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Bioetica y Sociologia
Bioetica y Sociologia
1943 - 2013
NUEVOS FOLIOS DE BIOÉTICA / N°10 / JUNIO 2013
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Impresión: ANDROS
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Índice
Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Lenguaraces en Babel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
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Presentación
Yuri Carvajal B, editor
Maestro de la bioética creo que significa a algunos otros. Más bien como la polis
reconocimiento a una obra de autor, un ob- arendtiana, como prudencia y elegancia de
jeto con legítima denominación de origen. una vida colectiva, en que debemos tratar-
O en términos más técnicos, un trabajo de nos amablemente. Pero que, a diferencia de
objetivación que preserva las señas de su la polis soñada por la Arendt, no vive del
productor principal. Maestros de la medicina campo, de las olivas y las cabras, sino en
son aquellos cuyos diagnósticos tienen las medio de un desarrollo tecno-científico y
señas particulares de su autoría. unas desprotecciones inéditas.
Afortunados albañiles que no deben marcar Ojalá que el lector pueda identificar tam-
con spray las piedras, para que sepamos que bién la marca de autor de quienes aquí lo
allí estuvieron, y cómo sufrieron y disfruta- acompañan. Le sugerimos un café, un sitio
ron la producción de las mismas. Afortunado predilecto de lectura, para que sea parte
Miguel cuya obra habla de un vagamundo de la conversación múltiple y errante que
geográfico e intelectivo, cuyas ideas entrela- sostuvimos tras “Los albañiles de Babel” y
zan en un tejido bien apretado la tradición el reconocimiento de Maestro. Pero además,
europea de la acción comunicativa, el prag- para que sea parte de estas palabras que Luis
matismo anglosajón, el postestructuralismo David, Paco, Reinaldo y Rodrigo han genero-
francés y los esfuerzos de un pensar latino- samente producido para Ud. y su café.
americano.
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también sus incoherencias que, convertidas ¿Qué es lo que se arroja para que elabore
en normas vinculantes, crean abismos entre su proyecto existencial? ¿Premunido de qué
partidarios y opositores. herramientas?
Carece de legitimidad, por otra parte, desa- Las desavenencias entre progreso y valo-
rrollar políticas públicas, establecer biopo- res éticos y sociales, las dos culturas de
líticas o proclamar normativas vinculantes Charles Percy Snow, las llamadas de Hans
que afectan también a individuos que se Jonas a la responsabilidad, la erosionada
sienten violentados en sus convicciones. Los distinción entre naturaleza y artificio, abren
desacuerdos obturados por regulaciones de la interrogante acaso hacemos mundo o el
carácter obligatorio justifican las objeciones mundo nos hace. La weberiana distinción de
de conciencia, fomentan los desacatos, la Zweckrationalität -racionalidad de metas- y
clandestinidad y la intranquilidad social que Wertrationalität -racionalidad de valores-,
alimenta acerbas polémicas. es reeditada por Habermas como razón
instrumental y razón comunicativa. En tanto
Yendo más allá de destruir los edificios que Weber lamentó el desencanto racional del
hemos erigido al modo del psicoanálisis mundo, Habermas acusa a la tecnociencia
freudiano o postfreudiano, o al socioanálisis de colonizar nuestras aspiraciones de eman-
propuesto en la sociología contemporánea, cipación. Se intuye, se palpa mas aún no se
propongo explorar un antropoanálisis ba- ve, una convergencia de pensamientos y
sado en elementos esenciales que todo ser posturas en busca de territorio común.
