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Tomado de: http://www.kheper.net/evolution/ascentofman.

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Homo espacialis
Adriana Pliego

Desde que Yuri Gagarin, el primer cosmonauta, viajó al espacio y orbitó la


Tierra en 1961, el sueño de viajar a otros planetas se ha ido haciendo cada
vez más probable. ¿Pero es posible salir de nuestro planeta, el único hogar
conocido de la especie humana, sin sufrir consecuencias fatales? La
respuesta es un rotundo no. Para salir es necesario vencer una fuerza que
ha impactado a los seres vivientes desde su origen: la gravedad de la Tierra.
Vivir en un ambiente donde esta fuerza se reduce a micras –microgravedad–
es extremadamente difícil pero no imposible.

La gravedad de la gravedad
La fuerza de gravedad genera una aceleración que nos “jala” al centro de
la Tierra a 9.80665 metros por segundo al cuadrado. Esto significa que un
cuerpo que cae sin que algo obstaculice su trayecto, lleva una aceleración
que aumentará su velocidad en 9.80665 m por cada segundo que pase.
Entonces si se deja caer una piedra desde un risco, en el primer segundo
recorrerá 10 metros, en el segundo 20, en el tercero 30, y así sucesivamente
hasta chocar contra el suelo. Como te habrás dado cuenta, si se tratara de

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un risco de 100 metros, en tan sólo cuatro segundos la roca llegaría al
fondo donde seguramente el golpe la fragmentaría.
Isaac. En su libro Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, Newton
escribió en 1687 su descubrimiento de que la fuerza con la que se atraen
dos cuerpos únicamente depende del valor de sus masas y del cuadrado
de la distancia que los separa. Por este principio, los cuerpos que habitamos
la Tierra estamos inevitablemente atados a ella pues su masa es mucho
mayor que la nuestra. Esta fuerza de atracción es la que llamamos gravedad.
El ser humano (homo erectus) es el único primate completamente
bípedo desde los 8 a 15 meses de edad, y para mantenerse erguido combate
continuamente esta fuerza que intenta llevar su torso al piso. Desde el punto
de vista evolutivo no ha sido tarea fácil levantarse sobre dos pies. Para
sostener entre 800 y 1,200 gramos de un encéfalo adulto a una altura
promedio de 1.60 metros, los homínidos tuvieron que experimentar cambios
importantes en la cadera, la espalda y el fémur. Por ejemplo se sabe que
Lucy, el fósil de un esqueleto completo de Australopithecus hallado en 1974,
caminaba sobre sus dos piernas debido a que muestra un ancho de cadera
y un ángulo del fémur con respecto a su rodilla, correspondientes a un
homínido. Esta última característica permite que los pies se puedan alinear
con el centro de gravedad corporal cercano a la segunda vértebra sacra,
para mantener la estabilidad al caminar. Otro indicador es el foramen
magnum, orificio por el cual la médula espinal sale del encéfalo y cuya
posición en el cráneo permite saber si el primate caminó erguido o
encorvado.Por otro lado, el tamaño y forma del pie sugieren que para
soportar el peso del cuerpo completo en posición vertical, el pie humano se
transformó en una plataforma con una planta de mayor tamaño que los
dedos. Por su parte, la gran articulación que une al fémur con el coxis
permite que la cadera se acerque a la columna vertebral, proporcionando
más estabilidad al tronco. Así el ser humano no únicamente libera sus
extremidades superiores sino que también requiere de menor esfuerzo para
equilibrarse. Este reacomodo evolutivo de la postura humana provocó que la

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columna vertebral se arqueara hacia delante en la región de la espada baja
y hacia atrás a la altura del tórax en forma de “S”, colocando el centro de
gravedad del cuerpo por encima de los pies, rodillas y cadera ( figura 1).

Figura 1. Principales estructuras involucradas en la bipedestación humana.

Aunque liberar los brazos del suelo permitió el desarrollo de herramientas y


de otras expresiones culturales, hubo que pagar un doloroso precio por ello.
La zona lumbar de la columna vertebral, ubicada inmediatamente sobre la
zona sacra, está sometida constantemente a esfuerzos que pueden lesionarla
por soportar cargas pesadas o por malos hábitos posturales. La lumbalgia
mecánica o inespecífica es una enfermedad que produce dolor en la parte
inferior de la espalda. También puede manifestarse con dolor en los glúteos
y/u hormigueo en las piernas, sin una distribución específica. Se estima que
del 70 al 80% de las personas han tenido al menos un episodio de lumbalgia
en su vida, además es la segunda causa de ausencia laboral a nivel mundial.
Aunque el origen puntual de este padecimiento es difícil de determinar en
cada paciente, se sabe que proviene de la estructura músculo-esquelética

