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Nuñez Lagos, explicando la existencia del Derecho Notarial, cita tres hechos
innegables:
Si bien el Derecho Civil regula la forma de los actos y contratos, el Derecho Notarial
regula la forma de esa “forma”, exhibiendo lo dicho por Nuñez Lagos: “Es un Derecho
de la “forma de la forma”, es decir, de formalidades “en o para la forma”.-
En corolario de este primer acápite: El derecho notarial es todo un derecho documental,
por cuanto se refiere a las formas documentales y funcionaristas. Y debemos hacer
hincapié en que, por tanto está referido a una clase especial, a los documentos
públicos, y dentro de éstos, a la categoría más típica y restringida: a los instrumentos
públicos.
“Quedan expulsadas así, del derecho notarial, las formas verbales u orales. Las
escritas que no constituyen documento públicos y las públicas intervenidas por
funcionarios que no sean notarios (jueces, funcionarios administrativos,
etc.)” (Derecho Not. Nuñez L. UNAM)
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II. CONCEPTO DE DERECHO NOTARIAL.
Dicho lo anterior, será importante comprender el Derecho notarial como tal..
La definición que se asuma de ésta, ineludiblemente tiene como referencia las ideas de
los desarrollos históricos de la humanidad, tradicionales y modernos, de carácter
económico, religioso, político e ideológico. Ensayando un extracto, advertimos que unas
dan énfasis al documento, otras a la función, y otras doctrinas al Notario y al
instrumento; por otra parte, la mayoría de las definiciones están referidas a la función
fedante exclusivamente. Veamos:
El aporte de Rolandino.- La existencia del Derecho Notarial no es reciente sino que se
remonta al siglo XIII con la conceptualización dada por Rolandino como el ente legal
que habría de organizar y disciplinar la ciencia y el arte de la Notaría y a su producción
específica el instrumento público, en tal sentido estableció que la profesión del
notariado es una ciencia y de la Notaría un arte, ciencia de probada previsión por su
postura y arte por ser la instrumentación pública no sólo cuestión de mecánica notarial
sino asunto de creación intelectual.
Rafael Nuñez Lagos: definiendo el Derecho notarial, no dice: “Es el conjunto de
normas jurídicas que regulan la actividad del Notario y de las partes en la formación del
instrumento público” (Derecho Not. Nuñez L. UNAM).
Por su parte Julio Bardallo en la misma lógica, pero incidiendo en la seguridad jurídica
establece: “El Derecho Notarial, es un sistema jurídico que tiene por objeto regular la
forma jurídica y la autenticidad de los negocios y demás actos jurídicos para la
realización pacífica del derecho”. (Delagracia, A., D. Not. Noc, blogspot)
Aisa Riera: “Es aquel complejo normativo que regula el ejercicio y efectos de la
función notarial, con objeto de lograr la seguridad y permanencia a las situaciones
jurídicas a que la misma se aplica”. (Notariado, Monografías)
Para Mengual y Mengual el derecho notarial es aquella rama científica del Derecho
Público que constituyendo un todo orgánico, sanciona en forma fehaciente las
relaciones jurídicas voluntarias y extrajudiciales, mediante la intervención de un
funcionario que obra por delegación del poder público. (D. Notarial; Monografías)
Para Enrique Gimenez Arnau el Derecho Notarial es el conjunto de doctrinas de
normas jurídicas que regulan la función del escribano y la teoría formal del instrumento
público. (Delagracia, A., D. Not. Noc, blogspot)
José María Sanahuja y Soler define el derecho notarial como la parte del
ordenamiento jurídico que, por conducto de la autenticación y legalización de los
hechos que hacen la vida normal de los derechos asegura el reinado de esta última. (D.
