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CRIMINOLOGÍA
UNIDAD N° 1: NOCIONES GENERALES DE CRIMINOLOGÍA
UNIDAD N° 1

NOCIONES GENERALES DE CRIMINOLOGÍA.

ÍNDICE
1. El delito como fenómeno y la controversia acerca de si puede ser o no base
conceptual de la criminología

2.- La criminología: Problemática en la conformación de su objeto origen y


desarrollo histórico.
3.- La vinculación de la criminología con la estructura del poder estatal.
Respuestas criminológicas que cuestionan y que no cuestionan al poder como
tipología.

4.- La criminología y su concepto de ciencia luego de los desarrollos


epistemológicos en la sociología.
5.- Criminología: el concepto de ciencia y el poder.
6.- La realidad del control social. Características de la dinámica de su
funcionamiento. Concepto de criminología.

7.- Objeto de la criminología.


8.- Realismo criminológico marginal.

9.- Clínica de la vulnerabilidad. 10.- Interdisciplinariedad de la criminología con


el derecho penal: La vinculación de la criminología con el derecho penal a través
del tiempo.
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1. EL DELITO COMO FENÓMENO Y LA CONTROVERSIA ACERCA DE SI
PUEDE O NO SER BASE CONCEPTUAL DE LA CRIMINOLOGÍA

A modo de aproximación a la criminología y a su objeto que le sirve de


delimitación, es menester determinar su vinculación con el delito y configurar
su concepto. Debemos desentrañar si es el mismo concepto u otro que usado
por el derecho penal. En primer lugar, cabe preguntarse si la idea de delito, es
previa e independiente de su definición normativa, o si solo existe a partir de la
misma. Es decir, si hay instancias de formación de sentido y significado, previas
a la captación normativa que tornen reconocible la conducta desviada dentro de
una sociedad.
En toda sociedad siempre hubo conductas que atentaron contra la convivencia
social. Este es un primer rasgo a tener en cuenta pues es un fenómeno que solo
acontece dentro de una sociedad.
El delito como fenómeno, es previo y posiblemente no independiente a la
definición normativa. Es previo, porque siempre existieron conductas humanas
que dañaron bienes ajenos o a otros humanos y hubo noción de lo desviado más
allá de su definición normativa pues la sociedad siempre requirió ser
conservada. Cuando alguien ejerció violencia sobre otro y éste fue perjudicado
por ese ejercicio, se suscita un conflicto entre ambos, y este conflicto opera como
alteración de la convivencia social.
Ahora bien, también es verificable que hubo necesidad de defenderse frente a
estos ataques, más allá de las posibilidades individuales de hacerlo, aunque
durante largos períodos, la composición directa entre autor y víctima fue una
opción válida y muy común, en algún momento y por razones económicas o
estratégicas para reforzar el uso del poder, una autoridad centralizada, (el rey,
el estado) asume esa defensa tornándose en “víctima” de los delitos por encima
de la víctima originaria. Esta situación generó la necesidad de una autoridad
central pase a encargarse de la elaboración de prescripciones normativas como
instancias discursivas para prevenir los daños mediante amenazas de penas de
prisión. En este orden fue necesaria la organización y prescripción de acciones
coactivas directas con la fuerza pública, para actualizar esa amenaza y evitar el
daño inminente. Ambas actividades, no surgieron espontáneamente, sino que
necesitaron una ideología o idea rectora para tener permanencia y aceptabilidad
frente a los destinatarios. Así surge la formalización de un sistema de control
social centralizado y dependiente del poder político.
A partir del contractualismo se encontraron buenas razones más allá de las
belicistas e imperialistas, para legitimar las actividades tendientes a la
pacificación y a proteger la convivencia, mediante el uso de la fuerza
monopolizado por el Estado. Fue el uso del esquema lógico contractual el que
habilitó simbólicamente a una autoridad centralizada el uso de la fuerza: la
autoridad surge del contrato como modelo de transacción legitimante.
Cabe preguntarse si este monopolio de la legislación y de la coacción, se trató
en verdad sólo de una estrategia, de aquellos que siempre detentaron el poder.
Lo que tendrá directa relevancia para dilucidar las condiciones previas, bajo las
cuales, puede abordarse el fenómeno criminal.
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Estimamos que las razones para centralizar el uso de la fuerza pública en el
aparato estatal, no tuvieron que ver con un contrato entre los individuos. La
dinámica social nos muestra que, a pesar de esquema contractual, persiste una
permanente lucha dentro de la sociedad y con este esquema está lejos de
equilibrarse.

El consenso como origen de la pacificación social, aún como modelo ideal es


irrealizable y trajo consecuencias. Sin entrar aún en mayores disquisiciones,
acerca de porque el estado asume esta tarea, o si está legitimado para hacerlo,
es claro que la convivencia social constituyó y constituye un valor a ser
conservado, incluso mediante la fuerza. Lo que actualmente ocurre en la
mayoría de las sociedades organizadas, fuerza utilizada por el poder político.
Entonces el estado como organización social centralizada, puede ejercer poder
legitimado políticamente con la finalidad de pacificar y conservar la sociedad.

Es discutible si este monopolio de la definición del delito, desde la perspectiva


de la criminología crítica, tiene que ver solo con cuestiones estrictamente
políticas. Pero no debemos desconocer que el problema no está en la definición
de determinadas conductas como delitos. Sino en la legitimidad y el valor de
dicha definición, frente a los datos sociales, que ponen en crisis esa legitimidad
pues indican una operatividad diferenciada y no justificada en el tratamiento
institucional oficial deparado a sectores sociales diversos en ese proceso de
criminalización.
Volviendo a la posibilidad de independencia o no de la definición, es claro que
el crimen como fenómeno, altera la convivencia social y por ello es disvalioso.
Su ulterior delimitación normativa como infracción, parece tener razones
diversas a la mera conservación de la convivencia social.
Sin perjuicio de esta definición normativa que asigna una pena estatal
productora de privación de derechos a quien cometa delitos (mayormente la
libertad, aunque durante mucho tiempo fue la integridad física), la experiencia
nos demuestra que es necesario indagar acerca de otras características del
fenómeno delictivo y saber acerca de las verdaderas condiciones o presupuestos
que lo configuran. Así como corresponde analizar los procesos de significación
dados a determinados actos del poder con los que se ejerce poder punitivo.
Esta indagación fue llevada a cabo, mediante discursos institucionales y no
institucionales, que fueron mutando a través del tiempo y que en cada etapa
histórica tuvo diferentes formas de validarse como científico. Entendemos como
“científico”, la manera válida y sistemática de producir y organizar
conocimientos, respecto de un determinado objeto y con una determinada
finalidad. Este proceso no acontece de manera casual porque depende de la
detentación y ejercicio de poder, por parte de las corporaciones hegemónicas
que fueron “adueñándose” a su turno, de “lo científico”.
Esta característica incidió en la cuestión criminal. Así debe asumirse si se
pretende un conocimiento relativamente abarcador e integral de este fenómeno.
En los desarrollos que siguen, intentaremos dar cuenta de la definición de las
condiciones, presupuestos y características del fenómeno delictivo, que
dependió mayormente del discurso de cada corporación. Pues se definió que
cosa era la cuestión criminal, según su utilidad y conveniencia. Sin dejar de
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tener en cuenta que la disciplina continúa sumida en indefiniciones que
muestran las mismas dificultades, que presenta toda disciplina social y otras
relacionadas con el objeto propio de la disciplina.

2. LA CRIMINOLOGÍA: PROBLEMÁTICA EN LA CONFORMACIÓN DE SU


OBJETO. ORIGEN Y DESARROLLO HISTÓRICO.