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de la columna vertebral y de la postura. El sedentarismo, permanecer sentado
durante mucho tiempo o exponerse frecuentemente a vibraciones puede
propiciar su desarrollo. En la mayoría de los pacientes afectados por
lumbalgia mecánica, el dolor desaparece después de algunos días sin seguir
un tratamiento.
Cuando los astronautas se liberan de la fuerza de atracción de la
Tierra, la presión que ejercen las vértebras entre sí para mantenerlos de pie
desaparece. Como consecuencia, la columna vertebral experimenta una
elongación que los hace crecer hasta cinco centímetros de altura. En un
espacio de microgravedad la fuerza experimentada es 80% menor a la de
la Tierra, como lo es la fuerza presente en la Estación Espacial Internacional,
ahí las vértebras de las personas se separan ligeramente y se vuelven más
altas. Este crecimiento únicamente se mantiene mientras están en órbita,
pues al volver a la Tierra, recuperan rápidamente su estatura inicial.

Seres humanos en órbita: una lucha contra sí mismos


Salir de la Tierra debe ser una experiencia única que pocos han
experimentado hasta ahora…, y los que lo han hecho tuvieron que adaptarse
y sobreponerse a su organismo terrestre. Las condiciones en el espacio son
muy distintas del ambiente en el que los seres humanos evolucionamos. En
primer lugar, en la magnetósfera, capa donde interactúan el magnetismo
terrestre y el viento solar, hay bandas formadas por electrones y protones
que se mueven entre los polos magnéticos de la Tierra. Esta capa captura
las partículas cargadas provenientes del Sol, la radiación cósmica y la
radiación solar, que si hubieran llegado a la superficie terrestre hubiera sido
muy poco probable que se desarrollara la vida como la conocemos. Cuando
los astronautas salen de este campo magnético protector, se encuentran
directamente expuestos a esas partículas y a la intensa radiación solar. Esta
exposición a la radiación cósmica provoca cambios en el material genético
de los individuos que con el tiempo pueden dar lugar a la aparición de
células cancerosas. En los astronautas se ha observado que la cantidad de

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linfocitos o células de defensa contra las enfermedades se destruyen,
posiblemente por la radiación, por lo que son más susceptibles a enfermarse
después de su regreso a la Tierra.
En cuanto a las funciones del aparato músculo-esquelético, es de
esperarse que los órganos que resienten más el cambio de postura entre
un mundo que obliga a caer a otro donde no se requiere fuerza para
trasladarse, sean el fémur, la cadera, las vértebras de la región lumbar y
los músculos de la espalda y las piernas. Estos últimos, al no utilizarse,
pueden disminuir su tamaño hasta en un 20% en tan sólo cinco días.Las
plantas de los pies pierden la piel gruesa que forma su capa más externa.
Para los huesos el panorama tampoco es alentador, pues al no funcionar
como estructura de soporte, no necesitan conservar su dureza. Esto tiene
como consecuencia el incremento de la producción de osteoclastos o células
que destruyen las células óseas de forma natural. En condiciones terrestres
normales, la pérdida de la corteza ósea que presentan los seres humanos
es de 3% por cada 10 años de vida, mientras que en el espacio esta tasa
se acelera en forma alarmante a 1% por mes. El material óseo desintegrado
pasa al torrente sanguíneo y se elimina por la orina, pero aumenta el riesgo
de que se formen calcificaciones en los riñones y otros órganos importantes.
Afortunadamente, el efecto de descalcificación es reversible y los astronautas
recuperan su densidad ósea inicial dos o tres años después de regresar a
la Tierra (figura 2).

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Figura 2. Hueso normal a la izquierda, comparado con hueso poroso a la derecha.

Otro efecto secundario de la microgravedad es el cambio en la distribución


de los fluidos corporales. Normalmente éstos son atraídos hacia el centro
de la Tierra como cualquier órgano. Esto implica que se concentren en la
parte baja del cuerpo y requieran de una fuerza adicional para llegar a la
parte superior. En órbita los fluidos no están sujetos a esta fuerza. A este
fenómeno se le atribuye la llamada “cara de luna” de los astronautas,
bastante notoria en los videos donde sus rostros aparecen hinchados y
redondos. Por otra parte, la fuerza y la cantidad de sangre que el corazón
impulsa por latido son menores. Si el corazón, como cualquier otro músculo,
realiza un menor trabajo durante un largo periodo, corre el riesgo de
atrofiarse; y el volumen sanguíneo disminuye 22%, aproximadamente 1.10
litros durante la misión. La pérdida de la visión en los astronautas se atribuye
al aumento de la presión de los fluidos dentro del encéfalo. Se piensa que
en el espacio el fluido aplasta ligeramente la parte trasera de los ojos y del
nervio óptico y éstos se deforman y alteran su conducción, impidiendo la
visión enfocada en los astronautas.
El Síndrome de Adaptación Espacial, SAS por sus siglas en inglés, es
un padecimiento que sufren los astronautas durante el periodo de adaptación
a las condiciones del espacio y usualmente dura tres días. Consiste en
náuseas, vértigo, vómito, dolor de cabeza, cansancio y también ocasiona
alteraciones en los ciclos de sueño. Se piensa que la sensación de mareo
y náusea se debe en parte a cambios en los otolitos del aparato vestibular.
Al no existir una fuerza que lleve esas diminutas calcificaciones hacia abajo,
como estarían en la Tierra, los astronautas se desorientan fácilmente y
desconocen dónde está el “abajo”. Como los músculos también poseen
sensores –propioceptores– de ubicación corporal adheridos físicamente a las
fibras musculares, al estirarse y contraerse se comunican con el sistema
nervioso, que detecta los cambios de longitud de las fibras. En el espacio
la información que reciben los propioceptores no es suficientemente amplia

