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Mi saludo cordial para cada uno de ustedes, junto con mi gratitud para todos los que han
contribuido en la elaboración de este libro para la Semana Santa 2018, de manera especial al
Padre Libardo Villamarín Ibáñez, coordinador de este trabajo; a quienes nos colaboraron
con sus reflexiones e igualmente al equipo de seminaristas encargados del diseño,
elaboración y redacción: Fabio Andrés Moreno Gómez, Diego Armando Lizcano Rodríguez,
Rafael Armando Carvajal Portilla y Jose Andrés Gómez Caballero; de igual forma, a quienes
colaboraron con la distribución: Mauricio Villamizar Rincón y Anderson Fabian Cañas
Chuscano, y a todos y a cada uno de los seminaristas que forman parte de nuestra casa de
formación. Es gracias al esfuerzo mancomunado de todos ellos, que podemos presentar este
libro como subsidio y ayuda para las diferentes celebraciones litúrgicas, de tal manera, que
celebrando con orden y decoro se logre la participación fructífera de quienes acuden a tan
solemnes y significativas celebraciones.
Todas estas acciones litúrgicas las debemos vivir muy en sintonía con nuestro Proceso
Diocesano de Evangelización y Renovación (PDER), que en este año nos invita al encuentro
con Jesucristo, en el encuentro con los hermanos, a través de: La Iglesia-Comunidad, con el
fin de poder alcanzar el objetivo del itinerario pastoral del año en curso: Acompañar al
pueblo de Dios en su encuentro personal y comunitario con Jesucristo, presente en la
comunidad viva en la fe y el amor fraterno. “Que todos sean uno: como tú, Padre estás en mí
y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me
enviaste” (Jn 17, 21) para continuar nuestro camino y llegar a ser una comunidad, de
comunidades, evangelizada y evangelizadora que tiene la experiencia de la fuerza del Señor
resucitado.
Y que más oportunidad que la Semana Santa, donde acompañaremos al Señor Jesucristo en
su Pasión, Muerte y Resurrección, para renovarnos con su presencia viva y poder avanzar en
nuestro compromiso como cristianos evangelizados y evangelizadores. Sigamos
fortaleciendo el deseo de ser parte de la comunidad de comunidades.
Dios los bendiga y que la Madre que siempre acompañó al Hijo en la entrega por el bien de
cada uno de nosotros continúe acompañando nuestra vida de fe. Muchas gracias por
adquirir año tras año, este libro de Semana Santa que elabora el Seminario Mayor de
Bucaramanga, sepa que con su adquisición está contribuyendo a la formación de nuestros
futuros sacerdotes.
FELICES PASCUAS DE RESURRECCION.
JESUCRISTO HA RESUCITADO……….
EN VERDAD RESUCITÓ…………………….
NEFTALY ARIZA GARCIA. Pbro.
Rector.
DOMINGO DE RAMOS
PREPARAR
En el lugar señalado para bendecir los ramos e iniciar la procesión:
Ornamentos rojos. Si se usa capa pluvial en la procesión, entonces la casulla se alista en donde se celebrará
la Eucaristía.
Misal.
Incensario y naveta.
Ciriales.
Proveer ramos o demás signos que se quieran portar.
Megáfono.
Prever el recorrido de la procesión
EUCARISTÍA
Después de la procesión o entrada solemne, si se usó capa pluvial, el presidente la deja y la cambia por la
casulla roja.
Se prepara en la credencia todo lo habitual para una Eucaristía.
Se comienza con la oración colecta.
Para la proclamación de la Pasión del Señor no se emplea incienso, ni ciriales, ni se dice el saludo habitual, ni
se signa el libro, ni se termina con la afirmación “Palabra del Señor”. Junto con otros dos lectores bien
preparados el presidente lee, reservándose para sí la parte propia de Cristo.
Homilía.
Credo.
Prefacio propio.
Al terminar, bendición solemne del Misal Romano. Esta bendición se puede emplear también para los días
lunes, martes y Miércoles Santo.
MONICIÓN INICIAL
Hoy como Iglesia universal, iniciamos la vivencia de Semana Santa; después de habernos
preparado durante el tiempo de la cuaresma, con la oración, la penitencia y el ayuno, ha
llegado el momento de vivir con nuestro Señor Jesucristo cada uno de los acontecimientos
salvíficos, cuyo culmen resplandece con su Resurrección.
Acompañemos durante este tiempo santo con la reflexión y la oración a Jesús, que una vez
más, nos invita, a descubrir el sentido y el valor de su Misterio Pascual. Que este año, en el
que vivimos el encuentro con Jesucristo, en el encuentro con los hermanos, a través de la
Iglesia-comunidad, sea permeado por el sentimiento de amor reciproco y que la experiencia
de fe, al igual que los frutos que de ella recogeremos, dinamicen la edificación mutua en
nuestra Iglesia.
Ellos respondieron lo que Jesús les había dicho, y los otros les dejaron. Le llevaron a Jesús el
burrito, le pusieron encima las capas, y Jesús se montó.
Muchos alfombraron el camino con sus capas, y otros con ramas cortadas en el campo. Y los
que iban delante y detrás gritaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor.
Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!
ORACIÓN COLECTA:
Dios Todopoderoso y Eterno, por cuya voluntad nuestro Salvador se hizo hombre y murió en
la Cruz para dar al género humano ejemplo de humildad, concédenos, en tu bondad, que
aprendamos las enseñanzas de su Pasión y merezcamos participar de su Resurrección. Por
nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
R. Amén
MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA
Atendamos a la palabra del Padre misericordioso, recitada por los labios del Hijo y patente
en sus obras. Que, como zarza de fuego siempre ardiente, ilumina el peregrinar de la Iglesia
en la tierra y da energía para afrontar los momentos de tempestad.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 50,4-7
El Señor me ha dado labios persuasivos para saber decir una palabra de aliento a los
cansados. Cada mañana pone alerta mi oído para que escuche dócilmente. El Señor me
abrió el oído, y yo no he opuesto resistencia ni me he vuelto atrás. He dejado que me azoten
las espaldas y me arranquen la barba. No he escondido el rostro a los que me insultaban y
escupían. El Señor es quien me ayuda, por eso no me rindo a los insultos. Por eso me
mantengo firme como roca, y estoy seguro de que él nunca me defraudará.
Palabra de Dios.
Se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes tan lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.
Cristo Jesús, siendo de condición divina, no se aferró a su igualdad con Dios; al contrario, se
anonadó a sí mismo y tomó la condición de esclavo. Hombre igual a todos y con las
apariencias de un hombre cualquiera, se humilló haciéndose obediente hasta la muerte, y
una muerte de cruz.
Por eso Dios lo encumbró sobre todos y le concedió el nombre que sobrepasa todo nombre;
de modo que, al oír ese nombre, toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el infierno,
y toda boca reconozca, para gloria de Dios Padre, que Jesucristo es el Señor.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 14, 1-15, 47
S. “¿A qué viene este derroche de perfume? Podía haberse vendido por más de
trescientos denarios para dárselos a los pobres”.
C. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual,
le preguntaron a Jesús sus discípulos:
C. Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y
prepararon la cena de Pascua.
C. Al atardecer, llegó Jesús con los Doce. Estando a la mesa, cenando les dijo:
“Yo les aseguro que uno de ustedes, uno que está comiendo conmigo, me va a entregar”.
S. “¿Soy yo?”
C. Él respondió:
“Uno de los Doce; alguien que moja su pan en el mismo plato que yo. El Hijo del
hombre va a morir como está escrito. Pero, ¡ay de aquel que va entregar al Hijo del hombre!
Más le valiera no haber nacido”
C. Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus
discípulos, diciendo:
C. Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio,
todos bebieron y les dijo:
Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no
volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.
Todos ustedes me van a fallar. Pues dice la Escritura: Heriré al pastor y se dispersarán las
ovejas; pero cuando resucite iré por delante de ustedes a Galilea.
C. Pedro replicó:
C. Jesús le contestó:
Yo te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, tú
me negarás tres.
C. Después se fueron a un lugar en el campo, que tiene el nombre de Getsemaní, y les dijo a
sus discípulos:
C. Y se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan para que lo acompañaran, y empezó a sentir
terror y angustia, y les dijo:
C. Se adelantó un poco, se postró en tierra y pedía que, si era posible, se alejara de él aquella
hora. Decía:
Simón, ¿estás dormido? ¿No has podido velar ni una hora? Velen y oren, para que no
caigan en la tentación. El espíritu está pronto, pero la carne es débil.
C. De nuevo se retiró y se puso a orar, repitiendo las mismas palabras. Volvió y otra vez los
encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados de sueño; por eso no sabían
qué contestarle. Él les dijo:
¿Todavía durmiendo y descansando? ¡Basta! Ha llegado la hora. Miren que el Hijo
del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya
está cerca el traidor.
C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él, gente con
espadas y palos, enviada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les
había dado una contraseña, diciéndoles:
S. “Maestro”.
C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo apresaron. Pero uno de los presentes desenvainó
la espada y de un golpe le cortó la oreja a un criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la
palabra y les dijo:
C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara,
lo abofeteaban y le decían:
S. ¡Adivina quien fue!,
C. y los criados también le daban bofetadas.
C. Mientras tanto, Pedro estaba abajo, en el patio. Llegó una criada del sumo sacerdote, y al
ver a Pedro calentándose, lo miró fijamente y le dijo:
S. “Tú también andabas con Jesús Nazareno”.
C. Él lo negó, diciendo:
S. “Ni sé ni entiendo lo que quieres decir”.
C. Salió afuera hacia el zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, se puso de nuevo a decir
a los presentes:
S. Ése es uno de ellos.
C. Pero él lo volvió a negar.
Al poco rato también los presentes dijeron a Pedro:
S. Claro que eres uno de ellos, pues eres galileo.
C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
S. No conozco a ese hombre del que hablan.
C. En seguida cantó el gallo por segunda vez. Pedro se acordó entonces de las palabras que
le había dicho Jesús: “Antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres,
y rompió a llorar”
C. Luego que amaneció, se reunieron los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el
sanedrín en pleno, para deliberar. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
Este le preguntó:
S. “¿Eres tú el rey de los judíos?”
C. Él respondió:
Sí, lo soy.
C. Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:
S. “¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan”.
C. Jesús ya no le contestó nada, de modo que Pilato estaba muy extrañado.
Durante la fiesta de Pascua, Pilato solía dejarles libre al preso que ellos pidieran.
Estaba entonces en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido
un homicidio en un motín. Vino la gente y empezó a pedir el indulto de costumbre.
Pilato les dijo:
S. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?
C. Porque sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los
sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato les
volvió a preguntar:
S. ¿Y qué voy a hacer con el que llaman rey de los judíos?
C. Ellos gritaron:
S. ¡Crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. Pues, ¿qué mal ha hecho?
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. ¡Crucifícalo!
C. Pilato, queriendo dar gusto a la multitud, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después
de mandarlo azotar, se lo entregó para que le crucificaran.
Los soldados se lo llevaron al interior del palacio, al pretorio, y reunieron a todo el batallón.
Lo vistieron con un manto de color púrpura, le pusieron una corona de espinas que habían
trenzado, y comenzaron a burlarse de él dirigiéndole este saludo:
S. ¡Viva el rey de los judíos!
C. Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y doblando las rodillas, se postraban
ante él.
Terminadas las burlas, le quitaron aquel manto de color púrpura, le pusieron su ropa y lo
sacaron para crucificarlo.
En el camino forzaron a cargar la cruz a un individuo que pasaba por ahí de regreso del
campo, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo. Llevaron a Jesús al Gólgota, que
quiere decir “lugar de la Calavera”. Allí querían darle vino mezclado con mirra, pero él no lo
aceptó.
Entonces, lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echando suertes para ver qué le tocaba
a cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba
escrito: “El rey de los judíos”.
Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la
escritura que dice: “fue contado entre los malhechores”. Los que pasaban por ahí
lo injuriaban; meneando la cabeza y gritándole:
S. ¡Anda! ¡Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo y
baja de la cruz!
C. Los sumos sacerdotes se burlaban también y se decían unos a otros en son de burla:
S. Ha salvado a otros, pero a sí mismo no se puede salvar. ¿No era el Mesías, el rey de
Israel? Que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.
C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.
C. Al llegar el mediodía, toda aquella tierra se quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. Y
a esa hora, Jesús gritó con voz potente:
Elohí, Elohí, ¿lemá sabactaní?
C. Que significa:
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. Miren, está llamando a Elías.
C. Uno corrió a empapar una esponja en vinagre, la sujetó a una caña y se la acercó para que
bebiera, diciendo:
S. Vamos a ver si viene Elías a bajarlo.
C. Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
Todos se arrodillan y se hace una pausa.
C. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. El centurión romano
que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo:
S. De veras este hombre era Hijo de Dios.
C. Había también allí unas mujeres que estaban mirando todo desde lejos; entre ellas, María
Magdalena, María la madre de Santiago el menor, de José y Salomé, que cuando Jesús
estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y además de ellas, otras muchas que habían
venido con él a Jerusalén.
C. Al anochecer, como era el día de la preparación, víspera del sábado, vino José
de Arimatea, miembro distinguido del sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios. Se
presentó con valor ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó que ya hubiera
muerto, y llamando al centurión, le preguntó si ya hacía mucho tiempo que había muerto.
Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana, bajó el
cuerpo de Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro excavado en una roca
y tapó con una piedra la entrada del sepulcro.
María Magdalena y María, la madre de José, se fijaron en dónde lo ponían.
-Por la Iglesia: para que viviendo en la fe el misterio de la pasión, recoja del árbol de la cruz el
fruto de la esperanza. Roguemos al Señor.
-Por el papa Francisco, por nuestro Arzobispo Ismael Rueda Sierra y por el episcopado
universal: para que, llenos del Espíritu Santo prediquen la Palabra de la verdad y extiendan
la Iglesia entre todos los pueblos. Roguemos al Señor.
-Por los gobernantes: para que no escatimen esfuerzos en la promoción de la paz, del progreso y
del bienestar de todos los pueblos. Roguemos al Señor.
-Por los inocentes y perseguidos, y por los que se escandalizan a causa de las injusticias: para
que no decaiga su certeza pascual de la victoria del bien sobre el mal. Roguemos al Señor
-Por todos nosotros: para que aprendamos en la escuela del Señor a vivir cada día en plena
adhesión a la voluntad divina y seamos capaces de tocar la carne del hermano sufriente.
Roguemos al Señor.
Presidente:
Alimentados con este santo sacrificio, te pedimos suplicantes, Señor, que así como por la
muerte de tu Hijo fortaleciste en nosotros la esperanza de obtener cuanto la fe nos promete,
nos concedas, por su Resurrección, la plena posesión de la gloria que anhelamos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén
REFLEXIONEMOS
Al llegar el Maestro a Jerusalén, todo está listo para llevar a cumplimiento lo anunciado.
Jesús es presentado como el Mesías-Rey esperado, un rey pobre y humilde, que no trae la
guerra sino la paz. Por eso, la expresión Hosana que significa «sálvanos, por favor», no es
sólo de la multitud aclamante de Jesús al recibirlo en la Ciudad Santa, sino que es también
la nuestra, cantada en la celebración eucarística antes de la consagración y que nos recuerda
la constante necesidad de la presencia de Cristo y su paz que necesita la Iglesia. Sin Él todo
es guerra y violencia; con Él paz interior en tu alma obtendrás y al mundo compartirás.
HAGAMOS ORACIÓN.
Señor, hoy quiero vivir contigo nuevamente esta experiencia de contemplación y reflexión
de tus santos misterios, reconozco que en ocasiones me alejo de ti y envuelto por el trajín
diario me olvido de adorarte y alabarte en la grandeza de la creación y en la multiforme
gracia que en mí derramas.
Que hoy, te dé gracias a manos llenas, que con mi comportamiento te honre como mi
verdadero Padre y que no mengüe en renunciar a lo que me hace daño, a lo que lastima a los
demás y me aleja de ti; así con corazón diáfano podré amarte con mayor intensidad. Amén.
¡VIVE TU FE!
El tesoro de la Palabra de Dios es para todos. Comparte con una persona el Evangelio de hoy
y manifiéstale aquello que te llamó la atención.
LUNES SANTO
MONICIÓN INICIAL
Hermanos y hermanas la celebración de cada Semana Santa para nosotros debe ser una
oportunidad de crecimiento espiritual, de forma particular y en especial como Iglesia. Por
eso, congratulados en torno a Cristo Sacerdote, Victima y Altar, para renovar y actualizar el
sumo Misterio de nuestra fe, pidamos a Dios Padre nos asista con su multiforme gracia, de
modo que nuestro corazón sea cada vez más semejante al de su amado Hijo.
ORACIÓN COLECTA:
Te rogamos, Dios Todopoderoso, que quienes desfallecemos a causa de nuestra debilidad,
nos recuperemos gracias a la Pasión de tu Hijo Unigénito. Que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
PRIMERA LECTURA
SALMO RESPONSORIAL
Sal 27(26), 1. 2. 3. 13-14.
EVANGELIO
Seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había
resucitado de entre los muertos. Allí lo invitaron a una cena. Marta servía y Lázaro estaba
entre los invitados. María, pues, tomó una libra de un perfume muy caro, hecho de nardo
puro, le ungió los pies a Jesús y luego se los secó con sus cabellos, mientras la casa se
llenaba del olor del perfume.
Judas Iscariote, el discípulo que iba a entregar a Jesús, dijo: «Ese perfume se podría haber
vendido en trescientos denarios para ayudar a los pobres.» En realidad, no le importaban
los pobres, sino que era un ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, se llevaba lo
que echaban en ella.
Pero Jesús dijo: «Déjala, pues lo tenía reservado para el día de mi entierro. A los pobres los
tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre.» Muchos judíos supieron que
Jesús estaba allí y fueron, no sólo por ver a Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien
había resucitado de entre los muertos. Entonces los jefes de los sacerdotes pensaron en dar
muerte también a Lázaro, pues por su causa muchos judíos se alejaban de ellos y creían en
Jesús.
R. Te rogamos, óyenos
-Para que el Redentor del mundo, que se entregó a la muerte por su grey, libre a la Iglesia de
todo mal. Roguemos al Señor
-Para que el Redentor del mundo, que oró con lágrimas en la cruz, interceda ante el Padre por
todos los hombres. Roguemos al Señor.
-Para que el Redentor del mundo, que tuvo tanta angustia y tristeza, socorra a los que sufren,
les dé paciencia en la tribulación y alivie sus dolores. Roguemos al Señor.
-Para que a nosotros, sus siervos, que recordamos con veneración su cruz, nos reanime con la
fuerza de su resurrección. Roguemos al señor.
Presidente:
Que lleguen a tu presencia, Dios eterno, las súplicas de los que te
invocan, para que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió
a tu Hijo a entregarse a la muerte para la salvación del mundo. Por
Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS:
Mira con bondad, Señor, los sagrados misterios que celebramos; y, ya que en tu misericordia
los estableciste para perdón de nuestros pecados, haz que produzcan en nosotros frutos de
vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Visita, Señor, a tu pueblo y protege con tu constante amor a quienes has santificado por
estos misterios, para que recibamos de tu misericordia, y conservemos con tu protección, los
auxilios para nuestra eterna salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
REFLEXIONEMOS
Que este relato del Evangelio, durante esta semana de gracia y oración, nos ayude a
comprender que el cristiano dedicado a juzgar, ¡no tiene tiempo para amar!
HAGAMOS ORACIÓN.
Aquí estoy Señor, una vez más para hablar contigo, las preocupaciones y los constantes
obstáculos de la vida pretenden doblegar mi corazón; las aguas caudalosas de la indiferencia
ante el dolor del otro quieren ahogarme, la sociedad se empeña por desplazarte de su
realidad.
Pero Señor amado, no permitas que reine el pecado en nuestros corazones. Sana las heridas
en nuestras familias, abraza a los jóvenes perdidos en las drogas, muéstrales un nuevo
horizonte y a las mujeres inmersas en la prostitución, ábreles oportunidades en las que sean
dignificadas. Sé la alegría y motivación en el oscuro panorama de los deprimidos, de manera
que, con plena confianza en ti brille la luz de tu presencia en todos y cada uno de los
hombres que hemos sido creados por tu inagotable amor. Amén.
¡VIVE TU FE!
No olvides recordarles a tus parientes lo mucho que Dios los ama. Llama a tus familiares y
amigos, recuérdales lo importantes que son para Dios.
MARTES SANTO
MONICIÓN INICIAL
Convocados nuevamente, en el contexto de esta Semana Santa, celebremos el sacrificio
cristiano, que instituido con el fin de actualizar los padecimientos redentores y la triunfante
Resurrección del Señor, nos permite acceder al sendero que abrió el mismo Cristo y que nos
conduce a la vida eterna. Elevemos nuestra acción de gracias como comunidad y vivamos
estos momentos con profundo recogimiento.
ORACIÓN COLECTA:
Concédenos, Dios todopoderoso y eterno, realizar de tal manera los misterios de la Pasión
del Señor, que podamos alcanzar tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA
La lluvia fresca que riega los campos para que se produzca el mejor trigo, que humedece los
jardines donde crecerán las más bellas flores, no escatima en empapar con su vitalidad
todos los terrenos, con el anhelo de ver los frutos. Del mismo modo, la Palabra de Dios
hidrata nuestra alma y fortalece nuestro cuerpo, alentándonos a seguir conociendo al Señor
y practicando sus designios; de manera que instruidos por ella agrademos más a Dios.
PRIMERA LECTURA
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
Sal 71 (70), 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab+17
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú, Dios mío,
líbrame de la mano perversa. R.
EVANGELIO
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 13, 21-33. 36-38
Tras decir estas cosas, Jesús se conmovió en su espíritu y dijo con toda claridad: «En verdad
les digo: uno de ustedes me va a entregar.» Los discípulos se miraron unos a otros, pues no
sabían a quién se refería. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba recostado a su
lado en la mesa, y Simón Pedro le hizo señas para que le preguntara de quién hablaba. Se
volvió hacia Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?» Jesús le contestó: «Voy a mojar un
pedazo de pan en el plato. Aquél al cual se lo dé, ése es.» Jesús mojó un pedazo de pan y se
lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón. Apenas Judas tomó el pedazo de pan, Satanás entró
en él. Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto.» Ninguno de los que
estaban a la mesa comprendió por qué Jesús se lo decía. Como Judas tenía la bolsa común,
algunos creyeron que Jesús quería decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta...», o
bien: «da algo a los pobres.» Judas se comió el pedazo de pan y salió inmediatamente. Era
de noche. Cuando Judas salió, Jesús dijo: «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es
glorificado en él. Por lo tanto, Dios lo va a introducir en su propia gloria, y lo glorificará muy
pronto. Hijos míos, yo estaré con ustedes por muy poco tiempo. Me buscarán, y como ya dije
a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: donde yo voy, ustedes no pueden venir. Simón Pedro
le preguntó: «Señor, ¿adónde vas?» Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes
seguirme ahora, pero me seguirás más tarde.» Pedro le dijo: «Señor, ¿por qué no puedo
seguirte ahora? Estoy dispuesto a dar mi vida por ti.» Jesús le respondió: «¿Dar tú la vida
por mí? En verdad te digo que antes de que cante el gallo me habrás negado tres veces.»
Presidente:
Dirijamos hermanos, nuestra mirada a Jesús, levantado en la cruz,
para que todos los que creen en Él tengan vida eterna y oremos por
todos los hombres.
-Para que el Señor, que por nosotros murió en la cruz, tenga misericordia de su Iglesia.
Roguemos al Señor
-Para que aquél que con su sangre preciosa salvó al mundo, se muestre amigo y defensor de
todos los hombres. Roguemos al Señor
-Para que los pobres, los atribulados, los desesperanzados y todos los que participan de la cruz
de Cristo por sus sufrimientos, encuentren fuerza en la pasión del Señor. Roguemos al
Señor.
-Para que cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en la muerte de Cristo, participemos
también de su resurrección. Roguemos al Señor.
Presidente:
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que el mundo obtuviera la
redención en la muerte de tu Hijo, concede a los que recordamos la
Pasión obtener los dones que te hemos pedido. Por Cristo nuestro
Señor.
R. Amén.
Mira con bondad, Señor, las ofrendas de tu familia, y ya que la haces participe en los oficios
sagrados, concédele alcanzar su plenitud. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Alimentados por estos dones de salvación, suplicamos, Señor, tu misericordia, para que este
Sacramento que nos nutre en nuestra vida temporal nos haga partícipes de la vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
REFLEXIONEMOS
Cada vez que sientas la amargura y el dolor, cuando pienses que no hay salida al abismo
profundo de los problemas y la traición de los que amas llega a tu vida: recuerda que Jesús
experimentó todo eso por ti y a causa de ti; y que a pesar de los fuertes dolores físicos que
agobiaron su cuerpo y de las lanzadas de la decepción humana que traspasaron su espíritu,
lleno de esperanza, abrazó con fidelidad la cruz.
ORACIÓN
Dios mío, hoy te doy gracias por el tesoro de mi vida y la de todos los que amo. Gracias
Señor por los acontecimientos que han compuesto mi vida y que me configuran como
persona, por las alegrías que me han ayudado a valorar lo pequeño y sencillo; por los
momentos de dificultad y lágrimas, porque en ellos he sido fortalecido, consolado en tus
brazos y guiado por tu mano.
