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CONSEJODEREDACCION Lic. Luis Balifia, Arg. Alberto Bellucci, Lic. Ludovico Videla, P. Dr. Alberto Espezel, Prof. Rafael Sassot, Prof. Rebeca Obligado, Prof, Carlos Hoevel, Prof. Lucta Piossek Prebisch (Tucumdn), Dr. Jorge Saltor (Tucumdn), Prof. Julia Alessi de Nicolini (Tucumén), Prof. Cristina Corti Maderna, P. Lucio Florio (La Plata), Francisco Bastitta, Dr. M. France Begué, P. Dr. Jorge Scampini o.p. COMITE DE REDACCION Prof. Carola Blaquier, Mons. Juan Carlos Maccarone, Mons. Eugenio Guasta, Mons. Dr. José Rovai (Cérdoba), P. Dr. Miguel Barriola (Cérdoba), Prof. Dr. Rail Valdez, Carlos J. Guyot, P. Dr. C. Schickendantz (Cérdoba). Director y editor responsable: P. Dr. Alberto Espezel Secretaria de redaccién: Prof. Cristina Corti Maderna COMMUNIO Silvia Manzo Jorge E. Saltor Wolfhart Pannenberg Alejandro Clausse Jacques Arnould o.p. Xavier Tilliette Lucio Florio Lucio Florio 3 9 22 3 45 53 1 86 92 Editorial Ciencia y rel And de una argumentaci6n atea La pregunta por Dios creador y la cosmologia més reciente Auto-organizacién Evolucién y finalidad Trinidad y Creacién Cerca de la materia pero también del espiritu Breve muestrario de instituciones y publicaciones abocadas a la relacién entre ciencia y fe Trinidad y Creacién Xavier Tilliette’ La teologfa nos ensefia que en la Trinidad, las acciones ad extra son indivisas, indivisa. Asf la accién exterior por excelencia, la creaci6n, es la operacién comin de las tres Personas, independiente- mente de la pericoresis intradivina. El Padre, de donde todo procede, es el Origen y la Fuente, el Hijo o el Verbo es el Creador propiamente dicho, a la vez artesano del cosmos y, por su Encarnacién, Primogéni- to de toda creacién, el Creator Spiritus finalmente mantiene con su soplo todo lo que vive, se mueve y existe, quien en el comienzo “pla- neaba sobre las aguas” o mejor “incubaba” el caos, la masa informe y vacfa. El antiguo estudio, siempre valido, aunque redactado a veces en un lenguaje obsoleto, del Padre de Régnon', explica del mejor modo las relaciones de las tres Personas entre sf, y sus misiones, tal cual se expresan en el gran simbolo de Nicea-Constantinopla. Para los esbo- zos de una doctrina trinitaria en el Antiguo Testamento, hay que con- sultar al Padre Lebreton y su obra clasica. Problemdtica Se encuentran esbozos (trinitarios) sobre todo en los libros sapienciales. Evidentemente ha sido necesaria la interpretacién retro- * Xavier Tillette S.J. nacido en 1921. Ultima publicacién Schelling, una biografia, Ed. Calmann- Levy, 1999). Proxima aparicién: La Memoria yo Invisible (Les Belles Lettres), Los flésofos len la Biblia (Ed. Du Cerf). "Teodoro de Régnon, Estudios de teologta positiva sobre la Santa Trinidad, 4 vols. Réteaux, Paris, 1892-1898. 2 Julio Lebreton, Historia del dogma de la Trinidad desde los or(genes al Concilio de Nicea, 2 vols. Beauchesne, Paris, 1927-1928. Xavier Tilliette Trinidad y Creacién activa de los escritos neo-testamentarios y de la teologfa para identifi- car la Sabidurfa y el Verbo, la Sabidurfa y el Hijo. Este husteron proteron es legftimo en la medida en que la Biblia es inspirada. La Sabidurfa hipos- tasiada se presta a una tal transposicién, puesto que ella es la Sabidu- ria de Dios, coeterna. En ese sentido de personificacién de la Sabidurfa, un lugar especial corresponde a la sublime prosopopeya de Proverbios VIII. Ella encantaba a Schelling, como lo diremos, que la integr6 en su teologia trascendental. No ha fascinado menos a los poetas, especial- mente a Paul Claudel, que ha hecho de ella un texto clave. El preten- de haber cafdo en esa pdgina la tarde misma de su conversién, lo que es quizd una vaticinatio ex eventu. La Sabidurfa creadora es relacio- nada por él no s6lo con el Logos jodnico, segtin los pasos de Ja Tradi- ci6n, sino con Maria, el eterno Femenino, la Virgen “engendrada antes que las colinas” (Proverbios VIII), con la Mujer en el pensamiento de Dios, con la Iglesia sin arrugas e inmaculada, con el alma finalmente en su relaci6n filial y virginal. Ese gran simbolo figurativo ilumina toda la obra de Claudel y le comunica infinitas irrigaciones. Los juegos de la Sabidurfa al lado del Creador implican por asf decirlo la necesidad de introducir una mediacin, un intermediario, en- tre Dios y su Creaci6n. El tratado De Deo Creante se dedica sobre todo a definir la relacién de dependencia