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Gianna Berreta fue la décima de trece hijos, nació en 1926 en Magenta Italia, en el seno de una

familia de clase media. Desde pequeña fue devota y en su tierna infancia acogió la fe. Estudió
medicina y se especializó en pediatría, profesión que desempeño junto a la labor materna.
Quienes la conocían afirman que en su vida fue una mujer, activa, llena de gracia y dedicación. Ella
dirigió el ritmo de su vida, esquiaba, tocaba el piano y disfrutaba yendo con su esposo a los
conciertos en el conservatorio de Milán. Su esposo Pietro Molla la recuerda por su indiscutible
confianza en la pro vivencia y en el plan de Dios.

A Gianna se le conoce como la santa de las familias y de las mujeres embarazadas, ¿a qué se debe
su consagración? Gianna sacrificó su vida por su hijo, ya que durante su gestación fue avisada que
padecía un fibroma lo que ponía en riesgo su vida y la de su bebé. Su esposo afirma: "Cuando se
dio cuenta de la terrible consecuencia de su gestación y el crecimiento de un gran fibroma
recuerda el esposo de Gianna su primera reacción, razonada, fue pedir que se salvara el niño que

Gianna tuvo la posibilidad de operarse, pero al ser médica era consciente de los riesgos y decidió
privilegiar la vida de su hijo. Gianna falleció el 28 de abril de 1962, con 39 años de edad, una
semana después de haber dado a luz. El milagro que la llevaría a su beatificación fue diecisiete
años después de su fallecimiento. El milagro ocurrió el 9 de noviembre de 1977 en un hospital
brasileño, fue una joven parturienta quien se curó de septicemia infección generalizada del
organismo. Las religiosas del hospital habían pasado la noche encomendando su curación a la
intercesión de Gianna, cuya figura les era conocida porque el promotor del hospital era un
hermano de la beata, médico y misionero capuchino en ese país. El Papa aprobó el decreto que
reconocía sus virtudes heroicas y la beatificó en 1991. El 16 de mayo del 2004 el papa Juan Pablo
II la canonizo.

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