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Incorporación y constitución del Ideal del yo: La posibilidad de un cuerpo /

Incorporation and the constitution of Ego Ideal: the possibility of body // Por Nora María Bolis

Incorporación y constitución
del Ideal del yo: La posibilidad
de un cuerpo
Incorporation and the constitution of
Ego Ideal: the possibility of body
Por Nora María Bolis

RESUMEN SUMMARY
En el siguiente trabajo intentaremos In the following work we will try to show
mostrar un recorrido sobre el concepto a way of interpretation about Freud’s
de identificación primaria o primordial concept of the Primary Identification
en Freud, y ciertas formulaciones de and Lacan’s certain formulations on
Lacan sobre el Ideal del yo en relación the Ego Ideal in relation to the body.
al cuerpo. Encontramos en nuestra We find in our reading that the concept
lectura que el concepto de Ideal del of Ego Ideal , both in Freud and Lacan,
Yo, tanto en Freud como en Lacan, allws us to articulate the incorporation
nos permite articular la incorporación as the fundamental operation of the
como operación fundante de la identi- Primary Identification with the prob-
ficación primordial con la problemática lems of the body.
del cuerpo. The Freudian notion of incorporation,
La noción freudiana de incorporación, its dark points and the reading that
sus puntos oscuros y la lectura que Lacan realizes, articulating the Prima-
realiza Lacan, articulando la identifica- ry Identification with the possibility that
ción primordial con la posibilidad de the body is constituted as such; they
que el cuerpo se constituya como tal, will be the threads that lead our inter-
serán los hilos que conduzcan nuestra rogation.
interrogación.
Key words: Ego Ideal - Primary iden-
Palabras clave: Ideal del yo - Identifi- tification - Incorporation - Body - Voice
cación primaria - Incorporación - Cuer-
po - Voz

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Incorporation and the constitution of Ego Ideal: the possibility of body // Por Nora María Bolis

INTRODUCCIÓN ciones de Psicología de las masas y


En el siguiente trabajo intentaremos análisis del yo.
mostrar un recorrido sobre el concepto Nos detenemos en la aseveración de
de identificación primaria o primordial Lacan sobre la incorporación:
en Freud, y ciertas formulaciones de “...si se habla de incorporación, es
Lacan sobre el Ideal del yo en relación porque debe producirse algo a nivel
al cuerpo. Encontramos en nuestra del cuerpo” (Lacan, 1962, p. 169).1
lectura que el concepto de Ideal del
Yo, tanto en Freud como en Lacan, Afirmación que nos interesa indagar,
nos permite articular la incorporación por las implicancias que pueda tener
como operación fundante de la identi- en el marco de este seminario dedica-
ficación primordial con la problemática do al rasgo unario la articulación casi
del cuerpo. sin mediación, entre la incorporación
Lacan en su lectura del texto “Introduc- como operación específica de la iden-
ción del narcisismo”, en El Seminario 1. tificación primordial y el cuerpo.
Los escritos técnicos de Freud, en el
apartado “La tópica de lo imaginario”, La posibilidad de un cuerpo
designa como identificación especular En “El Seminario. Problemas cruciales
al acontecimiento inicial en la formación del psicoanálisis” (1964 -1965) Lacan
del yo, y pone en relación de un modo resalta el carácter enigmático de la
estructural al narcisismo primario y se- identificación primordial en el texto Psi-
cundario definidos por Freud. Así dife- cología de las masas y análisis del yo y
rencia y ordena en función de los regis- su dimensión mítica en la opacidad de
tros imaginario y simbólico, las instan- la operación que la define, la incorpora-
cias del yo ideal y del Ideal del yo. ción. Encontramos aquí una primera re-
Es justamente la instancia del Ideal del lación entre Ideal del yo y cuerpo, a pro-
Yo, la que nos conduce en este reco- pósito de la incorporación:
rrido teórico de los conceptos de incor- “En el momento en que se trata de
poración e identificación primordial y la referencia primordial, la más mí-
algunas especificaciones de Lacan re- tica se podría decir, y no nos equi-
feridas al estadio del espejo y en este vocaríamos al decir la más ideali-
movimiento a pensar la posibilidad de zante, en tanto es ella quien estruc-
conformación de un cuerpo. tura la función del Ideal del yo, refe-
Por otro lado, tomamos como referen- rencia primordial que se hace sobre
cias principal para nuestra lectura las la evocación de un cuerpo” (Lacan,
afirmaciones de Lacan sobre la incor- 1965, p. 86)2
poración, en “El Seminario 12. Proble-
mas cruciales del psicoanálisis”, sin Pero… ¿qué es lo que se pone en jue-
dejar de anotar un señalamiento reali- go del cuerpo en este momento mítico
zado en “El Seminario 9. La Identifica- de la incorporación? Más adelante dice:
ción”, donde Lacan va a tocar, aunque “...es el ser del otro el que está aquí
muy acotadamente, el tema de la iden- a consumir que es asimilado bajo la
tificación primordial, y más específica- forma por la cual se reduce el ser del
mente el capítulo sobre las identifica- cuerpo. Lo que se nutre en el cuerpo

