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Revista de Historia, Patrimonio, Arqueología y Antropología Americana

http://rehpa.net/ojs/index.php/rehpa
Año 2020, No. 3, Julio-Diciembre (6-25)
ISSN: 2697-3553
https://doi.org/10.5281/zenodo.4065540

Análisis arqueológico de un conjunto doméstico en el sitio Las Palomas, Hidalgo,


México
Archaeological analysis of a household community in the Las Palomas site,
Hidalgo, Mexico
Roberto Israel Fuentes Martínez1
1Instituto Nacional de Antropología e Historia, Dirección de Salvamento Arqueológico, Ciudad de México, México
(israelfuentesmartinez@gmail.com) ORCID 0000-0001-5244-8868
Recibido: 5 febrero 2020; Aceptado: 28 mayo 2020; Publicado: 15 julio 2020
Resumen

Esta investigación es resultado de un proyecto de salvamento arqueológico que se desarrolló entre los años del
2006 y 2007, previamente a la construcción de la autopista “Arco Norte” que actualmente une a las ciudades
de Tula con Ciudad Sahagún del estado de Hidalgo y que concluyó con la elaboración de la tesis de licenciatura
del autor. Los trabajos se llevaron a cabo por petición de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. En la
región se registraron diversos sitios de los periodos Epiclásico, Posclásico y Colonial, así como con distintas
funciones: cívico-ceremonial, doméstica, concentraciones de materiales, etcétera. En este escrito se aborda el
análisis arqueológico de una unidad habitacional del sitio Las Palomas, con los resultados se trataron de inferir
las actividades, áreas de actividad, los modos de trabajo y el modo de vida que tuvieron los habitantes del
conjunto doméstico en el periodo Colonial Temprano (1521-1603 d. C.). En este trabajo se presenta una síntesis
de los análisis desarrollados en la tesis correspondiente a los planteamientos teóricos-metodológicos, así como
los resultados, las conclusiones y los nuevos cuestionamientos de la investigación.

Palabras clave: Arqueología Histórica, Unidad Habitacional, Áreas de Actividad, Modo de Vida, Modos de
Trabajo.

Abstract
This research is the result of an archaeological rescue project that was developed between 2006 and 2007, prior
to the construction of the "Arco Norte" highway that currently links the cities of Tula and Ciudad Sahagún in the
state of Hidalgo, and which concluded with the preparation of the author's degree thesis. The work was carried
out at the request of the Ministry of Communications and Transport. Several sites from the Epiclassic, Post-Classic
and Colonial periods were registered in the region, as well as with different functions: civic-ceremonial, domestic,
concentration of materials, etc. This paper deals with the archaeological analysis of a housing unit at the Las
Palomas site. The results were used to infer the activities, areas of activity, work and way of life that the
inhabitants of the domestic complex had during the Early Colonial period (1521-1603 AD). This paper presents a
synthesis of the analyses developed in the thesis corresponding to the theoretical-methodological approaches, as
well as the results, conclusions and new research questions.
Keywords: Historic Archaeology, activity area, household community, mode of life, work modes.

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INTRODUCCIÓN
Esta investigación tiene como propósito el de valorizar las investigaciones arqueológicas de contextos que se
pueden considerar como marginales, pues comprende el análisis de un sitio que de acuerdo a sus características
de asentamiento se define como aldea y cronológicamente se puede colocar en el periodo Colonial Temprano
por lo tanto se considera Arqueología Histórica. Tradicionalmente en la arqueología mexicana se ha dado mayor
interés a las investigaciones de grandes centros monumentales desde el Preclásico, el Clásico y el Posclásico; si
bien se han hecho investigaciones de unidades habitacionales, se le da preferencia a aquellas que fueron
habitadas por grupos de élite.
En esta investigación se muestra la importancia que tuvieron los grupos marginales habitantes de una aldea en
una economía regional, pues se considera que son la base de la misma. Para ello se planteó conocer el Modo de
Vida de los habitantes del sitio arqueológico Las Palomas ubicado en el estado de Hidalgo, México. Se utilizan los
conceptos de Modo de Vida de la Arqueología Social Latinoamericana desarrollada por Felipe Bate (1998), Modo
de Trabajo (Veloz, 1984); así como Contexto Sistémico y Contexto Arqueológico (Schiffer, 1990), Conjunto
Doméstico (Blanton, 1994), áreas de actividad (Bate, 1998; Binford, 2004; Fuentes, 2013; Kent, 1990; Manzanilla,
1986). Todo lo anterior enmarcado dentro de una Posición Teórica elaborada para el caso de estudio (Gándara,
1993).

Ubicación
El sitio arqueológico Las Palomas se encuentra a 70 km al norte de la ciudad de México, entre los poblados de
Tizayuca y Tolcayuca del estado de Hidalgo y San Francisco Zacacalco del estado de México, en la loma baja del
cerro Sotula que es parte de la sierra de la Tezontlalpan; en el sureste de la región geográfica que en el siglo XVI
fue conocida como la Teotlalpan (Palma, 2008) (figuras 1 y 2). La vegetación que impera en la zona es aquella
característica de las regiones semiáridas, compuesta por magueyes, nopales, garambullos, mezquites, biznagas,
cardones y algunos árboles foráneos como el pirú. La obtención del agua fue y continúa siendo un problema pues
en el siglo XVI las fuentes de abastecimiento fueron las escorrentías que descendían de los cerros, así como los
jagüeyes y algunos “ojos de agua” que hasta hoy se siguen explotando. Gran parte de las tierras planas son usadas
para sembradío, mientras que los cerros son usados para el pastoreo de ganado menor; por lo tanto, a los
agricultores y a los pastores les resulta familiar encontrar fragmentos de barro, de obsidiana o “piedra de rayo”,
pedazos de huesos, así como algunos alineamientos de piedra que en más de una ocasión han pasado a formar
parte de los tecorrales que delimitan su propiedad.