humano comparte. En contraposición a la
ontología clásica que creía en esencias y en- Quisiera ensayar con ustedes algunos pen-
telequias, sugiero una fenomenología basal, samientos, permisibles en momentos en que
la búsqueda de lo que se puede percibir al no estamos empeñados en la bioética como
momento de desnudar al ser humano de sus disciplina sino más bien como atmósfera,
vestiduras psicológicas y sociológicas, para recordando a L. Lévy-Bruhl (1949), quien
observarlo más acá de razón y fe, donde aún sostenía que los seres humanos tenemos
no han brotado la ambición de conocimiento aspectos “místicos, creativos y multidimen-
y la incorregibilidad de creencias. sionales, que trascienden la lógica linear del
pensamiento racional”, cuya expresión más
El ser humano es el animal racional, el ani- poderosa podrá ser el arte, pero la más fide-
mal político, el que ríe, llora, habla, tiene digna sigue siendo el logos. La razón no es
consciencia de finitud. Estas definiciones via regia a la verdad, pero es el instrumento
escamotean la intencionalidad presente en indispensable para deliberar y comunicar.
que se piensa sobre algo, se ríe de, se llora
por, se habla acerca de. ¿A qué se refieren La Torre de Babel es nuestro afán de justicia,
estas cópulas y preposiciones que carac- de ecuanimidad, de libertad y atención al
terizan el actuar humano desde el cual se bien común, sin las cuales no lograremos
sitúa en el mundo de la vida? Si el ser hu- enfilar hacia el bienestar, la felicidad o la
mano fuese un Dasein, un arquitecto de su bienaventuranza. Es la necesidad de protec-
existencia, arrojado en el mundo para que ción a nuestra vulnerabilidad, de remoción o
construya su vida, ¿desde dónde es arrojado? paliación de nuestras vulneraciones. Albañi-
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les diligentes, premunidos de los argumentos El ‘sentido de la vida’ no puede ser impues-
y juicios que la bioética elabora desde hace to desde afuera como requerimiento reli-
40 años, recurramos a la imaginación para gioso o social, ni como mandato médico.
crear una nueva torre. El proyecto de trascendencia es, junto a la
relacionalidad, el otro valor antropológico
Con fantasía y osadía rayanas en la impru- común, que la bioética ha de cautelar en
dencia, quisiera identificar este estrato basal los debates elaborados.
que subyace a todo ser humano reconocido
como tal: lo relacional y lo trascendente. 11. La existencia humana depende de la ges-
tación de relaciones con el otro y de la
Ladrillos y argamasa solicitan ser renovados, elaboración de un proyecto de vida que
definiendo a la ética como el juicio sobre trascienda el presente, ambicionando per-
actos humanos en tanto respetan y propician sistir de algún modo, más allá de la muerte
lo relacional y el anhelo de trascendencia. (Ibid.).
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El segundo: los juicios de mala práctica Pertrechados en ramas distantes entre sí, no
dirimen, ciertamente, acaso un resultado in- logramos entendernos. Hay que volver al
deseado es producto de impericia o de azar tronco común donde, antes de inscribirnos en
biológico. Entrañan, también es indudable, doctrinas, en creencias y razones, sabemos
una disputa sobre derechos insatisfechos, que tenemos la tarea conjunta de reconocer
deberes transgredidos y, si así quiere verse, y respetar lo que todo ser humano necesita:
contratos incumplidos. Pero la lesión fun- relacionarse con los demás, trascender de sí
damental atañe la relación entre paciente y hacia el mundo y más allá de su vida.
médico, el malogro de la relación fiduciaria,
al decir de Pellegrino, de la relación sodalicia Es éste el terreno compartido que debe res-
en lenguaje de Laín Entralgo, del compromiso petar la deliberación bioética, es el puente
de atender al llamado de socorro, la aegritu- que ha de inspirar las diversidades culturales,
de de Rotschuh. Una ruptura de la relación sobre el cual hemos de transitar al encuentro
central en la bioética clínica. del pluralismo y la tolerancia, con creencias,
religiosidad y razón comunicativa.