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de este ser se presenta como lo más su posibilidad de ser tocado. Un cuer-
inasible de él, lo que nos reenvía po es extensión y es exposición, un
siempre a la esencia ausente del cuerpo consiste en exponerse.
cuerpo” (Lacan, 1965, p. 86). Nancy postula la necesariedad de un
discurso sobre el cuerpo que toque el
El soporte de esta incorporación es el cuerpo y que sea tocado por la inte-
cuerpo, el cuerpo como extensión. En- rrupción de sentido que es el cuerpo.
tonces Lacan pone en relación térmi- No se trataría de elaborar un discurso
nos utilizados por Freud en diversos sobre el cuerpo que de sentido al cuer-
momentos: la comida totémica, el ser po, al cuerpo como “objeto” de ese dis-
del padre, la constitución del Ideal del curso. Lo abierto del cuerpo es el ser
yo, con el cuerpo. Esta relación del tocado por el discurso como lo incor-
Ideal con el cuerpo, sólo podría articu- póreo.
larse a partir del estadio del espejo, sin “Para Aristóteles el alma es el cuerpo
embargo Lacan ya la ubica en la iden- fuera de sí” (Nancy, 1994), el alma en
tificación primaria. ¿Entonces a qué la tradición filosófica es eso otro que el
del cuerpo alude esta operación fun- cuerpo es para sí mismo. Aristóteles al
dante? definir el alma como forma la está
En nuestra lectura tomaremos como planteando como la diferencia de sí
referencia la conferencia de Jean Luc que hace el cuerpo, la diferencia del
Nancy sobre “el alma” en Aristóteles, cuerpo con el cuerpo. Si hay un cuer-
cuyo análisis sobre el cuerpo como “lo po hay una forma, no es una simple
abierto” y las consecuencias que extrae exterioridad. Forma quiere decir que el
de ello nos permiten inferir algunas ar- cuerpo se articula en relación a otra
ticulaciones en Freud entre la identifica- cosa que él mismo.
ción primordial como incorporación y El alma como forma es la palanca pa-
los conceptos de afirmación primordial ra hacer oír, ese afuera del cuerpo pa-
- bejahung- y expulsión - Ausstossung- ra él mismo. El cuerpo se siente, y es-
desarrollados en “La negación”. Con- te sentir ya supone un desde fuera,
ceptos re-trabajados por Lacan en la una diferencia con lo sintiente.
“Introducción” y la “Respuesta al co- Un cuerpo accede a él mismo como
mentario de J. Hyppolite sobre la Ver- fuera, desde afuera. El cuerpo como lo
neinung de Freud”, sobre dicho texto. dentro que se siente fuera. El sentir
Nancy trabaja la idea del cuerpo como requiere una exterioridad inexorable:
lo abierto. Desarrolla la diferencia en- “Es menester primero que yo esté
tre masa y cuerpo, a partir de la oposi- en exterioridad para tocarme. Y lo
ción entre lo cerrado y lo abierto. Lo que toco permanece en el afuera.
que no es cuerpo, es lo cerrado, en el Yo estoy expuesto a tocarme yo
sentido de lo penetrado de sí, lo cerra- mismo” (Nancy, 1994, p. 154).
do en sí y para sí. La masa como tal
es impenetrable, no puede ser “toca- Entonces para que haya cuerpo no só-
da”. Es el punto, sin extensión ni expo- lo cuenta el “hay” de la extensión, sino
sición. que ya está en juego la exposición, el
Lo que hace a un cuerpo ser cuerpo es darse a ver para otro. Un cuerpo no se

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constituye como tal sin la mirada del J. Hyppolitte sobre la Verneinung de


