Está en la página 1de 29

LA EVOLUCIÓN Y EXPANSIÓN LEGISLATIVA DEL DELITO DE LAVADO

DE ACTIVOS EN EL DERECHO PENAL PERUANO

Fernando Vicente Núñez Pérez1

1. LA INCORPORACIÓN DEL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS COMO LAVADO DE DINERO


EN EL DERECHO PENAL PERUANO

1.1. LA INCORPORACIÓN DEL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS COMO LAVADO DE


DINERO EN EL CÓDIGO PENAL DE 1991 POR MEDIO DEL DECRETO LEGISLATIVO N° 736
DEL 12 DE NOVIEMBRE DE 1991

Si bien el Código Penal de 1991, en su origen, no reguló el delito de lavado de activos, sin
embargo, por la influencia de la Convención de Naciones contra el Tráfico Ilícito de
Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas del 20 de diciembre de 1988 (Convención de Viena), a
través del Decreto Legislativo N° 736 del 12 de noviembre de 1991 se decidió incorporar a este
cuerpo normativo sustantivo, concretamente en su Sección II, Capítulo III del Título XII, los
artículos 296.-A y 296.-B. Por un tema de la aplicación de la ley penal en el tiempo, debe tenerse
en cuenta que este Decreto Legislativo entró en vigencia a los treinta días de su publicación en el
Diario Oficial El Peruano, es decir, el 12 de diciembre de 1991.
Estos novedosos artículos 296.-A y 296.-B fueron ubicados dentro del ámbito de los delitos de
tráfico ilícito de drogas, en el entendido que los actos del reciclaje delictivo se encontraba asociado
concretamente al delito fuente del tráfico ilícito de drogas, sin perjuicio de que peculiarmente
también se hizo mención, como posible delito determinante, al narcoterrorismo, conforme se podrá
apreciar en forma expresa en su estructura típica.
Este Decreto Legislativo N° 736 del 12 de noviembre de 1991 tuvo la denominación de “Incorporan
dos artículos a la Sección II Capítulo III del Título XII del Código Penal”. Si bien este Decreto
Legislativo no hace uso, como nombre de esta normatividad, la nomenclatura jurídica del lavado de
activos, si hace uso tanto dentro de su estructura típica como dentro de sus considerandos la
terminología del lavado de dinero. En sus considerandos se hizo mención “Que el Estado no
puede permanecer indiferente ante esta amenaza por lo que es imprescindible adoptar medidas
legales para contrarrestarla definiendo con mayor precisión las nuevas conductas ilícitas que se
relacionan con los bienes, productos o beneficios ilegales que se obtienen como consecuencia del
proceso de comercialización de drogas, así como el movimiento de estos capitales para evitar su

1
Abogado por la Universidad de San Martin de Porres. Master Internacional en Prevención y Represión del Blanqueo de
Dinero, Fraude Fiscal y “Compliance” por la Universidad de Santiago de Compostela (España). Magíster en Derecho
Constitucional y Derechos Humanos por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Magíster en Ciencias Penales por
la Universidad de San Martín de Porres. Miembro Integrante de la Asociación Iberoamericana de Derecho Penal Económico
y de la Empresa (AIDPEE). Títulos de Especialización en Derecho Penal Económico y Derechos Humanos, Derecho Penal
Económico y Teoría del Delito, ambos otorgados por la Universidad de Castilla – La Mancha (España). Diplomas de
Especialización en “Responsabilidad de la Empresa y Compliance Penal”, “Gobernanza y Gobierno Abierto: Hacia un Nuevo
Paradigma de la Gestión Pública”, “Criminalidad Organizada, Corrupción y Terrorismo” y “Teoría Jurídica del delito”,
otorgados por la Universidad de Salamanca (España). Docente en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Martín
de Porres, dictando los siguientes cursos: Temas de Derecho Procesal Penal II y Derecho Penal Económico (Pregrado);
Temas de Derecho Procesal Penal I y Temas de Derecho Procesal Penal III (Postgrado).
reciclaje al volver a integrar al circuito económico del país mediante operaciones de lavado de
dinero (…)”.
Es así que los artículos 296.-A y 296.-B fueron descritos de la siguiente manera:

• Artículo 296.-A.- El que interviene en la inversión, venta, pignoración, transferencia o


posesión de las ganancias, cosas o bienes provenientes de aquellos o del beneficio
económico obtenido del tráfico ilícito de drogas, siempre que el agente hubiese conocido
ese origen o lo hubiera sospechado, será reprimido con pena privativa de la libertad no
menor de cinco ni mayor de diez años, con ciento veinte a trescientos días de multa e
inhabilitación, conforme al artículo 36, incisos 1), 2) y 4). El que compre, guarde, custodie,
oculte o reciba dichas ganancias, cosas, bienes o beneficios conociendo su ilícito origen o
habiéndolo sospechado, será reprimido con la misma pena.
• Artículo 296.- B.- El que interviniera en el proceso de blanqueado o lavado de dinero
proveniente del tráfico ilícito de drogas o del narcoterrorismo, ya sea convirtiéndolo en
otros bienes, o transfiriéndolo a otros países, bajo cualquier modalidad empleada por el
sistema bancario o financiero o repatriándolo para su ingreso al circuito económico
imperante en el país, de tal forma que ocultare su origen, su propiedad u otros valores
potencialmente ilícitos, será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de seis ni
mayor de doce años, con ciento cuarenta a trescientos sesenta y cinco días de multa e
inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1), 2) y 4). La figura delictiva descrita se
agrava sancionándose con el máximo de ley como mínimo, si el agente, siendo miembro
del sistema bancario o financiero, actúa a sabiendas de la procedencia ilícita del dinero.
Las penas consideradas en los artículos precedentes se duplicarán si se comprueba que
los ilícitos penales están vinculados con actividades terroristas. En la investigación de los
delitos previstos en este Decreto Legislativo no habrá reserva o secreto bancario o
tributario alguno. El Ministerio Público, siempre que exista indicios razonables solicitará de
oficio o a petición de la autoridad policial competente, el levantamiento de estas reservas
asegurándose previamente de que la información obtenida sólo será utilizada en relación
con la investigación financiera de los hechos previstos como tráfico ilícito de drogas y/o su
vinculación con el terrorismo.

El artículo 296.-A del Código Penal, en cuanto al sujeto activo del delito, fue configurado como un
delito común en donde el autor podría ser cualquier persona. En lo que se refiere a los verbos
rectores o consumación formal estuvo construido como un tipo penal alternativo o mixto (inversión,
venta, pignoración, transferencia, posesión, compre, guarde, custodie, oculte o reciba), cuyo objeto
material podía recaer en las ganancias, cosas o bienes provenientes de aquellos o del beneficio
económico obtenido del tráfico ilícito de drogas, teniendo como parte de su tipicidad subjetiva tanto
el dolo directo (siempre que el agente hubiese conocido ese origen) y el dolo eventual (lo hubiera
sospechado), teniendo como pena conjunta y principal pena privativa de la libertad, pena multa y
pena de inhabilitación. Véase que esta concreta modalidad de lavado de dinero tenía como delito
fuente expresamente al tráfico ilícito de drogas. Además, es interesante que la forma del dolo
eventual no se encontraba descrito cuando el agente debía o podía haber sospechado el origen
sino más bien cuando lo hubiere expresamente sospechado.
El artículo 296.-B del Código Penal también se encontraba descrito como un delito común o de
carácter impersonal, cuyo comportamiento típico era la intervención en el proceso de blanqueado o
lavado de dinero proveniente del tráfico ilícito de drogas o del narcoterrorismo, ya sea
convirtiéndolo en otros bienes o transfiriéndolo a otros países bajo cualquier modalidad empleada
por el sistema bancario o financiero o repatriándolo para su ingreso al circuito económico
imperante en el país, proceder que tenía que derivar como resultado típico el ocultar su origen, su
propiedad u otros valores potencialmente ilícitos. Véase que tanto la intervención en la conducta
típica (convirtiéndolo, transfiriéndolo o repatriándolo) como en el resultado típico (ocultar su origen,
su propiedad u otros valores potencialmente ilícitos) era identificado en este tipo penal como la
intervención del agente en el proceso de blanqueado o lavado, en donde el objeto material era el
dinero, teniendo como expresos delitos fuente el tráfico ilícito de drogas y el narcoterrorismo. La
intervención en el proceso de blanqueado o lavado tenía como influencia las Cuarenta
Recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (colocación, intercalación e
integración). Si bien nuevamente se reitera como delito fuente el tráfico ilícito de drogas, sin
embargo, se agrega el narcoterrorismo, terminología que no nos llevaba propiamente a un tipo
penal, ya que técnicamente existe el tráfico ilícito de drogas (narcotráfico) y el terrorismo. En este
tipo penal no se hace mención expresa ni del dolo directo ni del dolo eventual. Como parte de la
consecuencia jurídica del delito, se encontraba regulado como pena conjunta y principal pena
privativa de la libertad, pena multa y pena de inhabilitación. Como parte de las circunstancias
agravantes específicas o concretas se encontraba prevista cuando el agente, siendo miembro del
sistema bancario o financiero, actuaba a sabiendas de la procedencia ilícita del dinero
(sancionándose con el máximo de ley como mínimo), así también si se comprobaba que los ilícitos
penales se encontraban vinculados con actividades terroristas (pena duplicada).

1.2. LA DEROGACIÓN DEL DELITO DE LAVADO DE DINERO POR MEDIO DE LA LEY N°


25399 DEL 10 DE FEBRERO DE 1992

Un hecho muy curioso es que habiéndose incorporado en nuestro ordenamiento jurídico penal el
delito de lavado de activos como delito de lavado de dinero de acuerdo a los compromisos
internacionales que fueron asumidos por el Estado peruano, tal conforme fue expresamente
reconocido en los considerandos del Decreto Legislativo N° 736 del 12 de noviembre de 1991, por
medio de la Ley N° 25399 del 10 de febrero de 1992 se derogó este Decreto Legislativo N° 736
dejándose con ello sin vigencia y sin efecto los artículos 296.-A y 296.-B del Código Penal de 1991.
Esta Ley N° 25399 del 10 de febrero de 1992 tuvo la denominación de “Derogan los Decretos
Legislativos Nºs. 647, 675, 687, 731, 736, 746, 747, 760, 762, 754”, en cuyo artículo 1, entre otros,
se decide derogar el Decreto Legislativo Nº 736, derogación que entró en vigencia al día siguiente
de su publicación en el Diario Oficial El Peruano. De acuerdo a lo que se explicará en el siguiente
apartado, el delito de lavado de dinero se encontró apartado y vacío de contenido en el
ordenamiento jurídico penal peruano por dieciséis días.

1.3. LA REINCORPORACIÓN DEL DELITO DE LAVADO DE DINERO EN EL CÓDIGO PENAL


DE 1991 POR MEDIO DE LA LEY N° 25404 DEL 26 DE FEBRERO DE 1992 COMO
MODALIDAD DEL DELITO DE RECEPTACIÓN CON AGRAVANTES
De acuerdo a lo que sostuvo en el apartado anterior, el delito de lavado de dinero estuvo
desaparecido del ordenamiento jurídico penal, por medio de su derogación, por un periodo de
dieciséis días. A fin de poderse subsanar lo señalado, el Congreso de la República de le época,
por medio de la Ley N° 25404 del 26 de febrero de 1992, reincorporó el delito de lavado de dinero
como una circunstancia agravante concreta y específica del delito de receptación de la siguiente
manera:

• Artículo 195.- La pena privativa de la libertad será: 1. No menor de 02 ni mayor de 06


años y treinta a noventa días multa, cuando se trata de bienes de propiedad del Estado
destinados al servicio público o cuando el agente se dedica al comercio de objetos
provenientes de acciones delictuosas no comprendidas en el inciso 2). 2. No menor de 06
ni mayor de 15 años y de 180 a 365 días multa, e inhabilitación, conforme al Artículo 36,
incisos 1), 2) y 4) cuando se trate de bienes provenientes de delitos de tráfico ilícito de
drogas o terrorismo.

