente. Los máximos se produ-
pelícu/as de cirán, de acuerdo con la ecuación [14-12],
mete/ evaporado para aquellas longitudes de onda que sa-
I tisfagan la relación:
2d cos 6
X= [14-25]
m
donde m es un número entero. Si d es
una separación de unos pocos milímetros,
se producirán muchísimas franjas estre-
chas brillantes (más de 12 000 en el espec-
tro visible cuando d = 5 mm), por lo que
se necesita una gran dispersión para se-
pararlas. A tales franjas se las denomina
lamina evaporada de espectro acanalado o bandas de Edser-
sustancia transparente Butler, y se han utilizado, p. ej., para
calibrar espectroscopios en el infrarrojo
F I G . 14-19.—Sección trans-
versal de un filtro interfe-
y en medidas de precisión de las longi-
rencia!. tudes de onda de las rayas de absorción
del espectro solar.
Una de las aplicaciones más importantes de estas franjas
utiliza el hecho de que si d es muy pequeña, solo hay uno o dos
máximos en todo el espectro visible. Cuando incide luz blanca,
solo se transmiten una o dos bandas estrechas de longitudes de
onda, reflejándose el resto. L a pareja de películas metálicas semi-
transparentes actúa, por tanto, como un filtro, dejando pasar luz
casi monocromática. Las curvas de la intensidad transmitida se pa-
recen a las de la figura 14-8, pues de acuerdo con la ecuación
[14-5] la diferencia de fase 8 es inversamente proporcional a l a
longitud de onda para una separación d dada.
Para que los máximos estén ampliamente separados es nece-
sario que m sea un número pequeño. Esto se consigue únicamente
cuando las superficies reflectantes están muy próximas. Si se
desea que el máximo de orden m = 2 corresponda a una longitud
de onda X dada, las películas metálicas deberán estar separadas
PROBLEMAS 307

una distancia A. E l máximo m = 1 aparecerá entonces para una


longitud de onda 2X. Estas separaciones tan minúsculas son
realizables, no obstante, gracias a las técnicas modernas de eva-
poración en el vacío. Se evapora primero una película semitrans-
parente de metal sobre una lámina de vidrio. A continuación
se evapora sobre la anterior una laminilla de alguna sustancia
dieléctrica, tal como la criolita (3NaF-AlF ), que a su vez se re-
3

viste de otra película metálica similar. Finalmente, sobre esta


se coloca una segunda lámina de vidrio como protección mecá-
nica. E l filtro completo tiene una sección como la representada
esquemáticamente en la figura 14-19, en la que se ha exagerado
el espesor de las películas en relación con el de las láminas de v i -
drio. Como la diferencia de recorrido se hace ahora en un d i -
eléctrico de índice n, las longitudes de onda correspondientes a
transmisión máxima, para incidencia normal, están dadas por
' 2nd
X= [14-26]
m
Si en el espectro visible hay dos máximos, se elimina fácilmente
uno de ellos mediante un vidrio de color que haga de lámina pro-
tectora. Actualmente se construyen filtros interferenciales que
transmiten una banda de longitudes de onda de solo 15 Á de an-
chura, con el máximo en cualquier longitud de onda deseada. E n el
máximo, la transmisión puede llegar hasta el 45 %. Es muy difí-
cil obtener combinaciones de vidrios coloreados o filtros de gela-
tina que puedan compararse con ellos. Además, como el filtro
interferencial refleja la luz no transmitida, en vez de absorberla,
no hay peligro de que se recaliente.

PROBLEMAS

14-1. Se utilizan a menudo franjas de igual espesor para comparar


las longitudes de plantillas normales de calibre, que son piezas cilindricas
de acero, de bases rigurosamente \ planas y paralelas. Supongamos que
dos de estas piezas, que tienen nominalmente igual longitud, se colocan
sobre un plano óptico y que otro plano óptico se apoya sobre las super-
ficies superiores.! Si se forman franjas de sodio entre este último plano y
las superficies superiores de las plantillas, se encuentra que aparecen ocho
franjas por centímetro. Los puntos de contacto del plano con las dos plan-
tillas están separados 5 cm. Hállese la diferencia de longitud de las plantillas.
14-2. Los diámetros del sexto y vigésimo anillos de Newton, formados
por la raya verde del Hg, son 1,76 y 3,22 mm, respectivamente. Calcúlese
el radio de curvatura de la superficie convexa. Sol.: 23,78 cm.
14-3. Se comparan tres superficies esféricas de gran radio observando
los anillos de Newton, que se producen cuando se colocan juntas por pare-
jas. El diámetro del decimosexto anillo brillante para las tres combinacio-
308 INTERFERENCIAS POR REFLEXIONES MULTIPLES [CAP. 14

nes posibles es, respectivamente, 16, 20,8 y 12,8 mm cuando se emplea


luz de 5000 Á. Hállense los tres radios de curvatura.
14-4. Se desea depositar una lámina antirreflectante sobre la super-
ficie de una lente cuyo índice es n = 1,780. Suponiendo que el material
de que está hecha la lámina tiene un índice de 1,334, ¿cuál sería el espesor
necesario para obtener reflexión nula con una longitud de onda de 5500 Á?
¿Cuál sería la reflectancia de la capa para 6500 Á? La reflectancia de cual-
quier superficie puede suponerse igual a 2,05 % en ambos casos.
Sol: 1,031 X 10- 5
cm; 0,47 % .
14-5. Hállense, utilizando diagramas vectoriales, la amplitud y la in-
tensidad resultantes en la figura de ¡interferencia de un interferómetro
Fabry-Perot que tiene una reflectancia del 70 % cuando la diferencia de
fase es: a) 0, b) TC/8 y c) TC/4. Tómense los vectores bastante alejados para
obtener las intensidades relativas con un error inferior al 2 %.
14-6. Las láminas de un interferómetro de Fabry-Perot tienen una
reflectancia de 0,85. Calcúlese la separación mínima requerida para resol-
ver las componentes de la raya H del hidrógeno, que es un doblete con
a

una diferencia de longitudes de onda de 0,136 Á. Sol: 0,82 mm.


14-7. Demuéstrese que las franjas de un espectro acanalado producido
mediante una película de aire están separadas por intervalos del mismo
número de ondas. ;

14-8. Se utiliza el método de las coincidencias de los anillos de Fabry-


Perot para comparar dos longitudes de onda, una de las cuales es exacta-
mente 4800 Á y la otra ligeramente mayor. Si las coincidencias tienen
lugar para separaciones de láminas de 1,90, 2,50 y 3,10 mm, hállese la
longitud de onda desconocida. Sol: 4801,92 Á.
14-9. Si al obtener el espectrograma Fabry-Perot de la figura 14-18
el espaciamiento de las láminas ha sido exactamente 5 mm, ¿cuál sería la
separación de órdenes para una raya de 5000 Á? ¿Cuál sería el diámetro
lineal del décimo orden contado desde el centro si la distancia focal del
objetivo fuese igual a 1 m? |
14-10. Se forma un espectro acanalado colocando un portaobjetos de
microscopio de 1 mm de espesor delante de la rendija de un espectroscopio
iluminado con luz blanca. Si el índice del vidrio es njy = 1,546, hállese
en ángstroms la separación de los máximos junto a las rayas D del sodio.
¡ 5o/.: 1,12 A.
14-11. Se fotografían los anillos Fabry-Perot con un patrón espacia-
dor de 9,0 mm para una raya de 4649 A que tiene una estructura hiperfina.
La diferencia de los cuadrados de los diámetros de los anillos, formados
por la componente más intensa es constante e igual a 28,65 mm . Dos com-
2

ponentes más débiles se encuentran junto a la fuerte, al lado opuesto del


centro del sistema de anillos. Los cuadrados de sus diámetros difieren en
7,95 y 14,43 mm , respectivamente, de los de la componente más intensa.
2
o

Hállense sus respectivas separaciones, en ángstroms, desde la raya prin-


cipal, dando el signo del desplazamiento.
14-12. Se trata de diseñar un filtro interferencial utilizando una capa
de criolita (n = 1,35) para separar dos capas semitransparentes de plata.
E l filtro ha de transmitir las rayas amarillas del mercurio (las de mayor
longitud de onda en la tabla 21-1) con intensidad máxima y reducir la raya
verde a menos de un 1 %. Hállese: a) el espesor de la capa de criolita,
PROBLEMAS 309

despreciando los cambios de fase en las superficies plateadas, y b) la mínima


reflectancia requerida para las capas de plata.
Sol.: a) 2,141 X 1 0 - cm; b) 96,4%.
5

14-13. Demuéstrese que en el sistema de franjas formado por un


interferómetro de Fabry-Perot el contraste, o sea la razón de la inten-
sidad de los máximos a la intensidad entre dos de estos, está dado por
(1 + >- ) /(l — r ) .
2 2 2 2

14-14. Demuéstrese que el segundo factor de la ecuación [14-16]'


TW/(1 — r ), representa la razón de la separación de las franjas a su an-
2

chura para intensidad mitad. (INDICACIÓN: Para hallar S para intensidad


mitad, hágase IT¡I<¡ = 0,5 en la ecuación [14-10].)
14-15. Una lámina de vidrio de Lummer-Gehrcke tiene 10 cm de lon-
gitud y 6 mm de espesor. Si el índice de refracción para la luz de la raya
azul del cadmio, X = 4799,91 Á es 1,632, hállese el orden de inteferencia
para emergencia rasante. Hállese también el número de haces que interfieren.
14-16. Se forman franjas de igual inclinación con una lámina de vidrio
plano-paralela de índice 1,50 y espesor 2 mm. ¿Cuántas franjas se forman
en todo el intervalo desde incidencia normal a incidencia rasante? Calcú-
lense los valores máximo y mínimo de su espaciamiento angular tomando
X = 6000 Á.
Sol.: 2546 franjas. 1,22° cerca de ¿ = 0. 0,0225° para i == 49° 12'.
14-17. Las láminas de un interferómetro de Fabry-Perot están pla-
teadas de tal modo que reflejan un 90 % , transmiten un 4 % y absorben
un 6 % para una longitud de onda dada. Hállese la intensidad en el má-
ximo de los anillos, en relación con el valor que tendría si no hubiese ab-
sorción.
CAPITULO X V

DIFRACCION DE FRAUNHOFER POR UNA SOLA ABERTURA

Cuando un haz luminoso pasa a través de una estrecha rendija,


se extiende en cierta proporción sobre la zona de la sombra geo-
métrica. Este efecto, ya mencionado e ilustrado al principio de
los capítulos I y X I I I , es uno de los ejemplos más sencillos de
difracción, es decir, de que no se cumple la propagación rectilínea
de la luz, y solo puede explicarse satisfactoriamente atribuyendo a
la luz un carácter ondulatorio. E n este capítulo se estudiará
cuantitativamente la figura de difracción, o distribución de la
intensidad luminosa detrás de la abertura, usando los princi-
pios del movimiento ondulatorio ya expuestos.
15-1. Difracción de Fraunhofer y de Fresnel.—Los fenómenos
de difracción se dividen en dos tipos: 1) aquellos en que el ma-
nantial luminoso y la pantalla en que se observa la difracción están
de hecho a distancia infinita de la abertura que ocasiona el fenó-
meno, y 2) aquellos en que o el manantial, o la pantalla, o ambos,
están a distancias finitas de la abertura. Los incluidos en el tipo (1)
se denominan, por razones históricas, difracción de Fraunhofer,
y los del tipo (2), difracción de Fresnel. L a difracción de Fraunhofer
es mucho más sencilla de estudiar teóricamente. E n la práctica
se observa con facilidad colimando con una lente la luz de un
manantial y enfocándola sobre una pantalla mediante otra lente
colocada detrás de la abertura, con lo que de hecho se han llevado
tanto el manantial como la pantalla al infinito. Por el contrario,
para observar la difracción de Fresnel no se necesitan lentes,
pero los frentes de onda son divergentes en vez de planos, por lo
que su estudio teórico es mucho más complejo. E n este capítulo
solo se considerará la difracción de Fraunhofer.
15-2. Difracción por una rendija.—Una rendija es una aber-
tura rectangular de gran longitud comparada con su anchura.
Consideremos una rendija S colocada como en la figura 15-1,
con su dimensión mayor perpendicular al plano del dibujo e
iluminada por luz monocromática paralela procedente de otra
estrecha rendija S', situada en el foco principal de la lente L v

L a luz se enfoca mediante otra lente L sobre una pantalla o


2

placa fotográfica P situada en su foco principal, donde se forma


una figura de difracción. E n la figura 15-2 (b) y (c) se reproducen
dos fotografías de dicha figura de difracción obtenidas con luz
310
SEC. 15-2] DIFRACCION POR UNA RENDIJA 311

FIG. 15-1.—-Dispositivo experimental para obtener la difracción de Fraunhofer por


una rendija.

ultravioleta de 4358 Á y diferentes exposiciones. L a distancia


S'L, era de 25 cm, y la LJP de 100 cm. L a anchura de la rendija
S era de 0,090 mm, y la de 5', 0,10 mm. Si esta última hubiese
sido superior a 0,3 mm, la figura de difracción habría empezado
a perder detalles. E n la placa fotográfica original la semianchura
del máximo central d era de 4,84 mm. Es importante observar
que la anchura del máximo central es doble de la de los máximos
laterales más tenues. Este efecto está incluido en el concepto
de difracción definido anteriormente, como se comprueba fiján-
dose en que la franja representada en la figura 15-2 (a) es la

FIG. 15-2.—Fotografías de la figura de difracción producida por una rendija.


312 DIFRACCION D E FRAUNHOFER [CAP. l5

anchura de la imagen geométrica de la rendija S', o prácticamente


la que se obtendría suprimiendo la segunda rendija y utilizando la
apertura total de la lente. Es fácil de observar esta figura de
difracción trazando una raya transparente en una placa fotográ-
fica y colocándola delante del ojo,; como se explicó ya en la sec-
ción 13-2.
L a explicación de la figura de difracción formada por una
sola rendija se basa en la interferencia de las ondas secundarias

FIG. 15-3.—Construcción geométrica para estudiar la intensidad en la figura de


difracción producida por una rendija.

de Huygens procedentes de cada uno de los puntos del frente


:

de onda en el instante que este ocupa el plano de la rendija. E n


primera aproximación, cabe considerar que estas ondas secundarias
son esféricas y uniformes, y que su emisión se suspende brusca-
mente en los bordes de la rendija! Los resultados así obtenidos,
aunque explican con bastante precisión los hechos observados,
están sujetos a ciertas modificaciones si se tiene en cuenta la
teoría más rigurosa citada en la sección 18-17.
L a figura 15-3 representa la sección de una rendija de anchura b,
iluminada desde la izquierda con luz paralela. Sea ds la anchura
de un elemento del frente de onda en el plano de la rendija, a
una distancia s del centro O, al que se denominará origen. Las
partes de cada onda secundaria que se propagan normalmente
al plano de la rendija quedarán enfocadas en Po, mientras que las
que lo hacen formando un ángulo ¡cualquiera 6 lo estarán en un
punto tal como el P. Considerando en primer lugar la onda secun-
SEC. 15-2] DIFRACCION POR UNA RENDIJA 313'

daria emitida por el elemento ds situado en el origen, su amplitud


será directamente proporcional a la longitud ds e inversamente
proporcional a la distancia x. E n P producirá un desplazamiento
infinitesimal, que, de acuerdo con la ecuación [11-10], para una.
onda esférica, puede expresarse por
, a ds
dy v = s e n (wr •— kx)
A l variar la posición de ds se modificará la fase del desplazamiento
producido a causa del diferente recorrido hasta P. Cuando se
encuentre a una distancia s por debajo del origen, la contribución
será
a ds
dy = s e n [co¿ — k(x + A ) ]
s

x
a ds
= sen (co¿ — kx — ks sen 6) [15-1];
Se trata ahora de sumar los efectos debidos a todos los elementos
infinitesimales de un borde al otro de la rendija. Para ello basta
integrar la ecuación [15-1] entre s = — 6/2 y s — b¡2. L o más sen-
cillo es integrar las contribuciones de pares de elementos situa-
1

dos simétricamente en s y —s, siendo cada una de ellas:


dy = dy_ s -fdy s

a ds
= —^— [sen (coi — kx — ks sen 6) -f- sen (coi — kx -f- ks sen 6)p
Aplicando la identidad sen a. + sen ¡3 = 2 eos |(a — ¡3) sen |(a + (3),.
se tiene:
a. ds
dy = [2 eos (ks sen 0) sen (at — kx)]

que ha de integrarse entre s = 0 y s = b¡2. Para ello puede con-


siderarse x constante en cuanto a sus efectos sobre la amplitud..
Por tanto,
2a f' 2

y = — sen (u¡t — kx) I eos (ks sen 0) ds


. x
Jo
2a [sen (ks sen 0)] i/2

T[~k^W-i
=
sen(at-kx)
ab sen (Ikb sen 0)
= rh—5—^ s e n
M — ) kx
[1 " T
5 2

x \kb sen 0 v
' L J

1
El método de las amplitudes complejas (Sec. 14-8) parte de (ab/x) J e'hs sea 6 ¿ s ¡

y da la amplitud real al multiplicar el resultado por su compleja coiijugada. En


este caso no se consigue ninguna simplificación con este método.
314 DIFRACCION D E FRAUN'HOFER [CAP. 15

L a vibración resultante será, pues, armónica simple, variando su


amplitud con la posición de P, dado que esta última depende
•de 0. Puede representarse esta amplitud por
sen 8
[15-3]

siendo (3 = \kb sen 9 = (n:b sen 6)/Á y A = ab(x. L a magnitud


0

'f3 resulta ser una variable oportuna, pues representa la semidife-


rencia de fase entre las contribuciones procedentes de bordes
opuestos de la rendija. L a intensidad sobre la pantalla es entonces
sen (3
2

A 1
[15-4]

S i la luz, en vez de incidir perpendicularmente al plano de la ren-


dija, forma con él un cierto ángulo i, es fácil ver que basta
sustituir la anterior expresión de (3 por esta otra más general
7r6(sen i -f- sen 6)
P= [15-5]

15-3. Ampliación del estudio de la figura de difracción produ-


cida por una rendija.—En la figura 15-4 (a) se han representado

F I G . 15-4.—Curvas de amplitud e intensidad en la difracción de Fraunhofer por


runa rendija, mostrando las posiciones de los máximos y mínimos.
SEC. 15-3] ESTUDIO D E L A FIGURA D E DIFRACCION 315

gráficamente la ecuación [15-3] de la amplitud (curva de trazos)


y la [15-4] de la intensidad, tomando en ambos casos A = 1. Se0

ve que la curva de la intensidad tiene la forma requerida por los


resultados experimentales (Fig. 15-2). L a intensidad máxima de
la fuerte banda central corresponde al punto P de la figura 15-3,
0

al que, evidentemente, todas las ondas secundarias llegarán en fase,


pues su diferencia de recorrido es A = 0. E n este punto (3 = 0, y
aunque el cociente (sen [3)/(3 se hace indeterminado para (3 = 0, tén-
gase en cuenta que,'(véase, p. ej., THOMAS: Cálculo infinitesimal y
geometría analítica, Sec. 4-5) para (3 — 0, lím (sen (3)/(3 = 1. Ahora
se ve el significado de la constante A : como para ¡3 = 0, A = A ,
0 0

representa la amplitud cuando todas las ondas secundarias llegan


en fase. Por tanto, A *.es el valor de la intensidad máxima en
0

el centro de la figura de difracción. A partir de este máximo


principal la intensidad disminuye hasta cero para (3 = ± TC; des-
pués pasa por varios máximos secundarios, con puntos igualmente
espaciados de intensidad nula para ¡3 — ± iz, ± 2rc, ± 3TC, ... o, en
general, |3 = miz. Los máximos secundarios no están en los pun-
tos medios de estos intervalos, sino desplazados hacia el centro
de la figura de difracción una distancia que disminuye al aumen-
tar m. Los valores exactos de (3 en estos máximos se'obtienen
derivando ía ecuación [15-3] respecto a (3 e igualando a cero. Esto
lleva a la condición :
tg¡3 = (3

Es fácil .hallar gráficamente los valores de ¡3 que satisfacen esta


ecuación, como intersecciones de la curva y = tg [3 con la recta
y = (3. E n la figura 15-4 (6) estos puntos están situados exactamente
debajo de los máximos secundarios correspondientes.
Las intensidades de los máximos secundarios se calculan con
bastante aproximación hallando los valores de (sen p)/(3 en las
2 2

posiciones intermedias, es ¡ decir; para (3 = 3TC/2, 57r/2, 7n¡2, ...


Esto da 4/(9TT: ), 4/(25TC ), 4/(49TÜ ),
2 2 2
o sea 1/22,2, 1/61,7, 1/121, ...
de la intensidad del máximo principal.
/Comparando estos valores con los de la tabla 15-1, en la que
figuran los exactos, vemos que la aproximación es muy aceptable.
L a intensidad del primer máximo secundario, al que corresponde
la discrepancia mayor, equivale al 4,72 % de la intensidad central,
mientras que la cifra 1/22,2 anterior corresponde a un 4,50 %.
Se obtiene una idea muy clara del origen de la figura de di-
fracción producida por una rendija mediante el sencillo análisis
siguiente. Considérese, en la figura 15-5, la luz procedente de la
rendija que llega a un punto P de la pantalla, el cual dista justa-
X

mente una longitud de onda más del borde superior que del inferior.
L a onda secundaria procedente del punto de la rendija contiguo
.316 DIFRACCION DE FRAUNHOFER [CAP. 15

al borde superior recorrerá aproximadamente' una distancia su-


perior en A/2 a la procedente del centró, por lo que producirán
'•vibraciones con una diferencia de fase n y originarán en P , una
perturbación nula. Análogamente, la onda secundaria que procede
del punto siguiente debajo del borde superior anulará la corres-
pondiente al punto siguiente situado debajo del centro, y así suce-
derá con todos los pares de puntos análogos a estos hasta abarcar
el frente de onda completo, con lo que la intensidad resultante
en P será nula. E n P la dife-.
x 3

rencia de recorrido es 2A, y si


se divide la rendija en cuatro
partes, el a p a r e a m i e n t o de
puntos vuelve a dar resultante
nula, ya que las partes interfie-
ren destructivamente por pa-
res. Por el contrario, en el
punto P la diferencia de reco-
2

rrido es 3A/2, y puede dividirse


la rendija en tres partes, dos
de las cuales se anularán, que-
FIG. 15-5.—Angulo correspondiente al dando una tercera: que explica
primer mínimo en la figura de difracción la intensidad- en ¡ ese punto.
de una rendija.
Como es lógico, la amplitud
resultante en P no es ni aproximadamente igual a un tercio de
2

la central, pues las fases de las ondas secundarias procedentes del


tercio restante no son en modo alguno iguales.
E l método anterior, aunque instructivo, no es exacto si la
pantalla se encuentra a distancia finita de la rendija. E n la figu-
ra 15-5, la línea de trazos más corta se ha dibujado de modo que
intercepte distancias iguales sobre ambos rayos que van al pun-
to P Se ve, pues, que la diferencia de recorrido a P entre la
v x

luz procedente del borde superior y la del centro es algo mayor


que A/2, y entre el centro y el borde inferior, ligeramente menor
que A/2. Por ello, la intensidad resultante no será nula en P y x

P , pero se aproximará tanto más a cero cuanto mayor sea la


3

distancia entre la rendija y la pantalla o más estrecha sea aquella.


Esto corresponde al paso de la difracción de Fresnel a la de Fraunho-
fer. Es evidente que, con las dimensiones relativas de la figura, la
sombra geométrica de la rendija haría mucho más ancho de lo
representado el máximo central. Como ocurría en el experimento
de Young (Sec. 13-3), cuando la pantalla está en el infinito, las
relaciones son mucho más sencillas. E n este caso, los dos. ángulos
0! y 8j de la figura 15-5 llegan a ser exactamente iguales (es
decir, las dos lineas de trazos son perpendiculares), y A = b sen 0j
en el primer mínimo, lo que corresponde a (3 = JZ.
SEC. 15-4] ESTUDIO GRAFICO DE AMPLITUDES 317

E n la práctica, 0, suele ser muy pequeño, de modo que cabe


sustituir el seno por el ángulo. Entonces

relación que muestra cómo varían las dimensiones de la figura


de difracción con X y b. L a anchura lineal de la figura de difracción
sobre una pantalla será proporcional a la distancia rendija-pantalla,
que es la distancia focal / de una lente colocada cerca de la primera.
L a distancia lineal d entre mínimos sucesivos correspondiente a
la separación angular 0 = X/6 es, por tanto,
t

L a anchura de la figura de difracción aumenta proporcionalmente


a la longitud de onda, por lo que para la luz roja viene a ser doble
que para la violeta, supuesta igual la anchura de la rendija, etc. Si
se utiliza luz blanca, el máximo principal es blanco en el centro,
rojizo en el borde externo, con sombreado purpúreo más allá.
L a anchura angular de la figura para una longitud de onda dada
es inversamente proporcional a la anchura b de la rendija, por
lo que al aumentar esta se estrecha rápidamente. Si en la fotografía
de la figura 15-2 la rendija 5 hubiera tenido 9 mm de anchura,
la figura de difracción visible (5 máximos) ocuparía 0,24 mm en
vez de 2,4 cm. E l hecho de que cuando la abertura es grande
comparada con la longitud de onda la difracción es prácticamente
despreciable, llevó a los primeros investigadores a la conclusión
de que la luz se propagaba en linea recta y no podía ser un movi-
miento ondulatorio. Las ondas sonoras, cuyas longitudes son alre-
dedor de 1 m, se difractan bajo grandes ángulos al pasar por
aberturas de dimensiones ordinarias, tales como una ventana
abierta.
15-4. Estudio gráfico de amplitudes. Curva de vibración.—
L a suma de las contribuciones de amplitud de todas las ondas
secundarias que se originan en la rendija se realiza gráficamente por
un método basado en la suma vectorial de amplitudes estudiada en
la sección 12-2. Vale la pena considerarlo con algún detalle porque
se aplica ventajosamente en casos más complicados, que se es-
tudiarán después, y porque proporciona asimismo una imagen
física muy clara del origen de la figura de difracción. Dividamos
la rendija en un cierto número de partes iguales, p. ej., 9. L a am-
plitud r con que contribuye una cualquiera de estas partes en un
punto de la pantalla será la misma por tener todas igual anchura.
Pero las fases de estas contribuciones diferirán para un punto
318 DIFRACCION D E FRAUNHOFER [CAP. 15

cualquiera excepto para el que está sobre el eje (P , Fig. 15-3).


0

Las contribuciones de cada uno de los 9 segmentos en un punto


fuera del eje diferirán en fase, ya que cada uno está a una distancia
media diferente de dicho punto. Además, la diferencia de fase 8
entre las contribuciones de segmentos contiguos será constante,
pues por término medio cada elemento está igualmente lejos
(o cerca) que su vecino.
E n la figura 15-6 (b) se ha trazado un diagrama vectorial
teniendo en Cuenta el hecho de que la amplitud y fase resultantes
se obtienen sumando vectorialmente las amplitudes individuales
que forman entre sí ángulos iguales a la diferencia de fase. Cada
una de las 9 amplitudes iguales a está inclinada un ángulo 8 res-
pecto a la precedente, y su suma vectorial A es la amplitud re-
sultante requerida. Supongamos ahora que en lugar de dividir
la rendija en 9 elementos la dividimos en muchos miles o, en el
límite, en un número infinito de elementos iguales. Tanto a como 8
se hacen cada vez más pequeños en igual proporción, por lo que
en el límite el diagrama vectorial tiende hacia un arco de circun-
ferencia, tal como el (£>'). L a amplitud resultante A es todavía
la misma e igual a la longitud de la cuerda de este arco. A una
curva continua de este tipo la llamaremos curva de vibración.
SEC. 15-5] ABERTURA RECTANGULAR 319

Para demostrar que este método está de acuerdo con el resul-


tado anterior, observemos que la longitud del arco es justamente
la amplitud A obtenida cuando todas las vibraciones compo-
0

nentes están en fase, como en (a). Introduciendo una diferencia,


de fase entre las componentes no se alterarán sus amplitudes
individuales ni su suma algebraica. Por tanto, la razón de la am-
plitud resultante A, en cualquier punto de la pantalla, a A ür

la del situado sobre el eje, será igual a la de la cuerda al arco. Dado


que B representa la semidiferencia de fase entre los bordes de la-
rendija, el ángulo subtendido por el arco es precisamente 2B, pues
los vectores a primero y último tendrán una diferencia de fase
de 26. E n la figura 15-6 (b') se ha designado por q el radio del arco-
y se ha trazado la perpendicular por el centro de la cuerda A. Por
consideraciones geométricas se deduce:
AÍ2
sen B = -^t- A —2q sen 6
, , ¡ A . cuerda 2q sen B sen B
y, por tanto, -r- = = — — = ——
J r
A0 arco qq xX 26
26 BB
de acuerdo con la ecuación [15-3].
A l alejarnos del centro de la figura de difracción, la longitud-
de! arco permanece constante! e igual a A , pero aumenta su cur-
0

vatura debido al incremento experimentado por la diferencia de


fase 8 entre los vectores componentes infinitesimales a. L a curva
de vibración ise arrolla sobre sí misma al aumentar B. Los diagra-
mas sucesivos de (a) a (i) corresponden a los valores de B, que
se indican con intervalos de TC/4, y los puntos correspondientes
se han designado con la misma letra sobre la curva de intensidad.
Estudiando estas figuras se comprende claramente el origen de
las variaciones de intensidad que aparecen en la figura de difrac-
ción producida por una sola rendija. E n particular, la asimetría
de los máximos secundarios se debe a que al aumentar B disminuye
el radio de la circunferencia. Por tanto, A alcanzará su longitud
máxima poco antes de llegar a la condición representada en l a
figura 15-6 (g).
15-5. Abertura rectangular.—En las secciones precedentes
hemos obtenido la función intensidad sumando los efectos de las
ondas esféricas secundarias originadas en una sección lineal del
frente de onda producida por un plano perpendicular a la lon-
gitud de la rendija, es decir, por el plano del dibujo en la figura 15-3.
No se ha dicho nada acerca de las contribuciones procedentes
de las partes del frente de onda situadas fuera de este plano.
U n estudio matemático más detenido supone una doble integración
extendida a ambas dimensiones del frente de onda, pero los resul-
320 DIFRACCION DE FRAUNHOFER [CAP. 15

tados obtenidos muestran que el cálculo anterior es correcto 2

cuando la longitud de la rendija es muy grande comparada con


su anchura. E l desarrollo matemático completo da, para una
rendija de anchura b y longitud l, la siguiente expresión de la
: intensidad:
sen B sen y2 2

b'W [15-6]
P Y 2

.donde (3 = {nb sen 0)/X, como anteriormente, y y = (izl sen Q)/A.


Xos ángulos 0 y Í2 se miden a partir de la normal a la abertura

i• • • • •

."FIG. 15-7.—Figura de difracción de una abertura rectangular. (Según A. Kohler.)

en su centro, en planos que pasan por dicha normal y son parale-


los a b y l, respectivamente.
L a figura 15-7 muestra la figura de difracción dada por la
ecuación 15-6 cuando b y l son comparables. E n la parte inferior
izquierda de la figura se han representado las dimensiones de la
.abertura por un rectángulo blanco. L a intensidad de la figura de
difracción se concentra principalmente en dos direcciones que coin-
• ciden con las de b y l, y en cada una de ellas corresponde a la de
"la figura producida por una rendija de anchura igual a la de la
abertura en la respectiva dirección. Debido a que la anchura de la
rendija y el tamaño de la figura;de difracción son inversamente
2
Véase R. W. WOOD: PhysicalOptics, 2. ed., págs. 195-202, The Macmillan Co.,
a

;Nueva York, 1921.


SEC. 15-5] ABERTURA RECTANGULAR 321

proporcionales, las franjas están más apretadas en la dirección de


la dimensión mayor de la abertura. Aparte de estas figuras hay
otros máximos tenues, como se ve en la fotografía. Esta figura de
difracción es fácil de observar iluminando una pequeña abertura
rectangular con luz monocromática procedente de un manantial
efectivamente puntual, si se disponen las lentes y las distancias del
manantial y la pantalla como se indicó en la sección 15-2 para
observar la figura producida por una rendija. L a cruz de manchas
brillantes de la fotografía es la que se observa al mirar a través de
un paraguas húmedo.
Ahora bien: en rendijas con / muy grande, el factor (sen y)/y 2 2

de la ecuación [15-6] se anula para todos los valores de ü excepto los


muy pequeños. Debido a esto la figura de difracción queda limitada
a una recta sobre la pantalla perpendicular a la rendija, y se aseme-
ja a la sección de la hilera central horizontal de manchas brillantes
de la figura 15-7. Ordinariamente no se observa tal figura de di-
fracción lineal, porque ello requiere un manantial puntual. E n la
figura 15-1 el manantial primario era una rendija S', con su di-
mensión mayor perpendicular al plano del dibujo. E n este caso
cada punto de la rendija-manantial forma una figura lineal, pero
todas ellas están contiguas, dando como resultado una figura
como la de la fotografía 15-2. Si hubiéramos utilizado una rendija-
manantial con la abertura rectangular de la figura 15-7, siendo
la rendija paralela al lado /, se obtendría la suma de cierto número
de tales figuras de difracción, una sobre otra, resultado idéntico
al de \i fotografía 15-2.
Estas consideraciones se generalizan fácilmente para abarcar
el efecto de ensanchamiento de la rendija primaria. Con una
rendija de anchura finita, cada elemento lineal paralelo a la lon-
gitud de la rendija forma una figura como la de la fotografía 15-2.
L a figura resultante equivale a un conjunto de tales figuras des-
plazadas lateralmente una respecto a la otra. Si la rendija es ex-
cesivamente ancha, desaparecerá la figura de difracción. No se

k i

\
a

intensidad

FIG. 15-8.—Imágenes de difracción de dos rendijas manantiales formadas por


una abertura rectangular.
JENKINS-WHITE.—21
322 DIFRACCION D E FRAUNHOFER [CAP. 15

originan grandes cambios hasta que las figuras procedentes de


los dos bordes de la rendija se desplazan alrededor de -un cuarto
de la distancia entre el máximo central y el primer mínimo. Se
verifica esta condición cuando la anchura de la rendija primaria
subtiende un ángulo de l en la primera lente, como se ve en
la figura 15-8.
15-6. Poder separador de una abertura rectangular.—Por
poder separador de un instrumento óptico se entiende su capacidad
para producir imágenes separadas de objetos muy próximos.
Utilizando las leyes de la óptica geométrica, se diseñan los ante-
ojos y microscopios de modo que produzcan imágenes de manan-
tiales puntuales tan pequeños como sea posible. Pero en el análisis
final, es la figura de difracción la que impone un límite superior
teórico al poder separador. Hemos visto que cuando la luz paralela
pasa por cualquier abertura no puede enfocarse en un punto ima-
gen, sino que, en vez de esto, se origina una figura de difracción
cuyo máximo central tiene una cierta anchura finita, inversamente
proporcional a la de la abertura. Evidentemente, las imágenes
de dos objetos no estarán separadas, o resueltas, si su distancia
es mucho menor que la anchura del máximo de difracción central.
L a abertura en este caso es de ordinario la del objetivo del anteojo
o microscopio, siendo, por tanto, circular. E n la sección 15-8 trata-
remos de la difracción por una abertura circular, limitándonos
ahora al caso algo más sencillo de abertura rectangular.
L a figura 15-8 muestra dos lentes plano-convexas (equivalentes
a una lente biconvexa) limitadas por una abertura rectangular
de dimensión vertical b. Dos pequeñas rendijas-manantial S y Sx 2

perpendiculares al plano de la figura forman imágenes reales


S'j y Sj en una pantalla. Cada imagen consiste en la figura de
difracción de una sola rendija, cuya distribución de intensidad
se ha representado en dirección vertical. L a separación angular a
de los máximos centrales es igual a la separación angular de los
manantiales, y con el valor que tiene en la figura es adecuada
para obtener imágenes separadas. L a condición para esto es que
cada uno de los máximos centrales caiga exactamente sobre el
segundo mínimo de la figura adyacente. Este es el valor mínimo
de <x para el que la intensidad entre los dos máximos centrales es
cero. L a separación angular en cada figura entre el centro y el
segundo mínimo corresponde entonces a 8 = 2n (véase Fig. 15-4),
o sen 8 ^ 0 = 2\\b = 2Q A l disminuir a a partir de este valor, ambas
V

imágenes se aproximan y crece la intensidad entre los dos máximos,


hasta que finalmente desaparece el mínimo del centro. L a figu-
ra 15-9 aclara esto mostrando la curva resultante (línea gruesa)
para cuatro valores diferentes de a. E n cada caso la figura de
difracción resultante se ha obtenido sin más que sumar las inten-
SEC. 15-6] PODER SEPARADOR D E UNA ABERTURA RECTANGULAR 323

y / \ í\
\\ /' \ \
\ \\1

« = 72^

(c) / (d)

v \\ l
Y «
i \ )\ \ es.
•'\¡
55LXA¿
a= 1

FIG. 15-9.—Imágenes de difracción dé dos rendijas manantiales, (a) y (6) Bien


resueltas, (c) Justamente resueltas, (d) No resueltas.

sidades debidas a las figuras individuales (curvas de trazos y finas),


como en el caso de las franjas de Fabry-Perot (Sec. 14-12).
Esta misma figura pone de manifiesto que sería imposible re-
solver las dos imágenes si los máximos distasen mucho menos
que a = 6 lo que corresponde a ¡3 = TC. Para esta separación el
1(

máximo de una figura de difracción cae exactamente sobre el


primer mínimo de la otra, por lo que las intensidades de los máximos
de la figura resultante son iguales a las de los máximos separados.
Los cálculos son, por tanto, más sencillos que en el caso de las
franjas de Fabry-Perot, donde la intensidad no se anula real-
mente en ningún punto. Para'hallar la intensidad en el centro
del mínimo resultante, para franjas de difracción separadas 0^
observemos que las curvas se cortan para ¡3 = rc/2 en cada figura
de difracción, y
sen" H
- = 0,4053
32 TC

es la intensidad de cada máximo secundario en relación con l a


del central. L a suma de las contribuciones en este punto es, por
tanto, 0,8106, lo que pone de manifiesto que la intensidad d é l a
figura de difracción resultante desciende casi a los cuatro quintos
de su valor máximo. E l ojo aprecia fácilmente este cambio de i n - '
tensidad, y ^ e hecho pueden verse, o al menos detectarse con un
instrumento sensible para medir: intensidades (tal como un microfo-
tómetro), cambios considerablemente menores. Sin embargo, la pro-
324 DIFRACCION D E FRAUNHOFER [CAP. 15

fundidad del mínimo cambia muy rápidamente con la separación en


esta región, y en vista de la sencillez de las relaciones en este caso
particular, Rayleigh fijó arbitrariamente la separación a = 0 = X/6
X

como criterio de resolución de dos figuras de difracción. Esta


elección, totalmente arbitraria, se conoce como «criterio de lord
Rayleigh». E l ángulo Q se llama a veces poder separador de la aber-
x

tura b, aunque la capacidad de resolución aumenta al hacerse 0 X

más pequeño. Más apropiado sería llamar a Q ángulo mínimo de


x

resolución.
15-7. Poder separador eromático de un prisma.—El espec-

X+AX>
F I G . 15-10.—Poder separador de un prisma.

troscopio de prisma constituye un ejemplo de aplicación de este


criterio al poder separador de una abertura rectangular, si supo-
nemos que la cara del prisma limita el haz refractado a una sec-
ción rectangular. Así, en la figura 15-10, el ángulo mínimo AS entre
dos haces paralelos que dan origen a imágenes en el límite de
resolución es tal que AS = 0 = 1/b, donde b es la anchura del haz
X

emergente. Los dos haces que producen estas imágenes tienen


longitudes de onda que difieren en un pequeño incremento AX, que
es negativo porque las longitudes de onda menores se desvían án-
gulos mayores. E l incremento de longitud de onda es más útil que
el de ángulo, y es la magnitud que figura en el poder separador
cromático X/AX (Sec. 14-12). Para calcular este en el caso del prisma
empezaremos observando que como cualquier camino óptico entre
dos posiciones sucesivas b' y b del frente de onda ha de ser el
mismo, se puede escribir: i
c + c' =nB [15-7]
donde- n es el índice de refracción del prisma para la longitud
de onda X, y. B la longitud de la base del prisma. Ahora bien:
SEC. 15-8] ABERTURA. CIRCULAR 325

si la longitud de onda disminuye en AX, el camino óptico a través


de la base del prisma pasa a ser (ra -4- An)B, y el frente de onda
emergente ha de girar un ángulo AS = \¡b para que la imagen
que forma pueda ser justamente resuelta. Como, según la figura,
AS = [Ac)¡b, este giro incrementa la longitud del rayo superior
en Ac = X. Es indiferente que se mida Ac a lo largo de los rayos
X o X 4- AX, pues la diferencia es de segundo orden. Por tanto, te-
nemos:
c + c + X = (» 4- An)B

y, restando la ecuación [15-7],


X = B An

E l resultado deseado se obtiene ahora dividiendo por AX y sustitu-


yendo el cociente de incrementos por la derivada dnjdX,

- = [15-8]
AX (ÜX L J

No es difícil demostrar (Probl. 15-1) que esta expresión es también


igual al producto de la dispersión angular por la anchura b del
haz emergente. Además, se encuentra que la ecuación [15-8]
puede segúhyaplicándose cuando el haz no cubre todo el prisma,
en cuyo cas(¡> B ha de ser la diferencia de los recorridos extremos
a través del prisma; cuando hay dos o -más de estos en serie, B es
la suma de sus bases.
15-8. Abertura circular.—La figura de difracción formada
por ondas planas que procedentes de un manantial puntual pasan
por una abertura circular tiene gran interés por su aplicación
al estudio del'poder separador de anteojos y otros instrumentos
ópticos. Desgraciadamente, es también un problema de considera-
ble dificultad, pues requiere una doble integración extendida a
la superficie de la abertura, análoga a la mencionada en la sec-
ción 15-5 para una abertura rectangular. E l problema fue resuelto
por primera vez por A i r y en 1835, y su solución viene expresada
3

por funciones de Bessel de primer orden. Estas han de calcularse


mediante desarrollos en serie, y, para nuestro propósito, l a forma
más conveniente de expresar estos resultados es tabular las cifras
obtenidas de este modo (tabla 15-1).

Sir George Airy (1801-1892). Astrónomo real de Inglaterra desde 1835 a


3

1881. Conocido también por su trabajo sobre la aberración de la luz (Sec. 19-13).
Para detalles sobre la solución a que nos reíerimos, véase T . PRESTON^
of Light, 5. ed., pags. 324-27, Macmillan & Co., Londres, 1928.
A
VN¡
326 DIFRACCION D E FRAUNHOFER [CAP. .15

TABLA 15-1

Abertura circular Rendija sencilla


Anillo
m /total m /máx

Máximo central . . 0 1 1 0 1
1.° oscuro 1,220 1,000
2." brillante . . . . 1,635 0,01750 0,084 1,430 0,0472
2." oscuro 2,233 2,000
3.° brillante . . . . 2,679 0,00416 0,033 2,459 0,0165
3.° oscuro 3,238 3,000
4." brillante . . . . 3,699 0,00160 0,018 3,471 0,0083
4.° oscuro 4,241 4,000
5.° brillante . . . . 4,710 0,00078 0,011 4,477 0,0050
5." oscuro 5,243 5,000

L a figura de difracción representada en la fotografía 15-11 (a)


se compone de un disco central brillante, llamado disco de
Airy, rodeado de un cierto número de anillos más tenues. N i
el disco n i los anillos están nítidamente limitados, sino que se des-
vanecen gradualmente hacia los bordes, estando separados por
circunferencias de intensidad nula. L a distribución de intensidad
sería muy parecida a la representada en la figura 15-5 para una sola

(«)

FIG. 15-11.—Fotografías de imágenes de difracción de manantiales puntuales


obtenidas con una abertura circular: (o) Un manantial, (fe) Dos manantiales justa-
mente resueltos, (c) Dos manantiales completamente resueltos.
SEC. 15-9] PODER SEPARADOR DE UN ANTEOJO 327

rendija si se girase alrededor de un eje con la dirección de la luz


y que pasase por el máximo principal. Pero las dimensiones son
notablemente diferentes de las de la figura de difracción que
produciría una sola rendija que tuviera un ancho igual al diámetro
de la abertura circular. E n la de la rendija, la separación angular
0 de los mínimos, desde el centro, vimos que era sen 0 ^ 0 — mkjb,
siendo m un número entero cualquiera a partir de uno. Los ani-
llos oscuros intercalados entre los brillantes en la figura de di-
fracción de una abertura circular se expresan mediante una fór-
mula similar, siendo ahora 0 el semidiámetro angular del anillo,
pero en este caso los números m no son enteros. E n la tabla 15-1
se dan sus valores numéricos calculados por L o m m e l . E n esta 4

tabla se incluyen también los valores de m correspondientes


a los anillos brillantes, así como datos sobre sus intensidades.
L a columna encabezada por 1^ da las intensidades relativas
de los máximos, y la encabezada por /total da la cantidad total de
luz del anillo en relación con la del disco central. A fines de com-
paración se han incluido también los valores correspondientes
de la figura de difracción de una sola rendija.
15-9. Poder separador de un anteojo.—Para tener una idea
de las dimensiones üneales de la figura de difracción anterior,
calculemos el'radio del primer anillo oscuro de la imagen formada
en el plano focal de un anteojo corriente. E l diámetro del obje-
tivo es 4 cm y/su distancia focal 30 cm. L a longitud de onda efec-
tiva de la luz! blanca es 5,6 X I D cm, por lo que el radio an-
- 5

\ 5 6 x 10~ 5

guiar de este anillo es 0 = 1,220 ' == 1,71 x 10- rad. 5

i .
E l radio lineal es igual a este ángulo multiplicado por la dis-
tancia focal, es decir, 30 x 1,71 x l O = 0,000512 cm, o casi
- 5

exactamente 0,005 mm. E l disco central de este anteojo tiene,


por tanto, un diámetro de 0,01 mm cuando el objeto es un ma-
nantial puntual tal como una estrella.
Generalizando a una abertura circular el criterio de Rayleigh
para la resolución de figuras de difracción (Sec. 15-6), se dice
que dos figuras están resueltas cuando el máximo central de
una de ellas coincide con el primer anillo oscuro de la otra. L a fo-
tografía 15-11 (b) muestra la figura resultante en este caso. E l
ángulo mínimo de resolución para un anteojo es, por tanto,
0 = 1,220 ~
X [15-9]

siendo D el diámetro de la abertura circular limitadora del haz


que forma la imagen primaria, o sea, de ordinario, el del objetivo.

*E. V . LOMMEL: Abhandl. Bayer Akad. Wiss., 15, 531, 1886.


328 DIFRACCION D E FRAUNHOFER [CAP. 15

E n el ejemplo anterior, el ángulo calculado es precisamente el


límite, por lo que la mínima separación angular de una estrella
doble para que pueda ser resuelta teóricamente por este anteojo
es 1,71 x 10~ rad, o 3,52". Como el ángulo mínimo es inver-
5

samente proporcional a D, la abertura necesaria para resolver


dos manantiales que disten 1" es 3,52 veces mayor que en el ejem-
plo anterior; o sea, \
14,1
ángulo mínimo de resolución, en segundos, 0 = X [15-10]
siendo D la abertura del objetivo en centímetros. Para el mayor
anteojo que existe, el del Observatorio de Yerkes, D = 100 cm y
% = 0,14". Compárese con el ángulo mínimo de resolución del ojo ,
x
5

cuya pupila tiene un diámetro de unos 3 mm. Se obtiene 0 = 47". X

E n realidad, el ojo de la mayoría de las personas es incapaz de


resolver objetos cuya separación angular sea menor de 1' y, por
consiguiente, el límite está determinado de hecho por defectos
ópticos del ojo o por la estructura de la retina.
E n un anteojo cuyo objetivo es dado, la dimensión angular de
la imagen vista por el ojo viene determinada por el aumento
del ocular. No obstante, al hacer mayor la imagen aumentando
la potencia del ocular, no se consiguen mayores detalles, pues
es imposible que al hacer mayor el aumento aparezcan detalles
no existentes en la imagen primitiva. Cada punto del objeto se
convierte en una pequeña figura de difracción circular en la ima-
gen, de modo que si el ocular es de gran potencia la imagen apa-
rece borrosa, no apreciándose mayor detalle. Por tanto, la difrac-
ción por el objetivo es el factor que umita el poder separador
de un anteojo.
Mediante un dispositivo experimental análogo al representado
en la figura 15-8 se ponen de manifiesto tanto la figura de difrac-
ción de una abertura circular como el poder separador de un an-
teojo. Los manantiales puntuales S y S son sendos arcos de sodio
x 2

o de mercurio, y la pantalla va provista de varios orificios de unos


0,35 mm de diámetro y espaciados de 2 a 10 mm. Estos se obser-"
van a través de cada uno de otros tres orificios de 1, 2 y 4 mm de
diámetro, montados delante del objetivo para mostrar cómo
afecta a la resolución una abertura creciente. E n estas circuns-
tancias, la intensidad es solo suficiente para observar los discos
centrales. Para que lo sean también los anillos de difracción se-

Puede parecer a primera vista que la longitud de onda que habría de uti-
6

lizarse en este cálculo sería la correspondiente al humor vitreo del ojo. Es cierto
que las dimensiones de la figura de difracción en este caso son menores, pero tam-
bién disminuiría la distancia entre las dos imágenes en la misma proporción por
refracción de los rayos al penetrar en el ojo.
SEC. 15-10] BRILLO E ILUMINACION D E IMAGENES 329'

cúndanos hay que utiüzar la lámpara de arco concentrado que


se describirá en la sección 21-2.
E l poder separador teórico de un anteojo únicamente se con-
seguirá si las lentes son geométricamente perfectas y si el aumento
es igual, al menos, al llamado aumento «normal» (Sec. 7-14). Para
probar esto último tengamos en cuenta que dos discos de difrac-
ción que están en el límite de resolución en el plano focal del ob-
jetivo han de subtender en el ojo un ángulo igual al menos a 0¡ =
= l,2Zk¡d para poder ser resueltos por el ojo, siendo d el diá-
6 e

metro de su pupila. Ahora bien: de acuerdo con la ecuación [10-11],.


el aumento es

donde D es el diámetro de la pupila de entrada (objetivo) y d'


el de la pupila de salida. Para el aumento normal, d es igual a d ,
e

por lo que dicho aumento es

D = i,22x/¿, _ e;
d — 1.22X/Z) ~~ 0
e X

Por tanto, si el diámetro d de la pupila de salida es mayor que-


d , el de la pupila del ojo, 0' < Q[, y las imágenes dejan de ser
e

resueltas por el ojo aun cuando~ip estén en el plano focal del obje-
tivo. E n otras palabras, un aumento menor que el normal corres-
ponde a una pupila de salida mayor que d , y no se aprovecha,
e

toda la resolución que proporciona el aparato.


15-10. Brillo e iluminación de las imágenes de estrellas.—En
la sección 7-13 se demostró que, independientemente de la aper-
tura de u n instrumento, para aumentos superiores al normal
el brillo de la imagen de un objeto extenso permanece constante
y a lo sumo es igual al de este. Si el objeto es un manantial pun-
tual, esto deja de cumplirse, pues el brillo aumenta rápidamente
para grandes aperturas. Esto se debe a que toda la luz recogida
por el objetivo se concentra en una figura de difracción en su
plano focal, variando el área de esta figura en razón inversa al diá-
metro del objetivo (Ec. [15-9]). Suponiendo que el aumento es
el normal o mayor, toda la luz del objetivo es recogida por la pu-
pila del ojo, y el aumento de brillo debido al anteojo es igual
a la razón del área del objetivo a la de la pupila. Si el aumento
es menor que el normal, el ojo constituye el diafragma de aper-
tura y la pupila de salida, y su imagen formada por el anteojo-
es la pupila de entrada. L a razón de sus áreas es el cuadrado
del aumento del anteojo, que da el factor por el cual queda mul-
tiplicado el brillo. E l área de la porción de retina iluminada per-
330 DIFRACCION DE FRAUNHOFER [CAP. 15

manece constante, pues está determinada por la figura de difrac-


ción producida por la pupila del ojo.
L a iluminación de la imagen de un manantial puntual puede
calcularse multiplicando la iluminación del objetivo por la razón
de su área a la del disco central de la figura de difracción que pro-
duce, ya que la mayor parte de la luz que pasa por el objetivo
va a este disco. Por tanto, la iluminación será proporcional al
área del objetivo. Por esta razón, principalmente, se hacen in-
cesantes esfuerzos para conseguir objetivos de gran diámetro.

F I G . 15-12.—Poder separador de un microscopio.

E l espejo de 500 cm del telescopio de Monte Palomar permitió


fotografiar estrellas mucho más tenues de lo que había sido posi-
ble hasta entonces.
15-11. Poder separador de un microscopio.—En este caso se
aplican los mismos principios. Las condiciones, sin embargo, son
diferentes de las de un anteojo, donde principalmente interesa la
mínima separación angular obtenible de dos objetos situados a una
gran distancia, de ordinario desconocida. E n el microscopio el objeto
está muy próximo al objetivo, que subtiende un ángulo muy gran-
de, 2i, en el plano del objeto, como muestra la figura 15-12. E n
este caso se desea conocer fundamentalmente la mínima distan-
cia entre dos puntos O y O' del objeto que produzcan imágenes
I Q I' justamente resueltas. Cada imagen se compone de un disco
y un sistema de anillos, como se explicó anteriormente, y la sepa-
ración angular de dos discos cuando se encuentran en el límite
de resolución es a = 6 = 1,22X/D. Cuando se cumple esta con-
X

dición, la onda procedente de O' difractada hacia / tiene inten-


SEC. 15-11] PODER SEPARADOR D E UN MICROSCOPIO 331

sidad nula (primer anillo oscuro), y los rayos extremos O'BI


y O'AI tienen una diferencia' de recorrido de 1.22X. E n la parte
inferior izquierda de la figura se ve que O'B es mayor que OB,
o que OA, en ssen i, y O'A es menor en la misma cantidad. L a
diferencia de recorrido entre los dos rayos extremos procedentes
de 0' es, por tanto, 2ssen i, e'igualando esto a 1,22A, se obtiene;

E n todo lo que antecede hemos supuesto que O y O' eran objetos


autoluminosos, por lo que la luz emitida por cada uno de ellos
no guarda ninguna relación jde fase constante con la emitida
por el otro. E n realidad, los objetos observados al microscopio
están iluminados con la luz procedente de un condensador. E n
este caso es imposible que la luz difundida por los dos puntos del
objeto tenga fases completamente independientes. Esto complica
en grado sumo el problema, pues el poder separador depende
en parte del modo de iluminar el objeto. Abbe estudió con detalle
este tema, llegando a la conclusión de que una buena regla para
el cálculo del poder separador es la de utilizar la ecuación [15-11]
prescindiendo del factor 1,22. E n los microscopios de gran au-
mento, el espacio entre objeto y objetivo se llena de aceite. Aparte
de disminuir la pérdida de luz por reflexión en la primera lente,
se aumenta el poder separador, ya que al eliminar la refracción
de los rayos que emergen del cubreobjetos, el objetivo recibe
del condensador un cono de luz más ancho. E n este caso se ha
de modificar además la ecuación [15-11], sustituyendo la diferen-
cia de camino óptico por 2ns sen i, siendo n el índice de refrac-
ción del aceite. E l resultado de estos dos cambios es

[15-12]
2n sen i
E l producto « sen i es característico de cada objetivo, y Abbe
lo ñamó «apertura numérica»; E n la práctica, la mayor apertura
numérica que puede obtenerse es de 1,6, aproximadamente. Con
luz blanca de longitud de onda efectiva 5,6 x 10— cm, la ecua-
5

ción [15-12] da s = 1,8 x 10^ cm. Recientemente se ha utili-


5

zado luz ultravioleta, por su menor longitud de onda, para au-


mentar el poder separador. Esto implica la necesidad de utilizar
la fotografía para el examen de la imagen.
Uno • de los pasos más notables para aumentar la resolución
microscópica ha sido el reciente desarrollo del microscopio elec-
trónico. Como veremos en la sección 30-4, los electrones se com-
portan como ondas cuya longitud depende del voltaje a través
332 DIFRACCION DE FRAUNHOFER [CAP. 15

del cual han sido acelerados. Para voltajes entre 100 y 10 000 V ,
X varía entre 1,22 x 1 0 y 1,22 X 10~ cm, es decir, se en-
- 8 9

cuentra en la región de una fracción de ángstrom, o sea, más de


mil veces menor que para la luz visible. Mediante campos eléc-
tricos y magnéticos es posible enfocar los electrones emitidos
o transmitidos por varias partes de un objeto, lo que permite
fotografiar detalles no mucho mayores que la longitud de onda
de los electrones. L a apertura numérica de los microscopios elec-
trónicos es mucho menor todavía que la de los instrumentos óp-
ticos, pero son de esperar aún más progresos en el extenso y cre-
ciente campo de la óptica electrónica . 6

15-12. Contraste de fase.—El ojo detecta fácilmente diferen-


cias de amplitud por las variaciones de intensidad, pero no es
capaz de ver directamente cambios de fase. Por ello, siempre que
!

los objetos situados sobre el portaobjetos sean opacos o absor-


bentes aparecen en la imagen. Pero si son transparentes y difieren
solo ligeramente del medio circundante por su índice de refrac-
ción, o por su espesor, no serán visibles en general. No obstante,
es posible convertir las variaciones de fase producidas por tales
!

objetos en variaciones de amplitud en la imagen final. E l llamado


microscopio de contraste de fase, diseñado en 1935 por Zernike , 7

funciona de este modo.


Para ilustrar los principios fundamentales en que se basa,
consideremos cómo pueden hacerse visibles las fases alternati-
vamente positivas y negativas de los sucesivos máximos de l a
figura de difracción de una rendija| (Fig. 15-4). Imaginemos que
se superpone sobre la figura de difracción, tal como aparece en
la pantalla, una onda plana uniforme que es coherente con las
ondas que forman la figura y, por tanto, capaz de interferir con
ellas. Si esta onda adicional estuviese en fase con la luz del máxi-
mo central se produciría interferencia constructiva y aumentaría
la intensidad de este, así como la de los segundo, cuarto, etc., má-
ximos secundarios. Pero los máximos secundarios impares esta-
rían en oposición de fase con ella, y se produciría interferencia
destructiva. Zernike probó que se puede producir experimental-
mente este efecto colocando sobre una rendija regularmente an-
cha otra más estrecha de bordes semitransparentes. E l máximo
central debido a esta última se hace lo suficientemente ancho
para cubrir la figura de difracción completa producida por l a
primera, y se ajusta su intensidad de modo que eHmine casi com-

6
Véase, p. ej., V. K. ZWORYKIN, G. A. MORTON, y otros: Electron Optics and
the Electron Microscope, John Wiley & Sons, Nueva York, 1945.
7
F. Zernike (nacido en 1888), profesor de Física de la Universidad de Gro-
ningen (Holanda). En 1953 fue recompensado con el premio Nobel por su descubri-
miento del principio del contraste de fase.
PROBLEMAS 333

pletamente los máximos secundarios alternos. L a supresión de


estos y el refuerzo de los intermedios constituye una prueba di-
recta de las diferencias de fase presentes en la figura de difrac-
ción original, que de otro modo hubieran pasado inadvertidas
al ojo.
E l modo de aplicar al microscopio este procedimiento de con-
traste de fase es un tanto complicado, y su explicación exigiría
un espacio que no es posible concederle aquí . Baste decir que
8

la interferencia se produce entre la luz directa que pasa inalte-


rada a través de las partes uniformes del portaobjetos y la di-
fractada en sus porciones irregulares. L a primera se compone
de haces paralelos que se hacen converger en el plano focal imagen
del objetivo, mientras que la segunda se enfoca en el plano de
la imagen conjugado del objeto. Colocando en el plano focal ima-
gen una lámina que ocasione un retardo de un cuarto de onda,
Uamada placa de fase, la fase de la luz directa, que se extiende
uniformemente sobre el plano de la imagen, se modifica en forma
adecuada para producir una modulación de amplitud en esté
plano, que es proporcional a la modulación de fase originada
por el objeto, Así se hacen visibles detalles de preparaciones bio-
lógicas transparentes en forma de aumentos o disminuciones de
intensidad.

P R O B L E M A S
'A
15-1. Es regla general -para todo; espectroscopio, en el cual el poder
separador está limitado por la difracción, que:
Poder separador cromático — dispersión angular X anchura del haz emergente.
Demuéstrese, utilizando la ecuación [23-3], para la dispersión de un prisma
en la posición de mínima desviación, que la ecuación [15-8] está de acuerdo
con esta regla.
15-2. Sobre una rendija, que tiene detrás una lente de distancia focal
40 cm, inciden normalmente ondas planas de longitud de onda igual a 5461 Á.
Si la anchura de la rendija es 0,450 mm, hállese la distancia del máximo
principal al primer mínimo en la figura de difracción formada en el plano
focal de la lente. Sol.: 0,485 mm.
15-3. Una rendija de 0,20 mm de anchura es iluminada perpendicular-
mente por un intenso haz paralelo de luz blanca. Para explorar el espectro
de la luz difractada se utiliza un pequeño espectroscopio situado 2 m
detrás de ella. Predecir lo que se verá si la rendija del espectroscopio se des-
plaza 1 cm a partir del eje en dirección perpendicular a la rendija difractora.
15-4. Cuando, como en la figura 15-5, se observa la difracción de luz
paralela por una rendija sin utilizar lente, la figura corresponderá funda-

8
En la obra de A . H . BENNETT, H . JUPNIK, H . OSTERBERG y O . W . RICHARDS:
Phase Microscopy, John Wiley & Sons, Nueva York, 1951, se encontrará un.estudio
completo de este tema.
334 DIFRACCION D E PRAUNHOFER [CAP. 15

mentalmente a difracción de Fraunhofer si la distancia de observación es


igual al menos al cuadrado de la anchura de la rendija dividido por la
longitud de onda. De acuerdo con la descripción de las condiciones utili-
zadas para obtener la fotografía de la figura 15-2, ¿a qué distancia habría
de colocarse la placa de la rendija sin utilizar la lente Z. ? Sol.: 1,86 cm.
a

15-5. Dedúzcase la ecuación [15-4] por el método de las amplitudes


complejas tal como se indica en la nota 1 de este capítulo.
15-6. Hágase una representación gráfica precisa de la intensidad en
la figura de difracción producida por una rendija en la región correspon-
diente al primer máximo secundario (p = TC a 2n). A partir de esta grá-
fica, compruébense las cifras dadas en la tabla 15-1 para la posición e inten-
sidad de este máximo.
Sol.: En 8 = 1,4307t, un máximo de intensidad 4,72 %.
15-7. Calcúlese la intensidad aproximada del primer máximo débil
que aparece a lo largo de la diagonal p/y = l¡b en la figura de difracción
de Fraunhofer producida por una abertura rectangular.
15-8. Considerando que el criterio para la resolución de dos figuras
de difracción de distinta, intensidad ha de ser que la caída de intensidad
entre los máximos sea el^20 % de la intensidad del más débil, hállese la
separación angular necesaria^cuando las intensidades están en la relación
5:1. Exprésese el resultado en función de Q ángulo requerido cuando las
u

intensidades son iguales. La mejor solución se obtiene utilizando dos grá-


ficas que pueden ser superpuestas con un desplazamiento variable.
Sol: 1,136!.
15-9. A partir de los datos que figuran en la tabla 23-1 para el vidrio
flint de bario, calcúlese el poder separador cromático de un prisma equilá-
tero de este material si la anchura de las caras es 6 cm. Hágase el cálculo
para la longitud de onda de las rayas D del sodio y para la raya H del calcio.
15-10. Se desea resolver una raya espectral doble en el ultravioleta,
sabiendo que las longitudes de onda de las componentes son 3130,326 y
3130,409 Á. Se dispone de un espectrógrafo que tiene un prisma de cuarzo
cristalino cuya base mide 10 cm. Tal prisma está siempre hecho de modo
que el índice de refracción n de la tabla 26-1 es el efectivo. Dígase si es
0

teóricamente posible que este espectrógrafo separe el doblete.


Sol.: No es posible.
15-11. Derívese la ecuación [15-3] y pruébese que tg p = p es la con-
dición de máximos.
15-12. Hállese el diámetro del primer anillo brillante (máximo secun-
dario) en el plano focal del anteojo refractor de 36 pulg del Observatorio
de Lick. La distancia focal es 56 pies, y la longitud de onda efectiva de
la luz blanca, 5500 A. Sol.: 0,0336 mm.
15-13. ¿Cuál es la máxima anchura admisible de la rendija-manantial
de acuerdo con el criterio establecido al final de la sección 15-5 en las si-
guientes circunstancias: distancia del manantial a la rendija difractora,
50 cm; anchura de esta última, 0,5 mm; longitud de onda, 6000 Á?
15-14. La pupila del ojo tiene un diámetro medio de 2,5 mm para la
luz diurna. ¿A qué distancia quedarían resueltos a simple vista dos peque-
ños objetos anaranjados (X = 6000 Á), suponiendo que la resolución solo
está limitada por la difracción? Sol.: 1,37 Km.
15-15. Para lanzar un haz sonoro, utilizado en la detección de submari-
nos, se hace oscilar con una frecuencia de 30 000 ciclos/seg un diafragma
PROBLEMAS 335

circular de 50 cm de diámetro. A cierta distancia de este manantial, la


distribución de intensidad será la; figura de difracción de Fraunh.ofer para
un orificio circular de diámetro igual al del diafragma. Hállese el ángulo
formado por la normal y el primer mínimo para la frecuencia dada y tam-
bién para la frecuencia audible de 1200 ciclos/seg. Tómese para velocidad
del sonido 1435 m/seg.
15-16. Hállese la apertura numérica del objetivo de un microscopio,
necesaria para resolver el rayado j de una red de difracción que tiene 5684
rayas por centímetro utilizando luz de sodio. Si el objetivo fuera de inmer-
sión con aceite de índice n = 1,50, ¿cuál sería el ángulo del cono de luz:
D

necesario para ¡cubrir el objetivo? Sol.: 0,167. 12°49'.


15-17. Calcúlese el ángulo mínimo de resolución, en segundos, de un,
pequeño anteojo de galvanómetro, cuyo objetivo tiene 12 mm de diámetro..
¿Qué aumento se requerirá para conseguir esta resolución?
CAPITULO X V I

L A DOBLE RENDIJA

Young fue quien primero demostró la interferencia de la luz


"procedente de dos rendijas estrechas muy próximas, cuestión tra-
tada en la sección 13-2 como ejemplo sencillo de interferencia de
dos haces luminosos. Al estudiar' este experimento se supuso
•que la anchura de las rendijas no era mucho mayor que la longitud
•de onda de la luz, por lo que el máximo central de la figura de
difracción de cada rendija por separado era lo suficientemente
ancho para ocupar una gran parte de la pantalla (Figs. 13-1 y 13-2).
Es_de gran interés conocer las modificaciones experimentadas por
la figura de interferencia al aumentar la anchura de las rendijas,
de modo que sea comparable con la distancia entre ellas. Esto se
aproxima más a las condiciones reales en las cuales se verifica
de ordinario el experimento. En este: capítulo se estudiará la difrac-
•ción de Fraunhofer en una doble rendija y algunas de sus apli-
caciones, i '
16-1. Aspectos cualitativos de la figura de difracción.—Las
fotografías 16-1 (b) y (c) muestran las figuras de difracción pro-
ducidas por dos dobles rendijas diferentes, siendo igual en cada
pareja la anchura de las rendijas individuales, pero distinta de un
par al otro. Con referencia a la figura 16-2, en que aparece el dis-
positivo adecuado para obtener tales fotografías, la anchura b de
cada rendija es mayor para el caso de la figura 16-1 (c) que para
la 16-1 (b), pero la distancia entre los centros, d = b -f- c, o separa-
ción de las rendijas, es igual en ambos casos. E n la parte central
de la figura 16-1 (6) se ve un cierto número de máximos de inter-
ferencia de intensidad casi uniforme, semejantes a las franjas de
interferencia descritas en el capítulo XIII y representadas en la
figura 13-4. Pero, en realidad, las intensidades de estos máximos
no son constantes, sino que tienden lentamente a cero a ambos lados
para reaparecer con menor intensidad dos o tres veces antes de
nacerse demasiado tenues para ser observables sin dificultad. Estas
mismas variaciones se producen mucho más bruscamente en la
figura 16-1 (c), tomada con anchuras de rendija b algo mayores.
16-2. Deducción de la ecuación de la intensidad.—Siguiendo
el mismo procedimiento de la sección 15-2 para una sola rendija,
(>

basta cambiar los límites de integración en la ecuación [15-2]


para incluir las dos porciones de frente de onda transmitidas por
336
SEC. 16-2] DEDUCCION D E L A ECUACION D E L A INTENSIDAD 337

(a)

(c)

(d)

FIG. 16-1.—Figuras de difracción de: la) una rendija estrecha; (6) dos rendijas
estrechas; (c) dos rendijas más anchas; (d) una rendija más ancha.

la doble rendija . Por tanto, si, como en el caso de la figura 16-2,


1

se tienen dos rendijas iguales de anchura b, separadas por un


espacio opaco de anchura c, se elegirá el origen en el centro de c,
extendiendo la integración de s = (d¡2) — (b¡2) as — (d¡2) +(bj2).
Se obtiene así: :

2a
y = xk sen 6 j^sen 1
1ft(¿+ b) sen 6 J — sen 1
1 k(d — b) sen 6 J
sen (cút kx)}
L a diferencia que figura en el primer corchete es de la forma
sen (A + B) —sen (A —B), y desarrollándola, resulta:
2ba sen 3
y — — p — cos y sen (u>t — kx) [16-1)

1
E l resultado de esta deducción es, evidentemente, un caso particular de la
fórmula general para Ñ rendijas, que se obtendrá en el capítulo próximo por el
método de las amplitudes complejas.
338 LA DOBLE RENDIJA [CAP. 16

donde, como antes,

3 = i kb sen 0 = — b sen
2 A
y siendo

Y= 4
2
&(2> + c) sen 0 = ^ ¿ sen
A
[16-2]

L a intensidad es proporcional al cuadrado de la amplitud de la


ecuación [16-1], por lo que reemplazando ba\x por A , como antes, 0

se tiene:
J = 4¿ « ^
0 eos* . Y [16-3]

manantial

"tfA/ír rendija pantai/a


FIG. 16-2.—Aparato para observar la difracción de Fraunhofer en una doble ren-
dija. Dibujado para el caso 26 = c, es decir, d — 36.

E l factor (sen 6)/B de esta


2 2

ecuación es precisamente el
mismo obtenido en el capítulo
anterior para la rendija única
de anchura b (Ec. [15-4]). E l
segundo factor, eos y, es carac-
2

terístico de la figura de inter-


ferencia producida por dos ha-
ces de igual intensidad y di-
ferencia de fase 8, como indica
la ecuación [13-2] de la sec-
ción 13-3. Allí se encontró que
la intensidad era proporcional
a eos (8/2), por lo que las ex-
2

presiones se corresponden si se
F I G . 16-3.—Diferencias de recorrido de los
rayos paralelos que parten de una doble
hace y = S/2. L a intensidad
rendija. resultante será cero siempre
SEC. 16-4] DISTINCION ENTRE INTERFERENCIA Y DIFRACCION 339

que lo sea cualquiera de los dos factores. E l primero se anulará


para B = re, 2rc, 3rc, y el segundo para y = u/2, 3TU/2, 5n¡2, ...
E n la figura 16-3 se ve que las dos variables B y y no son i n -
dependientes. L a diferencia de recorrido desde los dos bordes de
una de las rendijas hasta la pantalla es b sen 0. L a correspon-
diente diferencia de fase es, según la ecuación [11-6], (2TC/X) b sen 0,
que es igual a 28. L a diferencia de recorrido entre dos puntos
correspondientes cualesquiera de ambas rendijas es d sen 0, como
se indica para los dos bordes inferiores de ambas rendijas, y la
diferencia de fase, 8 = (2njX)d sen 0 = 2y. Por tanto, en función
de las dimensiones de las rendijas,

16-3. Comparación de las i figuras producidas por la doble


rendija y por la rendija sencilla.--Es instructivo comparar la figura
debida a la doble rendija con la originada por una sola rendija de
igual anchura que cualquiera de las otras dos. Esto equivale a
comparar el efecto producido por las dos rendijas en el dispositivo
de la figura 16-2 con el obtenido cuando se obtura completamente
una de ellas. Si se hace esto se observan las' correspondientes figu-
ras de difracción que están relacionadas con las de la doble rendija,
como. muestran las fotografías 16-2 (a) y 16-2 (d). Se ve que las
intensidades de las franjas de interferencia de la doble rendija
corresponden en cualquier punto a* la intensidad de la figura de
la rendija única. Tapando una u otra de las dos rendijas, se ob-
tiene exactamente la misma figura y en idéntica posición, mientras
que si actúan las dos, la figura, en vez de ser igual a la de una
rendija con una intensidad doble, se divide en estrechos máximos
y mínimos llamados franjas de interferencia. L a intensidad en el
máximo de estas franjas es cuatro veces la déla figura de cualquiera
de las rendijas sencillas en ese punto, y es nula en los mínimos
(véase Sec. 13-4).
16-4. Distinción entre interferencia y difracción.—Los resulta-
dos anteriores se justifican completamente diciendo que la luz pro-
cedente de ambas rendijas experimenta interferencia, produciendo
franjas del tipo obtenido con dos haces, pero que las intensidades de
estas franjas están limitadas por la cantidad de luz que llega a un
punto dado de la pantalla en virtud de la difracción originada en
cada rendija. Las intensidades relativas de la figura resultante, da-
das por la ecuación [16-3], son precisamente las obtenidas multipli-
cando la función intensidad correspondiente a la figura de inter-
ferencia de dos rendijas infinitamente estrechas separadas una
distancia d (Ec. [13-2]) por la función intensidad para la difrac-
340 LA DOBLE RENDIJA [CAP. 16

ción en una sola rendija de anchura b (Ec. [15-4]). El,resultado


puede considerarse, pues, como debido a la acción combinada de
la,;interferencia entre los rayos procedentes de puntos correspon-
dientes de las dos rendijas y de la difracción, que determina la
cantidad de luz que sale de cada rendija bajo un ángulo dado.
Pero la difracción es simplemente el resultado de la interferencia
de todas las ondas secundarias originadas en los diversos elementos
del frente de onda. Por ello es lógico decir que l a figura total es una
figura de interferencia. Sin embargo, es también correcto llamarla
figura de difracción, pues, como vimos al deducir la función i n -
tensidad en la sección 16-2, se obtiene sumando directamente
los efectos de todos los elementos de la parte descubierta del
frente de onda. No obstante, si reservamos el término interferencia
para aquellos caSos en que se produzca una modificación de la
amplitud por superposición de un número finito (normalmente
pequeño) de haces, y difracción para aquellos en que la amplitud
está determinada por una integración extendida a los elementos
infinitesimales del frente de onda, puede decirse que la figura de la
doble rendija es debida a una combinación de interferencia y
difracción. L a interferencia de los haces procedentes de las dos
rendijas produce los estrechos máximos y mínimos dados por el
factor eos y, y la difracción, representada por (sen 8)/8 , modula
2 2 2

las intensidades de estas franjas de interferencia. E l lector no


deberá inferir de esto que la difracción es solo un caso algo más
complicado de interferencia. ¡ i
16-5. Posiciones de los máximos y mínimos. Ordenes desapa-
recidos.—Como se demostró en la sección 16-2, la intensidad será
nula siempre que y = u/2, 3n/2, 5TC/2, .... y también cuando 8 = TC,
2TC, 3TC, ... E l primero de estos dos conjuntos corresponde a los mí-
nimos de la figura de interferencia, y, dado que por definición
y — (7t/X)¿ sen 8, se producirán para ángulos 8 tales que

a sen a = —» —-. • • • = \m + — J X mínimos [16-5]

siendo m un número entero, incluido el cero. L a segunda serie


de mínimos corresponde a los de la figura de difracción, y como
S = (it/A)a sen 8, se producirán cuando

b sen 6 = X, 2X, 3X, . . . = p\


:
mínimos [16-6]
siendo 1 el valor mínimo de p. Las posiciones exactas de los máxi-
mos no vienen dadas por ninguna relación sencilla, pero se hallan
aproximadamente despreciando la variación del factor (sen 8)/B , 2 2

suposición que solo es válida cuando las rendijas son muy


estrechas y se consideran los máximos próximos al centro [fi-
SEC. 16-5] POSICIONES DE LOS MAXIMOS Y MINIMOS 341

guía 16-1 (b)]. Entonces las posiciones de los máximos quedan


determinadas únicamente por el factor eos y, que se hace máximo
2

para los valores y = 0,TC,2IZ, es decir, para


¿sen 8 = 0, X, 2X, 3X, . . . = nik máximos [16-7]
E l significado físico de m es el de número de longitudes de onda
comprendidas en l a diferencia de recorrido desde puntos corres-
pondientes de las dos rendijas (véase Fig. 16-3) y representa el
orden de interferencia.
E n la figura 16-4 (a) se representa el factor eos y, habiéndose2

indicado los valores del orden, de la semidiferencia de fase y = S/2


y de l a diferencia de recorrido correspondientes a los diversos
máximos. Todos ellos tienen la misma intensidad y son equi-
distantes en.una escala de d sen 0, o prácticamente en una escala
de 0, y a que cuando 0 es pequeño sen 0 — 0 y los máximos se
producen para 0 = 0, \¡d, 2\\d, ... Con una anchura de rendija
finita b ha de tenerse en cuenta el factor (sen S)/B . Este factor
2 2

por sí solo da precisamente la figura de difracción de la rendija


sencilla estudiada en el capítulo anterior, y que se ha representado

-7-6-5-4-3-2-1 O 1 2 3 4 5 6 7 8 9

FIG. 16-4.—Curvas de intensidad para una doble rendija, en la que d = 36.


342 L A D O B L E RENDIJA [CAP. 16

en la figura 16-4 (b). L a figura de difracción completa de la doble


rendija, dada por la ecuación [16-3], es el producto de estos dos
factores y se obtiene, por tanto, multiplicando las ordenadas
de la curva (a) por las de la (b) y por la constante A Al. L a figu-
ra 16-4 (c) muestra la curva final. E l resultado dependerá de la
relación de las escalas de abscisas para S y y, que en la figura se
lian elegido de modo que, para una abscisa dada, y = 3S. Pero, para
un 9 dado, la relación entre S y y está determinada, de acuerdo
con la ecuación [16-4], por la razón de la anchura de la rendija
a la separación de rendijas. Por tanto, si d = 3b, las dos curvas
(d) y (6) se han representado a la misma escala de 0. E n el caso
particular de dos rendijas de anchura b separadas por un espacio
opaco de anchura c = Ib, la curva (c), que es el producto de (a)
por (b), dará la figura resultante. Las posiciones de los máximos
de esta curva son ligeramente diferentes de las de los máximos
de la curva (d), excepto la del máximo central (m = 0), debido a
que cuando se multiplican las ordenadas próximas a uno de los
máximos de la curva (a) por un factor que está aumentando o dis-
minuyendo, las ordenadas de uno de los lados del máximo varían
en una cantidad diferente de las del otro, lo que desplaza ligera-
mente el máximo resultante en la dirección en que está aumentando
el factor. Por eso las posiciones de los máximos de la curva (c)
no son exactamente las dadas por la ecuación [16-7], pero en la
mayoría de los casos están muy próximas a ellas.
Volvamos de nuevo a la expücación de las diferencias entre
las dos figuras de difracción (b) y (c) representadas en las fo-
tografías de la figura 16-1, tomadas con la misma separación
de rendijas, d, pero con diferente anchura de estas, b. L a f i -
gura (c) corresponde al caso d = 3b, y se ve que está de acuerdo
con la descripción que acabamos de dar. Para la figura (b), la se-
paración d es la misma, dando el mismo espaciamiento para las
franjps de interferencia, pero b es menor y tal que d = 6b. E n la
figura 13-4, d = 146. Con ello se aumenta en gran medida la
escala de la figura correspondiente a la rendija sencilla respecto
a ía figura de interferencia, por lo que muchos de los máximos
de interferencia caen ahora dentro del máximo central de la f i -
gura de difracción. Es decir, el efecto de disminuir b, dejando d
inalterada, es simplemente el de ensanchar la figura de difrac-
ción de la rendija simple, que actúa como envolvente de la
figura de interferencia, según indica la línea de trazos de la fi-
gura 16-4 (c).
Si se mantiene b constante y varía d, cambia la escala de la figu-
ra de interferencia, permaneciendo constante la de la figura de
difracción. L a figura 16-5 reproduce una serie de fotografías que
ilustran esto. A cada figura corresponden tres exposiciones dife-
SEC. 16-5] '[ POSICIONES D E LOS MAXIMOS Y MINIMOS 343

sení- -3V
:
4 -2V 4 -V A 0 V 4 2V 4 3*/

3b-d

7 8

4b'd

5,6 7 9 lO n

56 = d

FIG. 16-5.—Fotografías y curvas de intensidad para figuras de difracción produ-


cidas por una doble rendija.
344 L A D O B L E RENDIJA [CAP. 16
— • -—• |
rentes, que ponen de manifiesto los detalles de las partes intensas
y de las tenues. Los máximos están designados por su orden m,
y debajo de la primera curva se da una escala de posiciones an-
gulares 0. E l estudio de estas figuras muestra que faltan ciertos
ordenes, o al menos están reducidos a dos máximos de intensidad
muy pequeña. Los llamados órdenes desaparecidos se producen
cuando para el mismo valor de 0 se verifican las condiciones
de máximo de interferencia (Ec. [16-7]) y mínimo de difracción
(Ec. [16-6]), es decir,
d sen 0 = trih
b sen 0 = p\
d m
con lo que ~b~~p [16-8]
Como tanto m como p son enteros, d/b ha de ser igual a la razón
de dos números enteros para que desaparezcan órdenes. Esta ra-
zón determina los órdenes desaparecidos, de modo que cuando
d/b = 2 faltan los órdenes 2, 4, 6, ...; cuando d¡b = 3 faltan los ór-
denes 3, 6, 9, etc. Si dfb. — 1, las dos rendijas coinciden exacta-
mente, y faltan todos los órdenes. No obstante, puede demostrarse
que los dos máximos débiles en que se desdobla cada orden corres-
ponden exactamente a los máximos secundarios de una rendija
sencilla de anchura 2b. ¡
L a descripción física de la causa de los órdenes desaparecidos
es como sigue: Consideremos, p. ej., el ordeu desaparecido m = 4- 3
en la figura 16-4 (c); este punto de la pantalla está justamente
tres longitudes de c-nda más alejado del centro de una de las
rendijas que del centro de la otra.j Cabría esperar que las ondas
procedentes de las dos rendijas llegasen en fase produciendo un
máximo. Pero, al mismo tiempo, éste punto está una longitud
de onda más alejado del borde dej una de las rendijas que del
otro borde de la misma. E n estas condiciones, la suma de las ondas
secundarias procedentes de una rendija da intensidad nula. Esto
se verifica en ambas rendijas, de ¡modo que,, aunque podamos
sumar las contribuciones de las dos rendijas, ambas son nulas
y darán, por tanto, resultante nula. j
16-6. Curva de vibración.—En este caso es también aplicable
el método utilizado en l a sección 15-4 para hallar .i gráficamente
la amplitud resultante en el caso de una sola rendija. Para ilustrarlo
consideraremos una doble rendija tal que d = 2b. E n la parte
superior de la figura 16-5 aparece l a figura de difracción corres-
pondiente. U n diagrama vectorial de las contribuciones de am-
plitud de una rendija da, como anteriormente, un arco de cir-
cunferencia, siendo la diferencia entre las pendientes de las tan-
SEC. 16-6] CURVA DE VIBRACION 345-

(c) id) (e)

& ¿§> (y \ -o-

(/) (g) Ui) (»)


FIG. 16-6.—Obtención de la curva de intensidad para una doble rendija por com-
posición gráfica de amplitudes.
gentes al arco en sus extremos igual a la diferencia de fase 28 entre
las contribuciones de los dos bordes de la rendija. H a de dibujarse
en este caso tal arco para cada una de las rendijas, y ambos arcos
deberán estar relacionados de modo que las fases (pendientes de las
tangentes) difieran para puntos correspondientes de las dos rendijas
en 2y, o sea 8. E n el caso presente, como d = 2b, habrá de ser
y = 28, o sea 8 = 48. Así, en la figura 16-6 (b), que representa la
curva de vibración para 8 = rc/8, los dos arcos subtienden un ángulo
de 7t/4 (= 28), diferencia de fase para los dos bordes do. cada
rendija, y los arcos están separados 7c/4, de modo que los puntos
correspondientesv de ambos arcos difieren en 7t/2 (=8). Las contri-
buciones resultantes de las dos rendijas están representadas en
amplitud y fase por las cuerdas de estos dos arcos, esto es, por
A y A . Los diagramas de (a) a (i) corresponden a las construcciones
x 2

para los puntos de igual designación sobre la curva de intensidad.


Se recordará que la intensidad es el cuadrado de la amplitud-
resultante A, que es la suma vectorial de A y A . x 2

E n el ejemplo elegido, las rendijas son relativamente anchas


si se comparan con su separación, y al aumentar la diferencia de
:

fase crece rápidamente la curvatura de los arcos individuales,


con lo que A, y A, disminuyen mucho en longitud. Con rendijas
¿

más estrechas se obtiene un mayor número de franjas de ínter-


346 L A DOBLE RENDIJA [CAP. 16

ferencia dentro del máximo central de difracción, pues las longi-


tudes de los arcos son más pequeñas en relación con el radio de
curvatura de la circunferencia. Entonces A y A disminuyen de
x 2

longitud más lentamente al aumentar 6, y las intensidades de los


máximos no decrecen con tanta rapidez. E n el límite, cuando la
anchura a de la rendija tiende a cero, A y A permanecen cons-
x 2

tantes, y la variación de la intensidad resultante se)debe simple-


mente al cambio del ángulo de fase entre ellas.
16-7. Efecto de la anchura finita de la rendija manantial.—
E n los razonamientos anteriores se ha hecho una simplificación
que casi nunca se cumple exactamente en la práctica: la de que
la anchura de la rendija manantial (S' en la Fig. 16-2) es desprecia-
ble. Esto es necesario para que la lente proporcione un único
tren de ondas planas que incida sobre la doble rendija. De otro
modo habría diferentes conjuntos de ondas que se aproximarían
bajo ángulos ligeramente distintos, originados en los diversos
puntos de la rendija manantial. Ellos producirían conjuntos de
franjas ligeramente desplazados unos con respecto a otros, como
ilustra la figura 16-7 (a). Para simplificar se han representado
los máximos de interferencia con igual intensidad, despreciando
los efectos de la difracción. Sean P y P' dos líneas muy delgadas
que actúan como manantiales. Pueden ser dos rendijas estrechas,
<o mejor aún dos filamentos de lámpara, dado que no hemos su-

P. -1.
P- "T"
a

T
(6)
I

(c)
manantial

U)

intensidad resultante

componentes

AAAA ' M M YXXXmX w m m


T I G . 16-7.—Efecto de un manantial doble y de un manantial ancho sobre las
franjas de interferencia de una doble rendija.
SEC. 16-7] EFECTO DE LA ANCHURA FINITA 347

puesto que sean coherentes. Si Q y Q' son las posiciones de los má-
ximos centrales producidos por aquellos, el desplazamiento QQ' de
las franjas subtenderá el mismo ángulo a en la doble rendija que
P y P'. Si este ángulo es una pequeña fracción de la separación
angular X/d de las sucesivas franjas de cada figura, la distribución
de la intensidad resultante seguirá pareciéndose a una curva del
tipo eos y, aunque no será nula en los mínimos. Las posiciones
2

relativas de las dos figuras, y su suma, están ilustradas en la


figura 16-7, curvas (b). Las curvas (c) y (d) muestran el efecto
de aumentar la separación PP'. E n (d) las franjas están comple-
tamente desfasadas, y la intensidad resultante no muestra fluc-
tuación alguna. E n un punto tal como el Q, el máximo de una figura
coincide con el mínimo siguiente de la otra, de modo que la di-
ferencia de recorrido es P'AQ — PAQ = A/2. E n otras palabras,
P' está justamente una semilongitud de onda más lejos de A
que P. Si la intensidad de uno de los conjuntos de franjas está
dada por 4A eos (8/2), o sea 2A*(1 + eos 8), la del otro será:
2 2

2A\Í + eos (8 J4- TU)] = 2^ (1 — eos 8)


2

L a suma es, por tanto, constante e igual a AA , de modo que las


2

franjas desaparecen por completo. L a condición para esta desapa-


rición es a = A/2¿. Si PP' aumenta aún más, las franjas reapare-
cerán, volviendo a ser de nuevo nítidas cuando a es igual a la
distancia X¡d entre franjas, alternándose de este modo apariciones
y desapariciones. E n general, la condición de desaparición es

a
A z¿i,
_ _n, 3A 5A
ZJH, . . . desaparición de las franjas T16-91
2d 2d 2d con doble manantial
donde a es el ángulo subtendido por los dos manantiales en la
doble rendija.
Consideremos ahora el efecto del manantial cuando, en vez
de consistir en dos rendijas separadas, es una banda uniformemente
brillante de anchura PP. Cada elemento lineal de esta banda
producirá su propio conjunto de franjas de interferencia, siendo la
figura resultante la suma de un gran número de dichos conjuntos,
desplazados unos respecto de otros cantidades infinitesimales.
La figura 16-7 (e) ilustra esto para a = X¡2d, esto es, para una
rendija de anchura tal que los puntos extremos actuando solos
harían desaparecer completamente las franjas, como en (d). L a
curva resultante presenta ahora fuertes fluctuaciones, y hay que
ensanchar aún más la rendija para que la intensidad sea uniforme.
L a primera desaparición completa se producirá cuando el intervalo
cubierto por las franjas componentes se extienda sobre el ancho
total de una franja en vez de sobre la mitad, como anteriormente.
348 LA DOBLE RENDIJA [CAP. 16

L a figura 16-7 (/) representa este j caso, para una rendija de an-
chura tal que subtiende un ángulo a = \¡d. Haciendo la rendija
aún más ancha reaparecerán las franjas, aunque ya no vuelven
a ser perfectamente distintas, con ceros de intensidad entre ellas.
Para a = 2X/¿ desaparecen de nuevo por completo, y la condición
general es j
A 2A 3A desaparición de las franjas - r1/ 1 n 1

d d d con una rendija manantial.


Tiene importancia práctica, al observar experimentalmente las
franjas de la doble rendija, saber qué anchura puede tener la ren-
dija manantial para obtener franjas intensas sin gran menoscabo
de su definición. E l valor exacto dependerá de nuestro criterio
para definir las franjas, pero una regla útil es permitir una discor-
dancia máxima de ellas de alrededor de un cuarto de la que produce
la primera desaparición. Si /' es la distancia focal!de la primera
lente, esto corresponde a una anchura máxima admisible de la
rendija manantial ¡

PP' = /' = £
a i [16-11]
i 4a .i
* ! i I
16-8. Interferómetro estelar de Michelson.—Como se vio en
la sección 15-9, la mínima separación angular que pueden tener
dos manantiales puntuales para que sus imágenes aparezcan
separadas en el plano focal de un anteojo es a = 6 = 1,22 A/Z).
X

E n esta ecuación (Ec. [15-9]), D es el diámetro del objetivo del


anteojo. Supongamos que cubrimos el objetivo con una pantalla
provista de dos rendijas paralelas separadas una distancia casi
igual al diámetro de aquel. Una separación conveniente sería
d — D/1,22. Apuntando el anteojo a una estrella doble, y gi-
rando las rendijas hasta que sean perpendiculares; a la línea que
une las dos estrellas, se observarán en general franjas de inter-
ferencia debidas a la doble rendija. Sin embargo, de acuerdo con
la ecuación [16-9], si la separación angular de las dos estrellas
resulta ser a = A/2¿, condición ¡para la primera desaparición,
no se observarán franjas. Las de una estrella enmascaran comple-
tamente las de la otra. De la no aparición de franjas pudiera
inferirse que se trata de una 'estrella doble con una separación
angular A/2á o un múltiplo de esta. (Los múltiplos pueden ser
desechados por observación directa sin la doble rendija.) Pero
esta separación no es más que la mitad del ángulo mínimo de re-
solución del objetivo completo, 1,22A/D, que en este caso es igual
a X/á. E n este sentido es instructivo comparar (Fig. 16-8) las dimen-
siones de la figura de difracción de una abertura rectangular de an-
chura b con la figura de interferencia debida a dos rendijas estre-
SEC. 16-8] INTERFEROMETRO ESTELAR D E MICHELSON 349

chas cuya separación d es igual a b. E l máximo central es solo la


mitad de ancho en el segundo caso. Por eso se dice a veces que el
poder separador de un anteojo se duplica al cubrir el objetivo
con una doble rendija. Este aserto necesita cumplir, no obstante,
dos requisitos importantes. E n primer lugar, las estrellas no se
«resuelven» en el sentido de producir imágenes separadas, sino que
meramente se infiere su existencia del comportamiento de las fran-
jas. E n segundo lugar, se observa un emborronamiento parcial de
las franjas, sin que desaparezcan totalmente, para separaciones mu-

FIG. 16-8.—Figuras de Fraunhofer de: {a) una abertura rectangular, y (b) una
rendija doble de separación igual a la anchura en (a). En (í>) se ven los cuatro
espejos auxiliares del interferómetro estelar.

cho menores de X/2d, lo que pone de manifiesto la existencia de


dos estrellas, y desde este punto de vista la separación mínima
resoluble es considerablemente menor que la indicada anterior-
mente. E n la práctica es aproximadamente un décimo de ella.
L a medida de la separación de una estrella doble dada se con-
sigue haciendo variar d. Se va aumentando d hasta que se pro-
duce la primera desaparición; en este momento, midiendo d,
se obtiene la separación angular a = X/2á\ Además hay que medir,
naturalmente, la longitud de onda efectiva X de la luz estelar. De
ordinario, las separaciones de las estrellas dobles no se miden por
este método, por no ser muy grande su ventaja sobre el método di-
recto, y las observaciones del efecto Doppler (Sec. 11-6) procuran un
medio más sensible de detección y medida. Por el contrario, el mé-
todo de interferencias con doble rendija ha sido hasta hace poco 2

«Véase R. H . BROWN y R. Q. Twiss: Nature, 178, 1447, 1956.


350 L A DOBLE RENDIJA [CAP. 16

el único medio de medir el diámetro del disco de una estrella


sencilla, y Michelson lo aplicó ya en 1920 para dicho fin con
gran éxito.
Según lo expuesto en la sección anterior, se comprende que si
un manantial, tal como el disco de una estrella, subtiende un án-
gulo finito, desaparecerán las franjas cuando la separación de la
doble rendija sobre el anteojo sea suficientemente grande. Michelson
fue el primero en poner de manifiesto la aplicabilidad de este
método para medir los diámetros de los satélites de Júpiter,
que subtienden un ángulo de alrededor de 1". E n este caso los
valores de d para la primera desaparición son solo de unos pocos
centímetros, y la medida es realizable con una doble rendija de
separación variable situada sobre el objetivo. Por el hecho de
ser el manantial un disco circular en lugar de un rectángulo, hay
que introducir una corrección en la ecuación « = \jd para una
rendija. Esta corrección se obtiene por el mismo método usado para
deducir el poder separador de una abertura circular, y da el
mismo factor. Se encuentra que en el caso de un manantial
circular se produce la primera desaparición para oc — l,22Á/¿.
Haciendo estimaciones de los diámetros angulares de las es-
trellas fijas más próximas situadas a distancia conocida, supo-
niendo que son del mismo tamaño que el Sol, se obtienen ángulos
menores de 0,01". L a separación de la doble rendija necesaria
para detectar un disco de este tamaño habría de ser de 6 a 12 m.
Es claro que ninguno de los anteojos existentes puede utilizarse
con el método descrito para medir diámetros estelares. Otro in-
conveniente es que las franjas serían tan finas que habría dificultad
en separarlas.
Como el emborronamiento de las franjas es el resultado de
variaciones de la diferencia de fase entre la luz que llega a las
dos rendijas procedente de los diversos puntos del manantial,
Michelson comprobó que era posible aumentar esta diferencia de
fase sin aumentar d. Esto se consiguió recibiendo la luz de una
estrella en dos espejos planos M y M' [Fig. 16-8 (b)] y reflejándola
hacia las rendijas mediante otros dos espejos más. Entonces una
variación a en el ángulo de los rayos incidentes originará una
diferencia de recorrido hasta las dos rendijas de La., donde L es
la distancia MM' entre los espejos exteriores. Las franjas des-
aparecerán ahora cuando esta diferencia sea igual a 1,22X, au-
mentando así la sensibilidad en la razón L/d. E n las medidas reales,
M y M' eran dos espejos de 15 cm montados sobre una viga frente
al reflector de 250 cm de Mont Wilson, de modo que podían se-
pararse simétricamente. E n el caso de la estrella Arturo, p. ej., la
primera desaparición de las franjas se produjo para L — 7 m, lo
que corresponde a un diámetro angular a = 1.22X/Z, de solo 0,02".
SEC. 16-9] INTERFERENCIAS CON GRANDES ANGULOS 351

A partir de la distancia, que se supone conocida, se halla que su


diámetro lineal es 27 veces mayor que el del S o l . 3

16-9. Interferencias con grandes ángulos.—Hasta aquí nada


se ha dicho sobre si existe algún límite para el ángulo formado
por dos haces que interfieren al abandonar el manantial. Conside-
remos, p. ej., el dispositivo de doble rendija representado en la
figura 16-9 (a). E l manantial S pudiera ser una rendija estrecha,
pero para asegurar que no hay coherencia entre sus diversos puntos
supondremos que se trata de un objeto luminoso por sí mismo.
Se encuentra experimentalmente que el ángulo <j> puede ser bastante
grande sin que se pierdan las franjas, siempre que la anchura,
del manantial se haga convenientemente pequeña. E l tamaño-

ü capa
fluorescente

FIG. 16-9.—Dos métodos para estudiar interferencias bajo grandes ángulos.


adecuado se deduce de que la; diferencia de recorrido desde los
bordes del manantial a un punto dado de la pantalla, tal como P ,
ha de ser menor que A/4. Si ahora llamamos s a la anchura del
manantial, el estudio hecho en la sección 15-11 demuestra que
esta diferencia de recorrido será 2s sen <f>¡2. Por tanto, para una
divergencia de 60°, s no puede exceder de un cuarto de longitud
de onda, o sea 1,3 x 10~~ cm para la luz verde. Si la anchura es
5

superior a este valor, desaparecerán completamente las franjas


cuando la diferencia de recorrido es A, reaparecerán y volverán
a desaparecer para 2A, etc., como en el interferómetro estelar.
Utilizando como manantial un filamento extremadamente delgado,
Schródinger detectó aún interferencias con una divergencia angu-
lar <>
¡ de 57°. : i
Selenyi ideó en 1911 un experimento equivalente que permite
actuar con ángulos de divergencia aún mayores (hasta de 180°).
L a figura 16-9 (b) muestra la parte esencial de su aparato, que se
compone de una película de líquido fluorescente cuya anchura es
de solo 1/20 A, incluida entre una delgada laminilla de mica y una
3
Más detalles de estas medidas pueden verse en el libro de A. A. MICHELSON:
Sludies in Optics, cap. XI, University of Chicago Press, Chicago, 1927.
.352 LA DOBLE RENDIJA J [CAP. 16

superficie plana de vidrio. Iluminando intensamente la película,


se convierte en un manantial secundario de luz con una longitud
• de onda algo mayor que la incidente (véase Sec. 22-5). Entonces
es fácil observar interferencias entre la luz que procede directa-
mente de la película y la reflejada en la superficie exterior de
la mica. A partir de los datos sobre la variación de la visibilidad
de las franjas con el ángulo, se deducen importantes conclusiones
^acerca de las características de los átomos radiantes, en particular
si radian como dipolos, cuadripolós, etc. 4

P R O B L E M A S

16-1. Demuéstrese que la ecuación [16-3] puede reducirse, para el


••caso d = 6, a la ecuación que da la distribución de la intensidad corres-
pondiente a una rendija de anchura 2b.
16-2. L a anchura de cada una de las rendijas de una doble rendija
•es 0,17 mm, y la separación de sus centros, 0,85 inm. ¿Existen órdenes
desaparecidos, y si es así, cuáles son? ¿Cuáles son las intensidades relativas
.aproximadas de las órdenes m = O y » t = 3?
| Sol.: m = 5, 10, 15,... 1:0,22.
1 6 - 3 . Se ilumina la doble rendija ¡del problema 16-2 con luz paralela
•de longitud de onda 4358 Á, y la figura de difracción se enfoca sobre una
•pantalla mediante una lente de distancia focal igual a 60 cm. Utilizando
•como abscisas las distancias en milímetros sobre la pantalla, hágase una
representación cualitativa de la distribución de intensidad análoga a la
•de la figura 16-4 (c). Incluyanse los primeros 14 órdenes a un lado del má-
ximo central. j
16-4. Dibújese la curva de vibración apropiada para el punto en el
-cual la diferencia de fase 8 = 27Ü/3 eni el caso de una doble rendija en la
-cual el espacio opaco entre las rendijas es la mitad de la anchura entre
las propias rendijas. ¿Cuál es el valor de {$ para este punto? Obténgase
:gráficamente un valor de la intensidad en el punto en cuestión respecto
a la del máximo central. j Sol.: p = 40°. I = 0,212.
16-5. Hágase un diseño cualitativo de la figura de intensidad produ-
cida por una doble rendija de d =2,66. Supóngase que la intensidad del
máximo central es la unidad y represéntense en el eje de abscisas los valo-
res de m y p como en la figura 16-4 (o).
16-6. L a figura de difracción de Fraunhofer, formada por una doble
-rendija compuesta de rendijas de anchura 0,5 mm y separadas d = 20 mm, es
-observada con luz de sodio sobre una pantalla situada 50 cm detrás de
-las rendijas. Suponiendo que el ojo puede separar franjas que subtienden
1 min de arco, ¿qué aumento sería necesario para verlas en este caso?
¿Cuántas franjas se producirían después del máximo central? ¿ Y después
•de uno de los máximos laterales? Sol.: 4,9 x . 79. 39.
16-7. Dedúzcase la ecuación [16-3] mediante el método de las ampli-
tudes complejas descrito en la sección 14-8.
16-8. Si d = 46 para una doble! rendija, determínese exactamente
-cuánto está desplazado el máximo de segundo orden de la posición dada
-por la ecuación [16-7] a causa de la modulación producida por la envol-

* Q . HALPERN y F. W. DOERMANN: Phys. Rev., 52, 937, 1937.


