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JOSE LUIS BUSTAMANTE Y RIVERO.

EL DERECHO DEL MAR Y LA CONFERENCIA


DE CARACAS

ferencia está llamada a consistir en una radical inno-


vación del Derecho del Mar es una verdad tamaña,
cuya comprobación fluye de un simple repaso histó-
A fines de este mes se 1n1c1aron en Caracas las
rico. Valga como ejemplo una ojeada al mundo de
deliberaciones ·de la Conferencia mundial sobre Dere-
los siglos XVIII -Y XI X, en los cuales prol iteraron
cho del Mar que, convocáda por Naciones Unidas Y
los intentos de fijar en tres millas la anchura de los
con la perspectiva de continuar en una segunda reu-
mares territoriales. En esos tiempos, las naciones al-
nión en 1975, habrá de completar y revisar los defi-
canzaban apenas la cincuentena. Buen número de
cientes y discutibles resultados que alcanzaron en
ellas con la etiqueta de Estados, eran tan sólo pue-
esa rama jurídica las Conferencias de Ginebra de
blos. débiles en recursos, en desarrollo, en cultura y
1958 y 1960. Hace falta una divulgación de este en medios de defensa: cuasi-Estados, para decir ver-
tema.
dad, en quienes el atributo de la soberanía funcio-
Era indispensable un certamen internac1ona1 pa-
naba a menudo como obsecuencia ante el consejo o
ra poner al día las ya caducas instituciones del anti-
la demanda de algún "Grande". Otras de esas nacio-
guo Derecho Marítimo, pues el vertiginoso desenvol-
nes, en apreciable proporción, vivían sometidas al
vimiento que en el presente siglo han alcanzado
sistema colonial entonces imperante, ya en tanto
ciertos fenómenos sociales (tales como la superpo-_
que colonias propiamente dichas o bajo el ropaje de
blación humana, la escasez de alimentos, la contami- un "protectorado", pero en todos los casos despro-
nación atmosférica y marina, el admirable avance de vistas de la autonomía de Estados. El grupo de las
la tecnología y la evolución de las tendencias socio- grandes potencias, muy pequeño por cierto, ejercía
lógicas bajo el influjo de dos guerras mundia~es) de-
termina un profundo impacto en el Derecho y ha en realidad no sólo el pilotaje de la política mun-
dial, sino la orientación y patronazgo del Derecho
dejado rezagados muchos vigentes mecanismos del or- 1nternacional positivo; funciones éstas que, en veces,
denamiento social.
asumían forma presionante en el campo de las relaciones
De ahí que tenga yo como seguro que el fraca- diplomáticas con estados de menor poderío.
so virtual de las dos citas de Ginebra mencionadas
arriba obedeció a que en ellas parecía ignorarse la *Nota de Redacclbn.- Este artículo fue redactado por el autor
verdadera dimensión de aquellos fenómenos y, por en junio de 1974 y publicado por partes en el diario El
timidez o por cautela, se acudió a reformas de sim- Comercio cuando recién se iniciaba la Tercera Conferencia
ple remiendo o de cariz transaccional, sin dar la Mundial sobre Derecho del Mar, celebrado en Caracas, cuya
debida importancia a algo que debió ser y debe se- primera reunión ha concluido en agosto de 1974. La revista
DERECHO publica el artículo, debido a la importancia del
guir siendo el supremo concepto inspirador de la
mismo que, en forma clara y sintética, resume la posición de
reforma en la legislación madtima, a saber: la nece- quien siendo Presidente de la República, en 1947 promulgó
sidad de crear un derecho NUEVO, acorde con las el Decreto Supremo que estableció la soberanía marítima d,el
necesidades de los pueblos del mundo en que hoy Perú hasta las 200 millas. Publicamos también en esta sec-
vivimos y no vaciado en esquemas fenecidos e ino- ción, un trabajo del Dr. Enrique García Sayán, quien partici-
perantes. pó en esta iniciativa cuando era Canciller del Gobierno del
Esta aserción de que la tarea de la actual Con- Dr. Bustamante.

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As( se forjó en aquellos siglos una etapa del en las entrañas de la tierra y en las profundidades
Derecho 1nternacional. Mas esto no era, en verdad, del mar; pero, con desgraciada equivalencia, los de-
Derecho Internacional genuino: era una tutoría del sechos de la gran industria, los detritus de las ciuda-
Derecho en la cual a los Estados-pupilos les faltaba des y los despojos de los naufragios emponzoñan el
capacidad de acción para participar del libre diálogo aire y contaminan, las aguas marinas y su preciosa
jur(dico. fauna ictiológica.