entre Dios y sus criaturas, el papel de la Providencia, la posibilidad de reunir la eternidad y el tiem- po, la creaci6n ex nihilo. Estas son cuestiones filos6ficas que los te6- logos no podrfan esquivar. La creacién ex nihilo es una nocién ontol6gica forjada para dar cuenta de la existencia del mundo frente a la existencia de Dios. Al teorema del idealismo (Hegel, Schleiermacher), “No hay Dios sin mundo”, la filosoffa cristiana hab{fa replicado por anticipado, y mucho antes que Voltaire, que no hay reloj sin relojero, no hay mundo material sin la voluntad y la accién de Dios. Sin embar- g0, para Santo Toms, sin la Revelacién no se podria decidir entre la eternidad del mundo y la novitas mundi? , el mundo que ha comenza- so Asi la fe ensefia que hay un comienzo del mundo (y por tanto un in), no un comienzo impensable en el tiempo, sino un comienzo del tiem- 3 ‘Summa ica. 1* jeunes, theologica. 1*.Q 44-49; cf. A. Sertillanges, La Creacién, 1927 ed. De la Revue des 71 Trinidad y Creacion Xavier Till illiette —— po. Este enigma impenetrable del comienzo, que causa terror a los fi- lésofos, se oculta bajo preguntas que a veces parecen ociosas, 0 sola- mente ingenuas, como las que plantean los nifios y los poetas: ;qué hacia Dios antes de la creacién? ,por qué ha creado? {la nada original jus- tifica el calificativo de Gran Solitario, de célibe de los mundos, segtin el dicho de Chateaubriand, retomado por Mme. De Staél?* Dios se aburrfa en su espléndido aislamiento al que ha puesto fin: Como cansado de su puro espectaculo, Dios mismo ha roto el obstaculo De su perfecta eternidad; Se hizo El que disipa En consecuencias su Principio, En estrellas su Unidad.* Pero detrds de la hipétesis mfstica del tedio divino se abre la ismal de la nada que resuena a intervalos en la filosofia con el advenimiento del nihilismo. ‘etura del aniquilamiento del mun- Berkeley y hasta Husserl, pregunta abi occidental y que se ha intensificado Ella aparece encubierta bajo la conj do, evocada por Descartes, Malebranche, palmariamente en las grandes interrogaciones modernas: ,porqué hay algo y no nada (Leibniz)? ,Porqué hay algo y no mas bien nada (Schelling)? 4Porqué hay ser y no nada (Heidegger)? {Pero serfa ne- cesario remontar hasta Puménides! Leibniz tiene una respuesta pronta con el principio de la raz6n suficiente: nada sucede sin razon, la exis- tencia tiene su causa, en la bondad del Dios, en la economfa de la creaci6n. Schelling, segdn los momentos, esgrime dos respuestas: el Todo basta para colmar ampliamente Ja nada de la interrogaci6n — y: Jo creado es en vista de la criatura, por el bien de la criatura, una fina- lidad que retoma el optimismo de Leibniz. Heidegger rechaza la alter- nativa: ser y nada coinciden, la nada, la noche, es la sombra llevada por el ser. Lo que Sartre transpondré en su ontologfa antropolégica con Ja conciencia aniquilante o el “mango de nada” que envuelve a los seres. ‘Chateaubriand, Genio del cristianismo (“el eterno celibatario de los mundos” primera. 1, ler. Cap. 9); Germaine de Staél (“el gran celibatario del mundo” aplicado al hombre, Dela Alemania IIL, 7). 5 Paul Valéry, “Esbozo de una serpiente”. 72 Xavier Tilliette Trinidad y Creacién Es cierto que la férmula de creacién ex nihilo — que Schelling ha tardado tanto en admitir — no facilita la eclosién de un mundo pleno y total, de una unitotalidad que se vincula esponténeamente a Dios, sin por ello encontrarse volcada al pantefsmo. Descartes es tan creacionista que predica la creacién de las verdades eternas, lo que es por lo menos una paradoja. Pero una frase aislada y notable de Hegel en el Prefacio de la Légica invita a reflexionar: los enunciados de la Légica, dice él, reproducen “una presentacién de Dios tal como él es en su esencia, antes de lacreaci6n del mundo y de un espfritu finito”® . Es una repeticion todavia mis radical del adagio Dum Deus calculat fit mundus. Porque lo que ocupaba el pensamiento de Dios antes de la creaciOn, si se cree a los teoremas de la Logica, eran completamente las reglas y las leyes que rigen al hombre y al universo. Y la cafda de la Idea en la Naturaleza obedece a un esquema de la Creacién-Encarnacién que gobierna ese extraordinario sistema cuya abstraccién defiende de las manos profanas. El ritmo temario que se ha apoderado de golpe de la filosofia hegeliana abarca hecesariamente la transposicién especulativa de los enunciados dogmati- cos, Trinidad