PROBLEMAS 353

vente de difracción. La mejor solución del problema consiste en repre-


sentar las intensidades en la proximidad del máximo esperado. Exprésese
el resultado como fracción de la separación de órdenes.
Sol.: 0,048 de orden hacia el centro.
16-9. Sobre un banco óptico se han colocado dos pares de dobles
rendijas. El espaciamiento entre rendijas en el primero es d = 0,2 mm,
e inmediatamente delante de él, ei) un extremo del banco, se ha colocado
un arco de sodio. Detrás del segundo par, para el cual d = 0,8 mm, y muy
próximo a él, se encuentra el ojo que ve claramente franjas producidas
por doble rendija cuando mira el extremo alejado del banco. Si el ojo y
la segunda doble rendija se mueven conjuntamente hacia las rendijas ma-
nantial, para una cierta posición, las franjas desaparecen completamente.
Hállese la máxima distancia entre las dobles rendijas para que esto suceda.
16-10. Calcúlese el valor de la visibilidad (Sec. 13-12) de las franjas
producidas por una doble rendija cuando el manantial es una estrella doble
separada por un décimo de la distancia necesaria para la desaparición
completa. Esta es la condición citada en la sección 16-8 para que sea jus-
tamente perceptible al ojo. Sol.: 98,8 %.
16-11. Al efectuar observaciones de la figura de difracción de Fraun-
hofer formada por una doble rendija con b = 0,12 mm, d — 0,78 mm,
se coloca esta última entre dos lentes como indica la figura 16-7 (a). La
distancia focal de ambas lentes es 85 cm. La rendija manantial es ilumi-
nada con luz procedente de la raya verde del mercurio. De acuerdo con
el criterio usual para definir franjas, ¿qué anchura puede tener la rendija
manantial para obtener la mejor intensidad sin sacrificio apreciable de la
nitidez?
16-12. Dedúzcase una fórmula que dé el número de máximos de inter-
ferencia que se producen después del máximo central en la figura de difrac-
ción de una doble rendija, en función de la separación entre rendijas d y
de la. anchura de estas b. Sol.: 2{d¡b) — 1.
16-13. La mayor estrella medida por Michelson con su interferómetro
estelar ha sido la gigante roja Betelgeuse. Como longitud de onda efectiva
de la luz procedente de esta estrella puede tomarse 5700 Á. La primera
desaparición completa de las franjas se produjo cuando los espejos dista-
ban 307,34 cm. Calcúlese el diámetro angular en segundos del disco estelar.
16-14. Young realizó su famoso experimento por primera vez obser-
vando la interferencia de la luz procedente de dos orificios próximos. Supon-
gamos que dichos orificios tengan alrededor de 0,4 mm de diámetro. Si se
utiliza luz de longitud de onda 5550 Á, ¿a qué distancia debe colocarse
uno de otro para que los dos discos de Airy queden superpuestos en la
mitad de radio de cada uno cuando la observación se efectúe a la distancia
de 1 m detrás de los orificios? Hágase un esquema cualitativo de la figura
de interferencia tal como aparecería al ojo.
Sol.: 2,54 mm. 3 franjas de interferencia.
16-15. Con una sola lámpara de filamento de wolframio como manan-
tial y una lente colimadora de 3,5 cm de distancia focal frente a una doble
rendija, se han ensayado varias separaciones de la doble rendija, aumen-
tándola hasta que dejen de aparecer franjas. Si esto sucede para d = 8 mm,
calcúlese el diámetro del filamento tomando X = 6000 Á.
16-16. Las franjas de interferencia formadas en el experimento de
Selenyi no son, evidentemente, ni de doble rendija ni de reflexión múltiple.
¿A cuál de los diversos dispositivos para producir interferencias, descritos
en los capítulos XIII y XIV, se parece más?
Sol.: Al interferómetro de Michelson.
JENKINS-WHJIE.—23
CAPITULO XVII

L A RED DE DIFRACCION

Se denomina red de difracción a cualquier dispositivo que ac-


túe como un cierto número de rendijas paralelas equidistantes
de la misma anchura. Como la red es un instrumento muy eficaz
para el estudio de espectros, trataremos con algún detenimiento
la figura de intensidad que origina. Veremos que, en general,
esta figura es muy compleja, pero tiene cierto número de carac-
terísticas comunes con la de la doble rendija estudiada en el ca-
pítulo precedente. De hecho, esta última puede considerarse como
una red elemental de solo dos rendijas. No obstante, no se uti-
liza como espectroscopio, pues estos requieren normalmente va-
rios miles de rendijas muy finas. L a razón de ello se hace evidente
al estudiar la diferencia entre la figura debida a dos rendijas y
la debida a muchas.,
17-1. Efecto de aumentar el número de rendijas.—Al foto-
grafiar la figura producida por una, dos, tres y más rendijas de
la misma anchura se obtiene una serie de imágenes como las de
la figura 17-1 (a) a (/). L a disposición del manantial luminoso,
rendija, lentes y placa fotográfica es similar a la descrita en ca-
pítulos anteriores, habiéndose utilizado la raya azul de un arco
de mercurio. Estas figuras corresponden, por consiguiente, a la di-
fracción de Fraunhofer. De hecho, se debe a las investigaciones
originales realizadas en 1819 por Fraunhofer sobre la difracción
de luz paralela mediante redes el que este tipo de difracción
lleve su nombre. Las primeras redes de Fraunhofer se constru-
yeron arrollando finos hilos alrededor de dos tornillos paralelos.
Las utilizadas para obtener la figura 17-1 se hicieron trazan-
do rayitas transparentes sobre la gelatina de la emulsión de
una placa fotográfica.
L a modificación más importante que aparece en la figura al
aumentar el número de rendijas es que los máximos son más es-
trechos. Con dos rendijas son difusos con una intensidad que,
según hemos visto en el capítulo anterior, varía como el cuadrado
del coseno. Con más rendijas aumenta rápidamente la nitidez
de estos máximos principales, y en la figura (/), obtenida con
20 rendijas, se han convertido en delgadas líneas. Otra variación,
de menor importancia, es la aparición de máximos secundarios
débiles situados entre los principales, cuyo número aumenta con
354
SEC. 17-1] EFECTO*DE AUMENTAR É L NUMERO D E RENDIJAS 355

(c) ! (f)
FIG. 17-1.—Figuras de difracción de Fraunhofer para redes con diverso número
de rendijas.
í
el número de rendijas, como se ve en (c), (d) y (e). Con tres ren-
dijas solo hay un máximo secundario, cuya intensidad es el 11,1 %
de la del máximo principal. L a figura 17-2 muestra la curva de
intensidad en este caso, de acuerdo con la ecuación teórica [17-2]
dada en la sección siguiente. Se supone en este caso que las rendi-
jas individuales son muy estrechas. E n realidad, las intensidades
de todos los máximos se rigen por la figura de una sola rendija
de anchura igual a la de una cualquiera de las utilizadas. L a an-
chura de las envolventes de intensidad sería idéntica en las diver-

1/
i
/TV /
1

sen 8 —»-
\J l
FIG. 17-2.—Máximos principales y secundarios en una red de tres rendijas.
í
356 L A R E D D E DIFRACCION [CAP. 17

sas figuras de 17-1 si las rendijas hubiesen tenido la misma an-


chura en todos los casos. De hecho, hay pequeñas variaciones
en la anchura de las rendijas utilizadas en algunas de las figuras.
17-2. Distribución de la intensidad en una red ideal.—En
este caso también son utilizables los procedimientos empleados
en las secciones 15-2 y 16-2, para las rendijas sencilla y doble,
extendiendo la integración sobre la abertura de las rendijas, aun-
que resulta un proceso algo engorroso. E n su lugar aplicaremos
el método, de las amplitudes complejas (Sec. 14-8). L a operación
es más sencilla que en el caso de reflexiones múltiples, pues en
la red las amplitudes con que contribuye cada rendija son todas
iguales. Designemos por a esta amplitud y por N al número de
rendijas. L a variación de fase 8 será igual al pasar de una rendija
a la siguiente; por tanto, la amplitud compleja resultante será
la suma de la progresión A
Ae = fl(l + e + e * +
i6 a ia
U + • • • -f e^- )*) 1

1 —e iNS

1 — e' 1

Para hallar la intensidad hay que multiplicar esta expresión por


su conjugada, como en la ecuación [14-9], lo que da

(1 —e'*)(l —e-' ) 6
j
, 1 — eos N8
= a? —
1 — coso
Usando la relación trigonométrica 1 — eos a = 2 sen (a/2), se 2

puede escribir
sen (A7S/2)
2
sen JV 2
Y \
A
~ sen (S/2) ~ " sen y
2 2
;i l U
^
donde, como en la doble rendija] y = 8/2 = (rzd sen 8)/X. Ahora
el factor a representa la intensidad difractada por una sola ren-
2

dija, y después de sustituir su valor dado por la ecuación [15-4],


se obtiene finalmente la expresión de la intensidad en la figura
de Fraunhofer de una red ideal '
^ 2 = sen^sen^
!
p sen y
¿ ¿

Para N = 2 esta fórmula se reduce fácilmente a la ecuación [16-3]


para la doble rendija.
17-3. Máximos principales.—El nuevo factor (sen A^y^sen y) 2 2

puede decirse que representa el término correspondiente a la in-


SEC. 17-4] MINIMOS Y MAXIMOS SECUNDARIOS 357

terferencia en el caso de N rendijas. Toma su valor máximo, igual


a N , para y = 0, iz, 2n, .... Aunque el cociente quede indeter-
2

minado para estos valores, el resultado puede obtenerse teniendo


en cuenta que
l j m (!^\ = l i m /^cosiVy\
v - „\m sen y / y-* „
m \ cos y /
L a posición de estos máximos corresponde a la de los de la doble
rendija, pues para los valores anteriores de y
d sen 0 = 0, X, 2X, 3X, . . . — trik máximos principales [17-4]
Pero su intensidad aumenta en razón del cuadrado del número
de rendijas. Las intensidades relativas de los diferentes órdenes
m están regidas en todos los casos por la envolvente de la difrac-
ción correspondiente a una rendija, (sen 8)/S . Por tanto, la relación 2 2

entre 6 y y en función de la anchura y separación de las rendijas


(Ec. [16-4]) permanece inalterada, así como la condición para
los órdenes desaparecidos (Ec. [16-8]).
17-4. Mínimos y máximos secundarios.—Para hallar los mí-
nimos de la función (sen A y)/(sen y) observemos que el nume-
2 r 2

rador se anula mucho más frecuentemente que el. denominador,


y ello ocurre para los valores A/y = 0, -K, 2TZ, o, en general,
PTZ. E n los casos especiales en que p = 0, N, 2N, y será 0,
7i, 2TZ, para estos últimos valores también se anula el deno-
minador y tenemos los máximos principales y a descritos. Para
los otros valores de p la intensidad es nula, y a que para ellos
no se anula el denominador simultáneamente. Por tanto, la con-
dición de mínimo es y = pn/N, excluyendo aquellos valores de p
. para los cuales p = mN, siendo m el orden. Estos valores de y
corresponden a diferencias de recorrido
, . X 2X 3X {N — 1)\(N + 1)X ,. „ „
d sen 0 = — , — . — . • • • ,:—¡-r- -' -—rr- — • ' • mínimos [17-5]
r
1 1

N N N N N 1 1

omitiendo los valores 0, Nl/N, 2NX/N, .... para los cuales


d sen 0 = mk, y que, de acuerdo con la ecuación [17-4], represen-
tan máximos principales. Entre dos máximos principales contiguos
habrá, por tanto, N — 1 puntos de intensidad nula. Los dos mí-
nimos' situados a ambos lados de un máximo principal distan
el doble que los otros.
Entre los otros mínimos la intensidad crece de nuevo, pero
los máximos secundarios que se producen son mucho menos i n -
tensos que los principales. L a figura 17-3 muestra, para el caso
de seis rendijas, una representación de las magnitudes sen A/y 2

y sen y, así como de su cociente, que da la distribución de inten-


2
358 LA RED D E DIFRACCION [CAP. 17

sidad en la figura de interferencia. L a intensidad de los máximos


principales es N , o sea 36, por lo que la figura inferior está dibu-
2

jada a una escala menor. Se representan también las intensidades


de los máximos secundarios. Estos no tienen todos la misma
intensidad, sino que decrecen a ambos lados al alejarnos de los
máximos principales. No están en general igualmente espaciados,
debido a que los máximos tampoco son totalmente simétricos.

ib)
i,o|

Afa = O jr 2n 3JT 4TT 5JT 6JI

i i i i

senfl= 0

F I G . 17-3.—Difracción de Fraunhofer en una red de seis rendijas muy estrechas


y detalles de la figura de intensidad.

Esta falta de simetría es mayor en los máximos secundarios inme-


diatamente contiguos a los principales, y es tal que los máximos
secundarios están ligeramente desplazados hacia el máximo prin-
cipal adyacente.
Estas características de los máximos secundarios muestran una
gran semejanza con las de los máximos secundarios de la figura
de una sola rendija. Esta semejanza se destaca comparando la
parte central de la figura de intensidad 17-3 (d) con la 15-4
para una sola rendija. A l crecer el número de rendijas, aumenta
también el número de máximos secundarios, pues es igual a A ' — 2. 7

A la vez aumenta el parecido de cualquier máximo principal


y sus máximos secundarios adyacentes con los de la rendija sen-
cilla. L a figura 17-4 muestra la curva de interferencia para N = 20,
correspondiente a la última fotografía de la figura 17-1. E n este
caso hay 18 máximos secundarios entre cada par de máximos
principales, pero solo los muy próximos a estos tienen una in-
SEC. 17-5] FORMACION DE ESPECTROS MEDIANTE UNA RED 359

tensidad apreciable, y aun así no son lo suficientemente fuertes


para aparecer en la fotografía. L a coincidencia en este caso con
la figura de la rendija sencilla es prácticamente completa. E n l a
sección 17-10 se estudiará l a razón física de esta coincidencia,
demostrándose que las dimensiones de la figura corresponden a
las de una «rendija» de igual anchura que la red completa. A u n
cuando el número de rendijas sea pequeño, puede demostrarse
que las intensidades de los máximos secundarios son calculables
sumando cierto número de figuras de rendija sencilla, una para
cada orden (Probl. 17-6).
17-5. Formación de espectros mediante una red.—Los máxi-
mos secundarios, que acabamos de considerar, tienen poca impor-

I^W rvwy)j — ^

JV7=>r27r37r 18jrl97r21jr22rr 38*39*4171:42* 58rr 59ir 6lV 62rt

FIG. 17-4.—Figura de intensidad para 20 rendijas estrechas.

tancia en la producción de espectros mediante redes de muchas


rayas. Los máximos principales estudiados en la sección 17-3
se llaman rayas espectrales, pues cuando el manantial luminoso
primario es una estrecha rendija se convierten en líneas muy ní-
tidas y brillantes. Estas líneas) serán paralelas al rayado de la
red si la rendija tiene también ésta dirección. Para luz monocro-
mática de longitud de onda X, los ángulos 6 para los cuales
se forman estas líneas están dados por la ecuación d sen 0 = mk
(Ec. [17-4]), que aparece habitualmente en los libros de texto.
Una ecuación de tipo más general incluye l a posibilidad de que
la luz incida en la red bajo un ángulo i. L a ecuación se convierte
entonces en
¿(sen i -f- sen 6) — m\ , ecuación de la red [17-6]
puesto que, como se ve en l a figura 17-5, esta es la diferencia
de recorrido para l a luz que pasa por dos rendijas contiguas. L a
figura muestra la trayectoria de los rayos que forman los máxi-
360 LA RED DE DIFRACCION [CAP. 17

FIG. 17-5.—Posiciones e intensidades de los máximos principales de una red en


la que luz de dos longitudes de onda incide bajo un ángulo i y se difracta bajo'
varios ángulos 0.

mos de orden m = 0 (llamada imagen central), y m = 4, para


una longitud de onda particular, l L a ecuación \ [17-6] indica
v

que para la imagen central sen 6 = — sen i, o sea 0 = — i. E l


signo negativo proviene de tomar jt y 6 como positivos cuando
se miden al mismo lado de la normal; es decir, nuestro convenio
de signos es tal que siempre que los rayos pasan por encima de
la normal a la red se considera a ú negativo. Los máximos som-
breados corresponden a los diversos órdenes de la longitud de onda
\ E n el caso del orden cuarto, p. éj., las diferencias de recorrido
v

indicadas son tales que ¿(sen i + sen 6) = 4\. Las intensidades


de los máximos principales están limitadas por la figura de difrac-
ción correspondiente a una rendija sencilla (línea de trazos) y
se anulan en el primer mínimo de esta figura, que en este caso
coincide con el quinto orden. Los órdenes desaparecidos son, por
tanto, m ~ 5, 10, como se hubiera producido para d = 56.
Si ahora el manantial emitiese luz de otra longitud de onda
A , algo mayor que X , los máximos del orden correspondiente m
2 x

para esta longitud de onda se producirían para ángulos 0 mayores,


de acuerdo con la ecuación [17-6], Como las líneas espectrales
SEC. 17-6] DISPERSION 361

son estrechas, estos máximos estarán en general completamente


separados en cada orden de los correspondientes a \, y tendremos
dos líneas que forman una raya espectral en cada orden. E n la f i -
gura se han indicado estos espectros mediante corchetes. Pero
en la figura central, coincidirán ambas longitudes de onda, pues
en ella la diferencia de recorrido es nula para cualquier longitud
de onda. A l otro lado de la imagen central se produce otra serie
análoga de espectros, y en cada orden la longitud de onda menor
-4 -3 -2 -1 Cl. 1 2 3 4

* -3 -2 -1 01 i 2 3 4

-4 -3 - 2 - 1 CX J 2 3 4
FIG. 17-6.—Espectros de red de dos longitudes de onda: (a) X, = 4000 Á;
(6) X = 5000 Á; (c) A., y í. juntas.
a a

es l a más próxima a l a imagen central. L a figura 17-6 reproduce


fotografías reales de espectros de red correspondientes a l diagrama
de l a figura 17-5. S i el manantial emite luz blanca, l a imagen
central será blanca, pero en cada uno de los otros órdenes tendre-
mos u n espectro continuo compuesto de u n número infinito de
imágenes adyacentes de las rendijas correspondientes a las diver-
sas longitudes de onda presentes. E n u n punto dado de este espec-
tro continuo, l a luz es casi monocromática debido a l a estrechez
de las imágenes de l a rendija formadas p o r l a r e d y l a lente.
A este respecto, el resultado es completamente diferente que en e l
caso de l a doble rendija, para l a cual las imágenes eran anchas
y los colores espectrales no estaban separados.
17-6. Dispersión.—La separación de dos colores cualesquiera,
tales como \ y X , aumenta con el orden (Figs. 17-5 y 17-6). P a r a
2

expresar esta separación se utiliza frecuentemente l a magnitud H a -


362 L A RED D E DIFRACCION [CAP. 17

macla dispersión angular, definida como la razón de la variación


del ángulo a la variación de la longitud de onda. Se obtiene una
expresión de esta magnitud derivando la ecuación [17-6] respec-
to a A, y recordando que i es una constante independiente de la
longitud de onda. Sustituyendo la derivada por la razón de in-
crementos finitos, se tiene

AO m dispersión angular [17-7]


AA d eos 6

Vemos en primer lugar que para una pequeña diferencia de lon-


gitud de onda A A dada, la separación angular A0 es directamente
proporcional al orden m. Por tanto, el espectro de segundo orden
tiene doble anchura que el de primer orden; el tercero es tres
Teces más ancho, etc. E n segundo lugar, A0 es inversamente
proporcional a la separación de rendijas d, llamada normalmente
constante de la red. Cuanto más pequeña sea esta, tanto más dis-
persos serán los espectros. E n tercer lugar, la presencia de eos 9
en el denominador significa que para un orden dado m la disper-
sión será mínima sobre la normal, donde 0 = 0, y aumentará
lentamente al alejarnos de ella en cualquier sentido. Si 0 no es
muy grande, eos 0 no diferirá mucho de la unidad, y este factor
será de poca importancia. Despreciando su influencia, las diver-
sas líneas espectrales de un orden dado tendrán separaciones angu-
lares directamente proporcionales a su diferencia de longitud de
onda. A tal espectro se le llama normal o racional, y una de las
principales ventajas de las redes sobre los prismas es que l a escala
de longitudes de onda de su espectro es lineal.
L a dispersión lineal en el plano focal del anteojo o cámara
fotográfica es A//AA, donde / es la distancia a lo largo de este pla-
no. Su valor suele obtenerse multiplicando la ecuación [17-7] por
la distancia focal de la lente. No obstante, en algunos dispositivos
se gira la placa fotográfica de modo que la luz no incida nor-
malmente sobre ella, con lo que aumenta la dispersión lineal. A l
especificar la dispersión de un espectrógrafo suele darse el valor
del llamado factor de placa, que es la recíproca de la magnitud
anterior, y se expresa en angstroms por milímetro.
17-7. Superposición de órdenes,—Si el intervalo de longitu-
des de onda es grande, p. ej., si observamos la totalidad del espec-
tro visible entre 4000 y 7200 Á, se produce un considerable sola-
pamiento de los órdenes superiores. Supóngase que observamos
una cierta raya roja de 7000 Á en el tercer orden. E l ángulo de
difracción de esta raya se halla despejando 0 en la ecuación
¿(sen i + sen 0) = 3 x 7000
SEC. 17-8] ANCHURA DE LOS MAXIMOS PRINCIPALES 363

donde d se expresa en ángstroms. Pero para el mismo ángulo 6


está presente una raya verde en el cuarto orden, de longitud
5250 Á, ya que
4 x 5250; = 3 X 7000

Análogamente, la raya violeta de 4200 Á coincidirá para el quinto


orden en ese lugar. L a condición general que han de verificar las
diversas longitudes de onda que corresponden a un ángulo 0
dado es
¿(sen i + sen 8) = \ = 2X = 3X = • • •
2 8 [17-8]

donde \, X , etc., son las longitudes de onda en los órdenes primero,


2

segundo, etc. Para el espectro visible no se produce solapamiento


de los órdenes primero y segundo, pues para X = 7200 Á y X =
x 2

= 4000 Á el extremo rojo del primer orden cae justamente fuera


del extremo violeta del segundo. No obstante, en las observa-
ciones fotográficas estos órdenes se extienden hasta 2000 Á (en
el ultravioleta)-, superponiéndose los dos primeros. Se soslaya dé
ordinario esta dificultad utilizando filtros de color adecuado, con
el fin de absorber de la luz incidente aquellas longitudes de onda
que cubrirían l a región a estudiar. Así, p. ej., una lámina de
vidrio rojo que transmita solo longitudes superiores a 6000 Á
evita en el caso anterior el solá.pamiento de longitudes menores
de orden superior, lo que podría perturbar l a observación de l a
raya de 7000 Á y de las rayas | próximas a esta.
17-8. Anchura de los máximos principales.—Al comienzo de
la sección 17-4| se vio que los primeros mínimos a cada lado de
un máximo principal cualquiera se producen cuando ==
= mNiz ± TC, o sea para y == miz ± (TC/A ). Si y = miz, tene-
7

mos los máximos principales, debido a que la diferencia de fase


8 o 2y, de l a luz procedente de' puntos correspondientes de ren?
dijas contiguas, les 2TCW, O sea un número entero de vibraciones
completas. Pero si la variación del ángulo es suficiente para pro-
ducir un cambio de 2n¡N en la ¡diferencia de fase, no se produce
refuerzo, sino que l a luz de las diversas rendijas interfiere ahora
produciendo intensidad nula. U n a diferencia de fase de 2n/N
entre el máximo y el primer mínimo significa una diferencia de
recorrido de X/A . 7
'
Para ver por qué esta diferencia de recorrido produce inten-
sidad nula consideremos l a figura 17-7 (a), en l a que los rayos
que abandonan la red bajo un ángulo 0 forman un máximo prin-
cipal de orden m. Para ellos, l a diferencia de recorrido entre los
procedentes de dos rendijas contiguas es mk, por lo que todas
las ondas llegan en fase. L a diferencia de recorrido de los rayos
extremos es entonces Nmh, pues N es siempre un número muy
364 LA RED DE DIFRACCION í [CAP. 17

(a)

F I G . 17-7.—Separación angular de dos rayas espectrales justamente resueltas por


una red de difracción.

grande en la práctica . Variemos ahora el ángulo de difracción


x

en una pequeña cantidad A 6, de modo que la diferencia de reco-


rridos extremos aumente en una longitud de onda, pasando a
ser Nntk -f- A (rayos representados por líneas punteadas). Esto
correspondería a la condición de intensidad nula, pues como se
requiere, ha aumentado la diferencia de recorrido entre dos ren-
dijas contiguas en A/TV. Se ve qué el rayo del extremo superior
de la red está ahora en oposición ¡de fase con el del centro, y sus
efectos se anulan mutuamente. Análogamente, el rayo de la rendija
siguiente por debajo del centro anula al de la rendija siguiente
por debajo del extremo superior, etc. Continuando esta anulación
se obtendrá intensidad nula para toda la red, de modo ente-
ramente análogo al proceso similar estudiado en la sección 15-3.
Por tanto, el primer cero se produce a la pequeña distancia
angular A0 a cada lado de cualquier máximo principal. De la fi-
gura se deduce que |
^0 _ ^ _ ^ semianchura angular de los [17-91
B Nd eos 6 máximos principales
Es interesante observar que esto es justamente 1/A de la separa-7

ción de órdenes adyacentes, y a que esta última está representada


1
Con un pequeño número de rendijas es necesario utilizar el verdadero valor
(N—• l)mk y hay que modificar algo el razonamiento subsiguiente, pero se llega
al mismo resultado (Ec. [17-9]).
SEC. 17-9] PODER SEPARADOR 365

por la misma expresión, con la diferencia de recorrido iVX en vez


de X en el numerador.
17-9. Poder separador.—Cuando hay varios millares de ren-
dijas, como sucede en las redes ordinarias, los máximos son suma-
mente estrechos] E l poder separador cromático X/AX es por ello muy
alto. Para calcularlo tengamos en cuenta que como la curva de i n -
tensidad es en esencia la de la figura de difracción de una abertura
rectangular, es aplicable el criterio de Rayleigh (Sec. 15-6). Para
que las imágenes formadas por dos longitudes de onda estén
justamente resueltas, han de estar separadas la distancia angular
A0 (Ec. [17-9]). E n consecuencia, la luz de longitud de onda X + AX
ha de formar su máximo principal de orden m bajo el mismo
ángulo que el primer mínimo de este mismo orden correspondiente
a la longitud de onda X [Fig. 17-7 (b)]. Podemos, pues, igualar
las diferencias de recorridos extremos en los dos casos, obteniendo
mNX + X = mN(k + AX)
de donde se deduce inmediatamente que

T \ = *»iV~ [17-10]
AX
Se comprende que el poder separador sea proporcional al orden m
teniendo en cuenta que la anchura, de un máximo principal depende,
según la ecuación [17-9], de la anchura B del haz emergente y
que no varía mucho con el orden, mientras que la separación de dos
máximos de diferentes longitudes de onda aumenta con la dis-
persión, que, en virtud de la ecuación [17-7], es casi directamente
proporcional al orden. Como en el caso del prisma (Sec. 15-7),
se tiene:
poder separador cromático = dispersión angular x
X anchura del haz emergente,
ya que en este caso
X A6 m ,
— =•— x B „ X Nd cos 0 = mN
AT Q
= -
AX AX d cos tí
E n un orden determinado el poder separador es, según la ecua-
ción [17-10], proporcional al número total N de rendijas, pero es
independiente de su espaciamiento d. No obstante, para ángulos
de incidencia y difracción dados es también independiente de A , 7

como puede verse sustituyendo en la ecuación [17-10] el valor


de m dado por la ecuación [17-6]:
_X ¿(sen i + sen 6) ^ W(sen i + sen 0) ^
AX X X
366 LA RED D E DIFRACCION [CAP. 17

siendo W = Nd la anchura total de la red. Por tanto, para i y


0 dados, el poder separador es independiente del número de rayas
trazadas en la distancia W. Sin embargo, una red con menor
número de líneas da un orden mayor para estos ángulos dados,
con el consiguiente solapamiento, y se requeriría alguna dispersión
auxiliar para separar estos órdenes tal como, p. ej., el interferó-
metro de Fabry-Perot. Este método se ha aplicado recientemente
con éxito a la red escalonada que se estudiará después. E n teoría,
el poder separador máximo obtenible con cualquier red se pro-
duce para i = 0 = 90°, que, de acuerdo con la ecuación [17-11],
es igual a 2W¡\; o sea, el número de longitudes de onda es dos
veces la anchura de la red. E n la práctica no se usan, sin embargo,
estos rayos rasantes por resultar despreciable la cantidad de luz.
Solo puede esperarse conseguir unos dos tercios del máximo ideal.
17-10. Curva de vibración.—Apliquemos ahora el método de
composición vectorial de amplitudes utilizado en la sección 16-6
para dos rendijas, y en la 15-4 para una sola. L a curva de vibra-

a bcd e f
S'O % 2% k 4% 5% 2ir 3TT 4
0=0 %
W

2%
1=0 A 2 Ai A A
(o)
s 6

0=0 ~~ :~T~:
A=A 0

A=0
As S~ " N .
•t / A, A6 \

V
\ A A /
^ A 3 A 4 y 3 4

,"* \ S
A=0 ^ 4=0
id) i I ¿£
v) í ) ü

FIG, 17-8.—Obtención de la curva de intensidad, para una red de varias rendijas,


mediante la composición gráfica de amplitudes.
SEC. 17-10] CURVA D E VIBRACION 367

ción para las contribuciones debidas a los distintos elementos infi-


nitesimales de una rendija forma de nuevo un arco circular, pero
en este caso hay varios de estos arcos en l a curva, correspon-
dientes a las diversas rendijas de la red. E n la figura 17-8 se han
representado los diagramas correspondientes a varios puntos, («)
hasta (/), de la curva de intensidad para seis rendijas. E n el máxi-
mo central la luz de todas las ¡rendijas, y de todas las partes de
cada rendija, está en fase, dando una amplitud resultante A
que es N veces mayor que l a de una sola rendija, como se ve
en el diagrama (a) de dicha figura. E n (b) se representa l a
condición existente a mitad dé camino del primer mínimo. E n
este punto y = TC/12, por lo que la diferencia de fase S entre pun-
tos correspondientes de rendijas contiguas es igual aTC/6(véase
Fig. 17-3). Este es también el ángulo entre los vectores sucesivos
de la serie de seis resultantes, A a A$, que son las cuerdas de
1

seis pequeños arcos iguales. Como en el caso de la doble rendija,


la resultante final A se obtiene componiendo estas vectorialmente,
viniendo dada l a intensidad resultante por A . A l aumentar el
2

ángulo las resultantes individuales se hacen ligeramente menores


en magnitud cuando B aumenta, pues es el arco, y no la cuerda,
el que tiene longitud constante. Su diferencia es pequeña aun
para el punto (/).
L a deducción de la función O
general de la intensidad para la
red (Ec. [17-2]) es muy senci-
lla si se utiliza un método
geométrico. E n la figura 17-9
se han representado los seis
vectores amplitud de la figu-
ra 17-8 con una diferencia de
fase algo menor que en la par-
te (b) de esta i última. Todos
ellos tienen la! misma magni- F I G . 17-9.—Deducción geométrica de la
función intensidad para una red.
tud, dada por ;
sen B
A ~-
n Ar [17-12]

que representa la cuerda de un arco de longitud A que subtiende


0

el ángulo 26 (véase Fig. 15-6). Cada vector está inclinado un


ángulo 8 = 2y respecto al siguiente, por lo que los seis forman
parte de un polígono regular. E n la figura se han dibujado rectas
de trazos desde los extremos de cada vector al centro O de este
polígono. Estas rectas forman también entre sí un ángulo cons-
tante 2y. Por tanto, el ángulo total subtendido en el centro es
¿ =:'m = N x 2y
368 LA RED DE DIFRACCION [CAP. 17

Se trata de encontrar la relación entre la amplitud resultante


.A y las individuales A dadas por la ecuación [17-12]. Dividiendo
N

el triángulo OBC en dos mitades mediante una perpendicular


•de 0 a A, se ve que
¿
A =2rsen —
| 2
•donde r representa OB u OC. De modo análogo, dividiendo el
triángulo OBD por una recta perpendicular a A se obtiene:
V

A„ '= A =; 2r sen y
T

Dividiendo entre sí estas dos últimas ecuaciones, resulta:


Á
. 2r sen -¡-
A 2 sen Ny ,
A„ 2r sen y sen y j
Si se sustituye el valor de A \ dado por la ecuación [17-12],
Tesulta para la amplitud, i
sen B sen iVy
A. = A —r
n

SI sen y
Se ve que el cuadrado de esta expresión, que da la intensidad,
coincide con el valor dado por lá ecuación [17-3].
L a aplicación de la curva de vibración a diferentes números
de rendijas ayuda a comprended muchas características de las
figuras de intensidad. Tal es, p. ej., la cuestión de la estrechez
de los máximos principales. E l mínimo contiguo hacia un lado
se alcanza cuando los vectores forman por primera vez un polígono
•cerrado [Fig. 17-8 (c)]. Es evidente que al crecer el número de
rendijas esto ocurrirá para valores de 8 menores, lo que significa
•que los máximos se hacen más estrechos. Se ve también que para
este mínimo 8 = 2n/N o y = n/N ., condición establecida al prin-
1

cipio de la sección 17-8. Además,] al aumentar el número de ren-


dijas, el polígono vectorial se aproxima rápidamente a un arco
de circunferencia, y se justifica lá analogía con la figura debida
a una sola abertura de anchura igual a la de la red. Comparando
las figuras 17-8 y 15-6 para una sola rendija se ve que para gran-
des valores de N los diagramas correspondientes a la red se hacen
idénticos a los de una rendija si reemplazamos A 8/2, (o sea, Ny)
7

por B. Como Ny es la semidiferencia de fase entre las rendijas ex-


tremas de la red, y 8, la semidiferencia de fase entre los puntos
extremos de una abertura, aparece clara la razón física de la corres-
pondencia mencionada en la sección 17-4.
SEC. 17-11] PRODUCCION D E REDES RAYADAS 369

Finalmente observemos que si proseguimos dibujando los dia-


gramas de la figura 17-8, el máximo principal de primer orden
se produce cuando el arco que representa cada intervalo d forma
una circunferencia completa. E n estas condiciones todas las cuer-
das son paralelas y tienen el mismo sentido que en (a), pero
menor magnitud. E l segundo máximo principal se produce cuando
cada arco da dos vueltas completas, alineándose de nuevo las
cuerdas resultantes. Estos máximos no tienen análogos en la fi-
gura de la rendija sencilla.
17-11. Producción de redes rayadas.—Hasta ahora se han
considerado redes idealizadas constituidas por rendijas idénticas
e igualmente espaciadas separadas por intervalos opacos. Las re-
des reales utilizadas en el estudio de los espectros se obtienen
trazando finos surcos mediante una punta de diamante, bien so-
bre una superficie plana de vidrio, con lo que se consigue una red
de transmisión, o con más frecuencia sobre un espejo metálico
pulimentado, lo que constituye una red de reflexión. L a red de
transmisión tiene cierto parecido con nuestra red ideal, puesto
que sus canalillos difunden la luz y son efectivamente opacos,
mientras que las partes inalteradas la transmiten y actúan como
rendijas. Lo mismo ocurre en la red de reflexión, salvo que en este
caso las partes no rayadas reflejan regularmente, cumpliéndose
también aquí la ecuación [17-6] con el mismo convenio de signos
para Í y 8.
L a figura 17-10 muestra dos microfotograñas de las super-
ficies rayadas de dos redes de reflexión diferentes. L a red (a) se

F I G . 17-10.—Microfotografías del rayado de redes de reflexión, (a) Rayado lige-


ro. (6) Rayado profundo. (Según H. D. Babcock.)
JENX1H5-WJ401S.—24
370 LA RED D E DIFRACCION [CAP. 17

ha rayado ligeramente y sus surcos son demasiado superficiales


para obtener un brillo máximo. L a (6) es una red de alta calidad
de unas 6000 rayas por centímetro. Se han trazado una o dos ra-
yas transversales verticales para poner de manifiesto más clara-
mente el perfil de la superficie rayada.
Hasta hace poco, la mayoría de las redes se rayaban sobre
metal especular, aleación muy dura de cobre y estaño; pero mo-
dernamente se trazan los surcos sobre la superficie de una lámina
evaporada de aluminio blando. Con ello no solo se obtiene una
mayor reflexión en el ultravioleta, sino que se produce menos
deterioro sobre la punta de diamante. E l principal requisito de
una buena red es que los surcos equidisten lo más posible en toda
su superficie, cuya anchura oscila entre 3 y 25 cm. Este requisito
es difícil de satisfacer, y hay en el mundo muy pocos lugares
donde se hayan construido máquinas de precisión adecuadas pa-
ra el rayado de redes de calidad. Después de trazar cada surco
se alza la punta de diamante, desplazándose la red hacia adelante
mediante una pequeña rotación del tornillo que acciona el soporte
móvil. Para que el espaciamiento de las rayas sea regular, el tor-
nillo ha de tener un paso de rosca muy constante, y hasta que
en 1882 Rowland consiguió construir un tornillo casi perfecto
2

no se logró con éxito el rayado de redes grandes.


Si se utilizan redes rayadas sin un instrumento auxiliar pa-
ra separar los diversos órdenes, el solapamiento de estos hace
impracticable su uso para valores de m por encima de 4 ó 5. Por
tanto, para obtener una dispersión y poder separador adecuados,
la constante de l a red ha de ser muy pequeña, habiéndose de
grabar un gran número de surcos. Con el aparato de Rowland se con-
siguen 5684 por centímetro, que corresponden a ¿ = 1,693 X 10 " cm; - 4

de este modo, pudo rayar redes hasta de 15 cm de ancho. Este valor


de d es unas tres veces la longitud de onda de la luz amarilla; por
tanto, para incidencia normal no podrá observarse más que hasta
el tercer orden con luz de este color. Con longitudes de onda
menores se observarán órdenes más altos. A u n en el primer or-
den, sin embargo, la dispersión dada por tal red excede con mucho
a la de un prisma. Según la ecuación de la red, el espectro visible
se extiende en un ángulo de 12°. Si se proyectase con una lente
de 3 m de distancia focal, el espectro cubriría una longitud de
unos 60 cm sobre la placa fotográfica. E n el segundo orden ten-
dría más de 1 m de longitud.

2
H . A. Rowland (1848-1901), profesor de Física de la Johns Hopkins Univer-
sity de Baltimore. Se hizo famoso por su demostración del efecto magnético pro-
ducido por una carga en movimiento, por sus medidas del equivalente mecánico
del calor y por la invención de la red cóncava (Sec. 17-15).
SEC. 17-12] ANIMAS 371

No obstante, la gran ventaja de la red sobre el prisma no


radica en su mayor dispersión, sino en el elevado poder separador
que proporciona. L a dispersión lineal se aumenta sin más que
utilizar un objetivo de gran distancia focal; pero por encima
de un cierto límite impuesto por la finura del grano de la emul-
sión fotográfica no pueden obtenerse más detalles. Con disper-
sión suficiente, la limitación final es el poder separador cro-
mático. U n a red de Rowland de 15 cm da en el primer orden
X/AX = 15 X 5684 ^ 85 300. E n la región del anaranjado dos líneas
que solo disten 0,08 Á estarán resueltas, y con la dispersión anterior-
mente mencionada cada línea será de unos 0,015 mm de ancha
solamente. Esta separación no es más que un octavo del doblete
anaranjado del sodio. U n prisma de vidrio, aun para u n valor
de dnfdl de — 1200 c m , necesitaría, según la ecuación [15-8],
:
- 1

tener una base de 64 cm para lograr igual resolución.


Thorp fue quien primero demostró que podían obtenerse re-
des de transmisión bastante buenas haciendo un molde de la su-
perficie rayada ¡con alguna sustancia transparente. Estas cofias
de redes son muy aceptables cuándo no se necesita el poder se-
parador máximo. Vertiendo colodión o acetato de celulosa, ade-
cuadamente diluido, sobre l a superficie de la red, forma al se-
carse una película delgada y resistente que se despega de la red
original bajo el agua. Entonces sje monta sobre una lámina plana
de vidrio o sobre un espejo cóncavo. Este proceso entraña casi
siempre deformaciones y acortamientos, por lo que las copias rara
vez funcionan tan bien como el original. Sin embargo, gracias
a los modernos perfeccionamientos en las técnicas de plásticos,
se obtienen copias de alta calidad.
17-12. Animas.—En una red real las rayas no son perfec-
tamente equidistantes. Ello origina varios efectos, según la natu-
raleza del error cometido en el rayado. Pueden considerarse tres
tipos: 1) E l error es -perfectamente al azar, en magnitud y direc-
ción. E n este caso la red dará una difusión continua de luz como
fondo de los máximos principales, aunque se utilice luz monocro-
mática. 2) E l error aumenta de modo continuo en una dirección.
Ello hace que la red tenga «propiedades focales». L a luz paralela
deja de serlo' después de la difracción, haciéndose ligeramente
convergente o divergente. 3) E l error es periódico sobre la super-
cie de la red. Es el tipo más común, pues se origina por defectos
del mecanismo grabador. Origina «ánimas», o líneas falsas, que
acompañan a los máximos principales de la red ideal. Cuando
el error solo implica un período, estas líneas son simétricas en
su intensidad y espaciamiento respecto de los máximos princi-
pales. A estas falsas líneas se las denomina ánimas de Rowland,
y se aprecian fácilmente en la figura 21-8 (g). Más perturbadoras,
372 L A RED D E DIFRACCION [CAP. 17

aunque menos frecuentes, son las ánimas de Lyman . Aparecen 3

cuando el error afecta a dos períodos que son inconmensurables


o cuando hay un solo error de período muy corto. Las ánimas
de Lyman pueden aparecer muy ¡alejadas de los máximos prin-
cipales de l a misma longitud de onda.
17-13. Control de la distribución de intensidad entre órde-
nes.—Las intensidades relativas de los diferentes órdenes no si-
guen l a ley (sen B)/B deducida para el caso ideal (Ec. [17-3]).
2 2

Es evidente que la luz reflejada en las caras de los surcos (o re-


fractada por ellas) producirá importantes modificaciones. E n gene-
ral no habrá órdenes desaparecidos. Sin embargo; las posiciones
de las líneas espectrales permanecen inalteradas Ipara cualquier
red de la misma constante d. De hecho, el único requisito esencial
de una red es que imprima a la onda difractada alguna variación
periódica, sea de amplitud o de fase. L a intensidad relativa de
los diversos órdenes está entonces determinada por la distribu-
ción angular de la luz difractada por un solo elemento, de anchura
d, sobre la superficie de la red. E n la red ideal esto corresponde
a la difracción en una rendija sencilla. E n las redes rayadas suele
ser un factor complejo, que en los comienzos de' la fabricación
de redes se consideró completamente incontrolable. Más reciente-
mente, R . W . Wood ha conseguido construir redes capaces de
concentrar casi un 90 % de l a luz de una determinada longitud
de onda en un solo orden a un lado. Con ello se evita una de las
principales desventajas de las redes en comparación con los pris-
mas, esto es, l a presencia de múltiples espectros, ninguno de los
cuales es muy intenso.
Wood realizó sus primeras experiencias con redes para el in-
frarrojo, de constante bastante elevada, lo que permitía controlar

(a) (b)
F I G . 17-11, -Concentración de luz en una dirección particular por: (a) una red
en rampa o escala, y (6) por un escalón de reflexión.
3
Theodore Lyman (1874-1954) fue durante muchos años director de los
laboratorios de Física de la Universidad de Harvard. Iniciador de la investigación
del espectro ultravioleta lejano. I , ¡
SEC. 17-13] DISTRIBUCION D E INTENSIDAD E N T R E ORDENES 373

fácilmente la forma de los surcos. Las llamadas redes en rampa


tienen una de las caras de cada surco ópticamente plana e incli-
nada u n ángulo <f> tal que refleje l a mayor parte de l a radiación
infrarroja hacia el orden que haya de ser brillante [Fig. 17-11 («)].
Naturalmente, l a luz que procede de una cualquiera de estas
caras se difracta un ángulo apreciable, medido por la razón de la
longitud de onda a la anchura b de la cara. Cuando se comenzó
a grabar redes en aluminio se vio la posibilidad de controlar
la forma de los surcos más finos requeridos para la luz visible
y ultravioleta. Actualmente se producen redes que concentran
la luz en la dirección deseada a base de dar a la punta de dia-
mante la forma y orientación convenientes.
Históricamente, la primera aplicación del principio de con-
centrar la luz en órdenes determinados fue realizada por Michelson
por medio de su red escalón [Fig. 17-11 (b)]. Este instrumento
se compone de 20 a 30 láminas plano-paralelas apiladas con un
desplazamiento constante entre ellas de aproximadamente 1 mm.
E l espesor t suele ser de 1 cm, por lo que la constante de la red
es muy grande, y la concentración se produce en un orden extre-
madamente alto. Los escalones utilizados por Michelson eran
instrumentos de transmisión, pero se consiguen mayores diferen-
cias de recorrido y órdenes más elevados con el tipo de reflexión
original de Williams . E n ambos casos, la luz se concentra en
4

dirección perpendicular a los frentes de los escalones. Bajo el


máximo de difracción aparecen a lo sumo dos órdenes de una
longitud de onda dada. Los valores de m son tan altos [alrededor
de 2¿/A en el tipo de reflexión y (n — l)¡í/A en el de transmisión]
que el poder separador mN es muy elevado, aun con un número N
relativamente pequeño de láminas. E n este sentido, el instru-
mento actúa como un interferómetro, y de modo análogo requiere
una dispersión suplementaria para separar las líneas que han
de estudiarse. Como tiene el mismo defecto (falta de flexibilidad)
que la lámina de Lummer-Gehrcke, el escalón es poco utilizado
hoy día.
U n tipo de red más importante es la llamada escala, inter-
media entre las anteriores, y que ha experimentado un gran des-
arrollo recientemente . Tiene un espaciamiento relativamente
5

bajo, unos 80 surcos por centímetro, y su forma es análoga a la


representada en la figura 17-11 (a), pero con algo más de inclina-
ción. Los órdenes en que se produce la concentración corresponden
a las centenas, mientras que en el escalón están en las decenas
de millar. L a escala ha de utilizarse en unión de otro instrumento

* W . E. WILLIAMS: Proc. Phys. Soc. (Londres), 45, 699, 1933.


6
G . R. HARRISON: / . Op. Soc. Am., 39, 522, 1949; 43, 853, 1953.
374 LA RED D E DIFRACCION [CAP. 17

A5461
A—»-

FIG. 17-12.—Escalograma del espectro del torio. (Según Su.rn.ner P. Davis.)

dispersante, normalmente un espectrógrafo de prisma, para se-


parar los diferentes órdenes. Si la dispersión de la escala es en
dirección perpendicular a la del prisma, un espectro extenso se
descompone en una serie de trazos cortos que representan órdenes
contiguos , como muestra la figura 17-12. Esto es parte de un
6

espectrograma más extenso, que cubre un amplio intervalo de


longitudes de onda con un factor de placa de solo 0,5 Á/mm.
Cada orden contiene unos 14 Á del espectro, intervalo cubierto
por la envolvente de difracción de un solo surco. Este intervalo
es suficiente para originar una cierta repetición de un orden al
siguiente. Así, en la figura 17-12, la raya verde del Hg, que se ha
superpuesto como longitud de onda de referencia, aparece en el
orden 405, así como en el extremo izquierdo del orden 404. E l
poder separador de la escala depende solo de su anchura total
(Ec. [17-11]) y puede ser cincuenta veces mayor que el del espec-
trógrafo auxiliar. E n este caso es suficiente para resolver la es-
tructura superfina de la raya verde. Además de su gran poder
6
La separación de órdenes del escalograma de la figura 17-12 se realizó me-
diante una red ordinaria en vez de por un prisma. Ello explica los espectros más
débiles entre los órdenes marcados que aparecen en su segundo orden y tienen
órdenes de escala dos veces mayores.
SEC. 17-16] ESPECTROGRAFOS DE RED 375

separador y dispersión, la escala tiene la ventaja de proporcionar


espectros brillantes y de registrar estos en forma muy compacta.
17-14. Medida de la longitud de onda con la red.—Es co-
rriente montar pequeñas redes de 3 a 5 cm de anchura en la pla-
tina del prisma de un pequeño espectrómetro provisto de coli-
mador y anteojo. Midiendo los ángulos de incidencia y difrac-
ción para u n a línea espectral dada, puede calcularse su longitud
;

de onda a partir de la fórmula de la red (Ec. [17-6]). Para ello


es necesario conocer la constante d de la red, dato que suele ser
proporcionado al adquirir estal Las primeras medidas precisas
de longitud de onda se realizaron por este método, habiéndose
hallado la constante de la red contando el número de rayas en
una distancia dada mediante un micrómetro. Una vez conocida
la longitud absoluta de una raya espectral sencilla pueden me-
dirse otras respecto a ella utilizando la superposición de órdenes.
Así, p. ej., según la ecuación [17|-8], una raya de sodio de longitud
de onda 5890 Á en el tercer orden coincidirá con otra raya de
A = | x 5890 4= 4417 Á en el cuarto orden. Naturalmente nun-
ca coinciden dos rayas exactamente, pero pueden estar lo bastante
próximas para ¡que; sea factible corregir l a diferencia con bas-
tante precisión.; Este método de comparar longitudes de onda
no resulta preciso cuando se utiliza el dispositivo anterior, pues el
objetivo del anteojo no es nunca perfectamente acromático y las
dos rayas no estarán enfocadas con exactitud en el mismo plano.
Para salvar esta dificultad, Rowland ideó la red cóncava, en la que
el enfoque se consigue con un espejo cóncavo sobre ej que está
grabada la propia red. '
17-15. Red cóncava.—Si en lugar de grabar la red sobre
una superficie plana se raya en un espejo esférico cóncavo me-
tálico, difractará y enfocará la luz simultáneamente, evitando
así el uso de lentes. Aparte de eliminar l a aberración cromática
anteriormente mencionada, ello tiene la gran ventaja de permitir
utilizar la red en regiones del espectro no transmitidas por lentes
de vidrio, tales como el ultravioleta. Está fuera de lugar aquí
un estudio matemático de los l efectos de la red cóncava, pero
haremos mención de los resultados más importantes. Se encuentra
que si R es el radio de curvatura de l a superficie esférica de l a
red, puede trazarse una circunferencia de radio R¡2 tangente a
la red en su punto medio, que define el lugar de los puntos en que
el espectro está enfocado, en el supuesto de que la rendija manantial
se halle también sobre esta circunferencia. A esta circunferencia se
la denomina circunferencia de Rowland, y prácticamente en todos
los montajes de redes cóncavas sé emplea esta condición de enfoque.
17-16. Espectrógrafos de red.—La figura 17-13 muestra es-
quemáticamente u n montaje típico utilizado para redes con-
376 LA RED DE DIFRACCION [CAP. 17

cavas de gran tamaño, conocido ¡ por montaje de Paschen. L a


rendija está sobre la circunferencia de Rowland, y la luz que
transmite incide en la red, que la difracta en espectros de varios
órdenes. Estos espectros-están enfocados sobre la circunferencia,
y las películas fotográficas se hallan montadas en un portaplacas
que las dobla para que coincidan con esta curva. Este montaje
permite fotografiar simultáneamente varios órdenes del mismo

imagen centra/ \

FIG. 17-13.—Montaje de Paschen para una red cóncava.

espectro. E n la figura 17-13 se han indicado los intervalos cu-


biertos por el espectro visible en los tres primeros órdenes. E n
un orden dado, la dispersión es mínima en la dirección normal
a la red (0 = 0), y aumenta a ambos ¡lados de este punto (Ec. [17-7]).
No obstante, es prácticamente constante en una región conside-
rable, próxima a la normal, pues en ella el coseno varía muy len-
tamente. U n valor corriente de R\ suele ser 21 pies, y una red
cóncava de este radio suele llamarse red de 21 -pies.
L a figura 17-14 indica otros montajes usuales, tales como el
de Rowland y el de Eagle. E n el montaje de Rowland, que actual-
mente solo tiene interés histórico,' la red G y el portaplacas P
están fijos en los extremos opuestos de una varilla rígida de lon-
gitud R. Ambos extremos de esta varilla descansan sobre placas
í
SEC. 17-16] ESPECTROGRAFOS DE RED 377'

giratorias que pueden moverse libremente a lo largo de sendos


carriles perpendiculares entre sí. L a rendija S está montada jus-
tamente encima de la intersección de los dos carriles. Con este
dispositivo puede variarse la porción de espectro que alcanza
la placa sin más que mover la varilla en un sentido o en otro, con
lo que cambia el ángulo de incidencia i. Se ve que esto equivale
a deslizar S sobre la circunferencia de Rowland. Para cualquier
posición el espectro estará enfocado en P , y será aproximada-
mente un espectro normal (Sec. 17-6), pues elángulo de difrac-
ción es 0=^0. L a longitud SP suele estar graduada en longitudes

(a)

F I G . 17-14.—(a) Una de las formas primitivas, y (£>) una de las más usuales de-
espectrógrafo de red cóncava, (c) Montaje para una red plana de reflexión.

de onda, pues como se ve fácilmente a partir de la ecuación de


la red, la longitud de onda de un orden dado que llega a P es
proporcional a la distancia SP.
Debido a su flexibilidad y firmeza, el montaje de Eagle ha reem-
plazado a los de Rowland y Paschen. E n él se observa la parte
del espectro que se difracta hacia atrás bajo ángulos casi iguales
a los de incidencia. L a rendija S está colocada en uno de los ex-
tremos del portaplacas, el cual está pivotado en S como una puerta.
Para observar las diversas partes del espectro se gira la red al-
rededor de un eje perpendicular al plano de la figura y se la des-
plaza horizontaimente, girando a su vez el portaplacas, hasta
que P y S estén de nuevo sobre la circunferencia de Rowland.
E l instrumento se monta en una caja alargada en la que se mantie-
ne una temperatura constante. Los cambios de temperatura des-
plazan las rayas espectrales debido a variaciones de la constante
378 LA R E D D E DIFRACCION [CAP. 17

de la red originadas por la dilatación o contracción de esta. Se de-


muestra que en una red de metal especular una variación de
temperatura de 0,1° C desplaza 0,013 Á una raya de longitud
de onda 5000 Á, sea cualquiera el orden. E l montaje de Eagle
suele utilizarse en espectrógrafos de vacío para la investigación
de espectros ultravioletas en la región situada por debajo de
los 2000 Á. Como el aire absorbe estas longitudes de onda, ha de
hacerse el vacío en el espectrógrafo, y este montaje compacto
se presta a ello. E l montaje de Paschen se usa también con fre-
cuencia en espectrógrafos. de vacío, con luz que incide sobre
la red casi rasante. E l montaje de Littrow, representado también
en la figura 17-14, es el único método corriente utilizado con
redes planas de gran tamaño. E n principio es muy análogo al
de Eagle, siendo la diferencia principal que utiliza una gran lente
acromática que colima la luz incidente y enfoca la difractada
sobre P , de modo que actúa a la vez como colimador y anteojo.
Un notable inconveniente de la red cóncava cuando se utiliza
en los montajes anteriores es la presencia de fuerte astigmatismo.
Es mínimo en el montaje de Eagle. Este defecto de la imagen
se presenta siempre que se utiliza un espejo cóncavo fuera de
la región axial. Tiene como consecuencia que cada punto de la
imagen de la rendija se desdobla en dos rayas, una situada sobre
la circunferencia de Rowland perpendicular a su plano, y la otra
en este plano y a cierta distancia detrás de la circunferencia.
Si la rendija es perfectamente perpendicular al plano, l a nitidez
de las rayas espectrales no está seriamente afectada por el astig-
matismo. No obstante, debido al aumento de longitud de las rayas,
se produce cierta pérdida de intensidad. De más trascendencia
es el hecho de resultar imposible el estudio del espectro de las di-
versas partes de un manantial luminoso o la separación de los ani-
llos de Fabry-Perot al proyectar una imagen sobre la rendija del
espectrógrafo. Para este fin se requiere un montaje estigmático.
E l más corriente de estos es el de Wadsworth, en el que se ilumina
la red cóncava con luz paralela. L a luz procedente de l a rendija
se hace paralela mediante un gran espejo cóncavo, y el espectro
se enfoca sobre una distancia aproximadamente igual a la mitad
del radio de curvatura de la red.

P R O B L E M A S

17-1. Dedúzcase la ecuación [17-3], como se sugiere en la sección 17-2,


integrando [15-2] entre los límites adecuados.
17-2. E n una red de transmisión ideal d = 36. Descríbase la natu-
raleza de la curva de vibración en un punto correspondiente al primer
orden desaparecido.
Sol.: L a curva correspondiente a cada rendija es una
circunferencia cerrada.
PROBLEMAS 379

17-3, Háganse esquemas cualitativos de las figuras de intensidad para:


a) cuatro rendijas en las que djb = 7,yb) nueve rendijas para las que
djb = 3. Rotúlense varios puntos sobre el eje de abscisas con los valores
correspondientes de p y y.
17-4. Demuéstrese que la fórmula de la intensidad para una red ideal
se reduce a la de la doble rendija para el caso especial en que N = 2. (INDI-
CACIÓN: Apliqúese la fórmula trigonométrica del seno del ángulo doble.)
17-5. Siete'manantiales de microondas (X = 3 cm) están situados a
intervalos de 8 cm. Descríbase la figura de radiación observada a una dis-
tancia suficiente para asegurar que la difracción es del tipo de Fraunhofer.
Calcúlese la semianchura angular del máximo central. Hállese también, la
separación angular de los máximos: principales y de los secundarios.
17-6. Demuéstrese que la figura de intensidad para N rendijas puede
representarse como suma extendida a todos los órdenes de un número de
figuras del tipo de rendija sencilla ¡que produciría una apertura de anchu-
ra Nd. (La demostración general, aunque exacta, es difícil. Inténtese su-
mando los valores numéricos de los máximos secundarios para un caso
particular, tal como N = 4 , y compárese con los valores calculados a par-
tir de la fórmula de la red.)
17-7. Supongamos que sobre una red de transmisión plana que tiene
3 5 0 0 rayas por centímetro
incide luz formada por dos longitudes de onda
de 5 2 0 0 y 5 5 0 0 A. La luz
paralela: emergente ha de enfocarse sobre una
pantalla mediante una lente de distancia focal igual a 1,5 m. Hállese la
distancia en centímetros sobre la pantalla entre las dos rayas espectrales:
a) en el primer orden, y b) en el t:ercer orden.
17-8. Hállese el mínimo número de rayas de una red de difracción
para que resuelva en el primer orden el doblete rojo correspondiente a una
mezcla de hidrógeno y deuterio. La diferencia de longitudes de onda es
1,8 Á para X 6 5 6 3 . ¡ Sol.: 3 6 4 7 .
17-9. Compárense, respecto a poder separador cromático y dispersión
angular: a) una red de difracción rayada con un total de 4 0 0 0 0 trazos
en una distancia de 5 cm, cuando se utiliza en el primer orden y X = 6 2 5 0 Á,
y b) un prisma de vidrio de 5 cm en cada cara construido de un vidrio
d e n = 1 , 5 9 0 0 para X = 6 0 0 0 k y n = 1 , 5 8 8 0 para X = 6 5 0 0 A.
17-10. Calcúlese la dispersión angular en grados por ángstrom de una
red de difracción que tiene 5 6 8 4 rayas por centímetro cuando se utiliza
en el tercer orden para X = 4 2 0 0 Á. Supóngase incidencia normal.
Sol.: 0.0147Á.
17-11. Descríbanse las características que ha de tener un filtro para
que elimine los otros órdenes que solapan la región X = 3 0 0 0 Á en el ter-
cer orden de un espectro de red.
17-12. Se desea estudiar la estructura de una banda en la proximidad
de 4 3 0 0 Á utilizando una red plana' de 1 5 cm que tiene 1 2 0 0 0 rayas por
centímetro y está montada según el sistema Littrow. Hállese: a) el orden
más elevado que puede usarse; b) él ángulo de incidencia necesario para
observarla; c) el mínimo intervalo de longitud de onda resuelto, y d) el
factor de placa si la lente tiene una distancia focal de 3 m.
Sol.: a) m = 3 ; b) 49°37¿'; c) 0 , 0 0 8 A; d) 0,609 A/mm.

17-13. Una red de transmisión de constante d = 1 , 6 5 x 1 0 — cm es 4

iluminada bajo varios ángulos de incidencia por luz de longitud de onda


6 0 0 0 A. Hágase una gráfica de la desviación del haz difractado de primer
380 LA RED DE DIFRACCION [CAP. 17

orden desde la dirección de la luz incidente utilizando como abscisas el


ángulo de incidencia desde 0 a 90°.
17-14. ¿Cuál ha de ser el orden y el poder separador de un escalón
de reflexión que tiene 30 láminas de 12 mm de espesor cada una cuando-
se ilumina con luz de la raya de resonancia del mercurio de longitud de
ondaX = 2537 A? j Sol: 94600; 2,84 x 10".
17-15. Una red en rampa tiene 480 rayas por centímetro y está rayada
para efectuar una concentración en el primer orden de una longitud de
onda de 6 (X. a) Hállese el ángulo que forman las caras rayadas con el plano
de la red. b) Calcúlese la dispersión angular para esta longitud de onda
suponiendo incidencia normal, c) Si la red se iluminase con la raya verde
del mercurio, ¿qué órdenes se observarían?
17-16. Demuéstrese que puede obtenerse el poder separador de una
red-tipo escala por la expresión X/áX === (27i/X)!> /(l + y )] ' , siendo B la
2 2 1 2

anchura de la red y r = tjb la razón de la profundidad de los peldaños a


su anchura. Se supone que la luz incide y se difracta perpendicularmente
a las caras de anchura b. ( I N D I C A C I Ó N : Utilícese el principio de que el po-
der separador es igual al número de longitudes de onda comprendidas en
la diferencia de recorridos entre los rayos procedentes de los bordes opues-
tos de la red.)
17-17. Investigúese la discrepancia; de la dispersión lineal en el caso
de una red cóncava de 450 cm de radio utilizada con el montaje Rowland.
Sí la placa fotográfica tiene 45 cm de longitud, ¿en qué tanto por ciento
difiere la dispersión en un extremo de la dispersión en el centro? ¿Qué error,
en ángstroms, se cometería calculando una longitud de onda en el extremo
de la placa mediante el uso de la dispersión en el centro? Supóngase que
X = 3660 Á, en el primer orden, aparece en el centro, i
17-18. Una red cóncava de 21 pies de radio forma parte de un mon-
taje Eagle. La red tiene 15 000 rayas) por pulgada y una anchura de
5 \ pulg. Si el ángulo de incidencia es 37°, hállese qué longitud de onda
del segundo orden cae junto a la rendija. Calcúlese el poder separador y
el factor de placa, también en el segundo orden, para un punto de la placa
que esté a 20 cm de la rendija a lo largo de la circunferencia de Rowland,
en la dirección de la normal a la red.
Sol: 10191 A; 157500; 1,12 A/mm
CAPITULO X V I I I

DIFRACCION D E F R E S N E L

Los efectos de difracción que se producen cuando el manantial


luminoso, la pantalla de observación o ambos están a una distan-
cia finita de la abertura difractante se clasifican como difrac-
ción de Fresnel. Estos efectos son los más sencillos de observar
experimentalmente, no requiriéndose más aparato que un peque-
ño manantial luminoso, el obstáculo difractante y una pantalla
de observación. E n los efectos de Fraunhofer estudiados en los
capítulos anteriores se necesitaban lentes para colimar la luz y
enfocarla en la pantalla. Ahora, en cambio, vamos a tratar el
caso más general de luz divergente no modificada por ninguna
lente. Dado que la difracción de Fresnel es la de más fácil ob-
servación, fue históricamente el primer tipo estudiado, aun
cuando su explicación requiere una teoría matemática mucho más
compleja que la empleada en el estudio de las ondas planas de la
difracción de Fraunhofer. E n este capítulo solo consideraremos
algunos de los casos más sencillos de difracción de Fresnel
abordables por métodos matemáticos y gráficos relativamente
directos.
18-1. Sombras.—-Una de las mayores dificultades surgidas
en los comienzos del desarrollo de la teoría ondulatoria radicaba
en la explicación del hecho de que la luz parece propagarse en
línea recta. Así, si colocamos un objeto opaco en la trayectoria
de la luz procedente de un manantial luminoso puntual, arroja
una sombra, cuyo contorno, bastante nítido, reproduce la forma
de este objeto. E n realidad este borde no es completamente ní-
tido, y cuando se observa detenidamente se pone de manifiesto
una serie de bandas oscuras y brillantes en la inmediata proxi-
midad de dicho borde. E n la época de la teoría corpuscular de la
luz, Grimaldi y Newton intentaron explicar estos pequeños efectos
como desviaciones de los corpúsculos luminosos al pasar cerca de
los bordes del obstáculo. L a explicación correcta dentro de la
teoría ondulatoria se debe al brillante trabajo de Fresnel, quien
demostró en 1815 no solo que la propagación aproximadamente
rectilínea de la luz podía interpretarse suponiendo que se trata
de un movimiento ondulatorio, sino que también de este modo
se explicaban detalladamente las franjas de difracción en la ma-
yoría de los casos.
381
382 DIFRACCION D E FRESNEL [CAP. 18

Para soslayar la dificultad


que entraña la explicación de
E las sombras mediante la teo-
ría ondulatoria, empezaremos
considerando el paso de luz
divergente a través de una
abertura practicada en una
pantalla. E n la figura 18-1 la
luz procede de un pequeño
orificio H, y una cierta porción
MN del frente de onda diver-
F gente pasa a través de la aber-
\0 tura. De acuerdo con el prin-
cipio de Huygens, se puede
F I G . 18-1.—Aplicación del principio de considerar cada punto del fren-
Huygens a las ondas secundarias proce- te de onda como un manantial
dentes de una estrecha abertura.
de ondas secundarias. L a en-
volvente de estas en un instante posterior da una onda divergente
de centro H y comprendida entre las rectas HE y HF. A l avan-
zar esta onda producirá una intensa iluminación en la región
EF de la pantalla. Pero también parte de cada onda secundaria
se propagará en el espacio situado detrás de LM y NO, y, por
tanto, puede esperarse cierta iluminación en las regiones de la
sombra geométrica exteriores a EF. L a experiencia común de-
muestra que no hay realmente iluminación en estas partes de
la pantalla, excepto en la proximidad inmediata de E y F. De
acuerdo con Fresnel, esto se explica por el hecho de que en las
regiones más allá de la sombra geométrica las ondas secundarias
llegan con tales relaciones de fase, que interfieren destructiva-
mente y producen en la práctica oscuridad casi completa.
Las ondas secundarias no pueden tener una amplitud uniforme
en todas las direcciones, pues si así fuese se produciría una onda
igualmente intensa hacia atrás. E n la figura 18-1 la envolvente,
a la izquierda de la pantalla, representaría una onda inversa con-
vergente hacia H. Es evidente que tal onda no tiene existencia
física, y, por tanto, ha de admitirse que la amplitud de la onda
secundaria hacia atrás es nula. Una formulación más exacta del
principio de Huygens, que se dará después (Sec. 18-17), justi-
fica esta hipótesis y da también cuantitativamente la varia-
ción de la amplitud con la dirección. E l llamado factor de obli-
cuidad, tal como ilustra la figura 18-2, requiere que la am-
plitud varíe como 1 -f- eos 0, siendo 0 el ángulo con la dirección
de avance. Para ángulos rectos, en las direcciones P y Q de la fi-
gura, la amplitud disminuye a la mitad, y la intensidad a una
cuarta parte de su valor máximo. Otra propiedad que hemos
SEC. 18-2] ZONAS SEMIPERIODICAS D E FRESNEL 383

de atribuir a las ondas secunda-


rias, para obtener resultados co-
rrectos, es un avance de fase de
un cuarto de, periodo sobreda •D
onda que las produce. Las conse-
cuencias de estas dos propiedades,
algo insospechadas, y el modo
de deducirlas, se estudiarán pos-
teriormente. ' (
18-2. Zonas semiperiódicas
de Fresnel.—Como ejemplo del 1
'° I y

método de Fresnel para atacar


los problemas! de la difracción, , - ^ — F a c t o r de oblicuidad para
F l G

r
; ., , las ondas secundarias de Huyeens.
empezaremos | considerando su
aplicación para determinar el
efecto de una onda esférica ligeramente divergente sobre un pun-
to situado delante de ella. E n ¡' la figura 18-3, BCDE representa
un frente de onda esférica de luz monocromática que se propaga
hacia la derecha. Cada punto de esta esfera puede considerarse
como origen de ondas secundarias, y se trata de hallar el efecto
resultante de estas en el punto P. Para ello dividamos el frente
de onda en zonas mediante la ¡siguiente construcción: Alrededor
del punto O, pie de la perpendicular trazada desde P, dibujemos
una serie de circunferencias cuyas distancias a 0, medidas a lo
largo del arco, son s s , s , ..[, s , tales que cada circunferencia
v z s m

está media longitud de onda más alejada de P. Si 0 P — b, las


circunferencias distarán de P, b -f- A/2, b + 2X/2, b + 3A/2,
b + mk\2.
Las áreas S de las zonas, es decir, de los anillos comprendidos
m

entre circunferencias sucesivas,: son prácticamente iguales. Para


demostrarlo, consideremos la figura 18-4, en la que se ha repre-
sentado una sección de la onda originada en H cuyo radio es a.
JB

F I G . 18-3.—Construcción de zonas semi- F I G . 18-4.—Diferencia de recorrido A


periódicas sobre un frente de onda es r a una distancia s del polo de una onda
férico. esférica.
.384 DIFRACCION D E FRESNEL [CAP. 18

Si ahora trazamos una circunferencia de radio b y centro P tan-


gente al frente de onda en su «polo» O, el recorrido HQP excede
al HOP en el segmento designado por A. E n los bordes de las
zonas esta diferencia ha de ser un múltiplo entero de A/2. Para
calcularla observemos que en todos los problemas ópticos la
distancia s es pequeña frente a a y b. Por tanto, cabe considerar
a s como la distancia vertical de Q sobre el eje, y podemos igualar
A a la suma de las flechas de los dos arcos OQ y OR. Según la
fórmula de la flecha

Los radios s de las zonas de Fresnel son tales que

4-4^ i ^
m

2
y el área de cualquier zona será

S = n(s *-s _
m m m ñ = , ¡ (^) = ^ b , [18-3]

Con la aproximación considerada es, por tanto, constante e inde-


pendiente de m. U n cálculo más exacto demostraría que en reali-
dad el área aumenta muy lentamente con m.
Según el principio de Huygens consideramos ahora que cada
punto de la onda envía ondas secundarias en fase. A l llegar a P
tendrán fases distintas por haber j recorrido distancias diferentes.
Las fases de las ondas secundarias procedentes de una zona no
diferirán en más de TC, y como cada zona está por término me-
dio A/2 más alejada de P, es claro que las zonas sucesivas pro-
ducirán resultantes en P que diferirán en n. E n la sección 18-6
examinaremos con más detalle este aserto. A la diferencia de un
semiperíodo en las vibraciones procedentes de zonas sucesivas
se debe el nombre de zonas semiperiódicas. Si representamos
por A. fu la amplitud resultante dé la luz procedente de la zona
w-ésima, los valores sucesivos de A tendrán signos alternados,
m

pues un cambio de fase 7t significa una inversión en l a dirección


del vector amplitud. Designando por A la amplitud resultante
debida a la onda completa, puede expresarse por medio de la
siguiente suma alternada:
A = A 1 — A z + A i — A i + . . < + ( ~ l) ~ A
m 1
m [18-4]
Hay tres factores que fijan los valores de los términos su-
cesivos de esta suma: primero, como el área de cada zona de-
termina el número de ondas secundarias con que contribuye, los
SEC. 18-2] ZONAS SEMIPERIODICAS D E F R E S N E L 385

términos deben ser aproximadamente iguales, aunque creciendo


lentamente; segundo, como la amplitud es inversamente propor-
cional a la distancia media a P de la zona, la magnitud de los tér-
minos disminuye en una cantidad que aumenta con m; y tercero,
al aumentar la oblicuidad disminuirá su magnitud. Por tanto,
podemos expresar la amplitud debida a la zona «í-ésima por

A m = (const.) § í (1 + eos 6) [18-5]

siendo d la distancia media a P, y 6, el ángulo bajo el cual la.luz


m

abandona la zona, ángulo que aparece en la forma expresada


debido al factor de oblicuidad que hemos supuesto en la sección
anterior. Ahora bien: un cálculo exacto de las S demuestra que m

hay que reemplazar el factor b en la ecuación [18-3] por b -f- A,


donde A es la diferencia de recorrido correspondiente al centro de
la zona. Como a la vez d„ = b -f A, resulta que la razón S [d m m

es constante e independiente de m. Por tanto, solo se ha des-


echado el efecto del factor de oblicuidad, 1 + cos 8, que hace
que los términos sucesivos de la ecuación [18-4] disminuyan
muy lentamente. A l principio, este decrecimiento es menos lento,
por la rapidez con que varía 0 con m, pero las amplitudes se
hacen pronto casi iguales.
Conociendo la variación en magnitud de los términos es po-
sible calcular la suma de la serie agrupando sus términos de
las dos formas siguientes. Supongamos que m sea impar:

_ A l - y - y

• éj^± + A m [18-6]

Como las amplitudes A A , ... no decrecen de modo uniforme,


v %

cada una es menor que la media aritmética de su anterior y su


posterior. Por tanto, las cantidades entre paréntesis son todas
positivas, debiendo verificarse las siguientes desigualdades:

él -i A M
^ A <r A Á
* AM
~ 1
o- A
2 + T <
^ <
^ ~ Y 2- + Am

Por el hecho de que las amplitudes de dos zonas contiguas son


casi iguales, es posible igualar A a A , y A„—i a A . E l resul-
x 2 m

tado es
[18-7]
JENKINS-WHITE.—25
386 DIFRACCION D E FRESNEL [CAP. 18

Si m es par, obtenemos por el mismo método que

L a conclusión es, por consiguiente, que la amplitud resultante


en P debida a m zonas es la semisuma o l a semidiferencia de las
amplitudes correspondientes a la primera y última zonas. Si m
es suficientemente grande para que la onda esférica completa
esté dividida en zonas, 0 tien-
de a 180° en la última zona.
Por ello el factor de oblicui-
dad hace que A sea despre-
m

ciable, y la amplitud debida

U4 a la onda completa es pre-


cisamente l a mitad de la de-
bida a la primera zona ac-
FIG. 18-5.—Composición de amplitudes tuando sola.
procedentes de zonas semiperiódicas. L a figura 18-5 muestra gráfi-
camente estos resultados. L a
suma vectorial de las amplitudes A A , A ,
v 2 3 que son alternativa-
mente positivas y negativas, habría de realizarse trazándolas
todas sobre la misma recta, pero para mayor claridad se han
separado horizontalmente. E l origen de cada vector está a la
misma altura que el extremo del anterior. Entonces la amplitud
resultante A debida a un número cualquiera de zonas será la al-
tura del extremo del vector final sobre la base horizontal. E n
la figura se ha representado para 12 zonas, y también para un
gran número de ellas.
18-3. Difracción por una abertura circular.—-Examinemos los
cambios de intensidad en P (Fig. 18-3) al obturar el frente de
onda mediante una pantalla con una pequeña abertura circular
(Fig. 18-6). Si el radio r = OR del orificio es igual a la distancia
s al borde exterior de la primera zona, la amplitud será A lo
x v

que representa el doble de la amplitud debida a todo el frente


de onda . Así, la intensidad en P es cuatro veces mayor que si
1

no existiese pantalla. Aumentando el radio del orificio hasta que


abarque las dos primeras zonas, la amplitud es A¡ — A o prác- 2

ticamente cero. L a intensidad habrá descendido casi hasta cero


al aumentar el diámetro del orificio. U n aumento posterior de r
hará pasar a la intensidad por máximos y mínimos según que el
número de zonas incluidas sea impar o par.

1
Hemos supuesto que el radio de curvatura de la onda que incide sobre la
pantalla es suficientemente grande para que las distancias medidas a lo largo
de la cuerda puedan considerarse iguales a las medidas a lo largo del arco.
SEC. 18-3] DIFRACCION POR UNA ABERTURA CIRCULAR 387

E l mismo efecto se pro- , pantalla


duce acercando o alejando P j<##¡**w
de la pantalla a lo largo de la
perpendicular. Esto hace variar
el tamaño de las zonas, de mo-
do que si P se encuentra i n i -
cialmente en una posición tal
que PR — PO (Fig. 18-6) sea
igual a X/2 (una zona inclui-
da), acercando P a la pantalla,
esta diferencia de camino au-
mentará hasta , 2X/2 (dos zo-
1

nas), 3X/2 (tres zonas), et- F I G . 18-6.—Paso de la luz por una aber-
tura circular.
cétera. Nos encontraremos así
con máximos y mínimos a todo lo largo del eje de la abertura.
Las anteriores consideraciones no nos proporcionan ninguna
información sobre l a intensidad; en puntos situados fuera del eje.
Mediante un estudio matemático adecuado, que no trataremos
por su complejidad, se demuestra que P está rodeado por u n
sistema de franjas de difracción circulares . L a figura 18-7 repro-
2

duce varias fotografías de estas franjas. Se obtuvieron colocando


una placa fotográfica a cierta distancia detrás de orificios circu-
lares de diferentes tamaños, iluminados con luz monocromática
procedente de un manantial puntual alejado. Empezando por
la parte superior izquierda de la figura, los tamaños de los
orificios correspondientes eran tales que exponían una, dos, tres,

F I G . 18-7.—Difracción por pequeñas aberturas circulares. (Fotografías originales de


Hufford.)
Véase T. P R E S T O N : Theory of Light,\ 5.» ed., págs. 324-27, The Macmillan Co.,
2

Nueva York, 1928.! I


388 DIFRACCION DE FRESNEL •[CAP. 18

etcétera, zonas. E l cambio alternado del. centro de la figura de


brillante a.oscuro ilustra el resultado obtenido anteriorrnente.
L a figura grande de la derecha se obtuvo con una abertura que
incluía 71 zonas.
18-4. Difracción por Un obstáculo circular.—Reemplazando la
abertura. por un disco circular, el método de Fresnel conduce al
sorprendente resultado de que ha de haber una mancha brillante
en el centro de la sombra. Para estudiar este caso conviene em-
pezar a construir las zonas a partir del borde del disco. Si en la
figura 18-6, PR = d, el borde externo de la primera zona distará
d + (A/2) de P, el de la segunda d -f (2A/2), etc. L a suma de la
serie que representa las amplitudes de todas las zonas es en este
caso, como antes,Ta mitad de la amplitud de la primera zona ex-
puesta. E n la figura 18-5 se obtendría esto sin más que prescindir

(a) (b) i (c)


F I G . 18-8.—Difracción por un obstáculo ¡circular, (a) y (b) Manantial puntual,
(e) Con un negativo de Woodrow Wilson como manantial. (Según Hufford.)
, i
de algunos de los primeros vectores. 'Por tanto, la intensidad
en P es casi igual a la producida por la onda sin obstruir. Sin
embargo, esto solo se verifica para un punto sobre el eje, y, fuera
de este, la intensidad es pequeña,; mostrando anillos concéntricos
muy tenues. E n la figura 18-8 (a) y (b), que reproduce fotogra-
fías de la mancha brillante, se han intensificado excesivamente
estos anillos, en relación con la mancha central, mediante un
exceso de exposición. E n (c) el manantial, en vez de ser puntual,
es un negativo fotográfico de un retrato de Woodrow Wilson
sobre una lámina transparente iluminada por detrás. E l disco
actúa como una especie de lente imperfecta al formar la imagen,
ya que a cada punto del objeto corresponde un punto brillante
en la imagen. |
U n estudio completo de la difracción por un obstáculo circu-
lar indica que además de la mancha central y de los tenues anillos
que la rodean, dentro de la zona de sombra, existen franjas bri-
llantes circulares que bordean el exterior de la sombra. Su origen
es similar.al de las franjas de difracción producidas por un borde
rectilíneo (Sec. 18-11).
S E C 18-5] PLACA ZONAL 389

Se observa la mancha brillante del; centro de la sombra pro-


ducida por una moneda de 10 céntimos examinándola con una
lupa cuando se ilumina con una lámpara de arco situada a varios
metros de ella. E n este caso la mancha es muy tenue y difícil
de encontrar. Es más fácil de ver empleando un objeto menor,
tal como una bola de rodamiento.
18-5. Placa zonal.—Es una pantalla especial diseñada de
modo que intercepte la luz procedente de zonas semiperiódicas
alternadas de la onda. E l resultado es suprimir bien sea todos los
términos;positivos, bien todos los negativos de la ecuación'[18-4].
E n ambos casos lá amplitud en P (Fig. 18-3) es mucho mayor
"qué en los casos anteriores] Én l a practica es bástante fácil'cons-
truir una placa zonal trazando spbre papel blanco circunferencias
concéntricas de radios "própórcióhalés á lá.s' raíces cuadradas de
los números enteros (véase,
Fig. 18-9). Después se enne-
grecen alternativamente las
zonas y se fotografía el resul-.
tado a una escala reducida.
Cuando sobre el negativo i n -
cide lá luz procedente de ún
manantial puntual distante se
produce una gran intensidad ' ,'(«) ' '(M
en un puntó de su eje sitúa- ; ; i . .-piaqas zonales.
F i g 8 9 ''
do a. una distancia correspon-
diente al tamaño'de las zonas y a la longitud de onda de la luz
utilizada. L a relación entre estas magnitudes viene expresada
por la ecuación [18-2], que para nuestro propósito actual pode-
mos poner en la forma

[18-8]

Vemos, pues, que para a, b y X dados, las zonas han de tener

L a mancha brillante producida por una placa zonal es tan


intensa que la placa actúa casi como una lente. Supongamos que
están expuestas las 10 primeras zonas impares, como en la placa
zonal de la figura 18-9 (a). Nos quedan entonces las amplitudes
A A A,
v Zy s A (véase Fig. 18-5), cuy a suma es casi 10 veces
l9
;

A E l frente de onda completo daría \<A de modo que, usando


v V

solo 10 zonas, la amplitud en <P es unas 20 veces la obtenida cuando


se suprime la placa. L a intensidad es, por tanto, 400 veces mayor.
Obturando las zonas impares, las amplitudes A , A , A , ... pro-
2 t 6

ducirán el mismo efecto. Las distancias objeto e imagen obedecen


a la fórmula corriente de las lentes, pues, según la ecuación [18-8],
390 DIFRACCION DE FRESNEL [CAP. 18

1 1 = mk _ 1
a +
b ~J

siendo la distancia focal / el valor de b para a = oo; es decir,


2 [I8 9J
' = 5¿=4 -
Existen también imágenes más tenues correspondientes a dis-
tancias focales //3, //5, //7, .... pues a estas distancias cada zona
de l a placa incluye 3, 5, 7, ... zonas de Fresnel. Cuando, p. ej.,
incluye tres, los efectos de dos de ellas se anulan, pero queda el
de la tercera.
18-8. Curva d» vibración para división circular del frente de
onda.—La curva de vibración correspondiente a la difracción de
Fraunhofer en una rendija sencilla (Sec. 15-4) se basaba en la
división de un frente de onda plano en elementos de área con-
sistentes en bandas de anchura infinitesimal paralelas a la lon-
gitud de la rendija difractante. Se halló que l a suma de los vec-
tores que representaban las amplitudes con que contribuía cada
uno de tales elementos daba un arco de circunferencia. Esta
división en bandas del frente de onda resulta apropiada cuando
el manantial luminoso es una estrecha rendija y la abertura di-
fractante, rectangular. Posteriormente hemos de estudiar la d i -
visión en bandas de un frente de onda divergente procedente
de un manantial como el descrito (Sec. 18-8). E l método de dividir
un frente de onda esférico procedente de un manantial puntual
adecuado para cualquier caso de difracción por obstáculos o aber-
turas circulares supone el empleo de zonas circulares infinitesi-
males.
Consideremos, en primer lugar, el diagrama de amplitudes
cuando se divide la primera zona semiperiódica en ocho subzonas,
construida cada una de manera análoga a las zonas semiperiódicas.
Para obtener estas subzonas tracemos sobre el frente de onda
circunferencias que disten de P (Fig. 18-3):

04 > b4 > o4 •• • • > b A—


T
8 2 82 82 2 T

L a luz que llegue a P desde los diversos puntos de la primera


subzona no variará de fase en más de TZ/8. SU resultante puede
representarse por el vector a de la figura 18-10 (a). A este se le
t

añade el a , resultante debida a la segunda subzona; después


2

el « , debido a la tercera subzona, etc. Las magnitudes de estos


3

vectores disminuirán muy lentamente a causa del factor de obli-


cuidad. L a diferencia de fase 8 entre cada dos sucesivos es cons-
SEC. 18-6] CURVA DE VIBRACION 391

CB

tante e igual a ÍC/8. L a suma de las ocho subzonas da el vector AB


como amplitud resultante de la primera zona semiperiódica.
Repitiendo este proceso en la segunda zona, será CD la resul-
tante correspondiente, y AD, la suma de las dos anteriores. Estos
vectores corresponden a los de la figura 18-5. Las sucesivas zonas
semiperiódicas dan el resto de la figura.
L a transición a la curva de vibración de la figura 18-10 (b)
se produce al aumentar indefinidamente el número de subzonas
de una zona semiperiódica dada. L a curva es, en este caso, una
espiral de vibración, que finalmente tiende a Z cuando las zonas
semiperiódicas cubren toda la ; onda esférica. Cada una de las
vueltas es casi una circunferencia, pero no se cierra-por completo
debido a la lenta disminución de las amplitudes individuales.
E l significado de la serie de amplitudes decrecientes de signo
alternado, utilizada en la sección 18-2 para las zonas semiperió-
dicas, se aclara al considerar esta curva. Tiene además la ventaja
de permitirnos determinar directamente la amplitud resultante
debida a un número fraccionario de. zonas. Mencionemos de paso
que la amplitud resultante AZ, que es precisamente la mitad de
la debida a la primera zona semiperiódica, aparece retrasada 90°
respecto de la luz procedente delj centro del sistema zonal. Esto no
puede ser cierto, ya que es imposible alterar la fase resultante de
una onda por el simple artificio de dividirla en zonas y recombinar
después sus efectos. L a discrepancia es un defecto de la teoría de
Fresnel que resulta de las aproximaciones hechas y no se produce
aplicando un tratamiento matemático más riguroso (véaseSec. 18-17).
392 DIFRACCION DE FRESNEL [CAP. 18

18-7. Aberturas y obstáculos de bordes rectos.—Si la confi-


guración de la pantalla difractante, en vez de tener simetría circu-
lar, incluye bordes rectos como los de una rendija o un hilo,
es posible utilizar como, manantial una rendija en vez d e u n punto.
L a rendija ha de ser paralela a los bordes rectos, de modo que
las.;franjas de difracción rectilíneas'producidas por cada elemento
de. sv/ longitud estén alineadas en-la pantalla; de observación.
Cop.;éllo se consigue una notable ganancia de intensidad, Ál es-
tudiar tales casos se puede considerar que el frente de onda es
cilindrico, como se ve en-la: figura 1 8 - l í . . E n realidad, para produ-
cir una envolvente cilindrica de las ondas secundarias de Huygens
producidas"por los diversos puntos de l a rendija, éstos:han de emi-

F I G . 18-11.—Onda cilindrica procedente de una rendija iluminada coherentemente.


Se han marcado sobre el frente "de onda las bandas semiperiódicas.
1

tir coherentemente, lo que no suele'verificarse en la práctica. A u n


así, al sumar las intensidades, cómo se requiere en la emisión
no coherente, la figura resultante es la misma que se produciría
con una onda cilindrica coherente.¡En el estudio que sigue de los
problemas que entrañan'bordes rectos, haremos, por tanto, la sim-
plificación de'suponer que la rendija manantial está iluminada
por un haz paralelo monocromático, de modo que emita ondas
realmente cilindricas; •• • ,
18-8. División en bandas del frente de onda.—El método
apropiado para construir los • elementos semiperiódicos de un
frente de onda cilindrico consiste .en dividirlo en bandas, cuyos
bordes distan sucesivamente media longitud de onda más del
punto- & (Fig. 18-11). Así, los puntos M , M M¿, .,; de la sección
0 v

circular, de la onda cilindrica distan b, b -f (A/2), b -f- (2X/2),


de P. M se encuentra sobre la recta SP. Las bandas semipe-
0

i :¡
SEC. 18-9] •ESPIRAL DE' CÓRNU 393

riódicas MQM V M M , ... son paralelas a la rendija. Podemos


X 2

llamar a este procedimiento división en'bandas del frente de onda..


E n las zonas de Fresnel, obtenidas por división circular, las
áreas- -de las 'zonas eran casi iguales. Con este nuevo tipo de d i -
visión esto no se Cumple. E l área de las bandas semiperiódicas
es proporcional a su anchura, que disminuye rápidamente al
alejarse de M . Como este efecto es mucho más pronunciado
0

que cualquier variación del factor de oblicuidad, no es necesario


tener en cuenta este último. • .• ' • : .' • •
• E l diagrama de amplitudes de la figura 18-12 (a) se-obtiene
dividiendo las bandas en sub-bandas; de manera análoga- a' la.

"(a)
:
^ (6)

F I G . 18-12.—Diagramas de amplitudes para la formación de lá espiral de Cornu.

descrita en la sección 18-6 para las zonas circulares. Dividiendo


la primera banda por encima de M en nueve partes, hallamos
0

que los nueve vectores amplitud de las sub-bandas que van de


0 a B dan una resultante A — OB para la primera banda
X

semiperiódica. De modo análogo, la segunda da una resultante


A = BC. Como ahora las amplitudes decrecen rápidamente, A
2
1
Z

es considerablemente menor que A y su diferencia de.fase es


V

apreciablemente mayor que TI. Repitiendo este proceso' de sub-


división para las bandas sucesivas de la mitad superior de la onda,,
obtenemos el diagrama más completo de la figura: 18-12 (b). E n
él los vectores forman una espiral que se dirige hacia Z, de modo
que la resultante de todas las bandas semiperiódicas por erjcima'
de M es OZ.
0

18-9. Curva de vibración correspondiente a la división en


bandas. Espiral de Cornu.—Cuando la anchura de las bandas es
394 DIFRACCION D E FRESNEL [CAP. 18

infinitesimal se obtiene como curva de vibración l a espiral par-


cialmente representada en la figura 18-13. L a curva completa
correspondiente a todo el frente de onda daría muchas más vuel-
tas, hasta terminar en los puntos Z y Z ' . Anteriormente solo se con-
sideró la parte que va de 0 a Z. L a mitad inferior Z'O correspon-
de a las contribuciones de las bandas semiperiódicas situadas
por debajo de M . 0

Esta curva, llamada espiral de Cornu , se caracteriza por el


3

hecho de que el ángulo 8 que forma con el eje x es proporcional


al cuadrado de la longitud v del arco de curva contado a partir
del origen. Recordando que, en una curva de vibración, 8 repre-
senta el retardo de fase de la luz procedente de cualquier elemento
del frente de onda, obtenemos esta definición de l a curva uti-

F I G . 18-13.—Espiral de Cornu correspondiente a cinco zonas semiperiódicas a cada


lado del polo.

8
A. Cornu (1841-1902), profesor de Física experimental de la Escuela Poli-
técnica de París.
SEC. 18-10] INTEGRALES DE FRESNEL 395

rizando la ecuación [18-1] para la diferencia de recorrido, del


modo siguiente:

A abk 2

E n este caso hemos introducido una nueva variable que se uti-


liza para representar la espiral de Cornu,

1/2(0 + 6)
[18-11]

Se define de modo que sea adimensional, con lo que podrá uti-


lizarse la misma curva para cualquier problema, independiente-
mente de los valores de a, b y X.
18-10. Integrales de Fresnel.—Las coordenadas x e y de la
espiral de Cornu pueden expresarse cuantitativamente mediante
dos integrales, cuyo conocimiento nos permite precisar la repre-
sentación y los cálculos. Se deducen muy fácilmente del modo
siguiente: Dado que la diferencia de fase S es el ángulo que de-
termina la pendiente de la curva en un punto cualquiera (véase
Fig. 18-13), las variaciones de las coordenadas para un pequeño
desplazamiento dv a lo largo de la espiral vienen dadas por

dx = dv cos 8 = cos — dv
2
I TZV 2

dy = dv sen 8 = sen — dv
2

donde el valor de 8 es el dado por la ecuación [18-10], Entonces


las coordenadas (x, y) de cualquier punto de la espiral de Cornu
son: !

x = / I cos ~ dv [18-12]
> 2

dv [18-13]
1 s e n
T
Estas últimas se conocen con el nombre de integrales de Fresnel,
y no son directamente integrables, pero dan origen a series infinitas
que pueden evaluarse por varios métodos . Aunque este cálculo 4

es excesivamente complicado para exponerlo en este lugar, se ha


incluido una tabla de los valores numéricos de tales integrales

Sobre los métodos de cálculo de las integrales de Fresnel, véase R. W . W O O D :


4

Physical Optics, 2.» ed., pág. 247, The Macmillan Co., Nueva York, 1921.
396 DIFRACCION DE FKESNEL [CAP. 18

(tabla 18-1). E n l a sección 18-14 explicaremos la manera de uti-


lizarlos en cálculos precisos de figuras de difracción.
. . TABLA 18-1
Tabla de integrales de Fresnel

V X y V X ,3'

0,00 0,0000 0,0000 4,50 0,5261 0,4342


0,10 0,1000 0;0005 4,60 0,5673 0,5162
0,20 0,1999 0,0042 4,70 0,4914 0,5672
0,30 0,2994 0,0141 4,80 0,4338, 0,4968
0,40 0,3975 0,0334 ' 4,90 0,5002 0,4350
0,50 0,4923 0,0647 5,00 > 0,5637 0,4992
0,60 0,5811 0,1105 5,05 0,5450 0,5442.
.0,70 0,6597 0,1721 . 5,10: . ..0,499a. -0,5624
0,80 0,7230 0,2493 5,15 0,4553 0,5427
0,90 0,7648 0,3398 5,20 0,4389 ' 0,4969
1,00 0,7799 :
0,4383 5,25 0,4610 0,4536
1,10. 0,7638 , 0,5365 • 5,30 0,5078 0,4405
,1,20 0,7154 . 0,6234 5,35 .0,549.0 0,4662
1,30 0,6386 0,6863 5,40 0,5573 0,5140
1,40 0,5431 0,7135 5,45 0,5269 0,5519
1,50 0,4453 0,6975 5,50 0.4784 0,5537
1,60 0,3655 : 0,6389 ' 5,55- 0,4456 0,5181
1,70 0,3238 0,5492 5,60 0,4517 0,4700
1,80 0,3336 . 0,4508 5,65 0,4926 0,4441
1,90 0,3944 0,3734 5,70 0,5385 0,4595
2,00 0,4882 0,3434 5,75 0,5551 0,5049
2,10 0,5815 0,3743 5,80 0,5298 0,5461
2,20 0,6363 0,4557 5,85 0,4819 0,5513
2,30 0,6266 0,5531 5,90 0,4486 0,5163
2,40 0,5550 0,6197 5,95 0,4566 0,4688
2,50' 0,4574 . 0,6192 6,00 0,4995 0,4470.
2,60 0,3890 . 0,5500 6,05 0,5424 0,4689
2,70 0,3925 0,4529 6,10 0,5495 0,5165
2,80 0,4675 0,3915 6,15 0,5146 0,5496
2,90 0,5624 0,4101 6,20 0,4676 ¡0,5398
3,00 0,6058 0,4963 6,25 0,4493 0,4954
3,10 0,5616 0,5818 6,30 0,4760 0,4555
3,20 0,4664 0,5933 6,35 0,5240 0,4560
3,30 0,4058 0,5192 6,40 0,5496 0,4965
3,40 0,4385 0,4296 6,45 0,5292 0,5398
3,50 0,5326 0,4152 6,50 0,4816 0,5454
3,60- 0,5880 0,4923 6,55 0,4520 .-• 0,5078
3,70 0,5420 0,5750 6,60 0,4690 0,4631
3,80 0,4481 0,5656 6,65 0,5161 0,4549
3,90 •' 0,4223 0,4752 6,70 0,5467 0,4915
4,00' 0,4984 0,4204 6,75 0,5302 ' 0,5362
4,10 0,5738 0,4758.- 6,80 0,4831 0,5436
4,20 0,5418 0,5633 6,85 0,4539 0,5060
4,30 0,4494 0,5540 6,90 .. 0,4732 ¡0,4624
4,40 0,4383 '•' 0,4622 6,95 0,5207 "• 0,4591
:
SEC. 18-10] INTEGRALES DE FRESNEL 397

Empezaremos considerando algunas de las características de


la espiral cuantitativa de Cornu de la figura 18-14, que es una
representación de las dos integrales de Fresnel. Las coordenadas
de cualquier punto de esta curva dan sus valores para un límite
superior particular v en las ecuaciones [18-12] y [18-13]. L a es-
cala de v se ha marcado directamente sobre la curva y corres-
ponde a divisiones iguales a lo largo de su longitud. Conviene
recordar, por ser particularmente utilizadas, las posiciones de los
puntos v = 1, -\/2 y 2 en la curva, que representan media, una y
dos zonas semiperiódicas, respectivamente, como puede compro-
barse calculando los valores correspondientes de 8" en la ecua-
ción [18-10]. No obstante, son más importantes las coordenadas
de los puntos finales Z' y Z. Sus valores son (— i , — \) y (\, \),
respectivamente.
Como en cualquier curva de vibración, la amplitud debida
a una porción dada del frente de onda se obtiene hallando la lon-
gitud de la cuerda del segmento apropiado de curva. E l cua-

F I G . 18-14.—Espiral de Cornu; representación gráfica de las integrales de Fresnel.


398 DIFRACCION D E FRESNEL [CAP. 18

drado de esta longitud da entonces la intensidad. Por ello la es-


piral de Cornu de la figura 18-14 se usa para la solución gráfica
de problemas de difracción, del modo que ilustraremos después.
Pero hay que tener presente que los valores numéricos de las
intensidades calculados de este modo son relativos al valor 2 co-
rrespondiente a la onda no interceptada. Por tanto, si A representa
cualquier amplitud obtenida a partir de la gráfica, la intensidad /,
expresada en función de la que existiría si no estuviese presente
la pantalla, y que llamaremos 7 , es 0

Y = \A* [18-14]

Para comprobar este aserto observemos que, de acuerdo con


lo dicho en la sección 18-8, la amplitud debida a la mitad supe-
rior de la onda se obtiene trazando un vector desde O a Z. Análo-
gamente, otro trazado de Z' a O da la amplitud debida a la mitad
inferior. Cada uno de ellos vale l/\/2> de modo que al sumarlos y
elevar la suma al cuadrado para hallar la intensidad debida a la
onda completa obtenemos que I = 2 en la escala convencional
0

utilizada en la figura 18-14 . 6

18-11. Borde rectilíneo.—El estudio de la difracción en una


pantalla con u n borde rectilíneo es quizá l a aplicación más sen-
cilla de la espiral de Cornu. L a figura 18-15 (a) representa una
sección de tal pantalla, con su borde paralelo a la rendija 5. E n

F I G . 18-15.—Dos posiciones distintas de las bandas semiperiódicas relativas a


un borde rectilíneo N.

5
Advertiremos que la onda resultante está retrasada 45°, o sea un octavo
de período, respecto de la procedente del centro del sistema de zonas (o sea, la
onda secundaria que en la figura 18-11 alcanza P, procedente de M ). En el estudio
B

de las zonas circulares de la sección 18-6 se produce un desfase análogo, esta vez
de un cuarto de período. Esta diferencia se origina por el hecho de que en la
representación de una onda cilindrica, utilizada en la integral de Kirchhoff (sec-
ción 18-17), aparece una constante de fase adicional de iu/4 en relación con la de
la onda esfe'rica. E l resultado de la integración extendida a la superficie completa
SEC. 18-11] BORDE RECTILINEO 399

F I G . 18-16.—Amplitudes resultantes de la figura de difracción de un borde recto


según la espiral de Cornu.

esta figura se han marcado sobre el frente de onda las bandas


semiperiódicas correspondientes al punto P, situado en el borde
de la sombra geométrica. Para hallar la intensidad en P obser-
vemos que, como la mitad superior de la onda es efectiva, la am-
plitud está representada por el segmento que une O y Z (figu-
ra 18 16) y cuya longitud es l/\/2. Su cuadrado es 1/2, por lo que la
r

intensidad en el borde de la sombra es justamente la cuarta parte


de la encontrada anteriormente para la onda no interceptada.
Consideremos a continuación la intensidad en el punto P'
[Fig. 18-15 (a)] a una distancia l por encima de P. Para precisar,

es, como se explicó en la sección 18-17, poner de acuerdo la fase de la resultante


en ambos casos con la de la onda directa. Para el estudio de la discrepancia de
fase en la espiral de Cornu, véase la obra Light, de R. W. D I T C H B U R N , 1. ed.,
A

pág. 214, Interscience Publishers, Nueva York, 1953.


400 DIFRACCION DE FRESNEL [CAP. 18

tomemos P' en la dirección SM siendo M el borde superior


V t

de la primera banda semiperiódica. Para este punto, el centro


M de las bandas semiperiódicas está en la recta que une 5 con P',
0

y hemos dé reconstruir la figura como en 18-15 (b). E l borde recto


se encuentra ahora en M\, de modo que no solo están expuestas
todas las bandas situadas por encima de M , sino también la pri-
0

mera por debajo de dicho punto. Por tanto, la amplitud resul-


tante A está representada en la espiral de la figura 18-16 por
el segmento que une B' y Z. Esta amplitud es más del doble de
Ja de P, y la intensidad, A , más de cuatro veces mayor.
2

A partir del punto de observación P en el borde de la sombra


geométrica (Fig. 18-15), para el cual la amplitud viene dada por
•OZ, si movemos el punto continuamente hacia arriba, el origen
del vector amplitud se moverá hacia la izquierda a lo largo de la
espiral, mientras su extremo permanece fijo en Z. Evidentemente
la amplitud pasará por un máximo en b', un mínimo en c, otro
máximo en i', etc., aproximándose finalmente al valor Z'Z co-
rrespondiente a la onda no interceptada. Si movemos P hacia
abajo, dentro de la región de sombra geométrica, el origen del
vector amplitud se desplazará hacia la derecha de 0, y la ampli-
tud decrecerá de modo continuo^ tendiendo hacia cero.
Para obtener valores cuantitativos de las intensidades a par-
t i r de la espiral de Cornu, basta con medir la longitud A para
•varios valores de v. E l cuadrado de A da la interísidad. E n las
figuras 18-17 (a) y (b) se han representado la amplitud y la inten-
sidad en función de v. Se verá que en el punto O, que corresponde
al borde de la sombra geométrica, la intensidad ha descendido
a un cuarto de la que tiene para grandes valores negativos de v,
para los cuales se aproxima al valpr de la onda no interceptada.
L a s otras letras corresponden a puntos de igual designación en
Ja espiral, B', C, D', .... y representan la exposición de una, dos,

(o) (ó)
0

, 2 o

!
A
/ Ve
/
i
e
1
1 1
1
0
-o •*
.A
+2
1
-2 l_
+2¡
B yP
-4

!FIG. 18-17.—Curvas de amplitud e intensidad para la difracción de Fresnel en


un borde rectilíneo.
SEC. 18-12] PROPAGACION RECTILINEA D E L A LUZ 401

tres, etc., bandas semiperiódicas por debajo de M . Los máximos


0

y mínimos de estas franjas de difracción se producen poco antes


de alcanzarse estos puntos. Así, p. ej., el primer máximo en b' ocurre
cuando el vector amplitud A tiene l a posición representada en
la figura 18-16. L a figura 18-18 (a) y (6) reproduce fotografías
de la figura de difracción de un borde rectilíneo. L a figura (a)
se obtuvo con luz visible de un arco de mercurio, y l a (&), con
rayos X de longitud de onda igual a 8,33 Á. L a figura 18-18 (c)
se ha obtenido directamente a partir de la fotografía (a) mediante
un microfotómetro, y es una gráfica de la densidad de iluminación.

F I G . 18-18.—Figuras de difracción en un borde recto fotografiadas con (a) luz


visible de X = 4300 A, y (b) rayos X de X ~ 8,33 A. Gráfica microfotométrica
de (a).

Quizá la observación más común de la figura de difracción


de un borde rectilíneo, y con seguridad la más sorprendente, tiene
lugar al mirar un farol lejano a través de unas gafas salpicadas
por la'lluvia. E l borde de cada gota actúa como un prisma, y
refracta hacia la pupila del ojo rayos que de otro modo no la
alcanzarían. Hacia fuera del borde, el campo es, por tanto, oscu-
ro, pero el contorno de la gota aparece como una mancha bri-
llante e irregular bordeada de intensas franjas de difracción, como
las de la figura 18-18. Las franjas son muy claras, y se observa un
número sorprendente de ellas, debido probablemente al efecto
acromatizante de la refracción.
18-12. Propagación rectilínea de la luz.—Cuando se estudian
las dimensiones de la anterior figura de difracción para un caso
J ENK1HS- WHITE.—26
402 DIFRACCION D E FRESNEL [CAP. 18

particular, se evidencia la razón de la aparente propagación rec-


tilínea de la luz. Supongamos para dicho caso a = b — 100 cm,
y X = 5000 Á. Según la ecuación [18-11] se tiene:

Esta es la distancia a lo largo del frente de onda [Fig. 18-15 (a)].


Para convertirla en distancias l sobre la pantalla, observemos
que según la figura

[18-15]

Por tanto, para el caso particular elegido,


l = 2s = 0,0708w cm

Ahora bien: en la gráfica de la figura 18-17 (b) la intensidad en


el punto v ~ -f- 2 es solo 0,025, o sea un ochentavo de la inten-
sidad si se suprimiese el borde rectilíneo. Para este punto / es igual
a 0,142 cm y, por tanto, está solo 1,42 mm dentro del borde de
la sombra geométrica. E n el resto de la pantalla por debajo de
este punto hay prácticamente oscuridad completa, lo que se debe
a la interferencia destructiva de las ondas secundarias que llegan
a esta región procedentes de la parte superior de la onda.
18-13. Rendija sencilla.—Consideremos a continuación la di-
fracción de Fresnel en una rendija de lados paralelos a la rendija
manantial S [Fig. 18-19 («)]. Utilizando la espiral, de Cornu, se
trata de determinar la distribución de la luz sobre la pantalla
PP'. Situando la rendija como se indica, cada uno de sus lados

(a)

FIG. 18-19.—División del frente de onda para la difracción de Fresnel en una


rendija.
SEC. 18-13] RENDIJA SENCILLA 403

actúa como un borde rectilíneo que apantalla los extremos del


frente de onda. Y a hemos vigto en la sección 18-11 cómo se ob-
tiene la figura de difracción ¡de un solo borde rectilíneo, método
que se extiende fácilmente al caso presente. Con la rendija colo-
cada en la posición central de la figura 18-19 (a), la única luz
que llega a P es la procedente del frente de onda situado en el
intervalo As != MN. A partir de la espiral de Cornu hemos de
determinar ahora la longitud Av que corresponde a la anchura
de la rendija As. Para ello se utilizará la ecuación [18-11],
poniendo Av en vez de y y As en lugar de s. Sea a = 100 cm,
b = 400 cm, X = 4000 Á = 0,00004 cm y la anchura de la rendija
As = 0,02 cm. Sustituyendo en la ecuación [18-11], se obtiene
Av — 0,5. L a amplitud resultante en P viene dada entonces
por una cuerda de la espiral, cuyo arco tiene una longitud Av == 0,5.
Dado que el punto de observación P ocupa una posición simé-
trica, el arco irá de v = — 0¿25 a v = + 0,25. Resulta A ^ 0,5,
y elevando al cuadrado esta amplitud se obtiene la intensidad en P.

F I G . 18-20.—Espiral de Cornu, mostrando las cuerdas correspondientes a arcos


de igual longitud Av.
404 DIFRACCION DE FRESNEL [CAP. 18

Si deseamos conocer la intensidad en P' [Fig. 18-19 (b)], he-


mos de corregir el diagrama efectuando una nueva división del
frente de onda en la forma indicada. Con el punto de observación
en P está expuesta la misma longitud de frente de onda, As =
1

== 0,02 cm, y, por tanto, tenemos la misma longitud efectiva de


espiral, Av = 0,5. No obstante, esta sección, en la mitad inferior
del frente de onda, corresponde a una nueva posición del arco
en la mitad inferior de la espiral. Supongamos que está represen-
tada por el arco jk de la figura 18-20. L a amplitud resultante
es proporcional a la cuerda A, cuyo cuadrado da la intensidad
relativa. Por tanto, para obtener la variación de intensidad a lo
largo de la pantalla de la figura 18-19 haremos deslizar un trozo
de espiral de longitud constante Av — 0,5 a diversas posiciones,
midiendo, para obtener las amplitudes, las longitudes de las cuer-
das correspondientes. Para resolver un problema concreto, el lector
puede construir una escala recta graduada en unidades y décimas
de v, y medir las cuerdas en un diagrama de precisión como el
de la figura 18-14, usando la escala de v en la espiral para obtener
SEC. 18-15] DIFRACCION POR UNA VARILLA OPACA 405

la longitud constante Av del arco. Se tabularán entonces los re-


sultados en tres columnas, que dan v, A y A . E l valor de v que
2

ha de figurar en la tabla es el correspondiente al punto central del


arco, cuya cuerda A se mide. Así, p. ej., en el intervalo de v = 0,9
a v = 1,4 (Fig. 18-20) se tabulará el valor medio v = 1,15, co-
rrespondiéndose con A = 0,43.
E n la figura 18-21 se han reproducido diversas fotografías
correspondientes a la difracción de Fresnel por rendijas de dife-
rentes anchuras, y junto a cada una la correspondiente curva
de intensidad. Estas gráficas se han trazado con ayuda de la
espiral de Cornu. Es interesante observar en estos diagramas
las posiciones de los bordes de la sombra geométrica de l a rendija
(indicados en el eje v). Fuera de estos puntos incide muy poca
luz. E n una rendija muy estrecha, como l a primera, para la cual
Av = 1,5, la figura de difracción se parece mucho a la de Fraun-
hofer. L a diferencia esencial entre ambas (cf. Fig. 15-4) es que
en este caso los mínimos no llegan a ser nulos, excepto para un
valor de v infinitamente grande. L a pequeña figura superior
se tomó con rayos X de longitud de onda 8,33 Á, y las demás
con luz visible de longitud de onda 4358 Á. A l ensanchar l a ren-
dija, las franjas varían muy rápidamente, tomando para una
rendija ancha el aspecto de dos figuras de difracción producidas
por bordes rectilíneos opuestos. E n l a fotografía original se obser-
van claramente las pequeñas franjas superpuestas a las principales,
que pueden apreciarse también en la reproducción.
18-14. Aplicación de las integrales de Fresnel a la resolución
de problemas de difracción.—Con los valores de las integrales
de Fresnel de la tabla 18-1 se consigue mayor precisión que con
el diagrama de l a espiral. Para un intervalo Av = 0,5, p. ej.,
se leen en la tabla los dos valores de x de sus extremos y se restan
algebraicamente para obtener el valor Ax de l a componente hori-
zontal de la amplitud. Del mismo modo se restan los valores co-
rrespondientes de y, obteniéndose la componente vertical Ay. L a
intensidad relativa es la suma de los cuadrados de estas magnitudes:
I ~ A = (A*) + (Ay)
2 2 2
[18-16]
E l método es de gran precisión, pero fatigoso, especialmente cuan-
do hay que efectuar interpolaciones en ciertas partes de la ta-
bla 18-1. Algunos problemas, tales como el del borde recto, se sim-
plifican por el hecho de que el número de zonas de un extremo del
intervalo no es limitado. E l valor, tanto de x como de y, en t a l
extremo es l. A continuación consideraremos otro ejemplo de
este tipo.
18-15. Difracción por una varilla opaca.—Mediante la espiral
de Cornu puede estudiarse también la sombra proyectada por
406 DIFRACCION D E FRESNEL [CAP. 18

un objeto estrecho, de bordes paralelos, tal como un alambre. E n el


caso de la rendija, estudiado en la sección 18-13, se demostró que
la figura de difracción resultante se obtiene haciendo deslizar un
trozo de espiral de longitud fija, Ai; = constante, a lo largo de
la espiral y midiendo la cuerda entre los dos puntos extremos.
E l resto de la espiral hasta el infinito, o sea hasta Z o Z' a cada
lado del elemento en cuestión, estaba ausente debido al apanta-
llamiento por los dos lados de la rendija. Si se sustituye ahora
la abertura de la rendija de la figura 18-19 («) por un objeto
del mismo tamaño, suprimiendo a la vez los dos bordes de la ren-
dija, habremos de considerar dos segmentos de la espiral. Supon-
gamos que el tamaño del obstáculo es tal que cubre un intervalo
Av — 0,5 de la espiral (Fig. 18-20). Para la posición jk la luz que
llega a la pantalla será debida a los trozos de espiral compren-
didos entre Z' y j y entre k y Z. L a amplitud resultante debida a
estas dos secciones se obtiene sumando vectorialmente sus ampli-
tudes respectivas. L a sección inferior da una amplitud repre-
sentada por un vector determinado por Z' y /, con su extremo

-5 O +5 — V -»~

F I G . 18-22.—Difracción de Fresnel en varillas estrechas opacas.


