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INSTITUCIÓN EDUCATIVA LA FUENTE

ÁREA: EDUCAC RELIG Y MORAL- GRADO: NOVENO


SEGUNDO PERÍODO 2021
DOCENTE: JAIME CORDERO VÁSQUEZ

Semana del 18 al 21 de Mayo de 2021


UNIDAD 2 FUNDAMENTO MORAL
GUÍA #3 EL HOMBRE LLAMADO A VIVIR COMO HIJO DEL PADRE
ESTÁNDAR
- Revisa su vida a la luz de la nueva alianza y los mandamientos de la ley de Dios.
- Las enseñanzas bíblicas son importantes es la vida diaria.
A ACTIVIDAD BÁSICA
En esta guía se analizarán los elementos más importantes del hombre llamado a vivir como hijo
del padre. Analizar con detenimiento los siguientes interrogantes: - ¿Cómo se vive como hijo del
Padre (Dios)?

B LECTURA
La vocación fundamental del hombre es la vocación a la vida, una
vida concebida como semejanza de la vida de Dios. Descubrir a
Dios Padre como creador provoca el conocimiento de que la vida
es una entrega a la libertad del hombre, llamado a dar respuesta
personalísima y original, responsable y llena de gratitud. Dios me
ha llamado de la nada. Entre los miles de millones de seres
posibles, Él me ha elegido y me ha llamado a mí. El hombre es
vocación a Cristo, por lo mismo, vocación a la Iglesia, conjunto de
los que forman el Cristo actual. Si, pues, todo ser humano tiene su
propia vocación desde el momento de su nacimiento, existen en la Iglesia y en el mundo diversas
vocaciones que manifiestan la imagen divina impresa en el hombre.
Cuando la Biblia habla del hombre a imagen de Dios, se refiere al hecho de que el hombre tiene un
alma espiritual. Está por encima de los otros seres vivientes que habitan en la tierra. El hombre no es
una cosa, sino una persona. El Hombre, por tanto, puede pensar; puede amar a otras personas; puede
componer una sinfonía; puede escoger el bien; todas las cosas que ni un perro, ni una lagartija ni
ningún otro animal puede hacer. Pero, aunque podamos hacer todas estas cosas, debemos
preguntarnos ¿por qué Dios nos hizo así? Ciertamente Dios, que sabe todo, no necesita que nosotros
pensemos, ni que le toquemos alguna sinfonía, pues los ángeles cantan mucho mejor que nosotros. La
razón es que Dios nos ha hecho a su imagen para conocerle y amarle. De todas las criaturas visibles,
sólo el hombre es “capaz de Dios.” De todas las cosas de este mundo, sólo el hombre está llamado a
vivir con Dios en el mundo más allá. Y siendo a Imagen de Dios, el hombre está llamado a amar:
primero a Dios y luego a todo el que tiene semejanza con Dios, es decir, a cada persona humana,
pues cada persona está hecha a imagen de Dios.
Sin embargo, por el pecado el hombre nace con una imagen deformada. Cristo, al redimirnos, no solo
rehízo esta imagen desfigurada por el pecado, sino que nos ha dejado dones para embellecerla aún
más: nos dejó la gracia, a la Iglesia y en ella a los sacramentos. Por eso el momento de la crucifixión
es la mayor muestra de amor, de libertad. El hombre se conoce mejor a esta luz. Y muchas realidades
que eran incomprensibles como el sufrimiento humano y la muerte se comprenden y aclaran gracias
a que Cristo se encarnó, nos redimió y resucitó. Por eso se comprende que al final del evangelio Jesús
ordene a los discípulos que vayan por todo el mundo y bauticen en nombre de la Trinidad y enseñen
lo que Él ha mandado (Mt 28, 19 y ss).
Un hijo crece para parecerse a sus padres. De manera similar, Dios quiere que Sus hijos se vuelvan
más y más como Jesucristo. Aunque solo en el cielo podremos ser perfectos, un hijo de Dios no pecará
habitualmente y sin arrepentirse. “Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como Él es
justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto
apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no
practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido
de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia,
y que no ama a su hermano, no es de Dios.” (1 Juan 3:7-10).
No nos equivoquemos; un hijo de Dios no puede ser “repudiado” por pecar. Pero alguien que “practica”
el pecado (por ej. que consistentemente disfruta el pecar sin hacer caso de seguir a Cristo y Su
Palabra), revela que nunca ha nacido de nuevo. Jesús dice de tal gente, “Vosotros sois de vuestro
padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer.” (Juan 8:44). Por otra parte, a los hijos
de Dios ya no les atrae la gratificación del pecado; sino el deseo de conocer, amar, y glorificar a su
Padre.