y Creaci6n. Volveremos sobre ello, La filosoffa cristiana no se ha apropiado sin dificultad del dog- ma de la Creacién. Pasar del Acto puro al Acto Creador no es obvio. También es més fécil concebir un Dios disperso, un alma del Mundo, que da a todo la vida, el movimiento y el ser. Pero la filosofia especu- lativa de inspiracién cristiana se ha concentrado sobre la relacion de independencia que implica la nocién de creacién mds que sobre la eclo- si6n impensable de un universo, que por lo demds trabaja desde siempre a la imaginacién cientffica, Los pensadores de la vision de Dios verfan, Por asf decir, simultdneamente, en una especie de relampago, a Dios y su obra - un poco como enuncia el m{stico: “Dios y su obra es Dios”. El ontologismo de Gioberti ve en cierto modo como en un teles-copio a Dios yalser creado, La Primera méxima, la e samiento Se articula: Dios es, Yo soy creado, de un sélo golpe, todo el Testo deriva de esta Proposicién simple y doble. El paso inicial de Malebranche era més complejo. Con él se esboza un comienzo de es- Peculaci6n trinitaria? —_ Werke (1833), 11, p. 7) 1926, Us Henri Gouhier, La filosofia de Malebranche ‘la experiencia religiosaVrin. Paris, 73 Trinidad y Creacion Xavier Tilliene Malebranche El Dios de Malebranche no necesita de la Creacién para Su gloria, de la que Eles el tinico juez. Si crea, es por un gesto totalmen- te libre, arbitrario y gratuito. Sin embargo, existe un motivo de la crea- cin que Lo impulsa a crear sin salir de Sf mismo, es la Encarnacion, el gran designio divino. Malebranche retoma Ja idea de Duns Scot y de la escuela franciscana. S6lo Dios puede dar a Dios un homenaje congruo, digno de El. Es Dios quien responde a Dios, toda la creacién existe con vistas a la Encarnaci6n, de la que ella disefia el portico, el atrio. No es la Encarnacién desde toda la eternidad querida por Schelling , que por lo dems no la pone en fase con la creaci6n. Dios seria entonces condicionado por su Encarnaci6n y por tanto por su creacién. Ahora bien, “nada puede satisfacer a Dios sino Dios mismo”, la proposici6n vale tanto para la creacién como para la Redenci6n. El Hombre Dios es entonces el motivo, el fin y el pivote de la creaci6n, es la justificacién de ella, ofrece la prueba de que Dios obra sin dero- pio ser inmutable. Dios es Dios y obra como Dios, gar nunca su proy le sus vias. Segin segun el orden y de conformidad con la simplicidad de muchos intérpretes, Jesucristo es verdaderamente el centro del siste- ma, su razon de ser. Hay sin embargo un pasaje bastante curioso de las Meditaciones cristianas y metafisicas donde en una prosopope- ya, Cristo declara: “La obra por la que Dios se satisface plenamente asf mismo ha querido asumir la cualidad baja, por asf decirlo, y humi- Ilante de Creador”. Pero es un pasaje aislado. Malebranche contornea la Trinidad, verdad impenetrable. Por- que los principios de la filosoffa cristiana no bastan para todo. Dios podfa obviar la Encarnaci6n. Su perfecci6n, garantizada por el orden, no tie- ne en absoluto necesidad de ella, y El prefiere su sabidurfa a su obra. La concentraci6n cristolégica se produce entonces en el estiage de la obra y Cristo, garante de la obra, se cuida de abusar de ella. No pide sino un mfnimo de torceduras al orden. La Encarnaci6n se prolonga en construcci6n de la Iglesia, edificio del templo eterno. Todo es por y para Cristo, Primogenitus omnis creaturae (Col. 1, 15) y El lo restituye en homenaje filial. “Cristo es el centro del mundo, dice magistralmente 74 xavier Tilliette Trinidad y Creacién Enrique Goubier, y su gran sombra, lo cubre por entero” *. Dios ha hecho el mundo més perfecto posible compatible con lo que El debe a Si mismo, su gloria, su justicia, la simplicidad de sus caminos. El peca- do no ha sido en suma sino un accidente. El perfeccionamiento ultimo tiene lugar con la obra insuperable de Cristo. Para Marcial Gueroult, que reduce al minimo la instancia cristiana, la Encarnacion es en el sistema solamente el primer “factor compensatorio”. En una perspec- tiva més religiosa, conserva su opacidad de misterio, emanado de la espiritualidad kenética de Carlos de Condren. Cristo es s6lo causa ocasional, pero trabaja sin cesar, trata de librar a Dios de las volunta- des particulares que estorban la voluntad general. Pero a pesar de su estatuto humillado, que se prolonga en cierto modo més alla de la exis- tencia terrestre, el