SEC. 18-16] PRINCIPIO D E BABINET 407

en /. L a amplitud correspondiente a la sección superior está re-


presentada por un vector de origen k y extremo Z. L a suma vec-
torial de ambos da la amplitud resultante A, siendo A la intensi-2

dad en un punto v que equidiste de j y k. L a figura 18-22 muestra


tres fotografías de las figuras de difracción producidas por hilos
muy finos yí sus correspondientes curvas teóricas.
18-16. Pantallas difractantes de otras formas. Principio de
Babinet.—Del los ejemplos anteriores se deduce con'claridad el
procedimiento a seguir para i estudiar cualquier problema, por
complejo que sea, en el cual todos los bordes de la pantalla sean
paralelos a la rendija manantial. E l lector encontrará instruc-
tivo estudiar, p. ej., la difracción de Fresnel en una doble rendija.
Hay que ponef cuidado en dar siempre la dirección adecuada
a los vectores amplitud obtenidos como cuerdas de la espiral
de Cornu. Dado que la espiral consta de vectores amplitud infi-
nitesimales que parten de Z' y terminan en Z (Sec. 18-8), el ex-
tremo de cualquier vector ha de estar en el punto de la espiral
más próximo a Z.
Las pantallas cuyos bordes no son paralelos, como, p. ej., un
triángulo o un polígono, no producen figuras de difracción ní-
tidas, a menos que se las ilumine con un manantial puntual. Por
tanto, no se les puede aplicar l a espiral de Cornu y hay que re-
currir' a una teoría más general, de la que trataremos después.
Una característica sorprendente de tales figuras es la aparición
de abanicos luminosos, que se extienden en ambas direcciones
perpendiculares a cualquier borde rectilíneo de la pantalla . Así, 6

al mirar un manantial puntual a través de una pequeña abertura


con forma de triángulo equilátero, aparece como una estrella de
seis puntas.
Hay una generalización, conocida como principio de Babinet,
que relaciona las figuras de' difracción producidas por dos pan-
tallas complementarias. E l término complementario significa en
este caso que los espacios opacos de una pantalla están reempla-
zados por espacios transparentes en la otra, y viceversa. Una
varilla opaca, p. ej., es complementaria de una rendija de la misma
anchura. E n su forma más general, el principio establece que el
vector amplitud producido en un punto dado por una pantalla,
sumado con el vector amplitud dado por la pantalla comple-
mentaria, da la amplitud producida por la onda no interceptada.
De hecho, dice que el todo es la suma de sus partes. Podemos, pues,
escribir la ecuación vectorial
6
Se encontrarán excelentes fotografías de figuras de difracción producidas
por aberturas de diversas formas en la obra de G. Z. D I M I T B O F F y J. G. B A K E R
Telescopes and Accessories, apéndice VIII, The Blakiston División, McGraw-Hill
Book Co., Nueva York, 1945.
408 DIFRACCION D E F R E S N E L [CAP. 18

A ^ A j ^ A , [18-17]
1

j :
donde los subíndices 1 y 2 se refieren a las pantallas^ complementa-
rias, y el 0, a la ausencia de pantalla. Puede comprobarse la validez
de este principio dividiendo la espiral de Cornu en las partes
adecuadas, aunque es también aplicable a todos los demás tipos
de difracción.
E l principio de Babinet no es muy útil tratándose de la difrac-
ción de Fresnel, salvo que puede proporcionar una forma rápida
de obtener la figura de difracción de una pantalla particular
a partir de la de su complementaria. Pero en la difracción de
Fraunhofer tiene una interesante consecuencia. E n este caso, la
onda no interceptada da intensidad cero en todo el campo, ex-
cepto en la imagen del propio manantial. Entonces A = 0, y 0

A = — A . A l elevar al cuadrado estas amplitudes para hallar


2 x

las intensidades, encontramos que Zas figuras de difracción debidas


a pantallas complementarias son idénticas. Las figuras 18-21 y
18-22 indican que esto no es cierto en modo alguno en un caso
típico de difracción de Fresnel. Sería aplicable al caso de un hilo
fino extendido sobre el objetivo de un anteojo astronómico,
que produciría en el plano de la imagen una tenue figura como
de una rendija en la orientación correspondiente. Finalmente,
mencionaremos que el principio de Babinet no es enteramente
riguroso, sino que implica aproximaciones , como el resto del
7

método de Huygens-Fresnel considerado hasta ahora.


18-17. Tratamientos más generales de la difracción.—La
aplicación original del principio de Huygens a la difracción, aun-
que da resultados de acuerdo con la experiencia en problemas
tales como los estudiados en este capítulo, contiene ciertas hipó-
tesis decididamente incorrectas. Fresnel tomó como factor de obli-
cuidad cos 0, ya que le pareció razonable que el elemento de super-
ficie de onda radiara de acuerdo con la ley de Lambert. Despreció
el hecho de que la fase de la onda resultante fuera errónea, pues
solo le interesaba predecir intensidades. Pero es más importante
saber si no se comete un error al suponer que la amplitud y
la fase son uniformes sobre el frente de onda de la parte trans-
parente de la pantalla de difracción, y que la amplitud es nula
detrás de las partes opacas. Las (teorías matemáticas más pre-
cisas desarrolladas después de Fresnel han resuelto correcta-
8

' Véase E. T. C O P S O N : Proc. Roy. Soc. (Londres), 186, 116, 1946, donde se
discuten sus límites de aplicabilidad. Este! principio no es ni siquiera aproxima-
damente cierto en el caso de una pantalla perfectamente reflectante.
Véase una explicación autorizada y completa en A. S O M M E R F E L D : Optics,
8

capítulos V y VI. Academic Press, Nueva York, 1954. Un resumen muy aceptable
desde un punto de vista más elemental se incluye en J. V A L A S E K : Theoretical and
Experimental Optics, págs. 172-86, John Wiley & Sons, Nueva York, 1949.
SEC. 18-17] TRATAMIENTOS MAS GENERALES D E LA DIFRACCION 409"

mente estas cuestiones, poniendo de manifiesto dónde radicaban


las limitaciones de su método.
Kirchhoff realizó, en 1876, el primer avance importante en
este sentido al demostrar que la onda luminosa podía expresarse
en cualquier punto del espacio por medio de una integral exten-
dida a una superficie cerrada que rodee al punto. Las ondas
secundarias de Huygens aparecen en esta teoría como las con-
tribuciones diferenciales de los elementos de la superficie, y
cuando parte de esta coincide con el frente de onda, se encuentra
que su amplitud varía como 1 -f- eos G, según se supuso en la sec-
ción 18-1. Además, al extender la integración a la superficie com-
pleta se obtiene la onda como si hubiese alcanzado el punto direc-
tamente desde el manantial, es decir, con su amplitud y fase
correctas. Mediante la generalización de Kirchhoff se suplen, por
tanto, dos deficiencias de la teoría de Fresnel en relación con el
factor de oblicuidad y la fase.
E n principio, la solución de cualquier problema de difracción
se obtiene haciendo coincidir parte de la superficie cerrada de
Kirchhoff con la pantalla difractora, y calculando su integral con
las condiciones de contorno adecuadas. Pero para ello es necesario
conocer los valores de la amplitud compleja, y de su derivada
respecto a la normal, sobre la superficie total. E n la práctica,
no se conocen nunca con precisión, y para resolver el problema,
hay que hacer ciertas simplificaciones, que al final conducen a
poco más que el método original de Fresnel. De hecho, los resul-
tados son idénticos cuando la anchura de la abertura es de mu-
chas longitudes de onda y la observación se realiza a bastante
distancia de ella. Recientemente ha sido posible medir figuras
de difracción perpendiculares al plano de la abertura, mediante
el empleo de microondas de unos pocos centímetros, y para
anchuras de la abertura desde varias longitudes de onda hasta
fracciones de longitud de onda . Los resultados muestran una
9

coincidencia sorprendentemente buena con la teoría aproximada


de Kirchhoff, pero indican también la necesidad de más amplios
estudios teóricos y experimentales de la difracción por estos mé-
todos. Como la teoría de Fresnel es, no obstante, suficiente para,
el estudio de la difracción de las longitudes de onda visibles, no
trataremos de estos interesantes progresos.
Después de la aparición de la teoría electromagnética de la
luz se intentó conseguir tratamientos rigurosos de ciertos tipos
sencillos de difracción mediante la aplicación de condiciones de
contorno adecuadas a las ecuaciones de Maxwell (Cap. X X ) .
Estas condiciones suponen un conocimiento de las propiedades

9
C. L . A N D R E W S : / . Appl: Phys., 21, 761, 1950; Am. J. Phys., 19, 280, 1951..
'410 DIFRACCION D E F R E S N E L [CAP. 18

eléctricas de l a sustancia que forma la propia pantalla difrac-


tante. Sommerfeld consiguió resolver por este método el problema
del borde rectilíneo para el caso de una pantalla de espesor infi-
nitesimal y reflectancia perfecta. De este trabajo surgió un re-
sultado interesante, que permitió explicar una aberración que
durante mucho tiempo había inquietado a quienes se dedicaban
al estudio experimental de la difracción. Situando el ojo en la
región de la luz difractada, el borde o bordes difractantes parecen
luminosos, aun cuando se tomen precauciones para evitar la luz
reflejada o difundida. L a teoría de Sommerfeld deduce con todo
detalle la onda resultante que llega a un punto de la pantalla, in-
cluyendo su distribución de fase. Se halla que la sombra geomé-
trica del borde recto se compone de una onda cilindrica originada
aparentemente en el borde. Fuera de l a sombra llegan tanto l a
onda directa como la desviada, y las franjas de difracción obser-
vadas pueden interpretarse como debidas a la interferencia de am-
bas. De hecho, esta es l a explicación original de las franjas de
difracción dada por Thomas Young, l a cual se ha tomado hasta
hace poco como errónea. Constituye otra interpretación posible
y es matemáticamente equivalente a la de Kirchhoff en cual-
quier fenómeno de difracción de Fresnel. L a figura de difracción
de una rendija sencilla puede considerarse originada por inter-
ferencia de l a onda directa y de dos ondas cilindricas, cada una
procedente de un borde . 10

P R O B L E M A S

18-1. Copíese la serie de términos análogos a los de la ecuación [18-6]


cuando el número de zonas es par y demuéstrese que en este caso la am-
plitud resultante es {A (2) —• {A f2).
x m

18-2. Realícese el cálculo de las áreas de las zonas de Fresnel con


un orden más elevado de aproximación que el de la ecuación 18-3. ¿ E n
qué porcentaje excede, para un írente de onda plano, el. área de la trigé-
sima zona del de la primera? Tómese X = 5000 A y b = 20 cm.
Sol.: 0,0037 % .
18-3. Trácense diagramas polares de la amplitud e intensidad de una
onda secundaria de Huygens en función de 9 empleando el factor de obli-
cuidad correcto. ¿Cuál es el nombre de la curva matemática que da la
amplitud?
18-4. Se fotografía una de las placas zonales de la figura 18-9 a una
•escala tal que la primera zona medida en un comparador tiene un radio

1 0
Para una discusión no matemática de la luminosidad de un borde difractante
y de la teoría de Young, véase C. F. M E Y B R : The Diffraction of Light, X-rays and
Material Partióles, 1.» ed„ Cap. VII, Secs. 10-11, University of Chicago Press,
•Chicago, 1934, y R . W . W O O D : Physical Optics, 3.» ed., págs. 218-21, The Mac-
millan Co., Nueva York, 1953.
PROBLEMAS 411

de 0,390 mm. Se monta entonces sobre un banco óptico 42 cm delante


de un pequeño orificio iluminado por la raya verde del mercurio X = 5461 Á.
Hállese la distancia desde la placa zonal a la imagen primaria y también
a las dos primeras imágenes secundarias. Sol.: 82,7. 11,9. 6,4 cm.
18-5. Un haz paralelo de microondas de X = 3 cm pasa por un ori-
ficio circular dé radio graduable. Si se coloca un detector sobre el eje del
orificio 4 rn detrás de él y se aumenta gradualmente el radio de la abertura,
¿para qué valor se obtendría la respuesta máxima? ¿Y su segundo míni-
mo? Obténgase, para este último radio, una ecuación que dé las posiciones
de los máximos y mínimos a lo largo del eje.
18-6. Supóngase que la mancha brillante en la sombra de un disco
es visible cuando las discrepancias! a partir de un contorno perfectamente
circular no exceden de un tercio de la anchura de una zona. Si se coloca
una pieza de 18,5 mm de diámetro en el cono de luz roja (6000 Á) proce-
dente de un manantial distante y se observa su sombra mediante un ocular
situado 1 m detrás de ella, ¿cuál es la máxima variación de radio admi-
sible? , i Sol: 0,011 mm.
18-7. Cuando la luna eclipsa una estrella, hállese el tiempo requerido
para que su intensidad se haga 1/100 de su valor inicial.
18-8. Empleando la espiral de Cornu, represéntese la figura de di-
fracción de una rendija de anchura As = 1,2 mm. Supóngase que
a = 100 cm, b = 150 cm y X = 5000 Á.
Sol: El diagrama presenta tres máximos fuertes casi de la misma
intensidad y otros laterales más tenues.
18-9. Una rendija situada en el extremo de un banco óptico está ilu-
minada con luz de sodio. Un soporte de objetos difractantes dista 60 cm de
la rendija, y las observaciones se realizan con una célula fotoeléctrica
detrás de una estrecha rendija a 120 cm del soporte anterior. ¿Cuál será
la intensidad exacta respecto a la no interceptada: a) en el borde de la
sombra geométrica de una varilla de 1,8 mm de diámetro, y b) en el centro
de la misma sombra?
18-10. En el dispositivo del problema 18-9, hállese la intensidad:
a) 2 mm dentro de la sombra geométrica de un borde rectilíneo, y b) 1 mm
fuera del'borde. í Sol: a) 0,013 / „ ; b) 1,23 I . 0

18-11. En el dispositivo del problema 18-9, hállese la intensidad:


a) en uno de los bordes de la sombra geométrica de una rendija de 1,5 mm
de anchura, y b) en el centro de la figura de difracción de una rendija de
2,5 mm de anchura.
18-12. Calcúlese, mediante la tabla de integrales de Fresnel, la inten-
sidad exacta en los puntos v = + 1,2 y — 2,0 de la figura de difracción
de un borde rectilíneo. ¿A qué ángulos de difracción corresponden estas
intensidades cuando el manantial es muy distante y la longitud de onda
es: a) 4000 Á, y b) 5 cm? La pantalla de observación se encuentra 5 m
detrás del borde rectilíneo.
Sol: 0,0308 7 ; 0,844 I . a) ¡0,0014°, — 0 , 0 0 2 3 ° . b) 4,85°, — 8 , 0 5 ° .
0 0

18-13. Utilícese la espiral de Cornu para estudiar la figura de difrac-


ción de una doble rendija. Si a = b = 100 cm, X = 5000 A, las rendijas
tienen cada una 0,4 mm de anchura y la distancia entre sus centros es-
2 mm, hállese la distancia desde el centro de la figura de difracción a: a) el
primer mínimo, y b) el segundo máximo.
18-14. Dedúzcase, mediante el principio de Babinet, una relación
sencilla entre la intensidad en un punto de la figura de difracción de una
412 DIFRACCION DE FRESNEL [CAP. 18

rendija y la intensidad en el mismo punto de la figura de difracción de


la varilla opaca complementaria de la rendija.
Sol.: {I¡I )vir. = (J/Z )»n.;—A# — Ay -f 1; A# y Ay son las
0 0

componentes del vector amplitud correspondiente a la rendija.


18-15. Mediante la espiral de Cornu, investigúese en el caso de la di-
fracción por una varilla opaca: a) si ha de producirse necesariamente un
máximo en el centro de la figura de difracción como ocurre en los tres casos
de la figura 18-22; b) el origen de las «pulsaciones» observadas fuera de la
1

sombra geométrica en el caso Av = 0,5 de la figura 18-22.


18-16. De acuerdo con la interpretación de YGung de la difracción,
las franjas dentro de la sombra geométrica de una varilla opaca han de
considerarse como franjas de interferencia producidas por los dos bordes
luminosos. E n esta hipótesis, ¿cuántas franjas brillantes se producirían
en la sombra de una varilla opaca de anchura Av = 2,5 (véase Fig. 18-22)?
¿ Y en la sombra de la varilla del problema 18-9?
Sol.: 3 franjas. 13 franjas.
18-17. Una onda luminosa plana de longitud de onda 5000 Á incide
sobre una pantalla que tiene un orificio circular de 1 mm de diámetro.
Hállese la intensidad sobre el eje a una distancia de 30 cm detrás de la
pantalla, expresándola como fracción de la intensidad en el primer máximo.
Esta última es la intensidad en el punto en que el orificio abarca justa-
mente la primera zona de Fresnel.
CAPITULO X I X

VELOCIDAD DE L A LUZ

E n los capítulos precedentes se ha visto que los fenómenos


de interferencia y difracción de la luz pueden explicarse satis-
factoriamente mediante la teoría ondulatoria. Ahora vamos a
considerar otra característica fundamental de l a luz, que es su
velocidad de propagación. E s de esperar que las ondas que tienen
una frecuencia definida avanzarán en un medio dado con una
velocidad finita y constante. Las ondas luminosas y, en general,
las ondas electromagnéticas se caracterizan por ser las únicas
capaces de propagarse en el vacío, y en este caso la velocidad es
igual para todas las frecuencias. Por tanto, l a velocidad de l a
luz en el vacío, c, es una de las constantes más importantes de
la Naturaleza. E n la teoría electromagnética de la luz, que se
estudiará en el próximo capítulo, aparece como razón de ciertas
unidades. Además, el descubrimiento de que su valor es inde-
pendiente tanto del movimiento del manantial como del obser-
vador, constituyó el fundamento inicial de l a teoría de l a rela-
tividad. Nuestro primer objetivo será describir los diversos mé-
todos empleados para medir con precisión esta velocidad.
19-1. Método de Romer .—Debido a la gran velocidad de
1

la luz, es natural que la primera medida llevada a cabo con éxito


fuera de tipo astronómico, por las grandes distancias que ello
implica. E n 1676 Romer midió los tiempos de los eclipses de los
satélites del planeta Júpiter. L a figura 19-1 (a) muestra las ór-
bitas de la Tierra y de Júpiter alrededor del Sol, 5, y l a de uno
de los satélites, M, alrededor de Júpiter. E l satélite interior
tiene un período medio de revolución T = 42 h 28 min 16 seg,
Q

determinado por el tiempo medio entre dos entradas del satélite


en l a sombra del planela. Romer midió en realidad los tiempos
de salida de l a sombra, aunque es de más precisión la medida
de los tiempos de paso de la manchita negra, que representa l a
sombra del satélite sobre l a superficie de Júpiter, a través de la
línea media del disco de este último.
Una larga serie de observaciones sobre los eclipses del primer
satélite permitió una medida precisa del período medio T . Romer 0

1
Olaf RSmer (1644-1710), astrónomo danés, realizó su trabajo sobre los saté-
lites de Júpiter en París, y posteriormente fue nombrado astrónomo real de Dina-
marca.
413
414 VELOCIDAD D E LA LUZ [CAP. 19

halló que si se observaba un eclipse cuando la Tierra estaba en


una posición tal como la E respecto de Júpiter, f [Fig. 19-1 («)],
1 l

y se predecía el tiempo de un eclipse posterior usando el período


medio, no ocurría en general exactamente en el tiempo predicho.
Concretamente, si el eclipse predicho había de producirse 3 meses
después, al estar la Tierra y Júpiter en E y J , encontró un re-
2 2

traso de unos 10 min. Para explicar esto supuso que la luz se pro-
pagaba con una velocidad finita desde Júpiter a la Tierra, y como
la Tierra en E estaba más alejada de Júpiter, el retraso repre-
2

F I G . 19-1.—Fundamento de la determinación astronómica de la velocidad de la


luz por Romer, mediante observaciones de los satélites de Júpiter.

sentaba el tiempo requerido por la luz para recorrer esta distancia


adicional. Sus medidas dieron 11 min como tiempo empleado
por la luz en recorrer una distancia igual al radio de la órbita
terrestre. Ahora sabemos que 8 min 18 seg es un resultado más
correcto, que combinado con la distancia media al Sol, 1497108 K m ,
da una velocidad de unos 300000' Km/seg.
Es instructivo averiguar cómo debe esperarse que varíe a lo
largo del año el período aparente del satélite, es decir, el tiempo
entre dos eclipses sucesivos. Si se pudiera medir este tiempo con
precisión suficiente se obtendría la curva de la figura 19-1 (b).
Podemos considerar los sucesivos eclipses como señales luminosas
enviadas desde Júpiter a intervalos regulares de 42 h 28 min 16 seg.
Ahora bien: en todos los puntos de su órbita, excepto E y E , ± 3

la Tierra está variando su distancia a Júpiter más o menos rápi-


damente. Si la distancia está aumentando, como en E , cualquier 2

señal recorre una distancia mayor que la precedente, y el inter-


SEC. 19-2] METODO DE BRADLEY 415

valo de tiempo observado entre ellas crecerá. Análogamente, en


E disminuirá. L a variación máxima sobre el período medio,
i

unos 15 seg, es el tiempo empleado por la luz en cubrir la distancia


recorrida por la Tierra entre dos eclipses, que es 4,5 x 10 K m . 6

E n cualquier posición dada, el retraso total del eclipse, tal como


lo observó Romer, se obtendría sumando las cantidades T — T Q

[Fig. 19-1 (£>)], en que cada período aparente es mayor que el medio.
Así, p. ej., el retraso de un eclipse en E , predicho a partir de uno
z

en E usando el período medio, será la suma de T — T para


x 0

todos los eclipses entre E y E .


± 2

19-2. Método de Bradley . Aberración de la luz.—La i n -


2

terpretación i de Romer de las variaciones en los tiempos de


los eclipses de los satélites de Júpiter no fue aceptada hasta que
el astrónomo inglés Bradley j realizó en 1727 una determinación
de la velocidad de la luz completamente independiente. Bradley
descubrió un movimiento aparente de las estrellas que atribuyó
al desplazamiento de la Tierra en su órbita. Este efecto, deno-
minado aberración, es completamente distinto de los bien cono-
cidos desplazamientos de las estrellas más próximas, llamados
paralaje. Debido al paralaje, ¡estas estrellas aparecen ligeramente
desplazadas respecto de las estrellas lejanas al observarlas desde
diferentes puntos de la órbita terrestre, y a partir de estos des-
plazamientos puede calcularse su distancia. Como el desplaza-
miento aparente de la es-
trella es opuesto al de la
posición de la Tierra, el efec- sistema anteojo del
to d e paralaje hace que al solar observador
observar una estrella en una
dirección perpendicular al
plano de la órbita terrestre
describa una pequeña cir-
cunferencia en oposición de (6)
fase con el movimiento de
la Tierra. Los diámetros an-
gulares de estas circunfe-
rencias son muy pequeños
(no mucho mayores de l"
para las estrellas más pró-
ximas). L a aberración, que
depende de la velocidad de
la Tierra, hace también que ¡FIG. 19-2.—Origen de la aberración astronó-
las estrellas observadas en mica, cuando se observa la estrella perpen-
dicularmente al plano de la órbita terrestre.
James Bradley (1693-1762), profesor de Astronomía de Oxford. Elaboró
2

sus ideas sobre la aberración por una observación casual sobre'las variaciones
de la dirección aparente del viento cuando navegaba por el Támesis.
416 i
VELOCIDAD D E L A LUZ
[CAP. 19

esta dirección parezcan describir! circunferencias. Pero en este


caso las circunferencias tienen diámetros angulares de unos 4r , //

iguales para todas las estrellas próximas o lejanas. Además, los


desplazamientos son siempre en el sentido de la velocidad de la
Tierra, de modo que los movimientos circulares difieren en fase
TT/2 respecto al movimiento terrestre [Fig. 19-2 (a)].
Bradley explicó este efecto como una alteración de la direc-
ción aparente de la luz que llega a la Tierra procedente de una
estrella por el movimiento de aquella en su órbita. E l observador
y su anteojo son arrastrados con la Tierra a una velocidad de
unos 29,8 Km/seg, y si este movimiento es perpendicular a la direc-
ción de la estrella, habrá de inclinarse ligeramente el anteojo en l a
1

dirección del movimiento a partir de la posición que tendría si


la Tierra estuviese en reposo. L a razón de esto es análoga a la
que obliga a una persona que camina bajo la lluvia a inclinar
el paraguas para evitar mojarse los pies.
E n la figura 19-2 (b), v representa el vector velocidad rela-
tiva del anteojo respecto a un sistema de coordenadas fijo al
sistema solar, y c, la de la luz respecto al mismo sistema. Hemos
•dibujado estos vectores perpendiculares entre sí, como sería
el caso si la estrella estuviese |en la dirección representada
en la figura 19-2 (a). Entonces la velocidad de la luz respecto a
la Tierra tiene la dirección de c, que es la diferencia de los vec-
tores c y v. Esta es la dirección en que debe apuntarse el anteojo
para observar la imagen de la estrella sobre el eje del instrumento.
Vemos así que cuando la Tierra está en E la estrella 5 tiene la
v

-posición aparente S ; cuando está en E , la posición aparente


x 2

es S , etc. Si S no estuviera en dirección perpendicular al plano de


2

la órbita terrestre, describiría en su movimiento aparente una


elipse en vez de una circunferencia, pero el eje mayor de la elipse
sería igual al diámetro de la circunferencia del caso anterior.
Se deduce de la figura que el ángulo a, que es el radio angular
•del movimiento circular aparente, o bien el eje mayor del elíptico,
está dado por ¡ \
tga ;
[19-1]
1
;

Las medidas recientes de este ángulo de aberración dan un valor


medio a = 20,479" +_ 0,008 para bl radio angular de la órbita
circular aparente. Combinándolo con la conocida velocidad v de
la Tierra en su órbita, obtenemos ó = 299714 Km/seg. Este valor
está de acuerdo, dentro de los límites del error experimental,
con los resultados más precisos obtenidos por las últimas medidas
-de la velocidad de la luz utilizando métodos directos, de los cuales
•describiremos a continuación los principales.
SEC. 19-3] METODO TERRESTRE DE FIZEAU 417

19-3. Método. terrestre de Fizeau.—Fizeau fue quien pri- 3

mero consiguió en 1849 medir la velocidad de la luz por un mé-


todo no astronómico, utilizando una trayectoria luminosa sobre
la superficie terrestre. E l principio de su determinación es evi-
dente: se emite un destello de luz y se mide el tiempo de ida hacia
un espejo distante y vuelta al observador.
Esto se llevó a cabo mediante el aparato representado en
la figura 19-3. L a rueda dentada WF gira a gran velocidad, de
W

F I G . 19-3.—Dispositivo de Fizeau, utilizado en la primera determinación terrestre


de la velocidad de la luz.
modo que divide el haz luminoso que pasa por su borde F en una
serie de cortos destellos. Cada vez que la luz pasa entre dos dien-
tes se produce uno de estos destellos. Entonces se colima mediante
la lente L y se enfoca mediante la L sobre un espejo plano M. E n
2 3

el experimento de Fizeau la distancia MF era de 8,624 K m .


Después de reflejarse en M, el destello luminoso retrocede y es
enfocado de nuevo por L en el borde de la rueda. Si durante
2

el tiempo en que la luz va de F a M y retrocede, la rueda ha gi-


rado a una posición tal que se ha interpuesto un diente en F,
el destello quedará interceptado, y lo mismo ocurrirá con cual-
quier otro.
Estando la rueda en reposo, en una posición tal que la luz
atraviese la abertura 0 entre dos dientes (Fig. 19-3, centro), el
observador E verá la imagen del manantial luminoso en F por
medio del ocular L , enfocado sobre F a través del espejo semi-
4

plateado G. Si se hace ahora girar la rueda con velocidad creciente,


s
H . L. Fizeau (1819-1896), miembro de una acaudalada familia francesa,
tuvo independencia económica para dedicarse a su hobby, la velocidad de la
luz. Realizó sus experimentos en París, haciendo recorrer a la luz una trayectoria
entre Montmartre y Suresnes.
JEMKIMS-WUm.—27
418 VELOCIDAD D E L A LUZ [CAP. 19

se alcanzará un estado en el que la luz que pasa por 0. es detenida


por a; la que pasa por 1 lo será por el diente b, etc., y se eclipsará
completamente la imagen. U n aumento posterior de velocidad
hará reaparecer la luz cuando los destellos pasen por las aber-
turas 1, 2, y desaparecer de nuevo cuando sean detenidos por
b, c, ... L a rueda de Fizeau tenía 720 dientes, y como el recorrido
de la luz era de 2 x 8,624 = 17,248 K m , la rueda debía girar
1/1440 de revolución en 17,248/c seg para que se produjese el pri-
mer eclipse. Por tanto, el primer eclipse habría de ocurrir para
una velocidad c/(17,248 X 1440) r.p.s., y los otros para 3, 5, 7, ...
veces esta velocidad. Fizeau observó el primer eclipse para
12,6 r.p.s., lo que dio c = 313 300 Km/seg.
No es sorprendente que este valor sea considerablemente su-
perior a los obtenidos por métodos astronómicos, dadas las difi-
cultades del experimento. L a incertidumbre principal con el
aparato de Fizeau radica en la determinación del estado de eclipse
total. Posteriormente Cornu, y Young y Forbes mejoraron las
condiciones experimentales. Los últimos superaron la dificultad
anterior colocando otra lente y otro espejo, idénticos a L y M, z

a una distancia algo mayor. Las dos imágenes así formadas se


observaban simultáneamente, y en vez de medirse los estados
de eclipse o de máximo en una u otra de las imágenes, se medía
la velocidad de l a rueda dentada cuando ambas imágenes parecían
tener la misma intensidad. E l ojo es muy sensible para detectar
ligeras diferencias de intensidad de imágenes contiguas, por lo
que las medidas pudieron verificarse con mayor precisión. Su
resultado *'fue 301400 Km/seg.

F I G . 19-4.—Espejo giratorio de Foucault para medir la velocidad de la luz.

* El lector puede encontrar más detalles sobre las diversas determinaciones


por el método de Fizeau en la obra de T . P R E S T O N The Theory of Light, 5.» ed.,
pág. 534, Macmillan & Co., Londres, 1928.
SEC. 19-4] METODO DEL ¡ ESPEJO GIRATORIO 419

19-4. Método del espejo giratorio.—Este es el segundo mé-


todo terrestre, sugerido inicialmente por A r a g o y aplicado con
6

éxito por primera vez, en 1850, por Fizeau y Foucault indepen- 6

dientemente. E l principio de estas primeras determinaciones queda


ilustrado en la figura 19-4. L a luz del manantial S atraviesa l a
lámina plana de vidrio G, y después de reflejarse en el espejo
plano R, es enfocada por la lente L sobre un espejo cóncavo fijo M.
Si R es también fijo, la luz rehace su trayectoria en sentido inverso
y forma una imagen de S en £ por reflexión parcial en G.
Si ahora gira R a gran velocidad alrededor de un eje perpen-
dicular al plano de la figura, se habrá desplazado un pequeño
ángulo a mientras la luz vuelve desde M. E l haz reflejado habrá
girado, pues, un ángulo 2a, y L producirá una imagen desplazada E'.
Es evidente que el desplazamiento EE' dependerá de la velocidad
angular de R y dé las distancias RM y RGE, y conociendo estas
magnitudes podrá hallarse l a velocidad de la luz.
E n las medidas finales de Foucault, RM valía 20 m y era
prácticamente igual al radio de curvatura LM del espejo A i .
E l desplazamiento EE' solo era de 0,7 mm, pero podía medirse
también mediante un ocular micrométrico con una aproximación de
0,005 mm. E l resultado de Foucault para la velocidad de la luz
fue de unos 298000 K m /seg. L a precisión de la determinación
por el método del espejo giratorio aumentó mucho en los expe-
rimentos de Cornu, Newcomb y Michelson. L a mejora esencial
7

de este último estaba en la utilización de una trayectoria mayor.


E n el dispositivo de Foucault, esta venía limitada por l a pér-
dida de intensidad de la imagen al hacer mayor la distancia RM.
E l haz giratorio procedente de R es devuelto por M solo durante
el cortísimo tiempo que barre la superficie de M. Michelson superó
este inconveniente utilizando una lente L de mayor distancia
focal y aumentando la distancia RL hasta que R y M fueron
casi focos conjugados de L. .Estando S muy próximo a R, y con
una lente L de distancia focal ¡suficientemente grande, puede ale-
jarse el espejo M varios kilómetros. Otra mejora adoptada por
Newcomb y Michelson consistió en reemplazar el espejo plano

5
D. F. J. Arago (1786-1853), notable físico y astrónomo parisiense. Se le conoce
sobre todo por sus trabajos sobre interferencia de la luz polarizada (Cap. XXVII)
y sobre electromagnetismo en colaboración con Ampére.
8
J. L . Foucault (1819-1868). Entre 1845 y 1849 colaboró con Fizeau; pero
debido a diferencias de opinión trabajaron después independientemente. Es cono-
cido también por su demostración de la rotación de la Tierra mediante un péndulo.
Sus investigaciones sobre la velocidad de la luz en el agua (Sec. 19-10) constituye-
ron su tesis doctoral, presentada en 1851.
7
Simón Newcomb (1835-1909), distinguido astrónomo americano, asociado
con el Observatorio Naval de Estados Unidos y la Universidad John Hopkins.
420 VELOCIDAD DE LA LUZ [CAP. 19

R por otro con cuatro o más superficies reflectantes (Fig. 19-5).


Con ello se consigue aumentar l a intensidad de la imagen . 8

19-5. Ultimos experimentos de Michelson.—No describiremos


los sucesivos experimentos, en los jcuales se mejoró continuamente
la determinación de c mediante espejos rotatorios: E n la actua-
lidad parece que la precisión de los mejores valores obtenidos
por este método ha sido sobrepasada por la de los nuevos dis-
positivos basados en las técnicas de radiofrecuencia. Pero es
instructivo considerar brevemente una serie clásica de medidas
realizadas por Michelson en 1926 en el observatorio de Monte
Wilson. I

FIG. 19-5.—Dispositivo de Michelson para determinar la velocidad de la luz.

L a forma del aparato últimamente adoptada es la representada


en la figura 19-5. L a luz de un arco de Sperryy S, pasa por una es-
trecha rendija y se refleja en una de las caras de un espejo octo-
gonal giratorio R. Después se refleja en los espejitos fijos b y c
hacia el gran espejo cóncavo M (10 m de distancia focal, 0,6 m de
x

apertura). De él parte un haz de luz paralelo, y recorre 22 millas


desde la estación de observación; en el Monte Wilson hasta un
segundo espejo M , análogo al M en la cumbre del Monte San
2 lt

Antonio. M enfoca la luz sobre un pequeño espejo plano /, desde


2

donde vuelve a M y por reflexión en c',b', a' y p alcanza el


v

ocular de observación L.
Se utilizaron varios espejos giratorios de 8, 12 y 16 caras,
que giraban accionados por una corriente de aire a una velocidad
tal que durante el tiempo de ida hasta M y vuelta (0,00023 seg)
2

el espejo se había desplazado un ángulo suficiente para que en a!


estuviese la cara siguiente. L a velocidad de rotación requerida
en un espejo octogonal era de 528 r.p„s. Mediante una pequeña
contracorriente de aire se regulaba la velocidad hasta que la
imagen de la rendija ocupase la misma posición que cuando R

Véase N. E . DORSEY: Trans. Am. Phil. Soc, 34, 1, 1944.


SEC. 19-6] MEDIDAS E N E L VACIO 421
estaba en reposo. L a velocidad exacta de rotación se hallaba
por comparación estroboscópica con un diapasón accionado eléc-
tricamente, que, a su vez, se calibraba mediante u n péndulo de
invar proporcionado por el Servicio Geodésico y de Costas de
Estados Unidos. Este organismo se encargó también de medir la
distancia entre los espejos M y M con notable precisión, me-
x 2

diante triangulación a partir de una base lineal de 40 K m , cuya


longitud se determinó con un error de 1/11000000, o sea, alrededor
de 3,5 mm . 9

Los resultados de estas medidas, publicados en 1926, com-


prendían ocho valores de la velocidad de la luz, siendo cada uno
la media de 200 determinaciones individuales con un espejo gira-
torio dado. Variaban entre los valores extremos de 299756 y
299803 Km/seg y daban un valor medio de 299796 ± 4 Km/seg.
Michelson realizó algunas medidas posteriores con un espejo dis-
tante 82 millas sobre la cima de una montaña, pero debido a las
malas condiciones atmosféricas no se consideraron suficiente-
mente fidedignas para ser publicadas.
19-6. Medidas en el vacío.—En las discusiones precedentes
hemos supuesto que la velocidad, en el aire es igual que en el vacío.
Esto no es rigurosamente cierto, y a que el índice de refracción
n = cjv es ligeramente mayor que la unidad. Con luz blanca
el valor efectivo de n para el aire en las condiciones existentes
en los experimentos de Michelson era de 1,000225. Por tanto,
la velocidad en el vacío c = nv excedía en 67 Km/seg al valor
en el aire. E n los resultados finales dados anteriormente se ha
tenido en cuenta esta corrección. Una dificultad, que llega a ser
de importancia cuando se trata de medidas tan precisas como
las de Michelson, es la incertidurrbre sobre las condiciones exactas
de presión y temperatura del aire a lo largo de la trayectoria
luminosa. Dado que n depende de estas condiciones, el valor de
la corrección para el vacío resulta, por tanto, algo incierto.
Para eliminar esta causa de error, Michelson emprendió en
1929 la medida de la velocidad de la luz en un largo tubo en el
que se había realizado un vacío elevado. E l dispositivo óptico
era análogo al descrito anteriormente, con las modificaciones
convenientes para contener la trayectoria luminosa en el tubo.
Este tenía 1 milla de longitud, y por sucesivas reflexiones en
espejos montados en ambos extremos, la distancia total recorrida
por la luz antes de volver al espejo giratorio era de unas 10 millas.
Se logró mantener un vacío de | mm de H g . Este difícil experi-
mento no se completó hasta después de la muerte de Michelson
en 1931, pero los resultados preliminares fueron publicados un

9
W. BOWIE: Astrophys. /., 65, 14, 1927.
422 VELOCIDAD DE LA LUZ [CAP. 19

año después por sus colaboradores . L a media de casi 3000 me-


10

didas individuales fue 299774 Km/seg. Debido a ciertas variaciones


inexplicables, es difícil fijar la precisión de este resultado. Cier-
tamente no es tan grande como la indicada por el error probable
calculado, y se ha estimado en ± 11 Km/seg.
19-7. Método de la célula de Kerr.—Las determinaciones
mediante este método han igualado, si no sobrepasado, la preci-
sión de las realizadas con el espejo giratorio. E n 1925 Gavióla
ideó algo que equivale a una mejora de la rueda dentada de F i -
zeau basado en el uso de la llamada válvula electroóptica. Este
instrumento es capaz de interrumpir el haz luminoso varios cien-
tos de veces más rápidamente que una rueda dentada. Por ello

FIG. 19-6.—Método de Anderson para medir la velocidad de la luz: (a) Válvula


electroóptica. (¿>) Trayectorias luminosas.

puede utilizarse una base lineal mucho menor, cabiendo todo el


aparato en un edificio, de modo que es posible conocer con pre-
cisión las condiciones atmosféricas. L a figura 19-6 (a) ilustra la
válvula electroóptica, que se compone de una célula de Kerr, K,
entre dos Nicoles cruzados, N y N . Dicha célula es un pequeño
x 2

recipiente de vidrio con dos electrodos metálicos y lleno de nitro-


benceno puro. Aunque el funcionamiento de esta válvula depende
de ciertas propiedades de la luz polarizada, que estudiaremos
después (Sec. 29-10), nos basta ahora con saber, para comprender
1 0
E l informe final se encontrará en MICHELSON, PEASE y PEARSON: Astro-
phys. ]., 82, 26, 1935.
SEC. 19-7] METODO D E \ L A C E L U L A D E KERR 423

el método, que el sistema no transmite luz hasta que se aplica


un voltaje elevado a los electrodos de K. Si se utiliza entonces
un oscilador eléctrico, que proporciona un voltaje de radiofre-
cuencia, puede interrumpirse el haz muchos millones de veces
por segundo. I
E n las primeras medidas! por este procedimiento se utilizaron
dos válvulas, una para el haz de ida y otra para el de vuelta.
Excepto en que las distancias son menores, el método se parece mu-
cho al de Fizeau. Perfeccionamientos posteriores condujeron al
aparato representado en la figura 19-6 (b), utilizado por Anderson 11

en 1941. Para evitar la dificultad de igualar las características


de las dos células de Kerr, utilizó solo una, dividiendo los impulsos
luminosos transmitidos en dos haces por medio de un espejo
semiplateado M Uno de estos recorre la trayectoria más corta
v

hasta M , y en la vuelta pasa a través de M hasta el detector P.


2 x

E l otro sigue la trayectoria más larga hasta M , reflejándose en 6

M , M y M , y retrocede por el mismo camino hasta M donde


3 4 6 v

se refleja también hacia P. E l detector P era un tubo fotomulti-


plicador, que responde a la 'modulación sinusoidal de las ondas
luminosas. Podemos considerar la onda luminosa como onda por-
tadora, modulada en amplitud a la frecuencia del oscilador que
acciona la célula . E l cociente de la longitud de onda / de la mo-
u

dulación por el período T del oscilador da la velocidad de la luz.


L a medida precisa de / se basa en el siguiente principio: Si
la trayectoria más larga excede a la más corta en un múltiplo
de semilongitudes /, la suma de las dos ondas moduladas que lle-
gan a P dará una intensidad constante. E l amplificador conec-
tado a la fotocélula está dispuesto de modo que dé respuesta nula
en estas condiciones. E l ajuste se realiza por ligeros movimientos
Ay del espejo M . E l camino suplementario a partir de M puede
2 t

suprimirse entonces, sustituyendo este espejo por otro M\ que


haga volver directamente la luz a M . Si este camino suplementa-
3

rio (de M a M y vuelta) fuera exactamente un número entero


4 9

de veces /, no variaría la respuesta de la fotocélula al suprimirlo.


Tal como se dispuso el aparato, el caso era muy aproximad^fnte
este, siendo él camino suplementario alrededor de 11/. Midiendo
el desplazamiento Ay necesario para restablecer la respuesta cero,
y aplicando la corrección As debida a la sustitución por M' , pudo t

determinarse exactamente la diferencia entre la distancia me-


dida y 11/. i i

11
Opt. Soc. Am., 31, 187, 1941.
J.
Como la válvula transmite en cada cresta del voltaje, sea positiva o negativa,
1 2

sería de esperar que se utilizase en este caso 1/2 T. Realmente Anderson aplicó
a la válvula un voltaje de polarización de corriente continua, de modo que cada
ciclo daba un solo máximo de voltaje.
424 VELOCIDAD D E L A LUZ [CAP. 19
i

E l lector apreciará la semejanza entre el aparato de Anderson


y un interferómetro de Michelson para ondas de radio, ya que
los impulsos luminosos tienen una longitud esencialmente igual
a la longitud de onda de las ondas de radio producidas por el
oscilador de la célula de Kerr. Pero no es exactamente igual,
debido a que la velocidad que interviene en el experimento es
la velocidad de grupo de la luz en el aire y no la velocidad de las on-
das de radio. E n su investigación final, Anderson hizo un total de
2895 observaciones, y las velocidades resultantes l/T, después de co-
rregidas para el vacío, dieron una media de 299776;+ 6 Km/seg.
L a principal fuente de error fue la dificultad de asegurarse de
que ambos haces utilizaban la misma porción de superficie foto-
eléctrica. Una variación de la posición de la mancha luminosa
afecta al tiempo de recorrido de los electrones entre los electrodos
del tubo fotomultiplicador. L a indeterminación que esto implica
es mayor que cualquiera de los errores en las medidas de longitud
y en la frecuencia del oscilador, que se conocía aún mejor, con
una aproximación superior a 1/1000000. 1

E n la última determinación mediante la célula de Kerr efec-


tuada por Bergstrand (véase tabla 19-1) se evitaba esta última
dificultad usando solamente un haz y localizando los máximos
y mínimos mediante modulación del detector en sincronismo
con el manantial. Se señala que el; resultado tiene una precisión
más de diez veces superior a la dé los obtenidos anteriormente
por procedimientos ópticos. Difiere de los valores concordantes
de Anderson y de Michelson, Pease y Pearson, pareciendo de-
mostrar que el valor de Michelson de 1926 es el más aproxima-
damente correcto. Es difícil de comprender cómo el muy con-
cienzudo trabajo realizado en el período 1930-1940 pudo aparejar
tanto error, pero otros resultados recientes, que describiremos
después, apoyan la evidencia en favor del valor más alto
de c. i
19-8. Velocidad de las ondas de radio.—El desarrollo de las
modernas técnicas de radar, y especialmente el interés por su
aplicación práctica como ayuda de la navegación, han conducido
a renovados intentos para mejorar nuestro conocimiento sobre
la velocidad de la luz. Esta velocidad es naturalmente la misma
que la de las ondas de radio, cuando ambas se reducen al vacío.
Hay tres métodos de utilizar las microondas para una medida
precisa de su velocidad, uno de los cuales puede realizarse fácil-
mente en el vacío. Consiste en hallar la longitud y frecuencia de
resonancia de un cilindro metálico hueco, o cavidad resonante.
Es análogo al método utilizado en el laboratorio para medir la
velocidad del sonido. Estas medidas fueron realizadas indepen-
dientemente por Essen y Gordon-Smith en Inglaterra, y por Bol
SEC. 19-10] VELOCIDAD D E L A LUZ E N L A MATERIA E N REPOSO
425
TABLA 19-1
Medidas precisas de la velocidad de la luz

Investigadores Método Resultado, Km/seg

1926 Michelson Espejo giratorio 299 796 ± 4


1935 Michelson, Pease
y Pearson Espejo giratorio en el vacío 299774 ± 1 1
1940 Hüttel Célula de Kerr 299768 ± 10
1941 Anderson Célula de Kerr 299776 ± 6
1950 Bol Resonador de cavidad 299789,3 ± 0,4
1950 Essen Resonador de cavidad 299792.5 ± 3,0
1951 Bergstrand Célula de Kerr 299793,1* ± 0,2
1951 Aslakson Radar 299794,2 ± 1,9
1952 Froome Interferómetro de microondas 299792.6 ± 0,7

en América . Como se ve en la tabla 19-1, los resultados coin-


13

ciden entre sí y con el valor óptico preciso de Bergstrand.


Los otros dos métodos que utilizan microondas corresponden
a las dos últimas filas de la tabla, y se han llevado a la práctica
con una precisión comparable. E l método del radar consiste en
medir directamente el tiempo que tarda una señal en recorrer
una distancia conocida al aire libre. E l interferómetro de mi-
croondas es el aparato de Michelson adaptado a las ondas de
radio. Se halla la velocidad midiendo la longitud de onda a partir
del movimiento de un espejo. Los detalles de todos los métodos
de radio son interesantes e importantes, pero hemos de omitirlos
aquí por no caer directamente dentro del campo de l a óptica.
19-9. Razón de las unidades eléctricas.—Como veremos al
tratar de l a teoría electromagnética (Cap. X X ) , puede obtenerse
c como razón de la magnitud de ciertas unidades de los sistemas
electromagnético y electrostático. Se han realizado dos cuidadosas
medidas de esta razón, habiéndose hallado valores comprendidos,,
más o menos, entre los máximos y mínimos dados anteriormente.
Como la aproximación obtenida hasta ahora es considerablemente
menor que con los otros métodos, estos experimentos, aunque
han servido para comprobar las predicciones teóricas, no han
mejorado nuestro conocimiento sobre l a velocidad de l a l u z . 14

19-10. Velocidad de la luz en la materia en reposo.—El pri-


mer experimento para medir l a velocidad de l a luz en una sus-
tancia transparente mucho más densa que el aire fue llevado a
1 3
Valiosos resúmenes de las determinaciones recientes de c, y muchas referen-
cias originales no dadas aquí, aparecen en los trabajos de L. ESSEN: N'ature, 165,
583, 1950, y K. D. FROOME: Proc. Roy. Soc. (Londres) A213, 123, 1952.
1 4
Todas las medidas indirectas son anteriores a las determinación»
tabla 19-1. Han sido revisadas por R . T. BIRGE: Nature, 134, 771, 193^
426 VELOCIDAD D E L A LUZ [CAP. 19

cabo en 1850 por Foucault, y se consideró como crucial para de-


cidir entre las teorías corpuscular y ondulatoria de la luz. L a
explicación por Newton de la refracción mediante la teoría cor-
puscular requería que los corpúsculos fuesen atraídos hacia la
superficie del medio más denso, y, por tanto, habrían de despla-
zarse más rápidamente en ese medio. Por el contrario, según la
teoría ondulatoria, ha de admitirse que las ondas luminosas se
propagan con mayor lentitud en tal medio.
L a figura 19-7 representa el aparato empleado por Foucault
en este experimento. L a luz procedente de una rendija se refleja
en el espejo plano giratorio R hacia los espejos cóncavos equi-

•*S

FIG. 19-7.—Aparato de Foucault para medir la velocidad de la luz en el agua.

distantes M y M . Cuando R está en la posición 1, la luz va a


t 2

M retrocede por el mismo camino a R, atraviesa la lente L y se


v

refleja hacia el ojo E. Si R ocupa la posición 2, la luz recorre la


trayectoria inferior, atraviesa una lente auxiliar L' y el tubo T,
llega a M y retrocede hasta R, para alcanzar E después de pasar
2

por L y G. Si el tubo T se llena ahora con agua y se hace girar


el espejo R, las imágenes se desplazarán de E a E y E . Foucault
x 2

observó que el rayo más desviado era el que pasaba por el tubo.
Esto significa que la luz tarda más tiempo en recorrer la trayecto-
SEC. 19-10] ; VELOCIDAD D E LA LUZ E N L A MATERIA E N REPOSO 427

ría inferior! que pasa por el agua, que la superior, a través del
aire. L a imagen observada se debía a un fino hilo paralelo a la
rendija y extendido a lo largo de ella. Como se deseaba obtener
imágenes nítidas en E y E hubo que emplear la lente auxiliar
1 2

L' para evitar los efectos de refracción en los extremos del tubo T.
E n 1885 Michelson realizó medidas mucho más precisas. U t i -
lizando luz blanca halló para la razón de la velocidad en el aire
a la velocidad en el agua el valor 1,330. U n medio más denso,
el sulfuro de carbono, dio 1,758. E n este último caso observó
que la imagen final de la rendija se había dispersado en un pequeño
espectro, que podía explicarse por el hecho de que la luz roja
avanzaba más de prisa que ;la azul en el medio. L a diferencia de
velocidad entre la luz «azúl-verdosa» y la «naranja-rojiza» era
del 1 al 2 %. # |
De acuerdó con la teoría ondulatoria de la luz, el índice de
refracción de un medio es igual a la razón de la velocidad de la
luz en el vacío a la que tiene en el medio. Comparando las cifras
anteriores con los índices correspondientes para la luz blanca
(agua, 1,334; sulfuro de carbono, 1,635) vemos que aunque para
el agua la concordancia es buena dentro del error experimental,
para el sulfuro de carbono el valor medido directamente es bas-
tante más alto que el índice de refracción.
Esta discrepancia se explica fácilmente por el hecho de que
el índice de refracción representa el cociente de las velocidades
de onda en el vacío y en el medio (n = c/v), mientras que las me-
didas directas dan las velocidades de grupo. Ahora bien: en el vacío
estas dos velocidades se hacen idénticas (Sec. 12-7) e iguales a c,
por lo que si llamamos u a la velocidad de grupo en el medio,
las razones determinadas por Michelson eran valores de cju y
na de c/v. L a ecuación general [12-16] relaciona las ,dos veloci-
dades u y v:
! „ dv
u = v— X —
| dh
L a variación de v con A se halla estudiando los cambios de índice
de refracción con el color (Sec. 23-2), y se encuentra que v crece
al aumentar la longitud de ¡onda, por lo que dv¡d\ es positiva.
Por tanto, u ha de ser menor que v, y este es precisamente el resul-
tado obtenido antes. Usando valores razonables de A y dv¡d\
para la luz blanca, la diferencia entre los dos valores para el sul-
furo de carbono coincide con la predicha por la teoría dentro de la
precisión de los experimentos. Para el agua, dv¡d\ es considerable-
mente menor, pero aun así exige que el valor medido de c\u sea
un 1,5 % mayor que el de c/v. Como no es así, ello indica un error
apreciable en el trabajo de Michelson. E l último trabajo sobre
430 VELOCIDAD D E L A LUZ [CAP. 19

[19-2]. E n la figura 19-9, donde, naturalmente, se han exagerado


mucho los ángulos, la velocidad se convierte en c/# y ha variado
ligeramente de dirección por la refracción. Si ha de observarse el
ángulo de aberración ordinario a, es necesario añadir a esta ve-
locidad la componente suplementaria v', que representa la velo-
cidad con que la luz es arrastrada por el agua. Mediante esta fi-
gura puede probarse que i/hade satisfacer la ecuación [19-2]. Sin
embargo, no se da la demostración, ya que se admite actualmen-
te una explicación distinta y más sencilla basada en la teoría
de la relatividad (véase Sec. 19-17).
19-14. Efecto del movimiento del observador.—Hemos visto
que en el fenómeno de la aberración se modifica la dirección apa-
rente de la luz que llega al observador al moverse este. Cabría
esperar, por tanto, que fuera posible hallar un efecto de tal movi-
miento sobre la magnitud de la velocidad de la luz observada.
Haciendo referencia de nue-
vo a la figura 19-2 (£>), se
ve que la velocidad apa-
rente c = w/sena es ligera-
mente superior que la ve-
locidad verdadera c — v/tg oi.
Pero a es muy pequeño,
por lo que la diferencia en-
tre el seno y la tangente
es mucho menor que el
error en la medida de a.
Basado en el mismo prin-
cipio se ha ideado un ex-
perimento algo diferente y
lo suficientemente sensible
T- ^ ,^ ir i J J A i i -Í-J P poner de manifiesto
a r a

F I G . 19-10.—Velocidad de la luz emitida AI- I • i


por un manantial móvil. e s
cambio en la
t e
llg e r o

velocidad de la luz, caso


de que exista. Pero antes de describirlo, consideraremos más
detenidamente el. efecto del movimiento del observador sobre
la velocidad aparente de la luz.
E n la figura 19-10, un observador situado en O se mueve ha-
cia B con una velocidad v. Se emite desde O un destello luminoso
instantáneo. L a onda se propagará como una circunferencia dé
centro O, y al cabo de 1 seg el radio de esta circunferencia será
numéricamente igual a c. Pero durante este tiempo el observador
se habrá desplazado una distancia v desde O a O'. Por tanto, si
el observador pudiese seguir de algún modo el avance de la onda,
encontraría una velocidad aparente que variaría con la dirección
de observación. E n su misma dirección y sentido O'B, sería c — v,
SEC. 19-15] | EXPERIMENTO IDE MICHELSON-MORLEY 431

y en el sentido opuesto O'Á, c + «• L a velocidad observada en


dirección perpendicular O'P |sería V e — v - 2 2

Es importante observar que al dibujar la figura 19-10 hemos


supuesto que la velocidad de la luz no queda afectada por el hecho
de que el manantial esté en movimiento al emitir la onda. Esto
es de esperar para una onda emitida eri un medio fijo, como,
p. ej., una onda sonora en el aire. E l medio hipotético que
sirve de soporte a las ondas luminosas es el éter, y si v es la velo-
cidad respecto al éter, cabe esperar el mismo resultado. Para un
experimento realizado en el aire, el coeficiente de arrastre de Fres-
nel 1 — (l/« ) es casi nulo y puede despreciarse. Por tanto, si
2

el observador se moviese con la velocidad v de la Tierra en su


órbita, estas consideraciones nos harían esperar las variaciones
en la velocidad aparente de la luz descritas anteriormente. E n
efecto, el éter debería moverse detras de la Tierra con una velo-
cidad v, y si se hallase algún efecto sobre la velocidad de la luz,
podría decirse que se debían a un viento de éter o arrastre del
éter. No habrá por qué sorprenderse de que este arrastre no corres-
ponda a la velocidad de la Tierra en su órbita, pues sabemos
que el sistema solar en conjunto se mueve hacia la constelación
de Hércules con una velocidad dé 19 Km/seg, siendo más razonable
suponer que el éter esté en reposo respecto al sistema de estrellas
fijas que respecto a nuestro sistema solar.
19-15. E l experimento de Michelson-Morley.—Este experi-
mento, quizá el más famoso ¡ de los realizados con la luz, se em-
prendió en 1881 para investigar la posible existencia del viento
de éter. E n principio consistió simplemente en observar si se
producía algún desplazamiento de las franjas en el interferómetro
' de Michelson al girar el ins-
trumento un ángulo de 90°. M¡
Supongamos que en la figu-
ra 19-11 el interferómetro es
arrastrado por la Tierra en la
dirección OM con una veloci-
2

dad v respecto del éter. Los


espejosMj y M están reglados
z

para luz paralela, y sea OM — í

= OM = d. L a luz que par-


2

te de O hacia adelante se re-


flejará cuando el espejo esté
en M¿, y volverá cuando el
espejo semiplateado G esté en '
O". Usando las expresiones dé
la velocidad deducidas en la F l G. 19-II.—Interferómetro de Michelson
sección anterior, el tiempo ne- para comprobar el arrastre del éter.
434 VELOCIDAD D E L A LUZ [CAP. 19

el resultado carezca de significación y sea debido a ligeros gra-


dientes térmicos a lo largo del interferómetro . 16

19-16. Principio de l a relatividad.—El resultado negativo


obtenido por Michelson y Morley, y por muchos de los que repi-
tieron su experimento, constituye la ba.se de la teoría de la rela-
tividad restringida, formulada por E i n s t e i n en 1905. Los dos
17

postulados fundamentales en que se basa esta teoría son los si-


guientes:
1. Principio de la relatividad del movimiento uniforme. Las
leyes de la física son las mismas para todos los sistemas
dotados de un movimiento relativo de traslación unifor-
me. Como consecuencia de esto, u n observador situado
en cualquiera de estos sistemas no puede detectar el mo-
vimiento del mismo mediante observaciones limitadas al
sistema en cuestión. '
2. Principió de la constancia de la velocidad de la luz. L a
velocidad de la luz en .cualquier sistema de referencia
dado es independiente de la velocidad del manantial.
Combinado con (1), esto significa que l a velocidad de
la luz es independiente de l a velocidad relativa del ma-
nantial y del observador.
Volviendo al ejemplo ya citado (Fig. 19-10) de un observador
que lanza un destello luminoso en O mientras se mueve con una
velocidad v, los postulados anteriores exigirían que cualesquiera
medidas realizadas por el observador en O' deberían demostrar
que se halla en el centro de la onda esférica. Pero un observador
en reposo en O hallaría, asimismo, que es también el centro de
tal onda. L a reconciliación de estos asertos, aparentemente con-
tradictorios, radica en el hecho de que las escalas de espacio y
tiempo para el sistema móvil son diferentes que para un sistema
fijo. Sucesos separados en el espacio, que son simultáneos para
un observador en reposo, dejan de serlo para otro que se mueve
con el sistema.
L a primera explicación dada al resultado nulo del experimento
de Michelson-Morley fue que el brazo del interferómetro orientado
paralelamente al movimiento terrestre se acortaba a causa de
este movimiento. L a llamada contracción de Lorentz-Fitzgerald

1 6
R. S. SHANKLAND, S. W. MCCUSKEY, F. C . L E O N E y G. K U E R T I : Revs. Mod.
Phys., 27, 167, 1955.
1 7
Albert Einstein (1879-1955), inicialmente director del Kaiser Wilhelm
Institute de Berlín, pasó en 1935 al Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.
Dotado de una de las mentes más poderosas de nuestro tiempo, realizó aporta-
ciones a muchos campos de la Física aparte de la relatividad. Es de importancia
primordial su famosa ley del efecto fotoeléctrico. En 1921 recibió el premio Nobel.
SEC. 19-16] PRINCIPIO D E L A R E L A T I V I D A D 435

requería que si l es la longitud de un obj eto en reposo, al moverse


0

paralelamente a sí mismo con una velocidad v, la nueva longitud


fuese:

Esta ley satisfaría l a condición de que se compensase exacta-


mente la diferencia de camino debida al arrastre del éter. Natu-
ralmente, este cambio de longitud no podría demostrarse con una
vara de medir, pues esta se acortaría en l a misma proporción.
Sin embargo, una contracción de este tipo debería ocasionar
cambios de otras propiedades físicas. Se han hecho muchos in-
tentos para ponerlos en evidencia, pero no han dado resultado.
Según el primer postulado de l a relatividad, están condenados a
fracasar. E l arrastre del éter no existe n i hay ninguna contrac-
ción para un observador que se desplaza con el interferómetro.
A partir de los postulados fundamentales de l a teoría restrin-
gida, es posible demostrar que en un sistema de referencia que
se mueva respecto del observador deben producirse realmente
cambios de longitud, masa, y tiempo. L a masa de una partícula
resulta ser

l-- )
2 [19-5]

donde m representa su masa cuando está en reposo respecto


0

del observador. Si l a luz, para l a que v = c, se compusiera de


partículas (véase Cap. X X X ) , estas deberían tener una masa en
reposo nula, pues de otro modo m se haría infinita. Se han realizado
medidas experimentales, principalmente con electrones de gran
velocidad, que satisfacen cuantitativamente l a ecuación [19-5].
Existen otras consecuencias observables de la teoría de la rela-
tividad, siendo las más sorprendentes las obtenidas al genera-
lizarla para abarcar tanto a sistemas acelerados como a los que
poseen movimiento uniforme . Partiendo de esta teoría general
18

de l a relatividad, se han realizado predicciones sobre l a inflexión


de la luz al pasar por las proximidades del Sol, y sobre una dis-
minución de la frecuencia de la luz emitida por ios átomos situados
en un campo gravitatorio intenso. Medidas precisas de las posi-
ciones aparentes de estrellas durante un eclipse solar total, y
de los espectros de las estrellas muy densas (enanas blancas),
han confirmado estos dos efectos ópticos.
• • ! '
1 8
Para un estudio general de la teoría y sus consecuencias, véase la obra
de R. C . TOLMAN Relativity, Thermpdynamics and Cosmology, Oxford University
Press, Nueva York, 1934. Reimpresión, 1949.
438 VELOCIDAD D E LA LUZ [CAP. 19

fijo. Pero de acuerdo con el punto de vista de la relatividad, la


única velocidad «verdadera» de la luz es su velocidad en el sis-
tema de coordenadas del observador, y este está inclinado un
ángulo a dado por la ecuación [19-7]. Por tanto, reducir el valor
de esta velocidad, permitiendo que la luz entre en el agua, no pro-
ducirá evidentemente ningún cambio en su dirección.
Puede observarse un efecto positivo que corresponde al arras-
tre del éter de Fresnel cuando el medio está en movimiento con
respecto al observador (Sec. 19-12), pero- su interpretación por
la teoría de la relatividad es completamente diferente. Uno de los
resultados de la transformación de Lorentz es que dos velocidades
en sistemas de referencia en movimiento relativo no pueden su-
marse de acuerdo con los métodos de la mecánica clásica. Así, p. ej.,
la resultante de dos velocidades colineales no es su suma aritmé-
tica. Llamemos V a la velocidad de la luz en el sistema de co-
0

ordenadas de un medio en movimiento, y i;, a la velocidad de este


medio en el sistema de coordenadas del observador. Entonces
la velocidad resultante V de la luz respecto al observador, en
vez de ser simplemente V -f- v, viene dada por
0

V = - F
° +
- [19-81

E l lector puede comprobar fácilmente que esta ecuación da la


misma velocidad V para cualquier observador en movimiento
con la velocidad v, cuando V = c, esto es, en el vacío. L a ex-
Q

presión del coeficiente de arrastre de Fresnel se deduce inmedia-


tamente de la ecuación [19-8] si se desprecian los términos de
segundo orden. E l desarrollo del binomio da:

„_(K. + I ) ( l _ £ . l - . . . )

_v „ _ Í V í _ í í i
+

E l último término es también de segundo orden, y ha de despre-


ciarse. Se obtiene así, sustituyendo c¡V por n, 0

[19-9]

L a velocidad apreciada por el observador ha variado en la frac-


ción 1 — (1/w ), que es justamente el valor requerido por la ecua-
2

ción [19-2]. Los argumentos relativistas no entrañan ningún «arras-


tre» ni postulan siquiera la existencia del éter.
PROBLEMAS 439
j
i P R O B L E M A S

! j
19-1. El satélite más próximo a Júpiter tiene una velocidad tal que
recorrería su diámetro en 3 i min. ¿Con qué error expresado como fracción
de este tiempo será necesario observar el instante de un eclipse con objeto
de determinar la velocidad de laluzcon una aproximación de ± 100 Km/seg?
19-2. Suponiendo que la velocidad de la luz es 299 793 Km/seg y el
radio de la órbita terrestre 1,4967 x 10 Km, calcúlese el ángulo de aberra-
8

ción exacto, según: a) la fórmula clásica, y b) la fórmula relativista. Con-


sérvense los términos de tercer, orden.
| Sol: a) 20,503"; b) 1,02 x 10- " mayor.
6

19-3. En la actualidad es probablemente más correcto considerar las


medidas de la aberración astronómica como determinaciones de la velo-
cidad de la Tierra que de la velocidad de la luz. Utilizando el valor del
ángulo de aberración dado en la sección 19-2, y el valor de c de Michelson
(1926), calcúlese la velocidad orbital de la Tierra.
19-4. En el método de la rueda dentada de Fizeau, sea L la distancia
de la rueda al espejo lejano, / la velocidad angular, N el número de dien-
tes y n el orden del eclipse. Dedúzcase una ecuación que dé c en función
de estas magnitudes, suponiendo que el reglaje ha de hacerse para el mínimo
de luz en el eclipse de orden n. Sol: c = LfN¡(n — i).
19-5. Demuéstrese que en el dispositivo del espejo giratorio la inten-
ta A
sidad de la imagen es proporcional a - ^— , siendo u la distancia del
manantial a la lente, v la de la lente al espejo distante, A la apertura lineal
de este último y r la distancia del manantial al espejo giratorio.
19-6. Supóngase que 18 m de la distancia RM en la determinación
de Foucault (Sec. 19-4) estuvieran llenos de agua. Utilizando las velocidades
de grupo de las luces roja y azul (A = 7200 y 4000 Á) en el agua, calcú-
lese la longitud real, en milímetros, del espectro que se observaría. Los valo-
res de n para estas longitudes de onda son 1,3299 y 1,3432, respectivamente,
y los de dn/dX— 222 y —967 .cm- . 1
Sol: 0,023 mm.
19-7. Si la velocidad angular del espejo octogonal de Michelson fuese
exactamente 528 r.p.s. cuando la imagen se reflejase hacia su posición
inicial desde una cara contigua,'; hállese la distancia al espejo más lejano.
19-8. Para la medida de la velocidad de la luz, en el tubo vacío de
1 milla de longitud, realizada por Michelson, Pease y Pearson, se uti-
lizó un espejo de 32 caras. Suponiendo que la trayectoria total fue 13 Km,
y que el vacío era perfecto en el tubo, utilícese el resultado que figura en
la tabla 19-1 para hallar la velocidad de rotación que habría de tener el
espejo a fin de obtener la primera imagen no desplazada.
; : | Sol: 720,61 r.p.s.
19-9. Si el aparato de Anderson provisto de la célula de Kerr está
dispuesto de modo que la distancia de M a M y vuelta (Fig. 19-6) com-
i t

prenda 11 l grupos, hállese esta distancia. La frecuencia de su oscilador


era de 19,2 Mc/seg. ¡
19-10. Compruébese la afirmación expuesta en la sección 19-11 de
que un desplazamiento de franjaá de 0,46 de franja corresponde en el expe-
rimento de Fizeau a un cambio en la velocidad de la luz de la mitad apro-
ximadamente | de la velocidad dej circulación del agua. Suponiendo que la

' i i
440 VELOCIDAD DE LA LUZ [CAP. 19

longitud de onda efectiva y el índice de refracción sean 5500 Á y 1,333,


respectivamente, hállese cuál es la fracción verdadera. Sol.: 0,508y.
19-11. Supóngase que en un experimento para la determinación expe-
rimental del coeficiente de arrastre de Fresnel, por el método interferencial,
cada tubo tiene una longitud de 2 m y la velocidad del agua es de 6 m/seg.
¿Qué fracción de franja se desplazaría el sistema de franjas de luz blanca
(X = 5600 Á) al invertir la corriente de agua?
19-12. Para el sulfuro de carbono nn = 1,6295 y dn¡dX = — 1820 cm— 1

para esta longitud de onda. Hállese: a) la razón de la velocidad de la luz


en el vacío a la velocidad de grupo en el sulfuro de carbono, y b) el valor exac-
to del coeficiente de arrastre de Fresnel para esta sustancia (véase pro-
blema 19-14). ' Sol.: a) 1,7367. b) 0,6892.
19-13. Demuéstrese a partir de la figura 19-9 que, para que el ángulo
de aberración permanezca invariable cuando se llena de agua el anteojo,
el valor de v' ha de ser el dado por la ecuación [19-2].
19-14. L a ecuación 19-2 necesita una pequeña corrección por el hecho
de que para las moléculas del agua en; movimiento, la frecuencia efectiva
está ligeramente modificada por el efecto Doppler. Demuéstrese que puede
tenerse esto en cuenta sumando el término —- (X/«) (dn¡dX) a la expre-
sión que da el coeficiente de arrastre. E n este caso X es la longitud de onda
en el vacío. (INDICACIÓN: Supóngase que el índice de refracción varía lineal-
mente con la frecuencia e introdúzcase el nuevo índice, modificado por
el efecto Doppler, en la ecuación que da la velocidad de la'luz en el medio
móvil.) j
19-15. Imagínese que un interferómetro de Michelson, cuyos brazos
tienen una longitud de 50 cm, está orientado de modo que uno de ellos
sea paralelo a la velocidad orbital de la tierra. Hállese en centímetros el
valor de la contracción de Lorentz-Fitzgerald de este brazo.
19-16. Hállese la masa de un electrón que se mueve con una veloci-
dad de 2 X 10 cm/seg. Hállese también la masa de una pelota de frontón
10

lanzada con una velocidad de 60 m/seg. Las masas en reposo de ambos son
9,106 x 10— g y 5J onzas, respectivamente.
28

Sol: 1,222 x l O - ' g; 155,92 4- 3,7 X 10-


2
g. 12
CAPITULO X X

TEORIA ELECTROMAGNETICA DE L A LUZ

Nuestro estudio sobre las propiedades de la luz nos ha Uevado-


hasta ahora a la conclusión de que se trata de un movimiento ondu-
latorio que se propaga con una velocidad sumamente alta. Para
explicar las interferencias y la difracción no fue necesario hacer
ninguna hipótesis sobre la naturaleza del desplazamiento y que
figura en las ecuaciones de la onda. Ello se debe a que en tales
problemas interviene solamente la interacción de las ondas lumi-
nosas. E n los capítulos que siguen consideraremos cuestiones con-
cernientes a la interacción de la luz con la materia, por lo que
se hace necesario especificar la naturaleza física de la magnitud y,
denominada de ordinario vector luminoso. Fresnel, quien en 1814
fue el primero que explicó satisfactoriamente las interferencias
y la difracción mediante la teoría ondulatoria, supuso que el
vector luminoso representaba un desplazamiento real de un éter
material, que concebía como una sustancia de densidad muy
pequeña y elevada rigidez que lo ocupaba todo. Esta teoría
del «sólido elástico» tuvo considerable éxito en la interpretación
de los fenómenos ópticos y fue firmemente apoyada por muchos
investigadores, como lord Kelvin, hasta 1880.
20-1. Naturaleza transversal de las vibraciones luminosas.
La objeción principal a la teoría del sólido elástico se encuentra
en el hecho comprobado de que la luz es un movimiento ondula-
torio exclusivamente transversal, es decir, las vibraciones son
siempre perpendiculares a su dirección de propagación. Nunca
se han encontrado ondas luminosas longitudinales. L a compro-
bación experimental de esto se deduce del estudio de la polari-
zación de la luz (Cap. X X I V ) y es totalmente terminante, por
lo que podemos considerarlo como un hecho establecido. Ahora
bien: -todos los sólidos elásticos que nos son familiares pueden
transmitir tanto ondas longitudinales como transversales; de
hecho, bajo ciertas circunstancias, es imposible producir una onda
transversal sin que aparezca al mismo tiempo una longitudinal.
Se hicieron muchas hipótesis para vencer esta dificultad, pero
todas' resultan sumamente artificiosas. Además, la misma idea
de un éter material es de por sí bastante forzada, y a que sus
notables propiedades no han podido ser puestas de manifiesto
por experimentos mecánicos ordinarios.
441
442 TEORIA ELECTROMAGNETICA D E L A LUZ [CAP. 20

A la sazón, M a x w e l l propuso una teoría que no solo requería


1

que las vibraciones luminosas fuesen estrictamente transversales,


sino que establecía una conexión definida entre luz y electricidad.
Tin un trabajo leído ante la Royal Society en 1864, titulado «Una
teoría dinámica del campo electromagnético», Maxwell expresó
los resultados de sus investigaciones teóricas en,forma,de cuatro
ecuaciones fundamentales, que se han hecho famosas como ecua-
ciones de Maxwell. Se basaban en las primitivas investigaciones
experimentales de Oersted, Faraday y Joseph Henry sobre las
relaciones entre electricidad y magnetismo. Tales ecuaciones re-
sumen estas relaciones en forma matemática concisa y consti-
tuyen un punto de partida para l a investigación de todos los
fenómenos electromagnéticos. E n las secciones que siguen" se
demostrará su aplicación a las ondas luminosas transversales.
20-2. Ecuaciones de Maxwell en el vacío.—No se hará aquí
la deducción de estas ecuaciones, ya que ello exigiría una extensa
revisión de los principios de la electricidad y del magnetismo.
E n lugar de esto, en este capítulo nos limitaremos a formular
tales ecuaciones en su forma más sencilla, aplicable al espacio
vacío, y demostraremos después que predicen la existencia de ondas
con las mismas propiedades que las luminosas. E n los capítulos
siguientes, y en su lugar adecuado, consideraremos las modifi-
caciones que han de introducirse en los diferentes tipos de medios
materiales.
Las ecuaciones de Maxwell pueden escribirse como cuatro
ecuaciones vectoriales, pero para los no familiarizados con la
notación vectorial, las expresaremos en forma de ecuaciones dife-
renciales. De este modo las dos primeras ecuaciones aparecen
como dos sistemas de tres ecuaciones cada uno. E n el vacío, y
para un sistema de coordenadas «dextrorsum»,

ldE _dH,
c dt
x

dy
dHy
dz
1 dEy dH • dH x 2
ldH _ dE
"c dt
ldHy
x

dy
dE
dEy \
~dz
dE,\
x
s

J
c dt dz dx c dt dz dx {
l.dE, dHy dH l'dH, dEy dE \
1
x x

c dt ~dx'=
dy c dt ~~dx~~ dy

1
] . Clerk Maxwell (1831-1879), profesor de Física experimental en la Uni-
versidad de Cambridge (Inglaterra). A los quince años envió un trabajo a la Royal
Society. La mayor parte de sus investigaciones sobre la teoría electromagnética
la realizó en Cambridge antes de graduarse. Sus investigaciones en diversas ramas
de la Física llevan la impronta del genio. Dio una sólida base matemática a la teoría
cinética de los gases, estando su nombre asociado a la conocida ley de distribución
de las velocidades moleculares.
SEC. 20-3] CORRIENTE DE DESPLAZAMIENTO 443

Las otras dos ecuaciones pueden escribirse en la forma:


dE x dEy dE. ¡' 3]dHx dñv dH
t

W + + P°- ar + i y + i r = 0 [2(M]

Estas ecuaciones en derivadas parciales dan las relaciones en


2

el espacio y en el tiempo entre las magnitudes vectoriales (E), inten-


sidad, del campo eléctrico, y (H), intensidad del campo magnético.
Así, Ex, E y Ez son las componentes de E sobre tres ejes rec-
y

tangulares, y Ex, H y H,, las de H . E l campo eléctrico se mide


y

en unidades electrostáticas, y el magnético, en unidades electro-


magnéticas. E l sistema qué usa unidades electrostáticas para
todas las magnitudes eléctricas y unidades electromagnéticas
para todas las magnéticas se • llama sistema gaussiano de unidades.
Aunque no es el más cómodo para los cálculos prácticos, es ade-
cuado aquí, y lo utilizaremos siempre en lo que sigue. L a presencia
de la importante constante c en las ecuaciones [20-1] y [20-2]
depende, naturalmente, de nuestra elección de unidades. Dicha
constante representa la razón de los valores de las unidades elec-
tromagnética y electrostática de intensidad de corriente.
L a ecuación [20-3] expresa simplemente el hecho de que no
pueden existir cargas libres en el vacío. L a imposibilidad de que
haya polos magnéticos libres da origen a la ecuación [20-4]. Las
ecuaciones [20-2] expresan la ley de Faraday de la fuerza elec-
tromotriz inducida. Así, las magnitudes del primer miembro de
estas ecuaciones representan la variación temporal del campo mag-
nético, y las del segundo, la distribución espacial del campo eléc-
trico resultante. Estas ecuaciones no dan directamente el valor
déla f.e.m., sino solo la variación del campo eléctrico a lo largo
de los tres ejes coordenados. E n problemas concretos han de
integrarse estas ecuaciones para obtener la f.e.m.
20-3. Corriente de desplazamiento.—La contribución más
importante y nueva de' Maxwell al establecer estas ecuaciones
fue la formulación de las ecuaciones [20-1]. Se trata de una genera-
lización de la ley de Ampére del campo magnético creado por
una corriente eléctrica. Los segundos miembros dan la distribu-
ción espacial del campo magnético H, mientras que las magni-
tudes que figuran en los primeros no parecen tener a primera
vista nada que ver con una corriente eléctrica. Representan la
variación temporal del campo eléctrico. Pero Maxwell consideró
esta variación como equivalente a una corriente, l a corriente de
desplazamiento, que fluye mientras el campo eléctrico está va-

2
Véase una deducción elemental en F. K. RICHTMYEE y E . H . KENNARD:
Introduction to Modern Physics, 4. ed., cap. II, McGraw-Hill Book Co., Nueva
a

York, 1947.
444 TEORIA ELECTROMAGNETICA D E L A LUZ [CAP. 20

riando y que produce los mismos


\
efectos que una corriente de con-
/ \
/ dE \ ducción ordinaria;
| L a figura 20-1 representa un
+ dt \ modo de ilustrar la equivalencia
de 9E/3í con una corriente eléc-
trica. Imaginemos un conden-
sador C unido a una batería B
mediante hilos conductores, en-
contrándose el conjunto en el
vacío y estando asimismo vacío
el espacio comprendido entre las
armaduras de C. Al circular la
corriente i durante un instan-
te se acumula carga eléctrica
sobre las armaduras, hasta que
el condensador queda completa-
mente cargado al voltaje de la
F I G . 20-1.—ilustración del concepto batería. A través de la superficie
de corriente de desplazamiento, cerrada S ha fluido hacia dentro
durante este instante una cierta
corriente, mientras que hacia afuera no ha fluido aparentemente
ninguna. Por consideraciones de continuidad, Maxwell fue indu-
cido a suponer que, a través de dicha superficie, debía fluir hacia
fuera la misma corriente que hacia dentro. Pero entre las arma-
duras del condensador no circula corriente del tipo ordinario.
Solo puede satisfacerse la condición de continuidad considerando
la variación del campo eléctrico en este espacio como equivalente
a una corriente de desplazamiento, cuya densidad de corriente
/ es proporcional a dEfdt. E n nuestro sistema de unidades esta
corriente viene dada por / = (l/4n)dE¡dt. Hay que tener presente
que la corriente de desplazamiento «fluye» en el vacío, pero cesa
en cuanto E se hace constante. ;
Se ve inmediatamente la analogía entre las ecuaciones [20-2]
y [20-1].' Según las ecuaciones [20-2], un campo magnético va-
riable da origen a una f.e.m. Esto fue observado por Faraday
y es muy fácil de comprobar experimentalmente. Según las ecua-
ciones [20-1], un campo eléctrico variable debe originar un campo
magnético (fuerza magnetomotriz). Esta es una idea mucho menos
familiar y no puede probarse con ningún experimento sencillo.
L a razón de ello es que no hay ninguna sustancia que conduzca
el magnetismo como un hilo metálico conduce la electricidad.
L a peculiaridad que ciertas sustancias poseen de conducir la elec-
tricidad es la única razón por la que las ecuaciones [20-2] se des-
cubrieron antes que la [20-1]. L a prueba de la corrección de las
S E C . 20-4] ONDAS ELECTROMAGNETICAS PLANAS 445

ecuaciones [20-1] radica en el notable éxito de las ecuaciones


de Maxwell para explicar los fenómenos naturales. Adviértase
que las ecuaciones [20-1] y [20-2] pueden escribirse en función
de la corriente de desplazamiento / sin más que reemplazar la com-
ponente x, [X¡c)(dExldt) por 471?*, y las otras componentes por
expresiones análogas.
20-4. Ecuaciones de las ondas electromagnéticas planas.—
Consideremos el caso de ondas planas que se propagan en la direc-
ción x, de modo que los frentes de onda son planos paralelos al
y, z. Si hemos de representar las vibraciones por variaciones de
E y H, vemos que en cualquier frente de onda han de ser cons-
tantes sobre todo el plano en cualquier instante, y sus derivadas
parciales respecto de y y de z han de ser nulas. Por tanto, las ecua-
ciones [20-1] a [20-4] toman la forma

IdE, 1 dH
0
x

c dt c dt
IdEy 1 dHy dE,
[20-5] [20-6]
c dt dx ~~~c~dt dx
dHy 1 dH : dEy
c de dx c dt ~dx
dHx dE
0 [20-7]
x

= 0 [20-8]
dx dx

Considerando a la vez la primera de las ecuaciones [20-5] y la


[20-8], vemos que l a componente longitudinal Ex es constante
tanto en el tiempo como en el espacio. Análogamente, de la pri-
mera de las ecuaciones [20-6] y de l a [20-7] se deduce que H x

es también constante. Por tanto, estas componentes no inter-


vienen en el movimiento ondulatorio, sino que representan campos
constantes superpuestos al sistema de ondas. Respecto de las
ondas propiamente dichas podemos escribir:

Ex = 0 Hx =0

Esto indica naturalmente que las ondas son transversales, como


ya indicamos.
De las cuatro ecuaciones restantes, vemos que en la segunda
de las ecuaciones [20-5] y en l a tercera [20-6] figuran E y H,, y

mientras que en la tercera ecuación [20-5] y en la segunda [20-6J


intervienen En y H . Supongamos, p. ej., que E represente el
y y

vector luminoso, por lo que se trata de una onda polarizada lineal-


mente con las vibraciones en la dirección y. Habríamos de poner
entonces E¡ — H = 0, y considerar las dos ecuaciones restantes
y
446 TEOSIA ELECTROMAGNETICA D E L A L U Z [CAP. 20

1 dEy dH z

c~d7 =
~~&T

c dt dx

Derivemos ahora la primera ecuación respecto a t y la segunda


respecto a x. Se obtiene:
1 dE 2
y dm,
c dt 2
dxdt
i dm, _ d*E y

c di dx dx 2

Eliminando las derivadas de H¡, resulta:


d Ey
2
, dE
2
y

De modo análogo, derivando la primera ecuación [20-9] respecto


a x y la segunda respecto a t, hallamos

Ahora bien: las ecuaciones [20-10] y [20-11] tienen l a forma


de la ecuación de la onda para ondas planas (Ec. [11-2]), con
E y H, desempeñando, respectivamente, el papel del despla-
y

zamiento y en los dos casos. Comparando ambas con la ecuación


de la onda, se halla para la velocidad de propagación la relación
v= c [20-12]

Vemos, pues, que dos de las cuatro ecuaciones [20-5] y [20-6]


predicen l a existencia desuna onda del vector eléctrico, polari-
zada linealmente en el plano x, y, y de una onda del vector mag-
nético, que acompaña a la anterior, polarizada en el plano x, z.
Bajo la forma de la ecuación [11-1] pueden representarse por
E = /(* ± ct)
y H, = f{x ± ct) [20-13]

Las dos ondas son interdependientes; ninguna puede existir sin la


otra. Ambas son transversales y se propagan en el vacío con la
velocidad c, razón de las unidades eléctricas (Sec. 20-2).
Si hubiésemos partido de las otras dos ecuaciones de los sis-
temas [20-5] y [20-6] hubiésemos obtenido otro par de ondas
polarizadas linealmente con el vector eléctrico en el plano x, z.
Este par es independiente por completo del .otro y puede existir
SEC. 20-6] VECTOR LUMINOSO D E U N A ONDA 447

separadamente de él. Una combinación de ambos pares, vibrando


perpendicularmente entre sí, y sin ninguna relación de fase cons-
tante entre E y E¡, representa luz no polarizada.
y

20-5. Representación gráfica de una onda electromagné-


tica.—El tipo más sencillo de onda electromagnética es aquel
en el cual la función / de la ecuación [20-13] es un seno o un coseno.
Se trata de una onda plana, monocromática, polarizada lineal-
mente. Las tres componentes de E y las tres de H pueden, por
tanto, escribirse así:
E = 0
x E = A sen (co/ — kx)
y E = 0
z
[20-14]
H =0
x tf =0 y| H, = A sen(w¿- kx)

Sustituyendo las derivadas j de estas magnitudes en las ecua-


ciones [20-1] a [20-4], se comprueba fácilmente que constituyen
una solución de las ecuaciones
de Maxwell.
L a figura 20-2 muestra un
diagrama de los valores de E y

y H a lo largo del eje x, de


t

acuerdo con la ecuación [20-14].


E n un sistema de ondas planas
los valores de E y H,, para FIG. 20-2.—Distribución de los vectores
y

cualquier valor particular de x, eléctrico y magnético en una onda mo-


son los mismos para todo el nocromática polarizada linealmente.
plano x = cte.; de modo que
esta figura representa simplemente las condiciones existentes para
un valor particular de y y z.
Hemos de aclarar dos cuestiones importantes respecto a l a
figura 20-2. E n primer lugar, las componentes eléctrica y mag-
nética de la onda están en fase, es decir, cuando E pasa por un y

máximo, H es también máximo. Los sentidos relativos de estos


t

dos 'vectores, tal como se indican en la figura, están de acuerdo


con l a ecuación [20-14]. E n segundo lugar, las amplitudes de los
vectores eléctrico y magnético son iguales. Que ambas son numé-
ricamente iguales en el sistema de unidades utilizado queda de-
mostrado por el hecho de que, en las ecuaciones [20-14], A es la
amplitud de cada onda.
20-6. Vector luminoso de una onda electromagnética.—El
carácter dual de la onda electromagnética suscita la cuestión
de conocer cuál de los dos vectores es el luminoso. Ello apenas
tiene importancia, pues no hay inconveniente en suponer que cual-
quiera de los dos representa los «desplazamientos» que hemos utili-
zado en los capítulos anteriores. E n todo fenómeno de interferen-
cia o difracción las ondas eléctricas se influyen mutuamente del
•448 TEORIA ELECTROMAGNETICA DE LA LUZ [CAP. 20

mismo modo que las magnéticas. Sin embargo, hay un aspecto


en el que el vector eléctrico desempeña un papel predominante.
Veremos en el capítulo X X V que es el vector eléctrico el que
impresiona las emulsiones fotográficas y provoca efectos fluo-
rescentes. Probablemente es también el vector eléctrico el que
afecta a la retina del ojo. E n este sentido, por tanto, la onda eléc-
trica es la parte que realmente constituye la «luz»,'y la onda mag-
nética, aunque no menos real, es menos importante.
20-7. Energía e intensidad de una onda electromagnética.—
Se demostró en el capítulo X I que la intensidad de las ondas
mecánicas es proporcional al cuadrado de la amplitud. E l mismo
resultado se deduce a partir de las ecuaciones electromagnéticas.
Puede demostrarse que en el vacío la densidad de energía del
3

campo electromagnético está dada por


• £ - rp
2
E 2

energía por unidad de volumen = — — = — [20-15]


OK 47T
donde E y H son los valores instantáneos de los campos, que son
iguales. L a mitad de la energía está asociada al vector eléctrico,
y la otra mitad, al magnético. Los valores de estos vectores varían
de un punto a otro de la onda; dé modo que, para obtener la ener-
gía asociada a un volumen finito, es necesario Calcular el valor
medio de E (o de H ). Para la onda plana de" la ecuación [20-14]
2 2

se halla que E — \A , siendo el factor } la media del cuadrado


2 2 !

del seno extendida a todos los ángulos. Por tanto, una onda elec-
tromagnética tiene una densidad de energía ^4 /8TT, siendo A la 2

amplitud de cualquiera de los vectores, eléctrico o" magnético.


L a intensidad de la onda será simplemente el producto de
la expresión anterior por la velocidad c, ya que'esta representa
el volumen barrido por la onda por unidad de área y por segundo.
Tenemos, pues, j
[20-16]

E l lector debe tener presente que los resultados anteriores solo


se aplican a una onda que se propaga en el vacío. E n la materia
no solo será diferente la velocidad, sino que también los valores
de E y H dejan de ser iguales. Sin embargo, aparte de factores
de proporcionalidad, la intensidad viene dada todavía por el cua-
drado de la amplitud de cualquiera de las dos ondas (Sec. 23-9).
20-8. Radiación emitida por una carga acelerada.—Un mé-
todo muy adecuado de representar un campo eléctrico o mag-
nético consiste en utilizar líneas de fuerza, las cuales resultan
i
3
L . P A G E y N. I. ADAMS, JR.: Principies of Electricity, 2." ed., pág. 564, D . Van
Nostrand Co., Nueva York, 1949.
SEC. 20-8] RADIACION EMITIDA POR UNA CARGA A C E L E R A D A 449

familiares a todo el que haya estudiado elementalmente electri-


cidad o magnetismo. Cada línea de fuerza indica la dirección del
•campo en cualquier punto a lo largo de ella, de modo que la
tangente a dicha línea en cada uno de sus puntos da la dirección
de la fuerza sobre una pequeña carga o polo situado en él. Esto es,
la tangente' da la dirección del campo eléctrico o magnético en
dicho punto.
Consideremos una pequeña carga eléctrica positiva en reposo
en el punto A [Fig. 20-3 («)]. Las líneas de fuerza son rectas que

FIG. 20-3.—Emisión de un impulso electromagnético por urta carga acelerada.

divergen en todas direcciones desde la carga y están distribuidas


uniformemente en el espacio. Esta misma representación seria
válida si la carga se moviese en la dirección AB con velocidad
constante, siempre que esta velocidad no fuera demasiado grande.
E n ambos casos (carga en reposo y carga en movimiento uniforme)
no se radian ondas electromagnéticas.
Para que se produzca radiación electromagnética es necesario
acelerar la carga. E n la figura 20-3 (b) se ha representado un caso
particularmente sencillo. Supongamos que la carga, inicialmente
en reposo en A, es acelerada en la dirección AC. L a aceleración
a actúa solo hasta B, y desde este punto la carga se mueve con
velocidad constante. E n este caso podemos obtener alguna infor-
mación sobre la forma de las líneas de fuerza radiadas desde la
JEMKINS-WUITE.—20
450 TEORIA ELECTROMAGNETICA D E L A LUZ [CAP. 20

carga en cualquier instante posterior. Sea At el tiempo que actúa


la aceleración entre A y B, y t el tiempo empleado en ir de B
a C con movimiento uniforme. Cuando l a carga llega a C, en el
instante t -f At, las partes de las líneas de fuerza iniciales situadas
más allá del arco RR', trazadas a partir de A con radio c(t -4- Ai),
no han podido ser perturbadas en modo alguno. Esto se deduce
del hecho de que cualquier perturbación electromagnética se
propaga con la velocidad c. E n el punto C la velocidad es uni-
forme, y las líneas de fuerza hasta el arco QQ', trazado con cen-
tro B y radio ct, han de ser uniformes y rectas, ya que la carga
ha tenido velocidad constante durante el tiempo t. E n conse-
cuencia, vemos que para que las líneas de fuerza sean continuas
han de unirse en la región comprendida entre RR' y QQ' en
forma análoga a la representada en la figura. Esto origina en
cada línea un pronunciado «doblez», cuya forma exacta dependerá
del tipo de aceleración a que ha estado sometida la partícula
entre A y B, esto es, de que haya sido o no uniforme.
¿Qué significado tiene este doblez en una línea de fuerza?
Eligiendo un punto P situado sobre el doblez [Fig. 20-3 (c)], el
vector E tangente a la línea en P da la dirección real del campo
en este punto. Dicho campo puede considerarse como resultante
del campo E , que produciría la carga en reposo, y de un campo
0

transverso Et- Este vector Et representa el vector eléctrico de


la onda electromagnética a que nos hemos referido en las sec-
ciones precedentes. Efectuando esta construcción para varios
puntos del doblez, obtenemos las variaciones indicadas en la
figura 20-3 (d). Es evidente que no se trata de una onda de tipo pe-
riódico, sino simplemente de un impulso. Se producirá un impulso
igual, correspondiente al vector H, en dirección perpendicular a Et-
Mediante este ejemplo quedan aclaradas varias caracterís-
ticas importantes acerca de la producción de radiación electromag-
nética. L a más destacada es que E solo existe cuando se acelera
t

la carga. No se producirá radiación alguna sin aceleración de carga,


e inversamente, toda carga acelerada radiará siempre en mayor
o menor escala. E l ejemplo muestra también que el campo eléc-
trico de la radiación puede ser perpendicular a l a dirección de
propagación. E l valor del vector Et, obtenido mediante la cons-
trucción de la figura 20-3 (d), es decir, la amplitud de l a onda,
depende evidentemente de la pendiente del doblez, y esta queda
determinada por la magnitud de la aceleración entre A y B. Puede
demostrarse teóricamente que el ritmo con que una carga radia
energía es proporcional al cuadrado de su aceleración. Finalmente,
encontramos también que la amplitud de la radiación varía con
el ángulo, de modo que es máxima en dirección normal a AC y
se anula en ambos sentidos a lo largo de ^4C. Se demuestra fácil-
SEC. 20-9] RADIACION EMITIDA POR UNA CARGA E N MOVIMIENTO 451

mente que la amplitud es proporcional al seno del ángulo for-


mado por AC y la dirección considerada.
20-9. Radiación emitida por una carga en movimiento perió-
dico.—Si la aceleración a que está sometida la carga la hace eje-
cutar un movimiento periódico, la radiación será en forma de
ondas continuas en vez de ser un impulso aislado como en el caso
anterior. Cualquier movimiento periódico implica aceleraciones
y, por tanto, hará que la carga radie. Solo consideraremos aquí
dos casos especialmente sencillos: el de un movimiento armónico
simple y el de un movimiento circular uniforme. Si la carga posi-

E,
• .<fH, AlK Al
W |
(a)
FIG. 20-4.—Emisión de ondas electromagnéticas por una carga en movimiento
periódico.

tiva de la figura 20-4 (a) efectúa un movimiento armónico simple


entre los límites A y B, las líneas de fuerza se doblarán en forma
sinusoidal. Supongamos que la curva superior de la figura 20-4 (a)
representa una de estas líneas, p. ej., la que sale perpendicular-
mente a AB. i E n el instante! particular representado la fuerza
eléctrica E en los diversos puntos de la curva tiene la dirección
de la tangente en cada uno de ellos. Descomponiéndola en el
campo no perturbado E y en la componente transversal Et, ha-
Q

llamos los diversos valores de E representados inmediatamente


t

debajo. Estos toman también l a forma de una curva sinusoidal y


representan la variación del vector eléctrico a lo largo de la onda
emitida. Se trata de una onda polarizada linealmente.
E n la parte (b) de la figura la carga positiva gira en sentido
contrario al de las agujas del reloj, describiendo una circunfe-
rencia, en el plano y, z representado en perspectiva. Mediante,
la misma construcción se obtienen ahora valores de E , de mag-
t

nitud constante, pero cuya dirección varía a lo largo de la onda.


Los extremos de los vectores i se encuentran sobre una espiral
análoga a la de la línea de fuerza, pero desplazada un cuarto de
452 TEORIA ELECTROMAGNETICA DE LA LUZ [CAP. 20

longitud de onda en l a dirección de propagación, que es en este


caso el eje x. Esta disposición en forma de tornillo es caracterís-
tica de una onda polarizada circularmente. Es digno de señalar
aquí que si se hubiera examinado la radiación a lo largo de los
ejes y o 2 se hubiera encontrado que está polarizada en el plano
y, z. E n el efecto Zeeman es posible la observación real de estos
dos casos (Sec. 29-1).
20-10. Comprobación por Hertz de la existencia de las ondas
electromagnéticas.—Hemos visto que, partiendo del conjunto de
ecuaciones que rigen los fenómenos electromagnéticos, pudo de-
mostrar Maxwell l a posibilidad de existencia de ondas electro-
magnéticas y establecer conclusiones exactas sobre la producción
y propiedades de tales ondas. Así, afirmó que son engendradas
por cualquier carga acelerada, que son transversales y que se
propagan en el vacío con l a
velocidad c. L a producción y
/ detección experimental de las
ondas predichas por Maxwell
fue realizada por H e i n r i c h

I
ais
bobina ?dem
inducción
efe
distancia de chispa
detector
H e r t z * . E n 1887 inició una
serie notable de experiencias
que constituyen los primeros
experimentos importantes so-
bre las ondas de radio, es de-
cir, ondas electromagnéticas de
gran longitud de onda. L a fi-
gura' 20-5 ilustra las caracte-
rísticas principales del método
FIG. 20-5.—Emisor y detector de ondas de Hertz. A l cargar las dos
electromagnéticas utilizado por Hertz; placas a u n voltaje elevado,
mediante una bobina de induc-
ción, saltan chispas entre las dos, esferitas. Se sabe que la descarga
!

de las láminas a través de una chispa es de tipo oscilante. Siempre


que la diferencia de potencial entre las esférulas es suficientemente
elevada para hacer que el aire que las separa se haga conductor,
salta una chispa. Ello representa un paso súbito de electrones
entre ambas esferas, invirtiéndose el signo de las dos placas. Pero
como el aire sigue siendo conductor, los electrones vuelven a
pasar en sentido contrario, produciéndose una nueva inversión
de signos, y el proceso se repite hasta que se ha disipado toda
la energía en forma de calor por la resistencia del espacio con-
. j
4
Heinrich Hertz (1857-1894) realizó estos experimentos mientras era profesor
de Física de la Technische Hochschule de Karlsruhe en 1885-1889. Después se le
adjudicó una cátedra en la Universidad de Bonn, que desempeñó hasta su prema-
tura muerte. ¡
§EC. 20-11] VELOCIDAD D E LAS ONDAS E N E L VACIO 453

ductor; L a frecuencia de estas oscilaciones depende de la auto-


inducción y capacidad del circuito. E n el oscilador de Hertz
eran muy pequeñas y, por tanto, la frecuencia muy elevada. E n
algunos de sus experimentos llegó a alcanzar hasta 10° por segundo.
Así, cuando existen cargas eléctricas que experimentan acelera-
ciones rapidísimas, se originan ondas electromagnéticas.
E n el experimento de Hertz las ondas producidas en el osci-
lador se detectaban a alguna distancia de este mediante un cir-
cuito resonante formado por un anillo metálico interrumpido, en
cuyos extremos había dos pequeñas esferas cuya distancia podía
graduarse. E l campo magnético variable de la onda inducía en
el anillo una f.e.m. alterna, y las dimensiones de este anillo eran
tales que la frecuencia propia de sus oscilaciones coincidía con
la del manantial. Entonces las oscilaciones inducidas, reforzadas
por resonancia en el detector, bastaban para hacer saltar una
chispa entre sus esferitas.
Fue fácil poner de manifiesto que las ondas estaban polari-
zadas linealmente con E en la dirección y, y H , en la z. Girando
el anillo 90° hasta colocarlo en el plano xz, cesaban las chispas.
Hertz llevó a cabo muchos otros experimentos con estas ondas,
demostrando entre otras cosas que podían ser reflejadas y en-
focadas mediante reflectores metálicos curvos, y que podían
refractarse al pasar a través de un gran prisma de resina de 30°.
E n estos aspectos, por tanto, se comportaban como las ondas l u -
minosas.
20-11. Velocidad de las ondas electromagnéticas en el vacío.
L a prueba más convincente de la realidad de las ondas electro-
magnéticas de Hertz radica en la demostración de que su velo-
cidad era la predicha por la teoría (Ec. [20-12]). L a velocidad
no se midió directamente, sino a partir de la longitud de onda.
Entonces, conocida la frecuencia de las oscilaciones, se halló la
velocidad por la relación v = vA. Para medir la longitud de onda
se produjeron ondas estacionarias por interferencia de las ondas
directas con las reflejadas en una superficie metálica. Las posicio-
nes de los nodos pudieron localizarse por el hecho de que en esos
puntos el detector cesaba de dar chispas. Con una frecuencia
de 5,5 X 10 s e g , se halló un valor de X de unos 5,4 m, al que
7 -1

corresponde una velocidad v muy próxima a 3 x 10 cm/seg. 10

L a determinación no pudo efectuarse con precisión porque las


oscilaciones se amortiguaban mucho, produciéndose solo tres o
cuatro después de cada chispa, por lo que la longitud de onda
no quedaba bien determinada. Un trabajo más reciente de Mercier
con ondas entretenidas producidas en un oscilador de tubo elec-
trónico dio un resultado de 2,9978 x 10 cm/seg. Y a vimos en la
10

sección 19-8 que el aumento de precisión obtenido con el empleo


454 TEORIA ELECTROMAGNETICA D E L A L U Z [CAP. 20

de cavidades resonantes ha añadido otra cifra significativa a la


velocidad de la luz.
De acuerdo con la ecuación [20-12], esta velocidad observada
debe ser igual a c, razón de la unidad electromagnética (u.e.m.)
a la electrostática (u.e.s.) de intensidad de corriente. Y a hemos
mencionado (Sec. 19-9) que esta razón se ha medido con preci-
sión por diferentes métodos, siendo su valor más reciente
2,99781 x 10 cm/seg. Pero este es precisamente el valor que
10

ha dado la medida de la velocidad de las ondas electromag-


néticas y coincide también exactamente con las últimas medidas
de la velocidad de la luz por Michelson y otros. E n el aire u otros
gases a la presión atmosférica es necesario modificar ligeramente
las ecuaciones (Cap. X X I I I ) , pero las velocidades predichas d i -
fieren muy poco de la del vacío.
Por tanto, nos vemos forzados a concluir que la luz está cons-
tituida por ondas electromagnéticas de longitud de onda extre-
madamente pequeña. Aparte de la evidencia que presta la pola-
rización, la cual prueba que las ondas luminosas son transversales,
hay otras muchas pruebas de esta identidad. L a espectroscopia
ha demostrado que los átomos contienen electrones, y admitiendo
la aceleración de estos electrones al girar alrededor del núcleo,
ha podido explicarse la polarización e intensidad de las rayas
espectrales. Además, como se dijo en el capítulo X I , se ha demos-
trado que las ondas de radio, que tienen evidentemente carácter
electromagnético, se unen con las ondas del infrarrojo sin solución
de continuidad. Es decir, la explicación de las ondas luminosas
como un fenómeno electromagnético, que en manos de Maxwell
era simplemente una elegante teoría, ha mostrado ser cierta,
aceptándose hoy día el carácter electromagnético de la luz como
un hecho establecido. A l estudiar las interacciones entre luz y ma-
teria utilizaremos, por tanto, el hecho de que la luz consiste en
oscilaciones de un campo eléctrico perpendiculares a la dirección
de propagación de las ondas, acompañadas de oscilaciones del
campo magnético, a la vez perpendiculares a esta dirección y a
la del campo eléctrico.
20-12. Radiación de Cerenkov.—En la sección 20-8 se esta-
bleció que una carga con movimiento uniforme no radia energía,
sino que simplemente transporta con ella su campo electromag-
nético. Esto es cierto mientras la carga se mueve en el vacío. Por
el contrario, si se desplaza en el seno de un medio material
(como, p. ej., cuando un protón o un electrón de gran velocidad
atraviesan un trozo de vidrio) puede radiar una pequeña cantidad
de energía aun cuando su velocidad sea constante. L a condición
requerida para ello es que la velocidad de la partícula cargada
sea mayor que la velocidad de onda c/n de la luz en el medio. L a
SEC. 20-12] RADIACION D E C E R E N K O V 455

partícula origina entonces una onda impulsiva análoga a la onda


de choque producida por un proyectil que se mueve con mayor
velocidad que la del sonido. Es del mismo tipo que la «onda de proa»
de un barco, que se forma cuando va más de prisa que las olas.
L a producción de esta onda constituye un excelente ejemplo
de aplicación del principio de Huygens (Sec. 18-1). E n la figu-
ra 20-6, e representa un elec- ¡
trón moviéndose a través I
de un vidrio de índice 1,50
con una velocidad igual a
0,9 veces la de la luz. (Para
producir tal electrón habría
que acelerarlo a través de
una diferencia de poten-
cial de unos 650000 V). Las
perturbaciones producidas
cuando el electrón ocupa
sucesivamente las posicio-
nes O, O' y O" se han re-
presentado ¡mediante ondas
secundarias de radios O A,
O'A' y O"A", proporciona-
les al tiempo transcurrido
y a su velocidad cjn. E l FIG. 20-6.—Sección transversal de la onda
frente de onda resultante cónica producida en la radiación de
es la tangente común a to- Cerenkov.
das ellas, y tiene la forma de un cono de semiángulo 0. Como
O A es normal al frente de onda, se deduce de la figura que 0 vie-
ne dado por la relación

A
[20-17]
C 1

sen 8 = — = —
nv
donde v es la velocidad de la partícula cargada y $~v¡c. Si
¡3 = 0,9, como en nuestro ejemplo, 6 valdrá unos 48°. Una parte
importante de esta radiación es visible, pudiendo ser detectada
por el ojo o la placa fotográfica. Debido a la dispersión, variación
de n con el color, la ecuación [20-17] no es rigurosamente exacta . 5

Además, cuanto mayor es n (luz azul), el cono es más estrecho


y el borde externo del abanico cónico de los rayos luminosos
será, por tanto, azul, mientras que su borde interior será rojo.
Este tipo de radiación es de fácil observación con las par-
tículas de elevada velocidad,!utilizadas actualmente en física nu-
6
Véanse las ecuaciones exactas ¡en H . MOTZ y L . I. SCHIFF: Am. J. Phys
21, 258, 1953. '
456 TEORIA ELECTROMAGNETICA D E L A L U Z [CAP. 20

clear. Midiendo el ángulo del cono pueden determinarse las velo-


cidades y energías de las partículas. L a luz que resulta del paso
de una sola partícula puede registrarse mediante un tubo foto-
multiplicador. E-ste es el fundamento del contador Cerenkov em-
pleado por los físicos nucleares.