Por último, las dos guerras mundiales con sus
De este clima de entraña poi (tica, de ausencia millones de vidas frustradas, su estéril secuela de
de doctrina, de merma de la libertad contractual fue ruinas y sus vejámenes de la civilización, dejan una
hija la concepción de las tres millas, cuya filosofl'a lección incuestionable: en adelante, el deber primor-
no ostentaba más justificación que las exigencias de dial de las naciones habrá de centrarse en preservar,
la defensa militar medidas por el alcance del tiro de defender y promover al Hombre con todo lo que le
cañón. Fue, además, aquella una concepción rudi- es inherente; su dignidad de persona, sus fueros de
mentaria, miope, sin hondura de análisis: al recono- ser pensante, sus funciones de elemento de una so-
cer a todos los Estados mares territoriales de una ciedad de convivencia organizada, su derecho a in-
anchura invariablemente uniforme de tres millas tervenir en la función pública, su vida necesitada de
mar(timas, sus autores no pensaron que las costas salud y de subsistencias.
de cada pals ofrecen gran variedad de caracterlsticas Consecuentemente, el Derecho 1nternacional ha
y de condiciones geográficas que las diferencian en- debido cambiar también su centro de gravitación y
tre s( y hacen también diferentes las·· posibilidades de objetivos, el cual será en lo sucesivo no ya el
de aprovechamiento que cada Estado puede asignar Estado, sino el Hombre. El Estado ha asumido la
a su mar aledaño en función de las necesidades carga de procurar para el Hombre la consecución de
esenciales de sus pobladores y en función también los fines temporales de su existencia y de facilitarle
de la mayor o menor amplitud de dimensiones de la el acceso a los recursos que ha menester.
fachada mar(tima de sus costas propias. Dentro de esta idea, el mar territorial abarca,
La condición de un pa(s que lihda en su ribera como pertenencia del Estado en tanto que adminis-
con un océano abierto a miles de millas de longitud trador de los fines del Hombre, todos los recursos
aguas afuera no puede ser la misma que la de aquel naturales all{ contenidos y utilizables o requeridos
que es ribereño de un mar interior, el Mediterráneo para el sostenimiento y desarrollo de la población
o el Báltico por ejemplo, donde a veces desde la humana del territorio ribereño; y ello, en la longi-
costa de un Estado se divisan sobre la 1(nea del tud y dimensiones que razonablemente iuzgue pru-
horizonte los perfiles de las costas de otro. Un dic- dente el Estado asignar a esa zona marltirna en fun-
tado del buen sentido y de la lógica jun'dica señala ción de las condiciones geográficas de sus costas y
para el primero de esos Estados una opción a dis- del mayor o menor grado de necesidad de los recur-
frutar de un mar territorial más vasto que el que sos por parte de los pobladores. A un menor desa-
pueda atribuirse al segundo. La flexibilidad en la rrollo del pals, a un lndice más pobre de calor{as o
variedad ha de ser, pues, la peculiar caracterlstica de de unidades proteínicas por habitante en las dosis
los mares territoriales en la concepción contempo- alimenticia, corresponderá una mayor opción al ac-
ránea. ceso de los recursos y ai área de soberanla man'ti-
En cambio, la llegada del siglo XX señala un ma. Quiere decir, pues, que si un Estado juzga sufí-
vuelco en la historia social del mundo e infunde en dente para sus fines legitimas un ancho de 60 ó
el Derecho el estimulo de preocupaciones que antes 100 millas, fijará en esa cifra la medida de su mar
no conoció. La explosión demográfica asoma como territorial.