El tercero: la medicina actual, se ha comenta-
do en exceso, mantiene vida biológica donde Termino con la temeridad de sugerir un
se ha perdido la conectividad del cuerpo puente más universal en un nuevo intento de
inconsciente, y crea los conflictos de la in- construir la Torre de Babel, proponiendo que
tervención en el proceso de muerte. Tal vez es tarea fundamental de la bioética deliberar
debamos darle cabida a la pregunta acaso acerca de los valores de relacionalidad y tras-
esta vida biológica mantiene la capacidad cendencia comprometidos en intervenciones
humana de recuperar su relación con el otro sobre procesos vitales y naturales.
y la posibilidad de trascender al mañana.
Bibliografía
Las siempre respetadas pero disputadas e
incumplidas proclamas sobre la dignidad Kottow, Miguel. Bioética relacional. Saar-
y los derechos del ser humano nos han en- brücken, Editorial Académica Española/LAP
trampado en disputas e indeterminaciones LAMBERT Academic Publishing, 2012.
por cuanto han sido incapaces de situarnos
en un terreno común. Lévy-Bruhl, L. Les Carnets de Lucien Lévy-
Bruhl. París, Presses Universtaires de France,
Hemos de horadar nuestros pre-juicios, aten- 1949.
diendo al tronco antropológico común a to-
dos: antes de cultivar creencias, convicciones
o razones, previo al bordado de filigranas
retóricas que tanto solazan a quienes practi-
camos la bioética como disciplina, es preciso
situarse en el terreno compartido donde todo
ser humano es con el otro y para sí mismo.
Poner afán y dedicación para construir una
bioética humana para seres humanos.
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para o futuro, enquanto ao mesmo tempo, poderoso frente al débil. (...) (T)oda ética, la de
desestabiliza modos de prática e pensamento protección no menos que otras, se inspira en
aparentemente naturais ou auto-evidentes – la indignación por el incumplimiento del res-
convidando-nos a viver diferentemente. Como peto entre las personas, y por la ausencia de
resultado, uma analítica da biopolítica tem ordenamientos sociales justos empeñados en
uma dimensão especulativa e experimental: cubrir, cuando menos, las necesidades básicas
não afirma o que é, mas antecipa o que pode de todo individuo (Kottow, 2007, pp. 12-13).
ser diferente.
Inevitavelmente, ainda temos razões que nos
Neste momento, um bioeticista como Miguel obrigam a nos indignar diante do estado de
Kottow se constitui como uma referência es- coisas no âmbito do sofrimento que ainda
sencial não apenas por sua reconhecida auto- afeta a muitos grupos de pessoas na atualida-
ridade moral – mesmo que isto não se consti- de - por mais que pesquisas epidemiológicas
tua necessariamente em um pré-requisito para indiquem que estados relativos ao mau humor
a atuação bioética - mas por postular, entre podem fazer mal à saúde daqueles que tei-
seus muitos trabalhos relevantes, a necessida- mam em se indignar...
de de uma ética na qual “es preciso situarse en
el terreno compartido donde todo ser humano Bibliografia:
es con el otro y para sí mismo; poner afán y
dedicación en construir una bioética humana Elliott, C (2010). White coat,Black Hat.
para seres humanos” ( Kottow, 2013). Neste Adventures on the dark side of Medicine.
sentido se destacam suas proposições de uma Beacon Press: Boston.
ética da proteção. Decerto, também, proteção
diante da bioética moralmente ambígua des- Kottow, Ética de protección (2007). Una
crita anteriormente. propuesta de protección bioética. Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia.
