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Juan David Nasio {Como actuar con un adolescente dificil? Consejos para padres y profesionales p Buenos Aires « Ba «México DEFINICIONES DE LA ADOLESCENCIA “En este momento estoy dividido entre dos edades, Jade la infancia y la de la adultez, Cuando la edad adulta predomine sobre la infancia, seré dueto de mi mismo. Pienso que por abora debo estar en un 60% de infiancia y un 40% de adultes”. Alain, 15 aitos Ante todo, comencemos por definir la adolescencia. adolescencia es un pasaje obligado, el pasaje delica- ilo, atormentado pero también creativo, que se extiende tlesde el fin de la infancia hasta las puertas de la madurez. lolescente es un muchacho o una chica que poco poco deja de ser un nifio y se encamina dificilmente hacia el adulto que sera. Definiré a Ia adolescencia de erdo con tres puntos de vista diferentes pero com- mentarios: ‘biolégico, sociolégico y_psicoanalitico. Desde la perspectiva biolégica, sabemos que la adoles- cencia corresponde a la pubertad, més exactamente el principio de la adolescencia corresponde a la pubertad, 4 ese momento de la vida en el que el cuerpo de un nifio dle 11 afios es abrasado por una sorprendente Hamara- da hormonal. La pubertad -término médico- designa justamente el perfodo en el que se desarrollan los érga- nos genitales, aparecen signos distintivos del cuerpo d hombre y de la mujer, y se produce un impresionante crecimiento de Ja altura asi como una modificacion sen- sible de las formas anatémicas. Para el varén, es la edad en la que se producen las primeras erecciones seguidas de cyaculacién durante una masturbacién, las poluciones nocturnas, el cambio de la voz y el aumento de la masa y de la tonicidad musculares, gérmenes todos ellos de una virilidad incipiente. En la nifia, se desencadenan las primeras menstruaciones y las primeras sensaciones ova- ricas, los senos crecen, la cadera se ensancha confirién- dole a la silueta el porte tipicamente femenino y, sobre todo, se despierta en ella esa tensién imposible de definit que emana del cuerpo de toda mujer y que llamamos el encanto femenino. Por lo tanto, biolégicamente hablan- do, la adolescencia es sinénimo del advenimiento de un cuerpo maduro, sexuado, susceptible de procrear, En cuanto a lo sociolégico, el vocablo “adolescencia” abarea el perfodo de transicién entre la dependencia infantil y la emancipacién del joven adulto. Segiin las culturas, este perfodo intermedio puede ser muy corto ~cuando se reduce a un rito iniciético que, en unas pocas horas, transforma a un nifio grande en un adulto- o par- ticularmente largo, como en nuestra sociedad, donde os jévenes conquistan su autonomia muy tardiamente, dados la extensidn de los estudios y el desempleo masi- vo, factores que mantienen la dependencia material y afectiva del adolescente respecto de su familia, En este sentido, observemos que un adulto joven de cada dos sigue viviendo en el domicilio de los padres a los 23 afios, gozando no solo del techo por tiempos cada vez suis prolongados, sino también de su sostén econémico, jue, muy a menudo, se extiende incluso més all. En una bra, si se consideran los dos extremos del pasaje ado- pscente, puede afirmarse que la pubertad signa su entra- iy hacia los 11 0 12 afios, mientras que Ja emancipacién su salida alrededor de los 25 afios. nui RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY Pero vayamos ahora al punto de vista psicoanaliti- ¢ tal como lo fui forjando a lo largo del contacto con jévenes pacientes. Ahora bien, zqué es un adoles- inte para el analista que somos? En primerisimo lugar, bocemos su retrato hecho en vivo. Mas adelante, des- ibiré al adolescente desde el interior, desde el fondo su inconsciente, tal como se ignora a si mismo. Por momento, esbocemos su figura a grandes rasgos. El joven muchacho 0 la chica de hoy es un ser trastornado que, alternativamente, se precipita alegre hacia adelante en la vida, luego de pronto se detiene, agobiado, vacio de esperanza, para volver a arrancar inmediatamente lle- vado por el fuego de la accién. Todo en él son contras- tes y contradicciones. Puede estar tanto agitado como indolente, euforico y deprimido, rebelde y conformista, intransigente y decepcionado; en un momento entusias- tay, de golpe, inactivo y desmoralizado. A veces, es muy individualista y exhibe una vanidad desmesurada 0, por el contrario, no se quiere, se siente poca cosa y duda de todo. Exalta hasta las nubes a una persona de mas