Notarial; Monografías)
Guillermo Cababellas puntualiza el derecho notarial como los principios y normas
reguladoras de la organización de la función notarial y de la teoría formal del
documento público. (Notariado, Monografías)
El Tercer Congreso Internacional de Derecho Notarial estableció que: “El derecho
notarial es el conjunto de disposiciones legislativas reglamentarias, usos, decisiones
jurisprudenciales y doctrinas que rigen la función notarial y el instrumento público
notarial”. (Mat. Didact. D. Notarial ccu)
III. OBJETO DEL DERECHO NOTARIAL.
Establecer el objeto del Derecho Notarial, es identificar el “¿Que? o ¿Quién?” sobre lo
que se va a investigar, es la materia o asunto de que se ocupará nuestro estudio.
El notariado es una profesión jurídica que tiene por cometido, asistir a los particulares
para facilitarles la realización espontánea, pacifica del derecho y a cuyo alcance el
ordenamiento jurídico pone a su disposición un conjunto de medios y procedimientos
técnicos que el agente utiliza con método propio, para cumplir su función.
Por ende, para unos el Notario y su conducta — vale decir el notariado — constituyen el
objeto del Derecho Notarial; por cuanto directa o indirectamente sobre ellos recaen
todas las enunciaciones — responsabilidades — contenidas en el conjunto de sus
disposiciones.
Según Rafael Nuñez Lagos hay dos columnas sobre las que se erige el Derecho
Notarial: – El Notario
– -El Instrumento. (Derecho Not. Nuñez L. UNAM)
Al igual que en el Derecho Real, donde existe una relación de persona a cosa, en el
Derecho Notarial hay también una persona — el Notario — y una cosa — el
instrumento público.
La anotada posición, se asume bajo el riesgo de que se nos tache en incurrir al tomar
elementos que hacen ya al Contenido del Derecho Notarial.
Normas funcionales
Las normas funcionales abarcan la Teoría General del instrumento público: formación,
jerarquía, tanto constitutiva como probatoria, representación, agrupación protocolar o
independiente, conservación y disponibilidad por la parte interesada. (D. Notarial;
Verdejo P.)
PRINCIPIOS QUE ESTABLECE LA LEY DEL NOTARIADO
PLURINACIONAL.-
Inicialmente veamos que la Ley del Notariado Plurinacional (LNP) establece sus
principios y fines cuando en su artículo 2 dice:
Ley del Notariado: artículos 19 Inc. e); Arts. 41, 51, 71 y 72, 76, 78 (Negativa de
copia); Art. 79 (Autorización de Copia)
Ley del Notariado Plurinacional: artículos 3 incs. 5), 6); Art. 18 Inc. c); Arts. 83 al 88;
30, 31, 33, 64, 65, 66, 68 y 70
Tiene por obvio el entendido el que por parte del notario debe editarse un amplio
conocimiento de las distintas cuestiones jurídicas vinculadas, directa o indirectamente,
con el objeto del acto solicitado. Se corresponde además con la obligación de prestación
de servicios notariales que posee.
Una de las funciones indelegables del notario, indica la obligación de adecuar las
manifestaciones y voluntades de los requirentes, al ordenamiento jurídico.
La fe pública recae únicamente sobre los actos lícitos, por eso el Derecho Notarial, en
este principio, siente asegurados sus presupuestos y su naturaleza intrínseca, ya que los
notarios deben, en cumplimiento de sus deberes, ajustar la verdadera voluntad de las
partes al Derecho, respetando las categorías jurídicas legales vigentes. Para dar
cumplimiento al principio de legalidad, el ministro de fe debe adecuar la voluntad de las
partes, necesariamente, a la ley, manteniendo su esencia.
Constitución Política del Estado, Código Civil, Código de Pdto. Civil, Código Penal,
Código de Pdto. Penal, Código de Comercio, Código de Familia, Ley No. 843, Ley del
Notariado, Ley No. 1817, Reglamentos, Resoluciones y Circulares.
LNP Art. 2 Parag. I., Inc. 5; Art. 11; Art. 19 Inc. c); Arts. 28, 29, 30 y 39;
Sumado a esto principal, tiene que ver con la probidad y precisión con la que debe
brindar su servicio a las personas que lo requieran, así como brindar asesoramiento
jurídico.
