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ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura

Vol. 188 - 755   m ayo-junio (2012)   5 73-590   I SSN: 0210-1963
doi: 10.3989/arbor.2012.755n3009

DISPOSITIVO SECURITARIO SECURITY APPARATUS IN


EN UN ESPACIO BARRIAL. A NEIGHBORHOOD SPACE.
LA PRÁCTICA POLICIAL DE LOS THE POLICE PRACTICE OF
CONTROLES DE IDENTIDAD IDENTITY CHECKS

Sergio García García


Universidad Complutense de Madrid
Universidad de Castilla-La Mancha

ABSTRACT: This article discusses the management of the security RESUMEN: El presente artículo aborda el funcionamiento del dispositivo
apparatus and its differential application to population taking as a securitario y su aplicación diferencial sobre la población tomando como
paradigmatic case the identity controls conducted by the police in caso paradigmático los controles de identidad que efectúa la policía en
the public spaces. The security apparatus, understood as a set of los espacios comunes de un barrio de Madrid. El dispositivo securitario,
imaginaries, architectures, discourses and practices which emphasize entendido como el conjunto de imaginarios, arquitecturas, discursos y
“citizen safety” as a key point, is marked by two logics: the logic of prácticas que sitúan en un lugar protagónico la llamada “seguridad ciu-
neo-liberal management and the professional culture of security dadana”, está atravesado por dos lógicas: la de la gestión neoliberal y la
agents. Although these two logics arise from very different civiliza- de la cultura profesional de los agentes de seguridad. Aunque sendas
tional projects, they come together in a space like Carabanchel lógicas partan de proyectos civilizatorios muy distintos entre sí, ambas
–along with other forms of ‘expertise’– to delineate the figure of the cooperan en el espacio urbano para contribuir –junto con otros disposi-
citizen and of the “non-citizen” based on the differential relation tivos expertos– a delinear la figura del ciudadano –así como la del “no
established between neighbors through a process of class-differen- ciudadano”– a partir de la relación diferencial que establecen con los
tiation and racialization. Thus the migratory process, problematized distintos vecinos mediante procesos de enclasamiento y racialización. Es
by the media and by institutions, has become a special object of así como el hecho migratorio, problematizado a nivel mediático e insti-
control and surveillance shaping the differences upon the basis of tucional, constituye un objeto especial de control y vigilancia que con-
which ‘legitimate’ identities are reconstructed in the neighborhood forma la diferencia a partir de la cual se reconstruyen las identidades
(“good citizens”). This proposal will describe how both of these logics legítimas en el barrio (“ciudadanos de bien”). Observaremos cómo las dos
of ‘security’ work, building a guilty subject of the victim neighbour- lógicas del dispositivo securitario funcionan construyendo al sujeto cul-
hood –the “foreigner”– through selective police identity checks in pable del barrio víctima, el “extranjero”, mediante los controles de iden-
public spaces. tidad que efectúa la policía en los espacios públicos.

KEY WORDS: Security apparatus; neo-liberal logic; disciplinary cul- PALABRAS CLAVE: Dispositivo securitario; lógica neoliberal; cultu-
ture; differential management; identity checks. ra disciplinaria; gestión diferencial; controles de identidad.

1. Introducción elector) prolifera la centralidad del dispositivo securitario y


su aplicación especial a la población migrante.
Es de sobra conocido el auge de la “inseguridad ciuda-
dana” como temática legitimada en las agendas de los Entendiendo por dispositivo securitario el conjunto de ins-
medios de comunicación y de la política profesional en tituciones, arquitecturas, discursos y prácticas que confi-
los últimos años. Los ajustes neoliberales han generado guran la “seguridad ciudadana” como uno de los proble-
un incesante crecimiento de las desigualdades sociales mas político-culturales fundamentales de nuestro tiempo
y el Estado vuelve progresivamente a adoptar caracteres a nivel glocal, cabe señalar que en el mismo confluyen
liberales para garantizar, sobre todo, protección al derecho distintas lógicas culturales aparentemente contradictorias
a la propiedad privada e incentivar la competencia como –desde las disciplinarias a las neoliberales– que, sin embar-
principio motor de lo social. Construyendo una “seguridad go, cooperan para dar lugar a un creciente control social
ciudadana” acorde con el concepto cada vez más restrin- “de arriba hacia abajo”. Políticos profesionales, juristas,
gido de ciudadano (propietario, contribuyente, consumidor, periodistas, portavoces policiales, etc., contribuyen hoy a
generar un estado de opinión favorable al endurecimiento identitario-securitario. Este es el clima de aceptabilidad
penal y a las medidas policiales, así como a crear un con- social sobre el cual se producen los controles de identidad
Nº 755 tinuo estado de emergencia que recuerda que la solución selectivos por parte de los miembros de las fuerzas de
a la incertidumbre es la cesión de una porción de autono- seguridad que se abordarán en el último apartado del pre-
mía a ciertos poderes políticos y expertos. A través de la sente artículo: controles diferenciales en los que confluyen
DISPOSITIVO SECURITARIO EN UN ESPACIO BARRIAL. LA PRÁCTICA POLICIAL DE LOS CONTROLES DE IDENTIDAD

proliferación de pánicos morales, de prejuicios xenófobos, la lógica de gestión neoliberal de la seguridad ciudadana y
de prácticas residenciales segregadoras, etc., buena parte la cultura disciplinaria compartida por los agentes de poli-
de la población de la ciudad parece haber ido incorpo- cía y que constituyen la causa y el efecto de una creciente
rando, de algún modo, esta lógica securitaria. Uno de los segregación en el seno del cuerpo social a partir de la cri-
ejes fundamentales sobre los cuales se está construyendo minalización de la población migrante, muy especialmente
el dispositivo securitario lo constituye la recomposición la que no tiene “papeles”.
postcolonial1 del binario identitario-nacional en el que “el
extranjero” se coloca en el “lado malo” de la realidad y Las reflexiones que a continuación se presentan son el
amenaza al “lado bueno” moral-nacional, especialmente resultado del trabajo etnográfico realizado en dos fases
en las noticias sobre “sucesos” y en buena parte de los entre 2005 y 2011 en el barrio de Carabanchel, situado
discursos barriales sobre “lo social”. El complejo mediático, en la periferia sur de la ciudad de Madrid. En todo este
entendido como el conjunto de discursos e imaginarios tiempo, he realizado un total de 57 entrevistas en pro-
hegemónicos y mediatizados, no es un conjunto de re- fundidad, tanto individuales como grupales, distribuidas
presentaciones procedentes exclusivamente de lugares de entre las múltiples posiciones sociales (gestores, trabaja-
poder, sino que buena parte de la “ciudadanía” contribuye dores securitarios –que venden su fuerza de trabajo tanto
a construirlo y a generar opinión mediante, por ejemplo, en el mercado formal como informal–, vecinos, etc.) que
sus intervenciones en los comentarios de las noticias en abarcan la complejidad intrínseca a una lógica de gestión
Internet o a través de la apropiación estratégica de los que basa buena parte de su eficacia en la implicación de
discursos de la inseguridad. Estos discursos, recolocados muy distintos actores sociales. A ellas deben sumarse más
en otros contextos –como el barrial–, sirven al objetivo de una decena de presentaciones públicas con personas
de autolegitimarse como “buenos” ciudadanos/vecinos o de dentro y fuera del barrio, paseos y conversaciones con
como “víctimas” en la competencia por recursos escasos vecinos de todo tipo, así como múltiples sesiones de obser-
(“se lo dan todo a los inmigrantes... y encima vienen y nos vación participante en los espacios públicos, semipúblicos
matan”). y privados del distrito.

El dispositivo securitario no es, entonces, exclusivamente Carabanchel (y sus símbolos arquitectónicos encarnados
una política inducida desde arriba, sino que atraviesa toda en el lugar en el que antaño se erigía la cárcel que tomó
la estructura social y todos sus cuerpos. Todo ocurre como para sí el nombre del barrio y que hoy ocupa, de forma
si un enorme volumen de imágenes, discursos, conver- nada casual, el Centro de Internamiento para Extranje-
saciones, prácticas, decisiones, etc., tanto en los medios ros) me ha ofrecido el escenario en el que espacializar el
de comunicación como en las interacciones cotidianas, dispositivo securitario que opera hoy en día en nuestras
contribuyesen a evitar el hecho de “estar juntos” y a ato- ciudades. Sin embargo, conforme la investigación fue
mizar el cuerpo social. El peligro de pérdida de privilegios avanzando, las fronteras del barrio pronto se revelaron
por parte de quienes detentan el poder económico, polí- ajenas a una realidad que las desbordaba continuamen-
tico o técnico puede estar entre las causas sociales de la te: según me fui adentrando en el enclave fue surgiendo
proliferación del dispositivo, pero lo cierto es que buena la necesidad de salir del mismo, siguiendo los hilos de un
parte de la población –privilegiada y no privilegiada– se dispositivo que atraviesa sus espacios comunes y priva-
ha introducido en su lógica de manera activa por la vía dos, pero que va mucho más allá de él. De esta forma, la
de la necesidad de diferenciación social en la sociedad de investigación dejó de ser, desde sus primeros momentos,
consumo (Bauman, 2003). La inmigración ha constituido una etnografía situada en un barrio para tomar una for-
la “diferencia” construida oportunistamente para llenar ma mucho más móvil y flexible, precisamente la misma
de contenido la necesaria figura del otro en el problema que caracteriza a la lógica neoliberal de la “seguridad

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ciudadana”. Comenzaré el presente artículo abordando triple objetivo: en primer lugar gestionar y redistribuir los
las características del dispositivo securitario y las lógicas riesgos –que se asume que no van a ser eliminados en
que lo atraviesan, para mostrar su materialización en la un contexto de crecientes desigualdades– mediante las
práctica de los controles de identidad por perfil socio- técnicas de la diferenciación y la prevención situacional;
fenotípico que se realizan en los espacios públicos del en segundo lugar, crear el problema de la “inseguridad

