Está en la página 1de 199

MITOLOGICAS

*
LO CRUDO Y LO COCIDO

CLAUDE
LÉVI-STRAUSS

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


MÉXICO
Primera edición en francés, 1964
Primera edición en español, 1968
Sexta reimpresión, 2002

A LA MÚSICA

~1'1' ~ . ~réi ~ ~ ~­
VUffi¡Af----.+ jliilB ¡:n len ' r I
M' _ _ re dusou-vc-nrr_ etllourri_ cc_ du rf_ V~. C'esttoi

.4° i fU a @H Ü8D ñ;~9k)l!'


_ qu1ilncmspla.itau_ jcur_d'hui,d'in-vo_quer s<)us ce toitl_

A la Música. Coro para voces [cmeninos


y solista (para inaugurar la casa de un ami-
go). Letra de Edmond ROSTA;'m. Músíra de
Emmanuel CtIARRll::R.

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra


-incluido el diseño tipográfico y de portada-,
sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico,
sin el consentimiento por escrito del editor.

Comentarios y sugerencias: editor@fce.com.mx


Conozca nuestro catálogo: wwwfce.corn.mx

cultura Libre
Título original:
Mylhologiques*Le cru el le cuit
© 1964, Libraíríe Plan, París

D. R. © 1968, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


D. R. © 1986, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, S. A. DE C. V.
D. R. © 1996, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Carretera Picacho-Ajusco 227; 14200 México, D. F.

ISBN 968-16-1240-X (obra completa)


ISBN 968-16-1245-0 (tomo 1)
[Texto: Madre del recuerdo y nodriza del sueño, es ;J tI a quiel! nos pf.nc
Impreso en México invocar hoy bajo este techo.]
OBERTURA
1YII
OBERTURA

El. OBJETO de este libro es mostrar de qué modo categorías empíricas, ta-
les como las de crudo y cocido, fresco y podrido, mojado y quemado, etc.,
definibles con precisión por la pura observación etnográfica y adop-
tando en cada ocasión el punto de vista de una cultura particular, pue-
den sin embargo servir de herramientas conceptuales para desprender
nociones abstractas y encadenarlas en proposiciones.
La hipótesis inicial requiere, pues, situarse de una vez en el nivel más
concreto, es decir en el seno de una población o de un grupo de pobla-
ciones lo bastante próximas por el hábitat, la historia y la cultura. No
obstante, se trata de una precaución de método, sin duda insoslayable,
pero incapaz de enmascarar o restringir nuestro proyecto. Mediante un
número reducido de mitos provenientes de sociedades indígenas que nos
servirán de laboratorio, vamos a realizar una experiencia cuyo alcance,
en caso de tener éxito, será general. puesto que esperamos de ella que
demuestre la existencia de una lógica de las cualidades sensibles, que re-
pase sus vías y que manifieste sus leyes.
Partiremos de un mito, proveniente de una sociedad, y lo analizaremos
recurriendo inicialmente al contexto etnográfico, y después a otros mitos
de la misma sociedad. Ampliando progresivamente la indagación pasa·
remos seguidamente a mitos originarios de sociedades vecinas, no sin ha-
berlos situado también a ellos en su particular contexto etnográfico. Al-
canzaremos progresivamente sociedades más lejanas, pero siempre a con-
dición de que entre unas y otras se hayan demostrado, o puedan postularse
razonablemente, vínculos reales de orden histórico o geográfico. En la
obra presente sólo se hallarán descritas las primeras etapas de esta dila-
tada excursión por las mitologías indígenas del Nuevo 'Mundo, que arran-
ca del corazón de la América tropical y, según prevemos ya, nos arrastrará
hasta las regiones septentrionales de la América del Norte. Pero si bien
del comienzo al fin un mito de los indios Bororo del Brasil central nos
servirá de hilo conductor, no habrá que buscar el motivo ni en la hipó-
tesis de que este mito fuera más arcaico que otros que se estudiarán des-
pués, ni en el hecho de que lo juzgásemos más sencillo o más completo.
Las causas que lo han impuesto inicialmente a nuestra atención son con-
tingentes en gran medida. Y si hemos procurado que la exposición sin-
11
12 OBERTURA OBERTURA 13

rética reproduzca en el mayor grado posible el curso del análisis. es que se vislumbra detrás del caos. Como alrededor de una molécula germinal
hemos creído que por este medio el lazo estrecho que nos parece existir, vienen a agregarse al grupo inicial sucesiones dispuestas en gt"upos de
en semejantes materias. entre los aspectos empírico y sistemático sobre- transformaciones. reproduciendo su estructura y sus determinaciones. Nace
saldría mejor aún si el método seguido empezase por atestiguarlo. un cuerpo multidimensional cuyas partes centrales revelan organización
De hecho, el mito bororo, que será de ahora en adelante designado por en tanto que la incertidumbre y la confusión siguen reinando en el con-
el nombre de mito de referencia, no es otra cosa, según intentaremos torno.
mostrar, que una transformación más o menos profunda de otros mitos. Mas no esperamos observar la etapa en la que la materia mítica, di-
provenientes ya sea de la misma sociedad o bien de sociedades próximas suelta primero por el análisis, cristalizará en la masa, ofreciendo por do-
o alejadas. Así que hubiera sido legítimo elegir como punto de partida quier la imagen de una estructura estable y bien determinada. Aparte de
no importa qué representante del gt"upo. El interés del mito de referen- que la ciencia de los mitos está en sus balbuceos y debe darse por muy
cia no atañe. desde este punto de vista. a su carácter típico. sino más satisfecha con sólo que obtenga esbozos de resultados. desde ahora tene-
bien a su posición irregular en el seno de un grupo. En efecto, por los mos la certidumbre de que la etapa última no será alcanzada jamás, pues.
problemas de interpretación que alza, es ésta especialmente propia para aun suponiéndola teóricamente posible. no existe ni existirá nunca pobla-
el ejercicio de la reflexión. . ción o grupo de poblaciones cuyos mitos y etnografía (sin la cual es
impotente el estudio de aquéllos) sean objeto de conocimiento exhaus-
tivo. Inclusive tal ambición carecería de sentido por tratarse de una
Incluso así precisada. es de temerse que nuestra empresa tropiece con ob- realidad móvil, perpetuamente presa de un pasado que la arruina y de
jeciones fundadas en prejuicios por parte de los mitógrafos y de los espe- u11 porvenir que 1<;1 cambia. Para cada caso ilustrado por la bibliografla
cialistas en la América tropical. Efectivamente, no se deja encerrar en estamos evidentemente lejos de cuenta. más que contentos de poder dis-
límites territoriales o en las casillas de una clasificación. Sea la que sea poner de muestras y de restos. Se ha visto que el punto de partida del
la manera de enfocarla, se desenvuelve como una nebulosa, sin jamás análisis debe inevitablemente elegirse al azar, puesto que los principios
parecerse en fonna duradera o sistemática a la suma total de los elemen- organizadores de la materia mítica están en ella y sólo se revelarán pro-
tos de los que ciegamente extrae su sustancia, confiada en que lo real gresivamente. También es inevitable que el punto de llegada se impon-
ga por su cuenta y de improviso: cuando cierto estado de la empresa
le servirá de gula y le mostrará un camino más seguro que los que hu-
haga aparecer que su objeto ideal ha adquirido una forma y una con-
hiera podido inventar. A partir de un mito elegido, ya que no arbitra-
sistencia suficientes para que algunas de sus propiedades latentes. r so-
riamente, sí en virtud del sentimiento intuitivo de su riqueza y fecun-
bre todo su existencia a título de objeto, queden definitivamente fuera
didad, y analizado luego de acuerdo con las reglas planteadas en ante- de duda. Como pasa con el microscopio óptico. incapaz de revelar al
riores trabajos (L.-S. 5) 6} 7} 9). constituimos para cada sucesión el grupo observador la estructura última de la materia. solamente queda elegir
de sus transformaciones. sea en el interior del mito mismo, sea elucidan- entre diferentes magnificaciones: cada una pone de manifiesto un nivel
do las relaciones de isomorfismo entre sucesiones extraídas de varios mi- de organización cuya verdad es relativa nada más, y mientras se la adop-
tos provenientes de la misma población. Así nos elevamos ya de la con- te excluye la percepción de otros niveles.
sideración de los mitos particulares a la de ciertos esquemas conductores Estas consideraciones explican hasta cierto punto las características de
que se ordenan a lo largo de un mismo eje. En cada punto de este eje un libro que de otra manera pudiera juzgarse paradójico. Sin dejar de
señalado por un esquema trazamos entonces, por así decirlo. vertical- formar una obra completa. que desemboca en conclusiones donde espe-
mente, otros ejes resultantes de la misma operación pero no ya efectuada ramos que el lector hallará la respuesta a las preguntas inicialmente
con ayuda de los mitos de una población única. todos diferentes en apa- planteadas. a menudo se remite al segundo volumen. detrás del cual
riencia, sino de los mitos que, si bien surgidos de poblaciones vecinas. acaso se perfile ya el tercero. Pero estos volúmenes, si llegan a ver el
exhiben ciertas analogías con los primeros. Con esto los esquemas con- día. no constituirán una sucesión; antes bien: representarán un regreso
ductores se simplifican. se enriquecen o se transforman. Cada uno se a los mismos materiales. un ataque diferente de los mismos problemas
vuelve origen de nuevos ejes. perpendiculares a los precedentes en otros con la esperanza de destacar propiedades que quedaran confusas o inad-
planos, donde no tardarán en engancharse, por un doble movimiento vertidas. recurriendo a nuevas luces y tiñendo de distinto modo los cor-
prospectivo y retrospectivo, sucesiones extraídas ora de mitos provenien- tes histológicos. Si la indag-ación se prolonga como lo esperamos. no se
tes de poblaciones más alejadas. ora de mitos inicialmente dejados de desplegará, pues, sobre un eje lineal. sino en espiral: volviendo regular-
lado por parecer inútiles o imposibles de interpretar, con todo y perte- mente a viejos resultados y sin abarcar objetos nuevos más que en el grado
necer a pueblos a los que ya se pasó revista. Conforme la nebulosa se en que su conocimiento vaya a permitir profundizar en aquel cuyos ru-
extiende. pues, su núcleo se condensa y organiza. Se anudan cabos suel- dimentos solos fueron precedentemente adquiridos.
tos. se llenan vacíos, se establecen conexiones, algo parecido a un orden Tampoco habrá que sorprenderse si este libro, que reconocemos cansa-
14 OBERTURA OBERTURA 15
grado a la mitología, no se priva de tirar de cuentos, leyendas, tradicio- hemos escogido, ciertas propiedades fundamentales de nuestro objeto. Ya
nes seudohistóricas, ni de recurrir mucho a las ceremonias y ritos. En Durkheim (p. 142) decía del estudio de los mitos: "Es un difícil proble-
efecto, rechazamos las opiniones demasiado apresuradas acerca de lo que ma que pide ser tratado en sí mismo, para sí mismo y siguiendo un mé-
es mítico y 10 que no lo es, y reivindicamos para nuestro uso toda ma- todo especial para él." Sugería también la razón de semejante situación
nifestación de la actividad mental o social de las poblaciones estudiadas. al evocar más adelante (p. 190) los mitos totémicos "que sin duda no
que permitirá -según podrá apreciarse en el curso del análisis- como explican nada y no hacen sino cambiar de sitio la dificultad pero que,
pletar el mito o alumbrarlo, pese a que no constituye, en el sentido que al hacerlo, parecen al menos atenuar el escándalo lógico". Profunda de-
los músicos dan a esta expresión. un acompañamiento "obligado" de él finición que según creemos podría extenderse al campo entero del peno
(ver acerca de este punto: L.-S. 5, cap. XII). En otro orden de ideas y samiento mítico, dándole un sentido más amplio del que su autor hu-
aunque la indagación se concentre en los mitos de la América tropical, biera aceptado.
de donde se ha tomado la mayoría de los ejemplos, son las exigencias del En efecto, el estudio de los mitos plantea un problema metodológico
análisis las que, a medida que progresa. imponen la contribución de mi- en virtud del hecho de que no puede conformarse al principio carteo
tos que vienen de regiones más alejadas, como esos organismos primitivos siano de dividir la dificultad en tantas partes como haga falta para re-
que, aunque envueltos ya en una membrana, conservan la capacidad de solverla. No existe término verdadero del análisis mítico, ni unidad se-
mover su protoplasma dentro de esa funda y de distenderla prodigiosa- creta por asir al final del trabajo de descomposición. Los temas se des-
mente para emitir seudópodos: comportamiento que resulta menos extra- doblan hasta el infinito. Cuando se cree haberlos desenmarañado y te-
ño en cuanto se aprecia que su objeto es capturar y asimilar cuerpos nerlos separados. simplemente se aprecia que vuelven a ligarse respon-
ajenos. Por fin, nos hemos guardado de invocar las clasificaciones pre· diendo a las solicitaciones de afinidades imprevistas. Por consiguiente
concebidas en mitos cosmogónicos, estacionales. divinos. heroicos, tecno- la unidad del mito no es sino de tendencia y proyectiva, jamás refleja un
lógicos, etc. También aquí toca al mito mismo. sometido a la prueba estado o un momento del mito. Fenómeno imaginario implicado por el
del análisis. revelar su naturaleza y situarse en un tipo; meta inaccesible esfuerzo de interpretación, su papel es conceder una forma sintética al
al mitógrafo mientras se funda en caracteres externos y arbitrariamente mito e impedir que se disuelva en la confusión de los contrarios. Podría
aislados. así decirse que la ciencia de los mitos es una anaclástica, tomando este
En suma, lo propio de este libro es carecer de asunto; restringido por viejo término en el sentido amplio autorizado por la etimología. y que
principio de cuentas al estudio de un mito, para lograrlo incompleta- admite en su definición tanto el estudio de los rayos reflejados como el
mente debe asimilarse la materia de doscientos. El cuidado que lo pre· de los refractados. Pero a diferencia de la reflexión filosófica, que pre·
side, acantonarse en una región geográfica y cultural bien delimitada, tende remontarse hasta su fuente. las reflexiones que aquí tratamos se
no evita que de cuando en cuando tome el ritmo de un tratado de mi- refieren a rayos carentes de todo foco, como no sea virtual. La divergen-
tología general. No tiene principio, puesto que de manera análoga se cia de las sucesiones y de los temas es un atributo fundamental del pen-
habría desenvuelto si se hubiera colocado en otro sitio el punto de par- samiento mítico. Se manifiesta éste bajo el aspecto de una irradiación
tida; fin no tiene tampoco. pues numerosos problemas no pasan de ser para la cual nada más la medida de las direcciones y de sus ángulos in-
tratados sumariamente, y otros sólo quedan en su sitio, en espera de me- cita a postular un origen común: punto ideal donde convergerían los
jor suerte. Para preparar nuestro mapa nos hemos visto obligados a hacer rayos desviados por la estructura del mito. si no proviniesen precisamen-
levantamientos "en rosetón": constituir primero alrededor-vde un mito te de otra parte y no se hubiesen mantenido paralelos a lo largo de todo
su campo semántico. gracias a la etnografía y mediante otros mitos. y su trayecto. Según mostraremos en la conclusión de este libro, esta mul-
repitiendo la operación para cada uno de ellos; de modo que la zona tiplicidad ofrece algo de esencial, puesto que toca el doble carácter del
central arbitrariamente escogida puede verse recortada por numerosos pensamiento mítico, de coincidir con su objeto -del que forma una ima-
trayectos, pero la frecuencia de los traslapamientos disminuye al aumen- gen homóloga- pero sin nunca conseguir fundirse con él. por evolucio-
tar el alejamiento. Para obtener por doquier un barrido de igual den- nar en otro plano. La recurrencia de los temas traduce esta mezcla de
sidad se necesitaría por lo tanto renovar repetidas veces la marcha, tra- impotencia y tenacidad. Indiferente a la partida o a la llegada francas,
zando nuevos circulas a partir de puntos situados en la periferia. Pero el pensamiento mítico no recorre trayectorias enteras: siempre le queda
al mismo tiempo el territorio primitivo se encuentra agrandado. O sea algo por realizar. Lo eiíemc que los ritos. los mitos son in-terminables.
que el análisis mítico aparece como una labor de Penélope. Cada pro- y al querer imitar el movimiento espontáneo del pensamiento mitico
greso hace nacer una esperanza nueva. pendiente de la solución de una nuestra empresa. también ella demasiado breve y demasiado larga, ha
nueva dificultad. El expediente no se cierra nunca. debido plegarse _, a sus exigencias, y respetar su ritmo. Así este libro
Confesemos sin embargo que, lejos de alarmarnos, la singular concep- sobre los mitos es también, a su manera, un mito. Si suponemos que
ción de este libro nos parece signo de haber llegado acaso a captar, gra- posee una unidad, ésta no aparecerá más que aparte o más allá del texto.
cias a un plan y un método que más se nos han impuesto de lo que los En el mejor de los casos se establecerá en el espíritu del lector.
16 OBERTURA OBERTURA 17

Pero sin duda será en el plano de la critica etnográfica donde incurrire- todo o nada. Para validar nuestra empresa no es preciso a nuestros ojos
mos en más reproches. Fuera cual fuere nuestro afán de información, que esté asegurada de disfrutar, durante años y hasta en sus menores
hemos descuidado ciertas fuentes, si es que no han resultado Inaccesibles.t detalles. de una presunción de verdad. Basta que se le reconozca el mo-
No todas las que hemos utilizado se han conservado en la redacción de- desto mérito de haber dejado un problema difícil en estado menos malo
finitiva. Para no sobrecargar desmesuradamente la exposición ha habido que como lo encontró. No olvidemos tampoco que para la ciencia no
que escoger los mitos. elegir ciertas versiones, podar sus variantes a los puede haber verdades adquiridas. El sabio no es el hombre que sumi-
motivos. Algunos nos acusarán de haber amañado la materia de la in- nistra las respuestas verdaderas: es el que plantea las verdaderas pre-
dagación a la medida de nuestro proyecto. Pues si de una masa consi- guntas.
derable de mitos no hemos retenido más que los más favorables a la Avancemos más. Los críticos que nos reprocharan no haber procedido
demostración, ésta perdería mucho de su fuerza. ¿Así que nos tendría- a un inventario exhaustivo de los mitos sudamericanos antes de anali-
mos que haber puesto a revolver efectivamente la totalidad de los mitos zarlos incurrirían en un grave contrasentido acerca de la naturaleza y
conocidos de la América tropical para osar abordar su comparación? papel de tales documentos. El conjunto de los mitos de una población
La objeción adquiere un relieve particular si se toman en cuenta las pertenece al orden del discurso. A menos que la población se extinga
circunstancias que han retrasado este libro. Casi estaba terminado cuan- física o moralmente, este conjunto nunca se cierra. Lo mismo fuera
do se anunció la publicación del primer volumen de la Enciclopédia Bo- reprochar a un lingüista escribir la gramática de una lengua sin haber
roro, y esperamos a que la obra llegase a Francia y a- haberla revisado registrado todas las palabras que han sido pronunciadas desde que dicha
para darle la última mano a nuestro texto. Pero, con igual cálculo, ¿no lengua existe. y sin conocer los intercambios verbales que acontecerán en
deberíamos esperarnos a que se publicara dentro de dos o tres años el tanto siga existiendo. La experiencia demuestra que un número írriso-
segundo volumen, que estará consagrado a los mitos, y la parte que tra- rio de frases, en comparación con todas las que teóricamente hubiera
tará de los nombres propios? A decir verdad, el estudio del volumen podido recopilar (por no hablar de las que no puede conocer por haber
aparecido proporcionó otra enseñanza, pese a las riquezas que ofrece. sido dichas antes de que pusiera manos a la obra. o fuera de su presen-
Pues los salesianos. que hacen constar sus propios cambios de opinión cia, o porque serán dichas más tarde). permite al lingüista elaborar una
con harta placidez -cuando no prefieren callarlos-e, propenden a unos- gramática de la lengua que estudia. Y hasta una gramática parcial o un
trarse acerbos siempre que una información publicada por un autor no bosquejo de gramática son adquisiciones inapreciables si se trata de len-
coincide con la más recien te de las recogidas por ellos mismos. En am- guas desconocidas. Para manifestarse, la sintaxis no espera el registro de
bos casos cometen el mismo error de método. Que una información con- una serie teóricamente ilimitada de acontecimientos, puesto que consiste
tradiga otra plantea un problema, pero no lo resuelve. Somos más res- en el cuerpo de reglas que preside a su engendramiento. Ahora bien.
petuosos hacia los informadores, sean de los nuestros o de los antigua- es en verdad una sintaxis de la mitología sudamericana lo que hemos
mente empleados por los misioneros y cuyo testimonio tiene por eso tratado de esbozar. Cuando nuevos textos vengan a enriquecer el dis-
mismo particular valor. Los méritos de los salesianos son tan evidentes curso mítico será ocasión de vigilar o modificar la manera en que se ha-
que, sin traicionar al reconocimiento que se les debe, puede dirigírseles yan formulado determinadas leyes gramaticales, de renunciar a tales o
este leve reproche: tienen una ingrata tendencia a creer que la infor- cuales y de descubrir otras nuevas. Pero en ningún caso podría oponér-
mación de fecha más reciente anula todas las demás. senos la exigencia de un discurso mítico total. Pues acabamos de ver
Ni por un instante dudamos que al tomar en consideración otros do~u­ que semejante exigencia carece de sentido.
mentos, aparecidos o por aparecer, se verán afectadas nuestras conclusio- Otra objeción sería más grave. En efecto, podría discutirse nuestro de-
nes. Algunas. prudentemente propuestas, acaso reciban confirmación: recho a elegir los mitos a derecha e izquierda, de aclarar un mito del
otras serán abandonadas o modificadas. No importa: en disciplinas Chaco con una variante de la Guayana~ un mito ge mediante su análogo
como la nuestra el saber científico avanza a paso inseguro. bajo el látigo colombiano. Pero por respetuoso de la historia y por dispuesto que esté
de la contención y de la duda. Deja a la metafísica la impaciencia del el análisis estructural a sacar provecho de todas las lecciones, se niega a
dejarse encerrar dentro de los perímetros ya circunscritos por la Investi-
1 Así, en virtud de su reciente publicación, ciertas obras, como Die Tacana
gación histórica. Al contrario, demostrando que mitos de muy diversos
de Hissink y Hahn (Stuttgarr, 1961). no han sido aprovechadas más que su-
perñcíalmente, mientras que otras, llegadas a Francia después de terminado orígenes forman objetivamente un grupo. plantea un problema a la
este libro, no se han usado en absoluto. Tal es el caso de: J. Wilbert, Indios historia y la invita a ponerse a buscar una solución. Hemos construido
de la región Grinaco-Ventuari (Caracas. 1963), Warao oral literature (íd.• un grupo y esperamos haber ofrecido la prueba de que es un grupo.
1964), Y N. Fock, Waiwai, Rctigion and Society o/ an Amawnian Tribe (Cop- Incumbe a los etnógrafos, los historiadores y los arqueólogos decir cómo
enhague, 19615), donde ya hemos encontrado, sin embargo, un mito de la zari- y por qué.
güeya que verifica nuestros análisis de las partes tercera y cuarta. Estos nuevos Que se tranquilicen. Para explicar el carácter de grupo que ofrecen
materiales serán aprovechados en otro volumen. los mitos confrontados por nuestra indagación (y por esta sola razón
13 OBERTURA OBERTURA 19
han sido confrontados) no contamos con que algún día pueda la crítica ocasiones se nos hace. Más aún que nuestras anteriores obras ¿no ex-
histórica transformar un sistema de afinidades lógicas en la enumeración travía este libro la reflexión etnológica por las sendas, que debían es-
de una multitud de préstamos, sucesivos o simultáneos, hechos entre po- tarle prohibidas, de la psicología, la lógica y la filosofía? ¿No contri-
blaciones contemporáneas o antiguas, a través de distancias y lapsos de buimos a distraer así al etnólogo de sus verdaderas tareas. que consistí-
tiempo tan considerables a veces que cualquier interpretación de este rían en el estudio de sociedades concretas y de los problemas que en
género fuese poco plausible y, en todo caso, imposible de verificar. Así ellas plantean las relaciones entre los individuos y los grupos. desde el
que invitaremos al historiador a ver en la América india una Edad Me- triple punto de vista social. político y económico? Estas inquietudes, a
dia a la que faltara su Roma: masa confusa, surgida ella misma de un menudo expresadas. nos parecen resultar de una total equivocación en
viejo sincretismo cuya textura fue sin duda muy floja, y en el seno de lo tocante a la tarea que nos hemos impuesto. Además -y esto es más grave
la cual subsistirían aquí y allá durante varios siglos focos de alta civiliza- a nuestros ojos- proyectan la duda sobre la continuidad que seguimos
ción y pueblos bárbaros, tendencias centralizadoras y fuerzas de frag- metódicamente desde Les structures elemeruaires de la parente, puesto
mentación. Aunque éstas hayan salido ganando por el juego de las cau- que contra aquella obra. por lo menos, no parece posible formular razo-
sas internas y a causa de la llegada de los conquistadores europeos. no es nablemente el mismo reproche.
menos cierto que un grupo como el que sirve de objeto a nuestra inves- Sin embargo, si El pensamiento salvaje marca en nuestra tentativa una
tigación debe su carácter al hecho de haber, en cierto modo, cristalizado especie de pausa, es sólo porque teníamos que tomar aliento entre dos
en un medio semántico ya organizado, cuyos elementos habían servido' esfuerzos. Sin duda la aprovechamos para abarcar con la mirada el pa~
a toda suerte de combinaciones: menos sin duda por afán de imitación norama desplegado ante nosotros. disfrutando así de la ocasión ofrecida
que para permitir a sociedades pequeñas pero numerosas afirmar su ori- de medir el trayecto recorrido, acotar el itinerario por venir y hacernos
ginalidad respectiva explotando los recursos de una dialéctica de oposi- una idea sumaria de las comarcas extranjeras que tendríamos que atrave-
ciones y correlaciones en el cuadro de una concepción común del mundo. sar, pese a que habíamos decidido no apartarnos nunca duraderamente
Una. interpretación tal, que dejaremos en bosquejo. descansa evidente- de nuestro camino ni -como no fuera por cobrar piezas menudas- aven-
mente sobre conjeturas históricas: gran antigüedad del poblamiento de turamos por los cotos, tan bien vedados. de la filosofía ... En cualquier
la América tropical. movimientos repetidos de numerosas tribus en todos caso semejante parada. que algunos han tomado por una llegada, sólo
sentidos, fluidez demográfica y fenómenos de fusión creadores de las debía ser pasajera, entre la primera etapa recorrida por Les structures y
condiciones de un sincretismo muy antiguo a partir del cual se produ- la segunda. que este libro intenta emprender.
jeron las diferencias observables entre los grupos, que nada o casi nada y sobre todo el destino sigue siendo el mismo. Partiendo de la expe-
reflejan de las condiciones arcaicas sino que son, las más de las veces. riencia etnográfica sigue tratándose de hacer un inventario de los recin-
secundarias y derivadas. A pesar de la perspectiva formal que adopta. tos mentales, de reducir datos en apariencia arbitrarios a un orden. de
el análisis estructural valida, pues. interpretaciones etnográficas e histó- alcanzar un nivel donde se manifieste, una necesidad. inmanente a las
ricas que propusimos ya hace más de veinte años y que, tenidas entonces ilusiones de la libertad. Detrás de la contingencia superficial y la di-
por aventuradas (ver L.·S. 5~ p. 118 ss. y todo el capítulo VI). no han versidad incoherente -tal parecla-, de las reglas matrimoniales, en Les
cesado de ganar terreno. Si alguna conclusión etnográfica se desprende structures desprendimos un número reducido de principios sencillos, por
del presente libro será. en efecto, que los Ce, lejos de ser aquellos "mar- cuya intervención un conjunto complejísimo de usos y costumbres, a
ginales" que se imaginaba en 1942, al redactar el primer volumen del primera vista absurdos (y así juzgados generalmente). se reducían a un
Handbook of South American Indians (hipótesis contra la cual protesta- sistema significativo. Nada garantizaba, sin embargo. que semejantes
mos desde entonces), representan en América del Sur un elemento pivote apremios fuesen de origen interno. Hasta podría ocurrir que no fuesen
cuyo papel es análogo al desempeñado en América del Norte por las anti- sino repercusiones en el espíritu humano de ciertas exigencias de la vida
quísimas culturas establecidas en las cuencas de los ríos Fraser y Columbia, social objetivadas en las instituciones. Entonces su resonancia en el plano
y sus sobrevivientes. Cuando nuestra encuesta se mueva hacia las regiones psíquico sería efecto de mecanismos de los cuales sólo quedaría por des-
septentrionales de América del Norte aparecerán más claramente los cubrir el modo de operación.
fundamentos de este paralelo. Más decisiva será. pues. la experiencia que ahora emprendemos sobre
la mitología. Ésta carece de función práctica evidente; a la inversa de
los fenómenos precedentemente examinados. no está directamente víncu-
lada a una realidad diferente, que disfrute de una objetividad más
Era necesario evocar al menos estos resultados concretos del análisis es- alta que la suya y cuyas órdenes transmitiría a un espíritu que parece
tructural (de los cuales algunos otros, limitados a las culturas de la Amé- enteramente libre de abandonarse a su espontaneidad creadora. Por con-
rica tropical, serán expuestos en el presente libro) para poner al lector siguiente si fuera posible demostrar que también en este caso la aparien-
en guardia contra el reproche de formalismo o hasta de idealismo que en cia arbitraria, el brotar pretendidamente libre, la invención que pudiera
20 OBERTURA OBERTURA 21
creerse sin riendas suponen leyes operantes a nivel más profundo, sería nunciar un vacío, vemos en ella la consecuencia inevitable, en el plano
ineluctable concluir que el espíritu, frente a frente con él mismo, y es- filosófico, de la elección de una perspectiva etnográfica que hicimos, ya
capando de la obligación de componer con objetos, se ve en cierto modo que, por habernos puesto a buscar las condiciones en virtud de las cua-
reducido a imitarse a sí mismo como objeto; y también que, al no ser les se vuelven mutuamente convertibles sistemas de verdades y pueden
en tal caso fundamentalmente diferentes las leyes de sus operaciones de así ser simultáneamente recibibles para varios sujetos, el conjunto de
las que manifiesta en su otra función, prueba con ello su naturaleza esas condiciones adquiere el carácter de objeto dotado de una realidad
de cosa entre las cosas. Sin llevar tan lejos el razonamiento nos bastará propia e independiente de todo sujeto.
con la convicción de que si el espíritu humano aparece determinado hasta Creemos que nada mejor que la mitología permite ilustrar y demostrar
en sus mitos, a [ortiori deberá estarlo por todas partes.e empíricamente la realidad de este pensamiento .objetivado: Sin excluir que
Al dejarse guiar por la búsqueda de las imposiciones que pesan sobre los sujetos hablantes, que producen y transmiten los mlt~s, puedan a~­
la mente nuestra problemática se encuentra con la del kantismo, no obs- quirir conciencia de su estructura .y de su modo de. opera.clón,. no podrfa
tante que vayamos por otros caminos que no conducen a las mismas con. ser de manera normal sino parcialmente y con mterrmtencra. Ocurre
clusiones. El etnólogo no se siente obligado, como el filósofo, a tomar con los mitos 10 que con el lenguaje: el sujeto que en su discurso aplicase
por principio de reflexión las condiciones de ejercicio de su propio pen~ conscientemente las leyes fonológicas y gramaticales -suponiendo que
samiento O de una ciencia que es la de la sociedad de su tiempo, a fin poseyera la ciencia y la habilidad necesarias- no dejaría de perder en
de extender tales verificaciones a un entendimiento cuya universalidad seguida el hilo de sus ideas. Del mismo modo el ejercicio y uso del pen-
no podrá ser sino hipotética y virtual. Preocupado por los mismos pro- samiento mítico exigen que sus propiedades se mantengan ocultas; en
blemas, hace un recorrido inverso por partida doble. En vez de la hipó- caso contrario se caería en la posición del mitólogo que no puede creer
tesis de un entendimiento universal prefiere la observación empírica de en los mitos puesto que se dedica a desmontarlos. El análisis mítico no
entendimientos colectivos cuyas propiedades, en cierta manera solidifica- tiene ni puede tener por objeto mostrar cómo piensan tales o cual~s
das, se le vuelven manifiestas merced a innumerables sistemas concretos hombres. En el caso particular que aquí nos ocupa es dudoso, por decir
de representaciones. Y como para él, hombre de un medio social, de una 10 menos, que los indígenas del Brasil central conciban realmente, aparte
cultura, de una región y de un periodo de la historia, estos sistemas re- de los relatos míticos que los fascinan, los sistemas de relaciones a los
presentan toda la gama de las variaciones posibles en el seno de un gé- que nosotros los reducimos. Y cuando recurriendo a tales mitos valida-
nero, escoge aquellos cuya divergencia le parece más pronunciada, con la mos ciertos giros arcaicos o figurados de nuestra propia lengua popular
esperanza de que las reglas metódicas que se le impondrán para traducir se impone la misma verificación, ya que es desde fuera y bajo el yugo de
dichos sistemas a los términos del suyo propio y recíprocamente descu- una mitología ajena corno se opera por nuestra parte una toma de con-
brirán una red de imposiciones fundamentales y comunes: gimnasia su- ciencia retroactiva. Así que no pretendemos mostrar cómo piensan los
prema donde el ejercicio de la reflexión, llevado hasta sus límites obje- hombres en los mitos, sino cómo los mitos se piensan en los hombres,
tivos (puesto que éstos han sido de antemano localizados e inventariados sin que ellos lo noten.
por la indagación etnográfica), hace resaltar cada músculo y las coyun- y acaso, como lo hemos sugerido, convenga llegar aún más lejos, pres-
turas del esqueleto, exponiendo así los lineamientos de una estructura cindiendo de todo sujeto para considerar que, de cierta manera, los mi-
ana tómica general. tos se piensan entre dloj.~ Pues aquí se trata de separar no tanto lo que
Reconocemos perfectamente este aspecto de nuestra tentativa bajo la hay en los mitos (sin estar asimismo en la conden~ia de los .hombr~s)
pluma de P. Ricceur cuando la califica, con razón, de "kantismo sin como el sistema de los axiomas y postulados que defmen el mejor códígc
sujeto trascendentalv.s Pero lejos de que la restricción nos parezca de- posible, capaz de dar una significación común a elaboraciones incons-
cientes debidas a mentalidades, sociedades y culturas elegidas entre las
2 " •••Si hay leyes en algún sitio, deberá haberlas por todas partes." Esta
separadas por distancias mayores. Como los mitos reposan a su vez so-
era ya la conclusión del pasaje de Tylor que hace diecisiete afias usamos como
epígrafe para Les structures élémentaiTes de la paTenté. bre códigos de segundo orden (pues los de primer orden son aquellos
ti P. Ricceur, "Symbole et temporalité", Archivio di Filosoiia, no 1-2, Roma. en que consiste el idioma), este libro ofrecería entonce~ ~l. esbozo ?e un
1963, p. 24. Cf. también p. 9: "Un inconsciente más kantiano que freudiano, código de tercer grado, destinado a asegurar la traductibifidad reciproca
un inconsciente categorial. combinatorio ..."; y p. 10: "... sistema categorial de varios mitos. Tal es la razón de que no se ande errado al tenerlo
sin referencia a un sujeto pensante ... homólogo de la naturaleza; acaso hasta por un mito: en cierta forma el mito d~ la mitología. . .
sea naturaleza..." Pero, ni más ni menos que otros códigos, éste no es inventado DI por-
Con su agudeza y perspicacia habituales Roger Bastíde (p. 65'79) ha prevíe-
to todo el despliegue anterior. Nuestro encuentro es tanto más revelador de 4, Los indios üjibwa tienen los mitos por "seres dotados de conciencia, ca-
su lucidez cuanto que no he conocido su texto, que amablemente me comuní- paces de pensamiento y de acción." W. jones, "Ojíbwa Texts", Pubt. of the
có él mismo. hasta el momento en que corregía las pruebas de este libro. Amer. Ethnol. Soc., vol. III, parte JI, New York, 1919. p. 571, n. 1.
22 OBERTURA OBERTURA 23
dioseado por ahí. Es inmanente a la mitología misma, donde no hace- último de la antropología es contribuir a un mejor conocimiento del
mos más que descubrirlo. Un etnógrafo que trabajaba en América del pensamiento objetivado y de sus mecanismos, a fin de cuentas resulta lo
Sur se asombraba de la manera como le llegaban los mitos: "Cada na- mismo que en este libro el pensamiento de los indígenas sudamericanos
rrador, o casi, cuenta las historias a su manera. Hasta en detalles im- cobre forma por operación del mío, o el mío por operación del suyo. Lo
portantes la variación es enorme ..... Pero a los indígenas no parecía que importa es que el espíritu humano, sin cuidarse de la identidad de
conmoverles esta situación: "Un Carajá que me acompañaba de pueblo sus mensajeros ocasionales, va manifestando aquí una estructura cada
en pueblo escuchó una porción de variantes dees~e. tipo y las acog.i6 vez más inteligible a medida que siguen su curso doblemente reflexivo
todas con casi igual confianza. No es que no percibiera las contradic- dos pensamientos que actúan uno sobre otro, y de los cuales uno aqui
ciones. Es que no le interesaban en lo más mínimo .. ." (Lipkind 1, p. y otro allá puede ser la mecha o la chispa que, al unirse, causarán su
251). Un comentador ingenuo venido de otro planeta podría sorpren- iluminación común. Y si se revela un tesoro no hará falta árbitro que
derse con mayor razón (pues se tratarla de historia y no de mito) de se encargue del reparto, puesto que se empezó por reconocer (L.-S. 9)
que en la multitud de obras consagradas a la Revolución francesa ~o que el legado es inalienable y debe conservarse indiviso.
siempre figuren o se supriman los mismos incidentes, y de que los rms-
mos, relatados por varios autores, aparezcan bajo diferentes luces. Y sin
embargo tales variantes se refieren al mismo país, al mismo periodo, a
los mismos acontecimientos, cuya realidad se desparrama por todos- los II
planos de una estructura hojaldrada. O sea que el criterio de validez
no se liga a los elementos de la historia. Perseguido aisladamente cada Al principio de esta introducción declarábamos haber tratado de tras-
uno resultaría ser impalpable. Pero por lo menos algunos de ellos ad- cender la oposición de lo sensible y lo inteligible colocándonos de una
quieren consistencia por el hecho de que pueden integrarse e? una se- vez al nivel de los signos. En efecto, éstos expresan lo uno por medio
rie cuyos términos reciben más o menos credibilidad en función de la de lo otro. Hasta en número muy escaso se prestan a combinaciones ri-
coherencia global. gurosamente ajustadas que pueden traducir, hasta en sus más leves ma-
A despecho de esfuerzos tan meritorios COIDO indispensables por ?,anar tices, toda la diversidad de la experiencia sensible. Así esperamos alcan-
acceso a otra condición, una historia lúcida deberá confesar que Jamás zar un plano en que las propiedades lógicas se manifestarán como atrio
escapa del todo a la naturaleza del mito. Lo que no deja de valer para butos de las cosas tan directamente como los sabores o los aromas cuya
ella, a [ortiori vale mucho más aún para él. En más alto grado, los es- particularidad, que excluye cualquier equivocación, remite sin embargo
quemas míticos ofrecen el carácter de obj~tos ab.s~l~tos que si no su- a una combinación de elementos que diferentemente escogidos o dispues-
friesen influencias externas no perderían m adquirirían partes. Resulta tos habrían suscitado la conciencia de otro aroma. Gracias a la noción
que, cuando el esquema sufre una transformación, ésta afecta solidaria- de signo, se trata pues para nosotros, en el plano de 10 inteligible y ya
mente todos sus aspectos. Así cuando parece ininteligible un aspecto de no solamente de lo sensible, de tornar las cualidades propicias al comer-
un mito particular, un método legítimo consiste en tratarlo, de manera cio de la verdad.
hipotética y preliminar, como una transformación del aspecto homólogo Esta búsqueda de un camino medio entre el ejercicio del pensamiento
de otro mito, vinculado al mismo grupo por las necesidades de la causa lógico y la percepción estética debiera, muy naturalmente, inspirarse en
y que se presta mejor a la interpretación. Eso .hemos he.cho repetidas el ejemplo de la música, que siempre la ha practicado. Y no sólo desde
veces: así al resolver el episodio de la boca cubierta del jaguar en M, un punto de vista general se imponía esta confrontación. Muy pronto,
mediante el episodio inverso de la boca abierta en M 5 :>; .0 el de la .real casi desde el principio de la redacción, apreciamos que era imposible
calidad servicial de los buitres de la carroña en M 1 a partir, de la calidad distribuir la materia del libro de acuerdo con un plan respetuoso de las
mentirosa en M 5' Contrariamente a lo que pudiera creerse, el método normas tradicionales. La división en capítulos no sólo violentaba el
no cae en un cí~culo vicioso. Solamente implica que cada mito tomado movimiento del pensamiento; lo empobrecía y 10 mutilaba, quitaba a
en particular existe como aplicación restringida de un esquema. que las la demostración su mordiente. Parecía, de manera paradójica, que
relaciones de recíproca inteligibilidad percibidas entre varios rmtos ayu- para que ésta pareciese determinante había que concederle más flexibili-
dan progresivamente a separar. dad y libertad. Advertimos también que el orden de presentación de
Con el uso que hacemos del método sin duda se nos acusará de dema- los documentos no podía ser lineal, y de que las fases del comentario
siado interpretar y simplificar. Aparte de que tampoco aquí tenemos la no se ligaban entre ellas por la mera relación de lo anterior y lo poste-
pretensión de que todas las soluciones propuestar tengan i?ual valor, ya rior. Eran indispensables artificios de composición para dar en ocasiones
que inclusive hemos cuidado de subrayar el caráct er precarIo de algunas, al lector el sentimiento de una simultaneidad, sin duda ilusoria puesto
sería hipócrita no seguir nuestro pensamiento hasta el fin. ¿Qué. imp~r. que no dejaba de estarse encadenado por el orden del relato, pero de la
ta? -responderemos, pues, a nuestros críticos eventuales. Pues SI el fin cual podía al menos buscarse el equivalente aproximado hadendo alter-
24 OBERTURA OBERTURA 25
nar un discurso tirante y un discurso difuso. precipitando el ritmo luego Con todo, este homenaje liminar más confirma la existencia del pro-
de haberlo hecho más lento, y ya amontonando los ejemplos. ya tenién- blema que lo resuelve. La verdadera respuesta se halla, según creemos,
dolos apartados. Conseguimos apreciar así que nuestros análisis se dis- en el carácter común del mito y la obra musical de ser cada uno a su
ponían en varios ejes. El de las sucesiones, claro está, pero también el manera lenguajes que trascienden el plano del lenguaje articulado, sin
de las compacidades relativas que exigían el recurso a lo que en música dejar como él de requerir. en oposición con la pintura, una dimensión
son el solo y el tutti; los de las tensiones expresivas y de los códigos de temporal para manifestarse. Pero esta relación con el tiempo es de una
reemplazamiento. en función de los cuales aparecían en el curso de la naturaleza bastante particular: todo ocurre como si la música y la mito-
redacción oposiciones comparables a las que hay entre canto y recitativo, logía no tuviesen necesidad del tiempo más que para darle un mentís.
conjunto instrumental y aria. En efecto, una y otra son máquinas de suprimir el tiempo. Por debajo
De la libertad que tomamos así de recurrir a varias dimensiones para de los sonidos y los ritmos la música opera en un terreno bruto, que es
disponer nuestros temas resultaba que una segmentación en capítulos el tiempo fisiológico del oyente; tiempo irremediablemente diacrónico,
isométricos debía ceder el paso a una división en partes menos numerosas, por irreversible, del cual, sin embargo, trasmuta el segmento que se
pero tanto más voluminosas y complejas, desiguales en longitud y cada consagró a escucharla en una totalidad sincrónica y cerrada sobre sí mis-
una de las cuales constituiría un todo en virtud de su organización in- ma. La audición de la obra musical, en virtud de la organización interna
terna, a la que presidiría cierta unidad de inspiración. Por la misma de ésta, ha inmovilizado así el tiempo que transcurre; como un lienzo
razón estas partes no podían vaciarse en un solo molde; cada una obede- levantado por el viento, lo ha atrapado y plegado. Hasta el punto de
cería más bien a las reglas de tono, género y estilo requeridas por la que escuchando la música y mientras la escuchamos, alcanzamos una suer-
naturaleza de los materiales elaborados y por la de los medios técnicos te de inmortalidad.
utilizados en cada caso. Por consiguiente también ahí las formas musi- Ya se ve cómo la música se parece al mito, que también supera la
cales nos ofrecían el recurso de una diversidad consagrada ya por la ex- antinomia de un tiempo histórico y consumado y de una estructura per-
periencia, puesto que la comparación con la sonata. la sinfonía. la can- manente. Pero para justificar plenamente la comparación hay que lle-
tata, el preludio, la fuga, etc. permitía verificar fácilmente que se habían varla más lejos que en otra obra (L.-S. 5, pp. 230-233). Lo mismo que
planteado, en música. problemas de construcción análogos a los plantea- la obra musical, el mito opera a partir de un doble continuo: uno ex-
dos por el análisis de los mitos, y para los cuales la música había ya in- terno, cuya materia está constituida en un caso por acontecimientos his-
ventado soluciones. tóricos o creídos tales, formando una serie teóricamente ilimitada de don-
Pero al mismo tiempo no podíamos eludir otro problema: el de las de cada sociedad extrae para elaborar sus mitos un número restringido
causas profundas de la afinidad, sorprendente de buenas a primeras, en- de acontecimientos pertinentes; y en el otro caso por la serie igualmente
tre la música y los mitos (cuyo análisis estructural se limita a valorar las ilimitada de los sonidos físicamente realizables, de donde cada sistema
propiedades. simplemente tomándolas por su cuenta y transponiéndolas musical saca su gama. El segundo continuo es de orden interno. Reside
a otro plano). Y en verdad era dar ya un gran paso hacia una respuesta en el tiempo psicofisiológico del oyente, cuyos factores son muy cornple-
poder evocar aquel invariante de nuestra historia personal que ninguna jos: periodicidad de las ondas cerebrales y de los ritmos orgánicos, capa-
peripecia sacudió, ni siquiera los ensueños fulgurantes que fueron para cidad de la memoria y potencia de atención. Son principalmente los
un adolescente la audición de Pelleas y luego de Las bodas, a saber, el aspectos neuropsíquicos los que la mitología pone en juego por la longí-
oficio rendido desde la infancia en los altares del "dios Richard Wagner". tud de la narración, la recurrenda de los temas, las otras formas de re.
Pues si en Wagner debe reconocerse el padre irrecusable del análisis tornos y de paralelismos que, para ser correctamente apreciados, exigen
estructural de los mitos (y hasta de los cuentos, verbigracia Los maestros) , que la mente del oyente barra -por así decirlo- a lo largo y a lo ancho
es altamente revelador que ese análisis se haya realizado primeramente el campo del relato a medida que se despliega ante él. Todo esto se
t!'n música)) Así que cuando sugeríamos que el análisis de los mitos era aplica igualmente a la música. Pero al lado del tiempo psicológico se di-
comparable al de una gran partitura (L.-S. 5, p. 234), nada más extraía- rige al fisiológico y hasta visceral, que la mitología no ignora, por cierto,
mos la consecuencia lógica del descubrimiento wagneriano de que la es- ya que una historia contada puede ser "palpitante", sin que su papel por
tructura de los mitos se saca a relucir mediante una partitura. ese lado sea tan esencial como en música: todo contrapunto dispone para
los ritmos cardiaco y respiratorio el puesto de una parte muda.
G Proclamando esta paternidad seríamos culpables de ingratitud si no con- Limitémonos a ese tiempo visceral para simplificar el razonamiento.
fesáramos otras deudas. Ante todo hacia la obra de Martel Granet, chispeante Diremos entonces que la música opera mediante dos enrejados. Uno es
de intuiciones geniales; y además -s-íast but not least_ hacia la de Oeorges fisiológico, y por ende natural; su existencia emana del hecho de que la
Duméztl, y el Asklé-pios, Apollon Smintheus el Ruára de Henri Grégoire (Mém- música explota los ritmos orgánicos y vuelve así pertinentes discontinui-
aires de I'Académie Royalc de Belgique, classc des Lettres, etc" t. XLV, fase. dades que de otra manera quedarían en estado latente y como ahogadas
1, 1949). en la duración. El otro enrejado es cultural, consiste en una escala de
26 OBERTURA OBERTURA 27
sonidos musicales, cuyo número y distancias varían según las culturas. no pueden ser otra cosa) de verdades ineluctablemente inconscientes y
Este sistema de intervalos proporciona a la música un primer nivel de que les son consecutivas. En el caso del mito adivinamos el por qué de
articulación. ya no en función de las alturas relativas (resultantes de las esta situación paradójica: ésta concierne a la relación irracional prevale-
propiedades sensibles de cada sonido). sino de las relaciones jerárquicas ciente entre las circunstancias de la creación, que son colectivas, y el ré-
que aparecen entre las notas de la gama: así su distinción en fundamen- gimen individual del consumo. Los mitos carecen de autor: desde el ins-
tal, tónica, sensible y dominante, que expresa relaciones, embrolladas tante en que son percibidos como mitos, sea cual haya sido su origen
más no destruidas por los sistemas politonal y atonal. real, no existen más que encarnados en una tradición. Al contar un
La misión del compositor es alterar esta continuidad sin revocar su mito, oyentes individuales reciben un mensaje que no viene, por hablar
fundamento; sea que en el enrejado la invención melódica abra vados propiamente, de ningún sitio; es ésta la razón de que se le asigne un
temporales, sea que -temporalmente también- tape o reduzca los aguo origen sobrenatural. Así es comprensible que la unidad del mito se pro-
jeras. Ora perfora, ora obtura. Y lo que vale para la melodía vale tam- yecte en un foco virtual: más allá de la percepción consciente del oyente,
bién para el ritmo, puesto que por este segundo medio los tiempos del que de momento sólo atraviesa, hasta un punto donde la energía que
enrejado psicológico, teóricamente constantes, son omitidos o redoblados, irradia será consumida por el trabajo de reorganización inconsciente,
anticipados o recuperados con retraso. desencadenado anteriormente por él. La música plantea un problema
La emoción musical proviene precisamente de que en cada instante mucho más difícil, ya que ignoramos todo acerca de las condiciones
el compositor quita o añade más o menos de lo previsto por el auditor, mentales de la creación musical. En otros términos. no sabemos cuál es
apoyado en un proyecto que cree adivinar pero que es incapaz de desen- la diferencia entre esos espíritus poco numerosos que segregan la música
trañar en verdad, en virtud de su sujeción a una doble periodicidad: la y los innumerables en los que no se produce semejante fenómeno, aun-
de su caja torácica, que participa de su naturaleza individual, y la de la que generalmente se manifiesten sensibles a él. Sin embargo la diferencia
gama. vinculada a su educación. Que el compositor se ponga a omitir es tan acusada, se manifiesta con tal precocidad, que solamente sospe-
más y más, y experimentamos una deliciosa impresión de caída; nos sen- chamos que implica propiedades de una naturaleza particular, situadas-
timos arrancados de un punto estable del solfeo y precipitados al vacío, sin duda en un nivel muy profundo. Pero el hecho de que la música sea
pero sólo porque el soporte que se nos va a ofrecer no estaba en el sitio un lenguaje por medio del cual se elaboran mensajes de los cuales por
esperado. Cuando el compositor omite menos ocurre lo contrario: nos lo menos algunos son comprendidos por la inmensa mayoría, mientras
obliga a una gimnasia más hábil que la nuestra. Ya somos movidos, ya que sólo una ínfima minoría es capaz de emitirlos, aparte de que entre
obligados a movernos, y siempre más allá de lo que nos habríamos creído todos los lenguajes sólo éste reúna los caracteres contradictorios de ser a
capaces solos. El placer estético está hecho de esta multitud de emociones la vez inteligible e intraducible -todo esto hace del creador de música
y treguas, de esperas engañadas y recompensadas más allá, resultado de un ser semejante a los dioses, y de la música misma el supremo misterio
los desafíos preparados por la obra; y del sentimiento contradictorio que de las ciencias del hombre, contra el cual estriban y que guarda la llave de
brinda de que las pruebas a que nos somete son insuperables, precisa- su progreso.
mente mientras se dispone a procurarnos los medios maravillosamente En efecto, se andaría errado al invocar la poesía para pretender que
imprevistos que permitirán atravesarlas. Equívoco también en la parti- alza un problema del mismo orden. No todo el mundo es poeta pero la
tura, que la libra poesía utiliza como vehículo un bien común que es el lenguaje articu-
... irradiando una consagración lado. Se contenta con decretar para su empleo rigores particulares. La
mal callada por la tinta misma en sollozos slbilincs.s música por el contrario se vale de un vehículo que propiamente le per-
la intención del compositor se actualiza, como la del mito, a través del tenece y que fuera de ella no es susceptible de uso general alguno. De
oyente y por él. En uno y otro caso se observa efectivamente la misma derecho, si no de hecho, todo hombre convenientemente educado podría
inversión de la relación entre el emisor y el receptor, ya que a fin de escribir poemas, buenos o malos; en tanto que la invención musical su-
cuentas es el segundo el que se descubre significado por el mensaje del pone aptitudes especiales que no podrían hacerse florecer a menos de ha-
primero: la música se vive en mí, me escucho a través de ella. El mito y ber sido dadas.
la obra musical aparecen así como directores de orquesta cuyos oyentes
son los silenciosos ejecutantes.
Si se pregunta entonces dónde está el foco real de la obra, habrá que Los fanáticos de la pintura sin duda protestarán contra el puesto pnvI-
responder que es imposible determinarlo. La música y la mitología en- leglado que damos a la música. o por lo menos reivindicarán el mismo
frentan el hombre a objetos virtuales de los cuales sólo la sombra es a favor de las artes gráficas y plásticas. Creemos no obstante que desde
actual, a aproximaciones' conscientes (una partitura de música y un mito un punto de vista formal los materiales puestos en juego, sonidos y co-
lores respectivamente, no residen en el mismo plano. Para justificar la
• Hommage [al "dios Richard Wagner"], soneto de Stéphane Mallarmé. [r.] diferencia se dice a veces que la música no es normalmente imitativa, o
28 OBERTURA OBERTURA 29

más exactamente que no imita nada sino ella misma, mientras que delan- Se objetará que lo que puede ser verdad de los colores no se aplica
te de un cuadro la primera pregunta que se le ocurre al espectador es a las formas. L~s de la geometría, y todas las demás que de ella derivan,
saber qué representa. Pero planteando hoy de esta manera el problema, s: ofrecen al artista creadas ya ~or la cultura; no provienen de la experien-
se tropezaría con el caso de la pintura no figurativa. Como apoyo de su era en mayor gr~do que los sonidos musicales. Pero un arte que se limitara
empresa ¿no podría el pintor abstracto invocar el precedente de la mú- a explotar semejantes formas adquiriría inevitablemente un sesgo decora.
sica y pretender que tiene el derecho de organizar las formas y 105 co- tivo. Sin ganar nunca existencia 'propia se volvería exangüe, a menos que
lores, ya que no de modo absolutamente libre, sí sometiéndose a las re- al adornarlos se aferrara a los objetos para sacar de ellos su sustancia. Todo
glas de un código independiente de la experiencia sensible, como hace pasa, p~es,. ~omo si la pintura no tuviese a su disposición más que elegir
la música con los sonidos y los ritmos? entr~ .slgnlfIcar l.os .s~res. y las COsas incorporándolos a sus empresas o
Al proponer esta analogía se sería víctima de una grave ilusión. Pues parttopar en la significación de los seres y las cosas incorporándose a ellos.
si "naturalmente" existen colores en la naturaleza, no existen e-corno no ~os p~rece que esta sumisión congénita de las artes plásticas a los
sea de manera fortuita y pasajera- sonidos musicales: solamente ruídos.e objetos viene del hecho de que la organización de las formas y los colores
Así que los sonidos y los colores no son entidades del mismo nivel, y en el seno de la experiencia sensible (que es ya, ni qué decir tiene, una
sólo es posible comparar legítimamente colores y ruidos, o sea modos función de la actividad inconsciente del espíritu) desempeña, para estas
visuales y acústicos pertenecientes por igual al orden de la naturaleza. artes, el papel de primer nivel de articulación de lo real. Sólo gracias
Ahora bien, resulta precisamente que ante unos y otros el hombre observa a él están en condiciones de introducir una segunda articulación, consis-
la misma actitud, puesto que no les permite liberarse de un soporte. tente en la elec.ción y ~isposición de las unidades y en su interpretación
Verdad es que se conocen ruidos confusos así como colores difusos, pero GOnfo~e a los ImperatIVOS de una técnica, de un estilo y de una manera:
en cuanto es posible discernirlos y prestarles una forma, inmediatamente es dec~r, en trasponerlos según las reglas de un código, características de
sale a relucir el afán de identificarlos vinculándolos a una causa. Estas un artista o una socieda~. Si la ~intura merece ser llamada lenguaje es por.
manchas son una multitud de flores escondidas a medias en la hierba, que, como todo lenguaje. consiste en un código especial cuyos términos
esos crujidos deben de provenir de un paso furtivo, o de ramas agitadas s?~ engendrado~ por combinación de unidades menos numerosas que par.
por el vien to ... tl~lpan ~llas rmsmas de un códi~o más general. Hay, sin embargo. una
Entre pintura y música no existe, pues, verdadera paridad. Una halla dlfere~cla con re~pecto al len~a,~e articulado, de la cual resulta que los
en la naturaleza su materia: los colores son dados antes de ser utilizados, mensaJes de la pintura son recibidos primero por la percepción estética
y el vocabulario atestigua su carácter derivado hasta en la designación de y después por la percepción intelectual, mientras que en el otro caso
los más sutiles matices: azul nocturno, azul pavorreal o azul petróleo; ocurre lo contrario. Tratándose del lenguaje articulado, la intervención
verde agua, verde jade; amarillo paja, amarillo limón; rojo cereza, etc. del segundo código oblitera la originalidad del primero. De ahí el "carác-
Dicho de otra manera, no existen colores en pintura más que porque hay ter arbitrario" reconocido a los signos lingüísticos. Los lingüistas subrayan
seres y objetos coloreados antes, y sólo por abstracción pueden despegarse este aspecto de las cosas cuando dicen que los "morfemas, elementos de
los colores de esos sustratos naturales y tratarlos como términos de un significación. se resuelven a su vez en fonemas, elementos de articulación
sistema separado. despojados de significación" (Benveniste, p. 7). Por consiguiente, en el
len~ua je art.iculado e~ primer ~ód~go no significante es, para el segundo
e Sí por falta de verosimilitud se deja de lado. en efecto, el silbido del
viento en las cañas del Nilo invocado por Diodoro, apenas, queda en la natu- código, medie y condición de significación: de suerte que la significación
raleza más que el canto de 105 pájaros caro a Lucreclo -liquidas avium oo- misma está acantonada en un plano. La dualidad se restablece en la
ces_ para servir de modelo a la música. A pesar de que los ornitólogos y los poesía, que vuelve a tomar el valor significante virtual del primer código
acústicos estén de acuerdo en reconocer a las emisiones vocales de los pájaros para integrarlo al segundo. En efecto, la poesía opera a la vez sobre la
el carácter de sonidos musicales, la hipótesis gratuita e inveriñcable de una significación intelectual de las palabras y de las construcciones sintácticas
relación genética entre el gorjeo )' la música no merece la menor discusión. y sobre propi~~ades estéticas.. términos en potencia de otro sistema que
El hombre no es sin duda el único productor de sonidos musicales si como reIu~rza, modifica o contr~d.lce a dicha significación. Lo mismo pasa en
parte tal privilegio con los pájaros, pero esta ver-ificación no afecta a nuestra la pintura. donde las oposiciones de formas y colores son acogidas como
tesis, puesto que a diferencia del color, que es un modo de la materia, la rasgos distintivos que participan simultáneamente de los dos sistemas:
tonalidad musical -sea entre los pájaros o entre los hombres-e, es por su el de las significaciones intelectuales, heredado de la experiencia común,
parte un modo de la sociedad. El pretendido "canto" de los pájaros se sitúa result~nte de la fragmentación y la organización de la experiencia sensible
en el límite del lenguaje; sirve a la expresión y a la comunicación. Así que
en objetos. y el de los valores plásticos. que sólo se vuelve significativo a
sigue siendo cierto que los sonidos musicales caen del lado de la cultura. Es
la línea de demarcación entre la cultura y la naturaleza la que no sigue condición de modular el otro integrándose a él. Se engranan dos meca-
ya, con la exactitud que se creía no hace mucho, el trazo de ninguna de las nismos articulados y acarrean un tercero en que se componen sus propie-
que sirven para distinguir la humanidad de la animalidad. dades.
30 OBERTURA OBERTURA 31

Se comprende entonces por qué la pintura abstracta, y más general- Sin embargo habrá que guardarse de olvidar que con esta naturaleza
mente todas las escuelas que se proclaman "no figurativas", pierden el que les habla pintura y música sostienen relaciones inversas. La naturaleza
poder de significar: renuncian al primer nivel de articulación y pretenden ofrece espontáneamente al hombre todos los modelos de los colores, y a
conformarse con el segundo para subsistir. Particularmente instructivo a veces hasta su materia en estado puro. Para ponerse a pintar le basta
este respecto es el paralelo que ha querido establecerse entre cierta tentati- hacer de ellos nuevo empleo. Pero hemos subrayado que la naturaleza
va contemporánea y la pintura caligráfica china. Pero en el primer caso las produce ruidos, no sonidos musicales de los cuales la cultura posee el
formas a las que recurre el artista no existen ya en otro plano, donde monopolio en tanto que creadora de los instrumentos y del canto. Esta
disfrutaran de una organización sistemática. Así nada permite identificar- diferencia se refleja en el lenguaje: no describimos de la misma manera
las como formas elementales: se trata antes bien de criaturas del capricho, los matices de los colores y de los sonidos. Para los primeros solemos pro-
gracias a las cuales se cae en una parodia de combinatoria con unidades ceder con ayuda de metonimias implícitas, como si tal amarillo fuese
que no lo son. Por el contrario, el arte caligráfico reposa enteramente inseparable de la percepción visual de la paja o del limón, tal negro de
en el hecho de que las unidades que escoge, pone en su sitio, traduce la calcinación del marfil que fue su causa, tal pardo de una tierra molida.
por las convenciones de un grafismo, de una sensibilidad, de un movi- Mientras tanto el mundo de las sonoridades se abre ampliamente a las
miento y de un estilo, tienen una existencia propia en calidad de signos, metáforas. Como muestra, "los prolongados sollozos de los violines -el
destinados por un sistema de escritura a llenar otras funciones. En tales otoño", "el clarinete es la mujer amada", etc. Sin duda la cultura descubre
condiciones solamente la obra pictórica es lenguaje porque resulta del a veces colores que no cree haberse apropiado de la naturaleza. Más justo
ajuste en contrapunto de dos niveles de articulación. fuera decir que los redescubre, por ser la naturaleza desde ese punto de
Se ve también por qué la comparación entre pintura y música no sería vista de una riqueza verdaderamente inextinguible. Pero fuera del caso
en rigor admisible más que limitándola al caso de la pintura caligráfica. ya discutido del canto de los pájaros los sonidos musicales no existirían
Lo mismo que ésta -pero porque es, en cierto modo, una pintura de para el hombre si no lag hubiera inventado.
segundo grado- la música remite a un primer nivel de articulación crea- Así sólo más tarde, de manera retrospectiva podríamos decir, la música
do por la cultura: en un caso el sistema de los ideogramas, en el otro el de reconoce a los sonidos propiedades físicas y toma algunas para fundar
los sonidos musicales. Pero por el mero hecho de ser instaurado este orden sus estructuras jerárquicas. ¿Se dirá que este proceder no la distingue
explicita propiedades naturales: así los símbolos gráficos, sobre todo los de la pintura que, también más tarde, se ha enterado de que existe una
de la escritura china, manifiestan propiedades estéticas independientes de física de los colores, a la que se adhiere más o menos abiertamente? Pero
las significaciones intelectuales que están encargados de transportar y que haciendo esto la pintura organiza intelectualmente, mediante la cultura,
la caligrafía se propone precisamente explotar. una naturaleza que ya tenía presente como organización sensible. La mú-
El punto tiene importancia capital porque el pensamiento musical sica sigue un trayecto enteramente inverso: pues en ella residía ya la
contemporáneo rechaza de manera formal o tácita la hipótesis de un cultura, pero en forma sensible, antes de organizada intelectualmente
fundamento natural que justifique objetivamente el sistema de las rela- por medio de la naturaleza. Que el conjunto sobre el que opera sea de
ciones estipuladas entre las notas de la gama. Éstas se definirían exclusiva- orden cultural explica que la música nazca enteramente libre de los lazos
mente -según la fórmula significativa de Schünberg-, por el "conjunto representativos, que mantienen la pintura bajo la dependencia del mundo
de las relaciones que tienen los sonidos uno con otro". Y con todo, las sensible y de su organización en objetos.
enseñanzas de la lingüística estructural deberían permitir superar la falsa Ahora bien, en esta estructura jerarquizada de la gama la música en
antinomia entre el objetivismo de Rameau y el convencionalismo de los cuentra su primer nivel de articulación. Hay pues un notable paralelismo
modernos. Detrás de la división que impone cada gama al continuo sonoro entre las ambiciones de la música llamada, por antífrasis, concreta y las
aparecen relaciones jerárquicas entre los sonidos. Semejantes relaciones de la pintura llamada con más justicia abstracta. Al repudiar los sonidos
no son dictadas por la naturaleza puesto que las propiedades físicas de musicales y recurrir exclusivamente a los ruidos la música concreta se pone
una escala musical cualquiera exceden en gran medida, por el número en una situación comparable, desde el punto de vista formal, a la de toda
y la complejidad, las que toma cada sistema para constituir sus rasgos pintura: se restringe al enfrentamiento con lo naturalmente dado. Y como
pertinentes. No es menos cierto que, como no importa qué sistema Iono- la pintura abstracta, se aplica ante todo a desintegrar el sistema de signifi-
lógico, todo sistema modal o tonal (y hasta poli tonal o atonal) se apoya caciones actuales o virtuales en donde esas entidades dadas figuran como
en propiedades fisiológicas y físicas, se queda con algunas de todas las elementos. Antes de utilizar los ruidos que colecciona, la música concreta
que están disponibles en número probablemente ilimitado, y explota cuida de hacerlos irreconocibles para que el oyente no pueda ceder a su
las oposiciones y combinaciones a las que se prestan para elaborar un natural tendencia a relacionarlos con iconos: plato que se rompe, silbato
código que sirva para discriminar significaciones. Lo mismo que la pintu- de locomotora, acceso de tos, rama rota. Suprime así un primer nivel de
ra, pues, la música supone una organización natural de la experiencia articulación cuyo rendimiento, dado el caso, sería muy pobre, por percibir
sensible, lo cual no quiere decir que la sufra. y discriminar el hombre mal los ruidos, a causa tal vez de la solicitación
32 OBERTURA OBERTURA 33
imperiosa que ejerce sobre él una categoría privilegiada de ruidos: los tical que manifiestan entre ellas lenguas particulares le hubiesen quitado
del lenguaje articulado. el ánimo de seguir la búsqueda difícil pero esencial de una gramática
El caso de la música concreta oculta pues una curiosa paradoja. Si con- general? Hay sobre todo que preguntarse qué ocurre en semejante con-
servara a los ruidos su valor representativo, dispondría de una primera cepción al primer nivel de articulación indispensable al lenguaje musical
articulación que le permitiría instaurar un sistema de signos por interven- como a todo lenguaje, y que consiste precisamente en estructuras generales
ción de otra. Pero con tal sistema no se diría casi nada. Para convencerse que, por ser comunes, permiten plegar al código y descifrar mensajes
basta con imaginar la clase de historias que podrían contarse con ruidos, particulares. Sea cual sea el abismo de ininteligibilidad que separe la
teniendo certidumbre razonable de que a la vez se entenderían y conmo- música concreta de la música serial, se plantea la cuestión de saber si al en-
verían. De ahí la solución adoptada de desnaturalizar los ruidos para frentarse una a la materia, otra a la forma, no ceden a la utopía del siglo,
volverlos seudosonidos; pero entonces es imposible definir entre ellos que es construir un sistema de signos en un solo nivel de articulación.
relaciones sencillas que formen un sistema significativo ya en otro plano Los que sustentan la doctrina serial responderán sin duda que renun-
y capaces de brindar la base a una segunda articulación. Ya puede la cian al primer nivel para reemplazarlo por el segundo, pero compensan
música concreta embriagarse con la ilusión de que habla: no pasa de cha- la pérdida gracias a la invención de un tercer nivel, al que confían el
patear al lado del sentido. papel llenado antes por el segundo. Así se tendrían siempre dos niveles.
Tampoco pensemos siquiera en cometer el error inexcusable que con- Después de la era de la monodia y de la polifonía la música serial marca-
sistiría en confundir el caso de la música serial con el que venimos de ría el advenimiento de una "polifonía de polifonías"; integraría una
evocar. Al adoptar resueltamente el partido de los sonidos, la música lectura que primero fue horizontal y después vertical bajo la forma de
serial, dueña de una gramática y una sintaxis refinadas, se sitúa, ni qué una lectura "oblicua". A pesar de su coherencia lógica este argumento
decir tiene, en el campo de la música, que acaso hasta habrá contribuido deja escapar lo esencial: es verdad para cualquier lenguaje que la primera
a salvar. Pero aunque sus problemas sean de otra naturaleza y se planteen articulación no es móvil, como no sea dentro de límites estrechos. Sobre
en otro plano, no dejan por eso de ofrecer ciertas analogías con los discu- todo no es permutable. En efecto, las funciones respectivas de las dos
tidos en los párrafos precedentes. articulaciones no pueden definirse en abstracto, y una en relación con la
Al llevar hasta el término la erosión de las particularidades individua- otra. Los elementos promovidos a una función significante de un nuevo
les de los tonos que arranca de la adopción de la gama temperada, el orden por la segunda articulación deben llegarle dotados de las propie-
pensamiento serial no parece ya tolerar entre ellos más que un grado muy dades requeridas, es decir, marcados ya por y para la significación. Esto
exiguo de organización. Todo ocurre inclusive como si para ella se trata- sólo es posible porque estos elementos no nada más se sacan de la naturale-
se de encontrar el grado de organización más bajo compatible con la za sino que se organizan en sistema desde el primer nivel de articulación:
conservación de una escala de sonidos musicales legada por la tradición hipótesis viciosa a menos de admitir que este sistema toma en cuenta
o, más exactamente, de destruir una organización sencilla, parcialmente algunas propiedades de un sistema natural que, para seres semejantes
impuesta desde fuera (puesto que resulta de una elección entre posibles en 10 tocante a la naturaleza. instituye las condiciones a priori de la
preexistentes) para dejar libre el campo a un código mucho más flexible comunicación. Dicho de otra manera, el primer nivel consiste en relacio-
y complejo pero promulgado: "El pensamiento del compositor, utilizando nes reales pero inconscientes, y que deben a esos dos atributos poder
una metodología determinada, crea los objetos que necesita y la forma funcionar sin ser conocidos o correctamente interpretados.
necesaria para organizarlos cuantas veces tiene que expresarse. El pema· Ahora, en el caso de la música serial este anclaje natural es precario,
miento tonal clásico se funda en un universo definido por la gravitación si no es que está ausente. Solamente de manera ideológica puede como
y la atracción, el pensamiento serial en un universo en perpetua expan- pararse el sistema a un lenguaje. Pues, a la inversa del lenguaje articu-
sión" (Boulez) . En la música serial, puede decir el mismo autor, "no hay lado, inseparable de su fundamento fisiológico y hasta físico. éste flota
ya escala preconcebida, ni formas preconcebidas, es decir estructuras gene- a la deriva desde que él mismo cortó sus amarras. Barco sin velamen
rales en las que se inserta un pensamiento particular". Notemos que aquí que su capitán, harto de que sirviese de pontón, hubiera lanzado a alta
el término "preconcebido" cubre un equívoco. Del hecho de que las estruc- mar. íntimamente persuadido de que sometiendo la vida de a bordo a las
turas y formas imaginadas por los teóricos hayan resultado las más de las reglas de un minucioso protocolo apartaría la tripulación de la nostalgia
veces artificiales y a veces erróneas no se sigue que no exista estructura de un puerto de origen y del cuidado de uno de destino ...
general alguna, que un mejor análisis de la música, tomando en considera. No discutiremos por lo demás que esta elección puede ser dictada por
ción todas sus manifestaciones en el tiempo y en el espacio, conseguiría la miseria de los tiempos. Hasta, a lo mejor, la aventura a la que se han
un día sacar a la luz. ¿Dónde estaría la lingüística si la crítica de la! lanzado la pintura y la música terminará en nuevas orillas, preferibles
gramáticas constituyentes de una lengua, propuestas por los filólogos en • las que las acogieron durante tantos siglos y cuyas cosechas se enrare-
épocas diversas, la hubiese llevado a creer que la lengua estaba despro- dan. Pero si tal cosa ocurre será a despecho de los navegantes y contra
vista de gramática constituida? ¿O si las diferencias de estructura grama. IU gusto, puesto que al menos en el caso de la música serial hemos visto
34 OBERTURA OBERTURA 3S

rechazar bruscamente este género de eventualidad. No se trata de bogar alejase de él. En vano se empeñaría en alcanzarla: cada día le parecería
hacia otras tierras, así sea desconocida su situación y su existencia hipo. más lejana e inasible. Y bien pronto demasiado distante para conmo-
tética. El vuelco que se propone es mucho más radical: sólo el viaje es verlo: sólo su idea seguiría siendo accesible, antes de acabar por perderse
real, no la tierra, y las rutas son sustituidas por las reglas de navegación. bajo la bóveda nocturna del silencio, donde los hombres no la reconoce-
Sea como sea, es en otro punto en el que queremos insistir. Aun cuando rían más que en breves y huidizos centelleos.
parecen bogar en conserva, la disparidad entre pintura y música sigue
siendo manifiesta. Sin darse cuenta la pintura abstracta llena cada día
más en la vida social el papel otrora concedido a la pintura decorativa. Hay riesgo de que el lector se desconcierte por esta discusión de la música
De este modo se divorcia del lenguaje concebido como sistema de significa- serial, que en apariencia no tiene nada que hacer a la cabeza de una
ciones. mientras que la música serial se pega al discurso: perpetuando y obra consagrada a los mitos de los indios sudamericanos. Su justificación
exagerando la tradición del Lied, es decir. de un género donde la música. la recibe del proyecto que hemos formado de tratar las sucesiones de cada
olvidando que habla una lengua irreducible y soberana. se hace sirvienta mito, y los mitos mismos en sus relaciones recíprocas, como las partes
de las palabras. Esta dependencia con respecto a una palabra distinta instrumentales de una obra musical, y de asimilar su estudio al de una
¿no denuncia la incertidumbre en que nos encontramos acerca de si en sinfonía. Pues para que el procedimiento sea legítimo hay la condición
ausencia de un código equitativamente repartido serán bien recibidos de que se manifieste un isomorfismo entre el sistema de los mitos, que
mensajes complejos por los destinatarios a los que de todas maneras hay es de orden lingüístico, y el de la música, del cual percibimos que es un
que dirigirlos? Un lenguaje al que se rompen los goznes tiende inevitable- lenguaje, puesto que lo comprendemos, pero cuya originalidad absoluta,
mente a disociarse y sus piezas. antes medios de articulación recíproca que lo distingue del lenguaje articulado, está en que es intraducible.
de la naturaleza y de la cultura, a caer a uno u otro lado. El oyente lo Debemos a Baudelaire la profunda observación de que si cada oyente
advierte a su manera, puesto que el uso por parte del compositor de una experimenta una obra de una manera que le es propia, se aprecia sin
sintaxis extraordinariamente sutil (y que permite combinaciones tanto embargo que "la música sugiere ideas análogas en cerebros diferentes"
más numerosas cuanto que los tipos de engendramiento aplicados a los (p. 1213). Dicho de otra manera, lo que la música y la mitología hacen
doce semitonos disponen, para inscribir sus meandros, de un espacio de intervenir en quienes las escuchan son estructuras mentales comunes.
cuatro dimensiones definido por la altura. la duración. la intensidad y El punto de vista que hemos adoptado implica pues el recurso a esas
el timbre) repercute para él ora en el plano de la naturaleza. ora en el estructuras generales que repudia la doctrina serial, y de las que inclusive
de la cultura. pero rara vez en ambos al tiempo: sea que de las partes pone en tela de juicio la realidad. Por otra parte dichas estructuras no
instrumentales no le llegue más que el sabor de los timbres. actuando pueden ser llamadas generales más que a condición de reconocerles un fun-
como el estimulante natural de la sensualidad; sea que cortando las alas damento objetivo más acá de la conciencia y del pensamiento, mientras
a toda veleidad de melodía el recurso a los grandes intervalos no dé a la
que la música serial quiere ser obra consciente del espíritu y afirmación
parte vocal el aire, falso sin duda, de un reforzamiento expresivo del len-
de su libertad. Problemas de orden filosófico se insinúan en el debate. El
guaje articulado.
vigor de sus ambiciones teóricas, su metodología muy estricta, sus espec·
A la luz de las consideraciones precedentes la referencia a un universo
taculares triunfos técnicos, apuntan a la escuela serial, mucho mejor que
en expansión que hemos encontrado de pluma de uno de los pensadores
más eminentes de la escuela serial adquiere singular alcance. Pues muestra a las de pinturas no figurativas, para ilustrar una corriente del pensa-
que esta escuela ha decidido jugarse su destino y el de la música. O bien miento contemporáneo que importa tanto más distinguir del estructura-
conseguirá superar la distancia tradicional que separa al oyente del com- lismo cuanto que comparte con él rasgos comunes: enfoque resueltamente
positor y, retirándole al primero la facultad de referirse inconsciente- intelectual, preponderancia concedida a los arreglos sistemáticos. descon-
mente a un sistema. general. lo obligará al mismo tiempo, si ha de enten- fianza ante las' soluciones mecanicistas y empiristas. Sin embargo, por 5US
der la música, a reproducir por su cuenta el acto individual de creación, y presuposiciones teóricas la escuela serial se coloca en las antípodas del
por la potencia de una lógica interna y siempre nueva cada obra arrancará, estructuralismo y ocupa frente a él un puesto comparable al que en otro
pues, al oyente de su pasividad, 10 solidarizará con su impulso, de manera tiempo tuvo el libertinaje filosófico frente a la religión. Con la diferen-
que la diferencia no será ya de naturaleza sino de grado entre inventar cia, en todo caso, de que hoyes el pensamiento estructural el que defiende
la música y escucharla -o bien las cosas ocurrirán de otra manera. Pues los colores del materialismo.
nada -ay- garantiza que todos los cuerpos de un universo en expansión Por consiguiente, lejos de hacer una digresión, nuestro diálogo con
estén animados de la misma velocidad, ni que se muevan en la misma el pensamiento serial reanuda y desenvuelve temas ya abordados en la
dirección. La analogía astronómica invocada sugiere más bien lo con- primera parte de esta introducción. Terminamos así de mostrar que si en
trario. Pudiera ser, pues, que la música serial participara de un universo el espíritu del público se produce con frecuencia una confusión entre
en el que la música no arrastrase al oyente por su trayectoria sino que se estructuralismo, idealismo y formalismo, basta que el estructuralísmo
36 OBERTURA OBERTURA 37
tropiece en ~~ camino con un idealismo y un formalismo verdaderos para su unión, la u?i.ón misma de la naturaleza y la cultura, pues es sabido
~ue se manifieste a plena luz su propia inspiración, determinista y rea-
que el canto difiere de la lengua hablada en que exige la participación
lista. del cuerpo e~tero pero estrictamente disciplinado por las reglas de un estilo
En efecto, lo que afirmamos de todo lenguaje nos parece aún más vocal. 'También aquí, por consiguiente, la música afirma sus pretensiones
seguro al tratarse de la música. Si entre todas las obras humanas ésta de. manera más compl~ta, sistemática y coherente. Pero aparte de que los
nos ha parecido la más propia para instruirnos acerca de la esencia de mitos son con fre~~n?a cantados, hasta su recitación se acompaña general-
la mltologfa, la razón reside en la perfección de que disfruta. Entre dos mente de una disciplina corporal: prohibición de dormitar, o de estar
tipos ~e siste:nas de signos diametralmente opuestos -por una parte el sentado, etcétera.
lenguaje. ~uslcaI '! por 0!Ia el le~aje articulado- la mitología ocupa En el curso de este libro (primera parte, 1, d) estableceremos la exis-
una posición media: conviene considerarla desde ambas perspectivas para tencia de un isomorfis~o entre la oposición de la naturaleza y de la
comprenderla. Sin embargo, cuando se decide, como 10 hemos hecho en cultura, y la de la cantidad continua y la cantidad discreta. O sea que
una posi~ión media; .convlene considerarla con ambas perspectivas para en apoyo de nuestra tesis puede recurrírse a un argumento basado en el
el lenguaje, según lo mtentamos en obras anteriores (L.-S. 5~ 6, 8, 9), más
hecho ~e que innumerables sociedades, pasadas y presentes, conciban
claramente apar~ce el puesto privilegiado que le toca a la música. Al la relación entre la lengua hablada y el canto de acuerdo con el modelo
abordar la comparación invocamos la propiedad común al mito y a la obra de la relación entre lo continuo y lo discontinuo. Esto se reduce a de-
musical de operar por ajuste de dos enrejados, uno interno y el otro cir, en efecto, que en el seno de la cultura el canto difiere de la lengua
externo. Pero en el caso de la música estos enrejados, que nunca son hablada como la cultura difiere de la naturaleza; cantado o no, el discurso
simples, se complican hasta desdoblarse. El enrejado externo o cultural, sagrado del mito se opone de la misma manera al discurso profano. Igual-
formado por la escala de los intervalos y las relaciones jerárquicas entre mente, además, se comparan frecuentemente el canto y los instrumentos
las notas, remite a una discontinuidad virtual: la de los sonidos musicales de música con máscaras: equivalentes en el plano acústico de lo que son
que son ya, en sí mismos, objetos enteramente culturales por el hecho de las m~scaras en el plano J:>lástico (y que por esta razón, notablemente en
oponerse a los ruidos, únicos dados sub specie naturae. Simétricamente Am~nca del Sur, se asocian a aquéllos moral y físicamente). También
el enrejado interno o natural, de orden cerebral, se refuerza con otro graCIas a este sesgo la música, y la mitología que ilustran las máscaras,
enrejado interno y, por decirlo así, aun más íntegramente natural: el de se encuentran simbólicamente aproximadas.
los ritmos viscerales. En la música, por consiguiente, la mediación de la
:oda~ las comp~racion~s resultan d: la vecindad de la música y la
naturaleza y de la cultura, que se cumple en el seno de todo lenguaje, mitología en un mismo eje. Pero en VIsta de que, en este eje, la música
se vuelve una hipermediación: de una y otra parte se refuerzan los ancla- ocupa una situación opuesta a la del lenguaje articulado, se sigue que
jes. Acampada entre dos dominios la música hace respetar su ley mucho la música, lenguaje completo e irreductible al otro, debe ser por su cuenta
más allá de los límites que las otras artes se guardan de franquear. Tanto capa~ de cumplir las mismas funciones. Considerada globalmente y en su
~r el lado de la naturaleza como por el de la cultura se atreve a llegar más
relación con los otros sistemas de signos, la música se acerca a la mito-
leJOS que ellas. Así se explica en su principio (ya que no en su génesis logía. Pero en la medida en que la función mítica es ella misma un
y su operación, que como dijimos siguen siendo el gran misterio de las aspecto del discurso, debe ser posible discernir en el discurso musical
ciencias del hombre) el poder extraordinario que tiene la música de
t~na función es~ecial ,que. ofre.zc~ con el mito una afinidad particular que
actuar simultáneamente sobre el espíritu y sobre los sentidos, de sacudir vendrá, p.or decirlo aSI, a inscribirse como exponente de la afinidad general
a la vez las ideas y las emociones, de fundirlas en una corriente donde ya apreciada entre el género mítico y el género musical cuando se les
cesan de existir unas junto a las otras si no es como testigos o suertes de considera en su totalidad.
asisten tes Ji túrgicos. Se v~ en seguida que existe una correspondencia entre la música y el
. ~in .duda, ~: esta vehemencia la mit?logía no ofrece más que una lenguaje desde el punto de vista de la variedad de las funciones. En ambos
imitación debilítada. Con todo, su lenguaje es el que exhibe mayor núme- casos se impone una primera distinción según la función concierna, a
ro de rasgos comunes con el de la música, no sólo porque desde un título principal, al remitente o al destinatario. El término "función Iá-
punto de vista formal su muy alto grado de organización interna cree tic~': intr?ducido por Malinowski no. es rigurosamente aplicable a la
entre ellas un parentesco, sino también por razones más profundas. La musrca. Sin embargo, es claro que casi toda la música popular -canto
música saca a relucir al individuo sus raíces fisiológicas, la mitología hace coral, canto que acompaña a la danza, etc.- y una parte considerable
lo .mismo con las raíces sociales. Una se nos aferra a las vísceras, la otra de la música de cámara sirven ante todo al placer de los ejecutantes (de
-SI nos atrevemos a decirlo- "al grupo". Y para conseguirlo utilizan los remitentes, dicho de otro modo). Se trata en alguna forma de una
máquinas culturales extraordinariamente sutiles: los instrumentos musi- función fática subjetivada. Los aficionados que "hacen un cuarteto" se
cales y los esquemas míticos. En el caso de la música el desdoblamiento cuidan POC? de si tienen o no auditorio; y es probable que prefieran
de los medios bajo la forma de los instrumentos y del canto reproduce, por no tener nmguno. Es pues que, aun en este caso, la función Iática va
38 OBERTURA OBERTURA 39

acompañada de una función ccnativa, pues la ejecución en común suscita Por lo que toca a la función emotiva, existe también en la música
una armonía de gesto y expresión que es uno de los fines buscados. Esta puesto que para aislarla como factor constitutivo la jerga profesional
función conativa supera a la otra cuando se consideran la música militar dispone de un término especial tomado del alemán: Schmalz. Sin embargo,
y la música bailable, cuyo objeto principal es regir la gesticulación de es d~ro, por las razones ya indicadas, que su papel sería aún más difícil
otro. Más aún que en lingüística. en música función fática y función de aislar que en el caso del lenguaje articulado puesto que hemos visto
conativa son inseparables. Se sitúan del mismo lado de una oposición que .de derecho, ya q~e no siempre de hecho, función emotiva y lenguaje
de la cual el otro polo se reservará a la función cognitiva. Ésta pre· musical son coextensrvcs.
domina en la música de teatro o de concierto, enderezada ante todo
-aunque tampoco en este caso exclusivamente- a trasmitir mensajes car-
gados de información a un auditorio que hace de destinatario. Pasaremos mucho más de prisa sobre los comentarios que pide, en este
A su vez la función cognitiva es analizable en varias formas, cada una libro, el recurso intermitente a símbolos de tufo lógico-matemático que
de las cuales corresponde a un tipo particular de mensaje. Estas formas se erraría tomando demasiado en serio. Entre nuestras fórmulas y las
son, aproximadamente, las mismas que las distinguidas por el lingüista ecuaciones del matemático el parecido es del todo superficial, pues las pri-
bajo los nombres de función metalingüístíca, función referencial y función mera~ no son aplicaciones de algoritmos que rigurosamente empleados
poética {jakobscn 2.. cap. XI y p. 220). Sólo a condición de reconocer penmt~n encade~~r o co~densar demostraciones. se trata aquí de otra
que hay varias especies de música podemos superar lo que de aparente- cosa. CIertos análisis de mues son tan largos y minuciosos que sería difícil
mente contradictorio ofrecen nuestras predilecciones por compositores muy llevarlos a buen fin a menos de disponer de una escr¡ tura abreviada,
diferentes. Todo se adara en cuanto comprendemos que sería vano tratar especie de taquigrafía que sólo sirva para definir sumariamente un itine-
de ponerlos por orden de preferencia (intentando. por ejemplo, saber si rario del cual la intuición revela los rasgos generales, pero que a riesgo
son más o menos "grandes"); de hecho participan de categorías distintas de perderse no convendría recorrer sin haberlo reconocido antes por
según la naturaleza de la información de que se hacen portadores. A este partes. Las fórmulas que escribimos con símbolos tomados de las mate-
respecto podrían repartirse a grosso modo los compositores en tres grupos, máticas, por la razón principal de que existen ya en tipografía, no preten-
entre los que existen todos los tránsitos y todas las combinaciones. Bach den. pues probar nada, sino más bien anticipar en una exposición dis-
y Stravinski aparecen entonces como músicos "del código", Beethoven cur~lVa cuyos contornos subraya~, o por ventura resumir tal exposición
-pero también Ravel- como músicos "del mensaje", Wagner y Debussy haciendo aprehender de una Ojeada conjuntos complejos de relaciones
como músicos "del mito". Los primeros explicitan y comentan en sus y de transformaciones cuya descripción detallada pudiera someter a una
mensajes las reglas de un discurso musical; los segundos relatan; los terce- ruda .pr~eba la paciencia .d~l lector. Lejos, pues, de reemplazar dicha
ros pliegan al código sus mensajes a partir de elementos que son ya del descripción, su papel se Iimita a ilustrarla en una forma simplificada,
orden del relato. Sin duda, ninguna pieza de estos compositores puede que nos ha parecido ofrecer una ayuda pero que habrá quien juzgue
superflua y acaso le reproche oscurecer la exposición principal sin más
remitirse enteramente a tal o cual de estas fórmulas. que no pretenden
que añadir una imprecisión a otra.
definir la obra en su totalidad sino subrayar la importancia relativa otor-
Tenemos ~ejor que nadie c?nciencia de las acepciones muy flojas que
gada a cada función. También por afán de simplificación nos hemos limi-
~amos ~ términos tales ~~mo SImetría, inversión, equivalencia, homología,
tado a citar tres pares, cada uno de los cuales asocia lo antiguo y lo
Isom?rftsmo. .. Los utllIz~~os para designar voluminosos paquetes de
moderno.r Pero hasta en la música dodecafónica sigue siendo esclarece- relaciones en las que percibimos confusamente algo en Común. Pero si el
dora la distinción, puesto que permite situar en sus respectivas relaciones análisis estructural de los mitos tiene porvenir, la manera corno en sus
Webern del lado del código, Schünberg del lado del mensaje y Berg del comienzos haya escogido y utilizado sus conceptos deberá ser objeto de
lado del mi too una severa crítica. Será preciso definir de nuevo cada término, y acan-
to?~rlo en un uso par.ticular. Y sobre todo las categorías groseras que"
7 Aunque debamos confesar que recurriendo a los seis primeros nombres utilizamos Corno herramientas adoptadas un poco al azar deberán ser anali-
que se nos vinieron a la cabeza. Mas no del todo por efecto del azar, sin duda. zadas en categorías más finas y aplicadas metodológicamente. Sólo entonces
puesto que resulta que al ordenar estos compositores en orden cronológico las los mitos serán susceptibles de un análisis lógico-matemático verdadero, del
funciones respectivas que evocan se organizan a manera de ciclo cerrado sobre que acaso se nos perdone, escuchada esta profesión de humildad, habernos-
sí mismo, como si en dos siglos la música de inspiración tonal hubiese ago-
tado sus capacidades internas de renovación. Efectivamente, para los "anti- divertido ingenuamente en esbozar los contornos. Después de todo es
guos" se tendría una sucesión: código -';). mensaje -';). mito, y para los "mo- preciso que el estudio científico de los mitos oculte dificultades de veras
dernos" la serie inversa: mito ~ mensaje ~ código; eso sí, conviniendo en formidables, puesto que tanto tiempo se ha vacilado antes de emprenderlo.
prestar un valor significativo a las distancias modestas que separan la fechas Por pesado que sea este libro, no se jacta más que de haber apenas alzado
de nacimiento de Debussy (1862), Ravel (1875) y Stravínski (1882). una punta del velo.
40 OBERTURA
Nuestra obertura terminará, pues, con algunos acordes melancólicos,
luego de los testimonios de agradecimiento ya rituales que debemos ex-
presar a colaboradores de hace mucho tiempo: Jacques Berlín, del
laboratorio donde se han dibujado los mapas y diagramas; Jean Pouillon
por sus notas, pues una parte del libro fue ya objeto de un curso; la
señorita Nicole Belmont, que me ayudó en lo tocante a la documentación
y los índices; la señora Edna H. Lemay, encargada de la copia a má-
quina, mi esposa y también Isac Chiva, que han releído las pruebas. Pero
es tiempo de concluir de la manera que anuncié. Cuando considero este PRIMERA PARTE
texto indigesto y confuso empiezo a dudar de que el público tenga la
impresión de escuchar una obra musical, como el plan y los encabezados
de los capítulos pretenderían hacerle creer. Lo que se va a leer recuerda
TEMA Y VARIACIONES
más bien esos comentarios escritos sobre la música con derroche de pará-
frasis enrevesadas y de abstracciones tortuosas, como si la música pudiera
ser algo de lo que se hablara, ella, cuyo privilegio consiste en saber decir
lo que no puede ser dicho de ninguna otra manera. Aquí y allá, por
consiguiente, está ausente la música. Luego de presentar esta compraba.
ción desengañada, permltaseme al menos a manera de consolación acari-
ciar la esperanza de que el lector, franqueadas las lindes del hostigamiento
y del fastidio, pueda ser, con movimiento que lo alejaría del libro, trans-
portado hacia la música que está en los mitos, tal como el texto entero
de éstos la ha preservado junto con -aparte de su armonía y de su
ritmo- esa secreta significación que he intentado laboriosamente con-
quistar, no sin privarla de una potencia y una majestad reconocibles
por la conmoción que inflige a quien la sorprende en su primer estado:
agazapada en el fondo de una selva de imágenes y de signos, bien penetra-
da aún de los sortilegios gracias a los cuales puede conmover: puesto
que, así, no se la entiende.
1

CANTO BORORO

1. Canto oororo

a) Aire del desanidador de pájaros


4~
a) AIRE DEL DESANIDADOR DE PÁJAROS
b) Recitativo
45
e) Primera variación
54
d) Interludio de 10 discreto
55 Los INDIOS Bororo del Brasil central, cuyo territorio se extendía en otro
e) Continuación de la primera variación 61 tiempo desde el valle alto del río Paraguay hasta más allá del valle del
f) Segunda variación 64 Tío Araguaya, entre otros mitos cuentan éste:
g) Coda 68
M1 (mito de referencia). BorOTO: o xibae e iari, "los guaca-
II. Variaciones ge mayos y su nido".
a) Primera 'variación En tiempos muy antiguos sucedió que las mujeres fueron al bos-
b) Segunda variación que a recoger las palmas que sirven para hacer los ba: estuches
e) Tercera variación penianos que se entregan a los adolescentes cuando la iniciación.
d) Cuarta variación Un muchacho joven siguió a su madre a escondidas, la sorprendió
e) Quinta variación y la violó.
f) Sexta variación Al volver ésta, su marido notó las plumas arrancadas, enganchadas
g) Recitativo aún a su faja de corteza y parecidas a las usadas por los jóvenes
para adornarse. Sospechando alguna aventura, ordenó que hubiera
una danza para saber qué adolescente llevaba un aderezo tal. Pero
comprueba con gran asombro que sólo su hijo está en ese caso.
El hombre reclama otra danza, con el mismo resultado.
Persuadido de su infortunio y deseoso de vengarse, manda a su
hijo al "nido" de las almas, con el encargo de que le traiga la gran
maraca de danza (bapo) que codicia. El joven consulta a su abuela,
y ésta le revela el peligro mortal que la empresa trae aparejado; le
recomienda obtener la ayuda del pájaro mosca.
Cuando el héroe, acompañado del pájaro mosca, llega a la morada
acuática de las almas, espera en la orilla mientras que el pájaro
mosca vuela prestamente, COrta el cordelillo del que cuelga la mara-
ca; el instrumento cae al agua y resuena: "¡jo!". El ruido llama
la atención de las almas, que tiran flechas. Pero el pájaro mosca va
tan de prisa que llega ileso a la orilla con su robo.
El padre manda ahora al hijo que le traiga la maraca pequeña
de las almas, y se reproduce el mismo episodio, con los mismos
detalles, pero esta vez el animal auxiliar es el juriti de vuelo rápido
43
44 TEMA Y VARIACIONES CANTO BORORO 4S

(Leptoptila sp., una paloma). En una tercera expedición el joven abuela, a quien a la mañana siguiente todo el mundo vino a pedir
se apodera de los buttoré, sonajas ruidosas hechas con pezuñas de brasas, particularmente la segunda mujer del padre criminal. Reco-
caetetu (Dicotyles torquatus) ensartadas en un cordón que se lleva noce a su hijastro, tenido por muerto, y corre a avisar a su marido.
enrollado a los tobillos. Es ayudado por el gran saltamontes (Acri- Como si nada pasara, éste toma su maraca ritual y acoge al hijo
dium cristatum, E. B., vol. 1, p. 780). cuyo vuelo es más lento que con los cantos de saludar el retorno de los viajeros.
el de los pájaros, de manera que las flechas lo alcanzan varias veces, Sin embargo el héroe piensa en vengarse. Un día que se pasea
pero sin matarlo. por el bosque con su hermanito, rompe una rama del árbol api,
Furioso al ver frustrados sus planes, el padre invita a su hijo a ramificada como astas. Siguiendo las instrucciones de su hermano
acompañarlo para capturar guacamayos que anidan al flanco de mayor, el niño solicita al padre que ordene una caza colectiva, y
las rocas. La abuela no sabe bien cómo enfrentarse a este nuevo así se hace: transformado en mea, pequeño roedor, se fija, sin ser
peligro, pero entrega a Su nieto un bastón mágico al cual podrá visto, en el sitio en que el padre se ha puesto al acecho. El héroe
agarrarse en caso de caída. se arma entonces la frente con las falsas astas, se convierte en
Los dos hombres llegan al pie de la pared; el padre levanta una ciervo y carga contra su padre con tal ímpetu que lo ensarta. Sin
larga percha y manda a su hijo que trepe por ella. En cuanto llega dejar de galopar se dirige a un lago, donde precipita a su víctima.
éste a la altura de los nidos el padre retira la percha; el muchacho Ésta es devorada en el acto por los espíritus buiogoé que son peces
apenas tiene tiempo de clavar su bastón en una grieta. Queda caníbales. Del macabro festín no quedan en el fondo del agua más
suspendido en el vacío pidiendo socorro mientras el padre se va. que huesos descarnados, y los pulmones flotando como plantas
Nuestro héroe distingue un bejuco al alcance de sus manos; lo acuáticas cuyas hojas -dicen- parecen pulmones.
coge y sube penosamente hasta la cima. Después de descansar se De vuelta al pueblo, el héroe se venga también de las esposas
pone a buscar qué comer; hace un arco y flechas con ramas, caza de su padre- (una de las cuales es su propia madre) .
lagartos que abundan en la meseta. Mata cierto número, y se
cuelga los sobrantes del cinturón y de las bandas de algodón que Este mito sirve de tema a un canto llamado xobogeu, perteneciente
le ciñen brazos y tobillos. Pero los lagartos muertos se corrompen al clan paiwoé, que era el del héroe (Colb. 3, pp. 224-229; 343-347). Una
y exhalan un hedor tan abominable que el héroe se desmaya. Los versión más antigua termina como sigue. El héroe declaró: "No quiero
buitres de la carroña (Cathartes urubu~ Coragyps atratus [oetens] ya vivir con los Orarimugu que me han maltratado, y para vengarme de
se precipitan sobre él, devoran primero los lagartos y luego la em- ellos y de mi padre les enviaré el viento, el frío y la lluvia." Se llevó
prenden con el cuerpo mismo del desdichado, empezando por las
nalgas. Reanimado por el dolor, el héroe expulsa a sus agresores entonces a su abuela a un país lejano y bello, y retornó a castigar a los
pero no sin que éstos le hayan descarnado completamente el cuarto indios de la manera que había anunciado (Colb. 2, p. 236).
trasero. Así rechazados, los pájaros se vuelven salvadores: con el
pico levantan al héroe del cinturón y las bandas de brazos y pier-
nas, echan a volar y lo depositan suavemente al pie de la mon- b) RECITATIVO
taña.
El héroe vuelve en sí "como si despertase de un sueño". Tiene 1. Sabido es que el pueblo bororo consiste idealmente en ocho chozas
hambre, come frutos salvajes, pero advierte que, privado de funda. colectivas, cada una de las cuales cobija a varias familias, chozas dis--
mento, no puede conservar el alimento: se le escapa del cuerpo
sin haber sido digerido siquiera. Perplejo al principio, el muchacho puestas en círculo alrededor de una plaza cuyo centro ocupa la casa
se acuerda de un cuento de su abuela en el que el héroe resolvía el de los hombres. Un diámetro este-oeste divide al pueblo en dos mitades.
mismo problema modelándose un trasero artificial con una pasta Al norte los Cera, que comprenden (de este a oeste) las cuatro chozas
hecha con tubérculos machacados. pertenecientes respectivamente a los clanes: badegeba cobugíwu, "jefes
Después de haber recuperado por este medio su integridad física de arriba"; bokodori, "gran armadillo"; ki, "tapir"; badegeba cebegiwu,
y de haberse hartado, vuelve a su pueblo y encuentra el sitio aban- "jefes de abajo". Al sur los 'Fugaré comprenden (de oeste a este) las
donado. Vaga largo tiempo en busca de los suyos hasta que un día cuatro chozas de los clanes: iwaguddu, "grolha azul" (un pájaro: Uroleuca
descubre huellas de pasos y de un bastón que reconoce como perte- C1'istatella); araré, "oruga"; apiboré, "palma acuri" (Attalea speciosa);
neciente a su abuela. Sigue las huellas pero, temiendo mostrarse, paiwé o paiwoé, "mono guaribá" (A louatta sp.) . Se considera que el
adopta el aspecto de un lagarto cuya conducta intriga durante largo
tiempo a la vieja y a su segundo nieto, hermano menor del anterior. eje este-oeste se prolonga por cada lado hasta los "pueblos de las almas"
Al fin se decide a manifestárseles bajo su verdadero aspecto. [Para sobre los que reinan, al oeste, el héroe cultural Bakororo cuyo emblema
encontrarse con su abuela, el héroe se transforma sucesivamente en es la trompeta travesera de madera (ika); al este, el héroe cultural Itu-
cuatro pájaros y una mariposa no identificados, Colb. 2, pp. 235· boré cuyo emblema es el resonador (panna) formado de calabazas vacia-
236.] das y perforadas, pegadas punta contra punta con cera.
Aquella noche hubo una violenta tempestad acompañada de un En todos los casos observados los clanes estaban en su mayoría sub-
Clguacel"l) y todos los fuegos del pueblo se ahogaron, menos el de la divididos en subclanes y linajes; otros habían desaparecido, y la disposi-
46 TEMA Y VARIACIONES CANTO BORORO 47

ción general era más compleja. Para ilustrar la estructura social de los
Bororo se está obligado, pues, a elegir entre tres fórmulas: sea, como he-
mos hecho aquí, un modelo teórico y simplificado; sea el plano de tal o
cual pueblo particular, resultado de una evolución histórica y demográ-
Fica de alcance puramente local (L.S. O); o preparar, como lo hace la
E. B. (vol. 1, pp. 434-444) sin declararlo expresamente, un modelo sin-
crético que consolide en un esquema único informaciones obtenidas de
varias fuentes indígenas. Para la traducción de los nombres de los cla-
nes seguimos a la E. B. (ibid., p. 438). que precisa sentidos que fueron tlP.t!4l. 'i~u.(c
inciertos durante largo tiempo. C.T~·

""
N

1
ki 1 bokodori

"
1
1 ," C""'WI
••
, 1 /'
-,
-. e E:R A / ,/' badcgebo

---Q-----------I-------1~f------I-----------.r:.---.
cobugiwu

(8u/wroro) (asa de los hombre$ (Ituboré)


, , ' paiwe
,,/ 1 -,
1ARE
/TUG -,-. "'Jt R(_ U_IOIRMO DD ZU"IDOll I
/ 1 , eu
,/' I -, _R~ (-R(_ (t.\M"'lID DOSIITOIlU l'
orore 1 opibore
1
1 UIl.DIlÓIlD
OE 5 T (

FIc. 8. Esquema teórico del pueblo bororo (según E. B.• vol. 1, p. 486).

s el eje este-oeste. Se pierde uno en conjeturas acerca de esta media vuelta


tardía que confirma nuestras observaciones pero contradice todo lo que
FrG. 2. Esquema teórico del pueblo bororo (según C. Albisetti). los salesianos han escrito sobre el particular desde hace más de cuarenta
años. ~Habrá que admitir que durante todos esos años sólo se habían
Mitades y clanes son exógamos, matrilineales y matrilocales. O sea que fundado en la exclusiva observación del pueblo de Rio Barreiro (fotogra-
al casarse cada hombre franquea la línea que separa las mitades, y adop- fías de 1910 en: Colb. 2, pp. 7 Y 9), construido cerca de la misión a
ta como residencia la choza del clan de su mujer. Pero en la casa de los instigación de los frailes y que exhibía varias anomalías? (planta cua-
hombres, donde las mujeres na pueden entrar, sigue ocupando su lugar drada en vez de redonda, pues "los indios hallan poca diferencia entre
en el sector dedicado a su clan y a su mitad. En el pueblo de Kejara. el círculo y el cuadrado" [sic]; casa de los hombres provista de cuatro en-
donde residimos en 1935, la casa de los hombres estaba orientada según tradas correspondientes a los puntos cardinales y a las cuales iban a des-
el eje norte-sur (ver el plano en: L.S. O, p. 273; 3, p. 229). Sin explica- embocar trece senderos). Aunque así fuera, testimonios más recientes no
ción ni comentario la E. B. iibíd., pp. 436, 445) acepta esto, pese a que invalidan necesariamente observaciones antiguas. Leyendo la E. B. se
entre 1919 y 1948, juntos o por separado, Colbacchini y Albisetti no ha- tiene a menudo la impresión de que los autores y sus predecesores se han
yan cesado de afirmar que la casa de los hombres estaba orientada según lanzado a perseguir una verdad única y absoluta que entre los Bororo
48 TEMA Y VARIACIONES CANTO BORORO
probablemente no ha existido jamás. Respetuosos en el punto de los pp. ~3-34; 2, p. 220; 3, pp. 219, 420). Esta última acepción, abandonada
testimonios de sus informadores, los salesianos acaso no lo hayan sido por la E. B. (vol. 1, pp. 612-613) a favor de otra constelación, será larga-
tanto en lo tocante a sus divergencias. Cortésmente. pero con firmeza, se mente discutida en este trabajo, más adelante (cuarta parte, 11). El héroe
invitaba entonces a los indígenas a formar un concilio y a ponerse de lleva también el nombre de Toribugo, sin duda de: tori, "piedra"; d.
acuerdo sobre lo que debía volverse la unicidad del dogma. Así de Colb. Colb. 3, léxico (p. 446); tori bugu, masco y Iem., "como pedra". De la
1 a CoIb. 2, de ahí a 3} hasta llegar a la E. B. pasando por Albisetti (ver E. B. (vol. 1, p. 981) se desprende que en lengua sagrada la tortuga jerí-
bibliografía). se nota un doble proceso de enriquecimiento y de empo- gigi se llama tori tabowu, "aquella (cuyo caparazón es) como una pie-
brecimiento: las informaciones y los detalles se acumulan hasta parar en dra", lo cual aproxima ambos nombres. La tortuga es uno de los epó-
la suma prodigiosa que promete ser la Enciclopédia; pero al mismo tiem- nimos del clan paiwoé (Colb. 3. p. 32), al que sabemos que el héroe
po los contornos se endurecen, desaparecen indicaciones o sugestiones ano pertenece. En virtud de la regla matrilineal de filiación. éste debe ser
tiguas sin que en todos los casos sea posible saber si se trata de errores también el clan de su madre, que se llama Korogo. Según la E. B. (vol. 1,
justamente rectificados o de verdades abandonadas por la imposibilidad p. 746), la palabra korogé designa en efecto una tribu enemiga, vencida
de aceptar que la realidad bororo no fuese un solo bloque. No obstante y después asimilada como un subclán paiwoé.
si, como los salesianos mismos han descubierto entre los cursos superiores Como la madre y el hijo son tugaré, el padre pertenece a la otra mitad
de los ríos Itiquira y Corren tes, 105 huesos de los muertos se han depo- puesto que las mitades son exógamas: por lo tanto es cera. Según el
sitado en grutas en el flanco de las rocas en lugar de ser sumergidos con- glosario de los nombres propios de Colb.3 (p. 441) su nombre, Bokwa-
forme a la costumbre observada por doquier, y esto hasta una época re- dorireu. que a veces recibe la ortografía Bokuaddorireu (¿de: bokwaddo,
lativamente reciente a juzgar por el estado de conservación de los vesti-
"árbol jatoba"?) pertenece al clan badegeba cebegiwu, "jefes de abajo",
gios recogidos (E. B., vol. 1, pp. 537-541), ¿qué diversidad no habrá que
que cae efectivamente en la mitad Cera.
prever en las costumbres al pasar a campos cuya importancia no era
La segunda mujer del padre se llama Kíarewaré. El nombre es men-
ciertamente más esencial que la prestada por los indígenas a sus ritos
funerarios? La E. B. expresa repetidamente la opinión de que los Bo- cionado nada más en la E. B. (vol. 1, p. 716) .
roro son los descendientes de un pueblo venido de Bolivia, y así dotado 3a. El mito empieza evocando los ritos de iniciación. tstos duraban un
al partir de una civilización más elevada que la actual, que incluía en año cabal según Colb. 3; varios meses de acuerdo con la E. B. (ibid., pp.
particular el uso de los metales preciosos. Sería vano creer que en el 624-642), Y hasta que hubiese una muerte en el pueblo para que la fase
curso de esta migración los indígenas hubieran podido conservar todos terminal de la iniciación pudiera coincidir con los ritos fúnebres. Pese
los rasgos de su organización antigua, y que ésta no hubiera sufrido aquí a esta contradicción, que no es sin duda insuperable, las dos fuentes es-
y allá cambios múltiples y variados de acuerdo con los lugares, las dife- tán de acuerdo sobre la dura existencia reservada a los novicios, durante
rencias de hábitat (se dividen todavía los Bororo en orientales y occi- el trayecto de varios centenares de kilómetros (ttdezenas e dezenas d~
dentales, y entre los primeros hay los de la meseta arenosa y los de los leguas", íd., p. 641) que recorren conducidos por los viejos. Cuando
valles pantanosos); o bien, finalmente, bajo la influencia de las pobla- vuelven al fin, hirsutos y delgados, van completamente cubiertos de fo-
ciones vecinas que participan por su parte de culturas muy diversas, sea llaje, debajo del cual sus respectivas madres tienen que reconocerlos para
al este, al oeste, al norte o al sur. entonces lavarlos, depilarlos y peinarlos. Los novicios daban saltos ri-
2. Los clanes se distinguen por el rango que ocupan en la jerarquía tuales por encima de un fuego, y la ceremonia del retorno terminaba
social, por emblemas, por privilegios e interdicciones relativos a la téc- con un baño general en el TÍo (Colb. J.. pp. 239-240). Las madres aco-
nica y al estilo de los objetos manufacturados. y finalmente por ceremo- gían a sus hijos "llorando amargamente y lanzando gritos y lamentacio-
nias, cantos y nombres propios que son herencia de cada uno. A este nes como al morir un ser querido. Lloraban porque desde aquel mo-
respecto los nombres de los protagonistas del mito de referencia propor- mento el muchacho emancipado se desprendía de la sociedad de las
cionan útiles indicaciones que recopilaremos de modo provisional en es- mujeres y entraba en la de los hombres. Desde aquel momento, además,
pera del segundo volumen de la Enciclopédia Boróro, del que ya se sabe el joven llevará hasta el fin de su vida el ba, estuche peniano ... " iloc.
que tratará de los nombres propios. cít., pp. 171-172; E. B., vol. 1, pp. 628, 642).
El héroe se llama Geriguiguiatugo. Este nombre, mencionado por la Jb. De este estuche peniano empieza por tratar el mito. Los indígenas
E. B. (vol. 1, p. 689), no figura en la lista de los nombres del clan atribuyen su invención al héroe Baitogogo, que no tardaremos en cono-
paiwoé de Colb. 3 (glosario de nombres propios, pp. 441·446). Se des- cer (M~, p. 54). Anteriormente "no se perforaban el labio inferior y no
compone en: atugo. "pintado", "decorado", adjetivo que designa el ja- llevaban el estuche; no conocían ninguno de los adornos que llevan hoy
guar cuando es sustantivado; y: geriguigui, "tortuga terrestre" (djerighi- en día, ni se pintaban con el urucú ... " (loe. cit., p. 61) . La palabra ba
ghe. "kágado", B. de Magalháes, p. 33; jerigigi, "nombre de una variedad significaría igualmente "huevo", "testículo" (B. de Magalháes. p. 19);
de cagado", E. B., vol. 1, p. 689) o "constelación del Cuervo" (Colb. l , pero según la E. B. (vol. 1, p. 189), se trataría de dos vocablos distintos.
50 TEMA Y VARIACIONES CANTO BORORO 51
le. De acuerdo con las más antiguas versiones del mito, "son las muje- las dos, se interrumpen exactamente en el mismo punto. Así que la mo-
res las que el día anterior a la iniciación van al bosque a arrancar las dificación del texto de 1942 no puede provenir, pues. más que de un
palmas de babassu [Orbignia sp.] para el ha destinado al muchacho. Las escriba indígena (los salesianos fueron sucesivamente asistidos por dos o
mujeres 10 fabrican, los hombres lo ponen en su sitio ... " (Calb. 3 ~ p. tres informadores que sabían escribir). Al retranscribir un mito habría
172). Esta lección es vigorosamente desmentida por la E. B. (vol. 1, notado que un detalle no estaba de acuerdo con los usos observados por
p. 641). en la que se afirma que la recolección de las palmas es siempre él mismo o que le hubieran contado. "1 se habría encargado de corregir el
realizada por "los abuelos y los tíos 0, más exactamente, por los parientes texto para armonizarlo con lo que considerase la realidad etnográfica.
cercanos de la madre del novicio" (id.). Esta iniciativa. que pasó inadvertida en 1942, ha debido de ser notada
Este desacuerdo plantea un curioso problema. En efecto, el texto pri- más tarde; de ahí el cambio de opinión de la E. B., que refuerza la ín-
mitivo del mito y la traducción italiana yuxtalineal excluyen la ambi- terpretaci6n que propusimos antes. a propósito de otra del mismo gé-
güedad: nero. De esta maneta es posible prever desde ahora que el texto y
ha - gi maerege e maragoddu - re. Korogo el comentario de nuestro mito de referencia, tales como aparecerán en el
Il ba gli cntenati essí lavor4rono. Korogo (nombre de la madre) segundo volumen de la Endclopédia Bor6ro, eliminarán definitivamente
gameddo aremme e - bol u - Hu _ re toda referencia a cualquier participación de las mujeres en la confección
ancbe donne calle essa ando. de los estuches penlanos.
Estas libertades tomadas con un texto mítico son desagradables. Como
La obra siguiente (en portugués) de los Padres salesianos, escrita en hemos demostrado en otro sitio (L.~S. 6), un mito puede perfectamente
colaboración por Colbacchini "1 Albisetti (Colb. J), mantiene integramen- contradecir la realidad etnográfica a la que pretende referirse, "1 no obs-
te esta versión. Y sin embargo, si se refiere uno al texto bororo, repro. tante tal deformación forma parte de su estructura. O bien, si no, el
ducido atta vez en la segunda parte, se advierte que el principio del mito mito preserva el recuerdo de costumbres desaparecidas, o acaso en vi~r
ha sido modificado: en otro punto del territorio tribal. En el caso que nos ocupa, la leca~n
Koddoro gire maregue e maragoddure. Korogue utture primitiva mereda atención tanto mayor cuanto que los nuevos materia-
Esteira elo antepassados eles trabalhavam. Korogue [oi les y las nuevas interpretaciones que hallamos en la E. B. refuerzan el
aremebo jameddo vinculo, real o simb6licamente atestiguado por el mito, entre la imposi-
mulheres com tambem.· ción del estuche peniano "1 la reglamentación de las relaciones entre los
sexos, característica de la sociedad bororo. Sólo después de la imposición
(Colb. ;, p. 548)
del ba tiene el joven derecho a casarse (p. 628). El "padrino" encargado
Dicho de otra manera "1 sin que la versi6n libre portuguesa ni el COmen- de fabricar el estuche y de ponerlo en su sitio no debe s610 pertenecer
tario etnográfico hayan cambiado, el texto bororo "1 su traducción yuxta- a la mitad opuesta a la del novicio: "se toman también siempre en con-
lineal no son "la los mismos: la expedición al bosque sigue siendo Ieme- sideración los subclanes en que el joven podrá elegir esposa; de ellos
nina pero en lugar de tener por objeto la colecta de las palmas destina- deberá asimismo provenir el padrino" (p. 689). En efecto, entre los
das a los estuches penianos, no se trata más que de una recolección de Bororo la exogamia de las mitades se complica con reglas preferenciales
paja para hacer esteras, "esteiras". ¿Nos hallamos entonces en presencia de alianza entre los subcIanes "1 los linajes (p. 450). Al final de la cere-
de otra versión del mito, obtenida posteriormente de un informador di- monia "el novicio ofrece a su padrino alimentos, observando el mismo
ferente? De ninguna manera: salvo por 10 que toca a la notación las dos protocolo que una esposa con su marido" (p. 629).
versiones -las de 1925"1 la de 1942- son idénticas. Mejor aún: parciales Este último punto tiene capital importancia porque Colb. 2 postulaba
una relación inversa entre novicio "1 padrino. Comentando un relato
1 "sou. ·a cercare togUe di palma per costruire i bd'" ["Se sobrentiende: a
en lengua bororo de los ritos de iniciaci6n:
buscar hojas de palma para hacer los ba"] (Colb. 2. p. [92J y n. 4). Más ade-
lante el autor comenta: "Per tare questi bd in ocassione d'un'ini:t.iazione, le emma - re - u ak' oredduge - re - u
donne vanno alla foresta a cercare foglie della palma uaguasm, come appar6 esso proprio (eeca qui) la tua moglie cosnü»
anche della leggenda di Gerigígiatugo" ["Para hacer estos ba en la ocasión
de una iniciación, las mujeres van al bosque a buscar hojas de la palma el autor concluía que "en la mente de los indios parecía que el jorubba-
uaguasú, COmo resulta también de la leyenda de Gerigigiatugo"] (loe. cit., pp- dare (padrino) representaba la futura esposa" (p. [105] Y n. 4). Colb.;
{'O']",08]). (p. 172) mantiene la misma interpretación.
• Palabra por palabra: El ba los antepasados ellos elaboraron. Korogo tom- Fundándose en una nueva descripción escrita por un informador "Ie-
bién mujeres con las ella fue. [T.]
trado" la E. B. afirma que se trata de un sentido equivocado y que el
•• Palabra por palabra: Estera ella antepasados ellos trabajaban. Korogue
fue mujeres con también. [T.]
• Palabra por palabra: Este mismo (he aqtd) tu mujer éste. [T.]
S2 TEMA Y VARIACIONES
CANTO BORORO 53
simbolismo sexual del ha es más complejo. Según el nuevo texto, los abue-
los y hermanos mayores del novicio empiezan por procurarse un capullo rocosas donde anidan los pájaros se alzan a 200 o 300 metros por encima
(o un retoño, en portugués "bróto"¡ de la palmera babassu y lo prescn- de las tierras bajas pantanosas. Forman el reborde meridional y occidcn-
t~n al ho~bre que han elegido para que haga el papel de padrino di. tal de la meseta central que va descendiendo progresivamente hacia el
ciéndole: este (capullo), en verdad, será tu esposa". Ayudado por sus norte hasta la cuenca amazónica.
he:manos mayores y menores (los futuros "cuñados" del novicio) el pa- 5. Los guacamayos ocupan un gran lugar en el pensamiento indígena
drmo se apresura entonces a transformar las hojuelas en estuches penía- por dos conceptos. Sus plumas, atesoradas con las de otros pájaros (tu-
nos que durante toda la noche el novicio llevará alrededor de la cabeza. cán, garza, águila arpía, etc.) en estuches de madera, sirven para hacer
ensa~tados a manera de corona. Cuando llega la mañana se conduce al diademas, coronas, y para adornar los arcos y otros objetos. Por otra
padnno ante el novicio así tocado y se repite la mencionada fórmula. parte los Bororo creen en un ciclo complicado de transmigraciones de
Después ~e esto se to~a un estuche que el novicio empieza por tener las almas; opinan que éstas durante un tiempo encarnan en los guaca-
con los dientes: debe rmrar- al aire cuando se le pone en su sitio de modo mayos.
que nada. vea de la operación que se realiza en dos tiempos: provisorfa- 6. Que las sospechas del padre se despierten a la mera vista de las plu-
mente prrmero, y luego definitivamente. mas que han quedado, después de la violación, atrapadas en la faja de
La tesis según la cual "el brote de babassu y el estuche peniano ... re- su mujer, es cosa que se explica en vista del contraste que existe entre
presentan el sexo femenino, puesto que se llaman esposas del padrino" los Bororo entre los atuendos masculino y femenino. Los hombres van
(E. B., vol. 1, p. 640), de llegar a confirmarse, renovaría las ideas teórí- desnudos, aparte del estuche penlano, pero les gusta llevar en la vida
cas acerca del .simbo.lismo del estuche peníanc en América del Sur y en ordinaria (yen ocasión de las fiestas siempre) ricos atuendos de piel, de
otras partes. Sin arnesgarnos por ese camino, nos limitaremos a subrayar plumas multicolores o de corteza pintada con motivos variados. A este
una d.e sus implicaciones; el ritual identificaría el estuche peniano y la atuendo se opone el de las mujeres, vestidas con un tapa-sexo de corteza
ma~ena de que ~stá hecho no con el sexo femenino en general sino con las blanca (negro cuando están indispuestas, B. de Magalhñes, pp. 29, 30;
mujeres de la mitad, y hasta del clan y el subclán, del novicio, con las que E. B., vol. 1, p. 89) Y un alto cinturón -casi un corsé- también de coro
el subclán del padrino se alía de manera preferente: aquellas, pues, teza, pero oscura. Los adornos femeninos consisten sobre todo en bando-
que podrían ser las "esposas" del padrino, y que son también las mismas leras de algodón teñidas con el rojo, pronto apagado, del urucú (Bixa
a las q~e la versión controvertida del mito asigna un papel activo en la orellana) , y en veneras y collares de colmillos de jaguar o de dientes de
recolección de las palmas, sugiriendo así la misma identificación por un mono, que sólo se llevan los días de fiesta. Su blancura cremosa realza
medio figurado. entonces discretamente la gama ocre, roja sombría y parda del vestido
En el est~d? actual de los .conocimientos no puede sin embargo tener. femenino, cuya sobriedad casi austera se opone de manera llamativa a
se por definitivamente averiguada la interpretación de la E. B. La la resplandeciente policromía de los adornos masculinos.
f~rmula ri.tual: emmareu ak-oreduge, "éste será tu mujer", da por en ten- 7a. En el mito de referencia figuran varias especies animales: pájaro
dI~O. el sujete acerca de cuya identidad revolotea cierto equívoco. Colbac- mosca, paloma, saltamontes, lagarto, buitre de la carroña, cérvido. vol-
chini había empezado por creer que se trataba del padrino, en un dis- veremos posteriormente a este asunto. El mea, "cotfa" (Colb. 3, p. 430),
c~rso dir~gido al novicio. Pero aunque -según parece- haya que inver- Dasyprocta aguti, es un roedor mencionado entre los epónimos del clan
nr el régimen, podria tratarse lo mismo del novicio que del capullo o el paiwoé (loe. cít., p. B2).
estuche, y la observación ya citada de la p. 629 favorecería la primera 7b. Las informaciones actualmente disponibles no permiten identificar
solución. con precisión el pogodóri (bobotórí, Colb. 2, p. IB5), "especie de patata"
En cualquier caso la respuesta dada a este problema no es esencial con la que el héroe se fabrica un trasero de repuesto. Según la E. B.
para nuestra demostración, que exige solamente que la expedición al (vol. 1, p. 882). sena una variedad de tubérculo comestible parecido al
bosque, con la que se abre el relato, tenga un carácter específicamente cara y cuyas hojas se fuman a modo de tabaco: es una dioscórea del
femenino. Ahora bien, tal ocurre tanto en la versión modificada como bosque, se precisa en la p. 787. Volveremos al asunto en un volumen
en la primitiva, puesto que tanto una como la otra afirman que la ma- futuro donde se discutirá el motivo qlle los mitógrafos estadounidenses
dre del héroe había ido al bosque "con las otras mujeres". La recolec- designan mediante la expresión "anus stopper". Su difusión es, en efec-
ción de paja destinada a la confección de las esteras, traída a cuento por to, muy vasta en el Nuevo Mundo, puesto que se encuentra en América
la versión modificada, confirmaría, llegado el caso, este carácter Inva- del Norte desde Nuevo México hasta Canadá, y con una frecuencia par-
ri.ante, puesto. <.lue entr~. los Boro!o la cestería era una ocupación feme- ticular en la mitología de las tribus de los estados de Oregon y de Wash-
mna, en oposición al tejido, trabajo masculino (Colb. I, pp. 31-32) . ington (Caos, Kalapuya, Kathlamet, etc.) ,
f· Los Bororo gustan de capturar los jóvenes guacamayos, que después 7c. Reina la misma incertidumbre acerca del árbol con el que el héroe
alimentan en el pueblo para desplumarlos periódicamente. Las paredes hace las falsas astas, y que en bororo se llama api. El glosario de Colb. 3"
(p. 410) trae: app'I, "sucupíro", sentido confirmado por la E. B. (vol. 1,
54 TEMA Y VARIACIONES CANTO BORORO ss
p. 77) : appí, "sucupira" (Ormosia sp.) pero véase también p. 862: paro I, mente en el hombro. en le brazo, en la cadera, en la nalga, en la
"sucupira" (una leguminosa). De hecho este término de origen tupí co- pierna. en la cara, y rematándolo por fin con una herida mortal
rresponde a varias especies, en partjcular Bowdichia vírgílioides, cuya en el flanco; después de lo cual, por la noche, estrangula a su mu-
dureza y estructura ramosa corresponderían bastante bien con el empleo jer con una cuerda de arco.. Auxiliado por cuatro armadillos de
descrito en el mito, y también Pterodon pubescens (Hoehne, p. 284). especies diferentes: bokodori (gran armadillo, Priodontes gigan.
7d. En compensación, nadie duda acerca de los espíritus caníbales buio- teus), gerego (Uta tu liso", E. B., vol. p 687, "tatu-bola", Dasypus
tricinctus, B. de MagaIháes, p. 33), enokuri ("tatu-bola do campo",
gué, plural de buiogo: "píranha" (Serrasalmus gen., E. B., vol. l, p. 520) ,
E. B.. vol. I, p. 566), okwaru (variedad de "tatu-peba", íd., p. 840).
que infestan los ríos y lagos del Brasil central y meridional y cuya vora- abre una fosa precisamente debajo del lecho de su mujer y entierra
cidad es justamente célebre. el cadáver, cuidando bien de rellenar el agujero y eehar encima una
8: El canto mencionado al final del mito ha sido publicado por Albí- estera para que nadie descubra la fechoría.
setn (pp. 16-18) en la lengua llamada "arcaica" y por ello intraducible Sin embargo el niño busca a su madre. Escuálido y lloroso se
hasta para los salesianos. El texto parece evocar una batalla entre blan- extenúa siguiendo las falsas pistas por las que lo extravía el asesino.
cos e. indi?s; l~ muerte del urubú de cabeza roja por su hermano menor, Finalmente, un día que Baitogogo está tomando el aire en com-
el pájaro JapUlr~ (un oriol); la expe~ición del desanidador de pájaros al pañía de su segunda mujer, el niño se convierte en pájaro para
buscar mejor a su madre, no sin soltar su excremento sobre el
flanco del. acantI.lado; su transformación en cérvido para matar a su pa-
hombro de Baitogogo. La deyección germina y produce un gran
dre; y la inmersión de éste en las aguas del lago "como si hubiese sido árbol (jatoba, Hymenea courbaril) .
una garza".
Incomodado y humillado por semejante carga el héroe abandona
el pueblo y lleva una vida errante en la maleza. Pero cada vez
e) PRIMERA VARIACIÓN que se para a descansar provoca la aparición de los lagos y ríos,
pues en aquella época el agua no existía aún sobre la tierra. Cada
vez que brota el agua, el árbol disminuye, y acaba por desaparecer.
El motivo inicial del mito de referencia consiste en un incesto con la Con todo, Baírogogo, seducido por el verde paisaje que ha crea-
madre de~ ~al es culpable el héroe. Sin embargo tal "culpabilidad" do, decide no retornar al pueblo, cuya jefatura deja a su padre.
pare~e eXISt~r sob;re todo en el alma del padre, que desea la muerte de El segundo jefe que mandaba en su ausencia hace lo mismo y así la
su hIJO y se ingenia para provocarla. Pero el mito mismo no se pronuncia doble jefatura pasó a la mitad Cera. Convertidos en los héroes culo
pu~sto que el héroe solicita y obtiene la ayuda de su abuela, gracias a turales Bakororo e Ituboré (ver antes, p. 45), los antiguos jefes
quien pasará las pruebas. A fin de cuentas sólo el padre hace el papel no volverán a visitar a sus conciudadanos más que para regalar.
de culpable: culpable de haber querido vengarse. y es él el que será les atuendos, 'adornos e instrumentos que en su exilio voluntario
muerto. inventan y se dedican a Fabricar.v
Cuando reaparecen por vez primera en el pueblo espléndidamen-
Este curioso desprendimiento hacia el incesto aparece en Otros mitos. te ataviados, sus padres, convertidos en sus sucesores, empiezan por
Como éste, que también castiga al marido ofendido: asustarse, pero luego los acogen con cantos rituales. Akario BOKO-
dcri, padre de Akaruio Borogo, el compañero de Baltogogo. exige
M 2 • Bororo: origen del agua, de los atuendos y de los ritos que los héroes (que aquí no parecen ser dos sino constituir una
funerarios cohorte) le den todos sus adornos. El mito concluye con un episo-
dio a primera vista enigmático: "No mató a los que traían mucho,
, En los lej.anos tiemp?s en que los dos jefes del pueblo pcrtene- pero mató a los que habian traído poco" (Colb. J, pp. 201-206).
C1a~ a la mlta~ Tugare (y no, como hoy, a la mitad Cera) y pro-
ventan respectivamente del. clan ~roré el primero y del clan api-
b?ré e.l ~;gundo, hubo un Jefe principal llamado Birimoddo, "bo- d) INTERLUDIO DE LO DISCRETO
n!ta piel (Cruz 1; Colb. 1, p. 29), Y apodado Baitogogo. (El sen.
tido de esta palabra se discutirá más ade.lante.) Nos detendremos un momento en este episodio. que no interesa inmedia-
Un dí~ que la ~ujer de Baitogogo -e-perteneciente, ella, al clan tamente a nuestra demostración pero qt:e es útil elucidar para subrayar
bokodor¡ d~ la mitad Cera- partía al bosque a buscar frutos sil. la posición central que ocupan estos dos mitos en la filosofía bororo, y
v.es~es, su Jove~ hijo quiso acompañarla, y como ella se negara, la así justificar nuestra elección.
SIgUIÓ a escondidas.
Así asistió a la violación de su madre por un indio del clan ki 2 Con una perspectiva histórica es interesante cotejar este mito con el epi-
miembro de la misma mitad que ella (y por lo tanto su "hermano': sodio del mito apapocuva en que los hermanos Faí, con el tapa-sexo y rica-
seg-ú~ la terminología indígen~). A:'i~aclo por el hila, Baitogogo mente vestidos. vienen a distribuir a los hombres los atuendos y los adornos
empieza por vengarse de su rival hiriéndolo a flechazos sucesiva- (Nim. r, pp. 37-38).
TEMA Y VARIACIONES CANTO BORORO 57
Tanto en el mito de referencia como en el que acabamos de resumir, en nuestra fuente- de Acaruio Bokodori, miembro asimismo del clan de
el héroe pertenece a la mitad Tugaré. Ahora bien, ambos mitos son los "jefes de arriba" (d. Colb. 3, glosario de nombres propios, p. 442:
presentados por Colbacchini como relatos etiológicos: el primero explica Akkaruio bokkodori [sic), masco y fem., "célebre por su atuendo [de uñas]
"e~ origen del viento y de la lluvia" (loc. cit., p. 221). el segundo "el de gran armadillo"). Aquí está el mito:
orIgen del agua y de los adornos" (íd., p. 201). Estas dos funciones co-
rresponden' bien al papel atribuido a los héroes de la mitad Tugaré es Ms. Bororo: después del diluvio.
decir a ]05 "fuertes" (?). Creadores o demiurgos, casi siempre son res-
ponsab~ei de I~ existencia de las cosas: ríos, lagos, lluvia, viento, peces, Después de un diluvio la tierra volvió a poblarse; pero anterior-
vegetación, objetos manufacturados ... Sacerdotes más que brujos, los mente los hombres se multiplicaban en forma tal que Meri, el Sol,
héroes cera (palabra que a veces se interpreta con el sentido de "los dé. sintió miedo y pensó cómo podría reducir su número.
hiles" a) intervienen más tarde, como organizadores y gestores de una Ordenó, pues, a toda la población de un pueblo que at:avesar~
creación de la cual los Tugaré fueron los autores: destruyen los mons- un gran río por una pasarela hecha con un tronco qu~ habla elegí-
truos. reparten a los animales sus alimentos específicos, ordenan el pue- do por ser muy frágil. Y efectivamente, se rompió bajo la carga,.y
blo y la sociedad. todos perecieron con excepción de un hombre lla~ado Akaruic
Bokodori, que se había quedado atrás por tener las pIernas contra-
Desde este punto de vista hay ya, por lo tanto, un paralelismo entre hechas.
los dos mitos. Ceda uno saca a escena un héroe rugaré, que crea sea un A los que fueron arrastrados por los torbellinos se les hicieron
agua de proveniencia celeste después de haberse dirigido hacia arriba los cabellos ondulados o ensortijados; los que se ahogaron en agua
(trepando por un bejuco colgante), sea un agua de origen terrestre luego tranquila tuvieron cabellos finos y lisos. Esto se apreció luego que
de ser rechazado hacia abajo (abrumado por el crecimiento de un árbol Akaruio Bokodori los hubo resucitado a todos con sus encanta-
cuyt? peso soporta). Por otra parte, el agua celeste es maléfica por pro~ mientos acompañados por un tambor: primero hizo retornar a los
vemr de la tempestad badogebagué (que los Bororo distinguen de las Buremoddodogué, luego a los Rarudogué, los Bitodudogué, los Puga.
suaves lluvias bienhechoras butaudogué, d. Colb. 3, pp. 229-230; volvere- gueguegué, los Rokuddudogué, los Codogué, y por fin a los Boiugué,
sus preferidos. Pero de todos éstos, conforme iban llegando, sólo
mos sobre esta oposición que ya no aparece en la E. B.; ver más adelante,
acogía a aquellos cuyos presentes le eran gratos. A todos los demás
p. 212) mi~ntras que el agua terrestre es benéfica; contraste que hay los mató a flechazos, lo cual le valió el sobrenombre de Mamuiaugue-
que compagmar con las circunstancias simétricas e inversas de sus crea- xeba, "matador", o el de Evidoxeba, "causa-la-muerte" (Colb. 3 ~
ciones respectivas: el primer héroe es separado involuntariamente de su pp. 2~1 Y 241-242).
pueblo por la mala voluntad de su padre; el segundo también se separa
de su pueblo pero voluntariamente, y animado de un sentimiento bené- El mismo personaje figura en otro mito: matador también de sus com-
volo hacia su padre, al cual trasmite sus funciones.e
pafíeros, pero esta vez para castigarlos por no testimoniarle las conside-:a.
Luego de estas indicaciones preliminares, volvamos al episodio de la ciones debidas a un jefe y por reñir entre ellos (Colb. 3 ~ p. ~O) . Desgracia-
matanza con cuya culpa carga un tal Akaria Bokodori. Volvemos a encon- damente este relato es demasiado fragmentario para poder utilizarlo.
trar este personaje con un papel análogo y bajo el nombre -distinto O sea que conocemos por lo menos dos mitos en que; un héroe de la
solamente por la transcripción, pero incertidumbres así san frecuentes mitad Cera, parejamente nombrado, diezma un pueblo de '10s que vuelo
ven". portadores de regalos. por encontrar ésto~ demasiado mezquinos.o
• Los sentidos de "fuerte" y "débil" han sido recogidos independientemente En un caso la naturaleza de los regalos no es precisada: en el otro sabemos
por Colbacchini y nosotros mismos. sobre el terreno. No obstante, un Infor- que se trata de los atuendos y los adornos rituales, repartidos desigual-
mador de Colbacchini los pone en tela de juicio (Colb. J, p. 30), Y la E. B.
(vol. 1, p. 444) los rechaza en absoluto. Lo cual no mitiga la perplejidad mente según los clanes pero de los cuales cada clan -ya sea desde este
ante una fórmula que figura en la versión más antigua del mito de los ge. punto de vista proclamado "rico" o "pobre"- tiene la propiedad exclu-
melas (M.f,6): "si matáis al águila caníbal -dice el jaguar a los héroes-e-
seréís fuertes y poderosos y mandaréis "4 muitos tugaregedos (servas)"· (Colb. • Doble sentido intraducible de la palabra francesa revenant, que significa
I, p. 118); o según otra versión: "un gran pueblo se os someterá" (Cclb. J, aimultáneamente "el que vuelve" y "aparecido" -el que vuelve del más
p. (94). allá. [T.] .
" Siguiendo a Colbacchini habrá quien vea aquí un misterio doble, puesto ti Se cuenta, dice la E. B. (vol. 1, pp. 58-59), que todo Bororo desconocido
que de hecho la jefatura se trasmite de una generación a la siguiente y de que llegase a un pueblo era examin.ado de la cabeza a. los I?ies para ver. si
Uo materno ~ sobrino. Pero por este ejemplo se columbra ya que un mito llevaba algún objeto que ofreciese interés. En caso afirmativo era acogido
no extrae su sentido de institudones contemporáneas o arcaicas, de las que con gusto; de lo contrario lo mataban. Así la pequeña maraca (que sale a
sería un reflejo. sino de la posición que ocupa en relación con otros mitos relucir en MI) se habría obtenido, por vez primera. de una india que había em-
en el seno de un grupo de transformaciones. pezado por ser objeto de manifestaciones hostiles.
58 TEMA Y VARiACIONES CANTO BORORO 59
siva. Atuendos y adornos sirven así para introducir distinciones diferen- siguieron conservar cuando un dios extranjero .robó la comida que las
ciales en el seno de la sociedad. divinidades locales habían preparado para festejarlo (L.-S. 8, pp. 27-29
Pero consideremos más atentamente M, que, poco explícito en lo que red. española, pp. 34-37]; 36·37 [43-45]; 9, p. 302 red. esp~ñola, p. 331]).
toca a los regajos, se manifiesta en cambio muy preciso acerca de otros En todos estos casos, por consiguiente, un sistema dls~reto res~lt~. de
dos puntos. Ante todo, este mito pretende explicar distinciones diferencia- una destrucción de elementos, o de su sustracción a un conjunto pnmltlvo.
les en la apariencia física (en vez de en la apariencia social): es el epi- y también en todos estos casos el autor de este empobrecimiento es él
sodio de los cabellos. A renglón seguido y por una enumeración que mismo un personaje disminuido: los seis dioses ojibwa son ciego~ volun-
resulta bastante enigmática en el estado actual de nuestros conocímícn- tarios que destierran a su compañero culpable de. haberse qm.tado la
tos, pero en que la desinencia J-guéJ señala formas en plural,e el mito venda. T'ikarau, el dios ladrón de Tikopia, finge cOjear para mejor apo-
evoca grupos humanos distintos y separados, verosímilmente poblaciones derarse del festín. Akaruio Bokodori también cojea. Ciegos o rencos,
o tribus: grupos dotados de un valor diferencial, no ya más acá de la tuertos o mancos son figuras mitológicas frecuentes en todo el mundo, y
sociedad (como las diferencias físicas) sino mas allá. O sea. en el primer que nos desconciertan porque su estado se nos antoja una carencia. Pero
caso, diferencias entre los individuos en el seno del grupo, y en el segundo igual que un sistema vuelto discreto por ~ustracción de elementos se h.ace
diferencias entre los grupos. En relación con este doble aspecto de Ma, lógicamente más rico. pese a ser numéricamente más pobre= l~s. IDI.toS
M 2 se sitúa en un nivel intermedio: el de las diferencias sociales entre confieren a menudo a los mutilados y a los enfermos una sIg~tflc~clón
subgrupos en el seno del grupo. positiva: encarnan modos de la mediación. Imaginamos la mutllaClór~ y
Parece. pues, que los dos mitos. tomados juntos, se refieren a tres domi- la enfermedad como privaciones de ser, y por ta~to. como un m.al. Per,o SI la
nios, cada uno por su cuenta originariamente continuo, pero en los cuales muerte es tan real como la vida y si por consiguiente no existe mas que
es indispensable introducir la discontinuidad para poder conceptualizar- el ser, todas las condiciones. aun patológicas. son positivas a su m~nera.
los. En cada caso se obtiene esta discontinuidad por eliminación radical El "menos-ser" tiene el derecho de ocupar un lugar cabal en el Sistema
de ciertas porciones del continuo. Éste queda empobrecido y así elemen- puesto que es la única forma concebible del tránsito entre dos estados
tos menos numerosos logran explayarse en el mismo espacio, en tanto que "plenos". . '
la distancia que los separa es suficiente de ahí en adelante para que no se Al mismo tiempo es claro que los mitos que hemos coteJ~d~ ofrecen
traslapen ni se confundan entre ellos. sendas soluciones originales para resolver el problema del transito ~e la
Hada falta que los hombres se hiciesen menos numerosos para que los cantidad continua a la cantidad discreta. Parece que para el pensamiento
tipos físicos más vecinos fuesen claramente discernibles. Pues si se admi- ojibwa basta con quitarle una unidad a la prin:era para obtener la. se-
tiera la existencia de clanes o poblaciones portadores de regalos ínsígniji- gunda. La una tiene rango G. la otra rango 5. Un lI~cre~ento de un quinto
cantes -es decir, cuya originalidad distintiva fuera tan mínima como se en la distancia entre un par de elementos permIte instalar éstos e~ la
antoje imaginar-, se correría el riesgo de que entre dos clanes o dos pcbla- discontinuidad. La solución de Tlkopia es más onerosa: en el ongen
ciones dadas se intercalase una cantidad ilimitada de otros clanes u otros el número de los alimentos era indeterminado. y ha' tenido que saltarse
pueblos, cada uno de los cuales difiriera tan poco de sus vecinos inmedia- de esta indeterminación (o sea de una cifra elevada y aun teóricamente
tos que todos acabaran por confundirse. Ahora bien, en cualquier dominio ilimitada. puesto que los alimentos primitivos no son en~merados) a 4
que se aborde. sólo a partir de la cantidad discreta puede construirse un para garantizar el carácter discreto del sistema. Se preSiente la razón
sistema de significaciones. de esta diferencia: los clanes de Tikopia son efectivamente cuatro Y el
Limitada a los Borora nada más, la interpretación precedente es frágil. mito debe franquear, aunque a gran precio. el foso que separa lo imagina-
Adquiere más fuerza, sin embargo, cuando se la confronta con la inter- rio de lo vivido. La tarea de los Ojibwa es menos difícil. así que pueden
pretación análoga que hemos propuesto de los mitos provenientes de otras pagarla lo más barato. con sólo disminuir en una unidad l~ cuenta. Pues
poblaciones pero cuya estructura formal se parece a la que acaba de ser los cinco clanes primitivos no son más reales que los seis seres sobre-
bosquejada. Para que los cinco grandes clanes de los que los Ojibwa creen naturales que los fundaron. puesto qu: la sociedad oj.ibwa .~e hech~.se com-
nacida su sociedad pudieran constituirse. fue preciso que seis personajes ponía de varias decenas de clanes ligados a los CI~CO grandes clanes
sobrenaturales se redujeran a cinco y que uno fuese expulsado. Las cuatro del mito a través de una filiación puramente teórica. En un caso, J?Of
plantas "tctémicas" de Tikopia son las únicas que los antepasados con- consiguiente, se pasa del mito a la realidad; en el o.tr~ no se sale del rmto.
Los Tikopia y los Ojibwa pueden evaluar de distinta manera el costo
,6 Comparar con las formas próximas o idénticas: ragudu-dogé, rarai-dogé, del tránsito de lo continuo a lo discontinuo: no por eso ambos órdenes
nombres de tribus legendarias (Colb. I, p. 5); buremoddu-dogé, "gente de los son menos homogéneos formalmente. En los dos casos constan de canti-
bellos pies" (sobrenombre del dan ki); raru-dogé, "nombre que los Bororo se dades semejantes e iguales entre ellas. Sólo que tal,e5 cantidades son ~ás o
dan a sí mismos en varias leyendas"; codagé, "hormigas del género Eciton"; menos numerosas -c-apcnas más en un caso que en el otro entre los Ojibwa
boíwugé, "los últimos llegados" (E. B.• vol. J, pp. 529, 895, 544, 504). (allí 110 difieren más que en una unidad); considerablemente más en un
CANTO BORORO 61
60 TEMA Y VARIACIONES
entre los cuatro clanes, así como entre sus linajes. Si nuestro análisis fuera
caso que en el otro en T'ikcpia, donde de un número n indeterminado exacto debería comprobarse, sin embargo. que estas diferencias sociales
pero elevado hay que caer en seguida a 4. carecieran en estos dos pueblos del carácter apreciado entre los Bororo,
La solución borora es original en relación con las precedentes. Concibe que fueran más ideológicas y menos reales, es decir. que no se tradujesen
el continuo a maDera de una suma de cantidades, muy numerosas por -al revés que entre los Bororo- en un derecho desigual a la apropiación
una parte, desiguales todas por otra. escalonadas de las menores a las más de las riquezas. En el caso de los Ojibwa la insuficiencia de la documen-
grandes. Y sobre todo, en vez de que lo discontinuo resulte de la sustrac- tación impide responder. En Tikopia la hipótesis se vuelve plausible
ción de una cualquiera de las cantidades sumadas (solución cjibwaj , o gracias a la observación de Firth (p. 358) de que la jerarquía social no
de la sustracción de un número considerable de cantidades sumadas, si refleja la distribución de los bienes. Sin llevar más lejos las hipótesis, nos
bien cualesquiera y equivalentes (solución tikopiaj , los Bororo imponen propusimos en la digresión precedente poner de manifiesto .Ia posición
la operación, de manera electiva, a las magnitudes menores. A fin de central de nuestros mitos, y su adhesión a los contornos esenciales de la
cuentas el discontinuo bororo consiste, pues, en cantidades desiguales organización social y política.e
entre ellas pero escogidas entre las más grandes, separadas por intervalos
ganados al continuo primitivo y correspondientes al espacio anteriormente
ocupado por las cantidades más pequeñas (Fig. 4).
e) CONTINUACIÓN DE LA PRIl\IERA VARIACIÓN