Concédeme Dios mío, capacidad para discernir la forma de obrar en las situaciones que se
presentan en mi familia, colegio, trabajo y en los demás ambientes que conviva. Que no
regatee en hacer el bien y que te alabe con profundo amor en la pobreza y en la riqueza.
Amén.
¡VIVE TU FE!
Ora por nuestra Iglesia particular de Bucaramanga. No olvides orar por el proceso de
nuestra Arquidiócesis y por los agentes de pastoral, en este año del encuentro con Jesucristo
en la Iglesia Comunidad.
MIÉRCOLES SANTO
MONICIÓN INICIAL
Hermanos, reunidos con los fuertes lazos que nos unen al ser hijos de Dios y miembros de
una sola familia, dispongamos alma y cuerpo para participar de esta Santa Liturgia.
Jesucristo ha querido dejar en las manos de su amada esposa la Iglesia, un sacrificio visible,
como lo exige nuestra naturaleza humana. Por eso, agradecidos por la entrega del Padre
para con nosotros, conservemos y ofrezcamos esta celebración en presencia del Esposo
Eterno.
ORACIÓN COLECTA:
Oh Dios, que quisiste que tu Hijo muriera por nosotros en el patíbulo de la cruz, para
librarnos del poder del enemigo: concede a tus siervos alcanzar la gracia de la Resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA
La palabra de Dios es armadura intraspasable, con la que el hombre sabio se reviste,
dispuesto a ganar la batalla con la fortaleza del Santo Espíritu. Por eso, atendamos, a la voz
del Señor, que actuando de manera eficaz en los creyentes, da sentido a nuestra existencia y
nos permite degustar la exquisitez de los manjares celestes.
PRIMERA LECTURA
Palabra De Dios
SALMO RESPONSORIAL
Sal 69 (68), 8. 9-10. 21-22. 31. 33-34
EVANGELIO
Entonces uno de los Doce, que se llamaba Judas Iscariote, se presentó a los jefes de los
sacerdotes y les dijo: «¿Cuánto me darán si se lo entrego?» Ellos prometieron darle treinta
monedas de plata. Y a partir de ese momento, Judas andaba buscando una oportunidad
para entregárselo.
El primer día de la Fiesta en que se comía el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a
Jesús y le dijeron: «¿Dónde quieres que preparemos la comida de la Pascua?» Jesús
contestó: «Vayan a la ciudad, a casa de tal hombre, y díganle: El Maestro te manda decir: Mi
hora se acerca y quiero celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa.» Los discípulos
hicieron tal como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
Llegada la tarde, Jesús se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, les dijo: «En
verdad les digo: uno de ustedes me va a traicionar.» Se sintieron profundamente afligidos, y
uno a uno comenzaron a preguntarle: «¿Seré yo, Señor?» Él contestó: «El que me va a
entregar es uno de los que mojan su pan conmigo en el plato. El Hijo del Hombre se va,
como dicen las Escrituras, pero ¡pobre de aquel que entrega al Hijo del Hombre! ¡Sería
mejor para él no haber nacido!». Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó también: «¿Seré
yo acaso, Maestro?» Jesús respondió: «Tú lo has dicho.»
R. Escúchanos, Señor
-Por la Iglesia: para que Jesús, su esposo, lave con su sangre las manchas de su amada.
Roguemos al Señor
-Por el mundo: para que el Señor, que con su cruz rescató el hombre del dominio de la muerte,
abra a todos los pueblos los caminos del Evangelio. Roguemos al Señor
-Por los pecadores: para que Cristo, que despertó a Lázaro del sueño de la muerte, haga que
aquellos que están muertos por el pecado, retornen a la vida por la penitencia. Roguemos al
Señor
-Por los que estamos aquí reunidos: para que nos amemos unos a otros tal como Cristo nos amó
y se entregó a sí mismo por nosotros. Roguemos al Señor
Presidente:
Dios omnipotente y misericordioso, que enviaste a tu Hijo al mundo para que
con su Pasión destruyera el pecado y la muerte, y con su resurrección nos
devolviera la vida y la felicidad. Escucha las plegarias de tu Iglesia y
concédenos poder gozar de los frutos de la cruz gloriosa de Jesucristo. Que vive
y reina por los siglos.
R. Amén
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS:
Acepta, Señor, esta ofrenda; y, por los frutos de la compasión, dígnate concedernos alcanzar
cuanto celebramos en el misterio de la Pasión de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de
los siglos.
R. Amén
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN:
Concédenos, Dios omnipotente, creer y sentir profundamente que, por la muerte temporal
de tu Hijo, proclamada en estos santos misterios, Tú nos has dado la vida eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Cuesta mucho pensar, en efecto, que Jesús haya sido traicionado por uno de sus seguidores
más íntimos: ¿cómo? -él que la ha visto alimentar con pan a muchos- ¿le abandona?
¿Cómo? él que predicó en su nombre ahora planea entregarlo. Los primeros cristianos
percibieron este problema y recurrieron a las Escrituras para iluminar la situación
afirmando que incluso en un acto tan ruín, se cumplía el designio divino. Dios quiere que
todos sus hijos se salven, sean fuertes ante la tentación y vivan eternamente en su morada.
Por eso, sus intervenciones en la historia para alcanzar este deseo del hombre. nacido del
amor son innumerables e inexplicables, logrando incluso de los males sacar maravillosos
bienes. Así, ni el dolor ni la traición, ni la envidia, ni la ambición como la de Judas, tienen la
última palabra. Ya que, la bondad de Dios, sabiduría y amor para salvar prevalecerá gracias
a la vida de la Resurrección dada por la muerte en la cruz.
ORACIÓN
Señor, en este nuevo día en el que me renuevas con el milagro de la vida, te agradezco por
darme una nueva oportunidad para hacer el bien y para remediar mis comportamientos
negativos, tratando de purificar lo malo de mi existencia. Hoy te pido perdón por todos los
momentos en los que como Judas te he vendido; porque Señor, reconozco que en múltiples
ocasiones, he puesto en tu lugar mis intenciones egoístas, mis planes, mis ídolos y te he
desplazado de mi lado.
¡Auxíliame Señor! y acógeme en tus brazos, quédate a mi lado, que a pesar de mi pecado no
piense nunca en alejarme definitivamente de ti, y que así, envuelto en tu incontenible amor
te bendiga como mi Padre y te ame en mis hermanos. Amén.
¡VIVE TU FE!
Trata de sanar tus heridas. Hoy, haz un esfuerzo por reconciliarte con las personas que te
han traído problemas. No olvides “dar el primer paso”.
JUEVES SANTO
En este día solemne conmemoramos el acontecimiento de Jesucristo que reunido con los
doce apóstoles, aquellos a quienes eligió y quiso que estuvieran a su lado, instituye la
Eucaristía como expresión sacramental del misterio pascual... Reunidos en la mesa, como
aquella tarde, no solo recordamos sino que hacemos presente la fuerza salvadora que obró
en tan sublime momento; y como “Iglesia-comunidad” ratificamos nuestra adhesión a la
alianza nueva y eterna que Jesucristo pactó con su sangre.
Ver anexo 1
PREPARA:
Vasos Sagrados y libros litúrgicos para la Eucaristía (recuerda preparar suficientes hostias para la comunión de
los fieles, en la celebración de este día y en la celebración de la Muerte del Señor). Ornamentos Blancos.
Cubrir los crucifijos que haya en el templo, después de la Reserva Eucarística.
Monumento para la reserva eucarística.
Incensario, naveta, ciriales, velo humeral y/o capa pluvial.
Palio procesional.
Jarra con agua, vasija y toalla para el lavatorio de los pies.
Doce personas (hombres o mujeres) que representarán a los apóstoles, a ellos se les ubicará en un lugar
adecuado en el presbiterio.
Después de la procesión al monumento, el Sagrario quedará vacío y con la puerta abierta.
Cuando se entone el canto de GLORIA, se tocarán todas las campanas del templo y se silenciaran hasta la
Vigilia Pascual.
MONICIÓN INICIAL:
Hermanos: con esta solemne celebración In Coena Domini – de la cena del Señor - ,
empezamos como “Iglesia comunidad que vive en la caridad”, con Jesucristo, un doloroso,
sufriente, pero esperanzador y finalmente glorioso camino. Es aquí donde conmemoramos
la institución de la Eucaristía, el mandamiento del amor y el orden sacerdotal que perpetúa
el sacrificio salvador.
Sea esta la oportunidad de asociar nuestras vidas a la suya, entregándolo todo por amor a
los hermanos, hasta el punto de ofrecernos como Él: “pan partido y compartido”. Iniciemos
con fe nuestra celebración.
ORACIÓN COLECTA:
Al congregarnos, oh Dios, para celebrar esta sacratísima Cena, en la cual tu Unigénito,
cuando iba a entregarse a la muerte, encomendó a la Iglesia el sacrificio nuevo y eterno y el
banquete de su amor, concédenos, te rogamos, que por la celebración de tan sagrado
misterio obtengamos la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA
Dios quiere hablarnos hoy, para revelarnos los misterios de su amor, escuchemos atentos,
seamos dóciles a su palabra y una vez más ratifiquemos que no en vano hemos respondido a
un amor que no conoce el ocaso y no se cansa de pronunciar a los oídos de nuestro corazón,
sus palabras de misericordia.
PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14.
—Este mes será para ustedes el principal de los meses; será para ustedes el primer mes del
año. Di a toda la asamblea de Israel: el diez de este mes cada uno procurará un animal para
su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte
con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte
hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo
guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer.
Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la casa donde vayan a comer el
cordero.
Esa noche comerán la carne asada a fuego, comerán panes sin fermentar y verduras
amargas. Y lo comerán así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano
y a toda prisa, porque es la Pascua, es decir, el Paso del Señor. Yo pasaré esta noche por la
tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres
hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre les servirá de señal en las casas donde habitan ustedes. Cuando yo vea la sangre,
pasaré de largo, y no habrá entre ustedes plaga exterminadora, cuando yo hiera al país de
Egipto. Este será un día memorable para ustedes y lo celebrarán como fiesta en honor del
Señor, y guardarán esto como ley perpetua, de generación en generación.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL.
Sal 115, 12-13. 15-16bc. 17-18
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 11, 23-26.
Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez les he transmitido: Que el
Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de
gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: Este cáliz es la nueva
alianza sellada con mi sangre; hagan esto en memoria mía siempre que beban de él. Por eso,
cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del
Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios
EVANGELIO
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo. Estaban cenando (ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de
Simón, que lo entregara) y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos,
que venía de Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el manto y, tomando una
toalla, se la ciñó; luego echando agua en la jofaina se puso a lavarles los pies a los discípulos,
secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro y éste le dijo:
—Señor, ¿vas tú a lavarme a mí, los pies?
Jesús le replicó:
—Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Pedro le dijo:
—No me lavarás los pies jamás.
Jesús le contestó:
—Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
Simón Pedro le dijo:
—Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo:
—Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio.
También ustedes están limpios, aunque no todos. (Como sabía quién lo iba a entregar, por
eso dijo: «No todos están limpios.»)
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
— ¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman «El Maestro» y «El
Señor», y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado los pies,
también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo para que lo
que yo he hecho con ustedes, ustedes también lo hagan.
-Por los gobernantes de todas las naciones: para que sirvan a sus pueblos promoviendo la
justicia y la paz. Roguemos al Señor
-Por los cristianos divididos: para que este memorial de la Santa Cena haga resonar en su
espíritu la ardiente llamada a la unidad plasmada en la oración sacerdotal de Jesús al Padre.
Roguemos al Señor
-Por todos nosotros, que compartimos el pan del cielo en la mesa eucarística: para que estemos
dispuestos a compartir los valores y los bienes de este mundo con los que tienen hambre y
sed de justicia y misericordia. Roguemos al Señor
Presidente:
Padre, en esta hora en que Cristo nos llama como amigos a comer la pascua
con Él, haznos dignos de ser herederos y comensales de su gloria en el
banquete eterno. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
REFLEXIONEMOS
La celebración litúrgica del Jueves Santo contiene una profunda significación para la Iglesia;
es decir, para todos nosotros los hermanos que, congregados en el Hijo por el bautismo,
llamamos a Dios Padre. Iglesia que celebra no un acontecimiento del pasado, sino una
realidad viva y nueva: la instauración del mandamiento del amor, el lavatorio de los pies y la
Institución de la Eucaristía. Sin embargo, estos tres acontecimientos que dan apertura a la
solemnidad más importante del pueblo cristiano: el triduo pascual. A la luz del Evangelio,
nos exigen -desde las actitudes mismas de Jesús- un compromiso real de transformación de
nuestra propia vida y sociedad, donde no se permita que ninguna persona se imponga
violenta u oprima injustamente a otra. Pues, si Dios se pone de rodillas ante el discípulo y le
lava los pies, ningún ser humano –por muy señor que sea– tiene derecho a dominar a otro y
despojarlo de su dignidad humana. Este ejemplo es el que debe ser seguido por la Iglesia. La
cual, por amor a Jesús, debe buscar solícitamente a los más pobres y hacerse pobre con
ellos.
ORACIÓN
¡Cuánto nos cuesta renunciar a nuestro egoísmo para servir al otro!, para compartir los
bienes y para hacer tu voluntad. Señor, en este día, te imploro conviertas mi corazón, que
con humildad pueda aceptar y comprender tu lógica: donde el pequeño y sencillo, el
vulnerable, el pecador y el que es considerado como la basura de la sociedad; es el más
grande, por la valía que tiene para ti sus esfuerzos de conversión. Dios mío, que aprenda a
entregarme al servicio de mis hermanos, empezando por mi hogar. Que no me deje limitar
por los prejuicios y que con actitud cristiana propicie un ambiente en el que resplandezca la
fuerza de tu amor. Amén.
¡VIVE TU FE!
No seas indiferente ante el dolor de tu hermano. Comparte algo con una persona necesitada,
puede ser un bien material, un consejo o simplemente escúchalo.
VIERNES SANTO
VIACRUCIS
¡IGLESIA COMUNIDAD QUE VIVE LA CARIDAD!
MONICIÓN
“Vía Crucis” significa “camino de la Cruz”. Se trata de un camino de oración que busca
adentrarnos en la meditación de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo en su camino al
calvario. El recuerdo de estos momentos de dolor en la vida de Jesús ha llegado a nosotros
gracias a la Sagrada Escritura y a la Tradición de la Iglesia que ha visto en ellos la
consumación de la obra de la redención humana. Como Iglesia-comunidad que vive la
caridad unamos el camino de nuestra vida al camino doloroso de Jesús y ofrezcamos el rezo
de este santo viacrucis por nuestra arquidiócesis de Bucaramanga.
ACTO DE CONTRICIÓN…
I ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
MEDITACIÓN
En esta primera estación, el Evangelio según san Juan nos narra la condena del Inocente…
Jesús fue llevado por sus acusadores al pretorio y presentado a Pilato como un malhechor
merecedor de la muerte. Sin duda alguna, el Maestro, manso y humilde de corazón, camina
con dolor, sintiendo en su carne el sufrimiento del hombre, “¡este es el Hombre!”… Él no
tiene donde reclinar la cabeza, sus amigos le han dado la espalda, quienes lo aclamaron
como el Mesías, hoy con gritos e insultos lo hacen reo de muerte… Él es el Varón de dolores,
que quiso morir para mostrarse solidario con nosotros, para hacer brillar su divinidad por
su dominio soberano sobre la vida y la muerte; para alcanzarnos la resurrección gloriosa y
servirnos de modelo en el momento terrible en que finaliza nuestra existencia terrena. ¡Por
su dolor nos devolvió la gracia y la esperanza!
Hoy reunidos como “Iglesia comunidad que vive la caridad” contemplamos a Jesús, somos
conscientes de sus padecimientos y queremos hacernos solidarios con sus dolores, tocando
la carne del hermano que sufre, fijando nuestra mirada de amor en la miseria del que todos
rehúsan mirar y abrazando con la misericordia de Dios, como quien abraza la cruz y en ella a
Cristo, a quienes la cultura del descarte ha calificado como “desechables” y ha condenado
injustamente. Este debe ser nuestro deseo de Iglesia, en esto han de desgastarse nuestras
fuerzas, de lo contrario, muy en vano habrán sido nuestros rezos y actos de piedad. ¡En la
voz del hermano que sufre, Cristo interpela nuestra conciencia: Misericordia quiero y no
sacrificios!
OREMOS
Señor Jesús, sana nuestro corazón herido por los odios, agudiza nuestra mirada que no
quiere contemplarte en el hermano, y acrecienta nuestras fuerzas desgastadas por el dolor y
la desesperanza; para que como Iglesia-comunidad, renovada por tu acción amorosa,
salgamos al encuentro del prójimo, toquemos su carne y descubramos en él tu presencia que
clama y sufre. Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
II ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
JESÚS CARGA CON LA CRUZ
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
MEDITACIÓN
Hermanos: preguntémonos ¿Qué significado tiene para nosotros la cruz? ¿Una locura? ¿Un
amuleto? Tal vez ¿un adorno? … A este interrogante responde san Pablo en su primera carta
a los Corintios: “el lenguaje de la cruz es locura para los que se encaminan a la perdición, en
cambio es poder de Dios para nosotros, que nos encaminamos a la salvación” (1,18)
Pues bien, como Iglesia hemos de vislumbrar en la cruz de Cristo, no el fracaso, sino la
victoria, no el lastre, sino el instrumento en el cual nuestras fatigas han de ser fructuosas; en
la cruz, hemos de contemplar no el leño áspero y tosco, sino a quien pende del madero, a la
persona de Jesús. Él ha sabido abrazar la cruz, y en tan sublime acto de amor leemos sus
palabras: “tengan confianza, ¡yo he vencido al mundo!” (Jn 16,33)
Y así, con tal adhesión a la voluntad del Padre, nos ha dado ejemplo, para que en los
momentos cruciales de la vida, cuando todo se torne gris y nos veamos derrotados,
aplastados, desesperanzados y sintamos que nos han robado la alegría, abracemos la cruz,
con la esperanza de que si con Él morimos, con Él vivimos; de que si hemos llorado,
bienaventurados nosotros pues seremos consolados. ¡Tomemos, hermanos, el árbol de la
cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo!
OREMOS:
Señor Jesús, tú que has tomado la cruz y con ella nuestros pecados, fortalécenos, para que
como Iglesia asumamos nuestro compromiso cristiano, y lejos de cualquier pretensión
egoísta, abracemos el servicio y la entrega generosa; a fin de realizar con celo ardiente hasta
el sacrificio nuestra misión, de conducir a los hombres a la salvación. Te lo pedimos a ti, que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
III ESTACIÓN
MEDITACIÓN
Pero también es cierto que a Jesús no se le puede quitar su íntima dignidad. En Él sigue
presente el Dios oculto. También el hombre maltratado y humillado continúa siendo imagen
de Dios. Desde que Jesús se ha dejado azotar, los golpeados y heridos son precisamente
imagen del Dios que ha querido sufrir por nosotros. Así, en medio de su pasión, Jesús es
imagen de esperanza: Dios está al lado de los que sufren.
Hoy al contemplar a Jesús que cae por primera vez, no veamos en Él, el fracaso ni la derrota,
sino más bien el misterio del insondable amor de un Dios que se abaja, y toca nuestra tierra,
“nos primerea”; para levantarnos, salvarnos, enriquecernos y hacer de nosotros su Iglesia,
un pueblo libre, que da el primer paso, capaz de perdonar y amar a la manera de Cristo, sin
reservas, en la verdad y hasta el sacrificio.
OREMOS:
Señor Jesús, el peso de la cruz recae sobre tus hombros; sobre ti pesan nuestros pecados,
nuestra miseria, nuestra soberbia… la necedad al apartarnos de tu lado, nos ha conducido a
un valle de lágrimas, hacia la sombra de muerte; pero aun así has querido venir a
socorrernos. Ayúdanos a renunciar a nuestra soberbia destructiva y, aprendiendo de tu
humildad, a levantarnos de nuevo, esperanzados y confiando en tus promesas: “Confiad, yo
he vencido al mundo” (Jn16,33) Amén
IV ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
JESÚS SE ENCUENTRA CON SU SANTÍSIMA MADRE
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
MEDITACIÓN
Ahí estaba la Madre, firme, fuerte como una columna de granito… ahí estaba la Madre
presenciando la agonía y muerte de Jesús, junto al ensangrentado madero de la cruz. Con
entereza, sin asomo de vergüenza, y con la dignidad que correspondía a la Madre de Dios,
María desafió el enojo de la naturaleza; la tormenta de insultos y mentiras salidas de los
labios de una soldadesca inculta y tosca, y de un populacho enceguecido por el odio y la
ignorancia.
Jamás sintió, criatura alguna tanto dolor… fue allí, frente a Jesús desplazado por azotes,
coronado de espinas, ardiendo de sed por todo su cuerpo por la sangre perdida, agonizante,
moribundo, cuando María sintió que la espada de dolor profetizada por Simeón, se hundía
hasta su empuñadura en su maternal corazón.
Sin duda alguna, ella vivió continuamente la Hora de Jesús desde la encarnación hasta la
cruz. La vivió en actitud de obediencia y de fe, en sereno y doloroso desprendimiento, en
permanente silencio e interiorización contemplativa. “María por su parte, guardaba todas
las cosas, y las meditaba en su corazón”. (Luc. 2,19)
Hoy, al ser testigos de tan conmovedora escena, la de la Madre que se encuentra con el Hijo;
contemplemos la imagen de la Iglesia que corre presurosa al encuentro de Jesús, no por
iniciativa propia, sino porque ya ha sido “primereada”, el Maestro ha tenido la incitativa, “ha
dado el primer paso”, la ha amado con un amor con que solo puede amar ÉL, la ha amado
con su Espíritu… y ella – la Iglesia – amada de Dios, no puede no salir a su encuentro, tocar
su carne sufriente en los que tienen hambre y sed de un mañana mejor, y anunciar al mundo
que es eterna su misericordia.
OREMOS:
Santa María, Madre del Dios, has permanecido fiel cuando los discípulos huyeron. Al igual
que creíste cuando el ángel te anunció lo que parecía increíble –que serías la madre del
Altísimo– también has creído en el momento de su mayor humillación. Por eso, en la hora
de la cruz, en la hora de la noche más oscura del mundo, te has convertido en la Madre de
los creyentes, Madre de la Iglesia. Te rogamos que nos enseñes a creer y nos ayudes para
que la fe nos impulse a servir y dar muestras de un amor que socorre y sabe compartir el
sufrimiento.
V ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
EL CIRINEO AYUDA A JESÚS A CARGAR LA CRUZ
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
MEDITACIÓN
Esta es una escena emotiva, aunque nada frecuente con un condenado. Escena muy cercana
al pueblo, en el que ha cuajado profundamente. Jesús podía haber recurrido a su fuerza
milagrosa o a la ayuda de los ángeles, como Él mismo recuerda a los suyos en Getsemaní,
pero a nosotros nos convenía que Él la llevase primero y luego nos la entregase, reflexiona
san Ambrosio.
Su debilidad física, acentuada por la noche de vigilia y por la agonía del Getsemaní, le
impedía a Jesús llevar personalmente la cruz hasta el final; sin embargo, su fuerza interior
es tal que alcanza, en primer término, al Cirineo que le ayuda y luego a todos nosotros.
La tradición afirmó de antiguo que Simón empezó forzado a llevar aquella cruz, pero que
terminó voluntario, conmovido por el ejemplo de Jesús; esta consideración no es solo un
reconocimiento al único que ayudó físicamente a Jesús en la Pasión, sino que compagina
bien con el hecho de que, más tarde, él y sus dos hijos perteneciesen a la comunidad
cristiana. Precisamente por ser voluntario, se ha interpretado que el primer fruto de aquel
gesto fue la conversión de sus hijos. Simón de Cirene se nos presenta hoy como modelo de
seguimiento de Cristo…
Hoy más que nunca, como Iglesia debemos descubrir el valor redentor de la cruz, que brota
de llevarla con Cristo y por otros. Como Cristo lleva la cruz del cristiano, éste debe llevar la
suya “por los otros, por muchos”… la cruz solo es salvífica cuando se lleva con amor. De esta
manera se destaca también su dimensión social.
Jesús la lleva como un fruto, como un estandarte o trofeo. Dice san Ambrosio: “le fue puesta
la cruz sobre las espaldas para que Cristo en el hombre y el hombre en Cristo llevasen el
trofeo… el recto orden de nuestro camino exigía que Él levantase primero el trofeo de su
Cruz y después lo consignase a los Mártires para que hiciesen lo mismo: convenía que Él,
como vencedor, levantase su trofeo antes que ningún otro”.
OREMOS:
Señor, a Simón de Cirene le has abierto los ojos y el corazón, dándole, al compartir la cruz,
la gracia de la fe. Ayúdanos a socorrer a nuestro prójimo que sufre, aunque esto contraste
con nuestros proyectos y nuestras simpatías. Danos la gracia de reconocer como un don el
poder compartir la cruz de los otros y experimentar que así caminamos contigo. Danos la
gracia de reconocer con gozo que, precisamente compartiendo tu sufrimiento y los
sufrimientos de este mundo, nos hacemos servidores de la salvación, y que así podemos
ayudar a construir tu cuerpo, la Iglesia. Amén.