Esta Ley N° 25404 del 26 de febrero de 1992 tuvo la denominación de “Sustituyen el Artículo 195°
del Código Penal, referido a la pena privativa de la libertad”.
1.4. LA REINCORPORACIÓN DEL DELITO DE LAVADO DE DINERO EN EL CÓDIGO PENAL
DE 1991 POR MEDIO DEL DECRETO LEY N° 25424 DEL 11 DE ABRIL DE 1992 DENTRO DEL
ÁMBITO DE LOS DELITOS DE TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS

Con la vigencia del denominado Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional, por medio
del Decreto Ley N° 25428 del 11 de abril de 1992 se decidió reincorporar al Código Penal,
concretamente en su Sección II, Capítulo III del Título XII, la vigencia de los artículos 296.-A y 296.-
B. Por un tema de la aplicación de la ley penal en el tiempo, debe tenerse en cuenta que este
Decreto Ley entró en vigencia al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial El Peruano,
derogándose con ello la Ley N° 25404 del 26 de febrero de 1992.
Conforme ocurrió con el Decreto Legislativo N° 736 del 12 de noviembre de 1991, pero ahora con
el Decreto Ley N° 25428 del 11 de abril de 1992, estos artículos 296.-A y 296.-B fueron ubicados
nuevamente dentro del ámbito de los delitos de tráfico ilícito de drogas, en el entendido que los
actos del reciclaje delictivo se encontraba asociado concretamente al delito fuente del tráfico ilícito
de drogas, sin perjuicio de que peculiarmente también se hizo mención, como posible delito
determinante, al narcoterrorismo, conforme se podrá apreciar en forma expresa en su estructura
típica.
Este Decreto Ley N° 25428 del 11 de abril de 1992 tuvo la denominación de “Incorporan los
Artículos 296-a y 296-b a la Sección II, Capítulo III del Título XII, del Código Penal”. Si bien este
Decreto Ley no hace uso, como nombre de esta normatividad, la nomenclatura jurídica del lavado
de activos, si hace uso dentro de su estructura típica la terminología del lavado de dinero.
Es así que los artículos 296.-A y 296.-B fueron descritos nuevamente de la siguiente manera:

• Artículo 296-A.- El que interviene en la inversión, venta, pignoración, transferencia o


posesión de las ganancias, cosas o bienes provenientes de aquellos o del beneficio
económico obtenido del tráfico ilícito de drogas, siempre que el agente hubiese conocido
ese origen o lo hubiera sospechado, será reprimido con pena privativa de la libertad no
menor de ocho ni mayor de dieciocho años, y con ciento veinte a trescientos días - multa e
inhabilitación, conforme al Artículo 36 Incisos 1, 2 y 4. El que compre, guarde, custodie,
oculte o reciba dichas ganancias, cosas, bienes o beneficios conociendo su ilícito origen o
habiéndolo sospechado, será reprimido con la misma pena.
• Artículo 296-B.- El que interviniere en el proceso de lavado de dinero proveniente del
tráfico ilícito de drogas o del narcoterrorismo, ya sea convirtiéndolo en otros bienes, o
transfiriéndolo a otros países, bajo cualquier modalidad empleada por el sistema bancario
o financiero o repatriándolo para su ingreso al circuito económico imperante en el país, de
tal forma que ocultare su origen, su propiedad u otros factores potencialmente ilícitos, será
reprimido con pena privativa de la libertad no menor de diez ni mayor de veinticinco años,
con ciento cuarenta a trescientos sesenticinco días-multa e inhabilitación conforme al
Artículo 36, incisos 1, 2 y 4. La figura delictiva descrita precedentemente se agrava
sancionándose con el máximo de Ley como mínimo, si el agente, siendo miembro del
Sistema Bancario o Financiero, actúa a sabiendas de la procedencia ilícita del dinero. En
los casos de ilícitos penales vinculados con actividades terroristas se reprimirán con el
máximo de la pena. En la investigación de los delitos previstos en este Decreto Ley no
habrá reserva o secreto bancario o tributario alguno. El Ministerio Público, siempre que
exista indicios razonables solicitará de oficio o a petición de la autoridad policial
competente, el levantamiento de estas reservas, asegurándose previamente que la
información obtenida sólo será utilizada en relación con la investigación financiera de los
hechos previstos como tráfico ilícito de drogas y/o su vinculación en el terrorismo.
El reincorporado artículo 296.-A del Código Penal, en cuanto al sujeto activo del delito, fue
configurado como un delito común en donde el autor podría ser cualquier persona. En lo que se
refiere a los verbos rectores o consumación formal estuvo construido como un tipo penal alternativo
o mixto (inversión, venta, pignoración, transferencia, posesión, compre, guarde, custodie, oculte o
reciba), cuyo objeto material podía recaer en las ganancias, cosas o bienes provenientes de
aquellos o del beneficio económico obtenido del tráfico ilícito de drogas, teniendo como parte de su
tipicidad subjetiva tanto el dolo directo (siempre que el agente hubiese conocido ese origen) y el
dolo eventual (lo hubiera sospechado), teniendo como pena conjunta y principal pena privativa de
la libertad, pena multa y pena de inhabilitación, en el que se resalta el aumento de la pena privativa
de la libertad (no menor de ocho ni mayor de dieciocho años). Véase que esta concreta modalidad
de lavado de dinero tenía como delito fuente expresamente al tráfico ilícito de drogas. Además, es
interesante nuevamente que la forma del dolo eventual no se encontraba descrito cuando el agente
debía o podía haber sospechado el origen sino más bien cuando lo hubiere expresamente
sospechado.
Así también, el reincorporado artículo 296.-B del Código Penal se encontraba descrito como un
delito común o de carácter impersonal, cuyo comportamiento típico era la intervención en el
proceso de lavado de dinero proveniente del tráfico ilícito de drogas o del narcoterrorismo, ya sea
convirtiéndolo en otros bienes o transfiriéndolo a otros países bajo cualquier modalidad empleada
por el sistema bancario o financiero o repatriándolo para su ingreso al circuito económico
imperante en el país, proceder que tenía que derivar como resultado típico el ocultar su origen, su
propiedad u otros factores potencialmente ilícitos. Véase que tanto la intervención en la conducta
típica (convirtiéndolo, transfiriéndolo o repatriándolo) como en el resultado típico (ocultar su origen,
su propiedad u otros valores potencialmente ilícitos) era identificado en este tipo penal como la
intervención del agente en el proceso de lavado, dejándose de lado el término de blanqueado, en
donde el objeto material era el dinero, teniendo como expresos delitos fuente el tráfico ilícito de
drogas y el narcoterrorismo. La intervención en el proceso de lavado tenía como influencia las
Cuarenta Recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (colocación,
intercalación e integración). Si bien nuevamente se reitera como delito fuente el tráfico ilícito de
drogas, sin embargo, se agrega el narcoterrorismo, terminología que no nos llevaba propiamente a
un tipo penal, ya que técnicamente existe el tráfico ilícito de drogas (narcotráfico) y el terrorismo.
En este tipo penal no se hace mención expresa ni del dolo directo ni del dolo eventual. Como parte
de la consecuencia jurídica del delito, se encontraba regulado como pena conjunta y principal pena
privativa de la libertad, pena multa y pena de inhabilitación, en el que se resalta el aumento de la
pena privativa de la libertad (no menor de diez ni mayor de veinticinco años). Como parte de las
circunstancias agravantes específicas o concretas se encontraba prevista cuando el agente, siendo
miembro del sistema bancario o financiero, actuaba a sabiendas de la procedencia ilícita del dinero
(sancionándose con el máximo de ley como mínimo), así también si se comprobaba que los ilícitos
penales se encontraban vinculados con actividades terroristas (reprimiéndose con el máximo de la
pena).

1.5. LA MODIFICACIÓN DEL ARTÍCULO 296-B DEL CÓDIGO PENAL POR MEDIO DE LA LEY
N° 26223 DEL 21 DE AGOSTO DE 1993

El legislador nacional a través de la Ley N° 26223 del 21 de agosto de 1993 denominada como
“Modifican el Código Penal respecto a la aplicación de la pena de cadena perpetua en el delito de
tráfico ilícito de drogas o de narcoterrorismo”, se decidió modificar el artículo 296-B del Código
Penal, concretamente en el ámbito de la consecuencia jurídica del delito, en el que se reguló la
cadena perpetua para esta específica modalidad del delito de lavado de dinero.
Es así que con esta modificatoria, el artículo 296.-B del Código Penal se encontró descrito de la
siguiente manera:

• Artículo 296-B.- El que interviene en el proceso de lavado de dinero proveniente del tráfico
ilícito de drogas o del narcoterrorismo, ya sea convirtiéndolo en otros bienes, o
transfiriéndolo a otros países, bajo cualquier modalidad empleada por el sistema bancario
o financiero o repatriándolo para su ingreso al circuito económico imperante en el país, de
tal forma que ocultare su origen, su propiedad u otros factores potencialmente ilícitos, será
reprimido con pena de cadena perpetua. La misma pena de cadena perpetua se aplicará
en los casos en que el agente esté vinculado con actividades terroristas, o siendo miembro
del sistema bancario o financiero actúa a sabiendas de la procedencia ilícita del dinero. En
la investigación de los delitos previstos en esta ley, no habrá reserva o secreto bancario o
tributario alguno. El Fiscal de la Nación siempre que exista indicios razonables solicitará de
oficio o a petición de la autoridad policial competente, el levantamiento de estas reservas,
asegurándose previamente que la información obtenida sólo será utilizada en relación con
la investigación financiera de los hechos previstos como tráfico ilícito de drogas y/o su
vinculación con el terrorismo."

Conforme se puede apreciar, la pena tasada de la cadena perpetua se encontraba prevista para
esta modalidad de lavado de dinero tanto en su forma básica como agravada. Por el tema de la
aplicación de la ley penal en el tiempo, debe tenerse en cuenta que esta ley entró en vigencia al
día siguiente de su publicación en el Diario Oficial El Peruano.

1.6. LA MODIFICACIÓN DEL ARTÍCULO 296-B DEL CÓDIGO PENAL POR MEDIO DE LA LEY
N° 27225 DEL 17 DE DICIEMBRE DE 1999

El legislador nacional a través de la Ley N° 27225 del 17 de diciembre de 1999 denominada como
“Ley que adiciona un último párrafo a los artículos 296-B y 402 del Código Penal”, se decidió
modificar el artículo 296-B del Código Penal en donde, concretamente, se le agrega un último
párrafo a esta específica modalidad del delito de lavado de dinero.
Es así que con esta modificatoria, al artículo 296.-B del Código Penal se le añadió el siguiente
párrafo:

• Artículo 296-B.- (...) La condición de miembro del directorio, gerente, socio, accionista,
directivo, titular o asociado de una persona jurídica de derecho privado, no constituye
indicio suficiente de responsabilidad en la comisión del delito de lavado de dinero, en cuyo
proceso penal se encuentre comprendido otro miembro de dicha persona jurídica.

2. LA ORIGINARIA LEY PENAL CONTRA EL LAVADO DE ACTIVOS - LEY N° 27765 DEL 27


DE JUNIO DE 2002

2.1. LOS ACTOS DE CONVERSIÓN O TRANSFERENCIA, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN


OBJETIVA DEL COMPORTAMIENTO, ASÍ COMO EL DIFICULTAR LA IDENTIFICACIÓN DE SU
ORIGEN, INCAUTACIÓN O DECOMISO, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA DEL
RESULTADO TÍPICO

Esta normatividad originaria reguló, como primera modalidad de lavado de activos, los actos de
conversión o transferencia del objeto material del delito u objeto sobre el cual recaía la conducta
delictiva (dinero, bienes, efectos o ganancias).

Dentro de la estructura de la tipicidad objetiva, concretamente como parte de su imputación


objetiva, se admitía la existencia tanto de la imputación del comportamiento, con los actos de
conversión o transferencia del objeto material, como de la imputación de resultado, con dificultar la
identificación de su origen su incautación o decomiso.
De acuerdo a lo que se describe, esta modalidad delictiva entendía que nos encontrábamos frente
a un delito de resultado lesivo, que para su perfecta consumación formal se requería la presencia
del resultado típico, en este caso del dificultar la identificación de su origen su incautación o
decomiso como consecuencia de los previos actos de conversión o transferencia, que si no se
presentaba o acreditaba podía imputarse y condenarse por la ejecución delictiva en grado de
tentativa. Este dificultar la identificación de su origen su incautación o decomiso era parte de su
tipicidad objetiva como parte del resultado típico formal.

El objeto material, que es parte integrante también de la tipicidad objetiva, en este caso del dinero,
bienes, efectos o ganancias, se entendía que debía tener un origen ilícito, por lo que, sin origen
ilícito no se podía cometer el delito de lavado de activos en su modalidad de conversión o
transferencia.

En cuanto a su tipicidad subjetiva, se admitía tanto el conocimiento del origen ilícito del objeto
material del delito que se convertía o transfería como de aquel que podía presumir el mencionado
origen ilícito, subjetividad que también abarcaba el conocimiento o el poder presumir que con su
acción típica objetiva se dificultaba la identificación de su origen, incautación o decomiso.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regulaba, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 8 ni mayor de 15 años) y la pena multa (120
a 350 días multa).

2.2. LOS ACTOS DE OCULTAMIENTO O TENENCIA, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN


OBJETIVA DEL COMPORTAMIENTO, ASÍ COMO EL DIFICULTAR LA IDENTIFICACIÓN DE SU
ORIGEN, SU INCAUTACIÓN O DECOMISO, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA
DEL RESULTADO TÍPICO

Esta normatividad originaria reguló, como segunda modalidad de lavado de activos, los actos de
ocultamiento o tenencia del objeto material del delito u objeto sobre el cual recaía la conducta
delictiva (dinero, bienes, efectos o ganancias). Si bien esta modalidad de lavado fue denominado
concretamente como los actos de ocultamiento o tenencia, se admitía los siguientes verbos
rectores: adquirir, utilizar, guardar, custodiar, recibir, ocultar, administrar, transportar dentro del
territorio de la república, introducir o retirar del mismo, o mantener en su poder.

Dentro de la estructura de la tipicidad objetiva, concretamente como parte de su imputación


objetiva, se admitía la existencia tanto de la imputación del comportamiento, con los actos de
adquirir, utilizar, guardar, custodiar, recibir, ocultar, administrar, transportar dentro del territorio de
la república, introducir o retirar del mismo, o mantener en su poder, el objeto material, como de la
imputación de resultado, con dificultar la identificación de su origen su incautación o decomiso.

