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UNIVERSIDAD DEL VALLE

PROGRAMA DE COMERCIO EXTERIOR


Alumna: Ángela Patricia Sánchez Parada Código: 0740281
Asignatura: Logística y distribución física internacional Docente: María Victoria Delgado

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TRANSPORTE URBANO

Hablar del tema es muy espinoso, especialmente para las clases más favorecidas, me refiero a los estratos
altos, a los cuales pertenecen los responsables de la situación que afronta el país en materia de
infraestructura y movilidad, por hablar solo de un tema. El panorama es sumamente grave, lo más terrible
de la situación es que la población en medio de tanta información, desvirtúa la realidad y piensa que la
solución del país es la de acabar con la guerrilla y el narcotráfico “únicamente”, no digo que sea
incorrecto, por supuesto que se debe acabar con este flagelo que impide el crecimiento y desarrollo del
país; pero la realidad es otra y mientras en nuestras calles exista pobreza acompañada de hambre,
resentimiento, insalubridad, inseguridad y enfermedades, nunca se podrá soñar con un país que avance
homogéneamente, porque su crecimiento no posee unas bases sólidas y tarde que temprano se
derrumbara y el esfuerzo habrá sido en vano.

¿Qué significa el transporte para cada uno de nosotros? una pregunta que pocos nos formulamos pero que
a diario la respondemos cuando necesitamos ir de un punto a otro en nuestra ciudad y país. El transporte
a causa de las distancias que existen en nuestro espacio es el que nos permite desplazarnos para realizar
prácticamente todas nuestras actividades como por ejemplo, trabajar, estudiar, recrearnos, hacer
compras; el transporte en un segundo plano es el que nos permite que dichos productos que adquirimos
en el mercado estén en las góndolas en el supermercado, cine, bar, entre otros; pero ¿en qué estado se
encuentran nuestras vías? pregunta que será resuelta a lo largo de este escrito.

Para iniciar con el desarrollo de este tema partiré con un interesante planteamiento que hace la señora
Olga Lucía Lozano, en el cual expone que no es justo que se juzgue de manera desmedida a los
fumadores, mientras se estimula el crecimiento de empresas que contaminan mucho más el medio
ambiente, como los son las empresas pertenecientes a la industria tabacalera, automotor y de refinerías,
es indignante que no solo Colombia sino un gran número de países se vean obligados a consumir
productos de dichas industrias que no hacen más que destruir nuestro planeta.

Hoy en Colombia, en ciudades capitales como Bogotá, se exhibe un desfile carnavalesco de autos
lujosísimos con un solo ocupante al lado del cacharito del trabajador asalariado que transporta más de
cinco personas (asalariado rico ante los ojos de “los pobres”); este hecho es el que ocasiona parte de la
ineficiencia de nuestras vías. El otro lado del naipe es responsabilidad del gobierno, la infraestructura del
país es completamente obsoleta para efectos no solo de movilidad sino de transporte de mercancías (un
atraso de más de 20 años en materia de movilidad e infraestructura vial), a demás en materia de comercio
exterior las vías hacia y desde los puertos están en pésimas condiciones, lo cual encarece los fletes
(costos que se traspasan al bolsillo del consumidor).

La responsabilidad del consumidor en este tema, en parte es influenciada por una industria del “lavado de
cerebro” en la cual se le vende al pueblo (incluyéndome) la idea que ser ricos es tener carro y casa; mera
fantasía, el modelo a seguir que tanto buscamos “Norteamericano o en su defecto Europeo” se aleja
mucho de esta realidad. Ante esta situación han salido victoriosos únicamente los propietarios de las
grandes compañías multinacionales de autos, ensambladoras, de seguros y los intermediarios; los cuales
han vendido por doquier el stock sobrante de los autos que es sus países se consideran obsoletos y ante
nuestra baja capacidad adquisitiva nos encuentran como potenciales compradores de dichos autos que se
han depreciado en valor en sus países.

Y por supuesto los grandes perdedores son las personas, incluyendo a los causantes de esta tragedia,
puesto que todos respiramos el mismo aire “contaminado y tóxico” que hoy en día causa la muerte de
más de un millón de personas por problemas respiratorios (neumonía, pulmonía, cáncer de pulmón,
alergias, asma), especialmente en niños y adultos de la tercera edad, cuyos cuerpos son más vulnerables
a cualquier cambio en él ambiente, un problema muy grave en materia de salud pública.

