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1. Apotropaico, ca. Dicho de un rito, de un sacrificio, de una fórmula, etc.

: Que, por su carácter mágico, se cree que aleja el mal o


propicia el bien.

2. Bienquisto, ta. De buena fama y generalmente estimado.

3. Cerúleo, a. Dicho del color azul: Propio del cielo despejado, o de la alta mar o de los grandes lagos.

4. Decumbente. Persona que yace en la cama o la guarda por enfermedad. Llegó tarde al colegio porque estaba decumbente y se quedó
albanado (dormido).

5. Egresar. Salir de alguna parte. Aunque todos ingresamos de vez en cuando en algún sitio, no nos atrevemos a egresar y preferimos
simplemente salir.

6. Filis. Habilidad, gracia y delicadeza en hacer o decir las cosas.

7. Glabro, bra. Calvo, lampiño. Como el glabro de la lotería.

8. Hebdómada. Espacio de siete años. Las setenta hebdómadas de Daniel. También, semana.

9. Íncola. Habitante de un pueblo o lugar.

10. Jingoísmo. Patriotería exaltada que propugna la agresión contra otras naciones.

11. Leticia. Alegría, regocijo, deleite. Y letífico: que alegra.

12. Morigerado, da. Bien criado, de buenas costumbres.

13. Nesciencia. Ignorancia, necedad, falta de ciencia.

14. Ojizarco, ca. Que tiene los ojos azules.

15. Prónuba. Madrina de boda.

16. Quirurgo. Cirujano.

17. Regolaje. Buen humor, buen temple de una persona.

18. Satis. Vacación, especialmente de estudiantes.

19. Tribadismo. Lesbianismo.

20. Uxoricidio. Muerte causada a la mujer por su marido.

21. Vagido. Gemido o llanto del recién nacido.

22. Yactura. Quiebra, pérdida o daño recibido.

23. Zurupeto. Intruso en la profesión notarial. Corredor de bolsa no matriculado.

Si de verdad aprecias a tu jefe y consideras que mereces un ascenso, puedes agasajarlo llamándole cultipicaño. Si quieres meterte con
tu suegra, quizá llamarla virago sea una buena idea. Y si no aguantas más, avisa a tus compañeros: estás tan furiente que tienes ganas
de empezar una pelamesacon los trapalones que te rodean. Lo más probable es que termines de patitas en la calle, recibas una paliza
o mueras envenenado o, si tienes suerte, que no entiendan nada de nada. En realidad, has llamado “culto y pícaro” a tu jefe, “mujer
varonil” a la progenitora de tu esposa y has dicho que estás tan enfadado que tirarías del pelo a los bocazas de tus compañeros.
Alipori: coloquial, “vergüenza ajena”.
Muy pocos idiomas han proporcionado un nombre a esa turbación que sentimos cuando alguien se empeña en arrastrar su dignidad por
el fango. No sólo podemos emplear la fórmula “vergüenza ajena” para referirnos a ello, sino también “alipori”, aunque hay quien lo
escribe sin la a, es decir, “lipori”, como es el caso de Julián Marías.
Baldragas: “hombre flojo, sin energía”.
Este término proviene del árabe “hatraq”, que significaba “charlatán”, y se empleaba a menudo en el siglo XIX como insulto. “¿Habrá
osado mirarte frente a frente ese baldragas?”, se preguntaba uno de los personajes de José María de Pereda en el relato «Blasones y
talegas», que formaba parte del libro Tipos y paisajes. Un buen sinónimo para el “hombre blandengue” que acuñó El Fary.
Caire: “dinero, especialmente el ganado por una prostituta”.
Otro término procedente del árabe (“hayr”), que en este caso significa “bien”, “gracia”, y que no debe confundirse con el mismo
término en catalán, que significa “extremidad de alguna cosa”. Su uso más célebre es el del refrán “quien no ha caire, no ha donaire”,
es decir, que el que no invita de vez en cuando se granjea muy pocas amistades.
Un baldragas de manual. (Corbis)Un baldragas de manual. (Corbis)
Collón: coloquial, “cobarde”
Suena a “cojón” y, efectivamente, está íntimamente relacionada con dicha palabra, con la que comparte origen, el latín “coleone”,
“testículo”. En este caso, sin embargo, se encuentra más cerca de la expresión “tener los cojones gordos”. Aparece en el clásico de
Juan Rulfo Pedro Páramo.
Dromomanía: “inclinación excesiva u obsesión patológica por trasladarse de un lugar a otro”
Bonita palabra, vive Dios, aunque encubre una realidad un tanto más triste. En la Introducción a la psicopatología general (Morata) de
Christian Scharfetter, es definida como “fugas, escapadas, un vagar sin meta, de un lado a otro, que surge de un modo impulsivo,
directo, imperioso”. Como explica el psiquiatra, “aparece en estados distímicos de índole reactiva, psicótica endógena, psicopática,
epiléptica y en niños y adolescentes como reacción a conflictos en el hogar o la escuela”. Que también suena poético, pero nadie
querría pasar por ello.
Egresar: “salir de alguna parte”
Es cada vez más habitual que el término “egresado” se utilice como sinónimo de “licenciado” por herencia del inglés y sus
traducciones latinoamericanas, por lo que mucha gente piensa que la palabra proviene del ámbito académico. Sin embargo, su origen
se encuentra en el latino “egredior, egressum”, es decir, “ir fuera”, y comparte origen con digresión (“apartarse del tema tratado”).
Estólido: “falto de razón o discurso”