De acuerdo a lo que se describe, esta modalidad delictiva entendía que nos encontrábamos frente
a un delito de resultado lesivo, que para su perfecta consumación formal se requería la presencia
del resultado típico, en este caso del dificultar la identificación de su origen su incautación o
decomiso como consecuencia de los previos actos de adquirir, utilizar, guardar, custodiar, recibir,
ocultar, administrar, transportar dentro del territorio de la república, introducir o retirar del mismo, o
mantiene en su poder, que si no se presentaba o acreditaba podía imputarse y condenarse por la
ejecución delictiva en grado de tentativa. Este dificultar la identificación de su origen su incautación
o decomiso era parte de su tipicidad objetiva, concretamente de su resultado lesivo típico.

El objeto material, que es parte integrante también de la tipicidad objetiva, en este caso del dinero,
bienes, efectos o ganancias, se entendía que debía tener un origen ilícito, por lo que, sin origen
ilícito no se podía cometer el delito de lavado de activos en su modalidad de ocultamiento o
tenencia.
En cuanto a su tipicidad subjetiva, se admitía tanto el conocimiento del origen ilícito del objeto
material del delito que se adquiría, utilizaba, guardaba, custodiaba, recibía, ocultaba, administraba,
transportaba dentro del territorio de la república, introducía o retiraba del mismo, o mantenía en su
poder, como de aquel que podía presumir el mencionado origen ilícito, subjetividad que también
abarcaba el conocimiento o el poder presumir que con su acción típica objetiva se dificultaba la
identificación de su origen, incautación o decomiso.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regulaba, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 8 ni mayor de 15 años) y la pena multa (120
a 350 días multa).

2.3. LAS CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES Y ATENUANTES ESPECÍFICAS

La originaria ley penal de lavado de activos nacional previó, como parte integrante de del tipo
agravado, circunstancias agravantes específicas de distinto grado o nivel. Para esta regulación no
se previó circunstancias atenuantes.

Dentro del primer grado o nivel de circunstancias agravantes específicas se encontraban las
siguientes: Cuando el agente utilice o se sirva de su condición de funcionario público o de agente
del sector inmobiliario, financiero, bancario o bursátil; cuando el agente comete el delito en calidad
de integrante de una organización criminal. Para estos supuestos se tenía previsto, como pena
conjunta, una pena privativa de la libertad no menor de 10 ni mayor de 20 años, así como 365 a
730 días multa.

Por otro lado, dentro del segundo grado o nivel de circunstancia agravante específica se
encontraba la siguiente: Cuando los actos de conversión o transferencia se relacionaban con
dinero, bienes, efectos o ganancias provenientes del tráfico ilícito de drogas, el terrorismo o
narcoterrorismo, dejándose de lado para el supuesto de ocultamiento o tenencia. Para este
supuesto se tenía previsto una pena privativa de la libertad no menor de 25 años, entendiéndose
como pena máxima 35 años, siguiéndose para ello una interpretación sistemática conforme al
artículo 29° del Código Penal. De acuerdo a la Ley N° 28355 del 06 de Octubre de 2004 se
excluyó, como parte de su redacción, el términos narcoterrorismo, manteniéndose el tráfico ilícito
de drogas y el terrorismo.

2.4. EL DELITO DE OMISIÓN DE COMUNICACIÓN DE OPERACIONES O TRANSACCIONES


SOSPECHOSAS

Como una modalidad de delito de omisión pura o propia, se decidió regular en forma expresa el
tipo penal de omisión de comunicación de operaciones o transacciones sospechosas, en el que si
bien, aparentemente, se encontraría regulado como un delito común o impersonal, sin embargo,
conforme a su estructura típica, es un delito de carácter especial, en el que se requiere que una
persona concreta, normalmente el denominado oficial de cumplimiento de un sujeto obligado,
incumpla sus obligaciones funcionales o profesionales, por medio de la omisión de comunicar a la
autoridad competente, como el caso de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF-Perú), las
transacciones u operaciones sospechosas que se hubiere detectado, según las leyes y normas
reglamentarias.

Como todo delito de omisión pura o propia, la estructura de la tipicidad objetiva de este delito se
encuentra conformado por los siguientes elementos: la descripción de la situación típica, que es la
situación que genera o que hace surgir la obligación de actuar en determinada manera (la
detección de las transacciones u operaciones sospechosas); la no realización del comportamiento
esperado y determinado (la omisión de comunicar a la autoridad competente); y, la capacidad y
posibilidad de haber realizado el comportamiento esperado (cumplimiento de las obligaciones
funcionales o profesionales por medio de la comunicación a la autoridad competente de las
transacciones u operaciones sospechosas).

De acuerdo a lo que se explica, este es un delito cuya imputación objetiva del comportamiento se
cumple o consuma con la simple omisión o incumplimiento de lo que se debió cumplir, no
requiriéndose la existencia de una imputación objetiva de resultado lesivo o de peligro concreto.

Conforme a la tipicidad subjetiva, es un delito evidentemente doloso, no regulándose la modalidad


culposa de la omisión de comunicación de operaciones o transacciones sospechosas

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regulaba, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 4 ni mayor de 8 años), la pena multa (120 a
350 días multa) y la pena de inhabilitación (no mayor de 6 años, de conformidad con los incisos 1),
2) y 4) del Artículo 36 del Código Penal).

2.5. LAS REGLAS DE LA INVESTIGACIÓN PENAL

Como parte de las reglas procesales, propiamente de la investigación penal, se reguló la facultad
de poder levantar el secreto bancario, la reserva tributaria y la reserva bursátil, en este caso por
disposición de la autoridad judicial, así como a solicitud del Fiscal de la Nación, colocándose como
candado interpretativo que la información obtenida en estos casos sólo debía ser utilizada en
relación con la investigación de los hechos de relevancia penal que la motivaron.

2.6. LA AUTONOMÍA DEL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS Y LA PRUEBA INDICIARIA

Si bien esta legislación no hizo expresa mención del carácter autónomo del delito de lavado de
activos, sin embargo, como parte de una disposición común, buscó resaltar que para el lavado de
activos no es necesario que las actividades ilícitas que produjeron el dinero, los bienes, efectos o
ganancias, se encuentren sometidas a investigación, proceso judicial o hayan sido objeto de
sentencia condenatoria.

Además, se detalla que el conocimiento del origen ilícito que debe conocer o presumir el agente
del delito de lavado de activos, corresponde a conductas punibles en la legislación penal como el
tráfico ilícito de drogas, delitos contra la administración pública, secuestro, proxenetismo, tráfico de
menores, defraudación tributaria, delitos aduaneros u otros similares que generen ganancias
ilegales, con la excepción del delito contra el patrimonio en la modalidad de receptación. Con esta
legislación lo especificado como “ilícito” se correspondía o vinculaba con lo que denominó
conductas punibles, pudiendo ser cualquier otro de similares características, teniendo como única
excepción el delito de receptación.

Como punto culminante, se mencionó que el origen ilícito que conoce o puede presumir el agente
del delito podrá inferirse de los indicios concurrentes en cada caso, resaltándose con ello la
importancia de la prueba indiciaria. Este origen ilícito que conoce u origen ilícito que puede
presumir se concordaba con la tipicidad subjetiva que en la época se regulaba para los delitos de
lavado de activos.

2.7. LA PROHIBICIÓN DE LOS BENEFICIOS PENITENCIARIOS

Esta normatividad reguló, para los condenados por el delito de lavado de activos bajo la
circunstancia agravante específica cuando los actos de conversión o transferencia se relacionaban
con dinero, bienes, efectos o ganancias provenientes del tráfico ilícito de drogas, el terrorismo o
narcoterrorismo, la prohibición en el acogimiento de los beneficios penitenciarios de redención de
la pena por el trabajo y la educación, semilibertad y liberación condicional, existiendo la posibilidad
en el acogimiento en las demás modalidades básicas y agravadas.

3. LA ORIGINARIA LEY PENAL CONTRA EL LAVADO DE ACTIVOS - LEY N° 27765 DEL 27


DE JUNIO DE 2002, MODIFICADA POR MEDIO DE DECRETO LEGISLATIVO N° 986 DEL 22
DE JULIO DE 2007

3.1. LOS ACTOS DE CONVERSIÓN O TRANSFERENCIA, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN


OBJETIVA DEL COMPORTAMIENTO, ASÍ COMO EL DIFICULTAR LA IDENTIFICACIÓN DE SU
ORIGEN, SU INCAUTACIÓN O DECOMISO, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA
DEL RESULTADO TÍPICO

Si bien la originaria ley penal de lavado de activos fue modificado por medio del Decreto Legislativo
N° 986 del 22 de junio de 2007, sin embargo, en cuanto a la estructura típica y punibilidad de las
modalidades de conversión o transferencia se mantuvieron idénticas, por lo que, a continuación
describimos lo señalado anteriormente.

Esta normatividad originaria modificada reguló, como primera modalidad de lavado de activos, los
actos de conversión o transferencia del objeto material del delito u objeto sobre el cual recaía la
conducta delictiva (dinero, bienes, efectos o ganancias).

Dentro de la estructura de la tipicidad objetiva, concretamente como parte de su imputación


objetiva, se admitía la existencia tanto de la imputación del comportamiento, con los actos de
conversión o transferencia del objeto material, como de la imputación de resultado, con dificultar la
identificación de su origen su incautación o decomiso.

De acuerdo a lo que se describe, esta modalidad delictiva entendía que nos encontrábamos frente
a un delito de resultado lesivo, que para su perfecta consumación formal se requería la presencia
del resultado típico, en este caso del dificultar la identificación de su origen su incautación o
decomiso como consecuencia de los previos actos de conversión o transferencia, que si no se
presentaba o acreditaba podía imputarse y condenarse por la ejecución delictiva en grado de
tentativa. Este dificultar la identificación de su origen su incautación o decomiso era parte de su
tipicidad objetiva como parte del resultado típico formal.

El objeto material, que es parte integrante también de la tipicidad objetiva, en este caso del dinero,
bienes, efectos o ganancias, se entendía que debía tener un origen ilícito, por lo que, sin origen
ilícito no se podía cometer el delito de lavado de activos en su modalidad de conversión o
transferencia.

En cuanto a su tipicidad subjetiva, se admitía tanto el conocimiento del origen ilícito del objeto
material del delito que se convertía o transfería como de aquel que podía presumir el mencionado
origen ilícito, subjetividad que también abarcaba el conocimiento o el poder presumir que con su
acción típica objetiva se dificultaba la identificación de su origen, incautación o decomiso.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regulaba, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 8 ni mayor de 15 años) y la pena multa (120
a 350 días multa).
3.2. LOS ACTOS DE OCULTAMIENTO O TENENCIA, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN DEL
OBJETIVA COMPORTAMIENTO, ASÍ COMO EL DIFICULTAR LA IDENTIFICACIÓN DE SU
ORIGEN, SU INCAUTACIÓN O DECOMISO, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA
DEL RESULTADO TÍPICO

Si bien la originaria ley penal de lavado de activos fue modificado por medio del Decreto Legislativo
N° 986 del 22 de junio de 2007, sin embargo, en cuanto a la estructura típica y punibilidad de las
modalidades de ocultamiento o tenencia se mantuvieron exactas, por lo que, a continuación
describimos lo señalado anteriormente.

Esta normatividad originaria modificada reguló, como segunda modalidad de lavado de activos,
los actos de ocultamiento o tenencia del objeto material del delito u objeto sobre el cual recaía la
conducta delictiva (dinero, bienes, efectos o ganancias). Si bien esta modalidad de lavado fue
denominado concretamente como los actos de ocultamiento o tenencia, se admitía los siguientes
verbos rectores: adquirir, utilizar, guardar, custodiar, recibir, ocultar, administrar, transportar dentro
del territorio de la república, introducir o retirar del mismo, o mantener en su poder.

Dentro de la estructura de la tipicidad objetiva, concretamente como parte de su imputación


objetiva, se admitía la existencia tanto de la imputación del comportamiento, con los actos de
adquirir, utilizar, guardar, custodiar, recibir, ocultar, administrar, transportar dentro del territorio de
la república, introducir o retirar del mismo, o mantener en su poder el objeto material, como de la
imputación de resultado, con el dificultar la identificación de su origen su incautación o decomiso.

De acuerdo a lo que se describe, esta modalidad delictiva entendía que nos encontrábamos frente
a un delito de resultado lesivo, que para su perfecta consumación formal se requería la presencia
del resultado típico, en este caso del dificultar la identificación de su origen su incautación o
decomiso como consecuencia de los previos actos de adquirir, utilizar, guardar, custodiar, recibir,
ocultar, administrar, transportar dentro del territorio de la república, introducir o retirar del mismo, o
mantener en su poder, que si no se presentaba o acreditaba podía imputarse y condenarse por la
ejecución delictiva en grado de tentativa. Este dificultar la identificación de su origen su incautación
o decomiso era parte de su tipicidad objetiva como parte de su resultado lesivo típico.

El objeto material, que es parte integrante también de la tipicidad objetiva, en este caso del dinero,
bienes, efectos o ganancias, se entendía que debía tener un origen ilícito, por lo que, sin origen
ilícito no se podía cometer el delito de lavado de activos en su modalidad de ocultamiento o
tenencia.