Dios padre mandó a su hijo a la tierra a fin de transmitirnos sus enseñanzas y entregar su vida para
librarnos del pecado. Jesús sufrió por nosotros, dejando en su vida un legado con valiosos ejemplos
que seguir. Dentro las enseñanzas de Jesús tenemos: 1. SERVIR A LOS DEMÁS. Jesús nos enseñó
a servir a los demás. Pero esta ayuda a las demás personas debe
ser de corazón. Ser un servidor significa que realmente te
preocupas por las personas, incluso proporcionar auxilio a quienes
cuya condición podría ser considerada desagradable o impensable
para muchos. Jesús en nuestras vidas nos anima a seguir su guía
y servirnos unos a otros. Recordemos actos como el lavado de los
pies a sus discípulos, lo cual fue un gran acto de amor, humildad y
servicio. Al respecto, la Biblia anima a seguirlo como modelo: Juan
13:15 “ Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho,
vosotros también hagáis”. En este momento, Jesús nos da un
ejemplo a seguir. Jesús no solo fue un mentor o un maestro de
cómo servir a los demás, sino que lo hacía de corazón. Nunca se
colocó en una posición por encima de los demás. Lavó los pies a
los demás. Alimentó a miles. Visitó y sanó a los enfermos y resucitó
a los muertos. Pasaba tiempo con aquellos con los que nadie
quería pasar tiempo. Jesús vivió una vida de humildad. Jesús midió la grandeza en términos de
servicio, no de posición social. No importa que tanto dinero o bienes poseas si eres egoísta y no ayudas
a quienes te rodean. Recuerda, Dios mira tu corazón y determina tu grandeza en base a tus acciones
y a cuantas personas sirves. 2. BUENA CONDUCTA. Jesús siempre dio un ejemplo de buena
conducta. El espera que caminemos siguiendo sus pasos. Esto no significa que lo hagamos
perfectamente, pero si que intentemos hacerlo lo mejor que se pueda. Alcanzamos la perfección solo
por la gracia y misericordia de Dios siguiendo su camino, somos hechura de Dios. Jesús hizo de su
vida un ejemplo perfecto. Siempre fue humilde, paciente, actuó con corrección, nunca actuó con
maldad. Ningún otro humano ha vivido sin pecado. Jesús vivió por encima del pecado porque
tenía una perfecta conciencia de Dios, estando totalmente comprometido con él en todas las cosas.
Por ello, debemos esforzarnos en reproducir en nuestras vidas su legado. La Biblia nos enseña que el
sufrimiento de Jesús no solo es redentor. Jesús sin tener pecado, sin haber hecho daño alguno, es
un ejemplo perfecto de servir a Dios. Recuerda que entregó su vida para librarnos del pecado.
Ahora, él te invita a seguir sus pasos, su ejemplo de vida. Busca seguir el ejemplo de Jesús en tu
vida. No devuelvas odio con odio. Jesús fue amoroso, compasivo y misericordioso. Era amable,
paciente y humilde. No era rencoroso y era sumiso a la voluntad de su Padre. Jesús nos enseñó cómo
dar amor incondicional a los demás. Amar a los demás no necesariamente significa que tengas que
hacer tuyos sus hierros y malas actitudes. Significa no tener rencor hacia ellos independientemente de
la situación. As{ mismo, Jesús nos enseñó a tener compasión hacia los demás y no juzgarlos por sus
errores. Enseña la compresión. Otro ejemplo de Jesús para nuestra vida es que tenía una gran
capacidad de transmitir conocimientos a los demás de forma didáctica y adaptada a sus necesidades.
Jesús buscaba dar esperanza a los más humildes y enseñaba a través de “parábolas” para que sea
más sencillo de comprender. Jesús era humilde, compasivo y amoroso. Las personas formadas en
base a la fe, deben intentar seguir el ejemplo de Cristo. Dios quiere que sigas sus pasos, que
tengamos el mismo tipo de amor que tiene Cristo, siendo como él en actitud y metas. Esa es la única
manera segura de estar unidos unos con otros. Por ello, comienza a seguir el ejemplo de Jesús y que
se vuelva parte de tu vida.

La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de


obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí
mismo acciones deliberadas. Por el libre arbitrio cada uno dispone
de sí mismo. La libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento
y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad alcanza su
perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza.
Hasta que no llega a encontrarse definitivamente con su bien último
que es Dios, la libertad implica la posibilidad de elegir entre el bien
y el mal, y por tanto, de crecer en perfección o de flaquear y pecar.
La libertad caracteriza los actos propi amente humanos. Se
convierte en fuente de alabanza o de reproche, de mérito o de demérito. En la medida en que el
hombre hace más el bien, se va haciendo también más libre. No hay verdadera libertad sino en el
servicio del bien y de la justicia. La elección de la desobediencia y del mal es un abuso de la libertad
y conduce a la esclavitud del pecado. La libertad hace al hombre responsable de sus actos en la
medida en que estos son voluntarios. El progreso en la virtud, el conocimiento del bien, y la ascesis
acrecientan el dominio de la voluntad sobre los propios actos.
C ACTIVIDADES DE PRÁCTICA
Después de ANALIZAR COMPRESIVAMENTE LA LECTURA responda las siguientes preguntas:
1. ¿Cuál es la vocación fundamental del hombre?
2. ¿Qué significa cuando en la Biblia se habla del hombre a imagen de Dios?
3. ¿Qué provoca el pecado?
4. ¿Para qué Dios envió a su hijo?
5. Explicar las dos enseñanzas que dejo Jesús para que fueran seguidas.
6. ¿Qué es la libertad?
D ACTIVIDADES DE APLICACIÓN Y COMPROMISO
1. Leer y reflexionar.

2. Resolver la sopa de letras y con las palabras encontradas ELABORAR UN TEXTO que explique
el contenido de la guía: EL HOMBRE LLAMADO A VIVIR COMO HIJO DEL PADRE.

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