Cristo de Malebranche es sobre todo el Cristo ce- leste. El Arquitecto del templo Santo. La Pasién y la Crucifixién estén a nuestras espaldas, lo que importa es el Mediador en su existencia eter- na, el sello de la Encarnacién es siempre bastante fuerte para que sea con- jurado todo monofisismo. Aquf abajo todo estd “Ileno de Jesucristo” ° . La herencia de Platén La Encarnacion es asf el lugar de la coincidencia de la genera- ci6n eterna y de la generacién temporal del Hijo, ella es el fin de la Creaci6n, segtin el dicho de Ostre que Schelling se complace en repe- tir: “la corporeidad es el fin de los caminos (0 de las obras) de Dios”, y que la tltima de las cristologfas filos6ficas, la de Miguel Henry, ilus- tra soberbiamente en su volumen Encarnacién ” . Segin la intuicién en imgenes de Ireneo, Dios tenfa en vista su propia humanidad cuan- do é1 amasaba el barro de Ad4n. Pero a la mentalidad griega repugna- ba el realismo biblico de la creacién — mas todavia al gnosticismo que multiplica los planos y los intermediarios. También Plat6n en el Timeo, que ha sido tomado largo tiempo por un texto cristiano, hace intervenir *H. Gouhier, o.c. p. 33. ° Tratado de la Naturaleza y de la Gracia, 2° Disc., Segunda p. LVI (Ed. Ginette Dreyfus, ‘Vrin 1958, p. 237). "° Encarnacién. Una filosofia de la carne, Seuil, Paris, 2000. 15 Trinidad y Creacién Xavier Tilliette rin al Demiurgo, el ejecutor que asume si asf puede decirse el trabajo material. El Demiurgo, que serfa Pra-Kristi en la famosa parabola de Claudel, '! es artesano en imitacién, trabaja y conforma los objetos segtin sus modelos eternos, las Ideas, y esto a partir de una materia plastica, blanda como la cera, mds un lugar que una cosa, la misteriosa Chora. Desgraciadamente la copia de los seres eternos obedece a un procedimiento inexpresable, que desaffa la descripcién. El punto de unin o de contacto entre el mundo inteligible y el mundo sensible es imperceptible. En cuanto a lo que entra y sale en él, son imitaciones de los seres eternos, huellas que provienen de ellos de una manera dificilmente expresable y maravillosa, cuyo examen postergamos.'? Es una negati- va rotunda. Pero a la turbulencia del caos y a la maleabilidad de la Chora se agrega el relampago de lo instanténeo, el exaiphnés, cuya fulguracién desencadena el proceso de espacializacion y de temporalizaci6n.? Independientemente del contexto mitico-pottico, la problemati- ca del instante tiene esto de interesante en que éles la interseccion de la eternidad y del tiempo y que coloca por encima del devenir al Acto mismo de Dios, la soberana imprevisibilidad de su gesto, su Revela- ci6n fulgurante. ;Qué la luz sea! Dixit et creata sunt. La filosoffa ha visto allf el relampago de Ia libertad que ilumina el abismo, la magia del Acto Puro para quien ver y hacer son una cosa sola e idéntica. El fi- J6sofo de la libertad, Julio Lequier, ha epilogado sobre todo lo que con- tiene esta simple palabra: crear, o esta otra, comenzar.'* De esta li- bertad inicial creadora Y que brota, estaban penetrados los Ppensadores franceses, Ravaisson, Lachelier, Boutroux, Bergson. 1, La leyenda de Para-Kristi” (Figuras y Pardbolas O.CN., p. 195-224). ® Timeo 500; cf..51 a. Cf. Juan Francisco Mattei,, Platén PUF, Paris 1996, p. 204205, \“Comenzar es una gran palabra” (Julio Lequier. Obras completas, ed. 3 ; ed. J.Gi “La filosofia de Lequier no es sino ab Silosofia de Julio Lequier, p.210) yelespejo del mito, Desde la edad de oro alaAtléntida, einer, p. 44) ‘un tomar en serio la palabra crear” (Juan Greiner,La 76 Xavier Tilliette Trinidad y Creacion La teosofia El espacio entre Dios y el mundo es asf colmado por la liber- tad, pero ahf se detiene toda representacién. La teosoffa ha querido saber mas de ello y, sobre todo en Jacobo Boehme en la Aurora ha arrastrado a Dios y su Creacién a un tumulto de representaciones. La Creaci6n es algo que sucede a Dios, un acontecimiento gigantesco de la vida divina. Ella resuena en la vida trinitaria_ misma, tanto que teogénesis y cosmogénesis se confunden en una teocosmogénesis que, a pesar del fulgurar del acto, pone en marcha un devenir en Dios, un devenir de Dios. Si bien el visionario - Boehme, Paracelso, Weigel — no ha querido infringir la ortodoxia teolégica, a causa de la profusién de imAgenes fisicas y alquimfcas, la Naturaleza naturante y Dios 0 la naturaleza de Dios se costean peligrosamente. Dios, en