Previo a cualquier desarrollo, cabe relevar la concurrencia de diversas


dificultades que se presentan y obstaculizan lograr una relativa certeza en la
comprensión de la criminología. Algunas de estas dificultades están vinculadas
con prejuicios e ideologías que obliga a las mayores precisiones posibles.
La elaboración de la criminología, presenta nociones muy arraigadas en el saber
cotidiano, que necesariamente predisponen al sujeto en un sentido u otro. Son
nociones de índole emotiva, cuyo uso generalizado las convierte en estereotipo
y cuando el prejuicio se hace estereotipo, tiene mayor operatividad y
persistencia. Específicamente la incidencia de estos prejuicios, es evidente en el
ámbito del estudio y definición del fenómeno criminal.
Sin pretender ser exhaustivos, podemos mencionar: la existencia de algunas
deformaciones profesionales, de quienes operan en el ámbito jurídico y que
aparentan cierta objetividad (ejemplos: creencia en una voluntad del legislador,
ajustarse a la letra de la ley cuando de interpretar instituciones jurídicas se
trata); creer que los pobres y marginales son caracterizados como los únicos
delincuentes; creer que la única solución para los delitos violentos es la pena
de muerte o penas cada vez más altas; afirmar que los delincuentes son
enfermos que deben ser inocuizados, etc.
Estas creencias generalizadas, a la larga revisten características propias de una
“ideología de prejuicio”. Entendemos como tal en este contexto, la ilación
representada y no necesariamente lógica de argumentos ideados
espontáneamente para justificar determinadas situaciones mediante un
hipotético sentido común y representaciones con rápida adhesión por acudir a
factores emocionales y a la imaginería popular. Paradójicamente, se proporciona
apariencia de racionalidad y justicia a las postulaciones e implica expresión de
voluntad o esperanza de que la realidad sea de esa forma, pero sin acercarse a
lo que la realidad es en verdad. La ideología del prejuicio actúa entonces, como
un enmascaramiento de la realidad.
En verdad, la posición social o económica, ser más o menos ignorante, estar
socialmente integrado o marginado, son situaciones que no están directamente,
vinculadas al delito. Como lo prueba el hecho de que todos delinquimos en
mayor o menor medida y existen personas integradas socialmente que
delinquen (Ejemplos: pequeñas evasiones impositivas o contrabandos;
pequeñas malversaciones de caudales públicos; falsificaciones de datos;
sobornos a agentes de tránsito; los delitos de cuello blanco; etc.) Por lo que es
fácil colegir que muchas conductas antijurídicas, no son necesariamente
consecuencia de determinada posición social y responden a un prejuicio.
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En idéntico sentido, encontramos que existen prejuicios raciales que fueron
sobreestimados desde siempre en el ámbito discursivo popular y receptados por
teorías criminológicas con gran predicamento por largo tiempo (criminología
etiológico-biologicista), en el sentido de que determinadas razas (indios, negros,
gitanos, judíos, etc.) presentan mayor tendencia a delinquir o son catalogados
como “malos” o portadores del mal. El prejuicio racial resulta inverosímil, pues
todas las razas delinquen y, por ende, delinquir no es una característica
excluyente de ninguna raza en particular.
Existen también prejuicios sociales atávicos, cuyo origen es incierto, pero tienen
vigencia y catalizan rápidamente cuando es necesario. A saber: la necesidad
social de la existencia de chivos expiatorios o la fascinación que produce el
transgresor a la ley, la morbosidad del crimen que dispara groseras
vindicaciones populares, (ver la trascendencia mediática que se brindan a
algunos crímenes y por ello aparecen como si fueran los únicos) etc.

Las luchas de intereses dentro de los estamentos sociales, en las que distintos
grupos pugnan por mayores privilegios y mejor posición social y procuran
desplazar a otros en base a esas necesidades, o la búsqueda de beneficios
económicos o de cualquier índole, la manipulación política de los medios
masivos de comunicación social, o algunos iluminados se erigen ante la opinión
pública como inadvertidos “gestores morales” de la comunidad.
Estos mecanismos establecen simbologías de distanciamiento y estigmatización
social inevitables que inciden en el verdadero significado del fenómeno criminal.
Pues quienes los disparan, procuran para sí, cobertura social a los fines de
distinguirse de aquellos que delinquen, y aun delinquiendo, quedan fuera del
alcance de los organismos que persiguen y sancionan al crimen.
Otro factor importante a tener en cuenta para sortear las dificultades en la
comprensión de la Criminología, es el hecho de que el presente, es un curso que
se desarrolla en Argentina y en Latinoamérica, y no debemos olvidar que la
posibilidad de conformar la criminología como saber, debe necesariamente ser
diferente, respecto de la criminología desarrollada en marcos teóricos y
conforme la diversa realidad de los países centrales (EUROPA E.U.).
Las dificultades surgen de la diversidad fenoménica en nuestra región respecto
de los países centrales. Sabemos que el poder mundial, deparó a los habitantes
de Latinoamérica, sobrellevar la parte más dificultosa del capitalismo como de
su correlato moderno, la globalización económica proveyendo mano de obra
barata y materia prima al primer mundo, y participando de las pérdidas
económicas porque los desajustes financieros de países en el primer mundo, se
pagan con recesión e imposibilidad de desarrollo autónomo en países del tercer
mundo.

Las numerosas necesidades y estrategias de mercado, convierten el problema


en una realidad estructural e inevitable. La posición subalterna de nuestros
países, obligó a organizar una explotación productiva, que necesariamente
margina a grandes sectores de la población. Los dividendos no se redistribuyen
ni se radican en inversiones locales, sino que son derivados a los países de
origen. Esto produce exclusión y la necesidad de una contención social,
mayormente ejercida por formas de violencia extra-institucional porque el
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aparato estatal se rebasa o no puede contener esos sectores, debido a su propia
incompetencia o a falta de interés para darle una solución no represiva.
Las asimetrías sociales se han profundizado en Latinoamérica donde el sistema
de producción económico-liberal, que como afirmáramos, tiene un rol
determinante para el proyecto de globalización que genera exclusión social.
Incluso tiene como consecuencias visibles la modificación y adaptación de los
sistemas de control social y los sistemas jurídicos que los sustentan,
exclusivamente basadas en esos intereses.
Este es un dato no menor, a tener en cuenta respecto de cualquier otro, que
otorga una necesaria identidad y método propio para el abordaje
latinoamericano de la disciplina.
El condicionamiento de clase y entrenamiento del investigador, también está
vinculada a lo precedente, ya que, en nuestro margen latinoamericano, solo
pueden acceder a una formación para operar en la construcción del objeto de la
criminología, individuos pertenecientes a determinados sectores sociales. La
cotidianidad de las tragedias en Latinoamérica, produce un acostumbramiento
del observador, que habilita a distinguir necesariamente los fenómenos de
nuestro margen, respecto de los que acontecen en los países centrales.
No debemos olvidar, que los juristas se encuentran en mayor proximidad a la
gestión universitaria, a la elaboración de programas políticos y normas jurídicas
vinculadas al fenómeno criminal y a ellos deben dirigirse las conclusiones de la
disciplina. Siempre se requieren mayores conocimientos acerca del control
social formalizado, tendiente a la producción de un cambio social progresivo en
ámbitos donde sea menester (mediante mayor y mejor educación pública; salud
pública, u otras soluciones no punitivas etc.) adaptando necesariamente las
instituciones en un sentido de reducir el ámbito del poder punitivo y continuar
en la búsqueda de soluciones alternativas.
La ampliación del poder punitivo, no resulta una solución adecuada ni racional
para problemáticas que pueden y deben ser conjuradas desde otros sectores de
la gestión de gobierno. Así debería proveerse en forma sostenida y responsable
a estas transformaciones, con una mayor capacitación y mejor conciencia,
respectivamente. Esta realidad es ajena a la teoría criminológica de los países
centrales.
Debemos tener en cuenta la limitación ínsita en los instrumentos teóricos,
configurados según necesidades fenoménicas diferentes a las locales, que
podría ser superada con una mayor capacitación teórica y mayor disponibilidad
técnica de los operadores de existir una política estatal o impulso privado,
destinado al efecto.