VI ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
Lectura del libro del Profeta Isaías 53, 2-3
MEDITACIÓN
Según la tradición, una mujer, de esas que no contaban nunca entre los judíos, se abre
camino en el calvario y enjuga el sudor y la sangre del rostro del Señor Jesús con un velo,
quedando impreso en él. Este velo sobre el que queda grabado el rostro de Jesús, es un
mensaje que nos dice que todo acto bueno y todo gesto de amor verdadero hacia el prójimo,
aumenta en quien lo realiza, la semejanza con el Redentor del mundo.
Pidamos, pues, al Señor Jesús, que cada día aumente en nosotros el deseo de reconocerlo en
cada uno de los rostros sufrientes, explotados y maltratados de nuestras ciudades, barrios y
comunidades parroquiales; y que como Iglesia-comunidad que expresa la unidad con Cristo
Maestro, avancemos sin prejuicios hacia su promoción humana y valoración personal.
OREMOS:
Danos, Señor, la inquietud del corazón que busca tu rostro. Protégenos de la oscuridad del
corazón que ve solamente la superficie de las cosas. Danos la sencillez y la pureza que nos
permiten ver tu presencia en el mundo. Cuando no seamos capaces de cumplir grandes
cosas, danos la fuerza de una bondad humilde. Graba tu rostro en nuestros corazones, para
que así podamos encontrarte y mostrar al mundo tu imagen.
Amén.
VII ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
Palabra de Dios.
MEDITACIÓN
Hoy no solo cae Jesús, con Él caen muchos que humillados y maltratados por los poderosos
de este mundo, lloran y sufren, pero en medio de estas situaciones, esperanzados en
Jesucristo, unen sus dolores y sufrimientos a Él, haciendo fecundas su lágrimas, derramadas
por las contantes incomprensiones ante el anuncio de la verdad, de una Palabra capaz de
liberar el corazón.
Y ciertamente, a esto nos anima el Papa Francisco, a mantener la esperanza en las caídas, a
descubrir en este claro-oscuro que “Cristo es la Palabra de reconciliación” escrita en el
corazón y a pesar de nuestras caídas tenemos “la fuerza de poder pronunciarla… con el
frágil, humilde, pero invencible recurso de la misericordia de Dios, la única capaz de
derrotar la cínica soberbia de los corazones autorreferenciales… a la Iglesia no le interesa
otra cosa que la libertad de pronunciar esta Palabra”.
Señor Jesús, como Iglesia comunidad queremos seguirte cada día más, y reafirmar
decididamente nuestro compromiso de ser discípulos y misioneros en la construcción de tu
Reino en el mundo. Ayúdanos a no abandonar nuestra propia cruz ante cualquier
adversidad y agradecidos por tu iniciativa de despojarte a ti mismo tomando condición de
siervo, permite que cada día valoremos los esfuerzos de quienes promueven la paz y la
justicia entre los pueblos.
OREMOS:
VIII ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren
más bien por ustedes y por sus hijos. Porque llegarán días en que se dirá:
¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no
criaron! Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caigan sobre nosotros!
Y a las colinas: ¡Cúbrannos! Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco
¿qué se hará?»
Palabra de Dios.
MEDITACIÓN
Estas palabras de Jesús a las mujeres están llenas de sentimiento y de profecía por aquellos
que no supieron reconocer el tiempo de la visita del Salvador. Si, mientras seguimos a Cristo
en el camino de la cruz, se despierta en nuestros corazones la compasión por su sufrimiento,
no podemos olvidar esta advertencia: «Si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se
hará?» Es hora de reconocer el tiempo de la Salvación, pues ha resplandecido la aurora de la
Resurrección.
Como Iglesia digámosle al Señor, que al emprender el camino de la cruz, nos haga sensibles
al acontecimiento de su venida en medio de nosotros; que como Iglesia peregrina, unida en
la fe, la esperanza y la caridad, caminemos hacia Él. Y con su ayuda logremos que nuestras
nuevas generaciones se hagan solidarias al llamado constante, al servicio, a los que sufren y
a la evangelización para que, así, todos tengamos parte en los frutos de la redención.
OREMOS:
IX ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
MEDITACIÓN
¿Qué puede decirnos la tercera caída de Jesús bajo el peso de la cruz? Quizá nos hace pensar
en la caída de los hombres, en que muchos se alejan de Cristo, en la tendencia a un
secularismo sin Dios… la tercera caída nos habla del sufrimiento de Cristo en su Iglesia, de
la sangre de los mártires, de los hijos de la Iglesia sacrificados para satisfacer la sed de poder
de unos que no miran más allá de sus vanos y egoístas intereses.
Pero no vayamos tan lejos, la tercera caída nos habla de una Colombia que ha caído, bañada
en sangre de hijos, a causa de la violencia, la corrupción, la guerra fratricida, el tráfico de
estupefacientes, o lo que es peor: el total olvido de Dios, bajo el pretexto de una “nación
laica”… de esto nos habla la tercer caída, una vez más nuestra tierra clama con dolores de
parto, con la esperanza de que sus dolores no han de ser en vano, y su historia ha de ser
contada a las futuras generaciones, para no ser repetida, las funestas consecuencias de
egoístas decisiones partidistas y el intento de conseguir el poder poniendo al pobre como
carne de cañón…
Ante tal realidad no podemos más que abrir el corazón al esplendor de la verdad, romper
con esquemas inhumanos e interpelarnos sobre nuestra “falsa conciencia de que el fin
justifica los medios” sirviendo –como insistió el Papa Francisco en su pasada visita a
Colombia- no a un concepto de hombre, “sino a la persona humana amada por Dios, hecha
de carne, huesos, historia, fe, esperanza, sentimientos, desilusiones, frustraciones, dolores,
heridas…” a la persona caída , cuyas esperanzas y sentido solo es posible hallarlos en el
Cristo caído, en el Cordero inmolado, en el Verbo encarnado.
OREMOS:
Señor, hoy te suplicamos que tengas piedad de tu Iglesia: también en ella Adán, el hombre,
cae una y otra vez. Al caer, quedamos en tierra y Satanás se alegra, porque espera que ya
nunca podamos levantarnos; espera que Tú, siendo arrastrado en la caída de tu Iglesia,
quedes abatido para siempre. Pero tú te levantarás, te has reincorporado, has resucitado y
puedes levantarnos. Salva y santifica a tu Iglesia. Sálvanos y santifícanos a todos. Amén.
X ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
MEDITACIÓN
Jesús asume una vez más la situación del hombre caído. Nada es pura coincidencia, todo lo
que sucede está dicho en la Palabra de Dios, confirmado por su designio divino. El Señor
experimenta todas las fases y grados de la perdición de los hombres, y cada uno de ellos, no
obstante su amargura, son un paso de la redención: así devuelve Él a casa la oveja perdida.
Contemplamos pues, a un Jesús cuyas vestiduras le son arrebatadas; sin compasión alguna
es desposeído, humillado, torturado y abandonado… Él profetiza en su carne el destino de
los cristianos que a causa de su Nombre, han de ser perseguidos, maltratados y en muchos
de los casos asesinados con gran crueldad.
Y más aún, su cuerpo desnudo, nos habla de cuan vulnerables somos, en su carne se
reproduce nuestra realidad, en palabras del Papa Francisco “Dios mismo quiso hacerse
vulnerable y quiso salir a callejear con nosotros, quiso salir a vivir nuestra historia tal como
era, quiso hacerse hombre en medio de una contradicción”. Y es que esa es la lógica ilógica
de su plan salvífico, no su acción en medio de la calma y la serenidad, sino más bien, en
medio de las tormentas, los embates de la vida y la contradicción… ese es el Dios que ha
cautivado nuestro corazón, y ha hecho del seguimiento, una locura de amor, la
manifestación de una fuerza escondida en lo pequeño y despreciable.
OREMOS:
Señor Jesús, has sido despojado de tus vestiduras, expuesto a la deshonra, expulsado de la
sociedad. Te has cargado de la deshonra de Adán, sanándolo. Te has cargado con los
sufrimientos y necesidades de los pobres, aquellos que están excluidos del mundo. Pero es
exactamente así como cumples la palabra de los profetas. Es así como das significado a lo
que aparece privado de significado. Es así como nos haces reconocer que tu Padre te tiene en
sus manos, a ti, a nosotros y al mundo. Concédenos un profundo respeto hacia el hombre en
todas las fases de su existencia y en todas las situaciones en las cuales lo encontramos.
Danos el traje de la luz de tu gracia.
Amén.
XI ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
JESÚS ES CRUCIFICADO
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
Palabra de Dios
MEDITACIÓN
Detengámonos ante esta imagen de dolor, ante el Hijo de Dios sufriente. Mirémosle en los
momentos de satisfacción y gozo, para aprender a respetar sus límites y a ver la
superficialidad de todos los bienes puramente materiales. Mirémosle en los momentos de
adversidad y angustia, para reconocer que precisamente así estamos cerca de Dios.
Tratemos de descubrir su rostro en aquellos que tendemos a despreciar. Ante el Señor
condenado, que no quiere usar su poder para descender de la cruz, sino que más bien
soportó el sufrimiento de la cruz hasta el final, podemos hacer aún otra reflexión. Ignacio de
Antioquia, encadenado por su fe en el Señor, elogió a los cristianos de Esmirna por su fe
inamovible: dice que estaban, por así decir, clavados con la carne y la sangre a la cruz del
Señor Jesucristo... Dejémonos clavar a Él, no cediendo a ninguna tentación de apartarnos,
ni a las burlas que nos inducen a darle la espalda.
OREMOS:
Señor Jesucristo, te has dejado clavar en la cruz, aceptando la terrible crueldad de este
dolor, la destrucción de tu cuerpo y de tu dignidad. Te has dejado clavar, has sufrido sin
evasivas ni compromisos. Ayúdanos a no desertar ante lo que debemos hacer. A unirnos
estrechamente a ti como “Iglesia comunidad que vive la caridad”. A desenmascarar la falsa
libertad que nos quiere alejar de ti. Ayúdanos a aceptar tu libertad «comprometida» y a
encontrar en la estrecha unión contigo la verdadera libertad.
Amén.
XII ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
Entonces gritó Jesús con fuerte voz: “Eloí, Eloí, lema sabactaní?”, que quiere
decir “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?”… luego lanzando
un fuerte grito, expiró…
Palabra de Dios.
MEDITACIÓN
Ahora sabemos que es Dios. Sabemos cómo es la verdadera realeza. Jesús recita el Salmo 21,
que comienza con estas palabras: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»
(Sal 21, 2). Asume en sí a todo el Israel sufriente, a toda la humanidad que padece, el drama
de la oscuridad de Dios; manifestando de este modo a Dios donde parece estar
definitivamente vencido y ausente.
OREMOS:
XIII ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
Palabra de Dios
MEDITACIÓN
Jesús está muerto, de su corazón traspasado por la lanza del soldado romano mana sangre y
agua: misteriosa imagen del caudal de los sacramentos, del Bautismo y de la Eucaristía, de
los cuales, por la fuerza del corazón traspasado del Señor, renace siempre la Iglesia. A Él no
le quiebran las piernas como a los otros dos crucificados; así se manifiesta como el
verdadero Cordero pascual, al cual no se le debe quebrantar ningún hueso.
Y ahora que ha soportado todo, se ve que, a pesar de toda la turbación del corazón, a pesar
del poder del odio y de la ruindad, Él no está solo. Están los fieles. Al pie de la cruz estaba
María junto con otras mujeres y el discípulo que Él tanto amaba. Llega también un hombre
rico, José de Arimatea: el cual logra pasar por el ojo de la aguja, porque Dios le da la gracia.
José de Arimatea entierra a Jesús en su tumba aún sin estrenar, en un jardín: donde Jesús
es enterrado, el cementerio se transforma en un vergel, el jardín del que había sido
expulsado Adán cuando se alejó de la plenitud de la vida, de su Creador. El sepulcro en el
jardín manifiesta que el dominio de la muerte está a punto de terminar. Y llega también un
miembro del Sanedrín, Nicodemo, al que Jesús había anunciado el misterio del renacer por
el agua y el Espíritu. También en el sanedrín, que había decidido su muerte, hay alguien que
cree, que conoce y reconoce a Jesús después de su muerte.
En la hora del gran luto, de la gran oscuridad y de la desesperación, surge misteriosamente
la luz de la esperanza. El Dios escondido permanece siempre como Dios vivo y cercano.
También en la noche de la muerte, el Señor muerto sigue siendo nuestro Señor y Salvador.
La Iglesia de Jesucristo, su nueva familia, comienza a formarse.
OREMOS:
Señor, has bajado hasta la oscuridad de la muerte. Pero tu cuerpo es recibido por manos
piadosas y envuelto en una sábana limpia (Mt 27, 59). La fe no ha muerto del todo, el sol no
se ha puesto totalmente. Cuántas veces parece que estas durmiendo. Qué fácil es que
nosotros, los hombres, nos alejemos y nos digamos a nosotros mismos: Dios ha muerto. Haz
que en la hora de la oscuridad reconozcamos que Tú estás presente. No nos dejes solos
cuando nos aceche el desánimo. Y ayúdanos a no dejarte solo. Danos una fidelidad que
resista en el extravío y un amor que te acoja en el momento de tu necesidad más extrema,
como tu Madre, que te arropa de nuevo en su seno. Ayúdanos para poder ver por encima de
los miedos y prejuicios, y así podamos ofrecerte nuestros talentos, corazón y tiempo;
preparando así el jardín, en el cual puede tener lugar la resurrección, la Iglesia. Amén.
XIV ESTACIÓN
Te adoramos oh Cristo, y te bendecimos, que por tu santa cruz redimiste al mundo
Alabada sea la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores de su Santísima
Madre
VIERNES SANTO
CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
PREPARA
Ornamentos rojos
Misal, y Leccionarios
Copias suficientes para la lectura de la Pasión del Señor y los lectores escogidos.
Crucifijos para el momento de la adoración de la cruz.
La cruz que se va llevar en procesión en la segunda parte de la adoración, cubierta con un velo morado.
Mantel, corporal y purificadores para el momento de la Sagrada Comunión.
Ciriales para la procesión de la santa cruz y para acompañar el Santísimo Sacramento desde su lugar de
reserva hasta el altar.
Recordemos que la ofrenda del día de hoy es destinada para el sostenimiento de los Santos Lugares.
MONICIÓN INICIAL
(Acción litúrgica de la muerte del Señor)
Hermanos, en este día santo la Iglesia no celebra la Eucaristía. Sin embargo, nos reúne en
esta tarde la acción litúrgica de la Pasión del Señor. En ella contemplamos a Jesús que
muere en la cruz para vencer el pecado y la muerte que nos esclavizaba. Esta acción
litúrgica, actualiza en nuestras vidas el Misterio Pascual; el paso de la muerte a la vida, de
las tinieblas a la luz. Celebrar el Viernes Santo es contemplar el amor infinito de Dios por
sus hijos, es recordar que Él lo ha dado todo por nosotros. Es ratificar que el mayor signo de
servicio es la entrega, esa misma que Jesús hace de su propio ser para darnos vida eterna,
pues en el árbol de la cruz estuvo clavada la salvación del mundo. Que la celebración de la
Pasión del Señor, suscite en nosotros el deseo sincero de servir a nuestros hermanos
amando sin medidas, reconociendo que aun siendo pecadores Dios nos ha absuelto del
pecado y de la muerte a precio de sangre.
Durante esta celebración viviremos tres momentos que nos irán conduciendo por el Misterio
de nuestra salvación. En primer lugar, la liturgia de la Palabra que nos recuerda cómo Dios
mismo nos comunica su mensaje de amor. En un segundo momento, la adoración de la
Santa Cruz, nos permitirá contemplar que ella es el trono donde Cristo ha vencido el pecado
y la muerte y reina victorioso. Finalmente, la distribución de la Sagrada Comunión, alimento
de vida eterna, que nos alienta en nuestro caminar como Iglesia comunidad que vive la
caridad, en medio de un mundo dividido por las envidias y las discordias. Vivamos este
encuentro con la firme esperanza de nuestra pronta liberación.
ORACIÓN:
Acuérdate de tus misericordias, Señor, y santifica con protección constante a tus siervos, por
quienes Cristo, tu Hijo, instituyó, al derramar su sangre, el misterio pascual. Que vive y
reina por los siglos de los siglos.
R: Amén
PRIMERA PARTE
LITURGIA DE LA PALABRA
Hermanos: las lecturas de este día nos ayudan a experimentar y vivir el amor misericordioso
que Dios siente por nosotros, al entregar generosamente a su único Hijo. Jesús carga sobre
sí, todo nuestro pecado y nuestra miseria, y nos da testimonio de entrega y generosidad.
Cristo, que nos señaló y nos abrió el camino hacia la salvación, es el Sumo Sacerdote,
pontífice entre Dios y los hombres. Escuchemos con atención.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 52, 13-53, 12
«Miren –dice el Señor-: mi siervo coronará su obra, y será glorificado y enaltecido en gran
manera. Muchos se espantaron de Él, al verlo tan desfigurado y sin aspecto humano. Pero
también se admirarán muchas naciones, y los reyes quedarán mudos de asombro, al ver algo
nunca antes sabido, y descubrir algo inaudito.»
¿Quién irá a creer esta noticia? ¿Quién reconocerá aquí el brazo poderoso del Señor?
Él dispuso que su siervo creciera como planta débil, como raíz que brota en tierra seca. No
tenía presencia, ni belleza que se echara de ver, su aspecto no tenía nada de atrayente.
Despreciado y rechazado por los hombres, hombre agobiado de dolores, acostumbrado al
sufrimiento, daba horror mirarlo; lo despreciamos, no lo tuvimos en cuenta. Y sin embargo,
Él soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores. Nosotros pensamos que Dios
lo había castigado, herido y humillado. Pero fue nuestra rebeldía la que lo traspasó, nuestras
culpas fueron las que lo destrozaron. El castigo que nos trae la paz lo sufrió Él; por sus
heridas alcanzamos la salud. Todos nos extraviamos como ovejas, siguiendo cada uno su
camino, pero el Señor hizo recaer sobre él toda nuestra maldad. A los malos tratos se
sometió humildemente, sin abrir la boca. Guardó silencio, como cordero llevado al
matadero, como oveja cuando la trasquilan. Sin protección, injustamente, se lo llevaron,
nadie se preocupó de su destino. Lo excluyeron del mundo de los vivos, la rebeldía de su
pueblo le dio muerte. Lo enterraron junto con malvados, con gente perversa lo sepultaron,
aunque no cometió crimen ninguno, ni se encontró engaño en su boca. El Señor quiso
agobiarlo con el sufrimiento; mas como Él se entregó en reparación por los pecados, tendrá
larga vida, verá a sus descendientes, y llevará a buen término los designios del Señor.
Después de los trabajos de su vida volverá a ver la luz, y el conocimiento de Dios lo saciará.
Siervo inocente del Señor, librará del castigo a los demás cargando con las culpas de ellos. Y
Dios le asignará un puesto entre los grandes y con los poderosos tendrá parte en el triunfo,
porque se entregó a la muerte y lo contaron entre los malhechores, y soportó el pecado de la
multitud, intercediendo por los pecadores.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL.
Sal 31 (30), 2+6.12-13.15-16.17+25(R. 6a)
SEGUNDA LECTURA
Hermanos: En Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un Sumo Sacerdote superior a los demás, que
atravesó ya los cielos; por consiguiente, mantengámonos firmes en la fe que profesamos. No
tenemos un sumo sacerdote insensible a nuestra debilidad; al contrario, Jesús se sometió a
toda clase de pruebas, como nosotros, pero sin pecar. Así pues, acerquémonos con confianza
al trono donde reina el Dios de la gracia, para alcanzar gracia y misericordia y obtener la
ayuda oportuna. Cristo, en los días de su vida mortal, a grandes gritos y con lágrimas ofreció
oraciones y súplicas a Dios, que podía librarlo de la muerte, y se hizo escuchar por su piedad
filial. Era el Hijo, pero sufrió para saber lo que es la obediencia. Y así, sacerdote consumado,
se convirtió en fuente de salvación eterna para todos cuantos le obedecen.
Palabra de Dios
EVANGELIO
C. Salió Jesús de la sala donde había celebrado la última cena con sus discípulos, y se fue
con ellos al otro lado del torrente Cedrón, y entraron a un huerto que había allí. Judas, el
traidor, también conocía ese lugar, porque Jesús muchas veces se había reunido allí con sus
discípulos. Judas, pues, acompañado de la tropa y algunos sirvientes cedidos por los sumos
sacerdotes y los fariseos, fue al huerto con antorchas, lámparas y armas. Jesús, que sabía
todo lo que iba a suceder, se adelantó y les preguntó:
. ¿A quién buscan?
C. Ellos le contestaron:
S. A Jesús el de Nazaret.
C. Él les dijo:
Yo soy.
C. Judas, el traidor, también estaba con ellos. Apenas les dijo Jesús «Yo soy», retrocedieron
y cayeron al suelo. Jesús les preguntó otra vez:
¿A quién buscan?
C. Ellos le dijeron:
S. A Jesús el de Nazaret.
C. Jesús respondió:
Ya les dije que yo soy. De manera que, si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan.
C. Así debía cumplirse lo que había dicho: «No dejé que se perdiera ninguno de los que me
diste». Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó y de un tajo le cortó la oreja derecha a un
esclavo del sumo sacerdote. El esclavo se llamaba Malco. Entonces le dijo Jesús a Pedro:
. Guarda de nuevo la espada. Yo tengo que pasar el trago amargo que me dio mi Padre.
C. Entonces la tropa con su capitán y los sirvientes de las autoridades judías pusieron preso
a Jesús, lo ataron y se lo llevaron primero a donde Anás, el suegro de Caifás. Caifás era sumo
sacerdote ese año, y fue el que dijo a las autoridades judías que más valía que un solo
hombre muriera por el pueblo. Simón Pedro y otro discípulo se fueron detrás de Jesús. Ese
otro discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús al patio del palacio del
sumo sacerdote, mientras que Pedro se quedó fuera junto a la puerta. Entonces el otro
discípulo, el conocido del sumo sacerdote, salió y habló con la portera e hizo entrar a Pedro.
La portera le preguntó a Pedro:
S. ¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?
C. Él respondió:
S. No soy.
C. Los esclavos y los sirvientes habían encendido brasas y estaban ahí calentándose, porque
hacía frío. Pedro se quedó con ellos calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús sobre
sus discípulos y sobre lo que enseñaba. Jesús le respondió:
Yo he hablado en público delante de todo el mundo. Yo siempre enseñé en la sinagoga y
en el templo, donde se reúnen todos los judíos; no dije nada en secreto. ¿Por qué me
interrogas a mí? Interroga a los que han escuchado mis palabras. Ellos saben lo que yo he
dicho.
C. Apenas dijo esto, un sirviente que estaba ahí le dio una bofetada a Jesús y le dijo:
S. ¿Así contestas al sumo sacerdote?
C. Jesús le respondió:
. Si hablé mal, muestra en qué está lo malo; pero si hablé bien, ¿Por qué me pegas?
C. Entonces Anás envió a Jesús atado a donde el sumo sacerdote Caifás.
Pedro seguía ahí calentándose. Entonces le preguntaron:
S. ¿No eres tú también de sus discípulos?
C. Pero él lo negó, diciendo:
S. No soy.
C. Uno de los esclavos del sumo sacerdote, pariente del hombre al que Pedro le había
cortado la oreja, le dijo:
S. Yo te vi en el huerto con él.
C. Pero Pedro lo negó otra vez. Y en seguida cantó un gallo.
De donde Caifás se llevaron a Jesús al pretorio. Ya había amanecido. Pero los que lo llevaron
no entraron al pretorio para no quedar impuros y poder así comer el cordero pascual. Pilato
salió a donde estaban ellos y les preguntó:
S. ¿Qué acusación tienen contra ese hombre?
C. Ellos le respondieron:
S. Si no fuera un criminal, no te lo hubiéramos entregado.
C. Pilato les dijo:
S. Llévenselo ustedes y júzguenlo según su Ley.
C. Los judíos le contestaron:
S. Nosotros no tenemos autoridad para dar muerte a nadie.
C. Así debía cumplirse lo que Jesús había dicho para indicar la manera cómo iba a morir.
Entró de nuevo Pilato al pretorio, llamó a Jesús y le preguntó:
S. ¿Eres tú el rey de los judíos?
C. Jesús le respondió:
. ¿Dices tú esto por tu propia cuenta, o porque otros te lo dijeron de mí?
C. Pilato respondió:
S. ¡Yo no soy judío! Gente de tu propio pueblo y los sumos sacerdotes vinieron aquí a
entregarte. ¿Qué fue lo que hiciste?
C. Jesús respondió:
. No es el mundo el que me ha hecho rey. Si el título de rey me viniera de este mundo,
tendría gente a mi servicio que peleara para que yo no cayera en manos de las autoridades
judías. Pero mi título de rey no viene de aquí abajo.
C. Pilato le dijo:
S. Entonces, ¿sí eres rey?
C. Jesús respondió:
. Eres tú quien lo dice. Yo he nacido y venido al mundo para esto: para dar testimonio a
favor de la verdad. Todo el que está por la verdad escucha mi voz.
C. Pilato le preguntó:
S. ¿Y qué es la verdad?
C. Pero al decir esto salió de nuevo a hablar con los judíos y les dijo:
S. Yo no encuentro en él razón alguna para condenarlo. Pero es costumbre entre ustedes
que yo les deje libre a alguien con ocasión de la Pascua. ¿Quieren que les deje libre al rey de
los judíos?