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para ubicar el cuerpo con respecto a una vertical, esto provoca sensación
de desorientación. Actualmente los astronautas consumen medicamentos
para contrarrestar la sensación de giro experimentada en el SAS y la NASA
está desarrollando otras estrategias para corregir estos desórdenes, tanto
en el espacio como en el regreso a la Tierra.

Los gemelos fantásticos


No se convierten en agua o en animales, como lo hacen los superhéroes
Zan y Jayna, los astronautas gemelos Scott y Mark Kelly son parte del
“Estudio de los gemelos” de la NASA (figura 3). Scott Kelly es el único en
la Tierra que posee el súper poder de contener en sus células información
específica sobre los efectos de la exposición a la microgravedad durante un
periodo largo. En este estudio se compararon células provenientes de
diferentes tejidos de dos seres humanos con genética casi idéntica, que
habitaron uno en la Tierra y otro en el espacio durante casi un año. Mientras
Mark permaneció en la Tierra, Scott vivió en la Estación Internacional Espacial
por 340 días, convirtiéndose en uno de los dos seres humanos, junto con
el ruso Mikhail Kornienko, que han roto el récord de tiempo fuera de la
Tierra.

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Figura 3. Scott (izquierda) y Mark (derecha) Kelly. Los gemelos astronautas seleccionados
para el Estudio de Gemelos de la NASA.

Aunque Scott regresó a la Tierra en marzo del año pasado, el análisis de


los datos del Estudio de los Gemelos está en proceso. No obstante, en la
última reunión del Programa de Investigación Humana (Human Research
Program) celebrada en Galvenston, Texas, en enero de este año, se reveló
que Scott presentaba niveles alterados de varios lípidos indicadores de
procesos inflamatorios en comparación con los de su hermano. Mientras en
Mark se observó mayor presencia de ácido 3-índol propiónico (IPA, por sus
siglas en inglés), un potente antioxidante natural que protege el sistema
nervioso. Se estudia actualmente la administración de este antioxidante para
combatir la enfermedad de Alzheimer. Además se ha observado que también
ayuda a mantener niveles normales de insulina y a regular los niveles de
azúcar en sangre.
Hubo otros cambios a nivel genético, pues en la Tierra los extremos
de los cromosomas llamados telómeros (ver en Cienciorama “La muerte de
la muerte, Quién nos robó la llave hacia inmortalidad”) se acortan con la
edad. La longitud de los telómeros de Scott aumentó únicamente en los
glóbulos blancos. Los investigadores piensan que este crecimiento inusual
podría estar asociado al ejercicio físico y a la dieta baja en calorías que
llevó durante la misión. Una vez en la Tierra sus telómeros comenzaron a
reducirse de nuevo. Otras variaciones del material genético de los hermanos
halladas después de la misión, fueron más de 200,000 diferencias entre las
moléculas de ARN. Si las proteínas sintetizadas a partir del ARN que viajó
al espacio resultaron del efecto de la microgravedad, los genes alterados
podrían catalogarse en un futuro como “genes espaciales”. Finalmente se
declaró que no hay evidencia suficiente para determinar un cambio cognitivo
entre los gemelos, lo cual significa que en las pruebas de percepción,
memoria y razonamiento ambos astronautas obtuvieron resultados similares.

