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Seguridad 2020 – visión, liderazgo y

resiliencia
Quienes estamos en la profesión de la protección de personas y bienes
conocemos bien la ecuación para superar problemas críticos de seguridad al
integrar personas, procesos y tecnologías.
La secuencia: Análisis → Convergencia → Integración → Resiliencia →
Consecuencia → Trascendencia, nos señala una especial hoja de ruta con un
camino prospectivo hacia la superación y la excelencia.
En este sentido, los profesionales de la seguridad pública y privada, siempre hemos
sostenido que las personas son “la base fundamental de nuestra actividad y su principal
activo” y, por eso, trabajamos para seleccionar, capacitar e integrar a los mejores a fin
de favorecer su desarrollo profesional y personal para su mejor aportación a la
seguridad humana siempre viva y en evolución.

Visión…

La organización y dirección de seguridad debe estar estructurada actualmente en torno


a valores, y su visión y liderazgo debe ser una consecuencia de la expresión de estos.

Para ello, precisamos de un cambio permanente que deje ver ese espacio que se abre a
los nuevos retos y demandas que, igualmente, presentan infinitas posibilidades donde
la transformación es necesaria desarrollarla con especial proactividad y la innovación
es la base de especialización de valor compartido.

En este sentido, Michael Porter señala que el propósito de la corporación u organización


debe ser redefinido como creación de valor compartido, no sólo beneficio per se. Esto
impulsará la siguiente ola de innovación y crecimiento de la eficacia también de la
seguridad global, integral e integrada.
Así, ante la duda frecuente de si preferimos directivos de seguridad que sepan gestionar
el riesgo o profesionales con visión de seguridad, no podemos dejar de tener en cuenta
lo importante que es para las organizaciones la tenencia de ambos perfiles integrados,
porque la gestión del riesgo necesita visión y la visión de seguridad, sin la gestión, no
puede ofrecer los resultados requeridos.

Por otro lado, tener un proyecto de valor compartido es lo que motiva a los
profesionales de la seguridad a entregar lo mejor de sí mismos.

Sin duda hoy hay que dar una respuesta con una Seguridad Única con mayúscula,
integral e integrada, pública y privada.

Con la aplicación de esta capacidad ya conseguida para absorber las situaciones de


crisis y reorganizarse, al tiempo que experimentamos el cambio dentro esencialmente
de las mismas funciones, haremos que estructura, identidad y retroalimentación
participen de forma especial, reforzando la creatividad, el carácter proactivo y la
innovación.

Así, de forma especial es necesario cambiar las estrategias de protección de las IEC
(infraestructuras estratégicas y críticas) hacia ese enfoque holístico de la seguridad
integral (prevención mas protección) que incluya una adecuada gestión de riesgos
inherentes a las IEC (físicos, lógicos y humanos)en todo el ciclo y desde la prevención.

Liderazgo…
La experiencia nos ha enseñado que los Departamentos de Seguridad son sostenibles,
flexibles y coherentes cuando se dispone del líder adecuado.

Los nuevos retos y seguridades requieren y exigen, cada vez con mayor urgencia, una
actualización del modelo de Dirección de Seguridad. Es preciso generar el perfil de un
nuevo líder, basado en la excelencia, el servicio y la gestión eficaz, para hacer crecer la
confianza, los valores y el marchamo empresarial distintivo de una cultura propia.
Líderes sólidos, empáticos, con amplios conocimientos y que mantengan la motivación.

Para ello, el conocimiento y la mentalidad del buen líder en seguridad tiene que
incorporar esa visión holística, ese sincero interés por el otro, esa confianza contagiosa
en el logro, un discernimiento entrenado y un afán permanente de superación, que
permita convertirlo en espejo en el que se miren sus colegas, contentos de “hacer lo que
tienen que hacer”, al ver esa actitud en su Director de Seguridad.

Cuando estamos hablando de liderazgo en seguridad lo hacemos desde el concepto y la


perspectiva del “servant leadership”, es decir, un liderazgo enfocado al servicio.

Un líder de seguridad orientado al servicio es una persona que tiene claro, en primer
lugar, que la visión de la seguridad debe ser integral e integrada, lo que le permitirá
construir espacios para la gestión del riesgo donde todos los aspectos y percepciones
deben ser valoradas y comprendidas, donde todo el conocimiento y talento para el
liderazgo va acompañado de una voluntad de servicio orientado a salir de incidencias o
situaciones difíciles, incluso dramáticas.