C. Ellos gritaron otra vez y dijeron:
S. ¡A ese hombre no! ¡Suéltanos a Barrabás!
C. El tal Barrabás era un bandido.
Entonces Pilato se llevó a Jesús y lo hizo azotar. Además, los soldados trenzaron una corona
de espinas y se la pusieron en la cabeza, y lo vistieron con un manto rojo. Y se le acercaban y
le decían:
S. ¡Viva el rey de los judíos!
C. Y le daban bofetadas. Entonces salió Pilato otra vez y les dijo a los judíos:
S. Miren: aquí se lo traigo. Quiero que se den cuenta de que no encuentro en él razón para
condenarlo.
C.Y salió Jesús con la corona de espinas y el manto rojo. Pilato les dijo:
S. ¡Ahí tienen al hombre!
C. Apenas lo vieron los sumos sacerdotes y los sirvientes, gritaron:
S. ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. Llévenselo ustedes y crucifíquenlo. Porque yo no encuentro en él razón para condenarlo.
C. Los judíos le replicaron:
S. Nosotros tenemos una Ley, y según esa Ley tiene que morir, porque se declaró Hijo de
Dios.
C. Cuando oyó Pilato estas palabras, se fue atemorizando más y más; y entró de nuevo al
pretorio y le preguntó a Jesús:
S. ¿De dónde eres?
C. Pero Jesús no le respondió. Entonces Pilato le dijo:
S. ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para dejarte libre y también para
crucificarte?
C. Jesús le respondió:
. No tendrías autoridad sobre mí si Dios no te lo permitiera. Por eso, más culpable es el
que me entregó a ti.
C. Al oír esto, Pilato trató de dejarlo libre. Pero los judíos gritaron:
S. Si dejas libre a éste, no eres amigo del emperador, porque todo el que se proclama rey se
pone en contra del emperador.
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, sacó a Jesús y se sentó en el tribunal, en el sitio que
llamaban «El Empedrado», en hebreo Gabatá. Era la víspera de Pascua, alrededor del
mediodía.
Entonces les dijo a los judíos:
S. ¡Ahí tienen a su rey!
C. Ellos gritaron:
S. ¡Que muera! ¡Que muera! ¡Crucifícalo!
C. Pilato les dijo:
S. ¿Quieren que crucifique a su rey?
C. Los sumos sacerdotes respondieron:
S. ¡No tenemos más rey que al emperador!
C. Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran.
Se llevaron, pues, a Jesús. Y cargado con la cruz, salió de la ciudad hacia el llamado Lugar de
la Calavera, o en hebreo Gólgota. Allí lo crucificaron, y con él a otros dos: uno a cada lado, y
Jesús en el centro. Pilato además mandó escribir un letrero para ponerlo encima de la cruz.
Lo que estaba escrito era: «Jesús de Nazaret, rey de los judíos». Como el sitio donde Jesús
fue crucificado estaba cerca de la ciudad y el letrero estaba escrito en hebreo, latín y griego,
muchos judíos lo leyeron. Pero los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato:
S. No debieras haber escrito «El rey de los judíos», sino «Dijo que era el rey de los judíos».
C. Pilato respondió:
S. Lo que escribí, escrito queda.
C. Los soldados, después que crucificaron a Jesús, se apoderaron de su ropa y la dividieron
en cuatro partes, una para cada soldado, y se quedaron también con su túnica. Y como no
tenía costuras, sino que estaba tejida de una sola pieza, se dijeron:
S. No la rasguemos; más bien echémosla a suerte, para ver a quién le toca.
C. Así debía cumplirse lo que dice la Escritura: «Se repartieron mi ropa y echaron a suerte
mi túnica.» Esto fue lo que hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús estaban también su madre, la hermana de su madre, María de
Cleofás y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo que él tanto amaba,
Jesús le dijo:
. Mujer, éste es tu hijo.
C. Luego dijo al discípulo:
. Esta es tu madre.
C.Y desde aquel momento el discípulo la recibió como su propia madre.
Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta
el final, Jesús dijo:
. Tengo sed.
C. Había allí una vasija llena de vinagre; empaparon, pues, una esponja, la ataron a una
rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús:
. Todo está cumplido.
C. E inclinando la cabeza, entregó su Espíritu.
C. Como era víspera del sábado, los judíos le pidieron a Pilato que mandara quebrar las
piernas de los crucificados y retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz hasta el día
siguiente, que era un sábado muy solemne. Los soldados fueron y quebraron las piernas a
los dos que habían sido crucificados con Jesús. Pero cuando llegaron a él, al ver que ya
estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el
costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. El que lo vio lo atestigua: su
testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.
Porque todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán ningún
hueso». Y otro pasaje de la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero a escondidas por miedo
a las autoridades judías, le pidió a Pilato permiso para llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato
se lo concedió. Entonces fue y se llevó el cuerpo. También fue Nicodemo, aquel que la
primera vez había ido de noche a ver a Jesús, y llevó una mezcla de mirra y áloe, como unos
treinta kilos. Entonces tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos,
embalsamándolo con las sustancias aromáticas, según la costumbre que tienen los judíos
para enterrar. En el lugar en que Jesús fue crucificado había un huerto, y en el huerto un
sepulcro recién excavado, en el que todavía no habían enterrado a nadie. Así, pues, como ese
día era víspera del sábado judío, y ese sepulcro estaba cerca, en él sepultaron a Jesús.
ORACIÓN UNIVERSAL
2. Por el Papa
Oremos también por nuestro Santo Padre el Papa Francisco, para que Dios nuestro Señor,
quien lo eligió en el orden del episcopado para regir al pueblo santo de Dios lo preserve de
todo mal, para bien de su Santa Iglesia.
Oremos también por nuestro Obispo Ismael Rueda Sierra, por todos los obispos, presbíteros
y diáconos de la Iglesia, y por todos los fieles del pueblo santo.
Oremos también por los catecúmenos, para que Dios nuestro Señor escuche sus oraciones,
les abra de par en par la puerta de la misericordia, y, perdonados todos sus pecados por el
Bautismo, queden incorporados a Cristo Jesús, Señor nuestro.
Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor
se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a quienes viven de acuerdo con la verdad.
Oremos también por los judíos, que fueron los primeros a quienes habló Dios nuestro Señor,
para que Él les conceda crecer en el amor de su nombre y en la fidelidad a su alianza.
Oremos por los que no creen en Cristo, para que, también ellos, iluminados por el Espíritu
Santo, puedan entrar en el camino de la Salvación.
Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que, de acuerdo con sus
designios, Dios nuestro Señor los dirija en sus pensamientos y en sus decisiones hacia una
auténtica paz y libertad para todos.
Oremos, queridos hermanos, a Dios Padre Todopoderoso, para que, en todo el mundo, aleje
los errores, haga desaparecer las enfermedades y erradique el hambre, redima a los
encarcelados, rompa las cadenas, proteja a los viajeros, conceda pronto regreso a los
emigrantes y peregrinos, dé salud a los enfermos y conceda la salvación a los moribundos.
SEGUNDA PARTE
En este momento, volvamos la mirada al árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación
del mundo y descubramos en ella la grandeza del amor de Dios que no conoce el ocaso.
Se lleva alta la cruz, cubierta con un velo morado y acompañada por dos personas con velas encendidas. El
sacerdote, de pie recibe la cruz, descubre un poco su extremo superior, la eleva, y comienza a cantar el
invitatorio:
Terminado el canto, todos se arrodillan y adoran en silencio, durante algunos instantes. Enseguida el sacerdote
descubre el BRAZO DERECHO de la cruz y, elevándola de nuevo, canta el invitatorio:
Y se prosigue como la primera vez. Finalmente descubre por completo la cruz y, volviéndola a elevar, canta por
tercera vez el invitatorio. Se hace luego la adoración de la santa cruz con un beso o una genuflexión, según la
costumbre. Mientras tanto se canta los improperios, u otros cánticos apropiados.
En la puerta del templo el ministro (sacerdote, diácono, u otro ministro idóneo) recibe la Cruz ya descubierta y
avanza en procesión al presbiterio. Cerca de la puerta del templo, se levanta la cruz y se canta el invitatorio:
TERCERA PARTE
SAGRADA COMUNIÓN
Se extiende, entonces, un mantel sobre el altar y se ponen el corporal y el misal. Entretanto el diacono, o en su
defecto el mismo sacerdote, con el humeral puesto, traslada el Santísimo Sacramento del lugar de la reserva al
altar, por el camino más corto. Entretanto, todos permanecen de pie y en silencio. Dos ministros con cirios
encendidos acompañan al Santísimo Sacramento. Los cirios se dejan sobre el altar o cerca de él.
Tan pronto como el diácono, si está presente, ha dejado sobre el altar el Santísimo Sacramento y ha
descubierto el copón, el sacerdote se acerca al altar y hace genuflexión.
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no
nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que,
ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Junta las manos.
Después hace genuflexión, toma una partícula, la sostiene un poco elevada sobre el copón y, de cara al pueblo,
dice con voz clara:
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, dichosos los invitados a la cena
del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
R. Amén.
En seguida el sacerdote, de pie, vuelto hacia la asamblea, y extendiendo las manos sobre ella, dice esta oración
sobre el pueblo:
Señor, te rogamos que descienda una copiosa bendición sobre tu pueblo, que ha celebrado la
muerte de tu Hijo, en la esperanza de su resurrección; venga sobre él tu perdón, concédele
tu consuelo, auméntale la fe y reafírmalo por la eterna redención. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
R. Amén.
MONICIÓN PARA EL SERMÓN DE LAS SIETE PALABRAS
El pueblo reunido en torno al árbol de la cruz, medita las siete palabras, que según la
tradición bíblica, brotaron de los labios de nuestro Señor Jesucristo. Es un momento de
verdadera reflexión, que compromete nuestra vida, para que sin miedo alguno, anunciemos
sus palabras de misericordia.
PRIMERA PALABRA
“PADRE, PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN”
(LC 23,34)
Jesús vino a dar su vida por la redención de todos los seres humanos. En su corazón
misericordioso no podía haber ninguna excepción a la hora de aplicar al hombre pecador su
infinito amor, manifestación también del amor eterno del Padre.
En la cruz, Jesús traspasado cruelmente por los clavos que rasgaron sus carnes para
suspender, en suspenso eterno, a la víctima ofrecida por nuestros pecados, pronuncia su
primera palabra, que no fue ciertamente de desesperación, ni de resentimiento, sino de
perdón y comprensión.
SEGUNDA PALABRA
“HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”
(LC. 23,43)
Esta segunda palabra de Jesús crucificado solo puede ser entendida por aquellos que saben
que han pecado. Este pequeño gesto del Señor puede parecer injusto o escandaloso: por
unas pocas palabras el mal de toda una vida queda perdonado en unos pocos segundos; se
gritará, y se protestará para decir que no está bien: ¿Por qué debe recompensarse a un
hombre que no ha hecho nada bueno durante toda su vida? ¿Por qué debe ser beatificado
este hombre y beatificado directamente por Jesús? (único caso en toda la historia). Sin
embargo, es así. Esta segunda palabra es dirigida netamente a los pecadores; el malhechor
crucificado a la derecha del Señor, reconoce en su compañero de martirio al Mesías, y con
una expresión de conversión se ampara en él: “acuérdate de mí cuando estés en tu reino”
(Lc. 23,43). Solo aquellos que saben que han pecado y que han pecado mucho, pueden
acercarse con confianza a este pasaje del Evangelio.
En una perspectiva diferente, en la lógica de los que se creen justos (podemos decir de los
fariseos) que no tienen nada que perdonar, todo el Evangelio está mal, está fuera de lugar. Si
sentimos de alguna manera el deseo y la necesidad de permitirnos ser perdonados por Dios,
de permitirnos reconciliarnos con él, entonces este fragmento del Evangelio nos abrirá sus
tesoros, podrá movernos, transfigurarnos y consolarnos.
La historia del buen ladrón es exactamente lo contrario a las competencias inhumanas que
nos presenta el mundo: solo es necesario un momento para estar fuera, en la Cruz solo se
necesita un momento contemplando el rostro del que sufre a mi lado para estar dentro. La
historia que nos ofrece esta Segunda Palabra es totalmente opuesta a la apariencia de
justicia que nos invita el mundo, incluso si ha hecho todo mal en la vida, incluso si no ha
hecho nada bueno, incluso si ha arrojado sus talentos al viento durante años, su inteligencia,
las buenas posibilidades y oportunidades que nos ofrece la vida, incluso si nos lastimamos y
lastimas a tanta gente.
La buena noticia de un Evangelio como éste, lejos de ser una maldición, es la única
esperanza real de nuestra vida, la única certeza de aferrarnos al amor que, de Dios, aun
cuando estamos perdidos, aun cuando nos percibimos humillados y distantes, perdidos en
una oscuridad sin fondos, lejos de cualquier posibilidad de bien, el Señor puede
encontrarnos. Para Él siempre existimos con identidad aun cuando nos sentimos mal,
cuando sentimos que nuestra vida y nuestro obrar no dan para alcanzar a Dios, la gracia de
un momento redime toda una existencia perdida.
“Hoy estarás conmigo en el Paraíso”: Hoy, todo aquel que se sienta cansado, agobiado,
marginado y pecador debe tomar conciencia con la certeza que nos ofrece la riqueza del
texto de Lucas: el Señor Jesús desea alcanzarnos, darnos la bienvenida, perdonarnos; junto
a él, y en su Reino, hay un lugar preparado para nosotros. La clave es el perdón; el perdón es
un gesto delicado y difícil; de hecho, el perdón, no significa negar el mal, ni minimizarlo o
actuar como si el mal nunca hubiera existido; tampoco es la negación de la justicia, ni un
absurdo. El perdón es una nueva creación, que conoce la realidad y la reconoce, reconoce su
peso y seriedad, y sabe en totalidad que no se deben sacar las consecuencias lógicas de
continuar la espiral de violencia y represalias que multiplican el dolor. El perdón acepta
conscientemente romper el orden del repetir “ojo por ojo y diente por diente” (Mt.5,38) y
más bien crea un nuevo mundo de posibilidades, un nuevo fruto de la vida. Por tanto, el
perdón es gracia, es un regalo, es un don.
Por eso Hoy, es el tiempo de la salvación y de la intimidad con Dios, Hoy es el momento de
nuestra respuesta: la humanidad no puede esperar, nos necesita y necesita nuestra verdad,
necesita que hoy sea una y otra vez el tiempo de Dios; que la relación con el Creador y el
creado no se cierre, sino más bien se expanda a todos los hombres y mujeres que la esperan.
El mundo hoy necesita reemplazar el sarcasmo y la tristeza con la verdad y el perdón.
Señor Jesús, en este Viernes Santo que la Iglesia nos ofrece para celebrar, nosotros también
estamos cerca de Ti, sufriendo con razón por nuestras faltas. Tú que estás listo para
ofrecernos hoy una bendición favorable, ayúdanos a aprovechar la oportunidad que se nos
brinda de buscar la verdad, ayúdanos para ampliar el amor que recibimos de Ti al mundo
entero, ayúdanos a conocernos a nosotros mismos, y a amar a los pecadores. Amén.
TERCERA PALABRA
“MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO; HIJO, AHÍ TIENES A TU MADRE”
(JN 19, 25 – 27)
En este acto sublime del Redentor vemos la revelación de la maternidad espiritual. María se
convierte en la madre no sólo del discípulo amado, sino también de todos aquellos a quienes
él representa, la comunidad de los creyentes.
La Iglesia que se funda por la fe en la Palabra de Dios es la Iglesia que nace al pie de la cruz.
María es madre de la vida de Jesucristo, suscitándola en todo discípulo a quien Jesús ama. Y
se llama mujer porque realiza la misión del nuevo pueblo de Dios, que con frecuencia es
contemplado alternativamente como mujer y pueblo (Is 26. 17; 43,5). María queda así
constituida en la “mujer” bíblica, la que da a luz con dolor al Mesías, y desde Jesús, se
convierte en madre universal del género humano.
Existe igualmente una nueva función para el discípulo. Este discípulo es caracterizado por la
expresión relativa: “al que Jesús amaba”. Con ello, el discípulo se sitúa en la irradiación del
amor de Jesucristo que le transforma. Es el amigo de Jesús (15, 13 – 15). Ciertamente se
trata de una persona concreta que asume un carácter representativo: somos todos los
cristianos.
María, madre de la Iglesia, camina con nosotros en este peregrinar terreno para construir
juntos el Reino de Dios, a través de nuestro compromiso misionero de la Iglesia en salida.
Una Iglesia acogedora que acompaña a sus hijos en todas las situaciones de la vida, y
también acompaña a la humanidad en sus realidades existenciales, siendo luz del mundo,
fermento en la masa y sal de la tierra.
En la madre dolorosa aprendemos que ser discípulos de Jesús es tenerlo como el centro de
nuestra vida, escuchar su palabra, meditarla, vivirla y anunciarla con amor.
Pidámosle a la Madre de Dios, que nos ayude a ser fieles como ella, en todas las situaciones
de nuestra fe cristiana para estar con Jesús en los momentos gozosos, luminosos, dolorosos
y gloriosos; y así celebrar la verdadera pascua del Resucitado.
CUARTA PALABRA
“¡DIOS MÍO, DIOS MÍO! ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?
(MT 27, 46)
Llegado el mediodía, hubo oscuridad sobre la tierra hasta las tres de la tarde. A las tres de la
tarde gritó Jesús con fuerte voz: Eloi, Eloi, ¿lema sabachtani?, que quiere decir: “¡Dios mío,
Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”.
Desamparado se ve de su Padre el Hijo amado. Ah, maldito mi pecado, que de esto la causa
fue. Quien quisiere consolar a Jesús en su tormento, diga de veras, Señor, me pesa, no más
pecar.
Las tres primeras palabras de Jesús han puesto de relieve que incluso en este momento más
sombrío algo estaba germinando en la cruz. Nos han mostrado el perdón, la felicidad y el
nacimiento de la comunidad. Pero ahora en el momento decisivo, aparecen estas palabras
de absoluta desolación.
La oscuridad se ha abatido sobre Jerusalén al mediodía. Jesús sufre el tormento de la cruz y
de la muerte. Pero sufre, sobre todo, el escarnio que le ofrece el Pueblo con sus dirigentes a
la cabeza; sufre el golpe que le asesta los cínicos del mundo, que viven y mueren sin permitir
que la verdad logre ni siquiera rozarles la piel; sufre Jesús la muerte humillante de todas las
víctimas de la cultura de la muerte: los ancianos, los niños no nacidos o los eliminados por
las guerras y por el hambre.
Jesús, se encuentra en la oscuridad más profunda y la vive por nosotros, para ayudarnos a
comprender que incluso cuando nos encontramos en esa oscuridad no todo está perdido,
sino que, al contrario, es el comienzo de la salvación. Jesucristo ha sufrido esta terrible
experiencia y la aceptó, pero no quiere que nadie esté abandonado, Él, está vivo en el
abandono que experimentan muchos seres humanos. Siempre está presente en la vida de
todo hombre y mujer. Desde que Cristo sintió y ofreció a su Padre el abandono en la cruz
está mostrando su compasión y solidaridad con todos los seres humanos. Nos ha dado una
enseñanza: no abandonar a nadie.
Señor, te agradecemos por habernos dado esta lección y perdona que muchas veces la
hayamos ignorado y no practicado; concédenos inteligencia y sabiduría para acercarnos a
todos. El progreso de los pueblos empieza cuando hay solidaridad y compasión. Cuando los
hombres y las mujeres caminan juntos. Los problemas sociales no se solucionan mientras no
se ama al prójimo como uno se ama a sí mismo. También queremos suplicarte, en esta hora
de sufrimiento:
Señor Jesús, fortalécenos en la hora de la prueba
Señor, Tú has conocido la oscuridad y la angustia, el abandono y la incomprensión. Tú sabes
lo difícil que es creer en la bondad de Dios mientras se vive en el sufrimiento.
Fortalécenos en la hora de la prueba
Señor, Tú que has probado el sabor amargo del fracaso, cuando todo parece inútil, Tú
conoces la ingratitud del hombre.
Fortalécenos en la hora de la prueba
Señor, Tú que has experimentado la tristeza cuando no somos capaces de vivir el Evangelio.
Fortalécenos en la hora de la prueba
Que tu abandono experimentado en la cruz, nos ayude a vivir más unidos como hermanos,
siendo solidarios y compasivos. Amén.
QUINTA PALABRA
“TENGO SED”
(JN 19,23)
En el momento más dramático de su “Hora” el Señor nos pone de frente a una paradoja:
quien ofreció para beber un agua que quitaría definitivamente la sed, grita que tiene sed, y
en el colmo de los acontecimientos, del costado abierto de quien acaba de morir sediento,
brota sangre y agua. ¿Qué significa este gesto? Pues que la sed que agobia a Jesús en este
momento sublime de su obra es la sed de la justicia, sed que el Reino de Dios llegue a todos,
es su unión con quienes anhelan ser inundados por el Espíritu del Señor.
El clamor del Crucificado es el clamor de muchas familias que carecen del recurso vital del
agua y a causa de ello muchos de sus miembros mueren, es el grito de los campesinos que
desconsolados ven como sus esfuerzos se van a pique como consecuencia de la sequía. Es el
mismo grito que surge de las entrañas de la tierra cada vez que se tala un bosque y se
contaminan los manantiales y los ríos. Es también el sollozo desilusionado de aquellos que
en las cárceles pasan años clamando justicia, también es el llanto clamoroso de aquellos que
esperan una respuesta por la desaparición forzada y muerte de sus seres amados. Y a ellos
como, al Señor, la sed les es calmada con el vinagre, hoy ya no, como la tarde del Viernes
Santo, con el fruto pasado de la uva, sino con el vinagre de la indiferencia de la sociedad.
“Tengo sed” es la oración de Cristo que por los labios de la Iglesia clama el torrente de agua
que brota para la vida eterna, es la súplica del Pueblo de Dios que clama ser renovado por el
Espíritu de su Señor crucificado. Es la sed de la familia, Iglesia doméstica, que quiere ser
primer lugar del encuentro con Jesús, Es la sed de las Comunidades Eclesiales Misioneras,
CEM´s de ser instrumentos de la comunión, es la sed de la parroquia de constituirse en
comunidad de comunidades, es la sed de nuestra Iglesia Particular de ser signo de la
presencia de Dios en esta bella tierra de Bucaramanga y sus alrededores, es la sed de la
Iglesia Universal que quiere salir en Misión renovadora.
Ahora, hagamos nuestras las palabras del Señor: Tenemos sed de ti, sáciala con el don del
Espíritu Santo que inunda nuestros corazones y los convierte en torrentes de vida nueva,
calma nuestra sed con las límpidas aguas del Reino que harán de ésta, una tierra nueva y
nos asegura que todo lo demás vendrá por añadidura. Amén
SEXTA PALABRA
TODO ESTÁ CUMPLIDO
(Jn 19, 30)
Jesús, en la cruz, “sabiendo que todo había terminado, probó el vinagre y dijo: TODO SE HA
CUMPLIDO” (Evangelio de San Juan, 19,30).
El Pueblo Santo de Dios, fiel a la Palabra de Dios, recogió esta penúltima palabra de Jesús
antes de morir, y movido por el Espíritu Santo, nos la entregó para nuestra salvación.
¿Qué nos revela esta palabra de Jesús al final de su vida mortal?
Pensemos en lo que había dicho antes: “Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para
que también tu Hijo te glorifique, yo te he glorificado aquí en la tierra llevando a cabo la
obra que me encomendaste... mi comida es hacer la voluntad del que me envió y concluir su
obra” (Jn.17,4 y 4,25)
“Caifás, siendo sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús moriría por el pueblo; y no
sólo por el pueblo sino para reunir en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos”
(Jn.11,30)
“Por eso, al entrar en el mundo dijo: “No quisiste sacrificios de animales ni ofrendas, pero
me has preparado un cuerpo; entonces dije, aquí estoy oh Dios para cumplir tu voluntad”. Y
en virtud de esa voluntad quedamos consagrados por la ofrenda del cuerpo de Cristo, hecha
de una vez para siempre” (Hbr.10,5).
“Cristo vino como sacerdote de los Bienes Definitivos y por su propia sangre logró la
redención definitiva. Ahora, al final de los tiempos, ha aparecido para destruir de una sola
vez los pecados con su Sacrificio” (Hbr.9,11.12.26).
El que nos enseñó a pedir al Padre que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo,
ahora nos muestra cómo se vive esa oración y cuáles son sus frutos: Se vive en el amor y sus
frutos son Vida Eterna.
Jesús ha sido entregado por nuestros pecados y por su obediencia nos consiguió lo que por
nuestra desobediencia habíamos perdido. Ahora podemos acercarnos con confianza al trono
de su gracia. Por eso, al que quiere seguirlo le dice: “El que echa mano al arado y sigue
mirando atrás, no puede ser discípulo mío”.
OREMOS: Jesús, todo está cumplido para quien hace los esfuerzos necesarios con tal de
conocerte; porque en conocerte y servirte, consiste la verdadera alegría. Danos tu Espíritu
Santo para perseverar hasta el final.
“¡Conviértenos y nos convertiremos a ti!” AMÉN.