PROBLEMAS

20-1. U n oscilador de frecuencia igual a 35 Mc/seg se encuentra en


[

la proximidad de un reflector metálico plano, resultando que la distancia


entre dos nodos contiguos de- las ondas estacionarias es 4,28 m. Despre-
ciando el índice de refracción del aire; ¿qué valor para la velocidad de la
luz se deducirá de esta determinación?
20-2'. Cuando se imprime un movimiento armónico simple a una carga
eléctrica, las líneas de fuerza perpendiculares al movimiento toman la mis-
ma forma que un chorro de agua que sale de una manguera cuando se
comunica a la boca de esta aquel movimiento. L a manguera apunta siem-
pre en dirección perpendicular al movimiento y se desprecia naturalmente
la acción de la gravedad. Hágase un esquema de la forma de la línea des-
pués de una vibración completa del manantial. Recuérdese componer la
velocidad de la manguera con la del agua en el centro de la vibración.
Sol.: Onda sinusoidal que comienza en la boca de la manguera.
20-3. Demuéstrese que la solución ,
E = 0 E = A sen (coi + kz)
x y E¡~ 0
H = A sen (wí + kz) H — 0
x y H*= 0
satisface las ecuaciones de Maxwell. ¿En qué plano está polarizada la onda
y en qué dirección se propaga?
20-4. Modifiqúense las ecuaciones 20-14 de modo que representen:
a) una onda polarizada linealmente en la cual las vibraciones de E tengan
lugar en el plano y, z, pero formando un ángulo de 45° con y\ b) una onda
cuyas vibraciones sean elipses situadas en el plano y, z (luz polarizada elíp-
ticamente). ¡
Sol.: a) E = 0 i b) E = 0
E — a sen (w¿ — kx) \
x x

E = a, sen (toí — kx)


E — a sen (to¿ — k'x)
y y

z
1
E = a, sen (co/ — kx -f §")
z

H = 0 | H — o"
H = — a sen (coi — kx)
x x

y Hy — — a¡¡ sen (u>t — kx + 8)


H¡ = a sen (coi — kx) Hs = a sen (coi — kx)
±

20-5. A partir de las ecuaciones [20-14], hágase una lista de los valo-
res de todas las derivadas parciales que aparecen en las ecuaciones [20-1]
a [20-4]. Demuéstrese por sustitución directa que estas derivadas satis-
facen las últimas ecuaciones. j i iI •
20-6. Demuéstrese que el segmento de línea de fuerza comprendido
entre Q y R en la figura 20-3 (b) es rectilíneo si la aceleración de la carga
ha sido uniforme. Partiendo de la pendiente de este segmento, pruébese
que la razón EJEt disminuye en la ¡proporción Ijr y, por consiguiente,
que a cualquier distancia apreciable i predominará la componente trans-
versal. (INDICACIÓN; Recuérdese que E viene dado por la ley de Coulomb.)
¡0

20-7. Demuéstrese que la amplitud de la onda electromagnética pro-


ducida por una carga acelerada varía ;como sen 6. siendo 0 el ángulo que
PROBLEMAS 457

forma la dirección de observación con la de la aceleración. Trácese un


diagrama polar de la intensidad de la radiación en función del ángulo.
20-8. Demuéstrese que la razón de una carga medida en unidades-
electrostáticas a la misma carga medida en unidades electromagnéticas
tiene las dimensiones de una velocidad. (INDICACIÓN: Pártase en ambos
casos dé la ley de Coulomb.)
20-9. Calcúlese la amplitud de la intensidad del campo eléctrico de
un haz de luz solar, cuya intensidad puede considerarse igual a 0,13 w/cm . 2

20-10. L a fuerza total F ejercida sobre una carga e cuando se mueve


en el vacío en un campo eléctrico y otro magnético está dada por
„ evH
F = eE 4
c
en el supuesto de que la velocidad v es perpendicular al campo H. Hállese
la razón de la fuerza eléctrica a la fuerza magnética ejercida sobre un elec-
trón en la primera órbita de Bohr del átomo de hidrógeno por la luz solar
para la cual E = H = 0,0242 (unidades de Gauss). Sol.: 137.
20-11. E l teorema de Poynting establece que el flujo de energía en
una Onda electromagnética está dado por

S = i | S x H ] '
47T •
siendo S el llamado vector de Poynting, y la expresión entre corchetes u n
producto vectorial. Demuéstrese que las conclusiones de las secciones 20-5
y 20-7 en relación con la dirección y magnitud de este flujo respecto de los
valores y magnitudes de E y H están de acuerdo con este teorema.
20-12. Admitiendo que se cumple la relación de Einstein entre masa
y energía, y suponiendo que la masa equivalente a una onda electromagné-
tica se mueve con la velocidad c, dedúzcase una expresión de la presión
que ejerce la radiación sobre una superficie perfectamente absorbente en
virtud de su cantidad de movimiento. Sol.: p = Ijc = .4 /8TC.
2

20-13. U n haz de protones de energía igual a 340 MeV pasa a través


de una lamina de vidrio flint extradenso (n — 1,88). Se halla que la ra-
diación de Cerenkov emerge en una dirección que forma un ángulo de 38°
con la del haz de protones. ¿Cuál es el valor de (3 que corresponde a estos
protones?
CAPITULO X X I

MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS

Dado que la luz es una radiación electromagnética, cabe es-


perar que la emisión de luz por cualquier manantial se produzca
por la aceleración de cargas eléctricas. Se sabe actualmente que
las cargas eléctricas que intervienen en la emisión de la luz visible
y de la radiación ultravioleta son los electrones negativos de la
corteza atómica. Admitiendo que la radiación se origina por los
movimientos vibratorios u orbitales de estos electrones, se con-
sigue explicar muchas de las características de los diversos ma-
nantiales luminosos. Sin embargo, no debe apurarse excesivamente
«sta hipótesis, ya que en la interpretación de espectros falla en
varios aspectos importantes. E n todos ellos va implicada la na-
turaleza discreta o corpuscular de la luz, de la cual trataremos
más adelante (Cap. X X X ) . De momento destacaremos solamente
aquellas características que pueden explicarse suponiendo que la
luz consiste en ondas electromagnéticas.
21-1. Clasificación de los manantiales luminosos.—Los ma-
nantiales luminosos de importancia en los experimentos ópticos
y espectroscópicos se dividen en dos tipos principales: 1) manan-
tiales térmicos, en los que la radiación es resultado de la elevada
temperatura, y 2) manantiales basados en la descarga eléctrica
a través de gases. E l Sol, con una temperatura superficial de 5000°
a 6000° C, es un ejemplo destacado correspondiente al primer
iipo, en el que han de incluirse también manantiales tan impor-
tantes como las lámparas de filamento de wolframio, los diversos
arcos eléctricos a presión atmosférica y la llama. Entre los del
segundo tipo citaremos las chispas de alto voltaje, las descargas
luminosas en tubos de vacío a baja presión y ciertos arcos de
baja presión como el de mercurio. L a distinción entre ambos tipos
no es rigurosa, pudiéndose pasar de modo continuo de uno
al otro; p. ej., al ir evacuando el aire que rodea a un arco
eléctrico.
21-2. Sólidos a alta temperatura.—La mayoría de los manan-
tiales empleados para la iluminación utilizan la radiación de
sólidos incandescentes. E n la lámpara de wolframio el filamento
se calienta a unos 2100° C por disipación de energía eléctrica
en una resistencia. Se puede llegar a 2300° C, pero no por mucho
tiempo, debido a la rápida vaporización del metal. E n el arco de
458
SEC. 21-2] SOLIDOS A A L T A T E M P E R A T U R A 459

carbón en el aire, la temperatura del polo positivo es de unos


4000° C y la del negativo 3000° C. E l polo positivo se vaporiza
y consume bastante rápidamente, pero constituye el manantial
térmico más brillante de que se dispone en el laboratorio. E l
calentamiento se produce principalmente por el bombardeo del
polo positivo mediante electrones arrancados de la parte gaseosa
del arco. E l gas propiamente dicho emite relativamente poca
luz. U n tipo interesante de arco, utilizado, cuando se necesita
un manantial muy pequeño, es la llamada lámpara de arco con-

1 yt¿¿¿¿¿£
1

(o) (6)

FIG. 21-1.—Lámpara de arco concentrado. Constituye una buena aproximación


!! al «manantial puntual».

centrado. L a figura 21-1 (a) muestra esquemáticamente este dis-


positivo. E l cátodo consiste-'en un pequeño tubo metálico lleno
de óxido de circonio, estando el ánodo constituido por un disco de
metal provisto de un orificio ligeramente mayor que el extremo
del cátodo. E n las partes metálicas se utiliza el wolframio, el
tántalo o el molibdeno, debido a sus elevados puntos de fusión.
E l conjunto está encerrado en una ampolla de vidrio llena de un
gas inerte como el argón a una presión aproximada de 1 atm.
E l arco se extiende entre la superficie (fundida) de óxido de cir-
conio y el ánodo que la rodea, como se indica en la parte (b) de la
figura. E l extremo del cátodo se calienta a 2700° C o más a causa
del bombardeo de iones, lo que proporciona u n brillo casi igual
al del arco de carbón. L a luz se observa a través de la perforación
del ánodo, en la dirección que indica la flecha de la figura 21-1 (a).
Pueden construirse lámparas de este tipo en las que el manantial
tenga un diámetro de hasta 0,007 cm. U n método más económico
de realizar un manantial de pequeñas dimensiones consiste en
utilizar una lámpara de wolframio con un pequeño filamento
en espiral (bombillas delanteras de los automóviles), sometida
a un voltaje algo mayor del nominal. No obstante, este manantial
no posee el brillo y la pequenez de la lámpara de arco concentrado.
E n la -sección 21-9 consideraremos otros tipos de manantiales
con espectros continuos.
460 MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS [CAP. 21

21-3. Arcos metálicos .—Cuando dos varillas metálicas conec-


1

tadas a un generador de corriente continua se ponen en contacto


y después se separan ligeramente, se forma un brillante arco
entre ellas. E n serie con el circuito ha de conectarse una resis-
tencia adecuada para que la intensidad del arco sea de 3 a 5 A .
Con corrientes superiores puede producirse un calentamiento
excesivo y la fusión de los electrodos. Con una gran auto-
inducción en el circuito se consigue estabilizar él arco, siendo
preferible a este respecto un voltaje de 220 V que uno de 110 V .
Los polos se colocan verticalmente y alineados, estando provistos
de pinzas soportes, con un tornillo de ajuste que permite variar
su separación. E n el arco de hierro,' el polo positivo debe ser
el inferior, pues en la pequeña cavidad que pronto se forma se
deposita una gota de óxido de hierro fundido, lo que favorece
la estabilidad del arco. L a mayoría de la radiación emitida por
un arco de hierro, cobre o aluminio procede del gas atravesado
por el arco, constituido casi enteramente por vapor del metal.
Se ha demostrado que la temperatura de este gas oscila entre
4000° C y 7000° C, pudiendo llegar hasta 12000° C con corrientes
muy intensas. Puede obtenerse el equivalente a un arco metálico
mediante un arco de carbón cuyo polo positivo se ha taladrado
en la dirección del eje y rellenado de una sal metálica, tal como
fluoruro calcico. A veces es deseable que el arco esté inmerso
en otro gas diferente del 'aire, lo que se consigue encerrándolo
en un recipiente impermeable al aire. E l arco se produce también
a bajas presiones, pero es un proceso engorroso de realizar.
Los arcos de metales de bajo punto de fusión deben ence-
rrarse permanentemente en una envoltura de vidrio. De este
tipo son los arcos de mercurio y de sodio, ambos muy usados en
los laboratorios de óptica. E n la forma primitiva de arco de mer-
curio, este va encerrado en un recipiente a muy bajá presión,
cuya forma es tal que el mercurio líquido forma dos pocilios se-
parados. Estos están conectados a los electrodos que atraviesan
el vidrio. E l arco se inicia basculando el recipiente hasta que
un hilo de mercurio une ambos pocilios durante un instante y
se rompe de nuevo. E l calentamiento producido por el arco aumen-
ta la presión de vapor del mercurio, y a menos que se disponga
de bastante espacio para el enfriamiento y condensación, el arco
se extingue. Con suficiente autoinducción en el circuito se man-
tiene el arco a presiones y temperaturas bastante elevadas, siendo
un manantial muy intenso. Para ello, el recipiente se construye
de cuarzo fundido, muy resistente a las altas temperaturas. E l
1
Estos y otros manantiales utilizados en espectroscopia están descritos en
la obra de G . R . HARRISON, R . C. LORD y J . R . LOOFBOUROW Practica! Spectros-
copy, 1.» ed., Cap. VIII, Prentice-Hall, Englewood Clifís, Nueva Jersey, 1948.
SEC. 21-3] ARCOS METALICOS 461

cuarzo tiene la ventaja de transmitir la luz ultravioleta (Sec. 22-3),


empleándose frecuentemente arcos de cuarzo en espectroscopia
y terapéutica. A l emplearlo ha de tenerse sumo cuidado de no
mirarlo con demasiada frecuencia sin gafas protectoras, pues
puede producirse una dolorosa inflamación de los ojos. L o mismo
ocurre con los arcos metálicos ya mencionados.

FIG. 21-2.—(a) Pequeño arco de mercurio de encendido automático. (í>) Arco de


sodio.

Como se ve en la figura 21-2 (a), es posible disponer el arco


de mercurio de modo que se inicie por sí mismo. E l modelo repre-
sentado proporciona un manantial vertical muy estrecho e intenso
de luz de mercurio, adecuado para iluminar una rendija. E l arco
se forma en un tubo capilar de 2 mm de diámetro interior, y
se inicia 1 min después de conectar los terminales a una red
de corriente continua de 110 V . Antes de este tiempo la corriente
no pasa de 1,5 A gracias a las resistencias R y R , de 80 y 7 í¿,
t 2

respectivamente. R está enrollada a la parte inferior del capilar


2

y empotrada en cemento, de modo que calienta el mercurio hasta


que forma una burbuja de vapor y se rompe el hilo de mercurio.
E l arco resultante engendra entonces presión suficiente para em-
pujar el mercurio por encima de él hasta el punto A. E l arco que-
da así confinado al capilar comprendido entre A y R . L a corriente
2
462 MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS [CAP. 21

desciende entonces hasta 1,0 A , debido a la resistencia adicional


del propio arco.
E l arco de sodio [Fig. 21-2 (fc)] está siempre encerrado bajo
una cubierta de dobles paredes de un vidrio especial resistente
al ennegrecimiento producido por el vapor de sodio caliente. L a
envoltura interior contiene argón o neón a baja presión y una
pequeña cantidad de sodio metálico. L a descarga se inicia en el
gas enrarecido mediante los electrones emitidos por el filamento
enrollado F, y se mantiene por medio de un potencial positivo rela-
tivamente pequeño aplicado al ánodo. Como el espacio entre las
dobles paredes posee un alto grado de vacío para evitar pérdidas
de calor, la temperatura interior se eleva rápidamente hasta que
el sodio se funde y vaporiza en el arco. Entonces se debilita el
espectro del gas noble, siendo reemplazado por radiación del sodio,
cuyos átomos se ionizan más fácilmente. Esta se reduce casi ex-
clusivamente al doblete amarillo, por lo que el arco produce luz
casi monocromática sin necesidad de emplear filtros. L a sepa-
ración de las componentes del doblete es tan pequeña (5,97 Á)
que en un espectroscopio de poca dispersión, y en las medidas
de interferencia con pequeñas diferencias de camino, puede supo-
nerse que es una raya sencilla con una longitud de onda media
de 5892 A .
Aunque dan resultados satisfactorios cuando se usan con
pequeñas redes y espectroscopios de prisma, ninguno de los arcos
anteriores proporciona rayas espectrales de suficiente nitidez
para investigaciones con dispersión muy elevada. L a presión,
temperatura e intensidad de corriente, relativamente altas, pro-
ducen un ensanchamiento de las rayas por razones que expli-
caremos en la sección 21-15. E l método más sencillo de producir
rayas más nítidas es utilizar una descarga en un gas noble con
una pequeña mezcla del vapor metálico, limitando la corriente a
unos pocos miliamperios. L a descarga puede, eer bien un arco
de bajo voltaje del tipo descrito o una descarga luminosa en un
tubo de vacío (Sec. 21-6). Actualmente se producen comercial-
mente manantiales muy cómodos de este tipo, no solo de sodio
o mercurio, sino también de cinc, cadmio y otros metales de bajo
punto de fusión. De hecho, la lámpara fluorescente de mercurio
ordinaria es adecuada para producir rayas nítidas, y resultaría
satisfactoria si no fuese por la capa de sal fluorescente que recubre
el interior de las paredes.
21-4. Mechero Bunsen.—Cuando se admite aire suficiente
por la base de un mechero de Bunsen, la llama es prácticamente
incolora, excepto en un cono verde azulado que limita el cono
interior oscuro de gas no quemado. L a temperatura por encima
del cono es de unos 1800° C, suficientemente alta para producir
S E C . 21-5] '< CHISPA 463

una emisión de luz cuando se introducen en la llama sales metá-


licas. E l color de la llama y su espectro son característicos del
metal y no dependen de la,sal utilizada. Los cloruros son de or-
dinario los más volátiles y dan la coloración más intensa. L a llama
de sodio es amarilla; la de estroncio, roja; la de talio, verde, etc.
E l método más corriente de introducir la sal en la llama con-
siste en utilizar un hilo de platino con un anillito en su extremo,
que se sumerge primero en ácido clorhídrico y después se ca-
lienta hasta que desaparezca la llama amarilla del sodio. Entonces,
y mientras'está aún al rojo, se pone en contacto con la sal pul-
verizada, un poco de la cual se funde y queda adherida al hilo.
A l introducir este de nuevo en la llama se produce un color muy

VIG. 21-3.—Dispositivo experimental para producir espectros introduciendo sales


de metales en la llama de un mechero Bunsen.

vivo pero de corta duración. U n método mejor es mezclar con


el gas una pequeña dispersión de la solución del cloruro antes
que este penetre en el mechero. Esto se consigue mediante
el aparato representado en la figura 21-3 cuando se dispone de
aire a presión. Se hace pasar aire por el pulverizador 5, llenándose
el frasco de una fina dispersión que es arrastrada dentro del gas
en la base del mechero. Con ello se consigue un manantial lumi-
noso muy estable, adecuado para estudiar en el laboratorio es-
pectros de llama. Desgraciadamente, este método solo es utili-
zable con muy pocos metales, entre los que se encuentran el L i ,
Na, K , Rb, Cs, Mg, Ca, Sr, Ba, Zn, Cd, In y Ta. Con llamas más
calientes pueden utilizarse otros metales, pero tales llamas, como
la de gas y oxígeno y la oxhídrica, no son cómodas de manejar.
21-5. Chispa.—Conectando un par de electrodos metálicos
al secundario de una bobina de inducción o de un transformador
de alto voltaje, puede hacerse saltar una serie de chispas en un
464 MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS [CAP. 21

espacio de aire de varios milímetros. Si el circuito no está provisto


•de capacidad, la chispa es suave y no muy intensa, proviniendo la
radiación en su mayor parte del, aire situado en el espacio inter-
electródico. Conectando en paralelo un condensador (tal como
una botella de Leyden), la chispa se hace mucho más violenta
y brillante. Se obtiene entonces una chispa condénsada. Se trata
•de un manantial extremadamente luminoso, cuyo espectro es muy
rico en rayas características del metal que constituye los elec-
trodos. L a chispa condénsada no solo tiene el inconveniente de ser
Tnuy ruidosa y el peligro de una sacudida eléctrica, sino qué ade-
>

más las rayas que emite poseen considerable anchura. Propor-


ciona, sin embargo, la excitación más intensa de que se dispone, y
constituye el manantial más adecuado para obtener rayas corres-
pondientes a átomos ionizados que han perdido uno o más elec-
trones. Tales rayas suelen denominarse de alia temperatura o de
¿hispa. |
21-6. Tubo de vacío.—Es este un manantial que se ha ido
haciendo cada vez más corriente debido a su aplicación en los
anuncios luminosos. E l tubo rojo ordinario de neón contiene
neón gaseoso puro a la presión de unos' 2 cm de Hg. Mediante

F I G . 21-4.—Tubos de descarga para obtener espectros de gases a baja presión.


SEC. 21-6] T U B O D E VACIO 465

un par de electrodos, situados en los extremos del tubo, se hace


%

pasar a través del gas una corriente eléctrica, conectándolos a


un transformador que dé un potencial de 5000 a 15000 V . Intro-
duciendo una pequeña cantidad de mercurio en los tubos de neón
o de argón se consiguen otros colores. E l calor de la descarga
vaporiza el mercurio, obteniéndose el color característico del
espectro del vapor de mercurio. Si el vidrio del tubo es coloreado
se absorben algunos de los colores del espectro del mercurio,
produciéndose varios tipos de verdes y azules.
E n el laboratorio puede utilizarse este principio a pequeña
escala para excitar las radiaciones características de cualquier
gas o vapor. L a figura 21-4 ilustra dos tipos corrientes de tubos
de vacío. E l tipo (a) se utiliza cuando no se requiere intensidad
máxima, p. ej., si el tubo funciona mediante una bobina de in-
ducción. Los electrodos E, E son pequeños cilindros de aluminio,
soldados a sendos hilos de wolframio empotrados en el vidrio
de la ampolla. L a luz es más intensa en el tubo capilar C, en el
que la densidad de corriente es máxima, y la observación es la-
teral en la dirección indicada por la flecha. Puede conseguirse
una intensidad considerablemente mayor mediante el modelo
«de punta» representado en (b). Sus electrodos se componen de
laminilla de aluminio arrollada e introducida en tubitos interiores
de vidrio, G, G. Están unidos a los conductores de wolframio
arrollando una pequeña banda de aluminio alrededor de uno de
sus extremos y oprimiéndola fuertemente. L a mayor área de los
electrodos permite emplear corrientes más intensas, proporciona-
das de ordinario por un transformador, sin sobrecalentamiento de
los electrodos. L a luz se observa a través de una ventana plana
de vidrio W, que puede fundirse directamente al tubo. Los tubos
de vidrio interiores sirven para evitar que el aluminio se deposite
sobre las paredes exteriores del tubo principal, cosa que Ocurre
bastante rápidamente cuando el tubo funciona a baja presión.
L a presión exacta que ha de reinar en el tubo depende del
gas que se utilice y del espectro deseado, variando entre 0,5 y
10 mm de Hg. Solo un número limitado de gases son ade-
cuados para un uso prolongado en tubos cerrados del tipo descrito.
Entre ellos, los más satisfactorios son los gases nobles neón, helio
y argón. Los tubos que utilizan hidrógeno, nitrógeno y anhídrido
carbónico tienen una duración limitada; el gas desaparece gra-
dualmente del tubo, hasta que llega un momento en que no es po-
sible mantener la descarga. Ello depende de dos procesos. O bien
el gas se descompone por la descarga y los productos se depositan
sobre las paredes, o bien es eliminado por combinación química
con los electrodos metálicos. A u n con gases químicamente inertes
se produce una disminución de la presión por adsorción en las
JENKINS-WHITE.—30
466 MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS [CAP. 21

películas metálicas antes mencionadas, proyectadas sobre las pa-


redes por los electrodos. Solo las características principales de
los complejos fenómenos que se producen en los tubos de des-
carga están bien interpretadas, quedando aún por explicar muchos
fenómenos interesantes, como la formación de estratificaciones . 2

21-7. Clasificación de los espectros.—Hay dos clases princi-


pales de espectros, conocidas como espectros de emisión y espectros
de absorción. Cada una de ellas comprende otros tres tipos: espec-
tros continuos, de rayas y de bandas. Los espectros de emisión se
obtienen cuando la luz que procede directamente de un manantial
es examinada con un espectroscopio. Los espectros de absorción
se producen cuando la luz de un manantial que presenta un es-
pectro de emisión continuo pasa por una sustancia absorbente
y llega después al espectroscopio. Las figuras 21-7, 21-8 y 21-10
muestran reproducciones fotográficas de espectros de los tres t i -
pos, tanto de emisión como de absorción. Los sólidos y líquidos,
salvo muy raras excepciones , solo dan espectros de emisión y
3

absorción continuos, que cubren un amplio intervalo de longitu-


des de onda sin discontinuidad brusca. Los espectros disconti-
nuos (de bandas y de rayas) se originan en los gases. Los gases
pueden también emitir y absorber, en ciertos casos, un verdadero
espectro continuo (Sec. 21-9). Con un arco de carbón son fácil-
mente observables los tres tipos de espectros de emisión. Enfo-
cando el espectroscopio al polo que está al rojo blanco, el espectro
es perfectamente continuo. Apuntándolo a la descarga violeta
del gas interelectródico se observan bandas en el verde y en el
violeta, y siempre hay presentes algunas rayas, tales como las
amarillas del sodio, debidas a impurezas de los carbones.
21-8. Emitancia y absortancia.—Aunque en este capítulo
nos ocupamos principalmente de los manantiales luminosos y,
por tanto, de la emisión, es de interés establecer ahora una relación
muy importante que existe entre el poder de emisión y el de ab-
sorción de cualquier superficie. Cuando se calienta un sólido,
da un espectro continuo. L a cantidad de radiación en este espec-
tro y su distribución en las diferentes longitudes de onda están
gobernadas por la ley de la radiación de Kirchhoff . E n ella se
1

Véase L. B. L O E B : Fundamental Processes of Electrical Discharge in Gases,


2

John Wiley & Sons, Nueva York, 1939.


3
Los compuestos de algunos metales de las tierras raras dan espectros de
rayas superpuestos a un espectro continuo cuando se calientan a temperaturas
elevadas. Sus espectros de absorción (p. ej., el del vidrio de didimio) muestran
regiones de absorción muy estrechas, que a la temperatura del aire líquido se con-
vierten en rayas de absorción nítidas.
4
Gustav Kirchhoff (1824-1887), profesor de Física en Heidelberg y Berlín.
Aparte de descubrir algunas importantes leyes de la Electricidad, fundó (con
Bunsen) el análisis químico mediante espectros.
SEC. 21-8] EMITANCIA Y ABSORTANCIA 467

establece que la razón de la emitancia radiante a la absortan-


cia es la misma para'todos los cuerpos a una temperatura dada.
E n forma de ecuación, esta ley se escribe así: .,

! ! ' . — == const. = WB [21-1]


11 j ,'• « j • . ..
L a magnitud W, es la energía total radiada por centímetro cua-
drado de superficie y por segundo, mientras que a representa l a
fracción de radiación incidente que no es reflejada o transmitida
por la superficie. E l cociente constante lo hemos representado
por el símbolo W¡¡, y corresponde a la emitancia del llamado cuerpo
negro. Con esta denominación se designa a un cuerpo que actúa
como perfectamente negro, es decir, que absorbe toda la radia-
ción que incide sobre su superficie. Para tal cuerpo ideal, a — 1,B

y W es igual a la razón constante"W¡a para los demás cuerpos.


B

L a ley de Kirchhoff expresa una relación muy general entre


la emisión y l a absorción de radiación en l a superficie de los dife-
rentes cuerpos. Si la absortancia es alta, la emitancia lo será tam-
bién. Es esencial poner de manifiesto la diferencia entre el tér-
mino absortancia, que es una medida de la cantidad de luz que
desaparece en una sola reflexión, y la absorción en el seno de la
sustancia, medida por el coeficiente de absorción a (Sec. 11-5).
Este último determina l a pérdida luminosa por transmisión a
través de una sustancia y no tiene una relación sencilla con l a
absortancia de la superficie. E n el caso de los metales, p. ej., ve-
remos (Sec. 25-14) que un Coeficiente de absorción muy alto v a
unido a una gran reflectanéia. Pero gran reflectancia implica
poca absortancia. Por tanto, en los metales, y en general en todas
las sustancias puras de superficies lisas, un coeficiente de absor-
ción a alto va acompañado de una absortancia a baja.
U n cuerpo negro, representado aproximadamente, p. ej., por
un trozo de carbón, da la cantidad máxima de radiación a una
temperatura dada. Las sustancias transparentes o bien las de gran
reflectancia son muy malos emisores de luz visible, aun a tem-
peraturas muy elevadas. L a ¡figura 21-5 muestra una ilustración
práctica del significado de lá ley de Kirchhoff. L a figura de l a
derecha es una fotografía de una plancha eléctrica ordinaria a l a
temperatura ambiente. Se han echado sobre su superficie unas
manchas de tinta chilla, que aparecen oscuras debido a su gran
absortancia. E l resto de la superficie es muy reflectante y, por
tanto, muy poco absorbente. L a fotografía de la izquierda se tomó
con la radiación emitida por la plancha caliente. L a temperatura
alcanzada fue inferior a 400° C, por lo que no se emitieron radia-
ciones visibles. Sin embargo, se consiguió obtener una buena.
fotografía mediante una placa sensible al infrarrojo, aunque l a
MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS [CAP. 21

(«0 ! (b) |
FIG. 21-5.—Fotografías de una plancha eléctrica que ilustran la ley de la radiación
de Kirchhoff. (a) Tomada con placas sensibles al infrarrojo con la plancha caliente,
pero sin emitir radiación visible, (b) Con placas e iluminación corrientes y la plancha
a la temperatura ambiente. (Fotografías de H. D. Babcock.)
i \
plancha era invisible en la oscuridad. Se ve que las manchas an-
teriormente oscuras (buenos absorbentes) han pasado a ser más
brillantes que el resto de la superficie aunque tienen la misma
temperatura. Emiten, por tanto, ¡ radiación más abundante, como
exige la ley de Kirchhoff. Hemos supuesto que las manchas de
tinta, por ser negras para l a luz visible, son también buenos
absorbentes de la luz infrarroja. De hecho, es esencial que W y a
se refieran a l a misma longitud de onda, o intervalo de longitudes
de onda. Para la radiación comprendida en un pequeño intervalo
de longitudes de onda, se puede escribir:

= W BX [21-2]
«x
donde el subíndice indica la emitancia y la absortancia corres-
pondientes a una longitud de onda particular. Esta forma de la
ecuación tiene importantes aplicaciones en los espectros discon-
tinuos (Sec. 21-10). j ¡
21-9. Espectros continuos.—Los manantiales más comunes
de espectros continuos son sólidos a elevada temperatura , y 5

6
Sobre los métodos experimentales empleados en este campo, véase W. E .
FORSYTHE: The Measuremenl of Radiant Energy, McGraw-Hill Book Co., Nueva
York, 1937.
SEC- 21-9] ESPECTROS CONTINUOS 469

ya hemos descrito algunos de ellos en la sección 21-2. Pero nada


se dijo acerca de la distribución de la energía del espectro con-
tinuo según las diferentes longitudes de onda. De acuerdo con
la ley de Kirchhoff, esto depende de la capacidad de la superficie
para absorber la luz de diversas longitudes de onda. Así, en un
objeto de porcelana con un dibujo en rojo esmaltado sobre él,
las partes rojas absorben más intensamente la luz azul y violeta
que la roja. Calentando a gran temperatura este objeto en un

-X—
FIG. 21-6.—Curvas de la radiación del cuerpo negro representadas a escala. Las
abscisas dan las longitudes de onda en ángstroms y las ordenadas la energía en
calorías por centímetro cuadrado y por segundo en cada intervalo de longitud
de onda dX de 1 Á. Los valores numéricos se encontrarán en Smithsonian Physical
Tables, 8.» ed., pág. 314.

horno y retirándolo después, se observará que el dibujo parece


azulado por la luz emitida, pues tales partes son las más absor-
bentes y emisoras de luz azul. E n general, por consiguiente, el
espectro de reflectancia de un sólido de este tipo nos da una
clave de su espectro de emisión.
U n cuerpo negro, que absorbe completamente todas las lon-
gitudes de onda, suele tomarse como patrón por constituir un
caso particularmente sencillo, con el que puede compararse la
radiación de otras sustancias. L a figura 21-6 muestra la distri-
bución de energía de la radiación de un cuerpo negro a siete tem-
peraturas diferentes, y en la fotografía de la figura 21-7 (a) apa-
MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS [CAP. 21

4000° C

2000°C

1000°c
manantial

vidrio
rojo
(b)
i/idrio
azul

vidrio de
didi/n/d
V B G Y 0 R

FIG. 21-7.—Espectros continuos: (a) Espectros continuos de emisión de un sólido


a las tres temperaturas indicadas, tomados con un espectrógrafo de cuarzo. Los
espectros para 1000° C y 2000° C corresponden a un filamento de wolframio, y el
de 4000° C, al polo positivo de un arco de carbón. La escala de longitudes de onda
está marcada en centenas de angstroms. (6) Espectros continuos de absorción. E l
superior corresponde al manantial solo y se extiende entre 4000 y 6500 Á. Los
otros muestran el efecto de interponer tres clases de vidrios coloreados.

recen los espectros correspondientes a estas curvas . L a curva 6

de 2000° K es, con bastante aproximación, la de un filamento


de wolframio, y la de 6000° K , la del Sol (despreciando las estre-
chas regiones de absorción correspondientes a las rayas de Fraun-
hofer). E l área comprendida debajo de cada curva representa
la energía total emitida en todas las longitudes de onda, y aumen-
ta rápidamente con la temperatura absoluta. Llamando W a B

la energía total en ergios emitida por un centímetro cuadrado

Comparando los espectros de la figura 21-7 (a) con las curvas de la figu-
8

ra 21-6, ha de tenerse bien presente que los espectros fotografiados no reproducen


la verdadera distribución de intensidad en las diferentes longitudes de onda por
tres razones: 1) La dispersión del prisma comprime el espectro en el extremo de
las largas longitudes de onda. 2) La placa fotográfica no es igualmente sensible
para todas las longitudes de onda. En particular, la empleada en este caso es
insensible más allá de los 6600 A. 3) El ennegrecimiento de la placa no es propor-
cional a la intensidad.
SEC. 21-9] ESPECTROS CONTINUOS. 471
i • ,-
de la superficie del cuerpo negro en. cada segundo, y T a la tempe-
ratura absoluta, la ley de \S tefan-Boltzmann establece que 7

W B • ;
[21-3]
E l valor de la constante o es 5,669 X 10 " erg c m seg— ° K . - 5 - 2 1 - 4

L a longitud de onda Ama*., 'correspondiente al'máximo de cada


curva, depende de la temperatura, de acuerdo con la ley del des-
plazamiento de Wien , la cpal dice que 8

. A m 4 x r = conk. = 0,2898 cm-grado [21-4]


donde Amáx se mide en centímetros. L a forma de la curva viene
dada por la ley de Planck , que puede escribirse en la forma:
9

\ W d\ = BX l)-i¿X [21-5]

donde e es la base de los logaritmos neperianos, 2,718, y c y c son x 2

constantes, cuyos valores dependen de la unidad en que se mide X.


Si A está en centímetros, c = 3,7413 x 1 0 erg c m s e g y
x
—s 2 - 1

c = 1,4388 cm-grado. Estas constantes están relacionadas, natural-


2

mente, con las de las leyes de Stefan-Boltzmann y Wien, pues


la ecuación [21-3] se obtiene integrando l a [21-5] entre A = 0
y A = oo, y la [21-4] derivando lá [21-5] respecto a A e igualando
a cero para obtener el máximo. Por tanto, la constante de l a
ecuación [21-4] es c /4,965. Naturalmente, estas ecuaciones solo
2

son aplicables a la radiación de un cuerpo negro ideal. Este no


puede realizarse nunca rigurosamente en la práctica, pero una
superficie negra o una cavidad hueca con una pequeña abertura
se le aproximan mucho. L a magnitud WBX d\ designa l a emisión
de radiación no polarizada por centímetro cuadrado y por segundo
en todas direcciones y para ¡ un intervalo dX.
A veces interesa disponer de un manantial con espectro continuo
en la región ultravioleta para estudiar los espectros de absorción
1

en esta región. Los sólidos no son aptos para este propósito por
la pequeñísima cantidad de radiación ultravioleta que emiten

7
Ludwig Boltzmann (1844-1906). Desde 1895 hasta que se suicidó, en 1906,
fue profesor de Física en Viena. Esta ley fue establecida inicialmente por Josef
Stefan (1835-1893) y demostrada teóricamente y de modo independiente por
Boltzmann. Este es conocido en particular por sus trabajos sobre la teoría ciné-
tica y el segundo principio de la termodinámica.
8
Wilhelm Wien (1864-1928), físico alemán que ganó el premio Nobel en 1911
por sus trabajos sobre óptica y radiación. Efectuó también importantes descu-
brimientos sobre los rayos catódicos y rayos canales.
'Max Planck (1858-1947), profesor de la Universidad de Berlín. Recibió el
premio Nobel en 1918 por su deducción de la ley de la radiación del cuerpo negro
y otras investigaciones termodinámicas.
25 30 35 40 45 50

n i üii
h¡Hit.'liliiUtnuTl[í!rHflTtili!MJlTiHl!i.7^^&&@^^^^bJ^&Ji»•! ¡ I' n' < ' ... '«£*

i i
hierro
i r (a)

(b)

mercurio

(c)
mercurio

helio

l.líllilliMflllMl.'llílllllHlIfállllíli.'I'iilwli]
(e)
neón
i 1
.'üiiiillllllliM'ÍNIijll.llliilnhi,'!
(f>

argón

(g)

(h)

(i)

X60001

FIG. 21-8.—Espectros de rayas, (a) Espectro del arco de hierro. Los espectros (o)
a (/) fueron tomados con el mismo espectrógrafo de cuarzo. (6) Espectro del arco
de mercurio encerrado en cuarzo, (c) E l mismo con el arco encerrado en una ampo-
lla de vidrio, (d) Del helio en un tubo de descarga de vidrio, (e) Neón en un tubo
de descarga de vidrio. (/) Argón en un tubo de descarga de vidrio, (g) Serie de
Balmer del hidrógeno en el ultravioleta! XA3600 a 4000. Este espectro es de red.
Las rayas débiles situadas a cada lado de las fuertes son rayas falsas llamadas
ánimas (Sec. 17-12). (h) Espectro relámpago de emisión.de la cromosfera solar.
Se trata de un espectro de red tomado sin rendija en el instante anterior a un
eclipse total, cuando el resto del Sol está cubierto por el disco de la Luna. Las
dos imágenes más intensas son las rayas H y K del calcio y muestran prominen-
cias marcadas, o nubes de vapor de calcio. Otras rayas intensas se deben al hidró-
geno y al helio, (i) Espectro de absorción del sodio en el ultravioleta, tomado
con una red. Las rayas brillantes del fondo corresponden al manantial, que en
este caso es un arco de carbón. Nótese más allá de la serie límite una ligera ab-
sorción continua, (j) Espectro solar en la proximidad de las rayas D . Las dos
rayas intensas han sido absorbidas por el vapor de sodio en, la cromosfera, y consti-
tuyen el primer miembro de la serie representada en (i).

472
SEC. 21-10] ESPECTROS DE RAYAS 475

aun a las temperaturas más altas que pueden obtenerse. Se ha.


comprobado que para este fin el mejor manantial está consti-
tuido por un tubo de descarga lleno de hidrógeno a una presión
de 5 a 10 mm. Haciendo pasar por el tubo, con un capilar algo
ancho (5 mm de diámetro), una corriente de unas décimas de
amperio, con una diferencia de potencial de 2000 V, se obtiene
un espectro continuo muy intenso. L a intensidad máxima co-
rresponde al violeta, pero el espectro se extiende en el ultravio-
leta hasta unos 1700 Á.
21-10. Espectros de rayas.—Iluminando la rendija de un
espectroscopio de prisma o de red con la luz de un arco de mer-
curio, aparecen en el ocular varias rayas de diversos colores..
L a figura 21-8 muestra fotografías de espectros de rayas comunes.
Cada una de estas rayas es una imagen de la rendija formada
por el objetivo del anteojo para una longitud de onda particular.
L a red o el prisma desvían ángulos distintos en cada una de las lon-
gitudes de onda, por lo que las rayas imágenes están separadas.
Es importante darse cuenta de que el nombre de rayas espectrales
se debe al hecho de que se acostumbra utilizar una rendija, cuya
' imagen constituye la raya. Si la forma de la abertura del coli-
mador fuese la de un punto, un disco u otra cualquiera, el espec-
tro estaría constituido por puntos, discos, etc., caso que puede
darse. Frecuentemente, al fotografiar espectros astronómicos, se
prescinde del colimador, y un prisma o una red colocados delante
del anteojo convierten a este en un espectroscopio. E n este caso
cada «raya» espectral tiene la forma del manantial. Así, p. ej., la
figura 21-8 (h) representa el espectro solar en el instante que pre-
cede a un eclipse total cuando el espectro ordinario de absorción
de rayas oscuras ha sido sustituido por un espectro de emisión
de los gases de la atmósfera solar, dando el llamado «espectro
relámpago». E l objeto principal de la rendija es producir imá-
genes estrechas, de modo que. no se solapen las correspondientes
a longitudes de onda diferentes.
Los manantiales más intensos de espectros de rayas son los
arcos y chispas metálicos, aunque también son muy adecuados
los tubos de descarga que contienen hidrógeno o gases nobles.
Suelen utilizarse también llamas, pues su espectro es en general
más simple, no siendo tan abundante en rayas. Los gases son los
manantiales ordinarios de espectros de emisión o absorción de
rayas. Además, se sabe actualmente que solo los átomos indivi-
duales dan verdaderas rayas espectrales. Esto es, cuando se uti-
liza un compuesto molecular, como el gas metano (CH ) en un 4

tubo de descarga, o el cloruro sódico en un arco de carbón «re-


lleno», las rayas observadas se deben a los elementos y no a las
moléculas. Así, p. ej., el metano origina un espectro de rayas
474 MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS [CAP. 21

muy intenso debido al hidrógeno, y es bien sabido que el cloruro


sódico da las rayas amarillas típicas del sodio. Las rayas debidas
al carbón y al cloro no tienen una intensidad apreciable, pues
es más difícil excitarlos para que emitan, y sus rayas más irftensas
están en el ultravioleta y no en l a región visible del'espectro.
E n l a tabla 21-1 figuran las longitudes de onda de las rayas de
algunos espectros de emisión muy utilizados, habiéndose indicado
.si son intensas (s), medias (m) o débiles (w).

• TABLA 21-1
Longitudes de onda, en ángstroms, de algunas rayas espectrales

Sodio Mercurio Helio Cadmio Hidrógeno

5889,95 s 4046,56 m 4387,93 w 4678,16 m 6562,82 s


5895,92 m 4077,81 m 4437,55 w 4799,92 s 4861,33 m
4358,35 s 4471,48 s 5085,82 s 4340,46 w
4916,04 w 4713,14 m 6438,47 s 4101,74 w
- 5460,74 s 4921,93 m
5769,59 s 5015,67 s
5790,65 s 5047,74 w
5875,62 i
6678,15 m

Los espectros de absorción de rayas solo se obtienen a partir


-de gases monoatómicos. Las rayas de absorción del espectro solar
se deben a átomos que existen como tales en lugar de combinados
como moléculas, debido solo a las altas temperaturas y bajas pre-
siones de la «capa inversora» de l a atmósfera s,olar [Fig. 21-8 (h)
y (;')]. E n la época en que Fraunhofer comenzó el estudio de estas
rayas se designaron mediante letras algunas de las más desta-
cadas. Las rayas de Fraunhofer se utilizan con mucha frecuencia
como puntos de referencia del espectro, p. ej., en la medida y
especificación de los índices de refracción. Por ello, en la ta-
bla 21-2 damos sus longitudes de onda y los átomos o moléculas
que las originan. Las «rayas» A , B y a son en realidad bandas,
absorbidas por el oxígeno en la atmósfera terrestre. Se observará
que b y G son mezclas de dos rayas que no suelen estar resueltas,
4

pero debidas a elementos diferentes.


E n el laboratorio son muy pocas las sustancias que permiten
•observar espectros de absorción de rayas, pues las rayas de ab-
sorción de la mayoría de los gases monoatómicos están en el ultra-
violeta lejano. Los metales alcalinos son una excepción, y si se
calienta sodio en un tubo de acero o de vidrio pyrex vacío, con
ventanillas de vidrio en sus extremos, al observar a través de tal
SEC. 21-10] ESPECTROS - DE RAYAS 475

T A B L A 21-2
I

Rayas de Fraunhofer más intensas


Longitud de otída, Longitud de onda,
Nombre Origen Nombre Origen
en Á en Á.

A o, 7594-7621* b 4
Mg 5167,343
B 6867-6884* c Fe 4957,609
C i H : 6562,816 F • H 4861,327
a o 2 : 6276-6287* d Fe 4668,140
^ 5895,923 e Fe 4383,547
i Na ! 5889,953: f H 4340,465
D 3 He 5875,618; G Fe 4307,906
E2

bx
i Fe
i Mg
i 5269,541
5183,618
G
g
Ca
Ca
4307,741
4226,728
b, í'Mg 5172,699 h H 4101,735
b3 Fe 5168,901 H Ca+ 3968,468
°4 :
Fe 5167,491! K
Ca+ 3933,666

* Banda. I

tubo el espectro de un filamento de wolframio aparecerán las


rayas del sodio absorbidas [Fig. 21-8 («')]. Su aspecto es el de rayas
oscuras intercaladas en el espectro de emisión continuo.
L a figura 21-9 ilustra esquemáticamente un experimento más
sencillo de llevar a la práctica, y que muestra además l a apli-
cación de la ley de Kirchhoff a los espectros de rayas. A es un
arco horizontal de carbón con una perforación que contiene clo-
ruro sódico. E l arco está alimentado con una corriente bastante
intensa para que se eleve sobre él una brillante llama amarilla
de sodio, F. ^Apuntando l a rendija S del espectroscopio hacia la
llama, sé verán las rayas D de emisión del sodio. Para observar
las mismas rayas en absorción se sitúa un espejo cóncavo M, de
modo que proyecte una imagen del .polo positivo del arco sobre
la rendija, pasando l a luz en su marcha hacia l a rendija a través
de l a llama. E n esta hay una considerable concentración de áto-
mos de sodio, capaces de absorber, lo mismo que de emitir, las

FIG. 21-9.—Dispositivo experimental para probar la absorción de las rayas D


del sodio e ilustrar la ley de la radiación de Kirchhoff.
476 MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS [CAP. 21

frecuencias particulares correspondientes a las rayas D . E n estas


circunstancias, las rayas aparecen oscuras en el espectro por el
hecho de que la llama está a una temperatura inferior a la del
polo positivo. Esto es consecuencia de la ley de Kirchhoff, tal
como está expresada en la ecuación [21-2]. Para demostrarlo,
supongamos que la absortancia ax de la llama para la longitud
de onda de las rayas D es \, por lo que desaparecerá un cuarto
de la radiación procedente del espejo. Pero, de acuerdo con l a
ecuación [21-2], W\ para esta longitud de onda es \WB\, esto
es, las rayas amarillas se emiten con la cuarta parte, de la inten-
sidad de la radiación correspondiente a un cuerpo negro a la tem-
peratura de la llama. Por tanto, si el polo del arco estuviese a la
misma temperatura que la llama,, la cantidad absorbida estaría
justamente compensada por la emitida y no se produciría nin-
guna raya en el espectro . Sin embargo, la llama está a una tem-
10

peratura considerablemente inferior; por tanto, la cantidad emi-


tida no basta para compensar lá absorbida, y se observarán rayas
oscuras cuando el espejo esté en la posición adecuada. Despla-
nando el espejo de modo que proyecte sobre la rendija la imagen
de una parte menos caliente del polo, es posible hacer desaparecer
las rayas o transformarlas en brillantes cuando la temperatura
de la parte elegida del polo sea inferior a la de la llama.
21-11. Teoría de la relación entre emisión y absorción.—Es
posible demostrar rigurosamente la ley de Kirchhoff, enunciada
en la sección 21-8, por procedimientos termodinámicos. No obs-
tante, para comprender el experimento anterior conviene consi-
derar el proceso de emisión y absorción desde el punto de vista
electromagnético. Intentaremos describir la emisión de l u z como 1 1

debida a movimientos periódicos de los electrones en los átomos


del manantial. Estos movimientos originarían la emisión de ondas
electromagnéticas de las mismas frecuencias que las partículas
cargadas, de igual modo que ¡las ondas sonoras emitidas por
un diapasón tienen l a misma frecuencia que este. E n el caso del
vapor de sodio, podemos considerar que cada carga oscilante
vibra con una frecuencia particular, como el diapasón, y que
esta es la frecuencia de la luz amarilla del sodio. Si consideramos
ahora que a través del vapor se envía luz de sodio, la analogía
con el diapasón sigue siendo valida. E s bien sabido que cuando
sobre un diapasón inciden ondas sonoras de frecuencia adecuada,
comienza a vibrar con una amplitud considerable debido a la
1 0
Hemos supuesto que el polo radia como un cuerpo negro perfecto.
1 1
En la sección 21-14 indicaremos que, en muchos casos, esta descripción
solo es una aproximación aceptable. E l principio de correspondencia de la teoría
cuántica demuestra, sin embargo, que es exacta para órbitas grandes (números
cuánticos elevados). ¡
SEC. 21-12] SERIES DE SAYAS ESPECTRALES 477

resonancia. Del mismo modo, los átomos de sodio responden a


las ondas electromagnéticas incidentes, y la energía que absorben
de las ondas la devuelven como radiación de resonancia. Aunque
toda la energía tomada a las ondas vuelve a emitirse, la radiación
de resonancia está distribuida uniformemente en todas direcciones
y, por tanto, será relativamente más débil en la dirección en que
avanza que si no estuviesen presentes los átomos absorbentes.
L a relación entre la emitancia y la absortancia de una sus-
tancia para la luz de una longitud de onda dada se deduce nece-
sariamente de las consideraciones anteriores. Si una sustancia
absorbe fuertemente luz de una cierta frecuencia, ha de poseer
gran número de cargas cuyas frecuencias características coin-
cidan con la de esta luz. Inversamente, cuando se excita a la sus-
tancia para que emita luz, estas mismas vibraciones originarán
una intensa emisión en la misma frecuencia.
21-12, Series de rayas espectrales.—En los espectros de al-
gunos elementos se observan rayas que pertenecen todas ellas
evidentemente a una serie en la que el espaciamiento y las inten-
sidades de las-rayas varían de un modo regular. Así, p. ej., en la
serie de Balmer del hidrógeno [Fig. 21-8 (g)] el espaciamiento de las
rayas disminuye continuamente cuando se avanza dentro del
ultravioleta hacia longitudes de onda más cortas, y las intensida-
des disminuyen rápidamente. Aunque solo las cuatro primeras
rayas pertenecen al espectro visible, la serie de Balmer se ha
investigado fotografiando hasta 31 términos en el espectro de
estrellas de gran temperatura, en el que aparecen como rayas
de absorción. E l espectro de absorción del vapor de sodio muestra
una larga serie de rayas, cada una de las cuales es u n doblete
muy apretado [no resuelto en la Fig. 21-8 (i)], y la serie se deno-
mina principal. Esta serie aparece también en la emisión del arco
y de la llama, siendo el primer doblete de la serie el constituido
por las conocidas rayas D . E n el espectro de llama del sodio, el
97 % aproximadamente de la intensidad de la serie está concen-
trado en el primer término. Los espectros de emisión de los me-
tales alcalinos contienen otras dos series de dobletes en la región
visible, conocidas como series nítida y difusa. Existe una cuarta
serie, más débil, en el infrarrojo, llamada serie fundamental. Los
metales alcalinotérreos, como el calcio, muestran dos de estos
conjuntos de series, uno de rayas sencillas y otro de tripletes.
Cada una de las series se caracteriza porque sus términos
más elevados tienden hacia una longitud de onda límite, llamada.
límite o convergencia de la serie. A l aproximarse a este límite, las
rayas se aprietan cada vez más, de modo que teóricamente hay
un número infinito de ellas antes de alcanzar realmente el lí-
mite. Más allá del límite se observa a veces un espectro de emisión
478 MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS [CAP. 21

continuo más bien débil; en absorción se aprecia siempre una


región de absorción continua si el vapor absorbente es suficien-
temente denso [Fig. 21-8 [i)]. E l límite de una serie proporciona
la clave para identificar el tipo a que pertenece. Así, las series
nítida y difusa tienden hacia el mismo límite, mientras que la
serie principal se aproxima a otro límite, que en el caso de los
metales alcalinos está situado en longitudes de onda más cortas.
21-13. Espectros de bandas.—Los manantiales más adecua-
dos para l a observación de espectros de bandas en el laboratorio
son los arcos de carbón rellenos de una sal metálica, el tubo de
vacío y la llama. Las sales de calcio o bario son adecuadas en el
25 30 35 40 45 50

aire (N, y NO)

ffl ,;a; « 7«¡T.Í|MBÍ «


( • • n i M I H i <
>
°
X4441 1
• fluoruro de plomo (FPb) 'M870

flúor-. — d*. (FSH

' A 4951 fhoruro de bario (FBal ' X 6119

'anógeno ICN) \ 3883 1

'A 3572 óxido nítrico (NO)

FIG. 21-10.—Espectros de bandas, (a) Espectro de un tubo de descarga con aire


a baja presión. Están presentes cuatro sistemas de bandas: bandas y de NO
(AÍ.2300 a 2700), bandas de N negativo (N +, M.2900 a 3500), bandas de N
2

bipositivo (N , Ü2900 a 5000) y bandas de nitrógeno monopositivo (N , XA5500


2 2

a 7000). (6) Espectro de una descarga de alta frecuencia en vapor de fluoruro


de plomo, (c) Espectro en el que se ve parte de un sistema de bandas del FSb,
obtenido al vaporizar FSb en «nitrógeno activo»; (b) y (c) fueron tomados con
un gran espectrógrafo de cuarzo, (d) Espectros de bandas de emisión y absorción
del FBa. Las bandas están agrupadas en secuencias, (e) Bandas de CN. (/) Bandas
del espectro ultravioleta del NO. [(6) y (c), según Rochesíer.]
SEC. 21-14] ||
. TEORIA DE LOS ESPECTROS DE RAYAS 479

arco o en lá llama, y el dióxido de carbono o el nitrógeno, en el


tubo de vacío, A l examinar estos espectros mediante un espec-
troscopio de poca dispersión presentan un aspecto típico que
los distingue inmediatamente de los de rayas [Fig. 21-10 (a) a (d)].
De ordinario se observan muchas, bandas, cada una de las cuales
tiene un borde muy nítido en un extremo, llamado cabeza de la
banda. A partir de la cabeza, la banda se oscurece gradualmente
por el otro j extremo. E n ciertos espectros, varias bandas muy
próximas sé solapan formando secuencias [Fig. 21-10 (b) y (d)],
mientras que en otros están bastante espaciadas [Fig. 21-10 (c)].
Utilizando una red de gran dispersión y poder separador, se ve
que cada banda se compone i en realidad de muchas rayas finas,
dispuestas con evidente regularidad en series llamadas ramas de
la banda. E n la figura 21-10 (e) se observan dos ramas que parten
de los extremos de una pronunciada discontinuidad, en la que no
hay ninguna raya. E n (/) la banda es doble, y las dos ramas del
término izquierdo avanzan juntas en la misma dirección.
Pruebas de distinto tipo indican que los espectros de bandas
proceden de las moléculas, es decir, de combinaciones de dos o más
átomos. Así¡ se encuentra que, mientras el espectro atómico o
de rayas del calcio es independiente de la sal puesta en el arco,
se obtienen ¡diferentes bandas utilizando fluoruro, cloruro o bro-
muro de calcio. Además, las: bandas aparecen en aquellos tipos
de manantiales en los que el gas es sometido a un tratamiento
menos violento. E l nitrógeno ¡de un tubo de vacío sometido a una
descarga ordinaria sin condensador presenta un. espectro de ban-
das, mientras que si en la descarga se utiliza condensador, apa-
rece un espectro de rayas. Lá prueba más concluyente se encuen-
tra en el hecho de que el espectro de absorción de un gas molecu-
lar (0 , N ) presenta bandas y carece de rayas, debido a la falta
2 2

absoluta de disociación en átomos. También se ha visto que cual-


quier espectro de bandas sencillo, como los descritos e ilustrados
anteriormente, es debido a una molécula diatómica. Poniendo
F Ca en el arco, las bandaá observadas se deben al FCa. Las
2

bandas violetas del arco de carbón se deben al C N , procediendo


el nitrógeno del aire [Fig.21-10 (e)]. E l C 0 de un tubo de vacío
2

da el espectro del CO, y existen otros muchos ejemplos de este


tipo de disociación de moléculas complejas en otras diatómicas.
21-14. Teoría de los espectros de rayas, de bandas y conti-
nuos.—Los intentos realizados para interpretar las diversas fre-
cuencias definidas, emitidas por los átomos de un gas que pro-
duce un espectro de rayas, ocupó a los físicos más insignes durante
la primera parte del presente siglo, habiendo conducido a consecuen-
cias sumamente importantes. Del mismo modo que las frecuencias
de vibración de una cuerda de violín producen ondas sonoras
480 MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS [CAP. 21

«cuyas frecuencias guardan la relación sencilla de ser múltiplos


•de la nota fundamental, se empezó suponiendo que las frecuen-
<cias de la luz en las diversas rayas espectrales deberían guardar
ientre sí una cierta relación, la cual proporcionaría la clave para
averiguar las formas de vibración del átomo y su estructura.
:Se ha demostrado que es así, pero de modo muy diferente a como
se supuso en un principio. E n la actualidad se conoce la relación
definida entre las frecuencias de la serie espectral. Sin embargo,
veremos inmediatamente que las frecuencias atómicas no se com-
portan como las de una cuerda de violín. E n esta los armónicos
aumentan continuamente hacia una frecuencia infinita (longitud
.de onda nula), mientras que las frecuencias de una serie espectral
tienden hacia un valor límite determinado. E n la actualidad,
mediante la teoría cuántica , se ha conseguido explicar comple-
12

tamente los espectros de rayas. Aunque en muchos aspectos ésta


teoría está en abierta contradicción con la teoría electromagné-
tica, esta última ha constituido ¡una guía de. valor inestimable
para atacar problemas tales como la intensidad y polarización de
las rayas espectrales. También dio la primera clave de la con-
ducta de las rayas cuando el manantial se sitúa en un campo
magnético (Cap. X X I X ) . Sin embargo, para explicar completa-
mente los espectros de rayas es imprescindible la teoría cuántica.
Volveremos sobre este tema en el último capítulo.
Los espectros de bandas han requerido también la teoría
cuántica para su explicación completa. No obstante, la interpre-
tación electromagnética de los espectros moleculares fue algo más
-satisfactoria. E n el infrarrojo se han observado ciertas series de
bandas cuyas frecuencias e intensidades están relacionadas de
modo muy parecido a los armónicos respecto de su nota funda-
mental. Se sabe actualmente que se deben a vibraciones de los dos
núcleos de una molécula diatómica a lo largo de la recta que los
une. Las dos ramas de una banda individual pudieron explicarse
como debidas a la rotación de la molécula alrededor de un eje
perpendicular a la recta anterior. L a teoría electromagnética
predice así dos frecuencias combinadas: la suma y la diferencia
de las frecuencias de vibración y de rotación. Sin embargo, esta
teoría requería una distribución continua de frecuencias en cada
Tama y no pudo explicar las rayas separadas.
Se comprende que los sólidos y líquidos den espectros con-
tinuos por el hecho de que en este caso los átomos están más

Véase un estudio elemental de los espectros atómicos en la obra de H . E . WHITE:


1 4

Introduction to Atomic Spectra, McGraw-Hill Book Co., Nueva York, 1934. Sobre
los espectros de bandas, véase G. HERZBERG: Molecular Spectra and Molecular
Structure. I. «Diatomic Molecules». D. Van Nostrand Co., Nueva York, 1950.
SEC. 21-15] ANCHURA DE LAS RAYAS ESPECTRALES 481

próximos entre sí que en un gas y ejercen fuerzas entre ellos.


Mientras que en un gas los átomos se hallan alejados y pueden
emitir frecuencias definidas, estas se hallan tan modificadas por
la influencia mutua de los átomos en el sólido, que se distribuyen
en un espectro continuo. E n el espectro de un gas a presión sufi-
cientemente alta comienza ya a observarse este efecto. Las rayas
se ensanchan debido a las más frecuentes colisiones y a otras
causas que se mencionan después. Este ensanchamiento aumenta
con la presión, hasta que finalmente las rayas se unen en un es-
pectro continuo cuando el gas se aproxima al estado líquido.
Basándose en la teoría electromagnética, se puede comprender
cualitativamente el aumento de radiación de un sólido al elevar
su temperatura. Cuando se calienta una sustancia, crece la amplitud
de las vibraciones de sus partículas cargadas, con el consiguiente
aumento de amplitud de las ondas emitidas. Aceleraciones más
rápidas harán que la longitud de onda media se desplace hacia
frecuencias más altas al elevar la temperatura. Nuevamente se re-
quiere la teoría cuántica para explicar la distribución real de
energía en las diferentes longitudes de onda. De hecho, el intento
de deducir la ecuación [21-5] fue el que primero condujo a Planck
a hacer las revolucionarias hipótesis que constituyen los funda-
mentos de esta teoría.
21-15. Anchura de las rayas espectrales.—Ya destacamos en
la sección 21-10 que las rayas de un espectro son imágenes de
la rendija. Por tanto, estrechando esta, las rayas serán más finas,
pudiendo continuar tal estrechamiento hasta el límite impuesto
por la difracción (Sec. 15-7). Sin embargo, puede haber dos causas
que impidan alcanzar este límite teórico. Una de ellas es la más
importante en los espectrógrafos de baja dispersión, y la otra,
en los de dispersión y poder separador muy elevados. L a primera
causa incluye los efectos puramente geométricos, tales como abe-
rraciones de las lentes, imperfecciones de las superficies o falta
de homogeneidad de los prismas de vidrio, etc. Pero aunque estos
efectos pudiesen eliminarse mediante un diseño adecuado, y si
la difracción fuese despreciable, las rayas no se aproximarían
nunca a una anchura infinitesimal. Existe una anchura intrínseca
o verdadera de las rayas emitidas por el manantial, que repre-
senta una pequeña dispersión de longitudes de onda alrededor
de la posición media de cada raya. Es evidente que los instru-
mentos de gran poder separador, tales como una red de gran
tamaño o un interferómetro de Fabry-Perot, revelarán mejor
este fenómeno. E l es también la causa de la disminución de
visibilidad de las franjas del interferómetro de Michelson al au-
mentar la diferencia de recorrido, cuestión ya estudiada en la
sección 13-12.
JEMKINS-WHITE.—31
482 MANANTIALES LUMINOSOS Y SUS ESPECTROS [cA'P. 21

Hay tres efectos esencialmente diferentes que contribuyen a


la anchura intrínseca de las rayas : 13

.1. Acortamiento de los trenes de ondas. Como se indicó en


la sección 12-6, trenes de ondas más cortos equivalen a
una mayor dispersión de frecuencias. Este, acortamiento
tiene dos causas: . -,• • . . • . . .. .
a) Amortiguamiento natural, de los osciladores atómicos
como resultado de la radiación de energía electromag-
nética.. Según la teoría clásica, la anchura debida a
este mecanismo es 0,000116 Á para una raya de cual-
quier longitud de onda. •
b) Choques de átomos o moléculas, que interrumpen la
emisión de ondas continuas.
E n la región visible,'^ es de ordinario mucho más impor-
tante que a). Como al aumentar la presión los choques
se hacen más frecuentes, este efecto se llama ensancha-
miento por presión.
2. Efecto Doppler, resultante de los movimientos térmicos
de los átomos en el manantial luminoso. Como las velo-
cidades tienen sus direcciones distribuidas al azar y sus
magnitudes están comprendidas dentro de un amplio
intervalo, las frecuencias se desplazarán hacia arriba y
hacia abajo en cantidades variables. De acuerdo con la
teoría cinética, la anchura debida a esta causa es pro-
porcional a -y/TIM, donde T es la temperatura absoluta,
y M, el peso molecular. L a constante de proporcionali-
dad es 7,16 X 10- A.
7

3. Campos interatómicos. Pueden deberse a los momentos


dipolares de las moléculas polares, pero son de ordinario
los campos culombianos de los iones en una descarga.
E n el capítulo X X I X veremos que las rayas espectrales
se dividen en varias componentes por la acción de un
campo eléctrico uniforme (efecto Stark). Dado que los
campos interatómicos no son uniformes ni espacial n i
temporalmente, su efecto se reduce a ensanchar las
rayas. Este efecto, llamado a veces ensanchamiento Stark,
aumenta rápidamente con la densidad de corriente en
una descarga.
Como un ensanchamiento debido a cualquiera de las causas
anteriores equivale matemáticamente a una interrupción más
rápida de los trenes de ondas, la distinción de los efectos segundo

1 3
En la obra citada de White (Cap. 21) se.hallará un estudio más cuantita-
tivo y detallado de la anchura de las rayas.
PROBLEMAS 483

y tercero del primero se justifica solo por el hecho de que se ha


observado que varían del modo predicho con las condiciones
físicas del manantial.

PROBLEMAS

21-1. U n filamento de carbón puede mantenerse a 2600° C durante un


corto tiempo. Suponiendo que el carbón radia como un cuerpo negro/há-
llese la longitud de onda en la cual se radia más energía para esta tem-
peratura, i
21-2. Calcúlese en watios la potencia total radiada por una esfera
metálica de 2 mm de diámetro mantenida a una temperatura de 2000° C.
Considérese que la absortancia de la superficie es 0,80 y que es indepen-
diente de la longitud de onda. | Sol.: 15,21 w.
21-3. Imagínense dos cuerpos encerrados en un receptáculo a tempe-
ratura constante. L a naturaleza y área de sus superficies no han de ser
necesariamente las mismas, y pueden ser semitransparentes. Partiendo del
hecho experimental de que alcanzan la misma temperatura del medio que
1

los rodea, demuéstrese, considerando la energía emitida, absorbida, refle-


jada y transmitida por cada, uno ,de ellos, que ha de cumplirse la ley de
la radiación de Kirchhoff. i
21-4. U n objeto negro se hace apenas perceptible al ojo adaptado a
la oscuridad cuando su temperatura alcanza los 400° C. Hállese la energía
radiada por centímetro cuadrado y por segundo en un intervalo de longi-
tudes de onda de 10 Á para 7200 Á en estas condiciones. Hállese también
la energía correspondiente emitida cuando está al rojo blanco (1800° C).
, Sol.: 2,46 X 10— erg; 1,26 X 10 erg.
3 6

21-5. Compárese la anchura debida al efecto Doppler de las rayas


del helio y del mercurio. Compárense también las anchuras Doppler a
300° C y a la temperatura del nitrógeno líquido (— 196° C).
21-6. U n pequeño espectrógrafo de prisma tiene un poder separador
teórico de 5200 para la longitud de onda de las rayas D del sodio. E l prisma
limita la anchura del haz refractado a 3,0 cm. Las lentes del colimador
y del anteojo tienen cada una 30 cm de distancia focal y la anchura de
la rendija es 0,02 mm. Compárese la anchura de una de las rayas D debida
a la difracción, la debida a la anchura finita de la rendija y la debida a la
anchura intrínseca. Para esta última utilícese la anchura Doppler para
un arco de sodio a 450° C. Sol.: 0,012 mm. 0,020 mm. 0,000123 mm.
21-7. A partir de la ecuación de la teoría cinética para la frecuencia
de choque en un gas, calcúlese la longitud media de los trenes de ondas
emitidos por el vapor de hierro a 4000° C y presiones: a) de 1 mm de Hg,
b) de 760 mm de Hg. Utilizando la relación aproximada entre la longitud
de coherencia y anchura de las rayas, dada en la sección H-7, hállense las
correspondientes anchuras para 5000 Á. Supóngase que el diámetro efec-
tivo de choque del átomo de hierro es 2,5 x 10— cm. 8
CAPITULO X X I I

ABSORCION Y DIFUSION

Cuando un haz de luz atraviesa materia, ya se encuentre en


estado sólido, líquido o gaseoso,. su propagación queda afectada
de dos modos diferentes y muy importantes. E n primer lugar,
la intensidad disminuye siempre en mayor o menor proporción
al aumentar la trayectoria en el medio. E n segundo lugar, la
velocidad será siempre menor en el medio que en el vacío. L a
pérdida de intensidad se debe principalmente a la absorción,
aunque en determinadas circunstancias la difusión desempeña
un importante papel. E n este capítulo trataremos de las con-
secuencias de la absorción y de la difusión, mientras que el efecto
del medio sobre la velocidad, que se designa con el término de
dispersión, se estudiará en el capítulo próximo. E l término ab-
sorción, tal como se usa en este capítulo, se refiere a la disminución
de intensidad de la luz al pasar por una sustancia (Sec. 11-5).
Es importante distinguir esta definición de la de absortancia, dada
en la sección 21-8. Ambas expresiones se refieren a magnitudes
físicas diferentes, aunque existen, como veremos, ciertas rela-
ciones entre ellas. I
22-1. Absorción general y selectiva.—Se dice que una sus-
tancia presenta absorción general si reduce la intensidad de todas
las longitudes de onda en la misma proporción. E n el caso de la
luz visible, esto significa que la luz transmitida, vista por el ojo,
carece de color. Se trata simplemente de una reducción de la in-
tensidad total de la luz blanca, y tales sustancias parecen ser,
por tanto, grises. No se conoce ninguna sustancia que absorba
igualmente todas las longitudes.de onda, pero algunas, tales como
las suspensiones de negro de humo o las finas películas semi-
transparentes de platino, cumplen aproximadamente esta con-
dición para un intervalo de longitudes de onda bastante amplio.
Por absorción selectiva se quiere significar la absorción de cier-
tas longitudes de onda con preferencia a otras. Prácticamente
todas las sustancias coloreadas deben su color a la existencia
de absorción selectiva en cierta parte o partes del espectro v i -
sible. Así, un trozo de vidrio verde absorbe completamente los ex-
tremos rojo y azul del espectro, y la porción restante en la luz trans-
mitida da al ojo una sensación verde. Los colores de la mayoría
de los objetos naturales, como pinturas, flores, etc., se deben a
484
SEC. 22-2] DISTINCION ENTRE ABSORCION Y DIFUSION 485

la absorción selectiva. Se dice que estas sustancias «e comportan


como pigmentos o que tienen color corporal, para distinguirlo del
color superficial, pues su color es producido por luz que penetra
cierta distancia dentro de la sustancia. Entonces, por difusión o
reflexión, se desvía y escapa a través de la superficie, pero solo
después de haber atravesado un cierto espesor y haber perdido
parte de los colores que han sido absorbidos selectivamente. E n
todos estos casos, la absortancia del cuerpo será proporcional
a su absorción verdadera y dependerá del mismo modo de l a lon-
gitud de onda. Por el contrario, el color superficial se debe al
proceso de reflexión en la propia superficie (Sec. 22-7). Algu-
nas sustancias, en particular los metales como el oro, tienen
un poder reflectante mayor para algunos colores que para otros
y, por tanto, muestran color por reflexión. E n este caso el color
transmitido es el complementario, mientras que en el color cor-
poral este color es el mismo para la luz transmitida que para l a
reflejada. Así, p. ej., un pan de oro es amarillo por reflexión y verde
azulado por transmisión. Como y a dijimos en la sección 21-8,
la absorción corporal de tales sustancias es muy alta. Esto pro-
duce una elevada reflectancia
y, correspondientemente, una
baja absortancia.
22-2. Distinción entre ab-
sorción y difusión.—En la f i -
gura 2 2 l , I es la intensidad
r 0 |J«
de un haz luminoso que pe-
netra en un largo cilindro lleno *? : 22-1.-Difusión del ai u< por par-
G

. , T .°, .. T T , , tiernas finamente divididas, tales como


de humo. L a intensidad 1 del . l a s d e l n u m 0

haz emergente por el otro ex-


tremo será menor que I . Para una densidad de humo dada,
0

la experiencia enseña que / depende de la longitud d de la co-


lumna, de acuerdo con la ley exponencial establecida en la sec-
ción 11-5; es decir,

I = [22-1]

A a. suele llamársele coeficiente de absorción, pues es una medida


de la proporción en que disminuye la intensidad con la longitud.
Sin embargo, en este caso, la mayor parte de la disminución de
intensidad no se debe a una desaparición real de l a luz, sino que
procede de que parte de ella es difundida lateralmente por las
partículas de humo y eliminada así del haz directo. A u n estando
el humo muy diluido, puede comprobarse una intensidad conside-
rable I de luz difundida observando lateralmente el tubo en una
s

habitación oscura. Los rayos de sol que penetran por una ventana
486 ABSORCION Y DIFUSION [CAP.. 22

se hacen visibles gracias a las finas partículas de polvo suspendidas


en el aire. '
L a verdadera absorción representa la desaparición real de la
luz, cuya energía se convierte en movimiento térmico de las mo-
léculas de la sustancia absorbente. Esto ocurrirá solo en pequeña
escala en el experimento anterior, por lo que el nombre de coefi-
ciente de absorción no es apropiado en este caso. E n general, po-
demos considerar que a se compone de dos partes: oc debido a

á la verdadera absorción, y x debido a la difusión. L a ecuación


s

[22-1] se convierte entonces en


/ = J0í-(«a+«s)'í [22-2]
E n muchos casos, cualquiera de los dos, o« o K , puede ser despre-
s

ciable frente al otro; pero es importante tener en cuenta la exis-


tencia de estos dos diferentes procesos y el hecho de que en muchos
casos pueden actuar ambos.
22-3. Absorción por sólidos y líquidos.—Haciendo pasar luz
monocromática a través de un sólido o de un líquido contenido
en un recipiente transparente, se observará que la intensidad
de la luz transmitida puede ser mucho menor que la de la inciden-
te debido a la absorción. Variando la longitud de onda de la luz
incidente variará también en mayor o menor proporción la can-
tidad de absorción. L a figura 22-2 muestra un sencillo método
de investigar simultáneamente la cantidad de absorción para un
amplio intervalo de longitudes de onda. S es un manantial que
x

emite un intervalo continuo de longitudes de onda; p. ej.,'una


lámpara ordinaria de filamento de wolframio. L a luz, colimada
por la lente L atraviesa un cierto espesor del medio absorbente
v

M. Entonces se enfoca mediante L sobre la rendija S de un


2 2

espectrógrafo de prisma y se fotografía el espectro sobre la placa


P. Si M es una sustancia transparente, como vidrio o agua, la
parte del espectro sobre P que representa longitudes de onda

FIG. 22-2.—Dispositivo experimental para observar la absorción de la luz en


sólidos, líquidos o gases.
SEC. 22-3] ABSORCION POR SOLIDOS Y LIQUIDOS 487

visibles será perfectamente continua, como si no existiese M.


Si M es coloreado, faltará la parte del espectro correspondiente
a, las longitudes eliminadas ¡ por M, y llamaremos a esta parte
banda de absorción: E n los sólidos y líquidos estas bandas son
casi siempre continuas, esfumándose gradualmente hacia los bor-
des. L a figura 21-7 (b) muestra ejemplos de estas bandas de ab-
sorción. !
Incluso una sustancia transparente en la región visible presen-
tará absorción selectiva si se amplía suficientemente la obser-
vación dentro del ultravioleta o del infrarrojo. Ello supone con-
siderables dificultades prácticas si se utiliza un espectrógrafo de
prisma, pues el material de este y de las lentes (ordinariamente
de vidrio) puede tener una fuerte absorción selectiva en estas
regiones. Así, el vidrio flint no puede emplearse más allá de los
25000 Á (o sea 2,5 u.) en el infrarrojo, ni más allá de unos 3800 Á
en el ultravioleta. E l cuarzo transmite algo más lejos en el infra-
rrojo y mucho más en el ultravioleta. E n la tabla 22-1 aparecen
los límites de las regiones dentro de las cuales varias sustancias
transparentes empleadas en los prismas transmiten una cantidad
apreciable de luz. j
Los prismas empleados en el estudio del infrarrojo suelen
ser de sal de roca, mientras que para el ultravioleta es más común
el cuarzo. E n los espectrógrafos ultravioletas no hay ventaja en
utilizar prismas de fluorita, ¡a menos que se extraiga completa-
mente el aire de la trayectoria luminosa, ya que este comienza a
absorber fuertemente por debajo de 1850 Á. Además, por debajo
de esta longitud de onda, han de emplearse placas fotográficas
especiales, pues la gelatina de la emulsión, por su absorción, hace
insensibles las placas ordinarias por debajo de unos 2300 Á. E n el
infrarrojo puede utilizarse la fotografía hasta unos 13000 Á
gracias a los métodos actuales de sensibilización. Más allá de esta
longitud suele utilizarse algún instrumento basado en la medida
"del calor producido, tal como una termopila, aunque hasta las
6 ¡i la célula fotoconductora que utiliza las variaciones de la resis-
tencia eléctrica con la iluminación es más sensible.
Cuando las medidas de observación se extienden a todo el
espectro electromagnético se ha comprobado que no existe nin-
guna sustancia que no presente fuerte absorción para ciertas
longitudes de onda. Los metales tienen una absorción general
que depende muy poco de la longitud de onda en la mayor parte
de los casos. Sin embargo, hay excepciones, como en el caso de
la plata, que tiene una pronunciada banda de transmisión en las
proximidades de los 3160 Á (véase Fig. 25-14).. Una película de
plata, que es opaca para la luz visible, resulta casi completamente
transparente para la luz ultravioleta de esta longitud de onda.
488 ABSORCION Y DIFUSION [CAP. 22

TABLA 22-1
1

Limite de transmisión, en Á
Sustancia ,
Ultravioleta Infrarrojo

3500 20000
3800 25000
1800 40000
Fluorita (CaF ) s 1250 95 000
1750 145000
Silvina (KC1) 1800 230000
1100 70000

Las sustancias dieléctricas, que son malas conductoras de la elec-


tricidad, tienen una pronunciada absorción selectiva, que se es-
tudia con más facilidad evitando la difusión, lo que se consigue
cuando son homogéneas, como en el caso de un monocristal, un
líquido o un sólido amorfo. E n general, puede decirse que tales
sustancias son más o menos transparentes para los rayos X y y,
es decir, las radiaciones de longitud inferior a unos 10 Á. Mar-
chando hacia longitudes mayores, encontramos una región de
absorción muy intensa en el ultravioleta lejano, que en muchos
casos se extiende a la región visible, o más allá, y en otros se de-
tiene en el ultravioleta próximo (véase tabla 22-1). E n el infra-
rrojo se vuelven a encontrar bandas de absorción, iy en la región
de las ondas de radio, una transparencia casi completa. Por tanto,
en los dieléctricos son de esperar tres amplias regiones de trans-
parencia: una en la de las ondas más cortas, otra en las longitudes
de ondas intermedias (a veces incluida l a visible) y una tercera
en las longitudes muy grandes. Los límites de estas regiones va-
rían mucho con las diferentes sustancias; así, p. ej., el agua
es transparente para la luz visible y opaca para el infrarrojo pró-
ximo, mientras que el caucho es opaco a la luz visible y transpa-
rente para el infrarrojo. ! !'
. 22-4. Absorción por gases.—Los espectros de absorción de
todos los gases, a presiones ordinarias, presentan estrechas rayas
oscuras. E n ciertos casos es también posible encontrar regiones
de absorción continua (Sec. 21-12), pero lo característico de los
espectros de gases es la presencia de estas rayas nítidas. Si el
gas es monoatómico, como el helio o el vapor de mercurio, ten-
dremos un verdadero espectro de rayas, que frecuentemente
presenta series claramente definidas. E l número de rayas del
espectro de absorción es invariablemente menor que en el espectro
de emisión. Así, p. ej., en el caso de los vapores de los metales alca-
S E C . 22-5] RESONANCIA Y FLUORESCENCIA D E GASES 489

linos, solo se observan en circustancias ordinarias las rayas de


la serie principal [Fig. 21-8 (*)]. E l espectro de absorción es, por
tanto, más sencillo que el de emisión. Si el gas se compone de
moléculas diatómicas o poliatómicas, las rayas finas forman la.
estructura rotacional de las bandas de absorción características
de las moléculas. E n este caso es también más sencillo el espectro
de absorción, y para el mismo gas se observan menos bandas ea
absorción que en emisión [Fig. 21-10 (d)].
22-5. Resonancia y fluorescencia de gases .—Consideremos
1

qué ocurre con la energía de la luz incidente que ha sido elimi-


nada por el gas. Si existe verdadera absorción, de acuerdo con
la definición de la sección 22-2, esta energía se transformará en
calor, por lo que el gas estará algo más caliente. A menos que la.
presión sea muy baja, este suele ser el caso general. Después que
un átomo o molécula ha tomado energía del haz luminoso, puede
chocar con otra partícula, aumentando con estos choques la velo-
cidad media de las partículas. E l intervalo de tiempo que como
tal un átomo excitado puede permanecer antes de chocar es solo
de 10 o 10~ seg, y si antes de transcurrir este tiempo no se h a
—7 8

producido un choque, el átomo liberará su energía en forma


de radiación. A bajas presiones, donde el intervalo entre dos
choques es relativamente elevado, el gas se convertirá en un
manantial secundario de radiación y no se producirá verdadera
absorción. L a luz reexpedida en tales casos suele tener la misma
longitud de cnda que la incidente, y se denomina entonces radia-
ción de resonancia (Sec. 21-11). Esta radiación fue descubierta
y estudiada ampliamente por R. W. Wood . E l origen de su nom-
2

bre está claro, ya que, como hemos dicho, este fenómeno es aná-
logo a la resonancia de un diapasón. E n ciertas circunstancias
la luz emitida puede tener una longitud de onda mayor que l a
incidente. .Este efecto se llama fluorescencia. Tanto en la reso-
nancia como en la fluorescencia, desaparece parte de la luz del
haz directo, pioduciéndose rayas oscuras en el espectro de la luz
transmitida. No deben confundirse la resonancia y la fluores-
cencia con la difusión. E n la sección 22-12 se hará más clara esta
distinción.
L a radiación de resonancia de un gas puede demostrarse fá-
cilmente utilizando una lámpara de arco de sodio. Para ello se

1
Véase un amplio estudio de los diversos aspectos de esta cuestión en A. C. G..
MITCHEIX y M . W. Z E M A N S K Y : Resonance Radiation and Bxcited Atoms, The Mac-
millan Co., Nueva York, 1934.
2
R. W. Wood (1868-1955), profesor de Física experimental de la Universidad
John Hopkins. Precursor en muchos campos de la óptica física y uno de los físicos,
americanos más destacados. Sus descubrimientos ópticos están recogidos en su
excelente texto Physical Optics.
490 ABSORCION Y DIFUSION [CAP. 22

coloca un pequeño trozo de sodio metálico en una ampolla de


vidrio conectada a una bomba de vacío. E l sodio se destila de una
a otra parte de la ampolla calentando con un mechero Bunsen,
con lo que se libera la gran cantidad de hidrógeno que siempre
contiene este metal. Una vez alcanzado un vacío elevado, se cierra
la ampolla y se enfoca sobre ella, medíante una lente, la luz del
arco. L a ampolla ha de ser observada lateralmente en una habi-
tación oscura. Calentando, suavemente el sodio con la llama, se
verá un cono de luz amarilla que hace patente la trayectoria de
la luz incidente. A temperaturas más altas, el cono brillante se

F I G . 22-3.—Aparato para observar la fluorescencia del vapor de yodo excitado


por luz monocromática.

acorta, y finalmente aparece como una tenue película brillante


sobre la superficie interior del vidrio.
L a fluorescencia de un gas se observa más fácilmente con el
vapor de yodo, el cual consta de moléculas diatómicas, I . L a luz2

blanca de un arco de carbón producirá un cono de luz verdoso


al enfocarla sobre una ampolla que contiene vapor de yodo a muy
baja presión y a la temperatura ambiente. Usando luz monocro-
mática de un arco de mercurio, puede realizarse un experimento
aún más interesante, esquematizado en la figura 22-3. E l ma-
nantial luminoso es un largo arco horizontal A, contenido en una
caja con una abertura paralela al arco practicada en la parte su-
perior. Inmediatamente encima se halla un tubo de vidrio B
lleno de agua. Este tubo actúa como una lente cilindrica que con-
centra la luz a lo largo del eje del tubo C, que contiene el vapor
-de yodo en vacío. L a luz fluorescente emitida por el vapor se ob-
SEC. 22-7] REFLEXION SELECTIVA. RAYOS RESIDUALES 491

serva a través de un espectroscopio apuntado a la ventana plana


del extremo del tubo C. E l otro extremo está rematado en punta
y pintadq de negro para evitar que l a luz reflejada .incida en el
espectroscopio, a lo que ayuda un diafragma^ -con una abertura
circular, situado cerca de la ventana; U n reflector esmerilado R
situado sobre C aumenta la intensidad de iluminación. Si B con-
tiene una. disolución de dicromato potásico y sulfato de neodimio,
solo se "transmitirá la raya verde del mercurio, X5461. Lia figu-
ra 22-4 (b) y (c) reproduce dos espectrogramas tomados de este mo-
do, aunque solo con agua en el tubo B. Aparte de las rayas del es-
pectro ordinario del mercurio, marcadas con puntos en la figura,
y presentes como resultado de la reflexión ordinaria o difusión
de Rayleigh (Sec. 22-10), se observa una serie de rayas casi equi-
distantes que se extienden hacia el rojo a partir de la raya verde.
Corresponden a la luz fluorescente de longitud de onda modificada.
22-6. Fluorescencia de sólidos y líquidos.—Si se ilumina
intensamente un sólido o un líquido con una luz que sen capaz de
absorber, puede- reexpedir luz fluorescente. De acuer o con la
ley de Stokes, la longitud de onda de la luz fluorescente s siempre
mayor que la de la luz absorbida. U n a solución de fl oresceína
en agua absorberá la porción azul de la luz blanca y i-uorescerá
con luz de un matiz verdoso! Por tanto, un haz de luz blanca
que atraviese esta solución se hace visible por emisión de luz
verde cuando se observa lateralmente, pero es rojiza si se mira
de frente. L a luz reexpedida por ciertos sólidos persiste durante
varios segundos, y aun minutos, después de suprimida la luz
incidente. Este fenómeno se llama fosforescencia.
Iluminando diversos objetos con luz ultravioleta procedente
de un arco de mercurio pueden observarse fenómenos de fluores-
cencia muy llamativos. Se ha obtenido un vidrio especial de óxido
de níquel casi enteramente opaco para la luz visible, pero que trans-
mite muy bien el intenso grupo de rayas del mercurio próximas
a A.3650. Si solo atraviesa el vidrio la luz del arco, pueden hacerse
visibles muchas sustancias tanto orgánicas como inorgánicas
casi exclusivamente por su luz fluorescente. Iluminando los dien-
tes con luz ultravioleta aparecen desacostumbradamente bri-
llantes, mientras que los dientes artificiales aparecen perfecta-
mente negros.
22-7. Reflexión selectiva. Rayos residuales.—Se dice que una
sustancia presenta' reflexión selectiva cuando ciertas longitudes
de onda son reflejadas mucho más fuertemente que otras. Esto
ocurre de ordinario en aquellas longitudes de onda para las que el
medio posee absorción muy intensa. Nos referimos ahora a los
dieléctricos. E l caso de los metales es algo diferente y será estu-
diado en el .capítulo X X V . R. W . Wood realizó una interesante
492 ABSORCION Y DIFUSION [CAP. 22

fluorescencia

efecto Raman
X2536

jjj^^pniBHHnpH (d)

I III ! I I II J 111. TTTTMI


le)

(f)
X4047 X4358 X5461
FIG. 22-4.—-Fotografías de: {a) espectro del arco de mercurio; (6) espectro de
fluorescencia del yodo; (c) detalle ampliado de (6); (d) espectro Raman del hidró-
geno (según Rassetti); (e) espectro Raman del C1 C líquido (según M. Jeppeson);
4

(/) arco de mercurio.

observación en el vapor de mercurio que pone de manifiesto la


estrecha relación existente entre reflexión selectiva, absorción y
radiación de resonancia. Iluminando vapor de mercurio a una
presión de una pequeña fracción de milímetro con luz de X2536,
procedente de un arco de mercurio, aparece el fenómeno de ra-
diación de resonancia. Aumentando la presión del vapor, la radia-
ción de resonancia se concentra cada vez más hacia la superficie
del vapor por donde entra la radiación incidente, es decir, en la
pared interior del recipiente. Finalmente, cuando la presión es
suficientemente elevada, la radiación secundaria deja de ser vU
sible, excepto si se observa bajo el ángulo correspondiente a
la ley de la reflexión. Para este ángulo el 25 % de la luz inci-
dente es reflejado del modo ordinario, mientras que el resto es
absorbido y convertido en calor por|choques atómicos. Sin embargo,
esta elevada reflexión, comparable a la de los metales en esta
región, existe solo para X2536. Las otras longitudes de onda se
transmiten libremente. Evidentemente, en este experimento nos
encontramos con una transición continua de la radiación de reso-
nancia a la reflexión selectiva.
Algunos sólidos con bandas de absorción intensa en la región
visible presentan también reflexión selectiva. E l colorante llamado
SEC. 22-8] RELACION ENTRE ABSORCION Y REFLEXION 493

fucsina constituye un ejemplo. Tales sustancias tienen una


apariencia metálica peculiar para la luz reflejada y son intensa-
mente coloreadas. Su color se debe a l a elevada reflexión de una
cierta banda de longitudes de onda, tan alta que a veces se la
llama reflexión metálica. Este tipo de reflexión es la causa del
color superficial (Sec. 22-1).
L a aplicación más importante de la reflexión selectiva ha sido
su empleo para localizar las bandas de absorción del infrarrojo
lejano. Así, p. ej., el cuarzo refleja del 80 al 90 % de l a radiación
que tiene una longitud de onda de unos 85000 Á. E l método de los
rayos residuales para aislar una estrecha banda de longitudes

FIG. 22-5.—Dispositivo experimental para observarlos rayos residuales por refle-


xión selectiva.

de onda se basa en este hecho . E n la figura 22-5, S es un manan-


3

tial térmico de radiación, que da un espectro continuo. Después


de reflejarse en las cuatro láminas de cuarzo Q a Q , se analiza
x t

la radiación por medio de una red de hilos metálicos G y una


termopila T, encontrándose que se compone casi exclusivamente de
longitudes de onda de 85000 Á. Supongamos que cada super-
ficie de cuarzo refleja el 90 % de esta longitud de onda y solo el
4 % de las demás. Después de la cuarta reflexión tendremos
(0,9) = 0,66 de la primera, y solo (0,04) = 0,0000026 de las úl-
4 4

timas. De este modo se han medido las longitudes de onda de los


rayos residuales de muchas sustancias. Entre las más largas medi-
das están las de los cloruros de sodio, potasio y rubidio, de 520 000,
630000 y 740000 Á, respectivamente.
22-8. Teoría de la relación entre absorción y reflexión.—En
la sección 21-11 mencionamos brevemente el mecanismo postu-
3
Para un estudio más detenido, véase R . W . WOOD: Physical Optics, 3. ed.,
A

págs. 516-19, The Macmillan Co., Nueva York, 1934.


494 A B S O R C I O N Y DIFUSION [CAP. 22

lado en la teoría electromagnética para explicar la radiación de


resonancia. Se supuso que las ondas luminosas inciden sobre ma-
teria que contiene cargas ligadas capaces de vibrar con una fre-
cuencia natural igual a la de la onda fijada. Así, una carga e es
sometida por el campo eléctrico E a una fuerza eE, y si E varía
con una frecuencia exactamente igual a aquella con la cual la
partícula cargada vibraría normalmente, puede producirse una
gran amplitud. Como resultado, la partícula cargada radiará
una onda electromagnética de la misma frecuencia. E n un gas
a baja presión, en el cual los átomos están bastante alejados,
la frecuencia que puede absorberse está muy bien definida,, no
existiendo ninguna relación sistemática entre las fases de la luz
emitida por las diferentes partículas. Por tanto, la intensidad
debida a las N partículas será precisamente N veces la debida
a una sola (Sec. 12-4). Este es el caso de la radiación de resonancia.
Si, por el contrario, las partículas están muy próximas e i n -
teractúan fuertemente entre sí, como en un líquido o sólido, la
absorción no quedará limitada a una frecuencia rígidamente defi-
nida, sino que se extenderá a un intervalo considerable. E l resul-
tado es que coincidirán las fases de las ondas emitidas por par-
tículas próximas. Ello originará una reflexión regular, ya que las
diversas ondas secundarias procedentes de los átomos de la super-
ficie cooperarán para producir un frente de onda reflejado que
se propagará en la dirección correspondiente a un ángulo igual
al de incidencia. De hecho, esta es precisamente la idea utilizada
al aplicar el principio de Huygens para demostrar la ley de la
reflexión. Por tanto, la reflexión selectiva es también un fenómeno
de resonancia, y se produce preferentemente en la proximidad de
aquellas longitudes de onda que corresponden a las frecuencias
naturales de las cargas ligadas de la sustancia. L a sustancia no
transmitirá luz de estas longitudes de onda; en su lugar, la refle-
jará intensamente. Verdadera absorción, o sea conversión de
energía luminosa en calorífica, se producirá también en mayor
o menor grado debido a las grandes amplitudes de las cargas
vibrantes que ello implica. Si no hubiese en absoluto absorción,
el poder reflectante sería 100 % para las longitudes de onda en
cuestión.
22-9. Difusión debida a pequeñas partículas.—En la sec-
ción 22-2 se mencionó la difusión lateral de un haz luminoso al
atravesar una nube de finas partículas en suspensión. Considerando
la figura 22-6, puede verse que este fenómeno está estrechamente
relacionado con la reflexión y la difracción. E n (a) se representa
un haz paralelo formado por ondas planas que avanza hacia la
derecha e incide sobre una pequeña superficie reflectante plana.
Los sucesivos frentes de onda que se han trazado distan entre
SEC. 22-9] DIFUSION DEBIDA A PEQUEÑAS PARTICULAS 495

(a) . ¡. (6)
FIG. 22-6.—Reflexión y difracción dé la luz por pequeños objetos de tamaño
comparable con: la longitud de onda.

sí una longitud de onda, por lo que en este caso el tamaño del


reflector es algo mayor que una longitud de onda. L a luz pro-
cedente de la superficie del reflector se produce por la vibración
de las cargas eléctricas superficiales con una relación de fase
definida, y las ondas esféricas secundarias originadas por estas
vibraciones cooperan para producir pequeños trozos de frentes
de onda planos. "Estos no están perfectamente limitados en sus
extremos por los rayos reflejados en los bordes del espejo (líneas
de puntos), sino que se despliegan algo debido a la difracción.
De hecho, la distribución de la intensidad de la luz reflejada con
el ángulo es precisamente la deducida en la sección 15-2 para la
luz transmitida por una sola rendija. E l papel de la anchura de
la rendija corresponde en este caso a la anchura del reflector,
de' modo que cuanto menor sea esta respecto a la longitud de onda,
mayor será el despliegue.
E n la parte (b) de la figura, el reflector es mucho menor que
una longitud de onda, por lo que el despliegue es tan grande que
las ondas reflejadas difieren muy poco de ondas esféricas uni-
formes, E n este caso se dice que la luz procedente del haz prima-
rio se ha difundido, más bien que reflejado, ya que la ley de la
reflexión ha dejado de ser aplicable. L a difusión es, por tanto,
un caso especial de difracción. L a onda difundida desde un objeto
de dimensiones mucho menores que una longitud de onda será
esférica, independientemente de que el objeto tenga o no la forma
plana representada en la figura 22-6 (b). Esto se deduce del hecho
de que las ondas secundarias emitidas por los diversos puntos
496 ABSORCION Y DIFUSION [CAP. 22

de la superficie de la partícula difusora no pueden interferir, dado


«que los puntos extremos están separados por una distancia mucho
anenor que l a longitud de onda.
E n 1871 R a y l e i g h realizó el primer estudio cuantitativo
4

-de las leyes de la difusión por pequeñas partículas, por lo que sue-
le denominarse difusión de Rayleigh* E l estudio matemático del
problema condujo a una ley general sobre la intensidad de la luz
•difundida, aplicable a partículas cualesquiera de índice de refrac-
ción diferente al del medio que las rodea. L a única restricción
impuesta es que las dimensiones lineales de las partículas sean
'Considerablemente menores que la longitud de onda. Como era
.de esperar, la intensidad difundida es proporcional a la. incidente
y al cuadrado del volumen de la partícula difusora. Sin embargo,
el resultado más interesante es la dependencia de la difusión de
l a longitud de onda. Para partículas de dimensiones dadas, es
•de esperar que las ondas largas sean menos eficazmente difun-
didas que las cortas, debido a que las partículas presentan obs-

1200;

1000

800

600
Ta

400

200 Ve
Arn An
R IR
ol
4000 5000 6000 •7000
3000
A—**
F I G . 22-7.—Intensidad de la difusión en función de la longitud de onda, según
la ley de Rayleigh.

1
Varios interesantes trabajos sobre los fundamentos de la teoría se encuen-
-tran en The Scientific Papers of Lord Rayleigh, vols. I y IV, Cambridge University
Press, Nueva York, 1912. ¡ •
SEC. 22-10] DIFUSION MOLECULAR 497

táculos a las ondas que, comparados con la longitud de onda, son


menores para las ondas largas que para las cortas. De hecho, como
se demostrará en la sección 22-13, la intensidad es proporcional
a 1/A . Gomo l a luz roja, X7200, tiene una longitud de onda 1,8
4

veces mayor que la violeta, X4000, l a ley predice una difusión


(1,8)* (o sea, 10) veces mayor para la luz violeta, siendo las par-
tículas difusoras mucho menores que cualquiera de las dos longi-
tudes de onda. E n l a figura 22-7 se ha representado gráficamente
esta relación.
Si l a luz blanca es difundida por partículas suficientemente
pequeñas, tales como las del humo del tabaco, la luz difundida
tendrá siempre un color azulado. Aumentando el tamaño de las
partículas hasta que dejen de ser pequeñas en relación con l a
longitud de onda, la luz se hace blanca como resultado de la re-
flexión difusa ordinaria en la superficie de las partículas. E l color
azul que dan las partículas pequeñas, y su dependencia del tamaño
k de estas, fue estudiado experimentalmente por Tyndall , cuyo 5

nombre suele ir asociado al fenómeno. E l polvo de tiza que cae


de un borrador, atravesando el haz procedente de un arco de
carbón, ilustra muy eficazmente el caso de luz blanca difundida
por grandes partículas.
22-10. Difusión molecular. Color azul del cielo.—Haciendo
pasar un haz intenso de luz solar a través de un líquido puro
cuidadosamente preparado para que esté tan libre como sea posible
de partículas de polvo en suspensión, etc., y observándolo en una
habitación oscura, se encontrará que una pequeña cantidad de
luz azulada es difundida lateralmente. Aunque parte de esta luz
se debe aún a partículas microscópicas en suspensión, que pa-
rece ser casi imposible eliminar totalmente, otra parte ha de atri-
buirse a la difusión por las moléculas del líquido. A primera vista
es sorprendente encontrar que la difusión en los líquidos sea tan
débil, dada la gran concentración de moléculas presentes. De hecho,
es mucho más débil que la difusión por igual número de molécu-
las de un gas. E n este último, las moléculas están distribuidas al
azar en el espacio, y en cualquier dirección excepto en la de pro-
pagación las ondas difundidas por las diferentes moléculas tienen
fases perfectamente arbitrarias. Por tanto, para N moléculas la
intensidad resultante es justamente N veces la difundida por
una sola molécula (véase Sec. 12-4). E n un líquido, y aún más
en un sólido, la distribución espacial tiene un cierto grado de
regularidad. Además, las fuerzas intermoleculares actúan des-
truyendo la independencia de fases (Sec. 22-8). E l resultado es
5
John Tyndall (1820-1893), «filósofo natural» británico, superintendente desde
1867 de la Royal Institution y colega de Faraday. Se hizo famoso por su habi-
lidad para divulgar y aclarar los descubrimientos físicos.
JENKINS-WHITE.—32
498 ABSORCION Y DIFUSION [CAP. 22

que la difusión en los sólidos y líquidos en direcciones diferentes


a la de propagación es realmente muy débil. Las ondas difundi-
das en la dirección de propagación son intensas, y desempeñan
un importante papel en la determinación de la velocidad de la luz
en el medio, como veremos en el capítulo siguiente.
L a difusión lateral en los gases es también débil, pero en este
caso se debe al número relativamente pequeño de centros difu-
sores. Cuando se dispone, sin embargo, de un gran espesor de gas,
como en nuestra atmósfera, es fácil observar la luz difundida.
Rayleigh demostró que,, prácticamente, toda la luz que vemos
en un cielo despejado se debe a la difusión por las moléculas del
aire. Si no existiese la atmósfera veríamos el cielo totalmente
negro. E n realidad, la difusión molecular hace que llegue al ob-
servador una cantidad considerable de luz en direcciones que
forman ángulo con la de la luz solar directa, por lo que el cielo
nos aparece brillante. Su color azul se debe a la mayor difusión
de las ondas cortas. Rayleigh midió la cantidad relativa de luz
de diferentes longitudes de onda en la luz del cielo, comprobando
que estaba en buen acuerdo con la ley 1/A . E l mismo fenómeno
4

origina el color rojo del Sol y del cielo circundante en el cre-


púsculo. E n este caso la difusión elimina la luz azul del haz directo
con más efectividad que la roja, y el gran espesor de atmósfera
atravesado da a la luz transmitida un intenso matiz rojo. E n la
sección 24-15 describiremos un experimento que demuestra a la
vez el color azul del cielo y el color rojo del Sol en el crepúsculo.
22-11. Efecto Raman ,—Es una difusión con cambio de lon-
6

gitud de onda, análoga a la fluorescencia, pero que difiere de esta


en dos aspectos. E n primer lugar, la luz que incide sobre la sus-
tancia difusora ha de tener una longitud de onda que no corres-
ponda a ninguna de sus rayas o bandas de absorción. De no ser
así se produciría fluorescencia, como en el experimento de la
sección 22-5, donde la raya verde del mercurio es absorbida por
el vapor de yodo. E n segundo lugar, la intensidad de la luz difun-
dida en el efecto Raman es mucho menos intensa que la mayoría
de la luz fluorescente. Por esta razón, el efecto Raman es bastante
difícil de descubrir, y las observaciones han de realizarse "nor-
malmente con auxilio de la fotografía.
E l aparato ilustrado en la figura 22-3 se adapta bien para
la observación de este efecto . Para ello el tubo C se llena de un
7

8
C. V. Raman (nacido en 1888), profesor de la Universidad de Calcuta. En 1930
fue galardonado con el premio Nobel por sus investigaciones sobre la difusión
y el descubrimiento del efecto que lleva su nombre.
7
Una descripción de los métodos más eficaces para observar espectros Raman
se encuentra en la obra de G. R. HARRISON, R. C. LORD y J. R. LOOFBOUROW
Practica! Spectroscopy, L » e d . , Prentice-Hall, Englewood Cliffs, Nueva Jersey, 1948.
SEC. 22-12] TEORIA ;DE X A DIFUSION 499

liquido o gas transparente •!a la luz incidente. Es conveniente


llenar el tubo B de una solución saturada de nitrito sódico, que
absorbe las rayas ultravioletas del mercurio, pero transmite con
gran intensidad la raya azul-violeta X4358. L a figura 22-4 (e)
muestra el espectro Raman d e l C1 C. Veremos que este mismo
4

espectro Raman de rayas puede producirse mediante cada una de


las rayas intensas del mercurio. L a figura 22-4 (d) reproduce el es-
pectro Raman del hidrógeno gaseoso, con dos, conjuntos de rayas
en el lado rojo de la raya excitadora, que es en este caso la X2536.
A veces se ven algunas rayas aún más tenues en el lado violeta,
dos de las cuales son visibles en (d) y tres en (<?). Ocasionalmente se
observa esto mismo en los espectros de fluorescencia. Como la
luz modificada de estas rayas tiene una longitud de onda menor
que la incidente, representan una violación de la ley de Stokes
(Sec. 22-6) y se denominan, rayas anti-Stokes.
22-12. Teoría de la difusión.—Cuando una onda electromag-
nética pasa sobre una pequeña partícula cargada, ligada elásti-
camente, esta se pondrá en movimiento debido al campo eléc-
trico E . E n ¡la sección 22-8 consideramos el caso en que la fre-
cuencia de la onda era igual a la frecuencia natural de las vibra-
ciones libres de la partícula. Obtenemos entonces resonancia y
1

fluorescencia en ciertas condiciones, y reflexión selectiva en otras.


E n ambos casos existe una considerable absorción. Por el con-
trario, la difusión tiene lugarj para frecuencias que no coinciden
con las frecuencias naturales de las partículas. E l movimiento
resultante de estas es entonces una vibración forzada. Si la par-
tícula está ligada por una fuerza que obedece a l a ley de Hooke,
esta vibración tendrá la misma frecuencia y dirección que las
de la fuerza eléctrica en la onda. Su amplitud, sin embargo, será
muy inferior de la que se produciría por resonancia. Por tanto,
la amplitud de la onda difundida será mucho menor, lo que ex-
plica la relativa debilidad de la difusión molecular. L a fase de
la vibración forzada diferirá de la de la onda incidente, a lo cual
se debe la diferencia entre las velocidades de la luz en el medio
y en el vacío. De este modo la difusión constituye la base de la
dispersión, que estudiaremos en el capítulo siguiente.
L a teoría electromagnética puede dar también una explica-
ción cualitativa de las variaciones de longitud de onda que se
producen en el efecto Raman y en la fluorescencia. Si el oscilador
cargado está ligado por una fuerza que no obedece a la ley de Hooke,
sino a otra más complicada, será capaz de volver a radiar no solo
la frecuencia impuesta, sino también diversas combinaciones de
esta con la frecuencia fundamental y también con los armóni-
cos del oscilador. Sin embargo, para explicar completamente
estos fenómenos no basta la teoría electromagnética, pues no
500 ABSORCION Y DIFUSION [CAP. 22

resulta capaz de interpretar los valores reales de los cambios


de frecuencia, n i el hecho de qué estos sean predominantemente
hacia las frecuencias más bajas. Para ello se requiere l a teoría
cuántica.
L a difusión de Rayleigh conduce a una distribución carac-
terística de la intensidad en diferentes direcciones con respecto
a la del haz primario. Además, la luz difundida está también fuer-
temente polarizada. E n general, estas características coinciden con
las predicciones de la teoría electromagnética. Sin embargo, no
las estudiaremos hasta que hayamos considerado la polarización
(véase Sec. 24-15). ¡
22-13. Difusión e Índice de refracción.—El hecho de que l a
velocidad de l a luz en l a materia difiera de l a del vacío es una
consecuencia de la difusión. Las moléculas individuales difunden
una cierta parte de la luz que incide sobre ellas, y las ondas di-
fundidas resultantes interfieren con la onda primaría, ocasionando
un cambio de fase que equivale a una alteración de la velocidad
de onda. E n el capítulo si-
guiente estudiaremos detalla-
damente este proceso, pero
haremos ahora algunas consi-
deraciones simplificadas para
poner de manifiesto la relación
entre difusión e índice de re-
fracción.
E n la figura 22-8.se repre-
senta u n haz de ondas planas
FIG. 22-8.—Difusión por una lámina que inciden sobre una lámina
delgada. infinitamente grande de una
, sustancia transparente, cuyo
espesor es despreciable frente a¡ la longitud de onda. Suponga-
mos que la amplitud del vector éléctrido en esta onda incidente
1

sea la unidad, de modo que en la notación exponencial (Sec. 14-8)


viene representado para un instante dado por E = e . Si la frac-
ikx

ción de onda difundida es pequeña, l a perturbación que alcan-


za a un cierto punto P será esencialmente la onda original más
una pequeña contribución debida a l a luz difundida por todos
los átomos de l a laminilla. Para calcular esta última, obsérve-
se que su intensidad es proporcional al coeficiente a de la ecua-
s

ción [22-2]. Este coeficiente mide l a disminución relativa de in-


tensidad por difusión al atravesar el pequeño espesor t, al cual
debe ser proporcional la intensidad difundida. Tenemos, por tanto,

di . .
- -j = a t ~ I,
s [22-3]
SEC. 22-13] DIFUSION E INDICE D E REFRACCION 501

L a intensidad difundida por un solo átomo, dado que hay Nt


átomos por unidad de área de la lámina, será, pues,

1
Nt N
y la amplitud,

Estas relaciones se verificarán si las ondas difundidas por los


diversos centros no son coherentes, como ocurre con las par-
tículas de humo mencionadas en la sección 22-2. Sin embargo,
el caso presente de difusión de Rayleigh en la dirección de avance
ha de considerarse como coherente, de modo que todas las ondas
abandonan el difusor en concordancia de fase. Por ello han de
sumarse las amplitudes en lugar de las intensidades, siendo la
amplitud difundida total

E, ~ Nt

L a amplitud resultante en P se obtiene integrando la expresión


anterior sobre la superficie de la lámina y sumándole la amplitud
de la onda primaria. Se llega entonces a la expresión:

E + E = e ° + t y/**N
s\/n.N Ií ikR
t^JlpihR
Jo R
E l factor 1/R interviene debido a la ley del recíproco del cuadrado.
Pero como R = R + r , será r dr = R dR, y la integral puede
2
0
Z %

escribirse:

I Jl eikR r dr = 2n \ eikR
dR = W ! 1
r>»'**-p
Jo R JE,

Dado que los trenes de onda tienen siempre una. longitud finita, la
difusión cuando R -> co no contribuye en nada a la onda coherente.
Sustituyendo el límite inferior de la integral, hallamos:

E A-E = s e >—t
ikR
A/OÍV ^ e * ikR

Í
= e « -f t
ikR
-\/aZÑ i\e « ikR

= e >(l 4- iXt y/tuÑ)


ihR

Según nuestra hipótesis inicial, el segundo término del parén-


tesis es pequeño frente al primero; el paréntesis completo incluye
502 ABSORCION Y DIFUSION [CAP. 22

los dos primeros términos del desarrollo de la exponencial é^"^,


y puede sustituirse por esta última, con lo que se obtiene:

Por tanto, la fase de la onda en P se ha modificado en la can-


tidad Xt s/^Ñ- Pero sabemos (Sec. 13-15) que la presencia de
una lámina de espesor t e índice de refracción n ocasiona un re-
tardo de fase de (2TC/A)(# — l)t. Por tanto,

Xt = {n — l ) í
A
^2
y, finalmente, n — 1 = — -y/a N s [22-4]

Esta importante relación expresa la ley de Rayleigh de la difu-


sión (Sec. 22-9). Como, por la ecuación [22-3], I, es proporcional
a otj, la intensidad difundida varía como 1/A , suponiendo que 4

n sea independiente de la longitud de onda. E n esta deducción


no hemos considerado la absorción, por lo que la ecuación solo
es válida para aquellas longitudes de onda suficientemente ale-
jadas de las bandas de absorción. E n el próximo capítulo veremos
cómo se comporta el índice de refracción cuando la longitud de
onda se aproxima a la de una banda.de absorción.