Ley LNP: Art. 2 inciso 3); Art. 11, Parag. I; Art. 18 Inc. b); Art. 20 Inc. b), c) d) e)
(Prohibición); Art. 21 al 24;
LNP Artículo 2 Inc. 3)¸ Art. 20 Inc. b), c) d) e) (Prohibición); Art. 21 al 24;
Pero, así también este principio se considera válido en la evidencia que la función
notarial se refiere también a las actas en contraposición al Principio de Matricidad o
protocolo, donde el notario hacer patente su “función de visu”, es decir, testimoniar
hechos en forma documental o de presencia, que no van a formar parte de su protocolo.
En doctrina, a esta actividad notarial se le denomina testimonios notariales, toda vez que
el notario da fe de hechos evidentes ante él, ya por vía documental o por presencia
notarial física, ante el hecho testimoniado o percibido por los sentidos.
Documento público es pues, ciertamente el documento que hace el notario, que redacta
este, y en el cual narra una serie de hechos. Sin embargo apercibidos de lo dicho por
Nuñez Lagos, también debemos apuntar, que, dentro del documento notarial es
necesario distinguir dos clases de declaraciones:
Las afirmaciones que hace el notario, se refieren a hechos que él percibe por sus
sentidos, están amparadas por la fe pública, que dota el carácter de prueba legal.-
LNP: artículo 3 inc. 8); Art. 20 inc. p); Arts. 53 al 56; Art. 54 Inc. i); Art. 55 Inc. a);
Art. 60.-
Código Civil 287
El notario tiene la fe pública para hacer constar y autorizar los actos y contratos en que
intervenga por disposiciones de la ley o a requerimiento de la parte.
El notario, con su firma autentica y da legalidad al instrumento, para que luego se corra
con el tráfico jurídico, confiriéndole así la calidad de documento publico autentico y
valedero. Es la última operación formal del instrumento que con la firma del Notario se
convierte en instrumento público. Para algunos al autorizar el notario contextualmente
reitera el principio de autoría (Contextualmente dice entonces: “Soy autor”)
LNP. Art. 11 Inc. a) 18 Inc. i); Art. 19 Inc. d); Art. 39 Parg. II.
Estella citado por Marcos Guimera Peraza, respecto del secreto profesional del notario
señala que es el “sigilo o reserva de lo que se conoce por razón del ejercicio de una
profesión u oficio y cuya publicación pueda ocasionar perjuicios a los bienes o intereses
ajenos” (Deontología Notarial)
Marco Guimera Peraza a su vez dice: “puede afirmarse, como regla que debería tener
una general observancia, que este deber sería cumplido por todos, y los secretos de los
particulares quedarían a salvo: es imprescindible que los actos o contratos otorgados por
los particulares sean conocidos por medio de la oficina, registro o funcionario
encargado especialmente por la Ley para darlos a conocer a terceros, y no por ningún
otro medio.” (Deontologia notarial)
LNP: Artículo 3 inciso 2) (Reserva del Servicio Profesional); Art. 18 Inc. d); Art. 20
Inc. a); art. 20 Inc. f) (Prohibición); Art. 61;
LNP: artículo 3 inciso 1 (definiciones); Aryt. 11 inc. a) Art. 18 Inc. h) e i); Art. 19 Inc.
d)
En otras palabras se establece este principio en los fundamentos de juicio que debe
imprimir el Notario. En ese orden convengamos en distinguir tres fases: a).- Juicios
sobre la identidad y capacidad de los comparecientes. b).- Juicios basados en el
testimonio de las personas, testigos, peritos y traductores. c).- Juicios por medio de los
documentos idóneos aportados al instrumento.
Diversos notarialistas sostienen, que sin que exista interrupción en el cumplimiento del
rito instrumental, se permita el desdoblamiento del contrato en forma expresa, siendo las
voluntades convergentes, pero que puede desarrollarse en dos actos simultáneos, ni
continuos y en diversidad de circunstancias, es decir que en forma separada pueden
firmar, por ejemplo, un contrato de compraventa, primero los vendedores y luego los
compradores o viceversa, pero ambos siempre en presencia del Notario, aunque sea en
actos separados.
Concepto.
