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Con alugos días ya restrasados conforme al plan se;aldao inicialemnte, esto en mayo de
1926 el grueso de los gorkianos llega a la estación de Rizhov en un convoy de cuarenta y
cinco vagones y desde ese moemnti incia el recorrido hasta Kuriazh. Antón, frente aalos
muchchos todos juntos, insta que desde ahora todos integran la colonia Gorki y redacta
las virtudes y el significado profundo de la vida que comienza. Al poco rato, en una
asamblea general se detalla la nueva organización, que fusiona sabiamente las dos
comunidades desmantelando posibles focos de resistencia, y se propone un ambicioso
plan de trabajo hasta el verano. Todo se aprueba con 354 votos a favor y ninguno en
contra.
Jabón, corte de pelo y desinfección son las prioridades. La ropa nueva y el entusiasmo
hacen el milagro y la transfiguración es pronto un hecho. Las más felices son las niñas de
Kuriazh, antes atrincheradas en el espanto y que disfrutan ahora de los vestidos que sus
hermanas gorkianas han confeccionado amorosamente para ellas. En un comedor
impoluto se celebra una comida de gala bajo retratos de Lenin y Gorki y carteles con las
consignas y saludos, como el famoso “¡No gemir!”. Se lee una carta de Gorki y Antón habla
a los muchachos de la suerte de vivir en un país donde el individuo puede desarrollar al
máximo sus cualidades sin que nadie robe los frutos de su esfuerzo. Luego todos cantan la
Internacional.
Se presentan muchos meses de gran trabajo. Antón nos se;ala de una manera muy calra
cómo se llega a corregir correctamente a los haraganes que añoran la vieja vida de
Kuriazh, reconoce que las bromas y burlas gestadas y su peculiar violencia psicológica no
son otra cosa que la expulsión fulminante del Olimpo pedagógico. Ante la verborrea allí
instalada, insiste en la necesidad primordial de educar a los jóvenes en el amor al trabajo
bien hecho y a la disciplina que éste exige, y en infundirles una imagen de sí mismos que
refleje sus anhelos más íntimos y esté adornada con el incitante estímulo que otorga lo
que es posible construir y está de alguna forma al alcance de la mano. Ése fue siempre el
hilo conductor de su labor, respetada por las autoridades, pero muy criticada por los
prebostes pedagógicos de la URSS.
Se derriban las murallas del monasterio y los ladrillos son reutilizados en nuevas
construcciones, mientras alrededor las cien hectáreas de la colonia comienzan a rendir
frutos y el estanque es vaciado y se procede a su limpieza, descubriéndose todo tipo de
objetos varados en el cieno. Para el verano ya hay electricidad, funciona la conducción de
agua y los muchachos están en sus nuevos dormitorios, cuyas camas han sido forjadas en
su herrería. Los trabajos del taller de carpintería se convierten en una fuente de ingresos,
que se trasforman en libros y en instrumentos para una banda de música. La crónica se
complementa con relatos emotivos que muestran cómo el espíritu de la colonia es capaz
de corregir la deriva autodestructiva de algunos de sus miembros. No son raros ya los
periodistas e investigadores extranjeros que vienen a visitarles.
Tras el invierno, tiempo como siempre de trabajo escolar intensivo, en la primavera de
1927 llegan noticias a Kuriazh de que la GPU construye al otro lado de Járkov un lujoso
edificio con talleres anexos destinado a una comuna con capacidad para ciento cincuenta
jóvenes que llevará el nombre de Félix Dzerzhinski, el recién fallecido fundador de la
Cheká. Su puesta en marcha se encomienda a los gorkianos y cincuenta de ellos forman su
primer contingente, con Antón como director, aunque él no abandone del todo Kuriazh.
La inauguración es en diciembre, y la financiación corre a cargo al principio de los
donativos de los chequistas, homenajeados en el libro como dechados de virtudes
humanas. Ya en la primavera de 1928, la incorporación de un eficiente administrador abre
una época de febril productividad (carpintería, fundición, etc.) y bonanza económica.
Pronto los comuneros perciben un salario.
El final del libro reseña la condena pública en un congreso pedagógico del método de
Makárenko, por estar basado en conceptos como deber, honor, disciplina y trabajo. Esto
le obliga a buscar nuevos destinos para los muchachos de la colonia más próximos a él, y a
dejar él mismo su dirección, lo cual se materializa tras una emotiva visita de Gorki en julio
de 1928. A partir de aquí, Antón se refugia en el proyecto de la comuna Dzerzhinski,
dependiente de la GPU y a cubierto, por tanto, de las altas instancias pedagógicas. Esta
labor será asunto de libros posteriores como Banderas en las torres (1938), del que existe
versión castellana. Poema pedagógico concluye con un epílogo de 1935 en el que vemos a
algunos de los educandos transformados en ciudadanos ejemplares de la gran patria
soviética y se recuerdan los retos tecnológicos asumidos en la comuna Dzerzhinski, como
la fabricación de taladros y máquinas fotográficas.
………………..
En la censura de los pedagogos soviéticos al proyecto de Makárenko, se respira algo de la
vieja polémica entre colectivistas y comunistas. El recurso a premios y castigos es criticado
desde una perspectiva puritanamente comunista e igualitaria, pero tenemos la impresión
de que es el método que mejor se ajusta a la realidad de unos seres humanos que sólo
son capaces de desarrollar su personalidad con el estímulo de una recompensa. Poema
pedagógico pone de manifiesto cómo jóvenes de inclinaciones y temperamentos diversos
pueden alumbrar, en un proceso en el que es esencial su propia iniciativa, una sociedad
armoniosa y al mismo tiempo económicamente viable, que les hace crecer como
individuos. Hay sin duda una mano que dirige la experiencia, pero es la capacidad de
liderazgo de los muchachos y su afán por integrarse en una entidad que satisface sus
necesidades físicas y morales lo que determina la vitalidad del proyecto.
Entre la multitud de personajes que dan color al relato hay uno que desempeña un papel
fundamental. La colonia Gorki no se afianza en el sendero del éxito hasta que un
competente e infatigable ingeniero, Eduard N. Shere, se hace cargo de la dirección técnica
de las labores agrícolas y ganaderas. Sus milimétricos y agotadores planes de trabajo
sumergen a los muchachos en un frenesí de actividad que aceptan a regañadientes, pero
que terminan viendo que sirve para que su existencia progrese de una forma
extraordinaria. Al mismo tiempo, imperceptiblemente, trabajo y camaradería, esfuerzo y
emulación van forjando su carácter y fortaleciendo la cohesión del grupo. La importancia
de la técnica que permite al hombre adaptarse a su entorno y mejorar sus condiciones
materiales queda realzada así como un recurso educativo esencial.
Poema pedagógico nos acerca a la complejidad de la vida soviética y a sus delicados
equilibrios de poder, muchas veces sorprendentes, pero más allá de esto contiene
también algo que le otorga un valor intemporal, en su crónica de un intento afortunado
de encauzar la existencia de unos jóvenes maltratados por el destino y dotarla de sentido.
Su conclusión es que el amor es el instinto más fuerte de la vida, y que crear una
comunidad que resulte grata para los que la habitan y les ofrezca a la vez estabilidad
material y la realización de lo mejor que llevan en su interior es el instrumento idóneo
para enderezar cualquier contingencia de la forma más favorable.