Junto a la anterior, probablemente esta sea la palabra más utilizada de toda la lista, pero nunca está de más acordarnos de este sonoro
insulto utilizado por, entre otros, el Marqués de Santillana, y que proviene del latín “stolidus”, primo hermano de “estulto”. Ya lo
decía el Eclesiastés en la traducción Vulgata antigua: “Stultorum infinitus est numerus”, es decir, “el número de los tontos es infinito”.
O no cabe un tonto más.
¿Estólido o flébil? Usted decide. (Corbis)¿Estólido o flébil? Usted decide. (Corbis)
Flébil: “digno de ser llorado” y “lamentable, triste, lacrimoso”
Nos gusta esta palabra por su carácter un tanto Frankenstein: es familia cercana de “feble” (“débil, flaco”) y el propio término “débil”,
lo que da lugar a esta simpática mezcla que parece ideada por un humorista. El diccionario aclara, eso sí, que es un término poético.
Hobachón: “dicho de una persona: que, teniendo muchas carnes, es de poca energía para el trabajo”
O lo que vendría a ser un gordito vago de los tiempos en los que la corrección política no existía. Max Aub utiliza el término en
Campo cerrado, sobre la vida de un castellonense que llega a Barcelona pocos años antes de la Guerra Civil: “Sobre el mármol
veteado de la mesilla de noche el reloj pulsera del hobachón”.
Jumera: “borrachera, embriaguez”
La próxima vez que el lector pierda la cuenta de las cervezas, vinos o gin-tonics que ha ingerido puede dárselas de Galdós, que utilizó
el término en Fortunata y Jacinta (“sus jumeras eran siempre una fuerte emersión de lágrimas patrióticas, porque todo lo decía
llorando”) y afirmar que hemos pillado una jumera de campeonato.
Majagranzas: coloquial, “hombre pesado y necio”
Como habrá descubierto el lector, es sencillo averiguar el significado de esta palabra: se trata de la composición de “majar” y
“granzas”. ¿Uh? Para el que aún tenga dudas, recordemos que “majar” es un sinónimo de “machacar” y la granza son los residuos del
grano cuando este es aventado. En resumidas cuentas, algo semejante a un mamacallos.
Este occiso está muy muerto. (Corbis)Este occiso está muy muerto. (Corbis)
Occiso: “muerto violentamente”
Advertimos que si al lector le da por buscar por la red el término “occiso” se encontrará con una larga serie de fotos de cadáveres
degollados, cuando no desmembrados. Se trata de un término empleado de forma habitual en el ámbito policial y criminal. Aunque
suene un tanto extraña, comparte el mismo origen que Occidente, que hace referencia al lugar por donde muere el Sol.
Parusía: “advenimiento glorioso de Jesucristo al fin de los tiempos”
No confundir con la parresía de la que hablaba Michel Foucault. Proviene de la palabra utilizada en griego para referirse a “presencia”
o “bienes”, pero también “venida”. El libro del pastor James Stuart Russell La parusía devolvió el término a la actualidad… del siglo
XIX.
Penseque: coloquial, “error nacido de ligereza, descuido o falta de meditación”
Como hemos demostrado en otras ocasiones, somos grandes admiradores del refrán “el creique y el penseque son amigos del
tonteque”. Por eso rescatamos este término empleado, entre otros, por Tirso de Molina. En Quien calla otorga, uno de los personajes
preguntaba a otro “¿sois hombre de penseque?” después de que dudase al decir “pensé que el conde...”
Sicofanta: “impostor, calumniador”
En la Atenas clásica, el nombre que recibía el denunciante profesional, generalmente a sueldo de un interesado que no quería que su
identidad se desvelase o que pretendría que un adversario fuese calumniado, aunque fuese sin razón. Hoy en día sería el delator,
acusador o soplón medio.

TRÉMOLO
Un trémolo (palabra derivada del italiano) es un concepto musical que describe una rápida sucesión de repeticiones de la misma nota.

PLAÑIR
Gemir y/o llorar de forma tal que los otros lo escuchen.

HAIGA
Este curioso término sirve para designar aquellos coches de gran tamaño y carácter ostentoso. Como una limusina, por ejemplo.

UEBOS
Esta palabra, (sin “hache” ni “uve” :-)) es un arcaísmo que significa “necesidad” o “cosa necesaria”.

BURDÉGANO
Aunque suene altisonante, significa “animal resultante del cruzamiento entre caballo y asna”. ¿Curioso, no?

ABUHADO
No, ¡nada que ver con el buho! Esta palabra es un adjetivo que singifica “hinchado” o “abotagado”. Incluso, puede ser sinónimo
de”pálido, de mal color”.

ACECINAR
Salar cualquier tipo de carne ahumada.

MAMARRACHO
Persona que viste grotescamente y vive de forma ridícula

PATIBULARIO
Que por su repugnante aspecto produce horror o espanto.

PATOCHADA
Dicho u hecho inoportuno, necio u ofensivo.

PICIO
Dicho de una persona excesivamente fea.

REGODEO
Alegrarse malignamente con un daño o mala situación de otro.

TESTAFERRO
Persona que presta su nombre en un contrato que en realidad corresponde a otra persona.

TRAPISONDA
Discusión o riña violenta.

UBÉRRIMO
Algo muy abundante y fértil.

VERBIGRACIA
Sinónimo de “por ejemplo”.

ZAMACUCO
Persona que disimulando, hace siempre su voluntad.

Siento lástima por su experiencia, pero eso es comprensible.

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