~1 más grande, acaso, de los problemas de la huma- En este sentido deben ser preci!!3dos los alcan-
rJidad, con su cortejo de previsibles déficits de sub- ces de la que se ha llamado, demasiado genérica-
>istencias, de agudas crisis de escasez de la vivienda mente, "doctrina de las 200 millas". No es, como
y de inminentes perspectivas de desempleo por falta propalan sus adversarios, que se pretenda rodear to-
de medios de trabajo, con la agravante de que el das las costas del mundo de un cinturón uniforme
progreso técnico disminuye la mano de obra. Como de esa dimensión, sino que las 200 millas indicarán
promisor alivio, los fecundos logros tecnológicos el máximo de anchura a que puedan llegar los ma-
ofrecen cada d{a 11uevos medios para incrementar la res territoriales, muchos de los cuales en la práctica
utilización de los recursos naturales en la atmósfera, habrán de ser más reducidos, ya por razón de estre-
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chez en la conformación geográfica de los parajes, ganismos internacionales oficiales- afrontar de una
ya por la pobreza local de los recursos ictiológicos vez por todas una renovación de ciertas pautas de
o mineros, ya por otros motivos. La misión de una Derecho, en lo tocante a nuestro propio mar, y par-
Asamblea de Estados como la de Caracas no ha de tiendo de ciertos precedentes sentados por la actitud
ll-egar presumiblemente en estos casos sino a fijar los 'de otros Estados americanos (Estados Unidos por
topes máximos de la 1ínea exterior de los mares boca de su Presidente Truman, México, República
territoriales, pero siempre sobre la base antelada de Argentina y Chile), el Perú proclamó hace veintisiete
los principios científicos y sociológicos en que repo- ·años la soberanía y jurisdicción nacionales sobre su
sa la nueva doctrina del Derecho 1nternacional. mar aledaño en una extensión de hasta doscientas
Bajo otros aspectos, el espiFitu de post-guerra .millas marltimas frente a la costa, sin perjuicio de
ha hecho variar también en el Derecho Público la la lib·re navegación de naves de todas las naciones.
estructura constitucional de las naciones: el colonia- Tal proclamación implicaba asignar a esa área la ca-
lismo ha desaparecido virtualmente; y las antiguas lidad de mar territorial, pues en el Derecho 1nterna-
colonias, hoy pueblos independientes, tienen la fa- cional el atributo de la soberanla -referido al Esta-
cultad de ejercitar su derecho de libre determinación do ribereño- corresponde exclusivamente a esta cla-
acerca de los problemas de la comunidad internacio- se de mar.
nal sobre los cuales se pronunciaron dos siglos antes La asignación de una anchura de 200 millas al
sus antiguas metrópolis. Obvio es admitir que en lo mar territorial peruano no fue hecha a humo de
tocante -por ejemplo- al Derecho del Mar, los fla- pajas o en forma antojadiza: se hizo con referencia
mantes Estados no han de ratificar la moción de las a la Corriente de Humboldt, llamada también Co-
tres millas que para los mares territoriales preconiza- rriente Peruana, que en buena parte del año alcanza
ron en aquel entonces las potencias metropolitanas. esa misma anchura máxima. A lo largo de ese curso
Otro tanto ocurre en el aspecto tecnológico: la ex- de agua vive y fluye, como en su propio "habitat",
ploración de los recursos submarinos, que hasta hace una profusa variedad de especies ictiológicas, desde
pocos años no era factible más allá de los trescien- el cetáceo hasta, la anchoveta, constituyendo un
tos metros de profundidad, se realiza actualmente "complejo biológico" de admirable cohesión funcio-
aún por debajo de los mil metros; y de ello emanan nal y de unidad indivisible, como lo demuestran las
nuevas posibilidades económicas y jurldicas para el leyes naturales- de la llamada "cadena nutritiva" (1),
Estado ribereño, y alteraciones en el régimen de la la prol iteración de plancton a beneficio de los peces
plataforma continental. y el influjo de la erosión mineral de las costas en la
·Pruebas irrecusables son todas éstas de cómo el fertilización planctónica. Esa Corriente, que discurre
mundo ha dado un vuelco y de cómo se han trans- pegada a la costa peruana, no podrla ser segmentada
formado radicalmente las bases de la sociabilidad y ni desarticulada en cuanto a su administración esta-
del Derecho. Se verá claro ahora por qué dije al tal mediante una artificiosa frontera imaginaria con
comienzo de este estudio que en lo que concierne el mar libre -porque ello mutilarla en su trabazón
al Derecho del Mar se precisa una tarea que no sea integral toda labor soberana de policla, preservación,
de transacciones y remiendos, sino de auténtica aprovechamiento o defensa de la riqueza all( exis-
creación de un Derecho NUEVO, buscando, más tente. El complejo biológico es un todo con su "ha-
que el precedente jurídico o un consenso general bitat" que es la Corriente, como una unidad orgáni-
mlnimo de opiniones, la sana evolución de la doctri- ca; y por ello ese todo no debe disgregarse.