edad, ala que admira, como, por ejemplo, un rapero, un jefe 18 JUAN DAVID NASIO de grupo o un personaje de juegos de video, a condicién de que su idolo sea diametralmente opuesto a los valores familiares. Los tinicos ideales a los que adhiere, las més de las veces con pasién y sectarismo, son los ideales -a veces nobles, a veces discutibles~ de su grupo de amigos. [A sus padres les manifiesta sentimientos que son la inver- sa de los que siente realmente por ellos: los desprecia y les grita su odio, mientras que el nifio que subsiste en el fondo los ama con ternura. Es capaz. de ridiculizar al padre en ptiblico mientras que est orgulloso de él y lo envidia en secreto. ‘Tales cambios de humor y de acti- tud, tan frecuentes y tan bruscos, serian percibidos como anormales en cualquier otra época de la vida, pero en la adolescencia, jnada mas normal! EL IMPULSO CREADOR DEL ADOLESCENTE Sin ninguna duda, el adolescente es un ser que sufre, exaspera a los suyos y se siente sofocado por ellos, pero es, sobre todo, el que asiste a la eclosién de su propio pensamiento y al nacimiento de una fuerza nueva; una fuerza viva sin la cual en la edad adulta ninguna obra podria llevarse a cabo. Todo lo que construimos hoy esta erigido con la energia y la inocencia del adolescente que sobrevive en nosotros. Indiscutiblemente, la adolescencia es una de las fases mas fecundas de nuestra existencia. Por un lado, el cuerpo se acerca a la morfologfa adulta y se vuelve capaz de procrear; por el otro, la mente se infla~ ma por grandes causas, aprende a concentrarse en un problema abstracto, a discernit lo esencial de una situa- RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY 9 n, a anticipar las dificultades eventuales ya expandirse anando espacios desconocidos. El adolescente conquis- el espacio intelectual con el descubrimiento de nue- intereses culturales; conquista el espacio afectivo con el descubrimiento de nuevas maneras de vivir emocio- hes que ya conoefa, pero que nunca antes habia expe- imentado de esa manera —cl amor, el suefio, los celos, admiracién, el sentimiento de ser rechazado por sus nejantes e incluso la rabia-; y, por iltimo, conquista espacio social al descubrir, mds alla del circulo familiar y del escolar, el universo de los otros seres humanos en ila su diversidad. Ante la creciente importancia que la sociedad reviste ahora en su vida, comprende muy pron- ) que nada puede surgir de una accién solitaria. La ado- scencia es él momento en el que nos damos cuenta de cui vital es el otro biolégica, afectiva y socialmente para vada uno de nosotros, cudnta mecesidad tenemos del otro para ser nosotros mismos. PANORAMA DE LAS MANIFESTACIONES DEL SUFRIMIENTO INCONSCIENTE DEL ADOLESCENTE DE HOY Con todo, las més de las veces, nosotros, los profe- sionales 0 los padres, no estamos confrontados con 1 energia creadora del adolescente. La mayor parte el tiempo, lo que se presenta ante nosotros es un ado- cente en estado de desasosiego; un joven al que le ta expresar su malestar con palabras. No sabe o no pucde verbalizar el suftimiento difuso que lo invade y es 20 JUAN DAVID NASI, a nosotros, adultos, a quienes nos compete soplarle las palabras que le faltan, traducirle el mal-estar que siente y que habria expresado él mismo si hubiera sabido recono- cerlo, Soplarle las palabras, por cierto, pero con mucho tacto y sin que lo advierta, ayudarlo pero no ofenderlo. No, el adolescente no siempre sabe hablar de lo que sien- te porque no sabe identificar bien lo que siente. Se trata de una observacién que muy a menudo hago a los padres ya los profesionales que se quejan del mutismo del joven que se encuentra ante ellos. Si el adolescente no habla, no es porque no quiere comunicar, sino porque no sabe identificar lo que siente, y mucho menos verbalizarlo. Es asf como se ve lanzado a actuar mas que a hablar y que su mal-estar se traduce més por medio de los actos que de las palabras. Su sufrimiento, confusamente sentido, informulable y, en una palabra, inconsciente, esti mas expresado mediante comportamientos impulsivos que conscientemente vivido y puesto en palabras. Justamente, me gustaria proponerle un Panorama de las manifestaciones del sufrimiento inconsciente del adolescente de boy. Dichas manifestaciones se presentan de distinto modo segtin el grado de intensidad del sufri- miento: moderado, intenso o extremo. Lo invito a dete- nerse un instante en la figura 1. EL SUFRIMIENTO INCONSCIENTE DEL ADOLESCENTE PUEDE MANIFESTARSE DE TRES MANERAS