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La Revolución Cultural: masacre y genocidio cultural

La Revolución Cultural repitió el frenesí del Movimiento de Rectificación de


Yan’an a escala nacional, con jóvenes fanáticos instados a aplastar, golpear,
torturar y asesinar con el fin de destruir los llamados “cuatro viejos” de China:
viejas costumbres, vieja cultura, viejos hábitos y viejas ideas.

El 16 de mayo de 1966, el PCCh publicó la “Notificación del 16 de mayo” que dio


inicio a la Revolución Cultural. Ese agosto, con los hijos de los cuadros de alto
rango del PCCh a la cabeza, estudiantes de escuelas secundarias de Beijing
formaron una banda de Guardias Rojos. Este populacho arrasó Beijing en un
frenesí de saqueos, ataques y asesinatos. Para fin de mes, conocido como el
“Agosto Rojo”, miles de personas en Beijing habían sido asesinadas.
En el distrito Daxing de Beijing, 325 personas fueron asesinadas entre el 27 de
agosto y el 1 de septiembre en 48 brigadas de producción de 13 comunas
populares. La edad de los muertos variaba entre los 80 años y los 38 días, y 22
familias fueron aniquiladas completamente. Los Guardias Rojos aporreaban,
apuñalaban o estrangulaban a sus víctimas. Asesinaban infantes y bebés parándose
sobre una pierna y partiendo al niño en dos. [16]
Mientras el espectro del comunismo dirigía a la gente a golpear y asesinar, borraba
su compasión humana, lavándoles el cerebro con lemas como “tratar al enemigo
con la insensible crueldad del duro invierno”. Con cada crimen contra la
humanidad, el PCCh desvió la cultura tradicional y la virtud moral de los chinos.
Envenenadas con la cultura del Partido, muchas personas se convirtieron en
herramientas para asesinar.
Cuando la mayoría de la gente ve los actos sedientos de sangre del régimen
comunista totalitario, no pueden comprender cómo alguien podría caer en una
barbarie tan inhumana.
Estimar la cantidad de víctimas de la Revolución Cultural es una tarea
abrumadora. La mayoría de los estudios sugieren un número de víctimas mínimo
de dos millones. R. J. Rummel, un profesor estadounidense que investigó los
asesinatos en masa, escribió en “El siglo sangriento de China: Genocidio y
asesinato de masas desde 1900” que la Revolución Cultural se cobró la vida de
7.73 millones de personas. [17]
Dong Baoxun, profesor asociado de la Universidad de Shandong de China, y Ding
Longjia, subdirector de la Oficina de Investigación de la Historia del Partido de
Shandong, escribieron conjuntamente un libro publicado en 1997 titulado
“Exonerar a los inocentes: Rehabilitar a los acusados y condenados
erróneamente”. El libro cita a Ye Jianying, el entonces vicepresidente del Comité
Central del PCCh, haciendo las siguientes declaraciones durante la ceremonia de
cierre de la Conferencia Central del Trabajo el 13 de diciembre de 1978: “Dos
años y siete meses de investigación exhaustiva por el Comité Central determinaron
que 20 millones de personas murieron en la Revolución Cultural, más de 100
millones sufrieron persecución política, […] y se perdieron 800 mil millones de
yuanes”. [18]
En agosto de 1980, el líder del PCCh Deng Xiaoping dio dos entrevistas a la
periodista italiana Oriana Fallaci en las que describió cuán difícil es cuantificar los
estragos de la Revolución Cultural:
“La gente estaba dividida en dos facciones que se masacraron entre sí. […] Es
difícil de estimar porque murieron por todo tipo de causas. Además, China es un
país tan vasto. Pero escuche: murieron tantos que, aunque no se hubieran
producido otras tragedias en ese tiempo, el número de muertos sería suficiente para
decir que la Revolución Cultural fue un error.” [19]

Deng describió un caso típico: Kang Sheng, jefe de la policía secreta del PCCh,
acusó al secretario del Partido de la provincia de Yunnan, Zhao Jianmin, de
traición y de ser un agente del Kuomintang. Zhao no solo fue encarcelado, sino
que su caída también impactó a 1.38 millones de personas de la provincia, de las
cuales 170,000 fueron perseguidas hasta la muerte y 60,000 fueron golpeadas hasta
quedar discapacitadas. [20]
Maldad sin precedentes: La persecución a Falun Dafa
Décadas de violencia asesina y adoctrinamiento ateo por el Partido Comunista
Chino causaron pérdidas enormes en la fibra moral de la sociedad, llevándola muy
por debajo de los estándares que los dioses requieren de la humanidad. Incluso
muchos de quienes aún creen en lo divino ignoran la fe genuina, dado que están
atrapados en organizaciones religiosas falsas controladas por el PCCh. Si la
situación continúa degenerándose, la humanidad enfrentará la extinción segura, tal
como se profetiza en los textos sagrados de todas las civilizaciones antiguas.
Pero el espectro del comunismo está empeñado en impedir que el hombre sea
salvado por el Creador. Por esta razón, destruyó las culturas tradicionales y
corrompió los valores morales humanos.

