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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior 


Instituto de Investigación y Postgrado de la Escuela Nacional de la
Magistratura (IIPENM) 

MAESTRÍA EN DERECHO CONSTITUCIONAL

MATERIA: ARGUMENTACIÓN

Profesora: Ana Cristina Bracho


Alumno: Blanco Manuel
C.I. V-13.569.288

Caracas, 14 de mayo de 2021


La palabra “falacia” es una palabra común que probablemente todos hemos
utilizado o escuchado en el lenguaje cotidiano. Usualmente, la usamos para
indicar la falsedad de alguna afirmación o declaración. Sin embargo, para aquellos
que hacen lógica, el concepto de falacia encierra algo más complejo y preciso.
¿Por qué es importante conocer este concepto? A continuación, te explicamos por
qué es conveniente que sepas qué es una falacia lógica y por qué es importante.

RESUMEN

 Las falacias pueden ser entendidas como errores en el razonamiento.


- Las falacias pueden ser de dos tipos: formales e informales.

- Las falacias formales ocurren cuando llegamos a ciertas conclusiones a través


de razonamientos lógicamente inválidos.

- Las falacias informales se pueden detectar por su contenido o por el propósito


del argumento falaz utilizado. Los argumentos en estas falacias pueden ser
válidos o inválidos, pero no soportan nuestras conclusiones.

Una de las formas en la que los lógicos evalúan si un argumento es bueno o malo
es analizando su validez. ¿Qué es la validez de un argumento? Lo primero que
debemos saber es que la validez de un argumento no depende realmente de la
falsedad o verdad de las afirmaciones que usamos, sino de su estructura lógica.
Es decir, de que sea adecuado que extraigamos una conclusión a partir de ciertas
premisas. Veamos un ejemplo.

En el ejemplo 1 es lícito concluir que Sócrates es mortal a partir de las dos


primeras premisas. En el ejemplo 2, por el contrario, no es lícito llegar a esta
conclusión. ¿Por qué? Porque, si bien todos los hombres son mortales y Sócrates
es mortal, esto no excluye necesariamente la posibilidad de que Sócrates no sea
un hombre. De hecho, “Sócrates” podría ser el nombre de la mascota de la vecina.
De esta manera, si bien en el ejemplo 2 la primera premisa es verdadera y la
segunda también (obviamente las mascotas también son mortales), la conclusión
no se sigue necesariamente de ellas.

En ese sentido, podemos definir la validez de un argumento de la siguiente


manera: un argumento es válido cuando no hay forma de que la conclusión
no sea verdadera si sus premisas son también verdaderas. De esta manera,
nosotros podemos tener un argumento válido, pero con premisas falsas. Veamos.

En este caso, si las premisas fuesen verdaderas, entonces la conclusión también


tendría que ser verdadera: el argumento es válido. Sin embargo, la primera
premisa es falsa: no todos los perros tienen cuatro patas (existen perros cojos).
Este argumento, no obstante, no constituye una falacia porque la estructura
lógica del razonamiento es válida.

Dado que la lógica no se ocupa de la verdad de nuestras creencias, sino de la


forma en cómo razonamos, desde un punto de vista meramente lógico, no habría
problema con este argumento. Por supuesto que nuestra conclusión es falsa; sin
embargo, la estructura del razonamiento es adecuada y es de esto de lo que se
ocupa la lógica.

Ahora, para entender los distintos tipos de falacias es necesario saber que existen
distintos tipos de argumentos.

Tipos de argumentos

Tanto Priest como Copi hacen una diferencia entre argumentos deductivos e
inductivos. Los primeros son argumentos en los que las premisas llevan
necesariamente a la conclusión (con estructura lógica válida), mientras que los
segundos son argumentos que, a pesar de que no nos llevan necesariamente a la
conclusión (y son inválidos), nos pueden dar buenas razones para creer en la
conclusión. Veamos algunos ejemplos.

El primer ejemplo es un argumento deductivo. Si las dos premisas son verdaderas,


entonces la conclusión también será verdadera. Lo que caracteriza esta clase de
argumentos es que las premisas llevan necesariamente a la conclusión.

Sin embargo, esto no sucede en el segundo caso. A pesar de que hayamos visto
muchísimos cisnes del mismo color, esto no significa que en algún momento no
podamos encontrar un cisne de otro color. Lo que sí podemos decir es que existe
evidencia de que efectivamente los cisnes son blancos. Es decir, tenemos buenas
razones para creer en la conclusión, pero existe la posibilidad de que estemos
equivocados.

Si bien los argumentos inductivos no son tan seguros como los deductivos, son
sumamente importantes. De hecho, la investigación científica se basa justamente
en este tipo de razonamientos. Por ello, a veces nuestras teorías científicas han
estado equivocadas, a pesar de que hayan estado basadas en observaciones y
experimentos.

Ahora, ¿por qué es importante esta diferencia entre argumentos deductivos e


inductivos? Porque cada tipo de argumento da lugar a distintos tipos de
razonamientos equivocados. Algunas falacias, o errores al razonar, estarán
asociadas a argumentos deductivos y otras a argumentos inductivos.

El primer ejemplo es un argumento deductivo. Si las dos premisas son verdaderas,


entonces la conclusión también será verdadera. Lo que caracteriza esta clase de
argumentos es que las premisas llevan necesariamente a la conclusión.
Sin embargo, esto no sucede en el segundo caso. A pesar de que hayamos visto
muchísimos cisnes del mismo color, esto no significa que en algún momento no
podamos encontrar un cisne de otro color. Lo que sí podemos decir es que existe
evidencia de que efectivamente los cisnes son blancos. Es decir, tenemos buenas
razones para creer en la conclusión, pero existe la posibilidad de que estemos
equivocados.

Si bien los argumentos inductivos no son tan seguros como los deductivos, son
sumamente importantes. De hecho, la investigación científica se basa justamente
en este tipo de razonamientos. Por ello, a veces nuestras teorías científicas han
estado equivocadas, a pesar de que hayan estado basadas en observaciones y
experimentos.

Ahora, ¿por qué es importante esta diferencia entre argumentos deductivos e


inductivos? Porque cada tipo de argumento da lugar a distintos tipos de
razonamientos equivocados. Algunas falacias, o errores al razonar, estarán
asociadas a argumentos deductivos y otras a argumentos inductivos.

Falacias formales

Como explica Copi, en un sentido general, cualquier error que cometamos al


razonar es una falacia. Esto sucede, explica él, cuando las premisas de un
argumento fallan en justificar la conclusión.

Ahora bien, los lógicos usan el término “falacia” en un sentido más estricto, no solo
para nombrar cualquier error al razonar, sino para nombrar algunos típicos errores
de razonamiento que podemos identificar y nombrar. Veamos un ejemplo de un
argumento falaz.

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