Breves antecedentes
En la última fase del Posclásico Tardío el sureste de la Teotlalpan fue controlado por la Triple Alianza establecida
por Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan; los tres centros de poder se repartieron el territorio de manera que cada
uno tuviera presencia en la región. De tal manera que las poblaciones que habitaron en la sierra de la

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Tezontlalpan se encontraron dentro del territorio controlado por Tlacopan, su cabecera principal en la zona fue
Apasco que se encargó de recolectar, almacenar y transportar los tributos a la capital tlacopaneca. Tuvo como
sujetos a Tequixquiac, Hueypoxtla, Xicalhuacan, Tzitzipic y Jilotzingo. A su vez, el control de Texcoco llegó a
Tizayuca. Finalmente, México-Tenochtitlán controló poblaciones dentro del territorio tanto de Tlacopan como
de Texcoco; así Tolcayuca, Huitzila, Santiago Tocayocan, Temascalapa y Tlaquilpa tributaban directamente a la
capital tenochca (Carrasco, 1996, pp. 134-139).

Figura 1. Ubicación del sitio Las Palomas con relación a la ciudad de México. Imagen elaborada con QGIS 3.10.

Los sitios arqueológicos que se han registrado en la zona son muy diversos tanto en su temporalidad como en
características arquitectónicas y funcionalidad; lo anterior se constata en los trabajos de recorrido de superficie
y excavación que ha realizado Osvaldo Sterpone (1998) desde la década de los 90 del siglo XX y que junto con las
labores hechas por Rubén Manzanilla y Adán Pacheco (1997), se sabe que hubo asentamientos con temporalidad
desde el Clásico, Posclásico Temprano y Tardío, llegando hasta el Colonial y cuyas funciones varían, reportando
asentamientos cívicos-religiosos, habitacionales y de terraceados asociados a actividad agrícola.

Trabajos de arqueología
El sitio arqueológico Las Palomas está compuesto por lo menos con nueve montículos bajos que probablemente
cubran vestigios arquitectónicos domésticos. Debido a que se contó con recurso financiero y tiempo muy

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limitado se decidió excavar tres de los montículos: dos de ellos de forma parcial sólo para conocer el sistema
arquitectónico y el tercero se excavó extensivamente para de esta manera contar con una muestra lo
suficientemente representativa y con ello lograr inferir la funcionalidad y temporalidad del sitio.

Descripción arquitectónica
En la excavación se descubrieron los cimientos de cuatro cuartos: tres de forma cuadrada y uno de forma
rectangular, en conjunto conforman una Unidad Habitacional con azimut de 45º con respecto al Norte
magnético. Los cuartos cuadrados midieron en promedio tres metros por lado y estuvieron comunicados por un
pasillo en forma de “L” ubicados al sur, este y oeste mientras que el cuarto rectangular se ubicó al norte y midió
dos metros de ancho por cuatro de largo. Los cimientos se construyeron con rocas calizas rectangulares con
dimensiones de doce por veinticinco centímetros en promedio, las rocas fueron unidas con cementante de lodo
o tierra con agua, conservan una altura que varía entre sesenta centímetros y un metro, con un ancho de treinta
centímetros. El interior de los cuartos se elaboró primeramente con una plancha de rocas amorfas, sobre la que
se colocó un recubrimiento de tierra con un espesor de veinte centímetros, seguido de otra plancha de rocas con
diámetro promedio de diez centímetros, finalmente se cubrió con tierra que funcionó como el firme o el
apisonado de los cuartos (Fuentes, 2013, pp.22-25).

Figura 2. Ubicación de la unidad habitacional excavada con relación al cerro Sotula. Imagen realizada en
Photoshop.

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En los cuartos Este y Oeste se ubicaron dos fogones o tlecuilli de forma cuadrada elaborados con cuatro piedras
rectangulares cada uno. Se encontraron alineados con el acceso de las habitaciones, en la parte posterior. Los
accesos fueron construidos con rocas calizas con la “corona” o parte superior plana, se colocaron en el centro
del muro que da al pasillo, de tal forma que los accesos conectaron con él. De la misma manera, para ingresar al
pasillo, se construyó un acceso con dos pequeños escalones. Entre los derrumbes que se identificaron, se registró
un bloque rectangular de adobe de sesenta centímetros de largo y treinta centímetros de ancho
aproximadamente.

Figura 3. Vista hacia el Norte del acceso al pasillo en forma de “L”. Del lado derecho se observa el cuarto Este,
en la parte superior izquierda se ubica el cuarto Oeste.