SÉPTIMA PALABRA
“PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU”
(LC 23, 46)
Es el evangelio de San Lucas 23, 44- 49, el que nos cuenta esta séptima palabra de Jesús;
dice así: Era casi medio día y se oscureció toda la tierra hasta la media tarde, porque el sol
había dejado de brillar. La cortina del templo se rasgó por la mitad. Jesús, dando un fuerte
grito, dijo: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Y, después de decir esto, expiró.
El militar romano, viendo lo que sucedía, glorificó a Dios, diciendo: “¡Verdaderamente este
hombre era inocente!” La multitud que se había congregado para observar este
acontecimiento, al ver lo sucedido, se retiraba golpeándose el pecho. Todos los conocidos de
Jesús se mantenían a distancia y las mujeres que lo habían acompañado desde galilea
contemplaban todo esto.
Es una narración muy sencilla en la que el Señor Jesús, en el momento culminante de su
vida, por el que nosotros también pasaremos algún día, se muestra muy sereno y confiado
en el amor de su Padre, él cree con seguridad que su Padre lo va a acoger al otro lado del
túnel de la muerte y lo va a resucitar. No tiene ningún miedo ni desesperación de dar este
paso tan desconocido e importante, cuando ya había sufrido todas las espantosas torturas de
la crucifixión a las que sí les tenía miedo; las asumió generosamente por cumplir la voluntad
de su Padre con tal que llegara el Reino de Dios a este mundo y nosotros pudiéramos ser
salvados. Eso tenemos que agradecérselo toda esta vida. Jesús entra en la muerte
poniéndose en las manos de su Padre: ¡Qué buenas manos son estas!
Contemplando a nuestro bien amado Hermano y Señor Jesús en su muerte: ¿Qué podremos
aprender de él para asimilar y elaborar nuestra propia muerte? Porque desde niños nos han
asustado con toda clase de espantos y miedos, calaveras y esqueletos, acerca de lo que la
muerte nos oculta; pero eso es pura imaginación inútil, folclórica y dañina, porque nos quita
la capacidad de ir asumiendo, libremente y como Jesús, las pequeñas muertes, que, como
sacrificios continuos, nos está exigiendo la vida. Por eso muchas personas no le encuentran
sentido a esta vida y la van arrastrando entre estos quejidos y suicidios. Esa no es la actitud
del verdadero discípulo-a de Jesucristo.
El camino de nosotros los bautizados es el mismo de nuestro Señor Jesucristo. Ya él nos
había dicho: “El que quiera venirse conmigo, que renuncie a sí mismo que cargue con su
cruz cada día y me siga” (Lc. 9,23); esto es lo que tenemos que comprender para
convertimos a él y seguirlo con toda el alma; entonces, cuando nos llegue el momento,
seremos capaces de dar este paso llevados de su mano y con la misma confianza con que él
se puso en las manos de su Padre, podremos repetir sus mismas palabras para ser
resucitados igualmente. Valga como ejemplo el caso del Obispo Monseñor Alfredo Ancel,
quien duró dos años muriéndose de una enfermedad que los médicos no pudieron manejar,
y entonces decía que a él le había tocado el Ministerio del sufrimiento. A propósito de su
propia muerte decía también: No hay nada triste en ella, absolutamente nada triste. Ir hacia
aquel como hacia un amigo que es Dios mismo, sabiduría eterna. ¡Eso es formidable!, ¡cómo
será de estupendo cuando lo veamos! No veo ningún motivo para tener miedo.
DESENCLAVAMIENTO
MONICIÓN PARA EL DESENCLAVAMIENTO
La alianza nueva y eterna se ha realizado; en el pináculo de la cruz el Hijo muy amado del
Dios vivo ha exhalado su último suspiro y sus manos extendidas son la expresión del Padre
misericordioso que acoge a todos con un abrazo.
En este instante, un grupo de hombres piadosos, han de reproducir aquel momento
desgarrador y a la vez esperanzador, sobre la colina del Gólgota, donde el cuerpo de Jesús es
bajado de la cruz, y trasladado al sepulcro. Sigamos orando intensamente.
CORONA DE ESPINAS:
Un suspiro que hendió en el aire frío de la tarde, brotó del pecho de María Santísima,
cuando uno de los varones fue arrancando lentamente la corona de espinas de la cabeza de
Jesús.
Pedazos de su carne y de su larga cabellera, unidos en coágulos de sangre, quedaron
adheridos a las duras y punzantes espinas.
Cabeza Divina de Cristo: ¡Ensangrentada, perforada y dolorida! ¡Perdona nuestros malos
pensamientos, nuestros malos deseos, nuestras miradas llenas de odio y de venganza!
Perdona la vanidad de aquellos que cifran la felicidad en la belleza de su rostro. Perdona el
orgullo de los que creen que en su inteligencia está la esperanza del mundo.
MANO DERECHA:
Mano derecha de Cristo. Mano que se levantó tantas veces para perdonar. Mano que salvó a
Pedro cuando se hundía en las aguas encrespadas del mar de Galilea. Mano que bendijo a
las madres y a los niños. Mano que detuvo el cortejo de la viuda de Naím para devolver la
vida a su hijo. Mano que señaló a los discípulos el camino de su primera predicación. Mano
que secó las lágrimas ante la tumba del amigo Lázaro.
Mano pura de Cristo, hoy ensangrentada por el gatillo de las armas; por el botón que lanza
bombas incendiarias y cargas de explosivos destructores; por el puñal homicida.
Cae lentamente sobre ese cuerpo muerto, mano derecha de Cristo. Aunque perforada por el
clavo sangriento, necesitamos, aun Señor, tu mano para que nos des misericordia, para que
nos levantes, para que nos llenes de bendición, para que por ella también encontremos el
camino.
Mano izquierda del Señor. Mano que ha puesto toda su fuerza para hacer más llevadero el
peso de la cruz, en acto bueno y santo. Mano que se ha unido al sacrificio de mujeres y
hombres del mundo entero que, en amor verdadero a sus hermanos, han hecho el bien al
prójimo y, sin embargo, sólo recibieron traiciones y desprecios.
Mano que ha ayudado a mitigar la miseria humana. Mano colaboradora de Cristo para la
salvación del mundo. Mientras tu mano derecha, Señor, indica el camino hacia la patria
celestial, con tu mano izquierda tómanos, Señor, y camina con nosotros al lugar de las
Bienaventuranzas. Cae mano izquierda de Jesús sobre ese cuerpo inerte, porque nosotros ya
estamos dispuestos a luchar y sufrir para alcanzar tu Reino.
PIES DE CRISTO:
¡Pies traspasados y ensangrentados del Salvador! Son como el símbolo de todos los malos
pasos que nosotros y toda la humanidad, hemos dado hacia el abismo del pecado.
¡Cuántas veces hemos caminado por senderos oscuros para huir de tu presencia! Señor, los
pies de la humanidad y sobre todo de nuestra patria, también están sangrando. Se camina a
la guerra; se corre a la venganza, al odio, a la violencia, el homicidio; se busca la guerra, la
lujuria, la embriaguez. Se precipita el hombre con paso apresurado a toda clase de placeres.
Se corre a torturar, a secuestrar, a robar, a sembrar miseria y desesperación, pero no se da el
primer paso a la reconciliación, al encuentro, a la solidaridad…
Haz, Señor, que nosotros podamos seguir tus huellas divinas, seguir tus pasos, para así
construir un mundo mejor y llegar un día contigo a la casa del padre Celestial.
Piadosamente se coloca el cuerpo de Jesús en la urna que lo llevará al santo Sepulcro. ¡Oh
Cristo Jesús! Tú has muerto. Hoy recordamos esa muerte en la cruz, pero sabemos que has
resucitado.
Que la muerte del Señor grabe en nuestro ánimo el más profundo rechazo a la mentira y a la
injusticia, a la prepotencia y a la violencia, el poder, la autoridad y las fuerzas que Dios nos
da, no para destruir, sino para construir en el espíritu de Jesús conforme a su verdad, su
sabiduría y su amor infinito.
PRIMER DOLOR
LA PROFECÍA DE SIMEÓN EN LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS.
Su padre y su madre estaban maravillados por todo lo que decía del niño. Simeón los
bendijo y dijo a María, su madre: “Mira, este niño está colocado de modo que todos en Israel
o caigan o se levanten; será signo de contradicción, y así se manifestarán claramente los
pensamientos de todos. En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón”.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN:
Qué dolor tan grande ha tenido que experimentar María, cuán triste ha sido el impacto en su
corazón al conocer por boca del anciano Simeón, la pasión de su Hijo muy amado.
Pero este dolor tan grande, no ha de ser estéril, pues viene acompañado de la certeza de
nuestra salvación y la esperanza de un mundo mejor…
María en ti se cumplen las palabras del Evangelio, en tu dolor, esta Iglesia peregrina
vislumbra la esperanza y encuentra consuelo en las dulces palabras de tu amado Hijo:
“bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.” (Mt. 5,5)
ORACIÓN:
SEGUNDO DOLOR
LA HUIDA A EGIPTO CON JESÚS Y JOSÉ
Después de marchar los magos, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo:
“Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise,
porque Herodes busca al niño para matarlo”. José se levantó; tomó al niño y a su madre, y
partió hacia Egipto, permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que
había anunciado el Señor por boca del profeta: Llamé de Egipto a mi hijo.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN:
Dolorosa ha sido la vida de esta madre, el dolor lacera su corazón… partir de su tierra,
dejarlo todo, huir con su familia a tierras lejanas, hostigada por la mano opresora de quien
amenaza acabar con la vida de su Hijo, no ha sido nada fácil; pero en su existencia el amor
ha hecho la síntesis entre tristezas y alegrías, solo ella ha sabido manifestar en medio de las
contingencias, una profunda confianza en aquel que la eligió para ser la madre del Salvador
y prometió permanecer a su lado hasta el fin.
ORACIÓN:
Madre sufriente, te confiamos la vida de tus hijos que huyen de la violencia, de la muerte y la
destrucción, ayúdalos para que no desfallezcan y enséñanos a nosotros a responder con
prontitud y alegría a su voz que clama: ¡caridad!. Amén
TERCER DOLOR
EL NIÑO PERDIDO EN EL TEMPLO
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la pascua. Cuando
Jesús cumplió doce años, subió también con ellos a la fiesta, pues así había de ser. Al
terminar los días de la fiesta regresaron, pero el niño se quedó en Jerusalén sin que sus
padres lo supieran. Seguros de que estaba con la caravana de vuelta, caminaron todo un día.
Después se pusieron a buscarlos entre sus parientes y conocidos. Como no lo encontraron,
volvieron a Jerusalén en su búsqueda. Al tercer día lo hallaron en el templo, sentado en
medio de los maestros de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN:
La familia de Nazaret aparece como modelo de piedad, ya que obedecen la ley y suben en
peregrinación litúrgica a Jerusalén para celebrar la pascua. El niño se queda
inadvertidamente en Jerusalén y sus padres lo buscan. El dolor de la madre es evidente, el
niño por quien miran sus ojos ha desaparecido, y al encontrarlo recobra la calma y
comprende que poco a poco se acerca el momento de entregarlo a la humanidad, para que Él
pueda realizar la voluntad del Padre que consiste en salvar a los hombres, con la donación
de su vida.
ORACIÓN:
Te imploramos María santísima, por las madres que lloran la perdida de sus hijos en medio
de los vicios de este mundo; concédeles fortaleza para no claudicar en su esfuerzo de
rescatarlos y conducirlos a tu Hijo muy amado, Jesucristo. Amén
CUARTO DOLOR
EL ENCUENTRO DE JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS CAMINO DEL
CALVARIO
REFLEXIÓN:
Cuanto dolor e impotencia experimentó la madre al ver que su amado Hijo era llevado, con
látigo e insultos al monte Gólgota, donde había de ser crucificado. Tal vez, es de los
momentos más desgarradores, porque el que sufre es carne de su carne, sangre de su
sangre; el pequeño que arrulló en sus brazos y envolvió con besos y caricias; con lágrimas y
de la manera más cruel sufre bajo el peso de la cruz. Ella siente en lo más profundo de su
corazón, el dolor de su Hijo… y también el dolor de las madres cuyos hijos sufren y mueren.
Ella acompaña y se hace solidaria con la Iglesia que llora por aquellos que alejándose de
Jesús han encontrado en los placeres de este mundo, la muerte.
ORACIÓN:
Madre de todo consuelo, acompaña nuestro caminar, y enjuga las lágrimas de nuestros ojos
cuando los problemas nos agobien, enséñanos a soportar con paciencia y a descubrir en
cada acontecimiento de la vida el designio amoroso de Dios, haciendo nuestro dolor fecundo
y nuestra carga ligera. Amén.
QUINTO DOLOR
LA CRUCIFIXIÓN Y LA AGONÍA DE JESÚS
Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de
Cleofás, y María de Magdala. Jesús, al ver a la madre y junto a ella al discípulo que más
quería, dijo a la madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Después dijo al discípulo: “Ahí tienes a
tu madre”. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa. Después de esto,
sabiendo Jesús que todo estaba cumplido, dijo: “Tengo sed”, y con esto también se cumplió
la escritura. Había allí un jarro lleno de vino agrio. Pusieron en una caña una esponja
empapada con aquella bebida y la acercaron a sus labios. Jesús probó el vino y dijo: “Todo
está cumplido”. Después inclinó la cabeza y entregó el espíritu.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN:
Al presentarnos a la Madre Dolorosa junto a la Cruz, Juan manifiesta que María se implica,
con su entrega sin reservas, en los sufrimientos de su Hijo en aquella hora suprema.
Cuando es de amor el dolor, tan grande es el dolor como el amor. Si la Virgen es la Llena de
Gracia, llena de Amor, junto a la Cruz, es también llena de dolor. Sufre, a su manera, todo lo
que su Hijo sufre. Sufre más que si padeciera mil muertes; muchísimo más que si fuera ella
la que estuviera enclavada. Estaba, como afirma León XIII, “muriendo con Él en su corazón,
atravesada por la espada del dolor”.
ORACIÓN:
Madre Dolorosa, que estas de pie junto a la cruz, sufriendo y amando con tu Hijo, ayúdanos
para que con un “si” generoso respondamos a su llamado de amar a todos sin reservas ni
medidas, hasta la donación de la propia vida. Amén
SEXTO DOLOR
LA LANZADA Y EL RECIBIR EN BRAZOS A JESÚS YA MUERTO
Pilato se extrañó que Jesús hubiera muerto tan pronto y llamó al centurión para saber si
realmente era así. Después de escuchar el centurión, Pilato entregó a José el cuerpo de
Jesús. José lo bajó de la cruz y lo envolvió en una sábana que había comprado, lo colocó en
un sepulcro excavado en la roca e hizo rodar una piedra grande contra la entrada de la
tumba. María Magdalena y María, la madre de José, estaban allí observando dónde lo
depositaban.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN:
Otra escena conmovedora. Jesús muerto en los brazos de su Madre que lloraba su muerte.
No cabe duda, aunque cueste creerlo. Está muerto. Él, que era el Hijo del Altísimo, que era
el salvador de Israel, cuyo reino no tendría fin, Él, que era la vida. Él está muerto.
Dura prueba para la fe de María. Su Hijos, el destinatario de todas esas promesas, yace
ahora cadáver en su regazo. En el alma de María se subió una oscura borrasca que
amenazaba apagar la llama de su fe aun palpitante. Pero su fe no se extinguió. Siguió
encendida y luminosa
¡Qué fuerte es María! Es la única que ha sostenido en sus brazos todo el peso de un Dios
vivo, todo el peso de un Dios muerto (que era su Hijo) con la certeza de contemplar, más
adelante, el rostro de un Dios glorificado.
ORACIÓN:
SÉPTIMO DOLOR
EL ENTIERRO DE JESÚS Y LA SOLEDAD DE MARÍA
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con los aromas, según la costumbre
de enterrar de los judíos. En el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el
huerto un sepulcro nuevo donde todavía no había sido enterrado nadie. Como el sepulcro
estaba muy cerca y debían respetar el día de la preparación de los judíos, enterraron allí a
Jesús.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN:
Lope de Vega describe con gran realismo este momento doloroso de soledad: “Sin esposo,
porque estaba José de la muerte preso; sin padre, porque se esconde; sin Hijo, porque está
muerto; sin luz, porque llora el sol; sin voz, porque muere el Verbo; sin alma, ausente la
suya; sin cuerpo, enterrado el cuerpo; sin tierra, que todo es sangre; sin aire, que todo es
fuego; sin fuego, que todo es agua; sin agua, que todo es hielo…”
Pero ni la fe, ni la confianza, ni el amor de María se vinieron abajo ante esa nueva
manifestación incomprensible de la voluntad de Dios. Creyendo, confiando y amando Ella
supo esperar la mayor alegría de su vida: recuperar a su Jesús para siempre tras la
resurrección.
ORACIÓN:
Madre del Verbo, ayúdanos a calmar el dolor y llenar el vacío de la soledad que nos invade
tras la muerte de nuestros seres queridos; con lo único que puede llenarlo: el amor, la fe y la
esperanza de la vida futura junto a tu Hijo. Amén.
REFLEXIONEMOS
Cristo ha muerto por nosotros. ¡Mira! Él ha cargado con la cruz, ha tomado con sus manos
nuestra vida y en su lenta, cruenta, penosa e injusta muerte ha dado el verdadero y primer
paso, el paso de la entrega y a su vez, el último paso de la vida. ¡Muere la carne mortal, y por
ella, brota la eternidad en el hombre! gracias a que Cristo tomando la forma de siervo y
haciéndose semejante a los hombres y en la condición de hombre se humilló, siendo
obediente hasta la muerte y una muerte de cruz (Flp. 2, 7-8). Este misterio doloroso pero
lleno de esperanza, ha de impulsarnos para que, durante este tiempo de oración llamado
Semana Santa, se prolongue en los días restantes del año con una verdadera entrega de la
vida por nuestros hermanos (1 Jn 3, 16) que participan en los sufrimientos de Cristo con los
suyos.
ORACIÓN
Señor, hoy dejo en tus manos mi vida, quiero perderme en lo profundo de tu mirada, que tus
brazos extendidos en la cruz abrasen mi nada y mi pecado. En este día, en el que meditamos
tu entrega oblativa por la salvación de la humanidad, te pido me dejes conmover
profundamente, por el significado que debe tener tu cruenta muerte para mi realidad
pecadora. Señor mío, que cuando me encuentre tendido en el suelo herido por mi pecado,
desmotivado por mi falta de conciencia, abatido por los problemas y desilusiones,
contemple tu santa faz que en el madero que me dio nueva vida, y así, unido a tus
padecimientos me ponga en pie y persevere en tu presencia. Amén.
¡VIVE TU FE!
Contempla la muerte de Cristo. Trata de reconocer la grandeza de la entrega del Señor y
eleva una súplica por tus preocupaciones y dolencias.
SÁBADO SANTO
Ornamentos blancos
Cirio Pascual
Un candelabro adecuado para colocar el cirio al lado del Ambon
Cinco puntillones incrustados en cinco granos de incienso
Un punzón
Fogata
Incensario y naveta
Un encargado para encender las luces del templo
Misal romano
Manteles y lo habitual para la Eucaristía
Hostias para consagrar
Cirios para toda la comunidad
Fuente o recipiente de agua en el presbiterio
Caldereta e hisopo
Megáfono
Linterna
MONICIÓN INICIAL
Hermanos: ésta es una noche de vela en honor del Señor, y la vigilia que tiene lugar en la
misma, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como
"la madre de todas las santas vigilias".
Durante la vigilia, la Iglesia espera la Resurrección del Señor y la celebra con los
sacramentos de la iniciación cristiana, pues precisamente este misterio de Cristo es el
fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza; y por medio del Bautismo y de la
Confirmación somos insertados en su vida. En su pascua morimos. Y del mismo modo
sepultados y resucitados con Él, para reinar a su lado eternamente.
Al iniciar esta solemne celebración con la bendición del fuego nuevo, que simboliza a Cristo
– luz que disipa las tinieblas de la muerte- dejemos que él ilumine nuestra vida y como
“Iglesia comunidad que vive la caridad” caminemos a su encuentro.
PRIMERA PARTE
LUCERNARIO O SOLEMNE COMIENZO DE LA
VIGILIA
MONICIÓN INICIAL
Hermanos: nos reunimos jubilosos en esta noche santa en que nuestro Señor Jesucristo ha
pasado de la muerte a la vida, para dar gracias al Padre que en su infinita misericordia nos
ha manifestado su amor que no conoce el ocaso.
Hoy la Iglesia invita a todos sus hijos, dispersos por el mundo, a que se reúnan para velar en
oración, y proclamar las maravillas del Señor que no abandona la obra de sus manos.
Se apagan las luces del Templo. En un lugar adecuado, fuera del Templo, si es posible, se enciende el fuego.
Congregado allí el pueblo, llega el sacerdote. Uno de los ministros lleva el cirio pascual. El presidente exhorta a
la asamblea:
PRESIDENTE:
Hermanos muy amados: en esta santísima noche, en la que nuestro Señor Jesucristo pasó
de la muerte a la vida, la Iglesia invita a sus hijos,
dispersos por toda la faz de la tierra, a reunirse para
vigilar y orar. Al realizar de esta manera el memorial de
la pascua del Señor, escuchando la Palabra de Dios y
celebrando sus misterios, tenemos la esperanza de
participar en su victoria sobre la muerte y de vivir con
Cristo, en Dios.
OREMOS:
Traza en la parte superior de esta cruz la letra griega Alfa, y debajo de la misma, la letra
Omega; en los ángulos que forman los brazos de la cruz traza los cuatro números del año
en curso. Mientras hace estos signos, dice:
Cristo, ayer y hoy.
(Graba el trazo vertical de la Cruz)
Principio y fin.
(Graba el trazo horizontal)
Alfa.
(Graba la letra Alfa sobre el trazo vertical)
Y Omega.
(Graba la letra Omega debajo del trazo vertical)
Suyo es el tiempo.
(Graba el primer número del año en curso)
Y la eternidad.
(Graba el segundo número)
A Él la gloria y el poder.
(Graba el tercer número)
Por los siglos de los siglos.
(Graba el cuarto número)
Amén.
Después de haber trazado la cruz y los demás signos, el sacerdote puede incrustar en el Cirio cinco granos de
incienso, en forma de cruz, mientras dice:
La luz de Cristo que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del
espíritu.
PROCESIÓN
Una vez encendido el cirio uno de los ministros toma carbones encendidos sacados del fuego y los pone en el
incensario y el sacerdote, de la manera acostumbrada, pone el incienso. El diácono, o en su ausencia, otro
ministro idóneo, recibe el cirio pascual y se inicia la procesión. El turiferario, con el incensario humeante,
avanza delante del diácono o del otro ministro, que lleva el cirio pascual. Sigue el sacerdote, con los ministros y
el pueblo. Todos llevan velas apagadas en sus manos.
Al llegar a la puerta del templo el sacerdote toma el Cirio y manteniéndolo elevado, canta:
El gesto de elevar el Cirio y el canto, se repiten al llegar a la mitad del templo (en este momento todos
encienden sus cirios tomando fuego del cirio y distribuyéndolo) y cerca al altar. En este momento se encienden
las luces del templo.
Esta es la noche
En que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres,
Y, sin mojarse los pies, los hiciste atravesar el mar Rojo.
Esta es la noche
En que la columna de fuego
Esclareció las tinieblas del pecado.
Esta es la noche
En la cual, por toda la tierra,
Los que creen en Cristo,
Son arrancados de los vicios del mundo
Y de la oscuridad del pecado,
Son restituidos a la gracia,
Y agregados a los santos.
Esta es la noche
En que, rotas las cadenas de la muerte
Cristo asciende victorioso del abismo.
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad;
Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
R. Amén.
SEGUNDA PARTE
LITURGIA DE LA PALABRA
En esta vigilia, «Madre de todas las vigilias», se proponen nueve lecturas: siete del Antiguo Testamento y dos
del Nuevo (epístola y evangelio). Por causas pastorales puede reducirse el número de lecturas del Antiguo
Testamento. Pero siempre téngase en cuenta que la lectura de la Palabra divina es uno de los elementos
fundamentales de esta vigilia pascual.
Se leen, por lo menos, tres lecturas del Antiguo Testamento, que en casos muy especiales pueden reducirse a
dos. Nunca puede omitirse el relato del capítulo 14 del Éxodo (lectura tercera).
Apagados los cirios, todos se sientan. Antes de comenzar las lecturas, el sacerdote amonesta al pueblo con
estas palabras u otras semejantes:
PRESIDENTE:
Hermanos: La estructura de esta Vigilia “Madre de todas las vigilias” presenta siete lecturas
del Antiguo Testamento entresacadas de los libros de la Ley y de los Profetas, ya utilizadas
frecuentemente en las antiguas tradiciones litúrgicas de Oriente y Occidente, y dos del
Nuevo Testamento, es decir la lectura del Apóstol y del Evangelio. De esta manera, la Iglesia
"comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas", interpreta el misterio pascual de
Cristo.
Escuchemos atentos, las lecturas de la Sagrada Escritura que constituyen la segunda parte
de esta Santa Vigilia, y describen momentos culminantes de la historia de la salvación que
han de hallar su plenitud en la gloriosa Resurrección.