DIFERENTES:! POR MEDIO DE PERTURBACIONES MENTALES Perturbaciones mentales (principalmente la esquizofrenia, sufrimiento inconsciente Estas perturbaciones afectan y IB ais. 2 150.000 jovenes de entre 11 los 10°, las fobias, la depresién, los Jdesérdenes alimentarios erénicos y las perversiones sexuales) que revelan un POR MEDIO DE COMPORTAMIENTOS PELIGROSOS i : : interpretamos como la puesta en acto de un suftimiento inconsciente Estos comportamientos son de entre 11 y 18 aiios. los de un millén de jovenes POR MEDIO DE UNA, NEUROSIS DE CRECIMIENTO beldia) ‘necesaria para volverse adulto. Esta [moderado] ‘+ Comportamientos depresivos. Aislamiento. + Intentos de suicidio y suicidio. + Poliadiecion. de adolescentes. afecta a 5 millones de jévenes Ide entre 11 y 18 afios, sobre una En Francia, esta neurosis sana [poblacién global de 6,5 millones traduce un sufrimiento inconsciente ‘La adolescencia es una neurosis sana, neurosis (angustia, ‘+ Consumo de drogas duras. += Reviente alcohélico repetido. + Pornografiainvasiva. * Anorexia y bulimia, + Distanciamiento escolar y ausentismo. Fuges. + Vandalismo. Violencias contra los otros y contra si mismo, Violaciones. * Ciberdependencia y uso abusivo de chats, 0s estadistcos corresponden a Francia Jb Tedos los da N DAVID N Para crecer, nos hemos visto obligados a soportar dos neurosis en nuestra juventud: Ja primera entre los 3 y los 6 aitos, -y la segunda entre los 11 y los 18 aitos; ‘una neurosis infantil durante el Edipo y mas tarde, una neurosis juvenil durante la adolescencia, Estas dos neurosis de crecimiento son neurosis sanas ‘porque son pusajeras y se resuelven por si mismas, J-D.N. En la columna[A] del Panorama (figura 1), indiqué la manifestacién mds frecuente de un sufrimiento modera- do, es decir, la efervescencia adolescente ordinaria. Iden- tifico la agitacién adolescente con una neurosis juvenil sana y aun necesaria; necesaria para que el adolescente, al cabo de su metamorfosis, logre aduefiarse de sf mismo y afirmar su personalidad. También la denomino neurosis de crecimiento. Los principales sintomas de esta neurosis saludable de crecimiento, sintomas que vamos a profun- dizar més adelante pero que de ahora en mas podemos mencionar ~angustia, tristeza y rebeldia-, son los signos anticipadores de la futura madurez del muchacho y de la chica. Cabe seffalar que esta neurosis de crecimiento afecta a précticamente la totalidad de la poblacién ado- lescente, es decir, a 5 millones de jévenes, de entre 11 y 18 afios de edad, sobre una poblacién global, en Fran- cia, de 6 millones y medio de adolescentes, Quiénes son estos muchachos? Son los jévenes con los que nos relacionamos todos los dias, incluso los jévenes pacien- tes que recibimos puntualmente por problemas de poca MEL ADOLESCEN En sintesis, los adolescentes incluidos en la praved fa A) son en su gran mayorfa jévenes con buena wat po, sin necesidad de recurrir a un terapeuta. En el lo, en presencia de un adolescente dificil, es decir neurotico, nuestra mejor respuesta como padres es saber esperar, lo mejor que podamos, el fin de la tormenta. Al de esta neurosis insoslayable y en suma benéfica, el In joven entran por fin en la edad adulta. He de aclararle que esta manera de pensar la adoles- tencia como una neurosis de crecimiento es una idea innovadora que me ha sido inspirada por el trabajo con los jvenes y que propongo a los padres y a los profesio- confrontados con el sufrimiento juvenil. Me gus- agregar que esta neurosis saludable es, de hecho, la repeticién en Ja adolescencia de la primera neurosis de imiento que fue, para un nifio de 4 afios, el complejo tle Edipo. Estoy convencido de que la formacién de la personalidad de un individuo se decide en su manera de iravesar estas dos pruebas inevitables que son la neurosis sana del complejo de Edipo y, diez aitos més tarde, la neu- rosis sana de la adolescencia.! En ambos casos, se trata de a neurosis porque, en el transcurso de estos dos perfo- 1, He desarrollado ampliamente en El Edipo, El concepeo mis cru- jul del psicoandlisis (Buenos Aires, Paidés, 2007) la idea de que ef oiplejo de Edipo es la primera neurosis sana, formadora de nues- 11a personalidad. m4 JUAN DAVID NASI; dos de la vida, complejo de Edipo y adolescencia, el sujeto se desgarra interiormente, tratando de responder a la vez a las fuertes exigencias pulsionales de su cuerpo (Ilama- rada libidinal) y a las fuertes exigencias sociales (padres, amigos y valores culturales), exigencias que ha