CONJUNTO PRIMITiVO CONJUNTO DERIVADO En el mito de Baitogogo (M,) y también en el de referencia (MI) el
incestuoso aparece menos culpable que el esposo agraviado que intenta
OJIBWA
I
~
a ,
.~--~- _ _.__< vengarse. En ambos casos, efectivamente. es la venganza y no el incesto
la que atrae la sanción sobrenatural.
Ahora bien, el mito que hemos traído en segundo lugar no solamente
confirma esta actitud hacia el incesto sino que nos pone en el camino
de una interpretación. El héroe se llama Baitogogo, sobrenombre cuyo
TIKOPIA
sentido es "el confinado" (Colb. 3, p. 29) . Eludiremos el paralelismo que
se impone con un sobrenombre sinónimo que se encuentra en la otra
punta del continente. en los mitos de los Klamath y los Modoc. El pro-
& 7 l'l «~_ .. 1 45678 blema se volverá a considerar en otra ocasión y entonces se establecerá
>__---1 l - - - J ~ I_""""¡ 1-._' 1---1 '---4 _
que ambas manifestaciones merecen el mismo tipo de interpretación.
FIG. 4. Tres ejemplos de tránsito mítico de la cantidad continua a la canñ- Tampoco postularemos que detrás de este sobrenombre haya cualquier
dad discreta. cosa más de lo que se desprende del mero contexto sintagmático. Es po-
sible y hasta verosímil que el término remita a un conjunto paradigmático
Pues bien, este modelo lógico conviene admirablemente a la sociedad en el que los Bororo harían juego con los Kara já, acaso menos franca-
bororo 7 tal como ha podido observársela empíricamente: en ella efectiva- mente matrilineales. Entre estos últimos. Lipkind (2, p. 186) Y Dietschy
mente los clanes son ricos o pobres, y cada uno vela celosamente sobre (pp. 170-174) han señalado una institución antigua: la de la hija enclaus-
privilegios más o menos numerosos pero que se traducen. para los mejor trada o confinada, noble heredera sometida a diversas prohibiciones. Por
provistos, en el disfrute ostentoso de los bienes de este mundo: vestidos, oscuras que sean las indicaciones recogidas, recuerdan a su vez la institución
atuendos, adornos. joyas. El mito no sólo explica estas separaciones diferen- iroquesa de los "niños guardados en plumón". Pero el método que segui-
ciales; consuela e intimida a la vez a los humildes. Los consuela, ya que mos excluye por el momento la atribución de significados absolutos a las
estos nuevos pobres no lo fueron siempre; como sobrevivientes de una funciones míticas, significados que en esta etapa habría que buscar fuera
matanza en que perecieron otros más pobres que ellos adquieren al fin del mito. Semejante procedimiento -cdemasiado frecuente en mitograffa-,
y al cabo rango entre los elegidos. Pero también los intimida proclamando conduce casi inevitablemente al junguismo. Para nosotros no es cosa de
que la miseria ofende a los dioses. hallar primero, y en un plano que trascienda el del mito, el significado
Es posible que otrora los clanes ojibwa hayan estado jerarquizados; y del nombre de Baitogogo, ni de descubrir las instituciones extrínsecas
hay la certidumbre de que en Tikopia existía un orden de precedencia
8 Cómo se verá más lejos, los mitos del Chaco y gé correspondientes (M _ ,
29 32
7 y acaso también a la de los Ama del río Blanco, puesto que uno de sus M ) tienen por objeto explicar una discontinuidad a la vez social y natural:
mitos recuerda la destrucción de la humanidad por un diluvio del que sólo 13!l • • • • f '6 f •
la de las mujeres, divididas en bonitas "y eas: o. por extenst n meton truca,
escaparon. por intervención de una divinidad, dos pares de niños originarios de las chozas familiares.
de las "mejores familias" (L.-S. I, vol. tu, p. 379).
62 TEMA Y VARIACIONES CANTO BORORO 63

a. la~ ~ue.
podría vinculársele, sino de desprender, gracias al contexto, su antes intenta refugiarse en él o dominarlo en mayor medida o por más
slgmftca~16n relativa en un sistema de oposiciones dotado de un valor tiempo de lo permitido. El confinado, el recluido será aquel que -como
operatorro. Los símbolos no tienen un significado intrínseco e invariable, diríamos nosotros- "se aferra a las faldas de su madre", el hombre que
no son autónomos con respecto al contexto. Su significado es ante todo de no puede desprenderse de la sociedad de mujeres en la que nació y creció
posición. (por ser matrilocal la residencia), para agregarse a la sociedad masculina
¿Qué hay. pues. de común entre los héroes de los dos mitos? El de MI doblemente distinta de la otra: físicamente por tener su sede en la casa
(cuyo nombre plantea un problema tan particular que vale más aplazar de los hombres en el centro del pueblo, y místicamente puesto q\le la
su examen: ver más adelante, p. 228) comete el incesto con su madre, pero sociedad de los hombres encarna aquí la sociedad de las almas (aroé) y
p~r9-ue pn~ero se había n~gado ·3 separarse de ella cuando partía a esa corresponde a lo sagrado por oposición al mundo profano y femenino.
~IS1ón estrictamente femenina que -según la más antigua versión- con-
srste en recoger en el bosque las palmas destinadas a la confección de
los estuches penianos entregados a los muchachos cuando su iniciación, Por mucho que nos hayamos prohibido en esta etapa invocar argumentos
y que son símbolo de su separación del mundo femenino. Se ha visto de orden paradigmático, es imposible dejar sin mencionar un mito mun-
(pp. 519 que la versión arbitrariamente corregida debilita este aspecto durucú (M.) que trae a cuento una práctica asombrosamente parecida a
sm .abol~rlo. Abusando de su madre el héroe desmiente, pues, la situación la que acabamos de restituir, salvo que entre los Mundurucú, patrio
sociológica. Tal vez se~ ~l demasiado joven para la iniciación, pero no lineales y -c-tal parece- recientemente convertidos a la residencia matrilccal,
tanto como para partICIpar en la recolección de las mujeres, sea o el confinamiento de un adolescente (trátese de una institución real o de
no .un preámbulo de la iniciación. El término que le es constantemente una proposición mítica) tiene por fin proteger al joven de las empresas
aplicado en el mito: Ipareddu, "designa normalmente un muchacho que del mundo femenino. Sucedió que después (Ml.e) de que su hijo pereciera
ha .al~anzado cierto des~rrollo físico, aun antes de la pubertad y de haber víctima de los cerdos salvajes, sin obstar la precaución que tomara de
recibido el estuche pemano .. , Cuando alcanzan la condición de ipparé cubrirlo de almidón para que pareciera enfermo e imposibilitado para
(plural) los muchachos comienzan a dejar la choza materna para frecuen- levantarse, el héroe cultural Karusakaibé se hizo un hijo sin madre ani-
tar la casa de los hombres" (E. B., vol. 1, p. 623) . Pero lejos de resignarse mando una estatua que habia esculpido en un tronco de árbol. Empeñado
a esta progresiva distensión de los vínculos matemos, el héroe los estre- en poner aquel hermoso muchacho al abrigo de la codicia (Mll!O)' 10 en-
cha por una acción cuya naturaleza sexual pone más allá de la iniciación cerró en una angosta celda construida exprofeso dentro de la choza y
pese a que él mismo esté más acá. De manera doblemente paradóji~ ante la cual una vieja montaba guardia para que ninguna otra mujer
vuelve, pues, al seno materno, en el instante en que los demás hijos pudiera acercarse y mirar dentro (Murphy 1, pp. 71, 74).
van a ser definitivamente desvinculados. Bien poco más alejados de los Bororo, y como ellos matrilineales y
Sin duda Baitogogo, héroe de MI, reside desde todos los puntos de vista matrflocales. los Apinayé y los T'Imbirá enclaustraban los novicios durante
en el polo exactamente opuesto al del precedente: es un adulto, iniciado, la segunda fase de la iniciación, aislándolos mediante esteras sobre pero
casado, padre de familia. Pero al dolerle demasiado el incesto comete chas en un rincón de la choza materna. Esta segregación duraba de cinco
también un a~uso del sen~imiento de posesión. Y por añadidura estran- a seis meses, durante los cuales no podían dejarse ver ni oír (Nim. 5)
~ula a s~ mujer y la ennerra en secreto, es decir, le niega esa doble
p. 59; 8, p. 184 Y fig. U) . Ahora, de acuerdo con el testimonio de nuestra
mhu~~cIón. q,;,e hace del amortajamiento pasajero (en la plaza del pue· fuente. este rito estaba estrechamente relacionado con la reglamentación
blo, SItIO publI.co. y sagrado, y no en la choza familiar, privada y profana) del matrimonio: "otrora la mayor parte de los pepyé (iniciados) se ca-
una ~tapa preliminar de la inmersión definitiva de la osamenta (descarna- saban muy pronto después de la celebración del ritual, y se mudaban a
da, pintada y adornada con plumas pegadas; junta después en un cesto) en la choza de la suegra" (Nim. 8, p. 185). "La ceremonia final, durante la
el a~~ de un lal?o o un río; pu.es el a?~a es la morada de las almas y la cual las futuras suegras arrastraban a los iniciados sujetos a la punta de
condición re9uen?-a pa~a que sigan viviendo. En fin, Baitogogo comete una cuerda, era la representación brutal del matrimonio inminente"
la fechoría SImétrica e Inversa de la de Geriguiguiatugo: es éste un niño
que. "abusa" de su madre cuando ya no tiene derecho; Baitogogo es un (Id., p. 171).
mand.o que "abusa" de su mujer: privando de madre a su hijo cuando
éste tiene todavía derecho a ella.
Si a título de hipótesis de trabajo convenimos en interpretar el sobre- Volvamos ahora al punto donde dejamos pendiente el mito de Baito-
nombre de los dos héroes recurriendo al común denominador de sus gago (M.).
funciones semánticas respectivas, la expresión "confinado" denotará así El castigo le llega al héroe de su hijo, al que quiso extraviar. Éste se
una actitud particular hacia el mundo femenino, ante el cual el portador transforma en pájaro y gracias al excremen to transforma a su padre
del sobrenombre -o su homólogo- no quiere guardar la debida distancia, en personaje arboríforo.
64 TEMA Y VARIACIO NES

Lo s Boror o tien en u n a clasi ficació n tripar ti ta del r ein o vege tal. Segú n
el m ito, las primeras plantas siguieron este orden: be ju cos, ár bol jalab a,
pl an tas de los pa ntanos (Colb. 3, p. 202). Esta tr ipartición correspond e
m anifiestam ente a la de los tr es elementos: cie lo, tierra, agua. Convirtién-
dose en p áj ar o el n iño se polar iza com o p erson aj e celeste; volvi endo
arbor fforc a su padre. porta-jatoba por más señas (es el pr in cipal ár bol
d el bosqu e) , lo polari za como pe rsonaje terrestre, p ues la tierra sostiene las
pl antas leñ osas. Baitogogo n o consegu irá quitarse de enci ma el árbo l, y
con ello eximirse de su n aturaleza terrestre, más que a costa de crear
el agua, elemen to mediador entre los dos po los: esta mi sma agua que
n egó (pu esto que aú n no existía) a los despojos de su m ujer, im p idi endo
así la com unicación entre el mundo socia l y el sobre na tural. en tre los
mu er tos y los vivos.
Después de , gracias al agu a, h ab er r establ ecido en el p la n o cósmico la
m ed iación ,q u e rechaz ó en el plano místico, se volverá el h éroe cultural
al q ue los h ombres deb en los at avíos y ad ornos. o sea los m ediadores
culturales que de ind ivid uo b iológico tr an sforman al hombre en perso-
n aje (p ues tod os los ado rnos tien en u na forma y una decoración pres-
critas de acuerdo con el clan de l portador) y que, al reemplazar la carne
sobre el esque leto limp io d e an temano de l difun to. le con stituyen un
cuer po espir itua l y h acen de él un espí r itu, es decir, un m ed iad or en tr e
la muerte física y la vid a social.
Convengamos, pu es, en res u mir así el m ito:
Un abuso de alian za (mu erte de la espo sa in cestuosa. que priva de
mad re a un n iño) complicado con un sacrilegio -que es otra forma
d e desmesura- (en tierro de la m uj er negán dol e la sepultura acuática.
con dic ión d e la reencarnación) pro voca la d isyun ción d e los polos cielo
(n iño ) y tie rra (padre). El r esponsab le. ex clu ido por esta dobl e falta
de la sociedad de los h ombres (qu e es una socieda d "acu át ica" como la
socieda d de las al mas. cuyo nombre lleva) . restabl ece el con tacto en tre
cielo y tierra creando el agua ; y hab ién dose él mi smo estab lecid o en la 1. Ul1 aspec to de las for maciones rocosas de la cha pada , don de los
morad a de las alma s (pues to que su compañero y él se convierten en los B oror o desanidan guacamayos.
h éroes Bak oror o e Itubor é, jefes d e los dos pu eblos del m ás allá) . re sta-
bl ece el contac to en tre los muertos y los vivos r evelando a los segundos los
adornos y atue n dos corpor ales que sirven a la vez de emblem a en la socie-
da d de los h ombres y de car ne esp iritual en la comunidad de las almas.

fJ S ECU J'liDA VARIACiÓN

L a obra de Colba cchini y Albisetti con tien e otro mito, cuyo héroe por su
con d ucta p ar ece ilu strar el sent ido q ue a t ítulo de hipót esis de trabajo
h em os prestad o al nombre de Bai togogo. Por lo d emás. se llama Birimod-
do, que es, según se vio. el nombre verdade ro de Baírogogo. Sin emba rgo.
h ay u na d ificul tad: Birtrnoddo es un nombr e d el clan araré. mi tad T ugare
(Colb. 3, pp . 201, 206, 445; E. B., val. 1, p. 277: Rondan, p. 8), en tanto
q u e el n uevo héroe pertenece al clan b okodori de la mitad Cer a. y aun
CANTO BORORO 6S

as! su hermana y él mismo llevan el nombre de Birimoddo (Colb. 31


pp. 220-221) . O sea que vale más no pretender obtener argumentos de la
semejanza de los nombres.

M¡¡. Bororo: origen de las enfermedades.


En los tiempos en que todavía se desconocían las enfermedades
y los humanos ignoraban el sufrimiento, un adolescente se negaba
con obstinación a frecuentar la casa de los hombres y se mantenía
enclaustrado en la choza familiar.
Irritada por semejante conducta, su abuela se llega a él cada noche
mientras duerme y~ acuclillándose sobre el rostro de su nieto, Jo
envenena con emisiones de gases intestinales. El muchacho ola
el ruido y percibía el hedor pero sin comprender su origen. Enfer-
mo, macilento y comido de sospechas~ simula dormir y al fin des-
cubre las maniobras de la vieja, a la que mata con una flecha
acerada ensartada por el ano tan profundamente que las tripas
escapan.
Ayudado por los armadillos -en el orden: okwaru, enokurl, gerego,
bokodori (secuencia de M, invertida, ver antes, p. 55) - abre en
secreto una fosa y entierra a la vieja precisamente en el sitio donde
ésta dormía, y cubre con una estera la tierra recién removida.
El mismo día los indios organizan una expedición de pesca con
"veneno" 9 para tener comida. Al día siguiente del crimen , las
mujeres retornan al sitio de la pesca para recoger los últimos peces
muertos. Antes de partir, la hermana de Birimoddo quiere confiar
su hijo pequeño a la abuela; ésta no.contesta, ni qué decir tiene.
Instala entonces a su hijo en la rama de un árbol y le pide que
la espere. El niño abandonado se convierte en termitero.
El río está lleno de peces muertos; pero en vez de hacer .como sus
compañeras viaje tras viaje para llevarlos, los come vorazmente.
Empieza a hinchársele el vientre y padece atroces dolores,'
Gime pues, y al mismo tiempo que exhala sus lamentaciones
escapan las enfermedades de su cuerpo: todas las enfermedades,
con las que ella infesta el pueblo y que siembran la muerte entre
los hombres. Tal es el origen de las enfermedades.
Los dos hermanos de la criminal, llamados Birimoddo y Kaboreu,
deciden matarla CaD venablos. Uno le arranca la cabeza y la ríraa
un lago, al este; otro le corta las piernas y las echa a un lago,
al oeste . Y ambos clavan en tierra sus venablos (Colb. 31 pp. 220-
221. En la E. B¿ vol. ro p. sn o se halla el esbozo de otra versión).

n. Guacamayo joven que acaba de echar plum a. Por su particular estructura este mito plantea problemas de tal com-
plejidad que a lo largo de este libro habrá de ser analizado repetida-
mente y a pedazos. No traeremos aquí a cuento más que las caracterís-
ticas que lo vinculan al mismo grupo que los mitos examinados con an-
terioridad.
9 Echando al agua pedazos de un bejuco cuya savia disuelta modifica la
tensión superficial del líquido y provoca con ello la muerte de 105 peces por
asfixia.· Ver más adelante, pp- 253 ss.
• Es decir, a envarbascar o embarbascar el agua. [T.]
66 TEMA Y VARIACIONES CANTO BORORO 67

Ante todo, el héroe es un "Baitogogo" voluntariamente recluido y C004 de la esposa violentaran al recién casado mudando sus efectos persona-
finado en la choza familiar, es decir en el mundo femenino, pues la re- les. Él mismo tarda mucho en decidirse antes de cambiar de residencia;
pugna ocupar su lugar en la casa de los hombres.ro durante varios meses seguirá. viviendo en la casa de los hombres "hasta
~Conocicron en otro tiempo los Bororo una institución sociorreligiosa curar de la vergüenza de haberse vuelto marido" (Colb. 3 3 p. 40).11
preservada aún por sus mitos COD el motivo del "muchacho enclaustrado"? De hecho, por consiguiente, el recién casado permanecía enclaustrado
Los paralelos karajá, apinayé, timbirá y mundurucú incitarían a admi- en la casa de los hombres por repugnancia de agregarse a un mundo
tirlo. Con todo, se imponen dos observaciones. Primero, los mitos no femenino definido por la vida conyugal, a la que la iniciación le daba
pretenden evocar una costumbre sino más bien una actitud individual acceso. La situación evocada por los mitos es inversa. puesto que se tra-
que contraviene las imposiciones del orden moral y social. Además-y ta de un adolescente que se enclaustra en un mundo femenino definido
sobre todo- la observación empírica de la sociedad bororo orienta hacia por la vida doméstica, a la cual la iniciación tiene por consecuencia po-
usos simétricos, aunque opuestos. Como se señaló antes, son las muje- ner punto final.
res en el momento de la iniciación las que se lamentan de ser definitiva- Al igual que M 1 y M 2 , Mij luce su carácter etiológico; explica el ori-
mente separadas de sus hijos, y no a la inversa. En desquite, existe efec- gen de las enfermedades mientras que el mito de Baitogogo explicaba en
tivamente una costumbre bororo concerniente a un "muchacho enclaus- primer lugar el origen del agua terrestre y luego. por una parte, el de
trado": la llamada del "novio vergonzoso". Era preciso que las parientas los adornos, y por otra el de los ritos funerarios. Ahora bien, lo mismo
que estos ritos atestiguan el tránsito de la vida a la muerte (y los ador-
10 Un relato de tono semilegendarlo y semímttico (Mil) (aunque ¿es posible nos el tránsito inverso), las enfermedades, que son un estado intermedio
trazar entre los dos géneros una línea de demarcación?) hace intervenir a entre la vida y la muerte, son consideradas a veces en América (y sobre
Birimoddo "Tugaré", su compafiero de mayoria, Aroia Kurireu, y Kaboreu, todo su manifestación común: la fiebre) como un vestido.w
que en el mito del origen de las enfermedades es hermano de Birinwddo En tercer lugar, también aquí el héroe niega las honras fúnebres a su
"Cera" pese a que, de acuerdo con la E. B. (vol. IJ pp. 207, 277. 6g8), parece víctima al no darle sepultura acuática. Tomando el lugar de la abuela.
confundirse con el otro. la otra mujer polariza su hijo bajo forma terrestre (el termitero) y acto
Los dos jefes organizan y conducen imprudentemente una expedición gue- seguido abusa del agua que había sido negada. Las enfermedades surgen
rrera cuyo fin es robar el urucú (Bixa oreuona, unas semillas tintóreas) que como término mediador entre tierra yagua. es decir entre vida aquí y
cultivan sus enemigos Kaiamodogué. De hecho es Birimoddo el que se niega
a escuchar los consejos prudentes que le prodiga su compañero. Sorprendida muerte en el más allá.
por los Kaiamodogué, toda la tropa es exterminarla, salvo los dos jefes, que Por último, la denegación del término mediador halla su origen, como
consiguen escapar medio muertos. en los otros mitos, en un acercamiento abusivo, sin mediación. entre el
Cuando llegan al pueblo "los dos jefes están agotados por la fatiga y por adolescente masculino y la sociedad de las mujeres, castigado aquí por
las heridas, y no pueden ya tenerse en pie. Por eso sus mujeres confeccionan la abuela que apestaba a su nieto.
en la choza una especie de lecho con estacas clavadas en el suelo que sos- Si se tiene en cuenta que, de acuerdo con un mito breve publicado por
tienen una red de fibras de corteza trenzadas. Allí se acuestan, sin dar casi Colbacchini (33 p. 211) a continuación del de Baitogogo, la creación de
señales de vida; no se movían ni siquiera para ir a hacer sus necesidades" los peces completa y concluye la del agua, tanto más llamará. la atención
(Colb. s. p. 009). la unidad profunda de los mitos M 2 y Mr¡, cuyo héroe (o heroína) se
Estos personajes acostados, confinados en la choza femenina y enteramente llama Birimoddo (son tres: 1) el apodado Baitogogo; 2) el joven apes-
cubiertos de inmundicias, son ciertamente "baitogogo", en el sentido que he- tado; 3) su hermana, responsable del origen de las enfermedades). En
mos convenido en dar a esta expresión.
efecto, si se consolidaran estos mitos se obtendría un ciclo global que
Poco a poco sin embargo van recobrando fuenas y al fin organizan una
expedición de represalias, pero que esta vez dirigen con una circunspección
empezaría con un incesto entre hermano y hermana (en sentido clasifi-
a propósito de la cual el relato se extiende prolijamente. Mientras se van catorio), seguiría con la exteriorización del agua (sin los peces). conrí-
aproximando. los dos jefes reconocen el terreno mediante sendos contorneas.
uno por la derecha, otro por la izquierda; sólo después de reunirse en me- n Entre los Sherenté, cuando la boda, el novio manifestaba vergüenza, tria-
dio hace Kaboreu que sus guerreros avancen. teza y timidez U. F. de Olíveira, p. 393): sus nuevos parientes politicos lo
Cuando llegan a la vista de los Kaiamodogué. Birimoddo dispone los gucrre- arrastraban a la fuerza y durante varias semanas o hasta meses no se acer-
ros alrededor del pueblo. al que rodean con seis anillos concéntricos. Pone caba siquiera a su mujer por miedo de ser rechazado. Durante este perlo-
a Aroia Kurireu y sus hombres hacia el poniente, donde cortarán la retirada do una prostituta compartía la cámara nupcial (Nim. 6, pp. 29-30).
a los enemigos, y a Kaboreu, con los más vigorosos, al levante, dispuestos 12 Cf. por ejemplo Holmer y Wassen. y también, por lo demás, como un
para la ofensiva. Él mismo se dirige a la casa de los hombres con algunos fuego: tenemos en bororo ero, "fuego" y erubbo, "fiebre" (Colb. 33 p. 297)
compañeros. Y cuando al amanecer un viejo Kaiamo sale a orinar. lo hiere 0, en la transcripción de Magalhñes, dj6ru, "fuego"; djorúbo, "enfermedad";
y da la señal de ataque. Ningún enemigo escapa (Colb. 3, pp- 206-211). djóru-búto, "entrada en la estación seca" (p. 35).
68 TEMA Y VARIACIONES CANTO BORORO 69

finada por un incesto al revés (abuela-nieto) al que inmediatamente si- ción estética por incluir la palabra atugo que significa "decorado, pin-
gue el contrario de un incesto (abandono de un hijo por su madre)" y tado", en tanto que el sentido del nombre Birimoddo es "bonita piel"; 2)
terminarla con la interiorización de los peces (sin el agua). En el pri- se comporta como un "confinado", puesto que por el incesto con su ~a­
mer mito (M2) una de las víctimas es sangrada (con efusión de sangre, drc testifica su deseo de mantenerse enclaustrado en el mundo femenino.
pues) y la otra estrangulada (sin efusión de sangre). En el segundo 3) Como los otros héroes, el de MI está a punto de perecer a causa de
mito (M5 ) dos víctimas son perforadas (sin efusión de sangre). una por una contaminación: los lagartos en descomposición que lo cubren. Y
efecto de una acción externa (empalada), la otra por efecto de una ac- también desde otros puntos de vista sus aventuras pueden aparecer como
ción interna (revienta por haber comido demasiado). y emiten pareci- transformaciones de las de los héroes de M 2 y M 5 •
damente inmundicias, sea metonímicamente (los pedos), sea metafórica- 4) En efecto, sólo superponiendo MI y M 2 se llega a la clasificación
mente (las enfermedades exhaladas como gemidos); esta inmundicia que triangular de los vegetales de que hemos ya tratado. El episodio central
en M 2 el culpable había recibido como excremento y que en Mij un de M 2 asocia el héroe a las plantas leñosas (árbol jatoba); un episodio
culpable (que lo es igualmente por haber "abusado" del mundo Ieme- inicial y el episodio final de MI asocian el héroe a las plantas aéreas (el
nino) recibe como gases intestinales. bejuco que le salva la vida) y después a las acuáticas (nacidas de las
Si convenimos en escribir vísceras de su padre ahogado).
5) Tres héroes masculinos definidos como hijos (M!, M 2 ) o como un
a) M 2 = origen de los atuendos (a) y de los ritos funerarios (r); nieto (MI}) son, en tres mitos distintos, víctimas de un adelgazamiento
M" = las enfermedades (e), sobre el que el texto insiste. Ahora bien, las causas de dicho adelgaza-
miento, diferentes en cada mito, no dejan de hallarse en una relación de
y también que transformación:

b) a, r = f (muerte -+ vida)
e = t (vida -+ muerte) ~
M¡privacióo del~
alimento sumi- --+
uístrado por
[M(PrivaciÓO de
madre que sumí-
00]
nistraba el ali-
--+
[MlabsorciÓO de aotial~
mento (los pedos]
"suministrado" por
t,

[
es permisible extraer de M 2 estas relaciones pertinentes: una hermana) mento) una abuela)

padre/hijo; padre es tierra; hijo ea cielo; 6) Igualmente M¡ y MI} representan la repleción de las formas inver-
tidas:
que en M 6 se vuelven a encontrar, transformadas:

madre/hijo; hijo ea tierra; madre E agua.


[~:ocapacidad
rído)
de guar] [~~capaCidad
dar el alimento inge- --+
de e~~.
cuar el alimento m-
gerido)
Hemos verificado que ciertos mitos bororo, superficialmente heterogé-
neos, concernientes a un héroe llamado Birimoddo, corresponden a un 7) M 1, M 2 Y MI} tienen en común solamente algunos rasgos de una
mismo grupo caracterizado por el esquema siguiente: una concepción des- armadura que sincréticamente puede restituirse como sigue: en el punto
mesurada de las relaciones familiares acarrea la disyunción de elementos de partida un incesto, es decir una conjunción abusiva; en el de llegada
normalmente vinculados. La conjunción se restablece gracias a la intro- una disyunción operada gracias a la aparición de un término que desem-
ducción de un término intermediario cuyo origen el mito se propone se- peña el papel de mediador entre los dos polos. No obstante en M 6 pa-
fialar: el agua (entre cielo y tierra); los atuendos corporales (entre na- rece faltar el incesto y en MI el término mediador:
turaleza y cultura); los ritos funerarios (entre los vivos y los muertos) ;
las enfermedades (entre la vida y la muerte).
Incesto . +? +
Término mediador +
g) CODA ¿Ocurre verdaderamente así? Examinemos las cosas más de cerca.
Aunque aparentemente ausente de M{í-. el incesto figura en él de dos
El desanidador de pájaros no se llama Birimoddo; tampoco lleva el sobre- maneras. La primera es directa, aunque simbólica, pustoque se trata de
nombre de Baitogogo. Pero: 1) su nombre ofrece asimismo una connota- un muchacho empeñado en permanecer enclaustrado en la choza mater-
70 TEMA Y VARIACIONES

na. El incesto aparece también de otra manera, real esta vez, si bien
indirecta. Consiste entonces en la conducta de la abuela, donde se ex-
presa una promiscuidad incestuosa triplemente invertida: con una abue- II
la y no con una madre; por vía posterior y no anterior; imputable, en
fin, a una ron jer agresiva y no a un hombre agresivo. Esto es tan cierto
que si se comparan los dos incestos en oposición diametral -el de M 2 VARIACIONES CE
que es "normal" y "horizontal" entre colaterales cercanos (hermano y
hermana). y de iniciativa masculina, fuera del pueblo; y el de MI) que
es "vertical" entre parientes más alejados (abuela y nieto) y que se rea- (seis aires seguidos de un recitativo)
liza, como acabamos de ver, en forma negativa e invertida (es, por aña-
didura, de iniciativa femenina y no sólo se realiza en el pueblo sino
en la choza, de noche y no de día) - se advierte al pasar de M 2 a M!'j:
una inversión radical de la única secuencia que tienen en común: la de EL EPISODIO del desanidador de pájaros que constituye la parte central del
los cuatro armadillos, enumerados en M 2 del mayor al menor y en Mr; mito de referencia vuelve a encontrarse, entre los Ge, en posición inicial
del menor al mayor.te en el mito del origen del fuego, del cual se poseen versiones de todas las
tribus de los Ge orientales y centrales que se han podido estudiar hasta
la fecha.
Que la falta del héroe de MI traiga aparejada una disyunción es cosa Empezaremos por las versiones del grupo septentrional, los Kayapó,
que será admitida sin reparos: para vengarse su padre lo manda primero que podrían ser los Kaiamodogué mencionados antes (p. 66, n. 10; d.
al país de los muertos y lo abandona después en el flanco de rocas Colb. ZJ p. 125, n. 2), aunque actualmente se propende a identificar estos
-entre cielo y tierra-; finalmente el héroe pasa largo tiempo bloqueado últimos con los Chavante (E. B., vol. l. p. 702).
en la cumbre y luego es separado de los suyos.
Pero ¿dónde está el término mediador?
Nos proponemos demostrar que MI (mito de referencia) forma parte a) PRIMERA VARIACIÓN
de un grupo de mitos que explican el origen de la cocción de los alimen-
tos (aunque tal motivo esté ausente en apariencia), que la cocina es con-
cebida por el pensamiento indígena como una mediación y, por fin, que M 7 • Kayapó-Gorotire: origen del fuego.
este aspecto queda velado en el mito bororo porqué éste se presenta como
Por haber localizado una pareja de guacamayos que anidaban
una inversión o un trastrueque de mitos provenientes de poblaciones ve- en la cima de una roca abrupta, un indio lleva a su cuñado joven,
cinas que ven en las operaciones culinarias actividades mediadoras entre llamado Botoque, para que lo ayude a capturar los hijuelos. Le
el cielo y la tierra, la vida y la muerte, la naturaleza y la sociedad. hace trepar por una escala improvisada pero, llegado a la altura
Para establecer estos tres puntos empezaremos por analizar mitos pro- del nido, el muchacho pretende no ver en él más que dos huevos
venientes de diversas tribus del grupo lingüístico ge. Estas tribus ocupan (no está claro si miente o dice verdad). Su cuñado los exige: al
una vasta región que está junto al territorio bororo al norte y al este. caer, los huevos se vuelven piedras que le hieren la mano. Furioso,
Hay por 10 demás ciertas razones para pensar que la lengua bororo pu- retira la escala y se va, sin comprender que los pájaros estaban en-
diera ser una rama lejana de la familia ge, cantados (oaianga) [1].
Botoque sigue prisionero varios días en 10 alto de la roca. Adel-
gaza; el hambre y la sed 10 obligan a consumir sus propios excre-
mentos. Distingue al fin un jaguar manchado portador de un arco,
flechas y todas clases de piezas de caza. Quisiera pedirle socorro
pero el miedo 10 hace enmudecer.
El jaguar nota la sombra del héroe en el suelo: intenta vana-
mente atraparla, levanta los ojos, indaga, advierte la escala, invita
a Botoque a descender. Aterrado, éste vacila largo tiempo; final-
mente se decide y el jaguar amistoso le propone que se le suba al
lomo y vaya a su morada a Comer carne asada. Pero el joven ignora
1.1 Sin embargo la. secuencíaa Ion Idénticas cuando se remite uno al texto el significado de la palabra "asada" porque en aquel entonces los
indígena de M2 en Colb. :J, p. [75]. que da: "ckwaru, ennokurí, terego. indios no conocían el fuego y se alimentaban de carne cruda.
bokodori". En casa del jaguar el héroe ve un gran tronco de jatoba que se
71
12 TEMA Y VARIACIONES VARIACIONES GE 73

consume: al lado, montones de piedras como las que utilizan hoy piel sobre los huesos cuando pasa un jaguar que lleva sobre el lomo
los indios para construir sus hornos (ki). Por primera vez come un cerdo de la especie cae te tu; la fiera ve la sombra y trata de
carne cocida. atraparla. Cada vez el héroe retrocede y la sombra desaparece. "El
Pero a la esposa del jaguar (que era una india) no le gusta el jaguar miró hacia todas partes y después, tapándose la boca, le-
joven indio, al que llama me-on-kra-tum ("hijo extraño, o aban- vantó la cabeza y distinguió al hombre sobre la roca." Se entabla
donado") ; con todo, el jaguar, que no tiene hijos, decide adoptarlo. un diálogo.
Todos los días el jaguar sale de caza y deja al hijo adoptivo con Se dan explicaciones, parlamentan como en la versión preceden-
Su esposa, que le testimonia creciente aversión; no le da de comer te. El héroe asustado no consiente cabalgar directamente el jaguar,
más que carne vieja y endurecida. y hojas. Cuando el chico se pero acepta montar en el caetetu que éste lleva sobre el lomo.
queja, le araña el rostro y el pobrecillo tiene que refugiarse en el Llegan así a donde vive el jaguar, cuya mujer está dedicada a hilar.
bosque. "Traes el hijo de otro" -le reprocha a su marido. Sin turbarse,
El jaguar reprende a su esposa pero en vano. Un día le da a éste anuncia que va a tomar al muchacho por compañero, lo alimen-
Botoque un arco flamante y flechas, le enseña a usarlo y le acon- tará y lo hará engordar.
"eja usarlo contra la madrastra llegado el caso. Botoque la mata Pero la mujer del jaguar le niega al joven la carne de tapir y
de un flechazo en pleno pecho. Aterrorizado, huye llevándose sus no le da más que de ciervo, amenazándolo con las garras en toda
armas 'Y un pedazo de carne asada. ocasión. Aconsejado por el jaguar, el muchacho mata a la mujer
Llega a su pueblo en plena noche, encuentra a tientas la yacija con el arco y las flechas recibidos de su protector.
de su madre, se da a conocer no sin esfuerzo (pues lo creían muer- Se lleva los "bienes del jaguar": algodón hilado, carne, brasas.
to); relata su historia, reparte la carne. Los indios deciden apo- De vuelta a su pueblo hace que primero lo reconozca su hermana
derarse del fuego. y luego su madre.
Cuando llegan a donde el jaguar no hallan a nadie; y como la Lo convocan al ngobé (casa de los hombres) y allí relata su aven-
esposa está muerta las piezas de caza de la víspera siguen crudas. tura. Los indios deciden cambiarse en animales para apoderarse
Los indios las asan y se llevan el fuego. Por vez primera pueden del fuego: el tapir llevará el tronco, el pájaro yaó apagará las bra-
alumbrarse de noche en el pueblo, comer carne cocida y calentarse sas que caigan por el camino, el ciervo cargará con la carne, el pé-
junto al hogar. cari con los hilos de algodón. La expedición sale bien y los hombres
Pero el jaguar, furioso por la ingratitud de su hijo adoptivo que se reparten el fuego (Métraux 8, pp, 8·10).
le ha robado "el fuego y el secreto del arco y las flechas", quedará
lleno de odio hacia todos los seres y en especial hacia el género hu-
mano. S610 el reflejo del fuego brilla aún en sus pupilas. Caza con
los colmillos y come la carne cruda, pues ha renunciado solemne- e) TERCERA VARIACiÓN
mente a la asada (Benner 1, pp. 42-44).
M" Apinayé: origen del fuego.

b) SEGUNDA VARIACIÓN En una grieta, en el flanco de una roca, un hombre distingue


un nido de guacamayos que contiene dos pajarillos. Lleva allí a su
cuñado, le manda trepar por un tronco previa~ente derribado y
M s ' Kayapó-Kubenkranken: origen del fuego. podado que alza pegado a la pared. Per~. el chico se. asusta, pues
los pájaros defienden bravamente a sus hijuelos. FUrIOSO, el hom-
En otro tiempo los hombres no poseían el fuego. Cuando mata- bre retira el tronco y se va.
han animales cortaban la carne en tiras delgadas que extendían so- Cinco días pasa el héroe preso en la grieta sufriendo hambre y
bre piedras para que se secara al sol. Se alimentaban asimismo de sed. No se atreve a moverse y los pájaros que vuelan sin miedo
madera podrida. sobre él lo cubren de excrementos.
Un día un hombre distinguió dos guacamayos que salían volando Pasa un jaguar, ve la sombra, intenta va!1amente atraparla. ~l
de un agujero en la roca. Para desanidarlos hace trepar a su joven héroe escupe al suelo para llamarle l.a atención, se entabla .un diá-
cuñado (hermano de su mujer) por un tronco de árbol previamen- logo. El jaguar reclama las dos avecillas, que el héroe le trra, una
te muescado. Pero en el nido no hay más que piedras redondas. después de la otra, y que devora incontinenti. El jaguar vuelve a
Una discusión que degenera en pendencia culmina como en la poner en su sitio el tronco de árbol, invita al muchacho a bajar,
versión anterior. Parece sin embargo que aquí el joven, provocado le promete no comérselo y que le dará. agua para aplacar su se.d.
por su cuñado, le tira a propósito las piedras y lo hiere. No sin vacilación el héore se decide, el jaguar se lo lleva a horcaja-
El hombre explica a su mujer inquieta que el chico se ha per- das hasta un río y allí bebe a entera satisfacción y se duerme. El
dido. y finge salir a buscarlo para aplacar las sospechas. Mientras jaguar lo despierta pelfizcándolo, lo limpia de las inmundicias que
tanto, muerto de hambre y de sed, el héroe se ve reducido a comer lo cubren y le anuncia que quiere adoptarlo porque no tiene hiJOS.
sus excrementos y a beber su orina. No le queda ya más que la En casa del jaguar había un gran tronco de jatoba por el suelo,
74 TEMA Y VARIACIONES VARIACIONES GE 75

con un extremo ardiendo. En aquella época los indios no conocían a continuación son del jaguar mismo, que guiarán al héroe desde lejos
el f~ego y se comían la carne ~uda, secada al sol. "¿Qué humea hasta su pueblo, de la piedra y de la madera podrida; pero no se dice
ahí?, -preguntó el muchacho. Es el Iuego -contestó el jaguar-o nada acerca de la reacción del hombre hacia los dos últimos. Cuando los
Veras esta noche cómo te calentará". Y le dio al chico un trozo de indios van a buscar el fuego el jaguar se muestra aún más acogedor que
carne asada:. Éste comió y después se durmió. Despertó a media- en la versión precedente, pues es él mismo el que convoca los animales
noche, V01\'1O a comer y se durmió otra vez. auxiliadores. Recusa los caetetus y las queixadas pero acepta que los tapi-
A la mañ...nn siguiente el jaguar salió a cazar y el muchacho se res transporten la tea, cuyas brasas caídas picotean los pájaros (C. E. de
s~nt?, a esperarlo en ,la rama de un árbol. Pero hacia medio día Olíveira, pp. 75-80).
smno .haJ?bre y VOlVIÓ a .~a casa. Allí :r:ogó a l~l mujer del jaguar
que le diera de comer. ¡Cómo! <-rugió ensenando los dientes-e Esta variante mantiene, pues, la relación de alianza y la diferencia de
¡sólo faltaría e,sol:'. El hé~oc. corre asustado al encuentro del jaguar edad entre los dos hombres, que son, como se verá luego, propiedades
y le relata el incidente. El pguar regaña a su mujer, que promete invariantes del grupo. Pero a primera vista invierte de tan sorprendente
no volv~r a las andadas". Pero l~ escena se repite al día siguiente. manera la función del "donador de mujer" y la del "tomador", que de
Atendiendo a los consejos del pguar (que le ha ofrecido un arco momento se siente la tentación de dar por cometido un error lingüistico.
y flechas y le ha enseñado :'t usarlo,. con un termitero como blanco) En efecto, el texto fue recogido directamente en portugués de un indio
el muchacho mata ~ ~a mujer agresiva. Su padre adoptivo lo aprue~ Apinayé que con tres compañeros había i'do a Belem para una gestión
ba, le da una pro':'Islón de carne asada y le explica cómo volver a cerca de las autoridades. Siempre que es posible la comparación con los
su pueblo descendiendo el curso de un arroyo. Que cuide, sin em- textos recogidos hacia la misma época por Nimuendaju, pero en el sitio
bargo, en caso de que se oyera llamar, de sólo contestar a los lla-
mados de la roca y del árbol aroeira, pero de hacerse el sordo "al mismo, se aprecia que las versiones del Apinayé de Belem, más verbosas
dulce llamado del árbol podrido". y todo, contienen menos información (ver más adelante, p. lG8). Se ad-
El héroe. se pone en camino, responde a los dos primeros llama- vertirá sin embargo que en Mea la mujer del jaguar aparece menos hostil
dos y -colvidando las recomendaciones del jaguar- también al ter- que en todos los demás casos, y que el jaguar resulta aún más amisto-
cero. Por esta razón la vida de los hombres fue abreviada. Si el 10 que en M 9 , donde ya lo es mucho: sin creer culpable a su mujer, no
muchacho no hubiera respondido más que a los dos primeros 1Ia- guarda rencor al héroe por haberla muerto; manifiesta una urgencia par-
mad?s los hombres habrían vivido tanto como la roca y el árbol ticular por dar el fuego a los indios y organiza en persona el transporte.
aroerra. Una vez notado esto, la anomalía señalada en el párrafo precedente
Un poco más tarde el chico oye otro llamado y responde. Es. se aclara. Entre los Apinayé, como entre los otros pueblos matrilineales
Megalonkamduré, un ogro que intenta hacerse pasar por el padre y matrilocales, el padre de la mujer no es propiamente hablando un "do-
del héroe mediante diversos disfraces (larga cabellera adornos en
nador". Semejante papel incumbe más bien a los hermanos de la joven
~as o~ejas), pero sin éxito. El héroe acaba por darse ~uenta de su
Identidad, luchan, el ogro vence y se lo echa al cuévano. que, por añadidura, menos que "dar" a su hermana al futuro marido,
Yendo de camino el ogro se para a cazar coaues. Desde el fondo "toman" a éste para someterlo simultáneamente al matrimonio y a la
del ~uévano el héroe le aconseja que desbroce la vereda antes de residencia matrilocal (Nim. 5~ p. 80). En estas condiciones la relación
seguir adelante. Aprovecha la oportunidad para escaparse, no sin suegro-yerno aparece menos en Mea como una relación de alianza ínoer-
haber dejado un pedrusco en el sitio que ocupaba. tida que como de alianza distendida, puesto que en cierto modo se esta-
De vuelta a su morada el ogro promete a sus hijos un bocado blece en segundo grado. Este aspecto resalta satisfactoriamente compa-
selecto, mejor aún que los coatfes. Pero en el fondo del cuévano rando Mea con el mito de referencia, donde la filiación matrilineal y la
no encuentran más que una piedra. residencia matrilocal son también factores pertinentes:
Mientras tanto el muchacho h~ retornado a su pueblo, donde
relata sus aventur~s ". Todos los indios se ponen en camino para M, M..
buscar el fuego, asistidos por tres animales: los pájaros jahó y jacú
I
apa~arán las brasas que se caigan, el tapir llevará la enorme tea ... I
I
I
I
I
El Ja&,uar los recibe con benevolencia. "He adoptado a tu hijo" A-I (o) A- (o) I
-le. dice al padre del muchacho. Y otorgó el fuego a los hombres I
(Nlm. 5, pp. 154.158). I
I
I
1 A
I ¡I
I (o)
I
I
I
~A
Otra versión (M 9 a ) difiere de ésta en varios puntos. Los dos hombres 1 I
I
I I
son respectivamente suegro y yerno. La mujer del jaguar, hábil hilande- I I I
I
ra (cf. M s) se muestra acogedora al principio y, cuando amenaza, el
héroe la mata por impulso propio, con desaprobación del jaguar, que Con Mea tendríamos, pues, una variante en que todas las relaciones
no cree en la maldad de su esposa. Los tres llamados a los que se alude familiares, as! como las actitudes morales correspondientes, están igual·
76 TEMA Y VARIACIONES VARIACIONES GE 77
mente relajadas. Desde todos los puntos de vista esta versión sería la relevos para apoderarse del fuego: "Si no fuera por el jaguar se-
más débil de todas las que disponemos. guirían comiendo la carne cruda" (Schultz, pp. 72-74).

En otro contexto, un mito Kraho relativo a una visita que un héroe


d) CUARTA VARIACIÓN humano hizo al jaguar contiene la siguiente observación que vincula
directamente el motivo del fuego con el del embarazo: "La mujer del
M lO " Timbirá orientales: origen del fuego. jaguar estaba muy encinta (sic), a punto de dar a luz. Todo estaba di.spues~
to para el nacimiento, sobre todo un buen fuego llameante, pues el Jaguar
En otros tiempos los hombres desconocían el fuego y calentaban es el dueño del fuego" (Pompeu Sobrinhc, p. 196).
la carne exponiéndola al sol sobre una piedra plana para que no
estuviera del todo cruda.
En aquel entonces sucedió que un hombre llevó consigo a su fJ SEXTA VARIACIÓN
joven cuñado para desanidar guacamayos en el flanco de una roca.
Los pajarillos se defienden y el muchacho no se atreve a agarrar-
los. Furioso, el hombre tira la escala y se va. El héroe queda blo- Mu. Sherenté: origen del fuego.
queado, sufriendo sed, cubierto de excremento de pájaros, "de ma-
nera que se llenó de sabandijas y los pájaros jóvenes dejaron de Un día un hombre decidió llevarse al bosque a su joven cuñado
tenerle miedo". para capturar guacamayos que anidaban en un árbol hueco. Le hizo
Lo que sigue es idéntico a la versión apinayé. Se explica sin em- trepar por una pértiga pero, llegado a la altura del nid~, ~l chi~o
bargo que la mujer del jaguar está encinta y que no puede sopor- mintió, pues pretendió no ver más que huevos. Ante la insistencia
tar el menor ruido, así que se enfurece cuando el héroe mastica del que se había quedado abajo, el héroe cogió una piedra blanca
ruidosamente la carne asada que le da su padre adoptivo. Pero que llevaba en la boca y la tiró. Al caer la piedra, se convirtió en
por mucho que hace, la carne es demasiado crujiente, no puede huevo que se estrelló en el suelo. Disgustado, el compañero aban-
mantenerse silencioso. Con las armas recibidas del jaguar hiere a donó al héroe en lo alto del árbol, donde quedó cinco días blo-
la mujer en la garra y huye. Ella, entorpecida por el embarazo, queado.
renuncia a perseguirlo. Pasa un jaguar que divisa al muchacho encaramado, se enter~ d~
El héroe relata la aventura a su padre, que alerta a sus compa- su aventura, exige al prisionero que le dé para comer los dos paJan·
ñeros. Se disponen corredores a intervalos hasta la casa del jaguar, llos (que en verdad estaban en el nido) , lo invita a saltar y rugiendo
y se organiza una carrera de relevos: la tea ardiendo pasa de mano lo abraza con las patas. El muchacho siente miedo pero el jaguar
en mano y llega al pueblo. La mujer del jaguar ruega en vano no le hace el menor daño.
que le dejen una brasa: el sapo escupe sobre todas las que quedan El jaguar se lo lleva sobre el lomo a un arroyo. Por ~ucha sed
y las apaga (Nim. 8, p. 243) que tenga el chico, allí no puede b.eber pues, explica el jag~ar: el
agua pertenece a los urubúes. Lo mismo pasa con el arroyo SigUIen-
te, cuya agua es de los "pajarillos". Llegado al tercer arroyo, el
e) QUINTA VARIACIÓN
héroe bebe con tal avidez que lo deseca, sin dejar ni una gota
al cocodrilo, dueño del agua, a pesar de sus súplicas.
El héroe es mal recibido por la mujer del jaguar, que reprocha
M l l • Timbirá orientales (grupo Kraho): origen del fuego. a su marido haber traído "aquel niño flaco y feo". Pide al mucha-
cho que la despioje y cuando lo tiene entre las patas ruge para
Los dos héroes civilizadores Pud y Pudleré vivían otrora con los asustarlo. Va a quejarse al jaguar, que le obsequia un arco, flechas
hombres y les hacían aprovechar el fuego. Pero cuando los deja. y adornos, lo abastece de carne asada y lo manda a su pueblo des-
ron se llevaron el fuego consigo y los hombres quedaron reducidos pués de recomendarle que, si su mujer lo persigue, le apunte a la
a comer la carne cruda, secada al sol, acompañada de pau puba. carótida. Todo ocurre como se previó; la mujer es muerta.
En aquel!a época cae la expedición de los cuñados, el más joven Poco después el muchacho oye ruido. Son sus dos hermanos; hace
de los cuales, abandonado en el flanco de una pared rocosa, llora que lo reconozcan y corren al pueblo a avisar a su madre, incrédula
entre los pájaros irritados: "En dos días los pájaros se acostumbra- al principio respecto al retorno del hijo que creía muerto. Pero éste
ron a él. El guacamayo le soltaba el excremento sobre la cabeza, prefiere no volver en seguida y se esconde. Se muestra en la ocasión
que hervía de gusanos. Él tenía hambre ... " de la fiesta funeraria aikman.
La continuación se conforma a las otras versiones. La mujer del Todo el mundo se maravilla al ver la carne asada que trae. "¿Cómo
jaguar está encinta y se complace en aterrorizar al chico amena- está cocida?" "-Al sol" -cresponde obstinadamente el muchacho,
zándolo con comérselo. El jaguar le revela el secreto del arco y las que acaba por revelar la verdad a su tío. .
flechas y, siguiendo este consejo, hiere a la mujer en la garra y se Se prepara una expedición para arrebatar el fuego al Jaguar. El
escapa. Los indios puestos sobre aviso organizan una carrera de tronco incandescente lo traen pájaros que son buenos corredores:
78 TEMA Y VARIACIONES VARIACIONES GE 79

el mutum y la gallina de agua, mientras que detrás de ellos el jacú Yaó, jahó: una tinamiforme, GryptUTUS sp.; jacú: otra gallinácea (tiene
picotea las brasas caídas (Nim. 7, pp. 181-182). rojo el buche de haberse tragado las brasas) ; mutum: erax sp. (crácida] ,
El cerdo pécarí, distinguido a menudo del caetetu en nuestros mitos, es
sin duda el pécari de labios blancos (llamado también queixada) : Dicoty-
g) RECITATIVO les labíatus, Tayassu pecorí. El caetetu sería, pues, el pécari de collar:
Dicotyles torquatus, Tayassu tajacu. La segunda especie es más peque-
1. Lo mismo que los Bororo, los Kayapó, los Apinayé y los Timbirá son fía, solitaria o poco gregaria; la primera vive en manadas (ver más
matt-ilocales. Los Sherenté son patrilocales y patrilineales. En los otros adelante, p. 90).
grnpos ge el principio de filiación no está claro y los autores 10 han 5. El árbol aroeira: M~ no especifica si se trata del blanco (Lythraea
interpretado diversamente. ep.r , del blando (falso pimentero, Schinus molle) o del rojo iSchinus
Hasta cierto punto estos aspectos de la estructura social se reflejan en terebinthifolius). El contexto sugiere que se trata de una especie dura.
el mito. El héroe bororo de M, se hada reconocer primeramente por su 6. Megalonkamduré (M.). Nimuendaju (5, p. 156) da esta etimología:
abuela y su hermano menor; el de las dos versiones kayapó (M" Ma) por me-galon, "imagen, sombra, fantasma, rombo". Compárese en Mu el
su madre sólo o por su madre primero, y después por su hermana; no nombre de la sombra del héroe que el jaguar intenta vanamente atrapar:
hay indicación comparable en las versiones apinayé (Mil) y kraho (Mu); mepa/garon, "sombra, espíritu, aparición terrorífica" (Schultz, p. 72,
en la versión timbirá (M10) se hace reconocer por su padre; y por sus n. 59; cf. Pompeu Sobrinho: megahon, "espíritu, alma, genio", pp. 195·
hermanos en la versión sherenté (MUI). Así que la correspondencia no 196), Y la expresión kayapó roen karon: "Después de la muerte se pasa
refleja más que parcialmente una oposición entre paternos y maternos; a ser men karon ... fantasma enemigo y perseguidor, por pena de haber
pero es sobre todo entre los Bororo y los Sherenté donde está más neta- perdido la vida y por celos de los que han quedado entre los vivos"
mente marcado el contraste de los dos tipos de estructura social. (Banner 2, p. 36, d. también pp. 38-40, Y Lukesch 2, me-karon, "alma
2. El héroe de M7 se llama Botoque, Este término designa los discos humana, fantasma").
de barro, madera o concha que casi todos los ge llevaban engastados en 7. El episodio de la caza de los coatles (N asua socialis) en Mil tiene
los lóbulos de las orejas y a veces también en un agujero que les atra- muy vasta difusión. Se tropieza con él hasta en América del Norte, donde
vesaba el labio inferior. los mapaches reemplazan a los coaues. Más cerca del área aquí considerada
3. El horno de piedras ki mencionado en M, remite a una técnica el episodio existe en forma apenas modificada entre los Guaraní-Mbya
culinaria propia de los Ge y desconocida para sus vecinos Bororo así del Paraguay:
como para las tribus de lengua tupí. Su posición en los mitos será estu-
diada separadamente. Mu. Guaraní-M bya: el ogro Choría.

-l. En varias versiones figuran animales auxiliadores: El ogro Charia encontró coatles y mató uno. El héroe Kuaray
(Sol) trepó a un árbol y Charia le tiró una flecha. Sol fingió estar
M. M. Mu Mu muerto y defecó. Charia recogió los excrementos, los envolvió en
pajas de azucena y los guardó en su cuévano con el cadáver,
debalo de los coartes. Se fue entonces a pescar dejando el cesto en
tapir tapir la orilla. Sol aprovechó la oportunidad para huir, luego de haber
mutum dejado una piedra en el fondo del cesto.
pájaro yaó jahó Charia llega a su cabaña, sus hijas miran dentro del cuévano:
[acü jacú "¡Aquí está el Niakanrachichanl IY aquí están sus excrementes!"
cérvido Las muchachas sacan los coatíes: "Aquí están los coatíes... y esto
cerdo es ... ¡una piedral" Debajo de los coatles sólo había una piedra
lapo (Cadogan, pp. 80·81; otra versión en Borba, pp. 67-68).
gallina de agua
Su oficio consiste en: 8. La carrera de relevos (M to, M l1) • Es una institución ge muy conocida
por lo demás. Los corredores transportan efectivamente "teas": bolas de
a) llevar la tea: tapir (M., M.); mutum y gallina de agua (Mu); madera talladas y pintadas. Entre los Kraho estas carreras se realizaban
b) llevar la carne: ciervo (Ms); después de las cazas colectivas. En las demás tribus tienen un carácter
e) llevar los hilos de algodón: cerdo (Ma); ora ceremonial, ora recreativo. A veces las "carreras al árbol" iban seguí-
d) picotear las brasas caídas: yaó, jahó (M., Mil) ; [acú (M., Ml.lI); das de carreras de relevos, a veces ellas mismas tenían tal carácter. Nin-
e) apagar las brasas restantes: sapo (M1o). guna indicación particular las vincula a nuestros mitos.
80 TEMA Y VARIACIONES
"'"e
N

9. Pau puba (M u ) . Schultz comenta: "en kraho, pi(n)yapok; el infor-


mador dice que hay mucho en el bosque ¡pero que hoy ya no se come! ""
~

H a sido imposible averiguar de qué se trata" (loc. cit., p. 72, n , 56). En -"'"
~
sherent é Nimuendaju da:puba, "pasta de mandioca fermentada" (6, -c
p . 39).1 Cf. en kay apó: bero, tia pubo, a mandioca amolecida na agua" • ,;:
(Banner 2, p. 49). Entre los 'Tenetehara puba designa la consistencia
blanda y pulposa de la mandioca que se pone a remojar (verbo pubar) .s
~

hasta que se descompone (wagley-Oalvño, p . 39). La palabra es portu -


'"
~
~
guesa: "Puba se llama la mandioca ablandada y fermen tad a después de
haberla en terr ado en el barro durante varios días" (Valdez, arto "pub a"} .
~
eo a,
-s
""
~

Más ad elante {pp. 166 ss.) se encontrarán otras razones para admitir que, '" -=u
lo mismo que en Me. se trata aquí de madera podrida (pau: "madera") .
'"
~
~
-c -'!
10. El pueblo sherencé está dividido en dos mitades patrilineales, patrio
locales y exógamas, cada una de las cuales com prende tres clanes cuyas 5
.:: ~
chozas están dispuestas en herradura abierta por el lado occidental. La mi -
tad Norte se ll ama Sdakran, la mitad Sur, Shíptato. L a primera está
.§ ~'"
~

asociada a la luna, la segunda al sol.


, En nuestro mito, el mal cuñado es sdakran, su víctima shipta to, según
se d espr end e de un a glosa de Nimuendaju:
~

'" "
"'" .t"
" O;
~
-
~

Cuando hubo que ro ba r el tronco en cend ido al jaguar, el mutum "


...¡ u

y la gallina de agua fu eron los primeros en ponerse a ello. El muo e .2'"


.::
tum, cuyo copete h a quedado riz ado por el calor, pertenecía al clan
[shiptatc] que posteri ormente recibió el nombre de kuzé, "fuego", y "¡;
~
s
.~
cuyos miembros por esta razón tienen a veces el cab ello ensortijado
y de color pardo rojizo. Los kuzé y los krenprehi [clan sdakran ins-- "
talado frente a los kuzé , en la extremidad Este del circ u lo del pue- "'o" .'=2
blo, a uno y otro lado d el ej e que separa las mi tad es] er an los
fabricantes acostumbr ados de la mayor parte de los adornos distinti-
vos d estinados a los otros clanes d e sus mitades respectivas . .. Los
-'-" '""
~

o '"
o
krenpeh¡ adornaban todos sus vestidos con p lumas caudales de
'""
guacamayo rojo .. . y r ecibían en cambio de los kuzé aderezos
d e' p iel de jagu ar (Nim. 6, pp. 21-22) .

Es normal, pues, que en el mito el sdakran vaya a buscar guacamayos,


E
~
.~
"- -'"
.;::. o

":"
.~
y que el shiptato se deje adoptar por el jaguar. Por otra parte, se con- ~

frontará ' con esta glosa "ornamental" el nombre del héroe kayapó d e M 7• ~
así como los m itos bororo analizados en el capítulo anterior, que evocan ""o" h
~
o
1 Entre los Tukuna el mismo autor describe la preparación de una bebida
alcohólica h echa con pasta de mandioca que se deja ferm entar dos o tres
~
o
-c .~
'"
dí as, luego de "los cuales qu eda " cubi er ta de una gru esa cap a de moho b lan - ;:
.2
ca". y agre ga un poco más adelante: "En mi opinión el paiauaru tiene un -b -'!
sabor de sag-radable, a fermentado y a podrido. ..• pero los indios lo beben !::
<;:. so
con intensa satisfacción " (Nim uen daju IJ, p . 34; d. también Ah lbrinck, arto
"woku"). Un breve mito taul ípang relata cómo el perro, primer poseedor de - '"
~

la hamaca y de las semillas de algodón, las cedió a los hombres a cambio


de sus excr ementos, que llama sakura, es decir puré de mandioca masticado
'"~
y fermentado q ue sirve para preparar cerveza (K. G. I p. 76-77). En el
J
>:
Chaco existe un mito an álogo (M étraug J, p . 74)' "
-c,
• ·"La puba, la mandioca ablandada en agua" [T" ]
'"
.~
"'"
-
VARIACIONES GE 81

también, según se vio , el origen de los aderezos propios de cada clan


y sacan a escena héroes cuyo nombre significa "pintado" o "bonita piel".
La fiesta fun eraria a ikman (Ma) estaba destinada a honrar la memoria
de miembros em inentes de la tribu poco después de su inhumación. Todos
los pu eb los eran invitados, y mientras duraba la fiesta el campamento de
cad a uno reproducía la disposición de los clanes y las mitades (Nim. 6,
pp. 100-102) .

En conjun to las seis versiones que hemos resumido se parecen hasta con-
fundirse. Asi, se adver tirá la relación invar ian te (aparte del caso ya
discutido de M••) entre los dos hombres: marido de hermana y hermano
de esposa respectivamente, el primero mayo,r, el segundo más joven . ~
ob serv an , con roce, dif erencias que tocan a detalles. mas no por eso resul-
tan menos sign ifica tivas.
1. El ori gen de la querella res ide ora en la timidez del héroe que no
se a tr eve a asir los pajarillos (M•• 10., u) , ora en su malignidad: engaña
a sabi endas a su cuñado (Ma) . Desde este punto de vista M, y M. ocupan
una po sición intermedia, acaso solamente en virtud de la imprecisión
del texto.
2. Según las versiones, el ensuciamiento del héroe es reducido o const-
ñera ble: cubierto de deyecciones de los pájaros en M., MID, Mu; cons-
treñido a comerse sus propias deyecdones en M, y M..
J . La a tención d el jaguar es despenada espontáneamente en M" M..
M••• Mu (?) ; provocada en M., M:IO, Mu.
4. El jaguar sub e hasta el prisionero en M.; lo recibe abajo en las
otras versi ones. En cam bio el jaguar no recibe recompensa alguna en M"
M.; todas las demás veces exige y obtiene los pajarillos.
5. L a mujer del jaguar es muerta en M'l', M., M•• Mu. M1J; herida sola-
mente en Mn y MIO.
6. El jaguar se muestra benévo lo hacia los hombres en M. y M••; malé-
:volo en M'l'. En las otras ocasiones falta el dato.
Si en cada caso se distingue una acti tud fuer te (+) y una actitud
débil (-) se obtiene la tabla siguiente:

il
Conduet3 del héroe
M,
(+)
M.
(+)
M.. M. M"
- - -
M"
(-)
M"
+
Ensuciamiento del héroe + + -+ - - - O
Atención del jaguar + + - - - O
'Trajín del jaguar - + -- -- - - --
Desinterés del jaguar + + - -
Suerte de la mujer + + + + - -O +O
Antagonismo jaguar/humanos + O - - O

Según las con ven ciones precedentes, las versiones kayapó aparecen, pues,
rv. l ud io bo roro el est uche pen íon o de los d ías de fiesta, es
COI I
como version es a la vez coherentes y relativamente fuertes, las versiones
apina yé y timbir á-krah o como coherentes y relativamente débiles. La ver-
decir, lulo rnal[o con plumas IJegada s y pr ov istas de lllJCl ímndero!a .ión sherenté parece (desde este punto de vista) dot ada de menor
de paja rígida pint ada con los co lores ciánicos (cl an k il o
82 TEMA Y VARIACIONES

coherencia ir terna: es más fuerte que todas las demás desde ciertos pun~
tos de vista (malignidad del héroe hacia los suyos, dos veces repetida:
engaña a su cuñado y luego a los del pueblo; además su desaparición
equivale a una muerte, y hace que la mujer del jaguar se desangre hasta
la muerte plantándole un flechazo en la carótida); pero desde otros
puntos de vista se acerca más a las versiones débiles. Finalmente. se
observará una llamativa inversión: en Mi hay huevos que se transforman
en piedras; en Mi, una piedra se transforma en huevo. La estructura del SEGUNDA PARTE
mito sherenté (Ml.ll) contrasta, pues, con la de las otras versiones. lo cual
acaso explique en parte la estructura social de los Sherenté, netamente
opuesta, como se vio, a la de los otros Ge. Volveremos a este punto.
Aparte de estos elementos comunes, cuyos modos de realización son
los únicos en variar, varios mitos contienen motivos particulares que a
primera vista no parecen encontrarse en las otras versiones. Son:
1. SONATA DE LOS BUENOS MODALES
1. El episodio del caetetu, con el cual de por medio consiente sola-
mente el héroe cabalgar sobre el jaguar (MI»'
2. El origen de la vida breve y la aventura con el ogro (Me).
3. El estado interesante de la mujer del jaguar (Mm. Mo) , y su into- 11. SINFONíA BREVE
lerancia al ruido (Mm).
4. El robo del agua del cocodrilo (Mu).
5. El cepo del despiojamiento en puesto del de la comida (Mu).
Observación. Los puntos S y 5 están vinculados. En efecto, las varia-
ciones de actitud de la mujer del jaguar forman un sistema que de mo-
mento podemos representar esquemáticamente así:

mujer del jaguar


I
1
no nutrida
(M,,)
1
buen alimento

~IL----.r
[
(O)
I
in tolerancia
del ruido (M,,)
que conduce a la
negación del alimento

La significación de las otras particularidades se irá aclarando progresiva-


mente. Cada una implica, en efecto, que el mito que la contiene participa
por ese lado de uno o varios otros grupos de transformaciones cuyo
sistema total -y pluridimensional- debe ser restituido primero.
1

SONATA DE LOS BUENOS MODALES

a) LA PROFESiÓN DE INDIFERENCI.\

l. Sonata de los buenos modales


Los MITOS bororo nos han parecido testimoniar una singular indiferencia
4) La profesión de indiferencia 85 hacia el incesto: el personaje incestuoso desempeña el papel de víctima
b) Rondó del caeteru 87 mientras que el ofendido es castigado por haberse vengado o por habér-
e) La civilidad pueril sele ocurrido hacerlo.
d) La risa reprimida '"
"3 Una indiferencia comparable vuelve a encontrarse en Jos mitos ge:
la del jaguar hacia su mujer. Para él no parece contar nada más que la
JI. Sinfonia breve seguridad de su hijo (sobrino en Mll) adoptivo; se pone de su parte
Primer movimiento: Ge conrra la arpía, lo anima a resistir, le proporciona los medios. Y cuando
137
Segundo movimiento: Bororo el héroe al fin se decide a matarla, es siguiendo el consejo del jaguar, que
'39 recibe la noticia de su enviudamiento con mucha filosofía: "¡No tiene
Tercer movimiento: Tupí '43
importancia!" -responde al asesino turbado.
Entre estas "conductas de indiferencia" se advierte una notable si-
metría:

1. Cada vez hacen intervenir a un marido. No obstante, los maridos


bororo (el padre del desanidador de pájaros. y Baitogogo) no son indio
ferentes: todo lo contrario; hasta Son castigados por no serlo. En cambio
los maridos ge (los jaguares) son de veras indiferentes y el mito les
acredita esta actitud.
2. En un caso, por consiguiente. los maridos son objeto de indiferen-
cia: padecen por la indiferencia que el mito testimonia hacia un hecho
que sólo ellos juzgan criminal; son sujeto de indiferencia en el otro caso.
Podría decirse que al pasar de los Bororo a los Ge la relación entre
"figura" y "fondo" se invierte de cierta manera: el fondo (el contexto
mítico) expresa entre los Bororo la indiferencia que una figura (la del
jaguar) expresa entre los Ge.
3. La no indiferencia de los maridos bororo se manifiesta a propósito
de un incesto. La indiferencia de los maridos ge se manifiesta en oca-
sión de un acto que, sin salir de la desmesura. es lo contrario de un
incesto: la muerte de una madre a manos de un "hijo".
85
86 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 87

4. En los mitos bororo las relaciones familiares (pertinentes aquí) se Aunque este mito insista en la carne ya asada, más que en el fuego
fundan en el parentesco verdadero y la filiación; en los mitos ge en el de cocina, está evidentemente muy cerca de los mitos ge y desenvuelve el
parentesco adoptivo y la alianza. mismo tema: las satisfacciones culinarias provienen del jaguar, pero para
que los hombres pudieran disfrutar de ellas sin riesgo hada falta que
Las razones de esta indiferencia sobresaldrán mejor si se empieza por la mujer del jaguar fuese eliminada, exigencia ante la cual, en ambos
introducir un mito de los indios Ofaié-Chavante del sur del Maro-Orosso. casos, el jaguar se inclina de buen grado y proclamando su indiferencia.
Clasificados hasta hace poco en la familia lingüística ge. los Ofaié son Sin duda el mito ofaié podría titularse "el jaguar entre los hombres" y
constituidos hoy día en familia independiente. no, como los mitos ge, "el hombre entre los jaguares", A pesar de esta
inversión, Ofaié y Ge son igualmente explícitos: la mujer del jaguar es
Muo Ofaié: la esposa del jaguar. humana (d. M,: "la mujer del jaguar, que era una india ... ") y a pesar
Las mujeres habían ido a recoger leña a las chamiceras. Una, de esto los humanos tienen más motivos de ser asustados por ella que
adolescente aún. advirtió un esqueleto de queixada que un jaguar por la fiera. Es la mujer del jaguar, pero éste tiene poco apego a ella.
había abandonado. "¡Cómo me gustaría -exclamó- ser la hija del Es humana, pero los humanos la matan de preferencia a él.
jaguarl [Tendría carne hasta hartarme!" "Nada más fácil -respon- Gracias a la transformación que ilustra el mito ofaié podemos resolver
dió el jaguar, apareciendo-; ven conmigo. No te haré daño." esta aparente contradicción conservando solamente las propiedades que
En vano buscaron a la muchacha; y se creyó que el jaguar la permanecen invariantes al nivel del grupo.
había devorado. El jaguar y el hombre son términos polares cuya oposición está doble-
Pero un día volvió, hizo que la reconociera su hermana menor mente formulada en lenguaje ordinario: uno come lo crudo, otro lo
y después sus padres. Contó que su esposo el jaguar la hacía vivir cocido; y sobre todo el jaguar se come al hombre, pero el hombre no
en la abundancia y que le encantaría abastecer a los indios, "~Qué
piezas de caza prefieren?" "¡Lo que sea!" "Pero el jaguar quiere come jaguar. El contraste no sólo es absoluto: implica que entre los dos
saberlo." "Tapir, pues," "De acuerdo -dijo la mujer-e, pero cuidad términos existe una relación fundada en la reciprocidad nula.
de que los postes de la choza sean sólidos: el jaguar dejará la carne Para que todo lo que posee hoy el hombre (y que el jaguar no posee
sobre el techo," ya más) haya podido venirle del jaguar (que lo poseía en otro tiempo,
y al siguiente día el padre ve que su choza está cubierta de carne cuando el hombre carecía de ello) • es preciso, pues, que aparezca entre
bien asada. Se dan un atracén. Dos días más tarde Ia provisión es ellos el medio de una relación: tal es el papel de la mujer (humana)
renovada. del jaguar.
Pasado algún tiempo el jaguar, cansado de cargar con la carne, Pero una vez corlsumada la transferencia (con la mujer como ínter-
ofrece, usando a su mujer como intermediaria, instalarse en el pue· mediaria) :
blo. "Sea", dice el padre. (Tenía miedo del jaguar pero le gustaba
la carne.) Además, la mujer explica que el jaguar no pretende a) Esta mujer se vuelve inútil, puesto que ha desempeñado ya el papel
construir su choza demasiado cerea de la de sus suegros; se estable- de condición previa, único que se le asignó.
cerá un poco apartado, para no ser visto.
La mujer se fue; empezaba a saber cazar como el jaguar. A la b) Su supervivencia seria contradictoria con respecto a la situación
mañana siguiente la choza de los indios estaba cubierta de carne, fundamental que se define por la reciprocidad nula.
caetetu, queixada, armadillo, paca: había de todo.
Es preciso, por lo tanto, que la mujer del jaguar sea suprimida.
y el jaguar llegó a vivir con los indios, Su cuñado hace amistad
con la nueva pareja que lo abastece de caza selecta: jahó, mutum,
inhambú, macuco, No obstante, la abuela desconfía: la joven se
transforma progresivamente en fiera. Tiene manchas negras en el b) RONDÓ DEL CAETETU
cuerpo, en manos y pies le nacen garras; sólo le queda humano
el rostro, pese a los colmillos que empiezan a asomar. De ahí que la
vieja recurra a la brujería y mate a su nieta. La anterior demostración ayudará a resolver, de parecida manera, otro
El padre no está nada afectado pero toda la familia teme al ja- problema: el que plantea el papel de montura intermedia atribuido
guaro Su cuñado va a buscarlo: han matado a su esposa, ~no va a al caetetu en M~. El cuerpo de este animal, verosímilmente cazado y
vengarse? ¿Aceptará que le den una hermana de la difunta en lugar muerto por el jaguar, ofrece en cierto modo el terreno en el cual se
de ésta? "No -cresponde el jaguar-, no se hable más. Me vaya ir. opera el acercamiento del hombre y la fiera, En un contexto algo diferen-
No os deseo mal ninguno. Acaso dentro de mucho tiempo os acor- te la versión ofaié atribuye el mismo papel a la queixada (ver anterior-
daréis aún de mí ... " mente, p. 86), cuyos restos, codiciados por la .herolna humana, "acercan" a
y el jaguar se fue corriendo. irritado por el asesinato y causando ésta al jaguar. Por fin, un mito tukuna (MIS3) del que volveremos a hablar
miedo con sus rug-idos; pero cada vez llegaban de más lejos [Ri-
beíro 2, pp. 129-131). hace del caetetu (pécari de collar) la primera presa ofrecida por el ja-
SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 89

guar al hombre, con el que sus hijas quieren desposarse (Nim. o, p. 150). este animal era el que los hombres cazaban exclusivamente, menos
O sea un grupo de tres transfonnaciones: Karusakaibé que, por su parte, cazaba el pájaro inhambú.t Y cada
día mandaba a su hijo al campamento de sus hermanas ["donde los
vecinos". Coudreau] para cambiar inhambúes por cae tetus muertos
Jaguares Término medio Humanos por los maridos de éstas. Descontentas con el procedimiento, las
tías del chico acaban por disgustarse y lo ponen en vergüenza [tirán-
Ofa~ (M,,) macho queixada hembra, amistosa dole solamente las plumas y las pieles; Tocantins, p. 86 Y Coudreau:
Kruse 3]. Vuelve llorando y le cuenta a su padre lo que le ha
Tukuna(M..) hembra, amistosa caetetu macho ocurrido.
Karusakaibé ordena a su hijo rodear el campamento con una
Kayapó (M.) (hembra, hostil). caetetu macho muralla de plumas que formen una bóveda por encima [durante la
operación el muchacho se convierte sucesivamente en pájaro y en
sapo, Kruse 3]. Entonces Karusakaibé proyecta en el interior nubes
En dos mitos sólo la queixada, sola o acompañada del caeteru, aparece de humo de tabaco. Los habitantes se aturden y cuando el demiurgo
finalmente en vez de salir al principio. En MI la queixada (= pécari) tie- les grita" ¡Comed vuestra comida!" creen entender que les manda
ne por función llevar al pueblo los hilos de algodón, que pueden suponerse copular: "y se entregaron a los actos de amor lanzando los habi-
tuales gruñidos". Se transforman todos en cerdos salvajes. Las hojas
obra de la mujer del jaguar en fuerza de la división sexual del trabajo. con las que se tapan las narices para protegerse del humo se vuelven
según confirma por lo demás M... Su mediación duplica, pues, la cum- hocicos y sus cuerpos se cubren de pelos que Karusakaibé les echa
plida por el caetetu al principio del mismo mito. En Ms, una pareja de después de cogérselos alosa hormiguero.
caetetus y otra de queixadas son recusadas por el jaguar como portadores Los otros indios, que habían quedado en el pueblo permanente,
del fuego. Esta mención. cuyo único fin es la exclusión, resulta tanto más ignoraban enteramente la suerte de sus compañeros. Todos los días
notable cuanto que aparece en una variante en la que, como ya subraya- Karusakaibé iba a escondidas al plumoso establo [t'montaña de los
mos (pp. 75 s.), la mujer del jaguar es claramente menos hostil, y su cerdos", Kruse 3] y atraía a un solo cerdo por la puerta entreabierta,
marido aún más amistoso, que en los otros mitos del grupo. O sea que ante la cual ponía algo de comida. Lo mataba de un flechazo. volvía
el recurso a un término mediador seria superfluo. a cerrar la puerta y tornaba al pueblo con su pieza.
En ausencia del héroe, Daiíru (el embaucador) arranca a Korum-
Para justificar este papel del caetetu no basta con decir que sirve de
tau el secreto del recinto; pero torpemente deja que los cerdos se
alimento tanto a los jaguares como a los hombres, pues otras varias espe. escapen .. _ (Murphy 1, pp. 70-73).2
cies cumplen asimismo con este requisito. Otros mitos ponen en el camino
de una solución. Ma. Kayap6-Kubenkranken: origen de los cerdos salvajes.
El héroe cultural O'oimbré, al acampar apartado con su hijo,
M11. Tenetehara: origen de los cerdos salvajes. envía a éste a pedir provisiones de boca a sus parientes maternos.
El niño es mal recibido, y para vengarse O'oimbré confecciona un
Tupan (el héroe cultural) viajaba acompañado de su ahijado. encantamiento con plumas y espinas, que utiliza para transformar
Llegaron a un pueblo cuyos habitantes estaban emparentados con a toda la gente del pueblo en pécaris. Quedan encerrados en la
el mu~chuelo .y Tupan se lo confió. Pero lo trataron muy mal choza como en un establo de donde 'Takaké, rival y cuñado de
y el milo se quejó ante Tupan cuando volvió. O'oimbré, hace salir uno (por el mismo procedimiento que en el
Furioso. Tupan ordena a su ahijado recoger plumas y amonto- mito precedente) y lo mata. O'oimbré obtiene una confesión del hijo
narlas alrededor del pueblo. Cuando hubo bastantes les prendió de 'Takaké, va al establo y libera los pécaris ... (Métraux 8, pp. 28-29).
fuego: Rodeados por las llamas los habitantes corrían de aquí para
allá Sin poder escapar. Poco a poco sus gritos se iban volviendo 1 Una rinamiforme del género Grypturus (ver arriba, p. 7fl1; sc~ún otro
gruñidos, pues todos se convirtieron en pécaris y otros cerdos sal- mito mundurucü (M H 3) es una presa de mala calidad, que da un caldo amargo.
vajes, y los que consiguieron llegar al bosque fueron antepasados ::1 Otras versiones mundurucú, en Tocantins, Pp- 86-87 (reproducida por Cou·
d~ los cerdos salvajes de hoy. De su ahijado Marana ywa. Tupan dreau): Strémer, pp. 1~7-144; Kruse 3. vol. 46, pp. 92~-925; versión apiaca,
hIZO el Amo de los Cerdos (wagley-Oalváo. p. 134). Kruse 3. vol. 47, pp. 1011-lOt2. Se adivina una versión invertida en un mito
warrau de la Guayana (M 17) en que un Espíritu sobrenatural, ca~ado con una
M 1•• Mundurucú: origen de los cerdos salvajes. humana, regala los cerdos salvajes a sus cuñados, que solamente cazaban pája-
ros (llamados por ellos "cerdos salvajes"); pero los torpes cuñados confunden
Era la estación seca y todo el mundo cazaba por el bosque. El la especie tímida con la feroz, que devora al hijo del Espíritu. Desde enton-
demiurgo Karusakaibé se había instalado, con su hijo Korumtau, cea los puercos, dispersos, son difíciles de cazar (Roth I, pp. 185-t87). Para
en un abrigo un poco apartado del campamento principal. En aque- una forma cercana del mismo mito entre los Shipaia 'i los Mura, cf. Nim, 3,
lla época no se conocía más presa de pelo que el caetetu, así que pp. 101~ ss. y ID, pp- 265-266.
90 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 91
Esta versión (de la que no hemos guardado más que algunos elemen- Si -como es posible- los mitos mundurucú y kayap6 conservaran el
tos) nos interesa particularmente por provenir de una tribu ge y porque recuerdo de una técnica de caza desaparecida hoy día, consistente en
los mitos de los Tenetehara y los Mundurucú (que son tupíes periféricos) acorralar manadas de pécaris hasta encerrarlos en recintos 3 donde serían
ayudan a precisarla. Los mitos mundurucú y kayapó coinciden en limitar guardados y cebados para irlos sacando conforme a las necesidades, otra
la metamorfosis a los pécaris o cerdos salvajes # caetetus. El hocico de oposición vendría a duplicar la primera: semihu~~nos en el plano .del
los pécans es -según se dice en la versión kayapó- "mucho más largo"; mito, los pécaris serían, en el plano de la actlvI.d~d tecnoeconómica,
la versión mundurucú añade que los cae te tus tienen el pelo negro y animales semidomésricos. Habría entonces que admitir que este segundo
corto, mezclado con algo de blanco, mientras que los cerdos salvajes aspecto explica y fundamenta al primero. . .
tienen el pelo enteramente negro y más largo. Por lo demás, en lengua Pero no tenemos que preguntarnos cuál es la razón de la pO~lcIón par-
timbirá la queixada se llama /kIu! y el término que designa el caetetu ticular reservada a los tayassuidos por los indígenas del Brasil central:
se forma por simple sufijaci6n del diminutivo /-reí (Vanzolini, p. 161). nos basta con haber permutado este término en un número de conte~tos
O sea: suficiente para conocer su contenido semántico. Intentamos determinar
el sentido, no descubrir la etimología. Fuera de ocasiones favorables
1) caetetu: hocico más corto, pelo corto mez- pero raras en que las dos ~mpresas se traslapen y que es imposible pre-
clado con blanco ver, es prudente mantenerlas cuidadosamente separadas.
2) "pécar¡" o "cerdo salvaje": hocico más largo, pelo largo y ne-
gro;

lo cual confirma la identificación propuesta antes: 1) pécari de collar En desquite, se aprecia por qué el episodio del caetetu figur~ en una
(Dicotyles torquatus); 2) pécari de labios blancos (D. labiatus). Esta última versión kayapó (M g ) antes que en las de los otros grupos: .sabldo es, en
especie, a la cual los mitos asignan origen humano, es "truculenta, ruidosa, efecto, que las versiones kayapó son "fuertes" en comparación con ot~as
gregaria; organiza colectivamente su defensa y puede oponer al cazador versiones. La oposición entre los dos términos polares -hombre y Ja-
una resistencia temible" (Gilmore, p. 382). guar- está señalada en aquéllas con sin igual vigor: l.a actit~d final del
Los tres mitos permiten comprender cuál es la posición semántica jaguar, "lleno de odio hacia todos los seres y en especial hacia el género
de las dos especies: son asociadas y opuestas en el seno de una pareja humano", implica que desde el principio se encontraba ya apartado .del
particularmente propia para traducir la mediación entre la humanidad hombre. Una pareja destinada a un divorcio tan radical no hubiera
y la animalidad, puesto que uno de los términos representa, por decirlo podido formarse -así fuese precariamente- sin interv.ención d~ un tér-
así, el animal por destinación, mientras que el otro es animal por desti- mino mediador. El mito ofaié (M 14 ) , en el que funciona el mismo me-
tución de una naturaleza humana original pero desmentida por una diador, es una versión igualmente "fuerte" pero la disyunción definitiva
conducta asocial: los antepasados de los pécaris fueron seres humanos afecta a la vez a la esposa humana, transformada en jaguar y después
que se mostraron "inhumanos". Cae tetus y pécaris son, por tanto, semi- muerta, y a su marido animal que desaparece para siempre después de
humanos: los primeros en la sincronía, como mitad animal de un par haber revestido un aspecto terrorífico.
cuya otra mitad es de origen humano; los segundos en la diacronía, Por otra parte, si los análisis que preceden son exactos habrá que prestar
puesto que fueron humanos antes de pasar a la animalidad: especialísima atención a las relaciones de parentesco mencionadas por los
mitos del origen de los pécaris. El de los 'Tenetehara (M 1 5) no es nada
SINCRON1A explícito, puesto que se limita a indicar que el héroe cultural tiene un
ahijado (afilhado) y que riñe con los parientes de este último. Sin..em-
bargo si, corno lo sugiere la fuente (Wagley-Galvao, p. 103), este ahijado
humano es también un "sobrino" (hijo de la hermana), la relación entre el de-
>
o ..::s miurgo y los padres del chico es igual a la descrita en el mito mundurucú
(M 16 ) , en el que el demiurgo, esta vez con su hijo, se opone a las her-
i1::I SO manas de uno (tías del otro) y a sus maridos. En el mito kayapó ~Mlg)
O e. el héroe O'oimbré envía a su hijo a mendigar comida a los parrentes
Z animal maternos, y acto seguido querella con su cuñado 'Takaké, marido de su
hermana. Siempre se trata, pues, de un conflicto entre aliados, pero ahí
> para la semejanza.

queixada caetetu a y que sugieren también otros mitos mundurucú (Murphy I J p. 36; Kruse
J, vol. 47, p. 10(6) Y un texto "amazónico" (Barbosa-Rodrigues, Pp- 47-48).
92 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 93
En efecto, la configuración de parentesco y de alianza presentada en los
mitos tenetehara y mundurucú: : I
rl- - - - - - - ,

A=O A
I
M" Mil I
I I
I I
I

1
i I i i i I
A I O -A
I Karusa- A O-A I
I
Tupan i
I kaíbé
I Ni más ni menos acontece en I\f 18 • pero a costa de otra transforma-
i
I ción. notable por cierto.
I Existe en efecto una congruencia general entre el par de héroes cul-
I Marana-A Korumtau
I ywa turales mundurucú y la pareja kayapó: Karusakaibé el mundurucú es el
I
homólogo del Takaké kayapó. Una relación comparable existe entre
sería difícilmente concebible entre los Kayapó, donde los vínculos más el mundurucú Daiiru y el kayapó O'oimbré: ambos son embaucadores
íntimos existen entre hermano y hermana, mientras que entre marido y con forma de armadillo que cometen las mismas faltas y son responsables
mu jer hay un antagonismo latente que se extiende a la familia de ésta de los mismos accidentes.
(Banner 2~ p. 16). Tal parece también haber sido la situación entre los Pero cuando se .trata del conflicto entre aliados que reside en el origen
Bororo al principio del periodo de evangelización, como lo atestigua un de la transformación de uno de los grupos en cerdos. los papeles se in-
importante pasaje del primer libro de Colbacchini: "Está absolutamente vierten. Al mismo tiempo que
prohibido a los hombres de una dinastía [= mitad] hablar y reír con las
mujeres de la otra dinastía, o inclusive mirarlas o parecer que notan su "
ti i ] -+M" [,
presencia. Esta regla es observada meticulosa y escrupulosamente. Cual- O=A A
quiera que fuera su edad, los hombres que encontrasen en el camino, o
en el sitio que fuese, una o varias mujeres, no simplemente volverían a el demiurgo cede el puesto al embaucador. Entre los Mundurucú, Karu-
ponerse en marcha: evitarían mirarlas o volverían los' ojos en dirección sakaibé, ofendido por los maridos de sus hermanas, los transforma en
opuesta, como si así quisieran demostrar su deseo de huir así fuera el cerdos. Es así responsable del origen de los cerdos salvajes, mientras que
mero riesgo u ocasión de que sus miradas se cruzaran. Cualquier inírac- el héroe armadillo Daiiru será responsable de que se hagan escasos o se
ción de este precepto tradicional se consideraría extremadamente grave; pierdan. En el mito kayapó el héroe armadillo O'oimbré toma el lugar
el culpable despertaría la indignación pública y sería vituperado por to- del demiurgo 'Takaké como responsable del origen de los cerdos. repre-
dos pues, de manera general, cambiar una mirada o una sonrisa entre sentados ellos pór el otro grupo de aliados.
personas de sexos opuestos y pertenecientes a dinastías diferentes se con- Sin embargo. en lo que sigue las funciones se mantienen inalteradas
sidera un acto inmoral y dañino. hasta el punto de que, de manera aparentemente poco lógica, el mito
"Jamás las mujeres de una dinastía se dejarán ver mientras comen o kayapó atribuye a O'oímbré primero el origen de los cerdos y luego su
beben por hombres de la otra dinastía, y viceversa. Pero no existe prohi- pérdida. Para esto hace falta construir un relato estrambótico en el que
bición alguna comparable entre individuos pertenecientes a la misma O'oímbré transforma los habitantes del pueblo en cerdos y en seguida
dinastía, sean hombres o mujeres, Por consiguiente, si se ven tm hombre empieza a conducirse como si hubiese olvidado semejante suceso. mientras
y una mujer juntos hablando puede concluirse inmediatamente que pro- que Takaké -que no ha intervenido para nada- actúa como si fuese el
vienen de la misma cepa dinástica, puesto que hasta marido y mujer único informado. Esta contradicción interna de la versión kayapó mues-
observan en público las reglas precedentes, si de manera menos escrupu- tra que no puede ser sino una elaboración secundaria de la versión mun-
losa; sería, con todo, difícilmente concebible que un hombre hablara o durucú. En relación con ésta. versión "derecha", la de los Kayapó pre-
bromeara públicamente con su propia esposa, que se la pusiera al lado lenta una doble torsión. el segundo componente de la cual acarrea la
o inclusive que estuviesen juntos, salvo en las ocasiones en que se ausen- anulación del primero y el restablecimiento del paralelismo con la con-
tan ambos para ir a buscar frutos, tubérculos u otros productos del bos- tinuación del relato mundurucú (ver fig. 5).
que. Pues se reconoce a semejante género de actividad un carácter pri- Es posible, pues. reducir -simplificándola por anulación recíproca de
vado" (Colb. 1, pp. 49-50) . las torsiones que insinúa- la versión kayapó a la versión mundurucú, y
En tales sociedades puede, pues, postularse que la línea teórica de rup- de tal manera tener por fundamental la única relación de alianza mencio-
tura no pasará entre hermanos sino entre aliados: nada por esta última versión que se refiere, recordémoslo, a los malos
94 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 95

GESTA DE LOSHEROES j ORIGEN DE LOS CERDOS Primer par Segundo par


SALVAJES PERDIDA DE LOS
CERDOS SALVAJES

I, ~
@jtlQ; i I
(mal A~ o (jaguar: A ~ o (A)
doncdoresjé
tomadores
cuñado . buen cuñado) I
humano) A A

Korusokoibé ~ Tckcké
i
-----------¡.-..
1 t (desanidador 1
MI6 de pájaros)
!
MIS O'oimbr-é eeüoliru Hace Ialta, pues. que la esposa humana del jaguar se pierda irrevoca-
,Agenttl: blemente para la humanidad (= convertida en jaguar en el mito ofaié) ~
Q'oimbrit- pues la experiencia atestigua que por su parte el jaguar ha perdido no
Karusakaibé
menos irrevocablemente el fuego. y el consumo de carne COCIda.
En el mito bororo del desanidador de pájaros (M 1 ) esta configura-
ción está sólo transformada: un hijo se niega a conceder su madre a su
FIG. 5, Relación entre mitos kayapó y mitos mundurucú. padre (esto es lo que expresa su conducta incestuosa) ~ y el padre se
venga de la misma manera que. en los mitos ge, el mayor de los cuñados
tratos que sufre un hermano de mujeres por manos de los maridos' de sus se venga del menor (que se niega a darle los pajarillos) :
hermanas (dicho de otro modo, un "donador de mujeres" es embromado
por "tomadores") :' 6.=0
Ahora, en esta ocasión también el mito ofaié (M 14 ) ofrece el eslabón I
Ialtante que puede entonces permitir ligar el grupo de los mitos acerca del
origen de los cerdos salvajes al de los mitos acerca del origen del fuego
de cocina. M I 4 subraya, en efecto, que. como los futuros pécaris, el ja- Si se tiene en cuenta que la filiación es francamente matrilineal entre
guar está en posición de tomador de mujer ante un grupo humano. los Bororo, se ve que la situación fundamental persiste inalterada: el hijo
Pero es un cuñado benévolo. que da a los hombres el fuego de cocina no pertenece al grupo del padre. pertenece al grupo de sus aliados por
-o la carne asada- a cambio de la esposa que de ellos recibe. mientras matrimonio. Haciendo intervenir implícitamente el principio de filia-
que los cerdos salvajes son la encarnación animal de cuñados malévolos ción. el mito de referencia entraña así la transformación:
que niegan el alimento. lo regatean o lo dan insolentemente.
Desde este punto la coherencia interna de la serie ge "del desanidador "
de pájaros" parece más fuerte aún de lo que habíamos supuesto. Com-
prendemos. en efecto. que todos los mitos de este grupo sacan a escena
no una sino dos parejas de cuñados: primero el desanidador de pájaros
congrua con la que hemos discernido en el mito del origen de los cerdos
(que es un dallador de mujer) y el marido de su hermana al que niega
salvajes cuando se pasa de la versión mundurucú a las versiones kayapó
(intencionalmente o no) los pajarillos; luego este mismo desanidador
de pájaros (pero en tanto actúa como embajador de la especie humana) y bororo (p. 94, n. 4) .
En el caso de los Bororo, cuyas instituciones sociales parecen. más
y el jaguar al que los hombres han dado mujer y que. a cambio. cede
completamente que en otros sitios, en armonía general con el principio
a la humanidad el fuego y el alimento guisado:
matrilineal que las inspira. la transformación proviene. como se ha dicho,
4: Dejamos de lado una versión matako demasiado elíptica (Métraux J, p. de que el mito de referencia obliga a traer a cuento la regla matrilineal de
61). La versión carirí será discutida más adelante (p. 104). De tres versiones filiación, a diferencia de los mitos ge M s a M 1 2 que definen, por la sola
restantes, una (MIO) cashínawa (Abreu, pp. 187-196) Y otra (M21) bororo alianza, el vínculo de parentesco de los dos protagonistas masculinos.
(Colb. J, p. 2(0) incluyen un conflicto no ya entre cuñados sino entre cónyuges Entre los Kayapó-Kubenkranken, tan resueltamente matrilocales como los
actuales o virtuales, con transformación correlativa del abuso de coito (en la Bororo, pero sin mitades exógamas y acaso hasta sin regla unilineal de
versión mundurucú) en negación del coito (casbinawá) o en conducta anti- filiación (Dreyfus) , es la noción de residencia matrilocal la que deter-
amorosa (bororo). Volveremos a tratar esta transformación (pp. 98 r., 106). Sólo mina la transformación, como lo muestra M 1s invocando dos querellas
la última versión (Caribes de la Ouayana, en: Ahlbrínck, arto "wireimo") no consecutivas en vez de una: la primera entre el hijo de O'oimbré y los
trae a cuento expresamente una relación de alianza; sencillamente atribuye la bombres del ngobé (Métraux 8, p. 28), para explicar que el hijo y el
transformación de un grupo de cazadores en cerdos salvajes a su voracidad. padre (solidarios en la casa de los hombres) hayan ido a residir fuera del
96 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 97

pueblo -dicho de otra manera, que hayan también escapado a la resi- casada -sus hermanas y cuñados- en una choza así para que sufran los
dencia matrilocaI-; y la segunda entre el hijo y sus "parientes maternos", efectos de una maldición.
más fácilmente concebible desde el momento en que ya se encuentra se- En nuestro mito, como en los que conciernen a los cerdos salvajes. los
parado de ellos. De una manera que no es menos lógica y que concierne donadores de mujeres descuentan prestaciones alimenticias por parte de
a la confusión de la función de demiurgo con la de embaucador, el pero los tomadores: carne o miel. Pero mientras que en M 16 • por ejemplo, la
sonaje del niño se encuentra en M 18 igualmente desdoblado. negación de estas prestaciones (o el concederlas de mal grado) acarrea
No hay pues que asombrarse de ver a los Bororo tratar, por inversión primero una actividad sexual desordenada de los culpables seguida de su
sistemática del contenido, el tema de las relaciones entre aliados: transformación en cerdos. aquí ocurre lo contrario: la actividad sexual.
prohibida durante la recolección de la miel, acarrea algo que equivale
a negar la prestación (pues ésta consiste en miel incomible) y a conti-
M 20 . BOTaTO: origen de los bienes culturales.
nuación la transformación de las víctimas (no ya de los culpables) pri-
En otro tiempo-los hombres del clan bokodori (mitad Cera) eran mero en héroes culturales inventores de los atuendos y de su técnica de
espíritus sobrenaturales que vivían gozosos en chozas hechas de fabricación, y después, por auto de fe, en pájaros cuyos colores se hacen
plumón y de plumas y llamadas "nidos de guacamayos". Cuando entonces más bellos y deslumbrantes (más apropiados por consiguiente
deseaban alguna cosa enviaban a alguno de sus hermanos menores para servir de materia prima para los aderezos). Mas se recordará que
a buscar a su hermana, para que ella la obtuviera de su marido. en el grupo de los mitos acerca de los cerdos salvajes los donadores de mu-
Así manifestaron que tenían ganas de miel; la que su cuñado jeres conservaban la naturaleza humana y transformaban a sus cuñados
les invitó a consumir era espesa, viscosa y llena de espuma porque
al ir a recogerla había copulado con su -mujer. e-prisioneros en su choza ahumada- en cerdos, cuya función es natural
Los hermanos de la mujer se retiraron ofendidos y decidieron (servir de alimento). no cultural. Sólo la armadura persiste inalterada,
buscar en el fondo del agua la piedra con la que podrían perfo- según la fórmula
rar la cáscara de la nuez de palma y las conchas: medio técnico de
fabricación de los adornos tales como pinjantes y collares. Descu- M20 M 16
bren al fin dicha piedra y gracias a ella llevan a buen término sus. (donadores:tomadores) :: (pájaros:hombres) :: (hombres-cerdos)
trabajos de perforación. Este éxito les arranca una risa triunfal.
distinta de la risa que expresa una alegría profana. Esta "risa for- Se notará también que la relación de alianza está conceptualizada en
zada" o "risa de sacrificio" se llama "risa de las almas". La locu- forma de una oposición: naturaleza/cultura, pero siempre adoptando el
ción designa también un canto ritual que pertenece al clan boko- punto de vista de los donadores de mujeres: los tomadores de mujeres
dori [el. E. B., vol. 1, p. 1I4J. tienen la calidad de hombres sólo cuando los donadores son por su parte
Curiosa por conocer la causa de los gritos que oye de lejos, la her- espíritus. En las demás circunstancias son animales: jaguar o cerdo. ja-
mana espía a sus hermanos y viola así la interdicción que se le ha- guar cuando la naturaleza tiende hacia la cultura, puesto que el jaguar
bía impuesto de mirar al interior de la choza de plumas. Luego de es un cuñado que se comporta educadamente y que dona a los hombres
semejante afrenta los Bokodori deciden desaparecer. Reparten pri- las artes de la civilización. Cerdo cuando la cultura se degrada a natu-
mero solemnemente entre los linajes los adornos que serán privile-
gio de cada uno y acto seguido se lanzan juntos a una hoguera raleza, por ser los cerdos salvajes antiguamente hombres que se portaron
(exceptuando sus parientes ya casados, que perpetuarán la raza). groseramente y a quienes, antes que mejorar el régimen ordinario de sus
Apenas incinerados. se transforman en pájaros: guacamayo rojo, cuñados (a cambio de las esposas recibidas}, no se les ocurrió nada más
guacamayo amarillo, halcón, gavilán. garza... Los demás habitan- oportuno que gozar sexualmente, o dicho en otros términos: tomar según
tes del pueblo deciden abandonar un lugar tan lúgubre. Sólo la la naturaleza en vez de dar según la cultura.
hermana retorna regularmente al sitio del sacrificio. donde reco- El análisis de M 2 0 verifica que, conforme a nuestra hipótesis. el mito
lecta las plantas que han nacido entre las cenizas: urucú. algodón bororo respeta el código de los mitos ge y tupí correspondientes (M m-
y calabazas que ella distribuye entre los suyos (Cruz 2, pp. 159-164). M 16 • MIS) pero a expensas de una distorsión del mensaje, que concierne
al origen de ciertos bienes culturales propios de un clan determinado en
Es claro que. como en los mitos del origen de los cerdos salvajes. éste vez de una reserva alimenticia representada por una especie natural
evoca relaciones entre aliados. Se desenvuelve de la misma manera: utili- igualmente determinada. Se apreciará de parecida manera que, esta vez
zando la misma sintaxis pero con "palabras" diferentes. Los dos tipos para transmitir el mismo mensaje. un mito bororo sobre el origen de los
de cuñados residen también separados por cierta distancia; sin embargo cerdos salvajes tiene que recurrir a un código modificado:
esta vez los donadores de mujeres son asimilados a pájaros (y no a caza-
dores de pájaros); son célibes y habitan ellos mismos en chozas de plu- M 2 1 . Bororo: origen de los ardo! salvajes.
mas donde llevan una existencia paradisiaca, en vez de aprisionar gente Día tras día los hombres iban a pescar y volvían sin nada.
SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 99
98
Retornaban tristes al pueblo, no sólo por traer las manos va- mal cazador (de pájaros) /buenos cazadores (de caetetus) .
das sino porque sus mujeres andaban subidas de humos y los
recibían desagradablemente. Y hasta acabaron por desafíar a Cuando se tiene
¡US maridos.
Las mujeres anunciaron. pues. que pescarían ellas. Pero de he-
cho se contentaban con llamar a las nutrias, que buscaban y pes- M" [ (o # A) -+-(origen de los cerdos salvajes)]
caban en su lugar. Las mujeres volvían cargadas de pescado, y
cuantas veces los hombres se proponían desquitarse. volvían con las la oposición sociológica (esta vez entre maridos y mujeres) se realiza
manos vacías. de acuerdo con la forma
Pasado algún tiempo los hombres sospecharon algún ardid. Man-
daron a espiar a las mujeres a cierto pájaro que los instruyó. Al
siguiente día los hombres fueron a la orilla, llamaron a las nutrias malos pescadores/buenas pescadoras.
y las fueron estrangulando, una tras otra. S610 una se les escapó.
Ahora les tocó a los hombres mofarse de sus mujeres que ya no De esta manera:
atrapaban nada. Por eso quisieron éstas vengarse. Ofrecieron a
a) [ M" « 1» ] -+- [MOl
" (0/1) ]
los hombres una bebida preparada con frutos de piqui (Caryocar
sp.}, a los cuales se habían guardado de quitar las innumerables
espinas que rodean al hueso.e Ahogándose con las espinas que se
les atravesaban en la garganta, los hombres gruñían -"u. u, u, u"- o sea un refuerzo de la oposición, puesto que el donador de. mujer de
y le convirtieron en cerdos salvajes, cuya voz es así (Colb. 3) pá- M 16 mata, la verdad sea dicha, animales (si bien piezas inferiores a las
ginas 259-260)_ de sus cuñados}, mientras que los maridos de M 21 no pescan lo que se
dice nada; y:
Por consiguiente se verifica el conjunto de propiedades siguientes:
1) Entre los Bororo el origen de los cerdos salvajes (M 21) aparece
como una {unción de la disyunción b) (MIO(caza =aire U tierra)]-+ [Mil (caza = agua)]
Ahora bien, lo mismo que tenemos, para

2) La disyunción inversa, Munduru cu ( q


¡ Bororo ]
( (A b= A) ] / ( (O#A)

que regía entre los Mundurucú el origen de los cerdos salvajes, acarrea
entonces para los Bororo (M 20 ) el origen de los bienes culturales (+ cer-
[
M" ( donadores
de mUjeres
= cazad~lfes )]
de pájaros
I [
M 21

~
" pescadoras)]
mujeres = d e peces

dos salvajes. recurso natural) . le verificará más adelante (pp. 263 ss.) que, en forma simétrica, para
J) Cuando se tenía
.. "
ti

( (1
M16 11 b) -+-(origen de los cerdos salvajes)].
se tendrá:
la oposición sociológica entre los términos polares (donadores de muje-

I[
res, tomadores de mujeres) se realizaba bajo la forma:
M
20
]
Mm ]
5 " .•• El pikia... da grandes frutos comestibles en los cuales es curioso un [ donadores = pájaros) 0'ujeres = peces)
( de mujeres
vado que queda entre la pulpa y el hueso erizado de espinas duras que pro-
Tocan heridas de consideración si penetran en la piel" (Bates, p. 203). Deja- 4) La transformación anterior:
mos de lado una versión recogida en 1917 (Rondon, p. 167-170), más expli-
cita en algunos puntos pero, como los otros mitos de aquella obra. con va-
dos que, en ausencia de un estudio filológico y crítico del texto indígena.
la hacen prácticamente inutilizable.
[M'·(caza == aire U tierra)] -+- L 21
(caza =agua)]
lOO SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 101
puede desarrollarse así: asimilables a animales, estos seres se reparten en dos categorías: la del
jaguar, cuñado bienhechor y auxiliador, donador de las artes de la civi-
[M" (recursos naturales :::: aire Utierra J
~ [M,.(bienes culturales ~ agua U aire) ] lización; y la del cerdo, cuñado malévolo, sólo utilizable sub specie na·
turae: como caza (puesto que hasta ha sido imposible domestícarloj ,"
->- [M"(recursos naturales = agua U tierraU'
l. Estos resultados ofrecen primero un interés teórico. El detalle de que
habíamos partido participa del contenido y, al avanzar por nuestro ca-
mino, este contenido en cierto modo se ha dado la vuelta: se ha vuelto
dicho de otra manera: en M 20 los hombres "pescan" en el río el instru. una forma. Comprendemos así que en el análisis estructural contenido y
me.TIto de la cultura (el taladro de piedra) y luego se transforman en forma no son entidades distintas sino puntos de vista complementarios
pájaros,. de los que provendrán las plumas ornamentales • como en M 21 que es indispensable adoptar para profundizar en un mismo objeto. Ade-
l as mujeres pescan los peces y luego transforman los hombres en cerdos. más el contenido no s610 se ha mudado en forma; simple detalle al prín-
Además los "pescadores'! de M 20 actúan como espíritus sobrenaturales cipio, se ha desplegado en sistema, del mismo tipo y del mismo orden
(las "almas" cuya "risa" inauguran). mientras que las pescadoras de M de magnitud que el sistema inicial que en un principio lo contenía como
. l .
actúan con as nutnas, seres naturales, como intermediarios.
m uno de sus elementos.
5) Por último, el conjunto de estas operaciones tiene su equivalente al Por último, los dos sistemas míticos (grupo del desanidadar de pájaros
nivel del código acústico: por una parte, grupo del origen de los cerdos por otra) manifiestan
entre ellos dos tipos de relación: son parcialmente isomorfos y suplemen-
tarios puesto que plantean el problema de la alianza matrimonial, y
a) M" : ( origen de los ) _ f ( gritos gruñidos ) -cparcialmente también- son heteromorfos y complementarios puesto
cerdos salvajes - amorosos U animales ; que de la alianza matrimonial cada uno no se queda más que con un
aspecto.
b) M,,: {origen de losbie':\ = f (risa sacra!! risa rOfana). Demos ahora un paso más y coloquémonos resueltamente en el nivel
"nes culturales J I P •
del mctasisterna que integra los dos sistemas SI y S2 a manera de un
e) M" : ( origen de I?s ) = f (grUñidOS!! gritos ). díptico en el que el donador de mujer (que es su término común) con-
cerdos salvajes animales amorosos' sidera alternativamente los dos tipos posibles de cuñados: a su izquierda
el buen jaguar, a su derecha el mal cerdo. En las páginas que preceden
puesto que la transformación de los hombres en cerdos en M, ldees re- hemos elucidado las reglas que permiten transformar una escena en otra
sultado -a la inversa de lo que pasa en M 1 6 - de una disyunci6ñ" cón- o, si se prefiere, SI (mitos cuyo héroe es un desanidador de pájaros) en
yuges que chocan, y 110 de su unión carnal.
6 El folklore indígena del Brasil, y el de los campesinos del interior, mues-
tran que las manadas de cerdos salvajes (queixada) son mucho más temidas
(y de hecho mucho más temibles) que el jaguar. Rara vez puede este último
Abramos aquí un compás de espera para reflexionar acerca de nuestro ser considerado responsable de accidentes, como no sean debidos a la teme-
recorrido. Hemos comenzado planteando un problema de detalle: el del ridad del cazador (Ihering, vol. 37, p. 346).
papel. d:l.caetctu en M g • corroborado por la mención de una queixada "Al contrario de la creencia popular _observa un especialista en Colom-
al J?rmClplO. de M 14 que es, como el otro, un mito sobre el origen de la bia-, el jaguar... no ofrece peligro real para el hombre, al que jamás ataca
cocma. Al mterrogarnos acerca de la posición semántica de los cerdos él primero. Los indios lo saben por experiencia directa, pues conocen los
sal~ajes nos vimos conducidos a examinar los mitos del origen de dichos animales de la selva mucho mejor que nosotros." Intentando entonces expli-
animales. El. análisis de ~stos mitos ha sugerido dos conclusiones: por car la importancia del jaguar en la mitología, el mismo autor subraya su
u~a parte existe, desde Cierto punto de vista (el de las relaciones de carácter nocturno que 10 emparienta con la lechuza y el murciélago. Además
alta.nza), un isomorfismo entre los mitos del primer grupo (origen de la el jaguar es grande y fuerte, domina y devora los demás animales; más aún:
los animales que consume son los mismos que sirven al hombre de alimento:
co~ma) y los del segundo (origen de los cerdos); por otro lado, y sin
tapir, ciervo, cerdo salvaje, pequeños roedores, ganado. Para el hombre el
dejar de ser isomorfos y así suplementarios, los dos grupos se completan jaguar es un temible competidor por su fuerza, su agilidad, lo agudo de su
y fo~an lo q~e, para subrayar su naturaleza ideal, se podría llamar UII vista y de su olfato (Reíchel-Dolmatoff, vol. 1, pp- 266~267). El jaguar apa~
metasrstema (ñg. 6) .
rece, pues, más como un "rival' del hombre que como un "devorador" de
E.ste metasistema se refiere a la condición de donador de mujer, es hombre. Este último papel, cuando le es atribuido por los mitos de manera
decir, al hombre que posee hermana o hija, condenado a anudar lazos actual o virtual, tiene sobre todo el valor de una expresión metafórica del
con seres cuya naturaleza le parece ser irreductible a la suya. Siempre primero.
102 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 103

el saco. Pero el menor se apresura a mirar y alerta a los otros.