Otro como referencia necesaria. Freud”, lo formula de este modo: “sea
Desde esta perspectiva, la incorpora- dejado ser”.
ción de un fuera de sí, para sí, será la “Esta simbolización primera, Be-
condición necesaria y lógicamente an- jahung, incumbe a la relación del
terior para poder verse en la imagen sujeto con el ser y no con el mun-
especular, como otro. Es condición pe- do” (Lacan, 1966, p. 367).
ro no determina la alteridad inherente y
velada de la imagen en el espejo. Esto Podemos pensar el momento de la ex-
nos lleva al concepto de Ideal de Yo, pulsión como coincidente con la iden-
pero antes haremos un rodeo por la no- tificación primordial entendida como
ción de incorporación en Freud, en el conformación de un afuera, de una ex-
intento de pensar la identificación pri- terioridad originaria, por lo tanto exte-
mordial como origen del Ideal del Yo. rioridad interna, constitutiva. ¿Se trata-
ría de la misma operación?
Sobre la incorporación en Freud La incorporación que se pone en juego
Siguiendo a Freud en el artículo sobre en la identificación primordial como in-
“La negación”, en su construcción so- corporación de un vacío que hace mar-
bre la génesis de la función de atribu- ca, puede conjeturarse como efecto de
ción del juicio, establece la existencia una expulsión necesariamente articula-
de un yo placer originario que quiere da a la afirmación primordial como mar-
introyectarse todo lo bueno y arrojar ca de ese afuera que se conformó. Es-
de sí todo lo malo. Para que se cons- to significa entender la Identificación
tituya ese yo placer originario es nece- primordial como incorporación que no
sario un primer movimiento que invo- asimila, efecto de una expulsión inau-
lucra dos operaciones: la incorpora- gural del espacio psíquico.
ción (en este texto no se diferencia el El juicio de existencia posterior lógica-
término del de introyección) y el recha- mente al juicio de atribución instaura la
zo o expulsión -Ausstossung-. No hay repetición que permitirá el recorte del
incorporación si algo no queda expul- objeto, como objeto perdido. El yo pla-
sado, si algo no se define como no-yo. cer primordial prepara el advenimiento
Esa incorporación primera es la afir- de lo que se subjetivará como pérdida,
mación de algo -Bejahung- como per- ya que implica la constitución de un
teneciente al yo, o más bien confor- afuera irreductible -lo real- que es con-
mando esa primera realidad subjetiva, dición necesaria para la representa-
el yo placer originario, porque no pue- ción.3
de pensarse un yo anterior que incor- En “Pulsiones y sus destinos” Freud
pore, sino que el origen del yo es la (1915) describe este proceso del si-
incorporación y expulsión primera. guiente modo; inicialmente hay un yo
Se trata de la producción primera de realidad en el que el yo es lo placente-
una realidad, en el sentido de que algo ro y el mundo exterior lo indiferente.
adviene a la simbolización primera y No se produjo aún el rechazo. Luego
algo queda radicalmente excluido. La- se produce una escisión donde el yo
can en la “Respuesta al comentario de placer purificado, incorpora aquello del

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mundo exterior que le resulta placen- lo anterior, si es que tal instancia exis-
tero, y separa un resto que le es ajeno. te es una indiferenciación inicial, no
Del mismo modo produce un resto del hay allí subjetividad que introyecte, tal
yo expulsándolo, en tanto le resulta como retoma Lacan esta cuestión en
displacentero y es sentido como hostil. “El Seminario 12. Problemas cruciales
Lo externo, lo que es no-yo, es lo re- del psicoanálisis”:
chazado a partir de la experiencia de “Se trata de incorporación y nada
placer-displacer. Se trata de una incor- indica que sea lo que sea aquí se
poración y la producción de un resto y trate de poner en el activo de una
de una expulsión o rechazo, en el se- subjetividad... La incorporación re-
gundo caso, lo que queda como exte- side en que nadie está allí para sa-
rior no tendrá el carácter de lo ajeno, ber que ella se produce” (Lacan,
sino de lo hostil. En cierto modo, se 1965, p. 86).
trataría de dos especificidades dife-
rentes para lo que queda delimitado Retomando las postulaciones de Freud,
como no-yo. leemos que la incorporación es la ope-
No es lo mismo la alteridad de lo aje- ración específica de la identificación
no, lo que el yo desconoce radical- primordial al padre y el carácter enig-
mente, de aquello que el yo debe ex- mático de esta identificación va a remi-
pulsar. La hostilidad supone la posibi- tirnos al mito de la horda primitiva. Qué
lidad de un retorno, mientras que lo se consume allí: la fuerza del padre
ajeno podría permanecer como exte- primordial, en el mismo momento en el
rioridad radical, anterior a la posibili- que se destruye esa fuerza con su
dad de un retorno. asesinato. Freud acentúa a lo largo de
Entonces, la idea de incorporación en Tótem y tabú, insistentemente, la am-
Freud no se separa de la noción de bivalencia puesta en juego en la rela-
expulsión, de producción en este tiem- ción al padre. Lo que los hijos incorpo-
po primero de una exterioridad inasi- ran deben a su vez eliminarlo, destruir-
milable al yo. Este yo originario, prime- lo, para que esta incorporación sea
ro, no supone una anterioridad, ya que posible. La negatividad, que también
se constituye como tal a partir de esa será teorizada por Freud como la des-
primera operación de expulsión. En tructividad inherente al accionar de la
términos freudianos no hay posibilidad pulsión de muerte, está en el origen y
de una subjetividad si algo no se re- su rastro es la ambivalencia del com-
corta, se delimita como radicalmente plejo paterno.
ajeno. “Y ahora en el acto de la devoración,
En el origen del yo freudiano hay sus- consumaban la identificación con él,
tracción, hay producción de ajenidad cada uno se apropiaba de una parte
(no-yo) necesaria al yo placer, pero de su fuerza” (Freud, 1913, p. 144).
esa expulsión primera no es sin resto:
lo hostil al yo que debe ser rechazado. Entonces, lo que se devora, lo que se
La incorporación es entonces la posi- elimina con esa incorporación es el
bilidad de producción de una alteridad. padre primordial, padre omnipotente e
En este sentido podríamos pensar que idealizado, el que tenía acceso a todas