Nas suas palavras: “(...) La ética de la pro-
tección, aplicada a la bioética como la más Kottow, M.(2013) Discurso Albañiles de
desarrollada de las éticas aplicadas , intenta Babel, Nuevos Folios de Bioética, N°. 10.
ingresar en esta deliberación desde un punto
de vista propio, em vez de bregar por la jus- Lemke, T. (2011) Biopolitics. An Advanced
ticia, como es deber primario de toda ética, Introduction. New York, NY University
se propone reconocer la existencia de des- Press.
igualdades entre los seres humanos y la falta
de intención política efectiva por nivelarlas,
enfatizando que urge desarrollar una ética a
despecho de la desigualdad para hacer más
llevaderas la injusticias prevalentes. La pro-
tección reconoce la asimetría de poder entre
protector y protegido, de tal modo que se es-
tablece una relación de compromiso moral del
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la sociedad ante tales procesos inventivos, diversos problemas éticos que han surgido
o examinar con tales instrumentos si tales con el avance bio-tecnológico en la sociedad
productos pueden seguir otros caminos re- actual, y buscar respuestas a problemas o
gulatorios, normas jurídicas o legislaciones también establecer las exigencias morales
por ejemplo, con la pretensión de resolver mínimas aceptables como sociedad para
un conflicto que opone regularmente vi- permitir, tolerar o prohibir ciertas prácticas
siones contradictorias de mundo, valores o científicas y técnicas en relación a lo huma-
doctrinas morales, asumiendo la imposibi- no y el medio-ambiente, pero no reducirse a
lidad del consenso social. la norma de cualquier tipo ni a una doctrina
filosófica o moral determinada, así como
Ya hemos enfatizado que la bioética como tampoco a la teoría política o la sociología.
campo reflexivo es diferente al derecho. Tam-
bién sostenemos que es diferente a las éticas En el sentido anterior, para hacer posible una
teóricas. Una ética teórica es para nosotros, diferenciación, un referente frente al cual se
un sistema de justificación que apela a un pueda reconocer un espacio de discusión
orden ascendente de reglas, normas y prin- bioética auténtico, ¿no tendríamos que re-
cipios para juzgar la moralidad de decisiones montarnos a los inicios y reconocer el objeto
u actos. La bioética, por el contrario, debe de la bioética? ¿No tendríamos que buscar la
resistirse a ser una ética aplicada de dichos fuente que la ha legitimado y la sigue legi-
sistemas como lo sostiene Jean Ladriére, un timando como dispositivo discursivo válido
importante filósofo de la técnica y Profesor en la sociedad actual? ¿No sería necesario
Emérito de filosofía de Lovaina, ya que tiene seguir haciendo distinciones que contribuyan
como exigencia concreta que se pase de los a su diferenciación como espacio reflexivo
razonamientos teóricos a los juicios prácticos que pueda aspirar a un estatus epistemo-
que deben explicitar las condiciones bajo las lógico propio? Si concordáramos con esta
cuales ciertas acciones que se desprenden necesidad la bioética se debe deslindar de
de investigaciones científicas o innovaciones la moral, de la ética filosófica, teológica o
técnicas puedan ser moralmente permitidas, profesional y debería someterse además a un
toleradas o prohibidas. Y así, también debe- serio balance crítico como lo sugiere Zorri-
mos diferenciarla de los sistemas morales. Si lla, al menos en nuestra realidad, y someterla
bien es cierto, la generación de condiciones a los necesarios procesos de evaluación que
morales para tolerar, limitar o no tolerar algo permitan reconocer su coherencia o no con
se parece a la generación de las normas del los procesos sociales que la han originado,
derecho, podemos decir también, que la si se adecúa o no a los procesos regulativos
bioética no se reduce a la moral. La moral a los que ha sido convocada o, por el con-
es un sistema de creencias como puede serlo trario, se encuentra coagulada y estancada
el feminismo o la ética médica profesional, en una maraña de lenguajes diversos e in-
pero, reitero, pueden ser fuentes o insumos comunicados –como Babel- condenada a la
para una discusión bioética, pero la voca- imposibilidad de encontrar una gramática
ción de la bioética debería tener precisa- común, o a un conjunto de procesos buro-
mente como objetivo esencial, permitir el cráticos que hacen “como si” los derechos
intercambio amplio y plural de opiniones, de las personas fueran considerados, como
convicciones y conocimientos en torno a ocurre regularmente con el famoso consen-
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Descubrir los valores compartidos y aven- Solo teniendo claro lo antes dicho, podre-
turar desde ellos respuestas responsables, mos pretender definir un orden ético de
es un camino posible para ir construyendo valores prioritarios, de juicios prácticos o
una Bioética “cívica”, a través de un pro- políticas para enfrentar los verdaderos pro-
cedimiento deliberativo riguroso y en que blemas a partir de una sabiduría práctica,
las soluciones concretas quedan siempre como lo señala Paul Ricoeur, construida
abiertas a la revisión, sobre todo en aque- entre todos.