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barrio2. ciudadana” en el imaginario social y establecer, así, una
demanda que constituirá el sentido del monopolio estatal
(o privado) de la violencia física y dejará abonado un nuevo
campo para los negocios privados y la centralización de
2. Gestión neoliberal de la “seguridad poder político; y en tercer y último lugar, capitalizar dicho
ciudadana” campo, el de la “inseguridad ciudadana”, con el fin de que
se transforme en fuente de recursos y de poder (dinero,
La alta legitimidad de los cuerpos de seguridad encuentra votos, reconocimiento).
sus raíces en el populismo punitivo (OSPDH, 2005), el más
eficaz cemento social entre las instituciones y las clases En cuanto al primer objetivo, frente a una concepción
populares hoy en día. Existen en la actualidad pocos ele- centrada durante el fordismo en el “orden público” –perse-
mentos, como la condición de “víctima” de la inseguridad cución, castigo y corrección del delincuente–, el paradigma
real o potencial de la pequeña delincuencia, que permitan de la “seguridad ciudadana” parte de una gestión que se
a las personas sentirse ciudadanas, lo cual convierte a la inscribe en la propia complejidad social, asumiendo pe-
policía en un cuerpo profesional que contribuye a ciu- queños fenómenos disruptivos siempre y cuando éstos no
dadanizar –o todo lo contrario– a las personas con las supongan una amenaza al orden social. No se trata, por
que interviene3. El “derecho a la seguridad” parece ha- tanto, de evitar el mal, sino de minimizar dicha amenaza,
berse consolidado frente a la “seguridad de los derechos” para lo cual la gestión securitaria parte del cálculo y la
(Baratta, 2001), si bien a nivel discursivo se ha querido gestión del riesgo. A través de un conjunto de operaciones,
adherir a la seguridad ciudadana conceptos como “liber- no se busca tanto la corrección de conductas individuales
tad”, “participación” o “transparencia”. Esta resignificación cuanto la incidencia sobre aquellos “factores sociales” que
de la intervención de las fuerzas de seguridad sobre el podrían desencadenar el riesgo. Así, un “problema de inse-
espacio social nos informa de un enfoque relativamente guridad” (desde un brote de robos en una zona a la práctica
novedoso que hemos dado en llamar gestión neoliberal del botellón) puede abordarse a través de un repertorio de
de la seguridad. acciones, como el incremento de la presencia policial, la
implementación de programas especiales de intervención
Bajo esta concepción, el funcionamiento de lo social debe social o la elaboración de campañas de sensibilización. De
ajustarse a las reglas del mercado. Para ello no se inter- este modo, podemos encontrar incoherencia en las medi-
viene sobre el mercado, sino sobre lo social para el mer- das tomadas para atajar un problema, lo cual suele generar
cado, organizándolo a la manera de empresa, fomentando la sensación de gestión “chapucera” (una semana se indica
la rivalidad y la competencia como palanca de deseo en una cosa y a la semana siguiente la contraria), tanto en la
el seno del cuerpo social. Así, no se buscaría reducir las opinión pública como entre los propios agentes de segu-
desigualdades sino modularlas para convertirlas en estí- ridad. Sin embargo, si comenzamos a pensar en este tipo
mulo de la competencia. Desigualdad y competencia se de gestión como una serie de respuestas fragmentadas
entienden, pues, como los principales motores de lo social que no intentan acabar con el problema en sí, sino redis-
(Lazzarato, 2008). Desde esta óptica, la gestión securitaria tribuir los riesgos que conlleva –partiendo de la noción de
no busca eliminar las disfuncionalidades, sino detectarlas que los problemas se manejan, no se solucionan, ya que
y mantenerlas a raya, conteniéndolas dentro de un des- tienen una existencia y un movimiento natural (Foucault,
equilibrio sostenible. 2008)–, estaremos en mejor disposición de entender la
gestión securitaria. El objetivo no es utópico (“acabar con
Para ello la gestión neoliberal de la seguridad requiere la delincuencia”), sino pragmático (“gestionarla”). Así lo
de un conjunto de medidas muy diversas entre sí con un explicaba la vocal del partido gobernante en el Ayunta-

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miento de Madrid en el Consejo de Seguridad del distrito que disponen –criterios finalmente visuales-culturales–,
de Carabanchel: las medidas de persecución de delincuentes e identifica-
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ción preventiva. Sin este saber a la hora de diferenciar
“Siendo conscientes de que siguen cometiéndose delitos en (para no “parar” a todo el mundo y así no entorpecer el
todos los órdenes, sin embargo (...) tengo que destacar el funcionamiento social del barrio) entre los “malos” y los
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trabajo y enorme esfuerzo de los cuerpos de seguridad (...). “buenos”, no se podrían aplicar las políticas de gestión
Los accidentes no van a desaparecer; la delincuencia no va neoliberal del espacio público.
a desaparecer (...). El compromiso es intentar hacer lo más
posible con los medios de que disponemos (...). Hacia la Pero desde el punto de vista de la gestión securitaria,
utopía tenemos que tender, pero que no podemos reducir a además de indicar a quién hay que mantener bajo vigilan-
cero lo que es imposible. Delitos va a haber siempre. Vamos cia preventiva, la diferencia es un valor que debidamente
a intentar controlarlo lo mejor posible y esa es la línea que reconocido puede facilitar el trabajo. Los nuevos saberes
estamos pretendiendo seguir en Policía Municipal.” securitarios son incorporados por los propios profesiona-
les, como en el caso de Roberto4, que narraba cómo en
(Vocal del Partido Popular en el Consejo
el centro de reforma de menores en el que trabajaba se
de Seguridad distrital de diciembre de 2009)
les daba a los chicos originarios de Marruecos comida
sin cerdo tras haber vivido algunos conflictos por ese
El cálculo de costes y beneficios de la gestión tiene como motivo:
resultado la instrumentalización de la técnica de la dife-
renciación social de los cuerpos en categorías identitarias. “¡Fíjate, con el ramadán de los marroquíes hemos tenido
Esta diferenciación no es original, sino que procede de una unas movidas! (...). Cuando empezó todo el rollo, los espa-
cultura disciplinaria en la que a los cuerpos se les adhie- ñoles no sabían mucho del marroquí, y menos del ramadán,
ren categorías de sujetos para dar lugar a individuos. Sin entonces claro: comidas con chorizo, comidas al suelo,
embargo, en la gestión biopolítica de la realidad, donde no así [gesticula simulando tirar un plato al suelo], con la
se incide tanto en los individuos como en las poblaciones, correspondiente historia. Tanto educadores como vigilantes
estas diferencias son usadas, más que nunca, para esta- marroquíes, que han sido muy importantes, gente normali-
blecer jerarquías y competencia entre ellas. Dicha compe- zada, más mayor, ha sido muy importante para enseñarnos
tencia, propia de un orden cultural neoliberal, reproduce a nosotros y para controlar el percal, porque realmente es
en el seno del cuerpo social las relaciones empresariales que claro, llega un chaval que te está hablando, que qui-
que se espera supongan el motor del desarrollo de la tando cuatro palabras que son las que sabe todo el mundo,
sociedad en su conjunto (Foucault, 2007a). No sólo se las palabrotas de cualquier idioma, no sabes lo que te está
respeta la diferencia, sino que se potencia (Ávila y Malo, diciendo –era bonito, claro, desde luego–, y comidas al
2007). El objetivo no es la asimilación de los individuos a suelo, cuchillos en medio, ¿sabes?, por haberse encontra-
una disciplina común, sino la división de la población en do un cacho de chorizo en la boca (...). Ha mejorado pero
grupos escalonadamente diferenciados. La diferencia a la por conocimiento nuestro, pero para que veas que al final
hora de otorgar derechos en función de la situación admi- nos estamos acoplando nosotros a su cultura en nuestras
nistrativa (basada en tener DNI, NIE o estar en situación ciudades, en nuestro país, cuando realmente deberían ser
“irregular”) no se apoya –al menos aparentemente– sobre ellos los que deberían acoplarse, con su cultura, pero ellos
esencias basadas en el origen, el fenotipo, la lengua, etc. a nosotros, no imponiendo.”
Desde esta perspectiva, el pensamiento racista y etnocen-
(Roberto, 33 años, vigilante de seguridad)
trista no forma parte del programa neoliberal del Estado.
Sin embargo, esta jerarquía de situaciones administrativas
–que atraviesa otras jerarquías tradicionales basadas en Podemos observar cómo el conflicto se gestionó reco-
aspectos de clase y de género– tiene su correlato en una nociendo la singularidad de los chicos marroquíes para
aplicación diferencial de la “seguridad ciudadana” en fun- prevenir disturbios. Esta entrevista ilustra el tránsito de
ción del grado de ciudadanía. Son finalmente los agentes una lógica asimilacionista a otra centrada en la gestión
a pie de calle quienes aplican, con los “criterios” de los de poblaciones encarnado en un vigilante cuya experien-

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cia profesional le ha ido enseñando a actuar con mayor desde el punto de vista de la competencia como motor
pragmatismo. Roberto se rendía ante la evidencia y re- social–, el abordaje de lo social se hace tan complejo que
nunciaba a la propia cultura disciplinaria de origen ante requiere de la puesta en práctica de mecanismos de control
la constatación de que resulta utópica. La externalización muy finos que se inserten en todas y en cada una de las
de los dispositivos de frontera (que sea Marruecos quien se esferas de la vida cotidiana. De ello se deriva un creciente