Las relaciones del poder y su vinculación con sistemas ideológicos que sirven
de crítica al mismo, impiden desconocer la dimensión política en la
conformación del saber criminológico respecto al de los países centrales, pues
las particularidades arriba reseñadas seguramente no presentan ni la urgencia,
ni la inmediatez de solución, que se requieren en nuestro margen
latinoamericano. Tan es así, que una de las posibilidades de individualizar los
distintos enfoques criminológicos, se estructuran en relación a su capacidad de
cuestionamiento del poder, como veremos más adelante.
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Quizá el problema más arduo de resolver para la criminología, se encuentra en
el ámbito epistemológico. Es decir, saber y verificar si la criminología cuenta
con los elementos necesarios, las condiciones y métodos bajo los cuales su
conocimiento, puede ser reputado como científico, para la utilización de datos
ciertos o probables susceptibles de validación racional. Esto implica una
delimitación del ámbito cognoscitivo de la criminología que resulta dificultosa,
si tenemos en cuenta que tiene vocación de ser sintética e interdisciplinaria.
Significa preguntarse si un conocimiento para ser científico, puede contar con
una pluralidad de metodologías para abordar el objeto, o, al contrario,
necesariamente se debe delimitar un método único, como condición para la
producción de conocimiento científico válido.
Este dilema pareció ser resuelto por la criminología etiológica, que abordó la
criminalidad “científicamente” con el método de las ciencias naturales.
Vinculando sus causas a problemas y que obraban como causa-efecto del delito.
El agente productor del delito, como síntoma de la criminalidad, podía
verificarse originado en alguna cuestión inherente al propio autor. Esta idea fue
sostenida desde el paradigma de las ciencias naturales, de índole causalista.
Pero esta posibilidad fue contestada por Baratta, quien critica que se terminan
cosificando los resultados de las definiciones, al advertir que las normas y
valoraciones sociales que proporcionarían la materia de la investigación,
permanecen independientes de las propias definiciones, fuera del objeto a
investigar. Si bien el delito, tiene como causa formal la definición en la norma
penal, puede estudiarse su ontología en forma independiente a través de la
criminología. Pero existiendo una estrecha relación entre esos ámbitos, no es
posible desvincularlas del todo porque de otra manera estaríamos estudiando
un objeto, sin tener en cuenta su origen.
En principio, con un abordaje metodológico múltiple y coordinado, el obstáculo
precedente puede ser salvado. Hablamos de interdisciplinariedad en el sentido
de:” …cooperación entre dos o más disciplinas, en el que cada una suministra
un aporte teórico, o a nivel de la investigación empírica, para colaborar en la
solución de uno o dos problemas comunes, según su propia especialización y
estrategias interpretativas…”.
El concepto de disciplina, implica fijar un horizonte teórico para la producción
de nuevas proposiciones acerca de la verdad del discurso científico, en cada
época y dilucidar regularidades en el comportamiento humano, lo importante
es respetar las exclusiones de cada horizonte teórico, de manera que la
criminología, pueda tener rasgos de saber científico.

Independientemente de los paradigmas científicos que a lo largo del tiempo le


dieron sustrato a la disciplina, con el método característico de cada uno, si la
criminología tiene pretensiones de cientificidad, las categorías de
perspectividad, situacionalidad y contingencia, no pueden soslayarse para
obtener una metodología adecuada a la cotidianidad del investigador.
La perspectividad del investigador es relevante pues la crítica de los datos para
el desarrollo científico, se modifica si el investigador se presenta desde una
posición dentro del poder institucional o fuera del mismo. El contexto (situación)
no deja de ser relevante, pues por ejemplo, investigar dentro de un orden
(sistema carcelario) no es lo mismo que hacerlo fuera del mismo, pues ese
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ámbito, presenta las particularidades propias de una institución total, lo que
debe ser relevado necesariamente. Tampoco la contingencia como criterio,
puede ser dejada de lado para un posicionamiento histórico adecuado, donde
las diacronías y sincronías en el objeto a investigar, no pueden soslayarse.

La inclusión de la realidad del propio investigador en el camino hacia la meta


del conocimiento, se intenta solventar el problema metodológico de falta de
objetividad que se predica de todas las ciencias sociales: El hecho de que el
investigador está inmerso personalmente en el objeto que analiza, pero a su vez
es una variable a tener en cuenta
Las dificultades metodológicas de la criminología, fueron puestas de manifiesto
con el Reporte Michael-Adler en 1933, que desencadenó una profunda reflexión
epistemológica en la disciplina criminológica. Se trató de un trabajo de
investigación asumido por dos profesores universitarios de derecho y filosofía
respectivamente, quienes con el concurso de dos grupos de trabajo, un de
criminología y otro de justicia penal, integrados a su vez por diferentes
estudiosos (lógicos, físicos, economistas, juristas, teóricos del derecho, jueces,
personal penitenciario, etc.) concluyeron entre otras cosas, en que la
criminología, carecía de método científico por no cumplir con los tres requisitos
exigibles para ser tal, porque:
1.- Carece de la posibilidad de aplicar técnicas de observación y medición para
obtener datos que determinen el grado de probabilidad de una aserción general;

2.- Los datos deben ser significativos y seguros, es decir que esos mismos datos
puedan ser obtenidos por otro tiempo y lugar en condiciones reproducibles;
3.-Que, si los datos son cuantitativos, puedan ser sometidos a procesos de
inferencia estadísticos y si las variables no son cuantitativas dependan de
alguna teoría.

Es decir, se acusaba a la criminología, de no poder articular proposiciones


correlacionadas con variables en común, y que esté integrada por
generalizaciones adecuadas.
Sin perjuicio de que el trabajo aludido, puso en cuestión el método de la
disciplina, podemos afirmar que estas críticas, pueden ser relativizadas.
En este sentido, es acertado lo que contesta Sutherland, quien asume la defensa
de la cientificidad de la criminología, pues hubo gran cantidad de teorías que
sirvieron de base para el estudio de la criminología. La existencia de un principio
básico, la etiología del crimen, no pudo ser sorteada la crítica en razón de que
la metodología de la criminología es algo aún susceptible de debate, pues la
criminalidad difícilmente tenga calidad de “cosa existente.”
No obstante luego de los desarrollos de la ciencia pos-empirista, sabemos que
la coherencia y la verdad, predicadas en el informe Michael Adler, como
relevantes para tener un conocimiento basado en un método científico en
realidad el contexto teórico práctico, es el que posibilita distintas metodologías
no taxativas como criterios que a su vez, son construidos por el investigador y
por cada comunidad científica. No puede haber distinción entre teoría y método,
pues los hechos no están exentos de ser valorados conforme lo que la
comunidad científica considera importante en su contexto histórico.
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Por último la intencionalidad de muchos autores, en muchos casos el abordaje
del fenómeno, es sólo pretendidamente científico lo que se vincula con la
controversia referida precedentemente.

3.- LA VINCULACIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA CON LA ESTRUCTURA DEL


PODER ESTATAL. RESPUESTAS CRIMINOLÓGICAS QUE CUESTIONAN Y QUE
NO CUESTIONAN AL PODER COMO TIPOLOGÍA

Entonces no podemos soslayar que la criminología está vinculada al ejercicio


del poder social, entre los que se encuentra el control social formalizado a través
del poder punitivo. No puede permanecer ajeno al desarrollo de la disciplina,
verificar su posición frente al poder, en el sentido de legitimarlo o de criticarlo.
Esto fue puesto de manifiesto desde los desarrollos de la criminología crítica o
el paradigma de la reacción social.