Se puede definir la prueba como “la actividad de las partes procesales dirigida a
ocasionar la evidencia necesaria para obtener convicción del Juez o Tribunal decisor
sobre los hechos por ellas afirmados, intervenida por el órgano jurisdiccional bajo la
vigencia de los principios de contradicción, igualdad y de las garantías constitucionales
tendentes a asegurar su espontaneidad e introducida en el juicio oral a través de medios
lícitos de prueba”.
Objeto.
Por otra parte, esa convicción o certidumbre judicial a cuyo logro propende en último
extremo la actividad probatoria aparece a su vez condicionada por la delimitación de los
hechos objeto de debate a través de los escritos de calificación. Ello significa que el
órgano decisor no puede pronunciarse sobre hechos diferentes de los que constituyen la
acusación; y si de las pruebas practicadas resultara la existencia de nuevos hechos,
diferentes de los planteados por las partes, deberá acordar la suspensión del juicio y la
devolución de la causa al Juzgado instructor de procedencia, al objeto de que éste aporte
los “nuevos elementos de prueba” o practique la “sumaria instrucción complementaria”
a que alude el artículo 746.6º de la Ley.
En otro orden de cosas, existen profundas diferencias entre el objeto de la prueba del
proceso penal y el propio del proceso civil. Así, mientras en este último la prueba debe
recaer estrictamente sobre los hechos controvertidos, en el proceso penal no hay, en
puridad de conceptos, hechos no controvertidos. Ello no obstante, es preciso hacer las
siguientes precisiones sobre este particular:
Por lo que se refiere a los hechos admitidos y confesados, es tajante la L.E.Cr. al privar
de eficacia inculpatoria a la confesión del propio investigado, pues dispone que “la
confesión del procesado no dispensará al Juez de instrucción de practicar todas las
diligencias necesarias a fin de adquirir el convencimiento de la verdad de la confesión y
de la existencia del delito” (artículo 406). La llamada confesión es un elemento
probatorio más, que el Tribunal deberá valorar en conciencia junto con el resto de
pruebas practicadas, así, expresamente, la L.E.Cr. impone al juzgador la obligación de
valorar, entre otros extremos, “lo manifestado por los mismos procesados” a la hora de
dictar sentencia (artículo 741). La conformidad no constituye exactamente una
confesión, sino más bien un allanamiento.
En lo que respecta a los hechos notorios, no existe regla escrita alguna que los excluya
de la necesidad de prueba.
Y por lo que respecta a las presunciones, es llano que la Ley no puede imponer
presunción legal alguna de la que deriven efectos perjudiciales para el reo, por
impedirlo el principio de presunción de inocencia.
Medios de prueba.
1. Concentración: Los debates del plenario se continuarán, una vez abierto el juicio oral,
durante todas las sesiones consecutivas que sean necesarias hasta su conclusión.
5. Verdad material. Además de las diligencias de prueba propuestas por las partes, se
practican las que el Tribunal considere necesarias para la comprobación de cualquiera
de los hechos que hayan sido objeto del escrito de calificación. El Tribunal examinará
por sí mismo, sin necesidad de que nadie se lo pida, los libros, documentos y papeles y
demás piezas de convicción. El Presidente puede alterar el orden de realización de las
pruebas propuestas por las partes. Finalmente, el Tribunal apreciará en conciencia las
pruebas practicadas en el juicio y las razones expuestas por la acusación y la defensa y
lo manifestado por los mismos procesados para dictar sentencia.
Los testigos que hayan de declarar en el juicio oral permanecerán, hasta que sean
llamados a prestar sus declaraciones, en un local a propósito, sin comunicación con los
que ya hubiesen declarado, ni con otra persona.
El Presidente podrá adoptar medidas para evitar que se formulen a la víctima preguntas
innecesarias relativas a la vida privada que no tengan relevancia para el hecho delictivo
enjuiciado, salvo que el Juez o Tribunal consideren excepcionalmente que deben ser
contestadas para valorar adecuadamente los hechos o la credibilidad de la declaración
de la víctima. Si esas preguntas fueran formuladas, el Presidente no permitirá que sean
contestadas.