oposicién con las fuerzas que ha engendrado, est4 envuelto en una tragedia, el fondo abismal y oscuro — Ungrund — de su ser desencadena una tempestad césmica que poco a poco se apacigua bajo la influencia del Hijo. Por- que el proceso es trinitario e intratrinitario; atin si la parte del Espiritu es poco acentuada. Como la Creacién — el cosmos- emerge del caos en su forma brillante, la relativa indistincién del Hijo y del Mundo, no- table ya en el Timeo, persiste en la especulacién teoséfica y hasta en el Bruno de Schelling, donde la Pasién de Cristo se mezcla al dolor de la Naturaleza bajo servidumbre. Schelling Pero las mas profundas huellas de las elucubraciones de Boehme se encuentran en el gran proyecto inacabado, si no cortado, del mismo Schelling en su perfodo medio, a saber las edades del Mundo (Weltalter) del que s6lo ha realizado la primera parte, el Libro del Pasado, y algunos fragmentos de los otros dos. La versién original de esta primera parte slo ha sido publicada en 1946. En la evocaci6n de la Revelacién — Creaci6n, ella esté cuajada de recuerdos teos6ficos, tomados de Boehme, pero también de mfsticos (Pseudo-Teuler, Silesius) por lo demas muy hermosos. La descripcién del Urwesen, el Ser pri- mordial , descuartizado entre la c6lera que cierra y que contrae, y el 71 Trinidad y Creacién Xavier Tilliette amor que abre y dilata, es un momento inolvidable: es la tragedia del Unico Solitario, en lucha con sus contradicciones, torturado por las ansias de la decisign, que nadie puede ayudar ni socorrer. No es sino un momento, que cede a la aparicién de la Sabiduria, amoral e infantil, donde no es dificil, segan Proverbios VII, reconocer los rasgos del Hijo, del Primogénito. Pero el filésofo inspirado ha querido pasar del dominio de la representacién al del concepto, y ha esbozado una espe- culaci6n trinitaria laboriosa, que ha interrumpido bruscamente y demo- rado para el dfa siguiente. Ella ser4 vuelta a lanzar, en un grado extre- mo de abstraccién, en la metaffsica de la filosoffa positiva, que utiliza de modo diferente la seduccién de la Sabidurfa. S6lo subsiste de la imaginerfa teoséfica y alquimica la idea, apenas un vestigio, del Hijo como el Salvador del Padre (al que libra de sus tinieblas originales). Ya, a pesar de la presién de Baader, el dialéctico Schelling ten- dfa a simplificar las construcciones teos6ficas. La continuacién de los sephirot cabalisticos y de las hipéstasis de Bochme hace lugar a un sistema més cientffico y elaborado sobre la filosoffa de la Naturaleza, de las potencias o fuerzas fundadoras sometidas a avatares y a metamérfosis, que segtin los casos se presentan como elementos natu- rales, o como dones temporales, 0 como Personas divinas. Los tres principios o Potenzen figuran entonces, en su cima extrema, a los Tres, Padre, Hijo, Espfritu, como est4n empefiados en el devenir, la historia y la escatologia. Debe entonces admitirse un devenir de Dios, y por lo demés la Encarnacién, en alemén, hacerse hombre incita a admitirlo. Es decir que Schelling hace fondo sobre la Trinidad econémica, en el caso sobre la Historia de la Salvacion, marcada, como en Hegel, por el reino, 0 el dominio sucesivo de las tres personas. Sin embargo, en su filosofia positiva tardfa, elaborada con cuidado y rigor, Schelling ha preservado la Trinidad llamada inmanente 0 esencial, ella planea por encima de la gesta hist6rica y creadora. S6lo que es una Trinidad to- davia potencial, indistinta, una Trinidad modalista 0 sabeliana. Las per- Sonas no se separan sino gracias al proceso — a la gran aventura — de la Creaci6n. Es lo que el filésofo llama la teogonfa eterna o trascen- dental, que se proyecta en “historia de Dios”, Pero tiene el cuidado de mantener frente ‘y contra todo, la pura “limpidez” divina y de quitarse la marca del axioma de Hegel y de Schleiermacher, esos hermanos 78 Xavier Tilliette Winidad y Creaciéa se enemigos: no hay Dios sin mundo. Igualmente, después de una larga resistencia, ha dado validez a la “creatio ex nihilo”, el llamado del no ser al ser y dado asf en la libertad divina todo el espacio que le es necesario para nacer fuera de la “dulzura de ser y no ser” (Valery). Por eso ha manifestado un interés por la cabala de Isaac Louria, con su teorfa de zimzoun 0 contraccién, retiro divino para hacer lugar a la creaci6n. Intuicién que ha seducido a Claudel, y que acaba de retomar con fines éticos el historiador