En el centro de los cuartos Este y Oeste se registraron debajo del apisonado dos esferas de basalto: la del cuarto
Este tiene doce centímetros de diámetro aproximadamente, con un agujero vertical en el centro de cinco
centímetros de diámetro y en sus paredes horizontales tiene labradas líneas verticales que se encuentran
separadas entre sí por dos centímetros. De esta manera forma veinte espacios que parecen gajos de naranja.
Esta esfera fue parte de la plancha de nivelación y se encontraba enterrada y cubierta por el apisonado de tierra.
La esfera de basalto del cuarto Oeste se encontró enterrada sólo hasta la mitad, es más grande que la anterior
pues tiene un diámetro de veinticinco centímetros, tiene un agujero vertical que mide seis centímetros de
diámetro y en sus paredes tiene cuatro conjuntos de círculos concéntricos, cada conjunto de círculos
concéntricos está hecho de dos círculos y estaban orientados hacia las esquinas del cuarto, de esta manera,
cuando liberamos el apisonado, sobresalía la mitad de la esfera. Alrededor de ella no encontramos material

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arqueológico a una distancia de un metro aproximadamente, daba la impresión que el espacio hubiera sido
limpiado.

METODOLOGÍA
Los postulados teóricos utilizados para esta investigación provienen de dos planteamientos teóricos; como
modelo explicativo La Arqueología Social Latinoamericana de donde se desprenden los enunciados tipo “Ley”
con ellos se intenta explicar un fragmento de la dinámica social de los grupos que habitaron el sitio Las Palomas,
se buscan conocer, particularmente, algunos aspectos de su modo de vida, con lo que se tendrá un panorama
general del mismo, más no se conocerá en su totalidad.
De manera complementaria, como modelo inferencial se utilizaron los planteamientos desarrollados dentro de
La Arqueología Conductual. Este planteamiento se aplicó para que el acercamiento a nuestro objeto de estudio
fuera más preciso.
Al utilizar dos planteamientos teóricos se puede caer en el error de una inconmensurabilidad epistemológica y
en un eclecticismo conceptual. Para evitarlo se desarrolló una Posición Teórica acorde a las particularidades
específicas de este caso de estudio, además se considera que el problema del eclecticismo es cuando se trata de
un eclecticismo incongruente, es decir, es posible articular postulados teóricos y/o metodológicos provenientes
de dos o más planteamientos y desarrollar un eclecticismo congruente.
De acuerdo a Manuel Gándara (1993), la Posición Teórica está compuesta por tres áreas principales: área
valorativa, área ontológica y área epistemológica-metodológica. El área valorativa se refiere a los juicios e
ideologías que llevan al investigador a estudiar el tema en cuestión, estos determinan la manera de abordar la
investigación ya que no se puede desprender de ellos.
En el área ontológica se determina el “qué” es lo que se estudia, se desarrollan los supuestos de cómo es la
realidad a estudiar (Gándara, 1993, p.9). Para Felipe Bate (1998, p.30), en este apartado se encuentran los
principios y regularidades generales de la teoría de la realidad, así como las teorías sustantivas y teorías
mediadoras que la posición produce y sustenta. Es decir, en este apartado se le da congruencia teórica a la
investigación.
En el área epistemológica-metodológica se propone el “cómo” debe estudiarse aquello que se define como área
ontológica, para cumplir los objetivos cognitivos establecidos con anterioridad en el área valorativa. Está
compuesto por dos supuestos. Los referentes al proceso del conocimiento general, estos se encuentran dentro
del área epistemológica; por otro lado, se encuentran los del conocimiento científico en particular, están dentro
del área metodológica (Gándara, 1993, p.10).
Para conectar ambos planteamientos teóricos se utilizaron principios puente, con el que es posible vincular el
referente empírico, en este caso la información obtenida del análisis del contexto arqueológico (López Aguilar,
1990).
Para esclarecer lo anterior es necesario definirlo con mayor detalle.

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La Arqueología Social Latinoamericana está conformada por una tri-categorización para investigar los grupos
sociales pretéritos a partir de sus restos materiales; se trata de Formación Económico Social (FES), Modo de Vida
y Cultura (Bate, 1998).
La Formación Económico Social se define como:

el sistema de relaciones generales y fundamentales de la estructura y causalidad social, entendido como


totalidad. Comprende la unidad orgánica del ser social y las superestructuras… refleja el hecho de que
la base material y las superestructuras integran la indisoluble unidad real de la sociedad” (Bate, 1998,
p.57).