S, supLementario) S2 que reconocen a su padre. Advertido, el pueblo se consterna, todo
el mundo escapa menos los niños. Cuando vuelve la madre, sor-
prendida de que el pueblo esté vado, le explican que los habitan-
tes se han ido luego de insultarlos. Y por vergüenza de su propia
(lAcidcnte del cadetu) ...
-------------------- maldad han huido.
Indignada, la mujer quiere vengar a sus hijos y persigue a los
del pueblo. Los alcanza, hace una carnicería, devora las víctimas
MiloS de origen Mitos de origen de en el sitio mismo. El mismo episodio se repite varias veces. Aterra-
de ta cocina los cerdos salvajes dos por estas sanguinarias idas y venidas, los niños quieren esca-
parse. "No os mováis -les dice la madre-e, si no os comeré:' Los
hijos imploran. "Pero no tengáis miedo" -replica ella. Nadie
consigue matarla; y por todas partes corría el rumor de que había
una mujer jaguar.
Los niños abren en secreto una fosa que cubren de hojas. Em-
prenden la huida cuando su madre anuncia que les ha llegado
s, • complczmentario S2 el turno. Se lanza a perseguirlos y cae en la trampa. Los niños van
a pedir socorro a Carancho (el héroe cultural, una Ialconiiforme,
FIG. 6. Mitos de cocina (alimento cocido) y mitos de carne (alimento crudo). Polyborus plancus, que indiferentemente come presas vivas o carroña,
d. Iherlng) , que les aconseja vaciar un tronco de árbol (Chof'úia
52 (mitos sobre el origen de los cerdos). Nuestra demostración sería va- insignis) y esconderse-en él. La mujer-jaguar intenta despedazar el
árbol con las garras, pero éstas se le quedan presas en la madera.
lidada de manera dedsiva si fuera posible repetir el recorrido, pero en Carancho no tiene más que salir y matarla. Se quema el cadáver
sentido opuesto~ y. partiendo esta vez de mitos tocantes al origen del sobre una pira. Cuatro o cinco días más tarde nace una planta
jaguar. retornar al desanidador de pájaros. Eso es lo que vamos a in- en medio de las cenizas. Así apareció el tabaco.
tentar hacer ahora. Con las garras se hicieron collares para los perros, y se les envió
por todos los pueblos a fin de que nadie dudara de la muerte de la
M •. Matako: origen del jaguar. mujer-jaguar (Métraux 5, pp. 60-62).

Un hombre fue a pescar con su mujer. Trepó a un árbol para Otra versión precisa que la mujer-jaguar habla seducido al marido
atrapar loros, que lanzaba entonces a su compañera. Pero ésta se de una compañera (loe. cit., pp. 62·64).
los comía. "¿Por qué te comes los loros?" -preguntó él. En cuanto
volvió al suelo ella lo desnucó de una dentellada. Cuando volvió MIN. Tereno: origen del tabaco.
ella al pueblo sus hijos acudieron para ver qué traía. Les mostró
la cabeza de su padre y pretendió que era una cabeza de armadillo. Había una mujer que era bruja. Ensuciaba con sangre menstrual
Durante la noche se comió a sus hijos y escapó a la floresta. Se ha- las plantas de caraguata (una bromeliácea cuyas hojas centrales
bía convertido en jaguar. Los jaguares son mujeres (Métraux J~ están manchadas de rojo en la base) que hada comer después a
pp. 60-61). su marido. Informado por su hijo, el hombre anuncia que parte
a buscar miel en la floresta.
1vln • Toba-Pilaga: origen del tabaco. Después de entrechocar las suelas de sus sandalias de cuero "para
encontrar la miel más fácilmente", descubre una colmena al pie
Una mujer y su marido fueron una vez a buscar cotorras (Moyo- de un árbol. y una serpiente muy cerca. Reserva la miel pura
psitta monachus). El hombre trepó a un árbol donde había varios para su hijo y confecciona para su mujer una mezcla hecha con miel
nidos y tiró a su mujer una treintena de pajarillos. Vio que la y carne de los embriones de serpiente, extraídos del vientre de la
mujer los devoraba. Asustado, cogió un pájaro más grande y que ha matado.
lo echó diciendo: "[Atención, es uno joven pero sabe volarl" En cuanto la mujer prueba su parte empieza a sentir comezón
La mujer corrió tras el pájaro y el hombre aprovechó para des- por el cuerpo. Sin dejar de rascarse anuncia a su marido que va
cender y huir: tenía miedo de ser también comido. Pero su mujer a devorarlo. El hombre se escapa, trepa a lo alto de un árbol donde
lo persiguió y, al alcanzarlo, lo mató. Cortó entonces la cabeza, que anidan loros. Aplaca momentáneamente a la ogresa tirándole uno
metió en un saco, y se cebó en el resto del cuerpo hasta que tuvo tras otro los tres pajarillos que había en el nido. Mientras ella corre
el estómago lleno. tras el mayor, que revolotea para escapársele, el marido huye hacia
No bien vuelta al pueblo, la mujer tiene sed. Antes de ir al un foso que él mismo había abierto para apresar animales. Lo evita,
manantial que está un poco lejos, prohibe a sus cinco hijos tocar pero su mujer se hunde y se mata.
104 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 105

El hombre rellena la fosa y la vigila. Nace una vegetación des- descienda del cielo (donde había seguido a los niños) y vuelva al
conocida. Curioso, el hombre deja secar las hojas al sol; llegada pueblo: "pero no quiso, y les dio el tabaco para que ocupara su
la noche, fuma en gran secreto. Sus compañeros lo sorprenden y lo lugar; lo llaman Badzé, por eso en determinadas ocasiones hacen
interrogan. Así los hombres llegaron a ser poseedores del tabaco ofrendas al tabaco (Martin de Nantes, pp. 228-231).
(Baldus 3, pp. 220·221; 4, p. 133).
Por desfigurado que esté el anterior mito, relatado por un misionero
Este grupo de mitos del Chaco plantea problemas muy complejos que de fines del siglo XVII que no desperdiciaba una ocasión de lucir su des-
volveremos a encontrar repetidas veces durante este trabajo. Nos limitare- precio hacia las creencias indígenas, se percibe fácilmente que está estre-
mos por el momento a aquellos que interesan directamente a la demos- chamente emparentado con los otros mitos del origen de los cerdos salva-
tración. jes: sobre todo con el mito mundurucú (M 111) . En ambos casos es el
Se advertirá previamente que el grupo atañe ora al origen del jaguar, tabaco, o el viejo Tabaco, el que realiza la disyunción de la familia
ora al del tabaco, ora a los dos a la vez. Por él mismo, el tabaco crea humana, en hombres por un lado y cerdos por otro. Pero hay también
un vínculo con los mitos del origen de los cerdos salvajes, donde el diferencias significativas.
tabaco desempeña un papel decisivo, y que desde este punto de vista Entre los Mundurucú, como en los otros mitos ge y tupí sobre el mismo
pueden ser ordenados como sigue: tema. el corte interrumpe un vínculo de alianza; respeta la humanidad
de los hermanos de mujeres y rechaza a sus hermanas, con los respec-
T f r tivos maridos, del lado de la animalidad. Al contrario, en el mito cariri
(humanos --+ cerdos) = (humo de tabaco, MIli), (humo de plumas, Ml~)' el corte afecta un vínculo de filiación: separa entre sí padres e hijos.
r Ya hemos advertido una transformación del mismo tipo en ciertos
(encantamiento de plumas, Mili)' mitos bororo (pp. 95 s.}. Una frase ambigua de Martin de Nantes -"de
ordinario las mujeres dominaban a sus maridos" (toe. cit., p. 8)- podría
Que en esta serie la función plenamente significativa pertenezca, en significar que, lo mismo que los Bororo, los Carirí eran matrilineales
efecto, al humo de tabaco, es cosa que se desprende, ante todo, de esta y matrilocales. Pero el problema planteado por su mito es más complejo.
manera -única lógicamente satisfactoria- de ordenar la serie. y también En primer lugar, la ruptura de un vínculo de filiación aparece tamo
del carácter derivado de M18 en relación con M 111, establecido ya de manera bién, aunque en segundo plano, en las versiones mundurucú (M18) ,
independiente, y -finalmente y sobre todo- de la versión catirf que warrau (Ml1) y kayapó (M18)' Se dice, en efecto, que la dispersión de
hemos reservado para esta ocasión. los cerdos salvajes, imprudente o malignamente liberados (o reunidos)
por un embaucador, acarrea la desaparición física del hijo del héroe.
l\f26. Corírí : origen de los cerdos salvajes y del tabaco. Esta desaparición es explicable por consideraciones del mismo orden que
las invocadas precedentemente para interpretar la de la esposa humana
En los tiempos en que el demiurgo vivía con los hombres, éstos del jaguar (p. 87). Producto y símbolo de la alianza matrimonial, el
le pidieron que les diera a probar los cerdos salvajes, que aún no niño pierde su función semántica cuando se rompe la alianza en virtud
existían. El Abuelo (que así se llamaba el demiurgo) aprovechó de la transformación de los tomadores de mujeres en cerdos. Los mitos
la ausencia de todos los indios y que sólo quedaban en el pueblo subrayan en efecto esta función, que es servir de intermediario entre
los niños de menos de diez años para convertir éstos en jabatos.
Cuando volvieron los indios les aconsejó salir a cazar, pero hizo los cuñados.
al mismo tiempo subir al cielo todos los jabatos mediante un gran No hay duda de que en la realidad todo donador es también un
árbol. Viendo aquello, los hombres siguieron a los jabatos y lle- tomador. Pero por lo que a esto atañe, los mitos mundurucú (M, y M18)
gados al cielo se pusieron a matarlos. El demiurgo ordena entonces tienen buen cuidado de ahorrarle al héroe cultural Karusakaibé los in-
a las hormigas que derriben el árbol, que los sapos protegen con convenientes de una situación ambigua. "Sin padre ni madre" y en
sus cuerpos. Por eso tienen hoy hinchada la piel del lomo, a con- posesión exclusiva de niño (Tocantins, p. 86), Karusaka.ibé está ya, por
secuencia de las picaduras que sufrieron. decirlo así, fuera de circuito. Lo mismo pasa en otra versión (M1W). que
Las hormigas consiguen abatir el árbol. Imposibilitados para hace de él un bastardo abandonado por su madre y recogido por un
bajar, los indios atan sus cinturones para hacer una cuerda. Pero animal nutricio (Krusc 3, vol. 46, p. 9~O; ver más adelante, p. 183) A
como resultó demasiado corta, cayeron unos sobre otros y se rompie-
ron los huesos: "Por eso tenemos quebrados los dedos de las manos veces es llamado padre de dos hijos no procreados por mujer alguna.
y de lo,') pies por tantos sitios y doblarnos nuestros cuerpos por O bien está casado con Sikrida (Shikirida), que se llamaba Aybamán
donde se rompieron nuestros antepasados en aquella caída." antes de convertirse pasajeramente en pez. Esta Sikrida es a veces la
De vuelta al pueblo los indios hicieron un festín con la carne madre del hijo mayor del demiurgo, Korumtau (Korumtawbé, Carutau,
de sus hijos transformados en jabatos. Suplican al Abuelo que Carú-Tarú, según las versiones), pero en tal caso lo ha concebido desde
lOó SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 107

lejos, fecundada solamente por la palabra de Karusa-Kaibé, pues éste


MIlO, Bororo: origen del tabaco (1).
-precisa esta versión-e- "jamás tuvo relaciones sexuales con una mujer"
(Kruse 3, vol. 46, p. 920). Otras veces Sikrida aparece solamente después Los hombres volvían de cazar y, como es costumbre, habían lla-
del nacimiento sintético del segundo hijo del demiurgo: éste se desposa mado a sus mujeres silbando para que viniesen a su encuentro y
con ella exclusivamente para que sirva al niño de guardiana. Madre ver- les ayudaran a cargar la caza.
dadera, Sikrida seduce a su propio hijo (Srromcr. pp. 133-136) . Guardiana Así una mujer llamada Aturuaroddo cargó con un pedazo de
del otro hijo, lo seduce también (Kruse 3, vol. 47, p. 993). o bien no serpiente boa que su marido había matado; la sangre que escurría
consigue evitar que las mujeres del pueblo lo seduzcan (Tocantins, de la carne penetró en ella y la fecundó.
pp. 87·88). Aún en el seno materno, el "hijo de la sangre" dialoga con su
Directamente o por interpósita persona, la esposa teóricamente obte- madre y le propone ayudarla a recolectar frutos silvestres. Sale
nida de los "donadores de mujeres" se comporta, pues, como parte 'que en forma de serpiente. trepa al árbol, arranca los frutos y los
tira para que su madre los recoja. Ésta querría huir pero la serpien-
toma, y bajo dos formas extremas, por seductora e incestuosa. Por aña-
te la alcanza y vuelve a su refugio uterino.
didura. luego de haber perdido a su hijo mayor, víctima de los cerdos La horrorizada mujer confiesa esto a sus hermanos mayores, que
salvajes. el demiurgo se fabrica otro, esculpido en un tronco: es decir. sin se ponen al acecho. En cuanto sale la serpiente para subir al árbol.
ponerse en posición de tomador de mujer, puesto que en ese momento la madre escapa; y cuando desciende para irse con ella los herma-
ya ha convertido los donadores en piezas de caza. nos la matan.
De este esquema el mito cashinawá (Ml') ofrece una inversión 801'~ Se quemó el cadáver sobre una pira y de sus cenizas nacieron
prendente: la transformación de sus padres y hermanos en cerdos salva- el urucú, el árbol de resina. el tabaco. el maíz y el algodón ...
jes resulta de la negación, que les opone una muchacha. de ser dada (Co1b. 3, pp. 197·199).
por ellos en matrimonio. También ella resuelve el problema encon-
trando en una caja (equivalente femenino del tronco esculpido por el Este mito es rigurosamente simétrico con los mitos toba y tereno
demiurgo mundurucú) un hijo sin padre y sin hermano. del que hará! sobre el origen del tabaco (M., MI') :
su marido (Abreu, pp. 187-196).
En segundo lugar, el mito carirí también aparece entre los Bororo,
transformado apenas: es el mito del origen de las estrellas (Me,) que
examinaremos más adelante (p. 118). Limitémonos a indicar por el mo--
mento que en este mito suben niños al cielo por haber exhibido glotone- f
M 2 !1- Un marido tiene una es- destructora
por vía oral
de un marido subí-
do a un árbol
ría (carirf: porque sus padres demuestran gula). Sus madres intentan M2~ (..6.. alianza) posa jaguar,
vanamente perseguirlos y, al volver a caer al suelo. se convierten en
animales (carirf: sus padres, que los han perseguido hasta el cielo. Mu t(o.filiación)
Una madre tiene un hijo
serpiente;
protectora por
vía vaginal
de un hijo subido
a un árbol
intentan descender y gracias a la caída adquieren esqueleto articulado
y se vuelven así seres humanos verdaderos).
El parentesco entre M 2lI, M18, M«, M18 (origen de los cerdos salvajes) se
establece así gracias al tabaco. aparte de las transformaciones: eje hor i-
zontal ~ eje vertical; alianza -+ filiación. Y el parentesco entre M. y Mu
(que es un mito del origen no solamente de las estrellas sino también
de los animales salvajes) se establece en 10 tocante al eje (vertical) y en
lo que atañe al vínculo de parentesco (filiación), aparte de las trans-
formaciones: mujeres -+ hombres, y: regresión a la animalidad -+ adve- M u• {A propósito de una qU2 la esposa no disyunción
MI. búsqueda de animales debería comer (pero debida al marido
nimiento a la humanidad.
(pájaros} que come)

M.. {A propósito de una que la madre disyunción


En estas condiciones resulta interesante averiguar cómo conciben los
Bororo el origen del tabaco. Hay dos mitos sobre el particular. Aqui búsqueda de vegetales debería comer (pero debida a la madre
(frutos) no come)
está el primero:
108 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 109

desempeñaba un papel de mediador que aquí vuelve a encontrar entre


M~3-¡ Madre muerta por aliados tierra yagua (en virtud de la creencia bororo en una residencia acuática
M2~. (= hijos, en filiación de las almas). Los hombres se han vuelto verdaderos seres humanos. dice
paL) víctima incinerada, origen el mito carirf, porque han adquirido un esqueleto articulado. y pueden
del tabaco conseguir no verse absolutamente separados del cielo, gracias a ofrendas
M" 1Hijo muerto por parientes
al tabaco. Como unos hombres se negaron a hacer ofrendas de tabaco.
(= tlos mat., en filiación
explica el mito bororo, dejaron de ser verdaderos humanos y se convir-
mat.)
tieron en animales condenados a vivir "en la superficie" del agua, ciegos
por añadidura: privados de "abertura" al exterior a consecuencia de su
El segundo mito bororo sobre el origen del tabaco remite al héroe "continencia" desmesurada. traducida por la negación de exhalar el
Baitogogo (MI) que después de haberse establecido en su morada acuá- humo del tabaco ("porque no han visto el tabaco", dice Colb. 2) p. 211).
tica depositó el "tabaco de las almas" en el vientre de un pez: Finalmente, para concluir la demostración de la unidad del grupo se
notará la recurrencia del motivo del fumador clandestino en M 24 y M 2 7 •
Mn. Bororo: origen del tabaco (2). así como en una variante ashluslay, citada por Métraux (5) p. 64), de
los mitos toba acerca del origen del tabaco, con intervención de un buho
Unos pescadores se habían instalado a la orilla del agua para asar que no deja de recordar. por su función de aconsejar a los hombres, al
su pescado. Uno de ellos abrió con su cuchillo el vientre de un kud- vampiro de M 27 • La clandestinidad refuerza, en efecto (o reemplaza en
dogo (pez no identificado; port. "abotoado", E. B., vol. 1, p. 748) el mito ashluslay) , la continencia desmesurada, puesto que en América
Y allí descubrió el tabaco. del Sor el acto de fumar es esencialmente social. al mismo tiempo que
Esconde el pescado y fuma sólo de noche, a escondidas de sus
establece la comunicación entre los hombres y el mundo sobrenatural.
compañeros. Éstos aspiran el aroma y lo sorprenden. Se decide
entonces a compartirlo. Pero los indios se tragaban el humo en vez No olvidamos que los mitos del origen del tabaco han atraído nuestra
de expulsarlo. "No hay que fumar así". les explica un Espíritu atención sobre todo porque algunos de ellos atañen también al origen
sobrenatural que había tomado la forma de un vampiro. "Haced del jaguar y porque esperábamos que los mitos del origen del jaguar nos
primero: puff . .. diciendo: "[abuelo, recibe el humo y aleja el mal llevarían al tema del desanidador de pájaros. Pues bien, eso ocurre pre~
de mí!' Si no, seréis castigados, pues ese tabaco me pertenece." Los cisamenre: el marido de la mujer-jaguar es un desanida dar de pájaros
indios no obedecieron. de manera que a la mañana siguiente se (d. l\J 22 , l\f 23 , 1\f24 ) pariente de los héroes del mito de referencia (1'vl 1 )
habían quedado casi ciegos, transformados en ariranhas." Por esta y de los mitos gc del origen del fuego (M 7 a M1~)'
razón dichos animales tienen los ojos muy pequeños (Colb. 3) En todos estos mitos el héroe trepa a un árbol (o a una roca) para
pp. 211-212). desanidar loros. En todos, también, los pájaros están destinados a un
compañero que se queda abajo: sea un cuñado que es primero un cuñado
Esta vez es con el mito carirí del origen del tabaco con el que se esta- humano y luego un cuñado animal; sea una esposa primero humana y
blece una relación de simetría, puesto que entre tierra y cielo el tabaco después animal.
7 Baroto: ippié, ipié; término que en su traducción de M:?1 Colhacchini vierte
Al cuñado humano -que no tiene intención de comérselos-. el héroe
como "lontra" (nutria) y del que en el glosario ofrece una definición estram- de M 7 a M i .2 le niega los pajarillos, pero se los concede al cuñado ani-
bótica: "oríranña: um bichinho que tica a flor d/agua" ["un animalillo que se mal para que los coma.
pone a flor de agua". T.] (p. 42.2). Cf. Magalhñes (p. 39) Y E. B. (1, p. 643): En desquite, el héroe de M 22 a M 24 destina los pajarillos a su esposa
Iplé, "aríranhn", Normalmente "ariranha" designa la nutria gigante iPteroneura humana, pero al notar que se los come (lo cual 10 hace consciente de su
brasiliensis], que puede medir más de dos metros de largo, pero en el Brasil naturaleza animal) se los niega, puesto que sustituye los pequeños por
central y meridional el término se aplica a la nutria común (lhering, vol. 36, pájaros capaces de volar y con ello más difíciles de atrapar (M 23 , M 2 .j.) '
p. 379)' Estos pájaros están, por decirlo así, más allá del pajarillo, 10 mismo que
Una versión más vieja (Colb. 2, pp. 21O-:n1) no contiene el episodio del
los huevos arrojados por el héroe de 1\1 7 y M 12 estaban más aGÍ.
vampiro. Es Baitogogo en persona el que se irrita al ver a sus súbditos hacer
mal uso del tabaco y el que provoca su transformación en "ariranhas", En los mitos ge los pajarillos ofrecidos al jaguar macho permitían al
Conviene precisar que el término bororo méa no designa solamente el tabaco héroe conciliarse la fiera y así acercarse a él; en los mitos toba, matako,
verdadero y las especies cercanas del género Nicotiana sino también varias cla- tereno, permiten al héroe alejar de sí el jaguar hembra.
ses de hojas aromáticas fumadas de manera parecida. De acuerdo con nuestras POI; último, en todas partes el fuego desempeña un papel: sea como
fuentes, M2lI se referiría a Nicotiana tabacum, que participa del clan bokodort, fuego "constructor", en 105 mitos ge que se refieren al origen del fuego
y Mr, a una anonácea controlada por el clan paíwé (Colh. 2, p. 212; 3, p. 213; de cocina; sea como fuego destructor, en los mitos del Chaco tocantes
E. B. vol. 1, pp. 787. 959). al origen del jaguar y del tabaco, puesto que entonces se trata de una
110 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 1ll

pira crematoria, de las cenizas de la cual nacerá el tabaco, no obstante: o bien:


es decir una planta que antes de ser consumida es expuesta al sol en vez R. fuego ~ fuego;
de cocerla en el hogar doméstico -que es tratada, pues, de manera anticu-
linaria. exactamente como los hombres trataban la carne antes de cono- pero entonces es preciso, según M26:
cer el fuego (M 7 a M 12 ) ; Y que se quema mientras se ingiere, lo cual
su jaguar (ea fuego) ~ serpiente (es agua)
es otra manera anticulinaria de tratar un alimento.
D sea que todo concuerda: el humo del tabaco engendra los cerdos En el caso I se transformará
, a continuación:
salvajes, de donde viene la carne. Para asar dicha carne hace falta que
1,1 tabaco exhalado ~ tabaco ingerido (según M 27 ) ;
un desanidador de pi jaros obtenga del jaguar el fuego de .cocina; por
último, para quitarse de encima el jaguar hace falta que otro desanida- 1,2 cerdos salvajes ~ "ariranñas" (según M 27 ) .
dar de pájaros queme su cadáver en un hogar, dando así nacimiento al
y luego:
tabaco. La relación entre los tres grupos de mitos puede representarse
mediante el esquema siguiente, que a la vez ilustra y justifica el título de l.2.1 carne ~ pescado
"rondó" dado a esta parte:
en virtud de M21, donde las "ariranbas" son puestas como amas de los
peces, mientras que los hombres son convertidos en cerdos por haber
¡¡eSO nidador ~ pti/Óh.-
...... ingerido glotonamente frutos espinosos (que no hubieran debido serlo),
-_ en vez de tabaco (en M 27) ---el cual, según M 2 (1' sólo es bueno si pica:
"cuando el tabaco era fuerte los hombres decían: -¡Es fuerte! [es buenol
Pero cuando no era fuerte decían: -¡Es malo! ¡no pical" (Colb. J,
!cARNEI p. '99)·
GE (BDRDRO) Finalmente el ciclo se cíerra con M que hace de las nutrias ("oTiranhar')
12 1,
las dueñas del fuego; o sea, en relación con los mitos ge acerca del origen
¡FUEGOI del fuego (M, R M12):
1.1.1 jaguar -+ "erironñas"
Conviene detenerse un momento en la transformación 1.2.1, cuya validez
parece a primera vista discutible. En efecto, si sustituimos las nutrias por
pescado por ser éstas amas de aquél, esto implica que los cerdos son susti-
tuidos por la carne en virtud del mismo principio: hace falta pues que los cerdos
salvajes no sean sólo "carne", como hasta el momento nos hemos contentado
con admitir, sino también _y de manera análoga a las nutrias- amos de la
comida, llegado el caso amos de la carne. Ahora bien, ¿cómo podrían Jos
cerdos hallarse a la vez simultáneamente en posición de alimento y de amos
de dicho alimento?
Con todo, la etnografía verifica esta exigencia a priori del análisis formal.
Por lo que toca a las ariranhos, ante todo por M 21, donde estos animales
ITABACO I desempeñan efectivamente el papel de dueñas de los peces, y además por el
MUNDURUCU. CARIRI TOBA,MATAKO,TERENO uso que hacen los Bororo de una planta mágica llamada "de la aríranho":
Ipíé uícrúbo. con la que se frotan las redes para asegurar una pesca fructuosa
(BORORO) ( BORORO) (E. B.. vol. 1, pp. 64~-644).
FIG. 7, Mitos de la carne, el fuego y el tabaco. La planta correspondiente, controlada por los cerdos salvajes (jugo, es Dico-
tyles labiatus; a Dicotyles torquatus lo llaman jui), se llama en bororo jug-o-
NOTA: Para obtener las transformaciones bororo se aplicarán las reglas si-
dogé elrnejéra uiorúbo; "planta que gula, que dirige una manada de cerdos
salvajes", Es la palmera acur¡ (AUalea speciosa), cuyos frutos gustan a los
guientes:
cerdos, así que los jefes indios desparraman las hojas por el pueblo "para que
fuego ~ agua IUS sometidos los obedezcan como los cerdos salvajes obedecen a su jefe" (E. B.,
'Vol. 1, p. 692). Si la nutria es heterónoma, dueña de otra especie que no es
puesto que: a) el desanidador de pájaros de ~fl es un amo del agua la suya, el cerdo por su parte es autónomo, puesto que manda a su propia
celeste, extintor de los fuegos de cocina; b) el tabaco tiene su origen especie. Es concebible por lo tanto que el pensamiento indígena pueda po"
en el agua terrestre, residencia de los peces (M 27 ) . nerlo a la vez como carne y como dueño de la carne.
112 SONATA DE LÓS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 113

En apoyo de la pareja de oposiciones ariranha/c.erdo salvaje, se tendrá tamo Se quedaba inmóvil entonces para contemplarla y reanudaba la
bién en cuenta que en M 2 1 los hombres se transforman en cerdos por haber marcha.
devorado indistintamente la pulpa de los frutos y las espinas, en tanto que El cazador pasó la noche en el árbol y volvió al pueblo al día si-
las ariranhas tienen la reputación de comer nada más la carne de los peces guiente. Relató la aventura a su hermano pequeño, que le suplicó
grandes, dejando la cabeza y las espinas (Ihering. vol. 32, p. 373). Un mito que le permitiera acompañarlo a fin de ver "semejante mujer, ca-
de la Ouayana explica detenidamente por qué la nutria consume el cuerpo del paz de atrapar y devorar tantos peces". -No, respondió el mayor.,
cangrejo y desdeña las pinzas (K. G. 1, pp. 101-102). pues siempre te estás riendo y podrías reírte de ella. Pero el menor
prometió estarse serio y el hermano se dejó convencer.
Llegado al arroyo, el hermano mayor subió a su árbol, que estaba
un poco apartado de la ribera; para nada perder del espectáculo,
e) LA CIVILIDAD PUERIL el menor se empeñó pertinazmente en instalarse en un árbol mejor
colocado y se sentó en una rama que se prolongaba sobre el agua.
Hemos establecido la existencia de una relación de simetría entre los La mujer no tardó en aparecer y reanudó su operación.
cuñados del grupo ge. Esta simetría se manifiesta también de otra ma- Cuando pasa por debajo del hermano menor, distingue su som-
nera. bra reflejada en el agua. Intenta atraparla, fracasa y se obstina.
Un hombre le pide al hermano menor de su mujer que trepe hasta un "Hundía la mano con presteza, primero aquí, luego allá, haciendo
nido para atrapar pájaros que codicia. En vez de cumplir, el chico da a gestos tan estrambóticos, cabriolas tan ridículas, que el muchacho
su cuñado la sombra en vez de la presa. En efecto, y según las versiones, que estaba precisamente encima no pudo contener la risa viendo
aquellas vanas tentativas de coger la sombra en vez de la presa.
no osa coger la presa, o bien en vez de pájaros tira al suelo huevos que
Reía y reía sin poder parar".
se estrellan, o tira si no, en vez de huevos, piedras que hieren a su cuñado. Entonces la mujer levantó los ojos y descubrió a los dos hermanos;
Cuando aparece su segundo "cuñado" -el jaguar-e, el héroe adopta ordenó descender al menor pero éste no quiso. Furiosa por haber
ante él una conducta doblemente inversa. Primero no deja al jaguar sido ridiculizada, la mujer envió hormigas venenosas (Eciton sp.)
encarnizarse en su sombra dibujada en el suelo: en lugar de burlarse de al ataque; picaron y mordieron tan fuerte al chico, que para esca-
los esfuerzos ridículos de la fiera, se deja ver. Y cuando el jaguar le pre· par de ellas tuvo que tirarse al agua. La mujer lo cogió y se lo
gunta qué hay en el nido, contesta la verdad y dos veces (puesto que hay comió.
dos pájaros) le entrega la presa. Acto seguido capturó al mayor y lo metió en su cesto bien ce-
Vamos a demostrar que si el jaguar no se lo come sino que, más aún, rrado. Vuelta a su choza dejó el cesto y prohibió a sus dos hijas
le comunica las artes de la civilización, es porque ante él se abstiene el tocarlo.
Pero no bien se dio media vuelta, las hijas se apresuraron a abrir-
héroe de ser burlón y embustero, y más precisamente porque se abstiene lo. Les encantaron el aspecto físico del héroe y sus talentos de caza-
de reírse. dar. La verdad es que las dos se enamoraron de él, y la menor lo es-
Numerosos mitos americanos lo atestiguan: no hay situación más conde en su hamaca.
risible y, más propia para cubrir a alguien de ridículo que la del perso- Cuando la ogresa se dispone a matar y comer a su prisionero las
naje que suelta la presa para echarse sobre la sombra o que se empeña muchachas confiesan su falta. La madre consiente en perdonar a
en coger la sombra en lugar de la presa. Como corroboración tenemos este yerno imprevisto a condición de que pesque para ella. Pero
aquí un mito de los Warrau de la Guayana, suficientemente explícito sea cual sea la cantidad traída, la ogresa devora todo menos dos
para quedar contentos, tanto más cuanto que los demás elementos del pescados. Y el héroe se agota con aquel trabajo hasta el punto de
mito serán más tarde conectados con los que se van a extraer de mo- caer enfermo.
La muchacha más joven, convertida en su esposa, consiente en-
mento: tonces en fugarse con él. Un día él informa a su suegra que ha
M 2 8 • Warrau: origen de las estrellas. dejado como de costumbre el producto de la pesca en su piragua
y que tendrá ella que ir por él (pues un pescador no puede caro
Había una vez dos hermanos, el mayor de los cuales era un gran gar en persona el pescado, por miedo de perder su suerte). Pero
cazador. Cada día se alejaba un poco más persiguiendo la caza, de ha apostado un tiburón (o un cocodrilo) debajo de la piragua; la
modo que en una ocasión llegó a un arroyo que nunca había visto. ogresa es devorada.
Trepó a un árbol de la orilla para acechar a los animales que irían La hija mayor descubre la muerte, afila su cuchillo, persigue al
a beber. Súbitamente vio una mujer que se acercaba chapoteando culpable. A punto de ser alcanzado, éste ordena a su mujer subir
y cuya conducta le intrigó. Cada vez que hundía la mano en el a un árbol y trepa tras ella. Pero no con suficiente velocidad, sin
agua sacaba dos peces, y también cada vez se comía uno y metía embargo, para impedir a su cuñada cortarle una pierna. El miem-
el otro en un cesto. Era una mujer muy grande, un ser sobrenatu- bro se anima y se convierte en la Madre de los pájaros {T'inamus
ral. Llevaba en la cabeza un" calabaza que de cuando en cuando sp.) Siempre se ven en el cielo nocturno la mujer del héroe (las
se quitaba y echaba al agua, dándole vueltas como a una peonza. Pléyades) ; más abajo está él (las Híades) y aún más abajo la pier-
114 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 115

na cortada (el cinturón de Orión) (Roth 1, pp. 26~-265; para una adentro y devorada por un pez); por otro lado, un personaje masculino
variante lejana, d. Verissimo, en: Coutinho de Oliveira, pp. 51.53) . temperante (al principio del mito se abstiene de reír; al final abastece
a la ogresa de comida que él no prueba, o casi) y en posición "celeste"
Este mito merece que se le preste atendón por varias causas. (al principio del mito, instalado en la rama de árbol alto; al final trans-
Por principio de cuentas. está estrechamente emparentado con otros formado en constelación) .
mitos que ya han sido examinados: el bororo del origen de las enferme- Esta triple oposición entre macho y hembra. arriba y abajo, moderado
dades (Mil)' cuya heroína, golosa de pescado también y "ogresa" a su e inmoderado, constituye la armadura de otro grupo de mitos que es in-
manera, será desmembrada como lo es aquí el héroe, culpable de la muer- dispensable traer a cuento antes de seguir adelante. Se refieren al origen
te de la ogresa. Tenemos pues tres motivos comunes aunque diferente- de las mujeres.
mente distribuidos: el de la ogresa, el de los peces y el del desmembra-
miento. La ogresa warrau es asimismo pariente del ogro de los mitos api- M 29 • Sherenté: origen de las mujeres.
nayé (M.) y mbya-guaraní (Md, que captura un héroe subido a un ár-
bol (versión robya) y lo encierra en su canasto para comérselo en CODl- En otros tiempos las mujeres no existían y los hombres practica-
pafiía de sus dos hijas. Por fin, otros mitos tocantes al tema de la alian- ban la homosexualidad. Uno de ellos se encontró embarazado y,
za entre jaguares y humanos contienen el motivo del prisionero escon- como no estaba en condiciones de parir, murió.
dido del que se enamoran las hijas del "ogro". Un día algunos hombres vislumbraron, reflejada en el agua de
Desde un punto de vista formal el mito warrau hace resaltar una pro- un manantial, la imagen de una mujer que estaba escondida en lo
alto de un .árbol. Durante dos días trataron de apresar el reflejo.
piedad del pensamiento mítico a la que con frecuencia tendremos oca- Por último un hombre alzó la vista y vio a la mujer; la hicieron
sión de recurrir en nuestras interpretaciones. Se recordará que el proce· bajar, pero como todos los hombres la codiciaban, la cortaron "en
der de la ogresa descrito al principio del mito consiste en pescar cada vez pedazos que se repartieron. Cada quien envolvió su trozo en una
dos peces, de los que se come uno y conserva el otro. Es verosímil que hoja y metió el paquete en un intersticio de la pared de su choza
esta notable conducta no tenga más función que prefigurar la que se- (como es costumbre hacer para poner un objeto a resguardo). En-
guirá la ogresa hacia sus dos víctimas humanas: devora al uno y echa el tonces salieron a cazar.
otro al cesto. De modo que el primer episodio no basta por sí mismo. Al retomar hicieron que los precediera un explorador que ad-
Es introducido a manera de molde donde fraguará la materia del siguien- virtió -y se lo participó- que todos los pedazos se habían vuelto
te episodio, que sin ello hubiera podido quedar demasiado fluida. Que mujeres. Al puma (Felis concolor), que había recibido un trozo
no es el ogro sino el mito el que insiste en que sean tratados de manera de pecho, le tocó una guapa mujer: una flaca a la sariema (Caria-
ma cristnto, Microdact'jlus cristatus), que había tirado demasiado
diferente un hermano discreto y uno desvergonzado: sirven lo mismo de su pedazo. Pero cada hombre obtiene una mujer y de alli en
para satisfacer el apetito de un ogro, como no se trate precisamente de adelante cuando salían de caza llevaban a sus mujeres con ellos
un ogro maniático cuyos tic sean imaginados por el mito con el exclusi- (Nim. 7, p. 186).
vo objeto de conferirles retrospectivamente un sentido. Así que este ejem-
plo subraya con claridad el carácter de totalidad organizada que ofrece Este mito proviene de una de las tribus ge que nos han permitido
todo mito, donde el desenvolvimiento del relato explica una estructura constituir el grupo de los mitos sobre el origen del fuego. Pero el Chao
subyacente independiente de la relación entre el antes y el después. co ofrece toda suerte de variantes entre las cuales, a pesar de la distancia,
Por último -y sobre todo-e la situación inicial planteada por el mito es la de los Chamacoco está asombrosamente cerca del texto sherenté:
la misma del desanidador de pájaros: héroe bloqueado en un sitio ele-
vado. árbol o roca, y descubierto por un "ogro" real o presunto cuando
M 30 • Chamacoco: origen de las mujeres,
lo traiciona la sombra que proyecta debajo de sí. Las diferencias pueden
entonces enunciarse como sigue. En un caso la elevación del héroe es Estando enfermo. tumbado en su hamaca, un joven entrevió la
voluntaria: se mofa del ogro cuando éste ataca su sombra: al fin sirve vulva de su madre, que había subido al techo de la choza para re-
de alimento al ogro o (si no se ha burlado) debe alimentarlo con pes- parar la cubierta. Inflamado en deseo esperó que volviese y la
cado, alimento acuático. En el otro caso su elevación es involuntaria; se violó. Luego se dejó ir y le reveló el secreto de las máscaras, que
guarda de burlarse: y es alimentado por el ogro con piezas de caza,ali- ella comunicó a sus compañeras, no obstante que las mujeres de-
mento terrestre (después de haberlo él mismo alimentado de pájaros. ali- bieran ignorarlo.
mento aéreo). Cuando los hombres se dieron cuenta mataron a todas las mu-
jeres menos a una, que trasformada en ciervo logró escapar. Pero
El mito warrau saca, pues, a escena por una parte un personaje Ieme- les costaba resignarse a realizar ellos los trabajos femeninos.
nlno, glotón, y en posición "acuática" (al principio del mito, chapoteando Un día pasa un hombre debajo del árbol al que está encaramada
en el agua y comiendo pescado: al final arriesgándose demasiado agua la superviviente. Ella escupe para llamarle la atención. El hombre
116 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 117

intenta trepar al árbol pero se 10 impide el pene en erección; re- plicar el origen de las mujeres, sino también su diversidad: por qué son
nuncia, no sin haber inundado el tronco de espenna. Llegan los jóvenes o viejas, gordas o delgadas, bonitas o feas, y hasta por qué las
otros hombres, consiguen llegar a la mujer desde los árboles veci- hay tuertas. El isomorfismo así afirmado entre la diversidad (externa)
nos. La violan, la hacen pedazos, que al caer embeben la esperma de las especies animales y la diversidad (interna) de la porción Ieme-
derramada. Cada hombre se lleva a casa un pedazo. Entonces se nina de una especie particular no carece de sabor ni de significación.
van todos a pescar. Hay que notar por último que el mito precedente recuerda por partida
Dos chamanes enviados como exploradores pretenden, uno pri- doble los peligros que acechan la vida humana, bajo las formas de las
mero y después el otro, que los buitres han devorado los pedazos
serpientes venenosas y la mortalidad infantil. Ésta proviene de que Pa-
de mujer. Los indios vuelven entonces al pueblo, que encuentran
poblado de mujeres y de niños. Cada quien obtiene la esposa sur- loma fue la primera en quedar encinta a causa de las disposiciones amo-
gida de su pedazo. Los trozos de muslo habían dado mujeres gor- rosas de su marido; pero los palomos tienen una salud precaria. Volveremos
das; los dedos, delgadas (Métraux 4, pp. 113-119). a hallar este tipo de problema cuando discutamos el que concierne a la
vida breve en el mito apinayé del origen del fuego (M 9 ; d. más adelan-
y aquí están ahora otras dos versiones del Chaco: te, pp. 149-165).

1\-1 3 1 , Toba-Pilaga: origen de las mujeres. M 32 . Matako: origen de las mujeres.


En otro tiempo Jos hombres acostumbraban cazar y poner su En otro tiempo los hombres eran animales dotados de habla.
provisión de caza sobre los techos de las chozas. Un día que esta- No tenían mujeres y se alimentaban de pescado que pescaban en
ban ausentes, las mujeres bajaron del cielo y robaron toda la carne. enormes cantidades.
El incidente se reprodujo al siguiente día y los hombres (que igno- Un día descubrieron que les habían robado las provisiones y de-
raban la existencia de las mujeres) pusieron a Conejo al acecho. jaron un loro de guardia. Encaramado a un árbol, vio mujeres que
Pero Conejo durmió todo el tiempo y la carne asada fue robada. descendían del cielo deslizándose por una cuerda. Comieron todo
Al día siguiente Loro quedó de guardia escondido en un árbol y lo que pudieron y se durmieron a la sombra del árbol. En vez de
vio a las mujeres, que tenían vagina dentada. Silencioso e inmó- dar la voz de alarma, como se le había ordenado, el loro se puso
vil primero, Loro tiró un fruto del árbol a las mujeres que se da- a tirar ramitas a las mujeres, que despertaron y descubrieron el
ban un festín abajo. Las mujeres empezaron por acusarse una a pájaro. Lo bombardearon con granos, uno de los cuales le dio en
otra, mas al descubrir a Loro se lo disputaron como marido. In- la lengua, y desde entonces la tiene enteramente negra.
tercambian proyectiles, uno de los cuales se extravía y corta la len- La iguana oye el ruido del combate y alerta a sus compañeros,
gua de Loto. Mudo, reducido a expresarse por gestos, no puede pero como lo tienen por sordo se niegan a escucharlo. Por lo que
hacer entender a los hombres lo que ha pasado. al loro toca, se ha quedado mudo.
Le toca a Gavilán montar guardia; cuida de tener dos bastones Al día siguiente el lagarto monta la guardia pero las mujeres lo
arrojadizos. El primero no da en el blanco y hace que las mujeres capturan y le arrancan la lengua. Helo aquí mudo también. Los
lo descubran pero, aunque disputan aún para ganarlo como marido hombres discuten entre sí y confían la guardia del pueblo al gavi-
y después intentan matarlo arrojándole proyectiles, Gavilán consi- lán, que las mujeres no ven porque el color de su plumaje se con-
gue con el segundo bastón cortar una de las dos cuerdas que las funde con el del tronco del árbol en que está encaramado. El ga-
mujeres usaban para bajar del cielo y volver a subir (una cuerda vilán da la alarma: bombardeado de proyectiles por las mujeres,
para las mujeres guapas, otra para las feas). Varias mujeres caen, consigue no obstante cortar la cuerda. Desde entonces los hombres
se clavan en tierra, no sin que Gavilán haya capturado dos para tuvieron mujeres (Mérraux 3, p. 51).
su uso.
Llama entonces a sus compañeros. S610 Iguana lo oye, pero como El final del mito matako, como el del mito toba, explica por qué al-
tiene orejas pequeñísimas, los demás hombres se niegan a admitir
gunas mujeres quedaron tuertas a causa de una maniobra falsa del arma-
que su oído pueda ser más fino que los de ellos. Por fin Gavilán
consigue ser oído ... dillo cuando escarbó en el suelo para sacar las mujeres que se habían
Armadillo extrae las mujeres de la tierra y las distribuye entre clavado en él al caer, )' también cómo los hombres quitaron a las muo
sus compañeros (Métraux, 5) pp. 100-103). [eres las vaginas dentadas. Métraux (5, pp. 103-107) ha estudiado breve-
mente la distribución de este mito, que va de la Argentina a la Guayana.
En la última parte, que hemos abreviado mucho, el mito explica cómo ,Al norte de los Sherenté, cuya versión hemos resumido, es conocido en-
los hombres oh tuvieron las vaginas den Ladas y cómo varias especies ani- tre los Carirí y los Arawak de la Guayana (Martín de Nantes, p. 232;
males adquirieron sus caracteres distintivos. No hay que olvidar, en Farabee 1, p. 146).
efecto, que en los tiempos míticos los hombres se confundían con los La versión carirf no contiene el motivo de la mujer "celeste", sino
animales. Por otra parte los mitos de este grupo no sólo pretenden ex- que se aproxima a la versión sherenté haciendo nacer las mujeres de los
118 SONATA DE WS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 119
pedazos de una víctima sacrificada. La versión taruma de Farabee está tre cielo y tierra, que se hacen los sordos). En los dos casos la disyun-
invertida en relación con las precedentes, puesto que en un principio las ción ocurre entre individuos machos e individuos hembras, pero en un
mujeres están en una posición baja, pescadas por los hombres (por lo caso se trata de maridos virtuales y de mujeres que no han procreado
tanto acuáticas en vez de celestes); en compensación, posee en común aún, y en el otro de madres e hijos (los padres no figuran, en este mito
con las versiones argentinas el motivo de los guardianes embaucadores de los Bororo matrjlineales, más que "para no olvidarlos"). En el Chaco
o negligentes. Otrora vecinos meridionales de los Bororo, los Caduveo la disyunción representa la situación inicial y se resuelve al fin en con-
cuentan (Mss) que el demiurgo ha sacado la humanidad primitiva del junción. Entre los Bororo es la conjunción la que representa la situación
fondo de un lago. de donde los hombres saHa¡n clandestinamente para inicial y que finalmente se resuelve en disyunción (extrema, por lo de-
robarle su pescado hasta que un pájaro. puesto de centinela. dio la alar- más: estrellas de un lado, animales de otro). Siempre uno de los polos
mar luego de que anteriormente varios se durmieron (Ribeiro 1, pp. 144- de la oposición se caracteriza por la glotonería (las mujeres celestes en
145). Esta versión aberrante parece como un testimonio de una "falla" el Chaco; los niños estelares de los Bororo) y el atto por la moderación
mitológica que pasara entre las tribus del Chaco y los Bororo, para los (los hombres que voluntariamente economizan la carne o el pescado: las
cuales el mito se reconstituye con todos sus caracteres estructurales, pese mujeres que involuntariamente escatiman su grano). Anexo se hallará
a un diferente contenido, y aunque la posición de las mujeres esté in- el cuadro de las transformaciones.
vertida (ver más arriba, p. 106):
Sería interesante estudiar este grupo por sí mismo, o hacerlo punto de
partida para un estudio más general, que conducirla a algunos de 101 mi-
M u ' Bororo: origen de las estrellas. tos que hemos abordado con otro sesgo. Hemos visto que el mito bororo
Las mujeres se habían ido a recoger maíz pero no lograban hacer del origen de las estrellas (M S4) está estrechamente emparentado por su
una buena recolección. Llevaron entonces a un niño pequeño que estructura al mito carirí del origen de los cerdos salvajes (M 2G) que, en
descubrió mazorcas numerosas. Trituraron el maíz en el sitio mismo la perspectiva que usábamos entonces, parecía ocupar Una posición mar-
para hacer galletas y pasteles destinados a los hombres cuando vol- ginal. M 34 exhibe también simetría directa con M 28 , en función de una
vieran de la caza. El niño robó una prodigiosa cantidad de granos oposición que les es propia entre el "poblamiento" del cielo (por las
y los ocultó en tubos de bambú que llevó a su abuela, rogándole constelaciones) y el de la tierra por las especies animales. Por su parte
que hiciera un pastel de maíz para sus camaradas y para él.
Así lo hizo la abuela, y los niños se regalaron. Luego, para ocul- los mitos toba y matako (MSl' M S2) remiten al mito mundurucú sobre
tar el latrocinio le cortaron la lengua a la vieja, después a un gua- el origen de los cerdos salvajes (M16) por mediación del armadillo toro
camayo doméstico, y libertaron a todos los que se estaban criando pe (que también interviene en el mito kayapó sobre el mismo terna, M I 8 ,
en el pueblo. en la persona de O'oimbré); y también a los mitos bororo de la primera
Temiendo la cólera de sus ¡arientes, huyeron al cielo trepando parte (M 2 , M.) , donde los armadillos desempefian un papel simétrico del
~r un bejuco nudoso 'que e pájaro mosca había convenido en que tienen en el Chaco y entre los Mundurucú: sepultureros de mujeres.
fijar. en vez de estar predispuestos a su exhumación.
Mientras tanto las mujeres vuelven al pueblo y buscan a los ni- A estas transformaciones responden otras, cuya armadura está forma-
fios. En vano interrogan a la vieja y al loro, privados de lengua.
Una de ellas ve el bejuco y la fila de niños que van trepando. És~ da por un sistema conjunción/disyunción que funciona en dos niveles:
tos permanecen sordos a las súplicas, y hasta se apresuran. Las uno de proximidad (hombres y mujeres), de alejamiento el otro (arri-
madres consternadas trepan tras ellos pero el ladrón, que era el úl- ba y abajo) :
timo de la fila, corta el bejuco en cuanto llega al cielo: las mujeres
caen y se destrozan en el suelo, donde se convierten en animales y
bestias feroces. Como castigo por su mal corazón, los niños, transo Toba-Matako
formados en estrellas, contemplan cada noche la triste condición Warrau (M za) Sherenté-Chamacoco Bororo (M at)
(M...,,) (M ....,,)
de sus madres. Lo que se ve brillar son sus ojos (Colb. J~ pp. 218·
219) .
Cielo
Con el mito warrau partimos del origen de las estrellas. Ya estamos
Cielo
(estrelfas) ?' Cielo » (estreBas) ?'
de vuelta. Por otra parte, y como en los mitos del Chaco, la persona
que estaba de guardia en el pueblo -la abuela en este caso- es vuelta o,," o,," A?,
muda (al mismo tiempo que el loro, animal doméstico para los Bororo) ~ A?, A?, 0'><
Este mutismo se relaciona con la sordera, sea de animales mediadores
(guardianes del pueblo o exploradores) , sea de términos polares pero de
todas maneras en situación de mediadores (los niños a medio camino en- Agua ...... '>< Tierra \t. Tierra ..... '><
SONATA DE LOS BUENOS MODALES 121
:a
•I Este cuadro plantea dos problemas; 1) ¿Hay conjunción en el mito wa-
rrau, disyunción en el mito sherenté, y cuáles? 2) El mito bororo, que
~ parece doblemente disyuntivo, ¿es conjuntivo en otro plano?
Nos arriesgaremos a sugerir que, a pesar de las apariencias, la conjunción
existe efectivamente en los mitos warrau y bororo, y la disyunción en el
mito sheren té.
+ Si la conjunción no es inmediatamente perceptible en el mito warrau
es porque se encuentra, en cierto modo. interiorizada a beneficio del polo
celeste exclusivamente, en el que marido y mujer quedan en lo sucesivo
aproximados por la contigüidad natural de las constelaciones enumera-
·8 das: Pléyades, Híades, Orión.
ee
.~
...
""
:::
~
Toda disyunción parece ausente del mito sherenté, en el que las rela-
ciones entre cielo y tierra no se traen a cuento directamente. Pero su
,...;ci disyunción, provocada en los demás casos, queda reemplazada por una
disyunción evitada, sobre un eje que, de vertical, pasa a ser horizontal:
se trata, en efecto, de la disyunción de las mujeres, riesgo al que se
expondrían los maridos si se separaran de ellas; por eso -precisa el tex-
to- cuidan de llevarlas a la caza.
Esta última interpretación parecerá frágil acaso, pero no obstante es
validada por el mero hecho de que baste con invertir el esquema para des.
_ u cubrir la conjunción faltante en el mito bororo: conjunción implícita
o pero simétrica de la disyunción explícitamente rechazada por el mito
'" 0"
s.:;; sherenté. Consiste aquí en la transformación de las mujeres en piezas
o~
"
"

u de caza (en vez de en compañeras de caza), igualmente solidarias de sus

u
'" '" esposos cazadores, pero en el antagonismo y no ya en la colaboración.
A u AU u A Ya hemos encontrado otros ejemplos de esta transformación, que parece

u
t A
t uA
tt
A
t
A
t
u
t típica de la mitología bororo.
Si no llevamos más adelante el análisis de estos mitos es porque hemos
recurrido a ellos para cumplir una misión accesoria en la demostración.
<1 o o o o <1 Ahora, las transformaciones míticas requieren dimensiones múltiples que
lo. 11 11 11 11 /1 no pueden explorarse todas al mismo tiempo. Sea cual sea la perspectiva
o <1 <1 <1 <1 o que se adopte, ciertas transformaciones pasan a segundo plano o se pierden
en la distancia. S610 se columbran intermitentemente, confusas y revuelo
o taso A pesar de la seducción que ejercen, es necesario, so pena de perderse,
4' imponerse como regla metódica seguir siempre el mismo camino, sin
desviarse nunca mucho tiempo del trazado inicialmente.
o o o o
o
"
°0
]
u
"
°0
o •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• _ •••••••••••••••••• _
"
°0
• • • • • • • • • • • • • _ . _ • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •, ••
Hemos introducido este grupo de mitos sobre el origen de las mujeres con
un fin preciso: obtener una serie de transformaciones que permitan elu-
cidar la conducta de un héroe, calificado de antemano en lo tocante a
~ ~~ ~ ~-;a

....
<1 o~
._.~ t [;'"
~e: . ~
o~
~ _. ~~. §lJ [;'"
.
10 alto y lo bajo, frente a un peligro que proviene del polo opuesto al
que ocupa.
El héroe se encuentra, pues, en situación de presa virtual, y los como

. ., •
portamicntos de que dispone en semejante coyuntura pueden clasificarse
de la siguiente manera:
::i ::i :;¡f
1. El héroe se deja descubrir, pasivamente o activamente; en el segundo
122 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 123
caso hace una seña a su antagonista. Es la. conducta del desanidador
de pájaros. M.. MS(I-3l M"
2. El héroe se niega a cooperar y se abstiene cuidadosamente de hacer (warrau. (Chaco. (Bororo,
señas: es el caso de la primera mujer en el mito sherenté. A su comporta· origen de las origen de las origen de las
miento se opone. solamente en apariencia, el de su homólogo chamacoco, estrellas) mujeres) estrellas)
cuyo acto de escupir tiene mucho más valor de burla que de ofrecimien- Comunicación (+)
to: en efecto, también ella se niega a cooperar con los hombres que ín- + + -
tentan en vano alcanzarla; ni siquiera se deja conmover por su condición
No comunico (-) -
fisiológica.
J. Voluntariamente o no, el héroe actúa como provocador: se echa a Moderado (+) - - -
reír como el hermano desvergonzado del mito warrau; tira frutos o ramio Inmoderado (-)
tas para molestar al antagonista, como el loro de los mitos toba y matako;
se pone a despertar su deseo y se niega a satisfacerlo, como la mujer lQué significación atribuye, pues~ el pensamiento mítico a estos como
chamacoco.
portamientos opuestos?
Casi todos los mitos traen a cuento al menos dos de estas conductas.
Si los pájaros al acecho, de los mitos del Chaco. son descubiertos. es sin
duda en razón de su conducta indiscreta. pues provocan a las mujeres d) LA RISA REPRIMIDA

dormidas o embotadas por la digestión. Alertadas. invitan al loro a jugar.


o lo atacan, y le cortan la lengua. Al contrario. los pájaros que otean El mito warrau (M2!I) sugiere que las aventuras del desanidador de pája-
bien se guardan de entablar conversación: el buitre silba, el águila sabe ros (M., a M 12) habrían podido tomar otro sesgo. También él es un
guardar silencio en el momento oportuno. niño; ~qué habría sucedido si, como su homólogo warrau ante la ogresa,
Por otra parte los malos centinelas -doro, iguana- no logran avisar hubiese sido acometido por la risa descomedida al ver al jaguar intentando
a sus compañeros: ya por ser sordos (no les creen: ~cómo podrían haber vanamente atrapar su sombra?
oído?) ~ ya por mudos (y así incapaces de hacerse oír). O bien, en el caso Toda una serie de mitos concernientes a la risa y a sus consecuencias
de los chamanes enviados como exploradores por los antepasados chama- fatales confirma que la peripecia es plausible, y permite entrever cuáles
coco, porque son engañadores o testigos infieles. hubiesen sido las consecuencias.
Según un cuentecillo bororo (M 8II) . el loro que hace km, km, km
sería un niño, humano. transformado por haber tragado, sin mascarlos, MM. Toba-Pilagd: origen de los animales.
frutos asados entre las cenizas y quemantes todavía (Colb. 3, p. 214).
También en este caso la mudez es un resultado de la incontinencia. El demiurgo Nedamik somete los primeros seres humanos a una
~Cuál es, en efecto, la sanción de la conducta del héroe en todos estos prueba haciéndoles cosquillas. Los que se ríen se convierten en
mitos? Hay dos. Por una parte los hombres obtienen las mujeres. que no animales terrestres o acuáticos: los primeros. presa del jaguar; los
segundos, capaces de escapar de él refugiándose en el agua. Los hom-
poseían. Por otra, la comunicación entre el cielo y la tierra es rota, por bres que saben mantenerse imperturbables se transforman en ja-
culpa del animal que se abstiene de comunicar o. más exactamente. guares o en hombres cazadores (y vencedores) de jaguares (Mé-
que se abstiene de esos abusos de la comunicación constituidos por la traux 5, pp. 78-84).
mofa o el hacer rabiar. o bien -como lo demuestran las heroínas she-
renté y chamacoco que serán despedazadas- que consisten en dejar tomar M3't. Mundurucú: el yerno del jaguar.
la sombra por la presa. de manera contraria al comportamiento del des-
anidador de pájaros. Un ciervo se casó con la hija de un jaguar, sin darse la menor
Así la armadura puede reducirse a una doble oposición, por una parte cuenta por lo demás, pues en aquella época todos los animales
entre comunicación y no comunicación, por otra entre el carácter modera' tenían fonna humana. Un día decide ir a visitar a sus suegros.
do o inmoderado atribuido a una y a otra (ver cuadro en la p. siguiente). Su mujer lo pone en guardia: son malos y querrán hacerle cos-
Ya estamos por fin en condiciones de definir la conducta del desanida. quillas. Si el ciervo no puede contener la risa. será devorado.
El ciervo sale airoso de la prueba pero comprende que sus suegros
dar de pájaros. Cae a iguales distancias. entre dos conductas desastrosas son jaguares cuando éstos traen un ciervo que han matado estando
por su inmoderación (positiva o negativa): sea provocar o burlarse del de caza y se sientan a la mesa para comérselo.
ogro que toma la sombra por la presa~ sea negarse a comunicarse con él Al día siguiente el ciervo anuncia que va a cazar, y trae como
mostrándose sordo o ciego. es decir, insensible. pieza un jaguar muerto. Les toca a los jaguares aterrarse.
124 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 125

Desde entonces el ciervo y los jaguares se espían mutuamente. las deyecciones de los murciélagos que se colgaban de la bóveda.
"¿Cómo duermes?", le pregunta el jaguar a su yerno. -"Con los ojos Las paredes estaban enteramente adornadas con pinturas y dibujos.
abiertos -cresponde éste-e, y velo con los ojos cerrados. ¿Y tú?" Los huéspedes acogieron al hombre con nuevas caricias; ya no
-"Enteramente al contrario." Por eso los jaguares no se atreven a podía más: tantas cosquillas le hadan y tanto reía. Cuando se le
escapar mientras el ciervo duerme. Pero en cuanto despierta, creyén- acabaron las fuerzas se desmayó. Mucho mis tarde recuperó el cono-
dolo dormido, huyen, y el ciervo escapa en dirección opuesta (Mur- cimiento, logró escaparse y volvió a su pueblo.
phy 1, p. 120). Los indios se indignaron al enterarse de los tratos a que lo habían
sometido. Organizaron una expedición punitiva y quisieron ahogar
M 3lI • Mundurucu: el yerno de los monos. con humo a todos los murciélagos mientras dormían, quemando un
montón de hojas secas en la gruta, cuya entrada habían cerrado de
Un hombre casó con una mujer-mona guaribi (Alouatta sp.) que antemano. Pero los animales escaparon todos por una salida que
tenía forma humana. Cuando CJ.uedó encinta decidieron ir a visitar había en lo más alto de la bóveda, salvo uno pequeño, que fue
a los padres de ella. Pero la mUjer previno al marido de su maldad: capturado.
no debed. reírse de ellos bajo ningún pretexto. Dio mucho trabajo educarlo en el pueblo. El animal aprendió
Los mODOS convidan al hombre a una comida de hojas de cupiuba a andar pero hubo que construirle una especie de percha, a la que
(Goupia glabra), que tienen un efecto embriagante. Enteramente por la noche se encaramaba para dormir con la cabeza colgando,
beodo, el mono padre se pone a cantar y sus expresiones simiescas cogido de los pies. Pronto murió.
hacen reír al hombre. Furioso, el mono espera a que su yerno se El guerrero indio desprecia la risa y las cosquillas, buenas si
emborrache a su vez, y lo abandona en una hamaca enganchada acaso para las mujeres y los niños (Banner 1, pp. 60·61).
en lo alto de un árbol.
El hombre despierta, descubre que está solo y que no puede des-
cender. Las abejas y las avispas lo liberan y le aconsejan vengarse. El mismo motivo aparece en la cosmología de los Guarayo de Bolivia:
El hombre coge su arco y sus flechas, persigue a los monos y los por el camino que lleva al Gran Abuelo los muertos tienen que sufrir
mata a todos, salvo a su mujer encinta. Más tarde ésta se unirá diversas pruebas, una de las cuales consiste en cosquillas que hace un
incestuosamente a su hijo; de aquella unión descienden todos los mono marimono (A teles paníscus¡ de uñas puntiagudas. La víctima que
monos guaribá (Murphy 1, p. 118). riera sería devorada (M41). Acaso por esta razón, y como los Kaya pó, los
hombres Guarayo desprecian la risa, que tienen por comportamiento
l\-h,. Arawak de la Guayana: la risa prohibida.
femenino (Pierini, p. 709 Y n. 1).
Diversos incidentes míticos se refieren a una VISIta a los monos, Este paralelismo entre mitología del Brasil oriental y mitología bolivia-
de los que no hay que reírse so pena de muerte, y al peligro que na es confirmado por un mito de los Tacana (M4~)' tribu boliviana
implica reir de los espíritus sobrenaturales o imitar su voz (Roth J. también. Se refiere a una mujer, casada sin saberlo con un hombre
pp. 146, 194, 222) . murciélago que tiene miedo a la luz. De ahí que durante el día se
ausente con el pretexto de que va a trabajar en su jardín. De tarde
Volveremos posteriormente a la transformación jaguar ~ mono. Por
anuncia su retorno tocando la flauta. Muere finalmente a manos de la
el momento la cuestión que se plantea es la de la importancia de la
mujer, irritada por la actitud de un murciélago que la miraba riendo
risa y de su significación. Hay varios mitos que permiten responder:
y en el que no reconoce a su marido (Hissink-Hahn, pp. 289-290).
Los Apinayé tienen un mito análogo al de los Kayapó, no obstante
M40. Kayapó-Gorotire: origen de la risa. que no aparezca en él el tema de la risa (M(~). Se reconoce, sin embargo,
Un hombre había quedado de jardinero mientras sus compañeros la gruta de los murciélagos y su salida en la cúspide; la conclusión, que
cazaban. Sediento, se dirigió a un manantial que conocía en el relata el triste fin del murciélago pequeño, es la misma. En la versión
bosque cercano y, cuando iba a beber, percibió un murmullo ex- apinayé los murciélagos son los enemigos de los homb:es, a los que
traño que venía de arriba. Alzó la mirada y vio un ser desconocido atacan y rompen el cráneo a golpes de hachas- ceremoniales en forma
colgado de una rama con los pies. Era Kuben-niepré, ser de cuerpo de ancla. Los animales ahumados consiguen escapar, no sin abandonar
humano pero con alas y pies de murciélago. a los hombres hachas ceremoniales y atuendos en cantidad (Nim. 5,
El ser descendió. Ignoraba el lenguaje de los humanos y se puso pp. 179-180; C. E. de Oliveira, pp. 91:92). ,.
a acariciar al hombre para manifestarle sus intenciones amistosas.
Según otro mito apinayé (Mtl) , dichas hachas hablan SIdo llevadas
Pero su ternura entusiasta se ejercía mediante manos frías y uñas
puntiagudas, y el cosquilleo arrancó al hombre la primera carcajada. por las mujeres cuando se separaron de los hombres luego de que éstos
Conducido a la caverna, parecida a una alta morada de piedras, mataron al cocodrilo que habían tomado por amante. Una de las hachas
donde vivían los murciélagos, el hombre advirtió que no había hace muchísima falta en el pueblo de los hombres y dos hermanos la
ningún instrumento o utensilio en el suelo, cubierto solamente por obtienen de su hermana (Nim. 5, pp. 177-179).
126 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 127

Quedémonos con los murciélagos. Llama la atención que en los dos Un mito análogo (M t 7) de los Kalapalo del alto Xingu transforma
mitos ge en que figuran su papel consista en "abrir" el héroe o los el episodio de la risa en el de un pedo que se tira la suegra y del que
héroes, sea haciéndole reventar de risa, sea hendiéndole el cráneo. Aunque acusa a su nuera (Baldus 4, p. 45) . O sea:
su connotación sea indudablemente siniestra, los murciélagos aparecen M'II M'7
siempre como dueños de los bienes culturales, al ejemplo del jaguar en Imputado/prohibido +
otros mitos ge. Tales bienes consisten sea en pinturas rupestrcs,e sea Arriba/abajo +
en hachas ceremoniales (d. Ryden); y tal vez en instrumentos de mú- Interno/externo +
sica en el mito tacana,
En un mito de la Guayana (M&8) una mujer es arrastrada al cielo por
M'II. Tereno: origen del lenguaje. no haberse aguantado la risa al ver unas tortuguitas que se habían puesto
a bailar (Van con, p. 486).
Después que hubo extraído los hombres de las entrañas de la
tierra, el demiurgo Orekajuvakai quiso hacerles hablar. Les mandó M •. M undurucú: la esposa de la serpiente.
ponerse en fila, uno detrás del otro, y llamó al lobíto para que les
hiciera reír. El lobo hizo toda suerte de monerías (sic), se mordió Una mujer tenía por amante una serpiente. So capa de coger fru-
la cola, 'pero en vano. Entonces Orekajuvakai llamó al sapito rojo tos de sorveira (Couma utilis} la mujer iba al bosque todos los días
que divirtió a todo el mundo con su cómico andar. La tercera y se reunía con la serpiente que habitaba precisamente en un árbol
vez que pasó a lo largo de la fila, los hombres comenzaron a hablar determinado. Se hacían el amor hasta que anochecía y al llegar el
y a reírse a carcajadas .. , (Baldus J, p. 219). momento de separarse, la serpiente hacía caer suficientes frutos para
que la mujer llenara su cesto.
Presa de la sospecha" el hermano espía a su hermana, que está
M... BOTOTO: la esposa del jaguar (parcial; ver más adelante, encinta. Sin distinguir al amante la oye exclamar entre sus retozos:
p. 173, n. 2). "¡No me hagas reír así, Tupasherebé (nombre de la serpiente) 1
¡Me haces reír tanto que me meol" Finalmente el hermano ve la
A cambio de guardar la vida a salvo, un indio había tenido que serpiente y la mata ...
decidirse a dar su hija al jaguar. Estando ya encinta y a punto de Más tarde el hijo que la mujer tuvo de la serpiente vengó a su
dar a Iuz, éste, al salir de caza, le recomendó no reír bajo ningún padre (Murphy 1, pp. 125.126).
pretexto. Poco después la joven oye la voz fea y ridícula de una
gorda larva (madre del jaguar en ciertas versiones) que intenta M",. Toba-Pílagá: la esposa de la serpiente.
así hacerle perder la seriedad. La mujer se aguanta la risa, pero por
mucho que 'hace se le escapa una sonrisa. Presa en el acto de dolores Había una muchacha cuya sangre menstrual no dejaba de fluir.
atroces, muere. El jaguar regresa a tiempo para practicar con las ulNo acabas nunca con tu regla?" -le preguntan. "Sólo cuando
ganas una operación cesárea. Extrae del cadáver y salva unos geme- está mi marido ahí." Pero nadie sabía quién era el marido. Por
los que serán los héroes culturales Bakororo e Ituboré (Colb. J, añadidura, la chica reía sin cesar.
p. 193). Se descubre al fin que la muchacha se pasa el tiempo sentada
en su choza, y precisamente encima de un agujero ocupado por su
marido, el pitón. Le ponen un cepo y lo matan. Y cuando la chica
8 Las almas de los Gorotire van a la Casa de piedra: "Hemos tenido ocasión
da a luz seis serpezuelas, las matan también. La muchacha se trans-
de visitar ese interesante lugar que se halla en las sabanas del río Vennelho. forma en iguana (Métraux 5, pp. 65-66).
Luego de horas largas y penosas dedicadas a subir a una montaña alta y llena
de guijarros, vislumbramos, sobre las copas de los árboles, los pináculos de Una observación a propósito de este último mito. El flujo menstrual
un verdadero templo del bosque, blanco y resplandeciente bajo el sol de me- de la heroína sólo cesa, por lo que dice ella, cuando su marido "está ahí",
diodía. Pero lejos de estar encantada, la 'Casa de piedra' (ken kikré) es obra o sea cuando las circunstancias hacen que esté, en cierto sentido, tapada.
de la naturaleza, excavada en una enorme roca blanca. Cuatro hileras de co- Pues las "muchachas de serpiente" ofrecen, en América del Sur, una
lumnas sostienen la bóveda, bajo la cual chillan multitudes de murciélagos, notable característica: normalmente están abiertas. La heroína de un
asodados siempre en el pensamiento indígena al men karon [sobre este tér- mito bororo ya resumido (M 2G) fue fecundada accidentalmente por la
mino véase anteriormente, p. 79]' Las paredes de las naves y de los tabiques sangre de una serpiente que su marido había muerto en la caza. Y el hijo
transversales que forman un laberinto lucen algunos dibujos que pasan por de serpiente que así concibe dialoga con ella, sale de su matriz y vuelo
obra del men karon pero que son, más sencillamente, la paciente labor de ve a entrar a voluntad (ver anteriormente, p. 107). Igual indicación en un
algún escultor primitivo. Se reconocen figuraciones del sapo, de patas de croa,
de especies de blasones cuartelados con un motivo en cruz;. ." (Barmer 2, mito tenetehara (M lS1 ) : el hijo de la amante de la serpiente abandona
pp. 4'-42). cada mañana el seno de su madre y retorna por la noche. El hermano
128 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 129
de la mujer le recomienda que se esconda y mata al hijo (\Vagley-Galvao, De este isomorfismo entre los dos mitos, que merecería estudio separa-
p. 149). Según un mito warrau (M Ú2) , es el amante mismo el que la mujer do, resulta que la risa provocada por el cosquilleo y el gemido arrancado
tL'onsporta en el cuerpo, que sólo abandona de manera intermitente, para por el picante pueden tratarse como variantes combinatorias de la aper-
subir a los árboles frutales y abastecerla (Roth 1, pp. 143-144). tura corporal y. aquí más particularmente, de la apertura oral.
La scrie mítica que acabamos de considerar permite, pues, establecer Por último, y para terminar con la risa, hay que advertir que en Améri-
un vínculo entre 1:1 risa y diversas modalidades de apertura corporal. La ca del Sur (corno en otras regiones del, mundo) ciertos mitos relacionan la
risa es apertura, es causa de apertura, o la apertura misma aparece como va- risa y el origen del fuego culinario, lo cual nos' proporciona una garantía
riantc combinatoria de la risa. De ahí que no sea sorprendente que el suplementaria de que, al extendernos sobre el tema de la risa. no nos
cosquilleo, causa física de la risa (:M3~. 37, ~O, ~l) pueda ser reemplazado por alejamos de nuestro asunto:
otras causas, igualmente físicas, de apertura corporal:
MM. T'ukusuu origen del fuego y de las plantas cultivadas
l\f~~. Tukuna: el yerno del jaguar. (parcial; ver más adelante, p. 174).

Un cazador extraviado llega a la residencia del jaguar. Las hijas En otro tiempo los hombres no conocían ni la mandioca dulce
de éste le invitan a entrar, no sin explicarle que el mono que ni el fuego. Una vieja había recibido, de las hormigas, el secreto
perseguía es su animal familiar. Cuando vuelve el jaguar, olfatean- de la primera, y su amigo el pájaro nocturno (un chotacabras.
do carne humana, su mujer esconde al cazador debajo del techo. El Caprimulgus sp.) le procuraba el fuego (que llevaba escondido en
jaguar traía un caetetu para la comida [ver más arriba, p. 87]. Lue- el pico) para que cociera la mandioca en vez de recalentarla expo-
go de hacerse presentar al hombre tembloroso de miedo, y de haberlo niéndola al sol O guardándosela en la axila.
lamido de la cabeza a los pies, la fiera se quita la piel, adopta forma Los indios encontraban excelentes las galletas de la vieja y qui-
humana y charla sin ceremonias con su invitado esperando la hora sieron saber cómo las preparaba. Ella les contesta que simplemente
de la comida. las pone a cocer al calor del sol. Divertido por esta mentira, el
Sin embargo, la mujer del jaguar advierte en secreto al cazador pájaro se echa a reír y se le ven salir llamas de la boca. Se la abren
que la carne será muy picante y que al comer no deberá parecer a la fuerza y le arrebatan el fuego. Desde aquel día los chotacabras
incomodado. Efectivamente, la comida abrasa la boca pero el hom- tienen largo el pico (Nim. 13, p. 131).9
bre consigue ocultar su sufrimiento, no sin esfuerzo. El jaguar está
encantado, lo felicita y lo pone en camino hacia el pueblo. Aunque el motivo de la risa no figure en él explícitamente, conviene
Pero el cazador se pierde, retorna a casa del jaguar, que le indica sacar ahora a colación un mito bororo que se refiere al origen del fuego
otro camino; vuelve a perderse y regresa. Las hijas del jaguar le y que nos permitirá ligar las precedentes consideraciones al cuerpo mismo
proponen matrimonio; el hombre acepta, el jaguar lo admite. de nuestra argumentación.
Un día, mucho más tarde, volvió a visitar a los suyos. Su madre
advierte que se ha tornado arisco y que su cuerpo empieza a cu- l\T¡;r;. Bororo: origen del fuego.
brirse de manchas, como el pelaje del jaguar. Acabó de pintarlo
con carbón pulverizado. Él corrió a la selva, donde sus mujeres En otro tiempo el mono era como un hombre: no tenía pelo,
humanas lo buscaron por todas partes. Nunca más se le volvió circulaba en piragua, comía maíz y dormía en una hamaca.
a ver (Nim. 13, pp. 151-152). Un día, pues, el mono navegaba en compañía del prea (Cavia
aperea) y le inquietó verle roer ávidamente el maíz que estaba
amontonado en el fondo de la piragua, pues volvían de su planta-
Gracias a dos ejes de simetría diferentes, este mito se asocia por una ción: "Detente -le dice-, vas a perforar el casco, entrará el agua,
parte -con inversión de sexos- con el mito ofaié de la mujer del ja- nos ahogaremos, no escaparás, los peces pirañas te comerán." Pero el
guar (MH) , Y por otra con el mito mundurucú (M 37 ) que se ocupa, como prea sigue royendo, y ocurrió lo que el mono había previsto. Como
éste, de un extraño vuelto yerno del jaguar. En este último caso los sexos sabía nadar muy bien, consiguió encajar la mano en las branquias
no cambian, pero se asiste a una doble transformación: de ciervo (M 37) el de una piraña, y blandiendo su presa ganó solo la orilla.
héroe ha pasado a hombre (Mr;:¡) , Y la prueba a que es sometido no con- Poco después se encuentra con el jaguar, maravillado al ver el
siste ya en cosquillas para hacerle reír (MS1) sino en un guisado condi- pez y que le pide que lo invite a comer. "Pero ¿dónde está el fue-
mcn tado para arrancarle quejas (M 53) . Además el ciervo cuida de no go", pregunta. El mono señala al jaguar el sol que desciende hacia
comerse el alimento del jaguar (que le es homólogo: carne de ciervo). 9 En Iingua geral el Gaprimulgus ("máe de; lua" -madre de luna) se
mientras que el hombre come el alimento del jaguar aunque le resulte llama urutau, yurutahv, etc., "gran boca". Un texto amazónico compara ésta
heterólogo (incomible por exceso de condimento). En consecuencia, el con una vulva (Barhosa Rodrigues, pp. 151-152), lo cual da la clave de la
hombre se identifica definitivamente con el jaguar en tanto que el ciervo equivalencia con ciertos mitos de la Cuayana tocantes al origen del fuego. que
se separa definitivamente de él. una vieja guardaba en la vagina.
130 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES I3I

el horizonte bañando la lejanía con una luz rojiza. "Allí, ¿no lo tiempo en posición excéntrica (cultura en vez de naturaleza; y alimento
ves? Ve a buscarlo." vegetal, que él mismo come, afectando a un objeto exterior, en vez de
El jaguar va muy lejos y vuelve, confesando su fracaso. "Pero alimento animal -cpescado o carne- ingerido por otro y que afecta al
no -replica el mono-o [míralo, rojo y ardiente! ¡Corre, corre pues! propio cuerpo).
IY ahora ve hasta el fuego para que podamos cocer nuestro pes- Entre los Ofaié, que en otro tiempo fueron los vecinos meridionales
cado!" Y el jaguar echa a correr. de los Bororo, el prea figura en un mito como introductor entre los
Entonces el mono inventa la técnica para producir fuego hacien-
hombres del fuego y de la cocina (papel concedido al mono, compañero
do girar un bastón apoyado en otro, y que los hombres aprendieron
después de él. Enciende un buen fuego, asa el pescado y devora del prea, en el mi to bororo) :
todo menos las espinas. Después sube a un árbol -hay quien dice
que era una jatoba- y se instala en la punta. 1'.'1 68 • Ofaié: origen del fuego.
Cuando el jaguar regresa con los pies maltrechos, comprende la
mala pasada de que ha sido víctima y se indigna. "Maldito mono, En otro tiempo la madre del jaguar era la dueña del fuego. Los
¡vaya matarlo de una dentellada! Pero ¿dónde está?" animales se pusieron de acuerdo para robar un tizón. El armadillo
El jaguar empieza por comerse los restos del pescado y busca lo intenta primero: va a donde la vieja, pretende tener frío, pide
al mono por las huellas, sin éxito. El mono silba y vuelve a silbar. Al y obtiene permiso de calentarse. Cosquillea a la vieja debajo del
fin el jaguar lo descubre, pide al mono que baje, pero éste se niega, brazo para dormirla y cuando siente que se aflojan los músculos
temiendo ser muerto a pesar de las protestas del jaguar. El jaguar coge UD tizón y escapa. Pero la vieja despierta, silba para alertar
provoca entonces un ventarrón que columpia la punta del árbol; el a su hijo el jaguar. Éste atrapa al armadillo y recupera el tizón.
mono se aferra, pronto le faltan las fuerzas y sólo se agarra con La misma desventura le ocurre al cotia, luego al tapir, al mono
una mano. "¡Vaya soltarme -le grita al jaguar-c. abre la bocal" capuchino, al mono aullador -a todos los animales, a fin de cuen-
El jaguar la abre todo lo que puede, y en ella desaparece el mono taso Le estaba reservado al prea, animal insignificante, triunfar
luego de caer rodando. Llega al vientre de la fiera. Y el jaguar donde los otros fracasaran.
gruñendo y relamiéndose el hocico se interna en el bosque. Pero el prea actúa de otra manera. Llega a la residencia del
Pero las cosas marchan mal para él pues el mono se agita de tal jaguar y no se muerde la lengua: "Buenos días, abuela, ¿cómo
manera en su vientre, que se siente incómodo. Suplica al mono que estás? He venido por el fuego." Y diciendo esto se apodera de un
se esté tranquilo: en vano. Por último el mono empuña su cuchillo, tizón, se lo cuelga al cuello y se va (compárese el matako en Mé-
abre el vientre del jaguar, sale. Despoja al jaguar agonizante de su traux 3, pp. 52-54, Y 5, pp. 109-IlO).
piel, la corta en tiras y con ellas se adorna la cabeza. Encuentra Alertado por el silbido de su madre, el jaguar quiere cortar el
otro jaguar, animado de intenciones hostiles. El mono le atrae la camino al prea; éste logra evitarlo. El jaguar se lanza a perseguirlo
atención hacia su atuendo y, al comprender así que su interlocutor pero el prea le lleva varios días de ventaja. Al fin lo alcanza, en
es un matador de jaguares, la fiera se asusta y escapa (Colb. 3, la otra orilla del Paraná. "Charlemos -le dice el prea al jaguar-e
pp. 215-217). Ahora que has perdido el fuego va a hacer falta que encuentres
otro modo de subsistir." Mientras tanto el tizón (aunque lo que
Antes de abordar el análisis de este mito fundamental 10 haremos sigue sugiere que no era más que un trozo de leño) sigue ardiendo
algunas observaciones preliminares. Es ahora el prea el compañero impru- y así "se volvía más ligero y fácil de llevar".
dente, testarudo y desdichado del mono. Perece por su glotonería que El prea es un animal engañador. Ya lo era en aquella época; por
provoca la perforación de la piragua (o sea la apertura de un objeto eso supo engañar al jaguar explicándole que ningún alimento era
más sano que la carne cruda y sangrante. "Ya entiendo -dice el
manufacturado que participa de la cultura, en lugar -d. M ú - de un
jaguar-e, hagamos la prueba" -y da al prea un zarpazo en el hocico,
cuerpo físico que participa de la naturaleza). Así el prea se coloca a dejándoselo corto, como lo sigue teniendo desde entonces. Persua-
medio camino entre los vigilantes negligentes de los mitos toba-mata- dido finalmente por el prea (responsable, por lo tanto, del peligro
ka M81, 8ll (que están tapados: dormidos, sordos o mudos), y el héroe que hoy día representa el jaguar para los hombres) de que existían
imprudente del mito warrau M28 (que estalla de risa), pero al mismo otras presas, el jaguar le imparte un curso de cocina: "Si tienes
prisa enciende un fuego, espeta la carne y ponla a asar; si tienes
ao Que se encuentra también en la Guayana en forma de vestigio, como tiempo cuécela en un horno excavado en el suelo, calentado de
un episodio entre otros, cuyo conjunto forma la gesta -más que el mito- antemano, con hojas para proteger la carne y tierra y brasas por
del héroe Konewo: al ponerse el sol Konewo estaba sentado al borde de un encima". Durante estas explicaciones el tizón acaba de consumirse
TÍo. Pasó un jaguar que le preguntó qué hada. "Parto madera para el fuego" y se apaga.
-contestó Konewo, señalando una estrella que brillaba encíma de la punta El jaguar enseña entonces al prea la técnica para obtener fuego
de un árbol muerto. Y añadió: "Ve a buscar aquel fuego para encender el por rotación y el prea se echa por el mundo encendiendo fuego en
nuestro". Partió el jaguar pero por mucho que anduvo no encontró el fuego. todas partes. El fuego se propaga hasta su pueblo, donde su padre
Mientras tanto Konewo puso pies en polvorosa (K. G. r, p. 141). y los otros habitantes hacen al prea una recepción triunfal. Entre
132 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 133

las matas se ven aún vestigios calcinados de los fuegos del prca a) UNGULADOS:
(Ribeiro 2, pp. 123-124) .
queixada (110 cm) > caetetu (90 cm)
Este mito ofaié sirve de transición, según se ve. entre el mito bororo
de la invención del fuego por el mono, compañero de un prea, y los pelo: largo corto
mitos ge del robo del fuego al jaguar por los hombres ayudados por
animales o transformados en animales. En efecto, el prea roba el fuego
hocico : largo corto
al jaguar (como los animales de los mitos ge) y, habiéndolo perdido,
enseña a los hombres la técnica de producción del fuego. lo mismo que
el mODO del mito bororo. b) ROEDORES:
Sin salir del tema del prca, se habrá advertido que el mito explica
incidentalmente por qué este animal tiene hocico corto. El punto es paca (70 cm) > agur¡ (50 cm) > prea (30 cm) > rata (Cercomy'¡
importante, pues hemos visto precedentemente (M1B) que los Kayapó
distinguen el caetetu de la queixada según la longitud del hocico. Una "hocico corto"
observación de Vanzolini (p. 160) sugiere que los Timbirá se guían por (Ofaié)
la presencia o ausencia de rabo para distinguir las especies de roedores.
Dos de estas especies figuran en los mitos que hemos examinado hasta "sin cola?» "sin cola,•.. .. .larga cola"
ahora. El prea (Cavia aperea) es el pequeño compañero del mono (M~) o (Timbirá)
el "hermanito" de los animales (MM); el cotia o agutí (Dasyprocta sp.)
vagina alar-
es el hermano menor del héroe en el mito de referencia (M 1 ) . Por otra "vagina
gada"
parte, un mito kayapó (M~; Métraux 8, pp. 10-12) habla de dos herma- redondeada,... IMundurucú\
nas, una de las cuales es convertida en mono y la otra en paca (Coe!ogenYJ
paca). De Dasyprocta sp. dice un zoólogo que "es la especie más impor- a) Caza mayor: (queixada: caetetu} : : (largo: corto) .
tante como fuente de alimento durante el año entero"; y de Coetogenys b) Caza menor: (Mono: roedores x, y): : (roedor x: roedor y): : (largo:
paca que "es una caza de las más apreciadas" (Gilmore, p. 372) . El agutí corto) .
(Dasyprocta) pesa de 2 a 4 kilos, la paca hasta 10 kilos. Sabemos por el
mito ofaié (MM) que el prea es considerado un animal muy pequeño, Desde este punto de vista podría entonces tratarse el grupo que acaba-
el más insignificante de todos. Pariente cercano del conejillo de Indias, mos de examinar como una transformación debilitada del que comprende
mide de 25 a 30 centímetros de largo, y en el sur del Brasil es desdeñado los mitos acerca del origen de los cerdos salvajes, lo cual permitiría ligar
hasta como pieza de caza (Ihering, arto "Prea"}. estos últimos mediante un nexo suplementario al grupo de mitos sobre
Al reunir todos estos elementos se sentida la tentación de establecer el origen del fuego. Por lo demás, la oposición entre caza mayor y menor
entre dos especies de roedores, o entre una especie de roedores y una es dada directamente por estos mitos. De Karusakaibé, responsable del
de monos, una relación análoga a la establecida por los mitos entre las origen de los cerdos, dicen los Mundurucú que "antes de él sólo existía
dos especies de cerdos. La oposición entre largo y corto (aplicada al
la caza menor; él hizo aparecer la caza mayor" (Tocantins, p. 86). La con-
ceptualización de la pareja queixada-caetetu bajo la forma de una pareja
hocico y al pelo de los cerdos, d. M 1e , 18 y p. 90) serviría también para
oponer dos grupos asociados por los demás: mono y prea .(M5II), mono 11 Como explica un mito yurukaré (Barbosa Rodrigues, p . .251J). Cf. también
y paca (Mllf) y, en virtud de sus posiciones parecidas en MI, MM Y Ml:l~' el nombre de la paca en lengua tunebo: bátara: "el rabón" (Rochereau, p. 70).
cotia y prea... Pero no sabemos con precisión si la oposición se funda Acerca del rabo" del agutí. Ihering observa (art. "Cutia") que es rudimentario
en los tamaños relativos, la longitud del hocico, la presencia o ausencia de y apenas visible en Dasyprocta agut; y D. azaroe. En compensación. una es-
cola. Existe no obstante, puesto que un mito mundurucú (M!J¡l) explica pecie amazónica más pequeña. D. ccoactvy, posee "una cola mejor desarrollada,
CÓmo los animales hicieron vagina a las mujeres, cuando éstas estaban larga de unos 8 centímetros. y con un pincel de pelos en la punta". Pero ya
desprovistas de ella. Las vaginas preparadas por el agutí fueron largas en una de las dos primeras especies los más tempranos observadores del Brasil
apreciaban la presencia de una "cola harto corta" (Léry, cap x). "larga sólo de
y delgadas, en tanto que las de la paca fueron redondeadas (Murphy J,
una pulgada" (Thevet, cap. x). Un cuento amazónico divide los animales en
p. 78). dos grupos: los que tienen cola (mono, agutí) y aquellos. como el sapo y el
Si la hipótesis (que aquí no pasamos de proponer prudentemente) se prea. que carecen de ella (Santa-Arma Nerv, p. :wg). La palabra baroto aki
confirmase, podría establecerse una equivalencia con los mitos del origen pie designa "todos los cuadrúpedos desprovistos de cola, como el capívara y
de los cerdos salvajes, así: el cotia" (E. B.. vol. 1, p. 44).
134 SONATA DE LOS BUENOS MODALES SONATA DE LOS BUENOS MODALES 135
de oposiciones es confirmada por un comentario de Cardus (pp. 361-
365). de inspiración manifiestamente indígena.
Esta indagación nos llevaría más lejos de lo que es posible dentro de ;'J ) ;H~;m:;lr5
aventura animal ( < ) animal «) sale
2 mono> prea demasiado
acuática de escena
los límites que nos hemos impuesto, así que preferimos demostrar el ¡ audaz (muerto)
vínculo entre los dos grupos de mitos del origen del fuego (robado al ja-
guar, o bien enseñado por el mono o el prea) 12 utilizando un método -, aventura hombre « ) hombre (> )
más directo.
'l· { 1'u"'nhrcs hombre ti > h. b terrestre demasiado sale de escena
M" timorato (vivo)
Está claro. en efecto. que el mito bororo del origen del fuego (MM) y
los mitos ge sobre el mismo tema (MT-l~) son rigurosamente simétricos
(cuadro anexo).
Si la oposición monoyprea pudiera interpretarse. tal como hemos
supuesto hipotéticamente, COmo una forma débil de la oposición queixa- mediación negativa mono-jaguar
da/caeteru, se dispondría de una dimensión suplementaria, puesto que M {"n'mal ( > ) 1) cala acuática (pescarlo) 12) el jaguar se
~~ aislado
esta segunda oposición remite a la oposición marido de hermana/hermano ofrecida y negada por el traga al mono
de la mujer, es decir, a la relación entre los dos héroes de los mitos ge. encuentro mono;
con el
Pero hay una prueba aún más convincente de la validez de nuestra
reconstrucción.
La versión kayapó-kubenkranken (M a) contiene un detalle ininteligible
en sí mismo y que sólo el mito bororo puede elucidar (M5~). Los Kayapó
M,. { hombre
M I 2 aislado
«)
jaguar
1) caza aérea (péjaros)
exigida por el jaguar y
concedida
I
mediación positiva jaguar-hombre
2) el jaguar
evita tragarse al
hombre
dicen, efectivamente, que cuando el jaguar levanta la cabeza y descubre
el héroe sobre la roca, cuida de taparse la boca. Ahora bien, el mono
del mito bororo en el momento en que va a soltarse pide al jaguar que
abra la boca, y éste así lo hace. O sea en un caso una conjunción media-
{ el mono hace que el jaguar mono, dueño mono, dueño de los objetos
tizada (y así saludable) que se opera de abajo arriba, y en el otro culturales (piragua,
una conjunción no mediatizada (y por tanto desastrosa) que ocurre de M~~ tome el reflejo (= sombra del fuego virtual
del fuego) por el fuego bastones de fuego, cuchillo)
arriba abajo. El mito kayapó se aclara así por el mito bororo: si el
jaguar kayapó no se hubiera tapado la boca con la pata el héroe habría jaguar. dueño de los
caído y hubiera sido tragado: tal es precisamente la suerte del mono M,. { el hombre no hace que el jaguar, dueño objetos culturales (arco.
bororo. En un caso el jaguar se cierra, en el otro se abre, comportándose M jaguar tome la sombra por del fuego actual leño inflamado. hilos de
u la presa
ora como los vigilantes sordos y mudos de los mitos toba-matakc (1vIm.~~). algodón)
ora como el hermano riente (en vez de devorador) del mito warrau
(Mm): aquel que, por haberse "abierto", es devorado.
Por otra parte el mito bororo sobre el origen del fuego ayuda a preci-
sar la posición semántica del mono, que cae entre la del jaguar y la del mono arriba jaguar ogro conjunción mono en el vientre
M" { jaguar abajo impuesta del jaguar
hombre. Lo mismo que el hombre, el mono se opone al jaguar; como
M.· { hombre arriba jaguar conjunción hombre sobre el lomo
12 Esta distinción es típica de los dos grupos. El jaguar posee el fuego sub
M" jaguar abajo nutricio negociada del jaguar
specie naturae: lo tiene, pura y simplemente. El mono de M;;r, lo adquiere
sub specie culturae: inventa la técnica que permite producirlo. El prea ocupa
una posición intermedia, puesto que en su caso el fuego es perdido y recu-
perado. A este respecto se advertirá el paralelismo entre M:-;6 y un pequeño
mito matako (M 59): el jaguar era dueño del fuego y no se lo daba a nadie. Lln
día el conejillo de Indias fue a buscar al jaguar y, so pretexto de ofrecerle M,,{ 2 jaguares (sexo no
indicado)
J jaguar muerto,
el otro se va
cuero arrancado al
jaguar (objeto natural)
un pescado, le robó un poco de fuego para que los indios, que andaban 'de
pesca, pudieran cocinar su comida. Cuando se fueron los indios, las brasas M,. { 2 jaguares (1 macho. I jaguar muerto, luego arrancado al
de su hoguera incendiaron la hierba, que los jaguares se apresuraron a apa- l hembra) el otro es dejado jaguar (objeto cultural)
gar con agua. No sabían que los indios se habían llevado fuego (Nordens-
M"
kíóld I, p. 110). Por consígulenre, también aquí hay dos fuegos: uno perdido.
preservado el otro.
136 SONATA DE LOS BUENOS MODALES

el jaguar, es dueño del fuego, que los hombres no conocen. El jaguar


es el contrario del hombre; el mono es más bien su correlato. Así el
personaje del mono resulta constituido por fragmentos tomados ora
de un término. ora de otro. Ciertos mitos lo permutan con el jaguar
(Mas); otros, como el que acabamos de analizar, lo permutan con el
hombre. Finalmente, se encuentra a veces el sistema triangular comple-
to: los Tukuna explican en un mito (MIlO) que el "señor de los monos"
tenía forma humana, no obstante que perteneciera a una raza de jagua-
res (Nim. 13, p. 149). JI
Considerando el conjunto de los mitos relativos a la risa. llama la
atención una contradicción aparente. Casi todos atribuyen a la risa con-
secuencias desastrosas, la más frecuente de las cuales es la muerte. Sólo SINFONíA BREVE
algunos la asocian a sucesos positivos: adquisición del fuego de cocina
(M 54) , origen del lenguaje (MIdI) ••. Es oportuno recordar que los Bororo
distinguen dos especies de risa: la que resulta de una simple titilación
física o moral, y la risa triunfal de la invención cultural (M~). De hecho PRIMER MOVIMIENTO: GE
la oposición naturaleza/cultura subyace en todos estos mitos, como indi-
camos ya a propósito de los que sacan a relucir murciélagos (M4<l, M43).
Estos animales encarnan efectivamente una disyunción radical de la EL TRABAJO al que hasta aquí nos hemos entregado nos ha permitido
naturaleza y la cultura, bien ilustrada por su gruta desprovista de todo vincular muchos mitos. Pero, con la prisa de afirmar y consolidar las
mobiliario y reducida así a paredes ricamente adornadas que contrastan ligaduras más aparentes hemos dejado sueltos, aquí y allá, cabos que
con el suelo cubierto de deyecciones (M40). Además los murciélagos deben anudarse antes de que se pueda afirmar, como creemos, que todos
monopolizan los símbolos de la cultura: pinturas rupestres, hachas cere- los mitos examinados ya tienen sus lugares en un conjunto coherente.
moniales. Con sus cosquilleos y sus caricias provocan una risa según Intentemos, pues, abarcar de una sola ojeada el tapiz que hemos com-
naturaleza: puramente física y, en cierto modo, "vacla". Una risa, pues, puesto a retazos, y hagamos como si estuviera ya terminado, sin tener
por hablar propiamente, mortífera, que desempeña además el papel de en cuenta los vacíos que subsisten. Todos nuestros mitos se distribuyen
variante combinatoria de la apertura de los cráneos a hachazos en ML'. entre cuatro grandes grupos, caracterizados dos a dos por conductas
La situación es exactamente inversa a la de MIdI, donde un héroe civiliza- antitéticas del héroe.
dor "abre" los hombres conduciéndolos al espectáculo, a fin de que El primer grupo saca a escena un héroe continente: se aguanta los
puedan expresarse mediante ese lenguaje articulado que ignoran los gemidos cuando le hacen ingerir un alimento irritante (M53); contiene
murciélagos (M4<l). a los cuales no les queda para elegir más que una
la risa cuando le hacen cosquillas (M S7) o al presenciar un espectáculo
"anticomunicación".
cómico (M7~1:l).
El héroe del segundo grupo es, por el contrario, incontinente: no con-
tiene la risa cuando su interlocutor hace gestos (M::s, M3Il, M4/;) o habla
con un tono (M 46 ) ridículos. No resiste cuando le hacen cosquillas (Mto).
O bien no puede evitar abrir la boca al comer, y así masticar ruidosa-
mente (MIo); abrir los oídos oyendo. y así escuchar el llamado de los
fantasmas (M 9) . O bien no mantiene cerrados los esfínteres, sea por reír
Con demasiada fuerza (Me, MIlO)' sea porque -como en el mito de referen-
cia- tiene devorado el fundamento (MI), o en último caso por tener la
manía de los pedos mortíferos (M~).
Continencia e incontinencia, cierre y apertura se oponen, pues, ante
todo como manifestaciones de mesura y desmesura. Pero inmediatamente
le ve cómo se constituyen dos grupos complementarios de los precedentes,
donde la continencia adquiere un valor de desmesura (porque es llevada
demasiado lejos) y la incontinencia aparece (si no es llevada demasiado
lejos), al contrario, como una conducta mesurada.
137
138 SlNFON1A BREVE SINFON1A BREVE 139

La continencia desmesurada es de héroes insensibles o silenciosos. Se llega así a un esbozo de sistema:


(]\f~q, M 3o) , y de héroes glotones que na PUCdf'H evacuar normalmente el
alimento que "contienen" y ,1St quedan cerrados (:i\Lo) o condenados a -,-- ~--r-I
M, I M, M, ~,IIO M~r, I M 4CO , ,,0 l\f 5 3
una forma letal de evacuación \,:\J,,); 0, si HO, de héroes imprudentes
o indiscretos que se duermen, son (creídos) sordos o (se vuelven) mudos I I I
(M 31 • ]'vL~). Huxlcy (pp. 149-1~U) ha sugerido que el proceso digestivo es ARRIBA oír masticar reír reír gemir
asimilable en el plano del mito a una obra cultural, y que por consi- demasiado ruidosamente
guiente el proceso inverso, o sea el vómito, corresponde a una regresión
de la cultura a la naturaleza. Ciertamente hay algo de verdadero en esta
exudar
interpretación, pero, como es de rigor en el análisis de los mitos, no se la
puede generalizar hasta más allá de un contexto particular. Se conocer.
numerosos casos, CH América del Sur y en otras partes, en que el vómito evacuar
tiene una función semántica exactamente inversa: medio de trascender ABAJO sin peer orinar,
la cultura, más que señal de retorno a la naturaleza. Por otra parte con- digerir menstruar
vendría añadir que la digestión se opone, desde este punto de vista, no
sólo al vómito sino también a la oclusión intestinal, por ser el primero Si se corta la oposición arriba/abajo por otra -canteriorj posterior-, y si
una ingestión invertida y la segunda una excreción impedida. La mujer desde ese punto de vista se pone
del mito bororo (M5) exhala los pescados en forma de enfermedades,
por no poderlos evacuar; el niño glotón de otro mito bororo (l\tb, pierde
boca: oreja: : vagina: ano
el lenguaje porque no consigue vomitar los frutos quemantes que ha
tragado. Los antepasados tcreno (1\'[~5) lo adquieren porque la risa desella
es posible simplificar el cuadro precedente:
sus labios.
La incontinencia mesurada pertenece a los héroes que saben comuni-
carse con el adversario discretamente y -c-dan ganas de decirlo- mante- M, M, M, M¡o ?\f+6 l\1 t n • M~~
1
niéndose por debajo del umbral de la comunicación lingüística: dejándose I 30

desenmascarar silenciosamente (1\JI 7, l\1H, M12), escupiendo al suelo (M~,


1'\'1 10 ) , o silbando (l\'b, Mr,r,). Arriba( +)/ abajo (-) - - + + + +. - +
Así, ya se trate de no ceder a la ilusión cómica, de no reír (por causas
físicas o psíquicas) o de no hacer ruido al comer (y sea, entonces, que Anterior (+ )/
el ruido provenga de la masticación o de las quejas arrancadas por un posterior (-) .... + - - + + + +
alimento picante) .. todos nuestros mitos tienen en común una dialéctica
de la apertura y el cierre operando en dos niveles: el de los orificios Emisión (+) /
superiores (boca, oreja) y el de los orificios inferiores (ano, meato recepción (-) .... + + - + - -.+ +
urinario, vagina) ; 1 por último, la apertura se traduce ora en una emisión
(ruido, excreción, exhalación, exudación), ora por una recepción (ruido).
(Aunque planteen el problema ('11 términos formalmente idénticos, M lO
y M:;a difieren en la solución, puesto qlH~ en rvI5~ el héroe consigue guar-
dar silencio aunque la comida del jaguar le abrase la boca, y en MIO el
héroe hace ruido al comer, por lo crujiente que es la comida del jaguar.)

SEGUNDO MOVI'I1ENTO: BORüRO


1 Pasando. por le demás, libremente de uno al otro; d. el mito arekuna
(\f 12l\) en que Makunaima codicia la casta esposa de su hermano mayor. Sr:
transforma primero en "bicho de pé" (parásito menudo) para hacerla reir. pero Volvamos ahora a los mitos reunidos en la primera parte. ¿Qué hay en
inútilmente; asume entonces la apariencia de un hombre con el cuerpo cu- común entre el mito de referencia (MI) y el grupo ge sobre el origen del
bierto de heridas y ella ríe. Se abalanza en el acto sobre ella y la viola IK,.. fuego (M 7 a Ml~)? A primera vista sólo el episodio del desaniclador de
G. r, p. 44. Cí. también, más adelante, M!HJ pájaros. Por lo que atañe al resto, el mito bororo empieza con una his-
140 SINFON1A BREVE
SINFON1A BREVE 141
toria de incesto que no aparece explícitamente en los mitos ge. En cam- frase no figure ya en la segunda versión, el comentario confirma que los
bio éstos son construidos alrededor de la visita al jaguar dueño del fuego. indígenas interpretan el mito de esta manera. O sea que también el mito
tenida por origen de la cocción de los alimentos; y nada de esto se en- bororo sería un mito de origen, no del fuego sino de la lluvia y del
cuentra en el mito boraro. Un análisis apresurado incitaría a concluir viento, que son -el texto es nítido acerca de este punto- lo opuesto
que el episodio del desanidador de pájaros ha sido tomado sea por los del fuego, puesto que lo apagan. En cierta manera, el antifuego.
BOTara, sea por los Ge, e insertado, por unos o por otros, en un con-
Hay más. Si la tempestad ha apagado todos los hogares del pueblo con
texto enteramente distinto del suyo original. Los mitos estarían hechos,
excepción del de la choza en que se ha refugiado el héroe,a éste se halla
pues, de piezas y pedazos.
momentáneamente en la situación del jaguar: es amo del fuego, y todos
Nos proponemos establecer que, por completo al contrario, en todos
los habitantes del pueblo tienen que dirigirse a él para obtener tizones.
los casos se trata del mismo mito, y que las divergencias aparentes entre
a fin de volver a encender los fuegos perdidos. En este sentido el mito
las versiones deben ser tratadas como otros tantos productos de las trans-
bororo también se relaciona con el origen del fuego, así lo haga por
formaciones que se verifican en el seno de un grupo.
preterición. La diferencia con respecto a las versiones ge estaría entonces
En primer término, todas las versiones (bororo: MI; y ge: M 7 a M 12)
en la manera más débil de tratar este motivo común. En efecto, el acon-
traen a cuento el uso de un arco y flechas, confeccionados con ramas.
tecimiento se sitúa en la duración histórica de la vida de la aldea. en vez
Algunas hacen barruntar que hay que ver en ello el origen de las armas
de ser en los tiempos míticos, y marca la introducción de las artes de la
de caza, desconocidas aún -como el fuego- para los hombres, y de las
civilización. En el primer caso el fuego es perdido por una colectividad
cuales el jaguar poseía también el secreto. El mito bororo no contiene
restringida que anteriormente lo poseía; en el otro es otorgado a la hu-
el episodio del jaguar, pero la improvisación del arco y las flechas en-
manidad entera, que lo desconocía. No obstante la versión kraho (M l l )
cima de la pared rocosa por el héroe perdido y hambriento atestigua que
ofrece una fórmula intermedia, puesto que la humanidad (entera) se ve
esta creación o recreación de las armas de caza es un motivo común a
privada del fuego por los héroes culturales, que la abandonan y se llevan
todo el conjunto considerado. Se notará por añadidura que la invención
el Iucgo.e
del arco y las flechas, en ausencia del jaguar (ausente del mito) , es pero
La demostración precedente se reforzaría más aún si fuera posible in-
fectamente congruente con la invención del fuego por el mono, en au-
terpretar el nombre que lleva el héroe del mito de referencia -Gerigui.
sencia (momentánea) del jaguar en M¡H'í> mientras que según los mitos
guiatugo- a partir de gerigigi, "leña para calentarse", y atugo, "jaguar".
ge el héroe recibe directamente del jaguar (en vez de inventarlos) el
o sea: el jaguar de la leña para calentarse, que conocemos como héroe gc.
arco y las flechas ya confeccionados, y el fuego ya encendido.
ostensiblemente ausente de los mitos bororo pero que se dibujaría en
Pasemos a la divergencia más grave. Todos los mitos ge (M 7 a M 12 )
filigrana en la etimología del nombre atribuido a un personaje que, como
se presentan como mitos de origen: del fuego. Este motivo parece com-
acabamos de ver, desempeña exactamente su función. Sin embargo, sería
pletamente ausente del mito bororo. ¿Con seguridad?
Los autores de Os BoroTOS orientais hacen, y dos veces, una impor-
.2 Es de .!IU abuela; madre del padre, hay que suponer; que si no el padre
tante observación a propósito de este mito. Se refiere, dicen, "al origen habitaría en la misma choza, y no es así; la versión en lengua bororo da por
del viento y de la lluvia" (Colb. 3, pp. 221, 343). Además, se entregan 10 demás el término imarugo (Colb. 3, p. 344), que es efectivamente el que
a consideraciones geológicas sobre la erosión pluvial, la later-ización del designa la madre del padre. La madre de la madre sería imuga (E. B., vol. 1,
suelo, la formación de paredes abruptas y de "marmitas", abiertas al pie p. 455)·
de aquéllas por acción de la chorreadura. Durante la estación de las Es curioso que una forma intermedia entre los mitos ge y bororo (y que
3
lluvias estas marmitas, habitualmente llenas de tierra, se llenan de agua confirma con su mera existencia la posibilidad del tránsito de un tipo al otro)
y recuerdan los recipientes aludidos. Esta observación, que no remite a se encuentre muy lejos del Brasil central y oriental: entre los Cuna de Pa-
ningún incidente del mito (aunque le sirva de preliminar), sería par· namá. Su mito del origen del fuego (M6 1 ) se refiere al jaguar, dueño del fuego
ticularmente sugestiva si, como ocurre con frecuencia en la obra, repitiera del que los animales se apoderan haciendo que caiga una lluvia que apa¡{a
todos los hogares salvo el que está precisamente debajo de la hamaca de la
una glosa del informador. En efecto, los mitos ge con los que intenta-
fiera. Una iguana pequeña consigue apoderarse de una brasa, y orina sobre
mas confrontar el mito de referencia se refieren expresamente al origen las que quedan para apagarlas. Entonces cruza el TÍo con lo que ha robado.
de la cocina. El jaguar no puede alcanzarla porque no sabe nadar (Wasscn 2, pp. 8-9). En
Pero el mito bororo no alude más que a una sola tempestad, y nada común con los Ce está por consiguiente el motivo del jaguar dueño del fuego.
en el texto indica que fuese la primera. Se recordará que el héroe vuelve En común con los Bororo, los del fuego conquistado negativamente _por
a su pueblo y que durante la primera noche que pasa allí se desencadena supresión, gracias a la lluvia, de todos los hogares menos uno. que está en la
una violenta tempestad que apaga todos los hogares, menos uno. Con choza del héroe (aquí el [aguarj.c- y del lagarto (iguana) dueño de este úl-
todo, la conclusión de la primera versión publicada de MI sugería cla- timo fuego. También entre los Chocó el lagarto ("s amo del fllego (wasscn 1,
ramente el carácter etiológico (ver anteriormente, p. 45) y, aunque esta pp. 109-110). El episodio del jaguar incapaz de nadar vuelve a aparecer entre
los Kayuá (M no)'
142 SINFON1A BREVE SINFON1A BREVE 143

arriesgado tomar este camino, pues las transcripciones disponibles son du- vos se vuelven en virtud de ello capaces de desempeñar el papel sea de
dosas desde el punto de vista fonológico. Por otra parte, se verificará víctima, sea de matador (Nim. 13, pp. 120, 127, 133) .
más adelante (p. 228) la exactitud de la etimología propuesta por Col-
bacchini y Albisetti, sin que haya que excluir a priori que el mismo nomo
bre propio pueda ser susceptible de varias interpretaciones. TERCER ~{OVIMIENTo: TUPÍ
En cualquier caso, no tenemos necesidad de pruebas suplementarias
para reconocer que el mito bororo pertenece al mismo grupo que los mi- Tenemos otras razones para admitir que el mito bororo se refiere al
tos ge, y que guarda con respecto a ellos una relación de transformación. origen del fuego, a pesar de su extrema discreción sobre el particular.
Esta transformación consiste 1) en un debifitamiento de las oposiciones. Ciertos detalles que hay que considerar con atención parecen, efectiva-
por lo que atañe al origen del fuego; 2) en una inversión del contenido mente, eco de otros mitos relativos al origen del fuego, que a primera
etiológico explícito, que es aquí el origen del viento y de la lluvia: anti- vista no ofrecen semejanza alguna con los del grupo ge, y que provienen
fuego; 3) en la permutación del héroe, que aparece ocupando el puesto de otra familia lingüística: el grupo guaraní.
concedido al jaguar en los mitos ge; 4) en una inversión correlativa de Según los Apapocuva (M(H) , que a mediados del siglo XIX vivían en
los vínculos de filiación: el jaguar ge es el padre (adoptivo) del héroe, el extremo sur del estado de Mato Grosso,
mientras que el héroe bororo congruo con respecto al jaguar es un hijo
(verdadero) de un padre humano; 5) en una permutación (equivalente el héroe civilizador Niandcryqucy un día fingió morir de una ma-
a una inversión) de las actitudes familiares: en el mito bororo la madre nera tan realista que su cuerpo empezó a cOTTompcrse. Los urubúes,
es "cercana" (incestuosa), el padre "alejado" (homicida); en las versic- buitres devoradores de carreña, que eran entonces dueños del fue-
nes gc. al contrario, es el padre adoptivo el que es "cercano": protector go, se reunieron alrededor del cadáver y encendieron un fuego para
del niño, como una madre -10 lleva, lo limpia, lo refresca, lo alimenta- cocerlo. No bien lo colocaron en medio de las brasas, Nianderyquey
y contra la madre -que él incita a su hijo a herir o matar-e, en tanto se agitó, hizo huir a los pájaros, se apoderó del fuego y se lo dio
a los hombres (Nim. 1, pp. 326 ss.; Schaden 2, pp. 2~1·222).
que la madre adoptiva es "alejada", puesto que está animada de inten-
ciones homicidas.
Más rica es la versión paraguap del mismo mito:
Finalmente, el héroe borcro no es un jaguar (aunque ejerza discreta-
mente la función de éste), pero nos cuentan que para matar a su padre
M 61i• Mbya: origen del fuego.
se transforma en ciervo. Los problemas relativos a la posición semántica
de los cérvidos en la mitología sudamericana serán discutidos en otra Después de que la primera tierra fue destruida por un diluvio
parte, y nos limitaremos a formular la regla que permite transformar enviado para castigar una unión incestuosa, los dioses crearon la
este episodio en un episodio correspondiente del grupo ge. Éste hace segunda y a ella hicieron descender a su hijo Niandcru Pa-pa Miri.
intervenir un jaguar verdadero que no mata a su hijo "falso" (= adop- Éste hizo aparecer nuevos hombres y se preocupó por darles el
fuego, que los brujos-buitres eran los únicos en poseer.
tivo) , si bien semejante conducta habría estado de acuerdo con la natu- Nianderu explica entonces a su hijo, el sapo, que va a hacerse
raleza del jaguar (carnicero) y con la del héroe (en situación de presa) . el muerto y que se apodere de las brasas en cuanto, volviendo en
Inversamente, en el mito bororo un falso ciervo (el héroe disfrazado) sí, haya dispersado a aquéllos.
mata a su verdadero padre, aunque esta conducta esté en contradicción Los brujos se aproximan al cadáver, que encuentran gordo a
con la naturaleza del ciervo (herbívoro) y con la de la víctima (cazador medida de su deseo. Con el pretexto de resucitarlo encienden lum-
al acecho). Se recordará, en efecto, que el homicidio se realiza durante bre. El héroe se agita y finge estar muerto alternativamente hasta
una partida de caza dirigida por el padre. que los brujos han acumulado suficientes brasas, de las que el héroe
y su hijo se apoderan y que depositan en los dos trozos de madera
Numerosos mitos norte y sudamericanos ponen el jaguar y el ciervo que de ahí en adelante servirán a los hombres para producir fuego
en correlación y oposición en el seno de una pareja. Por quedarnos por movimiento giratorio. En castig-o de su empresa caníbal los
aquí en tribus relativamente cercanas a los Bororo, es significativo que .los brujos seguirán como buitres devoradores de carroña, "sin respeto
Kayuá del sur del Mato Grosso, cuya afiliación lingüística es dudosa. ha- hacia la cosa grande" (el cadáver}, y que jamás alcanzarán la vida
gan del jaguar y del ciervo los primeros dueños del fuego (Mr.::!: Schaden perfecta (Cadogan, pp. 57-66).
pp. 107-123). Estas dos especies, asociadas aquí (pero en el origen de
los tiempos), son opuestas por un mito mundurucú (M:"l7)' Y hay mitos No obstante que los autores antiguos no señalaron este mito entre los
tukuna c~r(3)' de los que se conocen equivalentes en América del Norte Tupinambá, se encuentra muy frecuentemente en las tribus de lengua
(sobre todo entre los Menomirri) , que explican que los ciervos eran en tupí, o en aquellas sobre las que se ha ejercido la influencia tupí. Varias
otro tiempo jaguares antropófagos, o que héroes transformados en cier- versiones provienen de la cuenca amazónica: tembé, tenetehara, tapirapé,
144 SINFONIA BREVE SINFONIA BREVE 145

shipaia. Otras, del Chaco y del nordeste de Bolivia -cchoro te, tapieté, En apoyo de tal aproximación puede hacerse valer el hecho de que el
ashluslay, guarayo. Se conoce también ese mito entre los Botocudo mito bororo contiene un detalle incomprensible, a menos de interpre-
(Nim. 9~ pp. 111-112) Y entre los vecinos inmediatos de los Bororo: tarlo como una transformación de un detalle correspondiente del mito
Bakairi y Tereno. Desde la Guayana hasta las regiones septentrionales guaraní. En efecto, ¿cómo explicar que en el mito de referencia los uru-
de la América del Norte se le encuentra representado abundantemente, búes, en vez de devorar completamente su víctima, interrumpan su fes-
pero con forma modificada, puesto que está ausente el tema del robo tín para salvarla (cf. p. 44)? ¿No ocurre acaso en el mito guaraní que
del fuego, reemplazado por la captura de una hija de buitres cuya vigi- los buitres son pretendidos curanderos que ponen a cocer a su víctima
lancia es engañada por el héroe, que adopta el aspecto de una carroña con el pretexto de resucitarla, y que no consiguen comérsela? Esta se-
(d. por ejemplo G. G. Simpson, pp. 268-269, Y la discusión general de cuencia se invierte simplemente en el mito bororo, en el que los buitres
Koch-Grünberg 1, pp. 278 ss.) . A título de ejemplo, he aquí tres versiones consumen efectivamente -pero cruda- (una parte de) su víctima, y se
tupí del origen del fuego: comportan acto seguido como curanderos (salvadores) verdaderos.
Se sabe que el pensamiento bororo está impregnado de mitología tupí.
M oo' Tembé: origen del fuego. Aquí y allá el mismo mito ocupa un puesto esencial: el de la esposa
humana del jaguar, madre de los dos héroes civilizadores. Y las modernas
En otro tiempo el buitre real era dueño del fuego y los hombres versiones bororo (Colb. 1, pp. 114-121; 2, pp. 179·185; 3, pp. 190·196)
tenían que secar la carne al sol. Un día decidieron apoderarse del siguen asombrosamente de cerca de la recogida en el siglo XVI entre los
fuego y mataron un tapir. Cuando el cadáver estuvo lleno de gu-
sanos, el buitre real bajó del cielo con los suyos. Se quitaron las. Tupinambá por Thevet (M 0 6 ; Métraux 1, pp. 235 ss.).
túnicas de plumas y aparecieron como seres humanos. Luego de Pero ¿cómo hay que interpretar los caracteres propios, que distinguen
encender un gran fuego, envolvieron los gusanos en hojas y los pu- nuestro mito de referencia de los mitos sobre el origen del fuego con los
sieron a asar (d. M 1 05] . Los hombres estaban escondidos no lejos. que lo hemos confrontado? Podrían resultar de la situación histórica y
de la carroña y, tras una intentona que fracasó, consiguieron robar geográfica de los Bororo, metidos como una cuña -por así decirlo- en-
el fuego (Nim. 2, p. 289). tre grupos guaraní y grupos ge,4 tomando de éstos y aquéllos y fusionan-
do temas cuyo rendimiento etiológico habría, por ese hecho, disminuido
M 67 . Shipaia: origen del fuego. considerablemente, si no enteramente desaparecido.
Para arrebatar el fuego al pájaro de presa que era su dueño, el La hipótesis es plausible, pero insuficiente. No explica, en efecto, que
demiurgo Kumaphari fingió morir y corromperse. Los urubúes de- cada mitología y cada grupo de mitos tomado separadamente forme, como
voraron su cadáver pero el águila había puesto el fuego a recaudo. ha mostrado nuestra discusión, un sistema coherente. Es pues indispen-
El demiurg-o finge entonces morir en forma de corzo; el ave no se sable considerar también el problema desde el ángulo formal y pregun-
deja engañar. Kumaphari por fin se convierte en dos arbustos, don- tarse si por una parte los mitos ge y por otra los tupí no participarán
de el águila decide depositar su fuego. El demiurgo se apodera de de un conjunto más vasto que los incluya y en el seno del cual se dife-
él y el águila consiente en instruirlo en el arte de producir fuego rencien como conjuntos subordinados.
por fricción (Nim. 3, p. 1015). Se advierte en seguida que todos estos subconjuntos poseen ciertos ca-
racteres en común. Por principio de cuentas, hacen provenir el fuego de
Mes" Guarayo: origen del fuego. un animal, que lo ha cedido a los hombres o se lo ha dejado arrebatar
Un hombre que carecía de fuego se bañó en un agua pútrida y por ellos: buitre en un caso, jaguar en otro. En segundo lugar, cada es-
después se echó al suelo como si estuviera muerto. Los buitres ne- pecie es definida por su régimen alimenticio: el jaguar es un depredador
gros, amos del fuego, se abatieron sobre él para cocerlo y comér- que consume carne cruda; el buitre, aficionado a la carroña, se alimenta
selo, pero el hombre se levantó bruscamente y dispersó las brasas. de carne corrompida. Y sin embargo todos los mitos tienen en cuenta
Su aliado el sapo esperaba este momento para engullir una. Sor- el elemento de la putrefacción: el conjunto ge, de manera muy débil y
prendido por los pájaros, tiene que devolverla. El hombre y el sapo casi por alusión, con el incidente del héroe cubierto de deyecciones y
repiten el intento y se salen con la suya. Desde entonces los hom- parásitos. El conjunto bororo que examinamos al principio es algo más
bres poseen el fuego (Nordenakibld 2, p. 155).
neto (~rl: héroe vestido de carroña; M 2: héroe manchado de excremento
El mito bororo no menciona explícitamente el origen del fuego, pero 4 El motivo del jaguar dueño del fuego es típico de los Ce; no se encuentra
-podría decirsc-, sabe tan bien que ése es su verdadero asunto (hacién- en otros sitios, en América del Sur, más que en forma esporádica, y siempre
dolo preceder, por lo demás, por un diluvio, como en el mito guaraní) de modo atenuado: así entre los Toba. los Matako, los Vapidlana. El motivo
que restituye casi literalmente el episodio del héroe transformado en ca- del héroe bloqueado en una grieta en el flanco de un acantilado. aparece en
rroña (en este caso vestido de carroña, por haberse cubierto de lagartos el mito del origen del fuego de los Kaingang del Brasil meridional, cuya per-
putrefactos) , que excita el apetito de los urubúes. tenencia al grupo gc es discutida en la actualidad.
146 SINFONIA BREVE

por su hijo transformado en pájaro; M~: héroe "podrido" por los pedos
de su abuela; M 5 : heroína que exuda las enfermedades a guisa de eva-
cuación intestinal). Y COIDO acabamos de apreciar, el conjunto tupí-gua:'
raní es perfectamente explícito.
Se verifica así q\le los mitos ge del origen del fuego, como los mitos
tupí-guaraní acerca del mismo tema, operan mediante una doble oposi-
ción: entre crudo y cocido por una parte, entre fresco y corrompido por
otra. El eje que une lo crudo y lo cocido es característico de la cultura;
el que une lo crudo y lo podrido, de la naturaleza, puesto que la cocción TERCERA PARTE
causa la transformación cultural de lo crudo, como la putrefacción lo
transforma naturalmente.
En el conjunto global así restituido los mitos tupí-guaraní ilustran un
recorrido más radical que los mitos ge: para el pensamiento tupí-guaraní
la oposición pertinente existe entre la cocción (de la que los buitres
guardaban el secreto) y la putrefacción (que define hoy día su régimen
alimenticio) ; en tanto que para los Ce la oposición pertinente está entre
1. FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS
la cocción de los alimentos y su consumo en estado crudo, como el que
en adelante hace el jaguar.
El mito bororo podría entonces traducir un rechazo o una incapaci- 11. CANTATA DE LA ZARIGüEYA
dad de elegir entre las dos fórmulas, y cuya razón habrá que buscar. El tema
de la podredumbre está más fuertemente marcado que entre los Ce: el del
carnívoro depredador está ausente casi por completo. Por otro lado, el
mito bororo adopta el punto de vista del hombre conquistador. es decir
de la cultura (el héroe de M¡ inventa él mismo el arco y las flechas,
come el mono de M[i5 -correlato natural del hombre- inventa el fuego
que ignora el jaguar). Los mitos ge y tupí-guarant (más próximos desde
este punto de vista) residen más bien en la perspectiva de los animales
despojados. que es la de la naturaleza. Péro la frontera entre naturaleza
y cultura de todas maneras se traslada, según se consideren los Ge o los
Tupí. Entre los primeros pasa entre lo crudo y lo cocido; entre los se-
gundos. entre lo crudo y lo podrido. Los Ge constituyen. pues. con el
conjunto (crudo-s-podrido) una categoría natural; los Tupí hacen del
conjunto (crudo-a-cocido) una categoría cultural.
1

FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS

PARCIAL Y provisional, el bosquejo de síntesis a que nos ha conducido la


segunda parte no es absolutamente convincente, pues deja de lado im-
portantes fragmentos del mito de referencia, de los que no se ha esta-
blecido la presencia también en el grupo ge. Ahora bien, el método que
l. Fuga de los cinco sentidos seguimos sólo es legítimo a condición de ser exhaustivo: si se tomara la
libertad de tratar las diferencias aparentes entre mitos -que por otro
11. Cantata de la :rarigüeya lado se dicen participantes del mismo grupo- como resultado ora de
transformaciones lógicas, ora de accidentes históricos, se abriría la puer-
a) Relato de la zarigüeya .oo ta de par en par a las interpretaciones arbitrarias: pues siempre podría
b) Aire en rondó
e) Segundo relato elegirse la más cómoda, y solicitar la lógica al escabullirse la historia, sin
d) Aire final: el fuego y el agua que esto obstara para caer sobre la segunda si fallase la primera. En tal
caso el análisis estructural descansaría enteramente sobre peticiones de
principio y perdería su única justificación, que reside en la codificación,
a la vez única y más económica, a la que sabe reducir mensajes cuya
complejidad era harto repelente y que antes de que él interviniera pare-
dan imposibles de descifrar. O el análisis estructural consigue apurar
todas las modalidades concretas de su objeto, o se pierde el derecho de
aplicarlo a cualquiera de esas modalidades.
Tomando el texto al pie de la letra, el episodio de la expedición al
reino de las almas, de la que un padre ofendido espera la muerte de su
hijo, existe solamente en el mito bororo. Esto parece tanto más evidente
cuanto que tal episodio es consecuencia directa de la conducta incestuosa
del héroe, ausente igualmente de los mitos ge.
Consideremos este episodio más de cerca. El héroe es despachado al
mundo acuático de las almas con una misión precisa. Deberá hurtar tres
objetos, en este orden: gran maraca, pequeña maraca, cordón de sona-
jas. Tres objetos, pues, destinados a hacer ruido, lo cual explica -en este
punto el texto es formal- que el padre los haya escogido; espera que su
hijo no podrá apoderarse de ellos sin moverlos y que, así avisadas, las
almas se encargarán de castigar al audaz. Una vez precisado este punto
aparecen ciertas contigüidades con respecto a los mitos ge.
Pero antes de entrar en detalles acerca de esto conviene subrayar que
149
150 FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS 151
estos mitos ge constituyen indiscutiblemente un grupo. Lo sabemos ya, Pasemos ahora al mito apinayé (M 9) del que este motivo está aparen-
paT. el mero hecho de que las diferentes versiones que poseemos, aunque temente ausente. Es que lo sustituye otro, faltante en los demás casos:
desl~almente desarrolladas y más o menos ricas en detalles, son super- el de la vida breve. Olvidando los consejos del jaguar, el héroe responde
pombles en sus contornos esenciales. Por añadidura. las poblaciones de a más llamados de los que debiera; dicho de otro modo: se deja él mismo
las que provienen dichos mitos no son todas realmente distintas, y nin- turbar por ruido. Le estaba permitido contestar a los llamamientos sono-
guna lo ~s e? Eo~a absoluta: los Kraho y los Canella son dos subgrupos ros de la roca y de la madera dura, y si se hubiera quedado en eso los
de los Tímblrá orientales, los cuales pertenecen a un conjunto más vasto, hombres habrían vivido tanto COIDO esos seres, mineral y vegetal; pero
del que los Apinayé son representantes occidentales (así como los Ka- como responde también "a] dulce llamado de la madera podrida", la
yapó, sin duda); la separación debe datar cuando mucho de hace algu- duración de la vida humana quedará de ahí en adelante acortada.a
nos siglos, como lo atestiguan leyendas que conservan el recuerdo. Más Los tres mitos (M1' M 9 , M 10 ) -bororo, apinayé, timbirá- se reducen
reciente aún -pues se remonta a 1936- es la separación de los Kuben- pues, desde este punto de vista, a un denominador común que es: una
kranken y los Oorotire.r conducta reservada, so pena de muerte, en lo tocante al ruido. En M 1
Desde el punto de vista metodológico estamos esta vez, pues, en una y M el héroe no debe provocar a los otros con ruido, si no, morirá; en
situación inversa de la que recordábamos hace un momento. Cuando se M ~oo debe dejarse provocar por todos los ruidos pues, de acuerdo con
ad~pta. un punto de vista estructural no se tiene derecho a invocar hipó- elumbral acústico al que reaccione. los hombres (es decir los otros) rno-
tesis 'histórico-culturales cada vez que los principios, a los que en toda rirán más o menos pronto.
otra ocasión se invoca, tropiezan con dificultades de aplicación. Pues En MI y M 10 el héroe es sujeto de ruido; hace un poco pero no mucho.
~os argu~entos.histórico-culturales se reducirían entonces a simples con. En M es objeto de ruido y puede percibir mucho, no un poco. ¿No pue·
jeturas, improvisadas por las necesidades del momento. En compensación, de suponerse que en los tres casos el carácter de la vida en la tierra, de
se tiene ciertamente el derecho, y hasta el deber, de tener escrupulosa. ser -por su duración medida- una mediación de la oposi.ción entre. la
~ente en cuenta las conclusiones a que han llegado los etnógrafos me- existencia y la no existencia, es concebido como una función de la Im-
diante el estudio lingüístico e histórico, cuando ellos mismos las tienen posibilidad en que se encuentra el hombre de definirse sin ambigüedad
por sólidas y bien fundadas. con respecto al silencio y al ruido?
Si, históricamente hablando, las actuales tribus ge tienen un origen Sólo la versión apinayé formula explícitamente esta proposición meta-
co~ún, aquellos de sus mitos que ofrezcan analogías entre sí no consti- física. Esta singularidad va acompañada de otra, puesto que el mito api-
tuirén un grupo, solamente desde un punto de vista lógico: formarán nayé es asimismo el único en que figura el episodio del ogro. Estas .dos
tamb~é? una familia, que disfruta de existencia empírica. Queda pues singularidades estánIigadas. Un lema permitirá realizar la demostración.
permitido llamar a las versiones más detalladas para que atestigüen en Justifiquemos ante todo el lugar de la "vida breve" en un mito sobre
vez ~e. las otras, con la. reserva de que estas versiones empobrecidas no el origen del Iuego, Un mito de los Karajá, que no son Ge pero cuyo
~ distinguen de las prrmeras más que por sus vacíos. Si dos versiones territorio está junto al de los Apinayé en el valle del Araguaya más al
incluyen, en efecto, tratamientos divergentes del mismo episodio. se vuel- sur. luce muy visiblemente el vínculo entre los dos temas:
ve necesario en los límites de este subconjunto invocar de nuevo la no-
ción de transformación. M 70 • Karajd: la vida breve (1).
Una vez enunciadas estas reglas de método podemos volver nuestra
atención hacia .un aspecto que ilustran por lo menos dos versiones (M • Al comienzo de los tiempos los hombres vivían con su antepasado
9 Kaboi en las entrañas de la tierra, donde brillaba el sol cuando
MIO) de las seis que han sido resumidas del mito ge sobre el origen del
f~ego. Igual q~e el mito bororo, si bien mediante una presentación fuera era de noche y viceversa. Por momento; se oía el grito de la
diferente, los mitos apinayé y timbirá plantean un problema que se re-
fiere al ruido. 2 Como ocurre con tanta frecuencia, un milo de la Ouayana (taulipang, M 89)
preserva este episodio pero despojado de su significación general y simplemente
. Esto resulta muy claro en el mito timbirá (M Hl) . Recogido por el inserto en la gesta de un héroe: Makunaima mucre por haber respondido, con-
J~guar, ?l héroe se halla, como su homólogo bororo, en peligro mortal tra las recomendaciones de su padre, al grito lejano el ogro Paima, o de un
SI se arrIesga a hacer ruido: el héroe bororo dejando caer los instrumen- ,~peetro (K. G. I, p. 49)' Para el mito completo en la Guayana, ver más aba-
tos sonoros, el héroe timbirá masticando ruidosamente la carne asada y 'jo, p. 186, n. 12). . . .
exasperando así a la mujer -c-encinta-, de su protector. El problema plan- A propósito de la oposición roca/podredumbre y de su relación simbólica
~eado a los dos héroes -hasta podría decirse que la prueba que les es con la duración de la vida humana, se advertirá o ae (11 final de los funerales
unpuesta-, consiste parecidamente en no hacer ruido. de uno de los suvos los Kaingang del Brasil meridional frotan sus cuerpos con
arena y guijarros 'porque estos seres no están sometidos ~ la putrefacc~ón: "Quie-
1 Acerca de la historia de los Ge orientales y occidentales, d. Nim. 8, )' Drey- ro _dicen_ ser parecido a la piedra, que no muere jamas. Llegare a ser tan
fus, cap. l.
viejo como las piedras" (Henry, p. 184).
152 FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS 153

sariema (Cariama cristato, Microdactylus cristatusv , pájaro de la estropeada y de una mujer defectuosa 4 y el de la madera podrida, la
sabana, y un día Kabo¡ decidió ir en la dirección de donde venía afinidad es, por tanto, mayor de lo que parece a primera vista,
el ruido. Acompañado de algunos hombres llegó a un orificio. La comparación de las versiones apinayé y karajá del origen de la vida
pero no cupo por él pues era obeso; sólo sus compañeros llegaron breve ofrece otro interés, que es el de tornar manifiesto el vínculo entre
a la superficie de la tierra, que comenzaron a explorar. Había can. este motivo y el del origen de la cocina. Para encender el fuego hay
ridad de frutos, abejas y miel; y observaren también árboles muer-
que recoger madera muerta, y por tanto atribuirle a ésta una virtud
tos y madera seca. Llevaron a Kaboi muestras de todo lo que ha-
bían encontrado. Éste las examinó y concluyó que la tierra era positiva, pese a que sea la privación de la vida. En tal sentido, dedi-
bella y fértil pero que la presencia de madera muerta probaba que carse a la cocina es de veras "atender al llamado de la madera podrida".
allá todo estaba condenado a perecer. Más valía quedarse donde Hay más: la vida civilizada requiere no solamente el fuego sino tam-
estaban. bién las plantas cultivadas que ese mismo Luego permite cocer. Ahora
Pues en el reino de Kaboi los hombres vivían hasta que la edad bien, los indígenas del Brasil central SOIl artigadores primitivos que no
los hacía incapaces de moverse. podrían, con sus solas hachas de piedra, derribar los árboles del bosque.
Una parte de sus "hijos" no quisieron escucharlo y vinieron a Deben recurrir al fuego, que se mantiene encendido días enteros al pie
establecerse a la superficie de la tierra. Por esta razón los hombres de los troncos hasta que la madera viva se haya consumido lentamente
mueren mucho más pronto que sus congéneres que escogieron per- y ceda al ataque con instrumentos rudimentarios. Que esta "cocción"
manecer en el mundo subterráneo (Ehrenreich, pp. 79-80).
preculinaria de la madera viva plantea un problema lógico y filosófico,
Según otra versión que no contiene el motivo de la madera muerta, es cosa que se deduce evidentemente de la interdicción constante de aba-
este mundo subterráneo era acuático: "la muerte no existía en el fondo tir madera "viva" como combustible para calentarse. En el origen -ccuen-
de las aguas". Por otra parte, el grito de la sartema se escucha durante tan los Mundurucú-, no había madera que quemar, fuera seca o podrida.
una expedición para recolectar miel (Lipkind 1, pp. 248-249) . Sólo existía la madera viva (Kruse 2~ p. 619). "Que se sepa, los Yurok
En todo caso y como en el mito apinayé, la causa primera de la vida DO derribaban jamás madera viva para quemarla; la misma regla impe-
br~ve reside. pues, en una receptividad imprudente con respecto a un raba entre los otros indios de California, y probablemente entre todos
ruido: los hombres oyen el grito del pájaro y yendo en pos de él descu- los indígenas americanos antes de ser introducidas las hachas de metal.
bren la madera muerta. La versión apinayé condensa los dos episodios La leña provenía de árboles muertos, aún en pie o ya caídos" (Kroeber,
pu.esto que el héroe escucha directamente el llamado de la madera po- en: Elmendorf, p. 220, n. 5). Así que sólo la madera muerta es un com-
dt'ida. O sea que es llevada con más vigor por este lado, y la oposición bustible autorizado. Violar esta prescripción sería un acto de canibalis-
pertinente es también más acusada: mo hacia el mundo vegeeal.e
y sin embargo la artiga obliga al hombre a quemar la madera viva
1\1 9 : madera dura madera podrida para obtener las plantas cultivadas que renunciará a cocer como no sea
en un fuego alimentado con madera muerta. Un mito timbirá (M 71 )
M 70 : madera viva/madera muerta a confirma que un oscuro sentimiento de culpa se liga a una técnica
agrícola que convierte cierta forma de canibalismo en condición preli-
La elección de la sariema (seriema, cariama, etc.) confirma esta con- minar de una alimentación civilizada. El héroe es un indio accidental-
frontación. Los Shucurú de Pernambuco ven en ella la vieja amante del mente quemado en su jardín por haber pisado el tronco de uñ árbol
sol, porque sólo canta cuando llueve y -piensan ellos- para reclamarle derribado que seguía consumiéndose por dentro. La herida se considera
{Hohenthal, p. 158). Es pues normal que atraiga y guíe a los hombres incurable y el hombre habría muerto si no fuese por fantasmas bien-
en dirección del astro del día. Además ya hemos encontrado la sariema, hechores (los de sus abuelos) que acudieron a socorrerlo. Pero haberla
casada con una mujer flaca y fea, por haber tirado demasiado del pedazo sufrido y haberse salvado vuelve al hombre capaz de curar a su vez los
de carne del que ésta surgiera (M 2 9 ) ; Y los campesinos del interior del violentos dolores abdominales debidos a la ingestión de carne asada lle-
Brasil afirman que la carne de sariema, o sólo la de sus muslos. es in. vada a la boca con manos sucias de sangre de la caza (Nim. 8, pp. 246-
comible por gusanienta. Entre el llamado de un pájaro dotado de carne 247): dolores internos en vez de herida externa, pero resultantes tam-
bién de la conjunción de lo muerto y lo vivo.e
a El mito apínayé distingue implícitamente entre madera viva dura y blan-
da. Pero no nos cuidaremos de insistir sobre la oposición madera mucrta/ma- " Los Bakairi atribuyen a la sarlcma plumas "feas y delgadas" (van den
dera podrida, que es más bien de orden lingüístico: las lenguas del Brasil cen- Iteinen 2, pp- 488-489)'
tral y oriental agrupan en una sola categoría la madera que nosotros llamamos 11 Ert un interesante estudio aparecido cuando la edición francesa de este li-
"muerta" y la que está efectivamente podrida. Así en bororo: djorlghe, geri- bro, ya estaba imprimiéndose, Heizer subraya (p. 18g) el carácter excepcional
gue, "madera para quemar" (d. djoru, "fuego"): djorlghe-arógo, "larva de la elel derribo de madera viva para encender lumbre.
madera podrida" (8. de Magalháes, p. 34). S Los Bcroro comparten esta repulsión hacia la sangre: "Se juzgan infectados
154 FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS 155

No es por tanto de manera arbitraria como el mito apinayé (M g ) uti- la oposición entre naturaleza y cultura la madera podrida es el inverso
liza "el llamado de la madera podrida" para pasar de la obtención del de las plantas cultivadas.
fuego de cocina al encuentro de un ogro caníbal. Ya hemos mostrado Ahora, el episodio del ogro muestra al héroe engañando a su raptor,
que entre la vida breve y la obtención del fuego de cocina existe un dejando en su lugar una piedra para que la devore. La piedra, la roca.
nexo intrínseco. Y comprendemos ahora que, entre artigadores, hasta aparecen pues como término simétrico e inverso de la carne humana.
la cocina vegetariana puede ser indisociable de un "canibalismo" igual- Llenando ahora la casilla disponible con el único término culinario aún
mente vegetariano. La vida breve se manifiesta de dos maneras: sea por disponible -la carne animal- se obtiene la tabla siguiente:
la muerte natural -vejez o enfermedad-e, como pasa a los árboles cuando
"mueren" y se transforman en leña, sea por la muerte violenta recibida roca carne humana 1
de un enemigo que puede ser un caníbal -un ogro, pues- pero que lo { madera dura carne animal carne
es siempre al menos en una acepción metafórica. así sea bajo el aspe<:to madera 1 madera podrida
plantas cultivadas
del roturador que ataca al árbol vivo. Así, es lógico que en el mito api-
nayé el episodio del encuentro con el ogro (que es una "sombra" o un ¿Qué significa esto? La serie de los tres "llamados" es superponíble,
"fantasma") siga sin transición al de la llamada de la madera podrida en orden inverso, a una distribución de la alimentación en tres catego-
(fantasma también, por tanto). De este modo la muerte se introduce rías: agricultura. caza. canibalismo. Por añadidura estas tres categorías,
bajo sus dos aspectos. que podrían llamarse "gustativas", están codificadas en términos de otro
sistema sensorial: el del oído. En fin, los símbolos auditivos empleados
tienen la notable propiedad de sugerir inmediatamente otras dos codifi-
caciones sensoriales: una olfativa. otra táctil, como puede verse a con-
De todas maneras, el mito apinayé plantea un problema que no hemos tinuación:
resuelto aún. ¿Qué sentido hay que anexar a la noción estrambótica de
un llamado proveniente de un ser, vegetal o mineral, desprovisto de la Código: auditivo gustativo olfativo táctil
capacidad de articulación?
El mito enumera los tres llamados a los que el héroe deberá responder
o hacerse el sordo. Pasando del más fuerte al más débil, son los llama-
dos de la roca, del árbol duro aroeira y finalmente de la madera podrida.
Poseemos indicaciones sobre el valor simbólico de la madera podrida en
ROCA ••••••••••••

MADERA DURA. • •
MADERA PODRIDA
llamado ruidoso
!
llamado suave
X
carne animal
carne humana
X
plantas cultivadas imputrescible
t
pútrido
duro
¡
blando
la mitología de los Ge: es un antialimento vegetal," el único que los
hombres consumían antes de la introducción de las técnicas agrícolas. Con esto se comprende el sentido muy preciso que hay que dar al vo-
Varios mitos ge, sobre los que volveremos, atribuyen el don de las plan- calismo de la piedra y la madera: los emisores de ruido deben ser elegi-
tas cultivadas a una mujer-estrella descendida a la tierra para desposar dos de manera tal que posean asimismo otras connotaciones sensoriales.
a un mortal. Anteriormente los hombres comían la carne acompañada Son operadores que permiten expresar el isomorfismo de todos los sis-
de madera podrida a guisa de legumbres (Apinayé: Nim. 5, p. 165; Tim- temas de oposiciones que participan de la sensibilidad, y así sentar como
bid: Nim. 8, p. 245: Kraho: 5ehultz, p. 75; Kayapó: Banner 1, p. 40; totalidad un grupo de equivalencias que asocian la vida y la muerte, la
Métraux 8, pp. 17-18}. Pueda concluirse que desde el punto de vista de a~i~entación vegetal y el canibalismo, la podredumbre y la imputresci-
bilidad, la blandura y la dureza. el silencio y el ruido.
cuando por cualquier razón, así sea matando animales salvajes, se manchan de
sangre. En el acto se ponen a buscar agua y se lavan y relavan hasta que
desaparece el más mínimo rastro. De ahí su asco hacia la comida sanguino- Puede proporcionarse la prueba. pues poseemos. provenientes de las mis-
lenta" (Colb. I, p. 28). Semejante actitud no es universal en América tropical, mas poblaciones o de poblaciones más o menos vecinas. variantes de los
puesto que los Nambikwara consumen medio crudos y sangrantes los animalitos mitos ya examinados pero en las que se verifica la transformación de
que constituyen la parte esencial de su alimentación. de carne (L.-S. 3, pp- una codificación sensorial a otra, sensorial también. Si los Apinayé codi-
3°3-3°4)· fican ostensiblemente la oposición de muerte y vida mediante símbolos
7 La idea vuelve a encontrarse en América del Norte, sobre todo en la zona
auditivos, los Kraho utilizan por su parte una codificación ostensible-
del noroeste, donde la historia de la "ogresa del cuévano" figura en numerosas mente olfativa:
versiones cuyos detalles ofrecen un notable paralelismo con las versiones ge. Sin
duda muchos mitos del Nuevo Mundo tienen una difusión panamericana. Sin M 72 . Kraho: la vida breve.
embargo, el noroeste de América del Norte y el Brasil tienen tantos rasgos en
común que no puede dejar de plantearse un problema de historia cultural. No Los indios capturaron un día un runo de los Kokr'idhó, espí-
ha llegado aún el momento de abordar este asunto. ritus acuáticos que los danzantes enmascarados encarnan en las
156 FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS 157
ceremonias (según un informante de Schultz, serían chinches de Los tres llamados del mito apinayé aparecen con codificación olfativa
agua),8 A la siguiente noche los Kokridhó salieron del agua e entre los Sh ipaia, cuyo mito sobre el origen de la vida breve podría casi
invadieron el pueblo para rescatar a su hijo. Pero exhalaban tal titularse "los tres olores":
hedor que todo el mundo murió (Schultz, pp. 151-152).
M 76 • Shipaia: la vida breve.
Un informador kruho restituye la codificación auditiva agregando
El demiurgo deseaba hacer inmortales a los hombres. Les pidió
que los Kokridhó cantan tan fuerte, "RRRRRRR", que es desagradable que se apostaran al borde del agua y que dejaran pasar dos pira-
oírlos. Este detalle recuerda que los Bororo designan mediante la misma guas; pero tendrían que detener la tercera para saludar y abrazar
palabra -aigé- los rombos 9 y un espíritu acuático (E. B. vol. 1, pp. 17- al Espíritu que la ocuparía.
26). Los Timbirá, cuyo mito de origen de los Kokrit (= Kokridhó) es La primera piragua traía una cesta llena de carne podrida, que
un poco diferente (M 73 ) , insisten también en su hedor (Nim. 8, p. 202). apestaba terriblemente. Los hombres corrieron a su encuentro: el
Los Jivaro (M 74 ) creen que el olor a podredumbre apareció al mismo mal olor los rechazó. Pensaban que esta piragua transportaba la
tiempo que los demonios (Karstcn 2, p. 515). Un mito ofaié (M 75 ) muerte. Pero la muerte iba en la segunda piragua, y tenía forma
atribuye la aparición de la muerte a la peste de un hombre-mofeta (ja- humana, así que los hombres la recibieron bien y la abrazaron.
ratataca, un mustélido) que posteriormente fue convertido en dicho ani- Cuando apareció el demiurgo en la tercera piragua tuvo que reco-
mal (Nim. 1, p. 378) .10 nocer que los hombres habían elegido la muerte, al revés que las
serpientes, los árboles y las piedras que, por su parte, habían es-
8 Que acaso podrían confrontarse con el mru kaok de los Kayapó: monstruo perado al Espíritu de inmortalidad. Si los hombres hubiesen hecho
acuático en forma de serpiente que no se ve jamás pero que a veces puede oírse otro tanto, cambiarían de piel una vez viejos y se rejuvenecerían
y olerse. Es responsable de las congestiones y de 10:j síncopes (Banner 2, p. 37). corno las serpientes (N im. 3, p. 385) .
El mismo término tendría también el sentido de "falso, imitado" (id.).
9 Son las "bramaderas" (buil-roorcr, Schwirrholz), famosas en la etnografía La codificación táctil estaba ya dada implícitamente en la serie roca y
australiana. "Son instrumentos musicales de madera, opulentamente pintados. madera dura del mito apinayé. Aparece de manera más explícita en un
cuya forma recuerda la de un pez aplanado, y que miden entre unos treinta mito tupí:
centímetros y metro y medio. Haciéndolos girar atados a la punta de una M 77 • Tenetehara: la vida breve (1).
cuerdecita se produce un bramido sordo atribuido a los espíritus ... " (L.·S. J;
sexta parte: Bororo. principio del cap. XXIII). [T.] El primer hombre, creado por el demiurgo, vivía en la inocencia,
10 El jaratataca (maritataca, jaritataca) es el cangambá tConepatus ehilensis) no obstante tener un pene siempre erecto, cuya destumescencia in-
congénere sudamericano de la mofeta o skunk (o zorrillo [T.]) de América del tentaba en vano provocar regándolo con sopa de mandioca. Ins-
Norte. Difundido por el Brasil central y meridional, este cuadrúpedo nocturno truida por un espíritu acuático (más tarde castrado y muerto por
y carnívoro paGa por ser naturalmente inmune al veneno de las serpientes, que su marido), la primera mujer le enseñó cómo ablandarse el pelle
le gusta cazar. Posee una glándula anal (un par, por ser exactos [T.]) que entregándose al coito. Cuando el demiurgo vio el pene fláccido
segrega un líquido nauseabundo con el que roda a sus adversarios (Ihering, montó en cólera y dijo: "De ahora en adelante tendrás el pene
vol. 34. pp. 543-544). En el estado de Pernambuco la palabra "tacácc" existe en blando, harás niños y después morirás; tu hijo crecerá, hará tamo
la lengua ordinaria con el sentido de "transpiración fétida, mal olor del cuerpo bién un niño y morirá a su vez" (Wagley-Galvao, p. 131).11
humano" (loc. cit., vol. 36, p. 242). Volveremos repetidas veces a hablar de las
mofetas americanas (pp. 176, 179, 206, 247, n. 8, 268) Y nos conformaremos aquí Hablando de los Urubú, que son una tribu vecina, Huxley (pp. 72-87)
con una observación. Se trata de un animal de la familia de los mustélídos que ha subrayado bien el papel fundamental que desempeñan en la filo-
esparce la muerte entre los hombres al mismo tiempo que su hedor (Mn ). sofía indígena las categorías de "duro" y "blando" Sirven para distin-
Según M27 , los antepasados bororo fueran convertidos en mustélidos (nutrias) guir modos del discurso, tipos de conducta, géneros de vida y hasta dos
por negarse a exhalar el humo oloroso del tabaco. Lo~ Kokridh6 de 117 2 son aspectos del mundo.
chinches de agua, animales a los que se ajustaría. mucho mejor que a la nutria, El código visual nos entretendrá más tiempo en virtud de los proble-
la deñnlción de la palabra borato Ippié, que da Colbacchini, y sobre cuya sin- mas de interpretación que plantea. Aquí está, por principio de cuentas,
gularidad hemos llamado la atención antes (p. 108, n. 7). Se barrunta aquí al· un mito que combina el código visual con otros:
guna equivalencia emozoológíca entre los mustélidos y un insecto acuático no
identificado. No hay nada en la E. B., ciertamente, que estimule esta conjetura,
como no sea el hecho de que una equivalencia del mismo género es señalada M 78 . Caduveo: la vida breve.
a propósito de otro animal: la palabra okiwa designa a la vez el capivara Un célebre chamán visitó al creador para averiguar el modo de
(lIydroehoerus) y un insecto acuático que, como su homónimo, vive en las ori- rejuvenecer a los viejos y hacer que 'los árboles muertos produjeran
llas (loe. cit., vol. J, p. 829). Un coleóptero acuático que gira rápidamente, el
y-amai, es uno de los animales primordiales de la cosmograffa guaraní (Cado- 11 Compárese con el pene de cera, que se funde al sol, causa igualmente de
gano pp. 30. 35)· la vida breve en un mito ofaié (Ribclro a, pp. 121-123).
158 FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS 159

rerníevos. Se dirige a varios habitantes gel más allá, que toma por tal serpiente es el pene kilométrico fabricado por el demiurgo para la
el creador, pero que declaran no ser de él más que los cabellos, satisfacción de las mujeres, pues en el origen los hombres eran como ni-
los recortes de uñas, la orina ... Llega al fin a su destino y presen- ños y asexuados (Huxley, pp. 128~129). En el primer mito tenetehara
ta su solicitud. Su espíritu guardián le había indicado que bajo (M 77 ) la muerte de la serpiente priva a la mujer de su pareja y la incita
ningún pretexto debería fumar la pipa del creador, ni aceptar el a seducir a su marido, a consecuencia de lo cual aparecen la vida, la
cigarro que le ofrecería (y que, por el contrario, habría de arre-
batarle brutalmente) ni, por último, mirar a su hija. muerte y la sucesión de las generaciones. En el mito urubú, luego
Luego de haber triunfado de estas tres pruebas, el chamán obtuvo de muerta la serpiente, el demiurgo cortó su cuerpo en trozos que re-
el peine de resucitar los muertos y la resina (=savia) que hace partió entre los hombres a guisa de penes individuales; a consecuencia
reverdecer la madera. Ya estaba en el camino de retorno cuando la de esto las mujeres concebirán los niños en los vientres (y ya no en un
hija del creador le dio alcance para devolverle un pedazo de tabaco jarro) y parirán con dolor. Pero ¿cómo tiene que interpretarse el se-
que había olvidado; dio grandes gritos para que se detuviera. In- gunde mito tenetehara?
voluntariamente el héroe se volvió y vio un dedo del pie de la jo- El punto de partida es el mismo: conjunción de una mujer (o de las
ven, a quien esta simple mirada bastó para dejar encinta. Por eso mujeres, M so) Y una serpiente. Esta conjunción es seguida de una dis-
el creador hizo que muriera no bien regresado, y se lo llevó con- yunción y luego, en los tres casos, de una fragmentación: pene de la ser-
sigo para que cuidase de la mujer y de su hijo. De ahí en adelante piente cortado (M 77 ) , cabeza de la serpiente cortada, y cuerpo despeda-
los hombres no podrán sustraerse a la muerte (Ribeiro 1~ pp. 157~
160; Baldus 4, p. 109). zado (M so) , hijo-serpiente definitivamente aislado del cuerpo de su ma-
dre (M 8 1) . Pero en los dos primeros casos la fragmentación se proyecta
sobre la duración en forma de periodicidad: el pene masculino será alter-
Utilizando una codificación puramente visual, un mito tenetehara da
nativamente duro y blando, las generaciones sucederán a las generacio-
de la vida breve una interpretación aparentemente distinta de M 77 :
nes" la vida y la muerte alternarán, las mujeres engendrarán sufriendo ...
En el tercer caso (M 79 ) la fragmentación se proyecta en el espacio: el
M 79 . Tenetehara: la vida breve (2). hijo-serpiente (muerto también, como las otras serpientes, a su natura-
leza de ofidio, puesto que se niega a unirse a su padre) hace pedazos su
Una joven india encontró en el bosque una serpiente que se con-
virtió en su amante y de la que tuvo un hijo, adolescente desde el arco y sus flechas y aquéllos, desparramados por el cielo nocturno, se con-
instante en que nació. Este hijo iba todos los días al bosque a vertirán en las estrellas. Por haber sido la araña testigo ocular de esta
hacer flechas para su madre, en cuyo seno se refugiaba cada noche. fragmentación, para ella, y para ella sólo, la periodicidad (cambio de
El hermano de la mujer sorprendió el secreto y la convenció de piel) tiene valor de vida, en tanto que para el hombre tiene valor
que se escondiera en cuanto el hijo se fuese. Cuando volvió éste de muerte.
al atardecer y quiso como de costumbre penetrar en la matriz de Por consiguiente el código visual proporciona a M 19 el medio de una
su madre, ésta había desaparecido. " doble oposición. Ante todo entre lo visible y lo no visible, puesto que las
El adolescente consultó a su abuela serpiente, que le recomendó arañas despiertas no han sido solamente testigos de un espectáculo particu-
ir a buscar a su padre. Pero no tenía la menor gana; por eso al lar: en otro tiempo no había nada que ver; el cielo nocturno era oscuro
llegar la noche se mudó en rayo de luz y subió al cielo, llevando
y uniforme y para volverlo "espectacular" era preciso que las estrellas
su arco y flechas. En cuanto llegó, rompió sus armas en fragmentos
menudos que se volvieron estrellas. Como todo el mundo dormía, fuesen a poblarlo y alumbrarlo a la vez. En segundo lugar este espec~
con excepción de la araña, ésta fue la única en presenciar el espec- táculo original está calificado, puesto que resulta de la fragmentación
táculo. Por esa razón las arañas (a diferencia de los hombres) no opuesta a la in tegridad.
mueren con la edad sino que cambian de piel. En otro tiempo los Este análisis es confirmado por un grupo de mitos tukuna que también
hombres y los demás animales cambiaban también de piel cuando le refieren al origen de la vida breve, sin dejar por eso de situarla en
se hacían viejos, pero desde entonces mueren (Wagley-Galváo, p. una perspectiva bastante diferente, tal vez a causa de la antigua creencia
149) . de los Tukuna en un rito que permitía a los hombres alcanzar la inmcr-
talidad (Nim. 13, p. 136):
En este mito volvemos a encontrar la chica de la serpiente cuyo sexo
está abierto y permite a su marido o a su hijo guarecerse a voluntad M SI ' Tukuna: la vida breve.
(d. pp. 127 s.). Desde este punto de vista los dos mitos tenetehara Otrora los hombres ignoraban la muerte. Sucedió que una mu-
sobre el origen de la vida breve son menos diferentes de lo que parece. chacha, recluida en ocasión de la pubertad, por descuido no res-
puesto que en el primero también es iniciada la mujer a la vida sexual pondió al llamado de los (dioses) inmortales que invitaban a los
por una serpiente acuática, a la que invita al coito golpeando una cala- humanos a seguirlos. Y acto seguido cometió el error suplementa-
baza puesta sobre el agua. De acuerdo con una versión urubú (M so) , rio de responder al llamado del Espíritu Vejez. tste irrumpió en
160 FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS 161

SI} celda y, trocó su piel por la de la joven. De inmediato el Espí- mentaria que se suma a la inmortalidad "relativa" de los insectos. El
rrtu v~lY;o a ser un adolescente y su víctim~ se tornó una vieja mito tenetehara (M 79 ) se contenta con oponer la mortalidad absoluta
decrépita ... Desde entonces los humanos envejecen y mueren (Nim. de los humanos a la inmortalidad relativa de los insectos, mientras que
13, p. 135). los dos mitos tukuna (que se completan) suponen un sistema triangular
cuyos vértices están ocupados por la inmortalidad y la mortalidad huma-
Este mito sirve de transición entre el de los Apinayé (M 9 • tema de los nas, absolutas ambas, y por la inmortalidad relativa de los insectos. El
llamados) y el segundo mito tenetehara (M 79 • cambio de piel). Este segundo mito tukuna (M 82) se ocupa de las dos formas de inmortalidad.
último terna sobresale mejor aún en el mito siguiente: la de los humanos es superior -por absoluta- a la de los insectos: de
ahí la inversión de los planos de fragmentación y, correlativamente, de los
M S2 ' T'ulnmo: la vida larga. objetos fragmentados: armas masculinas o cacharros femeninos, sea en el
cielo (M 79 ) o en la tierra (M 82 ) . A este respecto el tránsito de las es--
D na .virgen, confinada en. su celda de pubertad, oyó el llamado trellas (M 79 ) a la aureola lunar o a las Pléyades (M S2 ) es particular.
de los lllm_ort~les. Respondió en seguida y pidió la inmortalidad. mente significativo, por tratarse en el segundo caso de fenómenos celestes
Entre los invitados (a. una fiesta que había en aquel momento) que (como veremos para las Pléyades, ver más adelante, pp. 219 ss.) se si-
estaba una muchacha Joven, novia de Tortuga; pero lo desprecia- rúan del lado de lo continuo, que es también el de la inmortalidad abso-
ba por a~imentarse de hongos de árbol, y perseguía a Halcón con luta en oposición a la- inmortalidad relativa o períódíca.ta
sus atencrones.
Durante toda la fiesta se estuvo fuera de la choza con su bien- Otra razón de la complejidad de M 82 reside por ventura en el hecho
am~d~" salvo U!l instan~e,. para beber cerveza de mandioca. Tortuga de que los 'Tukuna parecen. particularmente sensibles a un problema de
advirtió su salida precipitada y lanzó una maldición: de súbito el lógica culinaria que deriva del lugar importante de las bebidas Iermen-
cuero de tapir sobre el que estaban sentados la virgen y los invi- tadas en su vida ceremonial. Para ellos la cerveza es un brebaje de In-
tados se elevó por los aires sin que siquiera Tortuga tuviese tiempo mortalidad, o puede serlo:
de subirse también.
L?s dos amantes ven el cuer? y sus ocupantes, ya muy arriba en M S4 ' Tukuna: el brebaje de inmortalidad.
el cielo. Los hermanos de la Joven le lanzan un bejuco para que
suba hasta ellos, pero tque no vaya a abrir los ojos! Ella desobe- Iba acabando una fiesta de la pubertad. pero el tío de la joven
dece y exclama: "¡El bejuco es demasiado delgado, va a romperse!" virgen estaba tan ebrio que ya no podía oficiar. Un dios inmortal
y se rompió, efectivamente. Al caer, la joven se transforma en surgió bajo la forma de un tapir. Raptó a la muchacha y se des-
pájaro. posó con ella.
Tortuga rompió las jarras llenas de cerveza y ésta, que hervía de Mucho más tarde volvió ella al pueblo con su niño pequeño y
gu~anos, se derramó por el suelo, donde las hormigas y los otros rogó a los suyos que prepararan una cerveza especialmente fuerte
amm.ales que mudan de piel la lamieron; por eso estas criaturas no para la fiesta de depilación de su hermano menor. Asistió a la
envejecen. Tortuga se convirtió en pájaro y se reunió con sus com- ~remonia en compañía de su marido. Éste había traído un poco
pañ.eros en el mundo de arriba. Todavía puede verse el cuero de de la bebida de los Inmortales, de la que hizo beber un trago a
tapIr y sus ocupantes: forman la aureola lunar (en otra versión cada uno de Jos participantes. Cuando estuvieron todos ebrios,
las Pléyades) (Nim. 13, pp. 135·136). • partieron con la joven pareja para instalarse en el pueblo de los
dioses (Nim. 13, p. 137).
Más adelante nos ocuparemos del aspecto astronómico de la codifica.
ción visual y aquí nos limitaremos a un análisis formal. Desde este punto Pero al mismo tiempo este mito, lo mismo que M S2 ' gira alrededor de
de vista el paralelismo entre este mito y el segundo mito tenetehara del una bebida cuya preparación cae a medio camino entre la fermentación
origen de la vida breve (M 79 ) resulta sorprendente: una mujer se ayun. y la putrefacción o, más exactamente, en la cual ambas van inevitable-
ta con un amante prohibido (serpiente, halcón); sigue una disyunción mente apareadas en virtud de la técnica indígena. Ya hemos aludido a
(causada por el hermano en M 7!l; o, en M 82 , que los hermanos tratan ello (p. 80, n. 1). Es tentador correlacionar esta dualidad con aquella.
vanam~nte de remediar).. se rompen objetos (ya sea en el cielo, M 7 ::l' ya
a primera vista tan extraña, de las heroínas: por una parte la virgen re-
en la. nerra, M S2 ) · Los msectos que mudan de piel "dan fe" de esta frag- clusa, sometida al ayuno y que "fermenta" -podríamos decir- al llegar
mentación y se vuelven inmortales. Aparecen cuerpos celestes. • la pubertad; por otra la chica disoluta que desdeña a su prometido
El mito tukuna es, en todo Caso, más complejo que el mito tenetehara, 12 Los Bororo (M¡¡a) hacen provenir la vida breve de una discusión entre
lo cual nos p;!rcce debido a dos razones. Ante todo, como indicamos ya. la piedra y el bambú: una es eterna, el otro rouere y renace en sus retoños
los Tukuna creían que el hombre podía alcanzar la inmortalidad. Esta Jóvenes. El bambú sale ganando, en nombre de la periodicidad (Colb. 3, pp.
inmortalidad, que llamaremos "absoluta", acarrea una dimensión suple 160·.61).
162 FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS
FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS 163
Tortuga por ser un "come-podrido" y enamorada de Halcón; un "come. dera podrida, grito lejano de la sariema, llamado del Espíritu Vejez.
~dou (esta especie. de faleó.oídas se alimenta de pájaros pequeños, pre-
Consideremos ahora otro mito acerca de la vida breve que proviene de
cisa ~~a D?ta de Nimuendajuj , Hay pues presentes tres regímenes alí- los Karajá, Como M10 :
menncios, ígual que hay tres inmortalidades, o, si se prefiere y para ate.
nerse a la materia misma del mito, dos inmortalidades, una simple (la M". Kcrajá: la vida breve (2) .
de los hu~anos he~os inmortales) y la otra ambigua (la de los insectos
,ue cambian de. píel) , y dos regímenes alimenticios (uno simple pero Después de que un sapo le robó el fuego que negaba a los hom-
l~umano: ~1 alimento crudo; el otro humano y hasta sagrado, pero amo bres, el demiurgo casó con una joven india. Cediendo a las ins-
bíguo: el alimento que no puede fermentar sin podrirse). tancias de su suegro consintió en solicitar al buitre real las Iumina-
. ~ea lo ,que fuere" sólo hemos introducido estos mitos tukuna para de- rias celestes: estrellas, luna, sol. que eran indispensables para alum-
brar la tierra. El demiurgo rogó entonces al buitre que enseñara
ñnír mejor. la~ u~lldades del código visual, y apreciamos que nuestras a los hombres, por eu mediación, las artes de la civilización. Luego
categorías língüístícas se prestan mal a ello. La oposición pertinente es de esto el pájaro (que el demiurgo había atraído haciéndose el
I~omorfa con la que hay entre objetos enteros y objetos rotos. o la del muerto) se fue volando. En aquel momento a la suegra del de-
cielo oscuro y u~ido y el cielo luminoso sembrado de estrellas o, final- miurgo se le ocurrió preguntarle cómo podía devolverse la juven-
mente, con la existente entre un líquido encerrado en un recipiente en tud a los viejos. La respuesta llegó de muy lejos y de muy alto.
el que forma una masa homogénea. y ese mismo líquido derramado y Los árboles y algunos animales la oyeron, no los hombres (Baldus
lleno de gusanos. Así, entre entero y trozado, liso y grumoso. inerte y bu- 4, p. 82).
llente, continuo y discontinuo. A su vez estas oposiciones son ísomor-
fas con respecto a otras, que participan de otras formas de sensibilidad: Hallamos de nuevo en este mito la oposición entre muerte y vida que
fresco y podrido, duro y blando, ruidoso y silencioso (caliente y frío, en es el elemento invariable del grupo. Pero en vez de que esta oposición
una pequeña versión arikena, cf. Kruse 4, p. 409). esté codificada mediante la forma oír/no oír, el orden de los términos
Estos códigos sensoriales no son simples, y no son los únicos empleados. está invertido. Para vivir largo tiempo los héroes de M9 , M 70 Y MSl hu-
Así, el código visual existe con la forma bruta de una oposición entre biesen debido no oír un ruido débil. Ahora es al contrario.
visible e invisible. Pero aparte de que esta oposición es inmediatamente La misma dificultad se repite a propósito del código olfativo. -Según
especificada, el código visual funciona a otros niveles. En la cuarta parte los mitos kraho (M,.) y ofaié (M,,), la muerte llega a los hombres
nos ocuparemos extensamente del código astronómico; y en la quinta de porque han sentido el hedor. Pero para el mito shipaia (M76) el in-
un código estético que ya interviene en los mitos que llevamos exami- conveniente reside en una sensibilidad olfativa deficiente: si los hombres
nados hasta aquí, y que p.ermite oponer la sariema -pájaro quejumbroso hubiesen percibido el hedor de la muerte, no la habrían adoptado. Por
y. feo, espo~ de una mUjer fea, responsable de la muerte- y el jaguar consiguiente en un caso habría hecho falta no percibir un olor fuerte;
rrcamente pintado y decoradc.ra cuyos colmillos y piel sirven para los y percibir uno débil en el segundo.
atuendos más hermosos, así Como su primo el puma, poseedor de una Veamos ahora el código visual. Un mito sherenté que será resumido
esposa guapa, a la inversa de la sariema (M2 0 ) . Por último, en la segun. más tarde (M98 lil, p. 170) asocia el origen de la vida breve a la visión y a
da parte hemo~ sacado a la luz. a propósito de los mitos del origen de la percepción olfativa dé una escena celeste. Ahora bien, el mito tene-
1?1. cerdos salvajes. una verdadera codificación sociológica que utiliza opo- tehara (M79) da de este origen una explicación inversa: los hombres
srciones fundadas en los vínculos de alianza y de parentesco. mueren demasiado jóvenes porque, dormidos, no han visto cómo el cielo
nocturno y vado se poblaba de estrellas. Se trata sin discusión de una
propiedad indeformable del subgrupo al que pertenece M1 9 , puesto que
Antes de terminar provisionalmente con los códigos sensoriales es indis- reaparece idéntica en variantes amazónicas de código acústico (Ms6) : el
pensable resolver una contradicción. Cuando se pasa revista a los mitos hijo-serpiente abandonado por su madre sube al cielo, donde se volverá
relativos. a la duración de la vida humana se advierte que. según el ejem- arcoíris, no sin haber recomendado a los hombres responder a los llama-
plo elegido. los polos de cada oposición sensible adquieren valores dife- dos que les lanzará desde arriba. Pero su abuela dormida no lo oye. a
rentes. Tanto en M9 como en M10 y Mal se dice que. para disfrutar de diferencia de lagartos, serpientes y árboles, que por esa razón se rejuve-
una larga vida, o de la inmortalidad, los hombres no deben mostrarse necen y mudan de piel (Barbosa Rodrigues. pp. 255·255, 259·245). Igual
receptivos hacia un ruido débil: llamado "dulce" y "quedo" de la ma- conclusión en otra variante (MS6 11 ) . en la que el arcoíris es -cosa rara-
designado como el hijo de un jaguar; verdad es que fue obtenida de un
18 La coquetería del jaguar causará. su pérdida (Métraux 81 pp. lO-U). A mestizo arrancado de su tribu (Tastevin J) pp. 183. 190). Un mito cashí-
cambio de la agilidad y la flexibilidad dio al lagarto "un poco de belleza )" nawá (MS(}b) explica también que, a diferencia de los árboles y los rep-
le pintó la piel por los dos lados" (Colb. J, p. 258). tiles, los hombres se volvieron mortales por no haber respondido, durante
164 FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS FUGA DE LOS CINCO SENTIDOS 165
su sueño, a los llamados del antepasado que subía al cielo gritándoles:
"¡Cambiad de piell" (Abreu, pp. 481.490).
La antigua mitografía se habría deshecho con toda soltura de seme- no oír). (oler no oler),
(oír
jante dificultad, pues en casos de este tipo le bastaba imputar al pensa-
miento mítico el relajamiento y el carácter siempre aproximado de los
análisis con que se conformaba. Partimos del principio inverso: cuando M"
aparece una contradicción es prueba de que el análisis no se ha llevado
M rD (por lo que toca a los humanos)
suficientemente lejos y de que algunos caracteres distintivos han pasado
inadvertidos. Aquí está la prueba para el caso que nos ocupa. --+
M" ,
En el grupo de los mitos relativos a la vida breve, ésta es enfocada (tocar no tocar) (ver no ver)
con dos aspectos, uno prospectívo, retrospectivo el otro. ¿Es posible pre-
venir la muerte, es decir, evitar que los hombres mueran más jóvenes de

M" (por lo que toca a los insectos)
lo que quisieran? Y a la inversa, ¿es posible, cuando los hombres se han
hecho viejos, devolverles la juventud y, si han muerto ya, resucitarlos? M" (por lo que toca a los humanos)
La solución del primer problema es siempre formulada en términos ne-
gativos: no oír, no oler, no tocar, no ver, no gustar ... La del segundo (gustar no gustar)
siempre lo es en términos positivos: oír, oler, tocar, ver, gustar. Por otra
parte, la primera solución sólo interesa a los hombres puesto que plan- M" (por lo que toca a los insectos)
tas y animales tienen su manera de no morir que consiste en rejuvene-
cerse cambiando de piel. Ahora, ciertos tipos de mitos consideran sola-
mente la condición humana y se leen, pues, en un solo sentido (larga Sólo el mito caduveo ocupa una posición intermedia que se explica
vida prospectiva, prescripción negativa); otros oponen la condición hu- desde un triple punto de vista: Recurre ante todo a códigos múltiples:
mana a la de los seres que se rejuvenecen, y admiten una lectura en gustativo (no fumar la pipa); táctil (coger al creador de la axila para
ambos sentidos (prospectivo y retrospectivo, negativo y positivo) . arrebatar por la fuerza el cigarro ofrecido) ; visual (no ver la muchacha) .
Estas transformaciones son observadas tan escrupulosamente que la Además, estas tres prescripciones son, la primera y la tercera negativas.
adopción de un punto de vista implica, para un mito y una población positiva la segunda. Por último. y sobre todo, el problema de la vida
dados, un cambio correspondiente de todos los aspectos del mito de la breve es planteado simultáneamente de dos maneras: el héroe se pone
misma población en que se manifestaba el punto de vista opuesto. Com- corno meta rejuvenecer (y resucitar) los viejos y los árboles, pero él mis-
párense los dos mitos karajé, M 70 y M S5 ' El primero atañe a la inmor- mo morirá antes de lo que hubiera debido porque, al convertirse en pa-
talidad prospectiva de los humanos sólo; les es negada ésta porque han dre, se ha dejado arrastrar al ciclo periódico de las generaciones. En to-
ido de abajo arriba y han escogido establecerse en la superficie de la dos los demás casos los códigos sensoriales invierten regularmente el valor
tierra, donde encuentran en abundancia los frutos y la miel (productos de sus términos, según se trate de retrasar la muerte o de asegurar la
naturales) y la madera muerta que les permitirá encender el fuego (de resurrección. La fuga se duplica gracias a una contrafuga.
cocina). En desquite, M 8 5 opone la condición humana a la de los ani-
males que mudan de piel. Así que el problema no es ya de prolongar la
vida hasta más allá de su duración normal sino, como el mito lo indica,
rejuvenecer a los viejos. Correlativamente, se trata de un descenso en
vez de un ascenso (descenso del pájaro a tierra), de la concesión de la
luz celeste en lugar del fuego terrestre (del cual se cuida el mito de se-
ñalar que los hombres lo poseen ya), de la obtención de las artes de la
civilización y no de los recursos naturales. Como se ha visto, la condi-
ción de la inmortalidad prospcctiva hubiese sido no oír en M 70 ; la de
la juventud retrospectiva, oír en M S5 '
La contradicción aparente de los códigos sensoriales desaparece pues
en el esquema siguiente, que condensa nuestra demostración:
CANTATA DE LA ZARIGtlEYA 167
No hay sin embargo que ocultar que para obtener estos resultados
hemos pasado a la ligera sobre dos dificultades. De todas las versiones
ge, sólo la de los Apinayé contiene el episodio de la vida breve. Verdad
es que al principio de la tercera parte hemos explicado por qué era legí-
timo en el caso de los de Ge llenar los vados de ciertas versiones me-
diante versiones más completas. Pero de todas maneras ea indispensable
ver si los otros grupos ge no se hacen una idea diferente del origen de la
vida breve, y cuál. Además, para garantizar la convertibilidad redproea
1I de los códigos hemos planteado la ecuación madera dura a carne animal,
que está pidiendo ser verificada. Afortunadamente todo esto es posible,
pues existe un grupo de mitos ge que asocian el motivo de la madera dura
y el de la vida breve. Ahora bien, si estos mitos -a diferencia de Mg,
CANTATA DE LA ZARIGÜEYA en el que nos hemos apoyado principalmente- no se refieren al origen
del fuego, no por eso su tema deja de ser culinario, puesto que se trata
del origen de las plantas cultivadas. Por 'Último, eatos mitos permitidn,
Quiero pintar en versos un modelo de madres: dando un rodeo imprevisto, obtener una confirmación decisiva de las
la zarigüeya, bestia que poco conocemos, conclusiones a las que ya habíamos llegado.
pero cuyos cuidados son dulces y conmueven
y a maternal cuidado reunidos
tendrán algún valor para vosotros. M ST' Apinayt!: origen de las plantas cultivadas.

F1.otuAN, Fdbulas, libro 11, l. Un joven viudo que dormía al aire libre se enamora de una es-
trella. tsta se le aparece primero bajo la forma de una rana y
luego de una joven bella con la que se casa. En aquellos tiempos
los hombres ignoraban la horticultura, comían carne con madera
a) RELATO DE LA ZAR.lG'OEYA podrida a guisa de legumbres. Estrella trae a su marido batatas y
fiames y le enseña a comerlos.
El hombre esconde cuidadosamente su pequeña esposa en una
EN EL trozo anterior esperamos haber establecido varias verdades. Por calabaza, y allí la descubre el hermano mayor. Desde entonces vive
principio de cuentas, y desde un punto de vista formal, mitos muy di- públicamente con ella.
ferentes en apariencia, pero que se refieren todos al origen de la vida Un día que Estrella se estaba bañando con su suegra, se convierte
breve, transmiten el mismo mensaje y no se distinguen entre ellos más en zarigüeya y hostiga a la vieja hasta que advierte un árbol gran-
que por el código empleado. En segundo lugar. estos códigos son del de cargado de mazorcas de maíz. "Aquí está -dice- lo que Jo<
mismo tipo: utilizan oposiciones entre cualidades sensibles, promovidas humanos debieran comer en vez de madera podrida." Con su for-
así a una verdadera existencia lógica. En tercer lugar, y puesto que el ma de zarigUeya sube al árbol, coge mazorcas. Y luego vuelve a
hombre posee cinco sentidos, los códigos fundamentales son cinco, demos- ser mujer e inicia a su suegra en el arte de preparar pasteles con el
maíz.
trando así la intervención de un inventario de todas las posibilidades Encan tados con este alimento nuevo, los hombres deciden derri-
empíricas, que son además puestas a contribuir. En cuarto lugar, uno de bar el árbol del maíz con un hacha de piedra. Pero cada vez que
esos códigos ocupa una posición privilegiada: el que se refiere a los regí- se detienen para resoplar, el corte se vuelve a cerrar. Mandan dos
menes alimenticios -código gustativo, por consiguiente-e, del cual los adolescentes al pueblo a buscar un hacha mejor. De camino éstos
otros traducen el mensaje, más de lo que él sirve para traducir el de ellos, atrapan un zarigüeya de la sabana, lo matan, lo ponen a asar y se
puesto que son mitos del origen del fuego, y por tanto de la cocina, los lo comen, pese a 9.ue esta carne está prohibida a los muchachos'!
que dominan el acceso a los mitos sobre el origen de la vida breve, y que No bien han terminado la comida cuando se vuelven ancianos de
-entre los Apinayé- el origen de la vida breve no constituye más que espalda encorvada. Un brujo consigue devolverles la juventud.
un episodio en el seno del mito acerca del origen del fuego. Comenza- Los hombres acabaron por derribar el árbol, no sin esfuerzo. Es-
trella les enseñó cómo roturar y hacer una plantación. Cuando mu-
mos así a comprender el lugar verdaderamente esencial que toca a la co- rió su marido, ella subió al cielo (Nim. 5, pp. 165-167).
cina en la filosofía indígena: na sólo marca el tránsito de la naturaleza
a la cultura; por ella y mediante ella la condición humana se define con
todos sus atributos, hasta aquellos que -como la mortalidad- podrían 1 De acuerdo con el uso, manejamos la palabra "zarígüeya" en masculino o
parecer de 10 más indiscutiblemente naturales. en femenino para diferenciar el sexo del animal. Aquí el sexo no es precisado.
166
168 CANTATA DE LA ZARIGUEYA CANTATA DE LA ZARIGUEYA 169
Otra versron de este mito apinayé (M S7a ) no contiene ni el episo- La segunda versión precisa que en los tiempos en que descendió
dio de la zarigüeya ni el del árbol del maíz. Nos dice solamente que Estrella los hombres se alimentaban de madera podrida y de restos
Estrella trajo del cielo las plantas cultivadas y enseñó la cestería a los de termiteros. Sólo cultivaban el maíz como planta decorativa (el
indios. Pero su marido la engaña con una mortal y ella sube al cielo informador es un mestizo evolucionado). Estrella enseña cómo
(C. E. de Oliveira, pp. 86·88). prepararlo y consumirlo. Pero el maíz disponible no basta para
Como no pretendemos hacer un análisis completo de este grupo. las necesidades. Estrella, encinta ya, enseña pues a su marido a
sino solamente utilizar algunos de sus aspectos para completar una de- roturar el bosque y hacer una plantación. Sube al cielo y de allí
mostración de la que hemos presentado ya lo esencial, aligeraremos las trae la mandioca, la sandía, la calabaza, el arroz, la batata, el ñame,
el cacahuate. El relato termina con un curso de cocina.
otras versiones y nos limitaremos a señalar las particularidades de cada La tercera versión, obtenida de un mestizo, hace a Estrella, ca-
una. seda ya pero aún virgen, víctima de una violación colectiva, a los
M S8 ' Timbirá: origen de las plantas cultivadas. culpables de la cual castiga escupiéndoles en la boca su saliva mor-
tal. Después vuelve al cielo {Schultz, pp. 75-86).
El héroe prendado de una estrella no es viudo sino físicamente
no agraciado. Después de que el escondrijo de la joven es descu- Los Kayapó (Gorotire y Kubenkranken) parecen disociar el mito de
bierto por el hermano menor de su marido, Estrella revela a éste Estrella, donadora o no de las plantas cultivadas, de otro mito relativo
el maíz (que nace aquí en tallos), mastica los granos verdes y se a la revelación de estas plantas por un animalito. Sólo se conoce el se-
los escupe a la cara [en la boca, M$7J. Entonces enseña a los in- gundo de esos mitos entre los Corotire:
dios cómo establecerlo. Descuajando el bosque para hacer una
plantación, a los hombres se les rompe el hacha y mandan a un
muchacho a buscar otra al pueblo. Encuentra un viejo que tiene Muo· Kayapó-Gorotire: origen de las plantas cultivadas.
un zarigiieya puesto a cocer. A pesar de la prohibición del viejo,
el muchacho se empeña en comer. En el acco le blanquea el pelo En los tiempos en que los indios comían sólo hongos de árbol
y necesita un bastón para ayudarse en su marcha vacilante. y polvo de madera podrida, una mujer que se estaba bañando supo
Estrella habría revelado otros muchos secretos a su esposo si éste por una rata pequeña la existencia del maíz, que nacía en un ár-
no le hubiera exigido ceder a sus solicitaciones amorosas. Ella se bol enorme en el que los loros y los monos se disputaban los gra-
resignó pero después oblig6 a su marido a acompañarla al cielo nos. El tronco era tan grande que hubo que ir al pueblo a buscar
(Nim. 8, p. 245) . un hacha suplementaria. De camino los jóvenes mataron y comie-
ron un zarigüeya de sabana y se transformaron en viejos. Los bru-
jos se esforzaron por devolverles la juventud, pero sin éxito. Desde
M S9 • Kraho: origen de las plantas cultivadas (tres versiones) entonces la carne de zarigüeya está estrictamente prohibida.
Gracias al maíz los indios vivieron en la abundancia. Al tiempo
Cuando Estrella aprecia que los hombres se nutren de "pau puba" que se multiplicaban se vieron aparecer tribus diferentes por el
(madera podrida: d. p. 80), muestra a su marido un árbol cubierto idioma y las costumbres (Banner 1~ pp. 55·57) .
de todas clases de maíz, cuyos granos llenan el río que le baña el
pie. Como en la versión timbirá, los hermanos al principio tienen
miedo de este alimento, que creen venenoso; pero Estrella consigue Entre los Kubenkranken (M 91 : Métraux 8, pp. 17-18) Estrella está
convencerlos. Un chiquillo de la familia es sorprendido por la otra sustituida por una mujer nacida de la unión de un hombre y de la llu-
gente del pueblo, que le pregunta qué come; se admiran de que vía. Para alimentar a su hijo la mujer retorna al cielo (donde naciera)
el maíz provenga del río en que acostumbran bañarse. Cuando la y de allí trae las plantas cultivadas (batatas, calabazas y plátanos). Aquí
noticia ha corrido por todas las tribus, se corta el árbol del maíz y tenemos ahora un resumen del otro mito:
la cosecha se reparte. Entonces Estrella revela a su marido y a sus
cufiados el uso de la palmera bacaba (que da frutos comestibles:
Oenocarpus bacaba) y les enseña a construir un horno excavado M 92 • Kayapó-Kubenkranken: origen de las plantas cultivadlU
en la tierra, que se llena de piedras ardientes y se roda con agua (maíz).
para cocinar los frutos ... La tercera y última fase de su instruc-
ción se refiere a la mandioca, su cultivo y la confección de las Después de que los hombres obtuvieron el fuego del jaguar (d
galletas. M s)' ocurrió que una vieja que se bañaba con su nieta fue impor-
Todo este tiempo. Estrella y su esposo observaban una castidad tunada por una rata (amyuré) , que finalmente le enseñó el árbol
rigurosa. Un día que el marido está de caza, un indio viola a la del maíz, cuyas mazorcas caídas llenaban el río hasta el punto de
joven, cuya sangre corre. Ella prepara entonces un filtro y enve- que resultaba dificil bañarse. El pueblo se regala con la cocina
nena a toda la población; entonces asciende al cielo, dejando las de la vieja y se ponen a abatir el árbol del maíz. Pero cada mañana
plantas cultivadas a los escasos supervivientes. se encuentra sanado el corte de la víspera. Los hombres intentan
entonces atacar el árbol con fuego y envían un adolescente al pue·
170 CANTATA DE LA ZARIGtlEYA CANTATA DE LA ZARIGtlEYA 171

blo por un hacha suplementaria. Ya de regreso, mata y asa un el primer maíz. En apariencia este detalle invalida nuestra hipótesis de
zarigüeya de cola larga (ngina); su compafiero le previene co~~a una congruencia entre carne y madera dura, en el mito apinayé del ori-
un animal "tan feo". Se lo come, no obstante, y se vuelve un VIeJO gen del fuego. Pero al mirar con más cuidado se ve que la confirma.
"tan anciano y flaco que las bandas de algodón le cayeron hasta Los mitos resumidos ahora, al igual que los tocantes al origen del
los tobillos". fuego (a continuación de los cuales se inscriben, según se apunta en
Los hombres vencen al árbol, que se desploma con estrépito; se M92) , oponen el estado de naturaleza al estado de cultura, e inclusive
reparten el maíz. Después de aquello las poblaciones se dispersa- al estado de sociedad: casi todas las versiones hacen que a la conquista
ron (Métraux 8, pp. 17-18). del maíz se remonte la diferenciación de los pueblos, de las lenguas y de
las costumbres. En estado de naturaleza los seres humanos -terrestres-
Como los Kayapó, los Sherenté disocian los dos mitos pero, como es practican la caza pero ignoran la agricultura; se alimentan de carne, cru-
de preverse en una sociedad netamente patrilineal, invierten la valen- da según varias versiones, y de podredumbre vegetal: madera descom-
cia semántica del cielo femenino (aquí caníbal), sin modificar el sen- puesta y hongos. En cambio los "dioses" -celestes- son vegetarianos
tido de la oposición sexual entre arriba y abajo: pero su maíz no es cultivado; nace espontáneamente. en cantidad ilimi-
tada, en un árbol del bosque cuya esencia es particularmente dura
M.s. Sherenté: el planeta Júpiter. (mientras que el maíz cultivado tiene tallos delgados y frágiles). Así que
Estrella aúpiter) bajó un día del cielo para casarse con un jo. este maíz sí es de hecho simétrico, en el orden de los alimentos sustan-
ven célibe que se había prendado de ella. tste oculta su mujer ciales, con la carne, alimento sustancial de los hombres en estado de
en miniatura en una calabaza y allí sus hermanos la descubren. naturaleza. Esta interpretación es confirmada por la versión sherenté
Irritada, Estrella arrastra a su marido al cielo: allí todo es dife- del mito de Estrella (M98) , que invierte las otras versiones ge del mismo
rente. Por todas partes donde mira el joven no ve más que carne grupo. De acuerdo con esta versión los hombres poseen ya las plantas
humana ahumada o asada: el agua en que se baña está llena de cultivadas (cuya adquisición se remonta, de acuerdo con los Sherenté,
cadáveres mutilados y de cuerpos destripados. Escapa deslizándose al tiempo de los héroes civilizadores, d. M lOS) ; entonces son los seres
por la palmera bacaba que había permitido su ascenso y. vuelto celestes los carnívoros, bajo la forma extrema de caníbales que se nu-
entre los suyos. relata la aventura. Sin embargo no le quedaba tren de carne humana, sea cocida (asada o ahumada), sea podrida (ma-
mucho de vida. Cuando murió, su alma retornó al cielo y se volvió cerada en el agua).
una estrella (Nim. 7, p. 184).
Pero, sobre todo, estos nuevos mitos renuevan el tema de la vida bre-
ve incluyéndolo en un conjunto etiológico (origen de las plantas culti-
Una versión más antigua (MeSa) precisa que al abrir la calabaza los vadas) paralelo al del origen del fuego, puesto que se trata del origen
hermanos quedan aterrados al ver la joven, que toman por "un animal de la cocina en ambos casos. Este tema de la vida breve es tratado aquí de
con ojos de fuego". Cuando el hombre llega al cielo le parece estar en dos maneras tan diferentes una de otra, según parece, que cada una
"un campo desolado". Su mujer se esfuerza vanamente en tenerlo apar- tomada aparte difiere de la manera como este tema era tratado por el
tado de la cabaña de sus padres para que no vea la escena can1bal que mito apinayé sobre el origen del fuego (M.).
allí se desarrolla ni note el olor pútrido que emana. Él se escapa y En efecto, en el grupo que se acaba de considerar la vejez (o la muer-
muere en cuanto pone pie en tierra (J. F. de Oliveira, pp. 595-596). te) se impone a la humanidad como si fuera el precio que tuviera que
pagar a cambio de las plantas cultivadas; sea en virtud de la venganza
M 94 , Sherenté: origen del maíz. de Estrella, cuyos cuf'iados le han arrebatado la virginidad (pues hasta
A la orilla de una charca estaba una mujer con su hijo, trenzan- entonces no se unía a su marido, como no fuera mediante castas son-
do una nasa para atrapar peces. Aparece una rata con forma hu- risas); sea porque unos adolescentes han consumido la carne del zari-
mana y la invita a ir a su casa a comer maíz, en vez de la madera güeya, que les estaba prohibida (o que así ha quedado después de aque-
podrida de la que en aquel tiempo se alimentaban los indios. Has- lla funesta comida). Ahora bien, los mitos sobre la vida breve preceden-
ta le permite lfevarse una galleta, no sin recomendarle que guarde temente analizados atribuían ésta a causas muy otras: reacción positiva o
el secreto acerca de su proveniencia. Pero el niño es sorprendido negativa a ruidos, olores, contactos, espectáculos o sabores.
mientras come su parte. Los del pueblo interrogan a la mujer y Establecimos que más allá de los códigos utilizados, que pueden variar
se dirigen a la plantación, cuyo propietario se escapa. abandonán- de un mito a otro pero siguen siendo isomorfos sin embargo, siempre
dola a los indios, transformándose previamente en rata (Nim. 71 era cosa de expresar la misma oposición pertinente, de naturaleza culina-
pp. 184-185) .
ria, entre alimento cocido y alimento crudo o podrido. Pero ahora-re.
Este importante grupo de mitos nos interesa por partida doble. Por sulta que el problema se amplía, puesto que por los mitos que acabamos
principio de cuentas, insiste sobre la dureza del árbol en el que crcda. de introducir nos enfrentamos a otras causas de la vida breve. ¿Qué
172 CANTATA DE LA ZARIGOEYA CANTATA DE LA ZARIGOEYA 173

relación puede haber entre, por una parte, la respuesta al llamado de nordeste, "gambá" en el sur y "comadreja" en la Argentina, es el más
la madera podrida, la percepción olfativa del hedor, la adquisición de un grande marsupial sudamericano y el único que tiene valor alimenticio.
pene blando, la no percepción de un espectáculo, la no ingestión de De menos importancia son el zarigüeya de agua ("cuica d'ogua", Chiro-
una cerveza agusanada, y, por otra lado, la violación de una virgen y nectes minimus), el zarigüeya de peletería (Umucúra chíchica", Caluromys
la ingestión de zarigüeya asado? Tal es el problema que tenemos ahora philander) y especies enanas del tamaño de una musaraña ("eatita": Mur-
que resolver, ante todo para validar la conexión afirmada por los mitos masa pusilla, Peramys domestica) (Guenther, p. 168, 389; Gilmore, p. 364;
entre el origen de la vida breve y el de las plantas cultivadas (demos- Ihering, arto "quica"}. El zarigüeya propiamente dicho mide de 70 a 90
tración paralela a la ya hecha acerca de la conexión entre el origen de cm de longitud. El mismo término designa cuatro especies brasileñas:
la vida breve y la del fuego de cocina); y luego -y sobre todo- por- Didelphys aurita (del norte de Río Grande do Sul al Amazonas), D. pa-
que dispondremos así de una prueba suplementaria en apoyo de nues- raguayensis (R. G. do Sul), D. marsupialis (Amazonia), D. albiventris
tras interpretaciones. La aritmética emplea la prueba "por 9". Vamos (Brasil central) (Ihering, art. "gambá"). El zarigüeya figura en varios
a establecer que también existen pruebas en el dominio de la mitología, tipos de relatos que a primera vista se siente uno tentado de dividir en
y que la prueba "por la zarigüeya" puede ser tan convincente como mitos de origen por una parte y cuentos chistosos por otra. Examiné-
aquélla. maslos sucesivamente.
Los personajes máximos de la mitología de los Tukuna son unos ge-
b) AIRE EN RONDÓ melos llamados Dyai y Epi. Al primero se debe la creación de la huma-
nidad, de las artes, las leyes y las costumbres. El segundo es un embau-
El único zoólogo que ha realizado investigaciones -que sepamos- en una cador, chismoso y descarado; cuando quiere adoptar una forma animal
tribu ge, observa acerca de los Timbirá: "No he encontrado entre ellos le gusta transformarse en zarigüeya. Es él (M g ;¡) quien descubre, en la
concepto correspondiente a la subclase Marsupialia y no se me ha men- flauta en que Dyai la ha escondido (d. M B7-M B(I ' M g3 ) , la esposa se-
cionado espontáneamente la marsupia, ni su papel en el desarrollo de los creta de su hermano, nacida del fruto de Poraqueiba sericeo Tul. Para
pe9ueños. Sólo he encontrado una especie, el gambá o mucúra (Didel- obligarla a traicionarse la hace reír (d. M~6' M 4 7 ) del espectáculo de
phys marsupialia) : klo-ti" (Vanzolini, p. 159). Es un hecho que el zari- unos peces dando botes para escapar del calor del fuego mientras que
güeye ocupa un lugar bastante modesto en los mitos del Brasil central, él se suelta el cinturón y baila de manera que su pene se agita como los
pero acaso sólo en razón de las incertidumbres que revolotean en torno peces. Viola a su cuñada con tal impetuosidad que a la víctima le brota
a la designación del animal. Los viejos autores a veces la han confun- la esperma por la boca y por las narices. Inmediatamente encinta, en-
dido con el zorro ("raposa", en portugués; un cánido), al que el zari- gorda tanto que no puede ya volver a su refugio. Dyai castiga a su her-
güeya se parece en la fisonomía. Los indios mismos designan como "rata", mano obligándolo a rallar su propia carne, y esta pasta se la echa a los
parece ser, variedades de marsupiales; anteriormente se ha visto que, peces (Nim. 13, pp. 127-129).
según las versiones del mito ge del origen de las plantas cultivadas, Es- La escena de la violación confirma la naturaleza de zarigüeya de Epi.
trella (o el amo del maíz, M 9 2) se transforma en un animal llamado En efecto, el pene de la zarigüeya es bífido; de ahí la creencia, atestiguada
unas veces zarigüeya y otras rata. El nombre timbirá del zarigüeya, klo-ti, en América del Norte, entera, de que este animal copula por las narices
es igualmente significativo puesto que parece indicar que los indígenas y que la hembra da a luz estornudando en su bolsa marsupial (Hartman,
clasifican en el mismo grupo prea (klo; d. más arriba, p. 132) Yzarigüeya, pp. 321-323) .2
por simple adición del aumentativo. Si esta clasificación apareciese en Hemos señalado de paso el parentesco de este mito con el grupo ge
otras lenguas habría que preguntarse si el prea, que desempeña gran de la esposa celeste de un mortal. En este grupo Estrella es una zari-
papel en los mitos bororo y ofaié, no está en relación o en oposición con güeya que es violada por sus cuñados; aquí la hija del árbol Poraqueiba
el zarigüeya. De modo que si los mitos mencionan el zarigüeya con bas-
tante poca frecuencia, pudiera ser porque ciertas tribus lo clasifican con 2 El engañador de los Matako tiene un doble pene (Métraux 3, p. 33) Y su
otros animales: pequeños marsupiales, roedores o cánidos. homólogo toba es un "zorro".
Igualmente turbadora es la ausencia casi completa de referencia mítica Estas creencias americanas plantean un problema de mitología comparada.
a la bolsa marsupial, aparte del breve episodio del mito de origen apa- Vuelven a encontrarse en el Viejo Mundo (donde no existen los marsupiales),
pero aplicadas a las comadrejas. Galanthis fue transformada en comadreja
pocuva del que trataremos más adelante (p. 183). En efecto, los temas de por Lucina, para castigarla por haber ayudado a Alcmena a parir y para que
inspiración -por decirlo así- marsupial son frecuentes, y ya hemos in- ella misma de ahí en adelante diese a luz por la boca, de donde había salido
sistido reiteradamente sobre uno de ellos: el de la amante (o madre) de la mentira que engañara a la diosa (Ovídío, Metamorfosis, 1. IX. vv. 297 ss.).
la serpiente, cuyo amante o hijo habitan en la matriz, de la que salen y En efecto, se decía que la comadreja daba a luz por la boca (Plutarco, lsis y
a la que acuden a voluntad. Osiris, ~ XXXIX); además se comparaban las malas mujeres con comadrejas (Gh.
El zarigüeya, llamado "mucúra" en el norte del Brasil, "timbó" en el bernatis, n, p. 53). El Nuevo Mundo, que conoce las comadrejas, les atribuye
174 CANTATA DE LA ZARIGtJEYA CANTATA DE LA ZARIGtJEYA 175
(cuyo fruto ha caído [=descendido] a tierra, como la estrella ha descen- lirvan de mitos de origen o de cuentos bufos. Los mitos de origen ha-
dido a tierra, primero con forma de rana) es violada por su cuñado, que cen intervenir dioses con forma humana pero con nombres animales; los
es un zarigüeya. Al pasar de los Ge a los Tukuna la función zarlgüeya, cuentos, animales con forma humana. En cada caso Zarigüeya ejerce
por lo tanto, se invierte y es interesante advertir que al mismo tiempo una función ambigua. Dios en el mito tukuna (MSG) ' copula como el
el don de las plantas cultivadas pasa. entre los 'Tukuna, de la zarigüeya zarigüeya lo hace naturalmente, por lo que se dice. Aunque es animal
a las hormigas (M~,; Nim. 13, p. }30). Más adelante se interpretará esta en el cuento mundurucú (Ms7) ' es no obstante un hombre, a diferencia
transformación (pp. 181 ss.) • de los demás animales. Por último, según se consideren los mitos o los
Es claro que el mito tukuna echa mano, en otro contexto, de un íncí- cuentos. su posición aparece invertida:
dente de uno de los más célebres mitos (M 06 ) de los Tupí antiguos y
recientes, una versión del cual fue recogida en el siglo XVI por Thevet: mitos de origen
la mujer encinta del dios civilizador Maire Ata viajaba sola, y el nifío
cuentos bufos
que llevaba en el vientre conversaba con ella y le indicaba el camino. "animal": 1"humano"; "animal"; t "humano";
Pero en vista de que su madre se negaba a "darle legumbres menudas I I
que había por los caminos", decidió amohinarse y ya no dijo palabra. lA 1 A (zarigüeya)
La mujer se pierde y llega a la morada de un hombre llamado Sarigoys.
Por la noche abusa de ella, "tanto que le hizo un hijo más, que acom-
pañó en el vientre al primero ... " En castigo de 10 cual fue transformado (zar.'gil )A=o
eya !1 A=o
¡I
I I
en zarigüeya (Thevet, en: Métraux 1, pp. 2~5·2~6) . I I
El mismo episodio se halla también entre los Urubú, los Tembé y los
Shipaia, que al seductor 10 nombran respectivamente Mikúr, Mykúra, Nota. El mito tukuna advierte cuidadosamente que la damisela convertida
en fruto de Pomqueíba es híja del cui'lado (marido de la hermana) de los
Mukúra, palabras próximas al nombre del zarigüeya en lingua geral: gemelos. En el esquema de la izquierda el padre de la mujer no es introdu-
mucúra. cido, pues, por simple necesidad de simetr1a.
En América del Sur el zarigüeya figura igualmertte como héroe de un
relato tragicómico. Por limitarnos a algunos ejemplos: los Mundurucú
(M,,). los Tenetehara (M,,) y los Vapidiana (M••) cuentan que Zari- Huxley. que se ha planteado el problema del simbolismo del zarigüeya,
güeya tuvo experiencias desastrosas con los yernos que había elegido. ha pretendido explicar una ambigüedad, confusamente vislumbrada, me-
Cada uno tiene un particular talento. sea para pescar, cazar o cultivar diante dos caracteres: por una parte, y como hemos visto, el zarigüeya
la tierra. Zarigüeya trata de imitarlos y fracasa; a menudo hasta se hiere. tiene el pene bífido, que le haría especialmente apto para engendrar ge-
Cada vez manda a su hija que cambie de marido, pero con peores reeul- melos; por otra parte, cuando se siente amenazado se hace el muerto y
tdos. Al fin Zarigüeya se quema o se desangra hasta morir (Kruse 2) parece por tanto capaz de resucitar (Huxley, p. 195). Aparte de que
pp. 628·6~0; Murphy 1, pp. 118·120; Wirth 2, pp. 205·208; Wagley-Galvño, ningún mito atribuye al zarigüeya la paternidad de ambos gemelos, sino
pp. 151.154). 1610 de uno, nada nos parece más frágil que esas conjeturas extraídas de
La versión znundurucú precisa que estos acontecimientos ocurrieron un folklore ecléctico, si no es que improvisadas según las necesidades del
en un tiempo en que los zarigüeyas eran hombres. En cambio los caso. Jamás puede postularse la interpretación: debe resultar de los
yernos sucesivos -pájaro pescador, chinche, palomo, "zorro" comedor de mitos mismos o del contexto etnográfico y, dentro de todo lo posible,
miel, pájaro mosca. nutria y garrapata-e, que tenían forma humana tam- de ambas cosas a la vez. Si para comprender la función semántica del
bién. "eran verdaderamente animales". Este detalle, que es un eco cu- zarigüeya vamos a empezar por hacer una rápida incursión por la mito-
rioso de la creencia de los Koasati, tribu del sureste de los Estados Uní- logía del sureste de los Estados Unidos, no es sólo porque los grandes
dos, de que los zarigüeyas (opossums) míticos poseían lenguaje articu- temas míticos del Nuevo Mundo tengan una difusión panamericana bien
lado (Swanton, p. 200), permite ya entrever que más allá de la diversi- atestiguada. y que sea posible pasar, por una serie de casos intermedios,
dad de tono existe una estructura común a las "historias de zarigüeya", ya de un hemisferio al otro: este procedimiento de explotación no servi-
rá de demostración. Ayudará solamente a formular una hipótesis que los
en cambio un papel facilitador del parto a causa de la facilidad con que estos mitos mismos que hemos analizado hasta el presente confirmarán brillan-
animales salen deslizándose de su agujero (L.-S. 9, pp. 82:-83). Por último, temente.
una versión del mito bororo de los gemelos (M4(J)' estrechamente paralela al Los Creek y los Cherokee creían que la hembra del opossum engen-
mito tupí del que se tratará arriba en esta página, menciona un mustélído dra sus pequeños sin intervención del macho (Swanton, p. 60; Mooney,
(port. "iram": Tayra sp.) en un papel que recuerda el que los Tupí hacen pp. 265, 449). Los Cherokee explican en sus mitos que el opossum no
desempeñar al zarigüeya (Colb. I, pp. 114-115: 2, Pp- 179-180). tiene esposa; que su cola, otrora muy poblada, y de la que estaba ina-
176 CANTATA DE LA ZAR1GüEYA
CANTATA DE LA ZARIGüEYA 177

guantablemente orgulloso, fue afeitada por el saltamontes, siguiendo las Se quita y abandona el carapacho viejo, segrega otro y se escapa.
Al no obtener ya respuesta, el cocodrilo abre el agujero para
instrucciones del conejo; en fin, que sus patas nunca se hielan (Maoney, comerse a la tortuga, que cree muerta. Pero ésta asoma por de-
pp. 266, 269, 273, 431, 439). La historia de la cola demasiado bella, trás y lo encierra riendo -"Weh. weh, weh"- y palmoteando. Vuelve
esquilada por el grillo o cuyos pelos desaparecen por acción del fuego al día siguiente y a su vez provoca a su enemigo: ¿ignora que hay
o del agua, es conocida igualmente por los Creek, los Koasati y los abundancia de peces podridos en el río? Pronto el cocodrilo se de-
Natchez. Fue entonces cuando la mofeta obtuvo la hermosa cola del zari- seca (d. M 12 ) Y se debilita. Su voz se vuelve inaudible y acaba
güeya (Swanton, pp. 41, 200, 249). Unidos a las indicaciones ya dadas. por extinguirse; ha muerto. La tortuga ríe -''Weh, weh, weh"- y
resulta daro que estos detalles del zarigüeya u opossum sugieren una palmotea (Murphy 1, pp. 122-123; Kruse 2, pp. 636-637. Variante
sexualidad ambigua: a la vez deficiente (celibato del macho, procreación tenetehara en Wagley-Galviio, pp. 155-156) .
por la hembra sola, castración simbólica por la pérdida del hermoso
rabo) y superabundante (cópula impetuosa o por las narices, feto o En otra versión mundurucú la tortuga triunfa sobre el jaguar porque
esperma estornudados, pies calientes siempre) . puede estar sin beber más tiempo que él. Se presenta delante de él lue-
Establecido esto, volvamos a América del Sur y presentemos un grupo go de haberse mojado de orina el carapacho y envía a la fiera a buscar el
de mitos en los que la tortuga desempeña el papel de término constante, manantial que pretende haber descubierto (Murphy 1, p. 124).
con unas veces el jaguar o el cocodrilo como antagonista -yen ocasiones El mismo mito existe entre los Tenetehara y en diversas tribus del
los dos-e, y otras el zarigüeya. Amazonas y la Guayana, pero el lugar del jaguar (o el cocodrilo) está
a menudo ocupado por el zarigüeya:
M I 0Q• Kayapó-Gorotire: el jaguar y la tortuga.
M 1 02 . Tenetehora: la tortuga y el zaTigüeya.
El jaguar despreciaba a la tortuga por su lentitud y su hilo
de voz. Ésta lo desafía: que cada uno se encierre en un agujero, La tortuga desafía al zarigüeya a un concurso de ayuno. Se en-
y a ver quién aguantará más tiempo. Sin aire, sin agua, sin ali- tierra primero. Durante dos lunaciones el zarigüeya va cada día a
mento, la tortuga resiste varios días. En seguida el jaguar se so- enterarse de su estado. La tortuga contesta siempre con voz fuerte
mete a la prueba pero conforme pasan los días se le va debili- que tiene la intención de continuar la prueba. La verdad es que
tando la voz. Cuando la tortuga destapa el orificio el jaguar ha había encontrado una salida y todo los días se escabullía para recu-
muerto: no hay más que una multitud de moscas revoloteando perarse. Cuando le tocó el turno al zarigüeya, no pudo estar más
sobre los restos (Banner 1, p. 46) . de diez días y murió. La tortuga convidó a sus congéneres a co-
mer los restos del zarigüeya (Wagley-Galváo, p. 154).
M I 0l • Mundurucú: el jaguar, el cocodrilo y la tortuga.
Para versiones amazónicas casi idénticas d. Hartt, pp. 28, 61-6~. Para
Unos monos invitan a la tortuga a comer frutos con ellos en lo
alto de un árbol. La ayudan a trepar pero luego se van y la aban- las versiones de la Guayana cf. Roth 1~ p. 223.
donan en la copa. Ciertos aspectos de estos mitos serán examinados en otra oportunidad.
Pasa un jaguar. Recomienda a la tortuga que descienda, pues Por el momento nos limitaremos a señalar que el zarigüeya aparece per-
cuenta con comérsela. Ella se niega y el jaguar decide quedarse en mutable con el jaguar o el cocodrilo, que ya sabemos que son respectiva-
el sitio sin quitar los ojos de la presa. Finalmente se cansa y baja mente el dueño del luego (M, a M,.) y el del agua (M,.).' ¿Cuál pue-
la cabeza. Entonces la tortuga se deja caer y con su duro carapa- de ser, pues, la oposición pertinente entre la tortuga (término invarian-
cho le parte el cráneo al jaguar.a "Weh, weh, weh" e-exclama la te) y el zarigüeya, el jaguar y el cocodrilo (términos permutables) ? Los
tortuga riendo y palmoteando. Se come el jaguar y con uno de los mitos son muy explícitos en lo que a la tortuga toca: ora precisan que
huesos hace una flauta, que toca para celebrar su victoria.
la tortuga puede permanecer largo tiempo bajo tierra y privarse de co-
Otro jaguar la oye, quiere vengar a su compañero y la ata-
ca, pero la tortuga se refugia en un agujero. Un cocodrilo enta- mida y bebida porque es un animal que inverna, ora la describen nu-
bla con ella una discusión acerca de la cuestión de saber si los fri- triéndose de hongos y de madera descompuesta (M 10 1 ; d. también M S2 ;
joles se dan en bejucos o en árboles. Impaciente al ser contradecido, y acerca de la misma creencia entre los Urubú, Huxley, p. 149). O sea
tapa la madriguera y vuelve todos los días a provocar a la tortuga; que la tortuga es un amo de la podredumbre por partida doble: porque
pretende que numerosos hongos arborícolas (de los que se alimen- es imputrescible y por ser un "come-podrido". También el cocodrilo
tan las tortugas) crecen en el bosque. Pero la tortuga no es tonta. consume carnes putrefactas (M 101 ) . pero solamente en el agua, donde la
a Por transformación del episodio correspondiente de Mfír; (el jaguar man-
tiene la cabeza. levantada y abre la boca). cuya pertenencia al mismo grupO" " Sucede a veces que estas funciones se invierten. Cf. Amorim, Pl'- 1371-373.
que el episodio inverso de Ms se ha demostrado ya (p. 131). Y C. E. de Oliveira, p. 97.
178 CANTATA DE LA ZARIGtlEYA CANTATA DE LA ZARIGtlEYA

podredumbre no exhala su hedor (d. Mu : es al salir del agua cuan~o Algunos mitos del sureste de los Estados Unidos asocian estrechamente
los espíritus acuáticos empiezan a heder). En fin, sabemos que el Ja· la zarigüeya y la mofeta ("skunk": Mephitis mephitiea, suffoeans). Los
guar se define por referencia al eje que une lo crudo y lo cocido, exclu- Hitchiti cuentan que la segunda salvó a la primera de los lobos empa-
yendo así lo podrido. pándolos de su liquido hediondo (Swanton, p. 158). En este mito los
Que en todos nuestros mitos la oposición pertinente está entre hedion- lobos desempefian un papel paralelo al de los jaguares en M 101 ; es no--
do y no hediondo, putrescible e imputrescible, es cosa que se desprende table. que en el sureste de los Estados Unidos la trasferencia a la mofeta
con claridad del mismo detalle, formularlo con frecuencia en ténninos de una función cumplida en otros sitios por la tortuga vaya acompafiada
idénticos, sean los que fueren los adversarios de la tortuga y a pesar del de un trastrueque de las relaciones entre la zarlgüeya, la tortuga y el
alli..iamiento de las poblaciones de las que ,provienen los mito~. Cuando jaguar: la tortuga asiste a la zarigüeya restituyéndole sus hijuelos perdí.
la tortuga no obtiene ya respuesta de su rival, destapa el agujero y des- dos y abriéndole la marsupla que le permitirá guardarlos mejor (loe.
cubre, sea en el lugar del jaguar o en el del cocodrilo, "una multitud de cit., pp. 199·200) j la zarigüeya asiste al puma en la caza persuadiendo a
moscas revoloteando sobre los restos" (M l GO 101); o en lugar del zari- los ciervos de que la fiera ha muerto y está reducida al estado de carroña
güeya "una multitud de moscas" (Amazonia.'; Hartt, p. 28; Tastevin 1, a la que pueden acercarse sin temor; el puma aprovecha esto para ma-
pp. 28~-286), "muchas moscae'' (río Jurua: Hartt, p. 62), "~oscas, únicos tarlos (loe. cit., p. 200). A pesar del alejamiento geográfico estamos sin
seres vivos sobre el cadáver del zarigüeya" (Warrau, Caribe; Roth 1, discusión ante mitos que participan del mismo grupo.
p. 22~) .- Ahora. los Cherokee tienen un mito que explica el hedor de la mofeta.
Volvamos ahora al episodio terminal de los cuentos del grupo "el zarí- Para castigarla por ladrona. los otros animales la echaron al fuego; desde
güeya y sus yernos" (el. más arriba, p. 174). Una versión amazónica entonces quedó negra y huele a chamusquina (Mooner, p. 277). Tanto
concluye con el percance del zarigüeya, salvado después de ser tragado en América del Norte como en América del Sur, por consiguiente. los
por un pez tucunaré (Ciehla ocellaris): "Desde entonces ha quedado feo olores a quemado y a podrido fonnan una pareja: son los dos modos de
y hediondo ('feio e fedorento') a causa del calor que hada en el vientre la hediondez. Una vez esta pareja corresponde a la de la mofeta y el
del pee" (Barbosa Rodr!gues, pp. 191-194). Se recordará. que .la .misma aarigüeya, otra el zarigüeya se encarga solo de expresar la una o la otra
palabra portuguesa. "[eio", sirve para fundamentar la ínterdiccíón de modalidad.
comer carne del zarigüeya en uno de los mitos kubenkranken sobre el Podemos concluir de nuestro análisis que la función semántica del zarf-
origen de las plantas cultivadas (M82 ) . En desquite, las versiones mun- güeya es significar el hedor. Los Catawba, que vivían en loa estados de
durucü y vapidiana de "zarigüeya y sus yernos" concluyen con un episo- Carolina del Narte y. del Sur, designan el opossum con un término euyo
dio en el que el larigüeya se quema el rabo (mundurucú) o cae al fuego sentido aproximado es "el baboso" (Speck, p. 7). Los Taulipang de la
(vapidiana). Lo mismo pasa en otra venión amazónica (Barbosa Ro- Guayana hacen del zarigüeya un animal zurruscado (K. G. 1, p. 141).
drigues, pp. l7~-177).- En un mito amazónico de origen indeterminado (MIOS) una muchacha
Ahora bien, hemos visto que según los Creek la cola del zarigüeya se escapa de las intenciones eróticas del zarigüeya porque reconoce el aní-
pela por acción sea del fuego, sea del agua. Dicho en otra forma: en mal por el hedor que exhala (COUIO de Magalhles, pp. 25~-257: Caval·
un caso es quemada, en el otro se pudre. ¿No será que hay dos maneras cantí, pp. 161-177). Otro mito de la misma región (M.o,), que en tér-
de heder, por exposición prolongada sea al fuego, sea al agua? minos bastante oscuros asocia el zarigUeya al envejecimiento. es decir a
la vida breve. describe la choza de tres viejas mujeres transformadas en
15 Igual detalle en un cuento apinayé en el que el armadillo hace de vfcdma ..rigüeya~: "El hedor era tal que era imposible entrar" (Arnorlm, p. 450).
(C. E. de OUvelra, p. 97). La permutación del armadillo y del lOrigüeya eslá Los Kayuá del Brasil meridional cuentan cómo el zarigUeya venció al
asimismo atestiguada entre los Kayapó por la transferencia al armadillo O'oim- perro en la carrera rociándolo de orina (Schaden 1, p. 117).' El zarí-
bré de cierta torpeza del suegro zarigüeya en el ciclo de "zarigüeya y sus yernos". güeya, como se ha visto, es descrito diversamente en los mitos como
Compárese con Murphy t, p. 119 (Mundurueü) y Métreux 8, p. ~o (Kayspó- "bestia podrida", "cola podrida", "cola chamuscada". El mito tupinambá
Kubenkranken). Pero es que entre loe Ge el zarigüeya está llamado a Iuncío- de los gemelos (M96 ) , al que ya nos hemos referido, hace especial hin-
nes diferentes y más altas. capié en el mismo aspecto. Luego de haber abusado de la mujer de
6 y también, como advierte Barboaa Rodrigues, en el Popol Vuh (cf. Rey-
naud, p. 49). Deliberadamente evitamOl utilizar los mitos de las altas civili-
zaciones de América central y México, que, en virtud de haber sido presenta· '1 Este mito del Brasil meridional halla su ilustración en una danza ritual
dos por letrados, exigirían un prolongado análisis sintagmático antes de hacer de los Timbirá orientales en la que la mofeta (en vez del zarigüeya) es repre.
cualquier uso paradigmático. Pero no se nos escapa que desde abundantes sentada por un danzarín que lleva una calabaza llena de agua con la que
punt08 de vista tienen su lugar en varios de los grupos que hemos constituido. Toda los perros que lo persiguen y que personifican mujeres. :tstas se escapan
Sobre la posición del zarígüeya en el México antiguo, d. Sahagún, l. VI, cap. dando alaridos. como perros alcanzados por el líquido de la mofeta (Ním. 8,
28 y xt, cap. 4, § 4, YSeler, vol. IV, pp. 50 6·f)lg· p.• ~o).
180 CANTATA DE LA ZARIGUEYA CANTATA DE LA ZARIGUEYA 181

Maire Ata. el seductor "fue mudado en una bestia que se nombra con falta está remplazado por otros: Estrella eJcupe el maíz a la cara de ro
el nombre del hombre mudado. a saber, Sarigoys, la cual tiene la piel marido (M ss) o a su boca (M Sl a ) : es pues una "babosa" como el OPOJ-
H
harto maloliente ... (Thevet, en Métraux 1, p. 236). No menos que a lum catawba; sangra luego de violada y se hace asesina (M so) ; después
los indios, a los viajeros les ha llamado la atención este detalle: "El de ser violada mata a sus cuñados escupiéndole-s en la boca (M S9 ) . Por
opossum emite un olor hediondo" advierte la Encyclopédie de Diderot y todas partes, pues, es una contaminación: ya con la forma de un animal
d'Alembert (art. "Philandre"}. Observadores más recientes subrayan cuya piel segrega un líquido nauseabundo. ya bajo forma humana a la
también que el zarigüeya "emite un olor repulsivo" (Guenther, p. 168), vez contaminadora y contaminada. Un mito del mismo grupo prove-
"extremadamente repugnante" (T'astevin 1, p. 276); "Sus glándulas se- niente de los Aguaruna del alto Maranháo (M 1M ) relata que Estrella
gregan un olor muy desagradable" (lhering, arto "gambá"); "desprende transformó su orina en alimento (Guallart, p. 68) .
un olor tremendo". de ahí el nombre -c-formadc a partir del suyo- que Después de haber aislado este rasgo invariante podemos poner en cla-
se da al Arum acuático, que huele mal (Ahlbrinck, arto "aware"}, ro la estructura común de los mitos de origen en que interviene el zari-
Un mito boliviano reúne de manera convincente todas las afinidades güeya, o sea por una parte el conjunto tupí-tukuna, por otra el conjunto
del zarigüeya de acuerdo con la filosofía natural de los indios sudame- ge. En uno y otro los protagonistas son los mismos: una mujer, su ma-
ricanos: rido y el o los hermanos (a veces "falso hermano") de éste. Esta confi-
guración de alianza es simétrica COn respecto a la que hemos descubierto
M I 05 ' Tocona: origen del zarigiieya.
subyacente en los mitos acerca del origen de los cerdos. r que consistía
Había una india que aprovechaba el sueño del tapir para atra- en un hombre. su hermana o hermanas y sus maridos:
par las garrapatas que lo cubrían. Las ponía a cocer en una mar-
mita, envueltas en una hoja, y se las comía [d. Mea].
El pájaro "schie" (Crotophaga am), que tenía por alimento ha-
(1) (2)
bitual los parásitos del tapir, se quejó ante el buitre de aquella I ¡ I i
competencia desleal. Y el buitre le prometió vengarlo transforman- o A A A= O A
do la rou jer en zarigüeya.
El buitre voló sobre la mujer y la cubrió de deyecciones, en tal Es notable que entre los Oe estas dos estructuras correspondan la una
cantidad que ella iba encorvada y con trabajo. Entonces el buitre
la echó al suelo. le arrancó los cabellos y se los pegó por todo el (1) a un mito de origen de /plantas/cultivadas/, la otra (2) a un mito
cuerpo con sus deyecciones. El mismo pegamento le sirvió para de origen de [anímalesl soluoies],
fijar la cola de una serpiente joven al trasero de la desdichada, En el conjunto tupí-tukuna, sin embargo, el papel del zarigüeya toca
que se encogió hasta las dimensiones de una zarigüeya. El buitre al hermano del marido. violador de su cuñada. mientras que en el con-
cogió una raíz, la masticó y la escupió a los pelos de la zarigüeya junto ge le toca a ésta. Pero en los dos casos el alimento es diferente-
para teñirlos de amarillo. Con el rostro de la mujer hizo un ho- mente calificado.
cico de zarigüeya pegándole un retoño de palma. La esposa tukuna (M 9l5) es un fruto caído convertido en mujer. Una
El buitre dijo a la mujer que sólo daría a luz garrapatas, y que versión urubú (MOlSa) agrega que este fruto caído a tierra está lleno de
las que no fueran devoradas por el pájaro "schie" se transforma- gusanos (Huxley, p. 192).8 O sea que aquí la mujer divina representa
rían más tarde en zarigüeyas. El zarigüeya no come más que sesos
y huevos de pájaros. Duerme de día y caza por la noche ... {His- la podredumbre vegetal, menos intensamente marcada que la podredum-
sink-Hahn, pp. 116-117). bre animal, lo cual entraña una doble transformación. Primero, la dis-
tancia inicial que la separa de los hombres está disminuida puesto que
Al punto se comprende que los mitos ge puedan atribuir el origen de e Fruto del árbol apu-I, que figura repetidas veces en la mitología de los
la vida breve sea a una respuesta hecha al llamado de la madera podri- Mundurucú con el mismo nombre o et de "apoi": "Apui o iwapui. árbol pará-
da (M 9 ) . sea a la respiración de un olor a podrido emanada de espíritus sito que se establece sobre las ramas de otros árboles y emite ralees aéreas, al-
acuáticos (M 73 ) . sea a la ingestión de carne de zarigüeya (M S7 ' M ss• gunas de las cuales se agarran al suelo en tanto que las otras abrazan el tronco
M 90 • M 9 2) . Es la misma cosa: putrefacción captada por el oído. por el del árbol que sirve de soporte, hasta ahogarlo." (Tastevin :1. addenda, p. 1285.)
olfato. por el gusto. Desde este primer punto de vista nuestras interpre- Es el poste que sostiene la bóveda celeste y sus raíces salieron. como moco, de
taciones están ya validadas. las narices del embaucador Daiíru. Están también llenas de alimañas (Murphy
Sin embargo subsiste una dificultad. ¿Por qué, en los mitos ge sobre I
J
pp. 79, 81, 86). Otra versión relata que las raíces del árbol apui salle-
el origen de las plantas cultivadas. tiene Estrella que mudarse en zari- ron de los ojos, de las orejas, de la nariz y del ano del engañador (Kruse 3
vol. 47, p. 1000; rf. también Strümer, p. 137). Existe así una doble afinidad
güeya para revelar a los hombres la existencia del maíz? Notemos previa- del árbol apoi con las deyecciones y la podredumbre, que refuerza su connota-
mente que este motivo no está presente siempre. Pero dondequiera que ción similar en el mito urubú.
182 CANTATA DE LA ZARIGtlEYA CANTATA DE LA ZARIGtlEYA 183
cae del árbol como fruto en vez de descender del cielo como estrella. En personaje del zarígüeya se resuelve en un breve episodio del mito de
segundo lugar. de metonímica en el grupo ge (donde es el animal ver- origen de los Apapocuva (M to.): después de la muerte prematura de su
dadero durante una parte del relato), su función zarigüeya se vuelve madre, el "mayor" de los gemelos no sabe cómo alimentar a su hermano
metafórica en el grupo tupí: su hijo le habla en el vientre, como si ~1U. pequeño, que todavía mama. Implora a la zarigüeya y ésta cuida, antes
biese nacido ya y utilizase la matriz materna a guisa de bolsa marsupial, de servir de nodriza, de lamerse el pecho para limpiarlo de las secrecio-
A la inversa, la venión tukuna, donde falta este último motivo, consuma nes fétidas. En recompensa, el dios mismo le da la marsupia y le pro-
la transformaci6n del cullado violador de zarigüeya metaf6rico (c6pula mete que de ah! en adelante dará a luz s.in dolor (Nim. 1, p. 826) .10
por las narices, como el zarigüeya) en zarigüeya metonímico: cuando se El mito apapocuva cumple, pues, la sínteSIS de los dos ~acteres de la
llena el prepucio de una pasta blanca y pegajosa y usa como argumento zarigüeya, que el mito tupinambá por una parte y los mItos ge por otra
la presencia de semejante "sebo" para pre~end.er que cons~rva aún la presentaban en forma separada. Del uno la zarigüeya apapocuva toma
virginidad. Pues bien, también ~sta ccntamínacíón es de origen ~eg~tal, la hediondez, de los otros la función nutrida. Pero la .síntesis sólo es
puesto que el embaucador ha utílízado la pulpa de la palm~ra paxiubínha posible porque la función aparentemente au~nte se manifestaba ~e. ma-
(lriaTtela sebigeTfJ Mart.). Agreguemos que en esta versión tukuna en nera disfrazada en cada caso: entre los Tupínambá, donde el zarígüeya
que la funci6n zarigüeya es asumida por el cuñado, el fruto del .que la es un hombre, empreña a una mujer (tal ea la manera masculina de
esposa divina adopta la forma por un instant; es del árb~l umari, c~yo "nutrirla"); entre los Oe, donde la zarigüeya es una mujer, mancha a los
exquisito olor es atestiguado por varios mItos amazónicos (Amorím, hombres que se alimentan de ella (realmente c.uando la ~.men; met~fó­
pp. 15. 579), mientras que la zarigüeya huele mal. Por último, y a.ún ricamente cuando la violan y ella sangra) volviéndolos VIeJOS decrépitos
en la misma versión, la mu jer tiene relaciones sexuales con su mando o cadáveres.
-a la inversa de lo que acontece en las versiones ge-. sin duda a fin Un mito karajá permite cerrar el circulo de la transformación m~s­
de subrayar. como lo hace un mito chocó del mismo grupo (M,,,), que trando lo que pasa cuando la "nodriza" asume el. ~xo ma~culino y. deja
su marido "tiene necesidad de ella exclusivamente como cocinera" (Was- de ser una zarígüeya, aunque conservando la misíén de introducir las
sen 1) p. 181). La podredumbre vegetal connota pues la actividad sexual
plantas cultivadas:
normal (=conyugal) de la mujer, la castidad normal (=pueril) ~el
hombre. Y la podredumbre animal la actividad sexual anormal. (=VlO-
laci6n) del hombre, la castidad anormal (=conyugal) de la mujer. que abandona a su hijo y se atiborra glotonamente de pescado exuda las en-
fermedades. En el mito ebereaté, madres que van hada sus hijos y que derra-
Resuelto así, el problema de la inversión del zarigUeya (macho o hem- man leche generosamente exudan ciertas plantu cultivadas. El hecho de que
bra, violador o violada), se ve lo que las personificaciones del zarigUeya aquí se trate de la mandioca, comprendiendo las variedades tóxicas, manifes-
tienen en común en los dos conjuntos tupí y ge. En los mitos tupí el tará toda su significadón cuando hayamos mnatituido el grupo de los mitol
zarigüeya es un macho que abusa de una humana, madre ya, dándole un de origen del veneno, del que Me forma parte precisamente (d. mú adelante,
hijo. En los mitos ge la zarigüeya es una hembra, no madre (puesto que p. 177)·
virgen, aunque casada), de la que abusan los humanos, y que les con- 10 Cadogan da otra lecdón guaraní (M109..), de acuerdo con la cual en tanto
cede el alimento. La heroína tupí es una madre que se niega a ser no- que el mayor de los gemelos le ocupa de reconstituir el cuerpo de su madre,
driza (maltrata a su hijo, que aún está en su seno). La heroína ge es el menor. hambriento. se predpita sobre el leno apenas terminado y destruye
una nodriza que se niega a volverse madre. Esto es cierto de todas las toda la obra (otro tanto en una venión guaraní, M1.09b' de Barba, p. 65). Des-
versiones ge, salvo la de los Sherenté (MoR)' que como hemos visto trans- alentado, el mayor transforma su madre en paca (Coelogen'Y' paca, en guatan!
"jaicha", pero el texto dice también "mbyku", que es peeilamente el término
formaba las valencias semánticas del cielo y de la tierra: la mujer ce- traducido por "earígüeya" en Montoya), Desde aquel día el sol retra.. su sali-
leste es calificada negativamente, como hija de caníbales, impotente para da siempreque una paca ha quedado atrapada en un cepo durante la noche (Ca·
salvar a su esposo. Al mismo tiempo (M,OS) el papel de donadora de dogan, pp. 77-78, 86·87. '97. 101).
las plantas cultivadas (aquí la mandioca) pasa a seres humanos -muje- Con una forma algo alterada, el episodio del mito apapocuva reaparece entre
res terrestres, por consiguiente; y por afiadidura madres ya, y ansiosas de loa Mundurucú:
cumplir con su deber de nodrizas. Inquietas por haber dejado a sus críos
para entregarse a los trabajos agrícolas, vuelven de los huertos corriendo M 109c' Mundurucu: infancia de Karusa.1taibé.
tan de prisa que se les escapa la leche de los senos henchidos. Las gotas
que caen a tierra germinan como plantas de mandioca, dulce y amarga Una mujer adultera buscaba por todos los medios librarse de su hijo bastar-
do: lo abandonaba en tierra, o en arroyo. Llegó hasta a enterrarlo vivo. Pero
(Nim. 7. p. 182).• En último análisis, la contradicci6n que expresa el el nif'l.o resistía todos estos tratamientos.
Finalmente una zarigüeya 10 recoge y le sirve de nodriza. Por esta razón la
8 Se notará de paso que este mito sherenté sigue un camino inverso al mito .rigUeya pare sin dolor (Kruse 3) vol. 46, p. 910. Cf. más adelante MH 4 y
bororo del origen de lu enfermedades (Mil)' En eete último mito una madre M,,,, Y p. I&¡, n, 11).
CANTATA DE LA ZARIGOEYA CANTATA DE LA ZARIGOEYA 185
IIl4
era su forma por venir, al mismo tiempo que puede ser, como relatan
Muo' Karajá: origen de las plantas cultivadas. los mitos, el instrumento gracias al cual los hombres obtendrán aquélla.
La introducción de la agricultura por la zarigüeya resulta, pues, de una
En otro tiempo los Karajá no sabían roturar. Se alimentaban de
frutos silvestres, de pescado y de piezas de caza. transformación de un modo del ser en el ínvcrso.u U na oposición lógi-
Una noche la mayor de dos hermanas contemplaba la estrella ca se proyecta en el tiempo bajo la forma de una relación de causa a
vespertina. Dijo a su padre que le gustaría tenerla para jugar, y efecto. ¿Quién mejor que la zarigüeya podría conciliar estas funciones?
él se burló de ella. Pero al siguiente día la estrella descendió, en- Su naturaleza de marsupial reúne atributos antitéticos pero que se hacen
tró en la choza y pidió la mano de la chica. Era un viejo encor- complementarios solamente en ella. Pues la zarigüeya es la mejor de las
vado, arrugado y de cabello enteramente blanco; ella no quiso. nodrizas; y hiede.
Como él se puso a llorar, la menor se compadeció y se casó con él.
Al día siguiente el hombre fue a hablar al gran fío y se metió en e) SEGUNDO RELATO
el agua. Entre SUS piernas separadas recogía, del agua corriente,
mazorcas de maíz, esquejes de mandioca y las semillas de todas las
plantas que los Karajá cultivan hoy día. Luego fue al bosque para Desde varios ángulos los mitos ge acerca del origen de la vida breve
hacer un huerto y prohibió a su mujer seguirlo. Ésta desobedeció ofrecen un carácter notable: ante todo, su distribución es particular.
y vio a su marido convertido en un joven de gran belleza, r icamen- mente densa, y además esta densidad se manifiesta también en el con-
te ataviado y cubierto de pinturas corporales. La mayor lo recla- tenido. Los mitos organizan en sistema coherente temas que en todos
mó como esposo pero él siguió siendo fiel a la menor, cuya herma- los demás sitios se encuentran disociados: por una parte el matrimonio de
na se transformó en pájaro nocturno (Caprimulgus) de triste canto Estrella con un mortal y el origen de las plantas cultivadas; por otra
(Baldus 3, pp. 19-21; 4 p. 87; Botelho de Magalháes, pp. 274-276). el descubrimiento del árbol de los alimentos, y el origen de la muerte
o de la vida abreviada.
En relación con el grupo ge se advertirán varios cambios notables. El Al suroeste del área gc, los Matako y los Ashluslay del Chaco conocen
héroe viudo o poco agraciado, amante de la soledad, se vuelve una joven la historia del árbol de los alimentos (M 111) , pero éste es descrito como
que tiene padres y conversa con ellos. El hombre se prenda en el acto un árbol cargado de peces y cuya corteza, perforada por un imprudente,
de la estrella; la mujer no la codicia más que como juguete. En vez de deja salir las aguas que cubren la tierra y destruyen la humanidad. Por
que el encuentro ocurra entre la maleza, acontece en la choza. El héroe lo que toca a la historia de Estrella, existe en el Chaco entre los Toba
ge se casa con Estrella, y sus hermanos abusan de ella. La heroína ka- y los Chamacoco (M 11 2 ) : una diosa se casa por piedad con un hombre
rajá rechaza a Estrella y es su hermana la que se desposa con él. Las feo y despreciado, que las mujeres se divierten cubriendo de mocos. ~n
plantas cultivadas son, sea objetivamente reveladas por una mujer en el tiempo de sequía la diosa obtiene cosechas milagrosas y luego se retira
bosque, sea simbólicamente procreadas por un hombre en el agua. Y al cielo con su marido. Pero el hombre allí se hiela, pues le prohiben
sobre todo, Estrella ge transforma los humanos adolescentes en viejos. acercarse al fuego, que es caníbal. O bien Estrella, descubierta en la
Estrella karajá se convierte él mismo de viejo en adolescente. Así su calabaza en que su marido la ha ocultado, estalla en las narices de los
doble personaje preserva la ambigüedad del zarigüeya. Sin embargo, en mortales indiscretos y los quema (Métraux 4, passim).
tanto que los mitos ge evocan una situación real (la periodicidad de la
vida humana) por mediación de una metáfora zoológica, el mito karajá 11 El suelo de la sabana no es cultivable; sólo el del bosque. Ahora bien,
describe una situación irreal (el rejuvenecimiento de los viejos), pero en el mito karajá del origen de la vida breve (M70) los hombres se vuelven
expresándose en el sentido propio. mortales por haber respondido al llamado de la sarlcma, "pájaro de la saba-
Al abordar el estudio de la vida breve propusimos la hipótesis (p. 155) na". y bien parece que los mitos ge del origen de las plantas cultivadas (y
de que en todos nuestros mitos la podredumbre era simétrica e inversa de la vida breve) distinguen dos especies de zarigüeya: una especie forestal,
con respecto a las plantas cultivadas. La "prueba por la zarigüeya" acaba cuya forma adopta Estrella para revelar a los hombres la existencia de maíz
en el bosque, pero a condición de que vayan; y una especie de la sabana que
de confirmarla, pues tal es por cierto la posición que asume este animal
consumen imprudentemente los jóvenes, transformados por este hecho en vie-
pútrido (y podrido). Incomestible, como no sea para los viejos que nada jos, cuando salieran del bosque para ir por un hacha al pueblo (d. M"'7'
tienen que temer de la corrupción, perteneciente al reino animal y no M9 0 ) . La dualidad de las especies analiza la ambigüedad inicial trasponiéndola
al vegetal, la zarigüeya personifica doblemente una antiagricultura que al plano ecológico. Una especie trae la vida que está ~en el momento prc·
es también una preagricultura y una proagriculrura. Pues en aquel "mundo sente.,., fuera de ella; la otra la muerte, que está dentro.
al revés" en que consistía el estado de naturaleza antes del nacimiento En apoyo de nuestra interpretación del papel de la zarlgüeya se advertirá
de la civilización, era preciso que todas las cosas futuras tuviesen ya sus que, entre las poblaciones de Costa Rica pertenecientes al grupo lingüístico
parejas, si bien bajo un aspecto negativo que era como la prenda de su talamanca, sólo los sepultureros profesionales tenían derecho a tocar los cada-
advenimiento. Molde vacío de la agricultura ausente, la zarigüeya ilus- VCI"eS, los hui tres comedores de carroña y los opossum (Stone, pp. 30 , 47)·
186 CANTATA DE LA ZARIGOEYA CANTATA DE LA ZARIGOEYA 187

Al norte del área ge, es decir en la Guaya:p.a, el tema de Estrella. es- do" en virtud del olor nauseabundo de sus plumas (loe. cit., p. S71) .18
posa de un mortal, se debilita y se invierte: el contraste entre la estrella Por lo tanto estoi claro que representa una "función zarigüeya" codificada
y la zarigüeya se amortigua en el personaje de la hija del buitre, origi- en términos de gente alada. El bunia tiene fama de producir con sus
naria del cielo atmosférico y no del cielo empíreo, y de la que un hom- deyecciones las raíces aéreas de una planta epifita, el kofa (Clusia gran·
bre se prenda pese a las sabandijas que la cubren, su mal olor y su sude- difolia, loco cit., pp. 281-282, 871). El héroe tukuna Epi (Mm). que
dad. Y como indica el título de "visita al cielo" bajo el cual es cono- gusta de adoptar la forma de un zarigüeya (M•• y Nim. H, p. 124), lanza
cido habitualmente este grupo (Mus)' se refiere a las aventuras de un desde lo alto de un árbol un chorro de orina que al endurecerse se con-
mortal en el reino celeste y ya no a una inmortal sobre la tierra. A esto vierte en un bejuco espinoso (Philodendron Sp.),14 en tanto que su her-
ya hemos aludido (p. 144) Y volveremos más adelante (pp. 820 s.). mano hace nacer una variedad lisa por el mismo procedimiento (¡bid.;
En cambio el mito del árbol de los alimentos está ricamente represen- d. más arriba. p. 181, n. 8, y más adelante. M.,,).
tado entre los Arawak y los Caribes de la Guayana, y hasta en Colombia; Por su lado las tribus del Chaco hacen de Estrella la amante del fuego
otrora (M 11 4) los únicos que poseían el secreto eran el tapir o el agutí, destructor y del agua creadora; ven en el árbol lleno de peces el amo
y se negaban a compartirlo con los hombres. Estos hicieron que los es- -si así puede decirse- del agua destructora. El árbol de los alimentos
piara una ardilla, una rata o una zarigüeya. Descubierto el emplazamíen- vegetales de los mitos de la Guayana gobierna también el agua destruc-
to del árbol, los hombres deciden derribarlo. Del tocón brota el agua tora.
(K. G. 1, pp. 88·88; Wassen 1, pp. 109-110), que se transforma en dilu- Pero hay un punto de los mitos ge correspondientes que hemos callado
vio y destruye la humanidad (Brett, pp. 106-110, 127-180; Roth 1, pp. y sobre el que conviene llamar la atención. En M 87 • M S9 (segunda ver-
148-149; Gillin. p. 189; Farabee J, pp. 88·85; Wirth 1, p. 259). Los Wapi- sión). M 9 0• Mal' M 94 , la proximidad del primer maíz y del agua está sub-
siana y los Taruma de la Guayana británica cuentan (Ml l l'1) que Duid, rayada con una insistencia particular. Es una mujer al bañarse la que re-
hermano del creador, nutría a los hombres con los frutos del árbol de cibe la revelación; o bien, si no, se explica que los granos o mazorcas
vida, pero que descubrieron dónde se abastecía y decidieron servirse ellos caídos llenaban el río. Entre los Ge tanto como en la Guayana, por lo
mismos. Furioso por semejante insubordinación, el creador derriba el tanto, el árbol de los alimentos está asociado al agua: ya sea que ésta le
árbol y el agua del diluvio brota del tocón (Ogtlvie, pp. 64-67) . bañe el pie, ya que esté encerrada en sus rafees. Bajo forma ínteriori-
El hecho de que siempre se trate de un mito del origen de la vida breve, zada es. si no creadora (Muo)' al menos conservadora de los granos o de
ligado a la introducción de las plantas cultivadas y que pertenece al mis- las mazorcas.
mo grupo que los mitos ge, es Cosa que sobresale claramente en una ver- Esta doble transformación (Interna-e externa: destrucción-e conservación)
sión que opone el llamado de la piedra y el del agua. Si los hombres del valor semántico atribuido al agua terrestre va acompañada de otra..
no hubiesen escuchado más que al primero. habrían vivido tanto como que afecta a la actitud hacia las plantas alimenticias. En los mitos de la
la roca. Provocan el diluvio por hacer caso a los espíritus, que liberan Guayana o bien son éstas generosamente dispensadas a los hombres por
las aguas (Brett, pp. 106-110) .1' un demiurgo nutricio, o bien malignamente desviadas en provecho ex-
Volveremos varias veces a estos mitos. Limitémonos de momento a se- clusivo del tapir (o del agutí), celoso propietario del árbol de vida.
ñalar dos rasgos esenciales. Una versión caribe (Mua) precisa que des- Como castigo (Mua) el tapir será privado del agua, que se le condena a
pués de que los hombres hubieron obtenido las plantas cultivadas, el pá- sacar con un tamiz (Roth 1, p. 147; d. akawai, en Brett, p. 128), Y de las
jaro bunia les enseñó a cultivarlas y a cocerlas (Roth 1, p. 147). Este plantas cultivadas, pues se le dejan por única pitanza los frutos caídos del
pájaro desempeña pues, en parte, el papel de la zarigüeya de los mitos ge. ciruelo silvestre (id.; Amorim, p. 271). Rigurosamente inversa es la suer-
Ahora bien, el bunia (Ostinops sp.) lleva el nombre de "pájaro hedion- te de los hombres que no quisieron que se les tratase ya como a críos:
tendrán las plantas cultivadas pero serán destruidos por el agua que mana
en abundancia excesiva de las rafees del árbol cortado (Ogilvie, loe. cit.) .
12 A menudo se ha tildado a Brett de fantaseador a causa de sus transcrip- El egoísmo y la ingratitud son castigados simétricamente.
ciones en verso. No podía sin embargo conocer los mitos del origen de la vida
breve que hemos presentado antes. Otras variantes de la Guayana confirman el
testimonio de Brett; fueron recogidas posteriormente entre los Warrau y los 13 El bunia de la Guayana es idéntico al [apu del Brasil central y meridio-
Arawak: "Los del pueblo estaban advertidos de que a medianoche los Espíritus nal. Es un pájaro de la familia de los Ictéridos que comprende asimismo al
Hisi ("hediondo") y KakI! ("vivo") pasarían. Habría que estar despierto y que japim (Cassicus cela). cuyo olor desagradable ha sido también seftalado (Iheríng,
llamar a estos Espíritus por sus nombres. Hisi pasó primero pero todo el mun- vol. 86, p. 286).
do estaba durmiendo. Hacia el amanecer pasó KakI! y la gente despertó gritando 14 Esta liana es el cipó ambé o cipó guembé. Los Kayuá, que recolectan y
"Hisi". Desde entonces los hombres se han vuelto mortales". (Goeje p. 116.) consumen los frutos de este Philodendron (Watson, p. 28), cuentan que Sol, ve-
La existencia antigua de un mito del mismo grupo efld atestiguada en Pana. nido a mendigar al aarígüeya, no pudo obtener nada de ~I "pues no poseía más
má (Adrían, en Wauen 4, p. 7). que el cipó guaimbé" (Schaden i, p. 111).
188 CANTATA DE LA ZARIGVEYA CANTATA DE LA ZARIGVEYA 189

Los mitos ge consiguen mantenerse a igual distancia de estos dos peli- flechas, algodón hilado), o más bien como sociedad cuando se trata de las
gros. El abuso de las plantas alimenticias adopta, efectivamente, otra Ior- plantas cultivadas (M 90 : multiplicación de los pueblos, diversificación de
ma. N o consiste ni en la decisión de los hombres -que sin embargo no las lenguas y de las costumbres). Finalmente, según los grupos, la apari-
tenían más que dejarse vivir- de asumir activamente los trabajos agríco- ción de la vida breve está vinculada ora al origen del fuego y de la cultura
las (MUl'í)' ni en la de guardar para sí los frutos del árbol (M 1l 4 • Mue)' (Apinayé] , ora al de las plantas cultivadas y de la sociedad (otros Ge) ;
Los textos ge son extremadamente instructivos sobre el particular. Ins- por último, en la Guayana y el Chaco está ligada al origen del agua y a
truidos por la zarigüeya, dueña generosa y desinteresada del árbol de la (la destrucción de) la sociedad.
vida (a diferencia del tapir). los del pueblo habrían podido conservar Por quedarnos aquí entre los Ge y los Tupí: es evidente que entre los
para ellos solos el secreto del árbol y seguido disfrutando de la vida larga. Apinayé el origen de la vida breve ("llamado de la madera podrida") es
Por un niño que se deja ver, otras familias ti otros pueblos se enteran de una función del origen del fuego (Me), mientras que entre los otros Ge
la existencia del árbol. Desde ese momento éste no basta para las necesi- el origen de la vida breve ("llamada de la zarigüeya", animal podrido) es
dades: hay que derribarlo, repartir los granos que servirán de simiente una función del origen de las plantas cultivadas. Se desemboca así en la
para todos, y plantar. Y mientras los hombres se entregan a este trabajo hipótesis siguiente: en vista de que el tema de la podredumbre (dios-ca.
los adolescentes prueban la carne de zarigücya, permitiendo así a la vida rroña) existe entre los Guaraní y los Tupí contemporáneos como una fun-
breve (intermediaria entre la muerte violenta y la vida prolongada) ine- ción del mito del origen del fuego, la ausencia de un mito parecido de
taurarse. los antiguos Tupinambá ¿no se explicaría en razón de una transferencia
Por consiguiente la función mediadora de la zarigüeya, que la sitúa a del tema de la podredumbre al mito del origen de las plantas cultivadas?
igual distancia del demiurgo imperiosamente nutricio y del tapir avaro de Ahora bien, de acuerdo con Thevet (Mus; Métraux 7), los T'upinambá
los mitos de la Guayana, saca a relucir una solución media de los proble- hacían remontar este origen a un niño milagroso al que no había más que
mas filosóficos que plantea la implantación de un modo de vida agrícola. pegar para que las plantas alimenticias le cayeran del cuerpo: es decir un
Esta solución consiste, en el plano sincrónico, en el reparto equitativo de niño, si no muerto, al menos "mortificado" y "podrido" a golpes. Una
los recursos entre pueblos que la abundancia lleva a multiplicarse y diver- leyenda amazónica de origen tupí narra que la primera mandioca nació
sificarse; y sobre el plano diacrónico en la periodicidad de las labores de sobre la tumba de un niño pequeño que una virgen había concebido
los campos. Al mismo tiempo el agua se hace conservadora de la vida: (Cauto de Magalbñes, p. 167).1 5 Parece, pues, que los Tupinambá dife-
ni creadora ni destructora, puesto que no vivifica el árbol por dentro y no rían de los Guaraní y de la mayoría de los demás Tupí de la misma ma-
destruye los hombres por fuera; antes estancada al pie del árbol por toda nera que los otros Ge difieren de los Apinayé, es decir situando el pro·
la eternidad. blema de la vida breve en una perspectiva sociológica más bien que culo
Desde un punto de vista metodológico, el análisis precedente enseña dos tural.
lecciones. En primer lugar confirma un punto en el que ya hemos in-
sistido, a saber, que para el análisis estructural los problemas de etimolo-
d) AIRE FINAL: EL FUEGO Y EL AGUA
gía deben mantenerse separados de los problemas de significación. En
ningún momento hemos recurrido a un simbolismo arquetípico del agua;
Hemos admitido repetidamente de manera más o menos explícita que el
es más: hemos tenido cuidado de dejar de lado este problema. Nos basta
con poder demostrar que en dos contextos míticos particulares una va- pensamiento mítico sudamericano distingue dos tipos de agua: un agua
creadora, de origen celeste, y una destructora, de origen terrestre. Pareci-
riación del valor semántico del agua es función de otras variaciones y que
damente habría dos tipos de fuego: uno celeste y destructor, otro terres-
en el curso de estas transformaciones las reglas de un isomorfismo formal
son constantemente respetadas. tre y creador, que es el fuego de cocina. Pronto veremos que las cosas son
más complicadas. Pero antes es conveniente ahondar en el sentido de la
En segundo lugar podemos ofrecer una respuesta al problema planteado
oposición fundamental, es decir la que hay entre el agua y el fuego.
por la ausencia entre los antiguos Tupinambá de la versión guaraní (ates-
Retornemos para esto al mito de referencia que, como hemos demostra-
tiguada sin embargo en casi todas las tribus tupí del Brasil) del mito de
do ya (pp. 139 ss.), es un mito de origen del fuego trasvestido como mito del
origen del fuego, robado al buitre por un demiurgo que simulaba la
origen del agua, y coloquémoslo en la serie de los mitos ge del origen
muerte y la putrefacción. En efecto, hemos señalado entre los Ce dos
del fuego (M 7 a M 12 ) . Aunque por su estructura social matrilineal y ma-
series míticas paralelas y cercanas para explicar el tránsito de la natura-
leza a la cultura. En un caso la cultura empieza con el robo del fuego del 15 El esquema está bien atestiguado en América tropical, entre los Kaingang
jaguar; con la introducción de las plantas cultivadas en el otro caso. Pero (víctima cuyo cadáver, arrastrado por las plantaciones, hace que nazca el maíz:
siempre el origen de la vida breve está ligado al advenimiento de la vida Barba, p. 23); en la Guayana (plantas cultivadas exudadas, excretadas o pro·
civilizada, concebida más bien como cultura donde se trata del origen del creadas por una vieja); entre los Bororo y los Paressí (plantas cultivadas nacidas
fuego (conquista de los "bienes del jaguar"; l\ir:-l: fuego de cocina, arco y de cenizas de jóvenes, incestuosos o no, que perecen en una pira).
190 CANTATA DE LA ZARIGtlEYA CANTATA DE LA ZARIGtlEYA 191
trilocal los Bororo se oponen a los Sherenté patrilineales y patrilocales entre mitos que son o meramente mitos del origen de la cocina (esfuego}
más completamente que a ninguna otra tribu ge (y acaso por esta razón) , O de las plantas cultivadas (eaagua) , o bien solidariamente mitos del ori-
se observa una simetría notable entre los mitos de estos dos grupos, cuyo gen del fuego y del agoa.
héroe es un desanidador de pájaros (M! y M 12 respectivamente) .
En primer lugar -y son los únicos en el conjunto MI a M 12- estos mi-
tos tratan simultáneamente del agua y del fuego. El mito bororo suscita Empecemos por establecer mediante un lema que en el pensamiento
el agua para destruir el fuego, o má.s exactamente para hacer del héroe el indígena existe ciertamente una relación así:
amo del fuego. El mito sherenté afinna que para volverse dueño del fuego
ha hecho falta antes que el héroe ocupe el lugar de dueño del agua: ani- fuego = agua (-1)
quilándola, podría decirse, puesto que se la bebe del todo. Se recordará,
en efecto, que después de haber sido recogido por el jaguar el héroe se
Uno de los mitos sudamericanos más extendidos, y bien atestiguado en-
queja de una intensa sed que sólo consigue satisfacer desecando el arroyo
tre los Ge, tiene por tema un desafío que se lanzaron ya sean los gemelos
del que el cocodrilo (Caiman niger) es propietario, y no dejándole ni una
míticos Sol y Luna, ya sea el oso hormiguero y el jaguar a propósito de
gota. Este incidente se aclara gracias a un mito kayuá (M62) que aclara
sus respectivos regímenes alimenticios. Según las versiones, estos regíme-
que el cocodrilo es el amo del agua y que tiene por misión impedir que
nes consisten respectivamente en frutos maduros y frutos verdes, en carne
se deseque la tierra: "Iocare é capitao de agua, para náo secar todo o
(alimento crudo) y hormigas (alimento podrido, d. M sD' Y M IS4 en razón
mundo" ["el yacaré es jefe del agua, para que no se seque todo el mundo"]
(Schaden 1, p. 1I~) .re de la transformación zarigüeya -+ hormigas; supra, p. 174), en alimento
animal y alimento vegetal, etc.:
En segundo término el héroe de los dos mitos se afirma como embau-
cador, si no siempre al principio (donde el contraste está más bien entre (Sol : Luna, oso hormiguero : jaguar) :: (podrido crudo,
las versiones kayapó y sherenté: huevos tirados que se vuelven piedras. y maduro : verde, vegetal : animal...)
piedras lanzadas que se convierten en huevos, respectivamente), al final:
el desanidador de pájaros bororo engaña mucho tiempo a los suyos di s- Salvo por esta diferencia, el gran oso hormiguero y el jaguar se podrían
frazada con forma de lagarto; su homólogo sherenté los engaña también proclamar intercambiables. El folklore brasileño es rico en relatos que
pretendiendo que la carne cocida del jaguar no ha sido más que expuesta ponen en plan de igualdad los dos animales más poderosos del seríiio: uno
al sol. En ambos casos actúa con una injustificada desconfianza. por el mordisco de sus colmillos, el otro por el abrazo de sus patas de-
Esta exageración corresponde a otro rasgo propio de los dos mitos. No lanteras. Así, se cuenta que en la sabana el jaguar vence indefectible-
se trata, como en la versión apinayé, de una vida humana cuya duración mente alosa hormiguero, pero que en bosque ocurre lo contrario: el oso
será de ahí en adelante medida, sino de muerte seguida de resurrección. hormiguero se levanta, apoyándose en un tronco con la cola, y asfixia al
El motivo aparece dos veces en el mito bororo, donde el héroe se trai- jaguar entre sus brazos.
ciona en ocasión de una "danza de los antepasados" y luego consigue Pues bien, cada animal insiste en que consume el más "fuerte" de los
volver indemne de su expedición al reino de las almas. Por lo que toca alimentos, y para resolver el conflicto deciden defecar, te?iendo cerrados
al mito sherenté, sugiere que si el héroe permanece largo tiempo oculto los ojos, y luego comparar los excrementos. El oso horm.lguero pr~tende
de los suyos es que está muerto. En efecto, sólo reaparece en ocasión de que no acaba de decidirse y aprovecha la demora para intercambiar su-
los ritos funerarios aikman, que son celebrados en honor de ilustres di. brepticiamente sus excrementos y los del jaguar. Sigue una querella du-
funtos (d. antes, p. 81). Sin apenas forzar los textos podría decirse, pues, rante la cual el oso hormiguero le saca los ojos al jaguar. O si no, como
que el héroe timorato procura a los hombres una vida medida, en cuentan a veces:
tanto que el héroe descarado les trae una promesa de resurrección. Esta
oposición, entre vida prolongada y vida abreviada por una parte, muerte y Muo. Kayud: los ojos del jaguar.
resurrección por otra, parece isomorfa con respecto a la que se discierne
El jaguar se entera por la cigarra de que el sapo y el conejo le
han robado el fuego mientras andaba de caza, y que se lo han lle..
18 A propósito de la pareja jaguar-cocodrilo (dueño del fuego, dueño del vado al otro lado del río. El jaguar llora; aparece un oso hormi-
agua) se recordará que los tupinólogos han juntado el nombre tupí del jaguar, guero al que el jaguar propone un concurso de excrementos. Pero
iagua, a la palabra yacaré que designa el cocodrilo y podría analizarse COmo el oso hormiguero hace una sustitución; se apropia los excrementos
Iagua-ré, "la otra clase de jaguar". Ignoramos cuánto valga esta etimología para que contienen carne cruda y hace creer al jaguar que los suyos
los filólogos. Pero es interesante advertir que ha sido excluida. apenas formu- constan solamente de hormigas.
lada. por la sola razón de que no existiría ninguna equivalencia concebible en. Para desquitarse, el jaguar invita entonces alosa hormiguero a
tre las dos especies (Chermont de Miranda, pp. 73"74). hacer juegos malabares con sus ojos desorbitados: los del oso hor-
192 CANTATA DE LA ZARIGOEYA
CANTATA DE LA ZARIGOEYA 193
miguero caen en su sitio, los del jaguar se quedan enganchados en
Encontramos otra vez por lo tan ro, mediante este lema, la inversión
lo alt? d~ un árbol. Y ahí lo tenemos ciego.
~atlSfacle!1do el ruego del oso hormiguero, el pájaro macuco hace del fuego y del agua que nos había parecido caracterizar la oposición en-
al Fguar ojos de agua que le permitirán ver en la oscuridad. tre el mito bororo (MI) y el mito sherenté (M 12 ) : uno aniquila el fuego
Desde entonces el jaguar sale solamente de noche; ha perdido el y crea el agua; otro aniquila el agua y crea el fuego. Con todo, esas
fuego y come ,la ca,rne cruda. Nunca ataca al macuco [versión apa- aguas no son de la misma naturaleza: celeste, maléfica y exteriorizada
pocuva: al pájaro inhambú, tinamiforme también] (Schaden 1 pp (tempestad) en Mi; terrestre, benéfica e interiorizada (agua potable) en
110-111 Y 121-122) _ ' • M 12 • Finalmente, en las dos estructuras la muerte no se introduce de la
misma manera:
Es.ta versión es particularmente instructiva porque vincula la rivalidad
del jaguar ~ el. ~so hormiguero a.l ter.na del jaf?Uar ~ueño del fuego que, AGUA FUEGO
desde el prlllC1plO de este trabaJO, sirve de hilo director a nuestras in- retirado
v~stigaciones. De acuerdo con el informador de Schaden, el vínculo es M.: procurada
au n .más robusto de lo que parece a primera vista puesto que el jaguar, si
(muerte)
» (muerte)
hubiera recuperado el fuego robado por los animales, lo habría usado
para incendi~r la tierra. La pérdida de sus ojos originales (t'donde bri- retirada
"-
procurado
llaba el ren.eJo del fuego", M7~ sufrida por el jaguar acaba de prevenir
a la humanidad Contra ese peligro: en adelante hasta los ojos del jaguar
son "pura agua" -agua nada más ... Dicho de otra manera, la muerte del héroe bororo es la condición del
¿Cómo, entonces, h.ay que interp-:ctar la conexión entre el juego de agua procurada; y el fuego procurado tiene por consecuencia la muerte
los excrementos y el Juego de los ojos¡ Hemos dicho que, teniendo pre- del héroe sherenté.
sente .el punto de sus regímenes alimenticios antitéticos, el jaguar y el oso Ya hemos recordado que los Bororo y los Sherenté se oponen en lo que
honll1gue~~ son permutables. Ahora bien, desde el punto de vista de la toca a organización social. Pero para justificar semejante inversión de
per~utablJ¡dad .105 e~crementos y los ojos constituyen una antítesis arra- sus mitos de origen del fuego y del agua conviene mejor referirse a otros
tÓ~lca, por decirlo asr: los excrementos constituyen una parte del cuerpo aspectos de la cultura de los dos grupos. A diferencia de las tribus ge, los
emmentemente permutable, puesto que sólo existen para abandonarlo, Bororo no vivían exclusivamente en la meseta o en los valles que la surcan.
e.n tanto que los ojos son un bien inamovible. O sea que el mito plantea Estaban establecidos sobre todo en el borde occidental, y al pie, en las
SImultáneamente:
tierras bajas que se inclinan hacia el suroeste, sumergidas en seguida por
las aguas de uno de los pantanos mayores del mundo: el Pantanal, De
a) fuego = agua (-1)
ahí que su género de vida no haya dejado de ser terrestre a medias y a
b¡ jaguar = oso hormiguero (-1)
medias acuático. El agua les resulta un elemento familiar en el que in-
cluso creen que es posible permanecer sumergidos varias horas para pes-
c) excrementos = ojos (-1) car, COIl sólo masticar ciertas hojas (van den Steinen 2, p. 452). Este tipo
de vida va aparejado con creencias religiosas en que el agua ocupa tam-
. Si los e~crementos son intercambiables mas no los ojos, resulta que el bién un gran lugar. Los Bororo practican la doble inhumación. En la
intercambio de los ojos (a diferencia del intercambio de los excremen- plaza del pueblo se realiza un primer entierro sumario; aIlf durante va-
tos) no puede consistir en un cambio de propietario, quedando idénti- rias semanas los parientes riegan copiosamente el cadáver para acelerar
cas las. partes del cuer~o, s.ino. en .un cambio de partes del cuerpo. la descomposición. Cuando está bastante avanzada se abre la tumba y se
en tant? queda el propietario idéntico. Dicho de otra manera, en un lava el esqueleto hasta dejarlo libre de carnes. Los huesos, pintados de
caso el Jaguar y el oso honniguero intercambian en tre sí los excrementos' rojo y adornados con mosaicos de plumas pegadas con resina, se meten
en el. otro el jaguar intercambia consigo mismo sus propios ojos: pierd~ en un cesto y se sumergen solemnemente en un río o lago, "moradas de
sus oJos. de fuego congruos a su naturaleza de dueño del fuego; y como las almas". El agua y la muerte son, pues, asociadas siempre por el pen-
ha perdido el fuego, los reemplaza por ojos de agua, que es lo contrario samiento indígena. Para obtener la una hay que sufrir la otra. Esto es
del fuego. efectivamente lo que afirma a su manera el mito bororo del desanidador
El. hecho de que en otras versiones del mismo mito los ojos artificiales de pájaros.
del jaguar estén hechos de resina y no de agua conduce solamen te a ex- No parece que los Sherenté, habitantes del valle del río Tocantins, estén
tender la ecuación de la p. 191: particularmente expuestos a los peligros de la sequía. Sin embargo este
temor los trae obsesos en un grado sin paralelo. Lo que más temen es
:: ( ... vegetal.animal, agua:fuego).
que el sol irritado deseque y consuma la tierra. Para aplacar al astro los
194 CANTATA DE LA ZAR1GOEYA
CANTATA DE LA ZARIGOEYA 195
hombres adultos se sometían otrora a un gran ayuno que duraba varias
No basta decir que para los Bororo el agua es la causa final de la muer-
semanas y que concluía con un ritual complicado cuyos detalles volvere-
mos a tratar (pp. 285 ss.). te mientras que para los Sherenté el fuego es la causa eficiente de ella.
Esta diferencia va acompañada de otra, que se manifiesta en la serie para-
Ten~amos ~n CU~nta solamente que para el pensamiento sherenté la
huma~ldad VIve baje la amenaza de una conflagración universal. A esta lela de los mitos sobre el origen de las plantas cultivadas. Los Sherenté
creencia en un fueg? cau~ principal de la muerte, corresponde un mito disocian completamente este origen del origen del fuego. Al contrario de
qu~. Cama hemos Visto, afirma que hay que pasar por la muerte si se los otros Ge, insertan el mito de las plantas cultivadas en el ciclo cosmo-
qUiere obtener el fuego. gónico de las aventuras terrestres de los dos héroes culturales, Sol y Luna
. Solamente teniendo en cuenta todos estos factores, ecológicos y reli- (M 10 S) ' A la inversa, los Bororo convierten el origen de las plantas culti-
gIOSOS, puede .comprenderse la inversión de los mitos bororo y sherenté. vadas en tema de relatos legendarios, y no míticos. Para. ellos es cosa
Los Bororo VIven (y sobre todo piensan) bajo el signo del agua; para menos de explicar el origen de la agricultura como arte de civilización
ellos ésta co~nota la muerte,. y muchos de sus mitos -que hacen nacer las que de legitimar la posesión, a titulo de epónima, de talo cual planta
plantas cultivadas, ti otro~ bienes culturales, de las cenizas de héroes que -o hasta de talo cual variedad de la misma especie- por-clanes distintos.
perecen, a veces voluntariamente' en una hoguera (cf.p.ej . M H' M' n, Y Estos privilegios se remontan al sacrificio de héroes ciánicos que se en-
Clb
o . pp. 199, 218-214) - atestiguan que existe para ellos una conexión tregaron voluntariamente a la hoguera (fuego destructor.eéfuego de co-
entre el.fuego y la vida. Entr~ los Sherenté ocurre lo contrario: piensan cina). Así que desde todos los puntos de vista las mitologías bororo y
en términos de sequía, es decir de agua negativa. En sus mitos, y más sherenté referentes al tránsito de la naturaleza a la cultura ocupan posi-
marcadamente que en otros sitios, el fuego connota la muerte; y le oponen ciones extremas, mientras que la mitología de los otros Ge se acomoda
un agua no let~l. (en los ritos del gran ayuno el agua cenagosa sólo se en la zona intermedia. Bororo y Sherenté asocian el fuego y el agua, sin
ofrece a los parncrpantes para que la rechacen) sino vivifican te. y sin em- dejar de atribuirles funciones opuestas: agua> fuego/fuego> agua; agua
bargo, toda el agua del mundo basta apenas para refrescar a un sediento. exteriorizada/agua interiorizada; agua celeste y maléficajagua terrestre
En ap~y? de esta oposición se advertirá que en común con sus vecinos, y benéfica; hogar culinario jhoguera funeraria, etc.: y los grandes acon-
los Bakairi, los Bororo poseen también un mito del fuego destructor tecimientos a los que unos y otros se refieren residen ora en un plano
pero, de ~odo significativo, éste aparece con forma derivada, como un~ sociológico y legendario, ora en uno cosmológico. y mítico. Por último
consecuencia de la pérdida del agua; y el peligro que representa es fácil- los Bororo y los Sherenté hacen hincapié de modo parejo en la resurrec-
mente apartado: ción, no en la vida abreviada.
Muo· BoroTo: el fuego destructor. Como hemos visto en otros sitios, los demás Ge disocian el origen de
la cocina (ligado al fuego) del de las planta. cultivada. (ligado al agua):
Sol. y. Luna vivían e~ otro tiempo en la tierra. Un día que tenían los dos temas son tratados paralelamente y de manera independiente, en
sed VIsitaron a los. pájaros acuáticos que guardaban el agua en ja-
rras grandes y pesadas. vez de formar una pareja asimétrica en el seno de una misma serie mítica,
.I?esobedeciendo a los pájaros, Sol quiso alzar una jarra hasta sus
labios. Pero la soltó. Se rompe y el agua se derrama. Los pájaros el grupo acerca del origen de las plantas cultivadas el mito sherenté (MIOS)
se enfadan, Sol y Luna escapan, los pájaros los alcanzan en la hace germinar la mandioca de las gotas de leche salpicadas por las madrel. O
choza en que se refugiaron. sea la transformación:
Ahor~ e! sol se ha ~uelto demasiado caliente. Incomodados por
su proximidad, los pájaros agitan sus abanicos -labor de cestería-
que producen un viento cada vez más fuerte que levanta a Sol y a (Serie '.ego) [orma
. ~ fuego (-)] -+-
(Serie plan'as) [ leche -+ plantas (+) ]
Luna y los eleva has.ta el ciel?,. de donde no descenderán más (Colb.
3, pp. 2~7·2~8; versión bakairi [M,•Q ] en: van den Steinen 2 pp Es interesante advertir que un mito mexicano de la región de Nayarit
482-483) . • , .
(M123 ) ofrece la transformación inversa, que permite retomar al primer tér-
mino partiendo del segundo: la iguana se había llevado el fuego al cielo, y ni
Otros mitos acerca del So.1 y la Luna los muestran destruyendo el fuego el cuervo ni el pájaro mosca consiguen recuperarlo. El zarigüeya si, fingiendo
por el agua: sea (l\f 12 1 ) armando sobre el fuego de las nutrias (Colb. 3, conformarse con calentarse (retomo a M:'i6 gracias a la transformación zarí-
p. 2.~3~, sea (Mm) ahogando el de los hombre, (Id., p. 231). Por gücva-s prca). Pero deja caer el fuego y el mundo se abrasa. Sin embargo la
consrgurenre aquí también se afirma la primacía del agua sobre el fuego.rt Tierra logra apagar el fuego con su leche (Preuss 2, vol. 1, pp. 16g-181).
Ya señalamos (p. 141, n. 1J) que los Cuna de Panamá invierten, como loa
17 Toda una serie de. mitos bororo acerca del origen del fuego hace, pues, que Bororo, el origen del fuego haciéndolo del agua, trátese de la lluvia que apaga
sea apagado por la lluvia (MI)' el agua derramada (~1122)' la orina (M ) . En todos los hogares menos uno (compárese Ml' M61). o de la orina que apaga
1n un hogar único (comp. M121 , M61) .
196 CANTATA DE LA ZARIGVEYA

MUERTE

CUARTA PARTE

LA ASTRONOMíA BIEN TEMPLADA


(lRyond.)

