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Ensayo Sobre El Tiempo (Y La Relación Estética)
Ensayo Sobre El Tiempo (Y La Relación Estética)
MÉXICO
FACULTAD DE HUMANIDADES
LICENCIATURA EN FILOSOFÍA
Por:
GUILLERMO PALMA MEDELLÍN
Mayo de 2021
ENSAYO SOBRE EL TIEMPO (Y LA RELACIÓN ESTÉTICA)
§1. La eternidad
Creo que Henri Bergson dijo que el tiempo era el problema capital de la
metafísica. Si se hubiera resuelto ese problema, se habría resuelto todo.
Felizmente, yo creo que no hay ningún peligro en que se resuelva; es decir,
seguiremos siempre ansiosos. Siempre podremos decir, como San Agustín:
“¿Qué es el tiempo? Si no me lo preguntan, lo sé. Si me lo preguntan, lo
ignoro.”2
Ahora bien, así como Bergson considera este problema del tiempo
fundamentalmente como metafísico, del mismo modo, bien lo sabemos (o
siquiera lo intuímos), también está dentro de la esfera física. En este terreno es
mucho más jabonoso, y hasta terrible el tema. Pues en el trabajo Ensayos sobre
los datos inmediatos de la conciencia, Bergson vería una suerte de reanimación
del extraño, pero tan vívido argumento de Zenón de Elea a propósito del
movimiento. Ahora bien, estas cuatro aporías, de grata recordación, claramente
no sólo refieren a la idea del movimiento físico de un móvil, sino también a
aquella extraña esfera del tiempo. El fino sentido de Zenón le permitió ver una
cosa tan compleja como las contradicciones y paradojas de cualquier tipo de
cambio. Éste considera cuatro formas de abordar espacio y tiempo: según sus
combinaciones entre finito o infinito, es decir, que en una aporía abordaría el
tiempo como finito y el espacio como infinitamente divisible, tal como se hace en
Pues bien, como parte final de este modesto ensayo, quiero observar este efecto
fundamental del tiempo en la estética. Considero que todo hecho estético (o todo
arte, si se quiere) es fundamentalmente tiempo. Podemos, primero, pensar que un
artista, al ser un ser humano, está dentro de la rara y espesa esfera del tiempo.
Heráclito habrá dicho alguna vez «En unos mismos ríos entramos y no entramos y
no entramos, estamos y no estamos»6. Ahora, esta metáfora, se sostiene no sobre
un hecho físico, sino fundamentalmente temporal, ya que uno puede pensar en el
curso de un agua (su materia) y naturalmente uno mismo que es ya en sí un río
fluctuante. Pues bien, todo ello sólo se admite esencialmente como temporal. Y es
que aquí, remitiendo a Bergson, sería erróneo pensar que el tiempo es una
extensión de la materia, una cuarta dimensión como postulan algunos físicos. Sería,
en realidad, más esencial el problema del tiempo que de la materia en el