Al evaluar la situación de la humanidad nos encontramos en un punto de avance y retroceso
significativo de igual manera. Avanzamos gracias a la inteligencia humana y su desarrollo tecnológico en general, que ha sido capaz de crear una serie de armas nucleares y armamento militar que es utilizado para “defender” los ideales de los diferentes gobiernos e instancias democráticas. Pero cabe resaltar que esto mismo nos hace retroceder al acercarnos cada vez más a la aniquilación humana, a causa del uso de estas armas que como consecuencia generan un gran daño climático. Pero si nos adentramos más en la problemática mundial vamos a encontrar que hemos perdido en este retroceso la capacidad de discernir entre lo importante y lo urgente, y se ha puesto como prioridad invertir los recursos económicos en sentar a cada ser humano en un barril de dinamita y no en un comedor, un salón de clase o un puesto de salud para mejorar su calidad de vida, aun a sabiendas que sale mucho más barato que continuar con una guerra, en la mayoría de los casos innecesaria, que a futuro solo podría significar la destrucción de la vida humana en la tierra, dejando de lado cada uno de los propósitos a lograr en la declaración de los derechos humanos, los cuales son vulnerados al destruir masivamente vidas y mitigar recursos para la creación de armas nucleares. La detonación de armas nucleares que realizo EE.UU durante la segunda guerra mundial que mato 70.000 personas de manera instantánea, mientras en ese momento no existía la declaración universal de los derechos humanos, ya que esta se hizo y se aprobó por la ONU poco después de la terminada segunda guerra mundial cuando ya la humanidad había experimentado la muerte y la destrucción a escala descomunal. La problemática existente en África (escases de recursos vitales y educación) a pesar de tantos avances a través de los años, no ha avanzado sino ha retrocedido y las potencias mundiales ayudan pero no con una solución definitiva sino temporal.