de gnosticismo Hans Jonas, sin olvidar a Simone Weil’’ . A pesar de sus esfuerzos Schelling, marcado por su herencia, no ha llegado a formular una doctrina de la creacién que deje a la tras- cendencia intacta y como inmunizada. La herencia de los Weltalter persiste en la representacion del camino doloroso y triunfal del Sefior del ser en la aventura humana. Las evoluciones divinas reciben de la colusién con el mundo humano su pathos, su impulso dramitico, lo mismo que su certeza victoriosa. La imagen del Dios sufriente nunca ha abandonado a un filésofo para quien la manera humana copia la manera divina. Es una direccién de pensamiento tan impresionante que, sin hablar de los tedlogos modernos, protestantes y catélicos, ha alcan- zado a pensadores tan diferentes como Max Scheler 0 Whitehead, no ignorantes de Schelling uno y otro. La proximidad de Ernst Bloch, el Schelling marxista, es mAs sujeta a cauci6n, por que ella se alfa a premisas procedentes de Feuerbach. La Trinidad, bajo 1a fisonomfa de las potencias, est4 constante- mente en acci6n en el mundo natural y humano. Pero en lo que Schelling lama, segtin la Escritura , la catabolé (katabolé, fundacién) el papel de primer plano esté asignado a la segunda persona, al Hijo. El es el protagonista de la alteracién que pone en movimiento al ser universal, es El quien que por los retozos de Ja Sabidurfa aleja y encanta el rigor del Padre, y que emerge de la profundidad en el proceso cosmogénico del que asume todas las fases, ancestrales y mitolégicas. En cuanto al Espfritu, siempre suspendido, siempre futuro, es en las filosoffas, como ™ Hans Jonas: El concepto de Dios después de Auschcorty, Una vor judta, Saberkramp, Frankfurt M, 1984 (trad. fr, Payot 1004). Simone Weil habla ain de descreacién, es decir de extremo vaciado, de aniquilacién. 19 Trinidad y Creacion Xavier Tilliette en las teologias, en apariencia el pariente pobre, 0 como se ha dicho, “el Dios desconocido”"*. En realidad, como muchos de sus contempo- raneos (Vigny: “jTt reino ha Iegado, Espfritu puro, Rey del Mundo!”). Schelling est4 seducido por las tesis del joaquinismo, y el Espiritu apa- rece en una perspectiva escatoldgica: el esbozo de eclesiologfa, al que el filésofo estimaba mucho, se acaba con la iglesia jodnica, iglesia de una religién depurada, totalmente espiritual. Por otra parte, es el Espi- ritu quien de golpe caracteriza la divinidad inmanente o esencial, antes que ella no se empefie en la economia de la salvacin. En esto Schelling no se distingue de su rival Hegel. Solovief En el movimiento de la filosoffa de Schelling sobre la Identi- dad, conviene hacer un lugar especial a la muy hermosa doctrina trini- taria de Vladimir Solovief en el tercer libro de su escrito francés de 1889, La Rusia y la iglesia universal. Ella se prolonga en desarrollos sofiolégicos y cosmogénicos, la teorfa de la creacién se encadena con Ja doctrina trinitaria por intermedio de la Sofia, a la que se vincula el alma del mundo. Las tres hip6stasis coeternas son la triple manifestacién de la esencia divina o del ser absoluto. Ellas son deducidas de la unitotalidad (0 inplenitud). Porque la unidad verdadera no se opone a la pluralidad, ella no la excluye pero, en el goce calmo de su superio- ridad ella domina a su contrario y lo somete a sus leyes. La mala uni- dad es el vacfo y la nada, la verdadera es el ser uno que tiene todo en sf mismo...Esta unidad positiva y fecunda....perfecta, que produce y abarca todo, comienza el Credo del cristiano: in unum Deum Patrem Omnipotentem. La Trinidad est por entero en la unidad, y esta unidad absolu- ta del todo, o substancia universal, es la Hochmah, la Soffa, posefda ella misma por Dios segiin una triple manera de ser, que ella misma enuncia en Proverbios VIII. Ella es la obrera de la creaci6n extra " Victor Dillard. Al Dios desconocido, Beauchesne, Paris 1938. 