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encargue del control del tránsito a Europa) y su correlato intervencionismo experto sobre distintas áreas relacionales
en la creación de dispositivos de reforma de menores en conflictivas que anteriormente eran ajenas a la actuación
suelo marroquí, acabó constituyéndose en el argumentario policial. Progresivamente, la policía se convierte en nece-
de este vigilante: saria y su actuación incide eficientemente en el campo de
la llamada “inseguridad subjetiva”. El cambio de enfoque
“Hombre, controlar la emigración desde el principio, re- de la lógica neoliberal no sólo implica, por tanto, un ma-
gularizar a la gente que realmente valga la pena que esté yor espacio de intervención, sino una transformación en
aquí trabajando, y a los demás mandarlos a sus lugares la concepción de las fuerzas de seguridad, que dejan de
de origen, obviamente (...). Incluso yo he oído alguna vez, ser consideradas un elemento meramente represivo y se
con la gente extranjera, los chavales marroquíes, que había convierten en un servicio de protección ciudadana. Desde
tantos, que de 14 chavales que tenía (...), he llegado a tener esta nueva perspectiva, las fuerzas de seguridad además
11 marroquíes, tela, 11 marroquíes, 2 vigilantes marroquíes y de ver, deben ser vistas.
1 educador, o sea, imagínate, más de la mitad de la plantilla
del centro era marroquí, o sea, esto ya es importante, el nivel El fuerte crecimiento de la presencia policial en las calles5,
que hay pues se estaba hablando de que España pagara en muy superior al del número de habitantes, hay que com-
Marruecos centros de menores para hacerlos allí (...). Lo vería pararlo con la tasa de criminalidad en la ciudad, que en el
muy bien, porque aunque España aporte y ayude, estarían período 2003-2010 pasó de 94,7 a 90,5 delitos y faltas por
allí, aunque haya que mandar ayuda, allí, y se enseña a los cada 1.000 habitantes6. Sin embargo, la seguridad no se
marroquíes a ser vigilantes y a estar en sus cárceles con su gestiona sólo a partir del frío análisis de esos datos, sino
propia gente.” a través del juego de interpretaciones sobre los mismos7.
Estas estadísticas, más que informarnos objetivamente so-
(Roberto, 33 años, vigilante de seguridad)
bre lo que ocurre en las calles, producen la realidad que
demanda la intervención de las fuerzas de seguridad. Las
Aparte de la diferenciación, en la que “toma cuerpo” la estadísticas policiales han sido fuertemente criticadas por
gestión securitaria de la población, la segunda técni- sus sesgos: contabilizan lo que la policía ve, pero las gafas
ca que ha ido cobrando relevancia mediante la hiper- de los agentes son muy particulares y las órdenes de los
presencia de policía y de elementos securitarios en las responsables responden a demandas políticas concretas,
calles, es la llamada prevención situacional, la cual no como en el caso de los cupos de detención por países para
persigue acabar con el delito, sino redistribuirlo y man- los miembros del Cuerpo Nacional de Policía (CNP)8. Las
tenerlo bajo unos márgenes controlables. Ante la cons- distintas formas de medir la “inseguridad ciudadana” nos
tatación de que el propio sistema socioeconómico no permiten deducir que más que los datos, es la presencia
va a “integrar” a todas las personas en la “ciudadanía”, de la propia temática de la inseguridad ciudadana en los
se hace necesaria una gestión preventiva del excedente espacios de visibilidad (prensa, televisión, espacio público,
humano que colocará a colectivos enteros bajo sospecha etc.) la que tiene efectos performativos. Así es como en
(De Giorgi, 2006). distintas conversaciones he podido escuchar en boca de
vecinos del barrio afirmaciones como “el noventa por cien-
Pero el dispositivo securitario no se caracteriza únicamente to de los robos los hacen extranjeros”. A pesar del interés
por estar apegado a la realidad material, sino también por que tendrían muchos en difundir este dato, es bastante
insistir en la producción de una realidad imaginaria: la improbable que ningún medio lo haya aportado por su
“inseguridad ciudadana”. Descartado el objetivo de “evitar elocuente falsedad estadística9. No es el cálculo mate-
el mal” y apostando por una gestión que produce en sí mático lo que guía a quienes se apropian de este tipo de
misma diferenciación y desigualdad –algo irrenunciable informaciones, sino los efectos de verdad de su presencia

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visible. “Noventa por ciento” no significa un frío cálculo, los parámetros de la “alarma social”, dejó de financiarse di-
y más cuando no se lo compara con otros, sino que es el cho programa y al poco tiempo reapareció la intervención
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instrumento lingüístico para problematizar un asunto, en policial para “descabezar” de nuevo al grupo y darle amplia
este caso la presencia de población migrante en el barrio difusión mediática. Según denuncian los propios coordi-
en el contexto de precariedad y competencia individualista nadores del programa de intervención, éste era el cuarto
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por recursos escasos. Las cuentas, convertidas en cuentos descabezamiento y todos los anteriores, lejos de prevenir
(Ibáñez, 1985), producen la demanda en el imaginario: los actos delictivos de “los Latin”, no habían sino retroa-
¿pero cuál es la oferta? limentado el prestigio como “malos” de sus miembros17.
¿Qué lógica podemos encontrar en este tipo de interven-
El de la seguridad constituye un nicho de negocio relevante ciones, mucho más costosas a nivel de gestión económica
en el que se mercantilizan aspectos de la vida que antes y mucho menos “rentables” a nivel social? La respuesta
eran gestionados por la propia población y se externaliza podemos encontrarla en una gestión pública de la realidad
una parte de la gestión estatal securitaria10. El mercado, que, lejos de proponerse la verdadera eliminación de la vio-
principio rector de lo social desde una perspectiva neo- lencia, trata de administrarla de manera fragmentada para
liberal, encuentra en lo securitario un campo sobre el así capitalizarla. Más que una interpretación maquiavélica
que expandirse en el que emergen empresas y empleos sobre un cerebro organizando un plan, quiero plantear
precarios11. Pero además de la capitalización económica, que todo ocurre como si existiesen multitud de agentes
el campo securitario produce una rentabilización política dentro del Estado que tratan de atesorar los problemas de
en forma de votos y legitimidad para la que es necesario acuerdo a una lógica competitiva por el reconocimiento
traducir la inseguridad en datos y actuar una performance dando lugar a múltiples intervenciones, las cuales, eso
que dé muestras de eficacia (y, cada vez más, de belleza en sí, juegan en su conjunto a favor del sostenimiento del
un proceso de asimilación entre lo bueno y lo limpio-bello). dispositivo securitario. A través de la intervención social
Este escaparate de la propia gestión consigue eliminar se “tolera” la existencia de las bandas como grupo con sus
todos los restos corporales de la intervención policial12, “diferencias”, lo cual permite mostrar a la opinión pública
de ahí que los propios agentes de policía se vean cada una respuesta cualificada y “tolerante”; a través de la
vez más inmersos en la lógica de codificación de todo su respuesta policial se efectúa una demostración de fuerza
trabajo. Cada acción que realizan debe tener su reflejo en mediática (“tolerancia cero con las bandas latinas”) en la
plantillas, bajo la amenaza de que no se les reconocerá su que se transmite que se actúa con “mano dura” contra el
mérito o de que se les cargará con más trabajo13. Así es crimen: dos tendencias contradictorias que sin embargo
como esta lógica –al mismo tiempo de gestión y estética–, hay que combinar hábilmente para escenificar en un con-
que responde a la necesidad de mostrar números acordes a texto emergencialista que se actúa dando respuesta a la
las demandas, produce en ocasiones el efecto perverso de alarma social18.
la producción de identificaciones, detenciones, registros,
etc., sin que exista ningún acontecimiento concreto que Podemos imaginar entonces, que para los gestores, el sig-
motive su realización14. Un caso paradigmático es el de los nificado de la inseguridad difiere del que le asigna el ve-
“Latin King”. Esta “banda latina” hizo correr ríos de tinta cindario. En una ocasión consulté ingenuamente a Pérez19,
en el momento en que se comenzaba a problematizar la uno de los responsables de la comisaría del CNP, si creía
inmigración y a atribuírsele las causas de la inseguridad que había aumentado la inseguridad en Carabanchel. Refi-
en Madrid a principios de la primera década del s. XXI. La riéndome a la “inseguridad” como experiencia subjetiva de
intervención policial y judicial contra la banda fue el re- los vecinos, mi pregunta, sin embargo, le remitió automá-
sultado de algunas muertes producidas por sus miembros, ticamente a otra realidad: a su responsabilidad profesional
una de ellas de amplia resonancia mediática y acaecida en como gestor. Adoptando una posición defensiva, relacionó
la Plaza Elíptica (Carabanchel)15. Tras acaparar la primera directamente “seguridad” con “policía”, y sacó a relucir una
plana mediática, y con buena parte de sus componentes en argumentación en favor de la labor de los profesionales,
prisión, comenzó un programa de intervención social16 que destacando la falta de medios y la falta de respaldo de los
durante dos años mantuvo interlocución directa con los jueces. Pérez se vanagloriaba de los éxitos profesionales:
líderes del grupo. Una vez caída en el olvido la banda bajo “El tema de bandas lo tenemos todo controlado”. Para él,

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los problemas de inseguridad existían, eran graves y es- 3. Trabajadores securitarios: del lado malo
taban creciendo, pero no en su feudo: “Somos la tercera al lado bueno
comisaría en eficacia (...). La gente colabora, la gente nos
ve bien, porque ve que se están haciendo cosas”20. La lógica de la gestión neoliberal descrita en el anterior
apartado funciona, en la práctica, de manera combinada