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las mujeres, el padre violento que ex- tatuto de la voz se pone en juego
pulsa a los varones cuando crecen. Ese cuando nos referimos al superyó?
padre es el que se elimina, y en su ase- En el capítulo “Los vasallajes del yo”,
sinato y posterior manducación se lo Freud explica la particular posición del
constituye como mítico. La incorpora- superyó respecto del yo, adjudicándo-
ción como búsqueda de identidad pro- lo al hecho de que su conformación no
duce la mayor alteridad, casi como una es de una sola vez, se produce en al
condición necesaria de lo originario. menos dos tiempos. Lo ordena de es-
Desde esa perspectiva entendemos a te modo, un primer momento de la
Freud en El yo y el ello, cuando ubica identificación inicial, allí donde todavía
la génesis del Ideal del yo en la identi- no hay un yo constituido, dice “el yo
ficación primaria al padre de la prehis- era todavía endeble” y un segundo
toria personal. La génesis del Ideal, es tiempo donde ya es herencia del com-
esa exterioridad necesaria para el ori- plejo de Edipo, es decir que ya está en
gen del yo freudiano, o más bien la juego la identificación secundaria, co-
condición del Ideal es la constitución mo identificación a un rasgo del objeto
de una exterioridad. Aquello de lo que de amor perdido. El superyó se exte-
se apropia en la incorporación es aje- rioriza esencialmente como crítica, de
no al yo, punto de inicio de la produc- allí su dimensión, su estatuto de voz o
ción de un vacío. de voces.
En este texto Freud utiliza el término En este mismo capítulo, vincula la faz
Ideal del yo para designar tanto al inconsciente del superyó, más preci-
Ideal del yo como al superyó. samente su conexión con el ello, con
Ambas instancias o como él las llama el carácter particular que toman las re-
diferenciaciones -marcas de exteriori- presentaciones palabra, lo oído, en la
dad- en el interior del yo, requieren de constitución de la instancia crítica:
esta instauración de una exterioridad “Ahora bien teniendo en vista la sig-
interna, pero su estatuto se diferencia. nificatividad que atribuimos a los
El Ideal del yo nos remite al narcisismo restos preconscientes de palabra
y a la posibilidad de conformación de en el yo, surge una pregunta: el su-
la imagen especular, mientras que el peryó, toda vez que es inconscien-
superyó nos remite a la voz, a la incor- te, ¿consiste en tales representa-
poración de la voz del Otro. La articu- ciones palabra, o en qué otra cosa?
lación de ambas instancias está en La respuesta es que el superyó no
esas dos frases que indican la “doble puede desmentir que proviene tam-
faz” del Ideal del yo. El Ideal se yergue bién de lo oído, es sin duda una
ante el yo como inalcanzable y plantea parte del yo, y permanece accesible
una tensión indisoluble cuyo fenóme- a la conciencia desde esas repre-
no más evidente es la crítica del su- sentaciones- palabra (conceptos,
peryó. abstracciones) pero la energía de
Pero al hablar de incorporación de la investidura no les es aportada a es-
voz del Otro, ¿qué es lo que se incor- tos contenidos del superyó por la
pora, o de qué dimensión estamos ha- percepción auditiva, la instrucción,
blando al decir voz del Otro? ¿Qué es- la lectura sino que la aportan las