Entendemos que podemos delimitar la disciplina, teniendo en cuenta su


vinculación con el poder, en cuanto a su contenido y su clasificación. Por esto
es que, desde una perspectiva didáctica, las teorías que tratan de explicar el
fenómeno abarcado por la criminología, pueden ser distinguidas como
respuestas teóricas que no cuestionan o cuestionan al poder.
Respuestas que no cuestionan al poder: Son aquellas que dejan fuera del ámbito
de la criminología, el estudio o la crítica del sistema penal, o sea al derecho
penal y a las instituciones que tienen el cometido de objetivarlo y que rodean su
funcionamiento. Estas teorías centran la atención en las causas del delito y su
aspecto fáctico, obviando cualquier crítica, que según esta posición, es menester
de la sociología.
Es el denominado “paradigma o modelo etiológico” Son cuatro corrientes: la
criminología es ciencia porque estudia como objeto natural del delito como la
conducta de hombres diferentes y las conductas patológicas (LOMBROSO;
DITULLIO; KINBERG) la criminología como ciencia se centra en lo social, pues
la subsistencia de la sociedad requiere estar “culturalmente integrada” ya que
la integración es una situación valiosa per se. La criminología tendrá por objeto,
las conductas desviadas de esa integración (FUNCIONALISMO DE MERTON).
Otra corriente recepta la clasificación del Neokantismo: El objeto de la
criminología, está delimitado por el objeto de otra ciencia que es el derecho
penal. La criminología, es una ciencia causal-explicativa del delito, se ocupa de
sus datos fácticos, mientras el derecho penal, se ocupa de los aspectos
normativos del delito. La ciencia criminológica, según el neopositivismo, será el
resultado de investigaciones microcriminológicas.
Ninguna de estas corrientes cuestiona al poder. La primera corriente o
biologismo, al afirmar que el delito es algo “individualmente patológico” debe ser
controlado por el Estado, además por estar ligado a su definición legislativa, es
un concepto relativo. Para la teoría de la “desviación” se da por sentado un
modelo normal de conducta no cuestionable, lo que relativiza la clasificación. El
neopositivismo epistemológico, disgrega la realidad en forma tal, que no puede
recomponerse con cierto grado de abstracción por la diversidad metodológica
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que postula ese modelo de conocimiento. De allí que no puede oponer un
discurso coherente para cuestionar al poder.
Respuestas que cuestionan al poder: De la criminología de la conducta
criminal, se pasa a la criminología de la reacción social. La introducción del
análisis del sistema penal por parte de la criminología, surge con la sociología
del conflicto y el interaccionismo simbólico. Estas corrientes, ponen en
evidencia la selectividad del sistema penal, basada entre otras cosas, en
prejuicios raciales, clasistas, y sobre todo la irracionalidad de su ejercicio
respecto a los fines asignados por el discurso jurídico y está íntimamente ligado
al ejercicio del poder en la sociedad. El sistema penal es una forma de control
social, en directa relación con la estructura de poder de la sociedad al que
responde el modelo de sociedad. Sino se lo cuestiona el sistema penal es
legitimado.

La tipología precedente abordada por el profesor Zaffaroni, tiene utilidad en


cuanto a evidenciar que nuestra disciplina no puede ser estudiada como un
objeto aséptico y carente de valoraciones, por lo que cualquier conclusión a la
que se arribe, tendrá una carga ideológico-política inevitable.

4.- LA CRIMINOLOGÍA Y EL CONCEPTO DE CIENCIA LUEGO DE LOS


DESARROLLOS EPISTEMOLÓGICOS EN LA SOCIOLOGÍA.

El concepto de ciencia no es independiente del ejercicio del poder. Si bien la


clasificación de las ciencias se remonta a Platón, (DIALÉCTICA; FÍSICA Y
ÉTICA), el POSITIVISMO del Siglo XIX, distingue las ciencias teóricas de las
ciencias aplicadas. Comte, establece el monismo materialista partiendo de lo
general a lo particular, hasta llegar la sociología, a la que considera como una
prolongación de las ciencias de la naturaleza, gobernada por leyes externas
conformada con el modelo de la mecánica clásica. Desde entonces persiste la
idea de que puede construirse un modelo de ciencia social, mediante los
métodos de las ciencias empírico analíticas.
A partir de estas consideraciones, las variaciones epistemológicas de la
sociología tuvieron directa incidencia en la configuración de la criminología. Por
ello, como parte del desarrollo vamos a relevar esas variaciones. A estos fines
utilizamos los desarrollos de la obra “El horizonte artificial. Problemas
epistemológicos de la criminología” del autor Adolfo Ceretti.
Establecer una clasificación de las ciencias, permite distinguir válidamente
porque debe haber diferentes métodos para conocer la naturaleza y la sociedad.
Dilthey, distingue las acciones de “explicar” y “comprender” como diversas
actitudes frente a la naturaleza y frente a los hechos sociales respectivamente.
Expresa: “…Los hechos de la sociedad son comprensibles desde el interior
mismo; podemos reproducirlos hasta un cierto punto sobre la base de la
observación de nuestros propios estados…En cambio la naturaleza es, para
nosotros, muda…La naturaleza nos es extraña… “Comprender implica percibir
directamente mediante la conciencia para el análisis y mediante reglas
hermenéuticas interpretar los sucesos sociales. No obstante, el sujeto que
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“comprende” de Dilthey, no sale del esquema psicológico individual, lo que le es
reprochado, sin embargo sortea razonablemente la continuidad entre ciencias
naturales y sociales, postulada por el positivismo de Comte.

El neokantismo vuelve a la clasificación dual, en un intento de reconstruir los


valores en las distintas áreas que estudia el comportamiento humano mediante
las ciencias culturales. Windelband efectúa la distinción de conocimiento
ideográfico y nomotécnico, que guarda paralelismo con el par “explicación-
comprensión” para distinguir ciencias naturales y sociales.
Weber pretende rescatar la condición de objetividad de las ciencias histórico-
culturales, incluso otorgándole relevancia a las explicaciones causales para
comprender los procesos culturales. Desarrolla el concepto de valor (como
aquello que impulsa el comportamiento de los sujetos) y le da utilidad en la
investigación de las ciencias sociales, pues termina imbricándolo en el proceso
de la teoría de la realidad de la vida sociocultural. Siendo las ciencias histórico-
culturales, simultáneamente comprensibles y explicativas mediante la lógica
deductiva son llevadas adelante buscando el sentido y la causalidad que
concede objetividad al conocimiento. Utilizando reglas que impiden al
investigador permanecer ajeno a su objeto de estudio, pues el comportamiento
es analizado a través de una estructura conceptual de sujeto social.
Contrariamente a lo postulado tanto por Weber, en cuanto a que éste afirmaba
la no necesidad de distinguir los problemas metodológicos entre las ciencias de
la naturaleza y las ciencias sociales, postulando su unidad, así como a lo
propuesto por Popper, respecto de la metodología lógico deductiva, Adorno niega
la lógica unitaria entre ciencias de la naturaleza y sociales.
Adorno, desde la dialéctica afirma que el conocimiento científico podrá ser
asequible, solo a través de atender a la específica problemática de las ciencias
sociales, por existir una relación estructural entre el método y el objeto. A esto
debe sumarse la consideración de la influencia del mercado, en la autonomía
de la disciplina. Pues la división de trabajo termina estableciendo las fronteras
del territorio a investigar. La ciencia se torna técnica de dominio de la
naturaleza, condicionada por objetivos determinados y no es más especulativa
es lógico-deductiva. Prevalece el método por sobre el objeto para analizar
estados de hecho, que tornan a la sociología como un fin en sí mismo, conforme
exigencias administrativas y de acuerdo a la aplicabilidad práctica inmediata
con la sociología empírica, lo que constituye un error.
Adorno en cambio propone la dialéctica, que considera la relación sujeto-
sociedad, en una contradicción real frente a la totalidad, que es una categoría
especulativa y crítica para las verificaciones sociales particulares.
Habermas, retoma la dialéctica para evidenciar las falencias de los
procedimientos empírico-analíticos, que relacionan funcionalmente los sucesos
con las reglas lógico-formales. Los fenómenos singulares son dependientes de
la totalidad y adquieren sentido en la praxis, integrando ciencia y tecnología
como hermenéutica de la vida mediante un procedimiento crítico-social de
tomar la comunicación simbólica, que comunique efectivamente la autenticidad
de las conciencias. La autorreflexión como conocimiento e interés de
emancipación para superar los mecanismos de dominio y poder. Partiendo de
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una teoría crítica se pueden distinguir tres procesos de investigación diferentes
de acuerdo a distintas conexiones entre las reglas lógico-metódicas y los
intereses.