Contra la resolución que sobre este extremo adopte, podrá interponerse en su día el
recurso de casación si se hiciere en el acto la correspondiente protesta.
En los careos del testigo con los procesados o de los testigos entre sí no permitirá el
Presidente que medien insultos ni amenazas, limitándose la diligencia a dirigirse los
careados los cargos y hacerse las observaciones que creyeren convenientes para ponerse
de acuerdo y llegar a descubrir la verdad.
No se practicarán careos con testigos que sean menores de edad salvo que el Juez o
Tribunal lo considere imprescindible y no lesivo para el interés de dichos testigos,
previo informe pericial.
c) Informe pericial: Los peritos podrán ser recusados por las causas y en la forma
prescrita en los artículos 468, 469 y 470.
Los peritos que no hayan sido recusados serán examinados juntos cuando deban
declarar sobre unos mismos hechos y contestarán a las preguntas y repreguntas que las
partes les dirijan.
Si para contestarlas considerasen necesaria la práctica de cualquier reconocimiento
harán este acto continuo, en el local de la misma audiencia si fuere posible.
En otro caso se suspenderá la sesión por el tiempo necesario, a no ser que puedan
continuar practicándose otras diligencias de prueba entre tanto que los peritos verifican
el reconocimiento.
Dispone la L.E.Cr. respecto al procedimiento ordinario por delitos graves que: “El
Ministerio Fiscal y las partes manifestarán en sus respectivos escritos de calificación las
pruebas de que intenten valerse, presentando listas de peritos y testigos que hayan de
declarar a su instancia.
En las listas de peritos y testigos se expresarán sus nombres y apellidos, el apodo, si por
él fueren conocidos, y su domicilio o residencia; manifestando además la parte que los
presente si los peritos y testigos han de ser citados judicialmente o si se encarga de
hacerles concurrir” (artículo 656).
Cada parte presentará tantas copias de las listas de peritos y testigos cuantas sean las
demás personadas en la causa, a cada una de las cuales se entregará una de dichas
copias en el mismo día en que fueren presentadas. Las listas originales se unirán a la
causa. Podrán pedir además las partes que se practiquen desde luego aquellas
diligencias de prueba que por cualquier causa fuere de temer que no se puedan practicar
en el juicio oral, o que pudieren motivar su suspensión (artículo 657).
Admisión o denegación.
Para rechazar las propuestas por el acusador privado, habrá de ser oído el Fiscal si
interviniere en la causa.
Contra la parte del auto admitiendo las pruebas o mandando practicar la que se hallare
en el caso del párrafo tercero del artículo 657, no procederá recurso alguno.
Contra los autos de admisión o inadmisión de pruebas no cabrá recurso alguno, sin
perjuicio de que la parte a la que fue denegada pueda reproducir su petición al inicio de
las sesiones del juicio oral, momento hasta el cual podrán incorporarse a la causa los
informes, certificaciones y demás documentos que el Ministerio Fiscal y las partes
estimen oportuno y el Juez o Tribunal admitan (artículo 785).
Prueba anticipada.
Ya hemos dicho que en materia probatoria la regla general es la de que el Tribunal tan
solo puede fundamentar su sentencia en la prueba practicada bajo su inmediación en el
juicio oral (artículo 741).
Ahora bien, para que tales actos de aportación fáctica se conviertan en actos de prueba,
es preciso que cumplan con todo un conjunto de requisitos y de garantías, que son los
siguientes:
El Tribunal Supremo afirma que, como regla general, las diligencias sumariales no
poseen valor probatorio alguno y que no son actos de prueba sumarial anticipada la
inspección ocular practicada por la policía, ni los reconocimientos fotográficos en la
policía salvo que se ratifiquen mediante la diligencia de reconocimiento “en rueda”.
En caso de inminente peligro de muerte del testigo, se procederá con toda urgencia a
recibirle declaración en la forma expresada en el artículo anterior, aunque el procesado
no pudiese ser asistido de Letrado (artículo 449).