PROBLEMAS

22-1. Los coeficientes de absorción y difusión cu y a de un cierto s

medio son, respectivamente, 0,070 y 0,023 m— . ¿Qué fracción de la luz


1

incidente es transmitida por 50 m del medio y qué fracción aparece como


luz difundida?
22-2. Un tubo de 30 cm de longitud lleno de humo transmite el 60 %
de la luz incidente. Después de precipitar las partículas de humo trans-
mite el 92 %. Calcúlense los valores de los coeficientes de absorción y difusión.
Sol.: 0,0028 cm- ;
1
0,0142 cm- .
1

22-3. La vida media de un átomo de sodio en el estado excitado *P,


desde el cual emite las rayas de resonancia del sodio, es 1,6 x 10— seg. 8

Cuando se añade nitrógeno al vapor de sodio a baja presión, la radiación


de resonancia es extinguida por choques. Si el diámetro de choque efec-
tivo de un átomo de sodio con una molécula de nitrógeno es 7,0 X 10— cm, 8

¿a qué presión se igualan el tiempo entre dos choques y el tiempo de vida


medía anterior?
22-4. De acuerdo con los datos que figuran en este capítulo, ¿se trans-
mitirán los rayos residuales procedentes del cloruro potásico a través de
la sal de roca? Sol.: No.
22-5. Calcúlese la razón de las intensidades de la difusión de Rayleigh
para las dos rayas del mercurio X2536 y A5461.
i PROBLEMAS 503

22-6. Los fotógrafos saben, que un filtro amarillo suprime el matiz


azulado de la luz difundida y da mejor contraste en un paisaje. Suponiendo
la composición espectral representada en la figura 22-7, ¿qué fracción de
la luz difundida es eliminada por un filtro que absorbe todas las longitudes
de onda inferiores a 4500 A? L a transmisión del objetivo y la sensibilidad
de la película limitan el intervalo espectral normal de la cámara fotográfica
de 3900 a 6000 A. ; Sol.: Alrededor del 49>%.
22-7. Calcúlense las dimensiones laterales de los dos objetos represen-
tados en la figura 22-6 suponiendo que el valor de A de las ondas corres-
ponde a la raya verde del mercurio.
22-8. Después de cinco reflexiones en un cierto cristal, los rayos resi-
duales son 7 x 10 veces más intensos que los correspondientes a las lon-
4

gitudes dfe onda contiguas. Suponiendo que la reflectancia para estas últi-
mas es el 3,5 % , ¿cuál ha de ser su valor en el centro de la banda de ab-
sorción? : • | Sol.: 32,6%.
22-9. E l material corriente para viseras verdes de protección visuas
parece rojo cuando se dobla de modo que se haga la observación a travé-
de un espesor doble del normal. Este efecto, denominado ¿Heroísmo, es del
bido a la presencia de dos bandas de absorción con diferentes coeficientes
de absorción. ¿Dónde se encontrarían estas bandas de absorción y cuál
habrá de ser el coeficiente mayor?
22-10. L a ecuación 22-4 se escribe frecuentemente en función de la
sección transversal
de difusión a = «.¡¡N, que representa el área de un solo
átomo o molécula que es eficaz para difundir luz. Tomando como índice
de refracción n para el dióxido de carbono, en condiciones normales, el
D

valor 1,00045, calcúlese el valor de a para el COj.


Sol.: 9,18 x 10-" cm . a

22-11. De acuerdo con la ecuación [22-4], ¿cómo dependerá la inten-


sidad de la luz difundida por un gas de su presión, a temperatura constante?
Utilícese la ley de Lorentz-Lorenz (Sec. 13-15) para la variación de n con
la densidad.
22-12. L a forma más sencilla de la teoría de la dispersión, que postula
la existencia en cada átomo de una sola carga oscilante e de masa ra y
frecuencia natural v„, conduce a

_ _ l — N *l™
e

. * 2TCV0 —1
V
Admitiendo la ley de difusión de Rayleigh, hállese el coeficiente de difu-
sión as para A5000 correspondiente a un gas en condiciones normales
si la longitud de onda para su frecuencia natural es 1500 A.
Sol.: 2,09 x 10- c m - .
8 1

22-13. Según la teoría electromagnética, la magnitud teóricamente


importante que mide la energía difundida en todas las direcciones por uni-
dad de densidad de energía del haz incidente es s 87ra /3.
Calcúlese este
«coeficiente de difusión» para el helio a 100 atm, dado que n — 1 es
3,6 x 10-» y X = 5892 A.
CAPITULO X X I I I

DISPERSION

onda.
L a dispersión depende de la velocidad de la luz en los medios
materiales y de su variación con la longitud de Dado que
la velocidad es cjn, cualquier cambio del índice de refracción n
entraña una variación correspondiente de la velocidad. E n la
sección 1-7 vimos que la dispersión cromática producida por
refracción en la superficie límite entre dos sustancias diferentes
evidencia que n depende de la longitud de onda. De hecho, la
medida de las desviaciones de varias rayas espectrales por un
prisma proporciona el método más preciso para determinar el
índice de refracción y, por tanto, la velocidad, en función de la
longitud de onda. i
23-1. Dispersión en un prisma.—Cuando un rayo atraviesa
un prisma, como indica la figura 23-1, podemos medir con un
espectrómetro los ángulos de
emergencia 6 de las diversas
longitudes de onda. A l cocien-
te dB/dX se le llama dispersión
angular del prisma. Es cómodo
expresarla como producto de
dos factores, escribiendo

FIG. 23-1.-—Refracción por un prisma en —


¿6' dB dn „,
la posición de desviación mínima. ! ^=TnTx
dX [23
" 1]

Para el cálculo del primer factor es necesario solo utilizar consi-


deraciones geométricas, mientras que el segundo expresa una pro-
piedad característica de la sustancia que forma el prisma, y suele
denominarse su dispersión. Antes de considerar esta última mag-
nitud, calculemos el factor geométrico dBjdn para un prisma en
el caso especial de desviación mínima.
Para un ángulo de incidencia dado sobre la segunda cara del
prisma, podemos diferenciar la ley de Snell n — sen 0 /sen <f>, con-
siderando sen </
> constante. Se obtiene así:
dB _ sen <f>
dn eos 0
Sin embargo, este no es el valorj que ha de utilizarse en la ecua-
i 504
SEC. 23-2] DISPERSION NORMAL 505

ción [23-1], en la que se requiere la derivada de 0 para una direc-


ción dada de los rayos que inciden en la primera cara. Debido a la
simetría en caso de desviación mínima, es evidente que en ambas
caras se producen desviaciones iguales, por lo que la derivada,
total será precisamente el doble del valor anterior. Tenemos en-
tonces
d6 _ 2 sen <f> _ 2 sen (a/2)
dn cos 8 cos 6

donde a es el ángulo refringente del prisma. Este resultado es


aún más sencillo cuando se expresa en función de longitudes
en vez de ángulos. Designando por s, B y b los segmentos de la
figura 23-1, se puede escribir:
¿8 2s sen (a/2) B
[23-2]
dn s cos 0 1
Por tanto, el factor geométrico buscado es precisamente la razón,
de l a base del prisma a l a apertura lineal del haz emergente,
magnitud que no difiere mucho de la unidad. L a dispersión an-
gular será, pues, •
d^_B_dn
. di b d\ • [

E n relación con esta ecuación, haremos notar que la ecuación


del poder de resolución cromático (Ec. [15-8]) se deduce muy
fácilmente de ella sin más que sustituir dQ por \¡b.

TABLA 23-1
Indices de refracción y dispersiones de varios tipos de vidrios ópticos
(unidad de dispersión, 1/A)
Crown de anteojo Crown de borosilicato Flint de bario Cuarzo vitreo
Longi-
tud de
dn dn dn íin
onda, n - n n 11
1, én Á ~~d\ ~~dJ ~d\ ~dl

C 6563 1,52441 0,35 X 10— s


1,50883 0,31 X 10—' 1,58848 0,38 x 10—» 1,45640 0,27 X 10—'-
6439 1,52490 0,36 X 10—' 1,50917 0,32 x 10—' 1,58896 0,39 x 10—» 1,45674 0,28 x 10—»
D 5390 1,52704 0,43 X 10—' 1,51124 0,41 x 10—' 1,59144 0,50 x 10—' 1,45845 0,35 X 10—'
5338 1,52989 0,58 X 10—' 1,51386 0,55 x 10-' 1,59463 0,68 x 10—' 1,46067 0,45 X 10—»
5086 1,53146 0,66 X 10-' 1,51534 0,63 X 10-* 1,59644 0,78 x 10—» 1,46191 0,52 X 10—'
F 4861 1,53303 0,7S X 10— :
1,51690 0,72 x 10—» 1,59825 0,89 x 10—» 1,46318 0,60 X 10—»
G'4340 1,53790 1,12 X 10—' 1,52136 1,00 X 10—' 1,60367 1,23 X 10—' 1,46690 0,84 X 10—'
H 3988 1,54245 1,39 X 10—' 1,52546 1,26 X 10—» 1,60870 1,72 X 10—' 1,47030 1,12 X 10—»

23-2. Dispersión normal.—Para estudiar el segundo factor de


la ecuación [23-1] comenzaremos repasando algunos de los hechos
ya conocidos sobre la variación de n con A. E n la tabla 23-1
506 DISPERSION [CAP. 23

/ongréad de crida —• \—*-

JFIG. 23-2.—Curvas de dispersión de diferentes sustancias utilizadas frecuentemente


en lentes y prismas.

se recogen los resultados de las medidas efectuadas con algu-


nas clases típicas de vidrio. Representando una serie de valores
de n en función de la longitud de onda, se obtiene una curva como
la de la figura 23-2. Las curvas obtenidas para prismas de d i -
versos materiales ópticos difieren en los detalles, pero tienen la
misma forma general. Estas curvas son representativas de la
llamada dispersión normal, y en ellas se observan los hechos
siguientes:
1. El índice de refracción aumenta al disminuir la longitud
de onda.
2. La pendiente es mayor en las longitudes de onda más cortas.
3. Para diferentes sustancias, la curva, para una longitud de
onda dada, suele tener más pendiente cuanto mayor es el
índice.
4. En general, la curva correspondiente a una sustancia no
puede obtenerse a partir de la de otra sin más que cambiar
la escala de ordenadas.
SEC. 23-2] DISPERSION N O R M A L 507

E l primero de estos hechos concuerda con la observación


común de que en la refracción por una sustancia transparente
el violeta es!más desviado que el rojo. E l segundo hecho puede
expresarse también diciendo ¿me la dispersión aumenta al dismi-
nuir la longitud de onda. Esto se deduce de que la dispersión,
dn/d"k, es la pendiente de la curva (suele prescindirse del signo.ne-
gativo), que aumenta regularmente a medida que X disminuye. Una
consecuencia importante de este comportamiento de l a dispersión

(o) vidrio
flint
i 4 000 5000 6000 7000Á

(6) vidrio
crown

4000 5 000 7000


!

vidrio
(c) crown
(aumentad})
4000 5000 6000 7000

espectro
normal
(de red)
1—J I I T i " I I—II I I I 1 I | I i i—i—| I I I ' |

4 000 5000 6000 7000


— longitud deond)—*-
F I G . 23-3.—Comparación de los espectros del helio producidos por prismas crown
y flint con un espectro normal.

es que en el espectro formado por un prisma el extremo violeta


está mucho más extendido que el rojo. Este espectro difiere, pues,
notablemente de un espectro normal (Sec. 17-6). E n la figu-
ra 23-3 aparece claramente este hecho; en ella están representados
esquemáticamente los espectros del helio producidos por prismas
flint y crown y por una red en las condiciones adecuadas para
que dé un espectro normal. E n los espectros de prisma, la escala
de longitudes de onda se halla comprimida hacia el rojo, como
puede apreciarse comparándola con l a escala uniforme del es-
pectro normal.
E l tercer hecho citado anteriormente requiere que cuanto
mayor es el índice de refracción de una sustancia, mayor sea su
dispersión dnfdX. Así, comparando (o) y (b) en la figura 23-3, se
ve que el flint tiene el índice de refracción más alto, y da un
508 DISPERSION [CAP. 23

espectro más largo debido a su mayor dispersión. Para comparar


el espaciamiento relativo de las rayas de (b) y (a) seiha alargado en
(c) el espectro del crown, a fin de que la distancia; entre las'rayas
A3888 y A6678 sea la misma. De este modo se ve que no hay
coincidencia completa con las rayas de (a). De hecho, los espec-
tros obtenidos con prismas de diferentes sustancias no coincidirán
nunca exactamente en el espaciamiento relativo; de sus rayas.
Esto es una consecuencia del cuarto de los hechos anteriores,
de acuerdo con el cual la forma de la curva de dispersión es dife-
rente para cada sustancia. L a curva correspondiente al flint de
la figura 23-2 tiene una mayor pendiente en el extremo violeta,
con relación a la del rojo, que la curva del crown. E n consecuen-
cia, se dice que la dispersión de las diferentes sustancias es irra-
cional, pues no existe ninguna relación sencilla entre las diferentes
curvas.
Todas las sustancias transparentes no coloreadas tienen dis-
persión normal en la región visible. E l valor del índice de refrac-
ción puede ser muy diferente para cada sustancia, pero su varia-
ción con la longitud de onda tiene siempre las características
mencionadas. E n general, cuanto mayor es la, densidad de la
sustancia, tanto mayor es su índice de refracción y su dispersión.
Así, p. ej., la densidad del flint es 2,8, considerablemente mayor
que la del crown, 2,4. E l índice de refracción y la dispersión del
agua son aún menores, y para una sustancia muy ligera como
es el aire, n es prácticamente la i unidad y dn/dX casi cero. E n
el aire n = 1,000276 para la luz roja (raya C de Fraunhofer),
aumentando solamente a 1,000279 para la luz azul (raya F).
Esta regla, que relaciona la densidad con el índice de refracción,
es solo cualitativa, y se conocen muchas excepciones. Así, p. ej., el
éter tiene un índice de refracción mayor que el agua (1,36 frente
a 1,33), aunque es menos denso, I como se comprueba por el he-
cho de flotar en el agua/Análogamente, la correlación entre gran
índice y elevada dispersión es solo aproximada, habiendo excep-
ciones a la tercera regla enunciada anteriormente. E l diamante
tiene una densidad de 3,52 y uno de los índices de refracción ma-
yores que se conocen, que varía entre 2,4100 para la raya C y
2,4354 para la raya F. L a diferencia entre estos valores, que da
una medida de la dispersión, es solo 0,0254, mientras que en un
vidrio flint denso la misma magnitud puede llegar a ser 0,05.
23-3. Ecuación de Cauchy.—En 1836 Cauchy logró expresar
analíticamente, por primera vez, la curva de la dispersión normaL
Su ecuación puede escribirse así:
SEC. 23-3] ECUACION D E CAUCHY 509

región banda de
visible absorción
FIG. 23-4.—Dispersión anómala de una sustancia transparente como el cuarzo
en el infrarrojo.

donde A, B y C son constantes características de cada sustancia.


Esta ecuación representa con considerable precisión las curvas
en la región visible, tales como las dibujadas en l a figura 23-4.
Para hallar los valores de las tres constantes es necesario conocer
valores de n • para tres longitudes de onda diferentes. Resol-
viendo el sistema' de ecuaciones que así se forma, se obtienen
los valores de A, B y C. Para algunos fines basta con tomar los
dos primeros términos, y las dos constantes se hallan conociendo
los valores de n para solo dos longitudes de onda. Entonces la
ecuación de Cauchy con dos constantes es
B
n =A + [23-4]
7?
de donde se deduce la dispersión sin más que derivar respecto a X
' dn _ _ 2 5
[23-5]
d\~~"W
Esto demuestra que l a dispersión varía aproximadamente en
razón inversa del cubo de la longitud de onda. Para 4000 Á será
unas ocho veces mayor que para 8000 Á. E l signo menos corres-
ponde a la pendiente, de ordinario negativa, de la curva de dis-
persión.
Se demostró más tarde que el razonamiento teórico en que
Cauchy basó su ecuación es falso, por. lo que ha de considerarse
como una ecuación empírica. No obstante, se verifica satisfac-
510 DISPERSION [CAP. 23

toriamente en los casos de dispersión normal y es muy útil desde


el punto de vista práctico. Se demostrará después que es un caso
especial de una ecuación más completa, que tiene un sólido fun-
damento teórico.
23-4. Dispersión anómala.—Extendiendo las medidas del
índice de refracción de una sustancia transparente, tal como el
cuarzo, al infrarrojo, la curva de dispersión comienza a apartarse
notablemente de la que corresponde a la ecuación de Cauchy.
Esta desviación es siempre del tipo representado en la figura 23-4,
donde, a partir del punto R, el índice de refracción disminuye
más rápidamente de lo requerido por la ecuación de Cauchy, que
representa los valores de n para la luz visible (entre P y Q) con
mucha aproximación. Esta ecuación predice una disminución muy
gradual de n para valores elevados de A (curva punteda), aproxi-
mándose al valor límite A cuando A tiende a infinito (Ec. [23-4]).
Contrariamente a esto, los valores medidos de n disminuyen cada
vez con más rapidez al aproximarse a una región en el infrarrojo,
donde la luz deja de ser transmitida por completo. Se trata de
una banda de absorción (Sec. 22-3), es decir, una región de ab-
sorción selectiva, cuya posición es característica de la sustancia.
Dentro de la banda de absorción, n no puede medirse de ordinario,
pues la sustancia no transmite radiación de esta longitud de onda.
E n el borde de la banda de absorción correspondiente a ondas
más largas se halla que el índice de refracción es muy elevado,
disminuyendo al principio rápidamente y después con más lenti-
tud según nos alejamos de la banda de absorción. E n el intervalo
entre 5 y T, la ecuación de Cauchy vuelve a estar nuevamente
de acuerdo con los datos experimentales, pero con diferentes
constantes. E n particular, la constante A es mayor.
L a existencia de una gran discontinuidad en la curva de dis-
persión al cruzar una banda de absorción da origen a la dispersión
anómala. L a dispersión es anómala debido a que en la proximidad
de dicha banda las longitudes de onda mayores tienen un valor
de n más elevado y se refractan más que las cortas. Este fenómeno
se descubrió en ciertas sustancias como el colorante fucsina
y el vapor de yodo, cuyas bandas de absorción caen en la región v i -
sible. U n prisma formado por tales sustancias desviaría más los
rayos rojos que los violetas, dando un espectro muy diferente
al formado por una sustancia de dispersión normal. Cuando se
descubrió posteriormente que las sustancias transparentes como
el vidrio y el cuarzo tienen regiones de absorción selectiva en el
infrarrojo y el ultravioleta, y muestran, por tanto, dispersión anó-
mala en estas regiones, se vio que el término «anómala» era inade-
cuado. No existe ninguna sustancia que carezca de absorción se-
lectiva para algunas longitudes de onda, y, por tanto, el fenómeno,
SEC. 23-4] DISPERSION ANOMALA 511

lejos de ser anómalo, es perfectamente general. L a llamada dis-


persión «normal» solo se produce cuando se observan longitudes
de onda situadas entre dos bandas de absorción y suficientemente
alejadas de ellas. No obstante, se ha conservado el término «dis-
persión anómala», aunque su significado -es casi exclusivamente
histórico. i -
* E n 1904, R. W. Wood ideó un experimento muy ingenioso
para poner de manifiesto la dispersión anómala del'vapor de sodio
en la proximidad de las rayas amarillas D. Cuando pasa luz,blanca
a través del vapor de sodio ¡experimenta una intensa absorción
selectiva en estas rayas, que forman un apretado doblete de lon-
gitudes de onda 5890 y 5896 Á. Para longitudes de onda muy
alejadas de estos valores, el índice de refracción es solo ligera-
(
verde blanca

tul
* agua
' ^\refrigerán¿e
L

espectroscopio

FIG. 23-5.—Dispositivo experimental para observar la dispersión anómala del


vapor de sodio.

mente superior a la unidad, como era de esperar tratándose de


un gas. Con vapor de sodio de densidad apreciable, el índice de
refracción en la proximidad de las rayas D pasa por una región
de dispersión anómala (en rigor, dos regiones muy próximas
entre sí) del tipo representado en la figura 23-4. A l aproximarse
a las rayas D desde el lado de las longitudes de onda más cortas,
n comienza a disminuir rápidamente, haciéndose mucho menor
que la unidad cuando está muy cerca de ellas. Por el otro lado,
n es al principio muy alto, tendiendo rápidamente a la unidad
al seguir aumentando Á.
Para demostrar esto de un modo directo, Wood utilizó el hecho
de que se puede producir el equivalente a un prisma de vapor
de sodio vaporizando el metal en un tubo parcialmente vacío
calentado por su fondo.
L a figura 23-5 muestra el dispositivo utilizado. A lo largo del
fondo de un tubo de acero provisto de salida para hacer el vacío
y de dos ventanas de vidrio, en sus extremos, refrigeradas con agua,
se depositan varios trozos de sodio metálico. L a luz procedente
de la rendija horizontal S se . olima mediante la lente L y después
x v

de atravesar el tubo forma una imagen horizontal S[ sobre la


512 DISPERSION [CAP. 23

rendija vertical S de un espec-


3

troscopio ordinario de prisma.


Cuando el tubo de sodio está
frío, S[ será una imagen níti-
da y blanca, que ilumina un
punto de la rendija del espec-
troscopio, y se dispersará en
un estrecho espectro continuo
horizontal en el plano focal de
la cámara del espectroscopio.
Haciendo en el tubo un vacío
de unos 2 cm de presión y
calentándolo con mecheros de
gas, el sodio se vaporizará len-
tamente, difundiéndose entre
el gas residual del tubo. Se
establece así un gradiente de
densidad, estando el vapor más
denso en el fondo del tubo y
el más enrarecido en la' parte
superior del mismo. Ello equi-
vale a un prisma de vapor,
cuya arista refringente es per-
pendicular al plano de la fi-
gura, y cuyo espesor aumen-
FIG. 23-6.—Dispersión anómala del va- ta hacia abajo. Este prisma
^por de sodio para tres densidades dife- formará un espectro anóma-
rentes. (Según Cario.) lo en S , en el cual las lon-
3

gitudes de onda más cortas


•que el amarillo (es decir, en el lado verde) se desvían hacia
arriba, pues su n es menor que 1, y las más largas (en la región
•del naranja) se desvían hacia abajo. Como resultado de ello po-
demos esperar que en el espectrógrafo se observe una desviación
del espectro hacia arriba del lado verde de las rayas D , y hacia
abajo del lado rojo. (En realidad, estos sentidos son contrarios
debido a que el espectroscopio invierte la imagen de la rendija.)
L a figura 23-6 muestra tres fotografías del espectro resultante,
correspondientes a tres densidades diferentes del vapor de sodio.
Como consecuencia de la inversión mencionada, las fotografías
reproducen cualitativamente la curva de n en función de A, repre-
sentada en la figura 23-4. A l llevar a la práctica este experimento
han de realizarse varios perfeccionamientos , siendo el más impor-
1

Se encontrarán más detalles sobre el procedimiento experimental en R. W.


1

WOOD: Physical Optics, 3. ed., págs. 492-96, Macmillan Co., Nueva York, 1934.
A
SEC. 23-5] ECUACION D E SEIXMEIER 513

tante introducir un diafragma auxiliar 5 para elegir la porción 2

del vapor en que el gradiente de densidad es más uniforme.


23-5. Ecuación de Sellmeier.—Hemos visto que la ecuación de
Cauchy no es capaz de representar la curva de dispersión en una
región en que exista dispersión anómala. E l primer éxito al de-
ducir una fórmula de aplicación más general se obtuvo postulando
un mecanismo mediante el cual el medio podía afectar a la velo-
cidad de la onda luminosa. Se supuso que el medio contiene par-
tículas ligadas por fuerzas elásticas, por lo que son capaces de
vibrar con una frecuencia definida v . Es la llamada frecuencia 0

natural, con la cual vibrarán las partículas en ausencia de cualquier


fuerza periódica, y es idéntica a la frecuencia natural mencionada
en la sección 22-8 en relación con la absorción y la reflexión selec-
tivas. Se supone entonces que el paso de las ondas luminosas a
través del medio ejerce una fuerza periódica sobre las partículas,
que las hace vibrar. Si la frecuencia v de la onda luminosa no
coincide con v , se producirán vibraciones forzadas de una am-
ü

plitud relativamente pequeña y de frecuencia v. Cuando la fre-


cuencia de la luz tiende a v , la respuesta de las partículas será
0

mayor, originándose por resonancia una gran amplitud cuando v


sea igual exactamente a v . A su vez, estas vibraciones reaccionarán
0

sobre la onda luminosa y alterarán su velocidad. E n 1871 Sellmeier


efectuó un estudio matemático de este mecanismo, obteniendo la
ecuación

w 2 = 1
+ > 7 = V [ 2 3
" 6 ]

Esta ecuación contiene dos constantes, A y X , la última relacionada 0

cort la frecuencia natural de las partículas por la ecuación v > = c. 0 0

Por tanto, A , es la longitud de onda en el vacío que corresponde


(

a v . Para permitíf la posibilidad de que existan varias fre-


0

cuencias naturales diferentes, puede escribirse la ecuación como


una serie:

i
donde /„, \ , ... corresponden a las frecuencias naturales posibles.
Las constantes Ai son proporcionales al número de osciladores
capaces de vibrar con estas frecuencias.
L a figura 23-7 es una gráfica de n en función de A de acuerdo •
con la ecuación [23-7], admitiendo dos frecuencias naturales.
Cuando A tiende a / o A n tiende a —oo o -f- co por el lado de las
0 1(

longitudes de onda más cortas o más largas, pues el denominador


de uno de los términos de la ecuación [23-7] se anula. Otra carac-
JENKINS-WHITE.—33
514 DISPERSION [CAP. 23

FIG. 23-7.—Curvas teóricas de dispersión dadas por la ecuación de Sellmeier para


un medio con dos írecuencias naturales.

terística importante que ha de observarse en la curva es que n


tiende a la unidad cuando X tiende a cero, y cpie para X = co, n 2

toma el valor 1 4- ^ A¡.


i
L a ecuación de Sellmeier representa un gran avance sobre
la de Cauchy, y de hecho es idéntica a la deducida a partir de la
teoría electromagnética (Sec. 23-10) con ciertas hipótesis simpli-
ficadoras. No solo tiene en cuenta l a dispersión anómala, sino que
da también una representación más precisa de n en regiones ale-
jadas de las bandas de absorción que una ecuación de Cauchy
(

del mismo número de constantes. Puede verse que la ecuación


de Cauchy es una aproximación de la de Sellmeier escribiendo la
ecuación [23-6] en la forma

Desarrollando en serie, resulta

E n la parte de la curva de dispersión en que X es considerablemente


mayor que X , las potencias superiores de X /X serán pequeñas y
0 0

pueden despreciarse. Se obtiene así:


SEC, 23-5] ECUACIÓN! D E SELLMEIER 515

¡ T ^ x 2

Escribiendo M en lugar de 1 -| A, y ¿V en vez de Al , 0


2

! M [M -í- A/A- )% 2

Desarrollando de nuevo,
' iV A 72

• . -i « = MY* 4 • r- • • •

y despreciando las potencias superiores de 1/X,

•• > H +
M :

Esta es la ecuación de Cauchy, dada en la sección 23-3.


Mediante un péndulo simple a cuya bola se sujeta una ligera
tira de goma puede realizarse un instructivo experimento que
ilustra el origen de la dispersión. Sosteniendo con la mano el ex-
tremo de la tira de goma y moviéndola a un lado y a otro, se
ejerce sobre el péndulo una fuerza periódica análoga a la acción
de la onda luminosa sobre uno de los. osciladores del medio. Si
la frecuencia del movimiento de la mano es muy alta comparada
con la frecuencia natural del péndulo, la bola permanecerá prác-
ticamente en reposo. Esto corresponde a una onda de frecuencia
elevada y pequeña longitud, cuya velocidad no se altera prác-
ticamente por Ta presencia de los osciladores. E n la figura 23-7
se ve que n tiende hacia la unidad cuando X tiende a cero, por lo
que la velocidad resulta igual' a la del vacío.
Si ahora se mueve la mano con una frecuencia solo ligeramente
superior a la del péndulo, se hallará que este oscila en oposición
de fase con el movimiento de la mano. E n estas condiciones, la
tira de goma se pone considerablemente tensa cuando los desplaza-
mientos de la mano y de la bola son de sentido opuesto, y ejerce
así su máxima fuerza sobre la mano, tendiendo a hacerla retroceder
a la posición central. Esto corresponde a un aumento de la fuerza
recuperadora sobre el «éter» que propaga la onda y, por tanto,
a u n aumento de la velocidad de esta (Sec. 11-4). Así, en la figu-
ra 23-7, n se hace considerablemente menor que la unidad para una
longitud de onda ligeramente inferior a X . Por último, cuando la 0

frecuencia del movimiento de la mano es menor que la frecuencia


natural del péndulo, este sigue á la mano y se encuentra prácti-
camente en fase con ella. E n este caso la tira de goma solo ejerce
pequeñas fuerzas sobre la mano, pues los desplazamientos del
péndulo son en el mismo sentido. Las fuerzas son menores que
516 DISPERSIÓN [CAP. 23

si el péndulo estuviese en reposo, lo que corresponde a una dis-


minución de l a fuerza recuperadora sobre el éter. Por tanto, l a
velocidad de la onda disminuye, y n es mayor que l a unidad
en el lado de A que corresponde a las longitudes de onda mayores.
0

Se ve que l a gran discontinuidad de l a curva de dispersión


para AQ es consecuencia del brusco cambio de fase en 1 8 0 ° entre
el oscilador y l a vibración aplicada cuando esta última pasa por
la frecuencia de resonancia. Este efecto puede ponerse.de manifiesto
suspendiendo tres péndulos, uno junto al otro, de una barra ho-
rizontal empotrada por uno de sus extremos. E l péndulo central
es pesado y corresponde a la onda de éter, mientras que los otros
1

dos son muy ligeros, siendo uno de ellos ligeramente más largo
y el otro ligeramente más corto que el central. Cuando este oscila,
los otros dos lo harán en oposición; de fase, y el más corto estará
casi en fase con la vibración aplicada. j
23-6. Efecto de la absorción sobre la dispersión.—Aunque l a
ecuación de Sellmeier representa muy satisfactoriamente l a curva
de dispersión en regiones no muy ¡próximas a las bandas de ab-
sorción, falla por completo en aquellas longitudes de onda para
las cuales tiene el medio una absorción apreciable. Esto puede
verse directamente por el hecho de que la curva de la figura 23-7
tiende hacia infinito a ambos lados de cada \. Esto no es solo
físicamente imposible, sino que l a forma de l a curva en las pro-
ximidades de A,- no está de acuerdo con la experiencia. Se ha
podido medir l a curva de dispersión a través de una banda de
absorción, aunque ofrece dificultades considerables porque toda
la luz es prácticamente absorbida. Utilizando prismas de ángulo
refringente muy pequeño, o delgadas películas de l a sustancia
en cuestión con un interferómetro de ^Michelson (Sec. 13-15), se
han medido cuidadosamente los índices de refracción de algunos
pigmentos, como la cianina, que tienen una banda de absorción
en l a región visible. L a curva resultante se parece a una de las
representadas con trazo grueso en la figura 23-8. Se ve que la
forma verdadera de la curva en la proximidad de \ es muy diferente
de la requerida por la ecuación de Sellmeier. !
Helmholtz fue quien primero puso de manifiesto que esta dis-
2

crepancia se debe a que la ecuación de Sellmeier no tiene en cuenta


la absorción de energía de la onda. E n el estudio anterior, y en
el símil mecánico, se supuso que el oscilador no experimenta
ninguna resistencia de rozamiento al vibrar. Tal resistencia es
necesaria si el oscilador ha de tomar continuamente energía de
. I . >
2
H . L . F. Helmholtz (1821-1894), físico alemán que cultivó casi todas las
ramas de la ciencia. Solo sus trabajos sobre óptica fisiológica o sobre el sonido
le habrían hecho famoso. Se le considera como uno de los descubridores de la ley-
de conservación de la energía.
SEC. 23-6] EFECTO D E L A ABSORCION SOBRE L A DISPERSION 517

la onda. Helmholtz supuso que la fuerza de rozamiento era di-


rectamente proporcional a la velocidad del oscilador, y dedujo
para el índice de refracción una expresión teniendo en cuenta
la absorción. Como medida de la intensidad de la absorción se
puede utilizar el coeficiente de absorción a definido en la ecuación
[11-11], pero las ecuaciones son más sencillas cuando se expresan
en función de una. constante K , relacionada con a como sigue:
0

K „ = g [23-8]

donde A es la longitud de onda en el vacío. E l significado físico


de K se expresa mejor por el hecho de que la intensidad desciende
0

a l/e " o de su valor inicial al recorrer la distancia A a través del


4 K

medio. Las ecuaciones de la dispersión que resultan de esta teoría


puramente mecánica de Helmholtz son:
+ Ai>?
K 2
= 1
Z (X —(X a -
2
X,h )
2
+ g,-A /(A -
2 2
A¿)
2

[23-9]
Ai -\/g¡y?
2nK
° ~ll(\'-\?)* + gi>?
L a constante gi es una medida de la magnitud de la fuerza de
rozamiento. Estas ecuaciones han de verificarse para todas las
longitudes de onda, incluso las situadas dentro de una banda de
absorción. E n las regiones alejadas de estas bandas, tanto gi como
K son prácticamente nulos, y la primera de estas ecuaciones se
0

reduce a la de Sellmeier (Ec. [23-7]). L a figura 23-8 (a) es la re-


presentación de n y M K , siendo este, según la ecuación [23-8],
0

una medida del coeficiente de absorción a, para un caso de gran


rozamiento (g — 1,96 x l O ) . Esta gráfica muestra cuantitativa-
- 3

mente la marcha de las curvas de dispersión y absorción en una


región de absorción con un máximo para A¡ — 0,1732 u.. Se ve que
n ya no tiende a infinito, como en la figura 23-7, sino que per-
manece finito para X = X,-. Las otras curvas de la figura 23-8
ponen de manifiesto los efectos de variar tanto la intensidad de
la absorción como el amortiguamiento por rozamiento. E l primero
viene determinado por el número total de osciladores que originan
la absorción, mientras que el segundo depende de la magnitud
de los diversos efectos que originan la anchura de las rayas espec-
trales (Sec. 21-15). Nótese en (b) y (d) que los máximos y mínimos
de las curvas del índice de refracción se producen exactamente
en los puntos en que la absorción tiene la mitad de su valor máximo.
Los experimentos con el péndulo, descritos anteriormente,
pueden modificarse para que incluyan el efecto del amortiguamiento
518 DISPERSION [CAP. 23

F I G . 23-8.—Curvas ideales de dispersión de un oscilador con valores diferentes


de rozamiento y absorción: (a) Absorción y rozamiento fuertes. (6) Absorción fuerte
y rozamiento débil, (c) Absorción débil y rozamiento fuerte, (d) Absorción y roza-
miento débiles.

por rozamiento y den una cierta idea de la razón física del cambio
producido en la forma de la curva de dispersión. Así, si el péndulo
más pequeño, que representa al oscilador, lleva sujeto un hilo
metálico que se introduce en agua o aceite, tenemos la condición
deseada. E n la respuesta del péndulo a las vibraciones que se
le aplican se manifiestan dos cambios importantes. E n primer
lugar, la amplitud no se hará tan grande cuando la frecuencia apli-
cada sea exactamente igual a la frecuencia natural del péndulo.
E n ausencia de rozamiento, la amplitud de resonancia es teórica-
mente infinita (en el estado de equilibrio final), y el valor corres-
pondiente de n sería también infinito. Sin embargo, el rozamiento
limita esta amplitud máxima, lo que,explica que solo se observen
realmente variaciones moderadas de n. E n segundo lugar, el cambio
de fase relativa entre el péndulo y las vibraciones aplicadas, cuando
estas últimas pasan por la frecuencia natural, ya no es abrupto,
sino que se produce más o menos gradualmente. Ello explica
que no se observe ninguna brusca discontinuidad en la curva
de la dispersión, sino que esta sea continua. L a variación de fase
SEC. 23-8] CURVA D E DISPERSION! COMPLETA D E UNA SUSTANCIA 519-

se hace cada vez más gradual al aumentar el rozamiento sumer-?


1

giendo, p. ej., el hilo más en el agua o empleando un líquido más


viscoso.
23-7. Velocidades de onda y de grupo en el medio.—En las
curvas de las¡ figuras 23-7 y 23-8, las abscisas son longitudes de
onda en el vacío X = c/v y las ordenadas son los índices de re-
fracción' ordinarios n — c/v, donde v es la velocidad de onda en
el medio. E n aquellas partes de la curva en que n < 1, la velocidad
de onda es mayor que la velocidad de la luz en el vacío c.A primera
vista esto parece estar en flagrante contradicción con uno de los
resultados fundamentales de la teoría de la relatividad, según la
cual c es la mayor velocidad que puede alcanzarse. Sin embargo,
no existe realmente contradicción, pues la relatividad se aplica
a la velocidad conque la energía (una señal luminosa) se transmite,
y esta es siempre menor que c. Recordando que la energía se trans-
mite con la velocidad de grupo u, es necesario quesea c/u mayor
que la unidad en vez de serlo c/v. Ahora bien: u y v están relacio-
nadas por la ecuación [12-16], que puede modificarse (véase pro-
blema 23-7) y tomar la forma
c i dn
- = — X ~~ [23-10]
u d\
n

donde X es la longitud de onda en el vacío. Por tanto, la construcción


geométrica de la sección 12-8 ;es aplicable también a los índices
de refracción. Si en la figura 23-8 (a) trazamos una tangente a
la curva de dispersión, cortará! al eje n en un punto Q cuya or-
denada es, c/u. Esto es, mientras la ordenada de P es n, o sea c/v,
para esta longitud de onda, la ordenada de Q es el valor corres-
pondiente de c/u para esa misma longitud de onda.
Esta construcción geométrica demuestra, pues, que para cual-
quier punto de la curva en el cual esta descienda hacia la derecha,
el c/u correspondiente es mayor que la unidad, aunque n puede
ser menor que la unidad. Por tanto, la velocidad de grupo es me-
nor que c y no hay violación de la teoría de la relatividad. Una
excepción a esto parece producirse en el interior de la banda
de absorción, donde la curva sube pronunciadamente hacia la de-
recha. Sin embargo, en esta región existe una fuerte absorción,
por lo que la amplitud de la onda disminuye prácticamente hasta
cero en una fracción de longitud de onda. E n este caso, carecen
de significado tanto la velocidad de onda como la de grupo, pero
otras consideraciones demuestran que también aquí se cumple el
requisito impuesto por la relatividad.
23-8. Curva de dispersión completa de una sustancia.—Aunque
la curva del índice de refracción en función de la longitud de
onda es diferente para cada sustancia, las curvas de todos los medios
520 DISPERSION [CAP. 23

ópticos, es decir, sustancias más o menos transparentes en la región


visible, tienen ciertas características comunes. Para ponerlas de
manifiesto consideremos la curva esquemática de la figura 23-9,
que representa la variación deri,desde A = 0 hasta varios kiló-
metros, para una sustancia ideal. Para A == 0, el índice de refracción
es la unidad, como vimos en la sección 23-5. Para las ondas muy
cortas (rayos y y rayos X duros) el índice es ligeramente menor
que 1. Siegbahn demostró experimentalmente este hecho re-
3

fractando rayos X a través de un prisma. Halló que cl haz se des-


viaba muy ligeramente hacia el vértice, como debe ser si las ondas
se propagan con mayor velocidad en el prisma que en el aire. De-

2,0|

n KL M

1,0,
^ <—^visit>/e V/
! " •(

ultra- '—•— 1
infrarrojo
'——r" ultra- violeta próximo infrarrojo lejano
rayos X í/jp/cta/ejano próximo

FIG. 23-9.—Diagrama esquemático de una curva completa de dispersión para una


sustancia transparente al espectro visible.

mostró también que los rayos X pueden reflejarse totalmente en una


sustancia sólida utilizando incidencia rasante, de modo que lleguen
a la superficie bajo un ángulo mayor que el crítico. A . H . Compton 4

y otros se sirvieron de esta propiedad de los rayos X para medir


sus longitudes de onda, difractándolos en una red ordinaria bajo
incidencia rasante.
L a primera absorción se encuentra en la región de los rayos X
para una longitud de onda que depende del peso atómico del ele-
mento más pesado de la sustancia. Para el silicio alcanza su má-
ximo en 6,731 Á, y para eí uranio, en 0,1075 Á. Esta absorción
alcanza rápidamente un máximo,: y después desciende bruscamente
en el llamado «límite de absorción K» del elemento. Origina una
región relativamente estrecha de dispersión anómala intensa,
marcada por K en l a figura 23-9. A partir de esta existen otras
discontinuidades de absorción del elemento, llamadas límites

Karl Manne Siegbahn (nacido en 1886), director del Instituto Nobel de Esto-
3

colmo, recibió en 1924 el premio Nobel. Se destacó por sus finas técnicas experi-
mentales para la medida de las longitudes de onda de los rayos X.
4
Arthur H . Compton (1892-1962), profesor de Física de la Universidad de
Chicago, y después presidente de la Washington University de San Luis. En 1927
recibió el premio Nobel, principalmente por su descubrimiento del efecto Compton
en los rayos X (Sec. 30-2).
SEC. 23-8] CURVA D E DISPERSION COMPLETA D E UNA SUSTANCIA 521

L, M, así como los límites K, L, M, ... de otros elementos


presentes. Por tanto, para cualquier medio óptico real habrá muchas
de estas discontinuidades bruscas. Para simplificar, solo se han
indicado tres en la figura.
A partir de la región de los rayos X , la curva desciende más
rápidamente hacia las longitudes de ondas ma], ores, alcanzando-
T

finalmente la ancha región X de fuerte absorción y dispersión,


lt

anómala en el ultravioleta (Sec. 22-3). E n la mayoría de. las sus-


tancias esta región cubre completamente el intervalo entre los
rayos X blandos y el ultravioleta próximo. Se ve que la marcha
descendente de la curva en la región visible, característica de la
dispersión normal, está relacionada con la existencia de esta ab-
sorción en el ultravioleta. E n general, la curva tendrá una pen-
diente mayor en la región visible, o sea, la dispersión dn/dX será
mayor cuanto más próxima esté dicha banda de absorción a la
parte visible. Así, la fluorita tiene muy poca dispersión en la zona
visible; el cuarzo, algo mayor, y el vidrio, aún mayor (véanse fi-
gura 23-2 y tabla 22-1). E l vidrio flint denso, que es el de mayor
dispersión, tiene "frecuentemente un color amarillento debido al
hecho de que la banda de absorción invade ligeramente el extremo
violeta de la región visible.
•En cierta parte del infrarrojo próximo la curva comienza a
descender más rápidamente, y alcanza otra banda de absorción
en A . E l centro de esta banda se encuentra en 8,5 ¡¿ para el cuar-
2

zo, pero la absorción comienza a hacerse intensa al llegar a 4 o 5 ¡x.


A partir de esta primera banda de absorción suele haber otra o
más. A l pasar por cada una de estas bandas aumenta el índice
de refracción. Así, el índice será mayor para ciertas longitudes de
onda infrarrojas que para cualquier parte de la región visible. Rubens
midió, p. ej., los índices de refracción del cuarzo entre X = 51 y
63 ¡A, encontrando valores que variaban de 2,40 a 2,14. E n este
hecho se basa un interesante método para aislar radiación de
longitudes de onda muy grandes, llamado método de aislamiento
focal. Debido al alto valor de n, una lente convexa tendrá una
distancia focal mucho menor para estas ondas largas que para
las más cortas, y estas últimas pueden ser eliminadas mediante
diafragmas adecuados. De este modo fueron aislados por N i -
chols y Tear (Sec. 11-6) los rayos infrarrojos más largos que se
han medido.
Más allá de todas las bandas del infrarrojo, el índice dismi-
nuye lentamente y con mayor o menor regularidad a través de.
la región de las ondas de radio, tendiendo a un cierto valor límite
para ondas infinitamente largas. E n la zona de las radiofrecuen-
cias hay algunas bandas estrechas de absorción, pero esta es
siempre débil. E n la sección siguiente se demostrará que el valor
522 DISPERSION [CAP.-23

límite del índice es la raíz cuadrada de e, constante dieléctrica


ordinaria del medio. ,
23-9. Ecuaciones electromagnéticas para los medios transpa-
rentes.—En el capítulo X X se formularon las ecuaciones electro-
magnéticas para el vacío y se demostró que predicen ondas elec-
tromagnéticas de velocidad c. Interesa ahora estudiar las carac-
terísticas y velocidad de tales ondas en un medio material. De
momento, solo consideraremos las sustancias dieléctricas, dejando
para el capítulo X X V el caso más complicado de los conductores.
Cuando un campo eléctrico estacionario actúa sobre un di-
eléctrico se produce un pequeño desplazamiento de las cargas
ligadas a los átomos, y decimos que el dieléctrico se ha polari-
zado. Las cargas no se mueven de modo continuo, como en un
conductor, sino que solo se desplazan distancias minúsculas y
vuelven de nuevo al reposo, análogamente a lo que ocurre cuando
se estira un resorte. Como medida de este desplazamiento eléctrico
utilizaremos la magnitud vectorial D , y dado que en un medio
6

isótropo es proporcional al campo eléctrico aplicado E, se puede


escribir:
D = eE [23-11]
siendo e la constante dieléctrica. Para aplicar las ecuaciones de
Maxwell a un medio de este tipo hay que reemplazar D por E,
donde figura en las ecuaciones para el vacío (Ees. [20-1] a [20-4]).
Por tanto, las ecuaciones de Maxwell para medios isótropos no
conductores serán:
s dE _ dH x z dHy _ldHx dE, dEy
c dt ~ dy dz C dt dy ~dz~
s dEy dH dH _ldHy dEx dE*_
[23-12]
x

[23-13]
t

c i r dz dx c ~dt dz dx
z dE. dHy dHx
A Jk d dEy dEx
c dt dx dy c dt !¡x~ dy
. t dEx dEy dE '
y = 0 [23-14]
\ dx dy ~&
dHx dHy dH,
[23-15]
dx +
dy + dz

Si se deducen las ecuaciones para ondas planas como se hizo


en la sección 20-4, partiendo ahora de las ecuaciones [23-12] y
[23-13], resulta:

En rigor, D no es una medida directa del desplazamiento de las cargas liga-


5

das. La polarización del medio suele designarse por P, y V se relaciona con P por
la ecuación D = E -f- 4zP.
SBC. 23-9] | ECUACIONES ELECTROMAGNETICAS 523

dm, ^ c 2
dm,

y
. w r zHx*
i •
Comparando con la ecuación general de la onda (Ec. [11-2]), se
obtiene que la nueva velocidad es c/y"s. E l índice de refracción
es, pues,
, • - = - = A/S [23-16]

L a solución de las ecuaciones [23-12] a [23-15] para ondas mono-


cromáticas planas, análoga a la expresada por las ecuaciones [20-14],
es en este caso: i
E -— A sen (cat — kx)
y

H„ = -y/'e A sen (<x>t — kx)


y el valor de los vectores eléctrico y magnético en cualquier ins-
tante es tal que

ti, = !V e E y

Por tanto, en él caso ordinario s > 1, la amplitud de la onda


magnética es mayor que la de l a eléctrica' en proporción igual
al índice de refracción (Ec. [23-16]).
L a energía transportada por las ondas electromagnéticas a
través de los medios dieléctricos se halla aplicando los principios
de la sección 20-7 sin más que cambiar D por E . Las densidades
de energía instantáneas de las anteriores ondas eléctrica y mag-
nética sé convierten en sE /8v: y H ¡^TZ y son, por tanto, iguales.
y
2
Z
2

Su suma es V i EyH.jA-K, y cuando se multiplica por v (Ec. [23-16])


para obtener la intensidad, se halla que

i; V^ ~ 471 4?R _8TC


'
Como antes, la E de esta ecuación representa la media cuadrá-
y

tica del valor del vector eléctrico, pues el flujo energético se pro-
media para un tiempo largo comparado con el período. E l resul-
tado puede escribirse también en la forma cEyHzl^n. Así repre-
senta la expresión de una ley general del electromagnetismo,
conocida como teorema de Poynting , según el cual la magnitud 6

y dirección del flujo de energía vienen dadas por el vector de Poyn-


>' \

J. H . Poynting (1852-1914), profesor de Física de la Universidad de Bir-


9

mingham. Se le conoce también por sus precisas medidas de la constante de gra-


vitación.
i:
524 DISPERSION [CAP. 23

ting (c/47c)[E x H], siendo la' magnitud entre corchetes un pro-


ducto vectorial. !
L a ecuación [23-16] da valores bastante correctos de n para
los gases, pero cuando se intenta aplicarla a medios más densos
se encuentran grandes discrepancias. Así, la constante dieléctrica
del agua, medida colocando agua entre las dos armaduras de un
condensador cargado a un potencial constante, es 81, lo que co-
rrespondería a un índice de refracción igual a 9. Para la luz de
sodio, el índice de refracción del agua es 1,33. E n los diversos
tipos de vidrio, s varía entre 4 ¡y 9, por lo que n habría de estar
entre 2 y 3. Estos valores son también superiores a los obser-
vados con luz visible. j •
No hemos de ir muy lejos para hallar el origen de esta discre-
pancia. Radica en el hecho de que el campo eléctrico de una onda
luminosa no es estacionario, sino que cambia rápidamente. Para
la luz amarilla esta frecuencia es 5 x 10 ciclos. Si se mide la
14

constante dieléctrica de una sustancia colocada entre las placas


de un condensador utilizando jin potencial alterno en lugar de
uno fijo, se encuentra que su yalor varía con la frecuencia. De
ello deducimos que el índice dé refracción ha de variar también
con la frecuencia, o sea con la longitud de onda. Cuando esta
tiende a infinito, la frecuencia tenderá a cero. E l caso límite de
campo estacionario corresponde a frecuencia cero, y es de esperar
que el índice de refracción tienda a la raíz cuadrada de la cons-
tante dieléctrica para campos estacionarios. Se ha comprobado
que sucede así efectuando medidas del índice de refracción del
agua para ondas electromagnéticas de varias frecuencias (véase
la tabla 23-2). Se ha incluido también el valor de ^J~z para que
sirva de comparación. Resulta! evidente que n tiende al valor
predicho para ondas infinitamente largas.
23-10. Teoría de la dispersión.—Para explicar la variación
de n (y, por tanto, de con X mediante la teoría electromag-
nética ha de tenerse en cuenta ¡la estructura molecular de la ma-
teria. Cuando una onda electromagnética incide sobre un átomo
o molécula, la fuerza eléctrica periódica de la onda pone en mo-
vimiento vibratorio las cargas ligadas, con una.frecuencia igual
a la de la onda. L a fase de este movimiento respecto a la de la
fuerza eléctrica aplicada depende de la frecuencia de esta, y va-
riará con la diferencia entre la frecuencia aplicada y la frecuencia
natural de las cargas ligadas, del modo que vimos en las seccio-
nes 23-5 y 23-6. Cuando la onda atraviesa el espacio vacío intermo-
lecular tendrá, naturalmente, la velocidad c, y hemos de inves-
tigar ahora de qué modo la presencia de las cargas oscilantes
de las moléculas produce una alteración efectiva sobre el ritmo
de avance de la onda a través del medio.
SEC. 23-10] TEORIA D E L A DISPERSION 525

L a clave para la explicación de la dispersión radica en las


ondas secundarias engendradas por las oscilaciones inducidas de
las cargas ligadas. Estas ondas secundarias son idénticas a las
que originan la difusión molecular (Sec. 22-10), como en la expli-
cación del color azul del cielo. Cuando un haz luminoso atraviesa
un líquido o un sólido transparentes, l a cantidad de luz difun-
dida lateralmente es extremadamente pequeña, aunque la con-
centración de centros difusores sea mucho mayor que en el aire,
en el que produce la luz azul. Esto se debe al hecho de que las
ondas secundarias difundidas que se propagan lateralmente desde
el haz tienen fases tales que se produce interferencia destructiva

TABLA 23-2
Variación de n con X para el agua

Longitud de onda Frecuencia n

5,89 X 10-" cm 5,1 X 10" 1,333


12,56 2,9 1,3210
258,0 ' 0,116 1,41
800,0 0,0375 1,41

0,40 cm 750,0 x 10' 5,3


1,75 171,0 7,82
8,1 37,0 8,10
65,0 4,6 8,88
oo 0,0 (9,03 = \/s)

prácticamente completa, Pero las ondas secundarias que se des-


plazan en la misma dirección del haz incidente no se anulan, sino
que forman conjuntos de ondas que se propagan paralelamente
a las originales. Ahora bien: las ondas secundarias han de sumarse
a las originales, de acuerdo con el principio de superposición,
y el resultado dependerá de l a diferencia de fase entre estos dos
conjuntos. Esta interferencia modificará la fase de las ondas
primarias, y ello equivale a variar su velocidad de onda. Esto
es, dado que la velocidad de onda es simplemente la velocidad
con que se propaga una condición de fase constante, una alte-
ración de la fase por interferencia hará variar la velocidad. Hemos
visto que la fase de los osciladores y, por tanto, de las ondas se-
cundarias, depende de la frecuencia aplicada, por lo que aparece
claro que la velocidad en el medio varíe con la frecuencia de la
'uz. Esta es la interpretación fisica de l a dispersión, brevemente"
bosquejada.
Rayleigh estableció las bases del estudio matemático del
mecanismo anterior para el caso de ondas mecánicas, y Rlíj^JOT
526 DISPERSION [CAP. 23

Schuster y otros extendieron más tarde la teoría a. las ondas


electromagnéticas. N o intentaremos desarrollarla aquí. Se lle-
ga a fórmulas para la dispersión análogas a. las: de Helmholtz
(Ec. [23-9]). De hecho, existe una estrecha analogía entre las des-
cripciones mecánica y electromagnética del fenómeno. H a y que
considerar que las oscilaciones de las cargas ligadas están amorti-
guadas por fuerzas de rozamiento, igual que sucedía con las par-
tículas de la teoría de Helmholtz. E n la sección 23-11 se discutirá
brevemente la naturaleza de las fuerzas de rozamiento postu-
ladas en la teoría electromagnética. •
Para representar las amplitudes y fases relativas de la onda

FIG. 23-10.—Interpretación de la dispersión como resultado de la interferencia


de ¡a onda secundaria con la directa.

incidente, oscilador y onda secundaria, consideremos los esque-


mas de la figura 23-10.'La primera curva de (a) corresponde a
la respuesta de un oscilador amortiguado de frecuencia natural
v a una vibración aplicada de frecuencia v, haciéndose máxima
0

la amplitud para v = v . L a curva de trazos representa la am-


0

plitud radiada por el oscilador, es decir, la de la onda difundida.


Como consecuencia de que las ondas más cortas se difunden más
eficazmente (ley de Rayleigh), la curva toma valores más ele-
vados en el lado de las v altas y tiende a cero para las bajas fre-
cuencias. L a tercera curva da la amplitud de las ondas secun-
darias formadas a partir de las pequeñas ondas difundidas. L a
curva (b), relacionada con la escala izquierda de ordenadas, da
la diferencia de fase entre el oscilador y la onda aplicada. Como
indicamos en la sección 25-6, cambia de 0 a 180° al pasar por
o
SEC. 23-11] NATURALEZA B E LAS PARTICULAS 527

la frecuencia natural, pero no de modo: brusco, debido al amor-


tiguamiento. E n v está retrasada. 90° respecto de l a onda, apli-
0

cada. L a teoría demuestra además que la fase de las ondas d i -


fundidas, y, por tanto, de las ondas secundarias . también está
retrasada 90° respecto de los osciladores . Esto se debe a que
7

la radiación electromagnética es proporcional a l a derivada res-


pecto al tiempo de la intensidad de l a corriente/o sea a la acele-
ración de la carga [véanse Sec; 20-8 y Fig. 20-4 («)].. L a intensidad
propiamente dicha, o velocidad de la carga, tiene l a misma fase
que el oscilador. Por tanto, dado que en un movimiento armónico
simple la aceleración está retrasada un cuarto de período res-
pecto de la velocidad, la fase de las ondas radiadas está retrasada
esta misma cantidad respecto del manantial oscilante. Teniendo
en cuenta este retardo adicional, puede verse que la escala de-
recha de ordenadas de l a figura 23-10 - (b) corresponde al retraso
de fase de las ondas secundarias respecto a las ondas aplicadas.
Procedamos ahora en el diagrama (c) a componer vectorial-
mente las amplitudes de las! ondas directa y secundaria. Para
la frecuencia v, la amplitud de las ondas secundarias es pequeña
[curva (a)] y está retrasada cerca de 270° respecto de las direc-
tas [curva (b)]. E l primer diagrama de (c) muestra que la amplitud
resultante es casi la misma, pero la fase está ligeramente avanzada,
correspondiendo a una rotación del vector en el sentido de las
agujas del reloj. U n avance de fase significa un aumento de velo-
cidad, pues recordemos que la fase aumenta cuando nos movemos
a lo largo de la onda hacia atrás. De esta suerte, en la curva de
dispersión (d) el índice de refracción para v es ligeramente menor
que 1. E l segundo diagrama vectorial, correspondiente a v', da
un avance de fase mayor y una amplitud resultante considera-
blemente menor. Para v = v :no se produce cambio alguno de
0

fase o velocidad, sino simplemente una reducción de la intensidad.


L a energía que ha desaparecido de la onda resultante que avanza
aparece en otras direcciones, como radiación de resonancia. Más
allá de v se produce un retardo en lugar de un avance de fase,
0

disminuyendo l a velocidad de ;la onda. Así, puede verse cualita-


tivamente cómo se produce, mediante el mecanismo descrito,
la curva (d), que tiene la forma correspondiente a la dispersión
anómala. ¡
23-11. Naturaleza de las partículas vibrantes y de las fuerzas
de rozamiento.—Para terminar, consideremos brevemente qué
tipos de partículas cargadas y de fuerzas de amortiguamiento
intervienen en las diversas discontinuidades de la curva típica'

'Véase, p. ej., G. P. HARNWEIX: Principies of Electricity and Magneiism,


2.» ed., págs. 601-02, McGraw-Hill Book Co., 1949.
528 DISPERSION [CAP. 23

de dispersión de la figura 23-9. Las absorciones de los rayos X se


.atribuyen a los electrones más internos de los átomos, asignados
a las «capas» K, L, M, etc., de energía decreciente y distancia
•creciente al núcleo. Dado lo profundo de su situación en el átomo,
estos electrones están protegidos de los choques y campos eléc-
tricos debidos a los átomos próximos. De aquí resulta que dos
•de las causas principales de la anchura de las rayas espectrales
(Sec. 21-15) carecen de importancia para los rayos X , y las dis-
-continuidades de absorción son nítidas aun en los sólidos. Uni-
camente en esta región tiene importancia el amortiguamiento por
radiación sobre la anchura de las rayas.
L a ancha banda de absorción en el ultravioleta lejano se debe
a los electrones externos de los átomos y moléculas de la sus-
tancia. Estos no están apantallados y, por consiguiente, tanto
en los líquidos como en los sólidos se produce una extensa región
•de absorción continua. E n los gases moleculares las bandas pue-
den consistir en rayas rotacionales individuales, bastante nítidas,
pero tan numerosas que suele ser imposible resolverlas. E n esta
región empieza a tener más importancia el amortiguamiento de-
bido a los choques que el debido a la radiación, y para longitudes
de onda aún mayores es el que predomina de ordinario. Las bandas
de absorción en el infrarrojo próximo representan las distintas
frecuencias naturales de los átomos como conjunto, y aun de
las moléculas. Como estos vibradores son pnucho más pesados
que los electrones, es evidente que sus frecuencias son más bajas.
E n el infrarrojo lejano pueden intervenir otras vibraciones mo-
leculares de frecuencias aún menores. E n este caso, las frecuen-
cias de rotación de las moléculas como conjunto pueden des-
empeñar también su papel, especialmente en los gases.

PROBLEMAS

23-1. Calcúlese la dispersión de una muestra de vidrio para una lon-


•gitud de onda de 6000 Á si sus índices de refracción para las rayas azul
y verde del mercurio (4358 y 5461 Á) son 1,6130 y 1,6026, respectivamente.
Resuélvase el problema utilizando: a) la ecuación de Cauchy, yb) la ecua-
ción de Sellmeier. ,
23-2. Utilizando los índices de refracción para un vidrio crown de
^anteojo dados en la tabla 23-1, hállense los valores de las constantes de
una ecuación de Cauchy de tres, términos que se ajuste exactamente a las
longitudes de onda de 3988, 5086 y 6563 Á. Compárense los valores obser-
vados y calculados para las otras longitudes de onda dadas.
Sol.: A = 1,51375, B = 4,608 x 10 A*, C = 6,88 x 10 » A*. Des-
5 1

viación media = 0,000053; desviación máxima = 0,00012.


23-3. Un prisma de 60° está hecho de un vidrio para el cual las cons-
tantes de la ecuación de Cauchy 'son A = 1,416 y B = 1,72 x 10 A , 6 2

Hállese la dispersión angular en radianes por ángstrom cuando el prisma


PROBLEMAS 529

se encuentra en la posición de desviación mínima para una longitud de


onda de 6000 Á.
23-4. Hartmann ha dado una fórmula empírica de dispersión, según
la cual n = n + 6/(A — X )- Compruébese su precisión, comparada con
0 0

la de una ecuación de Cauchy de tres constantes, hallando las constantes


para el vidrio crown de anteojo mediante ajuste a las tres longitudes de
onda mencionadas en el problema 23-2. ¿Qué ecuación representa mejor
los datos?
Sol.: Hartmann; n = 1,50796, b = 80,9528 Á, X = 1640,6 A; des-
0 ?

viación media = 0,000027; desviación máxima = 0,00007.


23-5. Compárese el espectro dado por un prisma que tiene disper-
sión anómala con el formado por un prisma de vidrio ordinario. Si el má-
ximo de absorción del primer prisma se encuentra en el verde, indíquense
las posiciones relativas de los otros colores comparados con los producidos
por dispersión normal.
23-6. Determínese gráficamente, a partir de la figura 23-2, un valor
de la velocidad de grupo de la luz violeta (A = 4000 A) en un vidrio crown
de borosilicato. Sol.: 1,89 x 10 cm/seg.
10

23-7. A partir de la relación entre velocidades de onda y de grupo


dada por la ecuación [12-16], dedúzcase la expresión del «índice de grupo»
dada en la ecuación [23-10].
23-8. Partiendo de la segunda de las ecuaciones de Helmholtz
(Ec. [23-9]), hállese la relación entre la anchura del pico de absorción, para
la mitad del máximo de M K , y la constante de rozamiento gi.
0

Sol.: AX = Vgi
23-9. A partir de los índices de refracción del cuarzo cristalino para
la radiación infrarroja dados en la sección 23-7, y suponiendo que no hay
bandas de absorción apreciables más allá de 63 ¡i, predígase un valor de
la constante dieléctrica del cuarzo para campos estáticos. Compárese con
el valor que figura en una tabla de constantes dieléctricas.
23-10. Un pequeño manantial que emite un espectro continuo está
situado a 60 cm de una lente de cuarzo cristalino que tiene una distancia
focal de 40 cm para la luz de sodio. Si se desea obtener radiación infra-
rroja de longitud de onda 51 ¡x por el método de aislamiento focal, ¿a qué
distancia detrás de la lente debe colocarse un pequeño orificio? Véanse ta-
bla 26-1 y sección 23-8 para datos sobre índices de refracción.
Sol.: 20,99 cm.
23-11. Complétese la deducción de la ecuación de ondas a partir de
las ecuaciones de Maxwell para un dieléctrico como se sugiere en la sec-
ción 23-9.
23-12. E l índice de refracción de un cierto vidrio para rayos X de
longitud de onda 0,7 A es 1,6 X 10— menor que la unidad. ¿Cuál es el
6

ángulo máximo, medido respecto a la superficie, bajo el que debe incidir


el haz de rayos X para experimentar la reflexión total? Sol.: 0,1025°.
23-13. Un haz luminoso de 2 erg cm— seg— de intensidad en el vacío
2 1

penetra, con incidencia normal, en un bloque de vidrio (« = 1,50). Há-


llense las amplitudes de los vectores eléctrico y magnético, y la intensidad,
en el interior del vidrio.
23-14. De acuerdo con la teoría, electromagnética, el valor de A¿
está dado por

•Kc mi
%

JENKINS-WHITE. 34
530 DISPERSION [CAP. 23

siendo Ni, e¡ y m-i el número por unidad de volumen, la carga y la masa


de los osciladores de frecuencia c/X». Tomando los valores de los índices
de refracción del aire dados en la sección 23-2, y suponiendo solamente
una banda de absorción en el ultravioleta, calcúlese el valor de «i /m< para
2

el aire. Compárese con e \m para el electrón. '.


í

Sol.: 10,3 x 10 cm /seg . Valor verdadero, 2,53 X 10 .


8 3 2 s

23-15. Utilícese una ecuación de Cauchy con dos constantes que se


ajuste a los índices de refracción del cuarzo vitreo (tabla 23-1) correspon-
dientes a longitudes de onda de 6563 y 4861 Á para predecir el índice de
refracción de la raya del sodio, 5892 Á. Calcúlese también el valor en ra-
dianes por centímetro de la dispersión en un prisma de 60° para esta úl-
tima longitud de onda.
CAPITULO X X I V

POLARIZACION D E L A L U Z

De las propiedades de interferencia y difracción hemos llegado


a la conclusión de que la luz es un fenómeno ondulatorio, y se
han utilizado estas propiedades para medir la longitud de onda.
Estos efectos nada nos indican sobre el tipo de ondas de que
se trata: si son longitudinales o transversales, o si las vibraciones
son lineales, circulares o torsionales. Sin embargo, la teoría elec-
tromagnética impone específicamente que sean transversales, es-
tando, por tanto, enteramente restringidas al plano del frente de
onda. E l tipo más general de vibración es el elíptico, del cual son
.casos particulares el lineal y i el circular. Los experimentos que
revelan estas características son los concernientes a la denominada
polarización de la luz. Mientras que una onda longitudinal, como
una onda sonora, ha de ser necesariamente simétrica respecto de su
dirección de propagación, las ondas transversales pueden mostrar
asimetrías, y si un haz luminoso presenta asimetría, diremos que
está polarizado. ¡
E n el presente capítulo, a modo de introducción, expondremos
brevemente los métodos principales de obtener luz polarizada
linealmente a partir de la luz ordinaria no polarizada. L a mayoría
de los fenómenos tratados aquí se estudiarán con más detalle
en capítulos sucesivos. Sin embargo, resulta útil familiarizarse
previamente con los métodos experimentales, representándose
mentalmente cómo actúan los diversos dispositivos polarizantes
para separar la luz ordinaria] en sus componentes polarizadas.
Los métodos corrientes utilizados para producir y demostrar la
polarización dé la luz se pueden agrupar bajo los siguientes títulos:
1) reflexión; 2) transmisión a través de una pila de láminas; 3) di-
croísmo; 4) doble refracción, y 5) difusión.
24-1. Polarización por reflexión.—El método más sencillo
quizá de polarizar la luz es el descubierto por Malus en 1808.
Cuando un haz de luz blanca incide bajo un cierto ángulo sobre
la superficie pulimentada de una lámina de vidrio ordinario,
se encuentra que después de la reflexión está polarizado lineal-
mente. Polarizado linealmente significa que toda la luz vibra parale-
lamente a un plano que pasa por el eje del haz (Sec. 11-2). Aunque
el ojo no sea capaz de apreciar la diferencia entre esta luz y la
incidente, su polarización o asimetría puede demostrarse fácil-
í 531
532 POLARIZACION DE LA LUZ [CAP. 24

mente mediante una segunda re-


flexión, en otra lámina de vidrio,
del modo siguiente: U n haz de
luz no polarizada, AB en la figu-
ra 24-1, incide bajo un ángulo de
unos 57° sobre la primera superfi-
cie de vidrio en B. Después vuel-
ve a reflejarse bajo el mismo án-
gulo de 57° en una segunda lá-
Jv\. mina de vidrio C paralela a la
B primera, como aparece a la iz-
quierda. Girando ahora la lámina
superiqr alrededor del eje BC, se
FIG. 24-1.—Polarización por reflexión ve que la intensidad del haz re-
en superficies de vidrio.
flejado disminuye, llegando a anu-
larse para un giro de 90°, L a
rotación alrededor de BC no altera el ángulo de incidencia. E l ex-
perimento resulta mejor si se pintan de negro las superficies poste-
riores de las láminas. E l primer haz reflejado BC parece entonces
quedar cortado y desaparecer en C'l Girando aún más el espejo su-
perior alrededor de BC, reaparece el haz reflejado CD, aumentando
su intensidad hasta alcanzar un máximo para un ángulo de giro
de 180°. Continuando la rotación, la intensidad vuelve a anularse
para 270° y a ser máxima para 360°, que es el punto de partida.
Si el ángulo de incidencia en ¡ cualquiera de los dos espejos
no es de 57°, el haz dos veces reflejado pasará por máximos y
mínimos como antes, pero la intensidad en los mínimos no será
nula. E n otras palabras, de C partirá siempre un haz reflejado.
Llamando <f>, en general, al ángulo de incidencia, el valor crítico <£,
que produce mínimos nulos después de la segunda reflexión, se
denomina ángulo de polarización y varía con el tipo de vidrio uti-
lizado. Antes de intentar explicari este experimento-vale la pena
considerar brevemente las ideas aceptadas sobre i la naturaleza
de las vibraciones en la luz ordinaria y en la polarizada.
24-2. Representación de las vibraciones luminosas.—De acuer-
do con la teoría electromagnética,: cualquier tipo de luz consiste
en ondas transversales, en las que las magnitudes que vibran son
los vectores eléctrico y magnético. L a cuestión de elegir cuál de
los dos se ha de considerar que constituye las «vibraciones» será
aplazada para después (Sec. 25-12), pero es indiferente por el mo-
mento para nuestro propósito. Supongamos que en un haz lu-
minoso que se propaga hacia el observador, a lo largo del eje +2
en la figura 24-2, el vector eléctrico ejecuta en un cierto instante
una vibración lineal con la amplitud y dirección indicadas. Si esta
vibración permanece inalterada, diremos que la luz está polarizada
SEC. 24-2] REPRESENTACION DE LAS VIBRACIONES LUMINOSAS 533

linealmente, pues sus vibraciones


se limitan al plano que contiene .
al eje z y que se halla determina-
do por el ángulo 0. Si, por el con- / \ \
/ \ \
trario, la luz no está polarizada, /
/ \
\
\
\
como la mayor parte de la luz / V -fí \
natural, podemos imaginar que / \ 1
1 1 -
se producen súbitos y arbitrarios 11
1
cambios de 8, los cuales tienen \\ /
/
lugar con intervalos del orden \
\ /
/
de 10~ seg. Todas las direccio-
8
\ v /
nes de A han de considerarse
como igualmente probables, de
modo que, como se indica me-
diante la circunferencia de trazos FIG. 24-2.—Vibración en un haz lumi-
noso visto de frente.
de la figura 24-2, el efecto medio
es completamente simétrico alrededor de la dirección de propagación.
Esta representación de la luz no polarizada, aunque correcta,
está excesivamente simplificada, pues si hay fluctuaciones en la
orientación, también deberá haberlas en la amplitud. Además,
las vibraciones lineales son un caso particular de las elípticas,
y no hay ninguna razón para que este tipo especial sea el preferido.
Por tanto, en una representación más real, hablaremos de vibra-
ciones elípticas que cambien frecuentemente de tamaño, excen-
tricidad y orientación, pero restringidas al plano x, y. Sin embargo,
esta complejidad presenta pocas dificultades, pues como todos
los acimutes son equivalentes, la representación más simple en
términos de vibraciones lineales, de amplitud constante y orien-
tación rápidamente variable, describe completamente los hechos.
Además, dado que el movimiento sobre una elipse equivale a
dos movimientos lineales perpendiculares (Sec. 12-9), las dos des-
cripciones son matemáticamente la misma.
Aún existe otra representación quizá más útil de la luz no po-
larizada. Si descomponemos la vibración de la figura 24-2 en
dos componentes lineales
(a) id)
Ax = A eos d,A =A sen 0,
--H~
4 4 4 y

estas serán por lo general


diferentes. Pero si supo-
ib) le) nemos que 0 toma todos los
valores al azar, el resultado
neto es como si tuviésemos
dos vibraciones perpendicu-
1H 1 I H W-f lares de amplitudes iguales,
pero sin coherencia de fase.
FIG. 24-3.—Representación de haces polari-
zados linealmente y naturales. Cada una es la resultante
534 POLARIZACION D E LA LUZ [CAP. 24

de un gran número de vibraciones individuales con fases al azar


{Sec 12-4), lo que origina una incoherencia completa. L a figu-
ra 24-3 muestra una forma usual de visualizar estas vibraciones,
representando las partes (a) y (b) las componentes polarizadas
linealmente, y (c) las dos reunidas en un haz no polarizado. Los
puntos corresponden a las vibraciones lineales perpendiculares al
plano del papel, y las flechas, a las contenidas en él. Así (d), (e) y (/)
indican cómo se verían las vibraciones {a), (b) y (c) mirando en
la dirección de los rayos.
24-3. Angulo de polarización y ley de Brewster.—Consideremos

4*•

Oy, -57° ^57° ¿<

0 \ , 90°

-33 >C
¿

\\\
F I G . 24-4.—(a) Polarización por reflexión y refracción. (6) Ley de Brewster para
el ángulo de polarización.

que un haz de luz no polarizada incide bajo un ángulo <f> sobre un


dieléctrico, tal como el vidrio, conforme indica la figura 24-4 (a).
Habrá siempre un rayo reflejado OR y otro refractado 0T. U n
experimento como el descrito en la sección 24-1, y representado
en la figura 24-1, demuestra que el rayo reflejado OR está parcial-
mente polarizado, y que solo para cierto ángulo, alrededor de los 57°
para el vidrio ordinario, se halla totalmente polarizado. Brewster
descubrió por primera vez que para este ángulo de polarización $
los rayos reflejado y refractado forman exactamente un ángulo
de 90°. Este notable descubrimiento permite relacionar la pola-
rización con el índice de refracción

sen <f>
sen <p"
- n [24-1]

Como para <j> el ángulo ROT = 90°, tenemos que sen <f>' = eos </>,
lo que da
SEC. 24-4] POLARIZACION POR U N A PILA D E LAMINAS 535

sen <f> sen $


=• n = tg j> [24-2]
sen </>' cos <f>

Esta es la ley de Brewster, que dice que el ángulo de polarización


depende solo del índice de refracción. Varía, por tanto, algo con la
longitud de onda, pero para el vidrio ordinario la dispersión es tal
que el ángulo de polarización <£ no cambia mucho a lo largo del
espectro visible. Esto se comprueba fácilmente calculando <j> para
varias longitudes de onda a partir de los valores de n de la ta-
bla 23-1, como se sugiere en uno de los problemas correspon-
dientes a este capítulo. ¡
No es difícil comprender la razón física por la cual la luz que
vibra en, el plano de incidencia no se refleja para el ángulo de
Brewster. L a luz incidente hace oscilar los electrones de los áto-
mos de la sustancia, y la radiación de estos engendra el haz re-
flejado. Ahora bien: cuándo este último se observa en una dirección
que forma un ángulo de 90° con el haz refractado, solo contri-
buirán las vibraciones perpendiculares al plano de incidencia.
Las situadas en dicho plano no tienen componente transversal
a la dirección de 90° y, por tanto, no pueden radiar en dicha
dirección. L a razón es la misma que hace que la radiación emitida
por la antena horizontal de un radiotransmisor se anule en la
dirección de los hilos que la forman. Si el lector tiene en cuenta
esta descripción y que las ondas luminosas son rigurosamente
transversales, no encontrará ninguna dificultad para recordar cuál
de las dos componentes se refleja cuando la incidencia tiene lugar
bajo el ángulo de polarización]
24-4. Polarización por una pila de láminas.—Examinando la
luz refractada en la figura 24-4¡(a), se ve que está parcialmente
polarizada para todos los ángulos de incidencia, no habiendo nin-
guno para el cuai esté totalmente polarizada. L a acción de la
superficie reflectante puede describirse más o menos como sigue:
Supongamos que la luz ordinaria incidente se halla formada
por dos haces perpendiculares entre sí y polarizados linealmente
como se indicó en la sección 24-2. De las ondas que vibran en el
plano de incidencia, es decir, en el plano de la figura, parte se
reflejan y parte se refractan para todos los ángulos, con la sola
excepción del ángulo de polarización <£, para el cual toda la luz
se refracta. De las ondas que vibran perpendicularmente al plano
de incidencia, parte de su energía se refleja y el resto se refracta
para cualquier ángulo de incidencia. Así, el rayo refractado contiene
siempre algo de ambos planos de polarización. Para una sola
superficie de vidrio de índice n = 1,50 se demostrará más tarde
[Sec. 25-1 y Fig. 25-2 («.)] que para el ángulo de polarización se
536 POLARIZACION Í>E LA LUZ i ¡CAP. 24

FIG. 24-5.—Polarización de la luz por una pila de láminas.

transmite el 100 % de la luz que vibra paralelamente al plano de


incidencia, mientras que de la perpendicular a dicho plano solo
se transmite el 85 %, reflejándose el otro 15 %. Evidentemente,
el grado de polarización del haz transmitido es pequeño tratándose
de una sola superficie. j ¡ i
Si un haz de luz ordinaria incide bajo el ángulo de polarización
sobre una pila de láminas como la de la figura 24-5, algunas de
las vibraciones perpendiculares al plano de incidencia se reflejarán
en cada una de las superficies y todas las paralelas a él se refrac-
tarán. E l resultado será que todos los haces reflejados están polari-
zados linealmente en el mismo plano, mientras el haz refractado, que
ha ido perdiendo paulatinamente sus componentes perpendiculares,
se halla parcialmente polarizado. Cuanto mayor sea el número de
superficies, tanto más polarizado estará el haz emergente. Esto
queda ilustrado gráficamente en las figuras de vibración de la
parte izquierda de la figura 24-5. E n un estudio más detallado
de la polarización por reflexión y refracción (Cap. X X V ) se de-
muestra que el ángulo de polarización para la reflexión interna
corresponde exactamente al ángulo de refracción f de la figu-
ra 24-4 (b). Esto significa que la luz reflejada interiormente bajo
el ángulo ifi' estará también polarizada linealmente.
Puede calcularse el grado de polarización P de la luz trans-
mitida sumando las intensidades i de las componentes paralelas
i
SEC. 24-5] LEY D E MALUS 537

y perpendiculares. Llamando a estas intensidades I e I , respec- P S

tivamente, se ha demostrado que 1

m
/* + Is [24-3],
m 4-
\1— /

donde m es el número de láminas (es decir, 2m superficies) y n su


índice de refracción. Esta ecuación demuestra que utilizando u n
número suficiente de láminas puede conseguirse que el grado de
polarización se aproxime a la unidad, o sea al 100 %. Actualmente
se dispone de mejores métodos para obtener un ancho haz de luz
polarizada, que se describirán más adelante. Sin embargo, la pila

polar/zador ána/izac/or
(a) (6)

FIG. 24-6.—Láminas de vidrio montadas bajo el ángulo de polarización <f>.

de láminas puede utilizarse para ilustrar un dispositivo común


de producción y análisis de luz polarizada.
L a figura 24-6 muestra dos de estas pilas: el polarizador (a)
y el analizador (£>), con sus planos de incidencia paralelos. L a luz.
que emerge de N está casi polarizada, y se transmitirá libremente
a través del analizador. Girando este último 90° alrededor de NM
casi se extinguirá la luz transmitida, ya que las vibraciones son
ahora perpendiculares al plano de incidencia del analizador y
serán reflejadas lateralmente. U n nuevo giro de 90° hará aparecer
la luz, y en una revolución completa se producirán dos máximos
y dos mínimos. Cualquier dispositivo con un polarizador seguido-
de un analizador se denomina -polariscopio, y veremos tiene nu-
merosas aplicaciones.
24-5. Ley de Malus .—Esta ley establece cómo varía la in-
2

tensidad transmitida por el analizador con el ángulo que forma


1
F . PROVOSTAYE y P. DESAINS; Aun. chim. et phys., 30, 159, 1850. E l cálculo,
considera no solo el rayo que pasa directamente, sino también los reflejados inte-
riormente dos o más veces (véase Fig. 24-5). Sin embargo, no incluye los efectos,
de la absorción, que harían aumentar algo P por encima del valor dado por la.
ecuación .[24-3].
2
Etienne Malus (1775-1812), ingeniero militar francés. Su descubrimiento de-
la polarización por reflexión lo realizó casualmente mirando a través de un cris-
tal de calcita la luz reflejada en las ventanas del Palacio de Luxemburgo.
538 POLARIZACION D E LA LUZ [CAP. 24

su plano de transmisión con el del polarizados E n el caso de dos


pilas de láminas, el plano de transmisión es el plano de incidencia,
y para que se verifique la ley de Malus hemos de suponer que la
luz transmitida está totalmente polarizada. Una mejor ilustración
se obtendría con el experimento de la doble reflexión de la sec-
ción 24-1, o mediante una combinación de dos polaroides o dos
prismas de Nicol, en los cuales la polarización es completa. Entonces
la ley de Malus establece que la intensidad transmitida varía
cómo el cuadrado del coseno del ángulo formado por los dos planos
•de transmisión.
L a demostración de esta ley se basa en el simple hecho de que
•cualquier vibración polarizada linealmente, como, p. ej., la pro-
1
' ducida por nuestro polarizador,
plano del puede descomponerse en dos: una
polarizador
i paralela al plano de transmisión
del analizador y otra normal a
él, y solo se transmite la primera.
plano del E n la figura 24-7, A representa
analizador la amplitud transmitida por el
polarizador, cuyo plano de trans-
misión corta al de la figura según
la línea de trazos vertical. Cuando
esta luz incide en el analizador,
bajo el ángulo 0, podemos des-
componer la amplitud incidente
en sus componentes A^ y A , 2

siendo esta última eliminada por


el analizador. E n la pila de
láminas es reflejada lateralmente.
JFIG. 24-7.—Descomposición de la am-
plitud de la luz polarizada lineal- L a amplitud de la luz que atra-
mente. viesa el analizador es, por tanto,

A± = A eos 0 [24-4]
y su intensidad
I = A? == A eos
T
2 2

= I eos i0
2
[24-5]
•donde I , intensidad de la luz polarizada incidente, es, natural-
0

mente, la mitad de la intensidad de la luz no polarizada que llega


al polarizador, despreciando las pérdidas de luz por absorción al
atravesarlo. También habrá pérdidas en el analizador. E n el caso
de polaroides o nicoles desaparecerá alguna luz, que es eliminada
del haz por reflexión en las superficies. Aunque se han despreciado
estos efectos al deducir la ecuación [24-5], obsérvese que solo in-
fluyen en la constante de la ecuación, conservándose la dependencia
SEC. 24-6] P O L A R I Z A C I O N POR C R I S T A L E S DICROICOS 539

respecto a eos 6 de la intensidad relativa. Así, la ley de Malus • es


2

rigurosamente exacta y se aplica, p. ej., a la intensidad de la luz


doblemente reflejada en el experimento de la sección 24-1, aunque
su valor máximo es solo una i pequeña fracción de la intensidad
original. E n tales casos, la 7 de la ecuación [24-5] es simplemente
0

la intensidad cuando el polarizador y el analizador son paralelos.


24-6. Polarización por cristales dicroicos.—Estos cristales
tienen la propiedad de absorber selectivamente una de las dos
componentes rectangulares de la luz ordinaria. U n cierto número
de minerales y algunos compuestos orgánicos presentan dicroísmo.
Entre los minerales mejor conocidos a este respecto se encuentra

FIG. 24-8.—Láminas dicroicas én posiciones paralelas y cruzadas.

la turmalina. Cuando un pincel de luz natural pasa a través de


una fina lámina de turmalina, como la T representada en la fi-
1

gura 24-8, la luz transmitida está polarizada. Esto se puede com-


probar mediante un segundo cristal T . Cuando 7\ y T son para-
2 2

lelos, la luz transmitida por el primero pasa también a través del


segundo. Girando este 90° deja de transmitir por completo. Este
!

efecto se debe a que la turmalina absorbe selectivamente todos


los rayos que vibran en un plano determinado (llamados, por razo-
nes que veremos después, vibraciones O), pero no los que vibran
en un plano perpendicular al anterior (llamados vibraciones E).
De este modo, en las figuras representadas solo se transmiten las
vibraciones E paralelas a los bordes mayores de los cristales, por
lo que no emergerá ningún rayo cuando los cristales estén cruzados.
E n 1852 Herapath intentó producir cristales polarizantes
3

de gran abertura. Consiguió obtener cristales muy aceptables,


aunque pequeños, del compuesto orgánico yodosulfato de qui-
3
W . B . HERAPATH: Phil. Mag., 3, 161, 1852.
540 POLARIZACION DE LA LUZ [CAP. 24

nina (hoy conocido como herapatita), que absorben completamente


una de las componentes de polarización y transmiten la otra
con pocas pérdidas. Una de las variedades de las llamadas láminas
polaroides contiene cristales de esta sustancia. Los polaroides
fueron inventados en 1932 por Land , y han encontrado aplicación
4

en muy diversos tipos de instrumentos ópticos. Estas láminas se


componen de finas capas de nitrocelulosa rellenas de cristales
polarizantes microscópicos con sus ejes ópticos paralelos. Con las
técnicas más recientes, el proceso de alineamiento se lleva a cabo
más o menos como sigue: se estiran láminas de polivinilo para
alinear las moléculas complejas y entonces se impregnan de yodo.
Estudiando mediante difracción por rayos X estas láminas di-
croicas, se ha observado que el yodo está presente en forma polímera,
es decir, como largas cadenas independientes de átomos de yodo,
todas paralelas al eje de la fibra, con una periodicidad en esta
dirección de unos 3,10 Á. Las láminas preparadas de esta forma
se llaman polaroides H . Más tarde, Land y Rogers encontraron que
cuando se calienta en presencia de un catalizador deshidrogenante
activo, como el cloruro de hidrógeno, una película transparente
orientada de alcohol polivinílico, esta se oscurece ligeramente y
se hace fuertemente dicroica. Tales láminas son muy estables,
y como no contienen ningún colorante, no se blanquean por la
luz solar intensa. E l llamado polaroide K es muy adecuado para
obtener láminas polarizantes utilizadas en los faros de automóviles
y viseras. ¡
24-7. Doble refracción.-—La producción y estudio de la luz po-
larizada en un amplio intervalo de longitudes de onda que ofrece
i el polaroide, se basa en el fe-
X V :
nómeno de la doble refrac-
i ción que se presenta en los
i cristales de calcita y cuarzo.
\ Ambos cristales, que se en-
! cuentran en la Naturaleza, son
| transparentes tanto para la
I luz visible como para la ultra-
violeta. La" calcita, que quími-
camente es carbonato calcico
(C0 Ca), se presenta en la
3
C3/CÜ3 I cuarzo \,
Naturaleza en una gran varie-
dad de formas ¡ cristalinas (de
FIG. 24-9.—Formas cristalinas de la cal-
cita y del cuarzo. Se ha indicado la di- la clase romboédrica del siste-
rección del eje óptico. ma hexagonal), que se fragmen-

4
Un buen resumen del desarrollo de las láminas polarizadoras se encuentra
en E . H . LAND: / . Opt. Soc. Am:, 41, 957, 1951. \ \
SEC. 24-7] DOBLE REFRACCION 541

tan fácilmente en romboedros sencillos de la forma representada


en la figura 24-9, a la izquierda. Cada cara del cristal es un para-
lelogramo cuyos ángulos miden 78°5' y 101 °55'. Golpeando con un
instrumento cortante, cada cristal se rompe a lo largo de los
planos de exfoliación, dando dos o más cristales cuyas caras son
siempre paralelogramos con los mismos ángulos.
Los cristales de cuarzo, por el contrario, adoptan en estado na-
tural muchas formas distintas, siendo una de las más complicadas

B B
FIG. 24-10.—Doble refracción de la luz en un cristal de calcita.

la representada en la parte derecha de la figura 24-9. A diferencia


de la calcita, los cristales de cuarzo no se exfolian según los planos
cristalinos, sino que se rompen en trozos irregulares cuando se
les da un golpe brusco. E l cuarzo es sílice pura (Si0 ). Y a daremos
2

más detalles sobre estos cristales tanto en este capítulo como en


los tres siguientes.
Cuando un haz de luz ordinaria incide sobre un cristal de
calcita o de cuarzo, además del haz reflejado hay dos haces re-
fractados en lugar de uno, como es lo normal. A este fenómeno,
representado en la figura 24-10, se le denomina doble refracción.
Midiendo los ángulos de refracción <f>' correspondientes a diferentes
ángulos de incidencia <f>, vemos que la ley de Snell
sen <p"
= n [24-6]
sen <f>'

se cumple para un rayo, pero no para el otro. E l primero se llama


rayo ordinario o rayo O, y el otro, rayo extraordinario o rayo E.
Como las dos caras opuestas de un cristal de calcita son siempre
paralelas, los dos rayos refractados emergen paralelos al haz in-
cidente, siendo, por tanto, paralelos entre sí. Dentro del cristal, el
rayo ordinario está siempre en el plano de incidencia. Para el rayo
extraordinario esto solo se verifica en direcciones determinadas
a través del cristal. Si la luz incidente es normal a la superficie,
el rayo extraordinario se refractará bajo un ángulo distinto de
cero y emergerá paralelo al incidente, pero desplazado respecto
de él; el rayo ordinario pasará sin experimentar ninguna desvia-
542 POLARIZACION D E L A LUZ [CAP. 24

ción. Si se hace girar el cristal en torno al rayo fijo 0, el rayo E


girará alrededor- de él.
24-8. , Eje óptico.—La calcita y el cuarzo son ejemplos de
cristales anisótropos, o sea aquellos en los cuales las propiedades
físicas varían con la dirección. Todos los cristales, excepto los
que pertenecen al sistema regular, son anisótropos en mayor o
menor grado. Los, dos ejemplos mencionados pertenecen al tipo
más sencillo de anisotropía: el de los cristales uniáxicos. E n ellos
existe una sola dirección llamada eje óptico, que es un eje de si-
metría tanto respecto a la forma del cristal como a la disposición
de sus átomos. Midiendo cualquier propiedad, como la conduc-
tividad térmica, en diferentes direcciones, se encuentra que es
la misma a lo largo de cualquier recta perpendicular al eje óptico.
Para otros ángulos varía, alcanzando un máximo o un mínimo
a lo largo de tal eje. L a figura 24-9 muestra las direcciones del
eje óptico en la calcita y en el cuarzo.
E n los cristales uniáxicos desaparece la doble refracción cuan-
do la luz penetra en el cristal en la dirección del eje óptico. Esto
es, no hay separación de los rayos O y £ en este caso. Lo mismo
ocurre en las direcciones perpendiculares al eje, pero entonces
los rayos 0 y E tienen distinta velocidad. E n el capítulo X X V I I se
examinarán las consecuencias de esta última diferencia.
E l eje óptico de la calcita se determina trazando una línea
recta xx por uno de los vértices obtusos del cristal, de modo que
forme ángulos iguales con todas las caras. U n vértice obtuso es
aquel en el que concurren tres caras obtusas, y hay solo dos de
estos vértices, que se encuentran, más o menos, opuestos entre sí.
E n el cuarzo, el eje óptico y y' es longitudinal y paralelo a las seis
caras laterales del cristal. Téngase muy en cuenta que el eje óp-
tico no es una línea concreta que atraviesa el cristal, sino una
dirección. Es decir, por cada punto del cristal pasa un eje óptico
paralelo al que pasa por cualquier otro punto.
24-9. Secciones y planos principales.—Para especificar las
posiciones de los cristales, y también las direcciones de los rayos
y de las vibraciones, es cómodo utilizar la sección principal, deter-
minada por un plano que contiene al eje óptico y es normal a
cualquier cara de exfoliación. Por cada punto de un cristal de
calcita pasan, por consiguiente, tres secciones principales, una
por cada par de caras opuestas. Una sección principal corta siem-
pre a un cristal de calcita según un paralelogramo con ángulos de
71° y 109°, como se ve a la izquierda de la figura 24-10. Una sec-
ción principal vista de perfil corta a la superficie según una recta
paralela a A B, representada por una línea de trazos en la parte
derecha de la figura. Todos los demás píanos , que pasan por
v

el cristal paralelos al representado por A B son también sec-


SEC. 24-10] POLARIZACION POR DOBLE REFRACCION 543

ciones principales. Están representados por las otras líneas de


trazos.
L a sección principal, así definida, no siempre basta para des-
cribir las direcciones de las vibraciones. Por ello vamos a utilizar
los otros dos planos: el plano, principal del rayo ordinario, que
contiene al eje óptico y al rayo ordinario, y el plano principal
del rayo extraordinario, determinado por el eje óptico y el rayo E.
E l rayo ordinario está siempre en el plano de incidencia., Este-
no sucede en;general para el; rayo extraordinario. Los planos
principales de los dos rayos refractados no coinciden, salvo en
casos especiales. Estos casos especiales son aquellos en los cuale-5
el plano de incidencia es una sección principal como la represen-
tada en la figura 24-10. E n estas condiciones, tanto el plano de
incidencia como la sección principal y los planos principales de
los rayos O y E coinciden.
24-10. Polarización por doble refracción.—La polarización
de la luz por doble refracción jen la calcita fue descubierta el
año 1678 por Huygens. Hizo pasar un haz luminoso a través de dos
cristales en la forma representada en la parte superior de la figu-
ra 24-11. Si las secciones principales son paralelas, ambos rayos
O' y E' estarán separados por tina distancia igual a la suma de
los dos desplazamientos que produciría cada uno de los cristales
por separado. A l girar el segundo cristal, ambos rayos O y E se
refractarán en dos partes, por lo que tendremos cuatro rayos,

FIG, 24-11.—Doble refracción y polarización en dos cristales de calcita cuyas


secciones principales forman diversos ángulos.
¡ ¡
544 POLARIZACION DE LA LUZ [CAP. 24

mostrados en (b) si se mira longitudinalmente. E n la posición


(c), correspondiente a un giro de 90°, los rayos originales O' y E'
han desaparecido y los nuevos rayos O" y E" han alcanzado
u n máximo de intensidad. Un nuevo giro hace reaparecer los
rayos originales, y, finalmente, si los cristales son de igual espesor,
se juntan formando un solo haz en el centro para la posición co-
rrespondiente a 180°, representada al pie de la figura, habiendo
desaparecido los rayos O" y E". ¡
Así, sin más que utilizar dos cristales de calcita, Huygens
pudo demostrar la polarización de íla luz. L a explicación del movi-
miento de los rayos luminosos es simplemente la desviación pro-
-ducida por refracción, y puede comprenderse con facilidad. Sin
embargo, las variaciones de intensidad se deben a la polarización
experimentada por los dos haces luminosos que salen del primer
cristal. Brevemente la explicación es, más o menos, como sigue:
X a luz ordinaria, al atravesar el primer cristal, se divide en dos
rayos polarizados linealmente, uno, el O, que vibra perpendicu-
iarmente al plano principal, que coincide en este caso con la sección
principal, y otro, el rayo E, que vibra en la sección principal.
E n otras palabras: el cristal descompone la luz en dos componen-
tes, haciendo que ambos tipos de vibración recorran trayectorias
•distintas.
Consideremos ahora con más detalle lo que sucede a uno de
los haces, polarizados linealmente por el primer cristal, cuando
atraviesa el segundo, que for-
ma con aquel un ángulo arbi-
£ trario 0. E n la figura 24-12, A
representa la amplitud del ra-
yo E, que vibra paralelamente
a la sección principal de] pri-
mer cristal en el momento de
incidir sobre la superficie del
segundo. Este, como el prime-
ro, transmite la luz que vibra
en su sección principal a lo
largo de una trayectoria y la
que vibra normalmente a lo
:

largo de otra. -Por tanto, el


rayo E se divide en dos com-
ponentes: E', con una amplitud
A cos 6, y O", con una ampli-
» B tud A sen 0. Estos emergen
FIG. 24-12.—Descomposición de la luz
del segundo cristal con inten-
polarizada en componentes por doble re- sidades r e l a t i v a s dadas por
fracción. A eos 0 y A sen 0. Cuando
2 2 2 2
SEC. 24-11] PRISMA DE NICOL 545

6 = 90°, E' se anula y O" tiene intensidad máxima, A . Para todas


2

las posiciones, l a suma de las dos componentes, A sen 8 -f- 2


2

+ ^4 eos 6 es justamente ^4 , intensidad del haz incidente.


2 2 2

Del mismo modo podríamos descomponer el haz 0, procedente


del primer cristal, en dos haces O' y E", polarizados linealmente.
24-11. Prisma de Nicol.—Este dispositivo polarizador, de
gran utilidad, se obtiene a partir de un cristal de calcita y debe
su nombre a su inventor . E l prisma de Nicol se construye de modo
5

que elimine, por reflexión total, uno de los dos rayos refractados,

FIG. 24-13.—Diagrama detallado de un prisma de Nicol y su obtención a partir


de un cristal de calcita.

como ilustra la figura 24-13. Existen diversas formas de prismas


de N i c o l , pero solo describiremos una de las más comunes. Se
6

parte de un cristal unas tres veces más largo que ancho y se cortan
sus caras extremas, de modo que el ángulo de 71° en la sección
principal pase a ser de 68°. Entonces se secciona el cristal según
el plano A'D' perpendicular a la vez a la sección principal y a
las caras extremas. Después se pulimentan las dos superficies
del corte y se hacen ópticamente planas, pegándolas a continua-
ción con bálsamo del Canadá. Se utiliza el bálsamo del Canadá
por ser una sustancia muy transparente con un índice de refrac-
ción aproximadamente intermedio entre los de los rayos' 0 y E.
Para la luz de sodio,
índice del rayo O n = 1,65836
0

índice del bálsamo del Canadá n = 1,55


B

índice del rayo £ n¡¡ = 1,48641

5
William Nicol (1768-1851), filósofo natural escocés, que adquirió gran expe-
riencia en tallar y pulimentar, gemas y cristales. Ideó su prisma en 1828, y se dice
•que él mismo no entendió completamente cómo consiguió su objeto.
6
Se encontrarán descripciones muy completas sobre prismas polarizantes en
A. JOHANNSEN: Manual of Peirographic Methods, 2. ed., págs. 158-64, McGraw-
A

Hill Book Co., Nueva York, 1918.


JENKINS-WHITE.—-35
546 POLARIZACION DE LA LUZ [CAP. 24

Opticamente, ei bálsamo es más denso que la calcita para el rayo


E y menos para el O. Por tanto, el rayo E se refractará a tra-
vés del bálsamo y de la calcita, mientras que el rayo O, para án-
gulos de incidencia suficientemente grandes, se reflejará total-
mente. E l ángulo límite para la reflexión total del rayo 0 en la
primera superficie calcita-bálsamo es de unos 69° y corresponde
a un ángulo máximo SMS de unos 14°. Para ángulos mayores
0

que este, parte del rayo O será transmitido. Esto significa que un
nicol no debe utilizarse con luz muy convergente o divergente.
E l rayo E tiene, por tanto, en un nicol un límite angular que
excede de aquel para el cual se reflejará totalmente en el bálsamo.
Ello se debe.al hecho d e que el índice de refracción de la calcita
varía con la dirección a través del cristal. E n el capítulo próximo
se verá que el índice n = 1,486, que suele darse de ordinario,
E

solo es válido para el caso especial de luz que se propaga D e r p e n -


dicularmente al eje óptico. A lo largo de este eje el rayo E tiene
la misma velocidad que el O, y, por tanto, tiene el mismo índice
1,658. Para ángulos intermedios, el índice efectivo varía entre
los límites 1,486 y 1,658. Existirá, pues, un ángulo máximo SMS , E

por encima del cual el bálsamo será ópticamente menos denso


que la calcita y las vibraciones E se reflejarán totalmente. E l
prisma se talla, pues, de forma que este ángulo sea también de
unos 14°. Por tanto, la dirección de incidencia en un nicol está
limitada de modo que se evite, de una parte, la propagación del
rayo 0, y, de otra, que el E se refleje totalmente. E n la práctica
es importante tener presente estas limitaciones.
polarizador analizador

FIG. 24-14.—DOS meóles, montados como polarizador y analizador.


SEC. 24-13] REFRACCION POR PRISMAS D E CALCITA 547

Se construyen a veces prismas polarizadores que tienen sus


caras extremas perpendiculares a las aristas, de modo que la luz
entra y sale normalmente a la superficie. E l prisma más conocido
de ester tipo es el de Glan-Thompson, que tiene una abertura o
tolerancia angular de cerca de 40°, mucho mayor que el de Nicol.
Pero este prisma ha de cortarse con el eje óptico paralelo a las
caras extremas, lo cual supone un derroche de calcita, y a que
exige cristales grandes, que son caros y difíciles de conseguir.
Hay otro tipo en el cual las dos mitades se mantienen unidas
de modo que quede entre ellas una lámina de aire en lugar de
bálsamo. Este; dispositivo, llamado prisma de Foucault, transmite
luz ultravioleta! Sin embargo, tiene una abertura angular de solo
unos 8 , y se presentan algunas dificultades debidas a las inter^
o

ferencias que se producen en la lámina de aire.


24-12.—Nicoles paralelos y cruzados.—Alineando dos nicoles,
como en la figura 24-14, tenemos un buen polariscopio (Sec. 24-4).
Las posiciones (a) y (c) se denominan de nicoles paralelos, y el
rayo E es transmitido. Hay una pérdida de alrededor de un 10 %
de la luz incidente por reflexión en las caras de los prismas y
por absorción en la: capa de bálsamo, por lo que la transmisión
total en un nicol es aproximadamente el 40 % para luz incidente
no polarizada. L a posición (b) de la figura representa una de las
dos posiciones denominadas de nicoles cruzados. E n este caso el
rayo E, procedente del primer nicol, se convierte en un rayo O
en el segundo, donde se refleja totalmente. Para ángulos inter-
medios, las vibraciones incidentes E que llegan del primer nicol
se desdoblan en dos componentes como indica el diagrama vec-
torial de la figura 24-12, donde 0 es el ángulo formado por las
secciones principales de ambos nicoles. L a componente E' es
transmitida por el segundo nicol con la intensidad A eos 0, y 2 2

la O" se refleja totalmente. ¡


24-13. Refracción por prismas de calcita.—A veces se tallan
prismas a partir de cristales de calcita para ilustrar simultánea-
mente la doble refracción y la dispersión, así como la refracción
sencilla en la dirección del eje óptico. L a figura 24-15 representa
dos prismas regulares de calcita, el primero con el eje óptico para-

A (a) i .4 ib)

FIG. 24-15.—Refracción doble y sencilla: de luz blanca por prismas de calcita.


548 POLARIZACION DE LA LUZ [CAP. 24

lelo a la arista refringente A, y el otro con el eje óptico paralelo


a la base perpendicular a A. E n el primero se produce doble re-
fracción para todas las longitudes de onda y, por tanto, dos espec-
tros completos de luz polarizada linealmente, uno con el vector
eléctrico paralelo al plano de incidencia y el otro con el vector
eléctrico perpendicular a él. Intercalando un polarizador en los 7

haces incidente o refractado puede realizarse una interesante


demostración de esta polarización. A l girar el polarizador desapa-
rece primero uno de los espectros y después el otro.
E n el segundo prisma [Fig. 24-15 (&)], solo se observa u n
espectro como en los prismas de vidrio. E n este caso la luz se
propaga en la dirección del eje óptico o formando pequeños án-
gulos con ella, por lo que ambos espectros se superponen. Ahora,
cuando se hace girar un polarizador, no se altera la intensidad
como ocurría con el prisma anterior. Én el capítulo X X V I , al
tratar más detalladamente de la ¡doble refracción, se aclararán
estas observaciones experimentales.
24-14. Prismas de Rochon y Wollaston.—A veces se desea
desdoblar un haz luminoso en dos componentes polarizadas lineal-

F I G . 24-16.—(a) Prisma de Rochon, y (6) prisma de Wollaston hechos de cuarzo.

mente, reteniendo ambas para una comparación posterior de sus


intensidades. Con este fin se haní ideado otros tipos de prismas,
siendo los más satisfactorios los de Rochon y Wollaston. Estos
dispositivos ópticos, llamados a veces prismas de doble imagen,
son de cuarzo o calcita cortados bajo ciertos ángulos y unidos
t

con glicerina o aceite de ricino, j


E n el prisma de Rochon [Fig. 24-16 {a}], la luz que incide
normalmente a la superficie se propaga en el primer prisma en la
dirección del eje óptico, y al llegar al segundo experimenta la
doble refracción. E l eje óptico del segundo prisma es perpendicular
Aunque los nicoles proporcionan una polarización más completa que cual-
7

quiera de los dispositivos que se encuentran comúnmente en los laboratorios, las


láminas polaroides y las pilas de láminas de vidrio son muy adecuadas para casi
todas las demostraciones experimentales, j
SEC. 24-15] P O L A R I Z A C I O N POR DIFUSION 549

al plano de la figura, lo que se ha indicado mediante puntos.


E n el prisma de Wollaston [Fig. 24-16 (b)] la luz que entra normal
a la superficie se propaga perpendicularmente al eje óptico hasta
llegar a la superficie de separación, de los dos prismas, donde tiene
lugar la doble refracción. L a diferencia esencial entre ambos se
ha representado en las figuras por las direcciones de los dos rayos
refractados. E l prisma de Rochon transmite las vibraciones O sin
desviación, siendo el haz acromático. Ello suele ser deseable en
instrumentos ópticos en los que solo se necesita un haz polarizado
linealmente. E l haz E, que es cromático, se suprime con facilidad
mediante pantalla a una distancia suficientemente grande del
prisma.
E l prisma de Wollaston desvía los dos rayos, obteniéndose
en consecuencia una mayor separación entre ambos haces, que
son ligeramente cromáticos. Suele emplearse para comparar inten-
sidades. Estas intensidades serán, naturalmente, iguales en el caso
de luz no polarizada, pero diferirán si la luz presenta cualquier
forma de polarización. Advertiremos que en el prisma de Rochon
la luz ha de entrar siempre por la izquierda, para que empiece
a propagarse a lo largo del eje, como indica la figura. E n caso
contrario, las diferentes longitudes de onda emergerían vibrando
en planos diferentes debido a un fenómeno llamado dispersión
rotatoria (véase Sec. 28-2). Este fenómeno, así como las direccio-
nes que toman los haces doblemente refractados en el cuarzo,
sé tratarán con detalle en los capítulos siguientes.
24-15¿ Polarización por difusión.—La difusión no es un mé-
todo práctico de polarización, pues esta suele ser incompleta y

FIG. 24-17.—(a) Difusión de la luz por la atmósfera terrestre, (i) Polarización por
difusión en una sola partícula.
550 POLARIZACION D E LA LUZ [CAP. 24

la intensidad muy pequeña. E l estudio de los efectos de polari-


zación en la luz difundida por pequeñas partículas da, sin embargo,
información interesante sobre la naturaleza de las partículas y
sobre la luz misma. Observando el cielo azul a través de un pola-
roide o de un nicol, en dirección perpendicular a los rayos solares,
es decir, a lo largo de la línea QP de la figura 24-17 (a), la inten-
sidad variará notablemente al girar el analizador. Por tanto, la
luz del cielo está polarizada, al menos parcialmente, por di-
fusión.
Esta polarización es una prueba directa del carácter transver-
sal de las ondas luminosas. E n la figura 24-17 (b) sea P una pe-
queña partícula cargada, p. ej., un electrón de un átomo o mo-
lécula. Por su izquierda inciden ondas electromagnéticas no pola-
rizadas, que obligan a la partícula a ejecutar vibraciones forzadas
de la misma frecuencia de las ondas. Estas vibraciones engendrarán
ondas difundidas esféricas cuya amplitud y polarización variarán
con la dirección, como indica la figura. L a amplitud es propor-
cional a la proyección de la amplitud del oscilador sobre la perpen-
dicular a la dirección de observación. Así, para vibraciones forzadas
en la dirección y de la figura 24-17 (6), la amplitud difundida en
el plano x, y variará como cos 6, siendo nula para 6 = 90°, es
decir, a lo largo del eje y. Para las correspondientes a la dirección
z permanecerá constante en cualquier dirección del plano x, y,
pero disminuirá en el plano x,z hasta anularse a lo largo del eje z.
L a intensidad de la difusión de Rayleigh de luz incidente no pola-
rizada es proporcional a la suma de los cuadrados de las dos ampli-
tudes difundidas y, por tanto, a 1 -f- eos 6. Alcanza su valor
2

máximo en direcciones hacia adelante y hacia atrás.