En cuanto a su tipicidad subjetiva, se admitía tanto el conocimiento del origen ilícito del objeto
material del delito que se adquiría, utilizaba, guardaba, custodiaba, recibía, ocultaba, administraba,
transportaba dentro del territorio de la república, introducía o retiraba del mismo, o mantiene en su
poder, como de aquel que podía presumir el mencionado origen ilícito, subjetividad que también
abarcaba el conocimiento o el poder presumir que con su acción típica objetiva se dificultaba la
identificación de su origen, incautación o decomiso.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regulaba, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 8 ni mayor de 15 años) y la pena multa (120
a 350 días multa).

3.3. LAS CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES Y ATENUANTES ESPECÍFICAS

La originaria ley penal de lavado de activos nacional modificada previó, como parte integrante de
del tipo agravado, circunstancias agravantes específicas de distinto grado o nivel. Para esta
regulación tampoco se previó circunstancias atenuantes.
Dentro del primer grado o nivel de circunstancias agravantes específicas se encontraban las
siguientes: Cuando el agente utilice o se sirva de su condición de funcionario público o de agente
del sector inmobiliario, financiero, bancario o bursátil; cuando el agente comete el delito en calidad
de integrante de una organización criminal. Para estos supuestos se tenía previsto, como pena
conjunta, una pena privativa de la libertad no menor de 10 ni mayor de 20 años, así como 365 a
730 días multa.

Por otro lado, dentro del segundo grado o nivel de circunstancia agravante específica se
encontraba la siguiente: Cuando los actos de actos de conversión y transferencia o de
ocultamiento y tenencia se relacionaban con dinero, bienes, efectos o ganancias provenientes del
tráfico ilícito de drogas, terrorismo, secuestro, extorsión, trata de personas o delitos contra el
patrimonio cultural previsto en los artículos 228º y 230º del Código Penal. Conforme se puede
apreciar, si bien la originaria Ley N° 27765 del 27 de junio de 2002 y su modificatoria a través de la
Ley N° 28355 del 06 de octubre de 2004, no comprendieron para esta agravante el supuesto
delictivo de ocultamiento o tenencia, sin embargo, conforme al Decreto Legislativo N° 986 del 22
de julio de 2007, recién la incorporan. Para este supuesto se tenía previsto una pena privativa de la
libertad no menor de 25 años, entendiéndose como pena máxima 35 años, siguiéndose para ello
una interpretación sistemática conforme al artículo 29° del Código Penal.

3.4. EL DELITO DE OMISIÓN DE COMUNICACIÓN DE OPERACIONES O TRANSACCIONES


SOSPECHOSAS

Si bien la originaria ley penal de lavado de activos fue modificado por medio del Decreto Legislativo
N° 986 del 22 de junio de 2007, sin embargo, en cuanto a la estructura típica y punibilidad del delito
de omisión de comunicación de operaciones o transacciones sospechosas se mantuvo exacta, por
lo que, a continuación describimos lo señalado anteriormente.

Como una modalidad de delito de omisión pura o propia, se decidió regular el tipo penal de omisión
de comunicación de operaciones o transacciones sospechosas, en el que si bien, aparentemente,
se encontraría regulado como un delito común o impersonal, sin embargo, conforme a su
estructura típica, es un delito de carácter especial, en el que se requiere que una persona concreta,
normalmente el denominado oficial de cumplimiento de un sujeto obligado, incumpla sus
obligaciones funcionales o profesionales, por medio de la omisión de comunicar a la autoridad
competente, como el caso de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF-Perú), las transacciones u
operaciones sospechosas que se hubiere detectado, según las leyes y normas reglamentarias.

Como todo delito de omisión pura o propia, la estructura de la tipicidad objetiva de este delito se
encuentra conformado por los siguientes elementos: la descripción de la situación típica, que es la
situación que genera o que hace surgir la obligación de actuar en determinada manera (la
detección de las transacciones u operaciones sospechosas); la no realización del comportamiento
esperado y determinado (la omisión de comunicar a la autoridad competente); y, la capacidad y
posibilidad de haber realizado el comportamiento esperado (cumplimiento de las obligaciones
funcionales o profesionales por medio de la comunicación a la autoridad competente de las
transacciones u operaciones sospechosas).

Este es un delito cuya imputación objetiva del comportamiento se cumple o consuma con la simple
omisión o incumplimiento de lo que se debió cumplir conforme a las obligaciones funcionales o
profesionales, no requiriéndose la existencia de una imputación objetiva de resultado lesivo o de
peligro concreto.

Conforme a la tipicidad subjetiva, es un delito evidentemente doloso, no regulándose la modalidad


culposa de la omisión de comunicación de operaciones o transacciones sospechosas.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regulaba, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 4 ni mayor de 8 años), la pena multa (120 a
350 días multa) y la pena de inhabilitación (no mayor de 6 años, de conformidad con los incisos 1),
2) y 4) del Artículo 36 del Código Penal).

3.5. LAS REGLAS DE LA INVESTIGACIÓN PENAL

Si bien la originaria ley penal de lavado de activos fue modificado por medio del Decreto Legislativo
N° 986 del 22 de junio de 2007, sin embargo, en cuanto a las reglas de investigación se mantuvo
exacta, por lo que, a continuación describimos lo señalado anteriormente.

Como parte de las reglas procesales, propiamente de la investigación penal, se reguló la facultad
de poder levantar el secreto bancario, la reserva tributaria y la reserva bursátil, en este caso por
disposición de la autoridad judicial, así como a solicitud del Fiscal de la Nación, colocándose como
candado interpretativo que la información obtenida en estos casos sólo debía ser utilizada en
relación con la investigación de los hechos de relevancia penal que la motivaron.

3.6. LA AUTONOMÍA DEL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS Y LA PRUEBA INDICIARIA

Si bien esta legislación modificada no hizo expresa mención del carácter autónomo del delito de
lavado de activos, sin embargo, como parte de una disposición común, buscó resaltar que para el
lavado de activos no es necesario que las actividades ilícitas que produjeron el dinero, bienes,
efectos o ganancias, se encuentren sometidas a investigación, proceso judicial o hayan sido objeto
de sentencia condenatoria.

Además, se detalla nuevamente que el conocimiento del origen ilícito que debe conocer o presumir
el agente del delito de lavado de activos, corresponde a conductas punibles en la legislación penal
como el tráfico ilícito de drogas, delitos contra la administración pública, secuestro, extorsión,
proxenetismo, trata de personas, tráfico ilícito de migrantes, defraudación tributaria, delitos contra
el patrimonio en su modalidad agravada, delitos aduaneros, u otros similares que generen
ganancias ilegales, con la excepción del delito contra el patrimonio en la modalidad de receptación.
Con esta legislación lo especificado como “ilícito” se correspondía o vinculaba con lo que denominó
conductas punibles, pudiendo ser cualquier otro de similares características, teniendo como única
excepción el delito de receptación, agregándose en el catálogo los delitos de extorsión, trata de
personas, tráfico ilícito de migrantes y lo delitos contra el patrimonio en su modalidad agravada,
dejándose de lado la expresa mención del tráfico de menores.

Se mencionó que el origen ilícito que conoce o puede presumir el agente del delito podrá inferirse
de los indicios concurrentes en cada caso, resaltándose con ello la importancia de la prueba
indiciaria. Este origen ilícito que conoce u origen ilícito que puede presumir se concordaba con la
tipicidad subjetiva que en la época se regulaba para los delitos de lavado de activos.

Si bien la originaria ley penal de lavado de activos no excluyó como sujeto activo de este delito al
interviniente, sea como autor o partícipe, de la conducta delictiva previa que produjo el bien de
origen ilícito, sin embargo, en esta legislación modificada se decide regular expresamente la
punibilidad del autolavado/autoblanqueo al hacerse mención que también podrá ser sujeto de
investigación por el delito de lavado de activos, quien realizó las actividades ilícitas generadoras
del dinero, bienes, efectos o ganancias. Por tanto, con esto, el delito de lavado de activos era un
delito tan común que inclusive lo podía cometer y responder quien haya cometido el delito fuente.

3.7. LA PROHIBICIÓN DE LOS BENEFICIOS PENITENCIARIOS

Si bien la originaria ley penal de lavado de activos fue modificado por medio del Decreto Legislativo
N° 986 del 22 de junio de 2007, sin embargo, en cuanto a la prohibición de los beneficios
penitenciarios se mantuvo exacta, por lo que, a continuación describimos lo señalado
anteriormente.

Esta normatividad reguló, para los condenados por el delito de lavado de activos bajo la
circunstancia agravante específica cuando los actos de conversión o transferencia se relacionaban
con dinero, bienes, efectos o ganancias provenientes del tráfico ilícito de drogas, el terrorismo o
narcoterrorismo, la prohibición en el acogimiento de los beneficios penitenciarios de redención de
la pena por el trabajo y la educación, semilibertad y liberación condicional, existiendo la posibilidad
en el acogimiento en las demás modalidades básicas y agravadas.

4. LA ACTUAL LEY PENAL DE LUCHA EFICAZ CONTRA EL LAVADO DE ACTIVOS Y OTROS


DELITOS RELACIONADOS A LA MINERÍA ILEGAL Y CRIMEN ORGANIZADO – DECRETO
LEGISLATIVO N° 1106 DEL 19 DE ABRIL DE 2012

4.1. LOS ACTOS DE CONVERSIÓN O TRANSFERENCIA, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN


OBJETIVA DEL COMPORTAMIENTO, ASÍ COMO LA TENDENCIA INTERNA TRASCENDENTE
DEL DIFICULTAR LA IDENTIFICACIÓN DE SU ORIGEN, SU INCAUTACIÓN O DECOMISO,
COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN SUBJETIVA

Si bien la originaria ley penal de lavado de activos, la Ley N° 27765 del 27 de junio de 2002, fue
derogada a través de nuestra segunda ley penal de lavado de activos denominada como ley penal
de lucha eficaz contra el lavado de activos y otros delitos relacionados a la minería ilegal y crimen
organizado previsto en el Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de abril de 2012, mantuvo las
modalidades típicas de conversión o transferencia.

Esta modalidad típica de conversión o transferencia, a diferencia de la primera ley penal de lavado
de activos, tuvo una modificación transcendente que es importante resaltar, ya que hasta la fecha
mantiene su vigencia. Conforme se recordará, la primera ley penal de lavado de activos nacional
estableció el dificultar la identificación de su origen, su incautación o decomiso como parte de su
resultado típico, es decir, como parte de su tipicidad objetiva, sin embargo, con nuestra nueva ley
penal de lavado de activos el dificultar la identificación de su origen, su incautación o decomiso
pasa a formar parte de la tipicidad subjetiva.

De acuerdo a lo que se explica, la nueva estructura típica admite su forma dolosa, al cual se le
agregaba la finalidad o tendencia interna transcendente del dificultar la identificación de su origen,
su incautación o decomiso, no requiriéndose, para su consumación formal, que tal objetivo o
intención sea materializado en la realidad, siendo que si tal fin se concretiza sería parte integrante
del agotamiento delictual. Por tanto, si bien el dificultar la identificación de su origen, su incautación
o decomiso ya no es parte integrante del tipo objetivo si es parte integrante de los objetivos del
tipo, esto es, como parte de la tipicidad subjetiva.

Para la conformación en cuanto a tipo objetivo se refiere basta la conversión o transferencia del
objeto material del delito, en este caso del dinero, bienes, efectos o ganancias, los mismos que
deben tener un origen ilícito, teniendo como fin, pero ya no como parte de su resultado típico
objetivo, el dificultar la identificación de su origen, su incautación o decomiso.

En cuanto a su tipicidad subjetiva, se admite tanto el conocimiento del origen ilícito del objeto
material del delito que se convertía o transfería como de aquel que debía presumir el mencionado
origen ilícito. Conforme se puede apreciar, justamente en lo último señalado, lo descrito
anteriormente en nuestra primera ley penal de lavado como “puede presumir”, es sustituido por
nuestra segunda ley penal de lavado por el “debía presumir”.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regula, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 8 ni mayor de 15 años), y la pena multa (120
a 350 días multa).
4.2. LOS ACTOS DE OCULTAMIENTO O TENENCIA, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN
OBJETIVA DEL COMPORTAMIENTO, ASÍ COMO LA TENDENCIA INTERNA TRASCENDENTE
DEL DIFICULTAR LA IDENTIFICACIÓN DE SU ORIGEN, SU INCAUTACIÓN O DECOMISO,
COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN SUBJETIVA

Si bien la originaria ley penal de lavado de activos, la Ley N° 27765 del 27 de junio de 2002, fue
derogada a través de nuestra segunda ley penal de lavado de activos denominada como ley penal
de lucha eficaz contra el lavado de activos y otros delitos relacionados a la minería ilegal y crimen
organizado previsto en el Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de abril de 2012, mantuvo las
modalidades típicas de ocultamiento o tenencia, teniendo como parte su estructura típica objetiva
los siguientes verbos rectores: adquirir, utilizar, guardar, administrar, custodiar, recibir, ocultar o
mantener en su poder.

En esta nueva redacción típica se excluyen los verbos rectores de transportar, introducir o retirar el
objeto material del delito, todos ellos vinculados al ámbito geográfico del territorio de la república,
creándose, conforme se verá más adelante, una nueva y autónoma tipología delictiva de lavado de
activos.