Lo anterior se comprueba por una situación que se da cotidianamente en nuestras calles, en Colombia lo
enmarcado en la Ley 105 de 1993 no se está cumpliendo, puesto que el usuario no puede disfrutar de un
transporte seguro, cómodo, con buenas condiciones de acceso y de calidad, como lo exige la ley; entonces
me pregunto, los policías encargados de hacer cumplir la ley será que sufren de ceguera temporal, puesto
que a los autos particulares les hacen un estricto cumplimiento de la normatividad, y hay pruebas de
cualquier clase para el carro y por supuesto si no las tiene al día, para los patios (no digo que sea
incorrecto, es válida la multa y el decomiso del vehículo), lo preocupante es que misteriosamente cuando
en las vías aparecen los buses y busetas “chimeneas”, muy rara vez se les son detenidas para descubrir
por qué razón los exostos de sus carros expulsan hollín.

Un claro ejemplo se puso al descubierto por la denuncia de un ciudadano en un canal de televisión


privado; un bus de transporte público en el cuál en la parte trasera se observaba un sistema artesanal de
refrigeración, el cuál expulsa sustancias volátiles sin ningún tipo de ventilación, más que el que
proporciona las ventanas abiertas. La responsabilidad de la empresa administradora de dichos buses
¿dónde está?, ¿dónde está el seguimiento que les hacen a los vehículos de servicio público?, ¿dónde está
el sentido de respeto por la salud de los pasajeros?, ¿dónde está la salud pública que promueve y en la
cual gasta tanto dinero el país?

Pasando ya esta fase introductoria, es importante recalcar las razones por las cuales el uso desmesurado
de transporte privado en el país es inviable, tenemos como primer hecho el papel del gobierno ante el
auge de la compra de carros y las facilidades para adquirirlos; será que no se ha dado cuenta “o se están
haciendo los de la vista gorda” que la capacidad del país no da para un carro más en las capitales, y en las
vías departamentales ni se diga, no permiten el transporte adecuado y eficiente de las mercancías.

Y además de ello cada día es más costoso construir vías para que los autos se desplacen; un interrogante
es el porqué el Ministerio de Comercio y Transporte al saber este hecho no actúan ante la creciente
importación de vehículos que saben que no se van a poder movilizar de forma adecuada, ¿porqué
permiten el ingreso de tanto carro?, será que consideran que el país puede con semejante carga.

Hay que tener en cuenta que el límite de número de carros lo establece la capacidad vial, entonces me
pregunto en el Ministerio de Transporte no tienen los ingenieros que hagan dicho cálculo, para saber que
ya hace un buen tiempo se sobrepaso el número de carros que puede soportar nuestra capacidad vial; eso
no lo sé por haber hecho el estudio, sino por que salta a la vista cada vez que se sale a la calle y se aborda
el transporte urbano.

Algo que hay que tener presente es que por lo menos la ciudad de Bogotá no fue construida con el fin de
soportar una infraestructura vial de la cual alardea el gobierno que está construyendo, entonces porque lo
hace, será que Dios le concederá el deseo de multiplicar el espacio público sin más ni más, o es otra de las
promesas de campaña que por supuesto nos quedaremos esperando.

En la actualidad el gobierno esconde su ineficiencia en la construcción de infraestructura urbana, detrás


de la fuerte inversión que dice que está haciendo en lo social: agua, salud educación, SEGURIDAD,
recreación y zonas verdes; el problema es que no se ve ni lo primero ni lo segundo.

Las soluciones ante la deficiencia de movilidad urbana ya están planteadas y hay claros ejemplos en
ciudades europeas como, Francia, Alemania, Países Bajos, entre otros. El reto del país ante esta situación
está enredada hasta más no poder, lo digo en estos términos, ya que no encuentro una forma de definir
una situación en la cual hay problemas por ambos frentes.