E n cualquier dirección perpendicular al haz primario, la luz
difundida estará, según esta descripción sencilla, completamente
polarizada. Se verá que esto es una consecuencia de la falta de
componente longitudinal (a lo largo de x) de la luz que actúa
sobre P. Para otros ángulos 0, la luz estará parcialmente pola-
rizada, tendiendo a cero el grado de polarización cuando 0 tien-
de a 0° o a 180°. Suele observarse, p. ej., en la luz del cielo que
a 90° la polarización no es completa. Ello puede deberse a cual-
quiera de estas tres causas:

1. Difusión múltiple.—Si la luz que llega al observador se


ha difundido dos o más veces, las relaciones espaciales son más
complicadas y las conclusiones, por tanto, diferentes.
2. Anisotropía molecular.-—En muchas moléculas el despla-
zamiento del electrón no tiene lugar en la misma dirección del
campo aplicado. Esta es la razón principal por la que la luz del
cielo no está completamente polarizada.
SEC. 24-15] P O L A R I Z A C I O N POR D I F U S I O N 551

3. Tamaño de las partículas.-—Solo cuando es aplicable la


difusión de Rayleigh, es decir, 'cuando las partículas son mucho
menores que una longitud de onda, cabe esperar que la polari-
zación sea completa. Es el único caso en que podemos considerar
independientes las radiaciones emitidas por los osciladores indi-
viduales. Cuanto mayores sean las partículas, menor será el grado
de polarización. •• .
Un experimento interesante para demostrar a la vez la pola-
rización de la luz difundida, el origen del azul del cielo y el rojo
de los crepúsculos puede realizarse como indica la figura 24-18.
L a luz procedente de un manantial brillante 5 (luz solar o arco
de carbón) pasa por la lente un depósito de agua clara T, un
diafragma con una abertura circular /, una lente L y llega, final- 2

F I G . 24-18.—Dispositivo experimental para demostrar la polarización por difusión


y el origen del azul del cielo y del rojo de los crepúsculos.

mente, a una pantalla W. L a lente L produce un haz de luz para-


±

lela sobre T, y la L enfoca la imagen de la abertura circular /


2

sobre W. Por cada litro de agua de T se disuelven unos 5 g de


hiposulfito sódico. E l tanque ha de tener de 30 a 60 cm de longitud.
Añadiendo ahora al tanque de l a 2 cm de ácido sulfúrico con-
3

centrado comenzarán a precipitarse lentamente finas partículas


microscópicas de azufre. Las cantidades correctas de ácido y sal
para producir el mejor efecto se determinarán por ensayos suce-
sivos. Deben transcurrir 2 o 3 min hasta que se forme el primer
precipitado visible.
Cuando las partículas empiezan a formarse, la luz azul difun-
dida marcará la trayectoria del haz luminoso a través del agua.
1

Observando mediante un nicol u otro analizador perpendicular--


mente a la trayectoria del haz, ¡ se encontrará en primer lugar
que la luz está polarizada linealmente, y después, cuando se han
formado más partículas, que está parcialmente polarizada, como
se había predicho. L a imagen circular brillante de la pantalla,
que representa él Sol, varía lentamente de blanco a amarillo,
552 POLARIZACION DE LA LUZ [CAP. 24

después a naranja y, finalmente, a rojo. E n las últimas etapas


del experimento la difusión múltiple hace que todo el extremo
frontal del tanque sea azul. E l otro extremo es amarillo y naranja,
pues el azul y el violeta han sido difundidos fuera del haz. Cuando
este experimento ha de realizarse ante un auditorio y no se dis-
pone de analizadores individuales, suele intercalarse un gran
nicol o un polaroide en la posición P. Girando este polarizador,
la difusión aparece y desaparece cada 90°. U n gran 'espejo M
colocado directamente encima del tanque hace visible el haz
alternativamente en el espejo y en el tanque.
Realizando un experimento de esta clase, Tyndall descubrió
otro tipo de difusión cuando las partículas son suficientemente
grandes para difundir luz blanca. Observando la luz blanca di-
fundida a través de un nicol en la posición ordinaria de extinción
de la luz azul, vuelve a aparecer este color con brillo aumentado,
que Tyndall denominó azul residual. Rayleigh demostró, por con-
sideraciones teóricas, que este tipo de difusión es proporcional
a v . Cuando las partículas son menores, se desvanece el azul
8

residual y se observa un mínimo nulo.

PROBLEMAS

24-1. Demuéstrese que cuando la ¡luz incide sobre una lámina de vi-
drio de caras paralelas bajo el ángulo de polarización, el haz refractado
incide también sobre la segunda cara bajo este mismo ángulo.
24-2. Calcúlese la variación del ángulo dé polarización a través del
espectro visible (4000 a 7200 Á) para él vidrio crown de borosilicato que
figura en la tabla 23-1. Dense solo los valores en los límites extremos y su
diferencia. j Sol.: 56,75°; 56,43°; 19'15".
24-3. L a intensidad efectiva de un manantial se reduce utilizando
un polarizador y un analizador cuya orientación relativa es 0. ¿Con qué
error, en grados, ha de conocerse e para obtener una precisión del 2 %
en la intensidad de la luz transmitida para una posición que reduce ía
intensidad en la relación aproximada de 1:7?
24-4. L a luz se refleja en una superficie de agua en calma bajo un
ángulo tal que el haz reflejado está completamente polarizado, a) ¿Cuáles
son los ángulos de incidencia y refracción? b) Descríbase lo que se vería
sí se mirase la imagen reflejada del manantial a través de un cristal de
calcita y se hiciese girar a este alrededor de la dirección de las rayas re-
flejadas.
Sol.: a) 53,12°; 36,88°. b) Dos imágenes, una E, que desaparece
cuando la sección principal de la calcita es paralela al plano
de incidencia, y otra O, que desaparece cuando es perpendicular.
24-5. L a luz natural resulta parcialmente polarizada cuando pasa a
través de una sola lámina de vidrio al incidir bajo el ángulo de polarización.
Suponiendo un 15 % de reflexión de la intensidad de las vibraciones s.eñ
cada superficie (que corresponde a n = 1,50), hállese el grado de polari-
PROBLEMAS 553

zación: a) si se desprecian las reflexiones múltiples dentro de la lámina,


y b) si se tienen en cuenta. Hágase una comparación similar para 16 láminas.
24-6. U n haz de luz no polarizada pasa a través de tres cristales di-
croicos, el segundo de los cuales forma un ángulo de 20° con el primerc*
y el tercero uno de 40° con el primero en el mismo sentido. ¿Cuál será la.
intensidad emergente en relación con la luz incidente no polarizada?
Sol.: o,m .
0

24-7. Calcúlense las intensidades relativas de las cuatro imágenes O'y


E', O" y E" obtenidas en el experimento de los dos cristales (Fig. 24-11),.
cuando el ángulo formado por las secciones principales es de 70°.
24-8. Hállese la divergencia angular de los dos haces procedentes de-
un prisma de Rochon tallado en calcita si los ángulos refringentes de los.
prismas componentes miden 20°. Sol.: 3,62°.
24-9. E l índice de refracción efectivo para el rayo E en un prisma de
Nicol, cuando antes de entrar en él se propaga a lo largo del eje, puede
calcularse que es 1,535. Hállese el ángulo formado por las normales a las
ondas O y £ en el nicol.
24-10. Se coloca un cristal en un polariscopio, estando paralelos pola-
rizador y analizador. L a sección principal del cristal forma un ángulo de
24° con los planos de transmisión del polarizador y del analizador. Hállese
la razón de las intensidades de los haces O y E: a) cuando abandonan el
cristal, y b) después de haber pasado a través del analizador.
Sol: a) 0,198. b) 0,039.
24-11. Hállense las longitudes de los dos espectros polarizados repre-
sentados en la figura 24-15 si se proyectan sobre una pantalla situada a.
2 m del prisma. Tómense como longitudes de onda limitantes las corres-
pondientes a la raya del mercurio, X.4046, y a la raya del helio, A7065.
Hállese también la distancia entre la raya roja en ambos espectros. E l
ángulo refringente es 60°; los índices de refracción para la calcita pueden,
encontrarse en la tabla 26-1.
24-12. Calcúlese el grado de polarización de la luz debido a la difu-
sión de Rayleigh en la dirección que forma un ángulo de 135° con la del
haz primario. Calcúlese también la intensidad de esta luz en relación con
la de la difundida directamente hacia atrás. Sol: 33,3 % ; 0,75.
24-13. E n el prisma de Glan-Thompson el eje óptico es perpendicular
al eje longitudinal del prisma y el plano diagonal de división forma un
ángulo de 22° con el eje longitudinal. Ambas mitades del prisma se unen,
de ordinario con aceite de linaza (« = 1,4896). Compruébese el hecho de-
que en estas condiciones tiene lugar la reflexión total del rayo O. ¿Qué
sucedería si ambas mitades se uniesen con bálsamo del Canadá? ¿Qué
desventaja se tendría al nnirlos con esta última sustancia?
24-14. E n un prisma de Wollaston de cuarzo, de ángulos refringentes
iguales a 30°, ¿cuál será la separación de colores (rayas C a F de Fraun-
hofer) en relación con la separación de los haces polarizados (raya D) ?
Véanse los índices de refracción en la tabla 26-1. Sol: 0,0142.
24-15. E l coeficiente de absorción de un cristal de turmalina para el
rayo O es 3,6 c n H , y para el rayo E, 0,8 c m - . ¿Qué espesor se requeriría
1

para que el grado de polarización de la luz transmitida fuese el 98 %?


CAPITULO X X V

REFLEXION

Entre los temas tratados en el capítulo anterior comenza-


remos por estudiar con más detalle los concernientes a la pola-
rización por reflexión y transmisión. Allí se consideraron los efec-
tos del ángulo particular de incidencia denominado ángulo de
polarización. Profundizando sobre este caso especial, investiga-
remos cómo dependen las características de la luz reflejada y
transmitida de la longitud de onda, polarización y ángulo de
incidencia. Supondremos que las superficies son ópticamente
lisas, es decir, que sus irregularidades son pequeñas frente a la
longitud de onda. Las propiedades de la sustancia reflectante
desempeñan un papel esencial, y entre ellas la absorción es una
de las más importantes. E n general, los metales son los mejores
reflectores, hecho que veremos está relacionado con su conduc-
tividad eléctrica y, por consiguiente, elevada absorción. Comen-
zaremos, sin embargo, por el caso más sencillo de las sustancias
dieléctricas, como el vidrio.
25-1. Reflexión en los dieléctricos.—Las características esen-
ciales de la reflexión en una superficie de vidrio son las siguientes:
Para incidencia normal se refleja un 4 % aproximadamente de
la intensidad de un haz de luz visible no polarizado,' y el otro
96 % es transmitido. Para otros ángulos de incidencia el porcen-
taje reflejado aumenta con el ángulo, primero lentamente y des-
pués más de prisa hasta llegar a los 90°, es decir, a la incidencia
rasante, para la cual se refleja toda la luz.
A l principio del último capítulo se vio que hay un ángulo
de incidencia para el cual toda la luz reflejada está completamente
polarizada, con su vector eléctrico perpendicular al plano de inci-
dencia. Para ángulos diferentes de este la polarización de la luz
reflejada es solo parcial. E n este caso resulta más fácil describrir
las relaciones en términos de la reflexión de las dos componentes,
polarizadas linealmente, de la luz incidente no polarizada, cuyas
vibraciones son, respectivamente, paralelas y perpendiculares al
plano de incidencia. E n el laboratorio esto se realiza de ordinario
examinando la luz reflejada que pasa a través de un nicol o de
otro polarizador (véase Fig. 25-1). Orientando el nicol con su sección
principal paralela al plano de incidencia pueden rrtédifse las vibra-
ciones p, es decir, las paralelas al plano de incidencia. Si se gira
554
SEC. 25-1] REFLEXION E N LOS DIELECTRICOS 555

el nicol 90 °, pueden medirse


las vibraciones s, o sea las per-
pendiculares al plano de inci-
dencia (s procede del alemán
senkrecht, que significa «per-
pendicular»). Representando
los resultados de este experi-
mento en función del ángulo
de incidencia <f> se obtienen dos
curvas como Tas d i b u j a d a s
con trazo continuo en la figu-
ra 25-2 (a). Las ordenadas son
r , fracción reflejada de la luz p
p

incidente, y r , fracción co- FIG. 25-1.—Descomposición de la luz re-


s
flejada en sus dos componentes polari-
rrespondiente de la luz s. Es- zadas linealmente.
tas fracciones se denominan,
respectivamente, reflectancias para las luces p y s. L a parte (¿>) de
la figura se refiere a las amplitudes y se estudiará más tarde.

100%, 1,0,
Ep //
0,8
0,6
0,4

^ 0!
1-0,2 I "
-0,4
-0,6 E,
-0,8
-i.o, , , , , ,P
0° 30° . 4> 90°
ángv/o de incidencia ángu/o de incidencia

FIG. 25-2^—Reflectancias y amplitudes correspondientes para un dieléctrico de


índice n = 1,50.

Las curvas de la figura 2 5 - 2 representan con mucha exactitud


las ecuaciones teóricas deducidas por primera vez por Fresnel
a partir de la teoría del sólido' elástico, y que se conocen como
leyes de la reflexión de Fresnel. E n la sección 2 5 - 1 3 se deducirán
a partir de lá teoría electromagnética, pero por ahora nos limita-
remos simplemente a formularlas y demostrar su aplicación a
las principales características de la reflexión en los dieléctricos.
Las leyes citadas pueden escribirse así:
556 REFLEXION [CAP. 25

R s sen — 4>') Rp _ t g ( ¿ - ¿ ' )


[25-1]
T ~~sen {</> TV) Ep t g ( ¿ + ¿')
s

E' 2 sen <j>' eos <f>


s E'p _ 2 sen eos j>
[25-2]
E¡ sen (<p + V)~ Ep sen {<f> 4~ <p") eos (<f> — <f>')
=

Los símbolos E, R y E' representan, respectivamente, las ampli-


tudes de los vectores eléctricos de l a luz incidente, reflejada y
refractada,' correspondiendo los subíndices a los dos planos de
vibración. Siguiendo la notación usual, los ángulos <> ¡ y <f>' son los
de incidencia y refracción. j i
E n la figura 25-2 (b) se han trazado en función de <>
¡ las ampli-
tudes relativas dadas por las ecuaciones [25~1] y [25-2], correspon-
diendo los ángulos <f> y </>' al índice- de refracción 1,50. Las curvas
continuas representan las amplitudes, tanto positivas como nega-
tivas, dadas por las ecuaciones, mientras que las de trazos repre-
sentan los valores absolutos de las componentes reflejadas. Los
signos negativos indican cambios de fase iguales aTC,que se estu-
diarán después. Sin embargo, carecen de importancia en lo qufe se
refiere a las intensidades, pues estas dependen de los cuadrados
de las amplitudes. ¡
Las reflectancias están dadas por

r¡==
E? r
^ E } i [ 2 5
" 3 ]

y a ellas se refieren las curvas de; l a parte («) de la figura. Para


incidencia normal, <f> = 0, ambas j componentes, paralela y per-
pendicular, se reflejan lo mismo, pues el plano de incidencia está
indeterminado y no puede establecerse diferencia entre ellas.
A l incrementar <f>, rp disminuye y r aumenta hasta que, para
s

el ángulo de polarización, sus valores son 0 y 15 %, respectiva-


mente. Para incidencia rasante, ambas componentes se reflejan
totalmente. Aun una superficie de vidrió no plateada se con-
vierte en un espejo casi perfecto si se observa el manantial lumi-
noso muy cerca del plano reflectante. E s fácil comprobar que el
satinado de l a página de un libn> se hace reflectante para inci-
dencia rasante. ¡ ¡
E l valor de la reflectancia para incidencia normal no se deduce
inmediatamente de las ecuaciones [25-1] haciendo $ = 0, pues
el resultado aparece indeterminado. Sin embargo, puede calcularse
como sigue: Puesto que tanto 4> como <f>' son muy pequeños en
las proximidades de l a incidencia normal, podemos sustituir las
tangentes por los senos, obteniendo:
Rp _ Rs sen (<j> — <j>') sen <f> eos <j>' —• e o s </> s e n <f>'
E p E
s sen {¡f> + <j>') sen <f> e o s <p" - f e o s (j> s e n <j>'
SEC. 25-2] INTENSIDADES DE LA LUZ TRANSMITIDA 557

Si se divide numerador y denominador por sen <f>' y se reemplaza


sen <f>¡sen <¡>' por n, resulta
R n cos i' — cos d> n — 1 „„
• [25-4]
r i n
—= — 2=¿
E n cos <¡>' + cos <j> « -f 1

L a igualdad aproximada se hace exacta en el límite cuando los


ángulos son nulos. Por tanto, la reflectancia para incidencia nor-
mal es
_R* _ In — IV
~E~ ~
2
\ñ~+lf [25-5]

Esta ecuación, muy empleada, da la reflectancia para <¡> = 0 de


cualquier superficie limpia de un dieléctrico. Así, para un vidrio
de n = 1,50 se tiene r~ 0,04, o sea el 4 %, como indica la figu-
ra 25-2 (a).
25-2. Intensidades de la luz transmitida.—Cabría esperar que
las intensidades transmitidas fueran complementarias de las
reflejadas, de tal modo que al sumarlas diesen la intensidad inci-
dente, pero no es así. Se define la intensidad como la energía que
atraviesa la unidad de área por segundo, y el área de la sección
transversal del haz refractado es diferente de la de los haces inci-
dente y reflejado, excepto para incidencia normal. L a que resulta
complementaria es la energía total de estos haces. Existen, sin
embargo, relaciones sencillas entre las amplitudes incidente, re-
flejada y transmitida, que, como veremos, se deducen a partir
de las condiciones de contorno de la teoría electromagnética.
Estas relaciones son:

Es Es Ep Rp

i-Er 1
y
n
ip~íp^ [25
- 6]

E n la figura 25-2 (b) se ve que las curvas que representan E' y Rs s

son parálelas. Las de E' y Rp no lo son, a menos que multipli-


p

quemos las ordenadas de la primera por n. Como las ecuaciones


[25-6] son más sencillas que las de Fresnel, [25-2], basta recordar
las primeras además de las [25-1] para poder resolver cualquier
problema relacionado con amplitudes e intensidades transmitidas.
L a fracción de la intensidad incidente que es transmitida,
o transmitancia, cuando la luz penetra en un dieléctrico de índice
n no está dada directamente por el cuadrado de la amplitud rela-
tiva. Según la ecuación [23-17], la intensidad en el medio contiene
un factor n, por lo que la transmitancia resulta ser n(E'/E) . 2

Ahora bien: como ya se ha dicho, la suma de esta y de la reflectan-


cia (R/E) no es igual a la unidad, como puede comprobarse fácil-
2

mente mediante las ecuaciones [25-1] y [25-2]. E l flujo total de


558 REFLEXION [CAP. . 25

energía en el haz refractado es igual a su intensidad multiplicada


por su área, y esta última difiere de la de los haces incidente o
reflejado en la razón eos $&'/cos L a conservación de la ener-
gía se expresa entonces por la relación
lE'Y eos <f>'
UJ-+- £
IR?
eos <j>
que se aplica tanto a la luz s como a la f.
25-3. Reflexión interna.—En la discusión anterior se ha
supuesto que la luz incide én la superficie desde el lado del medio
ópticamente menos denso (de ordinario, el aire), por lo que se
trata de la llamada reflexión de menos denso a más denso o re-
flexión externa. Las ecuaciones de Fresnel son también aplicables
al caso de la reflexión de más denso a menos denso o reflexión
interna. Si conservamos el mismo valor de n para el medio más
33° 41°
100%
1 reflexión tota/

Rp
; E P

1 1 L •1 i i i .

<t> <t> c 60° 90° "0° <¡> <¡> c 60° 90°


ángulo de incidencia ángulo de incidencia

FIG. 25-3.—Curvas de intensidad y amplitud para la reflexión interna; » = 1,54.

denso, solo es necesario intercambiar <j> y <¡>' en las ecuaciones.


L a figura 25-3 muestra las curvas resultantes, las reflectancias
en {a) y las amplitudes en (£>). Hasta el ángulo límite <f> = 41° c

se parecen a las curvas de la reflexión externa, partiendo de


r = 4 % para incidencia normal y divergiendo hasta que se alcan-
za el ángulo de polarización <£. Este ángulo, 33°, corresponde al
ángulo de refracción para el ángulo de polarización en el caso
anterior, ya que el ángulo en el medio menos denso (57°) ha de
ser tal que los rayos reflejado y refractado sean perpendiculares.
Para el ángulo límite el rayo'refractado emerge rozando la
superficie, y la reflexión interna alcanza el 100 % como en el caso
de la externa para incidencia rasante. Cuando <f> es mayor que
el ángulo límite, las ecuaciones de Fresnel contienen magnitudes
imaginarias; pero, como veremos, pueden utilizarse todavía. Se
SEC. 25-4] CAMBIOS D E FASE E N L A REFLEXION 559

verá que la reflexión sigue siendo total, pero que se produce un


cambio continuo de fase.
25-4. Cambios de fase en la reflexión.—Volviendo de mo-
mento a la reflexión externa,, donde <f> > <j>' en todo el intervalo,
vemos que según las ecuaciones [25-1] el signo de R ¡E es siempre S S

negativo. Ello significa que en el proceso de reflexión se produce


un cambio brusco de fase de 180°. L o expresaremos poniendo
$ = TC. Para la luz p el signo es positivo para pequeños ángulos <¡>,
S

lo que indicaj qué no hay cambio de fase; pero cuando se alcanza


la condición <f> 4- V — 90°, la ¡tangente del denominador se hace
infinita y cambia de signo. Así, 8 cambia bruscamente de 0 a TC
P

para el ángulo de polarización. Sin embargo, ello no supone nin-

1
ip

p
,J
0' 30 — <>— 60°
o
90° o,
"0 o
30° 60°
1
90°
ánguio de incidencia \ éngufo de incidencia
, M \ ib)
FIG. 25-4.—Cambio de fase del vector eléctrico en la luz polarizada linealmente
por reflexión externa en un dieléctrico.

guna discontinuidad real, y a que para este ángulo la amplitud


de la luz p pasa por cero [Fig.: 25-2 (¿>)]. E n la figura 25-4 se han
representado 8p y S para el intervalo completo de valores de p.
s

le)
i

incidente $ reflejado
8j = ff 5g =7T
W) ¡(el (/)
FIG. 25-5.—Posiciones en el espacio del vector eléctrico justamente antes y después
i de la reflexión externa en un dieléctrico.
560 REFLEXION [CAP. 25

L a figura 25-5 muestra las direcciones en el espacio del vector


•eléctrico antes y después de la reflexión. Se han deducido a par-
t i r de los signos de las ecuaciones de Fresnel considerados en
•conexión con los convenios adoptados al deducirlas (Sec. 25-13).
:Se ve que en el caso (a), donde 8p se considera nula, los vectores
incidente y reflejado están en direcciones casi opuestas. Ksta
•contradicción aparente proviene de nuestro convenio de consi-
derar un desplazamiento como positivo o negativo según cómo
:se ve al mirarlo contra la luz en todos los casos. Si el observador
Igira, en el plano de incidencia, para ver la luz reflejada en lugar
de la incidente, encuentra que las dos flechas mantienen la misma
•orientación respecto a él. Es poco - afortunado que este convenio
atribuya un cambio de fase para la luz s y no para la p bajo inci-
dencia normal, ya que para <f> = 0 desaparece la distinción entre
.s y p. Utilizando el convenio opuesto para p, llegaríamos, sin
•embargo, a una contradicción igual en el caso (c) de la figura.
Los cambios de fase que tienen lugar en la reflexión interna
•son, hasta llegar al ángulo límite,; iguales y opuestos a los que
se producen para los ángulos correspondientes de reflexión ex-
terna. Esto es una consecuencia necesaria de las i relaciones de
"Stokes (Ec. [11-16]), según las cuales ha de haber una diferencia
relativa de TT entre ambos casos. Para valores superiores a 4>c, en
la región de la reflexión total, las; ecuaciones [25-1] conducen a 1

las siguientes expresiones para la tangente del semiángulo de


•cambio de fase: ¡

[25-7]

E n la figura 25-6 se han representado separadamente las curvas


correspondientes a 8p y 8 y a su diferencia 8 = 8 — 8*. L a curva
S P

•Sp crece más rápidamente que la &*, y para j> = 45° es exacta-
s

mente el doble (Ec. [25-7]). Como las curvas vuelven a unirse


para <¡> = 90°, su diferencia 8 pasa por un máximo y luego de-
crece hasta cero. E l principio del romboedro de Fresnel (Sec. 25-6)
se basa en este hecho.
25-5. Reflexión de la luz polarizada linealmente en un di-
eléctrico.—Ahora ya podemos predecir la naturaleza de la luz
reflejada cuando un haz polarizado linealmente incide ba.jo cual-

1
Véase, p. ej., M . BOEN: Optik, pág., 43, J . Springer, Berlín, 1933. Existe
una versión moderna de esta obra: MAX BORN y E. WOLF: Principies of Optics,
Pergamon Press, 1959. (JV. del T.) \
SEC. 25-5] R E F L E X I O N D E L A L U Z POLARIZADA 561

ángu/o de incidencia

FIG. 25-6.—Cambios de fase del vector eléctrico por reflexión interna, n = 1,51.

quier ángulo sobre la superficie de un dieléctrico. E n la figu-


ra 25-7 la luz incide sobre una lámina de vidrio, formando el plano
de vibración un ángulo <p = 45° con la perpendicular al plano
de incidencia . A este ángulo le llamaremos acimut, ya se refiera
2

a las vibraciones luminosas en el haz incidente, reflejado o refrac-


tado. L a luz incidente, de amplitud E, puede dividirse en este
caso en dos componentes iguales, Ep y E , y cabe considerar cada
s

una por separado.


Empecemos estudiando el caso en que el ángulo de inciden-
cia p es pequeño, como en el diagrama (a) de la figura. De la f i -

FIG. 25-7.—Acimutos y amplitudes de la ¡uz polarizada linealmente correspon-


dientes a la reflexión externa en una superficie de vidrio para diferentes ángulos
de incidencia.
2
Suele medirse ¡jj de este modo por haberse definido inicialmente el plano de
polarización como perpendicular al que ahora se denomina plano de vibración.
JENKINS-WHITE.—36
562 REFLEXION [CAP. 25

gura 25-2 (6), se obtiene que las amplitudes de ambas componentes


reflejadas son pequeñas y casi iguales en magnitud. Además, están
desfasadas 180°. Si <j> es de unos 10°, la componente R es un poco
s

mayor que la Rp. Efectuando l a suma vectorial de las compo-


nentes reflejadas, se obtiene R en la dirección representada. E n
el caso (b) el acimut de la luz incidente es de nuevo 45°, pero
el ángulo de incidencia es de unos 50°. Rp es ahora muy pequeña
y está en fase con Ep, mientras que R es mayor que antes y si-
s

gue desfasada 180° con Es. E l rayo reflejado continúa polari-


zado linealmente, pero el. plano de vibración ha girado aleján-
dose del de incidencia. Cuando — como en (c), Rp — 0, mien-
tras que R¡ es aún mayor y mantiene la misma diferencia de fase.
L a amplitud resultante ha seguido aumentando y es ahora nor-
mal al plano de incidencia. E n el diagrama (d), en que <f> tiende
a 90°, es decir, a l a incidencia rasante, las componentes reflejadas
han aumentado considerablemente, aproximándose a las corres-
pondientes de la luz incidente. Ambas componentes han experi-
mentado un cambio de fase de 180°, por lo que l a luz reflejada
tiende a un 100 % de intensidad y el plano de vibración se apro-
xima al de l a luz incidente.
Dividiendo las dos ecuaciones [25-1] se obtiene fácilmente
otra que da la variación del plano de vibración de la luz reflejada
con el ángulo de incidencia:
Rp Ep eos (tf> + ^')
[25-8]
R¡ ETcosJj) — <p")
E s t a expresión es justamente l a tangente de <¡>, es decir,

[25-9]

pues el acimut es e l ángulo formado por R y R . E n l a figu-


s

r a 25-8 se h a representado l a gráfica de este ángulo para e l caso


en que l a luz incidente tiene un acimut de 45°, por lo que será
E = E . L a s curvas gruesas corresponden a.la reflexión externa,
p s

y las de trazo más fino, que se tratarán e n l a sección siguiente,


se refieren a l a reflexión interna.
25-6. L u z polarizada elípticamente por reflexión interna.—De
l a figura 25-6 (í>), que d a el cambio de fase para la. luz que se re-
fleja interiormente en una superficie de vidrio, se deduce que
para u n ángulo de incidencia próximo a los 50° existe u n a dife-
rencia de fase entre las dos componentes ligeramente superior
a 45°. Más exactamente, l a diferencia de fa e, sí n— 1,51, al-
r

canza u n máximo de 45°56' para <> f = 51°20' y es precisamen-


te 45° para <f> = 48°37' y 54°37'. Fresnel fue quien primero comprobó
SEC. 25-6] LUZ POLARIZADA ELIPTICAMENTE 563

+ 45° +45°

<t>' <i>c <>


f

FIG. 25-8.—Angulo acimutal para luz polarizada linealmente y reflejada en un


dieléctrico.
!

y confirmó este comportamiento de la diferencia de fase, y constru-


yó un romboedro de vidrio de la forma ilustrada en la figura 25-9.
Sobre la cara menor incide normalmente luz polarizada en un
plano, formando este plano de vibración un ángulo de 45" con
el de la figura. Llega entonces a la primera cara diagonal bajo
un ángulo de incidencia (interno) de 54°37'. Allí se refleja total-
mente, produciéndose una diferencia de fase de 45° entre las dos
componentes. Pero, como vimos en la sección 12-9, el resultado
de componer dos vibraciones lineales perpendiculares es, en gene-
ral, otra elíptica cuya forma depende de 'las dos amplitudes y de
su diferencia de fase S. Solo si S es un múltiplo entero de TC, Ta
resultante será lineal, y la luz, polarizada linealmente. Esto es
lo que sucede en todos los casos de reflexión externa y en los de
reflexión interna hasta el án- \
guio límite. Pero en la refle-
xión total se obtiene luz po-
larizada elípticamente como
resultado de una sola refle-
xión interna para <j> > pe.
E n la sección 27-5 estudiare-
mos en forma sistemática la
polarización elíptica y circular. OOflO>
L a luz polarizada circular- po/ar/zada
mente solo se produce cuando circu/arme/iíe '

las dos amplitudes son iguales


FIG. 25-9.—Romboedro de Fresnel. E l
y la diferencia de fase es 90°. ángulo representado corresponde a vidrio
E n el romboedro de Fresnel de índice n ~ 1,51.
564 REFLEXION [CAP. 25

se produce una diferencia de fase adicional de 45 por una segun-


0

da reflexión interna, de modo que a la salida la componente f


está adelantada 90°. Este dispositivo es útil, por tanto, para
producir y analizar luz polarizada circularmente, aunque, como
veremos, hay otros métodos más usuales para conseguirlo.
E n la figura 25-10 se ha representado, para varios ángulos
de incidencia, la polarización del haz reflejado cuando la luz
polarizada linealmente experimenta una reflexión interna. L a
amplitud del vector eléctrico de la luz incidente y reflejada, y
sus componentes, se han designado del mismo modo que en la
figura 25-7 para la reflexión externa. Sin embargo, en este caso
se han representado tal como los vería un observador que mirara
en contra del sentido de cada haz, con el plano de incidencia

(a) (b) (c) ¡ id) le)

FIG. 25-10.—Tipos de vibraciones luminosas reflejadas internamente en vidrio


para varios ángulos ¡de incidencia. !

cortando al de la figura según una línea horizontal. Estudiando


estos diagramas en relación con¡ las figuras 25-3, 25-6 y 25-8,
aparecen con toda claridad sus características principales. Entre
$ — 0 y 4> — <f>c, la luz reflejada permanece polarizada lineal-
o

mente, pero varía su acimut de modo continuo y aumenta su


intensidad. Más allá de <f> , la vibración pasa a ser una elipse, cuya
c

anchura máxima se produce para t/> = 51°, volviendo a estrecharse


de nuevo hasta convertirse en una vibración lineal para = 90°.
25-7. Penetración en bl medio menos denso.—Del hecho de
que la reflexión interna más allá del ángulo crítico es total pu-
¡
SEC. 25-7] PENETRACION E N E L MEDIO MENOS D E N S O 565

diera deducirse que la amplitud de la luz se anula bruscamente


en la superficie reflectante. Sin embargo, de acuerdo con las con-
diciones de contorno de la teoría electromagnética (Sec. 25-13),
esto no es posible, y además hay evidencia experimental de que
existe una perturbación capaz de producir luz a una pequeña
distancia más allá de la superficie. Supongamos que una super-
ficie dada refleja totalmente un intenso haz luminoso y que se
coloca el borde de una cuchilla de afeitar muy próximo a la su-
perficie o se espolvorean sobre ella finas partículas. Observando
con un microscopio el borde de l a cuchilla o las partículas, se com-
probará que son manantiales secundarios de luz. E n ausencia
de tales cuerpos extraños, la teoría electromagnética predice una
perturbación que se amortigua exponencialmente más allá de la
superficie , pero que no entraña transferencia neta de energía
3

a través de ella. L a energía oscila simplemente hacia dentro y


hacia afuera de l a superficie. L a perturbación es periódica en
dirección paralela a la superficie, pero no normalmente a ella,
y, por tanto, no puede denominarse con propiedad onda luminosa.
Sin embargo, cuando se deforma el campo electromagnético por
la presencia de materia más densa suficientemente próxima a
la superficie, la energía es arrastrada hacia afuera en forma de luz.
H a l l ideó un instructivo experimento para ilustrar esta pe-
4

netración y lo utilizó para efectuar medidas de la distancia de

FIG. 25-11.—Experimento do Hall para medir la penetración que se produce en


la reflexión total.
3
Se dan, p. ej., relaciones cuantitativas en R . W . DITCHBURN: Light, pág. 434
Interscience Publishers, Nueva York, 1953.
4
E . E. HALL: Phys. Rev., 15, 73, 1902.
566 REFLEXION [CAP. 25

penetración. E l aparato, representado en la figura 25-11, se com-


pone de dos prismas de reflexión total, uno de los cuales tiene
una cara ligeramente convexa. Si los dos prismas están apenas
en contacto en el punto C, y el ángulo de incidencia es superior
al límite, toda la luz se dirigirá hacia (b) por reflexión total. E n
realidad, se observa que en el haz reflejado hay una mancha oscura
alrededor de C y una brillante en el haz transmitido. E n la figura
pueden verse las fotografías de estas manchas. Haciendo el ángulo
de incidencia mayor que (f> , la mancha se contrae, lo que pone
c

de manifiesto que ha disminuido la distancia de penetración. Para


un ángulo de incidencia justamente por debajo del límite (rayos
indicados por líneas de trazos), aparece el conjunto completo
de anillos de Newton por reflexión y por transmisión, como se
ve a la izquierda y a la derecha de la figura. Hall utilizó la medida
de los diámetros de estos anillos para determinar los espesores
de las capas de aire correspondientes a diferentes diámetros ob-
servados de la mancha antes mencionada. Obtuvo con ello una
medida muy precisa de la distancia de penetración. Tanto la teo-
ría como la experiencia dan que la energía se reduce hasta alre-
dedor de 1/100 de su valor en una distancia de una longitud de
onda cuando <f> = 45° y n = 1,51. Para <f> — 60° cae a 1/40000
en la misma distancia.
25-8. Reflexión metálica.—En general, las superficies metá-
licas pulimentadas tienen una reflectancia mayor que las dieléctri-
cas. Así, p. ej., para incidencia normal, la plata y el aluminio refle-
jan más del 90 % de toda la luz visible. Los experimentos demues-
tran que la reflectancia no solo depende del metal, sino también
de la preparación de su superficie y de la longitud de onda y direc-
ción de la luz incidente. Reflejando luz polarizada linealmente
en un metal, bajo otra incidencia distinta de la normal (véase
Fig. 25-12), las componentes fi y s del vector eléctrico incidente
se reflejan con una diferencia de fase, lo que origina luz polarizada
elípticamente. Constituye una observación general para todos los
metales que la luz polarizada
linealmente no se refleja como
tal, salvo cuando vibra en el
plano de incidencia o en el
perpendicular a este.
Para estudiar la reflectancia
de los metales conviene, como
en el caso de los dieléctricos,
descomponer el vector lumi-
FIG. 25-12.—Reflexión de luz polarizada noso incidente E en dos com-
linealmente en una superficie metálica,
con producción de luz polarizada elípti- ponentes Ep y E . L a figu-
s

camente. ra 25-13 muestra las curvas


SEC. 25-8] ¡ REFLEXION METALICA 567

il i i.i i i i i J I
0 3 0 ° —<(»-*•
ánguto 60°
de incidencia 90°

FIG. 25-13.—Reflectancias de espejos de oro y plata para luz blanca polarizada


linealmente.

de las dos reflectancias en función del ángulo de incidencia. Se trata


de curvas experimentales obtenidas con luz blanca procedente de
una lámpara de filamento de wolframio. Comparándolas con las
curvas correspondientes para un! dieléctrico [Fig. 25-2 («)], apare-
cen analogías y a la vez notables diferencias. Los metales y los di-
eléctricos se parecen en que los valores de las componentes p y s
coinciden para incidencia normal, se separan y vuelven a coincidir
para incidencia rasante. Las diferencias esenciales son la reflectan-
cia mucho más elevada de los metales para incidencia normal y el
mínimo relativamente elevado en <j>. Este ángulo de reflexión mí-
nima de Ep- se denomina ángulo principal de incidencia.
L a reflectancia de un metal ¡varía de ordinario considerable-
mente con la longitud de onda. E n la figura 25-14 se ha repre-
sentado esta variación para cierto número de metales típicos.
A pesar de las irregularidades que aparecen en las longitudes
de onda más cortas, todos los metales reflejan muy bien en el rojo
e infrarrojo. L a plata y el aluminio tienen una importancia par-
ticular dado su empleo general, y a que mantienen su elevada re-
flectancia en todo el espectro visible. E l desarrollo que han expe-
rimentado las técnicas para depositar películas metálicas por
evaporación en el vacío ha convertido al aluminio en la sustancia
más adecuada para l a construcción de espejos en los instrumentos
ópticos. Ello se debe fundamentalmente a dos factores: primero,
el aluminio conserva su gran reflectancia lo mismo en el ultra-
violeta próximo que para la luz visible, y segundo, su superficie
568 REFLEXION [CAP. 25
100%

tu

,^60%
acero

40%

20%

2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000Í


longilvd de onda — A—>•
FIG. 25-14.—Reflectancias del aluminio, plata, oro, cobre y acero para incidencia
normal. .,'

no se deslustra ni aun después de | estar muchos años expuesta al


aire. Actualmente es práctica normal recubrir los espejos de los
grandes telescopios, como el del Monte Palomar (de 5 m de diá-
metro), de aluminio evaporado. Ün espejo, de plata recién fabri-
cado tiene una reflectancia algo mayor en la región visible, pero
se empaña pronto y se hace peor'reflector que otro de aluminio.
Sin embargo, para las superficies 'reflectoras de los patrones Fa-
bry-Perot se prefiere l a plata cuando se usan con luz visible e in-
frarrojo. Para la luz ultravioleta es mejor el alumimo, o una mez-
cla de alumimo y magnesio. \
L a plata tiene l a particularidad de presentar una región de
muy baja reflectancia en l a proximidad de los 3200 Á. L a luz
de esta longitud de onda que no ;es reflejada puede ser transmi-
tida en su mayoría si la película de plata es suficientemente del-
gada. Los metales alcalinos poseen también una banda de trans-
misión de este tipo para longitudes de onda aún más cortas . 5

Una película de sodio puede emplearse, p. ej., como filtro ultra-


Para más detalles, consúltese R. W . WOOD: Physical Optics, 3. ed., pági-
5 A

nas 558-66, Macmillan Co., Nueva York, 1934.


SEC. 25-9] CONSTANTES OPTICAS D E LOS METALES 569-

violeta, opaco para todas las longitudes de ondas excepto las


próximas a los 1950 Á.
25-9. Constantes ópticas de los metales.—Las propiedades
ópticas de un dieléctrico para una longitud de onda particular
quedan completamente determinadas por una sola constante: e l
índice de refracción n para dicha longitud de onda. Sin embargo,
en el caso de los metaíes ha de conocerse otra constante que mide
la intensidad de la absorción de la luz cuando esta penetra en el
metal. Debido a que poseen electrones libres, los metales tie-
nen una absorción muy elevada, cayendo l a intensidad casi a
cero en una pequeña fracción de longitud de onda. Una magnitud
de gran importancia cuando se estudia la óptica de los metales
es el índice de absorción K , que se define en función de los coefi-
cientes de absorción K y a (Sec. 23-6) por la relación
0

K = — ° = — T25-10]

L a determinación de n en las sustancias dieléctricas se realiza, de


ordinario, a partir de medidas de refracción, aunque también
puede hacerse utilizando luz reflejada para hallar el ángulo de
polarización y aplicar la ley de Brewster. L a absorción de los
metales es tan intensa, que es difícil efectuar medidas con luz
transmitida. Trabajando con láminas muy delgadas se ha conse-
guido obtener valores aproximados de n y K ; pero, aparte de su
imprecisión, los resultados no son rigurosamente aplicables a masas
metálicas. Por tanto, los valores precisos de las constantes ópti-
cas de los metales se determinan investigando la luz reflejada.
Dado que han de hallarse dos constantes, n y K , se requieren
dos medidas. Análogamente a la medida del ángulo de Brewster
para los dieléctricos, una de ellas puede ser el ángulo principal
de incidencia p. L a otra es entonces el correspondiente acimut,
llamado acimut principal ji). Como la luz reflejada en los metales
está polarizada -elípticamente, no es evidente de modo inmediato
lo que se entiende en este caso por acimut. Para su definición
se prescinde de la diferencia de fase entre las componentes p y s,
que es en realidad 90° si el ángulo de incidencia es p, y se hace, de
modo análogo que en el caso de los dieléctricos, por la ecuación

tg ^ = £ R
[25-11]

L a teoría demuestra que, con buena aproximación , las dos cons-6

tantes se obtienen, a partir de las relaciones:


6
La base teórica de las ecuaciones [25-12] se tratará brevemente en la sec-
ción 25-14. Las ecuaciones exactas, que incluyen las relaciones para otros ángulos
de incidencia, se hallarán en H . GEIGER y K . SCHEEL: Handbuch derPhysik, vol. X X ,
5 7 0 REFLEXION [CAP. 2 5

n \/\ + K = sen p tg <f>


2

K = t g 2 Í (
l 2 5
" 1 2 ]

Más adelante describiremos brevemente el método de medida


de £ y ijj, una vez que hayamos considerado las variaciones del
carácter de la luz reflejada con el ángulo de incidencia.

TABLA 25-1

Constantes ópticas de varios metales para luz de sodio: A 5 8 9 3 .

Metal T n K r.. %

Acero * . . . 77°9' 27°45' 2,485 1.3S1 3,433 58,4


Cobalto * . . 78°5' 31°40' 2,120 1,900 4,040 67,5
Cobre* . . . 71°34' 39°5' 0,617 4,258 2,630 74,1
Plata* . . . 75°35' 43°47' 0,177 20,554 3,638 95,0
Oro 72°18' 41°39' 0,37 7,62 2,82 85,1
Sodio . . . . 71°19' 44°58' 0,005 522,0 2,61 99,7

* Según Minor.

Los valores de las constantes ópticas que aparecen en l a b i -


bliografía presentan variaciones considerables debido a l a dife-
rente preparación de las superficies, pureza de las muestras y
precisión de las ecuaciones utilizadas. E n l a tabla 2 5 - 1 se han
recogido algunos valores típicos, incluyéndose en l a ultima co-
lumna las reflectancias para incidencia normal calculadas a par-
tir de las ecuaciones [ 2 5 - 1 9 ] . Se verá que n varía notablemente
entre los metales, siendo considerablemente menor que la unidad
para los mejores conductores. Estos índices de refracción no han
de interpretarse del mismo modo que en el caso de los dieléctri-
cos, pues ahora se trata de ondas muy amortiguadas (véase
Sec. 2 3 - 7 ) . E l valor de K para el cobre, p. ej., corresponde a una
0

disminución de l a intensidad hasta 1/e cuando l a luz ha pe-


netrado en el metal solo 1 / 3 3 de una longitud de onda en el vacío.
25-10. Descripción de l a luz reflejada en un metal.—Cuando
la luz polarizada linealmente se refleja en un metal, l a forma y
orientación de las vibraciones elípticas en la luz reflejada de-
penden de la orientación de la vibración incidente, del valor de
las componentes reflejadas p y s, y de la diferencia de fase entre
ellas. Este último factor no ha sido considerado hasta ahora, y
su estudio cuantitativo requeriría un desarrollo matemático no

páginas 240-50, Springer-Verlag OHG, Berlín, 1928, que sigue en general el tra-
bajo de C. PFEIFFER: Beitrage zur Kentnisse der Metallreflexion, tesis doctoral,
•Giessen, 1912.
SEC. 25-10] ' L A LUZ R E F L E J A D A E N UN M E T A L 571

adecuado en este lugar. Sin


embargo, podemos exami-
nar los principales resulta-
dos del comportamiento de
tfie/écér/cos
$ (= S — 8s) en función
P

de <t>.
L a figura 25-15 es una
representación de las ecua-
ciones teóricas que dan las
diferencias de fase, para tres
metales diferentes b, c y d,
de índices de absorción K
crecientes. L a línea de tra-
zos corresponde a un dieléc-
30°
trico, para el cual K = 0. I —
Se ve que l a transición dis- FIG. 25-15.—Gráficas de la diferencia de fase
continua de 8 (desde iz has- o^-Sj para un dieléctrico y para tres meta-
ta cero) que se produce pa- I. les de índice de absorción K creciente.
ra ¿ en los dieléctricos se convierte en los metales en una va-
nación más o menos gradual, Obsérvese también que para el
ángulo principal de incidencia el valor de & es siempre exacta-
mente 90"

(c) E,

<t>=77°& 0 = 85°
1 = 40°
FIG. 25-16.—Luz polarizada elípticamente (X5893) reflejada bajo diferentes ángu-
los <>¡ en un espejo de acero.
572 KEFLEXION [CAP. 25

Conociendo los valores de R /E Rs/E, y 8 es posible pre-


P Pl

decir la forma de la vibración elíptica reflejada para cada ángulo


de incidencia. Así, supongamos, como en la figura 25-16, que el
vector eléctrico de la luz que incide polarizada linealmente forma
un ángulo de 45° con el plano de incidencia, por lo que E = Es. P

Admitamos que el metal reflector es acero, el cual, según la figu-


ra 25-14, tiene una reflectancia r = 0,58 para la luz de sodio e
incidencia normal. Por consiguiente, para incidencia próxima a la
normal [caso (a) de la figura 25-16], las amplitudes reflejadas serán
R = R — 0,76E = 0,762?,, pues 0,76 = \/o¿8. Ahora bien: a
P s P

causa del cambio de fase 7t (Fig. 25-15), hemos de desplazar la


vibración j> 180° por delante de la s, y el resultado es una vibra-
ción lineal de amplitud R en la dirección representada. Esta .direc-
ción es en realidad opuesta en el espacio a la de 2? [véase figu-
ra 25-7 («)]. A l aumentar el ángulo de incidencia a partir de cero,
el cambio gradual de la diferencia de fase hace que la vibración
1

se abra y se convierta en una elipse contenida en un rectángulo


de lados 22?^, y 22? . A l alcanzarse el ángulo
s como en (d), la
elipse es simétrica respecto de los iejes y es mínima su excentri-
cidad. A partir de aquí la elipse comienza a estrecharse, hasta
que para incidencia rasante, como en (/), volvemos a encontramos
con una vibración lineal de la misma amplitud que la incidente,
pero en oposición de fase con ella.
E n la figura 25-16 se ve el significado del acimut <\i. Es el án-
gulo formado por la diagonal del, rectángulo y Rs. Se observa
que empieza disminuyendo y luego i crece de nuevo al ir de 4 = 0°
a <f> = 90°. E l mínimo se produce ¡para <f, pero no.es cero como
en los dieléctricos. E l valor de este mínimo es más pequeño en
aquellos metales para los cuales K es mayor. Puede observarse
este efecto en la figura 25-17, donde las letras a, b, c y d .tienen

n°l i : LJ ' ^ i I
w
O° 15° 30° 45° 60° £ 75° 90"

FIG. 25-17.—Acimut para un dieléctrico, (a), y para tres metales, (b), (c) y (d).
SEC. 25-12] EXPERIMENTOS D E WIENER 573

el mismo significado que en l a figura 25-15. Se ha marcado el


valor del acimut principal ¡j7 para el metal c.
25-11. Medida del ángulo principal de incidencia y del acimut
principal.—La determinación de estas magnitudes es un caso es-
pecial del problema general de análisis de l a luz polarizada elípti-
camente, que se estudiará con algún detalle en el capítulo X X V I I .
Sin embargo, no es difícil ver, con ayuda de la figura 25-18 en
relación con l a 25-16 (d), cómo pueden realizarse las medidas
de $ y tf¡.
E l nicol de la figura 25-18 está orientado de modo que las
vibraciones incidentes formen un ángulo de 45° con el plano de
incidencia. Se intercala en el haz reflejado algún tipo de com-
pensador C, que retarde las vibraciones f un cuarto de período,

l I
espejo metálico
FIG. 25-18.-—Dispositivo para determinar el ángulo principal de incidencia y el
acimut principal correspondientes a un metal.

o sea 90°, con respecto a las s. Este compensador puede ser un


romboedro de Fresnel (Sec. 25-6), o lo que es más usual, una lá-
mina cuarto de onda o un compensador de Soleü (Secs. 27-2 y 27-4).
Pero, para cualquier ángulo de incidencia distinto de p, el valor de 8
es diferente de 90°, de modo que la diferencia de fase no será eli-
minada completamente por el compensador. L a luz transmitida
por C estará todavía polarizada elípticamente y no se extinguirá
al girar el analizador N . Han de ensayarse varios ángulos de
2

incidencia hasta que l a extinción total sea posible, lo que ocurre


cuando el ángulo de incidencia es <£.
El-hecho de que sea posible la extinción completa con u n
niCol significa que ei compensador ha transformado la luz refle-
jada polarizada elípticamente en luz polarizada linealmente.
L a elipse de la figura 25-16 (d) se ha convertido en un movimiento
lineal a lo largo de l a diagonal del rectángulo al eliminar la dife-
rencia de fase de 90° que existía entre las componentes fi y s.
Se ve, por tanto, que al alcanzarse el estado de extinción, el plano
de transmisión del analizador forma un ángulo § con Rp, es decir,
con el plano de incidencia.'
25-12. Experimentos de Wiener.—En la sección 12-3 se des-
cribió un experimento clásico con el cual Wiener demostró la
574 REFLEXION [CAP. 25

formación de ondas luminosas estacionarias por reflexión en un


espejo de plata. E l objeto de este experimento no era solo poner
de manifiesto las ondas estacionarias, sino averiguar también
si era el vector eléctrico o el magnético el que produce los efectos
observados y, por tanto, si ha de identificarse con el vector lumi-
noso. Ahora bien: de acuerdo con la teoría electromagnética, los
vectores eléctricos incidente y reflejado tienen sentidos opuestos
en la reflexión externa para incidencia normal. E n los dieléc-
tricos, las ondas reflejadas poseen una amplitud mucho menor
que las incidentes, por lo que la interferencia destructiva no es
completa. E n los metales, sin embargo, obtendríamos un nodo
del vector eléctrico en la superficie . E n cuanto a los vectores mag-
7

ia) (W

FIG. 25-19.—Relaciones espaciales entre los vectores E y H incidentes y reflejados.


(a) Para polarización p. (h) Para polarización s. Se supone que el ángulo de inci-
dencia es menor que </,.

néticos, podemos hallar sus sentidos relativos en la luz incidente y


reflejada partiendo del hecho de que E , H y el sentido de propaga-
ción están relacionados por la regla del tornillo (Sec. 23-9). E n la
figura 25-19 aparece el resultado. Si el ángulo de incidencia tiende
a cero, vemos que los sentidos de los vectores H " y H tienden a
coincidir para cada polarización. Su superposición produciría un
vientre de las ondas estacionarias en la superficie. Pero, como ya
dijimos, Wiener observó un nodo donde la placa detectora tocaba
a la superficie. Ello indicaba que, al menos en lo que se refiere
a la acción fotográfica, el vector eléctrico era el importante.
E r a de esperar, basándose en consideraciones teóricas, que el
vector eléctrico había de ser más importante que el magnético en
la producción de los efectos luminosos observados. Si se trata de
la acción de la luz sobre los electrones, los campos, eléctricos
de lá onda ejercen fuerzas mucho mayores que los magnéticos.
De hecho, solo dos años después del trabajo de Wiener, Drude
7
Para los metales y bajo incidencia normal, los valores de np y o no son
s

exactamente 0° o 180°. Sin embargo, el único efecto de esto es desplazar la posi-


ción del nodo, que ya no se produce exactamente en la superficie. Para la plata,
p. ej., el nodo está situado 0.043X por debajo de ella.
SEC. 25-12] EXPERIMENTOS DE WIENER 575

y Nernst obtuvieron el mismo resultado utilizando la fluorescen-


cia para la detección en lugar de la fotografía. E n fecha reciente,
Ivés demostró lo mismo empleando la célula fotoeléctrica. Se
supone que el vector eléctrico es también el que produce la visión.
Wiener dio otra demostración, aún más convincente, que no
depende de los cambios de fase ni de la consecución de un per-
fecto contacto entre la placa fotográfica y el espejo, y es la si-
guiente: Luz polarizada linealmente se refleja bajo un ángulo
de incidencia de exactamente: 45°; entonces los rayos incidente
y reflejado son perpendiculares entre sí, y las orientaciones de
los vectores en el espacio son las representadas en la figura 25-19.
Vemos que para la polarización s los vectores eléctricos Es y Rs
vibran a lo largo de la misma recta y pueden interferir. Por el
contrario, E y R son perpendiculares y no es posible su inter-
P P

ferencia. Con los vectores H j sucede exactamente lo contrario.

F i e 25-20.—Experimento de "Wiener bajo incidencia de 45°. Se observa interfe-


rencia para el vector eléctrico orientado como en (o), mientras que no se observa
para el correspondiente vector magnético (6).

L a figura 25-20 ilustra esquemáticamente el experimento. E n la


parte (a) el vector eléctrico es perpendicular al plano de la figura,
lo que cabe conseguir mediante una reflexión previa en una
lámina de vidrio bajo el ángulo de Brewster, pudiéndose produ-
cir la interferencia a lo largo de los planos horizontales señalados
con puntos. Estos planos están \¡\/z~ veces más alejados que para
incidencia normal. E n la figura, el cambio de fase ir, que tiene
lugar en la reflexión, se indica por el cambio de rectas continuas
a discontinuas, y viceversa Los vectores magnéticos correspon-
dientes, parte (b) de la figura, no experimentan cambio alguno
de fase por reflexión. E n un punto A de la superficie, la resultante
es una vibración lineal normal a ella. Más arriba la vibración
se hace elíptica, -después circular como en a y finalmente vuelve
a ser lineal en B con vibraciones horizontales. Entre B y C se
produce una secuencia inversa, estando los puntos A, B y C
separados una distancia X/2 a lo largo del rayo. L a energía asocia-
da a todas estas formas de vibración es la misma (Sec. 28-8) y,
-576 REFLEXIÓN [CAP. 25

-por tanto, si el vector magnético fuese el activo, la placa detec-


tora se ennegrecería uniformemente. Pero Wiener encontró, en
el caso ilustrado, bandas de interferencia y ennegrecimiento uni-
íorme cuando las vibraciones incidentes se giraban 90°.
25-13. Teoría electromagnética de la reflexión y refracción
'en los dieléctricos.—El estudio electromagnético de la reflexión
y refracción supone l a aplicación de las llamadas condiciones de
•contorno a las ecuaciones de Maxwell. Cuando la luz que se propaga
en un medio como el aire incide sobre la superficie de un dieléc-
trico como el vidrio, l a dirección; intensidad y polarización de
los haces reflejado y refractado dependen de los campos eléc-
tricos y magnéticos que existen á ambos lados de l a superficie
de separación. L a magnitud y dirección de estos campos dependen,
a su vez, de las constantes dieléctricas de ambos medios y de las
condiciones específicas de la onda luminosa incidente.
A l pasar de un medio de constante dieléctrica e a otro de
x

constante s , la variación de los campos eléctrico y magnético


2

•es continua y tiene lugar dentro de una delgada capa de transición


en la superficie. Puede demostrarse que para satisfacer el principio
de conservación de l a energía ha de imponerse la condición de
-contorno de que las componentes de los campos eléctrico y magné-
tico paralelas a la superficie en uno de los medios son en cada punto
y en cada instante iguales a las correspondientes componentes para-
lelas inmediatamente al otro lado de la superficie. E n otras palabras:
las componentes de E y H paralelas a la superficie no presentan
ninguna discontinuidad en ella. ,
Para aplicar estas condiciones, supongamos que una onda
plana que se propaga en un medio de constante dieléctrica Ej
incide bajo un ángulo p sobre la superficie de un medio de cons-
tante dieléctrica e , como mues-
2

tra la figura 25-21. Tomemos el


eje z positivo hacia abajo y el y
hacia afuera del plano del dibujo,
estando la superficie límite en
el plano x, y. Descompongamos
x ahora el campo eléctrico de la on-
da incidente en dos componentes,
uña Ep paralela al plano de in-
cidencia (plano x, z), y otra Es
perpendicular a él. Descompon-
z
gamos también Ep en E cos <f>,
P

paralela al eje x, y Ep sen p, pa-


~BIG. 25-21.—Vectores eléctricos em- ralela y de sentido opuesto al se-
pleados para aplicar las condiciones
de contorno. (Los vectores E , R y
S S
mieje z positivo. Esta última no
-Ej son perpendiculares a la figura.) es necesaria para aplicar las con-
SEC. 25-13] TEORIA ELECTROMAGNETICA 577

diciones de contorno y, en lo sucesivo, puede no ser tenida en


cuenta. Como la magnitud de las componentes eléctricas varía
rápidamente con el tiempo, utilizaremos la ecuación de la onda
en la forma dada por [11-5] para obtener las dos componentes
paralelas a la superficie:
E zí = Ep eos <f> sen (w¿ —• k^a)
Ex = E
y s sen (GJ¿ — kjOj

siendo k el número de propagación 2^/^ en el primer medio,


x

y a la distancia al origen medida a lo largo del rayo incidente.


Para esta distancia se verifica que
a = x sen ¡f + z eos cf>
Acompañando a estas componentes eléctricas se encontrarán
las componentes magnéticas de la onda incidente, cada una de
las cuales estará siempre en fase con la correspondiente eléctrica,
pero será perpendicular a ella. Las amplitudes de las componentes
magnéticas serán, según lo dicho en la sección 23-9, •y/Y veces 1

mayores que las correspondientes componentes eléctricas, y se


expresarán, por tanto, así:
Hn = — •\Jz E eos <j> sen (w¿ — A «) 1 s x

Hyi = V! 2 R
p sen (cút — k a)
±

Él signo negativo de la primera ecuación proviene de que Hp es


de sentido opuesto a Ep, y, como se verá en la figura 25-21, su
componente paralela a la superficie está dirigida hacia las x ne-
gativas.
Las cuatro relaciones anteriores representan la variación de
E y H paralela a la superficie y originada por la onda incidente. Como
la onda es, en este caso, parcialmente reflejada, hemos de añadir
a estas las componentes debidas a la onda reflejada para obtener
los campos tangenciales totales justamente encima de la superfi-
cie. Las componentes reflejadas pueden representarse por:
R \ — E" = Rp eos <j>" sen (toí •— k-fi)
x n

Ryl = E' yí = R sen (ad — kjb) s

H" = — \/s
xl x R eos c/>" sen (w¿ — k¿>)
s

H" = •\/s R sen (w¿ — kjb) l p

donde utiüzamos el símbolo E" en lugar de R para destacar que


se trata de una componente eléctrica. Se tiene que distancia b =
= x sen <f>" -f- z eos <j>", donde <f>" es el suplemento del ángulo de
reflexión (Fig. 25-21).
JENKINS-WHITE.—37
578 REFLEXION [CAP. 25

Por debajo de la superficie no existen más campos que los


debidos a la onda refractada. E n este caso las componentes que
interesan son:
E' = E' cos <j>' sen (ai — k c)
x2 p 2

' z = £ ¡ sen (<oí —/¿je)


E
y

H' — — y/% E' cos <¡>' sen (o>¿ — k¡c)


H
' i
y
=
V 2 EP
e S E N
M— V)
donde los subíndices (2) sé refieren al segundo medio y c es la
distancia a lo largo del rayo refractado; esto es, c — x sen <j>' 4-
+ z cos <f>'.
Las leyes de la reflexión y de la refracción se deducen inme-
diatamente sin más que aplicar las condiciones de contorno esta-
blecidas anteriormente. Así, si los campos tangenciales eléctrico
y magnético han de ser continuos a través de la superficie, los
coeficientes de x y t en todas las ecuaciones serán idénticos
para z = 0, es decir, justamente en la superficie. Tenemos, pues,
(út — k x sen <¡>" — a>t — kjX sen <f> = coi — k x sen <j>'
x 2

de modo que k sen <j>" = k sen <j> = k sen <p"


x x 2 [25-13]
Ahora bien: si sen <f>" — sen <¿, existen dos posibilidades <¡>" — <f> y
<I>"=TC—<J>. L a primera carece de significado físico, pues exi-
giría una onda reflejada en la misma dirección que la incidente.
Considerando la figura 25-21 se ve que la última relación es la
ley ordinaria de la reflexión. L a segunda igualdad de las ecua-
ciones [25-13] contiene la ley de la refracción, pues por definición
k — 2n/X = 2-rcv/v y, por tanto,
sen <f> k _ i¡-¡ 2

sen </>' k v t 2

Para deducir las leyes de la reflexión de Fresnel, se igualan


las componentes tangenciales de E y . H justamente encima de
la superficie, cada una de las cuales es la suma de las dos compo-
nentes debidas a las ondas incidente y reflejada, a las debidas
a la onda refractada inmediatamente debajo de la superficie. Se
obtienen así las cuatro condiciones:
£
« + Ki = K> B« + H" = H' 1
xx x2

Hemos visto que en la superficie cada término de estas ecua-


ciones contiene el mismo factor de fase cu¿ — k^x sen <¡>, y, por
tanto, podemos escribir las ecuaciones en función de las corres-
S E C . 25-14] TEORIA D E L A REFLEXION METALICA 579

pondientes amplitudes. Para ello pondremos — eos <f> en lugar


de eos <f>", y a que hemos demostrado que <f>" = TT—<f>- Se ob-
tiene entonces
(Ep — Rp) eos <f> = E'p eos <f>'
+ i?;
[25-15]
-y/£j (Ej — eos <f> = -\/B E' 2 S eos $ '
^(Ep + Rp) = ví^; '
I i. '
Despejando en estas ecuaciones R y i ? en función de Ep p s

y E¡ se obtienen las ecuaciones de Fresnel [25-1], mientras que


expresando E y E' en función de Ep y Es se llega a las ecua-
p s

ciones [25-2]; L a única relación adicional necesaria es


r- I
V e _ J « _ s e n
^
[25-16]
2 2

V ^ ~ i ~
7 w s e n
¿'
que se dedujo como ecuación [23-16] en el capítulo sobre dispersión.
Obsérvese que las relaciones sencillas para las amplitudes trans-
mitidas dadas por las ecuaciones [25-6] se deducen inmediata-
mente sin más que hacer n = Vel/Vel en las ecuaciones [25-15].
25-14. Teoría de la reflexión metálica.—La característica
esencial que distingue a ios metales de los dieléctricos es su ap-
titud para conducir l a electricidad. Como se dijo en l a sección
25-9, el rápido amortiguamiento de la onda luminosa al penetrar
en el metal se debe a la presencia de electrones libres, que pueden
moverse a través del mismo bajo la influencia de un campo eléc-
trico. E l campo eléctrico de lá onda ocasiona corrientes de con-
ducción que disipan parte de su energía en forma de calor, aunque
también dan origen a intensas ondas reflejadas. Se ha visto en
el capítulo X X I I I que siempre que el índice de absorción K sea
grande, l a reflectancia también lo será. Por tanto, los metales
constituyen los mejores espejos , y a esta propiedad se debe su
8

importancia óptica. 1

L a modificación que ha de hacerse en las ecuaciones de Max-


well al aplicarlas a los metales consiste en introducir una corriente
de conducción además de l a corriente de desplazamiento. Esta
última sigue estando presente porque los metales tienen también
electrones ligados, pero su efecto es pequeño, sobre todo para
grandes longitudes de onda. E n el capítulo X X se definió la den-
8
Recientemente se han obtenido superficies con una reflectancia superior a
la de cualquier metal, pero compuestas solo de dieléctricos. Son las llamadas pe-
lículas múltiples (Sec. 14-6), que utilizan el principio de interferencia. Sin embargo,
su elevada reflectancia no se extiende a un intervalo de longitudes de onda tan
grande como en los metales.
580 REFLEXION [CAP. 25

sidad de la corriente de desplazamiento en el vacío como la deri-


vada de E respecto al tiempo dividida por 4TC. E n la materia hemos
de multiplicar, además, por la constante dieléctrica. Si la materia
es conductora, habrá que sumar la corriente de conducción. Se-
gún l a ley de Ohm, esta última es aE, donde a es la conductividad.
L a densidad de corriente total será, pues,

4TC dt
i '
Descomponiendo esta corriente según los ejes x, y, z y susti-
tuyendo estas componentes en las ecuaciones de Maxwell, en for-
ma análoga a la utilizada en la teoría de la dispersión (Sec. 23-9),
se obtienen ecuaciones de la forma siguiente:
4ror _ , e dE x dH dHy 2 '
c c dt dy • dz
1 dEy_dE J

y
c dt ~ ¡dz dy' °' &

A l resolver estas ecuaciones han de introducirse las mismas


9

condiciones de contorno impuestas en el caso de los dieléctricos,


y que se cumplen también para los metales. Estas son las cuatro
relaciones [25-14] de la sección precedente. Las soluciones para
ondas planas contienen magnitudes complejas, y conducen a
expresiones del tipo i

Ex = A sen co ^ — ~ (1 — ÍK)Z j, etc. [25-17]


donde n y K son los índices de refracción y de absorción conside-
rados anteriormente. L a forma de esta expresión es análoga a
la correspondiente a un dieléctrico (Sec. 23-9), salvo que la »
anterior está reemplazada en este caso por la magnitud

»' = «(1 —¿K) .[25-18],

denominada índice de refracción complejo. Sustituyéndola en lu-


gar de n en las ecuaciones de los dieléctricos, se obtienen las co-
rrespondientes relaciones para los metales. Así, p. ej., la ecuación
[25-4], que da la amplitud reflejada para incidencia normal, se
convierte en í !
9
Para un estudio detallado de la teoría electromagnética aplicada a la refle-
xión metálica, véase M . BORN, op. cit., pág. 261; P. DRUDE: Theory of Optics,
ed. inglesa, Longman's Green & Co., Nueva York, 1922; GEIGER y SCHEEL, op. cit.,
página 240. La última referencia da menos ecuaciones aproximadas.
PROBLEMAS 581

R _ «(1 — í'K) — 1
E " » ( 1 — íK) - f 1

Para obtener la intensidad se multiplica por la conjugada como


se explicó en la sección 14-8. Así, si se reemplaza i por —• i y se
efectúa el producto, resulta

R* ^ « ( 1 - ¿ K ) - 1 n(l + ÍK) - 1 ^ (n - 1)* + K 0


2

£ 2
«(1 — Í'K) + 1 ' n(l + íK) + 1 (n + l ) +
2
K 0
2 1 J

donde K = M K (véase E c . [25-10]). Esta expresión se reduce


0

evidentemente a la ecuación [25-5] de los dieléctricos cuando el


coeficiente de absorción tiende a cero y el índice de refracción
se hace real. Es interesante observar que tanto para n muy pequeño
como para K grande conduce a una elevada reflectancia. E n los
0

mejores reflectores ambas condiciones se verifican simultánea-


mente. Es- instructivo estudiar los valores de r que figuran en l a
última columna de l a tabla 25-1 en relación con los correspon-
dientes de n y K . 0

PROBLEMAS

25-1. Dedúzcanse las leyes de la reflexión de Fresnel (Ees. [25-1]


y [25-2]) a partir de las condiciones de contorno (Ees. [25-15]).
25-2. Represéntense las curvas de la reflectancia para reflexión ex-
terna en un vidrio flint de índice de refracción 1,60. Dése el valor del án-
gulo de polarización con una precisión de 1'. Sol.: 58°0'.
25-3. Repítase el problema anterior para reflexión interna. Dense
los valores precisos tanto del ángulo de polarización como del ángulo límite.
25-4. Calcúlese la reflectancia para incidencia normal de las siguien-
tes sustancias: a) cuarzo fundido, n = 1,470; b) vidrio flint, n = 1,604;
c) calcio metálico, n 0,290, K„ = 1,64; d) platino electrolítico, n = 2,63,
K = 3,54.
0 Sol.: a) 0,0362; b) 0,0538; c) 0,733; d) 0,591.
25-5. Dedúzcase una ecuación para el acimut de la luz refractada en
un dieléctrico. Trácese la curva correspondiente a la de la figura 25-8 para
la luz reflejada.
25-6. Sobre una superficie de vidrio incide, bajo un ángulo $ = 60°,
luz polarizada linealmente con su vector eléctrico vibrando en una direc-
ción que forma un ángulo de 20° con el plano de incidencia. Calcúlese el
acimut <\> de la luz reflejada polarizada linealmente. Supóngase n = 1,560.
Sol.: l l ° 1 5 ' .
25-7. Utilizando las leyes de Fresnel de la reflexión, compruébese el
hecho de que la suma ele los flujos de energía de los haces reflejado y trans-
mitido es igual al del haz incidente.
25-8. A partir de las ecuaciones [25-7] sobre los cambios de fase en
la reflexión interna en un dieléctrico, demuéstrese que para <f> = 45° el
582 REFLEXION [CAP. 25

valor de Sp es justamente el doble del de S¡. (ÍNDÍCACIÓ.V; Apliqúese la


fórmula de la tangente del ángulo mitad.)
25-9. Luz polarizada linealmente se refleja bajo mi ángulo <f> = 45°
en la hipotenusa de un prisma de reflexión total construido de vidrio de
índice n = 1,52. Si el acimut de la luz incidente es 45°, calcúlese la dife-
rencia de fase entre las componentes reflejadas p y s. Represéntese a escala
la forma de la vibración elíptica como se hizo en la figura 25-10.
25-10. Luz natural incide sobre una superficie de vidrio (n = 1,50)
bajo un ángulo de incidencia de 30°. Calcúlense las amplitudes e intensi-
dades de las componentes reflejadas p y s. Calcúlese también el grado de
polarización (Sec. 24-4) de la luz refractada. ¿Cuál es el flujo total en el
haz refractado, expresado como fracción del haz incidente?
Sol.: Amplitudes 0,159, — 0,241. Reflectancias, 0,0253, 0,0578. Pola-
rización, 1,7 % . Flujo, 0,958.
25-11. Represéntense los cambios de fase en la reflexión interna para
vidrio de índice n = 1,60 entre el ángulo límite y la incidencia rasante.
Utilícese la diferencia S = 8p — 8 , y hállense los dos ángulos que podrían
S

usarse para diseñar un romboedro de Fresnel de este vidrio.


25-12. Expliqúese por qué, al construir el romboedro de Fresnel des-
crito en la sección 25-6, es más conveniente elegir el ángulo de 54°37' en
lugar del otro ángulo de 48°37', que da también una diferencia de fase.
8 = 45°. Sol.: L a diferencia de fase varía más lentamente con el ángulo.
25-13. Para el berilio y la raya verde del mercurio, n — 2,66 y K = 0,89.
Calcúlense: a) su reflectancia para, incidencia normal, y b) su ángulo prin-
cipal de incidencia y el acimut principal.
25-14. E l ángulo principal de incidencia y el acimut principal para
un cierto metal son, respectivamente, 61,1° y 36,5°. Determínense las cons-
tantes ópticas de este metal y su reflectancia para incidencia normal.
5o/.: n = 0,464; K = 3,271; r = 0,583.
25-15. Supóngase que en el experimento de Hall el diámetro de la
mancha brillante para un ángulo de incidencia particular coincide justa-
mente con el del tercer anillo brillante de Newton para la luz del sodio.
Hállese, en centímetros, la distancia que ha penetrado la luz en la película
de aire.
CAPITULO X X V I

D O B L E REFRACCION

Desde el punto de vista de la óptica física, los cristales birre-


fringentes sé clasifican en uniáxicos y biáxicos. Hemos visto que
en los cristales uniáxicos los índices de refracción y , por tanto,
las velocidades de las ondas O y i? se hacen iguales a lo largo
de una dirección única, denominada eje óptico. E n los cristales
biáxicos, por¡ el contrario, existen dos direcciones en las cuales
la velocidad de las ondas planas es independiente de l a orienta-
ción de las vibraciones incidentes. Estos dos ejes forman un cier-
to ángulo característico del cristal y que depende en cierto grado
de la longitud de onda. Podemos considerar a los cristales uni-
áxicos como un caso especial de los biáxicos, en los cuales el ángulo
formado por los ejes es nulo.
26-1. Superficies de onda en los cristales uniáxicos.—Los
cristales uniáxicos se dividen en negativos y positivos. E n los ne-
gativos, como l a calcita, el índice de refracción extraordinario es
menor que el ordinario. E n los positivos, como el cuarzo, ocurre
lo contrario. E l estudio general de la propagación de la luz en los
cristales positivos y negativos se hace de ordinario considerando
las superficies de onda, que se prestan muy bien a l a construc-
ción de Huygens.
L a superficie de onda es un frente de onda (o un par de frentes
de onda) que rodea completamente a un manantial puntual de
luz monocromática. Así, si en uno cristales
ra 26-1 el manantial está en P,
la circunferencia y la elipse
que lo rodean representan las
trazas de los frentes de onda,
que son los lugares de los pun-
tos de igual fase de las ondas
emitidas por P. Si estos crista-
les fuesen isótropos, como el
vidrio, no habría más que una
sola superficie de onda, que
tomaría la forma esférica, i n -
dicando que l a velocidad de
la onda es igual en todas FIG. 26-1.—Diagramas de la superficie de
direcciones. Sin embargo, en onda de la calcita y del cuarzo.

583
I
584 D O B L E REFRACCION [CAP. 26

la mayoría de las sustancias cristalinas se forman dos superficies


de onda, una llamada superficie de onda ordinaria, y otra, super-
ficie de onda extraordinaria. Tanto en la calcita como en el
cuarzo, la superficie de onda ordinaria es una esfera, y la extra-
ordinaria, un elipsoide de revolución. Las verdaderas superficies
tridimensionales se obtienen girando las secciones transversales
de la figura 26-1 alrededor de los ejes ópticos, que, por razones
que se darán, se han designado por xx' y zz. L a circunferencia
engendra una esfera y la elipse un elipsoide de revolución. L a
figura 26-2 muestra las tres secciones transversales de estas su-

ca/cita
cuarzo .

FIG. 26-2.—Secciones transversales de las superficies de onda de 2a calcita y del


cuarzo.

perficies. E n ellas se ha exagerado la excentricidad de las sec-


ciones elípticas, pues en realidad la diferencia entre los ejes
mayor y menor es solo del 11 % para la calcita y del 0,6%
para el cuarzo. 1
¡'
E n la calcita, el elipsoide es tangente a la esfera, que queda
dentro de él, en los dos puntos en que los atraviesa el eje óptico
que pasa por P. E n el cuarzo, la esfera y el elipsoide que encierra
no se tocan completamente en el eje óptico que pasa por P. Ello
da origen a un nuevo fenómeno llamado actividad óptica, que será
estudiado con detalle en el capítulo X X V I I I . Sin embargo, la
proximidad de las dos superficies en la dirección del eje óptico
es tan grande que, de momento, supondremos que se tocan, como
ocurre de hecho en otros cristales positivos, como el dióxido de
titanio, óxido de cinc, hielo, etc. Hay que señalar que, debido
a que todos los medios presentan; dispersión, las superficies de
onda representadas solo se aplican ¡a una longitud de onda. Para
SEC. 26-2] PROPAGACION D E ONDAS PLANAS 585

otras longitudes de onda habrían de dibujarse superficies de onda


mayores o menores. Además, conviene recordar que los radios
trazados con centro en P son proporcionales a las velocidades
de fase y, por tanto, no miden la velocidad con que se propaga
la energía. Las velocidades de grupo, que en los medios dispersivos
son de ordinario menores que las de fase (Sec. 23-7), vendrían
representadas por superficies proporcionalmente más pequeñas.
Solo coincidirán con las superficies descritas aquí en el caso de
luz perfectamente monocromática.
Las direcciones de vibración en las dos superficies de onda
se han indicado en la figura 26-1 por el signo J_ para las vibra-
ciones perpendiculares al plano de la figura, y por el || para las que
tienen lugar en dicho plano. Una vez que hayamos considerado
cómo han de aplicarse las superficies de onda, estas direcciones
quedarán especificadas con mayor exactitud.
26-2. Propagación de ondas planas en cristales uniáxicos.—El
origen de la doble refracción de la luz en la superficie de un cris-
tal se explica fácilmente por medio de las superficies de onda.

FIG. 26-3.—Construcción de Huygens para- una onda plana que incide normal-
mente sobre calcita.

que acabamos de describir. Para ello utilizaremos el principio


de Huygens de las ondas secundarias. Consideremos, p. ej., un
haz paralelo que incide normalmente sobre la superficie de un
cristal como la calcita, cuyo eje óptico forma un ángulo arbitrario
con la superficie del cristal (véase Fig. 26-3). E l eje óptico tiene
la dirección indicada por las líneas de trazos. De acuerdo con el
principio de Huygens, cualquier punto del frente de onda será
un nuevo manantial puntual. E n este caso se han elegido los A ,
B y C justamente donde la onda incide sobre la superficie del
cristal. Después de un pequeño intervalo, las ondas secundarias
de Huygens, que han penetrado en él procedentes de estos puntos,
tendrán la forma representada en la figura.
586 DOBLE REFRACCION [CAP. 26

Trazando las tangentes comunes a estas ondas secundarias,


se obtienen las dos ondas planas OO' y EE' de la figura. Como
la primera es tangente a ondas secundarias esféricas, se comporta
como una onda en un medio isótropo, propagándose perpen-
dicularmente a la superficie con una velocidad proporcional a
AA', BB' y CC. E n el último capítulo vimos que las vibra-
ciones para esta onda 0 son normales a la sección principal; L a
tangente a las ondas secundarias elipsoidales representa el frente
de onda de las vibraciones E que tienen lugar en la sección prin-
cipal. Los rayos E, que unen los orígenes de las ondas secunda-
rias con los puntos de tangencia, se separan de los rayos 0 y no son
ya perpendiculares al frente de onda. Ellos representan la direc-
ción en que se refractaría un estrecho haz luminoso, que es la

x z

z'
negst/i/o positivo

FIG. 26-4.—Superficies de onda y de velocidad normal para cristales uniáxicos.

•dirección en que se transmite la energía de las vibraciones E.


Su velocidad, proporcional a Aa, Bb y Ce, se llama velocidad
•del rayo. Es mayor que la velocidad normal, medida por' Aa',
Bb' o Ce, que es aquella con que avanza la onda a través del
cristal en dirección normal a su propio plano.
Representando en coordenadas polares la velocidad normal
Aa' en función del ángulo formado por el eje óptico y la normal
a la onda E, se obtienen los óvalos de trazos de la figura 26-4.
Estos óvalos son naturalmente superficies tridimensionales simé-
tricao respecto del eje óptico. Se ve ahora que la superficie de onda,
es decir, el elipsoide de revolución, es en realidad una superficie
•de velocidad del rayo. L a superficie de velocidad normal y la
superficie de velocidad del rayo de las vibraciones ordinarias están
ambas representadas por la misma circunferencia o esfera. E n lo
sucesivo designaremos al elipsoide de revolución como superficie
SEC. 26-2] ! PROPAGACION D E ONDAS PLANAS 587

de onda de las vibraciones ¿j,|y al óvalo de revolución como super-


ficie de velocidad normal de l a onda E.
A l construir la figura 26-3 se ha supuesto que el eje óptico
se encuentra en el plano de la figura. De no ser así, un plano tan-
1

gente a las ondas elipsoidales hará contacto con ellas en puntos


situados delante o detrás del plano de la figura. Sin embargo,
si el eje óptico es paralelo o perpendicular a la superficie del cris-
tal, el caso es particularmente sencillo. L a figura 26-5 ilustra
la construcción de Huygens en estos casos importantes, en los

(o) (6)

eje óptico A B

(c)

Te
X'

FIG. 26-5.—Propagación de ondas planas, que inciden normalmente, a través de


cristales de calcita de caras paralelas y perpendiculares al eje óptico.

cuales la cara del cristal se corta (1) paralelamente al eje óptico


como en (a) y (6), y (2) perpendicularmente a él como en (c). E n
ambos casos, las velocidades de rayo son iguales a las velocidades
de onda y no hay doble refracción. Sin embargo, en el caso (1)
la onda E se propaga más rápidamente que l a O. Cuando existe
diferencia entre estas velocidades se origina la interferencia
en luz polarizada, fenómeno que estudiaremos en el capítulo
siguiente.
Para comprender mejor el. comportamiento complejo de la
velocidad de la luz que vibra en diferentes direcciones, y que
queda descrito por la superficie de onda, conviene tener presen-
tes los siguientes hechos: L a onda O, que vibra siempre perpendi-
cularmente al eje óptico, tiene l a misma velocidad en cualquier
dirección. Las vibraciones de la onda E forman un ángulo dis-
tinto con el eje para cada rayo diferente trazado desde P (figu-
ra 26-4;. E n particular, para el rayo trazado a lo largo del eje óptico,
588 DOBLE REFRACCION [CAP. 26

cuyas vibraciones son perpendiculares a él, la velocidad es igual


a la del rayo O, que también vibra perpendicularmente al eje.
Estos hechos sugieren que, por alguna razón, la velocidad de la
luz depende del ángulo de inclinación de las vibraciones respecto
al eje óptico. Según la teoría del sólido elástico, esto podría expli-
carse suponiendo que existen dos coeficientes elásticos diferentes:
uno para las vibraciones paralelas al eje óptico y otro para las
perpendiculares a él. E n la calcita, p. ej., se supone que la fuerza
recuperadora es mayor para el rayo E, que se propaga perpen-
dicularmente al eje óptico (vibraciones paralelas al eje), que para
el O de la misma dirección (vibraciones perpendiculares al eje).
Por tanto, la onda E se propagará| más de prisa en esta dirección.
26-3. Ondas planas en incidencia oblicua.—Continuando el
estudio de la doble refracción en los cristales uniáxicos, conside-
remos el caso de un haz
luminoso paralelo que inci-
de bajo determinado ángulo
sobre la superficie de un
cristal cuyo eje óptico se
encuentra en el plano de in-
cidencia y a la vez forma un
ángulo arbitrario con la su-
perficie del cristal (véase
Fig. 26-6). E n el punto A,
donde la luz toca primero
FIG. 26-6.-—Construcción de Huygens a la superficie, se traza la
cuando el eje óptico se encuentra en el
plano de incidencia. superficie de onda O con un
radio tal que la razón CBIAD
sea igual al índice de refracción del rayo O. Se traza entonces la
superficie de onda elipsoidal tangente a la circunferencia en el
punto de intersección con el eje óptico xx. Los puntos D y F y
los nuevos frentes de onda DB y FB se hallan trazando tangentes
desde el punto i?, común a la circunferencia y a l a elipse. Mien-
tras la luz se propaga de C a B en el aire, las vibraciones O van
de A a D en el cristal, y las E, de A a F. E n el caso más general
en que el eje óptico no se encuentra en el plano de incidencia, el
rayo refractado no estará en el mismo plano. Tales casos requieren
figuras tridimensionales y no pueden representarse fácilmente.
E n la figura 26-7 se aplican los principios de la construcción
de Huygens a tres casos particulares. E n (a) y (c), el eje óptico,
el plano de incidencia y los planos principales E y 0 coinciden
con el plano de la figura *. E n (b) el eje es perpendicular al plano

1
Por consideraciones geométricas puede demostrarse para el caso especial de
la figura 26-7 (a), en la cual el eje óptico se encuentra a la vez en la superficie
SEC. 26-4] DIRECCION D E LAS VIBRACIONES 589

FIG. 26-7.—Doble refracción en cristales tallados de modo que el eje óptico sea
paralelo y perpendicular a la superficie.

de incidencia, y las secciones transversales de las superficies de


onda originadas en A son dos circunferencias. Esto ocurre donde
los dos planos principales que definen las direcciones de vibra-
ción de los rayos 0 y E (Sec. 24-9) no coinciden entre sí ni con
la sección principal.
26-4. Dirección de las vibraciones.—En los cristales ha de
especificarse con más precisión la naturaleza física de las «vibra-
ciones», pues no basta simplemente con las oscilaciones del vector
eléctrico (o magnético) utilizadas hasta ahora. Por razones que
daremos después, la dirección del desplazamiento eléctrico D
(Sec. 23-9) no coincide en general- con la de E. L a aplicación de
las ecuaciones de Maxwell a los medios anisótropos, a lo largo
de rectas que serán descritas en la sección 26-9, demuestra que
las vibraciones que se encuentran en el frente de onda son las
de D . Sin embargo, las vibraciones de E, es decir, del vector eléc-
trico (símbolo que no ha de confundirse con el correspondiente
a las vibraciones extraordinarias), son perpendiculares al rayo y,
por tanto, están inclinadas respecto al frente de onda. Así, pues,
la onda extraordinaria es transversal respecto de D , pero no res-
pecto de E. E n las figuras 26-3 y 26-4, así como en las que siguen,
indicamos como dirección de las vibraciones la del desplazamiento
eléctrico D.
y en el plano de incidencia, que las direcciones de los rayos refractados están dadaf
por tg ^g/tg 4>' = « / » , siendo. <f>' y <f>' los ángulos de refracción, y « .
Q £ 0 E 0 ;

y n los índices principales de refracción.


0
590 DOBLE REFRACCION [CAP. 26

E n los cristales uniáxicos, las direcciones de vibración de los


rayos O y E se especifican mediante los planos principales para
estos rayos, definidos en la sección 24-9. Las vibraciones O son
perpendiculares al plano principal del rayo O, que contiene a
este rayo y al eje óptico. Son también tangentes a la superficie
de onda O. Las vibraciones E se encuentran en el plano principal
del rayo E y son tangentes a la superficie de onda E. Estas defini-
ciones pueden parecer innecesariamente complicadas en casos
tales como el de la figura 26-3, donde la sección principal y los
dos planos principales coinciden con el de la figura, pero son
esenciales en el caso más general en que los tres planos son dife-
rentes. Otro modo de determinar las direcciones de las vibraciones,
que es válido en forma muy general para todos los casos, incluidos
los cristales biáxicos, es el siguiente: Los desplazamientos eléc-
tricos asociados a un rayo (el rayo E en los cristales uniáxicos)
tienen la dirección de la proyección del rayo sobre su frente de
onda. Los asociados con el otro rayo se hallan entonces a partir
del hecho de que, para una dirección dada de la onda normal, las
dos direcciones posibles de D son perpendiculares entre sí. Exa-
minando las figuras se verá que están de acuerdo con estas reglas
en los casos sencillos que hemos considerado.
26-5. Indices de refracción de los cristales uniáxicos.—El
índice de refracción se define de ordinario como la razón de la velo-
cidad de la luz en el vacío a la velocidad en el medio en cuestión.
E n los cristales uniáxicos hay dos índices principales de refracción,
uno que expresa la velocidad de la onda E cuando se propaga
normalmente al eje óptico, y otro, la velocidad déla onda O. Ambos
están relacionados con los dos coeficientes elásticos mencionados
en la sección 26-2. E n los cristales negativos, como la calcita, el
índice principal de la onda extraordinaria se define como la velo-
cidad de la luz en el vacío dividida por la velocidad máxima en el
cristal:
_ velocidad en el vacío
E
velocidad máxima de la onda E
Se observará que la velocidad normal máxima es igual a la
velocidad de rayo máxima. E l índice ordinario se define así:
velocidad en el vacío
«o = [26-21
velocidad de la onda O
E n los cristales uniáxicos positivos el índice principal de la
onda extraordinaria se define así:
velocidad en el vacío ^
velocidad mínima de la onda E
SEC. 26-5] INDICES 1
D E REFRACCION 591

E n l a tabla 26-1 figuran! los índices principales de l a calcita


y del cuarzo para varias longitudes de onda del espectro visible,
ultravioleta e infrarrojo próximo.
TABLA 26-1

Indices principales de la calcita y el cuarzo a 18° C

Calcita Cuarzo
Elemento Longitud Cuarzo
manantial de onda fundido
n
0 i n
E n 0

Au 2000,60 1,90302 1,57663 1,64927 1,66227


Cd 2265,03 1,81300 1,54914 1,61818 1,62992 1,52308
Cd 2573,04 1,76048 1,53013 1,59622 1,60714 1,50379
Cd 2748,67 1,74147 ¡1.52267 1,58752 1,59813 1,49617
Sn 3034,12 1,71956 ¡1,51366 1,57695 1,58720 1,48594
Cd 3403,65 1,70080 ¡1,50561 1,56747 1,57738 1,47867
Hg 4046,56 1,68134 1,49694 1,55716 1,56671 1,46968
H Y 4340,47 1,67552 1,49428 1,55396 1,56340 1,46690
H(5 4861,33 1,66785 1,49076 1,54968 1,55898 1,46318
Hg 5460,72 1,66168 1,48792 1,54617 1,55535 1,46013
Hg 5790,66 1,65906 1,48674 1,54467 1,55379
Na 5892,90 . 1,65836 1,48641 1,54425 1,55336 1,45845
Ha 6562,78 1,65438 1,48461 1,54190 1,55093 1,45640
He 7065,20 1,65207 1,48359 1,54049 1,54947 1,45517
K 7664,94 1,53907 1,54800
Rb 7947,63 1,53848 1,54739 1,45340
8007,00 1,64867 1,48212
0 8446,70 1,53752 1,54640
9047,0 1,64579 1,48095
Hg 10140,6 1,53483 1,54360
10417,0 1,64276 1,47982'

Como la superficie de onda E es tangente a la O en el eje óp-


tico, el índice ordinario no da también la velocidad de la onda E
a lo largo del eje. Cada par de valores no y n correspondientes E

a una longitud de onda dada determina, por tanto, la razón entre


los ejes mayor y menor de las superficies de onda extraordinaria
para dicha longitud de onda.

FIG. 26-8.—Doble refracción en prismas tallados en un cristal uniáxico negativo.


.592 DOBLE REFRACCION [CAP. 26

E s fácil determinar experimentalmente los índices principales


de los cristales uniáxicos refractando la luz a través de un pris-
ma de ángulo conocido. Si se pone en la platina de un espectró-
metro cualquiera de los prismas de la figura 26-8 se observarán
dos espectros. Por cada longitud de onda habrá dos rayas espec-
trales y, por tanto, dos ángulos de desviación mínima. Los índices
O y E se calculan entonces del modo usual (Sec. 2-8) por la fórmula
sen \(a. + K)
« = . P6-4]
sen |oc
•donde S es el ángulo de desviación mínima,,y a ,i el ángulo del
m
1

-prisma. :
Para la desviación mínima en el prisma (a) el rayo E se propaga
esencialmente en dirección perpendicular al eje óptico, condi-
ciones necesarias para medir el índice principal n . Respecto del
E

""Vi/ \
'c Y yu.

h I
0
a
i

FIG. 26-9.—Secciones transversales de las superficies de onda de un cristal biáxico.

prisma (b) ha de tenerse en cuenta que la sección transversal de


l a superficie de onda origina dos circunferencias. Ello significa que
la velocidad del rayo E, como la del 0, es independiente de la
dirección en el plano de la figura, verificándose también para él
la ley de Snell de la refracción.
26-6. Superficies de onda en los cristales biáxicos.—La mayo-
ría de los cristales naturales son biáxicos, poseyendo dos ejes
ópticos o direcciones de velocidad normal única. L a doble re-
fracción en tales cristales, al igual que en la calcita y en el cuarzo,
se estudia más fácilmente a base de diagramas de superficies de
onda y del principio de Huygens. L a figura 26-9 muestra tres
secciones transversales de las superficies de onda de un cristal
biáxico. Como anteriormente, las direcciones de vibración se han
representado por puntos y trazos. Cada sección corta a las dos
superficies según una circunferencia y una elipse, diferentes para
las tres secciones. Las figuras corresponden al caso en que los
semiejes de las intersecciones de la superficie de onda con los
SEC. 26-6] SUPERFICIES D E ONDA 593

planos coordenados son, como indica la figura, a — 3, b = 2 y


c = 1. (Diferencias tan grandes entre a, 5 y c no se encuentran
en la Naturaleza.)
De las tres secciones transversales, la del centro (situada en
el plano x, z) es la más interesante, pues contiene los cuatro pun-
tos singulares en que la superficie exterior (línea fina) toca a la
interior (línea gruesa). Como aparece de nuevo en la figura 26-10 (a),

FIG. 26-10.—Diagrama de la superficie de onda de un cristal biáxico y casos límites


de cristales uniáxicos.

los ravos 0R y OR representan las direcciones según las cuales


1 2

solo hay una velocidad del rayo; pero no se trata de los ejes ópti-
cos. Estos se localizan trazando los planos tangentes, A M y l l

A M . E n dos dimensiones es difícil poner de manifiesto que


2 2

estos planos tangentes cortan a la superficie tridimensional exte-


rior según circunferencias de diámetros A M y A M , pero
1 1 2 2

ocurre así. Como la sección transversal de una de las superficies


es una circunferencia, las rectas OA y 0A son perpendiculares
1 2

a los planos tangentes. Por consiguiente, dan la misma velocidad


normal, tanto para la elipse como para la circunferencia, por lo
que OA y O A son los ejes ópticos para el punto 0.
x 2

E n la figura 26-9 se ve que es posible determinar la forma de


las superficies de onda sin más que especificar tres índices prin-
cipales de refracción. Estos se determinan por el hecho de que
existen tres velocidades particulares correspondientes, respectiva-
mente, a las vibraciones paralelas a x, y y z. E n j a teoría del sólido
elástico se especifican tres coeficientes elásticos diferentes para
JENKINS-WHITE.—38
594 DOBLE REFRACCION [CAP. 26

estos tres tipos de vibración, que originan estas tres velocidades.


Si las superficies de onda representan los frentes de onda al cabo
de 1 seg de propagación a partir del punto O, los índices ven-
drán dados por
V V V

donde V es la distancia que recorre la luz en 1 seg en el vacío


y a, b y c son los semiejes de las secciones elípticas del frente de
onda. E n l a tabla 26-2 figuran los valores de ««, nb y n para c

varios cristales.
TABLA 26-2

Indices de refracción principales de cristales biáxicos (para la luz


de sodio)

Angulo
Cristal, fórmula b
n entre ejes,
2*

Cristales negativos:
Mica, ( S C g K H A l
3 2 3 1,5601 1,5936 1,5977 138°
Aragonito, (C0 )CaO 2 1,531 1,682 1,686 162"
Antimonita, S Sb (1.7620) . . . .
3 2 3,194 • 4,046 • 4,303 133°
Cristales positivos:
1,950 2,043 2,240 69°
Topacio, FSi0 ( 2 A 1 0 )2 1,619 1,620 1,627 65°
Turquesa, C u O 3 A l . j O 3 2 P 2 O 5 9 H . 2 O . 1,520 1,523 1,530 40°

L a distinción entre cristales positivos y negativos se hace


según que el ángulo « de la figura 26-10 (a) sea menor o mayor
que 45°. Cuando a tiende a cero, a se hace igual a b, y l a super-
ficie toma l a forma correspondiente a un cristal uniáxico posi-
tivo [Fig. 26-10 (b)]. Cuando, por el contrario, a = 90°, será
b = c, y la superficie corresponde a la de un cristal uniáxico nega-
tivo, como en la parte (c) de l a figura. E n función de los índices
de refracción, estos casos límites son:
«„ = #*< n¿ CRISTAL U N I A X I C O POSITIVO

con no — na o m; n = nE c

n a < ni — nc CRISTAL UNIÁXICO NEGATIVO

con no ~ nb o n ; n = n
c E a

Conviene advertir que en la figura 26-9 cada plano coordenado


contiene una sección transversal circular de l a superficie de onda.
SEC. 26-7] REFRACCION CONICA I N T E R N A 595

FIG. 26-11.—Secciones transversales de un cuadrante de superficie de onda de


un cristal biáxico. Las líneas de trazos representan superficies de velocidad normal.
Las flechas muestran la dirección del desplazamiento eléctrico.

Esto significa que uno de los dos rayos refractados en un cristal


a lo largo de cualquiera de estos planos obedece a la ley de Snell.
Por consiguiente, utilizando este hecho, es posible, a partir de
cristales, tallar prismas que permitan determinar los índices prin-
cipales de refracción.
L a figura 26-11 representa un cuadrante de la superficie de
onda de un cristal biáxico para mostrar las direcciones de los
desplazamientos eléctricos D, esto es, las vibraciones en los fren-
tes de onda, así como la superficie de velocidad normal (líneas
de trazos). L a hoja exterior toca a la interior solamente en cuatro
puntos, donde forma «hoyos». Estos están situados en puntos tales
como i? , en que la superficie es cortada por los ejes rayos. A lo
2

largo de los ejes x, y y z la velocidad del rayo es igual a la velo-


cidad normal. Se vera que las vibraciones en la superficie de onda,
donde esta tiene una sección circular, son perpendiculares al plano
coordenado, pues solo en estas condiciones forman un ángulo
constante con el eje óptico.
26-7. Refracción cónica interna.—El estudio de la refracción
en los cristales biáxicos sigue las mismas normas dadas en las
secciones anteriores para los uniáxicos. Así, p. ej., para la refracción
en el plano x, z, podemos aplicar la construcción de Huygens, uti-
lizando ondas secundarias de la forma representada en la figu-
ra 26-10. E n general encontraremos dos rayos refractados pola-
rizados linealmente, es decir, tenemos también en este caso doble
refracción. Pero hay dos casos especiales en los cuales el com-
portamiento de un cristal biáxico difiere del tipo más sencillo
uniáxico. Corresponden al caso particular en que la luz se envía
596 DOBLE REFRACCION ! [CAP. 26

a lo largo del eje óptico de un cristal uniáxico. Uno de ellos, re-


fracción cónica interna, se observa cuando la luz incide según uno
de los ejes ópticos. E l otro, refracción cónica externa, se origina cuan-
do l a luz incidente está dirigida a lo largo de uno de los ejes rayos.
L a refracción cónica interna se produce del modo siguiente:
Y a se ha dicho que el plano tangente A M [Figs. 26-10 («) y
Z 2

26-12 (a)] hace contacto con la superficie de onda tridimensional


según una circunferencia de
diámetro A¡M . Supongamos
2

| ahora que, a partir de un


! cristal, tallamos una lámina de
: caras paralelas de modo que
jsus superficies sean perpen-
diculares a un eje óptico y
! que el cristal tenga el espesor
2 OA [Fig. 26-12 (a)]. Imagine-
¡ mos que un rayo no polariza-
do incide normalmente sobre
¡ la primera superficie en el
punto O. Las vibraciones per-
FIG. 26-12.—(a) Geometría de la refrac- pendiculares se propagarán a
ción cónica interna, (b) Vista frontal de
la luz cónica refractada interiormente,
lo largo del eje óptico OA 2

con indicación de las direcciones de vi- ; sin desviarse. Las paralelas


bración. se desplazarán según C W y 2

emergerán después de una


segunda refracción en la misma dirección OA . Ahora bien: el
z

rayo no polarizado incidente contiene vibraciones en todos los


planos que pasan por él (Sec. 24-2), existiendo para cada plano
particular de vibración una dirección diferente a lo largo de la cual
la onda se propagará con la misma velocidad normal que a lo
largo de cualquier otro rayo. E n tres dimensiones estos rayos
formarán un cono de luz en
el cristal, que se esparcirá des-
de O. A l llegar simultánea-
mente a la segunda superficie
AM
2 Z todas estas ondas se
refractarán paralelamente, for-
mando un cilindro circular.
Observando de frente este haz
luminoso hueco, los planos de
v i b r a c i ó n aparecerán como
muestra l a figura 26-12 (b).
L a refracción cónica inter-
na fue predicha por sir WÜ- IG. 26-13.—Refracción cónica interna en
F

liam Hamilton, y se supone , una lámina biáxica.


SEC. 26-8] REFRACCION CONICA E X T E R N A 597

que por sugerencia suya fue comprobada por primera vez expe-
rimentalmente en 1833 por Lloyd. Las observaciones suelen rea-
lizarse con una lámina de cristal como la de la figura 26-13.
U n estrecho haz luminoso limitado por dos orificios móviles 5 X

y 5 se hace incidir bajo un ángulo tal que la luz que vibra


2

perpendicularmente al plano de incidencia se refracte a lo largo


del eje óptico. Variando la posición de 5 de modo que cambie el
2

ángulo de incidencia, no habrá más que dos rayos refractados


hasta que se alcance la dirección correcta para que se produzca
la refracción cónica interna. Cuando esto suceda, la luz se des-
plegará en forma de anillo desde las dos señales próximas a A 2

26-8. Refracción cónica externa.—La refracción cónica exter-


na en los cristales biáxicos es un fenómeno por el cual un cono
luminoso hueco exterior se convierte en el interior del cristal en
un estrecho pincel o rayo de
luz (Figs. 26-14 y 26-15). Su-
pongamos que un haz mono-
cromático se propaga dentro
del cristal a lo largo del eje
rayo 0R . Según el diagrama
2

de la figura 26-14, pueden tra-


zarse dos tangentes en el pun-
to de intersección R , una a
2

la elipse y otra a la circunfe-


rencia.
E n las superficies de onda
tridimensionales, el punto R 2

es una especie de hoyo, y exis- FIG. 26-14.—Geometría de la refracción


cónica externa.
te un número infinito de fren-
tes de onda que envuelven el cono obtuso. E n correspondencia
con estos frentes de onda habrá un número infinito de normales
de onda, cada una con su dirección particular de vibración [figu-
ra 26-14 (b)], que formarán un cono agudo. Cuando estos frentes
de onda, cuya energía se propaga a lo largo del eje rayo, llegan a
la superficie del cristal, emergerán como un cono de rayos, y a
que cada normal de onda interior corresponde a un rayo refrac-
tado exterior. Existe, pues, un cono de normales de onda tanto
fuera como dentro. Por el principio de reversibilidad de los ra-
yos luminosos, un cono hueco de rayos de luz polarizada proce-
dente del exterior se unirá para formar un rayo interior que se
propagará según el eje rayo.

Una fotografía de refracción cónica interna aparece en la obra de M A X BORN


2

Optik, pág. 240, J . Springer, Berlín, 1933.


598 DOBLE REFRACCION [CAP. 26

FIG. 26-15.—Método para observar la refracción cónica externa.