llos ámbitos donde el progreso científico y
tecnológico genera nuevos datos, problemas Para terminar, quisiera decir que la proble-
o soluciones aportando evidencia empírica mática bioética, en nuestra realidad lati-
a las soluciones anteriores. La experimen- noamericana, es una problemática abierta
tación con embriones en su relación con que no se agota con los desafíos éticos en
las células madre es un ejemplo de una relación a la emergencia de la tecno-ciencia
discusión que nos revela el paulatino des- aplicada a los avances biomédicos, sino que
cubrimiento de valores éticos compartidos también se extiende a la bioética pública
desde los cuales se podría diferenciar qué que se ocupa de la justicia, la equidad y
tipos de prácticas pueden ser aceptables, o la solidaridad en salud de la población, es
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decir, es un proyecto permanente que debe nos, para el caso del anonimato se arguye
ocuparse críticamente de nuevos procesos la difícil compatibilidad entre este principio
sociales y desarrollos en el dinámico cam- y el desarrollo de transplantes de rostro por
po sanitario que emergen día a día y que ejemplo. Surge entonces la pregunta ¿Cómo
amenazan con sojuzgar a los individuos se podría mantener el principio general en
de la mano del mercado y el marketing este contexto paradójico de necesidades
neocapitalista que ha demostrado su ca- reales, en una economía individualista,
pacidad para fagocitar cualquier esbozo donde la tendencia natural invita a las de-
de individualización y de subjetivización rogaciones o excepciones a éste? Ciertos
humanas, es decir, cualquier resistencia éti- argumentos y situaciones de la realidad
ca o capacidad inmunitaria de tipo crítico. deben conducirnos a una reflexión más
Esto, además de las exigencias de construir profunda: la prohibición de la comercializa-
un nuevo edificio conceptual desde los ción de partes del cuerpo humano se opone
cimientos y “no de las atalayas” como lo a la autonomía de la gestión del cuerpo
pide Kottow, a la altura de una sabiduría para otros. Recientemente, la Fundación
semejante a los nuevos desafíos y peligros Eurotransplant que reúne el esfuerzo de 7
para los humanos que implica el desarrollo países europeos para enfrentar la penuria
tecno-científico, médico y económico en el de órganos, aceptó el criterio de autonomía
mundo actual. en relación a la disposición de una parte
del cuerpo para el caso de una madre que
La problemática reciente de la “comerciali- donó uno de sus riñones para transplante
zación” de partes del cuerpo humano puede en contrapartida a que su hijo, en un corto
ejemplificar este tipo de conflictos. tiempo, tuviera acceso a su vez a otro riñón
compatible. Como vemos, aquí una mujer
Desde un punto de vista moral, la indispo- dispone libremente de uno de sus órganos
nibilidad patrimonial del cuerpo humano vitales para donación. Podremos entender
o de sus partes es un principio indiscutido, esto como un gesto de altruismo, donde
recogido por nuestra legislación en la Ley otros podrán ver un verdadero trueque. Si
sobre Transplantes de órganos y en otros ello es así, ¿no deberíamos aceptar la venta
instrumentos internacionales tales como la de ciertas partes de nuestro cuerpo? Yo ten-
Convención de los Derechos Humanos y de go una posición personal, pero es un tema
la Biomedicina de 1996, donde se establece en discusión y lo seguirá siendo.