RESU RRECCION

FlG. S. Integración de los mitos bororo y de los mitos ge relativos al origen


del fuego o de las plantas cultivadas.

Además asocian las plantas cultivadas a lo podrido. y no a lo quemado


como los Bororo, o a lo fresco como los Sherenté.
Todas estas relaciones pueden ilustrarse mediante un diagrama (fig. 8) .
1

INVENCIONES A TRES VOCES

CoNVENGAMOS en llamar armadura a un conjunto de propiedades que se


mantienen invariables en dos o más mitos. código al sistema de las fun-
ciones asignadas por cada mito a estas propiedades, mensaje al contenido
1. Invenciones a tres voces '99 de un mito particular. Al retornar ahora a las consideraciones con que
terminaba nuestra tercera parte, podemos precisar la relación entre el
II. Doble canon invertido mito bororo (Ml) y el mito sherenté (M llI) diciendo que cuando se pasa
del uno al otro la armadura persiste, el código se transforma y el mensaje
111. Toccata j' fuga se invierte.
Los resultados de este análisis serían definitivamente validados si fuera
a) Las Pléyades
posible llegar a la misma estructura de oposición haciendo un recorrido
b) El Arcoírís
regresivo que sería en cierto modo una demostración a contrario. El pro-
blema así planteado puede ser formulado como sigue.
IV. Pieza cromática Sean dos mitos, que llamaremos M", y M,., entre los que existe una rela-
ción de transformación:

Admitiendo que M, = tM"" ¿existe un mito ~L = fM y del que se pue-


da demostrar que restituya M, mediante una transformación simétrica,
pero con sentido inverso, de la que producía M, a partir de Mx?
Dicho de otra manera, hemos establecido anteriormente que un mito
shercnté del origen del fuego (1\1 y) es una transformación de un mito boro-
ro del origen del agua (Mx). ¿Podemos ahora hallar entre los Sherenté
un mito (l\,f.) sobre el origen del agua que vuelva al mito bororo del
que partimos, verificando a la vez el isomorfismo

Entre los Shcrcnté existe, por cierto, UH mito así:


199
200 LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA INVENCIONES A TRES VOCES 201
l\fl~~. Sherenté: historia de Asaré. se oye al oeste el ruido que hacen retozando en el agua. Poco des-
pués se les ve aparecer en el cielo, bien limpios y renovados, bajo
Había una vez un indio, casado y padre de varios hijos adultos la apariencia de las siete estrellas Sururú, las Pléyades (Nim. 7,
~pa_rte del último nacido que se llamaba Asaré. Un día que est~ pp. 185-186).
indio andaba de caza, los hermanos enviaron al benjamín a llamar
a la ma;Ire para que viniera a la casa de los hombres, a fin -tal
pret~ndlan- de cortarles el cabello y pintarlos. Y allí, por turno, Este mito nos entretendrá largo tiempo. Empecemos por establecer,
la VIOlaron. según lo anunciamos, que restituye fielmente, a costa de cierto número
Denunciados por Asaré, los culpables reciben de su padre un de transformaciones que afectan ora al mensaje, ora al código, el mito
rudo castigo. Para vengarse incendian la choza. Los padres se con- bororo (Ml ) del desanidador de pájaros.
vierten en gavilanes, de la especie a la que le gusta volar entre el La situación inicial es la misma: violación de una madre por su hijo
humo de los hogares, y consiguen escapar por el agujero del techo ...
Solos. en el mundo desde aquel momento, los hijos deciden irse (o sus hijos). Se notarán sin embargo dos diferencias: en el mito bororo la
muy leJOS. Durante el viaje Asaré padece sed, y el agua de las nue- madre es violada en el bosque, a donde acudió a realizar una misión re-
ces de tucum (Astrocaryum tucuma) rotas por sus hermanos no servada a las mujeres. Aquí es el padre el que anda por el bosque, entre-
?asta para apagarla. Entonces un hermano se pone a abrir un agu- gado a la caza, actividad masculina; y la violación es cometida no en el
Jero en la tierra ~on su jabalina y brota tanta agua que Asaré, por pueblo en general sino en la casa de los hombres, donde normalmente
mucho que lo animan sus hermanos mayores, no consigue bebérsela las mujeres no pueden entrar. En segundo lugar, Ml subrayaba la juven-
toda. La capa de agua se extiende; poco a poco se Forma el océano.
A todo esto Asaré recuerda que dejó en la otra orilla una flecha tud del hijo culpable (no estaba iniciado aún), mientras que Mo, pinta
de valor. Cruza el agua a nado, recupera la flecha y vuelve de la a los culpables como adolescentes iniciados. constreñidos a residir en la
misma manera. Justo en medio del río se encuentra de manos a casa de los hombres (d. Nim. 6, p. 49).
b~ca con un cocodrilo nacido de. ~na multitud de lagartos que él De estas dos diferencias emana otra como consecuencia: el padre bororo
mismo había matado durante .el viaje y que las aguas al crecer arras. ignora su infortunio e indaga para confirmar sus sospechas; cuando lo
traron. Asaré rueg~ al cocodrilo que lo conduzca a la otra orilla, y consigue, trata de matar a su hijo. El padre sherenté, por su lado, es infor-
al negarse éste, lo Insulta y se mofa de su fea nariz. El cocodrilo se mado en el acto y son sus hijos los que quieren matarlo.
lanza a perseg.uirlo. Mientras, los hermanos descubren la flecha que
flota a la deriva. .Deducen que el menor se ha ahogado y vuelven El padre bororo recurre al agua para saciar su venganza (el fuego apare-
a ponerse en cammo. cerá más tarde); con la misma intención los hijos sherenté emplean el
":saré llega a la orilla segu~do de cer.ca por su perseguidor. Se re. fuego (el agua aparecerá más tarde).
Iug¡a en los bosques y ve pájaros carpmreros dedicados a desmenu- Los padres sherenté escapan de la muerte en forma de gavilanes, amigos
zar la corteza de ~os árboles para comer los insectos que en ella se del fuego de cocina; el hijo bororo escapa de la muerte gracias a salva-
guarecen. Los pájaros escuchan sus ruegos y lo esconden debajo dores con forma de urubúes, enemigos del fuego de cocina (puesto que
de un mon~ón de cortez~s, y echan a~ cocodrilo por una pista falsa. el mito acaba de presentarlos comiendo carroña y carne cruda).
Pasa el peligro, Asaré. SIgue su ca~mo, cruza otro río, en el que
e~cllentra otro. cocodrilo, con .las mismas consecuencias. Escapa gra-
La disyunción vertical (abajo ~ arriba) afecta al hijo bororo, a los
eras a la~ perdices que desentierran cacahuates (Arachis hypogea) y padres sherenté. Por otra parte, si en el primer caso el hijo pasa a dis-
que consienten esconderlo bajo la paja. Se repiten las cosas al atra- yunto verticalmente -por el aire- de sus ascendientes, el héroe sherenté
vesa.r el tercer río pero esta vez Asaré se oculta deba jo de las vainas lo quedará horizontalmente, de sus hermanos, y por el agua.
de jatoba que los monos están comiendo. Locuaz 'por naturaleza Aparrado del pueblo luego de haber trepado a lo alto de una pared
lino d~ los mon.os está a punto de descubrir el secreto; un compañe- rocosa, el héroe bororo sufre hambre; apartado del pueblo por un camino
ro le Impone silencio dándole en los labios. largo ya, el héroe sherenté sufre sed. Ambos ensayan sucesivamente dos
Asaré l~ega fin.aI~ente a la morada de su tío Mofeta, que espera remedios que los dos mitos oponen. En M, se trata primero de un alimento
al coc~dnlo a pie f~~e y lo baña de su líquido nauseabundo. El
c~codTllo. muere asfixiado. Mofeta convoca a los pequeños inham- animal crudo que se pudre por superabundante, y después de un alimento
búcs (Tmamus sp.). que transportan el cadáver hasta el ríe y allí vegetal crudo que nunca es suficiente en vista de que el héroe no consigue
lo echan. Asaré se Instala en casa de su uo.i retenerlo. En 1\1121 aparece primero una bebida vegetal poco abundante
,~l formarse ~I océano l~s herman?s de Asaré habían querido y luego un agua no vegetal (ctónica) tan copiosa que el héroe no con-
bañarse en seguida. Y todavía hoy, a fines de la estación de lluvias, sigue agotarla. En ambos casos el remedio cuantitativamente insuficiente
es vegetal y benéfico (agua de nuez de palma, frutos frescos); el remedio
1 l:a mofeta ('5 iuentificada en el texto con Mephitis suffocans, "cangambá" cuantitativamente suficiente (y hasta superabundante) es de origen no
(:\f:t;l~l, p. -131). De necho el congénere sudamericano del zorrillo, skunk, de vegetal y maléfico (los lagartos podridos, el agua del océano, que están
América del Norte es un Conepatus (d. más arriba, p. 1.~6, n. 10). a pllnto de causar la muerte del héroe) .
202 LA ASTRONOM!A BIEN TEMPLADA INVENCIONES A TRES VOCES 203

El mito bororo y el mito sherenté se presentan los dos como mitos. enfrentaba el héroe y un jaguar. Y como hemos establecido (pp. 191 ss.) que
acerca del origen del agua, pero bajo forma de lluvia -agua celeste- fuego = aguao-c), no resulta menos coherente que en los dos mitos los
en el primer caso, y bajo forma crónica, de agua surgida de la tierra, en el comportamientos respectivos del animal y del héroe se inviertan. El héroe
segundo. de Me se muestra cortés hacia el jaguar. que le ofrece su ayuda; el de M U'
El héroe bororo tiene que atravesar el agua para traer instrumentos trata con insolencia al cocodrilo, que se la niega.
litúrgicos; el héroe sherenté la cruza para traer una flecha, arma de caza.
Tres veces el héroe sherenté encuentra un cocodrilo, nacido de los lagar- Detengámonos ahora en el episodio de los animales auxiliadores, que cae
tos que había matado antes de que el agua se extendiera. También el al principio del mito bororo, y al final del sherenté. Del más al menos
héroe del mito bororc ha matado lagartos para aplacar su hambre y tener eficaz. estos animales son, en el mito bororo, el pájaro mosca, el palomo.
una reserva de víveres; son estas provisiones, pronto corrompidas, las que el saltamontes. Pese a que el mito sherenté calla en lo concerniente a los
atraen los buitres a él. valores respectivos de los pájaros carpinteros y de las perdices. subraya
Si se quedara uno con el mero texto de M 1 , el episodio no pasaría de que los monos son los menos eficaces de todos, puesto que están a punto
ser incomprensible. Más exactamente, la ausencia de contexto sintagmático de traicionar a su protegido. O sea que puede partirse de una correspon~
conduciría -de obstinarse en buscar una interpretación- a forzar al azar dencia hipotética entre las dos series:
toda la mitología americana, que por lo demás ofrecería demasiadas res-
Boro-o Sherenté
puestas: el lagarto es un alimento precultural para los Kubenk.ranken
(Métraux 8, p. 14); un amo del fuego para los Warrau, los Chocó y los pájaro mosca (1) pájaros carpinteros (1)
Cuna (el. anteriormente, p. 141, n , 3); en otras partes es un señor del palomo (2) perdices (2)
sueño, por estar privado de párpados; y un símbolo de incesto y de bruje- saltamontes (3) monos (3)
ría para pueblos tan alejados como los Apaches Jicarilla en América del
Norte y los Amuesha del Perú ... Con todo, esta cdrrespondencia parece invertirse cuando se intenta
Pero en el mismo grado en que sería azarosa una indagación de la eti- calificar las especies tomando en cuenta el arriba y el abajo. En la serie
mología (dan ganas de decir: la "mitemología") del lagarto. la de su sherenté los monos comen frutos (arriba), los carpinteros atacan el tronco
sentido no lo es. Como indica sin ambages el mito sherenté, el lag-arto del árbol (medio), las perdices desentierran semillas (abajo). Si se tiene
es el correlato terrestre del cocodrilo acuático. MI y Me, se alumbran en cuenta que en la serie bororo el saltamontes ocupa por naturaleza una
pues mutuamente: uno ocurre en tierra y hace del héroe un cazador de posición más baja que los pájaros, y que las respectivas misiones consisten
lagartos, por la misma razón q'Je el otro, que acontece en el agua. hace en apoderarse de las maracas grande y pequeña (que se cogen con la
del cocodrilo un "cazador del héroe". Esta reciprocidad de perspectivas mano, y son así relativamente "de arriba", y de tamaños desiguales) y
entre un mito bororo y uno ge permite acaso extender al primero el después de las sonajas para los tobillos (abajo). deberíamos tener:
beneficio de una glosa apinayé: "Se dice que cuando nace un Apinayé
de sexo masculino los urubúes se regocijan, porque será un cazador más ARRIBA: pájaro mosca (I) <ffionos (3)
que les dejad carne muerta en la maleza. Pero cuando nace una niña (2);;><:, carpinteros (1)
MEDIO: palomo
les toca a los lagartos alegrarse, porque incumbe a las mujeres preparar (3) ---perdices (2)
el 'berubu', las comidas, cuyas miajas caídas sirven de pasto a estos lacér- ABAJO: saltamontes
tidos." (c. E. de Oliveira, p. 67.)
Si la extrapolación fuera legítima dispondríamos, pues, de una doble Vamos a ver si es posible vencer esta dificultad. Se recordará que el
oposición: una, interna a MI, entre lagartos y urubúes, con la doble valen- mito sherenté acerca del origen del fuego (1\1 12) proporcionaba otra serie
cia hembrnymacho, cocido/crudo; e la otra, externa y que engloba a M, de tres animales, que desempeñaban el papel de amos del agua. El oro
y Me-, entre lagartos y cocodrilo, también con doble valencia: tierra/agua.. den era:
cocido / crudo. urubúes (1)
Por último. sabemos que los Sherenté ven en el cocodrilo un amo del "pajarillos" (2)
agua, y en el jaguar un amo del fuego (l\fI2). Es pues perfectamente cocodrilo (3)
coherente que su mito del origen del agua terrestre (Me.) enfrente el
héroe y un cocodrilo, como su mito del origen del fucgo terrestre (:!\.ft.::!) Ignoramos qué "pajar-illos" son esos, como no se trate de los inham-
búes del mito de Asaré, calificados también de "pequeños". Los in-
::l Y acaso tamlrión vegetal/animal, si se sigue otra indicación de la misma
hambúes son (como las "perdices" del mismo mito) gallináceas que viven
Iucnrc, cn la que los lagartos son agrupados con los saltamontes, las ratas}' J03 en el suelo y vuelan poco, o pesadamente. Por lo tanto, a lo mejor caen
conejos como parásitos de los jardines (loc. cit., p. 65). entre los urubúes y el cocodrilo, por lo que toca a la relación de arriba
204 LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA INVENCIONES A TRES VOCES 20S

y abajo. Por otra parte, los antiguos Tupí de la costa oriental utilizaban lo pone al borde de la muerte durante su misión. En la serie sherenté. co-
las plumas blancas manchadas de negro de estos pijaros para adornar rresponde, pues, por una parte a los monos (uno de los cuale.s, también,
sus armas cuando iban a la guerra o cuando se disponían a ejecutar a sus por poco traiciona su misión), por otra a las perdices que, bajo la forma
prisioneros (Claude d'Abbevüle, p. 237). Este empleo corresponde bien de pequeños inhambúes, entran en contigüidad (física, y no moral) con
al papel de recogedores de muerto atribuido a los pequeños inhambúes la muerte, ya que hacen de sepultureros. Si postulamos que el mito (M1Jl'i) se
en el mito de Asaré (no obstante que los "inambu-tin" de que habla la funda sobre todo en la segunda de estas homologías, no quedará por inter-
antigua fuente podrían ser una especie más grande). pretar más que el pájaro mosca, acerca de cuya posición semántica hay
Los mitos anteriormente examinados mencionan repetidas veces las ga- menos datos. Los mitos ge hablan poco del pájaro mosca; es preciso mirar
llináceas (familias de las tinamiformes y las crácidas} y siempre, al parecer más lejos.
(con la sola excepción de M u en un pasaje poco significativo), conce- En la mitología de la Guayana el pájaro mosca figura en correlación
diéndoles un valor débil, si no francamente siniestro. Demasiado endebles yen oposición con el pájaro bunia (más arriba, pp. 186 s.); juntos, ayudan a
para llevar el fuego, las gallináceas eliminan los vestigios de éste (MB, M9, un hombre aislado en la copa de un árbol a bajar y después a llegar a su
M 12) • El inhambú es una pieza de caza inferior que da un caldo amargo pueblo. Y si el bunia es un pájaro hediondo cuyas deyecciones se trans-
(M14.~) y que no se acepta a cambio de carne de caetetu, caza más noble forman en bejucos (Roth 1, pp. 209, 371), el pájaro mosca exhala un
(M16); es el único alimento de un muchacho enclaustrado (M urphy 1, p. 74; perfume delicioso aunque a veces esté sucio de excrementos (loe. cit.,
Strdmer, p. 133). Una constelación del cielo nocturno es la madre de las pp. 335, 371). Se tiene por tanto una doble oposición: mal olor/buen olor,
tinamifonnes (MIlB); si el jaguar no ataca a los pájaros de esta familia, y y contaminante/contaminado. Por otra parte, el papel habitualmente con-
si ha adquirido hábitos nocturnos, es porque debe sus ojos de agua a las cedido al pájaro mosca por los mitos de la Guayana es ir en busca del
tinamiformes, para sustituir los ojos de fuego que perdiera (M n9). El tabaco para llevárselo a los hombres. Este tabaco crece en una isla, en
vínculo entre estrellas, noche y gallináceas es sin duda explicable por medio de un lago que el pájaro mosca consigue cruzar como en el mito
la costumbre, atestiguada entre los Sherenté, "de contar las horas según el bororo; y este tabaco servirá -precisan los mitos- para "llamar" a los
Sol durante el día, y por la noche de acuerdo con las estrellas y el grito espíritus, a reserva de que sea utilizado en concurrencia con las maracas
del inhambú" a. F. de Oliveira, p. 394).' rituales (Roth 1, p. 336), que el pájaro mosca tiene por misión traer
Acerca del valor semántico de los otros animales poseemos indicaciones en el mito bororo. Dejando por el momento de lado el problema del
más precisas. Según mitos ge analizados más tarde (MIlla). los pájaros tabaco, que hallaremos en otra parte (vol. 11), advertiremos la relación
carpinteros son dueños del fuego destructor, lo que los pone en corre- del pájaro mosca con el agua, que mitos del sureste de los Estados Unidos
lación y oposición con el mono, que un mito bororo ya examinado (MM) permiten aclarar. Estos mitos, de los que se poseen versiones natchez,
vuelve amo del fuego creador (fuego de cocina). Por lo que toca a la alabama, koasati, hitchiti, creek y cherokee, oponen el pájaro mosca a
paloma o palomo, se trata de un amo del agua, como atestiguan no sola- la grulla como diurno/nocturno (en la Guayana, de acuerdo con un mito
mente el mito de referencia sino también un mito sherenté (M138) en el warrau: contaminado/contaminante, Roth 1, p. 335); por otro lado, expli-
que se ve .a una familia escapar del diluvio gracias a un cuerpo de palomo can cómo el pájaro mosca jugó -y perdió- el agua y los peces en carre-
(Leptoptila rufaxilla) que se convierte, agrandándose milagrosamente, en ras: ésa es la razón de que el pájaro mosca nunca beba (Swanton, pp. 202,
otra arca de Noé (Nim. 6, p. 92). En varias versiones de "zar igüeya y 273 Y passim).
sus yernos" (MM, MIl8) Palomo (que es uno de ellos) pesca los peces En el Brasil los Botocudo y los Kaingang contaban historias muy pa-
de un lago desecándolo, bebiéndose toda el agua que contenía (Mur- recidas: el pájaro mosca, otrora dueño de toda el agua del mundo, la ha
phy 1, p. 1l9; Wagley-Galvao, p. 152). Esta agua que el palomo tiene que perdido, para provecho de las demás criaturas (Nim. 9, p. 111; Métraux 6,
vencer o resorber se define mediante propiedades negativas, como el fuego vol. I, p. 540; Baldus 1,. p. 60) . Un mito kraho lo sitúa en relación nega-
destructor. Puede pues plantearse, entre el palomo y el pájaro carpintero, tiva con respecto al agua, puesto que es el único capaz de atravesar las
isomorfismo desde el punto de vista del agua y el fuego. llamas (Schultz, p. 127). Provoca disyunción de fuego yagua segun un
El mito bororo (MI) define el saltamontes (mammori: Acridíum cris- mito surura haciendo reír al cocodrilo que tenía al primero encerrado en
tatum, E. B., 1, p. 780) por su vuelo lento (análogo al de la perdiz), que la boca, a fin de arrebatárselo y dárselo a los hombres (Becher, p. 105).
En un mito toba roba el fuego (Métraux 5, pp. l07~I08, 110).
,3 Ihering (art. "inambu") señala la misma creencia para Crypturus strigu-
Si convenimos, a título de hipótesis, en generalizar estas indicaciones
losus, de donde toma su nombre popular: "inambu: reíogio" --.el pájaro reloj.
Cf. también Cavalcanti, pp. 159'160: el pájaro cujubím (una cracida) anuncia convergentes, el pájaro mosca se definirá en función del agua, pero de
que el día se levanta pero el inhambú canta de noche. Por último el mutum, manera negativa, y se situará en correlación y oposición con respecto
crácída también, "canta por la noche con tanta exactitud que se le escucha al palomo, gran bebedor.e
cada dos horas ... de ahí que represente para los Indígenas una especie de reloj
de] bosque" (Orico 2, p. 174). 4. Un mito de los pima de Arizona asocia el pájaro mosca a una divinidad
206 LA ASTRONOM1A BIEN TEMPLADA INVENCIONES A TRES VOCES 207

Se obtendría entonces un sistema coherente: las lluvias, es decir el fin de la estación seca. en tanto que las últimas
líneas del texto de M l 24 se refieren a su principio.
Borora (MI) Sherenté (M12~) Hasta en los más mínimos detalles la relación de M¡ y M121 es, pues,
verificada. Hemos probado efectivamente que si M, = fM~, existe UJl mito
(1) pájaro mosca (~agua) (1) carpintero (=fuegodestructor) M. = IM y cuya relación con M" es análoga a la de M,. con M r •
(2) palomo (= agua) (3) mono (EE fuego creador)
(3) saltamontes (vida/muerte) - (2) "perdiz" (vida/muerte)
La demostración puede llevarse aún más lejos. La precedente tomaba
en el que de nuevo se encontrarían por una parte la oposición agua/fue. como punto de partida un mito bororo de doble tema: aparición del
gc, por otra el establecimiento de relación de uno u otro elemento con agua celeste, desaparición del fuego de cocina. Hemos establecido que
el tránsito de la vida a la muerte, que nos había parecido caracterizar la este mito guardaba una relación de transformación con un mito sherenté
problemática de los Bororo y la de los Sherenté, respectivamente. cuyo tema, doble asimismo, contrastaba con el otro por una doble in-
Adoptemos ahora otra perspectiva. Durante su misión los animales versión, por tratarse esta vez de la aparición del fuego y de la retirada
auxiliadores entran en contacto con cosas: instrumentos de música salva- del agua~ y de que esta agua era terrestre y no celeste.
dores en el mito bororo, materiales que sirven de escondrijos no menos Dando un paso más nos hemos preguntado si existiría un mito shercnté
oportunos en el mito sherenté:
de aparición del agua terrestre, y si un mito así no restituiría los contor-
Sherenté (Ml.2') nos del mito bororo inicial sobre la aparición del ~gua celeste. Una vez
dada la respuesta afirmativa a estas preguntas, otra más se viene na tnral-
pájaro mOSCa gran maraca carpinteros cortezas mente a las mientes: ¿Existe un mito sherenté de introducción del agua
palomo pequeña maraca "perdices" paja celeste del cual, por su parte, un mito bororo podría ser la transfor-
saltamontes sonajas monos vainas mación?
No conocemos semejante mito. Tal vez simplemente porque Nimucn-
Las cosas del mito bororo son objetos sonoros que no deben ser oldos. daju no lo obtuvo. Acaso, también, porque su presencia sería inconcebible
Las del mito sherenté impiden sin duda al cocodrilo ver al héroe, pero entre los Sherenré, que hacen del cielo la morada de las divinidades ca-
exhiben también la notable característica de ser residuos alimenticios, níbales (M\I3), dominado por un sol con prisa para acabar la lluvia y
es decir, cosas que no deben ser comidas. Son pues antialimentos que consumir Ia.rierra (d. más arriba, pp. 193 s. y más adelante, p. 285). En
constituyen una serie comparable, desde este punto de vista, a la del desquite, el mito existe entre los otros Ge, cuya mitología según hemos
mito apinayé Ms: roca, madera dura, madera podrida, que son también establecido ocupa una posición intermedia entre la de los Bororo y la de
antiafimentos pero -a la manera de los instrumentos bororo-. "consu- los Sherenté.
mibles" por la oreja, si no por la boca. Esta vez por mediación de M, la A decir verdad, los Oe no tienen un mito del agua celeste sino dos.
simetría entre MI y Me, es verificada de nuevo. Parece en efecto que distinguen dos tipos de lluvia, una bienhechora,
Tanto en MI como en Mm viene un personaje auxiliador a añadirse nefasta la otra. Los Kubenkranken (Métraux 8, p. 17) Y los Gorotire
a la serie de los tres animales: abuela humana en uno, tío animal (es (Lukesch 1, p. 98~) atribuyen la buena lluvia a la hija celeste de un mor-
una mofeta) en el otro. La primera salva al héroe prestándole su bastón tal, introductora de las plantas cultivadas (MQI) y cuyo padre es, en
mágico, el segundo proyectando su líquido nauseabundo. Volveremos a persona, directamente responsable de las tempestades y los aguaceros.
tratar de este paralelismo, que guarda otras enseñanzas (más adelan- Como el mito de referencia toca también el origen de las tempestades,
te, p. 268). será el padre más que la hija el que concentrará nuestra atención:
En fin, para terminar la comparación, MI trae a cuento la llegada de
MUlS. Kayapó: origen de la lluvia y el aguacero.
llamada El Bebedor, responsable del diluvio (Russell. p. 226, nota).
Por negación del ag-ua llevada al limite, el pájaro mosca puede confundir- Unos cazadores mataron un tapir. Uno, llamado Bepkororoti, reci-
se con el pájaro carpintero, amo del fuego destructor. Esto sucede en un mito bió el encargo de vaciar y destazar el animal. Mientras estaba ocupa·
kaingang. (M124n > en el que el carpintero y el pájaro mosca asociados roban el do en lavar las tripas en el río, los otros hombres se repartieron
fuego al jaguar (Baldus.,. p. 122). Pero es notable que entonces sea el persa· toda la carne y le dejaron solamente dos patas [las tripas, Lukesch 1,
naje del pájaro carpintero el que se transforme: primero se moja, luego se 2]. Bepkororoti protestó en vano. De vuelta al pueblo pidió a su
vuelve un amo del fuego de cocina: no por completo. con todo, puesto que este mujer que le afeitara la cabeza y 10 pintara de rojo y negro con
fuego (vuelto destructor) incendia la tierra, y que el fuego creador (de cocí- pasta de urucú y jugo de genipa. Y entonces le contó lo ocurrido
na) pasa así al papel de factor subordinado. y le advirtió que pensaba retirarse a lo alto de una montaña. Le dijo
208 LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA
INVENCIONES A TRES VOCES 209
por último que se pusiese a cubierto cuando viera una nube negra.
Bepkororoti confeccionó un arco y flechas y una maza grande
y pesada cuya extremidad untó con sangre de tapir. Llevó a su { un hijo priva. se desune el cual es aplastado
M, héroe avergonzado
hijo a la cima de la montaña. Una vez arriba se puso a gritar como do de madre de su padre por un árbol
una piara de cerdos salvajes [como los hombres cuando cazan los.
cerdos; Lukesch, 2]. Los indios acudieron al oír el ruido, para cazar. M
l~r.
{un alimento
de
hijo privado se une a
su padre
el cual sube a una
montaña
héroe furioso
Entonces un relámpago rasgó el cielo, el trueno rugió y Bepkororoti
hizo caer el rayo, que mató a mucha gente. Su hijo y él subieron
al cielo. (Versión kubenkranken: Métraux 8, pp. 16-17. Versiones
gorotire: Banner 1, Lukesch 1, 2).

Hay versiones gorotire (MI2~R' b) que relacionan la injusticia de que ha


sido víctima el héroe con el hecho de que, sea antes (por negligencia) o
{ creación del árbol resorbido origen de los atuendos
después (por indignación), se hubiera presentado a sus compañeros con M~ agua terrestre música ritual Y ritos Iunerarfcs
bajo el agua
manos sucias de sangre. Antes de retirarse a la montaña (o a una emi-
nencia del terreno) inventa, e implanta entre los indios, la práctica de la { creación del montaña exaltada gritos como origen de losatuendos
tonsura y de las pinturas corporales, así como el uso del jugo de genipa M IU agua celeste (hasta el cielo) los de la caza y ritos guerreros
y el hábito de untar de sangre las mazas al ir a la guerra. Desde su retiro
el héroe insulta a sus antiguos compañeros, los desafía y en cuanto lo
atacan los fulmina. Luego sube al cielo y desaparece. Poco después hay
la primera tempestad, acompañada de aguacero. Desde entonces cada
vez que amaga una tormenta los indios, armados y decorados como para la
guerra, intentan apartarla con amenazas y gritos (Lukesch 1, p. 983;
M 2 {Indios que matan
Banncr 1, pp. 46-49).5
No nos dará ningún trabajo identificar el mito hororo del que este } población dispersa
mito kayapó es la transformación: se trata evidentemente del mito de Mm{ Indios muertos
Baitogogo (M 2) o, dicho de otra manera. un mito acerca del origen del
agua. pero terrestre en vez de celeste; benéfica y no maléfica.
A continuación aparece el cuadro de las operaciones.
Se ve que, fieles a nuestro método, admitimos que el más mínimo deta- comparan los gritos de Bepkororoti con los de los cerdos salvajes (o de los
lle puede ser pertinente. Cuando los informadores a los que se debe M 1W cazadores de cerdos) no se entregan a nin$Una fantasía. Pues los Tene-
tehara asocian parejamente el cerdo salvaje al trueno, del que es el animal
favorito: "Cuando los indios matan muchos cerdos, el trueno se enfada:
entenebrece el cielo o envía el aguacero" (Wagley, p. 259, n. 23). La
mujeres + el hombre "tapir" el héroe desangra pertenencia del violador bororo al clan del tapir no es fortuita en mayor
M {colecta demasiado despacio
3 femenina hombre "tapir" viola a una mujer grado, puesto que dicho animal figura también en el mito kayapó. Volvere-
a su víctima ("tapir")
mos a tocar el punto (pp. 269 s.}, Por último, un detalle del mito bororo
cm hombres + los hombres el héroe desangra que no dejaba de ser incomprensible al considerarlo desde el punto de vista
M12~ { masculina tapir (animal) cazadores matan demasiado de prisa de las relaciones sintagmáticas, se aclara si se le confronta con un detalle
un tapir a su víctima (tapir)
correspondiente del mito kayapó. El minucioso refinamiento del héroe
de M2 para matar a su rival, infligiéndole heridas sucesivas de las que
~ s610 la última es mortal. preserva, con forma invertida (pues así están
n También aquí (d. antes, p. 151, n. 2) un mito, íntegro en el Brasil central, los mensajes de los dos mitos). la conducta negligente y precipitada del
sobrevive en la Guayana como vestigio desprovisto de función estructural, sim- héroe de M a5, que se sienta a la mesa con las manos sucias aún por su
ple episodio incorporado a una gesta: la de Makunaima (Arekuna, M ) . El trabajo de carnicero (d. Mn).
1 26
joven héroe ha matado un tapir y su hermano mayor se arroga el derecho de La única divergencia entre los dos mitos consiste en el mecanismo del
despedazarlo y repartirlo, sin dejarle a él más que las tripas Makunaima, loco mito bororo, que analiza la falta del héroe en tres momentos sucesivos,
de rabia, transporta mágicamente la choza familiar a la cima de una montaña cada uno de los cuales corresponde a un aspecto de la falta única del
y la hace bajar luego (K. G. I, p. 43). héroe kayapó:
210 LA ASTRONOM1A BIEN TEMPLADA
INVENCIONES A TRES VOCES 211

M, {el hér~ acaba demasiado des. estrangula a su mujer es ensuciado Kayapó Sherenté
pacío con el hombre "tapir" (sin efusión de sangre) por el excremento
-=-------------~. M"
M { el héroe acaba demasiado despedaza el animal queda ensuciado
l~i pronto con el tapir (animal) derramando su sangre por esta sangre

Se advierte pues en M. una especie de dialéctica de la contaminación:


1
'[sangre (+>]--...... [sangre (->]---+"'[deyeCción] Se trata siempre sea de la aportación, sea de la retiración de un ele-
mento que puede ser el agua o el fuego. Cada elemento es analizable
que p~ece faltar e? el mito kayapó; a menos que, recordando que las en dos modalidades. una celeste, otra terrestre (el fuego de cocina. del
condiciones del ase.smato de l.a esposa bororo implicaban una denegación que solamente se trata en este grupo, es terrestre. por oposición al fuego
de sepultura acuática, se Sustituya el segundo término de la fónnula an- celeste, destructor. Este punto será establecido más tarde, cf.pp. 289 s.): por
terior -sangre evitada- por otro -agua evitada-e, de Ia cual el mito último el acontecimiento pertinente resulta de una disyunción que puede
kayapó posee el equivalente (abluciones evitadas), lo cual permitiría ser vertical u horizontal:
construir las series paralelas:
M, M" MU f M, M 12 5
M, = sangre (+) agua(_) excremento de pájaro (deyección animal)
Aportación/retiración
.
Mm = sangre (+) agua (-) tinte de pipa (deyección vegetal)
+/(-) +/(-) + + +
Fuego/agua -/(+) +/(-) - - -
Terrestre/celeste - + + + -
Horiwntal/vertical - - + + -
Se ve por lo tanto .que los cuatro. mitos del origen del agua que se han
comp.arado están un~dos por relaciones de transformación que oponen,
constItuyendo un qurasma, las versiones bororo y las versiones ge: Es notable que, ateniéndose a las cuatro OpOSICIOnes del cuadro, MI
y MUlo aparezcan idénticos. Son sin embargo dos mitos que difieren por
BORDRO el contenido hasta el punto de que nadie pensaría en aproximarlos,
GE
agua celeste (M,) salvo por mediaci6n de M125, que por su parte difiere del uno y del otro
(M",) agua celeste por dos transformaciones: terrestre -+ celeste, horizontal -+ vertical.
Para explicar esta anomalía se subrayará que las oposiciones del cuadro
s610 conciernen a los mensajes, que son trasmitidos con ayuda de c6digos.
Éstos consisten a su vez en una gramática y un léxico. Nuestro análisis
agua terrestre (M,) ha permitido establecer que la armadura gramatical de estos códigos es un
(M".) agua terrestre invariante para todos los mitos considerados. Pero no ocurre otro tanto
ni con los mensajes ni con los léxicos. Comparado con los de los otros
Por otra parte, y recordando que, si Mi concierne simultáneamente al mitos, el mensaje de un mito cualquiera puede aparecer sea más o menos
agua y al fuego, existe un mito M 12 que atañe simultáneamente al fuego transformado, sea idéntico. Pero estas diferencias afectan igualmente a
y al agua.e podremos completar el cuadro anterior introduciendo en él los léxicos. Para dos mitos de un mismo grupo, aquéllos podrán mantener-
este últi~o mito. Se obtiene entonces un grupo de transformaciones con se tanto más cerca cuanto más profundamente se transformen los mensajes
dos torsiones: correspondientes; y si el dominio de la transformaci6n se reduce en el
plano del mensaje, exhibirá tendencia a crecer en el del léxico. Es pues
posible -tal como lo hemos hecho, por lo demás- sumar dos mensajes
5 Como también M125, por lo demás, si se adopta una indicación de Lu-
parcialmente invertidos y recuperar el léxico inicial, de acuerdo con la
keach (I, p. 983; Z, p. 70), de acuerdo con la cual los indios habrían recibido
de Bcpkororm¡ la técnica de producción del fuego por movimiento giratorio. regla de que dos semi transformaciones al nivel de los mensajes valen por
una al nivel del léxico, a pesar de que cada semitransformacíón tomada
212 LA ASTRONOMtA BIEN TEMPLADA INVENCIONES A TRES VOCESr 213

aparte deba afectar más a la composición del léxico que lo que hubiera tratarse del jacamin o pájaro trompeta, Psophia crepitans. Pero el grito
hecho una transformación entera. Mientras en más parcial se queda la de este pájaro. tal como lo transcribe -"hu-hu-hu·hu, con la última sílaba
transformación del mensaje, en mayor grado tiende a trastornarse el léxico muy prolongada y como emitida por un ventrílocuo" (art. "jacamin")-.
inicial, hasta el punto de volverse irreconocible cuando la transformación no ofrece ninguna semejanza con el descrito en Mut. En el artículo
de los mensajes los devuelve a la identidad. "éinadatáo" la Enciclopédia Boróro se expresa así: "Onomatopeya (pájaro
Se completará pues el esquema de la página 210 haciendo constar que que en su canto parece decir éinadatáo) : Canean (Nomonyx dom.inicus)"
los mitos situados en los ángulos superiores del cuadrilátero utilizan el (vol. 1, p. 542). Con todo y su brevedad, esta definición tropIeza con
mismo léxico para codificar mensajes invertidos, en tanto que los puestos varias objeciones. Ante todo, y como venimos de recordar, el mito bo-
en los ángulos inferiores trasmiten el mismo mensaje con léxicos diferentes. roro evoca con precisión el canto del pájaro, y la transcripción fonética
que da es por completo diferente de la palabra indígena, que no puede
ser, pues, una onomatopeya. En segundo término, en portugués rústico
"caneen" designa una falconiforme (Ihering, arto "canean"); ahora bien,
Hemos observado ya que todas las tribus consideradas subdividen el fuego Jacques Berlioz, profesor del Museo de Historia Natural de París ha
en dos categorías: fuego celeste y destructor, fuego terrestre (o de cocina) hecho el favor de precisarnos que Nomonyx dominicus es un pato zam-
y creador. Este punto sobresaldrá mucho mejor posteriormente, pero con bullidor del grupo de las Erismaturas (Anátidas, Oxiúrinas}. Así que pa-
base en las indicaciones ofrecidas ya, sabemos que esta oposición está rece excluido que la taxonomía popular haya pecado del solecismo con-
débilmente marcada en la mitología bororo (d. Ma:;I) . Y al revés, el análi- sistente en aplicar el término "galhina" a un pato. La verdad es que el
sis del agua parece llevado menos lejos en la mitología sherenté de que término vernáculo "galhina do bugre" (gallina del indio) no parece
disponemos que en la de los otros Ge. La primera reconoce, en efecto, aplicable -por antífrasis- más que al canean, pájaro comedor de carroña
una sola agua: el mar, prolongado por la red hidrográfica un poco a la que no teme la proximidad del hombre, o bien a un pájaro directamente
manera de un tronco del que salen ramas ramificadas (representación asimilado por el pensamiento indígena a una gallinácea. En los dos ~a­
explícita en el mito chocó sobre el origen de las plantas cultivadas, d. sos este pájaro sería oponible al cerdo salvaje en el seno de una pareja,
Wassen 1, p. 109). Los mitos de los otros Ge no parecen dejar un sitio sea por las razones antes indicadas (p. 204), sea porque su oposición des-
especial para la red hidrográfica, pero en compensación distinguen dos embocaría en la existente entre animal tecnófilo y animal tecnófobo.
aguas celestes: lluvia de tormenta y lluvia dulce, ligadas respectivamente En segundo lugar, ignoramos cuál es exactamente esa "lluvia dulce"
al "padre" y a la "hija" de la lluvia (M U 5 , MOl). Por lo que toca a los de que habla el mito. Se ha visto que Colbacchini la atribuye a los espí-
Bororo, subdividen el agua en tres categorías bien distintas: el agua te. ritus Butaudogué, lo cual parece contradecido algunas líneas más arriba
rrestre, constituida por la red hidrográfica (M 2) ; Y dos aguas celestes: por la afirmación de que estos mismos espíritus "atormentan a los indi~s
por una parte la lluvia de tormenta (MI) y por otra la lluvia sosegada con el frío, el viento y la lluvia" (Colb. J, p. 229). En el vocabulario
y dulce: de Magalháes (p. 26) , la palabra "butau" significa "invierno, estación de
las lluvias". Según la E. B. (vol. I, pp. 295-296), los espíritus Butao-dogé
MUl'_ Bororo: origen de la lluvia dulce. presiden la estación de las lluvias, que va de principi~s de octubre ~
fines de abril. El resto del año está ocupado por la estación seca: boe ki,
Maltratados por sus madres y sus hermanas, unos hombres del "tiempo de sequía", o erubutu, "pegar fuego" (a la maleza o la sabana).
clan Bokodori Cera se convirtieron en pájaros xinadatau ("galhina No obstante, la lengua sagrada parece asociar a los mismos espíritus Bu-
do bugre") y desaparecieron por los aires. Las mujetes escasamen- taodogé la lluvia fina (ibld., p. 975). Por último, la E. B. no contiene
te pudieron retener un niño. A este hermanito le dijeron los pá- ninguna referencia a los espíritus Badogebagué; la expresión Baado Je-
jaros que si sentía sed o demasiado calor no tenía más que imitar
su grito: toká, toká, toká, toká, ka, ka. Sabrían entonces que neo bagé no es citada en ella más que con acepciones socio políticas (ibld.,
cesitaba agua y harían aparecer una nube portadora de una lluvia pp.190-193) .
dulce y sosegada. Este tipo de lluvia está asociado a los espíritus Pese a estas incertidumbres, el mito establece claramente que los Bo-
Butaudogué, mientras que las lluvias violentas, acompañadas de roro conciben dos tipos de agua celeste en correlación y oposición: una
viento, de tormenta, están asociadas a los espíritus Badogebagué calma y dulce, violenta la otra; una benéfica por refrescante y desalte-
(Colb. 3, pp. 229-230). radora, la otra nefasta. Hemos establecido la existencia de una relación
de transformación directa entre los mitos kayapó y bororc sobre el orí-
La interpretación de este mito tropieza con dos dificultades. Por prin- gen del agua, sea terrestre (bororo, M 2) , sea celeste (kayapó, M 125) .
cipio de cuentas ¿qué pájaros son esos que en bororo se llaman xinadatau Ahora se ve que existe también una relación de transformación directa
y en portugués "galhina do bugre"? Ihering, que conoce la segunda ex- entre el mito kayapó (M 125) del origen del agua celeste (maléfica) y el
presión, se declara incapaz de identificar la especie. Piensa que pudiera mito bororo (M,»} acerca del origen del agua celeste (benéfica). En
214 LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA INVENCIONES A TRES VOCES 215
cada caso se observa una disyunción vertical. resultado de malos tratos mito agrega que en la ciénaga residen los espíritus caníbales. lo~ peces
infligidos sea en el seno de un grupo funcional (cazadores) y unisexuado buiogoé <"piranhas") , mientras que otro mito boro~o (M1J8) exph~a que
(macho), sea en el seno de un grupo familiar y bisexuado. La víctima la creación de la red hidrográfica por el héroe Baitogogo estaba mcom-
disyunta se transforma sea en enemigo (kayapó}, sea en aliado (bororo}, pleta pues faltaban los peces. Hizo falta por tanto que cierto Baiporo
según que su joven doblete (hijo o hermano) la acompañe al cielo o ("Abertura de la choza"). del dan palwé, se encargase de concluir la o~ra
permanezca en tierra. El héroe vengador atrae a sus antiguos compañeros de su predecesor e hiciera nacer las diferentes especies de pec~s (el muo
imitando los berridos de los cerdos salvajes. caza superior; los compañe- cuida de excluir las pirañas) echando al río ramos de espeCIes florales
ros fieles serán atraídos por el héroe si imita el grito de los pájaros. caza variadas (Colb. 3, p. 211). .
inferior. En un caso sobreviene la lluvia torrencial, acarreando la muer- Las tres categorías de agua corresponden, pues, a tres regímenes ali-
te; en el otro la lluvia dulce que asegura el bienestar y la vida. menticios: el canibalismo está asociado al pantano, él mismo función
Por otro lado sabemos que los Bororo tratan la estación de las lluvias relativa de la estación de las lluvias; la pesca, congrua con la caza bajo
en otro mito (M 1) del cual se ha demostrado la simetría con el mito el aspecto acuático, lo está a Ia red hidrográfica permanente; la alimen-
sherenté (MlU) que trata del principio de la estación seca. No puede tación vegetal. a las lluvias interminentes de la estación seca.
pues tratarse de la estación de las lluvias en Ml.2'l' sino. sin duda, de esas Esta triada del agua es homóloga de la de las tres llamadas emanadas
lluvias escasas y bienhechoras para los jardines que caen a veces en ple- de los antialimentos (Mil): roca (inversa del canibalismo), madera dura
na estación seca y que. según la región, se llaman "chuoa de pregui~a'; (inversa de la carne) ~ madera podrida (inversa de las plantas cultivadas).
(porque sólo ellas son lo bastante finas para penetrar en el pelambre conforme a nuestra demostración de las páginas 154 ss.; hemos demostrado
del perezoso), "chuva de cigarro" (porque acompañan a las cigarras, que además su homología con la triada del mito sherenté (Maa) del origen
empiezan a manifestarse) (Barbosa Rodrigues, p. 161) Y» más al Sur, del agua terrestre, homóloga por su parte de la triada inicial de los tres
"cñuuas de caju~~ (porque hacen que los frutos así llamados se hinchen) . instrumentos de música en el mito de referencia (Mi).
Si esta hipótesis es exacta. la sistemática bororo del agua sería la sí-
guiente:

lluvia dulce de lluvia tormentosa de


la estación seca - - - -....- - - I a estación de lluvias
(agua intermitente) (agua cotidiana)

ríos y lagos
(agua permanente)

Los Mundurucú también parecen tener una clasificación tripartita del


agua bajo esta forma: 1) lluvia y viento; 2) lluvia de tormenta; 3) lluvia
fina (Murphy 1, p. 21; d. también Kruse 3, vol. 47, pp. 1002·1005).
Aquí tenemos que volver a un detalle de Mi. Este mito del origen del
viento y de la lluvia (correspondiente. pues~ a la estación de las lluvias,
como se ha establecido por comparación con Maa. y como se demostrará
directamente más adelante) concluye con la muerte del padre, ahogado
en el agua de un lago que es más bien una ciénaga (llena de plantas
acuáticas). Ahora. todo el que ha viajado por el Pantanal sabe que es
intransitable en la estación de las lluvias (de las que es responsable el
héroe del mito) ~ pero que se seca parcialmente durante el invierno tro-
pical (de abril a septiembre). Por consiguiente la red hidrográfica y el
pantano se oponen por partida doble así: agua corriente/agua estancada;
no periódica (todo el afio) ¡periódica (la mitad del afio). El mismo
DOBLE CANON INVERTIDO 217

estación de lluvias y estación seca, puesto que su retorno coincide con


el principio de la segunda. Un detalle inexplicado del mito confirma la
asociación: los hermanos de Asaré intentan vanamente apagar su sed
partiendo, para que beba del agua, nueces de palmera tucum (Astroca~
ryum). Pues bien, más al suroeste (lat. 18° a 24° S) a mediados del si-
glo XVIII los Caduveo celebraban grandes fiestas a mediados de junio aso-
ciadas al retorno de las Pléyades y -precisa una fuente de los primeros
años del siglo XIX- a la maduración de las nueces de palmera (A croco-
II mia) (Ribeiro 1, p. 68) .1
El enorme desenvolvimiento del ritual de las Pléyades entre las tribus
del Chaco plantea problemas que no abordaremos aquí. No lo traemos
DOBLE CANON INVERTIDO a cuento más que para mejor atestiguar el lazo que liga. en toda la
América tropical. las Pléyades y las estaciones (d. van den Steinen 1).
A propósito de los Sherenté disponemos de indicaciones muy precisas
'1 que ayudan a comprender el texto un poco enigmático -desde el pun~
te de vista astronómico- de Ml~: "Cuentan los meses en lunaciones; su
Hay una tercera suerte de Cánones muy raI'OJ,
tanto a causa de la excesiva dificultad como año empieza en junio. cuando surgen las Pléyades y el Sol abandona la
porque, ordinariamente desprovistos de ador- constelación del Toro. Llaman sururú a las Pléyades, y esta constelación
nos, no tienen otro mérito que el de haber da- es bien conocida por todos los indígenas del Brasil. Alrededor de una
do mucho trabajo para hacerlos. Es lo que po- semana más tarde aparecen las pluvias Hyades y el cinturón de Orión,
dría llamarse doble Canon invertido, tanto por que conocen también los Sherenté. Cuando estas estrellas aparecen de
la inversión en él introducida en el Canto de mañana, se cree que es signo de viento. Los indios relatan diversas le-
las Partes como por la que se encuentra entre yendas sobre las Pléyades. Advierten su orto heliaco (antes del Sol) y
l~ Partes mismas, al cantarlas. En esta espe- su orto cósmico (con el Sol). Entre estos dos ortos de los sururú, los
ere de canon hay un artificio tal que. sea que
le canten las partes en el orden natural, sea
Sherenté cuentan 13 lunas (13 oá-ité) que hacen un año =
oá-hú (hú =
colección?). Dividen el año en dos partes: 1) cuatro lunas de estación seca,
que se invierta el papel para cantarlas en or-
den retrógrado, de suerte que se comience por más o menos de junio a septiembre; 2) nueve lunas de lluvia (a-ké-nan)
el fin y que la base se vuelva lo de arriba, de septiembre a mayo. Durante los dos primeros meses de la estación seca,
se tiene siempre una buena armonía y un canon desmontan un rincón de bosque derribando los grandes árboles. Duran-
regular." te los dos meses siguientes queman la maleza y siembran. para aprove-
char las lluvias de fines de septiembre y de octubre." U. F. de Oliveira,
J.-J. ROUSSEAU, Dict. de Musique. arto "Canon" pp. 595·594.)
Igualmente entre los Tapirapé, que viven aproximadamente a la mis-
ma latitud (10° S), un poco más al oeste: "Las Pléyades ... son vigila-
RETORNEMOS ahora al mito de Asaré (Mw), del cual un aspecto esencial das ansiosamente, y con creciente impaciencia conforme disminuyen las
había quedado provisionalmente de lado. Se recordará que la conclusión Iluvias, pues la desaparición de las Pléyades tras el horizonte occidental
muestra a los hermanos del héroe retozando en el agua, hacia el oeste; en mayo señala el fin de la estación de las lluvias. Es el tiempo de la
después de lo cual "aparecen en el cielo, bien limpios y renovados como mayor fiesta del año. La posición de las Pléyades sirve también para
Sururú. las Plé!ades". En su monografía sobre los Sherenté, Nimuendaju fijar la fecha de las numerosas ceremonias que se realizan cuando la es-
(6, p. 85) precisa que Asaré es la estrella )(. de la constelación de Orión
y que el pensamíento indígena pone en oposición x de Orión y las PIé: 1 Los Caduveo tienen dos mitos diferentes acerca del origen de níbetad, las
yades: la prIme~a está. asociada al Sol divinizado, y al clan "extranjero" Pléyades. Ora serían niños mudados en estrellas para castigarlos por haber
jugado ruidosamente después de caída la noche (comparar en Mm el ruido
p'falié, ~e l~ mitad shiptato, ~as otras a la Luna divinizada, y al clan que hacen los hermanos de Asaré al bañarse. y más adelante MI 71 , p. 2(7). ora
extranjero krozaké, de la mitad sdakran (para la misma oposición en- una estrella macho descendida del cielo para desposar a una mortal, a la que
tre .1011 protagonistas del mito sobre el origen del fuego M 12, véase más da pot don el maíz '! la mandioca que, en aquella época, maduraban apenas
arriba, p. SO, donde se mostró que el mayor de los cuñados es sdakran plantados (Ribeiro I. p. 138). La transformación de Estrella en personaje
y ihiptato el ~enor) .. No ~bstante, se d~duce claramente de M u• que la; masculino. típica de la mitología norteamericana, existe en América del Sur
dos constelaciones residen Juntas del mismo lado de la oposición entre entre los Karajá (Mm) '! 1011 Umotina (Baldus 2, p. SO-U).
216
218 LA ASTRONOMrA BIEN TEMPLADA DOBLE CANON INVERTIDO 219

tación de las lluvias está en su apogeo, o seaentre noviembre y abril:" pos de vida: la abundancia de que hablan los Taulipang es de peces en
(Wagley, pp. 256-257.) Los Timbirá (de 3° a 9° S) se preparan para la los ríos, que no coincide necesariamente con la de la caza de pelo o de
estación de las lluvias, que dura de septiembre a abril, cuando las Plé- los productos vegetales. En la región de la Guayana se ?istinguen, ~n
yades (krot) son visibles en el horizonte occidental después de la puesta efecto, cuatro estaciones en lugar de dos: hay una estación de lluvias
del Sol; es el momento de trabajar en las plantaciones. Y cuando al caer "pequeña" y otra "grande", una "pequeña" estación seca y otra "grande"
la tarde se vuelven invisibles en la misma dirección comienza el periodo (Ahlbrinck, art. "weyu"}, y estas expresiones no tienen más que valor
controlado por las mitades llamadas "de la estación de las lluvias" (Nim. relativo, en vista de que las precipitaciones sólo cambian de intensidad
8, pp. 62, 84, 163). Para los Bororo las Pléyades, al aparecer en el hori-
zonte antes de la aurora, a fines del mes de junio, son signo de que la
estación seca está muy adelantada ya (E. B., vol. 1, p. 296) .
En Amazonia las Pléyades desaparecen en mayo y reaparecen en junio,
anuncian las crecidas, la muda de los pájaros y la renovación de la vege-
-
tación (Barbosa Rodrigues, p. 221, n. 2). Según el mismo autor, los
....
indígenas piensan que durante su breve periodo de invisibilidad las Plé-
yades se esconden en el fondo de un pozo al que van a beber los sedien-
tos. Este pozo recuerda el que los hermanos de Asaré -que encarnan las
""•
- o'
Pléyades- abren para calmar la sed del héroe.
Más al norte la desaparición de las Pléyades anuncia a los Taulipang
(de 3° a 5° N) la proximidad de las lluvias y de la abundancia; su apa-
rición, el principio de la estación seca (K. G. J~ p. 12 Y tomo Hl. pp.
281 s.). En la Guayana francesa (de 2° a 5° N) "las Pléyades son cono--
cidas por todos los indígenas ... saludan con gozo su regreso al horizonte
porque coincide con el comienzo de la estación seca. Su desaparición,
que ocurre hacia el mes de mayo, va acompañada de un recrudecimiento
de la lluvia que hace ... la navegación ... imposible" (Crevaux, p. 215).
Igualmente significativas eran las Pléyades para los antiguos Tupinambá
de la costa: "Asimismo -escribe Thevet- conocen que la estrella pollera Precipitaciones
es aquella que hace crecer la mandioca. de la cual hacen su harina" "O ". ¡;¡
(Métraux J, p. 51, D. 3). De los Tupí del siglo XVII se dice que uAnno.s
suos numerant ab exortu Heliaco Pleíadum quos Ceixu vocant atqu« ideo
annum eodem nomine denotant: accidit autem is ortus mense nostro
Maío" [t'Cuenran sus años desde el orto heliaco de las Pléyades, que llaman
al ISO
100
so
°
Colf_
e.e.

Fig. 9. Régimen de las lluvias en la América tropical (según P. Gourou,


Ceixu y por lo mismo denotan el año con el mismo nombre; pues acontece
A.tlas classique, vol. H, París, Haehette, 1956).
este orto en nuestro mes de mayo"] (Piso, p. 369).2
Aunque todos hagan resaltar la importancia de las Pléyades, estos tes-
timonios parecen a veces divergentes. Acabamos de ver que la aparición durante el año, sin jamás cesar por completo. Por último, nos guardaremos
de las Pléyades está asociada, para los Taullpang, al principio de la esta- de olvidar que en el Brasil el régimen de lluvias se invierte al pasar de la
ción seca; los Palíkur, que viven en la misma latitud, las aprovechan para costa nordeste a la meseta central, y de la costa norte a la sur (fig. 9).
presagiar la llegada de las lluvias (Nim. 14a, p. 90). Pero aparte de que En cualquier caso, tenemos la intención de limitarnos aquí a los pro-
los textos no precisan para nada el momento de la noche en que se hace blemas particulares que plantea el mito de Asaré. Este mito (M1K) se
la observación, ni la coyuntura tenida por significativa (orto cósmico u refiere a una estrella de la constelación de Orión, y a las Pléyades. Las
orto heliaco, visibilidad o no visibilidad en el horizonte occidental de.
pués de la puesta del Sol);8 conviene también prestar atención a los tí- sibles, asoman las Pléyades por el oriente, para ellos [los indios del Orlnoco]
2 El vínculo entre el primer orto de las Pléyades y las chamiceras de la comienza el nuevo año [estación de las lluvias] ... " (Gumilla. vol. n, p. 281.)
estación seca explica sin duda que el zarigüeya escoja esta fecha para prender .....En efecto, de este a oeste, por toda la región de la Guayana, y desde
fuego a su cola (Barbosa Rodrigues, pp. 17S-177). el Orínoco hasta Cayena, la reaparición de las Pléyades en el horizonte orien-
8 Efectivamente. es raro encontrar en la literatura indicaciones tan precisu tal, poco después de ponerse el Sol en diciembre, marca el cambio de año."
como ésta: "Cuando al atardecer. luego de que las estrellas se han hecho vi· (Rolh " p. 715.)
220 LA A8TRONOM!A BIEN TEMPLADA DOBLE CANON INVERTIDO 221

o O Pleyone
constelación de Orión es objeto de una división. En ella las estrellas o
grupos de estrellas se distinguen asociándolos a individuos, partes del
Atlas cuerpo o bien objetos: rodilla derecha, pie izq~icrd~, hombro .derecho,
hombro izquierdo; aparte de escudo, espada. cmturon, o rastrillo -el,~
alemán "Lacobsstab", en español "las Tres Marias" o "los Tres Magos
(el. Holfman-Krayer, pp. 677-689).
o
Alelona
Es sorprendente apreciar que la misma op?sición s.e. descubre en n~­
mcrosas lenguas sudamericanas: "Para los indios Bakairi :5ta estrella [SI-
FIG. 10. La constelación de las Pléyades (los rio] constituye un grupo con Aldebarán y las Pléy.ades. Onón es una ~a?
radios de las estrellas son proporcionales a su armazón de madera para poner a secar la mandioca, la~ estrellas pn~Cl.
brillantez). pales son las puntas de los postes; así Sirio es la extremidad de una v~ga
horizontal que sostiene la armazón. Las Pléyades ... ~epresentan un puna-
...y.o do de harina esparcida por el suelo" (van den Steinen 2. p. 461). Los
Tupí de la costa noroeste asocian a las Pléyades una constelación que ellos
O
tolgcht llaman seichujura (andamiaje de la abeja): "constelación de nueve Es-
o
Elecha
trellas dispuestas en forma de parrilla. que les presagia las lluvias".
"Tenemos aquí la Pollera. que conocen harto bien y la llaman Sesch.u,
LAS PLÉYADES No comienza a aparecer sobre su Hemisferio hasta los alrededo~es de la
mitad de enero. y tan pronto como aparece esperan tener ~luvla, como
en efecto empieza incontinente después." (Claude d'Abbeville, p. 316.)
correlaciona e-son hermanos- y simultáneamente las opone: un hermano En vez de seichu, van den Steinen (1~ p. 245) da, como nombre tupí de
es inocente, los otros culpables y, aunque hermanos, participan de mita- las Pléyades, términos fonéticamente próximos: eischu, eirucu, "enjambre".
des diferentes. Ahora bien, esta doble relación se verifica igualmente en Según los Macushí, el cinturón de Orión consistiría en tres pedazos de
el Viejo Mundo, donde la aparición de las dos constelaciones no puede un cadáver desmembrado (Barbosa Rodrigues, pp. 227-230). Los Tama-
sin embargo tener las mismas implicaciones meteorológicas, puesto que nako llaman a las Pléyades "la Maleza"; los Kumanagoto y los Chayma
las estaciones se invierten al pasar de un hemisferio al otro. "el Cesto de tejido ralo" (compárese con el motivo de la fig. 12); los
Para los antiguos, Orión estaba asociado a la mala estación: "Cum SU~ Mojos, "los Lcritos" (van den Steinen 1, pp. 243-246) . Los Kar~já nom-
bita adsurgens [luctú nimbosus Orion" ["Cuando súbitamente surgiendo el bran igualmente a las Pléyades teraboto, "las Cotorras", y a Orión hate-
nublado Orión con la ola"] (Virgilio, Eneído, l. 5~5). Por otra parte, una daota "la Chamicera" (es decir el trecho de bosque quemado después
rápida confrontación de los adjetivos que califican a Orión y a las Pléya- de abatir los árboles para iniciar una plantación; Ehrenreich, p. 89). Los
des en los poetas latinos muestra que desde el punto de vista meteoro- Aztecas llamaban a las Pléyades "el Montón" o "el Mercado" [Seler, vol.
lógico las dos constelaciones estaban íntimamente asociadas. Orión es 1, p. 621). Los Hopi las oponen al cinturón de. Orión: "estrellas e~ mon-
"rumbosus" "aquosus", "nubílus", "píwoius"; las Pléyades son "nímbosae", tón" y "estrellas en fila" respectivamente (Fngout; 'Tewa: Harríngton.
"aqucsae", "pluoiae", o aun "udae", húmedas; "imbrííerae", causas de p. 50). Para los Bororo los datos son contradictorios. Ori~n, o partes de
lluvia; "procellosae", tempestuosas. Por extensión hasta pueden servir Orión. se llamaría "Carapacho de Tortuga" (van den Steinen 2, p. 650;
para designar la tempestad: "Haec per et Aegaeas hiemes Pleiadumque E. B., vol. 1, pp. 612-613), "Zancuda" (B. de Magalháes, p. 44) o "Ci-
nivosum Sídus" ["Esto también en los inviernos egeos, el astro nivoso de güeña viajera" (Colb. 2~ p. 220). "Gran Carreta:' (ibíd). "Vara ~!anca"
las Pléyades"] (Estacio, Silvas 1, ~, 95; en Quicherat). En efecto, y aunque (CoIb. 3) p. 219) ; mientras que las Pléyades tendrían por no~bres Ramo
aparezca una conexión etimológica entre la primavera y el nombre latino de Flores" o "Plumón blanco" (lo cual se reduce a lo mismo, pues la
de las Pléyades ("vergiliae"" de "ver", primavera), los marinos creían palabra akiri, "plumón", designa en lengua sagrada las flores de la sao
que excitaban las lluvias y que con ellas se levantaban las tempestades. bana, d. E. B., vol. 1, p. 975). Aparte de estas incertidumbres, de las
Íntimamente asociadas en el plano simbólico, las dos constelaciones se que volveremos a ocuparnos. es claro que en todos los casos la forma de
oponen con frecuencia por el espíritu que preside su designación. Esto oposición se mantiene inalterada-á
es visible ya en nuestra terminología. "Las Pléyades" e-antiguamente "la 4. Compárese con varias denominaciones de Orión en América del No~te:
Pléyade"- es un colectivo que engloba una pluralidad de estrellas. no sin "las Cañas colgantes" (Zuñi) y. entre los Esquimales del estrecho de B:hnng•
dejarlas en la indistinción. Otro tanto ocurre con las denominaciones "los palos de tender las pieles". en oposición a "la Ca~ada de Z~rruelos' para
populares: las Cabrillas, en castellano: "Cheorettes", "Poussíníére", en fran- las Pléyades (i\elson). Los Esquimales de Alaska designan también las Pléya-
cés; en italiano "Gallíneíle", en alemán "Gluchherme" ... En cambio la des mediante un término colectivo, "los Cazadores" (Spencer, p. 258).
LA A8TRONOMrA BIEN TEMPLADA DOBLE CANON INVERTIDO 223

el Nido de tortuga, el Puñado de harina derramado, la Maleza. el Cesto


..!
.gl
de tejido ralo, el Plumón blanco, el Ramo de flores; por otra parte el
Rastrillo o el Cinturón (la Espada, el Escudo, etc.), la Armazón, la Cha-
~I micera, el Andamiaje, la Vara, cte. O sea por un lado denominaciones
reducidas a un término colectivo sugestivo de una distribución aleatoria
l1í1 de elementos más o menos próximos, y por otro lado términos analíticos
I que describen una disposición sistemática de elementos netamente indi-
vidualizados, a menudo objetos manufacturados y compuestos. Ciertas
I analogías son aún más notables. Así la comparación, hecha por los Tu-
I kuna, de las Pléyades con un grupo de personas que un cuero de tapir
I levanta hasta el cielo (Me), y la designación antigua de las Pléyades me-
diante la locución "el paño de los mercaderes" (racionalizada, sin em-
I bargo: se dice que de las Pléyades los mercaderes extraían el augurio de
I ®Híades que el invierno será frío y que venderían mucho paño). Igualmente, el
análisis de la constelación de Orión en "hombros" y "rodillas" tiene
I * también su equivalente entre los Tukuna: la palabra venkica designa a

I ** * Orión y el gancho de suspensión en forma de N que se utiliza para col-

II Aldebarán * gar los utensilios de cocina de la pared de las chozas. Uno de los mitos
tukuna en que aparece Orión (M m a) cuenta cómo al dios Venkiéa se le
paralizó la rodilla en flexión (lo que explica la forma del gancho) y se
I volvió Orión, "el Gancho celeste" (Nim. 13, pp. 15, 142,149). Otro mito
tukuna (M m b ) hace de Orión un héroe con una sola pierna (Nim. 13,

II **
** * ** p. 147) ,6 lo cual recuerda por una parte mitos de la Guayana -de uno

* / \"'*
OICZ( czscudo"
Rígel * de los cuales ya nos hemos ocupado (M28) -, Y por otra, en América del
Norte, especialmente entre las tribus que viven en pueblos en el alto
".1 pi. *Bellatrix'" hombro

*I
izqu¡ordO"CJ!
e
0""1
cintur6n" >.
izquIerdo" logia seria aún más marcada, pues se vería a cada individuo precipitarse en
una dirección diferente. en tanto que el enjambre mismo conservaría su cohe-

* * I ~etelgeuse
)(
¡;
/ HIZI hombro dClrIzcho"
rencia" (Límber, p. 58).
8 Oscuro y todo, este mito ofrece interés particular. Por su prtncipío, que
pone en escena dos hermanos, el mayor de los cuales se conduce con discre-
"la rodiUa derecha" I ción, el menor indiscretamente, ante un ogro, remite a M28 • que concierne
también al origen de Orión. Pero al mismo tiempo se trata aquí de una his-
toria de cocina: la falta del menor consiste en comer las batatas cocidas del
I ogro. Este, prevenido por una batata locuaz. duerme tan profundamente al
I culpable que su hermano no consigue despertarlo, ni siquiera quemándolo con
un tizón. Entonces el ogro le arranca una pierna y la devora.
I A pesar de su mutilación. el cojo demuestra ser cazador experto, y hasta
milagroso, puesto que a la pieza que ha cazado le arranca un pedacito menu-
Fig. 11. La constelación de Orión. do de carne que, de vuelta en el pueblo. crece hasta cubrir por completo a
la mujer del héroe, desengañada de momento al ver caza tan mezquina.
Finalmente el héroe mata a un tapir que ofrece a los buitres devoradores
Todas estas designaciones, sean europeas o americanas, remiten pues de carroña. a condición de que 10 transporten al cielo, donde se vuelve la
al mismo contraste figurado diversamente: por una parte la Pléyade, las constelación de Orión (Ním. I3, p. 147).
Cabrillas, la Pollada (Poussiniere) , las Cotorras, el Enjambre de abejas.e En este mito, por consiguiente. todo parece ocurrir al revés: el ogro es el
dueño del alimento vegetal cocido. la comida ing-erida habla, el de una sola
ti A propósito de las Pléyades escribe un astrónomo contemporáneo: "El pierna es más rápido que si tuviese dos, la cocinera queda sepultada bajo la
telescopio revela una asociación por lo menos del orden de varios centenares carne que debiera echar a la olla, ..
de estrellas que se parece algo a un enjambre de abejas. Y si el movimiento Ahora bien, el episodio final invierte manifiestamente el mito tupí del orig-en
aparente de estas estrellas pudiera acelerarse varios millares de veces. la ana- del fuego: el héroe ofrece un tapir fresco a los buitres, en lugar de transfor-
224 LA A5TRONOMIA BIEN TEMPLADA
DOBLE CANON INVERTIDO 225
Missour¡ (Mandan, Hidatsa}, la identificación de las tres estrellas del
cinturón, y de las tres que están debajo, con una mano cortada, cuya Rígel
historia es relatada en mitos (Beckwith, pp. 41-42) .
No pretendemos que esta oposición que -para hablar brevemente-e
Be~a~t~r~iX~ -------- •
pone las Pléyades del lado de 10 continuo, Orión del lado de lo discon-
tinuo, esté universalmente presente. Por no salir de la América del Sur:
es posible que aún subsista, en forma débil. entre los Ipuriná, que ven



.--------------- •
Betelgeuse
Fig. 13. La constelación de Orión según los indios Toba (de acuerdo con
Fig. 12. Juego de cordel de los indios Toba que representa la constelación Lehmann-Nítsche 4. p. 278).
de las Pléyades (según Lehmann-Nitsche 5, p. 183).

beza) , las Híades (el cuerpo) y nuestro cinturón d~ Ori.ón (la p~ta).
en las Pléyades una serpiente y en Orión un escarabajo. Las cosas se- En otros sitios la Osa Mayor y Orión serían ambos imaginados baja el
complican con la terminología de los Urubú, en parte conforme a nues- aspecto de un hombre o un animal de una sola pierna (Lehmann N it-
tra hipótesis, ya que a las Pléyades las llaman "Abuelo muchas-cosas" y a sche 3, pp. 10~·I4~).
Orión "los Tres-Ojos", pero que se aparta de ella en vista de que iden- Los indios de la Guayana proceden, al parecer, .de acuerdo co~, Olr?
tifican cada estrella de las Pléyades con un hombre ricamente ataviado principio. No basta con decir que para ~llos. el cinturón d~ Onon ~l­
(Huxley, pp. 184-185). Los Toba y otras tribus del Chaco llaman a las gura un miembro cortado. Este detalle se inscribe en una sene compleja
Pléyades ora "el Abuelo", ora "los Niños-Pequeños" (fig. 12) Y ven, en de acontecimientos: las Pléyades son una mujer que intenta alcanzar a
Orión, tres viejas instaladas en su casa o en su jardín (fig. 13).
Pero se conocen también divisiones diferentes. Los Matako hacen una,
sola constelación que llaman "la Gran Cigüeña" con las Pléyades (la ca-

marse él mismo en tapir cedizo (no sin haber sido quemado por un tizón, lo- FIG. !4. Pintura australiana sobre corteza, de los
cual es un uso antlculínarío y "caníbal" del fuego de cocina); mediante lo cual indígenas de Groote gylandt, que representa las Plé-
se hace transportar al cielo en forma de estrella (fuego celeste), en vez de
traer a la tierra el fuego de cocina. reservado hasta entonces a un empleo yades (arriba) y Orión (abajo) (según Australi/!:
caníbal. Se trata así de una disyunción en el eje cielo-tierra, cuyo origen está aboriginal paintings. Arnhem Land. New York
en una paradoja culinaria (el ogro se nutre de tubérculos vegetales, a la ma- Graphic Socíety-Unesco, 1954, Iám. xxx). Se adver-
nera de un humano civilizado), en tanto que en el mito tupí el medio de la tirá la complejidad de las oposiciones que inter-
cocina es arrebatado a los buitres caníbales, por efecto de una conjunción en
vienen: convergente/divergente, redondeadoyangulo-
el eje cíelo- tierra. En un caso el héroe es efectivamente desmembrado para ser
devorado fresco; en el otro caso finge ofrecerse intacto para (no) ser comido so, continuo/discontinuo, correspondientes en el
corrompido. plano mítico a otras oposiciones: hembra/macho,
Cuando se consideran los dos mitos con esta perspectiva debe reconocerse pasivo/activo, etc. (d. Ch. P. Mountford, Tite
que su transformación no es concebible más que en un sentido. Es admisible Tiiui, their Art, Mytl¡ atJd Ceremony, Londres-
que M6 5 engendre M 1 29b por inversión de todos los elementos. La hipótesis con-
traria alzaría dificultades insolubles. Tenemos por tanto un ejemplo típico Mclbournc, 1958, p. 177 .., 1:101. 62B).
de las enseñanzas que el análisis estructural, aun mantenido en el nivel más
formal, puede aportar en lo tocante a las relaciones históricas y concretas exis-
tentes entre los pueblos.
226 LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA DOBLE CANON INVERTIDO 227
su marido (las Híades), al cual le acaban de cortar una pierna (el cín- No obstante, y sin que haya resaltado con claridad, nos hallamos an~e
turón) (M.); o si no, las Pléyades son una mujer seducida por un tapir un curioso problema. La Antigüedad clásica asociaba O~ión a la llu.vla
cuya cabeza figuran las Híades, y Aldebarán el ojo, en tanto que el ma- y a la tempestad. Ahora bien, se ha visto que en el Brasil centra~ Onón
rido (Orión) persigue a los amantes culpables (Bren, pp. 199-200). Se- es también asociado al agua, pero terrestre en vez de celeste. Orión gre-
gún los Taulipang, por último, las Pléyades, el grupo de Aldebarán y colatino hada caer la lluvia. En la persona de Asaré, héroe sediento.
una parte de Orión forman un solo e idéntico personaje, y corresponden Orión es causa de que el agua surja de las profundidades de la tierr.a.
respectivamente a la cabeza, al cuerpo y a la pierna única que le queda Fácil es comprender. por ser cosmográficamente evidente, que la ml.s-
después de la mutilación (K. G. 1, p. 57).7
ma constelación que suscita las lluvias en el hemisferio boreal anuncia
A pesar de todas las excepciones, de los matices que debieran introdu- la sequía en el austral: entre el ecuador y el trópico de Capricornio la
cirse y de las correcciones indispensables, creemos sin embargo que existe, estación de las lluvias corresponde aproximadamente, en las regiones del
por el mundo, una vinculación de correlación y de oposición entre Orión interior, a nuestro otoño y nuestro invierno, y l~ estación seca .a la•• prf-
y las Pléyades, que aparece con frecuencia suficiente, y en regiones lo mavera y al verano. El mito de Asaré presenta fielmente la versión aus-
bastante alejadas, como para que se le reconozca un valor significativo. tral" de esta verdad de hecho, puesto que las Pléyades, y Orión que las
Ahora, esta significación parece tocar a dos características notables que sigue de cerca, se dice que anuncian el principio de la estación se~a. Has-
ofrecen estas constelaciones. Tomados juntos, Orión y las Pléyades son ta aquí, nada de sorprendente. Pero el mito llega mucho más leJOS: des-
definibles, en la diacronía, en términos de presencia o de ausencia. Por dobla el tema del agua en forma de par: agua celeste retirada/.agua te-
otra parte, durante su periodo de visibilidad, se oponen entre sí -esta rrestre suscitada, o sea por una parte advenimiento de la estación seca,
vez en la sincronía- como un sistema bien articulado y un conjunto y por otra origen del océano y de la red hidrográ~ic~. Desde este últi~o
inarticulado o, si se prefiere, como una neta partición del campo y una punto de vista el mito de Asaré preserva la asociación boreal de Onón
forma confusa en el campo:
con el agua, pero con un agua invertida. .
Cómo es pues posible que en un hemisferio Orión esté asociado al a~a
SINCRONíA celeste conforme a la experiencia meteorológ~ca, y que en el otro. he~.lS"
ferio -mas sin que pueda invocarse referencIa. alguna .a la expen~ncla­
....
> presencia
. continuo discontinuo
la simetría sea preservada mediante una ~onexlón ~ pnmera ~Ista incom-
prensible entre Orión y un agua de origen ctÓnICO, es decir un agua
celeste imaginada invertida, en cierto modo.
o Se presenta primeramente una hipótesis que h~y 9-ue eliminar. de ante-
::<' mano. Los prehistoriadores consideran que los indios de América lle~­
O ron del Viejo Mundo durante el Paleolítico medio ~ podríamos ad[~lltll'
Z ausencia que la mitología de Orión se ren;-0ntara a un periodo así de antiguo
y que hubiese llegado con ellos. Simplemente. la habría~ adaptado a las
nuevas condiciones astronómicas y meteorológicas que remaban en el he.
misferio austral. El problema planteado por la precesión d:: los equinoc-
cios no acarrearía grandes dificultades sino todo lo contrarro, puesto que
Este segundo contraste, que a la vez interioriza y redobla el primero,
el ciclo global es del orden de 26 000 años, lo cual corresponde poco roú
hace ~e la pareja Orión-Pléyades un significante privilegiado de la al-
ternacién de las estaciones a la cual está empíricamente ligado, y que o menos al principio del poblamiento del. Nuevo Mundo (~l ~enos se..
puede ser conceptualizado de maneras diversas, según las regiones y se. gún el estado actual de nuestros conociml.entos). Por coJ?5Igule~te,. en
gún. las ~ociedades: verano e invierno, estación seca y estación de las aquella época la posición de las constelac.lOnes en el zO~laco c~mcldía
aproximadamente con la actual. En cambl~,. nada garannza 5e mnume-
llUVIaS, tle~po estable y tiempo inestable, trabajo yacio, abundancia y
rables indicios desmienten) que las condiciones mete~rol6gIcas fuesen
escasez. régimen de carne y régimen vegetariano, etc. Sólo es constante
entonces idénticas en América del Sur a las actuales, III que hayan per-
la forma de la oposición; pero las maneras de interpretarla, los conteni-
manecido constantes durante los milenios. Y sobre todo la explicación
dos que se le dan, varían de acuerdo con los grupos, y de un hemisferio
que hemos adelantado tropieza con otra dificultad, mucho más consi-
~l ,0tr.0' En este último caso. y hasta para una oposición de contenidos derable. Para asociar Orión al origen del agua terrestre no bastaría q~
idénticos, las funciones comunes de Orión y de las Pléyades estarán evi-
dentemente invertidas. los remotos antepasados de los Sherenté se hubier~n conten~ado con m-
venir el simbolismo meteorológico de esta constelación; también tendrían
'f El esquema "diacrónico" de la Guayana referente a la persecución vuelve que haber tenido conocimiento de la rendondez de la. tierra y. ~ansfor..
a encontrarse entre los Esquimales centrales. Cf. Boas r, pp. 636, 643-. mado entonces (lógicamente, pero sólo con la anterior condícíón) la
228 LA ASTRONOM1A BIEN TEMPLADA DOBLE CANON INVERTIDO 229
lluvia, calda del cielo sobre el Viejo Mundo, en un agua ascendida de las Mayor (Colb. 2, p. 220), "Gran Fusil", "Pequeño Fusil" para otras dos
profundidades de la tierra en el Nuevo. constelaciones (E. B., vol. 1, pp. 612-613). Resulta de esto que una de-
Así vamos a parar a la sola explicación aceptable. El mito sherenté de signación no excluye necesariamente a todas las demás, y que las más
<?rióu: en el que en relación con el agua los astros cumplen una misión recientes son hasta cierto punto sospechosas. Dicho esto, parece inccn-
simétrica de la que les toca en el hemisferio boreal, debe ser reducible cebible que Colbacchini haya podido confundir de manera persistente
a u~a transf0.nnación de otro mito del hemisferio austral, en el que la el Cuervo con una parte de Orión que está más de 100° aparte (las
función asumida por el héroe sea precisamente idéntica a la de Orión ascensiones rectas son de 12 y 5 horas, respectivamente). Desde su pri-
en el hemisferio opuesto. Pues bien, tal mito existe, y lo conocemos, mera obra este autor (Colb. 1, pp. 33-34) se mostraba capaz de identifi-
pues es el mito de referencia: el del desanidador de pájaros bororo, res. car, aparte del Cuervo, constelaciones tan modestas como el Telescopio,
ponsable del origen de la tempestad, del viento y de la lluvia; héroe al Argos y el Pavorreal, en tanto que sus continuadores son casi siempre
que se aplica perfectamente el epíteto de "nimbosus" que fue de Orión vagos y confusos y sitúan, por ejemplo, "en las cercanías de Orión" la
-"astro horrible", precisa Plfnio-, en la cuenca mediterránea. constelación que Colbacchini declaraba casi idéntica a Argos. yeso a pe·
Este héroe se llama Geriguiguiatugo, nombre a propósito del cual ya sar de que las ascensiones rectas respectivas difieren en 3 horas, y en 60°
he~os traído a cuento problem~s de etimología (ver anteriormente, p. 141). las declinaciones.
Indicamos entonces que la etimología propuesta por los salesianos recio Por todas estas razones no pondremos en duda el hecho de que los in-
biría más tarde confirmación. Descomponen, efectivamente, este nombre formadores de Colbacchini hace medio siglo entendiesen por geriguigui
en atugo. "jaguar" (punto cuyo interés ha sido subrayado, puesto que el la constelación del Cuervo, aun cuando este sentido se haya perdido de
héroe. bororo se halla en posición de amo del fuego, como el jaguar de entonces a la fecha. sea a consecuencia de una confusión independiente-
los mitos ge), y geriguigui, "tortuga terrestre", que es también el nomo mente atestiguada entre palabras que designan tortugas de diferentes
bre de la constelación del Cuervo. Así que pudiera ser que Geriguiguia- especies. sea por una transferencia del nombre primitivo del Cuervo a
tugo fuese el Cuervo, lo mismo que Asaré es x. Oríonis. una parte de Orión. Lejos de excluir la segunda hipótesis, la primera
Es el propio Colbacchini, escribiendo solo o con el concurso de Albi- incrementa antes bien su probabilidad.
setti, el que cita repetidas veces la palabra geriguigui con el sentido de Entre el mito de Geriguiguiatugo (MI) y el de Asaré (Mm) aparece
"constelación del Cuervo, cágado: tortuga terrestre" (Colb. 1, p. 34; 2, entonces una nueva conexión. De manera independiente hemos demos-
pp. 219, 254, 420). La Enciclopedia Boróro, debida al mismo Albisetti, trado ya que los dos mitos están en relación de transformación. Esta
abandona súbitamente el primer sentido a favor de otra constelación demostración no es sólo extendida a otro dominio, pues que ahora en-
situada en la proximidad inmediata de Orión, volviendo a tomar así, al globa equivalencias astronómicas. Obtenemos también dos resultados
parecer, una vieja lección recogida otrora por van den Steincn para esenciales.
una parte de Orión: "Carapacho de jabot¡" (labuti-Schildkrole; 2, p. 399 Por principio de cuentas, comprendemos por qué los Sherenté hacen
del texto alemán). En efecto, en las hablas del Mato Grosso los térmi- de Orión el origen o el signo del agua terrestre. Como podía suponerse,
nos jabotí y cagado son empleados con cierta latitud y a veces se trasla- no hay ninguna relación directa entre la astronomía popular del Viejo
pan (d. Ihe~ing, art. "cagado": E. B., vol. 1, p. 975: en lengua sagrada Mundo y la del Nuevo; pero existe una relación indirecta, y perfecta-
se ~lama al jabotí "gran cágado"). Según la E. B. la palabra jerigigi mente plausible. Los griegos y los latinos asociaban Orión a la estación
designarla, aparte de "una variedad de cagado" (pp. 185, 689), una pe- mala por razones empíricas. Basta con postular, primero, que en su
queña constelación de cinco estrellas en forma de tortuga de la que Rígel hemisferio los Borora razonaban en forma comparable al asociar el Cuer-
representaría la cabeza (p. 612). Notemos de paso que pudiera ser que vo a la estación de las lluvias, y en segundo lugar que Orión y el Cuervo
esta constelación fuera idéntica a la descrita por Koch-Grünberg, "com- dominan el cielo austral durante periodos diferentes, para que resulte
puesta de Rígel y de cuatro estrellas más pequeñas, situadas al norte y que si dos mitos se oponen entre sí tan sistemáticamente como Mt y MI",
al sur", y que los indios de la Guayana llaman "el banco de Zilikawei", sin dejar de recurrir al mismo léxico, y si uno concierne al origen del
es decir del héroe representado entre ellos por Orión (K. G., 1, t. IIl, agua celeste y el otro al del agua ctónica (d. esquemas, pp. 210 s.), si -por
p. 281). último- uno de estos mitos remite a la constelación del Cuervo, el otro
A propósito de esta divergencia entre las fuentes salesianas se imponen entonces remitirá a la de Orión, con la sola condición de que sea efec-
unas cuantas observaciones. En primer lugar, von den Steincn notaba tivamente concebida por el pensamiento indígena una oposición entre las
ya, hace ochenta años, que los Bororo "no estaban siempre de acuerdo dos constelaciones.
entre ellos acerca del significado de las constelaciones" (2, p. 650). He. La explicación que precede es condicional. Pero su verificación entra-
mm citado antes (p. 221) ejemplos significativos de esta inestabilidad del ñará otro resultado, más importante aún que el primero. Pues en último
vocabulario astronómico, de la que puede encontrarse la prueba en la análisis advertimos que, en su totalidad (visto que sus diversas partes
modernización de algunas denominaciones: "Gran Carreta" por la OS;! estaban lógicamente encadenadas), el curso que hemos seguido desde el
230 LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA DOBLE CANON INVERTIDO 231

principio es susceptible de una verificación objetiva. Las relaciones de que coincidía con la "pequeña" estación seca de la zona ecuatorial (de
transformación que hemos descubierto entre los mitos no pasaban de ser, mediados de febrero a mediados de mayo) y, en condiciones mal deter-
hasta ahora, asunto de interpretación. Ahora su veracidad depende de minadas, su culminación diurna debía de anunciar el fin de este mundo
una hipótesis, y sólo una: que la constelación del Cuervo sea propia para y el nacimiento de uno nuevo (Penard, en Goeje, p. 118).8
cumplir ~n el hemisferio austral la misma función que la de Orión en el Con el nombre de Tauna se describe, en el interior de la Guayana,
hemisferio boreal, o que en otro tiempo lo haya sido. Esta hipótesis pue· una divinidad malhechora responsable de las borrascas y destructora de
de ser demostrada de dos maneras. Por la etnografía, estableciendo que los árboles por el rayo. Puede verse Tauna en el cielo, de pie entre ~us
los indios del Brasil observan en efecto el Cuervo con esta intención' o dos amojamaderos "tauna-zualu", formados por las cuatro estrellas prm-
de no conseguirse esto, verificando si existe en el cielo austral un corri- cipales de la Osa Mayor y del Cuervo respectivamente .~K. C:.
1, t. In,
miento entr~ la marcha del Cuervo y la de Orión que corresponda de pp. 278 s.). Esta información presenta para nosotros n-iple lO.terés. En
modo aproximativo al corrimiento de las estaciones. primer término, contiene una referencia expresa al eu~rvo, asociado como
Acerca del primer punto resulta enojoso que la etnografía sudamerica- entre los BarOTO al viento, a la tempestad y a la Iluvia. En segundo lu-
na no suministre indicaciones tan ricas y precisas como las provenien tes, gar, el personaje masculino de Tauna, castigando a los hombres medi.ante
a latitudes comparables, de varias islas del Pacífico, donde el Cuervo pa- remolinos y relámpagos, hace pensar inmediatamente en Bepkororoti del
rece haber desempeñado el papel postulado por nuestra hipótesis. Así mito ge (M12U,b), del que ya hemos establecido, pero con otT?S funda-
en las Carolinas sor-a-bol, "Corví", literalmente "el que ve las plantacio- mentos, que se hallaba en relación de transformación con el mito de re-
nes de taro", por ser visible durante la estación del taro (Christian, ferencia (d. más arriba, pp. 208-212). Si el homólogo de la Guayana del
pp. 388-389) ; en las Marquesas me'e. "Corvus". que acaso haya que vincu- héroe ge representa, como el héroe bororo, la constelación ~el Cuervo
lar a meí, fruto del árbol del pan, recolectado en la estación de las llu- (o un conjunto de constelaciones que incluya el eue.rvo), sera. u~ argu-
vias, que es también cuando la pesca es más abundante (Handy, pp. 350- mento suplementario a favor de nuestra reconstrucción. Por ul.tlII~o, la
352); en Pukapuka, Te Manu (un pájaro), "Corvus", que al levantarse afabulación de la Guayana subraya que las cuatro estrellas principales
por la mañana anuncia la estación de la pesca colectiva en los arrecifes de la Osa Mayor (que ocupan los vértices del trapecio) y las del Cu~rvo
(Beaglehole, p. 350). Estas precisiones son tanto más interesantes cuanto que exhiben la misma disposición tienen ascensiones rectas muy próximas
qu~ en Poline.sia .las Pléyades desempeñan un papel análogo al que les (la diferencia no pasa de algunos mi~utos). P?dría. ~er, pues, que 'Tauna,
atnbuye~ los mdl?S sudamericanos, y que allí se encuentran, para expli- en pie entre las constelaciones, debiera ser identificado con estr~llas- o
car el origen de Ciertas constelaciones, mitos cuya armadura es idéntica a un grupo de estrellas con la misma ascensión recta que ellas, y diferen-
la de los mitos americanos (d. más adelante, p. 240). tes sólo por la declinación, a medio camino entre las ~e la Osa ~ayoT
Para la América tropical hay que contentarse con informaciones más (+600) y del Cuervo (-20°). La Cabellera de Berenice, que sausf~ce
vagas. Sin duda jamás sabremos si la constelación -visible durante las las dos condiciones, se volvería de este modo adecuada para desempe.nar
lluvias en el nordeste del Brasil- de forma acorazonada que los antiguos en los mitos el papel de variante combinatoria del Cue:vo. Ahora bien,
Tupí llamaban "el Buitre de la carroña" (Cl. d' Abbeville, cap. LI) era o resulta que esta pequeña constelación tiene un pue.sto Importante e~tre
no el Cuervo. A favor de la afirmativa se advertirá que las tribus de los los Kalina de la Guayana, pero que por una paradoja que no tardara en
afluentes de la orilla derecha del río Negro aplican a esta constelación
~amb!én un nombre ~e pájaro: "la Grulla voladora" (K. G. O, p. 60); 8 A primera vista se vacila antes de admitir que los indígenas puedan re-
rmagman, pues, las diagonales que unen dos a dos las estrellas puestas ferirse como a un fenómeno observable, a la culminación diurna de una
en los vértices del trapecio, y no los lados como hacen los Bororo y el constelación. Con todo, su agudeza visual, debida sin duda al ejercicio, es
propio Cl. d'Abbeville al hablar sea de "carapacho de tortuga", sea de muy superior a la nuestra. Así entre los Bororo se ha. señalado. "el ma:avi.llo-
"corazón". Conviene sin embargo ser prudentes, puesto que vimos antes so desarrollo del sentido de la vista... que les permIte por ejemplo índlcar
(p. 221) que estos mismos Tupí de la costa, al contrario de los Sherenté en pleno día a un compañero la posición del planeta Venus" (E. B.. vol. 1: p.
28S). Los astrónomos a los que hemos consultado se han mostrado escépticos
del interior, asociaban las Pléyades a la estación de las lluvias, y acaso
y del todo incrédulos a propósito de l.a c~lminación d~uTl1a del Cuervo. PeTO
también Orión. Otra tribu de la costa establecida algunos grados más al no hay por qué admitir que tal rujminación sea efectivamente obser~ada (no
norte, los Palikur, veían en cuatro constelaciones "amos de la lluvia". más, por otra parte, que el orto cósmico de las Pléy~des que s.e citó en la
Dos de estas constelaciones serían Orión y el Escorpión, las otras no se p. 21 7) para comprender cómo 105 mitos pueden referirse a nociones .d: .este
han podido identificar (Nim. -ta, p. 90). orden. Bastaría que la posición diurna de astros como Venus (selsCle~tas
Con el nombre de Pakamu-sula-Ii, "el amojamadero del pescado" (Ba- veces más luminosa que el Cuervo, nos dice el señor Pecker) fuese perceptible
trachoides surinamensis; Ahlbrinck, arto "pakamu"), la constelación del a miradas mejor ejercitadas que las nuestras, y que el pensamiento indígena
Cuervo desempeñaba en la cosmología de los Caribes de la Guayana un se sintiera así autorizado a postular en el ciclo diurno acontecimientos compa-
papel importante pero oscuro. Su orto -vespertino sin duda- se decía rables a los que nosotros s610 somos capaces de notar en el ciclo noctnrno.
232 LA A5TRONOMtA BIEN TEMPLADA DOBLE CANON INVERTIDO 233

resolverse está ostensiblemente asociada no ya a las lluvias, como podría olvidemos tampoco, además, que si la llegada de los peces coincide con
esperarse en razón de su situación en el zodiaco, sino a la "gran" esta- las crecidas, es tanto más fácil pescar en los lagos y los arroyos cuanto
ción seca, que inclusive es designada por su nombre (Ah!brinck, art. "si- menos hay de agua. Y sin embargo es claro que ciertos elementos es-
rito", 5e; "weyu", 8). tructurales subsisten cuando se pasa del mito bororo del origen del Cuer-
Para resolver la dificultad hay que examinar las cosas más de cerca. vo (MI) al mito kalina sobre el origen de la Cabellera de Berenice
La gran estación seca dura de mediados de agosto a mediados de noviem- (Muo). En ambos casos un aliado culpable (sea macho, sea hembra) es
bre y, en el país kalina, la Cabellera de Berenice se hace visible en el devorado por peces. Las vísceras del uno suben a la superficie del agua
mes de octubre (loe. cit., arto "sirito"}, o sea cuando la estación seca va y allí quedan; la cabeza de la otra sobrenada y después se eleva hasta el
de salida. En kalina la constelación se llama ombatapo, que significa cielo. Este paralelismo plantea un problema del que volveremos a ocu-
"rostro", El mito de origen (MUlO) explica cómo una vieja hambrienta parnos (más adelante, pp. 240-244) .
robó un pescado de la nasa de su yerno. Éste, furioso, incitó a los peces Así hemos recogido cierto número de pruebas a favor de una conexión
pataka (Hoplias malabaricus) a devorarla. Reducida a la cabeza y la concebida directa o indirectamente por el pensamiento indígena entre la
parte superior del tórax, la mujer consigue ganar la orilla. Decidió su- estación de las lluvias y la constelación del Cuervo. Falta tratar el pro-
bir al cielo y transformarse en estrella. Para vengarse resolvió extermi- blema por el otro método, averiguando qué vínculo existe objetivamente
nar los peces: "Cuando llegue el tiempo seco apareceré, y haré desecar entre el Cuervo y Orión por una parte, y la alternación de las estaciones.
las ciénagas y los agujeros de los peces. Los peces morirán ... Que yo Paramos entonces en una dificultad ya indicada: la que trae aparejada la
sea la mano derecha del sol para hacerles pagar eso" (loe. cit., arto "om- precesión de los equinoccios. A rasgos generales, hay ya de 2 a 3 000 años
batapo"}. De estas diversas indicaciones resulta: 1) que es en su orto entre las épocas en que las tradiciones grecolatina y americana han sido
matinal en lo que la Cabellera de Berenice está asociada a la estación fijadas por la tradición escrita. Este intervalo es probablemente despre-
seca; 2) que esta asociación remite a un periodo en el que la estación ciable, puesto que en los dos casos los mitos deben de ser de formación
seca está muy avanzada, y es capaz de secar los estanques y ciénagas y de mucho más antigua. Por lo demás, la precesión de los equinoccios no
hacer perecer a los peces; poco tiempo antes, por consiguiente, de que causaría dificultad verdadera más que si estudiásemos por separado sea
las lluvias vuelvan a empezar. Es, pues, concebible que dos poblaciones los mitos del Viejo Mundo, sea los del Nuevo, y si pretendiéramos, bus-
vecinas hagan usos diferentes de la misma constelación; que sea para cando correlación entre el contenido de los mitos y la marcha de las
una símbolo de la sequía prolongada que hace sus últimos estragos, y estaciones, hacernos una idea aproximada de la antigüedad de los pri-
para la otra anunciadora de las lluvias venideras. Es en este último papel meros. Por lo que toca al Nuevo Mundo quedarían como incógnitas dos
en el que la Cabellera de Berenice sería una variante combinatoria del variables: la evolución climática del hemisferio austral durante los últi-
Cuervo. mos diez o veinte milenarios (no obstante que la geología aporte sobre
El precedente análisis es confirmado además por la existencia, en la el particular algunas luces) y, sobre todo, el movimiento de las pobla-
Guayana, de un par de oposiciones definible en términos de pesca. En ciones actuales y de las que les precedieron, de uno al otro extremo del
efecto, veremos que Orión y las Pléyades prometen abundancia de pes. continente. Ya durante los últimos tres siglos las tribus ge y tupí se han
cado (Ma.l, lIo), y verificamos ya que una constelación que ocupa el pues- movido considerablemente.
to del Cuervo tiene por función, en la misma región, significar la des- Pero no tenemos necesidad de plantearnos semejantes cuestiones. En
aparición del pescado. O sea: efecto, no buscamos saber cuál pueda ser, en u na época dada y en una
región determinada, la correlación entre el tiempo del orto o de la cul-
minación de una constelación y ciertos acontecimientos meteorológicos.
{Bororo-Ge} r;. . ] :: Solamente preguntamos qué relación existe entre la marcha de una cons-
CUERVO: ORIÓN: : rlUVlaS( -l-) : lluviast-c)
telación a en un hemisferio y la de una constelación b en el otro. Esta
relación es constante, sea cual fuere el periodo que se elija para referirse
(Guayana)~escado(_) :pescado(+)] (= lluvia prcspectiva : lluvia retrospectiva) a él. Para que nuestra pregunta tenga un sentido basta pues con admitir,
de acuerdo con la verosimilitud, que conocimientos astronómicos elemen-
tales y su aplicación al acotamiento de las estaciones se remontan a una
transformación comprensible, ya que la oposición entre estación seca y época muy antigua en la vida de la humanidad, y que debió de ser más
estación de las lluvias es a la vez menos marcada y más compleja en la O menos la misma para todas sus fracciones.
zona ecuatorial que en el Brasil central, lo cual acarrea su transferencia Al problema planteado en los anteriores términos, j ean-Claude Pecker,
desde un eje propiamente meteorológico hacia el de las consecuencias astrónomo eminente, ha hecho el favor de responder haciendo estable-
biológicas y económicas del clima, donde una oposición, comparable a cer tres gráficas que reproducimos aquí y por las que le damos las gracias
la otra por la simplicidad, puede ser restablecida al menor costo. No (fig. 16). Resulta: 1) que hacia 1000 a. c. el orto vespertino de Orión
.
-m- -",-r----n
titmpo
cI~i1
e • e ,, ,,
I11ORION-AT~NA,S
234 locol
LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA 11
-
cesaba de ser observado a fines del mes de octubre, periodo coincidente
u
I I , l' . , , [
t?O~"C.
- ' I

l'F!II' I
1I. 1 ' I
con la primera escarcha (luego, Orión ya se había levantado cuando las
estrellas se hacían visibles después del crepúsculo); 2) que en aquella - , """--"' I I M-l1 I,,"d' d
:'p-;o\1
,
I

.!3~~
época, cuando Orión poseía su plena significación meteorológica, estaba
sensiblemente en oposición de fase con el Cuervo tal como puede oh-
servársele hoy; esto calificaría bien a esta última constelación para des- 24
-
-
I I ~ 1I
m.dltll'lodla' ~ ... 1

empeñar en nuestros días en el hemisferio Sur -pero con su orto mati-


nal- el papel otrora concedido a Orión en el hemisferio Norte.
Si por último se tiene en cuenta que, observada en una época cual-
22

"• ~ p
! ~:~ ~~~~ I I ~\ ~:
quiera (con tal de que sea la misma), la relación de fase entre Orión -- ) ,,,\1.,..\--¡;¡
0 I I
", iI I :'?:.
yel Cuervo es aproximadamente de 120°, y que esta relación corresponde u" l. .
.
I
I'
" - precipitadOn
en el Brasil central a la duración relativa de la estación seca y de la es-
tación de las lluvias (5 meses y 7 meses respectivamente, y con más Ire-
cuencia 4 y 8, según los cómputos indígenas), se reconocerá que la as-
tronomla ofrece la verificación externa de los argumentos de orden in-
terno que nos habían incitado (p. 210) a oponer los mitos MI y Mu.. En "" - ORlO N-ATENAS 1962
III 1.

efecto, de todos estos datos resulta que si Orión puede ser asociado a la
estación seca, el Cuervo puede serlo a la estación de las lluvias. Y de
manera correlativa, si el Cuervo es asociado al agua celeste, la relación
de Orión con el agua deberá establecerse con lo contrario del agua celeste.
e

r-¡..... f'> Lt
'::::~4'o
I

-..
I
~.,
I
I,d'
1 1)•.,
....
'.
que no puede ser más que un agua que provenga de abajo.
24 - ¡él;!", """.""~h< I ~
Esta segunda consecuencia es verificable de otro modo: intentando ob-
tener un reflejo suplementario que se agregue a todos los que nuestro 22
t:0
l~.; ~ .'l:.
IT:
I.~f:· i'!~p "
juego de espejos ha captado ya. En el Cuervo sudamericano hemos reco-
nocido el simétrico de Orión. Nos ha resultado asimismo que al pasar
del hemisferio boreal al austral las funciones de Orión se invertían con
ee
":
"
- ,....
r- /(. ¡~ ~ ~,..
..
.~
r- r- r-
respecto a dos ejes: el de las estaciones -que la constelación califica de
húmeda o seca- y el de arriba y abajo (cielo y tierra), en relación con
" -- Preclpltuelén
el cual los valores precedentes son permutables, puesto que es ígualmen- "
te cierto que Orión connota siempre el agua: sea la de arriba, cuando la

"-
constelación anuncia la estación de las lluvias; o bien, cuando anuncia
la estación seca (Mulo), el agua de abajo. CUERVooBRASt. 5·5, 1962
Demos ahora un paso más y planteemos una nueva cuestión. Si en ":
la América del Sur continental el Cuervo cumple una función inversa a la : IJJ"L
de Orión, y si la función asignada a Orión se invierte también cuando
se pasa de un hemisferio a otro, debía seguirse que, también de un he--
misferio al otro, las funciones respectivas de Orión y del Cuervo se re-
•- ~," [";' eit.

~ I ~: rl I~~,S~"" i"
:?:¡,,, I
~ r' h~§ r
~

24 - .,
~ .!,'" :,; i,......
produjeran. Iniciamos esta demostración comparando la mitología de

K ,lJ 1"\ ~~.


