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Palti, Elías, “Introducción.

La nación, su historia y la historia de su historia”, “Apéndice:

los relatos de la nacionalidad en América Latina: acerca de la construcción ¿política’

de la nación”, en La nación como problema. Los historiadores y la “cuestión

nacional”, México, FCE, 2002, pp. 9-28 y 131-146.

R E S E Ñ A C R Í T I C A

Importante señalar un título de la reseña

Por: Aldo Mauricio Lara Mendoza

Me parece buen ejercicio

A lo largo del libro José Elías Palti analiza reflexivamente la nacionalidad y crítica la

posición genealógica, tanto como la antigenealógica. Entre otras razones, la principal crítica

que hace a ambas posturas, es que tanto el nacionalismo del siglo XX, cómo el

antigenealogismo se nutren de las mismas corrientes (Palti, 2002: 28). Palti menciona que

no se puede hablar desde ningún lugar como suponen “los cultores del enfoque

antigenealógico”, pues el mismo enfoque de Palti (la historia de la ideas) presupone una red

discursiva desde la cual él habla (Palti, 2002: 24). No obstante, a lo largo del libro, Palti no

aclara esta red discursiva a la que hace referencia. Por este motivo en esta reseña vamos a

contextualizar un poco desde dónde habla Palti y cómo pretexto, buscaremos aclarar tres

nociones a las que recurre constantemente (pues esto posibilita lograr una reflexión más

aguda), estas son, contingencia radical, indecidibilidad y vacuidad. En lo que sigue vamos

a discutir cada una de las nociones que se derivan de la corriente que se conoce como
pensamiento político posfundacional1 y las analizaremos con los ejemplos que da Palti para

analizar cómo va tejiendo su argumento de la Nación en relación a estas categorías. Me

parece importante mencionar que tomarás básicamente el Apéndice

Palti introduce el concepto de contingencia radical, cuando menciona que la crisis

de orden monárquico no llevaba en automático a “la idea del autogobierno de las colonias

americanas” (Palti, 2002: 134), pues esto llevó cierto tiempo en el que las emergentes

autoridades tenían que justificar cierta “voluntad autónoma” libre del reino español.

En este punto cita a María Mora y señala cómo se comenzaba a delinear una noción

de Nación y cómo la definición de Estado independiente no hacía más que minar la

soberanía: pues cada región cumplía con “ser [una] reunión libre y voluntaria [....] formada

de hombres que pueden en un terreno legítimamente poseído” (Palti, 2002: 135) Y de esta

forma surgió una oleada secesionista en muchas regiones.

Así, Mora se dio cuenta que era difícil justificar una unidad administrativa que

conglomerara pueblos sin que estos se sintieran en la misma situación, por lo que se

adiciona un tercer criterio: el principio de umbral. Este principio significa que se debía

tener la capacidad de llevar a cabo “unidades políticas viables” es decir, que estas unidades

políticas tuvieran una fuerza armada. Aunque los Estados, aún con este criterio, no podían

ser obligados a pertenecer a una unidad federal por lo que se obligó a formular un concepto

más fuerte de nacionalidad (algo complicado al no haber una pre-existencia nacional, pero a

fin de cuentas se trataba de una ficción que se podía articular).

No obstante luego de la invasión y derrota por parte de tropas estadounidenses, en

1 Pues si bien no hay una relación directa de la historia de los lenguajes (Palti, 2008: 477) con este
pensamiento, si existen algunas afinidades como lo muestra Palti en este libro y en otros (2005).
México se “reactivaría en forma permanente aquello que todo Estado, a fin de articularse,

debe ocluir: la radical contingencia de sus fundamentos” (Palti, 2002: 139, cursivas

nuestras). En otro libro posterior, menciona este concepto (cuando habla del marxismo

posestructuralista) donde dice que “El objetivo de éste consiste, [...] en reactivar el

momento de decisión que subyace en todo conjunto sedimentado de relaciones sociales,

confrontar todo orden instituido con su vacío inherente (a la radical contingencia de su

institución)” (Palti, 2005: 106), aunque si bien no menciona a qué se refiere con este

concepto como tal, ya lo vincula con el de vacío (o vacuidad) y en este apartado remite a la

noción elaborada por Laclau y Mouffe. Para Laclau y Mouffe:

Lo social es articulación en la medida en que lo social no tiene esencia —es decir, en la

medida en que la «sociedad» es imposible. [...] en lo que se refiere a lo social la necesidad

sólo existe como esfuerzo parcial por limitar la contingencia. Esto implica que las relaciones

entre «necesidad» y «contingencia» no pueden concebirse como las existentes entre dos áreas

delimitadas y exteriores la una a la otra [...], ya que lo contingente sólo existe en el interior de

lo necesario. Esta presencia de lo contingente en lo necesario es lo que hemos llamado

subversión, y se manifiesta bajo las formas de simbolización, de metaforización, de paradoja 2,

que deforman y cuestionan el carácter literal de toda necesidad. La necesidad, por tanto, no

existe bajo la forma de principio subyacente, de fundamento, sino como esfuerzo de

literalización que fija las diferencias de un sistema relacional (Laclau y Mouffe, 1987: 194,

cursivas de los autores)3

2 Así Palti menciona que “Alamán además señalaba la paradoja de la soberanía popular, pues ésta está por
encima y a la vez sujeta a la ley, es (subjectus y subjectum)” (Palti, 2002: 142-143).
3 Por más parecido que el concepto de contingencia, surgido en el pensamiento político posfundacional (o
posmarxista), tenga con otras corrientes, por ejemplo con la teoría de sistemas, la contingencia con Laclau
es definida con relación a la necesidad de un orden social. En cambio la teoría de sistemas define la
contingencia como el precio que se paga todo el tiempo por parte de los sistemas psíquicos y sociales al
Palti se apoya en esta idea de contingencia, para defender cómo la noción de Nación

principalmente en épocas de crisis políticas puede exponer sus bases de sus fundamentos,

los cuales pueden ser mancillados y criticados, lo que hace que estos se vean como

invenciones siempre disputables por el terreno de la política (Palti, 2002: 128).

Palti menciona que quién logro evidenciar los fundamentos contingentes del

nacionalismo liberal y tuvo un papel destacado fue Lucas Alamán, pues expuso la paradoja

de la soberanía. Al hacer esto, la elite veía que “la determinación de la legitimidad del

principio de soberanía nacional sería algo imposible de fundamentar” (Palti, 2002: 140) y

aquí menciona Palti, que la búsqueda de la fundamentación se traslada al terreno de los

indecidibles (de la dimensión política).

Previamente a esclarecer a qué se refiere Palti con indecidibilidad, se aclara qué se

entiende por dimensión política y de qué se distingue. Laclau y Mouffe distinguen la

política de lo político, la política sería el campo donde las fuerzas de los agentes, las

articulaciones y el antagonismo es posible, es una dimensión que rebasa todas las relaciones

sociales y las trasciende al nunca poder ser “domesticada”. Así, sostiene Mouffe (en

Marchart, 2007: 143) que:

By the «political», I refer to the dimension of antagonism that is inherent in human relations,

encontrarse inmersos en el sentido (o complejidad -término general), así “complejidad significa [...]
coacción a seleccionar. Coacción a seleccionar significa contingencia, y contingencia significa riesgo.
Cualquier estado complejo de cosas se basa en una selección de las relaciones entre los elementos, los
cuales, a la vez, son utilizados para constituirse y conservarse. La selección sitúa y cualifica los elementos,
aunque para estos fueran posibles otras relacionalidades” (Luhmann, 1998: 48). Y no porque la
contingencia pueda subvertir un estado de cosas, sino porque la contingencia en la teoría de sistemas es
constitutivo de las operaciones de los sistemas en cada momento. Otra cosa sería hablar del paso del
primado de una forma de diferenciación a otra, con consecuencias catastróficas para el orden precedente,
que es a lo que Laclau y Palti apuntan principalmente cuando hablan de radical contingencia.
antagonism that can take many forms and emerge in different types of social relations.