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En el Consejo de Seguridad del Distrito, los responsables con la cultura profesional de los trabajadores securitarios
políticos y policiales no cesaban de “vender” su propia “a pie de calle”, la cual parece adscribirse de manera fiel
actuación y de agradecer a los asistentes –miembros de a una lógica disciplinaria y a sus consecuentes subjetivi-
entidades sociales del distrito– su presencia. El jefe de dades24. De ahí que, en ocasiones, los agentes muestren
Policía Municipal en el distrito presentó a la audiencia su repulsa hacia ciertas medidas y decisiones tomadas por
el programa “Madrid seguro”, el cual aúna “seguridad instancias superiores bajo la lógica de la gestión. Para ellos,
ciudadana” y “atención al ciudadano”. Se trataba –ahora por ejemplo, el gobierno da “palos de ciego” en materia
sí– de incidir en la “seguridad subjetiva” mediante una de extranjería, al tomar medidas aparentemente contra-
atención propia de los entornos comerciales. Los propios dictorias, dando la sensación de des-gobierno (“habiendo
asistentes al Consejo eran situados en esa posición de dejado entrar a demasiados extranjeros”) y pervierte su
clientes: profesión al obligarles a hacer trabajos diferentes al de
“perseguir delincuentes” (su vocación según el discurso),
“En los cuatro primeros meses de 2009 se han incremen- como realizar controles de identidad a personas con fe-
tado un 55% las intervenciones en agresiones y reyertas notipo extranjero.
(7 reyertas por día). Se ha incrementado su intervención
un 10% en delitos contra la propiedad. Las detenciones: En contextos sociales desfavorecidos en los que las opor-
347 personas en esos primeros 4 meses del año. Se ha tunidades laborales y de reconocimiento escasean, una
incrementado bastante en delitos contra la seguridad del parte no desdeñable de sus figuras masculinas vende su
tráfico. En robos y violencia doméstica también se ha in- fuerza de trabajo en la provisión de servicios securitarios
crementado mucho.” –tanto en el mercado formal (militares, policías, vigilantes
de seguridad privada, escoltas, etc.) como en el informal
(Responsable de Policía Municipal
(“gitano cuidando obra”, “machaca”, “matón”, etc.)– como
en el Consejo de Seguridad Distrital, diciembre de 2009)
una de las exiguas vías factibles de obtención de recursos
económicos25. Así lo explicaba Ramón26, vigilante en un
El responsable de policía nacional (CNP) insistía en el dis- centro de servicios sociales:
curso de la escalada simétrica (crece el mal; crece la policía),
manifestando que “se han incrementado un 16% los robos “La gente que entra o es por necesidad (...), gente que se ha
con intimidación, así como el número de detenciones por quedado en paro de otro sector que intentan entrar (...). Por
ese motivo (un 115%)”21. En el marco de una estetización de regla general es gente que viene de barrios muy conflictivos
cara a cuidar la imagen ante un tipo de ciudadanos, los más y con pocos estudios (...). Yo soy un proletario duro y puro,
legitimados, las instituciones securitarias han incorporado vamos, vendo mi trabajo por un salario, vamos, y encima
un discurso que incide sobre los aspectos subjetivos de la salario bajo (...). Si me sale un trabajo mejor que este, que
seguridad, reconociendo la importancia de la comunicación gane más dinero, como proletario vendo mi trabajo.”
simbólica con la ciudadanía22. Pero no sólo las instituciones
(Ramón, 44 años, vigilante de seguridad)
securitarias se embellecen. Los propios miembros de las
fuerzas de seguridad han ido encarnando en sus cuerpos
la transformación del modelo de policía inducido desde la Es el caso, también, de Javi, autodefinido como “escolta
gestión política. Podemos observar una suerte de “cristiano- de un famosote”, cuyo cuerpo trabajado en el gimnasio
ronalidización” de la policía, una especie de embellecimien- se acompañaba del lenguaje masculinista procedente de
to “metrosexual” de los agentes consistente en sus nuevos sus años de “malote”27. Y es que existe una continuidad
trajes negros, sus cuerpos jóvenes y atléticos y sus potentes entre cierto lenguaje hipermasculino y “barriobajero” y el
vehículos renovados23. que emplean en su trabajo muchos profesionales de la

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seguridad cuando abandonan el vocabulario eufemístico soy policía y dos que están en fase terminal de SIDA por la
profesional (algo que ocurre a menudo cuando crece la heroína, los demás todos han muerto de lo mismo, ¡todos!
Nº 755
tensión en sus intervenciones). Es más, yo estuve, yo antes de venir a Carabanchel y antes
de ascender a subinspector, estuve de oficial, y estuve en la
Una vez dentro, y a medida que se asciende en la escala Brigada (...), y allí me encontré a un compañero del colegio
DISPOSITIVO SECURITARIO EN UN ESPACIO BARRIAL. LA PRÁCTICA POLICIAL DE LOS CONTROLES DE IDENTIDAD

profesional que va desde la informalidad (vigilantes ilega- detenido. Allí estaban las dos partes (...). Las dos caras de
les de obra o porteros de discoteca) a la estabilidad laboral la moneda.”
(policías públicos), pasando por la precariedad (vigilantes (Francisco, 49 años, agente del CNP)
de seguridad), el propio ejercicio de la profesión funcio-
na como forma de diferenciación –“lado bueno”– frente
a aquellos que encarnan la desviación de la normalidad Su identidad profesional se apoya sobre ciertos saberes
–“lado malo”– en un mundo social compartido. Esta afir- especializados incorporados en las oposiciones y las aca-
mación identitaria se constituye en coherencia con una demias que dan acceso al puesto, pero además, y esto es
cosmovisión disciplinaria que contiene una bipolaridad de lo más llamativo, los agentes cuentan con el margen de
posiciones enfrentadas (aunque fácilmente intercambia- autonomía suficiente para incorporar la visión del mundo
bles) y que es la que prevalece en el seno de la cultura moral adquirida en su proceso de socialización barrial.
profesional de los cuerpos de seguridad. Sus saberes barriales se transforman en saberes profe-
sionales.
Este mismo gradiente (de la informalidad a la estabilidad)
es el que determina los distintos niveles de identificación En el juego de identificaciones y contra-identificaciones
con su labor a la hora de intervenir sobre el “lado malo”. –propias de un proyecto civilizatorio disciplinario en el
Así, los argumentos que suelen manejar los vigilantes de que la construcción de identidades resulta fundamental
seguridad del metro a la hora de actuar frente a conduc- y dicotómica–, se producen respuestas muy distintas ante
tas prohibidas en las instalaciones (“top manta”, reparto las personas con las que intervienen, que convierten a los
de panfletos o publicidad, etc.) discurren por senderos agentes securitarios en figuras que otorgan o deniegan en
relativos a cierta conciencia de clase (“luego va a ser la su interacción la condición de ciudadanía. Así es como un
mujer de la limpieza a quien le toque trabajar doble”) y de policía que acudió a comunicar la orden de desahucio a
subalternidad (“su trabajo choca con el mío (...), a mí me una mujer “gitana” que vivía “de patada” (ocupación ilegal
da igual que venda CDs, lo que digo es que las cámaras de una vivienda vacía) “se extralimitó” en sus funciones y
me están grabando y si yo le dejo ponerse, a quien se le transmitió con cierto espíritu de revancha:
cae el pelo es a mí”)28. Al contrario que muchos policías y
otras figuras de autoridad, no se sienten legitimados para “¿Te gustaría que viniera yo y echase la puerta de tu casa
indicar a los demás cómo deben orientar su conducta, abajo y me quedase a vivir? Yo tengo que vivir con mi madre
sino que “cumplen órdenes”. Sin embargo, el empleo en y tú quieres casa gratis.”
las fuerzas de seguridad del Estado permite escapar de esa
(Agente de policía nacional, entre 25 y 30 años)29
precariedad y dar el salto definitivo al “lado bueno”, lo que
se traduce también en una mayor identidad profesional
y en un papel más activo a nivel disciplinario-moral. Un Estar en el “lado bueno” frente al “lado malo”, esto es,
veterano miembro del CNP recorría su biografía caraban- pagar la hipoteca al banco y respetar la propiedad privada
chelera de este modo: y la ley, hace de estos proletarios securitarios “policías de
las prácticas”, esto es, agentes morales que no han aban-
“Entonces, mi padre es ebanista, estaba trabajando en una donado el sentido original de la policía (Foucault, 2008;
empresa y le dieron un piso ahí y vinimos a vivir ahí, y ahí De Certeau, 2006)30.
me crié. Yo, fíjate, ahí si te puedo hablar que era una zona
que era muy marginal. Ahí empezó el mundo de la heroína, Dado el origen de clase de los agentes, el Estado tradicio-
empezó, pues, en la época mía, y de toda la panda que nalmente ha tendido a generar diferencias entre ellos y el
éramos nosotros quedamos cuatro, uno es abogado, yo que pueblo. Sin embargo, hoy en día, el obrerismo identitario

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de los policías no parece estar en disputa con los poderes, realidad encaja, además, con la información simplificadora
sino que más bien todo ocurre como si nuevos (y viejos) de los medios de comunicación, la cual –incuestionada–
lazos identitario-ideológicos, fundamentalmente basados viene a reforzar su mirada. En una ocasión los vigilantes
en elementos nacionalistas y xenófobos postcoloniales, de seguridad suspendieron la conversación que mantenían
generasen entre buena parte de ellos un sentimiento de cuando el canal de televisión de Metro de Madrid comen-

Sergio García García


comunión con un pueblo que se siente amenazado en la zó a verter por las pantallas de la estación una batería
competencia por recursos escasos. Esto hace innecesaria su de noticias de sucesos referidos a bandas de atracadores
separación del cuerpo social “normalizado” de los barrios, del Este de Europa y víctimas de “trata de blancas”. Otro
lo cual se expresaba en una comisaría de policía de Cara- vigilante de seguridad de un centro de servicios sociales,
banchel: una placa recordaba a los policías caídos en acto Felipe32, no perdía la oportunidad, en cuanto me veía, de
de servicio con el lema “Somos el pueblo. Trabajamos para contarme las noticias más trágicas y sangrientas de un
el pueblo”. Buena parte de los agentes ha encontrado un diario de noticias cortas (emergentes, sin contexto). Su
sentido a su trabajo más allá del salario y las condiciones conclusión, en muchas ocasiones, era que “cada vez está
laborales funcionariales. Su sensación de servicio al “pue- esto peor”. Y es que esta visión del “mundo” es aplicada
blo español” se colma cada día en sus intervenciones, las también al espacio en el que trabajan, el barrio. La idea de
cuales son aplaudidas en el complejo mediático. En medio otro vigilante, Ramón, sobre el distrito, era que se trataba
de una discusión con unas “brigadistas vecinales” que ob- de “un barrio muy chungo”. Así, la concepción de culpabi-
servaban la existencia –o no– de controles de identidad lidad desborda al individuo y pasa a significar a todo un
racistas una noche en el metro de Oporto, un agente que entorno. El barrio queda, de esta forma, constituido en un
fue cuestionado en su labor respondió: “Señorita, cómo barrio culpable:
que quién soy yo. ¡Yo represento al Estado es-pa-ñol!”.
Pronunciando “es-pa-ñol”, en un tono de voz elevado, “Lo que oía (...) es que era uno de los barrios [Carabanchel]
con el riego sanguíneo enrojeciendo su cara, enfatizando más chungos que había, que estaba lleno de gente muy vio-
la palabra con la separación por sílabas y acompañando lenta, de traficantes, y lo que menos pensaba es que había
cada una de estas sílabas con golpecitos con su mano tanto gitano, así que fíjate.”
derecha sobre el escudo nacional que llevaba en la manga
(Ramón, 44 años, vigilante de seguridad)
izquierda del uniforme, puede apreciarse su alta identifi-
cación con la labor que llevaba a cabo. Razón profesional
y emoción van unidas, al construirse como una suerte de Este vigilante no encontraba ningún comentario positivo
soldados en guerra. La camaradería interna, el trabajo en para referirse a Carabanchel. Le parecía “sucio”, simboli-
equipo (aunque jerarquizado), el necesario imaginario de zando esta suciedad ausencia de orden, complejidad, di-
que “representan” a todo un pueblo que les apoya y el ficultad para mantenerlo bajo control. Ramón proyectaba
logro de la identificación de un enemigo –en ese caso, sobre el barrio su habitus profesional y su momento bio-
el “inmigrante”–, generan un fuerte sentido y motivación gráfico y laboral: Carabanchel era el sitio donde trabajaba
por su trabajo31. Este “obrerismo conservador”, con amplia y esto, en continuidad con esa visión en la que asociaba el
repercusión entre la población de barrios como Caraban- barrio a la violencia, lo convertía en un espacio “chungo”.
chel, es el caldo de cultivo para la expansión de posiciones Sus condiciones laborales precarias y la escasez de reco-
favorables al énfasis punitivo. Los policías de hoy en día se nocimiento social de su profesión le hacían sentirse so-
sienten plenamente integrados en la comunidad. brerresponsabilizado en el control de su objeto de trabajo
(en este caso un edificio público). No parecía el único: en
En contacto con desastres, violencia y conflictos en su un foro para opositores de Internet, en el que un agente
emergencia, la visión binaria víctimas vs. culpables es la consultaba qué destinos eran aceptables a la hora de co-
herramienta cognoscitiva fundamental para valorar su ex- menzar a hacer prácticas, otro más veterano respondía:
periencia. En esta división vemos operar nuevamente la
cosmovisión disciplinaria que tiende a juzgar moralmente “TETUAN-LATINA-CARABANCHEL. Si por un nexo están uni-
a los sujetos en función de una norma que establece a dos estos tres distritos, es por los problemas de convivencia
priori lo correcto y lo que se desvía de ella. Esta visión de la que está generando la inmigración, que no hacen más que