Esta modalidad típica denominado como de ocultamiento o tenencia, a diferencia de la primera ley
penal de lavado de activos, tuvo una modificación transcendente que es importante resaltar.
Conforme se recordará, la primera ley penal de lavado de activos nacional estableció el dificultar la
identificación de su origen, su incautación o decomiso como parte de su resultado típico, es decir,
como parte de su tipicidad objetiva, sin embargo, con nuestra nueva ley penal de lavado de activos
el dificultar la identificación de su origen, su incautación o decomiso pasó a formar parte de la
tipicidad subjetiva.

De acuerdo a lo que se explica, la nueva estructura típica admite su forma dolosa, al cual se le
agregaba la finalidad o tendencia interna transcendente del dificultar la identificación de su origen,
su incautación o decomiso, no requiriéndose, para su consumación formal, que tal objetivo o
intención sea materializado en la realidad, siendo que si tal fin se concretiza sería parte integrante
del agotamiento delictual. Por tanto, si bien el dificultar la identificación de su origen, su incautación
o decomiso ya no era parte integrante del tipo objetivo si era parte integrante de los objetivos del
tipo, esto es, como parte de la tipicidad subjetiva.

Para la conformación en cuanto a tipo objetivo se refiere bastaba adquirir, utilizar, guardar,
administrar, custodiar, recibir, ocultar o mantener en su poder el objeto material del delito, en este
caso del dinero, bienes, efectos o ganancias, los mismos que deben tener un origen ilícito,
teniendo como fin, pero ya no como parte de su resultado típico objetivo, el dificultar la
identificación de su origen, su incautación o decomiso.

En cuanto a su tipicidad subjetiva, se admite tanto el conocimiento del origen ilícito del objeto
material del delito que se adquiere, utiliza, guarda, administra, custodia, recibe, oculta o mantiene
en su poder, como de aquel que debía presumir el mencionado origen ilícito. Conforme se puede
apreciar, justamente en lo último señalado, lo descrito anteriormente en nuestra primera ley penal
de lavado como “puede presumir”, es sustituido por nuestra segunda ley penal de lavado por el
“debía presumir”.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regula, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 8 ni mayor de 15 años), y la pena multa (120
a 350 días multa).
4.3. LOS ACTOS DE TRANSPORTE, TRASLADO, INGRESO O SALIDA POR TERRITORIO
NACIONAL DE DINERO EN EFECTIVO O TÍTULOS VALORES DE ORIGEN ILÍCITO, COMO
PARTE DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA DEL COMPORTAMIENTO, ASÍ COMO LA TENDENCIA
INTERNA TRASCENDENTE DEL DIFICULTAR LA IDENTIFICACIÓN DE SU ORIGEN, SU
INCAUTACIÓN O DECOMISO, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN SUBJETIVA

Debe recordarse que en un inicio, conforme a la Ley N° 27765 del 27 de junio de 2002 y su
modificatoria efectuada por el Decreto Legislativo N° 986 del 22 de julio de 2007, los verbos
rectores de transportar dentro del territorio de la República o introducir o retirar del mismo el objeto
material del delito, se encontraba tipificado como forma del denominado actos de ocultamiento o
tenencia del delito de lavado de activos.

El legislador nacional, con la nueva ley penal de lavado de activos previsto en el Decreto
Legislativo N° 1106 del 19 de abril de 2012, decide regular, en un tipo penal autónomo, los actos
de transporte, traslado, ingreso o salida por territorio nacional de dinero en efectivo o títulos valores
de origen ilícito (artículo 3).

Esta nueva modalidad típica de transporte, traslado, ingreso o salida por territorio nacional de
dinero en efectivo o títulos valores de origen ilícito, prevé el dificultar la identificación de su origen,
su incautación o decomiso como parte de su tipicidad subjetiva, es decir, como tendencia interna
transcendente o finalidad y no como resultado típico objetivo.

De acuerdo a lo que se explica, esta estructura típica admite su forma dolosa, al cual se le agrega
la finalidad o tendencia interna transcendente del dificultar la identificación de su origen, su
incautación o decomiso, no requiriéndose, para su consumación formal, que tal objetivo o intención
sea materializado en la realidad, siendo que si tal fin se concretiza sería parte integrante del
agotamiento delictual. Por tanto, si bien el dificultar la identificación de su origen, su incautación o
decomiso no es parte integrante del tipo objetivo si es parte integrante de los objetivos del tipo,
esto es, como parte de la tipicidad subjetiva.

Para la conformación en cuanto al tipo objetivo se refiere basta el transporte, traslado, hacer
ingresar o hacer salir por territorio nacional del objeto material del delito, en este caso del dinero en
efectivo o instrumentos financieros negociables emitidos “al portador”, los mismos que deben tener
un origen ilícito, teniendo como fin, pero no como parte de su resultado típico objetivo, el dificultar
la identificación de su origen, su incautación o decomiso.

En cuanto a su tipicidad subjetiva, se admite tanto el conocimiento del origen ilícito del objeto
material del delito que se transporta, traslada, hace ingresar o hace salir por territorio nacional,
como de aquel que debía presumir el mencionado origen ilícito.
En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regula, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 8 ni mayor de 15 años), y la pena multa (120
a 350 días multa).

4.4. LAS CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES Y ATENUANTES ESPECÍFICAS

Esta nueva ley penal de lavado de activos tuvo a bien regular, como parte integrante del tipo
agravado, nuevamente las clásicas circunstancias agravantes específicas de distinto grado o nivel.

Dentro del primer grado o nivel de circunstancias agravantes específicas se encuentran las
siguientes: Cuando el agente utilice o se sirva de su condición de funcionario público o de agente
del sector inmobiliario, financiero, bancario o bursátil; cuando el agente cometa el delito en calidad
de integrante de una organización criminal; y, como novedad, se introduce la agravante cuando el
valor del dinero, bienes, efectos o ganancias involucrados sea superior al equivalente a quinientas
(500) Unidades Impositivas Tributarias. Para estos supuestos se tiene previsto, como pena
conjunta, una pena privativa de la libertad no menor de 10 ni mayor de 20 años, así como 365 a
730 días multa.

Por otro lado, dentro del segundo grado o nivel de circunstancia agravante específica se encuentra
la siguiente: Cuando el dinero, bienes, efectos o ganancias provienen de la minería ilegal, tráfico
ilícito de drogas, terrorismo, secuestro, extorsión o trata de personas. Conforme se aprecia, para
este supuesto se excluye el tipo penal de los delitos contra el patrimonio cultural y se incluye el
delito de minería ilegal, delito último que recién se incorpora a nuestro ordenamiento jurídico penal
por medio del Decreto legislativo N° 1102 del 29 de febrero de 2012. Como no se especifica el
verbo rector concreto de lavado, cabe aplicar esta agravante para todas sus formas típícas, sean
para los actos de conversión o transferencia, ocultamiento o tenencias, así como el transporte,
traslado, ingreso o salida por territorio nacional de dinero o títulos valores de origen ilícito. Para
este supuesto se tiene previsto una pena privativa de la libertad no menor de 25 años,
entendiéndose como pena máxima 35 años, siguiéndose para ello una interpretación sistemática
conforme al artículo 29° del Código Penal.

Con esta nueva legislación, recién se incorporan circunstancias atenuantes o tipos atenuados del
delito de lavado de activos, siendo las siguientes: Cuando el valor del dinero, bienes, efectos o
ganancias involucrados no sea superior al equivalente a cinco (5) Unidades Impositivas Tributarias;
Cuando a quien proporcione a las autoridades información eficaz para evitar la consumación del
delito, identificar y capturar a sus autores o partícipes, así como detectar o incautar los activos
objeto de los actos descritos en los artículos 1º, 2º y 3º del presente Decreto Legislativo. Para este
supuesto se tiene previsto, como pena conjunta, una pena privativa de la libertad no menor de 4 ni
mayor de 6 años, así como 80 a 110 días multa.

Sin perjuicio de la discusión o discrepancia académica que pueda existir, el hecho de que se
prevea, así sea como tipo atenuado, el supuesto cuando el valor del dinero, bienes, efectos o
ganancias originadas delictivamente y que sean objeto de una operación de lavado no sea superior
al equivalente a cinco (5) Unidades Impositivas Tributarias, hace asumir que en nuestro
ordenamiento jurídico penal cualquier actividad delictiva o criminal previa puede ser fuente del
posterior acto de lavado, obviamente con la excepción del delito de receptación que se encuentra
expresamente excluido, así como que lo producido o generado no tiene necesariamente
vinculación con algún monto mínimo de valor patrimonial, situación que deberá ser materia de
análisis en cada caso en concreto por el órgano judicial, sin perjuicio de la expedición de alguna
sentencia casatoria o acuerdo plenario que busque pronunciarse sobre el tema. Por tanto, dentro
de una interpretación de lege lata, la actividad criminal previa del blanqueo no se encuentra
relacionada necesariamente ni con delitos graves ni con delitos que tenga una alta punibilidad.

4.5. EL DELITO DE OMISIÓN DE COMUNICACIÓN DE OPERACIONES O TRANSACCIONES


SOSPECHOSAS

La nueva ley penal de lavado de activos previsto a través del Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de
abril de 2012, decidió regular y ratificar una vez el delito de omisión de comunicación de
operaciones o transacciones sospechosas, en el que, conforme se verá líneas adelante, incorpora
su modalidad culposa.

Como una modalidad de delito de omisión pura o propia se encuentra el tipo penal de omisión de
comunicación de operaciones o transacciones sospechosas, en el que si bien, aparentemente, se
encontraría regulado como un delito común o impersonal, sin embargo, conforme a su estructura
típica, es un delito de carácter especial, en el que se requiere que una persona concreta,
normalmente el denominado oficial de cumplimiento de un sujeto obligado, incumpla sus
obligaciones funcionales o profesionales, por medio de la omisión de comunicar a la autoridad
competente, como el caso de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF-Perú), las transacciones u
operaciones sospechosas que se hubiere detectado, según las leyes y normas reglamentarias.
Como todo delito de omisión pura o propia, la estructura de la tipicidad objetiva de este delito se
encuentra conformado por los siguientes elementos: la descripción de la situación típica, que es la
situación que genera o que hace surgir la obligación de actuar en determinada manera (la
detección de las transacciones u operaciones sospechosas); la no realización del comportamiento
esperado y determinado (la omisión de comunicar a la autoridad competente); y, la capacidad y
posibilidad de haber realizado el comportamiento esperado (cumplimiento de las obligaciones
funcionales o profesionales por medio de la comunicación a la autoridad competente de las
transacciones u operaciones sospechosas).

Este es un delito cuya imputación objetiva del comportamiento se cumple o consuma con la simple
omisión o incumplimiento de lo que se debió cumplir conforme a las obligaciones funcionales o
profesionales, no requiriéndose la existencia de una imputación objetiva de resultado lesivo o de
peligro concreto. Conforme a la tipicidad subjetiva, es un delito evidentemente doloso,

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regulaba, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 4 ni mayor de 8 años), la pena multa (120 a
350 días multa) y la pena de inhabilitación (no mayor de 6 años, de conformidad con los incisos 1),
2) y 4) del Artículo 36 del Código Penal).

Como una novedad introducida por esta nueva ley penal de lavado de activos, se incorpora la
modalidad de omisión culposa de la comunicación de transacciones u operaciones sospechosas,
cometido por el mismo sujeto activo previsto para la forma dolosa. Es el primer delito de omisión
pura o propia que se regula, obviamente en forma expresa de acuerdo a lo ordenado por el artículo
12° del Código Penal, en su modalidad culposa. Normalmente los delitos culposos se caracterizan
por presentar, en su estructura típica, tanto una imputación objetiva del comportamiento (conducta
manifestada en una infracción del deber objetivo de cuidado) y una imputación objetiva de
resultado (resultado lesivo o de peligro concreto como consecuencia de la infracción del deber
objetivo de cuidado), sin embargo, esta omisión culposa de la comunicación de transacciones u
operaciones sospechosas, no requiere que exista, para su consumación formal, la presencia de un
resultado lesivo o de peligro concreto, bastando la simple omisión de comunicación a la autoridad
competente. Con respecto a la penalidad, se regula, como pena conjunta, la pena multa (80 a 150
días multa) y la pena de inhabilitación (1 a 3 años, de conformidad con los incisos 1), 2) y 4) del
Artículo 36 del Código Penal).

4.6. EL DELITO DE REHUSAMIENTO, RETARDO Y FALSEDAD EN EL SUMINISTRO DE


INFORMACIÓN

Con la vigencia de la nueva ley penal de lavado de activos se decide incorporar el denominado
delito de rehusamiento, retardo y falsedad en el suministro de información. Esta nueva modalidad
delictiva es una suerte de, por un lado, delito contra la administración pública, así como de, por otro
lado, delito contra fe pública pero en forma más específica.

Este delito se encuentra estructurado como un delito común o impersonal por encontrarse
redactado por medio de “El que (…)”, el mismo que consiste en rehusar o retardar suministrar a la
autoridad competente, la información económica, financiera, contable, mercantil o empresarial que
le sea requerida, en el marco de una investigación o juzgamiento que pueda existir por el delito de
lavado de activos, o, cuando deliberadamente se presta la información de modo inexacto o se
brinda información falsa. La alusión que se hace con respecto a que la información requerida debe
encontrarse en el marco de una investigación o juzgamiento que pueda existir por el delito de
lavado de activos, implica encontrarnos en el desarrollo de un proceso penal.