El primero, la cultura un tanto ingenua de nuestro país, al creer que ser exitoso, respetable y rico consiste
en tener muchas propiedades, como los autos; por lo cual al ver a un señor(a) de paño en transmilenio,
bus, buseta o cicla es inaceptable e inclusive es tan atrevida la ignorancia que se maneja que la tendencia
es a ser displicentes con dichas personas así sea un profesional preparado o un señor de seguridad; en
cambio vemos llegar al señor(a) con su carro último modelo y sin importar quien sea, ese si es el doctor
respetable y al que se le tiende el tapete.

Por otro lado, tenemos el frente del gobierno que procura enseñarle a los ciudadanos que se debe orientar
la movilidad hacia una movilidad masiva-estandarizada de buena calidad, pero a su vez la realidad es que
en el país no existe, ni existirá en un corto plazo un medio masivo de transporte que logre abarcar todos
los habitantes, por lo tanto como se le puede pedir a las personas que no usen su carro; lo idóneo es
iniciar el proceso con campañas que promuevan y exijan que los vehículos no vayan con menos de dos
personas y continuar con la medida del pico y placa (una buena medida, aunque se piensa para que se
pagan impuestos si el carro no puede ser usado en todo momento), de este modo se podrán evitar los
grandes embotellamientos en las grandes ciudades a horas pico.
También se puede ir trabajando en pro de incentivar como en la ciudad de Francia el uso de las bicicletas,
pero este programa debe ir acompañado de una extensa y muy bien conectada red de ciclo rutas, y la
única ciudad que tiene una ciclo ruta medianamente aceptable en el país es Bogotá; por ahí se puede
iniciar este proceso de reconversión ampliando dichas rutas y promoviendo no solo su uso masivo por los
cerca de 4% (270-320 mil personas) de la población que lo emplea en Bogotá sino también buscando la
forma de brindar todas las condiciones de seguridad, iluminación, condiciones paviméntales que permitan
que por lo menos personas del estrato medio y medio alto cuyos trabajos estén cercanos a sus viviendas
procuren el uso de este sistema de transporte, cero por ciento nocivo para el medio ambiente.

Por otro lado, es importante ahondar en el tema de la infraestructura (como lograrla), es decir explicar
claramente lo que han transmitido en el país personalidades como José Clopatofsky, Edgar Correa, Juan
Pablo Ruíz, Carlos Mendoza entre otros, puesto que los verdaderos creadores de toda esta propuesta son
los profesionales de Europa. Lo que hago es simplemente retomarlo y brindar mi punto de vista para
cuando se cuenten con todas las herramientas y condiciones para iniciar el proceso real de reconversión
de la infraestructura.

Es de conocimiento general que para que el país cuente con una infraestructura adecuada se debe invertir
en construcción de paraderos apropiados (construidos en lugares específicos), vías rápidas y seguras,
espacios para las ciclo rutas. Para lograr esto se debe realizar una planificación precisa con una adecuada
coordinación de esfuerzos, sistemas de información integrados, logística y relaciones serias con los
proveedores con tendencia al largo plazo, propensión a la eficiencia, contratación de conductores
capacitados y con alto sentido de civismo y responsabilidad, directivos con altas competencias y por
último con servicios básicos o segmentados pero estandarizados para abarcar a toda la población.

Dicho proceso debe buscar satisfacer tanto a consumidores como inversores (rentable), puesto que es lo
justo, sino nadie se ofrecería a realizar dicho trabajo. La estrategia integral debe combinar incentivos
económicos: inicialmente disminuir el impuesto a los vehículos nuevos que sean menos agresivos con el
medio ambiente (eléctricos, incluso híbridos) y a aquellas personas que retiren realmente el vehículo de
más de 10 años de antigüedad brindarles bonos de transporte en los proyectos existentes de transporte
masivo y dinero en efectivo.

Al igual se deben establecer medidas de control y regulación a las personas que continúen con su auto a
gasolina, se han propuesto medidas como un impuesto de $50.000 por el uso diario de las vías (aparte del
impuesto anual) y continuar con el pico y placa.

La estrategia para la construcción de las ciclo rutas debe estar subsidiada por medio de los impuestos que
pagan los propietarios de vehículos particulares, con esto se debe brindar a la comunidad: seguridad,
iluminación y conectividad.

Se debe mejorar el empleo de combustibles, es decir, convertir los carros a gas natural o combustibles con
una mejor calidad (biocombustibles). En este punto me es imposible no cuestionarme ante lo indignante
que es comprar el combustible más caro aquí que en el exterior con el agravante que en el país es de peor
calidad.