Las ciencias empírico-analíticas: tienen interés teórico cognoscitivo, se basan


en relaciones casuales y un saber de prognosis para el dominio técnico de
procesos así objetivados.
Las ciencias histórico-hermenéuticas: son movidas por un interés práctico, se
accede a los hechos mediante la comprensión del sentido y no por la
observación. Esto permite solucionar el pluralismo metodológico de las ciencias
sociales, verificando la recíproca implicación del sujeto y objeto en la
investigación social.
Las ciencias sistemáticas del comportamiento social: producen un saber
normológico pues pretende controlar la naturaleza humana.
Este debate originado en el ámbito de la sociología incide directamente en la
criminología. Hubo siempre una tendencia a considerar al positivismo clínico
como el ideal científico pero es acrítico, esto es sin consideración acerca de que
la criminología es ciencia del hombre. El conocimiento deriva de la aplicación
de reglas y de la observación de fenómenos particulares registrados
empíricamente.
Es una noción estable que la criminología tiene que ver con corregir
comportamientos desviados del orden social, aunque el método para lograr ese
conocimiento, no está claro por lo referido en los párrafos anteriores.

El modelo de teoría que podría ser de aplicación es el de Habermas con su teoría


crítica de la sociedad de constitución dialéctica que permitió develar un orden
social opresivo y la necesidad de elaborar modelos y teorías dentro en el contexto
de producción de los problemas.
Teniendo en cuenta que no se trata en manera alguna con una ciencia de la
naturaleza y que el modelo de autorreflexión con que Habermas aborda el
psicoanálisis, al ser trasladado al contexto criminológico, puede ser de utilidad
para clarificar las reglas de la relación intersubjetiva entre criminólogo y
detenido, sirve de emancipación, pues la realidad establecida es puesta en crisis
y su objetividad deslegitimada al evidenciar esos mecanismos. Esto permitiría
dilucidar las bases sobre las que se fundan, las aserciones de los desarrollos de
la criminología clínica tradicional de carácter positivista, que nunca los devela,
pues forma parte de un esquema de dominación a través de su formalismo.

5.- EL CONCEPTO DE CIENCIA Y SU RELACIÓN CON EL PODER

Independientemente de la incidencia de los desarrollos sociológicos en nuestra


disciplina, o más bien vinculados con esos desarrollos, es cierto lo que afirma
el profesor Zaffaroni, que todas las clasificaciones responden a finalidades
ideológicas y las respectivas estructuras de poder que las definen. Así, desde el
esquema platónico, la metodología utilizada hace que se deriven, de las cosas,
como debían ser las conductas. Se deriva un “deber ser” del “ser”, lo que,
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CRIMINOLOGÍA
UNIDAD N° 1: NOCIONES GENERALES DE CRIMINOLOGÍA
sumado al positivismo, forma el primer concepto de “criminología” derivado de
una mezcla de saberes tales como, la biología la psicología y la sociología. El
valor de la verdad, dependerá entonces, de que tan “científico” sea el
conocimiento al que se llega, por esta vía.

Cuando avanza la tecnología, es necesario sustentar la verdad, en los conflictos


“interimperialistas” para proveer a un mayor potencial bélico. Se acude al
neokantismo, con su clasificación de “ciencias naturales” y “ciencias
culturales”, o se acude a parcializar el conocimiento. Todo esto lleva a que la
pregunta por la autonomía de la criminología, sea una pregunta necesariamente
vinculada a la manipulación del poder.
La criminalidad solo es explicable por el uso del poder que por razones lógicas
la define. En este sentido, se pronuncia Alessandro Baratta,” …la pretensión de
la criminología tradicional, de efectuar una teoría de las condiciones o causas
de la criminalidad, no está justificada desde el punto de vista epistemológico.
Una investigación de las causas no es procedente con respecto a objetos
definidos por normas, convenciones o evaluaciones sociales e
institucionales…La criminalidad o los criminales son sin duda alguna, objetos
de este tipo: resultan impensables sin la intervención de procesos
institucionales y sociales de definición, sin la aplicación de la ley penal por parte
de las instancias oficiales y, por último, sin las definiciones y las reacciones no
institucionales…”
Ciencia es toda elaboración de un sistema de comprensión de un universo de
entes. En la materia que abordamos, hay entes que quedan fuera de ese sistema
o hay otros que no deben estar. Precisamente por la problemática arriba aludida
de falta de abordaje científico de la disciplina, en la que tanto su método como
su objeto, fueron sucesivamente influenciados por otras disciplinas. Esto
produce un “estallido epistemológico” o crisis del sistema de comprensión. Entre
estas intromisiones disciplinarias basta como ejemplo, los inconvenientes que
trajeron al horizonte de la criminología, los distintos problemas de objeto y
método de la sociología, arriba reseñados.
Sin desconocer esta dificultad debe computarse la influencia y manipulación
del poder en las ciencias. La explicación del problema puede ser reconducida
teniendo en cuenta los diversos estímulos del ejercicio del poder. De esta
manera, el poder encuentra “su texto” de justificación y explicación más
conveniente, pues no hay contexto de ejercicio de poder social, sin texto que lo
sustente.
Cuanto más irracional es el ejercicio del poder, (cuya irracionalidad depende del
mayor ejercicio de la violencia) menos elaborado es su discurso filosófico. El
concepto de ciencia, en nuestro margen latinoamericano, dependerá de los
momentos del poder, en las sociedades centrales. Las estructuras del poder,
convierten a las naciones en centrales o periféricas, y entre ambas, existe una
relación dialéctica estructural de dominación.

En Latinoamérica el concepto de ciencia no es tan importante, como el hecho


de tener conciencia de que el saber, debe ser organizado de manera que la
realidad desfavorable y específica pueda ser modificada para proveer al
desarrollo humano. Es decir, proveer al sustento de su criterio valorativo más
14
CRIMINOLOGÍA
UNIDAD N° 1: NOCIONES GENERALES DE CRIMINOLOGÍA
claro, los derechos humanos. Este debería ser el cometido de la criminología en
este aspecto.

6.- LA REALIDAD DEL CONTROL SOCIAL

El control social se expresa de manera institucionalizada o no


institucionalizada. Existe control social institucionalizado no punitivo
(asistencial; terapéutico; tutelar; laboral; administrativo), pero la expresión
institucionalizada que reviste interés en nuestra disciplina, es el de la punición.
Entendida como la imposición coactiva de una cuota de dolor o la privación de
un derecho. Es lo que hace el sistema penal mediante las agencias estatales
cuando detecta la comisión de un delito en la sociedad, luego de haberlo definido
como tal a través de un programa abstracto de legislación.