Mientras que la Cultura refleja aspectos objetivamente distinguibles, existen integrados en la unidad de la
realidad social. Expresa diversas dimensiones de la sociedad. Es considerada como una categoría general del
materialismo histórico, por lo tanto no está designada por la particularidad del tema estudiado. Es sintetizada
conceptualmente como el conjunto singular de formas fenoménicas que presenta toda sociedades reales.
Mientras que el Modo de Vida es el conector entre la FES y la Cultura, se define como una particularidad de las
“formas socioeconómicas” y esta particularidad está condicionada por las características del medio geográfico
en el que el grupo se desarrolla y las relaciones sociales que tiene de acuerdo al sector de producción en el que
el grupo se encuentra (agraria, minera, artesanal, intelectual, industrial) (Bate, 1998, p.65). Las particularidades
que le dan forma al modo de vida son definidas como el “modo de trabajo” que es definido como la “praxis de
un modo de vida, es la forma dentro de las relaciones de producción y sus supuestos” (Veloz, 1984, p.11).
Para conocer los modos de trabajo que realizaron los habitantes del Conjunto Doméstico del sitio Las Palomas
resulta indispensable inferir las actividades y áreas de actividad donde se realizaron. El Conjunto Doméstico o
Household Community se refiere a “un grupo de personas cohabitando en un conjunto residencial, y en algún
grado comparten actividades y toma de decisiones acerca del conjunto doméstico” (Blanton, 1994, p.6).
En el desarrollo de la teoría de rango medio se utilizan los conceptos de contexto sistémico y contexto
arqueológico. El primero se define como la condición de un elemento que está participando en un sistema
conductual, las actividades en las que participan los elementos duraderos durante su vida, o en contexto
sistémico, pueden dividirse en cinco “procesos: obtención (procuramiento), manufactura, uso, mantenimiento y
desecho” (Schiffer, 1990, p.83).
El segundo describe los materiales que han pasado por un sistema cultural y que ahora son los objetos de
investigación del arqueólogo (Schiffer, 1990, p.83). Por lo tanto, la finalidad del arqueólogo es reconstruir el
contexto sistémico en el que interactuaron los objetos materiales que tenemos en el contexto arqueológico. Por
tal motivo resulta de gran importancia que el registro del dato arqueológico sea de lo más claro y completo.
Así con el registro detallado de los materiales recolectados in situ, conociendo su función y su relación con otros
materiales y el espacio arquitectónico donde se descubrió, es posible inferir las actividades y áreas de actividad.
Las actividades son una serie de tareas realizadas por un grupo de personas en un tiempo y espacio determinado,
que además son el reflejo de una forma de vida, las áreas de actividad son espacios en donde se realizan una o

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más actividades y pueden estar delimitadas por elementos arquitectónicos como casas, templos, patios, o por
espacios naturales como loma baja del cerro, lago, áreas de agricultura, dependiendo de las necesidades;
generalmente los materiales que interactúan en las actividades se encuentran concentrados y distribuidos en
mayor medida en las áreas donde se realizaron con mayor frecuencia (Bate, 1998, p.193; Binford, 2004, p.158;
Fuentes, 2013, p.32; Kent, 1990, p.3; Manzanilla, 1986, p.11).
Para identificar las áreas de actividad se aplicó la metodología utilizada por Guadalupe Mastache y Robert H.
Cobean (1999, pp.248-295), en donde se relaciona la concentración de materiales registrados en contexto
primario con el espacio arquitectónico en donde se encuentra. Con la relación de la función de los materiales
arqueológicos con los espacios arquitectónicos, se lograron definir distintas áreas de actividad tanto al interior
de la unidad habitacional como al exterior de la misma. Además, a partir del análisis de materiales se puede
proponer una cronología relativa de ocupación.
La cuantificación y análisis de materiales cerámicos se hizo bajo el modelo de Tipo-Variedad (Hodge & Minc,
1991). Se recolectó una muestra importante de malacates, sobre todo porque la mayoría se concentró en el
cuarto Norte, algunos de ellos se encontraron in situ; en su mayoría, los malacates presentan decoraciones
esgrafiadas, con engobe negro y otros son lisos sin decoración. Para su análisis se utilizó la propuesta de Mary
Parsons (1973). De los artefactos de lítica tallada y lítica pulida se analizaron de acuerdo a las propuestas de
Ángel García Cook (1981) y Donald Jackson (1990).
De los restos óseos de animales, la muestra está compuesta por restos de cánido o perro, venado, guajolote y
conejo; estos dos últimos muestran huellas de actividad trófica, es decir, que fueron masticados. Así también
hubo fragmentos de gallo-gallina, borrego y de toro-vaca; los huesos de las tres especies animales muestran
huellas de actividad trófica. (Fuentes, 2013, pp.124-125).

RESULTADOS
Los datos finales que arroja la cuantificación de los materiales en el interior del cuarto Oeste muestran que el
tipo cerámico con mayor representatividad es el Azteca anaranjado monocromo con un 61%, seguido del canal
café monocromo con 23%, los demás tipos cerámicos que están presentes en dicho cuarto tienen una
representación entre 1% y 3%, estando entre ellos los tipos decorados amarillo/rojo y Azteca IV
negro/anaranjado con 3%. Las formas que representa el tipo Azteca anaranjado monocromo son el cajete con
un 62%, seguido de la olla con un 19%, el comal con 11% y la cazuela con 8%. El tipo Azteca Anaranjado
Monocromo se encuentra en mayor cantidad dentro del cuarto oeste en los cuadros 071 con 24% y 072 con 26%,
es decir, la mitad de los tepalcates que se encontraron en el cuarto oeste están ubicados en estos dos cuadrantes.
Por otro lado, en el cuarto Este el tipo cerámico con mayor presencia es el Azteca anaranjado monocromo con
66% seguido del vidriado verde con 12%, posteriormente el Azteca IV negro/anaranjado con 9%, el Azteca
anaranjado monocromo con engobe con 6%, lo siguen los tipos Lagos anaranjado impreso, rojo monocromo y
transicional anaranjado monocromo con 6%, terminando con el tipo Canal café monocromo con 1%. El tipo
Azteca anaranjado monocromo contiene en las formas de sus vasijas cajetes, cazuelas, comales y ollas. La forma

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que mayor presencia tiene es el cajete con un 43%, posteriormente el comal con 29%, seguido de la olla con 19%,
finalmente la cazuela con 9%. La forma del tipo Azteca IV negro/anaranjado son cazuela y molcajete. En el cuarto
Norte el tipo cerámico con mayor presencia es el Azteca anaranjado monocromo con 74%, seguido del Azteca
anaranjado monocromo con engobe con 10% posteriormente el Azteca IV negro/anaranjado con 9%; estos tres
tipos son los que tienen mayor presencia, además se encuentran los tipos amarillo/rojo, negro/rojo y vidriado
verde con 2%, finalmente el transicional anaranjado monocromo con 1%.