La intervención delictual del sujeto activo deberá ser apreciada, en cada caso en concreto y como
presupuesto, en la previa información económica, financiera, contable, mercantil o empresarial que
ostente la persona requerida por parte de la autoridad competente, rehusándose o retardándose en
suministrar la peculiar información, así como cuando se presta información en forma inexacta o
falsa.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito, se prevé, como pena conjunta, pena
privativa de la libertad (no menor de 2 ni mayor de 4 años), pena multa (50 a 80 días multa) y pena
de inhabilitación (no mayor de 3 años de conformidad con los incisos 1), 2) y 4) del artículo 36° del
Código Penal).

Como circunstancia agravante específica de esta novedosa delictiva se encuentra referida cuando
la conducta descrita se realiza en el marco de una investigación o juzgamiento por delito de lavado
de activos vinculado a la minería ilegal o al crimen organizado, así como cuando el valor del dinero,
bienes, efectos o ganancias involucrados es superior al equivalente a quinientas (500) Unidades
Impositivas Tributarias. Con respecto a la consecuencia jurídica del delito, se establece, como
pena conjunta, pena privativa de libertad (no menor de 3 ni mayor de 5 años), pena multa (80 a
150 días multa) y pena de inhabilitación (no mayor de cuatro años, de conformidad con los incisos
1), 2) y 4) del artículo 36º del Código Penal).

4.7. LA MEDIDA COERCITIVA REAL DE LA INCAUTACIÓN Y DE LA CONSECUENCIA


ACCESORIA DEL DECOMISO DEL OBJETO MATERIAL DEL DELITO DE LAVADO DE
ACTIVOS

Conforme a la nueva ley penal de lavado de activos, se decide regular la facultad que tiene el Juez
en disponer, por un lado, la incautación, así como, por otro lado, el decomiso del dinero, bienes,
efectos o ganancias involucrados, esto conforme al artículo 102° de Código Penal.

Para este caso, la incautación debe ser considerada como una medida coercitiva de carácter real,
en tanto que el decomiso como una consecuencia jurídica del delito en la modalidad de
consecuencia accesoria. Sea la incautación o decomiso del dinero, bienes, efectos ganancias
involucrados, estamos hablando del objeto de origen delictivo generado por la actividad criminal
previa, que se entiende que es pate de una operación de lavado de activos.

Debe tenerse en cuenta que, conforme al artículo 102° del Código Penal, el Juez, resuelve el
decomiso, entre otros supuestos, de los objetos del delito cuando, atendiendo a su naturaleza, no
corresponda su entrega o devolución, así como de los efectos o ganancias del delito, cualesquiera
sean las transformaciones que estos hubieren podido experimentar, determinando el traslado de
dichos bienes a la esfera de titularidad del Estado.

En lo que se refiere a lo denominado jurídicamente como mezcla, se sostiene que cuando los
efectos o ganancias del delito se hayan mezclado con bienes de procedencia lícita, procede el
decomiso hasta el valor estimado de los bienes ilícitos mezclados, salvo que estos bienes de
procedencia lícita hubiesen sido utilizados como medios o instrumentos para ocultar o convertir los
bienes de ilícita procedencia, en cuyo caso procederá el decomiso de ambos tipos de bienes, como
una suerte de decomisar un instrumento delictual no por su origen, que puede ser lícito, sino por su
destino.

Como una posición subsidiaria o complementaria, se apunta que si no fuera posible el decomiso de
los efectos o ganancias del delito porque han sido ocultados, destruidos, consumidos, transferidos
a tercero de buena fe y a título oneroso o por cualquier otra razón análoga, el Juez dispone el
decomiso de los bienes o activos de titularidad del responsable o eventual tercero, por un monto
equivalente al valor de dichos efectos y ganancias.
4.8. LAS REGLAS DE LA INVESTIGACIÓN PENAL

Como parte de las reglas procesales, propiamente de la investigación penal, se reguló en esta
nueva legislación punitiva la facultad de poderse levantar el secreto bancario, la reserva tributaria y
la reserva bursátil, describiéndose que es el Fiscal el que podrá solicitarlo al Juez. Con esta nueva
normatividad, ya no se hace mención que el pedido tendrá que realizarlo concreta y
exclusivamente el máximo representante del Ministerio Público, es decir, el Fiscal de la Nación,
sino el Fiscal, entendiéndose como regla general al Fiscal Provincial que dirija o conduzca la
investigación preparatoria del proceso penal común conforme al Código Procesal Penal,
pudiéndose ser también el Fiscal Superior, el Fiscal Supremo o el propio Fiscal de la Nación en
tanto se encuentre aplicando el proceso especial por razón de la función pública, cambio que
implica darle mayor viabilidad aplicativa en cuanto a su pedido, requerimiento fiscal que siempre
deberá estar bajo control de la decisión del Juez.

Se coloca como candado interpretativo que la información obtenida en estos casos sólo debía ser
utilizada en relación con la investigación de los hechos de relevancia penal que la motivaron.

4.9. LA AUTONOMÍA DEL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS Y LA PRUEBA INDICIARIA

Con esta nueva legislación penal se hizo expresa mención del carácter autónomo del delito de
lavado de activos, resaltándose que para su investigación y procesamiento no es necesario que las
actividades criminales que produjeron el dinero, bienes, efectos o ganancias, hayan sido
descubiertas, se encuentren sometidas a investigación, proceso judicial o hayan sido previamente
objeto de prueba o de sentencia condenatoria. Con esta norma se sustituye las actividades ilícitas
por actividades criminales, agregándose que no era necesario, con respecto a estas actividades,
que hayan sido descubiertas o que hayan sido previamente objeto a prueba.

Además, se detalla que el conocimiento del origen ilícito que tiene o que debía presumir el agente
del delito de lavado de activos, corresponde a actividades criminales como los delitos de minería
ilegal, el tráfico ilícito de drogas, el terrorismo, los delitos contra la administración pública, el
secuestro, el proxenetismo, la trata de personas, el tráfico ilícito de armas, tráfico ilícito de
migrantes, los delitos tributarios, la extorsión, el robo, los delitos aduaneros o cualquier otro con
capacidad de generar ganancias ilegales, con la excepción del delito contra el patrimonio en la
modalidad de receptación.

Con esta legislación lo especificado como “ilícito” ahora se corresponde o vincula con lo que
denomina actividades criminales, pudiendo ser cualquier otro con capacidad de generar ganancias
ilegales, teniendo como única excepción el delito de receptación, agregándose en el catálogo los
delitos de minería ilegal, el tráfico ilícito de armas, los delitos tributarios y el robo, dejándose de
lado la expresa mención de la defraudación tributaria y de los delitos contra el patrimonio en su
modalidad agravada.

Se menciona que el origen ilícito que conoce o debía presumir el agente del delito podrá inferirse
de los indicios concurrentes en cada caso, resaltándose con ello la importancia de la prueba
indiciaria. Este origen ilícito que conoce u origen ilícito que debía presumir se concuerda con la
actual tipicidad subjetiva que se regulaba para los delitos de lavado de activos.

Con esta nueva legislación se decide reiterar la regulación expresa de la punibilidad del
autolavado/autoblanqueo, pero ahora bajo los términos de que también podrá ser considerado
autor del delito y por tanto sujeto de investigación y juzgamiento por lavado de activos, quien
ejecutó o participó en las actividades criminales generadoras del dinero, bienes, efectos o
ganancias.
4.10. LA ACTUACIÓN EXCEPCIONAL DE LAS FUERZAS ARMADAS EN AUXILIO DEL
MINISTERIO PÚBLICO

En los lugares de difícil acceso que implique además la ausencia de efectivos suficientes de la
Policía Nacional del Perú o sin logística o infraestructura necesaria, el Fiscal en su calidad de titular
del ejercicio de la acción penal, puede excepcionalmente solicitar la intervención de las Fuerzas
Armadas para las acciones de interdicción de la minería ilegal, lavado de activos u otras formas de
crimen organizado. Las Fuerzas Armadas en el marco de lo dispuesto por la Constitución Política
del Perú, el Decreto Legislativo Nº 1100 y la presente normatividad, colaborará con el Ministerio
Público para asegurar el cumplimiento de lo señalado, intervención que no debe implicar en modo
alguno la restricción, suspensión, ni afectación de los derechos fundamentales.

4.11. LA PROHIBICIÓN DE LOS BENEFICIOS PENITENCIARIOS

Esta normatividad reguló, para los condenados por el delito de lavado de activos bajo la
circunstancia agravante específica cuando el dinero, bienes, efectos o ganancias provienen de la
minería ilegal, tráfico ilícito de drogas, terrorismo, secuestro, extorsión o trata de personas, la
prohibición en el acogimiento de los beneficios penitenciarios de redención de la pena por el
trabajo y la educación, semilibertad y liberación condicional, existiendo la posibilidad en el
acogimiento en las demás modalidades básicas y agravadas.

5. LA ACTUAL LEY PENAL DE LUCHA EFICAZ CONTRA EL LAVADO DE ACTIVOS Y OTROS


DELITOS RELACIONADOS A LA MINERÍA ILEGAL Y CRIMEN ORGANIZADO – DECRETO
LEGISLATIVO N° 1106 DEL 19 DE ABRIL DE 2012, MODIFICADA POR MEDIO DE DECRETO
LEGISLATIVO N° 1249 DEL 26 DE NOVIEMBRE DE 2016

5.1. LOS ACTOS DE CONVERSIÓN O TRANSFERENCIA, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN


OBJETIVA DEL COMPORTAMIENTO, ASÍ COMO LA TENDENCIA INTERNA TRASCENDENTE
DEL DIFICULTAR LA IDENTIFICACIÓN DE SU ORIGEN, SU INCAUTACIÓN O DECOMISO,
COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN SUBJETIVA

Si bien nuestra nueva ley penal de lavado de activos, Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de abril
de 2012, fue modificado por medio del Decreto Legislativo N° 1249 del 26 de noviembre de 2016,
sin embargo, en cuanto a la estructura típica y punibilidad de las modalidades de conversión o
transferencia se mantuvieron exactas, por lo que, a continuación describimos lo señalado
anteriormente.

Esta modalidad típica de conversión o transferencia, a diferencia de la primera ley penal de lavado
de activos, tuvo una modificación transcendente que es importante resaltar, ya que hasta la fecha
mantiene su vigencia. Conforme se recordará, la primera ley penal de lavado de activos nacional
estableció el dificultar la identificación de su origen, su incautación o decomiso como parte de su
resultado típico, es decir, como parte de su tipicidad objetiva, sin embargo, con nuestra nueva ley
penal de lavado de activos el dificultar la identificación de su origen, su incautación o decomiso
pasa a formar parte de la tipicidad subjetiva.

De acuerdo a lo que se explica, la nueva estructura típica admite su forma dolosa, al cual se le
agregaba la finalidad o tendencia interna transcendente del dificultar la identificación de su origen,
su incautación o decomiso, no requiriéndose, para su consumación formal, que tal objetivo o
intención sea materializado en la realidad, siendo que si tal fin se concretiza sería parte integrante
del agotamiento delictual. Por tanto, si bien el dificultar la identificación de su origen, su incautación
o decomiso ya no es parte integrante del tipo objetivo si es parte integrante de los objetivos del
tipo, esto es, como parte de la tipicidad subjetiva.
Para la conformación en cuanto al tipo objetivo se refiere basta la conversión o transferencia del
objeto material del delito, en este caso del dinero, bienes, efectos o ganancias, los mismos que
deben tener un origen ilícito, teniendo como fin, pero ya no como parte de su resultado típico
objetivo, el dificultar la identificación de su origen, su incautación o decomiso.

En cuanto a su tipicidad subjetiva, se admite tanto el conocimiento del origen ilícito del objeto
material del delito que se convertía o transfería como de aquel que debía presumir el mencionado
origen ilícito. Conforme se puede apreciar, justamente en lo último señalado, lo descrito
anteriormente en nuestra primera ley penal de lavado como “puede presumir”, es sustituido por
nuestra segunda ley penal de lavado por el de “debía presumir”.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regula, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 8 ni mayor de 15 años), y la pena multa (120
a 350 días multa).

5.2. LOS ACTOS DE OCULTAMIENTO O TENENCIA COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN


OBJETIVA DEL COMPORTAMIENTO: LA EXCLUSIÓN DEL ELEMENTO DIFICULTAR LA
IDENTIFICACIÓN DE SU ORIGEN, SU INCAUTACIÓN O DECOMISO, SEA COMO PARTE DEL
RESULTADO OBJETIVO TÍPICO O DE LA TENDENCIA INTERNA TRANSCENDENTE

Nuestra nueva ley penal de lavado de activos, Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de abril de 2012,
fue modificado por medio del Decreto Legislativo N° 1249 del 26 de noviembre de 2016,
manteniendo las modalidades típicas de ocultamiento o tenencia, teniendo como parte su
estructura típica objetiva los siguientes verbos rectores: adquirir, utilizar, guardar, administrar,
custodiar, recibir, ocultar o mantener en su poder. A estos verbos rectores se le suma e integra,
como elemento nuevo, el poseer.