na. En el devenir <;!el perfeccionamiento humano, la Esta especiallsima posición del Perú, respecto de
evolución únicamente no alcanza a modificar ciertas la Corriente, poco menos que UNICA pues sólo ca-
nociones básicas o conceptos primarios del ser y del participan de ella el litoral Norte de Chile y las
vivir que, como el bien y el mal, la justicia y la costas del Ecuador, otorga también a nuestro pa(s
responsabilidad, son permanentes e intangibles en la un titulo jurldico especial y poco menos que exclu-
conciencia humana por encima del tiempo y de los sivo para reclamar como mar suyo el comprendido
vaivenes de la voluntad. en el trayecto peruano de esa Corriente a todo el
ancho de ésta, con todos los atributos de un mar
11 territorial- pues mal podría el Estado vigilar, preser·

Inspirado en la convicc1on de que era indispen- (1) En virtud de ella, unos peces devoran a otros más
sable -ante la ausencia de un;¡ iniciativa de los or- débiles como recurso normal alimenticio.

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var, promover, aprovechar y defender los recursos tad de los mares ha sufrido reveses y variantes en el
naturales de ese trayecto si n.o goza de los derechos avance de los tiempos: del antiguo concepto irres-
inherentes a la soberan(a para imponer alll su auto- tricto de esa libertad, que alentaba la piraterla, el
ridad. contrabando o tráfico illcito y la impunidad penal,
Esta ampliación de los derechos de potestad so- sólo han quedado vigentes como elementos regla·
berana al área también ampliada de los mares terri- mentables la pesca pacifica, en alta mar, y la liber-
toriales, que preconiza el nuevo Derecho del Mar, tad de paso o comunicaciones; elementos de tos
no es, por lo demás, sino una consecuencia de las cuales el primero nadie discute, y en cuanto al se-
mayores responsabilidades que la moderna concep- gundo, todos o casi todos los Estados lo reconocen
ción sociológica y humana del mar territoria1 impo- hoy igualmente aún dentro de sus ·mares territo-
ne al Estado ribereño en cuanto a la custodia y uso ya sin traba alguna, ya bajo las formas de "paso
de ese mar como fuente natural de recursos de'. la inocente" que nó es otra cosa que una libertad de
economla nacional de su pueblo, y, por tanto, ele- tránsito condicionada al uso pacífico en territorio
mento esencial de consecución de los fines del Esta- ajeno, conforme al principio universal de la "buena
do. No se trata ya únicamente como en el Derecho fe" que rige en el Derecho 1nternacional.
antiguo, de repeler a tiros de cañón la asechanza Si, por acaso, existen potencias que no se resig·
eventual de posibles agresores. Se trata de una tarea nan a ese simple "paso inocente" de sus naves mer-
permanente y compleja de administración integral, cantes o de guerra, submarinas o de superficie, por
que abarca la procuración de alimentos marinos, la aguas territoriales de terceros en tiempos de paz,
explotación marina y submarina de recursos orgáni- parece ser éste el momento de reconsiderar tal GlJ!e-
cos e inorgánicos, la lucha contra la usurpación. de rio y situarse dentro de la nueva realidad jurídica.
intrusos que pretendan burlar las prioridades nacio- En tiempo de paz, el principio de "buena- fe"
nales y contra la depredación de los bienes mar(ti- es el único válido en Derecho de Gentes; y según
mos por propios o extraños, la prevención de las ese principio, no tiene explicación alguna que las
causas y de los efectos de la con~aminación ambien- naves de guerra de un Estado incursionen en mares
tal y marina y, finalmente, la supervigilancia de las ajenos sin aviso y sin licnecia del soberano. Lo que
expediciones de investigación cientlfica que, con all( existe no es una restricción del libre tránsitQ:
tanta fr"ecuencia, y con membretes inocentes, disi- de un lado, sino un intento de exceso de poder, del
mulan el propósito de arrapcar secretos naturales, otro lado.