Figura 4. Molcajete del tipo Negro/anaranjado variante H. Esta variante tiene una cronología relativa de la
última fase del Posclásico Tardío y del Colonial Temprano.

Por último, en el área del pasillo el tipo cerámico más predominante es el Azteca anaranjado monocromo con
72%, seguido del Canal café monocromo con 10%, posteriormente el Azteca IV negro/anaranjado con 6%, el
Azteca anaranjado monocromo con engobe y el negro/rojo con 2%, finalmente el Macana rojo/café, el Lagos
anaranjado impreso y rojo monocromo con 1%.
Considerando la función de las vasijas cerámicas y su distribución dentro del conjunto arquitectónico hemos
determinado seis áreas de actividad y un área en la cual no se pudieron determinar las actividades debido a la
escasez de materiales cerámicos.

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Figura 5. Fragmentos de cajetes del tipo amarillo/rojo. Su cronología relativa abarca desde el Posclásico Tardío
al Colonial Temprano.

De acuerdo a los materiales cerámicos descritos con anterioridad se propone que la unidad habitacional tiene
dos temporalidades:
Posclásico Tardío: Los materiales Azteca IV negro/anaranjado fueron ubicados temporalmente por Vaillant de
1507 a 1519 d.C. es decir, hasta la llegada de los españoles a tierras mexicanas. Canal café monocromo de 1250
a 1521 d.C. Lagos anaranjado impreso de 1350 a 1521 d. C., Azteca anaranjado monocromo 1350 a 1521 d. C.,
Azteca anaranjado monocromo con engobe de 1250 a 1521 d.C., Xochimilco negro/crema de 1350 a 1521 d.C.
Colonial Temprano: El tipo amarillo/rojo está ubicado a épocas muy cercanas a la Conquista y Charlton encuentra
este tipo en Tlatelolco en ocupaciones pertenecientes al Colonial Temprano. Azteca V de 1530 a 1550 d.C.,
Cardonal rojo moldeado de la época prehispánica hasta la actualidad, barniz verde y barniz café de 1521 a 1824
d.C.
De la muestra de malacates, se registraron dos tipos y tres grupos de cada uno:
Tipo I, grupo A.
Este grupo de malacates se caracteriza por tratarse de figuras de espiral y grecas rellenadas por líneas que forman
una especie de red en el interior, algunas veces el relleno es con cuadros y otras veces con rombos. En algunos
casos la red de cuadrados o de rombos se da en el interior de los espirales y grecas, en otras ocasiones se da al
exterior de las figuras, quedando su interior vacío. De acuerdo a Mary Parsons, este relleno es hecho con un
palillo cuando aún la pasta se encuentra húmeda (Parsons, 1972, p.48). De este tipo y grupo se compone la
mayoría de la muestra con ocho ejemplares de los cuales cinco están completos y tres están incompletos, todos
son de forma hemisférica.
Hay dos figuras de diseño predominantes; uno de ellos es el de espirales y grecas que en este caso, es el más
común; el segundo dibujo es aquel que divide la zona de diseño en seis paneles, posteriormente son rellenados

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cada dos paneles, dejando así, un panel vacío y un panel lleno. Mary Parsons reporta que en este último puede
haber cuatro paneles en lugar de seis, y en ocasiones son llenados todos los paneles. El peso de estas piezas va
de los 30 gramos a los 49.7 gramos, con diámetros de 0. 36 a 0. 51 centímetros.

Tipo I, grupo B.
Este grupo es igual al grupo anterior, con la diferencia de que carece del diseño de relleno con cuadrados o
rombos que dan la forma de una “red”. Las formas de diseños son de espirales y grecas, sólo está marcado su
contorno, tanto el interior como su exterior, están vacíos. De este grupo se cuenta con un malacate, es de forma
cónico truncando, pesa 39.6 gramos y tiene de diámetro 0. 51 centímetros.

Tipo I, grupo E.
En este grupo hay figuras geométricas en forma de “S” son marcadas alrededor del malacate en intervalos. De
este se tiene una tercera parte del malacate, donde se alcanzan a observar tres figuras geométricas en forma de
“S” son de forma hemisférica, desafortunadamente sólo se cuenta con una tercera parte de la pieza, por lo tanto
no se pudo sacar su peso, sin embargo, se puede intuir su diámetro su diámetro aproximado de 0. 33 centímetros.

Figura 6. Distribución de los malacates dentro de los cuartos Norte y Este. Los cuadros numerados
corresponden a la retícula de 2 x 2 m, y la nomenclatura de la que estuvo compuesta la unidad de excavación.

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Figura 7. Mapa de distribución, cuantificación de tipos cerámicos y áreas de actividad domésticas. Imagen
realizada en Photoshop.