introyec- tado y que se impone a si mismo bajo la forma de la voz interior y despética del superyé. La adolescencia es la edad en que las sensaciones corporales son tan apremian- tes como el juicio critico procedente de los otros. Este juicio negativo, interiorizado como autojuicio, es lo que denominamos superyé, entidad a la que nos referiremos més adelante. Ahora usted comprenderd que la neurosis sea justamente el resultado de la incapacidad que tiene el yo adolescente, atin inmaduro, de conciliar las tirénicas exigencias pulsionales con las tirdnicas exigencias super- yoicas. Ksta guerra intestina entre un cuerpo invadido por las pulsiones y una cabeza invadida por una moral extrema hace del adolescente un ser intimamente dislo- cado, desgarrado, que experimenta sentimientos contra- dictorios respecto de si mismo y de aquellos de los que depende afectivamente, en primer lugar sus padres. Por ende, tiene reacciones desconcertantes, chocantes, inclu- so agresivas respecto de su entorno. Esto es la neurosis: sentimientos, palabras y comportamientos impulsivos y desfasados, que engendran una insatisfaccién permanen- te y miltiples conflictos con el préjimo. Pero el fin nor- mal de esta neurosis juvenil de crecimiento dependeré en gran medida de la inteligencia, de la serenidad y, en una palabra, del umbral de tolerancia de los padres durante la tormenta. Todo estriba en lo siguiente: aceptar que nues- tro hijo real no sea el hijo que hemos soitado. RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY sb La tarea es dificil pues, en la adolescencia, los padres no cuentan ni con la paciencia ni con la flexibilidad rental que tuvieron durante el Edipo. La efervescen- neurética del joven desborda a menudo en la esce- social y los padres rapidamente se ven superados. Se sienten mil veces més desarmados para manejar las tur- lencias de su adolescente dificil que para manejar, por jemplo, la inocente falta de pudor de su hijo de 4 afios. Retomaré detenidamente el cuadro clinico de la neuro- adolescente. Por el momento, sigamos examinando el Panorama dela figura 1. Remitémonos a la columna [B], donde encontramos diferentes comportamientos peligrosos que interpreto como la puesta en acto por parte del joven de un sufri- miento del que no tiene conciencia, un sufrimiento jconsciente que ya no es moderado, sino éntenso. Aqui querria volver un instante a la naturaleza inconsciente del sufrimiento adolescente. Cuando digo que el sufti- Iniento es inconsciente, quiero dar a entender que el »ven no siempre lo siente y nunca nitidamente; y, si lo siente, no Mega a verbalizarlo. Ahora bien, cuando este sufrimiento mudo es muy intenso e incoercible, se exte~ a ya no a través de la efervescencia adolescente comin y corriente, sino a través de los comportamientos riesgosos, impulsivos y repetitivos. Insisto: nosotros, los pricoanalistas, somos los que interpretamos, por ejem- plo, tal o cual acto de violencia perpetrado por un ado- lose i080 como la expresién actuada de un dolor ', no sentido, que socava al joven desde los des~ ientos familiares de su infaneia, En el momento % JUAN DAVID NASIO. de cometer el acto, el joven no siente nada, ni dolor, ni miedo, ni culpabilidad; esté como anestesiado, fuera de sfy muchas veces animado por un sentimiento de omni- potencia ¢ invulnerabilidad, Esta ausencia de conciencia de su mal-estar interior explica por qué un adolescente, pese a hallarse en una situaci6n desesperada, no piensa en pedir ayuda, Por lo tanto, se encierra en su soledad, su rencor y su desafio para con los otros. No obstante, hay otra razén que explica la violencia que puede aduefiarse del joven. Sin darse cuenta, el adolescente muchas veces corre riesgos para ponerse a prueba y afirmarse. A través de la violencia y el ruido, busca la prueba de su propio valor. Quiere sentirse existir, distinguirse de los adultos y hacerse reconocer por sus amigos. En cuanto a los comportamientos peligrosos, observe- mos que, pese a su caracter ruidoso y espectacular (incen- dio de autos, violencia en el colegio secundario y muchos otros hechos que ocupan la primera plana de los periédi- cos), solo conciernen a un millén de jévenes de entre 11 y 18 afios —lo que no deja de ser, sin embargo, una cantidad considerable-, Las conductas riesgosas que encontramos con mayor frecuencia en nuestra prictica son los com- portamientos depresivos y cl aislamiento -sobre todo en las adolescentes-; los intentos de suicidio, mas frecuentes en las jévenes pero