Por último, quiero incluir unos temas que me generan cierta intriga, el primero es lo vergonzoso que ha
sido el proceso de chatarrización en el cual según el diario el espectador, “en los últimos 4 años, a pesar
que los pasajeros pagaron más de $ 137.000 millones ($17 por pasaje) destinados a la chatarrización, por
este concepto solamente fueron chatarrizados 324 vehículos. Lo que representa en 4 años solamente una
disminución del 3.5% del total de la sobreoferta”. Si analizamos la cifra,
($137.000’000.000/324=$422’839.506) es un descaro puesto que el subsidio brindado a los dueños del los
vehículos en dinero más el costo de la empresa interventora mas el costo propio de la chatarrización no
puede generar una cifra tan alta; ¿dónde está el dinero?, es un insulto para con nosotros, puesto que en
mi caso me han robado a lo largo de estos años alrededor de $51.000. Lo más triste es que las respuestas
de los encargados de velar por que el proceso se cumpla aceptan las fallas y prometen corregirlas y
recuperar el dinero perdido, pero donde hay un procedimiento disciplinario contra ellos.

El segundo tema, es el del proyecto que se está preparando en la ciudad de Bogotá “El Metro”, un
proyecto para el cual el distrito deberá endeudarse en $1,4 billones para financiar el 30% del proyecto, el
otro 70% lo pagará la Nación. El punto que quiero resaltar en este proyecto es el incremento que van a
hacer en el predial que pagan los Bogotanos puesto que una parte del costo por pasaje del metro es
“subsidiado” por el estado (este deberá empezar con el subsidio a partir del 2011) y a su vez este lo
traspasa al pueblo en forma de impuesto, por lo cual me pregunto dónde está el subsidio.

Se supone que uno paga impuesto para todos los servicios que le presta el estado pero si el aporte del
estado va ha ser ese 70% y nos lo va a traspasar a nosotros donde están los dineros que se han venido
recogiendo para dicha causa. Es justo que los costos de un mismo proyecto de infraestructura tengan que
ser pagados por el pueblo dos o tres veces. “Simón Gaviria propuso que antes de pensar en una mayor
carga tributaria, el distrito debe optimizar el recaudo con lo cual obtendría alrededor de 2,5 billones de
pesos en rubros como el cobro de multas, los fondos de reposición y chatarrización y la identificación de
80.000 evasores del impuesto de industria y comercio”.

En este punto también quiero resaltar el hecho que el proyecto del metro es un proyecto de bajo costo en
comparación a los sistemas utilizados en China con el tren bala (funciona con magnetismo), dicho medio
de transporte aunque su capital de infraestructura es muy costoso en un corto plazo sus costos de
mantenimientos son muy económicos y estos costos son a largo plazo; por lo cual podemos observar que
Colombia no está invirtiendo a futuro, no sé hasta qué punto es más inteligente si invertir en un proyecto
cuyos costos a largo plazo van a ser bajos o invertir en otro cuyo costo inicial es bajo pero sus costos de
mantenimientos son altos.

Finalmente, un subtema derivado de la masificación del transporte es la ola de desempleos que se va a


dar a causa del cierre de las empresas privadas de transporte público como: La ermita, San Fernando,
Blanco y Negro, entre otras por solo hablar de Cali; si bien la disminución del número de buses se hará de
forma progresiva según las autoridades, es un tema vital a nivel social, puesto que miles de hombres se
quedaran sin empleo y todos no van a trabajar con las empresas Mio, Transmilenio, y las futuras que se
formen en otras ciudades. Las personas que queden desempleadas tienen que ir al mercado del rebusque
o si cuentan con suerte dedicarse a otra actividad que dominen o aprendan.

Es una situación compleja y retomando lo expuesto en el primer párrafo de este ensayo, si en el país no se
da un proceso de crecimiento homogéneamente, sin vacios sociales, es muy difícil encontrar las bases
para un crecimiento y desarrollo adecuado que nos permita contar con elementos de futurismo, como es el
de un transporte masivo estandarizado y con valor agregado.

BIBLIOGRAFÍA

- Material entregado por la docente.


- www.elespectador.com.co
- www.eltiempo.com.co
- www.elpais.com.co

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