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fuentes del ello” (Freud, 1923, p. 53). nes, incorporación de la voz resultante
de la represión inherente a la salida
Se trata de lo oído pero es otra cosa, del Edipo, Freud dice “fenómenos de
que las representaciones palabras, y la conciencia moral”.
este carácter de otra cosa, es otorga- Pero es aquí donde Freud ubica la
do por su investidura que remite a la desmezcla pulsional, lo no ligado por
conexión con el ello. Freud precisa Eros, lo que no se representa como
aquí metapsicológicamente el fenó- destrucción dirigida a un afuera del
meno de la conciencia moral, que ha- cuerpo. La desmezcla pulsional es ese
bía situado en “Introducción del narci- punto de fijación en el cuerpo de lo no
sismo”, como una instancia particular representable.
que mide la distancia entre el yo y el Es interesante hacer aquí una breve
Ideal y que se presentaba en última digresión trayendo una cita de Lacan
instancia, como voces. Es importante en la “Introducción al comentario de
destacar la heterogeneidad que esta- Jean Hyppolite…”, donde articula la
blece entre lo oído que es constitutivo negatividad originaria que Freud atri-
del superyó y las representaciones pa- buye a Thanatos, como negatividad
labra. Heterogeneidad otorgada por la propia de la entrada en el lenguaje, lo
investidura, es decir por el modo en que el lenguaje deja afuera del ser.
que eso se inscribe. Heterogeneidad “Así la muerte nos aporta la cues-
que no se borra, que es condición de tión de lo que niega el discurso, pe-
la repetición, del intento de ligar en el ro también la de saber si es ella la
plano de la representación, la alteridad que introduce la negación en el dis-
de lo oído. curso. Pues la negatividad en el dis-
La introyección de la figura paterna, y curso, en cuanto que hace ser en él
la constitución del superyó como efec- lo que no es, nos remite a la cues-
to de esta introyección produce una tión de saber lo que el no-ser, que
desmezcla de pulsiones. se manifiesta en el orden simbólico,
“Sería de esta desmezcla de donde debe a la realidad de la muerte”.
el ideal (superyó) extrae todo el
sesgo duro y cruel del imperioso En la lectura de Lacan se dialectiza la
deber ser” (Freud, 1923, p. 55). oposición que Freud planteaba entre
Eros y pulsión de muerte, articulándola
Es necesario detenernos en esta arti- en un movimiento de subjetivación, que
culación que produce Freud entre des- anida en la noción freudiana de intrin-
mezcla de pulsiones, ya la libido no cación, mezcla y desmezcla pulsional.
puede producir plenamente el efecto Entonces podemos situar de otro mo-
unificador propio del narcisismo y la in- do una articulación freudiana en rela-
corporación de las voces, de los soni- ción a la incorporación, y es la produc-
dos, como soportes de futura significa- ción de la desmezcla pulsional, es de-
ción en la figura del superyó. Utiliza- cir como la imposibilidad de la unifica-
mos con cierta imprecisión el término ción como aspiración del Eros. Esto se
figura, porque se trataría más bien de anticipa en ese primer momento de
cierto fenómeno, desmezcla de pulsio- producción de una exterioridad, el no-

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yo, y se fija como residuo del Edipo, en Este vacío se modela siguiendo la me-
la constitución fantasmática, ya ahí co- táfora de la dafnia, por la incorpora-
mo un borde recortado desde la signi- ción, no la asimilación de la voz del
ficación singular que se haya tramado Otro, en su dimensión de mandato, de
en ese recorrido. llamado al sujeto a responder.
La incorporación y los objetos pulsio- Para que algo resuene debe estable-
nales, la ajenidad en lo íntimo. cerse un tubo, un conducto vacío. Lo
Para ampliar la dirección que toma inaudito también puede entenderse co-
nuestra lectura del concepto de incor- mo lo imposible de escuchar. Modula-
poración recurrimos a Lacan en El Se- ción que recubre-descubre, el punto in-
minario 10. La angustia, cuando al teo- abordable para el sujeto del deseo del
rizar la constitución del objeto voz, in- Otro. El vacío del Otro como tal, el ex
dica con precisión esta noción freudia- nihilo, permite la resonancia, es decir la
na de incorporación: constitución de la voz como objeto se-
“Una voz no se asimila, pero se in- parado, que separa, divide el cuerpo.
corpora y esto es lo que puede dar- Entonces por la vía de la constitución
le una función al modelar nuestro del superyó como incorporación de la
vacío” (Lacan, 1963, p. 51).4 voz del Otro, podemos arribar a este
otro sesgo de la noción de incorpora-
La incorporación no es asimilación si- ción, como producción de un vacío del
no más bien la condición de posibili- lado del sujeto, en el que “resuena”,
dad para la producción de un vacío. ese punto de pura alteridad del campo
Del vacío del que se trata es el vacío del Otro. Incorporación como creación
del Otro. Lacan toma la cuestión fisio- de un vacío, anterior lógicamente a la
lógica del funcionamiento del oído pa- posibilidad de producción de sentido.
ra pensar la operación de la creación Voz y mirada, objetos que se despren-
de un vacío del lado del sujeto. Para den del Otro, constituyendo el cuerpo,
que exista resonancia debe haber co- delimitando bordes, aberturas.
mo aparato resonador un tubo vacío Pensando la identificación primordial
que presente ciertas características, lo como origen del Ideal del Yo, la fun-
que resuena es eso que se constituye ción del Ideal del Yo en el estadio del
como aparato, es decir como vacío. espejo, es la de ese ojo que figura La-
Dice Lacan: can en su esquema del florero inverti-
“La evocación está destinada, sin do, punto de vista que me permite ver-
embargo a actualizar el hecho de me, pero que no veo. Entonces, el
que en la forma, en la forma orgáni- Ideal del Yo como diferenciación inter-
ca, hay algo que nos parece empa- na del yo, como aquella instancia que
rentado con esos datos primarios, en términos freudianos es interior y ex-
topológicos, transespaciales, que terna al yo al mismo tiempo, o podría-
nos hicieron interesarnos muy es- mos decir que permite que el yo se de-
pecialmente por la forma más ele- fina como tal.
mental de la constitución creada y Lacan (1961) en El Seminario 8. La
creadora de un vacío...” (Lacan, transferencia define la función del
1963, p. 50). Ideal del yo por lo que él designa como