80 Xavier Tilliette Trinidad y Creacién divina, la que es un proceso gradual y laborioso, dado en efecto que el estado potencial — fuera de Dios — esta por entero en la divisién, el juego de la Sabiduria divina consiste en componer el caos, en regular Ja anarqufa, la pluralidad indeterminada, apeiron y mal infinito, como hay una mala unidad. La Sabiduria es la raz6n suprema, ella es todo en la unidad. Esta sabidurfa esencial penetra al caos a la vez por la potencia emparejada a la verdad y por la justicia asociada a la bondad. Tal es el juego de la Sabiduria, como Scheliing, a quien Solovief sigue de cerca, lo habfa evocado. La creacién es entonces lo extradivino como lo divino vuelto, volcado. Omnia simul in uno. A la Sabiduria esencial “intradivina” se opone la creatura del alma del Mundo, que es su fundamento oculto, pura potencia, matriz del futuro mundo extradivino. Ella es el aoristos dyas, la dfada turbia capaz de separar- se, pero también de adherirse al Verbo y de ligarse a la Sapiencia. Aqui Solovief retoma a su modo la epopeya de las edades del Mundo. El relato de la Creaci6n comienza con el mundo superior, des- provisto de sangre y de lagrimas, la libertad de los espfritus puros. Tie- ne lugar en la Sabidurfa primordial (reshit), principio femenino de todo el ser. No es el alma del Mundo, es la Soffa que es el Angel Guardian del mundo, que abriga bajo sus alas todas las criaturas para elevarlas poco a poco al ser verdadero como el ave empollando sus pichones. Ellaes el ser celeste y luminoso, separado de las tinieblas. En seguida viene el proceso cosmogénico, hasta el hombre en quien 1a Sabidurfa eterna, unidad de todo y de los contrarios, encuentra sus delicias y la alegrfa perfecta. El hombre, la mujer y la sociedad forman los compo- nentes de su goce, en los cuales se entrevera Cristo, la Virgen y la Iglesia. Solovief subraya la diferencia entre el Logos (griego) y la Sa- bidurfa (rusa), es el pueblo ruso que ha conocido la Sabidurfa al lado de Cristo y de su Madre: Santa Soffa, la encarnaci6n social de Ja divi- nidad en la iglesia universal. Hegel “Dios es Espiritu” es el motivo directo de la filosofia hegeliana de la religion. Esto es una pneumatologfa tanto como una filosofia de 81 Xavie 7 Trinidad y Creacin T Tillietie zona sobre los teologdmenos — como la la See aes teolégicos en un grado de abstracgj cién ex im lo cautivado por el gran Hecho del Mundo, deliberadamen, que Schel ieee Baader, que afecta situar bajo la misma ensefig + Hegel y Shelling, est4 equivocado. Para Hegel la Creacion del mun. do no ha sido siempre una espina en la carne ea sistema. La repre. sentaci6n de un creador del mundo quiere decir que 10 finito es “un momento esencial de lo infinito en la naturaleza divina’ y mAs lejos: “La determinaci6n fundamental del espfritu, que es esta diferencia y |g posicién de la diferencia, es la creacién, que ellos quieren tener siem- pre”."”.. Se percibe el matiz de irritaci6n. En esas condiciones, la crea- ci6n es un momento de la vida del Concepto o de la Idea. Crea. 6n al La filosoffa hegeliana, como se sabe, es intimamente una filo- soffa trinitaria, por su ritmo ternario, por su dialéctica en tres tiempos, por su teologfa subyacente, Ella mira menos la Trinidad esencial, sobre la cual es el oficio de los te6logos especular, que la Trinidad econémi- ca, para quien vale la m4xima: “no hay Dios sin mundo”. En la Filo- Sofia de la Religién la Trinidad se despliega en: reino del Padre — reino del Hijo — reino del Espfritu. El axioma generador del sistema es en efecto que la Revelacién es exhaustiva, Dios no es celoso, es el Ens manifestativum sui, no hay nada de oculto en é1. Esta evidencia nos aparta de escrutar aviesamente los arcanos de la divinidad, sus hechos ¥ Bestos, por eso no hay que interrogarse como Schelling sobre el Acto creador. Ciertamente no hay estricta homologfa entre la Idgica espe- Culativa y la teologia de la creacién, todavia menos entre la triplicidad L6gica-Naturaleza-Espiritu y el triple Reino, El proceso légico no es la historia concreta, atin si de Hegel el identifies oe tad filos6fica. Es no comprender nada ns de eenificar €l Schattenreich de los conceptos y la profu- Hegel fora teorfa es gris, pero verde es el arbol de la vida". concha vacia. 0, sin referencia a los seres y a las cosas, es s6lo una —_ "Eesti ma a XX, Dp ene Como un momento de Dios” (Filosofia de la Religion, "El ver eon ). "80 de Fausto, citad en ja Fenomenologia del Espiritu 82. vi jett - Xavier Tilliette Traded ce Seguimos, resumiendo injuriosamente a los raros intérpretes que se han arriesgado en este terreno dificil, en particular a Albert Chapelle y Claude Bruaire, cuyas indicaciones son muy sagaces. Que se entienda que se trata de una reflexién especulativa sobre la Tepresentaci6n re- ligiosa. En términos especulativos, la creacién es el libre juicio -Urteil —“particién originaria” — del Concepto absoluto. Ella es imperfecta en larepresentacidn