més sanguinarios entre los varones, los suicidios logrados, que representan la segunda causa de mortalidad entre los jévenes adultos después de los accidentes de ruta; la poliadiccién —tabaco, alcohol, can- nabis— en constante alza; el consumo de drogas duras como el éxtasis, las anfetaminas, la heroina o la cocai- na. Me interesa destacar que los adolescentes en peligro RETRATO DEL ADOLESCENTE DE F que estamos hablando son cada vez mas jéven! veces tienen 11 0 12 afios! Recientemente, han apa- ido nuevas alteraciones del cardcter tan precoces y mantes como el reviente alcobélico del sibado a la oche, que suele degenerar en situaciones trégicas; la pornografia invasora via la televisin ¢ Internet, donde el sexo se mezela con la violencia; los trastornos del com- ‘tamiento alimentario —anorexia y bulimia en nitido jumento-, asi como la desercién escolar, el ausentismo “fugas, que instalan el vagabundeo y fomentan los actos delictivos. in lo atinente a los actos delictivos, he de decirle que mayor parte de los menores encarcelados son varo- es desescolarizados y librados a si mismos que, antes » cometer el delito, absorben un céctel de drogas y bidas alcohdlicas para suprimir toda conciencia y todo edo al peligro. Asi, expulsan de su mente el menor bo superyoico para que su furor no conozca limites. Actualmente, asistimos al ascenso indiscutible del van- dalisimo, asi como de la violencia contra los otros y contra si mismo. A veces, las victimas de la violencia son otros Svenes que se vuelven violentos a su vez y a menudo violentos contra s{ mismos. Pienso en los piercings, no en 1 Iébulo de Ia oreja, sino en la lengua o en los érganos yenitales; piercings muy sangrientos y, con harta frecuen- cia, infectados, Pienso también en las automutilaciones y en particular en las escaras que, cuando se repiten, »vocan lesiones definitivas de la piel. Toda esta cruel- \d contra uno mismo y contra los otros encubre muy a enudo ~cosa que muchos ignoran— una depresién muy ticular que no se manifiesta por medio del abatimien- 28 kK to y la tristeza. Es una depresién enmascarada, mezcla de amargura y despecho, que también suele denominar- se “depresién hostil”. Por ende, ante un joven violento, pregiintese siempre cudl es la decepcién que, en lugar de ponerlo francamente triste, generé su odio, En lugar de sufrir el dolor de una pérdida, conserv6 en su fuero inter- no el rencor de una ofensa. Para completar la columna {B] de los comportamientos peligrosos, agregaré que el suftimiento inconsciente ha adoptado recientemente la forma de nuevas adicciones sin droga que son la ciber- dependencia a los juegos de video y el uso abusivo de los chats con cardcter erotico con cémara web y video. Aqui ya no se trata de la dependencia de un producto, sino de la dependencia de un comportamiento. Por iltimo, en Ia columna [€], incluimos las altera- ciones mentales severas capaces de prolongarse hasta la edad adulta, perturbaciones que revelan un sufrimiento inconsciente extremo en el adolescente. Entre estas afec- ciones, la mas dramatica es indiscutiblemente la esquizo~ frenia o disociacién esquizofrénica, que va acompaiiada muchas veces de delirios, de alucinaciones o de un replie~ gue autista irreductible. Otras veces, el joven esté aque- jado por alteraciones obsesivas compulsivas —las roc; perturbaciones ansiosas y fobicas -las fobias escolares, por ejemplo-; trastornos alimentarios muchas veces cr6nicos “la anorexia y la bulimia-; 0 incluso una depre- sién importante que puede conducir al suicidio: todos trastornos mentales tan invalidantes que el adolescente se desescolariza y se margina, Otra patologia mental, menos frecuente, que afecta a los varones, son los abusos sexuales paidéfilos practicados, por ejemplo, en nifias de (a las que el adolescente varén babysitter cuida Wa noche en ausencia de sus padres; o incluso los abu- )s Incestuosos en hermanos jévenes, hermanas o medias as. principal, para nosotros, profesionales, paidopsiquia- ins, psicoanalistas, psicdlogos, para todos aquellos que slienden a jévenes con un gran sufrimiento psfquico, la bacion mas grave, la més irreversible, es sin duda la esquizofrenia. Es nuestro cncer en psicopa- del adolescente. Recordémoslo: la disociacién quizofrénica es una enfermedad de la juventud y no je la edad adulta. Kraepelin la habia Iamado demencia juecoz. ¢Por qué este nombre? “Demencia” porque el sto se recorta de la realidad y produce ideas deliran- fos. En la época de Kraepelin, el estado de