Tipo III.
Los malacates del tipo III son más pequeños tienen un diámetro que va de entre 0. 15 y 0. 31 centímetros.

Tipo III, grupo A.


Estos malacates no tienen decoración alguna, en este caso hay cinco malacates pertenecientes a este grupo. Su
peso está entre 6.1 y 7.7 gramos, con diámetro que va de 0. 20 a 0. 24 centímetros.

Tipo III, grupo B.


Este grupo tiene diseños por incisión, los cuales son líneas verticales incisas alrededor del malacate. De este
grupo tenemos dos malacates. Uno de ellos tiene engobe negro que envuelve la pieza. El primero, pesa 7.4
gramos, con diámetro de 0. 022 metros. El otro, pesa 6.9 gramos y mide 0. 18 centímetros.

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Tipo III, grupo E.


Este grupo no es reportado por Mary Parsons, sin embargo, se ha agregado bajo los mismos lineamientos
establecidos por ella. Las formas de los diseños son de figuras fitomorfas. Tres flores de cuatro pétalos, con un
círculo en el centro, que a su vez forma la flor, en cada uno de los pétalos, hay pequeños círculos. Esta pieza pesa
6.4 gramos, con un diámetro de 0. 24 centímetros.
Siguiendo las premisas propuestas por Jeffrey y Mary Parsons en su investigación etnográfica del Valle del
Mezquital, donde encuentran una relación directa entre el peso del malacate con el tipo de fibra utilizada para
la labor del hilado, los malacates menores a 10 gramos están asociados al hilado de la fibra de algodón, mientras
que los malacates mayores a 15 gramos se utilizan para el hilado de fibras pesadas de maguey (Parsons &
Parsons, 1985, p.34).
De acuerdo a lo citado anteriormente, resulta probable que los malacates del tipo I y grupos A, B y E, hayan sido
utilizados para el hilado de fibras gruesas obtenidas del maguey, mientras que resulta probable que los malacates
del tipo III grupos A, B y E hayan sido utilizados para el hilado de fibras finas, aunque no necesariamente de
algodón como lo plantean los Parsons.
En el caso de la lítica tallada, la cuantificación de las navajillas prismáticas se dividió principalmente en materia
prima, forma, parte, cantidad, y lugar de recolección. Hay presencia de formas elaboradas tanto en obsidiana
verde como en obsidiana gris, sin embargo, las que se hicieron en obsidiana verde son las que se encuentran en
mayor cantidad. Las piezas hechas en obsidiana verde representan el 97% y las que están en obsidiana gris tan
sólo un 3%. La forma elaborada en obsidiana verde que mayor presencia tiene es la navajilla trapezoidal con 156
y representa el 85%, seguido de la navajilla triangular con 14, por último hay 9 lascas que es el 5% del total.
Los raspadores de obsidiana se pueden definir como instrumentos de raspado para diferentes superficies duras
o blandas, en el sitio Las Palomas hay tres raspadores de la familia Convexos; esta definición se refiere a la
“curvatura que presenta la zona activa del artefacto” (García Cook, 1982, p.84). Subfamilia redondeado; la cual
se refiere a la forma particular de la zona activa del raspador. Tipo espigado; el cual indica si el raspador tiene
una espiga o pedúnculo para enmangarlo. Subtipo base redondeada; describe la forma de la base. Variante
espiga ligeramente diferenciada relacionada con la diferenciación de la espiga con la parte funcional (Ibídem).
Además, también se cuenta con tres raspadores que pertenecen a la familia “convexos”, subfamilia redondeado,
tipo espigado, subtipo base redondeada, es de la variante llamada “mal diferenciada”. Finalmente hay dos
raspadores de la familia “convexos”, subfamilia redondeado, tipo sobre lasca. Este tipo de raspador es más
pequeño que los descritos anteriormente y no han sido terminados, tal parece que sólo se ha adecuado una lasca
para ser utilizada como raspador.
Con relación a la lítica pulida hay cepillos cuya función pudo ser la de realizar “tareas burdas o poco dedicadas
que implicó machacar, tajar o cepillar materiales resistentes, tales como madera o pencas de maguey” (Sánchez,
1999, p.182).
En la colección se cuenta con dos cepillos circulares. La cara superior muestra una ligera curvatura, que permite
mayor sujeción y manejabilidad de la pieza. La primera figura presenta en la cara inferior “lasqueo” unifacial