1"l'
l~; p[:l F
.
Orión en el Viejo Mundo con la del Cuervo, pero ¿será posible llevarla ea
.~
hasta el término? Más precisamente, ¿existe en el Viejo Mundo una fun- 20
-- 1": r;t,Iff K
ción del Cuervo que sería ahora el homólogo de la confiada a Orión por •
indios de la América tropical?
Avisados por una alusión de la Grande Encyclopédie du XIX6 siécle:
"-
"~
T"" d., "1
"Entre los antiguos, unos veían en esta constelación el Cuervo que Apelo
"
Precipitación
, I
J 1
condenara a eterna sed ... ", recurrimos al saber de nuestro colega J.-P.
I I 1i 1 '1
, , , , Io
¡ ~
Vernant, que tuvo la bondad de proporcionarnos las indicaciones siguien- r M , M , n Jft~AMJ " A S o ~ ¡; " ,
tes. Ante todo, un pasaje de los Fenómenos de Arato asocia las tres-
constelaciones próximas de la Hidra (serpiente de agua), la Crátera "1 Ftg. 16. La marcha de Orión en el Viejo Mundo comparada con la del
Cuervo en el Nuevo.
236 LA A5TRONOMIA BIEN TEMPLADA DOBLE CANON INVERTIDO 237

el Cuervo: "En medio de la espira (de la Hidra) está puesta la Crátera,


y en la extremidad la imagen del Cuervo, que parece darle con el pico."
(Arati Ph.aenomena, ed. J. Mart¡n, Biblioteca di studi superiori, vol. xxv,
Pirenze, 1956, p. 172). Tres variantes de un relato bastante antiguo
(puesto que, nos recuerda J.-P. Vernant, el eco se halla en Aristóteles,
fragm. 29 de la edición Rose) explican esta asociación. Tales variantes
están en Seudo-Eratóstenes, Catasterismoi, 41; Eliano, De nato an.} J, 47;
Dionisia, Peri ornithón (en A. Cramer, Anecdota Graeca e codd. manus-
criptis Bibliothecae Regiae Parisiensis, J, 25, 20). Bajo afabulaciones
diversas se trata del cuervo al que Apolo rogó que le trajera agua, pero
-que se detuvo en un trigal verde, o al lado de una higuera. a esperar que
los granos o los frutos estuviesen maduros antes de desempeñar su mi-
sión. Apolo lo castigó condenándolo a tener sed durante el estío. Vernant
completa estas informaciones observando que numerosos textos y ciertos l'oNimbosus Or-len"
vcer-vus Sitiens~
ritos hacen de los cuervos (así como de las cornejas y de las chovas) pá-
jaros atmosféricos, signos del tiempo y, más especialmente, anunciadores
de la lluvia.
Como el héroe Asaré de Mllu, en quien -conviene recordarlo aquí por
última vez- los indios reconocían una estrella de la constelación de Orión.
el cuervo del mito griego, prototipo de la constelación que llevará su
nombre, es un sediento. Para refrescar a Asaré los frutos maduros no
bastan: hay que abrir un pozo. del que nacerá el océano. El cuervo
griego desdeña una fuente en la que nace un agua que es parejamente
de origen terrestre, y se obstina en esperar que los granos o los frutos M1
estén maduros; en consecuencia de esto jamás podrá refrescarse. Fíg. 17. Posiciones respectivas de Orión y del Cuervo en los mitos del An-
En un caso los frutos maduran al final de la estación de las lluvias {du- tiguo y el Nuevo Mundo.
rante la cual se hincharon de agua); en el otro madurarán al terminar
la estación seca por efecto de una insolación prolongada. Es pues como
constelación asociada a la estación seca. por cierto, como en la antigua
Grecia podía el Cuervo anunciar las lluvias. El pájaro llama al agua tos concernientes a Orión y al Cuervo que forman pares contrastados, y
celeste ausente porque tiene sed; y la tiene porque despreció un agua organizados parecidamente desde el punto de vista de las estaciones
terrestre presente y se mostró demasiado ávido de los beneficios del tiem- buena y mala.
po de sol. Ahora, se recordará que Asaré había desdeñado los beneficios O sea que cuatro tipos de mitos forman un quiasma y cada uno es.
de la estación lluviosa (el agua encerrada en las nueces) y que, para definido en función de tres oposiciones: Antiguo y Nuevo Mundo, esta-
saciar su ávida sed, hizo falta que el agua terrestre se hiciera no sólo ción seca y estación lluviosa, Cuervo y Orión (fig. 17).
presente sino superabundante y permitiera al héroe recuperarse y refres-
carse todo el cuerpo antes de instalar la estación seca; en tanto que a
causa de ésta la voz del cuervo se volverá ronca, y apergaminado su gaz- Orión Cuervo
nate. En una de las variantes del mito griego el cuervo acusa a una ser- , agua celeste
piente, dueña de la fuente, de prohibirle llegar al agua; lo cual pretende
hacer, efectivamente, un cocodrilo dueño del agua en el mito brasileño. Viejo Mundo I agua terrestre
Se ve por lo tanto que los dos mitos -el del Viejo Mundo y el del estación seca
Nuevo- se reflejan mutuamente tal como habíamos postulado; las inver-
, agua terrestre
siones aparentes provienen solamente del hecho de que, relativos ambos
a la estación seca, un mito la considera en su principio (después de las
lluvias), el otro al final (antes de las lluvias). En el Viejo Mundo y en
Nuevo Mundo I estación seca
las regiones meridionales del Nuevo Mundo, por consiguiente, hay mi- agua celeste
TOCCATA y FUGA 239

tinada a desaparecer. Visto así el pensamiento mítico no es precien tífico;


antes bien, anticipa acerca del estado futuro de una ciencia cuyo moví-
miento pasado y orientación actual muestran avanzando siempre en el
mismo sen tido.
Sea como sea, la emergencia, en algunos de nuestros mitos. de una co-
dificación astronómica nos anima a verificar si tal código no existiría
también en forma manifiesta o latente en mitos en los que no lo habría-
mos apreciado. Ni que decir tiene que el mito bororo sobre el origen
UI de las estrellas, analizado ya (J\.T3'), ofrece un aspecto astronómico, mas
¿no es posible precisar el contenido aparente del mito -c-en el que las
estrellas figuran a título general- y restringirlo más particularmente al
TOCCATA y FUGA origen de las Pléyades? En disyunción vertical los niños, instigadores de
un alimento vegetal superabundante (pero que consumen glctonarnente)
pueden ser el correlato de los hermanos de Asaré (Mm), los cuales, pues-
tos en disyunción horizontal, son los instigadores de una bebida "mine-
ral" superabundante y que dispensan con generosidad (insistiendo para
a) LAS PLÉYADES que su hermano menor no deje ni una gota).
La confrontación es tanto más plausible cuanto que un mito matako,
cuya armazón está muy cerca de la armazón del mito bororo acerca del
AL CONCEDER un sentido astronómico a los mitos no pretendemos en modo origen de las estrellas (Ms~), remite explícitamente a las Pléyades:
alguno volver a los manejos de la mitografía solar del siglo último. Para
nosotros el contexto astronómico no ofrece una referencia absoluta; no
basta pues con remitir a él los mitos para pretender haberlos interpretado. M1lIla. Matako: origen de las Pléyades.
La verdad del mito no reside en un contenido privilegiado. Consiste en
En otro tiempo los indios acostumbraban trepar hasta el cielo
relaciones lógicas desprovistas de contenido o, más exactamente, cuyas por un gran árbol. Allí hallaban miel y pescado en abundancia.
propiedades invariantes agotan su valor operatorio, puesto que relacio- Un día, cuando hubieron bajado, encontraron al pie del árbol una
nes comparables pueden establecerse entre los elementos de numerosos vieja que les pidió un poco de sus provisiones, pero se lo negaron.
contenidos diferentes. Así hemos mostrado que un tema, como el del Para vengarse de esta avaricia la vieja prendió fuego al árbol. Los
origen de la vida breve, aparecía en mitos diferentes en apariencia unos indios que se habían quedado en el cielo se convirtieron en estre-
de otros por el contenido, pero que en último análisis estas diferencias llas y formaron la constelación de las Pléyades (Campana, pp. 318-
se reducían a otros tantos códigos constituidos con auxilio de las catego- 319) ,
rías de la sensibilidad: gusto, oído, olfato, tacto, vista ... En las páginas
que preceden no hemos hecho otra cosa que establecer la realidad de Hemos indicado que otros mitos del Chaco hacen que el origen de
otro código, visual también, pero cuyo léxico está formado por parejas las Pléyades se remonte a niños arrastrados hasta el cielo por comportar-
contrastadas, extraídas de un conjunto espacio-temporal consistente por se de manera demasiado ruidosa una vez caída la noche. Ahora bien, es
una parte en la periodicidad diacrónica del año y por otra en la orga- conocida en América del Sur una prohibición muy difundida tocante a
nización sincrónica del cielo estrellado. Este código cosmográfico no es las comidas nocturnas. Varias tribus del Alto Amazonas la justifican por
más verdadero que los otros; y no es mejor, corno no sea desde el punto la creencia de que el alimento que pasa toda la noche en el estómago no
de vista del método, en vista de que sus operaciones pueden vigilarse puede ser digerido; de ahí la práctica de los vómitos matinales hurgán-
desde fuera. Pero no está excluido que los progresos de la bioquímica dose las fauces con una pluma. Los Arawak de la Guayana piensan que
no ofrezcan un día referencias objetivas igual de precisas para verificar toda persona que comiera después de puesto el sol se transformaría en
el rigor y la coherencia de los códigos formulados en el lenguaje de la animal (Roth 1, p. 295: cf. mito, ibid., pp. 184-185).
sensibilidad. Los mitos están construidos sobre el fundamento de una La hipótesis de una equivalencia entre el abuso de ruido y el abuso
de comida es confirmada en el caso de las Pléyades por un mito macushl
lógica de las cualidades sensibles que no establece distinción tajante en-
que permanece muy cerca del mito bororo del origen de las estrellas, sin
tre los estados de la subjetividad y las propiedades del cosmos. En cual-
por ello dejar de reproducir los mitos del Chaco acerca del origen de las
quier caso no deberá olvidarse que esta distinción ha correspondido, y
Pléyades, por simple transformación de los niños ruidosos (bororo = glo-
corresponde aún, en menor medida, a una etapa del desenvolvimiento
tones) 'en niños insaciables:
del conocimiento científico, y que de derecho, si no de hecho, está des-
238
LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA
TOCCATA y FUGA 241
240
Igualmente verosímil es que el mito de referencia (M 1) , como héroe
Mmb. Macushi: origen de las Plevadcs. como hemos visto lleva el mismo nombre que la constelación del Cuervo,
disimule otra referencia astronómica, esta vez a las Pléyades. Se recor-
Un hombre tenía siete hijos, que no dejaban de llorar pidiendo dará que al fin del mito el héroe convertido en ciervo precipita a su
de comer. L-3. madre les regañaba diciendo: "Hijos míos, os doy de padre en las aguas de un lago donde los peces caníbales, "píranhos", lo
comer todo el tiempo y nunca estáis repletos. ¡Qué glo~ones sois!"
devoran, salvo las vísceras, que sobrenadan y se transforman en plantas
Fastidiada, cogió de la parrilla una mandíbula. de tapir 1 y se la
tiró. "¡No es bastante!" -c-protestaron los hambrientos, y después de acuáticas.
repartir la carne entre los más jóvenes decidie~on todos mudarse Este motivo exhibe una difusión panamericana, hasta el punto de que
en estrellas. Cogidos de la mano, cantando y bailando, comenzaron se halla casi sin alteración entre los Esquimales de Alaska (Ml!II). La
a elevarse por los aires. Viendo aquello, la m~dre exclama: "¿Dón· mujer del mayor de cinco hermanos detestaba al menor y lo maté. Cuan-
de vais? ¡Aquí hay comida!" Los niños explican que no guardan do los hermanos descubrieron el cadáver, estaba lleno de gusanos. Deci-
rencor pero que su decisión está tomada. y desaparecen poco a dieron entonces que la mujer correría la misma suerte y la arrastraron al
poco (Barbosa Rodrigues, p. 223). borde de un lago so pretexto de una competencia de carrera alrededor.
Pero la mujer era menos rápida; después de dejarla atrás, su marido la
Ahora bien, este mito de la Guayana hace, por así decirlo, de bisagr~ alcanza por la espalda. La echa de un empujón al agua, donde los otros
entre el mito bororc (Mu) y varios mitos norteamericanos sobre el on- hermanos habían cuidado de cebar los gusanos con carne. Los gusanos
gen de las Pléyades que son, por su parte, exactamente simétricos con se precipitan sobre la mujer y devoran su carne. Al cabo de un mo-
respecto al mito bororo, con inversión semántica (niños hambreados por mento no quedaban más que los pulmones, que flotaban en la superficie
sus padres, en vez de ellos hambrearlos) según es previsible en razón del (Spencer, pp_ ?S-74) .3
cambio de hemisferio. Aquí está la versión wyandot: Entre los Esquimales como entre los Bororo, este motivo de las visee-
ras sobrenadantes parece desprovisto de referencia astronómica. Pero no
M~2. Wyandot: origen de las Plevadcs. ocurre otro tanto en la zona intermedia. Los Zuñi hacen provenir las
"pequeñas estrellas" de los pulmones de un ogro desmembrado (Parsons
Siete muchachos jugaban y danzaban a la somb:a de un árbol. 1, p. 30). A la inversa, sus vecinos Návajo relatan que los animales acuá-
Luego de cierto tiempo tuvieron hambre. ~no corrió a .buscar pan, ticos provienen de las entrañas inmersas de un oso monstruoso (Haile-
pero la vieja lo despidió. Los niños volvieron a sus Juegos y .u.n Wheelwright, pp. 77-78). Pues bien, un mito de la Guayana yuxtapone
poco más tarde otro fue a pedir algo que comer. De, nuevo la viejo
se negó. Los niños fabricaron un tambor y se puslero,TI a danzar. estas dos interpretaciones:
En el acto se elevaron por los aires, sin dejar de bailar. Subían
cada vez más alto. La vieja los vio cuando ya iban encima del ál." M u •• Akawai (1): origen de las Pléyades,
bol. Entonces acudió con provisiones. ¡Demasiado tarde! No qUI-
siercn escucharla ya, aunque ahora estuviese dispuesta a darles de Un hombre que codiciaba la mujer de su hermano mató a éste y
comer. Desesperada, la vieja se echó a llorar. . presentó a su cuñada el brazo cortado del marido como prueba de
Es porque les habían negado el alimento por 10 que los siete su muerte. Ella aceptó desposarse pero, alertada por las quejas del
nifics se volvieron Hutinatsija, "el Grupo", que actualmente se ve fantasma, comprendió en seguida la verdad y rechazó al criminal.
en el cielo (Barbeau, pp. 6-7)." Entonces éste hizo perecer a la infeliz y a su hijo pequeño aprisio-
3 Es aún más curioso tropezar con la misma asociación entre el agua, las
Se conoce en Polinesia, en las islas Hervey, un mito casi idéntico, pero vísceras y las plantas acuáticas en Australia: "Por 10 que toca a los Iitios acuá-
concerniente a la constelación del Escorpión (Andersen, p. 599). En las- ticos azules que cubren por millares la superficie de los estanques, los indíge-
regiones amazónica y de la Guayana, el Escorpión releva a ~as Pléy~de5 nas se comen las flores, cuyo crecimiento creen que es favorecido por los hue-
para anunciar las lluvias de noviembre y diciembre, y las súbitas crecidas sos de los muertos" (Spencer y Gillen, p. 546). Por otra parte, en el suroeste
que causan (Tastevin 3, p. 173). de la provincia de Victoria los indígenas consumían asada la carne de los ca-
dáveres de sus parientes, salvo las vísceras y los intestinos, que se quemaban
al mismo tiempo que los huesos (Frazer.2, vol. IV. p. 262). Cotejadas con los
1 Que representa probablemente las Híades; d. Roth I, p. 266, Y Ooeje
datos americanos estas observaciones sugieren la existencia de una oposición
(p. 10 3): "las Híades ... llamadas mand.í~ula de tapir ror los indio~ ... " . fundamental entre las vísceras y los huesos en el plano anatómico, y el esta-
:2 Como las relaciones de transformaclUn entre los mitos de América tropical
blecimíento de una relación entre esta pareja y el agua y el fuego, de tal foro
v los de las regiones central y septentrional de América del Norte deben ser
ma que el fuego supera la oposición (conjunción de las vísceras y los huesos)
objeto de otro trabajo, I10S conformaremos con señalar un mito ~)lackfo()t .50-
mientras que el agua la actualiza (disyunción de los huesos -en el fondo-
r.re el orig-en de las Pléyades que sirve de lramición entre los mitos del tipo
y las vísceras _en la superñcle.L, en forma de plantas acuáticas).
anterior y el de .J¡.Mr¿ (Wis~ler-Du\'all. pp. 71-7~)'
242 LA ASTRONOMtA BIEN TEMPLADA TOCCATA y FUGA 243

nándolos en un árbol hueco. Aquella noche el fantasma apareció estación seca es particularmente favorable a este género de actividad en
al hombre y le dijo que no estaba resentido por sus crímenes pues una región en que las lluvias hacen difícil la circulación. En desquite,
su mujer y su hijo se habían transformado en animales ("acuri" y el mito de la estación de las lluvias emplea ostensiblemente el código
"aduri", respectivamente) 4 y de ahí en adelante estaban a salvo. acuático gracias al motivo de las visceras sobrenadan tes, pero evita toda
En desquite el fantasma exigió que su hermano diese sepultura a referencia directa a las Pléyades.
su cadáver mutilado y le prometió abundancia de pescado a con-
dición de que enterrase solamente el cuerpo y dispersase las en- Tocamos aquí dos caracteres fundamentales del pensamiento mítico,
trañas. que a la vez se completan y se oponen. En primer lugar, y como lo he-
Así lo hizo el homicida y vio las entrañas flotar en el aire y ele- mas demostrado ya en otro ejemplo (p. 60), la sintaxis mítica no es jamás
varse hasta el cielo, donde se volvieron las Pléyades. Desde enton- del todo libre dentro del solo ámbito de sus reglas. Sufre también los
ces todos los años, en la época en que las Pléyades aparecen, los constreñimientos de la infraestructura geográfica y tecnológica. Entre to-
peces se vuelven abundantes en los ríos (Roth 1~ p. 262). das las operaciones teóricamente posibles cuando se consideran desde el
punto de vista exclusivamente formal, algunas son eliminadas sin reme-
El héroe de un mito taulipang del origen de las Pléyades (M u &) ex- dio y tales agujeros -abiertos como con sacabocados en un cuadro que
clama análogamente: "Cuando llegue al cielo habrá tempestades y lluvia. sin ello hubiese sido regular- trazan en negativo los contornos de una
[Entonces vendrán los bancos de peces y tendrás mucho que comer!" estructura en una estructura, que hay que integrar a esta segunda para
(K. G. 1, p. 57). El vínculo entre Pléyades y vísceras sobrenadan tes está obtener el sistema real de las operaciones.
atestiguado también en el mito siguiente: En segundo lugar, y pese a lo que acabamos de decir, todo ocurre en
el pensamiento mítico como si el sistema de los significantes opusiera
M,.1O. Arekuna: ]ilijaaibu (las Pléyades) mata a su suegra. una resistencia propia a los ataques que, en el exterior, sufren las cosas
significadas. Cuando las condiciones objetivas excluyen algunas de estas
La suegra de ]ilijoaibu alimentaba a su yerno con peces que se
sacaba del útero. Cuando descubrió el manejo, jilijoaibu rompió cosas, los significantes correspondientes no son abolidos a la vez. Por lo
cristales y echó las esquirlas a la orilla donde iba la vieja. cuidando menos durante cierto tiempo siguen marcando el sitio de los términos
de ocultarlas debajo de hojas de plátano. La suegra tropezó y cayó, ausentes, cuyos contornos aparecen entonces como un vado, y no como
las piedras le cortaron brazos, piernas y todo el cuerpo: murió. Las algo lleno. En la región de la Guayana el motivo de las vísceras sobre-
piedras saltaron al agua y se transformaron en peces "pímnhas" que, nadantes puede tener su doble sentido puesto que la aparición de las
por esta razón, siguen siendo caníbales. El hígado de la vieja cayó Pléyades en el cielo coincide objetivamente con la de los peces en los
también al agua, y sobrenadó. Todavía se le ve bajo la forma de ríos. Esta coincidenda no se presenta por doquier.
"mureru brava", planta acuática de hojas rojas. El corazón de la En el tiempo actual, entre los Bororo el levantamiento de las Pléyades
vieja es la semilla (K. G. 1, p. 60).
antes de la aurora acontece en medio de la estación seca. hacia fines del
Apenas habrá que subrayar que este mito, cuyo héroe es la constelación mes de junio o principios de julio. Los indígenas celebran entonces una
de las Pléyades se superpone exactamente al episodio terminal del mito de fiesta llamada akiri-dogé e-wuré kowudu: "para quemar los pies de las
referencia, cuyo héroe es la constelación del Cuervo. Ahora bien, para Pléyades", a fin -dicen- de frenar su carrera y prolongar así la estación
los Bororo éste es el responsable de la lluvia, papel que toca a las Plé- seca, favorable a las actividades nómadas (E. B., vol. 1, p. 45). Se ve
yades según los indios de la Guayana. pues que. como los Sherenté, los Bororo asocian las Pléyades a la esta-
Los mitos que preceden sugieren que, como término de código, el mo- ción seca -en todo caso sin observarlas, al parecer, en el mismo mo-
tivo de las vísceras sobrenadando puede cumplir dos funciones distintas; mento-, pero que, a diferencia de los Sherenté, otorgan a las Pléyades
es en cierto modo bivalente. En código "acuático" las vísceras son con- una connotación negativa.
gruas con los peces y las plantas de pantano. En código "celeste" son No obstante, tanto entre los Esquimales de Alaska como entre los Bo-
congruas COIl las estrellas, y más especialmente con las Pléyades. Si en roro del Brasil central la cosa que cesa de ser positivamente significada
la región que ocupaban los Bororo hace dos siglos y cuya parte central (las Pléyades) guarda su puesto virtual en el sistema de los significantes.f
habitan todavía (15 0 a 20° S, 51 0 a 57° O) las Pléyades se levantan en Simplemente uno de los códigos desaparece, en tanto que el otro pasa al
medio de la estación seca, es normal que el mito (1\1 3 , ) de origen de las estado latente como para escamotear la clave del isomorfismo que hay en-
estrellas (= Pléyades) se presente también como un mito de origen de tre los dos. Por último, los dos fenómenos van acompañados de un cam-
los animales salvajes. La referencia ostensible es a la caza. puesto que la bio de léxico: por transformación idéntica entre los esquimales, para los
4 "Acur¡'' es Dasyprocta agouti, "aduri" designaría una pequeña especie de
Cavídos (Coe]c. p. 67) o, según Roth (2, p. 164), Dasyprocta acuch». Cf. :\1¡ y olí Y otro tanto pasa, parece ser, entre los Shípaía, bajo una fonna aún más
Mli6 • Y anteriormente pp- 132 S. debilitada. Cf. Nim. )J p. 1033.
244 LA ASTRONOMtA BIEN TEMPLADA TOCCATA y FUGA 245

cuales vísceras-e-vísceras: y por transformación diferente entre los Bororo, cha negra en la Vía Láctea (3, pp. 182-185). El correlato nocturno del
para quienes vísceras-e-plantas (.p animales) acuáticas. arcoíris sería pues la no-presencia de la Vía Láctea en un punto en que
normalmente debiera estar, o sea la ecuación:
b) EL ARcofRIS b) arcoíris = Vía Láctea (-1),

Retornemos ahora a otro mito bororo analizado ya (M 5), en el cual asi- que confirma la precedente.
mismo cualquier referencia astronómica parece ausente. y comencemos Después de estas explicaciones preliminares costará menos admitir que,
por abrir un breve paréntesis. sin que el texto de M5 lo precise, la madre de las enfermedades sea trans-
En América del Sur el arcoíris posee una doble significación. Por una formable en arcoíris. Con respecto a las enfermedades una y otro están
parte, y como en los otros sitios, anuncia el fin de la lluvia; por otro parejamente calificados puesto que ambos son causa de ellas. El episodio
lado se le tiene por responsable de las enfermedades y de diversos cata- final del mito refuerza la hipótesis. Se recordará que los hermanos de la
clismos naturales. Bajo el primer aspecto, el arcoíris opera la disyunción mujer culpable cortan su cuerpo en dos mitades que echan a un lago al
del cielo y de la tierra, precedentemente unidos por mediación de la este y a un lago al oeste respectivamente.v Ahora bien, hemos visto que
lluvia. Bajo el segundo aspecto, reemplaza esta conjunción normal y los T'imbirá relacionan los dos cabos del arcoíris con dos serpientes. y
bienhechora por una anormal y maléfica: la que él mismo establece en- este aspecto "dual" deI arcoíris ocupa un puesto señalado en los mitos
tre el cielo y la tierra, sustituyendo al agua. sudamericanos, sea en forma simple o en forma ella misma desdoblada:
La primera función se desprende con claridad de la teoría timbirá: "Los Katawishi conocen dos arcoíris: Mawali al oeste y Tini al este.
"El arcoíris, 'persona de la lluvia', descansa, por las dos extremidades, Eran dos hermanos gemelos ... Tini y Mawali causaron el diluvio que
en las bocas de las serpientes sucuriju, que engendran la lluvia. Cuando inundó la tierra entera y mató a todos los seres vivos, salvo a dos chicas
se le ve, es signo de que la lluvia ha cesado; y cuando se borra es que jóvenes que salvaron para que fueran sus compañeras. No conviene mi-
dos peces parecidos a anguilas pupeyré (portugués "mufum") han su- rar ni al uno ni al otro: mirar a Mawali es condenarse a volverse blando,
bido al cielo para esconderse en una charca. Regresarán al agua terrestre perezoso, desgraciado en la caza y la pesca; mirar a Tini vuelve al hom-
con el próximo aguacero," (Ním. 8, p. 234). bre tan torpe que no puede salir para nada sin tropezar y desgarrarse
La segunda función del arcoíris es atestiguada desde la Guayana hasta los pies con todos los obstáculos del camino, ni coger un instrumento
el Chaco: "El arcoíris enferma al indio caribe cada vez que no halla afilado sin cortarse." (Tastevin 3~ pp. 191 Y 192).7 Los Mura creían
nada que comer en el cielo... En cuanto aparece encima de las tierras también en la existencia de dos arcoíris, uno "superior", "inferior" el otro
los indígenas se ocultan en sus chozas y piensan que es un espíritu mis- (Nim. 10~ vol. IlI, p. 265). Asi también los Tukuna, que distinguían el
terioso y rebelde que busca a alguien para matarlo" (La Borde, en Roth arcoíris del este y el del oeste; demonios subacuáticos ambos, amos res-
1~ p. 268). En el Chaco los Vilela tienen un mito (M113 ) relativo a un pectivamente de los peces y de la tierra para alfarería (Nim. 12~ vol. III,
muchacho arisco y solitario, cazador de pájaros, que se muda en serpien- pp. 723-724). La segunda asociación es comentada por Tastevin (loe.
te multicolor y homicida: el arcoírís. Lehmann-Nitsche, que ha publicado cit., pp. 195~196). Por lo demás, los indios de la Guayana vinculan di-
varias versiones de este mito, ha mostrado igualmente cuán frecuente es rectamente la arcilla para alfarería y las enfermedades: "Están persua-
en América del Sur la asimilación del arcoíris a una serpiente (L.N. 2~ didos de que solamente debe extraerse el barro durante la primera noche
pp. 221-233). El mismo autor acepta además la tesis según la cual el de luna llena ... Dicha noche hay grandes reuniones, y al alba siguiente
árbol de los alimentos de los mitos de la Guayana y del Chaco (ver an- los Indígenas vuelven a sus aldeas con enormes provisiones de barro.
tes, pp. 185 ss.) sería, por su lado, asimilable a la Vía Láctea. Así se ten- Están íntimamente convencidos de que recipientes hechos con barro ex-
dría una equivalencia: traído en cualquier otro momento no sólo tenderían a romperse sino
que provocarían diversas enfermedades en quienes comiesen de ellos."
a) Vía Lácteatarcoírisrcvida.muerte. (Schomburgk, vol. 1, p. 203; en el mismo sentido, cf. Ahlbrinck, arto
"orino") .
Esta equivalencia no es por cierto aplicable a toda la mitología del
Nuevo Mundo, pues hay razones de peso para suponer que se invierte
6 De la misma manera se defendían en la Guayana contra la serpiente
en varios sistemas míticos de América del Norte. Pero su validez parece
mítica camudi, que mataba a su víctima asfixiándola con emanaciones he-
indirectamente confirmada, para América tropical, por ciertas observa- diondas: "Por eso no hay que viajar solo... Hay que ser dos por lo menos,
ciones de Tastevin. En un estudio que ha consagrado a las representa- de manera que si el buio... atacase a uno el otro pudiera, con su tocado
ciones míticas del arcoíris en la cuenca amazónica, este autor hace hin- o con una rama de árbol, agitar y cortar el aire interpuesto entre su com...
capié en el hecho de que según sus informadores la serpiente Boyusu se pafíero y el monstruo." (Gumíla, vol. 1I, p. 148.)
manifiesta de día bajo la forma del arcoíris y de noche como una mano 7 Esta última creencia está también atestiguada en el Chaco (Grubb, p. 141).
246 LA A5TRONOMtA BlllN TEMPLADA TOCCATA y FUGA 247

Detengámonos un instante en estas concepciones amazónicas. Los dos nera. En él la heroína se manifiesta bajo dos aspectos. Por principio de
arcoíris son los amos de los peces -animales acuáticos- y del barro para cuentas es una mala nodriza que deja a su niño para mejor atracarse
alfarería, que es también un modo del agua, puesto que los mitos tukuna de pescado; después exuda dichos peces por todo el cuerpo en forma de
cuidan siempre de precisar que se le extrae del lecho de los ríos (Nim. enfermedades que matan a los humanos al por mayor.
13, pp. 78, 174),10 cual por lo demás es confirmado por la observación Ahora. hemos caracterizado anterionnente la zarigüeya por dos moda-
etnográfica: "en todos los arroyos del país tukuna se encuentra con abun- lidades comparables a las que acabamos de traer a cuento. La zarigüeya
dancia mayor o menor arcilla plástica, de buena calidad, para alfarería" e-decíamos entonces- es una buena nodriza, y hiede. Designando estas
(ibid., p. 46; cí, también Schomburgk, vol. J, pp. 130, 203). La extracción dos modalidades por (1) y (2) respectivamente, se obtiene la transfor-
de este barro está rigurosamente prohibida a las mujeres encintas. mación de la zarigüeya en la heroína bororo bajo la doble condición:
La heroína bororo es lo contrario de una mujer encinta. por madre
de un niño de corta edad. Como el arcoh-is occidental de los 'Tukuna, (,) ---->. (-'l
asume -.o más bien usurpa- el papel de ama de los peces. Mala madre,
(2) • (2")
abandona a su hijo en una rama (así en posición exterior, a la inversa
de una mujer encinta, cuyo hijo está en el interior) y provoca su trans-
formación en termitero: tierra dura y desecada, inversa del barro dócil Dicho de otra manera, la heroína bororo es una zangueya cuya moda-
y húmedo de los arroyos. Al mismo tiempo que se conjuga físicamente lidad positiva se transforma en su inversa y cuya modalidad negativa es
con el agua para alimentarse de los peces muertos flotantes a la deriva, elevada a una potencia indeterminada pero alta. Es una zarigüeya cuyo
causa, pues, la disyunción de cielo y tierra, como indica el mito de dos hedor (vuelto mortal para toda la humanidad) excluye en lo sucesivo la
maneras: el niño que estaba en un árbol, en situación elevada, se pola- virtud nutricia.
riza bajo forma terrena; y asume esta función terrena bajo el modo de Dicho esto, resulta tanto más notable que los indios de la Guayana
la sequedad. pues que por la sequedad y la dureza se opone al barro del llamen al arcoíris yawarr i, "zarigüeya" (Didelphys sp.) , "en virtud del
alfarero el de los termiteros. Recuérdese que en los mitos ge los restos pelo rojizo de este animal. que para ellos recuerda el color del arcofris"
de termiteros son uno de los recursos alimenticios de la humanidad aún (Roth 1, p. 268). Sea cual fuere la fuente -por ventura indígena- de
en estado de naturaleza; por el contrario, el barro del alfarero constituye esta racionalización, se reconocerá que no cala bajo la superficie de las
una de las materias primas de la cultura. En fin, opuestas ya como re- cosas.e La zarigüeya está marcada de ambigüedad: como nodriza está al
lación de tierra yagua. lo seco y lo húmedo, la naturaleza y la cultura, servicio de la vida, como bestia maloliente o podrida anticipa la muerte.
las dos arcillas se oponen también desde el punto de vista de lo crudo y Basta con hacer que estos atributos antitéticos varíen en sentido inverso
lo cocido. Los restos de termiteros de que se nutrían los hombres en es- para obtener un valor límite de la zarigüeya que se confunda con aquel
t~do de naturaleza estaban crudos, puesto que desconocían el fuego. La otro, normal, del arcotris, asimilado él mismo a la serpiente. Volveremos
nerra de alfarería debe ser cocida. Vistas así las cosas, la teoría kayapó a este aspecto del problema en un trabajo ulterior.
del arcoíris está a medio camino entre las de los Bororo y los 'Tukuna.
Para los Gorotire el arcoíris es el "gran horno de tierra" en el que la 8 El valor semántico prestado a este cromatismo es tanto más curioso cuan-

mujer de Bepkororoti, amo de la tormenta (M1Z~), pone a cocer sus ho- to que el nombre norteamericano del zarígüeya, "opossum" (Didelphys virgi-
niana Kerr) deriva de un dialecto indio de Virginia, en el que la palabra
gazas de mandioca. A la inversa, la madre de las enfermedades bororo
apasum significa "animal blanco". Los indios Delaware llaman al opossum
consume pescado crudo. woapyínk, que tiene exactamente el mismo sentido (Mahr, p. 17). Se sentida
Es curioso que todos estos hilos sueltos del mito bororo acerca del ori- URO tentado a comparar esta inversión de los valores cromáticos del zarigüeya
gen de las enfermedades conduzcan hacia un mito toba (l\L~7)' donde se y la que a veces parece afectar. cuando se pasa de América del Sur a la del
reúnen, pero en una madeja tan confusa que sería demasiado largo, y Norte, a las funciones simbólicas respectivas del arcoíris y de la Vía Láctea,
arriesgado además, pretender desenmarañarla. En este mito el héroe si no fuese por otra parte cosa constante que el opossum de América del Ncr-
cultural hace de dueño eg-oísta de los peces, y Zorro se proclama a la vez te es generalmente gris, en ocasiones blanco, y que se han encontrado verdade-
su rival y su sucesor. Para castigarlo por esta temeridad el arcoíris pro· ros albinos (Carter, p. 209). A favor de la hipótesis según la cual una necesi-
vaca un diluvio. Zorro se refugia sobre una rama de árbol )' allí se con- dad lógica presidiría la inversión de la valencia cromática del zarigücya, cuan-
vierte en termitero, que los hombres destruyen. En consecuencia de ello do se pasa de América del Sur a América del Norte, puede invocarse la mito-
logía de los indios Pawnee, en la que la mofeta, en. vez del zarigüeya (pero
los amenaza una epidemia (Métraux 5, pp. 137-138). Las enfermedades,
hemos demostrado que la pareja constituye un par de oposiciones), se ve aso-
el arcoíris, el agua y el termitero están aqul. pues, ostensiblemente li- ciada al arcoíris. De manera concomitante, los mitos pawnee atribuyen a la
gados. mofeta el poder exclusivo de resucitar a los muertos, inverso del poder sobre
Nos quedaremos en el mito bororo, en vista de que la hipótesis de su la vida breve que pertenece al zarigüeya en los mitos de la América tropical
codificación astronómica latente puede también validarse de otra ma- (cf. Dorsey, pp. 71'73. 342).
248 LA A8TRONOMtA BIEN TEMPLAlJA TOCCATA y FUGA 249

Por el momento dejamos asentado que la codificación astronómica en. Con el despojo del palomo Venus hizo un arca, donde Wai-
riquece ciertos mitos con una dimensión suplementaria. y que se vuelve kaura se acomodó con los suyos mientras Venus se elevaba hasta
posible. considerándolos desde este pun to de vista, artieularlos con otros el ciclo en un gran torbellino. Se oía a lo lejos el estruendo de
mitos. euva codificación abiertamente astronómica aparece así como no las aguas, que pronto invadieron el pueblo. Los que no perecieron
ahogados murieron de frío y de hambre (Nim. 6, pp. 91·92).
fortuita. Variando en sentido inverso los valores semánticos -de la zari-
giieya se obtiene su transformación en arcofris. Y ya sabemos que ha-
ciendo que varíen igualmente en sentido inverso para la una y para el Este mito acarrea dos tipos de consideraciones.
otro, pero en direcciones opuestas, se obtiene la transformación de la Primero, y como indicamos más arriba, M,.. 8 se aproxima a M5 am-
zarigüeya en estrella. En efecto, la estrella esposa de un mortal es una pliando al extremo la función negativa de la zarigüeya.e Pero hay una
"supernodriza" (donadora de las plantas cultivadas), y nada hedionda, diferencia. En M 5 el apestamiento se manifestaba hacia afuera: en Forma
pu~sto que es una zarigüeya segunda -o la misma, pero luego que la vio- de enfermedades alcanzaba a los demás antes que al sujeto mismo. Al
Iación haya alterado su naturaleza- quien, como introductora de la vida revés ocurre en M 136, puesto que Venus no incomoda a sus vecinos más
breve, asume toda la carga de la función negativa: que por causa de la enfermedad que 10 aflige ante todo a él. Pero sólo
la primera fórmula expresa -cmetafóricamente-, la realidad zoológica: a la
estrella: Ulrigüeya: arcoiris: zarigüeya no le molesta su propio hedor, que asimismo no resulta de un
(fmáx.) , f nutricia l ({neg.) estado patógeno. Se aprecia pues que el hedor, externo antes de ser
(f neg.) , I hedionda , ({máx.) interno, supone una "zarigüeya" hembra (d. M5 Y la serie ge sobre el
tema de la estrella, esposa de un mortal), mientras que aquel que es
. Ahora bien, los Sherenté, que callan a propósito de la función nutri- interno antes de ser externo implica una transformación hembra-e-macho,
era de la estrella femenina (= planeta Júpiter. Mua), refuerzan conside- con inversión correlativa de todos los términos. En puesto de una vir-
rablemente la otra función en un mito construido sobre el mismo es- gen, visitante celeste, M138 pone en escena una virgen, huésped terrestre
quema, donde una estrella masculina (= planeta Venus) ocupa, por cuyas funciones, descritas por el mito con complacencia, forman una
este hecho, un lugar exactamente intermedio entre los de la zarigüeya suerte de quiasma con las de una madre que amamanta: la estrella fe-
estelar (todos los otros Ge) y de la zarigüeya meteórica (Bororo): menina de l\II87-Mu era una nodriza, activa; la joven india de l\L38 es una
enfermera, pasiva. El papel de la una se entendía en un sentido meta-
M:La8. Sherenté: el planeta Venus. fórico; "nutría" a los hombres imponiéndoles por la fuerza el uso de
las plantas cultivadas. El papel de la otra es desempeñado en la conti-
Venus (personaje masculino) vivía con forma humana entre los güidad: se sienta al enfermo sobre los muslos desnudos.
hombres. Su cuerpo estaba cubierto de úlceras nauseabundas, en Esto no es todo. Estrella, virgen violada, se volvía contaminadora: in-
torno de las cuales las moscas de la carne revoloteaban zumbando.
Todo el mundo se tapaba las narices cuando pasaba. No le deja- traductora de la muerte. En Ml38 el ser celeste muda de sexo y de fun-
ban entrar en las casas. ción: amancillado primero por las úlceras que lo afligen, se hace violador
Sólo el indio Waikaura acogió al desdichado, le ofreció una es- de una virgen y pone a salvo la vida de sus protegidos. Por último, Es-
tera flamante para que se sentara y le interrogó cortésmente. Ve. trella, femenina, mata a sus aliados mediante un agua, interna en cuanto
nus explicó que se había extraviado. al origen o el destino: poción venenosa administrada o saliva letal expec-
waíkaura pidió agua caliente para lavarle las heridas y se em-
peñó en que la operación se realizara en la choza, y no fuera, como torada; y perdona a los otros hombres. Venus, masculino, mata a los otros
quería el huésped. Hasta ordenó a su hija virgen que se sentara hombres mediante un agua externa (el diluvio), y salva a sus aliados.
a Venus sobre los muslos desnudos. Gracias a estos atentos cuida- En segundo lugar, hemos llegado a M138 -que participa como acaba-
dos el viajero sanó. mas de ver del grupo "matrimonio de la estrella (M81'-M Il2) - pasando por
Caída la noche, éste interrogó a Waikaura: "¿Qué deseas?" Y el mito de Asaré (M12t) , aunque este mito ofrezca a primera vista muy
come el otro no comprendiera, precisó: "¿Vivir o morir?" Pues el pocos puntos comunes con los otros. Este recorrido será justificado re-
Sol estaba irritado con los indios, que se mataban unos a otros trcactivamente si conseguimos demostrar la existencia de un conjunto tal,
y sacrificaban hasta niños pequeños. Venus aconsejó a su bien. que por una parte el grupo de Asaré y por otra el de Estrella sean sub-
hechor que se preparase para partir, en secreto. Pero que matara conjuntos suyos. Esto es posible gracias a un mito kraho que aparece
primero un palomo (Leptoptila Tufaxilla).
Cuando Waikaura volvió de cazar, Venus pretendió haber aproo precisamente como intersección de los dos:
vechado su ausencia para violar a la hija virgen y se declaró dis-
puesto a pagar una compensación. Pero Waikaura se negó a acepo 9 Se notará que, en compensación, los Baroto parecen asociar el planeta
tar nada. Venus a la belleza física (E. B., vol 1, p. 758).
2SO LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA TOCCATA y FUGA 251

Mm> Kraho: historia de Autxepiriré. de MlSO sufre la misma suerte al ir a buscar una calabaza o un brazalete.
Los dos cruzan cursos de agua en los que hallan un cocodrilo. Ya hemos
Un in~io, engañado por .~u mujer, decidió abandonarla y mar. dado en las pp. 202 s. la regla que permite transformar este episodio en el
charse lejos. Llevó a sus hijos y a su hija, que era la menor de del encuentro con el jaguar, en el grupo M7 a MUI. Una nueva transforma-
todo~ s.us vástago~. Apenas entrados en el bosque, los hombres se ción justifica las particularidades de este encuentro en Mm:
convlr~leron en Cl.crvos para marchar con más rapidez, pero la niña
p~quena no consigue hacer lo mismo. Encuentran al ogro Autxe-
pm~é pescando con timbó, y los hombres se vuelven pájaros zam- a condición de ser
M,- } un jaguar ofrece su ayuda
?u~ltdores par~ n~bar1e el pescado. Tampoco esta vez consigue M
al héroe tratado con eje vertical
Imitarlos la chiquilla. que s~ acerca irnprudentemenre al ogro: la u consideraciones arriba: abajo
ve, se p~enda de e~la y la pide en matrimonio. Como desea estar

l~-"'l
tan bonitamente p.llltado como su prometida, los hombres le ase. MIZ,. niega su ayuda en consecuencia es

1
guran que debe dejarse asar al fuego. El ogro 10 consiente y muere al héroe tratado sin
consumido. ronsiderar icnes eje horizontal
La chiquilla advierte que ha olvidado una calabaza [otra versión: agua: tierra
ofrece su ayuda a condición de ser
un brazalet.e] cerca de la pira y vuelve sobre sus pasos. Hurga en- M I 30 a la heroína tratado sin
tre l.as cenizas y extrae un pedazo de pene de! ogro, e! cual está consideraciones (1)
precisamente en trance de resucitar. Escapa perseguida por el
monstruo.
Dos ríos le Cortan el camino. Las atraviesa sucesivamente sobre Se ve que las exigencias del cocodrilo de MI3~, absurdas en el plano
el IO?1? de un cocodri~~, que. acepta este papel de transportador a sintagmático, se vuelven coherentes desde un punto de vista paradigmá-
condición de qlle la runa lo Insulte inmediatamente después (sic). tico, puesto que corresponden a una permutación de los elementos de la
A pesar de sus promesas, se pone entonces a perseguirla para co- tercera célula que, por hipótesis, debe ser diferente de las otras dos per-
mérsela. La heroína en:tpieza por refugiarse junto al avestruz (ema) mutaciones.tv
y desl,JUés donde las ~~Ispas, que la ocultan en su colmena. Al fin
Por lo que toca a la segunda parte de Ml3\I, es una transformación, por
se ~c~ne co~ Su Familia y todos escapan, no sin dificultad, de los
espln.tus caníbales autxepiriré que los atacan en el árbol donde se un lado, del mito de origen de las muqeres, como lo demuestra la con-
refugian. Logran cortar la cuerda por la que trepaban sus persegui- clusión, exactamente superponible a la de Mw-M:¡o y, de manera apenas
dores..Éstos caen y se transforman en cangrejos. menos literal, a la de los otros mitos de este grupo (M31> M:¡z); y, por
Perdida y abandonada otra vez, la chiquilla llega al pueblo de otro, del mito de origen de la mujer: estrella descendida a tierra (M87 a
las s~nemas, los urubúes y los buitres. Se esconde :>junto a un ma- M Pll) , o fruto podrido metamorfoseado (M gG, M9~a). Pero también esta vez
n.jntlaJ y rompe a salivazos todas las calabazas con las que los la transformación descansa sobre una triple inversión. En M1.1~ la mujer
pá ar?s acuden a sacar ag.ua (cL ~L2l)): Para vengarse, los ajaros es dada al principio -tan cabal y totalmente humana que no puede,
se. reune.n y l~ hacen .sufnr una violación colectiva, sin perdonarle
como su padre y sus hermanos, adoptar una forma animal- y regresa,
~t los oJos, r:t1 las ~yeJ3s,. ni "las na:i~es, ni las comisuras de los de- pero al final del mito, al estado de cosa podrida. El mito evoca, pues,
os de los pIes.... Podr-ida a carreras de este modo, la muchacha
muere y los animales la despedazan. Cada uno se lleva un pedazo la pérdida de la mujer y ya no su origen. Además esta pérdida afecta a
de vulva y lo cuelga de una pértiga pronunciando palabras mágicas. animales (pájaros), en tanto que en otros sitios la aparición de las mu-
En .e} acto cada ped~zo crece. y cubre la techumbre de la choza. El jeres aprovechaba a humanos. Se comprende entonces por qué este mito
gavilán, que habla Sido el prrmero en servirse, ganó una bella mo- de la pérdida de la mujer respeta la lógica procediendo a una tercera
rada, pero el pedazo del urubú no pasó de ser pequeño y COrreoso inversión: la del episodio final de M2II, donde pedazos de la primera mu-
(cf. 1\1,.., M,,). (Schultz, pp. 144-1.10; Pompeu Sobrinho, pp. 200-203.)
10 En una oscura y fragmentaria versión karajá, el cocodrilo exige a la he-
No em~renderemos e! análisis completo de este mito, del cual sólo he. roína que ceda a sus deseos, pero ella consigue engañarlo (Ehrenreich, pp. 87-
~os ofrecido un resumen muy sucinto. En él lo que sobre todo nos 88). Este grupo, que vuelve a encontrarse en América del Norte, trae otras
mtcre~a es que, de cierto modo, es transversal con respecto a otros mitos ya transformaciones. Por limitarnos aquí a la América tropical: un cocodrilo pide
conocl~os y los. ~orta en div.ersos puntos. La primera parte es una rrans, al héroe que lo injurie para poderlo devorar (Tembé, Ním. 2, p. 299); lo acu-
sa de haberlo injuriado como pretexto para devorarlo (Kayapó, Métraux 8,
form~~lón ffi.alllflesta del mito de Asaré. Uno y otro arrancan de la dis-
p. 3'); es efectivamente injuriado por el héroe cuando ya no puede devorarlo
locación horizontal de un grupo familiar, seg-uida de un incidente para
(Mundurucú, Murphy I, p. 97), etc. Los problemas de conjunto planteados
el cual. el agua .0'''[12') o el fuego (.I\L~) sirven de pretexto. Asaré, héroe por el Brupo del "transportador susceptible" serán tratados en otro volumen,
masculino, se pierde yendo a buscar una flecha; su homólogo femenino a propósito de los ejemplos norteamericanos
252 LA A8TRONOMIA BIEN TEMPLADA

IV

PIEZA CROMÁTICA

Los MITOS relativos a un personaje sobrenatural que pone a prueba la


generosidad de los humanos bajo la apariencia de un viejo, de un en-
Fig. 18. Sistema de los mitos relativos a la encarnación de una estrella. fermo o de un miserable son conocidos de una punta a otra del Nuevo
Mundo. Por no salir de la América tropical, semejantes mitos existen
desde Colombia y Perú (Dávila, pp. 125-127) hasta el Chaco. Ya hemos
-jer, dispuestos en el interior de las chozas, engendraban, cada uno, esposa encontrado un mito (MI07) de los indios Chocó, cuyo héroe cubierto de
para un hombre. ama para un hogar doméstico, mientras que aquí los heridas incurables es Luna, puesto entre una esposa malévola y una hija
mismos pedazos, colgados en el exterior de las chozas, no engendran más compasiva (Wassen 1, pp. 110-111). En un mito toba correspondiente, el
que techos nuevos: guardianes inertes del hogar. héroe es un perro sanioso recogido por una familia caritativa a la que
Por consiguiente, y con la reserva de las transformaciones que han salva del diluvio en señal de agradecimiento (Lehmann-Nitsche 5~ pp. 197-
sido señaladas, M Ul9 trae la mitad de su armazón del mito de Asaré (Mm) 19B) . Estas variantes confirman la equivalencia introducida en la p. 249:
-muchacho joven escapado del agua, y por tanto de la podredumbre.
y más tarde transformado en estrella- y la otra mitad de los mitos tupí-
tukuna (M95, M9&!l) relativos a un fruto podrido convertido en mu jer
(Hedor) [ ext, : in l. ] :: [ hembra: machO]
(escapada, también ella, de la podredumbre). y se descubre que, puestos
extremo con extremo, estos dos fragmentos restituyen el armazón de los
mitos tocantes a un cuerpo celeste mudado en humano (macho o hem- lSerá posible encontrar la razón?
bra) , mas sólo a condición de ser ganado por la podredumbre. Lo cual La madre de las enfermedades del mito bororo (M~) se manifiesta duo
se desprende claramente de una simple inspección del esquema anterior, rante una expedición colectiva de pesca "con veneno", como suele de-
que pone de manifiesto: 1) la simetría invertida de Mt:!4 y M l8II ; 2) su cirse en la Guayana francesa, o también a la nivrée. Esta técnica con-
propiedad aditiva, previa inversión de signo, ya que las estructuras 1 y v, siste en sofocar a los peces echando al agua trozos triturados groseramente
sumadas, restituyen el dominio global de las estructuras 11, III Y IV. de plantas de especies diversas, bejucos casi siempre (Dahlstedtia, Teph-
rosia, serionio, Paullínia, etc.) cuya savia disuelta impide, por razones
probablemente físicas, - el abastecimiento de oxígeno del aparato respi-
ratorio. Se dividen los venenos de pesca en dos categorías, llamadas res-
pectivamente "timbó" y "tingui". Para evitar la homofonía molesta e'"
entre "poíson" ("veneno") y "pcisson" ("pez, pescado"), convendremos
en designar todos los venenos de pesca mediante el término timbó, que
es el más frecuentemente empleado.

• Disminución de la tensión superficial. Ver nota 9 de la p. 65. [T.]


.. En francés nada más, por supuesto. [T.]
253
254 LA ASTRONOM1A BIEN TEMPLADA PIEZA CROMATICA 255

No está establecido más allá de toda discusión que en el Brasil la pes. venenados". Es el origen de las enfermedades. El papro akranré es par-
ca con timbó sea una ocupación puramente masculina, en tanto que a ticularmente responsable de la anquilosis que acompaña al paludismo, y
las mu jeres incumbiría cargar con el pescado hasta el pueblo, so pena de los derrumbes de tierra (Banner 2, p. 137). En gorotire la palabra
de que a los pescadores se les acabase la suerte. Esta última regla parece kapremp designa a la vez las enfermedades y los derrumbes (Banner 1~
inexorable en la Guayana (cf. Me}. Por lo que toca más especialmente pp. 61-62). Por su parte los indios de Amazonia atribuyen al arcoíris no
a la pesca con timbó, las mujeres podrían ser también excluidas de las solamente las enfermedades sino también los derrumbes de acantilados
funciones activas, como sugieren las siguientes indicaciones relativas a (T'astevin 3, p. 183).
los Mundurucú: "Los hombres encargados de envenenar el agua remon- Por oscuro que sea este mito en virtud de la carencia de variantes y de
tan el río mientras que los demás hombres. con las mujeres y los niños, la ausencia de contexto etnográfico, se presiente que su armadura reposa
esperan río aba jo la llegada de los peces aturdidos arrastrados por la sobre una doble equivalencia: por una parte entre el agua (hirviendo)
corriente." Y más adelante: "Las mujeres emplean redes para recoger los conjunta al fuego, y el agua (espumosa por la savia del timbó) conjunta
peces, los hombres los arponean con flechas de pesca o los aporrean" al veneno mortífero; por otra parte entre el veneno "que mata sin he-
(M urphy 2, p. 58). rir" y la enfermedad. Esta interpretación puede apoyarse en la asimila-
A propósito de esto el mito bororo contiene una indicación curiosa. ción que hacen los Guaraní, más al sur, de la enfermedad, sustancia de-
El texto especifica que la partida de pesca fue la víspera de la muerte positada en el cuerpo humano, y el fuego, sustancia depositada en la
de la abuela, y que aquel día los indios trajeron su pescado y lo comie- madera, según afirman los Kaiova-Guaranl, que usan la fiebre como ar-
ron. Sólo al día siguiente fueron las mujeres al río a buscar el resto de gumento a favor de tal concepción (Schaden 2, p. 223) .
los peces muertos y en ocasión de esta conjunción de las mujeres y el Sería arriesgado ir más lejos en el análisis del mito, que plantea un
agua la heroína, en vez de cargar con el pescado hasta el pueblo siguien- problema etnográfico delicado. En efecto, la atribución de las pendien-
do el ejemplo de sus compañeras, lo devora en el sitio y, de vuelta en el tes cortadas por barrancos y privadas de vegetación a la acción destruc-
pueblo, exuda las enfermedades. Si nuestra hipótesis de una división tora de un pájaro sobrenatural se vuelve a encontrar palabra por palabra
sexual del trabajo en la pesca con timbó es exacta, resultará que en MI entre los iroqueses: "El Aguila ('Dew-Eagle') es tan terrible, que sus alas
la aparición de las enfermedades tiene que relacionarse con una viola- ocultan el Sol y que al posarse abre con las garras grandes surcos en el
ción de las prohibiciones) Pero antes de seguir tenemos que abrir un suelo y deja barrancos por donde pasa." (Fenton, p. 114.)
paréntesis Ahora bien, desde el punto de vista de las virtudes médicas el águila
Iroquesa es simétrica de la garza kayapó; ésta mata, aquélla cura. Es
particularmente notable que para precisar la naturaleza de las enferme-
Los Kayapó-Gorotire tienen un mito sobre el origen de las enfermedades darles a las que se refiere el mito kayapó y mejor emparentarlas con las
diferente del mito bororo pero en el cual el motivo de la pesca con pendientes interrumpidas por barrancos, Banner emplee las palabras "con-
veneno está presente. Este mito (Muo) habla de un pájaro acuático (gar- vulsiones y otros fenómenos parecidos" (l, p. 62), mientras que para los
za) capturado y domesticado, cuya naturaleza misteriosa se manifiesta iroqueses la danza del Águila sirve sobre todo para cuidar de "las con-
durante una tormenta: cae un rayo y hace hervir el agua del pilón im- vulsiones, que simbolizan la manera de emprender el vuelo el águila"
provisado para el pájaro en un mortero viejo, y el volátil queda envuelto (Fenton, p. 114).
en humo, sin incomodarse. Poco después unas mujeres que- esperan al Todo esto podría ser coincidencia pura si no se apreciara por otras
borde del agua para recoger los peces muertos, envenenados por los hom- partes que el mito kayapó es interpretable como una transformación
bres río arriba, ven al pájaro en una rama. De pronto pica hacia ellas, simple y directa del mito iroqués fundador de la danza del aguila.a Este
no hiere a nadie y sin embargo las mujeres mueren "como los peces en- último mito (Mm) se refiere a un joven cazador que se refugia en un
árbol hueco y que un águila transporta más allá de las brumas y de las
'i La pesca con timbó tal como es practicada por los Bororo es muy fruc- nubes, al cielo empíreo. Como acepta servir de nodriza a los aguiluchos
tuosa. Pero hay que tratar el pescado en seguida so pena de que se corrom- -con su cuchillo de sílex corta en pedacitos las piezas que trae el
pa; sería entonces peligroso de consumir. Cuando están lejos del poblado, los águila-e, el ave acaba por volverlo a llevar junto a los hombres, a quie-
indígenas amojaman el producto de su pesca con tanto arte que lo conservan nes el héroe enseña los ritos de la danza (ib., pp. 80-91). O sea el g-rupo
en buen estado durante varios días (Colb. 1, p. 26). No siempre es así, puesto
que se dice de los Oayana de la Guayana francesa (y mucho más dentro del de transformaciones:
espíritu del mito bororo): "El pescado amojamado se conserva mal y puede
2 Por lo demás, no sería el único ejemplo de un mito de estilo iroqués reco-
provocar graves intoxicaciones, que se observan especialmente algún tiempo
gido en el corazón del Brasil central. Cf. el mito rnundurucú del origen del
después de las grandes nivrées; a veces parecen epidemias de disentería y cau-
san muertes" (Hurault, p. 89)' tabaco en Kruse l» vol. 46, p. 918.
256 LA ASTRONOM!A BIEN TEMPLADA PIEZA CROMATlCA 257

raptada por un
en el pueblo fuego (cielo) conjunto
1 árbol hueco conj. vertical heroínas ambiguas
{ la garza hombre y puesta
(disyunción
l'vI H o agua interior cielo ~ agua (madres asesinas)
Muo' conjunta en un tronco al agua por humo
agua-ff+ tierra); (caliente) disy. vertical héroe ambiguo
al agua hueco (lleno de M i árbol hueco
agua} H\ 1 aire interior tierra*'"cielo (hombre nutricio)

{ el águila 1árbol lleno disy. horizontal: héroes ambiguos


rapta a un hombre
conjunta al puesto en lejos del pueblo fuego (cielo) disyunto M u :! agua exterior río arriba-ée- río abajo (crías heroicas)
M w fuego (cielo un tronco hueco (disyunción de la tierra por
empíreo) (lleno de aire) tierra-/Hr cielo); brumas y nubes (frío)

disy. horizontal: garza


Muo 1río arriba~ ríe abajo asesina
{ las mujeres en el río. convenidas las mujeres
M 140 en cómplices de un asesinato
(recogen pescado que no matan):
sucumben a la
enfermedad;
garza
asesina Mm ¡con]. vertical:
cielo ~ tierra
águila
que cura

M 1disy. vertical: águilas (más)


{ el hombre en el cielo, convertido el hombre vencedor águila 101% cielo-fH. tierra asesinas
M U 1 en nodriza (COfta las piezas que de la enfermedad que cura
no mata);
Retornemos ahora al mito bororo sobre el origen de las enfermedades
(MG) , cuyos detalles adquieren toda su significación cuando se confronta
No es esto todo. Aunque entre los otros Ge DO se haya recogido nin- este mito con dos relativos al origen del timbó:
guna variante cierta del mito kayapó, exhibe un parentesco indiscutible
con mitos apinayé y timbírá, relativos a uno (o dos) pájaros de presa
MUI. M undurucú: origen del veneno para pescar.
sobrenaturales que capturan hombres para comérselos o que les cortan
la cabeza de un aletazo. En la versión apinayé (M I I.2) estos pájaros son Había una vez un indio que siempre obtenía mala caza. No Ile-
muertos por los gemelos míticos Kenkuta y Akreti luego que se han im- vaba a su mujer más que pájaros inhambú (d. MI, Y pp. 203 s.},
puesto vivir aislados (se trata de un mito fundador de una fase del ri- cuyo caldo es amargo. Un día sorprendió a su mujer haciendo una re-
tual de iniciación) y en condiciones muy particulares: remontan un curso flexión desagradable y se alejó por el bosque, donde encontró una
de agua, se bañan en él y entonces se tienden sobre un gran tronco caí- banda de monos capuchinos (Cebus sp.) [niños transformados en
do de través. Al día siguiente su abuelo, inquieto por su desaparición, monos]. Trata sucesivamente de capturar una hembra y un ma-
cho, agarrándolos del rabo, pero los monos se lanzan sobre el hom-
sale a buscarlos, primero río abajo, después río arriba y acaba por des- bre, lo matan y se lo comen todo, salvo una pierna. Adoptan en-
cubrirlos. Los hermanos declaran que seguirán tumbados sobre el tronco tonces forma humana y van a llevarle a la viuda la pierna de su
y el abuelo construye al lado un armazón de ramas cuya plataforma emer- marido. Pero ésta no se deja engañar por los visitantes que quie-
ge a ras de agua. Allí deposita alimentos cada día. Así los hermanos se ren hacerle creer que su cesto contiene una caza vulgar. Ella re-
hicieron grandes y fuertes (Nim. 5, pp. 171-172). En otra versión el ar- conoce la pierna, se contiene y huye con su niña pequeña.
mazón de ramas es reemplazado por una cabaña construida sobre pilotes Perseguida por los menos encuentra sucesivamente una serpiente
(C. E. de Oliveira, pp. 74·75), en otros sitios por el prototipo de la ha- venenosa, una araña, y todos los animales del bosque, pero nin-
bitación de los hombres (Pompeu Sobrinho, p. 192). Sea como fuere, guno quiere socorrerla. Por último una hormiga la remite a u na
el motivo parece una transformación de los del árbol hueco (iroqués) l rana mágica [al brujo Uk'uk, llamado así porque canta por la no-
che haciendo "uk'uk"], que protege a las fugitivas con su cuerpo,
del mortero lleno de agua (kayapó). Véanse los cuadros de la siguiente se arma de arco y flechas y mata a los monos y demás animales
página. dispuestos a devorar a las desventuradas.
El tronco hueco aparece así como un mediador, sea entre el agua y el Terminada esta carnicería, la rana ordena a la mujer que de-
cielo (Muo), sea entre la tierra y el cielo (Mm), en tanto que el tronco suelle las víctimas, que ponga a acecinar las carnes y que las pieles
lleno desempeña el mismo papel entre la tierra y el agua (Mll.2). las queme. Había tantas que la mujer acabó completamente enne-
258 LA ASTRONOM1A BIEN TEMPLADA PIEZA CROMÁTICA 259
grecida por el hollín. La rana le dijo que fuese a lavarse al río. es su esposa y que está encinta. Pueden matarla pero habrá que
Pero que cuidase de estar vuelta río arriba y que no mirase hacia guardarse de herirla en el vientre: sólo en la axila, en la cabeza o
atrás. en las piernas ... y ruega a su madre que siga a los cazadores para
Así lo hace la mujer, y la suciedad que cubría su cuerpo puso extraer el niño del cuerpo del animal en cuanto perezca.
negra el agua. Esta mugre actuaba corno el timbó: los peces su- Tal como el héroe lo había también anunciado, la madre aprecia
bían a la superficie y morían después de batir el agua tres veces que cada vez que baña al niño en el río (en secreto, de acuerdo
con la cola. El ruido sorprendió a la mujer, que se volvió para con la recomendación de su hijo) los peces mueren en cantidad.
ver de dónde venía. En el acto los peces resucitaron y escaparon. Así que lava al niño cuantas veces hace falta comida.
A todo esto la rana llegó para recoger los peces muertos. Como Pero los aliados (maridos de las hermanas) del héroe se interro-
no vio ninguno, interrogó a la mujer, que confesó su falta. La gan sobre esta misteriosa abundancia y hacen que los niños espíen
rana le dijo que si hubiese obedecido, a los indios se les habría a su suegra. Descubren de este modo el secreto de la vieja. En lo
dispensado la pena de buscar bejucos salvajes en el bosque.a Los sucesivo el baño y el recogimiento de los peces muertos se realiza-
peces habrían muerto con más facilidad: envenenados por la su- rán públicamente y con la ayuda de todos.e
ciedad de las mujeres bañándose (Murphy 1, pp. 112-113; Kruse 2, Así los pájaros piscívoros se enteran de que el baño del niño ase-
p. 618. Sobre esta última versión, d. más adelante, p. 272, n. 14). gura una pesca milagrosa. El pájaro tuyuyu (Mycteria mycteria)
pide al padre del niño que lo bañe a favor de ellos. y sugiere que
MI". Vapidiana: origen del veneno para pescar. la operación no se realice en un arroyo sino en un estanque, al
pie de una cascada, donde los peces son más abundantes. El padre
Una mujer confió su hijo al zorro, para que lo educara. Pero aterrado protesta: "¡Vais a matar a mi hijo!" Pero el ave insiste
como el niño lloraba mucho, el zorro se deshizo de él, lo cedió a tanto que, cansado de discutir, el padre, el niño y toda la familia
un tapir hembra. Crecido el chico, casó con la hembra. No tardó van a inspeccionar el estanque.
en estar encinta y rogó a su marido que la matase a flechazos y Allí encuentran los f' pájaros, que se dieron cita. Se advierte que
extrajera el niño de su cadáver. El hombre obedece y descubre el estanque está lleno de peces. El padre ordena a su hijo que se
que cuantas veces lava al niño en el río los peces mueren. Y cuan- zambulla pero éste. tiene miedo del agua profunda y amenazadora.
do el niño mismo murió, se mudó en timbó-aiyaré, de donde se El padre insiste más; irritado. el chico se tira al agua y se zambulle
extrae el veneno de pescar (Wirth 1, pp. 260-261). repetidamente. Entonces el padre le dice "¡Basta ya, hijo míol ¡ya
hay muchos peces muertosl [Vuelve!" Pero el hijo enfadado no le
Una versión mucho más rica del mismo mito proviene de otra tribu de hace caso. Los peces muertos se acumulan. Por último el nadador
la Guayana: sube a una roca en medio del estanque y se tumba boca abajo sin
decir palabra. Ahora tenía frío, pues se habla metido al agua ar-
diendo de rabia y sudando. Y mientras hombres y pájaros se afa-
Mus. Arehuna: origen de los venenos de pescar aza e ineg. nan recogiendo los peces, muere silenciosamente. En efecto, en una
de sus zambullidas Keiemé -que es el arcoíris con forma de gran
Harta por los lloros de su niño, una mujer lo abandona para que serpiente de agua- 10 habla herido de un flechazo. Keiemé es el
el zorro se lo coma. Éste lo recoge, lo educa y lo alimenta, pero abuelo de los pájaros acuáticos; la puerta de su morada subterránea
una hembra de tapir se apodera de él. El niño crece, completa- se abría en el fondo del estanque de la pesca fatal.
mente cubierto de garrapatas, que son las perlas del tapir. Kulewente (es el nombre del padre) reprocha amargamente a
Crecido ya, la hembra de tapir lo toma por marido. Le enseña los pájaros la muerte de su hijo y los invita a vengarlo. Uno tras
la significación diferente que tienen para los tapires los seres y las otro los pájaros intentan zambullirse hasta el fondo del estanque,
cosas: la serpiente venenosa es una parrilla para el hogar doméstico, pero sin éxito. Después los pájaros terrestres y los cuadrúpedos
pero el perro es una serpiente venenosa ... fracasan también.
Sucedió que la hembra, encinta, devastó la plantación de los pa· No quedan más que tres pájaros (una gallinácea, Grypturus sp.
drcs de su marido. Hecho esto, lo incitó a que visitara a los suyos y dos pájaros zambullidores, Colymbus sp.) , que estaban aparte
r le recomendó guardar en secreto su unión. El muchacho es aco- porque ellos no le habían pedido nada al padre y no tenían la
gido calurosamente, pero se sorprenden de que esté cubierto de menor responsabilidad de la muerte del muchacho. No obstante,
garr:::.patas. Pretende haberse extraviado por el bosque.
aceptan intervenir, buscan y matan a Keiemé en el fondo del agua.
Al día siguiente descubren la plantación devastada y las huellas Mediante un bejuco atado a su cuello, los hombres y los anima-
de un tapir que deciden matar. El joven confiensa entonces que les consiguen sacar a tierra el monstruo. Lo desuellan y cortan en

a Esta precisión es indispensable, pues además de los bejucos salvajes, los 4 Esto es efectivamente lo que dice el mito, y no hay ninguna razón para
Mundurucú utilizan un arbusto que cultivan en sus plantaciones (Murphy 2, seguir a Koch-Grünbcrg cuando propone correg-ir la lección del informador
pp. 57~58: Frikel 2, p. 12. Tocantins, pp. 122-123, ya había señalado el cultivo _"La vieja invitó a todos sus parientes a recoger el pescado"- a "La vieja
de Paullinia pinnata por los Mundurucú). invitó ... a comer ... " (loc. cit., p. 71, n, 1).
260 LA ASTRONOM1A BIEN TEMPLADA PIEZA CROMATICA 261
pedazos, que se reparten. Según la clase y el color de la porción
que le toca a cada quien, los animales adquieren la voz, las par- M 141 • Amazonia: historia de Amao.
ticularidades anatómicas, el pelaje o el plumaje que de ahí en ade-
lante pertenecerán a cada especie. Había una vez una joven virgen llamada Amao. Fecundada
Kulewente metió el cuerpo de su hijo en un cesto y se fue, La fortuitamente por un pez que había penetrado en su vulva, dio
abuela cogió el cesto y marchó a la ventura. Del cesto escurrieron a luz un niño. Tenía el niño dos meses cuando un día ella lo puso
la sangre y luego las Carnes descompuestas, dando nacimiento al encima de una piedra mientras pescaba pececitos. Hacia el medio-
timbó, de donde se extrae el veneno para pescar. Los huesos y las día fue a recogerlo. El niño estaba muerto.
partes sexuales dieron la variedad débil, el resto del cuerpo la va- Ella lloró toda la noche. De mañana el niño se puso a hablar y
riedad fuerte. La abuela acabó conviniéndose en ibis, devorador explicó que los animales lo habían muerto asustándolo. Si su ma-
de lombrices, que los hombres usan COmo cebos en la pesca (K. G. dre quería estar a salvo de sus persecuciones, debía ahumarlos con
1, pp. 68-76) . un fuego de resina hasta que se volvieran piedras.
Caída la tarde. Amao enterró a su hijo. A medianoche todos los
animales se habían convertido en piedras, exceptuando la gran ser-
Aquí está otra versión de la Guayana: piente, la raya, el cerdo salvaje y el tapir, que se habían ido hacia
el manantial donde el niño pereciera.
M 1u . Arawak: origen del veneno para pescar. Allá fue Amao, mató a golpes al cerdo salvaje y al tapir, los des-
tazó y echó la carne al arroyo. menos un pernil de cada uno de los
Un viejo a quien le gustaba pescar llevó un día a su hijo al animales. que depositó sobre la roca. donde se petrificaron.
río. Doquiera nadaba el niño, morían los peces. Y sin embargo Acto seguido capturó con un nudo corredizo la gran serpiente y
eran buenos para comer. la raya, que comían en el fondo del agua. Con resina las transo
El padr.e .recurrió a su hijo con frecuencia cada vez mayor, y los formó en piedras.
peces decidieron matarlo. Pero no se atrevían a acercrirsele en el Entonces retornó para enseñar a los suyos la cocina y las artes
agua. Para cometer el crimen escogieron, pues, un árbol caído so- de la civilización. Después de lo cual desapareció. nadie sabe dónde
bre el cual el niño acostumbraba tenderse para tomar el sol des- (Amorim, pp. 289-290).
pué.s del baño.e Allí lo atacaron los peces y la raya le infirió una
henda mortal. El padre llevó al bosque a su hijo. Antes de en- Por el motivo del niño acostado sobre una piedra al borde del agua y
tregar el alma, el niño le llamó la atención sobre las plantas curio- muerto por los animales hostiles (entre ellos la gran serpiente), este
s~s que crecerían donde su sangre hubiese tocado el suelo; y anun-
mito se enlaza con el grupo M144 a Mus. Por el motivo de la cocina, que
CiÓ que las rafees de aquellas plantas lo vengarían (Brett p. 172).
aquí se desdobla en anticocina (pero que ennegrece como la otra) y en
cocina verdadera (y desconocida hasta entonces). se vincula a M l 411•
El motivo del veneno de pesca engendrado por la suciedad de un niño Se llega aún más cerca de Mua con un pequeño mito amazónico (M 1. )
pequeño está atestiguado también en la mitología de los Guaraní meri- que narra cómo el curupira, espíritu de los bosques, mató a un cazador y
dionales (Cadogan, p. SI). A la inversa, los Tukuna cuentan la historia le sacó el hígado que llevó. a manera de caza, a la mujer de la víctima.
(Muo.) de una virgen fecundada por una raíz de timbó y vuelta madre cuya apariencia había adoptado. La mujer concibió dudas y escapó con
de un niño que basta con meter en el agua para que mueran los peces. su hijo. La madre y el niño se colocan bajo la custodia de una rana,
Parece que en el pasado los Tukuna hubieran tenido la costumbre de que unta un árbol con resina extraída de su cuerpo. El curupíra se
lavar ritualmente a las muchachas púberes con una disolución de timbó queda pegado al intentar trepar al árbol y muere (Barbosa Rodrigues,
a fin de asegurarse pescas fructuosas (Nim. 13, pp. 91-92). pp. 63-74).
La complejidad de estos mitos nos obligará a discutirlos por fragmen- ,El autor al que debemos este mito describe por otro lado las curiosas
tos, y a dejar para más tarde el análisis ele la tercera parte de Mm rori- cosrumbres del sapo arborícola cunauaru (en realidad es una ranita:
gen del plumaje, del pelaje, de la voz de cada especie animal). \ Hj'la venulosa según Schomburgk, vol. 11. pp. 334-335): "Para hacer su
Empezaremos por establecer que a pesar de una afabulación diferente nido este batracio amasa resina de breu branco (Protium heptaphyllum)
este mito pertenece al mism o grupo que el mito mundurucú del origen y con ella hace cilindros terminados en embudo, donde deposita sus hue-
vos. Se cree que esta resina proviene del cuerpo mismo del sapo y por
del timbó (MlI~). La tratno-rmación se realiza por mediación de un
eso la llaman cunauaru icica, resina de cunauaru. Se emplea en fumi-
curioso mito amazónico, proveniente sin duda de la orilla izquierda del
gaciones contra los dolores de cabeza" (Barbosa Rodrigues, p. 197, n. 1).
río Negro:
Estas explicaciones se dan a modo de comentario a un mito (1\f149) que
conduce directamente al grupo del desanidador de pájaros (Ms, M1 a
5 Lo mismo que la roca de M1'll' este tronco debe compararse con el de :M1/t. MI!). Un soltero tenía relaciones culpables con su cuñada. El marido,
262 LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA PIEZA CROMATlCA 2b3

que e~a un poco brujo, atrapó un guacamayo por la cola y lo metió en el mito mundurucú sobre el origen del timbó (Mua) y otro, del cual se
l~ ~avldad de. un tron~? de árbol. Persuadió entonces a su mujer de que poseen innumerables versiones (mundurucú, tenetehara, tuparí, apinayé,
pld~era a su rrva l el paJara para que ella pudiese criarlo. El hombre trepa kayapó, kraho, ofaié, toba, tacann, etc.) : el de la amante del tapir, y más
al arbol pero la "cosa mala" (un espectro) lo agarra. Pide en vano a menudo de las mujeres que han tomado un tapir como amante. 51.1 (s)
socorro a su hermano y se transforma en sapo cunauaru (loc. cit. pp. marido (s} al descubrir el secreto mata (n) al tapir y castiga (n) a la (s)
1519~. • mujer (es), sea haciéndole (5) consumir el pene del tapir o usándolo para
~ería tant? más tentador explorar este camino de regreso cuanto que matar a la culpable, clavándole brutalmente el miembro cortado en la
existe un mito arekuna (MH~") de la vida breve cuyo héroe es un desa- vagina.
nidador, no de pájaros sino de ranas. En el momento de ser capturado Ahora bien, sólo por referencia a este mito es posible interpretar el
en lo alto de un árbol. el batracio se lleva a nado al hombre hasta una mito mundurucú del origen del veneno de pescar. Su simetría se mani-
isla dond~ lo abandona. al pie de un árbol del que el desdichado DO fiesta ya en las conclusiones respectivas. El mito acerca del origen del
puede alejarse -así es de pequeña la isla-, y aunque los buitres lo cubren veneno de pescar hace de éste un sustituto (un Ersatz, dan ganas de de-
de excrementos. Sucesivamente Venus y la Luna se niegan a socorrerlo. cir) de la mugre física de una mujer loca por la cocina -y no por su
El So.~ consiente, l~ c~lienta, lo lava, lo viste y le da por esposa una de cuerpo como la amante del tapir. En efecto, la heroína de M U i rechaza
sus hijas. Pero el Indio la engaña con una hija de los buitres. En con- a su marido por quejas culinarias, y es un.a empresa culinaria inmodera-
secuencia de lo cual su juventud y su belleza serán de corta duración da la que causa su suciedad. En el ciclo del tapir seductor las mujeres
(K. G. 1, pp_ 51-53) _ adulteras son apartadas de sus maridos por un erotismo excesivo que el
Para no sobrecargar la exposici6n dejaremos aquí este paradójico de- animal está mejor dotado para satisfacer. Su inmundicia es moral, como
sanidador de batracios que pierde la eterna juventud por haber cedido, dice en su portugués ingenuo un informante al calificar a la amante del
como el desanidador de guacamayos de Mp, al dulce llamado de la podre- tapir de "semvergonha muito suja" ["sinvergüenza muy sucia"] (R'i-
dumbre. Al recorrer rápidamente el grupo de los mitos "con rana" no beiro 2) p. 134). Aun entre nosotros, ¿acaso el lenguaje popular no ta-
teníamos en efecto más que una intención: establecer la realidad de una cha de "suciedad" a una mujer así? Ahora, las mujeres cebadas de tapir
serie paraculinaria cuyos términos son el humo de resina, el humo ne- (por arriba o por abajo, según las versiones) se vengan transformándose
gro d~ u~a cocina grasienta ~n de~asía, la suciedad del cuerpo humano en peces. Medio vegetal de pesca en ciertos mitos (Mua), se vuelven
y el timbó. Para que esta serie se cierre sobre sí misma basta con admitir objeto animal en otros.
que la "rana" de MU3 es el cunauaru. La rana del mito mata los ani- Entremos ahora (in detalles. Los dos tipos de mito se corresponden
males perseguidores a flechazos. El cunauaru proyecta, a un metro de con precisión. El marido de Ml(.1 es un mal cazador. Las amantes del
distanc~a, una se~e~i6n cáustica e inodora que en Contacto con la piel tapir descuidan la cocina y sus hijos. En la versión rnundurucú del mito
detennma la aparición de una picadura que descubre la dermis (Cher- del tapir seductor (MIlso) la heroína tiene tal urgencia de irse con su
mont de Miranda, arto "cunauaruvj . Es, pues, a la vez, un productor amante que olvida dar de mamar a su crío. El niño se cambia en pájaro
de resina y de veneno.e y se va volando."
Por otra parte, ¿c6mo comprender en MUlI el episodio del marido inco-
modadc que encuentra un tropel de monos y trepa al árbol para inten-
tar atrapar por la cola a una hembra que exclama "¡Suelta! ¡es frágill",
Volvamos al veneno de pescar, cuyo origen traza el mito vapidiana (Mu~)
en vista de lo cual el hombre empuña el rabo de un macho, que ~;C
de una manera muy esquemática. A pesar (o a causa) de su pobreza,
vuelve y le muerde la nariz; cómo comprender esto, decimos, sin refe-
esta versión es inapreciable porque proporciona un intermediario entre
rirse al tapir seductor que las mujeres encuentran al bañarse (Mundu-
. 6 "Cuando se .agarra este animal, de sus oídos escapa un liquido blanquc- rucú, Kayapó; Apinayé, con transformación tapir-e cocodrilo) , al pie de
CInO. Por descuído me puse un poco en la cara espantando a los mosquitos, un árbol (Kraho) o ll\mando desde lo alto de un árbol (Tupart) , y
y sentí un dolor abrasador. A la mañana siguiente las marcas se habían pues- acerca de cuyo enorme pene insisten tantas versiones? Para validar esta
to negras y unos dí~ más tarde toda la piel se me cayó." (Schomburgk. vol. interpretación basta con considerar a qué especie pertenecen los monos
11, p. 335.) De Ooeje (pp. 48, 127"128) tuvo el mérito de advertir que el de MH3. Son, especifica el mito, monos "prego", en portugués "macaco
cU~lauaru plante~ un pro?lema. Pero no ha comprendido las razones que ex"
plícan que el animal mítico sea un amo de la caza y que el animal real sea
utilizado como talismán para la caza. Semejantes razones suponen toda la pro- 1 Comparar con MB:
blemática indígena del veneno. Cf. más adelante, pp. 273 ss. y 313 ss. En apoyo se j~lllSO: mujeres mudadas en peces; madre (agua)jhijo (cielo).
comparará MU Il con los dos mitos de la Guavana "con cunauaru" en Roth I 1M5 : peces ["mudados"] en mujer; madre (agua)jhijo (tierra).
pp. 213-215. variantes por su parte de MlT'l' del que nos ocuparemos más aba~ Se recordará también que en MJ el seductor de la mujer de Baitogogo es un
JO (p. 304). hombre del clan del tapir.
264 LA ASTRONOM!A BIEN TEMPLADA PIEZA CROMATICA 265

prego"~ mono de clavo; designación explicada por la erección casi cons- Entonces hizo que la enterrasen en el jardín y de s1;1 cuerpo
tante de un pene cuya extremidad está aplanada como la cabeza de un brotaron todas las plantas ... (Murphy 1, p. 91. Una versión nota-
clavo. Por lo que a indecencia toca, pues, el mono prego es un homó- blemente diferente del mismo mito en Kruse 2, pp. 619·621 Y 3,
logo del tapir, tal como lo confirman glosas indígenas: los Tuparí, que pp. 919-920, será discutida en otro contexto, en el segundo tomo
ni siquiera durante el baño se quitan un estuche peniano particular- de esta investigación.)
mente estricto, comparan a los civilizados, que se bañan desnudos, ex-
poniendo el pene, "con tapires y monos" (Caspar 1, p. 209) . . o sea que el veneno de pesca está comprendido e? la cat~goría d~ los
Los hombres matadores del tapir hacen comer su carne a mujeres o alimentos vegetales; pero es, por decirlo así, un ahmen.to mcomes~Ible.
niños; o bien administran el pene a la mujer culpable (MlI!O a M1116). Los Ahora bien, entre los Ofaié existen dos variantes del mito concerniente
monos, matadores del marido, le cortan la pierna y se la ofrecen a su a la unión de un ser humano y un tapir, que ofrecen interés par-
mujer a modo de caza (M14l1); COmo para mejor aislar el sentido propio, ticular por estar, más directamente que las demás, l.igadas a temas ali-
esta trasposición metafórica sigue a tres más: mono hembra a quien atra- menticios y vegetales y porque al pasar de una varrante a la otra los
pan por la cola "demasiado frágil", mono macho que sufre el. mismo sexos de los participantes respectivos están invertidos. ..
trato y que responde mordiendo la nariz del cazador... En el CIclo del En una (MlIlS) se habla de un joven que se casa con una mUjer tapIr
tapir seductor las mujeres se hacen disyuntas de los hombres, sea vol- que le da una hija (versión muy próxima por consiguiente a ~a de los
viéndose peces en el fondo del agua (M 1l1O, MlIi1, Mas, MUIt-), sea fundando Vapidiana, Mm). Retorna a establecerse entre los suyos e?,phcándoles
un poblado lejano (M IM, Mll1l1). En el caso del mito mundurucú sobre que gracias a los tapires podrán, COmo él, mantenerse con alimentos pro·
el origen del timbó (Mus) persiguen, con la huida, la disyunción, en digiosos (lo cual remite a los mitos de la Guayana M 1l ' ~ M l111, en los que
tierra, de los monos y otros animales del bosque que las persiguen. La el tapir es el amo del árbol de la vida). Pe.ro l.as mujeres r:o soportan
mujer de M1t3 no llega a ser el timbó que mata los peces; en virtud de la presencia de los tapires, que saquean los jardínes y ensu~lan los sen.
su falta vuelve a ser la mujer cuyo papel se reduce a recoger los peces deros. Son jardineras demasiado escrupulosas (en las. verslOn~s tacana
que no mata. Las amantes del tapir quieren ser peces; pero, pescadas es el hombre el que se revela como un gourmet demasiado delicado: d.
por los hombres, se vuelven a transformar en mujeres. Hissink-Hahn, p. 297). Descorazonados, el homb~e y su famili~ tapir
No es sorprendente que un mito del origen del timbó sea con~truido desaparecen. Para siempre la humanidad estará pnvada de los ahmentos
por inversión de un mito del origen de los peces. Éstos son un alimente prodigiosos (Ribeiro 2, pp. 128-129) .
y aun, cuando se pescan con timbó, un alimento excepcionalmente abun- La segunda versión (M l GD) evoca el tiempo en que los hombres no l;a.
dante.e En cuanto al timbó, un mito mundurucú lo sitúa con precisión dan más que cazar, pues las mujeres cargaban con todos los trabajos
al borde del campo semántico que agrupa todos los productos alimenti- agrícolas. No obstante, una india descuidaba su jardí~ y se negaba a .los
cios: medio para el alimento, sin ser alimento él mismo: deseos de su marido. Éste la vigila y descubre en medio de la plantaCl?n
una baña de tapir llena de boñiga. Allí se reúne cada día la mUJer
con su amante, al que, por lo demás, parece más urgida de satis~acer con
M u T• Mundurucú: origen de la agricultura. buena cocina que con caricias. Ayudado por su cuñado, el mando mata
En otro tiempo no había ni jardines ni plantas cultivadas. al tapir cuyo pene logra conservar la mujer para procurarse placeres
A una vieja la atosigaba su joven sobrino que tenía hambre y solitarios. La sorprenden, incendian su choza mientras se está bañando,
reclamaba alimentos agrícolas, que no existían todavía. el pene es enteramente consumido. La mujer muere de melancolía (loc.
Ella hizo desmontar y quemar un rincón del bosque e instruyó cít., pp. 133·135). . . . .
a los hombres acerca de todo lo que brotaría: el maíz, las batatas, La primera versión concluye, pues, con una denegación alimenticia, la
la caña de azúcar, los plátanos, la mandioca dulce, la cara y la segunda con una denegación sexual. Consideremos m.ás de cerca el as-
macaxcira, los melones, los caju, las vainas de inga, los frijoles ... pecto alimenticio, en las versiones en que sobre~ale mejor.
y a propósito de cada planta decía cuándo habría que recolectarla,
cómo cocerla y cómo sazonada. Los mitos vapidiana y arekuna acerca del ongen del veneno de pesca
Pero dijo también que el timbó (veneno de pescar) era venenoso relatan cómo fue procurada a los hombres una sustancia incomestible
y que no podía comerse. Los hombres deberían arrancarlo, ma- (aunque corresponda a la categoría de los alimentos) y vegetal.
chacarlo en agua e invitar a todo el mundo a compartir los peces La primera versión ofaié cuenta cómo fue dene~ado a los hombres un
muertos, que sí podrían ser comidos. alimento vegetal prodigioso, supremamente comestible.
Los mitos sobre el origen de los peces narran cómo fue procurada a
8 "La eficacia de esta técnica de pesca es notable. Mi esposa y yo participa- los hombres una comida animal y comestible, función ella misma de un
mos en una pesca... que reunía a 100 personas originarias de varios pueblos. alimento vegetal incomestible (el timbó), que procura la otra en canti-
La cantidad de peces muertos alcanzó dos toneladas." (Murphv 2, p. 59.) dades prodigiosas.
266 LA ASTRONOM1A BIEN TEMPLADA PIEZA CROMATICA 267

¿Cómo calificar entonces el mito mundurucú del origen del timbó? Éste sivo (Caspar 1, p. 210). Viendo un fruto podrido y lleno de gusanos,
no es retirado sino que se deja; la denegación afecta a un veneno supre- Mair, el demiurgo urubú exclama: "¡De esto podría salir una encanta-
mo: la suciedad femenina, que se distingue de la otra por caracteres bien dora mujer!" -y el fruto se transforma en mujer incontinenti (Huxley,
particulares: es de origen animal, pues proviene del cuerpo humano; y p. 190). En un mito tacana el jaguar renuncia a violar a una india des-
su causa es al mismo tiempo cultural. puesto que la suciedad en cues- pués de olfatearle la vulva. que le parece que huele como a carne agu-
tión es la de una mujer en su oficio de cocinera. sanada (Hissink-Hahn, pp. 284-285). Un mito mundurucú ya citado (MIi8)
Bajo el aspecto alimenticio, por consiguiente. los mitos ahora compa- cuenta que después de que los animales hicieron vaginas a las primeras
rados pueden clasificarse mediante cuatro oposiciones: m~jeres. el armadillo frotó cada órgano con la punta de una nuez po-
drida: de ahí su olor característico (Murphy 1, p. 79).9
Por l~ tanto, volvemos a encontrar, pero esta vez en términos de código
M U 3: M 1 SO' etc.: anatómico, el hedor y la podredumbre, de las que ya hemos establecido
M U 4' MH~: M!~8:
pérdida pérdida del origen que connotan la naturaleza, por oposición a la cultura. Y la mujer es
origen
por doquier naturaleza. aun entre los Bororo matrilineales y matrilocales,
delJtimbó del timbó alimento de los
prodigioso prodigioso peces donde la casa de los hombres, estrictamente prohibida al otro sexo, hace
de santuario para la vida religiosa, al mismo tiempo que ofrece la ima-
gen de la sociedad de las almas para los vivos.
Comestible I incomestible - - + + Lo mismo que en estado de naturaleza la humanidad se nutría de
Animal vegetal . - + - +
Cultural rnatural - + - - madera podrida -de un alimento incomestible, pues-; lo mismo que el
Procurado/denegado. + - - + veneno de pesca e-también del orden del alimento incomestible- puede
s~r equivalente de una mugre infantil -si el niño viene de la conjunción
directa de un hombre y un animal. es decir la naturaleza- o de suciedad
f~meni?a -si tiene ést~ un origen culinario, resultante de una conjun-
Además del aspecto alimenticio, todos estos mitos ofrecen también
ción directa de la mUjer y la cultura-: pues lo mismo el hedor es la
un aspecto sexual. Como en el resto del mundo, las lenguas sudamerf-
manifesta~ión I~atural, bajo forma incomestible, de la femineidad cuya
canas atestiguan que los dos aspectos están estrechamente ligados. 1.0&
otra manifestación natural, la leche, ofrece el aspecto comestible. El olor
Tuparí designan el coito por locuciones cuyo sentido propio es "comer
vaginal es pues el correlato de la función nutricia: por ser anterior ofrece
la vagina" (küma ka), "comer el pene" (ang ka) (Caspar 1, pp. 283- su ~magen in~ertida y se puede considerar su causa, puesto que la pre-
234). Lo mismo pasa en mundurucú (Strcmer, p. 133). Los dialectos
cedió en el. tIempo. El código anatómico y fisiológico restituye así un
kaingang del Brasil meridional tienen un verbo que quiere decir indis--
eS9uem~ ~ÓgICO que antes se nos había manifestado en términos de código
tintamente "copular" y "comer"; en ciertos contextos puede ser necesa-
alimenticio, y conforme al cual la zarigüeya, congrua con la podredumbre
rio precisar "-con el pene" para evitar la anfibología (Henry, p. 146).
que consumían los hombres antes de la introducción de la agricultura
Un mito cashibo (M!&!) relata que apenas creado el hombre. pidió de podía estar en el origen de ésta (pp. 184 s.).lO Pero se trata entonces de una
comer. y el Sol le enseñó cómo sembrar o plantar el maíz. el plátano y zarigüeya virgen. En efecto, es volviéndose madre como la mujer es com-
otras plantas comestibles. Ent-onces el hombre interrogó a su pene: "y parable a la zarigüeya nutricia. Cuando no hace más que entrar en la
tú ¿qué quieres comer?" El pene respondió: "El sexo femenino." (Mé-
vida sexual, sencillamente huele mal.
traux 7, pp. 12-18.) .Todo. esto ~1 mito bororo sob~e el origen. de las enfermedades (M~) lo
Es notable. con todo, que en los mitos antes citados el código sexual aflTma. implícitamente. Se ha VISto que la Joven heroína, ávida de pes-
sea aparente sólo en sus referencias masculinas: pene del tapir explícita- cado. introductora de la muerte, es transformable en personaje de zari-
mente designado y descrito con complacencia. Cuando las referencias gü~ya cuyos atributos se han hecho variar llevándolos hasta el límite (p. 247).
son femeninas el código sexual se traslada al estado latente y se disimula BaJO este aspecto, redobla a su abuela muerta, que apestaba a su nieto
bajo el código alimenticio: medio de pesca (timbó), objeto de pesca..
(pescado), procurados; alimento prodigioso, o veneno prodigioso, per- 9.Por la misma razón sin du~a, un mito warrau co?fía al bunia, el pájaro
hediondo (antes, p. 186 s.), el CUidado de formar la vagma de la primera mujer
didos ...
(Roth I, p. 131). A la inversa, el demiurgo Makunaima dio sabor a los frutos
Para comprender esta ausencia de paridad entre los dos códigos hay
de la palmera inaja (Maximiliana regia), primitivamente insípidos, frotándolos
que tener en cuenta un hecho etnográfico. En su vida sexual los indios.
contra su pene (K. C. I, Pl'- 33 ss.).
del Brasil se muestran particularmente susceptibles a los olores del cuer- .10 Se notará que en las versiones kraho del mito de Estrella (Mili') ésta,
po femenino. Los Tuparí creen que el olor vaginal de una vieja causa. VIOlada y contaminada, envenena a sus cuñados culpables, sea con su saliva,
jaqueca a su pareja, mientras que sólo el de una mujer joven es inofen- sea con una infusión de corteza, preparado análogo al timbó.
268 LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA PIEZA CROMATICA 269
con gases intestinales y tenía así función de mofeta (d. más arriba, p. 179). podemos emprender aquí: nos conformaremos con esbozar sus comornos.u
Esta última asimilación es indirectamente corroborada por el mito de Cuando los indios de :MU5 deciden matar al tapir hembra que ha devas-
Asaré (M12I) y por la simetría que ofrece con el mito del desanidador tado sus plantaciones, el héroe -del cual el tapir es la esposa, encinta
de pájaros (M1) , que pertenece al mismo grupo que M5. La mofeta de por añadidura- los exhorta con estas palabras: "Si queréis matar ese ta-
los pedos mortíferos figura también en mitos toba y matako (Métraux 5, pir. clavadle una flecha en la axila, ¡pero no en el vientre! ... Podéis
pp. 128-129; 3, pp. 22-23). Se halla en el origen de la muerte en un matarlo, [pero no en el vientre! Podéis tirar a la cabeza o a las patas,
mito ofaié (M 75) . [al vientre nol" (K. G. 1, p. 70). Este esbozo de enumeración de las di-
Hemos demostrado el paralelismo de los animales auxiliadores que in- versas partes del cuerpo donde pueden dar las flechas, con exclusión de
tervienen en MI y en M1JU,. Observamos a la sazón que, en cada mito una sola, trae inmediatamente a las mientes un desarrollo análogo de un
también, aparece por último un cuarto personaje, no ya un simple animal mito bororo resumido al principio de este libro (M 2, pp. 54 s.) acerca
sino un pariente: abuela en MI, que actúa positivamente dándole un de cuyo interés hemos llamado ya la atención (pp. 209 ss.). Para vengarse
del indio que ha violado a su mujer, Baitogogo le dispara sucesivamente
bastón mágico al héroe; tío en MUlo, que actúa negativamente matando
varias flechas exclamando: "¡Recibe esta herida en el hombro, pero no
el cocodrilo con su fluido deletéreo, pues el tal tío es una mofeta. De
mueras! ¡Recibe esta herida en el brazo, pero no mueras! ¡Recibe esta
un mito a otro se observa así una transformación: herida en la cadera, pero no muerasl [Recibe esta herida en la nalga,
pero no mueras! [Recibe esta herida en la pierna, pero no mueras! ¡Re-
a) (MI) abuela auxiliadora (humana) ~ (M1U) tio auxiliador (animal = mofeta) cibe esta herida en la cara, pero no mueras! [Recibe esta herida en el
flanco ... y muere!" (Colb., pp. 202-203).1:2 Ahora, se recordará que la

11 Así. para elucidar la función semántica del "zorro" de MHrMH~ habrá


y como hemos demostrado igualmente que MI y M. son por su parte
que construir un grupo que explote de manera ccntrapuntístíca, pese a su sim-
simétricos, no es sorprendente que, por mediación de Ma., se verifique plicidad aparente, un número considerable de oposiciones: recluso/excluido;
ahora la transformación: alimcntadoyantíalírnentado: humano/animal; madre verdadera/ madre adopti-
va; mujer nodrizayogresa: madre/esposa; mofeta/zorra: timbó/peces:
(M,) abuela auxiliadora (humana) -->- (M.) abuela hostil (humana ee mofeta)
... ... antíalímentado por
) "'M '" recluido madre vicaria E mofeta
Sentado esto, se comprende que, en sus dos episodios sucesivos, el mito M, niño (2) ... ....... ....... .. excluido por madre huma-
del origen de las enfermedades ilustre las dos maneras concebibles, para na -antinodriza-, ávida de
una mujer, de no conducirse como madre: una manera física si se trata pescado obtenido con
timbó.
de una abuela, mujer que ha pasado la edad de la procreación, y una
manera moral, si se trata de una joven ya madre. que un apetito voraz
incita a abandonar a su hijo. La una mata metonímicamente con sus
pedos (parte del cuerpo), la otra con las enfermedades que exuda meta- M Il , -
¡niño excluido ..... . _.alimentado por ma,
dre vicaria === zorra-.. .. recogido por nodriza ani-
mal (tapir) ~ esposa. Iecun-
fóricamente. por no poder evacuar el alimento ingerido. Por diferentes
Mus da en timbó para obtener
peces.
que sean, estas dos soluciones participan de una sola y misma demostra-
ción: résrese la maternidad de la femineidad, queda el hedor,
Después de lo cual deberán seguirse las transformaciones de la "zorra" desde
Amazonia (cf. M1 O!fe . donde es una zarigüeya) hasta el extremo meridional del
continente, entre los Yamana, donde la zorra, madre adoptiva de gemelos sur-
Lo anterior no es sino un nuevo modo de administrar la "prueba por la gidos' por desdoblamiento de un nifio abandonado porque lloraba sin cesar.
zarigüeya" (pp. 172-185). Volveremos ahora al mito arekuna para consi- proyecta en seguida devorarlos; actitud que los indígenas explican por los gus-
derarlo a otros respectos que, por lo demás, siempre nos devolverán al tos necrófagos de la especie (Gusinde,1. II, pp_ 1141-1L13.).
mismo punto, o casi. 12 A propósito de otros mitos, Koch-Crünberg (r pp. 270 ss.) había subrayado
J

Comencemos por advertir un detalle que permitirá, por un camino ya el valor tópico de este giro narrativo. Sería interesante indagar si los mi-
distinto del que hemos usado. consolidar el grupo del "tapir seductor", tos que cita como ejemplo y los que comparamos desde el mismo punto de
vista podrían, también ellos, formar un grupo. Por lo demás, Colbacchíni (~,
Ni que decir tiene, este grupo merecería un estudio especial que no p. [25J, n. 2) trae varios ejemplos de empleo del mismo giro en el discurso.
270 LA ASTRONOMtA BIEN TEMPLADA PIEZA CROMATICA 271
víctima es un hombre del dan del tapir, y así también él un "tapir se. (Alouatta sp.) que dejó acecinándose para el día siguiente. Y se
d."ctor". Habíamos recurrido previamente a este argumento para rela- acostó.
Clonar y oponer Mil (mito del origen del agua terrestre y bienhechora) y Al despertar quiso comerse la mona antes de salir a cazar, pero
el mito kayapó de Bepkororoti (M"Wi) que explica el origen del agua al ver el cuerpo, cuyos pelos había quemado a la llama, sintió
celeste y maléfica y donde el tapir, como animal y como pieza de caza, repugnancia. Se encolerizó: "¿Qué me hace esta mona? ¡Tengo
es muerto, desollado y cortado de mala manera y con precipitación que hambre y no puedo comerla!" Pero la dejó en el acecinadero y se
Contrasta con el suplicio refinado que MI inflige al hombre tapir. El fue a cazar.
Por la tarde come de las piezas cazadas aquel día y dice: "Maña-
mito arekuna completa y enriquece esta comparación, pues que contiene na me comeré la mona ... " Llegado el día se repite la escena; le
un episodio del mismo tipo y que, como el mito bororo, saca a esce- basta echar una ojeada a la mona para que se le pasen las ganas
na un tapir seductor (hembra en vez de macho; y un animal en lugar de un de probarla, tan gorda y linda le parece. Después de una última
ser humano). En M UlI• por consiguiente, el tapir, que preserva su natu- ojeada a la mona suspira: "¡Si pudiese transformarse en mujer
raleza ani~al y del que -para facilitar la comparación con M. y MH~­ para míl"
puede decirse que sufre una transformación idéntica (a sí misma), es La comida ya estaba dispuesta cuando volvió de la Caza: carne,
víctima de una muerte descuidada, mientras que en M. y M Uli (que se caldo, galletas ... y también al día siguiente, después de la pesca.
oponen, e~tre ellos doblemente: macho-hembra y humano-animal) el ta- El indio se interroga, huronea: descubre al fin una linda mujer
acostada en su hamaca, que le dice ser la mona que deseara por
pir es víctima de una muerte cuidada, pero COn intenciones bien diferen- esposa.
tes puesto que se trata sea de herirlo por todas partes antes de matarlo Terminada la luna de miel, el hombre lleva a su mujer al pue-
(M~), sea (Mull) de matarlo dándose no importa donde, antes que herir- blo para presentarla a sus padres. Le toca entonces a la mujer
lo en un punto determinado (el vientre, donde el niño correría el riesgo presentar los suyos al marido: son una familia de monos cuya choza
de ser alcanzado) : está en la copa de un árbol. La mujer ayuda al hombre a trepar;
al otro día se aleja con los otros monos. Ni ella ni ellos vuelven,
y el héroe, incapaz de bajar solo, queda bloqueado en la copa del
árbol.
Mm (tapir ~ tapir) = f(muerte descuidada) Una mañana pasa por ahí el buitre real. Interroga al hombre,
que cuenta su historia y explica su difícil posición "[Espera un
M. (tapir ~ humano)= f (muerte cuidada: herir> matar) momentol" dice el buitre, esforzándose por estornudar. De la nariz
le escurre moco hasta el suelo y se convierte en bejuco. Pero éste
era tan delgado que el hombre objetó que bien podría romperse
M", (humano-->-tapir) = f( matar> herir) con su peso. Entonces el buitre recurrió al águila arpía (en por-
tugués "geoido real"), que estornudó a su vez y cuyos filamentos
de moco formaron un bejuco más grueso, por el que el héroe se
deslizó [cE. MI11l-Mll7]' Antes de abandonarlo, el águila arpía le ofre-
Para justificar este sistema de ecuaciones precisemos que el hombre del ció el modo de vengarse. Que cortara el bejuco llamado "flecha
clan tapir de M.I es reducible a una "función tapir" asumida por un hu- del águila arpía", que 10 preparase de acuerdo con sus instruccio-
mano, en tanto que el tapir hembra de Mua lo es a una "función hu- nes y que, después de haber invocado debidamente a su protector,
mana" (madre y esposa) asumida por un animal. fuera a cazar los monos guaribá.
. Pasem~s .ahora a otro aspecto de Mus (versión arekuna) y Mm (ver- Eso hizo el hombre. Todos los monos guaribá son muertos salvo
sión vapidiana} : ¿por qué el origen del veneno de pescar está vincu- uno pequeño, del que descienden los monos actuales (Frikel 1}
lado al motivo del tapir seductor? Como nos proponemos mostrar que pp. 267-269) .
tal nexo supone una concepción muy particular del lugar de los venenos
vegetales en el sistema de los seres, introduciremos de antemano un nue- Mucho habría que decir acerca de este mito. En efecto, el veneno de
vo mito: el. del origen del curare, que es un veneno de caza y no de caza (y otrora acaso de guerra) de los Kachúyana se extrae de un bejuco.
pesca. Proviene de una pequeña tribu de lengua caribe establecida en el Su preparación exig-e una larga abstención de todo contacto, directo o
curso medio de los ríos Trombetas y Cachorro: indirecto, con el cuerpo femenino. De ahí que se encargue con frecuen-
cia a jóvenes solteros. Los indígenas tienen al águila arpía por el más
Mm. Kachúyana: origen del curare. poderoso brujo del más allá.ta Por último, y pese a que el veneno sirva

Había una vez un joven soltero que vivía lejos de los suyos, en 18 "Allá arriba está toda la ciencia del buitre", dicen los indígenas de Surí-
una choza aislada. De vuelta de una caza particularmente fructuo- nam para explicar el lugar concedido a esta ave en sus mitos (Van Ccll, p.
sa, coció todas las piezas y se las comió, salvo una mona guaribá 482). Las águilas verdaderas (Aquifa) no existen en el Brasil, donde el término
272 LA A5TRONOM1A BIEN TEMPLADA PIEZA CROMATICA 273
hoy día principalmente para cazar los roonos coaté (cuya carne es más cuello, en las piernas. en las orejas. en los testículos, debajo de los bra-
apreciada y que son consumidos ritualmente), es con un pincel de pelos de zos, por todo el cuerpo" (K. G. 1, p. 69); para ella la serpiente venenosa
guaribá -que son monos barbudos- con lo que los indígenas untan es una parrilla de tostar las galletas de mandioca. el perro es una ser-
de veneno sus flechas (loe. cít., pp. 269-274). Esta especie parece doble- piente venenosa... El héroe. kachúyana está obseso por la apariencia
mente marcada desde los puntos de vista del veneno y de la podredum- humana del cadáver ahumado de una mona.
bre. Lo mismo que los otros monos, los guaribá son cazados normalmente Así que no basta con decir que en estos mitos la naturaleza, la anima-
con flechas envenenadas. Pero "aun gravemente herido el bugio [=gua- lidad, se invierten en cultura y humanidad. La naturaleza y la cultura,
t-iba] se queda enganchado al árbol, con el cuerpo en el vacío y suspen· la animalidad y la humanidad se vuelven en ellos mutuamente permea-
dido por la cola. Hasta se dice que puede permanecer así varios días y bles. Se pasa de un reino a otro reino libremente y sin obstáculo: en
que sólo cae cuando está medio descompuesto" (Ihering, vol. 33. p. 261). vez de que exista un foso entre los dos. se mezclan hasta el punto de que
Hace falta. pues, que el guat-ibá esté podrido para que ceda al veneno. cada término de uno de los reinos evoca en el acto un término correspon-
a la inversa de la zarigüeya de los mitos ge que, podrida o contaminada, diente en el otro, propio para significarlo como él lo significa a su vez.
se vuelve ella misma veneno. En cualquier caso, y para no alejarnos de Ahora bien, este sentimiento privilegiado de una transparencia recí-
nuestro fin, que es desprender los caracteres comunes a los mitos de ori- proca de la naturaleza y la cultura. que traduce poéticamente la conduc-
gen de los venenos vegetales, nos quedaremos sólo con algunos aspectos ta del héroe hambriento de Mal -y sin embargo incapaz de consumir
de un problema complejo. una pieza de caza cuya' forma sugiere la de la graciosa esposa que le fal-
Salta a la vista un primer carácter: el veneno siempre proviene de una ta-. ¿no podría ser inspirado con propiedad por determinada concep-
inmundicia corporal: mugre femenina (M Ha) , mugre infantil (l\.'fut a ción del veneno? Entre naturaleza y cultura el veneno opera una suerte
Mlj~), moco (Ml61, donde se ve nacer dos especies de bejuco del moco de de cortocircuito. Es una sustancia natural que. como tal, viene a inser-
los pájaros protectores, aunque -reconozcámoslo- nada indique que la tarse en una actividad cultural: caza o pesca. y que la simplifica en ex-
especie venenosa tenga el mismo origen). Además esta suciedad es hiper- tremo. El veneno mejora al hombre y los medios ordinarios de que die-
bólica en los principales mitos: resulta de una actividad culinaria des- pone, amplía su gesto y anticipa Sus efectos, actúa más de prisa y con
mesurada (Mua); pertenece a un niño doblemente "natural" (nacido fue- mayor eficacia. Sería comprensible, pues, que el pensamiento indígena
ra del matrimonio, hijo de un animal: Mm), O a un pájaro amo del ve- viese en él una intrusión de la naturaleza en la cultura. La primera in-
nena cuyo moco es descrito (por oposición al de otro pájaro) como Pet- vadiría momentáneamente a la segunda: durante unos instantes se desen-
ticularmente copioso (Mm). volvería una operación con junta, en la que sus partes respectivas se vol-
Sobre todo, se diría que para llegar al veneno los mitos deben todos verían indiscernibles.
pasar por una especie de desfiladero cuya estrechura acerca singularmen- Si hemos interpretado correctamente la filosofía indígena, el uso del
te la naturaleza y la cultura, la animalidad y la humanidad. veneno aparecerá como un acto cultural. directamente engendrado por
La mujer mundurucú (M lt.1) se pone bajo la protección de una rana. una propiedad natural. En la problemática india el veneno definiría así
y le sirve como cocinera, es decir en capacidad de agente cultural. El un punto de isomorfismo entre naturaleza y cultura resultante de su
héroe arekuna (M145) se deja seducir por un tapir hembra; el héroe ka- compenetración.
chúyana (M,«) por una mona. Por doquier la naturaleza imita al mun- Ahora, este ser natural que se manifiesta sin mediador en el proceso
do de la cultura, pero al revés. La cocina que exige la rana es contraria de la cultura, pero para alterar su curso, ofrece la imagen misma del
a la de los hombres puesto que ordena a la heroína desollar las piezas. seductor, descrito exclusivamente como tal. En efecto. el seductor es un
poner la carne sobre el acecinadero y las pieles en la lumbre, lo cual es ser desprovisto de estatuto social en relación con su conducta -de no ser
actuar contra el buen sentido: se acecina, en efecto, el animal en su piel, así no sería exclusivamente un seductor- y que actúa por la sola virtud
y se mantiene un fuego lento de leña debajo.te Con el mito arekuna este de sus determinaciones naturales: belleza física, potencia sexual. para sub-
carácter de mundo al revés se acusa más aún: el tapir hembra cubre a su vertir el orden social del matrimonio. También él, por consiguiente,
hijo adoptivo de garrapatas en vez de perlas: "Se las puso alrededor del representa la intrusión violenta de la naturaleza en el corazón mismo de
la cultura. Con esto se comprende que el veneno de pescar pueda ser
"gmJiáo real" designa generalmente una de las cuatro especies de águila arpía, hijo de un tapir seductor, o a lo menos de una seductora. Pues la so-
es decir dos especies del género SpiZlletus (llamadas también "gaviiío pega- ciedad humana, que es ante todo una sociedad de hombres, recusa la
macaco") y Morphnus guianensis y Thrasaetus harpyia, cuya envergadura pue-
de alcanzar dos metros (Ihering, arto "harpía"). paridad entre la seducción de una mujer por un hombre y la seducción
14 Falta este episodio en la versión Kruse 2 de Mus. donde todos los térmi-
de un hombre por una mujer. Si la oposición entre naturaleza y cultura
nos están corridos del lado de la humanidad: los monos son niños transfor- es superponible a la que hay entre hembra y macho. como es el caso
mados, la rana un brujo con forma humana pero cuya voz característica trai- prácticamente en el mundo entero y, en todo caso. en las poblaciones
ciona la verdadera naturaleza. Cf. anteriormente, pp. 257 s. aquí consideradas, entonces la seducción de una humana por un animal
274 LA ASTRONOMtA BIEN TEMPLADA PIEZA CROMATICA 275

macho no puede tener más que un producto natural según la operación: Como prueba, el enor cometido por la heroína mundurucú de ~1'"
Hubiese conservado su preciosa toxicidad fisiológica, de haber mantenido
a) naturaleza + naturaleza = naturaleza la mirada dirigida río arriba, de tal suerte que le fuera imposible ver
los peces vivos aún a su alrededor:. si hubiera respetado, pues, el p~in.
ciplo de asignación de los emplazamientos de pesca a los dos sexos. VIOla
y por consiguiente las mujeres seducidas por un tapir se volverán peces,
este principio volviéndose río abajo para ver morir .los pe~s, puesto q~e
mientras que la seducción de un hombre por un animal hembra satisface
los hombres, que están río arriba entre los peces VIVOS, muan río abajo.
la operación:
en tanto que las mujeres otean río arriba buscando los peces muertos
b) cultura + naturaleza = (naturaleza :s cultura) que bajan por el agua. Usurpación de papel que acarrea una triple con-
secuencia: la transformación del veneno de animal en vegetal, de cultu-
con el veneno de pesca como producto: ser mixto y de sexualidad am- tal en natural, de bien femenino en bien masculino.
bigua, que el mito arekuna (M u G) describe con el aspecto de un niño, Se advertirá asimismo que la ecuación
macho sin duda pero cuyos testículos no han alcanzado la madurez y no
[Planoemptrico]
engendrarán más que una variedad débil de veneno. Pero que las dos b) (hombres: mujeres: : río arriba: río abajo)
operaciones pertenezcan al mismo grupo es cosa que se desprende clara-
mente del hecho de que en la primera las mujeres no se conviertan en subsiste, a costa de un refuerzo de las dos oposiciones, en el mito arekuna
un animal cualquiera. Como peces, restablecen con el timbó una rela- (M14.5) en que se confrontan no los hombres y las mujeres sino los huma-
ción de complementariedad. Son la materia de su accíón.as nos y los pájaros piscívoros. Éstos son a los humanos como, en la pesca,
La técnica de la pesca respeta también la complementariedad mítica, Ias mujeres a los hombres, puesto que otro mito de la Guayana describe
puesto que los hombres y las mujeres satisfacen funciones distintas. Los los pájaros acuáticos en estos términos: "todos los pájaros que viven hoy
primeros tienen un papel activo, preparan y manipulan el timbó y hacen en día al borde de las aguas estancadas, en el limo, alimentándose de
frente a los peces vivos. El papel de las segundas es pasivo; consiste en pescado y de carne descompuesta" (K: G, 1, p, 2~2): El pájaro tuyuyu
agruparse río abajo para esperar la llegada de los peces muertos arras- (nombre amazónico del género Mycterta, llamado jabirú más al sur) , que
trados por la corriente y que las mujeres se limitarán a recoger.ie Es desempeña, como embajador de los pájaros acuáticos, un papel fatal en
decir: MUII, personifica una especie cuyos representantes se precipitan por mi-

llares después de las crecidas para devorar los peces varados en tales can-
[Plano ntltieo] [Plano empiTieo] tidades que a falta de pájaros -tal se cree- la atmósfera sería infe~tada
{M u .) mujeres hombres mujeres por la corrupción orgánica (Ihering, vol. 56, pp. 208·209). Los pájaros,
pecelJ : timbó
, -peces
-- que esperan que los peces estén muertos para comérselos, son pues trans-
formables en las mujeres que, en la pesca, esperan a que los peces estén
muertos (por el trabajo de los hombres) para apoderarse de ellos, El
El quiasma resulta del hecho de que en el plano mítico la transformación episodio en que los pájaros exigen que la pesca se realice en agua pro-
de las mujeres en peces es realizada activamente, la del niño en timbó funda .se explica mediante la transformación:
sufrida pasivamente, en tanto que en el plano empírico la actividad es
cosa de los hombres, y la pasividad de las mujeres. e) (hombres/mujeres): (rio arrtbarrtc abajo):: (humanosjpájaros)»: (ria/estanque
al pie de la cascada)
16 Que el veneno de pescar sea hijo del tapir explica una singular creencia
sobre las costumbres de este animal: "Cuando encuentra estanques bien po-
blados suelta sus excrementos, se zambulle, los bate con las patas; los peces Esta última ecuación es importante porque permite demostrar que la
engolosinados acuden al olor, comen, se embriagan, flotan y son pasto del ta- pérdida del timbó de origen humano tiene la misma causa en M U II que
pir. Los criollos, en vista de su astucia, lo esperan a la orilla de los estanques en Mu.s. Aquí la mujer del timbó pierde su poder por haberse f\uesto
y se llevan los restos de su festín:' En efecto -c-explícan.c, "su excremento Pe- -culpa suya- en posición masculina. Allá el niño del timbó muere por
recido al del caballo es embriagante para los peces, que tanto le gustan" (Pi- haberse puesto -por culpa de los pájaros, transformación de las mujeres
tou, vol. 11, p. 44). Sorprendente ejemplo de desnaturalización de lo real, bajo pescadoras- en posición baja (al pie de la cascada), congrua con el río
la influencia de un mito incomprendido.
abajo, que es la posición femenina. Esta inversión de un esquema común
16 ef. por ejemplo este episodio de un mito mundurucú: "Al quinto día
a los dos mitos va acompañada de una inversión de sus respectivas con-
Perisuát encontró una pareja de jaguares que pescaban con timbó. El marido
estaba más arriba, dedicado a disolver el timbó, la mujer estaba do abajo para clusiones: pérdida del timbó extraordinario (Mus), origen del timbó or-
recoger el pescado." (Murpby z, p. 99. Cf. también Kruse 2, Pp- 644-645.) dinario (MU5).
276 LA ASTRONOMtA. BIEN TEMPLADA PIEZA CROMATICA 2TI

Retornemos a la problemática del veneno. El mito arekuna atribuye matanza de una población. Del examen de estos dos mitos hemos infe-
su origen a la intervención del arcoírís, y hemos sugerido (pp. 245 ss.) que rido (pp. 55-61) que el tránsito de la naturaleza a la cultura correspon-
la heroína del mito bororo sobre el origen de las enfermedades (M~), glo- de en el pensamiento indígena al de 10 continuo a 10 discontinuo.
tona de peces pescados con timbó, podría estar relacionada con dicho Ahora bien, la problemática del veneno de pesca nos ha sugerido que
fenómeno meteorológico. Es en efecto madre de las enfermedades, y he- ésee reside, desde un punto de vista semántico, en un sitio donde el paso
mos establecido que en América tropical entera éstas son imputadas ge- de la naturaleza a la cultura se verifica sin solución de continuidad, o
neralmente al arcotrís, al menos cuando cobran una forma epidémica. casi. Digamos que en la noción que los indígenas tienen del veneno de
Intentemos profundizar en esta concepción. origen vegetal el intervalo entre naturaleza y cultura, que existe sin duda
A diferencia de la vejez, de los accidentes y de la guerra, las epidemias siempre y por doquier, está. reducido al mínimo. Por consiguiente el ve-
abren enormes vados en la trama demográfica. Eso tienen en común neno de pesca o de caza puede ser definido como un continuo máxi~o
con el veneno de pescar, que como hemos visto hace en las poblaciones que engendra un discontinuo máximo o, si se prefiere, como una unión
de los ríos estragos que no guardan proporción con los resultados que se de la naturaleza y de la cultura que provoca su disyunción, ya que una
pueden obtener por otros medios. Esta conexión entre enfermedad y participa de la cantidad continua, la otra de la cantidad discreta.
pesca con veneno no es especulativa, puesto que constituye el argumento No es por lo tanto una casualidad que el mito arekuna (MuG) sobre
de un mito de la Guayana: el origen del veneno de pesca incluya un episodio -que volveremos a
considerar y que aquf sólo recordaremos brevemente- que atribuye a la
MllIs. Caribe: origen de las enfermedades y del veneno de fragmentación del arcoíris la discontinuidad anatómica de las especies
pescar. vivas, es decir el advenimiento de un orden zoológico que, como el de
En los tiempos antiguos los hombres desconocían la enfermedad, los otros reinos, asegura a la cultura poder sobre la naturaleza (L.-S. 8, 9;
el sufrimiento y la muerte. No había disputas. Todo el mundo passim). Detrás de esta yuxtaposición de temas en apariencia ajenos en-
era dichoso. Los Espíritus del bosque vivían entonces en la socie- tre sí se columbra confusamente el funcionamiento de una dialéctica de
dad de los hombres. los intervalos grandes y pequeños o, por recurrir a términos cómodos del
Un día uno de ellos, que había adoptado la apariencia de una lenguaje musical, de lo diatónico y de lo cromátic~ '. Ocurre tod~ co~o
mujer amamantando a su pequeño, visitó a los indios, que le ofre- ei el pensamiento sudamericano, resueltamente peSImIsta por su msprra-
cieron un guisado tan caliente y tan picante que la mujer sobre- cíón, diatónico por su orientación, prestase al cromatismo una especie de
natural se quemó "hasta el corazón". Pidió agua pronto, pero su
huéspeda malintencionada pretendió no tener. El Espíritu corrió malevolencia original, tal que los grandes intervalos indispensables en la
entonces a calmarse al río, dejando el niño en la choza. En cuanto cultura para que exista y en la naturaleza para que resulte pe~sable para
salió, una mala mujer lo echó a la olla que hervía sobre el fuego. el hombre no pudieran resultar más que de la autodestrucción de un
De vuelta a la choza, el Espíritu buscó por todas partes a su niño continuo primitivo, cuya potencia siempre se hace sentir en los .contados
y cuando al pasar junto a la olla removió maquinalmente el guiso puntos en que ha sobrevivido: sea en provecho del hombre, bajo la for-
con el cucharón, vio el pequeño cadáver que subía a la superficie. ma de los venenos de los que éste se ha vuelto dueño; sea contra él, en el
Hecha un mar de lágrimas, agobió a las indias de reproches y les
arcoíris que no puede controlar.
anunció que en adelante, y para que llorasen como la habían hecho
llorar a ella, sus hijos morírían. Asimismo, las mujeres sufrirían El cromatismo del veneno es de orden ideológico, ya que toca a la
los dolores del parto. Por lo tocante a los hombres, no les bastaría noción de un intervalo muy pequeño entre la naturaleza y la cultura.
ya vaciar los cursos de agua con sus calabazas para recoger pescado, El del arcoíris es empírico y sensible. Pero si, en la línea de las consi-
y volverlos a dejar llenar para que los peces abundasen. En ade- deraciones precedentes, pudiera admitirse que el cromatismo, en tanto
lante tendrían que trabajar, fatigarse y esforzarse para envenenar que categoría del entendimiento, implica la aprehensión consciente o
los estanques con raíces. Finalmente el Espíritu del bosque mató a inconsciente de un sistema coloreado, ciertas reflexiones de Jean-Jacques
la mujer culpable y ofendió a los niños insultando groseramente la
memoria de su madre. Como los Espíritus tienen horror a ese tu- Rousseau acerca del cromatismo adquirirán interés incrementado: "Esta
bérculo, no desapareció hasta que se pronunció la palabra "batata" palabra proviene del Griego XQOO¡.Ul que significa color, sea porque los
(Roth 1, p. 179. Para el análisis de este mito, véase más adelante, Griegos marcasen este Género con caracteres rojos o diversamente colo-
pp. 302 ss.) . reados, sea -dicen los Autores- porque el Género cromático está en me-
dio de los dos otros, como el color está entre el blanco y el negro; o, según
Los mitos bororo (M G) y kayapó (Muo) acerca del origen de las en- otros, porque este género varia y embellece el Diatónico mediante sus
fermedades hacen de un poblado, ocupado en una partida de pesca semi-Tonos, que hacen, en la música, el mismo efecto que la variedad
colectiva, la víctima, colectiva igualmente, de la primera epidemia. Dos de los colores hace en la Pintura" (Dictionnaire de Musique, arto "chro-
mitos boraro (Mi, M~) subordinan el advenimiento de la cultura a la matique") .
278 LA ASTRONOMIA BIEN TEMPLADA

Apenas es necesario subrayar que, al igual que G. Rouget (que ha


planteado magistralmente el problema del cromatismo primitivo en un
reciente articulo). tomamos este término en la acepción muy general de
empleo de intervalos pequeños, que abarca el sentido griego y el mo-
derno, diferentes en otros respectos. y que preserva la significación CO~
mún que la palabra cromatismo puede tener en música y en pintura. QUINTA PARTE
Seguiremos citando a Rousseau para mostrar que la concepción sudame-
ricana del cromatismo (pensado primero en términos de código visual)
nada tiene de extravagante ni de exótico, puesto que desde Platón y
Aristóteles los occidentales muestran hacia él (pero esta vez en el plano
musical) una desconfianza parecida y le atribuyen la misma ambigüedad
e-asociándolo, como hacen los indios del Brasil con el arcoíris, al sufrí-
miento y al duelo: "El Género Cromdtico es admirable para expresar el
SINFONíA RúSTICA EN TRES
dolor y la aflicción: sus Sonidos reforzados, al ascender, arrancan el alma.
No es menos enérgico descendiendo; se creería entonces escuchar verda-
MOVIMIENTOS
deros gemidos ... Por lo demás, cuanto más energía tiene este género,
tanto menos debe ser prodigado. Parecido a esos manjares delicados cuya
abundancia no tarda en repugnar, tanto como encanta, manejado con
parsimonia, se vuelve repulsivo cuando se le prodiga" (loe. cit.). A lo Pero también ves claro que no son cuentos
cual Lírtré, que cita el principio del artículo de 'kousseau, añade: "En 1" que harto se parczcan a las fábulas vagas Y'
conversación, lo cromático significa pasaje lánguido, blando, quejumbro- vanas ficciones que los poetas y otros fabu-
so" (art, "chromatique"). losos escritores forjan a placer, ni más ni
menos que las arañas que por sí mismas,
Éste es el lugar de recordar que en la Guayana el arcoíris es desig- sin materia ni sujeto alguno. hilan y tejen
nado por el nombre de la zarigüeya. Un razonamiento muy diferente del sus telas, y así es aparente que contienen
que perseguimos en este momento nos había conducido a ver en esta accidentes y memorias de algunos inconve-
asimilación el efecto del intervalo muy exiguo que, en el personaje de la nientes: así como los Matemáticos dicen que
zarigüeya tal como los mitos la conciben, distingue funciones lógicamente el arcotris es una apariencia solamente de di-
opuestas: la de donador de vida y la de donador de muerte (p. 247) . Por versa pintura y color, por la refracción de
consiguiente la zarigüeya es, también ella, un ser "cromático". ¿Acaso nuestra vista contra una nube: también esta
no administra, por añadidura, veneno a sus seductores en MIl!I. y no es fábula es apariencia de alguna razón que
ella veneno en los otros mitos del mismo grupo? replica y remite a nuestro entendimiento a
la consideración de alguna otra verdad.
No llegaremos a sugerir que Isolda sea reducible a una "función zari-
güeya". Pero que el análisis de mitos sudamericanos nos haya llevado
a hacer del veneno de pesca o de caza una variante combinatoria del PLUTARCO. De tsís y Osiris; t raducldo de la
seductor, envenenador del orden social, y que entre naturaleza y cultura versión de Amyot: § x.
uno y otro hayan aparecido como dos modalidades del reino de 105 in-
tervalos pequeños, no puede menos de convencer de que el filtro de amor
y el filtro de muerte son intercambiables por razones distintas de las
extraídas de la simple oportunidad, y hace reflexionar acerca de las cau-
sas profundas del cromatismo del Tristán.
1

DIVERTIMIENTO SOBRE UN TEMA POPULAR

RETORNEMOS ahora al mito de referencia y determinemos nuestra posi-


ción. ¿Dónde 1).05 encontramos?
Hemos establecido que los mitos bororo (MI y M~) Y ge (M1 a M u)
pertenecen a un mismo grupo, y que es posible pasar de un mito a otro
mediante ciertas transformaciones. La principal de éstas cae en el plano
l. Divertimiento sobre un tema popular etiológico ya que mitos cuyo héroe es, parecidamente, un desanidador de
pájaros se presentan ora como mito sobre el origen del agua (MI)' ora
H. Concierto de jidjaros 2~5
como mitos sobre el origen del fuego (1\11 a M12). Los Bororo ilustran
el primer caso, los Ce el segundo. Aunque hay que recordar que no se trata
IlI. Bodas de no importa qué fuego, ni de no importa qué agua. El fuego es el del
3'3 hogar doméstico, y el agua la que apaga los hogares domésticos, en Ior-
ma de tempestad y lluvia.
Esta oposición es cortada por otra. En todos los mitos el éxito del
héroe durante una expedición que lo conduce sea al reino de las almas,
dueñas del agua (Bororo), sea a casa del jaguar, dueño del fuego (Ge) ,
está directa o indirectamente subordinado a ciertas precauciones tocantes
al ruido: no provocar ruido, no ser provocado por el ruido; digamos,
para simplificar, una conducta de mutismo o una conducta de sordera.
Aun el mito sherenté (Mu) en el que este motivo está aparentemente
ausente alude a él al final, como por una suerte de arrepentimiento: de
vuelta al pueblo, portador de carne asada, expuesto a las preguntas de los
suyos, el héroe se hace el sordo pretendiendo que la carne simplcmen-
te se ha cocido al sol (p. 77). Su conducta de sordera hace juego así con
la conducta de mutismo del héroe bororo, en tanto que el héroe apinayé
(Ms) tiene oído demasiado fino (oye el llamado de la madera podrida) y
el del mito timbirá (MIO) hace demasiado ruido al comer. En esta pers-
pectiva la línea de demarcación se corre y atraviesa el grupo ge, dejando
a un lado los mitos bororo y timbirá (conducta de mutismo más o me-
nos eficaz) y al otro los mitos apínayé y sherenté (conducta de sordera,
más o menos eficaz también) .
Negativamente y positivamente todos los mitos se refieren al origen
de la cocción de los alimentos. Oponen esta manera de alimentarse a
281
282 SINFONíA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS DIVERTIMIENTO SOBRE UN TEMA POPULAR 283
otras: la de los carnívoros, comedores de carne cruda; la de los carroñeros, nuevo matrimonio de los viudos; maridos golpeados por su mujer; mu-
devoradores de carne corrompida. Pero -y aquí está la tercera diferen- chachas que abandonan un enamorado bien visto por la opinión a favor
cia- los mitos recuerdan diversas formas de canibalismo: aéreo (los Ul'U- de un pretendiente más rico, demasiado viejo o extraño; muchachas que
búes) y acuático (las pitañas) en el mito bororo; terrestre en los mitos gc, llevan una vida desordenada; novias encintas que se casan de blanco;
pero en tal caso ya natural, dirigido a la carne cruda (animal carnicero), muchachos que se "venden" a una mujer por su dinero; mujeres casadas
p sobrenatural, dirigido a la carne cocida (ogresa apinayé) . adúlteras; chicas que tienen un hombre casado por amante; maridos
Después de este repaso podríamos dar por terminada nuestra tarea si complacientes; matrimonios que violan los grados prohibidos. Según Du
110 subsistieran dos dificultades.
Cange existiría una posibilidad de rescate pagando un derecho de como
En primer lugar, ¿por qué los BOTara vinculan el origen de la tem- pensación al Abate de la Juventud. En la mayoría de los casos, señala
pestad y de la lluvia (el antifuego) a las consecuencias de un incesto,
Van Oennep, es al hombre más bien que a la mujer a quien se hace la
mientras que el tema correspondiente falta en los mitos ge? Sin duda el cencerrada ('l. G., l. 1, vol. 11, pp. 614-620).
terna no falta por completo puesto que' el antagonismo entre padre e
En cuanto al estrépito a propósito de 10.5 eclipses, su fin ostensible se-
hijo (que en filiación marrilineal son aliados) aparece reemplazado por
ría asustar, para que huyese, al animal o monstruo dispuesto a devorar
el reinante entre dos cuñados, uno de lo.'> cuales es adulto, niño el otro.
el cuerpo celeste. La costumbre ha sido señalada en el mundo entero:
PeTO en vez de la inversión directa esperada 1 hay sólo un debilitamiento
China, Birmania, India, Malasia; en África sobre todo en el Dahomey y
de la oposición, que es una constante del grupo, entre dos hombres de
en los territorios vecinos; en América desde el Canadá hasta el Perú,
generaciones diferentes relacionados por mediación de una mujer. Este
pasando por México. Era conocida también por los antiguos, ya que
debilitamiento tiene que ser explicado.
Tito Livio y Tácito la mencionan, y parece haber subsistido hasta una
En segundo lugar, ¿cómo explicar la conexión extraña, común a todas
época reciente, bajo su fonna tradicional o reducida al mito que la ex-
las versiones o casi, entre la cocción de los alimentos y la actitud hacia
plica, en Italia, en Escandinavia y hasta en Francia, con la creencia de
el ruido?
que el eclipse se debe a un lobo que ataca a la luna o al sol.
Los dos problemas en realidad no son más que uno, y desde el mo-
¿Qué hay de común entre ambos casos y qué resultado se intenta de
mento en que esto se aprecia la solución aparece. Para llevar a buen
veras obtener haciendo ruido?
término esta demostración difícil nos permitiremos recurrir a un mé-
A primera vista la respuesta parece fácil. La cencerrada sanciona las
todo poco ortodoxo que consistirá en dejar por un momento nuestros
uniones reprensibles. y el eclipse parece ser efecto de una conjunción
mitos brasileños a favor de algunas rápidas excursiones por el dominio de
peligrosa: la del monstruo devorador y del cuerpo celeste que le sirve de
la mitología general y del folklore. Estos rodeos aparentes serán en reali-
presa. La interpretación corriente del estrépito en ocasión de los eclip-
dad atajos.
ses acabaría de convencer de que el ruido debe ahuyentar aquí al mons-
truo cosmológico que devora el astro, allá el "monstruo" sociológico que
"devora" su no menos inocente presa. y no obstante, basta con recorrer
Si se pregulltase ('X abrupto a un etnólogo cuáles son las erreunstancias los ejemplos de Van Gennep para ver que esta explicación no puede
en las que el ruido desordenado es prescrito por la costumbre, sería harto aplicarse a todos. Hay veces que la cencerrada se dirige a la víctima su-
probable que citase en el acto dos: la cencerrada de la tradición euro- puesta más bien que a aquel o aquella que se conduce abusivamente.
pea, y el estrépito que arman o armaban un número considerable de so- Intentemos, pues, hilar más delgado, La dificultad proviene de que,
ciedades llamadas primitivas (y también civilizadas) en ocasión de los según los casos considerados, el estrépito parece sancionar ora una
eclipses de sol y de luna. Consideremos 10'> dos casos sucesivamente. conjunción reprensible, ora una disyunción cargada de riesgos. Pero
La Encyclopedie de Diderot y d'Alembcrt define la cencerrada como ¿acaso la conjunción no constituye el fenómeno primero? Tanto en el
sig-ue: "Esta palabra. _. significa y pinta el ruido de irrisión que se hace caso del matrimonio como en el del eclipse. se define primero negativa-
por la noche COIl sartenes, fuentes, calderos, etc. a la puerta de las per- mente: es la ruptura de un orden que hace alternar, por un encadena-
sonas que contraen segundas, terceras nupcias, o inclusive de quienes miento regular, el sol y la luna, el día y la noche, la luz y la oscuridad,
desposan personas de edad muy diferente de la suya. el calor y el frío; o bien -esta vez en el plano sociológico- hombres y
Este abuso había llegado tan lejos en otro tiempo. que ni a las mis- mujeres entre quienes existe una relación de conveniencia recíproca. des-
mas reiuns que se volvían a casar se les. perdonaba" (art. "charivari"}. de el punto de vista del estado civil, de la edad, de la fortuna, etc.:
Van GCJJl1Cp enumera las circunstancias y las personas que dan oca-
sión a la cencerrada: matrimonio de consortes de edad demasiado desigual: a, b, c, d. e, I, g, b, 1, m, n,
1 Se vcr.i más adelante. p. 291, que la Inversión existe, pero en foruur Lo que sanciona el estrépito no es una simple conjunción entre dos
indirecta. términos de la cadena sintagmática, es decir una situación del tipo
284 SINFONtA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS DIVERTIMIENTO SOBRE UN TEMA POPULAR 285
,.-... masculina. La relación se invierte en los mitos correspondientes de Amé-
a, b, e, d e, . . I, g; h• . . . . '.' .1, ro, n, . rica del Norte y a veces hasta en América del Sur (d. por ejemplo Muo) .
'-'
sino algo más complejo que consiste por una parte en la ruptura de la Sólo no se modifica la forma de la ecuación:
cadena slntagmárica, por otra en la intTusi6n de un elemento ajeno a
esta misma cadena: elemento que capta -o intenta captar- un término cielo: tierra:: sexo x : sexo y
de la cadena, y provoca así la desunión de ésta:

-
Ahora bien, según todos nuestros mitos, el descubrimiento de la co-

/"
cina ha afectado profundamente las relaciones que había hasta entonces
r» ,-...
. . . . ..
entre el cielo y la tierra. Antes de conocer el fuego y la cocción de los
a b, e d. elf n o. alimentos los hombres estaban reducidos a poner la carne encima de una
'-" '-" '-' piedra para exponerla a los rayos del sol (atributos terrestre y celeste por
La noción de captación permite superar la antinomia de la disyunción excelenciara Mediante la carne se atestiguaba así la proximidad del cielo
y de la conjunción, sobre todo si se aclara que puede afectar sea a un y la tierra, del sol y la humanidad. Un mito lo dice expresamente:
tértqino de un par virtual. sea al término que hace de mediador entre "Otrora los Tenetehara no conocían el fuego. Cocían su carne al calor
los términos de ese par virtual. del sol, que en aquel entonces estaba mds cerca de la tierra ..." (Wagley-
Una indagación inédita acerca de la cencerrada realizada por P. For- Oalvño. p. 133; subrayado por nosotros).
tier-Beaulieu -y que agradecemos a Georges-Henri Riviere, conservador Ciertamente no es una casualidad que los Ge, que formulan implícita-
en jefe del Museo de Artes y Tradiciones populares, haber tenido la gen- mente la misma hipótesis. comprendan una tribu que en otro tiempo
tileza de poner a nuestra disposición- confirma empíricamente el aná- VIVla con la obsesión de semejante confrontación.
lisis que precede. Aunque mencione entre las causas de cencerrada las Los Sherenté creían que los periodos de sequía se debían a la cólera
diferencias de edad entre los cónyuges, la mala conducta de uno de ellos. del sol hacia los hombres. A fin de aplacar su furor celebraban una cere-
e1 matrimonio de una moza encinta. el no querer dar un baile en oca- monia cuya duración y rigor ponían a la cabeza de sus ritos. Por tres
sión de la boda. es notable que 92.5 % de los casos incluidos correspon- semanas los hombres adultos ayunaban y cantaban casi sin interrupción,
den al Te-matrimonio acompañado de diferencias de edad o de fortuna, y se privaban del sueño. También tenían prohibido lavarse. o más exac-
o entre cónyuges de demasiada edad. o después de una mala conducta tamente usar el agua. Al terminar este periodo de mortificación, los pe-
duran.te la viudez. Estas clases de 'rematrimonio aparecen sin duda como nitentes macilentos. sucios y quemados por los rayos del sol se decía que
exorbitantes. Pero hacen asimismo manifiesta la naturaleza profunda del veían y oían dos avispas negras. portadoras de flechas; todos los habi-
rematrimonio que consiste siempre en la captación -por un individuo tantes del pueblo bajaban en el acto los ojos y se velaban el rostro. pero
que su viudez debiera haber colocado por así decirlo fuera de circuito- si uno solo de los penitentes no conseguía ver los insectos, el ayuno de-
de un cónyuge que deja de estar disponible a título general y cuya se- bía continuar hasta que volvieran a aparecer.
paración hace que se rompa la continuidad ideal de la cadena de las De ahí en adelante las visitas de las avispas se hacen más frecuentes.
alian~as matrim?niales. Por lo demás eso es lo que explica en la encuesta
y dejan caer flechas en miniatura que recogen los penitentes. Cuando
menclO~ada un informador (de Eyguieres, B. du R.) diciendo que la cence-
cada uno ha obtenido una flecha es momento del primer baño, seguido
rrada SIrve para tomar "represalias contra un viudo o una viuda que de un corte de pelo y de otros cuidados corporales que acompañan el
priva a las mozas o mozos de un soltero o una soltera". regreso a las chozas familiares.
La demostración precedente vale como lema. Permite establecer, a títu- Las etapas siguientes incluyen una caza colectiva. una distribución de
lo preliminar, qué papel verdadero es asignado al ruido. tanto .en la cen- comida y una carrera "con tea". Después de lo cual se levanta de noche
cerrada como cuando los eclipses. Este papel consiste en señalar una ano- un mástil de diez metros de altura y cuarenta centímetros de diámetro
malía en el desenvolvimiento de una cadena sintagmática. Hay disyun- llamado "camino del ciclo". El que trepaba primero. miembro siempre
ción entre dos términos de la cadena. y correlativamente uno de estos
términos entra en conjunción con otro término, aunque éste sea exterior 2 Esta hipótesis mitológica no se impone a la razón de ninguna manera. Las
a la cadena. tribus de los estados de Oregon y de Washington, en América del Norte, que
Ahora. ¿en qué nos afecta este resultado? Iormulan los problemas mitológicos en términos asombrosamente cercanos a los
Dur~nte el .presente trabajo nos hemos referido a menudo a la equi-
de los Ce. afirman que antes del robo del fuego por el héroe civilizador los
hombres se ponían la carne en el sobaco o se sentaban encima de ella para
valencia prácticamente universal entre la oposición de los sexos y la de calentarla. Pero sus vecinos del río Thompson, en Colombia Británica, tienen
cielo y tierra. Los mitos ge de Estrella. esposa de un mortal (M st a Mili) la misma teoría que los Ce mientras que 'en América del Sur los Jívaro, Tu-
conceden al cielo una connotación femenina y a la tierra una connotación kuna y Mundurucú asocian las dos teorías.
286 SINFON1A RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS DIVERTIMIENTO SOBRE UN TEMA POPULAR 287
del clan kuzé de la mitad shiptato (d. más arriba, pp. 80 Y216) J imploraba o las otras hayan conocido jamás condiciones climáticas en relación con
al sol para que le diese fuego, y el puñado de fibras que llevaba se in- esta ficción.
flamaba en el acto. Estas fibras servían para volver a encender todos los Sobre todo el Gran Ayuno de los Sherenté parece respetar un esquema
hogares del pueblo. Los trepadores se sucedían entonces y cada uno se que el desenvolvimiento del ritual vuelve manifiesto. Este esquema re-
enteraba del tiempo que le quedaba por vivir gracias a las almas de sus posa en una distinción entre un fuego "bueno" y uno "malo". El se-
parientes difuntos que se le aparecían en la punta (J. Feliciano [de Olí- gundo solamente resulta de una acción demasiado directa del sol sobre
veira], p. 23). Cada uno tiraba desde lo alto un objeto: pluma. hoja, la tierra. Hay pues que empezar por persuadir al sol de que se aleje, y
grano, etc., ilustrando la forma visible con la que reencarnaría. El últi- una vez obtenido este resultado por las mortificaciones, acercarse mode-
mo en subir recibía. por mediación de un heraldo celeste, la respuesta radamente a él (subiendo al mástil). para que conceda a los hombres
del sol: testimonio de satisfacción por el buen cumplimiento del ritual los dos elementos complementarios capaces de obrar una mediación entre
y seguridad de que enviaría la lluvia en señal de compasión. el cielo y la tierra: el fuego de cocina por un lado, gracias a las fibras
Al siguiente día el mástil era derribado antes del alba y echado al inflamadas que sirven para volver a encender los hogares; la lluvia por
agua. Entonces por última vez los penitentes se reunían, agrupados por otro, prometida por el 501; es decir los mismos elementos de los que el
mitades, y el oficiante que se había encargado de recoger en una cala- mito bororo -por lo que toca al segundo- y los mitos gc -en lo referente
baza los objetos que simbolizaban las almas las restituía a sus propieta- al primero- se esfuerzan por descubrir el origen, que asignan en ambos
rios respectivos fingiendo introducirlas en el cuerpo de cada quien por casos a un niño que se aventuró hasta lo alto de un mástil ... y lo mis-
el agujero místico de la tonsura (Ním. 6, pp. 93-98). Los Kayapó tam- mo que los trepadores del rito sherenté, el desanidador de pájaros halla
bién ven en el sol un antiguo perseguidor de la humanidad (Banner 1, arriba una muerte simbólica antes de resucitar y volver a los suyos.
p. 49).
Concentraremos la atención sobre todo en dos fases del ritual. Los
penitentes se reparten en dos grupos principales: awakbonikwa y aimbati,
más un grupito suplementario que comprende algunos viejos. A estos Esta interpretación del Gran Ayuno recibe confirmación en un grupo de
últimos sólo les toca un ayuno de cinco días. Su papel principal consiste mitos ge que aún no hemos examinado, no obstante que conciernen tam-
en ofrecer, de mañana y de tarde, un corto trago de agua a los peniten- bién al origen del fuego. Pero no ya del bienhechor fuego de cocina.
tes. Ahora, este grupo lleva por nombre asaré, que recuerda el del héroe El fuego que trataremos ahora es maléfico, puesto que incendia la tierra.
sediento de M12., confirmando -si fuera preciso- que rito y mito están Estos mitos participan del ciclo de los dos héroes civilizadores Sol y Luna
en estrecha conexión. Por lo demás, al terminar el úl timo Gran Ayuno que como vimos, según una versión kraho (Mll). tuvieron también un
de que los indígenas guarden el recuerdo, el papel de heraldo del sol papel en el origen del fuego de cocina, por ellos sustraído a los hombres
fue desempeñado por x Orionis, o dicho de otra manera, Asaré. cuando resolvieron abandonarlos. Existe pues un vínculo real entre los
En segundo lugar, se hace una distribución de agua a los hombres re- dos grupos de mitos. Las numerosas versiones ge son tan próximas que
unidos alrededor del mástil, por tres oficiantes que representan respecti- sin inconveniente pueden confundirse en un resumen sincrético:
vamente a Venus, Júpiter y Marte. Los dos primeros ofrecen agua clara,
en una calabaza del género Lagenaria para el uno, de Crescentia para Mies. Ce centrales 'Y orientales: el fuego destructor.
el otro. Pero los bebedores rechazan a Marte el agua turbia que ofrece en
Mucho antes de que la humanidad existiera, Sol y Luna vivían
una copa adornada con plumas (la de Lagenaria lo está con algodón). en la tierra. Un día, a escondidas de su hermano, Sol marchó a la
Venus y Júpiter participan de la mitad ehiptato, Marte de la mitad sabana y llegó "al pie del cielo" [Kraho]. AlU oyó el ruido carac-
sdakran. También aquí el ritual remite a una estructura social y a mitos terístico de los pájaros carpinteros que agujereaban la corteza de
discutidos ya (MPlI y M18!l)' los árboles a picotazos. Uno de los pájaros acababa de confeccionar
Detrás de Nimuendaju, M. l. de Queiroz ha creído encontrar en esta una diadema de plumas rojas que brillaba como el fuego. Sol pi-
ceremonia la prueba de que los Sherenté vivieron en otro tiempo en una dió el tocado del pájaro y éste se lo concedió pero advirtió a Sol
región en que la sequía era más de temerse que en su territorio actual. que lo iba a tirar desde lo alto del árbol: ¡que Sol lo atrape al vue-
Es olvidar que el tema del sol maléfico, acercándose peligrosamente a la lo y sobre todo que no vaya a dejar que toque la tierral
tierra y provocando la sequía, si es que no una conflagración general, La diadema cayó dando vueltas. Chisporroteaba tanto que se hu-
biera creído un fuego de verdad. Sol la cogió y se la estuvo pa-
existe también en Amazonia (Amorim, pp. 459-460), especialmente entre
sando con presteza de una mano a otra para poderla conservar
los Mundurucú (Strómer, pp. 136-137), Y que ocupaba el primer plano mientras se enfriaba ...
del pensamiento mítico de los indígenas del este y el oeste del Canadá: Poco después Luna descubrió la diadema en el escondite en que
Montagnais-Naskapi y Kwakiutl, y también de las tribus llamadas "luga- Sol la había puesto y suplicó a su hermano que le procurase una
reñas" del Missouri (Pawnee, Mandan). y es difícil creer que las unas igual. No sin repugnancia, Sol condujo a Luna a donde los paja-
288 SINFONtA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS DIVERTIMIENTO SOBRE UN TEMA POPULAR 289

ros carpinteros. Estos consintieron en dar otra diadema. Pero y~ Sol y durante la cual la humanidad estaba reducida a nutri~se de cort~1.a J
se preparaba para atraparla cuando Luna exigió hacerlo él rmsmo, de hojas, expuesta a los ataques mortales de todos los animales -as! fue-
pese a las advertencias de su hermano, que temía un ~esastre. ~n ran el mosquito o el saltamontes-e, hasta el punto de que muchos prefe-
efecto, Luna era de sobra desmañado. Como Sol previera, la dia- rían poner fin a sus días antes que afrontar los monstruos (Schultz, p. 1~9).
dema le quemó las manos y la dejó cae~ al sue~o; 1~ saba!1a entera Así que entre el sol y la humanidad la. mediación del fu~go de. cocma
se abrasó y los animales fueron consumidos (Tlm~lrá.: N rm. 8, pp. se ejerce de dos maneras. Por su presencIa el fuego de cocma evita u~a
243-244; Apinayé: Nim. 5, pp. 160-161, C. E. de Oliveira, pp. 82-86; disyunción total, une el sol y la tierra y preserva al hombre del munao
Kraho: Schultz, pp. 57 ss; Pompeu Sobrinho, pp. 204-205) . podrido que le tocaría si el sol desapareciese verdadera~ente; pero esta
presencia es también interpuesta, lo cual se reduce a decir que aparta el
El motivo del tocado ardiente tiene una enorme difusión; aparece en riesgo de una conjunción total, del cual resultaría un mundo quemado.
la cosmogonía de los antiguos Tupinambá tanto como en la de los anti- Las aventuras de Sol y de Luna reúnen las dos eventualidades: luego de
guas mexicanos. El papel de piróforos de los pájaros carpinteros reapa- la extinción del incendio universal Luna resulta incapaz de cocer sus ali-
rece en América del Norte, en especial entre los Zuñi y los Caddo. los. mentos J tiene que comer la carne podrida y agusanada: alternativamente
Wichita, los Apaches Jicarilla y Mescalero, siempre en el ciclo del imi- mofeta y zarigüeya (p. 179) , oscila pues entre los dos extremos de la carne
tador torpe ("Bungling Host") , del que el mito anterior' ofrece un buen consumida y la carne corrompido, sin llegar jamás a encontrar, con la
ejemplo sudamericano. El pájaro carpintero es dueño del fuego en va- cocción de los alimentos, el equilibrio entre el fuego que destruye y la au-
rios mitos de la Colombia Británica (d. por ejemplo Boas 2, pp. 894- sencia de fuego, que destruye también. . '.
896). Se sabe que casi todas las especies tienen la cabeza adornada por Empezamos a comprender por qué, en todos nuestros ml~os, la a~qU1s1­
plumas rojas. Ya nos hemos referido a su función por la ct;-al (p. 2~'1} ción del fuego de cocina exige una actitud de reserva hacia el ruido, lo
-y sin duda en calidad de "comedores" de madera- los pájaros carpm- contrario a la que se impone hacia el desorden cósmico del eclipse, o el
teros se oponen a los pájaros acuáticos "bebedores" de agua. Tal, en desorden social de las uniones reprensibles. Si se trata de obtener
todo caso, sugiere un mito bororo ya citado (Muo) concerniente al ale- el Fuego de cocina el ruido es peligroso (ya se le emita o se le perciba).
jamiento del Sol y de la Luna (en lugar de un acercamiento del fu~go Esta incompatibilidad entre la cocina y el rui~o es. atestiguada .hasta en
celeste) , mas también por efecto de una torpeza que en este caso consiste el Occidente por preceptos tradicionales: "Taciturnidad entre ~land~s es
en derramar el agua y no el fuego (p. 194). . necesaria" dice un tratado francés del siglo XII (Hugues de Saint-Victor,
Detrás de los contratiempos bufonescos y a menudo hasta escatológicos De institutione nooitiarum, cit. por Franklin, p. 154). Para interpretar
del compañero desmañado se disimulan ~al proposiciones m.etafísicas <Jue la ecuación (Iat.} nausea> (antiguo fr.) noise no es, pues, necesario int~­
son las mismas a las que los Sherenté han dado una trágica expresión rrogarse tan largamente como algunos lingüistas, ni invocar una compli-
rltual.e El fuego celeste no debe entrar en conjunción con la tierra, pues cada evolución semántica (ver por ejemplo Spitzer). El isomorfismo de
de su contacto resultaría un abrasamiento general del cual la sequía cons- las categorías gustativa y auditiva queda expresado de inmediato, y de ma-
tituye el pródromo modesto pero empíricamente ver~ficable', Sin embargo nera apenas más vigorosa que en el empleo peyorativo de la palabra
la condición humana primitiva imitaba este acercamiento (SI es que no lo
francesa gargote para designar un lugar donde se sirve una ~ocina .rep~g­
suponía) antes de que el fuego de cocina, doblemente "domesticado", nante, puesto que esta palabra viene de gargoter, cuyo sentido pnmuivo
hubiese entrado a servir de mediador entre el cielo de arriba y la tierra
es "hacer ruido al hervir".
de abajo: manifestando aquí abajo las virtudes del fuego celeste pero Pero volvamos de Europa a América tropical, dando un. rodeo por N~e.
teniendo al hombre a salvo de su violencia y sus excesos; y apartando el va México con el exclusivo fin de añadir un último ejemplo. Los lTI-
dios Zuñi ponen las galletas de maíz que forman la base de su ~limenta.
sol de la tierra, puesto que su proximidad no es ya requerida para que
los alimentos puedan ser calentados. . ción a cocer sobre placas de piedra que hay que calentar progre!HVamente
Pero mientras que los Sherenté temen que se produzca un acercamiento impregnándolas de aceite y de resina. Durante esta operación fundamen-
catastrófico entre sol y tierra, los Kraho parecen ocupados ante todo por
tal "no hay que pronunciar palabra, como no sea murmurando... Que
el riesgo inverso, por lo demás presente también en la mente .de los She-
se escuche la voz de uno de los presentes con más fuerza que un mur-
renté (Nim. 6, pp. 87-88, 93): temen (Mllll) que c~da eclipse ~e sol mullo, y la piedra se rajará" (Stevenson, p. !JG2).
vaya a anunciar el retorno de la "larga noche" que remó en otro tIempo
Si la acción mediadora del fuego de cocina entre el sol (cielo) "f la
tierra exige silencio, es normal que la situación inversa exija ruid~, sea
3 Se comprende, pues, que ciertas tribus norteamericanas consideren los re-
latos concernientes a este ciclo (que con gusto asimilariamos a algún ROTmH! que se manifieste en el sentido propio (disyunción del so~ J de la u~rra)
de Renart rústico. bueno cuando más para divertir a grandes y pequeños _per/) o en el figurado (disyunción, a consecuencia de una unión repremlbl~,
¿no es más que eso el Roman de Renart1) particularmente sagrados (Swanton, de elementos conjuntos destinados virtualmente uno a otro por su p~.n,
p. 2). ción en el seno de la red normal de las alianzas); en un caso estrépito
290 SINFONIA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS DIVERTIMIENTO SOBRE UN TEMA POPULAR 291
en ocasión de los eclipses, en el otro cencerrada. En todo caso no hay esté, en cierto modo, a medio camino entre el silencio y el ruido. Seme-
que olvidar que la situación "antieulinaria" puede, como hemos mostrado, jante conducta existe bajo dos formas: la palabra, que constituye su mo-
realizarse de dos modos. Es, en efecto, ausencia de mediación entre el dalidad profana, y el canto, que constituye su modalidad sacra.e En su
ciclo y la tierra, pero esta ausencia es concebible por defecto (disyunción versión (M J ) del mito del desanidador de pájaros los Boraro no explici-
de los polos) o por exceso (conjunción): tan el aspecto culinario. En cambio insisten en un incesto que los Ge
sobreentienden a su vez, dándole una expresión atenuada: antagonismo
por exceso:
MF.DIACIÓN AUSENTE: conjunción total,
"mundo quemado"
--r-
1
por defecto:
disyunción total.
"mundo podrido"
entre cuñados de generaciones diferentes, 'en vez de que sea entre padre
e hijo, siempre por lo tanto entre dos hombres relacionados por media-
ción de una mujer, parienta del uno y aliada del otro. Pero es entonces
el descubrimiento y la conquista del fuego de cocina lo que acentúan los
Ge. O sea, en un caso, una situación inicial -el incesto- análoga al
fuego de cocina eclipse e inversa de la situación preculinaria, en un mito que invierte
MEDIACiÓN PRESENTE: interpuesto:
el tema del origen del fuego (puesto que pretende explicar el del agua) 6
con]. + disy.
y, en el otro caso, una situación inicial preculinaria, inversa del eclipse.
en un mito que aborda abiertamente el problema del origen del fuego.
. H~y po~ tanto en total tres posibilidades, una de las cuales implica me- Social entre los Bororo (acercamiento de madre e hijo), la conjunción
dlac~6n mientras que las otras dos la excluyen. Sólo la primera exige si- inaugural es cósmica entre los Ge: consiste para ellos en el acercamiento
lencío.e En compensación, las páginas anteriores han permitido estable- del cielo y la tierra por exposición directa (= incestuosa) de la carne
cer que el. ruido se i~pone CUantas veces dos términos apareados (ya se al calor solar, antes de que existiese el fuego de cocina," No obstante,
trate del cielo y la tierra, o de esposos virtuales) se hacen disyuntos. Se todos los aspectos están articulados con tanto esmero en los mitos que,
ve ya que, al contrario de las racionalizaciones de los indígenas y de los diríase que en virtud de un escrúpulo lógico, los Ge cuidan de hacer que
etnólogos detrás de ellos. el verdadero papel del estrépito no es tanto de todas maneras figure el incesto pero. como podría esperarse, en una
expulsar a! captador (sea el monstruo que devora el cuerpo celeste, sea forma invertida: la muerte de la mujer del jaguar por el héroe, vuelto ya
el preten~lente abusivo) como llenar simbólicamente el vado abierto por hijo adoptivo de éste. Más notable aún es, por tanto, que este episodio,
la captación..Pero ¿qu~ a~ontece ~n el tercer caso, es decir aquel en ya invertido. reaparezca en el mito bororo del desanidador de pájaros a
que la ausencia de mediación proviene de un acercamiento excesivo de costa de una nueva torsión: la muerte del padre por su hijo, en forma
los términos apareados? de una devoración (real. en vez de una amenaza de devoración) por
Aquí el ritual sherenté demuestra ser: particularmente instructivo. En peces (canibalismo acuático en vez de terrestre). Bajo una forma nega-
efecto, su fin es concluir una situación de este tipo. o apartar la ame- tiva los mitos se restablecen así sobre sus ejes respectivos: la función ca-
naza de ella. ¿Cómo se las arreglan, pues. los oficiantes? De tres mane. níbal es inherente sea a la dueña del fuego (origen del fuego), sea al
ras: . ayunan (consumen solamente unas cuantas galletas de maíz). se amo del agua (origen del agua).
abstienen de beber (salvo dos tragos de agua, uno por la mañana, otro
de tarde), y cantan casi sin interrupción. Las dos primeras conductas no
plantean problema alguno. Resultan muy sencillamente de las circuns- 5 Por desgracia no estamos en la misma situación para interpretar el episo-
tancia~ en 9ue se supone que se desenvuelve el ritual, y que excluyen dio de las avispas en función del solo contexto sintagmático. Sin embargo es
.por .hlpótesIs el fuego de cocina y la lluvia, en virtud de la conjunción curioso que éstas aparezcan primero en forma de insectos cantores, de los que
mmmente del sol y la tierra. El fuego doméstico y la lluvia se devolve- los informadores se empeñan en describir el zumbido característico: "¡ Kenl-
rán a los hombres sólo luego de que el sol haya consentido alejarse. [kenl-j ken-ken-ken-kenl" (Nim. 6, p. 95), sobre todo si se añade que en la
Por lo que toca a la tercera conducta, su naturaleza acústica es evi- Guayana interviene otro insecto _no identificado pero que podría ser un hi-
~ente: Y ¿qué po?rían hacer los penitentes si no es cantar, ya que el menóptero o un hemíptero ("sun-bee", "Wamong-bee")_ a causa de su "voz
sl~enCI? y el estrépito estarían por igual fuera de propósito en la tercera
potente" en la iniciación del chamán, para hacer que éste sea buen cantor
(Buu). Cf. más adelante, p. 30S, n. 6.
situación en que se hallan, en virtud de sus asignaciones respectivas a 6 Por un camino diferente Huxley ha llegado a la misma hipótesis de una
las otras dos? Hay pues que recurrir a una conducta acústica que congruencia entre el incesto y el agua (loe. cit., p. 145)'
7 No es indiferente a nuestra demostración que en África también el trabajo
4, Comparar con la hipótesis de Dumézil acerca de la diosa latina del silen- de cocina sea asimilado al coito entre esposos: "echar leña al fuego es copular.
cio: "¿No sería mediante el silencio, por una rigurosa abstención de la pala- Las piedras del atrio son las nalgas, la olla es la vagina, el cucharón, el pene"
bra, como la AngeTOna primitiva lograría la obra esperada de ella en el apuro (Cory, p. 87). En el mismo sentido d. Dieterlen y Calame-Oríaule (passim)
del solsticio de invierno?" (pp. 52-5~). y, en América del Norte, el simbolismo fálico del atizador entre los Pueblo.
292 SINFON1A RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS DIVERTIMIENTO SOBRE UN TEMA POPULAR 293

Todo esto puede parecer conjetural y especulativo. Con todo, se conoce No solamente este mito, del cual hubiéramos podido multiplicar las
un mito cuya difusión es panamericana, en vista de que se tropieza con versiones, relaciona el incesto y el eclipse, sino que, como los mitos bo-
él desde el Brasil meridional y Bolivia hasta el estrecho de Bering (y más roro y ge, introduce una segunda equivalencia con el canibalismo, conse-
allá en Asia septentrional. al norte de Rusia. en Malasia) , pasando por cuencia última de la aparición de las enfermedades.
I~ ~mazonia y la Guayana.s y que plantea, directamente esta vez, el prin- En común con otros muchos pueblos, los Ge hacen coincidir los eclip-
CIpIO de una equivalencia entre el eclipse y el incesto. Es el mito de ses y las epidemias. La de la gripe española que en 1918 exterminó a
origen del sol y la luna, del cual ofrecemos aquí una versión esquimal tantos indígenas sudamericanos fue atribuida por los Sherenté a un eclip-
de la región del estrecho de Bering: se del sol, cuya baba letal se habría derramado por la tierra (Nim. 6,
p. 93). Igual creencia en el Chaco: "Un eclipse de solo de luna anuncia
Mllll1. Esquimal (estrecho de Bering): origen del sol y de la luna. la enfermedad. Cuando el solo la luna se disgustan con los hombres, el
cuerpo celeste se vela. Para que se descubra hay que batir el tambor,
E:n un pueblo de la costa vivían en otro tiempo un hombre y su gritar, cantar, hacer toda clase de ruidos. Cuando el sol se vela es señal
mUJer. Tenían dos hijos, una niña y un niño. Cuando los niños
se .hicieron grandes, el chico se prendó de su hermana. Como no de viruelas locas" (Métraux 3, p. 97).
dejaba de perseguirla con sus asiduidades, acabó ella por refugiar- Estas observaciones no invalidan las que hemos propuesto antes, a
se en el cielo, y allí se volvió la luna. Desde entonces el muchacho propósito del nexo entre el arcoíris y las enfermedades (p. 276). En efecto,
no ha dejado de correr tras de ella, con la forma del sol. A veces hemos mostrado (p. 245) que el arcoíris tiene dos aspectos, uno diurno,
la alcanza y consigue estrecharla, causando así un eclipse de luna. nocturno el otro, y que el nocturno ocupa en el cielo un sitio dibujado
Luego de ser abandonado por sus hijos, el padre se volvió somo -podría decirse- en negativo: mancha negra en medio de la Vía Láctea,
brío y lleno de odio hacia la humanidad.s Se fue por el mundo, o sea un "eclipse" de estrellas. De día como de noche, por consiguiente,
sembrando las enfermedades y la muerte, y las víctimas de las en-
fermedades le servían de alimento; sin embargo su voracidad aumen- el arcoíris es significado por el concurso más fuertemente "marcado".
tó hasta el punto de que no lograba satisfacerse. Entonces se puso Durante el día, cuando el color enriquece la luz; por la noche, ahí donde
a matar y comerse también a la gente sana ... (Nelson, p. 481). una ausencia de luminarias aumenta más aún la oscuridad. La congruen-
cia entre el eclipse y el arcoíris se encuentra así confirmada.
En una versión ingalik (1\.116l1) la hermana anuncia ella misma el adve- En segundo lugar, la baba que acabamos de mencionar y de la que se
nimiento de las enfermedades (Chapman, p. 21) en tanto que entre los hallarán adelante más ejemplos parece proporcionar, en términos de có-
Mono de California (MlftT) es la hermana incestuosa la que se vuelve digo nocturno, una especie de equivalente táctil del cromatismo visual
caníbal (Gayton-Newman, p. 59). Una versión esquimal (lVLo~) precisa que, durante el día, el arcoíris se encarga de significar. Pues se pasa
que la hermana irritada privó a su hermano de alimento, en lugar del también, por una gama insensible, de lo pastoso a lo viscoso, a lo pega·
cual le ofreció su seno cortado: joso. a lo fluido, a lo volátil. .. La oscuridad no suprime pues el croma-
tismo, antes lo traspone de una categoría de la sensibilidad a otra. Cuan-
"Me deseaste la noche pasada, así qu~ te doy mi seno. Si me do nosotros mismos decimos que la noche es espesa, o que hace una nie-
deseas ¡cómetelo!" Pero el mozo se niega. La mujer sube al cielo,
donde se convierte en el sol. Él se transforma en la luna y la pero bla que puede cortarse con un cuchillo, reconocemos que la falta de luz,
sigue sin poder alcanzarla jamás. Como Luna está privado de ali- no menos que las coloraciones irisadas, impone al hombre la noción de
mento, se va desvaneciendo por causa del hambre, hasta que ya no los pequeños intervalos. A los antiguos no les cabía la menor duda:
se le puede ver. Entonces Sol se le acerca y le da de comer en el " ... la claridad y luz del día es una, y simple: y dice Píndaro que se ve
plato en el que la hermana había puesto su seno. Recuperado, el sol a través del aire solitario ahí donde el aire de la noche es una com-
Luna alcanza progresivamente su forma redonda; privado de nuevo posición y mezcla de varias luces y varias potencias ... " (Plutarco, § XLII)_
de alimento, otra vez va declinando. Son las fases de la luna (Nel- Partidos del problema del origen mítico de la cocina, hemos sido lle-
son, p. 482. CL Rink, pp. 236-237 y, para una versión sudameri-
cana -taulipang- muy debilitada. K. G. 1, p. 55) . vados a verificar nuestra interpretación del hogar doméstico, como me-
diador entre el cielo y la tierra, recurriendo al mito de incesto entre
hermanos, origen del eclipse. La demostración se refuerza cuando se ad-
vierte que los pueblos que conocen ese mito conciben una relación direc-
8 Brasil meridional: Nim. E, p. 331; I4, p. 148; Barba, p. 6g; Cadogan, pp- 77-
ta entre el eclipse, los utensilios culinarios, el alimento y el hogar do-
80. Brasil del Nordeste: Huxley, pp. 165-166. Guayana: Roth I, p. 2.1)6; K. G.
r, pp. 54-55. Venezuela: Osborn, Pp- 79.80, etc. Bolivia: Cardus, P. 78. méstico. Vayan aquí primero algunos ejemplos norteamericanos.
9 Se recordará que los Kavapó (M1) emplean exactamente los mismos tér- Las poblaciones del bajo Yukon creen que cuando se produce un eclip-
minos para describir los sentimientos del jaguar después de que los hombres se de luna se esparce por la tierra una esencia sutil, una influencia ma-
le robaron el fuego. léfica, y que si una partícula penetrase en algún utensilio causaría en-
294 SINFONIA RUSTICA EN TRES MOVIMIENTOS

fermedad.w Así que en cuanto empieza el eclipse las mujeres se apre·


suran a dar la vuelta a ollas, baldes y platos (NeIson, p. 431). Cuando
había eclipse de sol o de luna los indios AIsea de Oregan tiraban sus
reservas de agua potable: "Se daba la vuelta a los baldes por miedo de
que el agua se ensangrentara por la muerte del sol" (Frachtenberg, p.
229). Después de un eclipse los Wintu californianos tiraban toda la co-
mida. y hasta el agua, temiendo que se fuesen a ensuciar por la sangre
del sol o la luna (Du Bois, p. 77). Entre los Serrano, más al sur, "cuan- II
do se observaba un eclipse ... estaba prohibido ingerir alimento alguno,
pues el que comía pasaba por ayudar a los espíritus" (de los muertos,
que estaban devorando el cuerpo celeste; Strong, p. 35).
En América del Sur, en la Guayana, "los indios Lolaca y Atabaca ... CONCIERTO DE PÁJAROS
estaban convencidos de que si la luna muriera de verdad todos los ho-
gares se apagarían. Las mujeres, llorando y dando alaridos -explosión
de gritos a la que se unían los hombres-e, cogían por lo tanto un tizón
ardiendo cada una y lo escondían bajo la arena o en la tierra. Conmo- CoN ESTA última cita se cierra el círculo, Un mito sobre el origen de la
vida por sus lágrimas y súplicas, la luna volvía a hacerse visible, y los tempestad y de la lluvia (MI) nos ha conducido a mitos del origen d~l
hogares escondidos se apagaban en el acto. Pero en caso de que la fuego y de la cocción de los alimentos (M,. aMa). Que. todos estos rm-
luna hubiera muerto verdaderamente, las brasas enterradas habrían se- tos pertenecen a un mismo grupo es cosa.. qu.e. ha. podido establecerse
guido ardiendo" (Gumilla, vol. 11, p. 274). A la inversa, un mito chiri- median te consideraciones diversas. la más sígníñcauva de las cuales ha
guano (MI.) afirma que un eclipse de sol prolongado haría reverdecer resultado ser el papel atribuido por todas las versiones al ruido, o a la
y echar brotes los tizones. Cuando llegase el momento en que a falta ausencia de ruido. Planteado así, el problema del ruido ha acarreado el
de madera muerta hubiese que quemar hasta las calabazas, sería el adve- de las uniones reprensibles -cuya aparición en los mitos bororo Ml. MI
nimiento de la "larga noche" (Métraux 2) p. 158).11 Y M~ nos había intrigado ya- sancionadas por la cencerra?a, y también
ac Como en las islas Hawaii, donde se tenían cubiertos los recipientes de el del eclipse. que trae el estrépito. y rest.tl.ta que. el .eclIpse, lu~o de
agua cuando relampagueaba durante la tormenta (Handy-Pukuí, p. llB, n. 19). remitirnos al incesto y después a los utensilios culinarios y al alimente
11 Nos parece que esta antipatía entre el eclipse y los utensilios culinarios
preparado, nOS conduce al hogar doméstico.
puede relacionarse, a modo de forma débil, con el tema de la revuelta de los
objetos contra sus amos. Los esquimales ilustran la transición entre los dos Queda en pie una pregunta, sin embargo.. ¿Cómo ~s .que l~ difusión
temas: en caso de eclipse los Ingalik juntan en seguida todos sus utensilios. de los dos grandes ritos estrepitosos es tan desigual? Definida stncto sen3U.
de miedo que vuelen lejos (Osgood, p. 65)' En el noroeste de los Estados Uni- la cencerrada pertenece a la tradición popular europea. Los esfuerzos de
dos las tribus de lengua sahaptín y sus vecinas sitúan la revuelta de los obje- Saintyves por generalizar la institución p~recen poco convin~ntes. A
tos en el periodo caótico que precedió al ordenamiento del mundo por la medida que se amplía la base de comparación las costumbres pierden su
luna. Los Tacana de Bolivia la colocan después de la muerte del astro (His- homogeneidad. Al final nada es más inci~rto que ha:larse en prese.ncia
sink-Hahn, pp. 84-85). La creencia en la misión ordenadora de la luna apa- de un grupo. En compensación, el e~tréplto en ocasión de. los. eclipses
rece en el Brasil septentrional, entre los Baré del alto río Negro (Stradelli, ofrece una difusión prácticamente universal, y su área de difusión com-
pp- 753'762). Por lo que toca a la América del Sur ya Métraux (2, p. 128) prende la de la cencerrada, mucho más restringida.
habfa advertido que los Chiriguano, como los antiguos habitantes de Huaro- El problema es difícil, puesto que para resolver~o haría falta un~ prue-
chírí (Dávila, p. 110), relacionan la revuelta de los objetos con un eclipse
solar. La misma asociación existe entre los Tacana (Híssínk-Hahn, p. B5). Si ba negativa. Nos arriesgaremos, con todo, a sugerIr que en las SOCiedades
nuestra hipótesis es exacta podría ser que la ausencia de esta concepción en sin escritura la categoría mítica del ruido está investida de una significa-
una vasta zona intermedia proviniese de su reemplazamiento por la fonna débil ción demasiado elevada y que su densidad simbólica es excesiva para que
(antipatía entre el eclipse y los utensilios culinarios) tanto al sur como al nor- se pueda impunemente utilizarla en el plano modesto de la ;ida de pue-
te, y en el centro por esa verdadera inversión del mito de la revuelta de los blo y de las intrigas privadas. Actuar de otra manera sena en CIerto
objetos que constituye el tocante a los utensilios agrícolas que trabajan solos modo caer en lo de "mucho ruido y pocas nueces", o mejor dicho hacer
para su amo ("selt-working agricultural implements"), cuya área principal de demasiado ruido no, por cierto, por poca cosa. ya que las uniones re-
difusión en América se extiende desde el sureste de los Estados Unidos (Nat- prensibles acarrean a menudo sanciones cosmológicas, sino .a~ menos en
chez) hasta el Chaco (Chané), pasando por México (Quiché), la Guayana (Tau- comparación con el empleo que los homb:es pueden penmurse de una
lipang). el Brasil septentrional y central (Tembé, 'I'ímbirá, Apinayé). La
potencia tan considerable como la del ruido. Para que ésta se vuelva
discusión de este importante problema exigiría un estudio separado.
295
2% SINFONtA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS CONCIERTO DE PAJAROS 297
movilizable en todas las circunstancias y quede a la entera discreción de su ayuda seria más dificil poner en su sitio un mito brasileño que, pese
los hombres hace falta que el pensamiento mítico se haya vuelto ya muy a la distancia, le corresponde ele cerca:
laico. Un argumento a favor de esta hipótesis pudiera ser que, aun don-
de la práctica de la cencerrada ha cesado, el ruido conserva sin embargo, Mm. Caduveo: el color de los pájaros.
hasta cierto punto, su función general. La Europa del siglo xx está de.
masiado familiarizada con el saber científico para que en adelante resulte Tres niños tenían la costumbre de jugar hasta medianoche, y más,
concebible el uso del estrépito durante los eclipses. Con todo, tal recurso delante de la choza. El padre y la madre no les prestaban aten-
subsiste en ocasión de rupturas, o amenazas de ruptura, de la cadena cos- ción. Mientras jugaban una noche -era muy tarde- descendió del
cielo una olla de barro; estaba muy adornada, y llena de flores ...
mológica, aunque sólo cuando semejantes rupturas son concebidas como Los niños vieron las flores y quisieron apoderarse de ellas, pero
acontecimientos sociales más bien que cósmicos. En Lituania, donde has- no bien alargaban los brazos cuando ellas se trasladaban al otro
ta el siglo en curso se recomendaba a los niños que dieran bastonazos en lado de la olla, hasta el punto de que Jos niños acabaron metién-
cacerolas y otros utensilios de metal para expulsar los malos espíritus clase dentro para cogerlas.
cuando los eclipses de sol, las fiestas de primavera ofrecen aún carácter La olla empieza a elevarse. Alertada, la madre llega justamente
ruidoso. El Viernes Santo los jóvenes se dedican a romper ruidosamente a tiempo para sujetar la pierna de uno de sus hijos. Se rompe y
muebles, como mesas, travesaños de cama, etc. Y en el pasado se rompía de la herida brota un mar de sangre donde la mayoría de los pá-
estruendosamente el mobiliario de los difuntos. Se cree que el estrépito, jaros (cuyo plumaje era entonces uniformemente blanco) fueron a
meterse, enteros o en parte, y adquirieron de esta manera las plu-
el agua y el fuego son eficaces para expulsar las potencias del mal (Gim- mas de diversos colores que lucen hoy día (Ribeiro 1, pp. 140-141).
butas, p. 117). Estas costumbres participan de un sistema global del cual
es indudable la supervivencia parcial, más al occidente, en la rotura de La confrontación de los dos mitos, canadiense y brasileño, permite in-
la vajilla y en los petardos de la noche del primero de enero en Italia, troducir aquí un importante grupo de mitos sudamericanos y tocantes
y en los conciertos de avisadores que saludan el paso del viejo al nuevo también al color de los pájaros, y proponer la interpretación. Ya cono-
año en Times Square, PiccadilIy Circus y los Campos Elíseos ... cemos uno de esos mitos. Es el mito arekuna sobre el origen del veneno
Existe, por lo demás, un grupo de mitos americanos en los que el vlncu- de pescar (MHlI) , la discusión de cuyo antepenúltimo episodio habíamos
lo entre el orden social y el orden cósmico está atestiguado claramente. dejado para más adelante (d. pp. 258-260). Muerta ya la serpiente arcoíris
Provienen en general de las costas septentrionales del océano Pacífico: por los pájaros, todos los animales se reunieron y se repartieron la piel
multicolor. Según la coloración del fragmento que le tocó a cada uno,
M17<). Tsimshian: historia de Nalq. los animales obtuvieron 5U voz, su plumaje o pelaje distintivos:

En los tiempos antiguos los jóvenes acostumbraban reunirse por M u l . AT~kuna: origen del veneno de pescar (continuación)
la tarde detrás de las casas. Se divertían y hacían mucho ruido hasta
hora avanzada de la noche. Irritado por el alboroto, el cielo hizo La garza blanca cogió su pedazo y cantó: "á-a", grito que sigue
descender una pluma mágica que los jóvenes intentaron atrapar al teniendo hoy día. El maguari (Ciconia maguart) piza lo mismo y
vuelo. Pero el primero que consiguió cogerla fue levantado por emitió su feo grito: "á (o)-á (o) ", El soco (Ardea brasiliensisv se
los aires y luego, en larga cadena, todos los demás, cada uno de los puso el pedazo sobre la cabeza y sobre las alas (donde tiene las
cuales quería retener a su predecesor agarrándole los pies. Cuando plumas de color) y cantó: "koró-koró-koró". El martín pescador
esta fila humana se apartó por completo del suelo, la pluma escapó (Alcedo sp.) se puso su trozo encima de la cabeza y en la pechuga,
y los jóvenes, carentes así de asidero, cayeron y se aplastaron. N o r allí las plumas se le volvieron rojas; cantó: "se-txe-txe txe". Le
sobrevivió ni uno. tocó entonces al tucán, que se cubrió el pecho y el vientre (donde
Sin embargo una mu jer joven se había quedado en casa pues las plumas son blancas y rojas); dijo: "któn-hé, któn-hé-hé". Le
acababa de dar a luz. Le nace una serie de hijos milagrosos. En- quedó un cabo de piel enganchado en el pico, que se volvió ama-
terados de la suerte de su familia, deciden vengarla y provocan de rillo. Vino entonces el muturn (Crax sp.}: se puso el pedazo en la
nuevo al cielo para que les envíe la pluma, de la que consiguen garganta y cantó: "hm-hm-hm-hm", y un trocito de piel que queda-
apoderarse. Provistos de este talismán emprenden un periplo ce- ba le hizo amarilla cada ventana de la nariz. A continuación llegó
leste y acaban por desposarse con los vientos de los cuatro puntos el cujubim (Penelope sp.) , cuyo fragmento blanqueó cabeza, pe-
cardinales, de Jos que fijan los respectivos regímenes, que conser- cho y alas, y que cantó: "krrr", cosa qlle desde entonces viene ha-
van hasta la fecha (Boas 2, pp. 125-181). ciendo todas las mañanas. Cada pájaro "halla su flauta bonita y
la guarda".
El plumaje ricamente coloreado del guacam:l)'o proviene de que
Hemos resumido considerablemente este mito para que se nos perdone 'Se apoderó de un gran pedazo de piel y con él se cubrió el w('tpo
su proveniencia, muy alejada de la América tropical. Y no obstante, sin entero; los loros y cotorras amar-illas lo imitaron. El pájaro OilZ;I-
298 SINFONIA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTO~ CONCIERTO DE PAJAROS 299

baká (ave de sabana, no identificada) obtuvo un canto gracioso: color de rosa, purpúreas y doradas. Al cormorán, que había hecho
oazabaká-oazabaká·ku-Iu-Iu-Iu-Iu". Y todos los pájaros, incluyendo todo, no le quedó más que la cabeza, que era negra. Pero declaró
el jacú y el ruiseñor, recibieron así plumaje y "flauta". estar satisfecho (K. G. 1, pp. 292-293; Brett, pp. 173-175; Im 'Thurn,
Llegó entonces el turno de la caza de pelo: tapir, capivara (Hy- pp. 382-383; Roth 1, pp. 225-226) .
drochoerus capibara). ciervo. Cada uno tomó un pedazo de piel.
El que le tocó al ciervo engendró las astas. A decir verdad, las de Los Vilela del Chaco boliviano (y así relativamente próximos a los
la especie forestal eran en otro tiempo propiedad de la especie de la Caduveo) tienen un mito del mismo tipo:
sabana, y a la inversa; como el tamaño de las astas molestaba al cier-
vo de la primera especie, que se enredaba en los bejucos y las ra-
Mm. Vilela: el color de los pájaros.
mas, decidieron hacer el trueque.
El cotia (Dasyprocta aguti) adquirió pelos rojizos y blancos en Una viuda tenía un hijo único que gustaba de cazar los pájaros,
el pecho y el vientre, y su "flauta" menuda: "kin-kin"; lo mismo la sobre todo los pájaros mosca. Era su sola ocupación, que le absor-
paca (Coelogenys paca). El tapir recibió su grito de llamar, pare- bía hasta el punto de que siempre volvía tarde por la noche. Este
cido a un silbido. El caetetu (Dicotyles torquatus) se puso la piel encarnizamiento inquietaba a su madre, que presentía un desastre..
sobre los hombros, de ahí los pelos largos y negros; recibió también pero él no hacía caso.
su grito "hx-hx", en tanto que el taiassu (= queixada: Dícotyles Un día encuentra al borde del agua unas piedrecillas de diversos
labiatus) dice "rr-rr". Por último el gran oso hormiguero (Myrme- colores que recoge escrupulosamente para agujerearlas y hacerse un
cophaga jubata) se cubrió de piel los brazos y el espinazo, donde collar. No bien se lo pone al cuello, se convierte en serpiente. Con
los pelos se volvieron amarillos, y le tocó el grito "rr-rr" (más claro esta nueva forma se refugia en lo alto de un árbol. Crece y en-
que el "rr-rr" gutural y ahogado del taiassu}. Cada especie de mo- gorda, se vuelve un monstruo caníbal que extermina progresivamen-
nos recibió asimismo su voz, y fue así como todos los animales de te todos los pueblos.
pelo obtuvieron su pelaje y su "flauta" (K. G. 1, pp. 73-75) . Un indio decide acabar de una vez. Empieza el combate. Pese
a la ayuda que recibe de la paloma, el hombre está a punto de
Este mito -admirable lección de etnozoología de la que, con su agudo sucumbir cuando todos los pájaros se reúnen para socorrerlo: "Se
sentido de la verdad etnográfica, Koch-Grünberg ha sabido preservar la agrupan por familias cantando, pues en aquella época -dicen- el
vivacidad y la riqueza- debe confrontarse, como hizo ya aquel autor... canto era el lenguaje de los pájaros, y todos ellos podían hablar."
con otra versión de la Guayana: La ofensiva de los pájaros fracasa hasta que una poderosa fami-
lia, la de las lechuzas enanas (Glaucidium nannum King) ,1 que se
había mantenido apartada, entra en la lucha. Atacan al monstruo
M 17J • Arowak: el color de los pájaros. lanzando su grito: "not, not, not, pi"; le sacan los ojos. Los de-
más pájaros lo rematan, lo destripan y liberan a las víctimas, mu-
Los hombres y los pájaros se aliaron para destruir la gran ser- chas de las cuales viven todavía. Después de lo cual los pájaros se
piente de agua que atacaba a todos los seres vivos. Pero los comba- retiran; cada familia se va en una dirección determinada.
tientes, presas del miedo, se disculpaban unos tras otros, con el pre- Poco después llovió y el cadáver del monstruo apareció en los
texto de que sólo sabían luchar en tierra firme. Finalmente el aires en forma de arcoírls, que ha existido desde entonces y que
cormorán se atrevió a zambullirse e hirió mortalmente al monstruo existirá por siempre (Lehmann-Nitsche 2~ pp. 221-226) .
que estaba en el fondo del agua, enrollado en las raíces sumergidas,
de un árbol enorme. Lanzando gritos terribles los hombres consi-
guieron sacar del agua la serpiente, la remataron y la desollaron. Estos mitos son de muy diversos orígenes puesto que Muo perte-
El cormorán exigió la piel como precio de su victoria. Los jefes. nece al noroeste del Canadá, Mld y M U 2 a la Guayana, MUl y Mm al
indios le dijeron con ironía: "¡Pero claro! ¡no tienes más que lle- suroeste de la América tropical. No obstante, es claro que pueden redu-
vártelal" "En seguida" replicó el cormorán haciendo un gesto a los. cirse a otras tantas variaciones sobre el mismo tema: la instauración de
otros pájaros. Descendieron juntos, cada uno asió con el pico una un orden natural, meteórico y zoológico a la vez. Los héroes del mito
punta de la piel y se elevaron con ella. Incomodados y furiosos.. tsimshian fijan el régimen de los vientos, es decir la periodicidad de las
desde entonces los indios han sido enemigos de los pájaros. estaciones; además reconstituyen torpemente los esqueletos de sus padres
Los pájaros se apartaron para repartirse la piel. Convinieron que muertos, 10 cual explica la diversidad (anatómica) actual de los tipos
cada uno conservaría el trozo que tuviera en el pico. Esta piel te- humanos. Los dos aspectos aparecen también en el mito caduveo, que
nía colores maravillosos: rojo, amarillo, verde, negro y blanco, y la
adornaban dibujos como nadie había visto nunca. En cuanto cada
pájaro tuvo el pedazo que le correspondía se produjo el milagro: 1 El género Glaucidium comprende lechuzas minúsculas: la envergadura de
hasta entonces eran todos oscuros; he aquí que de pronto se volvie- Glaucidium brasilianum no pasa de 13 cm. Al contrario de las otras lechuzas,
ron blancos, amarillos, azules ... Los loros se cubrieron de verde y son siempre pájaros diurnos y, "aunque sean los pigmeos de la familia. son
de rojo, y los guacamayos de plumas desconocidas hasta entonces, cazadores muy combativos" (Ihering, vol. 34. pp. 516-517).
.300 SINFONtA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS CONCIERTO DE PAJAROS 301
explica la diversidad de los pájaros (orden zoológico). pero en el que la narices, ojos, axilas, pene, ano; unta igualmente todos los espacios
sangre del niño desmembrado es el origen del color particular del cielo en tre los dedos.
cuando caen las últimas lluvias precisamente antes de que llegue la esta- Cuando despierta el demiurgo advierte que se está hinchando
ción seca, según una versión (Ribeiro 1, p. 141). o, de acuerdo con otra peligrosamente. Los pájaros (que entonces eran hombres) acuden
(Baldus 4, p. 124). el origen del arcoíris. Los mitos de la Guayana apro- a socorrerlo e intentan destaparlo a hachazos, o sea a picotazos, pero
ximan asimismo el arcoíris y el color de los pájaros, en tanto que el mito la cera está demasiado dura. Sólo un pájaro carpintero muy pe-
queño logra perforarla. Brota la sangre del demiurgo y cubre a los
vilela, referente también al arcoü-ís, define el orden zoológico por un pájaros de salpicaduras rojas. excepto al cuervo, sucio de la inmun-
criterio acústico en vez de visual: diferenciación de los pájaros según su dicia que escapaba por el ano (Métraux 3, pp. 29-30; 5, pp. 133-
canto. Las versiones jívaro, que para aligerar el cuadro no hemos ex- 134. Palavecino, pp. 252·25~).
puesto, hacen lo mismo (Karsten 1, pp. 327-328; Farabee 2, p. 123). Se
ha visto que el mito arekuna explica simultáneamente la diferenciación La interpretación de este mito tropieza con dos clases de dificultades.
del pelaje y la de los cantos o gritos animales. Una versión toba (M 17, ) , Si nos limitamos a considerar la cadena sintagmática, es decir el desen-
que tiene su correlato exacto en Amazonia (Amorim, pp. 277-279) Y en volvimiento del relato, parece incoherente y construido de la manera
la Guayana (Ahlbrinck, arto "nomo"), se acerca por otros lados al mito más arbitraria. Y si se intenta poner de nuevo el mito en el conjunto
tsimshian, puesto que la cólera del arcoiris, ofendido por la contamina- paradigmático formado por los otros mitos relativos al color de los pá-
ción de su agua, que una muchacha indispuesta fue a beber, provoca un jaros, incluyendo Mm que. sin embargo. proviene también de los Toba
diluvio en el que perecen todos los indios: "Los cadáveres se volvieron y de los Matako, la resistencia no es menor, pues la historia que relata
amarillos. verdes o negros, y volaron pájaros de todos los colores, negros, parece ser muy dlferente.a
blancos, verdes" (Métraux 5, p. 29). El orden zoológico. vinculado al Examinemos primero este último aspecto. Los mitos sobre el color de
arcoiris, es pues doblemente calificado: por lo que respecta a los hombres los pájaros se refieren al reparto de un despojo que perteneció a un
y en lo tocante a los pájaros. monstruo caníbal. Ahora bien, en el mito aquí considerado el engaña-
dor adopta precisamente el papel de monstruo caníbal puesto que se
come una criatura viva. Ateniéndonos provisionalmente a la última par-
Para explicar el origen del color de los pájaros. los Toba y los Matako te del mito obtenemos pues la transformación:
tienen otro mito, al parecer sin relación con el precedente. De aquí un
problema que es necesario considerar. MH~
etc.
¡monstruo caníbal
desollado;
los pájaros hostiles
se reparten la piel:
(acción
centrífuga)
Mm;. Matako: el color de los pájaros. color de
los pájaros
El demiurgo y engañador Tawkxwax viajaba por el borde de un
río. Pasó la noche en la orilla. Al despertar sintió hambre, volvió M
m
Imonstruo caníbal
tapado;
los pájaros auxilia-
dores vuelven a
(acción
centrípeta)
a ponerse en marcha y hacia mediodía llegó a una cabaña rodeada abrir sus orificios:
de innumerables jarras llenas de agua. Vivía allí una vieja. Tawkx- ~--
-
wax se acercó y pidió de beber. La vieja le señaló las jarras y le
dijo que bebiese cuanto quisiera. ¿Habrá que admitir entonces que la primera parte de Mm, con su cons-
Pero Tawkxwax hizo que el agua se calentara y rogó a la vieja trucción minuciosa, su riqueza en detalles aparentemente gratuitos, no
que fuera a buscar agua fresca al río. Ella s~ inquietó por su nieta, tiene otro objeto que justificar la función del engañador como mons-
a la que cuidaba, y entonces T. le aconsejó que la echara en la truo caníbal? La conclusión parece inevitable si nada más se consideran
hamaca, y murmuró palabras mágicas para que la jarra de la vieja
no se llenase antes de que él hubiera terminado de comerse a la las relaciones sintagmáticas. Pero nos entretenemos con este mito preci-
niña. Llegada al río, la vieja intentó en vano sacar agua. Durante samente con vistas a ilustrar tina regla esencial del método estructural.
ese tiempo T. cogió la niña, .la asó y se la comió; puso entonces una Considerada en estado bruto, toda cadena sintagmática debe tenerse
piedra en lugar de ella [versión toba: .Zorro pone la boca en el ~no por privada de sentido, sea que de primera intención no aparezca signi-
de la criatura y aspira toda su sustancia: no queda más que la piel]. ficación alguna, sea que crea pcrcibirse un sentido pero sin saber si es
Levanta entonces el sortilegio, la jarra se llena. la vieja vuelve. el bueno. Para vencer esta dificultad no existen más que dos procedi-
Al ver la piedra llora y se indigna. Esta vieja. era una ab.eja sal-
va je de la especie llamada moro-moro [otra versión: una aVispa al- 2 Por razones indicadas ya (p. 178, n. 6), no nos pondremos a cotejar el mito
bañil]. Hace que el engañador. caiga en P!?f~llldo sueño y mien- contemporáneo con antiguos mitos peruanos (Dávila) ni con un pasaje del
tras duerme tapa con cera o tierra sus orificios corporales: boca, Popol-Vuh (Raynaud, pp. 50-51).
302 SINFONIA RÚSTICA EN TRES MOVIMIENTOS CONCIERTO DE PAJAROS 303
mientas. Consiste el uno en cortar la cadena sintagmática en segmentos
superponibles, de los que se demostrará que constituyen otras tantas va- El Espíritu se come asada
origen del color de
riacioncs sobre un mismo tema (L.-S. 5, pp. 227-256; 6). El otro proce- M", { la criatura de la huéspeda, ........ M 1 : S . . . . . . .
los pájaros
o se la traga cruda;
dimiento, complemento del anterior, consiste en superponer una cade?a
sintagmática tomada en su totalidad -dicho con otras palabras: un rruto La huéspeda cuece
entcro-, a otras mitos o segmentos de mitos. Se trata en todo caso: por M .., { (sin comérsela) la criatura ....... [M,.;l······· origen del veneno
del Espíritu; de pescar
consiguiente, de reemplazar una cadena sintagmática por un conJunto
paradigmático; la diferencia está en que en el primer caso este conjunto
se extrae de la cadena -nientras que en el otro es la cadena la que es
incorporada. Pero ya se confeccione el conjunto con pedazos .de. I~ c~­ Conocemos en efecto un mito cuya cadena sintagmática puede decirse
dcna o ya la cadena misma ocupe el sitio como pedazo, el prInCIpIO SI· que "explica" la del mito toba-matako, pues se le opone punto por pun.
gue siendo el mismo. Dos cadenas sintagmáticas o, fragme.ntos .de una too Es el mito caribe de la Guayana acerca del origen del veneno de pes.
misma cadena que, tomados por separado, no ofrecían sentido Cierto al- car y de las enfermedades (M 1e2) , resumido con anterioridad (p. 276) y
cotejado con Mue en el diagrama anterior.
Runo adquieren uno por el mero hecho de que se oponen. Y como la
significación emerge desde el momento en que se ha constituido la pareja, Daremos más adelante (pp. 320-321) otro ejemplo de transformación por
es que no existia anteriormente, disimulada pero presente a la ~anera inversión que llevará por un lado al veneno, por el otro al color de los
de un residuo inerte, en cada mito o fragmento de 100tO considerado pájaros. Por el momento el punto importante es que Ml1I¡ sea, en su
primera parte, isomorfo de M162 y, en la segunda, isomorfo de M u lI, que
aisladamente. La significación está toda en la relaci?n din~mica q~e
funda simultáneamente varios mitos o partes de un mismo mito, y bajo es un mito del todo diferente. Se preguntará entonces si existe una re.
ladón entre Mue y Mlll2 y, en caso afirmativo, cuál.
el efecto de la cual estos mitos y estas partes son promovidos a la exis-
tencia racional y se consuman juntos como pares oponibles de un mis~o M 1611 y M:w son ambos mitos sobre el origen del veneno de pescar, pero
grupo de transformaciones. En el caso que no.s ocupa la demostración cumplen su común misión recorriendo caminos inversos. MH5 atribuye
será más convincente por el hecho de que reqUiera dos etapas, cada una el origen del veneno de pescar al arcoíris, y los otros mitos que hemos
de las cuales repite a la otra y contribuye a aclararla. revisado describen a éste como un monstruo caníbal que hacía reinar
sobre la humanidad el sufrimiento y la muerte. Por el contrario, M 1l12
evoca, en situación inicial, una edad en que el sufrimiento y la muerte
{un Espíritu engañador la dueña de la la dueña de la cabaña eran desconocidos. A un ser sobrenatural, serpiente masculina y devo-
masculino viaja junto a cabaña es una abuela expone y ofrece con radora, corresponde un espíritu hembra que asume el papel de nodriza.
M 1a un río, no lejos del cual que cuida de una liberalidad sus reservas
hay una cabaña; Él persigue a los hombres (y a los pájaros en M172); ella les testimonia
criatura; de agua
afecto. En la persona de un niño los hombres son víctimas de la malig-
la dueña de la cabaña nidad del primero (M H II) ; en la persona de un niño también la segunda
{un Espíritu 1,,1 Iemení- la visitante de
M,ft~ no visita una cabaña,no la caballa es una oculta y niega con es víctima de la malignidad de los hombres (Mll12). La serpiente arcoíris
lejos de la cual hay un tio; madre que amamanta egoísmo sus reservas de vive en el fondo del agua, de la cual es dueña. Es privada de agua, queda
una criatura; agua. sedienta. En M H II el antagonismo principal se manifiesta entre el arco.
iris y los pájaros (seres aéreos) que lo exterminan; el Espíritu de l\'L62'
como todos sus congéneres, experimenta una violenta antipatía hacia la
batata (¿ser ctónico?), cuya pura evocación verbal es suficiente para
1, huéspeda va a buscar
provocar su desaparición.ü
el Espíritu visitante
El Espíritu pide al río agua fresca para su
vuelve demasiado
M". { de beber (aunque
tenga hambre);
caliente la bebida que visitante, abandonando su B Reconoceremos gustosos que esta última interpretación es frágil. Podría
se le ofrece; criatura. acaso apuntalarse mediante otro mito de la Guayana (Mm). de procedencia
arawak. Se refiere a un pescador que captura y desposa al genio femenino
el huésped humano la visitante va a buscar al de las aguas. Todo marcha bien hasta que la suegra ebria revela el origen
El Espíritu acep- sobrenatural de su nuera, violando así el secreto impuesto por la sirena. Ofen-
vuelve demasiado rio agua fresca para ella
M", { ta de comer(pero caliente el alimento misma, abandonando su dida, ésta decide abandonar a los hombres y volver con su esposo a la morada
tendrá sed); acuática, mas no sin haber reemplazado el pescado (con el que abastecía en
que ofrece; criatura.
abundancia a su familia humana) por una jarra de cassirl -c-cervcza de man-
dioca y de "batatas rojas" (¿Dioscorea?)_ y una provisión de batatas dulces
que les envía desde el fondo del agua. Luego de regalarse, los indios tiran al
304 SINFONIA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS CONCIERTO DE PAJAROS 305

Se ve cuál es la posición particular de 111(1:0: la de una "crítica" -en el decir tratando estos huecos y pliegues como si fueran oríñcíos.e En des-
sentido kantiano de la expresión- de l\fH.~' puesto que el problema que quite, la abeja o avispa de .l\fI7~ tapa los orificios y unta los huecos de las
es planteado y resuelto puede formularse ele la siguiente manera: ¿Cuál es articulaciones, que trata por 10 tanto también como si fueran orificios.
el conjunto de las condiciones requeridas para que un ser sobrenatu- Por otra parte -y comparando esta vez Mn~ y Ml_, se recordará que.
ral. inverso del arcoíris, sea llevado a actuar exactamente como él? Aun- inversa del arcoíris, la heroína sobrenatural de M l 6:! se conduce finalmen-
que se sitúe en un nivel formal, nuestro análisis permite pues emitir una te como él, mostrándose responsable del origen de la muerte. de las en-
hipótesis sobre la edad respectiva de los dos mitos, su función primaria fermedades y del veneno para pescar. Simétricamente, la heroína de
o derivada: para que las cadenas sintagrnáticas se hagan inteligibles hace Mm, congrua con el arcoíris cuando se presenta con forma humana -eu
falta que MUII sea anterior a Ml~~ y que el segundo mito pueda aparecer tanto que dueña del agua-e, resulta a fin de cuentas ser una avispa o
como el resultado de una suerte de reflexión, inconsciente sin duda, so- una abeja moro-moro: término de origen quechua, idioma en el que la
bre el primero. La hipótesis inversa carecería de fuerza explicativa. De palabra "muru-muru" significa "multicolor", lo cual ya es instructivo. Lo
mismo que la rana de Mm, la abeja confunde los pliegues de las articula-
la misma manera Mm parece derivado en relación con MU5 y Mie, pues
ciones y los orificios, pero obtiene el resultado opuesto: la rana se imagina
supone a ambos ya que su originalidad consiste en yuxtaponerlos, no sin
invertirlos. Pero no los invierte del mismo modo: Mm trasmite el mismo que pueden "perforarle" los primeros; la abeja es víctima de la ilusión
mensaje que M U IJ (color de los pájaros) al precio de una simple inver- contraria al empeñarse en tapárselos a otro. Lo mismo que el arcoíris, la
sión léxica; y trasmite el mensaje inverso de Ml~~ por medio de un código rana participa del elemento húmedo; y la heroína de Ml112 es inmediata-
preservado. Tomando por mitad la función del arcoíris (profundamente mente calificada por su sed y puesta bajo la rúbrica de la sequía, puesto
mala) y por otra mitad la del Espíritu amistoso (profundamente buena) , que es privada de agua. Si se siguen aplicando las mismas reglas de trans-
el engañador, que es a la vez bueno y malo, manifiesta en un plano Ior- formación puede deducirse que la abeja o avispa de Ml1~, cuya conducta
mal su dualidad de varias maneras: realización de una especie de "CTOS- invierte la de la rana de M 1U , posee una connotación "árida", lo cual
sing-over" entre dos mitos; adopción, para uno de éstos, de su versión confirma por anticipado lo que diremos en la p. 308, n. 6, acerca de la
función semántica de las avispas en el ritual sherenté.
invertida; vuelta original de esta versión; adopción de una versión "al
derecho" del otro mito, y vuelta original (pero sobre otro eje) de
ésta.
A pesar de tal conclusión ya compleja, el problema se halla lejos de estar Retornemos brevemente a la versión tsimshian (MI70) que ha servido de
agotado. Existe un mito karajá (MI'T'/) cuyo análisis no hemos empren- punto de partida a esta discusión. En si misma ofrecía ya doble interés.
dido por no alargar desmesuradamente la exposición, si bien se presenta Antes de que la trajésemos a cuento, las condiciones de estrépito se ha-
en ciertos respectos corno una versión invertida del mito kachúyana del bían presentado en dos contextos netamente distintos: orden social (cen-
origen del curare (Ml~l)' Trata de un héroe curado de úlceras por una cerrada), orden cósmico (eclipse). La originalidad de Ml'm consistía en
serpiente, de quien obtiene también unas flechas mágicas gracias a las unirlas: en efecto, el mito comenzaba por evocar la mala conducta de
cuales destruirá una raza de monos caníbales de la especie guaribá. Di- los jóvenes. es decir, un desorden social, principio de una larga aventura
chas flechas no están envenenadas, muy al contrario, puesto que es in- que terminaba con la instauración de un orden meteorológico y cósmico.
dispensable debilitarlas con un ungüento mágico, so pena de verlas vol- Ahora, cuando se mira de cerca se observa que los mitos caduveo
verse contra quien las usa (Ehrenreich, pp. 84·86; Krause, pp. 347·~50). (Mm) y vilela (Mm) hacen exactamente la misma cosa. El primero aso-
Se notará una simetría curiosa entre un detalle de este mito y M 1Tl1, que cia la conducta ruidosa de los niños por una parte. y el color del po_
como acabamos de ver invierte (pero de otra manera) los mitos de ori- niente y el arcoíris por otra. En las dos versiones que poseemos del mito
gen del veneno. En Mm el héroe recibe instrucción de simular el coito vilela la falta del héroe consiste sea en volver demasiado tarde, sea en
con una rana cuya complicidad debe obtener, frotando el pene en Jos evitar la compañía de muchachos y mozas de su edad (Lehmann-Nitsche 2,
espacios entre los dedos de las patas delanteras y traseras del batracio, es p. 226). Estas conductas asociales tienen como consecuencia última el
nacimiento del arcoíris y la repartición de los pájaros en especies, distin-
agua la jarra vacía y las mondaduras de la! batatas. La sirena transforma la. tas por la residencia y por la voz.
primera en gran siluro (Silurus sp.j y las segundas en imiri (Sciadeichtllys), En segundo lugar, M 1'1O remite a un grupo de mitos vasto y complejo
que son unos pececitos regordetes. Por esta razón los Arawak llaman al siluro> cuyo estudio no puede emprenderse aquí y que tiene por tema el castigo
"jarra del pescador", y "batatas del pescador" a los imíri (Roth r, pp. %16~
217). Si se admite que los peces son al agua como los pájaros son al aire. la ~ Estos detalles sugieren de nuevo el eunauaru (d. más arriba, p. 262), cuyo
equivalencia Introducida por el mito entre peces y batatas podría ser generali- cuerpo "está cubierto de una sustancia pegajosa de olor desagradable y parti-
zada bajo la forma: cularmente difícil de quitar de los abultamientos que tiene en las puntas de
los dedos" (Schornhurgk, vol. n, p. 3%).
(batatas: tierra)": (peces.aguan: (pájaros.aire).
306 SINFONIA RUSTICA EN TRES MOVIMIENTOS CONCIERTO DE PAJAROS 307
de una conducta desordenada de que se hacen culpables los jóvenes. trar que, si los mitos del desanidador de pájaros son mitos de cocina,
Cienos mitos se relacionan con el ruido: estrépito nocturno, insultos dírí- los que atañen al color de las aves plantean en términos sociológicos,
gidos a las estrellas o al cielo porque nieva. o a excrementos humanos; zoológicos, meteorológicos o cosmológicos un problema que es formal-
otros, más difundidos en América, sancionan el desprecio o el despar- mente del mismo tipo que el del advenimiento de un orden que podría-
pajo hacia los productos alimenticios. Si se nos concede, a título de hipó- mos llamar alimenticio. Retornamos así a anteriores consideraciones
tesis de trabajo. que el alimento es una modalidad terrestre (aquí la tie- (p. 289): el fuego de cocina es mediador entre lo de arriba y lo de abajo,
rra comprende la tierra firme y el agua, es decir lo de abajo por oposi- entre el sol y la tierra. Por consiguiente el desanidador de pájaros, extra-
ción a lo de arriba, d. L.-S. 6) J el hecho -atestiguado por los mitos- de viado a medio camino entre 10 alto y lo bajo, y -a título de cuñado o de
que el cielo reaccione ante el ruido como si tuera ur¿a ofensa personal hijo- mediador entre un hombre y una mujer, entre la alianza y el
incita a plantear una equivalencia sobre la cual tendremos que volver parentesco, puede ser el introductor (o el susrractcr: en todo caso el
más tarde. En efecto, si el ruido es un abuso contra el cielo y la falta de amo) del fuego de cocina que en plano cultural instaura un orden con-
respeto hacia el alimento (o la bebida, d. Mm) un abuso contra la tierra gruo con otros: ya sociológico, ya cósmico, o situados a niveles intermedios.
(o el agua: piénsese en el mito toba antes citado, y en las pescas maravi- Una vez recordado esto será más impresionante apreciar que hay mitos
llosas con los hipervenenos encarnados), resulta que: que yuxtaponen bruscamente el motivo del desanidador y el del color de
los pájaros:
[ruido (= abuso contra x):cielo] :: [abuso contra alímentorrierra (o agua)]
MUII. Parintintin: el color de los pájaros.
Con su forma aún problemática, esta equivalencia puede confirmarse Dos indios viejos que eran muy amigos decidieron ir al bosgue
de dos maneras. Existe por lo menos una tribu brasileña que recorre, para desanidar águilas arpías ("gaviao-real", Tbrasaetus harpYJa).
€D el espacio de un solo mito, el itinerario complicado que hemos seguido Confeccionaron una escala y uno de ellos subió al árbol en que es-
juntando punta con punta varios mitos, para pasar del estrépito al eclip- taba el nido que de antemano hablan descubierto. Viendo que 8U
se, del eclipse al incesto, del incesto al desorden, y del desorden al color compañero había encontrado un pajarraco, el viejo que seguía en
de los pájaros: el suelo le preguntó: "¿Cómo es ese aguilucho?" A lo cual respon-
dió el otro: "¡Peludo como el . .. de tu mujer!" 5 Furioso, el vejete
Ml'J8. Shipaia: el color de los pájaros. ofendido, que se llamaba Ipanitegué, rompió la escala y se fue.
Dos hermanos vivían Con su hermana en una cabaña abandonada. Cinco días pasó su compañero, que se llamaba Canaurehu, en la
Uno se prendó de la muchacha; se reunía con ella cada noche sin copa del árboll hostigado por avispas y mosquitos ("cabas e cara-
decirle quién era. El otro hermano descubrió que su hermana es- panans") que le picaban día y noche. Finalmente hacia mediodía
taba encinta y le mandó que marcara en el rostro a su visitante oyó lejos el llamado del águila que traía carne de perezoso a sus
nocturno con tintura de genipa. Cuando el culpable se vio denun- pequeños. Aterrado, el viejo trepó a lo más alto del árbol y allí
ciado por las manchas huyó al cielo con su hermana. Pero llegados se agazapó sin decir palabra. El águila llegó volando al nid? y
allá disputaron, y el hombre empujó a la mujer, que cayó como un mientras comía el pequeñuelo, vio al hombre. Alarmado, el pájaro
meteoro y tocó la tierra con gran ruido (subrayado por nosotros; voló a un árbol próximo e interrogó al indio, que relató su historia,
d. M u ll , donde los hombres sacan la serpIente a tierra "lanzando y cuando llegó a su réplica jocosa al águila le entró una risa tonta.
gritos terribles", p. 298]; se convirtió la mujer en tapir en tanto que Quiso acercarse para oír mejor, exigiendo un nuevo relato. Pero
el hermano incestuoso, que siguió en el cielo, se convirtió en la luna. el hombre tenía miedo de que el águila lo matase. Tranquilizado
El otro hermano convocó los guerreros y les mandó matar a la por fin, volvió a empezar la historia, que el águila halla tan diver-
luna a flechazos. Sólo el armadillo le dio. La sangre de la luna tida que ríe, ríe, ríe ...
era de todos los colores, chorreó hasta la tierra y salpicó a hombres El águila propone entonces a Canaurehu ayudarlo a vengarse.
y mujeres. Éstas se la enjugaron de abajo arriba, de ahí que Sacude sus plumas encima de él hasta que queda cubierto de ellas,
estén sometidas a la influencia de la luna. Los hombres por su transformado en águila. Concluida la metamorfosis, el pájaro enseña
parte se enjugaron de arriba abajo. Los pájaros se bañaron en al hombre a volar y a romper ramas cada vez mayores.
105 charcos de diferentes colores y así cada especie adquirió su plu- Juntos, y con el propósito de llamar la atención, vuelan, dando
maje característico (Nim. 3~ p. 1010). grandes chillidos (nosotros 5.ub!ayamos), ~obr~ la plaza del pueblo,
en medio de la cual se habla instalado Ipanitegué para hacer una
Por otra parte, echando una ojeada retrospectiva sobre nuestro reco- flecha. Las dos aves caen sobre él derrochando picotazos y arañazos
y lo alzan sujetándolo de la cabeza y de las. piern~s. Los ind~os
rrido, podemos decir que empezó con mitos cuyo héroe es un desanida- disparan flechas que no dan más que a la víctima. Sin mayor éxito
dor de pájaros (Mio luego M,.., 8, e, lO, ri, u) y que, provisionalmente al intentan retenerla con el hilo desenrollado que colgaba de su fle-
menos, desemboca en mitos (Mm, l'Jl1, m, m, l'l'Il, 1'18) relativos al origen del
color de los pájaros. Para justificar este largo periplo acabamos de mes- ~ Para una réplica de la misma vena, d. Murphy-Quain, p. 76.
308 SINFONtA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS CONCIERTO DE PAJAROS 309
cha, y que de inmediato se rompe. En la plaza quedaba un charco
de sangre lleno de jirones de tripas, y de sesos. el águila nutre a su el héroe hace reir al
Las águilas transportaron su presa hasta el nido y convidaron a \ Mediación por el perezoso, pequeñuelo y no
Mm símbolo de una conjunción adopta al héroe, pero águila a costa suya
todos los pájaros al festín, a condición de que cada UllO aceptara cósmica': (objeto de risa, +).
ser "tatuado", Pintaron al guacamayo con la sangre. Al mutum le
untaron de cerebro el pico y la punta de las alas, de sangre el pico
al tangara-hú, las plumas al loro y la cotorra con bilis, a la garza
r
Mediación po, el caetetu
se "alía" con él;

MTa Mn)símbolo de una conjun- el jaguar no tiene


hijos, adopta y
el héroe se guarda de
reír del jaguar (sujeto
con sesos también. Pasaron por la sangre la pechuga del surucua-hú M 12 ción social (d. segunda
parte, 1) alimenta al héroe; de risa,-)
y el cuello del jacú.pemun.hú... Así todas las aves fueron tatua-
das, las grandes y las pequeñas; unas adquirieron color rojo en pico
o plumas, otras obtuvieron plumas verdes, o blancas, porque todos
estos colores estaban presentes en la sangre, la bilis y el cerebro del
viejo asesinado. Por lo que a la carne toca, los pájaros se la co-
mieron (Pereira, pp. 87-92). el águila concede al
{ El águila cubre al héroe le ayuda a vengarse
héroe una potencia
Comparando los materiales de Nunes Pereira con los que él mismo re- M lu con una naturaleza de de un amigo (que es
natural (poder de vo-
pájaro (plumas); aún humano)
cogiera en otras tribus, Nirnuendaju acusó al primer autor de transcrip- lar. fuerza sobrehuma
ciones defectuosas e incompletas (Nim. 11, vol. m, pp. 293-294). La dis- na) •
cusión siguiente mostrará, según creemos, que jamás debe criticarse a la { El jaguar desembaraza al el jaguar concede al le ayuda a vengarse
ligera un texto recogido de primera mano. En materia de análisis mítico M. a héroe de una naturaleza héroe una potencia de una pariente (ma-
las diferencias no pueden ser recusadas a priori. Lo que hay de notable, M 12: de pájaro (excrementos y cultural (armas, fuego dre ) vuelta animal.
en efecto, en esta extravagante versión del desanidador de pájaros, es que sabandijas): de cocina),
invierte punto por punto, y con un rigor sistemático que no podría ser
efecto de la negligencia del colector o del capricho del narrador, todos
los detalles y hasta la estructura del correspondiente mito ge:

M 179 ~ dos viejos de igual edad,


unidos por ~es~ni·(htdore~ de -
I M
Uf
{Instauración de un orden comida caníbal fuera
natural y zoológico; del pueblo;
hace, ruido para ser
oído.
amistad, I agudas (carnívoros):
M, a \ dos hombres de edad unidos por desanicladores de M¡a{ Instauración de un orden comida de carne no hacer o no oír
M 12 f desigual (adulto, niño), matrimonio, loros (frugtvoros) : Mil cultural y alimenticio: cocida, en el pueblo; ruido.

anunciado por la aparición de avispas, mensajeras así de este mundo, pero en


la doble calidad de "cantoras" (concedida a los hombres que cantan) y de

¡
U no insulta al otro mediante una rela-
Mm ción social ausente (esposa de x
hermana de y) ;
* héroe abandonado, perseguido
por insectos venenosos".
donadoras de flechas en miniatura, o sean sus aguijones convertidos de su for-
ma natural, hostil a la humanidad, en una forma cultural al servido de esa
misma humanidad. Lo cual bien podría significar el "amansamiento" del mun-
M {uno insulta al otro mediante una do quemado. Banner (2, pp. 20, 27-28) ha descrito hace poco entre los Kayapó
?\i a relación natural presente (pájaro héroe abandonada, cubierto un juego ritual durante el cual los adolescentes. imitados a veces por los ní-
12 presente que se pretende ausente; de inmundicias y sabandijas. fías, batallan con las avispas, cuyo nombre indígena significa "enemigos".
huevo convertido en piedra; 7 Para esta función del perezoso, que aquí sólo nos interesa indirectamente,
'f que no hemos tenido ocasión de establecer de modo independiente, habrá
que dirigirse sobre todo a los mitos de los Tacana de Bolivia. donde el pere·
zoso es un dueño del fuego destructor que incendia la tierra y cuyos cxcre-
6 Esta notable oposición confirma la ínterpretacíón ya esbozada del episo-
mentas, si no puede soltarlos en el suelo y se le obliga a defecar arriba de un
dio de las avispas en el ritual sherenté del Gran Ayuno (d. antes, p. 291, n. 5,
árbol, "adquieren la eficacia de un cometa": derriban la tierra y aniquilan
y p. 305). En efecto, si las alimañas connotan el "mundo podrido", los insectos
todos los seres (Hissink-Hahn, pp. 39"40). El eco de estas creencias se encuen-
venenosos deben connotar el "mundo quemado" (en el sentido que hemos
tra por lo demás en la Guayana, donde la estrella llamada "del perezoso",
~ado ~ estos términos en las pp. 289 s.). Ahora bien, el Gran Ayuno tiene por
que se ve en el horizonte al comenzar la gran estación seca, tiene fama de
intención apartar del hombre la amenaza del mundo quemado, )' su fin es
descender a tierra para hacer sus necesidades (Ahlbrinck, art. "kuplrisi").
310 SINFON1A RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS CONCIERTO DE PAJAROS 311

Preguntémonos ahora cuál podrá ser la razón de todas estas vueltas. dor de pájaros del Brasil central y oriental y el hombre pescador de pe-
Hemos aislado antes un vasto conjunto de mitos cuyo común denomi- ces de la Guayana, el mito parintintin inserta el pdjaro pescador de hom-
nador es la atribución de una misma función pertinente a conductas bre para formar el tercer tablero.
diversas referentes al ruido o a conductas en las que se reconocen otras Los Mundurucú, que hablan un dialecto tupí. sirven de transición en-
tantas transformaciones de las primeras. La función semántica de estos tre las tribus del grupo Iíngüísríco ge, al este, y los Parintintin -de
mitos es atestiguar que existe un isomorfismo entre dos tipos de órdenes lengua tupí como ellos- al oeste. Esta situación geográfica y lingüística
que pueden ser, según los casos, el orden cósmico y el orden cultural, el explica tal vez que entre ellos el mito del color de los pájaros excluya
orden cósmico o meteorológico y el orden social, o uno cualquiera de escrupulosamente toda referencia al del desanidador. El mito mundurucú
estos órdenes y el orden zoológico, que reside en un nivel medio en re- es -podría decirse- perfectamente "deshumanizado"; reside en 105 pu-
lación con ellos. En el mito bororo del desanidador de pájaros (M ,) el ros planos zoológico (explícito) y cosmológico (implícito):
orden meteorológico es explícito (origen del viento y de la lluvia), '!
el orden cultural (origen de la cocina) implícito. En los mitos ge del mis- M 18O• M undurucú: el color de lo" pájaros.
mo grupo ocurre a la inversa. Pero ninguno se refiere al orden zoológico,
que ocupa el primer plano de los mitos del Chaco y de la Guayana (en Un águila real hembra criaba a su pequeñuelo en un nido que
los cuales apreciamos una vez más que por la armadura están más cerca estaba en la punta de un árbol. Un día se abalanzó perpendicular-
entre ellos que de los mitos del Brasil central y oriental, aunque éste mente hacia el agua para atrapar una tortuga que asomaba a la
se halle a medio camino entre aquellas dos regiones). Se advierte enton- superficie, pero la tortuga era demasiado grande: arrastró al pájaro
ces que entre las versiones del Brasil central y oriental por una parte y hacia el fondo. El águila se ahogó.
las del Chaco y la Guayana por otra. la versión parintintin sirve de bisa- El aguilucho abandonado atrae con sus gritos a un águila negra
grao Con ayuda de un código tomado del ciclo del desanidadcr de paja- que empieza a cuidar de él pero no tarda en cansarse y se va. Si-
ros, "trasmite" un mensaje que pertenece al ciclo referente al color de gue un águila "rapina" y, cuando el aguilucho ha crecido. sus dos.
protectores lo ponen a levantar troncos cada vez más pesados para
los pájaros:
que pueda desquitarse de la tortuga y vengar la muerte de su
madre.
Cuando está ya en condiciones acecha a la tortuga. :F'....sta sale a Ia
orden cosmológico superficie y la provoca. Va muy adornada con plumas de águila.
El pájaro se abalanza, agarra la tortuga. que intenta arrastrarlo al
agua, pero las otras tortugas la rechazan hacia la superficie. E]
orden zoológico ave vuela al nido llevando su presa.
El águila invita a todos los pájaros a comer la tortuga. cuyo cara-
pacho hay que empezar por romper. El tucán lo intenta y se le
orden cultural aplana el pico: de ahí su forma actual; e] pájaro carpintero triunfa.
Entonces los pájaros se pintan con la sangre roja, el líquido azul
de la vesícula biliar y la grasa amarilla. El tucán se unta el azul
alrededor de los ojos, de amarillo la base de la cola y una banda
Pero para operar esta vuelta M 17\1 debe cumplirse como caricatura de transversal en el pecho. También se echa sangre en la cola. El
las otras versiones. Como se trata de justificar un orden natural. las rela- pájaro carpintero se pinta la cabeza de rojo, el pipira se embadurna
ciones familiares y los estatutos sociales (cuyo vocabulario es heredado de de azul por completo. El mutum pringa de sangre sus patas y pico
las versiones bororo y ge) se truecan en negativas o bien se hacen objeto y. por privar a la galsa (¿garea? -"un pájaro de las aguas poco pro-
de irrisión. A dos cuñados. hombre joven uno. muchacho adolescente el fundas", loe. cit., p. ]43) de tintes animales, le propone emplear
arcilla blanca. La galsa lo hace así. pero cuando le toca el turno el
otro. suceden dos vejetes sin lazo de parentesco, simplemente "amigos"
mutum escapa. El ave engañada no puede más que atraparle la
en vez de aliados: o sea el más débil de los vínculos sociales contra el punta de la cola. que hasta el día de hoyes blanca.
más fuerte. Y no obstante, al injuriar a su compañero en la persona de Para agradecer sus cuidados al águila "rapina", el águila real le
su mujer (que no es una hermana, ya que los viejos no son más que ofrece la cabeza de la tortuga, con la cual hizo una trompeta que
amigos). el ridículo héroe de MID comprueba la fuerza lógica del lazo sonaba así: "roe, toco poat, poat". El águila tawatc [¿Astur sp.? cf.
ausente. La misma figura alusiva retorna en el mito más adelante, cuan. Ihering, arto "tauatu pintado"] sintió celos, pues a pesar de JIU gran
do las coloraciones específicas de los pájaros, que participan de un orden tamaño tenía una voz un poco agria. Exigió por lo tanto ua inter-
natural, son llamadas "tatuajes" y asimiladas así a marcas distintivas de cambio. Desde entonces el águila tawato tiene un vozarrón y el
orden cultural. En medio del díptico formado por el hombre desanida- águila "rapina" pía: "Hi-iii-ifi" (Murphy, 1, pp. 128-129).
312 SINFONIA RUSTICA EN TRES MOVIMIENTOS

Es difícil analizar este mito a causa de la incertidumbre que reina a


propósito de las tres especies de "águilas" y de su posición en la taxono-
mía indígena. El águila "rapina" sería Cerchneis sparverios eíáos, y el
tawato Hypomorphnus urubitinga urubitinga según Murphy (1, p. 143).
Otra versión las llama ii y uayuptauhu o puatpuat, respectivamente (KIli-
se 2, p. 633). Las águilas auxiliadoras no figuran, por lo demás, en una
versión amazónica sin lugar de origen preciso (Barbosa Rodrigues, pp.
167·171). Así que nos limitaremos a subrayar que MUlO y Mm son isomor-
fos en gran parte. El hombre de M1!~, el pájaro de MJa~ se adiestran en III
levantar trozos de madera de tanto peso como sus adversarios; el pájaro
abandonado llama ruidosamente, el hombre abandonado no dice palabra;
el hombre cubierto de plumas de Mm corresponde a la tortuga cubierta BODAS
de plumas de M 1 flQ; en el primer caso los combatientes, que están arriba,
gritan e insultan a su adversario, que está abajo, en el segundo ocurre
a la inversa: el águila guarda silencio y espera que la tortuga la provo-
que e insulte; finalmente los compañeros humanos de la víctima intentan
retenerla (MlT~)' en tanto que los compañeros animales la rechazan (M 18O) .
Un parentesco con las versiones de la Guayana (Mm) aparece en el epi-
k
!
!! P f P ~ 11 - f liip f
~ P PI~ It
.i .i o. lui
sodio de la cabeza, concedida al animal de mérito mayor.
Ci t f
, ,. faj· sait
, IIp
un eo.-tant

Es claro sobre todo que, a la inversa del mito parintintin, éste ocurre
totalmente en un mundo animal, no obstante que, como el mito parin-
tintin, se refiere a águilas de presa en vez de a loros desanidados: aves
P
oO• ..
P f P!li~ t
....u·&ait
li ~
dnx fois,
~ P I1
foil an· taD.t

belicosas y no pacíficas, carnívoras y no frugívoras y, en el mito mundu- lOOR STRAVINSlty, Las Bodas, 4" cuadro
rucú, asociadas al agua mientras que los loros lo están a la tierra, por-
tadora de árboles en que buscan su alimento. Esta última oposición
está bien atestiguada entre los Bororo, cuyos sacerdotes pasan por con-
TODOS los mitos concernientes al arcoíris que hemos revisado asocian este
vertirse a veces en pájaros para ayudar en la búsqueda de alimento: en
forma de guacamayos acopian frutos, como águilas arpías pescan o matan fenómeno meteorológico ora al origen del veneno de pescar y de las
otros pájaro, (Colb. 3, p. 131). enfermedades. ora al del color de los pájaros. Pero según el tipo de
vínculo adoptado el arcotris no interviene de la misma manera: o bien
es sgente o bien objeto pasivo de una acción que sobre él se ejerce.
En razón directa o indirecta de su malignidad, el arcoiris vivo provoca
la aparición del veneno y de las enfermedades: les sirve de causa moral.
Del color de los pájaros es nada más causa física, puesto que las aves no
adquirirán su plumaje distintivo hasta haberlo matado primero y ha-
berse repartido sus despojos. Echando mano de otro lenguaje podría de-
cirse que el arcoíris significa el veneno y las enfermedades pero que su
función lógica pasa de significante a significado cuando se aplica al co-
lor de los pájaros.
La primera vez que tropezamos con este prohlema ]0 resolvimos recu-
rriendo a una dialéctica de los intervalos grandes )' pequeños. Se nos
hizo patente que la enfermedad y el veneno ofrecían un doble carácter.
El uno y la otra implican una transitividad, sea de la vida a la muerte,
lea de la naturaleza a la cultura; en su seno el tránsito de un orden a
otro se realiza insensiblemente y sin que puedan discernirse estados inter-
medios. Por añadidura la enfermedad y el veneno, que son esencialmen-
te seres "cromáticos", acarrean efectos que pueden llamarse "diatónicos",
puesto que la pesca ron veneno, lo mismo que las epidemias. abren enor-
313
314 SINFONIA RUSTICA EN TRES MOVIMIENTOS BODAS 315

mes vados en las poblaciones que son víctimas. Los Guarayo de Bolivia la variedad (del todo superflua) de las perlas que les repartíamos (L.-S. 3,
sacan de esta confrontación una conclusión razonable: creen que toda p. 260) para hacer collares multicolores, a la manera del imprudente
enfermedad resulta de un envenenamiento, y que a menos de ser enve- Vilela ...
nenados los hombres no morirían (Cardus, p. 172). Entre los Bororo se ha notado la reticencia que demostraban las mu-
Por reconocerse en ellos seres "cromáticos", el veneno y la enfermedad jeres en otro tiempo hacia las telas a rayas o floreadas que les ofrecían:
tienen una propiedad en común con el arcoiris que hace a éste apto "Empezamos por acusar a la moda o al capricho. Más tarde nos entera-
para significarlos. Por otra parte la observación empírica de sus estragos mos que su actitud era función de ideas religiosas ... Los sacerdotes ...
acarrea la inferencia (o verifica la hipótesis) de que lo continuo lleva explicaban que los tejidos rayados o floreados pertenecían al mundo de
en sí lo discontinuo, y hasta que lo engendra. Pero en cuanto deja de las almas y que por esta razón estaba prohibido recibirlos, ni siquiera
tenerse el arcoíris por un agente y se le vuelve objeto de una acción, la como regalo, como no fuera para adornar al que en los ritos funerarios
precedente relación se invierte. Un cromatismo significante, forma nega- encarna el alma del difunto o para remunerar al sacerdote encargado de
tiva del orden diatónico (puesto que este orden no es sino el residuo evocar las almas; aun éste. por lo demás, no puede llevarlos hasta haber
de un continuo devastado) ~ deja el lugar a un cromatismo signiiícado: informado a las almas de su proyecto." El mismo autor añade que los
materia positiva a partir de la cual se edifica un orden diatónico también Bororo prescriben el empleo de tejidos claros y teñidos uniformemente
y que se pondrá a cuenta de la naturaleza como el otro. En efecto. (Colb. 3, p. 131; E. B., vol. 1, p. 174). En 1935 los indígenas invocaban
diezmar una población particular (ya sean los hombres por las epidemias consideraciones del mismo orden para explicarnos por qué su cerámica
o los peces por la pesca) es cosa simétrica con la discontinuidad general era de matiz sombrío, sin ser animada por decoración alguna.a Este ho-
de las especies: le es isomorfa en el seno de un género. Por un camino rror a la policromía representa sin duda en América del Sur un fenó-
diferente habíamos llegado ya a esta conclusión (primera parte, 1, d) . meno bastante excepcional. Con todo, los Bororo no hacen sino llevar
Se recordará en qué condiciones el héroe vilela de Ml'rI se muda en ser hasta el límite extremo una actitud que les es camón con otras pobla-
cromático del cual "a pesar de la noche negra se ven centellear los colo- ciones. donde sólo se manifiesta en forma más matizada. Los Tukuna
res desde muy lejos" (Lehmann-Nitsche 2, p. 222). El acontecimiento ocu- cuentan en uno de sus mitos (Mm) que en otro tiempo los instrumentos
rre después de que ha reunido al borde del agua piedras de colores dife- de música rituales estaban pintados uniformemente de rojo. Una divini-
rentes y se ha hecho un collar, es decir un ser multicolor formado de dad ordenó al héroe civilizador que utilizara mejor "la arcilla de todos
elementos otrora dispersos y entre los cuales, una vez ensartados en el los colores" que se encontraba no lejos de una corriente de agua. pero
hilo, los intervalos se hacen muy pequeños. El procedimiento, señalado- sin tocarla con las manos. Tendría que recogerla con su cerbatana, cla-
en el mito, es tanto más significativo cuanto que sería difícil, según cree- vándala en tierra repetidamente, hasta que hubiese recogido muestras
mos, descubrir un collar que respondiese a la descripción en las coleccio- de todas las variedades. Después de eso tendría que extraer los colores
nes etnográficas de la América tropical, donde los collares indígenas S().. metiendo por la cerbatana una varita, y usarlos para pintarse. Es el as-
bresalen por su sobriedad de oolor y su regularidad.t Casi siempre están pecto de esta pintura -tal se precisa- la causa principal del tabú que
hechos de cuentas blancas y negras: discos menudos tallados en conchas afecta a los instrumentos, cuya vista está prohibida a las mujeres. Otro
de moluscos acuáticos y en corteza de nuez de palma, respectivamente. mito (M WI) explica que una se ocultó en un árbol para satisfacer su cu-
Para nada se explota la diversidad de las perlas del comercio: el blanco
y el negro, empleados alternados, siguen siendo los colores que merecen 2 Parece que el antiguo Egipto hizo funcionar también la oposición del cro-
más elogios. Las perlas de otros colores, aceptadas a veces, sirven para matismo y del monocromatismo, pero a favor de una liturgia del vestido opues-
hacer collares monocromos, por ejemplo azules cuando este color (que ta a la de los Bororo: "Por lo demás, las tOPas de Isis son de diferentes tintes
las lenguas indígenas rara vez separan del negro) posee una connotación y colores, pues toda su potencia reside y se explaya en la materia, que recibe
religiosa (Huxley, p. 47; Nino, p. 197). Nunca hemos visto a los indí- todas las formas y se hace toda suerte de cosas: luz, tinieblas, día, noche. fuego.
genas de las siete u ocho tribus con las que hemos convivido aprovechar agua, vida, muerte. comienzo, fin; pero las de Osirfs no tienen sombra alguna,
ni la menor variedad, sino que son de un solo color simple, a saber, del color
1 Hasta entre los Chiriguano, poco alejados de los Vilela, en cuyo poder de la luz, pues la primera causa y principio es del todo sencilla. sin mezcla
habían señalado collares de coral y malaquita los viajeros. observación, por lo ninguna, por ser espiritual e inteligible; por eso no muestran más que una
demás, inventada por B. de Nino (p. 197). No está excluido que la curíoea vez esos ropajes, y por lo demás se aferran a ellos y 108 guardan estrechamen-
invención del mito vilela haya sido inspirada a los indígenas por collares an- te, sin dejarlos ver ni tocar, mientras que los de Isis por el contrario los usan
tiguos de origen andino. Pero como el motivo de las piedras aparece en la a menudo, ya que las cosas sensibles están en uso y se tienen siempre entre
Guayana asociado al Espíritu del arcoíris (Goeje, p. 33) -cuyo nombre caribe manos y, en tanto que sujetas a varias alteraciones, se despliegan y miran
sabido es que también designa la zarigüeya (d. anteriormente, p. 247)-, cree- repetidamente. Pero la inteligencia de lo que es espiritual e intelectual, puro
mos que el origen de este motivo toca más a la especulación qne a la expe- y simple, y santo reluciente como un relámpago, no se da a tocar y contemplar
riencia. al alma' más que una sola Tel." (Plutarco, § xu).
316 SINFONIA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS BODAS 317

r~osidad. Pero no bien aparecieron los instrumentos quedó como fas- Acto seguido el hada echó mane de barniz negro y con él decoró
cinada por su decoración. En vez de una trompeta creyó ver un cocodri- e hizo brillar numerosas calabazas en cuyo interior trazó dibujos
lo: "Orinó con abundancia y -¡pa!- cayó", Los músicos se lanzaron so- variados: el carapacho de la tortuga terrestre, las líneas de la lluvia,
bre ella, la cortaron en pedazos que pusieron a acecinar. Y obligaron las curvas del río, el anzuelo, figuras numerosas y bonitas ... " Craso
tevin, 3, pp. 192-198).
hasta a su madre y a su hermana a participar del festín (Nim. 13~ pp. 77.
78, 134).
Estos relatos piden varias observaciones. Ante todo se recordará que En una cultura que está entregada a la cerámica policroma, por con-
los ,!ukuna hacen de uno de los arcoíris el dueño de la arcilla para ce. siguiente, el arcoíris adquiere un sentido ambiguo y equívoco. Su po-
~ámIca (ver antes, pp. 245 s.) . En segundo lugar, el método muy especial tencia temible puede volverse protectora y complaciente. Bajo su se-
Impuesto al héroe para preparar su paleta parece tener que causar una gundo aspecto, el veneno (que bajo el otro aspecto destilaba) regresa,
mezcla parcial que dé a la pintura de los instrumentos un aspecto degra- por así decirlo, al excremento, que no debe dar asco: la tierra de som-
dado parecido a los matices del arcoiris. Finalmente la descripción de la breado, que da la pintura parda, se llama "excremento de la Gran Ser-
muerte de la mujer culpable, fascinada en la rama y después orinando y piente" (loe. cit., p. 198). Si para hallar inspiración las alfareras evocan
cayendo, corresponde muy exactamente a lo que pasa cuando se hiere el arcoíris con la forma de una hada vieja, los hombres hacen otro tanto
a un mono con una flecha envenenada con curare, cosa que en persona con un fin erótico: a ellos el arcoíris se les aparece como una turbadora
?emos ob.servado entre los Nambikwara; lo cual confirma, por lo demás, amante (íd., p. 197).3 Se observa pues un movimiento inverso del que
independientemente nuestro informador: "La acción del veneno sobre el nos había conducido (pp. 273 ss.) del filtro de amor al filtro de muerte, y
animal.alcanzado se manifiesta en el acto por una incontinencia de heces del animal seductor al veneno. Este movimiento retrógrado es el apropia-
y de arma; después de unos tres minutos llega la caída." (Nim. 13, p. 30.) do para una estética que transige con el cromatisrno.e de modo opuesto a
Volvemos a hallar, pues, la triple asociación del arcoíris, el cromatismo la de los Bororo.
y el veneno: la diferencia entre los Bororo y los Tukuna reside en que De todas maneras, existe en América tropical un dominio en el que la
los segundos parecen restringir al sexo femenino los efectos deletéreos policromía parece ser universalmente aceptada, y sin reservas. Pensamos
de la decoración cromática. en los tocados de plumas, de los que los Bororo ofrecen ejemplos sun-
La cerámica tukuna est~ adornada groseramente con motivos pardos tuosos.s Pero no en vano los mitos de esta parte del mundo plantean
en fondo blanco, geométricos o zoomorfos, y Nimuendaju no cree que
estos adornos hayan sido más refinados en otro tiempo (loc. cit., lám. 6 a Es curioso cuando menos que un cuento maya, vestigio probable de un
y pp. 47·48). No ocurría lo mismo en otras tribus amazónicas, que ha- viejo mito, transforme después de morir a una novia abandonada, cuyo nom-
CÍan una cerámica policroma muy bella y sabia. Ahora bien, esta aptitud bre podría tener el sentido de "Tía-Arcoíris", en una divinidad engañadora
técnica y artística va acompañada de una significativa inflexión de la que seduce a los viajeros y después se vuelve serpiente de cola bífida, cuyas
mitologia del arcoíris: puntas inserta en las ventanas de la nariz de su víctima y la aplasta con su
peso (Cornyn). En efecto, esta cópula inversa es simétrica con respecto' a la
traída a cuento en M9~ a propósito de un dios zarigüeya. Así se hallaría en
Mm. Amazonia (lago del Teffé): origen de la cerámica pintada. México la reunión de la serpiente, el arcoíris y el zarigüeya como seductor
Había una joven que no sabía hacer nada con las manos. Con- (trasformado aquí en virgen antiseducida y luego en serpiente hembra seduc-
feccionaba una cerámica informe. Para mofarse. sus cuñadas mol- tora de hombres de la manera que un zarígüeya macho aplica a las hembras).
dearon arcilla sobre su cráneo y le dijeron que la pusiera a cocer Se sabe, además, que la mofeta tenía su sitio en las representaciones religiosas
como si fuera una olla. de los antiguos mexicanos (d. Seler, vol. IV, p. 506) como una de las formas
Un día apareció una vieja y ella le confió sus desdichas. Era un ----con la comadreja y el escarabajo- bajo las cuales reencarnan los muertos
h?da compasiva que le enseñó a hacer ollas magníficas. Al irse le ordinarios.
dlJ? que de ahí en adel.ame aparecería en forma de serpiente. que 4 Este es el sitio de recordar la linda canción de amor brasileña citada por
la J~ven debería besar ~lll repug-nancia. Así lo hace la heroína y la Montaigne (Ensayos, l. 1, cap. xxx): "Culebra, detente; detente, culebra, para
s~rplente se ~uda de JI:,mediato en hada, que enseña a su prote- que mi hermana saque del patrón de tu pintura la manera y la labor de un
gida . cómo pllltar las piezas ~e cerámica: "Cog-ió arcilla blanca y rico cordón que pueda yo dar a mi amada: preñéranse así en todo tiempo tu
c~lbTIÓ .las ollas con una capa Igual de ella. Luego, con tierra ama- belleza y tu disposición a las de todas las demás serpientes." Cf. también de
nll.a, nerra pa!da y ru:~ [uru~ú: Bixa orcllanaJ trazó hermosos di- Goeje (p. 28, n. 24), a propósito de los Jurimagua, cuyas mujeres evocaban
bUJo~ muy ~an~dos y dIJ.O a la Joven: "Hay dos especies de pinturas: otrora las serpientes para copiar los motivos que adornan su piel en las jarras
la. pintura mdl~ y.la pintura de las flores. Llamamos pintura in. de cerámica.
dia a la que dibuja la cabeza del lagarto, el camino de la Gran 5 y reservados a los hombres, a la inversa de la cerámica policroma, donde
Serp~e.nte, la rama del pimentero, ~l pecho .de Bovusu, la serpiente existe, ya que siempre se la considera obra femenina. Acerca de esta oposición
arcoms, etc.: la otra es la que consiste en pIntar flores. entre los Bororo, d. más arriba, p. 53.
318 SINFONtA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS BODAS 319

el problema de la diversidad de las especies refiriéndose primero (M1All) o mismo reino de los pequeños intervalos en términos gráficos y acústicos
exclusivamente (M1'I1, 11'_ In, etc.) a los pájaros. El uso práctico de las cuando relatan que la serpiente Muyusu, es decir el arcoíris, deseosa de
plumas suscitaba sin duda una dificultad teórica que los mitos ayudan enseñar la escritura a los hombres, los atrajo imitando las voces de toda
a vencer. suerte de animales (Kruse 2~ p. 623). Es en efecto sorprendente que in-
Podría objetarse que ciertos mitos de la Guayana hacen que del cuer- dígenas puestos a imitar la escritura tracen líneas onduladas, como si
po despedazado y quemado de una serpiente nazcan no los pájaros, do- consistiera no en caracteres opuestos por la forma sino en una serie de
tados de su plumaje distintivo, sino los talismanes vegetales (Roth 1, fluxiones (fig. 19). En cambio un mito mundurucú (M1Ill) elige ostensi-
pp. 283-286; cuue, pp. 192·194; Orico 2, pp. 227-232). Ahora, semejantes blemente un código visual para ilustrar el otro tipo de policromía, que se
talismanes consisten sobre todo en variedades de Coíadíum, cada una de expresa mediante grandes intervalos: pintando los hombres de diversos
las cuales recibe un uso mágico determinado. Aquí también se trata, pues, colores -verde, rojo, negro, amarillo- el demiurgo 10i repartió en tri-
de una diversidad específica que sirve para expresar contrastes significa. bus y transformó algunos en animales (Barbosa Rodrigues, pp. 245-251).
tivos. La nomenclatura de la botánica científica, que agrupa bajo la de-
nominación común de Caladium bicolor las numerosas variedades de
aro ideas de hojas brillante y diversamente marcadas subraya a su manera
la más notable propiedad de dichas hojas, que incita a ver en ellas ver-
daderos equivalentes vegetales de las plumas. A pesar de esta excepción
aparente, conviene, por cierto, razonar siempre sobre el caso de las
plumas.
La elección de las plumas, que sirven para confeccionar tocados, parece
inspirada por un verdadero delirio cromático. El verde pasa al amarillo,
luego al anaranjado y al rojo, que desemboca en el azul por una vuelta
brusca al verde o mediante el purpura; o si no el azul se funde en un
amarillo que en otros sitios se va borrando hacia el ceniciento. Se cum-
plen las transiciones menos plausibles: del azul al anaranjado, del rojo
al verde, del amarillo al violeta ... Cuando el color de las plumas es uni-
forme, lo remedia un arte refinado mediante astutas aglutinaciones, o
yuxtaponiendo plumas de diferentes tintes (D. y B. Ribeiro) , Sin em-
bargo ahí están los mitos que afirman la prioridad de la discontinuidad
universal de las especies sobre la continuidad interna del cromatismo par-
ticular de cada una. A diferencia del amante del arte, el indio no con-
sidera la pluma como un objeto estético cuyos matices importa describir
y analizar. Por el contrario, cada tipo de pluma es aprehendido en su
totalidad, en la que se enuncia en términos sensibles la fórmula distin- FIG. 19. Una "página de escritura" de un indio nambikwara
tiva de una especie, por eso mismo imposible de confundir con otra, pues- (d. L.-S. J, pp. 314·~15)·
to que desde el fraccionamiento del cuerpo del arcoíris cada especie se
sabe irrevocablemente definida en función de la fragmentación en la que Según una de sus tradiciones, los Bororo descienden de una larva de lepi-
participara. dóptero que llaman aororo o aroro. Y como esta larva está marcada por
Por consiguiente cuantas veces salen a relucir colores en los mitos hay tres colores vivos y separados -rojo, amarillo y negro-e, los adoptaron
que interrogarse acerca del tipo de policromía de que se trata: ya sea que como emblema distintivo (Colb. 1, p. 51; E. B., vol. l. p. 175). A cada
los colores se fundan unos en otros y que las transiciones se hagan indis- tipo de policromía corresponde sea la confusión, sea la discriminación.
cernibles; ya sea, por el contrario, que colores francos, o incluso grupos Como prueba suplementaria de la realidad de esta dialéctica de los in-
de colores fundidos entre sí formen otros tantos conjuntos contrastados. tervalos grandes y pequeños podría citarse un mito de la Guayana sobre
Un mito amazónico (MlU) da una ilustración sorprendente del primer el origen del color de los pájaros (M~; Brett, pp. 29-30; Roth 1, p. 212).
caso, con la descripción de los signos precursores del diluvio que destruyó Desventuradamente, y como ha visto bien Koch-Crünberg, sería imposible
la humanidad: "El sol y la luna se hicieron rojos, azules, amarillos; y las analizar este mito sin remitirlo al enorme grupo panamericano llamado
bestias se mezclaron con los hombres sin temor, aun el jaguar y las de- "de la visita al cielo". Semejante empresa exigiría un volumen. Sin duda
mas fieras ... " (Barbosa Rodrigues, p. 214). Loa Mundurucó evocan el permitiría concluir que el matrimonio de un mortal con una mujer-
320 SINFONIA RuSTICA EN TRES MOVIMIENTOS BODAS 321

!
buitre "llena de piojos" (Van Coll, p. 482) o que ensucia con sus deyec- --. ._-
ciones el suelo de la choza (Winh, en: Baldus 2) p. 23) es interpretable destruye perdona a ua
Su mujer lo ha
como transformación del matrimonio de un mortal con una estrclla-zari- M-16I abandonado los monos hijo de los
güeya, ofreciendo los dos cónyuges el mismo carácter celeste y la misma definitivamente; con veneno; monos.

r---------- ____J
ambigüedad. Por lo demás, parece que la confrontación ha sido hecha
espontáneamente en un mito amazónico de origen incierto (Mm). Habla
de una mujer que rechaza un pretendiente odioso tildándolo de "zari-
gücya". Pero cuando a fuerza de persistencia consigue seducirla. resulta
ser un urubú cuyo olor hediondo impregna a su amante. De acuerdo
M
186
lSe empeña en reu, es muerto por
nirse con su mujer; su hijo- buitre;
I
I
I
J
destruye
los buitres
por el fuego;
con el mismo mito, los urubúes se entregan a pescar con veneno y se-
alimentan de carroña hirviendo de gusanos (Amorim, pp. 435-(140).
Sin embarcarnos en los mitos de la visita al cielo, nos limitaremos a
cotejar Mlb6 y l\.L61 para mostrar que el primero, que concierne al color
de los pájaros, es enteramente simétrico con respecto al segundo, mito del
origen del veneno de caza (y sin duda también de guerra; cf. antes,
pp. 270 s.). Así la comparación verifica que, conforme a 10 que la
"dialéctica de los intervalos" habría permitido deducir a priori, un mito
M l 61 ¡Aceptando cazar de consuno con el
águila el hombre obtiene el curare:
origen del veneno
de cazar

acerca del origen del color de los pájaros restituye cuando se le invierte , Riñendo a propósito del reparto del
un mito sobre el origen del veneno; y por lo tanto que desde un punto MI~~ ? botínlos pájaros obtienen su plumaje: origen del color
de vista dialéctico los reinos de los intervalos pequeños y grandes son de los pájaros.
convertibles mutuamente. La confrontación figura en los diagramas anexos.

la costumbre prescribe el estrépito. Apreciábamos entonces que dichas


Al comienzo de esta quinta parte nos interrogábamos acerca del sentido circunstancias atañían sea al orden social, sea al cósmico. Entre estos dos
de la oposición entre el silencio y el ruido. El problema del ruido plan- tipos de órdenes no tardaba en aparecer el tercero a manera de término
tcado así nos condujo a reflexionar sobre las circunstancias en las que mediador: el orden zoológico, del cual demostramos que, mediador tam-
bién en otro plano, no difería de esas criaturas del desorden que son el
es abandonado en lo alto arcoíris, las epidemias y los venenos de pesca o de caza, como no fuera
de un árbol en ocasión de por el agrandamiento de los hiatos entre sus términos constitutivos. La
\ El héroe desposa visita a sus parien- una visita a sus suegros discontinuidad biológica se manifiesta pues en los mitos bajo dos aspec·
M 1G1 { una mujer-mona; tes (humanos); (animales). tos, uno positivo, negativo el otro: como discontinuidad zoológica pro~
porciona una transición entre el orden cósmico y el orden social; y como

M
186
¡
El héroe desposa
una mujer-buitre;
visita a sus sue-
gros (animales);
es abandonado en lo alto
de un árbol en ocasión de
una visita. proyectada a sus
discontinuidad demográfica desempeña el mismo papel entre el orden
y el desorden. Al tiempo que hallamos sobre estos dos nuevos ejes
nuevos enlaces entre mitos que consideraciones muy otras nos habían
padres (humanos).
llevado ya a confrontar, descubrimos atajos imprevistos que nos llevaban
a nuestro punto de partida, es decir mitos cuyo héroe es un desanidador
de pájaros. Se comprobaba así la existencia objetiva, en el pensamiento
mítico, de esquemas que, considerando desde fuera, teníamos que re-
constituir trabajosamente.
M 1Desciende gracias a ayudado por aves de se vuelve el protegido
de los pájaros. Sin embargo a propósito del silencio y el ruido tropezábamos con una
161 bejucos pegajosos, presa [sss buitres);
dificultad, por culpa de la difusión harto desigual de las conductas es-
trepitosas, en las sociedades sin escritura y en la tradición popular occi-
M ~ Desciende a pesar [de ayudado por arañas y se vuelve el jefe de los dental: ésta las aplica indiferentemente a coyunturas cosmológicas o so-
186 un tronco espinoso, pájaros (=F- buitres); pájaros.
ciológicas; aquéllas parecen reservarlas sólo a las coyunturas cosmológicas.
Sugerimos entonces (pp. 295 ss.) que la ausencia de la cencerrada para cas-
tigar las uniones reprensibles se explicaba, en las sociedades sin escritura,
por la indisponibilidad de la categoría del ruido para fines así de mo-
322 SINFONIA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS BODAS 323
destoso Ocurrirían las cosas como si se temiese que semejante empleo desempeña, pues, el mno (y sobre todo el primero) un papel análogo
moralizador constituyera, por parte de los hombres, un abuso del ruido. al del fuego de cocina entre cielo y tierra. La pareja sin mediación es
Existen no obstante casos en los que la oposición entre el silencio y el estrépito y llama al estrépito; el tumulto de las noches de boda está ahí
ruido está claramente definida. Entre los warramunga de Australia. ~ara ~testiguarlo. Hace falta por lo tanto que la pareja misma se haga
cuando un enfermo entraba en agonía estaba prescrito el tumulto antes silencio, antes de que la oposición del silencio y el ruido pueda ser tras-
de la muerte, y el silencio después (Speneer y Cñjen, pp. 516·517 Y 525· cendida por el nacimiento del primer niño, en el diálogo reanudado. Así
526). De modo simétrico. el gran rito bororo de la visita de las almas se explica al menos en parte que la ejecución de la cencerrada incumbiese
(que es una especie de resurrección simbólica y temporal de los antepa- a. l~ juventud, y que el Abad de la Juventud fuese el encargado de per-
sados) empieza de noche, en la oscuridad y el silencio más completos, CIbIr la multa que permitía la exención.
después de que se han apagado todos los hogares. Las almas tienen miedo Varios hechos confirman el isomorfismo del matrimonio aún estéril,
al ruido; pero en cuanto han llegado se desencadena el estrépito. Otro y también del primer (o reciente) nacimiento, con coyunturas astronó-
tanto cuando es introducido en el pueblo un animal muerto en la caza, y micas. Al silencio que precede al primer nacimiento pudiera correspon~
cuando el brujo invoca los espíritus para que tomen posesión de él der la creencia de los antiguos lapones de que la luna nueva, la aurora
(Colb. 3, pp. 93. 100.102). boreal, no debían ser irritadas por ningún ruido (Hastings, vol. VII,
Por otra parte el ruido tiene un contrario: el silencio, al que no sola- p. 799a). A la inversa, en diversas poblaciones americanas el eclipse, que
mente la tradición popular occidental sino una cantidad considerable de trae el estrépito. concernía en particular a las mujeres encintas y las jó-
sociedades sin escritura han recurrido para sancionar ciertos tipos de re- venes madres. Los Micrnac del Canadá oriental imponían entonces a las
laciones sociales. Pensamos en un conjunto de costumbres por las que se mujeres la o~ligación de salir de las cabañas y cuidar de sus hijos (W. D.
ha interesado Frazer dos veces (13 passim; 2J vol. IV, pp. 233-237). Y que Y R. S. Walbs, p. 98). En ~emez, pueblo de Nuevo México, se pensaba
consisten en la imposición de un periodo de mutismo a la mujer (a veces que los eclipses causaban los abortos. Por eso las mujeres encintas de-
al hombre también) cuando enviuda, y aún con más frecuencia al prln- bían enclaustrarse en casa o, si no les quedaba más remedio que salir,
cipio del matrimonio. meterse en el cinturón una llave o una punta de flecha para impedir
En diversas regiones de Australia, de Oceanía y de África los jóvenes que la luna devorase el feto o que el niño sufriera de labio leporino,
desposados estaban condenados al silencio durante un lapso de tiempo creencia de origen español, al decir de Parsons, si bien ya en tiempos
muy variable: de dos meses a un año. según el sitio. Análogo uso se ha precolombinos se temiera también que naciese un hijo monstruoso a la
observado en Armenia, en el Cáucaso, en Cerdeña. De ordinario la con- mujer embarazada lo bastante imprudente como para salir durante un
signa del silencio se levantaba al nacer el primer hijo. Al preguntarse eclipse (Parsons 2, vol. l. p. 181, n. 1). Aún hoy los Pocomchi de len.
por la significación de esta costumbre Frazer concluye: "Es probable que gua maya enuncian las reglas siguientes para caso de eclipse: "Primero
el silencio de la mujer hasta el nacimiento de su primer hijo se explique se ~bre la cabeza ... y si se es una mujer encinta, o hasta un joven
por alguna creencia supersticiosa relativa al primer embarazo, que no recién casado, hay que quedarse en casa ... No es buena cosa mirar la
hemos conseguido aún elucidar." (2) vol. IV, pp. 236-237.) luna mientras lucha." A guisa de comentario el informador añade que
No es el embarazo lo que hace al caso, sino el nacimiento. Si, COmo "la !una nueva es desfavorable para plantar 10 que sea... El mejor es
hemos intentado demostrar en otro lugar (L.-S. 2, 4; passim) , todo ma- el. ~Iempo de luna llena ... Cuando la luna empieza a menguar, las con-
trimonio compromete el equilibrio del grupo social mientras la familia díciones vuelven a hacerse desfavorables porque entonces la luna está
conyugal no se haya transformado en familia doméstica (pues el matri- agusanada ('wormy')" (Mayers, pp. 38·39).
monio, si participa del gran juego de las alianzas, retira de él peones $e conocen, pues, casos en que las sociedades sin escritura sancionan
provisionalmente antes de devolverlos en forma de descendientes). resul- ciertas situaciones sociológicas por el silencio, o relacionan inversamente
ta que la conjunción de un hombre y una mujer representa, en minia- ciertas situaciones sociológicas con coyunturas cosmológicas que requieren
tura y en otro plano, un acontecimiento que no deja de recordar. simbó- el ruido. Por su parte las sociedades tradicionales de Europa no son in.
licamente hablando, la tan temida unión del cielo y la tierra. El naci- diferentes a la proyección metafísica y cosmológica de sus costumbres
miento del niño, consorte disponible en potencia para un futuro censor- sociales. Es sorprendente que los cantos de la cencerrada empleen a veces
te procreado en una familia diferente. no sólo atestigua la reinserción en metáforas próximas a las que sirven a los pretendidos primitivos para
el ciclo de los intercambios matrimoniales de una familia que se excluía explicar los eclipses. En otro tiempo gritaban en Bretaña: "[Cencerrada,
mientras duraba su esterilidad: constituye el advenimiento de un tercer un gato viejo y un ratón joven!" "'. G., loe. cit., p. 626.) En otro orden
término que sirve de mediador entre los dos polos pero que introduce de ideas es sabido que el repique de las campanas se juzgaba en otro
también entre ellos una distancia, de donde resulta para el grupo una se- tiempo que alejaba las calamidades atmosféricas.
guridad doble: a la vez social y psicológica. Entre el marido y la mujer Sin provocar cencerrada, el matrimonio de un hermano o hermana me-
324 SINFONIA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS BODAS 325

nor antes de que se casaran los mayores era visto con disfavor. En cam- -c-terrestre también entre los Ce-, pero ahora descendido un escalón y
bio celebraciones especiales señalaban el matrimonio del último en na- vuelto ctónico, puesto que la pira está puesta debajo de una corona de
cer. Una de ellas podría interpretarse a la luz de las consideraciones que verdura adornada de flores naturales que recuerda la tierra y su atuendo
preceden. aunque no nos hagamos ilusiones acerca de la base documen- vegetal (véase el diagrama anterior).
tal. que es frágil: "En el Bocage Vendéen [al noroeste de Poitou] y las Se objetará con justicia que es una manera demasiado simplista de Iormu-
regiones situadas más al norte. cuando se casa el último hijo, la mañana lar relaciones que son mucho más complejas. Basta referirse al mito de
de la boda los amigos y parientes plantan un aliso en un sitio por donde Estrella, esposa de un mortal (M!1 a Mg~), para verificar que entre todos
tenga que pasar la boda para ir a la iglesia. Se rodea de leña menuda los Ce, matrifineales o patrilineales, la mujer está en posición cielo y el
y de haces, luego de adornarlo con una corona de verdura con flores na- hombre en posición tierra. La inversión impuesta por la infraestructura
turales. En la punta del árbol ponen una gran vejiga llena de agua. Al se produce en otro sitio: de bienhechora de la humanidad, introductora
volver de la ceremonia religiosa la joven recién casada es invitada a en- de las plantas cultivadas, la heroína sherenté se transforma en princesa
cender la hoguera y el marido tiene que romper la vejiga de UIl tiro de caníbal. En tanto que en las otras versiones estaba asqueada por el ali-
fusil. Si lo consigue al primer o segundo disparo, abre el baile con su mento podrido de una humanidad prehortlcola, al hombre le toca. una
joven' esposa; si no, la honra del primer baile le toca al mozo de honor" vez llegado al cielo, sentir repulsión al ver los cadáveres asados y ahuma-
(V. G., loe. cit., pp. 6~9-640, que menciona también la costumbre en dos. También hemos podido mostrar que los Sherenté consagran al ori-
Anjou, Vendée y Poitou, aunque tal vez observada en todas las bodas, gen de las plantas cultivadas otro mito (M 108 ) en el que la leche materna
cf, pp. 484-485). figura como término correlativo en el seno de una pareja de oposiciones
A la inversa de las uniones reprensibles sancionadas por la cencerrada, implícita en la que, entre los Kraho (MIlO), la sangre de la desfloración
la boda del menor de los hermanos es eminentemente deseable, puesto representa el otro término (más arriba, pp. 182 s.).
que señala el cierre de un ciclo. Es 10 opuesto al nuevo matrimonio, que Recíprocamente, si se comparan dos tribus matrilineales como los Ira-
sustrae una posible pareja al ciclo normal de los intercambios, en lugar queses y los Mandan de América del Norte, cuyo género de vida participa
de concluirlo. El último matrimonio conjuga a quien conviene, tanto a la vez de la agricultura y de la caza, sorprende ante todo advertir que a
más cuanto que fue, después de sus hermanos y hermanas, el único que pesar de esos caracteres comunes sus sistemas mí ticos respectivos asocian
permaneció disyunto. Ahora bien, el t-ito descrito por Van Gennep asi- )0 de arriba y lo de abajo a polos sexuales opuestos:
mila esta deseable conjunción social a una conjunción de elementos: agua
y fuego, a los que resulta muy tentador atribuir un valor cosmológico.
Sin duda en la costumbre de la Vendée el agua está arriba, el fuego abajo. Cielo Tierra
Pero la sociedad francesa es netamente patrilineal, lo cual no ocurre con
los Ge, salvo por lo que toca a los Sherenté, de los cuales no puede Iroqués .......... o A
decirse, sin embargo, que su régimen patrilineal sea tan tajante como el
nuestro. Así se explicaría que en la costumbre que nos ocupa el hombre
se encargue del odre lleno de agua, que está en posición celeste en lo Mandan ......... A o
alto del árbol, donde figura el cielo atmosférico, y la mujer del fuego

Brasil Francia Pero el sentido del movumento original, que dio nacrrmentc a la hu-
manidad, está parecidamente invertido en cada sistema: para los Iroque-
+ cielo empíreo ses es un descenso o una caída; para los Mandan una ascensión o una
emergencia. Integrando los dos esquemas se verifica, pues, que la centra-

I
+ cielo atmosférico + cielo atmosférico
dicción aparente se resuelve en la identidad de una fórmula única:
0>6·
Se demostraría ingenuidad, pues, si se imaginara que existe siempre y

I
+ tierra
I.
+ tierra
por doquier una correlación simple entre representaciones míticas y es-
tructuras sociales, que se expresara mediante las mismas oposiciones; por
ejemplo, que mitos dioscúricos sean acompañamiento normal de las oro
ganizaciones dualistas; o que en sociedades pan-ilineales el cielo deba ser