explícitamente que “El cuerpo humano y
sus partes no debe, en tanto tal, dar lugar a Referencias
una ganancia financiera”. La remuneración
de órganos para transplantes es objeto de Kottow, M.(2013) Discurso en el Acto de
una reprobación unánime. La voluntad de homenaje, celebrado en la Universidad de
las personas no se compra, la donación de Chile, 19 de marzo. Publicado en este mismo
órganos u otras partes del cuerpo humano, número de Nuevos Folios de Bioética.
es gratuita y anónima. Sin embargo, estos
dos supuestos han sido cuestionados por
algunos: para el caso de la gratuidad, se
opone el argumento de la escasez de órga-
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Lenguaraces en Babel
Rodrigo A. Salinas
Profesor asistente de neurología, Departamento de Ciencias Neurológicas, Facul-
tad de Medicina, Universidad de Chile.
Dirección de contacto: Av. Salvador 486, Providencia, Santiago, Chile.
Fono: 56 2 22360170. rodrigosalinas@med.uchile.cl
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diados de la década de los setenta, señala del paciente comete una agresión por cuyos
el autor, tanto el estilo como la substancia daños debe responder” (Kuhse & Singer,
de la decisión médica habían comenzado a 2009). No tardarían los ejemplos del otro
cambiar. La autoridad que el médico había lado del Atlántico. En su forma más acabada
detentado era objeto de inspección y críticas podemos citar la sentencia redactada por
por personas ajenas a la profesión, amena- Lord Donaldson, en un caso en que se de-
zando reemplazar la ética clínica, ejercida al batía sobre el rechazo de un paciente Testigo
lado del lecho del paciente, por una ética de de Jehová a recibir transfusión sanguínea.
sillón, que reflexionaba a partir de principios De acuerdo a Lord Donaldson “Un paciente
filosóficos en lugar de la experiencia acumu- adulto que…no sufre de incapacidad mental
lada de la práctica clínica. El médico se en- tiene el derecho absoluto de elegir si con-
frentaba con un nuevo tipo de paciente que siente a un tratamiento médico… El derecho
buscaba “ser consciente de sus responsabi- de elección no se limita a elecciones que el
lidades en la relación (médico-paciente), tal resto pudiese considerar razonables. Existe
como lo es en cualquier relación entre adul- independientemente de que las razones para
tos en la que compre servicios”, cita el autor la elección sean racionales, irracionales,
(Rothman, 1991). La Torre de Babel estaba en desconocidas o incluso inexistentes” (Stauch,
plena construcción, no entre bioeticistas -lo 1995).
que no tardaría en ocurrir- sino al interior de
la relación establecida, por milenios, entre La tradición liberal había triunfado. El sen-
médicos y pacientes, amenazando destruir el tido “positivo” de la palabra “libertad”,
edificio con el que, soberbiamente, la cien- formulado por Sir Isaiah Berlin, recogía
cia pretendía desafiar a Dios, terminando el anhelo de la modernidad del siguiente
con el sufrimiento y la enfermedad, de modo modo: “Deseo, sobre todo, ser consciente
altruista y prescindiendo de la opinión lega de mí mismo como un ser activo que piensa
de aquellos ajenos al arte. y que quiere, que asume responsabilidad de
sus elecciones y que es capaz de explicarlas
Esta presencia no buscada, sin embargo, no en función de sus propias ideas y objetivos”,
se remonta en el tiempo solo a las publi- según lo expresaba en su famosa conferencia
caciones de Henry Beecher, como insinúa inaugural del año 1958 en la Universidad de
Rothman en su libro. Es bastante anterior. Oxford (Berlin, 2005).