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tanto en los costados en el lado proximal, como en el distal y no se aprecia el bulbo. El segundo cepillo circular
exhibe en la cara inferior “lasqueo” unifacial marginal que se extiende de su lado lateral derecho hasta
aproximadamente la parte media del lado distal. Por lo tanto, la clasificación de los cepillos circulares queda del
siguiente modo: familia circular, tipo monofacial, variante lasqueo ventral marginal y variante lasqueo marginal
en el lado derecho de la cara ventral.
La mano de molienda o metlapilli es un instrumento de molienda y pertenecen a la familia de metlapilli alargado,
esto quiere decir que para utilizarlo sobre el metate o muela es necesario usar las dos manos, son del tipo
elipsoidal. Está compuesto de dos lados extremos o laterales por donde es sostenida con las manos y una parte
central la cual es utilizada para moler. La parte central es más ancha que los extremos, ya que por el uso la parte
media se desgasta más. Se registraron dos fragmentos: uno ovalado, otro elipsoidal y uno rectangular.
En cuanto a los raspadores, también se denominan “hachas”, aunque Jeffrey y Mary Parsons los llaman
raspadores de maguey, pues en un estudio etnográfico que realizaron con una comunidad otomí en el estado de
Hidalgo, plantean que fueron usados como instrumento de raspado de la hoja de maguey en el proceso de
obtención de su fibra, por lo tanto en este trabajo se denominan raspadores y hay de dos tipos: los rectangulares
y los trapezoidales.
Con relación a su función y las actividades en las que se utilizaron, se infiere que fue en actividades domésticas,
es decir, aquellas actividades que están relacionadas con las labores cotidianas realizadas por las personas que
habitaron el sitio arqueológico Las Palomas. Estas actividades pueden ser de preparación, consumo y
almacenamiento de alimentos, las cuales son indicadas por el funcionamiento de las distintas vasijas cerámicas
que se registraron en excavación, además asociadas con otros materiales arqueológicos, como los metlapilli o
las “manos de metate”, cuya función está relacionada directamente con la preparación de alimentos, los cepillos
pueden haber sido utilizados para la extracción de la pulpa de la penca del maíz.
Los materiales líticos que indican actividades relacionadas con la actividad económica son principalmente los
raspadores rectangulares y trapezoidales de basalto, los cuales, según Parsons y Parsons fueron utilizados como
raspadores de la hoja de maguey dentro del proceso de obtención de la fibra de ixtli.
Los raspadores de obsidiana han sido asociados con el proceso del raspado de pencas de maguey (Sánchez, 1999,
p.182). Se cuenta con una punta de proyectil, las puntas de proyectil fueron utilizadas en la actividad de la caza
de animales silvestres como conejo o venado, que formaban parte de su dieta. En el caso de las navajillas de
obsidiana, estas pudieron haber sido utilizadas tanto en las actividades domésticas como en las productivas. En
las actividades domésticas en el proceso de preparación de alimentos como instrumento de corte. En las
actividades productivas como instrumento de corte dentro del proceso de raspado de la hoja de maguey para la
obtención de la fibra de ixtli. Resulta probable que la obsidiana verde con la que fueron hechas las navajillas y
los raspadores provenga de los yacimientos que se encuentran en la Sierra de las Navajas en el estado de Hidalgo,
pues como menciona Cobean:

los patrones de asentamiento en el centro de México indican que la Sierra de Pachuca proporcionó la
mayor parte de la obsidiana usada por los Aztecas. Más del 90% de la obsidiana presente en sitios

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aztecas en la Cuenca de México y en la región de Tula es obsidiana verde de la Sierra de Pachuca


(Cobean, 1991, p.25).

Con relación a los restos óseos de animal la muestra está constituida por 116 huesos, de los cuales dos son partes
de ave, 62 corresponden a borrego adulto, uno a borrego lactante, 24 a cánido adulto, uno a cánido joven, dos
a cánido viejo, seis a conejo adulto, uno a conejo joven, tres a gallo-gallina, 14 a guajolote adulto, uno a guajolote
joven, dos a roedores, 16 a toro-vaca, 61 a mamífero de talla media que puede corresponder a borrego, pero por
lo deteriorado del hueso no ha sido posible determinarlo con seguridad, uno fragmento de cintura pélvica y siete
sin identificar. En el caso de las aves, los dos fragmentos de hueso encontrados presentan huellas de cocimiento,
de los huesos de borrego adulto 19 tienen huellas de cocimiento, 1 está cocinado y se notan huellas de corte, 14
están cocinados y muestran huellas de actividad trófica o de dientes, cuatro están masticados y 34 no muestran
huellas de cocimiento.
El fragmento de hueso de borrego lactante no muestra ninguna huella, los huesos de cánido adulto, cánido joven
y cánido viejo tampoco muestran ninguna huella, al contrario de los huesos de conejo adulto tres muestran
huellas de cocimiento y los tres restantes no, lo mismo que el fragmento de conejo joven, del gallo-gallina uno
está cocinado, 1 más está masticado y uno no muestra restos de cocimiento; de los huesos de guajolote adulto
tres están cocidos y 12 sin cocimiento; el hueso de guajolote joven también está cocinado; en el caso de los
huesos de roedor ninguno tiene alguna huella cultural; los huesos de los mamíferos de talla media uno tiene
huellas de cocimiento, dos están cocinados con huellas de masticados y 58 sin huellas culturales. Los huesos de
toro-vaca uno está masticado por cánido y 15 no están cocidos, finalmente un fragmento de mandíbula izquierda
de animal desconocido presenta una perforación cultural.
Con base en los resultados anteriores, se infiere que se realizaron tres actividades domésticas principales:
preparación, almacenamiento y consumo de diversos alimentos. Estas actividades se llevaron a cabo dentro de
los cuartos Este y Oeste, si bien no hay un espacio particular definido si hay una distribución homogénea en
ambos cuartos. En el interior de los fogones o tlecuilli se encontraron restos de cenizas revueltas con huesos de
animal, en el fogón del cuarto Este, los huesos se descubrieron cubiertos con un fragmento de comal. Por otra
parte, el cuarto Norte, que está adosado al cuarto Oeste, se utilizó por una parte para almacenar alimentos y por
otra para realizar la actividad del hilado de ixtli, ya que se encontraron in situ al Este del mismo.
Tomando en cuenta que los raspadores rectangulares, trapezoidales y de obsidiana fueron recolectados en el
exterior de la unidad habitacional, hacia el Norte podemos inferir que la actividad del raspado de maguey se
realizó en este lugar o cerca de ahí pero fuera de las habitaciones.
Una vez que se identificaron las áreas de actividad asociadas a la Unidad Habitacional, los resultados se utilizaron
para conocer los Modos de Trabajo que constituyeron el Modo de Vida de los habitantes del Conjunto Doméstico.
Como podemos notar, en el interior de los cuartos Este y Oeste se llevaron a cabo actividades domésticas y en el
cuarto norte y al exterior del conjunto doméstico se realizaron actividades asociadas a la obtención de productos
de la penca de maguey.