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reproducir los esquemas ya señalados de bandas juveniles cuencia juvenil, y en, lo, yo no soy racista (...), y son cada vez
latinas, reyertas y, en el caso de Carabanchel, un alto índice más jóvenes, desde los 12 o 13 años empiezan a meterse en el
de asesinatos con respecto al resto de distritos. En el caso de ambiente, es más, los van enseñando, los van enseñando unos
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Latina, en la zona de Empalme, se están sucediendo agresio- a otros. (...) Hay más [inseguridad] porque ha subido el número
nes a vecinos por parte de grupos de sudamericanos que, sin de inmigrantes, yo no soy racista, eh, hay mucho que viene
DISPOSITIVO SECURITARIO EN UN ESPACIO BARRIAL. LA PRÁCTICA POLICIAL DE LOS CONTROLES DE IDENTIDAD

mediar palabra, blanden armas blancas para intimidar.”33 a trabajar, yo no tengo ningún problema con él, trabajan, se
dedican a su trabajo, se van a su casa y tal, pero hay una serie
Podemos observar cómo la obsoleta representación del ba- de elementos que han venido, que ya vienen directamente, se
rrio culpable de Ramón (“chungo”, generador en sí mismo organizan para robar pisos, para pegar sirlas en la calle, para
de las desviaciones) se desliza en el anterior texto hacia un atracar, o sea, que vienen ya a delinquir.”
espacio (escenario neutro y desculpabilizado de los con- (Pérez, 50 años, agente del CNP)
flictos) en el que operan culpables diferenciados (ciertos
segmentos de la población considerados de/en riesgo). Las
metáforas bélicas representan al barrio. Un policía munici- “Vienen a trabajar, se dedican a su trabajo, se van a su
pal del distrito daba su visión en un foro público “desde la casa”: aquellos inmigrantes que cumplan con el estereoti-
infantería”34 para señalar, cuidando la corrección política de po de “buen currante” bajo la ética del trabajo meritocrá-
su lenguaje, que se identificaba con el desasosiego de los tica están camino de asimilarse a “lo normal”, de entrar a
“ciudadanos madrileños que ya estaban”, entendiendo por formar parte de la ciudadanía; pero aquellos que se visibi-
tales, los autóctonos de edad social adulta. Ante el discurso lizan en actividades extralaborales, en el espacio público,
neoliberal sobre la riqueza de las diferencias, sostenía35: y no se van a su casa cuando termina la jornada laboral
o escolar, son los “elementos”. En el paisaje dibujado por
“Todo eso está muy bien, pero la situación en los parques es Pérez, el análisis del contexto que como gestor intermedio
insostenible (...). ¿Desde la infantería, qué soluciones pode- de la seguridad (subinspector) poseía gracias a “su expe-
mos aportar a esta población inmigrante? Lo que percibimos riencia” en el cuerpo, se detenía en “la droga” (como si en
en Carabanchel es que el ciudadano, pues inmigrante, a la las sustancias habitase el mal) y en la etno-nacionalidad
hora de tratarle se trata como ciudadano, sin distinguir de (esencias conductuales y tradiciones culturales traslada-
dentro y de fuera (...). [Pero] Hay vecinos de los madrileños das desde los países de origen y nunca generadas en el
que ya estaban, que sienten que pierden espacio vital.” propio contexto) como causas sociales del conflicto37. Los
conflictos sociales se presentan en su emergencia: esa es
(Agente de Policía Municipal, entre 45 y 50 años)
su materia prima profesional.

El policía prosiguió indicando que la inmigración suponía ¿Pero cómo afrontar esa realidad catastrofista sin traba-
un aumento de trabajo36. En una realidad social como la jar con el contexto, sino sólo con la emergencia? Desde
que perciben estos agentes, cada tipología de delito se aso- su cosmovisión, la desviación se afronta con disciplina y
cia a una categoría de “culpable”, de otro. Pérez aportaba autoritarismo. Los resultados vendrían a demostrar que
ciertas metonimias que simplificaban en forma de rasgos la “mano dura” funciona. Pérez afirmaba cómo gracias
étnicos y nacionales a los delincuentes: a la labor de la comisaría en la que trabajaba, su equipo
había conseguido reducir los conflictos relacionados con
“Los gitanos (...) acabaron haciéndose con el mercado de la el tráfico de drogas, aunque el propio mérito en relación
droga, y ahora se están pegando con los colombianos, por la a “los menores” no es suficiente cuando “se amparan en
droga, ¿sabes? Y entonces pasaron a Pan Bendito, de ahí a la ley del menor y no se les puede meter caña como se
Jauja, y las chabolas que había aquí, en lo que es el Alto de debería”38. La supuesta impunidad genera inseguridad en
San Isidro. (...) Además que lo estoy viendo todos los días, la gente, según este policía: “la gente ven que roba y que
la mayoría de lo que se coge son todos... Ahora, también, lo al día siguiente de haberle detenido, está en la calle”. Para
hacen mucho, hay mucho, hay un aumento muy grande de acabar con la “impunidad” de los menores habría que en-
sudamericanos (...). La mayoría son juveniles, la mayoría de los durecer las leyes y tendría que funcionar adecuadamente
palos son chavalillos jóvenes, ha aumentado mucho la delin- el sistema judicial39. Esta estrategia discursiva consiste en

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situarse, como policía, cerca de “la gente” (“ellos ven que 4. Controles de identidad en Carabanchel
nosotros trabajamos”). El agente afirmaba que la visión
que la población del distrito tiene de ellos es muy positiva, Carabanchel presenta la mejor encarnación material y
y una muestra de ello era que “hay mucha colaboración simbólica del tránsito de la lógica disciplinaria a la ló-
ciudadana”. Frente al supuesto exceso de libertades, se gica de gestión securitaria neoliberal. La vieja cárcel de

Sergio García García


hace necesario recomponer la autoridad. Carabanchel –el panóptico perfecto del franco-fordismo
español– fue derribada justo cuando sus muros de repre-
Pérez, policía veterano que se autoidentificaba discursiva- sión comenzaban a ser resignificados. En su lugar se ha
mente con un estilo “respetuoso” en contraposición a los levantado en los últimos años el Centro de Internamiento
“jóvenes prepotentes” (reconociendo que él había sido uno de Extranjeros (CIE). Este centro combina en su funciona-
de ellos), exponía dramáticamente cómo es el guión que miento las estrategias de corrección y castigo –a modo de
le orienta a la hora de intervenir. Con respeto (asimilando mensaje lanzado al exterior a la población migrante– con
respeto a la fórmula “de usted”) pero sin dudar y sin dar otras que se sitúan en el terreno de la mera gestión de
oportunidad a la negociación a la otra persona. Se trata poblaciones –control sobre el excedente poblacional (De
de no aplicar antes de empezar los esquemas prejuiciosos Giorgi, 2006). Del mismo modo, esta prisión estetizada
que guían las intervenciones diferenciales y de tratar a (Davis, 1992) resulta invisible como tal para los vecinos au-
todo el mundo por igual, como “personas”. No obstante, su tóctonos (algunos lo han designado “Centro de Integración
actuación ideal consiste en la firmeza, en imponerse “sin de Extranjeros”): al fin y al cabo, dentro de una gestión
perder los papeles”, esto es, sin abandonar el rol autoritario diferencial no son los receptores del mensaje. La vieja
y experto, ni su posición jerárquica: cárcel otorgaba identidad al barrio, bien como estigma o
bien como emblema, pero el nuevo dispositivo de encierro
“Por muy delincuente que sea un señor, es una persona. no es reconocido ni como tal ni como de Carabanchel (“de
Si tú le tratas como a una persona, aunque ese señor extranjeros” y “de Aluche”) (García, 2011)41.
haya pegado un navajazo o haya pegado una sirla, y tú le
hablas con respeto, y le haces ver que tú le vas respetar, En sintonía con este tránsito, Carabanchel ha pasado de
ese señor se portará bien. Ahora, si vas poniéndote a su ser imaginado como un barrio culpable –imagen predo-
altura y encima, poniéndole tú debajo, ese tío se rebotará, y minante del barrio obrero fordista pegado a una cárcel
montará el follón (...). Hombre, si se te revuelca ya cambia, y, como tal, asociado a la delincuencia, al “lado malo”– a
pero si tú de momento él ve que le tratas con educación, ser representado como un barrio víctima –escenario neu-
normalmente la gente no se rebota, a no ser que vayan tro sobre el que aplicar políticas securitarias diferenciales
un poco tomaditos, como dicen ahora por ahí, un poco sobre aquellos sujetos de riesgo (por ejemplo el extranjero
colocaos, o tomaos de alcohol o colocaos de otra cosa, inmigrante) que amenazan al vecindario (“ciudadanos de
entonces ya, ya cambia.” bien”)–.
(Pérez, 50 años, agente del CNP)
En este contexto, los espacios públicos del distrito son
objeto continuo de los controles de identidad que efectúa
Pérez era un policía experimentado en la incorporación de la policía en busca de personas “sin papeles” y en los que
la autoridad y sus viejos saberes habían madurado sin sa- se materializan las dos lógicas desarrolladas, la de las po-
lirse del paradigma disciplinario (a pesar de que su puesto líticas de gestión securitaria de poblaciones, por un lado,
de cierta responsabilidad le conmine a socializarse en la y la de la cultura profesional disciplinaria, por otro. Una
gestión neoliberal de la seguridad formándose en “sociolo- enorme cantidad de recursos policiales se han destinado a
gía”, manejando estadísticas, “vendiendo” su gestión, etc.). las tareas de control identitario en busca de personas sin
La droga era el principal problema, y sin embargo, como ya papeles, aplicando una síntesis de sendas técnicas descri-
hizo notar, el barrio tenía un nuevo objeto de intervención tas para la gestión securitaria42: la diferenciación –basada
especial que se delataba en su discurso a través de quienes en apariencias fenotípicas y estéticas– y la prevención
van “un poco tomaditos”40. El objeto de la intervención –anticipándose a los conflictos (o más bien produciéndolos
policial estaba cambiando. en el imaginario)–. Estos controles no responden a la bús-