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El viaje a Marte ¿sueño o realidad?
El principal propósito de la aventura de los gemelos Kelly fue evaluar los
efectos de la microgravedad en el ser humano con miras al futuro viaje
tripulado a Marte, que se estima tomará 18 meses sólo para llegar al planeta.
Ésta y otras investigaciones han servido para anticipar lo que puede
sucederles a los astronautas en un viaje de colonización de cuando menos
tres años. El aspecto más peligroso del alucinante viaje, sueño del ser
humano muy cercano a convertirse en realidad, es la exposición a la
radiación cósmica (ver en Cienciorama “La radiación cósmica de fondo, La
expansión del Universo, Los rayos X”). Otras condiciones a considerar para
sobrevivir en la superficie marciana son la temperatura ambiental de
aproximadamente -55ºC y la composición de su atmósfera: 95% dióxido de
carbono y 0.13% oxígeno, mientras que la presión atmosférica equivale a 38
km de altitud en la Tierra. Por esto sin un traje espacial los astronautas
morirían congelados y de asfixia. La NASA está desarrollando tecnologías
para que una misión tripulada inicie su viaje al planeta vecino en el 2030,
lo cual está asentado en el Acta de autorización de esta Administración y
en la Política Nacional del Espacio Norteamericana emitida en el 2010.
Con todos estos obstáculos es evidente el esfuerzo que deben hacer
grupos enteros de ingenieros y científicos alrededor del mundo,
especializados en astrobiología y medicina espacial –entre las muchas
disciplinas que están por surgir– para alcanzar el ambicioso objetivo. Pisar,
vivir, trabajar en Marte y regresara la Tierra, será definitivamente el siguiente
gran paso que dará la humanidad. Esta misión puede justificarse de muchas
maneras, pero en mi opinión el gran motor que la impulsa es el entusiasmo
por superar el reto de llevar a un ser humano al planeta vecino, pues esta
hazaña representa la culminación de muchas áreas científicas y tecnológicas
que en algunos casos llevan más de un siglo de avance, como la ingeniería
aeronáutica, las telecomunicaciones y la electromecánica.

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Programa de medicina espacial en México
La medicina espacial es una disciplina que no tiene más de 55 años de ser
reconocida como área de especialidad de las ciencias médicas. Se encarga
del estudio de la supervivencia y adaptación de los seres humanos a las
condiciones extremas que se presentan en el espacio y de desarrollar
medidas para mantener la salud de los astronautas.
A pesar del rezago de esta área en México, la Sociedad Mexicana de
Medicina del Espacio y Microgravedad (SoMMEM) celebró su primera reunión
en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) en agosto del 2015,
con el propósito de iniciar un programa encaminado a la preparación de
médicos y al desarrollo de proyectos de investigación que compitan con
esfuerzos internacionales. Como producto de sus actividades, el año pasado
publicó el libro Medicina Espacial con la Academia Nacional de Medicina y
la Agencia Espacial Mexicana. Contiene una revisión sobre ciencias espaciales,
adaptación fisiológica en el espacio y escenarios especiales en medicina
espacial. Hay en el libro propuestas nacionales sobre el estudio de los
efectos de la adaptación espacial. El Director General de la Agencia, el Dr.
Francisco Javier Mendieta Jiménez, escribe: “…este libro contribuirá de
manera importante al posicionamiento de la medicina espacial en el contexto
de las disciplinas de la salud en el México moderno como una de las
primeras referencias en la temática, que presenta y reconoce los esfuerzos
hasta ahora realizados en este campo, y perfila su futuro como un gran
habilitador de bienestar y de crecimiento científico y tecnológico para
México”.

Referencias
• Dai, M., Mcgarvie, L y Kozlovskaya, I., “Effects of spaceflight on ocularcounterrolling
and the spatial orientation of the vestibular system”, Experimental Brain Research,
Springer Link, 1994, pp. 45-56.
• Dai, M., Raphan, T., Kozlovskaya, I. y Cohen, B., “Vestibular adaptation on space in
monkeys”, Otolaryngology-Head and Neck Surgery, SAGE Publications, Volumen 119,
1998, pp. 65-77.

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• Oosterhout, W. P. J. Van, Terwindt, G. M. y Vein, A. A., “Space headache on Earth :
Head-down-tilted bed rest studies simulating outerspace microgravity”, Cephalalgia,
35(4), 335–343, 2015. doi:10.1177/0333102414536058
• Paloski, W. H.. “Vestibulo spinal adaptation to microgravity”, Otolaryngology-Head
and Neck Surgery, SAGE Publications, 1998, pp 39-44.
• Esper, C., Alberto, J., Medrano, P., Padr, L., y Juan, S. Medicina espacial, Academia
Nacional de Medicina de México (ANMM), México, 2016.
• http://www.nationalgeographic.es/ciencia/early-manned-spaceflig
• http://www.smithsonianmag.com/science-nature/becoming-human-the-evolution-of-
walking-upright-13837658/
• http://www.space.com/19116-astronauts-taller-space-spines.html
• http://www.popsci.com/why-scott-kelly-grew-two-inches-during-his-year-in-space
• https://www.nasa.gov/pdf/516064main_ALG_ED_BoneDensity%2012-23-10.pdf
• http://sommem.mx/que-es.html

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