PRIMERA LECTURA
En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era caos y vacío, y en el abismo del mar
reinaban las tinieblas. Pero el espíritu de Dios se agitaba sobre el agua. Entonces dijo Dios:
«¡Haya luz!». Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena. Entonces separó Dios la luz de la
oscuridad. A la luz la llamó «día» y a la oscuridad «noche». Este fue el primer día. Y
anocheció y amaneció. Luego dijo Dios: «¡Fórmese entre las aguas una bóveda que sirva para
separarlas!». E hizo Dios la bóveda y separó las aguas, de manera que una parte quedara
debajo de la bóveda y otra encima. Y así se hizo. Y vio Dios que estaba bien. Y a la bóveda la
llamó «cielo». Este fue el segundo día. Y anocheció y amaneció. Luego dijo Dios: «¡Reúnanse
en un solo lugar las aguas que están debajo del cielo, y aparezca lo seco!». Y así se hizo. Y a lo
seco lo llamó «tierra», y a las aguas reunidas las llamó «mares». Y vio Dios que estaba bien.
Entonces dijo Dios: «¡Cúbrase la tierra de verdor, de plantas que den grano y de diferentes
clases de árboles que den fruto con semilla!». Y así se hizo. La tierra se cubrió de verdor, de
diferentes clases de plantas que dan grano y de árboles que dan fruto con semilla. Y vio Dios
que estaba bien. Este fue el tercer día. Y anocheció y amaneció. Luego dijo Dios: «¡Fórmense
en la bóveda del cielo astros que den luz y distingan el día de la noche y sirvan para señalar
las fiestas, los diversos días y los años! ¡Desde la bóveda del cielo alumbren a la tierra!» Y así
se hizo. Formó los dos grandes astros, el mayor, que preside el día, y el menor, que preside la
noche, y también las estrellas, y los puso en la bóveda del cielo para que alumbren la tierra,
presidan el día y la noche y separen la luz de la oscuridad. Y vio Dios que estaba bien. Este
fue el cuarto día. Y anocheció y amaneció. Luego dijo Dios: «¡Broten del agua en abundancia
diversos animales, y sobre la tierra vuelen las aves, debajo de la bóveda del cielo!». Y creó
Dios los grandes monstruos marinos y todos los animales de diversas especies, que brotaron
en abundancia del agua, y toda clase de aves. Y vio Dios que estaba bien. Luego los bendijo
diciendo: «¡Sean fecundos, multiplíquense y llenen el agua de los mares! ¡Multiplíquense las
aves en la tierra!». Este fue el quinto día. Y anocheció y amaneció. Luego dijo Dios:
«¡Produzca la tierra toda clase de animales: animales domésticos, animales que se arrastran
por el suelo, y animales salvajes de diversas especies!». Y así se hizo. Dios creó las diversas
especies de animales salvajes, de animales domésticos, y los que se arrastran por el suelo. Y
vio Dios que estaba bien. Luego dijo Dios: «Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen,
como una semejanza nuestra; y que tengan dominio sobre los peces del mar y las aves del
cielo, sobre los animales domésticos y salvajes de la tierra, y sobre los que se arrastran por el
suelo.» Y creó Dios a los seres humanos a su imagen; a imagen de Dios los creó, los creó
hombre y mujer. Y los bendijo diciéndoles: «¡Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra
y tomen posesión de ella; ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y
sobre todos los animales que se arrastran por el suelo.» Además, les dijo Dios: «Para que
coman, les doy toda clase de plantas productoras de grano que hay en la tierra y toda clase de
árboles que dan fruto con semilla. En cambio, a todos los animales terrestres, a todas las aves
del cielo y a todos los animales que se arrastran por el suelo, les doy la hierba verde para que
coman.» Y así se hizo. Cuando Dios miró todo lo que había hecho, vio que era muy bueno.
Este fue el sexto día. Y anocheció y amaneció. Así quedaron terminados el cielo, la tierra y
todo el ejército de seres que hay en ellos. El día séptimo, al terminar Dios su trabajo,
descansó de todo lo que había hecho.
Palabra de Dios.
SALMO DE RESPUESTA
104(103),1-2ª.5-6.10+12.13-14ab.24+35c
OREMOS:
SEGUNDA LECTURA
Al día siguiente, Abrahán se levantó muy temprano y aperó su asno. Cortó leña para el
sacrificio y se fue al lugar que Dios le había indicado, en compañía de su hijo Isaac y de dos
de sus sirvientes. Al tercer día, Abrahán levantó la vista y divisó a lo lejos el sitio. Entonces
les dijo a los sirvientes: «Quédense aquí con el asno. El muchacho y yo vamos a seguir
adelante para adorar a Dios, y luego volveremos aquí». Abrahán tomó la leña para el
sacrificio y se la cargó a su hijo Isaac; tomó el fuego y el cuchillo, y siguieron los dos juntos.
Isaac le dijo a Abrahán: «¡Padre!». «¿Qué quieres hijo?» -le contestó Abrahán. «Mira -dijo
Isaac-: aquí están el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio?»
«Hijo -respondió Abrahán-, Dios proveerá el cordero para el sacrificio». Y siguieron
caminando juntos.
Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abrahán levantó allí un altar y preparó
la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Extendió entonces
la mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. Pero el ángel del Señor le gritó desde el
cielo: «¡Abrahán!, ¡Abrahán!»; «Aquí me tienes» respondió él. Y el ángel le dijo: «No pongas
la mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que respetas a Dios, porque no
le negaste ni siquiera a tu hijo único». Levantó Abrahán la vista y vio un carnero enredado
por los cuernos en una zarza. Entonces fue, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en
lugar de su hijo. Abrahán le puso a aquel sitio el nombre de «El Señor Provee». Y todavía hoy
se dice: «El Señor provee en su montaña».
Luego el ángel del Señor llamó de nuevo a Abrahán desde el cielo y le dijo: «El señor te da
esto: Por lo que has hecho, por no haberme negado a tu hijo único, juro por mí mismo que te
colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la
arena de la orilla del mar. Ya que me obedeciste, tus descendientes conquistarán las ciudades
de sus enemigos, y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra».
Palabra de Dios.
SALMO DE RESPUESTA
16(15),5+8.9-10.11
OREMOS:
Oh Dios, Padre supremo de los fieles, que por medio de la gracia de la adopción y por el
misterio pascual
sigues cumpliendo la promesa hecha a Abraham de multiplicar su descendencia por toda la
tierra y de hacerlo el padre de todas las naciones, concede a tu pueblo responder
dignamente a la gracia de tu llamada.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
TERCERA LECTURA
Cuando los israelitas salieron de Egipto, dijo el Señor a Moisés: «¿Por qué te quedas
pidiéndome ayuda? Da a los israelitas la orden de ponerse en camino. Levanta tu bastón,
extiende el brazo y divide el mar en dos, para que los israelitas lo crucen pisando tierra firme.
Yo voy a hacer que los egipcios persistan en su obstinación: saldrán a perseguirlos, pero yo
mostraré mi poder contra el faraón y contra todo su ejército, sus carros y su caballería.
Cuando muestre mi poder contra ellos, los egipcios sabrán que yo soy el Señor.» En ese
momento el ángel de Dios, que marchaba al frente de los israelitas, cambió de lugar y pasó a
la retaguardia. También la columna de nube, que estaba delante de ellos, se colocó detrás,
entre los egipcios y los israelitas. Y así había una nube luminosa para los unos, porque
iluminaba la noche, y oscuridad para los otros; por eso los egipcios no pudieron alcanzar a
los israelitas en toda la noche. Moisés extendió el brazo sobre el mar, y el Señor envió sobre
el mar un fuerte viento del este, que sopló toda la noche e hizo retirar el mar y convirtió el
fondo del mar en tierra firme. El agua quedó dividida en dos partes. Entonces los israelitas
cruzaron el mar pisando tierra firme: el agua les servía de muralla a derecha y a izquierda.
Los egipcios, toda la caballería y los carros del faraón, se fueron a perseguir a los israelitas y
entraron en el mar, pero en la última vigilia de la noche el Señor miró al ejército egipcio
desde la columna de fuego y nube, y causó una terrible confusión entre ellos e hizo que las
ruedas de los carros se les trabaran, de manera que apenas se movían. Entonces dijeron los
egipcios: «¡Huyamos de los israelitas, porque el Señor está peleando a favor de ellos y en
contra de Egipto!» Pero el Señor le dijo a Moisés: «Extiende el brazo sobre el mar, para que
se vuelva el agua y cubra a los egipcios, a sus carros y a su caballería» Moisés extendió el
brazo sobre el mar, y al amanecer el mar volvió al sitio donde estaba antes. Los egipcios
trataron de huir, pero se encontraron con el mar; el Señor hizo que se hundieran en el
torbellino del mar. El agua al volver cubrió los carros y la caballería, y todo el ejército del
faraón que había entrado en el mar persiguiendo a los israelitas. Ni uno sólo quedó con vida.
En cambio, los israelitas cruzaron el mar pisando tierra firme; el agua les sirvió de muralla a
derecha e izquierda. Así, aquel día el Señor salvó a los israelitas del poder de los egipcios, e
Israel vio cómo Egipto quedó muerto en la playa del mar. Y al ver el poder tan grande que
había desplegado el Señor contra los egipcios, el pueblo de Israel tuvo temor del Señor y puso
su confianza en el Señor y en Moisés su servidor. Entonces Moisés y los israelitas entonaron
este canto en honor del Señor:
SALMO DE RESPUESTA
Ex. 15, 1-2ab. 2cd. 3-4. 5-6.17-18
Él es mi Dios:
yo lo alabaré;
el Dios de mis padres:
yo lo ensalzaré. R.
El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Lanzó al mar los carros y soldados del faraón,
En el Mar Rojo se ahogaron sus mejores capitanes. R.
OREMOS:
Oh Dios, que con la luz del Nuevo Testamento nos has hecho comprender el sentido
profundo de los prodigios realizados en los primeros tiempos dejándonos ver en el paso del
mar Rojo una imagen del Bautismo, y en el pueblo liberado de la esclavitud un símbolo del
pueblo cristiano: haz que todos los hombres, mediante la fe, participen en el privilegio del
pueblo elegido y renazcan a una vida nueva por la participación de tu Espíritu. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
CUARTA LECTURA
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL.
30 (29), 3-4.5-6.12ac-13
OREMOS:
QUINTA LECTURA
Esto dice el Señor: «Todos los que tienen sed, vengan a sacar agua, vengan los que no tienen
dinero. Lleven trigo de balde y coman, lleven vino y leche sin pagar nada. ¿Para qué gastar
dinero en lo que no alimenta, el sueldo en lo que no deja satisfecho? Óiganme atentamente, y
comerán bien, se deleitarán con comidas sustanciosas. Préstenme oído, vengan a mí;
escuchen para que tengan vida. Yo haré con ustedes una alianza eterna, les cumpliré las
promesas que por amor hice a David. Yo lo constituí testigo mío frente a las naciones, jefe e
instructor de pueblos. Llamarás a pueblos que tú no conocías, pueblos que no te conocían
correrán hacia ti, gracias al Señor tu Dios, al Santo de Israel que así te honra.»
Busquen al Señor, ahora que podemos encontrarlo; llámenlo, que está cerca. Abandone el
malvado su proceder, y el perverso sus malas intenciones. Vuélvanse al Señor, y él se
apiadará de ellos; vuélvanse a nuestro Dios, que es generoso en el perdón. El Señor lo ha
dicho: «mis planes no son los planes de ustedes, ni mis caminos son sus caminos. Como el
cielo está por encima de la tierra, así también mis caminos y mis planes están por encima de
los suyos. Como bajan del cielo la lluvia y la nieve, y no vuelven a subir allá sin empapar la
tierra, sin fecundarla y hacerla germinar, sin producir semilla para sembrar y pan para
comer, así también la palabra que sale de mis labios no vuelve a mí sin producir efecto, sino
que realiza lo que quiero y lleva a término mi encargo.»
Palabra de Dios
SALMO DE RESPUESTA
Is. 12,2-3.4bcd. 5-6
Dios es mi salvación,
en él confío, y no temo.
El Señor es mi fuerza, por eso yo le canto,
él es mi salvación.
También ustedes sacarán agua con gozo
de las fuentes de la salvación. R.
OREMOS:
Dios todopoderoso y eterno, única esperanza del mundo, que anunciaste, por la voz de tus
profetas, los misterios de los tiempos presentes: acrecienta complacido la dedicación de tu
pueblo, ya que todo crecimiento en la virtud proviene, no de sus propias fuerzas, sino de tu
inspiración. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
SEXTA LECTURA
Lectura del libro de Baruc 3,9-15. 32-4, 4
Escucha, Israel, normas que dan vida, aplica el oído, para que adquieras el saber. ¿Por qué
motivo, Israel, estás en país enemigo, envejeciendo en tierra extraña, contaminándote con los
muertos, en compañía de los que bajan al reino de la muerte? ¡Por haber abandonado la
fuente de la sabiduría! Si hubieras seguido el camino que Dios te señaló, vivirías en paz
eternamente.
Aprende dónde está el saber, dónde la fuerza, dónde está el conocimiento, y sabrás dónde
está la larga vida, dónde la luz para los ojos y la paz. Pero, ¿quién ha descubierto dónde está?
¿Quién ha llegado hasta el lugar donde se guarda? Sólo Dios, que todo lo sabe, la conoce, él,
con su inteligencia, la encontró. Él, que afianzó la tierra para siempre y la pobló con los
ganados. Cuando Él envía la luz, ella se va, cuando la llama, temblando le obedece.
Las estrellas brillan como centinelas, llenas de alegría; cuando él las llama, se ponen a sus
órdenes y brillan alegres para su Creador. Él es nuestro Dios, no hay otro comparable a él. Él
conoce todos los caminos de la sabiduría y se la comunicó a Jacob, su servidor, a Israel, su
predilecto. Así apareció en la tierra la sabiduría y se quedó a vivir entre los hombres. Es ella
el libro de los mandamientos de Dios, la Ley que dura eternamente. Todos los que se aferran
a ella tendrán vida, los que la abandonen morirán. Vuelve, Jacob, a conseguirla; sal al
encuentro de su luz resplandeciente. No dejes a otros lo que es gloria tuya, a naciones
extrañas lo que es tu privilegio. ¡Dichosos nosotros, Israel, pues conocemos lo que agrada a
Dios!
Palabra de Dios
SALMO DE RESPUESTA
Sal 19 (18), 8.9.10.11.
OREMOS:
Oh Dios, que haces crecer continuamente, con hijos llamados de todas las naciones, a tu
Iglesia, concede siempre la seguridad de tu protección a quienes purificaste con las aguas
del Bautismo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
SÉPTIMA LECTURA
El Señor me dirigió la palabra y me dijo: «Hijo de Adán, cuando el pueblo de Israel vivía en
su tierra, la profanó con su manera de proceder. Entonces descargué mi cólera contra ellos
por la sangre que habían derramado en el país y por haberlo profanado con sus ídolos; en
castigo de su proceder, los dispersé por países y naciones.
Pero en todos los países a donde llegaban, desacreditaban mi santo nombre, pues la gente
decía de ellos: 'Estos son el pueblo del Señor, pero tuvieron que salir del país de ese Dios.'
Entonces me dolió ver que, por culpa del pueblo de Israel, mi santo nombre quedaba
desacreditado en las naciones a donde ellos llegaban.
«Por eso, dile al pueblo de Israel: Esto dice el Señor: Lo que voy a realizar, pueblo de Israel,
no es porque ustedes lo merezcan, sino en atención a mi santo nombre, que ustedes han
desacreditado entre las naciones a donde han ido. Voy a mostrar la santidad de mi gran
nombre, que han desacreditado entre las naciones. Y cuando yo les muestre a ellas mi
santidad en ustedes, ellas reconocerán que yo soy el Señor -es el Señor quien lo dice-. Los
tomaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los países y los llevaré a su propio
suelo. Derramaré sobre ustedes agua pura, y quedarán purificados. Los purificaré de todas
sus impurezas y de todos sus ídolos. Y les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un
espíritu nuevo: les arrancaré del cuerpo ese corazón de piedra y les daré un corazón de carne.
Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos y que observen y practiquen
mis leyes. Habitarán en la tierra que di a sus padres. Ustedes serán mi pueblo, y yo seré su
Dios».
Palabra de Dios
SALMO DE RESPUESTA
Sal 42 (41), 3.5bcd; 43 (42), 3.4.
OREMOS:
Oh Dios, que nos has preparado con las enseñanzas de ambos Testamentos para la
celebración del misterio pascual, concédenos comprender tu misericordia para que los
dones que hoy recibimos nos confirmen en la esperanza de los bienes futuros. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Terminada la última lectura del Antiguo Testamento y la oración correspondiente, se encienden las velas del
altar y se entona el Gloria. Después el sacerdote dice la Oración Colecta, como de costumbre.
ORACIÓN COLECTA:
Dios nuestro, que haces resplandecer esta noche santa con la gloria del Señor resucitado,
aviva en tu Iglesia el espíritu filial para que, renovados en cuerpo y alma, nos entreguemos
plenamente a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
EPÍSTOLA
Hermanos: recuerden que todos los que en el bautismo nos unimos a Cristo Jesús, nos
sumergimos en su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él, para participar en su
muerte, para que así como él resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, también
nosotros llevemos una vida nueva.
Cristo reprodujo ya en nosotros su muerte por este sacramento y por él reproducirá
igualmente su resurrección. Debemos, pues entender que nuestra antigua condición fue
crucificada con él, para que muriera el pecador que había en cada uno de nosotros, de
manera que no seamos más esclavos del pecado. Porque el que ha muerto está libre de esa
esclavitud.
Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él, pues sabemos que
Cristo, después de resucitar, no muere más: la muerte ya no tiene poder sobre él. Al morir,
murió para el pecado de una vez para siempre, y ahora vive para Dios. De igual manera
ustedes, convénzanse de que están muertos para el pecado, pero viven para Dios en Cristo
Jesús.
Palabra de Dios
SALMO DE RESPUESTA
Sal 118 (117), 1-2.15c+16«+17.22-23
El sacerdote de manera acostumbrada pone el incienso, para el evangelio no se ponen cirios sino sólo el
incienso.
EVANGELIO
Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca.
Ellas se extrañaron, pero él les dijo: «no se extrañen, buscan a Jesús de Nazaret el
crucificado. Resucitó, no está aquí. Miren el lugar donde lo había puesto. Vayan a decir a sus
discípulos y en particular a Pedro que se adelantará a ellos para reunirlos en Galilea. Allá lo
verán como se lo habían anunciado.»
TERCERA PARTE
LITURGIA BAUTISMAL
Amados fieles:
Acompañemos unánimes con nuestras oraciones, la feliz esperanza de estos hermanos
nuestros, para que el Padre todopoderoso proteja con su misericordia infinita a quienes se
dirigen a la fuente de la vida.
Amados fieles:
Supliquemos humildes la gracia de Dios Padre todopoderoso sobre esta fuente, para que
cuantos renazcan de ella, sean injertados en Cristo y contados entre los hijos adoptivos de
Dios.
Si no hay bautizos, ni bendición de la fuente, omitidas las letanías se procede inmediatamente a la bendición
del agua.
Si hay bautizados:
Si no hay bautizados:
Si hay bautizos, el sacerdote, con las manos extendidas, dice la siguiente oración:
Dios todopoderoso y eterno, que tu piedad inmensa se haga presente en estos sacramentos;
y, a fin de que nuevos pueblos sean regenerados, engendrados para Ti de esta fuente
bautismal, envía el espíritu de adopción para que por tu poder, se realice plenamente el
misterio confiado a nuestro humilde servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oh Dios, que con tu poder invisible realizas obras admirables por medio de los signos
sacramentales, y de diversos modos te has servido de tu creatura, el agua, para que
significara la gracia del Bautismo.
Oh Dios, cuyo Espíritu, en los orígenes del mundo, se cernía sobre las aguas, para que ya
desde entonces recibieran el poder de santificar.
Oh Dios, que en las aguas torrenciales del diluvio, prefiguraste el nuevo nacimiento de la
humanidad, para que la acción misteriosa de una misma agua pusiera fin al pecado y diera
origen a la santidad.
Oh Dios, que hiciste atravesar el mar Rojo, con los pies secos, a los hijos de Abraham, para
que el pueblo liberado de la esclavitud del faraón fuera imagen de la familia de los
bautizados.
Oh Dios, cuyo Hijo, bautizado por Juan en las aguas del Jordán, fue ungido por el Espíritu
Santo; clavado en la cruz, vertió de su costado sangre y agua y después de su resurrección
mandó a sus discípulos: «Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo»: Mira, ahora, el rostro de tu Iglesia y
abre para ella la fuente del Bautismo.
Reciba esta agua por el Espíritu Santo, la gracia de tu Unigénito, para que el hombre creado
a tu imagen, purificado de su antiguo pecado por el sacramento del Bautismo, renazca a una
nueva vida por el agua y por el Espíritu Santo.
E introduce el cirio pascual en él agua, según convenga, una o tres veces, y dice:
Te pedimos, Señor, por mediación de tu Hijo, que el poder del Espíritu Santo, descienda
sobre el agua de esta fuente.
Que quienes por el Bautismo son sepultados con Cristo en su muerte, resuciten a la vida con
Él. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos. Amén.
Si no hay bautizos, ni bendición de la fuente bautismal el sacerdote invita al pueblo a orar diciendo:
Amados hermanos: Roguemos a Dios nuestro Señor que se digne bendecir esta creatura,
el agua con la cual seremos rociados en memoria de nuestro Bautismo. Que el mismo Dios
se digne renovarnos para que permanezcamos fieles al Espíritu Santo que hemos recibido.
Y después de una breve pausa de oración en silencio, prosigue con las manos Extendidas:
Señor Dios nuestro mira a tu pueblo vigilante en esta noche santísima, en la cual celebramos
la obra maravillosa de nuestra creación y el misterio más grande aún de nuestra redención;
te pedimos que te dignes bendecir + esta agua.
Te pedimos, entonces, que esta agua avive en nosotros la gracia recibida en el Bautismo, y
que nos haga participar del gozo de nuestros hermanos bautizados en esta Pascua. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Terminada la bendición del agua, todos, de pie y teniendo en sus manos las velas encendidas hacen la
renovación de las promesas bautismales. El sacerdote se dirige a la comunidad con estas palabras u otras
parecidas.
Amados hermanos:
Por el misterio pascual fuimos sepultados con Cristo para que caminemos con Él en vida
nueva. Por eso, terminado el ejercicio de la Cuaresma, renovemos los compromisos del
santo Bautismo, con los cuales, en otro tiempo, renunciamos a Satanás y a sus obras y
prometimos servir fielmente a Dios en la santa Iglesia Católica. Por lo cual:
Sacerdote: ¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que no domine en vosotros el
pecado?
Comunidad: Sí, renuncio.
Sacerdote:
Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos regeneró por el agua y
el Espíritu Santo y que nos concedió la remisión de los pecados, nos guarde en su gracia, en
el mismo Jesucristo nuestro Señor, para la vida eterna. Amén.
Terminadas la profesión de fe, el sacerdote rocía al pueblo con el agua bendita, mientras que todos cantan, u
otro canto bautismal. Terminada la aspersión el sacerdote vuelve a la sede, y omitido el símbolo preside la
oración universal.
CUARTA PARTE
LITURGIA EUCARISTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS:
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo y acepta sus ofrendas para que los misterios
pascuales que hoy hemos comenzado, con tu ayuda, sean remedio para la vida eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Infunde, Señor, en nosotros el Espíritu de tu caridad, y, ya que nos has saciado con los
sacramentos pascuales, haz que seamos concordes en el mismo amor. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Presidente:
Por medio de Jesucristo el Señor, resucitado de la muerte por el
poder del Espíritu Santo, dirigimos en esta santa noche nuestras
súplicas al Padre.
R. Por la Resurrección de tu Hijo, escúchanos, Padre.
-Por la Iglesia de Dios: para que cada día sea más consciente de ser la comunidad pascual,
generada por Cristo humillado en la cruz y glorificado en la resurrección. Roguemos al
Señor
-Por el papa, por nuestro obispo Ismael Rueda Sierra, por todos los obispos, sacerdotes,
diáconos y demás ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor
-por los catecúmenos que, iluminados con la luz de Cristo, se incorporan esta noche a la Iglesia
por los sacramentos de la iniciación cristiana. Roguemos al Señor
-Por toda la humanidad que, rescatada en Cristo de la muerte, todavía sufre en la espera de su
plena liberación. Roguemos al Señor
Presidente:
Señor y Dios nuestro, tu que, por el poder del Espíritu, has
resucitado a Jesús del reino de los muertos para tu gloria y para
nuestra salvación, escucha la oración que la Iglesia te dirige en esta
santa noche, apoyada en la intercesión del mismo Jesucristo tu Hijo,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Amanece el tercer día, la zozobra y el doloroso duelo, aun invaden los corazones de quienes
han tenido que ver a Jesús entregar su vida en el madero. Pudieron ser muchos los
cuestionamientos que surgieron en aquel momento, en el que se distorsionaba la mirada del
presente y la esperanza del futuro. Pero todo no acaba aquí, la espesura de la tiniebla es
disipada por el lucero naciente: ¡Cristo ha vencido la muerte! El sepulcro no tiene la última
palabra, el amor ha trascendido y con ella la esperanza inmarcesible de quienes
contemplaron a Jesús y ahora contemplan a Cristo. Esperanza que prevalecerá por siempre,
y quien en ella confíe no morirá para siempre, ¡vivirá para la eternidad! pues ha creído en el
único que puede dar vida en abundancia.
ORACIÓN
Bendito Señor, te alabo y te doy gracias por tu presencia en mi vida, porque tu Señor
conoces mi historia desde el principio, y porque en ella me has amado de tantas formas y en
tantas personas. En este día, espero con gran regocijo, poder contemplar tu Resurrección,
que es esperanza para mi alma y bálsamo para mis heridas. Que el deseo de buscar los
bienes celestes sea un anhelo constante en mi existencia. Que me desarraigue de lo efímero y
del sin sentido que me hiere y me desorienta; y que, por lo contrario, unido a ti, sea
testimonio para los que no creen en las grandes cosas que puedes obrar en los corazones de
quienes de ti se enamoran y que, de esa manera, no me prive del dulzor de tus palabras y en
tu presencia pueda adorarte por la eternidad. Amén.
¡VIVE TU FE!
Valora lo que los demás hacen por ti. Manifiéstale a esa persona que te ayuda y apoya, tu
agradecimiento por medio de una palabra o un detalle.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
MONICIÓN INICIAL
ORACIÓN COLECTA:
Oh Dios, que por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos abriste en este día las
puertas de la eternidad, concédenos a todos los que celebramos su gloriosa resurrección
que, por la nueva vida que tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros a resucitar
a la luz de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
La liturgia de la palabra del día de hoy, pone de manifiesto el acontecimiento que marcó la
historia de la humanidad y trascendió nuestra naturaleza, la Resurrección de Jesucristo, que
constituye el centro de nuestra vida cristiana y el cumplimiento de las promesas mesiánicas
anunciadas desde antiguo. Esta palabra debe interpelarnos y tocar nuestros corazones, para
que movidos por la acción del Espíritu a ejemplo de los apóstoles, anunciemos a todo el
mundo que creemos en un Dios vivo. Atentos escuchemos la palabra de Dios.
PRIMERA LECTURA
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
118(117), 1-2.15C+16A+17.22-23
R. Este es el día en que actuó el Señor: Sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de
Israel: eterna es su misericordia. R.
La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para
contar las hazañas del Señor. R.
La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo
ha hecho, ha sido un milagro patente. R.
SEGUNDA LECTURA
Hermanos:
Ya que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde está Cristo
sentado a la derecha de Dios.
Tengan su mente puesta en los bienes del cielo, no en los de la tierra. Porque ustedes han
muerto, pero Dios les tiene reservada una vida en unión con Cristo. Cuando Cristo, que es su
vida, aparezca glorioso, con él aparecerán también ustedes revestidos de gloria.
Palabra de Dios.
SECUENCIA
Presenten los cristianos ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva,
A Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
EVANGELIO
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía
estaba oscuro, y vio que la piedra la habían retirado del sepulcro. Entonces se fue corriendo
a donde Simón Pedro y a donde el otro discípulo, al que Jesús tanto amaba, y les dijo: « ¡Se
llevaron del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo pusieron!» Pedro y el otro discípulo
salieron y se fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos; pero el otro discípulo corrió
más que Pedro y llegó primero. Se asomó y vio que los lienzos estaban en el suelo, pero no
entró. Detrás de él Llegó Simón Pedro y entró al sepulcro y vio los lienzos en el suelo, y
también el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no junto con los lienzos en el suelo,
sino enrollado y colocado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, que
había llegado primero al sepulcro, y al ver aquello, creyó. Pues ellos todavía no entendían lo
que dice la Escritura: que él debía resucitar de entre los muertos.
Palabra de Señor
Presidente:
Sintiendo que Cristo vive y actúa en cada uno de nosotros
dirijámonos ahora al Padre suplicándole que acompañe con su gran
amor nuestros deseos y proyectos de hacer de nuestra Iglesia una
casa de fe y comunión.
R. Por la Resurrección de tu Hijo, escúchanos, Padre.
-Por la Iglesia de Dios para que cada día se mas consiente de ser la comunidad pascual,
generada por Cristo en la cruz y glorificada en la Resurrección.
Roguemos al Señor
-Por todos los bautizados: para que en la aspersión de la sangre y del agua que brotan del
costado de Cristo, renueven la gracia de su nacimiento en el Espíritu.
Roguemos al Señor
-Por toda la humanidad para que se extienda por el mundo el alegre anuncio de que en Cristo se
han hecho las paces del hombre con Dios, del hombre consigo mismo y del hombre con sus
hermanos.
Roguemos al Señor
-Por nuestras familias para que en todas las casas se celebre el acontecimiento pascual en
sinceridad y verdad, y se comparta el don del Señor con una hospitalidad festiva con los
pobres y con los que sufren.
Roguemos al Señor
Presidente:
Padre amoroso escucha las súplicas de tus hijos en este día de gozo y
danos la gracia de participar de las alegrías de los redimidos. Por
Jesucristo Nuestro señor. Amén.
Rebosantes con la alegría de la Pascua te ofrecemos, Señor, este sacrificio, del cual tan
maravillosamente renace y se alimenta tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Protege, oh Dios, a tu Iglesia con misericordia perpetua, para que, renovada por los
misterios pascuales, llegue a la claridad de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
REFLEXIONEMOS
Cuando el sembrador sepulta la semilla, la pierde de vista por largo momento. Pero
perderla de vista, no significa para sí, desistir y abandonar la esperanza. La lluvia, el sol, sus
delicados cuidados y la fecunda tierra la harán germinar y, luego de crecer, ella engendrará
fruto abundante. Nosotros, el anterior viernes de dolor, contemplamos a Nuestro Salvador
descender sin vida al seno de la tierra como grano que muere. ¡Le perdimos de vista! Y hoy
día de gozo, en él cantamos aleluya. Se ha llevado a cumplimiento la única, real y verdadera
esperanza para los hombres: ¡Cristo ha resucitado! Por eso, gózate y canta, porque la muerte
eterna ha sido vencida y el llanto convertido en bendición.
ORACIÓN
Cristo resucitado, con mi corazón postrado ante tu presencia, me lleno de infinita felicidad
al saber que me has salvado y que tu dolorosa muerte ha alcanzado su culmen en tu gloriosa
Resurrección. Hoy Señor, me dispongo para que trasformes mi vida, quiero resucitar
contigo a una vida nueva, quiero dejar atrás el hombre viejo y levantar mi frente para divisar
un nuevo panorama, en el que sí es posible cambiar, en el que se puede ser voz y esperanza
dentro de una sociedad materialista e indiferente. Mi amado Cristo, que no tenga miedo a ir
contracorriente, que a diario y a pesar de los problemas no deje de hacer el bien, para que
fortalecido con tu fuerza dé testimonio a todos de tu grandeza, porque eres el Dios presente
en la historia de los hombres. Amén.
¡VIVE TU FE!
Déjate trasformar por la alegría del Resucitado. Revisa tus propósitos de cambio para esta
Semana Santa, escríbelos en una hoja de papel y ubícala en un lugar visible. No olvides
llevarlos a la oración y perseverar.
ANEXOS
ANEXO 1
EUCARISTÍA DE RECEPCIÓN DEL OLEO DE LOS ENFERMOS
Dentro de esta celebración se puede hacer la recepción y presentación de los santos Óleos que han sido
consagrados por el Señor Arzobispo en la Misa Crismal .
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos hermanos y hermanas. Nuestro Señor Jesucristo nos demuestra la
Omnipotencia de Dios por medio de su abajamiento y humillación, pues, se hace sufriente
con los que sufren y compañero del padecimiento de la humanidad. Nuestro dolor es su
propio dolor y eso nos debe llenar de esperanza y fortaleza.
Hoy celebraremos esta santa Eucaristía por todos los enfermos de nuestra comunidad, se
presentarán ante la comunidad los óleos que nuestro Arzobispo ha consagrado en la Misa
Crismal y se administrará el sacramento de la Unción de los Enfermos a todos aquellos que
lo requieran, para que el Señor dé consuelo y sanación por la fe. Que en este Año del
Encuentro con Jesucristo en los hermanos, especialmente en los pobres y excluidos, en el
contexto de la creación, y en este camino hacia la Pascua por medio de la contemplación de
la Pasión de Jesús, nos permita ser más sensibles ante el sufrimiento de los que nos rodean.
Con alegría iniciemos nuestra Santa Misa.
Se puede organizar una procesión para el ingreso de los Óleos al templo, llevados por miembros de la pastoral
de la salud de la parroquia y por otros fieles. Llegados al presbiterio, es conveniente dejarlos en un lugar visible
cerca del Altar.
ORACIÓN COLECTA:
Oh Dios, que por la unción del Espíritu Santo constituiste a tu Hijo Mesías y Señor, y a
nosotros, miembros de su cuerpo, nos haces partícipes de su misma unción; ayúdanos a ser
en el mundo testigos fieles de la redención que ofreces a todos los hombres. Por nuestro
Señor Jesucristo. Amén.
PRIMERA LECTURA
Esto dice el Señor: "Yo les daré su recompensa fielmente y haré con ellos un pacto perpetuo.
Su estirpe será célebre entre las naciones, y sus vástagos, entre los pueblos. Cuantos los vean
reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor".
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 88, 21-22. 25 y 27
EVANGELIO
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la
sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha
cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".
Palabra del Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Presidente:
Dios está atento a las necesidades de su pueblo y nos escucha con
ternura para concedernos lo que le pidamos con fe. Elevemos
nuestras súplicas:
R. Míranos, Señor, con misericordia
-Te pedimos por la santa Iglesia Católica, el papa, los obispos y todos los presbíteros, para que
continúen anunciando con fidelidad y compromiso el Evangelio y que sus frutos den luces
de esperanza, sobre todo entre los más pobres y excluidos. Oremos.
-Señor Jesús, te pedimos que ilumines a los gobernantes del mundo entero, para que puedan
administrar con sabiduría y justicia los territorios que se las ha encomendado. Oremos.
-Señor Jesús, elevamos nuestro clamor por los cristianos en Medio Oriente que están siendo
perseguidos a causa de su fe; confórtalos para que no se desanimen y haz que la sangre de
los nuevos mártires, que ha sido derramada por creer en Ti hasta el final, se convierta en
semilla de nuevos cristianos. Oremos.
-Señor, pedimos por los enfermos, para que Tú les concedas el precioso fruto de la paciencia y si
es Tu Voluntad, sánalos; pero que ante todo ellos puedan descubrir la gracia redentora de
compartir los padecimientos Tuyos en la Cruz. Oremos.
-Señor Jesucristo, te pedimos por aquellos que donan su tiempo y sus esfuerzos participando en
la Pastoral de la Salud, para que con alegría y sin cansancio sigan llevando esperanza a todos
las personas que visitan.
-Nos acercamos a Ti, Buen Jesús, para pedirte por todos los que estamos aquí reunidos, para
que el acontecimiento de Tu Pasión, Muerte y Resurrección nos sensibilice a ver el mundo
con Tu mirada, llena de Bondad y Misericordia y cada día nos sintamos agradecidos por las
abundantes bendiciones que derramas sobre nosotros.
Sacerdote:
Señor, atiende las necesidades de tu pueblo, ayúdanos a ser
agradecidos por las bendiciones que generosamente derramas sobre
nosotros, y haz que nuestra fe sea el vivo reflejo del Misterio Pascual
que nos preparamos para celebrar. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
PRESENTACIÓN DE LOS ÓLEOS
Una vez terminada la oración de los fieles, los delegados para la presentación de los Óleos se dirigen a la mesa
auxiliar, toman la crismera correspondiente y se preparan para la procesión. El comentador realiza la siguiente
monición:
COMENTADOR:
Toda celebración sacramental tiene su eficacia en el sacrificio de Cristo y en la unidad de su
sacerdocio. En estos días en que actualizamos sacramentalmente la muerte y resurrección
del Señor, se hace la presentación en nuestra parroquia de los óleos entregados después de
participar en la Misa Crismal. Demos gracias al Señor e imploremos la fuerza del Espíritu
para que siga comunicando su Gracia a través de los Sacramentos.
Se inicia la procesión: Primero los delegados que llevan el Óleo de los Enfermos, luego los delegados que llevan
el Óleo de los Catecúmenos y, por último, los delegados que llevan el Santo Crisma. Mientras tanto se entona
un canto apropiado (Espíritu Santo, ven; Amaos; Un solo Señor). El comentador u otro miembro de la
comunidad presenta los Óleos:
COMENTADOR:
Padre _____________, hemos sido testigos de la obra maravillosa de Dios al participar
en la Santa Misa Crismal, en la cual nuestro Arzobispo Ismael Rueda Sierra, ha consagrado
y bendecido estos aceites y nos ha entregado estos Óleos para que nosotros y Usted los
presentemos a la comunidad. Ellos son signo en esta y en todas las parroquias de la Gracia
que viene de Dios.
PÁRROCO:
Hermanos, estos Óleos son signo de la gracia que Dios nos concede por medio de su Espíritu
en algunos sacramentos. Unámonos en oración y demos gracias al Señor por los dones que
ofrece en cada uno de ellos.
PRESENTACIÓN DEL ÓLEO DE LOS ENFERMOS
EL COMENTADOR PROSIGUE:
Presentamos el Óleo de los Enfermos. Este Óleo se utilizará para ungir a los enfermos y será
vigor para el cuerpo, alivio en la enfermedad y el dolor y fortaleza del alma.
El sacerdote lo recibe y dice la siguiente oración. Luego lo coloca en el lugar destinado para él:
Señor Dios, Padre de todo consuelo, que has querido sanar las dolencias de los enfermos por
medio de su Hijo, escucha con amor la oración de esta comunidad parroquial. Te damos
gracias porque por la bendición de nuestro Arzobispo has derramado tu Espíritu Santo
sobre este óleo, enriqueciéndolo con tu propia bendición. Escucha nuestra súplica para que
cuantos sean ungidos con él sientan en cuerpo y alma tu divina protección y experimenten
alivio en su cuerpo y alma.
PUEBLO:
Con gozo recibimos este Óleo Santo en nombre de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
COMENTADOR:
Presentamos el Óleo de los Catecúmenos, óleo destinado para la celebración del Sacramento
del Bautismo, fuente de fortaleza para vivir alegres y decididos el combate cristiano, y los
renacidos en el bautismo se comprometan cada día más a ser testigos de la resurrección de
Cristo en el mundo.
El sacerdote lo recibe y dice la siguiente oración. Luego lo coloca en el lugar destinado para él:
Señor, fuerza y defensa de tu pueblo, que has hecho del aceite símbolo de vigor, te damos
gracias al recibir en nuestra parroquia este Óleo de los Catecúmenos. Concede a cuantos
sean ungidos con él en el Bautismo vivir fieles a tu Hijo, gozar de la alegría y libertad de los
hijos de Dios.
PUEBLO:
Con gozo recibimos este Óleo, dando gracias por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
COMENTADOR:
Presentamos, ahora, el Santo Crisma. El Santo Crisma se utilizará para ungir al bautizado
señalándolo como verdadero hijo de Dios y consagrándolo como Sacerdote, Profeta y Rey.
También le transmitirá la plenitud del Espíritu Santo en la Confirmación, se utilizará para la
unción de los sacerdotes y obispos, y en la consagración de templos.
El sacerdote lo recibe y dice la siguiente oración. Luego lo coloca en el lugar destinado para él:
Señor Dios, fuente de vida y autor de los sacramentos, al recibir el Santo Crisma para
nuestra parroquia, te damos gracias por la unción que nos configura con Cristo, Sacerdote,
Profeta y Rey, y que nos capacita para rendirte un culto agradable a tus ojos. Escucha
nuestra oración y concédenos que tu Iglesia crezca en santidad y en el servicio a la verdad.
PUEBLO:
Con gozo recibimos el Santo Crisma, dando gracias por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
A continuación se realiza la Unción de los Enfermos con el rito propio para este Sacramento.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS:
Te pedimos, Señor, que la eficacia de este sacrificio nos purifique del antiguo
pecado, acreciente en nosotros la vida nueva y nos otorgue la plena salvación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
R. Amén.
ANEXO 2
HORA SANTA JUEVES SANTO
Monición Inicial
Hermanos: estamos en la noche del jueves santo. Son los momentos más difíciles de la vida
de Jesús. Después de todo el esfuerzo, el Padre le pide que entregue su vida en la cruz. Por
ello la escena del Getsemaní está toda ocupada por la persona de Jesús, por la de sus
discípulos y por la relación mutua entre ellos. Getsemaní fue la penúltima clase del maestro
a los discípulos reunidos, esta lección se centra en el tema del cáliz o la hora, al que son
invitados a responder en oración; asimismo nosotros en esta noche somos llamados a
acompañar al Maestro con nuestra oración, recordando el momento en que Él fue arrestado
y llevado a la cárcel.
CANTO…
ORACIÓN INICIAL:
Jesús, hermano nuestro, que quisiste experimentar la tentación y el miedo, enséñanos a
refugiarnos en ti, para aceptar la voluntad del Padre, así como lo hiciste en el momento en
que te abandonaste en sus manos al decir: “Padre que no se haga lo que yo quiero, sino lo
que quieres tú”; igualmente ayúdanos a que en los momentos de prueba no olvidemos que la
necesidad de oración es superior a la del cansancio y del sueño, ya que Tu nos has invitado a
orar para no caer en la tentación.
CANTO…
PRIMER MOMENTO
Proclamación del Santo Evangelio según San Juan
Ahora Padre, glorifícame, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuera.
SEGUNDO MOMENTO
Que sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti y el mundo conozca que tú me has enviado y
los has amado a ellos como me has amado a mí.
Evangelio según San Juan 17, 6-23
"He manifestado tu Nombre a los hombres: hablo de los que me diste, tomándolos del
mundo. Eran tuyos, y tú me los diste y han guardado tu Palabra. Ahora reconocen que todo
aquello que me has dado viene de ti. El mensaje que recibí se lo he entregado y ellos lo han
recibido, y reconocen de verdad que yo he salido de ti y creen que tú me has enviado. Yo
ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que son tuyos y que tú me diste -pues
todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo mío-; yo ya he sido glorificado a través de ellos. Yo ya no
estoy más en el mundo, pero ellos se quedan en el mundo, mientras yo vuelvo a ti. Padre
Santo, guárdalos en ese Nombre tuyo que a mí me diste, para que sean uno como nosotros.
Cuando estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre, pues tú me los habías encomendado,
y ninguno de ellos se perdió, excepto el que llevaba en sí la perdición, pues en esto había de
cumplirse la Escritura. Pero ahora que voy a ti, y estando todavía en el mundo, digo estas
cosas para que tengan en ellos la plenitud de mi alegría. Yo les he dado tu mensaje, y el
mundo los ha odiado, porque no son del mundo como tampoco yo soy del mundo. No te
pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del Maligno. Ellos no son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo. Conságralos mediante la verdad: tu palabra es verdad. Así
como tú me has enviado al mundo, así yo también los envío al mundo, y por ellos ofrezco el
sacrificio, para que también ellos sean consagrados en la verdad. No ruego sólo por éstos,
sino también por todos aquellos que creerán en mí por su palabra. Que todos sean uno como
tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo
crea que tú me has enviado. Yo les he dado la Gloria que tú me diste, para que sean uno
como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Así alcanzarán la perfección en la unidad,
y el mundo conocerá que tú me has enviado y que yo los he amado a ellos como tú me amas
a mí."
Palabra de Dios
REFLEXIÓN:
Hermanos en este pasaje encontramos como el hijo bendice al Padre por lo que en Él ya se
ha cumplido la manifestación de su gloria al mundo, pero al mismo tiempo pide que los
suyos vivan y testimonien lo que en Él ya se ha cumplido. En esta oración el Hijo hace
memoria de la obra que Él ha cumplido, que continua en el tiempo a través de sus
hermanos, hasta llegar a todos, porque todos mediante el testimonio del amor, seremos
amor del Padre y del Hijo; a la par en el centro de esta oración está el ser uno de los
discípulos, presentes y futuros. Es el don del Hijo que nos hace hijos y hermanos, mientras
Jesús se va los discípulos se quedan en el mundo, pero no siendo del mundo, ya que
pertenecen al Padre como hijo y al Hijo como hermanos. Nosotros como Iglesia estamos
llamados a ser discípulos que permanezcamos en el mundo sin ser de él, para que de esta
manera continuemos la misión que hemos recibido desde nuestro bautismo, debido a que la
misión en el mundo no está reservada a alguno, sino que es constitutiva para todo creyente
que, en el Hijo, haya descubierto el amor del Padre hacia todos.
Hermanos estamos llamados a ser una Iglesia que viva en unidad, y ese es el deseo de Cristo
cuando dice: que todos sean uno como tú, Padre, en mí y yo en ti; en esta oración Jesús pide
por nosotros y por los demás bautizados, para que seamos uno, y ese ser uno en el amor
revela la santidad de Dios, único Padre de todos; en la unión entre los hermanos se conoce
al Padre y se conoce su amor, además por esta unión nuestra credibilidad de Dios queda
confiada a nuestro testimonio de que somos uno, debido al amor fraterno todos los hombres
pueden conocer a Dios como Padre; y no se excluye ninguno, porque todos sus hijos son
amados
TERCER MOMENTO
El amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos
Evangelio según San Juan 17, 6-23
"Padre, ya que me los has dado, quiero que estén conmigo donde yo estoy y que contemplen
la Gloria que tú ya me das, porque me amabas antes que comenzara el mundo. Padre justo,
el mundo no te ha conocido, pero yo te conocía, y éstos a su vez han conocido que tú me has
enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el
amor con que tú me amas esté en ellos y también yo esté en ellos.»"
Palabra de Dios
REFLEXIÓN:
Hermanos en esta pasaje Jesús habla al Padre de los discípulos que son considerados como
unidad, esos somos nosotros que hoy estamos presentes ante la presencia de su Hijo, los
hombres que el Padre ha dado del mundo, como hermanos de su Hijo, debido a esto hemos
llegado a ser hijos, porque hemos acogido al Hijo y somos una sola cosa con Él y con el
Padre; además el hijo quiere que nosotros estemos como Iglesia en una comunión plena con
Él, es decir colocados al lado de Él como sus compañeros en el Gólgota, de igual manera
nosotros estamos junto al Padre por nuestra comunión con el Hijo.
Jesús ha glorificado al Padre con lo que ha dicho y ha hecho, hasta el punto de morir en la
cruz, dándonos una gran enseñanza del sentido de amar, el cual nos lleva a entregar incluso
nuestra vida por el otro, no en una entrega de muerte sino de constante lucha por
configurarnos con Cristo, para que podamos decir como san pablo: “ya no vivo yo, sino que
es Cristo quien viven en mi”. Asimismo la finalidad de la acción de Jesús es que nosotros, al
contemplar su gloria tengamos en nosotros mismos el amor que el Padre tiene hacia Él de
tal modo que vivamos de Él, ya que desde siempre estamos en el Hijo, porque nos ama,
cuando acogemos su amor, y Él estará en nosotros, porque lo amamos.
ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS
Maestro bueno, nos hemos reunido en comunidad para darte gracias;
tu amor ha superado el dolor y ha disipado de nuestros corazones el miedo,
has ofrecido tu vida para colmar abundantemente la nuestra,
has derramado tu sangre para inundar a tu amada Iglesia de gracias abundantes.
Danos permanecer unidos a ti, sin dormirnos por las comodidades de este mundo, ante
bien, estando vigilantes como centinelas de la mañana que aguardan con ilusión la luz del
nuevo día, la gloria pascual.
te lo pedimos a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
CANTO…
ORACIÓN IMPLORANDO PERDÓN
Señor,
Postrados ante ti queremos reconocernos pecadores,
Tú conoces nuestras miserias
Tú sabes que hemos caído y como el hijo prodigo nos apartamos de ti.
Toca nuestro corazón y eso bastará, para que regresemos a tus brazos;
Llénanos de tu amor, y no tendremos necesidad de nada más para ser felices,
Levántanos en tus hombros como el pastor a la oveja perdida, y danos la seguridad de tu
presencia; perdónanos como a la mujer pecadora, y nunca más huiremos de tu amor…
Te lo pedimos a ti, Señor, que todo lo puedes y vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
CANTO…
"Señor Jesús:
En San Juan María Vianney Tú has querido dar a la Iglesia la imagen viviente y una
personificación de tu caridad pastoral.
Ayúdanos a bien vivir en su compañía, ayudados por su ejemplo.
Haz que podamos aprender del Santo Cura de Ars delante de tu Eucaristía; aprender cómo
es simple y diaria tu Palabra que nos instruye, cómo es tierno el amor con el cual acoges a
los pecadores arrepentidos, cómo es consolador abandonarse confidencialmente a tu Madre
Inmaculada, cómo es necesario luchar con fuerza contra el Maligno.
Haz, Señor Jesús, que, del ejemplo del Santo Cura de Ars, nuestros jóvenes sepan cuánto es
necesario, humilde y generoso el ministerio sacerdotal, que quieres entregar a aquellos que
escuchan tu llamada.
Haz también que en nuestras comunidades –como en aquel entonces la de Ars – sucedan
aquellas maravillas de gracia, que tu haces que sobrevengan cuanto un sacerdote sabe
'poner amor en su parroquia'.