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la introyección de la mirada del Otro, logar aquí esta “pequeña diferencia”
mirada que permite al yo, moi, punto con la función del Ideal del yo de ubi-
de referencia necesaria, constituirse, car el punto de vista en la imagen es-
en la identificación con el pequeño pecular.
otro del espejo, posibilita la configura- Doble función del Ideal, sostener la
ción del yo ideal, como el moi desea- perspectiva que posibilita la aspiración
do. ¿Cómo se interioriza la mirada del a la unidad en el registro imaginario y
Otro? Lacan retoma la expresión de en su función de rasgo como diferen-
Freud: ein enziger Zug, un rasgo úni- cia absoluta, sustraer a esa imagen la
co, dándole en este seminario el ca- completud de la unificación.
rácter de un signo. Ese rasgo único Esta doble función del Ideal del Yo es
que el sujeto incorpora es la marca de análoga a lo que Lacan describe como
la incorporación de la mirada del Otro el modo paradójico en que se presen-
y es lo que permite la alteridad y la ta la función diferenciadora del rasgo
identificación a la imagen de sí. Enton- unario, en tanto marca de la diferencia
ces, el trazo único, el rasgo operaría pura que posibilita la identificación: yo
como signo de amor del Otro y a partir soy ése. A su vez lo concibe tomando
de su “regulación” en el juego del es- como referencia la identificación se-
pejo, como soporte de la diferencia, cundaria en Freud como identificación
como intervalo, como marca de la al- al rasgo, en tanto rasgo parcial del ob-
teridad respecto a esa imagen que lo jeto perdido.
hace “amable” para el Otro. La noción del rasgo unario en Lacan en
Este es el sentido que dará después cierta medida desarmaría una progre-
en “El Seminario 9. La Identificación” a sión lineal en la categorización freudia-
la función del rasgo unario, como so- na de identificación primaria e identifi-
porte de la alteridad. Término simbóli- cación secundaria, articulándolas es-
co primordial que será la referencia tructuralmente por la función del rasgo
necesaria de toda posible satisfacción como soporte de la diferencia. El mo-
narcisista, tal como sucede en el amor. mento primordial de la incorporación no
El Ideal del Yo en un segundo tiempo, se cuenta como tal, si no es a posterio-
será la referencia necesaria para toda ri, en los efectos del significante, en la
elección amorosa, será el que oriente no identidad de la repetición.
la relación con el otro.
Es necesario aclarar que Lacan en “El Lo inaudible de la voz
Seminario 9. La Identificación”, en la Si lo que se pone en juego en la voz
construcción que va realizando de la del Otro es la donación de un vacío,
noción de rasgo unario, interpela la nos interesa pensar esta cuestión en
noción de unidad desde el sesgo uni- función de la relación fundante y ex-
ficante, al ubicar la función del rasgo cluyente al mismo tiempo, del ser y el
unario como la de una unidad diferen- lenguaje, que se instaura en la incor-
ciadora. Su valor de unidad va a estar poración.
dado por el carácter de diferencia ab- Para ello tomaremos parcialmente los
soluta, “diferencia ajena a toda com- desarrollos de Giorgio Agamben (1982)
paración posible”5. Lacan va a homo- sobre la cuestión de la Voz en el pen-

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samiento occidental y su función de ar- Decir sí al lenguaje es incorporar por


ticular la relación entre el lenguaje y la medio de la voz, la muerte como inhe-
muerte. ¿Qué es lo que designa como rente al estar en el lenguaje. Incorpora
voz? la negatividad propia del estar del
Para Agamben, la voz en la metafísica hombre en el lenguaje.
occidental es producto de una doble “Consentir el lenguaje significa ha-
negatividad. Todo shifter tiene la es- cer de tal modo que, en la experien-
tructura de una voz. Pero la voz que cia abismal del tener-lugar del len-
está aquí presupuesta, es definida a guaje, en el quitarse de la voz, se
través de una doble negatividad: por abra al hombre otra voz, y con esta,
una parte está supuesta como voz qui- la dimensión del ser y a la vez el ries-
tada, como ser sido de la voz natural, go mortal de la nada” (Agamben,
animal, y este quitarse es la articula- 1982, p. 139).
ción en la que se cumple el paso del
viviente al lenguaje. La voz animal en- En el decir sí al lenguaje el ser huma-
tendida como voz no separada del no “adquiere” de algún modo esa rela-
cuerpo. Esta voz animal está perdida ción con la muerte, que la hace pensa-
para el hombre. Por otra parte la voz, ble pero sin posibilidad de experiencia.
no puede ser dicha por el discurso del O más bien, se establece la posibili-
cual muestra su tener-lugar originario. dad del pensamiento de lo impensa-
Entonces esta voz, se ubica como pu- ble. Así como no hay experiencia de la
ra indicación, de que el lenguaje tiene muerte no hay experiencia de la voz,
lugar y como pura intención de signifi- pero esa no experiencia, funda el pen-
cado. El estatuto de la voz la remite a samiento.
la voz como mero sonido del aparato Podemos leer un paralelo entre esta
fonador, en un sentido negativo, es es- noción de voz inaudible y la argumen-
ta voz, como voz animal la que debe tación de Agamben sobre la relación
quitarse para que el discurso signifi- entre lenguaje y experiencia, como
cante tenga lugar. una relación de exclusión radical, y ne-
Para que pueda haber una indicación cesaria, ubicando la experiencia en el
de un “querer decir”. El lenguaje es y lugar de la infancia anterior al habla,
no es la voz del hombre. El hombre es anterior a la adquisición “fallida” que
aquel que se quita y a su vez se con- hace el sujeto humano del lenguaje.
serva en el lenguaje, pero se conserva Fallida en el sentido de que aquello de
como indecible. Es porque hay un lo que se apropia lo deja en un punto
querer decir que nunca puede ser di- de exterioridad radical e insalvable,
cho plenamente en el lenguaje, que es que será a su vez el “empuje” del de-
pensable el shifter y la enunciación. Es cir. El hombre es hombre en tanto ser
el modo humano de haber el lenguaje. hablante, y es impensable un antes
Éste es el sentido en que Agamben del lenguaje, pero a su vez ese antes
retoma la noción de voz como articu- es el tiempo del origen que se consti-
lación originaria del lenguaje, pensada tuye porque el hombre es, no siendo,
como doble negatividad o negatividad en el lenguaje.
pura.