Experimentalmente se hace incidir sobre la superficie de una


lámina de cristal, tallada como indica la figura 26-15, un cono
macizo de luz convergente no polarizada, algo mayor de lo nece-
sario. E l eje rayo se localiza moviendo uno de los diafragmas 5 X

y S . De la luz incidente, el cristal elige el cono hueco de rayos


2

que vibran en los planos adecuados y los une para formar un


rayo. Los rayos no adecuados del cono se propagan en direccio-
nes diferentes y son detenidos por la pantalla S . A l refractarse
2

el rayo mencionado en la segunda cara del cristal se observa un


cono hueco de luz polarizada que emerge desde S¡¡. E l cono repre-
sentado en la figura 26-15 no es el mismo que el de la figura 26-14 (b),
sino el producido por refracción del último.
26-9. Teoría de la doble refracción.—Las ecuaciones de Max-
well para medios cristalinos tienen la misma forma que las de
la sección 23-9 para medios transparentes en general, es decir,

1 _ __ 38* — lld

c dt dy dz c dt dy dz

dx dy dz dx dy dz

Sin embargo, solo en el caso de sustancias isótropas, como el


vidrio, es válido escribir para el desplazamiento eléctrico D = eE,
como se hizo en l a sección 23-9. E n los cristales anisótropos se ha
encontrado que los valores medidos de la constante dieléctrica e
varían con la orientación del eje o de los ejes ópticos respecto
al campo eléctrico E . E n la teoría electrónica de los medios dieléc-
tricos, el valor de l a constante dieléctrica depende de la polari-
zación de los átomos bajo la influencia del campo eléctrico. Y a
mencionamos este hecho al estudiar la dispersión. E l efecto del
campo eléctrico es producir un desplazamiento relativamente ligero
de las cargas positivas y negativas, con lo que el átomo adquiere
SEC. 26-9] TEORIA D E L A D O B L E REFRACCION 599

un momento eléctrico. Ahora bien: el momento producido en un


átomo dado depende del campo eléctrico en dicho átomo, que en
parte estará determinado por los campos de otros átomos polar
rizados próximos a él. S i estos otros átomos están dispuestos de
un modo particular, es evidente que la polarización y la constante
dieléctrica efectiva dependerán de la orientación del vector eléc-
trico de las ondas. E n la calcita, p. ej., los átomos de oxígeno del
grupo C 0 son los que más fácilmente se polarizan, y ejercen
3

una gran influencia entre sí. Bajo esta influencia se polarizarán


más fácilmente por un campo eléctrico paralelo al plano del grupo
que por otro perpendicular a él. Como resultado, encontraremos
que el índice de refracción debe ser máximo para la luz cuyo vector
eléctrico es perpendicular al eje ternario.
Mediante la teoría electromagnética se demuestra que en estos
cristales el hecho de variar e con la dirección ocasiona l a doble
refracción. L a dirección de D difiere de l a de E excepto en tres
direcciones singulares perpendiculares entre sí. E l valor de e es
máximo según uno de estos ejes, mínimo según otro e intermedio
a lo largo del tercero. Designándolos por x, y y z, hallamos que,
para las tres componentes de D en las ecuaciones de Maxwell,
se ha de escribir ahora:
D = SxExx D = SyEy
y D.¡ = e E
t x
[26-6]
A l sustituir estos valores en las
ecuaciones [26-5] y deducir la de
las ondas electromagnéticas pla-
nas , se halla que para cualquier
3

dirección del frente de onda hay


dos velocidades para las vibra-
ciones del vector D en dos di-
recciones perpendiculares entre
sí, y este es el aspecto funda-
mental de la doble refracción.
E l modo más conciso para
exponer los resultados de la teo-
ría electromagnética consiste en
utilizar el llamado elipsoide di-
eléctrico, definido por la ecuación
x i
,v ¿
: = 1 [26-7]
- + -+
donde zZx, z ,yZye¿ son las constan-
x y
FIG. 26-16.—Elipsoide dieléctrico de
tes dieléctricas principales de ¡las un cristal biáxico.
3
Véase, p. ej., P. DRUDE: Theory ofOptics, ed. inglesa, págs. 314-17, Longmans,
Green and Co., Nueva York, 1922. '
i
600 DOBLE REFRACCION [CAP. 26

ecuaciones [26-6]. Los semiejes d e l elipsoide son Vil, Vs? y V^>


como muestra la figura 26-16, donde se ha tomado e* < z < z¡. y

A partir del elipsoide se obtienen las dos velocidades y las corres-


pondientes direcciones de vibración para una onda que se propaga
en una dirección arbitraria a través del cristal. Este modo de
representación se debe a Fresnel, que lo obtuvo aplicando a la
teoría de la luz las propiedades del sólido elástico. Dado que en
la teoría antigua la velocidad dependía de la densidad y elasti-
cidad del éter (Sec. 11-4), el elipsoide de Fresnel puede ser tanto
un «elipsoide de elasticidad» como ün «elipsoide de inercia». Reem-
plazándolo por un elipsoide dieléctrico, los resultados de Fresnel
pueden traducirse directamente en términos de la teoría electro-
magnética. |
Supongamos ahora que ondas luminosas de luz ordinaria que
vibran en todos los planos se propagan, en cualquier dirección,
a través del punto O del cristal, y tratemos de determinar las dobles
superficies de onda mencionadas
y en las secciones anteriores. E n
la ecuación [23-16] se dio para la
velocidad de la luz la expresión

' v = -4= [26-8]


Ve
x donde c es la velocidad en el va-
cío. Tenemos, pues,; las relaciones
c /-

7.
FIG. 26-17.—Correlación entre veloci- : v b = — -=z
c
nb = \/e y

dades y direcciones de vibración en


las ondas con las direcciones de las
tres constantes dieléctricas princi-
Ve = .— Me — •Sfzz

donde v* > v > v . Ahora v representa la velocidad de las


b c a

ondas que se propagan perpendicularmente al eje x, con sus des-


plazamientos eléctricos paralelos ax. Su velocidad está, pues, de-
terminada por z . Examinando la'figura 26-17, es fácil deducir
x

la aplicación de la afirmación anterior a las otras direcciones de


vibración y velocidades de propagación a lo largo de los tres ejes
de coordenadas.
Veamos ahora cómo pueden determinarse las velocidades co-
rrespondientes a cualquier dirección arbitraria utilizando el elip-
soide dieléctrico. Observemos, primero, que las velocidades a lo
largo de cualquiera de los ejes coordenados son inversamente
SEC. 26-9] TEORIA D E L A L O B L E REFRACCION 601

FIG. 26-18.—Construcción de una superficie de velocidad normal.

proporcionales a los ejes mayor y menor de la sección elíptica del


elipsoide al ser cortado por el plano coordenado perpendicular
a dicho eje. Del mismo modo, para cualquier otra dirección de
„ propagación, haremos pasar por 0 un plano paralelo al de la onda.
Este cortará al elipsoide según una elipse, cuyos ejes mayor y me-
nor son OA y OB [Fig. 26-18 («)]. Sobre la normal a la onda se
miden las distancias OM y ON, inversamente proporcionales a
OA y OB. Los planos M y N paralelos al inicial representan
una posición ulterior de las ondas que vibran paralelamente a los
dos ejes de la elipse. Considerando una sola vibración en el plano
AOB, que forma un ángulo 6 con OA, puede descomponerse el
vector eléctrico OP en dos componentes OP eos 8 y OP sen 8.
Estas componentes se propagan a lo largo de los ejes mayor y
menor con dos velocidades diferentes. Si ahora giramos el plano
AOB alrededor de 0 en todas las direcciones posibles, los pun-
tos M y N describirán las superficies de velocidad normal (líneas
de trazos) representadas en la figura. 26-11 (b).
Para cada elipsoide con tres ejes diferentes, solo hay dos pla-
nos para los cuales la sección transversal es una circunferencia.
Para estos dos planos, OA y OB en la figura 26-18 (a) serán igua-
les, y los planos M y N coincidirán. Las direcciones de la normal
para estas dos secciones circulares del elipsoide dieléctrico dan
los ejes ópticos del cristal, es decir, las direcciones de igual velo-
cidad normal para todos los planos de vibración. L a envolvente
de todas las ondas planas en el instante que alcanzan la superficie
de velocidad normal es la superficie de onda descrita previamente
602 DOBLE REFRACCION [CAP. 26

en l a sección 26-6. E n la figura 26-18 (b) se ha representado esta


envolvente, que es una superficie de sección elíptica.
Las propiedades ópticas de los cristales birrefringentes quedan
completamente determinadas cuando se conocen los valores de
los tres índices principales de refracción y las direcciones de dos
de los ejes principales. Como y a hemos dicho, estas magnitudes
pueden medirse cortando el cristal en prismas de diferente orien-
tación. Sin embargo, existen métodos más eficaces y cómodos,
basados en los efectos interferenciales originados por la diferencia
de velocidad de las dos componentes polarizadas, que se estudia-
rán en el capítulo siguiente.

PROBLEMAS

26-1. Se coloca sobre la platina de un microscopio un cristal de nitrato


sódico de caras paralelas y 1,200 mm de espesor, cuyo eje óptico es para-
lelo a la superficie. Enfocando primero la superficie superior del cristal y
después, sucesivamente, las dos imágenes de una señal sobre la superficie
inferior, resulta que el enfoque ha de variar en 0,757 y 1,027 mm. Se obser-
va que la luz procedente de las dos imágenes está polarizada, con vibraciones
perpendiculares y paralelas, respectivamente, a la sección principal del
cristal. Hállense los valores de % y «o para este cristal, suponiendo que es
uniáxico.
26-2. Hállese gráficamente el espesor que ha de tener un cristal natu-
ral de calcita para que un rayo de luz de sodio que incida normalmente
sobre una de sus caras de exfoliación emerja por la opuesta como dos rayos
separados por una distancia lineal de 1 mm. E n una sección principal de
calcita, el eje óptico forma un ángulo de 45° con la normal. Sol.: 9,2 mm.
26-3. Supóngase que un rayo incide sobre la superficie de un cristal
de hielo (no = 1,3090, « £ = 1,3104, para la luz de sodio) bajo incidencia
rasante en un plano perpendicular al eje óptico. Se talla el cristal de modo
que su eje se encuentre paralelo a la superficie. Hállese la separación, en
milímetros, de los rayos O y E en la cara opuesta del cristal, que es una
lámina de caras paralelas de 3 cm de espesor.
26-4. U n rayo de luz no polarizada incide sobre un cristal de calcita
cuyo eje óptico es paralelo a la superficie. E l ángulo de incidencia es 34°
y el plano de incidencia coincide con la sección principal del cristal. H á -
llense los ángulos de refracción de los rayos O y E para la raya verde del
mercurio. Sol.: 19°20'. 17°45'.
26-5. Demuéstrese geométricamente la fórmula de la nota (1) de este
capítulo.
26-6. Calcúlense los ángulos de desviación mínima, y su diferencia,
en un prisma de 60° de fosfato amónico para el cual n = 1,525 y n = 1,479.
0 E

E l prisma se talla de modo que su eje óptico sea paralelo a la arista refrin-
gente. Sol.: 39,37°; 35,37°; 4°0'.
26-7. ¿En qué fracción habría que aumentar o disminuir el tamaño de
la superficie de onda en el cuarzo si se aplicase a las velocidades de grupo en
vez de a las de onda? Hágase el cálculo para luz de longitud ais onda 4046 Á
utilizando los índices de refracción de la tabla 26-1.
PROBLEMAS 603

26-8. Dibújense a escala las dos secciones transversales de la super-


ficie de onda.del cinabrio (HgS) producidas por planos: a) paralelo al eje
óptico, y b) perpendicular a él. Los índices de refracción del cinabrio son
n = 2,854 y n = 3,201. Indíquense las direcciones de las vibraciones en
0 E

cada diagrama. ¿Es el cristal de cinabrio positivo o negativo?


Sol.: Cristal positivo.
26-9. E l ángulo 2a formado por los ejes ópticos de un cristal biáxico
está dado por' cos a == ^(b* — c )/(a — c ). Hállese este ángulo 2a para
2 2 2

los siguientes cristales y dedúzcase de ello si son .positivos o negativos:


a) litargirio (PbO), n = 2,510, nb = 2,610, n = 2,710; b) anhidrita
a c

(CaS0 ), n = 1,569, n = 1,575, n = 1,613.


4 a b c

26-10. E l criterio para clasificar los cristales biáxicos como positivos


o negativos se establece a veces basándose, respectivamente, en si m está
más próximo a n o a n . Utilizando la expresión del problema anterior,
a c

demuéstrese que este criterio es distinto del correcto dado en el texto.


E n función de los índices de refracción, formúlese uno que coincida con el
correcto.
Sol.: (\¡n y — (l/n ) menor que ( l / « i ) — (1/«Í) para los cristales
a b
2 2 2

positivos.
26-11. Dibújense a escala secciones transversales en los tres planos
coordenados de la superficie de onda del cristal biáxico antimonita (S Sb ),
3 2

para el cual n = 3,194, « j = 4,046 y » , = 4,303.


a

26-12. Utilícese un cuadrante de la sección x,z de la superficie de


onda de la antimonita (véase problema anterior) para construir la sección
de la superficie de velocidad normal en este plano. [INDICACIÓN: Téngase
en cuenta la Fig. 26-18 (i).]
26-13. Sobre un cristal de aragonito, tallado de tal manera que la
bisectriz del ángulo agudo formado por los ejes ópticos sea perpendicular
a la superficie; del cristal, incide luz paralela. Si el ángulo de incidencia
es de 45° y el plano de incidencia coincide con el plano que contiene al
eje óptico, hállese mediante la construcción de Huygens los dos ángulos
de refracción, especificando las direcciones de vibración de cada uno.
26-14. Se talla, a partir de un cristal de topacio, un prisma de 60°
con su arista refringente perpendicular al plano que contiene al eje óptico.
Se mide el ángulo de mínima desviación para un rayo de luz de sodio pola-
rizada con sus vibraciones paralelas a la arista refringente. ¿Qué valor es
de esperar de acuerdo con los índices de refracción dados en la tabla 26-2?
¡ Sol.: 4S°U'.
26-15. E l eje de velocidad del rayo única en un cristal biáxico forma
un ángulo con el eje z cuyo coseno es a/b mayor que el valor de cos a dado
en el problema 26-9. Hállese el ángulo en el vértice del cono de refracción
cónica interna en un cristal de antimonita utilizando los índices de refrac-
ción de la tabla 26-2. I
CAPITULO X X V I I

INTERFERENCIAS CON LUZ POLARIZADA

L a primera investigación sobre interferencias con luz polari-


zada fue realizada por Arago en 1811. Examinando la luz azul
del cielo con un cristal de calcita, observó que al interponer una
laminilla transparente de mica los ¡rayos ordinario y extraordina-
rio adquieren coloraciones vistosas. Casi todos los cristales pro-
ducen este efecto cromático, que se¡ debe en la mayoría de los casos
a la interferencia de la luz polarizada, y en algunos pocos, a acti-
vidad óptica. De este último tema nos ocuparemos en el próximo
| capítulo; ahora consideraremos
| los fenómenos debidos a inter-
ferencias. 1
!
27-1. Luz polarizada elíp-
tica y circularmente.—Supon-
polarizador lámina de calcita
1
gamos que la luz polarizada
; linealmente en un nicol N-¡_ (fi-
FIG. 27-1.—Luz polarizada linealmente ! gura 27-1) incide normalmente
incidiendo en dirección normal sobre una
lámina cristalina de caras paralelas al eje sobre una delgada lámina de
óptico. : calcita C de caras paralelas al
eje óptico. Utilizando los dia-
gramas de la superficie de onda y la construcción de Huygens,
como en la figura 26-5 («), podemos determinar cualitativamente
la naturaleza de la luz que
emerge de la lámina de calci-
ta. A l penetrar en el cristal en
P, normalmente a su superfi-
cie, pero con sus vibraciones
formando cierto ángulo con
el eje óptico, la luz se desdo-
blará en dos componentes E
y 0 (Fig. 27-3). Como muestra
la figura 27-2, la onda E, cu-
yas vibraciones son paralelas
al eje, se propagará más de
prisa que la 0, pero a lo largo
de la misma trayectoria.
Para hallar el adelanto de F l G . „ . _ A v a n c e de la onda E sobre
la O n d a E sobre la O durante el
27 2

l O en una lámina negativa.


a

604
SEC. 27-1] LUZ POLARIZADA ELIPTICA Y CIRCULARMENTE 605

tiempo empleado en recorrer el espesor d de cristal, calculemos


la diferencia de caminos ópticos (Sec. 1-5) y convirtámosla en d i -
ferencia de fase. Según la ecuación [1-7], el camino óptico del
rayo O es simplemente nod, y el del rayo E, n d. L a diferencia
E

de camino es, por consiguiente,

A = d{n — n )
0 E [27-1]

L a diferencia de fase correspondiente (Ec. [11-6]), será:

8 =,Jld(no — n ) E [27-2]
A

donde d puede representar también l a distancia de penetra-


ción en un cristal dado, viéndose que la diferencia de fase 8 au-
menta de modo continuo y es proporcional a esta distancia.
Mirando de frente al haz
luminoso, como en la figu- lento
ra 27-3, supongamos que las
vibraciones de la luz polariza- 0 A
da linealmente procedente del á
nicol A ! encuentren a la pri-
7
//
mera cara del cristal, forman- //
do u n ángulo 8 con l a sección // i
/\f?
principal. Si su amplitud es / Y ,!E> - rápido
A, se desdoblará en dos com-
ponentes, E = A eos 8, que se
propaga con la velocidad ma- -
yor v , y O — A sen 6, con l a
E - i • !
eje Optico 1
velocidad menor v . Después
0

de abandonar el cristal, los ra-


yos O y E continuarán en la
misma recta y, naturalmente, FIG. 27-3.—Descomposición por el cristal
con SUS vibraciones perpen- de la luz que incide como en la figura 27-1.
diculares entre sí.
E n cualquier punto del interior del cristal existen dos vibra-
ciones perpendiculares con una diferencia de fase 8, ambas de la
misma frecuencia e igual a la de la luz fuera del cristal. E n la
sección 12-9 se estudió y a el problema de componer dos vibraciones
de esta clase, viéndose que el movimiento resultante es una de las
figuras de Lissajous para frecuencias iguales (Fig. 12-11). L a
vibración es, por tanto, una elipse, una recta o una circunferencia. •
De hecho, al aumentar continuamente las distancias a través del
cristal desde P hacia Q (Fig. 27-2), las formas de vibración van
siendo las de l a figura 12-11, repitiéndose de ordinario tal secuen-
cia muchas veces. Solo cuando la luz sale del cristal puede obser-
606 INTERFERENCIAS CON LUZ POLARIZADA [CAP. 27

varse fácilmente el tipo de vibración. Según sea el espesor del


cristal, y las otras magnitudes de la ecuación [27-2], se tratará de
cierta figura inscrita en un rectángulo de lados 2A cos 6 y 2A sen 6.
Para 8 = 0, 2ir, 4rt, ... la vibración lineal incidente emergerá
inalterada, mientras que para 8 = re, 3TC, 5TC, ... se transformará
en otra vibración lineal que forma con la inicial un ángulo 26.
Para todos los valores intermedios de S el movimiento se efectúa
en una elipse, cuya forma está determinada por los valores particu-
lares de 6 y § según los principios explicados en la sección 12-9.
Tal tipo de luz se denomina.luz polarizada elípticamente, de la cual
son evidentemente casos particulares las luces polarizadas lineal
y circularmente . 1

Consideremos por un momento lo que quiere decir que las


vibraciones de un haz luminoso son elípticas. Como la «vibración»
es en realidad una variación periódica del campo eléctrico en el
espacio, ello significa que en cualquier punto de un haz polarizado
elípticamente el extremo del vector eléctrico descube una elipse
situada en un plano perpendicular a la dirección de propagación
de la luz. Así, pues, el vector varía continuamente de magnitud y
dirección, volviendo ambas a tomar sus valores iniciales con una
frecuencia igual a la de la onda. E n otros puntos, a lo largo de
la onda, el movimiento es análogo, pero tiene una fase diferente,
o sea que el vector se encuentra en una parte distinta de la elipse.
E n una «instantánea» de la onda, los vectores eléctricos estarían
dispuestos como en la figura 20-4 (&).
Para que el cristal produzca luz polarizada circularmente han
de cumplirse dos condiciones. Primera, han de ser iguales las
amplitudes de los rayos O y E; ello requiere que sen 6 — cos 0,
o sea 0 = 45°. Segunda, la diferencia de fase ha de ser TU/2 O
3TC/2 (sumar a cualquiera de estas un múltiplo de 2rc no altera
en nada el resultado). L a diferencia entre ambos casos afecta al
sentido de recorrido de la circunferencia, como se explicó en la
sección 12-9 relacionada con la figura 12-12. Qué valor de S dará
polarización circular a la derecha y cuál a la izquierda dependerá de
que la lámina proceda de un cristal positivo o negativo. Así, p. ej., en
la calcita, la onda E avanza más de prisa, y si S = n/2, se produ-
cirá una rotación hacia la izquierda, mirando contra el sentido
de la luz. Las direcciones paralela y perpendicular al eje óptico
en un cristal negativo suelen llamarse ejes rápido y lento de la lá-
mina, como se indica en la figura 27-3. E n un cristal positivo estas
denominaciones referentes al eje están naturalmente intercam-
biadas.
1
Las expresiones «polarizada en un plano» y «polarizada linealmente» suelen
usarse sin distinción. Es preferible esta última cuando se hacen comparaciones
con luz «polarizada elípticamente».
SEC. 27-3] ' LAMINAS CRISTALINAS ENTRE DOS NICOLES 607

27-2. Láminas de cuarto y de media onda.—El dispositivo


más sencillo para producir y detectar luz polarizada circularmente
se conoce con la denominación de lámina de cuarto de onda, o
lámina A/4. Tales láminas se hacen de ordinario a partir de finas
laminillas de mica, aunque pueden ser de cuarzo tallado parale-
lamente al eje óptico. Su espesor se ajusta de modo que introduzca
un cambio de fase de 90° entre las vibraciones O y E . E n el 2

caso de cristales uniáxicos, el espesor correcto de tales láminas


puede calcularse a partir de la ecuación [27-2], Como la diferencia
de fase 8 depende de la longitud de onda, suelen utilizarse para
calcular el espesor adecuado de una lámina de cuarto de onda los
índices principales para la luz amarilla de sodio, A5893. Orien-
tando una lámina de cuarto de onda bajo un ángulo de 45° con el
plano de la luz polarizada incidente, la luz emergente será circular.
Suelen obtenerse láminas bastante buenas hendiendo laminillas
transparentes de mica hasta formar capas muy delgadas de unos
0,035 mm de espesor. Esto puede hacerse con u n cortaplumas
o una aguja, utilizando un calibre micrométrico para comprobar
el espesor. ;
También se emplean con frecuencia las llamadas láminas de
media onda, que introducen una diferencia de fase de 180° entre
las dos componentes. Como y a dijimos en la sección anterior, el
efecto de una lámina de esta clase no es más que alterar la direc-
ción de vibración de la luz polarizada linealmente un ángulo 26,
siendo 6 el ángulo que forman las vibraciones incidentes y l a sec-
ción principal. E n ciertos instrumentos en los que se desea com-
parar dos campos contiguos de luz polarizada que forman entre
sí determinado ángulo, se cubre la mitad del campo con una lámina
de media onda. .
27-3. Láminas cristalinas entre dos nicoles cruzados.—Como
se explicó en l a sección 24-12, cuando el polarizador y el anali-
zador están colocados perpendicularmente, el conjunto no trans-
mite l a luz. Supongamos ahora que se intercala entre ellos un
cristal plano tallado paralelamente al eje óptico, como muestra
la figura 27-4. Se observa que entonces el segundo nicol transmite
luz. U n modo de interpretar este resultado es decir que l a luz
2
En rigor, la mica es un cristal biáxico negativo que aparece en muchas for-
mas diferentes. E l ángulo entre los ejes ópticos puede ser cualquiera compren-
dido entre 0 y 42°, dependiendo tanto de la constitución química como de la
o

estructura cristalina. El tipo más común, la «moscovita» (de color pardo claro)
tiene un ángulo de 42° (= 180° — 2a) entre los ejes ópticos (véase tabla 26-2).
El plano de exfoliación más fácil es el y, z de las figuras 26-9 y 26-10. La diferencia
de velocidades a lo largo del eje x es, por tanto, muy pequeña. Esto es una ventaja,
pues así las láminas no han de ser demasiado delgadas y frágiles. El cuarzo no tiene
ningún plano natural de exfoliación, por lo que ha de tallarse y después pulir las
caras hasta convertirlas en planos ópticos.
•608 INTERFERENCIAS CON L U Z POLARIZADA [CAP. 27

Ai
polarizador analizador

FIG. 27-4.—Origen de las componentes cuya interferencia se produce mediante


nicoles cruzados.

polarizada linealmente que penetra en el cristal por a sale por b


polarizada elípticamente, produciéndose así una componente para-
lela al plano de transmisión del analizador. Este punto de vista
•es correcto y muy sencillo: es justamente la componente A de l a t

polarizador
figura 27-5 la que ha pasado por
él analizador, y la intensidad
correspondiente es proporcional
a A-f, Sin embargo, para fines
de cálculo, es posible considerar
el fenómeno como de interferencia
analizador entre las dos vibraciones compo-
nentes que emergen de la lámina,
parte de cada una de las cuales
es transmitida por el analizador.
E n la figura 27-4, los cuatro
diagramas inferiores representan
PIG. 27-5.—Componente de luz pola- vistas frontales de la luz (miran-
rizada elípticamente transmitida por do en sentido contrario al de su
un analizador que está cruzado con el
polarizador. propagación) en los cuatro pun-
tos designados . con las mismas
letras en el diagrama superior. E n (a), el plano de vibración aparece
representado a su llegada a la lámina con una amplitud A y for-
mando un ángulo- 6 con el eje óptico. Esta amplitud se desdobla
•en dos componentes: E = A eos 8, a lo largo del eje óptico, y
SEC. 27-4] COMPENSADOR D E BABINET 609

O ~ A sen 8, perpendicular a él. Una de estas componentes se


propaga en el cristal con mayor velocidad, y al salir adelantará
en fase a la otra. E n (c) aparecen estas dos componentes a su lle-
gada al segundo nicol iV , donde solo se transmitirán las vibra-
2

ciones E paralelas a su sección principal N^N . E n otras palabras:


2

solo pasan las componentes E' y E", que vibran ahora en el mismo
plano. Sus magnitudes son:
£' = E sen 6 = A cos 0 sen 0 [27-3]
y E" = O cos 6 = A sen 6 cos 6 [27-4]
Se ve, pues, que las magnitudes de E' y E" son iguales, indepen-
dientemente del ángulo 0, cuando los nicoles están cruzados.
Estas dos componentes vibran ahora en el mismo plano y
tienen la diferencia de fase dada por la ecuación [27-2], Si el espe-
sor de la lámina es tal que. 8 = 0, 2TC, 4n, interferirán destruc-
tivamente (obsérvese que para espesor d = 0, 8 = 0, y E' y E"
tienen sentidos opuestos y, por tanto, se anulan). Para cualquier
otra diferencia de fase se transmitirá la resultante de las dos
vibraciones. Para hallar la amplitud e intensidad de esta luz
transmitida sumaremos vectorialmente ambas componentes como
se describió en el capítulo X I I , figura 12-1. E n la sección 27-6
deduciremos las ecuaciones correspondientes a estas magnitudes.
Hay que advertir que la interferencia destructiva no se pro-
duce delante del segundo nicol, sino solo después que las dos com-
ponentes estén en el mismo plano. Este principio está mejor expre-
sado por las leyes de Fresnel-Arago. De ellas, las dos más impor-
tantes son:
1. Dos rayos polarizados perpendiculares no interfieren.
2. Dos rayos polarizados perpendiculares (procedentes del
mismo haz de luz polarizada linealmente) interferirán, del mismo
modo que la luz ordinaria, solo cuando se encuentren en el
mismo plano.
27-4. Compensador de Babinet.—En el estudio de los fenó-
menos ópticos es frecuentemente útil el uso de una lámina de
espesor variable para producir y analizar luz polarizada elíptica-

(«) l - v . - : - v - v . • ••••;•,••)

(i)
FIG. 27-6.—Esquemas de: (a) compensador de Babinet, y (6) compensador de Soleil.
J E.1KINS-WHITE.—39
610 INTERFERENCIAS CON LUZ POLARIZADA [CAP. 27

mente. Babinet construyó una lámina de este tipo, con sus caras
paralelas al eje óptico, que se denomina compensador de Babinet.
Consiste en dos prismas de cuarzo en forma de cuña, de ángulo
muy pequeño, tallados como muestra la figura 27-6 (a). Los ejes
ópticos son paralelo y perpendicular, respectivamente, a las dos
aristas refringentes. Si un haz de luz polarizada linealmente llega
bajo incidencia normal al compensador, formando su plano de vibra-
ción un ángulo arbitrario 6 con el eje óptico, se desdoblará en dos
componentes. L a componente E, paralela al eje óptico en el primer
cristal, se propaga más despacio (pues el compensador es de cuar-
zo) que la O hasta alcanzar el segundo cristal. E n este punto la
vibración E se transforma en la O, ya que es ahora perpendicular
al eje. E n el mismo punto la vibración O del primer cristal se
convierte en la E del segundo. E n otras palabras: ambas vibra-
ciones intercambian sus velocidades al pasar de un prisma al
otro. E l resultado es que un prisma tiende a anular el efecto del
otro. A lo largo del centro C, para el que ambas trayectorias son
iguales, la anulación es completa y el efecto equivale al de una
lámina de espesor nulo. A ambos lados de C una de las vibracio-
nes estará adelantada o retrasada respecto a la otra, debido a las
diferentes longitudes recorridas. E l efecto es, pues, el de una lámina
cuyo espesor es nulo a lo largo de la línea central y que varía
proporcionalmente a ambos lados de esta.
L a desventaja principal del compensador de Babinet es que
un espesor de lámina determinado, o sea, un cierto retraso deseado,
quedan confinados a una estrecha región a lo largo de la lámina
paralela a las aristas refringentes de los prismas. Existe una modi-
ficación que permite obtener un espesor variable, pero igual, sobre
un amplio campo, y consiste en dos cuñas cortadas y montadas
con los ejes como muestra la figura 27-6 (&). E l espesor efectivo
se varía mediante un tornillo calibrado que hace deslizar el prisma
superior sobre el otro. Si los ángulos de los prismas son muy pe-
queños se consiguen fácilmente ajustes del espesor a A/4 o A/2 para
cualquier color de luz. Este dispositivo se conoce como compen-
sador de Soleil.
Las propiedades del compensador de Babinet aparecen clara-
mente en el experimento siguiente: U n nicol N polariza la luz
1

procedente de un arco de carbón [Fig. 27-7 (a)]. E l compensador


C se orienta de modo que forme un ángulo de 45° con N enfo- v

cándose su imagen sobre una pantalla MM por medio de la lente


L . Debido al espesor variable a lo largo del compensador, la luz so-
2

bre la pantalla (en ausencia de N ) estará polarizada como muestra


2

la figura 27-7 (b) (véanse también Sec. 27-1 y Fig. 12-11). Inter-
calando en N un segundo nicol, orientado en dirección perpen-
2

dicular a un conjunto de regiones polarizadas linealmente (p. ej., las


SEC. 27-5] ANALISIS D E L A LUZ POLARIZADA 611

FIG. 27-7.—Efecto de un compensador de Babinet colocado entre dos nicoles


! cruzados.

marcadas en la figura con los números 1, 2 y 3), no se transmitirá


luz en estos puntos. L a pantalla estará entonces cruzada por una
serie de bandas oscuras paralelas y equidistantes. Empleando luz
blanca, las bandas son coloreadas como las franjas de l a doble ren-
dija de Young, pero con una banda negra en el centro. Los mejores
resultados se consiguen con luz monocromática. E n lugar de los
nicoles N y N pueden utilizarse, naturalmente, polaroides o pilas
1 2

de láminas de vidrio montadas en tubos.


27-5. Análisis de la luz polarizada.-—El ojo no aprecia dife-
rencias entre la luz ordinaria y la polarizada lineal, circular o
elípticamente. Sin embargo,! puede determinarse fácilmente su
carácter y forma de vibración recurriendo a aparatos auxiliares sen-
cillos. Para ello se utiliza un analizador en forma de nicol o pola-
roide en unión de una lámina de cuarto de onda o de algún tipo
de compensador. E n l a mayoría de los casos basta con una lámina
.X/4, siendo solo necesario el compensador cuando se requieren me-
didas" precisas de polarización elíptica.
Para ilustrar el uso de la lámina A/4 supongamos, p. ej., que
la situamos en un haz polarizado circularmente. Prescindiendo
de la orientación del eje óptico, la vibración circular equivale
a dos lineales perpendiculares entre sí a lo largo de los ejes lento
y rápido, desfasadas 90°. A l emerger de la lámina, ambas están
en fase y se recombinarán, dando luz polarizada linealmente,
cuyas vibraciones forman u n ángulo de 45° con los ejes de l a
lámina. E l plano de la luz emergente depende del sentido de rota-
ción de la luz circular incidente. E n cualquiera de los dos casos
posibles puede ser extinguida completamente por el analizador.
Si la luz a estudiar está polarizada elípticamente, se convertirá
en polarizada linealmente solo cuando el eje rápido de la lámina
612 INTERFERENCIAS CON LUZ POLARIZADA [CAP. 27

A/4 coincida con cualquiera de los ¿jes mayor o menor de la elipse.


L a razón de estos ejes es entonces la tangente del ángulo formado
por el plano de transmisión del analizador y el eje rápido, cuando
se alcanza la extinción.
Con el compensador de Babinet se consigue el mismo resultado,
pero con mayor precisión, y tiene la ventaja adicional de poder
utilizarse con cualquier longitud de onda. Hemos visto que cuando
la luz incidente está polarizada linealmente en un plano que forma
un ángulo de 45° con la sección principal de una cuña se produce
en el centro una banda oscura. S i para otro tipo de luz la banda
oscura se desplaza de esta posición, existirá una diferencia de fase
entre las dos componentes rectangulares de esta luz, lo que signi-
fica que está polarizada elípticamente en mayor o menor grado.
Dado que una diferencia de fase de 2iz equivale a una franja
completa, la diferencia real puede hallarse a partir de la fracción
de franja que corresponde al desplazamiento. L a medida se efec-
túa haciendo deslizar una cuña sobre la otra hasta que la franja
oscura vuelva al centro, con lo que se habrá compensado la dife-
rencia de fase. Para más detalles: sobre el uso del compensador
debe acudir el lector a textos más avanzados . 3

Si la luz no está completamente polarizada, sino que contiene


una cierta mezcla de luz no polarizada, es todavía posible deter-
minar completamente su carácter utilizando una lámina A/4 y
un analizador, del modo sistemático resumido en la tabla 27-1.
Para ello se empieza estudiando la luz solo con el analizador.
Si no varía la intensidad al girarlo, se seguirá el procedimiento
indicado en la parte A de la tabla, y si se produce algún cambio
de intensidad se continuará de acuerdo con la parte B. Los siete
tipos de luz que pueden identificarse de este modo representan
todos los estados posibles de polarización. Para cualquier otra
mezcla más complicada se demuestra que es equivalente a alguna
de estas. ¡
Para especificar cuantitativamente el estado de polarización
de un haz luminoso se requieren! cuatro números, denominados
parámetros de Stokes, que se determinan mediante cuatro medidas
adecuadas. E n una de ellas interviene l a intensidad total, y
en otra se necesita algún dispositivo que altere la fase, tal como
una lámina A/4 junto con un analizador. Las otras dos pueden
realizarse solo con el analizador . \ 4

27-6. Interferencias con luz blanca.—Considerando la ecua-


ción [27-2], se observa que la diferencia de fase entre los rayos
3
Optik, pág. 244, J . Springer, Berlín, 1933.
M A X BORN:
Un resumen de los usos de los parámetros de Stokes, incluida su aplicación
4

a fotones y partículas elementales, aparece en W. H . MCMASTER: Am. J. Phys.,


22, 351, 1954.
SEC. 27-6] INTERFERENCIAS CON L U Z BLANCA 613

TABLA 27-1
Análisis de luz -polarizada
A. Sin variaciones de intensidad con el analizador solo

I. Si con una lamina II. Si con una lámina X/4 delante del analizador se
A./4 delante del ana- obtiene un máximo, entonces
lizador

1. No se obtiene varia- 2. Si en alguna posición del 3. Si en ninguna posición


ción de intensidad, analizador la intensidad del analizador se obtiene
se anula, intensidad nula,

se trata de se trata de se trata de

luz natural no pola- luz polarizada circular- una mezcla de luz pola-
rizada mente rizada circularmente y
de luz no polarizada

B. Variación de intensidad con el analizador solo

I. Si una posición II. Si no hay ninguna posición del analizador que dé intensidad
del analizador cero
da

I. I n t e n s i d a d 2. Se intercala delante del analizador una lámina X/4 con su eje


nula, óptico paralelo a la posición de intensidad máxima

a) Si se produce in- b) Si no se produce intensidad nula


tensidad nula con
el analizador,
1) Pero el mismo 2) Pero algún otro
analizador coloca- analizador coloca-
do como antes da do como antes da
intensidad máxi- un máximo de in-
ma, tensidad,
se tiene se tiene se tiene se tiene
luz polarizada luz polarizada una mezcla de luz una mezcla de luz
linealmente elípticamente polarizada lineal- polarizada elípti-
mente y de luz no camente y de luz
polarizada polarizada lineal-
mente

E y 0 depende tanto de la longitud de onda como del espesor


de la lámina. E n cuanto a la diferencia entre los índices princi-
pales de refracción (no — n ), los valores de la tabla 26-1 indican
E

que hay un pequeño cambio a lo largo del espectro visible. A u -


mentando el espesor de una lámina cristalina, la diferencia de
fase 8* entre los rayos 0 y E para la luz violeta, A4000, aumenta
casi dos veces más de prisa que la. diferencia de fase para l a luz
roja, A6500, pues A aparece en el denominador de la expresión
614 INTERFERENCIAS CON L U Z POLARIZADA [CAP. 27

que da 8. Este hecho origina los vistosos colores que se observan


frecuentemente en laminillas de mica, cuarzo, calcita, etc., de
caras paralelas al eje y colocadas entre dos nicoles cruzados. L a
razón de estos colores es que una o más partes del espectro con-
tinuo visible quedan detenidas por el segundo nicol.
Supongamos que entre dos nicoles cruzados se intercala una
laminilla de mica que introduce un cambio de fase de 2iz rad en
la luz amarilla, es decir, una lámina de onda completa, orientada
"bajo un ángulo 8 de 45°. Las longitudes de onda anaranjada y roja
experimentarán un cambio de fase inferior a 2-K, y la verde, azul
y violeta, de más de 2TC. ASÍ, a través del segundo nicol, pasarán

F I G . 27-8.—Componentes de la luz polarizada linealmente transmitidas por una


delgada lámina birrefringente y un cristal analizador. Las rectas N y N indican
t 2

las direcciones de las vibraciones O y E en la calcita. «

componentes de todos los colores, excepto del amarillo. A l faltar


el amarillo, el color resultante será una mezcla de rojo, naranja,
verde, azul y violeta, que dará un matiz purpúreo.
Si en el experimento anterior con una lámina de mica, reempla-
zamos el segundo nicol por un grueso cristal natural de calcita, se
transmitirán las vibraciones ordinarias 0' y O" además de las ex-
traordinarias (Fig. 27-8), pero en posición diferente. Este haz 0
es también coloreado y complementario del E, que contiene las
componentes E' y E". Superponiendo estos dos haces obtendría-
mos luz blanca, pues las longitudes que faltan en uno de ellos
están en el otro. Aumentando o disminuyendo ligeramente el es-
pesor de la lámina de mica variará la longitud de onda que in-
terfiere destructivamente, por lo que se modificará el color de
cada uno de los haces transmitidos.
SEC. 27-6] INTERFERENCIAS CON LUZ BLANCA 615

Para probar que estos dos colores son complementarios es


necesario demostrar que la suma de los dos haces da la intensidad
inicial A . Las componentes E' y E" del haz E habrán de combi-
2

narse con su adecuada diferencia de fase:


A* = E' + E" + 2E'E" eos (8 + TC)
2 2

= (A sen 6 cos 6) + {A sen .8 cos 0) + 2A sen 6 eos 8 cos (8 + n)


2 2 2 2 2

= 2.4 sen 0 eos 8 (1 — cos'8)


2 2 2

= AA sen 8 eos 8 sen - ¡


2 2 2 2

2 i
siendo 8 la diferencia de fase dada por la ecuación [27-2], y se ha
añadido TC, y a que E' y E" tienen sentidos opuestos cuando el
espesor d de la lámina es nulo (Fig. 27-8).
Análogamente, para el haz 0 han de combinarse las compo-
nentes O' y O": ¡
A} = O' 4 0" + 20'0" eos 8
2
;
2

= [A eos 0) + [A sen 6) + 2A sen 8 eos 6 cos 8


2 2 2 2 2 2 2

= A jsen* 8 + eos G + 2 sen 8 eos 6 | l — 2 sen


2 4 2 2 2
^Jj

= A Jjsen 8 + eos 6) — 4 sen 8 eos 8 sen


2 2 2 2 2 2 2
|j
8
= ^4 — 4^4 sen 0
2
6 sen — 2 2
coS 2 2

2
Sumando estas dos intensidades se obtiene la inicial, pues
¡,; A + A =A 2 2 2

" Debido a la rápida variación de 8 con la longitud de onda,


si se intercala entre los dos nicbles cruzados una lámina de espesor
varias veces mayor que el de l a anteriormente descrita, en la luz
transmitida estarán ausentes varias bandas estrechas del espectro
visible. Esto puede comprobarse experimentalmente con una lá-
mina de cristal de caras paralelas al eje del siguiente modo: Se
interpone en un haz polarizado una lámina de calcita de un espe-
sor aproximado de 0,01 a 0,03 mm o una de cuarzo de 0,2 a 1,0 mm,
seguida de un espectroscopio de prisma, como muestra la figu-
ra 27-9. Utilizando como manantial una lámpara de arco.5, se ob-
tendrá sobre la pantalla MM un espectro continuo. Orientando el
eje de la lámina bajo un ángulo 0 = 45°, la luz estará polarizada
como indica esquemáticamente la figura. Para comprobar esta
polarización se intercala ahora un segundo nicol entre C y S v

Cuando está cruzado con el polarizador, la intensidad variará


616 INTERFERENCIAS CON LUZ POLARIZADA [CAP. 27

F I G . 27-9.—Interferencias de luz blanca producidas por una lámina cristalina


colocada entre dos nicoles cruzados.

sinusoidalmente a lo largo del espectro, siendo nula en aquellas


longitudes de onda para las cuales la luz transmitida por C está
polarizada linealmente, con sus vibraciones perpendiculares al plano
de transmisión del segundo nicol. Cuanto más gruesa sea la lámina,
mayor será el número de bandas oscuras en el espectro.
Con láminas gruesas la luz transmitida parecerá blanca, pues
el gran número de bandas muy estrechas eliminadas a lo largo
de todo el espectro solo afecta al ojo como una disminución de la
intensidad. Si en vez de lámina se emplea un compensador de Soleil,
se podrá introducir en el espectro cualquier número prefijado de
franjas oscuras. Variando lentamente el espesor, las bandas se
desplazarán lateralmente a través del espectro al tiempo que au-
menta o disminuye lentamente su número. .j
27-7. Filtro monocromático polarizante.—Lyot utilizó de 5

modo muy ingenioso las bandas oscuras que acabamos de descri-


bir para construir un filtro de luz que transmite una o más bandas
muy estrechas de longitudes de onda. L a separación de las bandas
producidas en el espectro por un solo cristal es inversamente
proporcional a su espesor. Por tanto, si se utiliza un cristal grueso
seguido de otro que tenga exactamente la mitad de espesor, los
máximos transmitidos por el primero serán suprimidos por coin-
cidir con los mínimos del segundo. Otra lámina de espesor igual
a un cuarto de la primera suprimirá otros máximos transmitidos
por las dos anteriores. Vemos, pues, que colocando en serie varias
láminas de cuarzo, cuyos espesores varíen en progresión geométri-
ca 1 : 2 : 4 : 8 : . . . , es posible aislar unas pocas bandas muy es-
trechas. Las no deseadas se suprimirán mediante u n filtro de color
ordinario.
E n uno de sus filtros de polarización, Lyot utilizó seis láminas
de cuarzo, cuyos espesores variaban entre 2,221 y 71,080 mm,

5
B. LYOT: Compt. rend., 197, 1593, 1933.
SEC. 27-8] APLICACIONES D E LAS INTERFERENCIAS 617
con polaroides entre cada par. Los ejes ópticos de todas las lámi-
nas eran perpendiculares al haz luminoso y paralelos entre sí,,
estando orientados los polaroides a 45° con los ejes ópticos. Este
filtro transmitía 13 bandas estrechas de solo 2 Á de anchura.
Filtros de este tipo han prestado valiosos servicios a los astró-
nomos, pues permiten el estudio de la corona solar y de las pro-
tuberancias sin necesidad de que se produzca un eclipse total.
Variando la temperatura del filtro es posible, desplazar la longitud,
de onda de las bandas transmitidas hasta el valor deseado, gra-
cias a la dilatación de Jas láminas y a la disminución de los ín-
dices de refracción al elevar la temperatura.
27-8. Aplicaciones de las interferencias en luz paralela.—Si
el manantial es suficientemente intenso, pueden descubrirse muy
pequeñas cantidades de doble refracción por el restablecimiento
de la luz cuando se coloca la muestra entre polarizadores cruzados.
Una sustancia transparente e isótropa como el vidrio, sometida a
esfuerzos mecánicos, se hace débilmente birrefringente, con el eje

FIG. 27-10.—Efecto fotoelástico en una viga de plástico cargada en dos puntos..


(Según II. W. Clough, Jr.)

óptico efectivo en la dirección del esfuerzo. Los sopladores de


vidrio examinan los trabajos acabados en un polariscopio para
comprobar si su temple es adecuado. Los ingenieros construyen
modelos en plástico transparente de las estructuras para estudiar
la distribución de esfuerzos al aplicar una carga. Los esfuerzos se
revelan por la distribución de luz cuando el modelo se coloca
entre polaroides cruzados. L a figura 27-10 muestra, como ejemplo
sencillo, las franjas de interferencia producidas por una viga
' rectangular cuando es deformada en dos puntos mediante peque-
ños rodillos. L a fotoelasticidad es evidentemente un campo de gran,
importancia práctica . 6

Para una descripción completa de los métodos utilizados, véase M . FROCHT:.


6

Photoelastir.Uy, vol. I, 1941; vol. II, 1948,' John Wiley and Sons, Nueva York.
618 INTERFERENCIAS CON LUZ POLARIZADA [CAP. 27

Muchas sustancias transparentes comunes, como las fibras de


seda, cabellos blancos, escamas de pescado, etc., presentan una
pequeña anisotropía detectable mediante luz polarizada. Cuando
tales sustancias se examinan en un polariscopio, suelen aparecer
vistosamente coloreadas. Este hecho permite el estudio del cre-
cimiento de cristales microscópicos, normalmente transparentes,
debido a que el color produce un contraste que permite su ob-
servación.
Hemos citado simplemente estas aplicaciones como ejemplos
de los muchos usos prácticos de las interferencias en luz polarizada.
E n la sección siguiente se estudiará otro, y varios más en el capí-
tulo X X I X .
27-9. Interferencias en luz muy convergente.—Hasta ahora,
a l estudiar las interferencias en luz polarizada, solo hemos consi-
derado cristales uniáxicos interpuestos en haces paralelos. E n la

¿i L, C ¿,

5 l
/V /
:
- :i i
t\) \l
FIG. 27-11.—Dispositivo para proyectar «anillos y cruces» obtenidos por inter-
ferencia de luz polarizada muy convergente.

sección 27-4 se describieron casos de interferencia en los cuales


variaba de modo continuo el espesor del cristal, modificando así
la diferencia de fase entre los rayos 0 y E en la cantidad deseada.
Puede obtenerse un resultado análogo haciendo pasar luz bajo
diferentes ángulos a través de una lámina de espesor uniforme.
E n este caso se talla una sola lámina con sus dos caras perpen-
diculares al eje óptico. Para el estudio experimental, esta lámina
se intercala entre un analizador y un.polarizador cruzados, como
muestra l a figura 27-11. L a luz blanca paralela procedente del
polarizador se hace fuertemente convergente mechante una o más
lentes de pequeña distancia focal situadas en L . Después de pasar
%

por el cristal C, la luz vuelve a hacerse paralela mediante una


lente análoga L . Detrás del analizador N2, otra lente L enfoca
3 4

sobre la pantalla MM todos los rayos paralelos que emergen


de C. Esta lente forma, por tanto, la imagen del plano focal imagen
de L sobre MM.
3

L a figura 27-12 (a) representa un diagrama detallado del paso


de la luz convergente por un cristal uniáxico. E l rayo central
paralelo al eje óptico no experimenta cambio alguno desfase, pues
ambas componentes, 0 y E, tienen la misma velocidad y, en rea-
SEC. 27-9] INTERFERENCIAS E N LUZ MUY CONVERGENTE 619

lidad, no existe diferencia entre ellas. Sin embargo, otros rayos,


como P y Q, recorren una distancia mayor en el interior del cris-
tal y, al no ser paralelos al eje óptico, experimentan la doble
refracción. Como sus velocidades son distintas, habrá una dife-
rencia de fase entre los rayos O y E, que aumentará con el ángulo
de incidencia. Considerando la vista frontal de la figura 27-12 (b),
todos los rayos que penetran por los puntos P, H, Q, G de la cir-
cunferencia han recorrido la misma distancia a través del cristal,
y emergen, por tanto, con la misma diferencia de fase. L a línea
vertical N representa el plano de vibración de la luz incidente
x

(a) ! !/,}
F I G . 27-12.—Desdoblamiento de las componentes O y E por interferencia de luz
¡ polarizada muy convergente.

procedente del primer nicol, y la N , el plano de vibración trans-


2

mitido por el segundo. ¡


Consideremos ahora cualquier punto de la circunferencia de
la figura 27-12 (b), tal como el S, donde la luz no es normal a la
superficie del cristal. L a luz se desdoblará en dos componentes
O y E. Como el plano de incidencia contiene al eje óptico, los
rayos refractados estarán también en este plano. Las vibraciones
E, de amplitud A sen 6, estarán en el plano de incidencia, y las
O, de amplitud A eos 0, serán perpendiculares a él. A l llegar al
segundo nicol A^, se transmitirán las componentes E' y E", e
interferirán destructivamente o de otra manera según las rela-
ciones de fase emergentes. Cualesquiera que sean las relaciones
de fase para el punto 5, serán las mismas para todos los demás
puntos de la circunferencia. Para los puntos de cualquier otra
circunferencia la fase será diferente. Si la lámina tiene varios
milímetros de espesor, habrá un cierto número de circunferencias
oscuras concéntricas regularmente espaciadas, para las cuales la
diferencia de fase será un múltiplo de 2-K, por lo que se producirá
interferencia destructiva. Por tanto, la luz transmitida dará ani-
620 INTERFERENCIAS CON L U Z POLARIZADA [CAP. 27

líos de interferencia como los representados en la figura 27-13 (d).


Si se utiliza luz blanca, estos anillos estarán vistosamente colo-
reados debido a las varias longitudes de onda presentes.
Las cruces oscuras que aparecen en estas figuras pueden ex-
plicarse utilizando de nuevo la figura 27-12 (b). Cuando el punto S
se aproxima a G o H, las componentes E' y E" desaparecen. E n
estos puntos las vibraciones atraviesan el cristal como vibraciones
puras O. Por tanto, no experimentarán cambio alguno y serán
detenidas por el analizador. Análogamente, la luz que incide en
P y Q se transmitirá únicamente como vibraciones E. Por tanto,
la intensidad a lo largo de las direcciones A^ y N , correspondientes
2

FIG. 27-13.—Figuras de interferencia producidas por cristales situados en un haz


de luz muy convergente. Las fotografías superiores corresponden a nicoles cruzados
y las inferiores a nicoles paralelos, (o) Calcita tallada J_ al eje óptico. (6) Cuarzo
tallado _|_. (c) Cuarzo tallado ||. (d) Aragoriito tallado J_ a la bisectriz de los dos
ejes ópticos.

a los planos de los dos nicoles, es cero. Sobre cada franja brillante
la intensidad aumenta de modo continuo, hasta alcanzar un má-
ximo, para un ángulo de 45° a partir de aquellas direcciones.
Si el segundo nicol es paralelo al primero, la figura de inter-
ferencia es justamente la complementaria de la anterior en todos
los aspectos considerados y corresponde a la fotografía inferior
de la figura 27-13 (a). Esto es fácil de comprender recordando
que cualquier luz detenida por un nicol cruzado pasará cuando
esté paralelo, y viceversa. ¡
Es posible eliminar estas cruces introduciendo láminas de
cuarto de onda inmediatamente antes y después del cristal. L a
PROBLEMAS 621

luz que atraviesa este último estará entonces polarizada circular-


mente, y al no haber ninguna dirección privilegiada no existirán
cruces. L a llamada puntería de anillo óptico se obtiene de este
modo, utilizando polaroides como elementos polarizantes. Mirando
a través de una combinación dé este tipo se observan anillos de
interferencia de luz blanca, cuyo centro está exactamente en el
pie de la perpendicular trazada desde el ojo. Puede usarse, por
consiguiente, en un arma como un punto de mira de gran precisión
y comodidad.
E n el caso de que el cristal sea paralelo al eje óptico en vez
de perpendicular, las franjas serán hiperbólicas en vez de circu-
lares. L a parte (c) de l a figura muestra franjas de este tipo. Como
en este caso l a diferencia de fase no es pequeña en ningún punto
del campo, no puede utilizarse luz blanca para observar estas
franjas. Las figuras de interferencia producidas por cristales bi-
áxicos, como las representadas en (d), son más complicadas de
explicar, aunque se aplican los mismos principios. Los dos «ojos»
corresponden a los puntos de intersección de los ejes ópticos con
la superficie' del cristal. Estas figuras tienen importancia en la
identificación de especies minerales, y los mineralogistas las ob-
tienen en un microscopio provisto de dispositivos polarizantes . 7

E l centro brillante del sistema de anillos observados con el cuarzo


uniáxico [fotografías (&)] se explicará en el capítulo siguiente.

PROBLEMAS

27-1. Se ilumina una lámina de cuarzo de 1 mm de espesor con luz


roja de longitud de onda 6563 Á polarizada linealmente. El eje óptico es
paralelo a la superficie. Hállense: a) los caminos ópticos de las dos compo-
nentes transmitidas, y b) la diferencia de fase, en grados, entre estas com-
ponentes.
27-2. Una lámina de calcita de caras paralelas al eje óptico está si-
tuada entre dos nicoles cruzados, con su sección principal formando un
ángulo de 60° con la del polarizador: Hállense las amplitudes de las vibra-
ciones O y E que emergen de la calcita. Hállense también las componentes
de estas transmitidas por el analizador. Sol.: 0,866; 0,500; 0,433; 0,433.
27-3. Calcúlese el espesor que requiere una lámina de cuarto de onda
tallada en cuarzo. Utilícense los índices de refracción para la luz verde
del mercurio que figuran en la tabla 26-1.
27-4. Se desea construir una lámina de media onda a partir de un
cristal biáxico de aragonito. Determínese, utilizando los índices de refrac-
ción dados en la tabla 26-2, en qué plano debe ser tallado el cristal para
que la lámina sea menos delgada y frágil. Calcúlese el espesor requerido
para esta sección. Sol.: Paralela al plano y, z. 0,037 mm.

7
Véase el libro de Johannsen mencionado en el capítulo XXIV, nota 6.
622 INTERFERENCIAS CON LUZ POLARIZADA [CAP. 27

27-5. Al construir una lámina de mica A/4, las laminillas separadas


con una aguja se ensayan primero ¡jara luz polarizada circularmente y
después se comprueban con calibres micrométricos para ver que no son
láminas 3A/4 a 5}/4. ¿Qué desventaja hay en utilizar las últimas en lugar
de una lámina. X/4? ¿Con qué precisión habría que leer los calibres para
distinguir entre estas? Los índices adecuados son »¡> = 1,5936 y n = 1,5977.
c

27-6. Se hace pasar luz de sodio a través de un polaroide y después


a través de una capa de corindón {n = 1,768, n = 1,760) orientada con
0 E

su eje formando un ángulo de 40° en el sentido del reloj a partir del vector
eléctrico de la luz incidente. Si la capa tiene 0,1 mm de espesor, hágase
una representación análoga a la de la figura 12-11 para mostrar la forma
de vibración de la luz transmitida.
Sol.: Elipse con el eje mayor inclinado 77,1° hacia la derecha, rela-
ción axial 1,30 y rotación contraria a la del sentido del reloj.
27-7. Hállese en el problema anterior la intensidad de la luz transmi-
tida por un analizador que está cruzado con el polarizador. Hágase el cálculo:
a) gráficamente a partir de la componente de la elipse transmitida por el
analizador, y b) utilizando la ecuación deducida en la sección 27-6. Expré-
sese el resultado respecto a la intensidad de la luz que incide sobre el cristal
de corindón.
27-8. En un polariscopio montado para extinción se intercalan dos
láminas de media onda, una junto a otra, formando sus ejes un pequeño
ángulo oc. Cuando la dirección de las vibraciones incidentes biseca el án-
gulo OÍ los campos son de igual intensidad. Hállese la razón de sus inten-
sidades cuando el analizador gira 1° si oc tiene los valores: a) 20°; b) 5 , o

y c) 2°. Sol.: 1,51; 5,45; oo.

27-9. Se desea determinar el sentido de rotación de un haz de luz


polarizada circularmente. Al colocar una lámina de cuarto de onda delante
del analizador, disponiendo este en la posición de extinción, se encuentra
que el eje rápido de la lámina A/4 se halla en posición tal que ha de ser
girado 45° en sentido contrario al reloj para ¡levarlo a coincidir con la di-
rección de transmisión del analizador. ¿Tiene la luz polarización circular
derecha o izquierda?
27-10. Calcúlese el valor de los ángulos de las cuñas de un compen-
sador de Babinet tallado en cuarzo para que las franjas de interferencia
estén separadas 0,5 mm. El compensador se utiliza, como de ordinario, con
luz de sodio. Sol.: 3°42'.
27-11. Al observar un haz luminoso de polarización desconocida a
través de un prisma de Nicol, su intensidad varía al girar el último, pero
no se anula en ninguna posición. Cuando el analizador se encuentra en
la posición correspondiente a intensidad máxima, se coloca delante de él
una lámina A/4 con el eje rápido paralelo al plano de transmisión del ana-
lizador. Una rotación de este último de 20° en el sentido del reloj extin-
guirá completamente la luz. a) ¿Cuál es el tipo de polarización? b) Descrí-
base cuantitativamente la forma de vibración.
27-12. Una lámina del cristal uniáxico berilo se ha tallado y pulido
con su eje paralelo a la superficie. Su espesor es de 0,"740 mm. Si se coloca
el cristal entre uu polarizador y un analizador cruzados y se examina la
luz emergente con un espectroscopio, se observan bandas oscuras en las
longitudes de onda de 4100, 4450, 4900, 5400, 6100 y 7000 A. ¿Qué valor
de la diferencia entre no y n se deduce de este experimento?
E

Sol.: 0,00662.
PROBLEMAS 623

27-13. ¿Qué color producirá una laminilla de mica de 0,08 mm de


espesor cuando se intercala en un polariscopio formando un ángulo de 45°
con el polarizador y el analizador cruzados? Véanse los índices adecuados
en el problema 27-5.
27-14. Diséñese un dispositivo que pueda emplearse para producir un
haz de luz polarizada elípticamente en el cual el eje mayor de la elipse es
vertical, la razón de los ejes mayor y menor es 2:1, y el sentido de rotación,
contrario al de las agujas del reloj. Especifíquese cuidadosamente cada parte
del aparato y su orientación.
Sol.: U n polarizador con su plano de transmisión girado 26°34' a
partir de la vertical en el sentido del reloj, seguido de una
lámina X/4 con su eje rápido horizontal.
27-15. Si la luz descrita en el problema anterior pasara por un com-
pensador de Babinet con su línea cero vertical y se observase a través
de un analizador, ¿qué ángulo con la vertical habría de formar el plano,
de transmisión de este último para que el contraste de las franjas fuera
máximo? ¿Cuál sería la posición de estas franjas respecto a la línea cero?
CAPITULO X X V I I I

A C T I V I D A D OPTICA

E n los capítulos anteriores, sobre el comportamiento de la luz


polarizada en los cristales, se ha visto que cuando la luz se propaga
•en la dirección del eje óptico no se produce doble refracción. Por
ello es de esperar que en esta dirección particular cualquier clase
de luz se propague sin cambio. Sin embargo, ya en 1811, Arago
•descubrió excepciones a esta regla sencilla. Encontró que ciertas
sustancias, y en particular el cuarzo cristalino, restablecen la
luz al ser colocadas entre dos nicoles cruzados, aun cuando el eje
óptico sea paralelo a la dirección de la luz. E n la figura 27-13 (b)
aparece un ejemplo de este efecto.
28-1. Rotación del plano de polarización.—Cuando se dirige
Tin haz de luz polarizada linealmente según el eje óptico de un

FIG. 28-1.—Rotación del plano de vibración en una sustancia ópticamente activa.

•cristal de cuarzo, se observa que el plano de polarización gira


continuamente alrededor de la dirección del haz, como muestra
la figura 28-1, y emerge vibrando en otro plano diferente que a
la entrada. Se ha encontrado experimentalmente que el valor
de esta rotación depende de la distancia recorrida en el medio
y de la longitud de onda de la luz. E l primer hecho demuestra
que la acción se produce dentro del medio y no en la superficie.
Este fenómeno suele denominarse actividad óptica y puede obser-
varse en muchas sustancias. Algunas de ellas son el cinabrio, clo-
rato sódico, trementina, cristales de azúcar, azúcar en disolución
y sulfato de estricnina. i '
Ciertos cristales de cuarzo y disoluciones de azúcar giran el
plano de vibración hacia la derecha, y otros, hacia la izquierda.
I 624
SEC. 28-2] DISPERSION ROTATORIA 625

Las sustancias que giran hacia la derecha se llaman dextrógiras, y


las que lo hacen a l a izquierda, levógiras. Las dextrógiras giran el
plano en el sentido de las agujas del reloj y las levógiras en el
opuesto si se mira en sentido contrario al de avance de l a luz.
1

28-2. Dispersión rotatoria.-—Una característica sorprendente


de l a actividad óptica es que el ángulo de giro es diferente para
cada color. Las primeras medidas precisas de este efecto fueron
realizadas por Biot, quien encontró que la rotación es con bastante
aproximación inversamente proporcional al cuadrado de la lon-
gitud de onda. E n otras palabras: se produce una dispersión rota-

y
B
G

3000 4000 5000 6000 7000 8000A


(a) (6)

FIG. 28-2.—Rotación para diversos colores en una lámina de cuarzo de 1 mm de


espesor.

toria, girando la luz violeta casi cuatro veces más que la roja.
L a figura 28-2 (a) ilustra esquemáticamente este efecto para el
caso del cuarzo. Supongamos que la luz blanca polarizarla lineal-
mente llega con incidencia normal a una lámina de cuarzo, y sea
AA la dirección de sus vibraciones. Después de atravesar 1 mm de
cristal, la luz violeta (V) ha girado unos 50°, la roja (R) 15° y los
otros colores cantidades intermedias. L a tabla 28-1 da valores más
exactos correspondientes a 15 longitudes del espectro visible y
del ultravioleta.
E l giro correspondiente a una lámina de 1 mm de espesor
se denomina rotación específica, y se ha representado en la figu-
ra 28-2 (b). Medidas de precisión en el cuarzo y otras sustancias
han demostrado' que la ley de Biot es solo aproximada. De hecho,
la actividad óptica está lo bastante relacionada con la teoría

Aunque el convenio utilizado aquí parece ser el más corriente, serene


1

trarán muchos libros en los que se adopta el opuesto.


JENKINS-WHITE.-
626 ACTIVIDAD OPTICA [CAP. 28

de l a dispersión ordinaria para que las fórmulas de la dispersión


regular para los índices de refracción sean aplicables á l a rotación.
L a ecuación de Cauchy (Sec. 23-3), p. ej., puede utilizarse para
representar l a rotación específica del cuarzo en l a región visible.
Así tenemos:

P=/l+! [28-1]

donde A y B son constantes a determinar.


TABLA 28-1

Rotación específica p del cuarzo para luz polarizada


Longitud Longitud Longitud
de onda, grados/nun de onda, grados/mm de onda, grados/mm
en Á en A en A

2265,03 201,9 4358,34 41,548 5892,90 21,724


2503,29 153,9 4678,15 35,601 6438,47 18,023
3034,12 95,02 4861,33 32,761 6707,86 16,535
3403,65 72,45 5085,82 29,728 7281,35 13,924
4046,56 48,945 5460,72 25,535 7947,63 11,589

Experimentalmente puede observarse l a dispersión rotatoria


intercalando una lámina de cuarzo entre un analizador y un pola-
L t A!7
C N z L z M

polarizador analizador 7}J

FIG. 28-3.—Dispositivo experimental para estudiar la rotación producida por


la lámina C.

rizador cruzados como muestra l a figura 28-3. Empleando un


manantial monocromático S, parte de la luz pasará a través del
analizador hasta l a pantalla MM, pues al atravesar el cuarzo
a lo largo de su eje óptico habrá girado el plano de vibración,
como se ha representado esquemáticamente en la figura 28-4 (d).
Una vez que la vibración ha girado desde el plano AP al A P, X

una cierta componente EP = A P sen 0 pasa por el analizador


X

N . Si el analizador se dispone ahora paralelo a AJ?, toda ía luz


2

,será transmitida, mientras que si es perpendicular a A P no X

pasará nada de luz.


SEC. 28-2] DISPERSION ROTATORIA 627

jVj.-.
-Afe
• r'. • •
••)•..
••r. •

: r• •
••i'--
.'•i".-:

FIG. 28-4.—Rotación de la luz blanca , mostrando los diversos colores transmitidos


1

por un analizador cruzado, (R, rojo; Y, amarillo; G, verde; B, azul; V, violeta.)

Supongamos que se utiliza luz blanca en vez de monocro-


mática, de modo que al pasar por el cristal cada color girará un
ángulo diferente, como se ve en la figura 28-4 (b). Los nuevos
planos de vibración son RP para*el rojo y VP para el violeta.
A l llegar a N pasarán las dos componentes horizontales E P y
2 R

E P; se transmite más luz violeta que roja, y la imagen sobre


P

la pantalla será coloreada. Lo que ha sucedido es que el segundo


nicol ha eliminado mayor cantidad de luz roja, lo que puede com-
probarse modificando el experimento en la siguiente forma:
Reemplacemos el analizador de la figura 28-3 por un cristal
de calcita. Este transmitirá en un haz las vibraciones E dadas
por el analizador solo, y en
otro, independiente, las 0. E l
haz E contiene las componen-
tes E P a E P (véase figu-
R Y

ra 28-5), y el haz O, las com-


ponentes 0 P a O P. E n otras
R v

palabras: el haz E no contiene


las componentes que están en
0. Por tanto, las dos imágenes
sobre la pantalla MM tienen
colores complementarios, y si se
superponen parcialmente, la
zona común será blanca. Este
es un excelente procedimiento
para obtener series de colores „ .„ . , . T

R
, , . . , F I G . 28-5.—Lamina de cuarzo entre un
complementarios, pues girando i n z d o r N y un cristal de calcita B
po a a t

lentamente la calcita, pasa- \ como analizador.


628 ACTIVIDAD OPTICA [CAP. 28

rán cantidades variables de los diferentes colores a los haces


€ ó E.
Otra demostración muy sorprendente de l a actividad óptica
y de la dispersión rotatoria se consigue haciendo pasar' luz pola-
rizada en un plano vertical a través de una disolución transpa-
rente de azúcar de caña contenida en un largo tubo de vidrio.
Observando lateralmente el tubo a través de un nicol, se verá
una serie de colores dispuestos en forma de espiral, algo parecido
a un mástil de anuncio de barbería.
28-3. Interpretación de la rotación dada por Fresnel.—Fresnel
propuso una explicación de la rotación en cristales como el cuarzo
basada en la hipótesis de que la luz polarizada circularmente se
propaga a lo largo del eje óptico sin sufrir ningún cambio. Esta
explicación, aun no siendo una teoría en el sentido de dar l a causa
básica del fenómeno, proporciona, sin embargo, una admirable
interpretación de los hechos. Se basa en el principio elemental
de mecánica de que cualquier movimiento armónico simple a lo
largo de una recta puede considerarse como la resultante de dos
movimientos circulares opuestos. i
L a primera hipótesis de Fresnel es que la luz -polarizada lineal-
mente que penetra en un cristal a lo largo del eje óptico es descom-
puesta en dos vibraciones polarizadas circularmente que giran con
la misma frecuencia en sentidos opuestos. E n un cristal como la

cs/'cita

FIG. 28-6.—Descomposición de la luz polarizada linealmente en componentes


polarizadas circularmente.
SEC. 28-4] DOBLE REFRACCION E N CRISTALES ACTIVOS 629

calcita, que no es ópticamente activo, estos dos movimientos


circulares R y L se propagan con la misma velocidad, como mues-
tra la figura 28-6 (a). Puesto que ambas vibraciones llegan simul-
táneamente a cualquier punto dado a lo largo de su trayectoria,
su resultante será un movimiento armónico simple en el plano
de la vibración inicial, como se indica en (b). Así, en la calcita,
una onda polarizada linealmente se propaga a lo largo del eje
con sus vibraciones siempre en el mismo plano.
E n los cristales ópticamente activos los dos movimientos
circulares- avanzan con velocidades ligeramente, diferentes. E n el
cuarzo dextrógiro, el movimiento a la derecha o movimiento en
el sentido del reloj (mirando en contra de la luz) tiene más velo-
cidad, ocurriendo lo contrario en el cuarzo levógiro.
Consideremos ahora un cierto punto Q, de un cristal dextró-
giro, en la trayectoria de u n haz incidente polarizado en un plano
[Fig. 28-6 (c)]. Representemos por AP la amplitud y el plano
de la vibración incidente [Fig. 28-6 (d)]. L a componente circular
derecha R es la primera en llegar a Q, y al avanzar la onda, el
desplazamiento gira un ángulo 6 antes que llegue l a compo-
nente L. E n este instante, los dos movimientos circulares tienen
sentidos opuestos y la misma frecuencia, partiendo el uno de
R,y el otro de L. E l resultado es que el punto B' vibra a lo largo
de la recta fija -BQ con la misma amplitud y frecuencia que la
vibración inicjal AP, lo que representa la forma de la vibración
luminosa en Q. Por tanto, en el recorrido entre P y Q, el plano
de vibración ha girado un ángulo 8/2. Así, pues, es evidente que,
según estas hipótesis, el plano de vibración giraría continuamente
al penetrar la luz cada vez más en el cristal, por lo que el ángulo
girado sería proporcional al espesor.
28-4. Doble refracción en los cristales ópticamente activos.
Como no hay muchos cristales anisótropos que posean l a propie-
dad especial de girar el plano de vibración, se plantea la cuestión
de su relación con la doble refracción ordinaria estudiada en ca-
pítulos anteriores. L a actividad óptica se presenta solo en u n
determinado tipo de cristales, pero tales cristales muestran tam-
bién birreíringencia cuando la luz se transmite en cualquier d i -
rección diferente de la del eje óptico. Por tanto, ha de pasarse de
modo continuo de un fenómeno a otro al variar el ángulo. Para
comprender esto hemos de dar por cierto que las dos velocidades
de los movimientos circulares de Fresnel son realmente veloci-
dades representadas por las superficies de onda introducidas en.
el capítulo X X V I (Fig. 26-2). Entonces y a se señaló que las dos
hojas de la superficie de onda en el cuarzo no se tocaban en el
eje óptico, como en el caso de la calcita. E n la figura 28-7 se han
representado de nuevo las superficies de onda para el cuarzo.
ACTIVIDAD OPTICA [CAP. 28

E n el plano ecuatorial las vibra-


ciones lineales 0 y E, perpendicu-
lar y paralela, respectivamente,
al eje óptico, se propagan con
velocidades diferentes pero sin
cambiar de forma, según se indica.
A lo largo del eje z, z', las vibracio-
nes circulares derecha e izquier-
da R y L se propagan con ve-
locidades ligeramente diferentes.
E n direcciones intermedias, como
(b) y (c), solo se transmiten i n -
alteradas vibraciones elípticas de
una forma determinada.
E n la calcita, la superficie de
onda elíptica daba una medida
de la velocidad de la luz polari-
zada linealmente en las distintas
direcciones, y la variación de la
velocidad, representada per el
radio vector de la superficie, era debida a la variación del ángulo
que las vibraciones forman con el eje óptico. E n el cuarzo o en
cualquier cristal ópticamente activo, cada una de las dos super-
ficies representa la velocidad de varios tipos de luz polarizada,
dependiendo de la dirección de propagación. Para una dirección
paralela al eje, la velocidad correspondiente a la superficie ex-
terior es la de la luz circular derecha (cuarzo dextrógiro), y la de
la superficie interior, la de la luz circular izquierda. Para direc-
ciones que formen un ángulo con esta, la velocidad es la de dos
componentes polarizadas elípticamente. Los ejes mayores de
ambas elipses son perpendiculares entre sí, y las elipses se estre-
chan al aumentar el ángulo con el eje, degenerando en rectas
(luz polarizada linealmente) cuando este ángulo vale 90°.
E l comportamiento de la luz polarizada linealmente, cuando
penetra en un cristal y se propaga paralela o perpendicular-
mente al eje óptico, como en las partes (a) y (b) de la figura 28-8,
se comprende fácilmente a partir de las características mencionadas
de la superficie de onda. E n (a) las vibraciones lineales incidentes
se descomponen, al penetrar en el cristal, en dos vibraciones
circulares que se propagan con velocidades distintas. Su resul-
tante es simplemente una vibración plana, que gira un ángulo
que depende del espesor del cristal y de la longitud de onda. E n
(b) las vibraciones incidentes son también lineales, pero paralelas
en este caso al eje óptico, por lo que la luz se transmite como un
haz E con la velocidad determinada por la hoja interior de la
SEC. 25-4] DOBLE REFRACCION E N CRISTALES ACTIVOS 631

FIG.- 28-S.—Efectos de cristales de Cuarzo tallados según tres planos diferentes


sobre luz polarizada linealmente.

superficie de onda. Si las vibraciones fuesen perpendiculares al


eje, se propagarían con la velocidad mayor del haz O. E n ambos
casos la forma y dirección de la vibración permanecerían inaltera-
das. Bajo ^otros ángulos, habría para las vibraciones incidentes
dos componentes lineales moviéndose con velocidades diferentes,
y estas darían luz polarizada elípticamente. Por tanto, para luz
que se propaga perpendicularmente al eje óptico, el cuarzo se
comporta precisamente como otros cristales uniáxicos, dando los
efectos interferenciales descritos en el capítulo anterior.
Cuando el eje y el rayo no son perpendiculares, los efectos
de la actividad óptica se manifestarán en mayor o menor grado,
haciéndose máximos cuando el rayo se mueva paralelamente al
eje. E n la figura 28-8 (c), donde las vibraciones incidentes se
encuentran en la sección principal, se descomponen al penetrar-
en el cristal en dos elipses L y Ro de diferente tamaño. Sus ejes
E

mayores son perpendiculares y los sentidos de rotación opuestos.


E n contraposición a lo que ocurre en el caso de los cristales i n -
activos, un rayo incidente que; vibra paralelo a la sección prin-
632 ACTIVIDAD OPTICA [CAP. 28

cipal no se transmite como un rayo E único, sino que da dos rayos


de diferente intensidad. E n las secciones siguientes veremos que,
excepto cuando el ángulo formado por el rayo y el eje es muy
pequeño, la intensidad del rayo designado por Ro es muy baja,
y L es una elipse muy excéntrica. Veremos también que la su-
E

perficie de onda 0 no es rigurosamente esférica, por lo que Ro


es desviado ligeramente aun para incidencia normal.
~ Se conocen algunos cristales biáxicos ópticamente activos. E n
general, el fenómeno va acompañado de doble refracción, por lo
que no es fácil ponerlo de manifiesto. Las superficies de onda
de tales cristales tienen el mismo aspecto general que las dadas
en el capítulo X X V I , con la excepción de que las superficies
interior y exterior no se tocan completamente en los ejes rayo,
es decir, en el «hoyo» de l a superficie exterior.
28-5. Forma de la superficie de onda en el cuarzo.—Para
explicar los efectos de polarización observados al hacer pasar
la luz a través de cristales de cuarzo ha de admitirse que las
superficies esférica y elipsoidal ordinarias para los cristales inacti-
vos están deformadas, aunque sea ligeramente, en l a proximidad
del eje óptico. L a superficie interior está algo aplastada y la ex-
terior abombada, como se ha ilustrado, aunque exageradamente,
en l a parte inferior de l a figura 28-7. Las líneas punteadas co-
rresponden a una circunferencia y a una elipse, mientras que las
de trazo continuo dan las superficies de onda reales. Sin embargo,
la forma exacta de estas dos superficies no es tan importante ópti-
camente como su distancia. E n realidad, el paso de luz polarizada
circularmente a luz casi polarizada linealmente se produce dentro
de un ángulo muy pequeño a partir del eje óptico, de modo que,
excepto para ángulos muy pequeños, el cuarzo se comporta en
esencia como un cristal uniáxico ordinario. Ello se debe a que
la diferencia de velocidad (o diferencia de índices de refracción)
de los dos rayos R y L polarizados circularmente, que se mueven
paralelamente a l eje óptico, es pequeña comparada con l a dife-
rencia de velocidades de los rayos O y E, perpendiculares a. dicho
eje, como se deduce de los valores dados en la tabla 28-2 para
las luces roja y violeta. ¡ i •.

TABLA 28-2 i
Indices de refracción del cuarzo

Longitud de onda, i !

n
E n
O n
R n
L
en A

3968 1,56771 1,55815 1,55810 1,55821


7620 1,54811 1,53917 1,53914 1,53920
SEC. 28-6] PRISMA MULTIPLE D E FRESNEL 633

A lo largo del eje óptico la separación de las dos superficies,


comparada con el radio de una superficie esférica, es como 1:26000
para l a luz roja y 1 :14000 para la violeta. Perpendicularrnente
al eje, las razones son 1:170 y 1 ; 160, respectivamente.
Como para las vibraciones circulares en l a dirección del eje
óptico hay dos velocidades, el ángulo de rotación de l a luz pola-
rizada linealmente puede calcularse a partir de los índices de re-
fracción. L a diferencia de fase & entre dos ondas separadas por
una distancia dada es, según la ecuación [27-2],

S=Y¿(%-%) [28-2]

donde d es la distancia recorrida en el medio; A, la longitud de


onda de l a luz, y m. — WR, la diferencia de índices de refracción.
Si el movimiento circular R se adelanta en 8 rad respecto del L,
el plano de vibración girará 8/2 rad [véase Fig. 28-6 (d)}.
Así, p. ej., para una lámina de cuarzo de 1 mm de espesor
se obtiene, sustituyendo en l a ecuación [28-2],

0,000076 cm
Esto da una rotación para la luz roja, A7600, de unos 14° [véa-
se Fig. 28-2 (£>)]. Sin embargo, téngase en cuenta que las medidas
precisas de n — «*> se obtienen en la práctica a partir de las
L

rotaciones observadas.
28-6. Prisma múltiple de Fresnel.—La primera demostración
experimental de la doble refracción en dos rayos polarizados
circularmente fue realizada por Fresnel. Pensó que si dos compo-
nentes circulares se propagan con velocidades diferentes en l a
dirección del eje óptico del cuarzo, al emerger oblicuamente desde
una superficie cristalina hacia el aire deberían refractarse bajo
ángulos distintos. Después de fracasar en la observación de este
efecto con un sólo prisma de cuarzo, Fresnel construyó un tren
de prismas dextrógiros y levógiros tallados y montados como
muestra l a figura 28-9. Con este tren de prismas observó dos
haces polarizados circularmente, uno girando hacia la derecha
y el otro hacia la izquierda.

FIG. 28-9.—Prisma múltiple de Fresnel para poner de manifiesto las componentes


polarizadas circularmente.
6 3 4 ACTIVIDAD OPTICA [CAP. 28

L a razón de que los dos rayos se aparten más y más en cada


superficie oblicua puede justificarse así: Cuando la luz incide
normalmente en el primer prisma, las dos vibraciones circulares
componentes se propagan a lo largo del eje óptico con velocidades
diferentes. A l atravesar la primera superficie oblicua, el movi-
miento R, que era el más rápido en el primer prisma, se hace el
más lento en el segundo, y lo contrario sucede para el movi-
miento L. Entonces, por la ley ordinaria de la refracción, uno de los
rayos se aleja de la normal a la superficie límite y el otro se acerca
a ella. E n la segunda superficie límite vuelven a intercambiarse
las velocidades, por lo que el rayo que se aproximó a la normal
en el primer límite oblicuo se aleja ahora de ella. E l resultado
neto es que la separación angular de los dos rayos aumenta en
cada refracción sucesiva.
Si el lector dispone de un prisma de este tipo podrá repetir
las observaciones de Fresnel colocándolo sobre la plataforma de
un pequeño espectrómetro de laboratorio. Si se examinan las dos
imágenes del ocular con un nicol u otro analizador, no experi-
mentarán variación alguna al girar este. Colocando una lámina
de cuarto de onda delante del nicol, ambas vibraciones circu-
lares se convierten en polarizadas linealmente y son perpendicu-
lares entre sí. Ahora, para cada giro de 90° del nicol, desaparecerá
una u otra alternativamente.
28-7. Prisma de Cornu.—La doble refracción en luz polari-
zada circularmente es detectable aun con un solo prisma de cuar-
zo tallado con su base paralela al eje óptico [Fig. 28-10 («)]. E m -
pleando luz de sodio y un prisma de 60°, la separación angular
es solo de 27" de arco, por lo que en la figura está muy exagerada.
Cuando se utilizan prismas de cuarzo en los espectrógrafos, ni
aun este pequeño desdoblamiento de las líneas espectrales. es
tolerable, particularmente en los instrumentos de gran dispersión.
Para vencer este efecto, Cornu ideó un prisma de 60° construido
de cuarzo dextrógiro y levógiro [Fig. 28-10 (b)]. Debido al inter-
cambio de velocidades, la luz puede transmitirse sin doble refrac-
ción si el prisma se encuentra en la posición de desviación míni-
ma. Prácticamente, todos los prismas de cuarzo de 60° utiliza-
dos en los espectrógrafos son de este tipo.
E n el espectrógrafo de L i t -
trow solo se utiliza medio
prisma de Cornu, que reempla-
za a la red de la figura 17-14.
E n este caso, la cara posterior
B AB de, p. ej., el prisma R
F I G . 28-10.—(a) Prisma de cuarzo senci- [Fig- " 1 8
{&)].
1 0
~ s e h a c e re

Ho. (6) Prisma de Cornu. flectante depositando plata o


' . . _ n . i i i _ - i _ 1 _ . _ 1 _ . i _ _ _
SEC. 28-8] FORMAS D E VIBRACION E INTENSIDADES 635

aluminio sobra su superficie. Reflejando la luz hacia atrás vuelve


a utilizarse el semiprisma una segunda vez, con lo que se obtiene
la misma dispersión que en el prisma de Cornu. Las vibraciones
R que sé aproximan al espejo se convierten después de reflejarse
en vibraciones L, anulándose así la doble refracción.
A veces se emplean prismas y lentes de cuarzo fundido en
los aparatos ópticos, aunque no cuando se desea un resultado
óptimo. A; pesar de que el; cuarzo fundido es transparente y no
presenta doble refracción,! los métodos de fabricación no han
producido todavía muestras grandes y suficientemente homo-
géneas para que resulten útiles en trabajos de precisión.
28-8. Formas de vibración e intensidades en los cristales
activos.—En la sección 28-4 describimos brevemente la propa-

FIG. 28-11.—Vibraciones de la luz que se propaga en un cristal ópticamente activo


en direcciones que forman ángulos diversos con el eje óptico.

gación de la luz en el cuarzo para diferentes direcciones respecto


del eje óptico, tomando como base la superficie de onda para este
cristal. E n el cuarzo dextrógiro, p. ej., la hoja exterior de la su-
perficie de onda representa la velocidad de una vibración circular
derecha a lo largo del eje, de una vibración elíptica que forma
cierto ángulo con él y de una vibración lineal en el plano ecua-
• torial. Mirando de frente y en sentido contrario al de la luz, des-
de las posiciones (a), (b), (c) y (d) de la figura 28-7, estas vibraciones
aparecerían como muestra la figura 28-11. Todas estas vibraciones
están contenidas en planos tangentes a la superficie de onda,
siendo el eje mayor de cada elipse, situado sobre la hoja exterior,
perpendicular al eje óptico, y el eje menor de cada elipse, sobre
la hoja interior, también perpendicular a dicho eje. E n el cuarzo
levógiro las direcciones de rotación estarían cambiadas, pero las
figuras permanecen inalteradas.
Como ya dijimos, el paso; de luz polarizada circularmente a
luz esencialmente lineal se produce de hecho en la proximidad
636 ACTIVIDAD OPTICA [CAP. 28

inmediata (unos pocos grados) del eje óptico . Así, p. ej., en el 2

cuarzo la razón entre los ejes de las vibraciones elípticas es ya 2,37


para la luz de sodio cuando esta forma un ángulo de 5° con el eje
óptico. Para 10°, la razón ha pasado a ser 7,8. Estas son las razo-
nes utilizadas al dibujar las figuras 28-11 (b) y (c).
Intercalando entre un polarizador y un analizador con luz
muy convergente una lámina de cuarzo de caras perpendiculares
al eje, de modo que l a luz atraviese el cristal formando varios
ángulos con aquel, las figuras de interferencia (véase Fig. 27-13)
son muy parecidas a las obtenidas con un cristal no activo como
la calcita. L a diferencia esencial es que el centro de la figura es
casi siempre brillante en vez de oscuro, aun estando los nicoles
cruzados. Una rotación del plano de vibración tiene como resul-
tado que pase algo de luz por el centro de las cruces, que en otro
caso sería oscuro. E n las dos fotografías de la figura 27-13 (b)
puede observarse este efecto.
Las intensidades de dos haces polarizados elípticamente, deri-
vados de un haz incidente no -polarizado, serán siempre iguales.
Las dos elipses, tales como las de la parte (b) de la figura 28-11,
son iguales excepto en lo que respecta a su orientación. Recor-
dando que una vibración elíptica puede considerarse como formada
por dos lineales, perpendiculares y desfasadas 90°, hallamos que
la intensidad correspondiente en función de los semiejes mayor
y menor A y B es : j
/ — _4 + B*
2
i [28-3]
E n el caso límite de luz polarizada circularmente, de radio B — A,
tendremos, por tanto, ! j
I ~ 2/1 2
¡ [28-4]
í !
y para la luz polarizada linealmente (B — 0), la relación ordinaria
I ~ A* [28-5]

Si cada haz ha de conservar l a misma intensidad independiente-


mente de l a excentricidad, la amplitud de l a vibración lineal
habrá de ser s/l veces mayor que el radio de la correspondiente
vibración circular. _ . .
Si l a luz incidente está polarizada en un plano, como en el
ejemplo de la figura 28-8 (c), las dos elipses son de tamaños
diferentes. Ahora bien: para que representen las componentes
de la vibración lineal inicial, la figura 28-12 demuestra que el
2
Véase la deducción de las ecuaciones que dan la diferencia de velocidad en
función del ángulo en P . D R U D E : Theory of Optics, ed. inglesa, págs. 408-12, Long-
mans, Green & Co., Nueva York, 1922. j
i 1

I : ;
SEC. 28-9] T E O R I A D E L A A C T I V I D A D OPTICA 637

eje mayor de la elipse pequeña ha de


ser igual al eje menor de la elipse gran-
de; es decir, es necesario que B — AQ = E

= 0 para que se anulen las componen-


tes horizontales. Además, para que las
verticales se sumen y den la vibración
lineal inicial A + Bo = A, se deduce
E

que A ¡BE E— Ao\B , y las elipses tie-


0

nen la misma forma. L a razón de las


intensidades correspondientes dependerá
del valor real de A\B, y varía entre la
unidad en la dirección del eje óptico y
cero en dirección perpendicular a él.
E n el caso de luz no polarizada, que
equivale a dos vibraciones lineales inde-
pendientes perpendiculares, cada una de
ellas producirá dos elipses de diferente
tamaño y sentido de rotación contrario.
Combinando las dos elipses izquierdas se
obtendrá otra izquierda, y con las dos
derechas otra derecha, hallándose que FIG. 28-12.— Descomposi-
ción de una vibración ar-
estas dos elipses resultantes tienen el mónica lineal en dos vibra-
mismo tamaño. E n la figura 28-11 se ciones elípticas similares.
han representado todas estas elipses.
1

28-9. Teoría de la actividad óptica.—La teoría de la rotación


del plano de polarización de la luz en las sustancias activas se basa
en un experimento ideado por Reusch. Halló que cuando la luz
polarizada en un plano incidía normalmente sobre una pila de
láminas de mica de caras paralelas al eje, y se giraba cada una
un pequeño ángulo a la derecha de la anterior, el plano de vibra-
ción giraba hacia la derecha. Cuanto menor era el ángulo entre
dos láminas sucesivas, más se aproximaba el comportamiento del
conjunto a la rotación a lo largo del eje en el cuarzo.

0 0 . o
FIG. 28-13.-—Disposición de los átomos de oxígeno y silicio en un cristal de cuarzo.
638 ACTIVIDAD OPTICA [CAP. 28

E l experimento de Reusch
sugiere así que los cristales
ó p t i c a m e n t e activos están
constituidos por capas atómi-
cas ligeramente giradas unas
respecto de otras. E n los cris-
tales dextrógiros este giro es
en el sentido de las agujas del
reloj alrededor del eje óptico,
y en los levógiros, en el con-
trario. L a conocida estructura
del cuarzo cristalino (Si0 ) 2

(o) -(/extrógiro \b)-levógiro confirma esto. Mirando a lo


FIG. 28-14.—Cristales de cuarzo dextró-
largo del eje u n modelo de
giro y levógiro. Cada uno es una imagen cristal de cuarzo, se encuen-
especular del otro. tran columnas de átomos de
silicio y oxígeno dispuestos en
forma de espirales, como muestra la figura 28-13. Estas espirales
de átomos forman planos que dan el efecto de rotación a lo
largo del eje óptico. E n los cristales dextrógiro y levógiro de la
figura 28-14 esta formación de giro es sugerida por la disposición
de las caras menores. Cada cristal, tanto en su estructura atómica
como macroscópica, es una imagen especular del otro. L a analo-
gía anterior con una pila de láminas no ha de interpretarse en
el sentido de que el plano de vibración gira tan de prisa como
las láminas atómicas, pues ello excluiría la dispersión rotatoria.
L a teoría electromagnética de la actividad óptica se debe
principalmente a Born y colaboradores y ha sido resumida por
Condón . E n un dieléctrico ordinario un campo eléctrico aplicado
3

origina una separación de cargas, con l a consiguiente polarización


del medio en la dirección de E (Sec. 23-9). E n una sustancia ópti-
camente activa supondremos que las cargas están obligadas a
moverse a lo largo de trayectorias helicoidales, de modo que
además del movimiento hacia adelante producido por l a polari-
zación ordinaria hay un movimiento circular de carga que origina
efectos magnéticos. Drude demostró que este efecto podía te-
nerse en cuenta introduciendo un término en una de las ecuaciones
de Maxwell para los dieléctricos (en el primer miembro de la ecua-
ción [23-12]). L a resolución de las ecuaciones conduce entonces
al fenómeno de la actividad óptica. Born supuso que cada mo-
lécula o cristal elemental se compone de un conjunto de osciladores
acoplados por fuerzas eléctricas. Según él, la más simple de estas
unidades contiene al menos cuatro osciladores dispuestos de for-

3
E . U . CONDÓN: Revs. Modern Phys., 9, 432-57, 1937.
SEC. 28-10] R O T A C I O N E N LOS LIQUIDOS 639

ma asimétrica. U n tetraedro, p. ej., tiene propiedades simétricas,


por lo que cualquier cristal que presente esta estructura carecerá
de actividad óptica. Sin embargo, si el tetraedro se distorsiona
ligeramente, se produce la; actividad óptica como un resultado
natural. Los estudios teóricos iniciales de Born fueron aplicados
al cuarzo por Hyüeraas * hallando una excelente concordancia
con las observaciones. Condón y otros han demostrado después
que la hipótesis de los osciladores acoplados no es esencial y que
pueden obtenerse los resultados deseados con un modelo de un
solo oscilador.
28-10. Rotación en los líquidos.—En 1811, Biot descubrió
accidentalmente la rotación del plano de vibración en los líquidos.
Encontró que la trementina se comportaba como el cuarzo, pro-
duciendo una rotación proporcional a la trayectoria de la luz
en la sustancia y muy aproximadamente en razón inversa al
cuadrado de la longitud de onda. E n tales casos, la rotación es
atribuible a la propia estructura molecular. De hecho, la mayoría
de los líquidos activos son compuestos orgánicos de moléculas
complejas.
Cada molécula de un líquido puede imaginarse como un pe-
queño cristal con un eje óptico, a lo largo del cual gira el plano
de polarización de la luz.. Como en un líquido las moléculas están
orientadas al azar, la rotación observada es un efecto medio de
todas las moléculas y es, por tanto, la misma en cualquier direc-
ción a través del líquido. A primera vista podría pensarse que la
orientación al azar de las moléculas anularía totalmente el efecto
rotatorio. Pero las moléculas tienen sus átomos dispuestos en
forma de hélice, y una hélice dextrógira sigue siéndolo indepen-
dientemente de que la veamos por uno u otro extremo.
Los líquidos formados por una sustancia activa y un disol-
vente inactivo producen una rotación muy aproximadamente pro-
porcional a la cantidad de sustancia activa presente. A esto se
debe el gran empleo de la luz polarizada en la industria como
medio preciso para determinar la cantidad de azúcar (sustancia
activa) en presencia de otras impurezas no activas. Se define
la rotación específica o poder rotatorio como la rotación producida
por una columna de 10 cm de un líquido que contiene 1 g de sus-
tancia activa por cada centímetro cúbico de disolución. E n forma
de ecuación puede escribirse:

donde [p] es la rotación específica, d el número de gramos de sus-


4
E . A . HYLUSRAAS: Z. Physik, 44, 871, 1927.
•640 ACTIVIDAD OPTICA [CAP. 28

tancia activa por centímetro cúbico, l la longitud de la trayec-


toria luminosa en centímetros y 6 el ángulo girado.
E n general, la rotación en los líquidos es considerablemente
menor que en los cristales. Así, p. ej., 10 cm de trementina giran la
luz de sodio — 37°. (El signo menos indica levógiro, o sea rotación
en sentido opuesto al de las agujas del reloj cuando se mira en
•contra de la propagación de la luz.) Sin embargo, un espesor igual
de cuarzo hace girar.la luz de sodio un ángulo de 2172°. Por
esta razón, para definir la rotación específica de los cristales, se
•considera una trayectoria de 1 mm.
Medidas precisas de la rotación específica de una sustancia
•ópticamente activa en diversos disolventes no activos dan resul-
tados ligeramente diferentes. Existe una variación no solo con
los disolventes, sino también con lá concentración de la sustancia
activa. Experimentalmente se ha encontrado como expresión
adecuada para el poder rotatorio l a siguiente:
p = L + Md + Nd 2
[28-7]
•donde L, M y N son constantes y d es la cantidad de sustancia
activa en l a disolución. !

Como los cristales, las sustancias activas en disolución dan


•origen a dispersión rotatoria totalmente análoga á la del cuarzo
[véase Fig. 28-2 (b)]. Del mismo modo que la dispersión normal
•es un caso especial de la anómala observada junto a las bandas
de absorción en los cristales ordinarios no activos, así también la
1

dispersión rotatoria normal es urt caso especial de la dispersión


rotatoria anómala que se produce en las bandas de absorción de
las sustancias ópticamente activas. j

PROBLEMAS

28-1. Hállese la separación angular de los rayos polarizados circular-


mente a la derecha y a la izquierda cuando un rayo incidente no polarizado
se refracta en un prisma de cuarzo de 60 , como indica la figura 28-10 (a).
p

Hágase el cálculo para la luz verde del mercurio utilizando los índices
de refracción dados en las tablas 26-1 y 28-1.
28-2. Calcúlese la separación angular para la luz de sodio producida
por un prisma de Fresnel diseñado como muestra la figura 28-9. E l ángulo
•que forman las caras del prisma con él eje óptico es 30°.
Sol: 6,80 min.
28-3. Hállese el espesor que ha de tener una lámina de cuarzo tallada
perpendicularmente al eje para que haga girar 360° el plano de polarización
• de la luz verde del mercurio. Si se coloca esta lámina entre un polarizador
y un analizador cruzados, ¿qué longitudes de onda estarán ausentes en la
luz transmitida? ; .
28-4. L a razón de los ejes de cada elipse en que se divide la luz no
polarizada cuando penetra en el cuarzo en una dirección que forma un

I ;
PROBLEMAS 641

cierto ángulo a con el eje óptico es, aproximadamente, (i? 4- 1)"* 4- J?,
2

siendo R ~ sen <x(«o — ni¡)n [(n —


2
0
s
R «¿)w , donde n es la media aritmé-
3

tica de no y n . Hállese esta razón para la luz de sodio y a = 18°.


E

Sol.: 24,3.
28-5. A partir de los índices de refracción del cuarzo para la luz de lon-
gitud de onda 7620 A, polarizada circularmente a la derecha y a la izquierda,
dados en la tabla 28-2, calcúlese el giro del plano de polarización de esta
luz producido por una lámina de 0,5 mm de espesor.
28-6. Sobre una lámina de cuarzo de caras paralelas tallada de modo
que su eje óptico forme un ángulo de 5° con la normal, como en la figu-
ra 28-8 (c), penetra normalmente luz polarizada en un plano. Utilizando
la razón de ejes dada en la sección 28-8, háganse esquemas de las formas
de vibración en los dos haces y Ro. Si la lámina es de espesor tal que
produce una diferencia de fase de 90° entre estos haces, hállese por compo-
sición gráfica la forma de la vibración resultante en la onda emergente.
Sol.: Elipse inclinada hacia la derecha y girando en sentido opuesto
al del reloj.
28-7. A l medir la rotación producida por las disoluciones de azúcar
no es suficiente la precisión obtenida utilizando el punto de extinción co-
rriente de un analizador. Se obtienen mejores resultados comparando la
intensidad de dos campos contiguos producidos modificando el polarizador
de modo que dé dos haces polarizados linealmente y que formen entre sí
un pequeño ángulo a. Investigúese el efecto de este dispositivo, representan-
do las intensidades de los dos haces para una rotación completa del ana-
lizador. Tómese « = 5°.
28-8. ¿Cuál debería ser el ángulo a del problema anterior para poder
medir la rotación con un error de 1 mín de arco, suponiendo que el ojo
puede apreciar diferencias de intensidad entre los dos campos de un 2 % ?
Sol.: 6,63°.
28-9. Se sospecha que una muestra de glucosa-/ es impura. Si se
disuelven en agua 6,20 g de esta muestra, para obtener 50 cm de disolu-
3

ción, y se introducen en el tubo de, un sacarímetro de longitud 20 cm, se


halla que el plano de polarización de la luz de sodio gira 11,30° hacia la
izquierda. Hállese la fracción de la muestra, que no es glucosa. Para la
glucosa-/ [p] = — 51,4.
28-10. Se admite que una .disolución de concentración desconocida
contiene sacarosa como única sustancia activa. Si 12 cm de esta disolución
hacen girar la luz de sodio 0,60°, ¿cuál es la concentración de sacarosa?
Para la sacarosa [p] = 66,5°. Sol.: 7,5 g/litro.
28-11. ¿Qué espesor de cuarzo dextrógiro anulará justamente la rota-
ción producida en la luz de sodio por un espesor de 4 cm de trementina?
28-12. E l poder rotatorio específico de la maltosa en disolución acuo-
sa es -j- 138,48 — 1,837¿. Hállese el giro, en grados, producido por una
columna de disolución de 20 cm de longitud que contiene 22 g de maltosa
en 100 cm de disolución.
3
Sol.: 60,75°.

JENKINS-WHITE.—41
CAPITULO X X I X

MAGNETOOPTICA Y ELECTROOPTICA

Y a hemos visto en el capítulo X X y secciones 23-9, 26-9 y


28-9 que la teoría electromagnética es capaz de explicar las ca-
racterísticas principales de la propagación de la luz en el vacío
y en l a materia. Existe un grupo de experimentos ópticos que
demuestra l a interacción entre luz y materia cuando esta última
está sometida a un campo intenso eléctrico o magnético, lo que
constituye una prueba más del carácter electromagnético de la
luz. L a electroóptica agrupa aquellos fenómenos que dependen de
la aplicación de un campo eléctrico, y dentro de la magnetoóptica
se clasifican los debidos a un campo magnético. E n este capítulo
trataremos brevemente de los siguientes efectos ópticos:
Magnetoópticos Electroópticos
Efecto Zeeman Efecto Stark
Efecto Zeeman inverso Efecto Stark inverso
Efecto Voigt Doble refracción eléctrica
Efecto Cotton-Mouton Efecto electroóptico Kerr
Efecto Faraday
Efecto magnetoóptico Kerr

Los cuatro efectos electroópticos, en el orden citado, son los


análogos de los respectivos cuatro primeros efectos magneto-
ópticos.
29-1. Efecto Zeeman \—En 1896, Zeeman descubrió que al
colocar una llama de sodio entre los polos de un potente electro-
imán, las dos rayas amarillas se ensanchaban considerablemente.
Poco después, Lorentz elaboró una sencilla teoría sobre estas
observaciones, basada en la teoría electrónica de la materia, y
predijo que cada raya espectral producida en estas condiciones
habría de desdoblarse en dos componentes cuando se observara
paralelamente al campo magnético [Fig. 29-1 (a)] y en tres com-
ponentes si se observaba perpendicular a él [Fig. 29-1 (b)]. Pre-
dijo además que en la dirección longitudinal (a) estas rayas habrían
de estar polarizadas circularmente, y en dirección transversal (b),
1
P. Zeeman (1865-1935), físico holandés y premio Nobel (1902). Desempeñó
numerosos puestos honoríficos en círculos científicos y debe su fama al descubri-
miento del desdoblamiento de las rayas espectrales en un campo magnético. Sus
principales trabajos están condensados en su célebre obra Rcsearckcs in Magneio-
optics, Macmillan & Co., Londres, 1913.
642
SEC. 29-1] EFECTO ZEEMAN 643

remf/jádel
electroimán espectroscopio
H(hacia
QáAeraJo

(a)

FIG. 29-1.—Dispositivo experimental para observar el efecto Zeeman.

polarizadas linealmente. Mejorando las condiciones experimentales,


Zeeman, Preston y otros confirmaron estas predicciones en el
caso de ciertas rayas espectrales.
L a teoría de Lorentz supone que los electrones de la materia
son causa del origen de las- ondas luminosas y que se trata de
partículas cargadas cuyos movimientos se modifican por un campo
magnético externo. E n el caso especial de un electrón que se
mueve en una órbita circular situada en un plano perpendicular
a la dirección de H, el electrón se acelerará o se decelerará propor-
cionalmente a la intensidad del campo H. L a interpretación clá-
sica de este problema demuestra que si v representa la frecuencia
0

orbital del electrón en ausencia de campo, cuando este actúe


vendrá dada por v ± Av, donde
0

eH
Av = = 1,40 x 10 X H seg"6
[29-1]
4-nmc
siendo c la velocidad de la luz, m la masa del electrón en gramos,
e su carga en unidades electrostáticas y i ? la intensidad del campo
en oersteds.
E n los estudios sobre rayas espectrales Av se expresa más
cómodamente en números de ondas (Sec. 14-14) dividiendo por c:
Av
= 4,67 x 10- 6
x H cm- [29-2]

E n la teoría clásica del efecto Zeeman se trata de un conjunto


de átomos cuyos electrones giran en órbitas circulares o elípticas
orientadas al azar en el espacio. Sin embargo, se demostrará ahora
644 MAG-NETOOPTICA Y E L E C T R O O P T I C A [CAP. 29

que ello equivale a que un tercio de los electrones vibre lineal-


mente en la dirección del campo magnético y los otros dos tercios
giren en órbitas circulares perpendiculares al campo. De estas
últimas, la mitad está girando en u n sentido y la otra mitad en
el opuesto. E l radio de sus órbitas es I/V2 veces la amplitud de
las vibraciones lineales. Para probar esto elijamos uno cualquiera
de los electrones y descompongamos su movimiento elíptico en
tres movimientos lineales perpendiculares entre sí, como muestra

(o) . t« [c) y

FIG. 29-2.—-Descomposición de una órbita para explicar el efecto Zeeman clásico.

la figura 29-2 (a). Para simplificar, supondremos que el electrón


está ligado mediante una fuerza elástica que obedece a l a ley
F ~-jkr \ [29-3]
donde r es el desplazamiento a partir de la posición de equilibrio.
Con esta condición las tres componentes son movimientos armó-
nicos simples, pero para un electrón cualquiera tienen amplitud
y fase diferentes. ¡
Si aplicamos ahora un campo magnético en la dirección z,
la componente paralela a z permanecerá inalterada, pues equivale
a una corriente paralela a las líneas de fuerza. Sin embargo, cada
SEC. 29-1] EFECTO ZEEMAN 645

una de las vibraciones % e y se modificará, ya que un electrón


que se mueve perpendicularmente a un campo magnético está
sometido a una fuerza

F H = ^ [29-4]

perpendicular a la vez al campo y a la dirección del movimiento.


Esta fuerza convierte las componentes Í e y en movimientos en
roseta, tales como el representado en l a figura 29-2 (b) para l a
componente y. Estos últimos pueden describirse más ventajosa-
mente en función de componentes circulares, y e y~ para el
+

movimiento y, y x+ y x~ para el movimiento x [diagrama (c) de


la figura]. E n presencia del campo, ambas componentes circulares
-f- tienen una frecuencia mayor que las —, de modo que podemos
combinar los movimientos x+ e y+ para obtener un movimiento
resultante circular y positivo, como en el diagrama (d), y los xr
e y~ obteniendo uno negativo, como en (é). Con ello l a órbita
elíptica inicial, al ser sometida a un campo magnético, equivale a
un movimiento lineal de la misma frecuencia a lo largo del campo,
más dos movimientos circulares, uno de frecuencia mayor y otro
menor, en el plano perpendicular al campo.
Solo las componentes circulares emitirán luz en la dirección
del campo, que será de dos frecuencias diferentes y estará polari-
zada circularmente. L a intensidad de estas dos componentes ha
de ser igual si se considera el conjunto total de átomos, pues cuando
el campo tiende a cero la luz deja de estar polarizada. Observando
la luz perpendicularmente al campo, las componentes circulares
se verán de canto, produciendo así dos frecuencias diferentes de
luz polarizada linealmente, en la cual las vibraciones son perpen-
diculares al campo. Cada una de ellas tiene solamente la mitad
de intensidad que los haces circulares mencionados antes. Además,
los movimientos lineales z emiten luz en dirección transversal.
Esta luz tiene la frecuencia inicial v , vibra paralelamente al
0

campo y tiene una intensidad igual a la suma de las otras dos.


L a amplitud media de las componentes z para todos los átomos es,
pues, y 2 veces mayor que la de las componentes x o y.
Calculemos ahora la variación de frecuencia que cabe esperar
para las componentes circulares. E n ausencia del campo, l a fuerza
centrípeta sobre el electrón en su órbita circular se debe a la fuerza
elástica, por lo que según la ecuación [29-3] se tiene:
F = — kr = — w t o r 0
2
[29-5]

siendo m la masa del electrón y 6_ su velocidad angular. A l apli-


0

car el campo hay una nueva velocidad angular «, y l a nueva


646 MAGNETOOPTICA Y ELECTROOPTICA [CAP. 29

fuerza centrípeta ha de ser la suma de la fuerza elástica y de la


debida al campo (Ec. [29:4]). Por tanto,

F' = —mafr = F T Fu = — kr —
c

E l signo positivo corresponde a una rotación en el plano x, y en


el sentido de las agujas del reloj, y el negativo, a una rotación
de sentido opuesto. Sustituyendo —kr por su valor, deducido
de [29-5], resulta:
e V f í
2 2 T

c
o sea, dado que vfr ~ o,

cí_ W o .= ± f ^ = ± f ^ [29 -6]


" mcr me
Para obtener una expresión sencilla de la variación de frecuen-
cia hay que admitir que la diferencia entre las <o es pequeña
frente a cualquiera de ellas. Esto está justificado siempre en la
práctica, pues significa que los desplazamientos Zeeman son pe-
queños comparados con las frecuencias de las propias rayas. Se
puede poner entonces
(w -f o) )(w —<a ) =^ 2w(w
0 0 —w )0

y, según la ecuación [29-6],


eH

Como v = 6J/2TC, la variación de frecuencia será

^ = ± 4 ^ [ 2 9
- 7 ]

de acuerdo con la ecuación [29-1].


