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rénova envió una flota que llevaba a los cruzados que asediaban
Antioquía refuerzos y víveres, y obtuvo de Bohemundo de Tarento,
el año siguiente, un "fondaco", provisto de privilegios comerciales
V que es el primero de la larga serie de los que las ciudades marí-
timas obtuvieron m.ís tarde en la costa de Tierra Santa. Después
de la toma de Jerusalen, sus relaciones con el Mediterráneo orien-
tal se multiplicaron rápidamente. En 1104 posee en San Juan de
Acre una colonia a la que el rey Balduino cede la tercera parte
de la ciudad, una calle que da al mar y una renta de 600 besan-
tes de oro, pagadera con las alcabalas. Por su lado. Pisa se dedicó
con creciente entusiasmo al abastecimiento de los Estados fundados
en Siria por los cruzados. El movimiento comercial que se había
iniciado en la costa de Italia se comunicó al poco tiempo a la
Provenza. En 1136, Marsella ocupaba ya en dicha costa un lugar
importante, puesto que sus burgueses fundaron un establecimien-
to en San Juan de Acre. Al otro lado del golfo de León, Barce-
lona echa los cimientos de su futura prosperidad, y lo mismo que
los musulmanes antaño practicaban la trata de los esclavos cris-
tianos, los esclavos moros capturados en España le proporcionaban
uno de los objetos de su tráfico.
LAS VILLAS
vida en perfecto contraste con la que llevaban los hombres del i»,
tenor del recinto.
III. L A S INSTITUCIONES y E L D E R E C H O U R B A N O S ^^
Desde muy pronto, a más tardar desde principios del siglo xi,
pj-eó bajo la presión de las circunstancias, un jus mercato-
^.„ es' decir, un derecho mercantil embrionario. Consistía en un
' ^-'mito de usos surgidos de la práctica, una especie de derecho
consuetudinario internacional que los mercaderes aplicaban entre
g¡los en sus transacciones. Como carecía de sanción legal, era
imposible invocarlo ante las jurisdicciones existentes. Por eso, los
mercaderes se pusieron de acuerdo para elegir entre ellos arbitros
que tuvieran la competencia necesaria para comprender y resol-
ver sus litigios. Tal vez en esto hay que buscar el origen de los
tribunales que el derecho inglés designa con la expresión pintoresca
de courts of piepowders, es decir, "tribunales de los pies polvorien-
tos", porque los pies de los mercaderes que recurrían a ellos estaban
aún cubiertos con el polvo del camino.^*