Señal visible de este giro, que venía ocu-
rriendo conceptualmente desde el Ilumi- El asalto a la decisión médica estaba lanza-
nismo, es la sentencia del Juez Benjamin do. La tradición hipocrática, que exaltando
Cardozo, en 1914, en respuesta al reclamo el carácter benéfico del arte ignoraba al pa-
de Mary Schloendorff en contra del Hospital ciente como sujeto con derecho a participar
de Nueva York, por habérsele extirpado un en la decisión clínica, se veía remecida en
tumor fibroso bajo anestesia, contraviniendo sus cimientos. El bien intencionado llama-
su expreso deseo. En su fallo el Juez Cardozo do a “no revelar nada al paciente sobre el
dice: “Todo ser humano adulto y lúcido tiene estado presente o futuro de su enfermedad”
el derecho a determinar lo que se hará con que Hipócrates formulaba en su Decorum,
su propio cuerpo; y un cirujano que lleva a recogido en los primeros códigos de ética
cabo una operación sin el consentimiento médica en similares términos, perdía vi-
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a elegir la vida que cada cual desea llevar, que nos hagan inteligible el modo cómo las
a escoger los valores que le darán sentido, tradiciones filosóficas se han abierto cami-
al esfuerzo por desarrollarse en la búsqueda no hasta instalarse al borde del lecho del
de esos valores, a vivir la vida escogida, e enfermo; que permitan a los bioeticistas, en
incluso, el derecho a morir por esos valores, palabras del Profesor Donald Ainslie, aceptar
derecho del que es titular cada persona…” que no deben acudir “a sus doctrinas mora-
(Zúñiga, 2009). Con frases a ratos ambiguas, les comprehensivas preferidas para respaldar
pero con explícito respeto del derecho que sus propuestas de políticas, sino que las de-
tiene el paciente a participar de modo de- ben argumentar a partir de lo que sería jus-
cisivo en las prestaciones que recibe en el tificable para todos aquellos que sostengan
contexto de sus cuidados sanitarios, la Ley doctrinas razonables, aunque contrapuestas
20.584, “que regula los derechos y deberes con las propias.” (Ainslie, 2002).
que tienen las personas en relación con
acciones vinculadas a su atención de sa- Termina el Profesor Kottow en su discurso:
lud”, recoge idéntica tradición. De reciente “Pertrechados en ramas distantes entre sí,
promulgación, con ella nos han entregado no logramos entendernos. Hay que volver al
el título de propiedad de la Torre de Babel tronco común donde, antes de inscribirnos
que habitamos. en doctrinas, creencias y razones, compar-
timos la tarea de reconocer y respetar lo
Coexistimos, en nuestra comunidad médica, que todo ser humano necesita: relacionarse
generaciones de profesionales que aprendi- con los demás, y trascender de sí hacia el
mos -del ejemplo de nuestros maestros y del mundo y más allá de su vida.” Su llamado a
canon ético- el paternalismo como norma, reconstruir la Torre de Babel, admitiendo esta
junto a generaciones jóvenes que, criados vez nuestra necesidad de deliberar sobre la
en el ambiente social prevalente, ven en relacionalidad y la trascendencia, requiere
la relación médico-paciente una relación lenguaraces que eviten que nuestro nuevo
entre un cliente y un profesional calificado, edificio sufra el destino de aquél que el or-
en que la autonomía de aquél no responde gulloso Nemrod quiso erigir en el Valle de
a un imperativo ético, sino que al modo de Shinar, en el origen de los tiempos.
relación entre consumidores y prestadores
de servicios que se da en una sociedad de
consumo de corte liberal. Lo anterior matiza-
do con escuelas bioéticas, que han florecido
en nuestro país, para las cuales la existencia
de una “proporcionalidad terapéutica” en-
tre la recomendación del profesional y las
condiciones de la enfermedad del paciente,
pueden permitir al médico sobreponerse a
la autonomía de este último.