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queda de delincuentes cuyas acciones causen alarma social natorio (“No son racistas: paramos tanto a negros como
y se aplican de forma discriminatoria según las apariencias a rumanos”) o la plena explicitación de la tarea (“Es un
Nº 755 de los cuerpos que transitan o permanecen en la vía pú- control de extranjería”) (BVODH, 2011), si bien cuando se
blica, motivo por el cual están siendo denunciados como profundiza en las conversaciones y aumenta la tensión a
ilegales e ilegítimos por diversas organizaciones (BVODH, la hora de justificar su labor, aparecen elementos “menos
DISPOSITIVO SECURITARIO EN UN ESPACIO BARRIAL. LA PRÁCTICA POLICIAL DE LOS CONTROLES DE IDENTIDAD

2011). Su objetivo no consiste tanto en la expulsión de profesionales” en su discurso. A partir de lo observado,


las personas extranjeras (una de las justificaciones popu- parece generalizada la identificación con la labor por
listas que se emplean) como en su control demográfico y debajo del uniforme (“Si tú tienes cinco millones de ex-
social43 de cara a un control más general de la población. tranjeros que no están pagando impuestos y les tienes que
Si nos centramos en su dimensión económica, los costes pagar educación, sanidad...”; “Aquí tienen que respetar las
de esta política para el Estado son muy elevados, si bien leyes. Cuando un español va a Marruecos le tratan mal
en términos de lógica económica neoliberal (socialización y aquí los marroquíes viven de puta madre. ¿Crees que
de los costes y privatización de los beneficios), el efecto eso es justo? Que se jodan y se vayan a su puto país”).
es beneficioso para el mercado privado de trabajo44. Por Mientras que la lógica de la gestión securitaria no parte
otro lado, si atendemos a una lógica de control político, de un proyecto civilizatorio esencialmente racista, sino de
la identificación de las personas que se encuentran en el un imaginario liberal basado en la libertad individual, en
territorio (uno de los propósitos mínimos de todo Estado) la competencia y en la naturalidad de las diferencias, su
y la prevención de la disrupción del orden socio-moral, son puesta en práctica parece requerir de una diferenciación
los criterios lógicos que orientan esta (bio)política45. Estos jerarquizada en el seno del cuerpo social –cristalizada en
controles permiten, en materia de “seguridad ciudadana”, un gradiente de derechos como trabajadores y ciudada-
recordar a una parte de la población, la que se siente nos– que instrumentaliza a otro proyecto ideológico más
extranjera, que su libertad de movimiento es condicional arcaico, pero en vigor, el de la cultura disciplinaria de los
y que es objeto de una mirada especial, algo que a su vez agentes, el cual parte de la existencia de una “bondad-
tiene efectos disciplinarios sobre sus cuerpos (que tie- normalidad” amenazada hoy por la alteridad con rostro
nen que condicionar muchas de sus prácticas cotidianas: de “extranjero”.
itinerarios, ocio, sociabilidad, expresividad en el espacio
público, relaciones vecinales, resolución de conflictos, etc.). Esta política tiene un carácter preventivo en la reproduc-
Las identificaciones en la vía pública producen una alta ción de un orden social. La estigmatización de la población
proporción entre las detenciones que efectúa la policía, extranjera al tener de manera recurrente parejas de poli-
pese a que no tener “papeles” sea una simple falta admi- cías a su lado –identificando performativamente a través
nistrativa (equivalente a una multa de tráfico). de esa escena inmigración y delincuencia en el imagina-
rio– no es sino una suerte de culpabilización simbólica
La cultura profesional disciplinaria desfasada de los poli- que sitúa en el espacio de riesgo, el de los “culpables”,
cías recobra su sentido para facilitar el objetivo primor- a muchos vecinos de la ciudad. Este marcaje evita que
dial: en la interacción directa, el dispositivo securitario muchas personas extranjeras se sientan “con derecho a”
se hace carne y logra transmitir intercorporalmente la efectuar prácticas de visibilización y expresividad en el
relación de poder. La diferenciación por orígenes nacio- espacio público, sean éstas ilegales o no (“¿Bajar al par-
nales y por fenotipos racializados y enclasados orienta la que? Es una locura”). La innovación, la expresión pública
práctica policial hasta el punto de ser el elemento princi- de prácticas no normales o que transgreden un cierto
pal de identificación de una persona junto con el “sexo”. orden moral, resulta más costosa en aquellas personas o
Los discursos de los agentes a la hora de justificar estos grupos que portan una culpa de partida que prácticamen-
controles indican cierta asunción de la lógica de gestión te les obliga a pedir permiso por usar el espacio común.
que estetiza la práctica policial de cara a minimizar los Una joven boliviana expresaba la diferencia incorporada
costes políticos, variando entre la toma de distancia con entre el primer control que sufrió a los pocos días de
respecto a las decisiones (“Cumplimos órdenes”; “Esta- estar en Madrid (“les contesté que quiénes eran ellos
mos trabajando”), la eufemización de la práctica (“Es un para pedirme el pasaporte”) y el último (“me temblaban
control rutinario”), el camuflaje de su carácter discrimi- las piernas y me quedé callada”). No se previenen delitos,

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pero sí transgresiones socio-culturales que pueden poner fragmentado, algo que lo convierte en un objeto manejable
en riesgo cierto orden. de gestión. El espacio público pierde así una de las cua-
lidades que lo caracterizarían, la posibilidad de camuflaje
Sin embargo, los efectos de los controles de identidad en del anonimato (Delgado, 2007), y los espacios de uso co-
el espacio común no recaen únicamente sobre las perso- munitario se topan continuamente con barreras simbólicas

Sergio García García


nas migradas, sino sobre el conjunto de la población. Una que impiden imaginar lo común.
de las consecuencias más relevantes de los controles de
identidad es la diferenciación que contribuyen a construir. No obstante, los efectos de dominación de estas técnicas de
Dichos controles –así como el CIE– son invisibles para la “seguridad ciudadana” no son completos y están producien-
mayor parte de la población de origen autóctono, mientras do resistencias tácticas cotidianas por parte de las perso-
que constituyen una realidad cotidiana que condiciona nas afectadas –desde burlar a los policías en los itinerarios
prácticas e imaginarios entre muchas personas de origen a simular una menstruación sobrevenida que incomode la
extranjero. Esta diferenciación crucial en la vivencia de actuación de masculinidad del policía de turno– y estrate-
las fuerzas de seguridad y en la consideración del espa- gias diversas por parte de algunas organizaciones sociales
cio público refuerza las fronteras necesarias para romper –desde la elaboración detallada de formas de fuga y de redes
las posibilidades de vínculo vecinal. “Los españoles”, “los sociales que contrarresten los check points y disuelvan los
gitanos”, “los inmigrantes”, y dentro de “los inmigrantes”, efectos de la técnica de la diferenciación a la “vigilancia a
los “rumanos”, “los marroquíes”, “los sudamericanos”... El los vigilantes” que realizan las Brigadas Vecinales de Obser-
cuerpo vecinal del barrio queda atravesado por fronteras vación de DD.HH., invirtiendo el sentido de la técnica de la
identitarias que finalmente conforman un espacio social prevención situacional y del propio control social.

NOTAS fesionales y otros (incluso entre los


profesionales de los distintos cuerpos
1 Uso postcolonial en el sentido de es- de policía o en el seno de las distintas
pacio social gestado en las metrópolis empresas de seguridad podremos en-
occidentales contemporáneas a partir contrar matices que des-homogenei-
de la llegada de población migrante zan su cultura profesional), la inves-
procedente de las viejas colonias de tigación de la que parte el presente
la periferia del planeta. Las relaciones escrito analiza el funcionamiento del
postcoloniales vendrían a complejizar dispositivo securitario en un entorno
la gestión de lo social al añadir, en concreto y no se centra exclusiva-
el corazón de la propia metrópoli, el mente en la policía, lo cual justifica
componente “racial-nacional” a las la introducción de la agencialidad
jerarquías de clase y de género. de todos los profesionales implica-
2 Los profesionales de la seguridad dos (vigilantes y demás profesionales
aludidos en los dos primeros epígra- relacionados de un modo u otro con
fes del presente artículo, pertenecen tareas securitarias).
tanto a cuerpos públicos como pri- 3 Esta condición de víctima como pre-
vados de seguridad, mientras que los rrequisito para el reconocimiento
aludidos en el apartado dedicado a social como ciudadano, encuentra
los controles de identidad pertenecen su correlato en la insistencia en la
exclusivamente al Cuerpo Nacional condición de víctimas (del terroris-
Recibido:  11 de noviembre de 2011 de Policía. Si bien existen enormes mo o de las acciones de “exaltados”)
Aceptado:  15 de diciembre de 2011 diferencias entre unos perfiles pro- o de héroes de los miembros de las