Se denomina sistema penal pero no funciona como tal, por la diversidad de


formación y entrenamiento de los grupos o subgrupos intervinientes, tanto por
la heterogeneidad de los criterios de eficacia, como por la dependencia de
distintas autoridades, que operan contra su actuación sistemática.
Existe a su vez, un sistema penal subterráneo, con menor jerarquía, pero de
idéntica eficacia, de manera que opera paralelamente y su ejercicio evidencia
mayor arbitrariedad (ejemplo: el ámbito de la sospecha; de la peligrosidad, de lo
contravencional; de lo administrativo policial, etc.) y en un ámbito más
extendido, pues tiene incidencia en las conductas cotidianas y alcanza más
fácilmente a todos.
La arbitrariedad acontece porque el sistema penal subterráneo no tiene control
judicial directo y concomitante al ejercicio del poder punitivo porque no está
habilitado.
El control social punitivo formal está institucionalizado, con normas de distinta
jerarquía (internacionales; constitucionales; penales; procesales;
penitenciarias; contravencionales; administrativas; policiales; civiles laborales;
electorales, etc.). Estas normas pretenden limitar el alcance del poder punitivo,
constituyendo el saber jurídico punitivo (derecho penal; derecho procesal penal;
de ejecución penal) y se integra parcialmente con otros saberes jurídicos
(constitucional; internacional; civil; laboral; administrativo; de menores
provisional, etc.).
La actuación en estos segmentos en la realidad, puede ser empírica o
tecnificada. En este último caso, institucionalmente admitidos o no. Estos
conocimientos o técnicas específicas, son las denominadas ciencias auxiliares:
medicina legal; psiquiatría; criminalística; documentología; clínica
criminológica convergen institucional y tecnificadamente, en el ámbito del
control social punitivo. Hay otros saberes que operan en el control punitivo
subterráneo, por ende al margen de lo institucional, como las técnicas de
tortura; de supresión de cadáveres; de huellas; de interrogatorio ilícito, etc.-
La observación de la operatividad social del sistema permite constatar que:
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CRIMINOLOGÍA
UNIDAD N° 1: NOCIONES GENERALES DE CRIMINOLOGÍA
a.- Las normas institucionales se cumplen mínimamente; por la selectividad
estructural, además de que existe un sistema subterráneo;
b.- Este sistema implica pérdida de vidas humanas;
c.- Las hipótesis bajo las cuales opera el sistema son heterogéneas y depende
de una asignación programática discrecional (entre un delito de violación y un
libramiento de cheques sin fondos, no hay mucho en común);

d.- La selectividad de personas recae en sectores inferiores de la estructura


social o disidentes políticos y diferentes en nuestro margen a las características
en los países centrales;
e.- El sistema no es racional, pues las consignas de resocialización o prevención
general, son aparentes;
Es necesario entonces construir un saber que permita resolver la necesidad
existencial de responder a estas afirmaciones acerca de como operan nuestros
sistemas penales, que efectos producen, porque y como se ocultan estos efectos,
que alternativas existen a esa realidad y como se podrían instrumentar y
fundamentalmente si el progresivo acotamiento de las libertades públicas, que
implica consentir el avance del poder punitivo, puede ser menos irracional.
Las respuestas a estos interrogantes necesariamente provienen de distintas
disciplinas, para cambiar este aspecto de la realidad mejorando la coexistencia
y posibilitándola con un nivel menor de violencia. Este es el cometido de la
criminología: Un saber cuya delimitación epistemológica, se produce por estar
ligada al sistema penal y a su operatividad. Es un saber que nos permite
explicar como operan los controles sociales punitivos de nuestra periferia. Que
conductas promueven; que efectos provocan y como se los encubre en caso de
ser necesario. Todo esto con la finalidad de procurar una alternativa a las
soluciones punitivas o soluciones punitivas menos violentas a las existentes
procurando sean más adecuadas al progreso social.
Esto podría lograrse mediante el reconocimiento de que el sistema penal, puede
no ser la respuesta institucional adecuada para los conflictos que producen las
conductas desviadas en una sociedad. Deben buscarse respuestas
institucionales alternativas, que actúen donde se producen (una mayor
contención social y atención de necesidades mínimas de destinatarios de
derechos sociales) de esta se reduce el alto costo social del fenómeno selectivo
del sistema penal y no donde se manifiestan. Este es el grado de visibilidad de
la desviación que legitima la selectividad y asegura la reproducción de las
relaciones sociales de desigualdad.
Existen críticas contra este concepto de criminología. Se afirma que desprecia
la criminología teórica convirtiéndola en una ciencia aplicada pero la distinción
de criminología teórica y aplicada, tenía sentido cuando las ciencias eran un
modelo integrado neokantiano. La política criminal, es la proyección de la lucha
estatal contra el crimen, por lo que el concepto de crimen se subordina a la
política criminal. El crimen tenía una explicación etiológica, o sea causal. La
política criminal era entonces, la selección de medios para luchar contra estas
causas. La realidad indica que el hilo conductor de la criminología es el poder,
y en este caso, la política criminal es ideología política que orienta el control
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CRIMINOLOGÍA
UNIDAD N° 1: NOCIONES GENERALES DE CRIMINOLOGÍA
social punitivo. No hay una ciencia pura distinguible de la aplicada o una teoría
desligada de la política. Las ciencias sociales están signadas y condicionadas
por el poder político.

7.- EL OBJETO DE LA CRIMINOLOGÍA

La existencia de conflictos en toda sociedad histórica y siendo que varían en el


tiempo, requiere investigar como la instancia de control social más relevante,
que es el ejercicio del poder punitivo, opera en la realidad. Por lo que las
consecuencias del ejercicio del poder punitivo y la contención acotante del
derecho penal, como antítesis, no puede dejar de formar parte del objeto de la
criminología. Además de la caracterización de estos comportamientos definidos
normativamente, deben relevarse el origen y las condiciones individuales y
sociales de producción de comportamientos problemáticos, que existen
independientemente de la definición normativa.
De esta manera se evita limitar el objeto al origen y características del
comportamiento del delincuente para incluir la problemática de la víctima para
ello existe la posibilidad de efectuar estudios etiológicos respecto de esos
comportamientos problemáticos.
El objeto de la criminología debe ser el sistema penal que incluye:
1. Las instancias, ideologías y lógica decisoria de sus actores en su contexto
histórico social y contingente.
A través de un enfoque etiológico (conductas y situaciones o hechos sociales
problemáticos definidos o no por la ley)
A través de un enfoque crítico (operatividad real definiciones y selectividad del
sistema penal mediante trabajos empíricos acerca de la operatividad real y
trabajos teóricos para encontrar las vinculaciones entre el sistema penal y la
estructura y características del sistema social donde actúa)

8.- EL REALISMO CRIMINOLÓGICO MARGINAL

La criminología que pretenda recoger la realidad de los sistemas penales en


Latinoamérica, por resultar un área periférica en la distribución del poder
mundial, debe ser crítica. En las sociedades latinoamericanas, el poder político
debe contener a más de la mitad de la población que está marginada de la
actividad productiva y que obviamente produce conflictos, pero este control
social, no es institucionalizado. Por ende, queda fuera del alcance del derecho
penal que debe controlar al poder punitivo.
No existiendo estabilidad en el crecimiento económico por razones estructurales
de asimetrías en el reparto del poder mundial, hay grandes masas populares
que no se incorporan al mercado laboral
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CRIMINOLOGÍA
UNIDAD N° 1: NOCIONES GENERALES DE CRIMINOLOGÍA
Latinoamérica está impedida de protagonizar un proceso originario de
acumulación de capital. El proceso de acumulación es derivado y dependiente
de los países centrales y de las necesidades de sus estructuras de poder que
requieren esos capitales. Es decir, no existe control autónomo de estas variables
económicas. Su cometido es diferente al de los países centrales, en los que las
relaciones de poder son más estables y su población está incorporada
mayoritariamente al sistema de producción industrial.
Cualquier aproximación criminológica coherente con la realidad, debe ser desde
la crítica ideológica, de manera de establecer cuál es la capacidad de un sistema
de ideas para abordar esta realidad, que debe ser modificada.
Nuestras sociedades no siguieron el curso esclavismo – feudalismo –
capitalismo, como en la conformación del poder social de los países centrales.
Nuestras etapas de ejercicio del poder social no son originarias, sino que
Latinoamérica fue incorporada al sistema mundial capitalista, llevando su peor
parte.
El subdesarrollo de nuestra región es y será estructural, por resultar expresión
de la configuración del poder mundial, desde la colonización el capitalismo y la
globalización actual. Los modelos de explicación de los países centrales, no son
aplicables a nuestro margen latinoamericano, que fue objeto de una sangrienta
colonización por la conquista mercantil del siglo XV, mediante la rapiña, la
expropiación y el genocidio.