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Figura 8. Mapa de distribución de las áreas de actividad domésticas.

Se considera que el modo de vida y los modos de trabajo son reflejo de las actividades económicas que llevaron
a cabo los grupos que habitaron el Conjunto Doméstico del sitio Las Palomas. Por lo tanto, se propone que esta
estuvo directamente relacionada con la obtención de productos a partir de la explotación del maguey.
Lo anterior se puede reforzar considerando la información que nos brinda el Códice Mendocino, también
conocido como Matrícula de Tributos y que fue mandado a hacer por el virrey de la Nueva España Antonio de
Mendoza en el año de 1535 para conocer la organización social de los pueblos sometidos (Castillo Farreras, 2003,
p.9).
En la lámina 9 de la Matrícula de Tributos (figura 9) son mencionados los tributos que eran realizados por los
poblados de la región del sureste de la Teotlalpan, sujetos a Hueypoxtla: 400 tinajas de miel de maguey, 400
mantas con cenefas a dos colores y con diseños de rombos, 400 mantas con cenefas a dos colores y con el borde
caído, 400 mantas de ixtle, 400 mantas guarnecidas, 400 mantas labradas por la orilla, 800 mantas de pita.
Como se observa, la mayoría de los productos se obtuvieron del maguey como su miel con la que se elaboró y
elabora el pulque, bebida muy consumida en la época prehispánica, en el virreinato y en la actualidad, las mantas
podrían ser el reflejo de la actividad del hilado en la región, misma que podría indicar una división de trabajo a

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partir del género, pues de acuerdo a Fray Bernardino de Sahagún (1999, p.561) esta labor se realizó
exclusivamente por mujeres, para ello se necesitan dos modos de trabajo: el hilado y el tejido. El hilo de ixtle fue
elaborado también por los, o siendo más específico, las habitantes del sitio Las Palomas.

Figura 9. Lámina 9 de la Matrícula de Tributos correspondiente a los sujetos que tributaron a la Cabecera de
Hueypoxtla (Castillo Farreras, 2003, p. 9).

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Figura 10. Distribución de materiales asociados con actividades económicas o con modos de trabajo. Imagen
realizada en Photoshop.

CONCLUSIONES
En síntesis, se considera que los resultados de la investigación del Conjunto Doméstico son una muestra
representativa de la dinámica social del sitio arqueológico Las Palomas por lo que se propone tuvo un momento
de ocupación relativamente corto, en el periodo Colonial Temprano (1521- 1603 d. C.), es decir, posterior a la
Conquista de Mesoamérica por la Corona española. Por lo tanto, fueron testigos de la transición de una
organización económica-política-social a otra.
Como parte de sus actividades domésticas realizaron la de preparación, almacenamiento y consumo de
alimentos, aunque a su dieta se agregaron productos insertados por los ibéricos como el consumo de borrego,
gallos y gallinas, toros y vacas que no existían en el continente americano antes de la llegada de los ibéricos.
Los modos de trabajo se relacionaron principalmente con la explotación del maguey para la obtención de
diversos productos que pudieron intercambiar en un ámbito local para obtener otros productos y así satisfacer
sus necesidades básicas; por otro lado, la elaboración de productos como la miel de maguey y el hilo y las mantas
de ixtle pudieron servir para tributar a los nuevos gobernantes de la región: la Corona y los Encomenderos.

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Como reflexión resultó un ejercicio interesante someter a prueba la categoría de análisis de Modo de Vida pues
se concluye que desde la disciplina arqueológica resulta imposible conocerlo en su totalidad pues falta
información que no se puede recuperar; el mayor alcance al que se puede llegar es a inferir algunos modos de
trabajo (aquellos que hayan dejado indicadores materiales preservables) que fueron parte del Modo de Vida. De
tal manera que resulta una categoría de análisis muy útil en la medida que se conozcan sus limitaciones.
Al finalizar la investigación quedan pendientes preguntas: ¿Cuál fue el nombre prehispánico del asentamiento
definido como sitio arqueológico Las Palomas? ¿Cuáles fueron los factores que propiciaron su abandono? ¿Hacia
dónde se trasladaron sus habitantes? ¿Qué filiación étnica tuvieron sus habitantes? Dichos cuestionamientos no
se pueden responder desde la investigación arqueológica, para ello es indispensable realizar una investigación
multidisciplinaria con alcance regional para conocer la dinámica político social que imperó en la última fase del
Posclásico Tardío y las transformaciones y sus causas que se dieron en el Colonial Temprano.

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