alienacién imental se calificaba como demencia y no como psico- sis, como hoy. Y “precoz” para subrayar que la demen- tin aparecia relativamente temprano en la vida de un individuo. Bleuler, el gran psiquiatra suizo, uno de los inaestros de Freud y de Jung, prefirié calificar la demen- ia precoz como esquizofrenia, donde “esquizo” quiere (lecir disociacién, hiancia, ruptura, y “frenia”, mente. consiguiente, “disociacién de la mente”, expresién puesta por Bleuler para dar a entender mejor que el sintoma principal del estado esquizofrénico es la ruptu- a, el clivaje de la personalidad del joven enfermo, sin- yma que nosotros en la actualidad llamamos “desper- sonalizacién”. En todo caso, llimese demencia precoz © esquizofrenia, siempre se trata de una psicosis que se declara en la adolescencia. JUAN DAVID NASI En lo que se refiere a la edad de la eclosion de esta enfermedad, seguramente usted habra escuchado hablar, hace algiin tiempo, de un esquizofrénico peligroso que se fugé del hospital de Grenoble y cuya foto fue difundida por los medios, la de un hombre de unos 50 afios. Al ver Ia foto, los profanos pudieron creer que la esquizofrenia cra una patologfa de la edad madura. Pero sabemos que este enfermo diagnosticado como esquizofrénico es en verdad esquizofrénico desde su adolescencia; su enfer- medad no data de hoy. En efecto, la esquizofrenia es una psicosis crénica que comienza entre los 15 y los 25 afios, la mayor parte de las veces alrededor de los 18, al finalizar los estudios secundarios. Querria ser claro: la casi totalidad de los enfermos esquizofrénicos han visto estallar su psicosis antes de los 25 afios. Si usted atien- de a un paciente de unos 50 afios, diagnosticado como esquizofrénico, tiene que saber autométicamente que los primeros signos de la enfermedad aparecieron en la adolescencia. Y, correlativamente, en Ja consulta con un joven que presenta alteraciones neuréticas severas © comportamientos peligrosos, el primer gesto que debe acompaiar a un profesional avezado es la biisqueda de Los sintomas tipicos de la esquizofrenia, esperando, por supmesto, no encontrarlos. Esta es exactamente la actitud que adopto. Movilizo todo mi saber de psicoanalista para descubrir una falla que, con todas mis fuerzas, no querria ver aparecer: la disociacién esquizofrénica. Cuanto antes detectemos una esquizofrenia incipiente, mas chances tenemos de sofocarla en su estado embrionario y, si se declara abiertamente, de tratarla muy répido. Y ello sin ignorar que, segtin la gravedad de la enfermedad, nues- RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY 1 {ro tratamiento puede no pasar, empero, de ser un mero jativo. En la actualidad, nuestros colegas psiquiatras, ala hora prescribir, solo disponen de psicotrépicos bastante efi- ces para desarraigar una esquizofrenia profundamente clada en el joven enfermo. La psicosis esquizofrénica es una patologia que atin resiste a la cura comprendida como una remisién completa y definitiva de las pertur- haciones. Sin duda, hoy en dia contamos con excelentes medicaments antipsicéticos, pero no son sino meros paliativos que favorecen, sin embargo, uno de nuestros objetivos terapéuticos principales: la reinsercién social, escolar o profesional del joven paciente. De modo que, en lo relativo a algunos enfermos severamente aquejados, diré que, a falta de conseguir una cura mental, se puede esperar una cura social. Por ende, es responsabilidad del profesional tratante descubrir, desde la primera consulta, una eventual esquizofrenia larvada y tener asi una opor- tunidad de intervenir lo mas eficazmente posible. Para descubrirla, el terapeuta no psiquiatra debe estar bien formado y conocer exactamente los sintomas caracteris~ ticos de esta psicosis, a saber: la despersonalizacién —el joven siente su propio cuerpo como si fuera extraiio-; ideas de persecucién que pueden llegar hasta el delirio; alucinaciones, en particular auditivas, en cuyo transcurso el joven oye voces que lo insultan o lo intiman a cometer actos extrafios, incluso violentos hacia si mismo o hacia el pr6jimo; alteraciones discordantes de la afectividad -insensibilidad emocional o incoherencia entre la natu- raleza de la emocién y las circunstancias que la susci tan-; y alteraciones cognitivas —detenimiento stbito y 32 JUAN DAVID NASIO; momentineo del pensamiento o incluso incapacidad de concentracién acompaiiada a veces de dolores sentidos en la parte superior de la espalda cuando el joven enfer- mo se esfuerza