Nuestra crítica debe orientarse a modificar esta dramática realidad, procurar la


satisfacción de necesidades elementales no cubiertas (derecho a la vida; a la
integridad; a la igualdad; exigencias de justicia social, etc.) y a evidenciar, para
su corrección, la contención represiva de los carenciados y la violencia que
implica la invulnerabilidad de los poderosos. Tal como afirma Lola Aniyar de
Castro” ……El nuevo concepto de igualdad no implica medir a todos con el
mismo rasero, debajo del cual, por sus deficiencias estructurales, unos
quedarán mucho más abajo que los otros. Se trata de elevar la estatura de los
más bajos, para que alcancen el nivel del rasero. O de aplicar sanciones
diferenciales para igualar a las víctimas…”
Finalmente cabe acotar que la criminología latinoamericana, abordada desde el
margen por razones estructurales, no puede permanecer ajena a las injusticias
del sistema social si el control social formalizado a través del poder punitivo, es
su expresión más dramática. Este campo acotado de estudio, requiere un
compromiso para trabajar a los efectos de conjurar las desigualdades
evidenciando asimetrías en el tratamiento institucional asignado a los desviados
del sistema.

9.- CLÍNICA DE LA VULNERABILIDAD

La clínica criminológica, se ocupaba del pronóstico y diagnóstico del criminal,


mediante formas medicinales institucionales para su tratamiento, pero no
tendrá utilidad que podría tener el abordaje del tratamiento de aquellos
“vulnerables” del sistema penal. En la criminología clásica, se buscaban las
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CRIMINOLOGÍA
UNIDAD N° 1: NOCIONES GENERALES DE CRIMINOLOGÍA
“causas” biopsicológicas del delito. Este discurso, tenía un sentido político
encubridor, acerca de las verdaderas causas de la criminalización que era el
disciplinamiento de los excluidos del sistema de producción.

En nuestras sociedades, el abordaje del tratamiento de aquellos “vulnerables”


del sistema penal es necesario. Se puede constatar fácilmente que en la mayoría
de los casos de la criminalidad común la selección recae en las clases
marginales y subalternas, por resultar más vulnerables social y psíquicamente
y por aparecer condicionadas por la generación de vulnerabilidad, son más
fáciles de ser atrapadas por el sistema penal. Al criminalizarse conductas y
seleccionar a este sector poblacional se los deteriora y neutraliza,
incrementando el condicionamiento por su pertenencia a estratos sociales
económicamente inferiores. (ejemplo: madre desnutrida; sub-alimentación;
hacinamiento habitacional; intoxicaciones en medios ambientes contaminados;
inexistente asistencia sanitaria; escolaridad inexistente; institucionalización
prematura; discriminación escolar y laboral; acción despersonalizante de las
instituciones totales asistenciales o tutelares; baja autoestima; dramatización
de estas condiciones para obtener mejoras circunstanciales de las instituciones,
pero de las que no tiene comprensión).
El sistema penal actúa mediante estereotipos, pero puede invertirse el planteo
“clínico”, ya que el criminalizado es tal como resultado de condiciones previas y
como reacción ante características bio-psicológicas deficitarias.
Debe desarrollarse un saber, que permita ayudar a personas criminalizadas a
reducir sus niveles de vulnerabilidad frente al sistema penal que las
seleccionará invariablemente.
Una inversión del planteo etiológico bio-psico-social de la conducta criminal;
por la vulnerabilidad frente al sistema penal, más que buscar el castigo de
determinadas conductas, el poder punitivo selecciona ciertas personas para
aumentar su vulnerabilidad creando o acentuando su deterioro por razones
parcialmente desvinculadas de la defensa social que inspira la criminalización.

La etiología que debe estudiarse no debería ser de la conducta, sino de la


vulnerabilidad que parece erigirse en el criterio más importante para la
selectividad del poder punitivo.
Podría ser criticada esta perspectiva por parcial. Determinadas formas de
criminalidad como la criminalidad en el poder; de tránsito; formas de
criminalidad sexual; criminalidad de disidentes, no responden a este modelo de
la clínica de la vulnerabilidad.
Basta recorrer las cárceles para comprobar que existe una gran masa de
personas criminalizadas o institucionalizadas por vulnerabilidad. El modelo es
válido, para explicarlo.
En cuanto a la criminalidad del poder, en nuestro margen, es escasa, en su caso
funciona como retiro de cobertura que puede entrar en el modelo de análisis
postulado, pues se dirige contra meros ejecutores nunca contra los verdaderos
autores.
Respecto de la criminalidad de tránsito, en la práctica no hay mayormente
institucionalizados por estos delitos. Más bien parece tratarse de un problema
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CRIMINOLOGÍA
UNIDAD N° 1: NOCIONES GENERALES DE CRIMINOLOGÍA
que debe ser solucionado por el poder administrativo o con una solución no
punitiva de los conflictos (por ejemplo: mejores controles del tránsito;
modificación de criterios de reparación civil o de cobertura de seguros, etc.).

La criminalización de los disidentes, recae sobre consumidores de tóxicos, y si


se trata de cuestiones políticas, entra en el modelo, por la necesidad de revertir
el deterioro que produce.
En cuanto a la criminalidad sexual, la cantidad de delitos de esta índole no es
muy importante y posiblemente pueda ser conjurado con mayor eficiencia con
un tratamiento psiquiátrico, pues los delincuentes sexuales no realizan un
hecho aislado y luego de cumplida la condena reinciden en el delito, quedando
la condena desvinculada de utilidad alguna para con ellos.
Cabe extender la clínica criminológica, o la clínica de la vulnerabilidad, no solo
a los seleccionados por el sistema para su criminalización, sino a los policizados
(funcionarios policiales y penitenciarios) y burocratizados (funcionarios
judiciales), que sufren evidentes deterioros psíquicos. Los primeros, por ser de
idéntica extracción que los criminalizados, pero que son estigmatizados por su
propio grupo originario y los segundos porque en la práctica, son objeto de
encapsulamiento ideológico y funcionan en estructuras verticalizadas (abarca a
los operadores judiciales).

