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Crítica de la crítica
La función de la crítica, su alcance y su validez han sido un asunto que ha ocupado activamente
a los medios literarios españoles en los últimos años. Con el propósito de contribuir a este debate,
de evidentes repercusiones en el desarrollo de nuestra vida cultural, ABC Literario ofrece hoy unas
páginas especiales sobre la cuestión, con el concurso de autores, críticos y editores. ¿Cumple la crítica
con el cometido que le es propio? ¿Admiten los autores las críticas razonables, aunque
no sean favorables? ¿Es rigurosa, dura, o, por el contrario, condescendiente, blanda, la
crítica que se practica hoy en España, e incluso más allá de nuestras fronteras? Estos y otros
puntos de vista aparecen en los artículos de Francisco Ayala, Gonzalo Torrente Ballester, Stephen
Vizinczey, Carlos Bousoño, Rafael Conté, Jorge Herralde y Miguel García-Posada.
S
I no comparto el desdén,
resentimiento u hostilidad
tan comunes en novelis-
tas, dramaturgos y poetas hacia
Crítica y promoción común, el simple aficionado, el
ocasional curioso; o, por otro
lado, las reseñas con que este
público amplio puede tropezar en
la crítica, ¿será ello debido a las páginas de su periódico dia-
que siempre tuve especial fortu- rio o semanario. Es ahí donde
na en la consideración que la suele hallar comentarios favora-
crítica ha prestado a mis narra- bles o desfavorables sobre las
ciones? ¿O será quizá por de- novedades de librería; ahí es
fender así mi propia actividad de donde se le ofrecen informacio-
zoilo? Dejando aparte, por ocio- nes orientadoras; y nadie ignora
sas, las posibles motivaciones que, entre quienes se dedican
subjetivas, preciso será recono- con asiduidad a suministrarlas,
cer que actividad tal es en princi- se cuentan críticos eminentes
pio no sólo legítima, sino indis- cuya bien fundada y establecida
pensable, y que de entrada tiene autoridad queda fuera de discu-
que darse ya en el terreno del sión. Si la crítica erudita puede
creador literario mismo. Todo es- afinar y sentar criterios que
critor de fabulaciones «poéticas» hayan de prevalecer a la larga
ha de ser en efecto, siquiera de en la historia de la literatura, la
forma inmanente y tácita, «crítico función inmediata de mediar en-
literario», por cuanto que opera tre los productos literarios nue-
dentro de una tradición cuyos jui- vos y el lector actual hacia el
cios de valor deberá asumir o re- que ellos se encaminan sigue
visar, y además, porque durante siendo desempeñada, como ve-
el proceso de su creación como nía siendo usual ya desde fina-
escritor original tendrá que apli- les del siglo XVIII, a través de
car ineludiblemente apreciacio- «la Prensa» corriente.
nes críticas -autocríticas en tal
circunstancia- al resultado de Éste, según digo, era el modo
su labor. Así, no parecerá dema- como en la modernidad se ve-
siado improbable la sospecha de nían procesando las relaciones
que el rechazo en bloque del jui- peculiares del mundo literario.
cio ajeno, tan frecuente por parte Ocurre sin embargo que, de en-
de algunos autores que niegan las actuales escuelas críticas en bién insatisfactorio, no hay duda. tonces acá, hemos visto cómo la
autoridad o sentido a la crítica, disputa? Demasiado espacio re- Cierto que el crítico no pasa de sociedad se transformaba me-
encuentre su raíz en una perti- queriría el intento de investigarlo. ser en todo caso un lector cualifi- diante un desarrollo fenomenal
naz discrepancia entre ese juicio A primera vista se advierte, sin cado; pero su calificación debe de la tecnología y, por cuanto se
ajeno y la opinión que en su fue- embargo, que el bizantinismo de poder habilitarle - l o que no refiere a nuestro tema, se produ-
ro interno mantenga el escritor tales disquisiciones, lucubradas siempre ocurre- para autorizar cía un crecimiento desmesurado
particular acerca del valor y sig- para su discusión en el seno de su juicio mediante apreciaciones de las empresas publicitarias,
nificado de los productos de su estrechos círculos profesionales, de validez objetiva, pues al lector con el efecto -que estamos pre-
propia minerva. se corresponde bien con esa no- exigente un simple parecer per- senciando y a - de que la indus-
velística para novelistas y esa sonal no le basta. Ahora bien - y tria editorial pase a convertirse
Si aceptamos, como me pare- poesía para poetas que, de es- en ello quiero insistir enérgica- en un simple sector - y no de-
ce sensato, que la crítica tiene paldas al público general, convi- m e n t e - , la «impresión», en masiado importante, sino más
su razón de ser y no es ejercicio ve hoy con la literatura barata, cuanto perfección del valor esté- bien modesto- de una colosal
vano, habrá que ponerse de de modo que sería frivolo querer tico de la obra considerada, no estructura económica. De mane-
acuerdo en seguida acerca de despachar el fenómeno como si sólo no es factor desdeñable, ra predominante, el libro es aho-
cuál sea su legítima función; y fuese una mera aberración capri- sino que resulta al contrario ele- ra lo que sólo de manera secun-