Durante la primavera de 1992, para restaurar la moral humana y ofrecer un camino


a la salvación, el Sr. Li Hongzhi comenzó a enseñar públicamente Falun Gong, una
práctica espiritual basada en la creencia en los principios de Verdad, Benevolencia
y Tolerancia.
Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, se difundió por toda China en
pocos años. Dado que los practicantes, junto con sus familiares y colegas,
experimentaron milagros en la salud y mejoras en el carácter, decenas de millones
de personas adoptaron la práctica en China y en el mundo. Con tantas personas
practicando la cultivación en Falun Dafa y exigiéndose con estándares altos, la
sociedad comenzó a redescubrir su carácter moral.
Desde el momento en que tomó el poder, el PCCh nunca dejó de perseguir las
creencias espirituales. Naturalmente, considera a Falun Dafa como su adversario
más grande.
En julio de 1999, el entonces cabecilla del PCCh, Jiang Zemin, ordenó
unilateralmente una persecución sistemática contra Falun Dafa y sus practicantes.
En una brutal campaña que cubrió cada esquina de China, el PCCh aplicó todos los
métodos imaginables en sus esfuerzos por cumplir con la directiva de Jiang:
“Asesinarlos físicamente, quebrarlos financieramente y arruinar sus reputaciones”.
Los portavoces del Partido sometieron al pueblo chino a una propaganda constante
llena de odio y calumnias contra Falun Dafa, rechazando sus principios de Verdad,
Benevolencia y Tolerancia, optando por la falsedad, la maldad y la lucha.
El espectro llevó a la sociedad a nuevas bajezas en la degeneración moral. En una
atmósfera reactivada de odio y represión, el pueblo chino se volvió ciego hacia la
persecución que ocurre alrededor de ellos, traicionando a los Budas y a lo divino.
Algunos abandonaron su conciencia y participaron en la campaña contra Falun
Dafa, ignorando el hecho de que se estaban condenado a sí mismos en el proceso.
El espectro comunista no limitó la persecución a China. Silenció a las naciones del
mundo libre mientras el régimen chino se enfrascaba en un frenesí de
encarcelamiento, asesinato y torturas contra los practicantes de Falun Dafa.
Satisfecho con los incentivos económicos, el mundo libre mantuvo el silencio o
incluso aceptó las mentiras del Partido, dando a los perpetradores rienda suelta
para cometer los peores crímenes.
En la persecución a Falun Dafa, el PCCh presentó una maldad nunca antes vista: la
sustracción forzada de órganos a personas vivas. Siendo el grupo más grande de
personas encarceladas por su fe en China, los practicantes de Falun Dafa son
asesinados a demanda, viviseccionados en mesas quirúrgicas de hospitales
estatales y militares, y sus órganos son vendidos por decenas de miles de dólares,
incluso cientos de miles de dólares.
El 6 de julio de 2006, los abogados canadienses David Matas y David Kilgour
(exsecretario de Estado para Asia-Pacífico) publicaron un informe titulado
“Informe sobre los alegatos de sustracción de órganos a practicantes de Falun
Gong en China”. Allí examinan 18 tipos de evidencia y arrojan luz sobre la
monstruosidad del PCCh, llamándolo “una forma grotesca de maldad […] nueva
para este planeta”. [21]
Matas y Kilgour, junto con el periodista de investigación Ethan Gutmann,
trabajaron con un equipo de investigadores internacionales para publicar “Cosecha
Sangrienta/El Matadero: Una actualización” en junio de 2016. Con más de 680
páginas y más de 2400 referencias, el informe probó más allá de toda duda la
realidad y la escala de la sustracción forzada de órganos que lleva a cabo el
régimen comunista chino.
El 13 de junio de 2016, la Cámara de Representantes de EE. UU. aprobó de forma
unánime la Resolución 343, que exige al PCCh el fin inmediato de la sustracción
forzada de órganos a practicantes de Falun Dafa y otros prisioneros de conciencia.
[22]
En junio de 2019, después de una investigación de un año, un tribunal popular
independiente de Londres concluyó unánimemente que los prisioneros de
conciencia han sido –y siguen siendo– asesinados en China por sus órganos “a una
escala significativa” [23]. El tribunal fue presidido por Sir Geoffrey Nice QC,