Si bien, conforme a la primera ley penal de lavado de activos, el dificultar la identificación de su


origen, su incautación o decomiso era parte integrante de su resultado típico (tipicidad objetiva), o,
conforme a la segunda ley penal de lavado de activos, el dificultar la identificación de su origen, su
incautación o decomiso fue configurado como tendencia interna trascendente o finalidad (como
elemento subjetivo adicional al dolo que integraba la tipicidad subjetiva), sin embargo, de acuerdo
al Decreto Legislativo N° 1249 del 26 de noviembre de 2016 que modifico Decreto Legislativo N°
1106 del 19 de abril de 2012, tal elemento ha desaparecido, sea como parte del resultado objetivo
típico o de la tendencia interna transcendente respectivamente. De acuerdo a lo que se explica, la
nueva estructura típica admite su forma dolosa, al cual se le suprimió la finalidad o tendencia
interna transcendente del dificultar la identificación de su origen, su incautación o decomiso.

Para la conformación en cuanto a tipo objetivo se refiere basta adquirir, utilizar, poseer, guardar,
administrar, custodiar, recibir, ocultar o mantener en su poder el objeto material del delito, en este
caso del dinero, bienes, efectos o ganancias, los mismos que deben tener un origen ilícito, no
teniendo necesariamente como finalidad, ahora, el dificultar la identificación de su origen, su
incautación o decomiso.

En cuanto a su tipicidad subjetiva, se admite tanto el conocimiento del origen ilícito del objeto
material del delito que se adquiere, utiliza, posee, guarda, administra, custodia, recibe, oculta o
mantiene en su poder, como de aquel que debía presumir el mencionado origen ilícito. Conforme
se puede apreciar, lo descrito anteriormente en nuestra primera ley penal de lavado como “puede
presumir”, es sustituido por nuestra segunda ley penal de lavado por el “debía presumir”, el mismo
que fue ratificado con la modificatoria señalada.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regula, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 8 ni mayor de 15 años), y la pena multa (120
a 350 días multa).
5.3. LOS ACTOS DE TRANSPORTE, TRASLADO, INGRESO O SALIDA POR TERRITORIO
NACIONAL DE DINERO EN EFECTIVO O TÍTULOS VALORES DE ORIGEN ILÍCITO, COMO
PARTE DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA DEL COMPORTAMIENTO, ASÍ COMO LA TENDENCIA
INTERNA TRASCENDENTE DEL DIFICULTAR LA IDENTIFICACIÓN DE SU ORIGEN, SU
INCAUTACIÓN O DECOMISO, COMO PARTE DE LA IMPUTACIÓN SUBJETIVA

Conforme se pudo describir en líneas anteriores, el legislador nacional, con la nueva ley penal de
lavado de activos previsto en el Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de abril de 2012, decide
regular, en un tipo penal autónomo, los actos de transporte, traslado, ingreso o salida por territorio
nacional de dinero en efectivo o títulos valores de origen ilícito (artículo 3).

Este concreto tipo penal fue modificado por medio del Decreto legislativo N° 1249 del 26 de
noviembre de 2016, en el que a los verbos rectores de transportar, trasladar, hacer ingresar o
hacer salir, se agrega que el objeto material del delito (dinero en efectivo o instrumentos
financieros negociables emitidos “al portador”) puede ser llevado consigo o por cualquier medio.
Consideramos que la especificación del llevar consigo o por cualquier medio, sea transportando,
trasladando, haciendo ingresar o haciendo salir del territorio nacional, se encuentra demás o en
todo caso no era necesario que se lo prevea/describa en forma literal. Sin la modificatoria
señalada, igualmente se podía interpretar que tales conductas típicas se podían cometer llevando
consigo o por cualquier medio el objeto material, ello sin violar el principio de legalidad penal.

Esta nueva modalidad típica de transporte, traslado, ingreso o salida por territorio nacional de
dinero en efectivo o títulos valores de origen ilícito, prevé el dificultar la identificación de su origen,
su incautación o decomiso como parte de su tipicidad subjetiva, es decir, como tendencia interna
transcendente o finalidad y no como resultado típico objetivo.

Esta estructura típica admite su forma dolosa, al cual se le agrega la finalidad o tendencia interna
transcendente del dificultar la identificación de su origen, su incautación o decomiso, no
requiriéndose, para su consumación formal, que tal objetivo o intención sea materializado en la
realidad, siendo que si tal fin se concretiza sería parte integrante del agotamiento delictual. Si bien
el dificultar la identificación de su origen, su incautación o decomiso no es parte integrante del tipo
objetivo si es parte integrante de los objetivos del tipo, esto es, como parte de la tipicidad subjetiva.

Para la conformación en cuanto al tipo objetivo se refiere basta el transporte, traslado, hacer
ingresar o hacer salir por territorio nacional del objeto material del delito, en este caso del dinero en
efectivo o instrumentos financieros negociables emitidos “al portador”, los mismos que deben tener
un origen ilícito, teniendo como fin, pero no como parte de su resultado típico objetivo, el dificultar
la identificación de su origen, su incautación o decomiso.

En cuanto a su tipicidad subjetiva, se admite tanto el conocimiento del origen ilícito del objeto
material del delito que se transporta, traslada, hace ingresar o hace salir por territorio nacional,
como de aquel que debía presumir el mencionado origen ilícito.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regula, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 8 ni mayor de 15 años), y la pena multa (120
a 350 días multa).

En síntesis, esta modalidad delictiva expresa, desde sus caracteres fenomenológicos, en actos de
fomento, colaboración o ayuda, que si se les tuviera que apreciar solo naturalísticamente,
constituirían aparente actos de participación criminal, sin embargo, desde una perspectiva
normativa, estas son valoradas por el legislador elevadas a la categoría de autoría delictiva 2.

2
Cfr. MENDOZA LLAMACPONCCA, Fidel Nicolás. “Discusión en torno al autolavado y problemática sobre la actuación
de los abogados frente al lavado de activos”. En: El Delito de Lavado de Activos. Editorial Gaceta Jurídica – Gaceta Penal y
Procesal Penal, Lima – Perú, abril de 2018, p. 283.
5.4. LAS CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES Y ATENUANTES ESPECÍFICAS

Si bien el Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de abril de 2012 fue modificado por medio del Decreto
Legislativo N° 1249 del 26 de noviembre de 2016, sin embargo, en lo que se refiere al ámbito de
las circunstancias agravantes y atenuantes no se efectuó ningún cambio al respecto, por lo que,
nos referiremos a lo señalado anteriormente.

La nueva ley penal de lavado de activos regula, como parte integrante del tipo agravado,
nuevamente las clásicas circunstancias agravantes específicas de distinto grado o nivel.

Dentro del primer grado o nivel de circunstancias agravantes específicas se encuentran las
siguientes: Cuando el agente utilice o se sirva de su condición de funcionario público o de agente
del sector inmobiliario, financiero, bancario o bursátil; cuando el agente cometa el delito en calidad
de integrante de una organización criminal; y, cuando el valor del dinero, bienes, efectos o
ganancias involucrados sea superior al equivalente a quinientas (500) Unidades Impositivas
Tributarias. Para estos supuestos se tiene previsto, como pena conjunta, una pena privativa de la
libertad no menor de 10 ni mayor de 20 años, así como 365 a 730 días multa.

Dentro del segundo grado o nivel de circunstancia agravante específica se encuentra la siguiente:
Cuando el dinero, bienes, efectos o ganancias provienen de la minería ilegal, tráfico ilícito de
drogas, terrorismo, secuestro, extorsión o trata de personas. Para este supuesto ya no se
encuentran los delitos contra el patrimonio cultural, en donde más bien se prevé el delito de
minería ilegal, delito último que recién se incorpora a nuestro ordenamiento jurídico penal por
medio del Decreto legislativo N° 1102 del 29 de febrero de 2012. Como no se especifica el verbo
rector concreto de lavado, cabe aplicar esta agravante para todas sus formas típicas, sean para los
actos de conversión o transferencia, ocultamiento o tenencias, así como el transporte, traslado,
ingreso o salida por territorio nacional de dinero o títulos valores de origen ilícito. Para este
supuesto se tiene previsto una pena privativa de la libertad no menor de 25 años, entendiéndose
como pena máxima 35 años, siguiéndose para ello una interpretación sistemática conforme al
artículo 29° del Código Penal.

En cuanto a las circunstancias atenuantes o tipos atenuados del delito de lavado de activos, se
prevén las siguientes: Cuando el valor del dinero, bienes, efectos o ganancias involucrados no sea
superior al equivalente a cinco (5) Unidades Impositivas Tributarias; Cuando a quien proporcione a
las autoridades información eficaz para evitar la consumación del delito, identificar y capturar a sus
autores o partícipes, así como detectar o incautar los activos objeto de los actos descritos en los
artículos 1º, 2º y 3º del presente Decreto Legislativo. Para este supuesto se tiene previsto, como
pena conjunta, una pena privativa de la libertad no menor de 4 ni mayor de 6 años, así como 80 a
110 días multa.

Conforme se pudo comentar en líneas anterior, el hecho de que se prevea, así sea como tipo
atenuado, el supuesto cuando el valor del dinero, bienes, efectos o ganancias originadas
delictivamente y que sean objeto de una operación de lavado no sea superior al equivalente a
cinco (5) Unidades Impositivas Tributarias, hace asumir y entender que en nuestro ordenamiento
jurídico penal cualquier actividad delictiva o criminal previa puede ser fuente del posterior acto de
lavado, obviamente con la excepción del delito de receptación que se encuentra expresamente
excluido, así como que lo producido o generado no tiene necesariamente vinculación con algún
monto mínimo de valor patrimonial, situación que deberá ser materia de análisis en cada caso en
concreto por el órgano judicial, sin perjuicio de la expedición de alguna sentencia casatoria o
acuerdo plenario que busque pronunciarse sobre el tema. Dentro de una interpretación de lege
lata, la actividad criminal previa del blanqueo no se encuentra relacionada necesariamente ni con
delitos graves ni con delitos que tenga una alta punibilidad.
5.5. EL DELITO DE OMISIÓN DE COMUNICACIÓN DE OPERACIONES O TRANSACCIONES
SOSPECHOSAS

Si bien la nueva ley penal de lavado de activos previsto a través del Decreto Legislativo N° 1106
del 19 de abril de 2012 fue modificado por medio del Decreto Legislativo N° 1249 del 26 de
noviembre de 2016, sin embargo, en cuanto a la estructura típica y punibilidad del delito de omisión
de comunicación de operaciones o transacciones sospechosas se mantuvo exacta, por lo que, a
continuación describimos lo señalado anteriormente, en donde se ratifica la incorporación de su
modalidad culposa.

Como una modalidad de delito de omisión pura o propia se encuentra el tipo penal de omisión de
comunicación de operaciones o transacciones sospechosas, en el que si bien, aparentemente, se
encontraría regulado como un delito común o impersonal, sin embargo, conforme a su estructura
típica, es un delito de carácter especial, en el que se requiere que una persona concreta,
normalmente el denominado oficial de cumplimiento de un sujeto obligado, incumpla sus
obligaciones funcionales o profesionales, por medio de la omisión de comunicar a la autoridad
competente, como el caso de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF-Perú), las transacciones u
operaciones sospechosas que se hubiere detectado, según las leyes y normas reglamentarias.

Como todo delito de omisión pura o propia, la estructura de la tipicidad objetiva de este delito se
encuentra conformado por los siguientes elementos: la descripción de la situación típica, que es la
situación que genera o que hace surgir la obligación de actuar en determinada manera (la
detección de las transacciones u operaciones sospechosas); la no realización del comportamiento
esperado y determinado (la omisión de comunicar a la autoridad competente); y, la capacidad y
posibilidad de haber realizado el comportamiento esperado (cumplimiento de las obligaciones
funcionales o profesionales por medio de la comunicación a la autoridad competente de las
transacciones u operaciones sospechosas).

Este es un delito cuya imputación objetiva del comportamiento se cumple o consuma con la simple
omisión o incumplimiento de lo que se debió cumplir conforme a las obligaciones funcionales o
profesionales, no requiriéndose la existencia de una imputación objetiva de resultado lesivo o de
peligro concreto. Conforme a la tipicidad subjetiva, es un delito evidentemente doloso,

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito o penalidad, se regulaba, como pena
conjunta, la pena privativa de la libertad (no menor de 4 ni mayor de 8 años), la pena multa (120 a
350 días multa) y la pena de inhabilitación (no mayor de 6 años, de conformidad con los incisos 1),
2) y 4) del Artículo 36 del Código Penal).