por retomar el hilo de sus ideas. ‘Todas estas perturbaciones deben estar presentes en la mente del profesional cuando atiende a un joven aquejado, por ejemplo, de una neurosis obsesiva grave 0 de una fobia escolar grave. :Qué significa grave? Quie- re decir que la enfermedad es invalidante. Una neurosis ser calificada de grave cuando su intensidad, su dura- cién o su invasién en la vida cotidiana impiden al sujeto vivir normalmente. Si uno atiende a un joven aquejado de neurosis obsesiva o de una fobia que sigue yendo a la escuela todos los dias, cuyo boletin de calificaciones es relativamente satisfactorio y cuyos amigos vienen segui do a su casa, se puede estar seguro de que esa neurosis no es preocupante. En cambio, si los sintomas obsesivos © fobicos son invasivos al punto de obligar al joven a quedarse encerrado en su casa durante varias semanas y a desescolarizarse, estamos verdaderamente en presen- cia de una patologfa severa que nos obliga pot princ pio a no excluir jamés que la susodicha neurosis podria evolucionar hacia la esquizofrenia. En efecto, el 20% de los esquizofrénicos declarados han sufrido previamente alteraciones neuréticas serias, en particular alteracio- nes obsesivas invalidantes. En este caso, la psicosis es un agravamiento de la neurosis. Quizas usted esta aten- diendo actualmente a jévenes obsesivos y, al leerme, se preguntaré: entonces, gla joven de 13 afios a la que atien- do por Toc podria volverse esquizofrénica? Ya mismo le respondo: aunque su obsesién sea invalidante, no es RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY 3 seguro que zozobre en Ia psicosis. Hay que saber que solo el 15% de los jévenes adolescentes que sufren de Iteraciones neuréticas preocupantes pueden virar a la esquizofrenia. Volviendo al caso de esta muchacha de 13 ‘ios que sufre de Toc, lo tranquilizo recordéndole que su trabajo de psicoterapeuta, asociado eventualmente al je un psiquiatra encargado de prescribir medicaci6n, ya ermite entrever una salida favorable al tratamiento de 1 obsesién. He aquf las tres categorfas de manifestaciones del sufrimiento inconsciente del adolescente: sintomas heuréticos, comportamientos peligrosos y alteracio- cs mentales. En cada categoria, podemos encontrar sos de adolescentes que atraviesan una crisis aguda. ejemplo, en la categoria [A], la de la neurosis de imiento, pienso en esa joven, ya muy ansiosa, que ae repliega de pronto en un mutismo obstinado. En la egoria [B], la de los comportamientos peligroso: so en ese joven dealer ocasional de cannabis que, estupor de sus padres, es detenido por posesion de patupefacientes; 0 incluso, en la categoria [C], la de las rmedades mentales, me acuerdo de ese joven de 16 ahos, atendido hasta entonces por una neurosis obse- Alva seria, que vira en pocos dias hacia un delirio de ecucién, El agravamiento de su perturbacién se ha «lo cuando su miedo obsesivo al polvillo se con- yintié en miedo a ser contaminado por los microbios ile otra persona, y, més gravemente ain, cuando este ‘ante de creer u JUAN DAVID NASI, pletar lo que hemos dicho al respecto, precisemos que esta psicosis juvenil puede declararse, empero, en un adolescente sin ningtin antecedente neurdtico grave. Por ejemplo, puede suceder que estalle subitamente en un joven durante un largo viaje al extranjero. Muchas veces pude comprobar que el desencadenamiento de la esquizofrenia se producia en el momento del retorno de un viaje de un pais lejano cuya cultura es muy dife- rente de la nuestra. En general, los jévenes se lanzan a Ia aventura, solos 0 con amigos, para afrontar lo desco- nocido y vivir emociones nuevas. Pero sucede que en el avin de regreso aparecen brutalmente las primeras manifestaciones de una disociacion psicética, Hasta ese momento, nada permitia presagiar tales alteraciones. Es todo lo contrario del joven obsesivo de 16 afios que ve sus obsesiones transformarse progresivamente en deli- tio de persecucién y al que tomé como ejemplo de una crisis aguda, Antes de proseguir, querria introducir sin tardan- za dos distinciones terminolégicas. Acabo de utilizar la expresion gCémo actuar con un adolescente dificil? Para evitar toda confusién, me gustaria aclarar que la palabra “crisis” puede entenderse de dos maneras diferentes: la crisis considerada como un periodo mas o menos largo de ruptura y de cambio -por ejemplo, la crisis econd- mica que vivimos hoy-; y la crisis considerada como un momento agudo, brutal, un momento de ruptura y de cambio, un