quien anteriormente encabezó el procesamiento del expresidente yugoslavo
Slobodan Milosevic por sus crímenes de guerra en Kosovo. El tribunal concluyó
además que los seguidores de Falun Gong han sido una de las principales fuentes
de órganos para alimentar la industria de trasplantes del régimen chino. El
lucrativo negocio del trasplante de órganos ha estado sosteniendo la persecución a
Falun Dafa y ha atraído a clientes de China y de todo el mundo, volviéndolos
cómplices de los asesinatos en masa del PCCh.
3. Un siglo de matanzas
La introducción al “Libro negro del comunismo” provee una estimación
aproximada del número de víctimas mortales de los regímenes comunistas en todo
el mundo. Verificó una cifra de 94 millones, que contiene las siguientes:
• 20 millones en la Unión Soviética
• 65 millones en China
• 1 millón en Vietnam
• 2 millones en Corea del Norte
• 2 millones en Camboya
• 1 millón en Europa del Este
• 150,000 en Latinoamérica (principalmente Cuba)
• 1.7 millones en África
• 1.5 millones en Afganistán
• 10,000 debido al “movimiento comunista internacional y a partidos comunistas que
no estaban en el poder”. [24]
Además de Rusia y China, regímenes comunistas menores ha demostrado no estar
menos dispuestos a participar de la maldad absoluta. El genocidio camboyano fue
el asesinato en masa más extremo llevado a cabo por un Estado comunista. Según
varias estimaciones, el número de camboyanos asesinados por los Jemeres Rojos
de Pol Pot oscila entre 1.4 y 2.2 millones, casi un tercio de la población
camboyana en ese momento.
Entre 1948 y 1987, los comunistas norcoreanos asesinaron a más de un millón de
personas de su propio país en campos de trabajo forzado, campos de concentración
y ejecuciones. En la década de 1990, la hambruna mató a al menos 220,000
personas, según estimaciones basadas en los datos de censos de Corea del Norte.
En total, en base a datos norcoreanos, entre 600,000 y 800,000 personas murieron
por causas no naturales entre 1993 y 2008 [25]. Otras estimaciones calculan que la
cifra real de muertos solo por la hambruna ya es de entre 1 y 3.5 millones. Luego
de que Kim Jong Un asumiera el poder, cometió asesinatos más flagrantes,
incluyendo de funcionarios de alto rango y sus propios familiares. Kim también
amenazó al mundo con una guerra nuclear.
En apenas un siglo desde el ascenso del primer régimen comunista en Rusia, el
espectro del comunismo asesinó a más personas en las naciones bajo su régimen
que el número de víctimas de ambas guerras mundiales juntas. La historia del
comunismo es una historia de matanza, y cada página está escrita con la sangre de
sus víctimas.
Referencias
1. US Congress, House, “Remembering the Victims of Communism,” remarks by
Rep. Christopher Smith, 115th Congress, 1st sess., Congressional Record 163
(November 13, 2017) https://www.congress.gov/congressional-
record/2017/11/13/extensions-of-remarks-section/article/E1557-2.
2. Stéphane Courtois et al., eds., The Black Book of Communism: Crimes, Terror,
Repression, trans. Jonathan Murphy and Mark Kramer (Cambridge, MA: Harvard
University Press, 1999).
3. Richard Pipes, The Russian Revolution (New York: Vintage Books, 1991), 411.
4. Winston S. Churchill, The World Crisis, vol. 5: The Unknown War (London:
Bloomsbury Academic, 2015).
5. Robert Service, Lenin, a Biography (Cambridge, MA.: Harvard University
Press, 2000), 365.
6. Courtois et al., eds., The Black Book, 177.
7. Robert Gellately, Lenin, Stalin, and Hitler: The Age of Social Catastrophe (New
York: Knopf Publishing Group, 2007), 75.
8. “Zhongguo Gongchandang da shiji. 1945 nian” 中国共产党大事记·1945年 [A
Chronicle of Key Events of the Chinese Communist Party 1945], News of the
Communist Party of China, accessed April 16, 2020,
9. Frank Dikötter, The Tragedy of Liberation: A History of the Chinese Revolution
1945–1957 (London: Bloomsbury Press, 2013).
10. Martin Amis, Koba the Dread: Laughter and the Twenty Million (New York:
Vintage Books, 2003).
11. Roy Medvedev, Let History Judge: The Origins and Consequences of
Stalinism, trans. George Shriver (New York: Columbia University Press, 1989),
240–245.

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