Como una novedad introducida por la nueva ley penal de lavado de activos y ratificada por esta
modificatoria, se encuentra la modalidad de omisión culposa de la comunicación de transacciones
u operaciones sospechosas, cometido por el mismo sujeto activo previsto para la forma dolosa. Es
el primer delito de omisión pura o propia que se regula, obviamente en forma expresa de acuerdo a
lo ordenado por el artículo 12° del Código Penal, en su modalidad culposa. Normalmente los
delitos culposos se caracterizan por presentar, en su estructura típica, tanto una imputación
objetiva del comportamiento (conducta manifestada en una infracción del deber objetivo de
cuidado) y una imputación objetiva de resultado (resultado lesivo o de peligro concreto como
consecuencia de la infracción del deber objetivo de cuidado), sin embargo, esta omisión culposa de
la comunicación de transacciones u operaciones sospechosas, no requiere que exista, para su
consumación formal, la presencia de un resultado lesivo o de peligro concreto, bastando la simple
omisión de comunicación a la autoridad competente. Con respecto a la penalidad, se regula, como
pena conjunta, la pena multa (80 a 150 días multa) y la pena de inhabilitación (1 a 3 años, de
conformidad con los incisos 1), 2) y 4) del Artículo 36 del Código Penal).
5.6. EL DELITO DE REHUSAMIENTO, RETARDO Y FALSEDAD EN EL SUMINISTRO DE
INFORMACIÓN

Si bien el Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de abril de 2012 fue modificado a través del Decreto
Legislativo N° 1249 del 26 de noviembre de 2016, sin embargo, en lo que se refiere al novedoso
delito de rehusamiento, retardo y falsedad en el suministro de información se mantiene su vigencia
y su propia estructura típica, por lo que, a continuación describiremos lo señalado anteriormente.

Esta nueva modalidad delictiva es una suerte de, por un lado, delito contra la administración
pública, así como de, por otro lado, delito contra fe pública pero en forma más específica.

Este delito se encuentra estructurado como un delito común o impersonal por encontrarse
redactado por medio de “El que (…)”, el mismo que consiste en rehusar o retardar suministrar a la
autoridad competente, la información económica, financiera, contable, mercantil o empresarial que
le sea requerida, en el marco de una investigación o juzgamiento que pueda existir por el delito de
lavado de activos, o, cuando deliberadamente se presta la información de modo inexacto o se
brinda información falsa. La alusión que se hace con respecto a que la información requerida debe
encontrarse en el marco de una investigación o juzgamiento que pueda existir por el delito de
lavado de activos, implica encontrarnos en el desarrollo de un proceso penal.

La intervención delictual del sujeto activo deberá ser apreciada, en cada caso en concreto y como
presupuesto, en la previa información económica, financiera, contable, mercantil o empresarial que
ostente la persona requerida por parte de la autoridad competente, rehusándose o retardándose en
suministrar la peculiar información, así como cuando se presta información en forma inexacta o
falsa.

En lo que se refiere a la consecuencia jurídica del delito, se prevé, como pena conjunta, pena
privativa de la libertad (no menor de 2 ni mayor de 4 años), pena multa (50 a 80 días multa) y pena
de inhabilitación (no mayor de 3 años de conformidad con los incisos 1), 2) y 4) del artículo 36° del
Código Penal).

Como circunstancia agravante específica de esta novedosa delictiva se encuentra referida cuando
la conducta descrita se realiza en el marco de una investigación o juzgamiento por delito de lavado
de activos vinculado a la minería ilegal o al crimen organizado, así como cuando el valor del dinero,
bienes, efectos o ganancias involucrados es superior al equivalente a quinientas (500) Unidades
Impositivas Tributarias. Con respecto a la consecuencia jurídica del delito, se establece, como
pena conjunta, pena privativa de libertad (no menor de 3 ni mayor de 5 años), pena multa (80 a
150 días multa) y pena de inhabilitación (no mayor de cuatro años, de conformidad con los incisos
1), 2) y 4) del artículo 36º del Código Penal).

5.7. LA MEDIDA COERCITIVA REAL DE LA INCAUTACIÓN Y DE LA CONSECUENCIA


ACCESORIA DEL DECOMISO DEL OBJETO MATERIAL DEL DELITO DE LAVADO DE
ACTIVOS

Si bien el Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de abril de 2012 fue modificado a través del Decreto
Legislativo N° 1249 del 26 de noviembre de 2016, sin embargo, en lo que se refiere a la facultad
que tiene el Juez en disponer, por un lado, la incautación, así como, por otro lado, el decomiso del
dinero, bienes, efectos o ganancias involucrados, esto conforme al artículo 102° de Código Penal,
se mantiene su vigencia, por lo que, a continuación describiremos lo señalado anteriormente.

Para este caso, la incautación debe ser considerada como una medida coercitiva de carácter real,
en tanto que el decomiso como una consecuencia jurídica del delito en la modalidad de
consecuencia accesoria. Sea la incautación o decomiso del dinero, bienes, efectos ganancias
involucrados, estamos hablando del objeto de origen delictivo generado por la actividad criminal
previa, que se entiende que es pate de una operación de lavado de activos.
Debe tenerse en cuenta que, conforme al artículo 102° del Código Penal, el Juez, resuelve el
decomiso, entre otros supuestos, de los objetos del delito cuando, atendiendo a su naturaleza, no
corresponda su entrega o devolución, así como de los efectos o ganancias del delito, cualesquiera
sean las transformaciones que estos hubieren podido experimentar, determinando el traslado de
dichos bienes a la esfera de titularidad del Estado.

En lo que se refiere a lo denominado jurídicamente como mezcla, se sostiene que cuando los
efectos o ganancias del delito se hayan mezclado con bienes de procedencia lícita, procede el
decomiso hasta el valor estimado de los bienes ilícitos mezclados, salvo que estos bienes de
procedencia lícita hubiesen sido utilizados como medios o instrumentos para ocultar o convertir los
bienes de ilícita procedencia, en cuyo caso procederá el decomiso de ambos tipos de bienes, como
una suerte de decomisar un instrumento delictual no por su origen, que puede ser lícito, sino por su
destino.

Como una posición subsidiaria o complementaria, se apunta que si no fuera posible el decomiso de
los efectos o ganancias del delito porque han sido ocultados, destruidos, consumidos, transferidos
a tercero de buena fe y a título oneroso o por cualquier otra razón análoga, el Juez dispone el
decomiso de los bienes o activos de titularidad del responsable o eventual tercero, por un monto
equivalente al valor de dichos efectos y ganancias.

5.8. LAS REGLAS DE LA INVESTIGACIÓN PENAL

Si bien nuestra nueva ley penal de lavado de activos, Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de abril
de 2012, fue modificado por medio del Decreto Legislativo N° 1249 del 26 de noviembre de 2016,
sin embargo, en cuanto a las reglas de investigación se mantuvieron exactas, por lo que, a
continuación describimos lo señalado anteriormente.

Como parte de las reglas procesales, propiamente de la investigación penal, se regula en esta
nueva legislación punitiva modificada la facultad de poderse levantar el secreto bancario, la reserva
tributaria y la reserva bursátil, describiéndose que es el Fiscal el que podrá solicitarlo al Juez. Con
esta nueva normatividad modificada, ya no se hace mención que el pedido tendrá que realizarlo
concreta y exclusivamente el máximo representante del Ministerio Público, es decir, el Fiscal de la
Nación, sino el Fiscal, entendiéndose como regla general al Fiscal Provincial que dirija o conduzca
la investigación preparatoria del proceso penal común conforme al Código Procesal Penal,
pudiéndose ser también el Fiscal Superior, el Fiscal Supremo o el propio Fiscal de la Nación en
tanto se encuentre aplicando el proceso especial por razón de la función pública, cambio que
implica darle mayor viabilidad aplicativa en cuanto a su pedido, requerimiento fiscal que siempre
deberá estar bajo control de la decisión del Juez.

Se coloca como candado interpretativo que la información obtenida en estos casos sólo debía ser
utilizada en relación con la investigación de los hechos de relevancia penal que la motivaron.

5.9. LA AUTONOMÍA DEL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS Y LA PRUEBA INDICIARIA

Con esta nueva legislación penal modificada se hizo expresa mención del carácter autónomo del
delito de lavado de activos, resaltándose que para su investigación, procesamiento y sanción, no
es necesario que las actividades criminales que produjeron el dinero, bienes, efectos o ganancias,
hayan sido descubiertas, se encuentren sometidas a investigación, proceso judicial o hayan sido
previamente objeto de prueba o de sentencia condenatoria. Conforme se puede apreciar, a la
investigación y procesamiento autónomo, se le añade la sanción.

Además, el conocimiento del origen ilícito que tiene o que debía presumir el agente del delito de
lavado de activos, corresponde a actividades criminales como los delitos de minería ilegal, el tráfico
ilícito de drogas, el terrorismo, el financiamiento del terrorismo, los delitos contra la administración
pública, el secuestro, el proxenetismo, la trata de personas, el tráfico ilícito de armas, tráfico ilícito
de migrantes, los delitos tributarios, la extorsión, el robo, los delitos aduaneros o cualquier otro con
capacidad de generar ganancias ilegales, con la excepción del delito contra el patrimonio en la
modalidad de receptación. Con esta legislación modificada lo especificado como “ilícito” se
corresponde o vincula con lo que denomina actividades criminales, pudiendo ser cualquier otro con
capacidad de generar ganancias ilegales, teniendo como única excepción el delito de receptación,
agregándose en el catálogo el delito de financiamiento del terrorismo.

Se menciona que el origen ilícito que conoce o debía presumir el agente del delito podrá inferirse
de los indicios concurrentes en cada caso, resaltándose con ello la importancia de la prueba
indiciaria. Este origen ilícito que conoce u origen ilícito que debía presumir se concuerda con la
actual tipicidad subjetiva que se regulaba para los delitos de lavado de activos.

Con esta nueva legislación modificada se decide reiterar la regulación expresa de la punibilidad del
autolavado/autoblanqueo, pero ahora bajo los términos de que también podrá ser considerado
autor del delito y por tanto sujeto de investigación y juzgamiento por lavado de activos, quien
ejecutó o participó en las actividades criminales generadoras del dinero, bienes, efectos o
ganancias.

5.10. LA ACTUACIÓN EXCEPCIONAL DE LAS FUERZAS ARMADAS EN AUXILIO DEL


MINISTERIO PÚBLICO

Si bien nuestra nueva ley penal de lavado de activos, Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de abril
de 2012, fue modificado por medio del Decreto Legislativo N° 1249 del 26 de noviembre de 2016,
sin embargo, en cuanto a la actuación excepcional de las fuerzas armadas en auxilio del Ministerio
Público, se mantuvieron exactas, por lo que, a continuación describimos lo señalado anteriormente.

En los lugares de difícil acceso que implique además la ausencia de efectivos suficientes de la
Policía Nacional del Perú o sin logística o infraestructura necesaria, el Fiscal en su calidad de titular
del ejercicio de la acción penal, puede excepcionalmente solicitar la intervención de las Fuerzas
Armadas para las acciones de interdicción de la minería ilegal, lavado de activos u otras formas de
crimen organizado. Las Fuerzas Armadas en el marco de lo dispuesto por la Constitución Política
del Perú, el Decreto Legislativo Nº 1100 y la presente normatividad, colaborará con el Ministerio
Público para asegurar el cumplimiento de lo señalado, intervención que no debe implicar en modo
alguno la restricción, suspensión, ni afectación de los derechos fundamentales.

5.11. LA PROHIBICIÓN DE LOS BENEFICIOS PENITENCIARIOS

Si bien nuestra nueva ley penal de lavado de activos, Decreto Legislativo N° 1106 del 19 de abril
de 2012, fue modificado por medio del Decreto Legislativo N° 1249 del 26 de noviembre de 2016,
sin embargo, en cuanto a la prohibición de los beneficios penitenciarios se mantuvieron exactas,
por lo que, a continuación describimos lo señalado anteriormente.

Esta normatividad reguló, para los condenados por el delito de lavado de activos bajo la
circunstancia agravante específica cuando el dinero, bienes, efectos o ganancias provienen de la
minería ilegal, tráfico ilícito de drogas, terrorismo, secuestro, extorsión o trata de personas, la
prohibición en el acogimiento de los beneficios penitenciarios de redención de la pena por el
trabajo y la educación, semilibertad y liberación condicional, existiendo la posibilidad en el
acogimiento en las demás modalidades básicas y agravadas.
5. LA ACTUAL LEY PENAL DE LUCHA EFICAZ CONTRA EL LAVADO DE ACTIVOS Y OTROS
DELITOS RELACIONADOS A LA MINERÍA ILEGAL Y CRIMEN ORGANIZADO – DECRETO
LEGISLATIVO N° 1106 DEL 19 DE ABRIL DE 2012, MODIFICADO POR MEDIO DE DECRETO
LEGISLATIVO N° 1367 DEL 29 DE JULIO DE 2018

Nuestra nueva ley penal de lavado de activos regulado por medio del Decreto Legislativo N° 1106
del 19 de abril de 2012, no solo fue modificado por el Decreto Legislativo N° 1249 del 26 de
noviembre de 2016, sino que además fue modificado a través del Decreto Legislativo N° 1367 del
29 de julio de 2018.

En lo que se refiere a esta última modificatoria, todas las modalidades delictivas básicas del delito
lavado de activos han sufrido cambios exclusivamente en el ámbito de las consecuencias jurídica
del delito, en este caso de la pena.

A la ya regulada pena conjunta, que comprende la pena privativa de la libertad (no menos de 8 ni
mayor de 15 años) y la pena multa (120 a 350 días multa), se le agrega la pena de inhabilitación de
conformidad con los incisos 1), 2) y 8) del artículo 36° del Código Penal, sea para las modalidades
de conversión o transferencia, ocultamiento o tenencia, así como para el transporte, traslado,
ingreso o salida por territorio nacional de dinero o títulos valores de origen ilícito.

También podría gustarte