detectar informaciones in situ o estudiar con intere-
sada perspectiva las posibilidades económicas o in- 111
dustriales de la zona explorada. Resultar(a ingenuo
sostener que este cúmulo de facultades y precaucio- Frente a la solidez de la tendencia doctrinal ha·
nes pueda ser ejercido por una autoridad que carez- cía la ampliación de los mares territoriales y presu-
ca de la potestad soberana. No nos hagamos ilusio- miblemente con el designio de enervarla, se ha dado
nes ni admitamos disfraz de la verdad: en estos ca- en asumir cierta reticente actitud contra este califi-
sos, una soberan(a a medias, una jurisdicción dosifi- cativo que al mencionar la "territorialidad", enuncia
cada por gotas o extensiva a sólo ciertos campos de un nexo sustancial con el territorio; y es perceptible
dominio, es tan sólo un peligro o una ficción.~ un movimiento dirigido a un cambio de la termino-
La conclusión e¡ clara: la admisión de un mar logia jur(dica aceptada, sustituyendo la voz "territo-
territorial ampliado razonablemente es la solución rial" por alguno de ·otros vocablos poco afortuna~.
cuerda para los mares territoriales del mundo; sin "dos. Pero no ·es razonabfe Ci&e propósito, ya que
que pueda decirse -r&petimos- que esa ampliación difícilmente podrá encontrarse una mejor expruión que
signifique invariablemente una faja uniforme de dos- la del adjetivo "territorial" para designar. un mar
cientas millas ni un recorte oneroso de la libertad que por sus características propias -resumidas en el
de los mares, pues serán muchos los Estados que hecho de su dependencia plena de la soberanía lo-
por su emplazamiento geográfico o por sus peculia- cal- se identifica e integra con el territorio mismo,
res circunstancias de orden Hsico o social, señalarán en una sola unidad de derecho.
una anchura menor. · · Entre las fórmulas escogidas figura una que con-
Sin embargo, como este argumento referente al cibe el mar -ribereño de cada Estado como integrado
carácter oneroso de la medida se esgrime con noto- por dos fracciones contiguas entre sí y paralelas am-
ria insistencia, cabe añadir <¡ue la noci.ón de la liber- bas a la costa: la primera constituida por el mar
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nacional o territorial, pegada a tierra y con un an- ción y otras actividades industriales en esa zona,
cho de doce millas (según lo enunciado en Ginebra que ser(a de libre navegación.
de 1958) sobre la cual el Estado ejerce su soberan(a Una nueva faceta en los problemas referentes al.
total; y la segunda llamada "mar patrimonial" (que mar territorial vino a hacerse presente cuando hace
algunos denominan también "mar económico"), lado pocos años fue presentada en Naciones Unidas, con
a lado de la fracción anterior y comprendida entre el franco patrocinio de las grandes potencias, la lla-
la doce y las doscientas millas, como un remedo de mada "Proposición de Malta": una tesis acerca de la
la ya ensayada "zona contigua". Esta segunda frac- utilización de los fondos marinos según la cual se
ción entra en rigor en la antigua clasificación de declara que estos fondos de la alta mar y todos sus
"alta mar" pero con la taxativa de que allí el Esta- recursos y riquezas, a partir de la 1(nea exterior de
do ejercería una porción limitada de soberan(a o, los mares territoriales donde termina la soberan (a y
para decirlo con mayor propiedad, una forma de jurisdicción de los Estados ribereños, constituyen pa-
jurisdicción especial sólo para el aprovechamiento de trimonio común de la Humanidad y deben ser apro-
los recursos ictiológicos mediante la pesca a benefi- vechados en beneficio del Hombre para su subsisten-
cio de los habitantes locales y con prioridad sobre cia y desarrollo integral. Sabido es que "alta mar" o
pescadores extranjeros. "mar libre", como bien de la comunidad internacio-
nal, era en Derecho un dominio de todos y de na-
Esta proyectada innovación, no sólo afecta des-
die; pero en la práctica, se reduda ser un dominio
ventajosamente la terminología legal, sino ofrece
inmóvil o Pasivo y en cierto modo estéril, como no
además serios reparos de carácter sustantivo. De un
fuese en su aspecto de instrumento de comunicacio-
lado, reduce a doce millas la extensión del mar te-
nes. Asociado hoy ese dominio al problema demo-
rritorial, que resulta así tan desmedrada e insuficien- gráfico (plétora de población, aumento de necesida-
te como lo era la de tres millas dos siglos atrás, si des, escasez de recursos), se quiere darle una finali-
se tiene en cuenta que, según la concepción contem- dad de efectivo provecho humano. Desde este punto
poránea, ese mar constituye el depósito de los re- de vista, el proyecto no merece sino elogio.
cursos naturales mar(timos de la nación ribereña. De Pero al ser él tramitado en Naciones Unidas, se
otro lado, la fórmula exhibe un nuevo esfuerzo de incurrió en una extraña y deplorable omisión. Acaso
los Estados tradicional mente pescadores para reducir el deslumbramiento del objetivo humanitario pertur-
en lo posible el área de los mares territoriales y bó en ciertos Estados - Miembros la visión de un
para llevar sus flotas a las costas de remotos pa(ses hecho que debía ser considerado preliminarmente,
ricos en fauna marina, cercenando con ello la legiti- antes de entrar en el análisis de la iniciativa maltesa.
ma opción que estos últimos poseen de ejercitar la Hasta aquel momento el Derecho Internacional no
pesca en sus propias regiones geográficas. había logrado definir la posición del lindero exterior
Agréguense a lo. dicho; las dificultades y conflic- de los mares territoriales ni la extensión de sus di-
tos que este régimen h(brido del mar ribereño habrá mensiones hacia "alta mar"; y a la elucidación de
de causar al Estado local para cumplir sus funciones este "suspenso" se hallaba inscrita entre los asuntos
de preservación de las aguas de los riesgos de depre- pendientes en el "Orden del D(a" de la Organiza-
ciación y contaminación y del espionaje pseudo ~ión. Lo natural habría sido, pues, que al dar paso
cientmco. a la propuesta de los "Fondos Marinos" y al insti-
Fácil es comprender que esta llamada tesis del tuir la Comisión que hab(a de estudiarla, las N·acio-
"mar patrimonial" no ha dejado de levantar objecio- nes Unidas dejaran constan.cia expresa de que ello
nes a fin de contrarrestar sus deficiencias y peligros; no implicaba en favor del flamante enunciado ningu-
y as(, ha trascendido el dato de que en las confe- na prioridad de trato en el "Orden del D(a"; y,
rencias preparatorias de la convocada en Caracas se antes bien, que esa prioridad correspond(a a los pro-
ha enunciado una enmienda a la cual se llama "la blemas sobre el régimen de los mares territoriales;
variante dura del mar patrimonial" en el sentido de toda vez que mientras no fuese conocido y sancio-
que el derecho del Estado ribereño debe abarcar no nado el l(mite externo de estos últimos, no pod(a
sólo una opción exclusiva al ejercicio de la pesca, en manera alguna ser determinada el área ni los
sino la propiedad de los recursos naturales todos del l(mites de los "Fondos Marinos" .. Pero no se hizo
suelo y subsuelo marinos, todo ello con real sobera- as(, y los "Fondos" quedaron como tema preferen-
n(a; sin perjuicio de las licencias que el Estado po- te_ Por tanto, es preciso que ahora, al iniciarse la
drá otorgar a Terceros sobre la exploración, explota· Conferencia de Caracas, las Delegaciones territoriales
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exijan de la Mesa Directiva que el yerro se rectifi- al aprovechamiento de los recursos por todos los
que, en el explicable interés de imponer en los de Estados del orbe; y entonces cabria también deter-
bates el método y la equidad q1,1e el Derecho y la minar si las cuotas .de participación en los beneficios
lógica reclaman. que se obtuvieran de ese núcleo industrializado ha-
Anticipándome a la discusión -dentro de la brán de ser proporcionales a la longitud de las ribe-
Conferencia- de lo que constituye la enjundia de la ras de cada Estado mar(timo o si, en aras de la
propuesta sobre "Fondos Marinos", quiero hacer justicia social, serán inversamente proporcionales al
una apostilla que puede -en su momento- servir de grado de desarrollo integral de cada Estado o a su
saludable prevención contra un espejismo capaz de grado de solvencia financiera, es decir, que a menor
crear inmotivados prejuicios contra cualquier acuer- desarrollo, mayor proporción de cuota adjudicable.