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fuerzas de seguridad en el complejo 16d686253124a44c72f26e69fc08a na extranjera con escasos recursos,
mediático. El terrorismo fue durante 0c/?vgn36c948112210VgnVCM200 deduciendo que estos bajos recursos
unos años la fuente de legitimidad 0000c205a0aRCRD&vgnextchanne producirán en el futuro nuevos actos
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que permitía situar a las fuerzas de l=6091317d3d2a7010VgnVCM1000 delictivos, mientras que los mayores
seguridad en una posición discursi- 00dc0ca8c0RCRD&vgnextfmt=pda, capitales mostrables por alguien au-
DISPOSITIVO SECURITARIO EN UN ESPACIO BARRIAL. LA PRÁCTICA POLICIAL DE LOS CONTROLES DE IDENTIDAD

va de mártires, lo cual permite es- 21/10/2009). tóctono le salvarán con mucha ma-
tablecer una alianza simbólica con A este incremento de los efectivos yor probabilidad de la prisión hasta
muchas personas exentas de ser de los cuerpos de seguridad públi- la llegada del juicio. El resultado será
calificadas como sospechosas al no cos, hay que sumarle el fuerte cre- el sesgo en la proporción de pobla-
pertenecer a las categorías sociales cimiento de vigilantes de seguridad ción extranjera en las prisiones y la
criminalizadas. privada vivida en los últimos años retroalimentación del circuito cárcel-
4 Roberto había pasado por las filas (superando los 27.000 efectivos a fi- estigmatización-delincuencia.
del ejército (estuvo destinado como nales de 2008 en toda la Comunidad 9 La percepción social de que la inmi-
casco azul en la guerra de los Balca- de Madrid) (http://www.adn.es/local/ gración ha incrementado la insegu-
nes “defendiendo a los musulmanes”, madrid/20090429/NWS-2423-Poli- ridad ciudadana no se corresponde
según sus propias palabras) y había cia-vigilantes-arriesgar-seguridad- con la realidad: entre 2002 y 2006 la
intentado ingresar, sin éxito, en la homenajea.html, 21/10/2009). inmigración creció en un 86%, mien-
Policía Municipal de Madrid, cuerpo 6 En España, según los datos del Mi- tras el número de delitos por habitan-
en el que había trabajado durante nisterio del Interior (19-09-2009), es te descendió en un 22,7% (CEDEHU,
décadas su padre. En el momento de de 47,6 infracciones penales por cada 2008).
la entrevista era uno de los respon- 1.000 habitantes, muy inferiores a las 10 El volumen de negocio en la Comu-
sables de la seguridad privada de un de países como Suecia (120,4) o Rei- nidad de Madrid de las empresas de
“centro de menores” sito dentro de no Unido (101,6). Los datos referidos seguridad privada ronda los 1.000 mi-
los terrenos de la propia cárcel de a la Comunidad de Madrid indican llones de euros de facturación anual
Carabanchel. que dicha tasa es de 69,2, similar a (Diario adn.es: http://www.adn.es/local/
5 Según el entonces Ministro del Inte- la media de la Unión Europea (http:// madrid/20090429/NWS-2423-Poli-
rior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en el www.mir.es/DGRIS/Notas_Prensa/ cia-vigilantes-arriesgar-seguridad-
mes de mayo de 2010 sólo en la Co- Ministerio_Interior/2009/np031706. homenajea.html, 21/10/2009).
munidad de Madrid ejercían 11.346 html, 23/10/2009). No ha resultado 11 Si hay un sector económico dinámico
agentes del Cuerpo Nacional de Poli- posible el acceso a la información en los últimos 30 años en España,
cía, un 46% más que en 2003 (http:// desglosada por distritos que maneja este es el de la seguridad privada. Tal
www.adn.es/local/madrid/20100330/ el CNP. y como han analizado Torrente et al.
NWS-1417-Policia-Madrid-plantilla- 7 Probablemente, entre los gestores (2005), en España las empresas pri-
ciento-crece.html, 30/03/2010). En- políticos, se manejen estadísticas vadas de seguridad se han insertado
tre los años 2003 y 2007, la ciudad sensiblemente distintas a las que se perfectamente en un nuevo modelo
de Madrid pasó de 5.632 policías na- publican. de gestión securitaria más centrado
cionales a tener 7.235 (aunque otras 8 Algunos colectivos que denuncian en la regulación que en la provisión.
fuentes de prensa hablan de una la continua criminalización de la in- Las empresas venden, sobre todo,
plantilla cercana a los 9.000 policías migración coinciden en señalar que prevención situacional a otras cor-
actualmente). Al mismo tiempo, la tras las relativamente altas tasas de poraciones (incluido el propio Estado)
plantilla de policías municipales de detenidos y encarcelados extranjeros como un servicio más que abarata
la ciudad es de otros 7.000 efectivos, se encuentra un trato marcadamente costes (al evitar robos, vandalismo,
habiéndose incrementado en un 25% diferencial al que recibe la población etc.) o aumenta el margen de be-
desde 2003 a 2009 (nota de prensa autóctona. Un ejemplo de este tra- neficios. Sin embargo, sin estar de-
del Ayuntamiento de Madrid del 24- to diferencial se produce cuando un dicadas, generalmente, a tareas de
06-2009: http://www.munimadrid.es/ juez criminaliza la pobreza al dictar seguridad ciudadana en España (el
portal/site/munimadrid/menuitem.1 prisión preventiva para una perso- monopolio de la fuerza física está en

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manos del Estado), estas empresas como “los bolivianos”, y no sobre 19 Tuve la oportunidad de entrevistar a
participan indirectamente en esta delincuentes probados), se consigue Pérez en dos ocasiones a lo largo de
labor al estar sus empleados de cara llegar a unas cifras finales que sí se- 2005: una, en unos billares que eligió
al público. Estos autores hablan de rán presentables a la opinión pública él y en los que alternó su confian-
un enraizamiento en España de un (como el número de expulsiones de za en el entorno (conocía a buena

Sergio García García


sistema mixto de seguridad. Es en ese extranjeros, de denuncias resueltas, parte de los que allí estaban) con
contexto en el que buena parte de de detenidos, etc.). un exhaustivo control de la situa-
los hombres de la clase trabajadora 15 http://www.elmundo.es/elmun- ción (evitando estar de espaldas a la
(y cada vez más mujeres) trabajan do/2005/12/23/madrid/1135339490. puerta para controlar quién entraba,
en seguridad privada en condiciones html (24/11/2009). por ejemplo). De 50 años de edad, Pé-
muy precarizadas. 16 Programa coordinado por Bárbara rez había crecido en el Carabanchel
12 La estadística constituye una pan- Scandroglio y Jorge S. López, profe- fordista y ahora ejercía en el distrito
talla simbólica mediante la cual los sores del Departamento de Psicología con un cargo intermedio. Ya no hacía
cuerpos se transforman en números, Social y Metodología de la Facultad apenas trabajo de calle, sino de or-
constituyendo una forma de descor- de Psicología de la Universidad Au- ganización. Se había formado en los
poreizar las relaciones sociales y, en tónoma de Madrid. La información últimos años para ir ascendiendo y
este caso, la violencia. que aquí presento procede de la nota en los cursos había descubierto cier-
13 Esta codificación de datos se reali- de prensa que sendos responsables tos vínculos entre estructura social,
za de manera competitiva entre las hicieron circular por Internet. droga y delincuencia que no cesaba
distintas dependencias, ya que el 17 Además, la nueva intervención no de citar.
reconocimiento de las instancias su- se basaba en ningún acto delictivo 20 Pérez se refería al trabajo de su equi-
periores se efectuará sobre la base reciente y criminalizaba a todos los po en Carabanchel, atribuyendo los
estadística. asistentes a una reunión sin que pu- problemas de bandas de jóvenes de
14 El Sindicato Unificado de Policía diese probarse delito alguno. origen latinoamericano a otras zonas
(SUP) ha denunciado cómo se some- 18 La lógica del emergencialismo con- de la ciudad, a otras comisarías. En
te a los agentes a una presión con- siste en el uso de los acontecimientos el imaginario de la gestión, el mun-
tinua con la política de cupos que mediante la generación de alarma a do está dividido en fronteras rígidas,
establece que cada comisaría de Ma- través de los medios de comunica- por lo que si un apuñalamiento se
drid del Cuerpo Nacional de Policía ción para legitimar decisiones enca- produce en otro distrito de la ciu-
(CNP) debe efectuar semanalmente minadas a la restricción de derechos dad (aunque sea a escasos metros
un número de identificaciones y de- y libertades, el incremento de planti- del propio), no es un problema, de
tenciones basados en la nacionalidad llas policiales, la implementación de ahí que se cree la ilusión conden-
de las personas (“15 bolivianos, 12 planes especiales, etc.: el aconteci- sada en la frase “lo tenemos todo
ecuatorianos”, etc.). Evidentemente, miento que las dio lugar se retira, controlado”: el control policial, pese
la forma de producir estos datos, es pero las medidas excepcionales que a los dispositivos preventivos de se-
decir, de llegar a las cifras de gestión se crearon para afrontarlo continúan guridad, no tiene más remedio que ir
finales, no será pública (en este caso (Grupo de trabajo sobre inmigración y detrás de los acontecimientos, de ahí
el SUP visibilizó este hecho como racismo de la IAP de Lavapiés, 2002). que mientras un hecho no ocurra en
forma de presión en el marco de sus Si se interrumpen procesos de inter- el suelo administrado (y sobre todo,
reivindicaciones laborales), pero los vención iniciados, echando por tierra no tenga repercusión mediática), no
resultados finales sí lo serán en una el trabajo de dos años, poco importa, comienza a ser un problema.
eventual competición electoral para ya que el objetivo es la capitalización 21 Aunque reconocía que los robos con
mostrar qué partido es más “anti- de las intervenciones desde arriba y fuerza habían disminuido, al igual que
inmigración”. Además de contribuir a el mantenimiento dentro de unos lí- los producidos sobre locales. Llama la
la redistribución de los riesgos ges- mites tolerables del problema, algo atención, además, cómo en la cons-
tionando la realidad de este modo conseguido con unas y otras medidas trucción de estos datos se incurría en
(interviniendo sobre poblaciones, de manera combinada. contradicciones poco creíbles que, o