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Eco, U. (1997). The search for the perfect Zúñiga, Y. (2009). Medida de protección
language. London: Fontana Press. terapéutica a favor de un menor (senten-
cias del Tribunal de Familia y de la Corte
Kottow, M. (2007). Participación informada de Apelaciones de Valdivia). Revista de
en clínica e investigación biomédica: las Derecho (Valdivia), XXII, 279-290.
múltiples facetas de la decisión y el con-
sentimiento informados. Bogotá: UNESCO/
Universidad Nacional de Colombia.
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Basada en el “curriculum vitae” proporcionado por Miguel Kottow.
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and Health Care. En toda su obra se apoya si quiere ser ciencia aplicada- tienen que
en los aportes desde la sociología, como acudir a ellas como principio de realidad,
base descriptiva-analítica, pero siempre para hacer viables sus planteamientos y
comprometida desde el inconformismo con soluciones. Saber más de la realidad social
el empeño para conseguir una sociedad más es emancipador para la política y para la
justa. El análisis sociológico aporta la base bioética, pues contribuyen a liberarnos de
crítica para las propuestas ético-normativas estereotipos y visiones o situaciones injus-
que debe realizar la bioética (Kottow, 2011). tas, y acercarnos a la realidad objetiva, al
Por ejemplo, escribe refiriéndose a la bioéti- “señalar criterios de racionalidad conforme
ca y la salud pública: “Se perfila la necesidad a los que enjuiciar el ethos de las formas de
de reorientar la salud pública desde una dis- vida existentes” (Habermas , 1991).
ciplina basada en estudios epidemiológicos
de corte científico-natural, a una de orden La bioética –en la opinión de Kottow- tiene
sociológico. Ciertamente, la mayoría de los la obligación de ayudar a crear una cultura
teóricos propone un enfoque multifacético, de la justicia en Latinoamérica, que facilite
reticular o estratificado que haga uso tanto la equidad, la protección de los sectores de
del rigor científico como de la sensibilidad población más empobrecidos y marginados,
social y ecológica” (Kottow, 2012). y el empoderamiento de los sectores vulne-
rables. Para su intervención eficaz, necesita
Las ciencias sociales, la sociología, la an- situarse en la realidad de los problemas
tropología, etc., no pretenden directamente económicos, sociales, educativos, culturales
–en nuestra opinión- la transformación de la y políticos que están en la raíz de las defi-
realidad social; no dicen expresamente “lo ciencias en la atención de la salud (Beltrán
que hay que hacer” con un apoyo racional e Villalba, 2012). Y debe realizarlo desde la
indiscutible, científico, para lograr un mundo complementariedad con la sociología y las
más satisfactorio, pero sí denuncian lo que ciencias sociales.
no puede seguir siendo injusto. “El cono-
cimiento científico de la realidad social se También tiene Miguel Kottow un contacto
sitúa en un plano diferente al de los criterios directo con la bioética norteamericana,
que orientan la práctica de la vida deseable, maneja y cita ampliamente a la mayoría de
por lo que la ordenación política y social los autores y se centra especialmente en
no puede apoyarse en las ciencias sociales” una crítica al principialismo bioético, que
(Beltrán Villalba, 2012). No hay soluciones aporta a la deliberación, pero se muestra in-
científicas únicas de los problemas sociales, suficiente para la realidad latinoamericana:
pero esto no significa que la política haya de “El principialismo recobra vigor por ser el
ser irracional o anticientífica. Las opciones único esquema hasta ahora presentado que
acerca de fines y medios en la vida colectiva permite desarrollar la bioética en la zona
admiten variedad de soluciones, tan racio- gris entre el rigor teórico y la plurivalencia
nales y lógicas como los ciudadanos sean práctica”, pero a la hora de adoptarlo, “para
capaces de construirlas. culturas que se insertan en la bioética con
posterioridad al florecimiento del principia-
¿Cuál es, entonces, la tarea de las ciencias lismo, será inevitable absorberlo para luego
sociales? La política –y también la bioética cuidadosa y fundadamente adaptarlo a la
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