accidente, por ejemplo, o incluso el agrava- RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY 3 miento brusco de un estado crénico. Asi pues, distingui- inos “crisis de adolescencia” y “adolescente en crisis”. La crisis de adolescencia designa el perfodo intermedio de a vida en el que la infancia no ha terminado de apagarse y la madurez no ha terminado de surgir, mientras que un adolescente en situacién de crisis aguda es un joven euyo comportamiento, que ya era agresivo o adictivo, por ejemplo, stibitamente se convierte en inmanejable a su familia. La segunda precisién terminolégica concierne al concepto nuevo que le propongo de “neurosis saludable ile crecimiento”, ¢Por qué de crecimiento? Porque para wrecer todo adolescente esté obligado a sufrir una neu- wis y a deshacerse de ella. Est4 obligado a padecer el to de sus pulsiones, la intransigencia de su superyé y, por fin, a conciliarlas. La préctica con los jévenes me ha lo a reemplazar la expresi6n corriente y muy vaga ile “crisis de adolescencia” por la de neurosis saludable dle crecimiento o, mas exactamente, de histeria saluda- We de crecimiento. Pronto explicaré lo que el vocablo histeria” aporta de esencial a nuestra comprensién del liincionamiento psiquico del adolescente neurético. desde ya que mi interpretacién de la adolescen- 4 como una histeria ha demostrado ser muy fecunda y en el trabajo con los adolescentes. Ahora les 1 ustedes padres, docentes o terapeutas— seguir mi On teniendo presente tal o cual adolescente {én actualmente en relacién y confirmar 0 estra tesis, 36 JUAN DAVID NASIO LA ADOLESCENCIA ES UNA HISTERIAY UN DUELO, NECESARIOS PARA VOLVERSE ADULTO Las aclaraciones terminoldgicas estén ya planteadas y antes de responder a la pregunta de saber cémo actuar con un adolescente en situacién de crisis aguda, necesita- mos comprender mejor lo que es un adolescente normal —quiero decir moderadamente neurético— desde el punto de vista psicoanalitico (categorfa[A] de la figura 1). Esbocé el retrato del joven y elaboré el Panorama de las manifes- taciones de su sufrimiento; ahora querria que se sumerja usted psicoanaliticamente en su inconsciente. “Tenemos dos maneras de conceptualizar la tempes- tad que estalla en la cabeza del adolescente neurético. Primero, podemos utilizar el modelo del conflicto que opone, por un lado, las pulsiones paberes que se exte- riorizan en comportamientos impulsivos y, por el otro lado, la represi6n brutal de estas pulsiones por parte de tun superyé despiadado. Esta lucha entre las pulsiones y el supery6, entre el cuerpo y la cabeza, se traduce en el adolescente por medio de una neurosis histérica dificil de manejar por los padres; neurosis no obstante sana, que evoluciona a lo largo de todo el periodo adolescen- te y que se disipa por sf misma en las puertas de la vida adulta. Pero también podemos concebir la tormenta psiquica del adolescente utilizando un segundo modelo concep- tual, ya no el del conflicto neurético, sino el del duelo de la infancia perdida. La adolescencia aqui es no solo una neurosis histérica ruidosa, sino un proceso silencio- so, doloroso, lento y subterréneo de desprendimiento del RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY ” mundo infantil. Cuando usted esta en presencia de un joven, digase que en el interior de ese paciente —de la misma manera que, sin percatarnos, perdemos a cada segundo una célula de nuestro cuerpo, él esta perdien- lo a cada segundo una célula de su infancia. Es wna dida sorda que no se ve ni se siente, pero que se con- na inexorablemente hasta la conquista de la madurez. adolescente, por lo tanto, crece realizando, paulati- mente y sin saberlo, el duelo de su infancia. Entre los rentes signos que darn testimonio del fin de este duelo y de la entrada en la edad adulta, hay uno esencial ra nosotros, y al que volveremos, es decir, el aprendiza- de otra manera de amar a sus nuevos compaiieros y de narse a si mismo. Ser maduro es haber adquirido una nueva manera de amar al otro y de amarse a si mismo. Asf que voy a desarrollar sucesivamente estos dos ordajes complementarios que son la adolescencia considerada como una turbulenta neurosis bistérica y adolescencia considerada como un duelo silencioso de Iw infancia, Entonces, :qué es la adolescencia? Para res- ponder en una palabra, diré que Ja adolescencia es a la vex unalbisteria| y un\duelol, necesarios para volverse adulto, Comencemos por la neurosis histérica.

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