E n esta deducción se ha supuesto tácitamente que el radio del
movimiento circular no cambia al aplicar el campo magnético.
L a aceleración o deceleración del electrón en su órbita solo se
produce mientras el campo varía, y se debe al cambio del número
de líneas de fuerza que atraviesan la órbita. Según la ley de la
inducción de Faraday, este cambio produce una f.e.m. exactamente
igual a la que originaría en una espira metálica circular. E l au-
mento o disminución de velocidad resultante haría esperar un
cambio de radio, pero el hecho es que se produce una alteración
correspondiente de la fuerza centrípeta justamente suficiente para
SEC. 29-1] EFECTO ZEEMAN 647

mantener el radio constante. L a fuerza adicional es la represen


tada por la ecuación [29-4], y tiene el mismo origen que la fuerza
perpendicular que se ejerce sobre un conductor que transporta
una corriente y se encuentra en un campo magnético
Resumamos ahora lo que deberíamos observar por efecto de
un campo magnético sobre una raya espectral. E l resultado de-
penderá de la dirección, respecto al campo magnético, en que se
observe el manantial Cuando esta sea paralela al campo, a lo
largo del eje z, tenemos el llamado efecto Zeeman longitudinal.
E n esta dirección solo deberían aparecer las frecuencias v -f- Av 0

y v — Av, y la luz estaría polarizada circularmente a la derecha


0

_ n X
-<—Av >1< Ay —* i •*—Av—»• «—Av-»
i 1
"i "o "o "2
s P S
(a) (A)

FIG. 29-3.—Figuras Zeeman de un triplete normal, mostrando la polarización de


! la luz.

o a la izquierda [Fig. 29-3 (a)]. Como la luz es un movimiento


2

ondulatorio transversal, las vibraciones z no emitirán luz de


frecuencia v en la dirección z.
0
f

Observando el manantial perpendicularmente al campo, los mo-


vimientos z deberían producir luz polarizada linealmente con el vec-
tor eléctrico paralelo al campó (componentes p), y los movimientos
circulares, vistos de canto, darían luz polarizada linealmente con
el vector eléctrico perpendicular al campo (componentes s). Por
tanto, al observar una raya espectral normalmente a H deben
.aparecer tres componentes polarizadas linealmente [Fig. 29-3 (b)],
una central sin desplazar y otras dos laterales simétricas. Este
conjunto se denomina triplete normal y se observa en algunas
rayas espectrales, aunque de ningún modo en la mayoría de ellas.
Como el sentido de rotación de la luz polarizada circularmente
depende de que se suponga que las cargas emisoras sean positivas
2
Usando la regla de la mano derecha con el pulgar apuntando en el sentido
del campo, los dedos señalan el sentido de las rotaciones -f- que tienen la fre-
cuencia mayor, designada por Vj. E l sentido opuesto da las rotaciones de fre-
cuencia inferior v . Mirando contra el sentido de la luz, las rotaciones en el sentido
2

de las agujas del reloj originan luz polarizada dextrógira, y las de sentido con-
trario, luz polarizada levógira. Esto último está de acuerdo con las definiciones
utilizadas al tratar de las sustancias ópticamente activas.
648 MAGNETOOPTICA Y ELECTROOPTICA [CAP. 29

o negativas, es posible distinguir entre estas alternativas utili-


zando una lámina de cuarto de onda y un nicol. L a figura 29-3 (a),
donde l a rotación positiva es la de mayor frecuencia, se ha dibu-
jado de acuerdo con nuestra hipótesis de que los emisores son
negatrones.
A l iniciar sus investigaciones, Zeeman no pudo desdoblar nin-
guna raya espectral en dobletes o tripletes, y solo observó que se
ensanchaban y que los bordes externos estaban polarizados, tal
como predijo Lorentz. L a polarización correspondía a emisión por
partículas negativas. Posteriormente pudo fotografiar las dos
componentes externas de las rayas procedentes del cinc, cobre,
cadmio y estaño, eliminando las componentes p con un prisma
de Nicol. Preston, utilizando dispersión y poder separador mayo-
res, logró demostrar no solo que ciertas rayas se desdoblaban
(

en tripletes al observarlas perpendicularmente al campo, sino


también que otras se desdoblaban en cuatro, cinco y aun un nú-
mero mucho mayor de componentes. Estos conjuntos de rayas
se denominan figuras anómalas de Zeeman, y al fenómeno, efecto
Zeeman anómalo (Fig. 29-4). E l corchete situado debajo de cada
figura indica la separación 2Av del triplete normal, dada por l a
teoría clásica. Según 2a ecuación [29-1], cada una de las compo-
nentes exteriores se desplazaría proporcionalmente a la intensidad
Singlele del cinc Doblete principal de sodio

Triplete normal • Figuras anómalas


Triplete corto de cinc

Figuras anómalas
FIG. 29-4.—Fotografías que ilustran los efectos Zeeman normal y anómalo.
SEC. 29-2] EFECTO ZEEMAN INVERSO 649'

del campo, conservando así la figura simétrica. Sin embargo, con


campos magnéticos muy intensos, se han observado asimetrías en
muchas figuras Zeeman. Este fenómeno se conoce como efecto
Zeeman cuadrático, aunque puede ser también el comienzo de
una transición denominada efecto Paschen-Back, según el cual
todas las figuras anómalas se convierten en tripletes normales en
el límite de campos muy intensos.
L a teoría clásica solo puede explicar el triplete normal. Las
figuras más complejas se interpretan actualmente de perfecto
acuerdo con la teoría cuántica de la estructura atómica y de la
radiación . Se encuentra que cada raya de una figura anómala
3

está polarizada linealmente cuando se observa perpendicularmente


al campo magnético. De ordinario, las rayas centrales de una
figura son componentes j> con sus vibraciones paralelas al campo
H, y las colocadas simétricamente a cada lado son componentes s
con vibraciones perpendiculares a H. E n el efecto longitudinal
solo se observan frecuencias correspondientes a las componentes s,
y están polarizadas circularmente.
L a teoría cuántica ha alcanzado un grado tal de desarrollo,
que es posible predecir ahora, con la máxima certeza, la figura
completa de Zeeman para cualquier raya espectral en un campo
de intensidad dada. Inversamente, el estudio de estas figuras se
ha convertido en uno de los instrumentos más poderosos para el
análisis de los espectros complejos.
29-2. Efecto Zeeman inverso.—El efecto Zeeman obtenido en
absorción se denomina efecto Zeeman inverso. Se observa este fenó-
meno enviando luz blanca a través de un vapor absorbente some-
tido a un campo magnético uniforme. A l considerar el efecto-
longitudinal, análogo al de la figura 29-3 (a), puede imaginarse
que la luz no polarizada de una frecuencia determinada consiste
en componentes polarizadas circularmente a la derecha y a la
izquierda con todas las relaciones de fase posibles. Si ahora v . 0

representa una frecuencia natural de resonancia del vapor en


ausencia de campo, las componentes circulares + (véasela nota 2),
de frecuencia v , serán fuertemente absorbidas en presencia de u n
L

campo. Las correspondientes componentes circulares •—, de fre-


cuencia v pasan con pequeña disminución de intensidad, pues para
1

ser absorbidas han de tener la frecuencia v . Por tanto, para la


2

frecuencia v es transmitida luz polarizada circularmente a dere-


x

chas, mirando en sentido contrario al del campo, como en la f i -


gura 29-3 (a), y para una espesa capa absorbente, la intensidad

3
Véase un estudio del efecto Zeeman anómalo en la obra de H . E . W H I T E
Introduction to Atomic Spectra, Caps. X , X I I I y X V , MacGraw-Hill Book Co.,
Nueva York, 1934.
650 MAGNETOOPTICA Y ELECTROOPTICA [CAP. 29

derec/ia lUfix/a izquierda H *"

i-
(+> afuer¿})
(=)' i
~h
1
t1

F I G . 29-5.—Curvas de intensidad para el efecto Zeeman inverso, Triplete normal


en absorción.

será la mitad de la de la luz continua del fondo [Fig 29-5 («)].


Para v puede hacerse un razonamiento análogo.
2

Las componentes Zeeman de cualquier .raya espectral obteni-


das en absorción a lo largo de la dirección del campo no se absorben,
pues, completamente, y se encuentra que la luz transmitida está
polarizada circularmente en sentidos opuestos a los de las compo-
nentes correspondientes obtenidas en emisión. Esto se comprueba
experimentalmente aun en figuras anómalas de muchas compo-
nentes.
Observadas en dirección normal al campo [Fig. 29-5 (b)], las
componentes p y s están polarizadas perpendicularmente a las
correspondientes componentes en emisión. Para v , las compo- 0

nentes paralelas de todas las vibraciones luminosas incidentes son


absorbidas y las perpendiculares transmitidas. Para v las compo- 1(

nentes paralelas son todas transmitidas. Las componentes perpen-


diculares, al propagarse atravesando el campo, son absorbidas por
solo la mitad de los osciladores (los que tienen rotación positiva
y frecuencia v ), dando una raya de absorción de la mitad de
x

intensidad que para v . E l resultado es luz polarizada parcial-


0

mente con una intensidad máxima para las vibraciones paralelas


al campo H. L o mismo ocurre para la componente v . L a absor- 2

ción de la componente paralela para v es análoga a la absorción


0

selectiva en cristales como la turmalina (Sec. 24-6), donde una


vibración componente es completamente absorbida y la otra
transmitida. Las frecuencias de las rayas observadas en el efecto
Zeeman inverso vienen dadas también por las ecuaciones [29-1]
Y [29-2].
29-3. Efecto Faraday.—En 1845, Michael Faraday descubrió
que sometiendo un bloque de vidrio a un campo magnético in-
tenso se hace ópticamente activo. Haciendo pasar luz polarizada
linealmente a través del vidrio, en dirección paralela a la del
campo magnético aplicado, el plano de vibración gira. Desde el
SEC. 29-3] EFECTO FARADAY 651

descubrimiento de Faraday se ha observado el fenómeno en mu-


chos sólidos, líquidos y gases. Se encuentra experimentalmente
que la magnitud de la rotación observada es, para una sustancia
dada, proporcional a la intensidad del campo H y a la distancia
que recorre la luz en el medio. Esta rotación puede expresarse
por l a relación '
0 -- VIH [29-8]
donde l es el espesor en centímetros, G el ángulo de rotación y
•V una constante característica de cada sustancia. Esta constante,
denominada constante de Verdet, se define como la rotación por
unidad de trayectoria y por unidad de intensidad del campo.
E n los gases ha de especificarse también la densidad. E n la ta-
bla 29-1 figuran algunos valores de l a constante de Verdet.
1 *
TABLA 29-1

Valores de la constante de Verdet en minutos de arco


por oersted y por centímetro para A5893

Sustancia I, °c V

20 0,0131
18 0,0161
18 0,0317
20 0,0423
33 0,1326
Cuarzo (perpendicularmente al eje). . . 20 0,0166

E l efecto Faraday está íntimamente relacionado con los efec-


tos Zeeman directo e inverso, tratados en las dos secciones ante-
riores, por lo que su explicación se deduce directamente de los
principios expuestos en ellas. Debido a que el fenómeno se observa
mejor en vapores y para longitudes de onda próximas a una raya
de absorción, limitaremos l a explicación dada aquí a sustancias
en estado gaseoso. Consideremos el paso de la luz a través de un
vapor como el de sodio, en el que en ausencia de campo hay cier-
tas frecuencias de resonancia v para las cuales se produce absor-
0

ción. A l aplicar el campo magnético, habrá para cada v , de acuer- 0

do con l a teoría clásica del efecto Zeeman, dos frecuencias de


resonancia, una v para l a luz polarizada circularmente a l a iz-
x

quierda y otra v para l a polarizada circularmente a l a derecha


2

que se propague a lo largo del campo. Para cada uno de estos


sentidos de rotación puede dibujarse una curva de absorción y
otra de dispersión [Fig. 23-8 (&)] como las de las figuras 29-6 (a)
y (b).
652 MAGNET00PTICA Y ELECTROOPTICA [CAP. 29

Se observará que en la f i -
gura 29-6 [b), fuera de la re-
gión entre v y v , el valor de
x 2

w~ es superior al de n . Por +

dispersión tanto, las rotaciones positivas


se propagan más de prisa que
las negativas, y el plano de
la luz polarizada incidente gira
en el sentido positivo (véase
Sec. 28-3). L a diferencia entre
las dos curvas de dispersión,
dada en la figura 29-6 (c), pone
de manifiesto que para fre-
cuencias comprendidas entre
Vj y v la rotación es en sen-
2
I»! V 0 VZ
tido negativo.
y disper- ; Sj } a luz polarizada lineal-
mente se refleja en uno y otro
¡sentido a través del mismo
\ vapor activado magnéticamen-
te, se encuentra que el plano de vibración continúa girando con
cada uno de los recorridos. Esto no ocurre en las sustancias
activas naturales como el cuarzo, donde al reflejarse la luz emer-
ge vibrando en el mismo plano en! que incidió. Obsérvese que al
invertir el sentido del campo, el sentido de rotación del plano
de las vibraciones incidentes se invierte también. Por tanto, el
sentido de la rotación se definirá en función del sentido del cam-
po, siendo rotación positiva la de un tornillo roscado a derechas
cuando avanza en el sentido del campo o la de una corriente
positiva en la bobina que produce ¡ el campo.
L a rotación en el efecto Faradáy viene dada por la ecuación
[29-8], la cual indica que el ángulo de rotación es proporcional a la
intensidad del campo, según se deduce de la ecuación [29-1] para
el efecto Zeeman. Como al aumentar la intensidad del campo
se separan las dos curvas de dispersión, las diferencias de índices
(curva inferior) aumentan proporcionalmente, en primera aproxi-
mación a Av y, por tanto, a H. Esto se cumple con mayor exac-
titud para frecuencias alejadas de v o v , donde, en un pequeño
x 2

intervalo de frecuencias, las curvas de dispersión pueden confun-


dirse con rectas. 1

L a figura 29-7 muestra uno de los métodos más interesantes


ideados para observar el efecto Faraday. Cuando el polarizador
y el analizador están cruzados, como en la figura, no se transmi-
tirá luz a menos de intercalar el vapor o los prismas de cuarzo
dextrógiro y levógiro. L a introducción del doble prisma de cuarzo
SEC. 29-4] E F E C T O VOIGT 653

vaporea un prismas
polarizador campo magnético de cuarzo analizador lente rendija
JR (o)

UJJUUÜUJLÜJUI

16)

rendija

FIG. 29-7.—Dispositivo experimental para observar el efecto Faraday.

hace girar las vibraciones luminosas cantidades diferentes según


la porción de los prismas que han atravesado (en el plano de la
figura). Por tanto, a través de las distintas partes del analizador
pasarán' cantidades variables de luz. Si se enfoca esta luz sobre
la rendija de un espectroscopio, se formarán bandas alternativa-
mente brillantes y oscuras [Fig. 29-7 (b)]. Utilizando delante del
polarizador un manantial de luz blanca, la imagen obtenida en el
espectroscopio aparecerá cruzada por cierto número de bandas
claras y oscuras aproximadamente horizontales. Si se introduce
ahora el vapor en la trayectoria luminosa, se observarán bandas
de absorción para todas las frecuencias de resonancia v . A l esta- 0

blecer el campo magnético tiene lugar la rotación dentro del va-


por, de acuerdo con la figura 29-6 (c), desplazándose en consecuen-
cia las bandas brillantes. Cerca de las rayas de absorción la rotación
es grande, produciendo mayores desplazamientos de las bandas.
Como .esta rotación cambia continuamente con X, se observa que
las bandas se curvan, hacia arriba o hacia abajo, tomando la mis-
ma forma general representada en la curva teórica de la figu-
ra 29-6 (c). L a figura 29-8 (a) es una fotografía de estas bandas
para las rayas D del sodio tomada con gran dispersión y poder
separador. E n ellas aparece no solo el rápido aumento de la ro-
tación positiva a ambos lados de las frecuencias de absorción,
sino también la rotación opuesta entre ambas. H a de tenerse en
cuenta que ambas rayas del sodio dan figuras de Zeeman anó-
malas [Fig. 29-4 (6)1. E l efecto longitudinal para X5896, D es un v

doblete que conduce al mismo tipo de curvas descritas anterior-


mente para un triplete normal. Se propone como ejercicio al lector
la deducción de las curvas teóricas para la raya D . 2

29-4. Efecto Voigt, o doble refracción magnética.—En 1902


Voigt descubrió que, cuando se aplica un campo magnético in-
tenso a un vapor a través del cual pasa la luz perpendicularmente
654 MAGNETOOPTICA Y ELECTROOPTICA [CAP. 29

A6707

FIG. 29-8.—(a) Eíecto Faraday en las proximidades de las rayas de resonancia


del sodio D y £> . (6) Efecto Voigt de las rayas del sodio, (c) Efecto Voigt en las
1 2

proximidades de la raya X6707 del litio. (Según Hansen.)

al campo, se produce la doble refracción . Este fenómeno, conocido


i

hoy como efecto Voigt o doble refracción magnética, está relacio-


nado con el efecto Zeeman transversal del mismo modo que el
efecto Faraday lo está con el efecto Zeeman longitudinal. E n
vista de esta relación, puede explicarse fácilmente el fenómeno
a partir de las curvas de absorción y dispersión, como se hizo en
la sección anterior para el efecto Faraday. Consideremos un va-
por que tiene una frecuencia de resonancia v y que en presencia
0

de un campo exterior se desdobla en un triplete normal Zeeman


[véase Fig, 29-3 (b)]. Haciendo pasar luz blanca a través de este
vapor, aquellas vibraciones luminosas cuya frecuencia sea v esta- 0

rán en resonancia con los electrones del vapor que tengan por fre-
cuencia v y serán, por tanto, absorbidas. Esto está representa-
0

do por la curva central de absorción y dispersión de la figu-


4
W . VOIGT: Magneto- und Elektro-optik, B . G . Teubner, Leipzig, 1908.
SEC. 29-4] E F E C T O VOIGT 655

ra 29-9 («) y (6). Otras vibraciones luminosas, perpendiculares al


campo, están en resonancia con v y v y se han representado
x 2

por las curvas _!_ de absorción y dispersión. Empleando luz no


polarizada que incida sobre el vapor, las variaciones de n en
las proximidades de v y v son la mitad que en v , pues los co-
x 2 0

eficientes de absorción en Vj y v son solo la mitad que en v .


2 0

Las curvas de dispersión de la figura 29-9 (b) ponen de ma-


nifiesto que si incide sobre el vapor luz polarizada linealmente
de cualquier frecuencia v, se desdoblará en dos componentes,
una perpendicular y otra paralela a H. Como estas componentes
tienen índices de refracción \
distintos (y, por tanto, di- + absorción
ferentes velocidades), una
de las componentes adelan-
ta a la otra en fase, por lo
que emergerá luz polariza-
da elípticamente. L a mag-
nitud relativa de esta dife-
rencia de fase varía con la
longitud de onda, como in-
dica la curva diferencia de
la. figura 29-9 (c).
Para observar el efecto
Voigt puede montarse un
experimento análogo al em-
pleado para el efecto Fara-
day [Fig. 29-7]. E l campo FIG. 29-9.—Curvas de absorción y dispersión
ha de ser perpendicular al utilizadas para explicar el efecto Voigt.
tubo de absorción, y el do-
ble prisma de cuarzo, sustituido por un compensador de Babinet
[Fig. 27-6]. Quitando el tubo de absorción, la rendija del espec-
troscopio y la placa fotográfica estarán cruzadas por bandas claras
y oscuras. Introduciendo el vapor se observa absorción para v . 0

Establecido el campo, la fuerte doble refracción próxima a v , 0

v
i Y 2 hace curvarse a estas bandas hacia arriba o hacia abajo
v

como muestran las fotografías de la figura 29-8 (b) y (c). L a f i -


gura de (c) es un triplete normal observado en el efecto Zeeman
del espectro del l i t i o .
5

E l efecto Voigt para figuras de Zeeman anómalas, como las


de la figura 29-8 (b), ha sido estudiado por Zeeman, Geest, Voigt,

La raya del litio X57Q7 es, en realidad, un doblete, cada una de cuyas com-
5

ponentes da una figura Zeeman anómala en un campo magnético débil. Si se utiliza


un campo intenso para observar el efecto Voigt, se unen ambas (efecto Paschen-
Back) formando un triplete normal al que corresponde la discusión anterior.
•656 MAGNETOOPTICA Y ELECTROOPTICA [CAP. 29

Landenberg, Hansen y otros. Los resultados son fáciles de pre-


6

decir dibujando curvas de dispersión análogas a las representadas


en la figura 29-9. E n cualquier figura de Zeeman las componentes
.s forman una curva de dispersión continua, y las p, otra. Su dife-
rencia representa la gráfica de la doble refracción en función de
la frecuencia. Su magnitud es proporcional al cuadrado de la
intensidad del campo H.
29-5. Efecto Cotton-Mouton.—Este efecto, descubierto en
1907 por Cotton y Mouton, está relacionado con la doble refrac-
ción en un líquido situado en un campo magnético transversal.
E n líquidos puros como el nitrobenceno se observa una doble
refracción muy intensa, siendo el efecto varios miles de veces
mayor que el efecto Voigt tratado en la sección anterior. Esta
doble refracción se atribuye al alineamiento de las moléculas
óptica y magnéticamente anisótropas en la dirección del campo
aplicado. Este alineamiento se producirá tanto si los momentos
•dipolares magnéticos de las moléculas son permanentes como
•si son inducidos por el campo. Según la teoría, comprobada expe-
rimentalmente, este efecto es proporcional al cuadrado de la in-
tensidad del campo. Depende también de la temperatura, dismi-
nuyendo rápidamente al aumentar esta. E l efecto Cotton-Mouton
-es el equivalente magnético del efecto electroóptico Kerr, que se
estudiará en la sección 29-10, y no está relacionado con'el efecto
.Zeeman. j
29-6. Efecto magnetoóptico K e r r . — E n 1888, K e r r descubrió
7

•que cuando la luz polarizada linealmente se refleja bajo incidencia


normal en el polo pulimentado de un electroimán, experimenta
una ligera polarización elíptica, estando el eje mayor de la elipse
girado respecto a las vibraciones incidentes. E l efecto es obser-
vable para otros ángulos de incidencia si se evita el efecto ordi-
nario de polarización elíptica que se produce por reflexión de
la luz polarizada linealmente en ¡metales para p ^ 0, haciendo
que el vector eléctrico de la luz incidente sea paralelo o perpen-
dicular al plano de incidencia. E n estas condiciones, y en ausencia
•de campo, el haz reflejado puede extinguirse mediante un prisma
•de Nicol. Estableciendo el campo magnético aparece instantánea-
mente la luz, y no puede extinguirse por rotación del nicol. L a
introducción de una lámina de cuarto de onda orientada adecua-
damente permitirá extinguir de nuevo la luz, poniendo de mani-
fiesto que la luz reflejada está polarizada elípticamente. E l campo
magnético ha originado, pues, una componente de vibración deno-
6
H . M . HANSEN: Ann. Physik, 43, 205, 1914.
7
John Kerr (1824-1907), físico escocés, fue impulsado a la investigación de
la electricidad y del magnetismo por su; colaboración con William Thomson
.(lord Kelvin). Su nombre se pronuncia como «car».
SEC. 29-7] EFECTO STARK 657

minada componente Kerr, perpendicular a la vibración luminosa


incidente. Este es el efecto magnetoóptico Kerr, que no ha de
confundirse con el efecto electroóptico Kerr, que se estudiará en
la sección 29-10.
29-7. Efecto Stark.—En los primeros años que siguieron al
descubrimiento por Zeeman del desdoblamiento de las rayas
espectrales en un campo magnético se hicieron muchos intentos
para observar un efecto aná-
logo debido a un campo eléc-
trico exterior. E n 1913, Stark
observó que excitando el es- Cale.
pectro del hidrógeno en un
campo eléctrico intenso de
unos 10 V/cm, cada raya se
5

desdobla en una figura simé-


trica. L a figura 29-10 muestra
una fotografía de este efecto
en la primera raya de la serie
Balmer del hidrógeno. E n di- Obs
rección perpendicular al campo
eléctrico se observa que algu-
nas de las componentes de
cada figura están polarizadas
linealmente con el vector eléc-
trico paralelo al campo (com-
ponentes p) y otras también
Fio. 29-10.—Fotografía del efecto Stark
polarizadas linealmente con el en la raya Ha, K6563, del hidrógeno.
vector eléctrico normal al cam- (Según Wierl.)
po (componentes s); este es el
efecto Stark transversal. Si se observa paralelamente al campo,
solo aparecen las componentes s, pero en forma de luz no polari-
zada; este es el efecto Stark longitudinal.
L a teoría del efecto Stark solo se ha desarrollado utilizando
la teoría cuántica, por lo que no la daremos aquí . 8

E l método utilizado para producir campos eléctricos intensos


de 10 V/cm o más, en los que ha de operar el manantial luminoso,
5

se basa en las características de la descarga ordinaria de corrientes


eléctricas a través de gases a baja presión. E n una descarga del
tipo representado en la figura 21-4, la mayor parte de la caída
de potencial entre los electrodos se produce en una región relati-
vamente oscura cerca del cátodo. Enfocando en la rendija de un
espectroscopio esta región^ correspondiente a un tubo de diseño

Para un estudio más extenso del efecto Stark y otras referencias sobre el
8

tema, véase WHITE, op. c-it., pág. 401.


JENKINS-WHITE.—42
658 MAGNETOOPTICA Y ELECTROOPTICA [CAP. 29

FIG. 29-11.—Fotografía del efecto Stark en el helio. (Según Foster.)

especial, pueden obtenerse fotografías del tipo representado en


la figura 29-11. Dado que el efecto Stark es proporcional al campo
F, la figura correspondiente, p. ej., a A3819 puede admitirse que
representa la intensidad del campo, que es pequeña en la parte
superior y aumenta hacia abajo, cerca del cátodo.
Las figuras Stark más anchas se observan en los espectros
del hidrógeno y del helio. E n el caso de todos los demás espec-
tros, es raro encontrar algo más que un ligero desplazamiento de
la raya, de ordinario hacia las mayores longitudes de onda,
denominado efecto Stark cuadrático para distinguirlo del efecto
lineal observado en el hidrógeno y el helio. E n el primer caso, los
desplazamientos son proporcionales al cuadrado de la intensidad
t

del campo eléctrico, mientras que en el segundo los desdobla-


mientos dependen de la primera potencia de este campo. Es ca-
racterístico del efecto Stark, como se ve en la figura 29-11 para el
espectro del helio, la aparición de nuevas rayas espectrales (mar-
cadas con cruces) donde el campo es intenso.
29-8. Efecto Stark inverso.—Cuando el fenómeno anterior se
produce en absorción, se denomina efecto Stark inverso. E l fenó-
meno ha sido estudiado por Grotrian y Ramsauer, utilizando un
largo tubo que contiene vapor de potasio a baja presión y dos
largas placas metálicas paralelas separadas solamente 1,5 mm. Con
un potencial de 14000 V aplicado a las placas encontraron que
las rayas de absorción A4044, X4047 y A3447 se habían despla-
zado desde su posición en ausencia de campo hacia las longitudes
de onda mayores. Este desplazamiento, aunque solo de unas
centesimas de ángstrom, se vio que era proporcional al cuadrado
SEC. 29-10} EFECTO ELECTROOPTICO KERR 659

de la intensidad del campo.i Se trata, por tanto, de un caso de efec-


to Stark cuadrático. !
29-9. Doble refracción eléctrica.—La doble refracción eléc-
trica está relacionada con el efecto Stark transversal y es análoga
a la doble refracción magnética o efecto Voigt, estudiada en la
sección 29-4. E n 1924, Ladenberg observó la absorción de las
rayas de resonancia del sodio obtenidas con y sin campo eléc-
trico aplicado al vapor. Aunque el desplazamiento de las rayas
predicho por el efecto Stark cuadrático era demasiado pequeño
para ser observable aun con un poder separador muy elevado,
se encontró doble refracción para frecuencias próximas a las ra-
yas de absorción. Esta doble refracción se atribuye a diferencias
de frecuencia muy pequeñas de la raya de absorción para luz
polarizada paralela y perpendicular a las líneas de fuerza eléc-
tricas. L a explicación es, por tanto, análoga a la dada para campos
magnéticos en la sección 29-4 (véase Fig. 29-9).
29-10. Efecto electroóptico Kerr.—En 1875, Kerr descubrió
que al someter una lámina de vidrio a un campo eléctrico intenso
se hacía birrefringente. Este efecto no se debe a las tensiones pro-
ducidas en el vidrio por el campo, pues el fenómeno aparece tam-
bién en muchos líquidos y aun en gases. U n líquido colocado en
un campo eléctrico se comporta ópticamente como un cristal
uniáxico con el eje óptico paralelo a la dirección del campo, y
cuando se observa en dirección perpendicular, da origen a todos
los fenómenos de interferencia considerados en el capítulo X X V I I .
Experimentalmente es cómodo observar el efecto haciendo
pasar la luz entre dos láminas paralelas cargadas con signos opues-
tos e introducidas en una ampolla de vidrio que contiene el líquido.
Tal dispositivo, denominado célula de Kerr, está representado
en el centro de la figura 29-12. Una célula de este tipo, intercalada
entre un polarizador y un analizador cruzados, constituye un

polarizador cé/u/adeKerr analizador

FIG. 29-12.—Dispositivo de válvula electroóptica funcionando por el efecto Kerr.


662 MAGNETOOPTICA Y ELECTROOPTICA [CAP. 29

20 000 oersteds paralelo a la dirección de la luz. Sabiendo que el plano de


polarización ha girado 36°, hállese la constante de Verdet del líquido.
29-10. ¿Qué rotación magnética ha de producir el vapor del aparato
de la figura 29-7 para desplazar hacia arriba las bandas un intervalo igual
a una banda completa en el plano focal de la lente? Mirando en sentido
opuesto al de la luz, ¿es la rotación dextrógira o levógira?
Sol.: 180°; levógira.
29-11. Supóngase que para una frecuencia muy inferior a ia frecuen-
cia de absorción, la curva de dispersión es una línea recta durante un pe-
queño intervalo. Admítase también que las curvas para n+ y n— están
desplazadas entre sí en una diferencia de frecuencias correspondiente al
desdoblamiento Zeeman normal. Hállese cómo dependerá la rotación mag-
nética debida al efecto Faraday de: a) la intensidad del campo (H); b) la
dispersión dn¡á"h.
29-12. Con las hipótesis del problema anterior, Becquerel demostró
que la rotación era 0 = ^ JBA¿ /(A¿ — A¿ ) , siendo las i?; propor-
2 2 3 2

i
cionales a los coeficientes de absorción de las distintas rayas. Si para una
muestra dada de vapor de sodio la rotación es 6° para una longitud de onda
de 5900 Á, ¿cuál será para 5910 Á? Las longitudes de onda de las rayas
de sodio son 5890 y 5896 A, y la primera raya es dos veces más intensa
que la segunda. Como índice de refracción « puede tomarse la unidad.
Sol.: 0,74°.
29-13. Empleando un dispositivo que produzca una rotación Faraday
de 90° puede diseñarse un sistema que transmita la luz en un sentido, pero
no en el opuesto. Descríbase tal sistema. ¿Estará en contradicción con el
segundo principio de la termodinámica? Si no es así, ¿por qué?
29-14. E n una célula de Kerr llena de nitrobenceno, la longitud de los
electrodos es 16 mm y su distancia 5 mm. ¿Qué diferencia de fase se pro-
duce al aplicar un campo de 10 000 V/cm? Para esta intensidad de campo,
¿qué fracción de la luz no polarizada incidente atravesará el sistema cuando
la célula está colocada entre nicoles cruzados? Sol.: 0,111.
29-15. Hállese la intensidad del campo eléctrico necesaria para pro-
ducir luz polarizada circularmente en una célula de Kerr. Los electrodos
de la célula tienen 5 cm de longitud, distan 6 mm y la célula está llena
de nitrobenceno.
PARTE TERCERA

OPTICA CUANTICA
CAPITULO X X X

FOTONES

En, este último capítulo daremos una breve información del.


modo de conciliar las propiedades corpusculares de la luz más
recientemente descubiertas con la teoría ondulatoria. No será
posible detallar de modo sistemático las etapas que nos han lle-
vado a nuestro punto de vista actual sobre la naturaleza de la
luz ni discutir sus extensas implicaciones. Este tema constituye
una rama importante de la física moderna . Además, el estudio1

de una parte de esta materia presenta dificultades dado el ca-


rácter esencialmente matemático de la teoría cuántica, que se
desarrolló primero como un conjunto de ecuaciones formales y solo
después se expresó en función de conceptos físicos visualizables.
Sin embargo, el lector no familiarizado con estos conceptos habrá
oído hablar, naturalmente, de las partículas de luz denominadas
fotones y deseará, como es lógico, saber cómo puede ser compa-
tible un modelo tan radicalmente diferente con un fenómeno
típicamente ondulatorio como las interferencias. Con la esperanza
de satisfacer, al menos en parte, ésta curiosidad, se ha incluido
este capítulo, aunque sea breve e incompleto.
30-1. Fallos de la teoría ondulatoria.—En tanto que nos
ocupemos de problemas de interacción de luz con luz, como en
el caso de las interferencias y de la difracción, la teoría electro-
magnética, y de hecho cualquier teoría ondulatoria, da una ex-
plicación completa de los fenómenos. Sin embargo, cuando se
intenta estudiar las interacciones de la luz con la materia, como
en la emisión y absorción de luz y en la dispersión, se presentan
inmediatamente serias dificultades. E n muchas de estas no se
trata solo de pequeñas desviaciones entre la teoría y la experien-
cia, detectables únicamente por medidas cuantitativas; por el
contrario, la teoría predice resultados en completa contradicción
con los observados. Históricamente, el primer caso de este tipo

1
Véanse, p. ej., H . SEMAT: Física atómica y nuclear, 3. ed.. Aguila., S. A.
A

de Ediciones, Madrid, 1962; F. K. RICHTMYER, E. H . KENNARD y T. LAU-


RITSEN: Inlroduclion ta Modern Physics, 5. ed., McGraw-Hill Eook Co., Nueva
A

York, 1955; M A X BOP.N: Atomic Physics, 5. ed., Haíner Publishing Co., Nueva
A

York, 1951, y L . I. SCHIFF: Quantum Mechantes, 2. ed., McGraw-Hill Book Co.,


A

Nueva York, 1955.


665
666 FOTONES [CAP. 30

se encontró al intentar explicar la distribución de energía en el


espectro de un cuerpo negro (Secs. 21-9 y 21-14). Para ello se
recurrió a la teoría electromagnética junto con la teoría clásica
de la equipartición de la energía, que habían logrado explicar
satisfactoriamente los calores específicos de los gases. L a curva
predicha era casi correcta para grandes longitudes de onda, pero
su marcha hacia las longitudes de onda más cortas, en lugar de
pasar por un máximo y tender después hacia cero (Fig. 21-6),
crecía indefinidamente. Solo suponiendo que los osciladores del
manantial radiante no podían existir en estados que tuviesen
todas las energías y amplitudes posibles, sino únicamente en al-
gunos determinados para los cuales la energía era un múltiplo
de un valor particular (el cuanto), pudo Planck, en 1900, deducir
la fórmula exacta de la radiación (Ec. [21-5]).
Pronto se hicieron patentes otros fallos de la teoría clásica.
E n el efecto fotoeléctrico, las energías medidas de los fotoelec-
trones, expulsados por l a luz de las superficies metálicas, estaban
en completo desacuerdo con las predicciones de la teoría electro-
magnética (véase la sección siguiente). L a cantidad de energía
de las ondas que inciden sobre un solo átomo en caso de ilumina-
ción débil era mucho menor que la observada en los fotoelectrones,
lo que llevó a Einstein, en 1905, a postular la existencia de fotones.
Para explicar las series de rayas observadas en el espectro del
hidrógeno (Sec. 21-12), Bohr tuvo que suponer en 1913 que el
electrón giraba en una órbita estable sin radiar, mientras que
según la teoría electromagnética, una carga con una gran acele-
ración centrípeta debería perder rápidamente su energía en forma
de radiación (Sec. 20-8). Ello haría variar rápidamente la frecuencia,
siendo imposible interpretar la existencia de rayas espectrales
nítidas. L a explicación que da la teoría electromagnética del
origen de los rayos X como impulsos muy cortos de radiación,
debidos a la rápida deceleración de los electrones al chocar con
el anticátodo, no concuerda con el espectro continuo de rayos X
observado. Como demostraron Duane y Hunt en 1917, este es-
pectro presenta un corte brusco en las altas frecuencias, mientras
que el análisis de Fourier de un impulso conduce a un espectro
continuo que decrece suavemente (Sec. 12-6). E l descubrimiento
en 1922 del efecto Compton, que es un desplazamiento de los ra-
yos X monocromáticos difundidos hacia las frecuencias más bajas,
fue una sorprendente demostración de lo inadecuado de la teoría
ondulatoria, y a que para explicarlo hay que postular que los
fotones chocan con los electrones de los átomos y rebotan como
bolas de billar elásticas (véase después).
Los ejemplos enumerados constituyen algunos de los fenó-
menos más sencillos, en los cuales la teoría ondulatoria fallaba
SEC. 30-2] EXISTENCIA D E CUANTOS D E L U Z 667

completamente. E n muchas de las interacciones más complejas


entre materia.y radiación, la teoría, aunque explica correctamente
las características generales, tropieza con dificultades insuperables
cuando intenta dar una interpretación cuantitativa completa de
los hechos. Uno de los primeros fenómenos de este tipo fue el
efecto Zeeman anómalo (Sec. 29-1), y otro de los más recientes,
el efecto Raman (Sec. 22-11). Podrían citarse otros, pero la lista
ha aumentado ahora tanto |que no es ya cuestión para obtener
concordancia de introducir perfeccionamientos en la teoría ondu-
latoria. Todos estos efectos íiah de ser tratados mediante la teoría
cuántica, de la que la ondulatoria se reconoce como parte integrante.
30-2. Demostración de la existencia de cuantos de luz.—Para
sacar conclusiones sobre la naturaleza de un fenómeno como la
luz, hemos de apoyarnos en la observación de los efectos que pro-
duce. Es imposible ver o fotografiar una onda individual o una
partícula luminosa como lo hacemos con partículas materiales
y ondas de tamaño microscópico. Sin embargo, podemos deducir
con certeza que la luz tiene carácter ondulatorio del estudio
de las figuras de interferencia y difracción, de su velocidad, del
efecto Doppler, etc. Pero existen pruebas igualmente convincentes
de que la luz consiste en pequeños paquetes de energía muy loca-
lizados, cualquiera de los cuales puede comunicar toda su energía
a un solo átomo o molécula. Estas «partículas» se denominan
cuantos de luz o fotones. Vale la pena considerar brevemente
tres pruebas experimentales ¡de
este tipo, eligiendo aquellas que
sean útiles para nuestro estudio
posterior *del tema.
E n el efecto fotoeléctrico (fi-
gura 30-1), la luz penetra a tra-
vés de una ventana de cuarzo W
e incide sobre el cátodo C, que es
una lámina metálica limpia. Me-
diante el galvanómetro G puede
observarse que a través del tu-
bo pasa una corriente de carga
negativa desde C a la placa P,
que tiene un cierto potencial posi-
tivo respecto de C. Esto demues-
tra que, desde la superficie del
cátodo, se emiten electrones de r-AA/v\Lvvv\AM
carga -e. Variando el voltaje V R
aplicado a la placa, pueden estu- H i t II
diarse SUS velocidades y energías . 0-l.-Dispositivo experimental
F t g 3

Cuando, abandonan la superficie. para estudiar el efecto fotoeléctrico.


668 FOTONES [CAP. 30

De este modo se halla que l a energía es independiente de l a


intensidad de la luz y está determinada por su frecuencia, de
acuerdo con la ecuación fotoeléctrica de Einstein:
E =fot— p energía de los fotoelectrones [30-1]
siendo h, igual a 6,6254 x 10— erg seg, la constante universal de
27

Planck; v, la frecuencia c(\, y p, una constante característica del


tipo de metal que constituye el cátodo. Para la mayoría de los
metales, p es bastante grande, de modo que han de utilizarse fre-
cuencias más bien elevadas (luz ultravioleta) para producir foto-
electrones. E l carácter cuántico de la luz aparece en este expe-
rimento por el hecho de que cada electrón ha tomado evidente-
mente la misma cantidad de energía^ Av, y emerge con la diferencia

s
rayos X -
hv
1

ta) ib)
FIG. 30-2.—Efecto Compton: (a) método de observación; (6) energías del fotón
incidente, del difundido y del electrón rebotado.

entre esta y la cantidad p requerida para lograr atravesar la su-


perficie. (Esta interpretación de p es confirmada de otros modos,
principalmente en la emisión termoiónica.) Además, aun un haz
luminoso muy débil puede provoCar. la emisión instantánea de
algunos fotoelectrones que tienen la energía completa. E n estas
circunstancias es evidente que hay muy pocos fotones en el haz,
cada uno de energía ht. Según la teoría ondulatoria, la pequeña
cantidad de energía electromagnética se distribuiría por toda la
superficie, y la cantidad disponible ¡para cada electrón sería insu-
ficiente para producir el efecto. ¡
E l efecto Compton se observa en los rayos X difundidos bajo
un ángulo 0 desde un difusor S formado por algún elemento
ligero, tal como el carbono [véase Fig. 30-2 (a)]. Mediante dos es-
trechas rendijas de plomo se limita un haz estrecho que se hace
incidir sobre un cristal C. Este difracta los rayos X hacia la placa
P, pudiéndose fotografiar un espectro girando adecuadamente
el cristal alrededor de un eje perpendicular al plano de la figura.
Por cada raya monocromática del haz de rayos X original, el
espectro de los rayos difundidos muestra otra desplazada hacia
SEC. 30-2] EXISTENCIA D E CUANTOS D E L U Z 669

las frecuencias más bajas, aumentando el desplazamiento con el


ángulo de difusión 6 de acuerdo con la ecuación
c e Ji
AA — —. = (1 — COS 0) desplazamiento Compton [30-2]
v v mc
0

donde m es la masa de un electrón en reposo. Esta ecuación se


0

deduce fácilmente aplicando las leyes de conservación de la ener-


gía y de la cantidad de movimiento al choque de un fotón y un
electrón [Fig. 30-2 (b)}. E l electrón en cuestión es expulsado de
un átomo del difusor y su energía cinética ha de ser representada
por la ecuación relativista dada en lá figura. Análogamente, su
cantidad de movimiento, así como la del fotón, han de expresarse
mediante ecuaciones relativistas, como explicaremos en la sec-
ción 30-3. Pero la descripción dada de un choque entre partículas
es ajena, evidentemente, a cualquier modelo ondulatorio de la luz.
Hasta ha sido posible detectar el fotón difundido y el electrón
rebotado simultáneamente en las dos direcciones predichas por
la teoría empleando una cámara de niebla de Wilson o un contador
Geiger.
Como tercer ejemplo del comportamiento corpuscular de la
luz mencionaremos el conocido contador de centelleo, que se ha con-
vertido en un valioso instrumento para la medida de rayos X
duros y rayos y. Su fundamento es análogo al del método de
centelleo empleado para contar partículas a. en los primeros es-
tudios de radiactividad. Como muestra la figura 30-3, los fotones
de un haz de rayos y penetran por un orificio del espejo M y atra-
viesan un cristal C, que puede estar constituido por una sustancia
orgánica como el antraceno o una de las fosforescentes inorgá-
nicas como el yoduro de cesio impurificado con una pequeña can-
tidad de talio. Como consecuencia del paso de los fotones de los
rayos y se producen minúsculos
destellos en el interior del cris-
tal. Para contarlos eléctrica-
mente se hace incidir la luz
sobre la superficie sensible de
un tubo fotomultiplicador or-
dinario T. Ajusfando adecua-
damente el espejo cóncavo M,
se consigue utilizar casi toda
la luz. Con este dispositivo se
observan los efectos de los fo-
tones individuales de modo
tan directo como en el caso de
las partículas atómicas de ma- F I G . 30-3.—Contador de centelleo.
670 FOTONES [CAP. 30

terja, y no deja ninguna duda sobre el comportamiento corpuscu-


lar de la luz cuando se observa en estas condiciones.
30-3. Energía, cantidad de movimiento y velocidad de los fo-
tones.—En todos los experimentos que revelan la existencia de
fotones, y sobre todo en el efecto fotoeléctrico, se encuentra que
su energía está determinada únicamente por la frecuencia v. Esta
última magnitud ha de medirse, como es natural, independiente-
mente mediante la observación de interferencias, propiedad típi-
camente ondulatoria. L a constante de proporcionalidad entre
energía y frecuencia es la constante h de Planck, de modo que
tenemos como u n resultado experimental que
E = Av energía de un fotón. [30-3J

Para obtener una expresión de la cantidad de movimiento


utilizaremos la ecuación de Einstein sobre la equivalencia entre
masa y energía,
E = me 2
[30-4]

Esta ecuación ha sido comprobada experimentalmente para l a


materia en los estudios sobre desintegración nuclear, y se ha de-
mostrado que se cumple en la conversión de radiación en materia
que tiene lugar en la creación de parejas electrón-positrón por los
rayos y. Combinando las ecuaciones [30-3] y [30-4], se obtiene

Av = A — me 2

y, por tanto, como la cantidad de movimiento f es el producto


de l a masa por l a velocidad,

A __ m c _ __ ^ cantidad de movimiento T3Q-51


. c X de un fotón. L J

Este resultado está firmemente apoyado por la evidencia expe-


rimental deque, para obtener la ecuación [30-2] del efecto Compton,
ha de tomarse como cantidad de movimiento de los fotones, Av/c.
E n la ecuación [30-5] se ha supuesto que los fotones se pro-
pagan siempre con la velocidad c, y de hecho es cierto, sin excep-
ción, que
velocidad de un fotón = c [30-6]

E n este aspecto, los fotones difieren de las partículas materiales,


que pueden tener cualquier velocidad menor que c. A primera
vista, la ecuación [30-6] parece estar en contradicción con el
hecho experimental de que l a velocidad de la luz en l a materia
es menor que c. Pero esta es l a velocidad de un grupo de ondas
SEC. 30-4] DESARROLLO D E L A MECANICA CUANTICA 671

(Sec 19-10) y no la de los fotones individuales. Como explica-


mos en el capítulo de la dispersión, las ondas luminosas que atra-
viesan la materia son retardadas por la alteración de su fase al
interferir con las ondas difundidas. E n el caso de los fotones po-
demos imaginar, al menos en materia diluida como la de los gases,
que los fotones se propagan en el vacío existente entre las mo-
léculas con la velocidad c, pero que su avance está retardado por
el tiempo finito consumido durante el proceso de absorción y
reemisión por las moléculas que encuentran. E n cualquier expe-
perimento en el que cupiera esperar una deceleración de los foto-
nes, p. ej., al chocar con un electrón en el efecto Compton, se
halla que disminuyen la energía y la frecuencia, pero no la velo-
cidad. L a única deceleración que puede experimentar un fotón es
su aniquilación completa, como ocurre en el efecto fotoeléctrico.
30-4. Desarrollo de la mecánica cuántica.—La contradicción
aparentemente irreconciliable entre las descripciones ondulatoria
y corpuscular de la luz quedó aclarada basándose en un nuevo
esquema de la mecánica iniciado por Heisenberg y Schródinger
en 1926. Esta mecánica cuántica es esencial en el estudio de todos
los fenómenos atómicos. También se cumple en todos los procesos
macroscópicos ordinarios, aunque en este caso las desviaciones
de la mecánica newtoniaría son despreciables. E n la mecánica
cuántica el comportamiento de los electrones de un átomo,
p. ej., se calcula mediante la teoría ondulatoria, y las solucio-
nes de las ecuaciones de ondas conducen a los estados de energía
posibles. Cualquier partícula material tiene asociado con ella un
grupo de ondas, y en el caso de una partícula libre, su longitud
de onda es inversamente proporcional a la cantidad de movi-
miento p de la partícula. Esta es la famosa relación de De Broglie,
que representa una generalización de la ecuación [30-5] a la materia:
h h•
A= — = — longitud de onda de una partícula libre. [30-7]
mv p
Esta ecuación fue comprobada experimentalmente por Davisson y
Germer en Estados Unidos y por G. P. Thomson en Inglaterra, de-
mostrando que pueden obtenerse fenómenos de difracción con un
haz de electrones y que las figuras corresponden a las producidas
con rayos X por l a disposición regular de los átomos en una red
cristalina. Stern demostró posteriormente la difracción de un haz
de átomos o moléculas. E l comportamiento análogo de los elec-
trones y de l a luz encuentra su demostración más elegante en el
microscopio electrónico (Sec. 15-11). L a existencia tanto para l a
materia como para la radiación electromagnética de ambos tipos
de comportamiento, como ondas y como partículas, fue el hecho
más importante interpretado por la mecánica cuántica.
I
672 FOTONES : [CAP. 30
i
I
E l significado físico de las ondas! que pertenecen a una partícu-
la material dada es que el cuadrado de su amplitud en cualquier
punto del espacio representa la probabilidad de hallar la par-
tícula en ese punto. L a teoría da, por tanto, la distribución esta-
dística de las partículas y, como i veremos, niega la posibilidad
de saber algo más preciso. De modo análogo, para la luz, la teoría
ondulatoria da la distribución estadística o media de los fotones
por el cuadrado de la amplitud de la onda electromagnética.
Dejando de momento la cuestión de cuál de estos dos modelos,
onda o corpúsculo, es el real, y considerando las metas logradas
por la mecánica cuántica, nos encontramos con un gran número
de ellas que prueban la solidez indiscutible de las hipótesis funda-
mentales de la teoría. No solo explica con detalle las muchas
características complejas de los espectros atómicos y moleculares,
sino también cualquier proceso relacionado con los electrones
extranucleares y su interacción con la radiación electromagné-
tica. Solo cuando se intenta aplicarla a regiones tan pequeñas
como los núcleos atómicos, o en general menores que el radio
clásico del electrón . /m c , hay síntomas de que la teoría falla.
2
0
2

30-5. Principio de indeterminación.—La posibilidad de carac-


terizar la luz como paquetes discretos de energía, llamados fotones,
parecería residir en nuestra capacidad para determinar, en un ins-
tante dado, la posición y cantidad de movimiento de un fotón
determinado. Estas magnitudes se consideran de ordinario como
propiedades medibles de una partícula material. Sin embargo,
Heisenberg demostró que, para las partículas de dimensiones ató-
micas, es imposible en principio determinar simultáneamente la
posición y la cantidad de movimiento con entera precisión. Si se
diseña un experimento para medir una de ellas exactamente,
la otra resulta totalmente indeterminada, y viceversa. U n expe-
rimento puede medir ambas, pero solo dentro de ciertos límites
•de precisión. Estos límites quedan fijados por el principio de
indeterminación (también llamado principio de incertidumbre),
según el cual j

^Pyh>~ [30-8]
;

donde Ay y b,p representan las variaciones del valor de la co-


y

ordenada y de la componente correspondiente de la cantidad de


movimiento de una partícula que han de esperarse si tratamos
de medir ambas simultáneamente, es decir, las incertidumbres
en estas magnitudes. E l símbolo > significa «es del orden de, o
mayor que». L a causa de este modo semicuantitativo de expresar
la ley quedará aclarada con el ejemplo dado en la sección siguiente.
E l principio de indeterminación es aplicable a los fotones
SEC. 30-6] DIFRACCION POR UNA RENDIJA 673

FIG. 30-4.—Incertidumbre en la cantidad de movimiento de un fotón difractado


por una sola rendija.

lo mismo que a todas las partículas materiales desde los electrones


hasta los cuerpos macroscópicos de la mecánica ordinaria. E n
estos últimos, el valor muy pequeño de h hace Ap y Ay total- y

mente despreciables en relación con los errores experimentales


ordinarios que aparecen al medir valores de y y p grandes. Sin
y

embargo, cuando p es muy pequeño, como en un electrón o un


y

fotón, la incertidumbre puede ser una fracción considerable de


la propia cantidad de movimiento, o bien la incertidumbre en la
posición será relativamente grande.
30-6.. Difracción por una rendija.—Supongamos que se in-
tenta determinar la posición de un fotón que pasa por una estrecha
rendija. Para ello se especificará la coordenada y en el plano de
la pantalla con una incertidumbre máxima Ay igual a la anchura
de la rendija (Fig. 30-4). Entonces la cantidad de movimiento
en la dirección y, inicialmente nula en este experimento, se hace
imprecisa en una cantidad Ají),, por la relación [30-8], como vamos
a demostrar.
E l paso de la luz por la rendija origina una figura de difrac-
ción en la pantalla. Supongamos que la pantalla se encuentra
suficientemente lejos de la rendija en relación con la anchura
de esta para que pueda considerarse como difracción de Fraun-
hofer. Casi todos los fotones se encontrarán dentro del ángulo
0j, correspondiente al primer cero de la figura. E n la sección 15-3
este ángulo está dado por

sen (i, - -— [30-9]


1
Ay
} E K K l NS-WH1TE.—43
674 FOTONES [CAP. 30

L a incertidumbre correspondiente en la cantidad de movimiento es

Afy = j&senO, = ^ [30-10]


Ay

Introduciendo el valor de la cantidad de movimiento dado por


la relación de De Broglie (Ec. [30-5]), se tiene:

Af y = h.. - A = JL [30-11 ¡
r y
X Ay Ay 1 J

De aquí resulta Ap Ay — h, pero se verá que, como la proba-


y

bilidad de que el fotón incida en el centro de la figura es máxima,


la incertidumbre en p no es tan grande como la indicada en la
y

ecuación [30-11], y, por tanto, nuestro resultado está de acuerdo


con el principio de indeterminación

&Py Ay > ~ [30-8]

Sin duda esta deducción suscitará preguntas importantes en la


mente del lector. ¿Cómo adquiere el fotón esta cantidad de mo-
vimiento lateral? ¿Cómo es posible que la anchura de l a rendija
afecte a un fotón que atraviesa un espacio de ella? Vamos a pos-
poner las respuestas a estas cuestiones hasta que hayamos re-
flexionado más sobre las consecuencias del principio de indeter-
minación.
30-7. Complementareidad.—Debemos a Bohr la interpreta-
ción del principio de Heisenberg de tal modo que esclarece las limi-
taciones fundamentales de la precisión de la medida y su relación
con nuestros puntos de vista sobre la naturaleza de la luz y de la
materia. De acuerdo con el principio de complementareidad
enunciado por Bohr en 1928, las descripciones ondulatoria y cor-
puscular son simplemente modos complementarios de considerar
el mismo fenómeno. Esto es, para obtener la descripción completa
necesitamos ambas propiedades, pero debido al principio de in-
determinación, es imposible idear un experimento que muestre
a la vez ambas con todo detalle. U n experimento cualquiera hará
patentes las circunstancias bien del carácter corpuscular o bien del
ondulatorio, según el propósito para el cual ha sido diseñado. .
Resulta además que, si se intenta afinar la precisión de la me-
dida hasta un punto en que cupiera esperar que el experimento re-
velase ambos aspectos, hay una interacción inevitable entre el apa-
rato de medida y el objeto medido que frustra el intento. Esto
sucede aun en un experimento hipotético que podemos imaginar
realizado por un experimentador dotado de recursos y destreza infi-
SEC. 30-8] ¡DOBLE RENDIJA 675

nitos. No se trata, por tanto, de las perturbaciones usuales origi-


nadas por los instrumentos de medida macroscópicos; estas pue-
den ser calculadas y tenidas en cuenta. Las incertidumbres de
que estamos tratando aquí son, por su propia naturaleza, imposi-
bles de calcular sin alterar de algún modo el experimento. Si no
ocurriera así, podríamos superar los límites impuestos por el prin-
cipio de complementareidad. Para ver cómo se producen estas
interacciones, y que tienen lugar justamente en el grado reque-
rido por el principio de indeterminación, describamos ahora dos
experimentos famosos que, por razones técnicas, no han sido nunca
realizados exactamente como son descritos aquí, pero cuyos re-
sultados pueden predecirse con seguridad basándose en otros
experimentos reales no tan sencillos.
30-8. Doble rendija.—Las franjas de interferencia en el expe-
rimento de Young (Sec. 13-3) constituyen una de las manifesta-
ciones más sencillas del carácter ondulatorio de la luz. Aun así
sería posible revelar la presencia de los fotones modificando adecua-
damente el experimento. Tal modificación consistiría en reempla-
zar la pantalla de observación por una superficie fotoeléctrica
subdividida de modo que pudiesen contarse los fotoelectrones
emitidos por las diversas; partes de la superficie. Haciendo esto
se encontraría que la mayor concentración de fotones tiene lugar
en los máximos de la figura de interferencia, no habiendo ninguno
en los mínimos. Es imposible concebir que tal figura se deba a la
interferencia entre los diferentes fotones que atraviesan las dos
rendijas. Es- aún más difícil comprender cómo un fotón aislado
puede ser obligado a buscar los máximos y evitar los mínimos,
dado que razonablemente pasó por una sola rendija. L a presen-
cia de la otra rendija debería carecer de importancia, mientras
que en realidad hace posible la figura de interferencia y su posi-
ción determina las dimensiones de esta. No obstante, de acuerdo
con la mecánica cuántica, esta última interpretación es correcta.
Las franjas podrían producirse por fotones aislados pasando a
través de las rendijas de uno en uno. Sabemos que reduciendo
la intensidad de la luz no desaparece la interferencia. L a figura
es, por tanto, una característica de cada fotón, y representa la
probabilidad de que llegue a varios puntos de la pantalla. Sin
embargo, esta probabilidad ha de ser calculada mediante la teoría
ondulatoria y medida por el cuadrado de la amplitud. E l expe-
rimento está diseñado para hacer patente las propiedades ondu-
latorias. !
Intentemos ahora perfeccionar este experimento con el fin de
averiguar a través de qué rendija pasó cualquier fotón dado.
Esto podría conseguirse poniendo dos contadores de centelleo
Cj y C detrás de las rendijas, como muestra la figura 30-5. E m -
2
i
676 [CAP. 30

I 1

FIG. 30-5.—Experimento de la doble rendija de Young modificado para demostrar


las propiedades ondulatoria ¡y corpuscular de la luz.
í
pleando luz de frecuencia suficientemente alta, los contadores
registrarían cada fotón cuando pasara por una u otra rendija.
Pero con ello habríamos alterado la figura de interferencia debido
a las desviaciones experimentadas por los fotones al producir
los centelleos. Para que las franjas resulten claramente visibles es
necesario que estas desviaciones sean inferiores a un cuarto de
anchura de franja, de acuerdo con el'criterio mencionado en la
sección 16-7. Entonces !
Afo X
[30-12]
i> 4 U

donde \ es la separación angular entre franjas contiguas y día. se-


paración de las rendijas. Como los contadores nos dicen a través
de qué rendija pasa el fotón, especifican la coordenada y dentro de
un intervalo de a lo sumo d/2. Por tanto, la incertidumbre de
esta coordenada es
d
Ay [30-13]
;2
Combinando entonces las ecuaciones [30-12] y [30-13] se obtiene:
d pX i
[30-14]

Sustituyendo en lugar de X su valor dado por la ecuación de De


SEC. 30-9] D E T E R M I N A C I O N D E L A POSICION 677

Broglie, la condición para que no se destruya la figura de inter-


ferencia se convierte en

Aft-Ay < ^ [30-15]


o

Esto se halla en contradicción con el principio de indeterminación


según el cual Ap Ay > %\2TZ. Por tanto, vemos que es imposible loca-
y

lizar fotones individuales y medir simultáneamente su longitud


de onda. Ello significaría que habríamos determinado a la vez
su posición y cantidad de movimiento. Solo es posible medir con
precisión una de ellas, según que el experimento esté diseñado
para fotones u ondas.
30-9. Determinación de la posición con un microscopio.—
Otro experimento ideal, estudiado por primera vez por Heisenberg,
es el que suele denominarse «microscopio de rayos y». Si. se desea
hallar la posición de una partícula tan exactamente como sea
factible, ha de iluminarse esta con luz de la menor longitud de
onda posible, pues según la ecuación [15-12] el poder separador
está dado por la expresión

Podemos imaginar, al menos en principio, un microscopio que


utilice rayos y, el cual es capaz de producir una incertidumbre,
Ax ^ s, extremadamente pequeña en la posición de la partícula.
Si entonces la partícula está en reposo, su cantidad de movimiento
p es exactamente nula, y este conocimiento simultáneo de po-
v

sición y cantidad de movimiento parece violar el principio de


indeterminación. Sin embargo, se ha despreciado un factor, esto
es, el retroceso de la partícula al incidir sobre ella, un fotón de

í 1 1

i i
/ i i
• i i \

fotones
incidentes

Fio JO-6.-—Medida de la posición con un microscopio.


678 FOTONES [CAP. 30

gran energía y cantidad de movimiento, como se demuestra en el


efecto Compton. Este rebote introducirá una incertidumbre rela-
tivamente grande en la cantidad de movimiento, tal como predice
el principio de Heisenberg.
Para hallar la magnitud de esta indeterminación, obsérvese
que en la figura 30-6 la componente x de la cantidad de movi-
miento del fotón difundido puede tomar cualquier valor com-
prendido entre - f (h¡~k) sen t y - (h/X) sen i, ya que puede haber
penetrado por cualquier parte de la lente objetivo. L a compo-
nente x de la cantidad de movimiento de la partícula rebotada
resulta incierta en igual cantidad, pues en el choque se conserva
la cantidad de movimiento, y es posible calcular exactamente l a
de los fotones incidentes a partir de la longitud de onda. Por
tanto, para la partícula
2h
Kpx ~ — sen % [30-17]

Multiplicando por el Kx de la ecuación [30-16], se obtiene


Kpx Kx ^ h [30-18]
como se requería. Este es un ejemplo de la aplicación del prin-
cipio de indeterminación a una partícula material. E n el expe-
rimento queda bien ilustrada la complementareidad por el hecho
de que cuando se utiliza una longitud de onda muy pequeña, x
queda determinada con gran precisión, pero Kp es bastante gran-
x

de, mientras que el uso de una longitud de onda mayor permitirá


conocer mejor px a base de sacrificar la precisión de Kx al medir
la posición.
30-10. Utilización de un obturador.—Es también instructivo
considerar el resultado de intentar localizar un fotón haciendo
pasar luz a través de un obturador muy rápido, tal como el que
utiliza el efecto electroóptico de Kerr (Sec. 29-10). E n la figu-

ia) (b)
FIG. 30-7.—(ti) Experimento idealizado del obturador, (b) Resultado del análisis
de Fourier de un tren do -V ondas.
SEC. 30-11] INTERPRETACION D E L CARACTER D U A L 679

ra 30 7 (a), S representa esquemáticamente un obturador de este


tipo, abierto solo el tiempo necesario para permitir el paso de un
tren de N ondas de amplitud uniforme. E l experimento podría
realizarse con luz tan débil que solo pasara un fotón en este tiempo.
Este fotón estará en algún punto del paquete onda (Sec. 11-7)
de N ondas, y la probabilidad de que se encuentre en cualquier
punto se mide por el cuadrado de la amplitud. Esta es uniforme
a lo largo| de la longitud i

\ Ax U Nl =N~0 [30-19]

E l análisis integral de Fourier aplicado a un tren finito de N ondas


de igual amplitud conduce a cierta distribución de frecuencias,
1

y cuando se representan las intensidades en varias frecuencias,


como en la figura 30-7 (b), la curva resultante es muy aproximada-
mente la misma que la de difracción de Fraunhofer debida a una
sola rendija. L a semianchura del máximo central es precisamente
v /A7. Pero una tal distribución de frecuencias corresponde, de
0

acuerdo con la ecuación [30-5], a una incertidumbre en la cantidad


de movimiento del fotón, dada por

L a localización del fotón en un intervalo Ax ha hecho indetermi-


nada su cantidad de movimiento, y, como era de esperar, el pro-
ducto de ambas indeterminaciones, dadas por las ecuaciones [30-19]
y [30-20], es de nuevo
Ap Ax ^ h
x [30-21]

Se observará que el paquete onda no es el fotón, ni cabe ha-


blar de las dimensiones de este. E l paquete es simplemente una
descripción de la probabilidad de encontrar el fotón en cualquier
posición dada. Cuando se mide la longitud de un tren de ondas
con el interferómetro de Michelson (Sec. 13-12), no hallamos la
longitud de un fotón. L a longitud medida es simplemente la de la
región en que ha de encontrarse el fotón.
30-11. Interpretación del carácter dual.—Admitida la vera-
cidad de los .principios de indeterminación y complementareidad,
¿qué puede decirse sobre la naturaleza de la luz? E n primer lugar,
es importante comprender que la luz (lo mismo que las partículas
elementales de materia: electrones, protones, etc.) es esencial-
mente más primitiva y sutil que los fenómenos mecánicos macros-
cópicos. Toda información sobre ella ha de obtenerse indirecta-
mente. Existe, por tanto, l a posibilidad de que no fuera factible
680 FOTONES [CAP. 30

describir la luz en los términos que nos son habituales en la vida


diaria. .' I -¡
L a experiencia que tenemos desde la niñez nos indicaría que
se puede decir: «La luz es como;una ráfaga, de balas disparada
desde una ametralladora», o «La; luz es como un tren de ondas
en el agua». Pero acerca de la luz no cabe hacer ninguna afirmación
específica de ese tipo, y el principio de complementareidad in-
dica que nunca seremos capaces de hacerlo. Podemos decir: «En
este experimento la luz se comporta como si estuviera compuesta
de fotones», y «En aquel actúa como si fuera ondas». Dado que la
complementareidad desecha cualquier experimento en que puedan
medirse ambas propiedades a la jvez, la conclusión inevitable es
que están igualmente justificados los conceptos de fogones y
ondas y que cada uno es aplicable eñ su propia esfera.
E l punto de vista adoptado i por la mecánica cuántica ante
un dilema tal como el que se presenta en el experimento de la
doble rendija es, simplemente, que una descripción clásica del
movimiento de un solo fotón carece de significado fuera de los
límites impuestos por el principio de indeterminación. Cuando se
observa la figura de interferencia es ilusorio afirmar si el fotón
pasó por una rendija o por la otra, es decir, tratar de precisar su
posición. Si contamos los centelleos podemos especificar la po-
sición, pero la cantidad de movimiento ha perdido entonces todo
significado. Esta última magnitud depende de la longitud de
onda, que a su vez requiere para su determinación que se co-
nozcan las dimensiones de la eri este caso inexistente figura de
interferencia.
Análogamente, en la difracción por una sola rendija, no puede
especificarse la cantidad de movimiento de un fotón único sin alte-
rar el experimento con la inclusión de la medida de una cantidad
de movimiento. Puede comprobarse entonces la conservación de
la cantidad de movimiento, pero en tanto existe la figura de difrac-
ción este principio solo puede aplicarse estadísticamente para
describir el comportamiento medio de los fotones.
30-12. Dominios de aplicación de las ondas y de los fotones.
L a importancia dada en este libro a las propiedades ondulatorias
de la luz conserva cierta justificación mientras no se extienda
el significado del término luz a la región de las longitudes de onda
muy cortas de los rayos X y y. L a preponderancia relativa de las
propiedades ondulatorias o corpusculares varía continuamente
a favor de estas últimas cuando se avanza en el espectro electro-
magnético en el sentido de las frecuencias crecientes. Así, las ondas
de radio se comportan en todos; los aspectos importantes como
radiación electromagnética clásica. Esto está relacionado con el
hecho de que la energía'Av de sus fotones es extraordinariamente
PROBLEMAS 681

pequeña, y, por tanto, son de ordinario muy numerosos. Análoga-


mente, la luz visible de intensidad normal contiene tantos fotones
que su comportamiento medio queda explicado con precisión me-
diante la teoría ondulatoria siempre que las interacciones con los
átomos individuales de la materia no comprometan los estados
cuantificados de energía de estos últimos. Ello explica el hecho
de que las propiedades corpusculares de la luz hayan permane-
cido ignoradas durante tantos años.
E l enlace entre los aspectos ondulatorio y cuántico de la
luz (o de la materia) es la constante universal de Planck, h. Como
puso de manifiesto Bohr, h es el producto de dos variables: una,
característica de la onda, y otra, de la partícula. Así, si desig-
namos por T el período o inversa de la frecuencia v, la relación
cuántica puede ponerse en la forma simétrica

h ET /ú. [30-22]

Ahora bien: E y p son atributos de partículas, mientras que T


y v lo son de ondas. Si, p. ej., los valores de las primeras son gran-
des, los de las segundas serán consecuentemente pequeños. Por
tanto, los rayos X -y y se comportan en la mayoría de los aspec-
tos como fotones, e incluso es difícil demostrar su carácter on-
dulatorio.
L a región de frecuencias en que empiezan a predominar las
propiedades corpusculares está determinada naturalmente por el
valor de h, y su valor real, 6,625 x 10~ erg seg, es tan pequeño 27

que se requieren frecuencias muy altas para que empiece a des-


aparecer el carácter ondulatorio. L a luz visible está muy por de-
bajo de esta región, por lo que puede decirse que sus propiedades
ondulatorias son las más importantes. Si h fuera mucho menor
de lo que es, no habría sido nunca necesaria la teoría cuántica,
habiendo bastado la teoría electromagnética para explicar todos
los experimentos. Es' "una coincidencia curiosa que el valor real
de h, que naturalmente aún no se ha explicado, sea tal que la
naturaleza de la luz parece recorrer toda la gama, desde las ondas
evidentes en un extremo hasta los fotones evidentes en el otro,
en el intervalo del espectro electromagnético observado.

PROBLEMAS

30-1. E m p l e a n d o la relación de D e Broglie, hállese la l o n g i t u d de


o n d a a s o c i a d a c o n : a) u n e l e c t r ó n q u e se m u e v e c o n u n a v e l o c i d a d i g u a l
a u n t e r c i o de l a d e l a l u z ; b) u n a molécula de oxígeno con u n a velocidad
t é r m i c a m e d i a ele 483 m / s e g ; c) u n a b a l a d e f u s i l d e m a s a 20 g v v e l o c i d a d
300 m/seg.
682 FOTONES [CAP. 30

30-2. Demuéstrese e n el experimento del obturador de l a sección 30-10


q u e s i d i c h o o b t u r a d o r e s t á a b i e r t o d u r a n t e u n t i e m p o At, q u e r e p r e s e n t a
la i n c e r t i d u m b r e t e m p o r a l e n el paso d e l fotón, h a y u n a i n c e r t i d u m b r e
c o r r e s p o n d i e n t e AE en l a e n e r g í a d e ] f o t ó n , t a l q u e AE • At ^- h. (INDI-
CACIÓN: L a e n e r g í a y l a c a n t i d a d d e - m o v i m i e n t o d e u n f o t ó n e s t á n r e l a c i o -
nadas p o r la ecuación de D e Broglie.)

30-3. U n a válvula electroóptica interrumpe u n h a z monocromático


d e l o n g i t u d d e o n d a 5461 Á r- >n u n a f r e c u e n c i a d e 600 M e . C a l c ú l e s e l a
(

a n c h u r a a p r o x i m a d a , en angstroms, de la r a y a espectral resultante.

30-4. Hállense las ecuaciones d e los radios y velocidades d e l electrón


en las órbitas de B o h r d e l á t o m o de hidrógeno y calcúlese el número de
longitudes de onda comprendidas en la circunferencia de la órbita para
l a c u a l n = 3. ¿ Q u é p u e d e d e c i r s e e n c u a n t o a l a p o s i c i ó n q u e o c u p a e l
electrón en la órbita e n cualquier instante dado?
Sol.: 3 longitudes de onda; completamente indeterminada.

30-5. Hállese el número de fotones p o r centímetro cúbico en u n h a z


m o n o c r o m á t i c o d e r a d i a c i ó n d e i n t e n s i d a d 10— w / c m . T ó m e s e c o m o l o n -
5 2

g i t u d d e o n d a : a) 0,1 A; b) 60000 A.
30-6. C a l c ú l e n s e los v a l o r e s d e las c u a t r o m a g n i t u d e s que aparecen
en l a relación d e c o m p l e m e n t a r e i d a d de B o h r ( E c . [30-22]) para una luz
de longitud de o n d a igual a 5000 A.
'Sol.: 3,972 x 10—12 e r g ; 1,668
X 15
10-
seg; 1,325
x 10- g c m / s e g ; '
22

5 X 10— c m . 5

30-7. S e e n f o c a u n m i c r o s c o p i o d e a p e r t u r a n u m é r i c a 1,2 s o b r e u n a
partícula de masa 0,01 m g . S i se i l u m i n a c o n l u z d e l o n g i t u d d e o n d a 4500A,
¿ c u á l e s s o n l o s v a l o r e s d e Ap x e Ax p r e d i c h o s p o í e l p r i n c i p i o d e i n d e t e r -
minación de Heisenberg?

30-8. C u a n d o u n e l e c t r ó n d e 100 V pasa a través de u n orificio de


0,02 m m d e d i á m e t r o , ¿ q u é i n c e r t i d u m b r e se introduce en el ángulo de
emergencia? Hágase u n cálculo análogo para u n a pelota de frontón de
200 g l a n z a d a c o n u n a v e l o c i d a d d e 20 m / s e g q u e pasa a través de u n orificio
de 50 c m de diámetro. Sol.: 1,3"; 6,8 x 10— ". 29

30-9. L a s estrellas m á s débiles observables a s i m p l e v i s t a s o n las de


sexta m a g n i t u d . E l flujo energético desde u n a d e e s t a s e s t r e l l a s es
1,15 X 10— 15
e r g / c m seg. S u p o n i e n d o q u e l a l o n g i t u d d e o n d a efectiva d e
2

l a l u z d e l a e s t r e l l a es 5600 A,hállese cuántos fotones a t r a v i e s a n e n estas


condiciones la p u p i l a d e l ojo, de 7 m m de diámetro.

30-10. R a y o s X d e l o n g i t u d d e o n d a 0,72 A s e d i f u n d e n d e s d e u n s ó l i d o
b a j o u n á n g u l o d e 60° c o n l a d i r e c c i ó n d e l h a z i n c i d e n t e . C a l c ú l e s e l a v a -
riación de l o n g i t u d de o n d a d e b i d a a l efecto C o m p t o n . Sol.: 0,0121 A.
INDICE A L F A B E T I C O
INDICE A L F A B E T I C O D E A U T O R E S Y M A T E R I A S *

Abbe: ALVAREZ, I,. W . , 273.


condición de los senos, 166. Amplitud, 207, 27 7.
teoría del microscopio, 331. compleja, 292.
Aberración de la luz, 415, 429, 436. división de, 261.
Aberraciones: Amplitudes, composición vectorial de
de las lentes, 33, 138, 140. 227-29, 254, 293, 317, 344, 366.
astigmatismo, 757, 161. Análisis de luz polarizada, tabla, 613.
coma, 151, 166. Analizador, 537, 546.
tabla de, 154. Anastigmático, 767, 182.
cromática, 167. ANDERSON, O . E . , 302.
curvatura de campo, 160. ANDERSON, W . C , 422.
de esfericidad, 135, 138, 740, 166. ANDREWS, C. L . , 409.
de quinto orden, 149. ÁNGSTRÓM, A . ]., 216.
de tercer orden, 140, 145.' Angular:
distorsión, 161. aumento, 75, 186, 191.
efecto de la forma, 147. dispersión, 362, 504.
de los diafragmas, 161. Angulo:
-• de los espejos, 96, 196. de aberración, 416.
astigmatismo, 98.
de campo imagen, 110, 191.
de esfericidad, 96.
objeto, 110, 191.
Abertura:
de desviación, 6, 22.
circular, 325.
de incidencia y reflexión, 4.
rectangular, 319.
de refracción, 5.
Absorción:
límite, 75, 16, 546, 558.
bandas de, 470, 487, 51.0. principal de incidencia, 567.
coeficiente de, 213, 467, 569. Anillos y cruces, 620.
. en sustancias ópticas, 487. Anisótropo, medio, 542, 598, 61S.
espectros de, 466, 470, 474, 477. Anómala, dispersión, 510.
índice dé, 569. Anteojo:
ley exponencial de, 213. astronómico, 189.
por gases, 488. de luz ultravioleta, 197.
relacionada con la reflexión, 493. poder separador del, 325, 327.
selectiva, 484. Antirreflectantes, películas, 183, 288.
Absortancia, 466, 477. Apertura:
Acanalados, espectros, 306. diafragma de, 103, 108, 329.
Aceite, microscopio de inmersión en, numérica, 331.
756, 189. Aplanáticos, puntos, 755, 167, 189.
Acimut: ARAGO, D . F . J., 479, 604, 624.
de la luz polarizada: Arco concentrado, 3, 459.
elípticamente, 571. Arcos, 460.
linealmente, 561. ASI.AKSON, C. I., 425.
principal, 569, 572. Astigmática:
Acromático, doblete, 168. diferencia, 15S.
Acromatismo, visual y fotográfico, 181. imagen, 21.
ADAMS, N . I., 448. Astigmáticas, superficies, 99, 157.'
Agua, índices de refracción del, 525 Astigmatismo, 21.
AIRY, G . , 325, 429, 437. de espejos, 98.
Air)', disco de, 326. de lentes, 157.

* Las referencias principales figuran en cursiva.


685
686 INDICE ALFABETICO DI AUTORES Y MATERIAS

de prímulas, 23. diafragma de, 102, 711, 192.


de icdes cóncavas, 378. lente de, 193.
Aumento: objeto e imagen, 110.
angular, 75, 186, 190. Concéntrica, lente, 75, 129, 79S.
lateral, 40, 51, 6 0 , 167. Condiciones de contorno, 409, 557, 576.
normal, 7 78, 329. C O N D Ó N , E . V., 638.
Autocolimador, 197. Conjugados, puntos y planos, 34, 43,
49, 69, 90.
B A B C O C K , H . I)., 369, 468. C O N R A D Y , A . E . , 738, 175.
Babinet: Conservación de la energía, 255, 294,
compensador de, 609, 610, 611. 558.
principio de, 407. Constantes ópticas de los metales, 569,
B A K E R , j . C , 407. 570, 573.
B A R T O N , E . H . , 236. Construcción del rayo paralelo, 36, 49,
B E N N E T , A . H . , 333. 55, 66, 69, 76, 88.
B E N O I T , R . , 271. Construcciones gráficas, 5, 36, 3S, 50,
B E R G S T R A N D , E . , 424, 425. 66, 69, 74,
Biáxicos, cristales, 583, 592. Contador de centelleo, 669.
eje óptico de, 593, 596, 601. Continuos, espectros, 238, 361, 466,
Billet, lente de, 260. 468, 478, 480.
B I O T , J . B . , 625, 639. Contraste de fase, 332.
Biprisma de Fresnel, 256. COPSON, E . T., 408.
B I R G E , R . T., 425. C O R N U , A . , 394, 418, 419.
B O H R , N . , 666, 674. 681. Cornu:
B O L , K . , 425. espiral de, 393.
B O L T Z M A N N , L . , 471. prisma de, 634.
Borde rectüíneo, 256, 398. Cotton-Mouton, efecto, 642, 656, 661.
BORN, M . , 560, 580, 597, 612, 638, Crepúsculo, color rojo en el, 498, 557.
665. Cristales:
B O U G U E R , P . , 213. anisótropos, 542.
B O U W E R S , A., 198. biáxicos, 592, 621.
B O W I E , W . , 421. dextrógiros y levógiros, 63S.
B R A D L E V , .)., 415, 416. dicroicos, 539.
B R E W S T E R , ! ) . , 187, 296. positivos y negativos, 583.
Brewster: uniáxicos, 542.
franjas de, 296. Cromática, aberración, 167.
lev de, 534, 569. Cuadráüco, efecto Stark, 658.
Brillo: Cuántica, teoría, 480, 677.
de una imagen, 116, 329. Cuantos de luz, 666.
íotometrieo, 114. Cuarto de onda, lámina de, 573, 607,
visual, .169. 611.
BROWN, R. H . , 349. Cuarzo:
índices de refracción:
Cadmio, raya roja del, 269, 273, 297. en el espectro visible, 591, 632.
Cámara fotográfica, 179. en el infrarrojo, 632.
panorámica, 82. rotación específica del, 626.
Cambio de fase en la reflexión, 222, 259, superficies de onda del, 584, 632.
281, 287, 295, 559. transmisión del, 487, 493.
Camino óptico, 7, 209, 605. vitreo, 17, 505, 632.
Campo: Cuerpo negro, radiación del, 469, 666.
ángulo de, 110, 197. Curva de vibración, 377, 344, 366, 390,
de un anteojo, 191. 393.
de un espejo: desfase en la, 398.
convexo, 111. Curvatura de campo, 140, 160.
plano, 110.
de una lente, 112. Chispa, espectros de, 464.
INDICE ALFABETICO D E AUTORES Y MATERIAS 687
D, ravas del sodio, 474, 511. i DlMITROFF, G. Z., 407.
DAVIS, S. P., 374. Dioptría, 24, 41, 57.
DAVISSON, C , 671. Dispersión, 11, 504.
De Broglie, longitud de onda de, 677, angular, 362, 504.
677. anómala, 570, 512, 652.
Delgadas, lentes, 47, 78. constante de, 171.
combinaciones de, 54, 58. de rayos X, 520.
DESAINS, P., 537. lineal, 362.
Desaparición de franjas, 347. normal, 5C6.
Descarga, tubos de, 464, 465. rotatoria, 549, 625, 639.
DESCARTES, R., 5. teoría electromagnética de la, 524.
Desfase, 398. Dispersivo, poder, 12, 169.
Desplazamiento: Distorsión, 161.
corriente de, 443. 1
DITCHBURN, R. W., 266, 399, 565.
eléctrico, 522, 589, 598. División:
Desviación: circular del frente de onda, 390.
ángulo de, 6, 22. de )a amplitud y del frente de onda,
mínima, 22, 145. 261.
Dextrógira y levógira, rotación, 625. Doble refracción, 540, 656, 660.
Dextrógiras, sustancias, 625. circular, 628, 634.
Dextrógiros y levógiros, cristales, 638. eléctrica, 642, 659.
Diafragma auxiliar, método del, 93, 94. teoría electromagnética de la, 598.
Diafragmas: Doble rendija, 336, 407, 675.
de apertura, 102, 103, 108, 329. Doblete:
de campo, 102, 111, 192. acromático, 168.
efecto sobre las aberraciones, 160, 161. ortoscópico, 163.
írontalss, 104. pegado, 149, 155, 194.
Dicroísmo, 503, 539. separado, 173, 193.
Dieléctrico, elipsoide, 599. DOERMANN, F . W., 352.
Diferencia: Doppler, efecto, 217, 436, 440, 482.
de camino, 208. DORSEY, N. E., 420.
de fase, 208, 227, 605. I Dove, prisma de, 16.
Diírac;ión, 4, 248, 339, 495. | D R U D E , p., 574, 580, 599, 636.
de Fraunhofer, 310, 316, 354, ¡408. Dualidad de la luz, 679.
de Fresnel; 316, 381. D U A N E , W., 666.
de micro-ondas, 409. DUNNINGTON, F . G., 66(1.
de rayos X, 401, 404.
estudio de Kirchhoff, 312, 409. Eagle, montaje de, 376.
por aberturas circulares, 325, 386. Ecuación de la onda, 204, 207, 213, 523.
tabla de intensidades, 326. Edser-Butler, bandas de, 306.
por doble rendija, 336, 407, 675. Efectiva, potencia, 72.
por obstáculos circulares, 388. ¡ Efecto marginal, 121.
por un borde recto, 256, 398. EINSTEIN, A., 434, 666.
por una rendija, 310, 402, 673. Eje:
tabla de intensidades, 326. auxiliar, 38.
por una varilla, 405. de una lente, 47.
red de, 229, 354. óptico, 542.
poder separador de la, 365. principal, 31.
Difusión: rayo, 5P5, 597.
de Rayleigh, 496, 500. Ejes ópticos de cristales biáxicos, 593.
de rayos X, 666, 668. 596, 601.
e índice de refracción, 500. Eléctrica, doble refracción, 642, 659.
intensidad de la, 496, 550. Eléctrico:
molecular, 497. desplazamiento, 522, 5S9, 598.
polarización por, 549. y magnético, vectores, 446, 523.
sección transversal de, 503. Electromagnética, teoría, 442.
i -
!.< 1

i ,
688 INDICE ALFABETICO D E AUTORES Y MATERIAS

Electromagnéticas, ondas, 445. de red y de prisma, 507.


energía de las, 448. manantiales de, 458.
fase de las, 447, 527. teoría de los, 479, 666.
intensidad de las, 448, 523. ^Espejos:
velocidad de las, 424, 446, 453. aberraciones de los, 96, 196.
Electromagnético, espectro, 216, 454, astigmatismo de los, 98.
487, 680. ! cóncavos y convexos, 85.
Electrónico, microscopio, 331, 671*. de Fresnel, 258. I :

Electroóptica, válvula, 422, 660. ! de luz ultravioleta, 568.


Elipsoidal, espejo, 9. J de Lloyd, 259. \
Elipsoide dieléctrico, 599. j de Mangin, 98. !
Elíptica: ] distancia focal de los, 85, 94.
polarización, 244, 606. I (divisores de haz»): 290.
acimut de, 572. ; elípticos, 9.. ;!
análisis de, 611. ;' esféricos, 82, 88. ,
intensidad de, 636. fórmulas de los, 89.
por reflexión interna, 562. | gruesos, 92. j
reflejada en metales, 572. | potencia de losj 94, 95.
vibración, 241, 606, 630, 636. j parabólicos, 98, 99.
Emisión: ; triples, 17.
en relación con la absorción, 476. |: Espiral de Cornu, 393, 394.
espectros de, 466. ESSEN, L . , 425.
Emitancia radiante, 467. Estacionarias, .ondas, 231, 574.
Energía: ' Estelar, interferómetro, 348.
conservación de la, 255, 294, 558. Eter, 211, 426, 431, 436, 441.
densidad de, 212. Externa, refracción cónica, 597.
Entrada, pupila de, 103, 105, 190, Extraordinario, rayo B, 541.
329.
Esféricos, espejos, 85. /, número o valor, 119, 181.
potencia de los, 92. Fabry-Perot, interferómetro de, 295
Específica, rotación, 625, 639. 304, 378.
del cuarzo, 626. Factor de posición, 146.
Espectrales, rayas, 237. FARADAY, M., 442, 646, 650.
anchura de las, 304, 462, 481. Faraday, efecto, 642, 650.
desdoblamiento: Fase:
eléctrico, 657. ^ de las ondas electromagnéticas, 447
magnético, 648. > 527.
longitudes de onda de las, 474, 475. velocidad de, 204, 209, 219, 239.
series de, 477, 666. Fases cualesquiera,, 232, 494.
Espectro, 11. Fermat, principio de, 8.
acanalado, 306, 616. Filtro:
continuo, 238, 361, 466, 468, 478, interferencial, 3C6.
480. polarizante, 676.
de absorción, 470, 486. ultravioleta, 491, 568.
de bandas, 478. FIZEAU, H . L „ 477, 428.
del hidrógeno, 473, 474, 477. Flecha, 287.
electromagnético, 216, 454, 487. Flujo luminoso, 114.
normal, 362, 377, 507. Fluorescencia, 489, 491, 498.
relámpago, 473. Focal:
secundario, 173. ! aislamiento, 527, 529.
Espectrógrafo, 375. distancia, 31, 35, 48.
de vacío, 378. - de un espejo, 85, 94.
Espsctros: de una lente, 48, 68.
clasificación de los, 466. de una placa zonal, 390.
de bandas, 466, 478. frontal, 72.
de chispa, 464. posterior, 72.
INDICE ALFABETICO D E AUTORES Y MATERIAS 689

,-'plano, 32, 47. FROOME, K. D., 425.


razón, 181. Fundamentales, puntos, 77, 80.
Focales, líneas, 21, 158.
Focos, 31. 67, 73, 85. GALILEO, 189.
FORBÉS, G., 418.
Gamma, rayos, 276, 677.
Forma, factor de, 144. Gases:
Formas de vibración en cristales acti- absorción por, 488.
vos, 635.
índice de refracción de, 275, 421, 508.
Fórmulas de Gauss, 34, 42, 60, 69.
FORSYTHE, W . E . , 468.
resonancia y fluorescencia de, 489.
GAUSS, K. F., 60.
Fosforescencia, 491.
GEEST, J., 655.
FOSTER, J . S., 658. .
GERMER, L . H . , 671.
Fotoconductora, célula, 487.
Fotoelasticidad, 617. Glan-Thompson, prisma de, 547.
GORDON-SMITII, A . C , 424.
Fotoeléctrico, efecto, 667.
GOUY, A., 238.
Fotografía:
Grado de polarización, 536, 550.
rapidez en la, 119, 180. Gráficas, construcciones, 5, 36, 70, 74,
ultravioleta, 487. 78, 86, 93.
Fotón, 667. GRIMALDI, F. M., 381.
Fotones y ondas, 680. GROTRIAN, W., 658.
FOÜCADLT, J. L . , 418, 426.
Gruesas, lentes, 65, 77.
Foucault, prisma de, 547.
Fourier, análisis de, 236, 270, 666, 678. combinaciones de, 80.
Franjas: fórmulas de las, 71.
Grueso, espejo, 92.
circulares,. 263, 283, 295. Grupo, velocidad de, 219, 238, 241, 427,
de Brewster, 296.
519.
de difracción, 256, 311.
de Haidinger, 284.
de igual espesor, 267, 285. Impulsos, análisis de, 238.
de igual inclinación, 264, 283, 305. Incertidumbre, principio de, 672.
de interferencia, 251. Indice de refracción, 5, 523.
de luz blanca, 267, 287, 296,'317. complejo, 580.
desaparición de, 347. de cristales biáxicos, 594.
localizadas, 265, 285. de gases, 275, 421, 508.
FRAUNHOFER, J . , 11, 354. de los rayos O y E, 545, 583.
Fraunhofer: de películas delgadas, 274.
difracción de, 310, 316, 354, 408. de sustancias ópticas, 769, 505, 591,
rayas de, 11, 169. 594.
tabla de, 475. del agua, 525.
Frecuencia, 207, 214, 303. del aire, 421, 508.
Frente de onda, división del, 261. del cuarzo, 632.
circular, 390. relativo, 5.
FRESNEL, A., 256, 441. y difusión, 500.
Fresnel:
-Arago, leyes de, 609. JACOBS, D. H . , 175.
biprisma de, 256. JEPPESON, M., 492.
coeficiente de arrastre de, 429, 436. JOHANNSEN, A . , 545, 621.
difracción de, 316, 381. Júpiter, satélites de, 413.
espejos de, 258. JUPNIK, H . , 333.
explicación de la rotación, de, 628.
integrales de, 3P5, 396, 405. Kellner:
leyes de la reflexión, 555. • ocular acromático, 194.
prisma múltiple de, 633. -Schmidt, sistema de, 196.
romboedro de, 563, 573. K E L V I N , LORD (W. Thompson), 441, 656.
zonas de, 383, 389, 391. KENNARD, E . H . , 443, 665.
FROCHT, M., 617. K E R R , J., 656.
TENKINS-WHtTE.—44
690 INDICE ALFABETICO D E AUTORES Y MATERIAS

Kerr: LooFi30uiíow, J. R., 460, 498.


célula de, 422. LORD, R. C , 460, 498.
componente de, 657. LORENTZ, H . A., 276, 642.
constante de, tabla, 660. Lorentz:
efecto electroóptico de, 642, 659. -Fitzgerald, contracción de, 434.
efecto magnetoóptico de, 642, 656. transformación de, 436.
KIRCHHOFF, G . , 466. LORENZ, L., 276.
Kirchhoff: Lorenz-Lorentz, ley de, 276.
ley de la radiación, 466, 475. Lumen, 114.
teoría de la difracción, 409. Luminosa, intensidad, 115.
KOHLER, A., 320. Luminosidad, 114.
K U E R T I , G . , 434. Luminoso, abanico, 407.
Lummer-Brodhun, cubo de, 17.
LADENBWRG, R., 656, 659. Lupa, 113, 186, 187.
Lagranje, teorema de, 165. Lux, 115.
LAMBERT, J., 213. Luz:
Lámina: blanca:
de cuarto de onda, 573, 611, 616. franjas con, 267, 287, 296, 317.
de media onda, 607, 641. interferencias con, 612.
plano-paralela, 20, 280. polarizada:
Lateral, aumento, 40, 51, 60, 167. análisis de, 611.
Lente: tabla, 613.
acromática, 168. parcialmente, 536, 550.
aplanática, 155. L Y M A N , T., 372.
astigmática, 157. LYOT, B., 616.
concéntrica, 75, 129, 19S.
de Billet, 260. Llama, espectros de, 463.
LLOYD, H., 597.
de campo, 193.
del ojo, 193. Lloyd, espejo de, 259.
delgada, 47, 77. Magnética:
desdobladora de, 260. doble refracción, 654.
distancia focal de una, 48. rotación, 642, 651, 652.
fórmulas de la, 49, 51, 59. Magnético, vector, 446, 523.
gruesa, 65, 77. Magnetoóptica, 642.
inflexión de la, 68, 144. MALUS, E., 531, 537.
menisco, 30, 181. Malus, ley de, 537.
panorámica, 181. Manantial:
potencia de una, 57. en movimiento, 430.
rapidez de una, 181. extenso, 262.
rectilínea, 182. puntual, 3, 206, 459.
Lentes, fórmula del constructor de, Manantiales:
54, 60. clasificación, 458.
LEONE, F . C , 434. coherentes, 260, 264.
Levógiras, sustancias, 625. de espectros, 458.
Límite, ángulo, 15, 546, 558. Mangin, espejo de, 98.
LIPPERSHEY, H., 189. MARTIN, L. C , 175.
Littrow, montaje de, 378, 634. MAXWELL, J. C , 442, 452.
Localizadas, franjas, 265, 285. Maxwell, ecuaciones de, 409, 442, 522,
L O E B , L . B., 466. 598, 638.
Longitud de onda, 206, 214. MCCUSKEY, S. W . , 434.
de una partícula, 671. MCMASTER, W. H„ 612.
medida: Media onda, lámina de, 607, 640.
con interferómetro, 270, 299, 302. MEGGERS, W. F., 273.
con red, 375. MEISSNER, K. \V., 303.
patrones de, 272, 297, 302. Menisco, 30, 181.
unidades de, 216. MERCIER, J., 453.
INDICE ALFABETICO D E AUTORES Y MATERIAS 691

Mercurio: Negativo, cristal, 583, 594.


arco de, 460. Negativos, puntos nodales y principa-
isótopo de, 273. les, 77.
lámpara fluorescente de, 462. Negro, cuerpo, 467.
Meridiano, piano, 132. NERNST, W., 575.
Metales: | Neutralizante, potencia, 72.
constantes'ópticas de, 569, 573. NEWCOMB, S., 4-19.
tablas, 570. NEWTON, I., 238, 286, 381.
reflexión en, 566. Newton:
Método: anillos de, 286.
del rayo oblicuo, 38, 50, 70, 89, 93, fórmula de la lente de, 60.
gráfico para el trazado de rayos, 25. NICOL, W . , 545.
727. Nicol, prisma de, 545.
Metro, medida del, 277, 297. Nicoles, paralelos y cruzados, 547, 607.
MEYEH, C. F., 410. NICHOLS, E . F . , 276, 521.
Mica, 607. Nodal, platina, 80.
Miera ((i), 216. Nodales:
Microondas: :
planos, 75.
difracción de, 409. puntos, 75, 77.
interferencia de, 261. .¡ Nomograma, 43.
Microscopio, 188. Normal:
de contraste de fase, 332. 1
aumento, 118, 329.
de inmersión en aceite, 756, 189. espectro, 362, 377.
de rayos gamma, 677. superficie de velocidad, 587, 595,
electrónico, 331, 671. 601.
objetivos de, 188. triplete, 647, 654.
poder separador de un, 330. velocidad, 586, 595.
MICHELSON, A. A., 267, 268, 270, 351. Numérica, apertura, 331.
Michelson: Número de ondas, 207, 304.
escalón de, 373. ¡
interferómetro, 261. I Objetivos:
ajuste del, 262, 268. de anteojo, 190.
estelar de, 348. de microscopio, 188.
medida de la velocidad de la luz de, fotográficos, 119, 161, 779, 183.
420, 427. Objeto:
-Morley, experimento de, 431. e imagen, espacio, 56.
MILLER, D . C , 236, 433. virtual, 56, 61, 67.
Mínima, desviación, 22, 145. Oblicuidad, factor de, 382, 408.
MINOR, R. S., 570. ¡ Oblicuos, rayos, 126.
MITCHELL, A. C. G., 489. Ocular, 188," 792.
Molecular, difusión, 497. Ojo:
MONK, G. S., 80, 99, 158, 775. acomodación del, 184.
Monocromática, luz. 21, 207, 252. lente del, 193.
Monocromático, filtro, 306, 676. Onda:
MORTON, G. A., 332. cilindrica, 392.
MOTZ, H . , 455. coherente, 392.
Movimiento ondulatorio, 203. esférica, 212.
Movimientos armónicos simples, com- monocromática, 207.
posición de, 225, 242. i plana, 205, 445.
Múltiples: polarizada:
películas, 290, 579. circularmente, 452.
reflexiones, 282. linealmente, 208, 445.
sinusoidal, 206.
Natural: transversal, 206, 210, 220, 531.
anchura de una raya, 482. ¡ Ondas:
frecuencia, 476, 494, 513, 519, ¡527. complejas, 233.
692 INDICE ALFABETICO D E AUTORES Y MATERIAS

de radio, 275, 680. de vibración, 413, 533, 527.


difracción de, 409. sagital, 98.
interferencia de, 261. Planos:
velocidad de las, 424. conjugados, 34, 49.
clásticas, 205, 270. principales, 68.
en el agua, 204. Poder de resolución (véase Poder'se-
estacionarias, 231. parador).
intensidad de, 277, 448, 523. Poder separador:
reflexión y refracción de, 220, 554. cromático, 298, 324.
superposición de, 225. de redes, 365. , I
velocidad de las, 204, 209, 219, 238, de una abertura: ¡
427. i circular, 322, 325.
y fotones, 680. | rectangular, 322. \'
Optica, actividad, 584, 624. del anteojo, 325, 327.
teoría de la, 628, 637. 'del interferómetro de Fabry-Perot,
Optico: 297. !
centro, 75. 'del microscopio, 330.
eje, 542, 659. del prisma, 324, 505.
Orden de interferencia, 253, 341. Polariscopio, 537, 547.
Ordenes desaparecidos, 344, 372. Polarización, 531.
Ordinario, rayo, 541. ángulo de, 532, 534, 556, 569.
Ortoscópico, doblete, 163. circular, 244, 606.
Osciladores del medio, 476, 494, 513, elíptica, 544, 606. ¡
520, 527. en cristales dicroicos, 539.
OSTERBERG, H . , 333. en medios dieléctricos, 522.
grado de, 537, 550.
PAGE, L . , 448. plano de, 561, 624.
Panorámica, cámara fotográfica, 82. por difusión, 549.
Paquete de ondas, 27.9, 237, 679. por doble refracción, 543.
Parabólico, espejo, 98, 99. por reflexión, 531.
Paralaje, 87. •Polarizada, luz:
Paraxiales, rayos, 19, 33, 36. circularmente, 244, 647.
Paschen, montaje de, 376. linealmente, 244, 445, 531, 643.
Paschen-Back, efecto, 649, 655. I acimut de la, 561.
Patrón, 277, 300. parcialmente, 536, 550.
PEARSON, F., 422. Polarizador, 537, 546.
•PEASE, F., 422. Polaroides, 540.
Películas: Porro, prisma de, 16, 195.
antirreflectantes, 183, 288. Positivos, cristales, 583, 594.
de grosor variable, 285. Posterior, distancia focal, 72, 184.
múltiples, 290, 579. Potencia:
Penetración, 565. de un espejo:
Período, 207. esférico, 92..
PERRIN, F. H . , 18, 775. ¡ grueso, 94.
Petzval, superficie de, 159, 160. de un prisma, 24.
PFEIFFER, C, 570. de una lente, 57.
Piia de láminas, 535. de vértice, 72.
Placa de fase, 333. efectiva, 72.
PLANCK, M . , 477, 525, 666. neutralizante, 72.
Planck: Potencias, suma de, 59, 63.
constante de, 668, 670, 681. POYNTING, J . H . , 523.
ley de, 471. Poynting:
Plano: teorema de, 457, 523.
de incidencia, 4. vector de, 457, 523.
de polarización, 561. PRESTON, T „ 260, 325, 387, 418, 643,
rotación del, 624. 648.
INDICE A L F A B E T I C O D E AUTORES Y MATERIAS 693
Primer orden: de resonancia, 477, 489, 494.
efectos de la relatividad de, 436. de una carga acelerada, 448.
teoría de, 139. del cuerpo negro, 469, 666.
Principal: detectores de, 216, 487.
acimut, 569, 572. Kirchhoff, ley de, 467, 476.
máximo, 282, 315, 357. RAMAN, C. V . , 498.
anchura del, 291, 298, 316, 363. Raman, efecto, 492, 498, 667.
sección, 542. RAMSAUER, G., 658.
Principales: Ramsden:
constantes dieléctricas, 599. círculo de, 192.
índices de refracción, 590. ocular de, 193.
determinación de, 592. Rápido y lento, ejes, 606.
en cristales biáxicos, 602. RASSETTI, F., 492.
tablas, 591, 594. Rayado de redes, 369.
planos, 542, 590. Rayas:
puntos y planos, 67, 68, 73, 93, 198. anchura de las, 304, 462,. 4*7.
Prismas, 16, 21. espectrales, 466, 473, 488.
astigmatismo del, 23. series de, 477, 666.
de Amici, 16, 17. tablas de longitudes de onda, 474,
de Cornu, 634. 475.
de doble imagen, 548. RAYLEIGH, LORD, 277, 496, 525, 552.
de doble refracción, 547. Rayleigh:
de Do ve o inversor, 16, 17. criterio de resolución de, 324, 365.
de Glan-Thompson, 547. difusión de, 496, 500.
de Nicol, 545. refractómetro de, 277.
de Porro, 195. Ravo, 3, 220. 586.
de reflexión total, 16. ejes, 595, 597.
de Risley o Herschel, 24. no desviado, 32, 50, 75.
de Rochon, 548. oblicuo, 126.
de visión directa, 26. principal, 104, 107.
de Wollaston, 548. velocidad de, 586.
delgado, 24. Rayos:
desviación del, 22. gamma, 216, 677.
dispersión del, 504. O v E, intensidades de los, 538, 544,
Foucault, 547. 636.
poder de resolución cromático del, paraxiales, 19, 33, 36, 49.
324, .505. residuales, 493.
potencia del, 24. sagitales, 152.
Prismas, combinaciones de, 25. trazado de, 126.
Prismáticos, 195. cálculo del, 130.
Propagación: gráfico, 727, 625.
número de, 207. tablas, 133, 135.
rectilínea de la luz, 401. X , 275, 488, 680.
PROVOSTAYE, F., 537. difracción de, 407, 405.
Próximo, punto, 184. difusión de, 666, 668.
Punto pupila: dispersión de, 521.
de entrada, 105. interferencia de, 259.
de salida, 105. refracción de, 520.
Puntual, manantial, 3, 206, 459. Real, imagen, 28, 88.
imagen de un, 120, 330. Red:
Pupilas de entrada y de salida, 103, cóncava, 375.
190, 329. de difracción, 229, 354.
Quinto orden, teoría de, 149. ' de reflexión y transmisión, 369.
en escala, 366, 373.
Radiación: en escalón, 373.
de Cerenkov, 454. en rampa, 373.
694 INDICE ALFABETICO D E AUTOKES Y MATERIAS

Redes: ROCHESTER, C. D., 478.


copia de, 371. Rochon, prisma de, 548.
espectros de, 370. ROGERS, 540.
montajes de, 376. ' ROMER, O., 413.
producción de, 369. Rotación:
Reducida, vergencia, 40. det plano de polarización, 624.
Reflectancia, 222, 555. dextrógira y levógira, 625.
Reflexión: en líquidos, 639.
cambio de fase en la, 222, 260, 282, específica, 625, 639.
288, 295, 559. . magnética, 642, 650, 651.
de ondas, 220, 554. Rotatoria, dispersión, 549, 625, 640.
en dieléctricos, 554, 576. ROWLAND, H . A., 370, 375.
estudio de Stokes, 221, 283, 293. Rowland, circunferencia y montaje de,
externa, 15, 558. 375, 376.
interna, 15, 558. Rozamiento:
ley de la, 4, 8, 494, 578. causas del, 527.
leyes de Fresnel de, 557. efecto sobre Ja dispersión, 517.
metálica, 493, 566. RUSENS, H . , 521.
penetración en la, 565.
red de, 369. s y p, componentes, 555, 647, 657.
selectiva, 491. 494. Sacarimetría, 639.
total, 15, 545, 558, 565. Sagital:
Refracción, 4, 220. plano, 98.
cónica: y tangencial, focos, 21, 158.
externa, 596. Sagitales, rayos, 152.
interna, 596. Salida, pupila de, 103,105,119,190, 192.
de ondas, 220, 554. SCHIFF, L . I., 455, 665.
de rayos X, 520. Schmidt, sistema de, 98, 196.
en cristales: SCHRÓDINGER, E., 351, 671.
biáxicos, 592. SCHUSTER, A., 526.
uniáxicos, 588. SEARS, F. W., 206, 213.
en superficies esféricas, 30. Secundario, espectro, 173.
ley de la, 4, 578. Secundarios, máximos, 315, 357.
Refractómetro: tablas de intensidades de, 326.
de Abbe, 18. Seidel, sumas de, 740, 157, 161.
de Jamin, 275. Selectiva:
de Pulfrich, 18. absorción, 484.
de Rayleigh, 277. reflexión, 491, 494.
Relatividad, teoría de la, 219, 434, 519. SJJLENYI, P., 351.
Rendija: Sellmeier, ecuación de, 513, 517.
-manantial, anchura de la, 346. SEMAT, H . , 665.
sencilla: Semiángulo de campo, 110.
'lifracción de una, 310, 402, 495. Semiperiódicas:
teoría cuántica de la, 673. bandas, 393.
Residuales, rayos, 493. zonas, 383, 391.
Resolución: Seno, valores de su desarrollo en serie,
ángulo mínimo de, 324, 328. 139.
criterio de Rayleigh, 324. Senos, teorema de los, 164.
Resonancia, radiación de, 477, 4cS9, 494. Separado, doblete, 173, 193.
REUSCH, E., 637.
Series de rayas espectrales, 477, 666.
Reversibilidad, principio de, 6, 32, 34, SilANKLAND, R. S„ 434.
221. SIEGBAHN, K . M . , 520.
RICHARDS, O . W . , 333. Signos, convenio de, 35, 54, 86, 90.
RICHTMAY.KK, F. K-., 443, 665. Simple, movimiento armónico, 206.
Risley o Herschel, prisma de, 25. Sinuosidales, ondas, 206.
ROBERTSON, J . K . , 221. SNELL, W . , 5.
INDICE ALFABETICO D E AUTORES Y MATERIAS 695

Sodio, arco de, 460. Turmalina, 539.


Soleil, compensador de, 573, 610. Twiss, R . Q . , 349.
Sombra, 381, 402. Twyman-Green, interferómetro de, 273.
SOMMERFELD, A., 408. T Y N D A L L , J., 497, 552.
Sommerfeld, teoría de la difracción de,
410. Ultravioleta, luz, 215.
SOUTHALL, J . P . C , 94, 155. espejos para, 567.
Stark, efecto, 482, 642, 657. filtros para, 491, 568.
inverso, 658. transmisión de, 487.
lineal y cuadrático, 657, 658. Uniáxicos, cristales, 542, 583.
Stefan-Boltzmann, ley de, 471. Unidades:
STERN, O . , 671. de longitud de onda, 216.
STILWELL, A. R . , 437. eléctricas y magnéticas, 425, 443,
STOKES, G., 221, 612. 454.
Stokes:
ley de la fluorescencia de, 491, 499. Vacío, espectrógrafo de, 378.
parámetros de, 612. VALASEK, J., 408.
STRATTON, J . A . , 219, 237. Válvula electroóptica, 422, 659, 678.
Superficie: Velocidad:
de onda, 584, 592, 595, 631. de grupo, 219, 238, 427, 519.
esférica: de la luz:
puntos aplanáticos de, 155, ,167, como razón de unidades, 425, 446,
189. , 454.
refracción en una, 30. determinaciones recientes, 425.
Superficial, color, 485, 493. en el vacío, 421.
Superposición: en la materia en movimiento, 428.
de ondas, 229, 244. en la materia en reposo, 425.
principio de, 225. espejo giratorio, 479, 426.
Sustancias ópticas, límites de transmi- medidas de Michelson, 420, 427,
sión, 487. i 428.
por aberración, 415.
Tangencial y sagital, focos, 21, 158. por la célula de Kerr, 423.
Tangenciales, planos y rayos, 98, 152. por los satélites de Júpiter, 413.
TAYLOR, H . D . , 175. de las ondas de radio, 424.
TEAR, J . D . , 216, 521. ^de lentes, 181.
Teleobjetivos, 183. de onda o fase, 204, 209, 219, 239,
Teoría corpuscular, 381, 426. 427.
Tercer orden, teoría de, 140, 145. de ondas electromagnéticas, 424, 453,
Térmicos, manantiales, 458. de rayo, 586.
THOMPSON, G. P., 671. normal, 586, 595.
THORP, T . , 374. Velocidades en los cristales, 590, 600.
TOLANSKY, S., 294. Verdet, constante de, 651.
TOLMAN, R . C , 435. Vergencia reducida, 40, 63.
Total, reflexión, 15, 545, 558, 565. Vértice, 31.
Transmisión: ' ; Vibraciones:
de la plata, 567. complejas, 233.
de sustancias ópticas, 487. de luz polarizada, 532, 636.
del sodio, 568. direcciones de las, 446, 543, 589, 595.
del vidrio: ' elípticas, 242, 606, 630, 636.
de didimio, 470. libres y forzadas, 494, 499, 524.
de óxido de níquel, 491. plano de, 447, 533, 573,
Transmitancia, 557. transversales, 441, 445, 531.
Transversal, naturaleza de las ondas Vidrio:
luminosas, 441, 445, 531. ¡ de óxido de níquel, 491.
Transversales, ondas, 199, 206, 210, 220. dispersión del, 505.
Triplete de Hastings, 647, 653. | transmisión del, 486.
696 INDICE ALFABETICO D E AUTORES Y MATERIAS

Vidrios ópticos, índices de refracción Wollaston, prisma de, 548.


de, 169, 505. WOOD, R. W„ 238, 320, 372, 395, 410,
Virtual: 489, 511, 568.
imagen, 18, 34, 52, 86.
objeto, 56, 61, 67. X, unidad, 216.
Visibilidad de las franjas, 268, 352, 481. YOUNG, T . , 225, 248, 288.
VOIGT, W., 654. Young, experimento de, 250, 675.
Voigt, efecto, 642, 654.
Zeeman, efecto, 452, 642, 651.
Wadsworth, montaje de, 378. anómalo, 648, 667.
WATSON, G . N . , 292. cuadrático, 649, 661.
W E S T F A L L , F . O . , 273. inverso, 642, 649.
W H I T E , H . E . , 480, 649, 657. normal, 647.
WHITTAKER, E . T . , 292. teoría clásica del, 643.
Wien, ley del desplazamiento de, 471. ZEMANSKY, M. W., 489.
Wiener, experimentos de, 231, 573. ZERNICKE, F., 332.
WIENS, J . H . , 273. Zonal, placa, 389.
W I E R L , 657. Zonas semiperiódicas; 383, 391.
WILLIAMS, W. E . , 302, 373.. ZWORYKIN, V. K., 332.

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