10.- INTERDISCIPLINARIEDAD DEL DERECHO PENAL CON LA


CRIMINOLOGÍA: LA VINCULACIÓN DE LA CRIMINOLOGÍA CON EL DERECHO
PENAL A TRAVÉS DEL TIEMPO

La criminología puede definirse como los discursos que explicaron el fenómeno


criminal según el saber de las corporaciones hegemónicas en cada momento
histórico. Desde que hubo poder punitivo estatal (confiscación estatal del
conflicto a partir del siglo SIGLO XII) hubo cuestión criminal y alguien ejerció el
poder discursivo sobre ella.
En primer lugar, surge el discurso jurídico elaborado por la primitiva
corporación de juristas, que a través del trabajo teórico sobre textos del derecho
romano (glosadores posglosadores) intentaron racionalizar el poder punitivo. A
esto se le opuso otro saber de emergencia, generado por otra corporación LA
INQUISICIÓN: Que absorbe el poder punitivo y lo ejerce para eliminar el mal,
constituyendo la primera privatización del poder punitivo, al consolidar el
sometimiento de la mitad de la especie (mujeres) al pater (patriarcado punitivo).
En 1.484 la inquisición recapitula todo en un manual el “MALLEUS
MALEFICARUM O MARTILLO DE LAS BRUJAS”.
Fue el primer discurso criminológico moderno, que explicó las causas del mal,
su aparición, síntomas y modos de combatirlo, integrando en un único saber,
la criminología etiológica, el derecho penal, el derecho procesal penal. La
inquisición era la agencia madre desde donde se especializaban las demás
agencias de control social. El poder político, a su vez se atribuyó el derecho a
decidir la vida y la muerte de las personas. Era la idea del Estado como
administrador de la muerte
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CRIMINOLOGÍA
UNIDAD N° 1: NOCIONES GENERALES DE CRIMINOLOGÍA
A partir del siglo XVIII, con la ideología del iluminismo y del progreso indefinido,
cambia esta idea y el Estado comienza a ser administrador de la vida. La
administración de un nuevo sujeto colectivo, planificaba efectos masivos sobre
la población en cuanto a salubridad; disciplina social, instrucción pública etc.
Se pasó de la administración de la muerte a la administración de la vida del
público. El estado creó corporaciones (BUROCRACIA) para atender a la
complejidad de la tarea de administrar al público. Corporaciones que fueron
autonomizándose con sus consecuentes luchas hegemónicas. Cada etapa
histórica tuvo su hegemonía discursiva.
LA REVOLUCIÓN MERCANTIL (SIGLO XV QUE EJERCIÓ PODER PLANETARIO
COMO COLONIALISMO) Esta primera etapa se caracterizó como un secuestro
institucionalizado de dos continentes (AMERICA Y AFRICA) mediante la
colonización, que implicó exterminio y campos de concentración utilizando un
discurso teocrático que legitimaba un poder jerarquizante y verticalista EL
MALLEUS MALEFICARUM FUE SU PRODUCTO TEÓRICO.
LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL (SIGLO XVIII HASTA FINALES DEL SIGLO XX)
que ejerció el poder planetario como NEOCOLONIALISMO. Con una primera
etapa de ascenso de la burguesía SIGLO XVIII A MITAD DEL XIX En esta etapa
cobró importancia el discurso de los juristas y filósofos pues los industriales,
banqueros y comerciantes para luchar contra la nobleza, necesitaron limitar el
poder punitivo que estos ejercían, mediante el contractualismo y el
retribucionismo que otorgó protección al incipiente crecimiento del capitalismo.
Usando la imagen antropológica del SER HUMANO RACIONAL Y LIBRE.
Hubo una segunda etapa de la burguesía asentada en el poder MITAD DEL
SIGLO XIX HASTA FINALES DEL SIGLO XX. En esta etapa se produjo una
concentración del poder económico, que tuvo como consecuencia la miseria de
grandes sectores de la población. Se crea la policía como agencia de
disciplinamiento social. Su discurso teórico era pobre por lo que tuvieron que
aliarse con los médicos en contra de los juristas y filósofos. El POSITIVISMO
CRIMINOLÓGICO es un discurso médico policial legitimante del poder punitivo.
El contrato social fue reemplazado por el organicismo social, que legitima al
capitalismo salvaje. El paradigma biológico racista sometió el discurso de los
juristas sociólogos y antropólogos (FUE EL REDUCCIONISMO
CRIMINOLÓGICO BIOPOLICIAL DEL DERECHO PENAL). Se produce la crisis
del capitalismo (1890) y de los presupuestos que lo sustentaban y llevan a la
decadencia de este pensamiento. En Europa aparece el neokantismo, que con
su división en ciencias naturales y culturales PERMITE UNA CONVIVENCIA
FORZADA ENTRE LA VIEJA CRIMINOLOGÍA BIOPOLICIAL Y EL DERECHO
PENAL. El neokantismo selecciona arbitrariamente datos de la realidad para
incorporarlos a su discurso. Tampoco se analiza desde la criminología el poder
punitivo. Se cae en un acotamiento jurídico idealista del derecho penal.
LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA (FINALES DEL SIGLO XX) Se ejerce el poder
planetario mediante la globalización, mientras acontece la decadencia de
Europa debido a la posguerra, en Norteamérica progresa la Sociología dentro de
la Criminología, preguntando acerca del origen de los delitos (CRIMINOLOGÍA
ETIOLÓGICA NORTEAMERICANA) DIVIDIDA EN CINCO EJES: A) ATRIBUIDO
A FENÓMENOS DE DESORGANIZACIÓN URBANA (TEORÍA ECOLÓGICA). B)
ATRIBUIDO A PROCESOS CULTURALES DIFERENCIADOS (TEORÍAS DE LA
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CRIMINOLOGÍA
UNIDAD N° 1: NOCIONES GENERALES DE CRIMINOLOGÍA
ASOCIACIÓN DIFERENCIAL Y SUBCULTURAL). C) ATRIBUIDO A FALLAS DE
CONTROL SOCIAL FAMILIAR (TEORÍAS DE CONTROL SOCIAL) D) ATRIBUIDO
A LA TENSIÓN ESTRUCTURAL DE LA SOCIEDAD (TEORÍAS FUNCIONALISTAS
SISTÉMICAS) E) ATRIBUIDO A LAS CAUSAS DE CONFLICTIVIDAD SOCIAL
(TEORÍAS DEL CONFLICTO). Todas estas teorías descubren aspectos del
fenómeno delictivo, son ingenuas en cuanto a extender sus efectos a toda la
criminalidad con el paradigma etiológico.
A partir de los años 60, la sociología focaliza el proceso de criminalización, como
selectividad estructural y se pasa del paradigma etiológico (CAUSAS DEL
DELITO EN EL DELINCUENTE) al paradigma del sistema penal (REACCIÓN
SOCIAL) con el interaccionismo simbólico.
El actual momento de poder mundial adolece de un discurso hegemónico, pues
no hay poder social capaz de asumirlo. Los estados nacionales ceden la
soberanía al poder económico globalizado. Se cede frente al poder policial, que
acapara el tráfico ilícito que les da cada vez más poder y financiamiento,
mientras los políticos asustados brindan un espectáculo comunicacional que
cede frente a operadores extrasistema demagógicos (CASO BLUMBERG).
El poder político decadente, basa su poder en estrategias comunicacionales
representadas en los medios de comunicación, sin solución real para contener
al poder económico que los maneja y no necesita de discurso alguno para
legitimar al poder punitivo. Esto pone en riesgo de desaparición al poder jurídico
y al estado de derecho. Estos fenómenos desintegran todo en una doble verdad
acerca de la realidad, que es que el poder político cedió frente al poder
económico.
OBRAS CONSULTADAS:
UNA APROXIMACIÓN DESDE EL MARGEN” EUGENIO RAÚL ZAFFARONI.
“DERECHO PENAL PARTE GENERAL” EUGENIO RAÙL ZAFFARONI
ALEJANDRO ALAGIA ALEJANDRO SLOKAR. MANUAL BÁSICO DE
CRIMINOLOGÍA. CARLOS ALBERTO ELBERT. LA CRIMINOLOGÍA DEL SIGLO
XXI EN AMÉRICA LATINA. COORDINADOR CARLOS ALBERTO ELBERT.
“CRIMINOLOGÍA Y SISTEMA PENAL COMPILACIÓN IN MEMORIAM.”
ALESSANDRO BARATTA. “LA GENEALOGÍA DE LA MORAL” FRIEDRICH
NIETZSCHE. “EL HORIZONTE ARTIFICIAL. PROBLEMAS EPISTEMOLÓGICOS
DE LA CRIMINOLOGÍA” ADOLFO CERETTI.

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