en este punto, aquello que pare- chosa: algún fundamento serio mento esencial para el juicio crí- daria era antes: una mercadería,
cería obvio: que tal función con- ha de encontrar en las condicio- tico. quedando sujeto en su promo-
siste en mediar entre la obra de nes generales de la cultura en Los estudios académicos de ción comercial a las implacables
arte y el lector común para ayu- nuestra época. obras modernas o contemporá- leyes del «marketing». Una im-
darle a que la entienda mejor y Por otro lado, una mirada re- neas -excelentes algunos y batible propaganda astutamente
la disfrute, obligaría a poner en trospectiva nos revelará el hecho otros deleznables- suelen lle- calculada con vistas a las gran-
entredicho una gran parte de los de que la crítica académica, eru- varse a cabo en aplicación prác- des cifras está llegando a ser la
mejores esfuerzos académicos dita o sabia, aplicada a estudiar tica del formidable desarrollo ex- verdadera mediación entre el li-
que hoy día se aplican a inter- obras contemporáneas, tuvo su perimentado durante las últimas bro y el público lector. ¿De qué
pretar y «explicar» la literatura desarrollo inicial por reacción décadas por la teoría literaria, y manera se conseguirá, bajo es-
contemporánea, pues vienen en- contra la llamada crítica «impre- tienen en consecuencia un ca- tas condiciones, que subsista
vueltos en jergas que son ininte- sionista», esta otra especie de rácter marginal, reducidos al ám- con cierta eficacia una crítica li-
ligibles no ya para ese lector co- crítica que, por su parte, se limi- bito de publicaciones especiali- teraria auténtica, esto es, autó-
mún, sino para cualquiera que ta a presentar un libro recién pu- zadas. Nos encontramos, pues, noma e independiente? Dejemos
no se haya dado el trabajo, tan blicado y reseñar las espontá- en la alternativa entre una crítica que el tiempo lo diga.
fútil como arduo, de aprendérse- neas reflexiones que su lectura «científica» a la que -cualquiera
las previamente. ¿De dónde pro- ha suscitado en el ánimo del co- qué sea su mérito- no tiene ac- Francisco AYALA
viene ese carácter esotérico de mentarista. De que esto es tam- ceso el público general, el lector de la Real Academia Española
VI/ABC ABC Uúv&vlo 14 julio 1990
—Crítica de la crítica —
Jugar al billar
| E gusta mi oficio, esta
A mi perro «Toby», «in memoriam»
co y estético, pero no en él
extraña profesión -que «pim-pam-pum» de las críticas
C
que sirva de precedente, nos pu- ONTESTAR a botepronto cos son "amantes generosos de
serpiente de verano. Aunque lo simos de acuerdo de los prime- que la crítica española la literatura, que asumen con he-
cierto es que, en el fondo, debie- ros en resaltar las evidentes cali- se d i s t i n g u e por su roísmo el riesgo mal recompen-
ra serlo de las cuatro estaciones, dades del libro, junto con críticos inexistencia resulta muy tenta- sado de la critica militante, con
pues no creo en la realidad mos- de «El Mundo» y «Diario 16», dor, para el editor apasionado, sus inevitables secuelas de
trenca, y pienso que no puede por cierto? Hablar de «popes» que cree que sus autores están odios e incomprensiones, en
haber un conocimiento verdade- de la crítica sin citar nombres ni siempre injusta o insuficiente- otros colegas predomina la de-
ro que no sea de buenas a pri- argumentos no es sino un burdo mente valorados, en especial por sinformación, el arribismo, los
meras un conocimiento crítico. intento de descalificación genéri- el mayúsculo tribunal del Premio ninguneos y sectarismos más
Lo demás son banalidades. Y si ca. Pues, además, los críticos de la Crítica. implacables: un nido de víboras.
creo en la crítica de todo, de los fuimos en este caso responsa- Un catálogo no exhaustivo nos
políticos, de los dogmas, de los No menos tentador, para un
bles de nuestras críticas sobre el editor más sensato, es optar por muestra que, además de los crí-
periódicos, de los arquitectos, de libro -que no han sido muy dis- ticos ejemplares, a quienes tanto
los misioneros, de los toreros y la cautela y afirmar que los críti-
cutidas públicamente- y si aca- cos, en su mayoría, son objeti- queremos, existen una serie de
de la literatura, ¿cómo no creer so del premio de la Crítica, pero prototipos recurrentes en mu-
en la crítica de la crítica? No lo vos, lúcidos, preparados, refrac-
no de los efectos subsecuentes. tarios a amiguismos, favoritismos chas geografías, quizá incluso
sería si no lo fuera, aunque cid- El efecto «bola de billar» no es en nuestro país: el falso «fero-
virtiendo que creo «en la crítica editoriales y otras formas más o
«el efecto dominó», cuando caen menos sutiles de corrupción. che», especialista en «a moro
literaria de la crítica literaria», las fichas colocadas en hilera muerto, gran lanzada», a veces
como algo absolutamente nece- Una tercera vía más ecléctica,
verticalmente. Este segundo más «socialdemócrata», más habilísimo detector de incipientes
sario desde el punto de vista éti- efecto nada tiene que ver con el consensos; quien tiene opiniones
presentable: mientras unos críti-
14 julio 1990 ABC Horario ABC/VII
—Crítica de la crítica—