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Antes y después del destierro profeta Isaías

Isaías vivió en el siglo VII a. C, unos años antes del destierro. Es el profeta mesiánico, cuya
palabra golpea y consuela. Le toco vivir la tiranía de Asiria que conquisto primero el norte
de Palestina y luego Jerusalén. Es un profeta de ciudad y participa activamente en los
asuntos de la clase dirigente. Interviene enérgicamente contra la irrupción de Judá y
Jerusalén.

Isaías ejerció un influjo muy profundo, con importantes recuperaciones en los


acontecimientos del reino de Judá a lo largo de cuatro décadas, la amplitud de su mensaje
y el acierto de sus oráculos le ganaron un gran prestigio como profeta y como persona.

Otro momento importante que se destaca en la redacción del libro de Isaías, es el de la


cautividad en Babilonia, cuando los desterrados están inquietos ante la expectativa del
retorno a su tierra.

Cuando los israelitas tiene 30 años en el exilio se enteran de las noticia del rey Ciro de
Persia y Babilonia queda rodeada por el poder de persa mientras se ve envuelta en luchas
interiores de carácter político y religioso.

El contexto de la segunda parte del libro narra la desesperanza de los desterrados y el


temor de que hubiera caídos en tentación al pensar que el Señor les había abandonado.

Llega el momento en que Dios quiere consolar a su pueblo.

El profeta movido por Dios, tendrá que dar razón de la conducta del Señor , que primero
libero a Israel de Egipto y después dejo de en la servidumbre.

El profeta anuncia el retorno a la tierra como un nuevo éxodo comienza a hablar de


esperanza.

Primer Isaías, del capítulo 1-39 antes del exilio.

Segundo Isaías, del capítulo 40- 55 durante el exilio.

Tercer Isaías, del capítulo 56- 66 después del exilio….


Reflejan otro momento histórico. Se trata de la situación vivida en Judá a la vuelta del
destierro, cuando los deportados regresan, se encuentran con circunstancias terriblemente
precarias y duras. El país está desecho, y los que se habían quedado ven amenazadas sus
posiciones y su bienestar.

El entusiasmo de los repatriados, pronto se enfrió ante la cruda realidad de una tierra
desbastada, que había de ser reconstruida en todo los órdenes.

Junto con denuncias proféticas e infidelidades de vicios y del culto meramente externo,
encontramos visiones y esperanzas y de ánimo para perseverar durante la crisis de Judá en
época babilónica.

Los oráculos del tercer Isaías se orientan cada vez más hacia horizontes que trascienden las
condiciones de la historia meramente humana y se proyectan en unos cielos nuevos y una
tierra nueva , precedida por la gloria del señor en la nueva Jerusalén, a donde acudirán las
naciones de la tierra como hacia la luz y la esperanza

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