Haz que nuestras familias cristianas sepan descubrir en la Iglesia su casa – donde puedan
encontrar siempre a tus ministros – y sepan convertir su casa así de bonita como una iglesia.
Haz que la caridad de nuestros Pastores anime y encienda la caridad de todos los fieles, en
tal manera que todas las vocaciones y todos los carismas, infundidos por el Espíritu Santo,
puedan ser acogidos y valorizados.
Pero sobre todo, Señor Jesús, concédenos el ardor y la verdad del corazón a fin de que
podamos dirigirnos a tu Padre celestial, haciendo nuestras las mismas palabras, que usaba
San Juan María Vianney:
VIALUCIS
INTRODUCCION
El Via Lucis, o "camino de la luz" es un ejercicio de piedad que, durante el tiempo pascual y
en un recorrido de catorce estaciones, conduce al pueblo cristiano a la contemplación de
Cristo triunfante desde la Resurrección a Pentecostés, a la luz de los relatos evangélicos.
Que este camino junto a Cristo vivo en su Iglesia nos ayude a comprender a todos nosotros
que no existe glorificación sin crucifixión o vida sin la muerte al pecado. De ahí que, la
consigna primaria de este peregrinar sea: “de la cruz a la luz”. Pues en Cristo muerto y
Resucitado, se nos ha dado a todos nosotros salvación y redención.
Participemos activamente con nuestra reflexión personal, con nuestros cantos, con
aclamaciones, alabanzas y súplicas este camino pascual.
Notas:
En la procesión se puede llevar el Cirio Pascual o una imagen de Jesús Resucitado; los participantes pueden
llevar flores blancas en las manos; en cada estación se sugiere poner un símbolo o numeración junto al título
de la estación.
PRIMERA ESTACIÓN.
¡CRISTO VIVE! ¡HA RESUCITADO!
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Mateo 28, 1-7
Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María
fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran terremoto, pues el ángel del Señor bajó del
cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el
relámpago y su vestido blanco como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a
temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "Ustedes no
teman, pues sé que buscan a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había
dicho. Vengan, vean el lugar donde estaba. Y ahora vayan enseguida a decir a sus discípulos: 'Ha
resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allí le verán.' Esto es lo que tenía
qué decirles".
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Señor Jesús, te damos gracias por tu entrega oblativa en el madero, cuyo culmen -la
resurrección- nos ha redimido de todas nuestras culpas. Ayúdanos a perseverar en el
peregrinar terreno, que en medio de los acontecimientos desoladores de nuestra sociedad
podamos ser luz y esperanza. Fortalécenos en la fe para que podamos ir contracorriente, de
tal manera que, apacentados y guiados por tu voz seamos testigos firmes y nos reunamos
contigo en la gloria que no tiene fin y bajo el sol que no conoce ocaso.
ORACION
Señor Jesús, hemos querido seguirte en los momentos difíciles de tu Pasión y Muerte, sin
avergonzarnos de tu cruz redentora. Ahora queremos vivir contigo la verdadera alegría,
la alegría que brota de un corazón enamorado y entregado, la alegría de la Resurrección.
Pero enséñanos a no huir de la cruz, porque antes del triunfo suele estar la tribulación. Y
sólo tomando tu cruz podremos llenarnos de ese gozo que nunca acaba. Amén
SEGUNDA ESTACIÓN.
EL ENCUENTRO CON MARÍA MAGDALENA.
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Juan 20, 10-18
Los discípulos regresaron entonces a su casa. María se había quedado afuera, llorando junto al
sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados
uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le
dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?" María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé
dónde lo han puesto". Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo
reconoció. Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?" Ella, pensando que era el
cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a
buscarlo". Jesús le dijo: "¡María!" Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Rabuní!", es decir,
"¡Maestro!" Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis
hermanos: "Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes". María
Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas
palabras.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
¡Oh Jesús nuestro! Dichosos los ojos de la Magdalena que pudieron contemplar el
resplandor de tu figura resucitada. Ella tuvo el privilegio de contemplar tan altísimo
misterio. Concédenos a nosotros a ejemplo de ella salir a tu encuentro de manera inmediata,
que no nos dejemos amedrentar por todo lo que trata de alejarnos de ti y que, por lo
contrario, totalmente convencidos de tus promesas, luchemos contra todo lo injusto.
Inúndanos de fe y amor, para que, habiéndote encontrado, corramos regocijados a
comunicar a todos la Buena Nueva de tu salvación que no excluye ni es preferencial.
ORACION
Señor, tú que iluminas a los extraviados con la luz de tu Evangelio para que vuelvan al
camino de la verdad, concede a cuantos nos llamamos cristianos, imitar fielmente a Cristo
y rechazar lo que pueda alejarnos de Él. Amén
TERCERA ESTACIÓN.
JESÚS SE APARECE A LAS MUJERES
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Mateo 8, 8-10
Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus
discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "¡Dios los guarde!" Y ellas, acercándose,
se postraron a sus pies y le adoraron. Entonces les dice Jesús: "No teman. Vayan, avisen a mis
hermanos que vayan a Galilea; allí me verán".
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Señor, que la gracia de haber celebrado tu resurrección nos encienda en deseos de
testimoniar la grandeza de tu encuentro; que la llama de tu amor esperanzador para la
humanidad nos motive diariamente, que no sea un sentimiento pasajero; para que así, con
determinación e inundados de tu Santo Espíritu compartamos a todos la alegría de la
salvación. Te pedimos especialmente por todas las mujeres que son cabeza de familia,
ayúdalas en la dirección de sus hijos, sana sus heridas y hazlas perseverantes, fortalécelas
en el amor y consolida en la fe a sus hogares.
ORACION
Señor Jesús, danos la valentía de aquellas mujeres, su fortaleza interior para hacer frente
a cualquier obstáculo. Que, a pesar de las dificultades, interiores o exteriores, sepamos
confiar y no nos dejemos vencer por la tristeza o el desaliento, que nuestro único móvil sea
el amor, el ponernos a tu servicio porque, como aquellas mujeres, y las buenas mujeres de
todos los tiempos, queremos estar, desde el silencio, al servicio de los demás.
CUARTA ESTACIÓN.
LOS SOLDADOS CUSTODIAN EL SEPULCRO DE CRISTO
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Mateo 28, 11-15
Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo
lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena
suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: "Digan: 'Sus discípulos vinieron de noche y le
robaron mientras nosotros dormíamos'. Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le
convenceremos y les evitaremos complicaciones". Ellos tomaron el dinero y procedieron según las
instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Señor, son muchas las personas que aún no creen en tu resurrección y obstinados cierran las
puertas de su corazón. Ayúdanos a quienes hemos podido experimentar las maravillas de tu
amor y tu misericordia para que, con nuestras palabras y acciones, reflejemos la riqueza de
tu amor para con el hombre que no te conoce y para con aquel que conociéndote se rehúsa a
aceptarte. Que seamos puentes de encuentro entre nuestros hermanos incrédulos y tus
brazos paternales.
ORACION
Señor Jesús, danos la limpieza de corazón y la claridad de mente para reconocer la
verdad. Que nunca negociemos con la ella para ocultar nuestras flaquezas, nuestra falta
de entrega, que nunca sirvamos a la mentira, para sacar adelante nuestros intereses. Que
te reconozcamos, Señor, como la Verdad de nuestra vida.
QUINTA ESTACIÓN.
PEDRO Y JUAN CONTEMPLAN EL SEPULCRO VACÍO
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Juan 20, 3-10
Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el
otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y
vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el
sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino
plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el
primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la
Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos. Los discípulos, entonces, volvieron a casa.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Ayúdanos Señor, para salir a buscarte en el necesitado, en el abandonado, en el huérfano y
el pobre, que todas nuestras fuerzas sean herramientas efectivas de evangelización.
Concédenos determinación y fe firme para anunciar tu Palabra, que trasforma y da
esperanza a todo aquel que por ella se deja instruir. Danos agudeza y entrañas de
misericordia para con nuestros hermanos dolientes y desamparados, que no mengüemos en
esfuerzos a la hora de socorrer, escuchar y sanar; para que así nosotros también resucitemos
a una vida nueva.
ORACION
Señor Jesús, también nosotros como Pedro y Juan, necesitamos encaminarnos hacia Ti,
sin dejarlo para después. Por eso te pedimos ese impulso interior para responder con
prontitud a lo que puedas querer de nosotros. Que sepamos escuchar a los que nos hablan
en tu nombre para que corramos con esperanza a buscarte.
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Lucas 24, 36-43
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: "La paz con
ustedes". Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero él les dijo:"¿Por qué se turban, y
por qué se suscitan dudas en su corazón? Miren mis manos y mis pies; soy yo mismo. Pálpenme y
vean que un espíritu no tiene carne y huesos como ven que yo tengo". Y, diciendo esto, les mostró
las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen
asombrados, les dijo: "¿Tienen aquí algo de comer?" Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo
tomó y comió delante de ellos.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Señor Jesús, concédenos la capacidad, para percatarnos del dolor que nos rodea. Que no
seamos indiferentes a las realidades que afectan a nuestra sociedad y familias. Que como los
discípulos las familias se reúnan en torno a la oración y la vigilancia: que los padres
comprendan la gran responsabilidad que tiene en la formación y edificación de sus hijos y
que los hijos vean en sus padres verdaderos maestros de sabiduría; para que así reine en
nuestros hogares el diálogo y el amor.
ORACION
Señor Jesús, danos la fe y la confianza para descubrirte en todo momento, incluso cuando
no te esperamos. Que seas para nosotros no una figura lejana que existió en la historia,
sino que, vivo y presente entre nosotros, ilumines nuestro camino en esta vida y, después,
transformes nuestro cuerpo frágil en cuerpo glorioso como el tuyo. Amén.
V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
SEPTIMA ESTACIÓN.
JESÚS EN EL CAMINO DE EMAÚS
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Lucas 24, 28-32
Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron
diciéndole: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado". Y entró a quedarse
con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo
partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de
su lado. Se dijeron uno a otro: "¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando
nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?"
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Quédate con nosotros Señor, transforma nuestras vidas, renuévanos con espíritu firme,
porque necesitamos de tu fuerza para seguir avanzando por la vía de la vida. Restáuranos y
sacia nuestra sed. Despeja nuestra visión a veces nublada y sesgada por una sociedad que
pretende someternos al materialismo, a la visión utilitarista de la persona y a la pérdida de
conciencia de pecado. Que tu presencia nos acompañe siempre, ven a nuestras familias,
entra en nuestros hogares y quédate a compartir el pan con nosotros.
ORACION
Dios Padre misericordioso, Tú que por Cristo has querido reunir a todos los pueblos en
una sola e inmensa familia, mira las dificultades que sufre tu Iglesia peregrina y dale la
mano para que pueda llegar contigo a compartir la fiesta eterna del cielo. Amén.
OCTAVA ESTACIÓN.
JESÚS DA A LOS APÓSTOLES EL
PODER DE PERDONAR LOS PECADOS.
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Juan 20, 19-23
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las
puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les
dijo: "La paz con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se
alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: "La paz con ustedes. Como el Padre me envió,
también yo los envío". Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A quienes
perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos".
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Los apóstoles, y con ellos todos los sacerdotes han recibido un don inestimable para ser
colocado al servicio de los hombres: la capacidad de volver a la amistad con Dios después de
haberlo abandonado por el pecado. El Resucitado es consciente que los suyos, al igual que
Él, deben ser testigos del amor misericordioso de Dios. Por eso, a pesar de su innegable
debilidad les ha concedido el poder de perdonar los pecados; de ser instrumentos de
liberación para los que están atados al flagelo del maligno, de ser luz en medio de la tiniebla
y de ofrecer esperanza cuando el mal amenaza con la muerte para siempre.
Este caminar de la luz, ha de ayudarnos a reconocer que quien tiene la última palabra es
Dios. No el mal, no el pecado, no el hombre. Y si nos abandonamos en esta confianza,
mediante el sacramento de la confesión, reconociendo la propia fragilidad, obtendremos la
felicidad hecha para el hombre desde siempre, por siempre y para siempre: el paraíso.
ORACION
Señor Jesús, que sepamos descubrir en los sacerdotes otros Cristos, porque has hecho de
ellos los dispensadores de los misterios de Dios. Y, cuando nos alejemos de Ti por el
pecado, ayúdanos a sentir la alegría profunda de tu misericordia en el sacramento de la
Penitencia. Porque la Penitencia limpia el alma, devolviéndonos tu amistad, nos reconcilia
con la Iglesia y nos ofrece la paz y serenidad de conciencia para reemprender con fuerza el
combate cristiano. Amén.
NOVENA ESTACIÓN.
JESÚS FORTALECE LA FE DE TOMÁS.
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Juan 20, 26-29
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en
medio estando las puertas cerradas, y dijo: "La paz con ustedes". Luego dice a Tomás: "Acerca
aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino
creyente". Tomás le contestó: "Señor mío y Dios mío". Jesús le dijo: "Porque me has visto has
creído. Dichosos los que no han visto y han creído".
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Tomás no confió en el testimonio de sus hermanos apóstoles y, en consecuencia, busca los
hechos: ver y tocar. El Resucitado, conocedor íntimamente de su corazón, sale a su
encuentro para que logre recuperar esa confianza. Nosotros no hemos de olvidar, que solo el
Resucitado nos da confianza y esperanza; y que la fe es una gracia de Dios, un don gratuito,
que mueve nuestro corazón hacia su búsqueda. ¡Qué importante es entonces rogar a Jesús el
aumento de nuestra fe, y a su vez estar adheridos a su persona, aunque no lo sintamos cerca,
aunque no lo toquemos, aunque no lo veamos!
ORACIÓN
Señor Jesús, auméntanos la fe, la esperanza y el amor. Danos una fe fuerte y firme, llena
de confianza. Te pedimos la humildad de creer sin ver, de esperar contra toda esperanza y
de amar sin medida, con un corazón grande. Como dijiste al apóstol Tomás, queremos,
aún sin ver, rendir nuestro juicio y abrazarnos con firmeza a tu palabra y al magisterio de
la Iglesia que has instituido, para que tu Pueblo permanezca en la verdad que libera.
Amén.
DÉCIMA ESTACIÓN.
JESÚS RESUCITADO EN EL LAGO DE GALILEA
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Juan 21, 1-6
Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se
manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el
de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: "Voy a
pescar". Le contestan ellos: "También nosotros vamos contigo". Fueron y subieron a la barca, pero
aquella noche no pescaron nada. Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los
discípulos no sabían que era Jesús. Les dijo Jesús: "Muchachos, ¿no tienen pescado?" Le
contestaron: "No". El les dijo: "Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán". La echaron,
pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
En medio de la incertidumbre, los apóstoles se unen en el trabajo con Pedro. Su barca, es
imagen de la Iglesia en la que sus miembros están llamados a poner por obra el mandato del
Señor: "seréis pescadores de hombres".
Del mismo modo, si queremos tener una experiencia profunda del Resucitado debemos
permanecer unidos a la Iglesia. Jesús no ha querido que nos salvemos aisladamente, sino en
medio de una comunidad de fe que haga presente el Reino de Dios en el mundo. Esta
comunidad es la Iglesia encabezada por Pedro y cuyo sucesor es el Papa Francisco. Su
naturaleza es evangelizar y garantizar la unidad de los discípulos de Jesús.
ORACIÓN
Señor Jesús, haz que nos sintamos alegres de estar subidos en la barca de Pedro, en la
Iglesia. Que aprendamos a amarla y respetarla como madre. Enséñanos, Señor, a
apoyarnos no sólo en nosotros mismos y en nuestra actividad, sino sobre todo en Ti. Que
nunca te perdamos de vista, y sigamos siempre tus indicaciones, aunque nos parezcan
difíciles o absurdas, porque sólo así recogeremos frutos abundantes que serán tuyos, no
nuestros. Amén.
UNDÉCIMA ESTACIÓN.
JESÚS CONFIRMA A PEDRO EN EL AMOR
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Juan 21, 15-19
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: "Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?"
Le dice él: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Le dice Jesús: "Apacienta mis corderos". Vuelve a
decirle por segunda vez: "Simón de Juan, ¿me amas?" Le dice él: "Sí, Señor, tú sabes que te
quiero". Le dice Jesús: "Apacienta mis ovejas". Le dice por tercera vez: "Simón de Juan, ¿me
quieres?" Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: "¿Me quieres?" y le dijo:
"Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". Le dice Jesús: "Apacienta mis ovejas". "En verdad,
en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando
llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras". Con esto
indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme".
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Jesús no reprochó la cobardía y la negación de Pedro. Su amor es más grande que todas las
miserias. El amor de Jesús ofrecido en la cruz, supera toda limitación humana. Y cómo
Cristo no abandona a los suyos, su confianza en la conversión del hombre es infinita. ¡Nadie
ha errado lo suficiente para no poder comenzar de nuevo! Pues no existe pecador sin un
futuro, ni santo sin un pasado.
Sin duda, el amor de Jesús consumado en su misterio pascual es el mayor poder en cielo y
tierra, y, a su vez, la prueba evidente de su fidelidad. Amor fiel que mantuvo con Pedro y
donde no estuvo considerado el abandono de los suyos. Este mismo amor eterno y fiel es
nuestra puerta de misericordia que da razón y horizonte a nuestro peregrinar hacia Dios.
ORACIÓN
Señor Jesús, que sepamos reaccionar antes nuestros pecados, que son traiciones a tu
amistad, y volvamos a Ti respondiendo al amor con amor. Ayúdanos a estar muy unidos
al sucesor de Pedro, al Santo Padre el Papa, con el apoyo eficaz que da la obediencia,
porque es garantía de la unidad de la Iglesia y de la fidelidad al Evangelio. Amén.
DUODÉCIMA ESTACIÓN.
JESÚS ENCARGA SU MISIÓN A LOS APÓSTOLES
TEXTO BÍBLICO
Del Evangelio Según san Mateo 28, 16-20
Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y al
verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: "Me ha
sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar
todo lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del
mundo".
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
El Señor Jesús pone el horizonte de todas las actividades de la Iglesia: "Id al mundo
entero..." Jesús nos ha dejado como su testamento la tarea de llevar su buena nueva a todas
las gentes. Y cómo la Iglesia está para Evangelizar, hay que ponerse en camino para llevar a
todos, el mensaje que hemos visto y oído.
Ser discípulo de Jesús implica directamente una configuración existencial con la misión. Es
impensable y absurdo un bautizado que pretenda vivir su experiencia de fe en el
aislamiento, pues la vivencia verdadera de Dios en el corazón humano exige directamente
una enamorada y apasionada comunicación. El amor fiel es contagioso y fecundo. Cuando se
ama en fidelidad nada avergüenza y se vive impulsado por la alegría de amar y ser amado.
En consecuencia, el bautizado ensimismado y ajeno a la misión, es un cristiano que ama
poco, y que no se ha dejado conducir por la persona apasionante de Jesús.
ORACIÓN
Señor Jesús, que llenaste de esperanza a los apóstoles con el dulce mandato de predicar la
Buena Nueva, dilata nuestro corazón para que crezca en nosotros el deseo de llevar al
mundo y a todo hombre, la alegría de tu Resurrección, para que así el mundo crea, y
creyendo sea transformado a tu imagen. Amén.
V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
DÉCIMOTERCERA ESTACIÓN
JESÚS ASCIENDE AL CIELO
TEXTO BÍBLICO
Del libro de los hechos de los apóstoles 1,9-11
Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos. Estando ellos
mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que
les dijeron: "Galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Éste que les ha sido llevado, este mismo
Jesús, vendrá así tal como le han visto subir al cielo"
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
Jesucristo ha tomado la iniciativa. Ha querido ir por delante nuestro. Él ha dado el primer
paso, para salir a nuestro encuentro. Del mismo modo, Jesús se nos ha anticipado en la
gloria futura. Y no porque haya querido alejarse indiferentemente de la humanidad, sino
más bien para mostrar el camino correcto que ha de vivir cada hombre para llegar a la patria
futura.
En este caminar discipular que pasa por la ascensión, nos deja claro, cuál es la dinámica del
mensaje predicado por Jesús: la salvación no depende del cumplimiento de normas, sino de
tomar la cruz y seguir sus pasos. De ahí que, al contemplarle sentado a la derecha del Padre,
el discípulo ha de reconocer que no existe gloria sin cruz, resurrección sin crucifixión.
ORACIÓN
Señor Jesús, tu ascensión al cielo nos anuncia la gloria futura que has destinado para los
que te aman. Haz, Señor, que la esperanza del cielo nos ayude a trabajar sin descanso
aquí en la tierra. Que no permanezcamos nunca de brazos cruzados, sino que hagamos de
nuestra vida una siembra continua de paz y de alegría. Amén.
DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN
LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
EN PENTECOSTÉS
TEXTO BÍBLICO
Del libro de los hechos de los apóstoles 2, 1-4
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo
un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se
encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron
sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
La promesa de Jesús nos ha llegado en nuestro bautismo: El Espíritu Santo, la tercera
persona de la Santísima Trinidad. Su presencia en el corazón de los discípulos ha
inaugurado el "tiempo de la Iglesia". Guiándole a lo largo de la historia y llevándole -con la
fuerza de sus dones- a su plenitud.
La Iglesia cuenta hasta el fin del mundo, con la asistencia del Espíritu Santo. Su presencia
sustenta su sacramentalidad y eficacia en bien de la salvación de los hombres. Por eso, la
Iglesia más que una simple institución producto del esfuerzo humano es una obra querida
por Dios que está cimentada, protegida y guiada por el Abogado, el paráclito, el Espíritu
Santo.
ORACIÓN
Dios Espíritu Santo, Dulce Huésped del alma, Consolador y Santificador nuestro, inflama
nuestro corazón, llena de luz nuestra mente para que te tratemos cada vez más y te
conozcamos mejor. Derrama sobre nosotros el fuego de tu amor para que, transformados
por tu fuerza, te pongamos en la entraña de nuestro ser y de nuestro obrar, y todo lo
hagamos impulsados por el amor. Amén
CONCLUSIÓN
El Via Lucis es el camino de la luz, del gozo y la alegría celebrados con Cristo por su victoria
sobre la muerte. De ahora en adelante, viviremos como discípulos con su alegría
desbordante. Caminaremos iluminados con la presencia y acción de Cristo Resucitado en su
Iglesia. Y comunicaremos la verdad del Espíritu Santo que vivifica el alma y habita en
nuestro interior.
PLEGARIA FINAL
Señor y Dios nuestro,
fuente de alegría y de esperanza,
hemos vivido con tu Hijo los acontecimientos de su Resurrección y Ascensión hasta la
venida del Espíritu Santo;
haz que la contemplación de estos misterios nos llene de tu gracia y nos capacite
para dar testimonio de Jesucristo
en medio del mundo.
ANEXO 5
CANTORAL
DOMINGO DE RAMOS
es la vida de mis días,
1. HOSANNA-HEY es consuelo en mi sufrir.
Roberto Malvezzi
JUEVES SANTO
4. DOCE HOMBRES
Roberto Caro Tribin
Un cordero, el maestro
una ofrenda, su vida
una muerte, el camino
forman nuestra Eucaristía.
6. EUCARISTÍA
J. J. López
7. EL MILAGRO
8. HAY MOMENTOS
Tradicional
/Hay momentos
que las palabras no alcanzan
para decirte lo que siento,
a ti mi buen Jesús. /
/Yo te agradezco:
por todo lo que haz hecho,
por todo lo que haces
y todo lo que harás. /
9. ORACIÓN SACERDOTAL
Joaquín Madurga
VIERNES SANTO
12.EL DIARIO DE MARÍA
Martín Valverde
Ya cae la tarde,
se nublan los cielos,
pronto volverás
a tu Padre Eterno.
Duérmete pequeño,
duérmete mi niño,
que yo te he entregado
todo mi cariño.
Como en Nazareth,
aquella mañana,
¡He aquí tu sierva,
he aquí tu esclava!
13.DOLOROSA
Renato D´ Andréa / Juan Antonio Espinosa
Yo te saqué de Egipto,
tú preparaste una cruz para tu salvador.
Hágios o Theos. Santo Dios
Hágios Ischyros. Santo Fuerte.
Hágios Athanatos eleison, Himas.
Santo e inmortal, ten piedad de nosotros.
Yo te guié cuarenta años por el desierto,
te alimenté con el maná.
te introduje en una tierra excelente.
tú preparaste una cruz para tu salvador.
19.PERDÓN, SEÑOR
Juan Antonio Espinosa.
21.POR TU AGONÍA
/ ¡Victoria! tú reinarás,
¡Oh Cruz! tú nos salvarás. /
El verbo en ti clavado muriendo nos rescató;
de ti madero santo, nos viene la redención.
PASCUA
Mi pecado redimió
Cristo Dios subiendo al cielo;
/nueva vida ahora tengo, aleluya. /
Oh tardíos corazones
que ignoráis a los profetas:
en la ley ya se anunció
que el Mesías padeciera:
y por llegar a su gloria
escogiera la aflicción,
en la tarde de aquel día,
yo sentí que con Jesús,
nuestro corazón ardía
a la vista de Emaús.
En la mañana de resurrección,
caminan al sepulcro donde está el Redentor.
Se preguntan al marchar:
¿Quién moverá, quién abrirá
la tumba donde está el Señor?
En la mañana de resurrección,
vivimos la esperanza de un futuro mejor.
Ser testigos del Señor
exige cambiar, exige luchar
por un mundo de justicia y paz