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“Esta infancia como experiencia no su imagen, y nos remiten a lo que
puede ser simplemente algo que Freud definió como los puntos de fija-
precede cronológicamente al len- ción de la pulsión.
guaje, y que en un momento dado La pérdida del laleo universal en el be-
deja de existir para volcarse al ha- bé se articula necesariamente a la
bla, sino que co-existe originaria- constitución de la imagen especular,
mente con el lenguaje, incluso se imagen que sólo es posible a partir de
constituye ella misma mediante su la instauración de un plano de repre-
expropiación efectuada por el len- sentación. En este sentido el espejo es-
guaje” (Agamben, 1978, p. 66). tá ubicado en un campo de sonidos,
pero sonidos que ya suponen significa-
La infancia es el misterio que todo ciones. Este campo que se va instau-
hombre instituye, su singularidad. Lo rando permite “metabolizar”, las mar-
compromete con la palabra, en tanto cas en el cuerpo del sujeto. Fukelman
búsqueda de la voz en el lenguaje. La ubica estas marcas como numeración,
experiencia muda de la infancia ins- ritmo, pero ese ritmo no se instituye co-
taura la voz inaudible, el querer decir, mo tal sino a posteriori del estableci-
la enunciación como posibilidad y pér- miento de un campo de representa-
dida al mismo tiempo. ción. El ritmo se instaura como anterior,
Jorge Fuckelman (2002) -cuya ense- en tanto lo no dicho, lo inaudible que
ñanza nos orientó en la lectura de G. pulsa en el cuerpo. Ritmo que resuena
Agamben- define los agujeros que el en el cuerpo. ¿Qué cuerpo? Cuerpo no
símbolo produce en el cuerpo, como subsumido en la imagen especular, en
los agujeros del cuerpo ligados a la fi- menos o en exceso de esa imagen en
liación. Estos agujeros en el cuerpo la que nos reconocemos. Esa pulsa-
son los puntos donde se aposenta la ción que hace al cuerpo sintiente, que
voz inaudible, son los lugares del cuer- lo vuelve otro para sí.
po donde se produce el anclaje de los En consonancia con estas formulacio-
puntos de fijación a la lengua, a la len- nes queremos agregar a nuestro reco-
gua materna. Los lugares donde el rrido las conceptualizaciones de Piera
cuerpo sintiente configura la experien- Aulagnier sobre el psiquismo tempra-
cia muda de la infancia, en términos no donde esta autora construye una
de Agamben. La infancia persiste mu- particular concepción del modo de ins-
da en el cuerpo tramado por los reco- cripción que ella define como “origina-
rridos pulsionales y se articula en un rio”. Para Aulagnier, el modo de repre-
querer decir incesante a aquellos pun- sentación de la primera “metaboliza-
tos donde la lengua materna resiste, ción” psíquica de los estímulos origi-
hace límite a la derivación infinita de nados en el cuerpo es el pictograma.
significaciones. El postulado que define al proceso ori-
Los agujeros que el símbolo, que lo no ginario es el del autoengendramiento.
representable de la sexualidad y la Esto es, la experiencia alucinatoria co-
muerte, producen en el cuerpo, con- mo intento de la psique de negar un
forman la alteridad irreductible que ha- estado de falta, desentendiéndose de
ce que ese cuerpo no se haga uno con algún modo de la necesidad corporal.