judfa, donde designa s6lo la pura exterioridad del ser: el concepto no vuelve a sf de la diaspora. Ella es adecuada por el con- trario en la representaci6n cristiana. Para ésta, en efecto, la idea 0 el concepto supera su diferencia, la negacién absoluta que revela la esci- sién destina al otro o a la distinci6n a la reintegraci6n. Lo negativo — siempre en Hegel — es creador, es el resorte dialéctico que no se de- teriora con el uso. El P. Chapelle insiste con raz6n sobre esta “negatividad creadora” ' . Hay que detenerse en este momento crucial de lo Absoluto 0 de la Idea. Ha suscitado muchos comentarios y a veces sarcasmos. Para la transicién de la idea a lo distinto de sf, a la naturaleza, Hegel utiliza una baterfa de nociones de las que las més corrientes son la alineacién (“Entfremdung”) y la exteriorizaci6n (“Entfremdun), pero (“Entéusserung”) es el término que emplea Lutero para traducir la exinanici6n o la kénosis de Filipensses 2,1. Los traductores franceses proponen también: desapropiacién, desposesién, inhibicién, desapego. Otra palabra, mds rara en el caso, es Entzweiung, escisi6n, divisién. Dos palabras enigméticas completan la lista: entlassen, de la que Schelling se burlaba, y entschhliessen. Entlassen significa separar, poner en descanso, remitir, liberar, cada vez en reflexivo, pero no hay que olvidar la connotacién mistica de Lassen, el descuido, el abando- no, Entschliessen, en el contexto es un quasi sindnimo: partirse, anu- larse, excluido. Manifiestamente Hegel no ha querido dar un sentido demasiado fuerte a esos verbos que no importan ninguna aniquilaci6n, ninguna exterminaci6n. El ex nihilo imperfecto es asignado a la influen- cia del pensamiento judfo. El Padre Chapelle resume muy bien lo esen- cial de esta fase determinante: “El Espfritu creador se ordena por en- tero a la creatura que surge eternamente en El como la posicién efectiva A. Chapelle, Hegel y la religién. II Ladialéctica. A Dios ylacreacién. Paris, 1967, p. 131-137. 83 X 5 rrinidad y Creacion wer Tiliete nto, de su division en el Verbo, y de su advenimienty scurecimie! barn Co como Espiritu” ”. como negatividad, Co Para el caso Hegel vuelve a dar ala intuici6n intelectual gy significacion kantiana de intuici6n creadora o Productiva?t a a i6n de juntar a ella la mediacién de la Idea desapropiada que se comple en espiritu como el Logos de la creaci6n natural.;Ha Salva. guardado Hegel la no identidad de Dios y del mundo? Si, pero en e| seno de la identidad, Dios Espfritu absoluto se tealiza en la vuelta so. bre sf del mundo y del espiritu finito. Contrariamente al Timeo, cha salvaguardado él la no identidad del Mundo y aa Hijo? Sf, pero ally todavia, por el hecho de que la especulaci6n “se mueve en el puro elemento de la identidad espiritual” (A. Chapelle)”, las oposiciones no son cortadas; aunque distintas la generacién del Hijo y la creacién del mundo influyen una en el otro. Pero es la consecuencia de la apertura necesaria de la vida trinitaria inmanente a su alteridad hist6rica. Es en el hueco del engendramiento divino donde aparece la Creacién del hombre, del cual ese engendramiento es la Imagen perfecta. Por cual- quier Angulo que se la tome, la especulacién hegeliana no disocia ja- més lo que la representacién ofrece a menudo como membra disjecta: Ja Trinidad y la creacién, el infinito y lo finito. Estas someras anotaciones estén lejos de agotar la tematica de Ja Creacién, con todas sus variantes en la Fenomenologia del Espiritu, la Légica, la Enciclopedia y la Filosofia de la Religion. El esfuerzo especulativo de Hegel es sin equivalente, salvo quiz4 en Nicolés de Cusa. _. Conclufmos con el P. Chapelle (que no se alfa a una cierta se- veridad de Bruaire respecto ala nosis hegeliana ” ): surat “No hay que Tepresentarse a la creacién divina del mundo na- ce a ‘un hecho irreversible y superado. Es més bien la accion ™a ¢ infinita del Dios eterno. Dios no ha creado al mundo “una vez” PML 142-145, +p. 160, * Claude Bruaite , Logica y rej » Logicay religién cris A. Chapelle, opcit, p, woz sion en lafilosofia de Hegel, Sevil, Paris 1964, cf. 84 Xavier Tilliette Trinidad y Creacion y “desde toda la eternidad”. El es en su eternidad eternamente crea- dor. “En Dios”, en lo absoluto de la Idea légica y la infinidad activa de su concepto, el mundo surge “eternamente” *. es “A. Chapelle, op.cit. p. 216. 85

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