I
+ fuego
masculino, la tierra femenina, en tanto que la relación inversa prevale-:
cerfa automáticamente en las sociedades man-ilineales.
Razonando así se descuidaría por principio de cuentas un hecho: se-
326 SINFONIA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS BODAS 327

gún los grupos, el número de las oposiciones que utiliza el pensamiento Para convencerse de la realidad de esta dificultad basta con leer unas.
mítico no es constante. Algunos grupos se conforman con oponer el cielo cuantas obras que se pretenden consagradas al estudio de los mitos. Pero
y la tierra, lo alto y lo bajo. Otros subdividen estas categorías unitarias lo que ocurre es que la mayoría de los autores han descuidado las tres
en subcategorías, de las que se sirven para expresar oposiciones no me- reglas de método que permiten recuperar la indispensable redundancia
nos fundamentales que las primeras. Así la oposición macho ¡hembra sin la que no existe ni gramática ni sintaxis, pero que hay que saber des-
puede participar entera de la categoría de lo alto, donde coexistirán los cubrir allí donde se encuentra.
dos principios (a menos, además, que no choquen allí) bajo la aparien- En primer lugar esas versiones tan diferentes -hasta el punto de pa-
cia de la luna y el sol si estos cuerpos celestes están dotados de sexos rece~ a vece~ ~ontradictorias-. ~o residen todas en el mismo nivel del pen-
diferentes. de la estrella de la mañana y la de la tarde, del cielo atmos- sarmentó mmco. Deben clasificarse, en un orden variable también se-
ferico y el cielo empíreo, etc. O por ventura la oposición de los sexos gún los casos que se presenten pero que constituye una propiedad "na-
se traslada entera hacia la categoría de lo bajo: tierra yagua, manto ve- t~ral" de cada soci~dad. Entre los Pueblo se distinguen fácilmente tres
getal y mundo crónico, etc. En semejantes sistemas la oposición entre lo niveles: el de los mitos de emergencia y de origen, teóricamente comunes
alto y lo bajo, esencial en otros sitios, puede cesar de ser pertinente, o a toda una población, aunque cada cofradía religiosa los matice en fun-
funcionar tan sólo como una transformación entre otras, por situarse ción de sus atribuciones y prerrogativas, y a pesar también de la existen.
entonces la pertinencia en el nivel del grupo o del "paquete" de oposi- c~a de variantes, esotéricas o e.xotéricas; luego los mitos de migración, que
ciones, antes que en el nivel de cada una de ellas considerada aislada- t~enen más car~cter legendario y hacen intervenir temas y motivos idén-
mente. t~cos pero ~allIpulados con destreza para explicar privilegios y obliga-
A menudo, también, no se tiene lo bastante en cuenta que el sistema cienes p:OpIO~ de ca,da dan; por último están los cuentos de aldea que
mitológico posee una autonomía relativa frente a las otras manifestacio- son patrrmomo comun, a la manera de los mitos del primer grupo, pero
nes de la vida y el pensamiento del grupo. Todas son solidarias hasta en los que las grandes oposiciones lógicas y cosmológicas están adelga-
cierto punto, pero esta solidaridad no desemboca en relaciones rígidas, zadas, reducidas a la escala de las relaciones sociales. Ahora bien, con
que impongan ajustes automáticos entre los niveles. Más bien se trata frecuencia se aprecia que al pasar del primer grupo al segundo, y del
de constreñimientos a largo plazo, dentro de los límites de los cuales el segundo al tercero, el eje de lo alto y lo bajo se vuelve permutable con
sistema mitológico puede de alguna manera dialogar consigo mismo y otros ejes: norte-sur primero, después este-oeste. Asimismo, entre los Bo-
ahondarse dialécticamente: es decir comentar siempre, pero a veces en roro y los Ce, el ciclo de la luna y del sol se mantiene distinto del de
forma de alegato o denegación, sus modalidades más directas de inser- los otros grandes héroes culturales, y el sistema de las permutaciones no
ción en lo real. Así, será harto raro que un sistema mitológico, si posee es exactamente el mismo para cada uno.
algunos recursos, no consiga agotar todas las codificaciones posibles de En segundo lugar el análisis formal de cada versión permite determinar
un mensaje único, así fuese al precio de la inversión aparente de cier- el número de las variables que hace intervenir y su grado de compleji-
tos signos. dad relativa. Desde un punto de vista lógico pueden ordenarse, pues,
todas las versiones.
La misma población, o poblaciones vecinas por el territorio, la lengua
o la cultura, elaboran en ocasiones mitos que atacan sistemáticamente Por último cada versión suministra una imagen particular de la reali-
talo cual problema considerando, variante tras variante, varias maneras dad: relaciones sociales y económicas, actividad técnica, relación con el
concebibles de resolverlo. Por ejemplo el problema de la mediación, des- mundo, etc, y la observación etnográfica debe decir si esta imagen co-
de el mesías hasta el par maniqueo, pasando por el andrógino, el enga- rresponde o no a los hechos. Así la crítica externa permite, al menos
ñador y los dióscuros; o el problema del dioscurismo, probando sucesi- a título de hipótesis de trabajo, sustituir los órdenes relacionales ya obte-
vamente todas las fórmulas: héroe divisible, gemelos idénticos, hermanos nidos por un orden absoluto construido según la regla de que los mitos
enemigos, abuela y nieto, vieja bruja y joven héroe; o bien, si no, el pro- cuyo contenido expresa directamente la realidad observada son mitos de
blema de la dualidad de los sexos, permutando los principios macho y primer rango, los otros, mitos de segundo, tercero o cuarto rango, ctc :
hembra desde varios ángulos sucesivos: cielo y tierra, ascenso y descenso, tanto más apartados del tipo lógicamente más sencillo (pues no se trata
actividad y pasividad, benevolencia y malevolencia, vegetal y animal, etc. aquí de prioridad histórica) cuanto mayor sea el número preciso de trans-
¿Se dirá que en estas condiciones no hay ya estudio estructural posi- formaciones -edestorciéndolcs, por decirlo así- para recuperarlo. Así la
ble? Pues si los mitos de una sociedad autorizan todas las combinaciones, redundancia, lejos de ser dada en el contenido del mito como se cree
su conjunto se vuelve un lenguaje desprovisto de redundancia; por tener con demasiada frecuencia, se manifiesta al término de una reducción o
no importa qué combinación tanta vocación significante como otra, en de una crítica, a las cuales la estructura formal de cada versión sirve de
el límite podrá hacerse decir no importa qué a cada una. La mitografia materia prima, trabajada nada más por la confrontación metódica del
se reduciría entonces a una glosolalia. contenido y del contexto.
328 SINFONIA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS BODAS 329
Después de estas observaciones metódicas podemos reanudar con más se- a luz encima de un montón de arena caliente cuyo oficio era acaso trans-
guridad la comparación de costumbres que se llaman respectivamente prl- formar el niño en "persona cocida" (por oposición a los seres naturales
mirivas y tradicionales. En diversos lugares de Francia se han señalado y a los objetos naturales o manufacturados, que son "personas crudas",
las mismas prácticas destinadas a apresurar el matrimonio de mOlOS o d. Bunzel, p. 483). Entre diversas poblaciones de California se instala-
mozas cuyo celibato se prolonga -los "Baitogogo", según el sentido que ban las jóvenes recién paridas y las muchachas púberes en hornos abiertos
hemos dado a este sobrenombre en las pp. 62 S.-, prácticas cuya interpreta- en el suelo. Luego de cubrirlas de esteras y encima de piedras calientes,
ción ha puesto a Van Gennep en no pocos aprietos. A principios del si- se las hacía "cocer" concienzudamente; además los Yurok designaban to-
glo XIX, en la región de Saint-Omer, "si una hija menor era la primera dos los ritos curativos con una misma locución: "cocer el mal" (Elmen-
en casarse, pobre de la hermana mayor, pues. cansada de escabullirse. era dorf, p. 154). Esta práctica iba acompañada de otras, cuya difusión es
preciso que en algún momento de la fiesta fuera capturada, levantada y mayor aún: tal el empleo obligatorio, sobre todo para las muchachas púo
puesta sobre la bóveda del horno a fin -decían- de que se calentara,
pues de su posición parecía deducirse que había sido insensible al amor.
Una costumbre semejante existía bajo Napoleón DI en Wavrin, región
de Lille ... " En la Somme, el Pas-de-Calaie, el Nord, el Hainaut, el Bra-
hante valón, la Ardenne y el Luxemburgo belgas "no queda sino una
expresión que varía ligeramente según las localidades: se dice que la
Rematrimonio: t:. o ULtimo matrimonio:
mayor debe 'bailar en el culo del horno', o que hay que 'ponerla encima (,.t<in conJunto. quÍll"'. ('.tán c"njunto. qu",,,,.
de la bóveda' o 'en el tubo del horno'. Esta expresión es conocida por 4Mi,ron pennanecer dl,)'u"tu) O ód,bln ,.tQrlo)

todo el Pas-de-Calals y el Nord, sin que hoy por hoy nos puedan dar una
explicación." No sin razón Van Gennep aparta la interpretación erótica
propuesta por Saintyves. Estaría dispuesto a aceptar otra, fundada en el
uso de la parte de arriba del horno para los objetos desechados (loe. cít.,
t. 1, vol. 11, pp. 6"1-633). En varias regiones de Inglaterra la sanción era CORRUPCJON COCCION
distinta y consistía en la obligación impuesta a la mayor, soltera, de bai- FrG. 20. Connotación cosmológica y sociológica de los estados de corrupción
lar sin zapatos (Frazer 3~ vol. H, p. 288; 'westermarck, vol. 1, pp. "7~· y de cocción.
374-), en tanto que en Francia, en el Haut-Forez, el Isere. el Ardeche, el
Gard, al hermano y la hermana mayores célibes se les servía una ensalada beres, de peines y rascadores que les evitaban llevarse la mano a los cabe-
de cebollas, ortigas, raíces, o si no de trébol y avena; a esto lo llamaban llos o al rostro, y también de tubos para beber, y pinzas para coger los
"hacer comer la ensalada" o "hacer comer el rábano" (\l. G., loe. cit., alimentos.
pp. 630-632; Fortier-Beaulieu 1, pp. 296-297). Esta rápida reseña de costumbres que debieran ser inventariadas y
En lugar de interpretar por separado estas costumbres, comparándolas clasificadas metódicamente, permite por lo menos ofrecer una definición
y oponiéndolas es como se logra desprender lo que tienen en común, y provisional: se ponen a "cocer" individuos intensamente entregados a un
puede esperarse entenderlas. Más o menos explícitamente reposan to- proceso fisiológico: recién nacido, recién parida, moza púber. La con-
das, al parecer, en la oposición de lo cocido (el horno) y lo crudo (la junción de un miembro del grupo social con la naturaleza debe ser me-
ensalada}, o en la de la naturaleza y la cultura, que el lenguaje asimila diada por la intervención del fuego de cocina, al que normalmente toca
gustoso a la primera: en el siglo XVII bailar sin zapatos hubiera podido la tarea de mediar la conjunción del producto crudo y el consumidor
decirse danser ti cru ["bailar crudo"], cf. chausser des bottes ti cru mon-
J humano, y por cuya operación, pues, un ser natural es, a h. vez. cocido y
ter el cru ["calzar botas en crudo", "montar a crudo"]; como en inglés socializado: "A diferencia del ciervo, el T'arahumara no Come hierba sino
dormir sin camisa se sigue diciendo hoy día to sleep raw [t'dormir crudo"]. que entre ella y su apetito animal interpone un ciclo natural complica-
Por otra parte, pudiera ser que la "asación'' simbólica de la hermana do que exige el empleo y el cuidado de los animales domésticos ... y el
mayor soltera debiera confrontarse con otras creencias y otros usos, largo Tarahumara no es tampoco como el coyote, que se contenta con arrancar
tiempo en vigor en las sociedades exóticas. En Cambodia (como, por 10 un jirón de carne a un animal todavía vivo, y que se come crudo. Entre la
demás, en Malasia, en Siam y en diversas regiones de Indonesia) la ma- carne y el hambre que siente el 'Tarahumara inserta todo el sistema cul-
dre se tendía después del parto sobre un lecho o parrilla levantada, con tural de la cocina." (Zingg, p. 82.) Este penetrante análisis inspirado
un fueg-o suave debajo. Pero en el momento de su primera regla la jo- por la observación de una tribu mexicana podría aplicarse a otras mu-
ven, por w parte, "entraba en la sombra" y debía estarse resguardada del chas poblaciones, como sugieren las concepciones casi idénticas de una
sol (Porée-Maspero, pp. 31, 39). En América las madres pueblo daban tribu de las Filipinas, formuladas en un lenguaje apenas diferente: "El
330 SINFONIA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS BODAS 331
Hanunoo sólo tiene por alimento 'verdadero' el que la cocción ha vuelto mala púber. La primera pide la mediación en razón de la carencia que
propio para el consumo humano. Así los plátanos maduros, que deben la afecta, y no de una superabundancia de la que ella sería fuente mo-
consumirse crudos, se consideran apenas buenos para comer 'sobre el pul- mentánea. Por echar mano otra vez de una fórmula que habíamos apli-
gar' (snack tood). Los verdaderos alimentos, tales como los plátanos cado ya a la solución de una dificultad del mismo tipo (antes, p. 289).
:erdes, los tubérculos, cereales, pepinos, tomates y cebollas, no se sirven la hermana mayor célibe participa del "mundo podrido", mientras que la
jamás crudos. La 'comida' debe siempre comprender alimentos cocidos. madre joven y la muchacha púber participan del "mundo quemado". A
De hecho se refiere uno habitualmente a las comidas con la locución la una la cocción y hasta el estado crudo le agregan alguna cosa que fal-
paglapuy, 'encender el fuego'" (Conklin, p. 185). taba: la elevan uno o dos puntos, por así decirlo. Sobre las otras el es-
A la función mediadora de la cocción simbólica se agrega la de los tado crudo o cocido ejercen una acción de sentido inverso: regulando o
utensilios: el rascador, el tubo de beber, el tenedor son intermediarios extendiendo su ardor, corrigen el exceso.
entre el sujeto y su cuerpo, al presente "naturalizado", o entre el sujeto Esta explicación nos parece aceptable pero incompleta; en efecto, se
y el mundo físico. Normalmente superfluo, su empleo se hace indispensa- refiere al contenido pero descuida la forma. Ahora, desde este último
ble cuando el potencial que carga los polos, o uno de ellos, aumenta punto de vista los ritos aparecen como un "paralenguaje" que puede em-
hasta tal punto que hay que interponer aislantes para no correr el ries- plearse de dos maneras. Simultánea o alternativamente los ritos ofrecen
go d~ que se produzca un cortocircuito. Función que la cocina cumple al hombre el medio sea de modificar una situación práctica, sea de dcsíg-
también a su manera: la cocción de los alimentos evita exponer directa- narla y describirla. Lo más común es que las dos funciones se traslapen
mente la carne al sol. Las jóvenes madres y las muchachas en el momen- o traduzcan dos aspectos complementarios del mismo proceso. Pero ahí
to de la pubertad generalmente evitan la exposición al sol. donde el imperio del pensamiento mágico tiende a debilitarse, y cuando
Entre los indios Pueblo el tratamiento administrado a un individuo los ritos adquieren el carácter de vestigio, sólo la segunda función sobre-
alcanzado por el rayo (=entrado en conjunción con el fuego celeste) vive a la primera. Para volver a la cencerrada, sería arriesgado Creer que
consistía en alimento crudo. A menudo, también, el estado de conjunción ni siquiera en lo más profundo del inconsciente popular el estrépito
se manifiesta bajo la forma de una saturación del individuo por él mismo: cumpla la misma función que le prestan los primitivos en ocasión de los
está demasiado lleno de humores que amenazan con corromperlo. De eclipses, es decir asustar y ahuyentar a un monstruo devorador, ya se ma-
ahí las prácticas que se imponen -tales como el ayuno, las escarificacio- nifieste en el plano social o en el cósmico. En nuestras aldeas el estré-
nes y la ingestión de eméticos- en la pubertad o al nacer el primer hijo. pito de la cencerrada no servía ya (como no fuera secundariamente, hu-
En lengua caribe de las Antillas la locución que designaba al primer na- millando al culpable), pero es claro que seguía significando. ¿Qué, pues?
cido significaba literalmente "aquel por quien se ayuna". Aun actual- La ruptura de una cadena, la aparición de una discontinuidad social
mente los Caribes "negros" de Honduras británica prohiben a las muje- que la continuidad compensadora del ruido no podría en verdad re-
res encintas bañarse en el mar, de miedo que desencadenen la tempestad. mediar, puesto que reside en otro plano y recurre a un ~ódigo diferente.
Los antiguos Caribes de las Antillas llamaban iuencmal¡ a los periodos pero que sigue señalando objetivamente y que~ metafóncamente, parece
de aislamiento (prescritos al llegar la pubertad y al nacer la primera al menos que pudiera compensar.
criatura, y también en caso de pérdida de un pariente cercano, o de muer- Otro tanto para las costumbres que acabamos de discutir. La presenta-
te de un enemigo), y esa palabra quiere decir "retirada de una posición ción al horno puede ser, como la cocción de las paridas y de las púberes.
expuesta" -"expuesta" porque el exceso de "calor" corporal deja al su- un gesto simbólico destinado a mediar hacia un personaje que en su
jeto "presa" de los otros y del mundo exterior demasiado directa e inten- calidad de célibe permanece prisionero de la naturaleza y del estado crudo.
samente (Taylor, pp. 343-349). En este sentido se trata de prevenir un si no es que hasta prometido a la putrefacción. Pero la danza sin zapa·
abuso de comunicación. tos. el ofrecimiento de la ensalada, contribuyen menos a cambiar esta con-
Se dirá que las costumbres tradicionales son menos lógicas que las pri- dición que lo que sirven para significarla, bajo la relación de lo bajo y
mitivas. Estas actúan todas en el mismo sentido: la "cocción" de las de la tierra. Asimismo la desmedíación simbólica de la casada, anticipán-
madres y las adolescentes responde a la exigencia de una mediación en dose a la noche de bodas, consiste en arrebatarle la liga, que participa
sus relaciones con ellas mismas y con el mundo, por el empleo de utensi- del mundo medio.
lios "hiperculturales". En tanto que en Europa la presentación de la Puede hallarse cierto confortamiento -o bien concluir que tantos cui-
hermana mayor soltera al horno por una parte, y por otra quitarle los dados fueron fútiles- en el hecho de que interpretaciones tan penosa-
zapatos y el ofrecimiento de comida cruda, debieran recibir, según nues- mente elaboradas a partir de mitos lejanos y en un principio incompren-
tra interpretación, significaciones opuestas.
sibles desemboquen en analogías universales y, sea la que sea nuestra
Advirtamos ante todo que la hermana mayor célibe está en una situa- lengua materna, inmediatamente perceptibles en el uso que hacemos de
ción simétrica, aunque inversa, de la que disfruta la joven madre o la las palabras. Hace un momento recordábamos que en francés. y sin duda
332 SINFONIA RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS BODAS 333

también en otros idiomas, la equivalencia implícita de dos oposiciones, la Pensamos en la reduplicación, conocida en todas las lenguas aunque
de la naturaleza y la cultura y la de lo crudo y lo cocido, se manifestaba practicada en grado desigual. Si lo más frecuente es observarla en el len-
a plena luz en el uso figurado de la palabra "crudo" para señalar la au- guaje infantil (jakobson, pp. 541-542), no es por cierto en virtud de un
sencia, entre el cuerpo y las cosas, del mediador cultural normal: silla, me- carácter primitivo e ilusorio sino porque, tratándose de un procedimien-
dias, ropa. etc. Y de aquellos cuya conducta hubiera otrora acarreado to fundamental, se cuenta entre aquellos de los que el niño no podría
la cencerrada. por torcer el matrimonio hacia otros fines que los que la prescindir en cuanto echa a hablar. Ningún otro, por lo demás, contri,
cultura desea, ¿no se dice que son "corrompidos"? Al hacerlo no se píen. buye en mayor grado al advenimiento de una conducta lingüística.
sa nada en el sentido propio del término. Acaso tal sentido esté más pre- Ya en la etapa del parloteo se escucha el grupo de fonemas !pa!. Mas
sente en la consciencia del que, in petto, tilda de "sexo mohoso" a una la diferencia entre !pa! y !papa! no queda meramente en la redupli-
solterona. En todo caso, no habría inconveniente en invertir los epítetos, cación: Ipa! es un ruido, !papal una palabra. La reduplicación atesti-
restableciendo así, en el seno de la categoría de lo podrido, la oposición gua la intención del sujeto parlante; confiere a la segunda sílaba una
fundamental entre destrucción rápida y destrucción lenta, por medio de la función diferente de la que, 501a, hubiese tenido la primera o, en con-
cual los mitos distinguen las categorías de lo podrido y de lo quemado: junto, la serie virtualmente ilimitada de sonidos idénticos !papapapapa. . . 1
engendrada en el parloteo. Así que el segundo !pa! ni repite ni significa
el primero. Es el signo de que, lo mismo que él, el primer !pa! era ya
un signo, y de que la pareja se sitúa del lado del significante, no del
significado.
Recordado esto, resulta tanto más sorprendente aún que la duplica-
ción, la tr-iplicación, a veces hasta la cuadruplicación de la radical se
observen sobre todo en las palabras formadas a base de onomatopeyas.
Es que, en efecto, en los otros casos el carácter arbitrario de las pala-
bras, en relación con las cosas que denotan, basta para probar su natu-
raleza de signos. En cambio los términos onomatopéyicos siempre dejan
barruntar un equívoco puesto que, fundados en la semejanza, no indican
claramente si al pronunciarlos el sujeto hablante se propone reproducir
un ruido o expresar un sentido. Por la reduplicación el segundo miembro
Cuando estos mitos, que sirvieron de punto de partida a nuestras re- subraya enfáticamente la intención significante, de cuya presencia en el
flexiones, pintan un héroe cubierto de deyecciones y de alimañas o con- primero hubiera podido dudarse de haber quedado solo. f ¡Parolf es
vertido en carroña hedionda, no bordan "crudamente" sobre metáforas una exclamación que interrumpe el sentido, pero en la frase fvoy a darte
cuya vigencia, aun entre nosotros, es atestiguada por este adverbio -que pampam/, dicha a un niño, Ipampam! es una palabra que designa una
acudió a nuestra pluma de manera espontánea. Pues la verdad es lo con- serie de acciones" ninguna de las cuales acaso irá acompañada del ruido
trario: gracias a los mitos se descubre que la metáfora descansa en la anunciado. También aquí por consiguiente el segundo término desem-
intuición de vínculos lógicos entre un dominio y otros, en el conjunto peña el papel de signo de que el primero era ya otro signo y no un ruido
de los cuales solamente reintegra el primero, no obstante el pensamiento emitido en forma gratuita o sencillamente imitado. Otras formas de én-
reflexivo que se empeña en separarlos. Lejos de añadirse al lenguaje a fasis comparten la misma interpretación. Por quedarnos con un ejem-
manera de un adorno, cada metáfora lo purifica y lo devuelve a su natu- plo, el arte de la caricatura consiste en la explotación enfática de una
raleza primera, borrando por un instante una de las innumerables sinéc- apariencia sensible, inspirada por el deseo no de reproducir el modelo
doques de que está hecho el discurso. sino de significar tal función o tal aspecto.
Así, pues, si los mitos y los ritos manifiestan predilección por la hípér- Se comprende así cuál fue el error de los mitólogos que suponían que
bale, no es un artificio retórico. El énfasis les es connatural, expresa di- los fenómenos naturales, que tan a menudo salen a relucir en los mitos,
rectamente SU5 propiedades, es la sombra visible de una estructura lógica formaban por tal razón lo esencial de lo que los mitos tratan de explicar.
que se mantiene oculta. Inscribiendo el sistema de las relaciones huma- Semejante error corresponde sencillamente a otro, que cometieron quie-
nas en un contexto cosmológico que parece rebasarlas por todas partes nes, en reacción contra sus precursores -que por su parte reaccionaban
pero del cual hemos no obstante demostrado que, tomado en su totalidad, contra el otro tipo de interpretación-e, intentaron llevar el sentido de
les resulta isomorfo, y que a su manera podía a la vez incluirlas e imi- los mitos a una glosa moralizadora de la condición humana: explicación
tarlas, el pensamiento mítico repite un itinerario lingüístico cuya impor- del amor y de la muerte, del placer y el sufrimiento, y no ya de las fases
tancia no es preciso subrayar. de la luna o de la mudanza de las estaciones. Tanto en un caso como
334 SINFON1A RúSTICA EN TRES MOVIMIENTOS BODAS 335

en el otro se dejaba escapar el carácter distintivo de los mitos, que es a condición de poderla repetir. Al mismo tiempo se astringe a no guar-
precisamente el énfasis resultante de la multiplicación de un nivel por dar más que aquellas propiedades formales gracias a las cuales la natu-
uno o varios más y que, como en el lenguaje, tiene por función significar raleza puede significarse a sí misma y que por consiguiente tienen voca-
la significación. ción metáforica. Por esa resulta vano intentar aislar en los mitos niveles
La estructura hojaldrada del mito, hacia la que llamábamos no hace semánticos privilegiados: o bien los mitos así tratados se reducirán a tri-
mucho la atención (L.-S. 5, cap. XI), permite ver en él una matriz de vialidades o bien el nivel que se haya creído liberar se escabullirá para
significaciones dispuestas en lineas y en columnas, pero en donde, se lea volver automáticamente a su sitio en un sistema compuesto siempre de
como se lea, cada plano remite siempre a otro. Del mismo modo cada varios niveles. Sólo entonces la parte será merecedora de una interpreta-
matriz de significaciones remite a otra, cada mito a otros mitos. Y si se ción figurada, por medio de un todo apto para desempeñar tal papel,
pregunta a qué último significado remiten estas significaciones que se puesto que una sinécdoque tácita habla extraído primero dicha parte, y
significan una a otra, pero que a fin de cuentas es sin duda necesario que las metáforas más elocuentes del mito remiten al todo la tarea de
que s~ remitan todas juntas a alguna cosa, la única respuesta que sugiere significarla.
este libro es que los mitos significan el espíritu que los elabora en medio
del mundo del que forma parte él mismo. Así pueden simultáneamente Junio de 1962-julio de 1963
se~ engendrados los mitos mismos por el espíritu que los causa, y por los
mitos una imagen del mundo inscrita ya en la arquitectura del espíritu.
Al coger su materia de la naturaleza, el pensamiento mítico procede
como el lenguaje, que elige los fonemas entre los sonidos naturales de
los que el parloteo ofrece una gama prácticamente ilimitada. Pues, ni
más ni menos que el lenguaje, no podría indistintamente .admitir, con
su profusión, estos materiales empíricos, utilizarlos todos y-ponerlos a la
misma altura. También aquí habrá que reconocer el hecho de que
la materia es el instrumento, no el objeto de la significación. Para que se
preste a semejante papel hay que empezar por empobrecerla -no con-
servando más que un número reducido de elementos propios para expre-
sar con trastes y para formar pares de oposiciones.
Pero, como en el lenguaje, los elementos rechazados no por ello se
aniquilan. Van a refugiarse detrás de los promovidos al grado de jefes
de fila, que los disimulan con sus cuerpos, que están constantemente dis-
puestos a responder por toda la columna y, llegado el caso, a sacar a tal
o cual soldado de filas. Dicho de otra manera, la totalidad virtualmente
ilimitada de los elementos está siempre disponible. El orden interior de
cada columna puede ser modificado, puede variar su número por fusión
o fisión de algunas de ellas. Todo esto es posible COn dos reservas: que
un cambio interno que afecte a la organización de una columna vaya
acompañado de un cambio del mismo tipo en las demás; y que el prin-
cipio de la formación en columnas no deje de ser respetado. En efecto,
es indispensable que los términos separados por los intervalos más peque-
ños sean agrupados y reducidos al estado de variantes recíprocas para
que cada batallón pueda tomar carrera y mantener una distancia bastan-
te grande entre él y los otros batallones.
O sea que la pluralidad de los niveles aparece como el precio pagado
por el pensamiento mítico para pasar de lo continuo a lo discreto. Tiene
que simplificar y ordenar la diversidad empírica, según el principio de que
ningún factor de diversidad podría ser admitido para que trabajase por
su cuenta en la empresa colectiva de significación, salvo en calidad de
suplente, habitual u ocasional, de los demás elementos clasificados en el
mismo paquete. El pensamiento mítico no acepta la naturaleza más que
TABLA DE LOS SíMBOLOS BIBLIOGRAFíA
hombre.
mujer.
A = o matrimonio (su disyunción:#). Abreviaturas
r----l
A o hermano y hermana (su disvuncióni.¡ It 1)'
ARBAE Annual Report 01 the Bureau o/ o/ American Ethnology.
1:>. o BBAE Bulletin o/ the Bureaú oi American Ethnology.
I I Colb.
1:>. o padre e hijo, madre e hija. etc. Colbacchíni, A.
E.B. Albisetti, C., y Venturelli, A. J.: Enciclopédia Boróro, Campo
T transformación. Grande, 1962.
-_., se transforma en ... HSAI Handbook o/ South American Indians.
]AFL journal o{ American Folklore.
¡ es a
como
.
.
K.G.
L.·S.
Koch-Grünberg, Th.
Lévi-Strauss, C.
Nim. Nimuendaju, C.
oposición. RIHGB Revista do Instituto Histórico Geographico Brasileíro,

¡j no
congruencia. homologia,
.. . no . no
corres~?ndencia.
RMDLP
RMP
UCPAAE
Revista del Museo de La Plata.
Revista do M useu Paulista.
University 01 California Publications in American Archaeologoj
¡; identidad.
diferencia. V.G.
and Ethnology.
Van Gennep, A.

"" isomorfismo..
unión, reunión, conjunción.
desunión, disyunción.
ABBEVILLE, Claude d':
entra en conjunción con ... Histoíre de la míssion des péres Capucins en l'isle de Maragnan ti
entra en disyunción con .. terres circonuoisines, París, 1614.
J función. ABREV, J. Capistrano de:
Rii-txa hu-ni-hu-i. A lingua dos Caxínauas, Río de Janeiro, 1914.
x (-1) X invertido.
AHLBRINCK, W.:
1+ . _ estos signos se utilizan con connotaciones variables en función del "Eneyclopaedie der Karaiben", Verhandelingen der Koninklijke Aka·
contexto: más. menos; presencia. ausencia; primero, segundo término demie van Wetenschappen te Amsterdam, afdeeling Letterkunde,
de una. pareja de oposiciones. Nieuwe Reeks, Deel 27, 1, 1931. (Trad francesa por Donde van
Herwijnen, mimeogr., París, 1956.)
ALBISEITI, C.:
"Contribuicóes missionarias", Publicccties da Sociedade brasíleira de
antropologia e etnología, nos. 2·3, Río de janeiro, 1948.
Cf: también Colbacchini (8), Y E.B. (Enciclopédia BOTóro).
336 337
338 BIBLIOGRAFtA BIBLIOGRAFtA 339
AMORIM, A. B. de: E.:
BENVENISTE,
"Lendas em Nheéngatu e em Portuguez", R1HGB, t. 100. vol. 154 (2~ "Communícation animale et langage humain", Diogene, 1~ París, 1952.
de 1926), Río de Janeiro, 1928.
BOAS, F.:
ANDERSEN, J. c. (1) "The Central Eskimc", 6th ARBAE (1884-1885), Washington,
Myths and Legends 01 the Poiynesians, Londres, 1928. D.C., 1888.
(2) ''Tsimshian Myrhology", Jlst ARBAE (1909-1910), Washington,
AUGUSTINOS:
D. C., 1916.
"Relación de idolatría en Huamachuco por los primeros ..... Informa-
ciones acerca de la religión y gobierno de los incas (Colección de BORBA, T. M.:
libros y documentos referentes a la Historia del Perú, t. 11). Lima, Actualidade Iruiigena, Cur'itiba, 1908.
1918.
BOTELHO DE MAGALHÁES, A.:
BALDUS, H.: Impressáes da Commissiio RondonJ Río de Janeiro, s.f. [1921].
(1) Ensaios de Etnología brasileíra, Sao Paulo, 1937.
BOULEz, P.:
(2) Lendas dos indios do Brasi:~ Sao Paulo, 1946.
Art. "Sérte", Encyclopédie de la musique, 3 vol., París, 1958-1961.
(3) "Lendas dos indios Tereno", RMP, n.s., vol. 4, 1950.
(4) Ed.: Die jaguarzwillinge. Mythen und Heilbringersgeschichten, BREIT, W. B.:
Ursprungssagen una Marchen brasilianischer Lndianer, Kassel, Legends and Myths of the Aboriginal Indians o/ British Guiana,
1958. Londres, s.l. [1880].
BANNER, H.: BUNZEL, R. L.:
(1) "Mitos dos indios Kayapo", Revista de Antropologia, vol. 5, nQ 1, "Introduction to Zuñi Ceremonialism", 47th ARBAE (/929·1930),
Silo Paulo, 1957. Washington, D.C., 1932.
(2) "O indio Kayapo em seu acampamento", Boletim do Museu Pa-
ra.ense Emilio Goeldi, n.s., no 13, Belém, 1961. Bu'IT, A.:
"Réalité et idéal daos la pratique chamanique", L'Homme, Revue
BARBEAU, M.: [mnicise d'anthropoíogie, vol. 2, n9 3, 1962.
"Huron-Wyandot Tradítlonal Narrarives", Notional Museum o/ Ca-
nada, Bull. N9 165. Anthropol. Series N9 47, Ottawa, 1960. CADOGAN, L.:
"Ayvu Rápita. Textos míticos de los Mbyá-Guarani del Guairá",
BASTmE'. R: Antropología nQ 5, Boletim n9 227. Uníuersidade de Sao Paulo, 19.59.
"La nature humaine: le point de vue du sociolcgue et de l'ethno-
legue", La nature humaíne, actes du XI~ Congrés des Sociétés de CAMPANA, D. del:
Philosophie de langue írancaise (Montpellier, 4-6 de septiembre de "Contributo all'Etnografia dei Matacco", Archioio per l'Antropologia
1961). París, 1961. e l'Etnologia, vol. 43, Iasc. 1-2, Florencia, 1913.

BATES, H. W.: CARDus, J.:


The Natumlist on the Ríver Amazon, Londres, 189,2. Las misiones franciscanas entre los infieles de Bolivia, Barcelona, 1886.
CARTER, T. D.:
BAUDELAIRE, Ch.:
"The Opossum - Our Only Pouched Mammal", Natural History,
"Richard Wagner et Tonnhüuser a Paris", Oeuvres comptétes, ed, de vol. 56, no 4, Nueva York, 1957.
La Pléiade, París, 1961.
CASPAR, F.:
BEAGLEHOLE, E. y P.: (1) "Sorne Sex Beliefs and Practices of the Tupari Indians (Westem
"Ethnology of Puka-Puka", B. P. Bishop Museum, Bull. 150, Heno- Brazil) ", RMP, n.s., vol. 7, Sao Paulo, 1953.
lulu, 1938. (2) "Puberty Rites amung the Tupari Indians", RMP, n.s., vol. 10,
BECHER, H.: Sao Paulo, 1956·1958.
"Algumas notas sóbre a religiáo e a mitología dos Surára", RMP, CAVALCANTI,A.:
n.s., vol. 11, Sao Paulo, 1959. The Brasilian Language and íts Agglutination, Río de Janeiro, 1883.
BECKWITIf, M. W.: CRAPMAN, J. W.:
"Mandan-Hidatsa Myths and Ceremoníes", Memoirs 01 the American "Ten'a 'Texts and Tales Irom Anvik, Alaska", Publ. of the Ámer.
Folk-Lore Society, vol. 32, Nueva York, 1938. Ethnol. Society, vol. 6, Leiden, 1941.
BIBLIOGRAFtA BIBLIOGRAFtA 341
CHERMDNT DE MIRANDA, V. de: DÁVILA, F.:
"Estudos sobre o Nheéngarú", Anais da Biblioteca Nacional, vol. 54 "Relación de idolatrías en Huarochir'i", Informaciones acerca de la
(1942), Río de Janeiro, 1944. religión "j gobierno de los Incas (Colección de libros y documentos
W.:
CHRISTIAN, F. referentes a la historia del Perú. t. H) , Lima, 1918.
The Caroline Lslands, Londres, 1899. DIETERLEN, G. Y CALAME-GRIAULE. G.:
COLBACCHlNI, A.: "L'alimentation dogon". Cahíers d'Études Aíricoínes, nc 3, París, 1960.
(1) A tribu dos Bororos, Río de Janeiro, 1919. H.:
DIETSClIY,
(2) 1 Boróros orientali "Orarimugudoge" del Matto Grosso, Brasile, "Das Hauptlingswesen bei den Karaja", Mitteilungen aus dem Mus-
Contributi Scientifici delle Missioni Salesiane del Venerabile Don eum [iir V61kerkunde in Hamburg, XXV, Hamburgo, 1959.
Basca, (1), Torino, sr, [1925].
(3) cr, título siguiente: DORSEY. G. A.:
"Traditions oí the Skidi Pawnee", Memoirs o[ the American Folklore
COLBACCHINI,A. y ALBlSETTI, C.: Society, Boston-Nucva York, 1904.
Os Boróros orientais, Sao PauIo-Río de Janeiro, 1942.
DREYFUS,S.:
COLL, P. C. van: Les Kayapo du Nord. Contribution a l'¿lude des Indiens Gé,París-
"Cantes et légendes des Indiens de Surinam", Anthropos, vol. 2 y 3. La Haya, 196~.
1907-1908.
Du BOlS, C.:
CONKLIN, H. C.: ''Wintu Ethnography", UCPAAE, vol. ~6, 09 1, Berkeiey, 19~5.
The Relation 01 Hanunóo Culture lo the Plant World, Doctoral Dis-
sertation, Yale University, 1954- (micropelícula). DUMÉZIL, E.:
"Déesses latines et mythes védiques", Collection Latomus, vol. XXV,
CORNYN, J. H.: Bruselas, 1956.
"Ixcit Cheel", The Maya Society Quarterly, vol. J, nc 2, Baltimore,
DURKHEIM, E.:
19~2.
Les formes élémensaires de la vie religieuse, 2~ ed .• París, 1925.
CORY. H.: E. B.:
"[ando, U", [ournal 01 the Royal Anthropological Lnstituíe, vol. 78, Albisetti, C. y Venturelli, A. J., Enciclopédia BOTóro, vol. 1, Campo
nos. 1-2 (1948), Londres, 1951. Grande, 1962.
COUDREAU, H.: EHRENREICH, P.:
Yoyage au Tapajoz, 1895-1896, París, 1897. "Beitrage zur V61kerkunde Braailiens", Veroftentlichungen aus dem
Kgl. Museum [iir Vólkerkunde, t. 11, Berlín, 1891. Trad. portuguesa
COUTlNHO DE OUVElRA, J.: por E. Schaden en: RMP, n.s., vol. 2. 1948.
Lendas Amoxonicas, Paré, 1916.
ELMENDORF, W. W.:
COUTO DE MAGALHA.ES, J. V.: "The Structure of Twana Culture", Research Studies, Monographic
O selvagem, Río de ] aneiro, 1876. Supplement n9 2, Washington State University, Pullman, 1960.
CREVAUX, J.: FARABEE, W. C.:
Yoyages dans I'Amérique du Sud, París, 1883. (1) "The Central Arawak", Anthropological Publications of the Unio-
ersity Museum, 9, Filadelfia, 1918.
CROCKER. W. H.: (2) "Indian Tribes of Eastern Peru", Papers 01 the Peabody Museum"
"The Canela since Nimuendaju: a Preliminary Repon on Cultural Haroard University, vol. 10, Cambridge, Mass., 1922.
Change, Anthropological Quarterly, vol. 34, nQ 2, Washington, D. c., (3) "The Central Caribs", The University of Pennsylvania, The Unío-
1961. ersity Museum, Anthropological Publications, vol. 10, Filadelfia,
1924.
CRUZ, M.:
(1) "Dos nomes entre os Bororos", RIHGB, vol. 175 (1940), Río de FENTON, \V. N.:
Janeiro, 1941. "The Iroquois Eagle Dance", BBAE 156, Washington. D. C.: 1955.
(2) "Mitología borcra", Revista do Arquivo Municipal, vol. 91. Sao FIRTH, R.:
Paulo, 1943. We, the Tikopia, Nueva York-Chicago, 1936.
342 BIBUOGRAF1A BIBLIOGRAFíA 343
FORTIER.-BEAULIEU. P.: GUALLART, J. M.:
(1) Mariages el naces campagnardes, París, 19~7. "Mitos y leyendas ele los Aguarunas del alto Marañón", Perú Indí-
(2) Enqu~te sur le charivari, DlS. depositado en el Musée Nadonal des gena, vol. 7, nos. 16~17, Lima, 1918.
Arts et Traditions populaíres-
GUBERNATlS, A. de:
FRACHTENBERG. L. J.: Zoological Mythology or the Legends o{ Animals, 2 vols., Londres,
"Alsea Texts and Myths", BBAE. 67, Washington, D. C., 1920. 1872.
FRANKLlN. A.: GUMILLA, J.:
La vie privée d'autrefois. Les repas, París•. 1889. Historia natural. .. del río Orinoco, 2 vols., Barcelona, 1791.
FllAZER, J. G.: GUSINDE, M.:
(1) "The Silent Widow", Tronsactíons o/ the Third Internatíonal (1) Die Feuerland-Indianer, ~ vo1s., Médling bei Wien, 1931-19~9.
Congress for the History of Religions, Oxford, 1908. (2) Reseña de: Murphy, R. F., "Mundurucu Religion", Anthropos,
) Totemism and Exogamy, 4 vol., Londres, 1910. vol. 55, fase. 1-2. 1960.
~ ) Folk-Lore in the Old Testament, ~ vol., Londres, 1919.
HAlLE, Father B. y WHEELWRIGHT, M. c.:
FBElsE, F. W.: Emergence Myth According to the Hanelthnayhe Upward-Reaching
"Plantas medicinaes brasileiras", Boletim de Agricultura, vol. 34, Sao Rite, Navajo Religion Series, vol. 3, Santa Fe, N. M., 1949.
Paulo, 19~~.
HAMILTON Jr., W. J.:
FRlGOUT, A.: "Success Story of the Opossum", Natural History, vol. 72, nc 2, Nue-
Comunicación personal (diciembre de 1962). va York, 1962.
FRIKEL. P.: HANDY, E S. Craighill:
(1) "Kamani, Costumcs e Preceitos dos Indios Kachúyana a respeito "The Native Culture in the Marquesas", B.P. Bishop Museum, Bull.
do curare", RMP, n.s., vol. 7. Sao PauIo, 1953. 9, Honolulu, 1923.
(2) "Agricultura dos Indios Munduruku", Boletim do Museu Paraense
Emilio Goeldí, n.s., Antropología, nc 4, Belém, 1959. HANDY, E. S. Craighill y PUKUl, M. Kawena:
"The Polynesian Family System in Ka-tu, Hawai'¡", The Polynesian
GAYTON, A. H. Y NEWMAN, S. S.: Society, Welling¡on, N. Z., 1958.
"Yokuts and 'western Mono Myths", Anthropological Records, 5, 1,
Berkeley, 1940. HARRINGTON, J. P.:
"The Ethnogeography of the Tewa Indians", 29th ARBAE (1907-
GÉNNEP. A. van: 1908), Washington, D. C., 19J6.
Manuel de folklore [rancais contemporain, 9 vols., París, 1946-1958. -
HARTMANN. C.:
GILLIN, J.: "Traditional Be1ief Concerning the Generation of the Opossum",
"The Barama River Caribs of British Guiana", Papen of the Peabody ]AFL, vol. ~4. nc 1~~, 19~I.
Museum . . . , vol. 14, no 2, Cambridge, Mass., 1936.
HA''IT, Ch. F.:
GILMORE, R. M.: Os mitos amazónicos da tartaruga, traducción y notas de L. da Cama-
"Fauna and Ethnozoology of South America", en: HSAI, vol. 6, BBAE ra Cascudo, Recife, 1952.
143, Washington, D. e., 1950. HASTING&,.J., ed.:
GIMBUTAS, M.: Encyclopaedia o{ Religion and Ethics, 13 vcl., Nueva York, 1928.
"Ancient Symbolism in Lithuanian Folk Art", Memoirs of the Ame- HEIZER, R. F.:
rican Folklore Socíet», vol. 49, Nueva York, 1958. "Domestic Fue! in Primitive Society", ]ournal of the Royal Antñro-
GOEJE, C. H. de:
poi. Inst., vol. 9~, Pt- 2, 196~.
"Philosophy, Initiation and Myths of the Indians of Guiana and Ad- HENRY, J.:
jacent Countries", Lntcrnationalcs Archiv [iir Etimograpliie, vol. 44, Jungle People. A Kaingdng Tribe o/ the Highlands 01 Brazíl, Nueva
Leiden, 19H. York, 1941.
GRUBB, W. Barbrooke: HISSINK,K. y HAHN, A.:
An Unknown People in an Unknown Lan d, Londres, 191]. Die Tncana. l. Erzdhlungsgüt, Stuttgart, 1961.
BIBLIOGRAFIA BIBLIOGRAFIA 34S
344

HOEHNE, F. C.: KRAUSE, F.:


Boíanica e agricultura no Brasil (seculo 16), Sao Paulo, 1937. In den Wíldnissen Brasíliens, Leipzig, 1911.

HOFFMANN-KRAYER, E.: KRUSE, A.:


Handw6rterbuch des deutschen Aberglaubens, vol. 9, Berfin, 1941. (1) "Mundurucú Moieties", Primitive Man, vol. 8, 1934.
(2) "Erzahlungen der 'Tapajoz-Mundurukú", Anthropos, t. 41-44, 1946-
HOHENTIJAL, W.: 1949.
"Notes on the Shucurú Indiana of . .. Pernambuco, Braail", RMP, (3) "Karusakaybé, der Vater der Mundurukú", Anthropos, t. 46, 1951,
n.s., vol. 8, Sao PauIo, 1954. Y t. 47, 1952.
(4) "Pura, das hüchste Wesen der Arikéna", Anthropos, vol. 50, fase.
HOLMER, N. M. Y WASSÉN, H.: 1-3, 1955.
Muu-Igala or the Ways o{ Muu. A Medicine Song from the Cunas 01
Panoma, Gotemburgo. 1947. LEHMANN-NITSCHE, R.:
HURAULT, J.: (1) "La astronomía de los Matacos". RMDLP, t. 27 (3~ serie, t. ~),
"Les Indiens de la Guyane Irancaisc", Nieuwe West-IndiJche Gids 42, Buenos Aires, 1923.
La Haya, 1963. (2) "La astronomía de los Vilelas", RMDLP, t. 28 (~~ serie, t. 4),
Buenos Aires, 1924-1925.
HUXLEY, F.: (3) "La constelación de la Osa Mayor", RMDLP, t. 28 (3~ serie, t. 4),
Affable Savages, Londres, 1956. Buenos Aires, 1924-1925.
(4) "La astronomía de los Tobas", RMDLP, t. 27 (3~ serie, t. 3),
IHERlNG, R. von: Buenos Aires, 1923.
Dícíonárío dos animais do Brasil, Sao Paulo, 1940.
(5) "La astronomía de los Tobas (segunda parte) ", RMDLP, t. 28
(Nota: A veces citamos según la primera versión de esta obra, apa· (3~ serie, t. 4). Buenos Aires, 1924-1925.
recida con el mismo titulo en el Boletim de Agricultura, Sao Paulc,
1931-1938.) LÉRY, Jean de:
1M THURN, E. F.: Histoíre d'un voyage [aict en la terre du Brésíl, ed. Gaffarel, 2 vols.,
Among the lndians of Guiana, Londres, 1883. París, 1880.

jAKOBSON, R.: LÉvI-STRAUSS, C.:


(1) Selected Writings. l. Phonological Studies, La Haya, 1962. (O) "Contribution a I'étude de I'organisatíon socialc des Indiens Bo-
(2) Essais de Linguistique générale, París, 1963. roro", [ournal de la Societé des Amerícanistes, n.s., 1. XVIII, fase.
2, Parfs, 1936.
KARSTEN, R.: (1) "Tribes of the Right Bank of the Guaporé River", en HSAI,
(1) "Mitos de los indios Jíbaros (Shuara) del oriente del Ecuador" BBAE 113, 7 vol., Washington, D. C., 1946-1959.
Boletín de la Sociedad Ecuatoriana de estudios históricos ameri- (2) Structures élémentaíres de la parenté, París, 1949.
canos} nQ 6, Quito, 1919. (3) Tristes tropíoues, París, 1955.
(2) "The Head-Hunters of Western Amazonas", Societas Scíeruiarum (4) "The Family", en: H. L. Shapiro, ed., Man, Culture and Society,
Fennica. Commerüatíones Humanarum Litterarum, t. 7, 09 1,
Helsinki, 1935. Nueva York, 1956.
(5) Anthropologie structumle, París, 1958.
KEMPF, F. V.: (6) "La Geste d'Asdlwal", École Pratique des Hautes Études, section
"Estudo sóbre a mltologia dos indios Mundurucus", Arquivos do "fu- des Sciences religieuses, Annuaire (1958-1959), París. 1958.
seu Paranaense, vol. 4, Curitiba, 1944-1945. (7) Lecon inaugurale impartida el martes 5 de enero de 1960 (Col-
Iege de France, cátedra de Antropología Social), París, 1960.
KOCH-GRÜNBERG, Th.: (8) Le totemisme aujourd/Iiui, París, 1962. [Trad. española, F.C.E.]
(O) Anfiinge der Kunst im Urumld, Berlín, 1905. (9) La pensée sauvage, París, 1962. [Trad. española, F.C.E.]
(1) Von Roroima zUm Orinoco. Zuieites Band. Mythen und Legcn-
den der Taulipang und Arekuna Iruiianer, Berlín, 1916. LIM8ER, D. Nelson:
(2) Zwei Jahre bei den Indianern Nordtoest-Brasíliens, nueva ed., "The Pleiades", Scientiíic American, vol. 207, nc 5, 1962.
Stuttgart, 1921.
(~) lndianermiirchen aus Südamerika, j ena, 1921. LIPKIND, W.:
(1) "Caraja Cosmography", ]AFL, vol. 53, 1940.
KOZAK, V.:
"Ritual of a Bororo Funeral", Natural Hístory, vol. 72, no 1, Nueva (2) "The Caraja", en: HSAI, BBAE 113, 7 vol., Washington, D. C.,
1946-1959.
York, 1963.
BIBUOGRAFtA 347
BIBUOGRAFtA
LUKESCH. A.:
(1) "Über das Sterben bei den nordlichcn Kayapó-Indianern", Anthro- MURPHY, R. F. Y QUAIN, B.:
"The 'Trumaí Indiana of Central Brazil", Monographs 01 the Amer-
pos, vol. 51, fase. 5-6, 1956.
ican Ethnological Society, 24, Nueva York, 1955.
(2) "Bepkororóti, eine mythologische Gestalt der Gorotire.Indiane~".
Wicncr volkerkundlíche Mitteilungen" vol. 7, Band 2. nc 1-4, víe- NANTES, Martin de:
na, 1959. Retation succinte el sincere} etc. Qufmper, s.f. [1706]-
MACIEL. M.:
NELSON, E. W_:
Elementos de Zoologia geral e descriptiva de accordo com a fauna "The Eskimo about Bering Strait", 18th ARBAE, Washington, D. C.,.
brosiieíra, Río de j aneiro-París, 192~. 1899.
MAGALHÁES, B. de: NIMUENDA]U, C.:
"Vocabulario da lingua dos Bororos-Coroados do Estado de Mato. (1) "Die Sagen von der Erschaffung und Vernichtung der Welt ale
Crosso.' RIHGB, t. 8~ (1918). Río de Janeiro, 1919. Grundlagen der Religion der Apapocúva-Guarani", Zeitschrift
MAGAUlAES, A. A. Botelho de: für Ethnologie, vol. 46, 1914. .
ímpressóes da Commissiio Rondan, 5R ed., Sao Paulo, 1942. (2) "Sagen der 'Tembé-Indíaner", Zeitschrift für Etlmolog te, vol. 47,
1915.
MAHR, A. C.: (8) "Bruchsrücke eus Religion und überlieferung der Sipaía-India-
"Delaware Terms for Plants and Animals in me Eastern Ohio Coun- ner", Anthropos, vol. 14·15, 1919·1920 Y 16-17, 1921-1922. ..
try: A Study in Semantics", Anthropological Linguistics, vol. 4, nc 5, (4) "Os indios Parintintin do rio Madeira", [ournol de la Socreté
Bloomington, 1962. des Americonístes, vol. 16, París, 1924.
(4a) "Die Palikur-Indianer und ihre Nachbar~", Got~borgs Kt;tngl.
MAYERS, M.: Vetenskaps och Vitterhets-Samhalles Handlmgar, Fjarde Foljden,
Pocomchi Tests, University of Oklahoma, Norman, 1958. Band ~I, nQ 2, 1926.
(5) "The Apinayé", The Catholic University of América, Anthro-
MÉTRAUX, A.: pological Series, nc 8, Washington. D. e., 1939.
(1) La religion des Tupinambo. París, 1928. (6) "The Serente", Pub l. of the Frederick Webb Hodge Anniversary
(2) "Mitos y cuentos de los indios Chiriguano", RMDLP, t. 23, Bue- Publication Fund, vol. 4, Los Angeles, 1942.
nos Aires, 1932. (7) "Serenté Tales", ]AFL, vol. 57, 1944.
(3) "Myths and Tales oí the Matako Indians", Ethnological Studies, (8) "The Eastern T'imbira", UCPAAE, vol. 41, Berkeley-Los Angeles,
9, Gotemburgo, 19~9. 1946.
(4) "A Myth of the Chamacoco Indians and its Social Significance", (9) "Social Organization and Beliefs of the BC?tocudo of Eastern
] AFL, vol. 56, 1943. Braail", Southwestern Journal of Anthropology, vol. 2, nI? 1, 1946.
(5) "Myths of the Toba and Pilagá Indians of the Gran Chaco", (10) "The Mura and Pirahá", en: HSAI, BBAE 143, 7 vol., Wash-
Memoirs of the American Folklore Societ», vol 40, Filadelfia, 1946. ington, D. C., 1946-1959.
(6) "The Bcrocudo", en: HSAI, BBAE 143, 7 vol., Washington, D. C., (ll) "The Cawahib, Parintintin, and their Neighbors", en: HSAI,
1946-1959. BBAE 143, 7 vol., Washíngton, D. C., 1946-1959.
(7) "Ensayos de mitología comparada sudamericana", América Indí- (12) "The 'Tucuna", en: HSAI, BBAE 143, 7 vol., Washington, D. C.,
gena, vol. 8, no 1, México, 1948. 1946·1959.
(8) "Mythes et Cantes des Indiens Cayapo (Groupe Kuben-Kran- (I~) "The Tukuna", UCPAAE, vol. 45, Berkeley-Los Angeles, 1952.
Kegn) ", RMP, n.s., vol. 12. Sao Paulo, 1960.
(14) "Apontamentos sobre os Guarani", trad. y notas de Egon Schaden.
MONTOYA, A. Ruiz de: RMP, n.s., vol. 8, Silo Paulo, 1954.
Arte, vocabulario, tesoro y catecismo de la lengua guarani (1640), NINO, B.de:
Leipzig, 1876.
Etnografía cbíriguano, La Paz, 1912.
MooNEY, J.: NORDENSKIOLD, E.:
"Myths of the Cherokee", 19th ARBAE, Washington, D. C., 1898.
(1) Iruiíonerleben, El Gran Chaco, Leipzig, 1912.
MURPHY, R. F.: (2) Indianer und Weisse in Nordostboíioíen, Stuttgart, 1922.
(1) "Mundurucú Religión", UCPAAE, vol. 49, no J, Berkeley-Los Án·
geles, 1958. OGILVIE, J.:
(2) Headhunter's Heritage, Berkeley-Los Ángeles, 1960. "Creation Myths of the Wapisiana and 'Taruma, British Guiana",
Folk-Lore, vol. 51, Londres, 1940.
348 BIBLIOGRAFlA BIBLIOGRAFtA 349
OUVElRA. C. E. de: PREUSS, K. Th.:
"Os Apinagé do Alto Tocantins", Boletim do Museu Nacional, vol. 6, (1) Religion und Mythologie der Uitoto, 2 vols., Goringa, 1921.192~.
nQ 2, Río de J aneiro, 1930. (2) Die Nay.arit-1!-xpedition: Textaufnahmen mit Beobachtungen un-
ter mexikaníschen Lndianern, 3 vols., Leipzig, 1912.
OUVEIRA, J. F. de:
"The Cherente of Central Brazil", Proceedings 01 the 18th Congress QUICHERAT, L.:
of Americcnists, Londres. 1912. parte H. Londres, 1913. Thesourus poeticus linguae latinae, París, 1881.
(OLlVEIRA, de] Feliciano, J.: RAYNAUD, G.:
"OS Cherentes", Revista do Instituto Historíco e Geographico de Silo Les dieux, les héros et les hommes de rancien Guatemala, París, 1925.
Paulo, Sao Paulo, 1918.
REICHEL-DoLMATOFF, G.:
ORICO, O.: Los Kogi, 2 vols., Bogotá, 1949·1950 y 1951.
(1) Mitos amerindios, 2(1. ed., Sao Pauto, 1930.
(2) Vocabulario de crendices omazonicas, Sao Paulo-Río de j aneiro, RHODE, R.:
19~7. "Einige Notizien über den Indianerstamm der 'Terenos", Zeitschr, d.
Gesell. t. Erdkunde zu Berlín, vol. 20, 1885, pp. 404.410.
OSBORN. H.:
"Textos. folklóricos Guarao H", Antropológica, lO, Caracas, 1960. RIBEIRO, D.:
(1) "Religiáo e mitología Kadiueú", Seroíco de Protecao aos Lndios,
OseOOD, C.: Publ. no ]06, Río de J aneiro, 1950.
"Ingalik Social Culture", Yale University Publ. in Anthropology, vol. (2) "Noticia dos Ofaié-Chavante", RMP, n.s., vol. 5, Sao Paulo, 1951.
5~, New Haven, 1958.
RIBEIRO, D. y B. G.:
OVIDIO: Arte plumaria dos indios Kaapor, Río de j aneiro, 1957.
Metamorfosis.
RINK,H.:
PALAVECINO, E.: Tales and Traditions of the Eskimo, Edimburgo-Londres, 1875.
"Takjuaj. Un personaje mitológico de los Mataco", RMDLP, n.s.,
no 7. Antropología, t. 1, Buenos Aires, 1936-1941. RIVET, P. y ROCHEREAU, H. J.:
"Nociones sobre creencias, usos y costumbres de los Catios del Occi-
PARSONS, E. C.: dente de Antioquía", ]ournal de la Société des Ameríconístes, vol. 21,
(1) "Zuni Tales", JAFL, vol. 4~, 19~0. París, 1929.
(2) Pueblo Indian Religion, 2 vol., Chícago. 1939.
ROCHEREAU, H. J.:
PEREIRA, Nunes: "Los Tunebos. Grupo Unkasia", Revista Colombiana de Antropolo-
Bahira e suas experíencías, Edicño popular. Manaus, 1945. gía, vol. lO, Bogotá, 1961.
PIERINI, F.: RODRIGUES, J. Barbosa:
"Mitología de los Guarayas de Bolivia", Anthropos, vol. 5, 1910. "Poranduba Amazonense", Anais da Biblioteca Nacional de Rio de-
PISO, G. Y MARCGRAVI DE LIEBSTAD. G.:
[oneíro, vol. 14, 1886-1887, fase. 2, Río de Janeiro, 1890.
Historia naturalis Brasiliae, etc., Lugd. Bar. el Amsterdam, 1648. RONDON, C. M. da Silva:
PITOU, L. A.:
"Esbóco gramatical e vocabulario da lingua dos Indios Boróro"
Voyage ti Cayenne, dans les deux Amériques el chez les anthropopha- Pu.bl. n9 77 da Comissiio ... Rondan, Anexo 5, etnogmiía, Río de Ja:
nerro, 1948.
ges, 2 vols., 2~ ed., París, 1807.
ROTH, W. E.:
PLUTARCO:
De Iside el Osiride. Se ha usado la trad. de Amyot, en Les oeuvres (1) "An Inquiry into the Animism and Folklore of the Guiana In-
morales de Plutarque, 2 vols., París, 1584. dians" 30th ARBAE (1908·1909), Washington, D. e., 1915.
(2) "An Introductory Study of the Arts, Crafts, and Customs of the
POMPEU SOBRINHO, Th.: Guiana Indians", 38th ARBAE (1916·1917), Washington D. e.
"Lendas Mehim", Revista do Instituto do Ceorá, vol. 49, Fortaleza, 1924. ' ,
19~5.
ROUGET, G.:
PoRÉE·MASPERO, E.: "Un chromatisme africain", L'homme. Revue [mncaise d'Anthropo-
Cérémonies privées des Cambodgiens, Pnom-Penh, 1958. logíe, t. 1, ne 3, París, 1961.
350 BIBLIOGRAFIA BIBUOGRAFIA 351
RUSSELL, F.: STEINEN, K. von den:
"The Pima Indians", 26th ARBAE (1904.1905), Washington, D. C., (1) .. 'Plejaden' und 'Jahr' bei Indianern des nordóstlichen Südame-
1908. rikas", Gíobus, vol. 65, 1894.
(2) Entre os aborígenes do Brasil central, Sao Paulo, 1940.
RYDEN, S.:
"Braailian Anchor Axes", Etnologiska Studíer 4, Gotemburgo, 1937. STEVENSON, M. C.:
"The Zuñi Indians", 23rd ARBAE, Washington, D. C., 1905.
SAHAGÚN, B. de:
Historia de las cosas de la Nueva España, México. STONE. D.:
SAINTYVES, P.: "The Talamancan Tribes of Costa Rica", Papers 01 the Peabody
"Le charivari de l'adultére et les COUIses a corps nus", L'Ethnogta- Museum 01 Archaeol. and Ethnol., Haruard Unio., vol. 43. nc 2, Cam-
phie, París, 1935. bridge, Mass., 1962.

SAMPAIO, T.:
STRADELLJ, E.:
"Os Kraos do Río Preto no Estado da Bahia", RIHGB~ vol. 75 (1912), "Vocabulario da lingua gera1 portuguez-nheéngatu e nheéngatu-por-
tuguez, etc.", RIHGB, t. 104, vol. 158, Río de Janeiro, 1929.
Río de Janeiro, 1913.
SANTA-ANNA NERY~ F. J. de: STROMER, C. van:
Folk-lore brésilien, París, 1889. "Die Sprache der Mundurukú", Anthropos: Collection Internationale
de Monographies Linguistiques, 2, Viena, 1932.
SCHADEN, E.:
(1) "Fragmentos de mitología Kayuá", RMP, n.s., vol. I, Sao Paulo, STRONG, W. D.:
1947. "Aboriginal Society in Southern California", UCPAAE, vol. 26, 1926.
(2) "A origem e a posse do fogo na mitologia Guaraní", Anais do 31 SWANTON, J. R.:
Congr. Intern. de Amerícanistas, Sao Paulo, 1955. "Myths and Tales oí the Southeastern Indians", BBAE 88, Wash-
(3) A mitologia heroica de tribos indigenas do Brasil, Río de Janeiro, ington, D. C., 1929.
1959.
TASTEVIN. C.:
SCHOMBURGK, R.:
Trauels in British Guiana 1810·1844. Trad. y ed. de W. E. Roth, 2 (1) La langue Tapihi"ya dile Twpi ou N'etngatu, etc. (Schriften der
vols., Georgetown, 1922. Sprachenkommission, Kaiserliche Akademie der 'wissenschaften,
Band 11), Viena, 1910.
SCHULTZ, H.: (2) "Nomes de plantas e animaes em 1ingua tupy", RMP~ t. 13, Sao
"Lendas dos indios Krahó", RMP, n.s., vol. 4, Sao Paulo, 1950. Paulo, 1922.
SELER, E.: (3) "La 1égende de Bóyusú en Amazonie", Revue d'Ethnographie et
Gesammelte Abhandlungen zur amerikanischen Sprach- und Alter- des Traditions Populaíres, 6 année, nc 22, París, 1925.
8

tumskunde, 5 vol., n. ed., Graz, 1961. TAYLOR, D.:


SIMPSON, G. G.: "The Meaning of Dietary and Occupational Restrictions among the
"A Carib (Kamarakoto) Myth from Venezuela", jAFL, vol. 57, 1944. Island Carib", American Anthropologist, n.s., vol. 52, no 3, 1950.

S'ECK, F. G.: TXSCHAUER, P. C.:


"Catawba 'Texts", Columbia University Contributions to Anthropo- "Mythen und alte Volkssagen aus Brasflien", Aníhropos, vol. I, 1906.
logy, vol. 24, Nueva York, 1934.
THEVET, A.:
SPENCER, R. F.: La cosmographie universellc, París, 2 vol., 1575.
"The North Alaskan Eskimc", BBAE 171, Washington, D. C., 1959.
TOCANTINS. A. M. G.:
SPENCER, B. y GILLEN, F. J.: "Estudos sobre a tribu Munduruku", Revista Trimensal do Instituto
The Northern Tribes 01 Central Australia, Londres, 1904. Historíco, Geographico e Ethnographico do Brasil, t. 40, parte pri-
mera, Río de Janeiro, 1877. .
SPITZER, L.:
"Patterns of Thought and of Etymology. l. Nausea> of (> Eng.) V ALDEZ, J. F ernandez:
Noise", Word~ Journal o[ the Linguistic Círcle o[ New York, vol. 1, Novo diccionario portuguez-ímncez e [rancez-portuguez, 8~ ed., Río
nc 3, Nueva York, 1945. de "[aneiro-Parfs, 1928.
352 BIBLIOGRAF1A

VANZOLlNI, P. E.:
"Notas sóbre a zoologia dos indios Canela", RMP~ n.s., vol. 10, Sao
Paulo, 1956-1958.
WAGLEY, Ch.:
"World View of ~le 'Tapirapé Indians", JAFL~ vol. 53, 1940. BESTIARIO
WAGLEY, Ch. y CALVAO, E.:
"The 'Tenetehara Indians oí Brazil", Columbia Univ. Contributions
lo Anthropology, no 35, Nueva York, 1949.
WALLIS, W. D. y R. S.:
The Mícmac Indians o/ Ganada, Minncapolis, 1955.
WASSEN, H.:"""
(1) "Cuentos de los indios Chacós", Journal de la Socíetc des Ame-
ricanistes, vol. 25, París, 1933.
(2) "Mitos y cuentos de los indios Cunas", [ournai de la Société des
Americanistes, vol. 26, París, 1934.
(3) "Sorne Cuna ludian Animal Stories, with Original Texts",
Etnologiska Síudier 4, Gotemburgo, 1937.
(4) "De la identificación de los indios Papares del Darién", Hombre
y Cultura; 1. 1, no 1, Panamá, 1962.
WATSON, J. B.:
"Cayuá Culture Change: A Study in AccuIturation and Methodology",
Memoir n9 73 01 the American Anthropological Association, 1952.
WESTERMARCK, E.:
The History 01 Human Morriage, 3 vols., Nueva York, 1922.
WILBERT, J.:
"A Preliminary Glotto-chronology of Gé", Anthropological Linguis-
tics, vol. 4-, no 2, Bloomington, 1962.
WIRTH, D. M.:
(1) "A mitologia dos Vapidiana do Brasil", Sociologia, vol. 5, no 3.
Sao Paulo, 1943.
(2) "Lendas dos indios Vapidiana", RMP, n.s., vol. 4, Sao PauIo, 1950.
WISSLER, C. y DUVALL, D. C.:
"MythoIogy of the Blackfoot Indians", AnthropoI. Papas 01 the
Amer. Mus. o/ Nat. Híst., vol. 11, Nueva York, 1908.
ZERRIES, O.:
(1) "Sternb'ilder als Ausdruck jageríschcr Geisteshaltung in Súdame-
r'ika", Paideuma, Band 5, Heft 5, Bambcrg, 1952.
(2) "Thc Bull-roarer among South American Indians", RMP, n.s.,
vol. 7, Sao Paulo, 1953.
(3) "Kürbisrassel und Kopfgeister in Südamerika", Paideuma, Band
5, Hef! 6, Bamberg, 1953.
ZINGG, M.:
"The Genuine and Spurious Values in Tarahumara Culture", Amer-
ican Anthropologist, n.s., vol. 44, nQ 1, 1942.
Aguila arpía

2. Agutí
3. Armadillo (tatúeté¡

7. Capivara

-- - ,,1,
--:-_-::-::-=::~_ '_/'1,)-

;)' Armadillo

6. Armadillo
gigante

8. Capuchino
· .,.
~CiO
-.:~,'\-_-

!I· Cerdo salva je i cact e! u)

'.
'~I ",~,\;~~:~~(~~~Z1.:~';:i<~:.~:,"
=-=e~;;:':"'" ~',
, \
·-C-,· .---«;;--;::So:::-.-_ ~-:"'":.-,
.~:> -=-"~;~~
~~~--_,;_~+;:=c;, ---:, ~D

lO. <:crdo sah'aje (/Ilf'lvf(/a) 1 l. Cérvidos


12. Coatá

14. Ema
15. Garza

1 H. Inhambú

19. Irara

17· Guaribá (mono aulla-


dar)

16. Guacamayo
20. Jacú (j}(ijara -)
24· Miocastor

-----:
'* -
21. Jaguar

26. Mu t um (¡}fijmo _

2r,. Mofeta

23. Loro
.'!N. Paca

27. Oso honnigucro

30. Perezoso
3 l. Piranha

34. Rata

3!'J. Sariema

32. Prea
nru lnr-re i¡

1 "pn

.1(). Zarigüeya
íNDICE DE MITOS
1. POR NÚMERO DE ORDEN Y POR TEMA

.l\L Bororc: o xibae e iari, los guacamayos y su nido, 22, 4345, 45·54,
137-146, 193-196, 201-237, 241-244, 261, 268, 281-282, 291, 295, 306,
310-312, Y passim.
\f Bororo: origen del agua, de los atuendos y de los ritos funerarios,
'19, 54-55, 61-70, 108, 145, 208-212, 215, 263 n. 7, 269-270, 276, 281-
282, 295, Y possim,
".\L Bororo: después del diluvio, 57, 276
",\1, Mundurucú: el muchacho confinado, 63 J 105·106
:\f-, Bororo: origen de las enfermedades, 65, 67-70. 114, 130. ]37·146,
182 >l. 9, 244-249, 253-254, 257-263 n. 7,267-269, 276-278, 281-282, 295
:\f" Bororo: guerra contra los Kaiamodogué, 66 n. 10
xr. Kayapó-Gorotire: origen del fuego, 22, 71-72, 78-82, 137-146, 251,
261, 281-282, 292 n. 9, 295, 306-312, Y passim.
M. Kayapó-Kubenkranken: origen del fuego, 72-73, 78-82, 137-146, 251,
261, 281-282, 295, 306-312, Y passim.
JlL, Apinayé: origen del fuego, 73-74, 78-82, 137-146, 150-155, 171-189,
206,251, 261, 281-282, 295, 306-312, Y passím:
JlI", Apinayé: origen del fuego, 74-75, 78-82, 88, Y passim.
.\1", Timbirá orientales: origen del fuego, 76, 78-82, 137-146, 150, 251,
261,281-282, 295, 306-312, Y passim.
J\f,l T'imbirá orientales (grupo Krahc): origen del fuego, 76, 78·82, 137·
146, 251, 261, 281-282, 287, 295, 306-312, Y passim.
\/" Sherenté: origen del fuego. 77, 78·82,137-146, 193·196,203,210-211,
216, 251, 261, 281·282, 295, 306·312, Y passim.
vr.. Guaraní-Mbya: el ogro Charia, 79, 1J4
xr., Ofaié. la esposa del jaguar, 86, 94, 100, 128. 204
1\1,,; T'enctehara: erige» de los cerdos salvajes, 88, 91, 104-106
:'\1,,, Mundurucú: origen de los cerdos salvajes, 6g, 88-89, 93~100, 104-106,
132, 204, 257
.\1 17 Warrau: origen de los cerdos salvajes, 89 n. 2, 105
.\f" Kayapó-Kubenkranken: origen de los cerdos salvajes, 89, 93-96,
104·106, 132
?\I", Cashinav.. . á: origen de los cerdos salvajes, 94 n. 4, 106
!\f Bororo: origen de los bienes culturales, 96,97-]00, 136, 19-4-
373
374 INDICE DE MITOS .INDlCE DE MITOS 375

..\Je, Bnrcro: origen de los cerdos salvajes. 94: n. 4, 97-98, 98-100, 108 n. l\16~ 'Tukuna: transformación del ciervo, 142-U3
7, 111 .\1", Apapocuva: origen del fuego, 143
M" Matako: origen del jaguar, 102, 109-110 \1", Guaraní-Mbya: origen del fnego, 22. /43, 143-146, 22~ n. 6
Yb Toba-Pilagá: origen del tabaco, 102-103, 107-110 j\I.~) Tembé: origen del fuego, 144, 144-146, 180
J\L4 Tereno: origen del tabaco, 103-104, 107~llO 1\10. Shipaia: origen del fuego, 14-t, 144-146
J\L5 Carírí: origen de los cerdos salvajes y del tabaco. 94 n. 4, 104·10~, .rV16~ Guarayo: origen del fuego, 144, 144-146
104-106. 108-109 J\lOLl Taulipang: el llamado del espectro, 151 e. 2
M" Bororo: origen del tabaco (1), 107, 108 n. 7. 111 ~b Karajá: la vida breve (1), 151·152, 158-165. 185 n. 11
~b. Bororo: origen del tabaco (2), 108, 108-111. 156 n. lü, 194 Mv, Timbirá: el artigador herido, 153
M" Warran: origen de las estrellas. 112-114. 119-123, 130. 134, 137. 204. l\b Kraho: la vida breve, 155-156, 158:165
223. 226. 254 \b 'T'imbirá: los espíritus de las aguas, 156, 180
~L" Sherenté: origen de la. mujeres, 115, 119·123. 138. 152, 162. 251-252 .\1.1 Jívaro: origen del hedor, 156
1\J:~. Chamacoco: origen de las mujeres. 115-116, 119-123, 138, 251 ::\1,-, Ofaié: origen de la muerte, 156, 158-165, 268
M", Toba-Pilagá: origen de las mujeres. 116, 119-123. 130, 134. 138. 251 l\b Shipaia: la vida breve, 157, 158-165
:l1~ Matako: origen de la. mujeres. 117, 119-123, 130. 134. 138.251 xr-, Tenetehara: la vida breve (1). 157, 158·165
..\L~I Caduveo: origen de la humanidad, 118 ::\1,,, Caduveo: la vida breve, 157-158, 165
1\134 Bororo: origen de las estrellas, 106, H8, 119-123, 239-244 ¡\[". 'Tenetehara: la vida breve (2), 158, 158-165
..\L5 Bororo: el niño convertido en loro, 122, 138 ~r,,, Urubú: la vida breve. 158-159, 159-165
1\LO) Toba-Pilagá: origen de los animales, 123, 128 ~I" T'ukuna: la vida breve. 159-160, 159·165
1\L. Mundurucú: el yerno del jaguar, 123-124, 128, 137, 142 M" Tukuua: la vida larga. 160, 160-165. 177. 223
;\L" Mundurucú: el yerno de los monos, 124, 136. 137 ::\1,", Bororo: la vida breve. 161" tl. 12
.I\Lo Arawak de la Guayana: la risa prohibida, 124 .\1-1 T'ukuna: el brebaje de inmortalidad, 161, 161·165
\1", Kayapó-Gorotire: origen de la risa, 124, 128. 136. 137 M,; Karajár la vida breve (2). 163, 163-165
l\ln Guarayo: la risa prohibida, 125, 128 1\1"1 Amazonia: la vida breve, 163, 163-165
)\L~ Tacana: la risa prohibida, 125 \1"",. Amazonia: la vida breve, 163
:'\L~ Apínayé: guerra contra los murciélagos, 125, 136 ]\J"lh Cashinawá: la vida breve, 163-164
)\{¡j Apinayé: el pueblo de las mujeres, 125 ~'" Apinayé: origen de las plantas cultivadas. 167, 171H89, 249-252
)\L~ 'Tereno: origen del lenguaje, 126, 136, 138 284. 325
M,,, Bororo: la esposa del jaguar. 126, 127. 137, 173. 174 n. 2 '\1-,,, Apinayé: origen de las plantas cultivadas, 168, 181. 2{9-252, 284.
xr., Kalapalo: la esposa del jaguar, 126, 127, 173 325
.I\1.b Guayana: la risa prohibida, 127, 137 ,\1" Timbirá: origen de las plantas cultivadas. 168, l 7()-I89, 249·252,
.\1." Mundurucú: la esposa de la serpiente, 127, U7-139 284, 325
1\h¡ Toba-Pilagé: la esposa de la serpiente, 127, 137-139 '\1,,, Kraho: origen de las plantas cultivadas, 168-169, 170-189, 191,249-
.\f.-,] Tenetehara: la esposa <le la serpiente, 127-128 252. 278. 284, 325
.\L,,, Warrau: la esposa de la serpiente, 128 ,\1"" Kayapó-Gorotire: origen de las plantas cultivadas. 169, 170-189, 249-
xr., Tuknna: el yerno del jaguar. 87. 128, 137-139 252, 284, 325
l\L T'ukuna: origen del fuego y de las plantas cultivadas, 129, 136, \1", Kayapé-Kubenkranken: origen de 13.5 plantas cultivadas (1), 169,
174. 191 170-189. 207, 212, 249-252. 284, 325
~Ic" Bororo: origen del fuego, 22, 129-00, 132·135. 138. 140. 146. 176 ,\I,,,~ Kayapó-Kubenkranken: origen de las plantas cultivadas (2),169-170,
n. 3. 204. 242 n. ~ 170-189. 249-252. 284. 325
~l~ Otalé: origen del fuego, 1JI-1J2, 132·134. 195 n. 4 xr., Sherenté: el planeta Júpiter, 170, 170·189, 207, 28~, 286, 325
;\1:;. Kayapo-Kubenkranken: la abuela, el niño y el jaguar, 132, 132 :'\1""" Sherenté: el marido de la estrella, 16.3, 170
.\L, Mundurucú: cómo las mujeres adquieren vagina, 132, 267 ~"', Shcrcnté: origen del maíz, 170, 170·189
;\L. Matako: origen del fuego, 134 n. 12 ~I,,, Tukuna: la hija del árbol umari, 138 n. 1.173, 175. 181, 187. 251
1\1", Tukuna: visita a los monos, 136 252, 317 n. 3
~I., Cuna: origen del fuego. U1 n. 3, 195 n. 17 M. Urubú: la hija del árbol apu-i, 181, 251-252
M", Kayná: los dueños del fuego, 142, 190 :\1',,1 Tupinambé: origen del zarigüeya, 1~5, 174
376 lNDICE DE MITOS
tNDlCE DE MITOS 3T1
Mundurucú: el zarigüeya y sus yernos, 174 J 175, 204
Tenetehara: elzarigüeya y sus yernos, 174, 204 xr., Taulipang: origen de las Pléyades, 232, 242
Vapidiana: el zarigüeya y sus yernos, 174 '\1'::01 Arekuna: Jilijoaibu (las Pléyades) mata a su suegra, 242
~r",o Kayapó-Gorotire: el jaguar y la tortuga, 176, 178 .\h,; Toba: origen de las enfermedades, 246
;\1'01 Mundurucú: el jaguar, el cocodrilo y la tortuga. 176·177,177.178 .\f "', Sherenté: el planeta Venus, 204, 248-249, 249-252, 286
.\1 ,,,~ Tenetehara: la tortuga y el zarigüeya, 177 xr., Kraho: historia de Autxepiriré, 250, 250-252
.\ 1''''1 Amazonia: zarigüeya enamorado, 179 xr., Kayapó-Gorotire: origen de las enfermedades, 254-255, 255-257, 276
xf ",. Amazonia: las viejas convertidas en zarigüeyas, 179 .\1,,, Iroqués: la danza del águila, 255-257
.\1 ",.", Tacana: origen del zarigüeya. 144, 180 xI,,~ Apinayé: el pájaro homicida, 256-257, 260 n. 5
'\1",,; Aguaruna: la esposa celeste, 181 xr.; Mundurucú: origen del veneno para pescar, 89 n. 1, 204. 257-258,
\.I,n, Chocó: la esposa de la luna, 182, 253 260-268, 272-278
xr., Sherenté: origen de-las plantas cultivadas, 171,182,195 Y n. 17,325 Vapidiana: origen del veneno para pescar. 183, n. 10. 258, 261, 262-
1\f,,,g Apapocuva: origen de la zarigüeya, 172, 183 263, 265, 266, 269 n. 11, 270-. 272
1\1,,,..,, Guaraní-Mbya: origen de la paca, 183 n. 10 Arekuna: origen de los venenos de pescar, 183 n. 10. 258-260, 261~
),1""", Guaraní del Paraná: la criatura impaciente, 183 n. 10 266, 269 Y n. 11-270, 272, 277, 278, 297-298, 299, 301-305, 318
1\1 1," " , Mundurucú: infancia de Karusakaibé, 105-106,183 n. l O, 269 n. 11 xr.; Arawak: origen del veneno para pescar, 260, 261. 272
,\1,,,,'1 Tukuna: el hijo del timbó, 260
1\111" Karajá: origen de las plantas cultivadas, 184, 187,217 n. 1,285
\1 11 ; Amazonia: historia del Amao, 261
\[';1 Matako-Ashluslay: el árbol de los alimentos, 185
.\[ll~ Toba-Chamacoco: la esposa celeste. 185 \.l "~ Amazonia: el "sapo" de resina (1), 261
"\.1;,:\ Guayana: la visita al cielo. 186, 319 \1 1l11 Amazonia: el "sapo" de resina (2), 261-262
"\'1,14 Guayana: el árbol de la vida, 186, 188, 265 j\[ ,",,' Arekuna: el desanidador de ranas, 262
1\1 nr; Vapidiana-T'aruma: el árbol de la vida, 186, 188. 265 1\I ""J Mundurucú: el tapir seductor, 63, 99, 263, 266
1\1,1<; Caribe: origen de las plantas cultivadas, 186, 187, 188, 265, 271 xr.. 'Tenetehara: el tapir seductor, 264
1\1 117 'Tukuna: origen de los bejucos, 187, 271 .\f ,"," Kraho: el tapir seductor, 264-
1\1 JJ~ Tupinambá: origen de las plantas cultivadas. 189 ,\1""1 Kayapó-Kubenkranken: el tapir seductor, 264
\1"" Kayuá: los ojos del jaguar, 141 n. 3, 191-192, 204 '\1"" Kayapó-Gorotire: el tapir seductor. 264-
1\L~'1 Bororo: el fuego destructor, 194, 212, 288 \f1C'~ Tuparf el tapir seductor, 264
1\1,:.", Bakairi: el fuego destructor, 194 \1 ;C',¡ Apinayé: el caimán seductor. 264
xt.; Bororo: el fuego apagado (1), 111,194,194 n. 17 xr.. Mundurucú: origen de la agricultura, 264-265, 265-266
1\1,~~ Bororo: el fuego apagado (2), 194 \1 '" Ofaié: el tapir hembra seductor, 265, 266
).1 1:!: ) Cora: origen del fuego, 195 n. 17 xr., Ofaié: el tapir seductor. 265
1\I,~, Sherenté: historia de Asaré, 200·201, 201-237, 239, 249-252, 268, 286 111",,, Cashibo: creaci6n del hombre, 266
]\L~h Kaingang (río lvahy): origen del fuego, 206 n. 4 xr., Kachúyana: origen del curare, 187, 270-271, 271-273, 304, 320-321
1\I,~,-, Kayapó: origen de la lluvia y el aguacero, 207-208, 208-212, 231, 111"" Caribe: origen de las enfermedades y del veneno de pescar, 276
246, 270 302-305 '
\I,~,,", b Gorotire: origen de la lluvia y el aguacero, 207-208, 208-212, 231
1\1 lO" Ge centrales y orientales: el fuego destructor, 204, 287-288, 288-289
:'\1;", Kraho: la larga noche, 288-289
\k," Arekuna: gesta de Makunaima, 138 n. 1, 208 n. 5
1\1,~, Bororo: origen de la lluvia dulce, 212, 212-215 ;\["),, Esquimal (estrecho de Bering): origen del sol y de la luna, 292
1\J,eB Bororo: origen de los peces, 67. 128 .\1 Ingalik: origen del sol y de la luna, 292
"",
~k." Tukuna: Orión (1), 223 \1 ;H, Mono: origen del sol y de la luna, 292
M "",, 'Tukuna: Orión (2), 223 Y n. 6, 224 n. 6 xr; Esquimal: origen del sol y de la luna, 292
,\1,;,,, Kalina: la Cabellera de Berenice, 232, 233 .\1"'1' Chiriguano: la larga noche, 294
1\1,,,,,, Matako: origen de las Pléyades, 239 1\I,.u Tsimshian: historia de Nalq, 296, 299, 305-306
1\1,,,,,, Macushí: origen de las Pléyades, 2/0 ]\1 171 Caduveo: el color de los pájaros. 217 n. 1, 297, 299-300, 305, 306, 318
M,«, Wyandot: origen de las Pléyades, 2/0 \1 I,~ Arowak: el color de los pájaros, 298-299, 299, 303, 306, 312, 318
\1,,", Esquimal: las vísceras que sobrenadan, 2/1 ;\ 1,;" Vilela: el coJor de los pájaros, 299, 305-306, 314·315, 318
\/'" Akawai (1): origen de las Pléyades, 132, 232, 241-242 1\1", Toba: el color de los pájaros, 300, 306
J\f '7.-, Matako: el color de los pájaros, 300-301, 301-307
378 tNDICE DE MITOS lNDICE DE MITOS 379

.M"ü Arawak. de la Guayana: el espíritu de las aguas, 303 n. 3 OFAI~:, ]\[H, .-"', ro, "", ',.0 TSL\fSHIAK (América del Norte), 1\1]70

1\1177 Karajá: las flechas mágicas, 262 n. 6, 304-305 l.'UKUKA, l\..fc'J, 5', 00, ,0.1, '1, 82, R4, 9.';, riv,
1\1176 Shipaia: el color de los pájaros, 306 PARIl\'TI~TIN, ::\J170
1\'1179 Pariritintin: el color de los pájaros, 307-308, 308-312 140., "1, 182

l\Il"'J Mundurucú: el color de los pájaros, 311, 512 SHERENT}:, ;\1,2, 29, 0'1, U.1o, M, 101l, 12-1, 1~8 TUPARÍ, 1\Il','3
:Mm 'Tukuna: origen de la pintura policroma. 315~ 316 SHIPAIA, 1'\'1"" 7n, 178 TUPIr-;A~'1BÁ, M 00, J1S

l\fJb~ 'Tukuna: origen de la prohibición relativa a los instrumentos musi-


cales, 315-316 TACA~A, ::\J,", J05
l\J'''1 Amazonia (lago del Telfé): origen de la cerámica pintada, 316-317 TARU'-IA, M».
l\Jl~1 Amazonia: los signos anunciadores del diluvio. 318 TAULIPA:"lG, 1\.J~9, 1~.-¡ V APIDIANA, 1\'L,u, 1J~, 1 \

l\L~, Mundurucú: la organización por colores, 318·319 TEMBÉ, l\f,"J VILELA, 1\I m
l\f'MJ Guayana: el color de lo. pájaros, Sl9, 320-321 TEI'ETEIIARA, :1\115, .';1, 77, 79, {)S, 102, B1
M", Amazonia: la visita al cielo, 320 'rEREI'O, 1\L4, 45 WARRAU, M17, ~8, ~2
Tll\'1BIRÁ, 1fln, 11, 7'J, AA, 10.1 (Ver: WYANDOT (América del Norte), hL:l.2
TOBA·PILAGÁ, ::\f~l, 31, :)(l, r.o, 112, 137,
17', 175
II. Po.. nwlU

AGUARU!\A, 1\1100 ESQUIMAL (América del Norte), 1\L:l.1,


AKAWAy (P), 1\lm 1.,;,161<

A:r.'1AZONIA (tribus no identificadas),


1\1"", kOa, loa, 104, 117, iss, HU, 1s'1, 184, 1~7 GUARAI'Í (del Paraná), .l\.J1011b
ApAPOCUVA, 1\161, 1U11 GUARAYO, 1\J41, &;
ApINAYÉ, .l\Ju, ae, ~, er, 1\14~, 11a, 114, 186

ARA\IiAK, ARO\IiAK (Guayana), M30, lNGALIK, (América del Norte), M l 60


HH, m, 176 lROQuÉs (América del Norte) 1\.1141
AREKUNA, 1\fI20, ]a6, 145, 140..

ASHLUSLAY, :Mm JíVARO, xr.,


BAKAIRI, rvl1Zls KACHÚYANA, M,«
BORORO, 1\11, 2, ;1, 5, 6, ro, 21, 20\, 27, 34, KAINGANG, l\1ma
KALAPALO, :J'VfH
KALIl'iA, 1\11:(1) (Ver: CARIBE)
CADCVEO, Me, 7~, rn KARAJÁ, l\f.ro, ¡,¡¡, 110, 177
CAINGA!\G. Ver KARA]Á. KAYAPó, 1\f7, k, JS, <o, .;7, 011, U1, 92, lOO,

CARIBE (Guayana), M116, 162. (Ver: 125, 12~a, ]"5b, )4<1, 153, 1;;4

KALINA.) KA YUÁ, M62, rrs


CARIRÍ, M25 KRAHo, 1\111, 72, '0, 139, 152, 1<):\, 104 (Ver:
CASHIBO, :1\1 1 00
CASlIlNA \\'Á, I\..fl~, 86, 86b 1\lAcCSHÍ, 1\l"\lb
CHAMACOCO, 113\J, l12 l\lATAKo, l\L~, 3~, 59, lll, 131a, 17<, 175
CHIRIGUAPOO, l\iI16o ]\'1BYA, 1\J1~, "c" J09"
CHOCÓ, MW7 MONO (América del Norte), l\f 167
CORA, A'L:<.< 1\hH~DURUCÚ, I\L, 1", '17, ~8, 40, 50S, 07,

CU!\A, 1\Je1
LÁMINAS FUERA DE TEXTO íNDICE ANAlíTICO
I. Un aspecto de las formaciones rocosas de la chapada, donde los Bororo Para lo que respecta a las tribus citadas más a menudo, guiarse por el
desanidan guacamayos índice de mitos o por el índice de tribus. En este índice, los nombres de
personas remiten a los autores citados o discutidos en el texto, con excep-
11. Guacamayo joven que acaba de echar pluma ción de las referencias etnográficas, tan numerosas y repetidas tantas veces
IIJ. Vista parcial del pueblo bororo de Kejara, junto al río Vermelho. que se ha juzgado que sobrecargarían inútilmente el índice, complicando
La casa de los hombres se ve delante de las chozas de la mitad 'Fugaré. las búsquedas, en vez de simplificarlas.
Al fondo se distinguen los contrafuertes de la chapada [f:ste es el lugar de mencionar que en el caso de múltiples nombres,
de animales y plantas sobre todo, procedentes de lenguas aborígenes,
IV. Indio bororo con el estuche penianc de los días de fiesta, es decir no ha sido posible al traductor averiguar la posición del acento, lo cual,
adornado con plumas pegadas y provisto de una banderola de paja ni que decir tiene, no afecta a la inteligencia del texto; así, se hallará
rígida pintada con los colores cIánicos (clan ki) como palabra grave más de una que sea aguda. Por lo demás, en la
bibliografía etnográfica hay en este punto incontables fluctuaciones. Para
(Fotografías del autor) acentuar los nombres de tribus hemos recurrido al Catálogo de las len-
guas de América del Sur, de Antonio Tovar, en cuyas páginas 374-375 es
comentado el problema que da origen a esta nota.]

Las figuras I a 4, 10 a 16, 18, 20, 22 a 24, 26, 28, 29, 31 Y 33 a 39


se han tomado de: R. von Ihering, Dicionárío dos animais do Brasil,
Sao Paulo, 1940. Abajo-arriba (oposición), 139, 286- Águila "tawato", !lll-.312
Las figuras 5 a 9, 19, 25, 27, 30, 32 Y 40 son de: Carl Vogt, Les 290, 307, 329, 330-332 Y passim. Agutí, 45, 53, 131, 132·133, 186, 187,
mammiíéres, París, 1884. Abeja, 124, 152, 221, 300, 305 298
La figura 21 procede de: M. Bouyer, La Guyane [rancaise, París. Aberturas (corporales), 112-136,137· Alabama, 205
1867, 139, 300·303 Alaska, 241
Salvo indicación contraria, todas las demás ilustraciones han sido Abotoado (pez), 108 Alcedo sp. Ver martín pescador
ejecutadas en el Laboratorio de cartografía de la École Pratique des Acridium crístaturn, Ver saltamon- Aldebarán, 226
Hautes Études (Sciences économíques et sociales), bajo la dirección de tes. Alembert, J. d', 282
Jacques Bertin. Para la edición española, las ilustraciones que lo reque· A crocomia. Ver palmera Alfarería, 245-246, 315-317
rían fueron adaptadas por Francisco Ley te. Acuri, aduri, 212 n. 4 (ver agutí.) Algodón, 80 n. 1, 96, 107
Acuri (palma), 45, 111 Alianza, 51-52, 75, 91-100, 100-106
Africa, 291 n. 7, 322 Aliso, 324
Aguas (clasificación), 212-214, 226- Alouatta sp. Ver guaribá (mono)
237 Alsea, 294
Aguila, 56 n. 3, 122, 144, 255·257, América del Norte, ll, 18, 21, 53,
271, 308-309, 312, 321 61, 142-143, 153, 154 n, 7, 173,
Aguila arpia, 53, 271, 272, 307-308, 175-176,178·179,200 n. 1, 202, 205
311·312 Y n. 4, 217 n. 1, 221 Y n. 4, 223-
Aguila "rapiña", 311-312 224, 240-241, 244, 247 n. 8, 251 n.
3110 381
382 lNDICE ANALlTICO tNDICE ANAUTICO 383

10.255-257.283.285.286.288.291 Atabaca., 294 Breu branco (árbol). 261 Cebus sp. Ver mono capuchino
n_ 7-294. 296-297. 323. 328-329.330. Atcles paniscus. Ver marimono Bugio. Ver guaribá Cencerrada. 282-284. 295-296. 323-
Amuesha, 202 Atenas, 235 Buho, 109 324. 331
Análisis estructural. Ver estructura· Attalea speciosa. Ver acuTi Buitre de la carroña, 22, #, 53, 116, Cercomys. Ver rata
lismo Aullador (mono). Ver guaribá 122. 143-146. 180. 185 n. 11. 186. Cerchneis sparverios eídos. Ver dgui-
Anguila. Ver pupeyr¿ Australia. 225. 241 n. 3. 322 188. 223 n. 6. 230. 250. 262. 272. la "rapina"
Anonácea, 108 n. 7 Avena, 328 320-321. (Ver urubú) Cerdo salvaje. 73. 78-79. 87-102. 104-
Antillas. 330 Avestruz. Ver ema Buitre real, 144, 163, 271 106. 110-112. 119. 132-134. 162,
Aororo, arara (larva ce lepidópte- Avispa. 121. Fig. 15. 250. 285. 291 Bunia (pájaro). 186. 187. 205. 267 181. 208. 209. 214. 261. (Ver cae-
ro). 319 n. 5. 300. 305. 307. 308 n. 6 n. 9 tetu) queixada)
Apache. Ver [icorilla, Mescolero Aztecas, 221 Cereal. 330
Api, appi (árbol). 45. 53·54 Cacahuate (Arachis hypcgea). 169. Cérvido. 45. 53. 54. 73. 78. 101 n.
Aplaca, 89 n. 2 Babassu (palma). 50. 52 200 6. 115. 123-124, 128. 142-144. 179.
Apoi, apu-í (planta parásita, FicUJ Bacaba (palma). 168. 170 Caddo.288 241. 250. 298. 329
gen.). 181 n. 8 Bakair-i, 144. 153 n. 4. 221 Caetetu, 44. 73. 75. 79.82.86.87-91. Ciconia maguari. Ver cigüeña, ma-
Aquila. Ver dguila Bambú. 118. 161 n. 12 98-99. 100. 101. 128. 132. 133-134. guari
Araña. 158. 159 Baré, 294 n. 11 204. 298. 309. (Ver cerdo salvaje) Cichla ocellaris. Ver tucunaré
Arate, 234 Barro. Ver arcilla Calabazas. 169. 286 Cielo (visita al). 186. 319-320
Arbol de los alimentos. 167-17J. Bastide, R .• 20 n. 3 Cangrejo. 112. Fig_ 15. 250 Cigarra. 191. 214
185-189 Batata. 167. 169. 223 n. 6. 264. 276, Cágado. Ver tortuga terrestre Cigüeña, 221, 224-225. Ver magua';
Arbo1 del pan. 230 303 Y n. 3 Caiman niger. Ver cocodrilo óinadatao. Ver cancan
Arcilla (para alfarería). 245·246 Batrochoides surinamensis, Ver fJo- Caingang. Ver Kaingang Cipó ambé, cípo guembé (bejuco).
Arcoíris, 163. 244-278. 293. 297-321 kamu Caju (fruto). 214. 264 187 n. 14
Ardea brasiliensis. Ver grulla, soco Baudelaire, Ch., 35 Caladium bicolor (aroidea), 318 Ciruelo silvestre, 187
Ardilla. 186 Bebidas fermentadas, 80 n, 1, 161- Caluromys phi/andero Ver zarigüeya Clusia grandifolia. Ver /t0fa
Argos (constelación). 229 162 de peletería Coatá (mono). 272
Arikena, 162 Bejuco. 64. 65. 69. 118. 160. 187. Canean (pájaro). 213 Coa ti. 74. 79
Ariranha, 108 y n. 7. 111. 112. 156 205. 258. 259. 271. 272. 320 Cangambá. Ver mofeta Cocodrilo. 77. 82. 113. 125. 176-178,
n. 10 (Ver nutria.) Belleza femenina, 61 n. 8. 115-117 Caña de azúcar, 264 190. 200. 202-203. 205. 236. 250-
Aristóteles. 236. 278 Benveniste, É., 29 Capivara, 133 n, 11. 156 n. ro,
298 251. 263. 268. 316
Armadillo. 45. 55. 57. 65. 70. 86. 93. Berenice (Cabellera de). 231. 233 Caprimulgm sp. Ver chotacabras
Código (definición). 199. 211. 238,
102. 116. 117. 119. 131. 178 n. 5. Berg. A.• 38 Cara (tubérculo comestible) • 53. 264
242-244. 310
Fig. J5. 267. 306 Berlioz, J.. 213 Caraguata (bromeliácea). 103
Códigos (sensibles). 149-165. 166-
Armadillo gigante. 45. 55. 65. 70 Bicho de pé (pequeño parásito). Cariama crutata. Ver sariema
167. l7l-172. 206-207. 239. 248-
Armadura (definición). 199. 211 138 Caricatura, 338
252. 293. 300. 318-319
Aroeira (árbol). 74. 79. 154 Bioquímica, 238 Carolinas (islas). 230
Coelogenys paca. Ver paca
Aroro. Ver cerero Bixa ore llana. Ver urucú Carpintero (pájaro). ~OO. 203-206.
287-288. 301. 311 Coleóptero de agua, 156 n. 10
Arroz, 169 Blackfoot, 240 n. 2
Caryocar sp. Ver piqui Colombia. 101 n. 6. 186
Arua, 60 n. 7 Boa (serpiente). 107
Arum acuático, 180 Cassicus cela. Ver japim Colores. 27-34. 277-278. 297-312. 314-
Bobotori. Ver pogodori
Catabwa, 179. 181 319. (Ver policromla)
Ash1uslay. 109, 144 Bororo (organización social), 45·54.
Asia. 283. 292. 328 Cathartes uTubu. Ver buitre de la Colymbus sp. Ver pdjaTo zambulli-
92.95
Astrocaryum tucuma. Ver tucum carroña dor
Bosque, sabana, 185 n. 11
Astronomía, 34-35. 159-160. 162.216- Botccudo, 144. 205 Carita (pequeña zarlgüeya) ), 173 Collares. 314-315
278. 282-284. 292-294. 309 n. 7. Boulez, P .• 32-34 Cavia aperea. Ver prea Comadreja. 173 n. 2. 317 n. 3 (Ver
323 Bowdichia uirgílíoídes. Ver apj Cávido. Ver prea zaTigüeya)
Astur sp. Ver águila "tourato" Cebolla, 328. 330 Concreta (música), !1-!2
Brett. W. H. (discutido). 186 n. 12
384 lNDICE ANAUTICO lNDICE ANAUTICO 385

Conejillo de Indias, 132, 134 n. 12. Curare, 270-271, 304, 316, 321 Ema (avestruz), 126 n. S, 250 Gaviáo pega-macaco. Ver águila ar-
(Ver prea) Curupira, 261 Enfermedad. Ver epidemia pia
Conejo, 116, 176, 191,202 n. 2 Cutia. Ver catia Engañador, 300-305 Oaviáo real. Ver águila arpía
Conepatus chilensis. Ver mofeta Epidemia, 65, 67-70, 114, 130, 137- Gavilán, 96, 116, 117, 200, 201, 250
Constelaciones, 216-252, Figs. 2·17 Chané, 294 n. 11 146, 182-183 n. 9, 244-247, 254- Genipa (árbol), 207, 208, 210, 306
Continuo, discontinuo, 25-27, 37, 55- Chavanté, 71 278, 293·294, 313-321 Geométrica, (formas), 29, 315-319
61, 161, 221-226, 272-278, 313-321, Chayma, 221 Equinoccios (precesión de los), 227, Glaucidium. Ver lechuza
331-335 Cherokee. 175-176, 179, 205 233 Oocjc. C. H. de (discutido), 262 n.
Convulsiones, 255-257 China (pintura), 30 Erismatura. Ver pato zambullidor 6
Caos, 53 Chinche, 174 Escarabajo, 224, 317 n. 3 Goupia glabra. Ver cupiuba
Coragyps atratus [oetens. Ver bui· Chinche de agua, 156 n. ID Escorpión (constelación). Fig. 15 Gralha azul (pájaro), 45
tre de la carroña Chironectes minimus. Ver zarigüeya Escritura, 319 Granet, M., 24 n. 5
Cormorán, 298-299 de agua Esquimales, 221 n. 4, 226 n. 7, 241, Grecia, 236
Corneja, 236 Chorísia insignís (árbol), 103 292-294 Orégoíre. H., 24 n. 5
Corto, largo (oposición), 90, 131· Charo te, 144 Estacio, 220 Grillo, 176
134 Chotacabras, 129, 184 Estructuralismo, 35-36, 39, 101, 114, Grulla, 205, 230, Fig. 15. (Ver
Corzo, 144. (Ver cérvido) Chova, 236 149-150, 199, 211-212, 224 n. 6, soco)
Costa Rica, 185 n. 11 243-244, 301-303, 333-335 Gryptttrus, Crypturus. Ver jahó (pá-
Cotia. Ver agutí Dahlstedtia (planta tóxica), 253 Estuche peniano, 43, 49-52 jaro)
Cotorra, 102, 221, 222, 297, 308 Dasyprocta. Ver agutí Etimología y sentido, 91, 188, 202 Guacamayo, 43, 44, 53, 71-73, 76,
Couma utilis. Ver sorveira Dasypus tricinctus. Ver talu-bola Europa, 282-284, 289, 295-296, 321· 77, 80, 96, 118, 262, 297, 298, 308,
Coyote, 329 Debussy, Cl., 24, 38 332 312
Crecida. Ver gallinácea Decorativo (arte), 29, 314·319 Felis concolor. Ver puma Guarayo, 125, 144, 314
Crátera (constelación), 234-236 Delaware. 247 n. 8 Felis on~a. Ver jaguar Guaribá (mono), 45, 124, 131, 270·
Crax sp. Ver mutum Derrumbes, 255 272, 304
Fiebre, 67 n. 12, 255
Creek, 176, 179, 205 Diacronía, sincronía, 90, 226, 238 Gusano, 160, 181,241, 260, 267, 320,
Filiación, 45-47, 49, 54-55, 56 n. 4,
Cresceníía. Ver calabazas Diatónico, 277·278, 313·314 323
61-63, 66-67, 78, 80, 91-96, 98·100,
Cromatismo, 53, 244-278, 293, 313· Dicotyles labíatus. Ver queixada,
119-121, 170, 182, 189-190
321 cerdo salvaje Halcón, 96, 103, 160, 162
Crotophaga oni, Ver pájaro "schíe" Dicotyles torquatus. Ver caetetu,
Filipinas (islas), 329
Hanunoo, 330
Crudo, cocido, podrido, passim cerdo salvaje Filosofía, 18·23, 35·36 Hawaii (islas), 294 n , 10
Crypturus strigulosus. Ver inambu Didelphys (gén.). Ver zarigüeya Firtb, R., 61 Hemíptero. Ver sun-bee
relogio, Grypturus Dlderot. D., 282 Florian, J. P. Claris de, 166 Hermano mayor célibe, !l28-3!11
Cuervo (constelación), 228-237, 239- Diodoro (de Sicilia}, 28 n. 6 Franklin, A., 289 Herve-y (islas) , 240
242 Dionisia, 236 Fresco, 196 Hiade" 113, 121, 217, 222 Fig. 11,
Cuervo (pájaro), 195 n. 17, 234-236, Dioscórea. Ver cara, po¡:.odori Frijol, 176, 264 225-226, 240 n. 1
301 Discreta (cantidad). Ver continuo Hidatsa, 224
Cuica d'agua. Ver zarigüeya de agua y discontinuo, intervalos Galhina do bugre. Ver canean Hidra (constelación), 234-236
Cujubim (pájaro), 204 n. 3, 297 Dumézil, G., 24 n. 5, 290 n. 4 Gallina de agua, 78, 80 Himenóptero. Ver avispa, sun-bee
Culebra, 317 n. 4 Durkheim, E., 15 Gallinácea. ver cujubim, inhambú, Hi'toria, 14, 17-18,22, 150,224 n. 6
Cultura, naturaleza (oposición), 25- [acú, [ahó, macuco, mutum, per- Hitchiti, 179, 205
39, 124-126, 136, 184·185,246,272- Eciton sp. Ver hormiga diz, gallina de agua Honduras, ~30
278, 309-311, 333-335 Eclipse, 282-284, 292-294, 295·296, Camba. Ver zarígiieya Hongo de árbol. 169, 176, 177
Cultura y sociedad, 188-189 306·307, 323, 331 Carca. Ver garza Hopi, 221
Cunauaru, 261~262 y n. 6, 305 n. 4. Egipto, 315 n. 2 Garrapata, 174, 180, 258, 272 Hoplias nuilabaricus. Ver patalta
(Ver sapo, rana) Eliano, 236 Garza, 53, 54, 96, 254·257, 297, ~08, Hormiga, 58 n. 6, 104, 113, 129, 160,
Cupiuba (árbol), 124 Eliminación enumerativa, 269·270 311 174, 191,257
386 INDICE ANAUTICO INDICE ANALlTICO 387

Huxley, F. (discutido), 1~8, 175 Jaguar, 22, 48, 56 n. 3. 71-79, 80-82, Lenguaje, lingüística, 17,21,23.29, Matemáticas. 39
Hydrochoerus capibara. Ver capi- 85-87,91. 94-95, 97, 101 Y n. 6-109, 32-33, 37-38. 211-212, 332-335 Muxímiliana regía. Verinaja
vara 109-II2, 123-1~6, 139-146. 150, Leptoptila sp. Ver [urití, paloma, Mayas, 317 n, 3. 323
Hyla venulosa. Ver cunauaru 151, 162, 163, 169, 176-179, 188- palomo Méa (planta aromática), 108
Hyrnenea courbaril. Ver jatoba 193, 202-203, 204, 206n. 4, 228, Léxico, 211-212, 242-244 Melón, 264
Hypomorphnus urubjtinga urubitin- Fig. 15, 251, 267, 274 n. 16, 281, Lied. 34 Menomini, 142
ga. Ver águila "tasuato" 291. 309, ~18 Lipkiud, W. (discutido). 22 Menor (matrimonio del), 323-325,
Jahó (pájaro), 73, 14, 78-79, 86 Lirio de agua. 241 n. 3 328-332
Ibis (pájaro), 260 Jaicha. Ver paca Littré, É., 278 Mensaje (definición). 199, 211·212,
Ictérido. Ver bunia, japim~ japu J akobson, R .. 38, 333 Lobo, 126, 179, 283 310
Iguana, II6, II7, 122, 127, 141 n. 3, Jaó. Ver iahó Lolaca, 294 Me-phitís mephítíco, su/tocans. Ver
195 n. 17 Japim (pájaro), 187 n, I~ Loro, 102, 103, 109, 116-118, 122, mofeta
Imiri (pez), 3M n. ~ Japu. Ver bunia 169,221.297.298, 308, ~12 M escalero, 288
Inaja (palmera), 267 n. 9 Japuira (oriol), 54 Lucrecio, 28 n. 6 Metáfora, 31, 154, 182-18~. 184, 249-
Inambu relogio (pájaro), 204 n. 3 Jaratataca. Ver mofeta Lythmea sp. Ver aroeíra 252. 268, 332-335
Inambu-tln. Ver inhambú j'atoba (árbol), 49, 55, 64, 69. 71. Llamados, 154-165 Metodología, 11-40, 56 n. 1, 61-62.
Incesto, 43-70, 85-87, 106, 282, 291- 73, 130. 200 Lluvias (regímenes. de las) , 223·225, 91,100-102,111.114.119-120,149-
292, ~06 Jemez, 323 226-252 150, 171-172. 184-185. 188. 199,
Infraestructura. 60, 243, 325-327, J icarilla, 202, 288 211-212, 223-224 n. 6. 229-230, 238-
333-334 Jívaro, 156, 285 n. 2. ~OO Macaco prego. Ver mono capuchino 239. 251, 301-305, 331-335
Inga (árbol). 264 junguismo. 61. 188 Macaxeira (mandioca dulce), 264- Metonimia, 31, 182-183, 249-252, 268
Ingalik, 292. 294 n. II Júpiter. 170. 248, 286 Macuco (pájaro), 86 México, 178 n. 6. 195 n. 17, 221,
Inhambú (pájaro; el. inambu, per- Jurimagua, 317 n. 4- Madera viva. madera muerta, 151· 283, 294 n. 11, 317 n. 3, 329
diz) , 86, 89, 192. 200, 204, 205, Juriti (pájaro), 43-44. (Ver palo- 154 Micmac.325
257 ma, palomo) Máe de lua. Ver chotacabras Microdactylus cristatus. Ver sariema
Inhumación (doble), <18, 62, 64, 67. Maguari (pájaro) 297. (Ver ci- Miel, 96, 97. 103, 152. 239
193 Kaingang, 145 n. 4, 151 n. 2, 189 güeña) Modoc.61
Inmortalidad, 159-165, 190-196, 247 n. 15, 205. 206 n. 4 Maíz, 107. 118, 129. 167-172, 180- Mofeta (mustélido}, 156. 176, 179.
n. 8 Kaiova, 255 181. 184. 185 n. 11. 187, 189 n. 15. 200. 206, 247 n_ 8. 2GB, 269 n. 11,
Intervalos, 25·26, 31-34, 36, 55-61, Kalapuya. 53 217 n. l. 264. 266. 289, 290 289, 317 n. 3
209,272-278,306-307,308-309,313· Kantismo, 20~21, 30+ Malinowski, B' 37
J Mojos. 221
321. 322-323, 331-335 Kathlamet, 5~ Mallarmé, S., 26 Mono, 45. 124, 125, 128, 129-136,
Ipuriná, 224· Klamath, 61 Mammori. Ver saltamontes 169, 176. 200, 203-206. 263-264,
Irara (mustélido) , 174 n. 2 Koasati, 114. 176. 205 Mandan, 224. 286. 325 272, 316. 320-321
Iriortela sebígera Mart, Ver paxíu- Kofa (planta), 187 Mandioca, 129. 157, 160. 168, 169. Mono aullador. Ver guaribd
binha Kumanagoto, 221 182-184, 189, 195 n. 17. 217 n. 1. Mono capuchino. 131. 257. 263-264
Iroqueses. 255-257 Kwakiutl, 286 218. 221. 246. 264. 273, 303 n. 3. Montagnais-Naskapi, 286
lsolda. 278 (Ver mucaxeira) Montaigne, M. de. 317 n. 4:
Iwapui. Ver apu-¡ Lagarto, «, 53. 69, 117, 141 n. 3 Mapache, 79 Moro-moro. Ver abeja
162 n. 13. 163. 190, 200, 201, 202. Marimono (mono). 125 Morphrius guianensis, Ver águila
Jabato, 104. (Ver caetetuJ cerdo sal- 316 Mariposa, 44 arpía
vaje, qudxada.) Lagenaria. Ver calabaZlU Maritataca. Ver mofeta Mosca, 176. 178. 248
Jabiru. Ver tuyuyu Lapones, 323 Marmosa pusilln. Ver catita Mosquito, 262 n. 6, 289, ~07
Jabotf. Ver tortuga terrestre Larva. 126. 319 Marquesas (islas), 2~O Mucum. Ver pupeyrt
Jacamin (pájaro). 213 Leche. 182-183. y n. 9, 195 n. 17, Marsupiales. Ver ';(Jrigü~ya M ucúra. Ver zarigüeya,
Jacaré. Ver cocodrilo 267. 325 Marte, 286 Muchacho enclaustrado, 61·68, 328.
Jacú (pájaro). 74. 78-79, 298, 308 Lechuza, 101 n. 6. 299 Martín pescador. 297 330-331
388 INDlCE ANALITlCO
lNDlCE ANALITlCO 389
Mugre, 258-26~, 265-267, 272 Oriol. Ver bunia, iopim, japu, ia-
Perdiz, 200, 203-206. (Ver inham- Ptcroncura brasiliensis. Ver ariran-
Mura, 89 n. 2 puira ha, nutria
bú)
Murciélago, 101 st, 6, 124-126, n6 Orión, 114, 121, 216-2~7, 286
Perezoso, 214, 307, 309 Pukapuka, 230
Murci u brava (planta acuática). 242 Ormosía sr. Ver api
Periodicidad, 159-161, J 62-165, 190- Puma, 115, 162, 179
Musaraña, 173 Ortiga, 328
196, 214-215, 227, 239 Pupeyré (anguila), 2'11
Música, 7, 23-40, 277-278 Oruga, 45
Perro, 80 n. 1, 103, 179, 253, 258,
Mutismo y sordera, 114-123, 1~7-140, Osa J\íayer, 225, 231
273 Queiroz, M. 1. de (discutido), 286
154-165,281, 289-291, 295-~00, ~21· Oso, 2·11
Oso hormiguero, 191-192, 298 Perú, 202, 253, 28~, 294 n. 11, soi Queixada, 75, 79, 86, 87-88, 90, lOO,
~2~
n_ 2 2~9-29], 30S n. 6, 328-332 Y jws-
Mutum (pájaro), 78, 79, 80, 86, Ostinops sp. Ver bunia
204 n. ~, 297, ~08, 311 Ovidio, 173 n. 2 Philodcndron sp. Ver cipó ambé Slm
Picante, alimento picante, 128-129, Quemado y podrido, 177-l80, ]96,
Mvcteria mycteria. Ver tuyuyu
Paca (roedor), 86, 132, 133, 18~ n. 139, 316 289-29 1, 308 n. 6, 328-332 Y pas-
Myopsitta monochus. Ver cotorra
10, 298 Pikia. Ver piqui sim
Myrmecophaga jubata. Ver oso hor-
Pacífico (Océano), 230 Pima, 205 n. 4 Quiché, 294
miguero
Pacu (pez), Fig. 15 Pimentero falso. Ver aroeiro
Nasua socialis. Ver coatí Pájaro hediondo. Ver bwJia Pintura, 27-34, 35, 277-278, 315-~19 Rábano, 328
Natchez, 176, 205, 294 n. 11 Pájaro mOSC<l, 43, 53, lIS, 174, 195 Pinturas rupestres, 126 y n. 8, 136 Rameau, J. Ph., 30
Náusea, 289 7l. 17, 203, 205-206, 299 Pi pira (pájaro), ~II Rana, 167, 257·258, 261-262, 272,
Navajo, 241 Pájaro pescador, ] 74 Piqui (árbol), 98 304-305. (Ver sapo, cunauarus
Nhambu. Ver inhambú Pájaro reloj. Ver inambu relogio Pirauha, piraña (pez), 45, 54, 129, Raposa. Ver zorro
Nicotiana. Ver tabaco Pájaro "schie", 180 215, Fig. 15, 2+1, 212, 282 Rata, 133, 169-172, 186, 202 n. 2
Nimuendaju, C. (discutido). 286, Pájaro trompeta. Ver [acamin. Pitón, 127 Rave], M., 38
Pájaro zambullidor, 259 Plátano, 169, 242, 264, 266, 330 Raya, 260, 2fil
308
Pájaros (canto de los), 28 n. 6, 31 Platón, 278 Reduplicación, 333
Noche, 158-162, 239, 244-245, 288-
Pakamu (pez), 230 Pléyades, 113, 121, 160-161, 216-244 Revuelta de los objetos, 2~H 11, 11
291, 314
Palikur, 218, 230 Plinto. 228 Ricccur, P., 20
Nomonyx dominicus. Ver pato zam-
Palma, 96, 217, 314 Plutarco, 173 n. 2, 279, ~15 n. 2 Rígel, 228
bullidor
Paloma, 43-44, 53, 117, 204, 299. Pocornchi, 323 Risa, 96, 100, 112-136. 137-139
Nutria, 98, 100, 108, 111-112, 156
(Ver juriti, palomo) Poesía, 27, 29 Rito (y mito), 15, 2E:,-2S6, 331<B2
n. 10, 174, 194, Fig. 15_ (Ver arí-
Palomo, 117, 171, 20~, 204, 205-206, Pogodóri (tubérculo), 5~ Riviere, G. H., 28-1
ranha)
248-249. (Ver [uriti, paloma) Policromía, 53, 297·312, 314-319. Roedor. Ver agutí, capíuara, cone-
Panamá, 14] n. 3, 195 n. 17 (Ver colores) jo, paca, prell, rata
~arne, 167, 169
Paresst. ]89 n. 15 Polinesia, 230, 210, 29J 11. JO Roman de Rennvt, 288 tl. 3
Pataka (pez), 2~2 Polyborus plancus. Ver halcón Rousscau, .J.-J.. ~16, 277
Oayana, 254 11. 1
Pato zambullidor, 213 Popol Vuh, 178 n. 6, Z:\OI n. 2 Rueú. Ver UTtlCÚ
Oazabaká (pájaro), 297-298
Paullinia (planta), 253, 258 n. 3 Poraoueibo serícca. Ver umari Ruido, 28-35. 149·165, 206. 281-291,
Oceanía, ~22 Pavorreal (constelación), 229
Oenocarpus bacaba. Ver bacaba Prea (roedor), 129-134, 135, 172, 2f15-300, 305-30(i. 30fl-310. 320·331
Pawnce, 247 n. 8, 286 195 n. 17 Ruiseñor, 2!IR
Ojibwa, 21 n. 4, 58-61 Paxiubinha (palmera), 182 Priodontes gigonteus. Ver armadillo
Onomatopeya, 333 Pécari. Ver queixada gigante Sahaptin, 294 n. II
Opossum, 174, 175-176, 180, 181, Pecker, J. C., 231 n. 8, 233 Protium heptaphyllwll. Ver breu Saint-Victor. H. de, 28!l
185 n. 11, 247 n. 8. (Ver zarigiie- Pene (largo), 159 branco Salesianos (Padres), 16, 46-48, 50·
)'0) Pendope sp. Ver cujubim Prueba (por la zarigüeya) , 172, 184· 52, 110-142, 213, 228-229
Orbígnía sp. Ver babassu Pensamiento objetivado, 18-2~ 185 Saltamontes, 41, 53, 176, 203, 20-1-
Orina, ]27, n7, 14] n. S, 181, 191- Pepino. 330
Psophia crepítans. Ver jacamin 205, 289
195 n. ]7, ~16 Pcmmvs domestica. Ver catifa
Pteradon -pubescens. Ver api Sandía, 169
lNDICE ANALlTlCO 391
390 INDICE ANALlTlCO
Tucáll (pájaro), 53, 297, 311 Vísceras, 2·11·2':1A-
Sangre, 68, 153, lRI, 183, ~08·210, Tabaco, 102-111, 156 n. 10. 158,205,
"lucum (palmera}, 200-217 Vómito, 1JS, 2::19
297, 300, 308, 311, 325 255 n. :.;
TU( uuaré (pez), 178
Sapo, 76, 78, 89, 126 Y n. 8, 133 n. Taca na, 263, 265, 294 n. 11, 309
TUlll'UO, 133 '\Vag!lCl', R., 24-, 38, ~78
JI, 143, 16~. 191, 261-262 Y 11, 6, n. 7
Tu p.ui, 203, 26·J, 2titi Wamong-bec. Ver sun-bcc
305 n. 4. (Ver cunauaru, mna) Tácito, ~83
Tuyuyu (pájaro}, 259, 275 Warr.unuuga. H22
'Taiassu. 'Ver queixada
Sarierna- scricma (pájaro), 115. 152,
Tulamanra, 185 u. 11
Tyhr, E, B" 2U n, 2 Wcbcrn, .v. t.;H
153 n. 4, tóZ, lS,í n. 11, 250 'wíchita. 288
Sciadeichtvs. Ver imíri 'Tamanaco, i21
Untar¡ (¿frboJ), 17S, 175, 182 vvintu. 29'1
Schinus molle, ícrebínthiíoííus, Ver T'augara-hú (pájaro), 308
'Tapieté, 144- Umotina, 217 n. 1
aroeíra Ungulado. Ver caetetu~ cerdo sal- Xinadatau (éinadatao). Ver canean
Schénberg. A., 30. 38 Tapir, 45, 73, H, 79, 86, 101 n. 6,
"{I(lje, [abato, oucixada
131, 11-1, 150, 151, 180, 186-188,
Sequía, 193-194, 207, 214-215, 285- Urolcuca crístatclla. Ver gralha azul Yacaré. Ver cocodrilo
207-2IU, 223-224, 226, 240, 258,
291, 305, 308 n_ 6 Urubú, 51, 77, 113-H5, 201, 202, Yámana, 269
278, 298, 306
Serial (música), 32-38 2U3-20-1, 250, 267, 282, 320, (Ver Yaó (pájaro). Ver ¡afió
Tapirapé, 113
Seriema. Ver sariemc buitre de la canmla) Yurok, 153, 329
T'arahumara, 329
Serjania (planta tóxica}, 253 Urucú (planta tintórea), 49, 53, 66 Yurukaré, 133
Taro, 230
Serpiente, 103, 107, 1I1, 1I7, 131, n_ 10,96, 107, 207, 315 Yurutahy. Ver chotacabras
T'atu-bola (armadillo), 55
156 n_ 8 y 10, 1,,7-160, 163, 172- Uratnu. Ver chotacabras
T'atu-bola do campo (armadillo). 55
180, 224, Fi~, 15, 230, 211, 245, Tatu-Iiso (armadillo), 55 Zancuda, 221
247, 257, 258, 261, 273, 297, 299, Tutu-peba (armadillo), 55 Vagina dentada, 116 Zarigüeya, 16 n. 1, lfiG-189, 195 n.
303, 301, 306, 316-318 Tcvassu pccari. Ver queixado Vegetales (clasificación), 6·1, 69 17, 2(H, 218 n. 2. 2-17-2'19, 2G7,
Serpiente de agua, 231, 259, 298 Ta)'flSSU tujacu. Ver caetetu Veneno (de caza y de pesca), 65, 268, 2(i9 n. 11, 272, 278, 289, 31·:1
Serrano, 294 Tayra sp. Ver imm 183 n. 9, 250, 2,53-278, 297<106, n. 1, 317 n, 3, 32U
Scrmsalmus gen. Ver pirnnha Telescopio (constelación), 22!l 313-317, 320-~21 Zarigüeya de agua, 173
Seudo-Eratóstcncs. 236 Te Mauu (pájaro}, 230 Venus, 231 n. 8, 21~-249, 262. 286 Zarigüeya de peletería, 173
Shipaia, 89 n. 2, 144, 243 n. 5 Tembé, 143,251 n. 10,249 n. 11 Vernant., J. P., 23·1-2:Hi Zorro, 172, 173 n. 2, 174, 221 n. 4,
Shucurú, 152 Tephrosia (planta tóxica), 253 Vía Láctea, 2·14-245, 293' 246, 258, 259 n, 1I, 30U
Silencio. Ver mutismo Tereno, 114- Virgilio, 220 Zufíi, 221 n. 4, 241, 288, 289
Siluro (pez), 304 n, 3 Tewa, 221
Silurus sp. Ver siluro Thrasoetns harpyia. Ver águila arpía
Sinécdoque, 332-335 Tiburón, 113
Sintaxis, 2,13 'Likopia, 58-61
Soco (pájaro), 297, (Ver garza) Timbó. Ver veneno de pesca
Sol y luna, 193-195, 253, 262, 266, Timbu. Ver zarigüeya
287-289, 292-294, 307, 323 T'inamiforrne. Ver gallináce(1
Tíruimus sp., 113
Sonidos musicales, 27·36, 290·291
Tingui (veneno de pesca), 253
Sorveira (planta), 127
Tito Livio, 283
Spitzer, 1.. (discutido) 289
Tomate, 330
Spizoetus. Ver águila 'arpía
Tortuga, 127, 160, 162, 176·179,221,
Stravinsky, 1., 24, 38, 313 223, 229, 230, 311, 312
Sucupira (leguminosa), 53-54 Tortuga terrestre, 48-49, 228, 229,
Sucuriju (serpiente), 244- 317
S';Jn-bee, 291 n. 5 Trébol, 328
Surucua-hss (pájaro), 308 Tristán e Isolda, 278
SUTura, 205 Tubérculos, 330
íNDICE GENERAL
OBERTURA

I. 11
II. 25

PRIMERA PARTE

TEMA y VARIACIONES

l. Can to bororo . 43
a) Aire del desanidador de pájaros 43
b) Recitativo . 45
e) Primera variación 54
d) Interludio de lo discreto 55
e) Continuación de la primera variación 61
f) Segunda variación 64
g) Coda 68

II. Variaciones ge 71
a) Primera variación 71
b) Segunda variación 72
e) Tercera variación 73
d) Cuarta variación . 76
e) Quinta variación . 76
f) Sexta variación 77
g) Recitativo . 78

SEGUNDA PARTE

I. Sonata de los buenos modales . 85


a) La profesión de indiferencia 85
b) Rondó del caetetu . 87
393
394 INDICE GENERAL
rNDICE GENERAL 395

L) La civilidad pueril ll~ índice de mitos 373


11) La risa, reprimida 12:i
1. Por número de orden y por tema 373
JI. Sinfonía breve 1:17
n. Por tribu . 378
índice de láminas fuera de texto 380
Primer movimiento: gc . 137 Índice analítico
Segundo movimiento: bororo ]39 38l
In dice general. 393
Tercer movimiento: tupí . 143

TERCERA PARTE

I. Fuga de los cinco sentidos . 149

n. Cantata de la earígüeya . 166


a) Relato de la zarigüeya 166
b) Aire en rondó . 172
e) Segundo relato , 185
d) AireliQal: el luego y el agua. 189

CUARTA PARTE

LA ASTR.ONOMÍA BIEN TEMPLADA . 197

l. Invenciones a tres voces 199


n. Doble canon invertido 216
IlI. Toceata y fuga 238

a) Las Pléyades .238


b) El arcoíris . 244

IV. Pieza cromática 253

QUINTA PARTE

SINFDNiA RÚSTICA EN TRES MOVIMIENTOS • 279


I. Divertimiento sobre un terna popular 281
n. Concierto de pájaros 295
IIJ. Bodas. M3

Tabla de los símbolos 336


Bibliografía 337
Bestiario . . 353

También podría gustarte