do general de ampliación de los mares territoriales. Finalmente, en lo tocante a los Estados medite-
De primera intención, es fascinante el argumento de rráneos, cabría una doble opción: ya la celebración
que una agrupación de todos los Estados del mun- de pactos convencionales de Estado a Estado sobre
do, creada para hacer de los recursos de los "Fon- otorgamiento de salidas territoriales al mar, creación
dos Marinos" una reserva comunitaria universal, de puertos o aeropuertos libres u otro género de
ofrecerla una perspectiva más humanizante y genero- liberalidades compensatorias, en los casos en que an-
sa que la que pudieran presentar muchos países in- tecedentes históricos especiales j ustificar.an tales fór- ·
dividualmente dedicados a explotar por sectores na- mulas; o ya la asignación por parte de la Comuni-
cionales la fracción de esos recursos comprendida en dad Internacional, dueña de los Fondos Marinos, de
la zona de ampliación de cada mar territori<~l. Pero una cuota periódica razonable proveniente de los be-
examinado el caso en su fn'a realidad objetiva se neficios que rindan esos Fondos, en vla de indemni-
comprueba que las cuatro quintas partes -o sea el zación por el enclaustramiento territorial; todo ello
80 por ciento de los Estados del mundo actual tie- sin perjuicio de una legislación internacional que de-
nen ribera man'tima, correspondiendo sólo el quinto termine las obligaciones de vecindad que en cuanto
res¡ante- o sea el 20 por ciento a los Estados me- a tránsito. y aduanas deban reconocer los Estados
diterráneos (que son alrededor de 30 sobre 150); de mar(timos contiguos en favor de los Estados en
modo que aquella copiosa mayoría del 80 por cien- clausura geográfica.
to de Estados hoy provistos o dispuestos a proveer- Esta visualización panorámica de la tesis sobre
se de mares territoriales amplios, serian ya beneficia- "Fondos Marinos" muestra que la fórmula de ínter-
rios efectivos o potenciales de los recursos inmersos nacionalización comunitaria sometida a Naciones
y profundos de ese litoral y estar(an en a·ptitud de Unidas no es la única posible; y que cabe una
explotarlos y administrarlos por si mismos en todo coexistencia de sistemas que, sin excluir la comuni-
el ancho de sus costas, sin la necesidad de la inge- dad para los núcleos oceánicos, deje a los Estados
rencia de terceros Estados u Organismos, con la ven- marítimos en aptitud de mantener bajo su dominio
taja adicional de evitar el gigantesco y costoso apa- y de explotar por sí mismos los fondos de sus ma-
rato de un Cuerpo de regencia ejecutiva mundial res territoriales, ampliados a juicio de los interesados
manejado por manos burocráticas. hasta una distancia de no más de 200 millas de la
En nuestra época, el poder de las finanzas inter- costa.
nacionales y las facilidades del crédito capacitan a Por eso, al resolver e_ste problema, procuremos
cualquier Estado, aún a los ho desarrollados sufi- descartar todo espejismo de grandiosos proyectos
cientemente, para flotar grandes empresas y u ti !izar .que lindan en lo supranacional y puedan resultar
los más altos exponentes de la tecnología. Pot por el momento prematuros o inasibles; y atengámo-
cierto que este régimen uninacional abarcarla sola- nos a la realidad para mejorarla y superarla juiciosa-
mente las fajas de aguas ribereñas constitutivas de mente.
los mares territoriales no excedentes del máximum Es COIT)prensible que el afán de las evoluciones
permisible de 200 millas: en lo que concierne a los aceleradas pueda suscitar el deseo de introducir en
"Fondos Marinos" propiamente dichos, o sea el nú- la estructura de Naciones Unidas un ensayo de la
cleo central de cada uno de los océanos, excluida la empresa única internacionalizada en forma poco me-
faja circundante sometida a la territorialidad, se po- nos que supranacional, para de -este modo, comen-
drla iniciar alll el régimen de internacionalización zando por la vla del fenómeno económico, llevar a
previsto en la propuesta ecuménica de Malta con los hombres al desideratum de un gobierno mundial
prudente graduación, dando la opción sin distingos único.
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Pero en tanto que no arraigue en las concien- mas que las realidades jun'dicas exhiben la "política
- dS la convencida certidumbre de que un Poder Su- nacional", mas no siempre la puridad del pensamien-
;-, emo internacional no habrá de inspirarse en otros to doctrinario y justiciero en cada tema o materia.
