CUANDO NO OÍMOS

1 Reyes 12:15-16
IGLESIA BAUTISTA EL BUEN PASTOR DE BUCARAMANGA-16/05/2021
I. INTRODUCCIÓN
 La historia de la sopa, el mesero y la cuchara ilustra una falla al
comunicarnos, pero también podemos fallar en oír al que comunica.

II. AFIRMACIÓN CENTRAL La falla en la comunicación genera conflictos,

pero no libera de responsabilidades ante Dios.

III. BOSQUEJO ¿Qué principios vemos de cuando no oímos a la gente?:

A. EL DESIGNIO DE DIOS NO ES ALTERADO CUANDO NO OÍMOS

~1 Reyes 12:15
 El Designio de Dios revelado por Su palabra.~1 Reyes 12:15

 En el caso de la división del reino de Israel, Dios lo reveló a través

del profeta Ahías~1Re.11:29-39, usando las características
propias de Jeroboam y de sus circunstancias~1Re.11:26-28, e
impulsando a través de la misma profecía de Ahías la respuesta
del rey Salomón que terminó por definir a Jeroboam~11:40-12:1-4

 En el caso de divisiones de países y otras asociaciones humanas,

no sorprende a Dios, pues Él conoce cada vida y las usa para al
final glorificarse con Su justicia~1Re.11:33; Ro.1:28,32; 1Co.11:19

 El Designio de Dios mediado por influencia de ajenos~12:5-14

 Influencias que todos tenemos al decidir (Libros, redes, líderes).
 Influencias que todos seguimos según nuestros propios deseos
(Distracción, prejuicios, orgullo).

B. LA RESPUESTA HUMANA NO ES PERFECTA CUANDO NO OÍMOS

~1 Reyes 12:16
 La respuesta humana tiende a dividir o polarizar~1 Reyes 12:16
Tendemos a alejarnos y a rechazar a quienes no nos oyen, en vez
de buscar comprender por qué no lo hacen y encontrar formas de
comunicarnos más efectivamente para generar conciliación.
 La respuesta humana tiende a agredir e idolatrar~1 Re. 12:17-33
Nos dejamos llevar por la indignación de no ser oídos, olvidando que
tendemos a idolatrar o caer en la idolatría de los que parecen oírnos.

IV. CONCLUSIÓN Al final, saber que Dios es Soberano nos da tranquilidad

si dependemos de Él por la fe en Cristo, pues solo Él puede cambiar
realmente los corazones; y entender la respuesta humana nos pone en
alerta para no dejarnos llevar por nuestros pecados bajo la excusa de
que no nos oyen, ni dejarnos ilusionar idolatrando personas o filosofías.