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Incorporación y constitución del Ideal del yo: La posibilidad de un cuerpo /
Incorporation and the constitution of Ego Ideal: the possibility of body // Por Nora María Bolis

El llamado sólo se produce ante el fra- tiempo que se experimenta el placer


caso, la imposibilidad de satisfacción de tragar, de tocar, de ver; irrumpir y
por la vía alucinatoria. El pictograma reforzar el placer o a la inversa ha-
será la representación alucinada del cerlo imposible” (Aulagnier, 1975, p.
pecho, o más bien del encuentro pe- 99).
cho-boca. El desconocimiento de la
necesidad indica, para esta autora la Entonces el niño queda en relación a la
presencia inicial, de una tendencia, de voz materna en una posición expectan-
la búsqueda de un estado de quietud, te, que la jerarquiza en relación a los
de una especie de estado de no de- otros “placeres parciales”. En este sen-
seo, o más bien a resguardo del de- tido la voz se constituye en un primer
seo. Es interesante como esta autora momento, de algún modo en objeto
elabora la noción del deseo a partir de que no puede faltar, y a su vez objeto
una presencia originaria del odio, co- del que no se puede huir. Los efectos
mo deseo de no deseo. de este deseo de oír originario sólo po-
Deseo de autoaniquilación de la instan- drán comprobarse en la medida que los
cia de representación, de la actividad sonidos emitidos sean significados,
de representación. Este odio radical y puedan tomar el valor de signos del de-
originario resultante del rechazo de lo seo del Otro, como actividad del proce-
displacentero, tendría como efecto el so primario. Es en esta instancia se-
rechazo de actividad misma de repre- gunda donde la autora ubica un deseo
sentar. Rechazo de la vida y presencia de aprehender esos signos de amor del
originaria de la pulsión de muerte, co- Otro, aprehensión que decidirá de ahí
mo organizadora de la emergencia en más el efecto de lo oído. A partir del
misma del deseo. reconocerse un “fuera de sí”, la voz
Si bien Aulagnier sostiene en su con- puede presentarse como fenómeno
cepción de la dualidad pulsional, que persecutorio en tanto prohibición para
habría una especie de representación el sujeto de separarse de ese exterior a
afectiva de la pulsión de muerte, el sí, como lo que recubre el intervalo en-
odio; es interesante destacar que su tre lo mismo y lo otro.
efecto sería el de negación de la acti- El momento en el que los sonidos co-
vidad de representar como actividad mienzan a portar una significación su-
fundante -simbolización primordial- de pone ya un plano de representación
la realidad psíquica. propio del proceso primario donde los
La percepción de la voz se diferencia objetos de placer se ubican en un cam-
o más bien cobra relevancia respecto po exterior a la psique, y cuya aparición
a la multiplicidad de sensaciones del o ausencia serán signos del deseo del
infans en sus primeras experiencias. Otro.
La voz materna, percibida como mani- Sin embargo, la voz, sus modulacio-
festación de su deseo decidirá sobre nes, eso de la voz materna que el in-
el afecto que acompañe a toda per- fans incorpora, presenta un punto in-
cepción: traducible, en el sentido de la traduc-
“Lo que caracteriza a esta voz es el ción de una legalidad a otra de la “Car-
hecho de poder irrumpir al mismo ta 52” -Aulagnier construye el concep-

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to de proceso originario como anterior REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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Incorporación y constitución del Ideal del yo: La posibilidad de un cuerpo /
Incorporation and the constitution of Ego Ideal: the possibility of body // Por Nora María Bolis

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2003.
SacnúN, A. (2007), “Clases desgrabadas sobre
Identificación Primaria”, publicadas en el sitio es-
pecializado de difusión: www. campopsi.com
espacio virtual, año 2007.

NOTAS
1
Clase del 28 de marzo de 1962.
2
Clase del 3 de marzo de 1965.
3
El juicio de existencia, como afirmación de la
marca de la exterioridad que se incorpora a partir
de la simbolización primordial, podría pensarse a
partir de lo que Lacan va a ir formulando como
función del nombre propio. Lo que se sustrae y a
su vez es condición del campo de la representa-
ción.
4
Clase del 5 de junio de 1963.
5
Clase Nº 11, de “El Seminario 9. La identificación”
(1961-1962). Versión completa de la Escuela
Freudiana de Buenos Aires.

RESEÑA CURRICULAR DEL AUTOR


Psicoanalista. Docente de la cátedra Estructura
Individual del Sujeto I de la carrera del Psicología
de la UNR. Doctorando en Psicología, Facultad
de Psicología de la UNR. Integrante de diversos
proyectos de investigación desarrollados en la
cátedra EPIS1, que indagan sobre las compleji-
dades de los conceptos metapsicológicos y su
articulación en la práctica de la enseñanza en la
universidad.
El siguiente artículo se enmarca en el proyecto de
Investigación: “La identificación: Indagación del
concepto y sus consecuencias en la enseñanza”.
E-Mail: bolis@irice-conicet.gov.ar

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