Cabe la práctica de prueba en la fase del juicio oral antes de iniciarse las sesiones del
mismo. La L.E.Cr. dispone que podrán pedir además las partes que se practiquen desde
luego aquellas diligencias de prueba que por cualquier causa fuere de temer que no se
puedan practicar en el juicio oral, o que pudieren motivar su suspensión (artículo 657,
párrafo 3º).
En las listas de peritos y testigos se expresarán sus nombres y apellidos, el apodo, si por
él fueren conocidos, y su domicilio o residencia; manifestando además la parte que los
presente si los peritos y testigos han de ser citados judicialmente o si se encarga de
hacerles concurrir (artículo 656).
Cada parte presentará tantas copias de las listas de peritos y testigos cuantas sean las
demás personadas en la causa, a cada una de las cuales se entregará una de dichas
copias en el mismo día en que fueren presentadas. Las listas originales se unirán a la
causa (artículo 657).
No podrán practicarse otras diligencias de prueba que las propuestas por las partes, ni
ser examinados otros testigos que los comprendidos en las listas presentadas (artículo
728).
1º. Los careos de los testigos entre sí o con los procesados o entre éstos, que el
Presidente acuerde de oficio, o a propuesta de cualquiera de las partes.
2º. Las diligencias de prueba no propuestas por ninguna de las partes, que el Tribunal
considere necesarias para la comprobación de cualquiera de los hechos que hayan sido
objeto de los escritos de calificación.
3º. Las diligencias de prueba de cualquiera clase que en el acto ofrezcan las partes para
acreditar alguna circunstancia que pueda influir en el valor probatorio de la declaración
de un testigo, si el Tribunal las considera admisibles (artículo 729).
De un lado, las pruebas que, habiendo sido inicialmente propuestas en los escritos de
calificación, fueron denegadas por el Juez o Tribunal en el auto sobre admisión de
pruebas (artículo 785.1).
Que la defensa comparezca al acto de la vista oral con las pruebas de que intente
valerse.
Que esas pruebas hayan sido solicitadas ante el propio órgano de enjuiciamiento con
anterioridad al momento de la vista oral. La defensa que no presentó escrito de
calificación podrá interesar previamente que se libren las comunicaciones necesarias,
siempre que lo haga con antelación suficiente respecto de la fecha señalada para el
juicio (artículo 784.1, párrafo 3º).
Algunos autores consideran que las facultades concedidas a los Tribunales de acordar de
oficio la práctica de pruebas no propuestas por las partes contradice el principio
acusatorio porque su ejercicio “convierte al Tribunal en acusador o defensor según que
la prueba acordada sea de cargo o de descargo”, perdiendo el Tribunal su “imparcialidad
objetiva”.
La Ley Orgánica del Poder Judicial dispone que “no surtirán efecto las pruebas
obtenidas, directa o indirectamente, violentando los derechos o libertades
fundamentales” (artículo 11).
1º. Cuando se produzcan por o ante tribunal con falta de jurisdicción o de competencia
objetiva o funcional.
3º. Cuando se prescinda de normas esenciales del procedimiento, siempre que, por esa
causa, haya podido producirse indefensión.
4º. Cuando se realicen sin intervención de abogado, en los casos en que la ley la
establezca como preceptiva.
5º. Cuando se celebren vistas sin la preceptiva intervención del secretario judicial.
6º. En los demás casos en los que las leyes procesales así lo establezcan” (artículo 238).
Fuera de tales casos, por tanto, las irregularidades cometidas en la práctica y obtención
de pruebas habrán de reputarse irrelevantes o, cuando menos, subsanables. Lo que
sucede, es que en estos casos la infracción de derechos fundamentales se genera a partir
de la vulneración sustancial de normas procesales cuya reparación únicamente puede
llevarse a cabo mediante la correspondiente declaración de nulidad de lo actuado y, por
lo general, su ulterior repetición conforme a Derecho.
Especial interés merece la determinación del momento procesal en que los órganos
jurisdiccionales hayan de pronunciarse sobre la eventual nulidad de la prueba
practicada.