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Introduccion Al Concepto de Valor Esperado
Introduccion Al Concepto de Valor Esperado
INTRODUCCIÓN HISTÓRICA1
Se puede afirmar que el primer estudio sistemático del valor esperado se debe a
Huygens (en su obra Libellus de Ratiotiniis in Ludo Aleae, de 1657), que calcula el
valor justo de un juego a partir de una respuesta obvia en ciertas situaciones simétricas,
y generalizando el valor esperado obtenido a cualquier situación. Comienza suponiendo
que:
Posteriormente, Huygens considera el caso en que las posibles ganancias son a y b, pero
con probabilidades distintas. Supone que hay p oportunidades de ganar a, y q
oportunidades de ganar b. Por tanto, generalizando de las proposiciones anteriores,
considerando un juego equivalente en el que cada uno de los p + q resultados ocurre
con la misma probabilidad, pero en p de ellos se obtiene una ganancia a y en los q
restantes una ganancia b, el valor esperado será igual a
p q
a⋅ +b⋅
p+q p+q
En definitiva, se utilizaba una idea similar a la acepción vulgar del término esperanza.
Si se consulta el Diccionario de la Real Academia, se encuentra la siguiente acepción:
“estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos”. De hecho,
inicialmente se confundía la esperanza del juego con su resultado positivo, llegando
Laplace (1814), al considerar el caso de pérdida, a denominar a esta situación negativa
esperada “temor”.
1
http://hilbert.dartmouth.edu/~doyle/docs/prob/prob.pdf, de Peter Doyle, de la U. Darthmouth
Introducción al concepto de valor esperado
Franco, L., Olmedo, E. y Valderas, J.M.
Dpto. Economía Aplicada I
En este sentido la siguió utilizando Jacob Bernoulli (1713) para indicar la situación de
un jugador que deseaba ganar el juego en el que participaba. Su razonamiento, al
contrario que el de Huygens, utiliza la noción de frecuencia, y no se basaba en la
simetría de la situación. Razonó de la siguiente manera: en una baza concreta el
resultado era incierto pero, basándose en la experiencia de pasadas partidas, se podía
asignar una valoración a priori de los porcentajes de veces en que se ganaba o se perdía.
Estas proporciones posteriormente fueron asimilados a probabilidades (noción clásica o
frecuencialista de la probabilidad). El valor esperado del juego sería así
ganancia × (proporción de veces que gana) - pérdida × (proporción de veces que pierde)
∑ x P( X = x )
i
i i
que sería el valor esperado del juego si se jugara un número infinito de veces.
¿Qué ocurre en las situaciones intermedias, en las que la probabilidad de ganar es igual
a p y la de perder igual a q = 1 − p . Como el apostante no conoce estas probabilidades,
va a observar lo que ocurre en n partidas antes de tomar una decisión. Consideremos el
caso más sencillo en que, si gana, obtiene 1 unidad monetaria y, si pierde, obtiene 0
unidades monetaria (como se muestra en la tabla inferior).
Introducción al concepto de valor esperado
Franco, L., Olmedo, E. y Valderas, J.M.
Dpto. Economía Aplicada I
Consideremos ahora que, si se pierde, se tiene que dar una unidad monetaria. Por tanto,
la situación ahora sería la mostrada en la tabla inferior.
i 1 0
de donde el valor esperado es el porcentaje de
... … … veces que se gana menos el porcentaje de
n 0 1 veces que se pierde.
ng np
k
µ = ∑ xi ⋅ P ( X = xi )
i =1
DEFINICIÓN 1
Sea X una variable aleatoria discreta que toma los valores X ( Ω ) = { x1 , x2 ,… , xn ,…} y
cuya función de probabilidad es f X . Entonces se define la esperanza matemática de X o
valor esperado de X como
∞ ∞
E ( X ) = ∑ xi ⋅ f X ( xi ) = ∑ xi ⋅ P ( X = xi )
i =1 i =1
OBSERVACIÓN
En la práctica es interesante resaltar que el valor esperado de una variable aleatoria
no coincide, en general, con un valor posible de la misma. Por tanto, podría decirse
que la expresión “valor esperado” resulta, cuanto menos, engañosa ya que no
proporciona un valor que realmente podamos esperar que toma la variable. En
cuanto al calificativo de “esperado”, ¿se puede afirmar, por ejemplo que la
esperanza matemática de un juego proporciona el valor que se espera obtener del
mismo? La respuesta a esta pregunta tiene que ver con la exposición realizada en
la introducción histórica: siguiendo con el ejemplo de los juegos de azar, el valor
esperado del juego proporciona el valor del juego para un infinito número de
partidas.
Por este motivo la mayoría de los juegos de casino o de azar son, por definición,
injustos ya que la cantidad apostada supera la ganancia esperada en la práctica,
impuesta por limitaciones de tiempo y dinero: ningún jugador dispone de una
cantidad infinita para apostar, ni de tiempo para jugar infinitas partidas. Por eso,
aunque se defina el “valor esperado”, el resultado ni es un valor de la variable, ni
es esperado.
Clara negocia con su hermana Cruz el reparto de los trabajos domésticos, que hasta hoy
realizaban turnándose cada día, y le propone un juego: Yo haré todos los trabajos de casa durante
dos semanas, y a cambio, tú los harás antes un número de días aleatorio dependiendo de la suerte
que tengas: Lanzaremos una moneda tantas veces como sea necesario hasta que salga cara. Si
sale cara la primera vez, harás los trabajos, a cambio de mis dos semanas, un solo día. Si sale a la
segunda, 2 días; si no sale hasta la tercera, 4 días; a la cuarta 8, y así sucesivamente. Repetiremos
este procedimiento de reparto todas las veces de ahora en adelante ¿Qué te parece?
Cruz piensa que el trato parece ventajoso para ella, pero sabe también que su hermana tiene más
conocimientos de Estadística, y no acaba de decidirse. ¿Puedes ayudarla?
De acuerdo con el análisis de Bernoulli, el juego no puede ser justo, teniendo siempre
ventaja el que apuesta una cantidad fija, sea cual sea ésta. El razonamiento es el siguiente:
Sin embargo, Cruz puede pensar que el tiempo a lo largo del cual se van a
dividir las tareas domésticas no es infinito sino que dependerá del tiempo en
que ambas hermanas convivan. Supone que van a convivir durante diez años
más. Simplificando, vamos a suponer que el tiempo máximo que le puede
corresponder para realizar las tareas domésticas son 4096 días. Analicemos la
situación mediante la siguiente tabla:
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Franco, L., Olmedo, E. y Valderas, J.M.
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Según esta hipótesis, el número de días que Cruz espera trabajar viene dado por
la suma: