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El precio de la ignorancia es escalofriante

22 may 2021 - 10:00 p. m.Por: Mauricio Botero Caicedo

“El conocimiento es menos costoso que la ignorancia. La ignorancia es un


factor peligroso y costoso bajo cualquier forma de gobierno”.

No hay nada más peligroso que una sociedad ignorante. En Colombia,


desafortunadamente, parte de la opinión pública y la mayoría de los
integrantes del paro tienen enormes vacíos en política y economía: no saben
qué hace cada institución del Estado ni quiénes las dirigen; tampoco
distinguen que hay tres ramas del poder, y mucho menos cómo se financia el
Estado. Reclaman cambios, pero no saben articular qué son los cambios a los
que aspiran. Muchos de ellos piden a gritos la renuncia de Uribe, sin
entender que Uribe no tiene nada a que renunciar. ¡Que renuncie el que sea,
claman al cielo!

El Comité del Paro exige la educación gratuita. El Gobierno en respuesta


anuncia que la educación superior en los estratos 1, 2 y 3 no tendrá costo
alguno. Pareciera que ni el Comité del Paro ni quien hace los anuncios en el
Gobierno entendieran que no hay educación gratuita. Y entre mejor sea la
educación que reclaman a gritos, obviamente la cuenta va a ser más alta. Se
les escapa por completo que lo que quiere decir “gratuidad” en educación es
que seamos nosotros los contribuyentes los que terminamos pagando la
cuenta, no ellos. Tampoco entienden que el bloquear el sector productivo,
incluyendo el comercial, lo que está haciendo es desaparecer la posibilidad
de generar impuestos, recursos que se requieren con urgencia para financiar
la educación. El Gobierno, para pagar a los maestros y dotar los
establecimientos educativos, solo puede distribuir el dinero que previamente
ha recogido en impuestos. Puede endeudarse, pero los créditos también los
terminamos pagando los contribuyentes.

El repositorio salvadoreño Redicces resume las abismales consecuencias de


una sociedad ignorante: “La ignorancia supone la manipulación y la
esclavización, la opresión y la explotación, la alienación y la superstición, el
fanatismo y el dogmatismo del sujeto o grupo social con la condición de
ignorantes. La ignorancia conlleva necesariamente la implantación de
sistemas perversos, de sociedades y Estados fallidos, de degradación social,
anomia y la deshumanización del hombre. Igualmente implica el freno y
rezago para el desarrollo económico, el progreso social, el florecimiento
cultural, la producción intelectual, el avance de las ciencias y el crecimiento
espiritual. Una sociedad de ignorantes no solo es una carga social, sino
también una bomba de tiempo”. Definitivamente el costo de la buena
educación es alto, pero el costo de la ignorancia es escalofriante.

Apostilla. Se han desplazado a la cuna del neoliberalismo y del capitalismo


salvaje los senadores Gustavo Bolívar y Alexánder López –no para observar si
hay balseros que huyen de Estados Unidos a Cuba tratando de alcanzar el
paraíso socialista, sino para rogar al Congreso de EE. UU. que suspenda el
apoyo a nuestras fuerzas del orden que tienen el deber constitucional de
proteger la vida y honra de todos los colombianos–. Asumimos el pronto
regreso de los dos senadores para participar en las exequias del
narcotraficante y exrepresentante Jesús Santrich. De paso, solidaridad total
con el literato Gustavo Bolívar, a quien los desperfectos en su yate lo
obligaron a hacer una parada técnica en Miami. Senador Bolívar, como diría
Max Weber, “estos son los problemas que enfrentan los ricos”.

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