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bien indicaban el puro invento de las mejora de los recursos humanos de Centro de Servicios Sociales del dis-
cifras o disfrazaban las intervencio- las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad trito. Con estudios primarios y ori-
nes más “feas” para transformarlas del Estado” (Diario “Público” del día gen popular reúne ciertas cualidades
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en “bonitas” o legítimas: así es como 18/03/2010: http://www.publico.es/ sociales que le hacen una persona
refería que los “robos a domicilio” deportes/302018/rubalcaba/ficha/ propicia para insertarse en este ni-
DISPOSITIVO SECURITARIO EN UN ESPACIO BARRIAL. LA PRÁCTICA POLICIAL DE LOS CONTROLES DE IDENTIDAD

habían disminuido mientras que, sin deportistas, acceso: 18/03/2010). cho laboral, uno de los más precarios
embargo, habían detenido a “un 41% 24 La cultura disciplinaria descrita por para la fuerza de trabajo masculina.
más” de sus autores. Detener no sig- Foucault (2002, 2007b) se caracte- 27 Así, Javi hablaba de “romper el cue-
nifica capturar a los culpables, sino rizaba por su énfasis en la anato- llo”, “dar un buen golpe”, “cortar los
llevar a comisaría y privar de libertad mopolítica: los cuerpos, dotados de brazos”, “partir las piernas” o “dejar
a sospechosos, y es probable que los las categorías de sujeto correspon- la cara como un tomate”. Estas ex-
controles de identidad a las personas dientes, experimentaban una serie presiones, que aluden casi siempre
extranjeras, en situación de indefen- de transformaciones (procesos de a partes del cuerpo, forman parte de
sión jurídica, estuvieran sirviendo subjetivación) como resultado de los una actuación estratégica de la mas-
para disparar las cifras de eficacia cuales surgían los individuos. Estos culinidad intimidatoria.
del CNP en muchos ámbitos. individuos, que interiorizan dichas 28 Comentarios recogidos durante se-
22 Estas instituciones saben adaptar a categorías de sujeto y que cobran siones de observación en las insta-
cada realidad local una determinada conciencia de sí mismos, obedecen laciones del metro. Algunos de ellos
política de imagen. Así es como en a los mandatos identitarios y a los son la respuesta a mi interpelación.
barrios como Lavapiés, caracterizado procesos de disciplinamiento vigila- 29 Reproducción aproximada efectuada
por una buena proporción de pobla- dos por la mirada panóptica de las por la persona afectada que vivía “de
ción migrante, por la presencia de diseminadas y capilares figuras de patada”.
muchos jóvenes “alternativos”, y al poder, al mismo tiempo que se con- 30 Frente a un modelo de gestión securi-
mismo tiempo señalado por un sector vierten en agentes activos de (auto) taria neoliberal, en el que se trata de
ideológico como inseguro, la forma vigilancia. Esta cultura disciplinaria prevenir situacionalmente el delito y
de legitimarse ante el vecindario se y autoritaria característica de la redistribuir el riesgo, la mayor parte
realiza por medio de un refinado modernidad, cuyos fines eran tanto de los agentes siguen encarnando los
“Programa comunitario de seguridad económicos (productividad) como valores de la sociedad disciplinaria,
ciudadana” llamado “Seguridad en políticos (docilidad), tuvo su máxi- mucho más intolerante con las di-
diversidad” (Iniciativa cofinanciada ma expresión durante la sociedad ferencias, orientados por una visión
por el Programa de Prevención y lu- de producción fordista. Los valores del mundo rígida y un modelo de
cha contra el Crimen de la Dirección meritocráticos penetraron entre las intervención asimilacionista que tra-
General de Justicia, Libertad y Segu- clases populares, quienes al mismo ta de cambiar al otro (incivilizado)
ridad de la Comisión Europea). tiempo que ejercían la resistencia, para que se normalice y sea “gente
23 El Ministerio del Interior anunciaba se apropiaban de los mecanismos de de bien”. Ahora bien, esta distancia
en marzo de 2010 la elaboración disciplinamiento y de las formas de entre sendas lógicas –la disciplinaria,
de un decreto para dar prioridad a diferenciación identitaria. que predomina en lo profesional, y
los deportistas profesionales en las 25 Entre los sectores populares desar- la neoliberal, que rige en la gestión
pruebas de acceso al Cuerpo Nacio- ticulados tras la reconversión in- securitaria–, se salva cuando ambas
nal de Policía y a la Guardia Civil. dustrial de las décadas de 1970 y cooperan de forma superpuesta en
Con el fin de mejorar la eficacia poli- 1980 comenzó a florecer un nuevo las prácticas policiales cotidianas.
cial, declaraba el decreto, se trata de proletariado de los servicios, un ser- 31 En el “Foro Policía”, un foro de Internet
enriquecer la plantilla con “efectivos voproletariado (Rodríguez, 2007) que para miembros de las fuerzas de segu-
dotados de un componente físico y emplea a muchos de sus miembros ridad, se verían comentarios frente a un
de sacrificio personal al más alto en la seguridad. grupo que denunciaba los controles de
nivel, produciéndose una sinergia 26 Ramón, de 40 años de edad, era vi- identidad con perfil fenotípico. “Vamos
entre el fomento del deporte y la gilante de seguridad privada en un cantando cara el mañana, la alegría

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de ser español...” (escrito en colores 37 Algunas de las cadenas de correo tado dichos controles en el 42% de sus
de la bandera española) era una de electrónico que circulan entre miem- 113 “salidas” por la ciudad de Madrid
las proclamas (http://www.foropolicia. bros de las fuerzas de seguridad es- entre el 10/12/2009 y el 10/05/2011
es/foros/viewtopic.php?f=1&t=59056, tán estrechamente relacionadas con (24 de las cuales se efectuaron en
02/02/2010). el esquema binario-disciplinario en el distrito de Carabanchel) (BVODH,

Sergio García García


32 Felipe, con 45 años de edad, procedía el que existen culpables (“pedófilos”, 2011). Teniendo en cuenta las limita-
de un pueblo y era vigilante de se- “violadores”, “ladrones”, “hackers que ciones horarias de dichas brigadas no
guridad. Al tiempo de trabajar con él, despeluchan las cuentas corrientes”, profesionales y la aleatoriedad de los
fue dado de baja –presumiblemente– etc.) y víctimas (“niños o menores”, encuentros con la policía efectuando
psiquiátrica. “mujeres”, “ancianas”, “ciudadanos”, esa labor, podemos concluir que se
33 http://www.buscaoposiciones.com/ etc.). trata de una práctica sistemática.
foro/Oposiciones-Cuerpos-y-Fuerzas- 38 Pérez titubeaba en su voz al hacer 43 Instrucciones como la Circular 1/2010
de-Seguridad-fmen-33-3182260. esta afirmación: creía que, quizás, de la Comisaría general de Extranje-
htm (04/03/2010). Casualmente, otro estaba siendo políticamente inco- ría y Fronteras han sido denunciadas
día encontré que esta descripción no rrecto ante mí, un antropólogo que por distintas organizaciones, entre
era sino un “corta y pega” de otra para él era sinónimo de periodista. ellas el Sindicato Unificado de Poli-
noticia publicada en el diario con- 39 Las luchas de poder en el campo de cía. Éste mismo sindicato señalaba
servador ABC (http://www.abc.es/ la justicia entre grupos corporativos que en 2009 se habían producido
hemeroteca/historico-12-08-2005/ (magistrados, policías...), así como en Madrid 445.000 identificaciones
abc/Madrid/los-diez-barrios-de-la- en el seno de la propia policía, son y 22.000 detenciones (http://www.
lista-negra-_21128765256.html, traducidos, en muchas ocasiones, elmundo.es/elmundo/2010/02/09/es-
04/08/2011). en problemas sociales más genera- pana/1265725220.html, 10/02/2010).
34 Jornada de sensibilización sobre les, como el de la “inseguridad ciu- De esas 22.000 detenciones, que se
inmigración para funcionarios del dadana”. Remi Lenoir mostró como producen por una falta administrativa
Ayuntamiento de Madrid realizada las diferencias de poder social entre –no tener residencia legal en España–,
en mayo de 2005. jueces y policías, en función, sobre y no por la comisión de un delito pu-
35 En dicho foro, Tomás Vera, del ala todo, de las diferencias en capital nible, se expulsa a una mínima parte
liberal del partido gobernante, pre- cultural y académico, han inducido (cada expulsión tiene un coste aproxi-
sentaba el “Plan de Inmigración del a muchos comisarios a formarse y a mado de 5.000 euros).
Ayuntamiento de Madrid”. Este polí- exhibir propiedades sociales, cultura- 44 A nivel demográfico se controla una
tico dio una visión intercultural de la les y escolares cercanas a las de los masa de población que, así, se man-
inmigración: “Madrid no está acaba- magistrados, como en el caso de este tiene dentro de unos márgenes razo-
da”, “en la medida en que se conoce la informante (Lenoir, 1999). nables: el mercado de trabajo requie-
ciudad, se participa en ella...”, “si do- 40 La expresión “ir tomado” se usa en re personas sin papeles que “tiren”
tas de igualdad, hay responsabilidad algunos países latinoamericanos para hacia abajo del resto de los salarios.
compartida, no hay objetos pasivos a significar el estado de embriaguez. Frente a la supuesta libre venta de
los que cuidar”, “el objetivo filosófico 41 Recientemente y persiguiendo nue- la fuerza de trabajo en el mercado
del plan es articular la convivencia en vamente el camuflaje de la actividad laboral que caracterizaría al capi-
la ciudad”. Posteriormente, el antro- de dicho Centro, el Ministerio del In- talismo como modo de producción,
pólogo Carlos Jiménez presentaba un terior ha renombrado este dispositivo Sandro Mezzadra (2009) ha puesto
panorama amable sobre la aportación como Centro de Estancia Controlada el énfasis en el embridamiento que
de los inmigrantes a nivel económico, de Extranjería (CECE). supone la nacionalidad para regular
cultural... 42 Las Brigadas Vecinales de Observación dicho movimiento desde el Estado y,
36 Estas conclusiones resultan similares de Derechos Humanos (BVODH), un en último término, para establecer
a las producidas por Daniel Wagman colectivo de vecinos y vecinas que ha diferencias en el valor de dicha fuer-
en el informe sobre el “perfil racial” tratado de recopilar información sobre za de trabajo. Al mismo tiempo, un
en España (2005). los controles de identidad, ha consta- exceso de personas sin papeles podría

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