Por y para ello, hemos de destacar y desarrollar el papel que viene a desempeñar una
nueva forma de liderazgo, a fin de promover la resiliencia dentro de los sistemas de
formación y capacitación, a partir de cinco conceptos clave: formación holística,
autoconocimiento, transparencia en las relaciones, perspectiva ética internalizada y
procesamiento riguroso de la información.

Un liderazgo para la seguridad que requiere de un cambio de pensamiento y acción


hacia el valor compartido. El líder, el Director de Seguridad ha de ser creativo, intuitivo
e inclusivo, y servir para romper nuestras inercias, modelos mentales y paradigmas ya
obsoletos hacia un pensamiento cuántico. El pensamiento cuántico es holístico y
unifica, contempla y relaciona todos los datos e integra los procesos del pensamiento
en serie y asociativo.
Resiliencia…

Refiere Fred Kofman en su obra “La Revolución del sentido” que la capacidad del
individuo de encontrarle significado a las situaciones negativas y aprender de
circunstancias adversas es un indicador y predictor confiable del verdadero liderazgo.

No podemos pretender tener organizaciones seguras y resilientes si las personas que


forman parte de las mismas no lo son. Por ello, debemos trabajar en la resiliencia
individual proactiva, aprovechando los recursos y experiencia de la que ya disponemos,
aplicando los buenos resultados ya obtenidos con ellos y apoyándonos en los valores
de los modelos de éxito ya implantados.

La palabra «resiliencia» procede del latín «resilio», que significa «volver atrás”, “volver
al inicio”. El término fue adoptado en las Ciencias Sociales para caracterizar a los
individuos que, aparte de haber sufrido condiciones de adversidad, se desarrollan
psicológicamente sanos y exitosos. Otro acercamiento a la definición de resiliencia es:
«La capacidad universal que permite a una persona, grupo o comunidad prevenir,
minimizar o superar los efectos perjudiciales de la adversidad” (The International
Resilience Project 2009).

Como resumen, se concluye que cualquier sistema resiliente (desde un individuo a una
organización) debe poseer, en alguna medida, las tres posibilidades siguientes:

1. Capacidad de responder rápida y eficientemente, a perturbaciones, riesgos y


amenazas frecuentes y volver a su punto de eficiencia en el menor tiempo
posible.
2. Soporte para monitorear continuamente los riesgos, las perturbaciones y
amenazas, y revisar las bases para este monitoreo cuando sea necesario.
3. Anticiparse a los futuros cambios en la gestión del riesgo que puedan afectar a
la habilidad del sistema para funcionar y la voluntad de prepararse contra
incidencias o perturbaciones, aun si los resultados son inciertos.
Para todo ello debe desarrollarse la gestión del conocimiento en la organización. El
objetivo es asegurar la disponibilidad inmediata de una capacitación que ha de facilitar
la organización a sus miembros, así como la incorporación de la permanente puesta al
día proveniente del conocimiento externo.

Es también imprescindible el realizar todo tipo de análisis predictivos relevantes. Así,


cuanto más se modele el futuro, mejor preparado se estará para enfrentar, e incluso
para modificarlo y cambiarlo.

En definitiva, la resiliencia ante la adversidad es un requisito básico para el liderazgo.

A modo de conclusiones

Es sabido que la ausencia de incidentes no significa necesariamente un estado


garantizado de seguridad y, resumiendo, diría que mi visión tiende hacia la
consecución, a través del trabajo en la selección y la formación, de un tipo de líder con
mentalidad diferente, más abierta, proactiva y con un mejor autoconocimiento. Este
último se ha visto que incide con éxito en el esquema de funcionamiento de cualquier
trabajador, siendo imprescindible en el comportamiento ejemplar que se espera del
líder

Más que nunca, necesitamos líderes para la seguridad que integren y gestionen con
especial visión esa hoja de ruta de Análisis → Convergencia → Integración → Resiliencia
→ Consecuencia → Trascendencia, con la que hemos de trabajar proactivamente.

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/seguridad-seguridad-2020-vision-liderazgo-y-
resiliencia_a54.html

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