«Politics», on the other side, indicates the ensemble of practices, discourses and institutions

which seek to establish a certain order and organize human coexistence in conditions that are

always potentially conflictual because they are affected by the dimension of «the political»

Relacionado a la dimensión política, la noción de indecidibilidad sostiene que ya no hay un

fundamento último que vincule a la sociedad. Ya no hay una dimensión ontológica última

sino sólo hay intentos (siempre precarios) por articular la dimensión política y en la que

sólo se puede ir tomando decisiones (decisiones contingentes debido a su indecidibilidad

ontológica).

En este sentido, menciona Palti, que la incipiente búsqueda de la nacionalidad

mexicana abría otra indecidibilidad: “la indecidibilidad de México como nación, en

definitiva, para Alamán, no era más que una de las expresiones de otra indecidibilidad

radical: la del ejercicio legítimo del derecho a la insurrección (Palti, 2002: 142)” es decir,

en el hecho de que cualquier categoría óntica (lo político) puede llenar ese vacío ontológico

(la política), según los términos recién introducidos, pues cualquier grupo podría buscar

llenar este vacío o por lo menos en un principio negarlo. En términos gramscianos,

cualquier agente que busque llenar este vacío “a través de la práctica de la hegemonía,

modifica su propia naturaleza e identidad: para Gramsci una clase no toma el poder del

Estado, sino que deviene Estado” (Laclau y Mouffe, 1987: 120, cursivas de los autores).

Posteriormente, agrega Palti, que la crisis del estado latinoamericano del siglo XIX

desnuda la ficción de homogeneidad del discurso de la nacionalidad “revelando la

violencia originaria que le subyace” (Palti, 2002: 144). La nación ofrece el marco donde la

voluntad puede articularse y el Estado “borra el residuo de facticidad que impediría a la


nación imaginarse como una comunidad” (ibídem). No obstante la semántica de Nación al

fundar al Estado, ésta no expresa a éste su completud sino un vacío inherente, por lo que la

Nación se puede decir, tiene una relación paradójica con el Estado, es su condición de

posibilidad y de imposibilidad (Palti, 2002: 121),4 pues “amenaza también

permanentemente a fisurarlo”(Palti, 2002: 144).

El vacío, como lo define Palti, remite a un concepto negativo del pensamiento

político posfundacional pues la vacuidad no es un lugar vacío realmente sino aquella

plenitud ausente que sólo puede existir encarnada en una fuerza hegemónica (Laclau, 2008:

2014). Así Palti menciona que “La llamada tradición liberal no es más que la historia de los

distintos modos de articular esta aporía, rodear este vacío constitutivo de lo político sin

poder nunca llenarlo” (Palti, 2005: 137).

Palti también señala en otro libro el crucial papel que jugó Lucas Alamán, al ser el

actor que lograba dislocar de la manera más aguda el discurso nacionalista de sus

adversarios, al mostrar constantemente la contingencia de los fundamentos. Así Palti señala

que Lucas Alamán fue:

Sin duda, la figura intelectual dominante de su tiempo [...] porque en su obra se sintetizan

mejor que en ninguna otra las perplejidades de una nación que parecía incapaz de encontrar

rumbo y, en su turbación, en su desesperada búsqueda, llega a poner en el foco de su crítica y

hacer objeto de escrutinio los fundamentos mismos de sus instituciones políticas, revelando

instancias problemáticas en el concepto republicano moderno alas que sólo las grandes, como

4 Esta idea también Palti la toma del pensamiento político posfundacional, pues en esta corriente la
sociedad es vista como una “totality [que es ] an impossible object, but it is precisely because of its
impossibility that it functions as condition of possibility for the social, whereby the latter is understood as
the discursive terrain on which meaning is being partially fixed into nodal points. Thus, we have to
conclude that society is both impossible and necessary” (Marchart, 2007: 137).
la que Alamán le tocó vivir, le sacuden su velo de «naturalidad», la exponen como tales

sacando a la luz la contingencia de sus premisas y permite a sus actores más lúcidos

pensarlas (Palti, 1998: 57, cursivas del autor)

Lucas Alamán, si bien como actor tuvo un papel destacado, su relevancia residió en

su manera de problematizar las certidumbres de sus adversarios que “él ponía en juego con

su propia (re) escritura de la historia” (Palti, 2008: 263).5

Como se vio, Palti analiza cómo se construye la idea semántica de Nación en un

momento de gran agitación política, lo que le permite ver cómo los diversos agentes

sociales, disputan, se puede decir, la hegemonía de las posiciones y de los contenidos

políticos con los que buscan articular la dimensión política, a la vez que sitúan una forma

particular de construir esta dimensión que buscan imponer a sus adversarios.

En este orden de ideas, para Palti la semántica de Nación llena un lugar que

constantemente se ve minado y que constantemente busca ser ocupado y concluye que:

Las ideas de Ley o Estado, al igual que la de Nación, no son sino, en última instancia, modos

diversos de rodear, sin nunca lograr abarcar, ese núcleo inasible de irracionalidad que yace

por debajo de todo ordenamiento institucional, tratar -siempre en forma precaria- de llenar

simbólicamente aquel vacío originario constitutivo, buscando dotar de sentido, volver

inteligible (y soportable) un universo que, una vez privado de toda garantía trascendente, no

puede evitar eventualmente confrontarse a la radical contingencia de sus fundamentos. (Palti,

2002: 144-145)

5 En esta discusión entre ambos bandos, Alamán ponía en tela de juicio los fundamentos de sus
contrincantes, así indica Palti que “para Lacunza, el objeto de este procedimiento era alcanzar un punto de
vista imparcial [...], tal hecho señalado por Lacunza [su adversario] revelaba, por el contrario, la
inevitable relatividad de todo juicio histórico” (Palti, 2008: 263).
Hasta aquí, se dio un contexto general de los conceptos: contingencia,

indecidibilidad y vacío que Palti toma del pensamiento político posfundacional y señalamos

la manera en cómo él los relaciona con la idea semántica de Nación. Con estos conceptos

Palti expone los antagonismos entre agentes que buscan subvertir las posiciones, al fin

indecidibiles, tanto al minar los fundamentos contingentes de sus juicios, como de los

actores mismos con relación a la Nación, la cual es vista como aquel lugar vacío que busca

ser llenado en una semántica particular .

El análisis es sin duda interesante y plantea los ejes desde donde sería bueno situar los

planteamiento de Palti.

Bibliografia

Laclau, Ernesto y Chantal Mouffe (1987). Hegemonía y estrategia socialista, hacia una

radicalización de la democracia. Siglo XXI, Madrid.

Luhmann, Niklas (1998). Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría general de

sistemas. Anthropos, México, Universidad Iberoamericana, Santafé de Bogotá,

CEJA, Pontificia Universidad Javeriana.

Marchart, Oliver (2007). Post-Foundational Political Thought Political Difference in

Nancy, Lefort, Badiou and Laclau. Edinburgh University Press, George Square,

Edinburgh.

Palti, Elías J. (1998). La política del disenso. La “polémica en torno al monarquismo”

(México, 1848-1859)... y las aporías del liberalismo. Fondo de Cultura Económica,

México, D.F.
Palti, Elías J. (2005). Verdades y saberes del marxismo. Reacciones de una tradición

política ante su “crisis”. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina.

Palti, Elías J. (2008). La invención de una legitimidad: Razón y retórica en el pensamiento

mexicano del siglo XIX: un estudio sobre las formas del discurso político. Fondo de

Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina.

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