El vandalismo en el fútbol se ha combatido durante varias décadas en
varios países del mundo. Muchos de ellos han luchado contra él; algunos se han deshecho de él con éxito, mientras que otros siguen haciendo todo lo posible para evitar que algunos fanáticos inicien una pelea o actos delincuenciales. El origen de este problema es un misterio. Algunos sugieren que es parte de la cultura del fútbol, mientras que otros argumentan que es un fenómeno cultural. ¿Qué se puede hacer para remediar esta situación? Echaremos un vistazo a lo que han hecho los países que han luchado con éxito contra el vandalismo para evitar que este vuelva a suceder. Lo que parecería ser la mejor solución a este problema es introducir severas sanciones para quienes infrinjan la ley. Las prohibiciones en los estadios son una de las opciones, pero solo serán efectivas contra los verdaderos amantes del fútbol, que casi nunca participan en tales disturbios. A las barristas habituales no les importaría si se les prohibiera entrar en un partido de algún equipo de fútbol. Otra solución sería una forma diferente de sanción, una financiera. Ciertamente se puede rastrear a los fanáticos revoltosos, y si podemos demostrar que tal persona ha hecho algo mal, por ejemplo, después de haber roto un asiento podemos ordenarle que pague por el daño que ha hecho. De lo contrario, un arresto debería al menos alentarlos a no volver a hacerlo nunca. Por último, existe una posible solución y se trata de difundir una campaña de no violencia tanto por redes sociales como por televisión, revelando públicamente a aquellos fanáticos problemáticos. Al tratar de combatir el problema de esta manera, el culpable sería conocido públicamente y la persona misma se sentiría al menos avergonzada al ver su imagen con una descripción humillante en un espacio publicitario público. Para concluir, el vandalismo en el fútbol ha sido, y en algunas áreas sigue siendo, un problema importante al que se enfrenta el mundo del fútbol actual. Deberíamos intentar solucionar el problema mientras podamos; Hay muchas formas de hacerlo, y seguir los pasos de aquellos que se han deshecho de él con éxito es quizás nuestra mejor opción.