Para ello hubo de recurrirse a las reformas fiscales que
generasen los dineros para las obras sociales. En esta línea el
Estado del Bienestar impulsó las necesidades perentorias de los trabajadores como fueron viviendas, sanidad y educación. La generación de recursos y proyectos dentro del ámbito de la Seguridad Social constituyó a la vez un aumento del interés financiero y la ampliación notable de ofertas de trabajo público. Algunos datos de los principales países europeos ilustran el panorama social de los años finales de los 40; la década de los 50 y los del inicio de los 60, según el State, Economy and Society in Western Europe —1815/1975— de Peter Flora, 1987 (25): DATOS DE POBLACIÓN(miles de habitantes) AÑOS PAISES 1945 1950 1960 1965 FRANCIA 39.700 41.830 45.680 48.758 ALEMANIA OCC. 46.190 50.173 55.433 58.619 ITALIA 45.762 46.769 49.642 51.374 Observaciones: 1.- Los tres países crecen a un ritmo constante. 2.- Alemania en 20 años creció en 12,5 millones de hab. 3.- Francia en 20 años creció en 9 millones de hab. 4.- Italia en 20 años creció en 6,5 millones de hab. DATOS DEL PNB(millones de cada moneda nacional) AÑOS PAISES 1945 1950 1960 1965 FRANCIA ? 320.000 456.350 602.360 (Francos Nuevos)ALEMANIA OCC. ? 37.200 428.740 546.120 (Marcos) ITALIA 96.297 191.499 33.807 43.392 (M.M. Liras) (25) «State, Economy and Society in W.E. 1815-1975»; Peter Flora. - - 54Observaciones:1.- Se observa el efecto del impulso del Plan Marshall. 2.- El verdadero salto económico se produce en los 50. 3.- Los franceses y los italianos hicieron una reconversión de sus monedas en 1950. 4.- La renta per cápita alemana en la mitad de los 60 se multiplicó por 150. La reconstrucción europea occidental se hizo a un ritmo muy acelerado, merced a la laboriosidad europea, pero también a la influencia y política intervensionista de los norteamericanos que después de la 2ª G.M. ocuparon Europa en todos los campos de expansión, militar, económico, político y cultural. Sería el propio Churchil en un discurso en la Universidad de Zurich (1946) según señala el Prof. Pereira (pag. 149): “Hemos de edificar una especie de Estados Unidos de Europa....... y el primer paso hacia la reconstrucción de la familia europea ha de ser una asociación entre Francia y Alemania”. Sin embargo cuando se hizo efectiva la reconciliación francoalemana que fructificó en el Tratado de París de 1951, con la creación de la CECA, por la que Francia, Alemania, Italia y los tres países del BENELUX se asociaban, poniendo la primera piedra de la que sería seis años después la Comunidad Económica Europea, firmada en Roma (1957) como gran mercado común del cual Gran Bretaña se quedó fuera. El fin esencial de la CEE era “la constante mejora de las condiciones de vida de los pueblos, asegurando, mediante la acción común de los Estados el progreso económico y social, y eliminando las barreras que han dividido a Europa” (Preámbulo del Tratado de Roma). La recuperación económica de los países dañados por la guerra pronto hizo ver a los europeos la conveniencia de crear un bloque económico con facilidades de circulación de bienes, capitales y mano de obra, como forma primera de la integración. Pero respecto a la futura unión política se ponían muchas reservas que protegían la soberanía de los Estados. Así se llegó a popularizar la “Europa de los mercaderes”, sin que los defensores de la soberanía nacional a ultranza tuvieran nada que temer. Incluso, el Tratado de Roma dejaba bien claro que los temas de defensa nacional permanecerían en poder de los Estados. Los objetivos políticos de la futura unión europea quedaron fuera del proyecto. - - 55Ya en la década de los 60, cuando se puso en marcha la Política Agrícola Común (PAC, Bruselas 14-01-62) el canciller alemán, Konrard Adenauer, expuso en el Bundestag la necesidad de alcanzar la unión política con estas palabras: “El objetivo final de la obra es la unidad política. La colaboración en el terreno económico es una condición previa de la continuación de esta obra en el sector o terreno político” (26). Se distingue desde el principio, de la aplicación de los Tratados de París y de Roma, una doble visión del proyecto europeo; la que pretendía una Europa federalista y la que buscaba mantener la Europa de las patrias o la Europa intergubernamental. En realidad, el germen de Europa con planes comunes para la reconstrucción económica, social y política venía del otro lado del Atlántico. Será también el propio Kissinger quien en un discurso en la Asociación de la Prensa de Nueva York, el 23-04-73 afirmó: “la alianza de EE.UU. con Europa ha sido la piedra angular de la política exterior de posguerra. Ha sido el marco político de las actividades norteamericanas en Europa y ha marcado el final definitivo del aislacionismo norteamericano. Garantizó la sensación de seguridad que permitió a Europa recuperarse de la devastación de la guerra. Reconcilió a antiguos enemigos. Fue el estímulo de una labor sin precedente a favor de la unidad europea y el medio de forjar una política común que salvaguardase la seguridad occidental en una era de persistente tirantez y enfrentamiento” (Bassols, pag. 13). Se comprueba así que las diferentes iniciativas en el ámbito occidental dieron lugar al nacimiento de diversas organizaciones todas ellas tratando de constituir el germen de la unidad europea. El Plan Marshall dio origen a la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE) que, en principio sirvió para la coordinación de la ayuda norteamericana, cuya primera suma de 300 millones de dólares fue para la RFA, el país más necesitado, si bien en el conjunto de Euro