.· ,ncipios que los de la fraternidad, la igualdad, la Lo que todo el mundo desea en la próxima Confe-
,;onestidad y la justicia (en vez de hacerlo en ciertas rencia es que se alcance la forja de un nuevo y
prácticas que actualmente predominan de prepoten- auténtico Derecho del Mar, que prescribe lo que
cia hegemónica, de egolsmo inhumano de los intere- "debe ser" y no simplemente lo que "es"; que tra-
ses, de diplomacia secreta que estrangula la forma- sunte las exigencias actuales de la justicia y las nuf?·
ción de la opinión pública sobre el destino futuro vas tendencias sociales donde bullen esas exigencias
del mundo, y de escarceos bélicos de ensayo tradu- y en ningún caso las tendencias particularistas de
cidos en oscuras guerras locales detrás de las cuales cada Estado. En este sentido, lo más útil habría
parecerían alentar designios de hegemonía política o sido tal vez· acordar que en las reuniones prelimina-
económica) no es probable que un consenso mun- res cada Delegación hiciera conocer abiertamente la
dial de Estados se avenga a reemplazar por un su- posición de principio y de legislación que su país
pranacionalismo incierto, verosímilmente proclive a hubiese adoptado sobre cada uno de los temas bási-
la dictadura, el actual régimen de las nacionalidades cos, d(gase mar territorial, mar patrimonial, platafor-
defendido por el relativo resguardo de las soberan(as ma submarina o fondos marinos oceánicos, con la
estatales. consiguiente alegación de argumentos y motivos de
IV hecho y de derecho, a fin de que su fuerza persua-
siva allegase nuevos prosélitos a la posición enuncia-
En los últimos años y como proc.eso preparato- da. De este modo se habría contado en la etapa
rio para la definitiva conferencia sobre Derecho del actual con un caudal más rico de enunciados doctri-
Mar, se han efectuado repetidas reuniones prelimina- nales y con un bagaje más depurado y completo de
res, unas entre grupos de Estados latinoamericanos o puntos armonizados en los debates internos, en vez
del Tercer Mundo y, otras, en los Estados Unidos del vago y confuso cúmulo de conjeturas con que
bajo la égida de Naciones Unidas; habiendo aporta- ingresa la Conferenéia a su etapa de deliberaciones.
do igualmente su colaboración el Comité Interameri- En otro aspecto han dejado también deficiencias
cano de Juristas de Río de Janeiro. las reuniones preparatorias; y es en el de la publici-
Aunque esas reuniones se han señalado por la dad. Ha escaseado la información oficial sobre ellas
parquedad de informaciones acerca de su contenido, y, consecuentemente, la información de prensa. Se
ha podido saberse que en lo que toca al fondo de ha hecho en buena cuenta trabajo de gabinete, pero
los problemas las labores no consistieron propiamen- cuya entraña no ha podido ser aireada por el co-
te en la defensa argumental de la doctrina sostenida mentario periodt'stico ni por la crítica oportuna de
por los diferentes Estados sobre cada materia en el la opinión culta. Y as(, el advenimiento de la Con-
campo del Derecho, sino más bien en el empeño de ferencia viene a sorprender a las gentes en una acti-
escudriñar y reunir los "puntos de coincidencia" tud de carencia de luces sobre lo que va a ser real-
que en lo tocante a la nueva legislación del mar mente este certamen. Menos mal que en los recien-
pudieran servir de base a una plataforma mt'nima . tes días la diligencia de los corresponsales de agen-
común, a fin de que en el momento de las formula- cias noticiosas se ha esforzado desde Caracas en
ciones contractuales fuese factible llegar a 'la suscrip- transmitir detalles de último momento sobre los
ción de los llamados "tratados-marco", dentro de principales problemas de sustancia y de procedimien-
los cuales cupiera un consenso general o de princi- to que inquietan a los dirigentes de la desbordante
pio sobre los temas básicos, aunque también varian- Asamblea.
tes de extensión o de matices dentro del marco de As ( asoma la Conferencia de Caracas como la
las estipulaciones. convocatoria más numerosa y una de las más jmpor-
Con el natural respeto, me permito disentir de tantes de los últimos tiempos, para tratar de un
esta metodología porque creo que ella no garantiza tema de expectativa mundial. No cabe sino hacer
el verdadero avance del Derecho en cuanto discipl i- votos por su éxito en bien de la Humanidad; pero
na cientl'fica doctrinal. El sistema del "consenso sin olvidar que, para verlo conseguido, será preciso
mfnimo" o del "mínimum de coincidencias'' no que las Delegaciones de los Estados lleven la "deci-
construye ni crea Derecho: cuando más, registra o sión de HACER DERECHO; de acuñar un verdadero
recoge lo que en un determinado momento constitu, Derecho del Mar y no una Poi t'tica del Mar.
ye la política jurt'dica de cada Estado; y todos sabe- Lima, junio de 1974.
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